propuesta de un sistema de rentas minimas garantizadas en españa

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PROPUESTA DE UN SISTEMA DE RENTAS MINIMAS
GARANTIZADAS EN ESPAÑA
1.- El déficit de cobertura de los riesgos de pobreza y/o exclusión social
En la actualidad en España las personas en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión, tomando como
referencia los indicadores AROPE (At risk of poverty and/o exclusion), ascienden al 26’8% de la población
según los datos provisionales para el año 2012 de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional
de Estadística.
No se dispone de información mas actualizada que desglose las diversas situaciones que esta población
presenta, lo que permitiría conocer cuales son los distintos niveles de pobreza o de riesgo de pobreza. Las
condiciones de quienes están en riesgo de pobreza y o de quienes se encuentran inmersos en una pobreza
severa son muy diferentes.
La estimación de hogares en situación de pobreza severa (que no reciben rentas del trabajo, prestaciones de
desempleo o de seguridad social) se situaba en el año 2012 en torno a 630.000.
Las actuales prestaciones de protección social de índole asistencial se caracterizan por la diversidad y las
diferencias territoriales y su nivel de cobertura es claramente insuficiente, si tenemos en cuenta que las
Rentas Mínimas Autonómicas (en torno a 225.000), las Rentas Activas de Inserción (en torno a 235.000) y las
personas beneficiarias del Plan Prepara (en torno a 70.000) representan una cobertura inferior al 2% de la
población.
Aunque la evolución de la población en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social (AROPE), se ha
incrementado desde el inicio de la crisis, pasando de un 23’1% en el año 2007 al 26’8% en el año 2012, hay
un nivel de pobreza por causas estructurales de enormes dimensiones, ya que ni en los años de mayor
crecimiento económico de nuestro país, los índices de riesgo de pobreza bajaron del 18%.
La Administración General del Estado hasta la fecha ha tenido escaso interés en proponer o impulsar medidas
y programas específicos para reducir la pobreza y la exclusión, permaneciendo al margen de la articulación y
regulación básica de un Sistema de Rentas Mínimas para el conjunto del Estado e incluso mostrando sus
reticencia y falta de apoyo a lo que se ha ido desarrollando por los gobiernos autonómicos.
Por tanto han sido las Comunidades Autónomas las que desde principios de la década de los 90 pusieron en
marcha con diversas denominaciones y diferente intensidad programas de Rentas Mínimas. La presión y las
propuestas de los Sindicatos han sido decisivas tanto para la aprobación como para la aplicación de estas
Rentas Mínimas. A pesar de los esfuerzos realizados, en especial por algunas Comunidades, los resultados
no han conseguido reducir de manera sensible la población en riesgo de pobreza y exclusión.
Las reformas normativas con motivo de los recortes de gasto publico y el desarrollo reglamentario de las
Leyes iniciales, han conllevado en bastantes Comunidades Autónomas una aplicación aun mas restrictiva de
los Sistemas de Rentas Mínimas, lo que explica su baja cobertura y que hayan estado destinadas
fundamentalmente a las situaciones de pobreza y/o exclusión social mas extrema.
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Hay que reconocer el papel jugado por los Departamentos o Consejerías de Servicios Sociales autonómicos y
locales, así como los de Trabajo, Salud o Educación, que han realizado notables esfuerzos en la aplicación de
los Sistemas de Rentas Mínimas, aunque la insuficiencia de medios y de recursos económicos asignados, ha
limitado en gran medida sus posibilidades de reducción de los riesgos de pobreza y/o exclusión social, tanto
en términos económicos, garantizando unos ingresos mínimos, como en la realización de programas y
actuaciones de inserción de calidad dirigidos a favorecer procesos de integración social y laboral.
Por otra parte, las recientes propuestas de recorte o supresión de competencias de los servicios sociales de las
Corporaciones Locales, además de otras consecuencias negativas, dificultaría o imposibilitaría la lucha contra
la pobreza y la adecuada aplicación de los Sistemas de Rentas Mínimas. Garantizar la necesaria participación
de las Corporaciones Locales en la gestión de la propuesta que se hace a continuación, exige dotar
adecuadamente a las mismas de más medios y dotación de personal para los servicios sociales.
Si bien en la normativa reguladora de algunas Comunidades Autónomas las Rentas Mínimas se contemplan
como un derecho subjetivo, en la práctica, salvo alguna excepción, son prestaciones sometidas a
disponibilidad presupuestaria y como mucho sometidas a la posibilidad de ampliación presupuestaria, técnica
no siempre fácil. Por ello podemos decir que el diseño de Rentas Mínimas, veinte años después de su puesta
en marcha por los gobiernos autonómicos, no está en condiciones de responder a los nuevos retos y a las
demandas actuales en el marco de la crisis.
Por su parte las instituciones de la Unión Europea vienen promoviendo desde hace más de dos décadas
propuestas para el desarrollo de sistemas de rentas mínimas y otros instrumentos de lucha contra la pobreza y
la exclusión social. La Comisión Europea a partir de la Estrategia de Lisboa, consciente de los escasos
resultados conseguidos en el objetivo de reducción de la pobreza, propone reforzar la relación entre rentas
mínimas y activación laboral, diseñando el nuevo concepto de “inclusión activa” que define la inclusión
activa como “el conjunto de procesos sociales e institucionales que desarrollan el derecho de todo ciudadano
a la plena integración en la sociedad, al ejercicio de sus derechos sociales y de manera particular a la
inserción laboral y social. Para lograr este objetivo las políticas públicas y los agentes sociales e
institucionales deben promover acciones y programas que combinen con un adecuado equilibrio la
protección social en un sentido amplio (garantía de rentas y servicios de calidad) con el diseño de estrategias
que promuevan la participación y protagonismo de las personas en su propio proceso de integración social y
laboral”.
En los últimos meses desde las propias instituciones de la Unión Europea se han puesto de relieve las
importantes insuficiencias de los sistemas de protección contra el riesgo de pobreza y o exclusión en España y
la necesidad de adoptar medidas al respecto.
Además la intensidad y la duración de la crisis económica esta modificando e incrementando de manera
intensa los riesgos de pobreza y/o exclusión en cualquiera de los perfiles tradicionales. Hoy sectores
importantes de lo que se entendían como clases trabajadoras y medias, personas y familias que tenían una
situación laboral normalizada y unos ingresos suficientes para mantener un nivel de vida digno, se
encuentran en riesgo de pobreza y/o exclusión. Especialmente grave es la situación de los jóvenes sin empleo
o con subempleo y de los menores que viven en hogares empobrecidos. También nos encontramos con un
número importante de personas trabajadoras con trabajos precarios o a tiempo parcial, para quienes tener
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empleo no es sinónimo de estar al margen de la pobreza y la exclusión ya que tienen tan bajos ingresos que
encuentran graves dificultades para hacer frente a los gastos ordinarios.
El tradicional sistema estatal de protección al desempleo (seguro y subsidios) se ha demostrado claramente
insuficiente para hacer frente a situaciones de paro tan prolongado y numeroso. Los subsidios se dirigen a
colectivos determinados y no están pensados para la lucha contra la pobreza y/o la exclusión. El paro de larga
duración esta generando el agotamiento de la protección económica. En torno al 50% de las personas inscritas
como desempleadas están en situación de desprotección. Las personas que no han llegado a tener empleo o
este ha sido muy precario, se ven mas perjudicadas. A ello hay que sumar la notable reducción de la
protección social a través de las sucesivas modificaciones restrictivas de acceso a los subsidios por
desempleo, que están configurando un ámbito de desprotección social relevante, especialmente concentrado
en este caso en las personas mayores de 50 años.
En definitiva, la confluencia de una larga e intensa crisis y unos sistemas de protección social insuficientes
para dar respuesta a sus efectos, están produciendo una situación de emergencia que supera con mucho el
volumen y caracterización de la pobreza y la exclusión que ya soportábamos con anterioridad a la crisis. Ello
exige poner en marcha un nuevo sistema de protección dirigido de manera muy especial a las personas
afectadas más directamente por la crisis y que no encuentran trabajo y se ven en riesgo de pobreza y carencia
de rentas.
2.- Objetivo de la propuesta de un Sistema de Rentas Mínimas Garantizadas común
para toda España
Esta realidad requiere proponer un Sistema de Rentas Mínimas Garantizadas común para toda España, con
carácter estructural y voluntad de permanencia, no solo como una política de garantía de derechos, de
bienestar social, sino también como una política económica que llegue a generar más y mejores empleos y
más actividad económica.
El objetivo es garantizar de manera real y efectiva el derecho a percibir unos ingresos mínimos de
subsistencia y establecer medidas de apoyo tendentes a conseguir su inclusión sociolaboral, reconociendo este
derecho con carácter subjetivo. Para ello es necesario establecer unas condiciones legales básicas iguales para
todas las personas, sea cual sea su lugar de residencia, en materia de derechos, deberes, cuantías, duración,
nivel de protección, etc., así como evitar que los Gobiernos Autonómicos pudieran condicionar la existencia o
no de una renta minima, lo que justifica la intervención estatal.
Este nivel de protección básico garantizado por la Administración General del Estado no debe ser
incompatible con las Rentas mínimas reconocidas por las Comunidades Autónomas, sino ampliar el ámbito
de protección social a las personas que hoy no disponen de ella, o esta es claramente insuficiente. El Sistema
de Rentas Mínimas Garantizadas que se propone podrá ser objeto de mejora por las Comunidades Autónomas
por cuenta de sus propios recursos.
Desde su entrada en vigor y de forma escalonada en el tiempo, el objetivo a alcanzar sería lograr una
cobertura generalizada de las personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social para garantizar unos ingresos
de subsistencia mínimos que permitan unas condiciones de vida básicas. Pero en estos momentos, la
propuesta que realizamos de regulación de un Sistema de Rentas Mínimas responde a una situación de
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emergencia social, que requiere respuestas inmediatas especialmente para la atención de las personas y
hogares que no tienen ingresos `procedentes del trabajo ni prestaciones sociales publicas; lo que no excluye la
posibilidad de diseñar en el futuro otros instrumentos de protección social mas amplios. Por ello, esta
propuesta constituye un nivel mínimo necesario que exige un esfuerzo económico posible en estos momentos,
sin perjuicio de profundizar en este nuevo mecanismo de protección social, mejorándolo en el tiempo y a la
vista de sus resultados.
3.- Carácter de la prestación
La prestación de Renta Minima Garantizada tendrá el carácter de derecho subjetivo para la cobertura de las
necesidades básicas para la subsistencia, destinado a todas las personas que reúnan los requisitos que se
establezcan, quedando sujeta a la posibilidad de reclamación en la jurisdicción social, tras la reclamación
administrativa previa.
4.- Rango de la norma y fundamentación legal de la misma
La regulación del Sistema de Rentas Mínimas Garantizadas se hará a través de una ley estatal que deberá ser
aprobada por las Cortes Generales.
El proyecto de ley se tramitará con carácter de urgencia, dada la situación de emergencia social en la que se
encuentran las personas destinatarias de la norma, a los efectos de que estuviera aprobada en el presente año
2013 y su dotación económica pudiera figurar en los Presupuestos del año 2014.
Hay, como mínimo, dos posibilidades de inicio de la tramitación del proyecto de ley. En primer lugar que lo
presente el Gobierno del Estado. En segundo lugar, dadas las competencias de las Comunidades Autónomas
en el diseño, la aplicación y gestión de la ley, sería deseable, si fuese posible adoptar esta iniciativa con
celeridad, que fueran las propias Comunidades Autónomas las que impulsaran la propuesta legislativa al
amparo del Art. 108 del Reglamento del Senado.
Esta Ley se dictaría al amparo de los Arts. 41 de la Constitución que establece la obligación de los poderes
públicos de mantener un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos que garantice la
asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de
desempleo y el 149.1.17ª que regula el ámbito competencial de la Seguridad Social. Una experiencia exitosa
que cabría explorar en esta materia son las Pensiones No Contributivas, dónde el Estado central establece el
régimen económico, la legislación común y aporta la financiación íntegra, y las Comunidades Autónomas
participan en la gestión práctica de las prestaciones en sus respectivos territorios.
5.- Contenidos básicos de la norma
La ley regulará el carácter del derecho, los requisitos para acceder a las prestaciones, los deberes y derechos
de los perceptores, las cuantías básicas, la duración de la prestación, los criterios básicos del procedimiento
para su reconocimiento, seguimiento y evaluación, revisión y extinción, el régimen de incompatibilidades, la
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financiación del sistema, las formas de colaboración entre la Administración General del Estado, las
Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales en la aplicación de la ley, la participación social en el
conocimiento y control de la gestión y el calendario de su entrada en vigor.
Hay que resaltar que el objetivo de esta nueva Ley es extender la renta mínima garantizada a las personas hoy
excluidas de las distintas prestaciones de ingresos mínimos en el ámbito autonómico o estatal, evitando que la
creación de este nuevo derecho suponga la reducción de recursos que las distintas administraciones dedican a
este fin. No se trata de cambiar la administración pagadora de una prestación, sino de completar en todo el
Estado, la insuficiente cobertura actual.
Todo ello con carácter de condiciones básicas comunes.
6.- Gestión de las prestaciones
La gestión de las prestaciones será competencia de las Comunidades Autónomas, y se llevará a cabo con la
participación expresamente reconocida de las Corporaciones Locales, ejerciéndola de acuerdo con los
principios de autonomía organizativa y de respeto y cumplimiento de las condiciones básicas contempladas
en la Ley.
El tiempo máximo entre la presentación de la solicitud y la resolución no deberá superar los dos meses. Así
mismo deberá establecerse que para garantizar el derecho de las personas solicitantes, el silencio
administrativo será considerado positivo.
Cuando en el informe social se acredite que la persona solicitante es víctima de violencia de género o
violencia domestica, la tramitación tendrá carácter prioritario mediante un procedimiento de urgencia.
El devengo de la prestación se realizará en el mes siguiente del reconocimiento de la misma.
7.- Financiación del Sistema
La financiación será por parte de la Administración General del Estado a través de los Presupuestos
Generales.
8.- Calendario de aplicación de la Ley
La ley tendrá un calendario escalonado de aplicación inicial, desde el 1 de enero del año 2014, priorizando a
todas aquellas personas, que reuniendo los requisitos, se encuentren en alguna de las siguientes situaciones
a) Carecer de ingresos procedentes del trabajo y que no tengan ninguna prestación del sistema de seguridad
social, prestaciones por desempleo u otro tipo de prestaciones o ayudas públicas
b) Tener familiares a su cargo.
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A 1 de enero del año 2017, la cobertura de estas situaciones deberá ser total.
9.- Requisitos comunes básicos para tener derecho a la prestación
Ser mayor de 18 años, acreditar un plazo mínimo de un año de residencia ininterrumpida y de estar
empadronado. A los ciudadanos españoles que hayan estado en un país extranjero por motivos de trabajo y
que hayan regresado a España, el requisito de residencia y empadronamiento será de seis meses.
Acreditar la prueba de rentas y/o ingresos de prestaciones de la persona solicitante.
La referencia para el supuesto de un solicitante que viva solo, será la cuantía de la Pensión No Contributiva
vigente en cada momento (5.108,60 € en 2013).
En el caso de que haya una segunda persona en la unidad de convivencia, el limite de ingresos será del 1’23
de la cuantía de la PNC (6.283,58 € en 2013), en el caso de que sean tres personas las que convivan el limite
será la cuantía del IPREM vigente en cada momento (7.455,14 € en 2013) y en el caso de ser cuatro o mas
personas las convivientes el limite será el 1’23 del IPREM (9.169,82 € en 2013)
A los efectos de la prueba de rentas no se computarán las prestaciones económicas por dependencia ni las
prestaciones por hijo a cargo que se perciban en la unidad de convivencia. Tampoco se computarán las
obligaciones de pago de pensiones alimenticias por menores a cargo.
Salvo por razones excepcionales, que deberán ser contempladas en la ley, no se tendrá en cuenta el valor
patrimonial de la primera vivienda.
10.- Unidad de convivencia
A efectos de esta ley se considerara unidad de convivencia el conjunto de personas que convivan en el mismo
domicilio y que mantengan un vínculo de matrimonio o análoga relación estable con la persona solicitante, o
que mantengan una relación de adopción o acogimiento o por parentesco de consanguinidad hasta el tercer
grado y de afinidad hasta el segundo grado. La ley deberá contemplar las condiciones para reconocer más de
una unidad de convivencia en un mismo domicilio.
11. Programas de inserción laboral y/o social
Las personas que accedan al Sistema de Rentas Mínimas tendrán derecho a participar en un programa de
inserción laboral y/o social suscrito con la Comunidad Autónoma y gestionado por esta. Quedaran
expresamente excluidos los trabajos comunitarios o de colaboración social susceptibles de relación laboral.
En los supuestos en que la prestación económica se mantenga por un tiempo superior a doce meses,
conllevará la obligación de negociar y acordar un programa de inserción laboral y/o social.
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12.- Prestaciones
Se establecerá una prestación básica común tomando como referencia la Pensión No Contributiva vigente en
cada momento.
Se establecerán módulos complementarios en función de las personas de la unidad de convivencia, en el
supuesto de que sea una más, la cuantía será el 1,23 de la PNC vigente en cada momento, para los supuestos
de dos familiares más, será la cuantía del IPREM vigente en cada momento y para los supuestos de tres o
más personas, la cuantía será el 1,23 del IPREM.
Anualmente la cuantía de las prestaciones reconocidas se actualizará según el incremento del IPC.
13.- Duración de las prestaciones
Las prestaciones se mantendrán mientras permanezcan las circunstancias que dieron lugar al reconocimiento
del derecho.
Para las personas que lleven percibiendo una Renta Minima durante más de un año y que tengan entre 25 y
60 años, las Administraciones Publicas concertaran a través de los Servicios Públicos de Empleo facilitar una
opción de empleo adecuada al perfil y circunstancias de la persona beneficiaria. Si se produjera un rechazo
del mismo se consideraría por una Comisión de evaluación una disminución parcial de la prestación.
14.- Régimen de compatibilidades
Las personas que estén siendo beneficiarias de una prestación de Rentas mínimas, podrán compatibilizar,
durante un tiempo limitado de seis meses, la percepción de esta prestación y determinados ingresos
relacionados con actividades laborales iniciadas cuando estén percibiendo la prestación, de manera que se
estimule y facilite su empleabilidad. A tales efectos se excluirá temporalmente del cómputo de ingresos a
tener en cuenta para la determinación de la cuantía de la prestación el 50% de los ingresos procedentes del
trabajo por cuenta propia o ajena. Excepcionalmente y por las causas que se contemplen en la ley, la
compatibilidad podrá prorrogarse por otros seis meses.
15.- Otras Prestaciones complementarias de las Comunidades Autónomas
Al asumir la Administración General del Estado la financiación del Sistema estatal de Rentas Mínimas
Garantizadas, ampliando la cobertura de la asistencia social y reduciendo la presión de la demanda que en esta
situación de emergencia social pueden estar experimentando las Comunidades Autónomas, las
Administraciones Autonómicas además de mantener los actuales niveles de protección que fijan su normativa
especifica en materia de Rentas mínimas, estarán en condiciones de atender otras prestaciones
complementarias relacionadas con las situaciones de necesidad o emergencia social.
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Entre otras, las Comunidades Autónomas podrán atender el reconocimiento y pago de prestaciones
complementarias destinadas a compensar los gastos de vivienda, de manera prioritaria los gastos de alquiler,
tanto de los perceptores del Sistema de Rentas Mínimas como de otras personas que encontrándose en una
situación de graves dificultades económicas no estuvieran en condiciones de asumir los gastos de vivienda.
Igualmente podrán reconocer prestaciones de carácter excepcional y/o temporal para hacer frente a
situaciones de emergencia, como por ejemplo alimentación, incluyendo situaciones de emergencia de
inmigrantes en situación irregular.
Así mismo las Comunidades Autónomas, podrán ampliar o flexibilizar el ámbito subjetivo de aplicación de la
ley, por cuenta de sus propios recursos.
16.- Garantía de mantenimiento del nivel de las prestaciones reconocidas en las
legislaciones autonómicas.
La entrada en vigor de la ley estatal de Rentas Mínimas, no dará lugar a la reducción por las Comunidades
Autónomas de las cuantías y condiciones de las prestaciones de carácter similar contempladas en las normas
de cada Comunidad Autónoma, ni tampoco a derivar perceptores que ya tengan reconocidas prestaciones
autonómicas de Rentas mínimas, salvo en el caso de que fueran inferiores al nuevo sistema de ámbito estatal.
Toda persona que tenga reconocida una prestación de Rentas Mínimas por una Comunidad Autónoma en el
momento de entrada en vigor de la ley, mantendrá la misma en el caso de que sea más beneficiosa que la
establecida en el ámbito estatal.
17.- Coordinación administrativa e Información a la ciudadanía
En el marco de sus competencias exclusivas de organización y gestión, las Comunidades Autónomas deberán
promover la mayor coordinación y cooperación entre los Servicios Públicos de Empleo y los Servicios
Sociales Autonómicos y Locales para la mejor gestión y atención a las personas destinatarias de la Renta
Minima Garantizada.
Las administraciones autonómicas en colaboración con las Corporaciones Locales, establecerán medios
adecuados de información y asesoramiento para garantizar el conocimiento del Sistema de Rentas Mínimas a
todas aquellas personas que pudieran ser beneficiarias del mismo.
Los servicios sociales de las Corporaciones Locales participaran en la elaboración de los informes necesarios
para el reconocimiento de las prestaciones, así como en el seguimiento de la situación de los beneficiarios.
Igualmente participaran en el diseño y ejecución de los programas de inserción laboral.
18.- Colaboración entre la Administración General del Estado, las Comunidades
Autónomas y las Corporaciones Locales
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La ley establecerá los principios básicos de colaboración administrativa en la aplicación de la ley, con las
obligaciones de cada parte.
19.- Participación Social en la aplicación del Sistema de Rentas Mínimas
En el marco de la participación institucional de la Seguridad Social, la ley reconocerá las competencias de los
órganos de participación de la Entidad Gestora correspondiente en materia de seguimiento y control de la
aplicación del Sistema de Rentas Mínimas.
Todas las Comunidades Autónomas establecerán en sus órganos de participación institucional el seguimiento
en su ámbito territorial de la gestión del Sistema de Rentas Mínimas.
20.- Evaluación de la Ley
Anualmente el Gobierno remitirá al Congreso de los Diputados, a las Comunidades Autónomas y a los
agentes sociales un Informe sobre la evolución de aplicación de la ley y los efectos de la misma en la
evolución de las situaciones de emergencia social, riesgo de pobreza y exclusión social. En función del
mismo y teniendo en cuenta la evolución del desempleo, se podrá modificar el calendario a futuro de
aplicación de la ley o adoptar otras medidas que se consideren necesarias. Trimestralmente se publicaran los
datos de gestión del Sistema de Rentas mínimas Garantizadas.
23 de septiembre de 2013
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