GRUPO TERAPÉUTICO

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NORELGESTROMINA/ETINILESTRADIOL
EVRA (Janssen Cilag)
GRUPO TERAPÉUTICO
- Grupo anatómico: (G) TERAPIA GENITOURINARIA (INCLUYENDO
HORMONAS SEXUALES).
- Grupo específico: G03AA. ANTICONCEPTIVOS HORMONALES SISTÉMICOS.
Combinaciones fijas de estrógenos y progestágenos
INDICACIÓN AUTORIZADA
Anticoncepción femenina.
ANTECEDENTES
La posibilidad de embarazo en las mujeres a lo largo de su ciclo menstrual es de unos
de cuatro días. En una pareja adulta fértil y sana que mantiene relaciones sexuales
plenas periódica y frecuentemente (1-4 veces por semana), y no protegidas por
ningún método anticonceptivo, la posibilidad de embarazo es del 90% a lo largo de
un año, o lo que es lo mismo, algo menos de un 8% durante un ciclo menstrual
femenino. En cualquier caso, si se considera que la vida fértil en la mujer tiene una
duración media de 35 a 40 años, el período considerado es tan amplio que, en el caso
de considerar la utilización de métodos anticonceptivos, las necesidades varían
notablemente no sólo de forma interindividual, sino también intraindividual.
La decisión de usar algún método anticonceptivo se fundamenta en criterios muy
diversos, que van desde la opción personal de no tener hijos, de no querer tener más
descendencia o de aplazar el embarazo hasta el momento adecuado. Además, es
importante considerar la posibilidad potencial de agravamiento de enfermedades
para la madre, como la diabetes, la epilepsia, la hipertensión o la insuficiencia
cardíaca, entre otras. No menos trascendencia tienen los riesgos potenciales de
transmisión al niño de patologías eventualmente graves o incluso mortales, como el
SIDA u otras enfermedades infecciosas transmisibles, amén de alteraciones genéticas
heredables o inducidas por factores tales como la edad o el medio ambiente.
Una vez tomada la decisión de evitar temporal o definitivamente el embarazo, es
preciso considerar otro conjunto de factores, entre los que destaca los siguientes:
- Frecuencia de las relaciones sexuales.
- Formación de parejas estables o relaciones sexuales esporádicas con parejas
diferentes. En el caso de las parejas estables, es importante conocer el nivel de
responsabilidad compartida de la pareja, para aceptar y colaborar en la aplicación
de un método determinado. Igualmente, debe considerarse los posibles efectos
que sobre la pareja podría tener un embarazo no esperado.
- Nivel de fertilidad congénita y dependiente de la edad.
- Nivel cultural suficiente para poder utilizar adecuadamente determinados
métodos y valorar las posibles complicaciones y manifestaciones orgánicas.
- Nivel de eficacia del método.
-
Nivel de riesgo para la salud de cada uno de los diferentes métodos, en especial
en lo que se refiere a las contraindicaciones y precauciones especiales de uso.
- Nivel de disponibilidad del método. Es importante que el método anticonceptivo
elegido está al alcance de sus usuarios, tanto en lo que respecta a las
complicaciones de uso, como a su adquisición (distribución comercial y coste).
Los métodos anticonceptivos reúnen una serie de características o atributos
determinantes para su elección. Entre ellos, los más relevantes son:
- Eficacia: Es definida como la capacidad de un método anticonceptivo de impedir
la gestación, aun que a veces es referida incorrectamente como seguridad. Se suele
valorar mediante un parámetro denominado índice de Pearl (IP), que indica el
número de embarazos que presentarían 100 mujeres que usaran un determinado
método durante un año. En la eficacia debe resaltarse la diferencia entre eficacia
teórica, que es la que presentaría un método en las condiciones óptimas, y la
eficacia de uso, que es la que resultaría en el momento de su implantación y está
sometida a posibles fallos humanos.
- Seguridad: Es el atributo que describe la capacidad de un método para alterar
positiva o negativamente el estado de salud del usuario o de amenazar su vida.
- Reversibilidad: Es el atributo que valora la recuperación de la capacidad
reproductiva al interrumpir el uso de un método determinado. Se valora al
comparar las curvas acumulativas de embarazos en un colectivo que abandona el
método con este objetivo con las curvas que presentan las no usuarias de
contracepción en la misma situación.
- Complicación de uso: La complejidad de uso de un método anticonceptivo es un
factor que limita su potencial aplicación universal y que obliga a asegurarse de la
capacidad de comprensión del usuario respecto al método aconsejado. La
colocación adecuada de un diafragma exige un buen nivel de conocimiento del
propio cuerpo y un mínimo de destreza para colocar adecuadamente este
instrumento una vez aplicada la crema espermicida.
- Relación con el coito: Se pueden distinguir al respecto tres tipos de métodos: los
que tienen una relación inmediata, mediata y lejana. Entre los inmediatos
debemos incluir coito interrumpido (coitus interruptus) y el preservativo. Ambos
afectan a la relación, pero además en el caso del segundo existe la necesidad de
disponer del preservativo en el momento adecuado. Entre los métodos mediatos
están el diafragma, la esponja vaginal y los espermicidas, aunque no interrumpen
la relación, implican la disponibilidad de estos medios y del tiempo y lugar
adecuados para colocarlos con anterioridad a la relación. Finalmente, se pueden
considerar métodos lejanos aquellos que se aplican de forma difusa y que, por
tanto, no guardan ninguna relación temporal específica con el coito; entre ellos se
encuentran la esterilización, el DIU y la anticoncepción hormonal.
- Precio: Aunque este atributo pueda parecer de escasa importancia, sobre todo
cuando se compara con los costes de una gestación no deseada, continúa siendo
un factor que puede influir sustancialmente en los usuarios.
En general, los métodos utilizados en el momento del coito (diafragma, preservativo,
etc) son menos eficaces que los no relacionados (anticonceptivos hormonales, DIU,
etc), dado que en estos últimos la intervención personal es más sencilla. En términos
globales, los índices de fallo (embarazo no deseado) son inferiores al 1% para los
métodos no relacionados con el coito, y del 1-10% para los relacionados.
Además de los mencionados, existe otro conjunto de medidas anticonceptivas de
bajo nivel de eficiencia (presentan, en general, índices de embarazo por encima del
10% anual), formado por los métodos denominados "costumbristas" (coitus
interruptus, lavado o ducha vaginal, lactancia natural), la planificación familiar
"natural" (métodos del ritmo o de Ogino, de la temperatura basal, del moco cervical,
sintotérmico, etc).
Con todo, los anticonceptivos hormonales constituyen el método más
universalmente empleado para el control de la fertilidad, debido a su elevada
eficacia, a la simplicidad de su uso, a la no afectación de la relación sexual y algunos
otros beneficios de carácter sanitario y económico.
Existe un amplio abanico de preparaciones anticonceptivas hormonales:
• Combinaciones orales de estrógeno y progestágeno. Son los más ampliamente
utilizados. Están formados por la combinación de dosis fijas o variables de
estrógeno (casi siempre etinilestradiol) y progestágeno (levonorgestrel, gestodeno
y desogestrel, en España). Las combinaciones fijas se administran durante tres
semanas (21 días), aunque algunos envases incluyen comprimidos inertes para los
otros 7 días del ciclo menstrual. Con el uso de los llamados anticonceptivos
"bifásicos" y aun más con los "trifásicos", las dosis totales por ciclo son menores,
ya que la composición es variable para ajustarse al perfil hormonal fisiológico.
Actúan inhibiendo la secreción de FSH y LH, por consiguiente, inhiben la
ovulación. Además, también tienen efectos sobre la función endometrial, el moco
cervical, etc. Teóricamente “más fisiológicos”, sin embargo han sido objeto de
• Progestágenos orales en dosis bajas. Su mecanismo anticonceptivo es complejo,
afectando al moco cervical y la función endometrial, entre otros. Presentan índices
de embarazos ligeramente superiores a los anticonceptivos mixtos
(estrógeno/progestágeno) y exigen un control posológico estricto. Se emplea en
mujeres en las que estén contraindicados los estrógenos.
• Progestágenos inyectables de depósito. Actúan esencialmente inhibiendo la
ovulación. Se administran en inyección IM cada 2-3 meses. Producen
irregularidades menstruales e incluso amenorrea, pero por otro lado presentan
una elevada eficacia y son relativamente seguros. Es un método especialmente
recomendable para mujeres con tendencias anémicas, así como en aquellas que
estén sometidas a regímenes antiepilépticos.
• Progestágenos en implantes subcutáneos. Los implantes subcutáneos de
progestágenos (levonorgestrel, etonogestrel) constituyen una forma de
anticoncepción a largo plazo muy eficaz. Mantienen durante al menos tres años
una tasa de eficacia extremadamente elevada, en línea con la de los restantes
anticonceptivos hormonales. Resultan relativamente fácil de implantar y
desimplantar, aunque requiere la participación de un profesional especializado.
Su nivel de tolerabilidad es alto, aunque un porcentaje no desdeñable de mujeres
(en torno al 20%) piden el desimplante, ante la producción de iregularidades
menstruales (generalmente, sin importancia). Presentan el riesgo de infección en
el lugar del implante, lo cual puede ser especialmente problemático en mujeres
diabéticas.
•
Progestágenos en implantes vaginales. Son anillos de silicona impregnados con
progestágenos (a veces con una combinación de estrógeno y progestágeno), que
liberan lentamente su contenido, asegurando una acción local sin efectos
sistémicos marcados. Su efecto se mantiene durante 3-6 meses. Requieren la
implantación por personal sanitario especializado.
• Progestágenos en dispositivos intrauterinos (DIU). Son muy eficaces como
anticonceptivos, particularmente en mujeres multíparas. Producen una marcada
reducción de la hemorragia menstrual, lo que les hace especialmente adecuados
para mujeres con menorragias importantes. Requieren la implantación por
personal sanitario especializado. Mantiene su eficacia anticonceptiva hasta cinco
años.
• Métodos postcoitales. Consisten en la administración oral de dosis relativamente
elevadas de estrógeno/progestágeno o de un progestágeno solo (levonorgestrel,
generalmente). Se utilizan en situaciones de emergencia, como la rotura de
métodos físicos (condón, etc) o en casos de violación, hasta tres días después de la
relación sexual, siendo precisa una segunda dosis 12 horas después. Tiene un
índice relativamente alto de fracasos (1-2%) y no se aconseja su utilización como
anticonceptivos de continuidad.
En general, los efectos adversos potencialmente graves de los anticonceptivos
hormonales son extremadamente infrecuentes, en especial con las preparaciones con
menor dosis ("mini-píldoras"). Los efectos más leves suelen ser consecuencia de una
mayor susceptibilidad a uno de los dos componentes hormonales y, por
consiguiente, pueden corregirse reduciéndolo o incrementando el otro componente.
– Exceso estrogénico: Menorragia/dismenorrea, náuseas y vómitos, retención de
fluidos, tensión mamaria (puede deberse también a exceso de actividad
progestagénica).
– Exceso progestagénico: Amenorrea, acné, seborrea, aumento de peso, depresión
y/o irritabilidad, reducción de la libido.
Entre los problemas potencialmente más graves, cabe citar a:
Hipertensión. El origen del efecto hipertensivo parece estar en el componente
estrogénico. En algunas mujeres se pueden alcanzar valores tensionales claramente
identificables como hipertensión, aunque raramente se manifiesta de forma rápida.
Tromboembolismo venoso. También directamente relacionado con la dosis de
estrógeno. Se trata de un fenómeno muy infrecuente, ya que se registra una media de
5 casos por 100.000 mujeres-año no usuarias de anticonceptivos. Esto quiere decir
que un 0,005% de estas mujeres padecen procesos tromboembólicos venosos
profundos. El uso de anticonceptivos con noretisterona o levonorgestrel
(progestágenos de "segunda generación") incrementa en tres veces este riesgo
(incidencia del 0,015%), e incluso desogestrel o gestodeno (progestágenos de "tercera
generación") incrementan el riesgo doblemente que los anteriores (riesgo relativo de
6, con una incidencia del 0,03%). Asimismo, la existencia previa de trombosis venosa
profunda (TVP), obesidad, insuficiencia venosa y cirugía mayor, incrementan este
riesgo. Con todo, hay que tener en cuenta que el riesgo relativo de tromboembolismo
venoso en una mujer embarazada es de 12 (incidencia del 0,06%).
Infarto de miocardio y accidente cerebrovascular agudo. Incrementan el riesgo
pero en asociación con otros factores, como tabaquismo, hiperlipidemia,
hipertensión, historial familiar, diabetes y edad superior a 35 años. Este tipo de
riesgo aparece casi exclusivamente en mujeres que estén utilizando activamente
anticonceptivos, no en aquellas que han dejado de usarlos.
Cáncer de mama. Existen dudas acerca del posible efecto de los anticonceptivos
hormonales sobre el desarrollo de cáncer de mama, especialmente en mujeres que los
utilizan durante largos períodos y que comenzaron a usarlos en edad temprana No
se ha establecido una relación causa-efecto definida. No parece que exista un exceso
de riesgo en el resto de las mujeres.
Cáncer de cérvix. Se ha observado un ligero incremento del riesgo, tanto de las
formas superficiales ("in situ") como invasivas. Se ignora si este exceso de riesgo
puede estar relacionado con los efectos hormonales o determinados hábitos sexuales.
Este es uno de los motivos por los que se recomienda un examen ginecológico
periódico (citología incluida) entre las mujeres usuarias continuas de anticonceptivos
hormonales.
Trastornos hepáticos. Aunque sí se ha apreciado un sustancial incremento del
riesgo de adenocarcinomas hepáticos, no se ha podido establecer una relación causal
con los carcinomas hepatocelulares. En cualquier caso, el riesgo es, en términos
absolutos, excepcionalmente bajo. Al margen de los potenciales efectos cancerígenos,
el componente estrogénico de los anticonceptivos puede dar lugar a otras
alteraciones hepáticas, manifestadas esencialmente como elevaciones de los valores
séricos de transaminasas. No parece que sea preciso adoptar medidas preventivas
especiales en este sentido, salvo en pacientes con ictericia o colestasis.
Interacciones farmacológicas. Existe un buen número de medicamentos capaces de
interaccionar con los anticonceptivos hormonales en el sentido de reducir el efecto de
estos últimos, pudiendo conducir a embarazos no deseados. Entre estos
medicamentos pueden citarse a los antibióticos de medio o amplio espectro
administrados por vía oral (ampicilinas, macrólidos, tetraciclinas, etc),
antiepilépticos, antifúngicos (ketoconazol y otros azólicos, griseofulvina),
antipsoriásicos
(acitretina),
antituberculosos
(rifampicina
y
rifabutina),
antirretrovirales (ritonavir) e incluso altas dosis de ácido ascórbico (vitamina C).
Sin embargo, también los anticonceptivos hormonales han sido asociados1 con ciertos
aspectos beneficiosos para la salud, no relacionados con su utilidad anticonceptiva
(los datos se refieren básicamente a las combinaciones estrógeno-progestágeno
administradas por vía oral):
- Prevención del cáncer de endometrio.
- Prevención del cáncer de ovario.
- Prevención de quistes ováricos.
- Prevención de la enfermedad fibroquística mamaria
- Regulación de la menstruación.
- Reducción de la enfermedad pélvica inflamatoria aguda
- Reducción de embarazos ectópicos.
- Reducción de dismenorrea y menorragia
- Tratamiento de la perimenopausia.
- Tratamiento del acné.
1
Kraft Leonhardt K. 2001 Guide to contraception management. OB/GYN Special Edition 2001; 4: 17-22.
-
Aumento de la densidad mineral ósea y prevención de las fracturas
osteoporóticas postmenopáusicas.
ACCIÓN Y MECANISMO
Norelgestromina es un agente progestágeno y etinilestradiol es un estrógeno. La
asociación norelgestromina/etinilestradiol tiene una acción anticonceptiva. Está
contenida en un parche transdérmico de tipo matricial (de 20 cm2 ), que cede
aproximadamente 150 µg de norelgestromina y 20 µg de etinilestradiol diariamente,
a lo largo de una semana.
Los anticonceptivos orales formados por la combinación de un estrógeno y un
progestágeno actúan básicamente modificando la liberación y la acción de las
hormonas que participan en el ciclo menstrual.
Los anticonceptivos orales combinados inhiben la ovulación mediante el bloqueo de
la producción y liberación de FSH y LH. El componente estrogénico afecta la
adecuada liberación de FSH, no reclutándose ni creciendo adecuadamente los
folículos. Tanto el estrógeno como el progestágeno bloquean el pico de la LH,
afectando los mecanismos endocrinológicos de la ovulación. No se produce
ovulación, no se forma el cuerpo lúteo y no se produce progesterona.
Por otro lado, el estrógeno proporciona estabilidad al endometrio, lo que contribuye
a evitar el sangrado irregular, y al potenciar la acción del progestágeno, permite
utilizar dosis inferiores de estos. Esta acción puede explicarse, ya que los estrógenos
aumentan la concentración de receptores intracelulares de progesterona.
Aunque el mecanismo primario de acción de los anticonceptivos orales es la
supresión de la foliculogénesis por el efecto sobre el eje hipotálamo-hipófisis-ovario,
con los anticonceptivos de microdosis no se produce una supresión ovárica completa
en todas las mujeres. Cuando se presenta, la función del eje se restablece
rápidamente después de discontinuada la administración del anticonceptivo.
Estos preparados deben su eficacia contraceptiva al múltiple efecto sobre el aparato
reproductor femenino. Ejercen su acción anticonceptiva actuando sobre el moco
cervical, volviéndolo escaso, denso y estableciendo una configuración celular
compacta que constituye una barrera física al ascenso de los espermatozoides hacia la
cavidad uterina. El estrógeno y el progestágeno impiden la adecuada proliferación y
maduración del endometrio, haciéndolo fino e inhóspito, tornándolo un lecho
inadecuado, con glándulas agotadas y atrofiadas, poco favorable para la
implantación.
Algunos estudios recientes sugieren un efecto directo sobre el óvulo, afectando la
maduración y por ende reduciendo su capacidad fertilizante. También es posible que
los progestágenos actúen interfiriendo, tanto la secreción como la peristalsis de las
trompas de Falopio.
ASPECTOS MOLECULARES DEL NUEVO FÁRMACO
Norelgestromina es un agente progestágeno. Está estrechamente relacionado con
otros progestágenos. De hecho, se trata del metabolito activo principal del
norgestimato, otro progestágeno utilizado en diversas preparaciones anticonceptivas
(aunque no en España, al menos hasta ahora). Su potencia progestágena es
considerada de tipo intermedio, en relación a otros agentes del mismo grupo.
Tras la colocación del parche transdérmico, los niveles séricos de norelgestromina y
del etinilestradiol se estabilizan al cabo de dos días, manteniéndose en torno a 0,8
ng/ml y 50 pg/ml, respectivamente. La eficacia anticonceptiva podría mantenerse
incluso si se olvida cambiar el parche durante dos días completos, tras los siete
correspondientes a la duración establecida para su uso seguro.
EFICACIA CLÍNICA
La eficacia y seguridad clínicas han sido contrastadas en clínica mediante ensayos
controlados, en indicación autorizada. El parámetro utilizado como criterio primario
de eficacia ha sido el índice de Pearl (IP), que indica el número de embarazos por
cada 100 mujeres que usen correctamente el parche durante un año (13 ciclos).
Los datos de eficacia clínica disponibles corresponden básicamente a tres estudios
abiertos y multicéntricos, incluyendo a un total de 3.319 mujeres a lo largo de al
menos 13 ciclos menstruales (el número total de ciclos fue de 21.669).
El análisis combinado de los datos arroja un índice global de Pearl de 0,88.
Considerando específicamente los fallos del método (excluyendo los embarazos
atribuidos a un uso incorrecto), el índice de Pearl fue de 0,7. Comparativamente con
anticonceptivos hormonales administrados por vía oral, los valores del índice de
Pearl son equiparables.
En este sentido, en un estudio de referencia realizado sobre 643 mujeres (totalizando
4.667 ciclos), tratadas con una combinación de fija de 150 µg de desogestrel y 20 µg
de etinilestradiol (DG/EE), el índice global de Pearl fue de 0,56 (0,28 excluyendo
incumplimientos). Igualmente, otro grupo de 605 mujeres (4.167 ciclos) que habían
sido tratadas con una formulación trifásica de levenorgestrel (50/75/125 µg) y
etinilestradiol (30/40/30 µg) (LNG/EE), mostró un valor de 2,18 (1,25 excluyendo
incumplimiento).
El nivel de fallos con el parche transdérmico en las mujeres de peso inferior a 90 kg
mostró una distribución uniforme a lo largo de la escala de pesos. Sin embargo, del
total de 15 embarazos registrados entre la usuarias del parche (12 de ellos atribuidos
a fallo del método anticonceptivo), 5 de ellos se registraron en mujeres de más de 90
kg de peso. Dado que estas últimas solo constituían menos del 3% de la población de
estudio, cabe concluirse que este tipo de mujeres presentan un mayor riesgo de
fracaso anticonceptivo que las mujeres de menos de 90 kg, utilizando el parche
transdérmico.
En cuanto al nivel de cumplimiento en las recomendaciones de utilización del
parche, se ha estudiado en 1.785 usuarias tratadas durante al menos 13 ciclos. En este
grupo se observó que entre el 88,1% y el 91% de las mujeres incluidas (según grupos
de edad) hacían un uso perfecto del parche, lo que muestra que la edad no parece
afectar a la correcta utilización del parche. Frente a ello, los niveles de cumplimiento
con los anticonceptivos orales en los ensayos clínicos comparativos fueron similiares
o muy ligeramente inferiores (85-88%).
Los efectos adversos son en general ocasionales, leves y mayoritariamente
transitorios. De las 3.330 mujeres estudiadas en los ensayos clínicos disponibles un
26% abandonar los estudios de forma prematura, incluyendo un 12% debido a la
incidencia de efectos adversos. Esto contrasta con los ensayos clínicos de referencia
con anticonceptivos orales: 4,5% con DG/EE y 5,6% con LNG/EE.
Los más comunes son los esperables en este tipo de agentes: molestias mamarias y
náuseas. Los síntomas mamarios, mayoritariamente consistente en tensión o dolor, se
registraron en el 22% de las usuarias del parche, frente al 9% con DG/EE y 6% con
LNG/EE. La mayor parte de estos síntomas, en general leves o moderados, solo se
registraron durante el primer ciclo de tratamiento, provocando el abandono del
tratamiento en el 1,9% de las usuarias del parche, en el 0,2% con DG/EE y en menos
del 0,5% con LNG/EE. A partir del segundo ciclo de tratamiento, no se registraron
diferencias significativas entre el parche y los anticonceptivos orales.
Asimismo, el 17% de las usuarias del parche mostraron reacciones cutáneas locales
en la zona de aplicación del parche, en algún momento del periodo de estudio. La
mayor incidencia se observó durante el primer ciclo (3,5%) y la menor en los dos
últimos (0,6% y 0,7%, respectivamente).
Además, hasta un 2% de las mujeres abandonan el tratamiento, debido a la irritación
o molestias producidas por los parches, y hasta un 5% de los casos se ha observado
que el parche se despega de la piel.
Un ensayo clínico aleatorizado, doblemente ciego y controlado con placebo,
realizado sobre 146 mujeres durante 9 ciclos, investigó el efecto del parche
transdérmico anticonceptivo sobre el perfil lipídico de las usuarias. Al final del
periodo de estudio se observó un significativo aumento de los niveles séricos de
HDL, colesterol total y triglicéridos, mientras que la relación LDL/HDL fue
reducida. También se apreció un ligero aumento de peso (0,8 kg con el parche, frente
a 0,6 kg con placebo), aunque no fue estadísticamente significativo.
La población incluida en los estudios clínicos realizados hasta el momento no es lo
suficientemente grande como para determinar el riesgo relativo de
tromboembolismo venoso, en comparación con los anticonceptivos orales.
ASPECTOS INNOVADORES
Los parches transdérmicos de norelgestromina/etinilestradiol están indicados en la
anticoncepción femenina, como alternativa a otras vías de administración (oral,
inyectable, implante subcutáneo, implante vaginal, dispositivo intrauterino, etc) de
progestágenos solos o asociados a estrógenos, como anticonceptivos hormonales
femeninos.
El efecto de cada parche se mantiene durante una semana, siendo necesario el
empleo de tres parches semanales consecutivos, seguidos de una semana sin
tratamiento (tres parches por ciclo).
Los parches de norelgestromina/etinilestradiol proporcionan una protección contra
el embarazo comparable a la de los anticonceptivos orales combinados. Desde el
punto de vista toxicológico, no hay datos clínicos que avalen que el parche
transdérmico es, en ningún aspecto, más seguro que los anticonceptivos orales,
desconociéndose, asimismo, como influye en el riesgo de tromboembolismo venoso
en comparación con estos últimos.
Desde el punto de vista de comodidad y, consecuentemente, facilidad de
cumplimiento de la administración, el parche transdérmico presenta algunas
ventajas, como las de ser fácilmente colocado por la propia usuaria, ser
completamente indoloro y carecer de los riesgos de infección de los implantes
subcutáneos.
Por otro lado, la periodicidad de administración (semanalmente) es inferior a la de
los anticonceptivos orales (diaria) y es mejor tolerada que la administración
parenteral (inyectables). En cualquier caso, los índices de cumplimiento están en la
misma línea o sólo ligeramente superiores a la de los anticonceptivos orales (89-91%
frente a 85-88%).
Tampoco requiere de ningún profesional sanitario para su implantación, como
ocurre en los implantes vaginales o con los dispositivos intrauterinos. Sin embargo,
la duración del efecto es incomparablemente más corta que la de los implantes
vaginales (tres años) o los dispositivos intrauterinos con progestágenos (cinco años),
lo que redunda en un cierto mayor riesgo de incumplimiento por olvido o retraso de
la administración del parche o incluso por otras causas (pérdida de la adhesividad,
etc).
Aunque no se dispone de estudios comparativos con otras formas y vías de
anticoncepción hormonal, debe tenerse presente que los implantes subcutáneos de
progestágenos constituyen una forma de anticoncepción a más largo plazo, con un
tasa de eficacia extremadamente elevada, en línea con la de los restantes
anticonceptivos hormonales, aunque no dependiente del cumplimiento terapéutico,
ni de errores en la autoaplicación, ni de fallos por falta de adhesividad de los
parches.
Aunque requieren la participación de un profesional especializado, resulta
relativamente fácil de implantar y desimplantar los implantes.
Igualmente, los dispositivos intrauterinos (DIU) con levonorgestrel son muy eficaces,
independientes de los errores de las usuarias y además producen una marcada
reducción de la hemorragia menstrual, lo que le hace especialmente atractivo para
mujeres con menorragias importantes.
En definitiva, los parches transdérmicos con norelgestromina/etinilestradiol viene a
incorporarse al conjunto de sistemas anticonceptivos de media y larga duración.
Todos ellos son interesantes alternativas a los anticonceptivos hormonales orales.
En cualquier caso, los parches transdérmicos no suponen una mejora significativa
sobre el amplio y diversos conjunto de opciones anticonceptivas que emplean
hormonas sexuales como base de su acción, sin que se aprecie avances en lo que se
refiere a la eficacia, seguridad o cumplimiento terapéutico. Con todo, es una
alternativa perfectamente válida como método anticonceptivo estándar.
El día 22 de agosto de 2002 la Comisión Europea emitió una autorización de
comercialización válida para toda la Comunidad Europea para Evra®, basada en el
dictamen favorable y en el informe de evaluación realizado por el Comité de
Especialidades Farmacéuticas (CPMP) emitidos el día 21 de febrero de 2002, revisado
el 30 de mayo de 2002 para seguir tratando su repercusión potencial sobre el medio
ambiente.
OTROS FÁRMACOS SIMILARES REGISTRADOS ANTERIORMENTE EN
ESPAÑA
Fármaco
Desogestrel
Levonorgestrel (DIU)
Etonogestrel (implante)
Especialidad
Microdiol
Mirena
Implanon
Laboratorio
Organon
Schering
Organon
Año
1986
2001
2002
COSTES DIRECTOS DEL TRATAMIENTO
Indicación: Anticoncepción femenina
Dosis diarias y coste
Dosis diaria
Periodicidad de uso
Coste anual (13 ciclos)2
Norelgestromina/
Etinilestradiol
(Parches)
Etonogestrel
(Implante)
Levonorgestrel
(DIU)
Desogestrel/
Etinilestradiol
(monofásico)
150/20 µg/día
30-45 µg/día
20 µg/día
150/20 µg/día
Semanal
188,5 €
Tres años
54,03 €
Cinco años
33,71 €
Diario
92,04 €
Levonorgestrel/
Etinilestradiol
(trifásico)
125/75/50 µg/día
30/40 µg/día
Diario
68,51 €
VALORACIÓN
NORELGESTROMINA/
EVRA (Janssen Cilag)
Grupo Terapéutico (ATC): G03AA. ANTICONCEPTIVOS HORMONALES
SISTÉMICOS. Combinaciones fijas de estrógenos y progestágenos
Indicaciones autorizadas: Anticoncepción femenina.
VALORACIÓN GLOBAL: SIN INNOVACIÓN. No implica ninguna mejora
♣
farmacológica ni clínica en las indicaciones autorizadas.
BIBLIOGRAFÍA
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Al coste del medicamento hay que añadir, en el caso del implante subcutáneo de etonogestrel y en el DIU con
levonorgestrel el coste derivado de la implantación por personal médico especializado.
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