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ARTÍCULO
“VENÍ A SACAR A LA PERRA QUE HAY EN VOS”:
PEDAGOGÍAS DE LA SEDUCCIÓN, MERCADO
Y NUEVOS RETOS PARA LOS FEMINISMOS
Silvia Elizalde
Karina Felitti
En un escenario social de creciente mercantilización del deseo, reconfiguración de los códigos erótico
amorosos y expansión de las consignas feministas de “liberación sexual”, el artículo analiza la producción
y circulación de un conjunto de “pedagogías de la sexualidad” destinadas a mujeres heterosexuales.
El trabajo se basa en la exploración y análisis de sitios web y publicaciones que enseñan técnicas de
seducción y erotismo y, principalmente, en un relevamiento etnográfico en dos “escuelas de seducción”
para mujeres de la ciudad de Buenos Aires. Los hallazgos del estudio cuestionan ciertas comprensiones
establecidas sobre la “liberación sexual” femenina y proponen una interpretación sobre una zona poco
estudiada del mercado del sexo, así como de las relaciones que se construyen entre erotismo, mercado
y sexualidad en la actualidad.
PALABRAS CLAVE
Pedagogías de la sexualidad, Seducción, Mercado, Liberación sexual, Feminismos
ABSTRACT
In a social scenario of commodification of desire, reconfiguration of erotic and love codes and spreading
out of feminist slogans about “sexual liberation”, this article analyzes the production and circulation
of “pedagogies of sexuality” aimed to heterosexual women. The study is based on the exploration
and analysis of websites and publications that teach techniques of seduction and eroticism and on
[3]
AÑO 1. NÚMERO 2. JULIO-DICIEMBRE 2015. PP. 3-32
RESUMEN
Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género
CONICET - Universidad de Buenos Aires
an ethnographic survey into two “schools of seduction” for heterosexual women in the city of Buenos
Aires. Its findings challenge hegemonic understandings about the women sexual liberation and propose
an interpretation of an unexplored zone of sex market and the relationships that it creates.
KEY WORDS
Pedagogies of sexuality, Seduction, Marketplace, Sexual liberation, Feminisms
[4]
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
INTRODUCCIÓN
información, consejos y guías para “aprender a
Tentarte es el nombre comercial de un
desplegar nuestra capacidad de seducción” y
emprendimiento de “coaching de seducción” que
“vincularnos a la hora de la elección de pareja”,
lleva adelante una atractiva mujer argentina de 40
así como para “activar nuestro potencial sexual y
años, quien se presenta como la “fundadora de la
erotismo a través de la danza, la corporalidad y
Primera Escuela de Seducción en Latinoamérica”
el juego como herramienta”. La propuesta invita
y promociona sus servicios en dos sitios de internet
a “descubrirte y descubrir al otro”, “sacar tu lado
conectados entre sí, www.coachindeseducción.
más sexy”, “aprender como una profesional” y
com.ar y www.tentarte.com.ar. En uno de ellos se
ve el anuncio de un “Taller de striptease y make
up hot”, con la imagen de una pin-up de los años
cincuenta, vestida con ajustada lencería roja, que
sonríe divertida mientras mordisquea suavemente
un látigo enfundado en raso. En el texto se lee lo
siguiente:
No importa el cuerpo, ni la edad ni la ocupación…
sólo interesan tus ganas de divertirte, de verte y
sentirte como una verdadera sex symbol, aprendiendo
a moverte y a provocar. Aprenderemos juntas coreos
[coreografías] de strip dance para que saques tu lado
“sacar la diablita que hay en vos”. Se espera que
descifrando el lenguaje del cuerpo y “los misterios
de la seducción” emerja la “diosa sensual” que
habita en cada mujer. O más directamente, como
arenga la coach en los talleres, “salga la perra que
hay en vos”.
Promesas similares anuncia desde su página
web otra reconocida escuela de este tipo, también
autoproclamada como pionera: “la primera Escuela
de Sexo de Buenos Aires.” Se trata de PK, creación
de la “asesora en juegos eróticos y masajista
profesional”, Paola Kullock. El nombre comercial
más sexy y atrevido y lo dejes con la boca abierta…ya!
alude obviamente a las iniciales de su creadora
También vamos a elegir entre las distintas opciones de
(PK), pero es también una invitación explícita y
vestuario para desvestirnos con sensualidad y estilo.
provocadora —“peca”— que cuestiona la asociación
Incorporaremos en este taller trucos de maquillaje
y tips fundamentales para adquirir un conocimiento
completo y super hot para esa noche especial… que
puede ser hoy. ¿Qué estás esperando para convertirte
entre “sexo y “pecado” propia de los discursos de
inspiración cristiana. En sus “talleres de seducción
y sensualidad con el cuerpo”, Kullock convida a
en una verdadera striper? ¡Te espero! (www.tentarte.
las mujeres a conocer “todos los secretos de las
com.ar, 2013).
profesionales [del sexo] para que los uses en la
intimidad de tu hogar”, y de esta forma “te sientas
Bajo la consigna tácita de que “a seducir se
y veas segura, femenina, sexy y seductora”, ya que
aprende”, esta escuela ofrece distintos talleres y
“todas podemos mostrarnos y sentirnos bellas para
cursos para mujeres, como el “Taller integral de
él” (www.pkescueladesexo.com.ar, 2013).
seducción”, el de “Lenguaje de un cuerpo sexy”
Si bien los materiales analizados en este
o el de “Aceptación y autoestima sexual”, entre
artículo corresponden a la Argentina, la existencia
muchos otros. Cada uno, a su modo, promete brindar
de estos espacios de coaching sexual se enmarca
[5]
en un fenómeno global en crecimiento, que
expande las fronteras del mercado del sexo. A esto
contribuye la oferta de bienes y servicios de una parte
significativa de la industria cultural que se plasma en
innumerables libros, revistas y películas consagradas
al erotismo y la “sexualización” femenina. Claro
ejemplo de ello es el rentable nicho instaurado por
la trilogía literaria Las 50 sombras de Grey y sus
subproductos convergentes (Illouz, 2014). En este
contexto, resulta evidente el interés por incluir como
consumidoras estratégicas de dicho mercado a las
“mujeres comunes”, definidas así por contraste
con las trabajadoras sexuales, las prostitutas, las
bailarinas de striptease y/o las vedettes, incluso a
fuerza de obliterar el carácter abiertamente polémico
de estos posicionamientos identitarios y de los
diversos componentes del llamado “mercado del
sexo” (Bernstein, 2007).
En esta línea, la conversión de la pornografía
en una narrativa social generalizada y el crecimiento
exponencial de su consumo —así como el de
los juguetes sexuales— por parte de las mujeres
situadas en el espacio doméstico (las “mamis”),
constituyen tendencias centrales de un proceso
que Eva Illouz define como de “pornificación de
la cultura”.1 Desde su perspectiva, dicho fenómeno
representa un impulso inédito para la formación de
“una nueva cultura de la autonomía sexual femenina”
(Illouz, 2014: 48-50). Gregori, por su parte, resalta
el carácter coproductivo de este ascendente campo
sexual, en tanto se da una retroalimentación entre
1 La rutina de Vixen Workout (www.vixenworkout.com,
2014) o la “gimnasia de las zorras”, que se practica con
zapatos de plataforma, maquillaje y ropa sensual, y hace
furor en Nueva York, o el éxito de las academias de pole
dance en la ciudad de México (www.poledanceschool.com.
mx), son otros ejemplos de este fenómeno extendido en
Occidente.
deseo sexual y de conformar pareja (Ley de Identidad
[6]
ofertas de mercado e iniciativas de las mujeres en
la revalorización de bienes eróticos para sus vidas
(2011). Por supuesto que esto no niega que en muchos
espacios persista la sanción social sobre aquellas
que se muestran con una vida sexual “activa” y/o
desafían la heteronormatividad —decisiones que
pueden valerles incluso la propia vida—; más bien
señala que un número importante de mujeres cuenta
hoy con márgenes culturales más holgados que los
que tuvieron sus propias madres para pensarse como
seres deseantes. Ser madre sexy y esposa que en la
intimidad juega a ser puta, o entrenarse y producirse
(como bien de consumo) para ser “experta en la
cama”, son opciones culturalmente disponibles —y
deseables— para numerosas mujeres.
Junto a esta tendencia, en el contexto específico
argentino, el entramado normativo en materia de
género y sexualidad de los últimos diez años puede
pensarse también como un factor que incide en
este escenario cultural y erótico emergente. El
poder (y el deber de) hablar abiertamente sobre
el placer como dimensión valiosa y positiva de la
sexualidad (tal como plantea la ley de Educación
Sexual Integral), desnaturalizar la asociación
tradicional entre sexualidad y reproducción (Ley de
Procreación Responsable, cobertura de tratamientos
de reproducción asistida para parejas del mismo
sexo) o postular la autonomía en los modos de
expresar orientaciones y búsquedas alrededor del
de Género y Ley de Matrimonio Igualitario) son
algunas de las políticas públicas vigentes. Un
horizonte legislativo de avances pero con un límite
claro respecto de la autodeterminación del cuerpo
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
femenino debido a la resistencia política a debatir
y deudas pendientes de la equidad de género y sobre
y promulgar una ley que legalice el aborto.
la interpelación que instalan a ciertas comprensiones
En un contexto en el que las redes sociales,
establecidas sobre la “liberación sexual” femenina,
los sitios de citas en internet y las aplicaciones para
sobre todo a aquellas que reivindican la vía individual
celulares que concretan encuentros en tiempo real
de emancipación y la polivalencia del deseo (Kelly,
mediante un GPS parecen hegemonizar el mercado
2005; Illouz, 2014), de fuerte pregnancia entre las
de los encuentros erótico-amorosos, la existencia de
jóvenes (Elizalde, 2015), de cara a las “nuevas
espacios y de productos consagrados a la “enseñanza
formas de contrato sexual” en curso (McRobbie,
de la seducción” para mujeres heterosexuales resulta,
2009: 2). Por pedagogías de la sexualidad (Lopes
como mínimo, un sugerente diacrítico cultural desde
Louro, 1999) entendemos el conjunto de acciones
el cual leer algunas de las transformaciones que
y omisiones, permisos y prescripciones de orden
están teniendo lugar en el campo de la sexualidad
ideológico que dan sentido, modelan y justifican
y en sus (des)bordes sociales y subjetivos en el
intervenciones regulatorias sobre los cuerpos y
despunte del siglo XXI. De allí que este circuito
las sexualidades, moralizan ciertas experiencias,
de bienes y servicios hot para “mujeres comunes”
recorridos y elecciones biográficas en estas materias,
condensen tanto ambivalencias y ansiedades
y efectivizan su impacto a partir de un lenguaje
colectivas (que estos espacios prometen disolver
perfomativo que, al nombrar la diferencia, o
mediante el logro personal de resultados certeros y
silenciarla, le da forma, existencia, inscripción o
eficaces), como preguntas sociológicas y políticas
exclusión, en una grilla de inteligibilidad socio-
de importancia. Entre ellas, aquellas que refieren a
sexual hegemónica (Elizalde, 2014).
las derivas del deseo y el erotismo contemporáneos,
A partir de los aportes del materialismo
la reestructuración de la heteronormatividad en los
cultural para pensar el funcionamiento ideológico
renovados escenarios de la cultura del consumo y el
de la discursividad social (Hall, 2010), las
lugar de las mujeres en esta nueva economía libidinal.
teorías de género y feministas y los estudios
Al respecto, nos preguntamos en qué medida tener
sobre sexualidades, indagamos en las lógicas de
(mucho) sexo y “hacerlo bien” constituye hoy un
promoción, transmisión y aprendizaje de estos
logro o, bien, una nueva imposición para las mujeres.
guiones de seducción para mujeres heterosexuales,
El presente estudio problematiza el estatuto
en tanto instancias de constitución de un saber
“pedagogizador” de estas experiencias de coaching
erótico como clave del éxito personal y con los
sexual para mujeres, sus recetas para la conquista
hombres. Buscamos, asimismo, preguntarnos
de un varón y sus consejos para dar y obtener placer
por los alcances que tienen, en estos espacios de
como parte de un aprendizaje integral que promete
“fraternidad femenina”, las demandas de algunos
sacar a la “perra” sexual que habita en cada mujer.
feminismos con respecto a deconstruir radicalmente
A este respecto, nos preguntamos acerca del lugar
el discurso romántico y las fantasías sexuales que
que estas pedagogías ocupan frente a las conquistas
alentaría el patriarcado, bajo el argumento de que
[7]
ambos elementos subyugan la autodeterminación
de las mujeres.
La metodología utilizada combina el
análisis comunicacional de discursos, estéticas
y materiales de orden textual, audiovisual y
multimedia (páginas web, avisos de promoción,
notas periodísticas, videos, fotografías, etc.),
con el relevamiento etnográfico durante octubre,
noviembre y diciembre de 2013, en algunos
espacios del circuito argentino del erotismo para
mujeres, de modo prioritario, en tres talleres de
seducción femenina brindados por dos “escuelas de
artes eróticas” de la ciudad de Buenos Aires —las
mencionadas Tentarte y PK—, y en sus showrooms
de lencería hot. Como relevamiento adicional de
contexto, realizamos también observaciones en
una feria erótica-sexual (“SexpoErótica”) cuya
novena edición se realizó en Córdoba, ciudad
capital de la provincia argentina del mismo
nombre, en abril de 2014.2 El trabajo de campo
en los talleres requirió el involucramiento del
propio cuerpo como herramienta de investigación
2 Durante tres días consecutivos, de las 6 de la tarde a las 5
de la mañana, el evento ofreció “instancias para el diálogo,
el juego, la experimentación y el aprendizaje” mediante
exposiciones, charlas con terapeutas sexuales, shows,
juegos y venta de productos relacionados con la sexualidad
y el erotismo. La programación incluyó talleres exclusivos
para mujeres sobre orgasmo y masturbación femenina,
tupper sex e “intim coach”, así como un “campeonato para
fingir orgasmos” y competencias de “Kamasutra Express”,
en la que resultaba ganadora la pareja que formara delante
del público la mayor cantidad de posiciones sexuales en un
minuto, estando siempre vestidos. La actividad de cierre
estuvo a cargo de la sexóloga Alessandra Rampolla, cuyos
libros y programas televisivos alcanzan alta repercusión
en Latinoamérica, y de Paola Kullock, cuya propuesta de
“escuela de sexo” analizamos en detalle en este trabajo
(www.sepoerotica.com.ar, 2014).
[8]
y vector de conocimiento, a partir de nuestra
implicación carnal (Wacquant, 2006) en
dinámicas de entrenamiento en movimientos,
posturas y danzas de corte erótico. Poner el cuerpo
y ser conscientes de su presencia y lectura sexuada
por parte de otros/as, para explorar un tema que
en el ámbito académico puede resultar banal,
innoble o de dudosa ética, constituyó un sugerente
desafío. Se generó así un reto no sólo contra los
preconceptos que rigen en el campo científico las
reglas históricamente variables de demarcación
de los objetos “dignos” de estudio, sino también
una desestabilización de los propios prejuicios y
miedos asociados a la experiencia sexual como
construcción simultáneamente individual y social
(Kulick, 1995).
SOBRE LAS MUJERES, LA LIBERACIÓN
SEXUAL Y EL “MARGEN DE MANIOBRA”
En un señero análisis de mitad de los años ochenta,
Julia Kristeva ya delineaba las coordenadas de
las nuevas tramas intersubjetivas asociadas al
campo de la intimidad. Tramas que hoy están
exponencialmente agudizadas por la ubicuidad de
las nuevas tecnologías en la vida cotidiana y por
la reconfiguración psicosocial puesta en marcha
a partir de ellas. Según Kristeva, el imperio del
individualismo vigente sume a la sociedad occidental
en una sistemática fragmentación de los vínculos y
en una radical transformación del amor, que llega
incluso a su misma negación (en Collin, 1991). El
discurso amoroso parece haber perdido, pues, un
eje aglutinador que habilite la circulación de un
código erótico-afectivo compartido entre mujeres
y varones. Para algunos, en su lugar se impone la
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
idea de “amor líquido” en el que prevalece el deseo
de autoayuda, ni ella ni nadie podían controlar
y su fin consumista, antes que el sentimiento y sus
que fuera comprada con ese objetivo o terminara
motivaciones solidarias, dando lugar a relaciones
funcionando de esa forma. Como parte de su
que se definen en términos de costo y beneficio, de
crítica a la patologización del sufrimiento la autora
inversión y riesgo (Bauman, 2005).
señala: “pensamos que curarnos significa cumplir
Ante la dispersión y confusión que esto
con un conjunto de deberes, en adoptar un nuevo
genera, cobran creciente importancia aquellas
conjunto de conductas o modo de pensamiento que
propuestas que invitan a la reconciliación con
nos harán más felices. Yo pienso que lo que nos
uno/a mismo/a como salida de la angustia, y a la
alivia de nuestro sufrimiento es algo a la vez más
búsqueda de caminos reflexivos y/o experimentales
pequeño y más grande. Es comprender, solamente
de autopromoción y estima. De ahí el éxito de la
comprender, qué es lo que verdaderamente nos hace
autoayuda en sus diferentes formatos masivos
más infelices” (Illouz, 2012b).
(literatura, programas de TV, espacios de formación/
¿Cómo se ubican las mujeres en estas
capacitación, revistas), la vuelta a religiosidades y
nuevas condiciones? Sabido es que parte de las
espiritualidades ancestrales como contestación al
transformaciones en los roles de género y en las
racionalismo a ultranza, la nueva “conciencia” sobre
pautas de moral sexual ocurridas en la segunda
los hábitos dietarios, la meditación o el yoga, entre
mitad del siglo XX han hecho posible que una
muchas otras variantes del retorno a la “naturaleza”
cantidad significativa de mujeres pueda impugnar
y al “ser interior”. En alguna medida las “escuelas
en sus propias biografías, la asociación ineluctable
de seducción” forman parte de este repliegue (no
entre sexualidad y procreación, la domesticidad
siempre reflexivo) sobre el self (Giddens, 1998),
como principal destino y la condena moral por
con impactos diferenciales para varones y mujeres.
la procuración del goce erótico. Evidentemente
Por otro lado, las terapias psicoanalíticas
estos cambios no han afectado a la totalidad de las
y las producciones filosóficas, antropológicas y
mujeres, dada la heterogeneidad de contextos y
sociológicas recientes sobre el vasto campo de las
experiencias en las que clase, raza/etnicidad, género,
emociones constituyen caminos de intelección,
sexualidad, edad, religión y otras marcas de la
desde la ciencia y los saberes cultos, en torno de
diferencia se intersectan entre sí (Viveros, 2009). Las
las dinámicas intersubjetivas y la trama de los
heterosexuales, blancas, de clase media, educadas
afectos en la sociedad del capitalismo tardío. Lo
y/o profesionales, nacidas en países desarrollados y
interesante es que estas producciones también
con inserción en el mercado formal de trabajo son
pueden ser reapropiadas por los públicos en clave
quienes más han experimentado —previsiblemente,
de autoayuda. En esta línea, Eva Illouz (2012b),
por la impronta clasista, racista y heteronormativa
quien procuró respuestas sociológicas a la difícil
de la matriz patriarcal—, una mayor autonomía
pregunta de ¿por qué duele el amor?, título de uno
económica y libertad sexual. Muchas de ellas
de sus libros, advirtió que aunque esa obra no era
han logrado prescindir de la pareja heterosexual
[9]
como unidad de producción para su supervivencia,
no se afectan, no se invalidan entre sí, sino que
cuestión clave puesto que cuando existe dependencia
se entienden como perfectamente compatibles”
económica, ella constituye un duro obstáculo para
(Esteban, 2011: 53). Por su parte, Kristeva ya
el logro de independencia emocional de las mujeres
señalaba que, a pesar de los profundos cambios,
(Esteban, 2011; Coria, 2014 y 2011). Con todo,
el discurso romántico tradicional no desaparece (en
una mayor autonomía económica de este grupo
Collin, 1991). Más bien pervive en coexistencia con
tampoco las “libera” totalmente. Más bien, suele
múltiples estéticas de lo erótico, distintas inversiones
arrojarlas a un nuevo ruedo de combates intergénero
psíquicas en torno del amor y la satisfacción del
por la defensa de las respectivas libertades y de los
deseo sexual, y desiguales salidas de mujeres y
distintos intereses en juego, batallas que algunas
varones al encuentro libidinal. El resultado de
intentan librar reapropiándose de modos masculinos
estas coexistencias es una suerte de archipiélago
de ejercicio del poder, y otras, inventando o
extendido y difuso de modos erráticos de encuentro,
reinventando formas propias.
negociación y disfrute.
Ahora bien, respecto del amor heterosexual,
Visto de esta manera, mucho del optimismo
la dinámica del poder plantea reveses adicionales.
acerca del éxito de las consignas emancipatorias
Como sucede en el plano económico, en el campo
de los años sesenta puede ponerse en cuestión. Los
de las relaciones amorosas la explotación no siempre
efectos negativos de la anticoncepción hormonal en
involucra la coerción o el abuso de forma consistente.
la salud femenina, las presiones geopolíticas sobre
Algunos enfoques sostienen, incluso, que a menudo
la planificación familiar que hizo a las mujeres
beneficia a ambas partes, aunque una de éstas
“responsables” de la sobrepoblación del planeta y
controle mucho mejor que la otra las ventajas
las coerciones comerciales ejercidas por la industria
diferenciales que mantienen en funcionamiento el
farmacéutica para medicalizar el control de la
sistema de explotación. Más aún, la mayoría de las
natalidad, tensionan la apreciación unívocamente
veces ocurre con pleno consentimiento (Jónasdóttir,
liberadora de la píldora (Felitti, 2012). Michel Bozon
2010). Retomando el pensamiento de las feministas
(2002), por su parte, es reticente a denominar como
radicales de los Estados Unidos, la antropóloga
“revolución sexual” los cambios producidos en las
española Mari Luz Esteban también considera que
conductas sexuales a partir de la segunda mitad del
una teoría del amor es de algún modo una teoría del
siglo XX. En su opinión, se trató más bien de un
poder y de la justicia, en tanto jerarquiza, ordena y
pasaje de la sexualidad construida por controles y
excluye. El desafío, dice, bascula sobre un doble
disciplinas externas a una que reposa en normas
reconocimiento de naturaleza paradojal: “El amor
internas. Más que una liberación, sostiene, ocurrió
es una trampa para las mujeres, un engaño. En esto
una internalización de las exigencias sociales, puesto
coincide cualquier mujer que tenga un mínimo de
que como producto social, la sexualidad nunca
sensibilidad social. Pero las dos dimensiones, el
podría ser “natural” ni “liberada” totalmente. Claro
amor como lo sublime y el amor como engaño,
está que estas advertencias tampoco invalidan el uso
[10]
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
político del discurso liberal de propiedad privada
culturales, el mercado— resignificando sus relaciones
del propio cuerpo. Tal como sostiene Judith Butler,
recíprocas e incidiendo en ellos de diferentes modos
políticamente es preciso sostener este estandarte, sin
(Weeks, 1993). En efecto, dichos campos establecen
olvidar que “aunque luchemos por los derechos sobre
la norma en un sentido prescriptivo (lo que no se
nuestros propios cuerpos, los cuerpos por los que
puede hacer) y, al mismo tiempo, imprimen una
luchamos nunca son lo suficientemente nuestros. El
eficaz y sostenida regulación en torno de lo que
cuerpo tiene una dimensión invariablemente pública.
debe hacerse, entre las sábanas y fuera de ellas.
Constituido en la esfera pública como fenómeno
social, mi cuerpo es y no es mío” (2006: 52).
Particularmente para el caso de las mujeres,
estas indicaciones han moldeado históricamente
Las reflexiones sobre los antagonismos
las expectativas sociales alrededor de la figura
emocionales y los desencuentros erótico-amorosos
ejemplificadora de la esposa, madre y ama de casa,
entre los géneros en el cambio de siglo no se agotan,
delimitando con igual nitidez, pero con connotación
claro está, en las referencias mencionadas hasta
inversa, los contornos de su negativo: la mujer que
aquí. Por el contrario, se conectan y continúan en
se rebela y cuestiona los mandatos. A su vez, junto
una vasta producción anterior y posterior, tanto
con la producción de regulaciones ideológicas sobre
proveniente de la filosofía como de la antropología
la base de la variabilidad histórica del significado
y la sociología (Andreas-Salomé, (1998 [1910]);
y las fronteras del pudor, la obscenidad o el
Badiou, 2011; Baudrillard, 1989; Bataille, 1988;
erotismo, cada persona delinea, en sus múltiples
Lorde, 2000, entre otros/as). Es conocido, al
recorridos subjetivos y sociales, diversas pautas
respecto, el amplio acuerdo en el campo de los
para la rebeldía, nuevas normas para ir contra la
estudios sociológicos e históricos de la sexualidad
norma, de perdurabilidad o contingencia histórica y
respecto de considerar a ésta como una construcción
contextual. En este sentido, a lo largo de diferentes
social. En términos de Michel Foucault (2008), la
momentos de la historia de Occidente, las mujeres
sexualidad es, ante todo, “un dispositivo histórico”
fueron encarnando sus propios acontecimientos,
que se constituye a partir de discursos que regulan
experiencias, símbolos, estéticas, discursos y
prácticas, normalizan sentidos, instauran saberes
prácticas de “liberación”: la joven que fuma, lleva
y producen verdades. Implica entonces un arco
cabello corto y mueve sus piernas al compás del
extenso y complejo de rituales, lenguajes, fantasías,
Charleston en los “años locos”; el ama de casa que
representaciones, símbolos, convenciones y procesos
rechaza la “mística de la femineidad” de la segunda
sociales y culturales que cambian con el tiempo,
posguerra; las que queman su corpiños, se animan al
la geografía y los posicionamientos identitarios de
“sexo prematrimonial” y cuestionan la maternidad
quienes los encarnan. Estos discursos y prácticas
y la heterosexualidad obligatorias como designios.
circulan a su vez por diferentes campos —la política,
Todas ellas son, en términos de representaciones
las religiones, el saber médico, el psicológico, la
colectivas, configuraciones sociohistóricas de
escuela, los medios de comunicación, las industrias
“liberación sexual” asociada a las mujeres.
[11]
Ahora bien, si en los años sesenta el “derecho
familiar fue enseñado. En Tentarte, por ejemplo,
al orgasmo femenino” comenzó a ocupar un lugar
esta enseñanza se denomina “coaching sexológico”
más visible en las superficies massmediáticas
y tiene por objetivo “derribar las barreras que
siempre dispuestas a convertir la sexualidad en
restringen nuestro crecimiento individual, fruto
mercancía, hoy la meta proclamada tanto por los
de la represión sexual, la mala información y la
formatos masivos orientados a las mujeres como por
nula formación en materia sexual que se ve en
los arquetipos de la publicidad y el “bestsellerismo”
nuestra sociedad” (www.coachingdeseducción.
de autoayuda, procura no limitarse al derecho de
com.ar, 2014).
alcanzar el goce sino al de hacerlo reiterada y
En cualquier caso, el presupuesto de que la
ostentosamente. Desde estos espacios se formula
sexualidad no es algo natural sino objeto de un
cada vez más el imperativo categórico a que las
saber experto encuentra eco en una y otra modalidad
mujeres lleguen a ser multiorgásmicas e incluso
“formativa”. En el campo de la educación sexual
“eyaculadoras” (www.entremujeres.clarin.com
formal de la institucionalidad escolar, históricamente
2014a y 2014b) y que puedan, para lograrlo, disponer
se consideró que los que sabían y debían enseñar
de los diversos recursos que ofrece el mercado:
sus contenidos era los profesionales de la salud y
juguetes sexuales, libros, revistas, películas,
los docentes de biología. Esta concepción forjada
sitios web y talleres. La premisa es desarrollar
en el siglo XIX, a partir de la creciente preeminencia
una sexualidad lúdica, intensamente placentera y
del discurso científico en detrimento del religioso
autotélica (Illouz, 2014: 81).
en estas materias, fue tributaria de un proceso de
La interpelación que hace el conjunto de
marcada medicalización de la sexualidad. Esto es, de
estos bienes y servicios orientados a la conquista
“la definición de prácticas y estados sexuales como
de un mayor poder de atracción pone el acento en la
problemas de salud (y por ende diagnosticables) a
necesidad de “aprender a ser sexuales” y de “invertir”
resolver mediante la aplicación de técnicas y saberes
tiempo, dinero y emociones para lograrlo. En esta
expertos (tratamiento)” (Jones y Gogna, 2014: 141).
línea, las “escuelas de seducción” para mujeres se
Por su parte, en las escuelas de seducción también
revelan como espacios donde buscar, a cambio de
se aplica el presupuesto de la experticia. Se trata de
una erogación monetaria, un saber cada vez más
las llamadas “profesionales del sexo”, cuyos secretos
huidizo y multiforme, pero crucial. Si la escuela
y avezados conocimientos serán compartidos por
tradicional ha sido generalmente acusada, y con
las coach a cargo de los distintos talleres. Pero no
razonables motivos, de ser un lugar de ocultamiento
de cualquier forma, sino de una que, prometen,
y de estricto control de la sexualidad y del libre
será “divertida”, “audaz”, experencial y a la vez
despliegue del cuerpo (Elizalde, 2014; Morgade,
discreta, pues se hará entre mujeres “comunes”
2011; Elizalde, Felitti, Queirolo, 2009), estas otras
(casadas, solteras, amas de casa, estudiantes, etc.)
“escuelas” se presentan como una alternativa formal
y con el fin de ponerlo en práctica “en la intimidad
para “aprender” aquello que ni allí, ni en el marco
del hogar” (www.pkescueladesexo.com.ar, 2014).
[12]
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
Y, de este modo, “sorprender a la pareja”, “regalarle
Monroe sonriente con la pollera arremolinada por el
Ingrid Bergman ofreciéndole fuego a Humphrey
Bogart en Casablanca o la voluptuosa Jessica
Rabbit sonriendo con picardía. Lo sugerente es que
la elección de este repertorio visual de feminidades
arquetípicamente seductoras y presumiblemente
irresistibles para los hombres, convive, sin mayores
tensiones, con un discurso que garantiza el carácter
automáticamente inclusivo de la invitación “a todas
las mujeres” —las solas, las casadas, las que solo
buscan divertirse—, así como a todos los cuerpos,
todas las edades y todas las circunstancias sociales de
clase y profesión. Esto es así porque, nos aseguran,
“no es necesario ser una top model para desplegar
toda tu sensualidad y erotismo. ¡Atrevéte a más!”
La invitación de la “escuela de sexo” PK va
en el mismo sentido: “¿Sos una mujer sola, con
pareja, con ganas, joven, grande, mayor, gordita,
flaca, dulce, seria...? Entonces te invito a pasar una
tarde de domingo distinta […] para que te sientas
‘como nueva’” (www.pkescueladesexo.com.ar,
2014). Sin embargo, esta dimensión inéditamente
“democratizadora” de la seducción, en tanto
proyecto individual disponible para el conjunto de
las “mujeres comunes”, no es en verdad de acceso
indiscriminado. Para beneficiarse de ella es preciso
reunir, al menos, dos condiciones que operan como
petición de principios en ambas escuelas estudiadas.
Una refiere a la voluntad personal —leída en términos
de esfuerzo, incentivo, responsabilidad, “garra”
— que se requiere para volver a sentirse “como
nueva”. Argumento que también da por supuesto la
aceptación de buen grado de la erogación económica
que implica dicha travesía, infinitamente más barata
que, por ejemplo, una cirugía estética.3 La segunda
viento que sale de la rejilla de ventilación del metro,
3 El taller puede pagarse en efectivo o por el canje de un
un momento hot especial” o “mantener la pasión
de un amor conquistado desde hace tiempo” (www.
pkescueladesexo.com.ar, 2014).
De ahí que resulte interesante preguntarse si
el motor que impulsa la participación de las mujeres
en estas escuelas de sexo es la bandera de la libertad
sexual y el propio placer, o la búsqueda de algún
reaseguro en la prosecución del amor, donde el
aprendizaje erótico está al servicio prioritario del
mayor placer masculino. Un amor, paradojalmente,
aún pensado y vivido por muchas de ellas en clave
romántica, incluso —¿o sobre todo?— cuando se
lo acompaña con lencería de encaje, disfraz de
colegiala y vibradores. Si hoy la igualdad sexual
femenina disuelve la división arcaica entre las
mujeres virtuosas y las corrompidas o degradadas,
¿cómo y con qué alcances se dirime esta disolución
entre las mujeres?
A SEDUCIR SE APRENDE:
¿UN SABER AL ALCANCE DE TODAS?
“Si alguna vez te preguntaste qué quieren los
hombres, cuánto dura el enamoramiento, si la rutina
atenta contra la pasión, o qué decimos cuando no
decimos... te invito a que juntos lo develemos!!!”
(www.tentarte.com.ar, 2014).
Además del uso de imágenes de sensuales pinups de los años cincuenta, los flyers de promoción
de los talleres para mujeres de la escuela Tentarte,
donde se leen textos como el arriba citado, se valen
de fotos de escenas míticas de erotismo del cine
de Hollywood para ofrecer sus servicios. Marilyn
[13]
condición alude a la invocación de un atributo que
actúa en reemplazo más o menos eufemístico de
la falta de un cuerpo perfecto (que sí tendrían las
insinuantes pin-ups y las divas de Hollywood). Se
trata de “tener actitud” y “ponerle onda”. Al respecto,
los talleres de seducción prometen trabajar duro en
pos de que las participantes logren sacar a relucir
ambos atributos.
Mientras que el eslogan de una afamada
escuela de seducción para hombres con sede en
Buenos Aires dictamina que “un hombre no es
completamente exitoso en su vida si no es exitoso con
las mujeres”, ponderado, según sus parámetros, por
la cantidad de conquistas logradas (www.levantart.
com.ar, 2014), las escuelas de seducción orientadas
a mujeres se montan sobre otros argumentos. Su
razón de ser responde al desgaste propio del paso del
tiempo en una relación, la disminución de la pasión o
el peso de la rutina, circunstancias ante las cuales se
presupone que las mujeres “deben” actuar. Además,
se agrega el argumento de buscar acrecentar la
propia autoestima, habilitar la curiosidad por nuevas
formas de experimentar y dar placer, reapropiarse y
jugar con el erotismo como dimensión disponible
para todas (y no sólo para las “profesionales” del
sexo), y aspirar a “una vida sexual divertida y feliz”
(www.pkescueladesexo.com.ar 2014).
Este plexo heterogéneo de motivos está
presente, con matices, en el discurso de Tentarte
cupón de descuento adquirido en una de las numerosas
páginas web de compras multi-rubro. Su precio equivale
a una entrada al teatro o a un corte de pelo en un salón
de prestigio. Este fue, de hecho, el modo de acceso de
las autoras al “Taller intensivo de striptease y seducción”
brindado por la responsable de Tentarte. El anuncio del
cupón de descuento del sitio Letsbonus decía: “¡Sorprendé
a tu pareja! Taller de seducción en Palermo.”
[14]
y en el de PK. Por poner un caso, en los talleres
ofrecidos por PK se da por sentado, por ejemplo,
que las mujeres nunca están conformes o seguras
con sus cuerpos, que temen perder al hombre
que les gusta porque no son lo suficientemente
“buenas en la cama”, que no saben cómo
seducirlo, cómo ocultar sus déficits de belleza o
de exuberancia o —en menor medida— que están
“en la búsqueda” o con nueva pareja y entonces
quieren “explotar todas sus armas de seducción”,
o “ser más sexy de lo que ya son”. Se trata,
pues, de aprender qué se “debe” hacer para que
el marido no se vaya con otra, para que la siga
deseando o, en el caso de no tener una pareja,
para conseguir una. Se presupone que ellas son
responsables del “salvataje” si no quieren estar
o quedarse solas e, incluso, responsables de su
propia insatisfacción. Paola Kullock lo explica
elocuentemente: “los hombres son malos amantes
porque las mujeres les mentimos en la cama”,
remitiendo a la posibilidad femenina a fingir los
orgasmos (Kullock, 2014). En respuesta a este
tipo de “errores” femeninos, los talleres apuntan
al despliegue de una “formación” que les permita
a las alumnas aprender a seducir con la mirada, los
movimientos del cuerpo o una postura sugerente.
Pero sobre todo, a promover el acercamiento
masculino y una vez que sucede, a conservar
la conquista. No se trata tanto de desarrollar
habilidades que puedan ponerse en práctica en,
por ejemplo, un espacio virtual de citas, como de
reconfigurar y reforzar el deseo heterosexual de
la pareja que se tenga desde hace años, o de un
nuevo pretendiente, en el terreno del encuentro
personal y tangible.
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
Por contraste, las escuelas de seducción para
hombres —en la Argentina existen unas diez, casi
todas en Buenos Aires— prima el mandato de la
insistencia y la apuesta alta (“encarar como mínimo
20 mujeres por salida a un boliche”), así como
la idea de la transmisión pública de una estima
alta constante, inmune al fracaso o la decepción,
que tendría como recompensa garantizada el
despertar la atracción femenina. Despegado
completamente de la matriz romántica, el éxito
de este aprendizaje para varones es medido por
la concreción del encuentro sexual, más que por
el logro de un vínculo intersubjetivo cifrado en
el código amoroso tradicional. De hecho, dos de
las principales “escuelas” de este tipo, Seducción
Secreta y LevantArt,4 emplean el denominado
“método indirecto” o “de falsa indiferencia”,
basado en el uso de los llamados “negas”. Esto
es, producir frases descalificadoras “para bajar
la autoestima de las chicas lindas” y lograr que
presten atención al seductor ya que, afirman: “El
mayor afrodisíaco para una mujer es decirle ‘No’”
(www.seducciónsecreta.com.ar, 2014). Claro
está que algunas de las técnicas promocionadas
por estos espacios de entrenamiento en una
“hipermasculinidad” basada en el reconocimiento
social intragénero, el carácter sexy y la potencia
sexual han generado fuertes controversias.5
4 Ambas son franquicias locales de una empresa de origen
estadounidense.
5 El suizo Julien Blanc ha generado una polémica mundial
por las modalidades que emplea en sus cursos. Para que
las mujeres “rueguen por dormir contigo” o seducir a “una
súper modelo europea en un día” (www.pimpingmygame.
com, 2014) no duda en recomendar, por ejemplo, tomar de
la cabeza a una mujer y empujarla a la entrepierna o tomarla
por el cuello de manera violenta. Estas propuestas le valieron
la calificación de “persona no grata” y la cancelación de sus
Aparentemente imperturbables ante estas
búsquedas masculinas de una sexualidad acumulativa
y desamorada, las escuelas de seducción para
mujeres siguen firmes en la convicción de que
todas quieren, finalmente, encontrar un varón con
quien divertirse, gozar y acompañarse. Y asumen
que eso no se logra si no es con esfuerzo, actitud
y autoconfianza. Así, con el señuelo de convidar
a que “te sientas y veas segura, femenina, sexy y
seductora”, la fundadora de PK pide, como punto de
partida para un verdadero “aprendizaje” en pos de
los resultados prometidos, un ejercicio de sinceridad
y autoexamen. Desde una foto a toda página de sí
misma, vestida con lencería de encaje y accesorios
de flores y perlas —ilustración de un afiche de
promoción de uno de sus talleres—, la propia coach
mira directamente al ojo de la cámara y pregunta:
“¿no sabés caminar con tacos [tacones]?”, “¿sentís
que no sos ‘femenina’?”, “en cuanto ves un hombre
que te interesa ¿te cruzás de brazos y te ponés
tímida?”, “¿no sabés ‘manejar tu cuerpo’? ¿tenés
mala postura?”, “¿estás deprimida?”, “¿entrás a un
lugar y ‘no te mira nadie’?”, “¿tu marido ya ‘no te
ve’?”, “¿tu cuerpo cambió (engordaste o adelgazaste
mucho) y “no te encontrás”?, ¿“no te gustás?”
Ante tales preguntas, intenta inmediatamente
calmar la posible angustia y exhorta: “¡vení, vas a
divertirte y a sacar lo mejor de vos!”, al tiempo que
asegura: “la seducción está compuesta por un 70%
de actitud y un 30% de belleza”, y por ende “¡Todas
tenemos la capacidad de seducir, sin limitaciones
ni condicionamientos!”
En su estudio sobre los cambios en los modos
de vivir el amor a partir de la modernidad, Eva
cursos en varios países del mundo (La Nación, 2014).
[15]
Illouz (2012a) sostiene que en el desregulado
en esta vastísima industria cultural construida en
mercado amoroso actual, la belleza ya no alcanza
su entorno. Como sostiene Illouz, “la cultura del
como criterio suficiente de elección de pareja. El
consumo coloca el deseo en el centro mismo de
polisémico pero “vendedor” atributo del “atractivo
la subjetividad, y la sexualidad se transforma en
sexual” se ha convertido en el nuevo capital
una suerte de metáfora generalizada del deseo”
estratégico para sobrevivir en dicha “selva”. Hoy
(2012: 63).
es, en efecto, un criterio altamente legitimado y
Esta reformulación o desplazamiento de
consciente para los sujetos, al punto que resulta
la centralidad de la belleza física femenina como
tan importante como la compatibilidad psicológica
inexorable “parteaguas” del éxito o el fracaso en el
y la intimidad emocional. En todo caso, la belleza
logro de la atracción sexual, integra sin disimulo el
que antes era pertinente como manifestación del
discurso de estos espacios de “enseñanza erótica”
carácter moral, está ahora atravesada por las lógicas
para mujeres. Por caso, en el flyer de promoción del
del consumo, pero también por la diseminación
“Taller de bailes sexies” de la escuela PK se afirma:
del discurso de derechos sobre la igualdad de goce
“Si sos alta, baja, gordita, flaca, pechugona o chata
erótico para varones y mujeres, y la multiplicidad
como una tabla, excelente bailarina o pata dura,
de formas de disfrutar el cuerpo. De allí que su
mayor de cuarenta o menor, ya seas preciosa o no
posible trascendencia se plasma actualmente en la
respondas a los cánones actuales de belleza… ¡vos
utopía del cuerpo individual (Vigarello, 2005) y en el
podés! […] Porque hacer un baile sensual —nos
culto a la belleza y al buen estado físico. Exigencias
asegura— es una cuestión de actitud y de ganas”
que también incluyen a los varones (Bordo, 2000)
(www.pkescueladesexo.com.ar, 2014).
dada la importancia que adquiere el ser capaz de
despertar deseo erótico en otras personas.
En esta línea, ser y tener actitud sexy deviene
una “necesidad”, un requisito para pertenecer, del
En un mundo en el que impera la libertad
mismo modo que cotizan alto tener un saber experto
de elección de pareja y rebosan las oportunidades
y una copiosa experiencia sexual, aunque —no
para concretar encuentros sexuales, el cortejo
hay que olvidarlo— la apuesta se juegue siempre
—en tanto ralentización de la presencia y juego
en un escenario —el erótico-amoroso— que no
incesante del desvío simbólico que impulsa la libido
provee garantías (Badiou, 2011). De hecho, en las
(Bataille, 1988)—, parece volverse obsoleto. Por
culturas utilitarias, en las que el sujeto debe aspirar
contraposición, contar con “competencias sexuales”,
al placer y esforzarse por ello, el sufrimiento no
“tener actitud” y desbordar sex appeal se tornan
resulta útil, sino un sentimiento que destruye los
atributos de suma relevancia para “no quedar fuera”
cimientos mismos del yo (Illouz, 2012b). Los nuevos
(Giddens, 1998; Illouz, 2012a). De hecho, hay todo
mandamientos del reino del individuo se conforman
un mercado dispuesto a ofrecer los conocimientos
por el “derecho-deber ser” a la autorrealización
“necesarios” para su adquisición, como atestiguan
personal, la libre elección, el placer y la seguridad
las “escuelas de artes eróticas” estudiadas, inscritas
(Bajoit, 2012). De allí que tanto en las narrativas
[16]
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
terapéuticas como en las pedagógicas vinculadas
con la sexualidad —pero también, y como reverso,
en la experiencia subjetiva de muchos/as de sus
destinatarios/as— se advierte una coexistencia
tensa y perturbadora entre la lógica del mercado,
las nuevas imposiciones culturales asociadas al sex
appeal y el discurso de derechos; entre el imperio
de un individualismo a ultranza y el reclamo del
reconocimiento del propio sufrimiento, junto con
la exigencia pública de su remedio (Illouz, 2007).
En palabras de Robert Muchembled: “Mientras
que en apariencia el individualismo triunfa, las leyes
del mercado económico y la tiranía del orgasmo
condenan [al sujeto] a tornarse en un atleta del logro
personal, obligado constantemente a demostrarle a
los demás que puede hacer algo mejor” (2008: 387).
En efecto, “trabajar” (en) una relación y “trabajar” en
uno/a mismo/a se ha vuelto un imperativo (Kipnis,
2008). El conjunto de estas tensiones instalan al
sujeto —en nuestro caso, a las mujeres— en un
combate interno entre deseos e impulsos en conflicto,
que no se apacigua necesariamente en la concreción
de sus fantasías o conquistas sexuales, sino que con
frecuencia relanza cíclicamente la angustia respecto
de la propia integridad. “Tratamos de sostener [todos
estos deseos] al mismo tiempo, y la pregunta es si
eso es posible”, reflexiona Illouz. “De cierto modo
hemos perdido la capacidad de jerarquizar quiénes
somos y qué queremos de la otra persona” (2012b).
Lo cierto es que, en esta encrucijada, las
mujeres parecen avanzar más bien a tientas.
DEVENIR SEX SYMBOL
Si bien los talleres brindados por las dos escuelas
de seducción para mujeres parecen confluir en el
mismo objetivo —el de promover la autoestima
femenina con base en la (estratégica) confianza en
el potencial erotizante de todas las asistentes— los
modos en que estos argumentos se patentizan en los
encuentros cara a cara con las participantes presentan
sugerentes especificidades en uno y en otro caso.
Formada en relaciones públicas, Celine
Stajcer, la responsable de Tentarte, terminó
dedicándose al “coaching de seducción” y al
desarrollo de numerosos servicios interconectados
por diversos motivos personales —afectivos, de
reinvención laboral— así como por la convicción de
que hacían falta lugares donde recibir información
hot y, al mismo tiempo, divertirse. Sus talleres, que
la tienen como única profesora a cargo del grupo,
se dictan habitualmente en “Te Mataré Ramírez”,
un restaurante de comida afrodisíaca ubicado en
el barrio porteño de Palermo, un enclave turístico
reconocido por su impronta de diseño y moda de
vanguardia y su circuito de ofertas gastronómicas.
Con hora de inicio a las tres de la tarde, cuando el
local está aún cerrado al público, los dos encuentros
relevados para este análisis tuvieron lugar los
días sábados e incluían una parte “teórica” y una
“práctica”, previa copa de champagne que Celine
convidaba a las asistentes a modo de bienvenida.
Vestida con un catsuit de lycra negra con escote
pronunciado, cabello largo rubio, ojos verdes y
un cuerpo delgado y con curvas, en el primer
encuentro repitió varias veces que todas podíamos
ser sexies. Y aseveró que sólo se requería “garra y
actitud”. La sección teórica del taller comprendía
una exposición suya, de media hora, y la sección
práctica, la enseñanza y ejercitación grupal de
una coreografía de striptease. Para esto último,
[17]
se indicaba llevar pantalones de lycra ajustados,
camiseta sin mangas ceñida al cuerpo, tacos altos
y una camisa y corbata masculinas.
En uno de los talleres, la exposición teórica
versó sobre las “diosas sensuales de todos los
tiempos”. De repente, la figura de la diosa sagrada,
propia de las tradiciones ancestrales y actualmente
devenida nuevo tópos del pensamiento y el lenguaje
femeninos entre ciertos movimientos provenientes
del giro espiritual y la New Age (Simonis, 2012),
adquirió, aquí, un significado expresamente sexual.
En el taller de Tentarte, la información sobre estas
nuevas diosas incluyó la proyección en pantalla
de un arco diverso de imágenes de mujeres, desde
geishas hasta bailarinas famosas como Mata Hari,
pasando por modelos de mujeres vamps y kunoichis,
pin-ups y divas de Hollywood, hasta concluir con
el ícono erótico del cine nacional argentino, Isabel
“La Coca” Sarli. En el segundo taller, la sección
teórica consistió en una charla instructiva sobre las
poses, los gestos y los movimientos que integrarían
el “lenguaje de la seducción”, los cuales —se nos
dijo — serían inequívocamente decodificados
por los varones como signos del interés sexual
femenino hacia ellos. A modo de “tips infalibles”
se mencionó, por ejemplo, jugar con un mechón
de pelo y enroscarlo entre los dedos, morderse
levemente los labios, fijar la mirada en los ojos del
varón que nos atrae, correr distraídamente un bretel
para dejar al descubierto un hombro, o balancear el
pie para jugar a sacarse y ponerse un zapato de taco,
movimiento que — aseguró la coach— permitiría
insinuar con sutileza la disposición a desnudarse
frente al varón y/o avanzar hacia la concreción de
un encuentro sexual.
[18]
En la parte práctica, se nos invitó a ponernos
de pie, descalzas primero y con tacos altos después
(sugerencia que varias no acataron), para así empezar
a imitar los pasos de striptease que la coach
mostraba, que fueron creciendo en complejidad
a medida que la coreografía se completaba. La
idea era embarcarse en el aprendizaje intensivo
de pasos codificados para sacarse la ropa con
sensualidad delante de un imaginario caballero,
hasta quedarse (supuestamente) en ropa interior o
con lo mínimo. Todo se hacía al son de canciones
“cachondas” para que el varón imaginado frente a
cada una fuera “calentándose hasta no poder más”
(Notas de campo, 2013a). De este modo, caminar
acentuando exageradamente las caderas, mirar de
reojo, acercarse gateando hasta él para retroceder
en el momento exacto en que ya era posible ser
alcanzada,6 bajarse de un tirón la camisa hasta los
hombros, tocarse con alevosía el cuerpo o pasar
la corbata por un muslo y luego alzar la pierna
sobre el asiento de una silla, fueron parte de los
calculados pasos que se proponían aprender en una
acelerada y cansadora sesión de baile. Entre risas
y comentarios graciosos, pero también con mucha
concentración y riguroso entrenamiento por parte de
las asistentes, ambos talleres de Tentarte concluyeron
con un gran ensayo general y sin interrupciones del
baile “más hot que se puedan imaginar”. “Vamos,
vamos, todas podemos sacar esa diosa explosiva
que llevamos dentro”, fue una arenga frecuente de
la coach durante todo el ensayo.
Por su parte, el taller de PK se realizó en
un salón de fiestas de Villa Urquiza, un barrio
6 El exhorto aquí fue: “si quiere tocar, que pague” (Notas
de campo, 2013a).
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
con un perfil habitacional de clase media, sin
atractivo turístico particular. En él participaron
unas 25 mujeres, de entre 29 y 70 años. También
incluyó un momento de charla por parte de la
coach, Paola Kullock, quien, vestida con un short,
remera y zapatillas, pero prolijamente maquillada,
alentó en todo momento un fluido intercambio
de opiniones con las asistentes, usando para ello
mucho humor e incluso recursos del stand up. El
tono de las conversaciones fue ameno y franco.
Así, por ejemplo, se conversó sobre “los arquetipos
masculinos a la hora de coger [tener sexo]”: “los
que no acaban nunca”, “los que preguntan todo el
tiempo si te gusta”, “los que quieren que grites o
tengas muchos orgasmos”, “los que se auto elogian el
tamaño” (Notas de campo, 2013b). En esta primera
parte también se proveyó de consejos para sentirse
y verse sexy, como mirarse desnuda frente al espejo,
con tacos altos puestos, maquillada y peinada
“para descubrir nuestras zonas más hermosas”,
usar la vajilla de lujo que solo guardamos para las
visitas, tirar las bombachas (bragas) viejas, no usar
corpiños color piel, aprender a hacer una fellatio
“de exhibición” o a simular que se traga el semen
sin hacerlo.
“Entrecerrar los dientes de modo de que
parezca que es tanto que se derrama, así no queda
como que lo rechazás y el hombre siente que eyaculó
mucho” (Notas de campo, 2013b), fue el consejo
de la coach a las asistentes, quien aseguró que
lo aprendió viendo películas pornográficas y a
partir de su propia experiencia. Si bien esto era
un truco, la coach resaltó los riesgos de algunas
otras “mentiras piadosas” que solo satisfacen el
goce masculino e ironizó sobre “la moda de las
mujeres multiorgásmicas”. A viva voz preguntó a las
asistentes: “¿hay multiorgásmicas en este grupo?”
y generó un debate sobre cuántos orgasmos eran
suficientes para entrar en esa categoría. Una chica
pelirroja, corpulenta, con pechos grandes, aseguró
que ella llegaba a cinco. Otra mujer, menuda, de
unos cincuenta años, redobló la apuesta y gritó
“¡nueve!”, aunque aclaró que solo le sucedió una
vez. El resto de las concurrentes, la aplaudió entre
risas y festejos (Notas de campo, 2013b).
La parte práctica del taller consistió
en un conjunto de ejercicios con el cuerpo
dirigidos por una bailarina. Como testimonio
de su autorrealización contó que de niña, siendo
“gordita” y luego con 120cm de contorno de busto,
su cuerpo no respondía al modelo de bailarina
delgada ni le quedaban bien los trajes de baile,
pero que aún así siguió adelante y finalmente logró
destacarse como una buena profesional. Con esto
procuró adelantarse a los lamentos esgrimidos
por algunas asistentes, que dijeron que no sabían
bailar ni moverse con gracia, que tenían vergüenza
o que ningún hombre las invitaba a bailar. El
entrenamiento se inició con un pedido: que todas
las asistentes, recostadas en el piso con los ojos
cerrados, pudieran reconocer y sentir las diferentes
partes del cuerpo hasta ubicar mentalmente la
pelvis y advertir allí su fuerza y poder energético
para “estar centradas”. Una vez de pie, y al son
de distintos ritmos, se propuso caminar por el
salón, moviéndose libremente. Luego se preguntó
qué ritmo había resultado más placentero para
cada una, para seguidamente explicar que cada
ritmo representaba un elemento de la naturaleza
(agua, aire, fuego y tierra) y, por lo tanto, una
[19]
energía particular. Con esta información cada
mujer podría reconocer su propia energía individual
movilizada en una situación social de baile, así
como la del varón que se quisiera seducir, por
cuanto el erotismo se asentaría en el intercambio
fluido de energías que se atraen. Por último, se
ensayaron algunos movimientos para acentuar la
carga erótica del cuerpo, con foco en las caderas
(“centro de la sensualidad”) y la pelvis (“eje de
la sexualidad”). Se aconsejó, finalmente, seguir
ejercitando estos movimientos en las casas, en lo
posible con zapatos de tacos altos puestos.
En síntesis, más que un espacio de
cuestionamiento o desnaturalización de mandatos
de género, los talleres de ambas escuelas funcionan
como respuestas mercantilizadas a una creciente
pero aún difusa demanda de “aprendizaje” femenino
sobre sensualidad y erotismo, que a su vez ayudan a
fomentar. Sin embargo, al invocar dichos mandatos en
una conversación distendida entre mujeres, generar
debate y movilizar el cuerpo a partir de ello, pueden ir
mucho más allá de sus objetivos iniciales. Las mujeres
aprenden de sí mismas y de las otras compañeras,
hablan de sexo en público, verbalizan el deseo, la
fantasía y/o la angustia de la decepción —muchas
por primera vez—, y se reconocen solidariamente
entre sí en distintas situaciones de sus trayectorias
vitales, eróticas, afectivas y socio-sexuales. De allí
que, junto con las admoniciones sobre la necesidad
de revitalizarse sexualmente para evitar la huida
del varón, las propuestas de estos talleres también
combinan propósitos que, sin usar este término tan
caro al feminismo, tienen efectos “empoderadores”
para ellas.
[20]
“Yo nunca imaginé que podría volver a
sentirme sexy, como cuando tenía 20 años”, dijo
Graciela, de 46, casada desde hacía 23, que había
venido desde Lanús, una localidad alejada de la
capital, a tomar el taller de Tentarte. “Ya no es lo
mismo, tengo otro cuerpo, estoy gorda, con todo
caído, pero sigo teniendo ganas de jugar con mi
marido. Y de acá siento que me llevo cosas para
animarme a hacerlo.” Al final del taller, coreografía
de striptease mediante, Graciela encargó un traje
XL de diabla, con tridente y cola de raso rojo (Notas
de campo, 2013a).
Como contraparte a estas ganancias, una
cuota de frustración también se asoma. No se trata
solamente de que el cuerpo no quepa en el corset
o no se llegue a la elongación que el baile exige.
Las dos profesoras, de los dos cursos, cuando se
cuentan a sí mismas se presentan como mujeres
que no siempre han tenido suerte con los hombres,
o que han sido engañadas, dejadas. De hecho,
Kullock sentenció: “ser buena amante no significa
que no te van a dejar” (nota de campo 2013b). Y
si bien esto se sabe, pareciera regir un pacto entre
las asistentes. Los cursos funcionan también como
un lugar de catarsis, en ese caminar desprejuiciado,
suelto, moviendo las caderas, con la mirada en
alto, aunque los cuerpos se choquen y en algún
lugar se haga el ridículo. Mujeres entre mujeres
para aprender (nuevamente) a ¿ser? mujeres, o
más bien, “la mujer” que el sistema sexo genérico
heterosexual desea, impone, demanda. Varias de las
asistentes al taller de PK dicen que fueron esposas
y se dedicaron largamente a criar los hijos/as pero
que ahora quieren “ser mujeres”. Sexies.
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
“¡PONÉLE PORNO A TU VIDA
Y VESTITE DE CONEJITA!”
Como parte de un mercado que Anthony Giddens
no dudó en calificar como de “sexo de emoción
baja y alta intensidad” (1998: 73) pero a la vez, de
potencial radicalización de la dimensión democrática
de la sexualidad, el circuito de “enseñanza” sobre
las “artes eróticas” que construyen estas “escuelas
de sexo” para mujeres se completa con la venta
de una variedad de productos y servicios, en pos
de “hacer más divertida y picante tu vida sexual”
(www.pkescueladesexo.com.ar, 2014). Tentarte
desarrolla el rubro de la “dulcería erótica” (pastelería
con motivos sexuales) y una línea de “regalería
hot” que incluye kits con variedad de objetos
(“lubricantes saborizados”, “perfumes afrodisíacos
con feromonas”, “dados Sutra”, “chupetines
grandes”, “bombones hot”). PK, en cambio, se
especializa en las “sex parties”,7 que abarcan desde
charlas-shows sobre juegos eróticos y juguetes
sexuales en despedidas de solteras, celebración de
divorcios, cumpleaños y encuentros sociales de
mujeres, hasta el asesoramiento y la realización de
books de fotos sensuales, el dictado de talleres para
parejas (sobre “juegos previos”, “masajes hot”, “para
iniciarse en el swinger”, etc.) y clases especiales
exclusivas para mujeres (“estilos, técnicas y secretos
de masturbación femenina”, “taller de bailes
sexies”). Asimismo, ofrece talleres de “Bondage
y Shibari” a cargo de otro colaborador, Master
Ciro, aprovechando la veta comercial que abrió
la popularización de la estética BDSM (Bondage,
Disciplina, Sadomasoquismo) a partir del boom
7 Tentarte también las organiza pero con menor repercusión
mediática.
editorial de las novelas de Erika Leonard James, la
trilogía que inaugura Las 50 sombras de Grey, en las
que el protagonista se inicia en el sadomasoquismo.
Completa su oferta una variedad de clases “sólo
para hombres”, en las que se enseñan “técnicas
de sexualidad y erotismo” y “cómo ser un amante
inolvidable”, entre otras propuestas. Finalmente,
Kullock trabaja también como animadora en
cruceros para solos y solas, organizando actividades
lúdicas que faciliten y promuevan los encuentros,
y organiza visitas grupales a espacios de encuentro
y esparcimiento sexual, como locales en donde
practicar “swingerismo” o campamentos nudistas.
De este modo, los públicos se renuevan pero
también se desplazan constantemente de una oferta
de “enseñanza” o “entrenamiento” sexual a la otra.
Incluso se llega así a conformar grupos “fidelizados”
de consumidoras/alumnas, agrupadas bajo formas
eufemísticas de “graduadas” de dichas “formaciones”
y vueltas a convocar en nuevas opciones de consumo.
Entre ellas, las “fiestas de egresadas” donde se
entregan diplomas, se realizan sorteos de repostería
erótica, lencería hot, “becas” para otros cursos y
cenas. En la fiesta de fin de año que organiza PK se
invita a las mujeres y a los varones que tomaron allí
diferentes cursos durante el año, para que se conozcan
aunque también pueden ir personas “externas” a la
escuela, potenciando las chances de que se conviertan
en futuros/as clientes/as. Para esta época de fin de
año8 PK ofrece también la producción de un libro
de fotos eróticas. La idea es que cada mujer se haga
este regalo a sí misma o a quien desee. En diálogo
personal con una de las asistentes al taller, una mujer
contó que las 12 fotos que se sacó desnuda y en
8 Los cursos se tomaron a finales de 2013.
[21]
posiciones sexies las tiene guardadas en un sobre.
Para ella no fue el resultado sino el proceso lo que
le valió la pena, el “cómo me sentí liberada”, ya sea
por el hecho mismo de decidirse a hacerlo, de estar
casi desnuda frente a un fotógrafo y otro asistente
varón, y/o de estar cambiándose la bombacha delante
de otras personas. “Nunca había pensado que podría
hacerlo” (Notas de campo, 2013b). Esta propuesta
tiene un costo elevado, si se compara con las otras,
pero aún así es bastante solicitada. Jugar a ser modelo
de revista erótica o porno forma parte de la fantasía de
muchas mujeres. De hecho, algunas de las imágenes
que las mujeres utilizan para presentarse en los sitios
de encuentro corresponden a este tipo de producciones
profesionales.
Otra fantasía femenina que se legitima, o
al menos que se verbaliza en público, es la del
sadomasoquismo. En el taller de PK, la participante
más joven, de 20 años, contó que estaba allí porque
“me gusta pegar y mi novio es otro enfermo como
yo. Nos encanta.” Si bien la instructora le respondió
que había otros talleres específicos “para eso”, la
cuestión quedó instalada (Notas de campo, 2013b).
“Porno para mamás” es la calificación despectiva
que se ha usado para calificar al universo de lecturas
y lectoras que crecieron exponencialmente con
la historia de Mr. Grey, convertida en punta del
iceberg de una saga de literatura erótica femenina
mucho más amplia. Con más de 70 millones de
ejemplares vendidos y una recaudación millonaria de
su versión cinematográfica estrenada mundialmente
en 2015,9 el vasto mercado de productos “porno
soft” activado en su entorno ha puesto al bondage
9 En la Argentina, el estreno fue el 14 de febrero, día de
“San Valentín” o “de los enamorados”.
[22]
y el sadomasoquismo en la cima del repertorio
lúdico-sexual para las “mujeres comunes”.
Ocupándose de este fenómeno, Eva Illouz
criticó enérgicamente la atribución peyorativa
respecto del lugar de las mujeres (en tanto “mamis”),
ante los convites de un relato que las conecta
con fantasías sobre el amor y la sexualidad. Para
ella, estas descalificaciones “ignoran la compleja
estructura cultural de la sexualidad de las mujeres,
que no sólo responde a propósitos de placer, libertad
y poder, sino también a proyectos de identidad
y al manejo de relaciones cercanas e íntimas”
(2014: 48-49). En nuestras observaciones de
campo notamos que quienes buscan aprender las
técnicas del bondage, o sienten curiosidad acerca
de ellas, explican su interés como una respuesta
a esta oferta literaria y sus productos asociados
(antifaces, látigos, vendas, esposas).10 Es decir, gran
parte de las mujeres que toman cursos exclusivos
sobre esta modalidad no parecen desafiar de manera
consciente o al menos manifiesta la práctica sexual
“convencional”. Beatriz Preciado (2011) propone en
su manifiesto contrasexual, justamente, deconstruir la
naturalización de las prácticas sexuales y del sistema
de género en su matriz hegemónica. En las sociedades
modernas, dice esta autora, el sexo aparece como
una tecnología de dominación heterosexual en la
que impera una reducción de la superficie erótica a
los órganos sexuales reproductivos. Por contraste,
en el repertorio de las prácticas contrasexuales que
menciona, la utilización de dildos, la erotización
10 La “Caja de Grey” ofrece diferentes productos, todos
en color negro o plateado, con el logo de 50 sombras. En el
sitio web oficial de promoción cada producto se muestra en
detalle junto con la transcripción del fragmento del libro en
donde se lo utiliza (http://www.lacajadegrey.com)
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
del ano y el sadomasoquismo —siempre que sea
resultado de un acuerdo o contrato—, entre otras,
van en el sentido desnaturalizador propuesto.
Las mujeres que buscan en los sex shops
porteños estos productos o que consultan por estas
prácticas en las escuelas de seducción, o conversan
entre amigas sobre ellos, no parecen, en cambio, estar
guiadas por estas premisas de radicalización. Esto
no significa que solo acaten la cuota de prescripción
y reproducción de mandatos que implican estas
propuestas de mercado; despliegan también libertad
y márgenes de acción, en tanto sus consumos eróticos
se actualizan en modos situados de reapropiación
y empleo (Curtis, 2004).
Para la mayoría de las participantes de los
talleres aquí estudiados, la accesibilidad a un mundo
de movimientos, técnicas, prendas y fetiches íntimos
—y a su concomitante promesa de goce sexual—, en
apariencia históricamente reservado a trabajadoras
sexuales, modelos de cuerpos esculturales,
divas de la televisión o veinteañeras en plena
experimentación, instala una doble expectativa. Por
un lado, la de participar de un escenario que roza
(superficialmente) lo pornográfico, o lo altamente
sexualizado, como valor en alza, pues permitiría ser
o sentirse “sexy”. Por el otro, la de practicarlo en la
intimidad de las formas socialmente establecidas de
relación: pareja, noviazgo, matrimonio. De hecho,
la coach de Tentarte se esmera en un discurso
apaciguador de conciencias: aclara que es una
mujer casada y con hijos. Y recomienda nunca
hacer un striptease o estrenar una lencería erótica
en la primera cita, porque eso puede dar una mala
impresión y disminuir las posibilidades de un
segundo encuentro.
Lo cierto es que las propuestas de talleres,
prácticas y productos eróticos para “mujeres
comunes” se multiplican, generan entusiasmo entre
las participantes y van dando forma a la idea de
que tomar un curso de seducción abre las puertas
a todo un universo, potencialmente infinito, de
experiencias nuevas o inexploradas asociadas con
el disfrute sexual y la búsqueda de pareja. Ambas
“escuelas”, además, ofrecen a sus “alumnas” la
posibilidad de adquirir lencería y disfraces eróticos
o, como prefieren llamarlos las coordinadoras,
“trajes de fantasía íntima”. Ligas, encajes con moños,
plumas, lazos para anudar al varón espectador, telas
superpuestas para demorar la desnudez; disfraces
eróticos “clásicos” (de “mucama”, “enfermera”,
“diablita”, “chica Playboy”, “colegiala”) y otros
de temática más indefinida (“femme fatale”, “pinup”), baby-dolls con pompones y transparencias,
corsets, vinchas para el pelo con orejas de gato
o conejo, tridentes y finos látigos forrados en
raso… Un sinfín de prendas leves y adminículos
diminutos se despliegan sobre mesas al final de los
talleres de seducción de Tentarte, con las alumnas
arremolinadas en su entorno, mientras la coach
resalta en voz alta los detalles de cada prenda,
explica cómo o dónde van puestas, contextualiza
distintos usos y conveniencias. “Ésta es ideal para
reconquistarlo”, “con ésta tienen garantizado una
noche de alto voltaje”, “ésta resalta las lolas y
disimula más las caderas”. Junto a ello, relata casos
concretos de estreno y resultados: “el otro día una
alumna se llevó este modelo y me mandó un mail
diciendo que nunca en su vida se había sentido
tan sexy delante de su marido”, “otra me dijo que
el pibe se volvió loco cuando la vio entrar con
[23]
este corset, y ella estaba en las nubes”, “tuve una
alumna gordita que se llevó este traje de diablita y
estaba fascinada: viene hasta el talle XXL. ¡Hay para
todas!” (Notas de campo 2013a). Como refuerzo
está la propia experiencia de la coach en el empleo
de la lencería y los disfraces eróticos que muestra
en la reunión: “yo, chicas, tengo este mismo en
casa, de enfermera, y con mi novio anterior lo
usaba cada vez que él venía cansado y entonces
me lo ponía y le decía que le iba a dar una sesión
de cuidados intensivos” (Notas de campo, 2013a).
Como señalan algunas investigaciones
feministas sobre reuniones privadas de venta
de lencería y juguetes sexuales en Europa y los
Estados Unidos (French y McCaughey, 2001; Storr,
2002 y 2003; Workman, 1996), los showrooms de
productos sexuales para y entre mujeres construyen
una “fraternidad femenina” u homosocialidad para
nada despreciable, pero con evidentes límites. Por
un lado, estos eventos habilitan la experimentación
y el juego, así como el intercambio y la discusión
sobre sexualidad, usos del cuerpo, concepciones
del placer y transgresión de tabúes sociales entre
las participantes en un marco de confianza y a
resguardo de miradas censoras. Por el otro, y en
simultáneo, constituyen zonas de refuerzo del
intrincado pacto entre capitalismo y patriarcado,
en el que las diferencias de clase, los capitales de la
distinción cultural y los mandatos heteronormativos
ponen en tensión los alcances empoderadores de
estas experiencias.
El caso de la lencería es paradigmático. Lejos
está de ser “necesaria” para mantener el calor del
cuerpo, no es visible en público y en general no se
piensa en ella salvo que haya una visita al médico
[24]
o un encuentro sexual posible. De ahí que su valor
es alto no por lo que hace sino por lo que significa.
En tanto innecesaria, es, en términos de Bourdieu,
un accesorio que opera como un signo de distinción
(Storr, 2003). Como mencionamos, uno de los
consejos de la coach de PK durante el taller fue tirar
toda la ropa interior color piel. En su lugar, aconsejó
usar corpiños y tangas colaless coloridas (Notas de
campo, 2013a), recomendación que también hace la
“gurú” de la autoayuda, Pilar Sordo, en su ensayo
besteller Lecciones de seducción (2013). En todo
caso, las exigencias respecto a qué ponerse como
ropa íntima ponen en discusión, una vez más, los
paradigmas de la liberación. De hecho, una de las
marcas globalmente más famosas como es Victoria
Secret rememora la época victoriana y tiene al corset
como prenda emblema. El corset, el corpiño, ¿sujeta
o libera sexualmente a las mujeres? Ponerse los
pantalones en los años cincuenta, usar minifaldas
y quemar los corpiños en los sesenta, ¿fueron la
preparación del regreso de los encajes? En este
sentido, como indica Workman (1996) es preciso
contextualizar el artefacto del que hablamos y
preguntarnos por el lugar que tiene esa feminidad
sexualizada que puede mostrarse puertas adentro, de
noche, mientras se lucha por la igualdad en el espacio
público con otras armas. Misma interrogación puede
hacerse con el vibrador, que hoy es un símbolo
de autosatisfacción femenina pero que tuvo un
origen a fines del siglo XIX menos libertario, en
tanto tratamiento para la histeria y adminículo que
facilitaba la cura (masturbación) por parte de los
médicos (Maines, 2012).
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
CONCLUSIONES
En este trabajo nos propusimos analizar parte de
los vínculos que se establecen entre mercado, deseo
y sexualidad en un contexto y tiempo históricos
en el que las relaciones erótico-afectivas parecen
signar crecientemente su lógica de configuración
en una doble y contradictoria clave. Por un lado, la
asociada a la extrema visibilidad e inmediatez que
imprimen las nuevas tecnologías de comunicación,
que vuelven prácticamente obsoleta la idea de
cortejo y, por lo tanto, la del proceso de seducción
como su recurso privilegiado. Y por el otro, la
vinculada a las demandas de derecho al goce e
igualdad sexual entre los géneros, resultado de las
conquistas feministas de la segunda mitad del siglo
XX en adelante. O, cuanto menos, de los combates
sociales contra el discurso del amor romántico,
cuyos presupuestos de seducción instalan a las
mujeres en la exigencia de un desempeño erótico
acorde a una moral sexual intachable al servicio
del hombre.
En este marco es que nos preguntamos por
las condiciones actuales de producción del deseo
y por los modos en que las “mujeres comunes” se
implican en estos procesos. Así, mediante el análisis
de las propuestas comunicacionales, los saberes y
los productos ofrecidos por los talleres de seducción
relevados para este análisis, procuramos señalar
la interconexión de dos dimensiones decisivas.
Por un lado, el carácter socialmente construido
del deseo, aunque desigualmente disponible para
varones y para mujeres en términos de atribución
simbólica y alcance político para unos y otras. Y,
por el otro, su estatuto inestable y conflictivo en
tanto plexo de tensiones impuestas simultáneamente
por el mercado, el discurso de derechos y la propia
experiencia social y biográfica de los sujetos en
relación con sus cuerpos, identidades y prácticas
sexogenéricas.
De allí, pues, que el consumo de estos talleres
por parte de cientos de mujeres no pueda leerse como
resultado exclusivo de un narcisismo irresuelto,
ni como evidencia indubitable de su sujeción
respecto del dominio patriarcal y androcéntrico,
entendido como poder sin fisuras. Cabe, más bien,
reconocer cierta conexión entre estos cursos (y la
vasta oferta de productos generada en su torno) y
la promesa sexual imaginada en los años sesenta
y setenta del siglo pasado. De alguna forma, estas
“escuelas de artes eróticas” recuperan de aquella
experiencia la aspiración democratizadora de la
liberación sexual femenina puesta en circulación
desde entonces. Al mismo tiempo, se instalan, en
clave mercantil y con impronta pedagógica, en el
espacio vacío que propicia el tajante rechazo de
gran parte del feminismo a la matriz ideológica
del amor romántico. Rechazo que deja a muchas
mujeres sin recursos ni argumentos para negociar
sus propios sentidos sobre el amor, el erotismo y
la ilusión romántica, o directamente las ubica —
parafraseando a Stuart Hall (1984)— del lado de las
“tontas culturales” (1984: 99) al enfrentarlas con
sus elecciones, a priori concebidas como “erradas”,
“autodegradantes” o cómplices de la violencia
machista y del patriarcado.
El viejo y nunca resuelto debate sobre
“las guerras del sexo” entre quienes postulan
la prostitución como un trabajo y quienes la
denuncian como una forma más de explotación,
encuentra en este contexto de mercantilización del
[25]
deseo, los cuerpos y la sexualidad, nuevas aristas.
eróticos, disfraces y lencería hot—, por el otro,
Frente a la estridente denuncia de las feministas
estas nuevas formas de “pedagogía sexual” instalan
sobre la cosificación del cuerpo femenino y el
una incomodidad de primer orden en el corazón de
encorsetamiento de los modelos de belleza, cada
ciertos feminismos. Simultáneamente, representan
vez más mujeres se realizan intervenciones estéticas
un impulso —y también un límite— de nuevo signo
que responden a esos cánones, poniendo en jaque
en la experiencia de miles de mujeres que han sido
los alcances de ciertas consignas de autonomía.
socializadas en el discurso o en los legados de la
Ante esto, como polémica y provocación, cabría
“liberación” de su propio Eros como parte de la
preguntarse por qué el ser dueña del propio cuerpo
ansiada revolución sexual centrada en ellas. Por
parece limitarse al derecho a practicarse un aborto o a
eso vuelve a ser sugerente la provocación lanzada
vivir una sexualidad sin tope alguno, impactando en
hace dos décadas por Gayle Rubin (1994) cuando,
la posible legitimidad de otras decisiones y deseos,
al cuestionar la idea de que la comercialización de
como el de resguardar la virginidad, integrar clubes
la sexualidad es siempre algo negativo, postuló
de lectura de novelas de tintes sadomasoquistas,
la importancia de una genuina moralidad sexual
consumir pornografía, usar trajes de fantasía erótica
democrática, en donde lo único combatido en el
o asistir a estas “escuelas” para aprender a moverse
terreno de las prácticas eróticas, las diferencias
como una “profesional del sexo”. Si, en vez de ello,
sexuales y las relaciones de ese orden sea toda
complejizamos el planteo y asumimos que estas
prácticas efectivamente satisfacen la consigna de
ser dueñas de los propios cuerpos pero que, a la
vez, también resuenan de maneras contradictorias
y todavía inexploradas en las relaciones de género,
se abren otros interrogantes y emergen nuevos retos.
En este contexto, ¿es acaso posible pensar que las
mujeres exigen igualdad en el espacio público pero
desean la dominación masculina en la intimidad?
(Snyder, 2008).
Entre la promesa de “empoderamiento
personal” basado en ideas de autonomía corporal
y libertad sexual, por un lado, y la invitación
a convertirse en una “perra” con “formación
profesional” en el arte de atraer a los varones,
conseguir muchas citas y mantener una frecuencia
alta de relaciones sexuales multiorgásmicas —sin
temor a emplear para ello una variedad de juguetes
[26]
forma de coerción, desigualdad y producción de
jerarquías sociales, mientras que la búsqueda del
placer propio y del otro conserve intactos su sentido
político y emancipado. 
ELIZALDE, FELITTI: Pedagogías de la seducción
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