IEM Asistencia prehospitalaria del paciente politraumático por accidente de tráfico. El TCE Laura Castillejo Diplomada Universitaria en Enfermería Máster en Asistencia Integral en Urgencias y Emergencias por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Docente y colaboradora del Instituto de Estudios Médicos (IEM) <Introducción e l traumatismo craneoencefálico (TCE) se define como cualquier lesión física o deterioro funcional del contenido craneal, consecuente a un intercambio brusco de energía mecánica, producido por un accidente de tráfico, laborable, caída o agresión. Como ya habíamos definido con anterioridad entendemos por politraumático al paciente 18 rescate vial - no 29 - 1er trimestre 2013 que presenta una o más lesiones de origen traumático que, de forma aislada o asociada, pueden poner en peligro la vida del accidentado, inmediatamente o en los días posteriores al traumatismo. La evolución del paciente politraumático con TCE depende del correcto funcionamiento de la cadena de socorro, donde es preciso conjugar la calidad asistencial con la rapidez en la respuesta. El TCE es la principal causa absoluta de muerte en personas menores de 45 años; la mortalidad del TCE se sitúa entre el 20 y el 30%, con notables diferencias dependiendo de la edad. Es el responsable del 75% de las muertes por trauma. En este artículo se pretende sintetizar, de forma secuencial, los pasos a seguir en la fase prehospitalaria de la asistencia sanitaria “in situ” al paciente politraumático con TCE víctima de un accidente de circulación. IEM <Valoración inicial y tratamiento La prioridad en el abordaje inicial al paciente politraumatizado es lo que conocemos como el “ABCDE” con control cervical. Como recordaremos de anteriores artículos de esta serie, el “ABCDE” es: A. Apertura de la vía aérea con control del segmento cervical. B. Valoración de la ventilación y administrar oxígeno (breathing). C. Valoración de la circulación con control de hemorragias. D. Valoración básica del estado neurológico (disability). E. Exposición del paciente y protección contra la hipotermia. Esta metodología de trabajo es fundamental en el abordaje prehospitalario de un paciente con TCE. Todas las medidas que tomemos deben ir orientadas a la prevención de lesiones cerebrales secundarias que sean potencialmente evitables. Las causas más importantes de las lesiones secundarias en estos pacientes son la hipoxia y la hipotensión, por lo que deberemos orientar nuestros esfuerzos a evitarlas. La primera evaluación neurológica del paciente con TCE se realiza observando el estado de conciencia, el tamaño y reacción pupilar y si existe alguna focalidad de lesión neurológica. La valoración secundaria se basa fundamentalmente en la exploración neurológica repetida, aplicando la Escala del Coma de Glasgow, en inglés Glasgow Coma Score (GCS), y la observación de las pupilas. Un GCS bien realizado es fundamental para una correcta clasificación del TCE en leve, moderado o grave. En este artículo nos centraremos en el apartado D (valoración del estado neurológico) ya que realmente es lo más específico para valorar a un paciente con TCE. <D. Valoración básica del estado neurológico (Disability) En esta fase valoraremos 2 apartados: 1. Escala del Coma de Glasgow (GCS) 2. Tamaño y reactividad pupilar del paciente traumático. De forma sencilla y rápida, permite evaluar la función cerebral, su evolución y el pronóstico del paciente, principalmente mediante la mejor respuesta motora. Nos aporta una referencia de la función cerebral a partir de evaluaciones neurológicas repetidas. La GCS se divide en tres apartados: 1) Valoración de la apertura ocular. 2) Valoración de la respuesta verbal. 3) Valoración de la mejor respuesta motora. Tenemos que asignar una puntuación al paciente según la mejor respuesta en cada uno de los apartados. La máxima puntuación de la GCS es de 15, que corresponde a un paciente totalmente consciente y sin discapacidad. La puntuación mínima posible es de 3 y es un signo de extrema gravedad (la puntuación 0 no existe). Una puntuación igual o inferior a 8 indica una lesión grave, de 9 a 12 moderada y de 13 a 15 leve. 1. ESCALA DE GLASGOW La Escala del Coma de Glasgow es el método utilizado para determinar el nivel de consciencia rescate vial - no 29 - 1er trimestre 2013 19 IEM 2. EXPLORACIÓN PUPILAR La exploración pupilar nos puede indicar la presencia de lesiones específicas, sufrimiento cerebral o elevación de la presión intracraneal (PIC). Debemos valorar las pupilas, si fuera posible, tanto el tamaño como su reactividad al estímulo lumínico. TAMAÑO: Midriasis: pupilas dilatadas. Miosis: pupilas con diámetro reducido. En condiciones de normalidad las pupilas en presencia de luz son mióticas; en ausencia, aumentan el tamaño y son midriáticas. Hay que tener en cuenta que el consumo de drogas puede alterar el diámetro pupilar normal. Las pupilas del mismo tamaño se denominan isocóricas. Las pupilas de diámetro diferente reciben el nombre de anisocóricas y pueden ser un signo de gravedad en un TCE por posible hipertensión craneal consecuencia de una lesión ocupante de espacio (LOE). 20 rescate vial - no 29 - 1er trimestre 2013 REACTIVIDAD: Valoramos el reflejo fotomotor: si responden correctamente o no al estímulo provocado por un haz de luz directa. Unas pupilas isocóricas y normoreactivas indican integridad de la vía aferente (II par craneal) y de la eferente (III par). Un coma puede cursar con alteración simétrica o asimétrica de las pupilas y con afectación del reflejo fotomotor directo o indirecto. <Estabilización y tratamiento • Medidas generales Colocación del paciente: la cabeza en posición neutra respecto al eje del tronco, con una elevación de 30º, excepto en pacientes hipotensos; colocación correcta del collarín y evitar giros bruscos de la cabeza. Se cubrirá al paciente para mantener la temperatura corporal. La hipotermia es algo que se debe evitar siempre ya que empeora el pronóstico del paciente con TCE. No se retirarán los cuerpos extraños penetrantes hasta que el enfermo no esté en el hospital. • Oxigenoterapia: Se procederá a monitorizar al paciente con pulsioxímetro, regulando el aporte de oxígeno según las necesidades. Nuestra prioridad deberá ser la adecuada oxigenación y ventilación del paciente, para evitar la hipoxia y la hipercapnia, con el fin de evitar aumentos de PIC. La hiperventilación estaría indicada en caso de sospechar una elevación de la PIC, aunque está contraindicada si no podemos monitorizar la PCO2 con un capnógrafo (medidor de CO2 espirado). Se indicará la intubación en caso de que el GCS del paciente sea menor de 9. • Control hemodinámico: Se procederá a monitorizar tensión arterial (TA). Se coge al menos una vía periférica de grueso calibre con SSF (nunca un suero hipotónico, como SG 5%, porque aumenta el edema cerebral). Se corregirá enérgicamente la hipotensión y se evitará la hipertensión sistémica, manteniendo la Presión Arterial Media (PAM) › o = a 90mm Hg. • Analgesia y sedación: Se utilizan AINES y opiáceos según el nivel de analgesia que se quiera lograr. Es importante IEM no olvidar que el paciente se debe analgesiar, aunque esté inconsciente, ya que el dolor aumenta la PIC. El control del dolor y de la sedación se debe realizar con opiáceos (fentanilo, morfina) y con BZD (midazolam). El fentanilo a dosis de 1-2 mcg/Kg en bolo iv, (Fentanest®,1 ampolla = 0,15 mg = 3 ml, para un adulto de 70 kg son aproximadamente 2 ml). El cloruro mórfico en bolo iv de 3–5mg (0,05-0,2 mg/kg), 1 ampolla contiene 10 mg a disolver en 9ml de SF, con lo que 1 ml = 1 mg; se puede repetir dosis cada 2-3 minutos hasta que se mejore. Para inducir la sedación en el TCE hemodinámicamente estable, es de elección la utilización de propofol a dosis de 2 mg/kg, en bolo iv. En el TCE hemodinámicamente inestable se prioriza utilizar el etomidato a dosis de 0,2 – 0,4 mg/kg/iv. El midazolam se utiliza como mantenimiento después del etomidato, en bolo iv de Dormicum®. Si se pretende una analgesia de un dolor moderado y que la sedación sea mínima, se puede utilizar ketorolaco (Toradol®, 1 ampolla de 2 g en 5 ml disuelta en 100ml de SF). • Diuréticos: Está indicada la administración de estos fármacos en caso de sospecha de aumento de la PIC. El diurético de elección es el manitol, diurético osmótico que disminuye el edema cerebral y la PIC. La dosis recomendada varía de 0,25-2 g/kg, lo que viene a ser, para una persona de unos 70 kg de peso, una perfusión al 20% de 250 ml a pasar en 20 minutos. La administración de diuréticos debe ser muy cuidadosa en el caso del paciente con alteraciones hemodinámicas por posible hipotensión resultante. • Convulsiones: Si se presentan movimientos convulsivos, se administrará diacepam iv (2,5 mg-10 mg, hasta un máximo de 20 mg) o fenitoína iv a dosis de carga 18 mg/kg. La intubación del paciente con TCE debe realizarse con una adecuada sedación y relajación, ya que las maniobras de intubación son agresivas y pueden aumentar la PIC. <Criterios de gravedad del paciente politraumatizado con TCE La relajación muscular con succinlcolina también puede provocar un aumento de la PIC. Como alternativa se puede utilizar rocuronio a dosis de 0,6 mg/kg, o a dosis de 1mg/kg para inducción de secuencia rápida (IOT en 60 seg. – Esmeron®, ampolla de 50 mg en 5 ml) TCE leve o de bajo riesgo: Se consideran de bajo riesgo la conmoción cerebral recuperada, el paciente asintomático, con cefalea o con vértigo, y la laceración o contusión cutánea; siempre que mantengan un Glasgow de 14-15. Por otro lado se consideran leves de alto riesgo, y por ello está indicada la realización de TAC craneal (aunque en el momento de la exploración tengan una puntuación GCS de 15 y no hayan perdido la conciencia a causa del traumatismo) aquellos pacientes con TCE con GCS 14, tratamiento con anticoagulantes, neurocirugía previa, edad mayor de 60 años, fractura de cráneo, crisis convulsiva, consumo de alcohol y/o drogas, etc. TCE de riesgo moderado: Se considera de riesgo moderado el paciente con TCE con alteración del nivel de consciencia, intoxicación por alcohol u otras drogas, vómitos persistentes, lesión facial severa, amnesia postraumática, fracturas craneales sin hundimiento, politraumatismo y edad menor de 2 años; siempre que mantengan un Glasgow de 9-13. TCE grave o de alto riesgo: Se considera de alto riesgo al paciente con TCE que presenta disminución del nivel de consciencia progresiva, alteraciones metabólicas, focalidad neurológica, fracturas desplazadas, signos de fractura de base de cráneo; con un Glasgow inferior a 9. Un GCS menor de 9 podría indicar la necesidad de colocación de un tubo endotraqueal. Pueden presentar pupilas intermedias y arreactivas, pérdida de la mirada hacia arriba, flexión inadecuada y posteriormente extensión de los miembros. <Conclusiones El salvamento, la asistencia sanitaria “in situ” y el transporte de un paciente politraumático con TCE es difícil. Requiere personal formado y entrenado, capaz de dar una orientación precisa y rápida de la gravedad de las lesiones; capaz de tomar unas decisiones terapéuticas adecuadas y consciente de que constituye el primer eslabón en la larga cadena de la supervivencia. Una pieza fundamental en la respuesta al paciente politraumático con TCE es la formación adecuada de todos los agentes implicados y muy especialmente del personal sanitario. Una actuación incorrecta de los equipos de rescate puede provocar lesiones importantes o el agravamiento de las existentes. rescate vial - no 29 - 1er trimestre 2013 21