1 DICTAMEN Nº 227 /2010 de 5 de mayo de 2010 Expediente de

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DICTAMEN Nº 227 /2010 de 5 de mayo de 2010
Responsabilidad patrimonial. Asistencia sanitaria.
Expediente de responsabilidad patrimonial nº 2007/0680/0056 por
asistencia médica, tramitado a instancia de D.ª Antonia.
Ha sido Ponente la Excma. Sra. Dª. Rosa Elena Muñoz Blanco, con la
asistencia del Letrado Don Antonio Alonso Clemente, acordándose el
Dictamen por unanimidad
I.
ANTECEDENTES
PRIMERO.- Con fecha de 5 de marzo de 2010, tuvo entrada en la
Secretaría del Consejo Consultivo solicitud de Dictamen remitido por la
Presidencia de la Junta de Extremadura, de acuerdo con las competencias
atribuidas por los artículos 12.1 de la Ley 16/2001, del Consejo Consultivo, y
14.c), de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y de la Administración
de la Comunidad Autónoma de Extremadura.
Se cursa solicitud de Dictamen a iniciativa de la Excma. Sra. Consejera
de Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura, en relación con el
expediente de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública
tramitado a instancia de D.ª Antonia, por los presuntos daños derivados de la
asistencia sanitaria recibida en los Servicios de Salud de la Comunidad
Autónoma de Extremadura.
No se requiere la evacuación de la consulta por el procedimiento de
urgencia.
SEGUNDO.- Se acompaña el expediente administrativo incoado como
consecuencia de la indicada reclamación de responsabilidad patrimonial,
incluyendo Propuesta de Resolución, de la que se extraen los siguientes
documentos:
1.- Mediante escrito, registrado de entrada en la Consejería de Sanidad
y Consumo de Mérida, el 7 de mayo de 2007, D.ª Antonia, presenta
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reclamación de responsabilidad patrimonial de la administración por los
daños y perjuicios sufridos como consecuencia de la intervención quirúrgica
a la que fue sometida en la Clínica Vía de la Plata de Zafra, con fecha de 22
de julio de 2005, al practicarle una histerectomía total y anexectomía derecha
por miomatosis uterina y quiste seroso de ovario derecho, concretados en los
fuertes dolores que padece desde el citado acto médico, al considerar que su
intervención fue negligente y, además, de soportarlos le causan un perjuicio
económico que le ha provocado dejar la vida laboral. No evalúa los daños
alegados.
Se adjunta por parte del la Oficina del Defensor del Usuario toda la
documentación relativa a la historia clínica de la paciente, incluida la emitida
por la dirección médica de la Clínica Vía de la Plata, con fecha 24 de enero
de 2007.
2.- Con fecha de 22 de mayo de 2007, el Secretario General del SES
acordó tener por iniciado el expediente de responsabilidad patrimonial,
sustanciándose el procedimiento de acuerdo al Real Decreto 429/1993, de 26
de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en materia de Responsabilidad Patrimonial,
designando Instructora a la Asesora Jurídica de la Subdirección de Asesoría
Jurídica, indicando el plazo máximo de sustanciación y resolución del
Expediente, seis meses, y el sentido desestimatorio del silencio administrativo
Asimismo, con el fin de comprobar la identidad de la reclamante, se le
concede un plazo de 10 días para que se aporte fotocopia compulsada de DNI.
3.- La Instructora, el 22 de mayo de 2007, solicita al Servicio de
Inspección y Prestaciones Sanitarias de la Consejería de Sanidad y Consumo
el nombramiento de un Médico Inspector para elaborar el correspondiente
Informe de Inspección. Con la misma fecha se comunica la iniciación y los
datos del Expediente, a la Gerencia de Área Hospital de Llerena y, también, se
comunica a la Clínica Vía de la Plata, Centro Médico-Quirúrgico, para su
conocimiento y a los efectos que pueda personarse en el procedimiento y
exponga lo que a su derecho convenga y proponga cuantos medios de prueba
considere necesarios, de conformidad con el art. 1.3 del Real Decreto 429/93,
ya citado.
4.- El Gerente del Área de Salud de Llerena-Zafra, el 13 de febrero de
2007, en relación a la reclamación presentada por la reclamante, después de
relatar la atención sanitaria recibida por la paciente, desde el día 22 de julio
de 2005, fecha de la intervención, consistente en “… una Histerectomía más
doble anexectomía el día 22 de julio de 2005 por el Dr. X. Tras varias
revisiones por el citado especialista, por el Dr. X y otros ginecólogos
pertenecientes al S.E.S. no se le objetiva hallazgos patológicos, por lo que se
orienta como dolor neuropático y se intenta tratamiento por el Dr. X
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(anestesiólogo de la Unidad de Dolor) a lo cual, según las manifestaciones del
citado Gerente, Ud. Se negó por preferir la Unidad de Dolor de Badajoz”
concluye que “…entendemos que la asistencia sanitaria y la continuación
clínica del proceso ha sido la correcta, no obstante, se ponen a su disposición
para continuar con el tratamiento de infiltración propuesto por el Dr. X”.
5.-.El instructor, con fecha de 8 de junio de 2007 solicita al Jefe de
Servicio de Evaluación e Inspección de Centros, Servicios, Establecimientos y
de Prestaciones Sanitarias de la Consejería de Sanidad y Dependencia. La
designación del Médico Inspector, recae en D. Vicente de la Inspección del
Área Sanitaria de Zafra.
6.- El 26 de octubre de 2007, el instructor propone al Servicio Extremeño
de Salud la ampliación del plazo máximo para resolver el presente expediente
de responsabilidad, en aplicación del artículo 42.6 de la Ley 30/1992 de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común.
El 29 de los corrientes el Secretario General del Servicio Extremeño de
Salud acuerda ampliar en seis meses el plazo máximo para resolver y notificar
el citado expediente
7.- El médico-inspector informante, el 26 de noviembre de 2008,
examinada la historia clínica de la paciente, evacuó el Informe requerido,
señalando en sus conclusiones que:
“1.- Dª Antonia es intervenida quirúrgicamente en la clínica Vía de la Plata de
Zafra practicándole una Histerectomía total y anexectomía derecha por miomatosis
uterina y quiste seroso de ovario derecho que cursa
sin complicaciones
intraoperatorias.
2.- Posteriormente presenta dolor en región inguinal irradiado a pierna
izquierda que tras un exhaustivo estudio es diagnósticado de neuralgia parestésica
del nervio femorocutáneo izquierdo.
3.- La meralgia parestésica es una mononeuritis sensitiva por compresión del
nervio femorocutáneo a su paso por el ligamento inguinal, cuya causa objetiva no se
puede determinar en la mayoría de los casos.
4.- El nervio femorocutáneo es un nervio sensitivo que se origina de los nervios
lumbares II y III, que sigue un trayecto hacia delante y hacia fuera hasta ganar la cara
externa del muslo, y que en su recorrido no se relaciona anatómicamente con órganos
ginecológicos.
5.- La lesión del nervio femorocutáneo no aparece descrita en la bibliografía
especializada como posible complicación de una Histerectomía abdominal”.
8.- El día 16 de marzo de 2009 se concluyó la fase de instrucción del
procedimiento, concediéndose a la parte reclamante el trámite de audiencia,
por término de 15 días, poniendo de manifiesto el expediente para que pudiera
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formular alegaciones y presentar los documentos y justificantes que estimase
procedentes, acusando recibo de la notificación en fecha 20 de marzo siguiente.
El 30 de marzo de 2009 se persona la representación de Dª. Antonia en los
servicios centrales del SES, en Mérida, con objeto de evacuar el trámite de
audiencia en relación con el expediente nº 2007/0680/0056, obteniendo copia
completa del mismo.
9.- Resolución, de 13 de agosto de 2009, del Secretario General del SES
por la que acuerda nombrar instructor a D. José Alberto, Asesor Jurídico de
la Subdirección de Asesoría Jurídica.
10.- El 20 de agosto de 2009 el Instructor del expediente formula la
Propuesta de Resolución desestimado la reclamación, y por lo tanto no reconoce
el derecho a la indemnización, al considerar que “falta causalidad en la producción
del daño producido, de conformidad con las previsiones del Real Decreto
429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento sobre
Procedimientos en materia de Responsabilidad Patrimonial”.
11.- Con fecha 13 de enero de 2009, fue evacuado el Informe por la
Dirección General de los Servicios Jurídicos de la Junta de Extremadura, en el
que se informa favorablemente la propuesta de resolución.
TERCERO.- Por Resolución de la Presidencia de este Consejo de la fecha
de su registro la consulta fue admitida definitivamente, sin perjuicio de lo que
resultara de la instrucción, y se ordenó continuar la evacuación de la consulta
por el procedimiento ordinario.
En la misma fecha se turnó ponencia, según orden preestablecido,
correspondiendo como se ha indicado en el encabezamiento y de lo que se dio
cuenta al Pleno.
CUARTO.- Instruido el expediente y no habiéndose considerado
procedente la práctica de diligencias adicionales, sin perjuicio de lo que se
expondrá en las consideraciones jurídicas, se concluyó esta fase del
procedimiento de la consulta con la documentación obrante en el expediente,
elevándose por la Ponencia propuesta de Dictamen que fue incluida en el orden
del día de la sesión plenaria que figura en el encabezamiento.
QUINTO.- En la referida sesión plenaria la Ponencia informó del
contenido del Proyecto de Dictamen y sometido a deliberación del Pleno, el
Consejo estimó, por unanimidad, la suficiencia del Informe y su conformidad
con la Propuesta, por lo que se acordó aprobarlo sin necesidad de debate en
una sesión posterior.
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II.
OBJETO Y ALCANCE DE LA CONSULTA
Se formula una consulta sobre un expediente de responsabilidad
patrimonial de la Administración Pública, regulada en los artículos 139 a 144
de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común; en los
artículos 133, 134 y 135 de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del Gobierno y
Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, y en el Real
Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los
Procedimientos de las Administraciones Públicas en materia de
responsabilidad patrimonial.
Se requiere Dictamen ordinario en derecho, sin extenderse a cuestiones
o consideraciones de oportunidad, conforme a lo prevenido en el artículo 2,
apartado 2 de la Ley de Creación de esta instancia consultiva.
El contenido del Dictamen debe ajustarse a lo previsto en el artículo 12,
apartado 2, del anteriormente citado Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial ,
cuando señala que “se solicitará que el Dictamen se pronuncie sobre la
existencia o no de la relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio
público y la lesión producida y, en su caso, sobre la valoración del daño
causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios
previstos en la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común”.
III.
FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- Competencia del Consejo y carácter del Dictamen
El artículo 13.1.i), de la Ley 16/2001 de 14 de diciembre, de Creación
del Consejo Consultivo de Extremadura establece el carácter preceptivo de la
consulta en los expedientes tramitados por la Administración autonómica y,
en su caso, por las Administraciones locales de su territorio, relativos a
reclamaciones de responsabilidad patrimonial.
En particular, el artículo 12, apartado 1, del Real Decreto 429/1993
citado, dispone que cuando sea preceptivo, a tenor de lo establecido en la Ley
Orgánica del Consejo de Estado, se recabe el Dictamen de este Órgano
Consultivo o, en su caso, del órgano consultivo de la Comunidad Autónoma,
remitiéndole todo lo actuado en el procedimiento, así como una Propuesta de
Resolución.
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Por todo ello, el Consejo Consultivo de Extremadura emite este
Dictamen con carácter preceptivo y no vinculante, según lo previsto en el
artículo 3, apartado 2, de la citada Ley 16/2001.
SEGUNDO.- Consideraciones sobre la tramitación del expediente
Corresponde analizar la adecuación de los trámites realizados por la
Administración instructora a las disposiciones aplicables a los procedimientos
para exigir responsabilidad patrimonial ante las Administraciones Públicas,
contenidas en los artículos 139 y siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y
Procedimiento Administrativo Común, y en el Real Decreto 429/1993, de 26 de
marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las
Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial.
El presente procedimiento se inicia con la solicitud de reclamación de la
interesada en modelo normalizado, registrada en el Servicio de Atención al
Usuario del Área de Salud Llerena-Zafra el día 14 de noviembre de 2006, de
conformidad con el artículo 13 del Decreto 4/2003, de 14 de enero, por el que
se regula el régimen jurídico, estructura y funcionamiento del Defensor de los
Usuarios del Servicio Sanitario Público de Extremadura; sin embargo, no es
remitida al Servicio Extremeño de Salud, órgano competente para tramitar y
resolver el presente procedimiento de responsabilidad patrimonial hasta el día
14 de mayo de 2007.
Sin perjuicio de lo anterior, mediante Resolución del Secretario General
del SES, de 22 de mayo de 2007, se acuerda incoar el respectivo
procedimiento, siguiéndose, en lo esencial, las previsiones contenidas en sus
normas reguladoras, en particular, ha de señalarse que ha sido adoptado el
acuerdo de iniciación del expediente por el órgano competente, con el
nombramiento y posterior cambio de la figura del instructor, habiendo sido
notificado fehacientemente a la interesa. Así mismo, se han llevado a efecto las
actuaciones necesarias dentro de la fase de instrucción, emitiéndose los
informes precisos para la comprobación de los daños objeto de reclamación y
su relación con el funcionamiento del servicio público sanitario. Concluida la
fase de instrucción, y otorgado trámite de vista del expediente y audiencia a la
parte interesada, se emitió Propuesta de Resolución e Informe de la Dirección
General de los Servicios Jurídicos para, finalmente, solicitar el preceptivo
Dictamen de este Órgano consultivo.
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En conclusión, cabe afirmar que el procedimiento observado se ajusta,
suficientemente, a las previsiones contenidas en sus normas reguladoras, a
pesar, como es evidente, que se ha excedido significativamente el plazo máximo
para resolver, seis meses, a tenor de lo establecido por el artículo 13.3, del Real
Decreto 429/1993, de 26 de marzo, antes citado, precepto que también prevé
el sentido desestimatorio del silencio administrativo una vez transcurrido
aquel.
No obstante, en aplicación de lo establecido por el artículo 42, de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre cuando señala que la Administración está
obligada a dictar resolución expresa en todos los procedimientos y a notificarla
cualquiera que sea su forma de iniciación, y teniendo en cuenta lo dispuesto
por el artículo 43.4.b), de la misma cuando indica que, en los casos de
desestimación por silencio administrativo, la resolución expresa posterior al
vencimiento del plazo se adoptará por la Administración sin vinculación alguna
al sentido del silencio, hay que convenir que es plenamente ajustada a Derecho
una resolución expresa de la Administración, aunque haya transcurrido el
referido plazo de seis meses.
TERCERO.- La responsabilidad patrimonial de las Administraciones
Públicas y su modulación en el ámbito de los servicios sanitarios
El artículo 106.2 de la CE, enuncia los presupuestos básicos al
establecer que “los particulares, en los términos establecidos por la Ley,
tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera
de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la
lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos”.
Ya se ha referido que la regulación de las previsiones constitucionales
se contienen en los artículos 139 a 146 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común, que han sido parcialmente modificadas
por la Ley 4/1999, de 13 de enero, y en Real Decreto 429/1993, de 26 de
marzo, que aprueba el Reglamento de los Procedimientos en Materia de
Responsabilidad Patrimonial. Y esta normativa estatal sobre responsabilidad
patrimonial resulta de aplicación a la Comunidad Autónoma de Extremadura
de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 133 a 135 de la Ley 1/2002, de
28 de febrero, del Gobierno y Administración de la Comunidad Autónoma.
Las principales características de nuestro sistema de responsabilidad
patrimonial, tal y como aparece configurado en los preceptos constitucionales
y legales citados, pueden sintetizarse así: “(...) es un sistema unitario en cuanto
rige para todas las Administraciones; general en la medida en que se refiere a
toda la actividad administrativa, sea de carácter jurídico o puramente fáctico, y
tanto por acción como por omisión; de responsabilidad directa de modo que la
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Administración cubre directamente, y no sólo de forma subsidiaria, la actividad
dañosa de sus autoridades, funcionarios y personal laboral, sin perjuicio de la
posibilidad de ejercitar luego la acción de regreso cuando aquellos hubieran
incurrido en dolo, culpa o negligencias graves; pretende lograr una reparación
integral; y, finalmente es, sobre todo, un régimen de carácter objetivo que, por
tanto, prescinde de la idea de culpa, por lo que el problema de la causalidad
adquiere aquí la máxima relevancia (...)” (Sentencia del Tribunal Superior de
Justicia de Extremadura, Sala de lo Contencioso-Administrativo, 275/2007,
de 22 de noviembre).
La responsabilidad patrimonial de la Administración, de naturaleza
directa y objetiva, exige, conforme a la doctrina y reiterada jurisprudencia, los
siguientes presupuestos:
A) La existencia de un daño o perjuicio en la doble modalidad de daño
emergente o lucro cesante. El daño ha de ser efectivo y cierto, nunca
contingente o futuro, evaluable económicamente e individualizado en relación
a una persona o grupo de personas.
B) El daño se define como antijurídico, toda vez que la persona que lo
sufre no tiene el deber jurídico de soportarlo de acuerdo con la Ley.
C) La imputación a la Administración de la actividad dañosa como
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos,
por lo que tan indemnizables son los daños que procedan de uno como de
otro, en tanto esta responsabilidad patrimonial se configura como una
responsabilidad objetiva o por el resultado.
D) La relación de causalidad entre la actuación administrativa y el daño
ocasionado o producido. Este necesario e imprescindible nexo causal ha de
ser directo, inmediato y exclusivo. Esta exclusividad del nexo causal ha sido
matizada por la doctrina jurisprudencial que sostiene la exoneración de
responsabilidad para la Administración, a pesar del carácter objetivo de la
misma, cuando es la conducta del propio perjudicado o la de un tercero la
única determinante del daño producido aunque hubiese sido incorrecto el
funcionamiento del servicio público. Dicha exoneración de responsabilidad
patrimonial puede ser también, obviamente, parcial, lo que se producirá en el
supuesto de que el daño ocasionado haya sido debido tanto a la conducta de
la Administración como a la del propio afectado, esto es, la concurrencia de
causas (concausas) puede dar lugar a la graduación del quantum
indemnizatorio que, en su caso, deba abonar la Administración.
E) Ausencia de fuerza mayor.
F) El derecho a reclamar prescribe al año de producido el hecho o acto
que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo.
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Concurriendo todos los anteriores requisitos surge la obligación de
indemnizar por parte de la Administración. El objeto, pues de la
responsabilidad patrimonial, es la reparación que deje a la víctima indemne,
en este sentido, la indemnización por responsabilidad de las
Administraciones Públicas debe cubrir los daños y perjuicios hasta conseguir
la reparación integral de los mismos.
En todo caso, debe abordarse el examen puntual y particular de cada
petición concreta de responsabilidad patrimonial de la Administración,
analizando las circunstancias específicas y peculiares de las mismas hasta
llegar a determinar si en ellas concurren, o no, todos los requisitos exigible
para poder declarar referida responsabilidad, con la consiguiente
indemnización que ello comporta.
Como este Consejo ha señalado ya, en múltiples dictámenes, existe una
modulación de la doctrina general de la responsabilidad patrimonial de las
Administraciones Públicas expuesta cuando se está en presencia de un
supuesto de responsabilidad sanitaria, toda vez que el servicio público de
asistencia sanitaria se concreta en la prestación de una asistencia médica
conforme a las circunstancias del caso y del estado de la ciencia médica, de
modo que cuando se preste en tales condiciones, no cabe apreciar que se
causa un daño por el no restablecimiento integral de la salud, estando esta
tesis plenamente corroborada por, entre otros muchos, el Dictamen del
Consejo de Estado, núm. de expediente 989/1999, de 3 junio 1999, así como,
por ejemplo, por las Sentencias de 4 abril 2000, de 22 diciembre 2001, y de
25 abril 2002.
Acerca del alcance y contenido de la llamada “lex artis” son muy
ilustrativas las Sentencias de la Audiencia Nacional de 19 junio 2002, 20
noviembre 2002 y 27 noviembre 2002, en las que se ha afirmado lo siguiente:
“Se hace necesario, cuando los Tribunales se enfrentan ante un problema de
responsabilidad patrimonial de la Administración sanitaria, fijar un parámetro que
permita determinar el grado de corrección de la actividad administrativa a la que se
imputa el daño; es decir, que permita diferenciar aquellos supuestos en que el resultado
dañoso se puede imputar a la actividad administrativa (es decir, al tratamiento o a la
falta del mismo) y aquellos otros casos en que el resultado se ha debido a la evolución
natural de la enfermedad y al hecho de la imposibilidad de garantizar la salud en todos
los casos.
El criterio básico utilizado por la jurisprudencia Contencioso-Administrativa para
hacer girar sobre él la existencia o no de responsabilidad patrimonial es el de la «lex
artis» y ello ante la inexistencia de criterios normativos que puedan servir para
determinar cuándo el funcionamiento de los servicios públicos sanitarios ha sido
correcto. La existencia de este criterio se basa en el principio básico sustentado por la
jurisprudencia en el sentido de que la obligación del profesional de la medicina es de
medios y no de resultados, es decir, la obligación es de prestar la debida asistencia
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médica y no de garantizar en todo caso la curación del enfermo. Por lo tanto, el criterio
de la «lex artis» es un criterio de normalidad de los profesionales sanitarios que permite
valorar la corrección de los actos médicos y que impone al profesional el deber de
actuar con arreglo a la diligencia debida («lex artis»). Este criterio es fundamental pues
permite delimitar los supuestos en los que verdaderamente puede haber lugar a
responsabilidad exigiendo que no sólo exista el elemento de la lesión sino también la
infracción de dicha «lex artis»; de exigirse sólo la existencia de la lesión se produciría
una consecuencia no querida por el ordenamiento, cual sería la excesiva objetivación de
la responsabilidad al poder declararse la responsabilidad con la única exigencia de la
existencia de la lesión efectiva sin la exigencia de la demostración de la infracción del
criterio de normalidad representado por la «lex artis»”.
El Tribunal Supremo puede afirmarse que identifica el criterio de la «lex
artis» con el de «estado del saber», considerando, en consecuencia, como daño
antijurídico aquel que no supera ese parámetro de normalidad, entendiendo,
en definitiva, que el artículo 141.1 de la Ley 30/92 cuando determina que no
son indemnizables los daños que se deriven de hechos o circunstancias que
no se hubiesen podido prever o evitar según el estado de los conocimientos de
la ciencia o de la técnica existentes en el momento de producción de los
mismos, sin perjuicio de las prestaciones asistenciales o económicas que las
leyes puedan establecer para estos supuestos, consagra esa línea
jurisprudencial tradicional.
Así, la Administración únicamente responde en caso de funcionamiento
anormal o negligente del servicio sanitario, atemperándose, en estos casos, la
nota de la objetividad de la responsabilidad, tal como ha puesto de relieve la
práctica generalidad de la doctrina que de este tema se ha ocupado; y
conlleva, por otro lado, que en esta materia de la responsabilidad sanitaria
rija, en líneas generales, el principio de la garantía de medios y no de
resultados, como se pone de relieve en multitud de pronunciamientos
jurisdiccionales, véanse, por ejemplo, por citar tan sólo algunos de los muy
numerosos existentes al respecto, las Sentencias del Tribunal Supremo de 22
abril 1997, 27 junio 1997, 21 julio 1997, 13 diciembre 1997, 3 octubre 2000,
12 junio 2001, 11 diciembre 2001, 4 febrero 2002, 10 julio 2002 y 10 abril
2003, en los que se ha señalado que la naturaleza jurídica de la obligación de
los médicos no es la de obtener en todo caso la recuperación de la salud del
enfermo (obligación de resultado), sino una “obligación de medios”, esto es, se
obliga no a curar al enfermo, sino únicamente a suministrarle los cuidados y las
atenciones que el mismo requiere según el estado actual de la ciencia médica.
Referido principio de la garantía de medios, que, por lo ya expuesto, es el
que usual y generalmente se sigue en materia de responsabilidad sanitaria,
guarda estrecha relación con la antes referida “lex artis”, puesto que el
incumplimiento de ésta arrastra indefectiblemente el incumplimiento de la
garantía de medios, garantía que, también hay que señalarlo, no comporta una
obligación cuantitativa y cualitativamente absoluta, ya que si así fuese habría
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que ofrecer y aplicar, siempre y en todo caso, al paciente lo que la ciencia
médica mundial pueda ofertar como más avanzado en cada momento, lo cual
no es posible, por lo que una interpretación razonable de tal garantía conlleva
que la circunscribamos a los límites que deriven de las circunstancias de lugar,
conocimientos y disponibilidades económicas, siempre que se salvaguarde un
estándar medio de atención sanitaria que será, en todo caso, exigible.
CUARTO.- Análisis del caso concreto sometido a consulta
El asunto que se examina está centrado en el expediente administrativo
de responsabilidad patrimonial por asistencia sanitaria nº 2007/0680/0056,
tramitado a instancia de Dª Antonia, a consecuencia de las presuntas secuelas
derivadas de intervención de histerectomía y doble anexectomía a la que fue
sometida el día 22 de julio de 2005, en la Clínica Vía de la Plata de Zafra
(Badajoz), centro concertado del Servicio Extremeño de Salud, solicitando
indemnización económica sin cuantificar por las referidas secuelas. Así consta
en los Antecedentes de hecho anteriormente reseñados.
En primer término y de conformidad con lo expuesto en el Fundamento
de Derecho Tercero, respecto a la temporaneidad de la acción, la reclamación
se ha presentado dentro del plazo de un año previsto en el artículo 142.5, de la
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, por lo que procede señalar que, si la
determinación y alcance de las secuelas por las que se reclama se produce el
20 de junio de 2006, la interesada ha ejercido su derecho en tiempo hábil.
Por otro lado, consta, suficientemente acreditada la legitimación activa
de quien ejercita la acción de indemnización de daños y perjuicios, Dª Antonia,
en virtud del artículo 31.1. a) de la citada Ley 30/1992, de 26 de noviembre.
Así mismo, la competencia para resolver este tipo de expedientes
corresponde a la Administración Sanitaria, por tratarse de una reclamación por
daños presuntamente irrogados por el funcionamiento del servicio público
sanitario, en concreto, centros sanitarios y hospitalarios dependientes del
Servicio Extremeño de Salud. La resolución del procedimiento corresponde al
Secretario General del SES, en virtud de la Resolución de 14 de diciembre de
2008 de la Consejera de Sanidad y Dependencia de la Junta de Extremadura,
por la que se delega en el mismo dicha competencia atribuida por el artículo
36, de la Ley 1/2002, de febrero, del Gobierno y de la Administración de la
Comunidad Autónoma de Extremadura.
Examinadas las cuestiones formales anteriores, procede analizar el fondo
del asunto a fin de comprobar si concurren los elementos determinantes de la
responsabilidad patrimonial de la Administración. En este orden de cosas, se
debe señalar que los documentos existentes en el expediente administrativo
para fundamentar la resolución del supuesto sometido a examen son la
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historia clínica de la paciente, los informes de los diferentes
servicios
sanitarios que prestaron la asistencia médica y el de Inspección de Servicios
Médicos y Prestaciones.
La interesada basa su reclamación en el hecho de haber soportado un
daño antijurídico, concretado en las secuelas originadas por una incorrecta, a
su juicio, intervención quirúrgica, consistente en una histerectomía y doble
anexectomía a la que fue sometida, justificando, en esencia, su reclamación
en el artículo 141.1, de la Ley 30/1992, cuando señala que “sólo serán
indemnizables las lesiones producidas al particular provenientes de daños que
éste no tenga el deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley”.
El legislador ha acogido en este precepto, el concepto de antijuricidad
tradicional y usualmente admitido, tanto en la doctrina como en la
jurisprudencia, señalando, por ejemplo, las Sentencias del Tribunal Supremo
de 4 octubre 1978, 31 octubre 1978, 10 diciembre 1979, 8 marzo 1982 y 2
junio 1982, que el daño es antijurídico o ilícito en todos los casos en que la
Administración carezca de “título legítimo que justifique en Derecho la
irreversible carga impuesta al administrado”.
Por consiguiente, resulta preciso centrar la cuestión en la valoración de
los tratamientos médicos recibidos por la paciente en el Servicio Sanitario
Público Extremeño, para determinar si fueron los correctos desde el punto de
vista científico o no y, en este último caso, si de ello se derivó un daño que la
paciente no tenía el deber jurídico de soportar. En definitiva, se trata de
examinar si la actuación médica fue conforme a la lex artis, de acuerdo con el
criterio sostenido en el Fundamento Jurídico anterior.
Así pues, en aras a una correcta hermeneútica de la cuestión suscitada,
conveniene realizar una sucinta relación de los hechos:
La paciente, Dª Antonia, presenta antecedentes ginecológicos de
anexctomía izquierda en julio de 2000 por tumoración benigna, micosis
vulvovaginal y seroma cicatricial en agosto de 2000, dermatosis liquenoide
vaginal biopsiada en 2005 y herpes genital.
Valorada en ginecología el 2 de junio de 2005, es derivada al centro
concertado Clínica Vía de la Plata, de Zafra (Badajoz), para intervención
quirúrgica que se produce el día 22 de julio siguiente. Previa firma del
correspondiente consentimiento informado, se le practicó histerectomía total y
anexectomía derecha por miomatosis uterina y quiste seroso de ovario derecho,
cursándose sin complicaciones y causando alta hospitalaria el día 25 del
mismo mes.
Pese a ello, la paciente refiere en su escrito de reclamación que, desde la
mañana siguiente a la intervención, sufre un fuerte dolor en la pierna
izquierda, achacándolo los facultativos que la asistieron al normal malestar
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provocado por la reciente operación. Sin embargo, días después del alta
médica, al acudir a la cura de la herida quirúrgica, refiere al Dr. X la
persistencia de dicho dolor, razón por la que se realizó una ecografía
detectándose un seroma en la parte izquierda de la intervención, según el
informe de la inspección médica.
A partir de este momento la paciente es sometida a un exahustivo
estudio, con la realización de múltiples pruebas complementarias por varias
especialidades, para determinar la causa etimológica del mismo. El 20 de
diciembre de 2005 es revisada en ginecología, y el 25 de enero de 2006, tras
estudio de TAC y colonoscopia e interconsulta de Urología, se emite como
probable diagnóstico “neuropatía residual herpética”, juicio clínico que también
se mantiene tras nueva exploración, el 14 de febrero de 2006. El 18 de abril, la
neuróloga emite diagnóstico provisional de “dolor suprainguinal irradiado a MII
con la marcha de improbable origen neuropático”; el día 20 de junio, se emite u
primer juicio clínico, confirmándose el definitivo el día 5 de octubre de 2006,
concluyendo “Raynaud idiopático. Artromialgias de cinturas inespecíficas, STC
clínico”. En revisión de neurología, el día 14 de noviembre, el EMG da como
resultado “estudio y clínica compatible con meralgia parestésica del nervio
femorocutáneo lateral izquierdo. Resto del estudio dentro de la normalidad”. En
la revisión realizada en la Unidad del Dolor de Badajoz, el 21 de diciembre de
2006, se constata una mejoría, indicándose revisión en dos meses, con
analítica de coagulación previa a bloqueo.
El 20 de febrero de 2007 se pone de manifiesto la presencia de una
incipiente hernia discal L5-S1. El 28 de febrero, se le practica infiltración en la
citada Unidad del Dolor, advirtiéndose una excelente mejoría de la paciente y el
28 de marzo, en reumatología, se manifiesta una mejoría importante en el
dolor de cintura; así mismo, el 29 de marzo se valoran los resultados de
citología vulvar y vaginal como normales. En nueva revisión en la Unidad del
Dolor, el 25 de abril de 2007, la paciente se encuentra mejor tras los bloqueos,
aunque uno de los puntos sigue molestándole. Los días 12 y 19 de junio la
paciente es valorada en rehabilitación y por el anestesista, respectivamente,
continuando con dolor en MII y con hipoestesia de etiología mixta, tras la
revisión de neurología el 27 de agosto. La neuróloga solicita RMN cervical y
dorsal ya que no encuentra justificación para la hipoestesia.
Finalmente, en septiembre de 2007, tras analítica, radiología,
gammagrafía ósea y ecografía abdominal, se emite juicio clínico de “dolor
dorso-costal de carácter neuropático”; y, en octubre de 2007, en consulta de
neurología, se constata su estabilidad clínica, poniéndose de manifiesto la
presencia de “fenómenos degenarativos discoosteofitarios en C4-C5 y C5-C6,
sin comprensión medular y mínimo acuñamiento anterior en D7”, emitiéndose
juicio clínico de “meralgia parestésica del femorocutáneo izquierdo. Hernia
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discal L5-S1. Protrusiones
comprensión medular”
discoosteofitarios
en
C4-C5
y
C5-C6
sin
Como puede apreciarse, el amplio y exhaustivo recorrido por los distintos
servicios clínicos del sistema público sanitario extremeño, pone de manifiesto
un completo y minucioso seguimiento de la patología de la paciente. Desde la
intervención quirúrgica a la que fue sometida, aplicada correctamente a este
tipo de pacientes, según la literatura médica aportada, y sin aparentes
complicaciones intraoperatorias, hasta el definitivo diagnóstico de Meralgia
Parestésica de Roth o Síndrome de Bernhardt, cuya aparición, según el Informe
de la inspección médica, no trae causa objetiva directa de la interveción a la
que fue sometida, pudiendo originarse de múltiples formas: “por comprensiones
ejercidas sobre el nervio, al pasar por el ligamento inguinal motivada por el uso
de cinturones, corsés, aparatos descarga, etc, o en pacietnes inmovilizados en
cama a continuación de una operación, o después de un sobreesfuerzo de la
musculatura abdominal, o en el embarazo.”
En cualquier caso, este Informe descarta que la citada lesión del nervio
femorocutáneo se deba a la intervención quirúrgica, y ello porque, aún no
apareciendo descrita en la bibliografía especializada como posible complicación
de la histerectomía abdominal, “la estructura anatómica afectada no se relaciona
anatómicamente con los órganos intervenidos en ningún punto de su recorrido,
desde su nacimiento, en el plexo lumbar, hasta sus ramos terminales, siguiendo
siempre un trayecto lateral (hacia fuera)”.
En suma, y para concluir, este Consejo considera que la conducta
observada por los facultativos que trataron a Dª. Antonia fue correcta, y se
atuvo según se desprende y deriva de la lex artis ad hoc, por lo que, en el
presente caso, no resulta posible declarar la responsabilidad patrimonial de la
Administración, y ello no sólo por no existir una relación de causalidad
adecuada entre la asistencia prestada y la complicación surgida, como ya se
indicó ut supra, sino también por falta de antijuricidad del daño al ser la
actuación de los facultativos acorde a la citada lex artis ad hoc.
Siendo ello así, resulta ocioso entrar en la valoración del daño causado y
la cuantía y modo de la indemnización.
CONCLUSIÓN
En mérito de lo expuesto, el Consejo Consultivo de Extremadura
dictamina:
“Que teniendo presentes las consideraciones contenidas en el cuerpo del
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presente Dictamen no resulta procedente declarar en este supuesto la
responsabilidad patrimonial de la Administración de la Comunidad Autónoma
de Extremadura”.
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