Libertad religiosa en la Ley General de Educación

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DIMENSIÓN RELIGIOSA, LIBERTAD RELIGIOSA
Y ENSEÑANZA RELIGIOSA
EN LA LEY GENERAL DE EDUCACION DE CHILE
Mario Mauricio Morales Díaz
14 septiembre 2009
1.- Introducción.- Una de las diferencias entre la LOCE y la Ley General de
Educación o LGE1 se encuentra en la forma en que se regula lo religioso en
la educación.2 La LGE contiene una regulación más explícita de lo religioso y
de la libertad religiosa al interior del sistema escolar3 de una sociedad
democrática, pluralista y diversa. Esta opción legislativa tiene dos
fundamentos. El primero es de carácter jurídico, ya que se trata de una ley
que forma parte de un ordenamiento jurídico que reconoce la libertad
religiosa y la libertad de enseñanza como dos derechos fundamentales que
se garantizan a toda persona.4 El segundo es de índole sociológica. Las
cifras de todas las encuestas y de los últimos censos nacionales 5 indican
1
La ley 20.370, que establece la LGE ha sido publicada en el Diario Oficial del sábado 12 de
septiembre del 2009. Este texto definitivo quedó fijado en la sentencia rol 1363 de fecha 28 de julio
del 2009 del Tribunal Constitucional de Chile, páginas 3 a 34. La LGE deroga la Ley Orgánica
Constitucional de Educacional (LOCE) en todo lo referente a la educación escolar.
2
En los artículos de la LOCE se mencionaba el “desarrollo espiritual” y los “valores espirituales”;
pero no había una mención expresa a “lo religioso” dentro del sistema escolar.
3
Según los artículos 1 y 2 de la LGE, esta regula el sistema escolar y no todos los procesos educativos
al interior de la sociedad.
4
Ambos derechos están reconocidos en los números 6 y 11 del artículo 19 de la Constitución Política
de Chile. En este tema, la Constitución de Chile coincide con la Constitución Europea, la cual regula
la libertad religiosa como libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, y la libertad de
enseñanza como libertad de creación de centros docentes. En el número 1 de su artículo II-70, la
Constitución Europea dice: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión. Este derecho implica la libertad de cambiar de religión o de convicciones, así como la
libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, en público o en
privado, a través del culto, la enseñanza, las prácticas y la observancia de los ritos”, y en el número 3
del artículo II-74 dice: “Se respetan, de acuerdo a las leyes nacionales que regulen su ejercicio, la
libertad de creación de centros docentes dentro del respeto de los principios democrático, así como el
derecho de los padres y apoderados a garantizar la educación y enseñanza de sus hijos conforme a sus
convicciones religiosas, filosóficas y pedagógicas.”
5
En el CENSO 2002 solamente un 8,3% de los encuestados mayores de 15 años dijo no tener religión
o ser ateo o agnóstico. El 70% se declaró católico, el 15,1% evangélico y el 4,4% dijo pertenecer a
2
que la mayoría de los habitantes de nuestro país adhiere o respeta algún
credo religioso, considera que este ámbito o dimensión de la vida como algo
importante, y estima que debe existir algún tipo de educación religiosa de los
niños y jóvenes. Estos antecedentes también permiten apreciar que esta
mayoría ciudadana religiosa es diversa, y que existe adhesión a distintos
credos o iglesias. A esta realidad jurídica y sociológica respondieron los
legisladores.
2.- Normas de la LGE que reconocen y regulan lo religioso, y que son
aplicables a todos los establecimientos educacionales del sistema
escolar.
Es necesario tener una visión de conjunto de las normas de la LGE que
mencionan explícita o implícitamente lo religioso. Estas son las siguientes:
2.1.- La definición de educación.- El artículo 2 contiene una definición legal
de educación en los siguientes términos: “La educación es el proceso de
aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida de las
personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo espiritual,
ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante la transmisión y
el cultivo de valores, conocimientos y destrezas.”
2.2.- Los principios que inspiran el sistema.- El artículo 3 establece los
principios que inspiran el sistema, destacando los de diversidad, flexibilidad
y el de integración en sus letras e), h) y j). La letra e) dice que “el sistema
debe promover y respetar la diversidad de procesos y proyectos
educativos institucionales, así como la diversidad cultural, religiosa y
social de las poblaciones que son atendidas por él”. La letra h) establece
que “el sistema debe permitir la adecuación del proceso a la diversidad de
realidades y proyectos educativos institucionales.” La letra j) dice que el
sistema propiciará la incorporación de alumnos de diversas condiciones
sociales, étnicas, religiosas, económicas y culturales”. Este artículo 3 es
una norma nueva. El que debe respetar estos principios es el sistema
escolar en su conjunto, y todos quienes participan en él, ya sea como
regulados o como reguladores, como prestadores o como receptores de los
servicios educacionales.
2.3.- Los derechos de los estudiantes.- El artículo 10, en su letra a) dice
que los alumnos y alumnas “tienen derecho a que se respeten su libertad
personal y de conciencia, sus convicciones religiosas, ideológicas y
otros credos o religiones (página 25 de síntesis de resultados. En www.ine.cl). Aunque se dice que
estas cifras han variado, el porcentaje de creyentes sigue siendo bastante mayoritario.
3
culturales, conforme al proyecto educativo del establecimiento.” Incluso los
proyectos educativos confesionales deben ser respetuosos de la evolución
del proceso de desarrollo espiritual de cada estudiante, de sus vicisitudes y
de sus decisiones propias. Sin embargo, en el caso de los colegios
particulares confesionales, el respeto a la convicción de un estudiante, debe
armonizarse con el recíproco respeto de este y su familia a la institución que
le ofreció un proyecto educativo determinado a la familia y al alumno, porque
se hace difícil y casi imposible un proceso educativo en que el estudiante
contradiga la opción fundamental que establecimiento en que se educa.
2.4.- El proyecto educativo y la autonomía de cada establecimiento.- El
artículo 10 letra f) dice que “los sostenedores de establecimientos
educacionales tendrán derecho a establecer y ejercer un proyecto educativo,
con la participación de la comunidad educativa y de acuerdo a la autonomía
que le garantice esta ley. También tendrán derecho a establecer planes y
programas propios en conformidad a la ley, y a solicitar, cuando
corresponda, financiamiento del Estado de conformidad a la legislación
vigente”. El derecho a establecer proyectos educativos diversos da lugar a
colegios con proyectos educativos que vinculan en forma muy diferente, y
con diversos matices, la educación con la religión.
2.5.- Los objetivos generales por niveles educacionales.- En primer
lugar, el artículo 28 letra e) dice que es un objetivo de la educación
parvularia “desarrollar actitudes de respeto y aceptación de la diversidad
social, étnica, cultural, religiosa y física.” En segundo lugar, el artículo 29
número 1, en sus letras a) y d) señala como objetivos generales de la
educación básica “desarrollarse en los ámbitos moral, espiritual,
intelectual, afectivo y físico de acuerdo a su edad” y “reconocer y respetar la
diversidad cultural, religiosa y étnica y las diferencias entre las personas”.
Por último, el artículo 30 establece como objetivos generales de la
educación media los siguientes: “alcanzar el desarrollo moral, espiritual,
intelectual, afectivo y físico que los faculte para conducir su propia vida en
forma autónoma, plena, libre y responsable” (número 1 letra a), y “conocer
diversas formas de responder a las preguntas sobre el sentido de la
existencia, la naturaleza de la realidad y del conocimiento humano” (número
2 letra a). Estos objetivos para todos los procesos de enseñanza y
aprendizaje al interior del sistema educacional indican que los legisladores
asumen que la dimensión religiosa es educable, y de ello hay que deducir
que debe existir un sector de aprendizaje que se ocupe de ello, con planes y
programas serios y a cargo de docentes idóneos. Estos objetivos son para
todos los establecimientos educacionales del sistema.
4
2.6.- Los planes y programas propios y los objetivos complementarios
propios de cada establecimiento.- El artículo 31 inciso 5 dice que “los
establecimientos educacionales tendrán libertad para desarrollar los planes y
programas propios de estudio que consideren adecuados para el
cumplimiento de los objetivos generales definidos en las bases curriculares y
de los complementarios que cada uno de ellos fije”. Aquí esta el espacio
curricular para la enseñanza de la religión.
3.- Norma de la LGE para los establecimientos educacionales del sector
municipal o público que menciona explícitamente lo religioso.
El artículo 4 inciso 5 de la LGE dice: “Sin perjuicio de sus demás deberes, es
deber del Estado que el sistema integrado por los establecimientos
educacionales de su propiedad provea una educación gratuita y de calidad,
fundada en un proyecto educativo público, laico, esto es, respetuoso de
toda expresión religiosa, y pluralista, que permita el acceso a él a toda la
población y que promueva la inclusión social y la equidad.”
3.1.- No se trata de un solo proyecto educativo para todos los colegios de
propiedad de una institución pública. El sistema tiene y tendrá pluralidad de
sostenedores públicos y de colegios públicos, y por lo mismo debería haber
pluralidad de proyectos.
3.2.- La expresión “laico” fue objeto de controversia tanto en el debate
parlamentario como en discusiones entre actores del sistema. La palabra
tiene varios significados y en general, es considerada como sinónimo de no
confesional, no religioso, o incluso antirreligioso. Sin embargo, en este caso,
el propio legislador ha precisado en el mismo texto legal lo que se considera
“laico” para los efectos de esta ley, y este significado es “respetuoso de
toda expresión religiosa”. Aquí la palabra sigue teniendo un significado
básico de no confesional o no adscrito a una sola confesión determinada;
pero tiene también otro significado complementario de aceptación o apertura
a toda confesionalidad. De acuerdo a esta norma, no puede haber exclusión
de lo religioso en el sistema escolar público. Por supuesto que esta opción
legislativa es discutible; pero para los efectos de la interpretación y
aplicación del inciso quinto del artículo 4 de la LGE no cabe discusión alguna
sobre el significado legal de la palabra laico, ya que conforme al artículo 20
del Código Civil, “las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural
y obvio, según el uso general de las mismas palabras; pero cuando el
legislador las haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará
en éstas su significado legal.” En este caso, el legislador chileno le ha dado
a la expresión “laico” un significado legal específico para los efectos de esta
5
ley, y descartó otros sentidos naturales u obvios. De este significado legal
específico se puede deducir que el legislador quiere que la educación
pública no ignore ninguna expresión religiosa, no privilegie a una sola de
ellas en desmedro de las demás, y respete también a quienes no desean
tener expresión religiosa. En este punto, la Ley General de Educación de
Chile se aparta de normas más tradicionales como el artículo 5 de la Ley
General de Educación de México de 19936, y tiende a coincidir con normas
más recientes como la del artículo 20 de la Ley General de Educación de
Uruguay del 20087.
3.3.- Conforme a esta norma, la educación pública no puede ni debe ser
confesional; pero debe ofrecer respuesta a las preguntas sobre el sentido de
la existencia, y no puede ofrecer una respuesta de un solo tipo. Por tanto, la
provisión de educación comprende la del sector de aprendizaje que ofrece
dichas respuestas. Tiene que haber respuestas educacionales de calidad a
las expresiones e inquietudes religiosas; pero debe excluirse todo
proselitismo impositivo que afecte la libertad de conciencia.
4.- Observaciones y comentarios a las normas citadas
4.1.- Las normas de la LGE suponen tres opciones legislativas importantes.
La primera es reconocer que lo religioso o la dimensión religiosa es una
realidad personal y social que existe, y que tiene expresiones diversas. La
segunda es que la dimensión religiosa debe tener espacios al interior del
sistema escolar, y que no puede ser ignorada por la legislación educacional.
La tercera es que los espacios para lo religioso en el sistema escolar deben
garantizar la diversidad de experiencias religiosas8 y respetar a quienes se
consideran ateos, agnósticos o sin religión. Con la primera opción, los
legisladores chilenos desecharon las alternativas que desconocen o
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El artículo 5 de la Ley General de Educación de México dice: “La educación que el Estado imparta
será laica, y por lo tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa.”
7
El artículo 20 de la Ley General de Educación de Uruguay dice: “El principio de laicidad asegurará
el tratamiento integral y crítico de todos los temas en el ámbito de la educación pública, mediante el
libre acceso a las fuentes de información y conocimiento que posibilite una toma de posición
consciente de quien se educa. Se garantizará la pluralidad de opiniones y la confrontación racional y
democrática de saberes y creencias.”
8
Al parecer, la nueva Ley General de Educación de Venezuela regula esto en sentido contrario. El
artículo 8 del proyecto de ley que la modificó dice: “El Estado mantendrá en toda circunstancia su
carácter laico en materia educativa, preservando su independencia respecto de todas las corrientes y
organismos religiosos. La familia tiene el derecho y la responsabilidad de la educación religiosa de
sus hijos e hijas de acuerdo a sus convicciones y de conformidad a la libertad religiosa y de culto
prevista constitucionalmente.”
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rechazan lo religioso como una expresión de lo auténticamente humano.
Con la segunda opción, se descartaron las tesis que sostienen que lo
religioso y lo educacional son dimensiones absolutamente distintas y sin
vinculaciones necesarias entre sí. Con la tercera opción, la legislación
educacional chilena optó por rechazar la imposición de todo monopolio
religioso, y por garantizar la libertad religiosa para todos al interior del
sistema escolar.
4.2.- La LGE regula un sistema escolar con libertad religiosa9. Gozan de
esta libertad todas las iglesias, instituciones, personas o grupos de personas
que quieran fundar un establecimiento educacional y ofrecer un proyecto
educativo vinculado a un credo religioso. También gozan de la misma
libertad las familias y sus hijos estudiantes, ya que sus convicciones
religiosas deben ser respetadas. Este respeto abarca a quienes no tienen o
no desean tener una experiencia religiosa. Los que quieren educación
religiosa tienen derecho a recibirla, aunque estén en la educación pública, y
los que no la desean a que se respete su abstención. Hay aquí un
reconocimiento al derecho a la enseñanza de la religión al interior del
sistema escolar, y a la plurioferta de distintas clases de religión en la
educación pública.
4.3.- La enseñanza de las religiones en el sistema escolar chileno se
encuentra reconocida en forma implícita en las normas ya citadas de la LGE.
Evidentemente que el Ministerio de Educación, o las entidades reguladoras
de la educación a que alude la LGE, en conjunto con las iglesias e
instituciones religiosas, deben velar porque las clases de religión en todo el
sistema funcionen con los requisitos mínimos de toda actividad de
enseñanza y aprendizaje. Especialmente se debe garantizar la existencia de
planes y programas con contenidos adecuados y personal docente idóneo10.
La clase de religión de una confesión que se imparte al interior de un
establecimiento educacional es una actividad distinta a otras actividades de
trasmisión de la experiencia religiosa de la misma confesión, por lo que
existe una especificidad propia de la clase de religión en cuanto actividad
escolar que toda confesión religiosa debe aceptar.
4.4.- Los colegios cuyo proyecto educativo está estrechamente ligado a un
credo religioso, deben ser muy claros en su oferta educacional11; para que
9
El artículo 6 de la ley 19.638 (Diario Oficial 14 octubre 1999) precisa las facultades que una persona
tiene en virtud de la libertad religiosa. Una de ellas es “recibir e impartir enseñanza religiosa.”
10
Lo que se entiende ahora por “personal docente idóneo” se encuentra en el artículo 46 letra g) de la
LGE.
11
La ley 19.955 (Diario Oficial 14 julio 2004) modificó el artículo 2 de la ley 19.496 (Diario Oficial 7
marzo 1997) conocida como Ley de Protección de los Derechos de los Consumidores, y estableció
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las familias que contratan con ellos la educación de sus hijos sepan la
educación que se ofrece para sus hijos, y vean si esta oferta es compatible o
no con sus propias creencias y convicciones.
4.5.- El ejercicio pedagógico, responsable y respetuoso de la libertad
religiosa al interior de un sistema escolar abierto a la diversidad, tolerante y
pluralista, puede tener coincidencias y sintonías con algunas de las nuevas
formas de concebir la laicidad en la educación pública.
Mario Mauricio Morales Díaz es Abogado. Es Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de
la Universidad de Chile, y Magíster en Derecho Publico con mención en Derecho
Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile. También es Bachiller en
Teología en esta misma Universidad. Es socio del Estudio Jurídico RENCORET,
MORALES & LABBE. Ha sido y es asesor y consultor especializado en materias de
gestión educacional y de organización institucional de diversas instituciones públicas y
privadas. Cualquier consulta sobre el tema de esta monografía puede hacerse al mail
[email protected], o a los teléfonos (56) (2) 6719395, 6723097, 6710314 y
6399076.
que los contratos de educación están afectos a esta ley, como una especie de contrato de adhesión y
como un contrato de prestación de servicios. El servicio que se ofrece debe ser claramente informado
al que lo solicita, con anterioridad a la celebración del contrato. De esta manera, si un colegio ofrece
un proyecto educativo confesional, debe indicarlo e informarlo expresamente en forma previa, para
que cada familia sepa que tipo de servicios se ofrecen. Esta norma protege también al colegio, ya que
si se celebró el contrato con la debida información previa, la familia o el estudiante no podrían tratar
con posterioridad de desconocer u oponerse a las actividades inherentes al carácter confesional de la
institución libremente elegida.
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