LA GUKllRA ILUSTRADA 811 (los 011

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LA GUKllRA ILUSTRADA
(los 011 oxcoleiiles pusieioiies (IpííMisivas, IÍIMICII a su espalda el mar pnr el que recihiráii iiiiiiiiciones v reíuerzos. No
es probable, ])ues, que leudan (pie abandonar la ciudad
griega como han abandonado la p(>níiisula luirá. Pero
¿qu('' sacan de eslarse allí cs])eran(lo el alaque—que por
ahora no se inicia—de alemanes, búlgaros y griegos?
La prensa írancesa aboga porque se lleve a Salónica,
a la mayor brevedad posible, medio nTÍll()n de hombi'es.
((De ío contrario, di:cen. los pcrií'idicos, vale in;is irnunciar
desde ahora a sostenernos en aquella ciudad de Oriente.»
Pero esos diarios no dicen cpit' van a hacer laníos soldados
a, Sal('>ii¡ca, ni qué plan l!."\an ni (pu' e-;p(Man/.as abrigan.
Para deíeiulerse baslan, pioliableineule, las íiier/.as (pie
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laudo a liulgaria, les pcnnila herir luego a los. lurcós'. Lo
malo es que se manliene las l'uerzas, nnglo-traneesas, en
Salíuiica para responder a un ataqued e los, alemanes q. de
sns aliados. Prueba que es así el escaso lu'inieroxle soldados qne hay en SaWnica, ]iues para una ofensiva se hecesilaría el medio inilhu] que piden los diarios íríinceses, y
más lodavía; |)orqiie hay que tener en cuenta que las tropas deberían operar en ]iaís enemigo.
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Para una campaña ofensiva existen enói^mes dificíilta(les. Aun cuando los aliados son dueños del mar, et'transpoiie de víveres y .municiones irsullaría muy engorroso,
luá.xiui.o cniífando con la acción de los submarinos",.que
IUIIKU 11 lodos los barcos (jue puciK'^n. Para trasladarla ar-
AmliulaiUiia de la. Gcuz Roja caiíjoia icc.ibieiulo heridos procedcntec! de les r.arüanelos cii un mucile de Alejandría
(Fot. Central Netos)
hay en Salónica; ]iero ¿bastará medio millón de hombres
para cerrar el camino d(^ Oonslanlinopla, deri'otar a los
búlgaro-l,urco-gcrinano.s, y i'csislir (pii/.ií a los soldados
griegos si éslos adviiu'Uui una coyiinliira l'av(U'abl(> pai'a
atacarles?
¿Y si llevan los aliados los 500,000 hombres que se juzga, i)recisos para la del'onsa de Salónica, y nadie se cuida
de atacarles? ¿No (lodcía suceder (pie cuando los aliados
tuvieran grandes fuerzas (MI iiw nucv(.) frenle, la embestida
se realizara, en uno de los fíenles priniilivos, allí donde,,
según todas las a])arienc¡as, se decidii-i la guerra? ¿.\o
podría ser,qué Iqs aleñíanes ])rocuraraii debililar el frenle
francés para'ac-oiilíJféi'lo luego?
Claro es qué rio se puede, decir con, .cert.eza .ab.spluta ;
pero todo induce a creer que los aliados no están en Salónica para empezar allí una ofensiva formidable ipie, aplas-
iniei'ía gruesa sería necesario mucho tiempo y mucho trabajo,, y para llegar a Constanlinopla, |)aia rebasar la línea
de Telialaidja se verleiía mucha sangre, se perdería mucho tiempo. De cada diez .soldados que habían emprendido la campaña sólo tres hubiesen salido indemnes de ella,
y os casi imposible que se alcanzara el n^sultado apetecido.
l']s posible (pie |;i ( xp!>(lic¡('iii a Sabuiica, y que la coii!;orvaci('in de las fu(uzas en el campo atrincherado de su
nombre, reserve alguna grata sorpresa a los aliados, y coir
triluiya en la hora de esa ofensiva general, que ])or alim'a
lio ha sonado aún., al Iriunfo de sus armas. Pero hasla ipie
se vea algún resultado tangible se ]iuede dudar de: la eücacia. de es4.i .(lispersií'in ote fuerzas.q-ue- iiuplica la.presencia
de 250,000 soldados aíigío-íranceses en la capital cíe la Calcídica.
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