Tema 3. Técnicas de Primeros Auxilios

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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
Tema 3. Técnicas de Primeros Auxilios (I).
1. Concepto.
Se entiende por primeros auxilios a las ayudas y cuidados prestados en primera instancia a
una persona accidentada, con el objeto, en primer lugar, de evitarle el inmediato peligro de
muerte y, en segundo lugar, estabilizar en lo posible sus lesiones y su estado hasta la llegada
de la ayuda médica profesional.
Por lo tanto NO tienen por objeto reemplazar la asistencia médica, pudiendo ser realizados por
personal no facultativo entrenado para ello, solicitando el apoyo médico con la máxima
urgencia posible, ya que diversos estudios marcan al transcurso de la primera hora, la llamada
“hora de oro”, como aquella en la que se produce el mayor índice de mortalidad entre los
accidentados.
1.1 . Clases de accidentes.
Los accidentes pueden clasificarse en 4 grandes grupos en función de las causas que lo
produzcan:
a. Accidentes de tráfico.
b. Accidentes laborales.
c. Accidentes domésticos.
d. Accidentes deportivos.
Asimismo por la tipología de las lesiones que se producen podemos distinguir
hemorragias, contusiones, fracturas, luxaciones, aplastamientos, lesiones por la acción
del calor y el frío (quemaduras, congelaciones), aplastamiento, etc.
1.2 .Prioridades de actuación.
Cuando se produce un accidente en el cual el número de víctimas supera los recursos
disponibles es necesario determinar a quién se atiende antes, es decir, marcar unas
prioridades de actuación. Para lograr la mayor efectividad hay que actuar de forma selectiva,
eligiendo en primer lugar a los heridos que necesitan atención urgente, para posteriormente
atender a los heridos menos graves y leves (TRIAGE).
En principio y a grandes rasgos pueden distinguirse tres grupos de heridos:



Heridos que pueden salvarse si se les aplica de forma correcta medidas de primeros
auxilios.
Heridos que probablemente fallecerán aunque se les aplique correctamente tales
medidas.
Heridos que por la levedad de las lesiones no necesitan actualmente las medidas.
Por lo tanto en caso de recursos limitados se debe actuar siempre de forma prioritaria sobre el
primer grupo de heridos. Por esta misma razón si a un accidentado no se le aprecia
respiración espontánea ni pulso y tiene las pupilas de los ojos completamente dilatadas
en presencia de luz, es muy probable que dicha persona haya fallecido, por lo que hay
que prestar atención a otros heridos de acuerdo con la gravedad de sus lesiones.
1.3 .Tipos de Urgencias.
Por lo expuesto anteriormente se comprende que los elementos fundamentales para la
vida son la entrada de aire a nuestro cuerpo, la respiración y la circulación sanguínea,
para mantener oxigenados los órganos vitales que son, principalmente, el cerebro y el
corazón. Es decir, que primero hay que actuar sobre las heridas que ponen en peligro la
vida y en segundo lugar a aquellas que ponen en peligro una función, por ejemplo un
miembro (la mano), un ojo, etc., aunque sean más llamativas estas últimas.
Así podrían distinguirse diferentes tipos de heridos:
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a. Heridos de extrema gravedad.
 Hemorragias internas (rotura de hígado, bazo)
 Hemorragias externas arteriales que por su localización son difíciles de cohibir
(cuello, axila, ingle)
 Heridas en el tórax con dificultad para respirar (asfixia).
 Grandes quemados.
 Politraumatizados.
 Shock (pálido, pulso muy rápido y débil)
b. Heridos muy graves.
 Síndrome de aplastamiento.
 Hemorragias arteriales que se han podido detener parcialmente.
c.
Heridos graves.
 Traumatismos craneales, columna vertebral y pelvis.
 Fracturas abiertas y heridas profundas.
 Embarazadas independientemente del tipo de heridas.
d. Heridos menos graves
 Fracturas cerradas, luxaciones.
 Heridas poco profundas y contusiones.
1.4 . Actuación ante una situación de Emergencia.
Ante una situación de emergencia se distinguen dos clases de medidas:
a. Medidas de carácter general: se aplican en todos los casos.
b. Medidas de carácter específico: se aplican en función de las características de la
lesión.
2. Medidas de carácter general ante una situación de emergencia.
En primer lugar siempre hay que tener en cuenta que en la mayoría de ocasiones la prudencia
salva más vidas que la urgencia, por tanto hay que actuar:
 Con celeridad, pero sin precipitación.
 Con racionalidad, utilizando el sentido común, sin tratar de hacer muchas cosas al
mismo tiempo, y sin aplicar tratamientos por encima de las posibilidades propias
(“primum non nocere”).
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
Con tranquilidad, conservando en todo momento el control de la situación.
Además de estas normas básicas hay que recordar siempre:
 Pedir ayuda especializada de inmediato.
 Proteger a las víctimas de otros posibles accidentes.
 Averiguar la gravedad de las lesiones.
 Prestar los primeros auxilios.
 Evacuar a los heridos.
2.1. Petición de ayuda urgente.
Hay que recordar que el papel de la persona que presta auxilio no es sustituir al medico, sino
mantener con vida al herido hasta que sea atendido por un profesional. Además siempre es
preferible trasladar a la víctima de un accidente en ambulancia que en un coche particular,
aunque para ello sea necesario esperar algo más.
Por esta razón, hay que emplear los medios más rápidos disponibles para solicitar la ayuda
urgente especializada, como el teléfono o la emisora de radio, o si no fuere posible enviando a
una persona al puesto de socorro más próximo.
Si nos encontramos solos deberemos ir nosotros a solicitar la ayuda, haciendo previamente un
rápido reconocimiento de las victimas por si hubiese algu8na que, por su estado, necesitase
atención urgente, en cuyo caso hay que hacer primero el tratamiento sin pérdida de tiempo.
Al comunicar el accidente hay que dar la mayor información posible sobre el mismo para
facilitar las operaciones de ayuda especializada, como por ejemplo:
 Lugar del accidente: situación exacta, modo más rápido de llegar, si existe algún
problema de acceso al mismo de vehículos o de personas, etc.
 Naturaleza del accidente: incendio, accidente de tráfico, explosión, etc.
 Número y estado aparente de las víctimas.
 Naturaleza de las heridas (si es posible).
 Primeros auxilios adoptados: compresión de hemorragia torniquete, etc.
2.2. Protección frente a otro posible accidente.
Hay que hacerse cargo inmediatamente de la situación y proteger a las víctimas de otros
peligros que pudiesen agravar su estado o incluso matarles. Esto supone adoptar una serie de
medidas:





Apartar a los heridos de los lugares donde corren peligro o puedan agravar sus
lesiones, como fuego, derrumbamientos, productos tóxicos, electricidad, etc. Pero NO
SE DEBE MOVER AL HERIDO a menos de que sea absolutamente necesario, y en
caso de tener que hacerlo hay que tomar las máximas precauciones para evitar
agravar posibles lesiones no visibles como una fractura vertebral, por eso hay que
mover a la víctima como si fuera un bloque.
Si la víctima está envuelta en llamas, emplear una manta o cualquier tipo de ropa para
apagarlas. En caso de emplear extintores hay que evitar dirigir el chorro directamente a
las partes desnudas del cuerpo. No hay que quitar la ropa quemada pegada a la piel y,
si es posible, envolver al quemado en una sábana limpia o un vendaje amplio.
Tomar el mando de la situación y dar órdenes sensatas y claras, organizando las
tareas de salvamento y delegando en lo posible en las personas que se encuentren en
el lugar, evitando así el entorpecimiento de las operaciones.
Animar a los heridos leves para que ayuden a los demás.
Alejar a los curiosos, procurando hacer un cordón de seguridad entre éstos y las
víctimas.
2.3. Averiguación de la gravedad de las lesiones.
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Una vez tomado el control de la situación, hay que averiguar la gravedad de las lesiones y el
estado en que se encuentran los heridos, lo que implica:
 Hacer un rápido examen de las víctimas para determinar su estado general y la
naturaleza de las lesiones. Hay que recordar que los accidentados que más gritan
suelen estar mejor que aquellos que permanecen inmóviles, inconscientes o pálidos
con pulso rápido y sudoración profusa y fría (shock).
 Comprobar las lesiones con el máximo cuidado para evitar sufrimientos innecesarios
 Tranquilizar y dar confianza al accidentado, hablándole con serenidad y reconfortarle
anunciándole la llegada inmediata de ayuda.
 Silenciar cualquier noticia trágica sobre las restantes víctimas, en especial de sus
familiares, para evitar una fuerte impresión.
 Si la víctima está inconsciente se valora vía aérea, respiración y circulación (A-B-C) y
se actúa en consecuencia.
 Si la víctima está consciente, la localización del dolor indicará la región en la que se
encuentra el traumatismo, por ejemplo:
o Dificultad al respirar, traumatismo torácico.
o Dolor abdominal.
o Dolor en miembros: luxaciones, esguinces, fracturas.
o Dificultad para mover los brazos o piernas: fractura de columna vertebral.
2.4. Prestación de Primeros Auxilios.
Una vez realizado lo anterior se ponen en práctica todas aquellas medidas que permitan
mantener a los heridos con vida y en las mejores condiciones para que la asistencia médica
posterior sea lo más eficaz posible. Estas medidas son:

Tratar a los heridos más graves, atendiendo en primer lugar a los que presenten:
o Parada respiratoria: se inicia RCP (capítulo aparte), debiendo mirar primero siempre si
hay algo que obstruya la vía respiratoria, teniendo en cuenta que en personas
inconscientes la primera causa de obstrucción es la propia lengua del paciente, en cuyo
caso se coge de la punta de la lengua y se tira hacia delante
o Hemorragias abundantes: se aplicarán vendajes compresivos o incluso torniquetes si
fuera necesario.
o Shock traumático (pulso rápido, sudoración fría y palidez): reposo y protección del frío
con ropas colocadas tanto por encima como por debajo para resguardarlo del frío del
suelo.

Vigilar a los accidentados en busca de signos o síntomas de problemas respiratorios,
controlando el pulso y la respiración y teniendo en cuenta que el pulso normal es
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











inferior a 100 (media de 60 a 80 lpm), y que la respiración normal oscila entre 12 a 15
rpm.
Aflojar la ropa que oprima como el cuello de la camisa, corbata o cinturón.
Si la víctima presenta el rostro enrojecido y congestionado levantar con cuidado la
cabeza, procurando no mover el cuello, y ponerle debajo algo para que quede
semiincorporado. Si por el contrario si el herido está pálido se deja la cabeza al mismo
nivel que el resto del cuerpo y se le levantan las piernas
si se pudiera.
Si está inconsciente pero respira y tiene pulso se le pone de lado, en posición de
defensa, para evitar que si vomita aspira lo vomitado y se le introduzca en vías
respiratorias.
No permitir a los heridos graves que se pongan de pie y caminen.
No dar agua ni ningún tipo de líquido, y en ningún caso bebidas alcohólicas, si tienen
sed se humedecen los labios con agua.
Si presentan lesiones en brazos, piernas o cuerpo se corta la ropa con tijeras o navaja,
preferentemente por las costuras.
Si presentan fracturas se inmovilizan colocando tablillas improvisadas, o almohadillas,
a los lados de la misma, pero no hay que tratar reducir ni corregir la deformidad de los
miembros.
No intentar extraer cuerpos extraños clavados tanto en el tórax como en el abdomen,
solo hay que tratar de que dicho cuerpo extraño se mueva lo menos posible
sujetándolo con vendas y gasas si es posible.
No poner en contacto directo la piel con fuentes de calor (bolsas de agua caliente) o de
frío (hielo), envolviéndolas primero en gasas, vendas o telas.
Vendar las heridas y quemaduras con gasas estériles, procurando no tocarlas
directamente con las manos.
No dejar solo a ningún herido grave durante más de unos pocos segundos cada vez.
No ignorar a ningún accidentado, examinando y curando las heridas menos graves una
vez que se hayan atendido a las víctimas más graves.
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3. Medidas específicas en caso de traumatismos.
Traumatismo es un término general que comprende todas las lesiones, tanto internas como
externas, producidas en el cuerpo humano por la acción de un agente traumático violento,
externo a la persona.
3.1.
Traumatismo Cráneo-encefálico.
Los traumatismos cráneo-encefálicos necesitan siempre asistencia médica, suelen presentar
los siguientes signos y síntomas:
 Pérdida de conocimiento.
 Salida de sangre por orificios naturales (oídos, nariz, boca).
 Alteraciones respiratorias y/o circulatorias.
 Alteraciones auditivas y/o visuales.
 Alteración de los reflejos.
 Hematomas periorbitarios y/o retroauriculares.
 Alteraciones en el tamaño y simetría de las pupilas.
 Náuseas y vómitos, cefaleas y otros síntomas generales.
3.2.
Traumatismo en Columna Vertebral.
Ante la menor sospecha de traumatismo sobre cualquier zona de la columna vertebral,
especialmente después de accidentes de tráfico, caídas o precipitaciones, se deben seguir una
serie de normas de actuación básicas que son:
 Mantener tumbado al accidentado boca arriba, sobre un plano duro.
 Mantener al accidentado de manera que cabeza, tronco y extremidades sigan
una línea recta.
 Si se pueden conservar las condiciones anteriores evacuarle a un centro
sanitario, pero si no se puede, no tocarle.
 Nunca se deberá:
o Sentar al accidentado.
o Hacerle realizar movimientos que impliquen flexión de la columna.
o Evacuarle en un vehículo en el que no pueda ir perfectamente
tumbado.
3.3.
Traumatismo Torácico.
Los puntos a examinar en caso de traumatismo en zona torácica son los siguientes:
 Ritmo circulatorio y respiratorio: si es preciso practicar las técnicas de RCP.
 Dolor torácico.
 Heridas de cualquier tipo y objetos enclavados.
 Explorar si se produce dolor al presionar los costados, lo que puede indicar la
presencia de fracturas costales.
3.4.
Traumatismo Abdominal.
En caso de traumatismo en zona abdominal, los puntos a tener en cuenta son:

Dolor abdominal: preguntar por la zona donde el dolor es más agudo y
posteriormente comenzar a presionar suavemente por el lado opuesto para
verificar donde duele más.
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


Heridas, hematomas y objetos enclavados.
No suministrar ningún tipo de medida.
Si presenta signos de shock abrigar al accidentado.
3.5.
Luxación
La luxación es una dislocación o salida permanente de una articulación, con
distensión y/o rotura grave de ligamentos y fibras articulares. El paciente
presenta dolor, inflamación, deformidad aparente de la articulación e
incapacidad funcional (para realizar movimientos).
No hay que tratar de reducir la luxación si no se es una persona experta,
porque podemos producir más daños en los elementos de la propia
articulación y en los de sujección (ligamentos) e incluso en elementos
adyacentes. Solo inmovilizaremos la articulación y trasladaremos al paciente
a un centro médico.
3.6. Fractura.
La fractura es la rotura total o
parcial de un hueso, bien de
forma traumática, por la acción de un elemento contundente que actúe desde fuera o bien
desde dentro (en estos casos se suele producir una fractura abierta), o bien de forma
espontánea (fractura patológica).
Cursan generalmente con gran dolor, agudo y selectivo,
deformidad aparente de la articulación e impotencia
funcional. Además se puede presentar edema con
crepitación, coloración violácea, hinchazón y hemorragia.
En caso de fractura abierta el foco de fractura está en
comunicación con el exterior a través de la piel, lo que
implica peligro de infección.
Ante una fractura la actuación más correcta es inmovilizar la
zona lesionada con férulas, prefabricadas o improvisadas,
teniendo en cuenta lo siguiente:
 Miembro inferior: inmovilizar en extensión anatómica, fijando el miembro herido al sano.
Colocar férulas por la parte interna y externa del mismo sujetando la articulación por
encima y por debajo de la fractura: en el muslo cadera y rodilla, en pierna rodilla y tobillo.
Si la lesión es la rodilla inmovilizar desde la cadera hasta el tobillo.
 Miembro superior: sujetar la extremidad lesionada al tórax por medio de un cabestrillo.
Colocar férulas por la parte interna y externa del mismo sujetando la articulación por
encima y por debajo de la fractura: en el brazo codo y axila, en el antebrazo desde el
codo hasta la punta de los dedos.
En general, también tendremos en cuenta:
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 Inmovilizar con elementos rígidos no cortantes, a la vez que con vendas, pañuelos o
similares.
 Almohadillar las férulas con gasas o similares.
 Si hay hemorragia primero cohibirla y luego inmovilizar.
 Evacuar a un centro sanitario lo antes posible.
NO HACER:
o Mover al accidentado sin inmovilizar.
o Apretar excesivamente las ligaduras.
o Usar productos farmacéuticos.
4. Medidas específicas en caso de hemorragias.
4.1.
Concepto y Tipos.
Se denomina hemorragia a la salida más o menos abundante de sangre,
fuera de los vasos sanguíneos, ya sea por rotura accidental o
espontánea de éstos. Esta hemorragia puede ser externa, si la salida es
hacia el exterior del cuerpo, o interna si la salida es hacia una cavidad
corporal (abdomen, tórax, etc.)
Se distinguen diferentes tipos en función del origen de la pérdida
sanguínea:

Arterial. Por rotura de una arteria, se produce la salida de una
sangre muy roja (oxigenada) y a chorro, como un surtidor,
coincidiendo con la sístole cardiaca.(f:3.40)

Venosa. Por rotura de una vena, se produce la salida de una sangre de color rojo
oscuro (dióxido de carbono) de forma continua, sin presión, como babeando o deslizándose.
 Capilar. Por rotura de vasos capilares, se produce la salida de sangre de forma
continua, hemorragia en sábana, en toda la extensión de la zona lesionada.
 Otras. A veces se producen sangrados cuyo origen es interno pero se ponen de
manifiesto por la salida de sangre hacia el exterior por diferentes orificios naturales:
o Otorragia: por el oído.
o Epistaxis: por la nariz.
o Hemoptisis: de origen pulmonar, se expulsa con la tos.
o Hematemesis: de origen digestivo alto, se expulsa con el vómito.
o Melena: de origen digestivo bajo, intestinal, se expulsa por el ano manchando
las heces.
4.2.
Actuación.
Ante una hemorragia las medidas principales a tomar son:
 Recostar al accidentado y dejar al descubierto la zona sangrante.
 Taponar la herida, si es posible con apósitos limpios o estériles, haciendo
fuerte presión sobre el orificio sangrante.(f.3.41)
 Ir acumulando los apósitos sobre la herida, sin retirar los ya empapados, manteniendo
la presión.

Sujetar los
vendas o pañuelos.
apósitos
con
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 Elevar la zona sangrante si ésta está situada en un miembro para disminuir la
hemorragia.(f.3.39)
 Hacer presión sobre diferentes puntos para comprimir la arteria principal y así disminuir
la hemorragia, por ejemplo:
o
o
En la parte interna y media del brazo: a. humeral.
En la parte media de la ingle: a. femoral.
 En caso de que ninguna de las medidas
anteriores fuesen efectivas se aplicará un
torniquete, anotando el sitio y la hora a la que se
ha colocado.(f3,43-4)

Evacuar al accidentado a un
centro sanitario lo antes posible.
Lo





que NUNCA se debe hacer es:
Mantener de pie al accidentado.
Utilizar fármacos.
Cambiar los apósitos ya empapados.
Dar bebidas alcohólicas.
Usar alambres o cuerdas muy finas para sujetar los apósitos o realizar el
torniquete.
Las hemorragias internas pueden ser ocultas (salida de la sangre a una
cavidad natural y no al exterior) o evidentes (salida al exterior a través de
conductos naturales). En estos casos hay que acostar al accidentado,
cubrirlo con mantas para evitar la pérdida de calor y evacuarlo lo antes
posible a un centro sanitario. En caso de epistaxis se taponan los orificios
nasales haciendo presión con el dedo índice, se pone un pequeño tapón
de gasa estéril empapado en líquido antiséptico y se introduce con
cuidado con los dedos. Si no cesa la hemorragia se traslada a un centro
sanitario. En este caso no hay que acostar al accidentado, ni introducir el
tapón hemostático con objetos metálicos o cortantes. Las otorragias
suelen producirse en el ámbito de un traumatismo cráneo-encefálico y
suelen ser sospechosas de fractura de la base del cráneo, por lo que no
se deben taponar. También pueden aparecer otorragias por estallido
timpánico por acción de la onda expansiva en una explosión.
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5. Medidas específicas en caso de accidente de tráfico.
Los accidentes de tráfico son hoy en día una de las principales causa de muerte junto con las
enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Por esta razón, aun cuando al accidente de tráfico
se le pueden aplicar las normas generales indicadas para cualquier tipo de accidente, por su
elevada frecuencia y el alto número de víctimas que se produce, se trata de manera
individualizada.
Como norma general, ante un accidente de tráfico es necesaria actuar con “generosidad y
valentía”, sin inhibiciones que a veces rozan el delito “por omisión de socorro”, pero
interviniendo también con prudencia, adaptándose a las circunstancias que ocurran en cada
caso y, especialmente, sin precipitaciones, que suelen producir más víctimas que las
originadas por el propio accidente.
Partiendo de estas normas, las medidas de actuación ante un accidente de tráfico son las
siguientes:
5.1 . Tomar las primeras medidas de seguridad, para evitar que el primer accidente de
lugar a otros.
a) En cuanto a los demás vehículos que circulan por el lugar del accidente:
 Aparcar el propio vehículo en lugar seguro, donde no entorpezca la circulación, si
es posible fuera de la carretera, con los pilotos de parada encendidos y el motor
apagado.
 Señalar el lugar del accidente, colocando los triángulos rojos de advertencia a una
distancia aproximada de 50 a 100 metros, antes y después del lugar.
 Si el lugar no tiene visibilidad, una persona ha de situarse en la carretera a
suficiente distancia para alertar a los demás automovilistas, ondeando un pañuelo,
si es de noche, con una linterna o cualquier otra señal luminosa.
 Si el accidente se ha producido de noche y fuese preciso iluminar la zona del
siniestro, colocar el coche con los faros encendidos fuera de la carretera y
transversalmente a ella para evitar deslumbrar a los vehículos que circulen por la
misma.
b) En cuanto al vehículo siniestrado:
 No encender cerillas, no fumar ni tener cigarrillos encendidos en las inmediaciones
del accidente, para evitar posibles incendios que podría causar la gasolina
derramada.
 Parar el motor del vehículo siniestrado, quitando el contacto o desbornando la
batería.
 Asegurar la inmovilidad del vehículo metiéndole una velocidad, poniendo el freno
de mano o calzándolo adecuadamente.
 En caso de incendio utilizar el extintor. Si no lo hubiera apagar las llamas con
arena o con tierra.
 Comprobar si hay alguna víctima que haya sido despedida en el accidente y se
encuentra en algún lugar donde pueda ser atropellada por otros vehículos.
 Apartar de la carretera los restos del accidente que pudieran constituir peligro para
la circulación.
5.2 . Solicitar ayuda.
Esta medida debe ser tomada simultáneamente a las demás, solicitando la ayuda de cualquier
automovilista que pase, pero sin dejar de atender a las víctimas. Para solicitar ayuda se
procede de la siguiente manera:
a) En las carreteras con Servicio de Auxilio Sanitario:
 Buscar el teléfono SOS más próximo.
 Descolgar y, al ser preguntado por la operadora, dar como contraseña “auxilio en
carretera”.
 Una vez en conexión, facilitar la información que le soliciten y atenerse en todo a
sus instrucciones.
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b) En las carreteras sin Servicio de Auxilio Sanitario:
 Buscar el teléfono de auxilio más cercano.
 Pedir comunicación con el puesto de la Guardia Civil más próximo.
 Una vez en comunicación con éste, dar la información que se tenga y atenerse en
todo a las instrucciones que se reciban.
c) Si antes de encontrar un teléfono de auxilio se llegara a un pueblo, dar parte en el
puesto de la Guardia Civil, informando de manera clara, concreta y precisa de:
 Lugar del accidente.
 Tipo de accidente
 Número de víctimas.
 Tipos de lesiones.
 Si hay víctimas aprisionadas dentro del vehículo.
 Si existen otros peligros adicionales (fuego, sustancias tóxicas, etc.)
5.3 . Prestar los primeros auxilios.
Las víctimas de los accidentes de circulación suelen sufrir heridas graves en distintas partes
del cuerpo. Generalmente estas heridas son del tipo:
 Lesiones en rostro, cabeza y cervicales.
 Lesiones en el tórax y miembros superiores.
 Heridas y fracturas en miembros inferiores.
Por tanto además de las medidas de carácter general, habrá que aplicarles las medidas
específicas para este tipo de lesiones.
Otra característica de los accidentes de tráfico es que las víctimas queden bloqueadas y
atrapadas dentro del vehículo, siendo difícil llegar a ellas. En estos casos es muy importante
tener en cuenta las siguientes indicaciones:
 Si el accidentado es un motorista en principio es conveniente no quitarle el casco a
no ser que se conozca la técnica para evitar lesiones cervicales.
 No tratar de mover a una persona atrapada en un vehículo, a menos de que exista
grave peligro de nuevas lesiones (fuego, por ejemplo). Antes de actuar es
necesario diagnosticar la clase de lesiones, asegurándose de que respira
regularmente y de que no existe ninguna hemorragia grave.
En el supuesto de que sea necesario sacar a un herido de un coche, habrá que seguir las
siguientes recomendaciones:








Al entrar en el vehículo, extremar las precauciones con la gasolina, el ácido de la
batería y los fragmentos de cristales.
No arrastrar a una persona herida para evitar el agravamiento de sus posibles
lesiones en cuello y espalda.
Si el coche quedó de lado hay que procurar colocarlo en posición normal o
intentarse abrir camino a través del parabrisas o del cristal trasero, ya que
pretender retirar al herido por la ventanilla suele ofrecer grandes dificultades.
Preparar una manta para colocar al accidentado en posición de decúbito lateral.
Desabrochar el cinturón de seguridad.
Liberar las piernas y brazos del herido.
Coger al accidentado por detrás, por la ropa o por los antebrazos, y sacarlo el
coche caminando de espaldas, sin dejar de sostenerlo por la cabeza, para evitar
agravar las posibles lesiones de la región cervical.
Si el coche quedó del revés hay que intentar abrir las puertas laterales para que el
coche tenga mejor sustentación y no vuelque al intentar retirar al herido. Si el
accidentado se hubiera que dado colgado del cinturón de seguridad, nos
colocamos debajo del herido y apoyamos nuestra espalda en él, se desabrocha el
cinturón de seguridad y lo sacamos del coche caminando hacia atrás.
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6. Reanimación cardiopulmonar básica.
6.1. Concepto.
Se entiende por paro cardiorrespiratorio (PCR) al cese repentino e inesperado de la
respiración y circulación sanguínea, y por Reanimación Cardiopulmonar básica (RCP) al
conjunto de maniobras que permiten identificar a las víctimas con PCR, alertar a los sistemas
de emergencias médicas y realizar la sustitución de las funciones respiratoria y circulatoria,
hasta que la víctima pueda recibir un tratamiento más cualificado. Estas maniobras son fáciles
de realizar, no necesitan ningún material específico y cualquier persona puede aprenderlas.
Pero para que un sistema de emergencias sea adecuado para reanimar un caso de muerte
súbita se necesita que actúen todos y cada uno de sus elementos de forma precoz. Esto
implica que el ciudadano pida ayuda y comience las maniobras antes de 4 minutos, que llegue
antes de 8 minutos un dispositivo que facilite la desfibrilación y la entrada en escena de
personal especializado para realizar un soporte avanzado (cadena asistencial). La labor del
ciudadano, o el cada vez más implicado en la cadena asistencial primer interviniente, es
fundamental pues además de poder comenzar el soporte vital básico (SVB) si fuese preciso,
podrá reconocer si la víctima se encuentra inconsciente, si responde espontáneamente, si lo
hace a estímulos verbales o a estímulos dolorosos. Valorará si respira y cómo lo hace,
examinará si existe pulso y cómo es éste, puede informar de circunstancias en las que se
produjo el suceso, etc. la posibilidad de que todo primer interviniente pudiese dar toda esta
información a un centro coordinador sería importantísimo para un buen funcionamiento del
sistema integral de emergencias.
La secuencia de actuación que se va a comentar es la que se realiza a personas adultas o
mayores de 8 años en situación de PCR. Al paciente hay que ponerlo siempre en posición de
RCP: decúbito supino (boca arriba), con los miembros superiores e inferiores extendidos a lo
largo del cuerpo y sobre una superficie dura, lisa y horizontal.
6.2. Evaluar la inconsciencia.
Es lo primero que debemos hacer ante un paciente
supuestamente crítico; se valorará gritándole y
agitándole desde los hombros con mucho cuidado
por si tuviese una lesión cervical. No se puede
afirmar que un paciente está inconsciente si
previamente no se ha estimulado. Pondremos al
paciente boca arriba, con la ayuda de varias personas si ha sufrido un traumatismo. Cuando se
comprueba la situación de inconsciencia debemos suponer siempre que la vía aérea está
obstruida,
por
lo
que
inmediatamente
debemos
abrirla traccionando de la
mandíbula o si estamos seguros
que no existe lesión cervical
haremos la maniobra frente –
mentón.
6.3 Posición lateral de seguridad.
Es la posición en la que se pone al paciente cuando se encuentra inconsciente pero respira
tras abrir la vía aérea. Con ello prevenimos que se produzca la aspiración de un posible vómito
o que se obstruya la vía aérea con su propia lengua. Estaremos obligados a pedir ayuda y
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valoraremos la respiración cada minuto. Esta maniobra está contraindicada ante la sospecha
de traumatismo con afectación cervical.
Una vez que comprobamos que el paciente está inconsciente lo situamos en posición de RCP,
y tras valorar que respira flexionamos 90º la rodilla del paciente más alejada de nosotros. El
brazo del paciente más próximo a nosotros lo separamos y lo extendemos completamente. El
codo del brazo más alejado lo doblamos 90º, colocamos la mano de dicho brazo debajo de la
mejilla contralateral. Lo giramos una vez dispuesto así hacia nosotros, cogiéndolo por la cadera
y por su hombro más alejado, quedando con su brazo flexionado bajo la cara. Si el paciente
hubiera de permanecer así más de 30 minutos deberíamos situarlo hacia el otro lado. Para ello
primero ponemos al paciente en posición RCP y luego actuamos de forma contraria a la
descrita anteriormente.
6.4. Abrir la vía aérea.
La tracción mandibular es la maniobra de
elección en caso de posible traumatismo. Se
hace tomando el mentón y los incisivos del
paciente y tirando hacia arriba, mientras con la
otra mano se presiona firmemente la frente
contra el suelo. Si estamos plenamente
seguros de que no existe lesión cervical
emplearemos la maniobra frente – mentón, realizando una hiperextensión cervical, a la vez que
colocamos una mano en la frente y otra en el mentón traccionando hacia arriba. De esta
manera la lengua deja de caer sobre la pared posterior de la faringe y permitirá el paso de aire
en caso de respiración espontánea, o si necesitamos realizar la ventilación boca a boca.
6.5. Comprobación de la respiración.
Una vez abierta la vía aérea se comprueba si existe
algún cuerpo extraño dentro de la boca, en cuyo
caso se intenta su extracción (dentadura suelta,
dientes, etc.). Comprobamos si respira utilizando la
vista, observando si se eleva el tórax con cada
inspiración, el oído, oyendo el paso de aire
espontáneamente a través de la nariz y la boca, y
tacto, sintiendo la salida del aire espirado sobre nuestras mejillas, empleando si fuese
necesario hasta 10 segundos. En caso de que el paciente no respire estamos ante una parada
respiratoria, si nos encontramos solos iremos a pedir ayuda y volveremos rápidamente para
iniciar el boca a boca. Bien sellada con nuestros labios y tapando la nariz, durante 1’5 a 2
segundos, vaciando previamente el aire de nuestros pulmones y llenándolos de nuevo antes de
cada insuflación. Mientras insuflamos valoramos que el tórax de la víctima se eleva y cuando
dejamos de insuflar desciende, así tendremos la certeza de que las ventilaciones son efectivas.
En el caso de que las ventilaciones no sean efectivas debemos comprobar si existe un cuerpo
extraño visible que obstruya la vía aérea o si estamos realizando mal la maniobra de apertura
de la misma, intentando solucionar el problema hasta 5 veces, y si no podemos hacerlo
pasaremos a comprobar el estado circulatorio. Si se trata de un reanimador profesional
(médico, enfermero, primer interviniente adiestrado, etc.) lo antes posible palpará el pulso. Si
es un ciudadano no muy entrenado en estas técnicas es preferible que no pierda tiempo
buscando el pulso y pida ayuda.
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
6.6. Activación del sistema integral de emergencias.
La cadena de supervivencia ya se ha activado, pero es necesario activar el número de
emergencias, 061, 112, para que se traslade al lugar cuanto antes (8 minutos) un equipo de
soporte avanzado. La petición de ayuda al centro coordinador es el primer eslabón de la
cadena de supervivencia.
En el caso de que nos encontremos solos con el paciente lo abandonaremos para pedir ayuda
cuando detectemos que esté inconsciente y que no respira, sin dejar de decir al centro
coordinador que nos disponemos a realizar maniobras de soporte vital básico (SVB).
Se realizarán medidas de SVB durante un minuto antes de ir a pedir auxilio en caso de certeza
de que no estamos ante un problema cardiaco (ahogamiento, traumatismo, emergencia
respiratoria, niños o intoxicaciones).
6.7. Comprobación de pulso y masaje cardiaco.
La valoración de pulso se realiza tras comprobar inconsciencia,
abrir la vía aérea y valorar la ausencia de respiración. Previamente
a la localización del pulso se realizan dos insuflaciones en la vía
aérea. Sólo debe detenerse en valorarlo el reanimador entrenado.
Si comprobamos que existe pulso continuaremos ventilando del
orden de 10 veces por minuto, y examinaremos cada minuto si
sigue presente el pulso del paciente (cada 10 respiraciones). En
caso de que recuperara la respiración pondríamos al paciente en
posición lateral de seguridad, si sigue inconsciente.
El pulso se toma en estas situaciones a nivel de la arteria carótida.(fig3.37) Para su localización
colocamos el segundo y tercer dedo de nuestra mano sobre la nuez del paciente y lo dejamos
caer hacia un lado. Emplearemos hasta 10 segundos para asegurarnos de la falta de pulso, en
cuyo caso iniciaremos rápidamente el masaje cardiaco externo, mediante compresiones
torácicas en el 1/3 inferior del esternón.
Para localizar la zona de compresión deslizamos el dedo índice y medio sobre
la última de las costillas del paciente, hasta su inserción con el esternón, a
continuación pondremos dos dedos de forma transversal al esternón y por
encima el talón de la otra mano. Sobre el dorso de ésta pondremos la palma
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de la primera, quedando entrelazada por los dedos, una sobre el dorso de la otra.
Comenzaremos las compresiones con los brazos rectos, deprimiendo el tórax 4 – 5 cm cada
vez y sin separar las manos. El tiempo de compresión y descompresión ha de ser igual. Lo
haremos a un ritmo de 100 compresiones por minuto (1 ó 2 compresiones por segundo)
incluyendo 2 respiraciones cada 30 compresiones torácicas, tanto si hay uno como dos
reanimadores. Las 30 compresiones deben contarse en voz alta, y cada
minuto comprobamos si ha vuelto el pulso.
Cuando el reanimador termine de realizar las compresiones torácicas
debe abrir la vía aérea y realizar las dos insuflaciones. Cuando termine
éstas buscará de nuevo el punto de masaje e iniciará de nuevo la
secuencia.
Si el número de reanimadores fuese de dos, uno de los se situará
lateralmente a la cabeza y realizará el control de la vía aérea y las
insuflaciones, el otro se situará enfrente pero a nivel del tórax
ocupándose de las compresiones torácicas, que suspenderá mientras el
compañero realiza las ventilaciones. Si el que realiza las compresiones
se encuentra cansado se puede cambiar de posición, avisándolo en voz alta, el compañero
hará dos ventilaciones y se producirá el cambio comenzando el que hacía las compresiones
con dos ventilaciones, de forma que se harán un total de 4 ventilaciones consecutivas en el
cambio.
El reanimador no profesional, una vez detectado que el paciente no respira y tras dar las dos
insuflaciones, comprobará durante 10 segundos si se mueve, tose o hace alguna respiración.
Ante la ausencia de actividad o ante la duda iniciará las compresiones torácicas.
Las maniobras las suspendemos sólo si quedamos exhaustos, si el paciente se recupera o
llega la ayuda especializada.
6.8. Obstrucción de la vía aérea.
La obstrucción de la vía aérea puede ser parcial, potencialmente solucionable por la tos de la
víctima, o completa. Lo detectaremos porque la víctima generalmente se lleva la mano a la
garganta, estará inquieta o toserá, oiremos inspiración sibilante o acabará por peder el
conocimiento.
Seguiremos los pasos siguientes:
 Pedir ayuda.
 Si la víctima respira solo anímele a seguir tosiendo.
 Si no es efectiva la tos o aparecen signos de desvanecimiento comience con palmadas
ínter escapulares, manteniendo a la víctima inclinada hacia delante y sujetándole el pecho
con una mano. Hay que mirar la boca del paciente buscando la presencia de algún cuerpo
extraño.
 Si no es efectivo comenzamos con 5 compresiones abdominales (maniobra de Heimlich)
poniéndonos detrás de la víctima, con ella algo inclinada hacia delante y colocando el
puño cerrado entre el ombligo y el extremo inferior del esternón, sujetándolo con la otra
mano, empujaremos bruscamente hacia dentro y hacia arriba. Siempre explorar luego la
boca en busca del cuerpo extraño.
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
 Si no es eficaz combinaremos 5 palmadas con 5 maniobras de Heimlich.
 Si la víctima quedara inconsciente le abrimos la vía aérea, comprobamos si respira, y si no
respira le insuflamos dos veces, incluso 5 veces para conseguir dos efectivos, y
comenzaríamos compresiones torácicas para liberar la obstrucción.
 Si no es eficaz continuamos hasta conseguir respiraciones efectivas o que venga ayuda
especializada, que se habrá pedido inicialmente.
7. Desfibriladores.
7.1. Concepto.
El Desfibrilador Externo Automático (DEA).- Es un aparato electrónico portátil que
diagnostica y trata la parada cardiorrespiratoria cuando es debida a la fibrilación ventricular (en
que el corazón tiene actividad eléctrica pero sin efectividad mecánica) o a una taquicardia
ventricular sin pulso (en que hay actividad eléctrica y en este caso el bombeo sanguíneo es
ineficaz), restableciendo un ritmo cardíaco efectivo eléctrica y mecánicamente. La desfibrilación
consiste en emitir un impulso de corriente continua al corazón, despolarizando
simultáneamente todas las células miocárdicas, pudiendo retomar su ritmo eléctrico normal u
otro eficaz. La Fibrilación Ventricular es la causa más frecuente de muerte súbita.
El DEA es totalmente ineficaz en la parada cardiaca con asistolia pues el corazón, en este
caso, además de no bombear la sangre, no tiene actividad eléctrica; y en la Actividad Eléctrica
Sin Pulso (AESP) antes denominada disociación electromecánica, donde hay actividad
eléctrica, que puede ser incluso normal, pero sin eficacia mecánica. En estos dos últimos casos
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
únicamente se debe realizar compresión torácica mientras se establecen otras medidas
avanzadas.
7.2. Tipos de desfibriladores.
El DEA completamente automático que está pensado para ser utilizado por personal no
sanitario, de tal forma que siguiendo sus instrucciones se colocan los electrodos en el paciente,
y el aparato, tras determinar el tipo de ritmo cardiaco, aconseja a los asistentes separarse para
emitir la descarga eléctrica, o bien, aconseja realizar compresiones torácicas.
En los países desarrollados la tendencia es a colocarlos en lugares concurridos para evitar los
episodios de muerte súbita, dado que su efectividad es máxima en el momento inicial,
disminuyendo rápidamente en los minutos sucesivos.
El DEA semi-automático pensado para personal para-médico, socorristas, donde da las
instrucciones y el socorrista activa cada paso.
Hay que diferenciarlo de los desfibriladores-cardioversores convencionales o manuales,
utilizados por personal médico donde se visualiza el ritmo cardiaco, decidiendo el profesional el
tipo de descarga en cuanto a intensidad o para realizarlo de forma sincronizada con el ciclo
eléctrico cardiaco (emitir la descarga en la despolarización ventricular, en la "R" del
electrocardiograma).
7.3. Indicación de uso.
Si se encuentra disponible, se deberá utilizar en todo caso en que exista una pérdida de
conocimiento mantenida (en el síncope se produce una recuperación espontánea), que no
responda y que no respire o lo haga anormalmente. Si hay duda de si la respiración es normal,
se actuará como si no lo fuera (hay bocanadas agónicas en más del 40% de las paradas
cardiacas). No se aconseja perder tiempo en buscar el pulso, ya que la palpación del pulso
carotideo es inexacto para confirmar la presencia o ausencia de circulación.
Se iniciará la secuencia de soporte vital básico, teniendo en cuenta que en adultos,
inicialmente, la ventilación es menos importante que la compresión torácica, comenzándose
con las compresiones torácicas en vez la ventilación inicial, mientras que en los niños se
mantiene la prioridad en la ventilación (en base a las nuevas recomendaciones de la European
Resuscitation Council del año 2005).
En todo caso, el DEA sólo aconsejará la descarga eléctrica con dos trastornos del ritmo
cardíaco, en la fibrilación ventricular y en la taquicardia ventricular.
Los DEAs estándar pueden usarse en niños a partir de los 8 años. Para niños de de 1 a 8 años
deben usarse parches pediátricos, de menor tamaño o un modo pediátrico si es posible. Si no
es posible se utilizará el DEA tal como es. El uso de DEA no está recomendado para niños
lactantes, menores de 1 año.
La desfibrilación precoz, en los 3-5 minutos del colapso puede producir tasas de supervivencia
tan altas como el 49-75%. Cada minuto de retraso en la desfibrilación reduce la probabilidad de
supervivencia al alta en un 10-15%. De ahí la existencia de programas de desfibrilación de
acceso público.
7.4. Programas de desfibrilación de acceso público.
Los programas de desfibrilación de acceso público es más probable que mejoren la
supervivencia de la parada cardiaca si se establecen en lugares donde la parada cardiaca
presencial es más probable que ocurra, con una probabilidad de por lo menos una vez cada
17
VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
dos años, como en aeropuertos, instalaciones deportivas, casinos y otros lugares concurridos.
Sin embargo el 80% de las paradas cardiacas extrahospitalarias se dan en ámbitos privados o
residenciales, lo que limita significativamente estos programas. No hay estudios que
documenten la efectividad del despliegue de DEA en domicilios.
Un DEA colocado en un lugar público
Los elementos recomendados para los programas de desfibrilación de acceso público son:




La respuesta debe estar planificada y practicada.
Los previsibles rescatadores, que no son sanitarios, deben estar entrenados en soporte
vital básico y en la utilización del DEA.
El lugar debe estar comunicado con el sistema de emergencias médicas local.
Se debe realizar una auditoría de forma continuada para la mejora de la calidad.
7.5. Secuencia de uso de un desfibrilador.
Colocación habitual de los electrodos en el paciente:



1. Si la víctima no responde y no está respirando normalmente, hay que enviar a
alguien por el DEA, si existe en el local, y a llamar al teléfono de emergencias del lugar.
Proceder a quitarle la ropa de cintura para arriba, si es preciso cortándola.
2. Iniciar Reanimación cardiopulmonar de acuerdo a las recomendaciones de Soporte
vital básico.
o En adultos y niños fuera del hospital con una secuencia 30:2. Es decir 30
compresiones torácicas por 2 insuflaciones. Las compresiones con una
frecuencia de 100 por minuto.
3. Tan pronto llegue el desfibrilador, encenderlo y fijar los electrodos.
o En caso del paciente mojado, llevarlo a un lugar seco y secar el tórax. Si está
mojado la descarga será menos eficaz por transmitirse por el agua que
empapa la piel; además, si el suelo está mojado podría transmitir la descarga
al reanimador.
o En pacientes velludos rasurar la zona de implantación de los electrodos. En
cualquier caso no retrasar la desfibrilación por ello.
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
o




Los electrodos se colocan en el "apex", es decir debajo de la clavícula derecha
y en "vertex", es decir en la zona inferior e izquierda del tórax.
o En caso de niños entre 1 y 8 años (aproximadamente entre 9 y 25 kg) con paro
cardiaco prehospitalario la American Heart Association (AHA), en la actualidad,
recomienda el uso de DEA utilizando electrodos de menor tamaño pediátricos,
con dosis pediátricas. A partir de los 8 años se utilizará el de adultos. En el
caso de los menores de un año la AHA no lo recomienda ni lo desaconseja.
4. Seguir las directrices de voz/visuales del aparato. Si procede, como en el semiautomático, dar al botón de "análisis".
o Asegurarse de que nadie toca al paciente en el momento del análisis para
evitar interferencias.
5. Si está indicada la descarga. Asegurarse de que nadie toca a la víctima.
o Si es semiautomático pulsar el botón de descarga, mientras se avisa de que se
procede a la misma.
o En los completamente automáticos la descarga será inmediata tras la
advertencia de alejamiento del paciente.
6. Si no está indicada la descarga se reiniciará la RCP inmediatamente con pauta 30:2.
7. Se continuará siguiendo los mensajes del DEA hasta que:
o Llegue ayuda cualificada y se haga cargo del paciente.
o La víctima empiece a respirar de forma espontánea. En este caso se le
colocará en posición lateral hasta que llegue la ayuda cualificada.
o En caso de agotamiento del o los reanimadores.
EVACUACIÓN DE HERIDOS.
1.- Evacuación de los heridos.
Las reglas para evacuar a los heridos se exponen en un capítulo aparte, pero como medida
general, se trasportará en primer lugar a los heridos más graves, con dificultad respiratoria, en
estado de shock, a los que se les ha tenido que aplicar un torniquete para parar las
hemorragias, etc. Otra norma general es que no se les cambia de camilla hasta la llegada al
hospital.
2. Movimiento y transporte de heridos.
2.1 . Normas Generales.
Antes de mover y/o trasladar a la víctima de un accidente, hay que
tener en cuenta las siguientes indicaciones:
 Como norma general, al accidentado se le deberá
reconocer en el mismo lugar en que se encuentre, sin
trasladarlo hasta que se le haya hecho un reconocimiento cuidadoso y se le hayan
practicado los primeros auxilios.
19
VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES








No mover a un herido grave, salvo en situaciones extremas en las que su vida
pudiera correr peligro inmediato (electrocución, asfixia, etc). En estos casos se le
debe trasladar con el máximo cuidado, moviéndole lo mínimo necesario para
colocarlo en un lugar donde se le puedan prestar los primeros auxilios sin peligro
para la víctima y el rescatador.
Si el herido está aprisionado, antes de intentar sacarlo hay que retirar los objetos
que le aprisionan. Si existen dificultades para liberarlo, no forzar la situación ni tirar
con violencia del cuerpo ni doblarlo, para evitar agravar su estado. Es preferible
prestarle los primeros auxilios en el lugar que se encuentra.
Antes de trasladar al accidentado, hay que inmovilizarle los miembros lesionados,
entablillando firmemente o sujetando con correas las articulaciones. En caso de
duda tratar la lesión como si fuera una fractura.
Los heridos aparentemente leves deberán permanecer tendidos hasta la llegada
de los auxilios médicos, ya que en esa posición no corren el riesgo de que se les
agraven fracturas no apreciables en los primeros momentos, pero que pudieran
empeorar con movimientos incorrectos.
No permitir al accidentado actuaciones de valor inconsciente que podrían ser
peligrosas una vez pasada la euforia de los primeros momentos.
Si el accidentado tiene heridas graves, se hará el transporte en camilla. Si no se
puede es mejor no trasladarlo, cuidándolo lo mejor posible en donde se encuentra
hasta que se pueda evacuar de forma adecuada. Una víctima inconsciente debe
trasladarse siempre en camilla.
Tanto si el herido está inconsciente como si no, se le colocará en situación de
recuperación, bien sea sobre una camilla, un asiento de un coche, etc.,
procurando inmovilizarlo para evitar que se mueva durante el traslado
No olvidar que el objetivo del trasporte es evitar al accidentado movimientos y
molestias innecesarios.
2.2.
Evacuación de un herido en coche.
Una víctima puede ser evacuada en coche si:
 Tiene pequeñas heridas, quemaduras o esguinces.
 Tiene fracturas menores.
La evacuación en coches particulares es muy peligrosa, y no deberá hacerse mas que
en casos en los que no quede otra alternativa, por lo que, a ser posible, se elegirá una
furgoneta, camión, etc., con preferencia a un turismo.
Se debe conducir lo más suave y seguro posible, observando las reglas de tráfico, ya que:
 Las lesiones pueden complicarse y agravarse a causa de una conducción
incorrecta.
 Los demás conductores normalmente no darán paso por el simple hecho de ir a
gran velocidad o tocando el claxon, lo que puede además provocar un accidente
que complicaría aún más la situación.
Durante el viaje se tendrán en cuenta las siguientes medidas:
 Colocar a la víctima en el asiento trasero apoyada en cojines, mantas, abrigos,
etc., y en posición de defensa.
 Vigilar que no las vías respiratorias no estén obstruidas, que no exista hemorragia,
que la víctima no pierda el conocimiento y que tenga las fracturas inmovilizadas.
 Si fuera necesario, continuar aplicando las técnicas de RCP hasta la llegada al
hospital.
2.3.
Traslado de un herido en camilla.
La mejor manera de transportar a un herido es en una camilla. Si el herido está grave es el
único medio recomendado. Para el transporte de un herido en una camilla hay que tener en
cuenta los siguientes factores:
 Colocación del herido.
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
La norma fundamental es procurar mover lo menos posible al accidentado, para evitarle
sufrimientos y agravamientos de sus heridas. Para ello se tendrán en cuenta las siguientes
indicaciones
 Si el herido está consciente se le coloca en la posición en la que se encuentre más
cómodo, normalmente decúbito supino.
 Si tiene heridas en el pecho, lo mejor es mantenerle en posición de semisentado, para
facilitarle la respiración.
 Si tiene heridas en la parte posterior del cráneo se le coloca en posición de decúbito
lateral.
 Si el paciente está inconsciente, respira y tiene pulso se le coloca en posición de
defensa: se ponen las manos del herido cruzadas sobre el abdomen en lazadas con un
pañuelo, corbata, etc. La pierna alejada del lado hacia el que se va a girar al herido se
deja apoyada en el suelo en semiflexión. Se coloca uno de los auxiliadores junto a la
cabeza del herido, otro a nivel de los hombros y el tercero a nivel de la cadera. Se gira al
herido lentamente, tirando de los hombros y de la cadera, y sujetando bien la cabeza, de
modo que todo él forme un bloque rígido.
 Si por alguna causa no se puede deslizar al herido hasta la camilla, y es necesario
levantarlo, este movimiento se realiza en dos tiempos:
 En el primer tiempo, se deja que el cuerpo del herido descanse sobre la rodilla de los
socorristas.
 En el segundo tiempo, se levanta al unísono, sosteniendo siempre la cabeza del
accidentado y manteniendo la espalda y los brazos rectos, de modo que todo el cuerpo
forme un bloque rígido.
También se puede levantar a un accidentado con el “método de la manta”: se dobla una manta
a lo largo hasta la mitad de su anchura; un socorrista sujeta al herido por la cabeza y otro por
los pies, mientras los otros lo hacen rodar suavemente hacia ellos, de modo que el borde de la
manta se coloque a lo largo de la espalda del accidentado; se vuelve de espaldas al herido y se
desenrolla la manta de manera que quede debajo de él; se enrollan los bordes de la manta
para formar unas asas; un socorrista coge la manta por el lado del cuello de la víctima, otro por
el lado de los pies, y los otros dos cogerán la parte enrollada de la manta colocándose a ambos
lados del accidentado, de modo que su espalda, piernas y brazos estén rectos. Nos
levantamos al unísono y colocamos a la víctima sobre la camilla.
21
VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES

Inmovilización y abrigo del herido.
Una vez colocado en la camilla, el herido debe ser sujetado con correas o mantas para evitar
que se caiga por cualquier movimiento brusco realizado durante el traslado, o incluso por los
propios movimientos del herido, consciente o inconsciente.
También es necesario abrigarle convenientemente, ya que la inmovilidad, la hemorragia y el
trauma disminuyen la resistencia al frío. Si el levantamiento del herido se hubiese hecho por el
sistema de la manta, esa misma manta se empleará para abrigarle. Si el traslado del herido a
la camilla se hubiese hecho por otro procedimiento, se colocará previamente una manta sobre
la camilla.

Transporte de la camilla.
Para transportar la camilla, los encargados del traslado se colocarán de rodillas en cada
extremo de la misma y, a una voz del situado en la parte de los pies, se levantarán ambos a la
vez.
Durante la marcha caminarán con el paso cambiado y manteniendo la camilla horizontal en
todas las circunstancias.

Improvisación de camillas.
Cuando no se dispone de una camilla, puede improvisarse con cualquier cosa que ofrezca una
superficie plana resistente y que sirva para poder acomodar a la víctima con las suficientes
garantías para poder trasladarla sobre ella.
Así, por ejemplo, puede usarse una puerta o contraventana, una tabla de planchar o un tablero
ancho. En estos casos, se deberá colocar encima una capa de almohadillado (manta) que
mitigue la dureza de la camilla improvisada.
Otro sistema es emplear dos palos o barras fuertes y una manta o chaqueta:

Si se emplea una manta, se extiende ésta en el suelo y se colocan los dos
palos de manera que la manta quede dividida en tres partes iguales, y luego se doblan
las dos partes exteriores hacia el centro. El peso del accidentado impedirá que se
separen ambas partes de la manta.

Si se emplean dos chaquetas, se envuelven hacia adentro las mangas de las
chaquetas, se abrochan y se colocan en el suelo una a continuación de la otra,
tocándose los faldones. Se pasan las barras por las mangas de la chaqueta y se ata un
trozo de madera en cada extremo de las barras, de modo que queden separadas.
Antes de usar una camilla improvisada, es fundamental comprobar su resistencia con
nosotros mismos.
22
VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
2.4.
Traslado de un herido sin camilla.
Existen diversos sistemas para el transporte de un accidentado sin camilla, dependiendo de la
gravedad del mismo y del número de socorristas que intervengan. Como regla general cuando
se trate de levantar a una persona herida, es necesario tener en cuenta lo siguiente, para no
sufrir uno mismo un accidente que trasforme al socorrista en víctima:
- Examinar y calcular el peso de la víctima.
- Al agacharse, doblar las piernas manteniendo la espalda recta y correctamente estirada, y
levantarse estirando las piernas.
- Antes de alzar a la víctima, cerciorarse de que el camino está limpio de obstáculos.
2.4.1.
Traslado por un solo socorrista.
A.
Arrastre de la víctima: Cuando se trate de mover a una víctima unos pocos
metros para sacarla de un lugar en el que corre peligro, puede utilizarse, de acuerdo con
las circunstancias, alguno de los siguientes métodos:





Método 1: coger a la víctima por detrás, por la ropa o por los antebrazos, y
arrastrarla caminando hacia atrás.
Método 2: volver a la víctima de espaldas al suelo y colocarle una tela que rodee
la espalda a la altura de las axilas. Arrodillarse a horcajadas sobre el accidentado
y atar la tela sobre el cuello. Caminar hacia delante, manteniendo la misma
posición a horcajadas, deslizando a la víctima sobre el suelo.
Método 3: volver a la víctima de espaldas al suelo y atar sus muñecas con un
pañuelo. Arrodillarse a horcajadas y colocar la cabeza de modo que las muñecas
atadas enlacen nuestro cuello, y caminar hacia delante como antes.
Método 4: colocamos a la víctima una tela que le rodee el pecho a la altura de las
axilas. Colocarse de espaldas al accidentado y atar la tela a nuestro pecho. Girar
poniéndonos a horcajadas sobre el suelo y manteniendo al herido sobre nuestra
espalda y caminar hacia delante a horcajadas llevando a la víctima sobre la
espalda.
Método 5: si es necesario bajar una escalera y la víctima está inconsciente,
tendemos al herido sobre la espalda con la cabeza en dirección de la marcha.
Colocamos las dos manos bajo los brazos de la víctima y apoyamos su cabeza
sobre uno de los brazos, mientras bajamos lentamente las escaleras arrastrando
los pies del herido.
B.
Muleta humana: nos situamos al lado de la pierna herida de la víctima, de
modo que ésta se apoye sobre su pierna sana, colocando un brazo alrededor de su
cintura, mientras el herido le rodea el cuello con su brazo, que es agarrado por el
socorrista. Se caminará paso a paso con el accidentado, de modo que su pierna herida
vaya “pegada” a la del socorrista.
C.
Traslado en brazos: se emplea cuando el herido pesa poco o hay que
transportarle durante distancias muy cortas, y no tiene lesiones que impidan este tipo de
transporte. Se levanta despacio al accidentado, pasándole un brazo bajo las corvas y el
otro alrededor de la cintura. Si se trata de un bebé o de un niño pequeño, se le pasará un
brazo debajo de las corvas y el otro debajo de la zona más baja del cuello y de los
hombros.
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
D.
Traslado sobre la espalda: este sistema se emplea cuando hay que
transportar a una víctima de poco peso, con una herida pequeña, durante una distancia
corta. Existen varios métodos:

Método 1: ayudamos a la víctima a colocarse en una situación casi erguida,
cogemos al accidentado con la mano derecha y nos agachamos pasando la
cabeza bajo el brazo extendido de la víctima y el brazo derecho alrededor de sus
piernas. Cargamos el peso del herido sobre el hombro derecho y nos
incorporamos, apoyamos a la víctima sobre ambos hombros, cogiendo su muñeca
derecha con la mano derecha.

Método 2: ayudamos a la víctima a colocarse en una posición erguida, le
pasamos una tela alrededor de la espalda, nos colocamos de espaldas y
cargamos al accidentado sobre nuestra espalda, agarrando fuertemente con
ambas manos los extremos de la tela.

Método 3: atamos las muñecas del herido con un pañuelo y le ayudamos a
colocarse erguido. Metemos la cabeza dentro de los brazos del herido y lo
apoyamos sobre la espalda, cogiéndole sus brazos con ambas manos.
2.4.2.
Traslado por varios socorristas.
A. Silla de dos manos: Es lo adecuado cuando el herido no puede agarrarse con sus
brazos. En este caso, los socorristas forman una especie de silla, de modo que dos de
sus brazos constituyen el asiento y los otros forman el respaldo. Se realiza de la
siguiente forma:
 Situarse frente a frente, a ambos lados del herido, mirando en la misma
dirección que él.
 Agacharse y pasar el brazo del lado de la víctima alrededor de su espalda,
justo debajo de los hombros, y agarrar su ropa por el otro lado de la cintura.
 Colocar el otro brazo debajo del muslo del herido y cogerse las manos de modo
que uno de los socorristas ponga la palma hacia arriba, con un trozo de tela o un
pañuelo, y el otro le coja la mano con la palma hacia abajo. De este modo las
manos no resbalan por causa del sudor ni se hacen daño con las uñas del otro.
 Levantar a la víctima alzándose a la vez, lentamente, y comenzar a andar con
paso cruzado, paso a paso y no caminando de lado.
B.
Silla de cuatro manos: Es lo adecuado cuando la distancia es corta y el
accidentado está consciente y puede hacer uso de sus manos para agarrarse. Se
procede de la siguiente manera:
 Los socorristas se sitúan uno frente al otro, detrás del herido mirando en la
misma dirección que él.
 Entrelazar las cuatro manos de modo que cada uno agarre su muñeca
izquierda, por arriba, con la mano derecha, y la muñeca derecha del otro con la
mano izquierda.
 Agacharse y colocar el “asiento” hecho con las cuatro manos debajo de los
muslos del accidentado, que pasará un brazo por el cuello de cada uno de los
socorristas.
 Alzarse al unísono y caminar despacio, paso a paso, como en el caso anterior.
C.
Silla de cocina: Sólo debe usarse si la víctima está consciente y no tiene
lesiones graves. Consiste en sentar al herido en una silla normal de respaldo alto y recto,
asegurando, si es necesario, al accidentado con vendajes. Los socorristas se sitúan a
ambos lados de la silla, cogiendo cada uno una pata delantera y una trasera. Se inclina
la silla un poco hacia atrás y caminamos
despacio, paso a paso.
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VIGILANCIA EN CENTROS COMERCIALES
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