Cefaleas emergentes

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SEN 2006
LVIII Reunión anual de la Sociedad Española
de Neurología
BARCELONA 21 al 25 de noviembre de 2006
Cefaleas
emergentes
Reunión del Grupo de Estudio
de Cefaleas de la Sociedad
Española de Neurología
Cefalea primaria en trueno
Dr. M. Huerta
Hemicránea paroxística
Dra. M.J. Monzón
Hemicránea continua
Dra. P. Pozo
SUNCT
Dr. P. Irimia
Cefalea hípnica
Dra. A.B. Caminero
Cefalea crónica persistente de novo
Dr. V. Mateos
Cefalea cardiaca
Dr. J. Pascual
Cefalea numular
Dr. J.A. Pareja
Cefalea crónica: pacientes
en riesgo y medidas para evitarla
Dr. D. Ezpeleta
Science beyond the Conference Hall
Cefalea primaria en trueno
Dr. M. Huerta
Hospital de Viladecans, Barcelona
La cefalea en trueno es una cefalea explosiva
muy dolorosa. Puede ser primaria o secundaria y requiere atención médica urgente porque
puede deberse a causas graves.
La hemorragia subaracnoidea (HSA) es la
causa más frecuente de cefalea en trueno
secundaria (11-65% de pacientes) y es el
primer diagnóstico a descartar por su alta
morbimortalidad. El síntoma más frecuente
y a veces único es la cefalea, de intensidad
máxima inicial, que suele durar de 2 a 8 días,
se desencadena por un esfuerzo y, aunque al
principio puede ser focal o lateralizada, tiende
a convertirse en holocraneal con irradiación
occipital e incluso cursar con meningismo o
signos radiculares, así como con otros signos y síntomas, como alteraciones de la conciencia, déficit focales, alteraciones visuales,
náuseas, vómitos y fotofobia, fiebre, hipertensión arterial y hemorragias subhialoideas. La
primera prueba diagnóstica es la tomografía
computarizada (TC), con una sensibilidad cercana al 100% en las primeras 12 horas de
la hemorragia. Ante la sospecha clínica pero
con TC normal, ha de practicarse una punción
lumbar. Si se confirma la HSA casi siempre
es preciso buscar un aneurisma con arteriografía.
La cefalea centinela o cefalea atribuida a
aneurisma es clínicamente similar a la cefalea
de la HSA, no suele acompañarse de otros
síntomas o signos y en un 10-50% de casos
precede a la HSA en días o semanas. Se diagnostica con angio-RMN, angio-TC o angiografía convencional.
La trombosis de senos venosos cerebrales se
manifiesta en un 10-30% de los casos con
cefalea como único síntoma, y en el 2-10% de
los pacientes es una cefalea en trueno. Son
cefaleas generalmente de inicio subagudo,
persistentes, que empeoran con la maniobra
de Valsalva y que pueden asociarse a crisis
epilépticas, papiledema, alteraciones de la
conciencia y signos y síntomas focales. La TC
puede ser normal y la punción lumbar también
lo es en el 50% de los casos, por lo que el
diagnóstico se hace con RMN.
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La disección de arterias cervicales cursa con
cefalea en el 60-95% de los pacientes. El 14%
de las disecciones de carótida y el 22% de
las de las arterias vertebrales cursan con cefalea en trueno. Es una cefalea ipsilateral al
lado disecado. Padece cervicalgia el 25% de
los pacientes con disección de carótida y el
50% con disección de arterias vertebrales.
Más adelante suelen aparecer otros síntomas
y signos, como un signo de Horner positivo y
manifestaciones focales. La disección arterial
cervical se diagnostica con RM cervical con
angio-RM y también puede usarse la angio-TC,
duplex TSA y angiografía convencional.
La cefalea por disminución espontánea e idiopática de la presión del LCR se inicia en un 1520% de los casos como una cefalea en trueno, aparece o empeora con la bipedestación y
mejora con el decúbito, suele agravarse con la
maniobra de Valsalva y puede haber también
náuseas, vómitos, rigidez de nuca, cervicalgia,
tinnitus, hipoacusia, inestabilidad, diplopía, visión borrosa, fotofobia, dolor interescapular o
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braquialgia irradiada. Si se practica una punción lumbar, se aprecia una presión mínima o
indetectable, hipo o acelularidad y proteínas
normales o elevadas. La RM muestra diversas
alteraciones indicativas, destacando el refuerzo meníngeo con gadolinio. Para localizar la
fuga de LCR es útil la RM, la cisternografía
isotópica y la mielografía.
La apoplejía hipofisaria es la hemorragia o infarto de la hipófisis, generalmente relacionada
con un adenoma hipofisario. Suele causar cefalea aguda con náuseas, alteración de la agudeza visual, oftalmoplejía o déficit campimétricos, pero puede provocar una crisis adrenal,
coma y muerte. La exploración física, la punción lumbar y la TC pueden ser normales y el
diagnóstico se confirma con RM.
La crisis aguda hipertensiva y la leucoencefalopatía posterior reversible rara vez se presentan como cefalea en trueno. En la crisis aguda
hipertensiva la cefalea es de predominio occipital y puede coexistir con encefalopatía hipertensiva, déficit neurológicos focales, disnea,
dolor torácico o epistaxis. La leucoencefalopatía posterior suele asociarse a hipertensión,
eclampsia, síndrome hemolítico-urémico u
otros síndromes, y en la RM se aprecia edema en el córtex y la sustancia blanca.
El síndrome de vasoconstricción cerebral reversible engloba las denominaciones previas
de angiopatía cerebral benigna segmentaria o
difusa, la angiopatía cerebral posparto o síndrome de Call-Fleming, la cefalea en trueno
con vasoconstricción y el vasospasmo inducido
por drogas. Cursa con una cefalea en trueno
aislada o asociada a déficit focales, crisis, náuseas, vómitos y trastorno cognitivo que suele
repetirse en salvas durante una a tres semanas. En alguna serie supone hasta un 30%
de los casos de cefalea en trueno. La TC y la
punción lumbar son normales, la RM también
es normal o compatible con leucoencefalopatía posterior o infartos distales y los estudios
angiográficos muestran vasoconstricción y dilataciones en segmentos alternos de ramas
del círculo de Willis.
Otras causas de cefalea en trueno secundaria
son el hematoma retroclival, el infarto isquémico y el hematoma cerebral, el quiste coloide
del tercer ventrículo, la infección intracraneal
y la sinusitis aguda.
La cefalea primaria en trueno, también conocida como cefalea benigna explosiva, cefalea
vascular benigna, vasospasmo migrañoso y
crush migraine, no puede diferenciarse de
las cefaleas en trueno secundarias sólo por
sus características y sólo debe diagnosticarse
cuando se han descartado todas las causas
orgánicas. La cefalea primaria de la tos, la
cefalea primaria por ejercicio físico y la cefalea
primaria asociada a la actividad sexual pueden
presentarse como una cefalea explosiva. Los
criterios diagnósticos de la cefalea primaria
en trueno según la segunda edición de la Clasificación Internacional de las Cefaleas (ICDHII) son:
A. Cefalea intensa que cumple los criterios B
y C.
B. Las dos siguientes características: inicio
repentino con intensidad máxima en menos de un minuto y duración entre una
hora y diez días.
C. No recurre de forma regular en las siguientes semanas o meses (aunque puede recurrir durante la primera semana).
D. No es atribuible a otros trastornos (requiere neuroimagen y LCR normales).
En algunos pacientes hay antecedentes de migraña. Otras características clínicas son el inicio súbito con intensidad máxima generalmente en menos de 30 segundos, una duración de
algunas horas, pero también de semanas si es
menos intensa, con náuseas y vómitos al inicio
o poco después, la localización occipital, aunque puede ser holocraneal, con episodios de
repetición en una o dos semanas y recurrencia
en meses o años. Como factores desencadenantes se citan el ejercicio, la hiperventilación,
el coito, el baño en agua caliente o actividades
ligeras, y también puede surgir espontáneamente. Su fisiopatología no está aclarada y se
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han planteado varias hipótesis, incluyendo la hiperactividad simpática, una respuesta vascular
anormal a las catecolaminas circulantes o un
reflejo neurogénico simpático central aberrante que provocarían un vasospasmo neurogénico. El pronóstico de la cefalea en trueno en los
pacientes con TC y LCR normales es bueno,
sin complicaciones en series con seguimiento
de uno a tres años. La recurrencia oscila entre
el 8% y el 44%. Uno de cada tres pacientes desarrolla migraña. El tratamiento es sintomático
con analgésicos y se recomienda evitar la actividad física intensa en las primeras semanas y
los fármacos serotoninérgicos. En la Figura 1
se muestra el algoritmo diagnóstico propuesto
de la cefalea primaria en trueno.
TC
–
+
HSA
Ictus
Trombosis venosa
Apoplejía hipofisaria
Hematoma retroclival
SLPR
PL
–
+
HSA
Meningitis
RM + Angio-RMN
+
HSA: hemorragia subaracnoidea.
SLPR: síndrome de leucoencefalopatía posterior reversible.
HE LCR: hipertensión espontánea
del líquido cefalorraquídeo.
SVCR: Síndrome de vasoconstricción craneal reversible.
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Ictus
HE LCR
Apoplejía hipofisaria
Hematoma retroclival
SLPR
Aneurisma cerebral
Trombosis venosa
Disección arterial
SVCR
–
Cefalea primaria
en trueno
Figura 1: Algoritmo para el diagnóstico de la cefalea primaria en trueno.
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Hemicránea paroxística
Dra. M.J. Monzón
Hospital de Requena, Valencia
La hemicránea paroxística se caracteriza por
crisis similares a las de la cefalea en racimos, aunque de más corta duración y más
frecuentes y con una respuesta absoluta a la
indometacina. Fue descrita por primera vez
por Sjaastad y Dale en 1974 como una nueva
forma de cefalea tratable y en 1976 esos mismos autores la denominaron hemicránea paroxística crónica. Posteriormente, en 1987,
Kudrow describió la forma paroxística episódica. En 1988 la clasificación de la International
Headache Society (IHS) incluyó la hemicránea
paroxística crónica y en 2004 dicha clasificación contempló en el apartado 3.2 la hemicránea paroxística y sus dos presentaciones,
crónica (3.2.1) y episódica (3.2.2).
En cuanto a las características clínicas, el
paciente sufre al menos 20 ataques de dolor intenso unilateral, orbitario, supraorbitario
o temporal de 2 a 30 minutos de duración.
El dolor va acompañado de al menos una de
las características siguientes: inyección conjuntival y/o lagrimeo ipsilaterales, congestión
nasal y/o rinorrea ipsilaterales, edema palpebral ipsilateral, sudoración frontal y facial
ipsilaterales y miosis y/o ptosis ipsilaterales.
Más de la mitad del tiempo se producen más
de cinco ataques diarios, pero puede haber
periodos con una frecuencia menor. La indometacina a dosis apropiadas (debe probarse
a dosis de 150 mg/día por vía oral o rectal,
o de 100 mg intramuscular, pero la dosis de
mantenimiento puede ser menor) previene de
forma absoluta el desarrollo de ataques. Por
último, es una cefalea no atribuida a otra alte-
ración. Ambos tipos de presentación cumplen
con estas características, pero en la forma
episódica (20% de los casos) hay al menos
dos fases activas de 7 a 365 días de duración, separadas por remisiones o intervalos
libres de dolor de un mes o más de duración,
mientras que en la forma crónica (80% de los
casos) los ataques se suceden sin remisiones
durante más de un año o las remisiones duran
menos de un mes.
Es un tipo de cefalea muy infrecuente, que representa el 1-3% de la prevalencia de la cefalea
en racimos, lo que equivale a 4-12 pacientes
por 100.000 habitantes, aunque probablemente está infradiagnosticada. Desde 1976
se han descrito casos aislados y algunas series cortas, como la de Antonaci y Sjaastad
(1989) con 86 pacientes entre casos en la
literatura y propios, la serie retrospectiva de
Boes y Dodick (2002), con 74 pacientes tratados en la Clínica Mayo durante 20 años y la
también retrospectiva de Cittadini y Goadsby
(2006), con 25 pacientes. Es más frecuente
en la mujer, pero no tanto como se creyó en
un principio. La edad media de inicio es de 34
años, si bien puede aparecer a cualquier edad
y hay casos descritos en lactantes y en ancianos. La forma episódica se inicia antes que la
crónica. El diagnóstico se retrasa hasta una
media de edad de 47 años. No hay datos que
apunten a un origen genético.
Los pacientes con hemicránea paroxística sufren ataques recurrentes de dolor unilateral
habitualmente frontoorbitario, de corta dura-
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ción y gran intensidad, asociados a síntomas
disautonómicos y que suelen repetirse a lo largo del día. La localización más frecuente es la
frontoorbitaria en la zona del trigémino, pero
puede aparecer en otras localizaciones, sobre
todo temporal (72%), retroorbital (68%), orbital (60%), frontal (40%) y occipital (36%), pero
también puede ser en vértex y cuello (32%),
nasal o mandibular (20%), auricular (16%),
dental, ciliar o en el brazo (12%), o en uno o
ambos hombros (4%). Es un dolor muy intenso que los pacientes describen como “atroz”,
que se inicia y cesa bruscamente, dura de 10
a 30 minutos, aunque se han descrito ataques de 2 a 120 minutos, y que puede acompañarse de fotofobia (21%), náuseas (14%) o
vómitos (2%). Los síntomas autonómicos asociados más frecuentes son el lagrimeo (80%),
la inyección conjuntival (60%), la congestión
nasal (52%), la rinorrea y la ptosis (48%) y
el edema palpebral (44%), seguidos de sudoración facial (32%), plenitud auditiva (24%),
miosis (12%) y midriasis (8%). Al contrario
que en la cefalea en racimos, no hay un predominio horario claro. En torno a una tercera
parte de los pacientes sienten molestias en
la zona del dolor entre los ataques. El dolor
suele ser espontáneo o, a veces, puede haber
un desencadenante, como movimientos del
cuello, ingestión de alcohol o estrés. Puede
estar asociada a otras cefaleas primarias. En
ocasiones el dolor puede ser de localización
alternante o bilateral, o puede aparecer sin
síntomas autonómicos pero con aura.
El diagnóstico es clínico, aunque incluso con características clínicas típicas hay que descartar
que no se trate de una hemicránea paroxística
secundaria y ha de hacerse siempre un estudio de neuroimagen; la hemicránea paroxística
secundaria más frecuente es de causa vascular o tumoral. Puede plantearse el diagnóstico diferencial con la migraña, pero es poco
habitual; en cambio, suele ser necesario diferenciarla de otras cefaleas trigeminoautonómicas, como la cefalea en racimos, el síndrome
SUNCT (cefalea neuralgiforme unilateral de
corta duración con inyección conjuntival y lagrimeo) y la hemicránea continua (Tabla 1).
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Su patogenia es desconocida. Está incluida
dentro del grupo de las cefaleas trigeminoau-
Tabla 1. Diagnóstico diferencial de las cefaleas (1).
Hemicránea
paroxística
Cefalea
en racimos
SUNCT
Hemicránea
continua
2,36 : 1
1 : 2,5-7
1 : 1,3
2:1
Muy intenso
Muy intenso
Grave
Moderado
y ataques
Localización
Orbitario
Temporal
Orbitario
Temporal
Periorbitario
Orbitario
Temporal
Frecuencia
1-40/día
1-8/día
3-200/día
Continuo
Duración
2-30 min
15-180 min
5-240 seg
Continuo.
Min-días
Síntomas autonómicos
Sí
Sí
Sí
Sí en ataques
Desencadenada por alcohol
Sí
Sí
Raramente
Sí
Respuesta
a la indometacina
+++
—
—
+++
Tratamiento de las crisis
No
Sumatriptán
SC
No
No
Indometacina
Verapamilo,
topiramato,
litio
Lamotrigina
Indometacina
Característica
Sexo (fem:masc)
Dolor
Tratamiento preventivo
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tonómicas. Destaca la respuesta absoluta a
la indometacina. El dolor es unilateral, pero
con síntomas que pueden ser uni o bilaterales, lo que sugeriría una participación central. Durante los años noventa se descubrió
que durante las crisis se libera péptido relacionado con el gen de la calcitonina (PRGC)
y péptido intestinal vasoactivo (VIP), lo que
indica una activación trigeminal y parasimpática, y también se halló una afectación de
los sistemas simpático y parasimpático, pero
de la afectación del sistema nervioso central
se tenían pocos datos (disminución de los
umbrales de dolor a la presión y del reflejo
corneal con reflejo de parpadeo normal). Hay
alteraciones en la liberación cíclica de catecolaminas y endorfinas que podrían indicar una
disfunción hipotalámica.
Las pruebas de neuroimagen funcional, como
la RM y la PET han contribuido al conocimiento
de la hemicránea paroxística, en especial el
estudio de 2004 de Matharu y cols., en el
que se comparó con PET en siete pacientes
la actividad cerebral en tres situaciones: con
crisis sin tratamiento, sin crisis ni tratamiento
y sin crisis tras la administración de indometacina intramuscular. La PET fue similar en las
dos primeras situaciones, que mostraban, en
comparación con el tratamiento con indometacina, una activación del hipotálamo posterior
y el área ventral tegmentaria, unas estructu-
ras que podrían ser importantes en la fisiopatología de la hemicránea paroxística.
La indometacina induce una respuesta absoluta y se han propuesto diversos mecanismos
de este efecto. El Indotest consiste en la administración de una dosis de 150–300 mg/día
durante 3 ó 4 días; el beneficio es evidente en
menos de 48 horas, la dosis de mantenimiento es de 25-100 mg/día y al interrumpir la
indometacina el dolor reaparece en unas 12
horas. Hasta un 10% de los pacientes sufren
efectos adversos, especialmente gástricos
(desde dispepsia a hemorragia digestiva) y ha
de administrarse un protector en tratamientos prolongados. Puede emplearse también la
vía parenteral y la rectal. Otros tratamientos,
como el ácido acetilsalicílico, el piroxicam, el
celecoxib y el verapamilo tienen una eficacia
parcial. Hay tratamientos que no son eficaces,
con acción aguda, como el sumatriptán o el
oxógeno, tratamientos preventivos como el litio
y otros antiepilépticos, bloqueos anestésicos,
tratamientos quirúrgicos y tratamientos alternativos, como la acupuntura y la manipulación.
Su evolución natural es desconocida. La duración media es de 13,3 ± 12,2 años. Puede
pasar de la forma episódica a la crónica y viceversa. Con frecuencia los pacientes precisan dosis de mantenimiento de indometacina
decrecientes.
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Hemicránea continua
Dra. P. Pozo
Hospital Vall d’Hebron. Barcelona
El primer caso español de hemicránea continua fue publicado en 1990 por el Dr. Pareja
en Cephalalgia. Se trataba de una mujer de
24 años que desde los 18 sufría una hemicránea derecha continua de intensidad fluctuante, pulsátil y sin remisiones, y a veces asociada a náuseas y fotofobia. Las exploraciones
complementarias (TAC, EEG, RM, angiografía
carotídea y exploraciones oftalmológicas y otorrinolaringológicas) fueron normales. El tratamiento con AINE no fue eficaz y se inició tratamiento con indometacina 75 mg/día; más
tarde se redujo a 25 mg/día y con esta dosis
la paciente se mantuvo asintomática.
En 1981, Medina y Diamond describieron
esta cefalea como una variante de la cefalea
en racimos; posteriormente, en 1983, Boghen y Desaulniers la llamaron cefalea vascular de fondo y, por último, en 1984 Sjaastad
y Spierings acuñaron el término hemicránea
continua. Predomina en mujeres. Su incidencia, prevalencia y evolución natural son poco
conocidas. En la literatura hay unos 130 casos descritos. En la nueva clasificación de
2004 aparece en el apartado 4.7 de “otras
cefaleas primarias”. Las hipótesis fisiopatológicas son variadas, pero comparte características con cefaleas trigeminoautonómicas, la
hemicránea paroxística y la migraña. Se han
hecho estudios con flebografía orbitaria, como
los de Antonaci, que resultaron normales. Se
observó una reducción del umbral del dolor,
pero similar a la de la cefalea en racimos y la
hemicránea paroxística. En los estudios pupilométricos tampoco hubo variaciones. En los
estudios de sudoración facial se observaron
cambios moderados parecidos a los de la hemicránea paroxística. Los estudios de neuroimagen, como los del grupo de Goadsby, han
determinado las estructuras implicadas en
este tipo de dolor. En los estudios mediante
PET con capsaicina inyectada en la zona frontal se activan estructuras relacionadas con el
dolor; en la migraña se activa además la protuberancia dorsal en el tronco del encéfalo,
mientras que en la cefalea en racimos se activa la sustancia gris en el hipotálamo posterior.
En 2004 Matharu y cols. estudiaron con PET
las zonas activadas durante la hemicránea
continua: hipotálamo posterior contralateral,
protuberancia dorsal ipsilateral, mesencéfalo
ipsilateral (núcleo rojo y sustancia negra) y la
unión pontomedular bilateral.
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En las cefaleas trigeminoautonómicas (en racimos, SUNCT) se ha observado la activación
del hipotálamo posterior en la zona ipsilateral
al dolor. Las diferencias con la hemicránea
continua parecen ser el grado de activación
autonómica y la activación del hipotálamo
posterior contralateral en la neuroimagen. En
estas cefaleas podría haber una desinhibición
central del reflejo trigeminoautonómico, probablemente a través de conexiones directas
entre hipotálamo y trigémino. En la hemicránea continua se activa la protuberancia dorsal
ipsilateral, mientras que en la migraña es la
contralateral. En la migraña también se activa
la sustancia gris periacueductal, que podría
ser el modulador en esta forma de cefalea, ya
que esta zona está activa incluso al remitir el
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dolor, su inhibición suprime la nocicepción y el
bloqueo de los canales dependientes del voltaje
en esta zona es pronociceptivo. Por lo tanto,
la sustancia gris periacueductal puede ser un
inhibidor o un modulador de la inhibición central descendente. En la hemicránea continua
se activa la protuberancia dorsal ipsilateral, lo
que sugiere la cuestión de la lateralidad, ya
que no se sabe por qué la hemicránea continua es unilateral y por qué duele sólo un lado.
Por otro lado, está la activación del mesencéfalo ipsilateral, con el núcleo rojo y la sustancia
negra, que son estructuras relacionadas con
trastornos del movimiento; la respuesta motora está muy asociada a la presencia de dolor
y se sabe que ambos son núcleos aminérgicos
nociceptivos. La activación de estas estructuras podría ser un reflejo de la relación entre el
núcleo caudado y el trigémino.
La hemicránea continua es una cefalea unilateral, de intensidad moderada, continua y
fluctuante, que dura más de tres meses y que
responde muy bien al tratamiento con indometacina (esta buena respuesta es un criterio diagnóstico). Puede presentarse con síntomas migrañosos o autonómicos. Se asocia
a uno de los siguientes síntomas ipsilaterales
al dolor: inyección conjuntival o lagrimeo, congestión nasal o rinorrea, ptosis o miosis. En
muchos casos hay antecedentes familiares de
migraña. Los factores desencadenantes son
poco frecuentes e incluyen el estrés, la mens­
truación, el alcohol y factores externos que
pueden influir sobre el V par. Al contrario que
la migraña, no se agrava con la maniobra de
Valsalva ni con la actividad física. Evoluciona
de forma crónica desde el inicio en un 53% de
los casos, en un 35% es crónica pero de inicio
episódico y en un 12% es episódica desde el
inicio. Se han descrito casos aislados de hemicránea continua secundaria.
El diagnóstico requiere una anamnesis correcta, una exploración neurológica completa y una
prueba de neuroimagen, así como un Indotest.
El diagnóstico diferencial ha de hacerse con la
migraña crónica unilateral y la cefalea crónica
diaria de nuevo inicio, que no responden bien a
la indometacina. La cefalea cervicogénica tampoco responde a la indometacina y en la hemicránea continua no hay afectación de la zona
cervical. La migraña paroxística es unilateral,
predomina en mujeres y responde a la indometacina, pero la duración, la cronopatogenia y la
afectación oculofacial son diferentes. Además,
se ha sugerido que, en ocasiones, la hemicránea continua podría enmascarar una cefalea
por abuso de medicamentos.
El tratamiento crónico con indometacina es
eficaz, con dosis entre 25 y 300 mg/día, que
pueden reducirse con el tiempo. Incluso puede
intentarse la retirada de la indometacina por si
hubiera una remisión. Se han descrito algunos
casos que no responden a este tratamiento.
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SUNCT
Dr. P. Irimia, Dr. S. Díaz-Insa
Clínica Universitaria. Pamplona
Hospital Francesc de Borja. Gandía
El SUNCT (Short-lasting Unilateral Neuralgiform headache with Conjunctival injection and
Tearing) es una cefalea neuralgiforme unilateral
de breve duración con inyección conjuntival y lagrimeo. El primer caso se describió en 1978,
pero hasta el año 2004 esta cefalea no fue incluida en la clasificación de la IHS. Es poco frecuente —en el Reino Unido se contabilizaron 52
casos en una población de 59,6 millones— y
está infradiagnosticada. Comparte con la SUNA
(Short-lasting Unilateral Neuralgiform headache
attacks with cranial Autonomic symptoms) algunas características, como el ser una cefalea
de tipo trigeminal de corta duración, la presencia de puntos gatillo, una frecuencia elevada de
ataques y síntomas autonómicos. En cambio,
se diferencian en la duración, que es de segundos en el SUNCT y minutos en el SUNA. Los
síntomas autonómicos son distintos: lagrimeo e
inyección conjuntival en el SUNCT frente a cualquier síntoma autonómico en el SUNA.
La IHS distingue entre SUNCT, SUNCT probable y SUNA (esta última sin validación). Los
criterios diagnósticos para SUNCT son los siguientes:
A. Al menos 20 ataques que cumplan los criterios B-D.
B. Ataques de dolor unilateral, localizados en la
región orbitaria, supraorbitaria o temporal,
de tipo punzante o pulsátil y de una duración
comprendida entre 5 y 240 segundos.
C. El dolor va acompañado de inyección conjuntival y lagrimeo.
D. No es atribuible a otro trastorno.
El SUNCT probable cumple todos los criterios
A-D de SUNCT menos uno y no es atribuible a
otro trastorno.
El SUNA requiere para su diagnótico:
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A. Al menos 20 ataques que cumplan los criterios B-E.
B. Ataques de dolor unilateral, localizados en
la región orbitaria, supraorbitaria o temporal, de tipo punzante o pulsátil y de una
duración comprendida entre 2 segundos y
10 minutos.
C. El dolor se acompaña de una de las siguientes características: 1. inyección conjuntival
y/o lagrimeo; 2. congestión nasal y/o rinorrea; 3. edema palpebral.
D. Más de la mitad del tiempo los ataques
aparecen con una frecuencia igual o superior a uno al día.
E. No hay periodo refractario tras los ataques
desencadenados por áreas gatillo.
F. No es atribuible a otro trastorno.
La fisiopatología del SUNCT implica un origen
central con activación hipotalámica que desencadena el reflejo trigeminoautonómico. La
activación hipotalámica puede ser ipsilateral al
dolor, al igual que en la cefalea en racimos y
la hemicránea paroxística, por lo que no sorprende que se den formas episódicas. La activación hipotalámica puede ser bilateral, lo que
explica que el dolor pueda afectar a ambos
lados del cráneo. Se considera que la estimulación del trigémino por compresión o traumatismo puede desencadenar los síntomas. Es
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LVIII Reunión anual de la Sociedad Española de Neurología
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más frecuente en los hombres, en una proporción de hasta 2:1 con respecto a la mujer
—en la serie de Pareja y cols. la proporción
fue de 17:2—. La edad media de inicio está
en torno a los 50 años en todas las series.
Según una serie de 43 SUNCT y 9 SUNA, la
localización es exclusivamente unilateral en el
83% de los casos y con predominio de un lado
en otro 15%. Se sitúa en la zona orbitaria y
la sien en el 80% de los casos. El SUNCT no
afecta al territorio del nervio maxilar. Los síntomas autonómicos en el SUNCT consisten en
enrojecimiento conjuntival y lagrimeo en todos
los casos, rinorrea unilateral, ptosis palpebral
ipsilateral y edema palpebral ipsilateral, con
una frecuencia próxima al 50% de cada uno de
estos síntomas, y obstrucción nasal en el 40%
de los casos. En el SUNA estos síntomas son
menos frecuentes. No hay cambios pupilares.
Como signos sistémicos, puede haber un aumento de la presión arterial y una reducción de
la frecuencia cardiaca. La intensidad es grave, definida como 10/10 en la escala verbal
del dolor, en el 83% de SUNCT y el 33% de
SUNA. El dolor puede ser en forma de un único pinchazo, pinchazos múltiples (esto es más
frecuente en la SUNA), pinchazos en meseta
sin remisión del dolor (más frecuentemente en
la SUNCT) o combinaciones de éstos. La duración media de los ataques varió entre 58 y
1.160 segundos según el tipo de dolor. El número medio de ataques por día fue de 59. En
la citada serie, el dolor era punzante en más
del 60% de los casos, estaba desencadenado
por puntos gatillo en el 79% de los casos (frente al 33% en el SUNA) y la actividad física y la
agitación influyeron en los ataques en el 62%
de SUNCT y el 55% de SUNA. Los ataques
suelen ser diurnos, sin un ritmo estacional y
de aparición errática. Las formas clínicas son
la episódica (30%), la crónica (40%) y la de
transición de episódica a crónica en un tiempo
medio de 8,6 años (23%).
En la exploración neurológica puede hallarse
alodinia o hiperalgesia facial y, en algún caso,
un síndrome de Horner ipsilateral persistente. El diagnóstico diferencial es con la neuralgia del trigémino (la duración media es de
6,5 segundos, el número de crisis diarias oscila entre 3 y 51 y hay un periodo refractario
entre ataques), con las cefaleas trigeminoautonómicas (distinta duración), la hemicránea
continua (con el test de indometacina, y hay
que tener presente que hasta el 40% de pacientes con SUNCT tienen un dolor continuo
de base), y la cefalea punzante primaria (ataques de menos de un segundo de localización
cambiante).
El SUNCT puede ser secundario, lo que justifica un estudio con RM. Puede deberse a lesiones hipofisarias como adenoma hipofisario y
prolactinoma; lesiones en la fosa posterior de
tipo vascular, como malformaciones vasculares del ángulo pontocerebeloso e infartos del
tronco encéfalico, de tipo tumoral, como un
astrocitoma en el ángulo pontocerebeloso, o
de tipo inflamatorio/infeccioso, como esclerosis múltiple, síndrome de Devic o infección
por VIH; lesiones del globo ocular tumorales y
postraumáticas, y traumatismo facial.
El tratamiento médico se basa en casos aislados o series cortas. Puede hacerse por vía
oral con diversos psicofármacos y antiepilépticos, especialmente lamotrigina, y hay que
recordar que empeora con los calcioantagonistas. El tratamiento intravenoso con fenitoína o lidocaína se reserva para las crisis
múltiples repetidas. La infiltración de nervios
craneales no es eficaz. Por otra parte, la experiencia en el tratamiento quirúrgico es muy
limitada. Las intervenciones sobre el trigémino son controvertidas: el procedimiento de
Janetta ha sido eficaz en algunos pacientes y
la técnica de Mullan en un paciente, mientras
que en otros dos pacientes fallaron la rizotomía con glicerol, la descompresión microvascular del trigémino y la radiocirugía con
bisturí de rayos gamma. La estimulación del
hipotálamo es prometedora, pero la experiencia es aún escasa.
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Cefalea hípnica
Dra. A.B. Caminero
Hospital Nª Sª de Sonsoles. Ávila
La relación entre sueño y cefalea es bidireccional y compleja. En primer lugar, la interrupción del sueño nocturno que deriva en
cefalea puede deberse al síndrome de apnea
obstructiva del sueño o hipoxia/hipercapnia
nocturnas, al síndrome de movimientos periódicos de las piernas y síndrome de piernas inquietas, al síndrome de dolor crónico y
fibromialgia, a la depresión o a la ansiedad.
En segundo lugar, la cefalea que causa un
trastorno del sueño es la de tipo tensional
crónica o la migraña crónica con o sin abuso
de analgésicos y que pueden coexistir con depresión o ansiedad. Por último, la anatomía y
la fisiología de la cefalea y el sueño están relacionadas, no sólo en la migraña, la cefalea en
racimos y la hemicránea paroxística crónica,
sino también de forma muy específica en la
cefalea hípnica. Los criterios diagnósticos de
esta cefalea según la clasificación de la IHS
de 2004 son:
A. Ataques de cefalea sorda que cumplen los
criterios B-D.
B. La cefalea se desarrolla exclusivamente
durante el sueño y despierta al paciente.
C. Al menos están presentes dos de las siguientes carateríticas: 1. ocurre más de
15 veces al mes; 2. dura al menos 15 minutos tras despertar al paciente, y 3. se
presenta por primera vez después de los
50 años.
D. No hay síntomas vegetativos acompañantes, y no más de uno de los siguientes:
náuseas, fotofobia, fonofobia.
E. No es atribuible a ningún otro trastorno.
La prevalencia, en una consulta específica de
cefaleas, es del 0,07%, equivalente a 1 caso
cada 1.400 consultas, con predominio en el
sexo femenino y una edad media de presentación de 64 años.
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En cuanto a sus características clínicas, la localización es bilateral en el 61% de los casos,
difusa o frontotemporal, rara vez posterior.
La intensidad es leve o moderada en el 69%
de casos. Suele ser un dolor sordo (57%) o
pulsátil (38%). Los ataques duran de 15 a
180 minutos y a veces hasta 6 horas. Los
síntomas acompañantes son poco frecuentes,
con un 19% de náuseas leves sin vómitos y
un 6,8% de fotofobia o fonofobia o de síntomas vegetativos craneofaciales. Hay factores
precipitantes, como una depresión o un traumatismo craneoencefálico leve. Los ataques
se producen al menos 4 noches por semana
en el 66% de casos y en la mayoría hay un
único episodio nocturno. El ataque se inicia a
las 2-4 horas de dormirse en el 77% de pacientes, muchas veces durante el sueño REM.
Con respecto al patrón temporal, puede ser
crónico (ataques continuos sin respuesta al
tratamiento o remisión con tratamiento y recidiva con retirada) o episódico (remisión con
tratamiento sin recidiva con retirada, remisión
espontánea sin tratamiento o curso remitente-recurrente).
Su etiología es desconocida. No se han descrito casos familiares y sólo se han comunicado
tres casos asociados a patología subyacente.
El 70% de pacientes tienen antecedentes per11
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sonales de otra cefalea primaria, sobre todo
migrañas y cefalea tensional episódica.
El diagnóstico se hace con la anamnesis y la
exclusión de otros procesos (Tabla 2). Para
descartar causas secundarias puede practicarse una RM buscando lesiones intracraneales y una polisomnografía si se sospecha un
síndrome de apnea obstructiva del sueño. Han
de cumplirse los criterios diagnósticos antes
comentados.
Los puntos clave de su patogenia son su exclusiva relación con el sueño, el que se presente casi siempre en mayores de 50 años, el
predominio durante el sueño REM, el inicio de
los ataques a una hora fija y la eficacia de los
fármacos que pueden afectar a los ritmos circadianos. El ataque del dolor se inicia durante
el sueño, lo que puede atribuirse a un trastorno
en la red neural del tronco encefálico, en el
núcleo del locus coeruleus, los núcleos del rafe
o la sustancia gris periacueductal, que están
involucrados en la fisiología del sueño y en la
red de control antinociceptivo. Los ataques son
más frecuentes durante el sueño REM porque
estos núcleos están más inactivos en esta fase
que en el sueño no REM. El hipotálamo está
muy relacionado con el sueño y la vigilia, así
como con el dolor y la antinocicepción; algunas de sus eferencias son a la glándula pineal,
que secreta melatonina. Ésta es una hormona
con un ritmo de secreción circadiano controlado por el núcleo supraquiasmático, de forma
que aumenta al iniciarse la oscuridad, tiene un
máximo en mitad de la noche y luego decae
gradualmente. La melatonina tiene acciones
analgésicas, ya que potencia la acción inhibitoria gabaérgica, modula la entrada de calcio
en las células, influyendo así en la reactividad
de los vasos cerebrales, y reduce la inflamación estéril pervascular al inhibir la síntesis de
PGE2. Su implicación en la cefalea hípnica está
demostrada por una prueba directa, su eficacia
para la prevención de este tipo de cefalea, y una
indirecta, ya que el litio es un profiláctico eficaz
en esta cefalea. Además, con la edad disminuyen las neuronas del núcleo supraquiasmático,
se alteran los ritmos endógenos de melatonina
y falla el control de ésta sobre los ciclos de
Tabla 2. Diagnóstico diferencial de las cefaleas (2).
Característica
Cefalea
hípnica
Migraña
CR
HPC
SUNCT
Mujer/hombre
1,7:1
3:1
1:7
3:1
1:8
> 50
2ª-3ª
décadas
20-40
20-40
55 (39-77)
Leve-moderada
Moderadagrave
Grave
Grave
Grave
Síntomas
vegetativos
—
+/-
+++
+++
+++
Síntomas
migrañosos
+/-
+++
+/-
—
—
15-180 min
4-70 h
15-180 min
2-45 min
5-250 seg
+ (39%)
++
+++
+++
+++
Ataques diurnos
—
++
++
++
++
Test de
respuesta
a indometacina
+
+
+/-
+++
—
Edad de inicio
Intensidad
Duración
Unilateralidad
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vigilia-sueño y el dolor, lo que explicaría el ritmo
circadiano y ultradiano de esta cefalea.
Otra posible causa de la cefalea nocturna sería el aumento de la presión intracraneal, ya
que muchos pacientes mejoran al incorporarse y durante el sueño se producen elevaciones
intermitentes de la presión intracraneal, más
pronunciadas durante el sueño REM. Asimismo, la indometacina, que disminuye el flujo
sanguíneo cerebral y la presión intracraneal,
es eficaz en la profilaxis de la cefalea hípnica.
En el tratamiento agudo pueden usarse antiinflamatorios no esteroideos, con los que se
obtiene una respuesta moderada, o cafeína
sola o asociada a un analgésico. Hay que resaltar que se ha comunicado que esta cefalea
responde al frovatriptán y el rizatriptán. En el
tratamiento profiláctico se ha usado el litio,
la indometacina, la prednisona, el atenolol, la
cafeína, la melatonina, la acetazolamida, la
pregabalina y el topiramato.
Por último, la historia natural de la enfermedad demuestra un buen resultado terapéutico con tratamiento crónico en un 43% de los
pacientes, un control terapéutico incompleto
con respuesta inicial y posterior recaída o con
abandono por efectos secundarios en el 30%
y un resultado excelente en formas remitentes-recurrentes (27%).
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Cefalea crónica
persistente de novo
Dr. V. Mateos
Hospital Universitario Central de Asturias, Oviedo
Una de las “cefaleas emergentes” que han pasado a formar parte de la Clasificación Internacional de las Cefaleas a partir de la edición
de 2004 es la cefalea crónica persistente de
novo (new daily persistent headache). Se trata, sin duda, de una de las cefaleas primarias
más enigmáticas. En esta comunicación se revisaron sus criterios diagnósticos (Tabla 3), las
principales series publicadas hasta la fecha,
sus manifestaciones clínicas, el curso evolutivo, la aproximación diagnóstica al problema y
las posibilidades terapéuticas disponibles.
De las revisiones realizadas se desprenden
algunas peculiaridades (Tabla 4), entre las
que cabe resaltar su carácter crónico desde el mismo momento en que se presenta
y, lo que es aún más intrigante, que en muchas ocasiones haga acto de presencia en
una persona sin historia previa de cefaleas.
Es por ello que no pocos pacientes pueden
recordar el día exacto (a veces incluso el momento exacto) en que se inició su cefalea.
El segundo aspecto importante a resaltar es
que ese carácter de cefalea crónica se mantiene con el paso del tiempo a pesar de múltiples intentos terapéuticos. Esta evolución dista mucho de ser la reseñada por Vanast en la
primera descripción de esta cefalea en la que
resaltó el carácter de cefalea benigna (New
daily persistent headaches definition of a benign syndrome). En las principales revisiones
llevadas a cabo con posterioridad, como la
de Li y Rozen en Cephalalgia (2002), ya se
Tabla 3: Criterios diagnósticos. IHS 2004.
A. Cefalea de más de tres meses de duración que cumple los criterios B-D.
B. La cefalea es diaria y sin remisión desde el inicio o desde los 3 días siguientes al inicio.*
C. El dolor cumple al menos dos de las siguientes características:
1. Localización bilateral.
2. Cualidad opresiva o tirante (no pulsátil).
3. Intensidad leve o moderada.
4. No se incrementa con la actividad física habitual, como caminar o subir escaleras.
D. Se cumplen los dos requisitos siguientes:
1. Como máximo una de estas manifestaciones: fotofobia, fonofobia o náuseas leves.
2. Ni náuseas moderadas o intensas ni vómitos.
E. No es atribuible a otra causa.
*El paciente debe relatar de forma inequívoca una cefalea continua de comienzo más o menos repentino; de lo
contrario, el diagnóstico será cefalea tensional crónica.
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Tabla 4: Algunas características clínicas peculiares de la cefalea diaria persistente de novo.
1. Es una cefalea crónica desde su mismo inicio.
2. No es infrecuente que afecte a personas sin historia previa de cefaleas.
3. Es característico que los pacientes recuerden el momento exacto
en que comenzó su problema.
4. Este carácter de cefalea crónica se mantiene con el paso de los años,
a pesar de cualquier tratamiento.
discrepó de este carácter benigno (“patients
with NDPH have a disorder that is anything
but benign. It is the opinion of most headache
specialists that this form of CDH is one of the
most refractory to treatment”). En cualquier
caso, se admite la existencia de algunas formas autolimitadas en las que, tras un periodo de tiempo variable, puede asistirse a la
remisión de la cefalea.
Son pocos los datos epidemiológicos de que
disponemos con respecto a este trastorno. En
el trabajo de Castillo et al. (Headache, 1999)
se calcula que afecta al 0,1% de la población
general. En centros especializados se indica
que estos pacientes pueden llegar a representar hasta un 10% de los que consultan por una
cefalea cronificada. También se ha documentado su predominancia en edades tempranas
de la vida y en las mujeres (Rozen, 2005).
En cuanto a la fisiopatología de esta cefalea,
es muy poco lo que se conoce (o más bien lo
que se especula). La mayoría de los autores
sostienen que una infección viral previa puede
ser el desencadenante. Se basan para ello en
los resultados de algunos estudios serológicos
(en sangre o LCR) en los que se constata una
infección reciente (el virus de Epstein-Barr es,
hasta la fecha, el más implicado).
Si esta enfermedad es un auténtico tormento
para quien la sufre no lo es menos, en el plano
profesional, para el médico que asiste a estos
pacientes. El fracaso a múltiples intentos terapéuticos es la norma. Las comunicaciones
con algún resultado positivo son, sencillamente, anecdóticas. Ello no quita que estemos
obligados a intentar solventar el problema
utilizando los diferentes fármacos disponibles,
solos o en combinación. Si tenemos la suerte de encontrarnos ante una de las formas
autolimitadas o de conseguir una respuesta
satisfactoria con algún fármaco estaremos
(paciente y médico) de enhorabuena.
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A modo de resumen, podemos reflejar las
conclusiones de Rozen (uno de los autores
que más ha estudiado la cefalea crónica persistente de novo) cuando dice: “NDPH is a
newly recognized form of CDH. It is unique in
its presentation and course. Many NDPH patients can state the exact date when their headache began. NDPH is marked by continuous
daily head pain of varying intensity that may be
associated with migrainous symptoms. Further research must be invested into studying
NDPH because it is becoming more prevalent
in the physician’s office and, in any instances,
is refractory to many of the know CDH preventive and abortive treatment strategies”.
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Cefalea cardiaca
Dr. J. Pascual
Hospital Universitario, Salamanca
En esta comunicación se revisaron las características de la denominada cefalea cardiaca,
un variante muy infrecuente de dolor de cabeza. Aunque se habían descrito algunos casos
aislados con anterioridad, la cefalea cardiaca
fue individualizada hace 10 años por el grupo
de Richard Lipton como una forma tratable
de cefalea de esfuerzo. Estos autores describieron dos pacientes con cefalea de esfuerzo
como manifestación de cardiopatía isquémica.
A raíz de esta descripción formal, el número
de casos de cefalea cardiaca supera ya la veintena. El grupo de Wang revisó las características clínicas de estos pacientes con cefalea
cardiaca cuyos casos se habían comunicado
hasta el año 2004. Todo ello hizo que la cefalea cardiaca fuera aceptada por la International Headache Society, que la incluyó en su
reciente segunda edición de la clasificación de
las cefaleas. Los criterios diagnósticos para
este trastorno (epígrafe 10.6 de la clasificación) son:
rición de la cefalea cardiaca es de 64 años (límites 40-78 años), tiene un claro predominio
masculino (4/1) y es muy intensa en el 60%
de los casos. Sin embargo, y en contra de los
criterios enunciados por la IHS, tan sólo una
cuarta parte de los casos publicados cursa
con náuseas y la mitad coincide con el ejercicio físico. La mayoría (el 83%) de los episodios
se resuelve con el tratamiento de la isquemia
miocárdica (nitritos), lo cual es de importancia
crucial en el diagnóstico diferencial con otras
cefaleas primarias, como la migraña, que empeoran con estos fármacos.
A. Cefalea que puede ser muy intensa, agravada por el esfuerzo físico y acompañada de
náuseas, y que cumpla los criterios C y D.
B. Historia de isquemia miocárdica.
C. La cefalea coincide con isquemia miocárdica aguda.
D. La cefalea se resuelve con el tratamiento
eficaz de la isquemia miocárdica o la revascularización coronaria.
En síntesis, la cefalea cardiaca es un trastorno
infrecuente que hemos de sospechar ante una
cefalea de novo en paciente mayores de 50
años que tengan factores de riesgo vascular,
sobre todo si tienen antecedentes de cardiopatía isquémica. En contra de los criterios formales de la IHS, no todos los pacientes tienen
cefalea relacionada con el esfuerzo físico. Su
diagnóstico diferencial con la migraña no es
baladí, ya que los fármacos vasoconstrictores
antimigrañosos están formalmente contraindicados en la cefalea cardiaca.
Una revisión de los casos publicados y de casos propios indica que la edad media de apa-
La fisiopatología de esta cefalea se desconoce. Se han propuesto tres hipótesis (por otro
lado no contrapuestas): 1) que se trate de un
dolor referido, 2) que sea secundario a la liberación de péptidos algógenos por parte de la
zona isquémica, y 3) que sea secundario a un
incremento de la presión venosa debida, a su
vez, a una insuficiencia cardiaca transitoria.
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Cefalea numular
Dr. J.A. Pareja
Hospital de Alcorcón
La cefalea numular se caracteriza por dolor
craneal en un área redondeada u ovalada de
1 a 6 cm de diámetro, sin lesión estructural
subyacente. Aunque cualquier parte del cráneo
puede verse afectada, la localización más frecuente es la parietal, particularmente su porción más convexa (tuber parietale). El área sintomática no cambia de forma ni de tamaño.
El dolor es en general ligero o moderado, pero
puede ser intenso, de carácter opresivo y suele acompañarse de una combinación variable
de síntomas de disfunción sensitiva, como hipoestesia, disestesia, parestesia o hipersensibilidad en el área afectada. Excepcionalmente
pueden observarse cambios tróficos en el área
sintomática, como alteraciones de coloración
o temperatura, atrofia cutánea o alopecia.
Sobre el dolor de base pueden superponerse
exacerbaciones de segundos a minutos de duración. El patrón temporal suele ser crónico o
remitente, o más raramente episódico.
El diagnóstico de cefalea numular requiere
descartar lesiones estructurales locales, del
cuero cabelludo y el diploe.
En general, no es preciso administrar tratamiento y los pacientes se conforman con co-
nocer la benignidad del proceso. En algunos
casos puede ser necesario el tratamiento
sintomático con analgésicos convencionales y
antiinflamatorios no esteroideos. Solo excepcionalmente debe recurrirse a fármacos antineurálgicos, y en esos casos parece que la
gabapentina es de elección. En los escasos
pacientes en los que se ha realizado infiltración anestésica del área sintomática no se ha
obtenido una clara mejoría.
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La etiología y la patogenia son desconocidas.
La topografía especial y los síntomas de disfunción sensitiva sugieren que esta cefalea
pudiera representar una neuralgia de ramas
cutáneas terminales de nervios pericraneales.
Sin embargo, la anestesia del área sintomática es infructuosa; por tanto, el problema pudiera yacer en otro lugar a lo largo de la unidad sensitiva. El concepto de epicrania resuelve provisionalmente este problema. Epicrania
en sentido amplio significa dolor originado en
cualquier capa del cráneo: cuero cabelludo
y periostio extra o intracraneal (capa endostal de la duramadre), incluyendo los nervios
pericraneales (a cualquier nivel de la unidad
sensitiva) y los vasos. La presencia de cambios tróficos locales sugiere que se trata de
un proceso regional complejo.
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Cefalea crónica:
pacientes en riesgo
y medidas para evitarla
Resultados de una “lluvia de ideas”
estructurada de ámbito nacional.
Dr. D. Ezpeleta
Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid
La prevención de la cefalea crónica fue el objeto de un trabajo de colaboración del Grupo
de Estudio de Cefalea de la Sociedad Española
de Neurología y los Laboratorios Menarini. Se
realizaron nueve talleres, en Barcelona, Gijón,
Madrid, Oliva (Valencia), Pamplona, Palma de
Mallorca, Santiago de Compostela y Sevilla, en
los que participaron 97 neurólogos. Cada taller se iniciaba con una introducción teórica a
la cefalea crónica, luego se llevaba a cabo el
taller en sí, en forma de lluvia de ideas, usando la técnica de recogida de datos Metaplan®,
a continuación se analizaban los resultados y
por último se hacía la priorización.
En la introducción se resaltaban los conceptos
más importantes relacionados con la cefalea
crónica. Esta se produce más de 15 días al
mes durante más de 3 meses. Su prevalencia
en la población general está entre el 4% y el
5%; el 60% de los pacientes sufre una cefalea de tensión crónica, el 38% una migraña
transformada y sólo en el 2,2% es una cefalea crónica desde el principio. La sufre un
40%-50% de los pacientes de una unidad de
cefaleas y, de ellos, en el 60% es una migraña
transformada. Los factores de riesgo de cefalea se dividen en no modificables (migraña,
sexo femenino, educación o estatus socioeconómico bajos, traumatismo craneoencefálico)
y modificables (frecuencia de los ataques, abuso de medicación, estrés, síndrome de apnea
del sueño, obesidad). Las cefaleas crónicas
se clasifican en primarias (migraña crónica,
cefalea tensional crónica) y secundarias (entre
las que destaca la cefalea por abuso de me-
dicación). Su prevención incluye: información
y educación adecuadas del personal sanitario
y la población general; reducción de factores
agravantes; manejo adecuado de la cefalea
tensional y de la migraña con tratamientos sintomáticos más adecuados y potenciación de
tratamientos preventivos aún infrautilizados;
atención al uso y abuso de fármacos, y manejo
y tratamiento de situaciones comórbidas. Entre las estrategias ambulatorias para las cefaleas primarias están el hacer uso del fármaco
preventivo estándar según el tipo de cefalea
e intentar limitar los tratamientos sintomáticos. En las cefaleas secundarias por abuso
de medicación hay que retirar el fármaco que
está en el origen del problema, dar un AINE
pautado para evitar la cefalea de rebote en las
primeras semanas, administrar inicialmente
tratamiento de fondo con amitriptilina y luego
continuar o pasar al tratamiento preventivo
más adecuado según el tipo de cefalea. En la
cefalea crónica, tanto primaria como secundaria, han de hacerse visitas de revisión frecuentes. Los criterios de hospitalización, según
decisión consensuada de los cinco miembros
del GECSEN que formaron el comité asesor de
estos talleres, son: síntomas intensos y resistentes al tratamiento ambulatorio, abuso de
fármacos analgésicos o toxicidad no tratable
como paciente ambulatorio, comorbilidad con
trastornos psiquiátricos que dificulten el tratamiento, presencia de otras enfermedades y
tratamiento de urgencia en casos de pacientes desesperados. La situación actual en torno a la cefalea crónica diaria se caracteriza
por la falta de diagnóstico de la mayoría de
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pacientes, el uso masivo de muchos fármacos
que pueden generar abuso y la necesidad de
educación de los profesionales, especialmente en atención primaria, y de la población en
general. Asimismo, hay que estudiar subtipos,
seleccionar subgrupos e individualizar el tratamiento para cada paciente.
opinar y decidir, evitando la figura del líder. Su
ámbito de aplicación prioritario es la obtención
del conocimiento de los consultados, propiciando el debate ordenado, la estructuración
del conocimiento y las aportaciones de los participantes, la identificación de consensos y disensos, la reflexión individual y la participación
igualitaria, todo ello en un entorno de trabajo
relajado y de forma eficiente con respecto al
tiempo. Las sesiones son participativas, pero
dirigidas por el facilitador, que modera y plantea
las preguntas. Los participantes escriben anónimamente sus ideas en tarjetas, que se exponen ordenadas y agrupadas por similitudes en
el panel, o con matrices de puntos de colores.
El acta de la sesión consiste en fotografías del
panel. Una empresa especializada interpretó
los resultados y los convirtió en porcentajes.
Los objetivos de los talleres eran detectar a los
pacientes en riesgo de presentar cefalea crónica diaria y determinar las medidas preventivas
para evitar que una cefalea frecuente se convierta en crónica. Una vez definidos los ítem
prioritarios, se concretarían las herramientas
de detección y prevención. Metaplan® es un
procedimiento estructurado de tormenta de
ideas en el que una persona externa dirige el
debate y todos tienen la misma capacidad de
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Según su experiencia, ¿cuáles de los siguientes atributos relacionados con la CAM identifica
en los siguientes grupos de fármacos?
Raramente
Frecuentemente
96%
0%
100%
84%
16%
67%
33%
Capacidad de producir abuso
8%
92%
1%
99%
69%
31%
48%
52%
Posibilidad efectos graves por abuso
72%
28%
3%
97%
71%
29%
41%
59%
Corta letencia hasta CAM
68%
32%
20%
80%
52%
48% 100%
0%
Suprimir este fármaco es difícil
(síndrome de abstinencia)
39%
61%
5%
95%
63%
37%
88%
13%
4%
96%
29%
71%
69%
31%
24%
76%
El desarrollo de CAM
es más culpa del paciente
10%
90%
26%
74%
89%
11%
19%
81%
El desarrollo de CAM
es más culpa del médico
42%
58%
17%
83%
22%
78%
63%
37%
Se asocia al abuso
de otro grupo farmacológico
Raramente
4%
Raramente
Frecuentemente
AINE
Raramente
Triptanes
Frecuentemente
Ergóticos
Capacidad de producir
cefalea crónica
% referidos a la totalidad
de los votos emitidos
Frecuentemente
Analgésicos
Figura 1: Síntesis de las respuestas a la pregunta enunciada arriba sobre las características
potenciales de cada grupo farmacológico en relación con su capacidad de producir cefalea por
abuso de medicación (CAM)
CEFALEAS EMERGENTES
Reunión del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología
19
LVIII Reunión anual de la Sociedad Española de Neurología
BARCELONA 21 al 25 noviembre 2006
SEN 2006
Los factores de riesgo mencionados con mayor frecuencia fueron la comorbilidad psiquiátrica (considerada el factor principal), el mal
uso de la medicación y el fallo de la medicación
preventiva o aguda. Otros factores citados fueron, por orden decreciente de frecuencia, ser
mujer, ama de casa y mayor 40 años, padecer
una migraña de patrón mixto, la modificación
en las características de la cefalea, la tensionalización, la migraña transformada y la mayor
demanda de asistencia. Los participantes también señalaron otros factores de riesgo, pero
fueron menos citados.
A la segunda pregunta, referente a la prevención, los participantes consideraron como medida preventiva principal una buena relación y
comunicación entre médico y paciente, apor-
tando la máxima información. Otras medidas
importantes son el tratamiento adecuado de
la comorbilidad psiquiátrica, unos tratamientos preventivos y sintomáticos eficaces y cambios en el estilo de vida. Hubo una tercera pregunta sobre las características de cada grupo
farmacológico en relación con su capacidad
de producir cefalea por abuso de medicación.
Los ergóticos fueron los peor considerados,
mientras que el grupo de los triptanes fue la
opción más favorable (Figura 1).
El siguiente y más importante paso de nuestro trabajo será –ya lo está siendo– elaborar
una herramienta de detección precoz de los
pacientes con mayor riesgo de desarrollar cefalea crónica y, así, poder aplicar las medidas
oportunas antes de que sea demasiado tarde.
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CEFALEAS EMERGENTES
Reunión del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología
DENOMINACIÓN DEL MEDICAMENTO. FORVEY 2,5 mg Comprimidos con cubierta pelicular. COMPOSICIÓN CUALITATIVA Y CUANTITATIVA. Cada comprimido con cubierta pelicular
contiene 2,5 mg de frovatriptán (en forma de succinato monohidratado). Excipientes: Núcleo del comprimido: Lactosa anhidra, Celulosa microcristalina, Sílice coloidal anhidra, Carboximetilalmidón
de sodio (Tipo A), Estearato de magnesio. Cubierta pelicular: Opadry blanco: Hipromelosa (E464), Dióxido de titanio (E171), Lactosa anhidra, Macrogol, Triacetina. FORMA FARMACÉUTICA.
Comprimido con cubierta pelicular. Comprimido redondo biconvexo con cubierta pelicular de color blanco, con una “m” grabada en una cara y “2.5” en la otra. DATOS CLÍNICOS. Indicaciones
terapéuticas. Tratamiento agudo de la fase de cefalea de los ataques de migraña con o sin aura. Posología y forma de administración. Generalidades. Frovatriptán debe administrarse tan
pronto como sea posible después del comienzo de un ataque de migraña, pero también es efectivo si se toma más tarde. Frovatriptán no debe usarse profilácticamente. Los comprimidos deben
tragarse enteros y con agua. Si el paciente no responde a la primera dosis de frovatriptán, no debe tomar una segunda dosis para la misma crisis, dado que no se ha demostrado ningún beneficio.
Frovatriptán puede usarse en posteriores ataques de migraña. Adultos (entre 18 y 65 años de edad). La dosis recomendada de frovatriptán es de 2,5 mg. Si recurre la migraña después de un
alivio inicial, se puede administrar una segunda dosis, siempre que se deje un intervalo mínimo de 2 horas entre ambas dosis. La dosis diaria total no debe ser superior a 5 mg al día. Niños y
adolescentes (menores de 18 años). No hay datos sobre el empleo del frovatriptán en niños y adolescentes. En consecuencia, no se recomienda su uso en este grupo de edad. Personas de
edad avanzada (de más de 65 años). Los datos de frovatriptán en pacientes de más de 65 años son limitados, por lo que no se recomienda su uso para esta categoría de pacientes. Insuficiencia
renal. No se requiere un ajuste de dosis en pacientes con insuficiencia renal. Insuficiencia hepática. No se requiere un ajuste de dosis en pacientes con insuficiencia hepática leve o moderada.
Frovatriptán está contraindicado en pacientes con insuficiencia hepática severa (véase Contraindicaciones). Contraindicaciones. Frovatriptán está contraindicado en los siguientes casos: –
Hipersensibilidad a frovatriptán o a cualquiera de los excipientes. – Pacientes con historia de infarto de miocardio, cardiopatía isquémica, vasoespasmo coronario (p. ej. angina de Prinzmetal),
enfermedad vascular periférica, pacientes que presentan síntomas o signos compatibles con cardiopatía isquémica. – Hipertensión severa o moderada, hipertensión leve no controlada. – Accidente
cerebrovascular previo (AVC) o accidente isquémico transitorio (TIA). – Insuficiencia hepática severa (Child-Pugh C). – Está contraindicada la administración concomitante de frovatriptán con ergotamina
o derivados de la ergotamina (incluida la metisergida) u otros agonistas del receptor 5-hidroxitriptamina (5-HT1). Advertencias y precauciones especiales de empleo. Frovatriptán sólo debe
usarse cuando se haya establecido claramente el diagnóstico de migraña. Frovatriptán no está indicado para el tratamiento de la migraña hemipléjica, basilar u oftalmopléjica. Al igual que en otros
tratamientos de las crisis de migraña, es necesario excluir otras enfermedades neurológicas potencialmente graves antes de tratar la cefalea de pacientes sin diagnóstico previo de migraña, o pacientes
migrañosos que presentan síntomas atípicos. Debe tenerse en cuenta que las personas que padecen de migraña presentan un mayor riesgo de determinados episodios cerebrovasculares (p. ej.
AVC o TIA). No se ha establecido la seguridad y eficacia del frovatriptán administrado durante la fase de aura, antes del inicio de la fase de cefalea de la migraña. Al igual que otros agonistas del
receptor 5-HT1, frovatriptán no debe administrarse a pacientes con riesgo de cardiopatía isquémica (CAD), incluidos los pacientes con hábito tabáquico o pacientes bajo terapia de sustitución de
nicotina, sin una valoración cardiovascular previa (véase Contraindicaciones). Debe prestarse especial atención a las mujeres postmenopáusicas y a los varones de más de 40 años con esos factores
de riesgo. Sin embargo, las exploraciones cardíacas pueden no identificar a todos los pacientes con afectación cardíaca. En muy raros casos, se han producido acontecimientos cardíacos graves
en pacientes sin enfermedad cardiovascular subyacente cuando se han administrado agonistas de los receptores 5-HT1. La administración de frovatriptán, puede asociarse a la aparición de síntomas
pasajeros incluyendo dolor y opresión torácicos que pueden llegar a ser intensos e irradiarse hacia la garganta. (Véase Reacciones adversas). Si se considera que estos síntomas pueden ser indicativos
de cardiopatía isquémica, no deben tomarse nuevas dosis de frovatriptán y deberán realizarse exploraciones adicionales. Se aconseja esperar 24 horas después del uso de frovatriptán antes de
administrar un medicamento tipo ergotamina. Debe esperarse un intervalo mínimo de 24 horas después de la administración de un preparado conteniendo ergotamina, antes de administrar frovatriptán
(véase Contraindicaciones y Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción). En caso de uso demasiado frecuente (administración repetida durante varios días seguidos por un
mal empleo del producto), el principio activo puede acumularse dando lugar a un incremento en las reacciones adversas. Además, un uso excesivo de medicamentos antimigrañosos puede dar
lugar a cefaleas crónicas diarias que requieren un ajuste de dosis. No exceder la dosis recomendada de frovatriptán. No deben tomar este medicamento pacientes con problemas hereditarios raros
de intolerancia a la galactosa, deficiencia de lactasa o malabsorción de glucosa-galactosa. Las reacciones adversas pueden ser más frecuentes durante el uso concomitante de triptanes (agonistas
5HT) y las preparaciones que contienen hierba de San Juan (Hypericum perforatum). Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción. USO CONCOMITANTE CONTRAINDICADO:
Ergotamina y derivados de la ergotamina (incluida la metisergida) y otros agonistas del 5 HT1. Riesgos de hipertensión y vasoespasmo de arterias coronarias debido a la adición de efectos
vasoconstrictores cuando se usan de forma concomitante para la misma crisis de migraña (Véase Contraindicaciones). Los efectos pueden ser aditivos. Se recomienda esperar al menos 24 horas
después de la administración de medicación tipo ergotamina antes de administrar frovatriptán. A la inversa, se recomienda esperar 24 horas después de la administración de frovatriptán antes de
administrar una medicación tipo ergotamina (Véase Advertencias y precauciones especiales de empleo). USO CONCOMITANTE NO RECOMENDADO: Inhibidores de la monoaminooxidasa. Frovatriptán
no es un substrato de la MAO-A. No puede ser excluido un riesgo potencial de síndrome serotoninérgico o hipertensión. USO CONCOMITANTE CON PRECAUCIÓN: Inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (citalopram, fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina, sertralina). Posible riesgo de hipertensión, vasoconstricción coronaria o síndrome serotoninérgico. Un factor esencial para
evitar este síndrome es respetar estrictamente la dosis recomendada. Metilergometrina. Riesgos de hipertensión y vasoespasmo coronario. Fluvoxamina. La fluvoxamina es un potente inhibidor del
citocromo CYP1A2 y se ha demostrado que incrementa los niveles en sangre de frovatriptan en un 27-49%. Anticonceptivos orales. En mujeres que toman anticonceptivos orales, la concentración
de frovatriptán es un 30% superior a la de mujeres que no toman anticonceptivos orales. No se ha registrado una mayor incidencia en el perfil de reacciones adversas. Hypericum perforatum (hierba
de San Juan) (vía oral). Como sucede con otros triptanes, puede aumentar el riesgo de aparición de un síndrome serotoninérgico. Embarazo y lactancia. Embarazo. La seguridad de frovatriptán
en mujeres embarazadas no ha sido establecida. Estudios en animales han demostrado toxicidad en la reproducción. El riesgo potencial en humanos se desconoce. Frovatriptán no debe administrarse
durante el embarazo a menos que ello sea claramente necesario. Lactancia. Frovatriptán y/o sus metabolitos se excretan en la leche de ratas lactantes, con una concentración máxima en leche
cuatro veces superior a los niveles máximos en sangre. Aunque se desconoce si frovatriptán o sus metabolitos se excretan en la leche materna, no está recomendada la administración de frovatriptán
a mujeres durante la lactancia, a menos que ello sea estrictamente necesario. En este caso, debe respetarse un intervalo de 24 horas. Efectos sobre la capacidad para conducir y utilizar
máquinas. No se han realizado estudios para evaluar el efecto de frovatriptán sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas. La migraña o el tratamiento con frovatriptán pueden producir
somnolencia. Se debe recomendar a los pacientes que evalúen su habilidad para realizar tareas complejas tales como conducir durante las crisis de migraña y tras la administración de frovatriptán.
Reacciones adversas. Frovatriptán ha sido administrado a más de 2700 pacientes a la dosis recomendada de 2,5 mg y los efectos secundarios mas frecuentes (<10%) incluyeron mareo, fatiga,
parestesias, cefalea y rubefacción vascular. Las reacciones adversas registradas en los estudios clínicos con frovatriptán han sido transitorias, generalmente entre leves y moderadas, y se han resuelto
de forma espontánea. Algunos de los síntomas comunicados como reacciones adversas pueden ser síntomas asociados a la migraña. La tabla siguiente muestra todas las reacciones adversas
relacionadas con el tratamiento con 2,5 mg de frovatriptán, las cuales han presentado una mayor incidencia respecto a la registrada para el placebo en los 4 estudios clínicos controlados con placebo.
Las reacciones adversas se muestran clasificadas por órganos y sistemas según un orden decreciente de incidencia. Sistema nervioso central y periférico: Frecuentes (1-10%): Mareo, parestesia,
cefalea, somnolencia, disestesia, hipoestesia. Poco frecuentes (0,1-1%): Temblor, hiperestesia, vértigo, contracciones involuntarias de la musculatura. Raras (0,01-0,1%): Hipertonía, hipotonía, lentitud
de reflejos, parálisis lingual. Trastornos del sistema gastrointestinal: Frecuentes (1-10%): Náuseas, sequedad de boca, dispepsia, dolor abdominal. Poco frecuentes (0,1-1%): Diarrea, disfagia, flatulencia,
estreñimiento. Raras (0,01-0,1%): Queilitis, eructación, trastornos gastrointestinales no especificados, reflujo gastroesofágico, hipo, espasmo esofágico, ulcera péptica, dolor en glándulas salivares,
estomatitis, dolor dental. Trastornos generales del organismo: Frecuentes (1-10%): Fatiga, distermia, dolor torácico. Poco frecuentes (0,1-1%): Dolor, astenia, fiebre. Raras (0,01-0,1%): Dolor en
extremidades inferiores. Alteraciones psiquiátricas: Poco frecuentes (0,1-1%): Ansiedad, insomnio, confusión, nerviosismo, agitación, dificultad en la concentración, euforia, depresión, pensamiento
anormal, despersonalización. Raras (0,01-0,1%): Amnesia, agravamiento de la depresión, sueños anormales, trastornos de la personalidad. Vascular (extracardíaco): Frecuentes (1-10%): Rubor.
Respiratorio: Frecuentes (1-10%): Opresión de garganta. Poco frecuentes (0,1-1%): Rinitis, faringitis, sinusitis, laringitis. Raras (0,01-0,1%): Hiperventilación. Músculo-esquelético: Frecuentes (110%): Dolor esquelético. Poco frecuentes (0,1-1%): Dolor de espalda, artralgia, artrosis, debilidad muscular. Trastornos en la visión: Frecuentes (1-10%): Visión anormal. Piel y anejos: Frecuentes
(1-10%): Aumento en la sudoración. Poco frecuentes (0,1-1%): Prurito. Raras (0,01-0,1%): Urticaria. Frecuencia y ritmo cardíaco: Frecuentes (1-10%): Palpitaciones. Poco frecuentes (0,1-1%):
Taquicardia. Raras (0,01-0,1%): Bradicardia. Oído y desórdenes vestibulares: Poco frecuentes (0,1-1%): Tinnitus, otalgia, desórdenes óticos no especificados. Raras (0,01-0,1%): Hyperacusia.
Alteraciones sensoriales: Poco frecuentes (0,1-1%): Disgeusia. Trastornos nutricionales y metabólicos: Poco frecuentes (0,1-1%): Sed, deshidratación. Raras (0,01-0,1%): Hipocalcemia, hipoglucemia.
Trastornos en el sistema urinario: Poco frecuentes (0,1-1%): Polaquiria, poliuria. Raras (0,01-0,1%): Nicturia, dolor renal, coluria. Trastornos cardiovasculares generales: Poco frecuentes (0,1-1%):
Hipertensión. Trastornos en plaquetas, el sangrado y la coagulación: Raras (0,01-0,1%): Epistaxis, púrpura. Sistema nervioso autónomo: Raras (0,01-0,1%): Síncope. Trastornos en el sistema hepático
y biliar: Raras (0,01-0,1%): Bilirrubinemia. Efectos secundarios: Raras (0,01-0,1%): Daño provocado. Linfocitos y sistema reticuloendotelial: Raras (0,01-0,1%): Linfadenopatías. Los efectos observados
en dos estudios clínicos a largo plazo abiertos no han sido diferentes de los arriba expuestos. Sobredosis. No hay experiencia directa de ningún paciente que haya tomado una sobredosis de
frovatriptán. La máxima dosis única por vía oral de frovatriptán administrada a pacientes varones y mujeres con migraña fue de 40 mg (16 veces la dosis clínica recomendada de 2,5 mg) y la máxima
dosis única administrada a sujetos varones sanos fue de 100 mg (40 veces la dosis clínica recomendada). En ambos casos se apreció una buena tolerancia. No existe antídoto específico para el
frovatriptán. La semivida de eliminación del frovatriptán es aproximadamente 26 horas. No se conocen los efectos de la hemodiálisis o diálisis peritoneal sobre las concentraciones séricas de
frovatriptán. Tratamiento. En caso de sobredosis con frovatriptán, debe controlarse cuidadosamente al paciente durante 48 horas, como mínimo, y aplicarle una terapia de soporte en caso necesario.
DATOS FARMACÉUTICOS. Incompatibilidades. No procede. Instrucciones de uso, manipulación y eliminación. Ninguna especial. TITULAR DE LA AUTORIZACIÓN DE COMERCIALIZACIÓN.
Menarini International Operations Luxembourg, S.A. 1, Avenue de la Gare. L-1611 Luxembourg. NÚMEROS DE AUTORIZACIÓN DE COMERCIALIZACIÓN. 65.009. FECHA DE LA PRIMERA
AUTORIZACIÓN/RENOVACIÓN DE LA AUTORIZACIÓN. 23 de septiembre de 2002. FECHA DE LA REVISIÓN DEL TEXTO. Enero 2006. PRESENTACIONES Y PVP. Envase de 4 comprimidos
con cubierta pelicular. FORVEY 2,5 mg: PVPiva 21,40 euros. CONDICIONES DE DISPENSACIÓN. Con receta médica. Financiado por el Sistema Nacional de Salud con aportación normal.
1. Geráud G, Keywood C, Senard JM. Migraine headache recurrence: relationship to clinical, pharmacological, and pharmacokinetic properties of triptans. Headache. 2003 Apr;43(4):376-88. 2. Géraud G,
Spierings EL, Keywood C. Tolerability and safety of frovatriptan with short -and long-term use for treatment of migaine and in comparison with sumatriptan. Headache. 2002 Apr;42 Suppl 2:S93-99. 3. Ficha
técnica de Forvey. 4. Ficha técnica de Zomig. 5. Ficha técnica de Imigran. 6. Ficha técnica de Relpax. 7. Ficha técnica de Maxalt. 8. Ficha técnica de Almogran.
Para más información:
www.e-analgesia.com
Larga vida media y bajo índice de recurrencia1
Eficacia prolongada a bajo coste3-8
Para más información:
www.e-analgesia.com
FOR-812 Jun’07
Buen perfil de seguridad2
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