Formación en logística ¿A quién? ¿Para qué? ¿Cómo? De Ing. Pablo Doregger* Exploremos de a una estas preguntas y sus posibles respuestas. ¿A quién? En primer lugar (pero no solamente) a la gente que trabaja en logística. Acá aparece el primer problema: quienes trabajamos en logística somos tremendamente heterogéneos. Cada vez mas. Diferimos en: Tareas. Empresas en las que trabajamos. Experiencia. Formación previa. Actitud. Tiempo disponible (casi siempre escaso). … y mucho, mucho mas. Pero trabajamos juntos y los resultados que obtenemos dependen de que nos entendamos entre nosotros en el trabajo, seamos planificadores de inventarios o transportistas, gerentes o supervisores, ingenieros con posgrado o bachilleres. Y de que entendamos a proveedores, clientes y colegas que se desempeñan en otras áreas. ¿Para qué? Para potenciar nuestra experiencia y entender mas a fin de desempeñarnos mejor y contribuir positivamente a los cambios. Veamos mas detalladamente lo expresado en esta frase analizándola por partes: Potenciar nuestra experiencia: si la formación es como en la enseñanza tradicional que supone que el alumno (a lumni – sin luz) es una hoja en blanco el resultado será un “sabrá mucho, pero acá no aplica”. Lo que saben los participantes vale como punto de partida y el rol del docente es vincularlo con otros conocimientos y potenciarlo. Es mas, la suma de lo que saben los participantes es mas de lo que sabe el docente (frecuentemente sobre algún tema algún participante sabe mas que el docente). Esto es bueno para el aprendizaje si el docente entiende que no es “el que sabe” sino el que conduce un proceso de aprendizaje (de otros y de él mismo) *Capacitador, Consultor. Ver calilog.com Entender mas quiere decir, esencialmente, entender como cada participante se interrelaciona en su trabajo con otros logistas (y no logistas). Quiere decir el participante debe entender los procesos en los que actúa, mas allá de su rol en ellos: solo será eficaz si su alcance de visión se vuelve mayor que el de acción: un swing o un saque no terminan en el momento en que el palo o la raqueta golpean la pelota. Quiere decir también ser críticos. Desempeñarse mejor: íntimamente vinculado con la actitud, que una formación también debe encarar y sin la cual ninguna herramienta nueva sirve. Contribuir positivamente a los cambios: Los cambios son necesarios. Mejor que sufrirlos es poder participar en ellos. La formación debe ayudar a comprender esto y a fomentar la capacidad crítica para poder distinguir nuestra natural resistencia inicial del hecho que el cambio sea malo (que también puede pasar). ¿Cómo? Era previsible: es ésta la pregunta mas pertinente porque es la que desnuda falencias y falta de reflexión. Antes de dar una respuesta por la afirmativa, va una (la mas usual por lo cómoda) que a mi me parece negativa. Segmentar: Logística internacional, Transporte, Modelos matemáticos para logistas, Logística de la industria tal. Para un taller está muy bien, para una clase o varias, excelente si se vincula con el resto. Pero, para una formación integral, estos enfoques corren el riesgo de olvidar lo que es la logística. Cuando estudié en la facultad me hablaron de transportes, de depósitos, de gestión de inventarios, planificación y de una larga serie de etcéteras. Pero no de logística. Porque me explicaban los pedazos por separado, con enfoque diferentes y sin que yo debiera entender (y mis profesores tampoco) que la solución de un problema de transportes, con frecuencia, está en los depósitos o la de uno de inventarios está en el transporte. La clave es integrar. Quienes huyen de la complejidad partiendo la logística en pedacitos parecen ignorar que descuartizándola la matan. Una variante de lo mismo es partir las formaciones y darle cada pedazo a un especialista diferente. Así bien podemos llegar a que cada especialista defina logística de una manera algo diferente al anterior y de ahí arranca. Al final, supuestamente, otro especialista integrará: ¿Cómo? ¿Sabrá que contenían los pedacitos a integrar? El discurso repartido es, además, mucho mas teórico que aplicado. Escucho, olvido, conozco a un par de personas, agrego un renglón al CV, recibo un diploma, quizá lo cuelgo. ¿Para eso era? Si las mismas ideas tienen casos, docentes o firmas en los diplomas que vienen del hemisferio norte, el vicio de origen no cambia. Ni siquiera cambia si el diploma tiene un nombre o un sello impresionante. Lo que debemos preguntarnos es en que nos cambia esta formación. Y esa pregunta tiene una contracara para la empresa que paga. A la empresa debería importarle mas que el colaborador que se forma pueda, gracias a esa formación, realizar una aporte mejor (que repague con creces la inversión, por ejemplo a través de la asunción de nuevas responsabilidades) que dar un premio que permita retener algo mas a un desconforme o mejorarle su posibilidad de reinserción en otra empresa. Entonces, ¿qué hacer? El lector que llegó hasta acá conoce parte de la respuesta: Temario que abarque todos los temas relevantes: conceptos de logística y de supply chain management, servicio al cliente, transporte, depósitos, gestión de inventarios, etc. Visión integradora, diseño unificado y dirección real, no laissez faire. Predominio de práctica frente a la teoría, casos, interacción docente participante (requiere grupos chicos). Docentes con experiencia variada dentro de la logística, no especialistas. Pero hoy ya no alcanza con esto. Cada participante tiene una posición especializada con objetivos específicos dentro de una empresa con un estilo y negocio bien diferenciados. Es necesario customizar. ¿Cómo? La solución que he ido encontrando es dedicarle cada vez mas tiempo a que cada participante defina y desarrolle una propuesta de mejora en su empresa, en la cual el mismo deba tener un rol importante, y que la explique con charts a sus compañeros. No solo ejercita en volcar conocimientos adquiridos a la práctica y explicarlos (competencia que hace una diferencia grande) sino en entender otras empresas y situaciones. Esto solo se puede hacer en grupos chicos. La adaptación a la cultura y problemática de una empresa es una de las ventajas de las capacitaciones in company. Por supuesto esta adaptación requiere un relevamiento, diseño y expertise específicos, sin los cuales estas formaciones no cumplen sus objetivos. Se trate de un curso general o de una capacitación in company, se plantea la cuestión de la heterogeneidad de participantes. Esta heterogeneidad es tan inevitable como positiva. Esto vale también para la experiencia y la formación previas. Los diferentes niveles se dan en los trabajos y allí debemos obtener resultados trabajando en conjunto. La forma de llegar a este objetivo en la formación no es rebajando el nivel sino dando un enfoque centrado en la práctica. Para ver el ejemplo paradigmático, la gestión de inventarios no se entiende sin fórmulas. Pero, explicar su significado en lenguaje llano no es tan difícil si uno puede encontrar ejemplos reales y concretos. En general, en la universidad esto no se logra porque las fórmulas son el fin y no el medio y no se las vincula con las situaciones que se dan en Argentina hoy. Por último, la formación es una oportunidad para repensar la carrera que cada uno va construyendo, replanteando objetivos y formulándonos nuevas preguntas. ¿Qué queda de una buena formación? Es difícil inventariarlo: a veces no es mas que un tema a explorar, algún contacto que nos servirá, algunos conceptos mas claros y mejor vinculados entre sí, tres o cuatro ideas a desarrollar en el trabajo y quizás poder resignificar parte de nuestra experiencia y expectativas. Igualmente importante es que nos permite ver nuestro trabajo desde afuera cuestionando lo aparentemente obvio, así como comprender el trabajo de otros. Bien mirado, no es poco. Pero debemos intentar mas: También puede ser que nos cambie en el enfoque de nuestro trabajo y nos abra puertas importantes en nuestras vidas. Esta tiene que ser nuestra apuesta.