PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA “Santa María de los Buenos Aires” Instituto para la Integración del Saber Departamento de Investigación Institucional Programa “La Deuda Social Argentina” EL DESAFÍO EDUCATIVO Y LA DEUDA SOCIAL ARGENTINA ¿Educar para qué? ¿Educar a quién? Investigador Licenciado Horacio García Bossio “Lo aprendido ya no sirve. Se nos vuelven inútiles las repuestas sabidas porque se nos han cambiado las preguntas” (Mamerto Menapace) “Para suprimir las desigualdades, es preciso hacerse cargo de las diferencias...” (Juan Carlos Tedesco) A. Primera Parte ¿Educar para qué? ¿Educar a quién? Concepción del hombre y Weltanschauung A.1. Imagen del hombre, cosmovisión y educación La educación es considerada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)1 como una de las dimensiones que se necesitan para promover el desarrollo humano, es decir, para potenciar las capabilities 2(según las concibe Amartya Sen) que les permiten a los sujetos alcanzar sus logros, de modo de construir una vida plenamente humana. En un mismo sentido, la Declaración del Concilio Vaticano II Gravissimum Educationis3 (28 de octubre de 1965) afirma que 1 Naciones Unidas (2003), Human Development Report, en www.un.org SEN A. (2000), Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Barcelona; NUSSBAUM M. (2002), Las mujeres y el desarrollo humano. El enfoque de las capacidades, Editorial Herder, Barcelona 3 CONCILIO VATIVANO II, Declaración Gravissimum Educationis sobre la Educación Cristiana, Documentos completos del Vaticano II, España 1974, Punto 1, página 444.. 2 1 “... Todos los hombres de cualquier raza, condición y edad, puesto que están dotados de la dignidad de persona, tienen el derecho inalienable a la educación, que responda al propio fin, al carácter propio y a la diferencia de sexo, que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias, y que al mismo tiempo está abierta a la asociación fraterna con otros pueblos para fomentar la verdadera unidad y la paz en la tierra. Pero la verdadera educación se propone el desarrollo de la persona humana en orden a un fin último y al mismo tiempo al bien de las sociedades de las que el hombre está ahí como miembro...” Por lo tanto, la tarea de educar (como la describe la Conferencia Episcopal Argentina: 1985)4 es entendida como el empeño de ayudar al hombre a lograr su plenitud. Para ello “... ha de partir de una adecuada concepción del hombre como persona, en comunidad de personas...”. En todo proyecto educativo la concepción del hombre y de la vida (Weltanschauung) es ineludible pues entra en la dinámica de toda opción5. Estas son las hipótesis fundamentales que estructuran nuestra investigación, sintetizadas en los dos interrogantes ¿Educar para qué? ¿Educar a quién/ es? Detrás de toda estrategia pedagógica, de toda praxis educativa y toda política educativa se encierran estos presupuestos teóricos, los cuales deben esclarecerse y justificarse para educar en una realidad compleja, cuya compresión exige un análisis interdisciplinario y multivariable y que demanda, para ello, propuestas de transformación enmarcadas en un cierto paradigma de la complejidad. El documento Educación y proyecto de vida sostiene que “... la imagen del hombre no puede considerarse cabal si no conlleva el sentido de la vida, el por qué y el para qué existir. Sólo tendrá verdadera eficacia educativa si le permite al hombre orientar constructivamente el tener, el poder y el saber; si le esclarece el por qué del sufrir y del morir; si le da razones y esperanzas para trabajar, luchar y amar. Tan sólo entonces el hombre percibirá la prioridad de hacerse sobre el hacer...”6 Agrega a esa “visión del hombre” la motivación para educar, al afirmar que “... la tarea nuclear de la educación consiste, pues, en perfilar, proponer y motivar esa concepción del hombre de modo que tales convicciones básicas resulten para los educandos la “imagen conductora” de su accionar en todo momento de la vida...”7 En la terminología que se utiliza en las Ciencias Sociales en general y en las Ciencias de la Educación, en particular, se describen actitudes y aptitudes para recomponer el carácter de “empoderamiento” educativo, con consignas que encierran o bien expectativas de logros educativos o bien un posicionamiento pedagógico definido 4 EQUIPO EPISCOPAL DE EDUCACIÓN CATOLICA (1985) Educación y proyecto de vida, Conferencia Episcopal Argentina, Oficina del Libro, páginas 12 y ss. 5 SAGRADA CONGREGACION PARA LA EDUCACIÓN CATOLICA (1977), La escuela católica, publicado por Ediciones Paulinas (1998), Buenos Aires, página18. 6 Ibid, página 12. 7 Ibid, página 13 2 en términos conceptuales dentro de una teoría de la educación. En una somera enumeración de éstas podemos señalar: “Educación de calidad” “Educación para todos” “Educación y equidad” “Educación en la sociedad del conocimiento” “Aprender a aprender” Para que estas categorías no se conviertan en eslóganes vacíos de contenido conceptuales o vacíos de personas concretas destinatarias de la acción educativa, en la Primera Parte de nuestra trabajo desarrollaremos la visión que, desde los documentos de la Iglesia•, intentan comprender a la Educación como abarcadora de todo lo “verdaderamente humano”. Nos proponemos presentar una reflexión donde se refleje un enfoque hermenéutico humanista y cristiano de la dimensión educativa, analizando al Estado, a la escuela, a las familias y a la sociedad civil, como los ámbitos y actores claves involucrados en el desafío de educar. En la Segunda Parte se propondrá describir el proyecto educativo y la visión del hombre de los “Padres Fundadores de la Nación Educativa”, desde los planteos más conocidos de Sarmiento y Alberdi hasta los más originales de Antonio Malaver para la Provincia de Buenos Aires, “el Alfa” del sistema de educación formal en nuestro País. En la Tercera Parte proponemos un análisis comparativo a partir de un ejercicio heurístico que intenta bucear en los principios contenidos en la legislación educativa nacional y provincial, desde el fines del Siglo XIX hasta la Ley federal de Educación de 1993. La Cuarta Parte es una suerte del estado del arte sobre los diversos enfoques hermenéuticos que conciben a la Educación como una dimensión clave para alcanzar un desarrollo humano “sustentable”. En el Quinto Apartado se realiza una reflexión teórica sobre tres conceptos harto repetidos en la literatura sobre educación y escasamente analizados, como son “la igualdad, la justicia y la equidad” educativas. La Sexta Parte pretende introducir una herramienta de análisis empírico de las condiciones de posibilidad que tienen las personas, en especial los llamados grupos vulnerables, de ser educadas. Para ello se construyó un Indice de Educabilidad, que podría servir como un recurso operativo para medir, con diversos grados, el déficit de educabilidad de los estratos más pobres, que constituye el desafío educativo en el contexto la deuda social argentina. Finalmente en las conclusiones se presentarán dos modelos heurísticos que intentan rastrear el carácter de empoderamiento de la Educación (o de reproductor de la crisis) A.2. La persona humana, digna y dignificada por la educación Concebir a la persona humana como esencialmente digna por su sola condición de ser varón y mujer, implica un esfuerzo por caracterizar al “sujeto- objeto” de estudio para las Ciencias Sociales, al “destinatario” de las políticas públicas o al “cliente” de las propuestas basadas en el “servicio educativo”. Cada ser humano no sólo • Agradezco particularmente la bibliografía y el consejo intelectual aportado por el Licenciado Gustavo Hasperué, como asimismo las críticas del doctor Alejandro Lamberti, la doctora Virginia Azcuy y la Licenciada Mariela Macri. Todos los errores, sin embargo, son de mi entera responsabilidad. 3 es original, libre e irrepetible, sino que es el único capaz de desarrollar un proyecto de vida, pues él mismo es un “proyecto dinámico”, capacitado para desplegar sus virtudes. Pero también es cierto que existen condiciones objetivas (físicas, materiales, simbólicas) que le impiden el desenvolvimiento de sus capacidades, gestando en las personas una creciente situación de deuda, de “déficit de desarrollo humano”8. Por ello la educación ha de ser Personalista, fundada en una determinada concepción del hombre Personalizada, atenta a la originalidad de cada cual en su original y singular presencia en el mundo Personalizante, centrada en promover y llevar a la madurez las notas constitutivas de la persona, considerada en profunda interacción con otras personas, ya que sin ellas no logra su desarrollo9 Una adecuada concepción de la persona humana Weltanschauung humanista y cristiana) la caracteriza como (acorde a una “... Un ser concebido como una unidad bio- psíquico- espiritual, una presencia conciente y creadora en el mundo, confiada a su libertad y responsabilidad, en medio de otras personas con las que no sólo debe convivir, sino autoconstruirse mediante la interacción con ellas y responder así al llamado de una misión trascendente...”10. Ahora bien, la persona humana no puede ser considerada sólo en su individualidad, en su originalidad, sino que su propia dignidad se entiende en su dimensión comunitaria. De modo tal que el ser humano es esencialmente relacional y que la experiencia de vida comunitaria lo educa al enfrentarlo a sus propias debilidades y a potenciar sus capacidades de compartir, lo cual implica una madurez educativa que lo lleva a salirse de su propio ensimismamiento, ayudándolo a reconocerse en su vínculo con los otros. Juan Carlos Tedesco (2004) al ser consultado sobre el para qué educar en el tercer milenio respondió “... si la sociedad está dividida o Box 1: Concepción de la persona fragmentada el desafío de la educación humana debe ser educar para vivir juntos...”11. La persona humana, por su misma Una educación en la participación, en el naturaleza, tiene una completa necesidad diálogo y en la solidaridad supone, pues, de la vida social (…) de la índole social reconocer que la dignidad de cada de hombre se sigue con claridad que el persona implica una dimensión de desarrollo de la persona humana y el respeto y reconocimiento a la crecimiento de la propia sociedad están individualidad y particularidad, que mutuamente condicionados estaría incompleta si no se la concibe en GAUDIUM ET SPES, Nº 25 “clave de nostridad”. La educación es la dimensión que pondera las actitudes del 8 DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN INSTITUCIONAL (DII), INSTITUTO PARA LA INTEGRACIÓN DEL SABER (IPIS) (2004) Observatorio de la Deuda Social Argentina, Universidad Católica Argentina. 9 Educación y proyecto..., op. cit, página 24. 10 Ibid, página 25 11 TEDESCO, JUAN CARLOS (2004) Conferencia dictada en la Feria Internacional del Libro, Buenos Aires. 4 educando para aprender a ser y vivir con y en el otro, construyendo espacios de encuentro con “los demás” que son iguales en esencia y con distinta existencia12, incorporando una cosmovisión de complejidad social (fruto de la complejidad del insondable espíritu humano), que se debe articular, sin embargo, con actitudes de inclusión y de tolerancia, como antídotos frente a la marginalidad y la violencia (educar para la paz). De modo tal que los niños/ as y jóvenes, al ser educados, se formen con la conciencia - que mueve al compromiso- de valorar y promover todo lo verdaderamente humano, de modo de no ser indiferentes a todo lo que atañe a la vida y a la dignidad de las personas. El citado documento Educación y Proyecto de vida (N° 61) lo sintetiza afirmando que “...tan sólo en ese clima se pueden enseñar y aprender los valores y las virtudes de la convivencia: la valoración positiva incondicional del otro como persona, como ser humano, más aún, como prójimo, como Box 2: La crisis como oportunidad hermano... “13 “Krisis, en griego, significa rotura, el piso que se agrieta bajo los pies o tembladeral que amenaza. Pero en la raíz de ese mismo término griego se encuentra Krinei, que significa crítica o criterio, es decir, que hace pensar, discernir y, por lo tanto, crecer. Toda crisis es pérdida hacia atrás y crecimiento hacia delante” A.3. Educar a la persona en los valores Los diversos diagnósticos que las Ciencias Sociales han realizado sobre el proceso de fragmentación social y de crisis han insistido sobre una doble lectura del mismo fenómeno: la crisis como ruptura y la crisis como posibilidad. A las distintas interpretaciones de las crisis económicas, de participación y de legitimidad política, de las instituciones o del mercado de trabajo, se le suman “otra crisis” de una mayor BARYLKO J. (2002), En búsqueda “intangibilidad” como la crisis de de los valores perdidos, Santillana representatividad, de valores culturales o de principios éticos, que estaría anclada en bases “no materiales” o “simbólicas” y, por ello, serían más complejas de abordar desde los estudios científicos (quedando relegados sus postulados al plano especulativo- ensayístico). Sin embargo, todas las declaraciones de principios universales son reconocidas como deseables e internacionalmente admitidas como válidas, aunque su misma universalización las envuelve en una retórica declamatoria y es la causa de sus inexorable desjerarquización. Educar en valores implica proponer señales necesarias para orientar la construcción de un proyecto de vida y para tomar decisiones coherentes. La OEA (Organización de Estados Americanos) en las conclusiones de la IX Conferencia Iberoamericana de Educación (La Habana: 1999) lo justifica al señalar “Una educación de calidad que acompañe el desarrollo de las personas desde temprana edad debe basarse en principios que fundamenten una formación ética y cívica sólida como la búsqueda de la convivencia armónica, la responsabilidad, la tolerancia, la justicia, la igualdad, el respeto de los derechos humanos, el aprecio de la diversidad y la conciencia de la solidaridad”14 12 Según la conceptualización de VASILACHIS DE GIALDINI Irene (2000), Del sujeto cognoscente al sujeto conocido: una propuesta epistemológica y metodológica para el estudio de los pobres y de la pobreza, en Pobres, pobreza y exclusión social, CEIL-CONICET, Buenos Aires. 13 Educación... op. cit., página 47 14 Citado en Educación en valores (2002), Editorial Santillana, página 2. 5 En la misma línea, el informe de la UNESCO (2002) para la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI afirma que la educación se sostiene sobre cuatro importantes pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Una educación en valores se orientaría específicamente al desarrollo de estos dos últimos. 15Si los valores son principios que guían nuestras acciones, nos permiten juzgarlas y nos orientan a tomar decisiones, las personas llevan adelante sus proyectos de vida en función de los mismos. Ahora bien, al conjunto de valores que cada individuo adopta como propios, se le agregarían aquellos valores “socialmente reconocidos” como deseables: la vida, la justicia, la paz. Abad (2002)16 sostiene que cada programa de educación en valores debe respetar tres niveles jerárquicos fundamentales: Los valores universales, reconocidos como tales por la “conciencia media” de todos los humanos, inscriptos en las declaraciones de derechos humanos: la vida y las libertades básicas personales Los valores grupales (nacionales, religiosos, culturales), son los propios de un grupo determinados por su Weltanschauung Los valores individuales, sujetos a la libre elección de cada individuo. En caso de “conflicto de valores”. Abad sostiene que nunca es legítimo anteponer los valores individuales o grupales a los universales. Educar en valores en una sociedad fragmentada implicaría, pues, educar en la adhesión libre y en el respeto a aquellos principios que humanizan frente a las diversas realidades contrarias que los desafían: los prejuicios, la intolerancia y la violencia. El Programa Educativo Internacional “Valores para vivir” (ONU: 2002) insiste en reconstruir esos valores a partir de una visión íntegra y dignificante de la persona humana “El desafío es desarrollar el valor del respeto en el propio ser y darle una expresión práctica en la vida diaria. Aparecerán obstáculos para probar la solidez del respeto y con frecuencia se sentirán en los momentos de más vulnerabilidad. Es necesaria la confianza en uno mismo para tratar con las diversas realidades con seguridad, de manera optimista, esperanzadora. Conocer el valor propio y honrar el de los demás es la auténtica manera de ganar el respeto...”17 Finalmente, la Iglesia en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (1981), de S.S. Juan Pablo II, sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, insiste en educar en los valores esenciales de la vida humana. Por ello, afirma que “... los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales...en una sociedad sacudida y disgregada...los hijos deben enriquecerse no sólo con el sentido de la verdadera justicia, que lleva al respeto de la dignidad personal, sino también al sentido del verdadero amor, como solicitud sincera y servicio a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados. La familia es la primera y fundamental escuela de sociabilidad (...) la comunión y la participación vivida 15 Ibid, página 4. ABAD JULIO (2002), Decálogo para la renovación de la educación moral y cívica, Santillana, Madrid, citado en Educación en valores, op. cit., página 4. 17 ORGANIZACION DE LA NACIONES UNIDAS (2002), Programa Educativo Internacional “Valores para vivir”, citado en Educación en valores, op. cit, página 8 16 6 cotidianamente en la casa (...) representa la pedagogía más concreta y eficaz para la inserción activa, responsable y fecunda de los hijos en el horizonte más amplio de la sociedad...”18 Por lo tanto, no se concibe una persona plena si desde el hogar no se la educa y se la alienta al riesgo de construir su identidad en clave de “comunidad” gestando en cada individuo un profundo sentido de pertenencia -nunca de indiferencia- frente a las situaciones de “deuda social”, de quienes se presentan como vulnerables y marginados. A.4. Educación humanizante: actores y espacios educativos Si, como sostiene el Documento de Puebla (N° 1024)19 el objetivo de toda educación genuina es el de humanizar y personalizar al hombre, orientándolo hacia su fin último que trasciende su finitud y si, como afirman los organismos internacionales, la educación es la llave para hacer de las personas protagonistas, “agentes” que desde sus recursos y capacidades logren alcanzar sus logros y satisfacciones, 20 resulta necesario en este punto describir el papel que desempeñan- o deberían desempeñar- los cuatro actores sociales protagonistas del “hecho educativo”, pues acorde a sus características es como se propone un proyecto educativo (¿Educar para qué?) el Estado ( en cuanto monopoliza desde la génesis del sistema educativo el minimun o los contenidos básicos comunes) la familia (como primera educadora y socializadora de los niños /as y jóvenes a educarse) la escuela (como la instancia de socialización que sigue siendo reconocida pese al contexto de fragmentación y destrucción de otras instituciones de bienestar) la sociedad civil (como sostén necesario para generar ciertas condiciones de posibilidad o sustentabilidad a la tarea educativa de la escuela y de la familia). La Iglesia se presenta, en este orden social demandante de apoyo, dispuesta a colaborar en el quehacer educativo en el marco de una sociedad pluralista21 (Documento de Puebla, Nº 1037) Según una Weltanschauung cristiana cada uno de los citados actores presenta ciertas características distintivas que lo ubican dentro de un proyecto educativo amplio y desafiante: El Estado: el sistema educativo definido por la masividad de acceso a la educación elemental desde el siglo XIX en nuestro país, tuvo como protagonista excluyente al Estado, el cual, a través del monopolio de la currícula fue determinante en la definición de ¿Educar para qué?. Las investigaciones sobre la historia de la educación en Argentina han propuestos diversas caracterizaciones sobre el rol del Estado en la delimitación de las políticas públicas de las instituciones de bienestar (hospitales, escuelas, centros asistenciales), cuyo diseño y estrategias estuvieron 18 S.S. JUAN PABLO II (1981) Exhortación Apostólica Familiaris Consortio. Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, 2° reimpresión publicada en 2003 por Ediciones Paulinas, Buenos Aires, Punto 37, página 65. 19 III CONFERENCIA GENERAL DE EPISCOPADO LATINOAMERICANO (5 de mayo de 1979), Documento de Puebla, México, CELAM, página 286 20 AMARTYA SEN, MARTHA NUSSBAUM Y COHEN (1996) ¿Igualdad de qué?. Sobre el bienestar, los bienes y las capacidades, en La calidad de vida. 21 Puebla, op. cit, página 288. 7 subordinadas al proyecto de Nación que cada administración gubernamental tenía in mente. Filmus (1996)22 lo caracterizó al describir los distintos “Estados” y sus propuestas educativas, en perspectiva histórica: el Estado oligárquico- liberal (Educar para la construcción de un orden político); el Estado Benefactor (educar para el crecimiento económico); crisis del Estado Benefactor y recuperación de la función política de la educación (educar para la “liberación” en los años 1960, educar para “el orden” en la década del ´70; educar para la democracia, en los ´80) y finalmente habla del Estado “pos- social” en los últimos decenios del siglo XXI, con las reformas del sistema educativo y la crisis de fragmentación social. Y si bien nadie niega la necesaria ingerencia estatal en el sostenimiento de un sistema educativo de grandes dimensiones que responde a una demanda cada vez mayor de acceso al conocimiento, su intervención presentaría algunas consecuencias positivas y otras negativas que los documentos de la Iglesia insisten en que han de tenerse en cuenta.23. Es menester señalar que la sola existencia de un presupuesto educativo como instancia focalizada en la asignación de recursos financieros para la universalización y democratización del sistema educativo (especialmente en el nivel primario y secundario), que aseguró la gratuidad de la enseñanza, solamente puede entenderse en el marco de la esfera estatal, ya que ninguna iniciativa particular, librada a sus fuerzas, lo hubiera podido lograr. La extensión y articulación de la escolaridad en áreas alejadas implica un esfuerzo para asegurar un principio de equidad en la trayectoria dentro del sistema educativo. Sin embargo, a estas consideraciones positivas, se advierten algunas tendencias a un exagerado estatismo, cuya expresión extrema es el monopolio estatal de la educación, que nace o bien de la necesidad de los gobiernos de manipular los contenidos educativos para incluirlos dentro de un proyecto “partidocrático” que reproduce condiciones de atraso, de clientelismo y de marginalidad, o bien de una Weltanschauung deshumanizante que no respeta los derechos y las garantías individuales. Otra consecuencia negativa sería la esclerosis por la burocratización del sistema educativo, incapaz de adecuarse – por su rigidez- a los avances y cambios sociales, científicos y culturales. Por último, la Iglesia sostiene que existiría una singular paradoja producto del excesivo intervensionismo estatal: el abandono de las responsabilidades educativas por parte de la sociedad en general, incluyendo a muchas familias que adoptaron una actitud pasiva (limitada a exigir y a criticar) abandonando sus funciones como primeras educadoras y descreyendo de los valores que inculcan en la escuela como segundo espacio de socialización. En esta situación, remarca la Iglesia24 “... todo el esfuerzo educativo corresponde al Estado, nada a los padres, muy poco a los alumnos. Alarmados por estas tendencias, los gobiernos y los organismos internacionales que se ocupan de la educación• tratan de revertirla y de buscar fórmulas que restablezcan la armonía entre la educación sistemática, las familias y la sociedad. Tratan, en definitiva, de avivar la conciencia de la responsabilidad familiar y social adormecida por ese mismo absorbente intervensionismo estatal...” 22 FILMUS DANIEL (1996), Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos, Editorial Troquel, Buenos Aires, páginas 16 a 40. 23 Educación y Proyecto… op. cit, páginas 72 y 73. 24 Educación y Proyecto... op, cit, páginas 74 y 75. • Especialmente, como oficina especializada de las Naciones Unidas, la UNESCO, y dentro de ella el IIPE (Instituto Internacional de Planeamiento Educativo). 8 La familia: considerada por todos los documentos eclesiásticos como la primera responsable de la educación (Puebla N° 1036) debe, por ello, ser capacitada para poder ejercer esa función, en especial si centralizamos la atención en aquellas pertenecientes a los grupos más vulnerables de la sociedad. La responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos es una facultad indelegable, por lo cual deben velar por el cumplimiento de todos los aspectos del proceso de educación sistemática, en cooperación con la escuela. En su vínculo con el Estado, los padres tiene el derecho a elegir la educación que consideren más adecuada para sus hijos, sea ésta provista o no por aquel, pues en este punto prima el criterio de subsidiariedad. Por otra parte, los padres en virtud de la Box 3: La subsidiariedad patria potestad tienen el derecho de ejercer en nombre de sus hijos menores, en edad escolar, “Por el principio de subsidiariedad, todos los derechos que a ellos les el Estado debe respetar y hacer corresponden como personas y como alumnos respetar las iniciativas personales y (excepto los personalísimos, es decir los no de las comunidades menores. A su susceptibles de ser ejercidos mediante vez, debe tomar la iniciativa para representación). Por ello, reiteramos, tienen el procurar a los individuos y a las derecho preferente a escoger el tipo de comunidades menores todo aquello educación que habrá de darse a sus hijos que sólo El puede brindar o puede (según la Declaración Universal de Derechos procurárselo mejor que los Humanos de la ONU, artículo 26). Como particulares” deberes, no desatender las necesidades de ser educadores de sus hijos en edad escolar. IGLESIA Y COMUNIDAD Ahora bien, en estructuras de marginalidad y NACIONAL, N° 98. déficit de desarrollo humano, las responsabilidades sobre el ingreso y la permanencia de los niños/ niñas y jóvenes en el sistema educativo se tornan difusas, porque los Estados insisten en asumir, mediante campañas y proyectos centralizados en el Ministerio de Educación nacional, todo el compromiso educativo, desconociendo el carácter de agencia o empoderamiento de las familias, que, por ello, se muestran en actitudes pasivas de “clientes” o meros “beneficiarios” de las políticas públicas. La relación entre el Estado y la familia ha sido, históricamente (Ver Parte 2) fuente de controversias en torno a la posibilidad, o no, de la intervención estatal sobre el “derecho de las familias” a educar, determinándose cuáles serían las actuaciones legítimas y cuáles impropias en un sistema democrático. Grosman, a partir del lenguaje y de la práctica del derecho y tomando la Convención sobre los Derechos del Niño de la UNICEF, puesta en vigencia desde el 2 de septiembre de 1990, analiza la complejidad de un vínculo cargado de tensiones, donde el límite, es muchas veces, difuso entre las funciones propias e indelegables de las familias y las políticas públicas que, a través de la legislación, intervienen en acciones de carácter social para proteger a los niños y para obligar a los padres a que cumplan con los derechos de la niñez. Si bien la responsabilidad de los padres es la de criar y de formar a sus hijos, según la autora, el Estado debe garantizar la asistencia necesaria para el desempeño de tales funciones, ya que la educación de los niños es una función privada y al mismo tiempo una responsabilidad estatal. (Grosman: 1996, página 106)25. En la ambigua relación triangular Estado- familia- niño, Grosman intenta demostrar que en la Convención de los Derechos de Niño, se insiste (como lo marca también la Iglesia) en el papel subsidiario del Estado en la vida familiar y en el proceso de socialización de los 25 GROSMAN Cecilia (1996), Los derechos del niño en la familia. La ley, creencias y realidades, en WAINERMAN Catalina (comp.), Vivir en familia, UNICEF/ Losada, Buenos Aires. 9 jóvenes, porque la confianza en el carácter educador de los padres es proporcional al temor por una inadmisible intromisión del control estatal de las esferas íntimas familiares. Pero señala, al mismo tiempo, cómo esa visión de agencia de los padres es más evidente en estratos sociales medios y altos y no en los sectores más vulnerables, donde esa responsabilidad de educar no es tan evidente y donde las políticas públicas deben proteger los derechos del niño indefenso frente al maltrato y la violencia engendrada por la exclusión y la marginalidad (Grosman: 1996, página 108). Intentar redefinir qué se entiende por la familia (una categoría- y una realidad- más compleja que el concepto de hogar) implica recoger distintos enfoques hermenéuticos dentro de las Ciencias Sociales. Desde el Derecho, se pasó del modelo “matrimonioinstitución” basado en la idea de preservación y trasmisión del patrimonio, a un orden privado fundado en la libre elección y en el amor como factores de legitimidad (el “matrimonio- fusión”). La ley instaura en el orden matrimonial el principio de igualdad de los cónyuges, con esposos que tienen los mismos derechos y deberes tanto en el orden personal como en relación con la educación de los hijos. La ley, por otra parte, valoriza al individuo dentro de la familia, por la intensificación afectiva y la cercanía con los otros miembros (aunque también aparecen situaciones de violencia familiar como reverso del amor y de la seguridad)26. Por lo tanto, los derechos elementales de toda persona humana (respetados desde la concepción) se inician desde el momento de que toda niño/ a tiene el derecho a vivir en una familia, a conocer a sus padres y a ser cuidados por ellos (Convención sobre los Derechos del Niño, N° 7). Del mismo modo, dicha Convención insiste en afirmar el derecho de los niños a vivir en una familia, siendo los padres o sus sustitutos las primeras figuras que pueden hacer realidad tales derechos, como el derecho a la vida, a la integridad psicofísica, a la salud y a la educación27 Jelin (1996) desde una mirada sociológica crítica sostiene (en torno a la familia y la equidad), que la familia es una institución formadora de futuras generaciones y, por ello, una instancia mediadora entre la estructura social de un momento histórico dado y el futuro de esa estructura social. Por lo tanto, sin intervenciones externas tiende a transmitir y a reforzar patrones de desigualdad existentes; su accionar en un sentido más equitativo requiere una acción afirmativa por parte del Estado o de otras instituciones colectivas.28. Insiste en señalar, a diferencia de los documentos eclesiales, que el Estado debe avanzar sobre la intimidad de los hogares para garantizar no sólo la equidad, sino también los derechos humanos y promover la solidaridad grupal, pues señala que, lejos de una imagen idílica, la familia es un espacio paradójico: lugar de afecto pero también de violencia, silenciada por los efectos del intimismo del núcleo familiar. Sin caer en posiciones extremas de estigmatización o idealización de la familia, ésta sigue siendo el ámbito de socialización primaria esencial de toda persona. Las posturas de Jelin y otros tratan de llamar a la reflexión sobre aspectos que quedan “ocultos” a cualquier abordaje cuanti o cualitativo, debido precisamente al carácter íntimo del núcleo familiar. El conflicto familiar -como expresión de ruptura de la “normal cotidianeidad”- no sólo llega a esferas de mediación institucional, sino que es una vía de abordaje metodológico “indirecto” del complejo entramado de relaciones afectivas que no salen a la luz con aproximaciones más convencionales. Intentar demostrar el amor y el afecto entre sus miembros en una 26 GROSMAN, op. cit, página 79. Ibid, página 79 28 JELIN Elizabeth (1996), Familia, crisis y después..., en WAINERMAN Catalina (comp.), Vivir en familia, UNICEF/ Losada, Buenos Aires, página 41. 27 10 investigación académica sólo se consigue con la utilización de ciertas variables “proxi” (Ver los presupuestos presentados en el Índice de Educabilidad) Buscando las relaciones entre la Economía y la familia en la Argentina, el doctor Ludovico Videla (2001) sostiene “... la condición de la familia como un grupo humano peculiar, es decir una institución cuyo núcleo esencial es el acuerdo matrimonial, con un carácter relacional que se extiende a los hijos y cuya manifestación externa es básicamente la resultante de las relaciones humanas que se establecen en su interior...”29. Contrariamente al planteo sociológico de reproducción de inequidades, Videla afirma que el grupo humano familiar es el receptor por excelencia de las tradiciones culturales, pues es la institución que conserva y enriquece los valores recibidos, lo que le otorga una peculiaridad que la protege de la uniformidad y de la masificación. Además, el matrimonio y la familia garantizan el reemplazo generacional, pieza esencial de un adecuado equilibrio social y económico. El Banco Mundial (2001) en los considerandos para financiar el Proyecto PROFAM (Family Strenghening and Social Capital Promotion Project) que debía atender a los hogares vulnerables, rescató a la familia como el espacio de unión que brinda las capacidades para movilizar y hacer un uso eficiente de los recursos y de las posibilidades de cada uno de sus miembros, porque sostiene que una de las maneras eficaces para reducir la vulnerabilidad de los estratos sociales más pobres es la promoción de la “cohesión familiar” concibiendo a la familia “... as an integral entity...”30 Wainerman y Geldstein (1996) reconocen que la diversidad es la “norma” en la definición familiar, citando dos visiones del término “familia”: en el ámbito de la antropología, como la “totalidad de las personas conectadas por casamiento o filiación” y en la esfera de la sociología como “las personas relacionadas que viven bajo el mismo techo”. Mientras la primera alude a las relaciones de parentesco, la segunda se reduce a sinónimos tales como hogar o unidad doméstica. Agregándose la concepción de que la familia “nuclear o conyugal” es el modelo de familia en América Latina.31. Frente a estas caracterizaciones, las autoras intentan demostrar la complejidad en el abordaje de otras y nuevas familias, argumento que tiene como expresión última la frase citada por Rosalía Bikel (2003: página 18) “La familia ha muerto, larga vida a nuestras familias” que, según su interpretación, implicaría que “… la familia ha muerto si nos referimos a la unidad integrada por dos adultos unidos en matrimonio y sus vástagos como único modelo posible”. Y agrega para completar su posición que “…si bien ese modelo ha muerto, sobrevive su ideología (¿?) que interfiere (¿?) cada vez que debemos confrontar realidades novedosas. El desafío actual consiste en la construcción de un hogar con reglas propias, que contemple las necesidades y los deseos de sus integrantes y que preserve un espíritu de unidad, que pueda sostener las relaciones aún bajo condiciones poco favorables…”32. 29 VIDELA Ludovico (2001), La economía y la familia en la Argentina. Pasado, presente y futuro, Tesis de Doctorado, Universidad Católica Argentina, Capítulo 2, página 20 y siguientes. 30 BANCO MUNDIAL (2001), Proyecto PROFAM (Family Strenghening and Social Capital Promotion Project), página 7. 31 WINERMAN Catalina y GELDSTEIN Rosa (1996), Vivir en familia. Ayer y hoy, en WAINERMAN Catalina (comp.), Vivir en familia, UNICEF/ Losada, Buenos Aires, página 186. 32 BIKEL Rosalía (2003), De familias y de ensambles, en GROSMAN Cecilia (directora), Familia Ensamblada, publicada por la REVISTA DE DERECHO DE FAMILIA, Nº 25, Editorial Lexis Nexos, Buenos Aires, página 18. Los signos de interrogación son nuestros, frente a esas afirmaciones tan extrañamente contundentes. 11 Estas posturas “progresistas” que intentan relativizar al matrimonio y a la familia como núcleo de indisolubilidad, amor y fidelidad, sostienen que la familia - en singular- no existe más pues se han construido familias- en plural- que nos hablarían de pluralidades de “formas y matices” como válidas de ese nuevo orden. La paradoja es que, según la endeble argumentación anterior, esas nuevas modalidades de familia “copian porque sobrevive su ideología” (¿?) aquellas condiciones que eran la base de ese anterior modelo de familia denostado, a saber: “el espíritu de unidad” y las expectativas de comunicación, gratificación y afecto. Sin embargo, en la Primera Parte de nuestra investigación -sin desconocer estas tipologías- nos centraremos en rescatar las definiciones surgidas de los documentos eclesiales. La Iglesia es muy clara al definir su concepción de familia (con una identidad cristiana), pues concibe al matrimonio y a la familia como “íntima comunidad de vida y amor”, como la “escuela de humanidad más completa y más rica” y uno de los bienes más preciosos de la humanidad, como la primera comunidad llamada no sólo al anuncio del Evangelio, sino a conducir a la persona en desarrollo a la plena madurez humana y cristiana, mediante una progresiva educación y catequesis. El nombrado Documento Familiaris Consortio (1981: punto 15) agrega que “...el matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia; en efecto, dentro de la familia la persona humana no sólo es engendrada y progresivamente introducida, mediante la educación, en la comunidad humana, sino que mediante la regeneración por el bautismo y la educación en la fe, es introducida en la familia de Dios...”33 En este marco, la tarea educativa de los padres es presentada por la Iglesia como un derecho y un deber. Tiene sus raíces en la vocación de los esposos a una tarea de co- creadores, engendrando por amor a una nueva persona, con la cual tienen la obligación de educarla para ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana. En la citada Declaración Gravissimum Educationis (1965: punto 3) se hace hincapié en que, debido a “... la “gravísima obligación” de los padres de educar a la prole, hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber es de tal trascendencia que cuando falta difícilmente pueda suplirse (...) es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor... que favorezca la educación íntegra personal y social de sus hijos. La familia es la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan...”34 Para reafirmar estos principios, la Familiaris Consortio (1981: punto 36) realiza una clasificación del derecho- deber educativo de los padres, definiéndolo como Esencial, debido a su íntima relación con la vida humana. Original y Primario, frente a otras formas de educación – como la escueladebido a la unicidad del vínculo amoroso entre padres e hijos. Insustituible e Inalienable y, por lo tanto, no puede ser totalmente delegado o usurpado por otros (en especial por el Estado)35 33 S.S. JUAN PABLO II (1981) Familiaris Consortio...op. cit, Punto 15, página 27. CONCILIO VATIVANO II, Declaración Gravissimum Educationis sobre la Educación Cristiana (1965). Publicación de Documentos completos del Vaticano II, España 1974, Punto 3. 35 S.S. JUAN PABLO II (1981) Familiaris Consortio., op. cit, Punto 36, página 64. 34 12 La escuela: para la Iglesia la familia es la “primera pero no la única y exclusiva comunidad educadora, pues la misma dimensión comunitaria, civil y eclesial del hombre le exige y lo conduce a una acción más amplia y articulada fruto de la colaboración de las diversas fuerzas educadoras” (Gravissimum Educationis: 1965, punto 3). De allí que la escuela, cuya tarea es la trasmisión de cultura (entendida en su sentido antropológico amplio) y, a la vez, formar y promover al hombre, se presenta como “… el ámbito específico de formación integral de la persona humana, a través de la comunicación sistemática de conocimientos y crítica de la cultura…”36. Sin embargo, las condiciones materiales de la escuela actual (infraestructura, cuerpo docente y directivo, lógicas organizacionales, etc.) le impiden desarrollar ese potencial educativo, en especial con una población estudiantil acuciada por demasiados problemas de educabilidad: NBI, salud precaria y contención afectiva deficiente por parte de los hogares que los hace vulnerables a la crecientes condiciones de marginalidad, de violencia o de ruptura de una escala de valores que les permitan internalizar pautas mínimas de convivencia democrática. El Documento La escuela católica (1977: punto 29) sostiene que ante esas exigencias de una sociedad compleja, no se debería olvidar que “... en la escuela se enseña para educar, es decir para formar al hombre desde adentro, para liberarlo de los condicionamientos que le impiden vivir plenamente como hombre; por eso, la escuela deber partir de un proyecto educativo intencionalmente dirigido a la promoción de la persona...”37. El pensamiento aggiornado de la Iglesia, contenido en La escuela católica en los umbrales del Tercer Milenio (2000) insiste en una educación para todos, en los valores y sostenida en una profunda cosmovisión cristiana: “... la fragmentación de la educación, la ambigüedad de los valores, a los que frecuentemente se alude obteniendo amplio y fácil consenso, a precio, sin embargo, de un peligroso ofuscamiento de los contenidos, tienden a encerrar la escuela en un presunto neutralismo, que debilita el potencial educativo y que repercute negativamente sobre la formación de los alumnos. Se quiere olvidar que la educación presupone y comporta siempre una determinada concepción del hombre y de la vida. La pretendida neutralidad de la escuela, conlleva, las más de las veces, la práctica desaparición, del campo de la cultura y de la educación, de la referencia religiosa. Un correcto planteamiento pedagógico está llamado, por el contrario, a situarse en el campo más decisivo de los fines, a ocuparse no sólo del « cómo », sino también del « porqué », a superar el equívoco de una educación aséptica, a devolver al proceso educativo aquella unidad que impide la dispersión por las varias ramas del saber y del aprendizaje, y que mantiene en el centro a la persona en su compleja identidad, trascendental e histórica. La escuela católica, con su proyecto educativo inspirado en el Evangelio, está llamada a recoger este desafío y a darle respuesta...” Por último, según la Familiaris Consortio (1981: punto 40) el Estado y la Iglesia tienen la obligación de darle a las familias toda la ayuda posible, a fin de que ésas puedan ejercer adecuadamente sus funciones educativas, amén de crear todas las 36 37 La escuela católca… op. cit. punto 26 La escuela católica,... op. cit, punto 29. 13 instituciones educativas y promover todas las actividades que las familias piden justamente.38 La sociedad civil: las diversas ONG´s y la acción de la Iglesia debe ser el sustento para recrear condiciones de Box 4: L a sociedad civil posibilidad que aseguren una educación de calidad para todos, “... es motivo de consuelo constatar que existe ya que la otrora omnipresente una profunda levadura en la sociedad civil, política de igualdad de que nace de la acción de muchas asociaciones oportunidades del sistema familiares preocupadas por manifestar el educativo universal y obligatorio influjo decisivo de la familia en las opciones no llevó a situaciones sociales de sociales y políticas. A esta levadura equidad, de integración social y de contribuye también el compromiso de multitud construcción de una proyecto de grupos y movimientos que se dedican de educativo solidario, que refleje una diferentes modos a la promoción de los cosmovisión cristina – y por ende derechos y los deberes civiles...” humana- de respeto a la dignidad, a la diversidad y a las S.S. Juan Pablo II, XLIII Semana Social de potencialidades de los educandos. los católicos italianos: 1999 El activo rol de la sociedad civil se ve reflejado en el principio de subsidiariedad y en las organizaciones sin fines de lucro (non profit) que encuentra en una vasta literatura emanada de la Doctrina Social de la Iglesia. La naturaleza del principio de subsidiariedad se encuentra implícitamente en la enseñanza tradicional de la Iglesia en materia social, al fundarlo en el derecho natural. Santo Tomás de Aquino ponía sus dudas en la excesiva exigencia de uniformidad de los gobernantes para las distintas asociaciones que integraban la república. Sin embargo, explícitamente la subsidiariedad aparece en el Magisterio de la Iglesia en la Encíclica Quadragesimo Anno (1931) de Pío XI. Si bien no desconoce la importancia de la autoridad pública para cumplir las funciones que son inherentes a su competencia “originaria” (“dirigir, vigilar, urgir, castigar, según los casos y la necesidad”, de acuerdo al texto de la Encíclica), todo influjo social debe, por su naturaleza, “... prestar auxilio a los miembros del cuerpo social (susidium aferre), nunca absorberlos y destruirlos...”. El Concilio Vaticano II en la constitución Gaudium et Spes incita a los gobernantes, a no entorpecer a las agrupaciones familiares, sociales y culturales, las corporaciones y a las organizaciones intermedias, para que “... lejos de privarlas de sus acciones legítimas y constructivas, procuren favorecerlas de manera ordenada...”.(Feliciani, 1999: páginas 30 y ss.)39 Sin embargo, es el Papa Juan Pablo II quien sostiene que el citado principio de subsidiariedad está íntimamente relacionado al principio de solidaridad. Ambos estarían esencialmente unidos a la dignidad misma del hombre, amén de constituir una herramienta operativa para “valorar situaciones, estructuras y sistemas sociales”. En cuanto a su relación con la educación (uno de los ámbitos preferenciales en donde se aplica la noción de subsidiariedad), la Iglesia se pronunció desde la Familiaris Consortio (1981: punto 45) al aclarar la función complementaria de la familia y la 38 Ver el análisis que, sobre las capacidades de integración social, se describen en el Barómetro de la Deuda Social Argentina, “Las grandes desigualdades” (2004), Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina, Pontificia Universidad Católica Argentina, Año 1, N°1, Capítulo 3. 39 Citas extraídas de FELICIANI GIORGIO (1999), El principio de subsidiariedad y las organizaciones sin ánimo de lucro en la Doctrina Social de la Iglesia, en Il non profit dimenzzato, Ediciones Encuentro. 14 sociedad en la promoción del “bien de todos los hombres y de cada hombre”. Por ello, esa misma sociedad, más específicamente el Estado, deben reconocer que “... la familia goza de un derecho propio y primordial y por lo tanto están gravemente obligados a atenerse al principio de subsidiariedad...”. El Estado no debería sustraerle a esas familias de aquellas funciones educativas que éstas puedan realizar por sí mismas o asociadas libremente, entendidas como un valor indispensable e irrenunciable de la comunidad civil. Pero la Iglesia le propone a estas autoridades públicas que hagan las acciones que puedan y deban para asegurarles a esos hogares aquellas ayudas – económicas, sociales, educativas y culturales- que necesitan para afrontar de modo humano todas sus responsabilidades. Un Estado presente pero con límites éticos en su intromisión en las esferas privadas, alentador de políticas de empoderamiento educativo de los agentes particulares, lo que el Catecismo de la Iglesia Católica (1993: punto 1985) remarca al decir que “...El principio de subsidiariedad se opone a toda forma de colectivismo. Traza los límites de la intervención del Estado. Intenta armonizar las relaciones entre individuos y sociedad...”. Finalmente la denominada sociedad civil es ponderada sustancialmente por la Iglesia en los últimos años del pontificado de Juan Pablo II. Este lo recalcó claramente a los participantes de las XLIII Semana Social de los católicos italianos (16/ 11/ 1999) cuando afirmaba que “...cuando el Estado reconoce la existencia de un conjunto de recursos culturales y asociativos, diferentes del ámbito político y económico, que poseen una capacidad proyectiva original orientada a favorecer la convivencia armoniosa, se abre el camino a una consecución eficaz del bien común. De igual modo, cuando se valoran orgánicamente las asociaciones de ciudadanos que libremente se movilizan con iniciativas de apoyo recíproco y de cooperación, se ponen las premisas para una convivencia armoniosa y fecunda. La aceptación de los principios éticos en los que se funda la convivencia civil y, en particular, el respeto sincero del principio de subsidiariedad, constituyen las condiciones para una nueva maduración del espíritu público y de la conciencia cívica de todos los ciudadanos...” B. Segunda Parte B.1. El proyecto educativo y la visión del hombre de los “Padres Fundadores de la Nación Educativa” Según Juan Carlos Tedesco (1986)40 nuestro sistema educativo se constituyó con características fuertemente “estatistas y centralizadoras”, asumiendo el Estado Nacional su rol de Estado Educador, por gestión propia o a través del control de las instituciones de tipo privado, con un centralismo no igualitario, ya que en su búsqueda de la homogeneidad formal no se correspondió con una realidad social marcadamente desigual y heterogénea. La escuela sarmientina identificaba igualar como sinónimo de homogeneizar. Dussel y Southwell (2004)41 sostienen que la idea de Sarmiento y de los otros miembros de su generación de ver a ricos y pobres sentados juntos en el mismo banco de la escuela y recibiendo la misma educación, fue su motivo de orgullo. 40 TEDESCO JUAN CARLOS (1986), Educación y sociedad en Argentina, 1880- 1945, Ediciones Solar, Buenos Aires. 41 DUSSEL INES y SOUTHWELL MYRIAM (2004), La escuela y la igualdad, renovar la apuesta, en revista El Monitor de la educación, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, N° 1, V época, Octubre, páginas 26 y 27. 15 Además, agregan, para la llamada Generación del ´80 la propuesta fue más suavizar las desigualdades que construir la igualdad. Citando las Memorias del Consejo Nacional de Educación de 188742, las investigadoras describen el ¿Educar para qué? y el ¿Educar a quiénes? cuando transcriben que “El amplio edificio de elegantes formas al que asiste tanto el niño pobre como el rico no sólo tiene la ventaja de suavizar las diferencias de las clases sociales por el roce frecuente y la común educación, sino que es también una condición de nuestra democracia que necesita del molde común de la escuela para formar la sociedad homogénea (sic), que a la vez haga posible el régimen representativo de gobierno, evite las catástrofes que la diversa educación y condición social han engendrado en todos los tiempos y en todas las partes del mundo...” Es decir que en la cosmovisión de los “padres fundadores de la Nación educadora” estaba muy en claro las diferencias y la necesidad del control social “planificado” desde el Estado que incorporaba, en su liberalismo conservador, el optimismo antropológico positivista, apoyado en una concepción de los hombres como seres racionales, autosuficientes y naturalmente iguales y buenos, que veían en la organización política un reaseguro de la libertad natural del individuo, siendo ésta la base de las tesis liberales y democráticas. Eguels (1997)43, para analizar las posturas de los representantes dentro de la Convención Constituyente que debía reformar la Constitución de la Provincia de Buenos Aires en 1873 (cuyas ideas sobre la educación son básicas para entender la ley provincial de Educación Común de 1875, antecedente imprescindible de la famosa ley nacional 1420, de 1884, que durante un siglo marcó la educación primaria en Argentina) las clasifica en liberales, radicales y conservadoras. Las ideas liberales sostenían que los derechos individuales fundamentales eran anteriores al surgimiento del Estado, rescatando la preeminencia de la libertad, la seguridad y la propiedad privada frente a la igualdad entre los hombres. Defendían la libertad de cultos y de enseñanza, con la Iglesia separada del Estado. Para los radicales democráticos, los derechos fundamentales son los que fija la voluntad general, donde la libertad y la igualdad son reconocidas, aunque se pone el acento en la segunda. La Iglesia, subordinada al Estado y la enseñanza pública, laica. Para ambas posturas, el peso del Legislativo es esencial para representar las voluntades de los individuos sobre el Ejecutivo, que debía subordinarse a los principios rectores emanados de la acción libre de los ciudadanos. Por último, para las ideas conservadoras los derechos son una construcción histórico- institucional. La Iglesia debía ser sostenida por el Estado, con tolerancia de otros cultos pero sin un status de igualdad con el católico. Respetaban la libertad de enseñanza, pero comprometida con los valores éticos del cristianismo. Finalmente, un Ejecutivo fuerte era el que debía controlar al Legislativo. Sin dudas que esta caracterización es un intento provisorio, cuya importancia reside en reconocer que estas ideas estaban encarnadas en todos los hombres de la élite gobernante, (presente en todas las medidas del Ejecutivo y en todos los debates parlamentarios) cuya característica más marcada era el eclecticismo en las posiciones personales, de allí que un mismo actor desgranaba - frente a los problemas concretos a debatir o a resolver- en forma “heterodoxa” tanto las concepciones liberales, 42 Memorias del Consejo Nacional de Educación, 1887, N° XLIV, en El Monitor..., op. cit, página 27 Clasificación realizada por Carlos Eguels y citada por PEREZ GUILHOU DARDO (1997), Liberales, radicales y conservadores. Convención Constituyente de Buenos Aires 1870-1873, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, páginas 17 y 18. 43 16 democráticas y/o conservadoras, según se discutía la educación, los derechos, el papel de la Iglesia o de los poderes públicos del Estado. B.2. ¿Educar para qué? ¿Educar a quiénes? La visión de Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi y Antonio Malaver B.2.1. ¿Sarmiento versus Alberdi? En su proyecto de incorporar a la educación como formadora del ciudadano, las visiones de Juan Bautista Alberdi 44 y de Domingo Faustino Sarmiento45 difieren en la forma que presentan el problema del “empoderamiento educativo”, aunque compartían cierta desilusión en el carácter de agente de los individuos para incorporar a la educación como una dimensión capaz de desarrollar plenamente sus capacidades individuales o de animar el crecimiento económico. La Weltanschauung de estos “padres fundadores de la educación” que ha sido analizada extensamente a modo de un contrapunto entre dos posiciones casi antagónicas, sería más conveniente describirlas como matices de una similar función utilitaria de la educación como articuladora de la inserción de Argentina en un modelo capitalista emergente. Mientras que Alberdi proclamaba que la “educación no es la instrucción” y que los antiguos fundadores de la Nación - Belgrano y Rivadavia- asimilando educación con instrucción habían confundido el “género con la especie”, pues “... los árboles son susceptibles de educación, pero sólo se instruye a los seres racionales...”46. Sostiene que “... la educación que opera para la acción espontánea de las cosas, la educación que se hace por el ejemplo de una vida más civilizada que la nuestra, una educación fecunda que Rousseau comprendió y llamó educación de las cosas...”47. La educación de las cosas, según Alberdi, debía reemplazar el lugar que se le daba a la mera instrucción en “... la edad temprana que de nuestras Repúblicas, por ser el medio más eficaz y más apto para sacarlas con prontitud del atraso en que se encuentran...”48. En cuanto a una educación para todos, Alberdi sostenía que “... no pretendo que debe negarse al pueblo la instrucción primaria, sino que es un medio impotente comparado con otros (¿?) que se han desatendido... la instrucción, para ser fecunda, ha de concentrarse en las ciencias y artes de aplicación, a cosas prácticas, a lenguas vivas ( el inglés como idioma de la libertad, de la industria y del orden), a conocimientos de utilidad material e inmediata...”49. Por su parte, Sarmiento articulaba una clara relación entre el “progreso” material – en su visión decimonónica- y las capabilities50 de las personas a ser educadas. Para lograrlo, era imprescindible la educación pública. Afirmaba, como Alberdi, que la 44 ALBERDI JUAN BAUTISTA (1888), Obras Completas, Imprenta “La Tribuna Nacional”, Buenos Aires, Tomo III.. 45 SARMIENTO DOMINGO FAUSTINO (1948), Educación popular, Editorial Lautaro, Buenos Aires y Obras Completas (1950), Editorial Luz del Día, Buenos Aires. 46 ALBERDI, op. cit. , página 417 47 Ibid, página 417. 48 Ibid, página 418. 49 Ibid, página 419 50 Capabilities según las define AMARTYA SEN (2000), Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Barcelona y MARTA NUSSBAUM (2002), Las mujeres y el desarrollo humano. El enfoque de las capacidades, Editorial Herder, Barcelona 17 educación debía propender a una enseñanza utilitaria, racional y científica51, asumiendo que “... las masas están menos dispuestas al respeto de las vidas y de las propiedades, a medida que su razón y sus sentimientos morales están menos cultivados...”52. Sin embargo, el proyecto sarmientino (que no llegó a cuestionar la legitimidad de un orden político y social muchas veces desigual) asumía que la educación común impulsaría una rápida socialización de las masas iletradas. Su obsesión por una rápida escolarización no descartaba una fuerte impronta del Estado (educador), aún cuando su admiración por el modelo norteamericano, de confianza en la libre iniciativa individual y de las pequeñas comunidades locales, constituiría el soporte, según su criterio, de la sustentabilidad de su modelo educativo. En sus palabras estos principios se resumían cuando afirmaba “... la acción del gobierno en todo lo que tiende a la mejora de la sociedad es lenta en sus resultados y sus medios no siempre producen el efecto que prometen... el gobierno sólo puede ayudar a un impulso nacido en el seno de la sociedad misma; pero imprimirla eficazmente es una tarea que excede su fuerza motriz...”53 Es decir que las diferencias sarmientinas y alberdianas se pueden reducir a la visión del educando (¿Educar a quiénes?) y a la esfera más propicia que asegure la educabilidad de los niños/ niñas pasibles de recibir el conocimiento, compartiendo con algunos matices el ¿Educar para qué?54. Mientras que para Sarmiento todos los jóvenes podían ser educados en el ámbito de socialización secundaria por excelencia, la escuela pública, donde recibirían las calificaciones para sostener la nueva estructura política y productiva nacida después de Caseros, Alberdi desconfiaba de las condiciones de posibilidad de la población local de ser efectivamente instruida (de allí su arenga para incorporara inmigración anglosajona) y, si se iniciaba un proyecto sistemático de enseñanza- aprendizaje no era la escuela el campo exclusivo, ni siquiera el deseable, pues prefería poner el énfasis en los motores materiales del progreso (el FFCC, la inmigración, las leyes)55 B.2.2. Aportes de Malaver en la génesis de la Educación Común Si, como señala Barba56, la ley Nº 988 de Educación Común de la Provincia de Buenos Aires (promulgada el 26 de setiembre de 1875) colocó a la provincia al frente de la educación nacional, al llevar la iniciativa y ofrecerle a la Nación una coherente estructura educativa, con principios tan claros como la obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza primaria, incorporados más tarde a la ley nacional Nº 1420 (de 1884), es necesario analizar el pensamiento de don Antonio E. Malaver, uno de los pioneros y 51 TEDESCO, op. cit, página 28. SARMIENTO, Educación popular, op. cit, página 27. 53 SARMIENTO, Obras Completas, Tomo XII, op. cit, página 103. 54 HORACIO GARCIA BOSSIO (2004), La Educación: obstáculo y posibilidad para una desarrollo humano sustentable, Programa Deuda Social Argentina, Área de Estudios Temáticos, INSTITUTO PARA LA INTEGRACIÓN DEL SABER (IPIS), DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN INSTITUCIONAL (DII), Universidad Católica Argentina. Buscar en www.uca.edu.ar. 55 TEDESCO, op. cit, página 33 56 BARBA FERNANDO (1982), Los autonomistas del 70, CEAL, Buenos Aires, páginas 116 y siguientes. Para la Educación Común en la Provincia de Buenos Aires, es imprescindible ver PINEAU PABLO (1990), La escolarización en la provincia de Buenos Aires, 1860-1890, FLACSO, Buenos Aires. 52 18 padres fundadores, junto a Sarmiento, de una “Provincia Educativa”. El Proyecto de Ley Orgánica de la Educación Común para la Provincia de Buenos Aires o Ley Orgánica de Instrucción Pública, fue redactado y presentado a la Asamblea Legislativa (el 3 de octubre de 1872) por Malaver, jefe del Departamento de Escuelas, durante la gobernación de Mariano Acosta. La ley de educación de la provincia de Buenos Aires se aprobó durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, cuando la conducción educativa de la provincia estaba en manos de D. F. Sarmiento. El proyecto fue sancionado con el apoyo de José Manuel Estrada, Miguel Cané, Rafael Hernández, Miguel Navarro Viola y Luis Sáenz Peña, integrantes de la legislatura. Estaba integrado por 94 artículos distribuidos en siete capítulos y recogía la tradición educativa previa en la Argentina más la inspiración en las experiencias de Europa y Estados Unidos. Barba sostiene que, para Malaver, fueron antecedentes imprescindibles a tenerse en cuenta la ley de educación primaria de Corrientes, del gobernador Pujol (19 de abril de 1853), la Constitución de Tucumán (19 de marzo de 1856), la ley de educación común de Catamarca (2 de noviembre de 1871) y las obras francesas tales como L´Instruction Publique aux Etats, de Hippeau; L´Obligation Legale de l´Enseignement, de Rendu y Rapport sur l´enseignement primaire obligatoire de De Haerne57. Estas influencias son rescatadas por la historiografía como constitutivas del proyecto de 1872. En este apartado queremos rescatar, sin embargo, el relato que realiza el propio Malaver sobre los Fundamentos y Motivos del Proyecto de Ley Orgánica de Instrucción Pública (escrito realizado el 8 e junio e 1873) donde el autor afirmaba que “… al aceptar el puesto de Jefe del Departamento de Escuelas sentí que la falta de tiempo y el deseo de no demorar su presentación me impidieron acompañarlo con una exposición detallada de los motivos y fundamentos de sus numerosas disposiciones (…) como el proyecto que presenté se encuentra al estudio en la Legislatura… he creído que podía ser útil la redacción de los fundamentos y motivos del Proyecto…para ello he preferido, siempre que ha sido posible, copiar a la letra las palabras de las autoridades en las que me apoyo, pues nada se inventa ni es posible pretender originalidad en materia legislativa (sic) si han sido estudiadas y aplicadas en diversos países; y al querer presentar como míos propios los razonamientos que ofreciera, sólo conseguiría disminuir el valor que realmente tienen cuando aparecen autorizados con los nombres de los que han sido consignados en libros que gozan merecida reputación…”58 Malaver deja en claro que lo suyo es una síntesis personal de obras clásicas para la época sobre la educación común y que, su único mérito fue armarlas como las piezas de un complicado puzzle. Por eso, para cada artículo del Proyecto de Ley Orgánica, Malaver agregaba sus fuentes y el modelo heurístico seguido en su investigación. De este trabajo fenomenal, cabría rescatar sus interpretaciones de cuatro temas fundamentales: 1. La obligatoriedad de la enseñanza primaria, desde donde sostiene su Weltanschauung (¿Educar a quiénes? y ¿Educar para qué?) 57 Ibid, página 115. MALAVER ANTONIO, MONTES DE OCA JUAN, MORENO JOSE MARIA y ARAUJO CEFERINO (1872) Revista de Legislación y Jurisprudencia, Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, Tomo VIII, páginas 323 y siguientes. 58 19 2. El rol del Estado y de los padres en la educación de los niños/ as, discutiendo la libertad de los padres para educar –o no- a sus hijos y la justificación de la coerción del Estado en esos casos. 3. El papel de “policía educativa” del Estado y su concepción de órgano de contralor, donde sostiene la necesidad de los registros y las estadísticas oficiales de la población pasible de estar insertos dentro del sistema de educación sistematizada y el poder punitivo para los adultos que no cumplían o para los menores que deambulaban por la vía pública sin acudir a la escuela. 4. La centralización y/o descentralización de las funciones del “gobierno” de la burocracia educativa, donde expone el carácter centralizador del sistema con decisiones tomadas, sin embargo, por los actores sociales particulares (parece primar, en Malaver, el carácter centralizador propio del modelo francés más que el descentralizador del modelo norteamericano) Concepción del hombre, según Malaver Cuando analiza el carácter obligatorio que debía tener la instrucción elemental, Malaver saca a relucir su concepción de la persona que va a ser educada, señalando cuales serían la condiciones de educabilidad requeridas por el Estado en su proyecto de Provincia Educativa. Es clara su posición en este punto, cuando señala que “…la obligación de los padres de dar a sus hijos la educación indispensable para poder llenar cumplidamente los deberes que pesan sobre todo ser racional, en su respectiva condición social…”59 A esa concepción racionalista sobre el sujeto a ser educado, reivindica el papel de la escuela como el espacio (dependiente de la tutela atenta del Estado) que presenta un carácter natural de empoderamiento. Citando An Act to provide for public Elementary Education in England and Wales, Malaver agregaba que “… la escuela tiene como destino dar dignidad a las almas de los seres que le han sido confiados, purificar sus sentimientos, arrojar, como relámpagos en la noche de sus inteligencias las verdades que hacen del Cristianismo el fundamento del orden social… es el lugar en que la ley moral se manifiesta al niño…”60 Los valores de la tradición cristiana se incorporan dentro del marco del derecho natural sobre el cual se fundaría la moral individual y social (propia de la tradición protestante). La familia y el Estado, según Malaver ¿Tenían los padres la libertad de educar- o no- a sus hijos? Para Malaver la instrucción elemental no era potestad absoluta de los padres, ya que si ellos le negaban a sus hijos ese derecho a aprender, el Estado tenía la plena autoridad para “sacarles” esa opción y compeler a la familia a educar a los niños /as. Siguiendo el razonamiento de Emilio de Leveleye (1872: L´Instruction du Peuple, París, Tomo III) sostiene la 59 60 MALAVER (1872), op. cit, página 327. Ibid, página 338 20 tradición francesa que el Estado tiene el derecho de obligar a los padres a instruir a sus hijos, justificando que esa medida era justa, útil y aplicable. Lo ejemplifica citando al autor francés “… si el que comete un acto injusto cae bajo una legislación represiva, el padre que no da a sus hijos una cultura intelectual que los haga seres inteligentes y morales, faltando al cumplimiento de un deber natural… perjudica a la sociedad al introducir un su seno hombres ignorantes predispuestos al error, a la inmoralidad y al crimen quizás, que serán para la sociedad una causa de desorden, de peligros y de gastos…”61 Malaver, ante los argumentos que con esas medidas se estaba violando la libertad individual, volvía a las citas de Leveleye para ser contundente en la respuesta, al decir que “… el padre “obliga” al hijo a ir a la escuela y la maestra “obliga” al estudiante a aprender la lección; ¿en pos de la no obligatoriedad se pretenderá que el niño tiene un derecho inviolable a la ignorancia?...”62 Para terminar con esta dicotomía “falsa” según Malaver, se apoya en el caso de Estados Unidos, “país celoso de los derechos cívicos” según su opinión, donde se respeta menos el “derecho a la ignorancia” con leyes duras que obligaban a las comunas a penalizar a los que no enviaban a sus hijos – entre 7 y 16 años- a la escuela. Control Estatal, según Malaver Como se desprende de las citas anteriores y basándose en la experiencias de varios países europeos y en algunos estados de los Estados Unidos (especialmente Boston), Malaver se justificaba afirmando que en las naciones donde el sistema era coercitivo, lo logros educativos fueron excelentes (pone los casos de Suiza, Prusia, Gran Bretaña, Suecia, Noruega y Dinamarca). Y en sus posturas republicanas, dejaba en claro que no se coartaban los derechos de los niños (que como menores no los gozaban plenamente) ni el de los padres, que podían elegir dónde y cómo educar a sus hijos (en escuelas públicas o privadas, e incluso en sus hogares), pero sostenía que lo que no podían elegir era “el derecho de hacer el mal, de reducir a los hijos a la condición de bruto”. Esa función disciplinadora del orden social era la que se esgrimía para levantar el control estadístico y para adoptar medidas punitivas para quienes no cumplieran con la obligatoriedad de la instrucción elemental. Centralización educativa, según Malaver Por último, Malaver propone la administración burocrática centralizada del sistema de educación común, reflejada en los organismos encargados del “gobierno educativo”, del nombramiento y capacitación de los docentes y del minimun de contenidos curriculares a ser trasmitidos. Sin embargo, pese a la centralización de las funciones esenciales en el Consejo General de Instrucción Pública y en la figura del Jefe del Departamento General de Escuelas, el proyecto de Malaver apoya una administración local y un gobierno inmediato de las escuelas comunes que estaría a cargo de Consejos electivos de vecinos en cada Parroquia de la Capital y en cada Municipio de la Provincia. 61 62 Ibid, página 328. Ibid, página 329 21 B.3. Síntesis del pensamiento de los “padres fundadores” Luego del análisis del pensamiento de los padres fundadores de la Nación educadora y de las características del sistema educativo en la Provincia de Buenos Aires y en la Nación, podemos extraer algunas conclusiones a modo de respuestas tentativas a los interrogantes fundamentales ¿Educar para qué? ¿Educar a quiénes? En primer lugar, la visión del hombre y del proyecto educativo de los padres fundadores osciló entre una posición racional que aceptaba el carácter imprescindible de contar con una población educada según los principios emanados de la currícula oficial diagramada centralmente por el Estado y cierto escepticismo sobre las posibilidades reales de alcanzar en el corto plazo esos objetivos. Mientras que Alberdi prefería “traer los retoños ya crecidos de Europa” antes de pasar por la larga espera de ver nacer y crecer las semillas de la instrucción elemental, Sarmiento y Malaver confiaban en el peso de la educación común como reaseguro para un proyecto político y económico más sustentable, aunque desconfiaban del éxito de la acción individual o comunitaria sin la acción de “acompañamiento” (punitorio) del Estado. En segundo lugar, la lectura crítica de los comentarios que realizó Malaver sobre el Proyecto Provincial retoma una discusión clave sobre los derechos naturales individuales en contraposición a los derechos “públicos” del ciudadano que emanaban de la Constitución. El debate se circunscribió en torno a la obligatoriedad de la educación provista por el Estado y el derecho de los padres – o no- como primeros educadores de sus hijos. Finalmente, la centralización o la descentralización el sistema educativo (¿ley provincial N° 988 versus ley nacional N° 1420?) quedó opacada por los debates en torno a la enseñanza religiosa o al carácter laico de la misma (en los debates del Congreso Pedagógico de 1882). Estuvieron las propuestas centralistas (que promovían el carácter nacional de la política educativa) y, por otro lado, los defensores de las autonomías provinciales, para quienes la intervención de la Nación en temas educativos era inconstitucional. Dos tendencias en pugna que seguirían gravitando en la vida política argentina un siglo después y que marcarían el carácter de agencia o de mero control social del sistema de educación elemental en nuestro país. C. Tercera Parte Análisis comparado de la Educación Pública en la Provincia de Buenos Aires y en la Nación. Desde el legado del pasado a la mirada en el presente En este apartado, realizamos una lectura comparada de los principios educativos más relevantes de la ley de Educación Común de la Provincia de Buenos Aires (de 1875), con respecto a la famosa ley nacional 1420 de Educación Común de 188463y 63 Cuadro de elaboración propia, realizado tomando las categorías de FIEL (1998), Una educación para el siglo XXI, Centro de Estudios Públicos, Buenos Aires, páginas 142 a 145.y como Fuentes: LEY Nº 988 DE EDUCACION COMUN DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (1875), en 22 dada la supervivencia de ambas en el espíritu y en la organización del sistema educativo a lo largo de un siglo como la característica distintiva de la educación primaria pública en Argentina, incorporaremos a la Ley 24.195 o Ley Federal de Educación (1993), que reformaría la enseñanza general básica, en consonancia con los cambios educativos en América Latina y las concepciones educativas de su par provincial bonaerense (Ley Nº 11.612 o Ley Provincial de Educación, de1994). La pertinencia de este rastreo heurístico se debe a que, salvo por los intentos de cambios de las estructuras educativas de 1916 o Reforma Saavedra Lamas y de 1968- 1972 , conocida como la Reforma Educativa, que quedaron truncas (excepto por algunos cambios menores), se debe aguardar hasta la Ley Federal de 1993 para comprender el devenir del sistema educativo formal. (Aguerrondo: 2004)64 Utilizamos como fuentes primarias los textos de las leyes, tomando como base para realizar el ejercicio comparativo las siguientes variables: • • • • • • Principios educativos Obligatoriedad Obligatoriedad y gratuidad Igualdad y libertad Currículo y características del sistema educativo Docentes Gobierno y burocracia educativa Otras disposiciones importantes65 Ley N° 988 Ley de Educación Común de la Provincia de Buenos Aires (1875) La educación común es obligatoria (la obligatoriedad comprende a los padres, tutores o encargados de los niños entre 6 y 14 años y las niñas entre 6 y 12 años). El no Ley 1.420 Ley de Educación Común (1884) Ley 24.195 Ley Federal de Educación (1993) Ley Nº 11.612 Ley Provincial de Educación (1994) La instrucción primaria es obligatoria y gradual, para niños entre 6 y 14 años, preferentemente en escuelas mixtas. La obligatoriedad comprende a padres, tutores y encargados, pero el La educación es obligatoria desde el último año de educación inicial, abarcando toda la Educación General Básica (E.G.B.) desde los 5 a los 15 La educación es obligatoria y gradual, desde el los 5 años (Jardín de Infantes) y los nueve años de E.G.B., a partir de los 6 a los 15 años. El Estado provincial no Disposiciones Escolares de la Provincia de Buenos Aires, Edición Oficial, Talleres Solá, La Plata, 1897; LEY Nº 1420 DE EDUCACION COMUN (1884), en Anales de Legislación Argentina, 18801888, Biblioteca Nacional del Maestro; Ministerio de Cultura y Educación de la Nación; LEY Nº 24.195 O LEY FEDERAL DE EDUCACION (1993), en página web del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación: www.me.gov.ar y LEY Nº 11.612 O LEY PROVINCIAL DE EDUCACION (1994), en Módulo 0, Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, enero de 1995. 64 Conferencia dictada por la Licenciada Inés Aguerrondo (2004) Innovaciones y reformas en la educación, PROSED, UCA, Buenos Aires, 3 de Noviembre. 23 cumplimiento derivaba en sanciones pecuniarias para los adultos y arresto que no exceda los tres días no cumplimiento implicaba sanciones desde multas hasta el uso de la fuerza pública años. El Estado no especifica sanciones por incumplimiento Gratuidad La educación pública es gratuita y obligatoria en las condiciones y penalidades que marca la ley Escuela pública gratuita al alcance de los niños en edad escolar primaria. Para ello, cada vecindario de 1.000 a 1.500 habitantes en las ciudades o 300 a 500 habitantes en las colonias o territorios constituiría un distrito escolar con derecho a por lo menos una escuela primaria pública. Igualdad No se utiliza la palabra igualdad. Sin embargo el concepto de “educación común” significaba “educación para todos” No se utiliza la palabra igualdad El Estado Nacional, las provincias y la MCBA garantizan el acceso a la educación en todos los ciclos, niveles y regímenes especiales a toda la población mediante la creación, el sostenimiento, la autorización y supervisión de los servicios educativos, con la participación de las familias, la comunidad, sus organizaciones y la iniciativa privada. La política educativa debe tener en cuenta la concreción de una efectiva igualdad de oportunidades y posibilidades para todos los habitantes y el rechazo a todo tipo de discriminación; la equidad a 24 prevé sanciones, pero a cambio propone acciones específicas para los alumnos que no ingresan, abandonan o repiten El Estado Provincial no sólo garantiza el principio de gratuidad del servicio educativo en todos los niveles y regímenes especiales, sino que fija, por la ley (Art. 17) un sistema de becas para estudiantes en condiciones socioeconómicas desfavorables, que cursen ciclos o niveles posteriores a la EGB obligatoria, que se basarán en el rendimiento académico El sistema educativo provincial se compromete a asegurar la equidad, dando igualdad de oportunidades y posibilidades, implementando mecanismos compensatorios, con planes asistenciales Libertad La instrucción primaria no sólo sería recibida en las escuelas comunes, o en establecimientos particulares, sino que podía dictarse en la casa de los padres, tutores o personas en cuyo poder se encontraran los niños, siempre que se respetara el cumplimiento del minimum de contenidos de la enseñanza obligatoria impartidos por la ley. La ley abre la posibilidad del desarrollo de la iniciativa particular, estando las escuelas particulares obligadas a incorporarse a un registro de asistencia y libro de estadística, amén de ser pasibles de ser supervisadas por los inspectores de la escuelas primarias y del consejo escolar del distrito, que velarían por la obligatoriedad, la moralidad e higiene y por el cumplimiento del minimum de contenidos de la enseñanza obligatoria impartidos por la ley. 25 través de la justa distribución de los servicios educativos y la cobertura para que todos los habitantes accedan, permanezcan y egresen del sistema educativo. Asimismo se plantea el derecho a las comunidades aborígenes conserven su lenguaje y su cultura El sistema educativo está integrado por los servicios educativos de las jurisdicciones nacional, provincial y municipal, que incluyen las entidades de gestión privada reconocidas. Se contempla la participación de la familia, la comunidad, sus organizaciones y la iniciativa privada en la prestación de los servicios educativos. La educación privada estará sujeta a reconocimiento y supervisión específicos de salud, alimentación, vestido, material de estudio y transporte, “con criterio solidario” que, desde el nivel inicial, aseguren condiciones mínimas de educabilidad. Declara su rechazo a toda discriminación. Se compromete al respeto de los regionalismos El sistema educativo provincial tiene la responsabilidad principal e indelegable de proveer un servicio educativo que asegure el libre acceso, permanencia y egreso en igualdad de oportunidades y posibilidades. Incluye a las entidades privadas. Insiste en fortalecer el vínculo entre la institución educativa y la familia, con el derecho de los padres, como parte de la comunidad Sin embargo la acción punitiva del Estado para los padres está presente como amenaza latente Currículo Sistema educativo El mínimun de instrucción quedó fijado por el Consejo General de Educación, para ello se consideraban tanto los recursos y necesidades locales de cada población en relación a sus condiciones económicas, como la necesidad esencial de “formar el carácter de los hombres por la enseñanza de la religión y de las instituciones republicanas” (Capítulo 1, art. 3°) En el artículo 6° se determina el minimum de instrucción obligatoria, que además del manejo de la lengua nacional y de las matemáticas, se interesaba por incorporar elementos esenciales de la nacionalidad. Esos contenidos se desarrollarían según las necesidades del país y de la capacidad de los edificios escolares. Las escuelas ambulantes y de adultos tendrían contenidos mínimos diferenciados. La enseñanza Las escuelas comunes se primaria se dividía reunían en seis en seis o más categorías, grados y debía ser impartida sin (según el Reglamento para alteración de grados en escuelas las Escuelas infantiles, Comunes): jardines de elementales y infantes (3 superiores. Además grados); escuelas de esta educación “común” se infantiles (3 grados); escuelas establecían escuelas elementales ( 1° a especiales de 26 por parte de las autoridades educativas oficiales. El Estado atenderá a los salarios docentes (subsidios) El Consejo Federal de Cultura y Educación (CFCE) debe concertar los contenidos básicos comunes, los diseños curriculares, las modalidades y las formas de evaluación de los ciclos, niveles y regímenes especiales que componen el sistema. educativa, a asociarse y participar en organizaciones de apoyo a la gestión educativa estatal o privada. La estructura básica del sistema educativo queda conformada con una educación inicial (3 a 5 años), educación general básica (9 años de educación), El sistema educativo, siguiendo a la Ley Federal, se formará de un nivel inicial, una EGB (dividida en tres ciclos) polimodal y la educación superior. Como modalidades se encuentran la Educación La Dirección General de Cultura y Educación, siguiendo los acuerdos- marco establecidos por el CFCE, acepta concertar los contenidos básicos comunes, los diseños curriculares, las modalidades y las formas de evaluación de los ciclos, niveles y regímenes especiales que componen el sistema. Docentes 4°); escuelas graduadas completas (6 grados); escuelas asilos, todas mixtas y escuelas de adultos, de un solo sexo enseñanza primaria, jardines de infantes, escuelas para adultos y escuelas ambulantes. educación polimodal (3 años) y educación superior Los maestros y directores de las escuelas comunes no debían tener enfermedades o defectos que, a juicio del Consejo General, los inhabilitara para ejercer su profesión. Debían observar una conducta que pudiera “servir de modelo a sus alumnos y a los vecinos de la localidad donde ejerzan sus funciones” (art. 53). Acreditar idoneidad con el diploma de maestro de escuela. Debían capacitarse asistiendo a las conferencias pedagógicas, según lo establecía la Dirección General de Escuelas. Los maestros y directivos de las escuelas públicas debían acreditar aptitudes para el cargo, sintetizadas en su capacidad técnica, fehacientemente acreditada, sin defectos físicos y de probada moralidad. Tenían el derecho a recibir una remuneración que no podía disminuirse siempre que durase su buena conducta. Debían capacitarse asistiendo a las conferencias pedagógicas, según lo establecía el Consejo Nacional de Educación. Los docentes del ámbito público tienen derecho a ejercer su profesión sobre la base del respeto a la libertad de enseñanza y de cátedra, a ingresar en el sistema mediante un régimen de concursos que garantice la idoneidad profesional, a percibir una remuneración justa por sus tareas y capacitación, a ascender en la carrera docente a partir de sus propios méritos y de su actualización permanente. Dicha actualización también es un deber de los docentes (tanto públicos como privados) El Consejo Nacional de El gobierno y la Funcionaba un Gobierno y Administración Consejo General 27 Especial, educación para Adultos, educación Artística, educación Física y Psicología y Asistencia Social Escolar. Se proclama el derecho de los docentes a la dignificación y jerarquización de su profesión. Sin embargo, La Ley provincial sostiene que sus derechos y obligaciones como miembros de la comunidad educativa, tanto en el ámbito de la gestión estatal como privada, están establecidos en el Estatuto del Docente (Ley 10.579): ingresar en el sistema mediante un régimen de concursos que garantice la idoneidad profesional, a percibir una remuneración justa por sus tareas y capacitación, a ascender en la carrera docente según sus méritos y de su actualización . El gobierno y administración de Educación y un Gobierno y Administración Director General de Escuelas. El Consejo se componía de un Director elegido por el Ejecutivo con acuerdo del Senado (duraba cuatro años, remunerado) y ocho miembros, elegidos por el ejecutivo con acuerdo de Diputados. Como el director duraban cuatro años, eran remunerados y podían ser reelegidos. La administración local y el gobierno inmediato de las escuelas estaban a cargo de los consejos electivos de vecinos de cada parroquia en la Capital y de cada Municipio en el resto e la Provincia. Actitud punitiva Otras del Estado frente disposiciones a la obligatoriedad, con el peso a los padres y a los tutores de ser los encargados de cumplir con la escolaridad. Los consejeros escolares de cada distrito nombraban Educación funcionaba en la Capital de la República, bajo dependencia del Ministerio de Instrucción Pública. Estaba formado por un Presidente y cuatro vocales. Los Consejeros eran elegidos por el Poder Ejecutivo y el Presidente del Consejo con acuerdo del Senado y podían ser reelegidos. Se establecían además Consejos Escolares de Distrito (con un presidente y un tesorero), al cual debían informar los inspectores, y que permitía que cinco padres lo integraran, con un cargo que duraba dos años, ad honorem. administración educativa estarán a cargo de Ejecutivo Nacional, de sus pares provinciales y del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se define una instancia nacional de supervisión u orientación, con el Ministerio de Cultura y Educación y una instancia federal de coordinación (CFCE), e instancias jurisdiccionales provinciales y municipales, planificando, administrando y supervisando el sistema en el ámbito de sus competencias. estará a cargo de la Dirección General de Cultura y Educación, de rango ministerial y autarquía administrativa. Estará a cargo de un Director General, designado por el Ejecutivo con acuerdo del Senado, durando 4 años, con reelección, idóneo para la gestión educativa y con iguales requisitos para ser senador. Existe un Consejo General de Cultura y Educación colegiado (10 miembros), la descentralización regional, con los Consejos Escolares y los inspectores. Actitud punitiva del Estado para con el no cumplimiento de la obligatoriedad y reducción salarial para los docentes que no asistían a las conferencias pedagógicas. La enseñanza religiosa sólo podía ser dada en las escuelas públicas, a contra turno, por Son agentes de la educación, además del Estado Nacional y sus jurisdicciones, la familia, la Iglesia Católica, las demás confesiones religiosos oficialmente reconocidas y Esta Ley provincial describe muy claramente: a) una concepción de la persona; b) el rol de los padres en la educación. a) el objeto fundamental de la educación la formación integral de la 28 comisionados en cada localidad para llevar a las escuelas a los niños, de modo que no quedaran sin instrucción primaria. Se le da peso al municipio para que éste financie y promueva la escolaridad. Determina la libertad de enseñanza de cultos, ajenos al catolicismo. Asegura ciertas condiciones de educabilidad y equidad al proveerles a los niños más pobres del vestido y de útiles para que puedan concurrir a clases. Registro permanente de la población a educar los ministros de los diferentes cultos. Proponía un censo educativo cada dos años y llevar un libro de estadística de asistencias de alumnos las organizaciones sociales. Es explícita la necesidad de asistencialidad para los niños en los diferentes niveles educativos. Se enuncian los deberes de los padres a educarlos pero sin prever sanciones. Es obligación determinar mecanismos de evaluación permanentes del sistema educativo. La educación no formal queda integrada como una modalidad dentro del sistema persona, como dimensión trascendente y el respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales. b) los padres tienen el derecho a ser reconocidos como agentes naturales y primarios de la educación de sus hijos, pero la Ley señala como su obligación hacer cumplir a sus hijos la EGB. Propone como criterios de la Ley: La identidad bonaerense; la democratización; la descentralización, la equidad y pautas de educabilidad. Reflexiones sobre el análisis comparativo: De este exhaustivo análisis se podrían señalar las siguientes apreciaciones: • • La legislación bonaerense, pionera en materia educativa presenta una profunda revisión epistemológica sobre los contenidos, tanto en la ley de 1875 como el la de 1994. Presenta una riqueza conceptual que es muy evidente si la comparamos con la legislación nacional, que fue, en el pasado, casi una copia de la provincial, y con los contenidos de la ley Federal, que tienen un carácter operativo, casi utilitario, a diferencia de la de Buenos Aires que, en su texto al menos, desgrana una Weltanschaaung explícita y, desde esa visión del hombre y del mundo, estructura todo el sistema educativo. La centralización- descentralización del servicio educativo, como ya señalamos en el contexto histórico, sigue siendo una de las claves que funciona como obstáculo o posibilidad para convertir a la Educación (especialmente a la pública) en la dimensión que puede llevar (o no) a un desarrollo humano sustentable, inclusiva y equitativa. Si bien en el discurso de las legislaciones educativas se insiste en la descentralización educativa para darle a las 29 • comunidades y a los establecimientos educativos, el poder para soñar un proyecto propio, en la práctica esto fue una utopía, debido al celo estatal por controlar ya sea el minimun o contenido básicos comunes, el financiamiento educativo o la estructura organizacional de la educación formal. Ese exceso de control devino en una burocratización tal del sistema que lo convirtió en ineficiente, es proveedor de menor calidad de enseñanza y por ello en proclive a la inequidad (“escuelas ricas para ricos y pobres para pobres”, en la conocida expresión de Juan Llach) La escasa participación de los padres en el sistema de educación formal y de la sociedad civil en general terminaron aislando a la escuela en un “realidad virtual”, divorciada desde su lenguaje hasta en su praxis de las cambiantes exigencias del “mundo real”. La legislación bonaerense se planteó, al menos en teoría, que las familias son agentes primarios de la educación; ese diálogo familias- escuelas- sociedad civil parecería ser una de las vías más racionales para que las personas, en especial los sectores más vulnerables, comprendan el carácter de empoderamiento educativo, que no lo puede imponer “desde arriba” ni el más lúcido teórico de la educación si no se lo aprehende desde los núcleos de socialización primaria. La ley Provincial, sin embargo, hace hincapié en las condiciones de equidad que, a través de políticas compensatorias o de “discriminación positivas” intentan ayudar a los estratos más pobres a asumir sus capacidades para alcanzar sus logros en pos de un desarrollo humano digno. D. Cuarta Parte La Educación: Obstáculo y Oportunidad para un Desarrollo Humano Sustentable La Educación es considerada como una de las dimensiones claves para formar personas dignas, libres, dueñas de sus propio destino, para la construcción de un proyecto político inclusivo y participativo de ciudadanos responsables y como una herramienta para aumentar las capacidades- calificaciones que le permiten a los sujetos aprovechar las estructuras de oportunidades del mercado, a partir de señalar los obstáculos y las oportunidades que se presentan para alcanzar niveles de desarrollo humano “sustentable”. Para ello es necesario reflexionar, como señaláramos anteriormente, sobre un modelo educativo que responda a los dos interrogantes básicos • • ¿Educar para qué? ¿Educar a quién/ es? Frente a la primera pregunta, las respuestas tentativas se incluyen bajo los conceptos de calidad y equidad educativa. El segundo interrogante, en cambio, hace referencia a los hombres y mujeres destinatarios de la acción educativa y a la condición de posibilidad de ser educados, especialmente en aquellos sujetos que por sus situaciones de pobreza y de exclusión no hallarían otro camino hacia una plena integración social, en el marco de una creciente vulnerabilidad, de un marcado déficit de desarrollo humano (objetivo asumido por el Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina). Los conceptos que intentan explicar esta última realidad son los de educabilidad y resiliencia. ¿Educar para qué? nos remite al problema teórico de la calidad educativa, que demanda una redefinición epistemológica, al ser un concepto que presenta un significado polisémico y a la vez se lo señala como un eje central en el debate 30 pedagógico de las últimas décadas. Definir la calidad educativa también implica reforzar el concepto de “equidad social”, debido a que el sistema educativo formal debería maximizar sus esfuerzos en ampliar la estructura de oportunidades para quienes son presentados como vulnerables, tendiendo las redes sociales y ampliando el “capital social” de los pobres y marginados. El otro objetivo específico, ¿Educar a quién/ es? implica comprender las categorías conceptuales de educabilidad y de resiliencia (desde la mirada del sujeto) en su vínculo con la familia, con la escuela y - dentro de ella- con los docentes, verdaderos agentes de transformación u obstáculo del proceso educativo. Dejaremos, pues, deliberadamente de lado en este apartado el papel de las políticas públicas como un vehículo viable del éxito educativo, atento al fracaso que las mismas han experimentado en los procesos de reformas encaradas en la década de 1990 en Argentina y en América Latina. Para completar el análisis, también se definirá a la educabilidad dentro de una coyuntura de crisis, de deuda social, en donde se han venido deteriorando las condiciones mínimas de los niños/ adolescentes de ser educables. Tedesco (2002) sostiene que de nada valen los esfuerzos para mejorar la oferta educativa, con mejores maestros o planes de estudio si no se garantiza un mínimo de equidad social, para lograr una educación de calidad. Se propone como contexto conceptual para nuestro análisis (en consonancia con Irene Vasilachis de Gialdino:2000)66una epistemología del sujeto conocido, que ubica al investigador de las Ciencias Sociales en un mismo plano de conocimiento (sujeto cognoscente) con las personas que son “el objeto- sujeto” de la investigación (el sujeto conocido), ya que estos grupos vulnerables, capaces de ser educados, están en un pie de igualdad ontológica - por su dignidad como hombres y mujeres- con aquellos que son los encargados de educarlos (los docentes) o de pesquisar las problemáticas educativas (los especialistas en Ciencias de la Educación en particular y de las Ciencias Sociales en general). Esa doble hermenéutica se basa en considerar que la relación sujeto cognoscente- sujeto conocido se sostiene en dos componentes: el esencial y el existencial, de modo que tanto el niño/ adolescente potencialmente educable y el docente educador, como los grupos excluidos/ vulnerables y el investigador que los “estudia”, tienen la misma esencia que los iguala (son merecedores de respeto por ser hombres y mujeres, con igual dignidad y capaces conocer y de aprender) pero con distintos momentos existenciales, que los diferencian y hacen que se distingan unos de otros. Finalmente como marco teórico de nuestra investigación, se decidió acordar un encuadre conceptual nacido al amparo del diálogo interdisciplinario67(DII/ IPIS:2003; 66 VASILACHIS DE GIALDINI Irene (2000), Del sujeto cognoscente al sujeto conocido: una propuesta epistemológica y metodológica para el estudio de los pobres y de la pobreza, en Pobres, pobreza y exclusión social, CEIL-CONICET, Buenos Aires. 67 El Departamento de Investigación Institucional (DII) del Instituto de Integración del Saber (IPIS) de la Pontificia Universidad Católica Argentina viene desarrollando desde el año 2001 el Programa “La Deuda Social Argentina”, tratando de encarar el desafío de un proyecto de investigación interdisciplinario, dentro del diálogo entre fe y razón, desde una perspectiva ética, según el documento del S.S Juan Pablo II, Ex Corde Ecclesiae (Ver PAPANICOLAU J.: 2003, La investigación interdisciplinar en la UCA: la Deuda Social Argentina, paper del DII/ IPIS/ UCA) En el año 2004 lanzó el Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina, a través de una mirada cuantitativa, el Barómetro Social, conjuntamente con otro grupo denominado de Estudios Temáticos- dentro del cual se inscribe esta Nota de Investigación- cuyo objetivo es el análisis de algunas dimensiones específicas del desarrollo humano y su déficit en la sociedad argentina, desde una mirada histórica de las transformaciones socioeconómicas y políticas en nuestro País, en sus efectos sobre la educación como 31 Senge:1990) desde un enfoque sistémico68. El mismo, sin embargo, no se aparta del acuerdo marco trazado entre quienes se encargan del Área de Estudios Temáticos y quienes construyen los indicadores del Barómetro de la Deuda Social, dentro del Programa del “Observatorio de la Deuda Social Argentina”, del Departamento de Investigación Institucional, del Instituto para la Integración del Saber, perteneciente a la Universidad Católica Argentina. D.1. La Educación como la clave para alcanzar un desarrollo humano “sustentable” D.1.1. Desarrollo Humano y “sustentabilidad” En 1990 la Organización de las Naciones Unidas, a través de su Programa para el Desarrollo (PNUD) implementó el primer Informe de Desarrollo Humano (Human Development Report, HDR), creado por el economista paquistaní Mahbud ul Haq, quien contó con el respaldo intelectual del Premio Nobel de Economía indio Amartya Sen. La serie de Informes globales sobre el Desarrollo Humano fue acompañada por datos nacionales y regionales provenientes de 135 países. El HDR abrió el debate intelectual más allá del mero crecimiento económico (anclado en indicadores como PBI y PBI per cápita), buscando balancear la dimensión sustentada en los ingresos con otras pertinentes para medir el desarrollo integral, tales como “... equity, sustainability, productivity and empowerment...”69(PNUD: 2004). O sea que el PNUD define al Desarrollo Humano desde el marco conceptual de la persona como sujeto y no como objeto del desarrollo. Cualquier intento por reducir el análisis a las tradicionales variables que medían las condiciones económicas de bienestar (incluidas en el concepto de capital humano70) no sólo dan lugar a simplificaciones exageradas, sino que se convierten en una mirada excluyente del componente específicamente “humano” del desarrollo.(S.S. Paulo VI: 1967; S.S. Juan Pablo II: 1991)71 A partir de las categorías analíticas del citado economista Amartya Sen y el de la filósofa Martha Nussbaum, se define al Desarrollo Humano (en consonancia con la visión del PNUD) como el incremento de la capacidad de elección de la personas, en un ámbito donde todas pueden ser y hacer en la vida y donde la libertad es el principal objetivo del desarrollo. (Sen: 2000; Nussbaum: 2002; Woolcock y Narayan: 2001)72 A pilar para un desarrollo humano sustentable. En otro orden, para profundizar la necesidad de realizar investigaciones sociales desde una visión sistémica, ver SENGE P. (1990), La quinta disciplina: cómo impulsar el aprendizaje en la organización inteligente, México, Granica. 68 SENGE, op. cit., página 11. 69 El concepto empowerment hace referencia a que las medidas públicas para combatir la pobreza dependen de la interacción de procesos políticos, sociales e institucionales y de la participación de los pobres en la vida política y en las decisiones locales. 70 Para ampliar el concepto de educación y capital humano, ver SCHULTZ T. (1968), Valor económico de la educación, Editorial Uteha, México. 71 Según la concepción no sólo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sino fundamentalmente la que emana de la Doctrina Social de la Iglesia, en especial de las Cartas Encíclicas Mater et Magistra, del Papa JUAN XXIII, de 1963, la Populorum Progressio, de S. S. PAULO VI, publicada en 1967 y la Centesimus Annus, de S.S. JUAN PABLO II, de 1991. 72 SEN A. (2000), Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Barcelona; NUSSBAUM M. (2002), Las mujeres y el desarrollo humano. El enfoque de las capacidades, Editorial Herder, Barcelona; WOOLCOCK M. y NARAYAN D. (2001) “Capital social: implicaciones para la teoría, la investigación y las políticas sobre desarrollo” en CMI Working Papers, Bergen, Norway 32 estas categorías conceptuales se agrega el concepto de estructura de oportunidades73 (Kaztman:2000), nacido de algunos estudios de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina, ONU) definidas como las probabilidades de acceso a los bienes, servicios y a las actividades que inciden sobre el bienestar del hogar. Dichas estructuras de oportunidades se articulan en relación al Estado, al mercado y a la sociedad. El déficit de desarrollo humano surgirá como ese umbral –a definir cualitativa y cuantitativamente- de inequidades, exclusiones y desigualdades a las que se ven sometidos los denominados grupos “vulnerables”74. Además, el PNUD construyó una herramienta metodológica denominada Índice de Desarrollo Humano (IDH), a partir de considerar tres capacidades básicas: Tener una vida larga y saludable (to lead long and healthy lives) Recibir la educación necesaria (to be knowledgeable) Tener acceso a un nivel de vida digno (to access to the resources hended for a decent standard of living) Se sugiere una cuarta capacidad (no incluida en el Índice) definida como “... disfrutar de libertad civil y política que le permita a las personas participar de la vida de la comunidad a la que pertenece...” ( to be able to participate in the life of the community)(HDR 2003)75 La dimensión Educación (o los conocimientos según el PNUD) es concebida como un “... eslabón privilegiado para articular la integración cultural, la movilidad social y el desarrollo productivo...”(Hopenhayn:2003).76 Los obstáculos son múltiples para generar una educación que articule calidad con equidad social. Sin embargo, también son numerosas las posibilidades que se presentan para lograr, a través de ella, un desarrollo humano “sustentable”77, que implique afrontar tanto el desafío de la inclusión social (frente al fenómeno de la exclusión y la marginación de miles de personas en las últimas décadas en nuestro país) como el de consensuar un nuevo contrato social (parafraseando la obra cumbre de Juan Jacobo Rousseau) que devuelva a los sujetos el sentido pleno de la ciudadanía, como instancia individual y pública a la vez para recrear un sentido colectivo de pertenencia. Como otro desafío, la Educación deberá aportar nuevos conocimientos socialmente significativos, en la llamada “sociedad del conocimiento” (Drucker:1993)78 que permitan encarar el desarrollo económico nacional 73 KAZTMAN R. (2000), “Notas sobre la medición de la vulnerabilidad social”, en 5° Taller Regional del MECOVI. La medición de la pobreza: métodos y aplicaciones, México 6-8 de junio, CEPAL. 74 Para ampliar el enfoque de la vulnerabilidad social, ver los papers de Rubén KAZTMAN publicados por la Revista de la CEPAL. 75 Naciones Unidas (2003), Human Development Report, en www.un.org 76 HOPENHAYN M. (2003), “Educación, comunicación y cultura en la sociedad de la información. Una perspectiva latinoamericana”, en Revista de la CEPAL, División de Asuntos Sociales, Diciembre, página 176. 77 La idea de la existencia del desarrollo sustentable surge de la necesidad de integrar una visión progresista del desarrollo económico en relación con la justicia social, la distribución equitativa del ingreso y un mayor empleo con el cuidado del medio ambiente y su sustentabilidad en el mediano plazo. También se lo asocia con una nueva “responsabilidad social” de las empresas en aras de compatibilizar las metas de rentabilidad con una función social. EN NUESTRO ESTUDIO LA SUSTENTABILIDAD SERÁ SINÓNIMO DE EDUCABILIDAD. 78 DRUCKER P. (1993), La sociedad poscapitalista, Editorial Hyspamérica, Buenos Aires. 33 y, en el plano externo, nuevas metas de competitividad que surjan como resultado de una trasformación productiva con equidad. D.1.2. Desarrollo Humano y Calidad Educativa Quizás sean demasiado ambiciosas o pesadas las expectativas que pesan sobre el sector educativo, en especial sobre la escuela, como la clave (¿única?) para articular una sociedad fragmentada con dificultades para una movilidad ascendente, con un mercado de trabajo segmentado y una situación escolar signada por el “vaciamiento de saberes” y competencias pertinentes frente a las nuevas tecnologías informatizadas (Filmus: 1999)79.Sin embargo, desde los organismos internacionales, pasando por los funcionarios que implementan las políticas educativas hasta los medios masivos de comunicación que “rescatan” la opinión pública ciudadana le siguen asignando un papel preponderante en la construcción de un proyecto en perspectiva de futuro. De allí que, en su mensaje del Día de los Derechos Humanos, pronunciado el 10 de diciembre del 2003, el Director General de la UNESCO, Koïchiro Matsuura sostenía que “... the right of education is a fundamental human right (...) is essential and indispensable for the exercise of all others human rights and for development (...)as an empowerment right, education is the primary vehicle in which economically and socially marginalized adults and children can lift themselves out of poverty and obtain the means to participate fully in their communities…”. Y agregaba que “…Education for All is more than an ambitious objective: it is an ambitious ethic – predicated on human dignity. Today the notion of literacy is no longer restricted to reading, writing and numeracy: education must also offer access to skills and knowhow that enable the individual to take his or her place in society. It must also be a school of democracy, for the surest defense of the City is an educated and responsible citizenry. Education must also be accessible at all stages of life, so as to give a “second chance” to the excluded and enable every individual to adapt to a changing world and work environment…”80 Sin embargo, para que la escuela cumpla con su función de “empoderamiento” (empowerment) para los sectores vulnerables y sirva como un mecanismo para compensar las diferencias sociales, los expertos insisten en el logro de una educación de calidad, so pena de reproducir dramáticamente los actuales niveles de segmentación social (Lépore y Policastro:2003; IIPE- UNESCO:2002)81. Diversas investigaciones de 79 FILMUS D. (1999), Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos, Editorial Troquel Educación, Buenos Aires, página 52. 80 MATSUURA K. (2003) Mensaje del Día de los Derechos Humanos, UNESCO, Diciembre, en www.un.org. Por su parte, el Ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus y los titulares de las carteras educativas de las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires firmaron un documento que apunta a "reducir desigualdades y recuperar la centralidad de los aprendizajes" en todos los niveles escolares del País 81 Ver LÉPORE S. y POLICASTRO B. (2003) Crisis de reproducción de las instituciones de bienestar: el caso de la salud y la educación, en Departamento de Investigación Institucional, Instituto para la Integración del Saber, Programa Deuda Social Argentina, Universidad Católica Argentina. Además 34 expertos educativos debaten sobre la pregunta ¿Educar para qué, en América Latina? Estos afirman que si no se logra una educación para la igualdad la misma se convierte en un sistema perverso de reproducción de las diferencias. Juan Carlos Tedesco (IIPEUNESCO: 2002) sostiene que “... aquella visión que pone a la Educación como condición necesaria para la equidad debe ser complementada con otra que, en sentido inverso, pone a la equidad, como condición de posibilidad para la Educación...”82. Ahora bien, referirse a la calidad educativa significa entrar en una necesaria discusión terminológica y, quizás, también ideológica. Tradicionalmente se lo asoció al concepto de capital humano, muy distante en sus objetivos a la definición de desarrollo humano. El Informe de PNUD del 2002, titulado “Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina”83 le agregó nuevos indicadores para calcular el IDH Argentino, lo que resulta una extensión del IDH de las Naciones Unidas. En él se introducen indicadores que, por su naturaleza, aportan más información, como por ejemplo, para medir calidad educativa se tomaron en cuenta las evaluaciones en lengua y en matemática como agregados a la dimensión conocimientos, que sólo tiene en cuenta la alfabetización y la matriculación combinada (primaria, secundaria y terciaria). En cuanto a las metas de calidad (education for good quality), éstas se vieron reflejadas en las demandadas reformas educativas, cuyos objetivos oscilaron desde los intentos de minimizar los costos de inversión en educación hasta aquellos que sostuvieron que solamente con un aumento de presupuesto, per se, se lograría una mejora de la calidad educativa. Sin embargo, los fracasos que experimentaron muchas de estas reformas se debieron a que se llevaron a cabo sin investigaciones (ni empíricas ni conceptuales) sobre lo que se quería transformar (Parentella: 1999)84, amén de desconocer las opiniones y las aptitudes de los docentes, es decir de los protagonistas del cambio en la tarea cotidiana del aula. Con docentes a los que se les exige una formación multifacética para estar a la altura de los nuevos paradigmas del conocimiento y que, sin embargo, son los “nuevos pobres” que educan a otros pobres (Llach 2004)85, debido al deterioro salarial experimentado en la década del ´90 (con un ingreso promedio 50% menor en 1999 que en 1984)86. Por lo tanto, es impensable una educación de calidad con docentes que se reclutan de los estratos socioeconómicos medios- bajos, que siguen la carrera docente aún con ingresos que los ubican por debajo de la línea de la pobreza, conformando un grupo vulnerable, con rígidas estructuras organizacionales (sindicatos y Estatuto Docente), con un débil capital social, asimilable al tipo bonding social capital, característico de los pobres que sólo construyen lazos de unión intrínsecos ("se las arreglan”), a diferencia de los no pobres, que pueden darse redes que tienden “puentes” hacia otras posibilidades denominado bridging social capital (Woolcock y Narayan, op. cit.:2001). En este escenario, las reformas educativas son efímeras y se espera que ellas desaparezcan antes de poder es necesario complementar el análisis con las publicaciones del Instituto Internacional de Planeamiento Educativo, IIPE, dependiente de la UNESCO, cuyo director en Buenos Aires es el doctor Juan Carlos Tedesco. 82 TEDESCO J. y LOPEZ N. (2002), Las condiciones de educabilidad en los niños y adolescentes en América Latina, IIPE-UNESCO, Buenos Aires, Junio, página 7. 83 Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina /2002 PNUD Argentina, 2° Edición, Buenos Aires. 84 PARENTELLA I. (1999), Algunas ideas para un cambio significativo, en Educación y Empleo. Políticas de Estado para el Siglo XXI, Ediciones Unidos, Fundación F. Ebert, Buenos Aires, página 31. 85 LLACH J. y SCHUMACHER F. (2004) ¿Escuelas pobres para los pobres? La inequidad estructural en la educación primaria en la Argentina, Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, Buenos Aires. 86 PARENTELLA (1999), op. cit, página 34. 35 implementarse, por lo cual no generan entre los docentes propuestas o incentivos claros para un compromiso pleno con el cambio. (Puiggros: 1999).87 En consonancia con los citados procesos de reforma educativa en América Latina en los años ´90, se implementaron las evaluaciones de calidad educativa, que implicaron revisar las estrategias políticas, ya sea para mejorar la “inversión” educativa, ya sea para orientar la demanda, para compensar las diferencias sociales o bien para comprobar los niveles de segmentación social. El para qué realizan estas evaluaciones sirve para definir la sociedad que se quiere construir, es decir, para determinar los modelos educativos que proponen, basados tanto en la idea de equidad, en el concepto de aumentar la competitividad o bien la propuesta de operar teniendo como meta la eficiencia del gasto. Sus efectos desde el punto de vista del “imaginario social” y desde el análisis del discurso educativo, chocaron con una visión idílica del rol de la educación, en lo que el IIPE denominó “síndrome del análisis melancólico” ya que el sistema educativo anterior nunca fue evaluado sistemáticamente, “...todos creen que nunca tuvieron fiebre porque nunca antes se la midieron...” (Tenti Fanfani: 2003) D.2. Desarrollo Humano y el “problema educativo” La problemática educativa arrastra una enorme dispersión temática, lo cual implica definir un marco conceptual y un esquema heurístico que estructure diversas líneas interpretativas que incluyan ese paradigma de la complejidad. (ver en las conclusiones, los Modelos Heurísticos I y II). Los principales interrogantes y obstáculos que surgen del análisis de la Educación, concebida como una posibilidad para alcanzar altos índices de Desarrollo Humano, son: D.2.1.El derecho universal a la educación Se sostiene que la Educación Elemental (en adelante EGB, Educación General Básica) debe ser obligatoria y libre y que los niveles superiores se alcanzarán sólo en base al mérito (según el artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos de 1948). Se busca no sólo una mera declaración de principios sino la protección legal y por ello el derecho universal a la educación se complementa con los dictámenes de diversas convenciones internacionales (desarrolladas entre 1976 y 1990), como las que se refieren a los Derechos Civiles y Políticos (ICCPR), los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ICESCR), la Eliminación de las formas de Discriminación sobre la Mujer (CEDAW, en 1979) y los Derechos del Niño (CRC, en 1989). Implica, además, la supresión de estereotipos de género en la currícula educativa (igualdad entre varones y mujeres) y la defensa de la educación del niño como una vía para erradicar el trabajo infantil. En los años ´60 la UNESCO estableció datos estadísticos sobre la UPE (Universal Primary Education). Como este derecho no se cumplió plenamente, en 1990, en Jomtien (Tailandia) se reunió la World Conference on Education of All. En abril del 2000, en el marco de Goals of Millenium, se reúne la UPE en Dakar (Senegal) para delinear el Framework of Action, denominado Education for All. La UNESCO en el 2002 insiste en el concepto de “Rights, Equality and Education for All”. La igualdad casi se circunscribe a la igualdad de género para el acceso al derecho a la educación. D.2.2. “Contenidos curriculares” y mediaciones institucionales 87 PUIGGROS A. (1999), Educación y representación, Ediciones Unidos, Fundación F. Ebert, Buenos Aires, página 82. 36 La educación (formal e informal, pero especialmente la escuela) es el ámbito donde se “construyen” (en una doble hermenéutica) los acuerdos y discursos sociales, los compromisos institucionales y el llamado “imaginario colectivo” (Carlson: 2000). El qué se debe enseñar en la currícula (lo que la reforma educativa de la Provincia de Buenos Aires denomina, bajo un enfoque constructivista, contenidos socialmente significativos) está mediatizada por un dificultoso entramado de variables, que oscilan entre las que incitan a la competencia - ya que ésta promueve la calidad educativa, por lo que la financiación de los proyectos educativos (con sugerencias de contenidos) estaría basado en la demanda de las instituciones- y las que sostienen que los contenidos educativos importan menos que las nuevas tecnologías informatizadas que permiten aprender, comunicarse y producir (Hopenhayn:2003). Esta línea de pensamiento plantea que la pertinencia de los saberes (como sinónimo de calidad) debería adecuarse no a la realidad nacional y si al nuevo orden global, ya que los nuevos contenidos de la competitividad interpelan a la identidad cultural y a la participación ciudadana. Este dato no es menor si tenemos en cuenta que la escuela, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, fue la herramienta de socialización y de identidad nacional en el proceso de inmigración masiva. También se identifica a la educación como la vía de producción de conocimientos para el desarrollo económico, por lo cual, ésta debe cambiar (a través de sus contenidos) los patrones de producción pero con equidad social. En un modelo interpretativo, estas posturas se sintetizarían en que los contenidos educativos con el auxilio de las nuevas tecnologías para una mayor información, aumentan la capacidad competitiva y, junto a una mayor democratización, es el vehículo para el desarrollo económico (no habla de desarrollo humano) con equidad social. Por último, un mayor conocimiento técnico redundaría en la capacitación de nuevos y mejores recursos humanos que serían demandados por el empresariado, quizás en contradicción con los sindicatos. Además se tendrán en cuenta otras variables cualitativas, como son: la pertinencia de los saberes ofrecidos por los actuales diseños curriculares educativos en relación con las demandas del desarrollo de nuevas tecnologías; la (in)adecuación de las calificaciones exigidas por el mercado y las habilidades para las cuales prepara a sus alumnos la escuela, etc., puesto que la Educación articula tanto los conceptos de desarrollo humano como los de capital humano y capital social. D.2.3. Estructura organizacional del sistema educativo, descentralización y gasto público Uno de los aspectos a tener en cuenta es, sin dudas, el límite (para muchos infranqueable) que, tanto para reformar los contenidos de la educación como para maximizar la inversión, estaría en el déficit del diseño organizacional del aparato burocrático educativo. Por lo tanto, el gasto- inversión en educación o la mejora en los diseños curriculares “se pierden” en un sistema con un management deficiente. De allí que las políticas educativas a nivel macro no consideran las realidades que suceden a nivel micro. En este punto también cabe agregar los disputas (muchas veces estériles) entre una educación de gerenciamiento público versus la educación privada, discutiendo sobre los grados de eficiencia y calidad. En cuanto al proceso de descentralización encarado en la década del ´90 por diversos países en Latinoamérica a partir de reformas educativas largamente publicitadas por los medios oficiales, que sostenían en la expansión de los servicios educativos un paradigma de calidad frente a las deficiencias estructurales del “viejo sistema”, terminaron vaciándose de significado al convertirse en 37 una transferencia financiera desde el Estado Nacional a los estados provinciales y a los municipios, en un mecanismo más asociado a la “des-responsabilización” de los Gobiernos por una educación inclusiva “para todos” que en una verdadera estrategia descentralizadora que tendría que darle a los actores locales y regionales el control de sus propios proyectos educativos. Además dichas reformas, que entre sus objetivos se fijaron cambios institucionales y pedagógicos se “olvidaron” de consultar a quienes sostienen con sus tareas cotidianas el éxito o el fracaso de cualquier cambio: los docentes, los alumnos y sus familias. En otro orden, no siempre se puso en discusión uno de los dilemas más acuciantes para cualquier reforma, como es la racionalidad del gasto público en educación. El problema básico es alcanzar una definición de los criterios para asignar el presupuesto educativo, cuyos interrogantes oscilan entre la tasa de retorno en la inversión educativa o si sólo se debe tener en cuenta la relación costobeneficio, considerando la educación como un “gasto” (Cohen, Schiefelbein y otros 2000; Martinic y otros 2000; Montoya y otros 2000). En el contexto latinoamericano donde se ve un aumento cada vez mayor de la brecha entre los distintos sectores sociales (Tedesco: 1998), resulta imprescindible realizar sólo aquellos cambios que produzcan impactos relevantes en el aprendizaje, sin que ello implique grandes inversiones económicas. D.2.4. Educación, pobreza y desarrollo “humano” La educación, en esta visión, mejora las capacidades de la persona dentro de su estructura de oportunidades. La escuela mejoraría el bienestar y las posibilidades de una vida decente. La educación puede y “debe” combatir la pobreza y la exclusión para alcanzar un mayor desarrollo “humano” y no perpetuar el ciclo de la pobreza. Nuevamente en este punto, el acceso y la permanencia en el sistema educativo formal de los grupos vulnerables, evitando los “riesgos” -la repitencia y la el desgranamientodebe compatibilizar estrategias de retención, evitando la deserción del sistema pero no a costa de una pérdida de calidad en los saberes ofrecidos, sino se estaría convirtiendo a la educación en un “vehículo” de la crisis que se pretende, a priori, superar. Filmus (1999) afirma que, de ese modo, los pobres reciben el mismo diploma que esconde una “falsa homogeneidad”, pues la participación de procesos educativos de inferior calidad presenta dificultades estructurales en el conocimiento. Frente a esa segmentación educativa, Llach (1999) sostiene que existen “colegios pobres para pobres y colegios ricos para ricos”. D.2.5. Educación y desarrollo “en perspectiva” Además de Goals of Millenium, la UNESCO propone revitalizar el trabajo del sector de las Ciencias Sociales y Humanas (SHS), ya que juegan un papel vital, ayudando a interpretar y a entender los cambios sociales, culturales y económicos, analizando tendencias y proponiendo programas de acción, donde, a partir de un mayor conocimiento se valorice la justicia, la libertad y la dignidad humana (UNESCO: 2003). De allí que las SHS deben: determinar que es lo que debería ser (visón ética y derechos humanos); anticipar lo que debería hacerse (filosofía y estudios prospectivos) estudiando lo que es (a través de investigaciones sociales empíricas). Para la UNESCO88, la educación es la llave para los grupos marginados, ya que...1) 88 Temas claves de la educación, según UNESCO: Plans and policies. Educations politics and strategies. Right to education. Early childhood and family. Primary school. Secondary school. Higher education. Technical and vocational education. Science and 38 desarrolla la conciencia de sus derechos como personas; 2) aumenta la autoestima y la confianza para iniciar un proceso de cambio personal y ser “dueño de su propia vida” y 3) aumenta la calificación para el desenvolvimiento de sus capacidades productivas. El empowerment educativo es esencial y más aún para las mujeres, ya que todos los problemas importantes del mundo actual tienen una fuerte incidencia en la educación de la mujer (Subirats: 1998)89 E. Quinta Parte Calidad Educativa en relación a la Equidad, a la Igualdad y a la Justicia : una aproximación teórica Aún cuando presentan caracteres similares como soportes teóricos para el análisis del problema educativo y son muchas veces utilizados indistintamente para designar situaciones análogas, los conceptos de (in)justicia, (des) igualdad e (in) equidad merecen una somera exégesis, al ser tan hallados en la bibliografía reciente sobre la situación educativa, de modo tal que podamos llegar a una definición operativa que nos permita ponderar debidamente a la Educación, con sus logros y sus obstáculos para construir un desarrollo humano “sustentable”. Dado un creciente proceso de fragmentación social, la literatura educativa especializada insiste en señalar el carácter de empoderamiento de la educación escolar como el único vehículo de homogeneidad que quedó en pie frente a crisis de las demás instituciones de bienestar luego de la debacle social de los años ´90 para vastas regiones de América Latina, de la cual nuestro país no sólo no quedó al margen sino que fue una de las naciones más desarticuladas del continente (Domínguez :2004 y Bulmer Thomas: 200490). De allí que la búsqueda de políticas de equidad, igualdad y justicia social se hagan presentes en el plano del discurso político, de las acciones educativas concretas y del análisis teórico de las ciencias sociales. En primer término, presentaremos una breve evolución del concepto de justicia, asociado tanto a la ética y a los valores que sostiene una sociedad en su devenir histórico, como a su relación con las categorías de igualdad y/ o equidad dentro de una justa distribución de los bienes (económicos, culturales, etc.) a los cuales los sujetos anhelan o son merecedores por su sola condición de personas dignas. Luego intentaremos establecer las diferencias entre dos conceptos claves para entender el sistema educativo: igualdad (de oportunidades) y equidad, pues ambos son esenciales para la articulación de las políticas educativas, enmarcadas en diversos proyectos de país, desde los cuáles se intentó responder a los dos interrogantes centrales de nuestra Investigación (¿Educar para qué? y ¿Educar a quién/es?). Por último, intentaremos adoptar una definición operativa para nuestro trabajo, más allá del reconocimiento de los distintos enfoques hermenéuticos desde los cuales se entienden estas categorías conceptuales. technology education. Teacher education. Non- formal education. Inclusive education. Cultural and linguistic diversity education. ICTs and education. Education in emergency, crisis and reconstruction. Physical education and sports. Peace and human rights. Non- violence education, en www.unesco.org. 89 SUBIRATS Marina (1998), La educación de las mujeres: de la marginalidad a la coeducación, en Serie Políticas Sociales de la CEPAL, Santiago de Chile, Agosto. 90 Diario La Nación, 18/5/2004. 39 E.1. Evolución del concepto de Justicia91 Cuando Platón, en La República (390 a.C.) reflexionaba sobre la Justicia hacía hablar a su maestro Sócrates quien, interpelando en sus diálogos a sus discípulos, recogía opiniones sobre la justicia que oscilaban entre quienes afirmaban que consistía en “ dar a cada uno lo que le corresponde” (pero... ¿quién se erige en juez para determinar lo que le corresponde a cada quien?) o bien “decir la verdad y pagar las deudas” o también “... lo que es justo en cada caso es lo que decide quien tiene más poder...”.92 De allí que Platón pasara de la búsqueda de una definición de la justicia a la necesidad de hallar, mejor aún, “un orden justo en una sociedad justa”. Platón terminaría afirmado (Libro II de La República, en adelante) que “... justa es la sociedad en la que gobiernan los que más saben, porque ellos son los que pueden conocer la justicia... ”. El modelo de sociedad platónica, dominada por un rey filósofo, estaba orientado a la educación de los súbditos, ya que una sociedad sería justa si gobernaban los que sabían y en la que los demás se educarían para saber. Para Aristóteles (384-322 a.C.) la idea de justicia – en su doble dimensión de lo individual y de lo social- adquiere una proporción ética y política (de allí el nombre de sus obras cumbres, Ética y Política). La ética consiste en el modo de alcanzar la felicidad que es el fin último de todas nuestras acciones. (las capacidades y los logros de Amartya Sen, las estructuras de oportunidades de Rubén Kaztman desde la CEPAL). Ser una buena persona no estaba ligado a las relaciones con los demás sino a la propia realización de una vida digna de ser vivida. De allí que la justicia como virtud, no era algo que uno hacía por los otros, sino también por uno mismo. Para Aristóteles, las virtudes eran el término medio entre dos vicios: uno por defecto y otro por exceso, de allí que, en cuanto virtud, la justicia era el justo medio entre cometer la injusticia y padecerla. Según sus palabras “cometer una injusticia es tener más de los que se debe y padecerla es tener menos de lo que se debe” (justicia como sinónimo de equidad). Ese “justo medio”, diferente para cada situación, se lograría por medio de la phrónesis, la prudencia o sabiduría práctica. Y dicha prudencia se adquiría por medio de la educación, concebida no como una mera obtención de información, sino como una formación integral, en definitiva, ser “dueño de la propia vida”. Pero además de la justicia “distributiva” que consiste en darle a cada cual de acuerdo a sus capacidades (retomado por el pensamiento de Sen, ¿Equality of what?: 1999), Aristóteles introduce el concepto de justicia “correctiva” como la que correspondería al aplicarse la ley, que consiste en aplicar una sanción para corregir un acto injusto (búsqueda de la equidad).Este filósofo distinguía entre dos clases de justicia: una norma de justicia es natural cuando tiene la misma validez en todas partes, y no depende de que la aceptemos o no; una norma es legal (convencional) cuando en primera instancia puede ser fijada en un sentido u otro con indiferencia. Por último, cabe remarcar que para los clásicos griegos, estaban asociadas la justicia individual y la social. El derecho o justicia natural, definido como conjunto de principios basados en lo que son las características permanentes de la naturaleza humana, que pueden servir 91 Justicia: del latín iustitia, se define como la virtud que inclina a obrar y a juzgar teniendo como guía la verdad y dando a cada uno lo que le pertenece. Además es una virtud cardinal que consiste en arreglarse a la suprema justicia y voluntad de Dios 92 Esta extensa reflexión sobre la Justicia ha sido extraída del pensamiento de SCHUSTER F. (1998), Formación ética y ciudadana, Editorial Santillana. 40 como modelo para guiar y valorar la conducta y las leyes civiles y por ello, se considera, en esencia, invariable y aplicable en un sentido universal, va a ser clave para la concepción de justicia del mundo romano y de la posterior influencia cristiana. Esta doctrina fue popularizada entre los romanos por el orador del siglo I a.C. Cicerón, que formuló una famosa definición de ley natural en su De Republica: “La ley verdadera es la razón justa de acuerdo con la naturaleza; es de aplicación universal, invariable y eterna; requiere el cumplimiento de sus mandatos, y aparta del mal por sus prohibiciones. No existirán leyes diferentes en Roma y Atenas, o diferentes leyes ahora y en el futuro, sino que una ley eterna e invariable tendrá validez para todas las naciones y en todas las épocas”93 Sin embargo, la idea fuerza de la existencia de una relación entre la moral Box 5: La ley natural personal y el respeto a los otros se originó “Esta participación en la ley eterna en el amor al prójimo difundido por el de las criaturas naturales se llama cristianismo. Dios es quien garantiza, en la ley natural”. visión cristiana, la comunión entre justicia y felicidad (¡la equidad!), ya que ambas se SANTO TOMAS DE AQUINO fundan en El. El pensamiento medieval se Summa Teológica sostuvo en esta cosmovisión. Sus dictados corresponden a las inclinaciones elementales de la naturaleza humana. Así, es posible distinguir el bien del mal mediante el conocimiento natural de la razón. Otra fuente de justicia como derecho es el denominado common law o derecho consuetudinario, término usado para referirse al grupo de normas y reglas de carácter jurídico no escritas, pero sancionadas por la costumbre o la jurisprudencia, que es el fundamento ineludible del derecho de los países anglosajones. El nombre deriva de la concepción del derecho medieval inglés que, al ser administrado por los tribunales del reino, reflejaba las costumbres comunes (del inglés, ‘common’) en él imperantes o vigentes. La transición del medioevo al mundo renacentista recreó una mirada antropocéntrica e individualista de la felicidad – y por ende de la justicia- por lo que algunos filósofos del mundo moderno, a partir del siglo XVII, empezaron a preocuparse por compatibilizar el interés individual con una conciencia de los límites de esa individualidad en tanto se interpelaba con la idea de la responsabilidad hacia los demás. Allí nació la idea del contrato o pacto social (no moral sino utilitario) que asegure la justicia en la esfera de un tercero (el Estado o el gobierno de turno) a quien los individuos delegan la potestad de determinar lo justo y lo injusto en cada caso. Thomas Hobbes, John Locke y Jean Jaques Rousseau, fueron los inspiradores de esta corriente racionalista. Estas ideas adquieren expresión concreta en el Derecho positivo, primero a través de las constituciones que reconocen el valor de la justicia como fundamental del ordenamiento jurídico, junto a la libertad, la igualdad y el pluralismo político. Se señala este orden ya que los tres últimos valores indicados son expresiones manifiestas de la justicia. La construcción de una ética moderna, sin embargo, que no dependiera de quien la aplicara, sino que fuera universal (retomando la noción ya explicada de la justicia o derecho natural) basada en el deber y en la responsabilidad, se encuentra en el pensamiento de Emmanuel Kant, en el siglo XVIII, quien afirma el carácter causal de los actos humanos, los cuales, al producir efectos en el mundo, exigen la 93 Definiciones extraídas de Encarta ´98, Microsoft Co. 41 responsabilidad de los autores. Su enunciado universal de que existe un imperativo categórico, donde el deber moral es para todo tiempo y todo lugar concibe a la Justicia como “el obrar bien por deber”, independientemente de las consecuencias que esto tenga para la persona que actúa. Esto cabe también para la acción del Estado. La sociedad justa tendrá que construir un Estado justo (es decir que asegure la equidad). Aunque la conexión entre justicia, ética y política se vio reflejada desde los tiempos clásicos, alcanzando un elevado estatus moral en el pensamiento político de Santo Tomás Moro en Utopía, una visión crítica nacida de la sarcástica pluma de Nicolás Maquiavelo en El Príncipe hasta la sentencia de Peter Lasslet, en 1957, declarando que la filosofía política había muerto, pareció oscurecer las posibilidades del necesario debate sobre las dimensiones éticas del accionar de los hombres y de los Estados. Hasta que pensadores como Isaiah Berlin ( Cuatro ensayos sobre la libertad:1988) o John Rawls (Teoría de la justicia:1971), retomaron la discusión en la búsqueda de alcanzar un marco conceptual que definiera una teoría de la justicia de carácter universal, válida para toda la sociedad, independiente de sus características histórico-culturales,en una versión liberal- democrática, con bases kantianas. Para Rawls una norma es justa cuando favorece a todos y a cada uno con independencia de sus caracteres particulares. Define la justicia en términos de su distribución equitativa entre los miembros de una sociedad (oponiéndose a la concepción utilitarista de reducía a la ética a la maximización del placer y a la minimización del dolor). Sin embargo, las críticas que pesan sobre Rawls son renuentes a aceptar el universalismo de su enfoque94 (Groppa: 2002). Autores como Michael Walzer (Pluralismo, justicia e igualdad: 1997), Charles Taylor (La ética de la autenticidad: 1994), Alasdair MacIntyre (Justicia y racionalidad: contextos y conceptos: 1994) y Michael Sandel descreen que la justicia distributiva que plantea Rawls se pueda sostener, a partir de pensar un individuo universal e independiente de contextos históricos- culturales concretos. Ellos defienden la idea (al modo de la doble hermenéutica de Anthony Giddens, Las nuevas reglas del método sociológico. Crítica positiva de las sociologías comprensivas: 1997) de que todo individuo se construye y se define como tal en el seno de una comunidad particular con sus valores, tradiciones, etc.Además sostienen que dicha comunidad es anterior a los individuos y es la condición de posibilidad de existencia (y de felicidad) de éstos. Para Rawls, en cambio, la comunidad es el agregado circunstancial de los sujetos. Por último, para Jürgen Habermas (Teoría de la acción comunicativa: 1999) la construcción de un espacio público sólido, de un ámbito comunicacional abierto constituyen la única garantía para que las exigencias morales de los distintos actores sociales impacten sobre un sistema político. De allí que los medios masivos, las instituciones educativas y políticas sean los espacios adecuados para el diálogo, en una sociedad comunicacionalmente libre y dialógicamente ilimitada, como una condición ética esencial. La justicia en educación, aparece como “justicia distributiva” en tanto igualdad y contribución pero también dependerá de la construcción /reproducción de conceptos y prácticas de justicia o injusticia. (Molina, Sobre la evaluación de la justicia en el ámbito educativo: 2002). 94 GROPPA O (2002), Aportes a una epistemología de base ética: explicitación de fundamentos para un trabajo interdisciplinar, en Programa “Deuda Social Argentina”, DII, IPIS, UCA. 42 Siguiendo a Sen, Martha Nussbaum y Cohen (¿Igualdad de qué? Sobre el bienestar, los bienes y las capacidades, en La calidad de vida: 1996), la posibilidad de ser educado se articula entre los recursos (bienes) y los logros, siendo los primeros responsabilidad de las políticas educativas (definidas como equidad o como igualdad de oportunidades) y los segundos de las aptitudes personales de las personas (entre las cuales está la libertad para desarrollar su capacidades). Siguiendo este esquema teórico, la educación sólo será justa si, además de entregar a la población ciertos servicios y recursos educativos también genera las condiciones para el despliegue de las potencialidades personales. Por ello, Molina insiste que para saber cuan justo es un sistema educativo, no solamente se debe conocer cómo está distribuidos los recursos en relación con la cantidad y con el sector de población que tiene acceso a ellos, sino también a la calidad de los saberes que se distribuye y a las formas de relaciones que se establecen entre los distintos actores sociales: si es humana o denigrante; autoritaria o formadora de las capacidades ciudadanas; cuáles son las estructuras de valores que establece y finalmente, si el sistema educativo permite pensar, imaginar, maravillarse, solidarizarse con los otros para sumir las responsabilidades para el desarrollo personal, sectorial y social. E.2. ¿Igualdad95 o Equidad96 Educativa? del Carmen Feijoo97 (2002) distingue, para analizar la dimensión Educación, entre políticas igualitarias y políticas de equidad. La igualdad educativa estuvo asociada, como ya señaláramos, al proyecto sarmientino, en el Siglo XIX, de homogeneidad, de igual acceso a la escolarización para el conjunto de una población pretendidamente homogénea, de allí que los principios del universalismo convertían a la educación (mejor dicho a la escuela) en una potente herramienta de integración social. En la década los años ´90 del siglo XX se introdujo el concepto de equidad como complementario- o superador- del de igualdad, centrado en la propuesta de no dar lo mismo a los que son diferentes, sustituyendo políticas comunes para todos por otras que atiendan de manera específica carencias desiguales (Tedesco, Educación y sociedad en Argentina: 1993). La CEPAL distingue (2000) entre situaciones de (des)igualdad compleja, donde las personas no son “igualmente desiguales”. De allí que la equidad, entendida como igualdad de oportunidades en un principio, se transformó en la búsqueda de acciones en pro de la igualdad en un ámbito más amplio. Por lo que a la equidad e inequidad entendida como el resultado de un acceso desigual a bienes simbólicos o materiales, se agregan otras “desigualdades” por adscripción (género, territorialidad, etc.). La propuesta cepalina es la recuperación del espacio público como el lugar de encuentro en el que se ejerce la mayor igualdad simbólica para desterrar las exclusiones, por lo que le María 95 Igualdad: del latín aequale, se define como la correspondencia o proporción que resulta de medir las partes que componen un todo, además de ser de una misma clase, rango o condición. La igualdad de oportunidades es definida como la situación en que los individuos tienen los mismos derechos y opciones, no teóricamente, sino de hecho y en la que no se atienden las diferencia sociales. 96 Equidad: del latín oequitate, se define como la condición de dar a cada uno lo que se merece por méritos o condiciones, pero también la definición hace referencia a la bondadosa templanza habitual para guiar por el sentimiento e deber o de la conciencia más que por el texto terminante de la ley 97 FEIJOO M. (2002), Argentina: Equidad social y educación en los años ´90, IIPE- UNESCO, Buenos Aires. 43 cabría a la escuela, espacio clave por antonomasia, la función de resolución de ese conflicto. Morduchowicz – seguidor de Rawls- (Las medidas de la equidad en la asignación de recursos en educación: 2000) sostiene que la introducción del concepto de equidad (como “un nuevo valor”) rompería el principio aristotélico de “equidad horizontal” (justicia distributiva), de igual tratamiento para los iguales, que por su ineficiencia práctica en materia educativa llevaría a reemplazarlo por el de “equidad vertical” (justicia correctiva), de un desigual tratamiento para los desiguales. William Baumol, desde el MIT ( Superfairness: 1987), intenta recrear la necesidad de una definición teórica de los conceptos de equality, equity, justice y fairness, para la teoría económica y para sus aplicaciones en la economía real, y por extensión, para las Ciencias Sociales en general. Por equality (of opportunity) se asocial a la igualdad de posibilidades de ser considerado para desarrollar una actividad. Mientras que equity (equidad) es utilizado como sinónimo de fairness, (que implica tratar a cada persona con igualdad, respetando su dignidad) y ambos conceptos hacen referencia a los principios de justicia que se ponen en práctica para corregir leyes o situaciones de inequidad. Mientras que pondera el término justice como la cualidad de ser razonable o equitativo. De allí que este economista plantea que las relaciones económicas y sociales en condiciones de pobreza deben adherir al principio de superfairness (súper- equidad). Hopenhayn y Ottone (El gran eslabón. Educación y desarrollo en el siglo XXI: 1999) desglosan a la definición de equidad en educación en tres sentidos, atendiendo los espacios que ésta genera: 1-equidad intrasistema: definida como el grado de homogeneidad en la calidad de la oferta educativa entre los distintos establecimientos. 2- equidad presistema: presentada como cierta homogeneidad en la capacidad para absorber la oferta educativa de sujetos que llegan en diversas condiciones (educabilidad). 3- equidad postsistema: como la distribución de capacidades para insertarse en el mercado de trabajo y lograr un desarrollo cultural. Por otra parte, si la educación es concebida como la “fuente de mayor equidad social”, Tedesco (desde el IIPE- UNESCO) insiste en integrar las dos posturas que colocan a la educación como variable independiente de todo cambio social (cercana a los planteos sobre capital humano) y a aquellas más deterministas que sostiene que la educación es una mera variable dependiente de las condiciones económico- sociales, proponiendo considerar simultáneamente los niveles de equidad social y su impacto en la educación. Por ello, Tedesco remarca que si se centra la atención en la Educación como una condición indispensable para el logro de una sociedad más equitativa, como una instancia previa a la equidad, como una “condición de posibilidad”, no sería posible un desarrollo y una integración social con una distribución inequitativa del conocimiento, ya que hace falta un mínimun de bienestar para educar (y ser educable), de modo que la equidad social sería, cambiando el enfoque, una “condición de posibilidad para la educación”. (Néstor López, Educación y equidad. Algunos aportes desde la noción de educabilidad: 2004) En cuanto a la distinción entre igualdad y equidad, en Argentina aparece en la Ley Federal de Educación de 1993 y en la Reforma de la Constitución del ´94, a partir de la postura de CEPAL/ UNESCO en su documento La educación, eje de la transformación productiva con equidad. Mientras a la equidad se la termina asociando desde las políticas de análisis de desempeño hasta las estrategias de discriminación positiva, la igualdad se la puede definir asociada a la dignidad humana, como la propiedad imborrable e inalienable que caracteriza a todos por igual y a cada uno de los 44 individuos que integran el género humano. (Saviani, Notas sobre igualdad y equidad en la educación: 1999). Mientras que para Norberto Bobbio (Igualdad y Libertad: 1993) la libertad es una cualidad esencialmente personal, la igualdad es puramente un tipo de relación formal, la cual se puede colmar de los más diversos contenidos. En educación, la igualdad fue concebida como “igualdad de oportunidades” y fue traducida en políticas de promoción de escolaridad obligatoria, evitar el desgranamiento y lograr la “deserción cero”, extendidas a toda la población, con mejoras de infraestructura, equipamiento y capacitación docente (Llach, Educación para todos: 1999) Por otra lado se hizo hincapié en la última década en una distribución “equitativa” de recursos y prestaciones, con programas de tipo compensatorios y de acción afirmativa ( becas, planes de estudios diferenciados, etc.). La equidad educativa fue medida enfatizando los aspectos igualitarios y compensatorios en el acceso a los bienes, insistiendo en la disponibilidad de recursos, las prestaciones educativas y en el acceso a los mismos, quedando reducida la equidad educativa a una medición de cobertura y accesibilidad (Molina: 2002). Carlos Torrendell (Equidad, educación y economía, en Revista Valores: 2003) también sostiene que la equidad se define como la mayor inserción de la población dentro del sistema educativo (“educación para todos”), cuyo éxito depende de que la diversificación institucional esté asociada a un incremento de la matrícula inclusivo y universal, equiparando conceptualmente equidad educativa con justicia (a la manera de Rawls). Pero amplía su análisis al determinar que, “... desde el origen del sistema educativo argentino, la equidad fue entendida como igualdad de oportunidades educativas...” (Equidad..: 2003, página 28). En el caso argentino, a diferencia del europeo, no se vio, en un principio, un sesgo tan determinante entre el estrato social de origen, el tipo (modalidad educativa) y nivel educativo alcanzado. Pero la inicial homogenización “exitosa”del sistema argentino comenzó a declinar frente a las crisis económicas recurrentes, que afectaron, por ende, al Estado educador y que llevaron a la cristalización de los estratos, donde el “corredor educativo” que animó la movilidad social por vía de la inserción y permanencia en los distintos niveles educativo sin diferenciar el estrato social de origen se deterioró hasta partirse (Torrendell: 2003). Por lo tanto, el sistema educativo argentino termina siendo socialmente selectivo y progresivamente excluyente (a diferencia del europeo que es selectivo socialmente pero inclusivo). De allí que la pretensión en nuestro país de “incluir a todos” en un sistema homogéneo termina reproduciendo el “fracaso” al generar condiciones sociales diferenciadas y excluyentes de los sectores vulnerables. La “igualdad de oferta educativa para todos” (que proponía el mismo paquete educativo a todos por igual, sin discriminación) pretendía resolver la injusticia social de origen. Torrendelll explica que la ecuación se sintetizaba en el siguiente modelo heurístico: Si todos podía ingresar al mismo sistema educativo, en la escuela mediante sus estrategias pedagógicas y socializadoras, las desigualdades (injustas) por origen social se transformarían en desigualdades ( justas) por los méritos personales. Es decir una república de iguales (casi a la manera platónica) que por sus méritos se ubicarían en la sociedad nueva en un ideal de justicia – igualdad- educativa. En los últimos decenios del siglo XX la pretensión (¿utópica?) de ofrecer a todos lo mismo como un ideal de justicia- igualdad educativa ha sido reemplazada por el controvertido( por asociárselo a las políticas dirigidas desde la CEPAL o desde los centros internacionales de financiación y crédito, como el Banco Mundial) concepto de equidad educativa, el cual, como ya señaláramos, se lo define como superador de la 45 igualdad, ya que consiste en no dar lo mismo a los que son diferentes, desviando el criterio de homogeneidad por el de diversidad cultural y social. Frente a las otras categorías de justicia e igualdad educativa, el concepto de equidad educativa aparece por su grado de complejidad al incluir la necesaria equidad social- como más abarcativo y con más entidad en el plano real, al contemplar las dimensiones personales, sociales y sistémicas. Por su parte, Braslavsky (Re- haciendo escuelas. Hacia un nuevo paradigma en la educación latinoamericana: 1999) propone aceptar el principio de equidad para promover la diversidad como condición imprescindible de realización de múltiples identidades culturales y para compensar las múltiples desigualdades de puntos de partida de los grupos más vulnerables. De este modo, la equidad educativa serviría no sólo para igualar los “puntos de partida educativos”, de recorrido en el sistema y de inserción futura en un mercado laboral a partir de las capacidades construidas en el sistema educativo sin injerencia de la situación económico- social previa, sino también para lograr una cierta “equivalencia cultural” donde la riqueza en la diversidad de los diferentes grupos sociales no se vea opacada por una pretenciosa homogeneidad de saberes dentro de una “única cultura nacional”. Para Stella Vázquez y María Paula Vázquez (Libertad, calidad y equidad en la reforma educativa argentina :2000) la adopción de un criterio de equidad educativa no sólo es válido para reemplazar al criterio de “igualdad de oportunidades” por una mera complejidad en el análisis del fenómeno educativo, sino que remiten a una visión antropológica del educando, pues afirman que la equidad es “una estimación de lo que es justo en cada caso, más allá de una aplicación estricta de la ley”, por lo que la equidad implica aceptar que las personas son diferentes, distinguiendo “dos tipos de diferencias: las que remiten a un plano metafísico, donde se rescata la originalidad y la riqueza individual de cada sujeto y otras diferencias que son producto de la injusticia. Mientras que las primeras deben potenciarse, las segundas vale la exigencia de disminuirlas y anularlas a través de la educación” (Vázquez y Vázquez: 2000) Por último, el análisis de Kaztman sobre estructuras de oportunidades, definidas como “las probabilidades de acceso a los bienes, servicios o actividades que inciden sobre el bienestar del hogar, porque les facilitan el uso de los recursos propios o les suministran recursos nuevos, útiles para la movilidad e integración social, a través de los distintos canales existentes” (Notas sobre la medición de la vulnerabilidad social : 2000) articula el carácter de “empoderamiento” (¿resiliencia?) de la educación para reconstruir una sociedad fragmentada. Y como, de acuerdo a este enfoque, el Estado es el gran generador de activos para los hogares, ya sea como estructurardor de los beneficios a través de la seguridad social, como regulador de las funciones del mercado y de las instituciones o como proveedor directo de activos físicos, entre los cuales esta la escuela, una política estatal que conciba a la educación como la actividad regeneradora de la inclusión social, la justicia o la equidad educativa debe establecerse como prioridad del gasto y de las políticas públicas. E.3. En búsqueda de una síntesis conceptual Como señala la doctora Silvina Gvirtz (Repensando políticas para alcanzar la igualdad de oportunidades: 2003) desde su origen, el sistema educativa nacional se caracterizó por presentar una estructura centralizada (con control absoluto de los procesos educativos) y homogénea (traducido en la “igualdad para todos”). El Estado era, pues, el garante de la igualdad de oportunidades. Cuando en la década del ´60 se producen las primeras fracturas del proceso de “estatización” y comienzan los primeros 46 cuestionamientos al sistema educativo, porque no brindaba contenidos significativos y porque no conseguía garantizar una efectiva igualdad de oportunidades, se presentaron criterios diferenciados de calidad educativa, que coincidieron en afirmar que la expansión cuantitativa del sistema no implicaba calidad educativa para todos. Frente a este problema (en las décadas de 1970 y 1980) se propusieron políticas de cambios curriculares pero manteniendo la antigua estructura organizacional y administrativa del sistema, llegando a la conclusión de que la igualdad de oportunidades era sinónimo de “darle lo mismo” para todos, con resultados no siempre exitosos. Por ello, cuando en los ´90 se cuestionó ese modelo basado en la “igualdad” (de oportunidades) se comenzó a hablar de equidad educativa, concebida tanto como la posibilidad de asegurar “oportunidades equivalentes”(¿?) como la obtención de iguales resultados o resultados equivalentes, en definitiva, darle más a los que menos tienen (Llach). Para ello, se produce la llamada transformación educativa (la citada Ley Federal de Educación), frustrada por ser reformas cooptadas por la lógica del sistema educativo tradicional. De allí que para la doctora Gvirtz la propuesta de una reforma “cualitativa” del sistema, implicaría tres tipos de cambios: • • • En el sistema, para garantizar condiciones necesarias de educabilidad de los sectores más vulnerables. En las condiciones necesarias para garantizar el proceso de enseñanzaaprendizaje (salarios docentes dignos, recursos materiales, etc.) En el modelo de gobierno del sistema educativo y de las escuelas, donde la “igualdad de oportunidades” ya no sea definido como “dar lo mismo a todos”, sino donde la “igualdad de oportunidades” sea sinónimo de “igualdad de resultados de calidad para todos”, con un Estado que debería financiar procesos de control de resultados. Frente a la diversidad cultural, de escenarios, de expresiones de pobreza, de exclusión social y espacial, propio de una sociedad fragmentada, el IIPE- UNESCO, se pregunta cómo lograr una “educación de calidad” para todos. La propuesta sería desarrollar estrategias adecuadas que lleven a resultados positivos, para lo cual serían necesarias diversas aproximaciones pedagógicas para el logro de resultados equivalentes. En otros términos, educar en la diversidad para lograr resultados relativamente homogéneos, que reflejen una cierta equidad educativa o justicia social. En este esquema interpretativo (López, Tedesco, IIPE- UNESCO) las familiascomo primer espacio de socialización y de transmisión de valores- junto con el Estado y la sociedad civil – como proveedores y garantes de las condiciones mínimas de educabilidad – son los espacios relacionales que asumen la responsabilidad de una educación de calidad, con una mirada democratizadora y socialmente inclusiva. Y todos los especialistas coinciden en señalar a la escuela como ese ámbito indiscutido de encuentro entre los “saberes” privados (familiares) y la educación sistemática y formal (de la esfera pública). Ese paso de lo íntimo familiar a lo social y público escolar se define desde siempre, en nuestro sistema educativo, por la extensión de la obligatoriedad de la educación para niños y adolescentes, presentada como el gran logro de la política de Estado en regular el conocimiento. De este modelo heurístico se desprende que “todos los niños / adolescentes son educables”. Si esto no fuera así se debe, entonces, o bien a las dificultades de las instituciones socializadoras (familia, escuela, Estado) para hacerse cargo de sus obligaciones, o bien a un desajuste institucional o quizás a una distribución inadecuada de las responsabilidades que le caben a dichas instituciones. Por lo cual se desprendería que la “ineducabilidad” sería la 47 resultante de condiciones sociales injustas o inequitativas, que privan a las familias de los recursos necesarios para garantizar sus logros (análisis de Sen y Nussbaum), traducidos en una educación para todos. Por ello, si se admite que la no educabilidad es una resultante de condiciones sociales adversas (debilitamiento del capital social de las familias, precariedad laboral que no les asegura un bienestar mínimo para generar condiciones de inserción educativa) estaríamos frente un una situación de alerta tanto para el sistema educativo como para la escuela, donde las estrategias que deben asegurar una educación de calidad chocan con dilemas difíciles de resolver, tales como la retención en el sistema y la exigencia curricular o entre la matrícula y los saberes significativos para la inserción laboral, para la construcción de una identidad y para la vida democrática. Por último, frente a la complejidad de los enfoques hermenéuticos presentados para intentar comprender las categorías conceptuales de igualdad y equidad educativa, proponemos nuestras definiciones tentativas (que pueden ser objeto de revisión) pero que intentan dar un contexto conceptual operativo en el uso de estos conceptos claves de en Educación. Box 6: Igualdad de oportunidades y Equidad Educativa Igualdad (de oportunidades) Educativa: conjunto de condiciones de posibilidad que deben ser el fruto del diálogo y de la co- responsabilidad educativa de las familias (incluso de los hogares vulnerables),de la escuela (como espacio material y simbólico donde se reflejan las políticas educativas de un Estado, que concibe a la Educación como una dimensión inclusiva y democrática) y de la sociedad civil (como representante del “capital institucional”, cuya función sea la de generar acciones positivas que sirvan para reasegurar la educabilidad, es decir “puntos de partida educativos” iguales para todos). Una igualdad (de oportunidades) que nace de la convicción de que toda persona es igualmente digna, independientemente de su "desigual" situación social. Equidad Educativa: es concebida como sinónimo de la justicia distributiva (que le da a cada persona de acuerdo a sus capabilities- como señala Amartya Senreconociendo y valorando las diferencias individuales, sin que ello implique obtener saberes cualitativamente desiguales) y de justicia correctiva (donde el sistema educativo sostenga y aliente solidariamente el desarrollo de las potencialidades de quienes, por su condición de vulnerables, no tienen o no pueden por sí solos). 48 F. Sexta Parte Educabilidad y Resiliencia como condiciones de posibilidad F.1. El camino de ser “educable” Dentro del análisis de la calidad educativa y en plano de las condiciones de posibilidad que tienen los niños/ adolescentes de ser educados, es esencial entender el concepto de educabilidad (o enseñabilidad, en el campo de la pedagogía) definida como “... el desarrollo cognitivo básico que se produce en los primeros años de vida, vinculado a una adecuada estimulación afectiva, buena alimentación y salud ...junto a una socialización primaria mediante la cual los niños adquieren los rudimentos en un marco básico que les permite incorporarse a una situación especializada diferente de la familia como es la escuela...”(Tedesco y López, 2002).98 El mismo concepto de educabilidad se lo identificaría con la citada definición del PNUD to be knowledgeable, (traducido como ser o estar capacitado para alcanzar el conocimiento) pero también se lo asocia al concepto de resiliencia, concebida como la capacidad y la posibilidad – la esperanza- para aquellas personas que, pese a vivir y crecer en situaciones riesgosas, se desarrollan psicológicamente sanas, frente a las adversidades de la vida y pueden no sólo superarlas sino incluso ser transformadas por ellas. (Bello: 2002; Bellet: 2004). La educabilidad se comprende en un marco relacional, ya que aparece como la tensión entre lo que el niño/ adolescente trae de la familia y lo que la escuela exige (Feijoo: 2002)99 por lo que, frente a la encrucijada de estas dos socializaciones, el éxito en términos de calidad educativa se lograría cuanto más cerca estén la cultura escolar y la cultura familiar. (Tedesco y López: 2002). Y debido a que la experiencia escolar presupone un niño/ adolescente con un conjunto de predisposiciones desarrolladas previamente en el hogar, (pues requieren tiempo) la familia se ubica en el centro de la problemática de la educabilidad, ya que es la única que brinda un estímulo afectivo imprescindible para el desarrollo pleno de la persona. (Kliksberg: 2003; Tapia: 2003; Tedesco: 2002; Tenti Fanfani: 1999; Business Week International: 1988)100 . Por lo tanto en una Educación de Calidad, concebida siguiendo los parámetros de equidad educativa en una propuesta de “Educación para todos” (UNESCO: 2003), la educabilidad, aparece como una condición sine qua non para la comprensión de la problemática educativa desde la perspectiva de los sujetos claves del “hecho educativo”: los niños/ adolescentes, las familias y los docentes. A priori, estaríamos olvidandoobviando el papel del Estado, quien, a partir de diversas políticas públicas debería 98 TEDESCO y LOPEZ (2002), op. cit. página 9. También ver el Barómetro de la Deuda Social, DII, IPIS, UCA, Dimensiones en el Nivel de Subsistencia (1.2. Gozar de buena salud y estar libre de enfermedades y 1.4. estar bien alimentado y no padecer hambre), Dimensiones en el Nivel de la Integración Social (2.1. Tener un hogar, pertenecer a una familia y contar con un ámbito afectivo) y Dimensiones en el Nivel de los Atributos Personales (4.3. Ser capaz de desarrollar un proyecto de vida personal) 99 FEIJOO, María del Carmen (2002), op. cit. La Educabilidad se define como “...las condiciones que deben estar garantizadas cuando los estudiantes acceden al sistema educativo” 100 Rescatando la necesidad de poner a la familia como la primera educadora y como el espacio esencial para la socialización de los niños/ adolescentes, ver KLIKSBERG, Bernardo (2003), Hacia una economía con rostro humano, Buenos Aires; TAPIA, Nieves (2003) Seminario: Igualdad de oportunidades educativas, Museo Mitre, Noviembre, Buenos Aires; TENTI FANFANI Emilio (1999), El sistema educativo bajo sospecha, en Educación y Empleo. Políticas de Estado para el Siglo XXI, Ediciones Unidos, Fundación F. Ebert, Buenos Aires; NUSSBAUM Bruce (1988), Hended: Human Capital, en Business Week International, New York. 49 gestionar algunas condiciones básicas para la educabilidad de los individuos, especialmente para aquellos que quedaron desplazados- vulnerados- en la última década en nuestro país, cuando se acentuó el proceso de deterioro de las relaciones sociales en una espiral descendiente signada por la fragmentación, la exclusión y la inequidad. Sin embargo, la mirada macro encarada por las distintas oficinas de planeamiento educativo de los organismos públicos nacionales (Ministerio de Educación Nacional y sus pares provinciales) e internacionales (UNESCO, CEPAL), con estrategias inclusivas, de búsqueda de la equidad a través de programas “compensatorios” de discriminación positiva, no parecen haber alcanzado el éxito esperado101 (Tedesco:2002), aún cuando la inversión en recursos materiales y en capacitación de capital humano ha sido importante en el mismo período en el que, paradójicamente, se acentuaba la brecha de desigualdad en la distribución del ingreso entre los quintiles superiores y los más pobres (INDEC, Clarín, 28 de junio 2004). De allí que proponemos en nuestra investigación una mirada micro para intentar desentrañar, desde el concepto de educabilidad y resiliencia, las capacidades y los logros de las personas pasibles de ser educadas, con la mirada en aquellos que por su condición de excluidos, se ubican en un “punto de partida educativo” signado por situaciones de inequidad. En los últimos años existe un complejo debate entre condiciones de acceso de los educandos y sus trayectorias escolares, ya que la escuela, como la institución que nuclea las condiciones mínimas de sociabilidad y los objetivos de una educación formal, sólo opera con cierta eficiencia con niños / adolescentes que presentan cierto background específico, es decir, que la escuela solamente educa a niños educados (en valores, códigos, lenguaje, actitudes y aptitudes) previamente por sus familias. La educabilidad, así, se define como “...el conjunto de recursos, aptitudes o predisposiciones que hacen posible que un niño / adolescente pueda asistir exitosamente (¿?) a la escuela, al mismo tiempo que invita a un análisis de cuáles son las condiciones materiales y sociales que hacen que todos los niños / adolescentes puedan acceder a esos recursos...” (TedescoLópez: 2002, página 7). Box 7: Educabilidad y violencia infantil Cabría preguntarse si todo niño / adolescente Kliksberg explica que en las principales ciudades del (aún aquellos que crecen Brasil, grupos policiales y parapoliciales – “escuadrones en condiciones adversas) de la muerte”- asesinan un promedio de tres niños de la son educables. Desde el calle por día, por considerarlos “desechables” (no más elemental sentido educables y, por ende, no “socializables”), mientras que común y partiendo de una cerca de cuarenta millones de niños, en Latinoamérica, mínima cosmovisión viven y/ o trabajan en la calle. En México, Bolivia, Perú humanista, la respuesta y Ecuador trabajan el 20 % de los niños menores de 14 debería ser afirmativa. años. En Brasil existen dos millones de niños Tedesco (2002) afirma trabajando; en Argentina, 1.500.000; en Centroamérica que la idea central es que 1.300.000. La correlación educabilidad-violencia infantil todo niño es y educabilidad- explotación del trabajo infantil son dos potencialmente educable, dimensiones que no deben dejarse de lado en cualquier pero que el contexto investigación sobre la Educación de los Pobres. social funciona, en muchos casos, como un KLIKSBERG, Bernardo (2004), Chicos de la calle: obstáculo que impide el sobrevivir en la exclusión, BID. desarrollo de esa 101 Tedesco Juan Carlos (2002), Conferencia realizada en el Seminario de Educación de la ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas) 50 potencialidad. Si esto es así, es responsabilidad de todos los agentes sociales, la familia, la sociedad civil y el Estado adecuar los mecanismos que permiten desenvolver el carácter de “empoderamiento” de una educación equitativa y de calidad. Pero si la respuesta es negativa, si se considera que cientos de niños / adolescentes ya “están perdidos” por partir de una situación de inequidad tal que ninguna acción positiva es válida, su “ineducabilidad” se traduciría en aquello que se definió, para los países latinoamericanos en los años sesenta, como el “círculo vicioso del subdesarrollo”, reproductor de una sociedad fragmentada, excluyente, injusta que justificaría mecanismos de marginalidad y violencia. Finalmente, si bien son numerosos los estudios que asocian la educabilidad como condición de la equidad educativa (UNESCO, Conferencia de Jom Tien: 1990; Tedesco: 2000; Jacinto y Caillods, comp.: 2000; Bello: 2001; Feijoo: 2002; TedescoLópez: 2002; Gvirtz: 2003) también han surgido análisis críticos al concepto de educabilidad, presentándolo como un eufemismo terminológico que esconde más exclusión y más inequidad. El doctor Mariano Naradowski (2004) afirma que “...hace ya un cierto tiempo que se ha puesto de moda hablar de "educabilidad": un viejo concepto que se hallaba en los manuales de pedagogía y que se remonta a los textos pedagógicos clásicos de los siglos XVI y XVII como la Ratio Studiorum de los jesuitas o la Didáctica Magna, del genial educador bohemio Jan Amos Comenius (...) extraña también la nueva moda en esta época de sutilezas técnicas, porque "educabilidad" es un término casi obvio. Es simplemente la capacidad humana de recibir educación, una suerte de umbral a partir del cual la persona humana está en condiciones de aprender. Ese umbral puede ser fisiológico (un sistema nervioso apto); psicológico (capacidades intelectuales adecuadas); emocional (una vida psíquica equilibrada)... el uso frecuente del concepto de "educabilidad" se ha tornado abusivo en el actual contexto de degradación socioeconómica y el mayor abuso se encuentra en dos ocasiones: cuando la "educabilidad" se constituye en una herramienta para predecir la exclusión educativa y cuando la usan los responsables de la educación. En el primer caso, la "educabilidad social" se convierte en un instrumento de discriminación, cuando se razona de la siguiente manera: "Dado que estos chicos son pobres y dado que los pobres tienen problemas de educabilidad pues no poseen el umbral social mínimo, entonces su educación y su escuela serán deficientes" . En el segundo caso, la apelación a la necesidad de contar con chicos educables como condición sine qua non de la escuela es ya intolerable en los responsables políticos y técnicos de la educación. Porque al ser ellos quienes deben garantizar condiciones sociales y educativas mínimas para todos los chicos, el uso abusivo de la "educabilidad" representa un atajo para llegar más pronto a la desresponsabilización respecto de las funciones que la sociedad les ha confiado...”102. F.2. Resiliencia: la crisis como aprendizaje También la educabilidad, en tanto oportunidad para salir de condiciones de vulnerabilidad social, se la asocia al concepto de resiliencia, definida como”... la capacidad humana universal que le permite a las personas hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive aprender de ellas...” (Bello 2001, Revista de Educación y Cultura, N° 48, Lima). Asimismo se la presenta como la tolerancia a la 102 NARADOWSKI M. (2004), La “excusa” de la educabilidad, La Capital, Educación. 51 frustración, eje aplicable a grupos humanos en situaciones de grandes carencias.103(Murtagh: 2001). Las características generales de la resiliencia son: • • • • • Redes informales de apoyo y una relación de aceptación incondicional del niño en cuanto persona, por al menos una persona significativa para él. Capacidad de buscar algún significado, sentido o coherencia, en estrecha relación con la vida espiritual y la fe religiosa. Aptitudes sociales y aptitudes resolutivas de problemas y la sensación de tener algún tipo de control sobre la vida propia. Autoestima y concepción positiva de uno mismo. Sentido del humor o un clima en el que pueda desarrollarse. No sólo se trata de reconocer individuos resilientes (aspecto que de por sí podría inducir a una lectura reduccionista y determinista que cristalizara relaciones sociales discriminatorias entre los que poseen y los que no poseen resiliencia) sino de articular programas resilientes donde se pueda “educar y formarse” en la resiliencia. En este punto es donde aparece la institución escolar, que de por sí presentaría algunas precondiciones que la hacen más apta para articular esos “factores protectores” (según remarca Murtagh, página 160) que permiten encontrar las respuestas pertinentes y adecuadas para quienes se hallan en situaciones de riesgo. Y siguiendo el razonamiento de la profesora María Nieves Tapia (coordinadora del Programa Nacional de Educación Solidaria) la relación entre educabilidad y resiliencia es imprescindible para comprender por qué “... a iguales condiciones de pobreza... hay escuelas que generan mayor calidad educativa que otras o – para decirlo en otros términos- son más resilientes. Estudiar las condiciones que fortalecen la resiliencia institucional de la escuela y personal de los alumnos es un insumo crítico para promover el mejoramiento de la calidad educativa y combatir el fracaso escolar en los contextos sociales más vulnerables...”(en Melillo y Suárez- Ojeda comp.., página 155). Para las escuelas pobres, insiste Tapia (2003, Seminario “Igualdad de Oportunidades Educativas”, Museo Mitre) la tentación del asistencialismo no sólo suele ser la antesala del clientelismo, sino que instala en los grupos más castigados la premisa que “otros de afuera lo hacen por mí”, como un déficit en la libertad para desarrollar sus potencialidades. F.3. Educabilidad y familia La escuela demanda el apoyo de la familia, como primera responsable de toda tarea educadora104 para lograr el “éxito educativo”, un concepto clave sobre el cual se construye el discurso de la “calidad educativa”. Esa ayuda tiene como insumo básico el tiempo, variable imprescindible para que los contenidos y “saberes” ofrecidos por la escuela sean internalizados por el niño / adolescente. De este modo, los deberes escolares, la “tarea para el hogar” fue concebida tradicionalmente como el eje que articulaba la relación de mutua cooperación entre la institución escolar y los hogares. Pero la desarticulación de esa relación en las últimas décadas desencadenó una situación de extrema tensión y de acusaciones cruzadas (muchas veces fruto de imágenes estereotipadas de los roles y los fines de cada una de ellas) donde ambas esferas de la 103 MURTAGH R. ( 2001) Resiliencia: una propuesta de investigación- acción, en Melillo- Suárez Ojeda comp., Paidós 104 Documento de Puebla N° 1036, III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, México 1979. 52 socialización primaria veían las causas del deterioro educativo en la falta de responsabilidad de la otra institución para hacerse cargo de su rol esencial en la educabilidad y en el rendimiento intelectual de los niños / adolescentes. La escuela le endilga a las familias que no puede operar positivamente sobre los educandos, dado el grado de desarticulación de éstas en múltiples “modelos” que escapan a la visión de “familia tradicional o tipo” que la práctica y la literatura escolar han requerido como condición de posibilidad para educar. La familias le achacan a la escuela que no atiende ni entiende sus múltiples presiones internas (hogares monoparentales, jefas de hogar como único sostén de los hijos, familias ensambladas, etc.) y externas (precarización y flexibilización de las condiciones laborales, que exigen de los miembros del hogar más tiempo fuera, fenómenos de desempleo y pauperización en términos de ingresos que desarticulan las relaciones intra familiares y los roles familiares tradicionalmente asignados, etc.). Esa tensión hogar- escuela se traduce, muchas veces en discusiones estériles que pierden de vista el objetivo esencial, que es la educación de los niños / adolescentes, que quedan como rehenes dentro de las propias incoherencias del sistema educativo y del ámbito familiar, generando en ellos una mirada crítica- desesperanzada del valor de las instituciones y del conocimiento mismo. Los estudiantes son concientes del divorcio entre la cultura escolar y la cultura juvenil y los padres valoran a la escuela pero, a su vez, no creen que sea la garantía de inserción social, cultural o laboral para sus hijos (Parentella: 1999, Educación y empleo. Políticas de Estado para el siglo XXI, Fundación F. Ebert) La capacidad de educar- guiar hacia un crecimiento personal de los educandos implica, pues, que la familia y la escuela decidan asumir el “riesgo educativo”, a sostener un modelo claro de autoridad y de liderazgo (Guisani L.: 2004, El riesgo educativo. El riesgo de educar como creación de personalidad y de historia). La construcción de una visión compartida (¿Educar para qué?) está inscripta en idea más tradicional sobre el liderazgo que guió a las organizaciones por miles de años. Esta se define como la “... capacidad de compartir una imagen del futuro que se procura crear...” (Senge P.:1990, op. cit., página 18). En una mirada sistémica, esa visón compartida no responde a un recetario prescripto por un líder clarividente o por políticas educativas impuestas por organismos supranacionales, sino que - a partir de la consigna de “aprender a aprender”- es un conjunto de principios y de prácticas rectoras encarnadas por cada uno de los miembros en torno a una identidad y a una aspiración común. El aprendizaje, por lo tanto, sólo es posible si se sostiene en el diálogo, definido como “... la capacidad de los miembros de una sociedad para “suspender sus supuestos” e ingresar a un verdadero “pensamiento conjunto”. Para los griegos, dialogos significaba el libre flujo del significado a través del tiempo, lo cual permitía al grupo descubrir las percepciones que no se alcanzaban individualmente...” (página 19). Diálogo no es sinónimo de discusión- que etimológicamente se define como un “peloteo” de ideas en una competencia donde el ganador se queda con todo- de allí que el éxito en esta “carrera educativa” solamente será posible en el diálogo interinstitucional. El impacto de las transformaciones en el ámbito familiar ha sido analizado por diversas investigaciones que intentaron explicar los cambios en las lógicas familiares y su repercusión en la posibilidad de que los niños/ adolescentes sean educables. Para América Latina y nuestro país, Tenti Fanfani (1992: La escuela vacía. Deberes del estado y responsabilidad de la sociedad, UNICEF- Losada) insiste en que los cambios en la estructura de los hogares urbanos argentinos, caracterizados por la paulatina forzada incorporación de la mujer en el mundo del trabajo, inducida por la crisis económico- social y sus consecuencias sobre el nivel y la distribución del ingreso 53 nacional (que afectaba Box 8: Riesgo educativo y familia a los hogares más vulnerables) repercuten Luego de que la administración de Ronald Reagan sobre las condiciones presentara al Congreso, en 1983, su apocalíptico informe de crianza y cuidado de Una Nación en Peligro, las resonancias que tuvo en la los hijos. Por ello, dado opinión pública norteamericana fueron evidentes ante el que esa demanda de deterioro de la educación en las escuelas (fundamentalmente atención no puede ser públicas) y frente a la amenaza de “quedar atrás” en satisfecha por la comparación con otros países desarrollados, principalmente familia, ni por las redes Japón y Alemania, e incluso la antigua URSS. A partir de tradicionales de capital ahí se promovió un plan de reformas y crecieron los social (solidaridad entre estudios comparativos respecto al nivel de desempeño de los vecinos, de parentesco, estudiantes norteamericanos en relación con los de los etc.) el autor explica la países citados. Esto abrió el camino para que el tema de la racionalidad de la calidad de la educación se ubicara entre las prioridades del extensión de la jornada gobierno y permitió también el conocimiento y desarrollo de escolar, siempre que propuestas pedagógicas que rompían con la tradición ello no repercuta conservadora de enfocar la educación. La pérdida de negativamente sobre la competitividad de las firmas norteamericanas frente a sus función esencial de la pares japonesas, debido a que Japón había realizado una escuela que es la mayor inversión en capital humano (a través de mejoras en trasmisión de su sistema educativo) justificó un estudio realizado por conocimiento (página Lester Thurow (1988: Escuela de Management del MIT) 50). La escuela quien sostenía que la erosión en el papel educativo de la recibiría, entonces, familia, como complemento de los contenidos escolares, familias fragmentadas, estaba generando graves problemas en la iniciación de la influidas o “atacadas” lecto- escritura de los niños de los primeros años y en sus por nuevos consumos capacidades para realizar las tareas de matemática, ya que culturales, sugeridos al trabajar ambos padres nadie chequeaba si la tarea estaba por los medios masivos bien realizada. El tiempo de presencia paterna o materna de comunicación y por sería la clave para el desarrollo de las actitudes y aptitudes lo tanto dificultadas en básicas requeridas para sistematizar el conocimiento hallar un sentido de (International Business Week: 1988, página 46). identidad y pertenencia. Feijoó(2002:IIPEUNESCO) si bien no desestima los fenómenos de desempleo y de flexibilizacióm laboral como variables a tenerse en cuenta para explicar el proceso de reestructuración familiar, sostiene que la transformación de la organización familiar también fue afectada por diversos cambios de carácter cultural, ligado a “nuevos valores” como el individualismo, la autonomía, una nueva preceptiva social, es decir, por los efectos de lo que la investigadora denomina “la secularización y la individuación nacionales y globales”(página 86). Y dado que la especificidad del proceso educativo implica un conjunto de actitudes, valores y representaciones que predispongan al niño/ adolescente para la construcción de su propia identidad y para el aprendizaje escolar, es necesario el desarrollo de ciertas aptitudes básicas, cuya adquisición es la resultante de una permanente exposición de estos sujetos a situaciones transformadoras, que se centralizan en la interacción de los educandos con los adultos de referencia (en tiempo real). Según Tedesco- López (2002) es en este punto donde la familia ocupa el centro de la escena. El seno familiar, pues, conformaría la base que condiciona y hace posible los aprendizajes posteriores, debido a que la preparación de los niños /adolescentes para 54 que puedan ingresar- permanecer en el escuela, demanda de los hogares una gran variedad de recursos: económicos, disponibilidad de tiempo, capacidad de dar afecto y estabilidad (página 11). Si la familia es la proveedora de las condiciones de educabilidad, éstas se estructuran de la siguiente manera (López: 2004, Educación y equidad... op. cit., IIPEUNESCO): • • • • En los primeros años de vida, la familia desarrolla la capacidad de aprender a hablar y a razonar. En la edad escolar (y dado que la educabilidad es un concepto relacional que es el producto de la adecuada distribución de responsabilidades de la familia y de la escuela), los hogares deben encargarse del costo de mantenimiento de los sujetos educables dentro del sistema de educación formal, con lo cual debería desaparecer el trabajo infantil. Además, las familias deben aportar los incentivos para el estudio, que se traduce en la postergación de las necesidades inmediatas para alcanzar gratificaciones visibles en metas educativas lejanas. El nivel y la estabilidad de los ingresos familiares es la condición de posibilidad – u obstáculo- para el desarrollo de los niños en su paso por la escuela. La familia, en última instancia, debe asegurar un “clima” valorativo y cultural adecuado donde crezcan los niños. Sin embargo, las condiciones de segmentación social y el consiguiente debilitamiento del capital social de los hogares más pobres, hace que las familias dependan exclusivamente del trabajo para asegurar el minimun de bienestar que asegura ese umbral de educabilidad (en un mercado laboral deprimido y precario). De allí que las familias vulnerables estén cada vez más solas. Muchos de esos “activos” o recursos mínimos no están presentes en esos hogares, donde que se reproducen las condiciones de déficit de desarrollo humano, por lo cual la escuela debe afrontar todas esas falencias a las que le suma las propias. Finalmente, López (2004: página 8) afirma que tanto las familias, como la escuela y la Iglesia han ido perdiendo, en el “imaginario colectivo”, su identificación con los principios generales y su capacidad para socializar a los individuos a partir de esos principios que ya no se presentan como “deseables” para todos. Los valores y las normas ya no son percibidos como valores trascendentes, existentes por sobre la subjetividad y la relatividad de las apreciaciones personales, por lo tanto, las familias estarían cada vez más escindidas y tienen que educar a sus hijos con una realidad más compleja pero con menos recursos (materiales, culturales y simbólicos). Y si la familia- la escuela caen, crecen como válidos los espacios de marginalidad, de exclusión y de violencia. F.4. Índice de Educabilidad Frente a esta situación, cualquier posibilidad de éxito educativo debe empezar a funcionar a partir de un umbral mínimo, pues cualquier propuesta que esté por debajo de dicho umbral está condenada al fracaso. Quedaría por responder cómo definir ese umbral: si por las capacidades cognitivas; si por los indicadores de acceso- retención y promoción en el sistema educativo; si por las condiciones resilientes de los alumnos y las instituciones escolares; etc. Ese umbral más que una línea divisoria debería aparecer como un área de condiciones de posibilidad que remarque el déficit y las oportunidades de ser educable. La construcción de un Índice de Educabilidad pretende ser un aporte cuantitativo que funcione como un instrumento que sugiera una 55 aproximación empírica a realidades complejas que conforman el desafío educativo, especialmente de los sectores más vulnerables rescatados por el Barómetro de la Deuda Social. En otros términos, supone el intento de crear un sistema de alerta anticipada (early warning system)105 que, apoyado en vastos análisis cualitativos y cuantitativos complementarios, difunda una amplia información a los distintos actores del proceso educativo (el Estado a través de las políticas públicas, las escuelas y las familias) que les permitan comprender la multiplicidad de variables que generan la situación de crisis endémica del sistema educativo. El intento por instrumentar un indicador de las condiciones de posibilidad que tiene todo niño/ a de ser educado (educabilidad) tiene como antecedente necesario – aunque no suficiente- el concepto de necesidades básicas de aprendizaje (NBA), formulado inicialmente en un seminario realizado en Chile en 1992, siguiendo los lineamientos de la Conferencia de la UNESCO en Jom Tien, de 1990. Según Feijoó (UNESCO 2002: páginas 28-29) las NBA están presentes en los sujetos desde el nacimiento y durante toda su vida, y deben entenderse como piso de nuevos aprendizajes para mejorar la calidad de vida y el desarrollo económico, político, social y cultural. La especialista del IIPE- UNESCO afirma que las NBA abarcan tanto “... las herramientas esenciales (como la expresión oral y escrita, la lectura, el cálculo, la resolución de problemas) cuanto sus contenidos básicos (conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, mejorar la calidad de vida, tomar decisiones fundamentales y continuar aprendiendo. La amplitud de las NBA y la manera de satisfacerlas varían según cada país y cada cultura y cambian con el transcurso del tiempo...” (Feijoo: 2002, página 29). Es en este punto donde la autora sienta las bases para crear un nexo entre NBA y educabilidad, pues ésta tiende a dar cuenta de las condiciones que deben estar garantizadas cuando los estudiantes acceden al sistema educativo. Y citando a Bello (2001) plantea que el “... concepto moderno de educabilidad alude al grado o nivel de desarrollo en cada persona de aquellas capacidades biológicas y personales que afectarían su capacidad de beneficiarse en mayor o menor medida de las oportunidades de aprendizaje que le brinda la escuela. Se trata de factores modificables a través de política sociales y superables en cada persona a través de estrategias compensatorias y de rehabilitación...” (Feijoo: 2002, página 29) Queda claro que todo niño/a no está condenado a priori a ser considerado “ineducable”, aunque en el Índice que construimos cabrían visualizarse ciertos grados o niveles de altamente deficitarios en sus condiciones de educabilidad. F.4.1. Los desafíos educativos bajo condiciones de vulnerabilidad En este punto de la Investigación, se propone presentar un instrumento de medición aproximada del punto de partida de niños / niñas entre 0 y 14 años provenientes de los sectores vulnerables (con la contracara de un grupo control 105 Este concepto, aplicado a la nueva arquitectura financiera, es rescatado por el doctor Javier VILLANUEVA (2003), El debate financiero internacional de la última década, Academia Nacional de Ciencias de la Empresa, Buenos Aires, Página 9. 56 proveniente de un estrato medio), al cual denominamos Indice de educabilidad, 106 tomando como sustento empírico los datos surgidos de la Encuesta sobre la Deuda Social Argentina (EDSA), base del Barómetro de la Deuda Social Argentina, un programa de investigación institucional interdisciplinario encarado por el Departamento de Investigación Institucional, dependiente del Instituto para la Integración del Saber, de la Universidad Católica Argentina107. Como la EDSA se propuso el estudio de la incidencia de las capacidades de desarrollo humano según criterios de estratificación social y económico regional, la definición operacional del concepto de “desigualdad social” fue realizada partiendo de clasificar a las unidades territoriales de muestreo o radios censales según porcentajes de jefes de hogar con educación secundaria completa o más (EDSA-UCA: 2004, página 208). De la misma surgieron cuatro estratos socio – territoriales: 1. Muy bajo (hogares de áreas barriales con alta propensión a ser pobres indigentes, con menos del 12 % de Jefes de hogar con secundario completo) 2. Bajo ( hogares de pobres no indigentes, del 12 al 27.9 % de jefes con secundario completo) 3. Medio bajo (hogares con propensión a ser clase media pobre, 28 al 46 % de jefes con secundario completo). 4. Medio alto (hogares con propensión a ser nueva clase media, con más del 64 % de jefes con secundario completo) A esto la EDSA- UCA le desagrega la información por desigualdades regionales: Total País, AMBA (Área Metropolitana del Gran Buenos Aires) y Ciudades del Interior (centros urbanos de más de 200 mil habitantes) El citado Índice de Educabilidad se propone analizar las capacidades, recursos y logros de esos niños /as que por su condición de vulnerabilidad necesitan que se los detecte, que se los conozca y que se instrumenten medidas de apoyo para lograr el tan mentado carácter de empoderamiento de la educación, para ser personas humanas verdaderamente dignas. Reiterando las variables que deberían se tenidas en cuenta para construir el concepto de educabilidad, a saber: a) sano ambiente afectivo; b) buena alimentación y c) condiciones sanitarias adecuadas, se presentan las siguientes aproximaciones empíricas: A) Sana estimulación afectiva. Vínculo familiar. ¿Cómo definir el afecto en un estudio cuantitativo? ¿Cómo se mide el amor a través de una encuesta? En el capítulo 5 del Barómetro, titulado “Vida familiar” se rescató el afecto que todo niño/ a necesita para alcanzar su madurez plena y su salud mental, siguiendo las caracterizaciones de Maslow (1970) y de Erich Fromm (1999). Hemos tomado como 106 Para la confección del mismo debo agradecer la invalorable colaboración del Licenciado Octavio Groppa. Cabe aclarar, sin embargo, que cualquier error conceptual es de mi entera responsabilidad. 107 Publicación del DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN INSTITUCIONAL (2004), Barómetro de la Deuda Social Argentina, como parte del Observatorio de la Deuda Social Argentina, “Las grandes desigualdades”, IPIS- UCA, N° 1, Junio. Se recomienda la lectura del Informe técnico de la EDSA, en página 207 y siguientes para entender el diseño muestral de la encuesta, el margen de error de las estimaciones, las características dl instrumento de encuesta y los análisis de datos y estadísticos de desigualdad. 57 variable en nuestro Índice, para identificar la sana estimulación afectiva, la proporción de niños/as entre 0 y 14 años según el estado civil declarado por los encuestados 108 (edad que según la ya citada reforma del sistema educativo caracteriza la franja etaria correspondiente a la EGB, Enseñanza General Básica, de carácter gratuita y obligatoria, es decir, el “primer y esencial punto de partida” para una educación equitativa). Consideramos que aquellos niños/ as a cargo de un núcleo familiar que cuenta con dos referentes claros, varón y mujer, unidos en un vínculo de estabilidad –sean casados o unidos- presentarían (de acuerdo a una vasta literatura existente sobre la/s familia/s) una mayor propensión a identificar lazos de referencia, imprescindibles para construir una personalidad capaz de sentirse contenida afectivamente. Adriana Puiggrós (1999: Educación y Empleo. Políticas de Estado para el siglo XXI, Fundación F. Ebert) sostiene que “...es en la mesa familiar, donde se establecen las normas de convivencia, se enseñan rituales, se trasmite la herencia de la tradición, los valores vinculados con el trabajo, la crianza y la administración política de la institución familiar y sus relaciones con los otros...”(página 88). Susana Torrado (2003:página 119) por su parte, al referirse a los hijos registrados como“extramatrimoniales” porque sus progenitores no están legalmente casados, sostiene que el estatus legal no es lo importante, sino la estabilidad de la pareja, es decir que no se trata de una situación familiar frágil. Por último, la Iglesia afirma en la Gaudium et Spes (1965: punto 49) que “…el amor se expresa y perfecciona singularmente por la misma actuación del matrimonio (…) el auténtico amor conyugal será más altamente estimado si los esposos cristianos consiguen descollar por el testimonio de su fidelidad y de su armonía en un mismo amor y en la preocupación por la educación de sus hijos…” Sana estimulación afectiva. Vínculo familiar. Cuadro 1: Niños /as de 0 a 14 años: Distribución (%) según el estado civil de los jefes a su cargo, por estrato socio territorial. Total País Soltero Casado Unido Divorciado Separado Viudo Total Muy bajo 21,7 42,4 29,3 0,4 1,6 4,6 100,0 Bajo 17,9 46,5 21,4 0,6 9,0 4,5 100,0 Medio bajo 11,5 49,9 26,5 2,5 8,3 1,3 100,0 Medio alto 11,8 54,7 10,5 6,3 7,1 5,8 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. 108 Recordemos que sólo respondían la EDSA-UCA los mayores de 18 años. 58 Gráfico 1: Niños /as de 0 a 14 años: Distribución (%) según el estado civil de los jefes a su cargo por estrato socio territorial. Total País 60 50 Soltero Casado Unido Divorciado 40 30 20 Separado Viudo 10 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Para Total País es evidente el peso relativo de una mayor proporción de hijos a cargo de adultos casados en todos los estratos, con variaciones significativas entre el estrato muy bajo (42%) con referencia al grupo testigo del estrato medio alto (54%). En sentido inverso, es elevado el porcentaje de hijos a cargo de parejas de unión de hecho en los tres estratos más vulnerables (29,3, 21,4 y 26,5%, respectivamente) contra sólo un 10 % de los sectores medio alto. Asimismo aparece como un dato importante (desde el casi el 22% en el estrato muy bajo hasta casi el 12% del medio alto) la proporción de niños /as que viven a cargo de un adulto soltero (hogar monoparental), condición que, a priori, implicaría mayor fragilidad en la consolidación de lazos afectivos por carecer de modelos materno- paterno de referencia. Igualmente es importante para intentar comprender esos vínculos la proporción de los hijos a cargo de adultos separados entre los estratos bajo, medio bajo y medio alto (del 9 al 7%).En cuanto a los divorciados, es significativo que sólo los adultos del estrato medio alto aparecen encarando el divorcio (6%), con respecto a los sectores vulnerables que (por razones económicos y/o culturales) rompen el vínculo de hecho a través de la separación, encuadrada en la no cohabitación. Los estratos muy bajos no declaran estar ni separados ni divorciados, reflejado en un significativo 0,4 % de divorciados con hijos menores a cargo y 1,6 % de separados. 59 Cuadro 1.1: Niños /as de 0 a 14 años: Distribución (%) según el estado civil de los jefes a su cargo, por estrato socio territorial. AMBA Soltero Casado Unido Divorciado Separado Viudo Total Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto 22,3 14,8 11,1 10,0 41,9 41,3 55,6 55,0 31,3 27,1 21,1 10,0 0,0 0,6 4,4 7,5 0,6 11,0 7,8 7,5 3,9 5,2 0,0 5,0 100,0 100,0 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Gráfico 1.1: Niños /as de 0 a 14 años: Distribución (%) según el estado civil de los jefes a su cargo, por estrato socio territorial. AMBA 60 50 Soltero Casado Unido Divorciado 40 30 20 Separado Viudo 10 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Para el AMBA se sigue observando una mayor proporción de hijos a cargo de adultos casados en todos los estratos, con similar variación entre el estrato muy bajo (42%) y el grupo testigo del estrato medio alto (55%), que en Total País. Pero es elevado el porcentaje de hijos a cargo de parejas de unión de hecho en los estratos muy bajo y bajo (31% y 27%, respectivamente) contra sólo un 10 % de los sectores medio alto. Asimismo aparece como un dato importante la proporción de niños /as que viven a cargo de un adulto soltero. 60 Cuadro 1.2: Niños /as de 0 a 14 años: Distribución (%) según el estado civil de los jefes a su cargo, por estrato socio territorial. Resto del País Soltero Casado Unido Divorciado Separado Viudo Muy bajo 18,7 44,6 19,4 2,1 7,0 8,2 Bajo 26,7 61,1 5,4 0,7 3,4 2,7 Medio bajo 11,9 42,8 33,4 0,0 8,8 3,0 Medio alto 17,0 53,9 12,1 2,8 6,1 8,1 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Gráfico 1.2: Niños /as de 0 a 14 años: Distribución (%) según el estado civil de los jefes a su cargo, por estrato socio territorial. Resto del País 70 60 Soltero Casado Unido Divorciado Separado Viudo 50 40 30 20 10 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. En el Interior de País se reflejan algunos datos interesantes, a saber: • Es muy alta la proporción de niños /as de 0 a 14 años con padres solteros, con un preocupante 17 % en los sectores medio alto. • Es altísimo el porcentaje de 61 % de casados en el estrato bajo (contra el 46 % del Total País), con su contracara del sólo el 5% que declara estar unido • Por último, es significativa la proporción de niños (8%) a cargo de adultos viudos, reflejado en los dos extremos del estrato muy bajo y medio alto. Este dato no deja de ser una realidad social a tener en cuenta en los estudios sobre la familia, debido a la inmensa responsabilidad y valor de estos viudos/as en la crianza y educación de sus hijos. 61 B) Buena alimentación En el capítulo 2 del Barómetro (2004: páginas 71 y ss.) - referido a las capacidades de subsistencia- se hace hincapié en el hecho de “estar bien alimentado y no padecer hambre” como una capacidad o logro fundamental para las condiciones mínimas de dignidad de toda persona humana. Esta situación es esencial en el caso de los niños/as entre 0 y 14 años, debido a que un déficit alimentario es esa etapa de sus vidas puede resultar fatal, provocando daños cognitivos irreversibles para sus capacidades, de modo tal de no poder llevar, como señalara el PNUD en el IDH, una “vida larga y saludable”. La EDSA intentó averiguar, consultando a los adultos a cargo de chicos en esa franja etaria, si se producía esa situación de un posible déficit de desarrollo humano alimentario, a través de la siguiente pregunta: En los últimos seis meses ¿alguna vez usted o algún miembro de su familia no tuvo que comer o tuvo poca cantidad de comida y sintió hambre? El análisis cuantitativo a estas realidades arrojó el siguiente resultado: Cuadro 2: Subsistencia. Alimentación adecuada: haber padecido hambre, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorial, en %. Total País No sintió hambre Sintió hambre Total Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto 73,4 72,1 88,3 92,5 26,6 27,9 11,7 7,5 100,0 100,0 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Cuadro 2.1: Subsistencia. Alimentación adecuada: haber padecido hambre, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorial, en %, AMBA Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto No sintió hambre 72,6 71,0 86,7 90,0 Sintió hambre 27,4 29,0 13,3 10,0 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. 62 Cuadro 2.2: Subsistencia. Alimentación adecuada: haber padecido hambre, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorial, en %. Resto del País No sintió hambre Sintió hambre Total Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto 77,0 75,3 90,4 100,0 23,0 24,7 9,6 0,0 100,0 100,0 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Gráfico 2: Subsistencia. Alimentación adecuada: haber padecido hambre, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorial, en %. Total País 100 80 60 No sintió hambre 40 Sintió hambre 20 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Las referencias empíricas son elocuentes: más del 25% de los encuestados de los hogares pertenecientes a los estratos muy bajo y bajo declararon haber padecido hambre, en los últimos seis meses, por no tener que comer. Esta situación es grave debido a que se trata de familias con niños/as entre 0 y 14 años, reduciendo sus capacidades de subsistencia y, por ende, agravando sus posibilidades de ser educados. c) Condiciones sanitarias adecuadas Sin acceso a condiciones sanitarias adecuadas, cualquier proyecto educativo, que proclame una educación de calidad para todos quedaría, en el mejor de los casos, en una ingenua declaración de principios ideales. Sin acceso a condiciones sanitarias adecuadas, cualquier niño/a entre 0 y 14 años estaría condenado al fracaso educativo individual y a la tragedia educativa nacional (Jaim Etcheverry: 1999)109. La escuela ha reconocido esta situación y desde hace años exige el control sanitario mínimo para asegurarse un punto de partida posible. Para incorporar como un indicador de salud necesario para nuestro Indice de Educabilidad, se tomaron en cuenta, de la EDSA-UCA, dos preguntas claves: 109 JAIM ETCHEVERRY, G. (1999), La tragedia educativa, FCE, Bs. As. 63 • • Si usted tiene problemas económicos… ¿Usted o su familia se han visto obligados a dejar de ir al médico durante el último año? ¿Tiene usted actualmente alguna cobertura médica, como obra social, mutual o prepaga? Teniendo en cuenta que una respuesta negativa estaría afectando el derecho a la salud de niños/a en edad de escolarización obligatoria y básica, las decisiones de esos adultos que los tienen a su cargo estarían reproduciendo las condiciones de marginalidad y vulnerabilidad (Lépore: 2003) al no proveerles de los servicios mínimos sanitarios. C.1) Condiciones sanitarias adecuadas: dejar de ir al médico obligados por la crisis. Cuadro 3: Condiciones sanitarias. Consulta al servicio sanitario, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. Total País Muy bajo No dejo de ir Dejo de ir Total Bajo 36,5 63,5 100,0 34,6 65,4 100,0 Medio bajo Medio alto 52,3 68,2 47,7 31,8 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Cuadro 3.1: Condiciones sanitarias. Consulta al servicio sanitario, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. AMBA Muy bajo No dejo de ir Dejo de ir Total Bajo Medio bajo Medio alto 31,6 53,3 65,0 68,4 46,7 35,0 100,0 100,0 100,0 35,8 64,2 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Cuadro 3.2: Condiciones sanitarias. Consulta al servicio sanitario, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. Resto del País Muy bajo No dejo de ir Dejo de ir Total Bajo Medio bajo 40,1 59,9 100,0 43,2 56,8 100,0 50,9 49,1 100,0 Medio alto 77,7 22,3 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. 64 Gráfico 3: Condiciones sanitarias. Consulta al servicio sanitario, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. Total País. 70 60 50 40 No dejo de ir Dejo de ir 30 20 10 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. La crisis y sus efectos sobre los grupos vulnerables son notables cuando afectan decisiones tan trascendentales como el cuidado de la propia vida y, especialmente, la de los propios hijos. El porcentaje de casi un 70 % de los padres que no acuden al médico en los estratos muy bajo y bajo, para la defensa de su salud se constituye en un indicador que afectará nuestro Indice de Educabilidad, por déficit sanitario. Un rasgo significativo que en el Interior de País los dos estratos más bajos acuden al médico en una proporción mayor que los mismos sectores en el AMBA (40% acude al médico en el Interior contra el 35% del grupo muy bajo del AMBA y 43% del Interior acude contra el 31 % del AMBA en el estrato bajo) C.2) Condiciones sanitarias adecuadas: cobertura médica El hecho de tener acceso a una cobertura médica es una de las condiciones de posibilidad para una mayor atención por parte de los hogares a los problemas de salud de sus miembros, en especial para los niños y jóvenes. Si bien el sistema de salud pública en nuestro País se jactó de ser un ámbito de excelencia por la calidad de sus médicos, la deficitaria infraestructura ha golpeado duramente a todo el sistema sanitario (igual que al sistema educativo). Silvia Lépore y Betsabé Policastro (IPIS- UCA: 2003) lo han demostrado al analizar la crisis de las instituciones de bienestar. Para finalizar con nuestro análisis de las condiciones de salud, presentaremos los siguientes datos: 65 Cuadro 4: Condiciones sanitarias. Cobertura médica, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. Total País. Muy bajo Obra social/mutual Prepaga/Emergencias PAMI No tiene Bajo 15,1 2,0 2,6 80,3 100,0 41,6 1,9 1,4 53,7 100,0 Medio bajo Medio alto 44,8 51,5 10,3 22,5 0,0 2,8 44,9 23,1 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Cuadro 4.1: Condiciones sanitarias. Cobertura médica, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. AMBA Muy bajo Obra social/mutual Prepaga/Emergencias PAMI No tiene Bajo 14,0 2,2 2,8 81,0 100,0 36,8 1,9 1,9 58,1 100,0 Medio bajo Medio alto 54,4 50,0 6,7 22,5 0,0 0,0 38,9 27,5 100,0 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Cuadro 4.2: Condiciones sanitarias. Cobertura médica, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. Resto del País Muy bajo NS/NR Obra social/mutual Prepaga/Emergencias PAMI No tiene Bajo 0,0 20,9 0,8 1,6 76,6 100,0 Medio bajo 1,6 55,4 1,7 0,0 41,3 100,0 0,0 32,6 14,9 0,0 52,5 100,0 Medio alto 0,0 56,0 22,6 11,2 10,1 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. 66 Gráfico 4: Condiciones sanitarias. Cobertura médica, en hogares con niños/as de 0 a 14 años, por estrato socio territorio, en %. Total País. 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Obra social/mutual Prepaga/Emergencias PAMI No tiene Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. El 80% de los estratos muy bajos y más del 50% de los estratos bajos no tiene cobertura médica y si bien este dato no es indicativo de que esos hogares no se preocupan por la salud de sus hijos, si refleja un camino más dificultoso para el acceso a una salud de calidad para todos, es decir para asegurar condiciones de equidad y justicia social para los más débiles. F.4.2. Variables del Índice de Educabilidad Finalmente la construcción de una herramienta cuantitativa para intentar una aproximación al análisis de las condiciones de posibilidad que tiene toda niña/o, por su dignidad de persona humana, de ser educado, constituye un verdadero desafío teórico que de ningún modo se agota con este estudio. Sin embargo, el sólo hecho de considerar el punto de partida desde donde los grupos más vulnerables de la sociedad intentan construir su trayectoria educativa constituye el aporte más original del citado Indice de Educabilidad. Cabría agregar que para realizar los cruces estadísticos se le asignó un idéntica ponderación a las tres dimensiones que forman el índice: afecto, alimentación y salud, pues sería muy difícil demostrar empíricamente que una de ellas es más importante (y merecería una mayor ponderación estadística) que la otra. Para no caer en excesivas simplificaciones (pues al inicio de nuestro trabajo propusimos, para comprender el desafío educativo, un paradigma de la complejidad) que llevarían a conclusiones altisonantes – como afirmar que los estratos más vulnerables son “ineducables”- se construyeron los cuadros de educabilidad según una graduación definida por la mayor o menor condición de posibilidad de ser educado, según los condicionamientos que a priori estuvimos analizando. Esa graduación responde al concepto de “deuda social” como “déficit de desarrollo humano”, marco conceptual calve del Observatorio de la Deuda Social Argentina, según lo estudió el Departamento 67 de Investigación Institucional, Instituto para la Integración del Saber de la Pontificia Universidad Católica Argentina, desde que inició su programa de investigación en el año 2001. Los grados de educabilidad, determinado por la proporción de aquellos niños/as, entre 0 y 14 años, según estrato socio territorial, son definidos según las siguientes características: a) Afecto: proviene de hogares con jefes que declararon en la EDSA-UCA estar casados o unidos. Cualquier otro estado civil es considerado como deficitario debido a no asegurar un modelo estable de figura paternamaterna (varón- mujer). Si bien estas representaciones podrían ser suplidas en una familia extensa por otros miembros, para nuestro estudio nos hemos restringido a estas categorías analíticas. b) Alimentación: se consideran en una mejor condición de posibilidad a hogares con jefes que declararon en la EDSA-UCA no haber padecido hambre, ni ellos ni su grupo familiar a cargo. c) Condiciones sanitarias: se consideran en una mejor condición de posibilidad a hogares con jefes que declararon en la EDSA-UCA tener acceso a una cobertura médica y haber acudido al médico en caso de enfermedad de alguno de sus miembros a cargo. Por ello, los cuatro grados de Educabilidad serían: 1. Grado crítico de educabilidad: determinado por la proporción de aquellos niños/as, entre 0 y 14 años, que presentan un marcado déficit en las tres variables analíticas: afecto, alimentación y salud. 2. Grado bajo de educabilidad: determinado por la proporción de aquellos niños/as, entre 0 y 14 años, que presentan un marcado déficit en dos de las tres variables analíticas: afecto, alimentación y salud. 3. Grado medio bajo de educabilidad: determinado por la proporción de aquellos niños/as, entre 0 y 14 años, que presentan un marcado déficit en una de las tres variables analíticas: afecto, alimentación y salud. 4. Grado medio alto de educabilidad: determinado por la proporción de aquellos niños/as, entre 0 y 14 años, que no presentan ningún déficit marcado en las tres variables analíticas: afecto, alimentación y salud. 68 Cuadro 5: Índice de Educabilidad: niños /as de 0 a 14 años. Distribución (%), por estrato socio territorial. Total País. Muy bajo Grado crítico Grado bajo Grado medio bajo Grado medio alto Bajo 2,0 43,4 42,5 12,1 100,0 Medio bajo 12,6 19,6 36,7 31,1 100,0 Medio alto 0,0 14,3 51,6 34,1 100,0 0,0 12,7 39,8 47,4 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Gráfico 5: Índice de Educabilidad: niños /as de 0 a 14 años. Distribución (%), por estrato socio territorial. Total País. 60 50 40 Grado crítico Grado bajo Grado medio bajo Grado medio alto 30 20 10 0 Muy bajo Bajo Medio Medio bajo alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. 69 Cuadro 5.1: Índice de Educabilidad: niños /as de 0 a 14 años. Distribución (%), por estrato socio territorial. AMBA Muy bajo Grado crítico Grado bajo Grado medio bajo Grado medio alto Bajo 2,2 43,0 42,5 12,3 100,0 Medio bajo 14,8 18,7 36,8 29,7 100,0 Medio alto 0,0 15,6 44,4 40,0 100,0 0,0 15,0 42,5 42,5 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Gráfico 5.1: Índice de Educabilidad: niños /as de 0 a 14 años. Distribución (%), por estrato socio territorial. AMBA 45 40 35 30 Grado crítico Grado bajo Grado medio bajo Grado medio alto 25 20 15 10 5 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. 70 Cuadro 5.2: Índice de Educabilidad: niños /as de 0 a 14 años. Distribución (%), por estrato socio territorial. Resto del País Muy bajo Grado crítico Grado bajo Grado medio bajo Grado medio alto Bajo 0,7 45,5 42,7 11,2 100,0 Medio bajo 6,3 22,0 36,5 35,1 100,0 0,0 12,7 60,6 26,7 100,0 Medio alto 0,0 6,1 32,0 61,9 100,0 Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Gráfico 5.2: Índice de Educabilidad: niños /as de 0 a 14 años. Distribución (%), por estrato socio territorial. Resto del País 70 60 50 Grado crítico Grado bajo Grado medio bajo Grado medio alto 40 30 20 10 0 Muy bajo Bajo Medio bajo Medio alto Fuente: EDSA, Observatorio de la Deuda Social Argentina, Departamento de Investigación Institucional- IPIS-UCA, Junio 2004. Reflexiones en torno al Indice de Educabilidad: A partir de ponderar y analizar los resultados de los cruces estadísticas, se podrían aventurar las siguientes reflexiones críticas sobre el grado de educabilidad de la población infantil (0/ 14 años) según estrato socio territorial rescatada por la EDSAUCA: 1. El grado crítico de educabilidad resulta ser preocupante y significativa en el estrato bajo (hogares de pobres no indigentes) alcanzando el 12 % en el Total País, porcentaje que se debe primordialmente al peso del AMBA, con casi el 15 % de los casos (esto se debería a que el 27 % de los hogares con hijos menores a cargo está encabezado por un adulto soltero o separado, signados por una importante fragilidad en los vínculos afectivos, un porcentaje mucho más alto que en el sector muy bajo) Es baja la proporción de “ineducables” en el estrato 71 2. 3. 4. 5. muy bajo (pobres con propensión a ser indigentes) y es igual a cero en los sectores de clase media empobrecida y clase media típica (estratos medio bajo y medio alto). El bajo porcentaje de “factor crítico educativo” en el sector más desfavorecido se debe, quizá, a que 7 de cada 10 personas con hijos a cargo declararon estar casadas o unidas, es decir, se aseguraría de ese modo una mínima contención afectiva que equilibraría los terribles indicadores de hambre y de precariedad en la salud. El sector bajo también le agrega altos porcentajes de dificultades de ser educados, entre el grado bajo y medio bajo de educabilidad. Sin embargo, pese a que los datos señalan una esperanza para el estrato muy bajo invitan a políticas de acción positiva para aprovechar ese empoderamiento educativo, esa resiliencia fundamental, también es alarmante que 8 e cada 10 chicos de esos hogares casi indigentes estén entre el grado bajo y/o medio bajo de educabilidad, lo que señalaría un urgente “estado de alerta educativo” (early warning system). En el estrato medio bajo de hogares con propensión a ser de clase media pobre, son significativos los porcentajes del 51.6 % (Total País), 44.4 % (AMBA) y 60.6 % (Interior) del grado medio bajo de educabilidad (con dos de los tres indicadores), y en Box 9: ¿Qué significa ser educable? este caso, los “problemas Dos ejemplos sobre problemas de educabilidad en los educativos” se valores y en la formación de ciudadanos responsables deberían a una fueron: 1) el episodio en Columbine High School de baja cobertura Littleton, Colorado, el 20 de abril de 1999, cuando dos médica (5 de cada estudiantes Eric Harris y Dylan Klebold mataron a doce 10 no tienen obra estudiantes y a una maestra, antes de suicidarse. La social) combinada incapacidad de prever semejante desenlace residió, con un mayor precisamente, en el hecho de que ambos jóvenes no porcentaje de presentaban “dificultades” de aprendizaje (cuantificable solteros, en sus calificaciones) ni en sus “conductas” escolares. Sus divorciados y actitudes violentas (como la de cientos de niños separados a cargo /adolescentes con comportamientos peligrosos en las de niños/as en la escuelas argentinas, no necesariamente asociadas a los franja etaria sectores más pobres) llevaron a una resignificación del rol considerada. de la familia como primera educadora en los valores, Un dato que a donde el tiempo de diálogo con los hijos es una de las primera vista variables más significativas para “medir la calidad” de la resultaría extraño formación en los principios éticos imprescindibles para en nuestro estudio cualquier convivencia. de educabilidad, 2) El trágico suceso del 28 de septiembre del 2004 en el pero que se estaría Primer Año del Polimodal de la Escuela Media N° 2 verificando “Islas Malvinas” de Carmen de Patagones pone en cuando se lo evidencia las complejas redes de afectividad- violencia complementa con dentro de la intimidad del núcleo familiar, que no se otras fuentes, y explican solamente por determinar el tipo de hogar, las para el cual situaciones de marginalidad o de vulnerabilidad o el existen opiniones “clima educativo”, pues Junior pertenecía a una “familia autorizadas de los tipo” sin manifestaciones externas que a priori llevarían a especialistas en desencadenar semejante reacción. educación al 72 respecto, es el alto porcentaje de dificultades educativas entre la nueva clase media (grupo de control definido como estrato medio alto). Esto se refleja en el 12.7 % de grado bajo y el 39.8 % de grado medio bajo del Total País, que suman un alarmante 52.5 %, es decir que algo más de 5 de cada 10 niños/as entre 0 y 14 años tienen algún condicionamiento que le impediría ser calificado como plenamente educable. Así lo confirmaría la ya citada profesora María Nieves Tapia como coordinadora del Programa Nacional de Educación Solidaria, dependiente del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, quien propone entender a la calidad educativa no tanto como sinónimo de condiciones materiales “objetivas” de educabilidad, sino comprenderla en el marco de una educación en los valores y en la formación de ciudadanos responsables. Y en este punto, concluye la especialista, no solamente la escuela “pobre” tiene problemas (Ver Box 10) 6. Finalmente, cabría señalar que la mayor propensión a ser altamente educables estaría en el estrato medio alto pero del Interior del País, donde 6 de cada 10 niñas/os reúnen las condiciones plenas (definidas por este estudio) para alcanzar una propensión al éxito educativo G. A modo de conclusión Si la Educación es, como afirmamos en la Introducción de la presente Investigación, la dimensión que dignifica, reafirma la propia conciencia ciudadana e imparte saberes y habilidades para incrementar el capital social y cultural de las personas, sería pertinente proponer dos modelos heurísticos que intenten el análisis de la Educación como obstáculo (Modelo 1) y como posibilidad (Modelo 2) para un Desarrollo Humano sustentable. El Modelo Heurístico 1 intenta analizar las variables que (des)articularían la relación de educabilidad de la escuela y la familia en condiciones de déficit de desarrollo humano. La vulnerabilidad social de los hogares más pobres se refleja no sólo en los bajos niveles de ingresos y en las dificultades de inserción en el mercado de trabajo, sino también en una débil red de capital social, que repercute en las condiciones de posibilidad de los niños/ adolescentes de ser educables. Las necesidades básicas alimenticias y de cobertura sanitaria suelen impactar sobre las familias que sufren, a su vez, un proceso de desarticulación de los lazos afectivos, con crecientes índices de marginalidad y violencia. Frente e esta realidad, la escuela, como el otro espacio de socialización (fuera del hogar), se convierte en receptora y compensadora de ese creciente déficit de desarrollo humano. En los últimos años, la institución escolar fue adoptando como propias funciones asistenciales que suplieran las carencias de origen de los alumnos a educar, ya que sin esos recursos materiales y culturales previos no puede enseñar. Los comedores escolares, las campañas y los controles sanitarios, las guarderías para hijos de madres- adolescentes (como propuesta de solución para evitar la deserción) se incorporaron al entorno escolar como reaseguro para una posibilidad de “éxito educativo”(¿?). En cuanto al “clima de contención afectiva” que es parte importante de la educabilidad, las propuestas de los expertos en educación y de las políticas oficiales se centraron en extender la jornada a una doble escolaridad o en la búsqueda de una “obligatoriedad escolar hacia atrás” (desde la guardería hasta el jardín de infantes), chocando con los lógicos problemas presupuestarios. 73 Una escuela que “no enseña” porque está desbordada por las otras funciones genera resultados que se resumen en una menor “calidad educativa”, que, a la vez, es la causa de la expulsión de cientos de niños /adolescentes del sistema, o bien porque imparte saberes deficientes para incorporarlos al mercado de trabajo o bien porque no permite crear una conciencia de la propia dignidad y de los propios derechos como ciudadanos, por lo que esa sensación “de no poder decidir sobre la propia vida” es la antesala del clientelismo o de la (auto) marginación social. El Modelo Heurístico 2, por su parte, intenta analizar la Educación a partir de concebir la Educabilidad como esa condición de posibilidad que tiene toda persona, siguiendo el marco teórico de Amartya Sen y Martha Nussbaum del análisis de las capabilities, los logros y las satisfacciones; del carácter de empowerment educativo, según los sostiene la UNESCO y del concepto to be knowledgeable incluido en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD. En este esquema interpretativo se articulan las dos preguntas claves de nuestra hipótesis ¿Educar para qué? y ¿Educar a quién/ es?, tomando como ejes al Estado, a la escuelas, a los hogares/ familias vulnerables y a la sociedad civil110 . Si las reformas educativas y las políticas públicas parecen haber fracasado en una Educación de Calidad para Todos, quizás se deba a no haber tenido en cuenta la necesidad de una profunda reflexión sobre el para qué y a quiénes educar, de allí que la escuela debió absorber esa falta de diálogo y de consenso entre quienes “hacen el hecho educativo”: los docentes, las familias (cada vez más castigadas por las recurrentes crisis) y también las otras instituciones de la sociedad civil que acompañan y pueden ser referentes para potenciar a la Educación como articuladora de un orden social democrático, inclusivo y solidario. La propuesta de esperanza, “en perspectiva de futuro” sostenida en esta Investigación intenta articular estas líneas de análisis para desarrollar un paradigma de la profundidad que tienda puentes que expliquen el complejo problema educativo. 110 Conferencias del doctor S. ZAMAGNI: 2002, en Revista Valores, Mayo. 74 MODELO HEURÍSTICO 1 Familias pobres/ vulnerables Bajos niveles de ingresos, dificultades de inserción laboral, débiles redes de capital social Déficit de Educabilidad a. NBI; b. Déficit sanitario; c. Débiles lazos afectivos (marginalidad, violencia) Escuela receptora/ compensadora a. Comedores escolares; b. Control sanitario; c. Propuesta de extensión de la carga horaria, obligatoriedad “hacia atrás”, guarderías para madresadolescentes. Asistencialismo. La escuela no enseña Menor Calidad Educativa Expulsión del sistema educativo formal (altas tasas de repitencia y desgranamiento). Saberes insuficientes para la inserción en el mercado de trabajo. Déficit en el desarrollo de los derechos ciudadanos: Clientelismo. La Educación es un Obstáculo para el Desarrollo Humano Despersonalización. Las personas no son dignas ni libres para desarrollar sus potencialidades. 75 MODELO HEURISTICO 2 Estado ¿Educar para qué? ¿Educar a quién? (Nivel macro) Implica: Concepción del Hombre Concepción pedagógica (currículo) Presupuesto Políticas Educativas Acción Social “Positiva” Actitud de contralor (becas- programas de capacitación) Objetivo: Calidad Educativa HogaresFamilias Vulnerables (Nivel micro) Debe asegurar: Primer núcleo educativo y socializador. Establece las condiciones de (in)educabilidad. Actitudes resilientes frente a la adversidad Diálogo Co- Responsabilidad Educativa Escuela ¿Educar para qué? ¿Educar a quién? (Nivel meso) Misión: Trasmisora del conocimiento. Formadora de ciudadanos libres. Articuladora de actitudes y aptitudes que permitan la inserción social. Revalorización de la tarea docente como sostén de la educabildad 76 Sostén de la Educabilidad Educar en la Solidaridad Sociedad Civil (Nivel meso) Actividades compensatorias de los Hogares Vulnerables y de la Escuela: 1. Comedores 2. Campañas sanitarias 3. Redes solidarias de capital social Reaseguro de la educabilidad BIBLIOGRAFÍA ABAD Julio (2002), Decálogo para la renovación de la educación moral y cívica, Editorial Santillana, Madrid. AGUERRONDO Inés (2004) Innovaciones y reformas en la educación, PROSED, UCA, Buenos Aires, 3 de Noviembre. ALBERDI Juan Bautista (1888), Obras Completas, Imprenta “La Tribuna Nacional”, Buenos Aires, Tomo III.. Aportes para el Desarrollo Humano de la Argentina /2002 PNUD Argentina, 2° Edición, Buenos Aires. BANCO MUNDIAL (2001), Proyecto PROFAM (Family Strenghening and Social Capital Promotion Project). BARBA Fernando (1982), Los autonomistas del 70, CEAL, Buenos Aires. Barómetro de la Deuda Social Argentina, “Las grandes desigualdades” (2004), Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina, Pontificia Universidad Católica Argentina, Año 1, N°1. 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Segunda Parte B.1. El proyecto educativo y la visión del hombre de los “Padres Fundadores de la Nación Educativa”.................................................15 B.2. La visión de Domingo Faustino Sarmiento,Juan Bautista Alberdi y Antonio Malaver. B.2.1. ¿Sarmiento versus Alberdi?..............................................................................17 B.2.2. Aportes de Malaver en la génesis de la Educación Común..............................18 B.3. Síntesis del pensamiento de los “padres fundadores”..........................................22 C. Tercera Parte Análisis comparado de la Educación Pública en la Provincia de Buenos Aires y en la Nación. Desde el legado del pasado a la mirada en el presente................................................22 D. Cuarta Parte La Educación: Obstáculo y Oportunidad para un Desarrollo Humano Sustentable..............................................................................30 D.1.1. Desarrollo Humano y “sustentabilidad”...........................................................32 D.1.2. Desarrollo Humano y Calidad Educativa..........................................................36 D.2. Desarrollo Humano y el “problema educativo”...................................................36 D.2.2. “Contenidos curriculares” y mediaciones institucionales..................................37 D.2.3. Estructura organizacional del sistema educativo, descentralización y gasto público ...............................................................................37 D.2.4. Educación, pobreza y desarrollo “humano” .....................................................38 D.2.5. Educación y desarrollo “en perspectiva”...........................................................38 E. Quinta Parte Calidad Educativa en relación a la Equidad, a la Igualdad y a la Justicia : una aproximación teórica..............................................39 E.1. Evolución del concepto de Justicia.....................................................................40 E.2. ¿Igualdad o Equidad Educativa?..........................................................................42 81 E.3. En búsqueda de una síntesis conceptual..............................................................46 F.Sexta Parte Educabilidad y Resiliencia como condiciones de posibilidad F.1. El camino de ser “educable”................................................................................48 F.2. Resiliencia: la crisis como aprendizaje................................................................52 F.3. Educabilidad y familia.........................................................................................53 F.4. Índice de Educabilidad.........................................................................................55 F.4.1. Los desafíos educativos bajo condiciones de vulnerabilidad...........................56 F.4.2. Variables del Índice de Educabilidad................................................................67 G. A modo de conclusión.........................................................................................73 82