COMUNICACIÓN ACÚSTICA DE MACHOS Y HEMBRAS DE Eleutherodactylus cystignathoides (Anura: Eleutherodactylidae) EN EL CENTRO DE VERACRUZ, MÉXICO TESIS QUE PRESENTA El BIÓL. JOSÉ MANUEL SERRANO SERRANO PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN CIENCIAS Xalapa, Veracruz, México 2009 Aprobación final del documento final de tesis de grado: “Comunicación acústica de machos y hembras de Eleutherodactylus cystignathoides (Anura: Eleutherodactylidae) en el centro de Veracruz, México” Nombre Firma Director Dr. Gonzalo Halffter Salas ______________________ Comité Tutorial Dr. Eduardo Octavio Pineda Arredondo ______________________ Dr. Héctor Gadsden Esparza ______________________ Dr. Fausto Roberto Méndez de la Cruz ______________________ Dra. Diana Folger Pérez Staples ______________________ Jurado 2 Agradecimientos El presente estudio ha sido posible gracias al apoyo económico brindado por CONACYT con la beca de estudio de posgrado, así como el proyecto “Agroecosistemas y conservación de la biodiversidad en el centro de Veracruz” (No. 34103) del Fondo Mixto Gobierno del Estado de Veracruz-CONACYT y los fondos personales de mi director, el Doctor Gonzalo Halffter, que financiaron las salidas a campo y los gastos en laboratorio. Agradezco también la donación de equipo por parte de Idea Wild para el trabajo en campo y el apoyo para la impresión final de este documento por el Doctor Eduardo Pineda. Agradezco especialmente el apoyo del Dr. Gonzalo Halffter en mis inquietudes de investigación, sin su confianza no habría podido realizar el presente estudio que permite impulsar una línea de investigación desatendida en México y realizar cursos importantes para mi formación en Costa Rica. El apoyo moral y económico de mis padres y hermanas, también ha sido fundamental, así como la orientación y discusión de ideas con cada uno de los miembros del Comité tutorial y Jurado de esta tesis, los Doctores Eduardo O. Pineda, Fausto Méndez de la Cruz, Diana Pérez Staples y Héctor Gadsden. Las sugerencias y orientación de maestros Roger Guevara, Rogelio Macías, Fernando González García, Carlos Montaña, Gerardo Sánchez, William Eberhard, Alejandro Farji y Nicole Kim, así como sugerencias a distancia de los investigadores Michael Ryan y Xavier Eekhout, resultaron fundamentales para el planteamiento de preguntas adecuadas y mis primeras andanzas en la investigación ecológica y bioacústica. El apoyo de la Organización de Estudios Tropicales y la Peace Frog Felowships para la realización de cursos, también resultaron indispensables tanto en mi formación como en el impulso del proyecto. La autorización de permisos para trabajar en diferentes sitios por parte del Biol. Orlik Gómez responsable del Jardín Botánico “Francisco Javier Clavijero”; el Ing. Héctor Martínez Torres Gerente del Campus para la Cultura las Artes y el Deporte de la Universidad Veracruzana; el Municipio de Xalapa responsable del Parque Ecológico “El Haya”, así como a los vigilantes nocturnos de cada uno de estos sitios. Especialmente agradezco a quienes me acompañaron a campo en noches de lluvia o sin ella: Ricarda, Edilia, Genoveva, Karla, Alberto, Gerardo, Diego, Edith, Juan Carlos, Yahir, Clara, Maya, Gloria y Raúl. Así como a quienes dentro del INECOL facilitaron mi trabajo cotidiano, de los laboratorios de escarabajos: Doctora Carmen Huerta, Dr. Mario Favila, Ana I. Morales, Ivete, Mary y Alfonso. Deseo agradecer el apoyo especial del personal de posgrado Alejandra Valencia, y Enrique Salinas, así como del Dr. Carlos Fragoso, por su apoyo durante mis salidas a cursos en el extranjero. El traslado de mi equipo de trabajo donado desde E.U. a México fue gracias a Javier Serrano, Blanca y Martín Parra, a ellos mi agradecimiento. A la familia que me hizo sentir en casa y siempre acompañado, Edith y Ricarda, mis amigos de generación Clara y Gerardo, a ustedes los llevo en mi corazón. A Azalia y Tania por especiales razones. A Ivone, Gloria, Baty, Bety, Maya y Karolina por la convivencia y el apoyo en todo momento. A mis amigos RO´s del curso de Ecología Tropical y Conservación de la OET. A Gaby, Bibiana, Monserrat, Hugo, Romeo y Ángela por el entusiasmo compartido en los coloquios estudiantiles 3 Dedicatoria A mis hermanas, Gaby y Tere No trato de hacer feliz ni desgraciado a nadie Ni descolgar banderas de los pechos Ni dar anillos de planetas Ni hacer satélites de mármol en torno a un talismán ajeno Quiero darte una música de espíritu Música mía de esta cítara plantada en mi cuerpo Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles Y estalla en luminarias adentro del sueño Yo hablo en nombre de un astro por nadie conocido Hablo en una lengua mojada en mares no nacidos Con una voz llena de eclipses y distancias Solemne como un combate de estrellas o galeras lejanas Una voz que se desfonda en la noche de las rocas Una voz que da la vista a los ciegos atentos Los ciegos escondidos al fondo de las casas Como al fondo de sí mismos (Fragmento del poema Altazor, de Vicente Huidobro) 4 DECLARACIÓN Excepto cuando es explícitamente indicado en el texto, el trabajo de investigación contenido en esta tesis fue efectuado por el Biólogo José Manuel Serrano Serrano como estudiante de la carrera de Maestro en Ciencias entre Septiembre de 2006 y Agosto del 2009, bajo la supervisión del Doctor Gonzalo Halffter Salas. Las investigaciones reportadas en esta tesis no han sido utilizadas anteriormente para obtener otros grados académicos, ni serán utilizadas para tales fines en el futuro. Candidato: Biol. José Manuel Serrano Serrano ____________________________ Director de tesis: Dr. Gonzalo Halffter Salas 5 ____________________________ Índice de Contenido Resumen .......................................................................................................................... 8 Introducción General ..................................................................................................... 9 CAPÍTULO I El canto de anuncio de machos y hembras de Eleutherodactylus cystignathoides: ¿Una señal que indica la identidad del sexo? Introducción........................................................................................................................ 18 Objetivos e Hipótesis.......................................................................................................... 21 Materiales y Métodos ......................................................................................................... 21 Descripción de las señales sonoras ................................................................................. 22 ¿Existe dimorfismo sexual en el canto? ........................................................................... 24 Resultados ........................................................................................................................... 25 ¿Existe dimorfismo sexual en el estatus físico? ............................................................... 25 ¿Es la variación del canto mayor entre sexos, poblaciones o pisos altitudinales? ......... 26 Posibilidades de discriminación del sexo a través del canto en los dos pisos altitudinales32 ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y las características del estatus físico?34 ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y la temperatura?................................ 35 Discusión ............................................................................................................................. 36 ¿Existe dimorfismo sexual en el estatus físico? ............................................................... 36 ¿Es la variación del canto mayor entre sexos, poblaciones o pisos altitudinales? ......... 37 Posibilidades de discriminación del sexo a través del canto en los dos pisos altitudinales40 ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y las características del estatus físico?41 ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y la temperatura?................................ 42 CAPÍTULO II Respuesta de Eleutherodactylus cystignathoides en las pruebas de reconocimiento y discriminación respecto al canto y la presencia de ambos sexos Introducción........................................................................................................................ 45 Objetivos e Hipótesis.......................................................................................................... 49 Materiales y Métodos ......................................................................................................... 49 Experimento 1: Discriminación de sexos por medio del canto........................................ 49 Experimento 2: Intromisión sonora de machos y hembras.............................................. 53 Experimento 3: Intromisión visual en el territorio del macho......................................... 54 Resultados ........................................................................................................................... 55 Experimento 1: ¿Discrimina Eleutherodactylus cystignathoides el canto....................... 55 del sexo opuesto? ............................................................................................................. 55 Experimento 2: ¿cómo varía el canto de Eleutherodactylyus cystignathoides en función de una intromisión sonora? .................................................................................................. 57 Experimento 3: ¿Cómo varía el canto del macho después de un encuentro visual?....... 62 Discusión ............................................................................................................................. 64 Experimento 1: ¿Discrimina Eleutherodactylus cystignathoides el canto....................... 65 del sexo opuesto? ............................................................................................................. 65 Experimento 2: ¿cómo varía el canto de Eleutherodactylyus cystignathoides en función de una intromisión sonora? .................................................................................................. 66 6 Experimento 3: ¿Cómo varía el canto del macho después de un encuentro visual?....... 69 Posibilidades de error en el reconocimiento y discriminación sexual a distancia.......... 70 Discusión General ......................................................................................................... 73 Costos y posibilidades de error en las señales de comunicación .................................... 73 ¿Por qué cantan las hembras?......................................................................................... 76 Literatura Consultada.................................................................................................. 78 APÉNDICE 1 ................................................................................................................ 88 APÉNDICE 2 ................................................................................................................ 98 Lista de Figuras Figura 1. Oscilograma y audioespectograma de los cantos tipo beep y chirrido de Eleutherodactylus cystignathoides.. ....................................................................................................................... 10 Figura 2. Mapa de distribución de E. cystignathoides........................................................................... 16 Figura 3. Tamaño, peso y condición física de los sexos y pisos altitudinales....................................... 27 Figura 4. Alto, ancho, alto y volumen de la cabeza en los sexos y pisos altitudinales.......................... 28 Figura 5. Frecuencia de los cantos que emiten machos de cuatro poblaciones distribuidas en Xalapa.29 Figura 6. Frecuencia relativa del número de notas que emiten en su canto hembras y machos en la zona de estudio ...................................................................................................................................... 30 Figura 7. Frecuencia relativa del número de notas que emiten en su canto hembras y machos en Xalapa y Jalcomulco ............................................................................................................................... 30 Figura 8. Potencia máxima del sonido (PMS), frecuencia dominante, frecuencia final y delta de la frecuencia de los cantos de sexos y pisos altitudinales............................................................. 33 Figura 9. Mínima frecuencia de sexos y pisos altitudinales .................................................................. 34 Figura 10. Predicción bidimensional del AFD de dos parámetros, sexo y piso altitudinal .................. 34 Figura 11. Evolución de los sistemas de reconocimiento...................................................................... 46 Figura 12. Oscilograma estéreo de la grabación para la prueba de discriminación. ............................. 50 Figura 13. Diagrama de la cámara de despliegue para el experimento de fonotaxis............................. 51 Figura 14. Oscilograma estéreo de la grabación de prueba de reconocimiento. ................................... 52 Figura 15. Valores observados y esperados en las pruebas de fonotaxis en el laboratorio ................... 56 Figura 16. Frecuencia de las respuestas de hembras y machos en la prueba de discriminación y reconocimiento ......................................................................................................................... 56 Figura 17. Repertorio de cantos de anuncio y encuentro de machos en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ............................................................................................................... 58 Figura 18. Duración de las notas entre el canto de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ....................................................................................... 59 Figura 19. Delta en la frecuencia entre el canto de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ....................................................................................... 59 Figura 20. Número de cantos por minuto entre el canto de anuncio y encuentro durante un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ............................................................................................ 59 Figura 21. Número de notas por minuto entre el canto de anuncio y encuentro durante un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ............................................................................................ 59 Figura 22. Valores observados en la respuesta de machos en contraste con los valores esperados en la magnitud de potencia máxima del sonido (PMS) después de la intromisión sonora. .............. 59 Figura 23. Comparación del repertorio de cantos de encuentro de machos en función del sexo del intruso en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco......................................................... 60 Figura 24. Repertorio de canto de anuncio y encuentro de siete hembras en un experimento.............. 61 7 Figura 25. Frecuencia máxima en el canto de anuncio y encuentro de siete hembras después de una intromisión sonora en Jalcomulco. ........................................................................................... 61 Figura 26. Valores observados en la respuesta de siete hembras en contraste con los valores esperados en la magnitud de potencia máxima del sonido (PMS) después de la intromisión sonora............ 61 Figura 27. Repertorio de cantos de anuncio y encuentro de 22 machos de en un experimento de intromisión visual en Xalapa .................................................................................................... 62 Figura 28. Delta en la frecuencia entre el canto de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión visual en Xalapa ............................................................................................... 63 Figura 29. Repertorio de encuentro de los machos cuando el intruso era hembra o macho en un experimento de intromisión visual en Xalapa .......................................................................... 63 Lista de Tablas Tabla 1. Número de grabaciones analizadas en el presente estudio con la vocalización de hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides ......................................................................... 23 Tabla 2. Tamaño corporal, peso, condición física y dimensiones de la cabeza de individuos ubicados en las localidades de Xalapa y Jalcomulco......................................................................................... 25 Tabla 3. Proporción de hembras y machos vocalizando en los sitios de estudio. ................................. 26 Tabla 4. Parámetros acústicos del canto de hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides en Xalapa y Jalcomulco................................................................................................................. 31 Tabla 5. Valoración canónica de los parámetros acústicos en el análisis de función discriminante ..... 32 Tabla 6. Parámetros acústicos de las grabaciones utilizadas en las pruebas de discriminación y reconocimiento ......................................................................................................................... 52 Tabla 7. Intervalos del tamaño y condición física entre los individuos de cada sexo que responden diferencialmente en las pruebas de discriminación y reconocimiento ..................................... 57 Resumen En el presente estudio se presentan pruebas contra la hipótesis del dimorfismo sexual “universal” en el canto de los anuros sostenida por Emerson y Boyd (1999). Nuestros datos demuestran que la vocalización no difiere entre hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides en el centro de Veracruz y se muestran los resultados de experimentos de discriminación y reconocimiento en los que ambos sexos no responden diferencialmente ante las señales de machos y hembras. Los resultados de esta investigación constituyen una nueva aportación al estudio de la evolución de la vocalización de las hembras en los anuros y de la comunicación sexual en general. 8 Introducción General La comunicación es un proceso que implica la alteración en la conducta de un receptor ocasionada por el emisor de una señal con información sin que necesariamente el segundo obtenga una respuesta (Wiley, 1994; Maynard-Smith y Harper, 1995; Hasson, 1997). La importancia de la comunicación animal como fenómeno biológico radica entre otras causas, en la función que realiza para mantener unidos a los grupos sociales y una gran diversidad de interacciones entre y dentro de las especies, de manera que fenómenos como la reproducción no pueden llevarse a cabo sin la comunicación entre los sexos, por lo cual, surge la necesidad de identificar los tipos y cantidades de información que se transmiten y que puedan contribuir a la conservación de grupos de especies en peligro (Bradbury y Vehrencamp, 1998). La producción de sonidos es una forma de comunicación animal que funciona primordialmente para advertir la presencia de un individuo a otros de su misma especie (Bradbury y Vehrencamp, 1998). La investigación en torno a las señales sonoras de diferentes grupos animales ha dado paso al desarrollo de una novel disciplina: la bioacústica, que en sus múltiples aproximaciones y métodos ha contribuido al diagnóstico de nuevas especies, a examinar fenómenos de especiación y procesos de selección sexual. Por otra parte, mediante el uso de grabaciones ha sido posible realizar censos de comunidades a fin de estudiar la diversidad biológica en áreas remotas, así como el monitoreo de poblaciones, manejo y reestablecimiento de sitios de reproducción, y el manejo de especies nocivas o raras en áreas naturales protegidas (Baptista y Gaunt, 1997; Tubaro, 1999). Los anfibios anuros son únicos entre los tretápodos por el grado en el que dependen de la comunicación acústica (Wells, 2007). En 50 años de estudios especializados en torno a la comunicación acústica de los anuros, sabemos que las principales fuerzas que han moldeado la evolución de la producción de sonidos son la selección sexual y el sistema de apareamiento de las poblaciones (Ryan, 1991; Rand, 2001a; Wells, 2007). Y que la divergencia entre los patrones de los cantos de anuncio de especies hermanas sucede con mayor celeridad en simpatría que en alopatría (Gerhardt, 1991; Littlejohn, 2001; Wollerman y Willey, 2002) debido a que el canto es una llave importante para el reconocimiento sexual (Bosch y Márquez, 2001a; Gerhardt y Bee, 2007; Wells y Schwartz, 2007; Bowcock et al., 2008). Desafortunadamente, la mayoría de los 9 estudios con los que se sustentan estas afirmaciones se ha realizado en menos del 1% de las especies conocidas (Wells y Schwartz, 2007). Para comprender el estudio de los cantos producidos por los anuros, así como del resto de los sonidos de origen biológico, es necesario identificar conceptos básicos de la acústica. En primer lugar, el sonido viaja a través de ondas longitudinales sinusoidales o geométricas que ejercen presión en el aire. El arribo sucesivo de estos picos sinusoidales sobre un censor, es llamado periodo de la onda sonora. La altura de esos picos y su alcance a través del tiempo se mide en unidades de amplitud (Figura 1A; 1C). El recíproco del número de periodos de la onda por unidad de tiempo es la frecuencia de onda y su unidad de medida son los Hertz (Hz). La explosión de tonos se impulsan como una serie de ciclos sinusoidales o armónicos a partir de la frecuencia fundamental que también es llamada frecuencia o armónico basal en un audioespectograma. La frecuencia dominante es aquella que contiene la mayor cantidad de energía, que puede ser la frecuencia fundamental o cualquiera de sus armónicos y es el parámetro básico analizado en los audioespectogramas (Figura 1B; 1D). En un oscilograma se realizan mediciones temporales de las vocalizaciones, en tanto que en un audioespectograma pueden ser observadas las variaciones espectrales de las mismas (Bradbury y Behrencamp, 1998). En el presente trabajo se utilizan los conceptos “canto” como la unidad funcional de la vocalización para transmitir una información y “notas” como las subunidades de las cantos (Duellman y Trueb, 1994). A C B D Figura 1. Oscilograma (A, C) y audioespectograma (B, D) de los cantos tipo beep (A; B) y chirrido (C; D) de Eleutherodactylus cystignathoides. En los oscilogramas es posible observar la variación en la amplitud y distancia en tiempo entre notas. En el audioespectograma se observa la modulación de la frecuencia, en el ejemplo cada nota posee de tres a cuatro armónicos, la frecuencia dominante está contenida en el armónico basal o fundamental, lo cual es evidente por una coloración más oscura. Los cantos mostrados corresponden a un macho de 22.1 mm de LHC grabado en Xalapa para los fines del presente estudio. La mayoría de las especies de anuros terrestres producen una variedad de cantos que se clasifican de acuerdo al contexto en que son emitidos, ya sea: 1) cantos de anuncio para atraer 10 parejas de la misma especie y repeler la presencia de competidores dentro del territorio establecido; 2) cantos de encuentro que se emiten ante la presencia de un coespecífico e incluyen aquellos cantos empleados en el cortejo y en agresión por enfrentamientos de rivalidad por territorios; 3) cantos de alarma que se expresan durante momentos de estrés o escape de algún depredador (Littlejohn, 2001; Wells, 2007; Wells y Schwartz, 2007). El sistema que produce el sonido en la mayoría de los anuros involucra de forma general 1) el aparato de la laringe que produce el sonido, 2) los músculos del tronco que controlan el ritmo del 3) el saco bucal por medio del cual se transmiten los cantos. En general, la contracción de los músculos de la laringe permite la modulación activa de la amplitud del sonido, siendo la masa y tensión de las cuerdas vocales el mayor determinante de la frecuencia dominante del canto en los anuros, por lo cual suele encontrarse una relación entre la masa de las cuerdas vocales y el tamaño del cuerpo. De esta manera, conforme la masa de las cuerdas vocales es mayor, la frecuencia de vibración de las mismas disminuye al igual que la frecuencia dominante expresada. Por esta razón es común encontrar que los machos de mayor tamaño cantan con una frecuencia dominante más grave (Wells, 2007), aunque esta relación suele variar entre familias o poblaciones y puede ser independiente del tamaño de los individuos (Ryan, 1985; Ryan y Wilczynski, 1991). Los anuros son ectotermos por lo cual su fisiología está ampliamente influenciada por el ambiente, especialmente su conducta reproductora puede estar influenciada por la temperatura (Gerhardt y Bee, 2001; Lea et al., 2001; Wilczynski y Chu, 2001). Por ejemplo, en el género Eleutherodactylus se ha observado que los patrones de vocalización pueden variar a lo largo de la noche, probablemente por efecto sinérgico de la temperatura y humedad (Drewry y Rand, 1983). Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los anuros, no se ha observado que la temperatura tenga una influencia importante en los parámetros acústicos del canto o en la recepción del sonido de dicho género (Narins et al., 2001; Wells, 2007), aunque sí se han observado variaciones importantes entre pisos altitudinales sin que hasta la fecha se haya podido discriminar si dichas variaciones son un efecto climático o geográfico (Drewry y Rand, 1983; Narins y Hurley, 1982; Stewart y Bishop, 1994). El costo energético asociado a la ejecución del canto se puede vislumbrar si consideramos que el músculo del tronco, responsable directo de las contracciones musculares que facilitan la producción del canto, llega a pesar de seis a diez por ciento de la masa total del cuerpo de los 11 machos del género Smilisca (Hylidae), siendo estos músculos los de mayor densidad de mitocondrias, vasos capilares y actividad enzimática en el sistema muscular de los machos en especies de diversas familias estudiadas hasta ahora. Al comparar estas especies se ha observado que el contenido de lípidos en el músculo del tronco está relacionado positivamente con la tasa de cantos (Wells, 2001). Por otro lado, en múltiples ocasiones, se ha comprobado que además del suplemento de energía, los niveles de testosterona en el plasma pueden potencializar la conducta de vocalización en machos (Mendonça et al., 1985; Marler y Ryan, 1996; Emerson, 2001; Wilczynski y Chu, 2001) y en hembras (Emerson y Boyd, 1999). Debido a este escenario energético-hormonal, es posible suponer que la condición o calidad del macho (tamaño, edad, aptitud para el cuidado parental, entre otros posibles aspectos) pueden ser transmitidas en el canto (Emerson, 2001; Birkheard, 2007). En algunas especies se ha corroborado la elección dirigida a favor de machos de mayor tamaño cuando esta información se transmite en el canto (Wells, 2007). De hecho, ambos sexos poseen laringes funcionales para la producción de sonido en la mayoría de las familias (Emerson y Boyd, 1999; Wells, 2007) y la única diferencia notable en el aparato sonoro es la presencia de saco bucal en la mayoría de los machos (Wells, 2007). Curiosamente, son pocos los machos que vocalizan y no tienen sacos bucales (Duellman y Trueb, 1994; Díaz y Estrada, 2000). La pérdida o carencia de saco bucal parece estar asociada a especies primitivas acuáticas o a especies de reproducción explosiva que no requieren comunicarse a grandes distancias porque los machos buscan por contacto físico la aceptación de las hembras (Wells, 2007). En pocos casos se ha logrado confirmar que el saco bucal contribuya a potenciar el sonido generado por la vibración en la laringe. Esta función se le ha atribuido históricamente sin contar con una investigación exhaustiva entre la diversidad de sacos bucales en las especies conocidas (Wells, 2007). Por ejemplo, en Engystomops pustulosus (Leiuperidae) que puede prescindir de inflar el saco bucal para emitir un canto, no se ha encontrado diferencia en los parámetros acústicos cuando el canto es emitido con el saco bucal inflado o desinflado. En cambio, el tamaño de la cavidad bucal o el aire residual en los pulmones pueden tener más influencia en la estructura del canto que el grado de hinchamiento del saco bucal (Dudley y Rand, 1991). De esta manera, la función de la membrana que conforma el saco bucal puede estar relacionada con otras variables distintas a la intensidad y potencia del canto, como la direccionalidad del sonido, el ahorro de 12 energía por reciclaje de aire o simplemente añadir una señal visual al canto (Dudley y Rand, 1991; Wells, 2007). Por otra parte, Eleutherodactylus guanahacabibes, una especie endémica de Cuba en que la hembra también vocaliza cantos de anuncio, los machos carecen de saco bucal y en una breve descripción de las características espectrales y temporales del canto sólo se registran diferencias en el esfuerzo de canto, siendo los machos quienes emiten mayor número de cantos y notas por unidad de tiempo (Díaz y Estrada, 2000). En los últimos 50 años han sido identificadas más de 20 especies pertenecientes a diez familias de ranas y sapos alrededor del mundo cuyas hembras vocalizan en contextos de anuncio y encuentro (Kelley et al., 2001; Krishna y Krishna, 2005; ver: Emerson y Boyd, 1999; Rand, 2001b). Sin embargo, sólo en tres especies de anuros terrestres se ha realizado un esfuerzo de muestreo pertinente para describir el repertorio de cantos de anuncio de la hembra (Andreone y Piazza, 1990; Bosch y Márquez, 2001a; Krishna y Krishna, 2005) y sólo en Eleutherodactylus coqui (Eleutherodactylidae) para describir el canto de encuentro de las hembras (Stewart y Rand, 1991). Debido probablemente a que se le ha atribuido un papel pasivo a las hembras en la mayoría de los sistemas reproductores de los anuros, un tópico desdeñado ha sido investigar si la identidad del género es comunicado por las hembras a sus coespecíficos por medio del canto (Gerhardt y Bee, 2007). Emerson y Boyd (1999) mencionan que no se ha decodificado en el canto de las hembras información relacionada con su estatus físico. Sin embargo, en Alytes cisternasii y A. muletensis (Alytidae) se ha encontrado relación entre el tamaño corporal y la frecuencia dominante, así como la duración de las notas y la temperatura cloacal de las hembras (Bosch y Márquez, 2001a; Bush et al., 1996). Entre las explicaciones acerca de la función de la vocalización de las hembras encontramos que paulatinamente se ha otorgado mayor importancia al papel femenino en la reproducción. Por ejemplo, en el primer registro hecho en dos especies mexicanas, Dixon (1957) indicó que el canto de hembras de Eleutherodactylus angustidigitorum y E. nitidus es un canto en respuesta al canto de cortejo del macho, incluso describe que el canto de la hembra es fácilmente distinguible para el oído humano debido a que es más agudo que el de los machos. Duellman y Trueb (1994) clasificaron el canto descrito por Dixon (1957) como un canto de reciprocidad, sin que esta función haya sido corroborada después de las observaciones de hace medio siglo. 13 Posteriormente, Given (1993) propuso que el canto de la hembra de Lithobates virgatipes (Ranidae) es un anuncio o solicitud para entrar al territorio de un macho que puede ayudar a las hembras a distinguir entre machos territoriales y satélites. Por otra parte, Schlaepfer y FigueroaSandi (1998) consideraron que la hembra vocaliza en respuesta a un canto de atracción de los machos, es decir que las hembras de Craugastor podiciferus emiten un canto “recíproco”, sensu Duellman y Trueb (1994). En tanto que Bush (1997) asegura que las funciones de la vocalización de la hembra de Alytes muletensis son paralelas a las de la vocalización “típica” del canto de los machos que incluyen situaciones de anuncio, receptividad, cortejo y posiblemente competencia por obtener parejas. Incluso, se ha propuesto que la vocalización femenina de Platymantis vitiensis (Boistel y Sueur, 1997), Alytes cisternasii (Bosch, 2002), A. muletensis (Bush, 1997) y Clinotarsus curtipes (Krishna y Krishna, 2005) podría estar actuando en interacciones de competencia por la atención de los machos, debido a que las hembras vocalizan aún en ausencia de machos o con mayor frecuencia si hay otra hembra cerca Schlaepfer y Figueroa-Sandi (1998) sugirieron que la vocalización de hembras ocurre en especies que cumplen con algunas características generales como: 1) períodos prolongados de reproducción, 2) poblaciones no gregarias o integradas en leks1 en donde el encuentro entre sexos puede ser difícil, y 3) cantos relativamente simples de advertencia en los machos, los cuales pueden ser fácilmente “copiados” por las hembras. Sumado a lo anterior, se ha observado que la emisión de cantos es potencialmente favorecida en especies con cuidado paternal prolongado o con un papel activo de parte del macho (Bush, 1997; Orlov, 1997; Schlaepfer y Figueroa-Sandi, 1998), sistemas de reproducción terrestre o semiterrestre y poblaciones con una mayor proporción sexual operativa (OSR) de hembras (Bush, 1997). Diversos autores han afirmado que el canto de hembras y machos difiere “universalmente” (Schlaepfer y Fuigueroa-Sandi, 1998; Emerson y Boyd, 1999; Wells, 2007), sugiriendo que los cantos de la hembra suelen ser de menor intensidad, menor duración y tienen menos armónicos que los machos. Sin embargo, en pocos casos estas comparaciones acústicas se han realizado con base en protocolos de muestreo adecuados que incluyan a más de un individuo por cada sexo y tiempos estandarizados en cada muestra (Kroodsma, 1990). 1 Un lek ocurre cuando un grupo de machos se agrega para exhibir caracteres sexuales sujetos a elección en un sitio donde las hembras acuden a seleccionar pareja. El lek debe ser analizado como una agrupación circunstancial más que un sitio preciso (Behleer y Foster, 1988) 14 En el caso del género Eleutherodactylus (Anura: Eleutherodactilidae), que se distribuye en Islas del Caribe y desde el sur de Texas hasta Belice y Guatemala (Frost, 2009), el repertorio de cantos ha sido estudiado en pocas especies, si se toma en cuenta que el género posee al menos 185 especies. En total, la vocalización femenina con cantos de anuncio y/o de encuentro ha sido registrada en cuatro especies: E. angustidigitorum, E. coqui, E. guanahacabibes y E. nitidus (Dixon, 1957; Stewart y Rand, 1991; Díaz y Estrada, 2000). Adicionalmente, Hardy (2004) registró haber encontrado hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides vocalizando “activamente” en un poblado de Luisiana E.U., probablemente hacia al final de la estación reproductora, sin proveer más detalles al respecto. Eleutherodactylus cystignathoides es una rana de tamaño pequeño que se reproduce por desarrollo directo incubando sus huevos sin necesidad de un cuerpo de agua. La distribución de esta rana abarca desde la frontera entre Texas y Louisiana hasta el centro de Veracruz en México (Figura 2). No se ha encontrado un caracter de dimorfismo sexual, pero se sabe que los machos tienden a ser de menor tamaño con respecto a las hembras. La manera de reconocer a las hembras ha sido la presencia de ovocitos que son visibles a través del vientre (Lynch, 1970; Hayes-Odum, 1990; Hardy, 2004). Anteriormente se reconocían dos subespecies (Syrrhophus cystignathoides campi y S. c. cystignathoides; Martin, 1958), sin embargo, Lynch (com. pers.) y Frost (2009) reconocen actualmente que E. cystignathoides es una única especie en la que existe variación en uno o más caracteres a nivel geográfico. Después de un encuentro fortuito con hembras de E. cystignathoides vocalizando en un contexto de anuncio durante la temporada reproductora de 2007 en Coatepec y Jalcomulco, Veracruz, se planteó el presente estudio para responder a la incógnita de si la vocalización de hembras y machos presenta algún dimorfismo y si la identidad del sexo es percibida a través del canto. Para explorar estas preguntas el estudio se dividió en una primera parte que explora mediante comparaciones estadísticas las diferencias en parámetros acústicos del canto de hembras y machos así como la posibilidad de información relacionada con el tamaño, peso y condición física de los individuos. En una segunda parte se expone la respuesta de hembras y machos a experimentos de reconocimiento y discriminación del sexo por medio del canto y de la presencia física de sus coespecíficos. 15 Figura 2. Mapa de distribución de E. cystignathoides. Se indican poblaciones nativas (Elaborado por Santos Barrera et al., 2004). 16 y poblaciones introducidas CAPÍTULO I El canto de anuncio de machos y hembras de Eleutherodactylus cystignathoides: ¿Una señal que indica la identidad del sexo? 17 Introducción No hay pregunta biológica que nos formulemos entre diferentes taxa en la cual se excluyan las diferencias entre los sexos (Bernal, 2007; Birkhead, 2007). Por ejemplo, las diferencias en el tamaño de los anuros o su solapamiento entre sexos ha sido ampliamente discutido debido a las implicaciones que pueden tener en la selección sexual, particularmente de los machos (Wilbur et al., 1978; Shine, 1979; Halliday y Verrell, 1988; Katsikaros y Shine, 1997; Smith y Roberts, 2003). Las evidencias sugieren que el dimorfismo en el tamaño es inherente al sexo cuando los machos son mayores que las hembras, pero cuando los machos son de menor tamaño suelen enmascarar patrones de conducta de la especie y las diferencias que se encuentran dentro de las poblaciones no son propias de la tasa de crecimiento y tamaño máximo que puede alcanzar cada sexo (Woolbright, 1989; Katsikaros y Shine, 1997; Smith y Roberts, 2003; Benard, 2007). Otras diferencias en la morfología entre los sexos incluyen la coloración, así como una excrecencia en las extremidades anteriores que pueden presentar algunos machos y que utilizan durante el apareamiento para estimular a la hembra (Wells, 2007). Con respecto a las diferencias relacionadas con el aparato sonoro, la laringe y los músculos asociados a la producción del sonido suelen ser de mayor tamaño en los machos. La mayor sofisticación en los machos podría estar asociada al esfuerzo de vocalización que éstos realizan para maximizar su éxito reproductor (Wells, 2001). Es decir, puede ser una adaptación a la conducta del sexo, no obstante que las rutas neuro-hormonales que participan en la vocalización son similares entre los sexos, las diferencias encontradas en los parámetros acústicos de machos y hembras podrían estar vinculadas con las diferencias en el aparato sonoro de los sexos (Emerson y Boyd, 1999). En este panorama es necesario distinguir que el dimorfismo sexual en el estatus físico puede tener implicaciones en la adecuación de cada sexo, afectando la fecundidad de la hembra o el éxito reproductor de los machos (Wilbur et al., 1978; Shine, 1979; Wells, 2007), así como en el reconocimiento de las hembras por parte de los machos (Noble y Farris, 1929; Aronson, 1943; Marco et al., 1998: Bowcock et al., 2002; Marco y Lizana, 2002). En cambio, el dimorfismo en los parámetros acústicos debe ser abordado como un fenómeno de comunicación en el que, en primer lugar, es necesario identificar el tipo de información que se transmite entre emisores y 18 receptores, para posteriormente identificar las repercusiones evolutivas del intercambio de señales (Endler y Basolo, 1998; Márquez y Bosch y 2001; Gerhardt y Bee, 2007). En general, la clasificación de las señales sonoras de los anuros ha tenido un amplio desarrollo al analizar los parámetros acústicos con que los machos atraen pareja con mayor éxito, particularmente después de que Gerhardt (1991) propuso una clasificación de patrones de los parámetros con base en intervalos de coeficientes de variación (CV) entre individuos y especies. Inicialmente, se encontró que en especies de la familia Hylidae los parámetros espectrales tienden a ser estáticos (con CV < 5%) y los parámetros temporales tienden a ser dinámicos (CV > 25%). Entre ambos tipos de parámetros pueden encontrarse algunos con propiedades intermedias (CV de 5-25%) incluyendo a los parámetros de intensidad o amplitud (Gerhardt, 1991). Estos patrones se han corroborado posteriormente en otras especies de diferentes familias (Bosch et al., 2000; Bee et al., 2001; Littlejohn, 2001; Pröhl, 2003). Bee y colaboradores (2001) encontraron que parámetros espectrales estáticos, como la frecuencia dominante y frecuencia fundamental, dan pie a discriminación entre individuos en Lithobates clamitans, lo cual ocurre porque estos y otros parámetros espectrales y temporales, tanto estáticos como dinámicos, tienen suficiente variación entre individuos y permiten reconocer patrones individuales e identificar a los cantores vecinos. Asimismo, se ha corroborado mediante pruebas experimentales que los parámetros dinámicos suelen estar sujetos a selección e incorporar información acerca de la calidad del macho (Gerhardt, 1991; Rand et al., 1992; Bosch et al., 2000; Pröhl, 2003). La disminución de error en el reconocimiento de potenciales parejas sugiere la existencia de divergencia entre los parámetros acústicos de ambos sexos y plantea la posibilidad de que umbrales de reconocimiento han evolucionado después del surgimiento de la vocalización femenina, como un mecanismo que facilita el reconocimiento sexual (Johnstone, 1997b; Sherman et al., 1997; Liebert y Starks, 2004). Aunque suele asumirse que las señales intercambiadas entre los sexos son universalmente disímiles y que el contenido de las mismas revela la identidad del sexo (Endler y Basolo, 1998), el estudio de los parámetros acústicos de las hembras de anuros no se ha realizado de forma sistemática y en ninguna especie se ha puesto a prueba cuál es la información que la hembra envía a los machos al vocalizar (Gerhardt y Bee, 2007). Aunque fue en México donde por primera vez fueron registradas hembras de especies de Eleutherodactylus vocalizando cantos de anuncio (Dixon, 1957), hasta la fecha no se conoce en 19 detalle el funcionamiento del sistema de comunicación y apareamiento de tales especies (E. angustidigitorum y E. nitidus). Es probable que la vocalización de las hembras sea bastante común dentro del grupo Syrrhophus (Dixon, 1957), al cual pertenecen otras especies en el país, incluyendo a Eleutherodactylus cystigntahoides (Frost, 2009). En el campo, pueden escucharse cantando individuos aislados de esta especie, aunque el desempeño del canto generalmente es en agregaciones de dos o más individuos, con una separación de uno o varios metros entre ellos. Al oído humano no se aprecian diferencias entre la vocalización de machos y hembras, como se ha sugerido para otras especies de Eleutherodactylidos en que la hembra vocaliza con mayor “intensidad” sin que esta haya sido cuantificada en decibeles (Jameson, 1954; Dixon, 1957; Stewart y Rand, 1991). En las hembras de anuros que vocalizan resulta indispensable determinar en qué medida la señal emitida contiene información que contribuye a la toma de decisión sobre aparearse o no, para lo cual es necesario en primer lugar caracterizar la estructura de las señales de cada sexo (Ryan y Rand, 1993; Endler y Basolo, 1998; Márquez y Bosch, 2001). En las especies mejor estudiadas sabemos que los cantos de hembras y machos de Alytes cisternasii (Bosch y Márquez, 2001a; Bosch, 2002a) y A. muletensis (Bush, 1997) son muy similares en cuanto a sus parámetros acústicos, siendo la única diferencia notable en A. cisternasii el número de notas que las hembras agregan al canto en tanto que los machos emiten cantos de una sola nota. Sin embargo, los límites que permiten discriminar el sexo por medio del canto, no son claros y sólo se ha estudiado experimentalmente en A. muletensis (Bush et al., 1996). Asimismo, es necesario identificar si la existencia de relación entre los parámetros acústicos y la morfología constituye una herramienta en el éxito de encuentro, éxito de apareamiento además del éxito reproductor, en los sistemas de comunicación sexual de los anuros (Bosch y Márquez, 2001a; 2001b; Gerhardt y Bee, 2007). El estudio de las señales sexuales mediante protocolos estandarizados en una especie como E. cystignathoides podrá brindarnos nuevas pistas respecto a la evolución de las señales sonoras en las hembras. Para lograr esto es necesario comenzar por caracterizar la estructura de las señales, de manera que podamos aproximarnos a las posibilidades de información o de error que conforman los sistemas de comunicación sexual (Endler y Basolo, 1998; Bernal, 2007), así como vislumbrar las posibles vías de diferenciación de las señales que contribuyen a la detección y elección de pareja (Ryan, 1998) en los anuros. 20 Objetivos 1. Describir los parámetros acústicos del canto de hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides en el centro de Veracruz. 2. Determinar si existen diferencias entre sexos, poblaciones y dos pisos altitudinales. 3. Identificar si existe relación entre los parámetros acústicos y las características del estatus físico (tamaño, peso y condición física) de los individuos y la temperatura. Hipótesis 1. Las características del canto difieren en parámetros acústicos espectrales entre sexos y en parámetros acústicos temporales y de amplitud entre pisos altitudinales. 2. Los machos con mayor peso, condición física y tamaño emiten cantos y notas con mayor duración (ms), mayor potencia (dB) y mayor frecuencia dominante (Hz). Materiales y Métodos Durante la estación reproductora de Eleutherodactylus cystignathoides se realizaron muestreos por el método de encuentro sonoro (Heyer et al., 1994) con la finalidad de registrar el canto de machos y hembras en el centro de Veracruz. Adicionalmente se registraban las características físicas de los individuos detectados por encuentro visual (Heyer et al., 1994). Los muestreos se realizaron en dos pisos altitudinales donde la actividad reproductora inicia en diferentes meses, entre abril y junio se registró actividad en cinco parques urbanos del municipio de Xalapa que se ubican entre 1,300 y 1,400 m.s.n.m.y están rodeados por remanentes de bosque mesófilo de montaña (Parque El Haya, Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero, alrededores del parque Tecajetes, Paseo de Los Lagos y la Unidad de Servicios Bibliotecarios de la Universidad Veracruzana, USBI), donde en total se encontraron 108 individuos. Entre julio y octubre de 2008 se registró actividad en una localidad del municipio de Jalcomulco a 350 m.s.n.m. en un área utilizada para el cultivo de mango (Mangifera indica L.) rodeado de 21 vegetación secundaria de selva baja caducifolia en las coordenadas 19º19`27.6¨ N y 96º46`22.9¨ W, donde se encontraron 84 individuos. Para cada individuo encontrado, vocalizando o no, fueron registrados el tamaño longitud hocico-cloaca (LHC), largo, ancho y alto de la cabeza utilizando un vernier con precisión de 0.1 mm. A partir de las medidas de la cabeza se calculó el volumen de la cabeza considerándola como una forma cúbica (ancho x alto x largo). El peso de los individuos se registró dentro de un periodo menor de 16 horas posterior a la captura usando una báscula electrónica con precisión de 0.001 gr. La condición física2 fue calculada como una relación volumétrica entre el tamaño del cuerpo (raíz cúbica de la LHC) y el peso de los individuos (Benard, 2007). Esta relación de la condición física ha mostrado ser un indicador apropiado de la proporción de lípidos almacenados en el cuerpo de diferentes organismos (Cotton, et al., 2006; Moya-Loraño et al., 2008). El sexo de los individuos grabados fue determinado de acuerdo a la presencia de ovocitos en el vientre. En dos casos excepcionales, cuando el sexo de los individuos estaba en duda por su apariencia de tamaño y la falta de ovocitos aparentes a través del vientre, las mediciones de volumen de la cabeza, LHC y peso, permitieron discriminar el sexo de los individuos, dado que estas características del estatus físico presentan dimorfismo sexual3. Además los machos suelen caracterizarse por una coloración naranja entre las extremidades posteriores y el área del dorso cerca de la cloaca, lo cual generalmente está ausente en las hembras o se presenta con menor intensidad. Mediante pruebas de Anova de una y dos vías se evaluó la variación en el estatus físico entre los sexos y pisos altitudinales utilizando el software R versión 2.0.1. Descripción de las señales sonoras Los muestreos nocturnos por encuentro sonoro fueron realizados entre las 2100 y las 0630 horas. Utilizando una grabadora Olympus modelo DS30 con micrófono mono y siguiendo el procedimiento de Giasson y Haddad (2005) se colocaba el micrófono en un ángulo de 0 a 90º con respecto al frente de la rana vocalizando, a una distancia entre 10 y 20 cm durante cinco minutos. 2 De acuerdo a Moya-Loraño y colaboradores (2008), se entiende como condición física la cantidad relativa de energía almacenada en el cuerpo. 3 Las comparaciones estadísticas de las características del canto se llevaron a cabo con y sin estos dos individuos en los que se tenía duda sobre su sexo y los resultados eran similares, por lo cual se determinaron como hembras. Los individuos fueron colectados para la posterior verificación de su sexo por medio de disección. 22 En total, 605 minutos de grabación fueron analizados para caracterizar el canto de hembras y machos de E. cystignathoides (Tabla 1). Tabla 1. Número de grabaciones analizadas en el presente estudio con la vocalización de hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides Piso altitudinal Sexo # Individuos # Cantos Minutos Xalapa 1350 m.s.n.m. ♂ ♀ ♂ ♀ 57 6 54 8 125 1339 51 1880 195 3465 254 26 283 42 605 Jalcomulco 350 m.s.n.m. Totales La potencia máxima de los cantos de cada individuo se registró colocando a la misma distancia que la grabadora un medidor de volumen RadioShack 33-2066 durante 199 segundos, con una curva de respuesta tipo C (que registra frecuencias de 32 a 10,000 Hz) y a una tasa de muestreo FAST (de 0.2 segundos). Estos parámetros de registro se han sugerido cuando a priori se desconoce el espectro del canto a estudiar y hay interés por registrar la variación en la amplitud de variaciones temporales intermitentes (Gerhardt, 1998). Adicionalmente, se registraron algunas grabaciones en contexto de encuentro o enfrentamiento entre machos. Sin embargo, no fue posible grabar eventos de cortejo que concluyeran en amplexo. Observaciones de conducta respecto al desplazamiento, circunstancias que incitan el canto y el sitio donde los individuos vocalizaban, fueron utilizadas como criterio para determinar si los cantos registrados eran de anuncio o encuentro (Littlejohn, 2001), El análisis acústico de los cantos se realizó mediante el programa Sound Ruler 0.9.6.0 (Gridi-papp, 2007), tomando en cuenta los siguientes 14 parámetros acústicos: potencia máxima del canto, duración de cantos, duración de notas, duración de intervalos entre notas, frecuencia dominante, frecuencia de inicio, frecuencia final, mínima frecuencia y máxima frecuencia. Asimismo, se calculó el ∆ de la frecuencia de las notas de la siguiente manera: ∆ de la frecuencia (Hz) = frecuencia final (Hz) – frecuencia de inicio (Hz) Esta medición permite saber si la nota varía de frecuencia, la dirección y la magnitud en que varía la frecuencia en una nota. Esta medida es una característica que no se ha utilizado para analizar el canto de ranas. La ∆ de la frecuencia es comúnmente utilizada para analizar el canto 23 de las aves, pues suelen tener cambios considerables de frecuencia a lo largo de una nota (Barrantes et al., 2008). Por otro lado, se registró la forma del inicio (pulse shape on) y forma del final (pulse shape off) de cada nota, las cuales son medidas de la tasa de registro de pulsos a lo largo de las notas. Asimismo se calculó la tasa de cantos y la tasa de notas por minuto mediante el cociente de número de cantos y número de notas, respectivamente, con la duración de cada grabación por individuo. ¿Existe dimorfismo sexual en el canto? Para determinar si existen diferencias entre poblaciones, pisos altitudinales y sexos en los 14 parámetros acústicos del canto se comparó la variación de los promedios mediante pruebas de Anova de una y dos vías en el software R versión 2.0.1. El análisis de medidas de tendencia central ha resultado una aproximación generalmente robusta y útil para comparar cantos (Wollerman y Willey, 2002; Gerhardt y Bee, 2007), aunque pueden esperarse algunos solapamientos entre poblaciones, es deseable encontrar intervalos entre los valores extremos de uno o más parámetros acústicos que den pie para definir diferencias clave de los cantos (Littlejohn, 2001). El número de notas por canto o repertorio de las poblaciones en Xalapa se comparó mediante pruebas de Chi cuadrado utilizando el software Statview versión 5.0.1. Debido a que el número de cantos registrado en los machos es mucho mayor comparado con el de las hembras (Tabla 1), en el repertorio de los sexos se comparó la frecuencia relativa del número de notas mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov en el software R versión 2.0.1. Para evaluar si pueden ser calculadas las diferencias entre sexos (un factor) así como entre sexos y pisos altitudinales (dos factores), se realizaron análisis de función discriminante (AFD) con el uso simultáneo de los 14 parámetros acústicos. Se realizaron diferentes pruebas hasta reducir las posibilidades de error utilizando sólo cuatro parámetros acústicos. De acuerdo con Bee y colaboradores (2001) y Wollerman y Willey (2002) la aplicación de los AFD puede extenderse a procesos de reconocimiento en ambientes acústicos complejos donde la discriminación resulta clave para establecer un contacto adecuado, como en el caso de la comunicación entre sexos. 24 Po otro lado, para establecer si las señales sonoras están influenciadas por las características del estatus físico de los individuos y la temperatura ambiental, se calculó el coeficiente de correlación de Pearson entre el promedio de 14 parámetros acústicos y las características del estatus físico (LHC, peso, condición física y dimensiones de la cabeza), así como con la temperatura ambiental, estos cálculos fueron realizados para cada sexo por separado y para cada sexo dentro de los dos pisos altitudinales. Resultados ¿Existe dimorfismo sexual en el estatus físico? Después de analizar 232 individuos de E. cystignathoides, de los cuales 52 son hembras y 180 machos, se encontró que existen diferencias en algunas características del estatus físico entre individuos de Xalapa y Jalcomulco así como entre los sexos (Tabla 2; Apéndice 1.1). Tabla 2. Tamaño corporal (LHC), peso, condición física y dimensiones de la cabeza de individuos de Eleutherodactylus cystignathoides ubicados en las localidades de Xalapa y Jalcomulco. Se muestra promedio ± desviación estándar, intervalo (entre paréntesis) y número de individuos analizados. Dimensiones de la cabeza Condición Piso / Sexo Largo *♣ Ancho *♣ Alto *♣ LHC * Peso * física * (mm) (mm) (mm) (mm) (gr) 3 (mm /gr) Xalapa 1350 msnm 0.522 ± 0.084 6.6 ± 0.5 19.4 ± 1.3 0.009 ± 0.001 9.2 ± 0.7 2.9 ± 0.2 (5.6-8.0) (16.5-23.3) (0.342-0.742) (0.007-0.012) (7.9-11.2) (2.2-3.4) ♂ n=70 n=79 n=82 n=64 n=80 n=80 23.1 ± 1.6 1.015 ± 0.300 0.015 ± 0.004 8.0 ± 0.7 10.9 ± 0.8 3.3 ± 0.3 (19.8-26.1) (0.651-1.993) (0.011-0.029) (6.9-9.8) (10-12.9) (2.8-3.8) ♀ n=26 n=27 n= 22 n=26 n=26 n=26 Jalcomulco 350 msnm 6.5 ± 0.2 0.578 ± 0.058 0.010 ± 0.001 8.9 ± 0.5 2.8 ± 0.1 19.6 ± 0.9 (5.9-7.0) (0.008-0.012) (7.8-10.1) (2.5-3.0) (17.7-22.0) (0.467-0.710) ♂ n=53 n=56 n=53 n=53 n=53 n=65 7.4 ± 0.3 20.6 ± 0.8 0.749 ± 0.134 0.013 ± 0.002 9.6 ± 0.4 3.1 ± 0.1 (7.0-7.9) (19.1-22.2) (0.6-1.061) (0.011-0.017) (9.0-10.0) (2.9-3.2) ♀ n=9 n=19 n=12 n=9 n=9 n=9 Se indica cuando en las características del estatus físico se encontraron diferencias significativas entre sexos * o entre pisos altitudinales dentro del sexo ♣. 25 Entre pisos altitudinales se encontraron diferencias significativas sólo en las dimensiones de la cabeza, siendo estas mayores en Xalapa (largo F1,107= 31.99, p< 0.001; ancho F1,107= 10.07, p= 0.002; alto F1,107= 15.20, p< 0.001: volumen F1,107= 30.77, p< 0.001). Sin embargo, entre los sexos considerando el piso altitudinal se encontraron diferencias significativas en el tamaño corporal (longitud hocico cloaca, LHC) (F2,121= 99.15, p< 0.001), peso (F2,121= 127.47, p< 0.001) y condición física (F2,121= 87.71, p< 0.001), además de las dimensiones de la cabeza (Apéndice 1.1). En general, las hembras son de mayor tamaño, peso y condición física con respecto a los machos (Figura 3 A-C). Asimismo poseen una cabeza de mayor tamaño tanto en el largo, ancho, alto y volumen (Figura 4 A-D). ¿Es la variación del canto mayor entre sexos, poblaciones o pisos altitudinales? Un total de 125 grabaciones de la vocalización de anuncio (sensu Littlejohn, 2001) se realizaron a igual número de individuos durante 4.8 minutos en promedio por individuo. En los dos pisos altitudinales el 90% de las grabaciones se realizaron con la vocalización de machos (Tabla 1). Para examinar si alguna de las características del canto difiere entre poblaciones, se comparó solamente el canto de machos de cuatro poblaciones en Xalapa, debido a que el número de hembras era notablemente diferente entre poblaciones, además de que en Jalcomulco se muestreo sólo a una población (Tabla 3). Tabla 3. Proporción de hembras y machos vocalizando en los sitios de estudio. Se muestra el número de individuos encontrados, el porcentaje que se observó vocalizando en cada sitio y el número de noches de muestreo en el sitio. Xalapa Sexo / Sitio Jalcomulco TEC JB LL PEH USBI ♀ ♂ 21 5% 20 50 % 1 0% 4 100 % 9 56 % 21 76 % 0 0% 19 89 % 0 0% 41 95 % 21 95 % * 71 80 % # Noches de 8 3 6 3 6 9 muestreo TEC= Tecajetes; JB= Jardín Botánico; LL= Los Lagos; PEH= Parque El Haya. * De las 20 hembras encontradas vocalizando solamente nueve fueron grabadas mediante el protocolo descrito en los métodos. 26 A Jalcomulco Xalapa 24 TAMAÑO (mm) 22 20 18 h m h m Jalcomulco B Xalapa 1.4 PESO (gr) 1.2 1.0 0.8 0.6 0.4 Jalcomulco C Xalapa CONDICIÒN ( gr / mm3) 0.016 0.014 0.012 0.010 0.008 h m h m Sexo Figura 3. Tamaño (A), peso (B) y condición física (C) de los sexos y pisos altitudinales 27 A Jalcomulco Xalapa Jalcomulco Xalapa Jalcomulco Xalapa LARGO (mm) 11 10 9 8 B 8.0 ANCHO (mm) 7.5 7.0 6.5 6.0 5.5 C ALTO (mm) 3.2 3.0 2.8 2.6 2.4 2.2 D VOLUMEN ( mm 3 ) Jalcomulco Xalapa 250 200 150 h m h m Sexo Figura 4. Alto (A), ancho (B), alto (C) y volumen de la cabeza (D) en los sexos y pisos altitudinales. 28 En cuanto al repertorio de cantos no se encontraron diferencias entre poblaciones (X2= 28.02, p= 0.139, g.l.= 21), aunque el canto que se emite con mayor frecuencia varía: en Tecajetes es de tres notas, en Los Lagos y Parque El Haya de dos notas y en la USBI es de una nota (Figura 5). Por otro lado, no se encontraron diferencias entre las poblaciones al comparar 14 parámetros acústicos del canto de machos (Apéndice 1.2). Al comparar simultáneamente las diferencias entre sexos y pisos altitudinales, se determinó que el repertorio de notas de E. cystignathoides es similar entre hembras y machos (D= 0.556, p= 0.126), ambos sexos emiten con mayor frecuencia cantos de dos notas (Figura 6). 250 Poblaciones de Xalapa Tecajetes (20) 200 Frecuencia Paseo de los Lagos (21) 150 Parque El Haya (19) USBI (41) 100 50 0 1 2 3 4 5 6 7 8 Número de notas en el canto Figura 5. Frecuencia de los cantos que emiten machos de cuatro poblaciones distribuidas en Xalapa, Veracruz. Entre paréntesis se indica el total de individuos grabados. Por otro lado, no se encontraron diferencias entre pisos altitudinales en el repertorio de anuncio de machos (D= 0.375, p =0.660) y de hembras (D= 0.5, p=0.270). Sin embargo, al comparar el repertorio dentro de cada piso altitudinal se pudo determinar que el repertorio de notas es distinto entre hembras y machos en Xalapa (D= 0.067, p= 0.037) donde las hembras emiten con mayor frecuencia el canto con dos notas, en tanto que los machos emiten prácticamente con la misma frecuencia los cantos de una y dos notas (Figura 7 A). No obstante, no se encontró diferencia en el repertorio de cantos entre hembras y machos de Jalcomulco (D= 0.556, p= 0.124), aunque las hembras emiten con mayor frecuencia cantos de tres notas en tanto que la moda en los machos es de dos notas (Figura 7 B). 29 0.35 Frecuencia relativa 0.3 0.25 0.2 0.15 0.1 0.05 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Número de notas en el canto Figura 6. Frecuencia relativa del número de notas que emiten en su canto 14 hembras ■ (n= 246 cantos) y 111 machos □ (n= 3219 cantos). 0.5 A Xalapa B Jalcomulco 0.45 Frecuencia relativa 0.4 0.35 0.3 0.25 0.2 0.15 0.1 0.05 0 0.4 Frecuencia relativa 0.35 0.3 0.25 0.2 0.15 0.1 0.05 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Número de notas en el canto Figura 7. Frecuencia relativa del número de notas que emiten en su canto, seis hembras ■ y 57 machos □ en Xalapa (n= 1390 cantos) (A) y ocho hembras ■ y 54 machos □ en Jalcomulco (n= 2075 cantos) (B). Asimismo, al comparar los parámetros acústicos de los cantos de Xalapa y Jalcomulco se encontraron diferencias significativas en cinco de los 14 parámetros comparados: potencia máxima del sonido (F1,96= 23.22, p < 0.001), frecuencia dominante (F1,121= 33.03, p < 0.001), frecuencia final (F1,121= 38.76, p < 0.001) y el delta en la frecuencia (F1,121= 45.86, p < 0.001) (Tabla 4; Apéndice 1.3). En promedio, los individuos de E. cystignathoides en Jalcomulco cantan 30 Tabla 4. Parámetros acústicos del canto de hembras y machos de Eleutherodactylus cystignathoides en Xalapa y Jalcomulco. Se detalla el promedio ± desviación estándar e (intervalo), así como el coeficiente de variación* Xalapa Jalcomulco 350 m.s.n.m. 1350 m.s.n.m. Parámetros acústicos ♀ ♂ ♀ ♂ n= 6 N= 57 n= 8 n= 54 84 ± 3 85 ± 2 81 ± 4 Potencia máxima SD (78 – 95) (83 – 87) (73-90) del sonido (dB)**♣ 0.04 0.02 0.05 0.228 ± 0.135 0.317 ± 0.128 0.383 ± 0.079 0.318 ± 0.109 Duración del canto (0.048 – 0.366) (0.124 – 0.680) (0.233 – 0.461) (0.149 – 0.763) (s) 0.81 0.83 0.62 0.77 18.60 ± 2.54 17.85 ± 2.53 21.06 ± 4.0 18.58 ± 4.21 Duración de notas (14.01 – 21.81) (12.30 – 23.61) (15.81 – 26.69) (10.12 – 34.27) (ms) 0.38 0.37 0.30 0.43 0.216 ± 0.040 0.181 ± 0.050 0.196 ± 0.040 0.191 ± 0.059 Duración de (0.153 – 0.261) (0.089 – 0.385) (0.130 – 0.236) (0.075 – 0.340) intervalos entre 0.66 2.07 0.43 0.80 notas (ms) Frecuencia dominante (Hz) 3772.17 ± 431.16 (3114.80 – 4117.44) 0.26 3744.73 ± 275.20 (3167.77 – 4666.37) 0.17 4111.81 ± 277.36 (3768.99 – 4603.32) 0.12 4022.97 ± 265.11 (3295.32 – 4961.58) 0.17 Frecuencia de inicio (Hz) 3694.85 ± 461.50 (2974.59 – 4234.86) 0.27 3609.86 ± 260.68 (3052.93 – 4443.44) 0.18 3845.02 ± 432.86 (3479.02 – 4660.74) 0.14 3735.92 ± 241.82 (3259.18 – 4701.55) 0.18 Frecuencia final (Hz) 3882.70 ± 369.51 (3347.16 – 4220.51) 0.23 3840.77 ± 286.57 (3195.53 – 4808.24) 0.17 4207.31 ± 264.19 (3872.62 – 4641.60) 0.11 4159.81 ± 284.44 (3280.19 – 5117.59) 0.17 Delta en la frecuencia (Hz) 168.72 ± 156.90 (-14.36 – 372.57) 1.25 230.91 ± 133.31 (-129.20 – 509.31) 1.28 362.28 ± 286.36 (-61.01 – 703.03) 1.05 423.89 ± 157.47 (21.01 – 775.20) 0.88 Mínima frecuencia (Hz) 3209.99 ± 312.80 (2882.44– 3703.71) 0.27 2869.58 ± 275.84 (2325.59 – 3531.45) 0.18 3079.25 ± 389.98 (2670.12 – 3875.98) 0.14 2950.85 ± 195.97 (2497.85 – 3359.18) 0.18 5858.94 ± 3145.50 (3395.24 – 11111.13) 5737.65 ± 2212.90 (3531.45 – 12489.26) 0.17 4323.43 ± 310.32 (3963.02 – 4871.29) 0.11 5850.65 ± 2236.00 (4565.04 – 13522.85) 0.16 Máxima frecuencia (Hz) 0.24 0.410 ± 0.159 0.361 ± 0.075 0.373 ± 0.056 0.366 ± 0.065 Forma del inicio (0.262 – 0.672) (0.262 – 0.673) (0.436 – 0.284) (0.235 . 0.493) de la nota 0.56 0.55 0.51 0.52 0.445 ± 0.076 0.448 ± 0.087 0.445 ± 0.062 0.552 ± 0.136 Forma del final de (0.307 – 0.667) (0.217 – 0.638) (0.337 – 0.531) (0.329 – 0.718 ) la nota 0.42 0.41 0.41 0.49 2.71 ± 1.66 6.61 ± 3.92 5.47 ± 3.40 4.66 ± 2.76 Número de cantos (0.69 – 4.55) (0.53 – 18.84) (0.95 – 19.48) (0.60 – 8.72) por minuto** 0.61 0.59 0.62 0.59 6.02 ± 4.76 13.50 ± 8.63 12.73 ± 8.57 16.69 ± 8.54 Número de notas (1.04 – 12.24) (2.86 – 42.82) (1.79 – 29.85) (2.67 – 40.22) por minuto** 0.79 0.63 0.67 0.51 * El CV es calculado a partir del promedio de todas las notas registradas para cada sexo, excepto en ** donde el CV es calculado a partir del promedio de cada individuo; ♣ La potencia máxima del sonido se registró solamente en 40 machos de Xalapa, ocho hembras y 51 machos en Jalcomulco; SD= sin datos. 31 con valores mayores de potencia máxima del sonido, frecuencia dominante, frecuencia final y delta en la frecuencia (8 A-D). Por otro lado, al comparar las características del canto de los sexos dentro de cada piso altitudinal no se encontraron diferencias significativas entre machos y hembras (Apéndice 1.3) con un nivel de significancia de acuerdo a la corrección de Bonferroni de p< 0.004. Sólo se observó una tendencia de separación en la frecuencia mínima (F2,121= 5.73, p= 0.004) que es menor en los machos de Xalapa (Figura 9), pero ninguna tendencia de separación entre los parámetros de los sexos (Tabla 4). Posibilidades de discriminación del sexo a través del canto en los dos pisos altitudinales Las características de los cantos de machos y hembras tienen una amplia superposición y la mayor variación encontrada fue entre los pisos altitudinales. En los análisis de función discriminante (AFD) cuando se intenta predecir diferencias con uno (sexo) y dos factores (sexo y pisos altitudinales), las características con mayor valor predictivo en la función discriminante fueron la forma final de la nota y la duración de los cantos (Tabla 5). Tabla 5. Valoración canónica de los parámetros acústicos en el AFD Función canónica discriminante Número de Parámetros acústicos 1 2 3 factores 1 (sexo) Duración de los cantos -4.05 Delta de la frecuencia 0.003 Forma del final de la nota -11.40 Número de cantos por minuto 0.014 2 (sexo y piso altitudinal) Duración de los cantos Delta de la frecuencia Forma del final de la nota Número de cantos por minuto Proporción de indicio 2.812 -0.008 4.609 -0.207 -10.037 0.002 -3.550 -0.050 -5.020 -0.001 -12.678 -0.130 75-85 % 14-20 % 1-5 % Sin embargo, el AFD con un parámetro sólo desarrolla una función lineal; en tanto que el AFD de dos parámetros desarrolla tres funciones lineales, pese a lo cual el modelo no es significativo (Wilks` Lamda= 0.94, F4,120= 1.88, p= 0.118). La superposición de las predicciones del modelo sugiere que el canto no ha evolucionado para asignar parámetros divergentes a los sexos (Figura 10). 32 Jalcomulco Xalapa 95 PMS (dB) 90 85 80 75 Jalcomulco Xalapa Jalcomulco Xalapa FREQ. DOM. (Hz) 5000 4500 4000 3500 FREQ. FIN. (Hz) 5000 4500 4000 3500 Jalcomulco Xalapa DELTA FREQ. (Hz) 800 600 400 200 0 h m h m Sexo Figura 8. Potencia máxima del sonido (PMS) (A), frecuencia dominante (B), frecuencia final (C) y delta de la frecuencia (D) de los cantos de sexos y pisos altitudinales. 33 FREQ. MIN. ( Hz ) Jalcomulco Xalapa 3500 3000 2500 h m h m Sexo -5 m m Mm M M M MMMm m M M M M Mh m m m mMMm HM Mm M m hH M mm m M M M M mm Hm MM MhM mMhm M h Mm M MmM M M mm m M M m M M m m M M m m m h M h M mm mMm m M m m m m M m MM m m m m M m m Mm -7 -6 LD2 -4 -3 Figura 9. Mínima frecuencia de sexos y pisos altitudinales 1 2 M M M M hH H MM m m M H 3 4 5 6 LD1 Figura 10. Predicción bidimensional del AFD de dos parámetros (h y m= hembras y machos de Jalcomulco, H y M= hembras y machos de Xalapa.) ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y las características del estatus físico? Los coeficientes de correlación de Pearson entre los parámetros acústicos del canto y las características del estatus físico (tamaño, peso y condición física) en los machos se registran en el Apéndice 1.4. De acuerdo a un nivel de significancia p= 0.004, seis de los 14 parámetros acústicos están correlacionadas positivamente con la condición física de los machos: la potencia máxima del sonido (r= 0.46; p < 0.001), frecuencia dominante (r= 0.33; p= 0.001), frecuencia final (r= 0.34; p< 0.001) y delta de la frecuencia (r= 0.37; p< 0.001). Además, la potencia máxima del sonido está correlacionada positivamente con el peso (r= 0.44; p< 0.001). 34 Sin embargo, cuando se calcularon los coeficientes de correlación entre los parámetros acústicos y las características del estatus físico de los machos para cada piso altitudinal (Apéndices 1.5 y 1.6), se encontró una correlación significativa solamente para la duración del canto y la LHC en los machos de Jalcomulco (r= -0.40; p= 0.003). Por otro lado, no se encontraron correlaciones significativas entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos de los machos (Apéndice 1.8). Incluso, dentro de cada piso altitudinal (Apéndices 1.9 y 1.10). Por lo cual, es evidente que las correlaciones entre los machos y los parámetros acústicos son inconsistentes dentro de cada piso altitudinal, considerando que la muestra es mayor a 50 en cada caso. Los análisis de correlación entre los parámetros acústicos y el tamaño, peso y condición física de las hembras se calcularon simultáneamente para los dos pisos altitudinales debido al bajo número de individuos vocalizando dentro de cada piso. Los coeficientes de correlación del canto de las hembras y las características del estatus físico se registran en el Apéndice 1.7. De las 14 características analizadas, se encontró que solamente es significativa la relación positiva entre la frecuencia máxima y el peso (r= 0.86; p< 0.001). Sin embargo, si es retirado el valor extremo más alto, la correlación pierde significancia (r= 0.22, p= 0.504). Por esta razón se puede considerar que en las hembras ninguno de los parámetros acústicas está relacionado significativamente con las características mencionadas, aunque una tendencia importante existe entre la duración del canto y el largo de la cabeza (r= -0.79; p= 0.004), si se considera un nivel de significancia de p< 0.004. Los coeficientes de correlación entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos del canto de las hembras se muestran en el Apéndice 1.11. ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y la temperatura? En cuanto a la temperatura, los coeficientes de correlación entre machos y hembras se resumen en el Apéndice 1.12. Se encontraron relaciones significativas solamente para el canto de los machos, en los que la frecuencia dominante (r= 0.46; p< 0.001), frecuencia de inicio (r= 0.40; p= 0.003) y frecuencia final (r= 0.45; p< 0.001), número de cantos por minuto (r= 0.45; p< 0.001) y número de notas por minuto (r= 0.53; p< 0.001) están correlacionados positivamente con la temperatura del aire durante la vocalización. 35 Por otro lado, cuando las relaciones entre la vocalización de los machos y la temperatura se analizaron dentro de cada piso altitudinal (Apéndice 1.12), se encontró solamente significancia en la correlación negativa entre la potencia máxima del sonido y la temperatura de vocalización en los machos de Xalapa (r=-0.64; p=0.002). Discusión En el presente estudio se muestra evidencia cuantitativa del amplio solapamiento de los parámetros acústicos de anuncio de hembras y machos, se discute la falta de dimorfismo en las señales sonoras de esta y otras especies en las que la hembra vocaliza. Además de ausencia de dimorfismo sexual en la vocalización, no se encontró en los parámetros acústicos de los cantos información consistente respecto al estatus físico de los emisores de E. cystignathoides. ¿Existe dimorfismo sexual en el estatus físico? El dimorfismo sexual en el estatus físico es evidente en E. cystignathoides: en contraste con los machos, las hembras son de mayor tamaño, peso y condición física. Y aunque estadísticamente hay diferencias sexuales, es evidente una amplia superposición de intervalos, lo cual es congruente con la tendencia de mayor longitud en las hembras registrado anteriormente (Lynch, 1970; Hayes-Odum, 1990; Hardy, 2004). En contraste con lo que ocurre en las hembras, el tamaño de los machos es similar entre pisos altitudinales, aunque la variación es ligeramente mayor en Xalapa, donde los promedios de peso y condición física son menores que en los machos de Jalcomulco. Estas diferencias pueden deberse a diferencias en la alimentación que no redundan en diferencias en tamaño (Woolbrigth y Stewart, 1987). Para entender adecuadamente los patrones de dimorfismo sexual en el tamaño y condición física de esta especie, es necesario conocer en detalle las tasas de crecimiento, las presiones de selección y los costos de reproducción de cada sexo, pues la diferencia en tamaño entre sexos puede estar reflejando patrones de depredación sesgada hacia los machos, quienes tienden a ser más conspicuos por su actividad de canto, de manera que lo observado en el campo puede 36 corresponder a un escenario de hembras de mayor tamaño que son más longevas y machos de menor edad que corren el riesgo de ser depredados más constantemente (Sullivan, 1984; Woolbright, 1989; Katsikaros y Shine, 1997; Smith y Roberts, 2003; Benard, 2007). ¿Es la variación del canto mayor entre sexos, poblaciones o pisos altitudinales? Las comparaciones entre los parámetros acústicos de los cantos de anuncio de E. cystignathoides sugieren que la diferencia entre los sexos es menos evidente que la diferencia entre los sitios que presentan mayor distanciamiento geográfico. De acuerdo a lo esperado, no se detectaron cambios en los parámetros acústicos entre poblaciones cercanas en Xalapa, aunque sería necesario incrementar el número de muestras entre los cantos de las poblaciones comparadas y ampliar esta exploración a otras poblaciones de Jalcomulco, ya que de este sitio sólo se estudió una población. Es importante recordar que el clima en las poblaciones de Xalapa es de tipo templado y el piso se encuentra a 1,000 metros de altura separadas de la población de Jalcomulco, donde el clima es tropical y marcadamente estacional. Al comparar los dos sitios con diferencia altitudinal se encontraron diferencias en la intensidad y en características del espectro del canto de anuncio, lo cual resulta interesante dado que en el resto de los anuros estudiados son los parámetros temporales aquellos que generalmente tienden a diferenciar poblaciones alejadas (Gerhardt, 1991; Littlejohn, 2001; Pröhl, 2003). Más aún, las diferencias detectadas no muestran separación en los intervalos de distribución de los parámetros, lo cual, además de que impide detectar parámetros clave entre aquellos estadísticamente distintos (Littlejohn, 2001), parece ser inusual en comparaciones entre poblaciones separadas por kilómetros de distancia o poblaciones en las que se aprecian diferencias ecológicas como: tipo de hábitat, densidad de las poblaciones o época reproductora (Narins y Hurley, 1982; Littlejohn, 2001; Liao y Liu, 2008). Gerdhart y Bee (2007) han sugerido que las divergencias del canto relacionadas con variaciones intraespecíficas, que eventualmente pueden promover el aislamiento reproductor, suelen ser graduales y cuando las modificaciones son debidas al clima la separación entre las diferencias de los parámetros tiende a ser tajante, por lo cual es evidente que las diferencias ecológicas y climáticas parecen no afectar los parámetros acústicos y que las tendencias de modificación puede corresponder a variaciones dentro de la especie. 37 Sin embargo, para analizar la direccionalidad de las modificaciones en los parámetros acústicos y descartar si están relacionadas con las diferencias morfológicas dentro de la especie (Schäuble, 2004), o si es un gradiente geográfico y/o climático lo que ocasiona las mismas (Liao y Liu, 2008), sería necesario ampliar el muestreo en al menos dos planos: altitudinal y latitudinal dentro de la zona de distribución conocida. Por otro lado, es evidentemente que la proporción de hembras vocalizando es mucho menor comparada con la de los machos. Si se considera que el muestreo estuvo sesgado por el encuentro sonoro, es probable que el número de hembras en las poblaciones sea mayor al observado en este estudio pero que su ejecución vocal está restringido al momento en que están dispuestas a aparearse (Emerson y Boyd, 1999). Los resultados presentados en este estudio contradicen lo sustentado por otras publicaciones que aseveraron dimorfismo sexual en el canto (Dixon, 1957; Stewart y Rand, 1991; Given, 1993; Michael; 1997; Schlaepfer y Figueroa-Sandi, 1998). El amplio solapamiento entre la mayoría de las características del canto de hembras y machos en E. cystignathoides sugiere una baja probabilidad de que el canto transmita información respecto a la identidad del sexo del emisor (Willey, 1994; Johnstone 1997b; Littlejohn, 2001; Wollerman y Willey, 2002; Liebert y Starcks, 2004). Este solapamiento parece una característica estable, por ejemplo, en la frecuencia dominante, cuando se vislumbra alguna posible separación entre los intervalos, los valores de las hembras tienden a acercarse a los valores promedio de los machos. Esta tendencia también se observa en el delta en la frecuencia y en la mínima frecuencia. Al comparar los parámetros acústicos de los sexos sólo se distinguió una diferencia marginal en la frecuencia mínima entre hembras y machos de Xalapa. De la misma forma, no se observaron diferencias consistentes en el repertorio de anuncio entre hembras y machos. Es notable que en E. cystignathoides los cantos producidos por las hembras de Jalcomulco no parecen demeritarse en su intensidad por la falta de saco bucal. Aunque se desconoce la potencia máxima del sonido (PMS) de las hembras en Xalapa, es posible que al igual que en las hembras de Jalcomulco no existan diferencias entre sexos, aunque la PMS debe ser verificada en un futuro. La presencia del saco bucal en los Eleutherodactylidos podría estar relacionada con la multi-direccionalidad en que irradian el canto los machos (Narins y Hurley, 1982; Wilczynski y Brenowitz, 1988; Ovaska y Rand, 2001), así como con un mecanismo de ahorro de energía para capturar y mantener el flujo de aire que requiere el esfuerzo de canto (Dudley y Rand, 1991), en 38 lugar de potenciar la intensidad como se ha sugerido para los anuros en general (Duellman y Trueb, 1994). De manera excepcional, el amplio dinamismo en la variación de los parámetros acústicos del canto de ambos sexos E. cystignathoides contrasta con los patrones de variación identificados para el resto de los anuros machos estudiados con parámetros espectrales estáticos y parámetros temporales dinámicos (Gerhardt, 1991; Bosch et al., 2000; Bee et al., 2001; Littlejohn, 2001; Pröhl, 2003), así como con la variación observada en la vocalización de hembras de Alytes cisternasii (Bosch y Márquez, 2001a). Esta variación dinámica de los parámetros espectrales podría ser una característica propia de los Eleutherodactylidos debido a la alternancia de la frecuencia dominante entre los diferentes armónicos y a la modulación de la frecuencia (Figura 1; Stewart y Rand, 1991; Díaz y Estrada, 2000; Díaz et al., 2001). Sin embargo, Tárano y Fuenmayor (2008) han reportado que E. johnstonei posee parámetros espectrales con muy baja variación en los machos (3% en promedio) y para cada individuo (~1%) en una población estudiada en Caracas, Venezuela. En el caso de E. cystignathoides, los parámetros acústicos podrían ser uno más de los polimorfismos que caracterizan a las especies del género Eleutherodactylus (Hoffman y Blouin, 2000). El análisis de la variación individual no fue explorada en el presente estudio, sin embargo en futuros estudios dicha variación debería evaluarse con la finalidad de identificar si los duetos o coros integrados por machos que eventualmente se pueden observar en condiciones naturales sostienen un reconocimiento social, como aparentemente se ha registrado en otro anuro, Lithobates clamitans (Bee et al., 2001), o si un reconocimiento individual es posible entre sexos. Los resultados presentados no muestran indicios de que existan modificaciones en los parámetros espectrales o temporales debido a la variación en el ruido o estructura de los sitios estudiados entre las poblaciones de Xalapa. Nuevos estudios podrían orientarse a determinar si el ruido de origen urbano induce modificaciones en la conducta del canto, como se ha detectado en aves paserinas (Seger, 2007), o bien, identificar en qué medida las condiciones estructurales de los espacios distorsionan o atenúan la transmisión de las señales sonoras de la especie (Kime et al., 2000). La vocalización de esta especie en sitios completamente urbanizados plantea una oportunidad poco común entre los anfibios para investigar la influencia urbana en los sistemas reproductores de aquellas especies que persisten dentro de las ciudades, aspecto poco estudiado hasta la fecha (Rubbo y Kiesecker, 2005). 39 Posibilidades de discriminación del sexo a través del canto en los dos pisos altitudinales Ninguna separación significativa entre el conjunto de los parámetros acústicos de los sexos se pudo encontrar por el método de agrupamiento, de manera que la probabilidad de error al identificar el sexo por medio del canto es alta y se puede asumir que, al menos entre los parámetros estudiados, no hay dimorfismo sexual (Bee et al., 2001; Wollerman y Willey, 2002). Otros parámetros acústicos que podrían explorarse en busca de diferencias son la forma envolvente (AM %), la amplitud relativa (% del primer armónico) y el grado de resonancia (factor Q), aunque la interpretación biológica de estos parámetros aún no es muy clara (Bee et al., 2001; Littlejohn, 2001). En general, la escasa variación entre los parámetros acústicos de los sexos de E. cystignathoides parece no dar paso a la delimitación de umbrales de diferenciación en las señales sonoras (Sherman et al., 1997; Liebert y Starks, 2004). Cuando confrontamos la información respecto del canto de anuncio de hembras y machos disponible en nueve especies de anuros (Andreone y Piazza, 1990; Roy et al., 1995; Given, 1993; Bush, 1997; Bosch y Márquez, 2001a; Márquez y Bosch, 1995; Krishna y Krishna, 2005), incluyendo al presente estudio (Apéndice 1.14), encontramos que el patrón más evidente es un amplio solapamiento entre los valores espectrales y, aunque la variación en la duración de los cantos puede presentar cierta separación, en la mayoría de los casos los valores extremos de los intervalos de los parámetros temporales se sobreponen. Únicamente se encontró separación en los intervalos extremos de la duración del canto en Clinotarsus curtipes, de manera tal que no es posible cuantificar parámetros de separación en la mayoría de las especies (Littlejhon, 2001) entre el canto de los sexos. La tendencia de separación acústica es, en algunos casos, la duración del canto entre machos y hembras, lo cual parece estar ligado al número de notas que contiene el canto, como ocurre en Pelobates fuscus, A. cisternasii y C. curtipes (Apéndice 1.14). Dentro de los estudios revisados resulta evidente la falta de muestras adecuadas para caracterizar el canto de sexos y poblaciones. Por ejemplo, los estudios que comparan el canto de los sexos en A. obstetricans (Heinzmann, 1970), Lithobates virgatipes (Given, 1993), Craugastor podiciferus (Schlaepfer y Figueroa-Sandi, 1998) y E. guanahacabibes (Díaz y Estrada, 2000) no fueron incluidos en esta comparación porque su muestra comprende el canto de sólo una hembra. Además, suele no registrarse el número de notas o componentes, siendo esta información crucial 40 para calificar la composición del canto (Kroodsma 1989; 1990; Bosch y Márquez, 2001a; Barrantes et al., 2008). En los anuros estudiados hasta la fecha, el amplio solapamiento entre los parámetros acústicos de ambos sexos (Apéndice 1.14) apoya la hipótesis propuesta por Emerson y Boyd (1999) de que las estructuras anatómicas y hormonales que controlan la producción del sonido en los machos son exaptaciones4 en las hembras que favorecen el encuentro de pareja, sin que la incidencia de vocalización femenina tenga implicaciones filogenéticas entre familias o especies. Sin embargo, la evidencia de semejanza entre los parámetros acústicos de las especies se contrapone a la afirmación sostenida por las mismas autoras acerca del dimorfismo sexual universal del canto de los anuros. ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y las características del estatus físico? Los patrones de relación entre la condición física de los machos y los parámetros acústicos de amplitud y espectrales indican que la información acerca de la condición física podría transmitirse en el canto de los machos y presuntamente sería evaluado por las hembras (Candolin, 1999; Moya-Laraño, 2008; Pfenning, 2008). La amplitud podría informar sobre el peso de los individuos, indicando probablemente la habilidad de los machos por conseguir alimento. Sin embargo, estos patrones no son consistentes en alopatría. Así por ejemplo, la correlación positiva entre duración del canto y el tamaño, sólo se presenta en los machos de Jalcomulco. Esta inconsistencia entre los patrones de relación del estatus físico con los parámetros del canto podría deberse a que 1) las presiones que orillan las preferencias por cierto status físico varían geográfica o temporalmente dentro de las poblaciones (Pröhl, 2003), o bien, que 2) las preferencias están presentes en la especie pero no en algunas de las poblaciones estudiadas (Pfenning, 2008), de manera que 3) los machos eventualmente emiten señales deshonestas a las hembras acerca de su estatus físico (Wiley, 1994; Johnstone, 1997b), probablemente debido al grado de competencia entre los machos (Bee et al., 2000). Esta contradicción entre la información que podría estar transmitiendo el canto de los machos se ha presentado también en la literatura que ha abordado el tema en E. coqui (Narins y Hurley, 1982; 4 La exaptación es un término biológico que refiere a un caracter que ha sido moldeado por la selección natural bajo cierto propósito adaptativo pero que ha sido asimilado con un nuevo propósito, sin que necesariamente éste último haya sido originado por un proceso selectivo (Gould y Vrba, 1982) 41 Woolbrigth y Stewart, 1987; Woolbrigth, 1989; Lopez y Narins, 1991; Stewart y Rand, 1991; Stewart y Bishop, 1994; Townsend y Stewart, 1994; O´Brien, 2002) y aparentemente en E. johnstonei (Tárano y Fuenmayor, 2008). Por lo cual resulta evidente que se requiere de estandarizar y ampliar los muestreos en tiempo y espacio para puntualizar y/o extrapolar adecuadamente los patrones encontrados, así como verificar la hipótesis de que la honestidad de información contenida en el canto de los machos puede variar en función de factores como la proporción sexual de hembras receptivas a lo largo de la temporada de apareamiento (Wiley, 1994; Johnstone, 1997a; Bee et al., 2000). No se observaron patrones de relación entre los parámetros acústicos y el estatus físico de las hembras. Lo cual podría ser el resultado del bajo tamaño de muestra de hembras vocalizando (Nmax= 12) al igual que en otros estudios (Apéndice 1.14), no obstante esta ausencia de relación refuerza la hipótesis sobre el papel activo para encontrar pareja de las hembras que vocalizan y no requieren denotar su estatus a los machos para poder aparearse (Emerson y Boyd, 1999; Wells y Schwartz, 2007; Bosch, 2001; 2002a). De la misma manera, la ausencia de relación con las dimensiones de la cabeza refleja la inconsistente relación entre el tamaño y los parámetros acústicos en machos y hembras, dado que entre el tamaño de LHC y el de la cabeza existe una relación alométrica (Ryan y Wilczynski, 1988). ¿Existe relación entre los parámetros acústicos y la temperatura? La mayor ejecución del canto es previo al amanecer como se ha registrado en otras especies (Stewart y Rand, 1992), este incremento en el esfuerzo de canto parece estar influenciado por una mayor afluencia de las hembras que regresan a sus refugios diurnos al alba, así como el momento en el que machos oportunistas buscan adquirir un territorio o sitio de refugio (Narins y Hurley, 1982; Wilczynski y Brenowitz, 1988; Stewart y Rand, 1992; Stewart y Bishop, 1994; Ovaska y Rand, 2001; O´Brien, 2002) y no necesariamente con un patrón ligado a la temperatura ambiental. La intensidad del sonido parece disminuir con la temperatura, lo que condicionaría un menor esfuerzo por ahuyentar a machos oportunistas (Narins y Hurley, 1982; Stewart y Bishop, 1994). Sin embargo, la tasa de cantos y pulsos parece aumentar conforme lo hace la temperatura, aunque estos patrones de relación de la temperatura con los parámetros espectrales y de intensidad vuelven a ser inconsistente en alopatría. Es posible, que los patrones 42 observados podrían estar vinculados a la capacidad térmica de los individuos (Wells, 2007), indicando una mayor eficiencia en el canto de anuncio a temperaturas medias-altas. La falta de consistencia en los patrones de relación entre la temperatura y los parámetros acústicos en los dos pisos altitudinales, contribuyen a descartar la idea de que la variación acústica en alopatría esté vinculada con el clima (Gerhardt y Bee, 2007). En general, la función del canto de anuncio en ambos sexos de E. cystignahoides parece restringirse al reconocimiento de la especie (Littlejohn, 2001; Wells, 2007; Wells y Schwartz, 2007), sin que esto implique la transmisión de información respecto a la identidad del sexo o su estatus físico. El solapamiento de las características acústicas de ambos sexos en otras especies de anuros sugiere la posibilidad de que la ausencia de umbrales de reconocimiento entre las señales acústicas de los sexos sea un fenómeno generalizado entre las especies y no el dimorfismo universal como se ha afirmado anteriormente. 43 CAPÍTULO II Respuesta de Eleutherodactylus cystignathoides en las pruebas de reconocimiento y discriminación respecto al canto y la presencia de ambos sexos 44 Introducción La evolución de las señales empleadas en la comunicación animal está determinada y restringida por el proceso de recepción, la respuesta o acción que provocan en el receptor (Maynard-Smith y Harper, 1995; Hasson, 1997; Endler y Basolo, 1998; Liebert y Starks; 2004), así como por las condiciones biofísicas en que las señales se generan, emiten y transmiten (producción) (Endler, 1993; Endler y Basolo, 1998). De acuerdo al modelo general desarrollado por Endler (1993) para explicar la evolución de la comunicación animal en el ámbito sexual, un emisor produce señales intercalando tiempos para adquirir alimento, optimizando así la energía necesaria para la producción de señales que deben superar barreras físicas y condiciones ambientales adversas, así como la competencia con rivales y así llegar a ser percibidos por un mayor número de parejas potenciales. Además, las señales deben minimizar el riesgo por depredación e incorporar el contenido de información necesario para atraer pareja y ser seleccionado (Apéndice 2.1). Entre los sexos, las señales que suelen enviarse en momentos previos al apareamiento, suelen ser detectadas y evaluadas por diferentes parejas potenciales. Si la señal es capaz de modificar la conducta del receptor en función de la información recibida, la adecuación de ambos participantes puede modificarse en función de los costos y beneficios que resulten para el interés reproductor de cada sexo (Maynard-Smith y Harper, 1995; Hasson, 1997; Endler y Basolo, 1998). De hecho son los costos asociados a este proceso de producción-percepción, los que moldean la comunicación sexual (Hasson, 1997; Johnstone, 1997a; Endler y Basolo, 1998; Liebert y Starks, 2004). El problema central de los sistemas de reconocimiento es el mecanismo de producciónrecepción de las señales con un mínimo grado de error o sin él (Sherman et al., 1997). Sin embargo, en la naturaleza las señales apropiadas e inapropiadas suelen exhibir amplios solapamientos (Figura 11) por lo que debe evaluarse si existe un umbral de reconocimiento que permita discernir la recepción adecuada de las señales. Bajo este escenario dos tipos de error pueden surgir en el reconocimiento de las señales: 1) una mala identificación, cuando una señal inapropiada es aceptada, y 2) una oportunidad perdida, cuando una señal es rechazada siendo apropiada (Wiley, 1994; Johnstone, 1997b; Sherman et al., 1997; Bernal, 2007). En el ámbito reproductor, suele asumirse que las hembras tienden a evitar una mala identificación en tanto que 45 una oportunidad perdida les es menos costosa. En contraparte, los machos tienden a no perder una oportunidad, aunque hayan tenido una mala identificación de la pareja potencial (Bernal et al., 2007; Bowcock, 2008). Figura 11. Evolución del sistema de reconocimiento. (Arriba) Distribución de dos señales de diferente origen en un sistema de reconocimiento. Cuando se observa solapamiento entre la señal de dos emisores distintos la selección favorece un balance óptimo entre 1) aceptar señales inapropiadas y 2) rechazar señales apropiadas. La probabilidad de cada una de las dos opciones de reconocimiento depende de la forma y frecuencia de sus distribuciones en la población y de la posición del umbral de reconocimiento en el sistema. (Abajo) La selección puede alterar las magnitudes y el balance entre los errores de aceptación-rechazo modificando las señales producidas, los patrones de reconocimiento en el proceso de recepción, o bien, modificando el umbral de la acción de respuesta-aceptación (Modificado de Sherman et al., 1997). Desde el punto de vista de los emisores, la producción de señales honestas contribuye a su éxito reproductor si éste es elegido mediante señales honestas o apropiadas (Wiley, 1994). Sin embargo, el uso de señales apropiadas suele ocurrir sólo cuando se cumplen tres características: 1) los receptores en el medio son mayormente los receptores deseados, 2) los beneficios de encontrar receptores adecuados son altos y 3) los costos de atraer receptores indeseables son bajos. En cambio, los emisores son capaces de emitir señales deshonestas cuando tales 46 circunstancias (1-3) son contrarias (Sherman et al., 1997). Adicionalmente, el fenómeno de deshonestidad también se ha observado entre machos anuros con alto grado de competencia territorial (Bee et al., 2000). Una señal deshonesta es tomada en cuenta por el receptor en la medida en que su incidencia en el ambiente es menos frecuente en relación con la incidencia de señales honestas (Wiley, 1994; Maynard Smith y Harper, 1995; Sherman et al., 1997; Rowell et al., 2006). El empleo de señales sexuales honestas y deshonestas ha sido registrado en diferentes especies de anuros, particularmente en el canto masculino (Bee et al., 2000; 2001; Pröhl 2003; Forsman y Hagman 2006). Sin embargo, poco se sabe respecto a los costos que representa la deshonestidad para el sexo afectado, aunque se intuye que el costo debe ser mayor para las hembras (Johnstone 1997b; Bee et al., 2000; Bernal, 2007). La respuesta de reconocimiento se suele considerar como una conducta dimórfica entre los sexos (Hasson, 1997; Ryan, 1998; Birkhead, 2007), especialmente cuando los dos sexos emiten señales de exhibición sexual (Emerson y Boyd, 1999; Wells y Schwartz, 2007; Wells, 2007). Sin embargo, recientemente se ha propuesto que las respuestas ante señales de reconocimiento sexual o de riesgo por depredación pueden ser producto de la plasticidad de la estrategia de cada sexo y no patrones estereotipados en el procesamiento de las señales. Es decir que las diferencias en el error de reconocimiento que observamos en la conducta son propias de la estrategia de cada sexo (Bernal, 2007). Aparentemente, las diferencias en la conducta de los sexos durante el proceso de reconocimiento surgen de una asimetría por adecuar los costos que potencialmente resultan del encuentro con el otro sexo (Bernal et al., 2007). El reconocimiento es una conducta de respuesta que indica que un individuo considera a otro como apropiado, aún si se equivoca (Ryan y Rand, 1993). Los modelos de reconocimiento de señales sexuales deben entenderse en un escenario de evolución considerando que cada uno de los sexos puede tener distintos intereses en el apareamiento, por ejemplo, las hembras podrían requerir de más de un apareamiento para reproducirse, en tanto que los machos intentan reproducirse por cada evento de apareamiento (Bikherad, 1997; Johnstone, 1997a, 1997b). En este sentido, la capacidad de respuesta de los receptores depende en gran medida del grado de diferenciación de las señales y la existencia de umbrales de reconocimiento (Johnstone, 1997a; 1997b), así como del balance que pueda existir entre señales honestas y deshonestas por parte de 47 los participantes de la comunicación, en este caso de machos y hembras (Wiley, 1997; Liebert y Starks, 2004) Evidencia en la conducta de canto de algunas especies de anuros (Wells y Schwartz, 1984; Stewart y Rand, 1991; Given, 1993; Michael, 1997; Krishna y Krishna, 2005), sugiere que los cantos pueden modificarse del canto de anuncio original después del encuentro con los dos sexos. Sin embargo, en ninguno de los casos se ha podido demostrar que tales modificaciones varíen en función del sexo con el que ocurrió el encuentro. Hasta la fecha, no existen experimentos previos en las especies de anuros en las que los dos sexos vocalizan para contestar si es a través del canto que se transmite la identidad del sexo o tal información se percibe por otro tipo de señales (Gerhardt y Bee, 2007). Parece obvio que si los dos sexos de una especie animal cantan es porque debe haber características intrínsecas del canto que están indicando la identidad sexual del emisor, sobre todo si se sabe que hay variación en la morfología involucrada con la producción del canto (Duellman y Trueb, 1994; Emerson y Boyd, 1999; Wells y Schwartz, 2007; Wells, 2007). No se puede avanzar en la investigación sobre el origen de la vocalización en las hembras de anuros si no comprendemos cuál es la información que están percibiendo machos y hembras al escuchar el canto de ambos sexos (Vos, 1995; Márquez y Bosch, 2001). Parte de los procesos de comunicación que competen al diseño y codificación de las señales sonoras de machos y hembras de Eleutherodactylus cystignathoides ha sido analizado en el Capítulo 1. Dado que encontrar encuentros sexuales y enfrentamientos entre un mismo sexo de manera natural en el campo es un fenómeno poco frecuentemente en el campo, además de que, si un enfrentamiento es detectado en el campo, en la mayoría de las ocasiones no es posible identificar cuál de los dos individuos es el agresor y cuál el confrontado en la disputa, en tanto que tampoco es posible identificar el tiempo que lleva la disputa cuando uno localiza estas luchas en el campo. Por estas razones, en el presente capítulo se analizan las respuestas de hembras y machos ante las señales sonoras de individuos de los dos sexos en experimentos de reconocimiento y discriminación, dichos experimentos permiten evaluar la importancia de la vocalización en los anuros en el contexto de una especie donde la hembra también vocaliza. Asimismo, se evalúa la posibilidad de un reconocimiento visual de las hembras por parte de los machos. Estos resultados se discuten con base en las teorías actuales sobre la evolución de las señales. 48 Objetivos 4. Determinar si machos y hembras discriminan el canto del sexo contrario. 5. Cuantificar las modificaciones en el canto de hembras y machos en respuesta a la interacción sonora y visual con ambos sexos. 6. Evaluar la disposición de ambos sexos a interactuar con otro individuo de su mismo sexo y del sexo contrario Hipótesis 3. Ambos sexos discriminan el canto del sexo contrario. 4. Los individuos modifican su canto ante la presencia sonora y visual de un coespecífico. 5. Los cambios que presenta el canto diferirán en función del sexo con el cual se interactúa. Materiales y Métodos Experimento 1: Discriminación de sexos por medio del canto Asumiendo que la vocalización puede o no ser un instrumento de atracción que utilizan ambos sexos en E. cystignathoides, se realizó un experimento de fonotaxis en condiciones de laboratorio para determinar si hembras y machos (20 y 24 individuos respectivamente) discriminan el sexo del emisor por medio del canto. La prueba de discriminación indica si entre dos señales de sonido una es preferida sobre la otra, aunque no informa si la señal que no es preferida 1) es reconocida como propia de la especie, 2) no es atractiva o simplemente 3) no es reconocida del todo. La preferencia en un contexto dicotómico, en este caso de señales que provienen de dos sexos, permite evaluar si existe o no discriminación cuando las señales del sexo contrario son las más atractivas; en lugar de que las señales de ambos sexos sean igualmente atractivas (Ryan y Rand, 2001). Seleccionando de forma aleatoria grabaciones con cantos de anuncio obtenidos en campo (Kroodsma 1989; 1990), se construyeron dos grabaciones para la prueba de discriminación. Las 49 grabaciones estéreo contenían cantos de macho en un canal de sonido y de hembra en el otro, de manera que durante la prueba se escucharan de forma alternada en dos bocinas (Figura 12). D♀ A m p l i t u d I ♂ Tiempo Figura 12. Oscilograma estéreo de la grabación para la prueba de discriminación. En el canal derecho (D) se emiten cantos de hembras alternados con cantos de macho en el canal izquierdo (I), En este ejemplo, el primer canto es emitido por un macho en el canal izquierdo. Los individuos puestos a prueba fueron capturados en un periodo de 24 a 72 horas previo al experimento. Los experimentos fueron llevados a cabo durante la noche cuando la especie se mantiene activa en condiciones naturales y de laboratorio. La prueba iniciaba cuando la rana era puesta en el punto central de una cámara de fonotaxis. Durante el primer minuto la rana era colocada en el centro de la cámara cubierta por un recipiente transparente y con agujeros, con la finalidad de que se familiarizara con el sonido y el sitio de la prueba. Los cantos alternados de machos y hembras se emitían en dos bocinas de computadora colocadas en paredes opuestas de la cámara a 50 cm del centro de la misma (Figura 13). Pasado ese tiempo el recipiente era retirado de manera que anduviese libre en su desplazamiento dentro de la cámara. El desplazamiento hacia alguna de las dos bocinas a una distancia menor a 10 cm, era registrado como una respuesta de preferencia por el sexo representado. La prueba concluía al obtener una respuesta de fonotaxis o a los ocho minutos si no había acercamiento a las bocinas. La ausencia de respuesta también fue registrada aunque no se consideró para el análisis de los resultados, dado que el interés de este experimento es conocer si existe discriminación por el sexo de los cantos puestos a prueba y no si existe respuesta por la emisión de estos cantos. 50 Figura 13. Diagrama de la cámara de despliegue para el experimento de fonotaxis construida sobre una superficie de mármol con paredes de unicel de 100 x 70 x 80 cm. En el centro de la cámara se dibuja el círculo donde era liberada la rana y a los costados las bocinas se ilustran con rectángulos negros. Algunos factores de confusión se trataron de eliminar en el experimento: El primer canto emitido en la grabación era alternado entre una y otra prueba (Figura 12.I). Además, las grabaciones fueron estandarizadas en factores que en otras especies se han detectado como importantes en la preferencia sexual (Narins y Hurley, 1982; Wells y Schwartz, 1984; López y Narins, 1991; Ryan y Rand, 2001): la tasa de cantos y la potencia máxima del sonido, en cinco cantos por minuto y 80 dB al centro de la mesa, respectivamente. Estos parámetros fueron ajustados de acuerdo a valores promedio observados hasta el momento de realizar el experimento en la población de Xalapa. Para evitar confusión sobre la ubicación de la bocina y del sexo “preferido” dentro de la cámara del experimento, la mitad de las pruebas se realizaron alternando la posición de las bocinas. Al finalizar el experimento de discriminación, a los individuos que respondieron con fonotaxis se les realizó una prueba de reconocimiento para descartar la posibilidad de que las ranas estuviesen respondiendo al sonido y no al reconocimiento de su especie. Utilizando el mismo procedimiento que en el experimento anterior se utilizaron dos grabaciones, una con el canto del sexo preferido en la bocina contraria a la que había sido seleccionada y el canto de dos hylidos simpátricos en el centro de Veracruz, en la bocina del lado preferido (Figura 14). La tasa de cantos y la potencia máxima del sonido también fue controlada para ambas grabaciones, a cinco cantos por minuto y 80 dB. En la Tabla 6 se comparan algunos parámetros acústicos de las dos grabaciones con cada sexo de E. cystignathoides (H1, M1, H2 y M2) y la grabación con cantos de Hylidos (HYL) utilizadas en las pruebas de discriminación y reconocimiento. 51 D ♀ E. cystignathoides A m p l i t u d I ♂ E. miotympanum Tiempo Figura 14. Oscilograma estéreo de la grabación de prueba de reconocimiento. En el canal derecho (D) se emiten cantos de hembras de Eleutherodactylus cystignathoides alternados con cantos de machos de E. miotympanum y C. taeniopus en el canal izquierdo (I). Los resultados de las pruebas de discriminación y reconocimiento fueron analizadas simultaneamente mediante la comparación del conteo de datos observados contra datos esperados, asumiendo como hipótesis nula el no reconocimiento y no discriminación cuando al menos el 50% de los individuos reconocen a su especie y el 25% de ellos prefiere el canto de su mismo sexo frente al 25% que prefiere el canto del sexo contrario. Tabla 6. Parámetros acústicos de las grabaciones utilizadas en las pruebas de discriminación y reconocimiento. Se muestra el promedio y el coeficiente de variación Grabación TCAN TNOT DURC DURN FD DELF H1 4.7 8.2 0.249 22.28 3603.978 117.866 0.70 0.18 0.11 1.29 M1 6.5 12.2 0.193 16.78 4079.004 104.590 0.65 0.27 0.11 1.26 H2 5.4 12.2 0.348 20.41 3753.477 199.062 0.72 0.37 0.10 1.19 M2 6.3 13.6 0.275 19.44 3803.625 248.06 0.96 0.45 0.06 2.30 HYL 3.0 12.3 0.313 0.031 3001.688 -0.101 0.64 0.71 0.07 -586.24 TCAN= Número de cantos por minuto; TNOT= Número de notas por minuto; DURC= Duración de cantos; DURN= Duración de notas; FD= Frecuencia dominante; DELF= Delta en la frecuencia Para determinar si en la fonotaxis hacia alguno de los dos sexos estaban involucrados algunos otros factores, como 1) la posición del sexo contrario (izquierda o derecha) dentro de la 52 cámara de prueba, ó 2) el sexo del emisor del primer canto de la grabación utilizada en el experimento, se realizó una regresión logística con error binomial analizando la discriminación en función de la posición del sexo contrario y el sexo del emisor del primer canto en el experimento. Asimismo mediante pruebas de Wilcoxon se evaluó si la respuesta de los individuos puestos a prueba dependía de su tamaño y condición física. Experimento 2: Intromisión sonora de machos y hembras Con la finalidad de evaluar cuantitativamente en qué medida un individuo está dispuesto a interactuar con otro, se llevó a cabo una prueba utilizando un solo estímulo con la grabación del canto de uno de los sexos que era presentado a machos y hembras. La posible variación en la respuesta de canto a la grabación resultaría clave para entender el proceso de reconocimiento e intercambio de información entre los sexos que culmina en apareamiento (Bush et al., 2002). En la población de Jalcomulco los sitios para vocalizar son rocas o arbustos. En estas condiciones se simuló la invasión sonora utilizando cinco grabaciones con cantos de cada sexo. Cada grabación fue estandarizada a una potencia máxima promedio de 84 dB a diez centímetros de distancia de la bocina y una duración de 120 segundos. Al detectar por encuentro sonoro un individuo de E. cystignathoides se grababa su vocalización durante cinco minutos y se registraba la potencia máxima promedio del canto (de acuerdo al procedimiento detallado en el Capítulo 1). Posteriormente, el experimento iniciaba al activar la grabación con el canto de uno de los sexos utilizando una grabadora Olympus DS30, colocada una distancia de 1m en línea horizontal del individuo focal. Simultáneamente a la activación de la grabación se grababa la respuesta del propietario hasta cinco minutos después del primer canto de respuesta. Si después de haber activado la grabación no se observaba respuesta durante ocho minutos, daba por concluido el experimento, registrando la no respuesta. Una sola prueba era realizada para cada individuo focal. En caso de ocurrir algún desplazamiento del individuo, se registraba la distancia recorrida con respecto al sitio donde se encontraba al iniciar el experimento. El sexo, tamaño y peso de los individuos focales eran registrados. El repertorio de cantos se comparó mediante pruebas de G para distinguir 1) diferencias dentro de cada sexo antes y después de la intromisión sonora, así como para 2) determinar si la respuesta de cada sexo variaba en función del sexo cantante invasor. Los promedios de diez 53 parámetros acústicos: número de notas, número de cantos, duración de intervalos entre notas, duración de notas, duración de cantos, frecuencia dominante, delta de la frecuencia, frecuencia cumbre de la nota, máxima amplitud de la nota y potencia máxima del sonido, fueron comparados mediante pruebas de Anova para determinar las diferencias en los parámetros acústicos de los cantos de anuncio y encuentro. Para determinar si existe una respuesta distinta al canto de hembras y machos, los cambios de los parámetros acústicos con respecto al sexo invasor sonoro se compararon mediante pruebas de Ancova en el caso de los machos y pruebas de Wilcoxon en el caso de las hembras, debido al número de repeticiones y distribución de los datos. Por otro lado, se compararon los cambios en la presión máxima del sonido (PMS) antes y después de la invasión sonora bajo el siguiente supuesto: si al comparar los promedios de los parámetros acústicos no se observaron cambios cuantitativos en las respuestas, podría esperarse que la mayoría de los individuos responde con señales sonoras persistentes, de manera que al menos el 50% de los individuos mantendría la misma respuesta antes y después de la invasión sonora, en tanto que el 25% de los individuos aumentaría y un 25% restante disminuiría la magnitud del parámetro acústico en la misma proporción. De esta manera se compararon mediante pruebas de chi cuadrado valores observados y esperados con respecto a los cambios en la PMS. Asimismo se calculó el coeficiente de correlación de los diez parámetros acústicos de los cantos de encuentro con el tamaño, peso y condición física de los individuos con la finalidad de identificar la posible información contenida en este tipo de cantos. Experimento 3: Intromisión visual en el territorio del macho Con la finalidad de identificar el repertorio y los parámetros acústicos de los cantos que utilizan como anuncio y como respuesta a la intromisión física en su territorio, se realizaron experimentos utilizando hembras y machos como intrusos, adicionalmente se comparó si el canto en respuesta a la intromisión es indistinto del sexo invasor. En tres sitios de Xalapa, los alrededores del parque Tecajetes, USBI y Paseo de los Lagos, fueron realizadas invasiones de individuos macho o hembra en la grieta de un individuo vocalizando. Previo a la invasión se grabó durante cinco minutos la vocalización de anuncio, posteriormente se introducía un individuo al interior de la grieta y se grababa la vocalización 54 durante los siguientes cinco minutos a partir del primer canto emitido posterior a la invasión. Además de la grabación, se registraron datos de potencia máxima de los cantos durante la vocalización de anuncio y durante la respuesta a la invasión. Si después de haber introducido al invasor no se observaba respuesta durante ocho minutos, se daba por concluido el experimento registrando la no respuesta. Cuando fue posible capturar a los propietarios, se registraron los datos de sexo, tamaño y peso de los propietarios, además de conocer previamente estos datos para los invasores. En total se realizaron 38 repeticiones del experimento de invasión utilizando 15 hembras y 23 machos. Los promedios de diez parámetros acústicos (señalados en el experimento anterior) fueron comparados mediante Anovas para determinar las diferencias entre los parámetros de los cantos de anuncio y encuentro tras la invasión. Asimismo se comparó la variación de los parámetros en función del sexo invasor mediante pruebas de Wilcoxon. Los repertorios de anuncio y encuentro y la variación en los cantos de encuentro en función del sexo del invasor fueron comparados mediante pruebas de G. Resultados Experimento 1: ¿Discrimina Eleutherodactylus cystignathoides el canto del sexo opuesto? Para determinar si existe discriminación del canto del sexo opuesto, en el experimento de fonotaxis se comparó la respuesta de 20 hembras y 24 machos capturados en Xalapa, Veracruz. De los 44 individuos puestos a prueba, 34 individuos acudieron por fonotaxis en la prueba de discriminación hacia el canto de alguno de los dos sexos, y de éstos, sólo 27 respondieron con fonotaxis en la prueba de reconocimiento, lo cual representa una respuesta del 77 y 79% respectivamente para cada prueba. Sin embargo, solamente el 53% de los individuos discriminaron el canto del sexo opuesto y el 50% reconocieron el canto de la propia especie frente al de dos especies de la familia Hylidae. Por lo cual, la discriminación del canto del sexo opuesto y el reconocimiento del canto del mismo sexo no son respuestas significativas (G2=4.256, p= 0.119, 2 g.l.). En contra de lo esperado, los individuos no prefieren el canto del otro sexo y no reconocen el canto de la propia especie frente al canto de otra (Figura 15). 55 25 22 Frecuencia 20 18 16 14 15 11 11 10 5 0 Diferente sexo Mismo sexo Reconoce otra especie Figura 15. Valores □ observados y ■ esperados en las pruebas de fonotaxis en el laboratorio Los 18 individuos que acudieron a la bocina de otro sexo, o bien, que discriminaron el canto del sexo opuesto, corresponden al 56% de las hembras y 50% de los machos (Figura 16.A). Sólo cuatro hembras y seis machos no respondieron con fonotaxis en esta prueba. En tanto que de los 24 individuos que reconocieron el canto de su especie frente al de los Hylidos, corresponden al 44% de las hembras y 50% de los machos (Figura 16.B), siendo nuevamente cuatro hembras y seis machos aquellos que no respondieron con fonotaxis. Mediante un modelo lineal generalizado con error binomial se verificó que los resultados en las pruebas de reconocimiento no dependen de los obtenidos en las pruebas de discriminación (z= 0.601, p= 0.548). A 10 Frecuencia 8 6 4 2 0 Diferente sexo B Mismo sexo 10 Frecuencia 8 6 4 2 0 Misma especie Diferente especie Respuesta Figura 16. Frecuencia de las respuestas de ■ hembras y □ machos en la prueba de (A) discriminación y (B) reconocimiento 56 Por otro lado, se pudo observar que el tamaño LHC o la condición física de hembras y machos no contribuyen en la respuesta de discriminación o reconocimiento (Tabla 7). Asimismo, no se encontró diferencia entre los sexos en cuanto al tiempo de respuesta en la prueba de discriminación (W= 82, p= 0.33), ni en la prueba de reconocimiento (W= 48.5, p= 0.94). Tabla 7. Intervalos del tamaño (LHC) y condición física entre los individuos de cada sexo que responden diferencialmente en las pruebas de discriminación y reconocimiento Características No No del estatus Sexo Discrimina W p Reconoce W p Discrimina reconoce físico 20.5 – 25.0 19.6 – 24.6 11 0.54 19.8 – 25.0 19.6 – 21.6 3 0.43 ♀ LHC 16.8 – 19.8 17.5 – 20.1 21 0.31 16.8 – 20.1 18.1 – 19.8 22 0.83 ♂ Condición física ♀ 0.011 – 0.014 0.009 – 0.016 8 0.25 0.010 – 0.016 0.010 – 0.012 2 0.29 ♂ 0.08 – 0.010 0.08 – 0.010 39 0.47 0.008 – 0.010 0.008 – 0.010 24 0.62 Experimento 2: ¿cómo varía el canto de Eleutherodactylyus cystignathoides en función de una intromisión sonora? Los experimentos de intromisión sonora se realizaron con machos y hembras vocalizando cantos de anuncio en Jalcomulco, por lo cual se analiza la respuesta por separado para cada sexo. Sin embargo, sólo para los machos se realizaron suficientes repeticiones con el intruso de cada sexo y se analiza más adelante su respuesta de encuentro en función del sexo del intruso, en tanto que para las hembras sólo se analiza su respuesta de encuentro ante la intromisión. De un total de 47 individuos puestos a prueba, sólo dos machos no mostraron una respuesta sonora de interacción con el canto de otro individuo, en tanto que todas las hembras respondieron. ¿Cómo cantan los machos después de un encuentro sonoro? El repertorio de los machos de cantos de anuncio y encuentro ante una intromisión sonora en Jalcomulco es significativamente distinto (G2= 132.551; p< 0.001, 8 g.l.). El repertorio de anuncio emite con mayor frecuencia cantos de dos notas, en tanto que la moda en el repertorio de encuentro es el canto de una sola nota. Otra diferencia entre ambos repertorios es que en el repertorio de encuentroe se emiten cantos de más de cinco notas con mayor frecuencia y cantos de hasta 13 notas que no se emiten en el canto de anuncio (Figura 17). 57 600 Frecuencia 500 400 300 200 100 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 anuncio 331 411 350 93 24 13 9 6 2 0 0 13 0 encuentro 590 562 491 112 65 67 81 55 45 9 4 1 Número de notas en el canto Figura 17. Repertorio de cantos de anuncio y encuentro de 38 machos en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco De la misma manera, se observaron cambios en los parámetros acústicos en el repertorio de encuentro. La varianza de la duración de las notas y el delta en la frecuencia disminuyeron (Figuras 18 y 19), en tanto que el número de cantos y notas aumentaron en promedio después de la intromisión sonora (Figuras 20 y 21; Apéndice 2.2). Los cambios que presentaron los machos en la potencia máxima del sonido (PMS) en su respuesta a las grabaciones de cantos de coespecíficos resultaron contrarios a lo esperado en la hipótesis nula. La proporción de machos que persistió en la PMS en su respuesta fue menor en comparación con el número de machos que presentó cambios (X2= 11.355, p= 0.003). Por lo cual, es evidente que entre los machos la PMS en su respuesta es una característica sumamente variable (Figura 22.). Con respecto a los coeficientes de correlación entre los parámetros acústicos del canto de encuentro y las características morfológicas, dimensiones de la cabeza y temperatura (Apéndices 2.3, 2.4 y 2.5), se encontró una correlación significativa entre la duración de las notas y la condición física (r=0. 48; p=0.003), así como en la forma del inicio de la nota con el tamaño (r=0.52; p=0.001) y el largo de la cabeza (r=0.48; p=0.003). El grado de correlación entre los parámetros acústicos del canto de encuentro y las características del estatus físico es más alto que las relaciones encontradas con el canto de anuncio en esta misma población. Por otro lado, la diferencia en la PMS en la respuesta de vocalización con respecto a la PMS inicial no tiene relación con el tamaño LHC (t= -0.608; p= 0.547), el peso (t= -0.292; p= 0.772) ni la condición física (t= 0.154; p= 0.879) de los machos. 58 800 700 24 300 400 DELTA FREQ. ( Hz ) 500 600 22 20 18 DUR. NOTAS ( ms ) 16 100 200 14 12 ANUNCIO ANUNCIO ENCUENTRO Figura 19. Delta en la frecuencia entre el canto de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco 50 40 # NOTAS / MIN 20 30 15 10 10 5 # CANTOS / MIN 60 20 70 Figura 18. Duración de las notas entre el canto de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ENCUENTRO ANUNCIO ANUNCIO ENCUENTRO Figura 21. Número de notas por minuto entre el canto de anuncio y encuentro durante un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco Figura 20. Número de cantos por minuto entre el canto de anuncio y encuentro durante un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco Frecuencia ENCUENTRO 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 Sin cambio Mayor Menor Respuesta en la PMS Figura 22. Valores □ observados en la respuesta de 38 machos en contraste con los valores ■ esperados en la magnitud de potencia máxima del sonido (PMS) después de la intromisión sonora. 59 Asimismo, se comprobó que la respuesta de desplazamiento acompañada de la vocalización no varía en función de la condición de los individuos (F1,36= 0.185; p= 0.67), ni de su tamaño (F1,36= 0.967; p= 0.332). Por otro lado, la distancia que se desplazaron los 13 machos hacia la grabación del experimento no está relacionada con su tamaño (t= -0.1; p= 0.922), peso (t= -0.014; p= 0.989) o condición física (t= 0.453; p= 0.659). ¿Cómo varía el canto del macho en función del sexo del intruso acústico? El repertorio de encuentro de los machos no presentó cambios en función de la grabación de intruso (F8,29= 0.893, p=0.733) o del sexo del intruso (G2= 11.546, p= 0.317; Figura 23). De la misma manera, los parámetros acústicos de los cantos de anuncio no mostraron variación en función del sexo del intruso (Apéndice 2.6). Particularmente, se observó que los cambios en la PMS no están relacionados con el sexo del canto del invasor (F1,36= 0.002; p= 0.965) o con la grabación utilizada (F8,29= 1.27; p= 0.298). 350 Frecuencia 300 250 200 150 100 50 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 h 310 282 228 49 36 31 35 25 17 3 1 0 m 280 280 263 63 29 36 46 30 14 6 3 1 Número de notas en el canto Figura 23. Comparación del repertorio de cantos de encuentro de 38 machos en función del sexo del intruso en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco ¿Cómo cantan las hembras después de un encuentro sonoro? El repertorio de canto en las hembras se modifica después del encuentro sonoro (G2= 21.475, p= 0.006, 8 g.l.). El canto de moda en el repertorio de anuncio es de tres notas, en tanto que en el canto de anuncio es de dos notas (Figura 24) pero, a diferencia de los machos, las hembras no emiten cantos con mayor número de notas en el repertorio de encuentro (Figuras 17 y 24). Sin embargo, cuando se comparan los parámetros acústicos (Apéndice 2.7), las hembras cantan con una frecuencia máxima significativamente mayor (W= 1, p= 0.003) después de la intromisión acústica (Figura 25). 60 100 Frecuencia 80 60 40 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 anuncio 36 62 75 38 6 2 3 1 1 encuentro 38 83 76 15 6 12 4 2 1 Número de notas en el canto 7000 6000 4000 5000 MAX. FREQ ( Hz ) 8000 9000 Figura 24. Repertorio de canto de anuncio y encuentro de siete hembras en un experimento de intromisión sonora en Jalcomulco. ANUNCIO ENCUENTRO Figura 25. Frecuencia máxima en el canto de anuncio y encuentro de siete hembras después de una intromisión sonora en Jalcomulco. La mayoría de las hembras evaluadas respondieron con una PMS mayor a la expuesta previamente al experimento (Figura 26). Aunque el número de experimentos realizados fue muy bajo, con un total de siete repeticiones, de las cuales dos corresponden a la invasión de otra hembra y el resto de machos, por lo cual dichos resultados no se pueden considerar concluyentes. 6 Frecuencia 5 4 3 2 1 0 Sin cambio Mayor Menor Respuesta en la PMS Figura 26. Valores □ observados en la respuesta de siete hembras en contraste con los valores ■ esperados en la magnitud de potencia máxima del sonido (PMS) después de la intromisión sonora. 61 Experimento 3: ¿Cómo varía el canto del macho después de un encuentro visual? En el experimento de intromisión visual se realizaron 38 repeticiones de la intromisión de un individuo macho o hembra, dentro de una grieta rocosa ocupada por un macho vocalizando cantos de anuncio, de las cuales el 61% tuvieron una respuesta de vocalización. El repertorio de cantos de encuentro es notoriamente distinto al repertorio de anuncio 2 (G = 104.253, p < 0.0001, 7 g.l.). En el encuentro después de la intromisión se emiten cantos de más de nueve notas y la emisión del canto de una nota representa alrededor del 40% del repertorio de cantos (Figura 27). El repertorio de cantos de encuentro incluye cantos con mayor número de notas que son de menor duración promedio y menor duración de intervalos entre notas, además de notas de menor duración y menor delta de la frecuencia dominante con respecto al repertorio de cantos de anuncio (Apéndice 2.8). Sin embargo, sólo se encontró una tendencia en la disminución promedio del delta de la frecuencia (F(1,42)= 9.16; p= 0.004) en los cantos de encuentro con respecto al canto de anuncio (Figura 28). 320 Frecuencia 270 220 170 120 70 20 -30 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 ANUNCIO 146 146 106 52 28 26 13 9 0 0 0 0 13 0 ENCUENTRO 319 144 70 39 55 46 51 33 13 8 3 1 1 Número de notas en el canto Figura 27. Repertorio de cantos de anuncio y encuentro de 22 machos de en un experimento de intromisión visual en Xalapa 62 400 300 100 200 DELTA FREQ. ( Hz ) 0 -100 ANUNCIO ENCUENTRO Figura 28. Delta en la frecuencia entre el canto de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión visual en Xalapa ¿Cómo cantan los machos en función del sexo del intruso visual? De las 22 intromisiones en las que hubo vocalización de respuesta al encuentro, nueve fueron intromisiones con hembras y 13 con machos, lo cual representa un 60% de respuesta para el total de las hembras y un 57% para los machos. Después de la intromisión no se encontraron diferencias en el repertorio de encuentro en función del sexo del intruso (G2= 13.072, p= 0.289, 11 g.l; Figura 29). Del mismo modo, no se encontraron diferencias en los parámetros de los cantos de encuentro en función del sexo del intruso, considerando un nivel de significancia de p= 0.004 (Apéndice 2.9) y que el análisis de medidas repetidas tiende al error tipo 1 (Zar, 1999). 200 Frecuencia 150 100 50 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 H 141 68 25 20 18 21 22 10 9 3 2 0 1 M 178 76 45 19 37 25 29 23 4 5 1 1 0 Núm ero de notas en el canto Figura 29. Repertorio de encuentro de los machos cuando el intruso era hembra (H) o macho (M) en un experimento de intromisión visual en Xalapa 63 Discusión Los experimentos para evaluar la discriminación y reconocimiento de Eleutherodactylus cystignathoides por medio del canto y la presencia física de los sexos fueron desarrollados antes de identificar el amplio grado de solapamiento en los cantos de anuncio y del tamaño de los sexos (Capítulo I). Sin embargo, la respuesta de no reconocimiento y falta de discriminación coinciden con la falta de dimorfismo sexual en el tamaño y en los parámetros del canto. Aparentemente ambos sexos no discriminan al sexo contrario por medio del canto, los machos no responden con un canto particular frente al canto del sexo contrario y no reconocen al sexo contrario visualmente. La experimentación con fonotaxis ha sido una herramienta poco utilizada para entender el fenómeno de comunicación intersexual en especies cuya hembra vocaliza, por lo cual el presente estudio constituye un acercamiento importante a la comprensión de este tipo de sistemas de comunicación sexual. Anteriormente, salvo en Lithobates virgatipes, no se había puesto a prueba la capacidad de discriminar el sexo de los individuos por medio de los cantos en aquellas especies de anuros cuya hembra vocaliza. Given (1993) demostró, aunque con algunos problemas de pseudoreplicación en la grabación de prueba utilizada, que los machos de L. virgatipes son incapaces de discriminar el sexo por medio del canto y que el canto femenino sólo llega a ser atractivo cuando es acompañado de movimiento en el cuerpo de agua. Asimismo, en los machos de Alytes muletensis se han realizado pruebas de preferencia con grabaciones sintéticas de cantos de hembras para evaluar la elección masculina por medio de atributos acústicos femeninos (Bush et al., 1996). En tanto que las hembras de A. cisternasii se han sometido a pruebas de reconocimiento con la finalidad de evaluar la competencia femenina por la preferencia de los machos (Bosch, 2002a). Los posibles mecanismos por los cuales el solapamiento en los parámetros del canto de anuncio es mantenido y aprovechado por el sistema de comunicación entre los sexos se discute a continuación y se sugieren alternativas que podrían estar facilitando el reconocimiento sexual en la especie. 64 Experimento 1: ¿Discrimina Eleutherodactylus cystignathoides el canto del sexo opuesto? Debido a la falta de comparación a priori de los parámetros acústicos, se esperaba que alguna diferencia del canto “natural” de la población delatara información respecto a la identidad del sexo en el canto (Kroodsma, 1989; 1990). Sin embargo, cerca del 50% de las respuestas de fonotaxis en el contexto de discriminación sexual fue para acercarse a la bocina del mismo sexo. La no discriminación por medio del canto es congruente con la ausencia de dimorfismo sexual en los parámetros acústicos estudiados en el Capítulo I. La falta de discriminación también se ha registrado en L. virgatipes, donde los machos no tienen una respuesta particular hacia el canto de las hembras (Given, 1993). Aunque machos y hembras de E. cystignathoides y L. virgatipes podrían estar detectando alguna diferencia en algún parámetro acústico, es posible que la atracción hacia el canto de ambos sexos sea la misma como parte de su respuesta natural al estímulo acústico (McGregor, 2000). Por este motivo, sería necesario ahondar en la búsqueda de diferencias en otras características del canto de ambos sexos, como la amplitud de los armónicos, resonancia, entre otras que revela el software Sound Ruler (Gridi-papp, 2007), para poder confirmar la ausencia de dimorfismo sexual en los parámetros acústicos. Es importante destacar que la condición física o el tamaño de los individuos puestos a prueba no determinan su respuesta en la discriminación del sexo y en el reconocimiento de la especie por medio del canto. Sin embargo, la respuesta de no reconocimiento por la mitad de los individuos puestos a prueba podría estar influenciada por la manipulación durante el experimento previo, más no por la preferencia en la prueba de discriminación. En algunos anuros como Engystomops postulosus se han realizado pruebas de forma consecutiva para evaluar el reconocimiento y la discriminación del canto de coespecíficos (Ryan y Rand, 2001), pero en otras especies y animales se ha sugerido realizar pruebas para un mismo individuo en intervalos de al menos 24 horas, para evitar que el estrés por la manipulación en pruebas sucesivas desvíe el comportamiento de los individuos en cuanto a su preferencia por grabaciones (Bosch et al., 2000; Schlupp, 2000). En este sentido, sería necesario identificar si la capacidad de respuesta durante la fonotaxis puede estar ligada al nivel hormonal y disposición de apareamiento (Emerson y Boyd, 1999; Wilczinsky y Chu, 2001), ya que aparentemente la condición de stress por el cautiverio parece limitar la vocalización, o al menos diminuir esta actividad de E. cystignathoides en el laboratorio, a diferencia de otros Elutherodactylidos como E. coqui (R.P. Elinson, Com. Pers.), E. 65 antillensis, E cochranae (Michael, 1996; 1997; Ovaska y Caldbeck, 1999) y E. guanacahabibes (Díaz y Estrada, 2000), así como anuros de otras familias (Andreone y Piazza, 1990; Boistel y Sueur, 1997; Bernal, 2007) que mantienen en cautiverio una conducta de vocalización semejante a la que presentan en condiciones naturales. La pseudoreplicación podría ser un problema en la implementación de este experimento de fonotaxis. Para las pruebas de discriminación se construyeron dos grabaciones de cada sexo combinando cantos provenientes de 24 machos y seis hembras. Sin embargo, para demostrar la discriminación se requiere un mayor esfuerzo y presentar mayor número de grabaciones, Incluso se ha sugerido utilizar una grabación distinta para cada individuo puesto a prueba (Kroodsma, 1989; Kroodsma et al., 2001). Otra opción sería dirigir la diferenciación de los estímulos sintéticos con base en los intervalos extremos conocidos de los parámetros, una vez que se conocen las variaciones acústicas en el canto de los sexos (Kroodsma, 1990; Bosch, 2002b; Wiley, 2003). Given (1993) realizó una prueba de discriminación en 23 machos de L. virgatipes utilizando una sola grabación con el canto de hembra y macho, lo cual constituye un error típico en la implementación y extrapolación de resultados enfocados en probar la respuesta ante una grabación y no ante la variación del canto de cada sexo en la población (Kroodsma, 1990; Kroodsma et al., 2001) Es importante subrayar que la discriminación ha sido evaluada solamente para los cantos de anuncio. No se descarta que probablemente la discriminación del sexo por medio del canto ocurra a través de los cantos de encuentro, cuyo repertorio presenta diferencias entre los sexos: en los machos posee cantos de hasta 13 notas, en tanto que las hembras no emiten más de nueve notas. Por este motivo, el papel de los cantos de encuentro en el reconocimiento y discriminación sexual de esta especie debe ser abordado en futuros estudios. Experimento 2: ¿cómo varía el canto de Eleutherodactylyus cystignathoides en función de una intromisión sonora? La respuesta de vocalización ante el canto de anuncio de otro coespecífico en el contexto de intromisión podría estar ligada con la defensa de territorio en los machos de E. cystignathoides. La respuesta de 38 de los 40 machos evaluados ante una intromisión sonora sugiere un amplio grado de rivalidad entre los machos. Los encuentros naturales de agresión observados entre machos se suman a la idea de que los machos conservan y defienden territorios 66 como en otras especies cercanas (Jameson, 1955; Stewart y Rand, 1991; Stewart y Bishop, 1994; Michael, 1997; Alonso et al., 2001; Wells, 2007). La respuesta de las siete hembras evaluadas podría ser consecuencia de su estado hormonal de disposición al apareamiento (Emerson y Boyd, 1999), sin que ello necesariamente implique la emisión de información respecto a su identidad. Después del encuentro con el canto de anuncio de otro individuo de la misma especie, los machos de E. cystignathoides aumentan el número de notas en el repertorio. Este repertorio de cantos de encuentro contiene notas con menor duración y un menor incremento en la frecuencia con respecto de las notas del repertorio de anuncio. Dichas reducciones espectrales y temporales de las notas podrían ser el resultado de un trueque en la eficiencia al producir mayor número de cantos y notas por minuto (Wells, 2007). El repertorio de encuentro de las hembras tiene cantos con menos notas comparado con el de los machos, esto también se ha observado en el repertorio de E. coqui (Stewart y Rand, 1991). En un futuro debería investigarse si estos cantos, de más de nueve notas que aparentemente sólo los machos emiten, participan en el reconocimiento sexual. El repertorio de anuncio de los machos se compone esencialmente de cantos tipo beep y los cantos de más de cinco notas representan menos del 5% en el repertorio, en tanto que dentro del repertorio de encuentro éstos representan el 16% de los cantos. Debido al mayor número de chirridos emitidos en el repertorio de encuentro de los machos, los enfrentamientos naturales en que estos participan suelen ubicarse fácilmente en campo. En cambio, el porcentaje de cantos de más de cinco notas es similar en el repertorio de anuncio y encuentro en las hembras, diez y once por ciento respectivamente. Al no encontrar diferencia en la emisión de cantos de encuentro en función del sexo con el que se realiza la intromisión en los machos, se puede considerar que no hay especificidad en la respuesta en función del sexo al igual que en L. virgatipes (Given, 1993), ya sea porque el macho no reconoce al sexo por medio del canto o porque su respuesta es la misma para ambos sexos (McGregor, 2000; Liebert y Starks, 2004), lo cual sugiere que el comportamiento de la respuesta sonora tendría un origen intrasexual en los machos en lugar de ser una adaptación excepcional para la comunicación con las hembras (Given, 1993). La variación en la presión máxima del sonido (PMS) podría ser un importante indicador para las hembras de la disposición del macho a defender su territorio o de su grado de agresividad (López y Narins, 1991; Bosch y Marquez, 2001b; Forsman y Hagman, 2006; Bee y Gerhardt, 2007). La hipótesis de que el canto de la hembra podría ser una señal detonador que emite la 67 hembra para probar la calidad de los machos que la rodean se ha propuesto por otros investigadores (López y Narins, 1991; Given, 1993; Roy et al., 1995; Gerhardt y Bee, 2007), pero hasta la fecha no se ha evaluado experimentalmente. Algunos hechos respaldan la formulación de esta hipótesis en el caso de E. cystignathoides, por ejemplo, el canto de encuentro de las hembras suele ser mayor con respecto con la frecuencia máxima y la PMS con respecto a su canto de anuncio, ambas características suelen ser poco comunes entre los machos. Por otro lado, los cantos de encuentro de los machos pueden ser una mejor señal sobre su calidad debido a que aparentemente implican un mayor esfuerzo por incluir mayor número de notas durante prácticamente la mitad del tiempo que los cantos de anuncio (Wells, 2001; 2007). Además, a diferencia del canto de anuncio que no muestra prácticamente ninguna información respecto del macho (Capítulo I), la correlación entre los parámetros acústicos de encuentro en los machos y su estatus físico es ligeramente más robusta que la relación con los cantos de anuncio. En un futuro debería evaluarse si la duración de las notas y la forma de inicio de los cantos de encuentro de los machos contiene información que modifique la preferencia de las hembras para elegir pareja. Asimismo, se debe verificar la función de la frecuencia máxima y de la PMS en las interacciones intra e inter sexuales. Por otro lado, al comparar la intensidad entre los cantos de anuncio y encuentro, así como entre los cantos de encuentro con los dos sexos no se encontró diferencia, lo cual es contrario al comportamiento observado en E. coqui, cuya respuesta varía en función de la intensidad del canto del intruso (Narins y Hurley, 1982; Stewart y Bishop, 1994). Sin embargo, debe considerarse que debido a las restricciones del equipo utilizado, en E. cystigntahoides se registró la intensidad máxima y no la intensidad promedio o estática de las notas como en los estudios hechos en E. coqui. Además, por el número de pruebas realizado en las hembras, el cambio observado en la PMS de las mismas no aporta datos concluyentes. Es probable que la intensidad máxima del canto pudiera estar relacionada con el estatus energético u hormonal de los individuos (Mendonça et al., 1985; Marler y Ryan, 1996; Emerson, 2001; Wilczynski y Chu, 2001) y no con su tamaño, peso o condición física, por lo cual nuevas mediciones en la PMS deben ser registradas en el canto de la especie con mayor precisión. 68 Experimento 3: ¿Cómo varía el canto del macho después de un encuentro visual? La intromisión de un coespecífico en el sitio de refugio estimuló la vocalización de encuentro del 60% de los machos de E. cystignathoides sometidos a esta prueba. Aparentemente, al igual que se ha identificado en E. coqui (Stewart y Rand, 1991), los machos están predispuestos a emitir este tipo de repertorio cuando un coespecífico se introduce en su sitio de refugio independientemente del sexo del intruso. Esta predisposición podría estar orientada a ahuyentar invasores de ambos sexos dado que no es posible discernir el sexo visualmente. Esta falta de reconocimiento visual es congruente con la sobreposición del tamaño entre los sexos, aunque el reconocimiento visual en anuros se ha identificado principalmente en especies diurnas (Hödl y Amézquita, 2001). La respuesta con cantos de encuentro se ha observado en otro Eleutherodactylido nocturno, en experimentos realizados en horario diurno en E. coqui. Incluso esta especie se ha observado que emite cantos de encuentro hacia otros animales invasores que son potenciales depredadores o al menos habitantes de los mismos recovecos (Stewart y Rand, 1991). Podría sospecharse que la uniformidad en la respuesta hacia intrusos de ambos sexos surge de la existencia de mecanismos de reconocimiento individual a parejas establecidas. Sin embargo, no se ha registrado cuidado parental en E. cystignathoides (Quinn, 1979; Hayes-Odum, 1990; Wells y Tan, 1999) y la variación entre el canto de anuncio de los individuos debería evaluarse para poder descartar la posibilidad de reconocimiento por medio del canto (Bee et al., 2001). Por otro lado, la sola presencia de una hembra en el refugio del macho podría no ser suficiente para que ocurra el reconocimiento sexual. En otras especies son movimientos estereotipados de las extremidades los que constituyen señales visuales para reconocer el sexo de los machos por parte de las hembras (Hödl y Amézquita, 2001). Sin embargo, los intrusos de ambos sexos manipulados en el experimento se mantenían en silencio y estáticos, aunque en ocasiones con un leve desplazamiento para internarse del sitio de refugio o huir del mismo. En un creciente número de casos se ha comprobado que el reconocimiento sexual de las hembras por parte de los machos se realiza una vez que se establece contacto físico directo por medio del amplexo (Noble y Farris, 1929; Aronson, 1943; Marco et al., 1998: Bowcock et al., 2002; Marco y Lizana, 2002; Liao y Lua, 2009) 69 Al igual que en el repertorio de encuentro por intromisión sonora de los machos de Jalcomulco, el repertorio de encuentro debido a la intromisión en el refugio de los machos de Xalapa incluye notas con un menor incremento en la frecuencia. Aunque, por otro lado, contrasta la proporción de cantos beep de una sola nota en el repertorio de encuentro tras la intromisión física donde estos conforman el 41% de las notas producidas por los machos. En cambio, en el repertorio de encuentro por una intromisión sonora, el 65% de los cantos se distribuye entre beeps de una a tres notas. En enfrentamientos naturales se ha podido observar que la emisión de beeps de una nota parece ocurrir hacia el final de enfrentamientos agonísticos por parte del vencedor o son emitidos cuando uno de los machos está sometiendo físicamente a otro macho que se mantiene en silencio. Gracias a este experimento y las observaciones de encuentros naturales se puede suponer que el beep de una nota podría estar funcionando para denotar victoria ante el adversario. El uso de los beeps de una sola nota podría estar asociado a la interacción macho-macho, como se ha propuesto para el uso de la nota inicial o unitaria “co” en el canto de anuncio de E. coqui (Narins y Capranica, 1976). Sin embargo, no se pudo distinguir si el 40% de los machos que se mantuvieron sin responder con un despliegue de cantos de encuentro omitió un enfrentamiento debido a la presencia del intruso de su especie dentro del refugio o a la presencia del experimentador y la manipulación realizada. Por esta razón se requiere implementar un control en el diseño de este experimento que permita descartar la presencia del experimentador como un factor asociado con la variación de la respuesta de canto. Posibilidades de error en el reconocimiento y discriminación sexual a distancia En general, la respuesta de ambos sexos a las pruebas de reconocimiento y discriminación no descarta la posibilidad de que existan umbrales de reconocimiento para identificar la identidad del sexo por medio del canto de anuncio o por medio de la apariencia física de los individuos (Wiley, 1994; Starks y Lieber, 2004; Johnstone, 2007b). Para comprobar la existencia de umbrales de reconocimiento en las señales sonoras y la presencia física se debería haber realizado el mismo tipo de pruebas pero con señales controladas en un gradiente de intensidad. Sin embargo, es posible afirmar que de existir un umbral de reconocimiento entre las señales 70 sexuales, las posibilidades de error para discriminar el sexo por medio del canto pueden ser bastante altas en las poblaciones estudiadas. La hipótesis inicial era que ambos sexos podrían discriminar y reconocer el sexo contrario a distancia por medio del canto o la presencia visual, sin embargo no se conocía aún el grado de solapamiento en las señales sonoras y el tamaño de los individuos (Capítulo I). La similitud entre los cantos plantea por sí misma amplias posibilidades de error en el reconocimiento de las señales de identidad sexual, así como bajas probabilidades de que existan umbrales que separen la distribución de las características del canto de los sexos y que eventualmente puedan dar paso a la identificación del sexo por medio del canto (Wiley, 1994; Johnstone, 1997b, Sherman et al., 1997). Además de la falta de información respecto a la identidad del sexo en el canto, las condiciones bajo las que se observó la vocalización femenina en E. cystignathoides podrían respaldar la idea de que su canto puede ser una señal que es percibida con un alto grado de error respecto a la información de su identidad sexual: 1) la vocalización femenina ocurre con menor frecuencia en las poblaciones estudiadas, lo cual permite que los machos no asimilen fácilmente la presencia de hembras vocalizando en la población dado que se espera el encuentro sonoro macho-hembra ocurre en menor proporción que el encuentro sonoro macho-macho. 2) La información en el canto de anuncio respecto al estatus físico de los machos no es consistente dentro de las poblaciones aunque parece serlo cuando se analizan las poblaciones en conjunto, asimismo 3) no todos los machos están dispuestos a interactuar con otros individuos (de su sexo y del sexo contrario) y existe una amplia variación en la respuesta de canto que emiten cuando se les incita a una interacción con ambos sexos, estos hechos en conjunto (2-3) permiten suponer que probablemente no todos los machos son de buena calidad dentro de la población, por lo cual para la hembra resultaría costoso aparearse con machos inapropiados y le resultaría necesario evaluar la calidad de los machos (Given 1993; Sherman et al., 1997; Bernal et al., 2007), aunque en el presente estudio no se evaluaron costos reproductivos. En E. cystignathoides no se ha comprobado la existencia de cuidado paternal, sin embargo, es muy probable que la conducta territorial de los machos esté ligada a un papel activo en la reproducción, ya sea en el cuidado de la nidada o bien en el mantenimiento de territorios donde ocurre la anidación, como ocurre en la mayoría de las especies del género (Wells, 2007). En las hembras de E. coqui, la variación en el éxito reproductor no está estrictamente ligado con su tamaño o el de su nidada como en la mayoría de los anuros (Wells, 2007), sino con la tasa de 71 nacimiento de sus crías (Townsend y Stewart, 1994), cuyo éxito de eclosión depende en gran medida del cuidado paternal (Taigen et al., 1984; Townsend et al., 1984). Es probable que en E. cystignathoides la elección femenina de un macho inapropiado implique amplios costos y en un futuro deben analizarse estos aspectos para poder interpretar mejor el papel de la vocalización femenina. Es de esperarse que si una estrategia alternativa como la vocalización de las hembras, que representa un costo adicional, contribuye a aumentar la adecuación de las “cantantes” frente a aquellas “silenciosas”, la expresión de esta conducta puede prevalecer dentro de la población en la medida en que la conducta “silenciosa” tienda a tener mayores costos reproductivos (Sinervo y Lively, 1996; Birkhead, 2007). El hecho de que las hembras que no vocalizan son significativamente de mayor tamaño y condición física con respecto a aquellas que se encontraron vocalizando (Apéndice 2.10), sugiere que la motivación para la vocalización femenina podría ser un sistema dinámico dentro de la reproducción de las poblaciones (Sinervo y Lively, 1996; Rowell et al., 2006). Alternativamente, es posible suponer que si la proporción sexual operativa (PSO) de machos es mayor en la población, como lo sugieren la proporción de machos vocalizando, la ausencia de competencia por encontrar pareja por parte de las hembras podría estar influyendo en la falta de separación entre los parámetros acústicos (Littlejohn, 2001) dado que no les es necesario revelar su identidad sexual para poder acceder a un macho, sino simplemente identificarse como miembro de la especie. En aquellas especies en que se ha identificado un repertorio de cantos distinto entre los sexos, parece haber un alto grado de competencia entre las hembras por encontrar pareja (Given, 1993; Boistel y Sueur, 1997; Bush, 1997; Orlov, 1997). Además de la PSO es posible suponer que la densidad de algunas de las poblaciones observadas podría estar motivando la necesidad en la hembra de anunciarse si las potenciales parejas están muy alejadas (Schlaepfer y Figueroa-Sandi, 1998), dado que interacciones a varios metros de distancia pueden observarse en campo. Por esta razón, en un futuro deben verificarse la densidad de las poblaciones en las que hay incidencia de hembras vocalizando frente aquellas en las que no se observa. 72 Discusión General En tanto no se observe cómo culmina el apareamiento bajo condiciones naturales y en qué medida la vocalización femenina contribuye en el éxito reproductor de ambos sexos (Márquez y Bosch, 2001) se podrá seguir especulando acerca de la funcionalidad de la vocalización de las hembras de E. cystignathoides. En el presente estudio se presentan diferentes hallazgos que permitirán conducir el planteamiento adecuado de nuevas hipótesis en la especie estudiada así como en el resto de las especies de anuros terrestres en el que la vocalización de la hembra no ha quedado del todo clara. Son evidentes las necesidades de 1) verificar la información que guarda la vocalización de las hembras de los anuros en general, así como 2) implementar nuevos métodos para evaluar la calidad de los machos independientemente de si la hembra envía o responde con señales sonoras. Si se traslada el problema de la falta de diferenciación de las señales a los modelos teóricos sobre la evolución de la diversificación de las señales encontramos que, en algunos sistemas de comunicación en anuros y ortópteros (Given, 1993), no se ha encontrado rastros sobre la coevolución paralela entre las señales de emisores y la aceptación de los receptores planteada por Ryan (1998), lo cual sugiere que mecanismos alternativos no comprendidos hasta ahora podrían conducir los cambios entre las señales y las respuestas que provocan (Schul y Bush, 2002; Liebert y Starks, 2004). Particularmente, en los sistemas de comunicación sexual se debe considerar que las estrategias reproductoras de machos y hembras son distintas en prácticamente todas las especies, de manera que el interés por comunicarse con el sexo contrario podría variar en la medida en que el número de gametos disponibles para el apareamiento y la energía invertida para cada emisión de gametos difiera entre los sexos (Liebert y Starks, 2004; Birkhead, 2007). Costos y posibilidades de error en las señales de comunicación En la dinámica de los sistemas de comunicación las señales son “sobre-escuchadas” por diferentes receptores que pueden o no ser el objetivo del emisor, por lo cual estos pueden emitir señales incompletas y beneficiarse de eludir receptores indeseables (competidores, depredadores o parejas inconvenientes), o bien, enviar señales que presentan errores en la percepción de sus 73 coespecíficos, ante lo cual resultan diferentes costos asociados a cada estrategia (Rowell et al., 2006). En la medida de que estos errores pueden ser “intencionados” por parte del emisor, el empleo de señales deshonestas puede aumentar la adecuación del emisor o bien evitar una disminución de la misma dependiendo del costo que represente la honestidad (Hauser y Nelson, 1991; Maynard-Smith y Harper, 1995; Hasson, 1997; Rowell et al., 2006). Una conducta de intencionalidad se observa cuando la vocalización de hembras de anuro puede detonar una vocalización más intensa de parte de los machos e incluso la interacción de cantos puede culminar en un amplexo en las diferentes especies en que se ha observado la vocalización femenina (Dixon, 1957; Given, 1993; Roy et al., 1995; Boistel y Sueur, 1997; Bush, 1997; Márquez y Bosch, 2001; Bosch 2002a). Si la capacidad de los machos por mantener un recurso o territorio (“Resource Holding Power” o RHP) es difícil de detectar por el número bajo de interacciones antagonistas, ya sea por el grado de su agregación o por los costos que dicha interacción implica (Gerhardt y Bee, 2007). Una señal deshonesta sobre la identidad de la hembra podría ser adaptativa al poner a prueba la honestidad de los machos respecto a su RHP (Bee et al., 2001; Pröhl, 2003), particularmente en especies donde la anidación parece requerir de condiciones escasas en ciertos ambientes (Eberhard, 1996), como en varias especies de Eleutherodactylus, donde el éxito reproductor de los machos está ligado a su defensa territorial (Taigen et al., 1984; López y Narins, 1991; Townsend y Stewart, 1994; Alonso et al., 2001; Ovaska y Rand, 2001; O´Brien, 2007; Wells, 2007). La respuesta de machos de E. cystignathoides en los experimentos de reconocimiento sugiere que el costo por acudir a un encuentro con otro coespecífico no es más alto que el beneficio de mantener su territorio, a la vez que es una oportunidad de evidenciar su RHP, o bien, atraer una hembra a la cual cortejar (Gerhardt y Bee, 2007). En tanto que la interacción o el encuentro de hembra-hembra o el encuentro de estas con machos inapropiados podrían no ser eventos de alto costo si 1) una evaluación sonora del repertorio de encuentro indica por un lado la identidad sexual del individuo (proporción de chirridos que emiten los machos), o bien, 2) si la calidad de los machos queda expresada en los cambios de su respuesta después de que se activa la evaluación con una intromisión sonora. Aparentemente el momento de mayor riesgo para ambos sexos durante el cortejo de los anuros es durante el abrazo o amplexo, ya que en esta etapa la movilidad de ambos sexos es deficiente y disminuye drásticamente la capacidad de escapar de depredadores (Bowcock et al., 74 2008), a diferencia de la etapa de vocalización en la que el riesgo de depredación es potenciado por la atracción de depredadores que también son receptores de las señales sonoras, pero la capacidad de escapar a tiempo de los cantores persiste (Benard, 2007; Bowcock et al., 2008). Es probable que algunas especies territoriales eviten la confrontación para disminuir a su vez el riesgo de depredación (Wells, 2007), este parece ser el caso de los machos de E. cystignathoides, donde la confrontación puede culminar en forcejeos físicos que disminuirían la movilidad de forma semejante al amplexo. Es de esperarse que el encuentro de una hembra con otra no implique forcejeos físicos si el número de machos “adecuados” no está limitado en la población (Bosch, 2002a) y la densidad de hembras vocalizando es mucho menor comparada con la de los machos. En tanto que el escape o silencio podría ser una respuesta de machos que no están dispuestos a pelear si se encuentran en conflicto con otro macho o de hembras que no han detectado una pareja conveniente. En este escenario el mayor costo estaría dado por el encuentro macho-macho (Maynard Smith y Harper, 1995; Rowell et al., 2006), pero dicho encuentro es independiente de la vocalización de las hembras y está ampliamente generalizado entre los anuros como en otros animales territoriales (Wells, 2007). Las discrepancias observadas en el estatus físico de E. cystignathoides donde la hembra tiende a un mayor tamaño que los machos, puede deberse a la inversión diferencial por parte de los sexos en: 1) el tiempo destinado a la alimentación y 2) el gasto de energía en funciones reproductoras (Woolbright, 1983; 1989; Woolbright y Stewart, 1987). Es probable que los machos de E. cystignathoides disminuyan su actividad de forrajeo mientras vocalizan, aunque es posible observar que esporádicamente se alimentan durante la actividad sonora. Sin embargo, gran parte de la energía de los machos debe ser destinada al desempeño del canto (Woolbright y Stewart, 1987; Ryan, 1992; Wells, 2001) y probablemente alternan periodos de alimentación y vocalización, por lo cual se consume rápidamente la energía obtenida limitando su crecimiento (Woolbright y Stewart, 1987; Alonso et al., 2001; Wells, 2007). Por otra parte, las hembras que producen un número mayor de ovocitos son probablemente aquellas de mayor tamaño (Townsend y Stewart, 1994). Por lo cual sería una ventaja que las hembras de E. cystignathoides vocalicen menos frecuentemente e inviertan gran parte de su tiempo en la alimentación. 75 ¿Por qué cantan las hembras? De acuerdo a los modelos teóricos generales sobre la evolución de las señales es posible plantear que, en el caso de E. cystignathoides, la vocalización de la hembra pudo haberse originado en oposición a la falta de honestidad de la vocalización masculina, de manera que la deshonestidad o la falta de información en la comunicación intersexual se mantiene evolutivamente estable5 en la especie (Wiley, 1994; Johnstone 1997a; 1997b; Sherman et al., 1997), considerando que la capacidad neuro-hormonal y anatómica persiste en las hembras aunque no vocalicen con la misma insistencia que los machos (Emerson y Boyd, 1999). La predisposición de los machos o su fiabilidad a responder al canto de un coespecífico constituye una oportunidad para que las hembras contrarresten la deshonestidad de la información sobre su calidad mediante otra señal deshonesta emitiendo señales similares al canto de un macho (Sherman et al., 1997). De manera que si los costos de comparar a los machos son bajos, la selección natural podría estar favoreciendo la elección activa por parte de la hembra mediante un proceso de evaluación críptica (Eberhard, 1996; Wells, 2007). La mayoría de las observaciones en las especies con vocalización femenina reconocen un contexto de anuncio o detonador por parte de las hembras (Emerson y Boyd, 1999; Krishna y Krishna, 2005). Sin embargo, Stanley Rand (2001b) propuso que la vocalización femenina “inexplicable” en varias especies podría ser ocasionada por residuos contaminantes en el ambiente, como el DDT, capaces de mimetizarse como hormonas sexuales en los anfibios. Este es el caso de Polypedates leucomystax e Hyperolius marmoratus, en las que durante la segunda mitad del siglo XX fueron reportadas poblaciones con hembras vocalizando y durante exploraciones recientes en otras regiones geográficas este fenómeno no ha sido observado, lo cual, reconoce el propio Rand, también podría explicarse como una variación geográfica en la conducta de vocalización. Esta hipótesis no deja de ser inquietante dado que Emerson y Boyd (1999) han demostrado que las rutas hormonales que promueven la vocalización son idénticas entre los sexos. En el caso de E. cystignathoides, aunque se desconoce la presencia de residuos agroquímicos u otros contaminantes en los sitios de estudio o en zonas aledañas, es posible que 5 Una estrategia evolutivamente estable es aquella que se mantiene porque en resultados netos los individuos con caracteres “apropiados” e “inapropiados” son seleccionados de forma neutral, en este caso debido a que no se ha originado un mecanismo que discrimine el carácter “apropiado” del “inapropiado”. 76 éstos sean o hayan sido empleados en época reciente, por lo cual esta explicación podría abordarse experimentalmente en un futuro. Hasta la fecha, el proceso de reconocimiento y localización de pareja entre los anuros ha recibido atención principalmente en especies que se caracterizan por estrategias de reproducción explosiva (Noble y Farris, 1929; Aronson, 1943; Marco et al., 1998: Bowcock et al., 2002; Marco y Lizana, 2002; Liao y Lua, 2009). Los estudios se han focalizado en el reconocimiento de hembras por parte de los machos y los resultados de las pruebas de reconocimiento a las que se han sometido los machos de estas especies sugieren que el reconocimiento sexual es debido al contacto físico que se produce tras el amplexo, de manera que es el mayor tamaño de las hembras y su robustez cuando poseen ovocitos lo que se percibe como una señal de la identidad sexual, además del consentimiento o aceptación del abrazo cuando están receptivas sexualmente, en tanto que un macho que recibe un abrazo suele emitir una respuesta inmediata con un canto de amenaza (Noble y Farris, 1929; Aronson, 1943; Marco et al., 1998: Bowcock et al., 2002; Marco y Lizana, 2002; Liao y Liu, 2009). Las especies con vocalización femenina plantean una nueva ruta de exploración sobre el reconocimiento y discriminación sexual a distancia, particularmente de parte de las hembras. 77 Literatura Consultada Alonso R., A. Rodríguez Gómez y A.R. 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Parámetros acústicos F p 1.61 0.21 Potencia máxima del sonido (dB)* 0.57 0.64 Duración del canto (s) 1.11 0.35 Duración de notas (ms) 0.72 0.55 Duración de intervalos entre notas (ms) 1.44 0.24 Frecuencia dominante (Hz) 0.80 0.50 Frecuencia de inicio (Hz) 1.42 0.25 Frecuencia final (Hz) 2.50 0.07 Delta en la frecuencia (Hz) 1.18 0.33 Mínima frecuencia (Hz) 0.94 0.43 Máxima frecuencia (Hz) 0.16 0.92 Forma del inicio de la nota 0.96 0.42 Forma del final de la nota 0.47 0.70 Número de cantos por minuto 0.60 0.62 Número de notas por minuto * La comparación incluye el canto de tres machos de Los Lagos, ocho del Parque El Haya y 28 de USBI, 88 Apéndice 1.3. Significación de la comparación de los parámetros acústicos entre pisos altitudinales y el sexo anidado al piso altitudinal. Piso / Sexo Pisos Parámetros acústicos F p F p 0.43 0.512 23.22 < 0.001 Potencia máxima del sonido (dB)* 2.76 0.067 0.75 0.388 Duración del canto (s) 1.54 0.218 1.98 0.162 Duración de notas (ms) 1.52 0.223 0.41 0.523 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.38 0.686 33.03 < 0.001 Frecuencia dominante (Hz) 0.80 0.453 7.10 0.009 Frecuencia de inicio (Hz) 0.15 0.859 38.76 < 0.001 Frecuencia final (Hz) 0.95 0.388 45.86 < 0.001 Delta en la frecuencia (Hz) 5.73 0.004 2.06 0.154 Mínima frecuencia (Hz) 1.68 0.191 0.06 0.809 Máxima frecuencia (Hz) 1.17 0.315 0.003 0.956 Forma del inicio de la nota 4.13 0.018 0.77 0.838 Forma del final de la nota 2.70 0.072 3.27 0.073 Número de cantos por minuto 2.88 0.060 5.01 0.027 Número de notas por minuto La potencia máxima del sonido se registró solamente en 40 machos de Xalapa, ocho hembras y 51 machos en Jalcomulco. Apéndice 1.4. Coeficientes de correlación de Pearson calculados entre los parámetros acústicos y la longitud hocico cloaca (LHC), peso y condición física en los machos Condición física LHC Peso N=90 Parámetros acústicos n =98 N=93 r p R p r P 0.19 0.074 0.44 < 0.001 0.46 < 0.001 Potencia máxima del sonido (dB)* Duración del canto (s) -0.11 0.265 -0.16 0.121 -0.11 0.301 Duración de notas (ms) 0.08 0.454 -0.02 0.813 -0.002 0.204 Duración de intervalos entre notas (ms) -0.05 0.645 -0.08 0.449 -0.07 0.525 Frecuencia dominante (Hz) -0.04 0.692 0.26 0.010 0.33 0.001 Frecuencia de inicio (Hz) -0.06 0.570 0.15 0.147 0.19 0.065 Frecuencia final (Hz) -0.05 0.637 0.25 0.016 0.34 < 0.001 Delta en la frecuencia (Hz) -0.004 0.965 0.25 0.017 0.37 < 0.001 Mínima frecuencia (Hz) -0.28 0.005 -0.05 0.643 0.04 0.737 Máxima frecuencia (Hz) 0.06 0.536 0.03 0.742 0.03 0.760 Forma del inicio de la nota 0.25 0.012 0.24 0.022 0.23 0.029 Forma del final de la nota 0.23 0.020 0.14 0.189 0.13 0.231 Número de cantos por minuto 0.003 0.975 -0.03 0.806 -0.03 0.785 -0.06 0.557 -0.04 0.692 -0.07 0.476 Número de notas por minuto * La potencia máxima del sonido se registró en 86 machos. 89 Apéndice 1.5. Coeficientes de correlación de Pearson calculados entre los parámetros acústicos y la longitud hocico cloaca (LHC), peso y condición física en machos de Xalapa Condición física LHC Peso N=38 Parámetros acústicos n =46 N=39 r p r p r p 0.01 0.947 0.10 0.585 0.09 0.620 Potencia máxima del sonido (dB)* Duración del canto (s) 0.04 0.796 -0.15 0.371 -0.19 0.239 Duración de notas (ms) 0.17 0.241 -0.09 0.580 -0.12 0.479 Duración de intervalos entre notas (ms) -0.004 0.981 -0.07 0.684 -0.10 0.544 Frecuencia dominante (Hz) -0.11 0.468 0.24 0.144 0.32 0.045 Frecuencia de inicio (Hz) -0.10 0.515 0.26 0.105 0.34 0.037 Frecuencia final (Hz) -0.12 0.423 0.21 0.202 0.30 0.066 Delta en la frecuencia (Hz) -0.07 0.633 -0.06 0.702 0.003 0.985 Mínima frecuencia (Hz) -0.27 0.067 0.03 0.817 0.06 0.704 Máxima frecuencia (Hz) 0.06 0.680 0.18 0.268 0.26 0.113 Forma del inicio de la nota 0.37 0.010 0.29 0.070 0.27 0.090 Forma del final de la nota 0.29 0.052 0.26 0.109 0.29 0.069 Número de cantos por minuto -0.04 0.767 -0.15 0.343 -0.12 0.470 -0.05 0.751 -0.15 0.350 Número de notas por minuto * La potencia máxima del sonido se registró en 35 machos. -0.12 0.479 Apéndice 1.6. Coeficientes de correlación de Pearson calculados entre los parámetros acústicos y la longitud hocico cloaca (LHC), peso y condición física en machos de Jalcomulco Condición física LHC Peso N=51 n =51 N=53 Parámetros acústicos r p r P r P 0.23 0.111 0.26 0.070 0.17 0.248 Potencia máxima del sonido (dB)* -0.40 0.003 -0.28 0.038 -0.10 0.467 Duración del canto (s) -0.10 0.487 0.14 0.323 0.28 0.045 Duración de notas (ms) -0.11 0.458 -0.04 0.800 0.06 0.688 Duración de intervalos entre notas (ms) -0.10 0.503 -0.13 0.335 -0.17 0.238 Frecuencia dominante (Hz) -0.08 0.588 -0.20 0.148 -0.27 0.051 Frecuencia de inicio (Hz) -0.11 0.434 -0.16 0.244 -0.14 0.339 Frecuencia final (Hz) -0.08 0.549 0.01 0.915 0.18 0.204 Delta en la frecuencia (Hz) -0.39 0.004 -0.34 0.012 -0.22 0.119 Mínima frecuencia (Hz) 0.06 0.666 -0.16 0.260 -0.26 0.061 Máxima frecuencia (Hz) 0.05 0.736 0.13 0.358 0.12 0.405 Forma del inicio de la nota 0.16 0.271 0.04 0.775 0.01 0.923 Forma del final de la nota 0.04 0.775 -0.01 0.922 -0.08 0.590 Número de cantos por minuto Número de notas por minuto -0.08 0.586 -0.16 0.255 * La Potencia máxima del sonido se registró en 51 machos 90 -0.21 0.141 Apéndice 1.7 Coeficientes de correlación de Pearson entre los parámetros acústicos y la longitud hocico cloaca (LHC), peso y condición física de las hembras LHC Peso Condición n =11 n=12 física n=10 Parámetros acústicos r p r p r p 0.42 0.409 -0.11 0.809 -0.12 0.820 Potencia máxima del sonido (dB)* -0.40 0.223 -0.36 0.257 0.22 0.550 Duración del canto (s) -0.16 0.632 0.06 0.853 -0.18 0.619 Duración de notas (ms) 0.467 0.16 0.615 0.19 0.560 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.25 -0.01 0.972 0.25 0.428 0.25 0.478 Frecuencia dominante (Hz) 0.17 0.613 0.28 0.372 -0.05 0.893 Frecuencia de inicio (Hz) -0.04 0.905 0.26 0.422 0.34 0.340 Frecuencia final (Hz) -0.43 0.191 -0.13 0.673 0.60 0.066 Delta en la frecuencia (Hz) 0.27 0.431 0.06 0.842 -0.08 0.825 Mínima frecuencia (Hz) 0.20 0.558 0.86 < 0.001 0.12 0.742 Máxima frecuencia (Hz) -0.25 0.457 -0.01 0.979 0.35 0.324 Forma del inicio de la nota 0.46 0.158 0.23 0.472 -0.15 0.675 Forma del final de la nota -0.39 0.232 -0.40 0.197 0.06 0.866 Número de cantos por minuto -0.41 0.216 -0.36 0.253 0.05 0.898 Número de notas por minuto *La potencia máxima del sonido se registró en 8 hembras. Apéndice 1.8. Coeficientes de correlación de Pearson entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos de 98 machos Largo Ancho Alto Volumen Parámetros acústicos r p r P r p r p 0.09 0.406 0.12 0.255 -0.03 0.749 0.09 0.438 Potencia máxima del sonido (dB)* -0.10 0.328 -0.16 0.121 -0.15 0.147 -0.16 0.117 Duración del canto (s) -0.06 0.564 -0.04 0.704 -0.06 0.542 -0.05 0.612 Duración de notas (ms) 0.829 -0.10 0.350 -0.01 0.960 -0.04 0.681 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.02 -0.06 0.528 0.05 0.629 -0.13 0.196 -0.06 0.580 Frecuencia dominante (Hz) -0.07 0.501 0.05 0.608 -0.05 0.616 -0.03 0.782 Frecuencia de inicio (Hz) -0.06 0.549 0.03 0.793 -0.18 0.071 -0.08 0.410 Frecuencia final (Hz) -0.01 0.891 -0.03 0.802 -0.27 0.008 -0.12 0.257 Delta en la frecuencia (Hz) -0.19 0.065 -0.17 0.086 -0.25 0.013 -0.27 0.008 Mínima frecuencia (Hz) -0.07 0.483 -0.01 0.993 -0.07 0.490 -0.05 0.632 Máxima frecuencia (Hz) 0.16 0.123 0.21 0.040 0.11 0.297 0.21 0.034 Forma del inicio de la nota 0.09 0.384 0.13 0.207 0.10 0.320 0.13 0.185 Forma del final de la nota 0.04 0.673 -0.06 0.575 0.18 0.069 0.06 0.582 Número de cantos por minuto -0.09 0.374 0.04 0.712 0.15 0.145 0.02 0.810 Número de notas por minuto * La potencia máxima del sonido se registró en 86 machos. 91 Apéndice 1.9. Coeficientes de correlación de Pearson entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos de 48 machos de Xalapa Largo Ancho Alto Volumen Parámetros acústicos r p r P r p r p -0.06 0.716 -0.04 0.834 0.14 0.432 0.01 0.936 Potencia máxima del sonido (dB)* -0.05 0.749 -0.16 0.297 -0.18 0.229 -0.16 0.302 Duración del canto (s) -0.11 0.474 -0.02 0.906 -0.15 0.311 -0.09 0.545 Duración de notas (ms) 0.06 0.675 -0.09 0.541 -0.003 0.981 -0.03 0.829 Duración de intervalos entre notas (ms) -0.003 0.983 0.05 0.730 0.03 0.830 0.05 0.767 Frecuencia dominante (Hz) -0.03 0.822 0.09 0.548 0.07 0.656 0.06 0.701 Frecuencia de inicio (Hz) -0.002 0.992 -0.03 0.863 -0.07 0.657 -0.02 0.871 Frecuencia final (Hz) 0.06 0.709 -0.21 0.170 -0.24 0.101 -0.15 0.331 Delta en la frecuencia (Hz) -0.16 0.286 -0.17 0.270 -0.15 0.313 -0.21 0.153 Mínima frecuencia (Hz) -0.11 0.470 0.09 0.541 -0.20 0.177 -0.06 0.703 Máxima frecuencia (Hz) 0.16 0.276 0.25 0.098 0.16 0.274 0.26 0.084 Forma del inicio de la nota 0.06 0.699 0.08 0.590 0.11 0.473 0.10 0.490 Forma del final de la nota 0.22 0.139 -0.14 0.340 0.21 0.167 0.10 0.516 Número de cantos por minuto 0.09 0.556 0.02 0.883 0.19 0.207 0.11 0.457 Número de notas por minuto * La potencia máxima del sonido se registró en 48 machos. Apéndice 1.10. Coeficientes de correlación de Pearson entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos de 50 machos de Jalcomulco Largo Ancho Alto Volumen Parámetros acústicos r p r P r p r p 0.19 0.191 0.06 0.671 -0.06 0.688 0.10 0.500 Potencia máxima del sonido (dB)* -0.17 0.239 -0.17 0.242 -0.11 0.429 -0.17 0.217 Duración del canto (s) -0.005 0.972 -0.04 0.763 0.06 0.681 0.01 0.927 Duración de notas (ms) -0.04 0.776 -0.08 0.559 -0.03 0.818 -0.07 0.634 Duración de intervalos entre notas (ms) -0.08 0.573 -0.10 0.467 -0.23 0.106 -0.17 0.242 Frecuencia dominante (Hz) -0.08 0.593 -0.09 0.529 -0.12 0.389 -0.12 0.383 Frecuencia de inicio (Hz) -0.07 0.611 -0.06 0.675 -0.24 0.087 -0.15 0.289 Frecuencia final (Hz) -0.01 0.919 0.03 0.829 -0.25 0.068 -0.08 0.554 Delta en la frecuencia (Hz) -0.21 0.141 -0.29 0.37 -0.37 0.007 -0.36 0.008 Mínima frecuencia (Hz) -0.03 0.845 -0.17 0.225 0.11 0.446 -0.04 0.802 Máxima frecuencia (Hz) 0.16 0.269 0.14 0.318 0.04 0.775 0.16 0.258 Forma del inicio de la nota 0.13 0.376 0.24 0.085 0.09 0.537 0.19 0.180 Forma del final de la nota -0.12 0.414 0.03 0.823 0.20 0.150 0.02 0.906 Número de cantos por minuto -0.28 0.048 0.03 0.855 0.14 0.313 -0.09 0.519 Número de notas por minuto * La potencia máxima del sonido se registró en 48 machos. 92 Apéndice 1.11. Coeficientes de correlación de Pearson entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos de 11 hembras Largo Ancho Alto Volumen Parámetros acústicos r p r p r p r p -0.08 0.878 0.27 0.600 -0.31 0.544 0.01 0.978 Potencia máxima del sonido (dB)* -0.79 0.004 -0.13 0.694 -0.27 0.421 -0.50 0.120 Duración del canto (s) 0.20 0.556 -0.25 0.451 -0.15 0.670 -0.07 0.843 Duración de notas (ms) 0.724 -0.02 0.655 -0.07 0.841 -0.01 0.989 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.12 -0.22 0.524 0.29 0.390 0.27 0.421 0.12 0.727 Frecuencia dominante (Hz) -0.05 0.884 0.19 0.585 0.29 0.391 0.16 0.642 Frecuencia de inicio (Hz) -0.20 0.547 0.32 0.339 0.25 0.452 -0.13 0.708 Frecuencia final (Hz) -0.23 0.492 0.12 0.728 -0.12 0.733 -0.10 0.773 Delta en la frecuencia (Hz) 0.43 0.190 0.07 0.844 0.12 0.723 0.24 0.468 Mínima frecuencia (Hz) 0.12 0.722 0.60 0.052 0.50 0.119 0.51 0.108 Máxima frecuencia (Hz) 0.55 0.082 0.14 0.691 0.18 0.605 0.37 0.262 Forma del inicio de la nota 0.64 0.033 0.52 0.104 0.62 0.046 0.74 0.009 Forma del final de la nota -0.44 0.174 -0.15 0.659 -0.22 0.516 -0.33 0.325 Número de cantos por minuto -0.67 0.025 -0.14 0.691 -0.26 0.445 -0.44 0.181 Número de notas por minuto *La potencia máxima del sonido se registró en 8 hembras. Apéndice 1.12. Coeficientes de correlación de Pearson entre los parámetros acústicos de hembras y machos y la temperatura. Parámetros acústicos Potencia máxima del sonido (dB)* Duración del canto (s) Duración de notas (ms) Duración de intervalos entre notas (ms) Frecuencia dominante (Hz) Frecuencia de inicio (Hz) Frecuencia final (Hz) Delta en la frecuencia (Hz) Mínima frecuencia (Hz) Máxima frecuencia (Hz) Forma del inicio de la nota Forma del final de la nota Número de cantos por minuto Número de notas por minuto ♂ n= 53 r 0.29 -0.23 -0.28 -0.25 p 0.045 0.102 0.041 0.067 0.46 0.40 0.45 0.26 0.20 0.09 -0.12 0.08 0.45 0.53 < 0.001 0.003 < 0.001 0.061 0.154 0.499 0.393 0.553 < 0.001 < 0.001 93 ♂ ♂ Xalapa n= 26 r P -0.64 0.002 -0.30 0.133 -0.15 0.451 Jalcomulco n= 27 r p 0.25 0.211 -0.47 0.013 0.17 0.408 r 0.19 0.25 -0.91 p 0.764 0.629 0.012 -0.19 0.342 -0.29 0.144 0.32 0.532 0.40 0.49 0.39 -0.21 0.25 0.23 0.070 0.26 0.05 -0.02 0.042 0.011 0.052 0.301 0.223 0.265 0.733 0.194 0.798 0.925 -0.08 -0.13 -0.11 -0.03 -0.39 -0.06 -0.10 0.08 0.41 0.49 0.695 0.508 0.584 0.890 0.045 0.760 0.613 0.700 0.035 0.009 0.84 0.76 0.78 -0.44 0.57 0.53 0.46 -0.03 -0.22 -0.12 0.036 0.081 0.068 0.381 0.240 0.284 0.360 0.956 0.673 0.819 ♀ n= 6 Apéndice 1.13. Histogramas de los parámetros acústicos espectrales y temporales de machos y hembras en cada piso altitudinal. Machos - Xalapa Machos- Jalcomulco q 10 Frequency 5 10 0 0 5 Frequency 15 15 20 20 g 3000 3500 4000 4500 3000 5000 4000 4500 5000 Hembras - Jalcomulco 1.5 0.0 0.0 0.5 0.5 1.0 1.0 1.5 Frequency 2.0 2.0 2.5 2.5 3.0 3.0 Hembras - Xalapa Frequency 3500 Frecuencia Dominante ( Hz ) Frecuencia Dominante ( Hz ) 3000 3500 4000 4500 5000 3000 Frecuencia Dominante ( Hz ) 3500 4000 4500 Frecuencia Dominante ( Hz ) 94 5000 Machos- Jalcomulco 20 0 0 5 5 10 15 Frequency 15 10 Frequency 20 25 25 30 30 Machos - Xalapa 10 15 20 25 30 35 10 15 Duración de las notas ( ms ) 25 30 35 30 35 2.5 2.0 1.5 1.0 0.5 0.0 0.0 0.5 1.0 1.5 Frequency 2.0 2.5 3.0 Hembras - Jalcomulco 3.0 Hembras - Xalapa Frequency 20 Duración de las notas ( ms ) 10 15 20 25 30 35 10 Duración de las notas ( ms ) 15 20 25 Duración de las notas ( ms ) 95 Machos- Jalcomulco 10 Frequency 5 10 0 0 5 Frequency 15 15 Machos - Xalapa 0 5 10 15 20 0 5 Número de cantos por minuto 15 20 Hembras - Jalcomulco 0.0 1.5 0.0 0.5 0.5 1.0 1.0 1.5 Frequency 2.0 2.0 2.5 2.5 3.0 3.0 Hembras - Xalapa Frequency 10 Número de cantos por minuto 0 5 10 15 20 0 Número de cantos por minuto 5 10 Número de cantos por minuto 96 15 20 Apéndice 1.14. Compilación de la información conocida respecto la duración y frecuencia dominante del canto de anuncio de anuros en que la hembra vocaliza. Se indican valores promedio e (intervalo de valores) así como el número de notas en el canto (NNC). ¤ Duración del Frecuencia Especie NNC Sexo canto (ms) dominante (Hz) Pelobatidae 85.6 NR NR 8♀ (40 – 152) Pelobates fuscus ♣ 88.6 NR NR 6♂ (64 – 112) Dicroglossidae 740 20 NR NR ♀ (496 – 1163) (NR) Euphlyctis cyanophlyctis* 615 1651 NR NR ♂ (NR) (1163 – 3907) 61 1531 NR NR ♀ (1300 – 1767) (NR) Fejervarya limnocharis* 503 2144 NR NR ♂ (1576 – 2685) (NR) Ranidae 32 1048 NR NR ♀ (NR) (746 – 1229) Hylarana erythraea* 224 2549 NR NR ♂ (1495 – 3724) (NR) 60 930 1 13 ♀ (603 – 1260) (50 – 100) Clinotarsus curtipes ** 1090 1222 22 ♂ 7-9 (759 – 1685) (450 – 1890) Alytidae 62 1700 1 11 ♀ (1500 – 2000) (33 – 79) Alytes muletensis *** 102 1800 1 28 ♂ (1500 – 2200) (75 – 134) 144 1406 1-5 19 ♀ (1333 – 1484) (13 – 916) A. cisternasii ♦◊ 177 1471 1 60 ♂ (1332 – 1645) (126 – 250) Ceratobatrachidae 22.1 918 9-15 17 ♀ (1.3 – 30.8) (NR) Platymantis vitiensis § 2100 17.4 15 ♂ 24-43 (12.69 – 25.08) (NR) Eleutherodactylidae 317 3966 11 ♀ 1-8 Eleutherodactylus (48 – 462) (3115 – 4603) cystignathoides 318 3880 28 ♂ 1-9 (124 – 763) (3168 – 4962) NR= No registrado; ¤ se indica el número de individuos muestreado en cada sexo. Referencias: ♣ Andreone y Piazza, 1990; * Roy et al., 1995; ** Given, 1993; *** Bush, 1997; Hembras ♦ Bosch y Márquez, 2001a; Machos ◊ Márquez y Bosch, 1995; § Krishna y Krishna, 2005; presente estudio. 97 APÉNDICE 2 Apéndice ¡Error! No hay texto con el estilo especificado en el documento..3 Apéndice 2.1. Etapas del proceso de comunicación entre emisor y receptor, factores y procesos que determinan la evolución de los sistemas de comunicación (modificado de Endler y Basolo, 1998) a) Generación y emisión de la señal por el emisor: estructura de la señal Algunas señales pueden ser menos costosas para emitirse o degradarse más lentamente, aún si se emiten con la mayor intensidad. La relación costo-eficiencia está en función del proceso biofísico y bioquímico que emite la señal así como la conjunción entre el órgano emisor y el ambiente1. La decisión de emitir o no una señal o qué tan compleja e intensa puede ser en un determinado momento estará en función del estado energético y neurohormonal del emisor así como de la probabilidad de depredación local2. b) Transmisión: propiedades ambientales El ambiente atenúa y degrada las señales de forma predecible3. El cambio o modificación del microambiente desde el cual se emite puede minimizar o tomar ventaja de estos efectos4. La prevención de depredación puede influir también en la elección del microambiente de emisión5. c) Recepción: estructura del órgano receptor y parámetros ambientales El ruido de fondo y la interacción ambiental del órgano con la señal puede afectar la eficiencia de percepción y acoplamiento de las células receptoras 6. d) Transducción: la recopilación y propiedades de transducción de los receptores La estructura de los receptores y el grado de adaptación fisiológica a señales previas afecta la recopilación7 así como la calidad y eficiencia de las transducción. e) Codificación: diseño y contenido de la señal La forma en que las señales son procesadas y codificadas por los órganos sensoriales para subsecuentes procesos cerebrales fija los límites sobre la serie de señales que pueden ser recibidas y los tipos de información que pueden transmitirse, aunque predisposiciones sensoriales ocultas pueden obtener nueva información de señales inesperadas 8. f) Percepción: reconocimiento de las señales y estimación de sus parámetros Mecanismos del procesamiento de las señales en regiones específicas del cerebro (o del sistema auditivo) y la separación regional del proceso auditivo o de las partes contenidas en la señal pueden afectar la atención y disposición ante las señales9. g) Clasificación: reconocer, discriminar y clasificar las señales percibidas Los patrones de reconocimiento y clasificación predisponen el reconocimiento de algunas señales sobre otras. La estructura de la señal puede afectar la facilidad con que se clasifica dependiendo de la honestidad de la señal así como de interferencia pasiva u obstrucción por parte de otras señales10. h) Evaluación: interpretar y extraer la información crítica de la señal La evaluación y decodificación del contenido de la señal involucra al conocimiento y otros procesos cerebrales. El diseño de la señal puede afectar los tipos de información extraíbles y la facilidad de su evaluación, lo cual también será afectado por la evolución de la honestidad o engaño11 y la resistencia al apareamiento. i) Decisión: decidir con base a la evaluación qué hacer en respuesta a la(s) señal(es) Alternativas a una respuesta directa incluyen la espera por más señales y la comparación con otras señales12 en la memoria de corto o largo plazo. 1 Narins y Hurley, 1982; Ryan, 1985; Dudley y Rand, 1991; Gerhardt, 1994; Wells, 2001 2 Stewart y Rand, 1991; Stewart y Bishop, 1994; Emerson y Boyd, 1999; Wilczynski y Chu, 2001; Emerson, 2001; Benard, 2007 3 Kime et al., 2000 4 Lardner y Lakim, 2002 5 Benard, 2007 6 Narins, 2001 7 Lea et al., 2001 8 Rand et al., 1992; Ryan, 1998; Bosch, 2002a; Ryan y Rand, 2001 9 Narins y Capranica, 1976; Littlejohn y Harrison, 1985 10 Bush et al., 1996; Bee et al., 2000; Bosch y Márquez, 2001b; Bosch, 2002a; 2002b; Ryan y Rand, 2001 11 Given, 1993; Bush et al., 1996; Bee et al., 2000; 2001; Bosch, 2002a; 2002b; Forsman y Hagman, 2006 12 López y Narins, 1991; Given, 1993; Bush et al., 1996; Bosch, 2002a; 2002b 98 Apéndice 2.2. Parámetros acústicos de los cantos de anuncio y encuentro de los machos en un experimento de intromisión sonora Anuncio Encuentro F p Parámetros acústicos n= 39 n= 38 Potencia máxima del sonido (dB) 85 ± 3 (77 – 95) 84 ± 4 (75 – 92)* 0.35 0.554 Duración del canto (s) 0.317 ± 0.123 (0.149 – 0.763) 0.271 ± 0.078 (0.163 – 0.482) 3.80 0.055 Duración de notas (ms) 17.93 ± 2.68 (12.30 – 23.61) 16.03 ± 2 (12.95 – 20.1) 12.35 < 0.001 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.183 ± 0.043 (0.089 – 0.294) 0.151 ± 0.152 (0.063 – 1.018) 1.66 0.202 Frecuencia dominante (Hz) 4036.031 ± 264.823 (3366.07 – 4961.575) 3986.635 ± 253.812 (3624.756 – 4712.266) 0.698 0.406 Frecuencia de inicio (Hz) 3742.456 ± 246.684 (3262.711 – 4701.551) 3779.365 ± 248.51 (3355.917 – 4440.782) 0.428 0.515 Frecuencia final (Hz) (3386.742 – 5117.589) 4096.098 ± 258.237 (3701.101 – 4868.507) 1.84 0.179 Delta en la frecuencia (Hz) 437.008 ± 149.012 (124.031 – 775.195) 316.734 ± 86.763 (172.266 – 460.479) 18.61 < 0.001 Mínima frecuencia (Hz) 2966.06 ± 189.322 (2670.117 – 3359.179) 2874.116 ± 218.838 (2325.586 – 3359.18) 3.89 0.052 Máxima frecuencia (Hz) (4565.039 – 13522.852) 7053.824 ± 2375.091 (4565.039 – 12144.727) 5.86 0.018 Forma del inicio de la nota 0.371 ± 0.063 (0.280 – 0.489) 0.372 ± 0.055 (0.290 – 0.510) 0.001 0.967 Forma del final de la nota 0.446 ± 0.083 (0.307 – 0.667) 0.461 ± 0.078 (0.336 – 0.651) 0.639 0.427 Número de cantos por minuto 6.17 ± 3.66 (0.54 – 15.5) 10.31 ± 5.17 (1.8 – 21.6) 15.39 < 0.001 Número de notas por minuto 14.64 ± 7.4 (2.67 – 36.19) *n= 39 30.5 ± 15.36 (8.2 – 75.4) 32.68 < 0.001 4179-464 ± 279.916 5801.818 ± 2159.521 99 Apéndice 2.3. Coeficientes de correlación de Pearson calculados entre los cantos de encuentro y la longitud hocico cloaca (LHC), peso y condición física en 38 machos de Jalcomulco Parámetros acústicos LHC Peso Condición física Potencia máxima del sonido (dB) Duración del canto (s) Duración de notas (ms) Duración de intervalos entre notas (ms) Frecuencia dominante (Hz) Frecuencia de inicio (Hz) Frecuencia final (Hz) Delta en la frecuencia (Hz) Mínima frecuencia (Hz) Máxima frecuencia (Hz) Forma del inicio de la nota Forma del final de la nota Número de cantos por minuto r 0.47 -0.11 0.08 0.05 0.29 0.26 0.30 0.16 -0.03 0.12 0.52 0.35 0.01 p 0.076 0.504 0.646 0.761 0.090 0.133 0.079 0.343 0.879 0.501 0.001 0.037 0.945 r 0.50 -0.09 0.34 0.03 -0.06 -0.14 -0.02 0.33 -0.26 -0.03 0.42 0.16 0.07 p 0.046 0.655 0.037 0.873 0.727 0.402 0.890 0.042 0.117 0.877 0.009 0.350 0.696 r 0.28 0.06 0.48 0.02 -0.07 -0.16 -0.03 0.37 -0.18 -0.14 0.30 0.14 -0.02 P 0.307 0.740 0.003 0.930 0.685 0.361 0.883 0.028 0.301 0.411 0.079 0.432 0.908 Número de notas por minuto -0.12 0.483 -0.09 0.605 -0.17 0.317 Apéndice 2.4. Coeficientes de correlación de Pearson entre las dimensiones de la cabeza y los parámetros acústicos del canto de encuentro de 38 machos de Jalcomulco Largo Ancho Alto Volumen Parámetros acústicos r p r P r p r p 0.65 0.009 0.43 0.109 0.50 0.059 0.65 0.008 Potencia máxima del sonido (dB)* 0.10 0.577 -0.03 0.841 0.27 0.111 0.15 0.397 Duración del canto (s) -0.07 0.671 -0.01 0.973 -0.06 0.738 -0.07 0.706 Duración de notas (ms) -0.18 0.302 0.04 0.835 -0.01 0.951 -0.09 0.597 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.22 0.188 0.21 0.229 -0.01 0.961 0.19 0.272 Frecuencia dominante (Hz) 0.23 0.182 0.14 0.411 0.09 0.589 0.20 0.251 Frecuencia de inicio (Hz) 0.23 0.186 0.25 0.139 0.02 0.891 0.22 0.201 Frecuencia final (Hz) 0.03 0.864 0.35 0.037 -0.19 0.262 0.10 0.579 Delta en la frecuencia (Hz) 0.10 0.547 -0.06 0.717 0.07 0.683 0.07 0.679 Mínima frecuencia (Hz) 0.08 0.652 -0.13 0.450 0.14 0.430 0.03 0.843 Máxima frecuencia (Hz) 0.48 0.003 0.35 0.036 0.21 0.208 0.47 0.004 Forma del inicio de la nota 0.38 0.024 0.42 0.011 0.14 0.403 0.41 0.013 Forma del final de la nota -0.21 0.210 -0.13 0.442 -0.01 0.998 -0.17 0.326 Número de cantos por minuto -0.27 0.109 -0.11 0.535 -0.05 0.762 -0.21 0.220 Número de notas por minuto 100 Apéndice 2.5. Coeficientes de correlación de Pearson entre los parámetros acústicos del canto de encuentro y la temperatura en machos de Jalcomulco Parámetros acústicos r p Potencia máxima del sonido (dB)* Duración del canto (s) Duración de notas (ms) Duración de intervalos entre notas (ms) Frecuencia dominante (Hz) Frecuencia de inicio (Hz) Frecuencia final (Hz) Delta en la frecuencia (Hz) Mínima frecuencia (Hz) Máxima frecuencia (Hz) Forma del inicio de la nota Forma del final de la nota Número de cantos por minuto Número de notas por minuto 0.55 -0.77 -0.14 -0.86 -0.03 0.07 -0.02 -0.14 0.09 -0.51 0.67 0.73 0.41 0.41 0.127 0.026 0.743 0.006 0.937 0.868 0.971 0.747 0.835 0.192 0.068 0.040 0.318 0.318 101 Apéndice 2.6. Parámetros acústicos de los cantos de encuentro de los machos en función del sexo del intruso en un experimento de intromisión acústica ♀ ♂ Potencia máxima del sonido (dB) n= 19 85 ± 4 (76-91) n= 20 84 ± 5 (75-92) Duración del canto (s) 0.293 ± 0.095 (0.168 – 0.482) Duración de notas (ms) t p 0.16 0.873 0.248 ± 0.05 (0.163 – 0.351) 0.75 0.564 16.58 ± 2.10 (12.95 – 20.10) 15.47 ± 1.78 (13.18 – 19.10) -0.97 0.334 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.190 ± 0.207 (0.069 – 1.018) 0.113 ± 0.036 (0.063 – 0.207) 1.29 0.203 Frecuencia dominante (Hz) 3937.493 ± 220.678 (3624.756 – 4427.865) 4035.777 ± 280.398 (3636.371 – 4712.266) 1.59 0.116 Frecuencia de inicio (Hz) 3716.21 ± 209.967 (3355.917 – 4249.219) 3842.519 ± 272.836 (3424.983 – 4440.782) -0.04 0.971 Frecuencia final (Hz) 4050.693 ± 215.72 (3701.101 – 4539.518) 4141.504 ± 293.581 (3705.277 – 4868.507) 1.08 0.283 Delta en la frecuencia (Hz) 334.483 ± 79.473 (197.251 – 460.479) 298.985 ± 92.157 (172.266 – 444.686) -1.89 0.063 Mínima frecuencia (Hz) 2896.782 ± 250.643 (2325.586 – 3359.180) 2851.449 ± 185.835 (2497.852 – 3186.914) -0.63 0.528 Máxima frecuencia (Hz) 6432.761 ± 2018.167 (4565.039 – 11283.398) 7674.889 ± 2590.022 (4565.039 – 12144.727) 1.99 0.067 Forma del inicio de la nota 0.358 ± 0.046 (0.290 -0.458) 0.385 ± 0.060 (0.297 – 0.510) 0.36 0.718 Forma del final de la nota 0.448 ± 0.073 (0.343 – 0.598) 0.473 ± 0.082 (0.336 – 0.651) 0.23 0.817 Número de cantos por minuto 9.68 ± 6.24 (1.8 – 21.6) 10.93 ± 3.89 (3.4 – 20.2) 1.41 0.163 Número de notas por minuto 29.04 ± 17.97 (8.2 – 75.4) 31.95 ± 12.56 (8.6 – 64.4) -0.18 0.855 Parámetros acústicos 102 Apéndice 2.7. Parámetros acústicos de los cantos de anuncio y encuentro de las hembras en un experimento de intromisión acústica en Jalcomulco Parámetros acústicas Anuncio n= 7 Encuentro n= 7 W p Potencia máxima del sonido (dB) 85 ± 2 (83 – 87) 85 ± 2 (81 – 88) 24.5 1 Duración del canto (s) 0.376 ± 0.082 (0.233 – 0.462) 0.316 ± 0.030 (0.277 – 0.365) 36 0.165 Duración de notas (ms) 18.68 ± 2.74 (14.01 – 21.81) 17.48 ± 1.606 (15.51 – 20.08) 34 0.259 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.225 ± 0.034 (0.179 – 0.261) 0.164 ± 0.045 (0.085 – 0.217) 41 0.038 Frecuencia dominante (Hz) 4151.091 ± 274.496 (3768.991 – 4603.32) 4014.761 ± 155.996 (3824.40 – 4243.999) 31 0.456 Frecuencia de inicio (Hz) 3888.06 ± 448.777 (3479.017 – 4660.742) 3737.901 ± 247.266 (3399.409 – 4048.242) 27 0.805 Frecuencia final (Hz) 4255.118 ± 245.144 (3885.043 – 4641.602) 4149.127 ± 138.05 (3962.747 – 4369.283) 31 0.456 Delta en la frecuencia (Hz) 367.058 ± 308.962 (-61.011 – 703.03) 411.226 ± 156.0 (226.207 – 640.581) 24 1 Mínima frecuencia (Hz) 3113.086 ± 408.348 (2670.117 – 3875.977) 2916.211 ± 219.194 (2670.117 – 3186.914) 31.5 0.396 Máxima frecuencia (Hz) 4372.326 ± 300.053 (3963.016 – 4871.289) 6583.008 ± 1854.596 (4737.305 – 9216.211) 1 0.003 Forma del inicio de la nota 0.375 ± 0.060 (0.284 – 0.436) 0.395 ± 0.043 (0.334 – 0.443) 18 0.456 Forma del final de la nota 0.439 ± 0.064 (0.337 – 0.531) 0.457 ± 0.084 (0.364 – 0.588) 24 1 Número de cantos por minuto 4.08 ± 2.4 (0.6 – 8.03) 6.69 ± 3.69 (2 – 13) 14 0.209 Número de notas por minuto 10.28 ± 5.46 (1.79 – 18.6) 18.49 ± 10.08 (4.4 – 33.4) 11 0.097 103 Apéndice 2.8. Parámetros acústicos de los cantos de anuncio y encuentro en un experimento de intromisión visual con machos de E. cystignathoides en Xalapa. Parámetros acústicos Anuncio n= 22 Encuentro n= 22 F p Potencia máxima del sonido (dB) 83 ± 5 (72 – 90)* 83 ± 4 (72 – 88)** 0.002 0.959 Duración del canto (s) 0.366 ± 0.111 (0.207 – 0.591) 0.298 ± 0.072 (0.176 – 0.459) 5.74 0.021 Duración de notas (ms) 17.157 ± 4.973 (10.124 – 34.267) 14.514 ± 1.665 (12.438 – 18.459) 5.59 0.023 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.190 ± 0.075 (0.075 – 0.340) 0.120 ± 0.092 (0.025 – 0.335) 7.59 0.009 Frecuencia dominante (Hz) 3750.882 ± 331.581 (3167.773 – 4666.372) 3819.388 ± 358.014 (3028.589 – 4565.039) 0.43 0.532 Frecuencia de inicio (Hz) 3618.917 ± 315.83 (3052.930 – 4443.440) 3740.821 ± 394.924 (2878.230 – 4573.242) 1.28 0.265 Frecuencia final (Hz) 3851.025 ± 346.065 (3361.508 – 4808.238) 3861.674 ± 361.242 (3039.542 – 4556.836) 0.01 0.921 Delta en la frecuencia (Hz) 232.108 ± 126.215 (-68.906 – 411.215) 121.122 ± 116.920 (-126.933 – 276.855) 9.16 0.004 Mínima frecuencia (Hz) 2811.062 ± 465.395 (1119.727 – 3359.179) 2991.158 ± 485.193 (1981.055 – 4048.242) 1.58 0.216 Máxima frecuencia (Hz) 6170.241 ± 2555.326 (3531.445 – 12489.258) 6835.813 ± 2287.609 (4565.039 – 10594.336) 0.83 0.368 Forma del inicio de la nota 0.372 ± 0.089 (0.199 – 0.591) 0.361 ± 0.074 (0.270 – 0.554) 0.18 0.676 Forma del final de la nota 0.460 ± 0.092 (0.222 – 0.638) 0.467 ± 0.050 (0.404 – 0.577) 0.11 0.743 Número de cantos por minuto 4.82 ± 2.74 (0.6 – 11.2) 6.8 ± 3.97 (1.4 – 14.6) 3.71 0.061 Número de notas por minuto 12.97 ± 10.28 (1.8 – 43.8) 15.027 ± 12.4 (1.6 – 50.2) 0.35 0.553 *n= 13; **n= 17 104 Apéndice 2.9. Parámetros acústicos de los cantos de encuentro visual cuando los intrusos eran hembras (♀) o machos (♂). ♀ ♂ n= 9 n= 13 Potencia máxima del sonido (dB) 83 ± 6 (70-88) Duración del canto (s) Parámetros acústicos W p 83 ± 1 (82-85) 41.5 0.929 0.320 ± 0.092 (0.176 – 0.459) 0.283 ± 0.053 (0.185 – 0.401) 172 0.657 Duración de notas (ms) 14.331 ± 1.624 (12.465 – 16.862) 14.641 ± 1.748 (12.438 – 18.459) 126 0.324 Duración de intervalos entre notas (ms) 0.124 ± 0.09 (0.032 – 0.280) 0.118 ± 0.096 (0.025 – 0.335) 143 0.657 Frecuencia dominante (Hz) 3840.862 ± 257.802 (3432.708 – 4303.564) 3804.522 ± 423.57 (3028.589 – 4555.039) 220 0.046 Frecuencia de inicio (Hz) 3751.649 ± 261.474 (3303.508 – 4189.746) 3733.325 ± 476.666 (2878.230 – 4573.242) 222 0.039 Frecuencia final (Hz) 3899.439 ± 284.302 (3464.220 – 4466.602) 3835.528 ± 415.539 (3039.542 – 4556.836) 215 0.067 Delta en la frecuencia (Hz) 147.790 ± 91.222 (-11.235 – 276.856) 102.659 ± 132.184 (-126.932 – 270.933) 147 0.751 Mínima frecuencia (Hz) 3014.648 ± 298.373 (2670.117 – 3531.445) 2974.895 ± 593.229 (1981.055 – 4048.242) 195.5 0.217 Máxima frecuencia (Hz) 7474.414 ± 2218.559 (4737.305 – 10422.070) 6393.705 ± 2314.969 (4565.039 – 10594.336) 207 0.113 Forma del inicio de la nota 0.355 ± 0.075 (0.270 -0.522) 0.366 ± 0.075 (0.286 – 0.554) 147 0.751 Forma del final de la nota 0.481 ± 0.054 (0.405 – 0.577) 0.457 ± 0.046 (0.404 – 0.548) 197 0.214 Número de cantos por minuto 6.6 ± 4.7 (1.4 – 14.6) 6.9 ± 3.6 (2 – 11.8) 130.5 0.394 Número de notas por minuto 15.27 ± 14.5 (3.2 – 50.2) 14.86 ± 11.34 (1.6 – 32.6) 139.5 0.574 105 Apéndice 2.10. Comparación del tamaño y condición física de hembras y machos que vocalizan. Las hembras que no vocalizan son significativamente de mayor tamaño (W = 210, p = 0.005) y condición física (W = 190, p = 0.002) con respecto a aquellas que vocalizan, en tanto que en los machos no se observan tales diferencias entre los machos silenciosos y aquellos que vocalizan (en LHC, W = 1260, p = 0.192; y en condición física W = 799, p = 0.569). 0.020 0.010 0.015 23 20 21 22 LHC ( mm ) 24 CONDICIÒN ( gr / mm3 ) 0.025 25 26 Hembras no si no si 0.010 0.009 CONDICIÒN ( gr / mm3 ) 21 0.007 LHC ( mm ) 20 19 18 17 0.008 22 0.011 23 0.012 Machos no si no ¿Vocaliza? si ¿Vocaliza? 106