pablo kovalovsky actualidad del cero ancestral

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PABLO KOVALOVSKY
ACTUALIDAD DEL CERO ANCESTRAL
A fines de 1963 Lacan es desautorizado por la IPA1 tanto por la conducción
de sus análisis como por su enseñanza. Llamará a esta exclusión ¨excomunión¨.
El seminario XII ¨Problemas cruciales para el psicoanálisis¨ dictado en 1964-65
se inscribe en el marco de esa coyuntura. Recibe la invitación de Althuser para
proseguir su transmisión en la prestigiosa ¨Escuela Normal Superior¨ de la calle
Ulms. Allí participará un nuevo auditorio, entre los que hay miembros de diversas
disciplinas, entre los cuales se cuentan licenciados en filosofía y otras ciencias
humanas que no habrían aún transitado por la experiencia del análisis, un nuevo
público se constituye. Entre ellos se cuentan ex alumnos de Althusser, Jaques
Alain Miller, Ives Duroux y Milner entre otros. E.Roudinesco lee ahí, además, el
surgimiento en paralelo, de una propuesta de lectura de la enseñanza de Lacan,
proveniente de la exterioridad de los nuevos asistentes para con la experiencia
psicoanalítica, que apuntaba a prescindir, a contrapelo de Lacan mismo, de la
referencia freudiana, en un afán, según esta autora, logicista y filosófico que
anidaba en la formación estructuralista imperante en la Escuela Normal Superior.
Lacan prosigue con la recuperación del estatuto del signo incorpóreo2 de
los estoicos, el lekton, (lo legible de la proposición) y lo que de este signo se
corporiza, en el encuentro contingente, la cita, con la cosa3(el touchanon). Este
signo viene a cuestionar el signo de Saussure. La ruptura para con el campo
¨filosófico¨ preside la renovación de la clínica psicoanalítica a partir de su invento,
dos años antes, del objeto ¨a¨, que requiere de otra apoyatura teórica para su
abordaje.
Surge entonces la problemática del ¨nombre propio¨. En enero de 1965
introducirá el de Freud mismo y la ¨desmemoria¨ del nombre Signorelli. En el
límite de la palabra, allí donde su nombre, Sigmund, repercute en Sig-norelli,
Lacan lo articula, con los componentes del signo estoico latino: (sig-nans y signatum). Su interés radica en indicar la ¨opacidad¨ que encierra el ¨llamado¨ en el
signo, que, según la fórmula de Peirce está dirigido a ¨alguien¨ indefinido y
significa ¨algo¨4indeterminado5, a diferencia para con el significante que
representa y ¨determina¨ al sujeto para otro significante. Más que de un olvido,
Lacan anuda la dificultad radical de traducción del nombre propio. El Signor,
del pintor italiano, no se traduce al Herr alemán, que conlleva la juntura en abismo
de la muerte y la sexualidad, lo intraducible. Freud, turbado por la reciente noticia
recibida del suicidio de un amigo–paciente, está sumido en la culpa y la del riesgo
de degradación de su saber médico. La palabra le falta. Su nombre está puesto
en cuestión y, agrega Lacan, que durante todo el tiempo en que ese agujero
en la memoria perdura, el pintor no cesa de mirarlo desde el cuadro.
1
Asociacion Internacional de Psicoanalisi
¨ Lekton¨ para los estoicos.
3
¨Touchanon¨ citado en el seminario. Recupera así la temática abordada ya en el seminario XI, de la touché,
o tiké como encuentro con lo real.
4
Recordemos el subrayado de Lacan del ¨etwas¨ freudiano, que aloja ese ¨algo¨ que soporta la
indeterminación.
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Presencia del objeto mirada que viene al lugar que deja vacante su perspectiva
desde el Ideal del yo, donde ya no se reconoce. ¨Eso¨ lo mira allí desde donde
él ya no se ve.
Lacan hace confluir los nombres donde desfilarán los excomulgados en
serie. Desde Filoctétes, abandonado en una isla debido a lo molesto de su queja
por un dolor irrestañable producido por una serpiente guardiana de un lugar
sagrado, cuyo límite osó sobrepasar; Sócrates, en el ¨Sofista¨ de Platón, que
transcurre en el día previo al veredicto del jurado que dictaminaría su muerte por
transgredir las normas de la polis; Frege, que por considerar a la aritmética un
mero juego de letras sin fundamento y que, según el relato de su amigo Cantor, a
su curso en la Universidad de Jena, concurrían un marino retirado, otra persona
desconocida y Cantor mismo, tres en total; Vigotzki quien hace surgir del fonema
pronunciado la dimensión del concepto; Edipo, el del ¨pié hinchado¨, y Lacan
pregunta:¿qué hay en el hueco entre la hinchazón y el pie? y de su propio nombre
dice, Jacques es Israel, y escribe las consonantes de su apellido en
hebreo:¨lajen¨, parodiando una traducción, significa: ¨y por eso¨.
El nombre propio, como exclusión de la serie encadenada de los nombres
comunes es lo ¨skleros¨, lo ¨duro¨, que anida en el ¨onoma¨, el nombre propio,
que no se resuelve por vía de la ¨resis¨, la ¨retórica¨ y tiene la impronta de
cicatriz, de ¨queloide¨, de algo que cerró mal o en exceso6, implica en su
ambigüedad el enmascaramiento de un desgarro. ¨La función de designación es
como un ¨collage¨ dice Lacan, que contiene en si la institución fonemática
del acto de nominación¨. Cita la función del ¨artífice del nombre¨. Lo propio del
nombre se sume en lo más impropio, el vacío de una exterioridad, lo que le es a
cada uno dado. Desde el ¨Nombre del padre¨, simbólico, nos lleva al acto en lo
real: el ¨padre del nombre¨. Y agrega: ¨el collage indica la manera como la
sutura se da para enmascarar el hueco.¨7
Renueva el seminario IX acerca de la Identificación con la superficie
llamada ¨botella de Klein¨. Según la versión de Lacan, supone dos agujeros,
uno falso, el círculo de ¨interpenetración¨, que puede devenir ¨cualquier¨
punto de la superficie, es ¨indeterminado¨ y no localizable, y el otro, ¨para
horror de los matemáticos¨ Lacan lo construye a modo de una banda de Moebius
cuyo borde implica la sutura del nombre propio, que es localizable. Lo llamará
de ¨reversión¨ y sitúa un verdadero agujero, no reductible como el corte
circular anterior a un punto. Reversión que invierte de levógiro a dextrógiro y
viceversa el circuito de la demanda sobre el toro. Sutura del nombre propio a
desbridar en el análisis dado que enmascara y revela a la vez el vacío que lo
habita.
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Clase del 7 de abril de 1965
Ibid
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Será en los desarrollos de Frege acerca del número que Lacan intenta
despejar la lógica que preside esa identificación primordial del nombre propio
a lo más impropio.
Invitará a hablar acerca del tema a Duroux y a Miller. Nos abocaremos a la
intervención de este último que da lugar a una controversia con Leclaire. No
deja de sorprender que Miller, aquel que ha recibido el legado de Lacan para la
publicación de sus seminarios haya omitido la publicación de este seminario XII
que permanece aún inédito.
En la lectura que Miller hace de Frege de sus ¨Fundamentos de la
aritmética¨8. sitúa dos funciones: La función de ¨asignación¨ de un ¨nombre¨ a
un ¨concepto¨ y la que define un concepto de acuerdo con la cantidad de
objetos que ¨subsume¨ bajo él, su ¨extensión¨. Toma explícita apoyatura en el
seminario IX acerca de la identificación y trata de articular la relación del sujeto
con la cadena significante.
El número, es el nombre que se ¨asigna¨ a un concepto. La especificidad
del número cero surge en esta genealogía ya que no subsume ningún objeto. Y
si el concepto se define por su extensión Frege indica que el objeto que cae
subsumido bajo el concepto al que le asigna el nombre ¨cero¨, no tiene
extensión, vale decir que ¨es desigual consigo mismo¨ porque el objeto que cae
bajo el concepto cero es a su vez ¨desigual consigo mismo¨, ¨inexistente¨. Se
recuesta para ello en la fórmula de Leibniz que dice: ¨dos objetos son idénticos,
indiscernibles, si uno puede sustituirse por el otro siempre que la verdad
quede a salvo¨. El pasaje desde ¨lo idéntico¨ a lo ¨desigual¨ que Frege realiza
muestra su vena lógica ya que no se refugia en la mística de las verdades
contingentes de la matemática deísta, la ¨emanación¨ divina de Leibniz9de lo
idéntico que subyace a toda verdad y por el contrario se vale de esta identidad
para hacer de ella una igualdad.10El número es algo que puede enunciarse tan
solo como una ecuación. Por ejemplo: él no dirá que ¨el planeta Venus no tiene
ninguna luna¨ sino que ¨el número de lunas del planeta Venus es igual a cero¨.
Una ecuación y no un predicado de un sujeto ¨Venus¨. Este estatuto lógico del
objeto inexistente lo separa de Russel, que hace una jerarquía de lenguajes,
lenguaje objeto y metalenguaje ya que no concibe en lógica la inexistencia del
objeto.
Para Frege, las funciones son ¨insaturadas¨, no son en sí ni verdaderas ni
falsas, pero se saturan con argumentos que son o nombres propios o
cuantificadores. 11Lo que importa es que adquieran o no validez lógica. Llegará
a la conclusión años después y rebatiendo el argumento de Russel que estos
valores de verdad generan un ¨recorrido¨ infinito, un ¨campo¨ que llama
¨Umfang¨ y que dará quizás letra a Lacan para su ¨Función¨ de la palabra y
8
Fundamentos de la aritmética. Gottlob Frege. Edit. Lais-Barcelona
9
Con ello reanima el Uno neoplatónico omnisciente de Plotino.
10
11
Funcion y concepto. En ¨¨Escritos sobre semántica¨ Gottlob Frege. Ed. Hyspamérica.
Que había ya construido tiempo en su ¨Conceptografia¨.
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¨Campo¨ del lenguaje¨, sin necesidad de tener que cerrar ese campo, con la
diada verdadero o falso.
Una vez asignado el número cero al concepto que no contiene ningún
objeto habrá otro concepto cuya extensión subsume a dicho concepto12en
calidad de objeto de otro concepto, este concepto pasa entonces al estatuto de
objeto. Llama a ese concepto ¨cero¨ y el concepto que lo subsume como objeto,
recibe la asignación: Uno. El dos será el número o nombre asignado al concepto
que subsuma dos objetos bajo él, el cero y el uno, y así sucesivamente se
conforma la sucesión de los números naturales.
Como vemos se ha pasado desde una dimensión de ¨identidad¨, mítica,
en Leibniz a una serie de ¨equivalencias sustitutivas¨. Sin embargo, Miller no
advierte ese cambio de estatuto entre identidad e igualdad y la verdad ha quedado
para él a salvo, suturando el cero a la serie, al estilo de la ¨emanación¨
leibniziana. Dirá en su comentario que ese ¨cero¨ en el comienzo es el sujeto
mismo. Que reaparece en la serie de los números como la ¨falta en ser¨ que la
impulsa.
El desgarro inicial de la sutura del nombre ha sido abolida ya que esa
hendidura en el origen es el lugar del objeto radicalmente perdido y no
precisamente del sujeto del significante.
Lacan articula esta lógica del cero y el uno a la identificación
primordial. Está el padre de la horda, ancestral, el que dispone de todas las
mujeres. Los hermanos se reúnen, lo asesinan, según el mito que construye
Robertson Smith, y que Freud retoma, y se apropia cada uno ¨un fragmento de
su fuerza¨ e ¨incorpora¨13 una ¨sustancia común¨ en el banquete totémico del
cual son comensales. La referencia Freudiana dirá en ¨Totem y tabú¨14que esa
¨represión es insuficiente¨, (esta referencia aclaremos que no está en
´´Psicología de las masas¨, texto que cita Lacan en este seminario). El término
que Freud usa para ¨insuficiente¨ es ¨ungenüdend¨, que en su forma adjetivada
remite a ¨ungenüdensamkeit¨, declinación que anuda ¨lo coercitivo, lo
insaciable¨, el empuje o ¨Zwang¨ pulsional que desarrolla en la última parte del
seminario. Lo insaciable que impulsa la cadena a satisfacerse en la infinitud donde
reencontrará lo que resta de inalcanzable por esta falla en el inicio. Lo no
simbolizado, lo no incorporado del padre real, esa ¨insuficiencia¨ que Freud sitúa
en el origen, en el núcleo de todas las psiconeurosis, sitúa esa sustancia que
Goza de ¨no incorporarse¨ y devendrá en Lacan quizás lo que llamará más
adelante ¨lo real del padre real¨
Cuando Miller se defiende del cuestionamiento de Leclaire por haber
suturado el sujeto a la cadena significante desestimando la posición del analista,
12
Concepto de segundo orden lo llamará a este concepto que se subsume a otro como objeto.
Totem y Tabu; Psicologia de las Masas . S. Freud(einverleibung)
14
Totem y Tabu.(1913) Sigmund Freud. Amorrortu. Tomo XIII pag 134 y Sigmund Freud- StudienausgabeBD.IX Pag 417.Ed. S.Fischer
13
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que no sutura, sino que desbrida, responde parafraseando a Kandinsky15que
alega acerca del ¨punto¨ un equivalente del cero, que en dicho pintor llega a ser
¨el todo¨. Advertimos que es recién en ese momento, es decir, varias reuniones
después, que Lacan interviene. Le dice a Miller que, por el contrario, de lo que se
trata (cito):¨no es de la reducción de un punto sino de ese pequeño ocho
interior¨ y agrega que quizás Miller no estaba el día en que lo explicó (sobre la
Botella de Klein). El ocho interior es la banda de Moebius, el nombre propio en el
agujero de reversión. Es el agujero que no se reduce, y deja advertir ese pequeño
objeto que resta en la operación analítica, sin sutura, y que estaba enmascarado
en el nombre propio.
Me pregunto si el texto de Lacan, en dicho seminario, no alberga su deuda,
en su letra aún inédita del dolor de su exclusión. Deuda impagable para quien lo
albergó, que me hizo evocar el Freud que perdió el hilo de su transmisión que,
como sabemos, tergiversó la IPA.
15
Punto y línea sobre el plano. Wasily Kandinsky. Ed. Paidos
5
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