Página 1 de 5. CONCURRENCIA IMPERFECTA: INEQUIDAD Y DESABASTO Jorge Isauro Rionda Ramírez1 NOTA: este trabajo no tiene carácter didáctico, es una ponencia que parte del supuesto de que quien lo lee tiene previos conocimientos de teoría microeconómica a nivel intermedio. Por ello muchos de los aspectos aquí abordados no son previamente explicados, es una ponencia y no un artículo, solo plantea un tema que explica con base a una metodología desarrollada por la escuela marginalista el problema de la inequidad y el desabasto, sin interés de explicar la teoría económica sino de aplicar un esquema a un problema económico aquí planteado. DESARROLLO: ¿Es un sistema socialmente equitativo el capitalismo? Esta es la cuestión clave cuando se habla de un esquema de libre mercado. O bien, de no serlo ¿puede llegar a serlo? La teoría económica basada en la escuela de la utilidad marginal considera que sí. En condiciones de competencia pura y perfecta el mercado establece un sistema de precios que garantizan el abasto. El presente trabajo plantea con base a los modelos de la ciencia microeconómica de la escuela marginalista el fundamento teórico que explica el desabasto (y con ello la razón de que exista pobreza), y el efecto que en la equidad tienen la condición de la competencia (como perfecta o imperfecta), y la necesidad de intervenir los monopolios con cuotas de precios que sean precisamente su garante con base a un sistema de precios, rentables para las empresas y socialmente admisibles para un abasto total de satisfactores a la población demandante. Antes de entrar en materia se debe dejar en claro que el término pobreza es muy cuestionable puesto que es una condición de calidad de vida que no depende necesaria ni únicamente del nivel de ingreso de las personas, sino de otros factores de orden social y cultural. Es cuestionable por que el confort (que depende de la situación patrimonial y de acceso a satisfactores de las personas), no es equivalente a la condición de bienestar. El sentirse bien en lo fisiológico no implica necesariamente sentirse bien en la realización del hombre con base a una escala basada en la de Abraham Maslow. El confort es una 1 Profesor de tiempo completo de la Universidad de Guanajuato (campus León) adscrito al departamento de gestión pública y desarrollo de la División de ciencias sociales y humanidades. Correo electrónico: [email protected] Portal: www.eumed.net/jirr Página 2 de 5. comodidad que parte de cubrir las necesidades más básicas según esta escala, mientras que el bienestar deviene de las tres últimas escalas más altas. Tiene que ver más con la auto realización, la seguridad y la aceptación social (prestigio). Se afirma sociológicamente que la pobreza deviene de tres condiciones que se nutren unas a otras como círculo vicioso: se es pobre por injusticia (mala paga), por falta de oportunidades (no hay empleo) y por mala educación (flojera). Hablar de pobres es un tema realmente complicado puesto que su causal en cuanto condición de vida puede deberse por cualquiera de estas tres razones. Es de hecho un término acuñado por regímenes de ultraderecha y con un fuerte sesgo demagógico. Carlos Marx no hablaba de pobreza, sino de una condición de injusticia que partía de una cuota salarial menor a la productividad del trabajo, por lo que el tema era la explotación de la mano de obra. Los llamados “pobres” no son sujetos de su interés, sino los proletariados, trabajadores sujetos a explotación bajo un régimen de trabajo que remunera mediante el salario. Por lo mismo, en este trabajo interesa el desabasto (que es la expresión del mercado y sus imperfecciones que denotan pobreza, personas que quedan al margen del abasto de ciertos bienes). Entrando en el tema de interés, se parte de explicar primero porque la competencia pura y perfecta garantiza el abasto y es el fundamento de una distribución social de la producción equitativa. Se identifica que la función de ingreso medio (IMe) de la empresa es realmente la función de demanda de mercado de la misma. En el corto plazo la función demanda de la empresa se expresa como P = a + bQ donde: P = precio unitario del satisfactor que produce la empresa. Q = escala de ventas del satisfactor que produce la empresa. a = es el precio mínimo al que puede venderse el satisfactor que produce la empresa. b = es la contribución marginal promedio de cada venta al ingreso total de la empresa. Se sabe que tratándose de bienes normales la contribución marginal promedio de cada venta al ingreso total de la empresa es negativa: a mayor precio unitario menores ventas y viceversa. El ingreso marginal (IMg) presenta el doble de pendiente del IMe, de tal manera que siempre queda por debajo de su curva, por lo que se tiene que el IMg = a + 2bQ. En competencia pura y perfecta el productor es un “don nadie” en el mercado. No le influye por lo que se trata de un tomador de precios. Esto implica que la curva de demanda (o de IMe) es perfectamente elástica (horizontal). El valor de la b = 0, sea la escala de ventas la que sea el ingreso medio (precio o demanda) es el mismo. Al ser b = 0, necesariamente el IMg observa la misma elasticidad del IMe, ambas curvas se empalman al ser perfectamente elásticas u horizontales. El equilibrio de mercado coincide con el óptimo de la empresa. Explicando lo anterior se parte de definir el equilibrio de mercado como el punto donde coincide la función demanda (dada por el IMe) con la función oferta (dada por la función del costo marginal CMg que se considera desde la escala de producción donde el punto donde se absorben los costos fijos, donde se cruzan las curvas del costo marginal CMg con Página 3 de 5. el costo medio variable CMeV). Por ello, el nivel de ventas demandada por el mercado (Qm) y el precio de mercado (Pm) queda definido en el punto donde el IMe = CMg. Distinto, el óptimo de la empresa es el punto donde se tiene el nivel de ventas que garantiza con base a los costos de producción la máxima ganancia para la empresa. Este punto se da donde coinciden el costo marginal (CMg) con el ingreso marginal (IMg); donde el CMg = IMg. En competencia pura y perfecta el equilibrio de mercado (dado por la condición CMg = IMe), se da en el mismo punto donde se tiene el óptimo de la empresa (dado por la condición CMg = IMg). Puesto que el IMe y el IMg están empalmados, se trata de una misma curva por lo que su cruce con el CMg se da en la misma escala de ventas. No hay desbasto. El sistema de precios es tal que su nivel garantiza que toda la población demandante acceda a sus satisfactores en pleno. Esta es la condición ideal para los economistas. Pero es una condición ideal. En la realidad no sucede así, el mercado opera en condiciones de competencia imperfecta. Por lo que tanto el IMe como el IMg presentan elasticidades distintas. Los empresarios, al tener influencia sobre sus mercados establecen una política de precios que procuran su máxima ganancia, más allá del abasto. Al empresario no le interesa realmente satisfacer el mercado, sino lograr su mayor beneficio. Por ello, desabastece el mercado (posibilidad de monopolio) para agravar la necesidad de cierto satisfactor lo que se expresa en una mayor demanda. El aumento de precios que proporcionalmente son mayores al de las ventas, y un menor costo medio (CMe) explican que el margen de beneficios aumente. Desabastecer el mercado hace más rentable el mercado. Surgen las formulaciones monopólicas de muchos tipos precisamente para agrandar las ganancias empresariales. Desde el momento que el empresario adquiere poder sobre el mercado de sus productos, desde ese mismo momento las curvas de IMe (o demanda) y de IMg se separan. Este último tiene el doble de pendiente del primero por lo que entre mayor es el valor de “b”, la diferencia entre ambas curvas es mayor. Entre más inelástica la demanda expresa un mayor posicionamiento monopólico de la empresa en el mercado. Necesariamente el equilibrio de mercado se distancia del óptimo de la empresa. La empresa no vende lo que el mercado le pido, al contrario, otorga un nivel de ventas menor para crear desabasto que infle los precios y aumente elásticamente sus ingresos, que se traduce en un incremento sustantivo de sus beneficios. La competencia imperfecta es causa de que exista desabasto (si se quiere decir, en parte, de que exista pobreza). Entre mayor sea el grado de monopolización de los mercados de los satisfactores mayor es el desabasto, el tema es crítico cuando esos satisfactores son básicos o bien muy importantes no tanto para el sostén del confort de las personas, sino de su propio bienestar. Crea finalmente inequidad, misma que en lo distributivo concentra el ingreso creando una polarización social indeseable: muchos pobres, demasiado pobres y muy pocos ricos demasiado ricos. Una dicotomía social que no es plausible de un régimen social que debe, entre otros preceptos, procurar la equidad social, sobre todo en el tema de la distribución social del ingreso. Página 4 de 5. La escala de ventas en el equilibrio de mercado (Qm) es mayor a la escala de ventas que la empresa procura para lograr su máximo beneficio (Qo). Entre más elasticidad presenta la demanda (IMe) necesariamente mayor brecha entre Qo – Qm. Mayor desabasto. Entre más monopolizados sean los mercados mayor grado de desabasto social. Por eso, cualquier fórmula de control de precios desde la empresa resulta socialmente perjudicial puesto que deja al margen del mercado a los estratos sociales de menor nivel de ingreso. Si se desea un esquema donde accedan libremente todos los posibles demandantes, con demandas efectivas, necesariamente el sistema de precios debe ser tal que de garante a este ideal. Por ello el papel del Estado como interventor que fija precios, viables para consumidores, factibles para productores, aunque no den las máximas ganancias sino ganancias menores, no obstante la ganancia en materia de equidad bien lo vale. Los estados ultra burgueses, enajenados por los monopolios, dejan que las prácticas monopólicas sobrevivan en los mercados, a costa del aumento del desabasto, como es el caso de la economía mexicana. Siendo que el Estado, sin minar a la empresa, no obstante debe intervenir su esquema de precios para que a costa de un menor crecimiento empresarial (o de sus ganancias), se tenga un sistema de mercado garante de una distribución social del ingreso equitativo. Ante lo anterior debe considerarse que la equidad no es necesariamente basada en una distribución social del ingreso más justa, también entra el tema del reparto económico que tiene que ver con la propiedad privada y social de los medios de producción. El capitalismo bien puede ser un esquema que otorgue equidad mediante el mercado, pero el tema de la justicia estriba en el reparto económico, por lo que la concentración de la propiedad de los medios de producción, especialmente cuando es de tipo privado, es otro aspecto que en esta ponencia no se aborta. Un esquema económico que aparte de equidad otorgue justicia debe partir no solo de mercados en competencia pura y perfecta, sino de un reparto de los medios de producción de corte colectivo, público o social. Aspecto solo viable en una economía de corte socialista. Se agrega a su vez el tema de la igualdad (la democracia). Que todos accedan a la misma oportunidad económica, que no haya privilegio alguno. Así, de darse la igualdad, las diferencias quedan en la capacidad de las personas en aprovechar las oportunidades (hábitos de trabajo, educación…). CONCLUSIÓN. El sistema capitalista sí puede mediante el sistema de precios procurar la equidad del mercado en cuanto distribución de satisfactores como de ingreso. No obstante, el tema de la justicia depende del reparto en cuanto al propiedad privada de los medios de producción, en ello estriba el reparto de las utilidades entre una sola clase social (la burguesía) y la explotación de la mano de obra (bajo un régimen de salario). Salta también el aspecto del libre acceso a las oportunidades (libertad y democracia). Aspectos que se convulsan por el tipo de esquema económico del que se parte. Página 5 de 5. La equidad puede resolverse desde el mercado, la justicia desde el derecho y la igualdad desde la democracia (la libertad). ¿Dónde está el problema? Radica en que el capitalismo idealiza estos preceptos pero en la realidad el egoísmo humano se impone como una fuerte restricción para lograrlos. Una economía de libre mercado, con alta concurrencia empresarial, no es compatible con un régimen de propiedad de corte socialista. La democracia es viable en ambos tipos de sociedades, capitalista y socialista, solo que en capitalismo como en el socialismo se dan regímenes de corte fascista, uno como la dictadura plutocrática y otros como la dictadura del proletariado (que por experiencia histórica resulta de una dictadura de poliburó). Deseable entonces es un esquema que logre aparte de la justicia, la equidad y la igualdad, resolver temas de ser incluyente, convergente, estable y convergente. ¿Lo es el capitalismo? ¿Lo es el socialismo? ¿Hay otra vía? ¿Es viable para una economía capitalista incipiente, dependiente y periférica como la de México? Esquema que aparte de ser sostenible (que resuelve las necesidades presentes) debe ser sustentable (prevé las futuras). FUENTES CONSULTADAS: Ferguson, C. E. (1977) Teoría microeconómica. 5ª. Reimpresión. México. Fondo de Cultura Económica. Koutsoyiannis, A. (1985) Microeconomía moderna. Argentina. Amorrurtu editores. Samuelson, P. y Nordhaus, W. D. Economía. 18ª. Edición. México. Mc Graw Hill Interamericana. CIDE.