Montes, vacas y procomún. Polifonía de escritos

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Escritorxs_
vínculados al Login Gestión
del procomún en el rural gallego
Coordinador_
Francisco G. Quiroga
Edita_
2
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Internacional
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3
índice
Introducción
Francisco García Quiroga
7
Los dramas del procomún: escenografía y relato distribuido Adolfo Estalella
del bien común
9
Procomún
Rubén Martinez
17
Común no monte de San Antón
Jose Manuel Bretón Pardo
21
Pensar(nos) en Galicia rural. Cultivar procomún
Noelia M. Pena
28
Muller impulsora dunha asociación galega no rural galego
Mercedes Cachaza Platas
31
Montes y Territorios: Comunidad, Sostenibilidad y
Subjetividad
Daniel Fernández
35
Del monte comunal al cine militante. Aportación a la
memoria histórica del procomún
Ana Rodriguez
42
Patrimonio, la trama y la urdimbre
Marlene Anaya
49
Gastronomia e procomún
Lúa Clara Bretón Guerra
/Amagoya Belmonte Miranda
52
Montes e vacas
Cristina Gende Seco
54
Procomunar. El. Tiempo.
Silvia Nanclares (con Jessica
Romero a la batería)
57
Un chupito de procomún
Maruxa G. Quiroga / Fran G.
Quiroga
64
Presentación de “Making Worlds”: construyendo los
comunes en Nueva York
Begonia Santa-Cecilia y Luis
Moreno-Caballud (con ayuda de
otros amigos de Making Worlds)
67
La experiencia del Laboratorio del Procomún de MedialabPrado en el ámbito rural. Un trabajo de campo.
Patricia Larrondo
73
Traducciones
4
79
autorxs
Adolfo Estalella es antropólogo y su ámbito de investigación son las culturas digitales, los
movimientos sociales y la ciudad. Le interesan especialmente las diversas elaboraciones de la
cultura libre y su convergencia con lo urbano. Más en http://www.estalella.eu y en
http://www.prototyping.es
Rubén Martinez dedica sus horas a la investigación y la formación. Entre 2002-2011 fue codirector y fundador YProductions, productora desde la que realizaron diferentes aportaciones
para desarrollar una crítica a la economía política de la cultura. En la actualidad, forma parte de
ZZZINC y participa en el proyecto Empresas del procomún. Junto a otros/as han puesto en marcha
el OMB
http://www.leyseca.net
Jose Manuel Bretón Pardo es empresario de una pequeña distribuidora de quesos. Fue
presidente de la comunidad de vecinos del monte de San Antón hasta marzo de 2013. Es
dinamizador social y cultural de su parroquia y siempre ha defendido con palabras y hechos la
necesidad de vivir en el rural.
http://falarporqueemellorqueestarcalado.blogspot.com.es/
Noelia M. Pena es licenciada en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Su interés se centra en
las transformaciones que se están produciendo en los últimos años en las formas de politización y
transmisión de conocimiento en la red y en los márgenes de la academia. Escribe asiduamente en
varios espacios digitales.
Mercedes Cachaza Platas es maestra jubilada y Presidenta del Consello de Maiores de Paderne, es
también alumna de la UNED senior de Xestoso (A CORUÑA)
Daniel Fernández ha sido mediador cultural en Medialab-Prado (Madrid, 2007), Coordinador del
Área de Humanidades Centro Cultural de España en México-AECID (2008-2010), encargado de la
implantación del Lab. Procomún México, y ha participado en la puesta en marcha de Plataforma
Cero, Centro de Producción de Laboral Centro de Arte y Creación Industrial (Gijón, 2011).
Ana Rodríguez Granell es doctora en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona en la
especialidad de historia del cine. Actualmente es profesora de los Estudios de Artes y
Humanidades de la UOC, donde coordina asignaturas de Historia del Arte, Historia del cine,
Medios de comunicación y Cultura e innovación en el Grado de Humanidades y en el Posgrado en
Artes, medios digitales y cultura popular UOC-LABoral.
Marlene Anaya García es Jefa de Estudios en Centro de Formación e Experimentación
Agroforestal de Guísamo-Consellería de Medio Rural. Muy interesada en la interpretación del
patrimonio, tanto inmaterial como material.
Lúa Clara Bretón Guerra es licenciada en psicología por la USC y Máster en Capacitación
Pedagógica por la misma universidad. Es natural de Mántaras (Irixoa) y uno de sus centros de
5
interés es la innovación cultural y social a partir de las sinergias del rural.
Amagoya Belmonte Miranda es empresaria de hostelería, regente el local Covad´anca en Sada, ha
realizado estudios en derecho por la USC
Maruxa García Quiroga es ingeniera Técnica Agrícola y doctora en Tecnología de los Alimentos por
la USC. Experta en análisis sensorial e interesada en la relación entre la alimentación y la sociedad.
Francisco García Quiroga es licenciado en Ciencias Políticas por la USC y ha estudiado el Máster
Internacional en Sociedad de la información y Desarrollo Económico de la USC. Forma parte de la
línea de trabajo del procomún rural del Laboratorio del procomún y ha coordinado en parte el
Login: Gestión del procomún rural en Galicia. Ha publicado el artículo: Desde la desarticulación al
presente en los montes vecinales en mano común en Galicia
Luis Moreno Caballud es profesor de literatura española y estudios culturales en la universidad
estadounidense de Upenn (Filadelfia) y participante de primera hora en el movimiento Occupy
Wall Street. http://culturasdecualquiera.wordpress.com/
Begoña Santa-Cecilia nació en Madrid y vive en Nueva York desde hace 17 años, es artista y
profesora de arte en la Harlem School of the Arts y en el museo Metropolitan.
http://www.makingworlds.org/
https://www.facebook.com/pages/Making-Worlds.../520102501365341
Silvia Nanclares estudió Dramaturgia y Dirección en la RESAD (Madrid), después de abandonar los
estudios de Filología Hispánica. Ha publicado libros infantiles, relatos y obras de teatro. Se dedica
a la formación de nuevos escritores, actualmente coordina la Escuela de Escritoras Helvéticas y
colabora con Periódico Diagonal, Vacaciones en Polonia.
Jessica Romero es periodista, gestora cultural y productora de eventos internacionales con 9 años
de experiencia. Especialista en comunicación digital. Actualmente es la responsable de
comunicación y contenidos en Ayuda en Acción.
Cristina Gende Seco es ingeniera de montes, realizando labores de consultora desde MOAR. A la
vez es poeta rural (Cristina de Merza)
http://www.poemandose.blogspot.com.es/
Patricia D. Larrondo es gestora/mediadora cultural en desarrollos de proyectos de MedialabPrado. Una de las líneas que ha estado gestionando, entre otras, es el Laboratorio del Procomún,
activando las conexiones, dinámicas y sinergias entre los diferentes agentes implicados
(colectivos, instituciones, grupos de afectados, etc). Además es una de las iniciadoras del grupo de
Género y tecnología que estuvo activo desde 2010 hasta 2012 en Medialab-Prado, culminando sus
encuentros con un artículo sobre el propio grupo en el e-book Internet em código feminino:
teorias e práticas. Actualmente coordina y gestiona la Fachada Digital de Medialab-Prado en la
que participamos como socio de Connecting Cities Network, un proyecto financiado con ayudas
Europeas sobre Fachadas urbanas hasta 2016.
6
La polifonía de escritos que tienes ante tus ojos es un conjunto de melodías escritas por
diferentes personas desde puntos de vista diversos y ritmos variados. Este conjunto de textos
aparentemente libres, descoordinados, dispersos o inconexos dan como resultado una armonía
que suena a procomún, a montes, a gobernanza, a comunidades, a afectos, a experiencias, al
medio rural, a la agricultura, a los saberes, a participación...
La polifonía de escritos Montes, Vacas y Procomún es una obra derivada de aquel Login_gestión
del procomún rural en Galicia que tuvo lugar durante el fin de semana de San Juan de 2012. En
aquel viaje-jornada de trabajo organizado desde el Medialab Prado pudimos conocer el fenómeno
de los montes vecinales en mano común, caso paradigmático del procomún. En aquella visita a la
comarca de As Mariñas, a 20 km de A Coruña, tuvimos la oportunidad de acercarnos, debatir,
(re)pensar, observar, charlar y disfrutar sobre diferentes formas de entender el procomún.
Pudimos, o eso intentamos, acercarnos a otras formas de producir y entender los comunes, cada
uno a su manera y desde sus puntos de vista. Se trataba de alguna manera de poder compartir
experiencias y saberes entre aquellas personas que nos íbamos de viaje y aquellas que se
encontraban en este territorio del noroeste gallego.
Una vez que el viaje fue realizado, pensamos en lo interesante que podría ser dar la posibilidad de
que todas aquellas que participamos en este encuentro pudiésemos materializar de alguna
manera lo aprendido, lo disfrutado o lo sentido en torno a este viaje.
Para ello invitamos a todas las participantes del encuentro, desde las cocineras, a las
organizadoras, como a las viajantes a enviarnos un relato, un texto o una imagen relacionada con
aquel encuentro que nos permitiese entender la complejidad desde el apoyo de amplias voces.
Desde estos relatos abiertos y libres lo que buscábamos era responder a la multitud de preguntas
individuales que a cada cual les pudo surgir y poder, a la vez, responder en parte a aquello que
nos cuestionamos. Sin necesidad ni pretensión de cerrar el debate, todo lo contrario, buscamos
continuar con la idea de ampliar el debate en torno al procomún y las diversas prácticas que lo
envuelven.
El resultado de esta convocatoria es esto que tienes ante tus ojos, una polifonía que se lee, creada
a partir de contribuciones variadas desde posiciones situadas, en el que se puede transitar desde
textos mas académicos hacía otros más ficticios, o poemas que se van intercalando con esos
saberes vividos que se mezclan con esos otros relatos donde nos van mostrando diferentes
7
realidades y percepciones sobre aquello que discutimos durante aquel periodo.
Os dejamos ya con los escritos, eso si, antes, toca agradecer a todas aquellas que nos
acompañasteis al login y que habéis contribuido a crear esta polifonía, que partía como una
simple propuesta y que solo gracias a vosotras hemos sido capaces de crear. Otro ejemplo más del
poder de la colaboración. Esperamos que os guste.
Gracias.
Ah y gracias al equipo del Medialab Prado por haberse unido a este viaje, sin vosotras, esto
hubiera sido otro viaje a ninguna parte.
Francisco G. Quiroga
(coordinador de la polifonía de escritos)
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Los dramas del procomún:
escenografía y relato distribuido
del bien común_Adolfo Estalella
Arremolinados en la cima del Monte de San Antón, en la parroquia gallega de Mántaras, varias
decenas de personas escuchábamos con atención el relato de la agitada historia de aquellas
laderas. Los herederos del marqués de Figueroa habían tratado en la década de los setenta de
privatizar el monte para beneficio propio; el ayuntamiento había respondido con una reclamación
de titularidad pública y los vecinos reaccionaron contra las pretensiones de unos y otros a
sabiendas de que aquel lugar era un bien común propiedad de todos ellos. Y así pasaron una
década de pleitos hasta que un tribunal reconoció que San Antón era un monte vecinal en mano
común: un bien colectivo propiedad de quienes viven en la parroquia, cada uno de los cuales
puede tomar parte en su gestión. La historia de San Antón sigue a pies juntillas el relato que
Antonio Lafuente (2007) hace recurrentemente sobre el nuevo surgimiento del procomún durante
las últimas décadas: un bien que es de todos y que no es de nadie se ve amenazado, una
comunidad de afectados cristaliza en su defensa y el esfuerzo por proteger el bien común se
convierte en un ejercicio de sostenimiento de la comunidad.
El Monte de San Antón se corresponde también con los procomunes tradicionales que la
investigación académica de Elinor Ostrom (1990) y otros autores ha hecho visible cuando nos han
mostrado las formas de gestión de colectiva de recursos naturales como los caladeros de pesca,
los bosques, los sistemas de irrigación o el pastoreo. Unos bienes que no se ajustan a la dicotomía
con la que solemos categorizar las formas de propiedad y su gestión: privado/público. El
procomún constituye de esta manera un singular tipo de bien y régimen de propiedad que
durante décadas o siglos ha sido sostenible a través de sofisticadas nomas de gobernanza que
evitan la depredación de los recursos comunes. El desarrollo de estas investigaciones constituye
una sólida refutación de la tesis que el biólogo Garrett Hardin planteara a finales de la década de
los sesenta según la cual cualquier bien de gestión comunal acabaría agotado por exceso de
utilización. En un famoso artículo titulado 'La tragedia del procomún', Hardin (1968) escenificaba
la tragedia de una tierra de pasto de uso colectivo que acabaría esquilmada porque los pastores
se moverían únicamente por su propio interés. La única solución para la preservación de ese
9
recurso sería la gestión privada o pública. Tal era el argumento de Garrett Hardin que marcaría
durante décadas la manera de pensar sobre los bienes colectivos. El logro de las investigaciones
sobre el procomún ha sido mostrar lo equivocado que estaba al hacer visible la sostenibilidad de
recursos procomunales como el Monte de San Antón. Pero menciono el trabajo de Hardin porque
me interesa recordar sus resonancias dramatúrgicas y todo el ejercicio de puesta en escena que
tiene su relato pastoral; volveré sobre ello más adelante.
Camino del monte Rubén, miembro de YProductions, una iniciativa que ha desarrollado una
amplia investigación sobre la noción de 'empresas del procomún', nos había situado en el contexto
histórico de estos bienes singulares que se remontan hasta las tierras comunales de la Edad
Media, arrebatadas del uso común y privatizadas con el pretexto de su baja productividad. Su
relato trazaba un arco que conectaba esos dinosaurios del ecosistema de la propiedad con una de
las creaciones más singulares Internet: el software libre; programas informáticos creados a través
de la colaboración masiva, que circulan gratuitamente a través de Internet y que constituyen una
innovación radical en las formas de producción de conocimiento. Su desarrollo y el de otras
tecnologías digitales y de proyectos como la Wikipedia ha revitalizado el debate del procomún al
hacer visible nuevas formas de producción e intercambio fundadas en la colaboración, la
horizontalidad y la apertura a través de Internet. Quienes escuchábamos no éramos ajenos al
imaginario que acompaña a los que se han denominado procomunes digitales; de una manera u
otra todos estábamos vinculados a Medialab-Prado (MLP), un centro crítico ubicado en Madrid y
dedicado a la experimentación con las tecnologías digitales que investiga en la intersección de
arte, ciencia, tecnología y sociedad. El viaje hasta Galicia era una deriva del Laboratorio del
Procomún, un proyecto experimental que opera desde 2007 y a través del cual MLP se ha
insertado de una manera singularísima en el amplio debate en torno a esos particulares bienes y
formas de gobernanza. Durante tres días, dos decenas de personas compartimos itinerario y
escuchamos los sucesivos relatos de iniciativas que se pensaban a través del procomún. El
recorrido formaba parte de un proyecto que bajo la denominación de Login_Madrid busca
diseñar, a través de recorridos y viajes, experiencias de descubrimiento de realidades sociales
ajenas.
Elinor Ostrom señala insistentemente la importancia que tienen las condiciones locales para la
sostenibilidad del procomún: la única manera de que un procomún subsista es que esté adaptado
a su contexto local. Y sabemos por el trabajo de recopilación sistemática que el procomún adopta
10
formas de una enorme diversidad en distintas geografías: los recursos en torno a los que se
genera el procomún, sus comunidades y formas de gobernanza son extraordinariamente
variables. En relación con esa variabilidad quiero situar el trabajo realizado por el Laboratorio del
procomún de MLP, pues ha traído a la existencia un procomún de una rara y excepcional
singularidad: un objeto epistémico que problematiza todo tipo de dominios, prácticas y formas de
organización sociales; ya sea la empresa, el cuerpo, la memoria o la ciudad... una condición que se
extiende a la singular elaboración de la investigación sobre el procomún en otras iniciativas en
España. A diferencia de otros lugares donde la investigación en torno al procomún se ubica en el
ámbito académico (en disciplinas como la teoría política, la economía, los estudios
medioambientales), la reflexión e investigación más desarrollada en esta geografía se localiza en el
ámbito de la gestión y producción cultural y creativa. A ese dominio pertenecían quienes tomaban
parte en el viaje. Silvia y Jessica que tomando inspiración de la biblioteca que se formó durante la
Acampada Sol del 15M en Madrid, crearon un repositorio de libros digitales críticos que se
encuentra accesible en Internet, el nombre de su proyecto: Bookcamping[1], lo dice todo; Vicente
(Comunes)[2], que intenta trasladar algunos de los principios de la cultura libre a los modos de
hacer de los movimientos sociales; Stéphan y Patricia (15M.cc)[3], que han pasado un año
tratando de elaborar un documental inspirado en las formas de hacer colaborativas y horizontales
del 15M...
Imagen 1. En el Monte de San Antón, en la parroquia de Mántara (Galicia)
(Patricia Larrondo - Medialab-Prado)
11
El Laboratorio del procomún es quizás el ejemplo paradigmático de esta singular elaboración del
procomún en España, pero no el único. Hay otras iniciativas como ColaBoraBora, YP, Zemos98 que
hacen también del procomún un objeto epistémico en torno al cual se desarrollan toda una serie
de prácticas experimentales destinadas a la producción de conocimiento. El procomún no es en
estos proyectos simplemente un recurso o una forma de gobernanza, sino una técnica que trae al
primer plano asuntos como los afectos, la memoria, el amor... a través de ellos se problematiza la
economía política de la producción cultural contemporánea, sus formas institucionales, los modos
de organización del trabajo e incluso la misma noción de cultura. Pero quiero regresar un
momento al Monte de San Antón para ilustrar un aspecto presente en todos estos proyectos: el
esfuerzo por desarrollar un lenguaje común y los ejercicios de dramatización que constituyen el
contexto para ello.
Al final del recorrido por el monte nos acomodamos en una zona umbría y las organizadoras del
viaje nos propusieron un juego de palabras. Separados en grupos hicimos una recopilación de los
términos surgidos en el recorrido que remitieran a la tríada convencional con la que se describe el
procomún: recursos, comunidad y gobernanza (imagen 2). Más tarde, en un pueblo cercano,
retomamos la tarea. Regresamos sobre las listas de palabras para ensayar con ellas una ontología:
un universo categorial donde unos términos se relacionan con otros. Los nexos eran frases que
vinculaban unos conceptos (comunidad) con otros (recursos) (imagen 3), por ejemplo: "los errores
pueden generar ideas", "las tareas pueden ser rotativas", "la ilusión no debería ser algo
excepcional". Estábamos repitiendo una práctica que ha estado presente de manera
recurrentemente en el Laboratorio del procomún. Uno de sus proyectos se propuso construir una
ontología jurídica libre: norma, tratado_internacional, constitucion, ley... eran los términos de
partida; otro pretendió crear un diccionario que recopilara los términos que conforman las
culturas de lo común y la intención de un tercero fue catalogar los conceptos relacionados con la
obsolescencia. Es la misma práctica de producción de ontologías que el proyecto ColaBoraBora[4]
ha aplicado al espacio público, la misma que YProductions[5] ha puesto en marcha bajo la noción
de empresas del procomún o que la asociación Zemos98[6] ha planteado en su festival
Copylove[7] para abordar una ontología que ponga en relación el amor con el procomún (Imagen
4). Todos ellos son ejercicios que elaboran vocabularios que dan cuerpo al lenguaje del procomún.
David Bollier (2007) nos ayuda a entender esos esfuerzos cuando señala que los discursos del
12
procomún además de ayudarnos a identificar procomunes han contribuido a hacer que estos se
desarrollen. Alberto Corsín Jiménez (2007) se ha referido también a la singularidad de estos
lenguajes en un ejercicio que pone a dialogar el procomún con las economías del don. Se designa
de esa manera a formas de intercambio no dinerario que se encuentran al margen del mercado y
que no pueden ser descritas en términos puramente económicos porque un don que se
intercambia es mucho más que un bien de consumo. La tradición antropológica ha descrito estas
formas de intercambio como economías del exceso, de la desproporción y lo inconmensurable;
siguiendo el argumento Corsín sugiere si quizás las economías del procomún no son también
economías del don indescriptible que pretende "re-encantar el mundo" deshaciendo aquello que
Weber llamó el desencantamiento burocrático-mercantil. Quizás esos nuevos lenguajes que
pretenden elaborar su propio vocabulario a través de recopilaciones, ontologías y diccionarios no
son sino un esfuerzo por re-encantar esas singulares economías y los modos de sociabilidad que
convocan. Mientras el procomún se ha pensando a menudo como un régimen escópico que nos
permite hacer visible esos nuevos dones o los recursos amenazados, la elaboración de esos
nuevos lenguajes parece señalar un aspecto distinto: el esfuerzo por dar nombre a esos dones
tanto como a sus amenazas para hacer patente que otros mundos son posibles.
Imagen 2 y 3. Fotos del ejercicio de elaboración de una ontología del
procomún tras la visita al Monte de San Antón (Sonia Díez - Medialab-Prado).
13
Imagen 4. Diagrama que recoge la ontología del Copylove elaborada durante del Festival Copylove que la asociación
cultural Zemos98 celebró en el año 2012 en Sevilla (Zemos98).
La narrativa de las amenazas está habitualmente presente en los relatos que se comparten en los
encuentros en torno al procomún. La breve escena en el monte de San Antón ilustra la condición
dramática (que no trágica, a la Hardin) que recurrentemente se escenifica en estos
acontecimientos. La vida precarizada de quienes hacen de la creatividad su ejercicio profesional,
la instrumentalización perversa de los afectos en el mercado laboral, la privatización de una
cultura que queda fuera del alcance de todos, los riegos de un aire que se enrarece... son los
temas que están en juego en estos encuentros que escenifican el drama de un procomún
amenazado entre quienes forman parte del ámbito de la producción cultural y creativa.
Aristóteles definió en su Poética el drama como un ejercicio narrativo caracterizado por una triple
unidad de lugar, tiempo y acción. La acción de la obra debía transcurrir en un único día, en una
localización y debería estar encaminada a una única idea. Bien sabemos que los dramaturgos han
hecho poco caso de la concepción aristotélica en siglos posteriores; sin embargo, esa noción de
drama nos ayuda a comprender la relevancia de estos encuentros presenciales, cara a cara, por
mucho que quienes toman parte en ellos hagan de Internet y las tecnologías digitales un
elemento crucial de su experiencia cotidiana. Unos encuentros que movilizan toda una
infraestructura y metodología que, como en el caso de Login Galicia, se pone al servicio de la
escenificación del drama de un procomún amenazado. Los viajes y experiencias que se diseñan
14
desde el Login_Madrid[8] son un ejemplo de la búsqueda permanente de metodologías para este
tipo de encuentros; un esfuerzo presente en el diseño mismo del Laboratorio del procomún. Tras
una primera etapa de seminarios académicos convencionales que resultaron decepcionantes, el
laboratorio modificó su formato hacia una reunión más abierta. En un ejercicio de reflexión
pública Antonio Lafuente (2008) hacía visible que el laboratorio debía tener un exquisito cuidado
por su disposición espacial, o quizás pudiéramos decir (tomando cierta licencia) un cuidado
extremo por la escenografía al servicio del drama.
Pero el drama que se representa no se agota en el encuentro. Cada uno de nosotros teníamos
encomendada la tarea de elaborar alguna relatoría. Stéphan pasó el viaje cámara en mano,
Patricia y Sonia tomaban fotos, alguien twiteaba... este artículo y el compendio que integra son
parte de ese ejercicio de relatoría distribuida. Así que cada encuentro que escenifica el relato
dramático del procomún amenazado es vuelto a relatar posteriormente; y el relato del relato
vuelve a circular. El "relato del relato" que circula es un gesto que resuena con una de las
condiciones fundamentales de las economías del don. A diferencia del objeto de consumo
(commodity) cuyo intercambio se agota en una transacción comercial sin otro horizonte, las
economías del don exigen que éste forme parte de un ciclo de intercambio constante, cambiando
de manos, para evitar que se destruya su naturaleza. El relato del encuentro pone entonces a
circular esos vocabularios elaborados para nombrar el procomún, un don que circula de unos a
otros y que está invocando un bien común. Podemos preguntarnos entonces, si ese lenguaje del
procomún no es quizás entonces un don en sí mismo, un procomún del lenguaje: la invención de
un lenguaje común sostenido esforzadamente por una comunidad difusa mediante un ejercicio de
escenificación dramática y relatoría distribuida.
Referencias
Bollier, D. (2007). The Growth of the Commons Paradigm. In C. Hess & E. Ostrom (Eds.),
Understanding Knowledge as a Commons. From Theory to Practice (pp. 27-40). Cambridge
(Mass.), London (England): The MIT Press.
Corsín Jiménez, A. (2007). Cooperación y procomún: relaciones antropológicas. Archipiélago:
cuadernos de crítica de la cultura, 77-78, 27-32.
Hardin, G. (1968). The Tragedy of the Commons. Science, 162, 1243 – 1248.
Lafuente, A. (2007). Los cuatro entornos del procomún. Archipiélago. Cuadernos de Crítica de la
Cultura, 77-78, 15-22.
15
Lafuente, A. (2008). Laboratorio sin muros. Inteligencia colectiva y comunidades de afectados,
from http://digital.csic.es/bitstream/10261/2899/1/laboratorio_sin_muros.pdf
Ostrom, E. (1990). Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action.
Cambridge: Cambridge University Press.
[1] Bookcamping: <http://www.bookcamping.cc>.
[2] Comunes: < http://comunes.org>.
[3] 15M.cc: <http://www.15m.cc>.
[4] ColaBoraBora: <http://www.colaborabora.org>.
[5] YProductions: <http://www.ypsite.net>.
[6] Zemos98: <http://www.zemos98.org>.
[7] Festival Copylove: < http://14festival.zemos98.org/copylove>.
[8] Login_Madrid: <http://www.loginmadrid.net>
16
Procomún_Rubén Martinez
El procomún es un concepto que ha ido tomando cierta presencia pública durante los últimos
años[1]. Se habla de procomún en sectores de producción cultural, en diferentes contextos de
reivindicación social y, de manera todavía tímida, en la esfera mediática. Pero ¿Qué es el
procomún?. Esta pregunta puede encontrar diferentes respuestas que, si bien enriquecen su
significado, dan a su vez cierta volatilidad al concepto[2]. Desde quienes comentan que el
procomún «es lo que es de todos pero no es de nadie», quienes lo ejemplifican a través de casos
donde la gestión comunitaria de recursos naturales es más eficaz que la gestión pública o quienes
ven una clara práctica procomunera en el desarrollo de software libre. Y, es cierto, el procomún
puede ser todo eso a la vez. Pero si en el procomún podemos englobar toda una serie de prácticas
que ya existen y que además se sitúan como espacios sugerentes para repensar el modelo
económico, político y social en el que actualmente estamos, seguro podemos definirlo mejor y
darle un contexto teórico acorde al interés que suscita. Y vamos a intentarlo.
1. Contexto
La actual crisis económica ha contribuido al cuestionamiento social tanto de los modelos de
producción hegemónicos como de los protocolos de gestión de recursos públicos y privados. Las
alarmas provocadas por el capital financiero no han hecho más que redundar sobre las
problemáticas asociadas a un sistema de mercado que muestra claras limitaciones para funcionar
bajo principios de justicia social. La actual crisis económica se encuentra articulada con una crisis
político/institucional y ecológica, así como una profunda crisis de lo público/estatal. Podemos
entonces considerar que estamos frente a una crisis sistémica que, en su reverso más ilusionante,
puede constituir un cambio de época fundado en un (verdadero) interés general. Es en ese
escenario donde es preciso plantear procesos de innovación social, económica y política acordes
con la necesidad de transformar profundamente la realidad actual. Es en este mismo punto de
inflexión donde las perspectivas estrictamente estatal/públicas y mercantil/privadas, se muestran
incapaces de responder a las múltiples y crecientes demandas sociales así como de comprender
procesos políticos que no se adaptan a sus modos de hacer. La dicotomía estatal/mercantil se ha
visto atravesada por una serie de prácticas de matriz comunitaria de larga trayectoria histórica,
prácticas que han repuntado y a día de hoy están tomando especial protagonismo. Propulsando
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este contexto de cambio, están emergiendo modelos de autorganización y de gestión de bienes
comunes por parte de comunidades con capacidad para generar valor público con su actividad. La
capacidad productiva y de autorganización del cuerpo social, aquella que durante mucho tiempo
se tildó de ineficaz o de insostenible, va tomando hoy un papel principal en un espacio crítico pero
abierto a la experimentación.
2. ¿Qué es el procomún?
Los commons, aquellos procesos y recursos que no funcionan bajo la lógica de la propiedad
mercantil/privada ni bajo la jerarquía estatal, son hoy motivo de estudio y de experimentación por
parte de muchos organismos, colectivos sociales y comunidades locales. Traducidos como
procomún o bienes comunes, los commons definen y determinan todos aquellos recursos que
pueden ser utilizados por los miembros de distintas comunidades específicas. Pueden ser parte
del procomún tanto recursos tangibles (bosques, tierras, plazas, huertos) como bienes intangibles
(software, conocimientos, información), entes sociales (democracia) o naturales (fondos marinos,
recursos hídricos, genoma), siempre y cuando la gestión de los mismos sea comunitaria y no
pertenezcan o estén gestionados exclusivamente por entidades mercantil/privadas o públicas.
La «tragedia de los comunes»[3], dilema que el ecologista americano Garrett Hardin anunció
décadas atrás en la revista Science, ha sido ampliamente cuestionado y superado tanto por el
trabajo analítico y empírico de diversos autores/as como Elinor Ostrom, Yochai Benkler o Michel
Bauwens, como por la fuerte emergencia y viabilidad de prácticas e instituciones sociales que se
caracterizan por trabajar bajo regímenes de gestión comunal. Estos debates los podríamos
resumir fácilmente poniendo en primer término una sospecha que hoy toma especial relevancia:
no somos egoístas por naturaleza, más bien cooperamos por fines comunes que generan
beneficio colectivo siempre que podemos. La continuidad y resiliencia de prácticas ancestrales de
muchas comunidades que gestionan recursos naturales que Ostrom mostró en su ya clásico libro
Governing the Commons[4] han servido de inspiración para multitud de procesos de producción
comunitaria. Una filosofía que durante diferentes épocas había permanecido invisibilizada pero
que constituye una parte natural y fundamental de la producción social. La propiedad de la
secuencia del genoma humano o las discusiones en torno a la propiedad intelectual han puesto
sobre la mesa un concepto incómodo para los neoliberales más ortodoxos y ha abierto un frente
de batalla para aquellas personas que defendemos la necesidad de mantener un dominio público
rico y accesible. Las licencias que se han desarrollado gracias a movimientos como el software
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libre (GNU-GPL) han servido de base para la posterior elaboración de las licencias Creative
Commons que han situado el debate sobre el procomún en el espacio digital.
Frente al paradigma de crisis actual, el procomún puede plantear soluciones a la inestabilidad
social provocada tanto por la ineficacia y adelgazamiento de lo que ha venido confundiendo lo
estatal con lo público, como por la tendencia a reducir la iniciativa social a lo estrictamente
privado y mercantil. Se pueden así entender el procomún como un espacio de transformación y
de cambio hacia un modelo social más justo y sostenible. Un modelo en el que lo público recupere
un espacio propio, siendo expresión de la capacidad colectiva para asumir y afrontar problemas
comunes, sin lógicas de monopolización por parte de los poderes e instituciones públicas.
3. Un agenda común llena de retos
La lista de retos en los que es necesario plantear la lógica de gestión comunitaria es amplia, pero
no por ello imposible. En la ‘Carta de los Comunes’, editada por Traficantes de Sueños[5], se
resumen una serie de líneas que sitúan de manera clara esta agenda común:
«La Carta de los Comunales desarrolla la puesta en práctica de esta gestión comunal adaptada a
nuestro tiempo: normas para velar por la sostenibilidad de los bienes naturales; para asegurar que
la ciudad y lo que ésta produce sea de todos; para que el trabajo de cuidado sea repartido y la
salud, un valor no mercantilizable; para evitar la segregación en la escuela y garantizar que el
conocimiento y sus aplicaciones pertenezcan a la sociedad entera. Recoge también los principios
de los comunes antiguos: toda la comunidad debe participar y trabajar por la buena gestión y
sostenibilidad de los recursos, ya que solo así todos podrán beneficiarse de sus frutos.»
Las ciudades, entendidas como cuencas de cooperación y producción de conocimiento son
grandes hervideros de formas de sociabilidad y de invención. Vemos cómo desde lo públicoestatal y lo privado-mercantil se diseñan estrategias para capturar y poner en valor esta
creatividad social, proceso que se inscribe en la lógica predativa de la innovación. El gran reto al
que nos enfrentamos es, no solo evitar los cercamientos de esta producción colectiva, sino crear
procesos de gestión comunitaria que aseguren el beneficio común de una producción de base
colectiva. Tal y como apunta Ostrom, el procomún es tanto el recurso, el modelo de gobernanza
para gestionarlo pero, sobre todo, las comunidades activas de gestión. Hemos detectado los
recursos, hemos diseñado protocolos de gestión alternativos, ahora nos queda lo más
importante..activemos las comunidades.
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[1] Todas las ideas que configuran este texto han sido construidas (como no podía ser de otra manera) en comunidad.
Tanto con los compañeros/as del proyecto www.empresasdelprocomun.net, como con las enormes aportaciones que
hemos ido cultivando en el Laboratorio del procomún de Medialab Prado http://medialab-
prado.es/laboratorio_del_procomun, el impulso y la eficacia de la gente del http://fcforum.net/es/ o en las
sesiones del grupo abierto “Escuela de los commons” que actualmente se está conformando en Barcelona.
Bookcamping: <http://www.bookcamping.cc>.
[2] Sobre la indefinición del procomún, escribí un texto en mi blog que puede ayudar a contextualizar mejor el
concepto http://leyseca.net/procomun-propiedad-y-comunidades/
[3] Hardin problematizó la gestión comunitaria al entender que cada uno de los sujetos que conforman la comunidad
intentará maximizar sus beneficios, erosionando así el recurso natural y haciendo necesaria la intervención de un
orden público o privado. Más información en http://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia_de_los_comunes
[4] Elinor Ostrom (1990). ‘Governing The Commons. The evolution of Institutions for Collective Actions’. Cambridge
University Press.
[5] “La Carta de los comunes” se puede descargar en
http://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/otras/La-Carta-de-los-Comunes.-Para-elcuidado-y-di
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Común no monte de San
Antón_Jose Manuel Bretón Pardo
Cando tes que facer de anfitrión diante de un grupo de persoas vidas de realidades moi distintas e
distantes tes un pouco de medo de cómo acometer a presentación da realidade na que van
asolagarse. Botas man dun pequeno guión preparado de antemán, pero no medio de monte e o
ceo os parámetros son distintos que sentado nunha mesa, sexa esta redonda ou cadrada. Partindo
de ese pequeno guión, isto foi mais ou menos o que lles contei sobre a realidade do Monte
Veciñal en Man Común de San Antón, en algún caso tamén irá o que lles quería contar pero
quedou nos recortes do tempo.
Imagen 1. Imagen del monte de San Antón, Mantarás, (irixoa).Foto de Jose Manuel Bretón Guerra
Cando estamos aquí neste alto sobre a ría de Betanzos rodeados de monte e prado, podemos
respirar fondo e exclamar “que boa vista”, sempre que non haxa brétema. Pero se afondamos un
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pouco mais podemos afundir a mente na historia digamos ata seis mil anos. Estamos rodeados de
mámoas que conforman posiblemente restos de unha grande necrópole, e porque non, dun
centro de culto onde buscar remedio aos males de aquel tempo. A ermida de San Cosme
oficialmente dátase entre os séculos XIII e XIV, pero abonda ver como están conformadas as
paredes para ver que posiblemente poidamos buscar o seu orixe mais atrás, posiblemente
cristianizando ese centro de culto págano ca bendición dos santos Cosme e Damián, patróns da
menciña. Foi unha romaría moi concorrida a remates de setembro, coincidindo co equinocio de
outono, data de esas especiais ao longo do ano nos tempos profundos da historia. Un terceiro día
de festa estaba dedicado a San Miguel.
A qué ben esta retórica se imos falar dunha explotación gandeira? So dúas cousas: aquela xente
posiblemente aproveitara este ben como común e a segunda, esta esquina da península somos un
pobo con historia propia, somos un país, algo que non sempre se entende dende a Meseta.
Podemos discutir como nos incardinamos na configuración do mundo actual, pero somos un país.
Paso xa dos detalles de análise artístico da capela, isto non e un traballo de arte para matricula.
Díxenlle a este grupo que non ían atopar a comunidade perfecta, pero si unha comunidade viva,
con todos os seus problemas de organización e xestión, con todas as súas ilusións e desilusións.
A historia recente de esta comunidade usuaria do Monte empeza alá polos anos sesenta onde
convivían piñeirais implantados polo ICONA e aproveitamentos veciñais de toxos e pastoreo, non
exentos de algún que outro choque con aquel organismo. Por aqueles tempos herdeiros do
Marqués de Figueroa quixeron apropiarse do Monte dando lugar a un xuízo no que o Concello o
defendía como municipal. Resumindo moito, un defecto de forma dou o traste cas pretensións
feudais i o monte foi declarado veciñal. No ano 1982 foi catalogado como Monte Veciñal en Man
Común a administrar pola recen constituída comunidade integrada por uns corenta veciños de
Mántaras e Cela, cheos de ilusión e con gañas de traballar.
Como todos os proxectos tivo esa fase ilusionante de arranque para pasar a unha segunda de
merma de forzas ao non ver rendementos rápidos e claros. Producíronse os primeiros abandonos
quedando uns dezasete. Como na maioría dos montes comunais, as tensións, a avaricia i as
envexas deron lugar a litixios internos cruzados e de signos distintos. Como algúns non
entenderon o sentido da propiedade xermánica, o censo pasou por once, por nove e ata por
catro. Pero pouco a pouco, claro que de xeito gravoso sempre para o Monte, foise recompoñendo
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a comunidade e hoxe o censo está en sesenta comuneiros. Afórrome as peripecias xudiciais,
porque non procede e o importante e mirar para adiante.
Empeza así un proxecto fortemente subvencionado que se complementa co traballo e a ilusión
dos veciños e tamén unha pequena achega económica. Analizando a traxectoria da Comunidade,
hoxe bótase de menos un pouco mais de seguimento do proxecto i de asesoramento legal. Se
miro atrás vexo unha poboación mais numerosa e nova. Isto é moi importante porque en estes
trinta anos o cambio foi brutal: agora a maioría dos veciños son xubilados i os fogares van
quedando baleiros. Neste contexto temos que preguntarnos se o Monte Común é unha empresa
ou qué tipo de realidade é. Propoño establecer uns paralelismos entre os órganos de unha
empresa y os da Comunidade: Consello de Dirección - Xunta Rectora e Asemblea de Accionistas Asemblea de Comuneiros. Nos dous casos tómanse decisións, pero son realidades moi distintas.
Os comuneiros nin compran a súa participación nin corren riscos con ela, venlles dada polo seu
entorno vital polo que é claro que deben coidala para transmitila ás xeracións vindeiras logo de
usufrutuala. A Xunta Rectora non está integrada por especialistas, senón que é elixida
democraticamente polos propietarios en común para defender a suma de intereses da
Comunidade, non sendo sempre o mais importante os rendementos inmediatos. Unha empresa
incluso podería ter data de caducidade, o monte común non. O que non cabe dubida é que a
filosofía dos rendementos inmediatos por encima de todo está presente nalgunhas pretensións
sendo unha forza perigosa para a filosofía dos Montes Comúns, nos que se entra e se sae sen
nada, solo co usufruto razoable. Considero importante remarcar que falamos sempre de
comuneiros e non de socios. Os comuneiros son consultados para todas as decisións importantes
de xeito totalmente democrático.
Logo desta pincelada do factor humano paso ao elemento material. Redondeando, son case 200
Ha de terreo de calidade irregular dedicados metade a gando de carne e metade a forestal,
principalmente piñeiro, seguindo unha costume monocultivo empezada polo antigo Icona pero
que non ten porque ser o mellor para a estabilidade medioambiental dos nosos montes. Na
actualidade tratamos de preservar ao menos unha cantidade pequena para plantas autóctonas,
tarefa non exenta de dificultade, posto que hai que convencer a algúns comuneiros da
importancia da biodiversidade fronte ao lucro a curto prazo. A calidade na explotación pasou por
diversas etapas tendo tal vez o seu momento de mellor dirección, dende o punto de vista técnico,
cando menos veciños tiñan acceso como comuneiros. Pero a filosofía do Monte en Man Común
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non é restritiva en número de participantes e dende logo nunca pode estar ao servizo do privado
en detrimento do común, esta é unha condición para a súa supervivencia. Tamén o Monte en
certos momentos foi factor de supervivencia para a comunidade i eu non desboto que non poida
volver a selo. Un exemplo de isto último é a existencia de traídas de abastecemento de auga que
priman sobre calquera outro extremo pola súa importancia para a vida da comunidade de veciños.
Se a explotación do monte fose privada tarde ou cedo habería choques. Imaxinemos o futuro
destes abastecementos sendo invadidos por plantacións de eucaliptos.
Imagen 2. Vacas del monte de San Antón. Foto de Jose Manuel Bretón Guerra.
En canto ao xeito de cubrir as necesidades de traballo, faise mediante unha persoa contratada a
media xornada e mediante achegas voluntarias persoais que son compensadas con dietas. A
evolución da poboación cambiou moito o xeito de acometer os traballos, especialmente os de
temporada, basicamente a recollida de forraxe. Nos anos oitenta a necesidade de man de obra era
maior e a posibilidade dos veciños de aportala tamén. Formabamos grupos de traballo e quendas,
para apañar pedras, para levantar peches, … O que non podía aportar traballo pagaba unha dieta
compensatoria ou mandaba a alguén no seu sitio. Ademais do logro de transformar unha ampla
24
zona de monte en pasteiro, foron momentos de intensa convivencia e de aprendizaxe, tanto de
técnicas como de traballo en equipo. Ultimamente tivemos intentos de facer os traballos con
recursos humanos propios, pero o feito de que os veciños con capacidade de traballo son na
maioría asalariados de empresas, que polo tanto non poden aportar traballo, levounos a contratar
a recollida de forraxe a equipos externos. Tamén inflúe nesto a necesidade de inversión en
equipos caros e nesta comunidade tratamos de avanzar pouco a pouco sen pedir aos comuneiros
achegas para inversión. Se alguén me pregunta pola participación da muller, en canto ao traballo
no monte non hai presenza pero si nas asembleas participando en total igualdade activamente. A
presenza na Xunta Rectora e practicamente nula, sendo a excepción un curto período de tempo
con participación de unha secretaria i algunha elección rexeitada pola afectada. Esta pouca
integración non é motivada dentro do Comunidade pero choca ca realidade no traballo agrícola
en cada explotación privada, onde a participación da muller é clara e igualitaria case sempre.
Que pasa cos beneficios? Fundamentalmente os beneficios deben ir a reinvestimento i a accións
comunitarias. Cumpridos estes dous pasos para repartir beneficios entre os comuneiros primeiro
habería que consignalos como tal, tributar a Facenda e logo practicarlle retención do IRPF ao
perceptor. Si engadimos a isto que o volume económico é reducido e o número de comuneiros
alto veremos, que a repercusión na economía das familias nunca será significativa. So algún
aproveitamento directo pode resultar atractivo. O tratamento fiscal non me parece o correcto
para apoiar unha realidade que non é o mais adecuado para unha actividade que non é
propiamente empresarial. A veces tamén resulta difícil convencer a algúns comuneiros da
finalidade social e comunitaria. E unha tarefa lenta pero creo que se pode conseguir.
Toca rematar ollando o futuro. Polo camiño quedan horas de esforzo de moitas persoas e
incomprensións doutras. Quedan ofertas de aluguer, desbotadas por supoñer a perda de control
sobre un terreo que ademais de ser noso esta ligado a vida da comunidade. Queda tamén a
proposta de construción de un circuíto de velocidade, combinado con actividades de hípica,
ciclocrós, sendeirismo, etc. Parecíanos unha oferta interesante que suporía un tirón para a
economía local. Visto hoxe so me parece un xogo preelectoral e que, de levarse a cabo,
custaríanos mais dunha vez dor de cabeza. O futuro está contaxiado dos mesmos males que
rodean o resto do sector produtivo: persoas i entidades alleas a calquera función social da terra e
o traballo deciden que realidades son viables e cales non. Hai cousas tan inverosímiles como que
nos moleste mais pagar un prezo xusto que pagar subvencións mediante impostos, subvencións
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que de algún xeito exercerán un control sobre a actividade agropecuaria e que marcarán liñas de
produción que non sempre son racionais nin socializadoras. Realmente moitas veces tememos o
futuro sen subvencións pero o que temos que temer e a un futuro en mans de especuladores. A
veces xa penso que para o noso caso o mellor e encamiñalo a satisfacción de necesidades de
autoconsumo.
Imaxe 3. Traballando no monte de San Antón. Foto de Jose Manuel Bretón Guerra.
Pero si, temos proxectos. Temos un Proxecto Técnico para a explotación madeireira con unhas 75
Has de pino do pais, que esperamos cumprir para acadar a certificación. Leva consigo a
eliminación de especies invasoras como o eucalipto e a acacia que nos denominamos lila. Tamén a
conservación de brañas e a recuperación de especies autóctonas como bidueiros, carballos,…
Menos superficie da que a min me gustaría pero cando menos serán un fermento á espera de
tempos mais ecolóxicos. En canto a explotación gandeira tratamos de aumentar a rendibilidade
mediante o cebo e a comercialización de un bo produto para fidelizar clientes, tanto
consumidores finais como intermediarios. Estamos abertos tamén a novas ideas que poidamos
explorar como porco celta, setas, abellas.
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En fin, é hora de darse un paseo polo Monte e apreciar as nosas deficiencias e as nosas ilusións,
parte das nosas imperfeccións e da nosa vida. A propiedade común ten moito sentido, os montes
en común poden ser tamén un fermento en espera de tempos mais socializadores, en que as
persoas como no Monte Comunal vallan o mesmo. E lembrade a propiedade comunal dos montes
é imprescritible, inalienable, indivisible, inembargable. Estará aí para ser axuda das xeracións
vindeiras se malas decisións políticas non acaban con ela.
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Pensar(nos) en Galicia rural.
Cultivar procomún_Noelia M. Pena
Hace tiempo que me pregunto por qué. Por qué afirmar que la gente de mi tierra, la gente que
trabaja el campo, es gente culta puede resultar aún hoy un contrasentido, motivo de sonrisas.
Comparto mesa con una amiga y hablamos sobre ello. Las dos sabemos que la ciudad ha sido
siempre el lugar de la cultura por excelencia, del estudio, de la universidad. Pero sabemos
también que a estas alturas resulta demasiado estrecha esa visión del saber, los saberes no se
dejan apresar en las instituciones. La gente del campo es quien sabe -entre otras tantas cosastrabajar la tierra, quien conoce sus secretos, un saber atesorado en la memoria del trabajo de
generaciones y generaciones de personas que han vivido en y por el campo. Es nuestra historia. La
gallega ha sido siempre una sociedad rural; la nuestra es una historia del campo. «Ese saber
importa», me digo. Y no lo estamos conservando nada bien. Nunca nos hemos valorado lo
suficiente y, lo más grave, seguimos sin hacernos valer. Acabamos hablando -esta amiga y yo- de lo
necesario que es poner fin a esa autoridad del saber de unos pocos -autoridad que tan bien ha
sabido encarnar al menos un costado de la academia, que padecimos ambas. ¿No es realmente
absurdo que siga siendo tan actual la diferenciación entre expertos e ignorantes? Sabemos que no
es más que una máscara del poder, pero saberlo no nos ha liberado demasiado de ella, no hemos
sabido subvertirla lo suficiente, sigue muy enraizada esa manera de compartimentar la realidad,
simplificarla para dominarla, dejando como reductos de ignorancia: el campo, el pueblo, la aldea.
¿Revalorizar el saber de la gente del campo, entonces? Por supuesto. Pero tropiezo con la
realidad: mi aldea está prácticamente desierta... Me resisto, sin embargo, a que el campo se
convierta en un mero paisaje que se ve al pasar, una anécdota, un margen. Es difícil apreciar la
vida cuando se va de paso, el paisaje que dejamos atrás siempre corre el riesgo de acabar
olvidado como cualquier postal. Sé que tengo que seguir pensándolo.
Desde hace meses me tropiezo con artículos que se hacen eco de la «vuelta al campo», un
fenómeno minoritario pero del que se comienza a oír hablar con cierta frecuencia, en el contexto
de la depresión económica que azota Europa y nos hace cada vez más difícil sobrevivir en nuestras
ciudades, sin apenas opciones de empleo y con el desmantelamiento de los servicios públicos en
ciernes. Yo no sé muy bien qué es el campo, y menos aún en qué puede consistir esa «vuelta al
campo». ¿Cómo pensar el campo cuando apenas queda gente en él? ¿A dónde exactamente
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volver? La vida en la ciudad se vuelve cada vez más imposible, cierto, pero... el campo, ¿es acaso
más posible? Es común pensar la vida en el campo como la alternativa de una vida más sosegada.
Recuerdo muy vagamente el campo pero diría que la del campo no es una vida del todo tranquila.
Como siempre, es necesario hacer una puntualización: no es lo mismo vivir en el campo que vivir
del campo. Mis abuelos trabajaban la tierra. El rural que yo recuerdo es un lugar en el que
siempre hay algo que hacer, obedeciendo en cada caso las exigencias de los cultivos, del ganado:
cuando no se atiende a esto, se atiende a lo otro. Pero es cierto que, incluso en sus prisas, el
tiempo del campo no es el de la comezón de nuestros días acelerados. No se corre hacia el metro
o la parada de un bus que estamos a punto de perder. El tiempo del campo tiene otros ritmos,
otro calendario.
Hace unos meses, en un diario un miembro del proyecto Abraza la Tierra (que asesora a nuevos
pobladores del rural) llamaba la atención sobre un hecho: “La gente se olvida de que en los
pueblos también hay facturas que pagar”. Toda ensoñación de vuelta al campo tiene que vérselas
con esta realidad. La ciudad nos expulsa, sí, no hay empleos. Pero el éxodo al campo no se está
produciendo, según indican los datos. Uno de los enemigos del rural gallego sigue siendo la
despoblación, la falta de renovación generacional para las explotaciones que aún quedan. Leo que
se perdieron el 65% de granjas lecheras en la última década, que no resultan rentables: apenas se
paga por litro de leche lo que cuesta producirla.
Hace un par de días, en una reunión de amigos, coincido con alguien que estudió Agronomía, un
chico gallego que trabaja actualmente en Inglaterra, en una empresa del sector de la
alimentación relacionada con ingeniería alimentaria. Me dice que la gente entiende mal lo que
significa la calidad, calidad no es poner una etiqueta y ya está, es otra cosa. Hace falta -diceinnovación, inversión en infraestructura y cambios en el modo de hacer las cosas. Me pregunto si
habrá alguien que lleve a cabo esos cambios. Él muestra mucho escepticismo con el futuro del
rural gallego. Yo no puedo dejar de pensar en la despoblación.
Encuentro que éste es un momento extraño, paradójico. Son muchos los indicios que parecen
decirnos que el campo nos necesita (no sé si tanto como nosotros podemos llegar a pensar que
necesitamos el campo), pero los colegios rurales se cierran –el curso gallego se inició con una
veintena menos-, haciendo inviable tener algo así como una vida familiar en núcleos de población
alejados de las ciudades. La suerte del rural -el que tengo más cerca- me resulta semejante a la de
un dinosaurio solitario, que aguarda una lenta e inevitable extinción. Todo parece apuntar a ello.
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Y, al mismo tiempo, tímidamente pero con fuerza, cada vez más personas están pensando y
abriendo posibilidades de modos de vida en torno a la ampliación y construcción de otra relación
con la naturaleza, con lo que nos rodea. Son muchas las organizaciones -desde la horticultura
urbana al rechazo de los alimentos transgénicos o fumigaciones aéreas de cultivos- que exploran
vías y dibujan frentes comunes que ponen en entredicho la habitabilidad de este mundo. La
cuestión de la salud alimentaria, sin ir más lejos, es ya tema de conversaciones que no sólo
involucran a enfermos o alérgicos. Crece la preocupación por la deriva que está tomando la
gestión de los bienes comunes, la manera en que se/nos ponen en riesgo.
Recuerdo el cortometraje documental que pudimos ver aquella tarde en San Xiao de Vigo que
mostraba cómo había sido la cooperación vecinal en la construcción de la infraestructura que
permitió la llegada del agua corriente a los vecinos del pueblo. Le pregunto a mi madre si la traída
del agua de la zona de mis abuelos (también en la provincia de A Coruña, pero hacia la fachada
atlántica de A Costa da Morte) había sido obra de los vecinos. Me dice que sí, que «fue hace
mucho tiempo». Consigo que me diga algo más. Me habla de la «malla» -trilla- del trigo como uno
de los trabajos más cooperativos que ella recuerda. Para la malla del trigo era necesario el trabajo
de muchas personas, lo hacían en común todos los vecinos de la aldea y participaban hombres,
mujeres y niños, cada uno con su labor diferenciada. «Eso ahora ya no se hace», dice. Me entero
de que la malla se hace después de la siega de los cereales (trigo, centeno, cebada) y consiste en
separar el grano de la paja, dejar el cereal listo para elaborar pan o para dar de comer a los
animales. Me quedo con esa imagen de trabajo colaborativo y común del campo, sabiendo que
forma parte de un pasado que no es en absoluto envidiable; que la colaboración surgía de la
necesidad, pero que precisamente el trabajo en común suplía la falta de recursos del momento y,
a la vez, fortalecía los lazos de la comunidad. A través de esas experiencias es como se tejieron
unos saberes compartidos, de los que apenas tenemos ya noticia sino como parte de alguna
anécdota que alguien nos cuenta ocasionalmente o que leemos en algún libro. Quiero pensar, sin
embargo, que estamos a tiempo de salvar la memoria de esas prácticas de lo común y, más aún,
que haremos de la ampliación y distribución de tareas una exigencia que nunca daremos por
concluida. En el cultivo de lo común es también necesario el trabajo de muchas personas. Es
necesario que intercambiemos nuestros saberes y no-saberes; que ensayemos nuevos
procedimientos, nuevos modos de ver; que nos pensemos iguales. ¿No es de este modo como
hacemos del nuestro un mundo habitable?
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Muller impulsora dunha asociación
no rural galego_ Mercedes Cachaza
Platas
Son unha muller da aldea. Si, nunca mellor dito, nacín na aldea, no seo dunha familia labradora e
nun lugar paradisíaco chamado Vigo no concello de Paderne (A Coruña).
Por circunstancias familiares trasladáronme a outra aldea do veciño concello de Irixoa onde fun á
escola primaria.
Da escola primaria teño uns recordos cheos de luces e sombras: era unha escola pública ubicada
nun edificio declarado en ruina por varias ocasións, situada nun lugar sen prácticamente ningún
tipo de comunicación, sen luz eléctrica ata ben entrada a segunda metade do século pasado, sen
auga na casa, e nin que decir ten que tamén sen teléfono, sen libros, sen xornáis… Non recordo
ter frío porque había calor animal da corte das vacas situada no baixo do edificio e tamén calor
humano porque eramos moitos rapaces e rapazas. Coido que rondaríamos os cincuenta alumnos
para unha soa mestra que seguramente viría desganada a un lugar tan remoto. A miña primeira
mestra era modélica, chamábase Dona Raquel Rey de Castro. Queríame con locura.
Houbo outra excepción no ano 1960: chegou unha mestra moi noviña cargada de celo vocacional
que nos abriu os ollos e algúns poidemos sacar o Certificado de Estudios Primarios e acceder ó
bacharelato.
Pasados os anos, fun á Escola de Maxisterio e logo á Universidade Autónoma de Barcelona e e
fíxenme Profesora de E.X.B., exercendo a miña profesión en centros Públicos con moita vocación e
entusiasmo en distintos lugares da xeografía española, aterrizando os derradeiros 30 anos nun
Centro Público Integrado desta zona, onde impartin diferentes materias mentres non apareceu o
Ensino Secundario Obrigatorio no ano 1996, ano no que pasei a impartir Lingua Galega no
primeiro ciclo da E.S.O ata que, no ano 2009 paseime do Ministerio de Educación ó de Facenda
pasando a engrosar unha longa lista de membros de Clases Pasivas do Estado.
O ambiente no que me desenvolvín foi sempre no rural agás o periodo que me obrigou a estar
preto dos Centros de Estudios.
31
Vivín e convivín cos meus veciños labradores e obreiros. Os labradores traballaban as terras de sol
a sol e os obreiros tamén porque complementaban o traballo de fóra co da casa.
As relacións veciñais dos meus paisanos baseábanse no intercambio de traballos agrícolas. “Ti
axúsdasme a min e eu axúdoche a ti”.
Na miña parroquia tamén se levou a cabo unha tarefa comunitaria de certo relevo, foi a Traída de
Auga corrente nas casas no ano 1969. Quitados estes casos puntuais, o cooperativismo brilaba
pola súa ausencia. Os meus paisanos eran moi escépticos á hora de asociarse porque nunca
tiveran esa experiencia e desconfiaban de que alguén poidera traballar voluntaria e gratuitamente
por e para o seu benestar.
Con todo, entrado o segundo milenio da nosa era, no ano 2004 tivo lugar en Paderne un
acontecemento de certo relevo: “A Fundación do Consello de Maiores de Paderne”. Aínda non sei
moi ben por que motivos, tocoume –ben ó meu pesar naquel momento- de presidir dita
Asociación.
Se ata entón, toda a miña vida fora un reto continuado; neste momento enfrontábame a outro
que que foi todo sorpresa. Os camiños da vida vante levando a experiencias novas cada día; e ti
tes dúas opcións:
Unha, recuar e tirar a toalla esperando que chegue a hora de partir para a outra banda da vida,
pensando que ti non vales para nada ou que xa traballaches abondo.
Outra consiste en: botarlle valor á vida e tirar para adiante confiando que todo sairá ben. Eu optei
por esta segunda.
Neste momento o Consello de Maiores de Paderne xa ten 8 anos. Oito anos cheos de experiencias
e cheos tamén de vida moi enriquecedora. Pasaron por el moitas, moitísimas persoas. Unhas
faleceron, outras enfermaron, outras abandoaron; pero as que tivemos a sorte de poder
continuar, estamos felices de pertencer a unha asociación na que se respira por tódolos poros:
harmonía, paz, ilusión, amistade, fratenidade, compañía, optimismo…
No Consello de Maiores de Paderne todo o mundo ten cabida, independentemente das súas
crenzas, das súas ideas, do seu modo de ser. Cada un é cada un e todos xuntos compartindo o
mellor que temos e o que somos, formamos un colectivo no que todos nos encontrámos
sumamente cómodos e felices.
32
Participamos
en
moitas
actividades:
ioga.
memoria,
baile,
risoterapia,
cineforum,
psicomotricidade, arteterapia, viaxamos, creamos diversión saudable, facemos a película da nosa
vida en común, celebramos todo canto se pode celebrar e vivimos en positivo.
No ano 2008 creouse a Aula da UNED Senior en Paderne, integrada por socios do Consello de
Maiores de Paderne.
Desde a súa implantación, acudimos puntualmente ás clases de Música, Informática, Medicina,
Historia da Literatura, viaxes culturais, celebracións de todo tipo, etc, etc.
Somos universitarios.
Tamén somos persoas de corazón aberto e mente renovada e de idades, comprendidas entre os
30 e os 95 anos. Persoas con estudios universitarios, con estudios primario e con pouca escola.
Todos coa carreira da vida aprobada. Todos sabemos algo e todos servimos para algo e todos
unidos valemos moito máis porque engadimos ó valor de cada un, a valía do outro.
Beneficiámonos a nós mesmos e beneficiamos ós que nos rodean exercendo deste modo unha
influencia social favorable para todos.
O noso empeño está en colaborar na construcción dun mundo mellor, recuperando na medida do
posible uns valores que parecen estar gardados no baúl do esquecemento.
Queremos ser un referente para a xente nova que se sente moi defraudade por este mundo que
lle toca vivir porque foi subindo a un ritmo un tanto artificial, creado –coa mellor das intenciónspola xeración anterior.
Traballamos unidos e seguiremos traballando mentres as forzas nolo permitan para a
construccíón dun mundo máis humano no que todos teñamos cabida e que ninguén se sinta
discriminado.
Esto é o que vimos facendo e os resultados están á vista.
O que nun principio parecía imposible, vaise conseguindo pasiño a pasiño. Roma non se fixo nun
día, nin en dous, nin en tres, pero co tempo vaise conseguindo todo, incluso perder o medo ó
asociacionismo.
Asociarse merece moito a pena e se esto se fai no medio rural galego, ten aínda maior
importancia porque todos sabemos que o medio rural estivo sempre moi abandoado e se non nos
33
axudamos nós mesmos…¿Quen nos vai axudar?
Desde o Consello de Maiores de Paderne e desde a UNED Senior, intentamos animar a tódolos
nosos paisanos –tanto homes como mulleres- do rural galego que se unan e compartan o mellor
de cada un, verán como os resultados poden ser sorprendentes. Moitas grazas.
34
Montes y Territorios: Comunidad,
Sostenibilidad y Subjetividad[1 ]
_Dani Fernández
“La construcción de una racionalidad ambiental capaz de desconstruir la racionalidad económica,
implica procesos de reapropiación de la naturaleza
y de reterritorialización de las culturas."
Enrique Leff. Decrecimiento o desconstrucción de la economía:
Hacia un mundo sustentable.
0. Paradigma del commons. 1
Como objeto originario en la reflexión sobre los commos, el espacio ordenado por el así llamado
monte comunal representa una oportunidad única para comprender su importancia -la de los
bienes comunes-, y experienciar la magnitud de los impactos que produce su desaparición,
vueltos en forma de conflictos. Pese a que hablamos de una extensión que todavía hoy abarca el
20 % del territorio gallego, los montes comunales han sufrido una transformación radical a raíz de
los cambios acaecidos en el mundo rural con la industrialización primero, la “modernización” que
supone la entrada de España en la lógica capitalística2 a partir de los 60, y la descomposición que
acompañó la segunda migración laboral a las zonas urbanas en la etapa postindustrial. El
abandono del rural, su pérdida de relevancia en tanto que espacio de desarrollo por causas
materiales, aunque también impulsado por la producción
de una cierta conciencia de
pauperización de las condiciones de vida en parangón con las “espléndidas” promesas de la
ciudad, crea las condiciones idóneas para el desplazamiento del espacio del oikos y la caída en
desuso -económico- del territorio. “El aire de la ciudad os hará libres”.
Para compilar un poco los dos ámbitos de incidencia que esta transformación genera en lo que se
refiere a los montes comunales, vamos a señalar dos procesos simultáneos que se estarían
desarrollando todavía en la fase actual del capitalismo en occidente, y que desde luego permean
las mutaciones que observamos en la Galicia rural: uno, el repliegue de toda forma de gestión de
los “bienes” no mercantilizada y las reglas de funcionamiento impuestas por el CMI 3; dos, el
desencadenamiento de una serie de efectos correlativos, que eliminan “formas de vida” a la vez
1 Este texto es el resultado de algunas notas tomadas a partir de la visita al Monte Comunal de San Antón, con
Login_Madrid
y
el
Laboratorio
prado.es/article/login_galicia
35
del
Procomún
de
Medialab-Prado.
Más
info
en
http://medialab-
que homogeneizan la gestión del oikos y sus consecuentes formas culturales. Así, la fase de
desterritorialización capitalista se caracteriza por una disolución de las estructuras y dispositivos
diferenciales -e identitarios- de cada organización sociocultural -relaciones humanas, creencias,
ritos, taxonomías, etc- que no se pueden ensamblar en el Capital como “CsO del ser capitalista”,
toda vez que es sucedida por un movimiento contrario de reterritorialización que homogeneiza las
conductas para adaptarlas a la hegemonía de producción de sentido global. El Capitalismo, así
entendido, se vuelve Mundial e Integrado en la medida en que expande sus prácticas al conjunto
del planeta, e integra la totalidad del tiempo de vida de sus habitantes en la actividad-producción
de valor.
“La desterritorialización debe ser considerada como una fuerza perfectamente positiva,
que posee sus grados y sus umbrales (epistratos), y que siempre es relativa, que tiene un
reverso, que tiene una complementaridad en la reterritorialización” 4.
El desmantelamiento de la gestión comunal del espacio -como contenedor de recursos comunesse inscribe en esta dinámica de incorporación de todo aquello que hasta ahora había permanecido
en los márgenes, y de cercamiento -enclosure- de todo elemento cohesionador que sostenía
comunidad bajo el manido pretexto del free rider5. Esta estrategia de cercamiento de los
comunes se ha visto acelerada en los últimos tiempos en la medida en que las formas de
valorización, han ido agotando sus posibilidades reclamando nuevas formas de mercantilización.
El Procomún aquí es la gestión heredada del territorio con arreglo a garantizar la sostenibilidad de
una comunidad, la colaboración entre agentes a tal fin y la estructura cultural que este ecosistema
garantiza. Esto se despliega en sociabilidad, como proceso de gestión de la vida en común y como
ámbito de resolución de conflictos, y economía ecológica, como correcta gestión del oikos. El
desmantelamiento de los campos comunales, en estos sentidos, visibilizan la tragedia de la
priva(tiza)ción abriendo sendas heridas en cada uno de estos ámbitos del habitar.
1. Comunidad, reglas, gestión, conflictos…
Mirando a la especificidad de la distribución poblacional en Galicia, que acoje a la mitad de los
núcleos habitados de todo el Estado, podemos intuir que a la desaparición de los comunes, como
herramientas vinculantes, sigue el drama del abandono del territorio y de la propia desaparición
2 Entendemos con F. Guattari, Capitalístico referido al momento de desarrollo del capitalismo que tiene lugar con la
preeminencia de la bioeconomía en la producción de valor, en la etapa post-fordista.
36
de la habitabilidad del espacio, otrora sustentable. Los comuneros representan a las
subjetividades que conviven, y la comunidad solo puede darse a través de ese procomún que les
vincula.
Lejos de buscar la utopía de la comunidad celestial, comprendemos que en toda interacción se
arriesga conflicto, que es inherente a la comunidad el desajuste, las tensiones, los desencuentros.
El problema no está tanto en el conflicto, como en la desaparición del espacio común que exige la
resolución del conflicto y fomenta la cooperación. Las reglas de uso no son solo articulaciones de
poder, sino -y sobre todo- elementos mediales para una gestión sostenible y para la resolución de
las fricciones que se dan en el encuentro de las subjetividades -deseos encontrados- que
conviven.
2. Cerco al comunal y sostenibilidad: sobreexplotación, fuego, clima, …
En términos ambientales, el comunal se muestra como forma de gestión sostenible de los
ecosistemas. En la medida en que su bienestar depende de la perdurabilidad del comunal, pone
especial cuidado en evitar su degradación, en proteger el espacio de las agresiones externas, en
mantener una relación metabólica perdurable con su entorno. En este sentido, la distribución del
campo bajo principio de diversidad de especies (autóctonas), rotación de cultivos, cortafuegos de
utilidad para pasto …
La cesión de comunales para plantación intensiva de determinadas especies -sean cuales sean,
pero más si son exógenas- destruye ecosistemas por sobreexplotación y amenaza la viabilidad
económica y biológica en el territorio. El comunero comprende la agotabilidad del recurso, es
consciente del límite del ecosistema que gestiona y, en tanto que apuesta por el comunal, no osa
convertirse en free rider -pan para hoy, hambre para mañana-. No es solo la regla que coarta, es la
conciencia de que su beneficio está en la relación metabólica con el entorno en el que interactúa.
Mantener y potenciar la gestión de los montes comunales es clave para garantizar la pervivencia
de la biodiversidad del territorio en particular, y de la biosfera en general. Esto implica abandonar
las dinámicas desarrollistas que devoran recursos e impiden la regeneración de los ecosistemas, y
evolucionar las formas de gestión de los comunes a partir de la conciencia del límite ecológico y
del impacto de nuestra interacción metabólica con el medio físico.
3 Capitalismo Mundial Integrado.
4 DELEUZE, GUATTARI. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. PRE-TEXTOS, 2006. pág 60
37
Se pueden rastrear en el territorio las porciones del espacio que han sufrido mayor degradación
desde las transformaciones del rural a partir de los 60. Habría que preguntarse entonces, qué
relación guardan los efectos de degradación más evidentes -incendios, sobreexplotación de la
tierra, desabastecimiento de agua,...- con la desaparición de un modelo de gestión que, hasta la
entrada de la modernización, demostró ser garantía de subsistencia desde la autogestión.
3. Estructura de sociabilidad & subjetivación: fracturas simbólicas.
En términos de constitución política vemos cómo la comunidad es fuente de construcción
discursiva y a través de la asamblea -órgano soberano-. Política en sentido de Arendt, se rescata
de la polis6, y aquí el espacio es ágora y ekklesía: la esfera de lo público/privado, en forma de
intercambio económico; la esfera de lo público/público, como organización política del territorio
-una casa, un/a comunerx, un voto-. La libertad de decir y opinar qué es lo mejor para la
comunidad que se reúne en torno al recurso común. Empoderamiento directo del comunero,
cuya voz toma parte en la decisión final de aquello que lo determina.
A la vez, construcción de un sujeto político que asume la responsabilidad de participar en la
asamblea. Pese a que se da la representatividad, en la figura del “presidente de la comunidad”, en
la praxis éste funge como administrativo y somete cada decisión de trascendencia al colectivo. Se
da en este entramado micropolítico una convivencialidad ya desaparecida en las formas de
organización de mayor representación -Ayuntamientos, Autonomías, Estados-. Sugiere, tal vez,
una posibilidad abierta constituyente de formas políticas que fluyen de abajo a arriba, de la
asamblea al representante encargado únicamente de ejecutar las decisiones soberanas.
4. Gestión comunal del agua en San Xiao de Vigo: límites Público (estatal) vs Procomún.
Del visionado del documental La mujer y la comunidad rural (1969)7, que muestra la acción
comunitaria de construcción de canalizaciones para disponer de agua en los domicilios de Vigo
(Paderne), dos análisis quizás contrapuestos:
En primer lugar, el que se presume del contexto de visionado -nuestra presencia aquí y ahora, con
5 G. HARDIN. La Tragedia de los Comunes. Disponible en línea
http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/jonate/Eco_Rec/Intro/La_tragedia_de_los_comunes.pdf
24/10/2012.
38
Consulta
nuestra intencionalidad en la mochila-. Por ahí entendemos la capacidad
comunitaria de
emprender obras de infraestructura ingentes, sin apoyo de las instituciones que, teóricamente,
debieran encargarse de estas tareas. El documental muestra cómo este proyecto sirve de motor
para una serie de iniciativas de bien común, que se ejecutan con la contribución -en tiempo,
dinero, y trabajo- de los “afectados”.
En una aproximación más semiótica, no dejan de provocarnos desconfianza los elementos
narrativos del documental, el discurso marcadamente mitificador de una población visiblemente
abandonada a su suerte y en un momento de la historia en la que entramos en la corriente
capitalista global. Así, se nos ocurre aventurar que el discurso audiovisual convierte el abandono
de las instituciones en glorificación de los abandonados, desplazando la responsabilidad sobre las
condiciones de vida de la población. Aquí la grieta Público Vs Común.
La conversación de vuelta se anima y Luis nos cuenta de la existencia de los teleclubes, y del
fomento de la actitud emprendedora que traen los nuevos tiempos del capitalismo. Ya tenemos
todos los cabos: el contexto político, el discurso folklórico y el dispositivo de enunciación.
5. Soberanía alimentaria
Lidia Senra8 es una leyenda viva; histórica dirigente del Sindicato Labrego Galego, nos contagia
una agridulce sensación con sus palabras. Habla del acuciante problema de la soberanía
alimentaria, la contaminación transgénica de las multinacionales, que arruinan el capital cultural
acumulado en siglos de selección artesanal de las semillas, de un nuevo y silencioso cercamiento
que poco a poco se apodera de lo más necesario. Lidia denuncia la entrada de transgénicos en
Galicia, los métodos agroquímicos de la industria alimentaria y la explotación intensiva del
territorio que está acelerando la degradación y amenazando biodiversidad y ecosistemas. Para
Lidia hay dos posturas ante la agroproducción: bien considerar la tierra como fuente de obtención
de beneficio -y entonces el beneficio llega en formas diversas-, bien entender la tierra como
fuente de obtención de alimentos -y el beneficio es la vida-. La decisión por una u otra nos lleva a
dos políticas y dos formas de gestión radicalmente diferentes. La apuesta por la agricultura
industrial -primera vía- introduce en Galicia las plantaciones intensivas de pino y eucalipto con el
fin de obtención de rentas a corto plazo, pero que desestabilizan los ecosistemas a medio y largo
6 A. ARENDT. ¿Qué es la Política? Paidos, 1997.
7 La mujer y la comunidad rural. 1969. Color 16 mm. 19 minutos. http://www.ruralmedia.eu/musicvideo.php?
39
plazo. Así, esta “modernización del campo” encubre, en realidad, la destrucción de la fuente de
alimentación por corrosión del suelo, exterminio de las semillas autóctonas -procomún- y el olvido
paulatino de las técnicas tradicionales de cultivo -conocimiento-.
La industrialización del campo prometió un aumento de las tasas de producción para garantizar la
alimentación de la creciente población mundial. Andado el tiempo, cada vez hay más voces
críticas contra esa supuesta evidencia científica, y cada vez más evidencias de que el hambre no es
un problema de obsolescencia tecnológica, sino eminentemente político. Esta mala tecnificación
de la producción aboca a la destrucción, por olvido, del know-how tradicional. La agricultura
ecológica está cobrando fuerza, y pugna por recuperar con urgencia un conocimiento que había
sido acumulado por generaciones. La agricultura como procomún, se privatiza con la entrada de la
agroquímica que, a la vez que transforma la metodología, privatiza el conocimiento a través de las
patentes que intervendrán ahora en el proceso de producción: nuevas variedades de planta, que
producen semillas “con dueño”, condenan al agricultor a la dependencia del código fuente
propietario que toma la forma del ADN en las nuevas semillas; nuevas sustancias cuya codificación
química permanece en la oscuridad de las patentes a fin de evitar que sean reproducidas al
margen de las empresas que financian sus desarrollos en costosos laboratorios. Y a la vez, toda la
gestión del conocimiento se adapta a esta realidad: las facultades de ingeniería agrónoma
modifican sus currículos para adaptar a los nuevos profesionales al cultivo industrial.
Lidia nos habla de los impactos negativos de la agricultura intensiva y los fines a los que se dedica:
impactos sobre el clima, sobre la biodiversidad, sobre el territorio; impactos sociales con la
emigración masiva y el empobrecimiento generalizado del campesinado gallego, que ya no puede
afrontar los costes de producción o competir con la industria pesada mecanizada de las
multinacionales; impactos sobre el precio de los alimentos, cuando se especula con cultivos
destinados a fármacos o combustibles.
Se trata de aumentar el control sobre la producción del suelo en la medida en que se ha visto una
vía de generar beneficio en la producción de mercancías con alta valorización en los mercados
globales.
vid=7236765de
8 Durante la visita al monte comunal de San Antón, tuvimos la inmensa fortuna de contar con el testimonio de Lidia
40
Referencias:
•
Enrique Leff. Decrecimiento o desconstrucción de la economía: Hacia un mundo
sustentable. Siglo XXI Editores, 2010.
•
A. ARENDT. ¿Qué es la Política? Paidos, 1997
•
G. HARDIN. La Tragedia de los Comunes.
•
DELEUZE, GUATTARI. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. PRE-TEXTOS, 2006.
•
F. Guattari. Las tres ecologías. PRE-TEXTOS, 2000
Senra acerca del problema de la soberanía alimentaria y su relación con la gestión industrial del territorio.
41
Del monte comunal al cine
militante. Aportación a la memoria
histórica
del
procomún_Ana
Rodriguez
1. Introducción
Lo que me gustaría aportar aquí acerca de lo aprendido y experimentado con Login_Madrid, son
las problemáticas que emergen cuando tratamos de entender qué implica el procomún cuando
nos movemos en el ámbito de la producción cultural. Partimos de un documental visto en una de
las actividades de Login: La mujer y la comunidad rural (SEA, 1969). Puede ser interesante tomar
este inigualable documento sobre las obras de una aldea puesta a trabajar conjuntamente para
resolver el problema de la traída de aguas, y compararlo con otro similar pero de naturaleza
distinta, O monte é noso (Llorenç Soler, 1978), sobre las luchas de los gallegos por preservar sus
montes comunales.
A través de las contradicciones que emergen de este juego de espejos voy a intentar apuntar
algunas de las relaciones entre cultura y procomún. Es decir, cómo se hace necesario hablar de
modos de producción, distribución y exhibición cuando nos referimos a la idea de cultura como
bien común. Para ello, haremos referencia a algunas experiencias previas situadas a lo largo del
siglo XIX y XX.
2. El procomún rural visto por el SEA
Tras el visionado de La mujer y la comunidad rural (1969) y mi absoluta ignorancia sobre las
políticas de extensión agraria del periodo aperturista del régimen de Franco –concretamente las
del Servicio de Extensión Agraria del Ministerio de Agricultura, agencia que realizó el documental
en cuestión–, surgían en mi mente algunas dudas y extrañezas frente a un noticiero financiado
por el aparato franquista. La voz en off del documental, sin ningún tipo de sonrojo, subrayaba no
sólo la precaria situación de los núcleos rurales faltos de un recurso tan básico como el servicio de
agua corriente en pleno periodo desarrollista (el primer plan es de 1959), si no que además ponía
de relieve aspectos tan poco propios del régimen como el papel activo de la mujer en la sociedad
rural gallega, más allá de sus labores como cuidadora del hogar, la necesaria participación
42
colectiva en la mejora de las condiciones de la vida y el trabajo en la aldea de san Julián de Vigo
(Paderne). De hecho, el mensaje fundamental del documento, apuntar la capacidad organizativa y
de autogestión de los vecinos en la consecución de acuerdos para realizar las obras que llevarían
agua potable a sus hogares. Proceso diametralmente opuesto a las intenciones de un régimen
dictatorial.
En el film se menciona incluso cómo el proyecto era irrealizable sin el trabajo en común. Hacía
falta traer el agua desde el manantial, que cada vecino cediese tierras para su canalización y
distribución, acordando de qué manera se aprovecha y se consume el agua, poniendo en común
saberes y recursos.
Todo ello me llevó a pensar acerca de las contradicciones que atravesaban el propio objeto
audiovisual. Pongámoslo así: en su intención de fomentar una actividad desarrollista, el
documento da cierto espacio a una cultura del autogobierno. Nada más lejos de la intención del
Régimen. Años más tarde, en 1978, encontramos otro documental, producido de forma
independiente desde núcleos militantes, llamado O monte é noso (El monte es nuestro, Llorenç
Soler). Justamente, O monte é noso, incide en las desastrosas consecuencias de esas mismas
políticas agrarias productivistas en el territorio gallego.
Sobre esa extrañeza ocasionada por el carácter disonante de ambos documentos, y rascando un
poco sobre lo que, lamentablemente, se vino a llamar la “revolución verde”, resulta que el
Servicio de Extensión Agraria (SEA), entidad co-partícipe en la traída de aguas, fue una agencia
creada en los cincuenta que, según algunos sociólogos, constituiría una “rareza en la cultura
administrativa del franquismo” (Benito: 133), relativamente independiente y descentralizada, y
más allá o más acá de las políticas generales pensadas para el incremento de la productividad
agraria. El SEA, siguiendo el modelo estadounidense –y financiado por ese país–, se dedicó al
trabajo con los agricultores de forma horizontal, también con los jóvenes, con las mujeres y con
las comunidades ya que, entendía la labor de extensión agraria de forma integral, de modo que
las comunidades agrarias lograsen ser autosuficientes.
3. El procomún visto por el cine militante
Sin embargo, y pensando en el otro documental que señalaba, O monte é noso, la canción es otra
distinta. Tal como explica el narrador de la película, el fruto de las políticas centralistas del
régimen, implementadas tras el 39, y los distintos planes de desarrollo y leyes de régimen local
43
implementados en las siguientes décadas, fue el desmoronamiento de las formas tradicionales de
subsistencia de los habitantes del campo gallego. Los montes comunales o vecinales, hasta 1941
habían sido propiedad de los vecinos y Parroquias que gestionaban de forma comunitaria las
tierras para el sustento ganadero y cuyas ganancias revertían en las propias comunidades. El
documental de Soler nos sitúa en un primer momento en el que mediante la coacción y a través
de los ayuntamientos, el Estado usurpa estas tierras y todo vestigio de colectivismo que, de hecho,
había constituido el tejido social y económico del territorio gallego desde tiempos inmemoriales.
La compra o usurpación de estas tierras dedicadas ahora a la explotación forestal (pino y
eucalipto) desembocaría en la desaparición del paisaje local, esterilización del suelo, secado de
fuentes y manantiales que abastecían a los vecinos y reses, incentivación de incendios,
impidiendo la regeneración del pasto, causando así la fuga de los beneficios de la explotación
hacia industrias exteriores.
Volviendo a la disyuntiva entre los dos documentales, salta a la vista que una de las condiciones
por las cuales el último documental fue posible fue por sus condiciones de producción. Con ello
me querría remitir a que si entendemos las formas de procomún más allá de los contenido en las
dos películas podemos ver cómo desde la producción cultural se han formulado también modelos
más equitativos que entienden la cultura y los modos de producirla como un bien común. Al
respecto, podemos rescatar toda una serie de experiencias históricas, ligadas a la producción
artística y cinematográfica, que no sólo difundieron experiencias comunales que pretendían
constituir otras formas de vida al margen de la explotación capitalista, si no que, los mismos
productores y realizadores entendían la cultura como un territorio para generar otros modelos
socio-económicos. De este modo, y haciendo un poco de memoria histórica de las relaciones
entre cultura y procomún, podemos ver cómo durante el periodo de los años treinta, y motivados
por los acontecimientos de la Rusia soviética, multitud de grupos, colectivos o productores
culturales se plantearon lo cultural como marco para la acción política, la educación y como base
para llevar a cabo proyectos de emancipación. Este planteamiento sobre la cultura y su función
social, a grandes rasgos, será la defendida por los colectivos de cine independiente o militante del
estado español de los setenta que producirán O monte é noso.
Echando la vista atrás, durante el periodo de los treinta y hasta la Segunda Guerra Mundial, la idea
de cultura puesta en práctica por los cineastas militantes surgía en oposición a cierta idea de
cultura sustentada por toda una serie de medidas estatales y políticas de mercado que habían
44
sido pensadas con unos fines políticos y económicos determinados. Es decir, y sintetizando estos
objetivos a dos puntos clave, la cultura se entendían por Estado y mercado como herramienta
para la cohesión social (lógica de gobierno) y desde la maximización de beneficios (lógica de
mercado). Para la consecución del primero, lo cultural suele designar una idea de comunidad
unitaria y homogénea borrando a su vez todo lazo entre cultura y política. La cultura será
entendida desde ciertos tintes trascendentales y universalistas, con vistas a fortalecer la identidad
nacional y con el apego a formas que se adscriban a estandarte de la Alta cultura en detrimento
de formas populares o subversivas. Una cultura sin brechas ni contradicciones que puedan
perturbar el orden establecido, con lo que el paso por el aparato censor se hacía inevitable. Si
bien se busca naturalizar una idea de cultura que se presume nada tiene que ver con lo político, es
evidente la carga ideológica tanto de ese proceso de “normalización” de una idea de cultura muy
específica como la carga ideológica de los modos de hacer y valores que se intentan dar por
naturales. Para la consecución del segundo objetivo, el de la industria cultural, las estrategias
pasaban por modelos de producción fordista, trabajo organizado según una estratificación
jerarquizada, dependencia de la venta de copias a distribuidoras y salas de exhibición y un
entramado industrial de altos costes logísticos, cesión de derechos de explotación a la entidad
productora, etc.
Gran parte de algunos de los agentes que conformaban los colectivos de cine militante,
vanguardista, documental, alternativo, experimental, independiente… (y la infinitud de etiquetas
que lo designan) comprendieron que de nada valía la producción de discurso sin unas estructuras
que, en sí mismas, no dependieran de la lógica capitalista.
Para los agentes comprometidos con lo que podrían ser los precedentes de una idea de cultura
libre –una cercana pero también disruptiva con el relato anglosajón de la “cultura libre”– las
luchas pasaban por la financiación colectiva o socializada entre los miembros del grupo o
asociados, la libre circulación de copias y el libre uso y apropiación de material filmado, la
cooperación entre colectivos mediante federaciones para el abaratamiento de costes y cesión de
equipos. A su vez, la filmación en formatos subestándar (16mm) facilitaba la distribución y más
importante, el uso de este formato permitía situarse fuera de los marcos legislativos de la censura
y fuera del marco propagandístico estatal. Así mismo, se abarataba y democratizaba la producción
a través de modelos de producción horizontales y participativos con otros grupos afines (coros
obreros, clubs del libro, asociaciones de mujeres, etc). Esto facilitaba la generación circuitos de
45
exhibición independiente y de bajo coste o gratuita mediante cineclubs, asociaciones, centros
adscritos, etc. En definitiva, se trataba de constituir una esfera pública para o desde la clase obrera
y con vistas a incluir a aquellos agentes sociales desposeídos por motivos de género o raza.
Algunos de los colectivos que compartieron estas formas de hacer se desplegaron por multitud de
países gracias a esa cooperación y libre circulación de contenidos (Prometheus en la República de
Weimar, el Workers' Film Movement británico, la New York Kino, la cooperativa Ciné-Liberté en la
Francia del Frente Popular...).
4. Algunas experiencias comunales y cooperativistas en territorio británico
Si en sintonía con O monte é noso, buscamos antecedentes de experiencias comunales que se
documentaron en celuloide y que, además se realizaron desde plataformas culturales alternativas,
podemos recuperar un film de 1937 titulado Eastern Valley de Stuart Legg y Donald Alexander
para Strand Films y que justamente narraba el proceso de constitución y desarrollo de un
“experimento social” cooperativista en una área minera de Gales (Condado de Monmouthshire)
tras el proceso de desindustrialización causado por la Gran Depresión.
El film se pensó tanto con fines de difusión, para recaudar fondos o ayudas, como para alentar a
otros núcleos en situación similar a generar proyectos cooperativos. La película fue financiada, no
por una empresa comercial, sino por petición de la Society of Friends, también conocidos como la
comunidad religioso-disidente de los cuáqueros, sociedad que impulsó el proyecto. El documento
narraba cómo tras los efectos de la Depresión en los valles de Rohnnda en Gales sus ciudadanos
se organizaron en la Eastern Valley Subsistence Production Society. Este tipo de sociedades nacían
del trabajo voluntario de un grupo de gente por cuyas competencias laborales no podían
insertarse de nuevo en un mercado en crisis. De este modo, generando procesos de
autoformación junto a otros compañeros y repobladores, se intentaba reconstruir la villa
instaurando un sistema cooperativista de subsistencia, retomando los trabajos agrarios de la zona
y funcionando mediante el trueque y precios de coste. El film se rodó gracias a la colaboración de
los propios partícipes del proyecto sin omitir las dificultades y desacuerdos a los que se vieron
sometidos a la hora de poner en marcha la cooperativa.
Rastreando un poco el panorama británico, podemos comprobar cómo estas prácticas beben de
una tradición cooperativa muy presente. También lo fueron otras fórmulas de agrupación
pensadas como modelos de producción alternativos a las relaciones de producción
46
convencionales. Es decir, pensando en este último, es usual ver cómo desde la práctica artística a
lo largo del siglo XIX, la recuperación del artesanado y la generación de talleres gremiales o
hermandades, funcionaban como modelos para una distribución equitativa de los beneficios,
como rechazo a la división social del trabajo, proponiendo espacios para la socialización de
recursos y la formación, algo que no se entendía sin la generación de otras formas de vida que
tenían como inspiración el retorno a comunidades medievales. Estos movimientos establecían
fuertes lazos con el romanticismo y con las corrientes del socialismo utópico, en el intento por
generar un proyecto político-económico “integral” que permitiese pensar en otras formas de lo
común ajenas a las derivas que había tomado la sociedad del industrialismo. Podemos citar aquí
casos conocidos como la rocambolesca St. George Guild (1871) de John Ruskin, según E. P.
Thomposon, “prisionera del socialismo feudal” (Thompson: 192). La compañía de St. George fue
un proyecto de hermandad que pretendía instaurar un modelo anti-capitalista de vida basado en
el amor al prójimo como instancia de autoridad, el uso sostenible de la tierra, sólo a base de
trabajo manual. Otro caso, el de William Morris y la Morris&Co. que más allá del diseño de
muebles recuperando las tradiciones y materiales locales, ponía en práctica en su taller una
regulación justa del trabajo (no alienado) y una estructura horizontal de producción (no distinción
entre creadores y productores) y colectivización de beneficios.
Muchas de esas experiencias del procomún en cultura se trasvasarían luego a ámbitos como el
cinematográfico. En lo que respecta a la experiencia de Eastern Valley, el espíritu del arranca de la
tradición británica del movimiento cooperativista. El movimiento cooperativista tiene sus orígenes
en 1844 y ha sido defendido por la historiografía reciente como un fenómeno de central
relevancia en términos tanto económicos, políticos como culturales dentro de la experiencia de la
clase obrera británica, representando no sólo una práctica política si no un nuevo modelo
identitario (de cultura cooperativa).
Con el estallido de la IGM las sociedades cooperativas contaban con aproximadamente tres
millones de miembros en Inglaterra y con unas cuentas que representaban el diez por ciento de la
actividad comercial nacional. El año 1946 sería punto de inflexión hacia el declive, con la máxima
de 10 millones de miembros registrados. El movimiento cooperativista ofreció también su propia
definición de un modo de vida alternativo basado en fomentar una identidad colectiva de
compañerismo cuya ideología estaba íntimamente ligada a un “modelo ético de economía” que
provenía del fabianismo. En este sentido, cuando en los años treinta la Co-operative Wholesale
47
Society operaba con 192 fábricas y talleres que producían bienes con el valor de 47 millones de
libras al año, es algo a destacar que mientras la depresión provocada por el crack del 29 iba en
aumento, las sociedades cooperativas suponían cuotas de crecimiento económico.
5. Conclusión
Vistas estas experiencias, quisiera cerrar este texto con algunas ideas a modo de conclusión. En los
procesos descritos vemos que se comparte una estrategia a la hora de pensar el potencial político
del procomún. En todas ellas, se busca crear una cultura integral del común, es decir, un proceso
donde no sólo se difundan las experiencias comunales sino que a ello se sumen unas formas de
producción, distribución, consumo, etc. de base comunitaria. La estrategia entonces, pasa por la
generación de una ecología de lo común que incide no sólo en los contenidos sino en el conjunto
de la cadena de producción y en la cadena de valor de, en este caso, producciones audiovisuales.
Viendo estos capítulos de la historia del procomún podemos extraer diversas lecciones que
deberíamos pensar cómo encarnarlas hoy. Entre otras, que los modos de producción, distribución
y consumo, determinan una cultura y unas relaciones más o menos justas entre los agentes
implicados. Es decir, los valores fundamentales del procomún.
GÓMEZ BENITO, C. (2007): “Modernización agraria, modernización administrativa y franquismo. El modelo educativo
y administrativo del Servicio de Extensión Agraria (1955-1986)”. Areas: Revista internacional de ciencias sociales, Nº
26, pp. 131-149.
LEGG, S. y DONALD, A.(1938): Eastern valley: the film story of subsistence production. London: Edgar G. Dunstan.
ROBERSTON, N. (2010): The Co-operative Movement and Communities in Britain, 1914-1960. London: Ashgate
Publishing.
RUSKIN, J. (1970): Unto this last : four essays on the first principles of political economy (1862). London: Collins.
THOMPSON, E.P. (1988): William Morris, de romántico a revolucionario. Valencia: Alfons el Magnànim.
48
Patrimonio, la trama y
urdimbre_Marlene Anaya García
la
Hace poco acudí a unas conferencias cuyo tema era la custodia del territorio, de Guísamo a
Mabegondo, donde se desarrollaron las jornadas, hay unos diez kilómetros; una distancia corta
pero en la que se puede observar la característica dispersión poblacional de Galicia. Me refiero al
paisaje compuesto por núcleos de población y sus tierras de labor, montes y praderas. Hace parte
de la franja de litoral de la provincia de A Coruña. El otoño entra con pereza y la niebla se despeja
bien adentrada la mañana, aún predomina el verde, estamos finalizando septiembre.
Recuerdo la invitación a escribir que tengo pendiente, hace unos meses tuve la oportunidad de
participar en el loguin/gestión del procomún, una interesante experiencia vivencial y formativa
apoyada por el Medialab Prado y Loguin_Madrid, en la que nos acercamos desde la diversidad, en
el más amplio de los sentidos, a una de las singularidades que ofrece esta tierra, los montes de
mano común. Qué hace que mi mente relacione los dos eventos? La conexión está ahí, ambas
hablan de gestión.
Una desde el marco global de la conservación, en ella es fundamental la iniciativa particular,
contando con herramientas legislativas como la Ley 42/2007 del 13 de diciembre de 2007 del
Patrimonio Natural y la Biodiversidad. La otra se nos presenta como un modelo de gestión de los
montes comunales inherente a las comunidades rurales gallegas y cito a Juan Freire, porque con
sus palabras define mejor las premisas en las que se basa, que no son otras que las del
procomún...”Más allá del estado y el mercado, existen un conjunto de conocimientos y reglas no
codificados y de instituciones ciudadanas (muchas veces informales) que se han construido
colectivamente a lo largo del tiempo y que permiten el funcionamiento de sistemas cuya
complejidad habitualmente no es capturada más que mínimamente por las reglas simples del
estado o del mercado”.
(http://nomada.blogs.com/jfreire/2010/10/narrativas-digitales-colaborativas-y-procomn.html).
No obstante el tema de mis reflexiones no es la custodia del territorio, ni los montes de mano
común, es algo que subyace y atañe a ambas cuestiones, igual de relevantes; la base natural y
humana que las sustenta, en otras palabras el patrimonio, entendido como un todo, la trama y la
urdimbre; medio natural y construcciones culturales que definen la singularidad del territorio, la
de las personas que lo viven y habitan. Es su señal de identidad, compartida o no con lugares
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similares. Como los hermanos, los pueblos guardan similitudes en los usos de sus territorios, pero
la huella es como las de las yemas de los dedos, únicas. El patrimonio es el territorio, y el territorio
es patrimonio, constituye una construcción dinámica, viva, que no se puede medir en la escala del
tiempo humano, aunque si debe acotarse para ajustarlo a las dimensiones en las que nos
movemos las personas: los días, los meses y los años, tiempo en el que nuestras acciones siguen
configurando el escenario vivo del que hacemos parte y que en un futuro pertenecerá a otras
personas.
Un antiguo faro que se yergue en el horizonte, un dolmen al que le faltan algunas losas, la silueta
de un castro recortada sobre el mar...son las señales de ocupación y uso del territorio en tiempos
lejanos. Las fincas sembradas con sus casas de piedra alrededor, los bosques de castaños
centenarios, vencidos por el peso de sus frutos en otoño; las viñas en las pendientes riberas del
río Sil; otro tiempo, otra gente. Los pueblos marineros con sus calles estrechas en las que aún
queda huella de actividades marineras que hoy no se practican; edificaciones emblemáticas
destinadas a usos varios. La fiesta del magosto, el antroido, carnaval gallego, la muñeira, danza
gallega ligada a la molienda de cereales en los molinos. Todas las épocas y todas las gentes tienen
presencia en el legado patrimonial, y sobre ese legado actuamos en el presente, con qué
premisas? La de la conservación? La del usufructo? Existe una fórmula a medio camino y nos la
estamos planteando?
La gestión puede ser la puerta que nos conduzca a respuestas efectivas, pero qué modelo de
gestión? Uno en el que quienes toman decisiones parecen desconocer las implicaciones que las
mismas tendrán sobre recursos y población? O uno de carácter horizontal en el que se comparta
la responsabilidad y el beneficio sea colectivo?.
Por otro lado, cuando se habla de patrimonio está implícito el concepto de legado, que nos remite
a un pasado colectivo, diverso y vinculado a los usos del territorio. Una herencia que convoca
nuestros esfuerzos para que no desaparezca, sin que ello signifique quedar detenidos en el
tiempo. El porqué se asienta sobre la base identitaria de usos, costumbres y tradiciones
transmitidos en el seno de una comunidad en la que se reconocen sus miembros y, a su vez, son
reconocidos por otras comunidades. En la deriva del tiempo actual- siglo XXI- seguimos
construyendo patrimonio, material e inmaterial. Sobre una base natural altamente transformada y
con la incorpración de instrumentos y tecnologías, las personas y los grupos humanos que
formamos generamos nuevos usos y costumbres; podemos decir entonces, que el reto ante el que
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nos econtramos es el de unir un legado con otro, lo que viene de atrás y lo contemporáneo, lo que
hemos recibido y lo que construimos, para darnos continuidad venciendo el peso histórico de
avanzar sobre la destrucción de lo existente.
En la esquina norte de la península está Galicia, mirando al Atlántico; su orografía singular
condiciona los usos, su gente lo sabe, el paisaje habla de ello, la naturaleza se prodiga en el litoral
y en el interior, así se ha ido configurando el territorio, generación tras generación. Otros factores
condicionan también esa configuración, el devenir de una sociedad no sólo está marcado por su
relación con el medio natural y las manifestaciones culturales que surjen de ella, el contexto
político y económico propio enlaza con un contexto más amplio que, en estos momentos, tiene
una dimensión de orden global. Inmersa en esa realidad la sociedad gallega genera su dinámica
particular, produce conocimiento y se enfrenta a la resolución de sus problemas; en distintos
puntos del país colectivos de intereses diversos orientan sus reflexiones hacia el protagonismo
que tenemos ciudadadanos y ciudadanas en el desarrollo de iniciativas que permitan conservar la
base natural del territorio, por un lado, y potenciar el legado cultural, por el otro.
El patrimonio cobra vida cuando se deja de lado la opción de ser un pasivo consumidor del mismo
y se pasa a la acción creadora, interviniendo de forma activa en él. A lo largo y ancho del territorio
gallego encontramos iniciativas de base social, muy interesantes; sus acciones abarcan desde la
recuperación de elementos patrimoniales materiales, molinos, pozos, lavaderos, palomares,
hórreos; hasta otros que representan el acervo de conocimientos y expresan su puesta en
práctica, el magosto relacionado con la castaña, la malla con el maíz por citar apenas dos
ejemplos.
En ambos subyace el tejido social construído sobre las formas de relación y comunicación, muchas
veces extraviado en el carácter individualista predominante en la sociedad actual, no se trata de
vivir en el pasado, se trata de asumir el pasado como fuente de riqueza a la que se añade la fuerza
que tiene el presente cuando el espíritu que acompaña las acciones emana de quienes conocen
en profundidad sus necesidades, es también una propuesta de futuro que siguientes generaciones
pueden ver como el legado de la generación actual.
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Gastronomía e procomún_ Lúa Clara
Bretón Guerra /Amagoya Belmonte
Miranda
Plantar as patacas, e recollelas, intercambio de produtos de primeira calidade, a matanza,
compartir o viño porque non hai quen o beba nun ano … Hai algo máis procomún que iso? A terra
non é miña, é nosa.
Nestas liñas queremos destacar o carácter comunitario que ten para as galegas a gastronomía.
Proba disto é que as avoas non saben cociñar para menos de dez comensais, nin saben, nin
queren, porque a familia sempre é máis familia ao redor dunha pota de caldo e os amigos sempre
son máis amigos co churrasco nas brasas e tomando un viño.
En Galicia gozamos dunha gastronomía de calidade e, como non, de cantidade. O mar agasállanos
con mariscos que chegan a estremecer, e a terra ensínanos o que é un verdadeiro tomate, unha
leituga ou unhas cebolas, iso si, das bravas. A nosa gandería loita cada día para ofrecernos un leite
de primeira e unha carne da que todo se aproveita. Pero quizais, o que realmente fai especial os
nosos produtos, non sexa a súa calidade, senón que nos conectan como persoas, sacan o animal
máis social que hai en nós.
Aquí hai un sen fin de festas gastronómicas, pero o que marca o carácter procomún da nosa
gastronomía non é só o feito de sentarnos a unha mesa e compartir a nosa riqueza, senón que
tamén ven dada pola propia vida do produto: nas aldeas as veciñas xúntanse para plantar as
patacas, para facer o silo que logo se lle dará de comer ás vacas (si señores, a carne ven das
vacas), para a matanza do porco (si, si, a todo porco lle chega o seu San Martiño) e, como non,
para facer a bendima; e o que nos sobra, se parte, se reparte e se comparte, porque repito, a terra
non é miña, é nosa.
Poderiamos narrar nestas liñas moitas ocasións nas que compartimos penas e praceres en torno a
unha mesa (aínda que fora improvisada), as ceas ao carón do río, o viño do país de Betanzos, o
cocido de Cambás… Grandes momentos nos que unha pensa que o Universo converxe nese prato,
nese cuarto, nesa xente. Poderiamos contar os segredos gastronómicos das galegas e deixarvos
abraiadas coa nosa capacidade de dar, de compartir. Pero non o faremos, xa que hai cousas que
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non se poden expresar, porque non se contan, se viven.
Queremos que o descubrades, que o saboreedes, porque en cada bocado e en cada verba hai un
anaquiño de nós.
Soñei en verde,
Soñei en colectivo, en nós.
Espertei pero insistín,
Quería seguir soñando…
E vino, era o verde da nosa terra,
Da que nos dá o mellor que ten.
Finalmente deixeino ir,
Mais ao saír á rúa, estaba aí,
Cada galega sabía que nós somos máis ca eu.
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De vacas y montes_Cristina Gende
Seco
Voy a contar mi experiencia. Nací en A Coruña hace 38 años. Como muchos de mis compañeros
de clase, tenía aldea, dos, a falta de una, la de mi padre y la de mi madre. Prácticamente todos los
fines de semana íbamos a la aldea, alternándonos una y otra. Desde hace 20-25 años a esta parte,
se fueron introduciendo las modernidades de las que ya gozábamos en la ciudad. Confieso que a
veces sentía cierto aire de superioridad por ser de ciudad…
Los veranos también los pasábamos en la aldea, sobretodo en la de mi madre. Una pequeña
comunidad rural en el interior de Pontevedra. Los recuerdos son de territorio de libertad, olores,
días interminables, normas de convivencia propias, a veces difíciles de entender…
Tuve la oportunidad de irme a estudiar a Madrid la carrera universitaria, Ingeniería de Montes,
pues en algún momento creí que debía dotarme de conocimientos y herramientas prácticas para
poder, en el futuro, actuar sobre esos montes.
En mis sucesivas experiencias de trabajo tuve siempre una imagen en el horizonte: poder volver a
mi aldea a hacer cosas, cambiar cosas, aportar mi capacidad, conocimiento y trabajo para poder
mejorar lo que había…
Hace tres años que resido con mi familia en mi aldea. Casa de alquiler con terreno, relativamente
barata. Me enteré de que se alquilaba esta casa preguntando a algún amigo de la zona y en
alguno de los bares que suelo frecuentar.
Los montes los cuidan jubilados o gente al jornal, y para eso, se cuentan con los dedos de una
mano. La madera valía mucho más antes. Se vive bien en general, cada uno a lo suyo, y si es
posible sin pedir ayuda a los demás. Todo queda un poco circunscrito al ámbito familiar.
Es frecuente escuchar comentarios de lo mal que está todo, del poco trabajo que hay, de que si el
alcalde o político de turno chupa a base de bien, de que todo es una ruina y que es imposible
cambiar nada.
Instalé mi oficina en casa y dispongo de una muy buena conexión de Internet. En el tema de
montes, la incertidumbre es grande. Hay convocatorias de subvenciones que parecen hechas con
el cu…, pues difícilmente la realidad encaja con los requisitos de las mismas. Además no se valora
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el trabajo técnico, y los propietarios no quieren poner nada de su bolsillo, por no hablar de la
precariedad de las empresas que ejecutan estos trabajos…
Ciertamente, me llama la atención la falta de dignidad de las personas. En Cuba, con muchos
menos medios, tienen 10.000 veces más dignidad, lo he vivido.
La sensación es la de empezar la casa por el tejado. Pretendía llegar con mi titulito y ya, tener vía
libre y medios para cambiar las cosas sin dificultad. La realidad es más compleja y más simple
también. Compleja porque no es lineal ni unifactorial. Simple porque una vez que se identifican
las carencias del sistema se puede empezar a trabajar sobre ellas. Y se necesita para ello mucha
constancia, tiempo, paciencia, prudencia y trabajo personal. Esto último sea seguramente el
mayor reto. El desarrollo de las personas como camino para el desarrollo de la comunidad. Y que
se haga desde dentro.
Los montes vecinales (comunales) son escenarios ideales para la autogestión. Los que cuentan
con mayor base territorial podrían en efecto llegar a gozar de una gran autonomía e
independencia en un escenario ideal de pequeñas comunidades autogobernadas, en un marco
legislativo y comercial adaptado a esas condiciones únicas.
La desvinculación con el territorio ha sido muy marcada, y se dan casos de comunidades de
montes que albergan parques eólicos y que pagan grandes cantidades de dinero en impuestos, sin
llegar a invertirlo en su propia comunidad vecinal.
Es una forma de derroche.
Las comunidades de montes más activas se encuentran en la zona costera de Pontevedra. Se da
una mayor vinculación de los comuneros con la gestión del monte, mayor participación de gente
joven, mayor cultura, pues se tratan de zonas con fuerte influencia de las zonas urbanas y
metropolitanas de Vigo y Pontevedra.
La dimensión territorial de muchos montes vecinales los hace muy apetecibles para algunas
empresas muy interesadas en el negocio de producción de biomasa con fines energéticos. Los
cambios normativos más recientes (lei 7/2012 de Montes de Galicia) allanan el camino a estas
empresas. Nuevamente confluyen dos factores: desvinculación de los comuneros con sus montes
y dimensión terrritorial.
El primer factor no es más que una consecuencia de la desintegración del modelo socioeconómico
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existente antes de la realidad que nos inunda, y cuyas consecuencias se manifiestan
constantemente (ejemplo de los incendios forestales). El reto es plantear nuevos modelos de
gestión acordes a la realidad que queremos ahora y en el futuro. Es ahí donde yo veo una cuestión
clave: la posibilidad de autogestión de estos espacios.
El segundo factor, ha de entenderse desde el contexto de Galicia, donde la cuestión del
minifundismo en el sistema de explotación de la tierra impide su modernización en términos
productivos. Se requiere una superficie mínima para poder acometer las inversiones que
garanticen su rentabilidad económica. En este sentido, las empresas encuentran unas condiciones
inmejorables para desarrollar su negocio energético: alta productividad de los terrenos,
condiciones de negociación muy ventajosas, gran disponibilidad de superficie, contratos de larga
duración, etc.
Las conclusiones de esta mi breve aproximación al monte gallego son:
•
El lastre que supone la ausencia de alternativa a los modelos de gestión tradicional.
•
La oportunidad que suponen las comunidades de montes, como sistemas-modelo de
autogestión y autosuficiencia.
•
El posicionamiento estratégico de las empresas vinculadas al sector energético, que ven en
los montes vecinales fuentes seguras de recursos en condiciones muy ventajosas para las
propias empresas.
Quedan para otros artículos los temas de Mujer y medio rural e Intervención estatal.
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Procomunar. El. Tiempo_Silvia
Nanclares (con Jessica Romero a la
batería)
Desposeídos de la cultura, desposeídos de la sanidad, desposeídos de la educación, desposeídos
de la propiedad, desposeídos de nuestro cuerpo, desposeídos de nuestra dignidad, desposeídos
de nuestros derechos, desposeídos de otra posibilidad. La historia del capitalismo es la historia de
una continua desposesión, la historia de una continua extracción de aquello producido
colectivamente.
Rubén Martínez, en nativa.cat
(Tarareando It was a very good year, de Frank Sinatra)
1.- Hoy, antes de sentarme a escribir este texto cuya entrega llevo demorando siglos, leo una
entrevista de alguien con quien trabajé hace tiempo. Un autor, qué mas da quién. Pero un autorautor. Salen de su discurso las palabras comunidad, inteligencia colectiva, común. Me deja
picueta, como se suele decir. Interferencia. Me prevengo, quizá siento celos. Yo no doy entrevistas.
Yo también tengo ego. Paso de lo autobiográfico y me quedo con lo que pienso que puedo
rescatar de esa perplejidad causada por sus declaraciones. Comunidad, inteligencia colectiva... Me
doy cuenta de cómo se gentrifican los discursos, las palabras se ponen de moda (supongo, quiero
pensar, que partiendo de una urgencia, de una necesidad) y las soltamos al paso hasta gastarlas:
colaborativo, abierto, horizontal, procomún... Hasta el término gentrificar se gentrifica, en un
bucle infernal. Y me da escalofríos que se nos gasten los sentidos y se conviertan en cháchara, o
peor, en pactos tácitos para seguir (nos) la corriente. Que se conviertan en máscara, en disfraz
(¡que cómo hacen falta a veces!), en memes sexys pero vacíos, como alguien dijo hace poco en la
presentación de la Fundación Comunes al hilo del concepto commons o comunes. Nunca sé
explicar que significa procomún, me cuesta ponerlo en pie, nunca lo usaría en una entrevista para
hacer opinión cool, me enfada que otros lo hagan alegremente (¿pertenecen a alguien las
palabras, puede alguien arrogarse su uso y disfrute en exclusiva?). Procomún. Uf. Prefiero
practicarlo. Aunque sea a oscuras.
….
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2.- Hace dos semanas se murió Agustín García Calvo. Cuando tenía 19 años lo escuché en el
Paraninfo de la Complutense en una charla presentación de su libro: No al Tiempo. En ella venía a
decirnos, más bien a declamarnos impetuosamente, que el Tiempo era la mayor de las ficciones.
Al final de la charla, se levantó un señor (siempre se levantan señores la final de las charlas) y dijo:
“Hola, Agustín. Soy físico. ¿Qué hago si dejo de creer en el tiempo?”. Agustín dijo que
precisamente había que creer en el Tiempo, pero como Ficción. Como la gran Ficción. Creer. Como
se cree en los cuentos, en los mitos, en las historias. “Pero los científicos no creen. Demuestran”.
Entonces se abrió una zanja entre el escenario del filósofo y la butaca del físico. Dentro cayó el
concepto Tiempo, como Alicia por la madriguera. No había modo de continuar la discusión. A
veces las palabras y en especial la interpretación de sus significados, separan a la gente. ¿No
estaría bien tener definiciones acordadas de las cosas más abstractas? Muerte, libertad, amor,
tiempo... Creer o demostrar. Las palabras.
…
3.- Junio de 2012, todavía no se ha acabado el mundo, aunque casi. Nos vamos. Un fin de semana,
ese pacto de no tiempo entre el final y el comienzo del ritmazo laborable de las ciudades. Nos
llegó una invitación. De Medialab Prado. Del Laboratorio del Procomún. A los que formamos los
grupos. No podemos ir todos, vamos algunas. A Galicia, a pasar dos días. Y vamos en autobús, la
mayoría, desde Madrid. Allí nos encontraremos con otras personas que vienen de Barcelona y de
otros lugares de Galicia. Y no parece, en principio, la mejor idea, pasarse 7 horas en bus para estar
en un lugar, sea cual sea, menos de 48. Pero el bus nos obliga a parar. A compartir la cadencia del
motor. A ir dejando atrás el acelere de Madrid. Entonces se abre una zanja entre la velocidad de
nuestros días y la pausa de todo lo verde, que ahora nos rodea. Dentro cae el concepto Tiempo,
como Alicia por la madriguera. El verde nos obliga a irnos mirando más, los que no nos
conocemos, y cada vez menos de reojo. Luego frontalmente. Marga Padilla y Eva Aguinagalde, de
Login_ nos han preparado una linda ratonera durante el trayecto en bus. Tenemos que jugar y
compartir ideas. Nos resistimos, queremos evadiros, mirar por la ventana. No vale. Hemos venido,
ya se desvela el objeto del viaje, a estar juntos. Estar juntos, va una definición a vuela pluma:
compartir libremente con otros tiempo y espacio. ¿Eso es procomunar?
Y se cumple la ecuación: a menos espacio, menos tiempo. A más espacio, es decir, un viaje camino
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del monte gallego, unas carreteras limpias de ruido y con árboles, puertos, bares de carretera y
peajes a los lados da como solución mucho tiempo por cabeza. Y tiempo y espacio compartido
igual a intimidad. Y nos da el pudor. La prisa y el estrujamiento de la ciudad nos suele proteger de
conocernos. Ja, pues no nos queda nada. Nos internamos en lo rural: el xanadú del tiempo, la
fábrica de minutos, el dispensador inagotable de espacios. Hemos llegado. Al tiempo.
…
4.- Meses después. El desmantelamiento de nuestro mundo conocido continúa. Ahora, lo de antes
del verano, es decir Galicia, el propio verano, la semana pasada, nos parecen lugares y tiempos
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mejores, sobre los que poder tener nostalgia, por menos desposeídos. Estamos como Indiana
Jones, cruzando frenéticamente un puente colgante que se cae a nuestro paso. El abismo a
nuestros pies es oscuro y tenemos que seguir corriendo. ¿Sabremos aprender a disfrutar aún en
éstas? ¿Se podrá?
Ahora estamos dentro de un Gdoc. Jessica Romero y yo tratamos de escribir un artículo a cuatro
manos acerca de la imposibilidad de “tener tiempo”, en este caso, para salir a manifestarse, al hilo
de los comentarios laudatorios de Rajoy acerca de la “mayoria silenciosa”. Desposeídos de la
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palabra, a cambio nos regalan silencio. De la individualidad, a cambio nos condecoran con la
pertenencia a la masa. ¿Y cómo se pelea el tiempo? Tiempo para el activismo, para estar, para
quererse, para perderlo, para salir a la calle a gritar y a organizarse, para pensar, para saber qué
quieres salir a gritar a la calle, si quieres salir a gritar a la calle, si sabes qué harás entonces con tu
rabia si no puedes o no quieres finalmente salir a la calle.
El texto, que nunca pudimos terminar, por falta de tiempo, obvio, dice/decía así:
De lo precario y lo político. Entre la esquizofrenia de estar en la rutina y estar en lo político.
Cómo se concilia la vida con el activismo, con la lucha, con el salir a la calle en época de crisis.
Sabemos que es el tiempo de invertir la pirámide del poder y que la ciudadanía se comprometa
más
allá
de
la
elección
cada
cuatro
años
de
los
representantes
de
siglas.
Pero, ¿cómo se hace? Cómo podemos ser activas políticamente si tenemos puestas las energías
en quitar los números rojos de la cuenta corriente, en pagar los libros del colegio, en buscar
trabajo, tenerlo o conservarlo, cumplir horarios imposibles, entregas, turnos locos, cuidados de
familiares, cansancio mortal... ¿Cómo incorporamos lo político a la rutina? No time. No energy.
Forcejeo.
...
5.- Flash back galego. Volvemos a las montañas, a los montes. Lo que hicimos en Galicia se ha
vuelto ahora y cada vez más, una especie de utopía. Un lujo que no sabemos si se repetirá. Ser
invitadas por una institución pública para movernos por el monte, para hablar, pensar, decidir
algunas cosas, convivir, cuidarnos, conocer modos de organizarse donde lo que se regala al trabajo
es el tiempo (gestión procomunal de los montes), escuchar otras maneras de entender la
productividad, tiempo habitado (poseído, decidido consciente y libremente su uso), espacios
autogestionados, horas de diálogo para ponerse de acuerdo, mirar al infinito, comer como diosas
y beber como humanos, escaquearnos de alguna actividad para seguir hablando, para no-hacer,
para salirnos del horario, para perder el tiempo, leche, compartir un pan gigante, volver a casa,
digerir, dormir, abrazarnos, despedirnos, compartir el cansancio y las experiencias, desear a la vez,
echar de menos, recordar. Estar. Haber estado. Ahí.
Y 6.- Noche de San Juan. 7 de la mañana. Es decir, mañanita de San Juan. Llevamos horas bailando
alrededor de un sound system, una “discoteca ambulante” que nadie sabe por qué, paró al final
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de la playa en la que estábamos para regalarnos una tanda de temazos imposibles. Nos dejamos
invitar a beber, saltamos tímidamente hogueras prefabricadas (somos de ciudad), compartimos
los conxuros y el agua de rocío (según dicen, embrujada) en un taxi de vuelta a la casa rural. La
resaca de mañana será monumental. Es la segunda luna llena de Junio. Bego, que es de Nueva
York, dice que esta noche y este viaje han sido de Once in a Blue Moon. Es decir, inolvidables,
irrepetibles.
Espero que en adelante no caigamos en la nostalgia barata y que encontremos las palabras
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(aunque que tengamos que inventárnoslas para que otros las desgasten luego) para explicar algo
de lo que seguimos creyendo, que se puede procomunar en los lugares más insospechados, que
no todas las respuestas están en las ciudades, que es importante confiar y desconfiar, desbrozar y
pelear.
Que ya es hora de poseer el tiempo. Pronto, será lo único que nos quede y hemos de saber en qué
y cómo emplearlo.
…...
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Un chupito de procomún?
_Maruxa G. Quiroga/Francisco G.
Quiroga
Nesta noite de San Xoán non ían rachar coa costume de pasar unhas horas na lareira, para Xosé
este era un dos seus momento máis placenteros do día, sentarse alí mentres falaba un anaco coa
súa muller, Antía. Ela quizais tería ido a dar un paseo, pero estaba algo cansa, estivera traballando
na leira e tampouco andaba para moita festa.
Hoxe era un día distinto, non solo por ser San Xoán, que sempre ten o seu aquel, senón tamén
porque o seu fillo, Breixo, voltara de Madrid para pasar uns días, viña acompañado duns amigos
que ían estar un tempo coñecendo as experiencias comunais no rural, sobre todo en torno ao
monte comunal.
Xosé, o pai, non entende moi ben esa visita, pero non ía ser quen de contradecir ao seu fillo, ben
maior é como para saber que facer. El pregúntase, “e logo que temos aqui, que non teñen na
cidade?”. Xosé é deses homes que co paso do tempo íase facendo máis escéptico coas cousas do
seu redor, e iso que tampouco era moi maior, pero, como diría o outro, xa estaba de volta de
moitas cousas. Porén, Antía é máis sentida, das que ainda se emocionan cando ten xuntazas
familiares e cos foguetes das festas.
Antía e Xosé coñecéranse hai moito tempo nas festas do patrón, que non era outro que o San
Roque, polo que en agosto había moita cousa que celebrar. Non era que a ela lle chistara moito
daquela, máis Xosé era un bo rapaz, como acostumaba a decir ela. E mira, entendíanse ben, Antía
non sabía se isto era suficiente, mais queríao, eso si.
Índa que hoxe non se ian xuntar cos dos Carneiros, como adoitaban facer no San Xoán e noutras
festas, Xosé ía preparar unas sardiñas, cos seus cachelos e o seu pan de broa. Él é un home de bos
costumes, sabe desfrutar das boas cousas, as veces en silencio, pero desfrútaas, ou eso semella.
Mentres él se poñía co lume, Antía preparaba a auga coas flores, xa estivera pola manciña
collendo un pouco de fiuncho, trobisco, malva e sabugueiro, seica, todo o tiña na leira. Cóntanos
ela que “esta auga serve para expulsar o mal de ollo, ao amencer, o primeiro que hai que facer é
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lavarse con esta auga, que xa se sabe que a luz do solsticio non é calquer tipo de luz”. Se te
preguntas se Xosé vai lavar a cara ao amencer con esa auga, a resposta é si. El crer, non cre moito,
máis…
Mentras comían e regaban o corpo cun pouco de viño colleiteiro, falaban dunha cousa e doutra.
Hoxe, precisamente, o tema é se o presidente do monte comunal está facendo ben coa idea de
alugar o monte a unha empresa de eólicos, os dous coinciden en que eso traerá cartos, e que iso,
sempre é bo, ou non? Antía está contenta coa idea, gustálle, “o monte non é o de antes, como
cando ía cos meus país a coller leña, ou recoller toxo para as vacas, agora nada disso
precisamos...”. Porén Xosé, era máis reacio; a idea de arrendalo durante 50 anos a unha empresa
non lle chistaba. Sabía que algo na aldea se ia perder, que ao final o monte era algo que unia, ou
así o veia el pólo menos. “É que a aldea non é so casas e leira, senon que é moito máis” pensaba
el.
De súpeto petan, era Breixo, o seu fillo, un rapaz non moi alto, pero tampouco baixo, cos seus
ollos claros, e sempre cun sorriso. Viña acompañado de Irantzu, unha compañeira de Madrid,
hacker, máis alta que Breixo e tamén con ese sorriso que ao velo, pensas que boa persoa é.
Aproveitando a ocasión, Xosé saca daquel armario que ten ao carón da lareira, unha das botellas
de licor café. Unha das cousas que Breixo máis botaba de menos era o seu licor café. Cada vez que
lle daba un grolo se lle pasaban nun flash tantas e tantas festas que pasou tomandoo. Bebelo é
como un folgo de vida, de estar no seu sitio, e sentirse el mesmo, e non ese el outro que as veces
sentía estando en Madrid. Pero ese é outro conto, non nos desviemos.
Así entre pito e licor café puxéronse a falar do monte comunal de San Paio, o da súa aldea. Xosé
explicáballes que iso leva alí toda a vida e que os pais de Antía lembrábanse del dende cativos,
“iso debía estar alí dende que se fixo a igrexa polo menos, e iso que é románica” decía a nai.
Irantzu está cós ollos como pratos, pendente da conversación; gústálle o que escoita,e si
comunidade, que si bens, que si normas...
Xosé decíalles “o que facemos é traballar un pouco entre todos, que se non sos, non poderíamos
facelo”. Porén Antía, non o vía así, para ela o monte era escravitude, lembrábao como algo de
moito traballo, “ir coa mamá a recoller o toxo, ai!, o que traballamos, meu fillo!”.
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Entre conto e conto, Irantzu sigue a ollar todo ao seu redor. Lembrálle moito a cando comezaran a
traballar no desenvolvemento do proxecto de software libre http://kune.cc/. Ela é moi amiga de
traballar en rede, sempre atopa tempo. A idea de comunidade e a de compartir tempo cos mais,
gustálle moito. E sabe que non é sinxelo, mais síntese máis persoa, menos obxecto consumidor.
Hoxe Xosé estaba contento. Non sabía moi ben por qué, pero entendíase ben con Irantzu, falaban
unha mesma linguaxe, que non lingua; o Xosé so falaba galego, esta é a súa língua de seu. Pero
coincidir cunha persoa que che entenda, e que comparta o que dis, non occorre a miúdo. El
laiábase moito diso, por iso as veces, daba a impresión de que xá non entendia as persoas.
O resto das compañeiras que viñan con Breixo e Irantzu xa levan um tempo preguntando por onde
andarán, o WhatsApp non paraba de soar, esto dos grupos… ! Ningún dos dous tiña ganas de irse,
pero a botella so lle quedaba un chisco, para un par de chupitos, así que deciden tomarse a
derradeira e ir canda as outras.
A noite xa via rematando, xa son as tres da madrugada, xa son horas, disque.
Pero antes, Antía móstralles o agasallo que lle deu o outro día o seu home, era unha peza de
madeira tallada, por um lado había un monte no que bailaban as mulleres, os homes, as árbores e
os animais. Polo outro tallara un anaco dun poema de Aviles de Taramancos que di:
“Non é vento nena non;
é o meu corazón que ouvea.
Escoita, é o meu corazón.”
66
Presentación de “Making
Worlds”: construyendo los
comunes en Nueva York_Begonia
Santa-Cecilia y Luis Moreno-Caballud
(con ayuda de otros amigos de
Making Worlds)
Vacas y rascacielos
En agradecimiento a la enorme generosidad de las gentes con las que tuvimos la suerte de
compartir el viaje a un monte comunal de Galicia organizado por Login_ y Medialab en el verano
de 2012, lo menos que podemos hacer es contar un poco algunas de las razones que nos llevaron
a meternos en ese autobús con ellos. Por eso queríamos compartir unas notas sobre lo que
andamos tratando de hacer algunos amigos que nos hemos juntado en Nueva York para trabajar
alrededor de las prácticas de los commons. Nuestra condición de españoles que llevan tiempo
fuera se suma a todas las otras dificultades que de por sí tenemos en nuestras vidas
“neoliberalizadas” para tejer vínculos sostenibles, que puedan llevarnos más allá de la lógica del
intercambio instrumental. Pero hay que intentarlo, ¿no? Ahora en el Telediario le instan a la gente
joven constantemente a que se marche de España, como si fuera tan fácil. Como si no significara
nada romper con todos los lazos cotidianos, con la gente a la que cuidas y que te cuida, con el
idioma, con las formas de vida que uno conoce. Da igual todo eso, nos dicen, lo importante es el
Sacrosanto Yo y su carrera de obstáculos (a veces obstáculos humanos) para conseguir ser
Alguien, no importa dónde ni cómo.
Claro que por otro lado irse es maravilloso, claro que sí. Reinventarse, vivir en sitios donde algunas
cosas se pueden cambiar. Pero no es tan maravilloso si estás obligado. En cualquier caso nosotros
nos fuimos. Algunos nos fuimos sin saberlo, sin darnos casi cuenta, nos fuimos quedando fuera,
hasta que ya no podíamos volver. Algunos fuimos tan inocentes que sólo nos dimos cuenta de lo
que éramos unos años después de habernos ido: emigrantes.
¿Qué es?
“Making Worlds: la coalición de los comunes” es un espacio social o una red hija del 15M y de
67
Occupy Wall Street. Una alianza, un no-grupo, una zona abierta de afinidad, una herramienta para
la construcción, visibilización y defensa de lo común que quiere heredar la inclusividad de los
movimientos (“el 15M somos todos”, “We are the 99%”) y su capacidad de transformar la vida
cotidiana.
Surge en torno al primer Foro de los Comunes que tuvo lugar en Nueva York en febrero de 2012 y
decide mantenerse más allá de él para seguir construyendo y defendiendo lo común: los cuidados,
afectos, relaciones, recursos que compartimos y hacen posible nuestra vida, todo aquello que nos
sostiene precisamente porque lo compartimos y que, por tanto, no debe ser apropiado por unos
pocos.
Making Worlds no quiere ser un grupo. No queremos ser otra “marca” más, otra identidad que
tiene que afirmarse ante las demás, competir por la atención en el espacio social. Making Worlds
eres tú. Es cualquiera, porque todos necesitamos siempre hacer mundos comunes, aunque a
veces no nos demos cuenta (¿acaso nos levantaríamos cada día de la cama si no fuera por todo lo
que compartimos, por todo lo que hemos heredado, por todos los que nos cuidan?).
Temblores
Algunos de los momentos que podrían explicar el proceso que lleva a Making Worlds son
notablemente temblorosos. Muchos de ellos tiene que ver con encuentros entre desconocidos, y
se podrían plantear como preguntas:
¿Qué hacen unos españoles blancos de clase media y mediana edad en casa de una octogenaria
afroamericana que está en peligro de ser desahuciada?
23 de agosto de 2011: mientras Ms. Mary nos agasaja con su excelente pollo frito y nos habla de
la necesidad de ayudarse entre vecinos, nuestras sillas de madera empiezan a moverse de lado a
lado. Una sensación como de mareo, pero luego te das cuenta de que no eres tú, sino todos; es
que el suelo bajo nuestros pies se está moviendo. No es (sólo) una metáfora: se trata de un
pequeño seísmo de magnitud 5.8 en la escala Richter con epicentro en Virginia, pero que se sintió
claramente en Brooklyn, y especialmente en casa de Ms. Mary. En esa casa frágil y amenazada de
desahucio, esos españoles probablemente nunca hubieran entrado si meses antes miles de
personas no se hubieran juntado en la Puerta del Sol para provocar otro terremoto. Nunca
hubieran probado ese pollo frito. Nunca se hubieran producido la serie de encuentros repetidos,
frágiles y fértiles que han desafiado nuestros recorridos cotidianos, que nos han “sacado de
68
nuestras casillas”, en ese Monopoly urbano en el que tratamos de tender puentes, abrir plazas,
crear mundos.
Onda expansiva
No importa lo que le haya pasado después al 15M. No importa lo que tú pienses que le ha pasado
al 15M. Llámalo como quieras, esto es algo muy viejo y a nosotros fue el 15M el que nos animó a
hacerlo: estar dispuestos a hablar con desconocidos, a crear lugares acogedores en que los
diferentes puedan ver cómo hacen para vivir juntos sin machacarse unos a otros. Sin pasarse la
vida compitiendo por el prestigio, la atención, la razón o los recursos.
Porque sabíamos que un país podía pasar de la depresión y el cinismo a la auto-organización y la
dignidad: por eso asistimos a las asambleas de Tompkins Square donde se empezaba a preparar la
ocupación en Nueva York, aunque fuéramos cuatro gatos. Porque habíamos visto como un
movimiento masivo, de todos y de nadie, podía surgir de la noche a la mañana: por eso hicimos
circular el slogan “We are the 99%”, cuando vimos que Occupy tendía a volverse demasiado
cerrado. Porque sabíamos que la clave era que todo el mundo se sintiera bienvenido: por eso
insistimos en poner mesas de información a Zuccoti Park, en colocar carteles explicando las
actividades, en organizar foros y discusiones abiertas a quienes pasaban por allí.
Occupy Wall Street fue una réplica del terremoto Sol, y Making Worlds pretende ser un tsunami
permanente.
Pero eso del 15-M y Occupy ya pasó, ¿no?
Es curiosa la que a veces tenemos por decir que el 15M y Occupy ya han desaparecido, que nunca
cambiaron nada, que en realidad nunca quisieron cambiar nada. El problema de ese lenguaje que
pretende hablar desde fuera es, justamente, desde dónde habla. Porque, ¿no habíamos quedado
en que el movimiento éramos todos?
El orgullo y la humildad de Making Worlds es el haber apostado por el 15M y el Occupy que tenía
sentido para nosotras, el 15M/OWS de cualquiera, el hospitalario, el común, el que tiene ganas de
hablar con desconocidos. No el 15M/OWS sectario, no el autoritario, no el que te exige un carnet
de “activista”. Somos personas. Sin necesidad de pedir permiso a nadie: nosotras somos el
movimiento tanto como cualquiera y nuestra política de la hospitalidad es por tanto la política del
movimiento, aunque no sea esa la que sale en las portadas de los medios masivos.
69
Mientras la España bipolar pasaba en tiempo record de la euforia de las acampadas al bajón
generalizado (como en aquellos tiempos en que los equipos deportivos nacionales perdían
siempre como por efecto del pesimismo ambiental), la América autista trataba rápidamente de
convertir los movimientos en una marca más de su supermercado sangriento, y se inventaba
líderes, héroes y gestas.
Pero muchas personas no se han conformado con volver a esas pautas de podredumbre. Algunas
hemos tratado de defender un espacio común y problemático precisamente porque no es ni
perfecto ni imposible. Hablar con desconocidos agota, los malentendidos y desencuentros son
miles, y lo más difícil por supuesto es que no se quede todo en palabras, que compartamos
también otras cosas que nos sostienen (tiempo, capacidades, recursos, etc). Todo esto es muy
difícil, pero más difícil es aún, y más te pudre aún por dentro, el hacer como si los otros no
existieran, el pretender que no vale la pena hacer el esfuerzo porque todo está fatal.
¿Cómo?
Canalizando la energía de Occupy hacia la construcción de comunes. Poniendo a hablar a Occupy
Queens, Occupy Staten Island, Occupy Brooklyn, etc. con las organizaciones que llevan años en
sus barrios sosteniendo formas de ayuda mutua en relación con la vivienda, la salud, los cuidados,
la educación, la cultura, el estatus legal. Poniendo a hablar a gente con gente, gente con la que tal
vez nunca hubieran hablado.
Explicándole a todo el mundo nuestra versión: Occupy es de todos, no hay que pedir permiso a
nadie ni ir a ninguna reunión para “ser de Occupy”, no te tiene que detener la policía, no tienes
que ser “activista”. Convirtiendo a Occupy en una red de construcción y defensa de comunes
concretos: esta cooperativa, este centro de cuidado de niños, este jardín comunitario, etc.
Poniéndonos en red, sacándonos de nuestros sectarismos, siendo capaz de hacer lo nuestro y a la
vez de conectar con lo de otros.
Organizando un Foro de los Comunes en febrero de 2012 y otro en marzo de 2013, en los que se
explicaron decenas de maneras de hacer lo común, desde experiencias situadas y también desde
la imaginación y la teoría.
Y sobre todo, no agobiándonos por todo lo que no hacemos y lo que habría que hacer,
consiguiendo un clima vital en el que nos ayudamos unos a otros a no desarrollar el “stress del
activista” ni tampoco “la autocomplacencia del voluntario”.
70
Formatos
La insistencia en la organización de encuentros informa el propio carácter de este “un-group”. En
ocasiones, se presenta la pregunta de si somos un grupo dedicado a una labor didáctica, de
formación de “conciencia” acerca de una cuestión (los comunes), que estaría destinada a
conformar una suerte de “contenido” que ofrecemos a Occupy.
Sin embargo, más bien podría decirse que Making Worlds existe en una práctica del encuentro. No
es tanto lo que unas ciertas personas hacen, sino las conexiones que ayudamos a producir. Esta
práctica del encuentro adopta diferentes formatos:
a) Conversaciones
Una práctica usual del grupo es producir encuentros y conversaciones. Alguien se puede
preguntar: ¿pero para qué encuentros? ¿qué tiene que ver la política con el encuentro? Para
nosotros, los encuentros potencian los puntos de contacto entre grupos, y hacen posible perfilar
la búsqueda y la construcción de lo común así como también nos plantean como desafío la
continuidad. Diríamos que para nosotros lo común procede de ese modo: no pre-existe como una
esencia que necesitamos “recobrar” sino que se produce permanentemente, se crea. Sin
embargo, a diferencia de una postura más “postmodernizante” de la política, esto necesita de un
trabajo de permanencia que transforma lo que de otro modo es algo fugaz, efímero. El lema de
“hacer mundos” quizás nos va llevando a reconocer la necesidad de postular proyectos a largo
plazo, ya sea dentro de la línea de las conversaciones como en la de proyectos de investigación.
b) Mapas
En el foro de febrero de 2012, Silvia Federici sugirió que quizás fuera la historia “el primer común”.
Siguiendo esa idea, un formato habitual de encuentro consiste en la anotación colectiva en rollos
de papel de fechas, eventos, informaciones, palabras relacionados con una cuestión, con el fin de
que estos mapas nos ayuden a construir colectivamente un saber, un “sentido común” y
compartible de las crisis, los diferentes ritmos y temporalidades de los acontecimientos que
estamos viviendo. Hemos hecho mapas de Occupy, de las crisis del euro como se manifiestan en
España y Portugal, y la idea es seguir...
c) Colaboraciones
71
Esta línea de actividades consiste en hacer trabajo comunitario con grupos que ya existían antes
de Occupy y que a raíz de la emergencia del movimiento adquieren otra visibilidad y consistencia.
Por ejemplo, algunos de los hispanohablantes, hemos estado participando en un grupo de estudio
de socio-praxis (“Investig-Acción”) con miembros de La Unión, una organización de inmigrantes,
en su mayoría mexicanos, que trabaja en el barrio de Sunset Park (Brooklyn). Otros participantes
han postulado una línea de trabajo de lo común en conexión con un grupo de Occupy llamado
Arts & Labor en el que se plantea conectar diferentes organizaciones y reflexionar en el arte como
común.
Ambos proyectos implican un trabajo más localizado (sea en la temática o en el espacio), sirven
como experimentaciones sostenidas más a largo plazo que nos ayudan a explorar, entre otras
cosas, posibilidades de otras formas de organización y trabajo político.
d) Manual
Después de la celebración del Foro de los Comunes en este año 2013, tenemos la idea de generar
un pequeño “manual” sobre los Commons con el que se pueda hacer más accesible el término a
la vez que difundir las diferentes formas en que se ha venido trabajando y teorizando sobre ello.
Aunque, como decíamos más arriba, Making Worlds no interviene como un grupo educativo o
divulgativo, sí entendemos que un material de este tipo - toda vez que sea capaz de combinar
nociones teóricas con saberes prácticos centrados en el cómo, en el “how to”- puede ayudar a
plantear giros interesantes en las prácticas de Occupy. En último término, nos gustaría que el foro
y el “manual” sirviera como pequeños pasos hacia la organización y proliferación de protoinstituciones del común. De nuevo, traer la noción de los comunes no sólo como un recurso a
reclamar, sino como un concepto que ayuda a impulsar proyectos, procesos de construcción:
establecimientos comunidades.
72
La experiencia del Laboratorio del
Procomún de Medialab-Prado en el
ámbito rural_Patricia Larrondo
Medialab-Prado, en colaboración con Login_Madrid (Margarita Padilla y Eva Aguinagalde), puso
en marcha una serie de viajes para conocer sobre el terreno la gestión de bienes comunales en
algunos lugares de España. A propuesta de uno de los colaboradores de Medialab-Prado, Fran
Quiroga, nos desplazamos a Galicia.
Mediante una convocatoria abierta a la participación de cualquier interesado, y un llamamiento a
la comunidad del Laboratorio del procomún, en 2012 se han hecho dos viajes, uno en abril a la
Sierra Norte de Madrid (Berzosa del Lozoya y El Berrueco) y otro en junio, a Betanzos, Galicia. En
ambos viajes nos acompañó la cámara de vídeo de Stéphane Grueso (colaborador del grupo de
trabajo 15M.cc) para que posteriormente se edite un documental, o archivo audiovisual, donde se
recogerá la experiencia en ambos casos.
El Laboratorio del procomún de Medialab-Prado
Desde mayo de 2007, bajo la dirección de Antonio Lafuente, Medialab-Prado ha articulado un
discurso y una serie de acciones y actividades en torno al procomún, enmarcados dentro de la
línea de trabajo denominada Laboratorio del procomún.
¿De qué estamos hablando cuando hablamos del procomún? Pro: provecho / a favor de lo
común. Con este concepto buscamos expresar mediante un término nuevo (recogido del
castellano antiguo) una idea antaña: que algunos bienes nos pertenecen a todos y que en
conjunto forman una comunidad de recursos que deben ser activamente protegidos y
gestionados. Está constituido por las cosas que heredamos o creamos conjuntamente y que
esperamos legar a las generaciones futuras. Pertenecen al procomún los recursos naturales como
el aire, el agua, los océanos, la vida salvaje y los desiertos, y también Internet, el espacio
radioeléctrico, los números, los medicamentos, las recetas de cocina o los chistes. Además de
abundantes creaciones sociales: bibliotecas, parques, espacios públicos, la investigación científica,
las obras de creación y el conocimiento público que hemos acumulado durante siglos9.
9
73
Parte de la definición está recogida de la web de Medialab-Prado: http://medialabprado.es/laboratorio_del_procomun
Procomún es utilizado como traducción de la palabra commons (bienes comunes/procomún) que
Elinor Ostrom (Premio Nobel de economía en 2009) nos ilustra en su libro Governing the
Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action (1990).
En el Laboratorio del procomún, al igual que en los talleres de producción de Medialab-Prado, se
reúnen personas de ámbitos diversos como la filosofía, la ecología, el activismo, el hacktivismo, el
derecho, el urbanismo, el arte, el periodismo o la política económica. Existen diferentes grupos de
trabajo que se reúnen periódicamente y trabajan online para debatir y planificar acciones que nos
ayuden a concienciarnos sobre el valor de los diversos "procomunes" y sobre los peligros que los
amenazan.
Desde hace unos años su modelo se ha convertido en un referente, no sólo en Madrid, sino
también, ha sido replicado en países latinoamericanos como México y Argentina donde se han
puesto en marcha otros Laboratorios del procomún.
Algunos integrantes del Laboratorio del procomún solicitaron generar otros espacios de encuentro
fuera de la sede habitual de Medialab-Prado, para seguir suscitando el debate en otros contextos,
en otros lugares, y así poder discutir insitu sobre la problemática de gestionar ciertos recursos
materiales e inmateriales que en muchos de los casos se ven amenazados, privatizados o
devastados. Para dar respuesta a esta demanda, Medialab-Prado decidió salir de sus muros para
dar(nos) la oportunidad de conocer a otras comunidades en su entorno, y poder cambiar nuestras
metodologías habituales, propias de las reuniones generales y dentro de un contexto mas teórico,
para generar otras dinámicas y utilizar otras herramientas más adecuadas para estos nuevos
espacios.
En las reuniones del Laboratorio del procomún se debate tanto de las cuestiones inmateriales,
como pueden ser el conocimiento y los ámbitos digitales relacionados sobre todo con el software
libre, los derechos de autor o la cultura comunitaria; como también con contextos tan materiales
como el campo, las tierras, las semillas o el cuerpo. Unir estos dos tipos de procomunes y
compartir con otros las experiencias, generando un espacio de diálogo, fueron las claves para que
una de nuestras excursiones se centrara en visitar el monte comunal de San Antón, en la
parroquia de Mántara, en Irixoa (Galicia).
74
Viaje a Galicia
Durante un fin de semana la comunidad de
Medialab convivió con diferentes iniciativas
gallegas, compartiendo tiempo y espacio con
José Manuel, uno de los vecinos que gestionan el
monte comunal de San Antón; con Mercedes, la
directora del Consello de mayores de Vigo de
Paderne; con Lidia Senra, exlíder del Sindicato
Labrego Galego; y con integrantes de la Red
Galega
de
Sementes.
Conociendo(nos)
y
compartiendo siempre bajo el paraguas del procomún. O al menos intentando identificarlo en los
momentos que no era tan evidente.
Ya desde principio, en el autobús de camino a Galicia, hablamos sobre cómo recoger setas de
manera sostenible para evitar su deforestación; surgieron semejanzas entre las maneras de
intercambiar información bajo sistemas P2P y el intercambio de semillas; identificamos
conexiones entre las formas de relación campo/ciudad; los modos de relacionarnos en Internet y
en la ciudad; simulitudes entre las maneras de organización del 15M y Occupy Wall Street. Todo
empezó a fluir de manera orgánica. Parecía que no íbamos a dejar nada para cuando llegáramos a
nuestro destino.
Con la ayuda de las dinámicas propuestas por Marga y Eva para identificarnos y saber el nombre
de
nuestro
compañero
y
compañera de viaje, el trayecto de
ocho horas pasó volando. Personas
de diferentes ámbitos pero unidas
por el procomún: Silvia Nanclares y
Jessica Romero del grupo de
trabajo #bookcamping; Alejandro
Martín de guifi.net Madrid; Vicente
Ruíz Jurado de Move Commons y
Kune; Beatriz García de Memoria y procomún; Adolfo Estalella, un antropólogo que junto con Jara
Rocha han escrito un trabajo de recopilación sobre el Laboratorio del Procomún durante los
75
últimos en 5 años10; Azucena Klett y Zoe Mediero de Intermediae; Stéphane Grueso (con su
cámara) del grupo 15M.cc; Daniel Fernández que puso en marcha el Laboratorio del procomún en
el Centro Cultural de España en México; Luis Moreno-Caballud y Sonia de Occupy Wall Street;
Mónica Cachafeiro, Sonia Díez Thale y Patricia Domínguez Larrondo de Medialab-Prado.
Llegamos ya oscureciendo al Pazo da cruz en Betanzos, donde nos alojábamos. Allí nos
encontramos con Rubén Martínez de Empresas del procomún y Ana Rodríguez que venían de
Barcelona. También nos esperaba Alberto, del ámbito forestal que viajó en su coche desde
Madrid. Nos recibieron los dueños del pazo junto con Fran Quiroga y las cocineras Lúa y Amagoya
que nos acompañarían durante el resto del viaje.
La mañana del sábado se nos presentaba repleta de actividades y visitas y nuestro autobús se
llenó de gente que vino desde Galicia
que nos acompañaría todo el día. A través de la
convocatoria de la web de Medialab-Prado se animaron a venir Dani de guifi.net Galicia, Marlene,
Cristina, Lina, Clara, Antonio, Noelia, Miguel, etc.
Durante nuestra visita al monte pudimos descubrir cómo se organizaban los vecinos para
gestionar los recursos sin que se reinvirtiera en ellos
una contribución económica, ya que el dinero lo
obtienen por otras fuentes, con otros trabajos. Lo
que les une tiene que ver más con la manera de
organizarse, colaborar y participar dentro de una
comunidad a la hora de gestionar unos recursos
comunes. Cómo mantener la sostenibilidad de unos
recursos bajo ciertas leyes de gobernanza y cómo se
mantiene esa comunidad que no siempre es fácil, fuerte, simpática o agradable.
Con sus defectos, con sus problemas entre vecinos, y también con sus reivindicaciones. “Un
monte común no es una empresa, no se puede sobreexplotar, y eso es algo que les cuesta
entender tanto a la Administración como a los propios comuneros”, asegura Jose Manuel en una
entrevista para El País de Galicia. Su objetivo fundamental consiste en “mantener el monte
cuidado para que las próximas generaciones lo puedan aprovechar”.
10 Además han realizado un trabajo para la revista académica Teknokultura contactado con colaboradores del
Laboratorio del procomún de Medialab-Prado y con otros colaboradores cercanos, naciendo así un monográfico
sobre el procomún.
76
Tras conversar con José Manuel y recorrer el monte,
nos
detuvimos
para
realizar
unas
dinámicas
específicas que habíamos preparado junto con
Login_Madrid, dirigidas a pensar el procomún desde
sus tres pilares: recurso, comunidad y gobernanza.
Divididos en 3 grandes grupos las actividades
consistían en recoger conceptos adquiridos durante
la visita. Un ejercicio para intentar comprender,
aprehender y conocer el procomún, desde la
gestión del monte de San Antón. Acompañados por
estas metodologías, propias de los juegos, nos
sumergimos en las complejidades del procomún.
Después de la comida nos reunimos en grupos para
para elaborar una ontología y posteriormente crear
diferentes discursos con los términos obtenidos tras
las dinámicas de trabajo realizadas en el monte.
Una manera de recoger el conocimiento adquirido
tras la vista
La tarde la dedicamos al consello de mayores.
Visionamos un documental donde se recogía cómo
los vecinos del pueblo se organizaron para traer
agua al pueblo y dotarlo de infraestructuras gracias a sus manos y esfuerzos, trabajando codo con
codo y en comunidad.
Era la noche de San Juan y algunos bajaron a la
playa a saltar las hogueras. Noche bruja y de
conxuros.
Al día siguiente vino a visitarnos al pazo donde nos
alojábamos Lidia Serna para conversar con ella
sobre soberanía alimentaria, la comercialización de
alimentos en circuitos cortos y la recuperación y
77
mantenimiento de las semillas locales, como patrimonio común de los pueblos, entre otras
iniciativas.
Preparados para volver a Madrid, el autobús hizo parada en Vixoi (Bergondo) A Coruña para
conocer a Javier Seijo para que nos hablara sonbre la gestión de un huerto comunitario. En un
tweet recogimos nuestras impresiones del viaje y de nuevo 8h de carretera para volver a Madrid.
¿Se han cumplido las expectativas, los objetivos? Esperamos que si. Tras conversaciones con los
participantes y tras una evaluación posterior entre Marga, Eva, Fran y Medialab-Prado, podemos
avanzar que se han cumplido expectativas, se han conseguido muchos propósitos, han nacido
nuevas relaciones, se han generado ciertas situaciones y han surgido encuentros inesperados.
Sólo nos queda agradecer tanto a los organizadores como a los participantes por su disposición y
entrega. Por dedicar un intensivo fin de semana a pensar y repensar el procomún, a vivirlo, olerlo,
discutirlo y señalarlo. Gracias!
78
Traducciones
PROCOMUN EN EL MONTE DE SAN ANTON
Cuando tienes que hacer de anfitrión delante
de un grupo de personas venidas de realidades
muy distintas y distantes, tienes un poco de
miedo de cómo acometer la presentación de
la realidad en la que van a sumergirse. Echas
mano de un pequeño guión preparado de
antemano, pero en medio del monte y el cielo
los parámetros son distintos que estando
sentado en una mesa, sea esta redonda o
cuadrada. Partiendo de ese pequeño guión,
esto fue mas o menos lo que les conté sobre
la realidad del Monte Veciñal en Man Común de
San Antón, en algún caso también irá lo que les
quería contar pero quedó en los recortes del
tiempo.
segunda, esta esquina de la Península
somos un pueblo con historia propia,
somos un país, algo que no siempre se
entiende desde La Meseta. Podemos
discutir como nos incardinamos en la
configuración del mundo actual, pero
somos un país. Paso ya de los detalles de
análisis artístico de la capilla, esto no es
un trabajo para matrícula.
Le dije a este grupo que no iba encontrar aquí la
comunidad perfecta, pero si una comunidad
viva, con todos sus problemas de organización y
gestión, con todas sus ilusiones y desilusiones.
La historia reciente de esta comunidad usuaria
Cuando estamos aquí en este alto sobre la ría
del Monte empieza allá por los años sesenta,
de Betanzos, rodeados de monte y prado,
conviviendo por aquel entonces pinares
podemos respirar hondo y exclamar “que buena implantados por el ICONA y aprovechamientos
vista”, siempre que no haya niebla. Pero si
vecinales de tojos y pastoreo, no exentos de
ahondamos un poco más podemos hundir la
algún que otro choque con aquel organismo. Por
mente en la historia, digamos hasta seis mil
aquellos tiempos herederos del Marqués de
años.
Figueroa quisieron apropiarse del Monte dando
1) Estamos rodeados de “mamoas” que
lugar a un juicio en el que el Ayuntamiento lo
conforman posiblemente restos de una defendía como municipal. Resumiendo mucho,
gran necrópolis, y porque no, de un
un defecto de forma dio al traste con las
centro de culto donde buscar remedio a pretensiones feudales y el monte fue declarado
los males de aquel tiempo. La ermita de vecinal. En el año 1982 fue catalogado como
San Cosme oficialmente se data entre los Monte Vecinal en Mano Común para ser
siglos XIII y XIV, pero es suficiente ver
administrado por la recién constituida
como están configurados los muros para comunidad integrada por unos cuarenta vecinos
ver que posiblemente podamos buscar su de Mántaras y Cela, llenos de ilusión y con ganas
origen más atrás, posiblemente
de trabajar.
cristianizando ese centro de culto
pagano con la bendición de los santos
Como todos los proyectos tuvo esa fase
Cosme y Damián. Un tercer día de fiesta ilusionante de arranque para pasar a una
estaba dedicado a San Miguel. ¿A qué
segunda de merma de fuerzas al no ver
viene esta retórica si vamos hablar de
rendimientos rápidos y claros. Se produjeron los
una explotación ganadera? Solo dos
primeros abandonos quedando unos diecisiete.
cosas: aquella gente posiblemente
Como en la mayoría de los montes comunales,
aprovechara este bien como común y la las tensiones, la avaricia y las envidias dieron
79
lugar a litigios cruzados y de signos distintos.
Mano Común, en los que se entra y se sale sin
Como algunos no entendieron el sentido de la nada, solo con el usufructo razonable.
propiedad germánica, el censo pasó después por Considero importante remarcar que hablamos
once, por nueve y hasta por cuatro. Pero poco a siempre de comuneros y no de socios. Los
poco, claro que de modo gravoso siempre para comuneros son consultados para todas las
el Monte, se fue recomponiendo la Comunidad y decisiones importantes de modo totalmente
hoy el censo está en sesenta comuneros. Me
democrático.
ahorro las peripecia judiciales, porque no
procede y porque lo importante es mirar para Después de esta pincelada del factor humano
adelante.
paso al elemento físico. Redondeando, son casi
200 Has. de terreno de calidad irregular
Empieza así un proyecto fuertemente
dedicados mitad a ganado de carne y mitad a
subvencionado que se complementa con el
producción forestal, principalmente pino,
trabajo y la ilusión de los vecinos y también con siguiendo una costumbre monocultivo
una pequeña aportación económica. Analizando empezada por el antiguo ICONA, pero que no
la trayectoria de la Comunidad, hoy se echa de tiene porque ser lo mejor para la estabilidad
menos un poco mas de seguimiento del
medioambiental de nuestros montes. En la
proyecto y también asesoramiento legal. Si miro actualidad tratamos de preservar al menos una
atrás veo una población más numerosa y joven. cantidad pequeña para plantas autóctonas, tarea
Esto es muy importante porque en estos treinta no exenta de dificultad, puesto que hay que
años el cambio fue brutal: ahora la mayoría de convencer a algunos comuneros de la
los vecinos son jubilados y los hogares van
importancia de la biodiversidad frente al lucro a
quedando vacios. En este contexto tenemos que corto plazo. La calidad en la explotación paso por
preguntarnos si el Monte Común es una
diversas etapas, teniendo tal vez su momento de
empresa o qué tipo de realidad es. Propongo
mejor dirección, desde el punto de vista técnico,
establecer unos paralelismos entre los órganos cuando menos vecinos tenían acceso como
de una empresa y los de la Comunidad: Consejo comuneros. Pero la filosofía del Monte en Mano
de Dirección – Junta Rectora y Asamblea de
Común no es restrictiva en número de
Accionistas – Asamblea de Comuneros. En los
participantes y desde luego nunca pude estar al
dos casos se toman decisiones, pero son
servicio de lo privado en detrimento de lo
realidades muy distintas. Los comuneros ni
común, esta es una condición para su
compran su participación ni corren riesgos con supervivencia. También el Monte en ciertos
ella, les viene dada por su entorno vital por lo momentos fue factor de supervivencia para la
que es claro que deben cuidarla para trasmitirla comunidad y yo no desecho que pueda volver a
a las generaciones venideras luego de
serlo. Un ejemplo de esto último es la existencia
usufructuarla. La Junta Rectora no está integrada de traídas de abastecimiento de agua que
por especialistas, sino que es elegida
priman sobre cualquier otro extremo por su
democráticamente por los propietarios en
importancia para la vida de la comunidad de
común para defender la suma de intereses de la vecinos. Si la explotación del monte fuese
Comunidad, no siendo siempre lo más
privada tarde o temprano habría choques.
importante los rendimientos inmediatos. Una
Imaginemos el futuro de estos abastecimientos
empresa incluso podría tener fecha de
de agua siendo invadidos por plantaciones de
caducidad, el monte común no. Lo que no cabe eucaliptos.
duda es que la filosofía de los rendimientos
inmediatos por encima de todo, está presente En cuanto al modo de cubrir las necesidades de
en algunas pretensiones, siendo una fuerza
trabajo, se hace mediante una persona
peligrosa para la filosofía de los Montes en
contratada a media jornada y mediante
80
aportaciones voluntarias personales que son
y luego practicarle retención del IRPF al
compensadas con dietas. La evolución de la
perceptor. Si añadimos a esto que el volumen
población cambio mucho el modo de acometer económico es reducido y el número de
los trabajos, especialmente los de temporada, comuneros alto, veremos que la repercusión en
básicamente la recogida de forraje. En los años la economía en las familias nunca será
ochenta la necesidad de mano de obra era
significativa. Solo algún aprovechamiento
mayor y la posibilidad de los vecinos de aportarladirecto puede resultar atractivo. El tratamiento
también. Formábamos grupos de trabajo y
fiscal no me parece el correcto para apoyar una
turnos, para recoger piedras, para levantar
realidad que no es propiamente empresarial. A
cierres,… El que no podía aportar trabajo
veces también resulta difícil convencer a algunos
pagaba una dieta compensatoria o mandaba a comuneros de la finalidad social y comunitaria.
alguien en su lugar. Además del logro de
Es una tarea lenta pero creo que se puede
transformar una amplia zona de monte en
conseguir.
pastizal, fueron momentos de intensa
convivencia y de aprendizaje, tanto de técnicas Toca terminar mirando el futuro. Por el camino
como de trabajo en equipo. Últimamente
quedan horas de esfuerzo de muchas personas e
tuvimos intentos de realizar los trabajos con
incomprensiones de otras. Quedan ofertas de
recursos humanos propios, pero el hecho de
alquiler, desechadas por suponer la pérdida de
que los vecinos con capacidad de trabajo son en control sobre un terreno que además de ser
su mayoría asalariados de empresas, que por
nuestro está ligado a la vida de la comunidad.
tanto no pueden aportar trabajo, nos llevó a
Queda también la propuesta de construcción de
contratar la recogida de forraje y otros trabajos un circuito de velocidad, combinado con
a equipos externos. También influye en esto la actividades de hípica, ciclocrós, senderismo, etc.
necesidad de inversión en equipos caros y en
Nos parecía una oferta interesante que
esta comunidad tratamos de avanzar poco a
supondría un tirón para la economía local. Visto
poco sin pedir a los comuneros aportaciones hoy solo me parece un juego preelectoral y que,
para inversión. Si alguien me pregunta por la
de llevarse a cabo, nos costaría más de un dolor
participación de la mujer, en cuanto al trabajo de cabeza. El futuro está contagiado de los
en el monte no hay presencia, pero si en las
mismos males que rodean el resto del sector
asambleas participando en total igualdad
productivo: personas y entidades ajenas a
activamente. La presencia en la Junta Rectora
cualquier función social de la tierra y el trabajo
es prácticamente nula, siendo la excepción un deciden que realidades son viables y cuales no.
corto período de tiempo con participación de
Hay cosas tan inverosímiles como que nos
una secretaria y alguna elección rechazada por moleste mas pagar un precio justo que pagar
la afectada. Esta poca integración no es
subvenciones mediante impuestos,
motivada dentro de la Comunidad y choca con subvenciones que de algún modo ejercerán un
la realidad en el trabajo agrícola en cada
control sobre la actividad agropecuaria y que
explotación privada, donde la participación de marcarán líneas de producción que no siempre
la mujer es clara e igualitaria casi siempre.
son racionales y socializadoras. Realmente
muchas veces tememos el futuro sin
¿Qué pasa con los beneficios?
subvenciones pero lo que tenemos que temer es
un futuro en manos de especuladores. A veces
Fundamentalmente los beneficios deben ir a
pienso que para nuestro caso el mejor camino es
reinversión y a acciones comunitarias.
la satisfacción de necesidades de autoconsumo.
Cumplidos los pasos anteriores, para repartir
Pero si, tenemos proyectos. Tenemos un
beneficios entre los comuneros primero habría Proyecto Técnico para la explotación maderera
que consignarlos como tal, tributar a Hacienda con unas 75 Has de pino del país, que esperamos
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cumplir para conseguir la certificación. Conlleva cerdo celta, setas, abejas,…
la eliminación de especies invasoras como el
eucalipto y la acacia que nosotros denominamos En fin, es hora de darse un paseo por el Monte y
lila y también la conservación de humedales y la apreciar nuestras deficiencias y nuestras
recuperación de especies autóctonas como
ilusiones, parte de nuestra imperfecciones y de
abedules, robles,…
nuestra vida. La propiedad común tiene mucho
sentido, los montes comunales pueden ser
Menos superficie de la que a mí me gustaría
también un fermento en espera de tiempos más
pero cuando menos será un fermento a la
socializadores, en que las personas como en el
espera de tiempos más ecológicos. En cuanto
Monte Común valgan lo mismo. Y recordad, la
a la explotación ganadera tratamos de aumentar propiedad comunal de los montes es
la rentabilidad mediante el cebo y la
imprescriptible, inalienable, indivisible,
comercialización de un buen producto para
inembargable. Estará ahí para ser ayuda a las
fidelizar clientes, tanto consumidores finales
generaciones venideras si malas decisiones
como intermediarios. Estamos abiertos también políticas no acaban con ella.
a nuevas ideas que podamos explorar, como
GASTRONOMÍA Y PROCOMÚN
Plantar las patatas, y recogerlas, intercambio de
productos de primera calidad, la matanzar,
compartir el vino porque uno no consigue
beberlo en un año… ¿Hay algo más procomún
que eso? La tierra no es mía, es nuestra.
Aquí hay un sinfín de fiestas gastronómicas, pero
lo que marca el carácter procomún de nuestra
gastronomía no es sólo el hecho de sentarnos a
una mesa a compartir nuestra riqueza, sino que
también viene dada por la propia vida del
En estas líneas queremos destacar el carácter
producto: en las aldeas las vecinas se juntan
comunitario que tiene para las gallegas la
para plantar las patatas, para hacer el “silo” que
gastronomía. Prueba de ello es que las abuelas luego se le dará de comer a las vacas (si señores,
no saben cocinar para menos de diez
la carne viene de las vacas), para la matanza del
comensales, ni saben, ni quieren, porque la
cerco (si, si, a todo cerdo le llega su San Martiño)
familia siempre es más familia alrededor de una e, como no, para hacer la vendimia; y lo que nos
cazuela de caldo y los amigos siempre son más sobra, se parte, se reparte y se comparte,
amigos con churrasco en las brasas y tomando porque repito, la tierra no es mía, es nuestra.
un vino.
Podríamos narrar en estas líneas muchas
En Galicia gozamos de una gastronomía de
ocasiones en las que compartimos penas y
calidad y, como no, de cantidad. El mar nos
placeres en torno a una mesa (aún que sea fuese
regala mariscos que llegan a estremecer, y la
improvisada): las cenas en el río, el vino del país
tierra nos enseña lo que es un verdadero
de Betanzos, el cocido de Cambás… Grandes
tomate, una lechuga o unas cebollas, eso si,
momentos en los que una piensa que el
de las bravas. Nuestra ganadería lucha cada día Universo converge en ese plato, en eso cuarto,
para ofrecernos una leche de primera calidad
en esa gente. Podríamos contar los secretos
y una carne de la que todo se aprovecha. Pero gastronómicos de las gallegas y dejaros
quizás, lo que realmente hace especial nuestros sorprendidos con nuestra capacidad de dar, de
productos, no sea su calidad, sino que nos
compartir. Pero no lo haremos, porque hay cosas
conectan como personas, sacan el animal más que no se cuentan, se viven.
social que hay en nosotros.
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Queremos que lo descubráis, que lo saboreéis; Quería seguir soñando…
que os deis cuenta de que en cada bocado y en E vino, era o verde da nosa terra,
cada palabra hay un “anaquiño de nós”.
Da que nos dá o mellor que ten.
Finalmente deixeino ir,
Mais ao saír á rúa, estaba aí,
Soñei en verde,
Cada galega sabía que nós somos máis ca eu.
Soñei en colectivo, en nós.
Espertei pero insistín,
SOY UNA MUJER IMPULSORA DE UNA ASOCIACIÓN EN EL RURAL GALLEGO
Soy una mujer de la aldea. Sí, nunca mejor
ejerciendo mi profesión en centros Públicos con
dicho, nací en la aldea, en el seno de una familia mucha vocación y entusiasmo en distintos
labradora y en un lugar paradisíaco llamado
lugares de la geografía española, aterrizando los
Vigo, en el ayuntamiento de Paderne (A Coruña). últimos 30 años en un Centro Público Integrado
Por circunstancias familiares me trasladaron la de esta zona, donde impartí diferentes materias,
otra aldea del vecino ayuntamiento de Irixoa
mientras no apareció la Enseñanza Secundaria
donde fui a la escuela primaria.
Obligatorio en el año 1996, año en el que pasé a
impartir Lengua Gallega en el primero ciclo de la
De la escuela primaria tengo unos recuerdos
E.S.O. hasta que, en el año 2009 me pasé del
llenos de luces y sombras: era una escuela
Ministerio de Educación al de Hacienda pasando
pública ubicada en un edificio declarado en
a engrosar una larga lista de miembros de Clases
ruina por varias ocasiones, situada en un lugar Pasivas del Estado.
sin prácticamente ningún tipo de comunicación,
sin luz eléctrica hasta bien entrada la segunda El ambiente en el que me desarrollé fue siempre
mitad del siglo pasado, sin agua en la casa, y ni en el medio rural, excepto el periodo que me
que decir tiene que también sin teléfono, sin
obligó a estar cerca de los Centros de Estudios.
libros, sin periódicos. No recuerdo tener frío
porque había calor animal de la corte de las
Viví y conviví con mis vecinos agricultores y
vacas ubicada en el bajo del edificio y también obreros. Los labradores trabajaban las tierras de
calor humano porque éramos muchos chavales sol a sol y los obreros también, porque
y chavalas. Creo que rondarían los cincuenta
complementaban el trabajo de fuera con el de la
alumnos para una sola maestra, que
casa.
seguramente vendría desganada la un lugar tan
remoto. Mi primera maestra era modélica, se
Las relaciones vecinales de mis paisanos se
llamaba Doña Raquel Rey de Castro. Me quería basaban en el intercambio de trabajos agrícolas.
con locura.
“Eu me ayudas a mi y yo te ayudo a ti”. En mi
parroquia también se llevó a cabo una tarea
Hubo otra excepción en el año 1960: llegó una comunitaria de cierto relieve, fue la Traída de
maestra muy noviña cargada de celo vocacional Agua corriente en las casas en el año 1969.
que nos abrió los ojos y algunos pudimos sacar Quitados estos casos puntuales, el
el Certificado de Estudios Primarios y acceder al cooperativismo brillaba por su ausencia. Mis
bachillerato.
paisanos eran muy escépticos a la hora de
asociarse porque nunca habían tenido esa
Pasados los años, fui a la Escuela de Magisterio experiencia y desconfiaban de que alguien
y luego a la Universidad Autónoma de
pudiese trabajar voluntaria y gratuitamente por
Barcelona y me hice Profesora de E.G.B.,
y para su bienestar.
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psicomotricidad, arteterapia, viajamos,
Con todo, entrado el segundo milenio de nuestra creamos diversión saludable, hacemos la
era, en el año 2004 tuvo lugar en Paderne un
película de nuestra vida en común, celebramos
acontecimiento de cierto relieve: “La Fundación todo cuanto se puede celebrar y vivimos en
del Consello de Maiores de Paderne”. Aun no
positivo.
sé muy bien por que motivos, me tocó ben ao
meu pesar naquel momento- de presidir dicha En el año 2008 se creó el aula de la UNED
Asociación.
Senior en Paderne, integrada por socios del
Consello de Maiores de Paderne.
Si hasta entonces, toda mi vida había sido un
Desde su implantación, acudimos puntualmente
reto continuado; en este momento me
a las clases de Música, Informática, Medicina,
enfrentaba a otro que que fue todo sorpresa.
Historia de la Literatura, viajes culturales,
Los caminos de la vida te van llevando a
celebraciones de todo tipo, etc, etc.
experiencias nuevas cada día; y tú tienes dos
opciones:
Somos universitarios.
Una, recular y tirar la toalla esperando que
llegue la hora de partir para la otra banda de la
vida, pensando que tu no vales para nada o que
ya trabajaste bastante.
También somos personas de corazón abierto y
mente renovada y de edades, comprendidas
entre los 30 y los 95 años. Personas con estudios
universitarios, con estudios primarios y con poca
escuela. Todos con la carrera de la vida
Otra consiste en: echarle valor a la vida y tirar aprobada. Todos sabemos algo y todos servimos
para adelante confiando que todo saldrá bien. para algo y todos unidos valemos mucho más
Yo opté por esta segunda.
porque añadimos al valor de cada uno, la valía
del otro. Nos beneficiamos a nosotros mismos y
Hoy por hoy el Consello de Maiores de Paderne beneficiamos a los que nos rodean ejerciendo de
ya tiene 8 años. Ocho años llenos de
este modo una influencia social favorable para
experiencias y llenos también de vida muy
todos.
enriquecedora. Pasaron por él muchas,
muchísimas personas. Unas fallecieron, otras
Nuestro empeño está en colaborar en la
enfermaron, otras abandonaron; pero las que construcción de un mundo mejor, recuperando
tuvimos la suerte de poder continuar, estamos en la medida del posible unos valores que
felices de pertenecer a una asociación en la que parecen estar guardados en el baúl del olvido.
se respira por todos los poros: armonía, paz,
Queremos ser un referente para la gente nueva
ilusión, amistad, fratenidad, compañía,
que se siente muy defraudada por este mundo
optimismo.
que le toca vivir porque fue subiendo a un ritmo
un tanto artificial, creado -con la mejor de las
intenciones- por la generación anterior.
En el Consello de Maiores de Paderne todo el
Trabajamos unidos y seguiremos trabajando
mundo tiene cabida, independientemente de
sus creencias, de sus ideas, de su modo de ser. mientras las fuerzas nos lo permitan para la
construcción de un mundo más humano en el
Cada uno es cada uno y todos juntos
que todos tengamos cabida y que nadie se sienta
compartiendo lo mejor que tenemos y lo que
somos, formamos un colectivo en el que todos discriminado.
nos encontramos sumamente cómodos y felices.
Esto es lo que venimos haciendo y los resultados
están a la vista.
Participamos en muchas actividades: yoga.
memoria, baile, risoterapia, cineforum,
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Lo que en un principio parecía imposible, se va
consiguiendo pasiño a pasiño. Roma no se hizo
en un día, ni en dos, ni en tres, pero con el
tiempo se va consiguiendo todo, incluso perder
el miedo al asociacionismo.
Desde el Consello de Maiores de Paderne y
desde la UNED Senior, intentamos animar a
todos los nuestros paisanos -tanto hombres
como mujeres- del rural gallego que se unan y
compartan lo mejor de cada uno, verán como los
resultados pueden ser sorprendentes.
Asociarse merece mucho la pena y si esto se
hace en el medio rural gallego, tiene aún mayor
importancia porque todos sabemos que el
Muchas gracias.
medio rural estuvo siempre muy abandonado
y si no nos ayudamos nosotros mismos
¿Quién nos va a ayudar?
¿TOMAMOS UN CHUPITO DE PROCOMÚN?
En esta noche de San Juan no iban a romper con
la costumbre de pasar unas horas en la lareira,
para Xosé este es uno de sus momentos más
placenteros del día, sentarse allí, mientras
hablaba con su mujer, Antía. Ella, quizás, habría
ido a dar un paseo, pero estaba algo cansada,
había estado trabajando en la finca y no tenía el
cuerpo para mucha fiesta.
Antía y Xosé se habían conocido hace mucho
tiempo en las fiestas del patrón, que no era otro
que el San Roque, por lo que en agosto había
mucho que celebrar. No es que le hubiese
entusiasmado mucho por aquel entonces, pero ,
bueno, Xosé era un buen chaval, como
acostumbraba a decir ella. Y mira, se entendían
bien. Antía no sabía si esto era suficiente, pero le
quería, eso sí.
Hoy era un día distinto, no solo por ser San Juan,
que siempre tiene su punto, sino también
Hoy no se iban juntar con los Carneiros, como
porque su hijo, Breixo, se viene de Madrid para solían hacer en el San Juan y en otras fiestas,
pasar unos días. Acompañado de unos amigos Xosé iba a preparar unas sardinas, con sus
iban a estar un tiempo conociendo las
cachelos y su pan de maíz. Él es un hombre de
experiencias comunales en el rural, sobre todo buenas costumbres, sabe disfrutar de las buenas
en torno al monte vecinal en mano común.
cosas, a veces en silencio, pero las disfruta, o por
lo menos eso parece. Mientras él se ponía con el
Xosé, el padre, no entiende muy bien esa visita, fuego, Antía preparaba el agua con las flores, ya
pero no iba él a contradecir a su hijo, ya es
había estado por la mañana cogiendo un poco
mayor como para saber que hacer. Él se
de hinojo, trobisco, malva y sabugueiro; todo lo
pregunta, “¿y qué tenemos aquí, que no tienen tenía en la finca. Nos cuentan ella que “este agua
en la ciudad?”. Xosé es de esos hombres que con sirve para expulsar el mal de ojo, al amanecer,
el paso del tiempo se iba haciendo más
lo primero que hay que hacer es lavarse con
escéptico con las cosas que lo rodean y eso que este agua, que ya se sabe que la luz del solsticio
tampoco era muy mayor, pero, como diría el
no es cualquier tipo de luz”. Si te preguntas si
otro, ya estaba de vuelta de muchas cosas. Sin Xosé se va a lavar la cara con esa agua, la
embargo, Antía es más sentida, de las que aún respuesta es sí. Él creer no cree mucho, pero...
se emocionan cuando tiene reuniones familiares
o con los fuegos de las fiestas.
Mientras comían y regaban el cuerpo con un
poco de vino cosechero, hablaban de una
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cosa y otra. Hoy, precisamente, el tema es si el
presidente de la comunidad de vecinos del
monte vecinal en mano común está haciendo
bien con la idea de alquilar el monte a una
empresa de eólicos, los dos coinciden en que
eso traerá dinero, y que eso, siempre es bueno,
¿o no? Antía está contenta con la idea, le gusta,
“el monte no es lo de antes, como cuando iba
con mis padres a coger leña, o a recoger tojo
para las vacas, ahora no necesitamos nada...”.
Sin embargo Xosé, era más reacio; la idea de
arrendarlo durante 50 años a una empresa
no le entusiasmaba. Sabía que algo en la aldea
se iba perder, que al final el monte era algo que
unía, o así lo veía él por lo menos. “La aldea no
es solo casas y tierras, es mucho más” pensaba
él.
De repente llaman a la puerta, era Breixo, su
hijo, un chaval no muy alto, pero tampoco bajo,
con sus ojos claros, y siempre con una sonrisa.
Venía acompañado de Irantzu, una compañera
de Madrid, hacker, más alta que Breixo y
también con esa sonrisa que al verla, piensas
que buena persona es.
Aprovechando la ocasión, Xosé saca de aquel
armario que tiene a un lado de la lareira, una
de las botellas de licor café. Una de las cosas
que Breixo más echaba de menos era su licor
café. Cada vez que le daba un trago se le
pasaban en un flash tantas y tantas fiestas que
pasó tomándolo. Beberlo es como un aliento de
vida, de estar en su sitio, y sentirse él mismo y
no ese él otro que a veces sentía estando en
Madrid. Pero ese es otra historia, no nos
desviemos.
comunidad, que sí bienes, que sí normas...
Xosé les decía “lo que hacemos es trabajar un
poco entre todos, que si no solos, no podríamos
hacerlo”. Sin embargo Antía, no lo veía así, para
ella el monte era esclavitud, lo recordaba cómo
algo de mucho trabajo, “ir con mamá a recoger
el tojo, ¡ay!, lo que trabajamos”.
Entre historia e historia, Irantzu sigue mirando
todo lo que encuentra a su alrededor. Le
recuerda a cuando habían comenzado a trabajar
en el desarrollo del proyecto de software libre
http://kune.cc/. Ella es muy amiga de trabajar en
red, siempre encuentra tiempo. La idea de
comunidad y la de compartir tiempo con los
demás le gusta mucho. Y sabe que no es sencillo;
pero hace que se sienta más persona y menos
objeto consumidor.
Hoy Xosé estaba contento. No sabía muy bien
por qué, pero se entendía bien con Irantzu,
hablaban un mismo lenguaje, que no lengua.
Xosé solo hablaba gallego, es su lengua. Pero
coincidir con una persona que te entienda, y que
comparta lo que dices, no ocurre a menudo. Él
se quejaba mucho de eso, por eso a veces, daba
la impresión de que ya no entendía a las
personas.
El resto de las compañeras que venían con Breixo
e Irantzu ya llevan un tiempo preguntándose por
donde andarían, el WhatsApp no paraba de
sonar, ¡esto de los grupos! Ninguno de los dos
tenía ganas de irse, pero a la botella solo le
quedaba un chisco, para un par de chupitos, así
que deciden tomarse la última e ir junto al resto.
Así entre pitillo y licor café se pusieron a hablar La noche ya se está terminando, son las tres de
del monte vecinal en mano común de Paio, el de la madrugada, ya son horas, por lo visto.
su aldea. Xosé les explicaba que eso lleva allí
Pero antes, Antía les muestra el regalo que le
toda la vida y que los padres de Antía se
dio el otro día su marido, una pieza de madera
acordaban de él desde niños, “eso debía estar tallada, por un lado aparecía un monte en el que
allí desde que se hizo la iglesia por lo menos, y bailaban las mujeres, los hombres, los árboles y
eso que es románica” decía la madre. Irantzu
los animales. Por el otro había tallado un trozo
está con los ojos como platos, pendiente de la de un poema de Avilés de Taramancos que dice:
conversación; le gusta lo que escucha, que sí
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“Non é vento nena non;
é o meu corazón que ouvea.
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Escoita, é o meu corazón.”
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