Escritorxs_ vínculados al Login Gestión del procomún en el rural gallego Coordinador_ Francisco G. Quiroga Edita_ 2 Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional Para ver una copia de esta licencia, visita: http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.es _________________________________________________ Usted es libre de: Compartir — copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato Adaptar — remezclar, transformar y crear a partir del material Para cualquier propósito, incluso comercialmente Bajo las condiciones siguientes: Atribución — Usted debe reconocer el crédito de una obra de manera adecuada, proporcionar un enlace a la licencia, y indicar si se han realizado cambios . Puede hacerlo en cualquier forma razonable, pero no de forma tal que sugiera que tiene el apoyo del licenciante o lo recibe por el uso que hace. Compartir Igual — Si usted mezcla, transforma o crea nuevo material a partir de esta obra, usted podrá distribuir su contribución siempre que utilice lamisma licencia que la obra original. 3 índice Introducción Francisco García Quiroga 7 Los dramas del procomún: escenografía y relato distribuido Adolfo Estalella del bien común 9 Procomún Rubén Martinez 17 Común no monte de San Antón Jose Manuel Bretón Pardo 21 Pensar(nos) en Galicia rural. Cultivar procomún Noelia M. Pena 28 Muller impulsora dunha asociación galega no rural galego Mercedes Cachaza Platas 31 Montes y Territorios: Comunidad, Sostenibilidad y Subjetividad Daniel Fernández 35 Del monte comunal al cine militante. Aportación a la memoria histórica del procomún Ana Rodriguez 42 Patrimonio, la trama y la urdimbre Marlene Anaya 49 Gastronomia e procomún Lúa Clara Bretón Guerra /Amagoya Belmonte Miranda 52 Montes e vacas Cristina Gende Seco 54 Procomunar. El. Tiempo. Silvia Nanclares (con Jessica Romero a la batería) 57 Un chupito de procomún Maruxa G. Quiroga / Fran G. Quiroga 64 Presentación de “Making Worlds”: construyendo los comunes en Nueva York Begonia Santa-Cecilia y Luis Moreno-Caballud (con ayuda de otros amigos de Making Worlds) 67 La experiencia del Laboratorio del Procomún de MedialabPrado en el ámbito rural. Un trabajo de campo. Patricia Larrondo 73 Traducciones 4 79 autorxs Adolfo Estalella es antropólogo y su ámbito de investigación son las culturas digitales, los movimientos sociales y la ciudad. Le interesan especialmente las diversas elaboraciones de la cultura libre y su convergencia con lo urbano. Más en http://www.estalella.eu y en http://www.prototyping.es Rubén Martinez dedica sus horas a la investigación y la formación. Entre 2002-2011 fue codirector y fundador YProductions, productora desde la que realizaron diferentes aportaciones para desarrollar una crítica a la economía política de la cultura. En la actualidad, forma parte de ZZZINC y participa en el proyecto Empresas del procomún. Junto a otros/as han puesto en marcha el OMB http://www.leyseca.net Jose Manuel Bretón Pardo es empresario de una pequeña distribuidora de quesos. Fue presidente de la comunidad de vecinos del monte de San Antón hasta marzo de 2013. Es dinamizador social y cultural de su parroquia y siempre ha defendido con palabras y hechos la necesidad de vivir en el rural. http://falarporqueemellorqueestarcalado.blogspot.com.es/ Noelia M. Pena es licenciada en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Su interés se centra en las transformaciones que se están produciendo en los últimos años en las formas de politización y transmisión de conocimiento en la red y en los márgenes de la academia. Escribe asiduamente en varios espacios digitales. Mercedes Cachaza Platas es maestra jubilada y Presidenta del Consello de Maiores de Paderne, es también alumna de la UNED senior de Xestoso (A CORUÑA) Daniel Fernández ha sido mediador cultural en Medialab-Prado (Madrid, 2007), Coordinador del Área de Humanidades Centro Cultural de España en México-AECID (2008-2010), encargado de la implantación del Lab. Procomún México, y ha participado en la puesta en marcha de Plataforma Cero, Centro de Producción de Laboral Centro de Arte y Creación Industrial (Gijón, 2011). Ana Rodríguez Granell es doctora en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona en la especialidad de historia del cine. Actualmente es profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC, donde coordina asignaturas de Historia del Arte, Historia del cine, Medios de comunicación y Cultura e innovación en el Grado de Humanidades y en el Posgrado en Artes, medios digitales y cultura popular UOC-LABoral. Marlene Anaya García es Jefa de Estudios en Centro de Formación e Experimentación Agroforestal de Guísamo-Consellería de Medio Rural. Muy interesada en la interpretación del patrimonio, tanto inmaterial como material. Lúa Clara Bretón Guerra es licenciada en psicología por la USC y Máster en Capacitación Pedagógica por la misma universidad. Es natural de Mántaras (Irixoa) y uno de sus centros de 5 interés es la innovación cultural y social a partir de las sinergias del rural. Amagoya Belmonte Miranda es empresaria de hostelería, regente el local Covad´anca en Sada, ha realizado estudios en derecho por la USC Maruxa García Quiroga es ingeniera Técnica Agrícola y doctora en Tecnología de los Alimentos por la USC. Experta en análisis sensorial e interesada en la relación entre la alimentación y la sociedad. Francisco García Quiroga es licenciado en Ciencias Políticas por la USC y ha estudiado el Máster Internacional en Sociedad de la información y Desarrollo Económico de la USC. Forma parte de la línea de trabajo del procomún rural del Laboratorio del procomún y ha coordinado en parte el Login: Gestión del procomún rural en Galicia. Ha publicado el artículo: Desde la desarticulación al presente en los montes vecinales en mano común en Galicia Luis Moreno Caballud es profesor de literatura española y estudios culturales en la universidad estadounidense de Upenn (Filadelfia) y participante de primera hora en el movimiento Occupy Wall Street. http://culturasdecualquiera.wordpress.com/ Begoña Santa-Cecilia nació en Madrid y vive en Nueva York desde hace 17 años, es artista y profesora de arte en la Harlem School of the Arts y en el museo Metropolitan. http://www.makingworlds.org/ https://www.facebook.com/pages/Making-Worlds.../520102501365341 Silvia Nanclares estudió Dramaturgia y Dirección en la RESAD (Madrid), después de abandonar los estudios de Filología Hispánica. Ha publicado libros infantiles, relatos y obras de teatro. Se dedica a la formación de nuevos escritores, actualmente coordina la Escuela de Escritoras Helvéticas y colabora con Periódico Diagonal, Vacaciones en Polonia. Jessica Romero es periodista, gestora cultural y productora de eventos internacionales con 9 años de experiencia. Especialista en comunicación digital. Actualmente es la responsable de comunicación y contenidos en Ayuda en Acción. Cristina Gende Seco es ingeniera de montes, realizando labores de consultora desde MOAR. A la vez es poeta rural (Cristina de Merza) http://www.poemandose.blogspot.com.es/ Patricia D. Larrondo es gestora/mediadora cultural en desarrollos de proyectos de MedialabPrado. Una de las líneas que ha estado gestionando, entre otras, es el Laboratorio del Procomún, activando las conexiones, dinámicas y sinergias entre los diferentes agentes implicados (colectivos, instituciones, grupos de afectados, etc). Además es una de las iniciadoras del grupo de Género y tecnología que estuvo activo desde 2010 hasta 2012 en Medialab-Prado, culminando sus encuentros con un artículo sobre el propio grupo en el e-book Internet em código feminino: teorias e práticas. Actualmente coordina y gestiona la Fachada Digital de Medialab-Prado en la que participamos como socio de Connecting Cities Network, un proyecto financiado con ayudas Europeas sobre Fachadas urbanas hasta 2016. 6 La polifonía de escritos que tienes ante tus ojos es un conjunto de melodías escritas por diferentes personas desde puntos de vista diversos y ritmos variados. Este conjunto de textos aparentemente libres, descoordinados, dispersos o inconexos dan como resultado una armonía que suena a procomún, a montes, a gobernanza, a comunidades, a afectos, a experiencias, al medio rural, a la agricultura, a los saberes, a participación... La polifonía de escritos Montes, Vacas y Procomún es una obra derivada de aquel Login_gestión del procomún rural en Galicia que tuvo lugar durante el fin de semana de San Juan de 2012. En aquel viaje-jornada de trabajo organizado desde el Medialab Prado pudimos conocer el fenómeno de los montes vecinales en mano común, caso paradigmático del procomún. En aquella visita a la comarca de As Mariñas, a 20 km de A Coruña, tuvimos la oportunidad de acercarnos, debatir, (re)pensar, observar, charlar y disfrutar sobre diferentes formas de entender el procomún. Pudimos, o eso intentamos, acercarnos a otras formas de producir y entender los comunes, cada uno a su manera y desde sus puntos de vista. Se trataba de alguna manera de poder compartir experiencias y saberes entre aquellas personas que nos íbamos de viaje y aquellas que se encontraban en este territorio del noroeste gallego. Una vez que el viaje fue realizado, pensamos en lo interesante que podría ser dar la posibilidad de que todas aquellas que participamos en este encuentro pudiésemos materializar de alguna manera lo aprendido, lo disfrutado o lo sentido en torno a este viaje. Para ello invitamos a todas las participantes del encuentro, desde las cocineras, a las organizadoras, como a las viajantes a enviarnos un relato, un texto o una imagen relacionada con aquel encuentro que nos permitiese entender la complejidad desde el apoyo de amplias voces. Desde estos relatos abiertos y libres lo que buscábamos era responder a la multitud de preguntas individuales que a cada cual les pudo surgir y poder, a la vez, responder en parte a aquello que nos cuestionamos. Sin necesidad ni pretensión de cerrar el debate, todo lo contrario, buscamos continuar con la idea de ampliar el debate en torno al procomún y las diversas prácticas que lo envuelven. El resultado de esta convocatoria es esto que tienes ante tus ojos, una polifonía que se lee, creada a partir de contribuciones variadas desde posiciones situadas, en el que se puede transitar desde textos mas académicos hacía otros más ficticios, o poemas que se van intercalando con esos saberes vividos que se mezclan con esos otros relatos donde nos van mostrando diferentes 7 realidades y percepciones sobre aquello que discutimos durante aquel periodo. Os dejamos ya con los escritos, eso si, antes, toca agradecer a todas aquellas que nos acompañasteis al login y que habéis contribuido a crear esta polifonía, que partía como una simple propuesta y que solo gracias a vosotras hemos sido capaces de crear. Otro ejemplo más del poder de la colaboración. Esperamos que os guste. Gracias. Ah y gracias al equipo del Medialab Prado por haberse unido a este viaje, sin vosotras, esto hubiera sido otro viaje a ninguna parte. Francisco G. Quiroga (coordinador de la polifonía de escritos) 8 Los dramas del procomún: escenografía y relato distribuido del bien común_Adolfo Estalella Arremolinados en la cima del Monte de San Antón, en la parroquia gallega de Mántaras, varias decenas de personas escuchábamos con atención el relato de la agitada historia de aquellas laderas. Los herederos del marqués de Figueroa habían tratado en la década de los setenta de privatizar el monte para beneficio propio; el ayuntamiento había respondido con una reclamación de titularidad pública y los vecinos reaccionaron contra las pretensiones de unos y otros a sabiendas de que aquel lugar era un bien común propiedad de todos ellos. Y así pasaron una década de pleitos hasta que un tribunal reconoció que San Antón era un monte vecinal en mano común: un bien colectivo propiedad de quienes viven en la parroquia, cada uno de los cuales puede tomar parte en su gestión. La historia de San Antón sigue a pies juntillas el relato que Antonio Lafuente (2007) hace recurrentemente sobre el nuevo surgimiento del procomún durante las últimas décadas: un bien que es de todos y que no es de nadie se ve amenazado, una comunidad de afectados cristaliza en su defensa y el esfuerzo por proteger el bien común se convierte en un ejercicio de sostenimiento de la comunidad. El Monte de San Antón se corresponde también con los procomunes tradicionales que la investigación académica de Elinor Ostrom (1990) y otros autores ha hecho visible cuando nos han mostrado las formas de gestión de colectiva de recursos naturales como los caladeros de pesca, los bosques, los sistemas de irrigación o el pastoreo. Unos bienes que no se ajustan a la dicotomía con la que solemos categorizar las formas de propiedad y su gestión: privado/público. El procomún constituye de esta manera un singular tipo de bien y régimen de propiedad que durante décadas o siglos ha sido sostenible a través de sofisticadas nomas de gobernanza que evitan la depredación de los recursos comunes. El desarrollo de estas investigaciones constituye una sólida refutación de la tesis que el biólogo Garrett Hardin planteara a finales de la década de los sesenta según la cual cualquier bien de gestión comunal acabaría agotado por exceso de utilización. En un famoso artículo titulado 'La tragedia del procomún', Hardin (1968) escenificaba la tragedia de una tierra de pasto de uso colectivo que acabaría esquilmada porque los pastores se moverían únicamente por su propio interés. La única solución para la preservación de ese 9 recurso sería la gestión privada o pública. Tal era el argumento de Garrett Hardin que marcaría durante décadas la manera de pensar sobre los bienes colectivos. El logro de las investigaciones sobre el procomún ha sido mostrar lo equivocado que estaba al hacer visible la sostenibilidad de recursos procomunales como el Monte de San Antón. Pero menciono el trabajo de Hardin porque me interesa recordar sus resonancias dramatúrgicas y todo el ejercicio de puesta en escena que tiene su relato pastoral; volveré sobre ello más adelante. Camino del monte Rubén, miembro de YProductions, una iniciativa que ha desarrollado una amplia investigación sobre la noción de 'empresas del procomún', nos había situado en el contexto histórico de estos bienes singulares que se remontan hasta las tierras comunales de la Edad Media, arrebatadas del uso común y privatizadas con el pretexto de su baja productividad. Su relato trazaba un arco que conectaba esos dinosaurios del ecosistema de la propiedad con una de las creaciones más singulares Internet: el software libre; programas informáticos creados a través de la colaboración masiva, que circulan gratuitamente a través de Internet y que constituyen una innovación radical en las formas de producción de conocimiento. Su desarrollo y el de otras tecnologías digitales y de proyectos como la Wikipedia ha revitalizado el debate del procomún al hacer visible nuevas formas de producción e intercambio fundadas en la colaboración, la horizontalidad y la apertura a través de Internet. Quienes escuchábamos no éramos ajenos al imaginario que acompaña a los que se han denominado procomunes digitales; de una manera u otra todos estábamos vinculados a Medialab-Prado (MLP), un centro crítico ubicado en Madrid y dedicado a la experimentación con las tecnologías digitales que investiga en la intersección de arte, ciencia, tecnología y sociedad. El viaje hasta Galicia era una deriva del Laboratorio del Procomún, un proyecto experimental que opera desde 2007 y a través del cual MLP se ha insertado de una manera singularísima en el amplio debate en torno a esos particulares bienes y formas de gobernanza. Durante tres días, dos decenas de personas compartimos itinerario y escuchamos los sucesivos relatos de iniciativas que se pensaban a través del procomún. El recorrido formaba parte de un proyecto que bajo la denominación de Login_Madrid busca diseñar, a través de recorridos y viajes, experiencias de descubrimiento de realidades sociales ajenas. Elinor Ostrom señala insistentemente la importancia que tienen las condiciones locales para la sostenibilidad del procomún: la única manera de que un procomún subsista es que esté adaptado a su contexto local. Y sabemos por el trabajo de recopilación sistemática que el procomún adopta 10 formas de una enorme diversidad en distintas geografías: los recursos en torno a los que se genera el procomún, sus comunidades y formas de gobernanza son extraordinariamente variables. En relación con esa variabilidad quiero situar el trabajo realizado por el Laboratorio del procomún de MLP, pues ha traído a la existencia un procomún de una rara y excepcional singularidad: un objeto epistémico que problematiza todo tipo de dominios, prácticas y formas de organización sociales; ya sea la empresa, el cuerpo, la memoria o la ciudad... una condición que se extiende a la singular elaboración de la investigación sobre el procomún en otras iniciativas en España. A diferencia de otros lugares donde la investigación en torno al procomún se ubica en el ámbito académico (en disciplinas como la teoría política, la economía, los estudios medioambientales), la reflexión e investigación más desarrollada en esta geografía se localiza en el ámbito de la gestión y producción cultural y creativa. A ese dominio pertenecían quienes tomaban parte en el viaje. Silvia y Jessica que tomando inspiración de la biblioteca que se formó durante la Acampada Sol del 15M en Madrid, crearon un repositorio de libros digitales críticos que se encuentra accesible en Internet, el nombre de su proyecto: Bookcamping[1], lo dice todo; Vicente (Comunes)[2], que intenta trasladar algunos de los principios de la cultura libre a los modos de hacer de los movimientos sociales; Stéphan y Patricia (15M.cc)[3], que han pasado un año tratando de elaborar un documental inspirado en las formas de hacer colaborativas y horizontales del 15M... Imagen 1. En el Monte de San Antón, en la parroquia de Mántara (Galicia) (Patricia Larrondo - Medialab-Prado) 11 El Laboratorio del procomún es quizás el ejemplo paradigmático de esta singular elaboración del procomún en España, pero no el único. Hay otras iniciativas como ColaBoraBora, YP, Zemos98 que hacen también del procomún un objeto epistémico en torno al cual se desarrollan toda una serie de prácticas experimentales destinadas a la producción de conocimiento. El procomún no es en estos proyectos simplemente un recurso o una forma de gobernanza, sino una técnica que trae al primer plano asuntos como los afectos, la memoria, el amor... a través de ellos se problematiza la economía política de la producción cultural contemporánea, sus formas institucionales, los modos de organización del trabajo e incluso la misma noción de cultura. Pero quiero regresar un momento al Monte de San Antón para ilustrar un aspecto presente en todos estos proyectos: el esfuerzo por desarrollar un lenguaje común y los ejercicios de dramatización que constituyen el contexto para ello. Al final del recorrido por el monte nos acomodamos en una zona umbría y las organizadoras del viaje nos propusieron un juego de palabras. Separados en grupos hicimos una recopilación de los términos surgidos en el recorrido que remitieran a la tríada convencional con la que se describe el procomún: recursos, comunidad y gobernanza (imagen 2). Más tarde, en un pueblo cercano, retomamos la tarea. Regresamos sobre las listas de palabras para ensayar con ellas una ontología: un universo categorial donde unos términos se relacionan con otros. Los nexos eran frases que vinculaban unos conceptos (comunidad) con otros (recursos) (imagen 3), por ejemplo: "los errores pueden generar ideas", "las tareas pueden ser rotativas", "la ilusión no debería ser algo excepcional". Estábamos repitiendo una práctica que ha estado presente de manera recurrentemente en el Laboratorio del procomún. Uno de sus proyectos se propuso construir una ontología jurídica libre: norma, tratado_internacional, constitucion, ley... eran los términos de partida; otro pretendió crear un diccionario que recopilara los términos que conforman las culturas de lo común y la intención de un tercero fue catalogar los conceptos relacionados con la obsolescencia. Es la misma práctica de producción de ontologías que el proyecto ColaBoraBora[4] ha aplicado al espacio público, la misma que YProductions[5] ha puesto en marcha bajo la noción de empresas del procomún o que la asociación Zemos98[6] ha planteado en su festival Copylove[7] para abordar una ontología que ponga en relación el amor con el procomún (Imagen 4). Todos ellos son ejercicios que elaboran vocabularios que dan cuerpo al lenguaje del procomún. David Bollier (2007) nos ayuda a entender esos esfuerzos cuando señala que los discursos del 12 procomún además de ayudarnos a identificar procomunes han contribuido a hacer que estos se desarrollen. Alberto Corsín Jiménez (2007) se ha referido también a la singularidad de estos lenguajes en un ejercicio que pone a dialogar el procomún con las economías del don. Se designa de esa manera a formas de intercambio no dinerario que se encuentran al margen del mercado y que no pueden ser descritas en términos puramente económicos porque un don que se intercambia es mucho más que un bien de consumo. La tradición antropológica ha descrito estas formas de intercambio como economías del exceso, de la desproporción y lo inconmensurable; siguiendo el argumento Corsín sugiere si quizás las economías del procomún no son también economías del don indescriptible que pretende "re-encantar el mundo" deshaciendo aquello que Weber llamó el desencantamiento burocrático-mercantil. Quizás esos nuevos lenguajes que pretenden elaborar su propio vocabulario a través de recopilaciones, ontologías y diccionarios no son sino un esfuerzo por re-encantar esas singulares economías y los modos de sociabilidad que convocan. Mientras el procomún se ha pensando a menudo como un régimen escópico que nos permite hacer visible esos nuevos dones o los recursos amenazados, la elaboración de esos nuevos lenguajes parece señalar un aspecto distinto: el esfuerzo por dar nombre a esos dones tanto como a sus amenazas para hacer patente que otros mundos son posibles. Imagen 2 y 3. Fotos del ejercicio de elaboración de una ontología del procomún tras la visita al Monte de San Antón (Sonia Díez - Medialab-Prado). 13 Imagen 4. Diagrama que recoge la ontología del Copylove elaborada durante del Festival Copylove que la asociación cultural Zemos98 celebró en el año 2012 en Sevilla (Zemos98). La narrativa de las amenazas está habitualmente presente en los relatos que se comparten en los encuentros en torno al procomún. La breve escena en el monte de San Antón ilustra la condición dramática (que no trágica, a la Hardin) que recurrentemente se escenifica en estos acontecimientos. La vida precarizada de quienes hacen de la creatividad su ejercicio profesional, la instrumentalización perversa de los afectos en el mercado laboral, la privatización de una cultura que queda fuera del alcance de todos, los riegos de un aire que se enrarece... son los temas que están en juego en estos encuentros que escenifican el drama de un procomún amenazado entre quienes forman parte del ámbito de la producción cultural y creativa. Aristóteles definió en su Poética el drama como un ejercicio narrativo caracterizado por una triple unidad de lugar, tiempo y acción. La acción de la obra debía transcurrir en un único día, en una localización y debería estar encaminada a una única idea. Bien sabemos que los dramaturgos han hecho poco caso de la concepción aristotélica en siglos posteriores; sin embargo, esa noción de drama nos ayuda a comprender la relevancia de estos encuentros presenciales, cara a cara, por mucho que quienes toman parte en ellos hagan de Internet y las tecnologías digitales un elemento crucial de su experiencia cotidiana. Unos encuentros que movilizan toda una infraestructura y metodología que, como en el caso de Login Galicia, se pone al servicio de la escenificación del drama de un procomún amenazado. Los viajes y experiencias que se diseñan 14 desde el Login_Madrid[8] son un ejemplo de la búsqueda permanente de metodologías para este tipo de encuentros; un esfuerzo presente en el diseño mismo del Laboratorio del procomún. Tras una primera etapa de seminarios académicos convencionales que resultaron decepcionantes, el laboratorio modificó su formato hacia una reunión más abierta. En un ejercicio de reflexión pública Antonio Lafuente (2008) hacía visible que el laboratorio debía tener un exquisito cuidado por su disposición espacial, o quizás pudiéramos decir (tomando cierta licencia) un cuidado extremo por la escenografía al servicio del drama. Pero el drama que se representa no se agota en el encuentro. Cada uno de nosotros teníamos encomendada la tarea de elaborar alguna relatoría. Stéphan pasó el viaje cámara en mano, Patricia y Sonia tomaban fotos, alguien twiteaba... este artículo y el compendio que integra son parte de ese ejercicio de relatoría distribuida. Así que cada encuentro que escenifica el relato dramático del procomún amenazado es vuelto a relatar posteriormente; y el relato del relato vuelve a circular. El "relato del relato" que circula es un gesto que resuena con una de las condiciones fundamentales de las economías del don. A diferencia del objeto de consumo (commodity) cuyo intercambio se agota en una transacción comercial sin otro horizonte, las economías del don exigen que éste forme parte de un ciclo de intercambio constante, cambiando de manos, para evitar que se destruya su naturaleza. El relato del encuentro pone entonces a circular esos vocabularios elaborados para nombrar el procomún, un don que circula de unos a otros y que está invocando un bien común. Podemos preguntarnos entonces, si ese lenguaje del procomún no es quizás entonces un don en sí mismo, un procomún del lenguaje: la invención de un lenguaje común sostenido esforzadamente por una comunidad difusa mediante un ejercicio de escenificación dramática y relatoría distribuida. Referencias Bollier, D. (2007). The Growth of the Commons Paradigm. In C. Hess & E. Ostrom (Eds.), Understanding Knowledge as a Commons. From Theory to Practice (pp. 27-40). Cambridge (Mass.), London (England): The MIT Press. Corsín Jiménez, A. (2007). Cooperación y procomún: relaciones antropológicas. Archipiélago: cuadernos de crítica de la cultura, 77-78, 27-32. Hardin, G. (1968). The Tragedy of the Commons. Science, 162, 1243 – 1248. Lafuente, A. (2007). Los cuatro entornos del procomún. Archipiélago. Cuadernos de Crítica de la Cultura, 77-78, 15-22. 15 Lafuente, A. (2008). Laboratorio sin muros. Inteligencia colectiva y comunidades de afectados, from http://digital.csic.es/bitstream/10261/2899/1/laboratorio_sin_muros.pdf Ostrom, E. (1990). Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action. Cambridge: Cambridge University Press. [1] Bookcamping: <http://www.bookcamping.cc>. [2] Comunes: < http://comunes.org>. [3] 15M.cc: <http://www.15m.cc>. [4] ColaBoraBora: <http://www.colaborabora.org>. [5] YProductions: <http://www.ypsite.net>. [6] Zemos98: <http://www.zemos98.org>. [7] Festival Copylove: < http://14festival.zemos98.org/copylove>. [8] Login_Madrid: <http://www.loginmadrid.net> 16 Procomún_Rubén Martinez El procomún es un concepto que ha ido tomando cierta presencia pública durante los últimos años[1]. Se habla de procomún en sectores de producción cultural, en diferentes contextos de reivindicación social y, de manera todavía tímida, en la esfera mediática. Pero ¿Qué es el procomún?. Esta pregunta puede encontrar diferentes respuestas que, si bien enriquecen su significado, dan a su vez cierta volatilidad al concepto[2]. Desde quienes comentan que el procomún «es lo que es de todos pero no es de nadie», quienes lo ejemplifican a través de casos donde la gestión comunitaria de recursos naturales es más eficaz que la gestión pública o quienes ven una clara práctica procomunera en el desarrollo de software libre. Y, es cierto, el procomún puede ser todo eso a la vez. Pero si en el procomún podemos englobar toda una serie de prácticas que ya existen y que además se sitúan como espacios sugerentes para repensar el modelo económico, político y social en el que actualmente estamos, seguro podemos definirlo mejor y darle un contexto teórico acorde al interés que suscita. Y vamos a intentarlo. 1. Contexto La actual crisis económica ha contribuido al cuestionamiento social tanto de los modelos de producción hegemónicos como de los protocolos de gestión de recursos públicos y privados. Las alarmas provocadas por el capital financiero no han hecho más que redundar sobre las problemáticas asociadas a un sistema de mercado que muestra claras limitaciones para funcionar bajo principios de justicia social. La actual crisis económica se encuentra articulada con una crisis político/institucional y ecológica, así como una profunda crisis de lo público/estatal. Podemos entonces considerar que estamos frente a una crisis sistémica que, en su reverso más ilusionante, puede constituir un cambio de época fundado en un (verdadero) interés general. Es en ese escenario donde es preciso plantear procesos de innovación social, económica y política acordes con la necesidad de transformar profundamente la realidad actual. Es en este mismo punto de inflexión donde las perspectivas estrictamente estatal/públicas y mercantil/privadas, se muestran incapaces de responder a las múltiples y crecientes demandas sociales así como de comprender procesos políticos que no se adaptan a sus modos de hacer. La dicotomía estatal/mercantil se ha visto atravesada por una serie de prácticas de matriz comunitaria de larga trayectoria histórica, prácticas que han repuntado y a día de hoy están tomando especial protagonismo. Propulsando 17 este contexto de cambio, están emergiendo modelos de autorganización y de gestión de bienes comunes por parte de comunidades con capacidad para generar valor público con su actividad. La capacidad productiva y de autorganización del cuerpo social, aquella que durante mucho tiempo se tildó de ineficaz o de insostenible, va tomando hoy un papel principal en un espacio crítico pero abierto a la experimentación. 2. ¿Qué es el procomún? Los commons, aquellos procesos y recursos que no funcionan bajo la lógica de la propiedad mercantil/privada ni bajo la jerarquía estatal, son hoy motivo de estudio y de experimentación por parte de muchos organismos, colectivos sociales y comunidades locales. Traducidos como procomún o bienes comunes, los commons definen y determinan todos aquellos recursos que pueden ser utilizados por los miembros de distintas comunidades específicas. Pueden ser parte del procomún tanto recursos tangibles (bosques, tierras, plazas, huertos) como bienes intangibles (software, conocimientos, información), entes sociales (democracia) o naturales (fondos marinos, recursos hídricos, genoma), siempre y cuando la gestión de los mismos sea comunitaria y no pertenezcan o estén gestionados exclusivamente por entidades mercantil/privadas o públicas. La «tragedia de los comunes»[3], dilema que el ecologista americano Garrett Hardin anunció décadas atrás en la revista Science, ha sido ampliamente cuestionado y superado tanto por el trabajo analítico y empírico de diversos autores/as como Elinor Ostrom, Yochai Benkler o Michel Bauwens, como por la fuerte emergencia y viabilidad de prácticas e instituciones sociales que se caracterizan por trabajar bajo regímenes de gestión comunal. Estos debates los podríamos resumir fácilmente poniendo en primer término una sospecha que hoy toma especial relevancia: no somos egoístas por naturaleza, más bien cooperamos por fines comunes que generan beneficio colectivo siempre que podemos. La continuidad y resiliencia de prácticas ancestrales de muchas comunidades que gestionan recursos naturales que Ostrom mostró en su ya clásico libro Governing the Commons[4] han servido de inspiración para multitud de procesos de producción comunitaria. Una filosofía que durante diferentes épocas había permanecido invisibilizada pero que constituye una parte natural y fundamental de la producción social. La propiedad de la secuencia del genoma humano o las discusiones en torno a la propiedad intelectual han puesto sobre la mesa un concepto incómodo para los neoliberales más ortodoxos y ha abierto un frente de batalla para aquellas personas que defendemos la necesidad de mantener un dominio público rico y accesible. Las licencias que se han desarrollado gracias a movimientos como el software 18 libre (GNU-GPL) han servido de base para la posterior elaboración de las licencias Creative Commons que han situado el debate sobre el procomún en el espacio digital. Frente al paradigma de crisis actual, el procomún puede plantear soluciones a la inestabilidad social provocada tanto por la ineficacia y adelgazamiento de lo que ha venido confundiendo lo estatal con lo público, como por la tendencia a reducir la iniciativa social a lo estrictamente privado y mercantil. Se pueden así entender el procomún como un espacio de transformación y de cambio hacia un modelo social más justo y sostenible. Un modelo en el que lo público recupere un espacio propio, siendo expresión de la capacidad colectiva para asumir y afrontar problemas comunes, sin lógicas de monopolización por parte de los poderes e instituciones públicas. 3. Un agenda común llena de retos La lista de retos en los que es necesario plantear la lógica de gestión comunitaria es amplia, pero no por ello imposible. En la ‘Carta de los Comunes’, editada por Traficantes de Sueños[5], se resumen una serie de líneas que sitúan de manera clara esta agenda común: «La Carta de los Comunales desarrolla la puesta en práctica de esta gestión comunal adaptada a nuestro tiempo: normas para velar por la sostenibilidad de los bienes naturales; para asegurar que la ciudad y lo que ésta produce sea de todos; para que el trabajo de cuidado sea repartido y la salud, un valor no mercantilizable; para evitar la segregación en la escuela y garantizar que el conocimiento y sus aplicaciones pertenezcan a la sociedad entera. Recoge también los principios de los comunes antiguos: toda la comunidad debe participar y trabajar por la buena gestión y sostenibilidad de los recursos, ya que solo así todos podrán beneficiarse de sus frutos.» Las ciudades, entendidas como cuencas de cooperación y producción de conocimiento son grandes hervideros de formas de sociabilidad y de invención. Vemos cómo desde lo públicoestatal y lo privado-mercantil se diseñan estrategias para capturar y poner en valor esta creatividad social, proceso que se inscribe en la lógica predativa de la innovación. El gran reto al que nos enfrentamos es, no solo evitar los cercamientos de esta producción colectiva, sino crear procesos de gestión comunitaria que aseguren el beneficio común de una producción de base colectiva. Tal y como apunta Ostrom, el procomún es tanto el recurso, el modelo de gobernanza para gestionarlo pero, sobre todo, las comunidades activas de gestión. Hemos detectado los recursos, hemos diseñado protocolos de gestión alternativos, ahora nos queda lo más importante..activemos las comunidades. 19 [1] Todas las ideas que configuran este texto han sido construidas (como no podía ser de otra manera) en comunidad. Tanto con los compañeros/as del proyecto www.empresasdelprocomun.net, como con las enormes aportaciones que hemos ido cultivando en el Laboratorio del procomún de Medialab Prado http://medialab- prado.es/laboratorio_del_procomun, el impulso y la eficacia de la gente del http://fcforum.net/es/ o en las sesiones del grupo abierto “Escuela de los commons” que actualmente se está conformando en Barcelona. Bookcamping: <http://www.bookcamping.cc>. [2] Sobre la indefinición del procomún, escribí un texto en mi blog que puede ayudar a contextualizar mejor el concepto http://leyseca.net/procomun-propiedad-y-comunidades/ [3] Hardin problematizó la gestión comunitaria al entender que cada uno de los sujetos que conforman la comunidad intentará maximizar sus beneficios, erosionando así el recurso natural y haciendo necesaria la intervención de un orden público o privado. Más información en http://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia_de_los_comunes [4] Elinor Ostrom (1990). ‘Governing The Commons. The evolution of Institutions for Collective Actions’. Cambridge University Press. [5] “La Carta de los comunes” se puede descargar en http://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/otras/La-Carta-de-los-Comunes.-Para-elcuidado-y-di 20 Común no monte de San Antón_Jose Manuel Bretón Pardo Cando tes que facer de anfitrión diante de un grupo de persoas vidas de realidades moi distintas e distantes tes un pouco de medo de cómo acometer a presentación da realidade na que van asolagarse. Botas man dun pequeno guión preparado de antemán, pero no medio de monte e o ceo os parámetros son distintos que sentado nunha mesa, sexa esta redonda ou cadrada. Partindo de ese pequeno guión, isto foi mais ou menos o que lles contei sobre a realidade do Monte Veciñal en Man Común de San Antón, en algún caso tamén irá o que lles quería contar pero quedou nos recortes do tempo. Imagen 1. Imagen del monte de San Antón, Mantarás, (irixoa).Foto de Jose Manuel Bretón Guerra Cando estamos aquí neste alto sobre a ría de Betanzos rodeados de monte e prado, podemos respirar fondo e exclamar “que boa vista”, sempre que non haxa brétema. Pero se afondamos un 21 pouco mais podemos afundir a mente na historia digamos ata seis mil anos. Estamos rodeados de mámoas que conforman posiblemente restos de unha grande necrópole, e porque non, dun centro de culto onde buscar remedio aos males de aquel tempo. A ermida de San Cosme oficialmente dátase entre os séculos XIII e XIV, pero abonda ver como están conformadas as paredes para ver que posiblemente poidamos buscar o seu orixe mais atrás, posiblemente cristianizando ese centro de culto págano ca bendición dos santos Cosme e Damián, patróns da menciña. Foi unha romaría moi concorrida a remates de setembro, coincidindo co equinocio de outono, data de esas especiais ao longo do ano nos tempos profundos da historia. Un terceiro día de festa estaba dedicado a San Miguel. A qué ben esta retórica se imos falar dunha explotación gandeira? So dúas cousas: aquela xente posiblemente aproveitara este ben como común e a segunda, esta esquina da península somos un pobo con historia propia, somos un país, algo que non sempre se entende dende a Meseta. Podemos discutir como nos incardinamos na configuración do mundo actual, pero somos un país. Paso xa dos detalles de análise artístico da capela, isto non e un traballo de arte para matricula. Díxenlle a este grupo que non ían atopar a comunidade perfecta, pero si unha comunidade viva, con todos os seus problemas de organización e xestión, con todas as súas ilusións e desilusións. A historia recente de esta comunidade usuaria do Monte empeza alá polos anos sesenta onde convivían piñeirais implantados polo ICONA e aproveitamentos veciñais de toxos e pastoreo, non exentos de algún que outro choque con aquel organismo. Por aqueles tempos herdeiros do Marqués de Figueroa quixeron apropiarse do Monte dando lugar a un xuízo no que o Concello o defendía como municipal. Resumindo moito, un defecto de forma dou o traste cas pretensións feudais i o monte foi declarado veciñal. No ano 1982 foi catalogado como Monte Veciñal en Man Común a administrar pola recen constituída comunidade integrada por uns corenta veciños de Mántaras e Cela, cheos de ilusión e con gañas de traballar. Como todos os proxectos tivo esa fase ilusionante de arranque para pasar a unha segunda de merma de forzas ao non ver rendementos rápidos e claros. Producíronse os primeiros abandonos quedando uns dezasete. Como na maioría dos montes comunais, as tensións, a avaricia i as envexas deron lugar a litixios internos cruzados e de signos distintos. Como algúns non entenderon o sentido da propiedade xermánica, o censo pasou por once, por nove e ata por catro. Pero pouco a pouco, claro que de xeito gravoso sempre para o Monte, foise recompoñendo 22 a comunidade e hoxe o censo está en sesenta comuneiros. Afórrome as peripecias xudiciais, porque non procede e o importante e mirar para adiante. Empeza así un proxecto fortemente subvencionado que se complementa co traballo e a ilusión dos veciños e tamén unha pequena achega económica. Analizando a traxectoria da Comunidade, hoxe bótase de menos un pouco mais de seguimento do proxecto i de asesoramento legal. Se miro atrás vexo unha poboación mais numerosa e nova. Isto é moi importante porque en estes trinta anos o cambio foi brutal: agora a maioría dos veciños son xubilados i os fogares van quedando baleiros. Neste contexto temos que preguntarnos se o Monte Común é unha empresa ou qué tipo de realidade é. Propoño establecer uns paralelismos entre os órganos de unha empresa y os da Comunidade: Consello de Dirección - Xunta Rectora e Asemblea de Accionistas Asemblea de Comuneiros. Nos dous casos tómanse decisións, pero son realidades moi distintas. Os comuneiros nin compran a súa participación nin corren riscos con ela, venlles dada polo seu entorno vital polo que é claro que deben coidala para transmitila ás xeracións vindeiras logo de usufrutuala. A Xunta Rectora non está integrada por especialistas, senón que é elixida democraticamente polos propietarios en común para defender a suma de intereses da Comunidade, non sendo sempre o mais importante os rendementos inmediatos. Unha empresa incluso podería ter data de caducidade, o monte común non. O que non cabe dubida é que a filosofía dos rendementos inmediatos por encima de todo está presente nalgunhas pretensións sendo unha forza perigosa para a filosofía dos Montes Comúns, nos que se entra e se sae sen nada, solo co usufruto razoable. Considero importante remarcar que falamos sempre de comuneiros e non de socios. Os comuneiros son consultados para todas as decisións importantes de xeito totalmente democrático. Logo desta pincelada do factor humano paso ao elemento material. Redondeando, son case 200 Ha de terreo de calidade irregular dedicados metade a gando de carne e metade a forestal, principalmente piñeiro, seguindo unha costume monocultivo empezada polo antigo Icona pero que non ten porque ser o mellor para a estabilidade medioambiental dos nosos montes. Na actualidade tratamos de preservar ao menos unha cantidade pequena para plantas autóctonas, tarefa non exenta de dificultade, posto que hai que convencer a algúns comuneiros da importancia da biodiversidade fronte ao lucro a curto prazo. A calidade na explotación pasou por diversas etapas tendo tal vez o seu momento de mellor dirección, dende o punto de vista técnico, cando menos veciños tiñan acceso como comuneiros. Pero a filosofía do Monte en Man Común 23 non é restritiva en número de participantes e dende logo nunca pode estar ao servizo do privado en detrimento do común, esta é unha condición para a súa supervivencia. Tamén o Monte en certos momentos foi factor de supervivencia para a comunidade i eu non desboto que non poida volver a selo. Un exemplo de isto último é a existencia de traídas de abastecemento de auga que priman sobre calquera outro extremo pola súa importancia para a vida da comunidade de veciños. Se a explotación do monte fose privada tarde ou cedo habería choques. Imaxinemos o futuro destes abastecementos sendo invadidos por plantacións de eucaliptos. Imagen 2. Vacas del monte de San Antón. Foto de Jose Manuel Bretón Guerra. En canto ao xeito de cubrir as necesidades de traballo, faise mediante unha persoa contratada a media xornada e mediante achegas voluntarias persoais que son compensadas con dietas. A evolución da poboación cambiou moito o xeito de acometer os traballos, especialmente os de temporada, basicamente a recollida de forraxe. Nos anos oitenta a necesidade de man de obra era maior e a posibilidade dos veciños de aportala tamén. Formabamos grupos de traballo e quendas, para apañar pedras, para levantar peches, … O que non podía aportar traballo pagaba unha dieta compensatoria ou mandaba a alguén no seu sitio. Ademais do logro de transformar unha ampla 24 zona de monte en pasteiro, foron momentos de intensa convivencia e de aprendizaxe, tanto de técnicas como de traballo en equipo. Ultimamente tivemos intentos de facer os traballos con recursos humanos propios, pero o feito de que os veciños con capacidade de traballo son na maioría asalariados de empresas, que polo tanto non poden aportar traballo, levounos a contratar a recollida de forraxe a equipos externos. Tamén inflúe nesto a necesidade de inversión en equipos caros e nesta comunidade tratamos de avanzar pouco a pouco sen pedir aos comuneiros achegas para inversión. Se alguén me pregunta pola participación da muller, en canto ao traballo no monte non hai presenza pero si nas asembleas participando en total igualdade activamente. A presenza na Xunta Rectora e practicamente nula, sendo a excepción un curto período de tempo con participación de unha secretaria i algunha elección rexeitada pola afectada. Esta pouca integración non é motivada dentro do Comunidade pero choca ca realidade no traballo agrícola en cada explotación privada, onde a participación da muller é clara e igualitaria case sempre. Que pasa cos beneficios? Fundamentalmente os beneficios deben ir a reinvestimento i a accións comunitarias. Cumpridos estes dous pasos para repartir beneficios entre os comuneiros primeiro habería que consignalos como tal, tributar a Facenda e logo practicarlle retención do IRPF ao perceptor. Si engadimos a isto que o volume económico é reducido e o número de comuneiros alto veremos, que a repercusión na economía das familias nunca será significativa. So algún aproveitamento directo pode resultar atractivo. O tratamento fiscal non me parece o correcto para apoiar unha realidade que non é o mais adecuado para unha actividade que non é propiamente empresarial. A veces tamén resulta difícil convencer a algúns comuneiros da finalidade social e comunitaria. E unha tarefa lenta pero creo que se pode conseguir. Toca rematar ollando o futuro. Polo camiño quedan horas de esforzo de moitas persoas e incomprensións doutras. Quedan ofertas de aluguer, desbotadas por supoñer a perda de control sobre un terreo que ademais de ser noso esta ligado a vida da comunidade. Queda tamén a proposta de construción de un circuíto de velocidade, combinado con actividades de hípica, ciclocrós, sendeirismo, etc. Parecíanos unha oferta interesante que suporía un tirón para a economía local. Visto hoxe so me parece un xogo preelectoral e que, de levarse a cabo, custaríanos mais dunha vez dor de cabeza. O futuro está contaxiado dos mesmos males que rodean o resto do sector produtivo: persoas i entidades alleas a calquera función social da terra e o traballo deciden que realidades son viables e cales non. Hai cousas tan inverosímiles como que nos moleste mais pagar un prezo xusto que pagar subvencións mediante impostos, subvencións 25 que de algún xeito exercerán un control sobre a actividade agropecuaria e que marcarán liñas de produción que non sempre son racionais nin socializadoras. Realmente moitas veces tememos o futuro sen subvencións pero o que temos que temer e a un futuro en mans de especuladores. A veces xa penso que para o noso caso o mellor e encamiñalo a satisfacción de necesidades de autoconsumo. Imaxe 3. Traballando no monte de San Antón. Foto de Jose Manuel Bretón Guerra. Pero si, temos proxectos. Temos un Proxecto Técnico para a explotación madeireira con unhas 75 Has de pino do pais, que esperamos cumprir para acadar a certificación. Leva consigo a eliminación de especies invasoras como o eucalipto e a acacia que nos denominamos lila. Tamén a conservación de brañas e a recuperación de especies autóctonas como bidueiros, carballos,… Menos superficie da que a min me gustaría pero cando menos serán un fermento á espera de tempos mais ecolóxicos. En canto a explotación gandeira tratamos de aumentar a rendibilidade mediante o cebo e a comercialización de un bo produto para fidelizar clientes, tanto consumidores finais como intermediarios. Estamos abertos tamén a novas ideas que poidamos explorar como porco celta, setas, abellas. 26 En fin, é hora de darse un paseo polo Monte e apreciar as nosas deficiencias e as nosas ilusións, parte das nosas imperfeccións e da nosa vida. A propiedade común ten moito sentido, os montes en común poden ser tamén un fermento en espera de tempos mais socializadores, en que as persoas como no Monte Comunal vallan o mesmo. E lembrade a propiedade comunal dos montes é imprescritible, inalienable, indivisible, inembargable. Estará aí para ser axuda das xeracións vindeiras se malas decisións políticas non acaban con ela. 27 Pensar(nos) en Galicia rural. Cultivar procomún_Noelia M. Pena Hace tiempo que me pregunto por qué. Por qué afirmar que la gente de mi tierra, la gente que trabaja el campo, es gente culta puede resultar aún hoy un contrasentido, motivo de sonrisas. Comparto mesa con una amiga y hablamos sobre ello. Las dos sabemos que la ciudad ha sido siempre el lugar de la cultura por excelencia, del estudio, de la universidad. Pero sabemos también que a estas alturas resulta demasiado estrecha esa visión del saber, los saberes no se dejan apresar en las instituciones. La gente del campo es quien sabe -entre otras tantas cosastrabajar la tierra, quien conoce sus secretos, un saber atesorado en la memoria del trabajo de generaciones y generaciones de personas que han vivido en y por el campo. Es nuestra historia. La gallega ha sido siempre una sociedad rural; la nuestra es una historia del campo. «Ese saber importa», me digo. Y no lo estamos conservando nada bien. Nunca nos hemos valorado lo suficiente y, lo más grave, seguimos sin hacernos valer. Acabamos hablando -esta amiga y yo- de lo necesario que es poner fin a esa autoridad del saber de unos pocos -autoridad que tan bien ha sabido encarnar al menos un costado de la academia, que padecimos ambas. ¿No es realmente absurdo que siga siendo tan actual la diferenciación entre expertos e ignorantes? Sabemos que no es más que una máscara del poder, pero saberlo no nos ha liberado demasiado de ella, no hemos sabido subvertirla lo suficiente, sigue muy enraizada esa manera de compartimentar la realidad, simplificarla para dominarla, dejando como reductos de ignorancia: el campo, el pueblo, la aldea. ¿Revalorizar el saber de la gente del campo, entonces? Por supuesto. Pero tropiezo con la realidad: mi aldea está prácticamente desierta... Me resisto, sin embargo, a que el campo se convierta en un mero paisaje que se ve al pasar, una anécdota, un margen. Es difícil apreciar la vida cuando se va de paso, el paisaje que dejamos atrás siempre corre el riesgo de acabar olvidado como cualquier postal. Sé que tengo que seguir pensándolo. Desde hace meses me tropiezo con artículos que se hacen eco de la «vuelta al campo», un fenómeno minoritario pero del que se comienza a oír hablar con cierta frecuencia, en el contexto de la depresión económica que azota Europa y nos hace cada vez más difícil sobrevivir en nuestras ciudades, sin apenas opciones de empleo y con el desmantelamiento de los servicios públicos en ciernes. Yo no sé muy bien qué es el campo, y menos aún en qué puede consistir esa «vuelta al campo». ¿Cómo pensar el campo cuando apenas queda gente en él? ¿A dónde exactamente 28 volver? La vida en la ciudad se vuelve cada vez más imposible, cierto, pero... el campo, ¿es acaso más posible? Es común pensar la vida en el campo como la alternativa de una vida más sosegada. Recuerdo muy vagamente el campo pero diría que la del campo no es una vida del todo tranquila. Como siempre, es necesario hacer una puntualización: no es lo mismo vivir en el campo que vivir del campo. Mis abuelos trabajaban la tierra. El rural que yo recuerdo es un lugar en el que siempre hay algo que hacer, obedeciendo en cada caso las exigencias de los cultivos, del ganado: cuando no se atiende a esto, se atiende a lo otro. Pero es cierto que, incluso en sus prisas, el tiempo del campo no es el de la comezón de nuestros días acelerados. No se corre hacia el metro o la parada de un bus que estamos a punto de perder. El tiempo del campo tiene otros ritmos, otro calendario. Hace unos meses, en un diario un miembro del proyecto Abraza la Tierra (que asesora a nuevos pobladores del rural) llamaba la atención sobre un hecho: “La gente se olvida de que en los pueblos también hay facturas que pagar”. Toda ensoñación de vuelta al campo tiene que vérselas con esta realidad. La ciudad nos expulsa, sí, no hay empleos. Pero el éxodo al campo no se está produciendo, según indican los datos. Uno de los enemigos del rural gallego sigue siendo la despoblación, la falta de renovación generacional para las explotaciones que aún quedan. Leo que se perdieron el 65% de granjas lecheras en la última década, que no resultan rentables: apenas se paga por litro de leche lo que cuesta producirla. Hace un par de días, en una reunión de amigos, coincido con alguien que estudió Agronomía, un chico gallego que trabaja actualmente en Inglaterra, en una empresa del sector de la alimentación relacionada con ingeniería alimentaria. Me dice que la gente entiende mal lo que significa la calidad, calidad no es poner una etiqueta y ya está, es otra cosa. Hace falta -diceinnovación, inversión en infraestructura y cambios en el modo de hacer las cosas. Me pregunto si habrá alguien que lleve a cabo esos cambios. Él muestra mucho escepticismo con el futuro del rural gallego. Yo no puedo dejar de pensar en la despoblación. Encuentro que éste es un momento extraño, paradójico. Son muchos los indicios que parecen decirnos que el campo nos necesita (no sé si tanto como nosotros podemos llegar a pensar que necesitamos el campo), pero los colegios rurales se cierran –el curso gallego se inició con una veintena menos-, haciendo inviable tener algo así como una vida familiar en núcleos de población alejados de las ciudades. La suerte del rural -el que tengo más cerca- me resulta semejante a la de un dinosaurio solitario, que aguarda una lenta e inevitable extinción. Todo parece apuntar a ello. 29 Y, al mismo tiempo, tímidamente pero con fuerza, cada vez más personas están pensando y abriendo posibilidades de modos de vida en torno a la ampliación y construcción de otra relación con la naturaleza, con lo que nos rodea. Son muchas las organizaciones -desde la horticultura urbana al rechazo de los alimentos transgénicos o fumigaciones aéreas de cultivos- que exploran vías y dibujan frentes comunes que ponen en entredicho la habitabilidad de este mundo. La cuestión de la salud alimentaria, sin ir más lejos, es ya tema de conversaciones que no sólo involucran a enfermos o alérgicos. Crece la preocupación por la deriva que está tomando la gestión de los bienes comunes, la manera en que se/nos ponen en riesgo. Recuerdo el cortometraje documental que pudimos ver aquella tarde en San Xiao de Vigo que mostraba cómo había sido la cooperación vecinal en la construcción de la infraestructura que permitió la llegada del agua corriente a los vecinos del pueblo. Le pregunto a mi madre si la traída del agua de la zona de mis abuelos (también en la provincia de A Coruña, pero hacia la fachada atlántica de A Costa da Morte) había sido obra de los vecinos. Me dice que sí, que «fue hace mucho tiempo». Consigo que me diga algo más. Me habla de la «malla» -trilla- del trigo como uno de los trabajos más cooperativos que ella recuerda. Para la malla del trigo era necesario el trabajo de muchas personas, lo hacían en común todos los vecinos de la aldea y participaban hombres, mujeres y niños, cada uno con su labor diferenciada. «Eso ahora ya no se hace», dice. Me entero de que la malla se hace después de la siega de los cereales (trigo, centeno, cebada) y consiste en separar el grano de la paja, dejar el cereal listo para elaborar pan o para dar de comer a los animales. Me quedo con esa imagen de trabajo colaborativo y común del campo, sabiendo que forma parte de un pasado que no es en absoluto envidiable; que la colaboración surgía de la necesidad, pero que precisamente el trabajo en común suplía la falta de recursos del momento y, a la vez, fortalecía los lazos de la comunidad. A través de esas experiencias es como se tejieron unos saberes compartidos, de los que apenas tenemos ya noticia sino como parte de alguna anécdota que alguien nos cuenta ocasionalmente o que leemos en algún libro. Quiero pensar, sin embargo, que estamos a tiempo de salvar la memoria de esas prácticas de lo común y, más aún, que haremos de la ampliación y distribución de tareas una exigencia que nunca daremos por concluida. En el cultivo de lo común es también necesario el trabajo de muchas personas. Es necesario que intercambiemos nuestros saberes y no-saberes; que ensayemos nuevos procedimientos, nuevos modos de ver; que nos pensemos iguales. ¿No es de este modo como hacemos del nuestro un mundo habitable? 30 Muller impulsora dunha asociación no rural galego_ Mercedes Cachaza Platas Son unha muller da aldea. Si, nunca mellor dito, nacín na aldea, no seo dunha familia labradora e nun lugar paradisíaco chamado Vigo no concello de Paderne (A Coruña). Por circunstancias familiares trasladáronme a outra aldea do veciño concello de Irixoa onde fun á escola primaria. Da escola primaria teño uns recordos cheos de luces e sombras: era unha escola pública ubicada nun edificio declarado en ruina por varias ocasións, situada nun lugar sen prácticamente ningún tipo de comunicación, sen luz eléctrica ata ben entrada a segunda metade do século pasado, sen auga na casa, e nin que decir ten que tamén sen teléfono, sen libros, sen xornáis… Non recordo ter frío porque había calor animal da corte das vacas situada no baixo do edificio e tamén calor humano porque eramos moitos rapaces e rapazas. Coido que rondaríamos os cincuenta alumnos para unha soa mestra que seguramente viría desganada a un lugar tan remoto. A miña primeira mestra era modélica, chamábase Dona Raquel Rey de Castro. Queríame con locura. Houbo outra excepción no ano 1960: chegou unha mestra moi noviña cargada de celo vocacional que nos abriu os ollos e algúns poidemos sacar o Certificado de Estudios Primarios e acceder ó bacharelato. Pasados os anos, fun á Escola de Maxisterio e logo á Universidade Autónoma de Barcelona e e fíxenme Profesora de E.X.B., exercendo a miña profesión en centros Públicos con moita vocación e entusiasmo en distintos lugares da xeografía española, aterrizando os derradeiros 30 anos nun Centro Público Integrado desta zona, onde impartin diferentes materias mentres non apareceu o Ensino Secundario Obrigatorio no ano 1996, ano no que pasei a impartir Lingua Galega no primeiro ciclo da E.S.O ata que, no ano 2009 paseime do Ministerio de Educación ó de Facenda pasando a engrosar unha longa lista de membros de Clases Pasivas do Estado. O ambiente no que me desenvolvín foi sempre no rural agás o periodo que me obrigou a estar preto dos Centros de Estudios. 31 Vivín e convivín cos meus veciños labradores e obreiros. Os labradores traballaban as terras de sol a sol e os obreiros tamén porque complementaban o traballo de fóra co da casa. As relacións veciñais dos meus paisanos baseábanse no intercambio de traballos agrícolas. “Ti axúsdasme a min e eu axúdoche a ti”. Na miña parroquia tamén se levou a cabo unha tarefa comunitaria de certo relevo, foi a Traída de Auga corrente nas casas no ano 1969. Quitados estes casos puntuais, o cooperativismo brilaba pola súa ausencia. Os meus paisanos eran moi escépticos á hora de asociarse porque nunca tiveran esa experiencia e desconfiaban de que alguén poidera traballar voluntaria e gratuitamente por e para o seu benestar. Con todo, entrado o segundo milenio da nosa era, no ano 2004 tivo lugar en Paderne un acontecemento de certo relevo: “A Fundación do Consello de Maiores de Paderne”. Aínda non sei moi ben por que motivos, tocoume –ben ó meu pesar naquel momento- de presidir dita Asociación. Se ata entón, toda a miña vida fora un reto continuado; neste momento enfrontábame a outro que que foi todo sorpresa. Os camiños da vida vante levando a experiencias novas cada día; e ti tes dúas opcións: Unha, recuar e tirar a toalla esperando que chegue a hora de partir para a outra banda da vida, pensando que ti non vales para nada ou que xa traballaches abondo. Outra consiste en: botarlle valor á vida e tirar para adiante confiando que todo sairá ben. Eu optei por esta segunda. Neste momento o Consello de Maiores de Paderne xa ten 8 anos. Oito anos cheos de experiencias e cheos tamén de vida moi enriquecedora. Pasaron por el moitas, moitísimas persoas. Unhas faleceron, outras enfermaron, outras abandoaron; pero as que tivemos a sorte de poder continuar, estamos felices de pertencer a unha asociación na que se respira por tódolos poros: harmonía, paz, ilusión, amistade, fratenidade, compañía, optimismo… No Consello de Maiores de Paderne todo o mundo ten cabida, independentemente das súas crenzas, das súas ideas, do seu modo de ser. Cada un é cada un e todos xuntos compartindo o mellor que temos e o que somos, formamos un colectivo no que todos nos encontrámos sumamente cómodos e felices. 32 Participamos en moitas actividades: ioga. memoria, baile, risoterapia, cineforum, psicomotricidade, arteterapia, viaxamos, creamos diversión saudable, facemos a película da nosa vida en común, celebramos todo canto se pode celebrar e vivimos en positivo. No ano 2008 creouse a Aula da UNED Senior en Paderne, integrada por socios do Consello de Maiores de Paderne. Desde a súa implantación, acudimos puntualmente ás clases de Música, Informática, Medicina, Historia da Literatura, viaxes culturais, celebracións de todo tipo, etc, etc. Somos universitarios. Tamén somos persoas de corazón aberto e mente renovada e de idades, comprendidas entre os 30 e os 95 anos. Persoas con estudios universitarios, con estudios primario e con pouca escola. Todos coa carreira da vida aprobada. Todos sabemos algo e todos servimos para algo e todos unidos valemos moito máis porque engadimos ó valor de cada un, a valía do outro. Beneficiámonos a nós mesmos e beneficiamos ós que nos rodean exercendo deste modo unha influencia social favorable para todos. O noso empeño está en colaborar na construcción dun mundo mellor, recuperando na medida do posible uns valores que parecen estar gardados no baúl do esquecemento. Queremos ser un referente para a xente nova que se sente moi defraudade por este mundo que lle toca vivir porque foi subindo a un ritmo un tanto artificial, creado –coa mellor das intenciónspola xeración anterior. Traballamos unidos e seguiremos traballando mentres as forzas nolo permitan para a construccíón dun mundo máis humano no que todos teñamos cabida e que ninguén se sinta discriminado. Esto é o que vimos facendo e os resultados están á vista. O que nun principio parecía imposible, vaise conseguindo pasiño a pasiño. Roma non se fixo nun día, nin en dous, nin en tres, pero co tempo vaise conseguindo todo, incluso perder o medo ó asociacionismo. Asociarse merece moito a pena e se esto se fai no medio rural galego, ten aínda maior importancia porque todos sabemos que o medio rural estivo sempre moi abandoado e se non nos 33 axudamos nós mesmos…¿Quen nos vai axudar? Desde o Consello de Maiores de Paderne e desde a UNED Senior, intentamos animar a tódolos nosos paisanos –tanto homes como mulleres- do rural galego que se unan e compartan o mellor de cada un, verán como os resultados poden ser sorprendentes. Moitas grazas. 34 Montes y Territorios: Comunidad, Sostenibilidad y Subjetividad[1 ] _Dani Fernández “La construcción de una racionalidad ambiental capaz de desconstruir la racionalidad económica, implica procesos de reapropiación de la naturaleza y de reterritorialización de las culturas." Enrique Leff. Decrecimiento o desconstrucción de la economía: Hacia un mundo sustentable. 0. Paradigma del commons. 1 Como objeto originario en la reflexión sobre los commos, el espacio ordenado por el así llamado monte comunal representa una oportunidad única para comprender su importancia -la de los bienes comunes-, y experienciar la magnitud de los impactos que produce su desaparición, vueltos en forma de conflictos. Pese a que hablamos de una extensión que todavía hoy abarca el 20 % del territorio gallego, los montes comunales han sufrido una transformación radical a raíz de los cambios acaecidos en el mundo rural con la industrialización primero, la “modernización” que supone la entrada de España en la lógica capitalística2 a partir de los 60, y la descomposición que acompañó la segunda migración laboral a las zonas urbanas en la etapa postindustrial. El abandono del rural, su pérdida de relevancia en tanto que espacio de desarrollo por causas materiales, aunque también impulsado por la producción de una cierta conciencia de pauperización de las condiciones de vida en parangón con las “espléndidas” promesas de la ciudad, crea las condiciones idóneas para el desplazamiento del espacio del oikos y la caída en desuso -económico- del territorio. “El aire de la ciudad os hará libres”. Para compilar un poco los dos ámbitos de incidencia que esta transformación genera en lo que se refiere a los montes comunales, vamos a señalar dos procesos simultáneos que se estarían desarrollando todavía en la fase actual del capitalismo en occidente, y que desde luego permean las mutaciones que observamos en la Galicia rural: uno, el repliegue de toda forma de gestión de los “bienes” no mercantilizada y las reglas de funcionamiento impuestas por el CMI 3; dos, el desencadenamiento de una serie de efectos correlativos, que eliminan “formas de vida” a la vez 1 Este texto es el resultado de algunas notas tomadas a partir de la visita al Monte Comunal de San Antón, con Login_Madrid y el Laboratorio prado.es/article/login_galicia 35 del Procomún de Medialab-Prado. Más info en http://medialab- que homogeneizan la gestión del oikos y sus consecuentes formas culturales. Así, la fase de desterritorialización capitalista se caracteriza por una disolución de las estructuras y dispositivos diferenciales -e identitarios- de cada organización sociocultural -relaciones humanas, creencias, ritos, taxonomías, etc- que no se pueden ensamblar en el Capital como “CsO del ser capitalista”, toda vez que es sucedida por un movimiento contrario de reterritorialización que homogeneiza las conductas para adaptarlas a la hegemonía de producción de sentido global. El Capitalismo, así entendido, se vuelve Mundial e Integrado en la medida en que expande sus prácticas al conjunto del planeta, e integra la totalidad del tiempo de vida de sus habitantes en la actividad-producción de valor. “La desterritorialización debe ser considerada como una fuerza perfectamente positiva, que posee sus grados y sus umbrales (epistratos), y que siempre es relativa, que tiene un reverso, que tiene una complementaridad en la reterritorialización” 4. El desmantelamiento de la gestión comunal del espacio -como contenedor de recursos comunesse inscribe en esta dinámica de incorporación de todo aquello que hasta ahora había permanecido en los márgenes, y de cercamiento -enclosure- de todo elemento cohesionador que sostenía comunidad bajo el manido pretexto del free rider5. Esta estrategia de cercamiento de los comunes se ha visto acelerada en los últimos tiempos en la medida en que las formas de valorización, han ido agotando sus posibilidades reclamando nuevas formas de mercantilización. El Procomún aquí es la gestión heredada del territorio con arreglo a garantizar la sostenibilidad de una comunidad, la colaboración entre agentes a tal fin y la estructura cultural que este ecosistema garantiza. Esto se despliega en sociabilidad, como proceso de gestión de la vida en común y como ámbito de resolución de conflictos, y economía ecológica, como correcta gestión del oikos. El desmantelamiento de los campos comunales, en estos sentidos, visibilizan la tragedia de la priva(tiza)ción abriendo sendas heridas en cada uno de estos ámbitos del habitar. 1. Comunidad, reglas, gestión, conflictos… Mirando a la especificidad de la distribución poblacional en Galicia, que acoje a la mitad de los núcleos habitados de todo el Estado, podemos intuir que a la desaparición de los comunes, como herramientas vinculantes, sigue el drama del abandono del territorio y de la propia desaparición 2 Entendemos con F. Guattari, Capitalístico referido al momento de desarrollo del capitalismo que tiene lugar con la preeminencia de la bioeconomía en la producción de valor, en la etapa post-fordista. 36 de la habitabilidad del espacio, otrora sustentable. Los comuneros representan a las subjetividades que conviven, y la comunidad solo puede darse a través de ese procomún que les vincula. Lejos de buscar la utopía de la comunidad celestial, comprendemos que en toda interacción se arriesga conflicto, que es inherente a la comunidad el desajuste, las tensiones, los desencuentros. El problema no está tanto en el conflicto, como en la desaparición del espacio común que exige la resolución del conflicto y fomenta la cooperación. Las reglas de uso no son solo articulaciones de poder, sino -y sobre todo- elementos mediales para una gestión sostenible y para la resolución de las fricciones que se dan en el encuentro de las subjetividades -deseos encontrados- que conviven. 2. Cerco al comunal y sostenibilidad: sobreexplotación, fuego, clima, … En términos ambientales, el comunal se muestra como forma de gestión sostenible de los ecosistemas. En la medida en que su bienestar depende de la perdurabilidad del comunal, pone especial cuidado en evitar su degradación, en proteger el espacio de las agresiones externas, en mantener una relación metabólica perdurable con su entorno. En este sentido, la distribución del campo bajo principio de diversidad de especies (autóctonas), rotación de cultivos, cortafuegos de utilidad para pasto … La cesión de comunales para plantación intensiva de determinadas especies -sean cuales sean, pero más si son exógenas- destruye ecosistemas por sobreexplotación y amenaza la viabilidad económica y biológica en el territorio. El comunero comprende la agotabilidad del recurso, es consciente del límite del ecosistema que gestiona y, en tanto que apuesta por el comunal, no osa convertirse en free rider -pan para hoy, hambre para mañana-. No es solo la regla que coarta, es la conciencia de que su beneficio está en la relación metabólica con el entorno en el que interactúa. Mantener y potenciar la gestión de los montes comunales es clave para garantizar la pervivencia de la biodiversidad del territorio en particular, y de la biosfera en general. Esto implica abandonar las dinámicas desarrollistas que devoran recursos e impiden la regeneración de los ecosistemas, y evolucionar las formas de gestión de los comunes a partir de la conciencia del límite ecológico y del impacto de nuestra interacción metabólica con el medio físico. 3 Capitalismo Mundial Integrado. 4 DELEUZE, GUATTARI. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. PRE-TEXTOS, 2006. pág 60 37 Se pueden rastrear en el territorio las porciones del espacio que han sufrido mayor degradación desde las transformaciones del rural a partir de los 60. Habría que preguntarse entonces, qué relación guardan los efectos de degradación más evidentes -incendios, sobreexplotación de la tierra, desabastecimiento de agua,...- con la desaparición de un modelo de gestión que, hasta la entrada de la modernización, demostró ser garantía de subsistencia desde la autogestión. 3. Estructura de sociabilidad & subjetivación: fracturas simbólicas. En términos de constitución política vemos cómo la comunidad es fuente de construcción discursiva y a través de la asamblea -órgano soberano-. Política en sentido de Arendt, se rescata de la polis6, y aquí el espacio es ágora y ekklesía: la esfera de lo público/privado, en forma de intercambio económico; la esfera de lo público/público, como organización política del territorio -una casa, un/a comunerx, un voto-. La libertad de decir y opinar qué es lo mejor para la comunidad que se reúne en torno al recurso común. Empoderamiento directo del comunero, cuya voz toma parte en la decisión final de aquello que lo determina. A la vez, construcción de un sujeto político que asume la responsabilidad de participar en la asamblea. Pese a que se da la representatividad, en la figura del “presidente de la comunidad”, en la praxis éste funge como administrativo y somete cada decisión de trascendencia al colectivo. Se da en este entramado micropolítico una convivencialidad ya desaparecida en las formas de organización de mayor representación -Ayuntamientos, Autonomías, Estados-. Sugiere, tal vez, una posibilidad abierta constituyente de formas políticas que fluyen de abajo a arriba, de la asamblea al representante encargado únicamente de ejecutar las decisiones soberanas. 4. Gestión comunal del agua en San Xiao de Vigo: límites Público (estatal) vs Procomún. Del visionado del documental La mujer y la comunidad rural (1969)7, que muestra la acción comunitaria de construcción de canalizaciones para disponer de agua en los domicilios de Vigo (Paderne), dos análisis quizás contrapuestos: En primer lugar, el que se presume del contexto de visionado -nuestra presencia aquí y ahora, con 5 G. HARDIN. La Tragedia de los Comunes. Disponible en línea http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/jonate/Eco_Rec/Intro/La_tragedia_de_los_comunes.pdf 24/10/2012. 38 Consulta nuestra intencionalidad en la mochila-. Por ahí entendemos la capacidad comunitaria de emprender obras de infraestructura ingentes, sin apoyo de las instituciones que, teóricamente, debieran encargarse de estas tareas. El documental muestra cómo este proyecto sirve de motor para una serie de iniciativas de bien común, que se ejecutan con la contribución -en tiempo, dinero, y trabajo- de los “afectados”. En una aproximación más semiótica, no dejan de provocarnos desconfianza los elementos narrativos del documental, el discurso marcadamente mitificador de una población visiblemente abandonada a su suerte y en un momento de la historia en la que entramos en la corriente capitalista global. Así, se nos ocurre aventurar que el discurso audiovisual convierte el abandono de las instituciones en glorificación de los abandonados, desplazando la responsabilidad sobre las condiciones de vida de la población. Aquí la grieta Público Vs Común. La conversación de vuelta se anima y Luis nos cuenta de la existencia de los teleclubes, y del fomento de la actitud emprendedora que traen los nuevos tiempos del capitalismo. Ya tenemos todos los cabos: el contexto político, el discurso folklórico y el dispositivo de enunciación. 5. Soberanía alimentaria Lidia Senra8 es una leyenda viva; histórica dirigente del Sindicato Labrego Galego, nos contagia una agridulce sensación con sus palabras. Habla del acuciante problema de la soberanía alimentaria, la contaminación transgénica de las multinacionales, que arruinan el capital cultural acumulado en siglos de selección artesanal de las semillas, de un nuevo y silencioso cercamiento que poco a poco se apodera de lo más necesario. Lidia denuncia la entrada de transgénicos en Galicia, los métodos agroquímicos de la industria alimentaria y la explotación intensiva del territorio que está acelerando la degradación y amenazando biodiversidad y ecosistemas. Para Lidia hay dos posturas ante la agroproducción: bien considerar la tierra como fuente de obtención de beneficio -y entonces el beneficio llega en formas diversas-, bien entender la tierra como fuente de obtención de alimentos -y el beneficio es la vida-. La decisión por una u otra nos lleva a dos políticas y dos formas de gestión radicalmente diferentes. La apuesta por la agricultura industrial -primera vía- introduce en Galicia las plantaciones intensivas de pino y eucalipto con el fin de obtención de rentas a corto plazo, pero que desestabilizan los ecosistemas a medio y largo 6 A. ARENDT. ¿Qué es la Política? Paidos, 1997. 7 La mujer y la comunidad rural. 1969. Color 16 mm. 19 minutos. http://www.ruralmedia.eu/musicvideo.php? 39 plazo. Así, esta “modernización del campo” encubre, en realidad, la destrucción de la fuente de alimentación por corrosión del suelo, exterminio de las semillas autóctonas -procomún- y el olvido paulatino de las técnicas tradicionales de cultivo -conocimiento-. La industrialización del campo prometió un aumento de las tasas de producción para garantizar la alimentación de la creciente población mundial. Andado el tiempo, cada vez hay más voces críticas contra esa supuesta evidencia científica, y cada vez más evidencias de que el hambre no es un problema de obsolescencia tecnológica, sino eminentemente político. Esta mala tecnificación de la producción aboca a la destrucción, por olvido, del know-how tradicional. La agricultura ecológica está cobrando fuerza, y pugna por recuperar con urgencia un conocimiento que había sido acumulado por generaciones. La agricultura como procomún, se privatiza con la entrada de la agroquímica que, a la vez que transforma la metodología, privatiza el conocimiento a través de las patentes que intervendrán ahora en el proceso de producción: nuevas variedades de planta, que producen semillas “con dueño”, condenan al agricultor a la dependencia del código fuente propietario que toma la forma del ADN en las nuevas semillas; nuevas sustancias cuya codificación química permanece en la oscuridad de las patentes a fin de evitar que sean reproducidas al margen de las empresas que financian sus desarrollos en costosos laboratorios. Y a la vez, toda la gestión del conocimiento se adapta a esta realidad: las facultades de ingeniería agrónoma modifican sus currículos para adaptar a los nuevos profesionales al cultivo industrial. Lidia nos habla de los impactos negativos de la agricultura intensiva y los fines a los que se dedica: impactos sobre el clima, sobre la biodiversidad, sobre el territorio; impactos sociales con la emigración masiva y el empobrecimiento generalizado del campesinado gallego, que ya no puede afrontar los costes de producción o competir con la industria pesada mecanizada de las multinacionales; impactos sobre el precio de los alimentos, cuando se especula con cultivos destinados a fármacos o combustibles. Se trata de aumentar el control sobre la producción del suelo en la medida en que se ha visto una vía de generar beneficio en la producción de mercancías con alta valorización en los mercados globales. vid=7236765de 8 Durante la visita al monte comunal de San Antón, tuvimos la inmensa fortuna de contar con el testimonio de Lidia 40 Referencias: • Enrique Leff. Decrecimiento o desconstrucción de la economía: Hacia un mundo sustentable. Siglo XXI Editores, 2010. • A. ARENDT. ¿Qué es la Política? Paidos, 1997 • G. HARDIN. La Tragedia de los Comunes. • DELEUZE, GUATTARI. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. PRE-TEXTOS, 2006. • F. Guattari. Las tres ecologías. PRE-TEXTOS, 2000 Senra acerca del problema de la soberanía alimentaria y su relación con la gestión industrial del territorio. 41 Del monte comunal al cine militante. Aportación a la memoria histórica del procomún_Ana Rodriguez 1. Introducción Lo que me gustaría aportar aquí acerca de lo aprendido y experimentado con Login_Madrid, son las problemáticas que emergen cuando tratamos de entender qué implica el procomún cuando nos movemos en el ámbito de la producción cultural. Partimos de un documental visto en una de las actividades de Login: La mujer y la comunidad rural (SEA, 1969). Puede ser interesante tomar este inigualable documento sobre las obras de una aldea puesta a trabajar conjuntamente para resolver el problema de la traída de aguas, y compararlo con otro similar pero de naturaleza distinta, O monte é noso (Llorenç Soler, 1978), sobre las luchas de los gallegos por preservar sus montes comunales. A través de las contradicciones que emergen de este juego de espejos voy a intentar apuntar algunas de las relaciones entre cultura y procomún. Es decir, cómo se hace necesario hablar de modos de producción, distribución y exhibición cuando nos referimos a la idea de cultura como bien común. Para ello, haremos referencia a algunas experiencias previas situadas a lo largo del siglo XIX y XX. 2. El procomún rural visto por el SEA Tras el visionado de La mujer y la comunidad rural (1969) y mi absoluta ignorancia sobre las políticas de extensión agraria del periodo aperturista del régimen de Franco –concretamente las del Servicio de Extensión Agraria del Ministerio de Agricultura, agencia que realizó el documental en cuestión–, surgían en mi mente algunas dudas y extrañezas frente a un noticiero financiado por el aparato franquista. La voz en off del documental, sin ningún tipo de sonrojo, subrayaba no sólo la precaria situación de los núcleos rurales faltos de un recurso tan básico como el servicio de agua corriente en pleno periodo desarrollista (el primer plan es de 1959), si no que además ponía de relieve aspectos tan poco propios del régimen como el papel activo de la mujer en la sociedad rural gallega, más allá de sus labores como cuidadora del hogar, la necesaria participación 42 colectiva en la mejora de las condiciones de la vida y el trabajo en la aldea de san Julián de Vigo (Paderne). De hecho, el mensaje fundamental del documento, apuntar la capacidad organizativa y de autogestión de los vecinos en la consecución de acuerdos para realizar las obras que llevarían agua potable a sus hogares. Proceso diametralmente opuesto a las intenciones de un régimen dictatorial. En el film se menciona incluso cómo el proyecto era irrealizable sin el trabajo en común. Hacía falta traer el agua desde el manantial, que cada vecino cediese tierras para su canalización y distribución, acordando de qué manera se aprovecha y se consume el agua, poniendo en común saberes y recursos. Todo ello me llevó a pensar acerca de las contradicciones que atravesaban el propio objeto audiovisual. Pongámoslo así: en su intención de fomentar una actividad desarrollista, el documento da cierto espacio a una cultura del autogobierno. Nada más lejos de la intención del Régimen. Años más tarde, en 1978, encontramos otro documental, producido de forma independiente desde núcleos militantes, llamado O monte é noso (El monte es nuestro, Llorenç Soler). Justamente, O monte é noso, incide en las desastrosas consecuencias de esas mismas políticas agrarias productivistas en el territorio gallego. Sobre esa extrañeza ocasionada por el carácter disonante de ambos documentos, y rascando un poco sobre lo que, lamentablemente, se vino a llamar la “revolución verde”, resulta que el Servicio de Extensión Agraria (SEA), entidad co-partícipe en la traída de aguas, fue una agencia creada en los cincuenta que, según algunos sociólogos, constituiría una “rareza en la cultura administrativa del franquismo” (Benito: 133), relativamente independiente y descentralizada, y más allá o más acá de las políticas generales pensadas para el incremento de la productividad agraria. El SEA, siguiendo el modelo estadounidense –y financiado por ese país–, se dedicó al trabajo con los agricultores de forma horizontal, también con los jóvenes, con las mujeres y con las comunidades ya que, entendía la labor de extensión agraria de forma integral, de modo que las comunidades agrarias lograsen ser autosuficientes. 3. El procomún visto por el cine militante Sin embargo, y pensando en el otro documental que señalaba, O monte é noso, la canción es otra distinta. Tal como explica el narrador de la película, el fruto de las políticas centralistas del régimen, implementadas tras el 39, y los distintos planes de desarrollo y leyes de régimen local 43 implementados en las siguientes décadas, fue el desmoronamiento de las formas tradicionales de subsistencia de los habitantes del campo gallego. Los montes comunales o vecinales, hasta 1941 habían sido propiedad de los vecinos y Parroquias que gestionaban de forma comunitaria las tierras para el sustento ganadero y cuyas ganancias revertían en las propias comunidades. El documental de Soler nos sitúa en un primer momento en el que mediante la coacción y a través de los ayuntamientos, el Estado usurpa estas tierras y todo vestigio de colectivismo que, de hecho, había constituido el tejido social y económico del territorio gallego desde tiempos inmemoriales. La compra o usurpación de estas tierras dedicadas ahora a la explotación forestal (pino y eucalipto) desembocaría en la desaparición del paisaje local, esterilización del suelo, secado de fuentes y manantiales que abastecían a los vecinos y reses, incentivación de incendios, impidiendo la regeneración del pasto, causando así la fuga de los beneficios de la explotación hacia industrias exteriores. Volviendo a la disyuntiva entre los dos documentales, salta a la vista que una de las condiciones por las cuales el último documental fue posible fue por sus condiciones de producción. Con ello me querría remitir a que si entendemos las formas de procomún más allá de los contenido en las dos películas podemos ver cómo desde la producción cultural se han formulado también modelos más equitativos que entienden la cultura y los modos de producirla como un bien común. Al respecto, podemos rescatar toda una serie de experiencias históricas, ligadas a la producción artística y cinematográfica, que no sólo difundieron experiencias comunales que pretendían constituir otras formas de vida al margen de la explotación capitalista, si no que, los mismos productores y realizadores entendían la cultura como un territorio para generar otros modelos socio-económicos. De este modo, y haciendo un poco de memoria histórica de las relaciones entre cultura y procomún, podemos ver cómo durante el periodo de los años treinta, y motivados por los acontecimientos de la Rusia soviética, multitud de grupos, colectivos o productores culturales se plantearon lo cultural como marco para la acción política, la educación y como base para llevar a cabo proyectos de emancipación. Este planteamiento sobre la cultura y su función social, a grandes rasgos, será la defendida por los colectivos de cine independiente o militante del estado español de los setenta que producirán O monte é noso. Echando la vista atrás, durante el periodo de los treinta y hasta la Segunda Guerra Mundial, la idea de cultura puesta en práctica por los cineastas militantes surgía en oposición a cierta idea de cultura sustentada por toda una serie de medidas estatales y políticas de mercado que habían 44 sido pensadas con unos fines políticos y económicos determinados. Es decir, y sintetizando estos objetivos a dos puntos clave, la cultura se entendían por Estado y mercado como herramienta para la cohesión social (lógica de gobierno) y desde la maximización de beneficios (lógica de mercado). Para la consecución del primero, lo cultural suele designar una idea de comunidad unitaria y homogénea borrando a su vez todo lazo entre cultura y política. La cultura será entendida desde ciertos tintes trascendentales y universalistas, con vistas a fortalecer la identidad nacional y con el apego a formas que se adscriban a estandarte de la Alta cultura en detrimento de formas populares o subversivas. Una cultura sin brechas ni contradicciones que puedan perturbar el orden establecido, con lo que el paso por el aparato censor se hacía inevitable. Si bien se busca naturalizar una idea de cultura que se presume nada tiene que ver con lo político, es evidente la carga ideológica tanto de ese proceso de “normalización” de una idea de cultura muy específica como la carga ideológica de los modos de hacer y valores que se intentan dar por naturales. Para la consecución del segundo objetivo, el de la industria cultural, las estrategias pasaban por modelos de producción fordista, trabajo organizado según una estratificación jerarquizada, dependencia de la venta de copias a distribuidoras y salas de exhibición y un entramado industrial de altos costes logísticos, cesión de derechos de explotación a la entidad productora, etc. Gran parte de algunos de los agentes que conformaban los colectivos de cine militante, vanguardista, documental, alternativo, experimental, independiente… (y la infinitud de etiquetas que lo designan) comprendieron que de nada valía la producción de discurso sin unas estructuras que, en sí mismas, no dependieran de la lógica capitalista. Para los agentes comprometidos con lo que podrían ser los precedentes de una idea de cultura libre –una cercana pero también disruptiva con el relato anglosajón de la “cultura libre”– las luchas pasaban por la financiación colectiva o socializada entre los miembros del grupo o asociados, la libre circulación de copias y el libre uso y apropiación de material filmado, la cooperación entre colectivos mediante federaciones para el abaratamiento de costes y cesión de equipos. A su vez, la filmación en formatos subestándar (16mm) facilitaba la distribución y más importante, el uso de este formato permitía situarse fuera de los marcos legislativos de la censura y fuera del marco propagandístico estatal. Así mismo, se abarataba y democratizaba la producción a través de modelos de producción horizontales y participativos con otros grupos afines (coros obreros, clubs del libro, asociaciones de mujeres, etc). Esto facilitaba la generación circuitos de 45 exhibición independiente y de bajo coste o gratuita mediante cineclubs, asociaciones, centros adscritos, etc. En definitiva, se trataba de constituir una esfera pública para o desde la clase obrera y con vistas a incluir a aquellos agentes sociales desposeídos por motivos de género o raza. Algunos de los colectivos que compartieron estas formas de hacer se desplegaron por multitud de países gracias a esa cooperación y libre circulación de contenidos (Prometheus en la República de Weimar, el Workers' Film Movement británico, la New York Kino, la cooperativa Ciné-Liberté en la Francia del Frente Popular...). 4. Algunas experiencias comunales y cooperativistas en territorio británico Si en sintonía con O monte é noso, buscamos antecedentes de experiencias comunales que se documentaron en celuloide y que, además se realizaron desde plataformas culturales alternativas, podemos recuperar un film de 1937 titulado Eastern Valley de Stuart Legg y Donald Alexander para Strand Films y que justamente narraba el proceso de constitución y desarrollo de un “experimento social” cooperativista en una área minera de Gales (Condado de Monmouthshire) tras el proceso de desindustrialización causado por la Gran Depresión. El film se pensó tanto con fines de difusión, para recaudar fondos o ayudas, como para alentar a otros núcleos en situación similar a generar proyectos cooperativos. La película fue financiada, no por una empresa comercial, sino por petición de la Society of Friends, también conocidos como la comunidad religioso-disidente de los cuáqueros, sociedad que impulsó el proyecto. El documento narraba cómo tras los efectos de la Depresión en los valles de Rohnnda en Gales sus ciudadanos se organizaron en la Eastern Valley Subsistence Production Society. Este tipo de sociedades nacían del trabajo voluntario de un grupo de gente por cuyas competencias laborales no podían insertarse de nuevo en un mercado en crisis. De este modo, generando procesos de autoformación junto a otros compañeros y repobladores, se intentaba reconstruir la villa instaurando un sistema cooperativista de subsistencia, retomando los trabajos agrarios de la zona y funcionando mediante el trueque y precios de coste. El film se rodó gracias a la colaboración de los propios partícipes del proyecto sin omitir las dificultades y desacuerdos a los que se vieron sometidos a la hora de poner en marcha la cooperativa. Rastreando un poco el panorama británico, podemos comprobar cómo estas prácticas beben de una tradición cooperativa muy presente. También lo fueron otras fórmulas de agrupación pensadas como modelos de producción alternativos a las relaciones de producción 46 convencionales. Es decir, pensando en este último, es usual ver cómo desde la práctica artística a lo largo del siglo XIX, la recuperación del artesanado y la generación de talleres gremiales o hermandades, funcionaban como modelos para una distribución equitativa de los beneficios, como rechazo a la división social del trabajo, proponiendo espacios para la socialización de recursos y la formación, algo que no se entendía sin la generación de otras formas de vida que tenían como inspiración el retorno a comunidades medievales. Estos movimientos establecían fuertes lazos con el romanticismo y con las corrientes del socialismo utópico, en el intento por generar un proyecto político-económico “integral” que permitiese pensar en otras formas de lo común ajenas a las derivas que había tomado la sociedad del industrialismo. Podemos citar aquí casos conocidos como la rocambolesca St. George Guild (1871) de John Ruskin, según E. P. Thomposon, “prisionera del socialismo feudal” (Thompson: 192). La compañía de St. George fue un proyecto de hermandad que pretendía instaurar un modelo anti-capitalista de vida basado en el amor al prójimo como instancia de autoridad, el uso sostenible de la tierra, sólo a base de trabajo manual. Otro caso, el de William Morris y la Morris&Co. que más allá del diseño de muebles recuperando las tradiciones y materiales locales, ponía en práctica en su taller una regulación justa del trabajo (no alienado) y una estructura horizontal de producción (no distinción entre creadores y productores) y colectivización de beneficios. Muchas de esas experiencias del procomún en cultura se trasvasarían luego a ámbitos como el cinematográfico. En lo que respecta a la experiencia de Eastern Valley, el espíritu del arranca de la tradición británica del movimiento cooperativista. El movimiento cooperativista tiene sus orígenes en 1844 y ha sido defendido por la historiografía reciente como un fenómeno de central relevancia en términos tanto económicos, políticos como culturales dentro de la experiencia de la clase obrera británica, representando no sólo una práctica política si no un nuevo modelo identitario (de cultura cooperativa). Con el estallido de la IGM las sociedades cooperativas contaban con aproximadamente tres millones de miembros en Inglaterra y con unas cuentas que representaban el diez por ciento de la actividad comercial nacional. El año 1946 sería punto de inflexión hacia el declive, con la máxima de 10 millones de miembros registrados. El movimiento cooperativista ofreció también su propia definición de un modo de vida alternativo basado en fomentar una identidad colectiva de compañerismo cuya ideología estaba íntimamente ligada a un “modelo ético de economía” que provenía del fabianismo. En este sentido, cuando en los años treinta la Co-operative Wholesale 47 Society operaba con 192 fábricas y talleres que producían bienes con el valor de 47 millones de libras al año, es algo a destacar que mientras la depresión provocada por el crack del 29 iba en aumento, las sociedades cooperativas suponían cuotas de crecimiento económico. 5. Conclusión Vistas estas experiencias, quisiera cerrar este texto con algunas ideas a modo de conclusión. En los procesos descritos vemos que se comparte una estrategia a la hora de pensar el potencial político del procomún. En todas ellas, se busca crear una cultura integral del común, es decir, un proceso donde no sólo se difundan las experiencias comunales sino que a ello se sumen unas formas de producción, distribución, consumo, etc. de base comunitaria. La estrategia entonces, pasa por la generación de una ecología de lo común que incide no sólo en los contenidos sino en el conjunto de la cadena de producción y en la cadena de valor de, en este caso, producciones audiovisuales. Viendo estos capítulos de la historia del procomún podemos extraer diversas lecciones que deberíamos pensar cómo encarnarlas hoy. Entre otras, que los modos de producción, distribución y consumo, determinan una cultura y unas relaciones más o menos justas entre los agentes implicados. Es decir, los valores fundamentales del procomún. GÓMEZ BENITO, C. (2007): “Modernización agraria, modernización administrativa y franquismo. El modelo educativo y administrativo del Servicio de Extensión Agraria (1955-1986)”. Areas: Revista internacional de ciencias sociales, Nº 26, pp. 131-149. LEGG, S. y DONALD, A.(1938): Eastern valley: the film story of subsistence production. London: Edgar G. Dunstan. ROBERSTON, N. (2010): The Co-operative Movement and Communities in Britain, 1914-1960. London: Ashgate Publishing. RUSKIN, J. (1970): Unto this last : four essays on the first principles of political economy (1862). London: Collins. THOMPSON, E.P. (1988): William Morris, de romántico a revolucionario. Valencia: Alfons el Magnànim. 48 Patrimonio, la trama y urdimbre_Marlene Anaya García la Hace poco acudí a unas conferencias cuyo tema era la custodia del territorio, de Guísamo a Mabegondo, donde se desarrollaron las jornadas, hay unos diez kilómetros; una distancia corta pero en la que se puede observar la característica dispersión poblacional de Galicia. Me refiero al paisaje compuesto por núcleos de población y sus tierras de labor, montes y praderas. Hace parte de la franja de litoral de la provincia de A Coruña. El otoño entra con pereza y la niebla se despeja bien adentrada la mañana, aún predomina el verde, estamos finalizando septiembre. Recuerdo la invitación a escribir que tengo pendiente, hace unos meses tuve la oportunidad de participar en el loguin/gestión del procomún, una interesante experiencia vivencial y formativa apoyada por el Medialab Prado y Loguin_Madrid, en la que nos acercamos desde la diversidad, en el más amplio de los sentidos, a una de las singularidades que ofrece esta tierra, los montes de mano común. Qué hace que mi mente relacione los dos eventos? La conexión está ahí, ambas hablan de gestión. Una desde el marco global de la conservación, en ella es fundamental la iniciativa particular, contando con herramientas legislativas como la Ley 42/2007 del 13 de diciembre de 2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad. La otra se nos presenta como un modelo de gestión de los montes comunales inherente a las comunidades rurales gallegas y cito a Juan Freire, porque con sus palabras define mejor las premisas en las que se basa, que no son otras que las del procomún...”Más allá del estado y el mercado, existen un conjunto de conocimientos y reglas no codificados y de instituciones ciudadanas (muchas veces informales) que se han construido colectivamente a lo largo del tiempo y que permiten el funcionamiento de sistemas cuya complejidad habitualmente no es capturada más que mínimamente por las reglas simples del estado o del mercado”. (http://nomada.blogs.com/jfreire/2010/10/narrativas-digitales-colaborativas-y-procomn.html). No obstante el tema de mis reflexiones no es la custodia del territorio, ni los montes de mano común, es algo que subyace y atañe a ambas cuestiones, igual de relevantes; la base natural y humana que las sustenta, en otras palabras el patrimonio, entendido como un todo, la trama y la urdimbre; medio natural y construcciones culturales que definen la singularidad del territorio, la de las personas que lo viven y habitan. Es su señal de identidad, compartida o no con lugares 49 similares. Como los hermanos, los pueblos guardan similitudes en los usos de sus territorios, pero la huella es como las de las yemas de los dedos, únicas. El patrimonio es el territorio, y el territorio es patrimonio, constituye una construcción dinámica, viva, que no se puede medir en la escala del tiempo humano, aunque si debe acotarse para ajustarlo a las dimensiones en las que nos movemos las personas: los días, los meses y los años, tiempo en el que nuestras acciones siguen configurando el escenario vivo del que hacemos parte y que en un futuro pertenecerá a otras personas. Un antiguo faro que se yergue en el horizonte, un dolmen al que le faltan algunas losas, la silueta de un castro recortada sobre el mar...son las señales de ocupación y uso del territorio en tiempos lejanos. Las fincas sembradas con sus casas de piedra alrededor, los bosques de castaños centenarios, vencidos por el peso de sus frutos en otoño; las viñas en las pendientes riberas del río Sil; otro tiempo, otra gente. Los pueblos marineros con sus calles estrechas en las que aún queda huella de actividades marineras que hoy no se practican; edificaciones emblemáticas destinadas a usos varios. La fiesta del magosto, el antroido, carnaval gallego, la muñeira, danza gallega ligada a la molienda de cereales en los molinos. Todas las épocas y todas las gentes tienen presencia en el legado patrimonial, y sobre ese legado actuamos en el presente, con qué premisas? La de la conservación? La del usufructo? Existe una fórmula a medio camino y nos la estamos planteando? La gestión puede ser la puerta que nos conduzca a respuestas efectivas, pero qué modelo de gestión? Uno en el que quienes toman decisiones parecen desconocer las implicaciones que las mismas tendrán sobre recursos y población? O uno de carácter horizontal en el que se comparta la responsabilidad y el beneficio sea colectivo?. Por otro lado, cuando se habla de patrimonio está implícito el concepto de legado, que nos remite a un pasado colectivo, diverso y vinculado a los usos del territorio. Una herencia que convoca nuestros esfuerzos para que no desaparezca, sin que ello signifique quedar detenidos en el tiempo. El porqué se asienta sobre la base identitaria de usos, costumbres y tradiciones transmitidos en el seno de una comunidad en la que se reconocen sus miembros y, a su vez, son reconocidos por otras comunidades. En la deriva del tiempo actual- siglo XXI- seguimos construyendo patrimonio, material e inmaterial. Sobre una base natural altamente transformada y con la incorpración de instrumentos y tecnologías, las personas y los grupos humanos que formamos generamos nuevos usos y costumbres; podemos decir entonces, que el reto ante el que 50 nos econtramos es el de unir un legado con otro, lo que viene de atrás y lo contemporáneo, lo que hemos recibido y lo que construimos, para darnos continuidad venciendo el peso histórico de avanzar sobre la destrucción de lo existente. En la esquina norte de la península está Galicia, mirando al Atlántico; su orografía singular condiciona los usos, su gente lo sabe, el paisaje habla de ello, la naturaleza se prodiga en el litoral y en el interior, así se ha ido configurando el territorio, generación tras generación. Otros factores condicionan también esa configuración, el devenir de una sociedad no sólo está marcado por su relación con el medio natural y las manifestaciones culturales que surjen de ella, el contexto político y económico propio enlaza con un contexto más amplio que, en estos momentos, tiene una dimensión de orden global. Inmersa en esa realidad la sociedad gallega genera su dinámica particular, produce conocimiento y se enfrenta a la resolución de sus problemas; en distintos puntos del país colectivos de intereses diversos orientan sus reflexiones hacia el protagonismo que tenemos ciudadadanos y ciudadanas en el desarrollo de iniciativas que permitan conservar la base natural del territorio, por un lado, y potenciar el legado cultural, por el otro. El patrimonio cobra vida cuando se deja de lado la opción de ser un pasivo consumidor del mismo y se pasa a la acción creadora, interviniendo de forma activa en él. A lo largo y ancho del territorio gallego encontramos iniciativas de base social, muy interesantes; sus acciones abarcan desde la recuperación de elementos patrimoniales materiales, molinos, pozos, lavaderos, palomares, hórreos; hasta otros que representan el acervo de conocimientos y expresan su puesta en práctica, el magosto relacionado con la castaña, la malla con el maíz por citar apenas dos ejemplos. En ambos subyace el tejido social construído sobre las formas de relación y comunicación, muchas veces extraviado en el carácter individualista predominante en la sociedad actual, no se trata de vivir en el pasado, se trata de asumir el pasado como fuente de riqueza a la que se añade la fuerza que tiene el presente cuando el espíritu que acompaña las acciones emana de quienes conocen en profundidad sus necesidades, es también una propuesta de futuro que siguientes generaciones pueden ver como el legado de la generación actual. 51 Gastronomía e procomún_ Lúa Clara Bretón Guerra /Amagoya Belmonte Miranda Plantar as patacas, e recollelas, intercambio de produtos de primeira calidade, a matanza, compartir o viño porque non hai quen o beba nun ano … Hai algo máis procomún que iso? A terra non é miña, é nosa. Nestas liñas queremos destacar o carácter comunitario que ten para as galegas a gastronomía. Proba disto é que as avoas non saben cociñar para menos de dez comensais, nin saben, nin queren, porque a familia sempre é máis familia ao redor dunha pota de caldo e os amigos sempre son máis amigos co churrasco nas brasas e tomando un viño. En Galicia gozamos dunha gastronomía de calidade e, como non, de cantidade. O mar agasállanos con mariscos que chegan a estremecer, e a terra ensínanos o que é un verdadeiro tomate, unha leituga ou unhas cebolas, iso si, das bravas. A nosa gandería loita cada día para ofrecernos un leite de primeira e unha carne da que todo se aproveita. Pero quizais, o que realmente fai especial os nosos produtos, non sexa a súa calidade, senón que nos conectan como persoas, sacan o animal máis social que hai en nós. Aquí hai un sen fin de festas gastronómicas, pero o que marca o carácter procomún da nosa gastronomía non é só o feito de sentarnos a unha mesa e compartir a nosa riqueza, senón que tamén ven dada pola propia vida do produto: nas aldeas as veciñas xúntanse para plantar as patacas, para facer o silo que logo se lle dará de comer ás vacas (si señores, a carne ven das vacas), para a matanza do porco (si, si, a todo porco lle chega o seu San Martiño) e, como non, para facer a bendima; e o que nos sobra, se parte, se reparte e se comparte, porque repito, a terra non é miña, é nosa. Poderiamos narrar nestas liñas moitas ocasións nas que compartimos penas e praceres en torno a unha mesa (aínda que fora improvisada), as ceas ao carón do río, o viño do país de Betanzos, o cocido de Cambás… Grandes momentos nos que unha pensa que o Universo converxe nese prato, nese cuarto, nesa xente. Poderiamos contar os segredos gastronómicos das galegas e deixarvos abraiadas coa nosa capacidade de dar, de compartir. Pero non o faremos, xa que hai cousas que 52 non se poden expresar, porque non se contan, se viven. Queremos que o descubrades, que o saboreedes, porque en cada bocado e en cada verba hai un anaquiño de nós. Soñei en verde, Soñei en colectivo, en nós. Espertei pero insistín, Quería seguir soñando… E vino, era o verde da nosa terra, Da que nos dá o mellor que ten. Finalmente deixeino ir, Mais ao saír á rúa, estaba aí, Cada galega sabía que nós somos máis ca eu. 53 De vacas y montes_Cristina Gende Seco Voy a contar mi experiencia. Nací en A Coruña hace 38 años. Como muchos de mis compañeros de clase, tenía aldea, dos, a falta de una, la de mi padre y la de mi madre. Prácticamente todos los fines de semana íbamos a la aldea, alternándonos una y otra. Desde hace 20-25 años a esta parte, se fueron introduciendo las modernidades de las que ya gozábamos en la ciudad. Confieso que a veces sentía cierto aire de superioridad por ser de ciudad… Los veranos también los pasábamos en la aldea, sobretodo en la de mi madre. Una pequeña comunidad rural en el interior de Pontevedra. Los recuerdos son de territorio de libertad, olores, días interminables, normas de convivencia propias, a veces difíciles de entender… Tuve la oportunidad de irme a estudiar a Madrid la carrera universitaria, Ingeniería de Montes, pues en algún momento creí que debía dotarme de conocimientos y herramientas prácticas para poder, en el futuro, actuar sobre esos montes. En mis sucesivas experiencias de trabajo tuve siempre una imagen en el horizonte: poder volver a mi aldea a hacer cosas, cambiar cosas, aportar mi capacidad, conocimiento y trabajo para poder mejorar lo que había… Hace tres años que resido con mi familia en mi aldea. Casa de alquiler con terreno, relativamente barata. Me enteré de que se alquilaba esta casa preguntando a algún amigo de la zona y en alguno de los bares que suelo frecuentar. Los montes los cuidan jubilados o gente al jornal, y para eso, se cuentan con los dedos de una mano. La madera valía mucho más antes. Se vive bien en general, cada uno a lo suyo, y si es posible sin pedir ayuda a los demás. Todo queda un poco circunscrito al ámbito familiar. Es frecuente escuchar comentarios de lo mal que está todo, del poco trabajo que hay, de que si el alcalde o político de turno chupa a base de bien, de que todo es una ruina y que es imposible cambiar nada. Instalé mi oficina en casa y dispongo de una muy buena conexión de Internet. En el tema de montes, la incertidumbre es grande. Hay convocatorias de subvenciones que parecen hechas con el cu…, pues difícilmente la realidad encaja con los requisitos de las mismas. Además no se valora 54 el trabajo técnico, y los propietarios no quieren poner nada de su bolsillo, por no hablar de la precariedad de las empresas que ejecutan estos trabajos… Ciertamente, me llama la atención la falta de dignidad de las personas. En Cuba, con muchos menos medios, tienen 10.000 veces más dignidad, lo he vivido. La sensación es la de empezar la casa por el tejado. Pretendía llegar con mi titulito y ya, tener vía libre y medios para cambiar las cosas sin dificultad. La realidad es más compleja y más simple también. Compleja porque no es lineal ni unifactorial. Simple porque una vez que se identifican las carencias del sistema se puede empezar a trabajar sobre ellas. Y se necesita para ello mucha constancia, tiempo, paciencia, prudencia y trabajo personal. Esto último sea seguramente el mayor reto. El desarrollo de las personas como camino para el desarrollo de la comunidad. Y que se haga desde dentro. Los montes vecinales (comunales) son escenarios ideales para la autogestión. Los que cuentan con mayor base territorial podrían en efecto llegar a gozar de una gran autonomía e independencia en un escenario ideal de pequeñas comunidades autogobernadas, en un marco legislativo y comercial adaptado a esas condiciones únicas. La desvinculación con el territorio ha sido muy marcada, y se dan casos de comunidades de montes que albergan parques eólicos y que pagan grandes cantidades de dinero en impuestos, sin llegar a invertirlo en su propia comunidad vecinal. Es una forma de derroche. Las comunidades de montes más activas se encuentran en la zona costera de Pontevedra. Se da una mayor vinculación de los comuneros con la gestión del monte, mayor participación de gente joven, mayor cultura, pues se tratan de zonas con fuerte influencia de las zonas urbanas y metropolitanas de Vigo y Pontevedra. La dimensión territorial de muchos montes vecinales los hace muy apetecibles para algunas empresas muy interesadas en el negocio de producción de biomasa con fines energéticos. Los cambios normativos más recientes (lei 7/2012 de Montes de Galicia) allanan el camino a estas empresas. Nuevamente confluyen dos factores: desvinculación de los comuneros con sus montes y dimensión terrritorial. El primer factor no es más que una consecuencia de la desintegración del modelo socioeconómico 55 existente antes de la realidad que nos inunda, y cuyas consecuencias se manifiestan constantemente (ejemplo de los incendios forestales). El reto es plantear nuevos modelos de gestión acordes a la realidad que queremos ahora y en el futuro. Es ahí donde yo veo una cuestión clave: la posibilidad de autogestión de estos espacios. El segundo factor, ha de entenderse desde el contexto de Galicia, donde la cuestión del minifundismo en el sistema de explotación de la tierra impide su modernización en términos productivos. Se requiere una superficie mínima para poder acometer las inversiones que garanticen su rentabilidad económica. En este sentido, las empresas encuentran unas condiciones inmejorables para desarrollar su negocio energético: alta productividad de los terrenos, condiciones de negociación muy ventajosas, gran disponibilidad de superficie, contratos de larga duración, etc. Las conclusiones de esta mi breve aproximación al monte gallego son: • El lastre que supone la ausencia de alternativa a los modelos de gestión tradicional. • La oportunidad que suponen las comunidades de montes, como sistemas-modelo de autogestión y autosuficiencia. • El posicionamiento estratégico de las empresas vinculadas al sector energético, que ven en los montes vecinales fuentes seguras de recursos en condiciones muy ventajosas para las propias empresas. Quedan para otros artículos los temas de Mujer y medio rural e Intervención estatal. 56 Procomunar. El. Tiempo_Silvia Nanclares (con Jessica Romero a la batería) Desposeídos de la cultura, desposeídos de la sanidad, desposeídos de la educación, desposeídos de la propiedad, desposeídos de nuestro cuerpo, desposeídos de nuestra dignidad, desposeídos de nuestros derechos, desposeídos de otra posibilidad. La historia del capitalismo es la historia de una continua desposesión, la historia de una continua extracción de aquello producido colectivamente. Rubén Martínez, en nativa.cat (Tarareando It was a very good year, de Frank Sinatra) 1.- Hoy, antes de sentarme a escribir este texto cuya entrega llevo demorando siglos, leo una entrevista de alguien con quien trabajé hace tiempo. Un autor, qué mas da quién. Pero un autorautor. Salen de su discurso las palabras comunidad, inteligencia colectiva, común. Me deja picueta, como se suele decir. Interferencia. Me prevengo, quizá siento celos. Yo no doy entrevistas. Yo también tengo ego. Paso de lo autobiográfico y me quedo con lo que pienso que puedo rescatar de esa perplejidad causada por sus declaraciones. Comunidad, inteligencia colectiva... Me doy cuenta de cómo se gentrifican los discursos, las palabras se ponen de moda (supongo, quiero pensar, que partiendo de una urgencia, de una necesidad) y las soltamos al paso hasta gastarlas: colaborativo, abierto, horizontal, procomún... Hasta el término gentrificar se gentrifica, en un bucle infernal. Y me da escalofríos que se nos gasten los sentidos y se conviertan en cháchara, o peor, en pactos tácitos para seguir (nos) la corriente. Que se conviertan en máscara, en disfraz (¡que cómo hacen falta a veces!), en memes sexys pero vacíos, como alguien dijo hace poco en la presentación de la Fundación Comunes al hilo del concepto commons o comunes. Nunca sé explicar que significa procomún, me cuesta ponerlo en pie, nunca lo usaría en una entrevista para hacer opinión cool, me enfada que otros lo hagan alegremente (¿pertenecen a alguien las palabras, puede alguien arrogarse su uso y disfrute en exclusiva?). Procomún. Uf. Prefiero practicarlo. Aunque sea a oscuras. …. 57 2.- Hace dos semanas se murió Agustín García Calvo. Cuando tenía 19 años lo escuché en el Paraninfo de la Complutense en una charla presentación de su libro: No al Tiempo. En ella venía a decirnos, más bien a declamarnos impetuosamente, que el Tiempo era la mayor de las ficciones. Al final de la charla, se levantó un señor (siempre se levantan señores la final de las charlas) y dijo: “Hola, Agustín. Soy físico. ¿Qué hago si dejo de creer en el tiempo?”. Agustín dijo que precisamente había que creer en el Tiempo, pero como Ficción. Como la gran Ficción. Creer. Como se cree en los cuentos, en los mitos, en las historias. “Pero los científicos no creen. Demuestran”. Entonces se abrió una zanja entre el escenario del filósofo y la butaca del físico. Dentro cayó el concepto Tiempo, como Alicia por la madriguera. No había modo de continuar la discusión. A veces las palabras y en especial la interpretación de sus significados, separan a la gente. ¿No estaría bien tener definiciones acordadas de las cosas más abstractas? Muerte, libertad, amor, tiempo... Creer o demostrar. Las palabras. … 3.- Junio de 2012, todavía no se ha acabado el mundo, aunque casi. Nos vamos. Un fin de semana, ese pacto de no tiempo entre el final y el comienzo del ritmazo laborable de las ciudades. Nos llegó una invitación. De Medialab Prado. Del Laboratorio del Procomún. A los que formamos los grupos. No podemos ir todos, vamos algunas. A Galicia, a pasar dos días. Y vamos en autobús, la mayoría, desde Madrid. Allí nos encontraremos con otras personas que vienen de Barcelona y de otros lugares de Galicia. Y no parece, en principio, la mejor idea, pasarse 7 horas en bus para estar en un lugar, sea cual sea, menos de 48. Pero el bus nos obliga a parar. A compartir la cadencia del motor. A ir dejando atrás el acelere de Madrid. Entonces se abre una zanja entre la velocidad de nuestros días y la pausa de todo lo verde, que ahora nos rodea. Dentro cae el concepto Tiempo, como Alicia por la madriguera. El verde nos obliga a irnos mirando más, los que no nos conocemos, y cada vez menos de reojo. Luego frontalmente. Marga Padilla y Eva Aguinagalde, de Login_ nos han preparado una linda ratonera durante el trayecto en bus. Tenemos que jugar y compartir ideas. Nos resistimos, queremos evadiros, mirar por la ventana. No vale. Hemos venido, ya se desvela el objeto del viaje, a estar juntos. Estar juntos, va una definición a vuela pluma: compartir libremente con otros tiempo y espacio. ¿Eso es procomunar? Y se cumple la ecuación: a menos espacio, menos tiempo. A más espacio, es decir, un viaje camino 58 del monte gallego, unas carreteras limpias de ruido y con árboles, puertos, bares de carretera y peajes a los lados da como solución mucho tiempo por cabeza. Y tiempo y espacio compartido igual a intimidad. Y nos da el pudor. La prisa y el estrujamiento de la ciudad nos suele proteger de conocernos. Ja, pues no nos queda nada. Nos internamos en lo rural: el xanadú del tiempo, la fábrica de minutos, el dispensador inagotable de espacios. Hemos llegado. Al tiempo. … 4.- Meses después. El desmantelamiento de nuestro mundo conocido continúa. Ahora, lo de antes del verano, es decir Galicia, el propio verano, la semana pasada, nos parecen lugares y tiempos 59 mejores, sobre los que poder tener nostalgia, por menos desposeídos. Estamos como Indiana Jones, cruzando frenéticamente un puente colgante que se cae a nuestro paso. El abismo a nuestros pies es oscuro y tenemos que seguir corriendo. ¿Sabremos aprender a disfrutar aún en éstas? ¿Se podrá? Ahora estamos dentro de un Gdoc. Jessica Romero y yo tratamos de escribir un artículo a cuatro manos acerca de la imposibilidad de “tener tiempo”, en este caso, para salir a manifestarse, al hilo de los comentarios laudatorios de Rajoy acerca de la “mayoria silenciosa”. Desposeídos de la 60 palabra, a cambio nos regalan silencio. De la individualidad, a cambio nos condecoran con la pertenencia a la masa. ¿Y cómo se pelea el tiempo? Tiempo para el activismo, para estar, para quererse, para perderlo, para salir a la calle a gritar y a organizarse, para pensar, para saber qué quieres salir a gritar a la calle, si quieres salir a gritar a la calle, si sabes qué harás entonces con tu rabia si no puedes o no quieres finalmente salir a la calle. El texto, que nunca pudimos terminar, por falta de tiempo, obvio, dice/decía así: De lo precario y lo político. Entre la esquizofrenia de estar en la rutina y estar en lo político. Cómo se concilia la vida con el activismo, con la lucha, con el salir a la calle en época de crisis. Sabemos que es el tiempo de invertir la pirámide del poder y que la ciudadanía se comprometa más allá de la elección cada cuatro años de los representantes de siglas. Pero, ¿cómo se hace? Cómo podemos ser activas políticamente si tenemos puestas las energías en quitar los números rojos de la cuenta corriente, en pagar los libros del colegio, en buscar trabajo, tenerlo o conservarlo, cumplir horarios imposibles, entregas, turnos locos, cuidados de familiares, cansancio mortal... ¿Cómo incorporamos lo político a la rutina? No time. No energy. Forcejeo. ... 5.- Flash back galego. Volvemos a las montañas, a los montes. Lo que hicimos en Galicia se ha vuelto ahora y cada vez más, una especie de utopía. Un lujo que no sabemos si se repetirá. Ser invitadas por una institución pública para movernos por el monte, para hablar, pensar, decidir algunas cosas, convivir, cuidarnos, conocer modos de organizarse donde lo que se regala al trabajo es el tiempo (gestión procomunal de los montes), escuchar otras maneras de entender la productividad, tiempo habitado (poseído, decidido consciente y libremente su uso), espacios autogestionados, horas de diálogo para ponerse de acuerdo, mirar al infinito, comer como diosas y beber como humanos, escaquearnos de alguna actividad para seguir hablando, para no-hacer, para salirnos del horario, para perder el tiempo, leche, compartir un pan gigante, volver a casa, digerir, dormir, abrazarnos, despedirnos, compartir el cansancio y las experiencias, desear a la vez, echar de menos, recordar. Estar. Haber estado. Ahí. Y 6.- Noche de San Juan. 7 de la mañana. Es decir, mañanita de San Juan. Llevamos horas bailando alrededor de un sound system, una “discoteca ambulante” que nadie sabe por qué, paró al final 61 de la playa en la que estábamos para regalarnos una tanda de temazos imposibles. Nos dejamos invitar a beber, saltamos tímidamente hogueras prefabricadas (somos de ciudad), compartimos los conxuros y el agua de rocío (según dicen, embrujada) en un taxi de vuelta a la casa rural. La resaca de mañana será monumental. Es la segunda luna llena de Junio. Bego, que es de Nueva York, dice que esta noche y este viaje han sido de Once in a Blue Moon. Es decir, inolvidables, irrepetibles. Espero que en adelante no caigamos en la nostalgia barata y que encontremos las palabras 62 (aunque que tengamos que inventárnoslas para que otros las desgasten luego) para explicar algo de lo que seguimos creyendo, que se puede procomunar en los lugares más insospechados, que no todas las respuestas están en las ciudades, que es importante confiar y desconfiar, desbrozar y pelear. Que ya es hora de poseer el tiempo. Pronto, será lo único que nos quede y hemos de saber en qué y cómo emplearlo. …... 63 Un chupito de procomún? _Maruxa G. Quiroga/Francisco G. Quiroga Nesta noite de San Xoán non ían rachar coa costume de pasar unhas horas na lareira, para Xosé este era un dos seus momento máis placenteros do día, sentarse alí mentres falaba un anaco coa súa muller, Antía. Ela quizais tería ido a dar un paseo, pero estaba algo cansa, estivera traballando na leira e tampouco andaba para moita festa. Hoxe era un día distinto, non solo por ser San Xoán, que sempre ten o seu aquel, senón tamén porque o seu fillo, Breixo, voltara de Madrid para pasar uns días, viña acompañado duns amigos que ían estar un tempo coñecendo as experiencias comunais no rural, sobre todo en torno ao monte comunal. Xosé, o pai, non entende moi ben esa visita, pero non ía ser quen de contradecir ao seu fillo, ben maior é como para saber que facer. El pregúntase, “e logo que temos aqui, que non teñen na cidade?”. Xosé é deses homes que co paso do tempo íase facendo máis escéptico coas cousas do seu redor, e iso que tampouco era moi maior, pero, como diría o outro, xa estaba de volta de moitas cousas. Porén, Antía é máis sentida, das que ainda se emocionan cando ten xuntazas familiares e cos foguetes das festas. Antía e Xosé coñecéranse hai moito tempo nas festas do patrón, que non era outro que o San Roque, polo que en agosto había moita cousa que celebrar. Non era que a ela lle chistara moito daquela, máis Xosé era un bo rapaz, como acostumaba a decir ela. E mira, entendíanse ben, Antía non sabía se isto era suficiente, mais queríao, eso si. Índa que hoxe non se ian xuntar cos dos Carneiros, como adoitaban facer no San Xoán e noutras festas, Xosé ía preparar unas sardiñas, cos seus cachelos e o seu pan de broa. Él é un home de bos costumes, sabe desfrutar das boas cousas, as veces en silencio, pero desfrútaas, ou eso semella. Mentres él se poñía co lume, Antía preparaba a auga coas flores, xa estivera pola manciña collendo un pouco de fiuncho, trobisco, malva e sabugueiro, seica, todo o tiña na leira. Cóntanos ela que “esta auga serve para expulsar o mal de ollo, ao amencer, o primeiro que hai que facer é 64 lavarse con esta auga, que xa se sabe que a luz do solsticio non é calquer tipo de luz”. Se te preguntas se Xosé vai lavar a cara ao amencer con esa auga, a resposta é si. El crer, non cre moito, máis… Mentras comían e regaban o corpo cun pouco de viño colleiteiro, falaban dunha cousa e doutra. Hoxe, precisamente, o tema é se o presidente do monte comunal está facendo ben coa idea de alugar o monte a unha empresa de eólicos, os dous coinciden en que eso traerá cartos, e que iso, sempre é bo, ou non? Antía está contenta coa idea, gustálle, “o monte non é o de antes, como cando ía cos meus país a coller leña, ou recoller toxo para as vacas, agora nada disso precisamos...”. Porén Xosé, era máis reacio; a idea de arrendalo durante 50 anos a unha empresa non lle chistaba. Sabía que algo na aldea se ia perder, que ao final o monte era algo que unia, ou así o veia el pólo menos. “É que a aldea non é so casas e leira, senon que é moito máis” pensaba el. De súpeto petan, era Breixo, o seu fillo, un rapaz non moi alto, pero tampouco baixo, cos seus ollos claros, e sempre cun sorriso. Viña acompañado de Irantzu, unha compañeira de Madrid, hacker, máis alta que Breixo e tamén con ese sorriso que ao velo, pensas que boa persoa é. Aproveitando a ocasión, Xosé saca daquel armario que ten ao carón da lareira, unha das botellas de licor café. Unha das cousas que Breixo máis botaba de menos era o seu licor café. Cada vez que lle daba un grolo se lle pasaban nun flash tantas e tantas festas que pasou tomandoo. Bebelo é como un folgo de vida, de estar no seu sitio, e sentirse el mesmo, e non ese el outro que as veces sentía estando en Madrid. Pero ese é outro conto, non nos desviemos. Así entre pito e licor café puxéronse a falar do monte comunal de San Paio, o da súa aldea. Xosé explicáballes que iso leva alí toda a vida e que os pais de Antía lembrábanse del dende cativos, “iso debía estar alí dende que se fixo a igrexa polo menos, e iso que é románica” decía a nai. Irantzu está cós ollos como pratos, pendente da conversación; gústálle o que escoita,e si comunidade, que si bens, que si normas... Xosé decíalles “o que facemos é traballar un pouco entre todos, que se non sos, non poderíamos facelo”. Porén Antía, non o vía así, para ela o monte era escravitude, lembrábao como algo de moito traballo, “ir coa mamá a recoller o toxo, ai!, o que traballamos, meu fillo!”. 65 Entre conto e conto, Irantzu sigue a ollar todo ao seu redor. Lembrálle moito a cando comezaran a traballar no desenvolvemento do proxecto de software libre http://kune.cc/. Ela é moi amiga de traballar en rede, sempre atopa tempo. A idea de comunidade e a de compartir tempo cos mais, gustálle moito. E sabe que non é sinxelo, mais síntese máis persoa, menos obxecto consumidor. Hoxe Xosé estaba contento. Non sabía moi ben por qué, pero entendíase ben con Irantzu, falaban unha mesma linguaxe, que non lingua; o Xosé so falaba galego, esta é a súa língua de seu. Pero coincidir cunha persoa que che entenda, e que comparta o que dis, non occorre a miúdo. El laiábase moito diso, por iso as veces, daba a impresión de que xá non entendia as persoas. O resto das compañeiras que viñan con Breixo e Irantzu xa levan um tempo preguntando por onde andarán, o WhatsApp non paraba de soar, esto dos grupos… ! Ningún dos dous tiña ganas de irse, pero a botella so lle quedaba un chisco, para un par de chupitos, así que deciden tomarse a derradeira e ir canda as outras. A noite xa via rematando, xa son as tres da madrugada, xa son horas, disque. Pero antes, Antía móstralles o agasallo que lle deu o outro día o seu home, era unha peza de madeira tallada, por um lado había un monte no que bailaban as mulleres, os homes, as árbores e os animais. Polo outro tallara un anaco dun poema de Aviles de Taramancos que di: “Non é vento nena non; é o meu corazón que ouvea. Escoita, é o meu corazón.” 66 Presentación de “Making Worlds”: construyendo los comunes en Nueva York_Begonia Santa-Cecilia y Luis Moreno-Caballud (con ayuda de otros amigos de Making Worlds) Vacas y rascacielos En agradecimiento a la enorme generosidad de las gentes con las que tuvimos la suerte de compartir el viaje a un monte comunal de Galicia organizado por Login_ y Medialab en el verano de 2012, lo menos que podemos hacer es contar un poco algunas de las razones que nos llevaron a meternos en ese autobús con ellos. Por eso queríamos compartir unas notas sobre lo que andamos tratando de hacer algunos amigos que nos hemos juntado en Nueva York para trabajar alrededor de las prácticas de los commons. Nuestra condición de españoles que llevan tiempo fuera se suma a todas las otras dificultades que de por sí tenemos en nuestras vidas “neoliberalizadas” para tejer vínculos sostenibles, que puedan llevarnos más allá de la lógica del intercambio instrumental. Pero hay que intentarlo, ¿no? Ahora en el Telediario le instan a la gente joven constantemente a que se marche de España, como si fuera tan fácil. Como si no significara nada romper con todos los lazos cotidianos, con la gente a la que cuidas y que te cuida, con el idioma, con las formas de vida que uno conoce. Da igual todo eso, nos dicen, lo importante es el Sacrosanto Yo y su carrera de obstáculos (a veces obstáculos humanos) para conseguir ser Alguien, no importa dónde ni cómo. Claro que por otro lado irse es maravilloso, claro que sí. Reinventarse, vivir en sitios donde algunas cosas se pueden cambiar. Pero no es tan maravilloso si estás obligado. En cualquier caso nosotros nos fuimos. Algunos nos fuimos sin saberlo, sin darnos casi cuenta, nos fuimos quedando fuera, hasta que ya no podíamos volver. Algunos fuimos tan inocentes que sólo nos dimos cuenta de lo que éramos unos años después de habernos ido: emigrantes. ¿Qué es? “Making Worlds: la coalición de los comunes” es un espacio social o una red hija del 15M y de 67 Occupy Wall Street. Una alianza, un no-grupo, una zona abierta de afinidad, una herramienta para la construcción, visibilización y defensa de lo común que quiere heredar la inclusividad de los movimientos (“el 15M somos todos”, “We are the 99%”) y su capacidad de transformar la vida cotidiana. Surge en torno al primer Foro de los Comunes que tuvo lugar en Nueva York en febrero de 2012 y decide mantenerse más allá de él para seguir construyendo y defendiendo lo común: los cuidados, afectos, relaciones, recursos que compartimos y hacen posible nuestra vida, todo aquello que nos sostiene precisamente porque lo compartimos y que, por tanto, no debe ser apropiado por unos pocos. Making Worlds no quiere ser un grupo. No queremos ser otra “marca” más, otra identidad que tiene que afirmarse ante las demás, competir por la atención en el espacio social. Making Worlds eres tú. Es cualquiera, porque todos necesitamos siempre hacer mundos comunes, aunque a veces no nos demos cuenta (¿acaso nos levantaríamos cada día de la cama si no fuera por todo lo que compartimos, por todo lo que hemos heredado, por todos los que nos cuidan?). Temblores Algunos de los momentos que podrían explicar el proceso que lleva a Making Worlds son notablemente temblorosos. Muchos de ellos tiene que ver con encuentros entre desconocidos, y se podrían plantear como preguntas: ¿Qué hacen unos españoles blancos de clase media y mediana edad en casa de una octogenaria afroamericana que está en peligro de ser desahuciada? 23 de agosto de 2011: mientras Ms. Mary nos agasaja con su excelente pollo frito y nos habla de la necesidad de ayudarse entre vecinos, nuestras sillas de madera empiezan a moverse de lado a lado. Una sensación como de mareo, pero luego te das cuenta de que no eres tú, sino todos; es que el suelo bajo nuestros pies se está moviendo. No es (sólo) una metáfora: se trata de un pequeño seísmo de magnitud 5.8 en la escala Richter con epicentro en Virginia, pero que se sintió claramente en Brooklyn, y especialmente en casa de Ms. Mary. En esa casa frágil y amenazada de desahucio, esos españoles probablemente nunca hubieran entrado si meses antes miles de personas no se hubieran juntado en la Puerta del Sol para provocar otro terremoto. Nunca hubieran probado ese pollo frito. Nunca se hubieran producido la serie de encuentros repetidos, frágiles y fértiles que han desafiado nuestros recorridos cotidianos, que nos han “sacado de 68 nuestras casillas”, en ese Monopoly urbano en el que tratamos de tender puentes, abrir plazas, crear mundos. Onda expansiva No importa lo que le haya pasado después al 15M. No importa lo que tú pienses que le ha pasado al 15M. Llámalo como quieras, esto es algo muy viejo y a nosotros fue el 15M el que nos animó a hacerlo: estar dispuestos a hablar con desconocidos, a crear lugares acogedores en que los diferentes puedan ver cómo hacen para vivir juntos sin machacarse unos a otros. Sin pasarse la vida compitiendo por el prestigio, la atención, la razón o los recursos. Porque sabíamos que un país podía pasar de la depresión y el cinismo a la auto-organización y la dignidad: por eso asistimos a las asambleas de Tompkins Square donde se empezaba a preparar la ocupación en Nueva York, aunque fuéramos cuatro gatos. Porque habíamos visto como un movimiento masivo, de todos y de nadie, podía surgir de la noche a la mañana: por eso hicimos circular el slogan “We are the 99%”, cuando vimos que Occupy tendía a volverse demasiado cerrado. Porque sabíamos que la clave era que todo el mundo se sintiera bienvenido: por eso insistimos en poner mesas de información a Zuccoti Park, en colocar carteles explicando las actividades, en organizar foros y discusiones abiertas a quienes pasaban por allí. Occupy Wall Street fue una réplica del terremoto Sol, y Making Worlds pretende ser un tsunami permanente. Pero eso del 15-M y Occupy ya pasó, ¿no? Es curiosa la que a veces tenemos por decir que el 15M y Occupy ya han desaparecido, que nunca cambiaron nada, que en realidad nunca quisieron cambiar nada. El problema de ese lenguaje que pretende hablar desde fuera es, justamente, desde dónde habla. Porque, ¿no habíamos quedado en que el movimiento éramos todos? El orgullo y la humildad de Making Worlds es el haber apostado por el 15M y el Occupy que tenía sentido para nosotras, el 15M/OWS de cualquiera, el hospitalario, el común, el que tiene ganas de hablar con desconocidos. No el 15M/OWS sectario, no el autoritario, no el que te exige un carnet de “activista”. Somos personas. Sin necesidad de pedir permiso a nadie: nosotras somos el movimiento tanto como cualquiera y nuestra política de la hospitalidad es por tanto la política del movimiento, aunque no sea esa la que sale en las portadas de los medios masivos. 69 Mientras la España bipolar pasaba en tiempo record de la euforia de las acampadas al bajón generalizado (como en aquellos tiempos en que los equipos deportivos nacionales perdían siempre como por efecto del pesimismo ambiental), la América autista trataba rápidamente de convertir los movimientos en una marca más de su supermercado sangriento, y se inventaba líderes, héroes y gestas. Pero muchas personas no se han conformado con volver a esas pautas de podredumbre. Algunas hemos tratado de defender un espacio común y problemático precisamente porque no es ni perfecto ni imposible. Hablar con desconocidos agota, los malentendidos y desencuentros son miles, y lo más difícil por supuesto es que no se quede todo en palabras, que compartamos también otras cosas que nos sostienen (tiempo, capacidades, recursos, etc). Todo esto es muy difícil, pero más difícil es aún, y más te pudre aún por dentro, el hacer como si los otros no existieran, el pretender que no vale la pena hacer el esfuerzo porque todo está fatal. ¿Cómo? Canalizando la energía de Occupy hacia la construcción de comunes. Poniendo a hablar a Occupy Queens, Occupy Staten Island, Occupy Brooklyn, etc. con las organizaciones que llevan años en sus barrios sosteniendo formas de ayuda mutua en relación con la vivienda, la salud, los cuidados, la educación, la cultura, el estatus legal. Poniendo a hablar a gente con gente, gente con la que tal vez nunca hubieran hablado. Explicándole a todo el mundo nuestra versión: Occupy es de todos, no hay que pedir permiso a nadie ni ir a ninguna reunión para “ser de Occupy”, no te tiene que detener la policía, no tienes que ser “activista”. Convirtiendo a Occupy en una red de construcción y defensa de comunes concretos: esta cooperativa, este centro de cuidado de niños, este jardín comunitario, etc. Poniéndonos en red, sacándonos de nuestros sectarismos, siendo capaz de hacer lo nuestro y a la vez de conectar con lo de otros. Organizando un Foro de los Comunes en febrero de 2012 y otro en marzo de 2013, en los que se explicaron decenas de maneras de hacer lo común, desde experiencias situadas y también desde la imaginación y la teoría. Y sobre todo, no agobiándonos por todo lo que no hacemos y lo que habría que hacer, consiguiendo un clima vital en el que nos ayudamos unos a otros a no desarrollar el “stress del activista” ni tampoco “la autocomplacencia del voluntario”. 70 Formatos La insistencia en la organización de encuentros informa el propio carácter de este “un-group”. En ocasiones, se presenta la pregunta de si somos un grupo dedicado a una labor didáctica, de formación de “conciencia” acerca de una cuestión (los comunes), que estaría destinada a conformar una suerte de “contenido” que ofrecemos a Occupy. Sin embargo, más bien podría decirse que Making Worlds existe en una práctica del encuentro. No es tanto lo que unas ciertas personas hacen, sino las conexiones que ayudamos a producir. Esta práctica del encuentro adopta diferentes formatos: a) Conversaciones Una práctica usual del grupo es producir encuentros y conversaciones. Alguien se puede preguntar: ¿pero para qué encuentros? ¿qué tiene que ver la política con el encuentro? Para nosotros, los encuentros potencian los puntos de contacto entre grupos, y hacen posible perfilar la búsqueda y la construcción de lo común así como también nos plantean como desafío la continuidad. Diríamos que para nosotros lo común procede de ese modo: no pre-existe como una esencia que necesitamos “recobrar” sino que se produce permanentemente, se crea. Sin embargo, a diferencia de una postura más “postmodernizante” de la política, esto necesita de un trabajo de permanencia que transforma lo que de otro modo es algo fugaz, efímero. El lema de “hacer mundos” quizás nos va llevando a reconocer la necesidad de postular proyectos a largo plazo, ya sea dentro de la línea de las conversaciones como en la de proyectos de investigación. b) Mapas En el foro de febrero de 2012, Silvia Federici sugirió que quizás fuera la historia “el primer común”. Siguiendo esa idea, un formato habitual de encuentro consiste en la anotación colectiva en rollos de papel de fechas, eventos, informaciones, palabras relacionados con una cuestión, con el fin de que estos mapas nos ayuden a construir colectivamente un saber, un “sentido común” y compartible de las crisis, los diferentes ritmos y temporalidades de los acontecimientos que estamos viviendo. Hemos hecho mapas de Occupy, de las crisis del euro como se manifiestan en España y Portugal, y la idea es seguir... c) Colaboraciones 71 Esta línea de actividades consiste en hacer trabajo comunitario con grupos que ya existían antes de Occupy y que a raíz de la emergencia del movimiento adquieren otra visibilidad y consistencia. Por ejemplo, algunos de los hispanohablantes, hemos estado participando en un grupo de estudio de socio-praxis (“Investig-Acción”) con miembros de La Unión, una organización de inmigrantes, en su mayoría mexicanos, que trabaja en el barrio de Sunset Park (Brooklyn). Otros participantes han postulado una línea de trabajo de lo común en conexión con un grupo de Occupy llamado Arts & Labor en el que se plantea conectar diferentes organizaciones y reflexionar en el arte como común. Ambos proyectos implican un trabajo más localizado (sea en la temática o en el espacio), sirven como experimentaciones sostenidas más a largo plazo que nos ayudan a explorar, entre otras cosas, posibilidades de otras formas de organización y trabajo político. d) Manual Después de la celebración del Foro de los Comunes en este año 2013, tenemos la idea de generar un pequeño “manual” sobre los Commons con el que se pueda hacer más accesible el término a la vez que difundir las diferentes formas en que se ha venido trabajando y teorizando sobre ello. Aunque, como decíamos más arriba, Making Worlds no interviene como un grupo educativo o divulgativo, sí entendemos que un material de este tipo - toda vez que sea capaz de combinar nociones teóricas con saberes prácticos centrados en el cómo, en el “how to”- puede ayudar a plantear giros interesantes en las prácticas de Occupy. En último término, nos gustaría que el foro y el “manual” sirviera como pequeños pasos hacia la organización y proliferación de protoinstituciones del común. De nuevo, traer la noción de los comunes no sólo como un recurso a reclamar, sino como un concepto que ayuda a impulsar proyectos, procesos de construcción: establecimientos comunidades. 72 La experiencia del Laboratorio del Procomún de Medialab-Prado en el ámbito rural_Patricia Larrondo Medialab-Prado, en colaboración con Login_Madrid (Margarita Padilla y Eva Aguinagalde), puso en marcha una serie de viajes para conocer sobre el terreno la gestión de bienes comunales en algunos lugares de España. A propuesta de uno de los colaboradores de Medialab-Prado, Fran Quiroga, nos desplazamos a Galicia. Mediante una convocatoria abierta a la participación de cualquier interesado, y un llamamiento a la comunidad del Laboratorio del procomún, en 2012 se han hecho dos viajes, uno en abril a la Sierra Norte de Madrid (Berzosa del Lozoya y El Berrueco) y otro en junio, a Betanzos, Galicia. En ambos viajes nos acompañó la cámara de vídeo de Stéphane Grueso (colaborador del grupo de trabajo 15M.cc) para que posteriormente se edite un documental, o archivo audiovisual, donde se recogerá la experiencia en ambos casos. El Laboratorio del procomún de Medialab-Prado Desde mayo de 2007, bajo la dirección de Antonio Lafuente, Medialab-Prado ha articulado un discurso y una serie de acciones y actividades en torno al procomún, enmarcados dentro de la línea de trabajo denominada Laboratorio del procomún. ¿De qué estamos hablando cuando hablamos del procomún? Pro: provecho / a favor de lo común. Con este concepto buscamos expresar mediante un término nuevo (recogido del castellano antiguo) una idea antaña: que algunos bienes nos pertenecen a todos y que en conjunto forman una comunidad de recursos que deben ser activamente protegidos y gestionados. Está constituido por las cosas que heredamos o creamos conjuntamente y que esperamos legar a las generaciones futuras. Pertenecen al procomún los recursos naturales como el aire, el agua, los océanos, la vida salvaje y los desiertos, y también Internet, el espacio radioeléctrico, los números, los medicamentos, las recetas de cocina o los chistes. Además de abundantes creaciones sociales: bibliotecas, parques, espacios públicos, la investigación científica, las obras de creación y el conocimiento público que hemos acumulado durante siglos9. 9 73 Parte de la definición está recogida de la web de Medialab-Prado: http://medialabprado.es/laboratorio_del_procomun Procomún es utilizado como traducción de la palabra commons (bienes comunes/procomún) que Elinor Ostrom (Premio Nobel de economía en 2009) nos ilustra en su libro Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action (1990). En el Laboratorio del procomún, al igual que en los talleres de producción de Medialab-Prado, se reúnen personas de ámbitos diversos como la filosofía, la ecología, el activismo, el hacktivismo, el derecho, el urbanismo, el arte, el periodismo o la política económica. Existen diferentes grupos de trabajo que se reúnen periódicamente y trabajan online para debatir y planificar acciones que nos ayuden a concienciarnos sobre el valor de los diversos "procomunes" y sobre los peligros que los amenazan. Desde hace unos años su modelo se ha convertido en un referente, no sólo en Madrid, sino también, ha sido replicado en países latinoamericanos como México y Argentina donde se han puesto en marcha otros Laboratorios del procomún. Algunos integrantes del Laboratorio del procomún solicitaron generar otros espacios de encuentro fuera de la sede habitual de Medialab-Prado, para seguir suscitando el debate en otros contextos, en otros lugares, y así poder discutir insitu sobre la problemática de gestionar ciertos recursos materiales e inmateriales que en muchos de los casos se ven amenazados, privatizados o devastados. Para dar respuesta a esta demanda, Medialab-Prado decidió salir de sus muros para dar(nos) la oportunidad de conocer a otras comunidades en su entorno, y poder cambiar nuestras metodologías habituales, propias de las reuniones generales y dentro de un contexto mas teórico, para generar otras dinámicas y utilizar otras herramientas más adecuadas para estos nuevos espacios. En las reuniones del Laboratorio del procomún se debate tanto de las cuestiones inmateriales, como pueden ser el conocimiento y los ámbitos digitales relacionados sobre todo con el software libre, los derechos de autor o la cultura comunitaria; como también con contextos tan materiales como el campo, las tierras, las semillas o el cuerpo. Unir estos dos tipos de procomunes y compartir con otros las experiencias, generando un espacio de diálogo, fueron las claves para que una de nuestras excursiones se centrara en visitar el monte comunal de San Antón, en la parroquia de Mántara, en Irixoa (Galicia). 74 Viaje a Galicia Durante un fin de semana la comunidad de Medialab convivió con diferentes iniciativas gallegas, compartiendo tiempo y espacio con José Manuel, uno de los vecinos que gestionan el monte comunal de San Antón; con Mercedes, la directora del Consello de mayores de Vigo de Paderne; con Lidia Senra, exlíder del Sindicato Labrego Galego; y con integrantes de la Red Galega de Sementes. Conociendo(nos) y compartiendo siempre bajo el paraguas del procomún. O al menos intentando identificarlo en los momentos que no era tan evidente. Ya desde principio, en el autobús de camino a Galicia, hablamos sobre cómo recoger setas de manera sostenible para evitar su deforestación; surgieron semejanzas entre las maneras de intercambiar información bajo sistemas P2P y el intercambio de semillas; identificamos conexiones entre las formas de relación campo/ciudad; los modos de relacionarnos en Internet y en la ciudad; simulitudes entre las maneras de organización del 15M y Occupy Wall Street. Todo empezó a fluir de manera orgánica. Parecía que no íbamos a dejar nada para cuando llegáramos a nuestro destino. Con la ayuda de las dinámicas propuestas por Marga y Eva para identificarnos y saber el nombre de nuestro compañero y compañera de viaje, el trayecto de ocho horas pasó volando. Personas de diferentes ámbitos pero unidas por el procomún: Silvia Nanclares y Jessica Romero del grupo de trabajo #bookcamping; Alejandro Martín de guifi.net Madrid; Vicente Ruíz Jurado de Move Commons y Kune; Beatriz García de Memoria y procomún; Adolfo Estalella, un antropólogo que junto con Jara Rocha han escrito un trabajo de recopilación sobre el Laboratorio del Procomún durante los 75 últimos en 5 años10; Azucena Klett y Zoe Mediero de Intermediae; Stéphane Grueso (con su cámara) del grupo 15M.cc; Daniel Fernández que puso en marcha el Laboratorio del procomún en el Centro Cultural de España en México; Luis Moreno-Caballud y Sonia de Occupy Wall Street; Mónica Cachafeiro, Sonia Díez Thale y Patricia Domínguez Larrondo de Medialab-Prado. Llegamos ya oscureciendo al Pazo da cruz en Betanzos, donde nos alojábamos. Allí nos encontramos con Rubén Martínez de Empresas del procomún y Ana Rodríguez que venían de Barcelona. También nos esperaba Alberto, del ámbito forestal que viajó en su coche desde Madrid. Nos recibieron los dueños del pazo junto con Fran Quiroga y las cocineras Lúa y Amagoya que nos acompañarían durante el resto del viaje. La mañana del sábado se nos presentaba repleta de actividades y visitas y nuestro autobús se llenó de gente que vino desde Galicia que nos acompañaría todo el día. A través de la convocatoria de la web de Medialab-Prado se animaron a venir Dani de guifi.net Galicia, Marlene, Cristina, Lina, Clara, Antonio, Noelia, Miguel, etc. Durante nuestra visita al monte pudimos descubrir cómo se organizaban los vecinos para gestionar los recursos sin que se reinvirtiera en ellos una contribución económica, ya que el dinero lo obtienen por otras fuentes, con otros trabajos. Lo que les une tiene que ver más con la manera de organizarse, colaborar y participar dentro de una comunidad a la hora de gestionar unos recursos comunes. Cómo mantener la sostenibilidad de unos recursos bajo ciertas leyes de gobernanza y cómo se mantiene esa comunidad que no siempre es fácil, fuerte, simpática o agradable. Con sus defectos, con sus problemas entre vecinos, y también con sus reivindicaciones. “Un monte común no es una empresa, no se puede sobreexplotar, y eso es algo que les cuesta entender tanto a la Administración como a los propios comuneros”, asegura Jose Manuel en una entrevista para El País de Galicia. Su objetivo fundamental consiste en “mantener el monte cuidado para que las próximas generaciones lo puedan aprovechar”. 10 Además han realizado un trabajo para la revista académica Teknokultura contactado con colaboradores del Laboratorio del procomún de Medialab-Prado y con otros colaboradores cercanos, naciendo así un monográfico sobre el procomún. 76 Tras conversar con José Manuel y recorrer el monte, nos detuvimos para realizar unas dinámicas específicas que habíamos preparado junto con Login_Madrid, dirigidas a pensar el procomún desde sus tres pilares: recurso, comunidad y gobernanza. Divididos en 3 grandes grupos las actividades consistían en recoger conceptos adquiridos durante la visita. Un ejercicio para intentar comprender, aprehender y conocer el procomún, desde la gestión del monte de San Antón. Acompañados por estas metodologías, propias de los juegos, nos sumergimos en las complejidades del procomún. Después de la comida nos reunimos en grupos para para elaborar una ontología y posteriormente crear diferentes discursos con los términos obtenidos tras las dinámicas de trabajo realizadas en el monte. Una manera de recoger el conocimiento adquirido tras la vista La tarde la dedicamos al consello de mayores. Visionamos un documental donde se recogía cómo los vecinos del pueblo se organizaron para traer agua al pueblo y dotarlo de infraestructuras gracias a sus manos y esfuerzos, trabajando codo con codo y en comunidad. Era la noche de San Juan y algunos bajaron a la playa a saltar las hogueras. Noche bruja y de conxuros. Al día siguiente vino a visitarnos al pazo donde nos alojábamos Lidia Serna para conversar con ella sobre soberanía alimentaria, la comercialización de alimentos en circuitos cortos y la recuperación y 77 mantenimiento de las semillas locales, como patrimonio común de los pueblos, entre otras iniciativas. Preparados para volver a Madrid, el autobús hizo parada en Vixoi (Bergondo) A Coruña para conocer a Javier Seijo para que nos hablara sonbre la gestión de un huerto comunitario. En un tweet recogimos nuestras impresiones del viaje y de nuevo 8h de carretera para volver a Madrid. ¿Se han cumplido las expectativas, los objetivos? Esperamos que si. Tras conversaciones con los participantes y tras una evaluación posterior entre Marga, Eva, Fran y Medialab-Prado, podemos avanzar que se han cumplido expectativas, se han conseguido muchos propósitos, han nacido nuevas relaciones, se han generado ciertas situaciones y han surgido encuentros inesperados. Sólo nos queda agradecer tanto a los organizadores como a los participantes por su disposición y entrega. Por dedicar un intensivo fin de semana a pensar y repensar el procomún, a vivirlo, olerlo, discutirlo y señalarlo. Gracias! 78 Traducciones PROCOMUN EN EL MONTE DE SAN ANTON Cuando tienes que hacer de anfitrión delante de un grupo de personas venidas de realidades muy distintas y distantes, tienes un poco de miedo de cómo acometer la presentación de la realidad en la que van a sumergirse. Echas mano de un pequeño guión preparado de antemano, pero en medio del monte y el cielo los parámetros son distintos que estando sentado en una mesa, sea esta redonda o cuadrada. Partiendo de ese pequeño guión, esto fue mas o menos lo que les conté sobre la realidad del Monte Veciñal en Man Común de San Antón, en algún caso también irá lo que les quería contar pero quedó en los recortes del tiempo. segunda, esta esquina de la Península somos un pueblo con historia propia, somos un país, algo que no siempre se entiende desde La Meseta. Podemos discutir como nos incardinamos en la configuración del mundo actual, pero somos un país. Paso ya de los detalles de análisis artístico de la capilla, esto no es un trabajo para matrícula. Le dije a este grupo que no iba encontrar aquí la comunidad perfecta, pero si una comunidad viva, con todos sus problemas de organización y gestión, con todas sus ilusiones y desilusiones. La historia reciente de esta comunidad usuaria Cuando estamos aquí en este alto sobre la ría del Monte empieza allá por los años sesenta, de Betanzos, rodeados de monte y prado, conviviendo por aquel entonces pinares podemos respirar hondo y exclamar “que buena implantados por el ICONA y aprovechamientos vista”, siempre que no haya niebla. Pero si vecinales de tojos y pastoreo, no exentos de ahondamos un poco más podemos hundir la algún que otro choque con aquel organismo. Por mente en la historia, digamos hasta seis mil aquellos tiempos herederos del Marqués de años. Figueroa quisieron apropiarse del Monte dando 1) Estamos rodeados de “mamoas” que lugar a un juicio en el que el Ayuntamiento lo conforman posiblemente restos de una defendía como municipal. Resumiendo mucho, gran necrópolis, y porque no, de un un defecto de forma dio al traste con las centro de culto donde buscar remedio a pretensiones feudales y el monte fue declarado los males de aquel tiempo. La ermita de vecinal. En el año 1982 fue catalogado como San Cosme oficialmente se data entre los Monte Vecinal en Mano Común para ser siglos XIII y XIV, pero es suficiente ver administrado por la recién constituida como están configurados los muros para comunidad integrada por unos cuarenta vecinos ver que posiblemente podamos buscar su de Mántaras y Cela, llenos de ilusión y con ganas origen más atrás, posiblemente de trabajar. cristianizando ese centro de culto pagano con la bendición de los santos Como todos los proyectos tuvo esa fase Cosme y Damián. Un tercer día de fiesta ilusionante de arranque para pasar a una estaba dedicado a San Miguel. ¿A qué segunda de merma de fuerzas al no ver viene esta retórica si vamos hablar de rendimientos rápidos y claros. Se produjeron los una explotación ganadera? Solo dos primeros abandonos quedando unos diecisiete. cosas: aquella gente posiblemente Como en la mayoría de los montes comunales, aprovechara este bien como común y la las tensiones, la avaricia y las envidias dieron 79 lugar a litigios cruzados y de signos distintos. Mano Común, en los que se entra y se sale sin Como algunos no entendieron el sentido de la nada, solo con el usufructo razonable. propiedad germánica, el censo pasó después por Considero importante remarcar que hablamos once, por nueve y hasta por cuatro. Pero poco a siempre de comuneros y no de socios. Los poco, claro que de modo gravoso siempre para comuneros son consultados para todas las el Monte, se fue recomponiendo la Comunidad y decisiones importantes de modo totalmente hoy el censo está en sesenta comuneros. Me democrático. ahorro las peripecia judiciales, porque no procede y porque lo importante es mirar para Después de esta pincelada del factor humano adelante. paso al elemento físico. Redondeando, son casi 200 Has. de terreno de calidad irregular Empieza así un proyecto fuertemente dedicados mitad a ganado de carne y mitad a subvencionado que se complementa con el producción forestal, principalmente pino, trabajo y la ilusión de los vecinos y también con siguiendo una costumbre monocultivo una pequeña aportación económica. Analizando empezada por el antiguo ICONA, pero que no la trayectoria de la Comunidad, hoy se echa de tiene porque ser lo mejor para la estabilidad menos un poco mas de seguimiento del medioambiental de nuestros montes. En la proyecto y también asesoramiento legal. Si miro actualidad tratamos de preservar al menos una atrás veo una población más numerosa y joven. cantidad pequeña para plantas autóctonas, tarea Esto es muy importante porque en estos treinta no exenta de dificultad, puesto que hay que años el cambio fue brutal: ahora la mayoría de convencer a algunos comuneros de la los vecinos son jubilados y los hogares van importancia de la biodiversidad frente al lucro a quedando vacios. En este contexto tenemos que corto plazo. La calidad en la explotación paso por preguntarnos si el Monte Común es una diversas etapas, teniendo tal vez su momento de empresa o qué tipo de realidad es. Propongo mejor dirección, desde el punto de vista técnico, establecer unos paralelismos entre los órganos cuando menos vecinos tenían acceso como de una empresa y los de la Comunidad: Consejo comuneros. Pero la filosofía del Monte en Mano de Dirección – Junta Rectora y Asamblea de Común no es restrictiva en número de Accionistas – Asamblea de Comuneros. En los participantes y desde luego nunca pude estar al dos casos se toman decisiones, pero son servicio de lo privado en detrimento de lo realidades muy distintas. Los comuneros ni común, esta es una condición para su compran su participación ni corren riesgos con supervivencia. También el Monte en ciertos ella, les viene dada por su entorno vital por lo momentos fue factor de supervivencia para la que es claro que deben cuidarla para trasmitirla comunidad y yo no desecho que pueda volver a a las generaciones venideras luego de serlo. Un ejemplo de esto último es la existencia usufructuarla. La Junta Rectora no está integrada de traídas de abastecimiento de agua que por especialistas, sino que es elegida priman sobre cualquier otro extremo por su democráticamente por los propietarios en importancia para la vida de la comunidad de común para defender la suma de intereses de la vecinos. Si la explotación del monte fuese Comunidad, no siendo siempre lo más privada tarde o temprano habría choques. importante los rendimientos inmediatos. Una Imaginemos el futuro de estos abastecimientos empresa incluso podría tener fecha de de agua siendo invadidos por plantaciones de caducidad, el monte común no. Lo que no cabe eucaliptos. duda es que la filosofía de los rendimientos inmediatos por encima de todo, está presente En cuanto al modo de cubrir las necesidades de en algunas pretensiones, siendo una fuerza trabajo, se hace mediante una persona peligrosa para la filosofía de los Montes en contratada a media jornada y mediante 80 aportaciones voluntarias personales que son y luego practicarle retención del IRPF al compensadas con dietas. La evolución de la perceptor. Si añadimos a esto que el volumen población cambio mucho el modo de acometer económico es reducido y el número de los trabajos, especialmente los de temporada, comuneros alto, veremos que la repercusión en básicamente la recogida de forraje. En los años la economía en las familias nunca será ochenta la necesidad de mano de obra era significativa. Solo algún aprovechamiento mayor y la posibilidad de los vecinos de aportarladirecto puede resultar atractivo. El tratamiento también. Formábamos grupos de trabajo y fiscal no me parece el correcto para apoyar una turnos, para recoger piedras, para levantar realidad que no es propiamente empresarial. A cierres,… El que no podía aportar trabajo veces también resulta difícil convencer a algunos pagaba una dieta compensatoria o mandaba a comuneros de la finalidad social y comunitaria. alguien en su lugar. Además del logro de Es una tarea lenta pero creo que se puede transformar una amplia zona de monte en conseguir. pastizal, fueron momentos de intensa convivencia y de aprendizaje, tanto de técnicas Toca terminar mirando el futuro. Por el camino como de trabajo en equipo. Últimamente quedan horas de esfuerzo de muchas personas e tuvimos intentos de realizar los trabajos con incomprensiones de otras. Quedan ofertas de recursos humanos propios, pero el hecho de alquiler, desechadas por suponer la pérdida de que los vecinos con capacidad de trabajo son en control sobre un terreno que además de ser su mayoría asalariados de empresas, que por nuestro está ligado a la vida de la comunidad. tanto no pueden aportar trabajo, nos llevó a Queda también la propuesta de construcción de contratar la recogida de forraje y otros trabajos un circuito de velocidad, combinado con a equipos externos. También influye en esto la actividades de hípica, ciclocrós, senderismo, etc. necesidad de inversión en equipos caros y en Nos parecía una oferta interesante que esta comunidad tratamos de avanzar poco a supondría un tirón para la economía local. Visto poco sin pedir a los comuneros aportaciones hoy solo me parece un juego preelectoral y que, para inversión. Si alguien me pregunta por la de llevarse a cabo, nos costaría más de un dolor participación de la mujer, en cuanto al trabajo de cabeza. El futuro está contagiado de los en el monte no hay presencia, pero si en las mismos males que rodean el resto del sector asambleas participando en total igualdad productivo: personas y entidades ajenas a activamente. La presencia en la Junta Rectora cualquier función social de la tierra y el trabajo es prácticamente nula, siendo la excepción un deciden que realidades son viables y cuales no. corto período de tiempo con participación de Hay cosas tan inverosímiles como que nos una secretaria y alguna elección rechazada por moleste mas pagar un precio justo que pagar la afectada. Esta poca integración no es subvenciones mediante impuestos, motivada dentro de la Comunidad y choca con subvenciones que de algún modo ejercerán un la realidad en el trabajo agrícola en cada control sobre la actividad agropecuaria y que explotación privada, donde la participación de marcarán líneas de producción que no siempre la mujer es clara e igualitaria casi siempre. son racionales y socializadoras. Realmente muchas veces tememos el futuro sin ¿Qué pasa con los beneficios? subvenciones pero lo que tenemos que temer es un futuro en manos de especuladores. A veces Fundamentalmente los beneficios deben ir a pienso que para nuestro caso el mejor camino es reinversión y a acciones comunitarias. la satisfacción de necesidades de autoconsumo. Cumplidos los pasos anteriores, para repartir Pero si, tenemos proyectos. Tenemos un beneficios entre los comuneros primero habría Proyecto Técnico para la explotación maderera que consignarlos como tal, tributar a Hacienda con unas 75 Has de pino del país, que esperamos 81 cumplir para conseguir la certificación. Conlleva cerdo celta, setas, abejas,… la eliminación de especies invasoras como el eucalipto y la acacia que nosotros denominamos En fin, es hora de darse un paseo por el Monte y lila y también la conservación de humedales y la apreciar nuestras deficiencias y nuestras recuperación de especies autóctonas como ilusiones, parte de nuestra imperfecciones y de abedules, robles,… nuestra vida. La propiedad común tiene mucho sentido, los montes comunales pueden ser Menos superficie de la que a mí me gustaría también un fermento en espera de tiempos más pero cuando menos será un fermento a la socializadores, en que las personas como en el espera de tiempos más ecológicos. En cuanto Monte Común valgan lo mismo. Y recordad, la a la explotación ganadera tratamos de aumentar propiedad comunal de los montes es la rentabilidad mediante el cebo y la imprescriptible, inalienable, indivisible, comercialización de un buen producto para inembargable. Estará ahí para ser ayuda a las fidelizar clientes, tanto consumidores finales generaciones venideras si malas decisiones como intermediarios. Estamos abiertos también políticas no acaban con ella. a nuevas ideas que podamos explorar, como GASTRONOMÍA Y PROCOMÚN Plantar las patatas, y recogerlas, intercambio de productos de primera calidad, la matanzar, compartir el vino porque uno no consigue beberlo en un año… ¿Hay algo más procomún que eso? La tierra no es mía, es nuestra. Aquí hay un sinfín de fiestas gastronómicas, pero lo que marca el carácter procomún de nuestra gastronomía no es sólo el hecho de sentarnos a una mesa a compartir nuestra riqueza, sino que también viene dada por la propia vida del En estas líneas queremos destacar el carácter producto: en las aldeas las vecinas se juntan comunitario que tiene para las gallegas la para plantar las patatas, para hacer el “silo” que gastronomía. Prueba de ello es que las abuelas luego se le dará de comer a las vacas (si señores, no saben cocinar para menos de diez la carne viene de las vacas), para la matanza del comensales, ni saben, ni quieren, porque la cerco (si, si, a todo cerdo le llega su San Martiño) familia siempre es más familia alrededor de una e, como no, para hacer la vendimia; y lo que nos cazuela de caldo y los amigos siempre son más sobra, se parte, se reparte y se comparte, amigos con churrasco en las brasas y tomando porque repito, la tierra no es mía, es nuestra. un vino. Podríamos narrar en estas líneas muchas En Galicia gozamos de una gastronomía de ocasiones en las que compartimos penas y calidad y, como no, de cantidad. El mar nos placeres en torno a una mesa (aún que sea fuese regala mariscos que llegan a estremecer, y la improvisada): las cenas en el río, el vino del país tierra nos enseña lo que es un verdadero de Betanzos, el cocido de Cambás… Grandes tomate, una lechuga o unas cebollas, eso si, momentos en los que una piensa que el de las bravas. Nuestra ganadería lucha cada día Universo converge en ese plato, en eso cuarto, para ofrecernos una leche de primera calidad en esa gente. Podríamos contar los secretos y una carne de la que todo se aprovecha. Pero gastronómicos de las gallegas y dejaros quizás, lo que realmente hace especial nuestros sorprendidos con nuestra capacidad de dar, de productos, no sea su calidad, sino que nos compartir. Pero no lo haremos, porque hay cosas conectan como personas, sacan el animal más que no se cuentan, se viven. social que hay en nosotros. 82 Queremos que lo descubráis, que lo saboreéis; Quería seguir soñando… que os deis cuenta de que en cada bocado y en E vino, era o verde da nosa terra, cada palabra hay un “anaquiño de nós”. Da que nos dá o mellor que ten. Finalmente deixeino ir, Mais ao saír á rúa, estaba aí, Soñei en verde, Cada galega sabía que nós somos máis ca eu. Soñei en colectivo, en nós. Espertei pero insistín, SOY UNA MUJER IMPULSORA DE UNA ASOCIACIÓN EN EL RURAL GALLEGO Soy una mujer de la aldea. Sí, nunca mejor ejerciendo mi profesión en centros Públicos con dicho, nací en la aldea, en el seno de una familia mucha vocación y entusiasmo en distintos labradora y en un lugar paradisíaco llamado lugares de la geografía española, aterrizando los Vigo, en el ayuntamiento de Paderne (A Coruña). últimos 30 años en un Centro Público Integrado Por circunstancias familiares me trasladaron la de esta zona, donde impartí diferentes materias, otra aldea del vecino ayuntamiento de Irixoa mientras no apareció la Enseñanza Secundaria donde fui a la escuela primaria. Obligatorio en el año 1996, año en el que pasé a impartir Lengua Gallega en el primero ciclo de la De la escuela primaria tengo unos recuerdos E.S.O. hasta que, en el año 2009 me pasé del llenos de luces y sombras: era una escuela Ministerio de Educación al de Hacienda pasando pública ubicada en un edificio declarado en a engrosar una larga lista de miembros de Clases ruina por varias ocasiones, situada en un lugar Pasivas del Estado. sin prácticamente ningún tipo de comunicación, sin luz eléctrica hasta bien entrada la segunda El ambiente en el que me desarrollé fue siempre mitad del siglo pasado, sin agua en la casa, y ni en el medio rural, excepto el periodo que me que decir tiene que también sin teléfono, sin obligó a estar cerca de los Centros de Estudios. libros, sin periódicos. No recuerdo tener frío porque había calor animal de la corte de las Viví y conviví con mis vecinos agricultores y vacas ubicada en el bajo del edificio y también obreros. Los labradores trabajaban las tierras de calor humano porque éramos muchos chavales sol a sol y los obreros también, porque y chavalas. Creo que rondarían los cincuenta complementaban el trabajo de fuera con el de la alumnos para una sola maestra, que casa. seguramente vendría desganada la un lugar tan remoto. Mi primera maestra era modélica, se Las relaciones vecinales de mis paisanos se llamaba Doña Raquel Rey de Castro. Me quería basaban en el intercambio de trabajos agrícolas. con locura. “Eu me ayudas a mi y yo te ayudo a ti”. En mi parroquia también se llevó a cabo una tarea Hubo otra excepción en el año 1960: llegó una comunitaria de cierto relieve, fue la Traída de maestra muy noviña cargada de celo vocacional Agua corriente en las casas en el año 1969. que nos abrió los ojos y algunos pudimos sacar Quitados estos casos puntuales, el el Certificado de Estudios Primarios y acceder al cooperativismo brillaba por su ausencia. Mis bachillerato. paisanos eran muy escépticos a la hora de asociarse porque nunca habían tenido esa Pasados los años, fui a la Escuela de Magisterio experiencia y desconfiaban de que alguien y luego a la Universidad Autónoma de pudiese trabajar voluntaria y gratuitamente por Barcelona y me hice Profesora de E.G.B., y para su bienestar. 83 psicomotricidad, arteterapia, viajamos, Con todo, entrado el segundo milenio de nuestra creamos diversión saludable, hacemos la era, en el año 2004 tuvo lugar en Paderne un película de nuestra vida en común, celebramos acontecimiento de cierto relieve: “La Fundación todo cuanto se puede celebrar y vivimos en del Consello de Maiores de Paderne”. Aun no positivo. sé muy bien por que motivos, me tocó ben ao meu pesar naquel momento- de presidir dicha En el año 2008 se creó el aula de la UNED Asociación. Senior en Paderne, integrada por socios del Consello de Maiores de Paderne. Si hasta entonces, toda mi vida había sido un Desde su implantación, acudimos puntualmente reto continuado; en este momento me a las clases de Música, Informática, Medicina, enfrentaba a otro que que fue todo sorpresa. Historia de la Literatura, viajes culturales, Los caminos de la vida te van llevando a celebraciones de todo tipo, etc, etc. experiencias nuevas cada día; y tú tienes dos opciones: Somos universitarios. Una, recular y tirar la toalla esperando que llegue la hora de partir para la otra banda de la vida, pensando que tu no vales para nada o que ya trabajaste bastante. También somos personas de corazón abierto y mente renovada y de edades, comprendidas entre los 30 y los 95 años. Personas con estudios universitarios, con estudios primarios y con poca escuela. Todos con la carrera de la vida Otra consiste en: echarle valor a la vida y tirar aprobada. Todos sabemos algo y todos servimos para adelante confiando que todo saldrá bien. para algo y todos unidos valemos mucho más Yo opté por esta segunda. porque añadimos al valor de cada uno, la valía del otro. Nos beneficiamos a nosotros mismos y Hoy por hoy el Consello de Maiores de Paderne beneficiamos a los que nos rodean ejerciendo de ya tiene 8 años. Ocho años llenos de este modo una influencia social favorable para experiencias y llenos también de vida muy todos. enriquecedora. Pasaron por él muchas, muchísimas personas. Unas fallecieron, otras Nuestro empeño está en colaborar en la enfermaron, otras abandonaron; pero las que construcción de un mundo mejor, recuperando tuvimos la suerte de poder continuar, estamos en la medida del posible unos valores que felices de pertenecer a una asociación en la que parecen estar guardados en el baúl del olvido. se respira por todos los poros: armonía, paz, Queremos ser un referente para la gente nueva ilusión, amistad, fratenidad, compañía, que se siente muy defraudada por este mundo optimismo. que le toca vivir porque fue subiendo a un ritmo un tanto artificial, creado -con la mejor de las intenciones- por la generación anterior. En el Consello de Maiores de Paderne todo el Trabajamos unidos y seguiremos trabajando mundo tiene cabida, independientemente de sus creencias, de sus ideas, de su modo de ser. mientras las fuerzas nos lo permitan para la construcción de un mundo más humano en el Cada uno es cada uno y todos juntos que todos tengamos cabida y que nadie se sienta compartiendo lo mejor que tenemos y lo que somos, formamos un colectivo en el que todos discriminado. nos encontramos sumamente cómodos y felices. Esto es lo que venimos haciendo y los resultados están a la vista. Participamos en muchas actividades: yoga. memoria, baile, risoterapia, cineforum, 84 Lo que en un principio parecía imposible, se va consiguiendo pasiño a pasiño. Roma no se hizo en un día, ni en dos, ni en tres, pero con el tiempo se va consiguiendo todo, incluso perder el miedo al asociacionismo. Desde el Consello de Maiores de Paderne y desde la UNED Senior, intentamos animar a todos los nuestros paisanos -tanto hombres como mujeres- del rural gallego que se unan y compartan lo mejor de cada uno, verán como los resultados pueden ser sorprendentes. Asociarse merece mucho la pena y si esto se hace en el medio rural gallego, tiene aún mayor importancia porque todos sabemos que el Muchas gracias. medio rural estuvo siempre muy abandonado y si no nos ayudamos nosotros mismos ¿Quién nos va a ayudar? ¿TOMAMOS UN CHUPITO DE PROCOMÚN? En esta noche de San Juan no iban a romper con la costumbre de pasar unas horas en la lareira, para Xosé este es uno de sus momentos más placenteros del día, sentarse allí, mientras hablaba con su mujer, Antía. Ella, quizás, habría ido a dar un paseo, pero estaba algo cansada, había estado trabajando en la finca y no tenía el cuerpo para mucha fiesta. Antía y Xosé se habían conocido hace mucho tiempo en las fiestas del patrón, que no era otro que el San Roque, por lo que en agosto había mucho que celebrar. No es que le hubiese entusiasmado mucho por aquel entonces, pero , bueno, Xosé era un buen chaval, como acostumbraba a decir ella. Y mira, se entendían bien. Antía no sabía si esto era suficiente, pero le quería, eso sí. Hoy era un día distinto, no solo por ser San Juan, que siempre tiene su punto, sino también Hoy no se iban juntar con los Carneiros, como porque su hijo, Breixo, se viene de Madrid para solían hacer en el San Juan y en otras fiestas, pasar unos días. Acompañado de unos amigos Xosé iba a preparar unas sardinas, con sus iban a estar un tiempo conociendo las cachelos y su pan de maíz. Él es un hombre de experiencias comunales en el rural, sobre todo buenas costumbres, sabe disfrutar de las buenas en torno al monte vecinal en mano común. cosas, a veces en silencio, pero las disfruta, o por lo menos eso parece. Mientras él se ponía con el Xosé, el padre, no entiende muy bien esa visita, fuego, Antía preparaba el agua con las flores, ya pero no iba él a contradecir a su hijo, ya es había estado por la mañana cogiendo un poco mayor como para saber que hacer. Él se de hinojo, trobisco, malva y sabugueiro; todo lo pregunta, “¿y qué tenemos aquí, que no tienen tenía en la finca. Nos cuentan ella que “este agua en la ciudad?”. Xosé es de esos hombres que con sirve para expulsar el mal de ojo, al amanecer, el paso del tiempo se iba haciendo más lo primero que hay que hacer es lavarse con escéptico con las cosas que lo rodean y eso que este agua, que ya se sabe que la luz del solsticio tampoco era muy mayor, pero, como diría el no es cualquier tipo de luz”. Si te preguntas si otro, ya estaba de vuelta de muchas cosas. Sin Xosé se va a lavar la cara con esa agua, la embargo, Antía es más sentida, de las que aún respuesta es sí. Él creer no cree mucho, pero... se emocionan cuando tiene reuniones familiares o con los fuegos de las fiestas. Mientras comían y regaban el cuerpo con un poco de vino cosechero, hablaban de una 85 cosa y otra. Hoy, precisamente, el tema es si el presidente de la comunidad de vecinos del monte vecinal en mano común está haciendo bien con la idea de alquilar el monte a una empresa de eólicos, los dos coinciden en que eso traerá dinero, y que eso, siempre es bueno, ¿o no? Antía está contenta con la idea, le gusta, “el monte no es lo de antes, como cuando iba con mis padres a coger leña, o a recoger tojo para las vacas, ahora no necesitamos nada...”. Sin embargo Xosé, era más reacio; la idea de arrendarlo durante 50 años a una empresa no le entusiasmaba. Sabía que algo en la aldea se iba perder, que al final el monte era algo que unía, o así lo veía él por lo menos. “La aldea no es solo casas y tierras, es mucho más” pensaba él. De repente llaman a la puerta, era Breixo, su hijo, un chaval no muy alto, pero tampoco bajo, con sus ojos claros, y siempre con una sonrisa. Venía acompañado de Irantzu, una compañera de Madrid, hacker, más alta que Breixo y también con esa sonrisa que al verla, piensas que buena persona es. Aprovechando la ocasión, Xosé saca de aquel armario que tiene a un lado de la lareira, una de las botellas de licor café. Una de las cosas que Breixo más echaba de menos era su licor café. Cada vez que le daba un trago se le pasaban en un flash tantas y tantas fiestas que pasó tomándolo. Beberlo es como un aliento de vida, de estar en su sitio, y sentirse él mismo y no ese él otro que a veces sentía estando en Madrid. Pero ese es otra historia, no nos desviemos. comunidad, que sí bienes, que sí normas... Xosé les decía “lo que hacemos es trabajar un poco entre todos, que si no solos, no podríamos hacerlo”. Sin embargo Antía, no lo veía así, para ella el monte era esclavitud, lo recordaba cómo algo de mucho trabajo, “ir con mamá a recoger el tojo, ¡ay!, lo que trabajamos”. Entre historia e historia, Irantzu sigue mirando todo lo que encuentra a su alrededor. Le recuerda a cuando habían comenzado a trabajar en el desarrollo del proyecto de software libre http://kune.cc/. Ella es muy amiga de trabajar en red, siempre encuentra tiempo. La idea de comunidad y la de compartir tiempo con los demás le gusta mucho. Y sabe que no es sencillo; pero hace que se sienta más persona y menos objeto consumidor. Hoy Xosé estaba contento. No sabía muy bien por qué, pero se entendía bien con Irantzu, hablaban un mismo lenguaje, que no lengua. Xosé solo hablaba gallego, es su lengua. Pero coincidir con una persona que te entienda, y que comparta lo que dices, no ocurre a menudo. Él se quejaba mucho de eso, por eso a veces, daba la impresión de que ya no entendía a las personas. El resto de las compañeras que venían con Breixo e Irantzu ya llevan un tiempo preguntándose por donde andarían, el WhatsApp no paraba de sonar, ¡esto de los grupos! Ninguno de los dos tenía ganas de irse, pero a la botella solo le quedaba un chisco, para un par de chupitos, así que deciden tomarse la última e ir junto al resto. Así entre pitillo y licor café se pusieron a hablar La noche ya se está terminando, son las tres de del monte vecinal en mano común de Paio, el de la madrugada, ya son horas, por lo visto. su aldea. Xosé les explicaba que eso lleva allí Pero antes, Antía les muestra el regalo que le toda la vida y que los padres de Antía se dio el otro día su marido, una pieza de madera acordaban de él desde niños, “eso debía estar tallada, por un lado aparecía un monte en el que allí desde que se hizo la iglesia por lo menos, y bailaban las mujeres, los hombres, los árboles y eso que es románica” decía la madre. Irantzu los animales. Por el otro había tallado un trozo está con los ojos como platos, pendiente de la de un poema de Avilés de Taramancos que dice: conversación; le gusta lo que escucha, que sí 86 “Non é vento nena non; é o meu corazón que ouvea. 87 Escoita, é o meu corazón.”