El Banco Europeo de Inversiones y el medio ambiente

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El Banco Europeo de Inversiones y el medio ambiente
“Counter Balance: Cuestionando el Banco Europeo de
Inversiones ” es una campaña promovida por una red de
ONG europeas con el objetivo de promover la contribución
del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a la agenda de
desarrollo de la UE para erradicar la pobreza, apoyar el
desarrollo sostenible y lograr los Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM).
Esta ficha descriptiva forma parte de las herramientas de
la campaña
El Banco Europeo de Inversiones (BEI) es la institución
financiera de la Unión Europea. Con una cartera anual
de préstamos de casi 53.400 millones de euros en el
2006, actualmente es la mayor institución financiera
internacional del mundo. Tanto en Europa como a nivel
global, el BEI financia cada vez con más frecuencia
grandes proyectos de infraestructura en sectores
como industrias extractivas, transporte, energía,
agricultura, agua y saneamiento. Se considera que los
grandes proyectos en estos sectores tiene impactos
medioambientales y sociales a largo plazo, tales como
la contaminación, la destrucción de los ecosistemas y la
aceleración del cambio climático.
Es necesario que las decisiones para invertir en este
tipo de proyectos se realicen cuidadosamente y se deben
valorar a la luz de normas medioambientales y sociales
rigurosas a fin de asegurar que no existen mejores
alternativas disponibles. Los impactos causados por
cada proyecto deben ser evaluados para enfrentarlos y
mitigarlos adecuadamente. Debe aplicarse la opción de
“no invertir” en los casos en que los impactos no puedan
contrarrestarse y/o superen las ventajas.
Sobre el papel, el BEI apoya decididamente la
promoción de los objetivos de la UE, incluyendo la
protección y mejora del medio ambiente, según se
refleja en el Artículo 2 del Tratado de las Comunidades
Europeas. Además, el Artículo 6 del Tratado refleja
que toda actividad y política de la UE debe respetar sus
requerimientos medioambientales.
Sin embargo, en la práctica, el BEI no dispone de una
política medioambiental y social satisfactoria. En el
caso de las actividades del BEI dentro de la UE, el banco
sostiene que respeta la legislación comunitaria; pese a
ello, no existen procedimientos claros para verificar que,
de hecho, los proyectos financiados por el BEI cumplen
con las normas. Fuera de la UE, el BEI sólo menciona
la ley comunitaria como “punto de referencia”, y señala
que está “sujeta a las condiciones locales”. Esto hace
imposible conocer con precisión qué criterios se utilizan
para valorar los proyectos apoyados por el BEI fuera de
la UE.
Actualmente, el BEI actúa en sectores que amenazan
el medio ambiente, prestando millones de euros a
proyectos muy controvertidos, como la apertura de
minas de carbón en Zambia, el proyecto hidroeléctrico
Nam Theun 2 en Laos, el oleoducto Chad-Camerún y la
cofinanciación de una gran fábrica de pasta de papel en
Brasil.
Las devastadoras consecuencias de estos proyectos
contradicen las afirmaciones del BEI de que la protección
del medio ambiente es una de sus prioridades. La
ausencia de políticas transparentes del BEI en materia
medioambiental, social y de desarrollo, así como la falta
de procedimientos para garantizar su cumplimiento pone
en cuestión la afirmación de que la institución promueve
el “desarrollo sostenible” –que constituye una parte
esencial de cualquier proyecto--, según estipulan las
políticas comunitarias.
El Banco Europeo de Inversiones y el medio ambiente
Las normas
medioambientales del BEI
-El Manual sobre prácticas
Medioambientales y Sociales, 200711-24
A pesar de que el BEI ha dado
pasos positivos con la adopción
de los Principios Europeos para el
Medio Ambiente en junio de 2006
y con la publicación de su Manual
de prácticas medioambientales
y sociales en agosto de 2007,
sus políticas en estos ámbitos
distan mucho de ser exhaustivas y
operativas.
Los tres primeros documentos
abordan únicamente principios
generales. Aunque algunas partes
contienen posiciones encomiables,
no ofrecen una política operativa
clara.
El BEI carece de políticas de
salvaguardia detalladas y vinculantes
o de procedimientos que garanticen
unos altos estándares tanto para
el medio ambiente como para las
comunidades que sufren el impacto
de sus proyectos. En contraste,
el Banco Mundial y el Banco
Europeo para la Reconstrucción
y el Desarrollo (BEDR) disponen
de políticas de salvaguardia que
permiten la transparencia pública
y, cuando son aplicadas de manera
correcta, pueden mitigar o descartar
proyectos con impactos negativos.
El BEI ha publicado cuatro
documentos relacionados con
su política medioambiental y sus
procedimientos:
-La Declaración del Medio Ambiente,
2004
-Los Procedimientos en materia de
Medio Ambiente, 2002
-La Declaración sobre los Principios
Medioambientales Europeos, 2006
El Manual de prácticas
Medioambientales y Sociales
describe los procedimientos de
evaluación de proyectos del BEI,
así como las leyes internacionales,
normas y convenciones utilizadas
en una variedad de ámbitos, incluido
el medioambiental. Sin embargo,
este documento también se
caracteriza por su falta de claridad
y precisión. Menciona principios en
términos vagos sin ofrecer unos
criterios claros y vinculantes para la
evaluación de proyectos.
Cuestiones acerca de
los procedimientos y
evaluación de proyectos
del BEI
Un equipo contra las cuerdas
El equipo del BEI que realiza la
evaluación de proyectos basa su
trabajo, en teoría, en criterios
económicos, técnicos, financieros
y medioambientales. Por lo
general está compuesto por un
ingeniero y/o economista --con
conocimientos y capacidades
específicas del sector—perteneciente
a la directiva de proyectos del BEI.
Este departamento es apoyado por
tres entidades “expertas en medio
ambiente” relativamente nuevas: la
Unidad de Desarrollo Sostenible, el
Grupo de Evaluación Medioambiental
y el Comité de Dirección de Medio
Ambiente.
En la práctica, el BEI apenas ha
cambiado pese a la creación de estas
tres entidades internas, ya que se
componen de personal ya existente
y casi ningún profesional nuevo.
El relativamente reducido número
de personas que integra el equipo,
en relación al elevado volumen de
operaciones, y, en concreto, los
profesionales con conocimientos
medioambientales conduce a
una evaluación de los proyectos
incompleta y a menudo superficial en
materia de medio ambiente.
Evaluación y seguimiento de
proyectos sólo nominalmente
La Evaluación de Impacto Ambiental
(EIA), en lo que concierne al BEI,
parece ser más una cuestión de
“marcar la casilla” que una tarea
rigurosa. El Banco Mundial y el
BERD realizan procesos muy
exhaustivos en EIA que tienen una
gran influencia sobre la decisión
de aprobación de los proyectos.
Sin embargo, resulta patente que
el BEI puede aprobar un proyecto
antes de que se complete la EIA.
Además, cuado se trata de proyectos
del BEI, la responsabilidad plena de
llevar a cabo el procedimiento de
la EIA corresponde al promotor del
proyecto, que, intrínsecamente, tiene
un interés en superar la EIA.
El Banco Europeo de Inversiones y el medio ambiente
Existe también un desfase entre la
implementación y el seguimiento
del proyecto en sus objetivos
medioambientales, ya que el BEI
otorga plena responsabilidad del
cumplimiento de las normas en
materia de medio ambiente a los
promotores de los proyectos que
reciben financiación. Además, la
limitada capacidad del equipo del
BEI no permite un seguimiento
regular sobre el cumplimiento de las
normas ambientales a lo largo de
la implementación del proyecto y la
Unidad de Evaluación de Operaciones
del BEI sólo realiza evaluaciones
posteriores de un número limitado
de proyectos.
El BEI fuera de la UE
Existe un desfase aún más alarmante
entre las normas que el BEI está
preparado a cumplir dentro y fuera
de la UE. Los proyectos en el ámbito
comunitario deben cumplir las leyes
y normas de la UE, pero en el caso de
los proyectos que se realizan fuera
de la Unión Europea las normas
se toman sólo como “punto de
referencia”.
El BEI argumenta que la aplicación
de las normas de la UE a proyectos
que no se implementan en el
ámbito comunitario está sujeta
a las condiciones locales, tales
como que se puedan asumir,
condiciones del ambiente local, o
buenas prácticas internacionales,
y menciona factores como el coste
de aplicación. Estas restricciones
dejan un incómodo espacio para una
amplia interpretación de la forma en
que las normas comunitarias deben
tomarse en consideración fuera de
la UE. Pese a que las inversiones
totales del BEI fuera de la UE --5.900
millones de euros en 2006-- superan
el volumen de otras entidades de
préstamo multilaterales, incluyendo
el BERD y la Corporación Financiera
Internacional, el BEI carece de
normas vinculantes y procedimientos
específicos para garantizar que
tales inversiones no dañen el medio
ambiente o a las comunidades
locales. Por supuesto, es necesario
hacer notar que en tales países
las políticas nacionales existentes
en materia medioambiental son
a menudo insuficientes o incluso
inexistentes.
Elementos críticos de las
operaciones del BEI
Debido a unos recursos humanos
insuficientes y la decisión de dejar
el cumplimiento de la EIA en manos
de los promotores, el BEI carece de
información adecuada que le permita
tomar en cuenta alternativas a los
proyectos propuestos y que podrían
ser más adecuadas tanto desde el
punto de vista medioambiental como
social.
El BEI opera en función de las
demandas que recibe y, como tal, no
promueve actualmente el desarrollo
sostenible: se limita simplemente a
responder a las necesidades de sus
clientes. Tal práctica es a todas luces
insuficiente para una institución de la
UE que está, pese a todo, obligada a
apoyar los objetivos comunitarios.
La parte de préstamos que el BEI
promueve de específicamente
dirigida a proteger la naturaleza es
reducida. La mayor parte se centra
en proyectos tecnológicos, a menudo
soluciones de tecnología tradicional
para el tratamiento de la polución
(end of pipe). Aunque el BEI es
consciente del cambio climático y se
propone financiar proyectos que no
lo aceleren, todavía apoya proyectos
que claramente incrementan este
fenómeno, tales como proyectos
relacionados con las energías
fósiles, incluyendo oleoductos y
gaseoductos, así como plantas que
operan con carbón. Además, una
gran proporción de sus préstamos
se destina a proyectos de transporte
que daña el medio ambiente.
el BEI también concedió préstamos
por valor de 16.000 millones de
euros a la industria aeronáutica para
la ampliación de aeropuertos y la
compra y fabricación de aviones. Los
proyectos seleccionados financiados
por el BEI para la ampliación de
aeropuertos, como la Terminal 5
de Heathrow y la quinta pista de
Schiphol, si se utilizan totalmente
las nuevas instalaciones (45,15 tm),
se estima que producirían unas
emisiones de CO2 superiores a las
emisiones anuales de Suiza, Irlanda,
Noruega o Eslovaquia.
Fuera de la UE, el BEI es un
financiador de proyectos significativo
en las industrias extractivas, a pesar
de las consecuencias devastadoras
de este sector sobre el medio
ambiente. En Zambia, país en el que
entre 2000 y 2006 más del 81% de las
inversiones del BEI se dirigieron a
proyectos de minería, varios estudios
han demostrado que las minas
financiadas por el BEI han causado
una elevada polución del aire,
además de la contaminación de los
ríos y de los acuíferos subterráneos.
En el caso de los proyectos
hidroeléctricos, el BEI se inclina
por describirlos como “proyectos de
energía renovable”, y por tanto los
califica de respetuosos con el medio
ambiente, sin tener en cuenta su
enorme impacto en la ecología local
y sobre las comunidades.
En 2005 el BEI financió sólo un
proyecto “medioambiental” en países
de Asia o América Latina, el proyecto
hidroeléctrico Nam Theun en la
República Democrática Popular de
Laos. El banco afirma que el proyecto
contribuye al objetivo central del
BEI de promover el desarrollo
medioambiental sostenible en los
Entre 1996 y 2005 el BEI invirtió
112.000 millones de euros en
proyectos relacionados con el
transporte, de los cuales más de
la mitad se destinó a carreteras y
transporte aéreo. En Europa Central
y del Este, esta cifra supuso el 68%
de la cartera total. En este periodo
http://www.irn.org/programs/me-kong/namtheum.html
El Banco Europeo de Inversiones y el medio ambiente
países socios de la UE. Sin embargo, se estima que Nam
Theun supone un grave impacto en la vida y los medios
de subsistencia de decenas de miles de personas de la
población rural de Laos, con el desplazamiento de 6.200
indígenas que viven en la meseta de Nakai para dejar
paso a la presa de Nam Theun 2 y su pantano. Entre
120.000 y 150.000 personas más dependen de los ríos
Xe Bang Fai y Nam Theun para su subsistencia. Varios
estudios medioambientales han pronosticado la posible
destrucción de los bancos de pesca, la inundación de
las huertas en las riberas fluviales y otros impactos
negativos.
son esencialmente inconsistentes con el alivio de la
pobreza y la sostenibilidad, tales como:
Una parte amplia pero generalmente olvidada de las
operaciones del BEI la constituyen los “Préstamos
Globales”, a través de los cuales se conceden préstamos
a intermediarios financieros –generalmente, grandes
bancos privados en países clientes del BEI—y cuyos
fondos pueden volver a prestar a promotores locales de
proyectos. En este contexto, existe un acceso reducido
a documentos del BEI o de los intermediarios sobre las
normas medioambientales que aplican a estos enormes
presupuestos. Además, es posible que los intermediarios
locales ni siquiera conozcan los requerimientos del BEI o
la necesidad de implementarlos.
•Grandes embalses que no cumplen con las
recomendaciones de la Comisión Mundial de Presas
•Proyectos que implican la transformación o
degradación de hábitats naturales críticos, que
contribuyen a la explotación destructiva de recursos
naturales o a la producción de sustancias prohibidas o
catalogadas para dejar de producirse
•Grandes proyectos de minería que no cumplen
las recomendaciones del Estudio de Industrias
Extractivas del Banco Mundial
•Proyectos basados en energías fósiles y plantas
nucleares, al igual que proyectos de aviación
•Grandes plantaciones industriales de bosques o
agrocombustibles.
¿Qué se puede hacer para transformar
el BEI en un actor global que respete las
normas en materia medioambiental?
;;El BEI debe adoptar un marco de normas
medioambientales y sociales, así como desarrollar
una política operativa vinculante basada en las leyes
europeas y las convenciones internacionales que
identifique claramente de cara a su personal, sus
clientes y sus socios las normas establecidas y los
procedimientos a aplicar, a fin de poder evaluar el
cumplimiento de esos estándares en los proyectos.
;;El BEI debe establecer mecanismos efectivos de
seguimiento y control de obligado cumplimiento
y adoptar medidas correctivas. La Evaluación de
Impacto Ambiental debe ser un requisito obligatorio
en el proceso de toma de decisiones antes de la
aprobación de un proyecto.
;;El BEI debería contratar personal específico con
los conocimientos adecuados para gestionar temas
medioambientales, así como facilitar una capacitación
eficaz, un apoyo presupuestario adecuado, sistemas
precisos de rendición de cuentas y una estructura
interna incentivadora que recompense la excelencia
en materia de medio ambiente.
;;El BEI debe garantizar que todos los proyectos futuros
que se financien contribuyan al desarrollo sostenible,
y debe finalizar el apoyo a aquellos proyectos que
La campaña “Counter Balance : Cuestionando el Banco Europeo de
Inversiones” es apoyada por:
CEE Bankwatch Network(Europa)
Both ENDS (Países Bajos)
Bretton Woods Project (Reino Unido)
Campagna per la Riforma della Banca Mondiale (Italia)
Les Amis de la Terre (Francia)
urgewald (Alemania)
WEED (Alemania)
Contacto:
Email: [email protected]
www.counterbalance-eib.org
Este documento ha sido producido con el apoyo financiero de la Unión Europea. Los contenidos del documento son únicamente responsabilidad de CEE Bankwatch Network y no deben ser
considerados bajo ninguna circunstancia como reflejo de la posición de la Unión Europea.
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