DR. LEANDRO GOMILA FORIO

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ciencia y práctica
RestauracionesDentariasEstéticasconComposite:
TécnicadeEstratificación
DR. ERNESTO MONTAÑÉS MONTAÑEZ
Odontólogo.
Práctica privada en odontología restauradora e implantología.
E-mail: [email protected]
Málaga.
Introducción
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La restauración de dientes con pérdida de sustancia puede
ser realizada con diversas técnicas clínicas. Entre ellas se
encuentran las técnicas de recubrimiento total con coronas
completas de metal-cerámica o total cerámicas. Sin embargo, y debido a la agresividad de estos procedimientos, su
uso en la actualidad cada vez se limita más y se relega a
casos de gran destrucción dentaria. Los casos de pérdidas
pequeñas o moderadas tienden a restaurarse con técnicas
adhesivas y, dentro de ellas, tenemos fundamentalmente
dos posibilidades: restauraciones de cerámica adherida y
restauraciones de composite. Cada una tiene sus cualidades. En el presente artículo voy a tratar el tema de las restauraciones de composite mediante un caso clínico.
El composite tiene el inconveniente de que es un material
más blando que el esmalte dental y, por lo tanto, sufre un
mayor desgaste que éste, siendo más limitada su durabilidad.
Sin embargo, tiene las ventajas de la facilidad de añadir y retirar material y poder realizarse en una única sesión.
En cuanto a la estética, mediante la combinación de
diversos materiales de resinas compuestas y usando una
técnica de estratificación, podemos acercarnos mucho a la
conseguida con la cerámica.
Caso clínico
Paciente de 66 años de edad y sexo femenino, siendo el
motivo de su consulta “blanquear y arreglar sus dientes anteriores” (figs. 1 y 2). Realizamos una valoración estética de su
sonrisa y observamos cómo los incisivos superiores centrales y el incisivo lateral izquierdo sufren pérdida de sustancia
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a nivel del tercio incisal (figs. 3, 4 y 5). Como consecuencia
de ello, la paciente presenta una “sonrisa envejecida”, ya
que se ha perdido la convexidad natural del plano incisal,
presentando una curva incisal cóncava (figs. 6, 7 y 8). Con el
labio superior en reposo, apenas hay exposición de los incisivos centrales superiores (fig. 9). A su vez también se ha
perdido la proporción ancho-largo propia del central y su
dominio en la sonrisa (propia de sonrisas femeninas). Por
todo lo anterior, se le plantea a la paciente la realización de
un blanqueamiento externo y alargar los dientes 11, 21 y 22.
Planteamos las posibilidades de hacerlo con carillas de
cerámica, pero la paciente prefirió las restauraciones de
composite y sólo de los incisivos centrales, aludiendo que
más adelante, y en función del resultado conseguido, se
arreglaría el incisivo lateral, según ella por motivos de rapidez y economía en el tratamiento.
Tras realizar el blanqueamiento externo (figs. 10 y 11),
realizamos un encerado diagnóstico con las proporciones
ideales de los dos incisivos centrales (sobre el mismo modelo en el que realizamos la férula de blanqueamiento) (fig.12).
Sobre este encerado realizamos una llave de silicona transparente (figs. 13 y 14). Antes de comenzar, probamos la llave
de silicona para verificar su asentamiento (fig. 15).
Procedemos a realizar la preparación dentaria para la restauración, realizando un pequeño bisel, pero sin necesidad de
cubrir toda la cara vestibular del diente. Después de preparar el diente para la adhesión de la forma convencional,
colocamos la llave de silicona sobre la cara palatina de los
dientes y colocamos composite, adaptándolo sobre la llave
y la estructura dentaria, y polimerizamos con la lámpara a
través de ella (fig. 16). Esto nos permite reconstruir lo que
falta de la cara palatina y el borde incisal, exactamente igual
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que en el encerado de planificación que habíamos fabricado, simplificándonos considerablemente la tarea (fig. 17).
En esta zona usamos un composite microhíbrido universal
convencional. Ya podemos retirar la llave de silicona y colocamos matrices transparentes y cuñas para realizar las caras
proximales. En este momento comenzamos la estratificación, colocamos composite de opacidad similar a la dentina, para evitar excesiva translucidez de la restauración. Es
necesario simular la estructura interna natural del diente, y en
el presente caso fue preciso usar masas blancas opacas a
modo de franjas horizontales. En el borde incisal ponemos
un composite transparente opalescente, para simular un
halo incisal, pero de forma muy suave, y por encima de él
una pequeña capa de composite blanco (figs. 18 y 19). La
última capa la realizamos con un composite de microrrelleno y translucidez de esmalte, con el que conseguiremos un
pulido muy bueno y duradero, difícil de conseguir con otro
tipo de composite. Finalizada la estratificación, procedemos a recontornear la forma y líneas ángulo mesial y distal
(figs. 20 y 21). Es muy importante reproducir una textura de
superficie lo más similar posible al resto de sus dientes, de
forma que reflejen la luz de manera parecida, ya que conseguir esto junto a la forma dentaria y equilibrio entre opacidad y translucidez correcto es lo más importante, incluso
más que el color en sí de la restauración. En este caso, la
textura superficial es muy lisa y pulida, por lo que procedemos a pulir con discos. Posteriormente, usamos un sistema
de pastas de diamante de dos granos diferentes utilizadas
con cepillos y, por último, una pasta de óxido de aluminio
con un pequeño fieltro, consiguiendo un pulido y brillo
excepcionales (figs. 22, 23 y 24).
Al finalizar el trabajo observamos cómo hemos recuperado la convexidad del plano incisal, siguiendo la
forma del labio inferior (figs. 25, 26 y 27), así como la
proporción ancho-largo que le corresponde a un incisivo
central y su dominio en la sonrisa, mejorando y rejuveneciendo considerablemente la estética de su sonrisa (figs.
28, 29, 30 y 31).
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Figs. 32, 33 y 34. Situación inicial.
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Figs. 35, 36 y 37. Resultado final tras el tratamiento.
Bibliografía
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Baratieri LN. Estética. Restauraciones adhesivas directas en dientes anteriores fracturados. Quintessence, 1998.
Felipe LA, Baratieri LN. Carillas directas de composite. Quintessence edición española. Volumen XV, 3, marzo 2002, 141-146.
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Morley J. El papel de la odontología estética en la restauración de unos dientes de aspecto juvenil. JADA, edición española. Vol. 3, 2000; 1: 9-16.
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EstadoActualenRetratamientosEndodónticos.
APropósitodeTresCasosClínicos
DR. LEANDRO GOMILA FORIO
AUTOR
Odontólogo.
Premio Joaquín V. González, 1998, de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina).
Dedicación exclusiva a la endodoncia y la ortodoncia.
www.leandrogomila.com
www.endomadrid.com
[email protected]
Palabras claves
Retratamiento. Microscopía. Permeabilidad.
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Resumen
Este trabajo monográfico-clínico intenta poner al tanto al
lector del estado actual en las posibilidades de retratamiento endodóntico como alternativa a la cirugía apical y a la
extracción dentaria.
Desarrollo
El retratamiento en endodoncia ha sido definido clásicamente como cualquier intento de rectificar un tratamiento
anterior con resultados insatisfactorios. La definición de
retratamiento de la American Association of Endodontist
Glossary of Contemporany Terminology for Endodontics (1)
es la siguiente: “Procedimiento que pretende eliminar del
diente los materiales de obturación del conducto radicular
con el fin de volver a limpiar, remodelar y obturar los conductos; suele realizarse cuando el tratamiento inicial parece
inadecuado, ha fracasado o el conducto radicular se ha
contaminado debido a una exposición prolongada al
medio intraoral”.
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El objetivo del retratamiento consiste en llevar a cabo un
tratamiento endodóntico, con el fin de restaurar la función
de la pieza dentaria tratada y eliminar sus molestias, permitiendo que las estructuras de soporte (complejo ligamento
periodontal-canastilla ósea alveolar) experimenten una
reparación total (2).
¿Cuál es la tasa de éxito de un tratamiento de conducto
o cuál es la magnitud de un fracaso endodóntico?
Los estudios consultados muestran valores muy diferentes entre ellos, siendo los más bajos del 53,3% de éxitos
sobre fracasos, lo que indicaría que uno de dos tratamientos endónticos estaría condenado al fracaso, y los más altos
del 95% (3).
La variabilidad de los resultados puede explicarse en los
criterios seguidos para evaluar el éxito-fracaso, en la variable
humana de los clínicos que realizaron las endodoncias, en
la selección de los casos, etc. Pero debemos tener presente que: “…cuando el sistema de conductos se limpia y
remodela en su totalidad y es obturado tridimensionalmente, la tasa de éxito se aproxima mucho al 100%…”. Sin
embargo, también hay ejemplos de sistemas de conductos
radiculares que han quedado, en apariencia, totalmente
desbridados y que no responden de forma satisfactoria al
tratamiento, por lo que es preciso proceder a un tratamiento quirúrgico o realizar la exodoncia (2).
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Siempre que vayamos a retratar endodónticamente una
pieza dentaria, estaremos ante un fracaso o ante un probable fracaso endodóntico. Pero… ¿cuáles son los criterios
para considerar un fracaso a un tratamiento previo?
Lo primero a tener en mente es que radiografía no es
endodoncia; es decir, podemos estar ante una radiografía
de un caso que aparentemente es un éxito y en realidad
ser una endodoncia que fue realizada sin aislamiento
total, sin preservar la cadena de esterilidad, sin irrigación
en cantidad y calidad adecuada, y la obturación puede
ser el “fantasma” de un cemento o pasta extremadamente
radiopaca, pero que no sella tridimensionalmente el sistema de conductos y si bien esto no puede considerarse
ni un éxito ni un fracaso, debemos ser cautelosos a la hora
de aceptar como válido un tratamiento endodóntico que
no hemos realizado nosotros o que no ha sido realizado
por alguien de nuestra confianza.
Debemos sospechar un fracaso ante:
1. Presencia de dolor a la percusión después de que haya
pasado un tiempo prudencial desde que se dio por finalizada la endodoncia, descartando previamente trauma
oclusal o falta de ajuste de punto de contacto con la
pieza vecina.
2. Presencia de sensibilidad térmica.
3. Presencia de fístula.
4. Presencia de inflamación en los tejidos blandos que
rodean al diente.
5. Comunicación con el medio oral por más de 15 días.
6. Presencia de imagen radiolúcida que no aparecía en la
radiografía preoperatoria.
7. Aumento de imagen radiolúcida en comparación con la
radiografía preoperatoria.
8. Perduración de imagen radiolúcida que aparecía en la
radiografía preoperatoria pasado un año de controles
radiográficos.
9. Presencia de dolor espontáneo, habiendo descartado
previamente otras causas (sinusitis, neuralgias, fractura
corono-radicular, dolor miofacial, etc.).
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Casos clínicos relacionados
Todos los casos clínicos aquí presentados han sido tratados mediante la ayuda de microscopía clínica de alta
resolución, para lo cual fue utilizado un microcopio
dental OPMI pico de Carl Zeiss (fig. A). Dicho microscopio permite la identificación de accidentes no visibles a
simple vista y posibilidad de accionar instrumental
específico (ultrasonido P5 Satelec, insertos ET20 y ET40)
en el interior de los conductos radiculares con un grado
extremo de precisión (fig. B).
Se utilizó para el aislamiento el sistema 9 de clamps
Hygenic (Colténe/Whaledent Inc.) y goma dique
Hygenic médium (Dental Dam. Colténe/Whaledent Inc.).
Han sido instrumentados mediante la utilización de
limas de acero inoxidable de punta inactiva Triple flex
de Kerr, fresas de Gattes Dentsply (Maillefer), limas Niti
manuales Dentsply (Maillefer), limas Niti rotatorias Gt
Dentsply (Maillefer) accionadas por micromotor Kerr
(K3 etcm).
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La irrigación se realizó
con una combinación
de hipoclorito de sodio
5,25%, Edtac 17%, clorhexidina 0,12% y alcohol isopropílico, utilizando agujas de calibre
0,27. Se obturaron mediante una combinación
de técnica de condensación lateral clásica y
gutapercha termoplastizada (Sistem B, Kerr),
y se utilizó como cemento Ah plus (Densply,
5
Maillefer).
Fueron empleados para
la detección apical los localizadores Root ZX (J. Morita MFG,
Corp.) y Justy II (Toei Electric Co.) y se utilizó el sistema de
radiovisiografía de Trophy (fig. C).
Caso clínico 1. Los líquidos irrigantes, la correcta conformación y su importancia en el logro y mantenimiento de la
permeabilidad radicular.
El paciente, de sexo masculino y de 25 años de edad, sin
antecedentes médicos de importancia, se presenta a la
consulta refiriendo dolor en la pieza 36, que se exacerba
durante la masticación y es sensible tanto a la percusión
lateral como vertical. Dicha pieza ha sido sometida a una
endodoncia hace dos años y actualmente la obturación
endodóntica se encuentra expuesta al medio bucal. Ante el
estado actual se decide retratar la pieza.
El molar clínicamente se muestra sin fracturas, sin fístula, sin inflamación en los tejidos blandos que lo rodean, responde negativamente a los test térmicos de vitalidad (Endo ice, Maillefer). Radiográficamente muestra un
tratamiento endodóntico que parece adecuado en lon-
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gitud y deficiente en tridimensionalidad, además de que
la conformación no parece ser la correcta. La pieza ha
sido tratada de sus cuatro conductos radiculares y se
puede ver una zona de rarefacción apical leve en la raíz
mesial (fig. 1).
Procedemos al aislamiento absoluto del campo operatorio mediante dique de goma y el clamps correspondiente;
quitamos todos los remanentes de obturación cameral
mediante la utilización de ultrasonido, lavamos abundantemente con hipoclorito de sodio al 5,25%. Utilizando fresas
de Gattes N3, N2, N1 y limas H, embebidas en reblandecedores de gutapercha (triclorometano estabilizado con etanol químicamente puro, Panreac) se elimina todo el contenido de los cuatro conductos. Lavamos abundantemente
con hipoclorito de sodio 5,25% para eliminar los residuos
del reblandecedor de gutapercha, que podría afectar a la
obturación definitiva (fig. 2).
Se reconforman los cuatro conductos mediante el ensanchamiento selectivo con fresas de Gattes Glidden N4, N3,
N2 y N1; se aplica una técnica de instrumentación coronoapical con limas Triple flex de Kerr, dejando el lecho apical
en un diámetro de 0,30 iso. Volvemos a reasegurar la conicidad progresiva utilizando limas Gt Niti rotatorias.
La irrigación durante todo
el procedimiento es realizada con hipoclorito de sodio
5,25% (Dentaflux), una irrigación final de edtac 17% (1 ml
por conducto tratado) y
aclarado final con clorhexidina 0,12%. Cada conducto es
secado cuidadosamente con
puntas de papel y alcohol
isopropílico.
Obturamos combinando
una técnica de condensación lateral y condensación
vertical de gutapercha ter- 6
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morreblandecida, para lo cual se utilizaron puntas de
gutapercha de conicidad 0,2 iso y conos accesorios
Dentsply médium y fine y el sistema Sistem B de Kerr.
Es de recalcar la importancia de la permeabilidad lograda
durante el tratamiento, todo ello fruto del cuidado en la conformación adecuada de los conductos y del uso racional de
los irrigantes. En las figuras 3, 4 y 5 se observa la obturación
de conductos laterales a lo largo de las raíces mesiales.
Actualmente, el paciente se encuentra libre de sintomatología y pendiente de un control radiográfico.
Caso clínico 2. Uso de la vibración ultrasónica controlada
microscópicamente.
Se presenta a la consulta la paciente H.S.B, de 58 años de
edad, con dolor en la pieza 47 y en la cual se le ha realizado
una endodoncia hace más de 10 años. Clínicamente la pieza
no muestra inflamación en los tejidos que la rodean y el periodonto se presenta sano. Radiográficamente se observa un instrumento fracturado y complicación periapical en las raíces
mesiales (fig. 6).
Se aísla el molar, se procede a retirar la restauración de
amalgama y, mediante visión microscópica y vibración ultrasó-
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nica, se retira el instrumento
fracturado que había sido
detectado en la raíz mesiovestibular en la radiografía
preoperatoria (fig. 7). En este
momento es detectado otro
instrumento fracturado en la
raíz mesio-lingual (fig. 8), 11
que también se retira.
En la figura 9 podemos
ver el momento en el cual se hace la “meseta operatoria”
con una fresa de Gattes modificada (fig.10) para poder
accionar los insertos ultrasónicos específicos (fig. 11).
Una vez libre la luz de los conductos, se reconforman
mediante el empleo de fresas de Gattes Glidden, limas
manuales y limas de Niti Rotatorio. Se lava abundantemente
con hipoclorito de sodio 5,25%, edtac 17% y clorhexidina
0,12%; se seca con puntas de papel y alcohol isopropílico y
se obtura mediante condensación lateral y condensación vertical de gutapercha termoplastizada (Sistem B) (figs. 12 y 13).
Las figuras 13-a y 13-b muestran los controles realizados
a los seis meses, donde puede observarse la total desaparición de las lesiones apicales.
Caso clínico 3. MTA y microscopía clínica.
La paciente G.C. es remitida por su odontólogo general
para que se evalúe la posibilidad de reparar una perforación
radicular lateral, que se produjo tras el tallado para la colocación de un perno colado. La endodoncia fue realizada
hace mas de tres años, no presentando lesión apical, y el
perno, con su correspondiente corona metal porcelana,
lleva colocado en boca más de un año. La paciente refiere
molestias desde entonces y actualmente presenta una zona
de tumefacción y enrojecimiento sobre la encía adherida en
la zona de la pieza 15.
Se decide intentar la reparación del accidente operatorio y evaluar su evolución en seis meses y un año. Si
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resultara un éxito, se reevaluaría el
caso para decidir si retratar endodónticamente o directamente rehabilitar con prótesis fija.
En las figuras 14 y 15 se pueden
observar la radiografía preoperatoria y
la radiografía con una sonda en la perforación. Obsérvese la lesión osteoclástica en distal de la raíz coincidiendo con la perforación.
Bajo visión microscópica podemos observar que dentro del con-
ducto existe tejido de granulación
(figs. 16 y 17). Éste es eliminado
con electrobisturí y se lava la cavidad con hipoclorito de sodio
5,25%, edtac 17% y clorhexidina
0,12% (figs. 18 y 19).
Se coloca una membrana reabsorbible en el ligamento periodontal a
través de la perforación, con el objetivo de impedir la extravasación de
MTA hacia el ligamento periodontal
(fig. 20).
En la figura 21 podemos ver el MTA
en su posición y en la figura 22 la radiovisiografía del posoperatorio inmediato.
A los 20 días de realizar el tratamiento había desaparecido completamente la sintomatología y la inflamación de la zona (fig. 23).
En la figura 24 se puede observar la
desaparición de la zona osteolítica y
su casi total reparación. Esta radiovisiografía fue tomada tres meses después de la intervención.
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13-a
13-b
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Conclusión
14
Los adelantos que últimamente hay y
están surgiendo en el campo de la
endodoncia permiten retratar piezas
inimaginables hace unos años. Estos
avances, como la microscopía óptica de
alta resolución, la aplicación del ultrasonido a la terapéutica intracanal, las técnicas de obturación con gutapercha termoplastizada, el conocimiento de los
líquidos de irrigación y sus acciones
sobre los tejidos, los nuevos instrumentos endodónticos, etc. han hecho del
retratamiento no quirúrgico una opción
con alto grado de predecibilidad y que
se impone como tratamiento de elección ante alternativas más radicales.
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ElTártarodelosNadadores
DR. JUAN JOSÉ ARANA OCHOA
AUTOR
Médico estomatólogo.
Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE)
Baracaldo (Vizcaya)
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Entre las diferentes disciplinas deportivas, la natación
destaca por una particularidad en exclusiva de sus practicantes de alto rendimiento y es la formación de una tinción amarillenta-amarronada que se aprecia sobre todo en
las caras vestibulares de los dientes anteriores, debido,
principalmente, a la conjunción de dos elementos entre
sí, como son, en primer lugar, la propia saliva del deportista y, en segundo término, el medio en el cual se desarrolla la práctica de dicho deporte; es decir, la inmersión
en el agua de la piscina.
Este sarro, a diferencia del tártaro clásico, está formado principalmente por fosfato cálcico, carbonato cálcico
y fosfato de magnesio. Es más rico en componentes orgánicos y su formación está relacionada en gran medida por
la intensidad del ritmo de entrenamiento, así como otra
serie de parámetros que más adelante analizaremos; pero
destacamos principalmente el binomio de tiempo-elemento, siendo inexistente en los practicantes amateurs
de este deporte.
Como ya hemos comentado, deberemos hacer una dicotomía etiológica en dos aspectos bien diferenciados:
• Factores propios del individuo, destacando como
valor insignia la saliva, en sus tres planos fundamentales:
flujo salival, Ph de la saliva y efecto tampón.
La saliva es un líquido claro, neutro, débilmente ácido,
ligeramente viscoso, que es segregado por las glándulas salivales (parótida, submaxilar, sublingual, accesorias). Contiene,
fundamentalmente, ptialina, mucina, sorialbúmina, globulina,
leucocitos, restos epiteliales y tiocinato potásico. El Ph normal de la saliva oscila entre 5,75-6,75, situándose un Ph crítico por debajo de 4,5-5. Cuando se rebaja este índice, decimos que las saliva está hiposaturada. El efecto tampón lo
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podemos definir como el sistema fisiológico que impide
cambios en la concentración de otra sustancia química y
tiende a mantener las constantes. Existe un factor elevador
del Ph llamado sialina, el cual, junto con la urea salival, parece frenar o limitar la caída del propio Ph de la saliva.
• Factores medio-ambientales, repartidos fundamentalmente de la manera siguiente:
- Tratamiento antibacteriano del agua (cloro-bromoozono).
- Ph medio del agua de la piscina (6,92-6,96).
- Temperatura exterior.
- Temperatura media horaria del agua.
Para centrarnos en el enfoque práctico de este depósito sobre la superficie de los dientes, deberemos tener
en cuenta una serie de parámetros, que seguidamente
resumimos:
Intensidad del entrenamiento
En los deportistas de competición, sometidos a largas horas
de entrenamiento y en proporción directa a su nivel de
esfuerzo, tanto reflejado en intensidad como en tiempo y
duración del mismo, se observa proporcionalmente un
aumento del tártaro del nadador, factor que tenemos que
tener en cuenta a la hora de actuar como terapeutas odontológicos sobre este tipo de atletas.
Horarios
Según estudios llevados a cabo por profesionales de la
odontoestomatología del deporte, se han valorado los Ph
medios antes y después del entrenamiento, constatando un
aumento del mismo después de dicho entrenamiento,
mientras que, por el contrario, se aprecia una disminución
subjetiva del flujo salival “boca seca”, dándose la circunstancia de que el efecto tampón permanece inalterable.
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Un hecho curioso es que tales parámetros relacionados
con el factor horario sufren una alteración o modificación
importante, bien sean las muestras realizadas por la mañana
o por la tarde, dándose cifras más elevadas al atardecer.
Parece ser que existe una interrelación entre los horarios de
entrenamiento y el número de deportistas que presentan
tártaro del nadador.
Tratamiento del agua de la piscina
Los Ph medios del agua, en la que se desarrolla la práctica
deportiva, difieren bastante en función del tratamiento aplicado sobre ella, comprobando una interrelación a tener presente entre el Ph de la saliva del deportista y el Ph del agua.
El tratamiento del agua de la piscina se realiza de la
siguiente manera, según las diferentes circunstancias de
cada club deportivo:
• Cloro más ozono.
• Bromo.
• Cloro.
Se ha constatado que los niveles más altos de tártaro del
nadador se dan en aquellos deportistas que realizan sus
entrenamientos en piscinas tratadas con cloro más ozono.
El cloro es el principal anión del medio extrabucal. No
debemos perder de vista que la faceta deportiva en este
deporte se realiza continuamente con el área bucofacial
bajo el agua, con una respiración-expulsión a través de la
cavidad oral y cuya saturación puede intervenir en la
modificación del Ph que, a su vez, favorecería el mayor
acúmulo de tártaro de estas características. Asimismo,
aquellas piscinas tratadas exclusivamente con cloro parece ser que son las que menos acumulación de tártaro del
nadador provocan.
Temperatura del agua de la piscina
Si tenemos en cuenta el factor calorímetro sobre la nivelación del Ph, es fácil prever la influencia que dicha temperatura ejerce sobre la variabilidad del Ph del agua de la piscina y que, a su vez, presenta cierta relación con la
temperatura ambiente y el tiempo transcurrido de exposición; con todo lo cual se puede intuir una influencia indirecta sobre el Ph salival del nadador.
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Ph del agua de la piscina
Partiendo de la base en la continua exposición al medio en
la práctica de este deporte, las variaciones llevadas a efecto del Ph del agua de la piscina condicionarán una variación
del Ph de la saliva en el nadador y todo ello influenciado
bajo la tutela (podríamos definirlo de esta manera) del efecto tampón del individuo.
Poder tampón y flujo salival
Cuando el poder tampón de la saliva se encuentra elevado
es constatable una menor variación del Ph salival, tomando
dichas referencias antes y después del entrenamiento. En
cuanto al flujo salival, se aprecia un aumento mayor entre los
deportistas con tártaro del nadador y aún más acuciante
después del ejercicio. También se han demostrado unas
variaciones significativas entre las concentraciones de Ca y P
salivales, pero en direcciones opuestas, ya que mientras la
concentración de Ca aumenta con el esfuerzo y el ritmo de
entrenamiento, las de P, por el contrario, experimentan una
palpable disminución.
Tártaro clásico
Aunque no de manera generalizada, podemos constatar
que los deportistas que tienen tártaro clásico llevan aparejada la presencia de tártaro del nadador; quizás todo ello
influenciado por la faceta de higiene dental, pese a que
esto último no refleja una relación directa. Por el contrario,
los portadores de tártaro del nadador tienen más incidencia
al depósito de tártaro clásico.
Boca seca y ansiedad
Aunque este deporte se practique en un medio líquido, las
circunstancias que rodean a la competición son similares a
las de cualquier otro deporte; por lo tanto, la sensación de
boca seca es mensurable después del ejercicio, dándose la
circunstancia de que aquellos nadadores con tártaro y Ph
bajo tienen más sensación de boca seca que el resto.
Existe una interrelación entre el poder tampón salival y el
nivel de ansiedad, comprobándose que los más ansiosos
tienen un poder tampón más elevado (alcalino), con lo cual
hace que este grupo de deportistas tenga además una
menor variación del Ph salival después del ejercicio.
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Discusión
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Tras los diferentes estudios realizados sobre este particular,
podemos sacar unas conclusiones que nos hacen valorar una
serie de premisas al respecto, viéndose cómo el tártaro del
nadador no se da en todos los atletas por igual, estando ligada
su presencia al ritmo de entrenamiento, al tiempo y a la duración
de la actividad deportiva, no observándose en nadadores
esporádicos. Por supuesto, no podemos dejar de lado el
medio en el que practican este deporte, y de aquí entresacamos unos parámetros que son dignos de resaltar, como son el
Ph, el tratamiento del agua de la piscina y la temperatura.
La frecuencia del ritmo de entrenamiento con inmersión facial puede hacernos variar el medio por alcalinización y formación de cloraminas, verificándose una disminución significativa de streptococos mutans en el sistema
estomatognático de los nadadores después del entrenamiento, tal y como se demuestra según pruebas realizadas
con el test de Alban, que mide la capacidad de la saliva
para fermentar hidratos de carbono, la actividad microbiológica de los microorganismos salivales para desarrollar la fermentación de los azúcares. Por el contrario, los
nadadores de competición tienen mayor tendencia a
padecer patología periodontal.
Tenemos también que hacer referencia a que la variación
del Ph de la saliva está en función del esfuerzo; a saber, un
esfuerzo de resistencia tiene tendencia a aumentar el Ph salival, mientras que un esfuerzo intenso y de corta duración
tiende a disminuirlo.
No debemos olvidarnos de la acción del cloro como
principal anión del medio extrasalival y cuya concentración
en boca nos puede dar una variación del Ph, el poder tampón y el acúmulo de tártaro del nadador, variando estos
porcentajes según cómo se haya procedido al tratamiento
del agua de la piscina.
Conclusiones
Hay que reseñar que el tártaro del nadador, aparte del efecto estético, no tiene consecuencias patológicas directas
sobre la salud bucal de los deportistas, constituyendo, eso
sí, un signo de alarma ante una posible patología periodontal, con alcalinidad excesiva del medio bucal, debido a la
variación del Ph salival con un efecto tampón elevado, lo
MaxillariS
cual influye, junto a la desproporción del flujo salival, a la
aparición de una noxa buco-gingival.
La intensidad del ejercicio y del esfuerzo provoca, como
ya hemos visto, variaciones sustanciales en el Ph de la saliva,
directamente proporcional al tiempo transcurrido de entrenamiento, sobre todo por el tratamiento efectuado en el
medio líquido. Aconsejamos por tanto a estos deportistas
consultar con el odontoestomatólogo del deporte, el cual
establecerá una tabla de consejos prácticos sobre higiene
bucal y valoración de los parámetros salivales, con el fin de
establecer una terapia oportuna para el mantenimiento de la
salud bucal a los practicantes de competición en esta
modalidad deportiva, haciendo una terapia profiláctica
sobre focos de origen periodontal que, a largo o medio
plazo, puedan dar origen a una patología a distancia de
carácter músculo-tendinoso.
Actuaciones preventivas individuales:
• Descartar que la tinción sea producida por otras causas ajenas al medio del agua de la piscina, como
pueda ser por alimentos, tabaquismo, colutorios, etc.
• Evaluar el poder tampón salival, a fin de recomendar
un tipo de colutorios o contraindicar otros, según su
Ph de alcalinidad.
• Establecer y programar una terapia adecuada, en función de la fisiología salival de cada deportista.
• En el caso de tratarse de practicantes de water-polo,
además de lo ya expuesto, es necesario prescribir el
uso del protector dentoalveolar, a fin de evitar traumatismos dentofaciales, con las consecuencias por
todos ya conocidas.
Actuaciones preventivas colectivas:
• Se considera interesante una ligera acidificación compensatoria del agua de la piscina, sin que ello suponga una injuria externa para la salud y la integridad de la
estructura dura del diente, aunque la predilección por
los nadadores de competición se decanta por el agua
ácida, llamada “agua rápida”.
• Establecer un apartado en la ficha de este tipo de atletas, en el que se registren no sólo los parámetros básicos de odontología deportiva, sino además un control
sistemático del Ph salival y efecto tampón.
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Bibliografía
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Septiembre 2003
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