medidas alternativas a la pena privativa de libertad

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SOBRE LA FALTA DE TECNICIDAD
EN LA REGULACION DE LAS MEDIDAS ALTERNATIVAS
A LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD
Por: Domingo Jesús Anglas Castañeda 1
En principio debo señalar que la consagración de instituciones
despenalizadoras en el Código Penal, como la suspensión de la
ejecución de la pena, la reserva del fallo condenatorio, la exención
de pena, la conversión de pena y la sustitución de penas, constituye
un acierto del legislador, dado que mediante ellas se evita imponer o
ejecutar pena privativa de libertad efectiva a quien es encontrado
responsable de la comisión de un delito, aunque debe reconocerse
que no siempre el fin es evitar la imposición o ejecución de pena
privativa de libertad efectiva, como por ejemplo en el caso de la
exención de pena, la que también procede en caso de pena
limitativas de derechos y multa. Del mismo modo, en la reserva de
fallo condenatorio que procede en penas limitativas de derechos
(prestación de servicios a la comunidad, limitación de días libres e
inhabilitación).
Obviamente, todas estas instituciones solo proceden cuando la pena
privativa de libertad impuesta o que se podría imponer sea de corta
duración, en todo caso, no mayor de cuatro años de pena privativa
de libertad.
Las medidas alternativas a la pena privativa de libertad que se han
consolidado en la practica judicial son la suspensión de la ejecución
de la pena y la reserva del fallo condenatorio. Sin embargo, en su
regulación se advierte falta de técnica legislativa.
Efectivamente, el artículo 58 del Código Penal establece las reglas
de conducta para la suspensión de la ejecución de la pena y el
artículo 64 las reglas de conducta para la reserva del fallo
condenatorio, donde prácticamente se aluden a las mismas reglas,
salvo la relativa a la de comparecer al juzgado a informar y justificar
sus actividades. Así, en el caso de la reserva del fallo condenatorio
se establece que debe ser mensualmente y en la suspensión de la
ejecución de la pena no se establece plazo, dejando al juzgador que
decida lo que crea mas conveniente.
Sin embargo, esta es una diferencia intrascendente, que no tiene
1
Abogado de profesión, egresado de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, con estudios de Maestría en Derecho Civil y Comercial y Doctorado en
Derecho en la Universidad Particular Inca Garcilaso de la Vega. Asimismo, con
estudios de Especialización en Derechos Humanos y Procesal Constitucional.
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razón valedera. En ese sentido, el artículo 64 no tiene porque repetir
la redacción del artículo 58, sino actuar como norma remisiva,
estableciendo que las reglas de conducta aplicables a la reserva del
fallo condenatorio serán las mismas establecidas en el artículo 58.
El mismo error de reiterancia se presenta al regular los efectos del
incumplimiento de las reglas de conducta, en el que los artículos 59
y 65 expresan lo mismo. Por lo demás, expresar algo de manera
diferente para decir lo mismo, no resulta lógico. En ese sentido,
indicar en el artículo 59 “Amonestar al infractor”, y en el artículo 65
“Hacerle una severa advertencia”, en esencia es decir lo mismo.
En conclusión el artículo 65 debió redactarse también como norma
remisiva.
Lo mismo sucede con la primera parte del artículo 59 referido a la
posibilidad de que el beneficiario fuera condenado por otro delito, y
el artículo 60 que prescribe el efecto en caso se cometa nuevo delito
durante el periodo de prueba, régimen que sin problema alguno se
podía unificar al de la reserva de fallo condenatorio consagrado en el
artículo 66.
Por otro lado, la falta de uniformidad en la expresión legislativa,
causa confusión en la aplicación de los institutos.
Veamos: en relación al requisito objetivo referido a la pena privativa
de libertad de la suspensión de la ejecución de la pena, la reserva
del fallo condenatorio y la exención de pana, se dice lo siguiente:
1.- Artículo 57 inciso 1.- “Que la condena se refiera a pena privativa
de libertad no mayor de cuatro años”.
2.- Artículo 62 inciso 1.- “Cuando el delito este sancionado con pena
privativa de libertad no mayor de tres años...”; y
3.- Artículo 68.- “El Juez podrá eximir de sanción, en los casos que
el delito esté previsto en la ley con pena privativa de libertad no
mayor de dos años...”.
No cabe duda, que en este último caso lo que se debe tener en
cuenta no es la pena impuesta por el Juez, sino la conminada por la
ley, la que no debe ser mayor de dos años de pena privativa de
libertad; lo que además determina que el instituto de la exención de
pena está pensado para delitos leves, es decir, conductas delictivas
consideradas de poca dañosidad social.
En el primer caso, también resulta claro entender que el quantum de
la pena privativa de libertad a tener en cuenta es la concreta, es
decir, la impuesta por el Juez, no interesando la pena conminada. En
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ese sentido, la suspensión de la ejecución de la pena se podría
aplicar, por ejemplo, a un delito sancionado con pena privativa de
libertad no menor de 3 ni mayor de ocho años. Caro está, si la pena
impuesta por el Juez no sea mayor de cuatro años. Inclusive
resultaría aplicable al homicidio simple sancionado con pena
privativa de libertad no menor de seis años ni mayor de veinte, sí el
juzgador por ejemplo, en base a la confesión sincera,
responsabilidad restringida por el criterio de la edad, u otros criterios,
decida en el caso en concreto imponer pena privativa de libertad no
mayor de cuatro años.
Lo que no se entiende es porque el legislador en la reserva del fallo
condenatorio utiliza una expresión poco clara: “cuando el delito esté
sancionado con pena privativa de libertad no mayor de tres años...”.
Pues sí quería referirse a la pena establecida por el tipo, es decir, la
pena conminada debería utilizar la misma expresión que en la
exención de pena, esto es: “que el delito esté previsto en la ley con
pena privativa de libertad no mayor de tres años”. Es decir, una
redacción clara y concreta. Y si quería referirse a la pena impuesta
por el Juez, pues utilizar la misma redacción de la suspensión de la
ejecución de la pena: “que la condena se refiera a pena privativa de
libertad no mayor de tres años”.
Sea que se quiera decir una u otra cosa, para qué utilizar una
expresión diferente, como es: “cuando el delito esté sancionado con
pena privativa de libertad...”. Bastaba alinearse a algunas de las dos
redacciones ya comentadas.
Adviértase que lo mismo comentamos cuando hicimos alusión a la
expresión: “amonestar al infractor” y ”hacerle una severa
advertencia”. Esto no es técnico, legislativamente hablando.
Ahora bien, lo señalado no solo tiene relevancia en lo tocante a la
redacción de las normas jurídicas. Ello en realidad es lo que menos
importancia. Lo que realmente preocupa es la confusión que genera
al momento de su aplicación. Así, no pocos son los casos en el que
el Juzgador a aplicado la reserva del fallo condenatorio guiado por la
pena impuesta 2 y no por la pena conminada, cuando la correcta
interpretación del artículo 62 inciso 1 del Código Penal es entender
la expresión: “el delito esté sancionado”, referida a la pena
conminada. Es decir, la establecida por el legislador. Aspecto que en
2
El suscrito se desempeña desde hace más de ocho años asesorando Bachilleres en
Derecho en su preparación para rendir el Título de Abogado, labor en la cual he leído
y analizado varios cientos de expedientes penales, habiendo constatado el error
indicado de aplicar la reserva del fallo condenatorio sustentado en la pena impuesta,
a pesar que la pena conminada es mayor de tres años.
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rigor determina su diferenciación con la suspensión de la ejecución
de la pena, dado que éste instituto puede resultar aplicable, en
teoría, a cualquier delito, con tal que la pena impuesta por el Juez no
supere los cuatro años de pena privativa de libertad. En cambio, la
reserva del fallo condenatorio, sustentada en la pena conminada no
mayor de tres años de pena privativa de libertad, lo limita a delitos
de poca y mediana gravedad, lo que se determina precisamente por
la pena establecida por la ley, la que responde al grado de
reprochabilidad de la conducta.
Lima, Enero del 2005
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