N° 181

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ACUERDO Nº: 181 En la ciudad de Rosario, a los 13 días del mes de abril del año dos
mil once, se reunieron en Acuerdo los jueces de la Sala Segunda de la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, doctores Gerardo F. Muñoz, Oscar R.
Puccinelli y María de los Milagros Lotti, con el fin de dictar sentencia en los autos
caratulados “B., A. c/ G. V. C. s/ Impugnación Paternidad Extramatrimonial”, (Expte.
N°. 172/09), venidos para resolver los recursos de apelación y conjunta nulidad interpuesto
por la actora contra la resolución nº 549, del 28 de mayo de 2008 dictada por el Juzgado en
lo Civil, Comercial y Laboral nº 2 de Casilda; y,,
Realizado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones:
1. ¿Es nula la sentencia impugnada?
2. ¿Corresponde hacer lugar al pedido de declaración de inconstitucionalidad de la
última parte del art. 263 del Código Civil?
3. ¿Qué resolución corresponde dictar?
Sobre la primera cuestión, el Dr. Muñoz dijo:
El recurso de nulidad deducido por la actora no ha sido mantenido en esta instancia,
y no advirtiéndose vicios u omisiones que hagan necesaria su declaración oficiosa,
corresponde desestimarlo.
Voto por la negativa.
Sobre la misma cuestión, el doctor Puccinelli y la doctora Lotti expresaron
idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Muñoz y votaron en el mismo sentido.
Mediante la resolución impugnada, el a quo no hizo lugar al pedido de declaración
de inconstitucionalidad del párrafo segundo del art. 259 del CC, en los términos propuestos
en la demanda, y rechazó la demanda de impugnación de paternidad extramatrimonial, con
costas.
En lo sustancial, el judicante entendió que el pedido de inconstitucionalidad del art.
259 del CC, es improcedente por las siguientes razones: a) los sujetos activos que prevé el
.
citado artículo son el marido (cónyuge, no concubino o compañero unido); el hijo y los
herederos del marido; b) lo referente a la impugnación de los hijos nacidos fuera del
matrimonio es tratado en el art. 263 del CC que establece un plazo de caducidad de dos
años para ejercitar la acción respecto de los demás interesados, entre los cuales quedaría
comprendido el actor;
Respecto al rechazo de la impugnación de paternidad extramatrimonial, para así
declararlo sostuvo que: a) el plazo de caducidad es constitucional, encontrándose perimida
la acción de impugnación por iniciarse 4 años después del reconocimiento -31/07/03-; b) el
allanamiento formulado no tiene valor ya que estamos en la órbita de derechos de orden
público familar; y c) señala que “nadie puede invocar su propia torpeza teniendo tiempo
mas que suficiente para haber entablado la acción en tiempo propio y no cuatro años
después, cuando bajo una escueta explicación de haberse enterado en forma fortuita
pretende cuestionar su reconocida paternidad...” (fs. 31 vta).
Asimismo agregó que
“...En todo caso si hay un padre biológico del menor ( o el mismo menor en su caso) es el
que tiene legitimación activa tanto para impugnar la paternidad reconocida por Adrián
Bracco como para reclamar la suya sobre dicho menor...” (ver fs. 32).
2. Contra dicho pronunciamiento se alzó el demandante quien expresó agravios a fs.
45, reproches a los que remito en honor a la brevedad y cuyo traslado no fuera respondido
por la apelada. A fs. 61 obra el dictamen de la Defensora General de Cámara, quién
expresa que, a su entender, corresponde hacer lugar a la demanda de impugnación de
paternidad extramatrimonial atento que las normas procesales relativas a la caducidad
ceden en su jerarquía e interpretación en favor de los intereses superiores del menor.
Así planteado el caso, quedan los presentes en estado de resolver.
3. El art. 263 del Cód. Civil, establece: "El reconocimiento que hagan los padres
de los hijos concebidos fuera del matrimonio puede ser impugnado por los propios hijos o
por los que tengan interés en hacerlo. El hijo puede impugnar el reconocimiento en
.
cualquier tiempo. Los demás interesados podrán ejercer la acción dentro de los dos años
de haber conocido el acto de reconocimiento".
El análisis de la eficacia constitucional de esta norma referida a la filiación, en
cuanto involucra derechos fundamentales que se ejercen en la órbita familiar, debe ser
abordado en un marco legal específico, que no es otro que el suministrado por los
instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos incorporados a la Constitución
Nacional, con jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22, Const. Nac.), que impone a la
legislación de fondo nacional la debida adecuación de sus preceptos a dicho tejido
normativo, so riesgo de que en caso de colisión, deba otorgarse primacía a los derechos que
allí se encuentran consagrados. La judicatura, en este aspecto, debe hacer lo que se conoce
como “control de convencionalidad”.
En este lineamiento, y para el caso traído a decisión, el plazo de caducidad de dos
años a contar desde el reconocimiento, que impide tanto al reconociente que no es el
padre biológico como a este último, impugnar el reconocimiento vencido dicho plazo de
caducidad, resulta inconstitucional e inconvencional frente a la Constitución Nacional, por
no adecuarse a las directrices contenidas en dicho complejo normativo (arts. 28, 31 y 75
inc.22 de la Const. Nac. y art. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos).
En este mismo sentido se ha pronunciado en un caso similar (se trataba del pedido
de inconstitucionalidad del mismo plazo del art. 263, pero formulado por el padre biológico
no reconociente), la Cámara de Familia de la 2a. Nominación de la ciudad de Córdoba, en
autos: “M., W.D. c. C.M.M y otro”, (LLC 2010 -marzo- 227) , por los siguientes
fundamentos que compartimos y que, en breve sintésis, reproducimos a continuación :
a) Tal normativa vulnera el derecho a la identidad del accionante, de raigambre
constitucional (art. 75 inc. 22 de la Const. Nacional y arts. 3 y conc. de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos", art. 6 y conc. de la Declaración Americana sobre
Derechos Humanos), definido como "el derecho a ser uno mismo", y a "no ser confundido
.
con los otros", y que puede ser entendido de modo estático (en el sentido de conservar lo
que he sido) o dinámico (como el derecho de asumir nuevas condiciones, o a cambiar las
actuales).(conf. Sagüés, Néstor Pedro "Elementos de Derecho Constitucional", Ed. Astrea,
Bs. As. 2003, pág. 343).
En efecto, tal como está configurado el plazo de caducidad en la ley se violenta el
derecho de defensa en juicio de la actora, y su derecho de ser oído con las debidas garantías
legales (art. 18 de la Const. Nac. y 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Ello también atenta contra el derecho de identidad biológica del menor, de
jerarquía constitucional (arts. 7, 8 y conc. de la C.D.N. y art. 75 inc. 22 de la Const.
Nacional), colocando al niño como objeto de derechos, obligándolo a mantener una
filiación que no condice con su verdadera realidad biológica.
b) Cabe señalar que si bien el derecho a la identidad del hijo menor tiene raigambre
constitucional, por tratarse de un derecho personalísimo, el único legitimado para su
defensa es su propio titular. No obstante tal afirmación, el planteo de inconstitucionalidad
formulado por el reconociente padre no biológico no queda privado de contenido, desde
que el derecho a acceder a la verdad biológica y con ello propender a la tutela de la
identidad personal, es también un derecho del padre.
Este derecho, no es otro que el derecho a la identidad, que en la especie se traduce en el
derecho a establecer la verdadera filiación con todas sus derivaciones, lo que implica que él
no sea tenido legalmente como padre de quien "biológicamente" no es padre.
La "identidad" es lo que "uno es", frente a sí mismo y frente a los demás. Es una
"situación jurídica subjetiva por la cual el sujeto tiene derecho a ser representado
fielmente en su proyección social. Tiene derecho a que se le conozca y defina en su
"verdad personal", tal cual es, sin alteraciones, desfiguraciones, falseamientos,
distorsiones o desnaturalizaciones de sus atributos, tanto estáticos como dinámicos, que lo
.
distinguen de los demás en cuanto lo hacen ser "el mismo" y no "otro"... Ante el derecho de
la persona, se yergue el deber de los demás de respetar la "verdad" que cada cual
proyecta, de modo objetivo, en su vida de relación social" (Fernández Sessarego, Carlos.
"Derecho a la identidad personal". Ed. Astrea. Buenos Aires, 1992, pág. 115).
En la identidad personal los intereses comprometidos son la libertad y la verdad, ya
que "no sólo interesa la tutela de la verdad personal o fidelidad de la representación del
sujeto en la comunidad, sino también la posibilidad misma de forjar una identidad y de
actuar acorde con ella" (Zavala de González, Matilde, "Resarcimiento de daños. Daños a
las personas (integridad espiritual y social)", Vol. 2 C, Ed. Hammurabi, Bs. As. 1994, p.
208 y ss.).
c) Debido a que el contenido de los derechos involucrados es amplísimo, son
numerosas las manifestaciones que se derivan de este derecho a la "identidad personal",
entre ellas, y en lo que aquí interesa: el derecho al conocimiento de la identidad biológica y
a gozar de un emplazamiento familiar, derecho a transformar la identidad personal, derecho
a la verdad sobre la propia identidad personal, derecho a no ser engañados sobre la
identidad personal ajena. Precisamente respecto al "derecho al conocimiento de la identidad
biológica y a gozar de un emplazamiento familiar", se señala que "la necesidad que
experimentamos de sentirnos parte del mundo y de comunicarnos con próximos y prójimos,
no puede satisfacerse cabalmente sin saber quién es uno, cuál es el pasado propio y si
existen y cómo son los lazos básicos que vinculan con otros; en suma, sin el acceso a la
completa verdad histórica del propio ser..." (Zavala de González, Matilde, ob.cit., p. 229).
De lo hasta aquí expuesto queda claro que el reconociente padre no biológico
detenta un interés legítimo para accionar, pues un concepto amplio del derecho a la
identidad personal, comprende las relaciones familiares y los correlativos estados de familia
que éstas generan (padre-hijo-hermanos). El desarrollo de dichas relaciones resulta, sin
lugar a dudas, un elemento de suma importancia en la constitución de la identidad de cada
.
persona, de modo que, un desenvolvimiento forzado de relaciones sin otro sustento que el
derivado del imperativo legal, produce importantes alteraciones en la identidad de un
progenitor.
Ahora bien, es innegable que cuando el padre toma conocimiento que el hijo que
aparece inscripto como suyo es hijo de otro padre, luego de vencido el plazo de caducidad
previsto en el art. 263 del Cód. Civil, se plantea un verdadero conflicto de intereses, cual es
la aplicación sin más del plazo de caducidad por un lado, y la de propiciar la determinación
de la verdad biológica en aras de una adecuada construcción de la identidad personal tanto
del niño, por un lado como de su progenitor biológico y de su reconociente padre no
biológico, por el otro.
En efecto, no siempre el conocimiento del reconocimiento paterno constituye
circunstancia suficiente para reputar que los terceros —legitimados activos— son, a partir
de ese hecho, conocedores de que el niño no ha sido procreado por el reconociente. Por el
contrario, en muchos casos la certeza sobre la no paternidad se obtiene luego de vencido el
plazo previsto por el art. 263 del Cód. Civil, cuando ya los terceros interesados se
encuentran privados definitivamente de su derecho a demostrar que el hijo reconocido no es
hijo biológico del reconociente. A pesar de ello, - si bien en relación al plazo de caducidad
establecido por el art. 259 CC-, con conceptos enteramente trasladables a este caso, se ha
sostenido que "...Aunque discutible, el plazo de caducidad responde a una directiva
general que tiende a la seguridad jurídica a través de la consolidación del estado de
familia. Es cierto que el plazo de caducidad es operante aún antes de que el marido
acceda, por hipótesis, a la verdad biológica, pero no por ello puede sostenerse que es
inconstitucional" (Zannoni, Eduardo A., Derecho de Familia, Tomo II, Quinta Edición,
Editorial Astrea, 2006, pág. 463). Según esta posición la caducidad de la acción impide que
una situación jurídica valiosa —el estado de familia de un hijo— pueda quedar
indiscriminadamente sometida a embates que se traduzcan finalmente en la prevalencia de
.
la discordia familiar. En este lineamiento, resulta claro que la limitación temporal impuesta
por la ley a los terceros interesados para ejercer la acción de impugnación del
reconocimiento (y en general, para todas las acciones de impugnación), se encontraría
justificada, pues respondería al imperativo de propender a la estabilidad o permanencia del
estado de familia, y con ello al mantenimiento de la paz familiar. En otras palabras, la regla
según la cual debe procurarse, lo más que sea posible, lograr la concordancia entre la
realidad biológica y los vínculos jurídicos emergentes de esa realidad (principio de la
"veracidad biológica"), reconoce límites legales que encuentran justificación en la
necesidad de mantener la paz social o la paz familiar.
d) Sin embargo, las restricciones impuestas a los derechos individuales, en el caso el
derecho a establecer la verdadera filiación, tienen un límite sustancial que se deriva de los
principios de razonabilidad y proporcionalidad (arts. 14, 19, 28 y 75 inc. 30 de la Const.
Nac.). Para el examen de este aspecto de la cuestión, es preciso señalar que "razonabilidad"
en sentido estricto alude a la constitucionalidad o legalidad de los motivos o razones que se
alegan para justificar una restricción o desigualdad, en tanto que la "proporcionalidad" se
desenvuelve siempre en relación medios-fines y significa por tanto, la adecuación de la
norma al fin que determina el ordenamiento jurídico. Es que la libertad —comprometida en
el derecho a la identidad— configura un valor superior dentro del ordenamiento jurídico, se
trata de un derecho fundamental que goza de tutela constitucional (arts. 1, 2, 3 y 6 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos), razón por la cual la elección que haga el
legislador del modo de incidir sobre ella, no puede pasar indiferente al control de
constitucionalidad. Es decir, la restricción temporal impuesta por el art. 263 del Cód. Civil
para el ejercicio de la acción de impugnación del reconocimiento por parte del progenitor
biológico debe ajustarse a un criterio de razonabilidad y proporcionalidad.
En este marco conceptual, y a fin de juzgar sobre la razonabilidad y
proporcionalidad de la norma en el caso concreto, debe considerarse que la acción es
.
intentada por el reconociente padre no biológico, según resulta del examen de A.D.N que se
adjunta en autos. Lo que se pretende en definitiva, a través del ejercicio de la acción de
impugnación de la paternidad extramatrimonial, es determinar si existe la concordancia
entre el vínculo jurídico establecido entre padre e hijo y la realidad biológica.
En suma, el derecho a conocer la verdad biológica es un componente del derecho a
la identidad personal, va unido al derecho a establecer vínculos jurídicos de filiación entre
quienes están unidos por vínculos biológicos, y al derecho a probar el verdadero estado de
familia (aspecto dinámico del derecho a la identidad); y en el caso de autos, no caben dudas
que la norma que impide impugnar la paternidad extramatrimonial de quien se encuentra
emplazado actualmente como padre del niño, a raíz de que reconoció al hijo como suyo, de
cara a una realidad biológica que revela precisamente lo contrario, implica una restricción
irrazonable que lesiona esos derechos fundamentales.
En este sentido, se ha sostenido "...estos plazos de caducidad de las acciones de
filiación impiden, limitan, restringen y cercenan la determinación de la verdadera
filiación, y por ende desdibujan y alejan los contenidos sustanciales de aquellos derechos
personalísimos —entre ellos la identidad personal— que derivan de la filiación..."
(Lloveras Nora y Salomón Marcelo, "El Derecho de Familia desde la Constitución
Nacional", Ed. Universidad, Bs. As., 2009, p. 240). Por ello, es que "... la limitación
temporal incluida en los plazos de caducidad para interponer las acciones de filiación
deviene inconstitucional..." (Lloveras, Nora y Salomón, Marcelo, ob. cit., p. 241).
En esta tesitura se estima que la referida limitación temporal desnaturaliza y priva
de contenido al derecho a la identidad amparado tanto a nivel constitucional doméstico
como en el orden internacional, según se examinó. Y no es cuestión baladí tener en cuenta
la operatividad de las previsiones supranacionales y su influencia en el ámbito interno
(conf. Fernández, Raúl E., "A propósito del control de convencionalidad", en Ghirardi,
Olsen A. (Director) Diez años, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de
.
Córdoba, Instituto de Filosofía del Derecho, T. 10, pág. 157 y sgts.). En efecto, una
interpretación contraria no superaría un elemental test de constitucionalidad ni de
convencionalidad.
4) El precepto atacado violenta el derecho de acceso a la justicia consagrado en los
arts. 14 y 18 de la Const. Nac., art. 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos,
XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y art. 8, apart. 1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica),
en cuanto establecen el derecho de toda persona "a concurrir a la justicia para hacer valer
sus derechos", en condiciones de plena igualdad, por ante un Tribunal independiente e
imparcial.
Esto es así, por cuanto se priva al reconociente padre no biológico de la posibilidad
de elegir recurrir o no a reclamar la tutela jurisdiccional de su derecho, este es, el mentado
derecho a la identidad filiatoria, que en las condiciones analizadas supra, merece amparo y
respeto por la justicia.
5) La norma cuestionada afecta el derecho de igualdad, consagrado en el art. 16 de
la Const. Nacional, y en los instrumentos de Derechos Humanos que lo receptan como uno
de los más fundamentales derecho del hombre (arts. 1, 2, 7, y 10 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, arts. 1 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos).
Se observa que la ley dispensa un trato distinto a los diversos miembros de la
relación paterno-filial, otorgando al hijo la posibilidad de ejercer la acción sin plazo alguno
que la limite, mientras que al padre se le fija un lapso excesivamente limitado de tiempo
para accionar, lo cual, efectivamente, resulta discriminatorio, pues dicha distinción no
obedece a criterios objetivos y razonables. Así, la consolidación del estado de familia, que
justifica la caducidad de la acción otorgada a los demás interesados, entre ellos el interés
.
del padre no biológico, no condice con la existencia de similar acción concedida al hijo sin
término de caducidad alguno.
En este lineamiento se ha entendido que "... no hay razón alguna para `bloquear”
al padre y a los otros interesados, y no hacerlo respecto al hijo, cuando lo que se busca en
realidad es consolidar los componentes del derecho a la identidad, tanto los del hijo como
los del padre y los otros interesados..." (Lloveras, Nora y Salomón, Marcelo, ob. cit., p.
242).
6) Se lesionan además derechos patrimoniales, pues la no correspondencia de la
filiación con la verdad biológica, sujeta injustamente tanto al reconociente padre no
biológico cuanto al hijo a consecuencias patrimoniales, comprometiendo derechos actuales
y eventuales (prestación alimentaria, derecho sucesorio, etc.).
Las razones recién expuestas, resultan suficientes para hacer lugar al planteo
formulado por la actora y declarar la inconstitucionalidad del art. 263 del Cód. Civil, en
cuanto le impone al reconociente padre no biológico el plazo de caducidad de dos años
desde el reconocimiento para promover la acción de impugnación del mismo.
Voto afirmativamente
Sobre la misma cuestión, el doctor Puccinelli y la doctora Lotti expresaron
idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Muñoz y votaron en igual sentido.
Sobre la tercera cuestión, el Dr. Muñoz dijo:
Atento al exámen de ADN realizado oportunamente y agregado en autos (fs. 5/18);
al allanamiento a la demanda expresado por la madre del menor (fs. 24) -el que no fuera
observado por el señor Defensor General (fs. 27)-, y al dictamen de la señora Defensora
General de las Cámaras de Apelaciones (fs. 61); declarada la inconstitucionalidad del plazo
de caducidad de dos años contenido en el art. 263 CC en los términos expresados
precedentemente; corresponde hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por la actora;
revocar la resolución nro. 549 de fecha 28/05/08 y acoger la demanda de impugnación del
.
reconocimiento de la paternidad extramatrimonial entablada por el señor A. B., en contra
del reconocido, L. N. B..y C., representado legalmente por su progenitora G. V. C.; declarar
que el menor L. N. B. y C., no es hijo de A. B.. Asimismo deberá oficiarse al Registro de
Estado Civil y Capacidad de las Personas a fin de ordenar la inscripción de la presente
resolución. Atento al allanamiento oportunamente formulado por la madre del menor, las
costas de ambas instancias se imponen por su orden (art. 250 C.P.C.C.)
Los honorarios de segunda instancia deben regularse en el 50% de los que
correspondieren a primera.(art. 19 ley 6767)
Así voto.
Sobre la misma cuestión, el doctor Puccinelli y la doctora Lotti dijeron: el
pronunciamiento que corresponde dictar es el propuesto por el doctor Muñoz y así votamos.
En mérito de los fundamentos del Acuerdo que antecede, la Sala Segunda de la
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario RESOLVIÓ: 1) Declarar
inconstitucional el segundo párrafo del art. 263 del Código Civil, en cuanto establece que la
acción de impugnación de la paternidad extramatrimonial respecto a los demás interesados
caduca si transcurren dos años de haber conocido el acto de reconocimiento, atento a las
consideraciones expuestas ut supra; 2) Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por
la actora y, en consecuencia, revocar la resolución nro. 549 de fecha 28/05/08 acogiendo la
demanda de impugnación del reconocimiento de la paternidad extramatrimonial entablada
por el señor A. B., en contra del reconocido, L. N. B. y C., representado legalmente por su
progenitora señora G. V. C.; declarar, por tanto, que el menor L. N. B. y C., no es hijo del
señor A. B.. Asimismo deberá oficiarse al Registro de Estado Civil y Capacidad de las
Personas a fin de ordenar la inscripción de la presente resolución. Atento al allanamiento
oportunamente formulado por la madre del menor, las costas de ambas instancias se
imponen por su orden (art. 250 C.P.C.C.)
.
Los honorarios de segunda instancia deben regularse en el 50% de los que
correspondieren a primera.(art. 19 ley 6767)
Insertarlo, agregar copia a los autos y hacerlo saber..
Con lo que terminó el acto, firmando los jueces por ante mí, doy fe. (B., A. c/ G. V.
C. s/ Impugnación Paternidad Extramatrimonial”, (Expte. N°. 172/09),.
GERARDO F. MUÑOZ
OSCAR R. PUCCINELLI
MARIA DE LOS MILAGROS LOTTI
PATRICIA B. NIEDFELD
.
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