Capítulo I - Armada Española

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Las costas mediterráneas fueron el teatro privilegiado, sin parangón en el mundo, del nacimiento y
desarrollo de la navegación como transmisora de culturas y migraciones humanas.
El intercambio de bienes, fue el motor del contacto de los pueblos con el mar, surgiendo un pensamiento estratégico comercial al que siguió, como consecuencia, el militar.
La expansión marítima y de la ciencia marítima,
se produjo de Este a Oeste y la evolución del mundo
mediterráneo tuvo dos puntos extremos concretados
en sus accesos: el del Ponto Euxino (mar Negro) y el
de las Columnas de Hércules (Gibraltar).
Iberia se fue integrando parcialmente en los diferentes mundos que empezaron coexistiendo, para fundirse, como un todo, con el nombre de Hispania en el
romano. Sólo una gran cultura marítima autóctona,
Tarteso, había brillado con luz propia y servido de referencia para contactos con otros ámbitos atlánticos.
La España visigoda, la musulmana y los reinos
cristianos españoles, irán acrecentando su vinculación
marítima de menos a más, expandiéndose Aragón por
esta vía e invirtiendo el sentido secular Este-Oeste de
las actividades navales.
Castilla, hasta que perfecciona su dominio del
litoral Sur, se vuelca hacia los mares del Norte a través de los activos puertos de su cornisa cantábrica.
Aragón, la otra forjadora de la futura España, se consolida como potencia mediterránea.
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[ PERÍODO 1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA ARMADA ESPAÑOLA ]
CAPÍTULO I. EL
1. EL
MAR COMO CAMINO.
LOS
ALBORES DE LA NAVEGACIÓN.
MAR EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
Para las sociedades primitivas el mar constituyó un
obstáculo, pero sus zonas litorales representaron también una doble seguridad: la de no temer ataques enemigos por ese flanco y la de proporcionar alimentos,
utensilios naturales y adornos. Los grandes concheros1
o acumulaciones de conchas y caparazones de moluscos y crustáceos son testimonio de este medio ancestral de subsistencia de las comunidades próximas al
mar.
Con el inicio de la navegación, el transporte acuático y la pesca de altura se convirtieron en actividades
humanas y la costa dejó de ser barrera, iniciándose así
un proceso natural tendente a dar a ese espacio el lugar
en la vida humana más acorde con su proporción física
sobre la superficie del planeta: tres cuartas partes líquidas contra una de masa continental.
A las primeras actividades citadas, siguieron la del
comercio y la de las relaciones internacionales con pueblos con los que antes no había habido contacto posible
y, como consecuencia de éstas, aparecen el bandidaje
marítimo o piratería y la guerra naval.
Con el perfeccionamiento de los medios y con el
aprendizaje de las costas, del curso de las corrientes y
de los vientos, surgieron las rutas y la necesidad de su
dominio. El mar dejó de ser sólo un medio de comunicación cada vez mejor dominado y fácil, para convertirse, al menos parcialmente, en objeto susceptible de
posesión y de exclusión y, consecuentemente, de apetencia de rivales.
La Era de los Descubrimientos, abrió el mundo
entero a los imperios coloniales y tanto la competencia
por el dominio de nuevas tierras y fuentes de riqueza,
como la colonización y la posterior descolonización y
aparición de nuevas naciones, son fenómenos que sólo
se pueden comprender con la supremacía marítima
como base.
En la mar se desarrollaron 3 actividades clásicas: pesca, comercio y guerra, a las que hay que
añadir en tiempos actuales, el deporte y la investigación. A todas ellas es aplicable la conocida frase de
Cneo Pompeyo, citada por Plutarco: «...navegar es
necesario, vivir no es necesario» que sólo se comprende si se aplica a la humanidad y no a la persona
concreta.
(1)
Bajorrelieve asirio del Museo Británico.
(Retoque digital C.A.E. de la Armada).
España, geográficamente es marítima. Situada
entre dos mares históricos y con cerca de 3.300 Km de
costa. Los pueblos hispánicos primero y la nación española después estaban llamados a poseer una gran marina mercantil y a ser una potencia naval, pues no en vano
la economía española ha dependido y depende en un
90% del transporte marítimo y un 70% de su población
vive a menos de 50 Km de la costa; sin embargo, nunca
ha sido plenamente consciente de esta circunstancia
pese a todos los factores favorables que poseía y pese a
los prometedores antecedentes históricos que atesoraba.
Todas las circunstancias favorables al desarrollo del
poder naval, de nada sirven si se carece del componente esencial de toda política naval: el sostenimiento de
una fuerza suficiente, que salga al paso de los peligros
contra los intereses nacionales y permita una libertad de
decisión y de acción de la que obligadamente dimanan
derivaciones estratégicas.
La península ibérica, cuenta con 4 ámbitos marítimos a los que históricamente, y con mayor o menor fortuna, se asignarían 3 líneas de acción naval: la
Mediterránea, la Africana, y la del Canal de la Mancha.
Posteriormente, se añadiría la Americana y, finalmente,
la correspondiente a Asia y Oceanía.
2. ORÍGENES
DE LA NAVEGACIÓN MARÍTIMA
Navegar, es trasladarse por un medio acuático utilizando un instrumento apropiado, natural o artificial,
Conchero. Con este nombre, se designa los restos de moluscos que sirvieron de alimento a los hombres prehistóricos y que
aparecen, frecuentemente, en forma de grandes acumulaciones mezclados con fragmentos de huesos de mamíferos y aves,
de espinas de peces y otros residuos de alimentos y casi siempre con industria humana. Generalmente, corresponden al
Neolítico, si bien por extensión se aplica igualmente a acumulaciones análogas mucho más modernas y aún subactuales. Están
casi siempre localizados en las cercanías de las costas, aunque también existen en el interior de algunas cuevas bastante alejadas del mar.
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ante la imposibilidad humana de resistir largos espacios
nadando y ante el imperativo de transportar consigo
materiales, instrumentos, armas y víveres.
culos de olas, corrientes y, sobre todo, el miedo a lo
sobrecogedor y a lo desconocido.
El origen de la navegación hay que buscarlo en la
necesidad del hombre primitivo de desplazarse en busca
de nuevos medios de subsistencia y para escapar de la
persecución de otros hombres.
3. LA
Ante el obstáculo que suponía un río no vadeable o
un brazo de mar, la navegación ofrecía el sistema adecuado por medio de cuerpos flotantes en su propio
cauce, como troncos o ramas, o bien utilizando otros
materiales de las inmediaciones, como bejucos2 y juncos, que requerían un proceso intelectual más desarrollado que coincide con el de la manufactura por medio
de útiles e instrumentos.
Aunque determinadas sociedades animales, como las
hormigas y las ratas, cruzan ríos y corrientes utilizando
materiales flotantes e impelidas por su instinto, en el hombre la navegación es consecuencia del razonamiento y de
la observación. Razonamiento y necesidad serán pues los
factores que impulsen al hombre a la aventura náutica, a
los que hay que añadir la experiencia con la que se evitarán los errores y se perfeccionarán las técnicas.
El momento del nacimiento de la navegación con
utilización de medios naturales, coincide con la aparición del hombre como ser racional; el del perfeccionamiento de los medios naturales, con el de la aparición del homo faber3. La navegación que debió de
iniciarse como fluvial o lacustre4, acabó convirtiéndose en marítima cuando se pudieron vencer los obstá-
INVENCIÓN
DEL
BARCO.
LOS
TIPOS
PRIMITIVOS
La intervención de la habilidad humana en elementos naturales susceptibles de flotar, dio origen a la
embarcación. Con anterioridad, se utilizaron medios
para navegar, flotadores, pero el hombre no intervino en
ellos, a lo más, se limitó a complementarlos con un instrumento de impulsión y de dirección: el remo.
Los primeros y más elementales flotadores fueron,
junto a los troncos y cortezas de los árboles, los haces
de tallos de plantas como el bambú, el papiro5 y la totora6, así como algunos frutos como la calabaza.
También se valió el hombre de otros objetos que
destinaba a diferentes usos, como los odres de pieles y
las piezas de alfarería. Pero ninguno de estos medios
puede considerarse embarcación, porque no fueron creados por él para navegar y porque esta palabra implica la
acción de «meterse dentro» y no la de «flotar con».
Hasta poder disponer de útiles de corte y de conocimientos de hacer ligazones con los propios flotadores
ya citados no surgió el barco.
Un tronco7 hueco de árbol, debidamente equilibrado
y acondicionado, dio origen a la canoa monóxila8. La unión
por medio de sogas y fibras vegetales de varios troncos
ligeramente desbastados o de haces y fajinas de plantas
secas formando una plataforma, creó la balsa o almadía.
(2)
Bejuco. De las diferentes plantas sarmentosas de este nombre, interesa mencionar aquí la propia del Sur de Asia, Malasia y
archipiélagos del Pacífico, de tronco cilíndrico y cubierto por una especie de barniz natural, sin ramas, muy fuerte y flexible,
cuyo grueso va desde el de una pluma al de la muñeca de un hombre. Aparte de otras aplicaciones comunes a este género de
plantas, se emplea, particularmente, en la construcción de embarcaciones e incluso en la jarcia muerta de las mismas. Es la
planta que se utiliza en España para los asientos de rejilla y los bastones llamados junquillos o cañas de la India.
Árbol tropical sarmentoso empleado para la confección de cordajes que se utilizan a bordo de los buques.
(3)
Homo Faber. Hombre que se vale de instrumentos.
(4)
Lacustre. (del lat. Lacus, lago) Adj. Perteneciente o relativo a los lagos. Biol. Dícese de los seres vivos que viven en un lago.
Etnol. Dícese de la aldea formada por viviendas lacustres.
(5)
Papiro. Planta herbácea con tallos de hasta 2 m de altura que crece en lugares húmedos y en ríos. En la antigüedad,
se empleaba para hacer embarcaciones y con la médula se preparaba una pasta sobre la que se escribía. Es originario de África.
(6)
Totora. Nombre dado a varias especies de plantas tifáceas del género Typha, como la T. Latifolia, que se empleaban para
cubrir los techos y hacer embarcaciones.
(7)
Tronco. El tronco vaciado o ahuecado fue aumentando su capacidad de carga al irse elevando sus costados, colocando tablones, unos sobre otros, que evitaban también el embarque de agua. El tronco acabó por ser una mera base: la quilla primitiva.
(8)
Canoa. Embarcación menor y sin quilla, construida de una sola pieza o tronco de árbol. Es muy usada todavía entre los pueblos primitivos, en los ríos y cerca de la costa, empleando canaletes en la boga. Bote ligero de mucha eslora y poca manga,
con remos en punta y timón. En los buques de guerra solía ser el bote del Comandante y en los mercantes, el del capitán.
La canoa tenía muy poca estabilidad, especialmente en el mar. Por ello, en algunos lugares, como en la Polinesia, se colocaron al cuerpo central uno o dos flotadores laterales.
Monóxilo, la (del gr. monos, único, y xylon, madera). Embarcación hecha de un solo tronco de árbol ahuecado. La capacidad
de las piragüas o canoas monóxilas es pequeña, porque la forma del tronco impide el labrado profundo y es preciso dejar bastante espesor a los costados.
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Ambas fueron las embarcaciones más primitivas que, sin
embargo, han llegado hasta nuestros días como parte
integrante de la cultura de los pueblos más primitivos.
La embarcación simple dio paso a los cascos de
piezas ensambladas y surge la quilla9 como espina dorsal de un esqueleto que se forra formando un todo
impermeabilizado con grasas y betunes, cuando el descubrimiento del bronce permite fabricar herramientas
como azuelas10, sierras y clavos. El timón central y
único, sustituye a las espalderas.
lagos a la de las más complicadas de los ríos, que exigen luchar con la corriente e incluso navegar contra ella
en la ida o el regreso. Un tercer paso, será la utilización
del mar, pero el momento de afrontar este reto será
diferente para cada una de las grandes civilizaciones
antiguas, y algunas no superarán la segunda fase. El
ingenio humano se desarrolla ante la dificultad, por eso
la técnica naval se estancará en las comunidades que no
sientan mayores necesidades y cuyos testimonios llegarán hasta nuestros días, mientras que los grandes pueblos marineros dejarán su impronta en la cultura de un
amplísimo marco superándose unas a otras.
La conquista del mar desde el río y para objetivos no
meramente pesqueros, se inicia con la vela que para poder
recoger el viento precisa estar desplegada perpendicular al
casco y sostenida por un palo o mástil, de igual forma que el
dominio del río o del lago había exigido previamente la transformación del palo impulsor en canalete11 de ancha pala.
Dominado el mar, surgió la especialización y los
barcos destinados al transporte de mercaderías aumentaron sus portes y adoptaron formas panzudas; mientras que los destinados a la guerra se convirtieron en
largos y ligeros, primando la seguridad, la capacidad y
el ahorro de esfuerzos en los mercantes. En los barcos
bélicos, la velocidad, el espolón de proa y la fuerza de
penetración obtenida por la boga de combate de los
remeros determinaban la victoria.
Las naves de guerra de egipcios, hicsos12, cretenses, fenicios y, posteriormente, las de los griegos, cartagineses y romanos serían el precedente de las galeras
posteriores. Recibían su nombre del número de filas de
remos; se descubrieron las birremes fenicias, las birremes y trieras o trirremes griegas y romanas, las cuatrirremes o tesaracontos para los griegos, y las enormes
quinquerremes que utilizaron casi todas las potencias
navales del momento.
4. LA
GUERRA EN EL MAR Y EL PASO DE LA FLOTA FLUVIAL
Modelo de barca mercante del Nuevo Imperio egipcio.
(Museo de El Cairo. Egipto).
Las grandes culturas fluviales, como Mesopotamia y el
Egipto más antiguo, se valieron, hasta donde la técnica se lo
permitió, de sus vías acuáticas por las que se relacionaron
con los respectivos ejes del Eúfrates y del Nilo, vertebrando
sus zonas de influencia. La historia de Egipto es tan larga,
que le permite llevar a cabo algún hito marítimo, pero con
medios y técnicas importados o integrados de Fenicia.
A LA MARÍTIMA
El proceso natural de la historia de la navegación,
pasa de la utilización de las aguas tranquilas de los
(9)
Para los pueblos insulares, como Creta en
Occidente o Java en Indonesia, o pueblos aislados de
los grandes cauces, como Micenas13 o los puertos chi-
Quilla. Las primeras embarcaciones, no llevaban quilla y contaban con pocas y muy ligeras cuadernas. El puente se asentaba sobre baos de banda a banda. Hacia el 2000 a. de C., los barcos cretenses empezaron a usar quilla. Egipto sufrió de gran
escasez de madera, pero en toda la costa fenicia se utilizaron los excelentes cedros del Líbano, colocando los tablones del forro,
fijándolos entre sí. La línea de tablones subía hasta la borda. Sólo, posteriormente, se fijaron a un esqueleto formado por una
larga quilla con cuadernas equidistantes
(10) Azuela. Utensilio de carpintero que consta de una plancha de hierro de 10 ó 12 cm de anchura, con corte, inserta en un mango
doblado; se emplea para alisar.
(11) Canalete. Remo corto y de pala muy ancha, en general postiza y de forma ovalada, que se emplea para bogar al aire, o sea,
sin emplear tolete ni chumacera. Los hay de 2 palas, una a cada extremo. Actualmente, se utiliza en embarcaciones de deporte y para impulsar los chinchorros de los yates.
(12) Hicsos. Individuos de unos pueblos asiáticos de raza desconocida, que en el siglo
Alto Egipto.
XVIII
a. de C. impusieron su dominio en el
(13) Micenas. Antigua ciudad que se desarrolló en Grecia y en el Mediterráneo Oriental.
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nos, el tránsito fue muy rápido; sólo hubo que esperar a que su organización y desarrollo social sintiese
la necesidad del comercio.
con apetencias más comerciales que puramente militares, pero armadas y guarnecidas como exigía su política de prestigio en el país de Punt15.
Dominado el medio pronto se comprueba que, pese
a todos los peligros, las rutas marítimas son las más
cortas en cuanto al espacio y al progreso y nace el imperativo de protegerlas y ampliarlas, lo que se pretende
conseguir mediante el secreto de itinerarios, técnicas y a
su vez, por medio de la militarización individual del
armamento y la guarnición14 de los barcos, conjuntamente con la creación de flotas de guerra. Egipto había
sido ya el pionero en la creación de flotas, aunque fueran meramente fluviales, de barcas poco sofisticadas y
El primero de los métodos de protección de rutas,
el del misterio, llenará el mar de monstruos y de peligros imaginarios. Escila y Caribdis16, obstáculos naturales, pasarán a ser barreras sobrenaturales de Iberia, en
interés del monopolio fenicio.
Bien conocido el Mediterráneo español, los temores
y el misterio se trasladan al Atlántico, y las Columnas de
Hércules, nuevo obstáculo mítico, no son franqueadas
con el fin de ir mucho más allá hasta tiempos de Cartago.
(14) Guarnición. Tropa de Infantería de Marina embarcada de dotación en un buque de guerra.
(15) País de Punt. Nombre con el que los antiguos egipcios denominaban a las zonas del Alto Nilo, así como la costa meriodional
de Somalia.
(16) Escila y Caribdis. Escila o Scylla, promontorio frente a los arrecifes de Caribdis en la embocadura del estrecho de Mesina,
donde el agua forma peligrosos remolinos. Escila, ninfa que, enamorada del pastor Glauco, a quien amaba la maga Circe, fue
convertida por ésta en un monstruo rodeada de perros que aullaban constantemente. Escila se arrojo al mar Tirreno por un
promontorio al que se denominó por esa razón de Escila, frente a los arrecifes de Caribdis.
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