Equipo N° 131 Caso Serafina Conejo Gallo y Adriana Timor v. Elizabetia REPRESENTANTES DE LAS VICTIMAS Equipo N° 131 ABREVIATURAS Artículo Art. Centro de Menores de Virginia Centro Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH Conforme Cfr. Convención Americana sobre Derechos Humanos CADH Corte Interamericana de Derechos Humanos Corte Corte Europea de Derechos Humanos Corte Europea Declaración Universal de Derechos Humanos DUDH Fracción Fracc. Instituto Interamericano del Niño IIN Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersex LGTBI Organización de Estados Americanos OEA Opinión Consultiva OC Página Pp. Párrafo Párr. Equipo N° 131 ÍNDICE I. BIBLIOGRAFIA .......................................................................................................................... i 1.1. LIBROS Y DOCUMENTOS LEGALES CITADOS ........................................................... i 1.1.1. Doctrina y artículos electrónicos .................................................................................... i 1.1.2. Instrumentos Internacionales ........................................................................................ iii 1.1.2.1. Sistema Universal de Derechos Humanos ................................................................. iii 1.1.2.2. Sistema Interamericano de Derechos Humanos ........................................................ iv 1.1.2.3. Sistema Europeo de Derechos Humanos ................................................................... iv 1.2 CASOS LEGALES CITADOS ............................................................................................. v 1.2.1. Corte Interamericana de Derechos Humanos ................................................................ v 1.2.1.1. Casos contenciosos ..................................................................................................... v 1.2.1.2. Opiniones Consultivas ............................................................................................... vi 1.2.1.3 Votos razonados ......................................................................................................... ix 1.2.1.4 Medidas provisionales ................................................................................................ ix 1.2.2 Comisión Interamericana de Derechos Humanos ......................................................... x 1.2.3. Tribunal Europeo de Derechos Humanos ..................................................................... x 1.2.4. Legislación Nacional ..................................................................................................... x II. EXPOSICIÓN DE LOS HECHOS ............................................................................................ 1 III. ANALISIS LEGAL DEL CASO .............................................................................................. 5 Equipo N° 131 3.1. Aspectos preliminares de Admisibilidad.............................................................................. 5 3.2. Competencia de la Corte ...................................................................................................... 6 3.3. Análisis de los asuntos legales relacionados con la CADH ................................................. 7 3.3.1. El Estado de Elizabetia violó los derechos establecidos en el artículo 11 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. ................................................................................................ 7 3.3.2. El Estado de Elizabetia violó los derechos establecidos en los artículos 17 y 24 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. ................................................................................. 13 3.3.3. El Estado de Elizabetia violó los derechos establecidos en los artículos 8.1 y 25 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. ................................................................................. 20 3.3.4. El Estado de Elizabetia violó, en virtud del principio iura novit curia, los derechos establecidos en el artículo 2 de la CADH, en relación con su artículo 1.1 ............................... 26 IV. PETITORIO ............................................................................................................................ 28 Equipo N° 131 I. BIBLIOGRAFIA 1.1. LIBROS Y DOCUMENTOS LEGALES CITADOS 1.1.1. Doctrina y artículos electrónicos - ABRAMOVICH, Víctor, Alberto Bovino y Christian Courtis, “La aplicación de los Tratados de Derechos Humanos en el ámbito local. La experiencia de una década, 1994 – 2005”, Centro de Estudios Legales y Sociales, Buenos Aires, agosto 20 de 2007. - BEUCHOT, Mauricio y Javier Saldaña, “Derechos Humanos y Naturaleza Humana”, Universidad Nacional Autónoma de México, Cuaderno del Instituto de Investigaciones filológicas, México, 2000, pp 195. - BOUAZZA ARIÑO, Omar, “Notas de Jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, Revista de Administración Pública, No. 179, Madrid, mayo – agosto 2009, pp 265 – 279. - BUERGENTHAL, Thomas, “Derechos Humanos Internacionales”, Editorial Gernika, México, 2002, pp 340. - CAMACHO SÁNCHEZ, David, “Foro de Diversidad Sexual y Derechos Humanos”, Editorial Nueva Generación Editoriales, México, 1999, pp. 300. - CANÇADO TRINDADE, Antonio Augusto, “Tratado do Direito Internacional dos Direitos Humanos”, vol. II, Editor Porto Alegre, Río Grande do Sul, 1999, pp. 134-146. - DE PRADA, Juan Manuel, “Derechos Humanos y Ley Natural”, Revista Casino de Madrid, 30 de junio de 2009, pp 23 – 44. - “Concepto de Familia: la Familia un Sistema”, Instituto Interamericano del Niño, la Niña y el Adolescente, Organización de Estados Americanos. i Equipo N° 131 - COURTIS, Christian. “El acceso a la justicia como Garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados por el sistema interamericano de derechos humanos”, Capítulo V: Derecho a la protección judicial. El derecho a un recurso rápido, sencillo y efectivo frente a afectaciones colectivas de derechos humanos, Centro de Estudios Legales y Sociales, Buenos Aires, agosto 20 de 2007. - “Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Normativa, jurisprudencia y doctrina de los sistemas Universal e Interamericano”, Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y EGAP Tecnológico de Monterrey, México, 2007, pp. 1064. - SEIFERT, Josef, “Dignidad Humana: dimensiones y fuentes en la persona humana,” Academia Internacional de Filosofía en Fürstentum, Liechtenstein, 2005, pp. 15. - GARCIA – CUÉLLAR CÉSPEDES, Ana Adelaida, “La protección de los Derechos Humanos y su presencia en la Unión Europea”, Editorial Porrúa y Universidad Iberoamericana, México, 2004, pp. 106. - GARCÍA RAMÍREZ, Sergio, “La Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, No. 71, México, 2001, pp. 1200. - GROS ESPIELL, Héctor, “La dignidad humana en los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos”, Anuario de Derechos Humanos, vol. IV, Nueva Época, México, 2003, pp 193 – 223. - MARTIN, Claudia, et. al., “Derecho Internacional de los Derechos Humanos”, Distribuciones Fontamara, México, 2004, pp. 769. ii Equipo N° 131 - MESTRE, José Vicente, “Legitimación filosófica de los Derechos Humanos”, Revista electrónica A Parte Rei, No. 37, enero 2005. - RECASÉNS SICHES, Luis, “Tratado general de filosofía del Derecho”, 7a. ed., Editorial Porrúa, México, 1981, pp. 216. - ROJAS CASTRO, Sonia, “Las medidas aflictivas y la reparación del daño bajo el sistema de protección jurisdiccional internacional de los derechos fundamentales”, Editorial Porrúa y Universidad Iberoamericana, México, 2004, pp. 132. - SÁNCHEZ CAMACHO, David, “Memoria del primer foro sobre diversidad sexual y Derechos Humanos. Orientación sexual y expresión genérica”, Nueva generación, México, 1999, pp. 300. - TENORIO GODÍNEZ, Lázaro, “Matrimonio entre homosexuales y adopción de hijos. Paradigmas por resolver”, Biblioteca Jurídica Virtual, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2012, pp. 316 – 326 1.1.2. Instrumentos Internacionales 1.1.2.1. Sistema Universal de Derechos Humanos - Convención sobre los Derechos del Niño, 1989. - Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes, 1984. - Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, 1969. - Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, 1969. - Convención relativa a la lucha contra las discriminaciones en la esfera de la enseñanza, 1960 iii Equipo N° 131 - Convención sobre el consentimiento para el matrimonio, la edad mínima para contraer matrimonio y el registro de los matrimonios, 1962. - Declaración y las sobre el instituciones derecho de y el promover deber y de los proteger individuos, los derechos los grupos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos, 1999. - Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, 1992. - Declaración Universal de Derechos Humanos, 1948. - Declaración y Programa de Acción de Viena, 1993. - Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, 1978. - Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, 1998. - Observación General No. 18, No Discriminación, CCPR/C/37, Organización de las Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, 1989. - Informe de actividades y resultados 2008, Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pp. 45. - Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966. - Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1976. - Principios de Yogyakarta, 2007. - Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, 1999. 1.1.2.2. Sistema Interamericano de Derechos Humanos - Carta de la Organización de los Estados Americanos, 1985. - Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969. iv Equipo N° 131 - Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, 1994. - Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 1948. - La infancia y sus derechos en el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, 1998. - Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de la Libertad en las Américas, 2008. - Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de San Salvador”, 1988. - Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 1980. - Unidad para los Derechos de las Personas LGTBI, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Organización de Estados Americanos. - Proceso de reforma 2012: Consulta a los Actores del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, conforme al proceso establecido en el art. 76 de la CADH, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2011. 1.1.2.3 Sistema Europeo de Derechos Humanos - Carta Europea de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 2000. - Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, 1970. - Index to the Information Notes on the Court’s case – law 2008, Registry’s Case-Law Information and Publications Division, European Court of Human Rights, 2008. pp. 66. 1.2 CASOS LEGALES CITADOS 1.2.1. Corte Interamericana de Derechos Humanos 1.2.1.1. Casos contenciosos v Equipo N° 131 - Caso Godínez Cruz vs Honduras. Sentencia de 20 de enero de 1989. Serie C. No. 5. - Caso Fairén Garbi y Solís Corrales vs Honduras. Sentencia de 15 de marzo de 1989. Serie C. No. 6. - Caso Velásquez Rodríguez vs Honduras. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C. No. 7. - Caso Loayza Tamayo vs Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C., No. 33. - Caso Suárez Rosero vs Ecuador. Sentencia del 12 de noviembre de 1997. Serie C. No. 35. - Caso Blake vs Guatemala. Sentencia de 22 de enero de 1999. Serie C. No. 27. - Caso Castillo Petruzzi y otros vs Perú. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C. No. 52. - Caso Baena Ricardo y otros 270 trabajadores vs. Panamá. Sentencia de 18 de noviembre de 1999. Serie C. No. 61. - Caso Cantoral Benavides vs Perú. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C. No. 69. - Caso Bámaca Velásquez vs Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C. No. 70. - Caso Olmedo Bustos y otros vs. Chile (“La Última Tentación de Cristo”). Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C. No. 73. - Caso Ivcher Bronstein vs Perú. Sentencia de 6 de febrero de 2001, Serie C. No. 74. - Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C. No. 79. - Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs Trinidad y Tobago. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C. No. 94. - Caso Cantos vs Argentina. Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C. No. 97. vi Equipo N° 131 - Caso Juan Humberto Sánchez vs Honduras. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C. No. 99. - Caso Bulacio vs Argentina. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C. No. 100 - Caso Maritza Urrutia vs Guatemala. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C. No. 103. - Caso “Instituto de Reeducación del Menor” vs Paraguay. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C. No. 112. Supra nota 49. - Caso Tibi vs Ecuador. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C. No. 114. Supra nota 43. - Caso de las Hermanas Serrano Cruz vs El Salvador. Sentencia de 1 de marzo de 2005. Serie C. No. 118. - Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs Paraguay. Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C. No. 125. - Caso Yatama vs Nicaragua. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C. No. 127. Supra nota 209. - Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C. No. 146. - Caso de las Masacres de Ituango vs Colombia. Sentencia de 1º de julio de 2006. Serie C. No. 148. - Caso Claude Reyes y otros vs Chile. Sentencia de 19 de septiembre de 2006. Serie C. No. 151. - Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs Ecuador. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C. No. 170. vii Equipo N° 131 - Caso del Pueblo Saramaka. vs Surinam. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C. No. 172 - Caso Kimel vs Argentina. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie C. No. 177. - Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs Venezuela. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C. No. 182. - Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C. No. 186. - Caso Bayarri vs Argentina. Sentencia de 30 de octubre de 2008, Serie C. No. 187. - Caso Tiu Tojín vs Guatemala. Sentencia de 26 de noviembre de 2008. Serie C. No. 190. - Caso Escher y otros vs Brasil. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C. No. 200. Supra nota 236. - Caso Usón Ramírez vs Venezuela. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C. No. 207. - Caso Gelman vs Uruguay. Sentencia de 24 de febrero de 2010. Serie C. No. 221. - Caso Rosendo Cantú y otra vs México. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C. No. 216. - Caso Chocrón Chocrón vs Venezuela. Sentencia de 1 de julio de 2011. Serie C. No. 227. - Caso Atala Riffo y Niñas vs Chile. Sentencia de 24 de febrero de 2012. Serie C. No. 239. - Caso García y Familiares vs Guatemala. Sentencia de 29 noviembre de 2012 Serie C. No. 258 1.2.1.2. Opiniones Consultivas viii Equipo N° 131 - OC-4/84. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la Naturalización. Solicitada por Costa Rica, 19 de enero de 1984. Serie A No. 4, párr. 55-57. - OC-9/87. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia Arts. 27.2, 25 y 8 CADH. Solicitada por Uruguay, 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 24. - OC-13/93. Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (artículos 41, 42, 46, 47, 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Solicitada por Argentina y Uruguay, 16 de julio de1993. Serie A No. 13 párr. 26. - OC-17/02. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Solicitada por la CIDH, 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17, párr. 44 y 69. - OC-18/03. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Solicitada por México, 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18, pp.44, párr. 87 y 140. - OC-8/87. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Solicitada por la CIDH, 30 de enero de 1987. Serie A No. 8 1.1.2.3.1. Votos razonados - Voto razonado del Juez Cançado Trindade en el Caso de la Masacre de Mapiripán vs Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. - Conjunto de los jueces AA. Cançado Trindade y A. Abreu Burelli en el Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. - Voto razonado del Juez ad hoc Eduardo Ferrer Mac – Gregor Poisot en el Caso de Cabrera García y Montiel Flores vs México. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. 1.2.1.4 Medidas provisionales ix Equipo N° 131 - Caso de las Penitenciarias de Mendoza vs Argentina. Solicitud de Medidas Provisionales. Resolución de 22 de noviembre de 2004. Serie E. 1.2.2 Comisión Interamericana de Derechos Humanos - “El acceso a la justicia como garantía de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Estudio de los estándares fijados por el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, CIDH, 7 de septiembre de 2007, párr. 251. - Caso Loren Laroye Riebe, Star, Jorge Barón Guttlein y Rodolfo Izal Elorz vs México. 13 de abril de 1999. Informe 49/99, Caso 11.610. - Caso Cabrejo Bernuy vs Perú. 4 de mayo de 1999. Informe no. 75/99, Caso 11.800. - Caso Evandro Oliveira y otros vs Brasil. 26 de febrero 2001. Informe no.36/01, Caso 11.694. 1.2.3. Tribunal Europeo de Derechos Humanos - Case young James and Webster v. United Kingdom. Sentence August 13, 1981, Application No. 7601/76; 7806/77, pp. 48-65. - Case Keegan v. Ireland, Application No. 16969/90. Sentence May 27, 1994. - Case Kroon and others v. The Netherlands, Application No. 18535/91. Sentence October 27, 1994. - Case Salgueiro Da Silva Mouta v. Portugal. Application No. 33290/96. Sentence December 21, 1999. - Case Fretté v. France, Application No. 36515/97. Sentence February 26, 2002. - Case L. and V. v. Austria, Application No. 39392/98 and 39829/98. Sentence January 9, 2003. - Case Suominen v. Finland, Application No. 37801/97. Sentence July 1, 2003. x Equipo N° 131 - Case Karner v. Austria. Application No. 40016/98. Sentence July 24, 2003. - Case Kozak v. Poland, Application No. 13102/02. Sentence March 2, 2010. - Case Clift v. United Kingdom. Application No. 7205/07. Sentence July 13, 2010. 1.2.4. Legislación Nacional - Código Civil de la Nación Argentina, art. 172, Capítulo IV “Del consentimiento”; Título I “Del Matrimonio”, 1869. - Código Civil para el Distrito Federal, art. 146, Capítulo II “De los requisitos para contraer matrimonio”, título V “Del Matrimonio”, 1928. - Nuevo Código Civil de Alagoas, Brasil, Art. 1726. - Sentencia C-577/11 Corte Constitucional de Colombia con fecha de 26 de julio de 2011. xi Equipo N° 131 II. EXPOSICIÓN DE LOS HECHOS El Estado de Elizabetia es una república democrática ubicada en el continente americano y cuna del pueblo indígena Granti. La alternancia del Poder Ejecutivo, entre el Partido Rosado (tradicionalmente de derecha) y el Partido Celeste (de izquierda) mantiene a la nación en un rumbo político centrista y estabiliza las tendencias políticas más extremas. El Estado Elizabetino se precia de ser un pueblo homogéneo con un sistema compartido de valores sociales como lo son la pluralidad de religiones y la libertad de culto, derechos contenidos en su Constitución Política de 1960. La provincia de San Benito, su capital tanto política como cultural, está erigida sobre las ruinas de la ciudad de Bra’granti, capital del reino Granti. Dentro de sus tradiciones más trascendentes existe el culto a Granti´ltna, considerada como su máxima deidad, representando a la perfección, ya que al nacer como hombre y morir como mujer tras haberse transformado a la mitad de su vida, era considerada el eje de equilibrio del universo. Tras convertirse en una colonia europea, muchas de sus tradiciones se perdieron, sin embargo algunos rasgos indígenas fueron asimilados en sus costumbres, tradiciones, convicciones y la propia idiosincrasia de la sociedad Elizabetina. Serafina Conejo Gallo nació el 28 de noviembre de 1963, en el seno de una familia de trabajadores agrícolas en la provincia de Santa Marta, uno de los pueblos más pobres del Estado. Desde temprana edad, demostró una tendencia a identificarse con el género femenino, actitudes que no eran bien vistas en la comunidad estudiantil, recurriendo su profesora a constantes agresiones verbales hacía su origen étnico e identidad de género. Por esto, comunicó a la Presidenta Honoraria del Tutelaje Nacional de la Infancia, expresando su preocupación por la actitud “perversa”, que con el paso del tiempo derivaría en el destino de ser homosexual. 1 Equipo N° 131 Tras un procedimiento sumario, Serafina fue recluida en un centro para menores en estado de abandono, en donde fue privada de su libertad por cinco años, incomunicada de su familia y sufriendo abuso sexual por sus compañeros y los mismos custodios. En agosto de 1979, Serafina escapó de dicho Centro para huir a la ciudad, donde ejerció la prostitución; al cumplir 22 años, y tras varias operaciones, renunció por completo a su identidad masculina. En 1990 creó el movimiento Mariposa para hacer activismo en pro de la educación y formación de la comunidad trans de San Benito y, posteriormente, en todo el territorio de Elizabetia. A sus 29 años, gracias a este movimiento, se graduó de la escuela secundaria. Desafortunadamente, fue en esa ceremonia que se le llamó por su nombre masculino, siendo en ese momento que Serafina se fijó la meta de obtener el reconocimiento de su nombre y su identidad como mujer. Así, presentó solicitudes administrativas ante el Registro Civil, entre los años 1993 y 1999, al igual que siete recursos de Amparo ante la Cámara Constitucional de la Corte Suprema de Elizabetia; todos ellos fueron denegados. El 10 de febrero de 2000, Serafina presentó una petición individual ante la CIDH, señalando que Elizabetia habría incurrido en responsabilidad internacional al discriminarla por no reconocer su identidad de género. De 2000 a 2005 el Gobierno Elizabetino, en manos del Partido Rosado, se opuso a la admisibilidad de la petición, argumentando que ésta llamaba a la CIDH a hacer un ejercicio de cuarta instancia. El 10 de marzo de 2005 la CIDH emitió un informe de fondo, mediante el cual declaró que la negativa a inscribir a Serafina Conejo Gallo con este nombre y con sexo femenino en su registro civil, provocó la violación de diversos preceptos contenidos en la CADH, recomendando al Estado Elizabetino adoptar medidas de reparación y de no repetición. 2 Equipo N° 131 No fue sino hasta el 13 de diciembre de 2005 que con la alternancia del poder, ahora encabezado por el Partido Celeste, el Estado declaró a la CIDH que acataría sus recomendaciones, siendo Serafina finalmente reconocida como mujer el 13 de enero de 2007. El 13 de marzo del mismo año, entró en vigor la Ley de Identidad de Género, la cual reconoce el derecho de solicitar el cambio de nombre y la rectificación registral del sexo cuando su identidad de género contradiga dicha inscripción. En 2010, el nuevo partido en el poder, hizo énfasis en que el matrimonio entre hombre y mujer era la base de la familia y núcleo fundamental de la sociedad. Ese mismo año Serafina conoce a Adriana Timor con quien inicia una relación sentimental. Tras una convivencia de un año, el 15 de marzo de 2011, Serafina y Adriana solicitaron autorización para contraer matrimonio ante la Secretaría Nacional de Familia, ya que esta institución era la única que les permitiría ser consideradas como familia, indicando que si bien el artículo 396 del Código Civil regula la institución del matrimonio como aquella formada por un hombre y una mujer, el artículo 9 de la Constitución política, norma de mayor jerarquía, prohíbe la discriminación por razón de sexo, orientación sexual o identidad de género, presumiendo dicha discriminación como inconstitucional. La solicitud fue denegada el 29 de mayo de 2011, así como el posterior recurso de reposición ante la Secretaría y el recurso contencioso administrativo de nulidad en contra del artículo 9 Constitucional. Más aún, el 5 de agosto de 2011, el juzgado de lo Contencioso Administrativo no. 7, alegó que el recurso de nulidad exige un Control de Legalidad del acto administrativo, razón por la cual el artículo 396 del Código Civil no adolecía de ilegalidad pues ya había sido reconocida la existencia de la unión de hecho con efectos equiparables al matrimonio. Sin embargo, el 8 de noviembre de 2011 las víctimas interpusieron Amparo ante el juzgado de Familia no. 3 en 3 Equipo N° 131 funciones de Amparo, el cual el 18 de febrero de 2012 niega el recurso por no considerar la decisión cuestionada “manifiestamente arbitraria”, rechazando la acción sin pronunciarse sobre el fondo del asunto. El 16 de mayo de 2012 el tribunal Colegiado con jurisdicción general del Distrito no. 5 en funciones de Amparo, confirmó la decisión del juzgado No. 3. El 1º de febrero de 2012, el Movimiento Mariposa presentó ante la CIDH la petición inicial y, posteriormente el 10 de mayo de 2012, tras decidir que la petición sería objeto de per saltum, la CIDH abrió a trámite, notificando al Estado dando inicio la etapa de admisibilidad. Durante esta etapa el Estado argumentó que dicha petición no constituía violaciones a la CADH, además que la petición resultaba inadmisible por falta de agotamiento de recursos internos, pues ésta fue presentada mientras el recurso de Amparo estaba en proceso; posteriormente señaló la existencia del recurso de acción de inconstitucionalidad presente en su Código Civil. El 22 de septiembre de 2012, la CIDH emitió el informe de admisibilidad declarando que los recursos internos ya se encontraban agotados de manera definitiva pues debido a las circunstancias del caso, no era necesaria la acción de inconstitucionalidad y prosiguió declarando las posibles violaciones a los artículos 11, 17, 24, 8.1 y 25 de la CADH. Posterior al plazo reglamentario y ante la imposibilidad de una solución amistosa, el 3 de enero de 2012 la CIDH, en su informe de fondo 1-13 declaró la violación a los artículos 11, 17, 8.1, 24 y 25, en relación al 1.1 y, en virtud del principio iura novit curia, declaró violación del art. 2 de la CADH. En respuesta, el Estado manifestó su disconformidad a tal análisis y decidió someter el caso a la Corte el 1º de febrero, advirtiendo que solicitaría un control de legalidad de lo actuado ante la CIDH conforme al artículo 36 del Reglamento de la Corte. 4 Equipo N° 131 III. ANALISIS LEGAL DEL CASO 3.1.Aspectos preliminares de Admisibilidad La Corte admitió el 13 de febrero de 2013 la solicitud del Estado de presentar en esta etapa, los siguientes planteamientos: 1. la violación de la CIDH al derecho de defensa del Estado al incorporar el art. 2 de la CADH y 2. la CIDH analizó equívocamente el requisito de agotamiento de recursos internos al no tomar en cuenta la situación procesal cuando se interpuso la petición, además de la existencia de la acción de inconstitucionalidad. En cuanto a la primera excepción, el Estado no queda en estado de indefensión ya que los Estados parte de la CADH están obligados a adoptar las disposiciones legislativas y de otro carácter necesarias para dotar de efectividad en el orden interno a todos los compromisos asumidos al ratificar el Tratado y reconocer la competencia de los órganos de protección en él previstos. En virtud del principio pact sunt servanda, consagrado en el artículo 31.1 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, si un Estado suscribe o ratifica un Tratado internacional, especialmente si trata de derechos humanos, como es el caso de la CADH, tiene la obligación de realizar sus mejores esfuerzos para aplicar las recomendaciones de un órgano de protección como la CIDH que es además uno de los órganos principales de la OEA, que tiene como función promover la observancia y defensa de los derechos humanos en el hemisferio. 1 Asimismo, el artículo 33 de la CADH dispone que la CIDH es un órgano competente junto con la Corte para conocer de los asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados partes, por lo que, al ratificar la CADH, los Estados partes se comprometen a atender las recomendaciones que la CIDH aprueba en sus informes. 2 1 2 Arts. 52 y 11 Carta de la Organización de Estados Americanos, 1985. Cfr. Caso Loayza Tamayo vs Perú, Sentencia de 17 de septiembre de 1997, Serie C. No. 33 Párr. 80 y 81. 5 Equipo N° 131 En cuanto a la segunda excepción de no agotamiento de recursos internos, por encontrarse una decisión pendiente de apelación ante el Tribunal Colegiado con fecha de 16 de mayo de 2012, la CIDH hace efectivo el recurso de per saltum por considerarse que el transcurso del tiempo afectaría sustancialmente el propósito mismo de las funciones de la CIDH al intentar ofrecer una solución amistosa, así como los derechos de las víctimas. De igual manera, se verifican en este caso los requisitos del per saltum como lo son que existe una controversia contenciosa, un derecho en debate y un peticionario cuyos derechos se encuentran real, directa y personalmente afectados. En cuanto a la falta de recurrir a la acción de inconstitucionalidad, las víctimas consideran que el Estado falló en garantizar la imparcialidad del recurso comprobándose la no existencia de otra vía alterna para resolver adecuadamente la cuestión litigiosa. Esta representación considera que el análisis respectivo a este planteamiento del Estado será abordado en el apartado correspondiente a las violaciones a los artículos 8.1 y 25 de la CADH. 3.2. Competencia de la Corte La Corte es competente, de acuerdo al artículo 62.3 de la CADH, para conocer de este asunto, toda vez que el Estado ratificó dicha Convención y aceptó la competencia contenciosa de la Corte el 1º de enero de 1990, así como todos los instrumentos interamericanos en materia de Derechos Humanos, aceptando todas sus cláusulas optativas sin ninguna reserva, por tanto existe competencia ratione materiae. Los hechos del caso se sucedieron en fecha posterior al 1º de enero de 1990, en el que Elizabetia acepta la competencia contenciosa de la Corte, existiendo así competencia ratione temporis. Las víctimas se encuentran bajo la jurisdicción de Elizabetia el cual es Estado parte de la Convención por tal razón existe competencia ratione personae. Todos los hechos del caso 6 Equipo N° 131 tuvieron lugar dentro del territorio y la jurisdicción de Elizabetia, existiendo así competencia ratione loci. 3.3 Análisis de los asuntos legales relacionados con la CADH 3.3.1. El Estado de Elizabetia violó los derechos establecidos en el artículo 11 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. El Derecho estipulado en el Art. 11 de la CADH tiene como objeto proteger a los individuos de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, con el fin de proteger y salvaguardar el respeto de su honra y el reconocimiento de su dignidad. La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano establece que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” 3; la dignidad en este aspecto es predicada del hecho mismo del nacimiento biológico de todo individuo, es decir que es inherente a la del ser humano. Siendo que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad y los derechos intrínsecos, se considera a la dignidad humana como el principio rector que orienta la actividad normativa y jurisprudencial. 4 La dignidad es inherente e intrínseca al ser humano, afirmar la posibilidad de limitar o suspender el derecho a reconocer la dignidad, es inaceptable, no solo por un esencial criterio de lo que es la persona humana y la dignidad humana, sino porque sería incompatible con el derecho internacional 5 , que hace de la dignidad algo consustancial e inseparable de la vida humana. Asimismo limitar o suspender el derecho al reconocimiento de la dignidad significa 3 Art. 1, Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948. Declaración y Programa de Acción de Viena,1993, Cap. B, Parte 2 “De la Igualdad, Dignidad y Tolerancia.” 5 Art. 27, Párr. I, Convención Americana de los Derechos Humanos, 1969. 4 7 Equipo N° 131 negar el derecho a la vida. 6 Además del art. 11, la CADH afirma la necesidad de respetar, al interpretar la Convención, la igualdad y dignidad de todos los hombres 7. El Estado mostró indiferencia y desinterés por la honra, dignidad y vida de Serafina, sin tomar en cuenta que los derechos fundamentales deben ser respetados tanto por los poderes públicos como por los particulares en relación con otros particulares 8; siendo una obligación erga omnes 9 de protección por parte del Estado de todas las personas bajo su jurisdicción. El reconocimiento a la dignidad y el respeto a la honra de las personas, puede ser vulnerado a través de la afectación del ser racional y su autonomía. En el presente caso, medidas concretas llevadas a cabo por el Estado dieron lugar a afectaciones a la integridad de las víctimas, tales como la desaparición forzada de Serafina durante su niñez y la negación del derecho a contraer matrimonio. Con relación a la desaparición forzada, la orientación sexual de Serafina la colocó en un estado de vulnerabilidad al ser privada de su libertad de forma ilegal, constituyéndose los elementos para determinar la desaparición forzada de personas: privación de la libertad cometida por agentes del Estado, sin garantizar que la separación de Serafina fuera excepcional y preferentemente temporal 10 , falta de información o negativa a reconocer dicha privación de la libertad o de informar sobre el paradero de la persona e impedimento del ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes 11. 6 Art. 4, párr. I, CADH. GROS ESPIELL, Héctor, “La dignidad humana en los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos”, vol. IV, Nueva Época, México, 2003, pág. 220. 8 Cfr. OC-18/03.Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Solicitada por México, 17 de septiembre de 2003, Serie A. No.18, párr. 140; Case young James and Webster v. United Kingdom, Sentence August 13, 1981, Application No. 7601/76;7806/77 pg. 48-65. 9 Cfr. Caso de las Penitenciarias de Mendoza vs Argentina. Solicitud de medidas provisionales. Resolución de 22 de noviembre de 2004. 10 Cfr. OC-17/02. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Solicitada por la CIDH, 28 de agosto de 2002, Serie A. No.17, párr. 77. 11 Art. 2, Convención Interamericana sobre desaparición forzada de personas, 1994. 7 8 Equipo N° 131 El Estatuto de Roma consagra la desaparición forzada no como la privación de la libertad en términos genéricos, sino la considera en tres situaciones: aprehensión, detención o secuestro de personas. Además, agrega los elementos del tipo penal la intención de dejar a la víctima fuera del Amparo de la ley por un tiempo prolongado. 12 La Convención sobre Desaparición Forzada en cambio, se concentra en la restricción del debido proceso, sin que sea relevante el factor temporal. La desaparición forzada constituye una violación múltiple de varios derechos de la CADH pues se presentan conjuntamente diversas circunstancias como la privación arbitraria de la libertad, el peligro a la integridad personal, la seguridad y la vida del detenido, encontrándose la víctima en un estado de completa indefensión. 13 El Estado tiene el deber de investigar las violaciones cometidas en su jurisdicción y sancionar a los responsables asegurando a la víctima una reparación. En el caso de Serafina, ésta obligación se incumplió cuando el Estado actuó de tal modo que la violación quedó impune y no se le restablecieron sus derechos durante el tiempo que se mantuvo la incertidumbre sobre su paradero. La relevancia de la temporalidad queda en segundo término, ya que su libertad se debió a una determinación propia al escapar del Centro; no hubo intervención ni apoyo por parte del Estado para lograr dicha liberación. La privación de la libertad a la que fue sometida la víctima dentro del Centro, conlleva dos tipos de agravantes: por un lado las agresiones físicas, sexuales y psicológicas a las que fue sujeta por los custodios y por el otro que Serafina era menor. En cuanto a la primera, la Corte ha establecido que el “aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano, lesivas 12 Literal I del art. 7.2 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, 1998. Cfr. Caso Velásquez Rodríguez vs Honduras. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C. No. 7, párr. 155-157; Caso Godínez Cruz vs Honduras. Sentencia de 20 de enero de 1989. Serie C. No. 5, párr. 163; Caso Blake vs Guatemala. Sentencia de 22 de enero de 1999. Serie C. No.27, párr.65. 13 9 Equipo N° 131 de la libertad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto debido a la dignidad inherente al ser humano, lo que constituye, por su lado, la violación de las disposiciones de la CADH, pues se presentan conjuntamente diversas circunstancias como la privación arbitraria de la libertad, el peligro a la integridad personal 14 , la seguridad y el derecho del detenido a vivir en una situación compatible con su dignidad personal, encontrándose la víctima en un estado de completa indefensión. 15 El Estado tiene el deber de investigar las violaciones cometidas en su jurisdicción y sancionar a los responsables asegurando a la víctima una reparación. En el caso de Serafina, ésta obligación se incumplió cuando el Estado actuó de tal modo que la violación quedó impune y no se le restablecieron sus derechos durante el tiempo que se mantuvo la incertidumbre sobre el paradero de la persona desaparecida. Por otro lado, la legislación interna del Estado y la CADH reconocen la obligación primordial del Estado de brindar al niño cuidados y atenciones especiales, por lo tanto Serafina al ser menor de edad se encontraba en una condición vulnerable. Siendo así, el Estado violó su derecho al no proveer las prevenciones necesarias para la protección del niño de toda forma de explotación y abuso sexual a la que era sometida 16, violentando los derechos fundamentales del niño 17. En este caso las instituciones estatales y el Estado mismo no ofrecieron las condiciones básicas para cumplir su obligación de proteger a la menor de la violencia 18 y de adoptar medidas 14 Cfr. Art. 5, CADH; Caso Maritza Urrutia vs Guatemala. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C. No.103, párr. 87; Caso Bámaca Velásquez vs Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C. No. 70, párr. 150; Caso Cantoral Benavides vs Perú. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C. No. 69, párr. 83. 15 Cfr. Caso Velázquez Rodríguez, párr. 155 a 157; Caso Godínez Cruz, párr. 163; Caso Blake, párr. 65. 16 Arts. 34, 35, 36, Convención sobre los Derechos del Niño,1989. 17 Art. 19, CADH; Art. 24.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966; Arts. 2 y 3.2 de la Convención sobre los Derechos del Niño. 18 Cfr. Caso de Evandro Oliveira y otros vs Brasil, 26 de febrero 2001. Informe no.36/01, Caso 11.694, párr. 38. 10 Equipo N° 131 legislativas, administrativas y sociales para proteger al niño contra toda forma de perjuicio, abuso físico o mental. 19 El Estado en ningún momento creó las condiciones sociales, económicas, políticas, así como las garantías jurídicas requeridas para que, en este caso Serafina, pudiera disfrutar en la práctica de todos esos derechos y libertades. 20 El Estado no detuvo las prácticas de tratos crueles, inhumanos y degradantes 21 cometidas dentro del Centro, siendo de gran relevancia que los custodios, considerados agentes del Estado en representación de éste, violaron los artículos y derechos antes mencionados. En cuanto a la negación al derecho de contraer matrimonio, el marco jurídico de Elizabetia por su propia naturaleza dio lugar a obstáculos sociales y jurídicos graves y específicos para que Serafina no alcanzara y ostentara un ámbito de titularidad de derechos y una amplitud y profundidad en su goce equivalentes a los que poseen los ciudadanos “normales” Elizabetinos. Respecto al término “normalidad” no existe una forma sexual natural en que las personas se comporten, deban ser o se expresen; la gran diversidad de las sexualidades individuales nos aportan una prueba de que no existe una sexualidad humana representativa y específica o normal, sino una riqueza enorme de comportamientos sexuales diferentes y diversos, 22 la orientación sexual es considerada como algo inherente a la naturaleza humana 23 Siendo Elizabetia un Estado democrático tiene la obligación social de proteger legalmente a la pareja homosexual y a sus familias para impulsar una cultura por el respeto a la 19 Art. 19, Convención de los Derechos del Niño. Art. 2, Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los Derechos Humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidas, 1999. 21 Art. 4 de la Declaración sobre la protección de todas las personas contra la Tortura y Otros Tratos y Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, 1984. 22 CAMACHO SÁNCHEZ, David. “Foro de Diversidad Sexual y Derechos Humanos.” Editorial Nueva Generación Editoriales. México. Pág. 47. 23 Cfr. Case Kozak v. Poland. Application No. 13102/02. Sentence March 2, 2010. 20 11 Equipo N° 131 diversidad sexual, siendo los anteriores elementos fundamentales para la construcción de la democracia. 24 Aunado a lo anterior, tres son los factores que han llevado a reconocer el matrimonio entre parejas del mismo sexo. En primer lugar la evolución de la opinión pública considera que los LGTBI no deben ser discriminados en base a sus relaciones afectivas y de pareja. En segundo lugar han influido numerosas sentencias que en diversos países han ido fundamentando una jurisprudencia que equipara a las parejas no casadas como relaciones análogas al matrimonio y, por tanto, acreedoras de sus mismos derechos 25. En tercer lugar ha existido un diálogo sólido entre las organizaciones de LGTBI y las mayorías parlamentarias que han promulgado las citadas leyes de registro de parejas homosexuales. El desarrollo y la aplicación del derecho de autodeterminación sexual de la persona ha conducido en diversos países, a pesar de las meras declaraciones formales, a la protección efectiva por parte del Estado del derecho a la integridad e igualdad de las personas LGTBI. Es así que países como Argentina, México y Brasil 26 , han incorporado en sus legislaciones civiles el reconocimiento del matrimonio entre personas sin distinción de sexo, para la protección efectiva de dicho derecho a la integridad e igualdad de las personas LGTBI buscando el desarrollo y aplicación. El valor denominado “dignidad” es un valor y una bondad intrínsecamente preciado de un ser que no depende en absoluto de nuestros gustos subjetivos. Si solamente se tratara de una preferencia subjetiva de ese tipo, no existiría la dignidad. 27 24 Camacho Sánchez, David.”Foro de Diversidad Sexual...” op.cit., pág. 143. Sentencia C-577/11, Corte Constitucional de Colombia con fecha de 26 de julio de 2011. 26 Código Civil de la Nación Argentina, art.172, Capítulo IV “Del consentimiento”; Título I “Del Matrimonio”, 1869. Código Civil para el Distrito Federal, art. 146, Capítulo II “De los requisitos para contraer matrimonio”, Título V “Del Matrimonio”, 1928. Nuevo Código Civil de Alagoas, Brasil, art. 1726. 27 SEIFERT, Josef. “Dignidad Humana: dimensiones y fuentes en la persona humana”, Academia Internacional de Filosofía en Fürstentum, Liechtenstein, 2005, pág. 2. 25 12 Equipo N° 131 De conformidad con lo anterior el Estado no cumple con los fines de este artículo haciendo interpretaciones subjetivas y menoscabando la dignidad de las víctimas, incumpliendo con la obligación internacional de proteger y salvaguardar el respeto de la honra y reconocimiento de la dignidad de las víctimas. 3.3.2. El Estado de Elizabetia violó los derechos establecidos en los artículos 17 y 24 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. Todas las personas son iguales ante la ley, por consecuencia todas tienen derecho, sin discriminación por cuestiones de género, etnia u orientación sexual 28 a igual protección de la ley, y los Estados miembros de la CADH tienen el deber de garantizar dicho derecho. La CADH impone el deber a los Estados de proteger el elemento natural y fundamental de la sociedad que es la familia, reconociendo el derecho de los individuos a contraer matrimonio si tienen las condiciones requeridas para ello por las leyes internas en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación. 29 Ha quedado definida la discriminación como “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se basen en cualquier condición social, que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas 30 en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública” 31. 28 Art. 21.1, Carta Europea de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 2000; Art. 14, Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, 1970; Case Salgueiro Da Silva Mouta v. Portugal. Application No. 33290/96. Sentence December 21, 1999; Case L. and V. v. Austria, Application No. 39392/98 and 39829/98, Sentence January 9, 2003; Case Fretté v. France. Application No. 36515/97, Sentence February 26, 2002. 29 Art. 17.2, CADH. Observación General No. 18, No discriminación, CCPR/ C37, Organización de las Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, 1989, párr. 7. 31 Art. 1.1, apartado I, Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial,1969. 30 13 Equipo N° 131 El Estado demuestra su visión discriminatoria respecto al derecho de igualdad de las víctimas cuando alude a que: “excluir a una pareja del mismo sexo de la institución del matrimonio es una restricción razonable y necesaria para preservar la noción de familia en el orden constitucional Elizabetino.” 32 Dicha declaración viola los preceptos propios de la CADH, así como el régimen jurídico Elizabetino en referencia al principio de supremacía constitucional, ya que “si bien es cierto que el artículo 396 del Código Civil establece que las parejas compuestas por un hombre y una mujer pueden contraer matrimonio, también lo es que el artículo 9º de la Constitución, norma de mayor jerarquía, prohíbe toda discriminación por razones de orientación sexual.” 33 El principio pro homine se trata de un criterio hermenéutico que establece que en el Derecho de los Derechos Humanos se debe acudir a la norma más amplia o a la interpretación más extensiva cuando se trata de reconocer derechos protegidos o, inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o a su suspensión extraordinaria. 34 A pesar del argumento anterior expuesto, en la solicitud de matrimonio hecha por las víctimas, el Estado violó el derecho a la igualdad y libertad de Serafina Conejo Gallo y Adriana Timor, restringiendo el derecho de todo individuo a contraer matrimonio, por motivos de discriminación respecto a la orientación sexual. Las “restricciones razonables” que señaló el Estado, abarcan fines arbitrarios, caprichosos, despóticos y que repugnan la esencial unidad y dignidad de la naturaleza humana. Por tanto, en este caso las distinciones que hace el Estado ameritan el término de discriminación por hacer referencia a una exclusión, restricción o 32 Cfr. Hecho no. 45 del Caso Hipotético. Cfr. Hecho no. 42 del Caso Hipotético. 34 Cfr. Voto razonado del Juez Ad hoc Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot el Caso de Cabrera García y Montiel Flores vs México. Sentencia de 26 de noviembre de 2010, párr.25 33 14 Equipo N° 131 privilegio que no es objetivo y razonable, a limitar el goce de derechos que sí se reconocen a quienes no se consideran incursos en tal situación de inferioridad. 35 Cualquier actuación del Estado, inclusive la que estuviere conforme a su legislación interna, que subordine o condicione los derechos humanos fundamentales de algún grupo de personas implica el incumplimiento por parte del Estado de sus obligaciones erga omnes de respetar y garantizar estos derechos y, en consecuencia, acarrea su responsabilidad internacional agravada y es legítimo que la invoque cualquier sujeto de derecho internacional. 36 La Corte sostiene, en cuanto a la relación entre los artículos 24 y 1.1 de la CADH que el artículo 24 prohíbe la discriminación de derecho o de hecho, no solo en cuanto a los derechos consagrados, sino en lo que respecta a todas las leyes que apruebe el Estado y a su aplicación. 37 Es dentro de este mismo precepto que se observa la obligación de la autoridad de aplicar el art. 396 del Código Civil sin distinciones de cualquier clase a sus ciudadanos. En el año 2009, la Cámara Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Elizabetia dispuso la inconstitucionalidad de la frase “entre un hombre y una mujer” en la regulación civil del reconocimiento de la unión de hecho 38 ; fue bajo dicho precepto, ya declarado inconstitucional, que el Estado formuló la negación de la solicitud de matrimonio señalando que en este caso sí era una restricción razonable. Tanto la Corte como la Corte Europea 39 han constatado que no se encuentra determinado un concepto cerrado de familia, ni se basan en un modelo “tradicional” de la misma. Al contrario, ambas Cortes han reiterado que el concepto de vida familiar no está reducido 35 Cfr. OC-4/84. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la Naturalización. Solicitada por Costa Rica, 19 de enero de 1984. Serie A No. 9, párr. 55-57. 36 Cfr. OC-18/03. Pág. 44. 37 Cfr. Caso Yatama vs. Nicaragua. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C. No. 127, Párr. 186. 38 Cfr. Hecho No. 16 del Caso Hipotético. 39 Cfr. Case Keegan v. Ireland. Application No. 16969/90. Sentence May 27, 1994, par.44; Case Kroon and others v. The Netherlands. Application No. 18535/91. Sentence October 27, 1994. parr. 30. 15 Equipo N° 131 únicamente al matrimonio y debe abarcar otros lazos familiares de hecho, donde las partes tienen vida en común por fuera del matrimonio, 40 es decir que la noción de familia no solamente está circunscrita a las relaciones basadas en este, sino también en los casos en donde las parejas cohabitan. Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en la DUDH, sin distinción alguna 41 y dentro de esos derechos y libertades está el derecho al matrimonio, tener una familia y que ésta sea protegida por el Estado; en el caso en concreto, el Estado incumple con este compromiso internacional al negarle a las víctimas la posibilidad de tener una familia y contraer matrimonio. La DUDH establece que los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna a disfrutar de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de su disolución. 42 Debiéndose notar que en el anterior apartado en ningún momento se esclarece que el matrimonio deba ser entre personas del sexo opuesto, pero sí señalando que la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, que conlleva a un derecho de protección a ésta 43 por lo que se les debe conceder la más amplia protección y asistencia posibles, especialmente para su constitución. 44 El Estado negó la libre socialización y constitución familiar de las víctimas, violando su derecho al pleno desarrollo social. La Corte Constitucional de Colombia, por ejemplo, ha señalado que las parejas del mismo sexo tienen derecho a decidir si quieren constituir una familia o no, de acuerdo a un régimen que les ofrezca mayor protección siempre y cuando esa voluntad 40 Cfr. OC-17/02. Párr. 69. Art. 2, DUDH. 42 Art. 16, Fracc. I, DUDH. 43 Art. 16, Fracc. III, DUDH. 44 Art. 10, Fracc. I, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1976. 41 16 Equipo N° 131 sea responsable y plena. 45 Se destaca que el matrimonio ofrece a la pareja un régimen más favorable que el de la unión marital de hecho, pues de él se derivan derechos y deberes que van más allá del ámbito meramente económico y ofrecen en su conjunto mayor protección a los miembros de la pareja que se encuentren en condiciones de vulnerabilidad, de donde surge un compromiso con un nivel de solidez y arraigo que no proporciona la unión libre y al cual solo pueden acceder las personas que lo deseen mediante un único mecanismo que puede proteger tal expectativa, que es el contrato de matrimonio. 46 La Convención Europea de Derechos Humanos dispone el derecho del hombre y de la mujer, de contraer matrimonio y formar una familia a partir de una edad adecuada 47 omitiendo que este derecho sea restringido únicamente a parejas heterosexuales; la conjunción “y” incluye a ambos sexos indistintamente. Se desprende de lo anterior que existe una protección a conformar una familia, crear vínculos y finalmente contraer matrimonio para todas las personas sin distinción de sexo. El Estado democrático es responsable de velar por el bienestar de todos sus ciudadanos, incluyendo el proyecto de vida. Este se encuentra indisolublemente vinculado a la libertad, como derecho de cada persona a elegir su propio destino. Así lo ha conceptualizado correctamente la Corte, al advertir que difícilmente se podría decir que una persona es verdaderamente libre si carece de opciones para encaminar su existencia y llevarla a su natural culminación. Parte de ésta se encuentra en la posibilidad de todas las personas de realizarse a través de la creación de una familia, ya que esas opciones poseen, en sí mismas, un alto valor existencial. Por lo tanto, su cancelación o menoscabo 45 Sentencia C-577/11 de la Corte Constitucional de Colombia con fecha de 26 de julio de 2011. Pp.21. Ibid., pp. 23. 47 Art. 12, Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales. 46 17 Equipo N° 131 implican la reducción objetiva de la libertad y la pérdida de un valor, 48 tal como ha sucedido en el caso de las víctimas Como las consecuencias jurídicas de las violaciones de las obligaciones convencionales de protección no han sido suficientemente examinadas o desarrolladas en la doctrina, hay que tener siempre presente un principio básico del derecho internacional en materia de reparaciones: los Estados tienen la obligación de hacer cesar aquellas violaciones y de remover sus consecuencias, ya que en este caso en particular representan un menoscabo a su libertad personal y goce de sus derechos. Con fundamento en lo anterior, se llega a la conclusión de que toda persona debe tener la libertad de elegir formar o no una familia, elección que les fue negada a las víctimas por parte del Estado. El objetivo de la familia, no involucra únicamente la procreación biológica sino que se traduce en una institución transmisora de valores éticos-culturales, proporcionando aportes afectivos para el desarrollo y bienestar de sus miembros. 49 El IIN define a la familia en su presentación institucional como el conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organizadas en roles fijos con vínculos consanguíneos o no, con un modo de existencia económico y social comunes, así como con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan. 50 El Estado ha tenido una tendencia hacia discriminar a las personas de diferente identidad de género y/u orientación sexual restringiéndola de sus derechos como en el caso de Serafina en su constante victimización. 48 Cfr. Voto Razonado conjunto de los jueces AA. Cançado Trindade y A. Abreu Burelli del Caso Loayza Tamayo vs Perú. Pág. 15 49 CAMACHO SÁNCHEZ, David. “Foro de Diversidad Sexual…”.Op.Cit., pág. 142. 50 Instituto Interamericano del Niño, Concepto de la familia “La familia: un sistema”. Pág.1 18 Equipo N° 131 El Estado vulneró el derecho a la protección de la familia de Serafina desde su niñez, impidiendo primero el disfrute mutuo de la convivencia entre padres e hijos, que constituye un elemento fundamental en la vida de familia,51como se desprende de los hechos del caso al ser internada en un centro para menores a los once años sin que sus padres supieran de su paradero. El Estado ahora la revictimiza al negarle su derecho de formar una familia propia y de ser considerada como tal en el sentido constitucional Elizabetino. Las autoridades de Elizabetia han manifestado su intención de mantener las mismas restricciones y desigualdades para el reconocimiento de la figura de la familia disfrazando la violación a los derechos humanos con preservar un sistema de valores ambiguo: mientras menciona que la institución del matrimonio es tan sagrada que únicamente las parejas heterosexuales pueden acceder a ella, las costumbres indígenas de Elizabetia provienen de una cultura adoradora de una deidad que nació como hombre y murió como mujer. 52 Es así, como el Estado a través del tratamiento discriminatorio y por el incumplimiento a la obligación de respetar y garantizar los derechos humanos incurre en responsabilidad internacional. Consideramos que el Estado está incumpliendo la obligación de no introducir y eliminar de su ordenamiento jurídico regulaciones discriminatorias, así como combatir las prácticas de este carácter y establecer normas y medidas que reconozcan y aseguren la efectiva igualdad ante la ley de todas las personas. El Estado al contraponer su propia ley constitucional con prejuicios de índole discriminatorio ha dejado en un estado de indefensión a las víctimas. 51 52 Cfr. Case Keegan, parr. 44; Case Kroon and others, parr. 30 Cfr. Hecho no. 8 del Caso Hipotético. 19 Equipo N° 131 3.3.3. El Estado de Elizabetia violó los derechos establecidos en los artículos 8.1 y 25 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. La alternancia constante del poder ha demostrado que Elizabetia no cuenta con un orden jurídico sólido ya que esta alternancia a su vez representa imparcialidad. 53 Es indispensable que los Estados otorguen a todas las personas una protección efectiva que tome en cuenta sus particularidades propias, sus características económicas y sociales, así como su situación de especial vulnerabilidad, su derecho consuetudinario, valores, usos y costumbres. 54 A su vez, se desprende de los hechos del caso, que todas las instancias a las que Serafina recurrió tanto en la esfera administrativa como judicial le fueron negadas por el Estado y únicamente encontró ayuda en la instancia internacional, por lo que se aprecia una tendencia por parte de las autoridades Elizabetinas a negarle todo recurso a la víctima. Elizabetia vulneró los derechos consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la CADH, al negarle a Serafina y Adriana, el recurso de Amparo con respecto a la solicitud de matrimonio por ausencia de “arbitrariedad manifiesta”, rechazando la acción sin pronunciarse sobre el fondo del asunto. La arbitrariedad se configura siempre y cuando un procedimiento legal no sea conforme a las normas de la razón, lo determinado por la rectae rationis, y en su lugar sea dictado sólo por la voluntad del poder. El mandato arbitrario puede darse perfectamente dentro de la ley positiva, esto ocurre cuando lo dispuesto por dicha ley se sitúa por encima de todo razonamiento, 53 OC-8/87. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Solicitada por la CIDH, 30 de enero de 1987. Serie A No. 8 54 Cfr. Caso Rosendo Cantú y otra vs México. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C. No. 216, párr. 184; Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs Paraguay. Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C. No. 125, párr. 63; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C. No. 146, párr. 83; Caso del Pueblo Saramaka vs Surinam. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C. No. 172, párr. 178; Caso Tiu Tojín vs Guatemala. Sentencia de 26 de noviembre de 2008. Serie C. No. 190, párr. 96 20 Equipo N° 131 obedeciendo tan sólo a "un fortuito antojo de quien dispone del poder" 55 . Obrar discrecionalmente, apreciando debidamente las circunstancias de un caso concreto, no es lo mismo que obrar arbitrariamente; obrar discrecionalmente significa, "regirse por principios generales, aplicarlos a las particularidades de cada caso concreto, y sacar las consecuencias" 56. La negación del otorgamiento del Amparo por parte del Juzgado de Familia No. 3, da lugar a la no aplicación de su propia Constitución y la CADH. Al tomar una decisión sobre un fragmento o requisito de la solicitud ya declarado antes inconstitucional, la autoridad tenía un deber de motivación: “justificar de una manera razonada que permita llegar a una conclusión” 57, esto como garantía vinculada con la correcta administración de justicia, para proteger el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por las razones que el Derecho suministra, y otorgar credibilidad de las decisiones jurídicas en el marco de una sociedad democrática 58. Por ello, las decisiones que adopten los órganos internos que puedan afectar derechos humanos deben estar debidamente fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones arbitrarias 59. En este sentido, la argumentación de un fallo y de ciertos actos administrativos deben permitir conocer cuáles fueron los hechos, motivos y normas en que se basó la autoridad para tomar su decisión, a fin de descartar cualquier indicio de arbitrariedad 60 . Era deber de la 55 RECASÉNS SICHES, Luis,”Tratado General de Filosofía del Derecho”, 7ª ed. Editorial Porrúa, México, 1981, pág. 216. 56 Cfr. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs Trinidad y Tobago. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C. No. 94, párr. 112. 57 Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs Ecuador. Sentencia del 21 de noviembre de 2007. Serie C. No. 170 supra nota 227, párr. 107; Caso Escher y otros vs Brasil. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C. No. 200, párr. 208, y Caso Chocrón Chocrón vs Venezuela. Sentencia 1 de julio de 2011. Serie C. No. 227, supra nota 13, párr. 118. 58 Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs Venezuela. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C. No. 182, párr. 77; Caso Escher y otros, supra nota 236, párr. 208; Caso Chocrón Chocrón, supra nota 13, párr. 118; Case Suominen v. Finland. Application No. 37801/97, par. 34, Sentence July 1º, 2003. 59 Cfr. Caso Yatama, supra nota 209, párrs. 152 y 153; Caso Escher y otros, supra nota 236, párr. 139, y Caso Chocrón Chocrón, supra nota 13, párr. 118. 60 Cfr. Caso Claude Reyes y otros vs Chile. Sentencia de 19 de septiembre de 2006. Serie C. No. 151, párr. 122; Caso Apitz Barbera y otros, párr. 78; Caso Chocrón Chocrón, supra nota 13, párr. 118. 21 Equipo N° 131 autoridad demostrar que los alegatos fueron debidamente considerados y que el conjunto de pruebas habían sido debidamente estudiadas y analizadas. Por todo ello, el deber de motivación es una de las “debidas garantías” incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar el derecho a un debido proceso. El Juzgado de Familia no. 3 rechazó la acción sin pronunciarse sobre el fondo del asunto violando la garantía del debido proceso de motivar los actos de autoridad tratándose de una decisión que podía afectar los derechos humanos de las víctimas, así como tampoco la argumentación del acto fue correctamente analizada, haciendo así imposible descartar la arbitrariedad de la autoridad en este caso. Respecto al artículo 25.1 se incorpora el principio, reconocido en el derecho internacional de los derechos humanos, de la efectividad de los instrumentos o medios procesales destinados a garantizar tales derechos. Como ya la Corte ha señalado, según la CADH, los Estados Partes se obligan a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de violación de los derechos humanos (art. 25), recursos que deben ser sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal (art. 8.1), todo ello dentro de la obligación general a cargo de los mismos Estados, de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos reconocidos por la CADH a toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción. 61 Este principio establece que la inexistencia de un recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la CADH constituye una transgresión de la misma por el Estado Parte en el cual semejante situación tenga lugar. En ese sentido debe subrayarse que, para que tal recurso exista, no basta con que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla. No 61 Cfr. Casos Velásquez Rodríguez, párr. 90; Fairén Garbi y Solís Corrales, párr. 90; Godínez Cruz, párr. 92. 22 Equipo N° 131 pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios. Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la práctica, porque el Poder Judicial carezca de la independencia necesaria para decidir con imparcialidad o porque falten los medios para ejecutar sus decisiones; por cualquier otra situación que configure un cuadro de denegación de justicia, como sucede cuando se incurre en retardo injustificado en la decisión; o, por cualquier causa, no se permita al presunto lesionado el acceso al recurso judicial. 62 La jurisprudencia de la Corte reconoce al menos cinco modalidades de violación del derecho a un recurso, a saber: los vacíos o disposiciones legislativos que privan de competencia a los tribunales para examinar recursos para un determinado tipo de violación; la obstaculización de la acción de la justicia por la vía de los hechos; rechazo de recursos por razones procesales; la denegación de un recurso por razones arbitrarias, discriminatorias o contrarias a los derechos fundamentales de la persona, y el incumplimiento de una decisión de la autoridad competente. 63 Sobre este criterio, es por las decisiones del Estado que podemos dar razón a la Comisión acerca de que en el caso en específico, no era necesario exigir el agotamiento de la acción de inconstitucionalidad 64. El Estado Elizabetino menciona que la acción de inconstitucionalidad era un recurso que las víctimas podían interponer antes de recurrir a la instancia internacional, la regla no es absoluta; y corresponde al Estado acreditar que existe recurso interno, identificar ese recurso y probar que es efectivo. 65 62 Cfr.Caso Ivcher Bronstein vs Perú. Sentencia de 6 de febrero de 2001. Serie C. No. 74, párr. 137; OC-9/87. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia arts. 27.2, 25 y 8 CADH. 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 24. 63 Cfr. Caso Cabrejo Bernuy vs Perú. 4 de mayo de 1999. Informe no. 75/99, Caso 11.800, párr.30. 64 Cfr. Hecho No. 52 del Caso Hipotético 65 OC-9/87. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia arts. 27.2, 25 y 8 CADH. 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 25. 23 Equipo N° 131 Es posible establecer que el concepto de “efectividad” del recurso presenta dos aspectos. Uno de ellos, de carácter normativo, el otro de carácter empírico. El primero se refiere a que un recurso es idóneo cuando representa su potencial "para establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla", y el segundo, a su capacidad de "dar resultados o respuestas a las violaciones de derechos humanos." 66 La Corte establece que de acuerdo a los principios del derecho internacional generalmente reconocidos, los recursos judiciales deben existir no sólo formalmente, sino que deben ser efectivos y adecuados. El tribunal destacó que para que un recurso sea adecuado significa que la función de esos recursos, dentro del sistema de derecho interno, sea idónea para proteger la situación jurídica infringida. 67 En todos los ordenamientos existen múltiples recursos, pero no todos son aplicables en todas las circunstancias. Así lo indica el principio de que la norma está encaminada a producir un efecto y no puede interpretarse en el sentido que no produzca ninguno o su resultado sea manifiestamente absurdo o irrazonable. Un recurso debe ser, además, eficaz, es decir, capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido. El análisis se sitúa en el plano del diseño normativo del recurso: éste debe brindar la posibilidad de plantear como objeto la vulneración de un derecho humano, y de lograr remedios adecuados frente a esas violaciones. 66 COURTIS, Christian. “El acceso a la justicia como Garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. Estudio de los estándares fijados por el sistema interamericano de derechos humanos.” Capítulo 5: Derecho a la protección judicial. El derecho a un recurso rápido, sencillo y efectivo frente a afectaciones colectivas de derechos humanos. Centro de Estudios Legales y Sociales, Buenos Aires, Agosto 20 de 2007. Pág. 3. 67 Cfr. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C. No. 79, párr. 111; Caso Cantos vs Argentina. Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C. No. 97, párr. 52.; Caso Juan Humberto Sánchez vs Honduras. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C. No. 99, párr. 117; Caso Maritza Urrutia, párr. 60 24 Equipo N° 131 Por su parte, la Corte también ha determinado estándares tendientes a la caracterización de un recurso como efectivo, con especial hincapié en su aspecto normativo. 68 En este sentido, la CIDH estableció que al efecto de determinar la sencillez, rapidez y efectividad del recurso presentado, debía tenerse en cuenta: a) la posibilidad del recurso para determinar la existencia de violaciones a derechos fundamentales; b) la posibilidad de remediarlas y c) la posibilidad de reparar el daño causado y de permitir el castigo de los responsables. 69 Teniendo en cuenta estos parámetros resulta claro que el Amparo interpuesto por las víctimas no cumplió con los requisitos arriba mencionados sino todo lo contrario: la decisión final estableció, sin mayor fundamentación en Derecho, que las actuaciones de los funcionarios gubernamentales se ajustaron a la ley. De tal forma, quedó convalidada la violación a los derechos humanos de las demandantes, en otras palabras, se negó a las víctimas el Amparo de la justicia Elizabetina ante hechos violatorios de sus derechos fundamentales en transgresión de la garantía de la tutela judicial efectiva. Asimismo se requiere de idoneidad del recurso para ser utilizado para el efecto que se persigue: que sean adecuados estos recursos significa que la función de estos, dentro del sistema de Derecho Interno, sea idónea para proteger la situación jurídica infringida. En todos los ordenamientos internos existen múltiples recursos, pero no todos son aplicables en todas las circunstancias. Si, en un caso específico, el recurso no es adecuado, es obvio que no hay que agotarlo. Así lo indica el principio de que la norma está encaminada a producir un efecto y no puede interpretarse en el sentido de que produzca ninguno o su resultado sea manifiestamente absurdo o irrazonable. 70 68 Cfr. Loren Laroye Riebe Star, Jorge Barón Guttlein y Rodolfo Izal Elorz vs México. 13 de abril de 1999. Informe 49/99. Caso 11.610, párr.82. 69 Cfr. Caso Loren Laroye Riebe Star, párrs. 81, 82, 90 y 92. 70 Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, párrs. 64 y 66. 25 Equipo N° 131 La acción de inconstitucionalidad, a diferencia de lo que menciona el Estado como excepción preliminar, no era un recurso idóneo para concretar el proceso de exigencia al Estado Elizabetino, debido a que cuando se demuestra que los recursos son rechazados sin llegar al examen de la validez de los mismos, o por razones fútiles, o si se comprueba la existencia de una práctica o política ordenada o tolerada por el poder público, cuyo efecto es el de impedir a ciertos demandantes la utilización de los recursos internos que, normalmente, estarían al alcance de los demás, acudir a estos recursos se convierte en una formalidad que carece de sentido. Las excepciones del artículo 46.2 de la CADH serían plenamente aplicables en estas situaciones y eximirían de la necesidad de agotar recursos internos que, en la práctica, no pueden alcanzar sus pretensiones. 71 Por lo anterior el Estado de Elizabetia violó los derechos consagrados en los Arts. 8.1 y 25 de la CADH en relación al artículo 1.1 3.3.4. El Estado de Elizabetia violó, en virtud del principio iura novit curia, los derechos establecidos en el artículo 2 de la CADH, en relación con su artículo 1.1. El principio iura novit curia, permite estudiar la posible violación de las normas de la CADH que no han sido alegadas en los escritos presentados por las partes, siempre y cuando éstas hayan tenido la oportunidad de expresar sus respectivas posiciones en relación con los hechos que las sustentan 72 . En este sentido, la Corte ha utilizado dicho principio, desde su primera sentencia y en diversas oportunidades 73, para declarar la vulneración de derechos que no habían sido directamente alegados por las partes, pero que se desprendían del análisis de los 71 Cfr. Casos Velásquez Rodríguez, supra 23, párr. 68; Caso Godínez Cruz, supra 23, párr. 71 y Fairén Garbi y Solís Corrales, párr. 93 72 Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, párr. 163. 73 Cfr. Caso Velásquez Rodríguez; Caso Usón Ramírez vs Venezuela. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C. No. 207; Caso Bayarri vs Argentina. Sentencia de 30 de octubre de 2008, Serie C. No. 187; Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C. No. 186; Caso Kimel vs Argentina. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie C. No. 177; Caso de las Masacres de Ituango vs Colombia. Sentencia de 1º de julio de 2006. Serie C. No. 148; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa. 26 Equipo N° 131 hechos bajo controversia, por cuanto dicho principio autoriza al Tribunal, siempre y cuando se respete el marco fáctico de la causa, a calificar la situación o relación jurídica en conflicto de manera distinta a como lo hicieran las partes. 74 La CIDH en el caso de las víctimas, decidió que existían suficientes evidencias para conformar una violación al art. 2 de la CADH, por considerar que el Estado no cumplió con su deber jurídico de adoptar las medidas necesarias para cumplir con sus obligaciones conforme a la CADH. El art. 2 de la CADH impone a los Estados parte la obligación general de adecuar su derecho interno a las normas contenidas en ésta. Esto significa que el Estado ha de adoptar las medidas que establece la CADH y que sean realmente cumplidas; en caso de que no lo sean, se deben aplicar las sanciones efectivamente previstas en ella. 75 Los Estados parte asumen obligaciones legislativas 76 al ratificar la CADH, entre estas se incluye la reserva legal en lo que respecta a las restricciones o limitaciones legítimas a los Derechos Humanos. Esta obligación no se limita a omitir acciones lesivas contra los derechos humanos, sino que implica un “hacer” cuyo contenido es el de tomar las providencias legislativas adecuadas para garantizar la efectividad del Tratado. En este caso, el Estado no realizó el “hacer” para garantizar la efectividad de los derechos humanos en favor de las víctimas, toda vez que, no respetó la regla consuetudinaria codificada en el artículo 27.1 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, al prohibir invocar legítimamente su derecho interno como pretendida justificación por el incumplimiento de sus obligaciones convencionales en Derecho Internacional. 74 Cfr. Caso Bueno Alves vs Argentina. Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie C. No. 164, párr. 70. Cfr. Caso Cantos, párr 59; Caso Olmedo Bustos y otros vs Chile (La Última Tentación de Cristo). Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C. No. 73, párr. 87; Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, párr. 112. 76 Cfr. CANÇADO TRINDADE, Antonio Augusto, “Tratado do Direito Internacional dos Direitos Humanos”, vol. II , Editor Porto Alegre, Río Grande do Sul, 1999, pág. 142. 75 27 Equipo N° 131 Entre las delimitaciones del alcance del artículo en cuestión, se obliga a los Estados parte a adoptar nuevas disposiciones de Derecho interno que doten de efectividad a la CADH; están también obligados a suprimir toda norma o práctica que resulte incompatible con los deberes que se asumen en la CADH. 77 Es así, como el Estado, aún con la solicitud de las víctimas, incumple la obligación internacional al no suprimir la legislación que vulnera los Derechos de las mismas. Por tanto, el Estado incumplió la CADH omitiendo dictar las normas a que está obligado por el artículo 2. También, por dictar disposiciones que no están en conformidad con lo que de él exigen sus obligaciones dentro de la CADH 78, produciendo su responsabilidad internacional por la creación de leyes manifiestamente violatorias de la CADH. Así, deja en estado de indefensión a las víctimas al ser el propio derecho interno del Estado, el que vulnera a sus ciudadanos. IV. PETITORIO Por las consideraciones expuestas anteriormente, los representantes de las víctimas solicitamos respetuosamente a esta honorable Corte que concluya y declare: I. Desestimar las excepciones preliminares presentadas por el Estado. II. La responsabilidad internacional del Estado de Elizabetia por la violación de los Arts. 11, 17, 8.1, 24 y 25, en relación con el artículo 1.1 y 2 de la Convención en perjuicio de Serafina Conejo Gallo y Adriana Timor. III. El reconocimiento del matrimonio y la declaración formal de familia entre Serafina Conejo Gallo y Adriana Timor por parte del Estado. 77 Cfr. Caso Castillo Petruzzi y otros vs Perú. Sentencia del 30 de mayo de 1999. Serie C. No. 52, párr. 207; Caso Baena Ricardo y otros 270 trabajadores vs. Panamá. Sentencia de 18 de noviembre de 1999, párr. 180; Caso Suárez Rosero vs Ecuador. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C. No. 35, párr. 99. 78 Cfr. OC-13/93, Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (artículos 41, 42, 46, 47, 50 y 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Solicitada por Argentina y Uruguay, 16 de julio de 1993. Serie A. No. 17, párr. 26. 28 Equipo N° 131 IV. Solicitar la reforma al art. 17 de la CADH para eliminar la frase “entre un hombre y una mujer” sustituyéndola por “cualquier persona” como requisito para contraer matrimonio. Lo anterior conforme a que la CIDH, para el periodo 2011- 2015, se ha fijado ejecutar el mandato principal que a ella encarga la Carta de la OEA: promover la observancia y la defensa de los Derechos Humanos; por lo que, teniendo como objetivo el reconocer e incluir en todas sus actividades las necesidades específicas de los grupos históricamente sometidos a discriminación, esta representación solicita respetuosamente dicha reforma. 79 V. La restitución del Estado in integrum con base en el daño al proyecto de vida de las víctimas y la indemnización por el daño moral, material y real cuantificable por los derechos violados, incluyendo un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional en relación con el presente caso. VI. Declarar al Estado responsable por incumplir la obligación de garantizar establecida en el art. 25 al no adecuar mecanismos efectivos y eficaces para el pleno goce y desarrollo de la normatividad interna en cuestiones de género, así como implementar en su legislación interna mecanismos de acceso y protección penal y administrativa, reglamentando el proceso de la acción de inconstitucionalidad para convertirlo en un recurso idóneo y efectivo. VII. Declarar la configuración del delito de desaparición forzada de personas y sancionar a los responsables, agentes del Estado que dieron lugar a estos hechos. VIII. Publicar la sentencia en los principales diarios de circulación nacional y en su Diario oficial al constituirse como una forma de reparación. 79 Relatoría CIDH. Unidad para los Derechos de las Personas LGTBI, Organización de los Estados Americanos. Proceso de reforma 2012: Consulta a los Actores del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. Conforme al proceso establecido en el art. 76 de la CADH. 2011. 29 Equipo N° 131 IX. Indemnizar a las víctimas resarciendo los gastos y costas en que hayan incurrido en sus actuaciones en el ámbito internacional, en la tramitación del caso ante la CIDH y como consecuencia la tramitación de la presente demanda ante esta honorable Corte. X. Tomar medidas de carácter legislativo, administrativo, judicial o de cualquier otra índole, necesarias para cumplir con los compromisos asumidos en la CADH. 30