A y S t 226 p 054-060 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Reg.: A y S t 226 p 54-60.
En la ciudad de Santa Fe, a los tres días del mes de junio del año dos mil ocho, se
reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia,
doctores Daniel Aníbal Erbetta, María Angélica Gastaldi y Mario Luis Netri, con la presidencia del
señor Ministro doctor Rafael Francisco Gutiérrez, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados
“WILLINER, Mario Francisco Javier contra COMTESSE, Pablo Emilio -Indemnización de Daños y
Perjuicios- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD” (Expte. C.S.J. nro 551, año 2005).
Se resolvió someter a decisión las cuestiones siguientes: PRIMERA: ¿es admisible el recurso
interpuesto?, SEGUNDA: en su caso ¿es procedente? y TERCERA: en consecuencia ¿qué
resolución corresponde dictar?. Asimismo se emitieron los votos en el orden que realizaron el
estudio de la causa, o sea, doctores Gutiérrez, Netri, Gastaldi y Erbetta.
A la primera cuestión -¿es admisible el recurso interpuesto?- el señor Ministro doctor
Gutiérrez dijo:
Mediante resolución registrada en A. y S. T. 210, pág. 23/24, esta Corte admitió la queja y,
en consecuencia, concedió el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el actor contra la
sentencia de fs. 426/429 dictada por la Cámara de Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral de la
Quinta Circunscripción Judicial, por entender que la postulación del recurrente contaba, prima
facie, con idoneidad suficiente como para lograr la apertura de esta instancia excepcional.
En el nuevo examen de admisibilidad que prescribe el artículo 11 de la ley 7.055 no
encuentro razones para apartarme de lo decidido, de conformidad con lo dictaminado por el señor
Procurador General a fs. 550/551.
Voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Netri, Gastaldi y Erbetta expresaron
idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Ministro doctor Gutiérrez y votaron en igual
sentido.
A la segunda cuestión -en su caso, ¿es procedente?- el señor Ministro doctor Gutiérrez dijo:
1. En lo que es de interés para el presente, la materia litigiosa puede resumirse así:
El señor Mario Francisco Williner promovió demanda civil contra el doctor Pablo Emilio
Comtesse a fin de obtener el resarcimiento de los daños y perjuicios de orden moral que le habían
causado las expresiones de carácter deshonroso hacia su parte -según adujo- vertidas por éste en
fecha 27.04.1990 en ocasión de una conferencia de prensa y/o reunión pública celebrada en las
escalinatas del Palacio Municipal de la ciudad de Rafaela (fs. 1/4, escrito con cargo nro. 6345 del
6.09.1995).
Corrido traslado (f. 9), el demandado interpuso excepción de prescripción liberatoria por
encontrarse cumplido el plazo previsto en el artículo 4037 del Código Civil para las acciones por
responsabilidad extracontractual, en razón de que a la fecha en que el actor había iniciado este
juicio habían transcurrido “dos años y dieciséis días” desde que el juez pronunciara su
sobreseimiento del delito de desacato que se le había imputado, por haber sido derogada dicha
figura penal, disponiendo el cese de la competencia de tal órgano judicial para resolver la
contienda civil (20.08.1993).
Alegó que el accionante se había constituido como actor civil en sede penal, produciendo
un hecho interruptor de la prescripción, por lo que “con la cédula de notificación, además de tomar
conocimiento en 7.09.1993 de que el proceso penal había concluido, también el actor tomaba
conocimiento de que hasta el 20.08.1993 se había producido la interrupción de la prescripción y
que el nuevo plazo se contaba a partir de esa fecha”.
Asimismo, se opuso a la procedencia de la acción por las razones que expuso (entre otras,
la inmunidad de expresión que gozaba por su condición de concejal al momento de realizar las
declaraciones) (fs. 28/35).
A su turno, el actor pidió el rechazo de la defensa opuesta toda vez que la demanda había
sido presentada con anterioridad al vencimiento del referido término, afirmación que sustentó,
entre otros argumentos, en que el sobreseimiento había pasado en autoridad de cosa juzgada
cinco días hábiles después de la fecha de la última notificación (9.09.1993), o de no tomarse en
cuenta ésta y como mínimo, de la notificación al actor civil (su parte) operada el 7.09.1993 (fs.
38/41).
Tramitada que fuera la causa, mediante sentencia de fs. 369/372, el señor Juez de Primera
Instancia de Distrito en lo Civil, Comercial y Laboral Nº 1 de la ciudad de Rafaela desestimó las
defensas opuestas e hizo lugar a la demanda.
Sin embargo, la Alzada revocó dicho pronunciamiento, acogiendo la prescripción articulada.
En síntesis, afirmó:
a) la acción civil deducida en el proceso penal interrumpió la prescripción (artículo 3986 Código
Civil);
b) con la sentencia pronunciada en la causa penal, que dictó el sobreseimiento de Comtesse y
dispuso el cese de la competencia del juzgado penal para resolver la contienda civil, comenzó a
correr nuevamente el plazo de prescripción, dado que a partir de ese momento el hoy actor volvió
a tener expedita su acción civil para reclamar el resarcimiento por el daño moral, originado en las
injurias que atribuye al demandado;
c) el plazo para prescribir comienza cuando el interesado tiene la posibilidad jurídica de ejercer su
potestad o, dicho de otro modo, desde el día en que la acción pudo ejercitarse o el derecho
hacerse valer;
d) el accionante tuvo la posibilidad de conocer la sentencia penal a partir de su dictado, toda vez
que su intervención en carácter de actor civil le franqueó la alternativa de notificarse concurriendo
diligentemente a la secretaría (artículos 61 y 62 del C.P.C., por remisión del artículo 131 del
C.P.P.), máxime cuando la ley 24.198 que derogó el artículo 244 del Código Penal había sido
publicada en el Boletín Oficial el 3/06/1993, lo que anticipaba suficientemente la suerte del proceso
penal y de la acción civil en él incoada;
e) cesada la competencia del juez penal, ningún obstáculo tenía el actor para recurrir de inmediato
ante el juez competente;
f) la defensa planteada encuentra su base en razones de paz, seguridad y orden social, porque al
derecho le interesa sobremanera liquidar situaciones inestables impidiendo que sean materia de
revisión luego de pasado cierto tiempo (fs. 426/429).
2. Contra dicha sentencia, interpuso Williner recurso de inconstitucionalidad con invocación
del inciso 3ro. del artículo 1º de la ley 7.055, agraviándose de que incurría en “prescindencia del
texto legal o, al menos (en) una aplicación ‘contra legem’ de normas de derecho común” en su
fundamentación.
En ese orden, alegó que la resolución desconocía totalmente las disposiciones de los
artículos 16 y 17 del Código Procesal Penal que establecen -concretamente el primero- la
subsistencia de la acción civil dentro del proceso mientras esté pendiente la acción penal, la que
cesa por sobreseimiento o sentencia firme. Por ello, afirmó que mientras el sobreseimiento de
Comtesse en la causa penal no estuviera firme, su parte no podía deducir demanda en sede civil,
en tanto se plantearía una situación de litis pendencia obvia.
Se quejó, luego, de que la Alzada considerara al sobreseimiento como un acto procesal de
“notificación automática”, en tanto sostuvo que su parte tuvo la posibilidad de tomar conocimiento
del mismo desde su dictado.
Aseveró que el sentido del artículo 358 del Código Procesal Penal -en cuanto a que el
sobreseimiento debe ser notificado al actor civil- es obvio y consiste en la notificación personal o
por cédula. Añadió que “aunque no fuera así ... el sobreseimiento ‘cierra definitivamente e
irrevocablemente el proceso ... tiene valor de cosa juzgada’ de modo que la norma supletoria
aplicable en cuanto a notificaciones es la del artículo 62 del Código Procesal Civil y Comercial que
obliga a notificar por cédula la sentencia definitiva y autos interlocutorios con fuerza de tales (inc. 7
artículo citado)”.
Puso de manifiesto que lo resuelto desatendía principios elementales de interpretación
como el de conservación de los derechos, consagrando la pérdida de un derecho creditorio, con
lesión a las garantías constitucionales de defensa en juicio (artículos 18 C.N. y 9 C.P.) y de
propiedad (artículos 17 C.N. y 11 C.P.).
Finalmente agregó que la sentencia recurrida resulta infundada y contraria al artículo 95 de
la Constitución provincial por no resultar una “derivación razonada del derecho vigente” (artículos
449/455).
Evacuado que fuera el traslado respectivo (fs. 458/462), la Alzada denegó la concesión del
recurso por auto de fs. 466/467, accediendo el impugnante a la instancia extraordinaria por vía de
queja, como se expresara al tratar la primera cuestión.
3. El detenido estudio del caso me convence de que el remedio interpuesto debe merecer
favorable acogida por esta Corte, pues si bien los agravios esgrimidos remiten al examen de
cuestiones de hecho y de derecho común, como así también de derecho procesal, que por su
naturaleza resultan ajenos en principio al recurso reglado por la ley 7.055 (Fallos: 308:1078, 2630;
311:341; 312:184; entre muchos), cabe hacer excepción a dicha regla por cuanto el recurrente ha
logrado demostrar la configuración de reproches con entidad descalificatoria de lo resuelto.
3.1. En el sub judice, no se ha cuestionado la aptitud de la constitución de Williner como
actor civil en la causa penal -originada por la denuncia formulada contra el demandado por sus
manifestaciones públicas del 27.04.1990- para interrumpir la prescripción (que la Cámara fundó en
el artículo 3986 del Código Civil); sí, en cambio, hasta qué momento se mantiene dicho efecto -y
de allí el reinicio del curso prescriptivo cuando, como en el caso, el imputado y demandado
civilmente fue sobreseído.
Entiendo que le asiste razón al impugnante en su postulación desde que la tesis adoptada
por la Alzada -de considerar que el plazo había comenzado nuevamente a correr a partir del
dictado del sobreseimiento de Comtesse, el 20.08.1993, por estimar que desde ese día el actor
había tenido la posibilidad jurídica de ejercitar la acción o hacer valer su derecho- no puede ser
aceptada. Ello, por cuanto no ha ponderado debidamente las peculiaridades que ostenta la
pretensión resarcitoria cuando ha sido promovida en la causa penal.
Sabido es que tanto la acción civil como la penal son independientes por su finalidad,
naturaleza y contenido (artículo 1096, Código Civil: cfr. Vélez Mariconde, Alfredo, “Acción
Resarcitoria”, 2da. ed., Córdoba, M.E.L., 2005, p. 154) y que la primera asume un carácter
“WILLINER,MarioFranciscoJavierc/COMTESSE
Pablos/RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD”
(Expte.C.S.J.nro 551,año 2005).
accesorio en el caso de su ejercicio en la jurisdicción penal (limitado al aspecto procesal, según
Loutayf Ranea, Roberto G. - Costas, Luis Félix, “La acción civil en sde penal”, Bs. As., Astrea,
2002, p. 52; cfr. asimismo, Núñez, Ricardo C., “La acción civil para la reparación de los perjuicios
en el proceso penal”, Bs.As., Bibliográfica Argentina, 1948, p. 49 y ss.), lo que implica que dicha
acción es improponible en tanto no se encuentre en curso la acción principal que da vida al
proceso en el cual se incorpora, ni puede sobrevivir cuando la acción penal se haya extinguido o
suspendido, salvo los supuestos contemplados legalmente (cfr. Loutayf Ranea - Costas, cit.).
Así, en el orden procesal penal local se exige expresamente el requisito de la “pendencia”
de la acción penal para el ejercicio de la civil, la que se considera como tal “hasta su cese por
sobreseimiento o sentencia firme” (cfr. artículo 16, C.P.P.). Mas en la hipótesis de que el proceso
penal no puede proseguir por sobreseimiento, el mismo digesto contempla la posibilidad de la
transferencia de la acción civil a su sede respectiva (artículo 18, C.P.P.). Ello, por cuanto aquél
“cierra definitiva e irrevocablemente el proceso con relación al imputado para quien se dicta”
(artículo 357, C.P.P.), de modo que, al extinguirse la acción penal, desaparece el presupuesto de
la inserción de la acción civil en esa causa; consecuentemente, su dictado conlleva el cese de la
competencia del juez penal para expedirse sobre dicha cuestión, tal como lo dispuso el magistrado
en su pronunciamiento.
De la correlación de tales preceptos rituales se sigue que, en virtud del aludido principio
procesal de accesoriedad, el “ejercicio posterior” de la acción indemnizatoria ante el fuero civil en
el supuesto de sobreseimiento (artículo 18, C.P.P. cit.) no puede sino tornarse viable una vez que
este acto adquiere firmeza, exégesis que conduce a colegir que hasta ese momento se mantiene
el efecto interruptivo aparejado por la deducción de la acción resarcitoria en sede penal y que
recién desde allí comienza nuevamente a correr la prescripción (Büsser-Chiappini-Iturralde,
“Código Procesal Penal de Santa Fe - Comentario Exegético”, Santa Fe, Ed. Jurídica
Panamericana, 2000, T. I, p. 56).
Ahora bien, no puede soslayarse que pese a que el actor civil no goza de un derecho
subjetivo de impugnación, se encuentra legitimado para “manifestar disconformidad” contra el
sobreseimiento mediante escrito fundado, facultad que eventualmente puede movilizar la actividad
recursiva del órgano titular de la acción penal (artículos 8 y 358, 2do. párrafo, C.P.P.) Y que ha
sido considerada como “una garantía mínima que trata de paliar el monopolio de la acción penal
por parte del Ministerio Público, dando la posibilidad la particular de mostrar las razones de su
disenso” (cfr. “Cirignoli”, A. y S. T. 82, pág. 371).
Asimismo, esta Corte (en anterior y en actual integración) le ha reconocido legitimación
para interponer el recurso de inconstitucionalidad regulado en la ley 7.055 a los fines de reclamar
la tutela de sus derechos constitucionales, por considerar que es titular de un “interés jurídico,
legítimo y actual” (cfr. “Cirignoli”, cit. supra), “a pesar de las limitaciones que puedan existir en
cuanto a la deducción de recursos ordinarios” (cfr. “Scaglione”, A. y S. T. 194, p. 336;
“Campilongo”, A. y S. T. 194, p. 355); solución que “es especialmente aplicable cuando se trata de
decisiones que, como el sobreseimiento, pueden obstar de manera definitiva al progreso de la
acción civil de la cual la recurrente es titular (...) Ocasionando así un gravamen concreto, efectivo y
actual a derechos del actor civil, que resulta irreparable por otra vía” (cfr. “Scaglione” y
“Campilongo” antes citados).
Por lo expuesto, lo cierto es que magüer su carácter de sujeto accesorio, eventual y
secundario, el actor civil se encuentra autorizado para defender sus intereses privados a través de
los medios aludidos, los que finalmente pueden producir la revisión del acto que desincrimina
definitivamente a la persona en favor de quien se dispone. Ante ello, parece razonable sostener
que, a los fines del curso del plazo prescriptivo para la interposición de la demanda en el fuero
civil, deba atenderse también al vencimiento de los términos con que cuenta dicho sujeto para
hacer uso de tales mecanismos procesales luego de la notificación del sobreseimiento dictado.
Así las cosas, no cabe sino colegir que incurrió en un desacierto el A quo al tomar como
punto de partida la fecha del referido acto jurisdiccional, toda vez que a ese entonces no
concurrían las condiciones que tornaban expedita la acción indemnizatoria en su sede respectiva,
en la medida en que no habiéndose operado efectivamente el cese de la acción principal, tampoco
había operado el de su accesoria.
Y el examen de los principales atendiendo a lo expresado permite advertir que la demanda
de fojas 1/4 fue presentada con anterioridad al cumplimiento del término prescripto en el artículo
4037 del Código Civil.
En efecto, de las constancias que obran en el expediente penal nro. 99/93 -agregado por
cuerda- surge que el Fiscal se notificó del sobreseimiento de Comtesse el 3 de setiembre de 1993
(v. f. 111 vto.); luego, el actor civil y el imputado fueron notificados por cédula los días 7 y 9 de ese
mismo mes y año (v. fs. 112 vto. Y 113 vto., respectivamente).
De esa observación se puede inferir que el plazo de cinco días para apelar estatuido a favor
del Ministerio Público habría vencido el día 13 de setiembre de 1993 (incluyendo a éste como día
de gracia), de lo que resulta que aun cuando sólo se tomara como punto de arranque el momento
en que el sobreseimiento quedó firme por no haber sido recurrido por el Fiscal, al tiempo en que
fue interpuesta la pretensión indemnizatoria en los presentes (6 de setiembre de 1995, v. cargo
nro. 6345, f. 4 vto.) no habían transcurridos los dos años requeridos por el derecho de fondo para
que procediera la prescripción liberatoria opuesta por el demandado en esta causa.
En tales condiciones, no corresponde sino descalificar la sentencia traída a revisión.
Sin desconocer que el instituto aludido se funda en razones de seguridad jurídica y de
estabilidad de los derechos, ha de recordarse que en materia de prescripción liberatoria -en tanto
ésta conduce a la aniquilación de un derecho- impera también el criterio de que debe ser
interpretada y aplicada con suma prudencia y de modo restrictivo, de suerte tal que ante la duda
ha de optarse por la subsistencia de la acción respectiva, o sea, por la solución que mantenga vivo
el derecho (A. y S. T. 97 págs. 235/239; vide también Fallos, 213:71, 295:420, 308:1339, 312:235,
316:2325, 317:1615, 318:879 322:1038, 323:192, 326:742, 327:1629 y reafirmado recientemente
in re “Randazzo, Juan Carlos c/Provincia de Buenos Aires de fecha 4 de abril de 2006).
3.2. Con lo expuesto deviene inoficioso el análisis de la restante queja articulada.
Sin perjuicio de ello, cabe señalar que el razonamiento de la Alzada -al estimar que el actor
había tenido la posibilidad de conocer el sobreseimiento de Comtesse a partir de su dictado por
cuanto “su intervención en carácter de actor civil le franqueó la alternativa de notificarse
concurriendo diligentemente a la secretaría”, con fundamento en los artículos 61 y 62 del Código
Procesal Civil y Comercial, por remisión del artículo 131 del Código Procesal Penal-, trasluciría
una rigurosa aplicación del principio según el cual en materia de notificaciones, en nuestro
ordenamiento legal, la notificación automática es la regla y la por cédula, la excepción, debiendo
en este último supuesto existir norma expresa que imponga dicho medio de anoticiamiento, lo cual
es nuevamente demostrativo de la prescindencia por parte del A quo de una adecuada apreciación
de la naturaleza del acto jurisdiccional en cuestión (artículo 357 cit.), en atención a la cual se
muestra más ajustada la modalidad contemplada en el artículo 62 del digesto de rito civil, en virtud
de lo dispuesto en su inciso 7mo., la que fue efectivamente practicada en autos respecto al actor
civil y al imputado (vide cédula de f. 112, expte. Nro. 99/93).
Por las consideraciones precedentes, voto, pues, por la afirmativa.
A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Netri, Gastaldi y Erbetta expresaron
idéntico fundamento al expuesto por el señor Ministro doctor Gutiérrez y votaron en igual sentido.
A la tercera cuestión -en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?- el señor
Ministro doctor Gutiérrez dijo:
Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar
procedente el recurso de inconstitucionalidad y, en consecuencia, anular la resolución impugnada,
con costas (artículo 12, ley 7.055). Disponer la remisión de la causa al Tribunal que corresponda a
fin que dicte nuevo pronunciamiento.
Asi voto.
A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Netri, Gastaldi y Erbetta dijeron que la
resolución que correspondía dictar era la propuesta por el señor Ministro doctor Gutiérrez y asi
votaron.
En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la
Provincia RESOLVIO: Declarar procedente el recurso de inconstitucionalidad y, en consecuencia,
anular la resolución impugnada, con costas. Disponer la remisión de la causa al Tribunal que
corresponda, a fin de que dicte nuevo pronunciamiento.
Registrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto, firmando los señores Ministros por ante mí, doy fe.
Fdo.: GUTIÉRREZ-ERBETTA-GASTALDI-NETRI- Fernández Riestra (Secretaria)
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