EL ORIGEN DEL UNIVERSO: BUSCANDO LA CÉLULA DE DIOS Por Luis Miguel Vargas (G9N21) Cod. 273276 La Ciencia-Ficción se ha convertido en la herramienta especulativa más influyente de la modernidad; tecnologías alienígenas, vida en otros planetas y seres sobrenaturales, son los temas más frecuentes. Sumado a esto, el hecho de viajar en el tiempo siempre ha sido uno de los ambiciosos sueños de la ciencia. Pero, ¿qué pasaría si nuestro conformismo de retroceder algunos años cambiara por la pretensión de conocer el origen del Universo mismo? La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), trabaja en una red de túneles subterráneos de Ginebra, Suiza, sin escatimar esfuerzos para conseguir este objetivo. Luego de una inversión de 6 billones de dólares –cifra bastante escandalosa- y de 20 años de construcción, se encuentra terminado el experimento mas importante en la historia de la humanidad: El Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Gracias a él, es posible recrear el Big Bang para mostrarnos la creación de la materia, aunque el costo puede ser muy alto: la destrucción del planeta por un agujero negro. Observación espacial: la máquina del tiempo ante nuestros ojos Hace aproximadamente 14.000 millones de años ocurrió una gran explosión a la que llamamos Big Bang, a partir de una porción de materia infinitamente densa. En ese entonces no existía el espacio ni el tiempo pues no había materia que los provocara; sabemos que el tiempo está definido por el espacio, la distancia entre las líneas imaginarias de longitud que definen los husos horarios han cuantizado la definición de hora y día; así en el inicio del todo no existía espacio para que sucediera algo, ni siquiera había tiempo para que ocurriera. El polvo y gas estelares dejados por el estallido, se agruparon para formar estrellas, planetas y galaxias. Las observaciones actuales nos arrojan un conteo de 70 trillones de estrellas, 100.000 millones de galaxias, una extensión de 700.000 millones de trillones de kilómetros, y la estimación de la formación de la Tierra en 9.000 millones de años después del Big Bang. Con el descubrimiento de la velocidad de la luz (la más rápida conocida) y su carácter ondulatorio y corpuscular, fue posible desarrollar la ciencia a niveles tanto cuántico como astronómico. Ya que la luz tarda un segundo en recorrer 300.000 kilómetros, es permisible estimar la distancia hasta los astros con tan solo ver sus colores y traducirlos a una longitud o frecuencia de onda. Es de particular interés conocer el tiempo que transcurre para que la luz llegue a un sitio, pues con esto es factible “ver hacia el pasado”. Desde el Sol la luz tarda 8 minutos en llegarnos, mientras desde Júpiter el recorrido gasta 30 minutos; de manera que vemos a Júpiter tal como era hace media hora. Para las estrellas más cercanas a nuestro Sistema Solar, la distancia es de 4 años luz; pasan 4 años para que la luz emitida por ellas llegue hasta la Tierra, por lo cual las imágenes que se tienen nos muestran el estado de la estrella hace 4 años. Incluso se tienen fotografías recientes en las que se puede ver una galaxia en formación, cuya luz salió en la época de los dinosaurios y que podemos ver apenas hasta ahora. Entre más lejos veamos, mas retrocedemos en el tiempo; en teoría si nuestra vista alcanzara lo suficiente, podríamos seguir a la luz hasta el principio del Universo. El telescopio óptico Hubble fue el primero en vislumbrarnos la ruta hacia lo desconocido. En una de sus observaciones, se dejo expuesto hacia un punto fijo por un millón de segundos (alrededor de 4 meses) y se superpusieron más de 400 imágenes para suprimir la distorsión. El resultado es conocido como Campo ultraprofundo del Hubble, el retrato del Universo existente hace 13.000 millones de años. Las galaxias en formación con aspectos muy diferentes a las espirales o elípticas, comúnmente conocidas en nuestras proximidades, son la mejor demostración de la Teoría del Big Bang. Este es el borde visual del Universo observable obtenido con la tecnología actual. Si pudiéramos ir más lejos, seguramente no se podría ver nada, pues entonces no habían estrellas formadas u otros cuerpos luminosos detectables, pero hace 40 años la ruptura de un paradigma dio un nuevo empujón a la ciencia: estudiar el firmamento sin verlo. La imagen más temprana que se tiene del Universo fue interpretada a partir de otras longitudes de onda como las ultravioleta, el infrarrojo o las ondas de radio, las cuales eran captadas por un receptor sonoro en forma de cuerno y posteriormente decodificadas. En el experimento siempre aparecía un ruido de fondo en todas las direcciones en las que se giraba el receptor, problema que no se pudo solucionar por ningún medio. Bob Wilson y Arnold Pensias concluyeron que ese ruido correspondía al último vestigio de luz del Big Bang, cuya onda aumentó de longitud con la expansión del Universo hasta volverse invisible. Este descubrimiento represento para ellos un Premio Nobel. El satélite UVMMAP utilizado en la actualidad, está inspirado en la creación de Wilson y Pensias, permitiendo visualizar el Universo solo 400 millones de años después del Big Bang, a través de imágenes en distintos colores y longitudes de onda que nos muestran las zonas donde se originarían posteriormente las galaxias. Mas allá de esto no es posible ver nada, pues todo era tan denso que ni siquiera la luz podía escapar; la Edad de las Tinieblas cósmicas siempre será invisible para nosotros. Para conocer el verdadero comienzo del espacio-tiempo debemos centrar nuestra atención en un lugar muy lejano del origen: la Tierra. El Gran Colisionador de Hadrones Aunque parezca extraño, el Colisionador no es tan novedoso como parece. El científico León Lederman (Premio Nobel) fue el primero en identificar dos de las unidades indivisibles de la materia, al apartar las distintas capas del átomo para llegar a partículas cada vez más pequeñas. Sus ensayos se efectuaron en un colisionador más pequeño, de 6 kilómetros de circunferencia y capaz de desarrollar energías 7 veces menores a la del LHC. En el proyecto del LHC participan más de 2.000 científicos de 34 países y cientos de Universidades. Entre ellos se encuentran: Dr. Brian Cox (U. de Manchester), Dr. Alvaro de Rujula (CERN), Prof. Lisa Randall (U. de Harvard), y el Prof. Richard Spergel (U. de Princeton). La fecha establecida para las primeras colisiones de alta energía estaba prevista para el 21 de Octubre de 2008, pero tuvieron que ser aplazadas para la primavera del 2009 debido a fallas en el sistema del refrigerante. particularmente mejor que presenciar el Big Bang, pues allí solo se tendría una oportunidad para observarlo. Para optimizar el manejo de datos se instalo una red de computación donde el flujo de información será de 300 Gb/s, oportunamente enviada a 11 instituciones académicas de Europa, Asia y Norteamérica. En el centro de la máquina los protones son acelerados hasta llegar casi a la velocidad de la luz (0.99c), dos haces de estas partículas se dirigen en direcciones opuestas y chocan (725E+6 Joules de energía), a una tasa de 800 millones de colisiones por segundo. Al fragmentarse los protones, producto del choque, el campo magnético generado separa los distintos tipos de materia, mostrándonos las unidades indivisibles que componen el Universo, y que en algunos casos solo existen por una trillonésima de segundo. Las fuerzas y energías creadas en el proceso jamás se han visto en el planeta, y se calcula que llegan a los 14 TeV (14E+12 electrón-voltios). La temperatura de funcionamiento es de 1.9°K en un ambiente de vacío, con el fin de simular de la mejor manera las condiciones del Big Bang. El LHC puede abrir puertas a lo que jamás nos hayamos imaginado, al descubrir la existencia de otros mundos ocultos al lado del nuestro, que permanecen en otras dimensiones donde posiblemente la luz no se desplace (lo cual explicaría porque no los vemos). La prueba de la existencia de esas dimensiones la daría el hecho de que la materia desapareciera durante el experimento. El objetivo primordial del Colisionador de Hadrones es enseñarnos el momento justo, en menos de una mil millonésima de segundo, después del Big Bang. Para su construcción se excavo hasta una profundidad de 100 metros, altura a la cual se taladró la roca para formar un túnel con una circunferencia de 27 kilómetros de diámetro. En el túnel se colocaron 2.000 imanes superconductores (que pueden alcanzar energías de 10E+9 Joules), un acelerador de partículas y varias salas que detectan con gran precisión las partículas. El ambiente controlado del LHC permite repetir el experimento cuantas veces sea necesario para realizar un estudio adecuado del fenómeno, lo que resulta Si logramos llegar a energías lo suficientemente grandes se podría evidenciar la existencia de agujeros negros de mas altas dimensiones (materias extrañas supermasivas), que al crecer arrastrarían a la gravedad y a todo lo que hay en ella a esa dimensión oculta. Según los científicos, la probabilidad de que esto suceda es extremadamente baja, pues los agujeros se desintegrarían inmediatamente. Einstein tenía razón: la célula de Dios Tal vez, la idea más osada e importante de la física moderna, es la Teoría de la Relatividad Especial de Albert Einstein, que relaciona estrechamente la masa y la energía. La famosa 2 ecuación E=mc , vislumbra la masa como una forma de energía muy concentrada que es posible liberar. Pero lo mas asombroso y útil para explicar el origen del Universo, es que funciona en ambas direcciones: la energía a su vez puede crear materia. Exponiendo los átomos a alta energía, los científicos lograron revelar los tipos de materia que hasta ahora estaban ocultos, y que constituyen las partículas indivisibles que componen todo lo que conocemos. Algunas de estas son el quark superior, quark fondo, electrón, electrón neutrino, UV++, UV--, quark encantado, quarck extraño, gluon, tao, partícula z y fotón. Todos estos constituyen el Modelo Atómico Estándar, la representación matemática mas precisa que se tiene en la actualidad, con un total de 12 componentes. Con este Modelo se han podido describir los elementos básicos de la materia, pero aun no se sabe cómo interactúan para formarla. El vacio en el Modelo, y por ende en toda la ciencia, sobre la integración de las partículas en algo que podemos tocar, se ha tratado de explicar con el Mecanismo de Higgs. Sin masa todas las unidades indivisibles se desplazarían a la velocidad de la luz y el Universo no se hubiera formado, solo existiría radiación. De esta manera, se fundó una teoría en la que todo el Cosmos se llena con una sustancia (que podríamos llamar materia oscura) a través de la cual se mueve todo; las partículas pesadas son frenadas para la formar la materia, otras como los fotones, son más livianas y pasan a la velocidad de la luz. Al comienzo nada parece tener masa, pero las partículas de Higgs tienen la propiedad de transformar la inmensa cantidad de energía de las demás unidades en algo palpable, al atraerlas e integrarlas unas con otras. Nadie ha encontrado la partícula de Higgs, pero las esperanzas de que esto suceda se incrementan con el uso del Colisionador de Hadrones. Aunque existe la posibilidad de que nunca se encuentren los constituyentes del Mecanismo de Higgs, las energías desarrolladas en el experimento son tan colosales que de una u otra manera se tiene que descubrir el origen de la masa. Nos encontramos en un momento en el que solo los experimentos nos dirán cual es el camino a seguir, ya que en el cosmos es imposible encontrar la respuesta que se busca. De ser posible observar la formación de las unidades indivisibles del Universo, y por ende, explicar la existencia de todas las cosas, ¿dejara de existir Dios para nosotros?. Algunos se preguntaran también, ¿Por qué tal inversión de dinero en un proyecto del cual no se tiene certeza de éxito?, ¿la ciencia estará ocultando algo mas allá de nuestra imaginación que solamente quiere comprobar?, ¿lo que se busca es la explicación en la formación de la masa, o abrir nuevas dimensiones para comunicarnos con otros seres? Tal vez la Ciencia-Ficción solo prepara la sociedad para asimilar la materialización de lo inconcebible. Cuando la ciencia ha tenido en sus manos los medios para romper los paradigmas, lo ha logrado. Esperemos que el LHC descubra algo que sea valioso para la existencia humana, y que cuando aparezca el secreto de la materia, se tenga una explicación para el origen de la primera partícula del Universo.