DEL NATURALISMO A LA SOSTENIBILIDAD MOMENTOS CLAVE DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL LUZ MARÍA NIETO CARAVEO Profesora Investigadora de la UASLP Publicado en Pulso, Diario de San Luis Sección Ideas, Pág. 4a del jueves 03 de diciembre de 1998 San Luis Potosí, México. URL: http://ambiental.uaslp.mx/docs/LMNC-AP981203.pdf UN POQUITITO DE HISTORIA En la actualidad prácticamente nadie discute que la educación es de importancia crítica para resolver los problemas ambientales y construir el tránsito hacia el desarrollo sostenible; y sin embargo, esto no era tan claro hace escasas 3 décadas, a principios de los 70’s, cuando por primera vez se utilizó el concepto de educación ambiental (EA) en una reunión de carácter internacional: la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano, llevada a cabo en Estocolmo en 1972. Si bien ya desde mucho antes la pedagogía naturalista de finales del siglo XIX había buscado una educación “con y para la naturaleza”, no fue hasta la década de los 60’s cuando varios países europeos comenzaron a establecer programas de educación ecológica, a raíz de los notables avances de la ecología (como campo de conocimiento científico) y de las reivindicaciones de los movimientos conservacionistas que entonces comenzaban a dominar los escenarios internacionales. La primera y la segunda guerra mundiales fueron un importante obstáculo para que esto no ocurriera desde décadas antes. Aún así, con la fuerza que cobró el movimiento pacifista y antinuclear de la postguerra, el movimiento -llamado ambientalista desde entonces- adquirió mayor importancia y un nuevo enfoque. Fue así como la EA se convirtió, desde principios de los 70’s, en un asunto de preocupación pública, capaz de admitir en su seno diversas prácticas y concepciones, por ejemplo: naturalista, conservacionista, ecologista, ambientalista y más recientemente, para el desarrollo sostenible. Para poder explicar en futuros ensayos las consecuencias de todo esto sobre la EA en México, y en particular sobre la educación superior, por ahora me concentraré en los momentos en que ciertos actores y organizaciones internacionales han considerado necesario mostrar públicamente su visión de la EA. 70’S: LOS DEBATES INICIALES En 1975 se organizó la primera Conferencia Internacional de EA, en Belgrado (Yugoslavia). En esa época predominaban los proyectos de EA de corte conservacionista, orientados principalmente hacia la ecología y las ciencias naturales. En respuesta a ello, la Conferencia concluyó que la EA debía “considerar en su totalidad el ambiente natural y el ambiente ecológico, político, tecnológico, social, legislativo, cultural y estético, construído por el hombre”. Dos años más tarde (en 1977, en Tbilissi, URSS), se retomó la misma posición; pero se insistió mucho más en que la EA no sólo debe buscar “sensibilizar” a la población, sino también propiciar un cambio de actitud y de actuación. Muchos de los programas de EA se concentraban en denunciar problemas ambientales, sin abordar la resolución de problemas y la formación de la capacidad para la acción. La conferencia de Tbilissi también se pronunció en contra de la interpretación excesivamente provincial de la problemática ambiental: “Propósito fundamental de la EA es también mostrar con toda claridad las interdependencias económicas, políticas y ecológicas del mundo moderno, en las que las decisiones y comportamientos de los diversos países pueden tener consecuencias de alcance internacional”. Fue así como en la década de los 70’se estableció uno de los principios básicos de la EA: la indisoluble relación entre sociedad, desarrollo y medio ambiente, casi dos décadas antes de que la Conferencia de Río se pronunciara a favor del concepto de desarrollo sostenible y se preocupara por la interdependencia global. 80’S: LAS PRIMERAS DISCUSIONES SOBRE EL DESARROLLO A principios de los 80’s la preocupación por la EA comenzó a extenderse por los países “en vías de desarrollo”. Por lo que respecta a América Latina, sólo en esa década se llevaron a cabo siete reuniones internacionales sobre EA, a saber: Managua, 1982; México, 1984; Bogotá, 1985 y 1988; Caracas, 1988; Buenos Aires, 1988; y Brasilia, 1989. La EA empezó a formalizarse en los programas y en las estructuras gubernamentales. Por ejemplo: fue en 1983 cuando se creó en México la Dirección de Educación Ambiental de la SEDUE y otra homóloga en el pág. 2 de 5 Departamento del Distrito Federal. Además, la educación ambiental se incluyó, por primera vez como tal, en el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988. En este contexto de diversidad y expansión, la década de los 80’s se caracteriza por una creciente preocupación por los problemas ambientales globales y por la relación entre economía y medio ambiente. La Conferencia de Educación y Capacitación Ambiental (Moscú, 1987) hizo una aguda crítica a los modelos de desarrollo económico y a los modelos educativos vigentes. Desde el punto de vista de la reunión de Moscú, con todo y los esfuerzos llevados a cabo desde la Conferencia de Estocolmo, las disparidades del desarrollo habían crecido y no se veían soluciones en el corto y largo plazo. 90’S: EDUCACIÓN PARA LA SOSTENIBILIDAD ¿ESO QUÉ ES? En 1992 se llevó a cabo la Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), considerada como una conferencia cumbre porque asistieron los ministros de medio ambiente de 160 países del mundo. Dicha reunión se basó en los resultados del Informe de la Comisión Brundtland, publicados desde 1988. El Informe de la conferencia, también conocido como Agenda 21, dedicó el Capítulo 36 a la educación. En él se señala que la EA “es indispensable para modificar las actitudes de las personas de manera que tengan la capacidad de evaluar los problemas del desarrollo sostenible y abordarlos. La educación es igualmente fundamental para adquirir conciencia, valores y actitudes, técnicas y comportamiento ecológicos y éticos en consonancia con el desarrollo sostenible y que favorezcan la participación pública efectiva en el proceso de adopción de decisiones”. Desafortunadamente, las propuestas de acción y la declaración de principios contenidas en dicha agenda no reflejaron la importancia que aparentemente se le estaba atribuyendo a la EA. Simultáneamente a la Conferencia de Río, se llevó a cabo el Foro Global hacia Sociedades Sostenibles y Responsabilidad Global, a donde asistieron alrededor de 15,000 miembros de OSC’s de todo el mundo (Organizaciones de la Sociedad Civil, antes llamadas ONG’s). La posición de este Foro respecto a la EA fue más radical y le asignó mucha más importancia, pues le dedicó uno de los 32 tratados suscritos. Dicho tratado enfatizó la capacidad de la educación para promover el cambio social, a través del conocimiento y del pensamiento crítico, así como de la capacidad de acción y participación. A diferencia del enfoque vertical de la educación mostrado en la Agenda 21, el foro asumió la postura de que “la educación es un derecho de todos; somos todos educandos y educadores”. El Foro enfatizó conceptos como “calidad de vida”, “ética ambiental” y “equidad”, y jamás utilizó el de “desarrollo sostenible”, por considerar que reproduce la misma visión economicista del mundo que es necesario transformar. pág. 3 de 5 Una muestra de tal visión economicista puede verse en los resultados de la Conferencia International en Educación y Comunicación Ambiental y para el Desarrollo (ECO-ED, 1992, Toronto), en donde el objetivo de la educación se definió como: “aprovechar todas las formas de capital (incluyendo el capital humano), para alcanzar un crecimiento económico más rápido y equitativo, al mismo tiempo que se reducen los impactos en el ambiente”. Dicho sea de paso, en dicha reunión se fijó el costo total del planeta en 10x1012 millones de dólares. FRENTE AL 2000: LA REUNIÓN DE THESSALONIKI A punto de terminar la década de los 90’s, los debates que enriquecen nuestra visión de la EA siguen adelante, alimentados no sólo por tensiones conceptuales, sino además y principalmente, por las distancias observadas entre las nociones asumidas y las prácticas reales concretas. Tal como lo reconoce la primera conclusión de la Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente y Sociedad: Educación y Sensibilización en materia de Sostenibilidad (Thessaloniki, Grecia, 1997): “Las recomendaciones y planes de acción de Belgrado, Tbilissi, Moscú y Toronto siguen siendo válidas y no han sido completamente exploradas”. Y continúa: “La educación es un medio indispensable para dar a todos, mujeres y hombres del mundo, la capacidad de poseer sus propias vidas, de ejercer elecciones y responsabilidades personales, de aprender a lo largo de su vida sin fronteras, como son las geográficas, política, culturales, religiosas, lingüísticas o de género. (...) El concepto de sostenibilidad abarca no sólo medio ambiente, sino también pobreza, población, salud, seguridad alimentaria, democracia, derechos humanos y paz. La sostenibilidad es, finalmente, un imperativo ético y moral.” Ésta última frase expresa uno de los consensos más importantes en la actualidad. Educar para la sostenibilidad es situarse, antes que otra cosa, en el territorio de la ética. A partir de este consenso queda mucho por construir. En eso estamos. Visita nuestro sitio web: http://ambiental.uaslp.mx/ pág. 4 de 5 La información y opiniones contenidas en los artículos, publicaciones y demás materiales disponibles en las páginas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) son responsabilidad exclusiva de los autores. Se publican con fines didácticos y de divulgación, con base en el principio universitario de libertad de examen y discusión de las ideas, así como en el derecho estatutario de los profesores de la UASLP a ostentarse como tales. 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