Christo Dimitrov y Assen Jablenski

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NIETZSCHE Y FREUD
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bre u "hombre del rebaño" es según Nietzsche un sustrato social y psicológico
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Christo Dimitrov y Assen Jablenski*
Toda teoría científica particular surge y se desenvuelve a partir de compli
cadas correspondencias con las concepciones filosóficas y científicas de la época
histórica vigente, y también con la realidad económica y social. Tal es el caso
en especialde la psicología, que había de separarse de la filosofía y convertirse en
ciencia independiente apenas en el siglo xrx. Atendiendo a esto, cobra interés
el estudio de ciertas concepciones filosóficas que influyeron en la elabora
ción de la teoría psicoanalítica de Freud. Aprehenderemos más cabalmente su
lógica interna si conocemos mejor el fundamento filosófico del que se originó.
Llevado por la aspiración de forjar una teoría psicológica que abarcase estruc
tura y dinámica de la personalidad humana se apoyó Freud en las ciencias
naturales del siglo xrx: la biología evolucionista de Darwin y Huxley, la neurofisiología de Jackson, la teoría de la localización de Wernicke-Meinert, la teoría
psicofísica de Fechner y la psicología asociativa de Wundt. Pero la estrechez
filosófica de estas fuentes científicas particulares (nacidas del materialismo
mecanicista noningentésimo) lo conduciría a atender a la filosofía de la época.
La concepción antropológica que buscaba, la encontró en la "filosofía vitelista"
alemana y sobre todo en el pensamiento de Friedrich Nietzsche, cuyas ideas
filosóficas influyeron directa e indirectamente en la formulación de algunos de
los principios fundamentales del psicoanálisis.
I. Fundamentos de la filosofía de Friedrich Nietzsche
La doctrina filosófica de Nietzsche (1844-1900), paradójica y exteriormente
inconsecuente, refleja en gran medida las profundas contradicciones sociales de
los finales del siglo xrx, cuando en vísperas del imperialismo maduró en Europa
la crisis social y espiritual de la sociedad capitalista (Lenin). Mas la base
económica y social de la crisis múltiple del capitalismo, que había de conducir a
la "enajenación" y "cosificación" del hombre (Marx), permaneció ajena y
desconocida para Nietzsche. Él mantendría la temática de su filosofar cons
treñida a los valores culturales, a la ética, la estética, la psicología y la religión.
Crítica de la cultura y la civilización. El móvil y motivo principal en el pen
samiento nietzscheano es su propia inconformidad con la realidad de entonces,
el reconocimiento de la crisis inminente, la honda vivencia personal del "nihilis
mo europeo". Esto aclara ampliamente el carácter crítico, analítico de su filo
sofía, y su rechazo de los valores dominantes entonces; crítica enderezada
contra la deshumanización, la despersonalización del hombre por las condiciones
de la degradante cultura y civilización burguesa. Nietzsche considera esta exis
tencia estéril del "último hombre" como símbolo del nihilismo venidero y de la
décadence: "Entonces la tierra se habrá hecho más pequeña y sobre ella dará
saltos el último hombre que todo lo empequeñece" (34 y 14). Este último hom* Profesores de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Sofía.
del nihilismo: "hoy el hombre del rebaño se comporta como si fuera la única
especie de hombre permitida" (36, 130).
En la búsqueda de las raíces de aquella "desvalorización de los valores su
premos" que es el nihilismo (37, 10), Nietzsche somete al burgués homo bonae
voluntatis (36, 172) a una despiadada y total "vivisección". El origen del nihi
lismo lo encuentra en la "interpretación valorativa vigente de la existencia" (37,
10) y, en primer lugar, en la decadencia del Cristianismo, atribuida a su
propia moral ["el sentido de la veracidad, altamente desarrollado por el Cris
tianismo, siente aversión ante la falsedad y mendacidad de toda interpretación
cristiana del mundo y de la historia" (37, 7)]; en segundo lugar, en el escep
ticismo ante los valores morales, nacido de la pérdida de fe religiosa; tercero,
en la subordinación abierta o enmascarada de las ciencias sociales y del espíritu,
a la religión ("Los juicios de valor cristianos —son— retrógrados en los siste
mas socialistas y positivistas" (37, 8)); cuarto, en las "consecuencias nihilistas"
de las ciencias naturales ("Desde Copérnico rueda el hombre de su centro
hacia la X" (37, 8)); finalmente, en la manera de pensar económico-política
que subordina los valores culturales a los utilitaristas (37, 7-9). En todos estos
fenómenos descubre y analiza Nietzsche los síntomas de una grave "enfermedad
de la espiritualidad moderna" (37, 39). La polémica de su filosofía se dirige
a vencer esa enfermedad; polémica que según Jaspers está imbuida de "Cuidado
por el ser mismo del hombre". Nietzsche ve "la posibilidad de que el hombre
se pierda a sí mismo, de que la humanidad decaiga, insensiblemente o por
catástrofes violentas, en una nivelación y mecanización, en una vida carente
de libertad y plenitud, en una oscura malignidad sin humanidad (21, 143).
Con su crítica, que aspira a una "inversión de los valores", Nietzsche se dirige
a ciertas personalidades relevantes los "buenos europeos" de su época (38,
336), con una utópica fe en las posibilidades creadoras de la élite intelectual
(39, 274 y 297).
Crítica de la religión. El ateísmo de Nietzsche está ligado a su anhelo de un
hombre "noble" y "complementario", libre: "La religión ha denigrado el con
cepto (hombre); su consecuencia extrema es que todo lo bueno, grande, verda
dero es suprahumano y concedido sólo por gracia" (37, 102). El origen de la
religión lo ve en dos componentes: por un lado representa ella una autoafirmación imaginaria del individuo, por otro, una etapa primitiva del conocimiento
del mundo; su finalidad consiste "en dar precisamente a esta vida una inter
pretación, merced a la cual parezca rodearse de la luz del valor supremo, de
tal manera que desde ese momento se convierta en un bien por el que se luche
y acaso se entregue la vida" (38, 289). Mas "no es la necesidad metafísica
el origen de las religiones..., sino un vastago de ellas. Aquello que en tiempos
primitivos condujo a la suposición (otro mundo) no fue impulso ni necesidad
sino un error en la interpretación de determinados fenómenos naturales, una
confusión del intelecto" (38, 182-183). La religión y el conocimiento son anta
gónicos: la fe es "el suicidio de la razón" (36, 70). En la religión ve Nietzsche
una renuncia a la libertad y responsabilidad humanas, a la integridad y armonía
de la personalidad: "La religión es un engendro de la desconfianza en la uni-
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Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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dad de la persona, una alteración de la personalidad: en tanto que todo lo
grande y fuerte en el hombre se concibió como suprahumano, como extraño,
el hombre empequeñeció: separó las dos partes, una miserable y muy débil y
una fuerte y admirable, en dos esferas y llamó a la primera (hombre) y a la
segunda (Dios) (37, 101). Debe advertirse que Neitzsche califica a la reli
giosidad, con frecuencia, de estado patológico (por ejemplo de "neurosis
Nietzsche carece de sistema, edificó una ontología, cuyo centro es la teoría
metafísica de "la voluntad de dominio". Esta categoría, de alcance universal,
es el fundamento tanto de su teoría del ser como de la axiología (teoría de los
valores). Históricamente y por su envergadura admite una comparación con
el "espíritu absoluto" de Hegel, y la "voluntad" de Schopenhauer. Del primero-
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religiosa" o "epilepsia disfrazada") (36, 72).
Crítica de la moral. Nietzsche pone al descubierto la relatividad de todos
los sistemas de valores y categorías morales. No existe una moral absoluta, una
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moral en sí: "no existen los fenómenos morales, únicamente la interpreta
ción moral de los mismos" (36,100). Sóloen el marco de una situación histórica
determinada adquiere significado un sistema moral y sólo dentro de ese marco
puede ser comprendido: "A pesar de que los jueces más avisados y las brujas
mismas estaban convencidos de la culpa de brujería, tal culpa no existía. Lo
mismo ocurre con toda culpa" (38, 207). Según Nietzsche la función primordial
de la moral es la "compensación" y "sublimación" de impulsos que se encuen
tran allende la esfera de los juicios morales (36, 172). De ahí que su definición
de la moral rece como sigue: "Entiendo por 'moral' un sistema de valoración
que coincide con las condiciones de vida de un ser" (37, 185). Aquello que la
moral consciente condena está secretamente ligado con el verdadero fundamen
to de las valoraciones morales; sería incluso posible que lo que constituye
el valor de aquellas cosas buenas y veneradas radicase, precisamente, en estar
emparentado, vinculado, eslabonado de manera insidiosa con aquellas cosas
perversas, aparentemente antípodas, o aun en ser idéntico a ellas (36, 11). Las
virtudes son en el fondo "pasiones depuradas"; la compasión y el amor al pró
jimo, "evolución del instinto sexual"; la justicia, derivación del "impulso de ven
ganza" (37, 185).
.
Desde una perspectiva histórica, Nietzsche diferencia dos tipos principales de
síntomas morales: la "moral del señor" y la del "esclavo" o del "rebaño"
(36. 239). Paradigma de la primera es el estoicismo, de la segunda, el Cristia
nismo (37, 190-91). El estoicismo es la moral de la personalidad noble, armo
niosa y optimista; el Cristianismo, en cambio, es la concepción del mundo de
la masa, que ha perdido el instinto vital normal. Su triunfo lo debe, primero,
al "instinto del rebaño, opuesto a los fuertes e independientes", segundo, al
"instinto de los dolientes y mal librados opuestos a los bienaventurados", ter
cero, al "instinto de los mediocres, opuesto a los excepcionales" (37, 195). En
la moral burguesa dominante en su época ve Nietzsche el despliegue absoluto
de la moral del rebaño: "La apariencia hipócrita que encubre las instituciones
burguesas como si fueran abortos de la moralidad (el matrimonio, por ejemplo,
o el trabajo, la profesión, la patria, la familia, el orden, el derecho). Pero en
vista de que todas ellas se han fundado en consideración de la especie de
hombre más mediocre, como defensa contra excepciones y necesidades excep
cionales, ha de aceptarse como justo el que se miente mucho ... el comercio
e intercambio mundano de cualquier índole obliga a la virtud; la compra,
por así decir." Hombres de Estado, comerciantes, clero, "estas clases se valdrán
de la inmoralidad siempre que les sea útil" (37, 219).
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Teoría de la voluntad de dominio. Aun cuando en su doctrina filosófica
se distingue por su esencia irracional; de la "voluntad" de Schopenhauer por
su carácter valorativo positivo. Algunos autores, por ejemplo Baumann, (2,
208), Ellenberger y May (11, 31-34), encuentran ciertas analogías entre la
"voluntad de dominio" y los conceptos aristotélicos potentia y forma substantiatis o acentúan su parentesco con los conceptos delser de la filosofía existencial
actual. La "voluntad de dominio" prescinde de la dicotomía "sujeto-objeto"
y, según Nietzsche, es la última esencia tanto del mundo (del que sólo una pe
queña parte se convierte en "objeto") como del hombre (que en la antropología
nietzscheana es esencialmente algo más que un mero "sujeto de conocimiento"):
"El mundo visto desde dentro, el mundo determinado y caracterizado confor
me a su índole inteligible" sería precisamente voluntad de dominio y ninguna
otra cosa (36 58). "Y vosotros mismos sois esta voluntad de dominio y
ninguna otra cosa" (37, 697). Todas las otras categorías de la filosofía nietz
scheana se derivan de "la voluntad de dominio", tanto la materia como la
energía, la vida orgánica, los impulsos y los afectos (37, 184, 421, 465). Esa
voluntad es también la fuente de todos los valores: "Todo sentido es voluntad
de dominio" (todos los sentidos de relación se disuelven en ella) (37, 410).
Conocimiento y verdad. Para Nietzsche el conocimiento es ante todo un
instrumento de "la voluntad de dominio", puesto en movimiento por su subor
dinado, el "impulso de conocimiento" (37, 288). "El curso de pensamientos y
conclusiones lógicas en nuestra mente equivale a un proceso y lucha de impul
sos que, aislados, son en sí muy ilógicos e injustos..." (38, 156); "también
tras de toda lógica y la aparente soberanía de su movimiento se encuentran valo
raciones o, dicho más claramente, reclamos fisiológicos para la conservación
de una determinada forma de vida" (36, 12). El criterio de la verdad del
conocimiento es por ende puramente pragmático: "Las categorías son 'ver
dades' sólo en cuanto son para nosotros condicionantes de vida: en el mismo
sentido en que el espacio euclidiano es una 'verdad' condicionante" (37, 351).
De esta manera Nietzsche hace del conocimiento y de la verdad racionales
algo relativo, con lo que abre la posibilidad de una interpretación pluralista del
mundo: "El mundo, más bien, se nos ha tornado de nuevo 'infinito': por cuanto
no podemos rechazar la posibilidad de que contenga infinitas interpretaciones"
(38, 332). "Verdad es la clase de error sin el cual una especie determinada de
seres vivos no podría vivir. El valor para la vida decide en última instancia"
(37,343).
La posibilidad de un conocimiento racional de la esencia del ser desde un
punto de vista naturalista es rechazada: "Una interpretación 'científica' del
mundo ... podría ser de todas las posibles interpretaciones del mundo una de
las más estúpidas, es decir, de más escaso sentido. Esto, dicho al oído y con
ciencia de los señores mecanicistas que hoy día acostumbran discurrir entre
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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los filósofos y se figuran a toda coste que la mecánica es la teoría de las
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primeras y últimas leyes sobre las cuales debe estar construida toda existencia,
como sobre una base" (38, 331). La lógica es: "el intento de comprender el
mundo real según un esquema del ser confeccionado por nosotros, mejor aún:
hacer a ese mundo susceptible de formulación, calculable" (37, 354). La reali
dad no es cognoscible por medio de la razón: "El carácter general del mundo
es ... en toda la eternidad, el caos ... tampoco conoce ley alguna. Cuidé
monos de decir que existen leyes en la naturaleza" (38, 151). El conocimiento
es una "falsificación de principio del mundo" y las categorías sujeto y objeto,
materia, conciencia, causalidad, etc., son "ficciones" que se sostienen sólo
por su utilidad para la conservación de la vida (37, 333-339).
De esta suerte, la verdad como conocimiento racional es una ficción. Sin
embargo, para Nietzsche existe otra clase de verdad que coincide con el ser
y frente a la cual la verdad racional resulta relativa: ella es la absoluta vera
cidad de la "voluntad de dominio", la "inocencia del devenir". El cogito, ergo
sum de Descartes lo transforma Nietzsche en: sum, ergo cogito: ergo sum
(38, 213). Este aforismo resume la idea fundamental de Nietzsche, la primacía
del ser sobre la razón, el conocimiento y la ciencia. Nietzsche contrapone a las
ciencias particulares la filosofía: el método del pensamiento filosófico no es
racional sino "actividad instintiva" (36, 11). La filosofía es interpretación,
devclación de símbolos del mundo... (cf. la teoría de los "arquetipos" de
C. C. Jung); el pensamiento filosófico "es de hecho mucho menos un descubrir
que un reconocer, rememorar, es retorno a un lejano y remoto hogar absoluto
del alma... filosofar es entonces una especie de atavismo de la más alta
jerarquía".
Inversión de todos los valores. Para Nietzsche, como psicólogo de la cultura,
no existe el progreso histórico ni cultural. Meta y sentido del desarrollo no es
para él la sociedad fundada en la justicia y la libertad sino la manifestación
de aquella personalidad sobresaliente y única que "justifica al hombre".
Nietzsche desecha la moral cristiana y la ética utilitarista de Bentham y MiD
y ensaya un sistema ético individualista cuyo•valor máximo radica en el
"máximo de voluntad de dominio realizada", en el cumplimiento de lo "dio-
nisiaco" (37, 683). La figura ideal de una personalidad libre, positiva, la con
cibe Nietzsche bajo el símbolo del 'superhombre' (la denominación, según Jaspers
(20, 35). proviene de Goethe). El "superhombre" es "vencedor de dios y de
la nada" (36, 396), meta del desarrollo (37, 658). Sin embargo, como símbolo
que apunta al "más allá del bien y del mal", el superhombre no tiene corres
pondencia alguna en la realidad y a fin de cuentas permanece indefinido. En
el mito griego de Palas Atenea y en el mito oriental de Zaratustra encuentra
Nietzsche encarnaciones analógicas de su ideal del hombre. El leitmotiv de su
sistema ético es el imperativo de la doctrina del "eterno retorno", la afir
mación de "la existencia, tal cual es, sin sentido ni meta, pero retornando
inevitablemente, sin un final, a la nada" (37, 44).
Por lo que toca a la sociedad Nietzsche desprecia los principios del demo
cratismo y del movimiento socialista, en los cuales no ve más que una meta
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que se disfraza incluso con ropaje científico, por estados venideros de la so
ciedad, que habrán perdido su carácter explotador; esto suena en mis oídos
como si se prometiera inventar una vida que renunciase a todas las funciones
orgánicas" (36, 235). El argumento que sostiene su punto de vista está clara
mente formulado: Toda elevación del tipo 'hombre' fue hasta ahora obra de una
sociedad aristocrática, y así será siempre: como que es una sociedad que cree
en una larga escala jerárquica y de diferenciación de valor de hombre a hombre,
una sociedad que necesitaba la esclavitud en cualquier sentido" (36, 235). De esta
manera, el intento de crear "nuevos valores" conduce a Neitzsche a una abierta
apología de la esclavitud, la explotación y la desigualdad social.
Acerca del método de la filosofía nietzscheana. A diferencia de la clásica
filosofía alemana desde Kant hasta Hegel y Schelling, Nietzsche no construye
un sistema lógico acabado y elude intencionalmente tal edificación. Para
él la filosofía no puede separarse de su autor: "Toda gran filosofía ha sido
hasta ahora ... la autoconfesión de su creador" (36, 14). Tampoco es la
filosofía una ciencia en el sentido del positivismo (36, 145), sino una legis
lación, creadora de valores filosóficos (37, 650). Por ello, desde un punto de
vista formal, la filosofía de Nietzsche está desmembrada, es inconsecuente, y
el curso de su razonamiento no tiene continuidad. La forma de expresión prefe
rida por él es el aforismo; su estilo es ágil y con frecuencia brillante. Detrás
del desmembramiento externo de su doctrina se oculta la línea de sus pensa
mientos que corre entre negación y afirmación, tesis y antítesis.
Otra particularidad del método nietzscheano es la falta de límites fijos
entre ontología, epistemología y axiología; con frecuencia une y mezcla sus
problemas y se vale simultáneamente de argumentos provenientes de diversas
zonas del conocimiento. Las cuestiones de la epistemología desempeñan un
papel subordinado y secundario respecto de la teoría de los valores y de la
ontología.
Resumen crítico. La filosofía de Nietzsche aparece en una época de profunda
crisis social y filosófica (Lenin — 26) de la cual ella misma es expresión.
Esto determina en sumo grado el carácter discrepante del pensamiento nietz
scheano que se sitúa entre el rechazo de la realidad contemporánea y la confir
mación del "mito redentor" (Lukács). En su crítica de la angosta concepción
burguesa del mundo, de sus valores y su moral, Nietzsche toma las armas de la
"psicología comprensiva" (Jaspers). Conoce bien el objeto inmediato de su
crítica, la que resulta en una extensa fenomenología de la decadencia burguesa
y del nihilismo de fines del pasado siglo. Mas en su búsqueda de las causas
de la crisis, Nietzsche no trasciende las limitadas ideas románticas acerca de la
sociedad y sus fuerzas motrices (Lukács — 30, 57). Sobre todo, Nietzsche
hace caso omiso del problema de clases, la base económica de la decadencia
burguesa; no arriba a la comprensión de que la "degradación y la privación
del hombre ocurren por la reificación capitalista" (30, 74). Su filosofía no va
dirigida a las clases; según él está destinada a los abstractos "espíritus libres"
y a los "buenos europeos"; por eso no tuvo eco en vida del filósofo y más
tarde fue reclamada como "suya" por diversas corrientes y agrupaciones sociales,
morfosis de la moral cristiana "del rebaño"; "reina doquier un entusiasmo,
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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en ocasiones opuestas en su ideología (por ejemplo, por un lado, el nacionalsocia
lismo, 1933-1945, por otro, humanistas como Thomas y Heinrich Mann,
Stefan Zweig, y otros, y en Bulgaria P. P. Slawejkov, N. Rainov, Sp.
Kasandjiev).
La alternativa que Nietzsche propone con la "inversión de los valores", la
teoría de la sociedad de castas y la "moral del señor", se revela indudable
mente como la parte más reaccionaria de su filosofía. Llega a ella llevado por
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su escepticismo y hostilidad ante los movimientos democráticos y socialistas
(Mehring, 30); por su incomprensión de las fuerzas motrices del desenvolvi
miento social. Si tomamos en consideración lo anterior tenemos que decla
rarnos acordes con el juicio de K. Jaspers: "A diferencia de los grandes filó
sofos del pasado es característico de Nietzsche que parezca más verdadero por
sus negaciones que por sus posiciones" (20, 123). Según Lukács: "Las contra
dicciones en el pensamiento de Nietzsche reflejan, aunque en forma distor
sionada, las contradicciones reales de la cultura de la Europa capitalista la
víspera del periodo imperialista" (30, 59).
Esta antinomia interna de su filosofía puede observarse tanto en la ontología
como en la epistemología. Al volverse Nietzsche contra la metafísica tradicional
construye con la "voluntad de dominio" como "causa prima" una ontología
metafísica. En este respecto se distingue de sus predecesores ante todo por el
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espiritual de la época en que surge el psicoanálisis de Freud.
II. Analogías entre el pensamiento de Nietzsche y el psicoanálisis
La influencia que directa oindirectamente ejerció Nietzsche en la elaboración
de a teoría psicoanalítica de Freud es manifiesta no sólo por las numerosas
analogías concretas entre una serie de consideraciones psicoanalíticas y los
pensamientos psicológicos de Nietzsche, sino también por el criterio general
de ambos autores respecto ala psicología ysus tareas. Para Freud, como cien
tífico natural, resulto muy atractivo el empeño de Nietzsche de liberar a la
psicología de su dependencia de la filosofía y ética especulativa y por otra
parte, el considerar como misión de esas disciplinas penetrar bajo la "super-
ficie de la vida psíquica (accesible entonces a la investigación sólo mediante
la psicología empírica y asociativa del siglo xrx).
sujeto y objeto, y disolverla en el ser de la "voluntad de dominio", tendencia
Según Nietzsche la psicología toda se ha quedado detenida en prejuicios y
temores morales: 'No se ha atrevido a penetrar las profundidades" (36, 35).
En su empeño por demostrar la universalidad de la "voluntad" Nietzsche se
la moral, porque creía en las oposiciones de valor morales" (36 75)
intento de anular la oposición hasta entonces considerada absoluta entre
que lo acerca a la actual filosofía de la existencia (Heidegger, Jaspers).
vale también de recursos eclécticos e incluso emplea argumentos provenientes
de las ciencias naturales (darwinismo, física, etc.). Asimismo su epistemología
contiene elementos eclécticos (por ejemplo, algunos planteamientos del positi
vismo o del apriorismo kantiano). Pero son irracionaUsmo y agnosticismo los
rasgos auténticos y consecuentes de su teoría del conocimiento; y aquí también
concuerda una serie de sus tesis filosóficas con el existencialismo (Kierkegaard,
Jaspers).
La filosofía de Nietzsche es un peculiar intento de "superar" tanto el mate
rialismo como el idealismo (Mellvil 25, 573). A decir verdad Nietzsche sólo
conocía el materialismo mecanicista y vulgar del siglo xrx (Büchner, Dühring),
de suerte que materialismo y mecanicismo son para él equivalentes (38, 331).
Su lucha contra esta forma de materialismo la compensa con "apasionados
seudoataques antiidealistas", con el fin de aparentar que "su filosofía representa
algo nuevo, una 'tercera' dirección tanto en contra del idealismo como del
materialismo" 30,177). Esto "nuevo", "tercero" consiste en una peculiar mezcla
de idealismo objetivo y subjetivo: por una parte, la "voluntad del dominio" es
independiente del sujeto y al mismo tiempo su creadora; por otra parte el
sujeto mismo, como fenómeno participante de la "voluntad", crea leyes uni
versales propias, en correspondencia con el criterio pragmático de sus "nece
sidades fisiológicas".
La antropología de Nietzsche se caracteriza igualmente por su irraciona
Usmo. El sujeto cognoscente, el "yo" consciente, sólo constituye una pequeña
La psicología hasta ahora sobraba ... porque estaba sometida al dominio de
Los instintos. En la "nueva psicología" que persigue Nietzsche y que en
gran medida encontró su realización, después de algunos decenios, en el
psicoanálisis, el concepto "instinto" ocupa una posición central. La "voluntad
de dominio de Nietzsche se aproxima mucho en uno de sus aspectos, y hasta
es casi idéntica al concepto de "instinto" de Freud. Si la psicología en Nietz
sche es morfología y teoría del desarrollo de la voluntad de dominio" (36
35), en Freud puede denominarse el "psicoanálisis, como psicología del ello ysú
influncia sobre el yo" (16, 200). La inclinación de Freud a derivar de los instin
tos las funciones orgánicas, psicológicas y aun sociales del hombre está contenida
en las concepciones de Nietzsche según las cuales la "vida instintiva puede consi
derarse como la configuración y ramificación de una forma original de la
voluntad (36 57). AI mismo tiempo hay que subrayar que en Nietzsche el
instinto es una objetivación" concreta de la "voluntad de dominio" metafísica
en tanto que en Freud posee un contenido positivo, científico: "Si encauzamos
nuestra atención hacia la observación de la vida anímica, desde un punto de
vista biológico el instinto" aparecerá como un concepto limítrofe entre lo
psíquico y lo somático; como representante de los estímulos que proviniendo
del interior del cuerpo han arribado a la psique..." (14, 447)
El carácter universal de la "voluntad de dominio" se manifieste, de acuerdo
con Nietzsche, de una manera uniforme en todos los niveles de la vida orgánicatanto en el hombre como en los seres unicelulares, no se da una diferencia
cualitativa entre las individuaciones particulares de la voluntad. Es la "ten
dencia original del protoplasma, cuando alarga sus seudopodios ypalpa en derre-
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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dor suyo" (37, 438). La influencia de esta concepción metafísica sobre Freud
se infiere de la omisión de las diferencias cualitativas entre las diversas formas
evolutivas de la vida orgánica, y de la derivación de la conducta instintiva
únicamente a partir de las funciones celulares inferiores cualitativamente diver
sas. Igual que Loeb, Mach y otros, supone Freud una naturaleza de reflejos
en cadena de los instintos que él deriva de los "procesos elementales de
organización y desintegración en el organismo" (16, 222), aunque descuidando
el papel estructurador del sistema nervioso central. La concepción general de
Nietzsche del significado del instinto como fundamento de la vida psíquica ("no
podemos descender o ascender a ninguna otra 'realidad' más que a la realidad
de nuestros instintos" (36, 56)) coincide en gran medida con la concepción
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dominante de Freud y de la psicología profunda. De acuerdo con la línea
primordial irracional que sigue su teoría, Nietzsche adscribe al instinto una
significación dominante en la vida psíquica: "A nuestro instinto más potente,
el tirano en nosotros, se somete no sólo nuestra razón sino también nuestra con
55
cíente llegará más tarde Freud, aun cuando por un camino esencialmente
distinto: por el de la investigación del origen, desarrollo y tratamiento de las
neurosis. Según él la candido sine qua non del psicoanálisis es la estructura
ción de la psique en consciente e inconsciente (15, 355). Conviene subrayar
que para ambos la conciencia no es idéntica a la psique humana, sino sólo una
parte constitutiva: "Olvidamos hacernos responsables de nuestro propio yo por
que como seres conscientes, orientados teleológicamente, sólo somos la parte más
pequeña de ese yo", o "¿No son todos los fenómenos de la conciencia sólo
fenómenos finales, últimos eslabones de una cadena, pero que aparentemente
se condicionan en su sucesión dentro de un plano de la conciencia?" (Nietz
sche 37, 453 y 446).
Como más tarde supondría Freud, así Nietzsche estima que "uno" se equi
voca por lo que toca al papel de la conciencia: Ella es nuestra relación con
el mundo exterior que la ha desarrollado"... (37, 359). Para ambos autores
trátase de un instrumento de fuerzas más profundas: ... Los instintos man
ciencia moral" (36, 107). Este criterio concuerda en sus fundamentos con el
tienen a raya a la conciencia" (Nietzsche 37, 451). Por supuesto que on sus
concepciones de la conciencia Nietzsche revela también su agnosticismo filosó
fico: La conciencia yerra más, y más cabalmente" (37, 451).
de Nietzsche sobre Freud, se pueden comprobar en sus respectivas concepciociones diferencias esenciales, sobre todo respecto a la actitud científica de
Aun cuando Nietzsche advierte la fuerza activa del inconsciente, sigue para
él indefinida en sumo grado. Freud, por el contrario, procura imprimir a ese
concepto un contenido más positivo y penetrar más hondamente las regulari
dades fundamentales de la actividad psíquica inconsciente. Según él el proceso
inconsciente (primario) se caracteriza por: 1) La ausencia de contradicciones,
2) La independencia de tiempo y espacio, 3) La dependencia única del principio
del placer, 4) Su expresión predominante simbólica ("Condensación", "desplaza
psicoanálisis, al que Freud mismo denominó "psicología del instinto".
A pesar de estas analogías generales, que revelan el pronunciado influjo
Freud y su intento de penetrar la esencia del instinto desde el punto de vista
de la biología evolucionista. Así, para Nietzsche, el instinto es un principio
inmanente: "La vida no es adaptación de condiciones internas a condiciones
externas sino voluntad de dominio, que desde dentro somete e incorpora a
más y más elementos 'externos'" (39, 458). Freud, por el contrario, intenta
del instinto. Para él los instintos "por lo menos en parte, son respuestas a
miento", etc.). Hay que hacer notar que algunos de estos elementos también se
encuentran en las aseveraciones de Nietzsche; pero en tanto que Freud encuentra
en placer y displacer un principio dominante de la vida psíquica inconsciente
(con lo cual se acerca a Schopenhauer), para Nietzsche placer y displacer, como
los instintos —su número es indefinido— provienen de una fuente originaria:
vivencias conscientes, están subordinadas a mecanismos inconscientes más pro
fundos: "Placer y displacer pueden ser medios por los cuales algo habríamos
rastrear históricamente, en conexión con el ambiente, el origen y el desarrollo
estímulos externos que en el curso de la filogénesis influyen sobre la sustan
cia viva transformándola" (14, 447). En tanto que para Nietzsche todos
"La voluntad de dominio, de la que son configuración y ramificación" (36, 57),
Freud se inclina por una lucha entre dos grupos originarios de instintos
"eros" y "thanatos" (instintos de vida y muerte). Sin embargo, es necesario
mencionar que la idea del instinto de muerte tampoco era ajena a Nietzsche:
"No se puede en absoluto hacer caso omiso de lo que en el fondo expresa
aquella voluntad cuya dirección le ha sido trazada por el ideal ascético:... una
voluntad hacia la nada, una aversión hacia la vida, una sublevación contra los
supuestos más fundamentales de la vida, pero es yseguirá siendo una voluntad!"
(36 483-484).
Consciente e inconsciente. El irracionalismo de Nietzsche hace del instinto
no sólo el fundamento de la conducta humana, sino que conduce al "destrona
miento" de la conciencia, a la contraposición de la "verdadera" actividad
psíquica inconsciente: "Las funciones animales son por principio millones
de veces más importantes que todos los bellos estados y elevaciones de la cons-
ciencia: Estos últimos son un excedente, si es que no son instrumentos de esas
funciones animales" (37, 450). Als misma concepción del significado del incons-
de llevar a cabo allende nuestra conciencia" (37, 453). A diferencia ticSchopenhauer y Freud, que suponen on el placer ante todo una disminución
del displacer, Nietzsche considera el placer como "un ritmo de pequeños es
tímulos displacientes" y el displacer como ingrediens del placer (37, 470, 471).
Los sueños. De acuerdo con Freud a partir de los sueños se aclaran mejor
algunas peculiaridades esenciales del inconsciente, por lo cual el análisis de
éstos viene a ser una via regia que conduce al inconsciente. También aquí se
hacen notorias algunas analogías muy cercanas en los puntos de vista de ambos
autores.
El principio fundamental de la interpretación psicoanalítica de los sueños
consiste en el reconocimiento de un sentido psicológico determinado, inherente
a ellos: "El sueño es un acto psíquico por excelencia" (Freud 13, 453). Nietzsche
opina también que al fin y al cabo, el sueño pertenece tanto al todo de nuestra
psique como cualquier cosa "realmente vivida" (36. 124). "Nada os pertenecemás que vuestros sueños.. ."¡ya Edipo, el sabio Edipo, encontró consuelo on el
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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NIETZSCHE Y
FREUD
pensamiento de que ninguna culpa cargamos por nuestros sueños!" (35, 127).
¡Es digno de reparo que Nietzsche ilustre su juicio precisamente con el mito
de Edipo!
El segundo principio fundamental, típico de la concepción de los sueños de
Freud, es la suposición de que desempeñasen un papel psicocatártico. Tal
carácter protector del sueño también Nietzsche lo expresó claramente: "Estas
invenciones que conceden ... libertad de movimiento y posibilidad de descarga
a nuestros instintos ... son interpretaciones de nuestros estímulos nerviosos
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durante el dormir" (36, 122).
También el tercer postulado característico de la teoría de los sueños de
Freud: la realización de los deseos, puede encontrarse hasta cierto punto en
lo expresado por Nietzsche: "Supongamos que un instinto se encuentra en el
punto en que ansia satisfacción, o el ejercicio de su fuerza, o la descarga
de la misma, o la 'saciedad' de un vacío... entonces verá todo suceso en el día,
en relación a la utilidad que le pueda rendir para la satisfacción de sus fines...
Nuestros sueños tienen el valor y el sentido de compensar, hasta cierto grado,
aquella eventual ausencia de alimento durante el día" (35, 122). Es interesante
que Nietzsche aduzca de manera determinante otro elemento esencial para la
compresión psicoanalítica de los sueños: la regresión. "De modo arbitrario y con
fuso el sueño cambia incesantemente las cosas basándose en las más ligeras seme
janzas; pero con la misma arbitrariedad y confusión imaginarían los pueblos
sus mitologías... Mas todos nosotros nos asemejamos en el sueño a esos sal
vajes. .. durmiendo y soñando recorremos de nuevo lo que esta temprana
humanidad" (cita tomada de 23, 619).
Hay que notar que Nietzche, como también después Freud, encuentra y sub
raya algo común entre sucesos aparentemente lejanos entre sí como lo son
sueños, neurosis y psicosis: "En las explosiones de pasión y en las fantasías de
los sueños y de la locura, el hombre descubre su prehistoria y la de la huma
nidad: la animalidad con sus salvajes muecas" (35, 253).
Mecanismos psíquicos. Nietzsche hace una clara descripción de una serie de
mecanismos y regularidades psíquicas, básicas desde el punto de vista del psico
análisis.
Ante todo es Nietzsche uno de los primeros autores que describen la
represión atribuyéndole un sentido que en mucho se acerca al concepto em
pleado por Freud más tarde. Según Nietzsche "no está aún demostrado que
exista el olvido; lo único que sabemos es que la rememoración no está en nues
tras manos" (35, 126). Su idea es que la represión (bajo la influencia de la
moral dominante) tiende a desalojar de la conciencia las necesidades instintivas
del hombre y sobre todo del instinto sexual: "Las pasiones se vuelven perversas
y pérfidas cuando se las ve como tales. Así logró el Cristianismo hacer de Eros
y Afrodita —potencias magnas capaces de encender ideales— duendes y fantas
mas infernales, por los martirios que sembró en las conciencias de los creyentes
siempre que tenían excitaciones sexuales... ¿Ha de llamarse siempre malo
aquello contra lo que se tiene que luchar, que se tiene que moderar o acaso
desterrar del pensamiento...?" (35, 74). La concepción de Nietzsche de la
represión se asemeja grandemente a la visión "metapsicológica" de Freud: "No
NIETZSCHE Y
FREUD
57
se trata de una lucha por la existencia entre ideas y percepciones sino una lucha
por el dominio: no se destruye la idea contra la que se ha vencido sino sólo
se la reprime o subordina. En lo espiritual no existe la destrucción" (37, 409410). Nietzsche pone de relieve el "orgullo" como la otra cualidad esencial
que participa en el mecanismo de la represión; cuestión que más tarde había
de plantear Adler. Lo anterior se desprende de un conocido aforismo: ¡'Eso hice'
dice mi memoria! 'Eso no lo pude haber hecho', dice mi orgullo y permanece
inflexible. Por fin, cede la memoria" (36, 94).
De acuerdo con Nietzsche, el mecanismo de la represión desempeña un papel
importante en el afán de disminuir el dolor, en especial cuando se asocia con
otros mecanismos psíquicos, por ejemplo el desplazamiento del afecto por otra
actividad. "El alivio consiste en que el interés del doliente es desviado delibera
damente del dolor, que ininterrumpidamente un quehacer y de nuevo sólo un
quehacer invade la conciencia y, por tanto, queda muy poco espacio en ella
para el dolor: ¡porque es estrecha, esa cámara de la conciencia humana!"
(36, 449). Nietzsche va aún más lejos al intentar una conexión entre la represión
y otros mecanismos a los que considera biológicamente protectores, los mismos
que más tarde el psicoanálisis considerará como "sustitución", "descarga afec
tiva", "proyección", "conversión" etc.: "La descarga de afecto es el mayor
intento de alivio, es decir de aturdimiento, del doliente, su narcótico deseado
espontáneamente contra cualquier tormento. Aquí y sólo aquí radica, según pre
sumo, la verdadera causa fisiológica del resentimiento, de la venganza y senti
mientos afines, o sea, en un anhelo de adormecer el dolor mediante el afecto;
por lo común se trata de lograrlo, muy erróneamente,... con el contragolpe
defensivo... se desea adormecer un dolor molesto, oculto, que se ha vuelto
insoportable, con una emoción más intensa, de cualquier índole y así, aunque
sea por sólo un momento, arrojarlo de la conciencia" (36, 439-440).
El mecanismo de la "sublimación" también lo ha descrito Nietzsche con
exactitud; el contenido que le da es casi idéntico al que le atribuye el psico
análisis: "Rigurosamente hablando, no existe ni un actuar libre de egoísmo ni
un contemplar sin ningún interés, ambos no son sino sublimaciones cuyo ele
mento fundamental aparece disminuido y sólo existente si se le observa muy cui
dadosamente" (cit. de 23, 304). "El disfraz inconsciente de necesidades fisioló
gicas bajo el ropaje de lo objetivo, ideal, puramente espiritual, alcanza límites
aterradores" (37, 18). "Sólo bajo la presión de los juicios de valor cristianos se
ha sublimado el instinto sexual hasta el amor (amour-passion)" (36, 119). "El
grado y modo de la sexualidad de un hombre llega hasta la cumbre de su
espíritu" (36,95).
Esta similitud entre el concepto de sublimación de Freud y la concepción
de Nietzsche la subrayan también otros autores, entre ellos Jaspers (23, 304)
y Morosov (33, 121). Resulta interesante comprobar que según Nietzsche no
sólo se puede sublimar el instinto sexual sino también el de destrucción: tam
poco aquel placer producido por la crueldad tiene que haber desaparecido:
sólo necesitaría... de una cierta sublimación y sutilización, tendría que surgir
traducido a lo imaginativo y anímico y adornado con nombres ten inofensivos
que no despertasen ninguna sospecha aun en la conciencia más sensible e hipo-
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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crítica (la 'trágica compasión' es un nombre tal; otro les nostalgi.es de la croix)"
(36, 357-358). Es digno de mención que el conocido psicoanalista H. Hartmann,
que llevó a ulterior desarrollo algunas de las ideas de Freud, afirmara que la
sublimación no es sólo una neutralización de la energía del instinto sexual
sino también del instinto de destrucción (10, 41-63).
Desarrollo, estructura y dinámica de la personalidad. También en la cues
tión relativa al desarrollo y estructura de la personalidad se encuentran puntos
de contacto y paralelas entre Nietzsche y Freud. También Nietzsche subraya la
significación de las vivencias infantiles (relacionadas de acuerdo con Freud
adquiridos desde la niñez, por la manera en que enjuiciamos a nuestros seme
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con la organización infantil de la libido) en la estructuración de la persona
lidad: "generalmente somos durante toda nuestra vida dementes con juicios
jantes (su intelecto, rango, moralidad, ejemplaridad)" (35, 99). En otra parte
escribe Nietzsche con plasticidad: "Madurez del hombre: quiere decir haber en
contrado de nuevo la seriedad que se poseía de niño en el juego" (36 98).
En la repetición de una determinada manera de vivenciar, habida en la niñez,
encuentra Nietzsche una característica fundamental del carácter: "Se tiene carác
ter, entonces se tiene también una vivencia típica, que se repite siempre" (36,
94). Stekel comprendió y acentuó estas paralelas entre las concepciones de
Nietzsche acerca del carácter y las psicoanalíticas. Para él la descripción del
carácter que hace Nietzsche es la más justa" (43).
Como es sabido, el mismo Freud señala la influencia de Nietzsche en su
nueva concepción de la estructura de la personalidad: cuando formuló los con
ceptos del "yo" "super yo" y "ello" (inspirados por los trabajos de Groddeck).
La denominación del "ello" contrapuesto al "yo" ya la empleaba Nietzsche:
"Ello piensa: pero que este "ello" sea precisamente aquel viejo y afamado "yo"
es —digámoslo con clemencia— sólo una suposición" (36, 27). La posición
que Freud concede a la conciencia en su visión de la personalidad coincide ple
namente con la concepción de Nietzsche: "Habitualmente se considera a la
conciencia misma como sensorium general e instancia suprema; pero sólo es un
medio de participación: se desarrolló en la comunicación con vista a intereses
de contacto. .. No es el trasmisor sino un órgano de la trasmisión" (37, 360).
En el fondo de la personalidad humana haya Nietzsche, como más tarde
Freud, los impulsos instintivos. Según él, el instinto más universal y bajo, pre
sente en toda actividad y deseo, ha permanecido como el que más, desconocido
y oculto, porque in praxi siempre seguimos sus mandatos, porque somos ese
mandato" (37, 452).
Por todo ello "olvidamos hacernos responsables de nuestro propio yo, por
que como seres conscientes, orientados teleológicamente, sólo somos la parle más
pequeña de ese yo" (37, 453). En este sentido interpreta Nietzsche también
la motivación de la conducta humana como algo fundamentalmente incons
ciente: "Actúan motivos que en parte no conocemos, y en parte conocemos
muy mal ... y este sería el verdadero 'conflicto de motivos'; algo totalmente
invisible para nosotros, inconsciente... el conflicto mismo so oculta a nues
tros ojos, y el triunfo, como tal, también; porque estaré enterando de lo que al
fín hago, poro no sabré qué motivo es el que ha vencido (35, 129).
NIETZSCHE Y
FREUD
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La semejanza en los puntos de viste de Nietzsche y Freud es notoria no
sólo por la concepción de ambos de la estructura de la personalidad sino por la
de las fuerzas motrices fundamentales; de la "energética psíquica especí
fica". Basándose en su idea general del origen del instinto a partir de la "vo
luntad de dominio", Nietzsche ve en ésta la fuerza motriz decisiva en el desarro
lio de la personalidad (que corresponde aproximadamente a la idea freudiana
de la "energía instintiva" y a la concepción de Jung de la libido como "ener
gía psíquica"): "Toda fuerza impelente es voluntad de dominio, no hay otra
fuerza física, dinámica o psíquica" (37, 465). Por supuesto, Nietzsche parte
aquí de su principio metafísico de la universalidad de la "voluntad", en tanto
que Freud basa su parecer en las ciencias naturales de entonces. Pero resulte
interesante comprobar que Nietzsche se aproxima a Freud en lo que respecta a
las relaciones mutuas entre los instintos, y a su represión. "Precisamente en
eso se desemboca, cuando se favorece temporalmente otro instinto, se le dan
amplias oportunidades de satisfacerse y se le convierte, así, en el derrochador
de esa fuerza, de la cual dispondría, en otro caso aquel instinto que se había
tornado molesto por su misma intensidad" (35, 105).
Salud y enfermedad. Una parte importante del pensamiento nietzscheano la
ocupa la problemática de la salud y la enfermedad. Es probable que a ello haya
contribuido su propio, prolongado padecimiento.
Desde el punto de vista filosófico, enfermedad y salud son para Nietzsche
sobre todo conceptos valorativos que abarcarían casi todos los fenómenos de la
vida humana. De acuerdo con K. Jaspers, "los conceptos de enfermedad y salud
encierran, para Nietzsche, una peculiar ambigüedad: la enfermedad que es
soportada por una salud intrínseca (la salud de la "intimidad" o de la existencia)
y que está al servicio de ésta, es ella misma un signo de esa salud" (20, 112).
Nietzsche, al relacionar estas categorías con el hombre particular, concreto,
insiste en que "no existe una salud en sí" (38, 161). Plantea la pregunta: ¿hay
quizá neurosis de la salud? (cite de 23, 657). "Todos los hombres, y en primer
lugar los más sanos, están enfermos en ciertas épocas de su vida: las grandes
emociones, la pasión del poder, el amor, la venganza, están acompañados de
profundos trastornos" (37, 585). (Posteriormente, Freud y sus discípulos
abordan este cuestión en la teoría de los mecanismos neuróticos ocultos en todo
hombre "sano").
Nietzsche funda la relatividad de la salud en las siguientes razones: "Para
determinar lo que aun para tu cuerpo haya de significar salud lo que cuenta es
tu meta, tu horizonte, tus fuerzas, tus impulsos, tus yerros y sobre todo los
ideales y fantasmas de tu alma" (38, 162).
La causa de enfermedades psíquicas (en especial neurosis) la ve Nietzsche
on el conflicto entre "razón" (el super-yo de Freud) y "cuerpo y alma" (las ne
cesidades afectivas instintivas en lenguaje psicoanalítico), conflicto que no se
expresa en choques violentos sino en la acumulación de insatisfacciones apa
rentemente "inadvertidas": "Las enfermedades crónicas del alma, igual que
las del cuerpo, muy rara vez resultan sólo de contravenir el cuerpo y el alma
a la razón, rudamente, y una sola vez; de ordinario se deben a innumerables
leves descuidos inadvertidos ... quien quiera curar su alma deberá meditar
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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sobre la mudanza de las más pequeñas costumbres" (35, 312). La condición
previa de la aparición de la "neurosis religiosa" la ve Nietzsche en la "soledad,
el ayuno y la continencia" (36, 72), es decir, en la renuncia de las necesidades
afectivas-instintivas. Para él la neurosis es una peculiar "embriaguez" o "re
rival del que nos tortura con su intensidad; sea éste la inclinación al sosiego o
el temor al ridículo u otras consecuencias dañosas, o el amor. En tanto que
fugio en la enfermedad". "Las personas que por derrochar sus energías nervio
nuestro intelecto tiene que tomar partido" (35, 103, 106).
Nietzsche encuentra en la enfermedad también un sentido positivo: en
ella halla el doliente la posibilidad de conocerse a sí mismo más cabal
mente y de madurar en el aspecto afectivo: "La enfermedad es instructiva;
no dudamos de que lo sea más que la salud" (63, 420). Probablemente el
60
sas, se sienten afligidas y desconsoladas, consideran esos momentos de éxtasis
como su verdadero yo, como ' sí mismos', y a la aflicción y al deconsuelo como
efecto del 'fuera-de-sí'; por ello piensan en su entorno, su tiempo, todo su mundo,
con sentimientos rencorosos. El éxtasis les parece la verdadera vida, el verda
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dero yo" (35,53).
A propósito del surgimiento de las neurosis, y concordando con su con
sideración de la enfermedad como expresión de una vida decadente, Nietzsche
subraya el papel de la "debilidad" y del "resentimiento" (36, 426): "Los
enfermos y los débiles tienen más compasión, son más 'humanos'... son más
malos; son los enfermos los que inventaron la maldad... los antisemitas: un
nombre de los 'mal librados'" (37, 504). "La mujer enferma, en especial:
nadie la supera en astucia para dominar, oprimir, tiranizar" (36, 434). Lo
anterior se aproxima a las concepciones de Freud respecto de la "debilidad
del yo" y los diversos intentos de sobrecompensarla; y particularmente al "com
plejo deinferioridad" (Adler) y sus mecanismos desobrecompensación. Nietzsche
describe el significado del conflicto de instintos en la formación de neurosis,
como sigue: "No encuentro más que seis métodos esencialmente diferentes para
combatir la intensidad de un instinto. En primer lugar se pueden evitar las oca
siones de satisfacción del instinto y debilitarlo y marchitarlo con temporadas
de insatisfacción cada vez más largas. Por otra parte, se puede tomar por nor
ma, someter la satisfacción del instinto a un orden estricto... se habrán
ganado intervalos en los que ese instinto no moleste más... En tercer lugar se
puede uno entregar a una satisfacción desenfrenada y furiosa del instinto
hasta sentir repugnancia, y con ella obtener dominio sobre el instinto...
Existe, además, una maniobra intelectual: relacionar firmemente con la satis
facción misma un pensamiento tan desagradable que después de ejercitarlo
algunas veces, la idea de la satisfacción como tal se torne desagradable... en
quinto lugar: se emprende una dislocación de las propias fuerzas imponiéndose
un trabajo pesado y fatigoso y exponiéndose deliberadamente a una nueva
satisfacción y diversión para de esa manera dar otro curso a pensamientos y di
namismo; precisamente en eso se desemboca cuando se favorece temporalmente
otro instinto, se le dan amplias oportunidades de satisfacerse y se le convierte,
así, en el derrochador de esa fuerza de la cual dispondría, en otro caso, aquel
instinto que se había tornado molesto por su propia intensidad. No falta
quien sepa mantener a raya a ese instinto aislado que pretende actuar como
déspota, concediendo a los demás instintos conocidos un periodo de 'anima
ción y fiesta' y ordenándoles consumir la vitualla que el tirano quisiera
para sí solo. Finalmente: aquel que resiste, y aun encuentra razonable, debi
litar toda su organización corporal y psíquica, alcanza por supuesto la meta
de atenuar un solo instinto fuerte... Antes bien en todo este proceso nues
tro intelecto resulta evidentemente sólo un instrumento ciego de otro instinto,
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'nosotros' creemos quejarnos de la intensidad de un instinto, en el fondo es
un instinto el que se queja de otro... una lucha inminente en la que
gran interés de Nietzsche por la problemática de la enfermedad (en especial
de la neurosis) haya sido fomentado en gran medida por el propio destino
del autor. En conexión con ello existe también una relación entre una serie de
pensamientos de Nietzsche y algunas cuestiones de la psicoterapia.
De acuerdo con él, el principio y motivo fundamental de la psicoterapia
debe ser la realización de las esenciales necesidades internas y disposicio
nes innatas de la personalidad en una forma de conducta adecuada a ellas:
"debes llegar a ser, el que eres" (38, 211,); este principio se aproxima a las
concepciones básicas del psicoanálisis y particularmente a los puntos de vista
de Jung. Nietzsche aparece marcadamente como un precursor de la concep
ción de la "contratransferencia" elaborada más tarde por el psicoanálisis...
"Quien da consejos a un enfermo adquiere un sentimiento de superioridad
sobre él, independientemente de que sean aceptados o rechazados; por eso
efermos sensibles y orgullosos odian a los consejeros más que a su propia
enfermedad" (citado de 23, 669). Igualmente nos parece importante el hecho
de que Nietzsche haya comprendido las resistencias internas inconscientes
contra una psicología "develadora": "Una fisiopsicología propia tendrá que
luchar contra resistencias inconscientes en el corazón del investigador: ten
drá 'el corazón' contra sí" (36, 36.) En la relación entre médico y paciente
lo más importante es para Nietzsche que el paciente atienda a sus propias
necesidades y particularidades internas.
III. Resumen crítico
El psicoanálisis de Freud apareció en los años noventa del pasado siglo; en
la misma época en que empezaban a esparcirse por Europa las ideas de Nietz
sche y a ejercer cierta influencia. Nacido como una estricta teoría médica
de las neurosis y su tratamiento, el psicoanálisis se desenvolvió como un in
tento de elaborar una teoría comprensiva de la vida psíquica en la salud y
en la enfermedad. Más tarde Freud mismo y en especial algunos de sus se
guidores (sobre todo Jung, Rank, Adler, Alexander, Horney, Sullivan y
Fromm) transfirieron las concepciones psicoanalíticas fundamentales a la psi
cología y otros campos de la medicina (psicosomática) y también a ciencias
más distantes como la sociología, la etnología, la estética, etc.
Como toda teoría científica particular también el psicoanálisis descansa
sobre bases teóricas más generales que tienen puntos de coincidencia con
ciertas concepciones filosóficas. Y precisamente desde un punto de vista teó-
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
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rico, el psicoanálisis fue objeto de diferentes y hasta contradictorias inter
pretaciones y críticas.
Así, ya en los primeros decenios del siglo XX autores como Bumke, Allers,
Maylan, Hoche y otros tacharon a la teoría freudiana de "naturalismo ma
terialista" (Allers, 1), de "cuerpo extraño, en extremo dudoso, dentro de
la vida cultural europea" (Maylan, 29), de "materialismo oculto detrás
de un método irracional" o de "perspicaz intento de privar a los hombres de
sus ideales" (Bumke, 6). K. Jaspers acentúa que como consecuencia de la
transformación del psicoanálisis en Weltanschauung perdió su cientificidad
y se mostró como adversario espiritual del ser del hombre" (22, 107).
Por otra parte algunos autores creen que desde el punto de vista del
materialismo dialéctico, la teoría de Freud debería verse como "idealismo
subjetivo" y como "representante característico de la filosofía del voluntarismo
en la psiquiatría" (Morosov, 33). Según H. Wells fue Freud "en lo que atañe
a la filosofía, ejemplo de una concepción del mundo y un método nada cien-
NIETZSCHE Y FREUD
63
de dominio" de Nietzsche o el "élan vital" en la filosofía de Bergson); por
otra parte Freud concibe el influjo del mundo circundante más simplemente:
sólo en la línea de lo biológico, descuidando las fuerzas formadoras sociales,
económicas y culturales del medio. Aunque Freud toma en cuenta las rela
ciones interpersonales, sólo ve su eficacia en la relación niño-padres, y espe
cialmente en la primera infancia.
El determinismo de Freud se mantiene, igualmente, dentro de los márgenes
del monocausalismo mecanicista ("lineal"), que no deslinda la causa activa de
las condiciones de su actividad ni alcanza a comprender el carácter cíclico de las
conexiones causales en fenómenos de estructura más complicada.
En su concepción del desarrollo descuida Freud, hasta cierto grado, la apa
rición de nuevas cualidades en los niveles más altos de la vida psíquica y bio
lógica, que no tienen analogías en los estadios anteriores. Freud reduce el
desarrollo psíquico individual (bajo la influencia de la "ley biogenética" de
E. Haeckel) a las fases de la filogenesia y compara determinados estados psí
Otros, por otra parte (J. P. Sartre, I. Caruso, 40, 8) ven en el psicoanálisis
una teoría psicológica científica particular que podría complementarse con la
quicos sanos o patológicos con épocas históricas pasadas. En esta concepción
simplista del desarrollo se aprecia una cierta influencia de Nietzsche, que
parangona, igualmente, los sueños, la enfermedad psíquica e incluso algunos
concepción marxista de la sociedad.
Nosotros, con Erich Fromm, nos inclinamos (18) a suponer que el psico
fenómenos sociales y espirituales con periodos primitivos del desarrollo de la
fieos, subjetivos e idealistas" (44).
humanidad.
análisis (como, por ejemplo, antes de él el darwinismo) se desarrolló a partir
En su ateísmo y sus concepciones de los orígenes psicológicos y sociales de
del materialismo científico natural del siglo xrx, caracterizado por una concep
la religión Freud se muestra como un continuador de las esencias de la crítica
ción simplista de las relaciones recíprocas entre naturaleza, hombre y sociedad.
Los supuestos materialistas del psicoanálisis freudiano se pueden deducir: Jp
de la suposición de que la vida psíquica está condicionada por estímulos
"externos e internos" (13, 458); 2o de la aplicación consecuente del determinis-
mo que busca la conexión causal en el origen y la dinámica de todos los
fenómenos psíquicos, llegando a suponer una "superdeterminación" de ciertos
trostornos patológicos; 39 de la opinión de que la vida psíquica esta subordi
nada al principio general de la evolución: "El aparato psíquico ha alcanzado
su actual perfección por el camino de un largo desarrollo" (13, 482); 49 del
franco ateísmo y el intento de descubrir las raíces afectivas psicológicas y cog
noscitivas de la concepción religiosa del mundo; 5o de la convicción de que
a la religión hecha por Feuerbach y por Nietzsche, algunos de cuyos pensamientos
desarrolla Freud. Para él, como en cierto sentido para Kierkegaard (25), dios
es una proyección de la figura paterna y del "yo ideal"; y lo demoniaco, una
proyección de las "malignas" fuerzas instintivas del "ello". Semejante, en el
fondo, es también la concepción de Feuerbach (12, 689-701).
La convicción, que Freud manifestó, en la posibilidad de una influencia
activa sobre la vida psíquica —a pesar de la analogía con la onzava tesis de
Marx sobre Feuerbach (27, 42)—, se refiere de hecho sólo a la situación tera
péutica, a la personalidad tratada individualmente. En los aspectos sociológico
e histórico Freud permaneció un pesimista, como claramente lo expresa en su
carta a A. Einstein.
por la vía del conocimiento de las regularidades de la vida psíquica se puede
Debido a la limitación de estas bases teóricas del psicoanálisis (que M. Boss
actuar sobre ésta con conciencia del propio propósito: "Finalmente... todo
caracteriza como "supuestos generales precientíficos" de las ciencias natu
rales hacia finales del siglo xix (5, 76) y cuyo origen vemos nosotros en la
vieja manera de pensar mecanicista) Freud arriba a conclusiones injustificadas,
que simplifican la realidad, y a generalizaciones idealistas. Tres de esas ten
dencias, sobre todo, pueden exponerse: 1) La tendencia a la biologización de
los fenómenos humanos, sociales e históricos. Ejemplos conocidos son las opi
fragmento de conocimiento se transformará en capacidad, también en capa
cidad terapéutica" (18, 263).
De hecho, estas concepciones materialistas de Freud no se elevan por
encima del nivel del materialismo científico natural de la época y contienen
su error capital: el mecanicismo. De esta manera, aunque in abstracto supone
que las influencias externas dejan una huella formadora en la psique, in con
creto Freud deriva la mayoría de los fenómenos de la vida psíquica únicamente
de las regularidades biológicas. En esta forma limita y circunscribe lo psíquico
al instinto (concepto que en la teoría freudiana desempeña casi el mismo papel
que la "voluntad" en el sistema filosófico de Schopenhauer, o que la "voluntad
niones de Freud sobre la guerra, biológicamente determinada —según él— por
el instinto destructivo (17, 360) o su idea de que toda la estructura de la
sociedad primitiva (y también de la posterior) se consolidó como reacción y
defensa contra las tendencias incestuosas. Es evidente la inclinación de Freud
a subrayar sólo un lado de fenómenos muy complicados en su origen. 2) La
Dimitrov, Ch., and Jablenski, A., 1968: Nietzsche y Freud, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 9, 1968), pp. 46-65.
NIETZSCHE Y FREUD
NIETZSCHE Y FREUD
tendencia a psicologizar no sólo las relaciones económico-sociales, sino también
las regularidades puramente biológicas. Freud mismo escribe: el psicoanálisis
"pretende dar a la psiquiatría la base psicológica que se echa de menos...
con este objeto ha de liberarse de toda suposición ajena a él, ya sea de natu
raleza anatómica, química o fisiológica y trabajar con conceptos auxiliares
puramente psicológicos" (18, 14). Aun cuando esta precaución de Freud con
tribuyó a evitar correlaciones precipitadas de los procesos psíquicos con los
neurofisiológicos y bioquímicos, su transformación en principio conduce al
aislamiento del psicoanálisis de las pautas generales del desarrollo científico
actual. Freud psicologiza y expone parcialmente también una serie de fenó
(10) Entfaltung der Psychoanalyse Ed. A. Mitscberlich, E. Klett Verlag, Stuttgart
i96(U) Extstence. Ed. R. May, A. Ángel, H. Ellenberger, Basic Books Inc, Ea ?órk,
MoiriSevÍn.L': ISbrannye ÍÜOSOfskÍJe t»M^ (trad. al ruso). Gospolitisdat,
1W£Z¡£&^ SChH,ten' V°L "' Inten,at¡°na,er ^oanalytischer Ver,ag,
menos sociales, como el antisemitismo, deduciéndolo sólo del complejo de
6/7 1964
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castración. 3) La tendencia al psicoenergetismo mecanicista que se empeña en
derivar el proceso psíquico, de la energía de una determinada fuente instintiva.
Aquí aparece una discrepancia entre el papel del mundo exterior, reconocido por
Freud, y los estímulos provenientes de él, en el surgimiento y desarrollo de la vida
psíquica, y la derivación directa de esta misma actividad psíquica, de la energía
instintiva. A esto podría dársele el nombre de un peculiar "localizacionismo ener
gético", que no ha superado los errores del viejo "localizacionismo psico-morfológico" (Wernicke-Kleist) sino solamente lo ha dislocado hacia otro nivel.
También en las tres tendencias descritas se percibe la influencia directa o indi
recta de las ideas y manera de pensar de Nietzsche (igual que de otros pensado
res de la época: Schopenhauer, E. von Hartmann, E. Mach, H. Bergson).
Para finalizar, conviene subrayar que otros autores pusieron de relieve ana
logías e influencia de la filosofía nietzscheana en la elaboración del psicoanálisis.
Entre ellos citaremos a K. Jaspers (23), H. Hartmann (10, 19), E. Bloch (4,
71), Destunis (9), R. May (11, 28), Deidmann (42, 38), H. Kelman (32), R.
Bilz (3), W. M. Morosov (33), etc. Nuestro intento de revelar algunas parale
las entre las ideas de Nietzsche y de Freud no amengua, por supuesto, en abso
luto la originalidad y autonomía del psicoanálisis de Freud. El objeto de esta
investigación ha sido mostrar la complejidad de los fundamentos histórico-filosóficos del psicoanálisis así como mencionar una de las coordenadas del múltiple
legado espiritual que contribuyó a su formación.
(14)
(15)
(16)
<17)
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(3) Bilz, R.: "Der Verdrángungsschutz". Der Nervenarzt, año 29, 4, 1959.
(4) Bloch, E.: Das Prinap Hoffnung, vol. 1, Aufbau Verlag, Berlín, 1954.
(5) Boss, M.: Psychoanalysis and Daseinanalysis. Basic Books Inc., Nueva York y
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(6) Bumke, C: Die Psychoanalyse und ihre Kinder. Berlín, 1938.
(7) Bergson, H.: Oeuvres. Presses Universitaires de France, París, 1959.
(8) Caruso, I.: Soziale Aspekte der Psychoanalyse. E. Klett Verlag, Stuttgart, 1964.
(9) Destunis, G.: Einführung in die medizinische Psychologie. W. de Gruyter & Co.,
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