Evite que el suelo colombiano se convierta en una “especie” más en vía de extinción · Este viernes 22 de mayo, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) lanza el “Manejo de suelos colombianos”, documento que describe las principales prácticas y sistemas que deben ser aplicadas en los suelos de las regiones productivas Andina, Caribe, Altillanura y los Valles Interandinos. · Esta publicación ofrece un panorama del estado actual de este recurso natural no renovable en el país, que incluye características, limitaciones y potencialidades agropecuarias y forestales. En Colombia, no solo los ríos, la fauna y la flora se han visto afectados por la depredación humana. El suelo, un recurso silencioso del que casi nadie habla, también ha sufrido las nefastas consecuencias de factores como el exceso de agricultura, el ganado a “granel” y la explotación minera. Las cifras corroboran este panorama. Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, cerca del 35 por ciento del territorio colombiano padece de erosión, problemática relacionada principalmente a la desaparición de cerca de 6,2 millones de hectáreas de bosques en los últimos 20 años, tala que ya cobró la pérdida del 10 por ciento de toda la superficie boscosa nacional, en regiones de alta fragilidad como la Andina, Amazonia y Caribe. La agricultura y la ganadería también aportan su grano de arena a la afectación del suelo. Del total del territorio intervenido en Colombia, el 62 por ciento presenta conflictos de uso por la sobreutilización y subutilización causadas ya sea por la sobrecarga de cultivos, el pisoteo del ganado o por el abandono de tierras con vocación agropecuaria. Para poner “freno de mano” a esta problemática ambiental y para que los colombianos tomen conciencia y aprendan a darle un buen uso al suelo, el IGAC elaboró el “Manejo de suelos colombianos”, una publicación que recomienda las prácticas y sistemas más adecuados para ser aplicados en los suelos de las regiones Andina, Caribe, la Altillanura de la Orinoquia y los Valles Interandinos, las áreas más productivas del país. Este documento, que será lanzado oficialmente este viernes 22 de mayo a las 4 de la tarde en el auditorio Julio Carrizosa Umaña del IGAC, primero describe un panorama general sobre los criterios y conceptos básicos para el manejo de los suelos, para luego enfatizar en las principales problemáticas y plantear medidas puntuales por región para poder remediarlas. Para Juan Antonio Nieto Escalante, director general del IGAC, todas las prácticas para el manejo adecuado del suelo colombiano deben estar asociadas con el control de la erosión y de los movimientos en masa, a través de labores como la fertilización, la labranza y el control de la contaminación. “Nuestra batalla debe ser contra la erosión causada por la deforestación, el mal manejo de la materia orgánica del suelo y la contaminación. En esta publicación damos recomendaciones prácticas que deben ser difundidas por los técnicos agrícolas, pecuarios y forestales, que son los encargados de fomentar y transferir el conocimiento a todos los colombianos vinculados al manejo del campo”. Dígale no a la deforestación Si en Colombia se manejara el suelo adecuadamente, respetando su verdadera vocación, el porcentaje de erosión (35 por ciento) sería mucho menor; lo mismo ocurriría con la amenaza de movimientos en masa, la cual actualmente ronda el 18,7 por ciento. “La prevención de estos procesos debe estar ligada a la aplicación de políticas contra la deforestación, llevar a cabo la planificación y el ordenamiento del territorio, teniendo siempre en cuenta la capacidad de uso de las tierras y su manejo adecuado”, apuntó Nieto Escalante. Para luchar contra la deforestación, el IGAC recomienda aplicar siete actividades: incrementar los sistemas forestales, agrosilvícolas y silvopastoriles; controlar la escorrentía a través de zanjas con vegetación densa; proteger el suelo con cobertura vegetal y residuos de cultivo; evitar la labranza en el sentido de la pendiente; decirle no a la compactación del suelo (especialmente por el ganado); y aplicar los resultados de las investigaciones en cada una de las zonas específicas. A mejorar la calidad del suelo El manejo del suelo no solo debe estar orientado a minimizar su pérdida, sino también a aumentar su calidad, es decir promover el mejor manejo de la materia orgánica, encargada de retener el agua, nutrientes y secuestrar gases de efecto invernadero. El 68,1 por ciento de Colombia cuenta con contenidos bajos de materia orgánica, con casos extremadamente bajos en las tierras de la llanura del Caribe, los valles interandinos secos, la Orinoquia y La Guajira. Entre tanto, tan solo el 10,1 por ciento del país cuenta con suelos con contenidos altos de materia orgánica, que se encuentran en manglares, páramos húmedos y suelos compuestos por cenizas volcánicas. Para mejorar la calidad de los suelos, el IGAC recomienda: aumentar la producción de material vegetal, como cultivos de cobertura, reforestación y recuperación de pastizales degradados; aplicar materiales orgánicos tanto vegetales (residuos de cosechas) como animales (abono) y evitar las quemas de bosques; y la conservación de la hojarasca y cobertura vegetal en la superficie del suelo en cafetales, bosques húmedos y sistemas agrosilvopastorales. Los fatales plaguicidas y fertilizantes Aunque los suelos también pueden contaminarse naturalmente, la mano del hombre es la principal causa. Los agentes contaminantes más comunes del suelo son las aplicaciones excesivas de plaguicidas como herbicidas, insecticidas y fungicidas; fertilizantes como fósforo y nitrógeno; utilización de agua de riego salina; y el uso de metales pesados como el plomo, cadmio y cinc. Un estudio realizado en 2000 reveló los ecosistemas más afectados en Colombia por el uso de pesticidas, que incluye la Ciénaga Grande de Santa Marta (cultivos de banano, palma y arroz), la ciénaga de Zapatosa (palma), los ríos Meta (arroz y algodón), Ariari (arroz), Cauca (caña de azúcar), Caquetá (arroz), Saldaña (arroz y algodón), San Jorge (arroz) y Cesar (algodón), el altiplano Cundiboyacense (flores, papa y hortalizas), la selva Andina (amapola) y la selva Amazónica (coca). Para cambiar este panorama, el IGAC recomienda: aplicar fertilizantes de acuerdo con los análisis químicos y evitar sus excesos; si va a usar pesticidas, evitar aplicaciones innecesarias, aplicarlos al más bajo nivel; rotar cultivos y calibrar los equipos; controlar el nivel del drenaje; no descuidar la permeabilidad del suelo. ABC para una buena fertilización · Contar con un plan de manejo integral que incluya el tipo de labranza, variedades de cultivos, formas y tiempos de aplicación, y la tecnología. · Aplicar como pauta general un análisis del suelo para la definición del plan de fertilización. · Utilizar adecuadamente las prácticas de encalamiento. Datos por regiones · Quindío (región Andina): el 26 por ciento del departamento está cubierto por cultivos de café. El 34 por ciento de su territorio cuenta con un uso adecuado del suelo, mientras que el 25 por ciento padece de sobreutilización. · Región Caribe: por ser una zona casi que plana, el 49 por ciento de la región no cuenta con erosión. Atlántico y Magdalena son los departamentos más afectados por sales y sodio en sus suelos, con el 67 por ciento cada uno. El 39 por ciento de la región está cubierto por pastos. · Valles interandinos (ríos Magdalena y Cauca): el 46 por ciento cuenta con una vocación de uso agrícola, y el 8,2 por ciento agroforestal. El 59 por ciento de estas zonas aledañas a estos ríos cuenta con problemas de uso por sobreutilización y subutilización. · Altillanura: 57 por ciento de su territorio corresponde a territorios agrícolas y el 42 por ciento a bosques y áreas seminaturales. En el Meta, en el 64 por ciento de la Altillanura se hace un uso adecuado del suelo.