el viaje perfecto Uruguay

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el viaje perfecto
Uruguay
The striking white sands and
turquoise waters of the Hill Inlet
estuary as it snakes its way deep
into the heart of Whitsunday
Island, in the Great Barrier Reef
el viaje perfecto
Uruguay
El Viaje Perfecto
Playa
adentro
Además de meterte en el mar, descubrí Maldonado desde una
ruta alternativa. Sabores gourmet, arte en plena ebullición, los
mejores atardeceres y rincones místicos de Uruguay.
TEXTO: CONSTANZA COLL
FOTOS: ESTEBAN WIDNICKY
el viaje perfecto
Uruguay
Hoja de ruta
Aceites de oliva apadrinados por el chef Francis Mallmann, vinos de la bodega
boutique Alto de la Ballena, misterios de Piria y su balneario y un recorrido por
el rincón artístico del departamento, La Barra.
garzón
Nueva cosecha
sierra de
la ballena
De copas
piriápolis
Misteriosa
Simbología masónica y
alquimista en los
monumentos, castillos, plazas
y la rambla de este balneario
con historia.
Cata de aceites de oliva y
otras delicias en la planta
boutique de Agroland.
Bungalows flotantes y kayak
por la laguna de Garzón.
Recorrido guiado por su
dueño y cata de vinos
exquisitos en la bodega
boutique Alto de la Ballena.
la barra
De los artistas
Galerías de artistas
emergentes y de un fotógrafo
consagrado. Además, el jardín
de esculturas de la Fundación
Pablo Atchugarry.
Un recorrido en yate con el
arquitecto más famoso de
Uruguay. “Los Dedos” y
algunos personajes de las
playas Brava y Mansa.
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Lonely Planet Traveller Marzo 2013
ilustración de mapa: ale francés
punta
del este
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PUNTA DEL ESTE
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La-rai-la-ra-lai. Eduardo tararea una canción
cualquiera a toda voz. Con el agua en los
tobillos, esta es una de sus técnicas para
pasar el frío. La-la-ra-lai-la-la. Ya se mojó las
muñecas, las axilas y el cuello. Canta un
poco más alto y entra al mar a paso firme,
con las antiparras puestas, gorra con visera
hacia atrás y un flota-flota fucsia que le
prestó su nieta. Dice que antes tomaba coraje
con la marcha peronista, “la única cosa
buena que tuvo alguna vez el peronismo”,
pero que sus amigos se la prohibieron.
Eduardo es de Palermo, pero vive la mitad
del año en un departamento que tiene acá
enfrente, en la Parada 5 de la Mansa.
Construido hace casi tres décadas, su
edificio quedó petiso entre los rascacielos
súper modernos que desfilan seguiditos en
las costas de Punta del Este y más allá,
camino a la Barra, y más acá, hasta
Casapueblo en Punta Ballena. Son millones
de dólares que trepan pisos por tener la
mejor vista, que pagan amenities cinco
estrellas para pasar como dioses esos diez o
quince días de vacaciones entre la última
semana de diciembre y las dos primeras de
enero, cuando la temporada se pone caliente
en las páginas de Caras y Gente. Eduardo
prefiere evitar esos pocos días de fiestas
electrónicas, los chivitos más caros de la
historia y miras paparazzis por doquier, así
que alquila su departamento de dos
ambientes en unos cuantos miles y así paga
las expensas de todo el año.
Ricardo Weiss puede explicar mejor que
nadie el éxito inmobiliario de Punta del Este.
Con más de 260 edificios construidos y el
proyecto del Hyatt Montevideo en marcha,
el arquitecto más afortunado de la república
vecina invita a periodista y fotógrafo de
Lonely Planet a pasear por la bahía en su
yate de 50 pies de eslora, que compró en
Australia a un millón de dólares y navegó
durante unos meses por las Canarias.
Salimos de la Marina 3 - Amarra 230 con la
promesa del mejor atardecer de nuestras
vidas, sanguchitos de miga y unas botellas
de Chandon heladas que Weiss le encargó
traer a una funcionaria de la constructora. El
arquitecto no suelta la rueda del timón,
mientras su amigo Pedro hace las veces de
marinero, soltando amarras, levantando
defensas, prendiendo la radio y las luces de
de izq. a der.: Bandera uruguaya en Playa
Brava; rabas en el restó Il Belvedere; de
paseo por la rambla de Punta. abajo:
Monumento “Hombre emergiendo a la vida”,
más conocido como “La Mano”.
navegación. Rumbo a la isla Gorriti, con el
motor a toda marcha las preguntas y
respuestas se suceden a los gritos. El
magnate se deshace en elogios a su Punta del
Este querida, nos desafía a que nombremos
un balneario más hermoso que este en toda
América del Sur. Nadie tira la primera
piedra, así que sigue. Dice que es la mezcla
perfecta entre la costa española y la campiña
francesa, que nada tiene que envidiarle a los
destinos mediterráneos.
“Además de la belleza natural, tiene esa
impronta de glamour bon vivant que le
dieron los argentinos”, explica Weiss con
una copa de champagne en la mano,
mientras saluda de lejos a su vecino de
Marinas de Punta del Este al
atardecer. derecha: Feria de lanas
en La Barra; abajo: El millonario
arquitecto Ricardo Weiss se tomó
la tarde libre para pasear en su
yate hasta la Isla Gorriti con
Lonely Planet Argentina
amarra, que también se fondeó frente a la
isla, junto a otros tantos mega yates y sus
respectivos jet skis. Es a este glamour le
atribuye Weiss la capacidad de atraer el
nuevo público brasileño: “Punta del Este
derrocha para todos lados, pero sobre todo
para el norte, Rocha tiene un gran potencial
y limita con Brasil. Cuando asumió el
intendente, me llamó para preguntarme qué
tenía que hacer. Le dije que necesitaba un
aeropuerto, un puente para cruzar la laguna
de Garzón y sentarse a esperar. Hoy, hay
inversiones millonarias en toda la zona”.
MáS INFO
LLEGAR: De Buenos Aires a Punta del Este hay
vuelos directos de Aerolíneas Argentinas (desde
US$ 309, aerolineas.com) y de BQB (desde US$
303, flybqb.com). Colonia Express y Buquebus
ofrecen una alternativa fluvial-terrestre, en ferry
hasta Colonia y de ahí en micro a Punta (desde $
894 y $ 1.200 respectivamente, más información
en coloniaexpress.com y buquebus.com).
COMER: La tabla Guappa de mar viene con
camarones, gambas, chipirones, rabas y
miniaturas de pescado fritas por unos US$ 40. Y
entre los principales destaca el roll de brótola con
queso y salmón ahumado, espárragos, salsa de
vieiras y mejillones por US$ 30 (en Rambla
General Artigas entre Calles 27 y 28, Tel.: (+598)
4244 0951, guappa.com.uy).
DORMIR: A pocos metros del faro de Punta del
Este, el Atlántico Hotel reabrió en diciembre
como el primer hotel boutique de la península.
Cuenta con 43 habitaciones totalmente
renovadas, pileta y jardín con barra de finger food
y tragos exquisitos (habitaciones dobles desde
US$ 145, en Calle 7 y 10, Tel.: 4832 8737,
hotelatlanticopuntadeleste.com).
PASEAR: Por US$ 6 podés subir al piso 24 del
Torreón. Ahí, La Vista es un bar restaurante que
gira, muy despacio, 360°. Todos los días hay happy
hour de algún trago a US$ 2 (en Rambla. C.
Williman y calle 32, espaciotorreon.com).
LA BARRA
De los artistas
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Los límites de Punta del Este no están tan
claros, es como Palermo en Buenos Aires,
que en las inmobiliarias ya se comió
manzanas de Almagro, Villa Crespo y
Chacarita. Pero lo cierto es que una vez que
se cruza el Puente Ondulante ya estamos en
La Barra, y a muchos les conviene esta
distinción. Roberto Fernández Ibáñez
aterrizó hace siete años de este lado que,
asegura, concentra los ateliers y galerías de
toda la zona. “Hay de todo, artistas con un
estilo definido y otros que vienen pensando
que esto es una mina de oro y que pueden
vender esas obras hormonales, pasionales le
dicen”, cabecea para un costado desde la
puerta de su local en el Paseo de la Barra.
Roberto usa el pelo por los hombros,
alpargatas blancas y una pipa finita de unos
treinta centímetros de largo. Estudió
química y trabajó de gerente hasta que se
cansó de tanta pastilla para bajar el estrés y
la hipertensión. Pero sigue aplicando
muchos de esos conocimientos científicos
en sus series fotográficas, como “Otra
alquimia”, en la que trabaja químicamente
con la plata, los distintos colores y papeles.
“Vendo obras, todas originales, desde 250
dólares. Pero lo cierto es que no podría vivir
de esto si no fuera por el circuito de
coleccionistas, la gente no tiene cultura
fotográfica, no es como el mercado de la
pintura, que ya está mucho más
desarrollado”. Y si bien vive en un
el viaje perfecto
Uruguay
veinticinco metros cuadrados sobre el local
mientras dura la temporada, lo cierto es que
el nombre Roberto Fernández Ibáñez ya se
grabó en galerías destacadas de Montevideo,
Buenos Aires y Sao Paulo (en Ruta 10, Km.
159, robertofernandez.com.uy).
Siguiendo por la Ruta 10 y luego tierra
adentro por la 104, la Fundación Pablo
Atchugarry es una mansión para el arte, un
jardín de esculturas gigantes en metal,
mármol, cemento y madera, varias salas con
exposiciones de pintura, más escultura y
fotografía. Mansión porque el predio es
inmenso, porque son muchas hectáreas de
parque, laguna incluida, porque se confunde
con las casonas vecinas en dimensiones y
estética. Hasta ahora, otro proyecto de rico
con pretensiones culturales y artísticas. Pero
la primera foto que aparece a página
completa en todos los catálogos de obras de
Atchugarry, que son cientas, habla de un
pasado muy diferente: con el look hippie
que se imponía a fines de los setenta en
Italia, muy flaco, todo en jean, barbudo y
pelilargo; el artista empuja en un antiguo
cochecito para bebés a La Lumiere, su
primera escultura de mármol de carrara. “No
tenía un mango Pablo -dice mirando la foto
Magdalena Fernández, la curadora de la
fundación-, y a pesar de que sus obras ahora
se venden por mucha plata (desde US$ 30
mil), lo encontrás trabajando en su taller de
ocho a ocho, todos los días, tiene un régimen
muy estricto” (en Ruta 104, Km. 4.5, El
Chorro, Tel.: +598 42775563,
fundacionpabloatchugarry.org).
MáS INFO
COMER:Sobre la ruta 10, entre las calles Las
Sirenas y Los Remansos, Alebrijes es un restaurante
mexicano decorado con mucho color, sillas talladas
y pintadas a mano con personajes como Frida Kahlo
y una basta colección de artesanías oxaqueñas.
Probá la selección de tacos de la casa con sus salsas
por US$ 20 (alebrijes-restaurant.com). A pocos
metros de allí, otro propuesta interesante es la de
Baby Gouda. Con toques marroquíes, lámparas
curiosas y una boutique gourmet muy tentadora;
no dejes de probar la ensalada con queso
camembert tibio, tomates confit, berro, rúcula y
miel y semillas de girasol (en Ruta 10 esquina Los
Romances, Tel.: 42771874, babygouda.com.uy).
Parque de esculturas en metal, mármol,
cemento y madera de la Fundación Pablo
Atchugarry, en El Chorro.
Marzo 2013 Lonely Planet Traveller
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garzón
Nuevas cosechas
kilómetros de viaje: 75
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Ya habían plantado 700 hectáreas de olivos y
cosechado el aceite extra virgen más
premiado de todo el país. Pero a uno de los
dueños de Agroland, el petrolero argentino
Alejandro Bulgheroni, se le antojó tener una
etiqueta de vino de sus terruños. Entonces
llamó al más experto en la materia, el
enólogo italiano Alberto Antonini, para que
analizara la posibilidad de satisfacer su
El nuevo proyecto vitivinícola del
petrolero argentino Alejandro
Bulgheroni, en Agroland. arriba, de
izq. a der.: En kayak por la laguna
de Garzón; los bungalows flotantes
de Laguna Garzón Lodge, los tan
premiados aceites de oliva de
Colinas de Garzón
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Lonely Planet Traveller Marzo 2013
voluntad. El suelo era pobre, estaba a 300
metros de altura y a 18 kilómetros del mar,
condiciones en principio favorables para
hacer un rico vino. Con estas variables en la
ecuación pero para no correr riesgos,
Antonini propuso plantar unas poquitas
hectáreas y dar su veredicto final en cinco
años. Pero Bulgheroni no es bueno para
esperar, dijo que el riesgo que fuera lo
asumía él y mandó a plantar 200 hectáreas
con doce variedades de uva. Y como suele
suceder con los proyectos de inversiones
millonarias, anduvo bien.
Después de visitar las plantas de producción
de aceite -donde se puede ver esculturas de
Pablo Atchugarry talladas en madera de
olivo- y recorrer las plantaciones de olivos,
almendras, castañas y viñedos, nos
dispusimos alrededor de una gran mesa
cuadrada para probar los aceites mono, bi y
trivarietal, más el corte italiano, primero
solitos en cuencos de vidrio azul (el color del
aceite no dice nada de su calidad), y después
con quesos varios, panes y frutos secos. “Esto
es mucho más fácil que catar vinos”,
adelanta el gerente comercial Nicolás
Kovalenko y guía la degustación paso a paso:
“Un aceite extra virgen tiene que cumplir
tres condiciones fundamentales, ser frutado
en nariz, amargo y picante en boca”. Primero
se respira y después de dar un buen sorbo, se
airea dentro de la boca para sentir el amargo
atrás de la lengua y el picante en el paladar.
Recién entonces se traga. Uno de los
participantes rompe en toses y estornudos.
Nicolás sonríe: “Eso es lo mejor que podés
hacer para felicitar a nuestros productores”.
Apadrinado por Francis Mallmann, chef
argentino que le devolvió la vida al pueblo
de Garzón con un pequeño restaurante, el
aceite de Colinas de Garzón se vende a US$
10 el medio litro. Un buen negocio.
MáS INFO
PASEAR: En la planta boutique de Agroland se
ofrecen desde degustaciones guiadas y paseos en
bicicleta, hasta vuelos en globo y picnic entre
olivares (desde US$ 60, en Ruta 9, Km. 175, Tel.:
(+598) 4224 4040, colinasdegarzon.com).
DORMIR: Laguna Garzón Lodge son una serie de
cabañas flotantes de madera, unidas por senderos y
cabos. Las habitaciones son pequeñas pero puestas a
todo trapo (desde US$ 250, en Ruta 10, Km. 190,5,
Tel.: (598) 444806016, lagunagarzon.com.uy).
el viaje perfecto
Uruguay
SIERRA DE LA
BALLENA
De copas
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Un deck de madera balconea ocho hectáreas
de viñedos, la Sierra de la Ballena al fondo y
el sol que baja, muy despacio, entre nubes
violetas y naranjas. Álvaro Lorenzo se
disculpa por el espacio improvisado que,
muy por el contrario, parece diseñado con la
simpleza perfecta que exigen los vinos que
se suceden en las copas y el olor a campo
seco. Después de tanto edificio modernoso y
empresa primermundista, la tierra ondulada
que se extiende a lo lejos y la brisa que llega
del mar nos devuelve un poco de lo que
somos. Y aunque junto a su mujer están
proyectando una pequeña posada y una
bodega con más comodidades para quienes
la visiten en un par de años, Álvaro sabe
muy bien que no se trata de un mero
negocio, que la cosa pasa por otro lado:
“Hace un tiempo, un expositor de un
congreso sobre vitivinicultura nos dijo que
iba a develar el secreto de cómo hacer una
pequeña fortuna con esto. Ahí todos
paramos la oreja, se generó cierto clima de
suspenso. Cuando tuvo la atención de todos
los presentes, remató: Para hacer una
pequeña fortuna con este negocio... ¡hay que
empezar con una muy grande!”.
Álvaro y su mujer Paula Pivel están
poniendo los ahorros de muchos años de
gerencias en esto, dejaron lo que venían
haciendo en bancos y empresas portuarias y,
sin hijos en los que invertir, se dedicaron a
criar buenos vinos. Estudiaron, cataron
vinos por el mundo y recorrieron todo el
sureste de Uruguay hasta que dieron, en el
año 2.000, con estas diez hectáreas:
“Maldonado ya tuvo una tradición
vitivinícola, de hecho, el fundador de
Piriápolis, Piria, plantó viñedos alrededor
del cerro Pan de Azúcar el siglo pasado. Y si
bien se comprobó que el suelo y el clima son
óptimos para la uva, la historia corrió al
departamento fuera del mapa”. Álvaro está
atento a la heladera, va y viene controlando
que las botellas estén en la temperatura
justa. Primero sirve un fresco y frutado rosé
cosecha 2010, sigue con un tannat, la cepa
uruguaya por excelencia, y un merlot bien
redondo. La cata se ajusta al ritmo de la
charla, muy relajado, como entre amigos,
Álvaro sabe mucho de este mundo y es lindo
escucharlo hablar, explica que el aire seco
del mar y un verano templado son
condiciones climáticas ideales para
cosechar buenas uvas, lo mismo que el suelo
pobre y pedregoso, recomienda vinos de
otras bodegas uruguayas y argentinas,
Cata de vinos al atardecer en la bodega
Alto de la Ballena; en marzo, las uvas ya
están en su punto en los viñedos del
departamento de Maldonado.
cuenta de su pasado rural en el
departamento de Flores y de sus viajes por
los vinos de Estados Unidos y Europa. Para
cerrar, Álvaro trae todo orgulloso a la mesa el
vino insignia de la bodega, Cetus, que en
latín significa cetáceo. De este último no
quedó ni una gota en las copas. Por la salud.
MáS INFO
La cata de vinos en Alto de la Ballena cuesta de
US$ 30 a 50, según la cantidad de botellas que se
descorchen. Está ubicada sobre la Ruta 12 en el Km.
16.400, Sierra de la Ballena, reservas con
antelación al (00598) 94 410 328, más información
en altodelaballena.com.
Marzo 2013 Lonely Planet Traveller
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Un lobo marino se despereza en el puerto de
Piriápolis. izq., de arriba a abajo: Capilla de
San Antonio; vista desde la cima del Cerro San
Antonio; el Castillo de Piria fue construido en
1897; Embarcaciones del Este ofrece paseos en
catamarán por la bahía de Piriápolis.
piriápolis
Misteriosa
kilómetros de viaje: 185
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“¿Le damos pata pa´llá nomás?”, y con el ok
de la guía, el chofer pisa el acelerador en
dirección a la primera escala del circuito
místico de Piriápolis. Bajo los rulos negros
y pesados que le cubren la frente y los
hombros, Cisel Cardoso maneja el suspenso
con silencios largos, preguntas retóricas y
miradas de costado, contando las historias
de Piriápolis y su fundador, Don Francisco
Piria, con palabras de respeto y cierta
idolatría: “Piria fue un verdadero
visionario, se le ocurrió hacer este balneario
cuando la gente ni siquiera iba de
vacaciones al mar. Construyó un monstruo
de hotel, hizo un puerto y trajo barcos
cargados de gente desde Montevideo y
Buenos Aires”. Don Francisco nació
uruguayo, pero sus papás lo mandaron a
vivir Italia hasta los 13 con un tío jesuita,
alquimista y conocedor de secretos
templarios. De este viaje volvió lleno de
ideas pero con poca plata, así que durante
un tiempo comió de juntar chatarra en la
calle, hacer trueque, vender verdura y ropa,
comprar barato y rematar caro. Un
negociante pura sangre, que para 1890 pudo
comprar 2.700 hectáreas de campo, entre el
cerro Pan de Azúcar y el mar, donde levantó
la ciudad que llevaría su apellido.
“¿Por qué acá? Se preguntarán ustedes”,
dice Cisel en tono pedagógico, y tras un
silencio sin respuesta, continúa: “En
Piriápolis se hacen congresos geológicos
todos los años, por el interés que generan
nuestras piedras, nuestro suelo. Y hay otro
fenómeno que llama la atención, y que fue
plasmado en las cartas marítimas de la
región. A la altura de Punta Fría o Punta
Imán, las brújulas y compases se vuelven
locos, el norte desaparece, dicen que es por
una gran franja de magnetita”. La primera
escala en el circuito místico es la Virgen de
Stella Maris, que vista desde atrás parece su
hijo, Jesús. Su mano derecha señala el sol
que se oculta, lo que nos lleva a la segunda
escala del recorrido, el Cerro del Toro,
donde es de buen piria-maníaco subir los
treinta y tres escalones (número sagrado en
la Masonería) y sentarse a esperar el sol
nacer. Lo último que visitamos es la Fuente
de Venus, aunque el circuito podría
extenderse por horas con tanto simbolismo
en castillos, vitrales, la rambla y las plazas:
las águilas son el aire, las bellotas los
sueños, el agua que cae sobre las piedras es
la purificación, el león alado es el combate
entre los seres que se fusionan, entre
muchos otros. Como decía Don Piria en sus
libros: “No basta ver, hay que ser vidente”.
MáS INFO
DORMIR: Construido por Don Francisco Piria
entre 1920 y 1930, el Argentino Hotel se inauguró
con capacidad para 1.200 personas y tanto lujo que
lo convertía en un destino en sí mismo para la
época. Desde la vajilla hasta el mobiliario se
conserva hasta el día de hoy, la comida es
excelente, cuenta con piletas termales, servicios de
spa y un club de chicos (dobles desde US$ 300, en
Rambla de los Argentinos, argentinohotel.com.uy).
PASEAR: Barcos del Este ofrece paseos por la
bahía de Piriápolis al atardecer y salidas de pesca
todas las mañanas en un gran catamarán (desde
US$ 30 por persona, Tel.: 4432 26665).
Se agradece la gentileza del Ministerio de
Turismo y Deporte de Uruguay y de la
Intendencia Municipal de Maldonado por la
colaboración en la realización de este reportaje.
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