a Venezuela durante el siglo XX

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EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014
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30 AÑOS de la Expedición
Atlantis. La aventura de demostrar
que la navegación transoceánica era
posible hace 3.500 años. 6/7
del domingo
revista semanal de EL DÍA
La emigración canaria
a Venezuela durante el siglo XX
DE LA DIÁSPORA AL RETORNO
Texto: Javier Domingo Lima Estévez
(graduado en Historia por la ULL)
A los canarios que un día dejaron
atrás sus Islas en busca
de un futuro incierto.
L
a gran pregunta que se
han hecho aquellos que han
estudiado el fenómeno de
la emigración, preferentemente, y en masa, hacia Venezuela durante el siglo XX en detrimento de Cuba es a qué se debe el cambio de destino. En general, se viene
a señalar e incidir que Cuba, tras “las
graves crisis sufridas por su exportación azucarera, motivadas por la
Gran Depresión de 1929 y el conflicto
mundial de 1939-45, unido a la dictadura
de Batista y la revolución castrista, dejó
de ser atractiva para el emigrante canario”(1).
Cuba, hacia finales del siglo XIX, atravesó por una crítica situación, siendo
necesario recordar la guerra que había sufrido entre 1868 y 1878, así como
las propias movilizaciones que los canarios habían generado en la isla tras la
“creación del ejército regular en las Islas
en 1886 y los efectos generados del reclutamiento”(2). Tras la finalización de
la guerra, la política de colonización,
la búsqueda de población blanca para la isla, así como la demanda de mano
de obra generada por el boom azucarero
y tabaquero de las primeras décadas
del siglo XX, habían sido factores que
contribuyeron a aumentar la llegada
de mano de obra para trabajar en la
agricultura(3).
Cipriano Castro (1899-1908) llegó al
poder con la denominada “invasión
de los sesenta”, recordando el nombre y el número de hombres que le
acompañaron el primer día de su instauración en el poder. La dictadura de
Cipriano Castro sería llamada Revolución Restauradora. Fue una persona
que llegó al poder tras la invasión que
realizó a través de la frontera del Táchira
y su marcha hasta Caracas. Cipriano
Castro es recordado, además, por restablecer las normas constitucionales,
así como por ser el dictador que olvi-
daba sus promesas. Fue un nacionalista, defensor de su patria, lo que en
materia de inmigración europea se tradujo en una desviación de personas
hacia otros puntos de América Latina.
“La inmigración bajo el general Cipriano
Castro sufrió un duro golpe pues la guerra civil encuentra nuevos promotores
en Hernández Matos, Mendoza y
Solagnie, que, con dos años escasos de
duración, causó estragos tan importantes como “La Federal”, lo que,
sumados a los anteriores, fueron un rudo
golpe a la economía y las reservas humanas de Venezuela”. En ese contexto no
se pudo poner en prácticas la ley del
94, ni se generó un clima de seguridad tan necesario para la llegada de
inmigrantes(4).
A Cipriano Castro le sustituye la dictadura de Juan Vicente Gómez (19061935), aprovechando las circunstancias que se generaron debido a que “Castro había salido a bordo del Guadalupe
en solicitud del bisturí del cirujano Israel,
en Berlín. Olvidó lo que llamó el dictador Juan Manuel Rosas “la ley de la
patada histórica”(5).
Gómez gobernaría bajo el lema de
“paz, unión y trabajo”, donde fue un
pilar fundamental de su gobierno el
apoyo de los Estados Unidos de América con el fin de detener a los castristas.
La emigración cae por lo general durante esta etapa, pero durante unos
primeros momentos se intentaron tomar
medidas favorables a su desarrollo. De
esta forma tenemos que “el 8 de julio
de 1912 se promulga una nueva ley de
inmigración y colonización. En ella se
dice que se crea una Junta Central de
Inmigración compuesta de 15 miembros,
debiendo pertenecer 8 de ellos a los gremios agrícolas, pecuarios, mercantil e
industrial y 4, por lo menos, ser extranjeros. Se recomendaba a los agentes en el extranjero hacer propaganda
a fin de interesar a las personas para
que emigraran a Venezuela, pero sin hacer exageradas promesas que luego no
podrían cumplirse”(6).
Pretendió Gómez desarrollar un con-
La famosa imagen
del “Telémaco” y su
pasaje.
trol más directo de los asuntos relacionados con la agricultura. “Ante la
crisis sufrida por este sector, el Estado
orientó hacia él parte de sus recursos,
no sólo con el fin de satisfacer necesidades inmediatas, sino también para
estimular el inicio de la modernización
venezolana en ese aspecto”.(7) Durante
unos primeros momentos estuvo
centrado en la repoblación del campo
mediante la fundación de colonias. Se
debía, además, entregar tierras a los
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domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA
EN PORTADA
campesinos, una medida que no se
pudo llevar a la práctica, debido a que
“la política de acaparamiento de tierras certificaba que su ideal era la sujeción campesina”(8).
Se defendía en aquellos momentos
la llegada de europeos a Venezuela
frente a otros pueblos como los asiáticos. Estos planteamientos se basaban en el principio de que “los pueblos europeos poseían un nivel socioeconómico suficientemente alto para
resolver las crisis inherentes a los países tropicales que Venezuela, como uno
de ellos, experimentaba. El “progreso” y el “color blanco” eran sinónimos(9).
Se caracterizó, en definitiva, Gómez
por ser una persona desconfiada hacia la posible masa de emigrantes que
podían llegar a Venezuela, sin ser capaz
de generar una política de atracción
a pesar de que, frente a Cuba, Venezuela era un país que estaba comenzando a despertar. La profesora Ermila
Troconis de Veracoechea en cuanto a
Gómez y su actitud ante los extranjeros indica: “El general Gómez era andino y, como buen andino era desconfiado. Esa desconfianza fue un factor fundamental de su permanencia en
el poder durante 27 años. Y esa actitud aumentaba en la medida en que se
refería a los extranjeros”(10). No se llegaron a desarrollar planes de inmigración propiamente dichos, ni el Estado
tampoco influyó, como pudo haber
hecho en épocas anteriores, para
atraer inmigrantes hacia Venezuela.
En 1935 muere Gómez después de
27 años de dictadura. Es el momento
en el cual asumirá el poder el general Eleazar López Contreras. Surge
entonces una nueva etapa en la que
se podrán observar en Venezuela toda una serie de cambios que determinarán su historia posterior. Factores como “el boom petrolero, los deseos de modernización y la ambición
económica son, al parecer, entre otras
muchas razones, las causas que favorecen uno de los fenómenos sociales más
importantes de su historia contemporánea: el crecimiento demográfico en
los años siguientes a 1936”(11).
El auge en la explotación petrolera
y el incremento de la migración rural
a los centros urbanos serán factores
desencadenantes del desarrollo que
poco a poco va logrando el país, donde
el rancho del campo se traslada a la
periferia de las ciudades.
El petróleo pasará a ser a partir de
entonces el elemento fundamental de
atracción al país venezolano, convirtiéndose en un elemento decisivo en
su economía. La riqueza de Venezuela
y el cambio de gobierno coincidirán
con la Guerra Civil Española. A raíz de
ese conflicto serán muchos los canarios que emigren huyendo del nuevo
régimen, que cerraba sus puertas a todo
aquel que no fuera afín a los principios que propugnaba, donde tal hecho sería más serio tras el final de la
contienda, pues las salidas por motivos políticos no tendrían sentido
más allá de esas fechas.
A diferencia del general Gómez, Elea-
zar López Contreras llevó el país
hacia una transición de la dictadura
a la democracia. Era necesaria en aquellos momentos la migración al país, con
el fin de tener una población suficientemente encargada de la producción
agrícola. Será a partir de entonces
cuando la inmigración tenga mejores
oportunidades en Venezuela.
“Para el año 1936, estaba claro que
con una población inferior a 3,5 millones
de habitantes, un desequilibrio demográfico provocado por el éxodo a las ciudades, así como un territorio de escasos asentamientos y una reducida
tasa de crecimiento natural determinada por la alta mortalidad, Venezuela
tendría que recurrir a la importación
de inmigrantes para poder equipararse
a los requerimientos del nuevo estado
industrial”(12).
Como requisitos para el que llegara
al país venezolano se estableció que
debían de ser individuos que se establecieran de forma definitiva en el
país, donde una vez instalados debían
fundar una familia e incorporarse a la
población. A esto se añade la necesidad
de tener una buena conducta y ser conocedor de algún oficio.
De nuevo, basándose en el principio de llevar personas de la denominada como “raza caucásica”, se van
llegando canarios, pues estos eran “descendientes de una raza conocida desde tiempos remotos por su naturaleza
laboriosa que se avenía perfectamente
a los requerimientos de Venezuela”(13).
Sin embargo, para Eleazar López
Contreras era necesario orientar la llegada de inmigrantes, puesto que se dieron casos como el de “canarios y portugueses, quienes instalaron pulperías
y botiquines, lo cual en nada favorecía el campo ni las labores agrícolas,
y otros se dedicaron a competir con los
criollos al transformarse en albañiles,
choferes, etc., lo cual creó un clima de
tensión entre nativos y extranjeros”(14).
Habrá que esperar hasta la creación
del Instituto Técnico de Inmigración
y Colonización, en 1938, para tener unas
bases de política coherente en torno
a la llegada de inmigración espontánea, donde se regirá la misma en base
a una selección y donde se incentivó
ante todo la llegada de agricultores.
Entre otras nacionalidades, en 1939
el Instituto llevó inmigrantes de
Canarias. Colonias como la de Mendoza (en el Estado Miranda) y de Chirgua emplearán a isleños procedentes
de Cuba. Eleazar López Contreras, tras
recuperar la vieja idea de Juan Vicente
Gómez acerca de las colonias agrícolas, pretendió tener una “migración dirigida que trató de reactivar la producción agrícolas en el país” (15), donde
los canarios eran reconocidos por ser
buenos agricultores.
Ante todo se pretendía con ello establecer colonos extranjeros en el interior del país ante una población venezolana que marchaba en busca de
mejores oportunidades en el trabajo
relacionado con el petróleo. Las
medidas que se tomaron por parte del
recién creado Instituto fueron en
unos primeros momentos satisfactorias, pero con el transcurrir de los años
se observó que, a pesar del desarrollo de tales medidas, se generaron entradas en el país de grandes masas de
población, una situación “producto de
diferencias esenciales de una y otra parte,
pues mientras que entre nosotros no se
justificaban retaliaciones sociales,
raciales o económicas, manteniéndose el derecho de todo venezolano o
habitante honesto del país al disfrute
de nuestros bienes, en la sola escala de
sus capacidades o de su apego al trabajo, del otro lado subsisten privilegios
de casta y de fortuna, que empujan hacia
acá a los menos favorecidos por la pervivencia de una tradición secular que
prolonga la inalterable configuración
histórica social del medio”(16).
Canarias, tras la Guerra Civil, se encontraba en una mala situación económica. La implantación de una autarquía económica, el intervencionismo
estatal y la propia situación de España
tras la victoria sobre el Eje fueron factores que influyeron en esa situación.
A ellos debemos unir los efectos que
llegaron a Canarias con posterioridad
a la Segunda Guerra Mundial. Se
generó “una situación inicialmente semejante a la producida durante la primera
guerra mundial, al perderse los difíciles
y escasos mercados que manteníamos
en Europa y no poderse exportar los cultivos centrales agrarios (plátanos y tomates, preferentemente” (17). Ante “las difíciles circunstancias nacionales y luego
supranacionales que operaron de
forma negativa sobre la economía
insular, así como una política económica que desdeñó algunas conquistas
del pasado” (18).
El general Isaías Medina Angarita
sucederá en el poder a López Contreras
durante los años de 1941 a 1944, tras
haber sido su ministro de Guerra. Se
puede decir que este militar tuvo que
presidir en un momento de difíciles
Juan Vicente Gómez
(1857-1935).
circunstancias ante la existencia de la
Segunda Guerra Mundial, en la cual
no entró el país, pero tampoco fue neutral, pues hubo por parte de Venezuela
suministros de petróleo a Inglaterra.
Fue Venezuela durante los pocos
años de la presidencia de Medina Angarita un país que se caracterizó por “la
libertad política y la tranquilidad
pública, avalados por el comienzo de
una prosperidad económica que no fue
desquiciada ni por la difícil situación
internacional” (19).
Fue una etapa en la que se desarrolló
el petróleo en Venezuela, además de
abordarse en el país un plan de obras
públicas. Sin embargo, en materia de
inmigración fue muy poco lo que hizo,
donde tal vez “lo más importante realizado por esta administración fue,
tomando en cuenta el probable éxodo
de europeos a consecuencias de la
Segunda Guerra Mundial, el establecimiento de una comisión para estudiar
en qué forma se podría beneficiar el país
de tan esperada inmigración” (20).
Venezuela experimentó un cambio
a partir de 1945, pues ese año se produjo un golpe militar en el cual intervino
Acción Democrática, que derribó al régimen, acción realizada por parte de
Rómulo Betancourt.
Nos encontramos con que tras la Guerra Civil Española y el posterior conflicto de la II Guerra Mundial se
generaron toda una serie de dificultades. En los años posteriores a esa
última contienda el número de canarios que llegaron a Venezuela constituían un aporte minoritario aún,
pues “Venezuela no había reconocido
el régimen franquista y la prohibición
de emigrar de forma legal era absoluta”(21).
En líneas generales, podemos decir
que fue muy poco lo que hizo Medina
Angarita por la inmigración en el país,
donde lo más destacable fue el estudio realizado sobre los efectos de los
europeos(22).
El novelista Rómulo Gallegos tomó
posesión del gobierno en 1948, tras la
entrega del poder por parte de la junta
de gobierno a quien fuera el presidente
electo. Su mandato fue muy breve por
haber sido derribado tras el golpe de
estado promovido por una Junta
Militar, que tomó el poder el 24 de
noviembre de 1948 y que condujo a
un decenio de dictadura militar de Pérez
Jiménez.
Como ya hemos mencionado, los
canarios tuvieron grandes dificultades para emigrar ante el no reconocimiento de Venezuela por parte del
régimen franquista y por la prohibición de la libre emigración legal,
que fue absoluta entre los años 1938
a 1946, por lo que durante ese lapso
de tiempo se dará inicio a la emigración ilegal de buques como el “Emilio”.
En el marco del gobierno de Pérez
Jiménez será donde finalmente se reconocerá al régimen del gobierno español, en un momento en el cual nos encontraremos cómo “los viajes clandestinos que hasta entonces habían sido
bien recibidos en Venezuela son decla-
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rados ilegales y los recién llegados conducidos a los establecimientos penitenciarios de Guasina o La Orchila, mientras que las tripulaciones eran repatriadas
hacia España o confinadas durante varios
meses en las penitenciarias de El
Dorado”(23).
Emigración clandestina
El piloto no tenía,
ya que tanto fue su empeño,
del terreno más pequeño
datos de la Geografía,
carta de mar no traía
este joven navegante,
sin tener un comprobante
latitud en que se encontraba
porque el barco no llevaba
corredera ni sextante
(6º Décima. Manuel Navarro Rolo)
La emigración clandestina de Canarias a Venezuela durante el periodo
reciente ha provocado en los últimos
años un aumento notable de la producción bibliográfica, a la par que han
ido apareciendo toda una serie de documentos oficiales que han permitido
estudiar en mayor profundidad tal fenómeno. Pero de especial utilidad para
comprender tal proceso ha sido acudir a la historia oral. De esta forma, nos
podemos encontrar con que las obras
que han estudiado el tema de la
emigración clandestina se han orientado en general hacia Venezuela,
pues la espectacularidad y el sufrimiento
que pasaron muchos canarios durante
las travesías de la emigración clandestina
no ha permanecido inadvertido para
aquellos estudiosos que se han acercado al tema.
“La emigración clandestina de la provincia de Santa Cruz de Tenerife a Venezuela en los años 40 y 50. La aventura
de los barcos fantasma” (1988) constituye la memoria de licenciatura de
Néstor Rodríguez Martín, y es una primera aproximación al estudio de la emigración clandestina para la provincia
de Santa Cruz de Tenerife, recurriendo principalmente para su estudio a las fuentes orales y estableciendo
las causas y desarrollo de los viajes,
así como las consecuencias de los mismos a su llegada a Venezuela, explicando el contexto en el cual estos se
produjeron.
Otra de las obras a destacar para el
estudio de este proceso fue realizada
por José Ferrera Jiménez bajo el
título de “Historia de la emigración clandestina a Venezuela” (1989), donde se
expone un amplio estudio de los barcos que emigraron de forma clandestina
al país venezolano, así como toda una
serie de documentos que son muy útiles para comprender mejor el contexto
en el que estos se produjeron. Javier
Díaz Sicilia es el autor de “Al Suroeste
la libertad (inmigración clandestina de
las Islas Canarias a América Latina (19481955)”, cuyo título refleja a la perfección lo que los canarios buscaban al
otro lado del Atlántico, es decir, la libertad. Constituye una de las obras
principales para el estudio del tema,
elaborada por este palmero que emigró a Venezuela. Díaz Sicilia recurre
a una gran cantidad de testimonios de
emigrantes, estudiando en gran profundidad los motivos que llevaron a
estas personas a emigrar y cómo se desarrollaron sus vidas tras llegar al país
en el que habían depositado tantas esperanzas.
Inmaculada Martínez Gálvez y Valentín Medina Rodríguez han realizado
unas pautas generales en torno a la emigración clandestina. Ambos autores
también realizaron una recopilación
de fuentes en torno a los viajes clandestinos a Venezuela durante los
años de 1948 hasta 1950, bajo el
título de “Fuentes documentales
para el estudio de la emigración clandestina canaria a América Latina”.
Al Coloquio de Historia CanarioAmericana también se han presentado
toda una serie de estudios, donde podríamos destacar el I Coloquio, en el
cual se expuso el trabajo realizado por
Joaquín Blanco Montesdeoca “Emigraciones frustradas: Gran CanariaVenezuela (1948-1950)”; o el IX Coloquio (1990), donde tenemos la participación de María José Fernández Morales con su trabajo “Emigración clandestina de Gran Canaria a Venezuela,
1900/1960”, así como el estudio del
sociólogo venezolano Miguel Ángel Hernández Arvelo, también presentado
al IX Coloquio bajo el título de “La inmigración canaria clandestina a Venezuela
(1948-1952)”.
“La diáspora. La emigración del canario, y su influencia en los procesos socioculturales de Venezuela” es una obra
del emigrante herreño establecido en
Venezuela Juan Morales González. En
la mencionada obra se dedican algunas páginas al tema de la emigración
ilegal entre 1948 a 1951, así como al
testimonio que ofrecen diversos emigrantes sobre su experiencia y visión
de lo que constituyó la emigración ilegal.
La primera imagen que tenemos
cuando hacemos referencia a la emigración clandestina a Venezuela en la
época contemporánea se viene a
situar en torno a la azarosa aventura
del moto-velero “Telémaco”, con sus
Las condiciones de
los viajes, que podían
durar entre 20 y 60
días, eran penosas.
171 viajeros, del cual se han escrito varios
libros que han reflejado la difícil travesía del mismo. Las décimas de Navarro Rolo han dejado un testimonio
impresionante sobre tal acontecimiento. En torno al “Telémaco” y de
lo que se ha escrito sobre el viaje, las
condiciones, etc. nos podemos encontrar: “El Telémaco. El último viaje”
(2007) de Ángel Suárez Padilla (24) y
“Así se hicieron a la mar (El Telémaco)”,
de José Marrero Castro, Ricardo García Luis y Lorenzo Croissier.
El realejero Gonzalo Morales Hernández nos dejó su experiencia a través de su obra “Fugados en veleros.
Historia de “La Elvira”. En torno al estudio de la emigración clandestina desde
otras islas contamos con la obra de
Venancio Acosta Padrón, quien en su
obra “Emigración clandestina de El Hierro a Venezuela” también recoge las
causas y desarrollo de los viajes clandestinos que de desarrollaron hasta
Venezuela desde la isla del meridiano,
analizando los barcos que abandonaron
la isla. Ramón Barbuzano Morales también escribió una obra titulada “Un
velero llamado “El Saturnino”. Ricardo
García Luis. “Estrella Polar”: un viaje
clandestino de Canarias-Venezuela
1948” también constituye otra referencia al respecto. Para La Palma contamos con el estudio de Nestor José
Lorenzo “Emigración clandestina de
La Palma a Venezuela”. Curiosa resulta
la obra de José Ana San Blas Lorenzo
“Diario de un emigrante clandestino”, en la cual deja por escrito a modo
de diario su viaje a Venezuela.
Tras el repaso bibliográfico en torno a lo que se ha escrito acerca de la
emigración clandestina por parte de
los canarios, procedemos a abordar el
contexto en el cual estos viajes se produjeron y las causas y consecuencias
que tuvieron. De esta forma partimos
de que en 1948, tras el golpe de estado
de Delgado Chalbaud es depuesto el
presidente Rómulo Gallegos y empieza
una nueva etapa de emigración ilegal,
así como de persecución y castigo a
aquellos que se atrevieron a llegar al
país.
Los acontecimientos generados
desde 1948 en adelante, partiendo como ya hemos mencionado, de la
Guerra Civil Española (1936-1939) y de
la Segunda Guerra Mundial (1939-1945),
trajeron consigo una etapa muy dura
en la que las difíciles circunstancias
económicas de la autarquía obligaron
al estraperlo a muchos para poder sobrevivir. En ellas la masa del pueblo
canario sufrió el racionamiento. Canarias sufría, además, altas tasas de analfabetismo, así como una presencia muy
marcada del caciquismo, a lo que se
une la lejanía de la metrópoli. Toda
una serie de elementos que unidos provocaran a una parte importante de la
población a la necesidad de buscar alimentos para poder sobrevivir, donde
se repetirá de nuevo un fenómeno histórico conocido para el canario y al que
parecen condenadospadres e hijos: la
emigración.
Las difíciles circunstancias en las Islas
y ante lo que se vislumbraba como un
próspero país a través de las noticias
que llegaban, eran alicientes más
que suficientes para emigrar, pues “la
supuesta bonanza financiera de que
hablaban muchos canario residenciados en Venezuela y que había llegado
a oídos de otras personas en las Islas
jugó el papel de factor de atracción” (25).
A las dificultades para emigrar por
las difíciles relaciones que mantenían
España y Venezuela, hemos de sumar
el alto coste del pasaje, unas “6.000
pesetas, cantidad similar a la del
legal; pero con la dificultad de que el
arreglo de los papeles representaba una
suma considerable, sobre las 6.000”(26).
Una fortuna significaban esas miles
de pesetas si tenemos presente que
“un pobre jornalero ganaba de 11 a 15
pesetas diarias” (27).
Durante una primera etapa saldrían presos políticos, a los que se vendrían a unir otros motivos, donde Javier
Díaz Sicilia identifica además de los
problemas políticos, asuntos económicos, además de aquellos que huyen
del servicio militar y los que marcharon
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domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA
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por problemas familiares.
La picaresca siempre ha estado
presente, pero esta se acentúa en tiempos difíciles, en los que se puede apreciar cómo hubo quien se enriqueció
en ese contexto, pues para poder emigrar de forma legal se llegaron a conformar mafias que se aprovecharon de
las personas que pretendían huir en
busca de una mejor situación. Así tenemos que una vez visto que “las primeras experiencias de estos viajes en
veleros dieron resultado, no tardaron
en aparecer los mercaderes de la miseria, que preparaban todo y ofrecían poco
menos que un viaje de turismo a los desesperados y atormentados dispuestos a
cualquier sacrificio” (28).
A todo lo anteriormente expuesto
debemos añadir que al gobierno español le interesaba no atender o tomar medidas serias al respecto, pues
con ello se podía dar una válvula de
escape a la crítica situación de la economía canaria.
Con la salida del día 6 de diciembre de 1937 se dará inicio a los viajes clandestinos, cuya primera aventura vendría a estar protagonizada
por “El Paulino”, “una falúa de unos
14 metros de eslora por 5 de manga,
enteramente de madera, dotado de
motor y vela, dedicada al transporte
entre puertos palmeros y entre las islas
de La Palma y Tenerife”.(29) Una primera experiencia que no culminó en
éxito, pues cuando se dirigía a Dakar
con el fin de obtener combustible fue
capturada. Fue el pionero de toda una
larga lista de nombres como el
“San Miguel”, “Arlequín”, la “Carlota”,
el “Saturnino”, el “Telémaco”, etc.
Espectaculares serán las travesías de
aquellos barcos que masivamente partieron hacia Venezuela, donde tenemos al “Arroyo” con 315 pasajeros, “El
Nuevo Teide”, con 287 pasajeros, y
la “Carlota” con 228.
Durante los años treinta, junto al
ya mencionado “Paulino”, sólo se contabilizara la salida del “Maruchi”, el
21 de noviembre de 1939, desde el
puerto de Las Palmas. La emigración
clandestina se desarrollará a lo largo
de los años 40, concretamente a partir de 1946, coincidiendo con las razones que ya hemos expuesto. Con todo,
tenemos que el fenómeno generó “una
corriente continua en los años 1948
hasta 1950, para luego ser sustituido
por la emigración económica de carácter legal”(30).
Tenemos números de los veleros
y personas que aproximadamente du-
teriores estudios en los cuales se ha
unido la utilización de fuentes periodísticas, se ha podido contabilizar para
el periodo de 1937 a 1960 unos 120
veleros, donde, de nuevo con informaciones periodísticas, se ha podido
confirmar que el mayor número de
salidas clandestinas se registró entre
1948 y 1951(32).
Con el panorama que hemos observado, si pudiéramos hacer un perfil
de aquellas personas que emigraron
las condiciones del mar y del barco.
Eran personas que en su mayoría emigraban por razones de carácter económico, predominando el estado
civil de soltero, con una edad para trabajar, entre los 25 y 35 años, aunque
también hubo personas de otras
franjas de edad, superando algunos,
incluso, los 50 años. La mayoría, si
emigraba por motivos económicos,
era por las dificultades que tenían para
su subsistencia en el campo, pues la
clandestinamente, nos encontraríamos principalmente con la presencia de hombres que representan la gran
mayoría de aquellos que salen, fundamentalmente, de las islas de Tenerife y La Palma a bordo de barcos comprados, siendo la mayoría de las embarcaciones de motor y vela, con duraciones que solían rondar los 20, 30,
40, 50 o 60 días, aunque algunos, como
el “Saturnino” llegarían a invertir hasta
82 días de travesía, dependiendo de
mayoría de los que marchaban hacia
Venezuela eran además agricultores(33).
El barco que por excelencia es conocido durante esta etapa es el
“Telémaco”, el cual ha sido sobre el
que más se ha escrito y que mejor se
ha podido conocer, pues tenemos incluso testimonios directo del viaje,
como se puede observar en las 50 décimas escritas por uno de sus pasajeros, Manuel Navarro Rolo, quien a tra-
Otra de las pocas
imágenes que se
conservan del
“Telémaco”
rante estos años pudieron emigrar de
forma clandestina. Así, según Javier
Díaz Sicilia, durante esos años partieron de las Canarias 62 veleros que
transportaron a 4.000 personas entre
pasajeros y tripulantes. José Ferrera
Jiménez da una cifra para la totalidad de la época de la emigración clandestina que rondaría entre las 6.500
y las 8.000 personas(31). Ferrera
Jiménez contabiliza 66 veleros. A eso
debemos añadir que, a partir de pos-
NOTAS
(1) MEDINA RODRÍGUEZ, Valentín; MARTIÁNEZ
(10) TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila. El
Y GÁLVEZ, Inmaculada. Emigración canaria del siglo
proceso de la Inmigración en Venezuela, p. 217. Esta
XX: algunos apuntes para su estudio, p.13.
obra será utilizada en diversas ocasiones a lo largo
migración canaria, 1500-1980, p. 175.
(19) MORÓN, Guillermo. Breve historia contemporánea de Venezuela, p. 268.
(2) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Los
de este artículo, pues constituye uno de los pocos
(20) HERNÁNDEZ ARVELO, Miguel Ángel. “La
canarios en la Cuba contemporánea. Semblanzas
estudios que, desde el siglo XVI hasta los años ochenta
emigración canaria clandestina a Venezuela y las
de identidad y cultura, p. 157.
del siglo XX, estudian el proceso inmigratorio vene-
relaciones diplomáticas entre España y Venezuela
zolano a través de una unicidad interpretativa.
(1948-1952)”, p. 813.
(3) NARANJO OROVIO, Consuelo. Las migraciones
de España a Iberoamérica desde la independencia. p. 59.
(4) ÓSCAR TELLERÍA, Luis. La experiencia
migratoria venezolana. Presente y porvenir de la
colonización, p, 49.
(5) BETANCOURT, Rómulo. El petróleo de
Venezuela, 1976, 2º edición, p. 13
(6) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. La emigración canaria a Venezuela, p. 194-195.
(7) CIPRIANO RODRÍGUEZ, Luis. Gómez: Agricultura, petróleo y dependencia. Caracas, p. 26,
1983.
(8) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit
(2007), p. 194-195.
(9) MARGOLIES, Luise. “Dictaduras y política
migratoria. El caso de Venezuela en la década de
los cincuenta”, p. 391.
(11) GARCÍA GÓMEZ, María Teresa. “La emigración
canaria y su aporte al proceso democrático de Venezuela”, p. 376.
(12) MARGOLIES DE GASPARINI, Luise. “Canarias-Venezuela-Canarias” (1993), p. 276.
(13) MARGOLIES DE GASPARINI, Luise. Op. Cit
(1993), p. 279.
(14) TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila. Op.
Cit, p. 234.
(15) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit
(2007), p. 200.
(21) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. cit
(2007), p. 202.
que él por su parte, a través de los documentos
consultados, llegó a encontrar solamente 96
pasajeros que partieron de la isla de Lanzarote.
(25) HERNÁNDEZ ARVELO, Miguel Ángel. Coloquio…p, 634.
(26) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel, Op.
Cit (1995), p. 136.
(27) DÍAZ SICILIA, Javier. Al Suroeste, la libertad, p. 83.
(22) HERNÁNDEZ ARVELO, Miguel Ángel. “El
(28) MORALES GONZÁLEZ, Juan. La Diáspora.
proceso de la inmigración española en Venezuela
La emigración del canario y su influencia en los
(1939-1980)”, p. 100.
procesos socioculturales de Venezuela, p. 115.
(23) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit
(2007), p. 204-205.
(29) RODRÍGUEZ MARTÍN, Néstor. Op. Cit.
(30) GONZÁLEZ ANTÓN, Javier, “Fuentes heme-
(24) Ángel Suárez Padilla expone las dificulta-
rográficas para el conocimiento de la emigración
des en torno a poder realmente conocer la reali-
clandestina en velero de Canarias a Venezuela a
dad de los barcos que salieron clandestinamente
mediados del siglo XX”, p. 295.
de Canarias hacia Venezuela. Nos viene a indicar
(31) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit
(1995), p. 138.
(16) PERAZZO, Nicolás. Historia de la Inmigra-
los problemas de acceso a los documentos que pro-
ción en Venezuela. 1850-1900 y documentos
vienen de organismos oficiales, señalando como
anexos. Tomo II, p. 169.
algo que repercute en la investigación final, pues
(33) RODRÍGUEZ MARTÍN, Néstor. La emigra-
expone como ejemplo el caso del motovelero
ción clandestina de la provincia de Santa Cruz de
“Arroyo”, donde el investigador José Ferrera
Tenerife a Venezuela en los años 40 y 50. La aven-
Jiménez llegó a identificar 315 pasajeros, mientras
tura de los barcos fantasma, p. 142-147.
(17) BRITO GONZÁLEZ, Oswaldo. “Dinámica de
la economía canaria contemporánea”.
(18) MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio M. La
(32) GONZÁLEZ ANTÓN, Javier, Op. Cit., p. 299.
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EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014
TURISMO
El padre del
movimiento
fetasiano
Isaac de Vega (Granadilla de
Abona, Tenerife, 1920 - Santa Cruz
de Tenerife, 3 de febrero de 2014) estudió Magisterio en la Universidad
de La Laguna y ejerció como docente
en Tenerife, La Gomera y El Hierro.
Si bien fijó su residencia en La Laguna, vivió su infancia en Igueste
de San Andrés, donde su madre,
maestra de profesión, como su padre, daba clases y cuya vivienda heredó.
Al igual que muchos escritores de
la posguerra en Canarias, inició su
extensa carrera literaria colaborando
en diversas publicaciones isleñas, como Gaceta Semanal de las Artes, del
diario tinerfeño La Tarde, y en las
revistas Fablas y Liminar.
Obtuvo el Premio Canarias de Literatura en 1988 junto con su colega de generación Rafael Arozarena.
Asimismo, fue miembro de la Academia Canaria de la Lengua desde
el año 2000.
Formó parte del grupo fetasiano,
fundado en la década de los 50 junto con otros escritores canarios, como Rafael Arozarena (1923-2009), Antonio Bermejo (1926-1987) o José Antonio Padrón (1932-1993).
Siempre destaco la singularidad
de la narrativa de Isaac de Vega, ya
desde su primer cuento, publicado
en 1950, y desde la famosa novela
“Fetasa”, de 1957.
Académico canario de la lengua,
De Vega era un hombre sencillo y humilde, alejado del ruido mediático,
de fuerte influencia en una generación
de autores, como un clásico en vida. En ocasiones parecía un Salinger clandestino, pero era un ser adorado en su tribu de fans y contertulios.
Hijo del sur, y afincado en su “Macondo” de Igueste, cuidó el estilo como un asunto de salud, parco y comedido. Era un hombre de pocas palabras.
Contrario a la literatura comprometida, realista y social, y decidido a
no seguir las modas en las letras de
sus tiempos, su producción narrativa está integrada por títulos existencialistas como “Fetasa” (1957), “Antes del amanecer” (1965), “Parhelios”
(1977), “Pulsatila” (1988), “Tassili”
(1992), finalista del Premio Nadal,
“Carpanel” (1996) y “El cafetín”
(2002).
Asimismo, en lo que a relatos cortos respecta, destacan sus colecciones
“Cuatro relatos” (1968), “Conjuro en
Ijuana” (1981), “Siemprevivas”
(1983), “Siete cuentos” (1994),
“Cuando tenemos que huir y otras
historias” (1997) y “Gehena y otras
historias” (1998).
Isaac de Vega
(acuarela y gouache sobre papel de 70 cmx50 cm)
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domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA
CLAVES DEL CAMINO
EXPEDICIÓN ATLANTIS
La Travesía Osa Menor navegó en
noviembre pasado entre islas
Texto: José Gregorio González
“Q
ue el hombre
sepa que el
hombre puede”.
Esa fue la rotunda y cristalina expresión que salió de labios de
Alfredo Barragán al lograr su objetivo
de cruzar el Atlántico de la forma más
rudimentaria posible: con una balsa
de troncos, sin motor ni timón. Aquella epopeya, que pasaría a la historia
como la Expedición Atlantis, fue,
además de una demostración de la capacidad de superación del ser humano,
un experimento científico que buscaba
demostrar que este tipo de viajes se
pudieron dar hace miles de años, posibilitando el contacto transoceánico.
Barragán, abogado de profesión, logró
contagiar su entusiasmo a otros cuatro compatriotas argentinos, su colega
de profesión Jorge Manuel Iriberri, el
cámara Félix Arrieta, el ingeniero agrónomo Daniel Sánchez y el comerciante
Oscar Horacio Giaccaglia.
Tras unos preparativos no exentos
de dificultades que se prolongaron por
espacio de cuatro años, se lanzaron
al océano el 22 de mayo de 1984 desde
el puerto de la ciudad de Santa Cruz
de Tenerife, alcanzando la costa venezolana de La Guaira el 12 de julio.
Tenerife no sólo fue el punto de partida, sino que al final se convertiría en
una pieza clave a través de la figura
de Melchor Alonso, por entonces vicepresidente del Centro de Iniciativas
Turísticas de Tenerife y hoy miembro
de honor del citado organismo. Su papel
cómo facilitador y solventador de problemas fue tan importante que Barragán y su equipo no dudaban en referirse a él como el “sexto tripulante”
de la balsa. Tal y como el propio Alonso
nos ha comentado en varias ocasiones, “la determinación de aquellos hombres era absoluta. Tenía una hipótesis científica sobre contactos marítimos en el pasado y se lanzaron a la mar
para demostrarla”. El “sexto tripulante”
es, además, el autor de una escultura
homenaje ubicada frente al barrio de
María Jiménez.
La Expedición Atlantis dejó atrás 52
días de dura travesía en una balsa de
13,6 metros de largo por 5,8 metros de
ancho, que según lo previsto se deslizó de uno a otro extremo oceánico
gracias a las corrientes marinas y al
eventual impulso hacia el oeste de los
vientos alisios. Un viento que hacía
ondear y visualizar desde la distancia la vela cuadrada decorada en Canarias con un explícito motivo solar
El próximo jueves, 22 de mayo, se cumplirán 30 años de una singular epopeya, una experiencia a
medio camino entre la investigación científica y el deporte de aventura. Emulando a las pioneras
travesías transatlánticas del mítico Thor Heyerdahl, cinco argentinos se lanzaron al océano en
1984 con el objetivo de demostrar que un contacto entre África y América era técnicamente factible hace 3.500 años. Ese fue el objetivo de la Expedición Atlantis, que unió las costas de Canarias
y de Venezuela por medio de una rudimentaria balsa de troncos. La pregunta que dejaron en el
aire fue sí los olmecas, o alguna cultura relacionada con ellos, lo pudieron haber hecho antes.
y una cruz de los vientos. La Expedición Atlantis, que se hizo a la mar
por iniciativa del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación de la ciudad argentina de
Dolores, lo hizo sin patrocinios y prácticamente sin apoyo logístico, logrando salvar más de 5.000 kilómetros de océano con una embarcación
que estaba al alcance de las culturas
africanas de hace 35 siglos.
La gesta de Barragán y su equipo
aspiraba a demostrar, y así lo hizo, que
se podía viajar desde África hasta
América en un barco rudimentario
transportado por la corriente marina
norecuatorial. Su hipótesis era que ese
viaje se había producido casi con toda
La balsa de la
Expedicion Atlantis
Tripulación de la
Expedición Atlantis
seguridad de forma accidental miles
de años atrás, posibilitando la arribada
de poblaciones africanas al Nuevo
Mundo cuya impronta se podía rastrear en diferentes manifestaciones y
vestigios arqueológicos. Tiempo atrás,
el promotor de la expedición se había
sentido fascinado por las grandes cabezas olmecas y sus rasgos negroides.
Lejos de pensar que aquello podía ser
casual, se prometió demostrar que el
contacto pudo existir, lo que le llevó
a estudiar las culturas precolombinas
y las norteafricanas analizando sus
métodos de navegación. La embarcación, construida con nueve troncos de
madera balsa localizados en Ecuador
y unidos mediante cuerdas vegetales,
reproducía modelos viables hace
3.500 años en la costa atlántica africana, de uso para el transporte de ganado y alimentos en países como Guinea y Senegal. ¿Pudo, en un remoto
pasado, una o varias embarcaciones
africanas desviarse de su itinerario
costero y accidentalmente colarse
en las corrientes marinas alcanzando
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EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014
CLAVES DEL CAMINO
con ayuda del viento el Golfo de México? ¿Es posible que las “fotografías”
de los protagonistas de ese accidente
sean la quincena de colosales cabezas
olmecas de más de 25 toneladas de peso de media conservadas en los estados de Veracruz y Tabasco? Para Alfredo Barragán la hipótesis era
plausible, aunque impensable para los
historiadores y especialistas del Museo Nacional de Antropología e Historia de Méjico. El éxito de la travesía vino acompañado también de
reflexiones en el ámbito académico
sobre la viabilidad de esos viajes y la
luz que aportaban sobre ciertos paralelismos culturales, algo a lo que contribuyó sin duda la película que se rodó de la travesía, “Expedición
Atlantis”, la producción argentina
más vista de 1988.
A la balsa Atlantis se la dotó de una
pequeña choza de bambú que sirvió
de tímido refugio a los aventureros,
especialmente durante dos duras
tormentas. El contacto con el resto del
mundo en esos 52 días se mantenía
puntualmente a través de una emisora, mientras miles de radioaficionados se encargaban de amplificar y
difundir las novedades que se iban
produciendo. En unos días se cumplen 30 años de la salida de aquella
singular aventura que una vez más,
como gustaba decir Heyerdahl, demostraba que el mar, lejos de separar,
une a las culturas.
Travesía Osa Menor en Canarias
Y seguimos hablando de osadas travesías marítimas a medio camino entre la aventura y la ciencia. La posibilidad de que las poblaciones nativas
de Canarias navegasen es algo que
continúa generando duros debates.
Algunas fuentes escritas y la lógica
apuntan a esa posibilidad, aunque no
haya aparecido hasta la fecha ningún
vestigio lo suficientemente sólido y
rotundo como para hacer dudar a quienes combaten esa posibilidad. Oficialmente, los guanches no conocían la
navegación en el momento en el que
entran en contacto con los europeos,
y si en algún momento anterior la dominaron, por desuso la terminaron olvidando. Esa realidad es compatible
con el modelo dominante sobre el poblamiento de Canarias defendido de
forma rotunda por prehistoriadotes
como Juan José Jiménez Delgado, un
poblamiento fruto del transporte masivo de grupos humanos desde el continente africano por parte de los romanos en el contexto de una estrategia
a medio camino entre la colonización
planificada y la deportación de tribus
hostiles. A pesar de este escenario general es de suponer que no se descarta
Las cabezas
olmecas con rasgos
negroides
del todo la arribada puntual de algún
grupo humano por sus propios medios
a alguna de las islas, pero sería algo
muy concreto y limitado. Sin embargo,
como hemos indicado, no todo el
mundo lo tiene tan claro, aunque desde los espacios académicos se guarde
un prudencial silencio sobre el particular. Además de las fuentes escritas
y de una “lógica” que puede estar
errada, se acude a la tradición oral, a
la toponimia y a cierto número de grabados rupestres como pruebas adicionales de que esa navegación nativa era
una realidad. Incluso a lo largo de las
últimas décadas no han faltado propuestas encaminadas a reproducir las
supuestas embarcaciones de las que
pudieron disponer los guanches y
echarse a la mar para demostrar que
eran viables para la navegación. Sin
embargo, hasta donde nuestra ignorancia alcanza, sólo conocemos un
proyecto que realmente se haya llevado a cabo, la llamada Travesía Osa
Menor. Promovida por Sergio Navío
Vasseur, la expedición utilizó una
balsa de troncos de madera samba y
listones de pino, siendo dotada con
una vela. Logró navegar desde Lanzarote a Tenerife a finales del pasado
mes de noviembre, seis días de travesía que, a juicio de su promotor, demostraron que era posible navegar con
métodos rudimentarios al alcance de
los guanches entre islas. El mal tiempo
que reinó en los últimos días y que terminó en un fuerte temporal impidió
a los seis hombres que formaban la tripulación de esta balsa de 12 metros de
largo por 5,5 de ancho alcanzar la costa
de La Palma, como inicialmente estaba
previsto.
Es evidente que utilizaron en su
balsa materiales diferentes a los que
podían estar al alcance de las poblaciones aborígenes de las islas, pero en su
defensa los promotores de esta experiencia sostienen que existían equivalentes a los mismos en el archipiélago
que hoy no pueden ser usados, como
las maderas de drago o tabaiba. En
cuanto a la vela, que en las fuentes escritas antiguas se describe como de
palma, fue sustituida, por desconocerse el arte de su confección, por una
de algodón, recibiendo su nombre del
grupo de estrellas que en opinión de
Sergio Navío pudo servir a los antiguos
para orientarse en el mar.
A nadie se le escapa que esta meritoria aventura no resuelve ni de lejos
el debate, pero tampoco parece de recibo que nuestra comunidad científica
se comporte, como ha ocurrido, como
si esa embarcación de troncos no hubiese existido y navegado perfectamente entre las aguas interiores de las
islas.
El Dr. Padrón y los gigantes de Gáldar
El pasado 25 de abril fallecía en Las Palmas de Gran Canaria uno de los testigos ovni más relevantes de la ufología española del último medio siglo, el médico Francisco
Julio Padrón León. El Dr. Padrón se convirtió en el testigo más referenciado de todos los que observaron en la noche del 22 de junio de 1976 un conjunto de extraños fenómenos aéreos luminosos por diferentes puntos del archipiélago, incluyendo al personal de la corbeta militar “Atrevida”. Padrón tenía consulta en el municipio de Santa María de Guía, pero fue requerido por Dámaso Mendoza, un
vecino del núcleo rural de Piso Firme, en el pueblo de Gáldar, para que atendiera a domicilio a su madre enferma.
El taxi que los trasladaba de la consulta al domicilio lo conducía Francisco Estévez, quien, junto al Dr. Padrón, contempla a escasos metros del punto de destino una esfera de un tenue azul eléctrico con dos humanoides en su
interior, ataviados con algún tipo de mono ajustado de color rojo, colocados uno frente al otro y con escafandras
en la cabeza. Daba la impresión de que manipulaban una
especie de consolas, aunque la presencia y paso del vehículo no interfirió ni modificó su comportamiento. Poco
después, desde el domicilio de la enferma, Padrón vería
cómo aquel extraño aparato aumentaba su volumen, se
elevaba y a gran velocidad de alejaba rumbo a Tenerife.
En la zona otros vecinos observaron extrañas luces, algunas
de ellas muy cercanas, pero
solo Padrón y Estévez hablaron claramente de humanoides. Mendoza, refugiado
y atemorizado en la parte trasera del coche, no alcanzó a
ver más que las luces, aunque fue partícipe de la impactante conversación que
durante la observación mantuvieron el médico y el taxista.
Hoy por hoy, todavía se discute la naturaleza de lo ocurrido aquella noche, de manera que frente a los que sostienen que se trató de un único fenómeno, lo suficientemente grande y distante co- Francisco Julio Padrón
mo para ser observado de forma simultánea desde diferentes puntos de Canarias, se
encuentran quienes defienden que se trató de una noche
en la que confluyeron múltiples casos interconectados.
Sea como fuere, el caso es que poco después, con el incidente de los gigantes de Gáldar en la prensa y según el
testimonio de Padrón, el juez informador Antonio Munaíz
le entrevistó y en una segunda visita en su propio municipio
le invitó a guardar silencio, amenazándole con tacharlo de loco sí persistía en su empeño de
continuar hablando de humanoides.
La franqueza que caracterizaba al médico canario le llevó siempre a cuestionar si
aquella amenaza había sido un
impulso personal del militar o
por el contrario una directriz
oficial. Padrón tendría encuentros posteriores con el fenómeno ovni, e incluso experimentaría una agudización de
su sensibilidad y capacidad para el diagnóstico médico que parecía estar relacionada con aquella primera experiencia.
Aunque no lo tuvo fácil, siempre mantuvo su testimonio,
mientras que a nivel humano y profesional contó hasta
el final de sus días con el respeto y aprecio de un pueblo
que nunca olvidará que atendía gratuitamente a cuantos
podían necesitarlo.
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domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA
www.eldia.es/laprensa
Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 928
PULSERAS QUE ENSEÑAN:
lección magistral
L
as pulseras de goma hechas
con elásticos “rainbow
loom” están siendo el mayor
fenómeno, no sólo en el ámbito de la juguetería, sino
también en las escuelas, las familias
y, por ende, en educación. Frente a las
cifras de fracaso escolar y porcentajes
en los resultados de la segunda evaluación, frente al cansancio y desmotivación de la recta final del curso, los
niños y niñas nos muestran la manera
en que quieren y desean aprender. ¿Cómo?: sintiendo, haciendo, cooperando, intercambiando, riendo, estando
guapos y guapas, teniendo color en sus
manos, agrupándose como necesitan,
según su aprendizaje y sabiduría.
Los niños y las niñas nos recuerdan
quiénes son y cómo se posicionan en
la vida, auténticos, tomando lo que viene, aprendiendo cada segundo. Y nosotros, profesionales de la educación, ¿cómo nos posicionamos ante lo
que nos muestran?, ¿aprovechamos las
oportunidades?, ¿recogemos el testigo
cuando nos dicen “un ratito más de hacer pulseras, profe”?, ¿se nos enciende
la bombilla de la creatividad?
Recuerdo que estamos en un espacio competencial (LOE 2/2006 y Lomce
8/2013), donde los aprendizajes suceden en situaciones creadas por el profesorado para lograr los objetivos, donde
la magnificación de los contenidos ha
dado paso a la importancia ponderada
de cada uno de los elementos del currículo. (Los contenidos son eso, uno de
los elementos del currículo, no el todo).
En pleno siglo XXI vamos conociendo
cada día más sobre las inteligencias
(“Teoría de las inteligencias múltiples”,
H. Gadner); que no hay sólo una inteligencia, sino muchas (ocho); que las
que tenemos como fortalezas son la
puerta de entrada a nuestro aprendizaje; que necesitamos que la información
se nos presente por distintas vías, porque no somos todos iguales; que hay
personas que aprenden más a través
de las relaciones; que otras son más
solitarias y se hacen preguntas para dentro... Si queremos disminuir las desigualdades educativas y sociales, tenemos que partir de las diferencias para
aprender.
La atención plena
Desde la neurociencia vamos sabiendo
más sobre la manera de desarrollarnos
a través de las relaciones. En la Neurobiología Interpersonal, de Dan Siegel, este autor pone el foco de su teoría en los procesos de atención y en cómo
éstos nos ayudan en los procesos de
integración de la experiencia. Uno de
Textos: Eligia Rodríguez Rivero. Col. T-1721.
(Especializada en Conflictología y Facilitadora de Configuraciones Sistémicas)
mos?, ¿los escuchamos?, ¿aceptamos
que nos interpelen (con educación, desde luego)?, ¿entramos en conflicto de
poder, intergeneracional o de género?
Mirar a los niños urge. Mirar a los niños
en su dignidad y derecho a ser educados
desde lo que son. Es necesario y por
eso describo lo que he visto en este juego: niños y niñas colaboradores haciendo
pulseras, vendiendo y comprando
(sumando, restando, multiplicando, dividiendo) y ayudándose y explicándose
(dándose indicaciones, detallando
los pasos a seguir, resolviendo conflictos,
prestándose material o vendiéndose
material, escribiendo pedidos, gastos
o ingresos en sus libretas); buscando
en internet vídeos donde se explican
nuevas técnicas (complicadísimas,
por cierto); alumnado de 4º, 5º y 6º
de Primaria enseñando a otros más pequeños, alumnado de todas las edades relacionándose con padres y madres de forma educada y correcta para
proponerle la venta de sus productos.
¡Qué entusiasmo colectivo, qué fuerza
emotiva de nuestros niños, qué alegría
en esos ojos!
los descubrimientos más importantes
de las neurociencias es que las conexiones cerebrales se modifican con la
experiencia. Esto quiere decir que cada
vez que aprendemos algo nuevo y lo
practicamos repetidamente se forman
nuevas conexiones entre nuestras
neuronas e, inclusive, podemos hacer
que partes de nuestra corteza cerebral
incrementen su grosor. Al realizar ciertas prácticas de atención focalizada o
atención plena es posible modificar la
estructura y tamaño de ciertas áreas
de nuestro cerebro, como la corteza cerebral prefrontal media.
Si observamos las cifras crecientes
de alumnos con dificultades de atención, diagnosticados o no, podemos
preguntarnos por la utilidad de introducir rutinas que trabajen la atención
plena (mindfulness) y la conciencia sobre
los procesos corporales en los niños y
niñas. Ya que siendo, conociendo, haciendo y relacionándonos en las aulas
y espacios escolares nos construimos
también como personas.
Los lugares eminentemente educa-
tivos necesitan variar los tiempos, los
horarios, los materiales, los agrupamientos… Precisamos trabajar desde
proyectos integrales donde las metodologías para aprender y convivir caminen de la mano, donde los procesos cognitivos (mentales) sean paralelos a los procesos del ser (corporales y emocionales), donde los docentes hagamos visible y nombremos pensamientos y emociones con naturalidad
y equilibrio para que los alumnos puedan conocerse y regular lo que les impide
muchas veces atender o estar calmados.
Urge mirar a los niños
A base de estar con alumnos que no
han tenido estructuras seguras en sus
cortas vidas, he aprendido la importancia de las rutinas para calmarnos,
para aprender a pensar, para “entrar
en nosotros” y para “estar con los otros”.
Para llegar y para irnos. Cuando hablamos de alumnos competentes hablamos de su participación directa en su
proceso de aprendizaje. Y ¿cómo lo hace-
¿Y si incorporamos las pulseras al
aula? ¿Qué pasaría si lleváramos esas
pulseras al aula; les diéramos un lugar en las Matemáticas? ¿Qué pasaría
si las incorporáramos a Inglés, Música,
Plástica y Educación Física? ¿Si planteáramos a los alumnos trabajos de investigación diversos, según el nivel? ¿Si
el análisis y comentarios de textos incorporara información sobre las pulseras
multicolores? ¿Si hiciéramos canciones y coreografías sobre colores, formas, partes de cuerpo, en inglés,
francés y castellano?
Contagiada por el entusiasmo de los
alumnos, imagino un tercer trimestre
trabajando por competencias, diseñando
situaciones de aprendizaje en base a
tres ejes: pulseras, Día del Libro y Día
de Canarias, junto a mis compañeros
docentes, en equipo, aprendiendo
constantemente en una escuela que está
viva, dejando a un lado la zona de confort que invadió nuestro lenguaje y minó
nuestras ganas.
Y es que el contravalor de la comodidad, a cualquier precio y como fin
último, no sólo ha afectado al alumnado. Aprender siempre requiere un plus,
no es deporte para espectadores. Implica movilizar la mente, el cuerpo, energías, recursos, poner medios para lograr los fines. Y esto siempre es transitar en zona incómoda, de incertidumbre, y no siempre gestionamos bien ese
espacio.
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