EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014 p1 30 AÑOS de la Expedición Atlantis. La aventura de demostrar que la navegación transoceánica era posible hace 3.500 años. 6/7 del domingo revista semanal de EL DÍA La emigración canaria a Venezuela durante el siglo XX DE LA DIÁSPORA AL RETORNO Texto: Javier Domingo Lima Estévez (graduado en Historia por la ULL) A los canarios que un día dejaron atrás sus Islas en busca de un futuro incierto. L a gran pregunta que se han hecho aquellos que han estudiado el fenómeno de la emigración, preferentemente, y en masa, hacia Venezuela durante el siglo XX en detrimento de Cuba es a qué se debe el cambio de destino. En general, se viene a señalar e incidir que Cuba, tras “las graves crisis sufridas por su exportación azucarera, motivadas por la Gran Depresión de 1929 y el conflicto mundial de 1939-45, unido a la dictadura de Batista y la revolución castrista, dejó de ser atractiva para el emigrante canario”(1). Cuba, hacia finales del siglo XIX, atravesó por una crítica situación, siendo necesario recordar la guerra que había sufrido entre 1868 y 1878, así como las propias movilizaciones que los canarios habían generado en la isla tras la “creación del ejército regular en las Islas en 1886 y los efectos generados del reclutamiento”(2). Tras la finalización de la guerra, la política de colonización, la búsqueda de población blanca para la isla, así como la demanda de mano de obra generada por el boom azucarero y tabaquero de las primeras décadas del siglo XX, habían sido factores que contribuyeron a aumentar la llegada de mano de obra para trabajar en la agricultura(3). Cipriano Castro (1899-1908) llegó al poder con la denominada “invasión de los sesenta”, recordando el nombre y el número de hombres que le acompañaron el primer día de su instauración en el poder. La dictadura de Cipriano Castro sería llamada Revolución Restauradora. Fue una persona que llegó al poder tras la invasión que realizó a través de la frontera del Táchira y su marcha hasta Caracas. Cipriano Castro es recordado, además, por restablecer las normas constitucionales, así como por ser el dictador que olvi- daba sus promesas. Fue un nacionalista, defensor de su patria, lo que en materia de inmigración europea se tradujo en una desviación de personas hacia otros puntos de América Latina. “La inmigración bajo el general Cipriano Castro sufrió un duro golpe pues la guerra civil encuentra nuevos promotores en Hernández Matos, Mendoza y Solagnie, que, con dos años escasos de duración, causó estragos tan importantes como “La Federal”, lo que, sumados a los anteriores, fueron un rudo golpe a la economía y las reservas humanas de Venezuela”. En ese contexto no se pudo poner en prácticas la ley del 94, ni se generó un clima de seguridad tan necesario para la llegada de inmigrantes(4). A Cipriano Castro le sustituye la dictadura de Juan Vicente Gómez (19061935), aprovechando las circunstancias que se generaron debido a que “Castro había salido a bordo del Guadalupe en solicitud del bisturí del cirujano Israel, en Berlín. Olvidó lo que llamó el dictador Juan Manuel Rosas “la ley de la patada histórica”(5). Gómez gobernaría bajo el lema de “paz, unión y trabajo”, donde fue un pilar fundamental de su gobierno el apoyo de los Estados Unidos de América con el fin de detener a los castristas. La emigración cae por lo general durante esta etapa, pero durante unos primeros momentos se intentaron tomar medidas favorables a su desarrollo. De esta forma tenemos que “el 8 de julio de 1912 se promulga una nueva ley de inmigración y colonización. En ella se dice que se crea una Junta Central de Inmigración compuesta de 15 miembros, debiendo pertenecer 8 de ellos a los gremios agrícolas, pecuarios, mercantil e industrial y 4, por lo menos, ser extranjeros. Se recomendaba a los agentes en el extranjero hacer propaganda a fin de interesar a las personas para que emigraran a Venezuela, pero sin hacer exageradas promesas que luego no podrían cumplirse”(6). Pretendió Gómez desarrollar un con- La famosa imagen del “Telémaco” y su pasaje. trol más directo de los asuntos relacionados con la agricultura. “Ante la crisis sufrida por este sector, el Estado orientó hacia él parte de sus recursos, no sólo con el fin de satisfacer necesidades inmediatas, sino también para estimular el inicio de la modernización venezolana en ese aspecto”.(7) Durante unos primeros momentos estuvo centrado en la repoblación del campo mediante la fundación de colonias. Se debía, además, entregar tierras a los pasa a la pág. siguiente® p2 domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA EN PORTADA campesinos, una medida que no se pudo llevar a la práctica, debido a que “la política de acaparamiento de tierras certificaba que su ideal era la sujeción campesina”(8). Se defendía en aquellos momentos la llegada de europeos a Venezuela frente a otros pueblos como los asiáticos. Estos planteamientos se basaban en el principio de que “los pueblos europeos poseían un nivel socioeconómico suficientemente alto para resolver las crisis inherentes a los países tropicales que Venezuela, como uno de ellos, experimentaba. El “progreso” y el “color blanco” eran sinónimos(9). Se caracterizó, en definitiva, Gómez por ser una persona desconfiada hacia la posible masa de emigrantes que podían llegar a Venezuela, sin ser capaz de generar una política de atracción a pesar de que, frente a Cuba, Venezuela era un país que estaba comenzando a despertar. La profesora Ermila Troconis de Veracoechea en cuanto a Gómez y su actitud ante los extranjeros indica: “El general Gómez era andino y, como buen andino era desconfiado. Esa desconfianza fue un factor fundamental de su permanencia en el poder durante 27 años. Y esa actitud aumentaba en la medida en que se refería a los extranjeros”(10). No se llegaron a desarrollar planes de inmigración propiamente dichos, ni el Estado tampoco influyó, como pudo haber hecho en épocas anteriores, para atraer inmigrantes hacia Venezuela. En 1935 muere Gómez después de 27 años de dictadura. Es el momento en el cual asumirá el poder el general Eleazar López Contreras. Surge entonces una nueva etapa en la que se podrán observar en Venezuela toda una serie de cambios que determinarán su historia posterior. Factores como “el boom petrolero, los deseos de modernización y la ambición económica son, al parecer, entre otras muchas razones, las causas que favorecen uno de los fenómenos sociales más importantes de su historia contemporánea: el crecimiento demográfico en los años siguientes a 1936”(11). El auge en la explotación petrolera y el incremento de la migración rural a los centros urbanos serán factores desencadenantes del desarrollo que poco a poco va logrando el país, donde el rancho del campo se traslada a la periferia de las ciudades. El petróleo pasará a ser a partir de entonces el elemento fundamental de atracción al país venezolano, convirtiéndose en un elemento decisivo en su economía. La riqueza de Venezuela y el cambio de gobierno coincidirán con la Guerra Civil Española. A raíz de ese conflicto serán muchos los canarios que emigren huyendo del nuevo régimen, que cerraba sus puertas a todo aquel que no fuera afín a los principios que propugnaba, donde tal hecho sería más serio tras el final de la contienda, pues las salidas por motivos políticos no tendrían sentido más allá de esas fechas. A diferencia del general Gómez, Elea- zar López Contreras llevó el país hacia una transición de la dictadura a la democracia. Era necesaria en aquellos momentos la migración al país, con el fin de tener una población suficientemente encargada de la producción agrícola. Será a partir de entonces cuando la inmigración tenga mejores oportunidades en Venezuela. “Para el año 1936, estaba claro que con una población inferior a 3,5 millones de habitantes, un desequilibrio demográfico provocado por el éxodo a las ciudades, así como un territorio de escasos asentamientos y una reducida tasa de crecimiento natural determinada por la alta mortalidad, Venezuela tendría que recurrir a la importación de inmigrantes para poder equipararse a los requerimientos del nuevo estado industrial”(12). Como requisitos para el que llegara al país venezolano se estableció que debían de ser individuos que se establecieran de forma definitiva en el país, donde una vez instalados debían fundar una familia e incorporarse a la población. A esto se añade la necesidad de tener una buena conducta y ser conocedor de algún oficio. De nuevo, basándose en el principio de llevar personas de la denominada como “raza caucásica”, se van llegando canarios, pues estos eran “descendientes de una raza conocida desde tiempos remotos por su naturaleza laboriosa que se avenía perfectamente a los requerimientos de Venezuela”(13). Sin embargo, para Eleazar López Contreras era necesario orientar la llegada de inmigrantes, puesto que se dieron casos como el de “canarios y portugueses, quienes instalaron pulperías y botiquines, lo cual en nada favorecía el campo ni las labores agrícolas, y otros se dedicaron a competir con los criollos al transformarse en albañiles, choferes, etc., lo cual creó un clima de tensión entre nativos y extranjeros”(14). Habrá que esperar hasta la creación del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, en 1938, para tener unas bases de política coherente en torno a la llegada de inmigración espontánea, donde se regirá la misma en base a una selección y donde se incentivó ante todo la llegada de agricultores. Entre otras nacionalidades, en 1939 el Instituto llevó inmigrantes de Canarias. Colonias como la de Mendoza (en el Estado Miranda) y de Chirgua emplearán a isleños procedentes de Cuba. Eleazar López Contreras, tras recuperar la vieja idea de Juan Vicente Gómez acerca de las colonias agrícolas, pretendió tener una “migración dirigida que trató de reactivar la producción agrícolas en el país” (15), donde los canarios eran reconocidos por ser buenos agricultores. Ante todo se pretendía con ello establecer colonos extranjeros en el interior del país ante una población venezolana que marchaba en busca de mejores oportunidades en el trabajo relacionado con el petróleo. Las medidas que se tomaron por parte del recién creado Instituto fueron en unos primeros momentos satisfactorias, pero con el transcurrir de los años se observó que, a pesar del desarrollo de tales medidas, se generaron entradas en el país de grandes masas de población, una situación “producto de diferencias esenciales de una y otra parte, pues mientras que entre nosotros no se justificaban retaliaciones sociales, raciales o económicas, manteniéndose el derecho de todo venezolano o habitante honesto del país al disfrute de nuestros bienes, en la sola escala de sus capacidades o de su apego al trabajo, del otro lado subsisten privilegios de casta y de fortuna, que empujan hacia acá a los menos favorecidos por la pervivencia de una tradición secular que prolonga la inalterable configuración histórica social del medio”(16). Canarias, tras la Guerra Civil, se encontraba en una mala situación económica. La implantación de una autarquía económica, el intervencionismo estatal y la propia situación de España tras la victoria sobre el Eje fueron factores que influyeron en esa situación. A ellos debemos unir los efectos que llegaron a Canarias con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Se generó “una situación inicialmente semejante a la producida durante la primera guerra mundial, al perderse los difíciles y escasos mercados que manteníamos en Europa y no poderse exportar los cultivos centrales agrarios (plátanos y tomates, preferentemente” (17). Ante “las difíciles circunstancias nacionales y luego supranacionales que operaron de forma negativa sobre la economía insular, así como una política económica que desdeñó algunas conquistas del pasado” (18). El general Isaías Medina Angarita sucederá en el poder a López Contreras durante los años de 1941 a 1944, tras haber sido su ministro de Guerra. Se puede decir que este militar tuvo que presidir en un momento de difíciles Juan Vicente Gómez (1857-1935). circunstancias ante la existencia de la Segunda Guerra Mundial, en la cual no entró el país, pero tampoco fue neutral, pues hubo por parte de Venezuela suministros de petróleo a Inglaterra. Fue Venezuela durante los pocos años de la presidencia de Medina Angarita un país que se caracterizó por “la libertad política y la tranquilidad pública, avalados por el comienzo de una prosperidad económica que no fue desquiciada ni por la difícil situación internacional” (19). Fue una etapa en la que se desarrolló el petróleo en Venezuela, además de abordarse en el país un plan de obras públicas. Sin embargo, en materia de inmigración fue muy poco lo que hizo, donde tal vez “lo más importante realizado por esta administración fue, tomando en cuenta el probable éxodo de europeos a consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, el establecimiento de una comisión para estudiar en qué forma se podría beneficiar el país de tan esperada inmigración” (20). Venezuela experimentó un cambio a partir de 1945, pues ese año se produjo un golpe militar en el cual intervino Acción Democrática, que derribó al régimen, acción realizada por parte de Rómulo Betancourt. Nos encontramos con que tras la Guerra Civil Española y el posterior conflicto de la II Guerra Mundial se generaron toda una serie de dificultades. En los años posteriores a esa última contienda el número de canarios que llegaron a Venezuela constituían un aporte minoritario aún, pues “Venezuela no había reconocido el régimen franquista y la prohibición de emigrar de forma legal era absoluta”(21). En líneas generales, podemos decir que fue muy poco lo que hizo Medina Angarita por la inmigración en el país, donde lo más destacable fue el estudio realizado sobre los efectos de los europeos(22). El novelista Rómulo Gallegos tomó posesión del gobierno en 1948, tras la entrega del poder por parte de la junta de gobierno a quien fuera el presidente electo. Su mandato fue muy breve por haber sido derribado tras el golpe de estado promovido por una Junta Militar, que tomó el poder el 24 de noviembre de 1948 y que condujo a un decenio de dictadura militar de Pérez Jiménez. Como ya hemos mencionado, los canarios tuvieron grandes dificultades para emigrar ante el no reconocimiento de Venezuela por parte del régimen franquista y por la prohibición de la libre emigración legal, que fue absoluta entre los años 1938 a 1946, por lo que durante ese lapso de tiempo se dará inicio a la emigración ilegal de buques como el “Emilio”. En el marco del gobierno de Pérez Jiménez será donde finalmente se reconocerá al régimen del gobierno español, en un momento en el cual nos encontraremos cómo “los viajes clandestinos que hasta entonces habían sido bien recibidos en Venezuela son decla- p3 EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014 EN PORTADA rados ilegales y los recién llegados conducidos a los establecimientos penitenciarios de Guasina o La Orchila, mientras que las tripulaciones eran repatriadas hacia España o confinadas durante varios meses en las penitenciarias de El Dorado”(23). Emigración clandestina El piloto no tenía, ya que tanto fue su empeño, del terreno más pequeño datos de la Geografía, carta de mar no traía este joven navegante, sin tener un comprobante latitud en que se encontraba porque el barco no llevaba corredera ni sextante (6º Décima. Manuel Navarro Rolo) La emigración clandestina de Canarias a Venezuela durante el periodo reciente ha provocado en los últimos años un aumento notable de la producción bibliográfica, a la par que han ido apareciendo toda una serie de documentos oficiales que han permitido estudiar en mayor profundidad tal fenómeno. Pero de especial utilidad para comprender tal proceso ha sido acudir a la historia oral. De esta forma, nos podemos encontrar con que las obras que han estudiado el tema de la emigración clandestina se han orientado en general hacia Venezuela, pues la espectacularidad y el sufrimiento que pasaron muchos canarios durante las travesías de la emigración clandestina no ha permanecido inadvertido para aquellos estudiosos que se han acercado al tema. “La emigración clandestina de la provincia de Santa Cruz de Tenerife a Venezuela en los años 40 y 50. La aventura de los barcos fantasma” (1988) constituye la memoria de licenciatura de Néstor Rodríguez Martín, y es una primera aproximación al estudio de la emigración clandestina para la provincia de Santa Cruz de Tenerife, recurriendo principalmente para su estudio a las fuentes orales y estableciendo las causas y desarrollo de los viajes, así como las consecuencias de los mismos a su llegada a Venezuela, explicando el contexto en el cual estos se produjeron. Otra de las obras a destacar para el estudio de este proceso fue realizada por José Ferrera Jiménez bajo el título de “Historia de la emigración clandestina a Venezuela” (1989), donde se expone un amplio estudio de los barcos que emigraron de forma clandestina al país venezolano, así como toda una serie de documentos que son muy útiles para comprender mejor el contexto en el que estos se produjeron. Javier Díaz Sicilia es el autor de “Al Suroeste la libertad (inmigración clandestina de las Islas Canarias a América Latina (19481955)”, cuyo título refleja a la perfección lo que los canarios buscaban al otro lado del Atlántico, es decir, la libertad. Constituye una de las obras principales para el estudio del tema, elaborada por este palmero que emigró a Venezuela. Díaz Sicilia recurre a una gran cantidad de testimonios de emigrantes, estudiando en gran profundidad los motivos que llevaron a estas personas a emigrar y cómo se desarrollaron sus vidas tras llegar al país en el que habían depositado tantas esperanzas. Inmaculada Martínez Gálvez y Valentín Medina Rodríguez han realizado unas pautas generales en torno a la emigración clandestina. Ambos autores también realizaron una recopilación de fuentes en torno a los viajes clandestinos a Venezuela durante los años de 1948 hasta 1950, bajo el título de “Fuentes documentales para el estudio de la emigración clandestina canaria a América Latina”. Al Coloquio de Historia CanarioAmericana también se han presentado toda una serie de estudios, donde podríamos destacar el I Coloquio, en el cual se expuso el trabajo realizado por Joaquín Blanco Montesdeoca “Emigraciones frustradas: Gran CanariaVenezuela (1948-1950)”; o el IX Coloquio (1990), donde tenemos la participación de María José Fernández Morales con su trabajo “Emigración clandestina de Gran Canaria a Venezuela, 1900/1960”, así como el estudio del sociólogo venezolano Miguel Ángel Hernández Arvelo, también presentado al IX Coloquio bajo el título de “La inmigración canaria clandestina a Venezuela (1948-1952)”. “La diáspora. La emigración del canario, y su influencia en los procesos socioculturales de Venezuela” es una obra del emigrante herreño establecido en Venezuela Juan Morales González. En la mencionada obra se dedican algunas páginas al tema de la emigración ilegal entre 1948 a 1951, así como al testimonio que ofrecen diversos emigrantes sobre su experiencia y visión de lo que constituyó la emigración ilegal. La primera imagen que tenemos cuando hacemos referencia a la emigración clandestina a Venezuela en la época contemporánea se viene a situar en torno a la azarosa aventura del moto-velero “Telémaco”, con sus Las condiciones de los viajes, que podían durar entre 20 y 60 días, eran penosas. 171 viajeros, del cual se han escrito varios libros que han reflejado la difícil travesía del mismo. Las décimas de Navarro Rolo han dejado un testimonio impresionante sobre tal acontecimiento. En torno al “Telémaco” y de lo que se ha escrito sobre el viaje, las condiciones, etc. nos podemos encontrar: “El Telémaco. El último viaje” (2007) de Ángel Suárez Padilla (24) y “Así se hicieron a la mar (El Telémaco)”, de José Marrero Castro, Ricardo García Luis y Lorenzo Croissier. El realejero Gonzalo Morales Hernández nos dejó su experiencia a través de su obra “Fugados en veleros. Historia de “La Elvira”. En torno al estudio de la emigración clandestina desde otras islas contamos con la obra de Venancio Acosta Padrón, quien en su obra “Emigración clandestina de El Hierro a Venezuela” también recoge las causas y desarrollo de los viajes clandestinos que de desarrollaron hasta Venezuela desde la isla del meridiano, analizando los barcos que abandonaron la isla. Ramón Barbuzano Morales también escribió una obra titulada “Un velero llamado “El Saturnino”. Ricardo García Luis. “Estrella Polar”: un viaje clandestino de Canarias-Venezuela 1948” también constituye otra referencia al respecto. Para La Palma contamos con el estudio de Nestor José Lorenzo “Emigración clandestina de La Palma a Venezuela”. Curiosa resulta la obra de José Ana San Blas Lorenzo “Diario de un emigrante clandestino”, en la cual deja por escrito a modo de diario su viaje a Venezuela. Tras el repaso bibliográfico en torno a lo que se ha escrito acerca de la emigración clandestina por parte de los canarios, procedemos a abordar el contexto en el cual estos viajes se produjeron y las causas y consecuencias que tuvieron. De esta forma partimos de que en 1948, tras el golpe de estado de Delgado Chalbaud es depuesto el presidente Rómulo Gallegos y empieza una nueva etapa de emigración ilegal, así como de persecución y castigo a aquellos que se atrevieron a llegar al país. Los acontecimientos generados desde 1948 en adelante, partiendo como ya hemos mencionado, de la Guerra Civil Española (1936-1939) y de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), trajeron consigo una etapa muy dura en la que las difíciles circunstancias económicas de la autarquía obligaron al estraperlo a muchos para poder sobrevivir. En ellas la masa del pueblo canario sufrió el racionamiento. Canarias sufría, además, altas tasas de analfabetismo, así como una presencia muy marcada del caciquismo, a lo que se une la lejanía de la metrópoli. Toda una serie de elementos que unidos provocaran a una parte importante de la población a la necesidad de buscar alimentos para poder sobrevivir, donde se repetirá de nuevo un fenómeno histórico conocido para el canario y al que parecen condenadospadres e hijos: la emigración. Las difíciles circunstancias en las Islas y ante lo que se vislumbraba como un próspero país a través de las noticias que llegaban, eran alicientes más que suficientes para emigrar, pues “la supuesta bonanza financiera de que hablaban muchos canario residenciados en Venezuela y que había llegado a oídos de otras personas en las Islas jugó el papel de factor de atracción” (25). A las dificultades para emigrar por las difíciles relaciones que mantenían España y Venezuela, hemos de sumar el alto coste del pasaje, unas “6.000 pesetas, cantidad similar a la del legal; pero con la dificultad de que el arreglo de los papeles representaba una suma considerable, sobre las 6.000”(26). Una fortuna significaban esas miles de pesetas si tenemos presente que “un pobre jornalero ganaba de 11 a 15 pesetas diarias” (27). Durante una primera etapa saldrían presos políticos, a los que se vendrían a unir otros motivos, donde Javier Díaz Sicilia identifica además de los problemas políticos, asuntos económicos, además de aquellos que huyen del servicio militar y los que marcharon p4 domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA EN PORTADA por problemas familiares. La picaresca siempre ha estado presente, pero esta se acentúa en tiempos difíciles, en los que se puede apreciar cómo hubo quien se enriqueció en ese contexto, pues para poder emigrar de forma legal se llegaron a conformar mafias que se aprovecharon de las personas que pretendían huir en busca de una mejor situación. Así tenemos que una vez visto que “las primeras experiencias de estos viajes en veleros dieron resultado, no tardaron en aparecer los mercaderes de la miseria, que preparaban todo y ofrecían poco menos que un viaje de turismo a los desesperados y atormentados dispuestos a cualquier sacrificio” (28). A todo lo anteriormente expuesto debemos añadir que al gobierno español le interesaba no atender o tomar medidas serias al respecto, pues con ello se podía dar una válvula de escape a la crítica situación de la economía canaria. Con la salida del día 6 de diciembre de 1937 se dará inicio a los viajes clandestinos, cuya primera aventura vendría a estar protagonizada por “El Paulino”, “una falúa de unos 14 metros de eslora por 5 de manga, enteramente de madera, dotado de motor y vela, dedicada al transporte entre puertos palmeros y entre las islas de La Palma y Tenerife”.(29) Una primera experiencia que no culminó en éxito, pues cuando se dirigía a Dakar con el fin de obtener combustible fue capturada. Fue el pionero de toda una larga lista de nombres como el “San Miguel”, “Arlequín”, la “Carlota”, el “Saturnino”, el “Telémaco”, etc. Espectaculares serán las travesías de aquellos barcos que masivamente partieron hacia Venezuela, donde tenemos al “Arroyo” con 315 pasajeros, “El Nuevo Teide”, con 287 pasajeros, y la “Carlota” con 228. Durante los años treinta, junto al ya mencionado “Paulino”, sólo se contabilizara la salida del “Maruchi”, el 21 de noviembre de 1939, desde el puerto de Las Palmas. La emigración clandestina se desarrollará a lo largo de los años 40, concretamente a partir de 1946, coincidiendo con las razones que ya hemos expuesto. Con todo, tenemos que el fenómeno generó “una corriente continua en los años 1948 hasta 1950, para luego ser sustituido por la emigración económica de carácter legal”(30). Tenemos números de los veleros y personas que aproximadamente du- teriores estudios en los cuales se ha unido la utilización de fuentes periodísticas, se ha podido contabilizar para el periodo de 1937 a 1960 unos 120 veleros, donde, de nuevo con informaciones periodísticas, se ha podido confirmar que el mayor número de salidas clandestinas se registró entre 1948 y 1951(32). Con el panorama que hemos observado, si pudiéramos hacer un perfil de aquellas personas que emigraron las condiciones del mar y del barco. Eran personas que en su mayoría emigraban por razones de carácter económico, predominando el estado civil de soltero, con una edad para trabajar, entre los 25 y 35 años, aunque también hubo personas de otras franjas de edad, superando algunos, incluso, los 50 años. La mayoría, si emigraba por motivos económicos, era por las dificultades que tenían para su subsistencia en el campo, pues la clandestinamente, nos encontraríamos principalmente con la presencia de hombres que representan la gran mayoría de aquellos que salen, fundamentalmente, de las islas de Tenerife y La Palma a bordo de barcos comprados, siendo la mayoría de las embarcaciones de motor y vela, con duraciones que solían rondar los 20, 30, 40, 50 o 60 días, aunque algunos, como el “Saturnino” llegarían a invertir hasta 82 días de travesía, dependiendo de mayoría de los que marchaban hacia Venezuela eran además agricultores(33). El barco que por excelencia es conocido durante esta etapa es el “Telémaco”, el cual ha sido sobre el que más se ha escrito y que mejor se ha podido conocer, pues tenemos incluso testimonios directo del viaje, como se puede observar en las 50 décimas escritas por uno de sus pasajeros, Manuel Navarro Rolo, quien a tra- Otra de las pocas imágenes que se conservan del “Telémaco” rante estos años pudieron emigrar de forma clandestina. Así, según Javier Díaz Sicilia, durante esos años partieron de las Canarias 62 veleros que transportaron a 4.000 personas entre pasajeros y tripulantes. José Ferrera Jiménez da una cifra para la totalidad de la época de la emigración clandestina que rondaría entre las 6.500 y las 8.000 personas(31). Ferrera Jiménez contabiliza 66 veleros. A eso debemos añadir que, a partir de pos- NOTAS (1) MEDINA RODRÍGUEZ, Valentín; MARTIÁNEZ (10) TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila. El Y GÁLVEZ, Inmaculada. Emigración canaria del siglo proceso de la Inmigración en Venezuela, p. 217. Esta XX: algunos apuntes para su estudio, p.13. obra será utilizada en diversas ocasiones a lo largo migración canaria, 1500-1980, p. 175. (19) MORÓN, Guillermo. Breve historia contemporánea de Venezuela, p. 268. (2) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Los de este artículo, pues constituye uno de los pocos (20) HERNÁNDEZ ARVELO, Miguel Ángel. “La canarios en la Cuba contemporánea. Semblanzas estudios que, desde el siglo XVI hasta los años ochenta emigración canaria clandestina a Venezuela y las de identidad y cultura, p. 157. del siglo XX, estudian el proceso inmigratorio vene- relaciones diplomáticas entre España y Venezuela zolano a través de una unicidad interpretativa. (1948-1952)”, p. 813. (3) NARANJO OROVIO, Consuelo. Las migraciones de España a Iberoamérica desde la independencia. p. 59. (4) ÓSCAR TELLERÍA, Luis. La experiencia migratoria venezolana. Presente y porvenir de la colonización, p, 49. (5) BETANCOURT, Rómulo. El petróleo de Venezuela, 1976, 2º edición, p. 13 (6) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. La emigración canaria a Venezuela, p. 194-195. (7) CIPRIANO RODRÍGUEZ, Luis. Gómez: Agricultura, petróleo y dependencia. Caracas, p. 26, 1983. (8) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit (2007), p. 194-195. (9) MARGOLIES, Luise. “Dictaduras y política migratoria. El caso de Venezuela en la década de los cincuenta”, p. 391. (11) GARCÍA GÓMEZ, María Teresa. “La emigración canaria y su aporte al proceso democrático de Venezuela”, p. 376. (12) MARGOLIES DE GASPARINI, Luise. “Canarias-Venezuela-Canarias” (1993), p. 276. (13) MARGOLIES DE GASPARINI, Luise. Op. Cit (1993), p. 279. (14) TROCONIS DE VERACOECHEA, Ermila. Op. Cit, p. 234. (15) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit (2007), p. 200. (21) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. cit (2007), p. 202. que él por su parte, a través de los documentos consultados, llegó a encontrar solamente 96 pasajeros que partieron de la isla de Lanzarote. (25) HERNÁNDEZ ARVELO, Miguel Ángel. Coloquio…p, 634. (26) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel, Op. Cit (1995), p. 136. (27) DÍAZ SICILIA, Javier. Al Suroeste, la libertad, p. 83. (22) HERNÁNDEZ ARVELO, Miguel Ángel. “El (28) MORALES GONZÁLEZ, Juan. La Diáspora. proceso de la inmigración española en Venezuela La emigración del canario y su influencia en los (1939-1980)”, p. 100. procesos socioculturales de Venezuela, p. 115. (23) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit (2007), p. 204-205. (29) RODRÍGUEZ MARTÍN, Néstor. Op. Cit. (30) GONZÁLEZ ANTÓN, Javier, “Fuentes heme- (24) Ángel Suárez Padilla expone las dificulta- rográficas para el conocimiento de la emigración des en torno a poder realmente conocer la reali- clandestina en velero de Canarias a Venezuela a dad de los barcos que salieron clandestinamente mediados del siglo XX”, p. 295. de Canarias hacia Venezuela. Nos viene a indicar (31) HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Manuel. Op. Cit (1995), p. 138. (16) PERAZZO, Nicolás. Historia de la Inmigra- los problemas de acceso a los documentos que pro- ción en Venezuela. 1850-1900 y documentos vienen de organismos oficiales, señalando como anexos. Tomo II, p. 169. algo que repercute en la investigación final, pues (33) RODRÍGUEZ MARTÍN, Néstor. La emigra- expone como ejemplo el caso del motovelero ción clandestina de la provincia de Santa Cruz de “Arroyo”, donde el investigador José Ferrera Tenerife a Venezuela en los años 40 y 50. La aven- Jiménez llegó a identificar 315 pasajeros, mientras tura de los barcos fantasma, p. 142-147. (17) BRITO GONZÁLEZ, Oswaldo. “Dinámica de la economía canaria contemporánea”. (18) MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio M. La (32) GONZÁLEZ ANTÓN, Javier, Op. Cit., p. 299. p5 EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014 TURISMO El padre del movimiento fetasiano Isaac de Vega (Granadilla de Abona, Tenerife, 1920 - Santa Cruz de Tenerife, 3 de febrero de 2014) estudió Magisterio en la Universidad de La Laguna y ejerció como docente en Tenerife, La Gomera y El Hierro. Si bien fijó su residencia en La Laguna, vivió su infancia en Igueste de San Andrés, donde su madre, maestra de profesión, como su padre, daba clases y cuya vivienda heredó. Al igual que muchos escritores de la posguerra en Canarias, inició su extensa carrera literaria colaborando en diversas publicaciones isleñas, como Gaceta Semanal de las Artes, del diario tinerfeño La Tarde, y en las revistas Fablas y Liminar. Obtuvo el Premio Canarias de Literatura en 1988 junto con su colega de generación Rafael Arozarena. Asimismo, fue miembro de la Academia Canaria de la Lengua desde el año 2000. Formó parte del grupo fetasiano, fundado en la década de los 50 junto con otros escritores canarios, como Rafael Arozarena (1923-2009), Antonio Bermejo (1926-1987) o José Antonio Padrón (1932-1993). Siempre destaco la singularidad de la narrativa de Isaac de Vega, ya desde su primer cuento, publicado en 1950, y desde la famosa novela “Fetasa”, de 1957. Académico canario de la lengua, De Vega era un hombre sencillo y humilde, alejado del ruido mediático, de fuerte influencia en una generación de autores, como un clásico en vida. En ocasiones parecía un Salinger clandestino, pero era un ser adorado en su tribu de fans y contertulios. Hijo del sur, y afincado en su “Macondo” de Igueste, cuidó el estilo como un asunto de salud, parco y comedido. Era un hombre de pocas palabras. Contrario a la literatura comprometida, realista y social, y decidido a no seguir las modas en las letras de sus tiempos, su producción narrativa está integrada por títulos existencialistas como “Fetasa” (1957), “Antes del amanecer” (1965), “Parhelios” (1977), “Pulsatila” (1988), “Tassili” (1992), finalista del Premio Nadal, “Carpanel” (1996) y “El cafetín” (2002). Asimismo, en lo que a relatos cortos respecta, destacan sus colecciones “Cuatro relatos” (1968), “Conjuro en Ijuana” (1981), “Siemprevivas” (1983), “Siete cuentos” (1994), “Cuando tenemos que huir y otras historias” (1997) y “Gehena y otras historias” (1998). Isaac de Vega (acuarela y gouache sobre papel de 70 cmx50 cm) p6 domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA CLAVES DEL CAMINO EXPEDICIÓN ATLANTIS La Travesía Osa Menor navegó en noviembre pasado entre islas Texto: José Gregorio González “Q ue el hombre sepa que el hombre puede”. Esa fue la rotunda y cristalina expresión que salió de labios de Alfredo Barragán al lograr su objetivo de cruzar el Atlántico de la forma más rudimentaria posible: con una balsa de troncos, sin motor ni timón. Aquella epopeya, que pasaría a la historia como la Expedición Atlantis, fue, además de una demostración de la capacidad de superación del ser humano, un experimento científico que buscaba demostrar que este tipo de viajes se pudieron dar hace miles de años, posibilitando el contacto transoceánico. Barragán, abogado de profesión, logró contagiar su entusiasmo a otros cuatro compatriotas argentinos, su colega de profesión Jorge Manuel Iriberri, el cámara Félix Arrieta, el ingeniero agrónomo Daniel Sánchez y el comerciante Oscar Horacio Giaccaglia. Tras unos preparativos no exentos de dificultades que se prolongaron por espacio de cuatro años, se lanzaron al océano el 22 de mayo de 1984 desde el puerto de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, alcanzando la costa venezolana de La Guaira el 12 de julio. Tenerife no sólo fue el punto de partida, sino que al final se convertiría en una pieza clave a través de la figura de Melchor Alonso, por entonces vicepresidente del Centro de Iniciativas Turísticas de Tenerife y hoy miembro de honor del citado organismo. Su papel cómo facilitador y solventador de problemas fue tan importante que Barragán y su equipo no dudaban en referirse a él como el “sexto tripulante” de la balsa. Tal y como el propio Alonso nos ha comentado en varias ocasiones, “la determinación de aquellos hombres era absoluta. Tenía una hipótesis científica sobre contactos marítimos en el pasado y se lanzaron a la mar para demostrarla”. El “sexto tripulante” es, además, el autor de una escultura homenaje ubicada frente al barrio de María Jiménez. La Expedición Atlantis dejó atrás 52 días de dura travesía en una balsa de 13,6 metros de largo por 5,8 metros de ancho, que según lo previsto se deslizó de uno a otro extremo oceánico gracias a las corrientes marinas y al eventual impulso hacia el oeste de los vientos alisios. Un viento que hacía ondear y visualizar desde la distancia la vela cuadrada decorada en Canarias con un explícito motivo solar El próximo jueves, 22 de mayo, se cumplirán 30 años de una singular epopeya, una experiencia a medio camino entre la investigación científica y el deporte de aventura. Emulando a las pioneras travesías transatlánticas del mítico Thor Heyerdahl, cinco argentinos se lanzaron al océano en 1984 con el objetivo de demostrar que un contacto entre África y América era técnicamente factible hace 3.500 años. Ese fue el objetivo de la Expedición Atlantis, que unió las costas de Canarias y de Venezuela por medio de una rudimentaria balsa de troncos. La pregunta que dejaron en el aire fue sí los olmecas, o alguna cultura relacionada con ellos, lo pudieron haber hecho antes. y una cruz de los vientos. La Expedición Atlantis, que se hizo a la mar por iniciativa del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación de la ciudad argentina de Dolores, lo hizo sin patrocinios y prácticamente sin apoyo logístico, logrando salvar más de 5.000 kilómetros de océano con una embarcación que estaba al alcance de las culturas africanas de hace 35 siglos. La gesta de Barragán y su equipo aspiraba a demostrar, y así lo hizo, que se podía viajar desde África hasta América en un barco rudimentario transportado por la corriente marina norecuatorial. Su hipótesis era que ese viaje se había producido casi con toda La balsa de la Expedicion Atlantis Tripulación de la Expedición Atlantis seguridad de forma accidental miles de años atrás, posibilitando la arribada de poblaciones africanas al Nuevo Mundo cuya impronta se podía rastrear en diferentes manifestaciones y vestigios arqueológicos. Tiempo atrás, el promotor de la expedición se había sentido fascinado por las grandes cabezas olmecas y sus rasgos negroides. Lejos de pensar que aquello podía ser casual, se prometió demostrar que el contacto pudo existir, lo que le llevó a estudiar las culturas precolombinas y las norteafricanas analizando sus métodos de navegación. La embarcación, construida con nueve troncos de madera balsa localizados en Ecuador y unidos mediante cuerdas vegetales, reproducía modelos viables hace 3.500 años en la costa atlántica africana, de uso para el transporte de ganado y alimentos en países como Guinea y Senegal. ¿Pudo, en un remoto pasado, una o varias embarcaciones africanas desviarse de su itinerario costero y accidentalmente colarse en las corrientes marinas alcanzando p7 EL DÍA, domingo, 18 de mayo de 2014 CLAVES DEL CAMINO con ayuda del viento el Golfo de México? ¿Es posible que las “fotografías” de los protagonistas de ese accidente sean la quincena de colosales cabezas olmecas de más de 25 toneladas de peso de media conservadas en los estados de Veracruz y Tabasco? Para Alfredo Barragán la hipótesis era plausible, aunque impensable para los historiadores y especialistas del Museo Nacional de Antropología e Historia de Méjico. El éxito de la travesía vino acompañado también de reflexiones en el ámbito académico sobre la viabilidad de esos viajes y la luz que aportaban sobre ciertos paralelismos culturales, algo a lo que contribuyó sin duda la película que se rodó de la travesía, “Expedición Atlantis”, la producción argentina más vista de 1988. A la balsa Atlantis se la dotó de una pequeña choza de bambú que sirvió de tímido refugio a los aventureros, especialmente durante dos duras tormentas. El contacto con el resto del mundo en esos 52 días se mantenía puntualmente a través de una emisora, mientras miles de radioaficionados se encargaban de amplificar y difundir las novedades que se iban produciendo. En unos días se cumplen 30 años de la salida de aquella singular aventura que una vez más, como gustaba decir Heyerdahl, demostraba que el mar, lejos de separar, une a las culturas. Travesía Osa Menor en Canarias Y seguimos hablando de osadas travesías marítimas a medio camino entre la aventura y la ciencia. La posibilidad de que las poblaciones nativas de Canarias navegasen es algo que continúa generando duros debates. Algunas fuentes escritas y la lógica apuntan a esa posibilidad, aunque no haya aparecido hasta la fecha ningún vestigio lo suficientemente sólido y rotundo como para hacer dudar a quienes combaten esa posibilidad. Oficialmente, los guanches no conocían la navegación en el momento en el que entran en contacto con los europeos, y si en algún momento anterior la dominaron, por desuso la terminaron olvidando. Esa realidad es compatible con el modelo dominante sobre el poblamiento de Canarias defendido de forma rotunda por prehistoriadotes como Juan José Jiménez Delgado, un poblamiento fruto del transporte masivo de grupos humanos desde el continente africano por parte de los romanos en el contexto de una estrategia a medio camino entre la colonización planificada y la deportación de tribus hostiles. A pesar de este escenario general es de suponer que no se descarta Las cabezas olmecas con rasgos negroides del todo la arribada puntual de algún grupo humano por sus propios medios a alguna de las islas, pero sería algo muy concreto y limitado. Sin embargo, como hemos indicado, no todo el mundo lo tiene tan claro, aunque desde los espacios académicos se guarde un prudencial silencio sobre el particular. Además de las fuentes escritas y de una “lógica” que puede estar errada, se acude a la tradición oral, a la toponimia y a cierto número de grabados rupestres como pruebas adicionales de que esa navegación nativa era una realidad. Incluso a lo largo de las últimas décadas no han faltado propuestas encaminadas a reproducir las supuestas embarcaciones de las que pudieron disponer los guanches y echarse a la mar para demostrar que eran viables para la navegación. Sin embargo, hasta donde nuestra ignorancia alcanza, sólo conocemos un proyecto que realmente se haya llevado a cabo, la llamada Travesía Osa Menor. Promovida por Sergio Navío Vasseur, la expedición utilizó una balsa de troncos de madera samba y listones de pino, siendo dotada con una vela. Logró navegar desde Lanzarote a Tenerife a finales del pasado mes de noviembre, seis días de travesía que, a juicio de su promotor, demostraron que era posible navegar con métodos rudimentarios al alcance de los guanches entre islas. El mal tiempo que reinó en los últimos días y que terminó en un fuerte temporal impidió a los seis hombres que formaban la tripulación de esta balsa de 12 metros de largo por 5,5 de ancho alcanzar la costa de La Palma, como inicialmente estaba previsto. Es evidente que utilizaron en su balsa materiales diferentes a los que podían estar al alcance de las poblaciones aborígenes de las islas, pero en su defensa los promotores de esta experiencia sostienen que existían equivalentes a los mismos en el archipiélago que hoy no pueden ser usados, como las maderas de drago o tabaiba. En cuanto a la vela, que en las fuentes escritas antiguas se describe como de palma, fue sustituida, por desconocerse el arte de su confección, por una de algodón, recibiendo su nombre del grupo de estrellas que en opinión de Sergio Navío pudo servir a los antiguos para orientarse en el mar. A nadie se le escapa que esta meritoria aventura no resuelve ni de lejos el debate, pero tampoco parece de recibo que nuestra comunidad científica se comporte, como ha ocurrido, como si esa embarcación de troncos no hubiese existido y navegado perfectamente entre las aguas interiores de las islas. El Dr. Padrón y los gigantes de Gáldar El pasado 25 de abril fallecía en Las Palmas de Gran Canaria uno de los testigos ovni más relevantes de la ufología española del último medio siglo, el médico Francisco Julio Padrón León. El Dr. Padrón se convirtió en el testigo más referenciado de todos los que observaron en la noche del 22 de junio de 1976 un conjunto de extraños fenómenos aéreos luminosos por diferentes puntos del archipiélago, incluyendo al personal de la corbeta militar “Atrevida”. Padrón tenía consulta en el municipio de Santa María de Guía, pero fue requerido por Dámaso Mendoza, un vecino del núcleo rural de Piso Firme, en el pueblo de Gáldar, para que atendiera a domicilio a su madre enferma. El taxi que los trasladaba de la consulta al domicilio lo conducía Francisco Estévez, quien, junto al Dr. Padrón, contempla a escasos metros del punto de destino una esfera de un tenue azul eléctrico con dos humanoides en su interior, ataviados con algún tipo de mono ajustado de color rojo, colocados uno frente al otro y con escafandras en la cabeza. Daba la impresión de que manipulaban una especie de consolas, aunque la presencia y paso del vehículo no interfirió ni modificó su comportamiento. Poco después, desde el domicilio de la enferma, Padrón vería cómo aquel extraño aparato aumentaba su volumen, se elevaba y a gran velocidad de alejaba rumbo a Tenerife. En la zona otros vecinos observaron extrañas luces, algunas de ellas muy cercanas, pero solo Padrón y Estévez hablaron claramente de humanoides. Mendoza, refugiado y atemorizado en la parte trasera del coche, no alcanzó a ver más que las luces, aunque fue partícipe de la impactante conversación que durante la observación mantuvieron el médico y el taxista. Hoy por hoy, todavía se discute la naturaleza de lo ocurrido aquella noche, de manera que frente a los que sostienen que se trató de un único fenómeno, lo suficientemente grande y distante co- Francisco Julio Padrón mo para ser observado de forma simultánea desde diferentes puntos de Canarias, se encuentran quienes defienden que se trató de una noche en la que confluyeron múltiples casos interconectados. Sea como fuere, el caso es que poco después, con el incidente de los gigantes de Gáldar en la prensa y según el testimonio de Padrón, el juez informador Antonio Munaíz le entrevistó y en una segunda visita en su propio municipio le invitó a guardar silencio, amenazándole con tacharlo de loco sí persistía en su empeño de continuar hablando de humanoides. La franqueza que caracterizaba al médico canario le llevó siempre a cuestionar si aquella amenaza había sido un impulso personal del militar o por el contrario una directriz oficial. Padrón tendría encuentros posteriores con el fenómeno ovni, e incluso experimentaría una agudización de su sensibilidad y capacidad para el diagnóstico médico que parecía estar relacionada con aquella primera experiencia. Aunque no lo tuvo fácil, siempre mantuvo su testimonio, mientras que a nivel humano y profesional contó hasta el final de sus días con el respeto y aprecio de un pueblo que nunca olvidará que atendía gratuitamente a cuantos podían necesitarlo. p8 domingo, 18 de mayo de 2014, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 928 PULSERAS QUE ENSEÑAN: lección magistral L as pulseras de goma hechas con elásticos “rainbow loom” están siendo el mayor fenómeno, no sólo en el ámbito de la juguetería, sino también en las escuelas, las familias y, por ende, en educación. Frente a las cifras de fracaso escolar y porcentajes en los resultados de la segunda evaluación, frente al cansancio y desmotivación de la recta final del curso, los niños y niñas nos muestran la manera en que quieren y desean aprender. ¿Cómo?: sintiendo, haciendo, cooperando, intercambiando, riendo, estando guapos y guapas, teniendo color en sus manos, agrupándose como necesitan, según su aprendizaje y sabiduría. Los niños y las niñas nos recuerdan quiénes son y cómo se posicionan en la vida, auténticos, tomando lo que viene, aprendiendo cada segundo. Y nosotros, profesionales de la educación, ¿cómo nos posicionamos ante lo que nos muestran?, ¿aprovechamos las oportunidades?, ¿recogemos el testigo cuando nos dicen “un ratito más de hacer pulseras, profe”?, ¿se nos enciende la bombilla de la creatividad? Recuerdo que estamos en un espacio competencial (LOE 2/2006 y Lomce 8/2013), donde los aprendizajes suceden en situaciones creadas por el profesorado para lograr los objetivos, donde la magnificación de los contenidos ha dado paso a la importancia ponderada de cada uno de los elementos del currículo. (Los contenidos son eso, uno de los elementos del currículo, no el todo). En pleno siglo XXI vamos conociendo cada día más sobre las inteligencias (“Teoría de las inteligencias múltiples”, H. Gadner); que no hay sólo una inteligencia, sino muchas (ocho); que las que tenemos como fortalezas son la puerta de entrada a nuestro aprendizaje; que necesitamos que la información se nos presente por distintas vías, porque no somos todos iguales; que hay personas que aprenden más a través de las relaciones; que otras son más solitarias y se hacen preguntas para dentro... Si queremos disminuir las desigualdades educativas y sociales, tenemos que partir de las diferencias para aprender. La atención plena Desde la neurociencia vamos sabiendo más sobre la manera de desarrollarnos a través de las relaciones. En la Neurobiología Interpersonal, de Dan Siegel, este autor pone el foco de su teoría en los procesos de atención y en cómo éstos nos ayudan en los procesos de integración de la experiencia. Uno de Textos: Eligia Rodríguez Rivero. Col. T-1721. (Especializada en Conflictología y Facilitadora de Configuraciones Sistémicas) mos?, ¿los escuchamos?, ¿aceptamos que nos interpelen (con educación, desde luego)?, ¿entramos en conflicto de poder, intergeneracional o de género? Mirar a los niños urge. Mirar a los niños en su dignidad y derecho a ser educados desde lo que son. Es necesario y por eso describo lo que he visto en este juego: niños y niñas colaboradores haciendo pulseras, vendiendo y comprando (sumando, restando, multiplicando, dividiendo) y ayudándose y explicándose (dándose indicaciones, detallando los pasos a seguir, resolviendo conflictos, prestándose material o vendiéndose material, escribiendo pedidos, gastos o ingresos en sus libretas); buscando en internet vídeos donde se explican nuevas técnicas (complicadísimas, por cierto); alumnado de 4º, 5º y 6º de Primaria enseñando a otros más pequeños, alumnado de todas las edades relacionándose con padres y madres de forma educada y correcta para proponerle la venta de sus productos. ¡Qué entusiasmo colectivo, qué fuerza emotiva de nuestros niños, qué alegría en esos ojos! los descubrimientos más importantes de las neurociencias es que las conexiones cerebrales se modifican con la experiencia. Esto quiere decir que cada vez que aprendemos algo nuevo y lo practicamos repetidamente se forman nuevas conexiones entre nuestras neuronas e, inclusive, podemos hacer que partes de nuestra corteza cerebral incrementen su grosor. Al realizar ciertas prácticas de atención focalizada o atención plena es posible modificar la estructura y tamaño de ciertas áreas de nuestro cerebro, como la corteza cerebral prefrontal media. Si observamos las cifras crecientes de alumnos con dificultades de atención, diagnosticados o no, podemos preguntarnos por la utilidad de introducir rutinas que trabajen la atención plena (mindfulness) y la conciencia sobre los procesos corporales en los niños y niñas. Ya que siendo, conociendo, haciendo y relacionándonos en las aulas y espacios escolares nos construimos también como personas. Los lugares eminentemente educa- tivos necesitan variar los tiempos, los horarios, los materiales, los agrupamientos… Precisamos trabajar desde proyectos integrales donde las metodologías para aprender y convivir caminen de la mano, donde los procesos cognitivos (mentales) sean paralelos a los procesos del ser (corporales y emocionales), donde los docentes hagamos visible y nombremos pensamientos y emociones con naturalidad y equilibrio para que los alumnos puedan conocerse y regular lo que les impide muchas veces atender o estar calmados. Urge mirar a los niños A base de estar con alumnos que no han tenido estructuras seguras en sus cortas vidas, he aprendido la importancia de las rutinas para calmarnos, para aprender a pensar, para “entrar en nosotros” y para “estar con los otros”. Para llegar y para irnos. Cuando hablamos de alumnos competentes hablamos de su participación directa en su proceso de aprendizaje. Y ¿cómo lo hace- ¿Y si incorporamos las pulseras al aula? ¿Qué pasaría si lleváramos esas pulseras al aula; les diéramos un lugar en las Matemáticas? ¿Qué pasaría si las incorporáramos a Inglés, Música, Plástica y Educación Física? ¿Si planteáramos a los alumnos trabajos de investigación diversos, según el nivel? ¿Si el análisis y comentarios de textos incorporara información sobre las pulseras multicolores? ¿Si hiciéramos canciones y coreografías sobre colores, formas, partes de cuerpo, en inglés, francés y castellano? Contagiada por el entusiasmo de los alumnos, imagino un tercer trimestre trabajando por competencias, diseñando situaciones de aprendizaje en base a tres ejes: pulseras, Día del Libro y Día de Canarias, junto a mis compañeros docentes, en equipo, aprendiendo constantemente en una escuela que está viva, dejando a un lado la zona de confort que invadió nuestro lenguaje y minó nuestras ganas. Y es que el contravalor de la comodidad, a cualquier precio y como fin último, no sólo ha afectado al alumnado. Aprender siempre requiere un plus, no es deporte para espectadores. Implica movilizar la mente, el cuerpo, energías, recursos, poner medios para lograr los fines. Y esto siempre es transitar en zona incómoda, de incertidumbre, y no siempre gestionamos bien ese espacio.