CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Presidente: Dr. Augusto José Ibáñez Guzmán Vicepresidente: Dr. Jaime Alberto Arrubla Paucar Presidente Sala Casación Laboral: Dr. Francisco Javier Ricaurte Gómez Vicepresidente Sala Casación Laboral: Dra. Elsy del Pilar Cuello Calderón SALA DE CASACIÓN LABORAL Dra. Elsy del Pilar Cuello Calderón Dra. Isaura Vargas Díaz Dr. Camilo Humberto Tarquino Gallego Dr. Eduardo Adolfo López Villegas Dr. Francisco Javier Ricaurte Gómez Dr. Gustavo José Gnecco Mendoza Dr. Luis Javier Osorio López Extracto jurisprudencial II TRIMESTRE DE 2009 RELATORÍA Dr. Henry Alberto Rodríguez Relator Mauricio Díaz Auxiliar Judicial Bogotá, septiembre de 2009 Diseño y Diagramación: Centro de Documentación Judicial -CENDOJ REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 38304 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: SALVAMENTO DE VOTO: 21/04/2009 Isaura Vargas Díaz Auto Declara bien denegado Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá Instituto de Fomento Industrial IFI – En Liquidación Ana María Zorro Sánchez Elsy del Pilar Cuello Calderón RECURSO DE CASACIÓN – Procedencia Reseña histórica – Características - Improcedencia contra autos/PROVIDENCIAS JUDICIALES – Clases – La decisión de la excepción de prescripción en audiencia de decisión de excepciones previas es auto. interponer el recurso de apelación, resolvieran aceptar el recurso de casación per saltum. Luego, el artículo 59 del Decreto 528 de 1964 previó que: “En materia laboral admiten el recurso de casación las sentencias pronunciadas en segunda instancia en juicios ordinarios por los tribunales superiores de distrito judicial, o en primera instancia por los jueces municipales en los casos del recurso per saltum, y en uno y otro evento siempre que la cuantía del interés para recurrir sea o exceda de treinta mil pesos ($30.000.oo)”. «Resulta oportuno recordar lo que ha sostenido esta Corporación de vieja data, esto es, que el recurso extraordinario de casación en materia labora, desde sus orígenes, es procedente respecto de la sentencia del Tribunal que pone fin a un proceso ordinario laboral de dos instancias. Así lo dispuso desde un principio la normatividad que consagró por primera vez tal medio de impugnación; en efecto, el numeral 6° del artículo 3° de la ley 75 de 1945, estatuyó que: “Las sentencias proferidas por los tribunales seccionales del trabajo, en juicios cuya cuantía exceda de mil pesos, son susceptibles del recurso de casación interpuesto por las partes". Reiterado en los artículos 42 y 68 del Decreto 969 de 1946. Por último, el artículo 43 de la Ley 712 de 2001 estableció que “Casación. ARTÍCULO 43. El inciso segundo del artículo 86 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social quedará así: Artículo 86. Sentencias susceptibles del recurso. A partir de la vigencia de la presente ley y sin perjuicio de los recursos ya interpuestos en ese momento, sólo serán susceptibles del recurso de casación los procesos cuya cuantía exceda de ciento veinte (120) veces el salario mínimo legal mensual vigente”. Posteriormente, el Código Procesal del Trabajo (Decreto – Ley 2158 de 1948), el cual entró en vigencia el 8 de julio de 1948, consagró que el recurso de casación también era viable contra las sentencias definitivas de los jueces del círculo judicial del trabajo dictadas en juicios ordinarios cuya cuantía era superior a diez mil pesos, siempre y cuando las partes, de común acuerdo, y dentro del término que les daba la ley para Se impone precisar que para los efectos del recurso de casación se entiende por sentencia aquel pronunciamiento que pone fin al juicio laboral, ya sea resolviendo de fondo el objeto del litigio o inhibiéndose de hacerlo por razones de formas procesales. 1 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL Hecho el anterior recuento legislativo, habrá de declararse bien denegada la impugnación por lo siguiente: 4.- El recurso extraordinario de casación, por autoridad de la ley está previsto únicamente para las sentencias (artículo 86 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social), sin que le sea dable al interprete extenderlo a los autos, así sean interlocutorios que por efectos procesales permite que la actuación fenezca, ya que, en estrictez, no por esa circunstancia, de terminar el proceso, muta su naturaleza jurídica. 1.- El recurso de casación, dada su naturaleza de ser extraordinario, tiene, entre otras, las siguientes características: a) Es de carácter limitado, porque la ley establece de manera taxativa las causales para su procedencia. 5.- Nótese que si bien la Ley 712 de 2001 permite que las excepciones de mérito de cosa juzgada y prescripción, las pueda resolver el juez en la audiencia de decisión de excepciones previas, ocurre que el legislador al modificar el artículo 86 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, por medio del artículo 43 ibídem, guardó total silencio en torno a la procedencia del recurso de casación contra los autos interlocutorios que resuelven tales excepciones. De manera que si el legislador hubiere querido que el recurso de casación procediera no sólo contra sentencias sino también contra los mencionados autos interlocutorios así lo hubiere plasmado en la ley; no hay que soslayar que “cuando el legislador lo quiere lo dice, si no lo quiere calla”. b) Sólo se otorga en casos excepcionales, en determinados juicios y únicamente contra las sentencias de segundo grado que, según la ley, sean susceptibles de ser impugnadas por este medio, o en tratándose de casación per saltum. c) No es una tercera instancia, ni permite controversias sobre el juicio. 2º) El artículo 302 del Código de Procedimiento Civil, aplicable a los juicios laborales por disposición del 145 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, clasifica las providencias del juez en autos y sentencias, entendiéndose por éstas “... las que deciden sobre las pretensiones de la demanda o las excepciones que no tengan el carácter de previas, cualquiera que fuere la instancia en que se pronuncien, y las que resuelven los recursos de casación y revisión” ; y aquellos “... todas las demás providencias, de trámite o interlocutorias”. 6- En sentencia C-596 del 24 de mayo de 2000, expediente D-2443 la Corte Constitucional declaró exequible el mencionado artículo 86 del hoy Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, considerando que la restricción que hace el legislador sobre la posibilidad de acudir a la casación que conduce a que no todos los asuntos se sometan a ese trámite, no es violatoria de ningún derecho fundamental, entre otras razones por las siguientes: 3.- En los casos en que el juzgador resuelve la excepción de prescripción en la audiencia de decisión de excepciones previas, lo hace mediante auto y no por sentencia, pese a que sin duda, la resolución puede conllevar a la terminación del respectivo proceso; providencia que no se encuentra en el artículo 86 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, con sus diferentes modificaciones, como objeto del recurso extraordinario de casación. “(...) En cuanto a las decisiones susceptibles de ser impugnadas en sede de casación, la Corte se ha pronunciado en jurisprudencia que hoy reitera, así: <El artículo 365 del Código de Procedimiento Civil consagra los fines del recurso de casación: unificar la jurisprudencia nacional y proveer a la realización del derecho objetivo en los respectivos procesos; además, reparar los agravios inferidos a las partes por la sentencia recurrida. Los dos primeros fines son de Aunado a que el mero hecho de tener fuerza de sentencia este auto interlocutorio, no lo hace sentencia. 2 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA “Si en tratándose de un recurso ordinario, como la apelación, previsto en la Constitución contra todas las sentencias, la ley, por mandato expreso del artículo 31, puede consagrar excepciones, no se ve por qué no pueda señalar o determinar contra cuáles sentencias procede el recurso de casación, extraordinario como se ha dicho. interés público; en el tercero, predomina el interés particular. “Como lo han definido la doctrina, la jurisprudencia y la ley, el de casación es un recurso extraordinario que solamente procede contra las sentencias expresamente señaladas por la ley . “Por lo mismo, por ser un recurso extraordinario, no procede contra todas las sentencias, sino contra aquellas señaladas en la ley procesal. Dicho en otras palabras, la regla general es la improcedencia del recurso; la excepción, su procedencia, en los casos previstos en la ley. “Dicho en términos generales: como al legislador corresponde dictar las normas procesales, regular el trámite de los procesos, para concluir que una norma procesal es inconstitucional hay que demostrar por qué quebranta un mandato de la Constitución. No basta, por ejemplo, hacer afirmaciones sobre la igualdad en sentido abstracto, porque esta clase de razonamientos llevaría a sostener tesis ostensiblemente absurdas, como la de que todos los asuntos se sometieran al mismo trámite. “En tratándose de las sentencias, la apelación, por el contrario, es un recurso ordinario. Por esta razón, según la regla general, procede contra todas las sentencias dictadas en primera instancia, según el artículo 351 del Código de Procedimiento Civil. “El legislador fija los distintos procedimientos atendiendo la naturaleza de los asuntos. Así se determina la finalidad de los procesos específicamente considerados, más allá de la finalidad general de administrar justicia, de hacer justicia. “Esta diferente naturaleza explica por qué la Constitución sólo menciona la casación en el artículo 235, al disponer que es atribución de la Corte Suprema de Justicia "Actuar como tribunal de casación". Por el contrario, el artículo 31 de la misma Constitución establece que "toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las excepciones que consagre la ley". (...) Todo lo anterior lleva a desechar el argumento de la igualdad, fundado en el artículo 13 de la Constitución, como razón de la inconstitucionalidad demandada. (...) (...) “Según el inciso segundo del artículo 29 de la Constitución, "Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de las formas propias de cada juicio". “A todo lo cual, cabría agregar que tampoco la inexistencia de un recurso contra una providencia, implica que se viole el derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia (art. 229 de la Constitución). La ley procesal, al fijar el trámite de cada asunto, establece los recursos. Y si en un caso, como lo permite el artículo 31, determina que una sentencia sea inapelable, no por ello quebranta la Constitución, y concretamente el art. 229. “Estas formas propias de cada juicio son las normas procesales. Dictarlas corresponde al legislador, de conformidad con la segunda de las funciones que al Congreso asigna el artículo 150 de la Constitución: "Expedir códigos en todos los ramos de la legislación y reformar sus disposiciones". “El legislador, en uso de sus atribuciones, ha procedido razonablemente al establecer el recurso de casación solamente para determinadas sentencias”.."». “Al dictar las normas procesales, el Congreso regula íntegramente el trámite de los procesos, y, dentro de éste, lo relativo a los recursos. 3 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35468 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 21/04/2009 Isaura Vargas Díaz Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Gilma Elena Ramírez Ramírez y María Eugenia Valencia de Ramírez Instituto de Seguros Sociales PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Requisitos según artículo 47 de la Ley 100 de 1993 original – Convivencia simultánea de la compañera permanente y de la cónyuge con el causante – Prevalencia del cónyuge sobre la compañera permanente. casa de ella seguro también, creo que en la casa de la señora GILMA se mantenía”, que “siempre iba a mi casa, siempre estábamos en contacto”, que “él venía a mi casa común y corriente dos o tres veces en la semana” y “llamaba constantemente así diario por teléfono”, que se “quedaba de viernes a domingo”, aserciones que concuerdan con el relato de la absolvente, quien en la misma diligencia, a la pregunta tercera de hasta cuándo convivió como pareja con VÍCTOR MODESTO, respondió “yo tuve esposo desde el 10 de octubre del 49 al 8 de febrero de dos mil”, y a la interrogación número cinco referente a cuántos días pernoctaba éste en su casa, contestó: “tres o cuatro veces, compartíamos lecho”(folio 36 vuelto). «…el fallador de segundo grado después de analizar el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y los testimonios aportados de los que dijo eran contrarios, pero con plena validez y suficiente poder de convencimiento para colegir que el causante “sostuvo una convivencia simultánea” tanto con su “cónyuge MARÍA EUGENIA VALENCIA como con su compañera permanente GILMA RAMÍREZ”, precisó que además de esto, aquella al absolver el interrogatorio de parte “no desconoce tal convivencia simultánea”, y que al preguntarle dónde tenía sus pertenencias personales, tales como la ropa y demás objetos señaló: “lo tenía en las dos partes”. …el sentenciador de segundo grado no dejó de lado la existencia de los cuatro menores de edad, ni la convivencia del causante con su compañera permanente GILMA ELENA RAMÍREZ RAMÍREZ, pues infirió que no existía controversia: (i) en que el 50% de la pensión que devengaba VÍCTOR MODESTO, “se concedió a los menores OXNARDO ELÍAS, JESSICA JOHANA, LEONARGO FABIO MARI LUZ RAMÍREZ RAMÍREZ, hijos menores del fallecido”(folio 81); y (ii) que tal como lo consideró el juez de primer grado, “el causante sostuvo una convivencia simultánea” tanto con “su cónyuge MARÍA EUGENIA VALENCIA como con su compañera permanente GILMA La verdad, es que no se evidencia falta del fallador de segundo grado al valorar tal probanza, o al menos con la característica de ostensible. En efecto, el ad quem infirió que la señora MARÍA EUGENIA VALENCIA DE RAMÍREZ “no desconoce tal convivencia simultánea”, pues en el interrogatorio de parte rendido admitió que “el no estuvo permanente”, que se “mantenía y en la 4 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RAMÍREZ” (folio 82), sólo que consideró que al fallecimiento de VÍCTOR MODESTO estaba vigente la primigenia Ley 100 de 1993, que exigía para el derecho a la pensión, “convivir con el pensionado desde el momento de adquirir el derecho a la pensión y hasta el momento de la muerte”, habiendo acreditado la cónyuge que “hacía vida marital con el señor RAMÍREZ desde el 10 de octubre de 1949, cuando contrajeron matrimonio y hasta la fecha del fallecimiento del mismo”, sin que la “convivencia simultánea con la señora GILMA, desvirtuara o desconociera el vínculo marital”, ni “mucho menos, que le permitiera obtener la pensión a esta última” quien “por parte alguna demostró que la relación con el fallecido se originó desde el momento de adquirirse el derecho a la pensión”, aserciones todas estas a las que guardó silencio la recurrente. compañera permanente, criterio que se renueva en el sub judice. Lo mismo podría decirse frente al artículo 7° del Decreto 1889 de 1994, pues la referida normativa precisa que tendrá derecho a la pensión de sobrevivientes, “en primer término”, el cónyuge, y sólo a falta de éste, entra como beneficiario el compañero o compañera permanente, que evidencia la prelación a la familia primaria como núcleo fundamental de la sociedad, cuando por decisión libre un hombre y una mujer deciden contraer matrimonio, o cuando por voluntad resuelven unirse dejando de lado las nupcias, para como compañeros conformar responsablemente una familia. En ese orden, en el presente asunto se protege la cónyuge que demostró reunir los requisitos legales para ser beneficiaria de la pensión suplicada, y a los cuatro hijos habidos entre el pensionado VÍCTOR MODESTO y su compañera GILMA. Así, no se muestra la aplicación indebida que la recurrente plantea. (…) En ese orden, se impone afirmar que el fallador de alzada al aplicar el original artículo 47 original de la Ley 100 de 1993, no incurrió en la aplicación indebida que acusa la censura, puesto que, sin duda alguna, se atuvo íntegramente al texto de la normativa en comento vigente para cuando ocurrió el fallecimiento de VÍCTOR MODESTO, sin que como lo advirtió el Tribunal, GILMA RAMÍREZ RAMÍREZ “desvirtuara o desconociera el vínculo marital” entre la cónyuge MARÍA EUGENIA VALENCIA y aquél, y sin que demostrara que “la relación con el fallecido se originó desde el momento de adquirirse el derecho a la pensión”. Sobre esta temática sentó su criterio esta Sala de la Corte, en sentencia del 3 de marzo de 1999, radicado 11245, reiterada en pronunciamientos de 23 de octubre de 2007, radicación 31710, y 22 de enero y 22 de abril de 2008, radicados 29849 y 32392 respectivamente, así: “Y es precisamente dentro de este esquema que el nuevo sistema de seguridad social introducido por la Ley 100 de 1993 consagró en su artículo 47, para la compañera permanente la condición de beneficiaria cuando, habiéndose extinguido la convivencia del pensionado con su cónyuge, aquella reuniese cabalmente las nuevas condiciones para acceder a la pensión de sobrevivientes, y estableció concretamente que es la efectiva vida de pareja durante los años anteriores al deceso del pensionado, la que viene a legitimar la sustitución pensional, por encima de cualesquiera otra consideración. En efecto, la disposición que rige el asunto y que le da derecho a la demandante a reclamar la pensión de sobrevivientes, es precisamente el artículo 47 inicial de la Ley 100 de 1993. Ello es así, porque MARÍA EUGENIA VALENCIA DE RAMÍREZ, como cónyuge del pensionado fallecido, acreditó los requisitos que consagra la preceptiva en comento, amén de que conforme a la jurisprudencia, cuando se presenta una convivencia simultánea del causante con la cónyuge y la compañera permanente, la vocación para hacerse beneficiaria de la pensión la tiene en primer lugar la consorte y, sólo a falta de ésta, la “Es que así lo estatuye textualmente la disposición en comento: “En caso de que la pensión de sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el cónyuge o la compañera o compañero permanente supérstite, deberá acreditar que estuvo haciendo vida marital con el causante por lo menos desde el momento en que éste 5 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL cumplió con los requisitos para tener derecho a una pensión de vejez o invalidez, y hasta su muerte, y haya convivido con el fallecido no menos de dos años continuos con anterioridad a su muerte, salvo que haya procreado uno o más hijos con el pensionado fallecido.” (se subraya). al menos desde el momento en que éste adquirió el derecho a la pensión respectiva; y, en tercer lugar, el haber convivido con el pensionado no menos de dos años continuos con anterioridad a su muerte, requisito éste último que puede suplirse con el de haber procreado uno o más hijos con él, sin que tengan al efecto - ahora - incidencia alguna, las circunstancias en que se produjo la ruptura de la convivencia con su cónyuge, vale decir, si ésta se dio por causas imputables al causante o no, puesto que el presupuesto de ausencia de culpabilidad del fallecido no fue reproducido en la nueva preceptiva que reguló integralmente la materia con un fundamento y contenido diferentes. “Lo anterior no obsta para precisar que si se da una convivencia simultánea del pensionado tanto con su cónyuge como con la compañera, la beneficiaria de la pensión de sobrevivientes, en primer término, es la esposa, por cuanto así se desprende del artículo 7º del decreto 1889 de 1994, reglamentario de la Ley 100 de 1993. Pero en todo caso, para que el cónyuge tenga el derecho a la susodicha sustitución pensional, deberá cumplir “con los requisitos exigidos por los literales a) de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993”, como lo exige perentoriamente el artículo 9º del decreto citado. Y tales requisitos exigidos al cónyuge o al compañero permanente supérstite son, en este nuevo esquema normativo, en primer lugar, la convivencia efectiva con el pensionado al momento de su fallecimiento; en segundo término, la circunstancia de haber hecho vida marital responsable con el fallecido, “También debe tenerse en cuenta que conforme lo prescribe el artículo 230 de la Constitución Política, los jueces en sus providencias están sometidos al imperio de la Ley y en este caso al literal a) del artículo 47 de la Ley 100, el cual fue declarado avenido a la Carta Fundamental por la Corte Constitucional mediante sentencia C389/96”». 6 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35414 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 21/04/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial del Buga Didier Eduardo Camacho Aguado Clínica Materno Infantil Los Farallones S.A. BUENA FE - Concepto/INDEMNIZACIÓN MORATORIA – Por no pago oportuno de cesantías, salarios y prestaciones – En ambos casos su naturaleza es sancionatoria y se debe analizar la buena o mala fe de la conducta del empleador – Cuando se presenta controversia fundada y seria acerca de la naturaleza jurídica del contrato hay lugar a su exoneración – Las mismas pruebas que fundaron la declaración de la relación laboral pueden servir para deducir la buena fe del empleador. de Trabajo, como lo pone de presente la censura, que es criterio de la Sala que ambas por tener su origen en el incumplimiento del empleador de ciertas obligaciones, gozan de una naturaleza eminentemente sancionatoria y como tal su imposición está condicionada al examen, análisis o apreciación de los elementos subjetivos relativos a la buena o mala fe que guiaron la conducta del empleador. Para tal efecto, en sentencia del 21 de abril de 2004 con radicación 22448, que reiteró lo dicho en decisión del 11 de julio de 2000 radicado 13.467, en cuanto a esta temática la Corte sostuvo: «Pues bien, planteadas así las cosas, primeramente es de recordar, que la <buena fe> equivale a obrar con lealtad, con rectitud y de manera honesta, es decir, se traduce en la conciencia sincera, con sentimiento suficiente de lealtad y honradez del empleador frente a su trabajador, que en ningún momento ha querido atropellar sus derechos; lo cual está en contraposición con el obrar de mala fe, de quien pretende obtener ventajas o beneficios sin una suficiente dosis de probidad o pulcritud. “(....) Ahora bien, aún entendiendo que la acusación denuncia la infracción directa de los citados preceptos, en cuanto al artículo 99 de la Ley 50 de 1990, es lo cierto que el Tribunal no pudo ignorar la disposición por cuanto fue la que le sirvió de apoyo al Juzgado para fulminar la condena por indemnización moratoria, ni tampoco se rebeló contra su contenido, sino que estimó conforme a jurisprudencia de la Sala, que su aplicación no podía ser automática y que era necesario analizar la conducta del empleador para establecer si la presunción de mala fe quedaba o no desvirtuada; entonces, apoyándose en pruebas del expediente y luego de examinar las razones de la empresa demandada, -lo que de paso desvirtúa la afirmación inicial del recurrente de que el Tribunal no realizó análisis probatorio-, En según lugar, cabe decir, que en lo referente a estas dos clases de indemnizaciones moratorias, por la no consignación al fondo de cesantías consagrada en el numeral 3° del artículo 99 de la Ley 50 de 1990 y la causada a la terminación de la relación laboral por el no pago oportuno de salarios y prestaciones sociales debidas dispuesta en el artículo 65 del Código Sustantivo 7 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL descartó la existencia de mala fe y no le hizo producir efectos a la norma acusada. frente a un contrato de trabajo respecto del demandante, lo cual se erige como suficiente para brindar apoyo a una conducta de buena fe, indefectiblemente conduce a concluir que la interpretación que le imprimió dicho juzgador a las disposiciones legales de marras, esto es, los artículos 99 numeral 3° de la Ley 50 de 1990 y 65 del C. S. del T., se aviene a las orientaciones jurisprudenciales que constituyen su correcta hermenéutica jurídica. Ese criterio resulta acorde con el expuesto por la Sala en sentencia de 11 de julio de 2000, rad. 13467 en que señaló: <La indemnización moratoria consagrada en el numeral tercero del artículo 99 de la Ley 50 de 1990 tiene origen en el incumplimiento de la obligación que tiene el empleador de consignar a favor del trabajador en un fondo autorizado el auxilio de cesantía, luego se trata de una disposición de naturaleza eminentemente sancionadora, como tal, su imposición está condicionada, como ocurre en la hipótesis del artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo, al examen o apreciación de los elementos subjetivos relativos a la buena o mala fe que guiaron la conducta del patrono>...”. (Resalta la Sala). Es menester aclarar que se equivoca el censor cuando asevera, que al probarse dentro de la contienda judicial el contrato de trabajo, en desarrollo del principio de la primacía de la realidad y no aceptarse la posición de la demandada sobre la inexistencia del vínculo laboral, necesariamente se ha de tener su actuar como caprichoso y revestido de malicia; habida cuenta que de la misma forma como se ha adoctrinado que la simple negación de la relación laboral no exonera per se al empleador de la indemnización moratoria, tampoco la demostración del contrato de trabajo trae consigo inexorablemente la mala fe de la demandada. Lo anterior significa, que como de tiempo atrás se ha venido sosteniendo, la aplicación de la indemnización moratoria para cualquiera de los dos eventos que ocupan la atención a la Sala, no es automática ni inexorable, y por ende en cada asunto a juzgar el sentenciador debe analizar si la conducta remisa del empleador estuvo o no justificada con argumentos que pese a no resultar viables o jurídicamente acertados, sí puedan considerarse atendibles y justificables, en la medida que razonablemente lo hubiese llevado al convencimiento de que nada adeudaba por salarios o derechos sociales, lo cual de acreditarse conlleva a ubicar el actuar del obligado en el terreno de la buena fe, y en este caso no procedería la sanción prevista en los preceptos legales referidos. En efecto, la imposición de la condena por indemnización moratoria cuando se discute la existencia del contrato de trabajo no depende exclusivamente de su declaración, así como tampoco su absolución de la negación del vínculo laboral; pues en ambos casos se requiere del examen de la conducta del empleador, y si la postura de la demandada resulta fundada y acompañada de pruebas que obren en el proceso, de forma que así no logre desvirtuar el nexo contractual, tenga plena justificación, es factible exonerarla de esa drástica sanción, como en el sub lite ocurrió. Por consiguiente, que si bien el ad quem infirió correctamente la existencia de la relación laboral, no por ello simplemente estaba obligado a impartir condena por indemnización moratoria como lo sugiere la censura, con mayor razón cuando se coligió la buena fe de la accionada del proceder asumido desde el principio de la litis de negar con razones, si bien no acertadas en estricto sentido Bajo esta órbita, se tiene que el Tribunal al examinar la conducta de la empleadora demandada y encontrar demostradas las circunstancias en que aquella fundó su firme convicción de no estar 8 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA jurídico, si avenidas con lo que puede estimarse <atendible> por estar fincadas en una convicción de estar actuando válidamente o en derecho. Por lo dicho, el Tribunal en ningún momento desvió la verdadera inteligencia que le corresponde a los preceptos legales acusados, que exigen en cada caso valorar la conducta del empleador renuente al pago de salarios y derechos sociales, ya que lo cierto fue que acogió lo dicho por la Corte sobre la correcta interpretación de tales normas conforme a su genuino y cabal sentido». Acorde con lo anterior, también es dable afirmar, que no se presenta ninguna incoherencia por la circunstancia de que las mismas pruebas que apreció la Colegiatura para establecer el contrato de trabajo realidad, sirvan en un momento dado para deducir la buena fe de la demandada. 9 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35351 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: ACLARACIÓN DE VOTO: 21/04/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Alicia del Socorro Vargas de Aristizábal Instituto de Seguros Sociales Gustavo José Gnecco Mendoza y Eduardo López Villegas PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – La dependencia económica de los padres en vigencia de la Ley 797 de de 2003 no es total y absoluta – Sentencia de exequibilidad C-111 de 2006 – Los padres pueden recibir ingresos adicionales por su propio trabajo siempre y cuando no los convierta en autosuficientes/PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – El que reclama la pensión de sobrevivientes es quien debe probar la dependencia económica. «…en ningún momento el Juez Colegiado arribó a la conclusión de que la progenitora demandante recibía ayuda económica del hijo fallecido para satisfacer sus necesidades relativas a su sostenimiento, y menos que los ingresos adicionales que ésta obtenía de la colaboración de otros hijos y del producido de la venta de arepas la hicieran autosuficientes económicamente. En efecto, vista la motivación del fallo censurado, lo inferido en esencia por el Tribunal, fue que la accionante no cumplió con la carga procesal de probar la citada dependencia económica, en la medida que ninguna de las pruebas obrantes en el plenario dan cuenta de este hecho. Es más, destaca que ni siquiera se propuso o se trajo a declarar algún testigo que diera fe de tal circunstancia, lo que imposibilitó establecer “la realidad del entorno familiar” de la actora, sin que sea dable “presumir la dependencia económica”. Lo anterior significa, que el recurrente para estructurar el ataque por la vía directa o del puro derecho, parte de unos supuestos fácticos no demostrados en el proceso y de unas conclusiones ajenas a las que verdaderamente soportan la decisión atacada, lo que da al traste con la acusación. Mas sin embargo, es pertinente agregar, que el Juez de apelaciones, en las reflexiones de índole jurídico que efectuó antes de abordar el estudio de los medios de prueba, consideró, apoyado en la sentencia de casación que data del 27 de marzo de 2003 radicación 19867 y en la sentencia de exequibilidad C-111 del 22 de febrero de 2006, que “la dependencia no debe de entenderse como total y absoluta, dándose la posibilidad de admitir que los padres dependientes económicamente de alguno de sus hijos, se puedan beneficiar en forma conjunta de otros hijos o por actividades dirigidas a obtener la subsistencia, siempre que las ayudas no se conviertan en aportes autosuficientes que hagan desaparecer la dependencia”; lo cual coincide con la interpretación que la censura propone en el cargo, acudiendo también a lo adoctrinado por esta Sala de la Corte en sentencias del 25 de enero, 12 de febrero y 1° de abril de 2008 radicados 31873, 31346 y 32420, respectivamente, y por lo dicho por la Corte Constitucional en el mencionado pronunciamiento de constitucionalidad 10 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993, modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, cuyo literal d) fue declarado exequible salvo la expresión “de forma total y absoluta” que se declaró inexequible. Así las cosas, se tiene que lo concluido jurídicamente en este asunto por el Juez de apelaciones, no va en contravía de las directrices esbozadas en las varias decisiones jurisprudenciales que sobre el tema se han dado, proferidas por la Sala de Casación Laboral antes y después de la referida sentencia de exequibilidad C-111 de 2006, en las cuales se ha dejado sentado, como primera medida, que tal dependencia económica efectivamente no es total y absoluta, lo que se traduce en que es posible que los ascendientes tengan un ingreso personal o ciertos recursos y puedan acceder al derecho pensional reclamado, y en segundo lugar, que aquella dependencia económica es una circunstancia que sólo puede ser definida y establecida en cada caso concreto, pues si los ingresos que perciben los padres fruto de su propio trabajo o los recursos que éstos obtengan de otras fuentes, son suficientes para satisfacer las necesidades básicas o relativas a su sostenimiento, no se configura el presupuesto de la norma para acceder a la pensión de sobrevivientes, y es por esto que la mera presencia de un auxilio o ayuda monetaria del buen hijo, no siempre es indicativo de una verdadera dependencia económica, y en esta eventualidad no se cumplirían las previsiones señaladas en la ley. Conviene traer a colación lo dicho por esta Corporación alrededor de la exigencia legal de la dependencia económica de los padres frente al hijo que fallece, en sentencia del 11 de mayo de 2004 radicación 22132, reiterada en decisiones del 7 de marzo de 2005, 21 de febrero de 2006, 15 de febrero de 2007 y 14 de mayo de 2008, con radicados 24141, 26406, 29589 y 32813 respectivamente, que si bien corresponde a la intelección del literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993 en su versión original, esto es, antes de la reforma introducida por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, sus enseñanzas son plenamente aplicables al caso a juzgar, donde se puntualizó: “(...) Descendiendo al caso que ocupa la atención de la Sala, esto es, el relativo a la concepción y alcance de la expresión <dependencia económica> que consagra el literal c) del artículo 47 de la ley 100 de 1993, es importante tener en cuenta que según el Tribunal el demandante no dependía de manera total y absoluta de su hijo fallecido, principalmente porque esporádicamente recibe semanalmente la suma de $20.000,oo o $25.000,oo y, además, porque su cónyuge devenga un salario mínimo legal mensual, producto de su trabajo como auxiliar de servicios generales en un colegio, circunstancias que al decir del juzgador, demuestran la presencia de medios económicos que posibilitan el sostenimiento del actor, aspecto que en su sentir no consulta la teleología del artículo 47 acusado que reconoce la calidad de beneficiario de la pensión de sobrevivientes a quien dependa económicamente en un todo del fallecido, lo cual colisiona con la simple ayuda o colaboración propia de los buenos hijos frente a sus padres. De acuerdo con esta exégesis del ad quem, la configuración de la dependencia económica a la que alude la disposición legal en cita, se desvirtúa por la circunstancia de venir recibiendo el demandante ayuda o apoyo así sea parcial del hijo fallecido. Dicho de otro modo, para el Tribunal la exigencia legal supone que la dependencia económica sea total y absoluta, sin ninguna posibilidad de que los padres se procuren algunos ingresos adicionales. El recurrente, por el contrario, se aparta de esa hermenéutica ya que a su juicio el supuesto exigido en el texto normativo no se traduce en que el padre reclamante de la pensión de sobrevivientes se encuentre supeditado de manera absoluta al ingreso que le brindaba el afiliado, lo cual no descarta de plano la situación de simple ayuda o colaboración. Planteada la controversia jurídica en los anteriores términos, para la Sala es claro que le asiste razón al recurrente por cuanto el literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993 que se denuncia como quebrantado, en modo alguno consagra que la dependencia económica de los padres frente a los hijos, que da lugar a la pensión de sobrevivientes, tenga que ser absoluta y total. Razonamiento que por demás, tampoco ha avalado la Corte, pues lo que se ha dicho es que en ausencia de enunciado legal que defina el concepto de dependencia económica luego de la suspensión y posterior nulidad del artículo 16 del Decreto 1889 de 11 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL 1994 que sí la definía, este enunciado debe asumirse en su sentido natural y obvio, es decir, con la connotación de estar subordinado a una persona o cosa, o necesitar una persona del auxilio o protección de otra. Esa acepción de dependencia económica según ha sido concebida por la Corte bajo el presupuesto de la subordinación de los padres en relación con la ayuda pecuniaria del hijo para subsistir, no descarta que aquellos puedan recibir un ingreso adicional fruto de su propio trabajo o actividad siempre y cuando éste no los convierta en autosuficientes económicamente, desapareciendo así la subordinación que predica la norma legal. En todo caso, conviene precisar que la dependencia económica en los términos que se acaban de delinear es una situación que sólo puede ser definida y establecida en cada caso concreto.(resalta la Sala). El hecho cierto y admitido por el juzgador de segundo grado de que el accionante recibía una ayuda económica de su hijo fallecido, encaja dentro de las previsiones del literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993, pues contrario a lo dicho por el Tribunal, esta disposición no exige que la dependencia aludida deba ser total y absoluta, en tanto ordena conceder el derecho a la pensión de sobrevivientes a los padres del causante si aquellos <dependían económicamente de éste>. Así se ha dicho, entre otras, en la sentencia del 27 de marzo de 2003, Radicación No. 19867, en la cual esta Corporación dijo: <De la lectura de las disposiciones de la Ley 100 de 1993 que se citan como infringidas, se desprende que dichos preceptos no hacen referencia a que la dependencia económica de los padres para ser beneficiarios de la pensión de sobrevivientes del hijo fallecido sea absoluta y por lo tanto mal puede ser esa la correcta hermenéutica de las normas en comento. “Tampoco la Corte en su jurisprudencia ha dado a esas previsiones legales la lectura que entiende el censor, pues en las decisiones que trae a colación lo que se ha dicho es que en ausencia de previsión legal que defina el concepto de „dependencia económica‟ este debe tomarse en su sentido natural y obvio donde depender significa „estar subordinado a una persona o cosa, o necesitar una persona del auxilio o protección de otra‟. “Ese criterio de dependencia económica tal como lo ha concebido la Corte bajo el presupuesto de la subordinación de los padres en relación con la ayuda pecuniaria del hijo para subsistir, no excluye que aquellos puedan percibir un ingreso adicional siempre y cuando éste no los convierta en autosuficientes económicamente, vale decir, haga desaparecer la relación de subordinación a que se refiere la norma. Sin embargo, resulta claro que la dependencia económica bajo los parámetros jurisprudenciales indicados, es una circunstancia que sólo puede ser definida en cada caso concreto> (resalta la Sala)”. Lo expuesto en el antecedente trascrito, adquiere más relevancia con la declaratoria de inexequibilidad de la expresión “de forma total y absoluta” que traía el literal d) del artículo 13 de la Ley 797 de 2003, norma que como atrás se expresó modificó el aludido literal c) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993. Por consiguiente, resulta claro que el Tribunal no desconoció que el requisito de la dependencia económica no debe ser total y absoluta, y al concluir que la promotora del proceso no demostró como le correspondía esta exigencia respecto de su hijo fallecido, esto es, el suministro de una colaboración o ayuda económica del causante que fuera esencial o significativa para el sustento de su progenitora, lo que no permitió en verdad esclarecer la realidad del entorno familiar de la demandante para la data de la muerte del afiliado, en definitiva se tiene que desde el punto de vista jurídico dicho sentenciador le imprimió al precepto legal en cuestión una interpretación que se ajusta a su cabal y genuino sentido, asistiéndole adicionalmente la razón en el sentido de que la mencionada dependencia no era posible presumirla. De otro lado, en lo concerniente a la alegación del censor de que “no era necesario acreditar la citada dependencia económica más allá de lo que dijo el juzgador”, es de advertir, que como bien lo infirió el fallador de alzada, es a la demandante que pretende obtener la pensión de sobreviviente en su calidad de madre del causante, a quien en principio le corresponde probar por cualquier medio de los legalmente autorizados ser dependiente económicamente del occiso, y cumplido lo anterior 12 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA será el demandado quien debe demostrar dentro de la contienda judicial la existencia de ingresos o rentas propias de la ascendiente que la puedan hacer autosufiente en relación con su hijo fallecido. Y fue precisamente esa carga probatoria de la parte actora, que el Tribunal no encontró cumplida en la actuación surtida; y sí el recurrente contrario a lo sostenido en la sentencia recurrida, considera que sí estaba acreditada en la litis la aludida dependencia económica que echó de menos la Colegiatura, debió debatir la apreciación de las pruebas analizadas en la segunda instancia o denunciar la falta de valoración de algún medio de convicción que respaldara su postura, pero acudiendo a la vía adecuada que no es otra que la indirecta o de los hechos, lo cual como no se hizo, mantiene incólume la decisión atacada en este puntual aspecto». 13 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 33914 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 21/04/2009 Elsy del Pilar Cuello Calderón Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira Alonso Ortíz Bello Empresa de Energía de Bogotá S.A. ESP Emgesa S.A. PENSIÓN ESPECIAL DE VEJEZ – Por el ejercicio de actividades de alto riesgo – Requisitos – Régimen de transición. señalar en su artículo 2º como actividades de “alto riesgo” las siguientes: “1. Trabajos en minería que impliquen prestar el servicio en socavones o en subterráneos. «La censura aduce que el ad quem infringió el artículo 6 del Decreto 2090 de 2003, puesto que no obstante aceptar que el demandante había laborado más de 10 años en el DAS, en el cargo de Agente Secreto, teniendo por tanto más de las 500 semanas exigidas por la disposición citada, negó el derecho invocado, siendo que en total completó más de 23 años al servicio del Estado. (…) El Tribunal reseñó las labores desempeñadas por el demandante al servicio del DAS, y las ejercidas como soldado voluntario; luego en ese sentido lo primero que debe destacarse es que no pudo incurrir en un yerro fáctico frente al punto; lo que ocurre es que consideró que las actividades ejecutadas en la accionada no están taxativamente consagradas en la legislación, para computarlas a aquellas que sí son de alto riesgo. Siendo ello así, se procede al examen de las normas acusadas. Respecto al tema planteado, es preciso anotar que el Decreto 2090 de 2003 recogió, básicamente, lo previsto sobre el particular en el 1281 de 1994, al “2. Trabajos que impliquen la exposición a altas temperaturas, por encima de los valores permisibles, determinados por las normas técnicas de salud ocupacional. “3. Trabajos con exposición comprobadamente cancerígenas. a sustancias “4. En la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil o en la entidad que haga sus veces, la actividad de los técnicos aeronáuticos con funciones de controladores de tránsito aéreo (…). “5. En los cuerpos de Bomberos, la actividad relacionada con la función especifica de actuar en operaciones de extinción de incendio. “6. En el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, la actividad del personal dedicado a la custodia y vigilancia de los internos (…)”. Y, el artículo 6º es del siguiente tenor: “Régimen de transición. Quienes a la fecha de entrada en vigencia del presente decreto hubieren cotizado cuando menos 500 semanas de cotización especial, tendrán derecho a que, una vez cumplido el número mínimo de semanas exigido por la Ley 797 de 2003 para acceder a la pensión, ésta le sea reconocida en las mismas condiciones establecidas en las normas 14 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA anteriores que regulaban las actividades de alto riesgo”. Decreto-ley 1047 de 1978, cuyas normas serán igualmente aplicables al personal de detectives en sus distintos grados y denominaciones”. Por su parte el Decreto 1047 de 1978, que también acusa la censura, determinó el régimen pensional para las personas que desempeñen las funciones de dactiloscopistas, y señaló que para adquirir el derecho se requerían 20 años de servicios, sin importar la edad, y en otro evento, 16 años continuos de servicios y haber cumplido 50 años de edad. El 1933 de 1989, al referirse al tema pensional, estableció: “Las normas generales sobre pensión de jubilación previstas para los empleados de la administración pública del orden nacional se aplicarán a los empleados del Departamento Administrativo de Seguridad. “Los empleados que cumplan funciones de dactilocopistas en los cargos de Detective Agente, Profesional o Especializado, se regirán por lo establecido en cuanto a régimen de pensión vitalicia de jubilación, por el El régimen de transición aludido, y al que se remite el recurrente, reconoce el régimen especial y prestacional antecedente, de modo que se garantiza el reconocimiento del derecho pensional, en las condiciones previstas en las disposiciones precedentes, pero bajo condición de cumplir el requisito de haber ejercido las actividades catalogadas legalmente como especiales, exigencia que fue precisamente la que echó de menos el juzgador. Ello quiere decir que al no surgir de las preceptivas reseñadas, que el cargo de escolta desempeñado en una empresa como la demandada, figure en dichas normas, como de alto riesgo, no procede la inclusión a la cual aspira el censor, como si se tratare de un funcionario del DAS. De allí que no se halle acreditada ninguna de las infracciones denunciadas en las acusaciones». 15 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35305 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá Saúl Sandoval Galvis Instituto de Seguros Sociales PENSIÓN DE INVALIDEZ – Carácter provisional y definitivo – Revisión de la invalidez – Etapas para su otorgamiento -Carácter vitalicio cuando el pensionado por invalidez cumple la edad mínima para la pensión de vejez. «En síntesis, puede afirmarse que el recurrente pretende que su situación sea ventilada a la luz del Decreto 3170 de 1964, bajo cuyo imperio se le concedió la pensión de invalidez al demandante, pues en su sentir las disposiciones de la Ley 100 de 1993 en materia de revisión de las pensiones de invalidez son mucho más exigentes que las previstas en el citado decreto. Para el Tribunal, en cualquiera de los dos regímenes, bien en el de la Ley 100 de 1993 o en el anterior a la misma, las pensiones de invalidez son revisables de manera que dependiendo de las nuevas circunstancias derivadas de dicha revisión, las condiciones de otorgamiento pueden ser variadas. Siguiendo el derrotero marcado por la censura, debe recordarse que el artículo 23 del Acuerdo 155 de 1963, aprobado por el Decreto 3170 de 1964, determinaba que las pensiones de invalidez por incapacidad permanente total o parcial se concederían inicialmente en forma provisional por dos años contados desde que fuera declarada la una o la otra incapacidad. Si vencido ese término, persistía la incapacidad, la pensión tendría carácter definitivo, pero con la facultad para el ISS de revisarla en cualquier momento cuando lo considerare necesario, “si hubiere fundamento para presumir que han cambiado las condiciones que determinan su agotamiento” Tales pensiones serían vitalicias una vez que el pensionado alcanzara la edad mínima que para el derecho a la pensión de vejez fijaba el Reglamento General del Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte. Cuando el mencionado precepto habló del carácter definitivo de la pensión después del término inicial provisional de dos años, no quiso decir que la prestación fuera desde entonces inmutable e invariable, pues el Instituto tenía la facultad de solicitar la revisión de la incapacidad y de acuerdo con las consecuencias de la revisión, variar las condiciones de su otorgamiento, una de las cuales era la cesación del pago de la prestación si el estado de invalidez había cesado totalmente o disminuido según que el nuevo porcentaje de pérdida de la capacidad laboral no ameritara ya la pensión atrás otorgada. Más sin embargo, cuando el pensionado por invalidez, manteniendo ese status, cumplía la edad mínima requerida para acceder a la pensión de vejez, la prestación por invalidez se convertía en vitalicia y ello implicaba, en primer lugar, que la incapacidad no podía ser revisada nuevamente, y en segundo, la pensión tampoco podía ser revocada. 16 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Tres etapas, entonces, encerraba el otorgamiento de la pensión de invalidez: La primera, la concesión provisional de la pensión por el término inicial de dos años, vencidos los cuales, debía revisarse la incapacidad. La segunda, el carácter definitivo de la pensión si la incapacidad persistía, pero conservando el ISS la facultad de revisar la incapacidad cuando lo considerara necesario, y la tercera, el carácter vitalicio de la prestación cuando el pensionado por invalidez cumpliera la edad mínima exigida para la pensión de vejez, etapa en la cual la pensión sí era irrevocable. Por tanto, se equivoca la censura cuando sostiene que por haber sido concedida de manera definitiva la pensión de invalidez, ésta era ya un derecho adquirido del pensionado que no podía ser desconocido por la entidad demandada, pues de conformidad con las disposiciones del Acuerdo 155 de 1963, como ya ha quedado visto, la posibilidad de revisión de la incapacidad por parte del ISS, implicaba que el disfrute de la pensión bien podía considerarse como un derecho condicionado cuyas causas o características de concesión podían ser modificadas. En las condiciones anotadas, el cargo no puede prosperar, pues es evidente que si las normas aplicables fueran las del Acuerdo 155 de 1963, tal como lo pretende la censura con apoyo en el principio de progresividad, la pensión de invalidez del actor podía ser revisada por parte del ISS como efectivamente lo hizo ante la Junta Nacional de Calificación de Invalidez. Lo anterior cobra fuerza en la medida en que de acuerdo con el Registro Civil de Nacimiento visible al folio 17, el demandante nació el 3 de febrero de 1951, por lo que la edad mínima de 60 años requeridos para la pensión de vejez por parte de los reglamentos del Seguro Social, los cumpliría en el mismo mes y día del año 2011». 17 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35252 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Eduardo López Villegas Sentencia Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Juan de Pasto Gregorio Quiñónez Quiñónez Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte IDRD ESTABILIDAD LABORAL, REINTEGRO Procedencia cuando la supresión del cargo no obedece al interés general y se torna caprichosa/REESTRUCTURACIÓN ADMINISTRATIVA – La supresión de cargos debe obedecer a la realización de los fines del Estado/ESTABILIDAD LABORAL – Conflicto entre normas constitucionales que persiguen los fines del Estado con las que consagran derechos individuales y colectivos/REESTRUCTURACIÓN ADMINISTRATIVA – El acto de supresión proveniente de la misma entidad no es suficiente para declarar la existencia de un interés público/REINTEGRO - Según la convención suscrita con el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte IDRD cuando no se justifica el despido/CONVENCIÓN COLECTIVA – Interpretación y aplicación de los artículos 30 y 35 de la convención suscrita con el IDRD. «El cargo prospera al reiterar la Corte el criterio que, respecto a similar acusación de error hermenéutico de las mismas normas, en circunstancias fácticas semejantes que incluye idéntica resolución de supresión de cargos (003 del 26 de abril de 2001), y contra el Instituto aquí demandado, emitió en sentencia del 16 de septiembre de 2008 radicación 33004 y en la cual se dijo: (…) Sea lo primero señalar, que la entidad demandada modificó la planta semiglobal de su personal mediante la resolución número 003 del 26 de abril de 2001, la que se expidió en virtud de las atribuciones conferidas a su Junta Directiva en la resolución número 05 de 1997, por lo tanto no es cierto que no existiera fundamento legal para ello. Y en cuanto a las citas jurisprudenciales, basta señalar que en ellas se dejó sentado que “las disposiciones dictadas en relación con su estructura, organización y desarrollo de sus funciones,…deben entenderse promulgadas en interés general, razón por la cual predominan sobre las que únicamente atienden al interés individual, de conformidad con el claro postulado expresado en el artículo 58 de la Constitución Política. Es por esa razón que en los casos de conflicto entre las normas laborales o convencionales que garantizan la estabilidad en el empleo y las especiales que en desarrollo de mandatos constitucionales permiten la supresión del empleo que ocupaba un trabajador y su consiguiente desvinculación, la jurisprudencia laboral ha dado prelación al régimen especial…”(Folio 34). La inconformidad de la censura no es contra la tesis de la Sala, sino sobre la pertinencia de la misma frente a la situación del sub lite, de no ser una reestructuración general prevista en normas superiores. Para la Sala las normas de carácter general dictadas en relación con la estructura, organización y desarrollo de las funciones de las entidades públicas, que persigan 18 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA una finalidad como la plasmada en el artículo 20 transitorio de la Carta Política, de poner en consonancia la estructura del Estado y de sus organismos, con el diseño constitucional de la estructura del Estado, que con ella sea adoptada, se consagran con el fin de realizar de la mejor manera los fines esenciales del Estado, y por ello están revestidas de un rango de prelación sobre aquellas que consagran los derechos individuales, y aún colectivos del Trabajo. Las normas laborales legales o convencionales que garantizan la estabilidad en el empleo y las especiales que son desarrollo de mandatos constitucionales, han de tener cabal aplicación, lo cual no significa que lo sea de manera absoluta, aún frente aquellos eventos en que se hace imperioso reordenar la administración. Pero esta postura jurisprudencial no puede hallar automático acomodo frente a cualquier acto administrativo que provenga de un ente descentralizado del orden territorial tendiente a modificar, ajustar o disminuir la planta de personal y que entrañe supresión de cargos, pues de su mera legalidad no puede inferirse la realización de los intereses superiores de la Administración Pública de ordenarse bajo reglas de eficiencia, procurando el mejoramiento del servicio, propendiendo al equilibrio entre ingresos y egresos. El ejercicio de la autonomía administrativa de la que gozan las entidades descentralizada s territoriales no es garantía per se de tratarse de actuaciones que estén revestidas de la excepcionalidad y racionalidad que se exige para que primen los intereses públicos sobre los derechos colectivos e individuales de los trabajadores; ningún sistema de derechos está garantizado si su disfrute pende de que el deudor, y sólo el, ejerciten o no acciones que los hagan inanes. Por está razón el mero acto administrativo de la entidad demandada por la que se auto - autorizo para ajustar su planta de personal y suprimir cargos, no es suficiente para declarar la existencia de un interés publico que tenga primacía sobre la eficacia de las garantías convencionales de estabilidad de empleo a las necesidades de la administración; esta debe resultar de estudios que aconsejen el reordenamiento administrativo, y que persuadan de cómo el sacrificio de los trabajadores que pierden su empleo, se justifica por la realización de un interés superior, como el de hacer más eficaz, o menos superflua la administración, o para propender al nivel de gasto que le permite su situación financiera. De esta manera, incurre el Tribunal en una incorrecta hermenéutica de las normas en comento, y por ello el cargo es fundado y prospera. (…) En instancia debe señalarse, como se hiciera en otras oportunidades contra la misma entidad, en las que queda al margen de toda controversia la naturaleza del vínculo, que las normas convencionales tienen en el sub lite plena aplicación al establecerse el despido sin justa causa del actor, de manera especial los artículos 30 y 55 (folios 595 y 605) . El acuerdo convencional (folios 583 a 608) fue recibido con nota de depósito por la Dirección Regional de Bogotá Cundinamarca del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (folio 583) y con vigencia comprendida, artículo tercero, entre el 1° de enero de 1999 y 31 de diciembre de 2002. (folio 585). En cuanto al alcance del texto del acuerdo convencional esta Corte se ha pronunciado respecto a idénticas disposiciones convencionales vigentes en la institución demandada así: “El texto convencional contempla dos hipótesis generadoras del reintegro originado en la ineficacia de la decisión del empleador: una, que no haya justa causa para el despido; y otra, que se invoque la justa causa pero se pretermita el trámite convencional previo al despido. La primera hipótesis es genérica, nada la limita, y por fuerza de la redacción debe comprender la no invocación de una justa causa y la invocación de un 19 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL motivo que no tenga esa entidad…(Rad. 9097 – 6 de diciembre de 1996). En razón a lo anterior, se revocará el fallo del juzgado y en su lugar se declarará la nulidad del despido, y en consecuencia se ordenará el reintegro del actor al mismo cargo que desempeñaba al momento de su despido, o a otro de igual categoría y remuneración, y se le paguen los salarios y prestaciones sociales legales y convencionales con sus respectivos incrementos, que sean compatibles con el reintegro, dejados de percibir desde el momento del despido hasta cuando se efectúe el reintegro. A su vez se autorizará al demandado para que descuente las sumas que le fueron canceladas al trabajador con ocasión del fenecimiento del contrato de trabajo, incluyendo la indemnización por terminación unilateral del contrato de trabajo». 20 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 34734 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia José Manuel Suárez Múnera Municipio de Caucasia CONVENCIÓN COLECTIVA – El sentido y alcance de sus disposiciones corresponde a las partes y no a la Corte/RECURSO DE CASACIÓN, ERROR DE HECHO – En la interpretación de cláusulas convencionales/CONVENCIÓN COLECTIVA – Interpretación de la cláusula 2 de la convención suscrita con el municipio de Caucasia/PLAZO PRESUNTIVO – Su cumplimiento es ajeno a la conducta laboral del trabajador y, por tanto, no puede ser objeto de medida disciplinaria/TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO – Por vencimiento del plazo presuntivo no se requiere adelantar trámite disciplinario previsto convencionalmente/REINTEGRO – No procede cuando la terminación ocurrió por vencimiento del plazo presuntivo, no requiere adelantar trámite disciplinario. procedimiento para cuando el contrato de trabajo termine por tres causas, como son: cláusula de reserva, el plazo presuntivo o la justa causa para despedir, exigiendo agotar un procedimiento, so pena de considerarse inoperante el despido, concediendo el derecho al trabajador de ser reintegrado.” (Folio 16, cuaderno de la Corte). «…el recurrente le enrostra al Tribunal la comisión de tres errores de hecho, por interpretar erróneamente la cláusula segunda de la convención colectiva de trabajo que lo llevó a aplicar indebidamente el artículo 467 del Código Sustantivo de Trabajo, en relación con los artículos 43 y 19 del Decreto 2127 de 1945, que hacen referencia al plazo presuntivo y a las cláusulas convencionales, toda vez que de la lectura atenta de esa cláusula se colige la voluntad de las partes que la suscribieron de “establecer un Precisamente en atención al origen y finalidad de la convención colectiva de trabajo, carece ella del alcance nacional que tienen las leyes del trabajo sobre las cuales sí le corresponde a la Corte interpretar y sentar criterios jurisprudenciales, por lo que, en tanto actúa como tribunal de casación, lo único que puede hacer, y ello siempre y cuando las características del desatino sean de tal envergadura que puedan considerarse un error de hecho manifiesto, es corregir la equivocada Así las cosas, es claro que la discusión gira en torno a la interpretación de una cláusula convencional y por ello debe la Corte reiterar que el objeto del recurso de casación no es fijarle el sentido que pueda tener una convención colectiva de trabajo, ya que, no obstante su gran importancia en las relaciones obrero-patronales y en la formación del Derecho del Trabajo, jamás puede participar de las características de las normas legales de alcance nacional y, por esa misma razón, son las partes que las celebran quienes están llamadas, en primer término, a establecer su sentido y alcance. 21 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL valoración como prueba de tales convenios normativos de condiciones generales de trabajo. También cabe recordar que por imperativo legal los contratos y convenios entre particulares --y la convención no es otra cosa diferente a un acuerdo de voluntades sui generis-- deben interpretarse ateniéndose más a la intención que tuvieron quienes lo celebraron, si dicha intención es claramente conocida, que a las palabras de que se hayan servido los contratantes. Esta regla de interpretación está expresada en el artículo 1618 del Código Civil, y aun cuando referida en principio a los contratos de derecho común, también debe ser tomada en consideración por los jueces del trabajo; y dado que el artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social faculta a los jueces laborales para que en las instancias aprecien libremente la prueba, es un deber de la Corte, en su condición de tribunal de casación y en todos los casos en que no se configure error de hecho manifiesto, respetar las apreciaciones razonadas que de la convención colectiva de trabajo --mirada ella como prueba de las obligaciones que contiene-– haga el Tribunal fallador. Y al examinar la cláusula convencional que se considera equivocadamente valorada, no encuentra la Corte que el Tribunal cometiera un desacierto protuberante al analizarla, pues es lo cierto que, pese a que en ella se establece que “Antes de la sanción disciplinaria que conlleve a aplicar la cláusula de reserva, el plazo presuntivo o la justa causa para despedir al trabajador, el Municipio de Caucasia deberá seguir el siguiente procedimiento…”, de la circunstancia de tratarse de un precepto que hace referencia a un régimen disciplinario; de su lectura integral y armónica, incluyendo lo dispuesto en su parágrafo; y del objetivo del procedimiento disciplinario allí contenido, resulta razonable concluir que ese trámite disciplinario solamente debe cumplirse en aquellos casos en que se pretenda despedir al trabajador por haber cometido una falta que sea sancionable disciplinariamente, o lo que es lo mismo, cuando se le vaya a despedir con una justa causa, pero no en los demás eventos a los que se hace referencia en la citada cláusula, esto es, la aplicación de la cláusula de reserva que, además, no existe legalmente en la actualidad, y la aplicación del plazo presuntivo. Y ello es así porque en estricto sentido el cumplimiento del plazo presuntivo es una situación por completo ajena a la conducta laboral del trabajador, de tal suerte que no puede considerarse que pueda ser materia de una medida disciplinaria que justifique la existencia de un trámite previo a la toma de la decisión de terminar el contrato de trabajo por el acaecimiento de ese hecho. Por otra parte, si el objetivo del procedimiento disciplinario es, como surge de la cláusula en comento, el de que el trabajador pueda presentar sus descargos, es claro que debe estarse ante una situación que amerite la formulación de unos cargos o imputaciones que deban ser respondidos, lo que, por obvias razones, no se da en tratándose de la simple llegada de un plazo. Esta Sala de la Corte ha considerado que no se justifica adelantar trámites disciplinarios como el aquí estudiado, cuando no se esté juzgando la conducta laboral del trabajador y no exista la imputación de hechos que ameriten el ejercicio del derecho de defensa. Así lo explicó, entre muchas otras, en la sentencia del 1 de agosto de 2000, radicación 14313, de la que también se hizo mérito de la proferida del 26 de agosto de 2008, radicación 33734, en cual se estudió la misma cláusula convencional que hora ocupa la atención de la Corte: “En criterio de la Sala, la intelección que el Tribunal impartió a la cláusula convencional no da lugar al yerro fáctico que con el carácter de evidente denuncia la impugnación. Es razonable que el ad quem haya entendido que el procedimiento convencional previo sólo se requería para la efectividad de una sanción disciplinaria o para el despido con justa causa, y resulta innecesaria “… cuando no se le adujo para la desvinculación la violación por acción u omisión de normas legales u obligaciones contractuales, pues simple y llanamente la empleadora hizo uso de la facultad consagrada en el artículo 8º del Decreto 2351 de 1965, pagando la indemnización por esa decisión…. 22 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA “…” “Y se exhibe lógica dicha apreciación de la cláusula porque al no existir en tales hipótesis causa u objetivo para el procedimiento convencional en referencia, no es dable predicarle por el empleador al trabajador omisiones o violaciones en que no ha incurrido. En verdad el acuerdo convencional no suprimió la facultad del empleador de terminar unilateralmente y sin justa causa el contrato de trabajo, cuando admite de antemano que su proceder conlleva el pago de una indemnización. “Se tiene entonces que las razones aducidas por el tribunal son acertadas por su desarrollo lógico y racional de cara a la apreciación de la convención colectiva, por lo que no es dable concluir que cometió un adefesio fáctico que pueda dar lugar a la prosperidad del cargo, máxime si se tiene en cuenta, de una parte y que la propia censura acude a lo que estima “intención” de las partes y, de otra, que existen varios pronunciamientos de esta Corporación sobre el alcance de cláusulas convencionales similares, en los que se ha concluido que no hay errores de hecho cuando se ha acogido la misma interpretación que en este proceso prohijó el sentenciador.” Por otra parte, que el reintegro deprecado por el actor sólo es procedente en el caso de que el trámite convencional no se efectuó andes de un despido, pero no cuando se ha terminado el contrato de trabajo por el vencimiento del plazo presuntivo, lo corrobora el parágrafo de la cláusula convencional de marras, que es del siguiente tenor: “Cuando se aplica como máxima sanción el despido y no se cumpla con el procedimiento anterior, será inoperante y el Municipio reintegrará al trabajador a la labor que estaba desempeñando en el momento de ser despedido con los salarios dejados de percibir de la fecha del despido a la fecha que sea reintegrado.” Alude esa disposición convencional exclusivamente al despido, y es sabido que no tiene esa naturaleza la terminación del contrato por la expiración de su término, de tal suerte que es dable entender que a esa situación no se le aplica la consecuencia jurídica prevista en el aludido parágrafo. Por lo tanto, debe concluirse que no es equivocada la interpretación del Tribunal al establecer que el procedimiento convencional no le era aplicable al demandante; ella no constituye un error y mucho menos con las características de ostensible o manifiesto como se exige en el recurso extraordinario de casación». 23 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 33643 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Isaura Vargas Díaz Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Villavicencio María Inés Daza Pérez, Eddier Camilo Cifuentes Daza y Otros Molino Florencia Ltda PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES – Reclamación de perjuicios materiales y morales por culpa patronal – Suspensión cuando el demandante es menor de edad - Cómputo de términos/CULPA PATRONAL, INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – Naturaleza - Obligación de probar el incumplimiento del empleador a los deberes de protección y seguridad – La ausencia del reglamento interno, del manual de funciones, del programa de salud ocupacional y del reglamento de higiene y de seguridad industrial, no es suficiente para acreditar la culpa patronal. «Para el ataque por la vía directa, debe partirse de la ausencia de discusión en cuanto a que: (i) el causante, José Miguel Cifuentes Martínez, falleció el 5 de febrero de 2001; (ii) que la demanda fue presentada el 5 de febrero de 2004; y (iii) que el auto admisorio del libelo iniciador de la contienda fue notificado a la parte demandada el 28 de mayo de 2004. (…) Pues bien, de entrada observa la Corte que efectivamente el Tribunal incurrió en el yerro que le enrostra el cargo puesto que ha sido criterio de esta Corporación que el término de prescripción corre de fecha a fecha, según se desprende de lo establecido en los artículos 67 del Código Civil y el 59 del Código de Régimen Político y Municipal. De manera que si el accidente que le ocasionó la muerte al trabajador ocurrió el 5 de febrero de 2001 y la demanda se presentó el 5 de febrero de 2004, siendo notificada en la oportunidad señalada en el artículo 90 del Código de Procedimiento Civil, aplicable a los juicios laborales de acuerdo al 145 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad, no existe la menor duda para la Corte que los actores accionaron dentro del término contemplado en los artículos 151 ibídem y 488 del Código Sustantivo del Trabajo. Esta Sala en sentencia de 7 de julio de 1992, radicación 4948, ratificada entre otras en los fallos de 4 de diciembre de 2002, radicación No. 18.991; 19 de julio de 2000, radicación No. 13.732; 23 de febrero de 2004, radicación 21.261; 11 de marzo de 2008, radicación 30.623; y 5 de agosto de 2008, radicación 30.876, razonó: “Como quiera que la solicitud de la impugnación en esencia se contrae a que debe corregirse la postura de la Corte, en relación con la prórroga del contrato de trabajo a término indefinido regido por la Ley 6ª y el Decreto 2127 ambos de 1945, toda vez que dista mucho del entendimiento razonado de lo que considera “la práctica judicial académica y doctrinal” (folios 9 y 11), cabe decir que lo cierto es que no existen motivos jurídicos que permitan el cambio de jurisprudencia impetrado; el cual ha sido constante por cuanto siguen vigentes los soportes legales en que se fundamenta como son el artículo 67 del Código Civil y el 59 del 24 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Código de Régimen Político y Municipal, así lo expresó la Sala entre otras en sentencias de 4 de diciembre de 2002, radicación No. 18991; 19 de julio de 2000, radicación No. 13732, y, en esta última se precisó: el plazo, y si el plazo corriere desde alguno de los días en que el primero de dichos meses excede al segundo, el último día del plazo será el último día de este segundo mes. ““Desatendido el reproche de la opositora, puede, sin más, anotarse que ciertamente el Tribunal interpretó erróneamente la ley, ya que el artículo 59 del código de Régimen Político y municipal, subrogatorio del 67 del Código Civil, preceptúa con meridiana claridad que los plazos de años y de meses de que se haga mención legal deben entenderse como los del calendario común y que el primero y el último día de un plazo de meses o de años deberán tener “un mismo número en los respectivos meses”. “Se aplicaran estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones edad, y en general a cualesquiera plazos o términos prescritos en las leyes o en los actos de las autoridades nacionales, salvo que en las mismas leyes o actos se disponga expresamente otra cosa”. “Esta regla de hermenéutica sobre el cómputo de los plazos de meses y años ha sido motivo de recurrentes interpretaciones en las cuales se pretende hacerle decir a la ley algo diferente a lo que ella diafanamente dispone, con el argumento por parte de quienes pretenden buscarle un espíritu oculto al articulo 59, de que de otra manera resultaría un día adicional tanto en la contabilización de los meses como de los años, o, como aquí ocurrió, que faltaría un día para completar el término. “Sin embargo, es lo cierto que estas interpretaciones que se separan del claro tenor literal de la ley en pos de un espíritu de ella que difiere de su expreso texto, no han tenido acogida, y no pueden tenerla porque cualquier inteligencia de dicho precepto legal que pretenda decir algo diferente a lo que él textualmente dice supone necesariamente un desvarío. “En efecto, la norma en comento dispone: “Todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención legal, se entenderá que terminan a la media noche del último día del plazo. Por año y por mes se entienden los del calendario común, por día el espacio de veinticuatro horas; pero en la ejecución de las penas se estará a lo que disponga la ley penal. “El primero y último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo número en los respectivos meses. El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente, de 28, 29, 30 o 31 días, y el plazo de un año de 365 ó 366 días, según los casos. “Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años constare de más días que el mes en ha de terminar “De lo trascrito y especialmente de los apartes de la norma que para destacarlos subraya la Sala, resulta a simple vista que tratándose de plazos o términos de meses o años el primero y el último del día del plazo o del término deben tener el mismo número de los respectivos meses. Esto es, y para decirlo aún de manera aún más grafica si se quiere, los plazos o términos deben correr de “fecha a fecha”. “No está demás recordar que en igual sentido interpreto dicha norma el Consejo de Estado mediante providencia de 12 de abril de 1984, dictada por la Sección Tercera de su Sala de lo Contencioso Administrativo, radicación 4323; y que también la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia entendió de igual manera dicho artículo en sentencia de 15 de junio de 1981, que corre publicada de la página 209 a 215 del Tomo CLXIV de la Gaceta Judicial“ De suerte que es evidente que el ad quem se equivocó en su razonamiento, al determinar que la acción incoada por tres de los demandantes se encontraba prescrita, cuando de la realidad aflora una situación distinta. Ahora bien, aunque el cargo es fundado, el desatino se torna en intrascendente, porque como pasa a observarse al abordar el estudio del ataque por la vía indirecta, en el cual la censura se propone derruir el segundo pilar de la sentencia impugnada, asevera que dados los yerros de valoración probatoria sí existió “culpa en el empleador” en el accidente de trabajo a la luz del artículo 216 del C.S.T., puesto que para la Sala el Tribunal no incurrió en error protuberante al valorar el haz probatorio frente a este puntual aspecto fáctico que cubre a toda la pluralidad de sujetos activos de la litis, por lo siguiente: 25 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL Se impone recordar lo asentado por esta Corporación en cuanto a que la responsabilidad que conlleva la indemnización ordinaria y total de perjuicios tiene una naturaleza subjetiva, por tanto su establecimiento amerita, además de la demostración del daño a la integridad o a la salud del trabajador con ocasión o como consecuencia del trabajo, la prueba del incumplimiento del empleador a los deberes de protección y seguridad que, según lo señalado por el artículo 56 del Código Sustantivo del Trabajo, de modo general le corresponden. Hecha la anterior precisión, el estudio de los medios de prueba objeto de reproche por la censura arrojan el siguiente resultado: 1º) El formato único de reporte de presunto accidente de trabajo consigna: (i) que José Lavado Herrera y Fannor Angola presenciaron el accidente; (ii) que “al empleado se le dio la orden de limpiar la canal. Inexplicablemente él se subió al techo y se cayó del mismo” (folio 30, cuaderno 1). 2º) A folios 68 y 69 reposan fotografías de los canales de transporte y su trayectoria, así como del techo interno de la bodega donde ocurrió el accidente. 3º) A folios 204 a 243 obran las declaraciones de Aurelio Parrado Herrera, Carlos Arturo Córdoba, Elide Usurriaga Zapata, Rosa Aurora Roldan Romero, Arnulfo Ortiz, Fanor Angola Gómez y José Lavado, prueba testimonial no calificada por sí sola en casación laboral para estructurar errores de hecho, según se colige del artículo 7º de la Ley 16 de 1969, razón por la cual no se aborda su estudio. 4º) Ahora, la mera ausencia de los reglamentos interno de trabajo, del manual de funciones, del programa de salud ocupacional y el reglamento de higiene y seguridad industrial, no es suficiente para acreditar la culpa patronal en el infortunio laboral, si se demuestra, como aquí lo halló el ad quem, que la convocada a juicio cumplió con los deberes de prevención del riesgo y supervisión de actividades peligrosas. (…) Pues bien, del análisis individual y en conjunto de los precedentes medios demostrativos, en sentir de la Corte no se infiere que el Tribunal hubiera incurrido en yerro con carácter de evidente, protuberante, u ostensible que se exige para el quiebre de la sentencia; por ello, sigue incólume la conclusión del fallador, respecto a que el trabajador disponía de los elementos de seguridad necesarios para evitar caídas al vacío, tales como andamios, tablones, cinturones de amarre, manillas, caretas, y de allí colegir que la demandada cumplió con lo estatuido en el numeral 2o del artículo 57 del Código Sustantivo del Trabajo». 26 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 32498 FECHA: 28/04/2009 PONENTE: Francisco Javier Ricaurte Gómez PROVIDENCIA: Sentencia DECISIÓN: No Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca DEMANDANTE: Roberto Pinzón Pinzón DEMANDADO: Central de Inversiones S.A. ACLARACIÓN DE VOTO: Isaura Vargas Díaz RECURSO DE CASACIÓN – Un tema basado en los mismos hechos y con iguales disposiciones jurídicas denunciadas puede controvertirse por vía directa e indirecta/PRINCIPIO DE CONSONANCIA – Si la inconformidad con la valoración del dictamen pericial fue planteada en el recurso de apelación, el ad quem puede abordar su estudio de manera integral/RECURSO DE CASACIÓN - No procede frente a errores in procedendo – Por no haber practicado una prueba pedida oportunamente o por haber dejado de decretarla oficiosamente/CONFESIÓN - Las manifestaciones de las partes en la audiencia de conciliación no la constituyen. «Aunque ambos ataques se refieren a un mismo tema, el principio de consonancia, y se basan en los mismos hechos y denuncian iguales disposiciones, es pertinente su planteamiento por ambas vías, como se hace, toda vez que en el primer cargo, planteado por la vía directa, no se refiere el recurrente a ninguna prueba del expediente para formular la acusación, sino que se muestra conforme a lo percibido por el Tribunal del recurso de apelación de la decisión de primer grado consignado en el mismo fallo recurrido, de donde, contrario a lo afirmado por el opositor, no se hace necesario a la Sala, para estudiar la acusación, recurrir a ninguna prueba o pieza procesal, distinta a la decisión de segundo grado, en donde se consignaron los motivos del apelante. En cambio, en el segundo cargo, planteado por la vía indirecta, se apoya el recurrente, para aducir error de hecho en el Tribunal, en la indebida apreciación del recurso de apelación de la decisión de primer grado, lo que, igualmente, resulta admisible en la técnica del recurso. De otro lado, el dictamen pericial no es objeto de cuestionamiento en ninguno de los dos ataques, por lo que carece de fundamento la objeción del replicante de que no es prueba calificada en casación. Simplemente lo que se cuestiona por el censor es que los motivos por los cuales el Tribunal le restó valor probatorio a la conclusión del perito, no fueron objeto del recurso de apelación, por lo que no podía abordarlos. Por último, debe decirse que la única violación de la ley denunciable en la casación del trabajo es aquella que se refiere a normas sustanciales de alcance nacional, como son en este caso las referentes al mandato (2142 y 2143 del C. C.), de ahí que no sea extraña a la acusación su inclusión en la proposición jurídica, sino más bien indispensable, así lo planteado sea su trasgresión como consecuencia del desconocimiento de normas procesales, que es, en esencia, lo que se ha denominado como la violación medio planteada en ambos cargos. 27 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL Ahora bien, el hecho que los cargos estén formalmente planteados, no significa que sean fundados, como se pasa a ver: Lo que se desprende claramente de ambas acusaciones es que el dictamen pericial fue materia del recurso de apelación de la demandada, lo que necesariamente obligaba al Tribunal abordar su estudio de manera integral, “…inspirándose en los principios científicos que informan la crítica de la prueba y atendiendo a las circunstancias relevantes del pleito y a la conducta procesal observada por las partes.” (Artículo 61 del C. L. del T.), y no solo en forma parcial, sobre los puntos específicos planteados por la impugnación. El artículo 66 A del C. P. del T., limita la competencia del juez de segundo grado, a las materias o temas que le son propuestas por el recurrente, sin que ello signifique que no se pueda apartar de los planteamientos que éste haga sobre dichos temas, pues, de lo que se trata es que no se ocupe de otros puntos de la decisión que no fueron objeto de inconformidad, no de que se someta íntegramente a lo que le dicte el apelante. De manera que si la valoración dada al dictamen pericial por parte del juez de primer grado, fue uno de los puntos que se expusieron como materia de inconformidad por la demandada en la apelación, era obligación del Tribunal entrar en el estudio de dicho medio de convicción, pero de manera íntegra y conforme a los principios que gobiernan la crítica de la prueba, sin estar limitado únicamente a los planteamientos propuestos por el recurrente. Bajo esta óptica, no puede decirse que el Tribunal violó el principio de consonancia previsto en el artículo 66 A del C. P. del T., al haber abordado el estudio integral del dictamen pericial, porque ese fue precisamente uno de los temas que le fueron planteados en la apelación por la demandada». «Cuestiona el censor al Tribunal en este cargo, por no haber decretado oficiosamente una prueba que lo llevara al convencimiento sobre el monto de los honorarios a que tenía derecho el demandante. De tiempo atrás tiene dicho la jurisprudencia que la casación del trabajo solo se ocupa de los errores in judicando, por decisión expresa de los legisladores, que consideraron pertinente eliminar para esta jurisdicción los errores in procedendo, como sí se contemplan en la civil. Según se observó en sentencia de casación del 31 de mayo de 1955, “…la comisión redactora de dicha obra (C. P. del T.), dijo en la presentación de este Código “Se suprimen las causales de casación por errores in procedendo, para dejar como principal la de errores in judicando, por infracción de la ley sustantiva.”, lo cual indica que no pueda ser motivo de casación, que el juez hubiere dejado de practicar una prueba pedida oportunamente, o dejado de decretar oficiosamente una que realmente se necesitaba, como lo pretende el recurrente. En principio, las omisiones probatorias y los vicios del procedimiento deben ser corregidas en las instancias, porque la Corte, por disposición expresa del legislador, no tiene competencia para ello». «Ha sostenido la jurisprudencia de esta Sala que las manifestaciones que hagan las partes durante la audiencia de conciliación, no constituyen per se prueba de confesión, menos si la misma fracasa, tal como se expresó, entre otras, en la sentencia del 1 de agosto de 2006 (rad. 26663), donde se dijo: “3º) En lo que atañe con la supuesta confesión emanada del acta de conciliación suscrita por el actor y Gustavo Rojas ante el Inspector de Trabajo de Buenaventura, sólo basta recordar lo que antaño ha sostenido esta Corporación en el sentido de que las manifestaciones que realizan las partes durante la audiencia de conciliación no constituyen per se confesión, mucho menos si fracasa la autocomposición, así razonó en sentencia de 26 de mayo de 2000, radicación 13400: “‟a) No todas las afirmaciones hechas por las partes en el discurrir de una conciliación constituyen confesión. En múltiples ocasiones se ha sostenido, y ahora se reitera, que las declaraciones del trabajador o las del empleador en el juego de ofertas y contrapropuestas, a cuyo objetivo se dirige el acto conciliatorio, sobre los 28 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA hechos y razones que fundamentan sus posiciones para reclamar o rechazar un determinado derecho no constituyen confesión. Ello, en aras de propiciar que tanto el uno como el otro asistan con buen ánimo, amplitud y espontaneidad a discutir abiertamente los derechos controvertidos; de lo contrario, se verían ambos constreñidos a hacer renuncias, rebajas u ofrecimientos específicos, por el temor de ser declarado confeso respecto de puntos que para ellos eran discutibles; propuestas mismas, siempre y cuando reúnan los requisitos que las reglas procesales exigen; y “‟c) en caso de resultar fallida la conciliación, ninguna de las afirmaciones vertidas en el acta pueden ser esgrimidas como prueba de confesión de los hechos allí declarados por alguno de los intervinientes” “‟b) En cambio, las declaraciones rendidas en la diligencia conciliatoria por alguno de los intervinientes, sí es probable que se constituyan en prueba de confesión, si del texto concreto examinado no se aprecian vinculadas de manera directa con las De acuerdo con lo anterior, la oferta realizada por el representante de la demandada en la audiencia de conciliación celebrada ante la Cámara de Comercio, no constituye confesión, menos en este caso en que ella se formuló “…previo al visto bueno del comité citado…”, el cual, según se informa por el propio recurrente, no se dio en definitiva». 29 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 32310 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Francisco Javier Ricaurte Gómez Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá María Edna Castro Nieto Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario SALARIO – Objeto - El principio de proporcionalidad no es exclusivo del salario mínimo legal/SALARIO INTEGRAL – Objeto Proporcionalidad/INTERPRETACIÓN DE LA LEY – De los artículos 147-3 y 132-3 del CST. «Se le imputa al ad quem la interpretación errónea de los artículos 132 y 147 del CST. Sin embargo, la mera lectura, desapercibida inclusive, de la argumentación del colegiado, evidencia que ninguna exégesis hizo de dichos preceptos, ya que, simplemente, aludió al contenido del primero de ellos, en tácita transcripción, para conectarlo de inmediato con el segundo al manifestar que estaba acorde con éste. Lo que en realidad llevó a cabo el sentenciador fue la aplicación del principio de proporcionalidad inmerso en el numeral 3°del artículo147 del CST1, al salario integral proporcional;(…) El salario mínimo legal y el salario integral no configuran conceptos diametralmente diferentes; la simple enunciación del objeto de cada uno, como lo hace la censura, no respalda tal criterio. Tal como lo señala la réplica, ambos se encuentran íntimamente imbricados, a tal punto que con el 11 “Para quienes laboren jornadas inferiores a las máximas legales y devenguen el salario mínimo legal o convencional, éste regirá en proporción al número de horas efectivamente trabajadas, …” primero se diseña la medida mínima del segundo y, los dos, obedecen al desarrollo o implementación del objeto del Código Sustantivo del Trabajo, plasmado en el artículo 1° del mismo, es decir, la justicia en las relaciones que surgen entre patronos y trabajadores, dentro de un espíritu de coordinación económica y equilibrio social; es así como, en el caso del salario integral, si bien el Legislador permite que exista una remuneración de una actividad laboral sin el correspondiente y ordinario pago de prestaciones sociales y de tiempos complementarios, activa, sin embargo, el principio tuitivo propio de la legislación del trabajo y, de un lado, determina la existencia de un salario integral mínimo, equivalente a 10 salarios mínimos legales mensuales y, de otro, establece la obligatoriedad del pago adicional de un 30% del mismo destinado a compensar lo relativo a las prestaciones, recargos y beneficios, todo en búsqueda de la equidad y armonía necesarias entre los intereses del empleador y los del trabajador de un rango superior al que devenga el mínimo legal que, no por ello, deviene en susceptible de desprotección pues, en últimas, la dignidad correlativa a la persona humana de ambos es la misma. Cuando el legislador, en el artículo 147-3 del CST, ordena que en caso de laborarse jornadas inferiores a las máximas legales, y se devengue el salario mínimo, éste regirá en proporción al número de horas efectivamente laboradas, lo que se establece es un control garantista mediante el desarrollo del 30 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA principio de la proporcionalidad: al trabajador se le asegura que no se le esquilmará su estipendio con un ingreso inferior no correspondiente a la cantidad de tiempo respecto del salario mínimo legal total a percibir si laborara la jornada completa. Por manera que, cuando el ad quem aplica dicho principio a un trabajador que pacta salario integral pero con una jornada de medio tiempo, la Sala estima que en ningún dislate jurídico incurre, ya que, con ello, asegura que dicha especial remuneración estará en adecuada correlación con el tiempo efectivo de trabajo, y no se le podrá remunerar con una cantidad inferior a la que proporcionalmente corresponde. Es palmario, además, que dicho numeral no consagra dicho principio únicamente para el salario mínimo legal sino también para el salario convencional, lo que denota el carácter no exclusivo de la disposición. normal u ordinaria en la que, de pactarse la modalidad salarial en comento, el monto de la retribución debe corresponder al mínimo señalado en dicho precepto. El caso ya particular de la actora, bajo un supuesto de hecho diferente, implica una solución jurídica distinta, como fue la adoptada por el ad quem. Y es que, como lo acota la réplica, la aceptación de la óptica de la recurrente conllevaría a situaciones de evidentes e inaceptables desequilibrio e inequidad, ya que, como se evidenciaría en su propio caso, quien trabajase media jornada solamente o, inclusive, menor tiempo, bajo la modalidad de salario integral, so pretexto de la prohibición de marras, habría de recibir el mismo estipendio integral total de aquél que hubo de laborar la jornada completa, lo que palmariamente contrariaría la noción trascendente de justicia». Salario mínimo y salario integral, entonces, obviamente que no son sinónimos, mas ello no implica que un principio tuitivo como el de proporcionalidad no pueda ser aplicado a ambos como garantía, conforme al artículo 1° antecitado, de la armonía social y equidad entre las partes intervinientes en la relación de trabajo, célula fundamental del tejido social. De otro lado, es de recordar y precisar que los particulares pueden pactar y acordar todo lo que la ley, expresamente, no prohíba, lo que plasma el artículo 132 del C.S.T.2, y que, cuando el artículo 132-3 ibidem dispone que en ningún caso el salario integral podrá ser inferior al monto de diez salarios mínimos legales mensuales más un 30% de factor prestacional, esta expresión, eje de la litis, no tiene el alcance particular, exegético y absoluto que la censura le apareja, ya que la misma, dado el carácter genérico de la norma que la contiene, es claro que alude a una vinculación 2 “El empleador y el trabajador pueden convenir libremente el salario en sus diversas modalidades…pero siempre respetando el salario mínimo legal o el fijado en los pactos, convenciones colectivas y fallos arbitrales”. 31 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 32135 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Sentencia Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Luz Elena Osorio de Marín Instituto de Seguros Sociales PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De afiliado que cotizó como trabajador dependiente sin que existiese contrato de trabajo con el empleador que lo afilió/APORTES PARA PENSIÓN – Validez de las cotizaciones efectuadas como trabajador subordinado sin que hubiese existido en realidad contrato de trabajo/AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE PENSIONES – Debe ser consonante con la realidad - Sólo se obliga a reconocer y pagar las prestaciones cuando la afiliación y las cotizaciones son válidas/PRUEBAS – Valor probatorio de las circulares. «De manera que, a juicio del sentenciador de segundo grado, bastan la afiliación y el pago de las cotizaciones en la perspectiva de que se cause la obligación de pago de las correspondientes prestaciones, a cargo del sistema de seguridad social. Traduce lo expresado que para el ad quem totalmente indiferente la inexistencia vinculación contractual laboral del afiliado sistema de seguridad social, pues verdaderamente relevante, se repite, es afiliación y el cubrimiento de los aportes. es de al lo la Expuesto con otro giro: el hecho de que Diego Ríos Marín no hubiese estado atado por contrato de trabajo con la patronal que lo afilió al sistema de seguridad social no es razón valedera para negar la pensión de sobrevivientes a su cónyuge supérstite, como que la afiliación y la satisfacción de las cotizaciones le permiten a ésta acceder a tal beneficio. En suma, el Tribunal dio plena validez a las cotizaciones efectuadas por Diego Ríos Marín, en su calidad de empleado de la sociedad Marín Osorio y Cia. S. en C., así no hubiese existido en realidad esa relación contractual de linaje laboral, en tanto que, conforme a su criterio, lo que importa es la afiliación y el pago de los aportes, ya que la afiliación del trabajador subordinado como la del independiente le permite a ambos acceder a la cobertura del sistema de seguridad social. Así no lo hubiera proclamado abiertamente, para el juez de la alzada la circunstancia de que el causante no hubiese sido en verdad trabajador subordinado no priva de eficacia jurídica su afiliación y las cotizaciones pagadas, desde luego que habría que tenerlas como correspondientes a un trabajador independiente, y, en consecuencia, con vocación legal para originar los beneficios de la seguridad social. Esta posición jurídica no es compartida por la Corte, desde luego que olvida que en Colombia el sistema general de pensiones es eminentemente contributivo, cuya fuente de financiación lo constituyen las cotizaciones a cargo de los sujetos obligados a su sostenimiento. 32 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Pero es absolutamente claro que las obligaciones de tales sujetos deben ceñirse a los postulados de la buena fe, de suerte que se correspondan con la condición que, real y verdaderamente, tengan dentro de la trama estructural y coherente del sistema. Ello significa que la afiliación debe ser consonante con la realidad, de modo que no puede quedar librada al talante de las personas escoger la calidad en que se vinculan, para a partir de esa elección sufragar sus cotizaciones. En ese sentido, las prestaciones o beneficios que ofrece el sistema de pensiones parten de un supuesto inmodificable: la validez de la afiliación y de los aportes. Es decir, el sistema sólo está obligado a reconocer y pagar tales prestaciones o beneficios a condición de que la inscripción y las cotizaciones sean jurídicamente válidas, en cuanto que se realizaron de conformidad con los reglamentos previamente consagrados en la ley. Definitivamente, la inscripción al sistema y las obligaciones que se derivan para los afiliados y para las entidades gestoras o administradoras han de estar acompasadas con la verdadera calidad jurídica que el afiliado tenga. No resulta de recibo, en tanto desdice del rasgo esencialmente contributivo del sistema colombiano de pensiones y desconoce los dictados de la buena fe, la afiliación simulada o fraudulenta, esto es, aquella que se no compagina con la realidad y con la condición jurídica cierta que ostenta el afiliado. dable considerarlo vigente respecto del instituto demandado por razón de lo dispuesto en el artículo 31 de la Ley 100 de 1993, que sancionan conductas como la aquí adelantada por el causante que pueden afectar al sistema de seguridad social y que permiten tomar decisiones como la asumida por el convocado al pleito, de negar validez a las cotizaciones efectuadas en una condición que no se correspondía con la realidad. Como lo pone de presente el censor, así lo adoctrinó esta Sala de la Corte en sentencia del 15 de febrero de 2007 (Rad. 27.958), en la que asentó: “Para el Tribunal, el cuestionamiento único de la demandada a la decisión de primer grado, de que no se demostró en el proceso la existencia del contrato de trabajo entre la causante y su empleador, era irrelevante para determinar el derecho a la pensión de sobrevivientes reclamada por el actor, porque, según estimó, la Ley 100 de 1993, que consideró era la aplicable al caso, no establece como requisito para acceder al derecho, que se demuestre que las cotizaciones se hicieron con fundamento en un contrato de trabajo, además que el nuevo sistema general de pensiones estableció que los trabajadores independientes son sujetos de afiliación voluntaria (artículo 15, numeral 2), con un ingreso base de cotización que no puede ser inferior al salario mínimo (artículo 19), por lo que, en su sentir, como la causante las realizó sobre ese monto, se tendría que concluir, aún acogiendo la tesis de la demandada, que ellas eran válidas. “Es decir, de acuerdo a lo anterior, para el ad quem, de cualquier modo, era válida la afiliación de la causante, así no se demostrara la relación laboral, porque de todas maneras le era a ésta posible y valido cotizar como trabajadora independiente. De tal suerte que no es para nada indiferente que la afiliación no se corresponda con la realidad, como que una conducta engañosa o signada por la simulación y el fraude no puede atraer la protección legal a su autor, quien, por tanto, no puede hacerse merecedor de las prebendas que el sistema otorga. “Bajo este entendido, es claro que el sentenciador de segundo grado se equivocó, pues es incuestionable que, para que se adquiera el derecho a la pensión de sobrevivientes o cualquiera otra prestación del sistema, es requisito ineludible que las semanas exigidas por la ley se hayan cotizado válidamente, es decir conforme a los reglamentos previamente establecidos en la ley. Es precisamente por ello por lo que se han dictado normas como el Decreto 2665 de 1988, que es “Según se observa a folio 2 y se afirmó en la demanda inicial, la señora Ana Milena Berón Mejía fue afiliada 33 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL al Instituto de Seguros Sociales como trabajadora dependiente, bajo el número patronal correspondiente al señor Oscar Caicedo Soto, a partir del 3 de febrero de 1992. “De conformidad con el artículo 12 del Acuerdo 044 de 1989, aprobado por Decreto 3063 de 1989, vigente para la fecha de la afiliación, „Se entiende por patrono, toda persona natural o jurídica que utiliza y se beneficia de los servicios personales de una persona natural, en virtud de un contrato de trabajo verbal o escrito o de un contrato de aprendizaje.‟; a su vez, el artículo 14 ibídem dispone: „Se entiende por trabajador dependiente, la persona natural que mediante un contrato de trabajo, realiza una actividad personal y remunerada, al servicio de otra persona natural o jurídica, bajo su continuada dependencia o subordinación.‟; el artículo 20 del mismo ordenamiento dice que „Se tendrá como no hecho el registro patronal, dando lugar a su cancelación, cuando el registrado no tenga la calidad de patrono de conformidad con la ley y los reglamentos del ISS.‟; y el artículo 35 ordena: „El Instituto procederá a la desafiliación del trabajador del régimen así como a la cancelación de la adscripción de los derechohabientes, cuando se compruebe que se realizaron con fraude, error o cuando aparezca que no se tenía derecho a ellas o que este derecho se perdió.‟ “A su vez, el artículo 20 del Decreto 2665 de 1988, que constituye el Reglamento General de Sanciones, Cobranzas y Procedimientos del Instituto de Seguros Sociales, dispone: „Será cancelada total o parcialmente la afiliación, en los siguientes casos: / a).....; / b).....; / c) La persona que sin tener derecho hubiere sido afiliada al régimen, como sería el caso del que no tiene la calidad de trabajador dependiente o independiente o de quien no se encuentra entre los grupos de población o en la zona geográfica llamada a inscripción.‟; y el artículo 42 ibídem, establece: „El ISS procederá a la suspensión inmediata de las prestaciones económicas y de salud, en los siguientes casos: / a) Cuando se causen por afiliación ilegal.‟ “A su vez, el artículo 15 de la Ley 100 de 1993, establece como afiliados obligatorios al sistema, los trabajadores dependientes, y, como voluntarios los independientes. “De acuerdo con lo anterior, no asiste razón al Tribunal en cuanto concluyó que era efectiva la afiliación de la causante, así no se demostrara la relación laboral, porque, de todas maneras, le era a ésta posible y valido cotizar como trabajadora independiente, toda vez que, como se vio, su vinculación a la administradora de pensiones fue como trabajadora dependiente y, en esa condición, cotizó a la seguridad social. De manera que, si como lo alega el ISS, la actora no tuvo la calidad de trabajadora subordinada, su afiliación se torna en ilegal y, por tanto, en inválidas sus cotizaciones para la pensión de sobrevivientes”. Criterio que fue reiterado en la sentencia del 17 de octubre de 2008 (Rad. 30.582), en la que apuntó: “En lo que es el argumento esencial de este cargo, el impugnante sostiene que de aceptarse que la esposa del demandante no fue su empleadora, ello generaría un error en el procedimiento de su afiliación, pero esa falla no sería de fondo al extremo de invalidar las cotizaciones, pues las que se efectuaron cumplen con los objetivos del Sistema General de Pensiones, esto es, garantizar el amparo contra las contingencias derivadas de la invalidez, la vejez y la muerte. “No comparte la Corte el razonamiento del cargo, pues el sistema de seguridad social integral en pensiones es de naturaleza esencialmente contributiva y se halla financieramente soportado sobre la base de las cotizaciones que efectúen los sujetos obligados a su sostenimiento, quienes deben atender esa obligación actuando de buena fe y de conformidad con la real condición que tengan dentro de la estructura del sistema. “Y el cumplimiento cabal de esa obligación es especialmente importante en el régimen solidario de prima media con prestación definida, en el que la prestación que se otorgue tiene una directa relación con el ingreso de base que haya servido para efectuar las cotizaciones. Por esa razón, ese ingreso debe corresponderse con la realidad, no sólo en lo referente a su origen, cuanto que a su cuantía, pues, de no ser así, se vería obligado el sistema a otorgar prestaciones que no guarden proporción con la verdadera situación económica de los afiliados. “En este asunto ha quedado establecido que la condición por razón de la cual el promotor del pleito efectuó los aportes no fue la que en verdad ostentaba, pues se comprobó que no fue cierta la relación laboral que supuestamente tenía con su cónyuge. Y en esa situación artificial, que el cargo debe dar por cierta dada la vía por la que viene orientado, no puede 34 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA hablarse de un error, sino de una conducta engañosa, como lo tuvo por probado el Tribunal, conducta que, desde luego, no puede otorgar beneficios a quien la promovió. “Es claro entonces que esas facultades serían innecesarias si para el sistema de pensiones resultaran indiferentes la condición en la que el afiliado cotiza y el monto de las cotizaciones pagadas”. “La circunstancia de que la cuantía de la prestación no dependa de la condición del afiliado, vale decir, trabajador subordinado o independiente, no es razón suficiente para concluir que pueda la persona que se vincula al sistema libremente y a su arbitrio escoger la calidad en que lo hace, para a partir de esa escogencia, pagar sus cotizaciones. Es obvio que la inscripción en el régimen y el cumplimiento de las obligaciones que de allí surjan tanto para el afiliado como para el empleador, en caso de que realmente aquel sea un trabajador dependiente, guardan una necesaria relación con la verdadera calidad que el afiliado tenga, no sólo por la determinación del ingreso que servirá de base para las cotizaciones, que no podrá ser el mismo, sino para otros muchos efectos como, por ejemplo, la oportunidad del pago de las cotizaciones y la naturaleza de control que podrá ejercer la entidad administradora, para citar algunos. El cargo demuestra los errores jurídicos en que incurrió el Tribunal, de manera que prospera, sin que haya necesidad de estudiar el segundo, como que buscaba el mismo fin. “No se trata, entonces, de una cuestión meramente circunstancial o de poca monta. “Ha querido el legislador que las cotizaciones al sistema integral de seguridad social en pensiones se hagan sobre una base cierta, real. De ello da cuenta el artículo 18 de la Ley 100 de 1993, al señalar que la base para calcularlas será el salario mensual. Pero no cualquier salario, sino el que realmente devengue el trabajador. Similar situación se presenta respecto de los trabajadores independientes. “De ahí que el artículo 53 de la aludida ley otorgue a las entidades administradoras amplias facultades de fiscalización e investigación sobre el empleador o agente retenedor de cotizaciones al régimen, con el fin de asegurar el efectivo cumplimiento de esa ley, para lo cual podrán, entre otras actuaciones, verificar la exactitud de las cotizaciones y aportes u otros informes; exigir a los empleadores o agentes retenedores de las cotizaciones al régimen, o a terceros, la presentación de documentos o registros de operaciones, cuando unos u otros estén obligados a llevar libros registrados y realizar las diligencias necesarias para la correcta y oportuna determinación de las obligaciones. En función de instancia, además de lo expresado en sede de casación, cabe apuntar que en la demanda genitora de esta causa se admite que el causante, Diego Ríos Marín, no estuvo vinculado laboralmente a la sociedad Marín Osorio y Cia. S. en C. En efecto, en el tercer fundamento fáctico (fl. 3) se manifestó: “A pesar, de poder indicarse, que realmente no existió vínculo laboral entre el causante y su último empleador, resulta del caso mencionar que, mediante la resolución Nro. 492 del 09 de mayo de 2.002 expedida por la Dirección Jurídica nacional del I.S.S., se indicó por parte de la entidad accionada…”. Si no existió el vínculo contractual de estirpe laboral entre el causante y dicha sociedad, es evidente, conforme a lo que se dejó consignado, que la afiliación al sistema y las cotizaciones pagadas no son válidas y, en consecuencia, sobre ellas no se pueda cimentar el otorgamiento de la pensión de sobrevivientes recabada. Sobre el valor jurídico de la Circular No 492 del 9 de mayo de 2002, importa anotar que fue desconocida como medio de prueba por el apoderado del Instituto de Seguros Sociales por considerar que no tiene la firma certificadora de la Directora Jurídica Nacional de ese instituto. Además, por tratarse de una simple circular en la que se emiten conceptos, obviamente lo allí manifestado no tiene efecto jurídico vinculante, como lo adujo el propio demandado. Cabe por ello recordar lo que dijo esta Sala de la Corte en la citada sentencia del 17 de octubre de 2008 (Rad. 30582): 35 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA “Con todo, importa precisar que por tratarse de una circular interna en la que se consignan algunos razonamientos jurídicos, es claro que carece de la fuerza demostrativa que le pretende otorgar el impugnante, pues los conceptos allí vertidos son meramente opiniones de la autoridad que las emitió, que no tienen por qué ser acogidas por los jueces, quienes gozan de autonomía e independencia para interpretar las normas legales. Con mayor razón, cumple anotar, si la propia entidad que la profirió, en este caso específico, no atiende lo allí señalado. “Aparte de ello, tal documento no tiene entidad suficiente para dejar sin piso la verificación SALA DE CASACIÓN LABORAL administrativa que adelantó el Instituto de Seguros Sociales sobre el cuestionado vínculo laboral entre el demandante y su cónyuge, comprendido entre enero de 1994 y marzo de 1998, y del incremento súbito de su remuneración, que permitió colegir al Tribunal que ella no fue real, con lo que el afiliado sólo buscaba mejorar el monto de su pensión de vejez”. Por consiguiente, aunque por razones diferentes, se confirmará el fallo de primer grado y se gravará a la parte actora con las costas de ambas instancias, sin que haya lugar a imponerlas en casación, por cuanto el recurso alcanzó éxito. 36 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 30864 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/04/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia de Instancia Modifica Decisión Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta Alicia Cecilia Polo Jiménez Instituto de Seguros Sociales PENSIÓN DE INVALIDEZ – Reliquidación por cotizaciones realizadas a las cajas de previsión social en calidad de empleado público de entidades de orden nacional y territorial/EXCEPCIONES – La de prescripción debe proponerse de manera expresa – Declaración de oficio de la excepción de pago/PENSIÓN DE INVALIDEZ – Determinación del monto – Para tener en cuenta el tiempo servido a entidades de orden nacional, no es indispensable para las administradoras del régimen de prima media, la expedición, remisión y redención de los bonos pensionales, basta con su cálculo/BONOS PENSIONALES – Tipo B a cargo de Cajanal para pensión de invalidez/PENSIÓN DE INVALIDEZ – Determinación del IBL/INDEXACIÓN – De sumas adeudadas y no canceladas oportunamente. «El Instituto demandado al interponer el recurso de apelación contra la sentencia condenatoria de primer grado (folio 65 a 68 del cuaderno del Juzgado), no discutió el derecho pensional que le asiste a la actora, por presentar un porcentaje de pérdida de capacidad laboral superior al 50% y poseer el número de semanas de cotización suficientes exigidas como requisito para obtener la pensión de invalidez de origen común cuya reliquidación se persigue, y su reproche se contrae básicamente a tres aspectos: 1.- Que el reajuste de la pensión tomando los tiempos servidos por la demandante en el sector público, sólo se causa hasta cuando se expida el bono pensional. 2.- Que se debe absolver al ISS porque está prescrita la acción; y 3.- Que el monto de la pensión determinado por el a quo “no se sujetó a lo dispuesto en el artículo 40 de la Ley 100 de 1993”, siendo además improcedente elevar o aumentar el salario mínimo que había reconocido el ISS, sin efectuar las previsiones mínimas para poder determinar en debida forma la cuantía de esa prestación, donde tampoco es del caso aplicar la indexación a partir del cálculo que se hizo, por haberse ordenado también los reajustes de ley, lo que implica una doble condena por dicha actualización. Sobre la primera inconformidad del apelante, la misma quedó contestada con lo expresado al desatarse el recurso extraordinario de casación donde se concluyó que no procedía la petición antes del tiempo y sí era posible bajo las circunstancias anotadas liquidar de manera definitiva la pensión de invalidez. En cuanto al segundo punto, basta decir, que resulta extemporánea la alegación de la prescripción de la acción, habida consideración que el ISS al dar respuesta a la demanda introductoria no formuló excepción alguna, y de 37 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL conformidad con lo previsto en el artículo 306 del C. de P. Civil, aplicable en materia laboral por integración analógica del artículo 145 del C. P. del T. y de la S.S., la prescripción debe proponerse expresamente y no es susceptible de ser declarada de oficio. Y en lo concerniente al tercer reproche que gira en torno al monto de la pensión y a la pertinencia o no de la indexación demandada, en este orden se tiene lo siguiente: a.- Del monto de la pensión: (…) Como primera medida es de destacar, que en sede de casación quedaron incólumes los siguientes hechos: (I) Que la Junta Regional de Calificación de Invalidez - seccional Magdalena, le determinó a la accionante un porcentaje de pérdida de capacidad laboral del 50.83%, siendo la fecha de estructuración de la invalidez el 10 de septiembre de 2001; y (II) Que el ISS con fundamento en el inciso 5° del artículo 18 del Decreto 1513 de 1998, le concedió a la promotora del proceso una pensión de invalidez a partir de la citada calenda, en cuantía equivalente al salario mínimo legal de la época, por la suma mensual de $286.000,oo, “mientras se expide el bono pensional por parte del ente emisor, para con posterioridad proceder a la reliquidación de la prestación”, según resolución No. 003018 del 9 de octubre de 2002, obrante a folios 3 a 5 del Cdo. del Juzgado, que se repite a folio 24 a 26 del Cdo. del Tribunal. En segundo término, cabe anotar, que con las pruebas obtenidas en el trámite del recurso extraordinario y que se ordenaron para una mejor decisión o tutela jurídica, quedaron esclarecidos los tiempos servidos por la actora en el sector público, y al descubierto que ésta mientras mantuvo la calidad de servidora pública no cotizó todo el tiempo a CAJANAL como inicialmente se planteó, sino que cuando estuvo vinculada a nivel territorial y antes de trasladarse al Instituto de Seguros Sociales, también aportó a otras Cajas de Previsión del orden municipal o departamental, lo que es dable condensar en el siguiente cuadro: (…) Así las cosas, según quedó definido en sede de casación, al estar las administradoras del régimen de prima media como lo es Cajanal, expresamente exceptuadas de la regla del inciso primero del artículo 18 del Decreto 1513 de 1998, no era indispensable para efectos de tomar los lapsos servidos en el orden nacional, contar con la expedición, emisión y redención del bono pensional tipo B, que conforma el capital necesario destinado a financiar el pago de la pensión de invalidez a favor de la demandante, pues bastaba con el mero cálculo del mismo. Igualmente, se ha de tener en cuenta lo estipulado en el literal f) del artículo 13 de la Ley 100 de 1993 que reza: “Para el reconocimiento de las pensiones y prestaciones contempladas en los dos regímenes, se tendrán en cuenta la suma de las semanas cotizadas con anterioridad a la vigencia de la presente ley, al Instituto de Seguros Sociales o a cualquier caja, fondo o entidad del sector público o privado, o el tiempo de servicios como servidores públicos, cualquiera que sea el número de semanas cotizadas o el tiempo de servicios”. Bajo estas circunstancias, procede la Sala a estimar lo aportado por la demandante al Instituto de Seguros Sociales como servidora pública de la Gobernación del Magdalena, junto con la cuota parte del bono pensional que corresponde a CAJANAL, lo que trae consigo la inclusión del tiempo servido por ésta a la rama judicial y que se debió considerar al momento del reconocimiento de la prestación pensional; siendo pertinente aclarar, que los otros tiempos territoriales cotizados a las Cajas de Previsión del nivel municipal o departamental, se incorporarán una vez se expida el bono y se suscriban las cuotas partes atinentes a esas entidades concurrentes, en los términos del citado Decreto 1513 de 1998. Al poseer la accionante, con antelación al traslado al régimen de prima media con prestación definida 38 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA administrado por el Instituto de Seguros Sociales, como puede verse, 2 años, 7 meses y 8 días laborados en el sector público y cotizados a CAJANAL, que se equiparan a 938 días, o lo que es lo mismo 134 semanas, que se reconocen como se dijo con el bono tipo B regulado por el artículo 118 y s.s de la Ley 100 de 1993, los Decretos 1296 de 1994, 1314 de 1994, 1748 de 1995 y 1513 de 1998, y demás normas concordantes, y sumarle lo cotizado al ISS hasta la fecha de estructuración de la invalidez que se produjo el 10 de septiembre de 2001, que corresponde una vez efectuada la imputación de pagos prevista en el artículo 29 del Decreto 1818 de 1996 modificado por el artículo 53 del Decreto 1406 de 1999 a 279 semanas (ver folios 28 a 31 del cuaderno del Tribunal y folios 222 y 232 del cuaderno de la Corte), arroja un total de 413 semanas. de la Ley 100 de 1993, y es sobre este IBL que se aplica el porcentaje obtenido que para el asunto a juzgar es del 45%, cuyo resultado se traduce en el valor de la mesada pensional. Como la actora presenta una disminución en su capacidad laboral inferior al 66%, para fijar el monto inicial de la pensión de invalidez se entra a aplicar el literal a) del artículo 40 de la Ley 100 de 1993, que consagra como porcentaje “El 45% del ingreso base de liquidación”, sin perjuicio de que luego al incluirse el tiempo territorial cotizado a las Cajas de Previsión municipal y departamental, aumente el número de semanas y por ende el porcentaje de la pensión en “1.5%” del IBL “por cada cincuenta (50) semanas de cotización que el afiliado tuviese acreditadas con posterioridad a las primeras quinientas (500) semanas de cotización”. En este orden de ideas, resulta errado el monto inicial de la pensión que fijó el a quo ($1.688.625,85), siendo el correcto, tomando los tiempos cotizados a CAJANAL y al ISS, el antes reseñado ($689.459,99) y sobre el cual procede el pago de las diferencias pensionales reclamadas, en donde conviene hacer nuevamente énfasis que el mismo no se ve afectado de ninguna manera, por el trámite previsto en los Decretos 1513 de 1998 y 3798 de 2003 que adelante el Instituto de Seguros Sociales para la liquidación y cobro a las entidades concurrentes del bono pensional tipo B. Adicionalmente, importa precisar que el ingreso base de liquidación de la pensión no corresponde al último salario que haya devengado el afiliado para la data de la estructuración de la invalidez, como equivocadamente lo estableció el fallador de primer grado en la cantidad de “$2.895.449,oo”, sino al promedio de los salarios o rentas sobre los cuales ha cotizado el afiliado durante los diez (10) años anteriores al reconocimiento de la pensión, o todo el tiempo si este fuera inferior, actualizados anualmente con base en la variación del índice de precios al consumidor, según la certificación expedida por el DANE. Esto de conformidad con lo señalado en el artículo 21 Hechas las operaciones del caso, el IBL de la pensión de invalidez de la accionante con un tiempo de 413 semanas cotizadas que equivalen a 2891 días, corresponde a la suma de $1.532.133,32, que al aplicarle el 45% arroja el monto de la prestación por valor de $689.459,99, que resulta ser muy superior a la cuantía de la pensión equivalente al salario mínimo legal del año 2001 ($286.000,oo) que tomó el ISS en la resolución No. 003018 del 9 de octubre de 2002, lo cual es dable mostrar en el siguiente cuadro: (…) Más sin embargo, encuentra la Sala que el accionado Instituto de Seguros Sociales cumplió con la cancelación de esas diferencias pensionales, en la medida que al desatar el recurso de reposición contra el acto administrativo de reconocimiento, expidió la resolución No. 4962 del 16 de agosto de 2005, por medio de la cual modificó la anterior resolución No. 003018 del 9 de octubre de 2002, en el sentido de conceder con bono la pensión de invalidez de origen no profesional a la actora, aún cuando no había agotado el trámite para el cobro de las cuotas partes correspondientes, y tuvo en cuenta no solo lo cotizado a CAJANAL y al ISS (2.891 días), sino también los tiempos servidos por la afiliada como servidora pública del nivel territorial y 39 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL cotizados en las Cajas de Previsión Social Municipal y Departamental (3.152 días), para un total de 6.043 días que se traduce en 863,28 semanas, que aplicando el literal a) del artículo 40 de la Ley 100 de 1993, dicha entidad de seguridad social pagadora de la prestación, arribó a un porcentaje legal de la pensión equivalente a “55.5%” al sumar 1.5% por cada 50 semanas de cotización con posterioridad a las primeras 500, estableciendo un IBL que ascendió a “$1.519.307,00” al tomar el promedio de los salarios o valores sobre los cuales se cotizó durante un lapso de diez (10) años, para así fijar una cuantía definitiva de la primera mesada pensional en la suma de “$843.215,oo” para el año 2001, y de esta manera reajustó por completo el derecho pensional en cuestión (folios 221 a 236 del cuaderno de la Corte). Es más, en tal documental que se obtuvo en el trámite del recurso extraordinario, aparece evidenciado que a la pensionada demandante se le canceló con la mesada reajustada, un retroactivo con corte al 31 de agosto de 2005 que ascendió al valor de treinta y un millones cuatrocientos veinticinco mil ciento y un pesos m/cte “$31.425.101,oo”, que fue incluido junto con la mesada respectiva en la nómina del mes de septiembre de 2005, determinación que fue notificada personalmente a la accionante (folio 226 y 230 ibídem). De suerte que, el ISS no le adeuda ninguna suma a la promotora del proceso por reliquidación, reajuste o diferencias pensionales, lo que conduce a declarar de oficio la excepción de pago frente a este puntual aspecto. (…) En lo concerniente a la procedencia de la indexación por sumas debidas y no canceladas oportunamente, entre ellas las derivadas de diferencias de mesadas pensionales impagadas, en sentencia del 23 de junio de 2004 radicado 22973, esta Sala de Corte puntualizó: “(....) El Tribunal en cuanto a este punto manifestó <La jurisprudencia colombiana abandonó hace ya varios años el nominalismo y adoptó criterios tendientes a que los trabajadores no reciban tardíamente el valor de sus créditos con dinero envilecido. Subsiguientes desarrollos jurisprudenciales han conducido a establecer la incompatibilidad de la indexación con los intereses comerciales debido a que éstos tienen un elemento inflacionario en su composición; por ello se modificará la decisión del a quo en el sentido de disponer la corrección monetaria de cada mesada, conforme al índice de precios al consumidor certificado por el Dane, desde cuando se hizo exigible hasta cuando se verifique el pago y sobre ese valor ya indexado deberán pagarse intereses remuneratorios al 6% anual>. De lo anterior se desprende, de manera nítida, que el juez de segunda instancia lo que tuvo en cuenta para imponer la indexación fue la mora en el pago de las mesadas, lo que coincide con lo sostenido por esta Corporación en lo que concierne a la procedencia de la indexación de sumas debidas y no canceladas oportunamente. En efecto se ha dicho: <Evidentemente uno de los objetivos perseguidos por la indexación es el que las acreencias laborales susceptibles de tan equitativa figura se solucionen actualizadas, para que no se presente ninguna mengua en su poder adquisitivo. Por ello se ha aceptado jurisprudencialmente que en tales casos la corrección monetaria es procedente, según algunos, como factor de daño emergente por el perjuicio que sufre el titular del derecho por el no cumplimiento oportuno del deudor de la obligación a su cargo, y según otros como actualización dineraria>. (Rad. 16476 – 21 de noviembre de 2.001). 40 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Por lo tanto, es claro que las sentencias que cita el recurrente no tienen aplicación al presente caso, pues ellas se refieren es a la posibilidad de ajustar el ingreso base para liquidar pensiones, y aquí se trata es de la mora en el pago de mesadas pensionales..”. En consecuencia, fuerza concluir que de acuerdo con las pretensiones incoadas, resulta procedente la indexación con base en el índice de precios al consumidor certificado por el DANE, pero únicamente frente a las diferencias por mesadas que no se cancelaron oportunamente. Para tal efecto, deberá tomarse como punto de partida el valor de la mesada pensional que provisionalmente debió otorgar el Instituto de Seguros Sociales, esto es, con lo cotizado en CAJANAL y lo aportado al ISS hasta la fecha en que se causó el derecho, para el caso el 10 de septiembre de 2001, que como atrás se determinó arrojó el valor mensual de $689.459,99 y así sucesivamente hasta llegar con los reajustes de ley a una mesada equivalente a $892.128,84 para el año 2005; cuyas diferencias pensionales respecto del monto reconocido con la resolución No. 003018 del 9 de octubre de 2002 ($286.000,oo), se insiste fueron cubiertas en su totalidad por el Instituto demandado al incluir los demás tiempos servidos a entidades territoriales, fijar la mesada definitiva en cuantía de $843.215,oo mediante la resolución No. 4962 del 16 de agosto de 2005, y cancelar a la pensionada demandante un retroactivo por la suma de $31.425.101,oo. Por consiguiente, efectuados los cálculos matemáticos pertinentes, se tiene que la entidad demandada por el lapso comprendido del 9 de noviembre de 2001 -fecha en que se comenzó a disfrutar la pensión por retiro del servicio activoal 31 de agosto de 2005 -cuando se dio la inclusión en nómina del valor íntegro de la pensión-, debe cancelar a la demandante por indexación de las sumas insolutas el guarismo de $2.611.767,85, según se desprende del siguiente cuadro:…». 41 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 29522 FECHA: 28/04/2009 PONENTE: Eduardo López Villegas PROVIDENCIA: Sentencia DECISIÓN: Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia DEMANDANTE: Amirath Esther Monterrosa Salgado DEMANDADO: Ana Rocío Rodríguez de Sierra y Otros SALVAMENTO DE VOTO: Luis Javier Osorio López ACLARACIÓN DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza y Camilo Tarquino Gallego SOLIDARIDAD, PROCESOS LABORALES – Viabilidad de reclamar, en proceso separado, la solidaridad de un socio no vinculado en el que se determinó la obligación de la sociedad empleadora (pensión de sobrevivientes). «El tema relativo a la viabilidad de reclamar, en proceso separado, la solidaridad de un socio, no vinculado al proceso en el que se determinó la existencia de una obligación a cargo de la sociedad empleadora, ya ha sido definido por esta Corporación en el sentido de considerar procedente tal posibilidad. Así, basta remitirse a lo precisado en pronunciamiento del 12 de septiembre de 2006, radicación 25323 al analizar similar acusación, en los siguientes términos: “Aspecto central materia de la controversia es el relativo a la obligación que es objeto de la solidaridad legal reclamada en el sub lite -la del socio con su sociedad- que, para precisarlo de partida, es la causada por la vinculación laboral del trabajador frente al empleador, quien es el responsable directo de la obligación; corolario de tal afirmación es que la que se exige del solidario, no es deuda autónoma o diferente de aquella; lo que la ley manda garantizar con el pago es la debida por el empleador. “Tal premisa tiene repercusiones procesales en que la demanda judicial orientada a la determinación de la existencia de la obligación, necesariamente, ha de comprender al empleador como responsable directo del pago de salarios, prestaciones sociales e indemnizaciones. “La doctrina de la Sala ha sido reiterativa en exigir la constitución del litis consorcio necesario entre el deudor solidario y el empleador, cuando la pretensión de la demanda es establecer lo que se le adeuda al trabajador por su relación laboral. Ha dicho la Sala: “La Corte ha señalado que cuando se demanda al deudor solidario laboral –específicamente por la condición de beneficiario o dueño de la obra- debe ser también llamado al proceso el empleador. En sentencia de 10 de agosto de 1994, Rad. N° 6494 dijo la Corte: “a) El trabajador puede demandar solo al contratista independiente, verdadero patrono del primero, sin pretender solidaridad de nadie y sin vincular a otra persona a la litis. “b) El trabajador puede demandar conjuntamente al contratista patrono y al beneficiario o dueño de la obra como deudores. Se trata de una litis consorcio prohijada por la ley, y existe la posibilidad que se controvierta en el proceso la doble relación entre el demandante y el empleador y éste con el beneficiario de la obra, como también la solidaridad del último y su responsabilidad frente a los trabajadores del contratista independiente. 42 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA “c) El trabajador puede demandar solamente al beneficiario de la obra, como deudor solidario si la obligación del verdadero patrono, entendiéndose como tal al contratista independiente „existe en forma clara expresa y actualmente exigible, por reconocimiento incuestionable de éste o porque se le haya deducido en juicio anterior adelantado tan sólo contra el mismo”. “Este principio formulado por la Corte frente al beneficiario o dueño de la obra tiene cabal aplicación para cuando se convoca al proceso al intermediario laboral, pues su razón es la de una calidad que es común a aquéllos y a éste: deudor solidario de las obligaciones con trabajadores del empleador; ciertamente si lo que se persigue con el proceso es la existencia de la deuda, la unidad del objeto no puede ser rota; con el deudor solidario debe ser siempre llamado el empleador, quien es el primero que debe responder por los hechos que originan o extinguen la obligación reclamada. “Lo anterior no es óbice para que, como lo indica la Sala en la sentencia reseñada, el trabajador escoja entre cualquiera de los obligados para exigir el pago de una obligación, una vez ésta ya ha sido establecida” (sentencia de mayo 10 de 2004, rad.22371). “El litis consorcio necesario se ha de constituir en todo proceso en el que además de determinar la existencia de unas acreencias laborales a favor del trabajador, se persiga el pago de la condena por parte de cualesquiera de las personas sobre las que la ley impone el deber de la solidaridad. “De esta manera, el responsable principal de las deudas laborales ha de ser siempre parte procesal cuando se pretenda definir la existencia de las deudas laborales; y ello es condición previa, en caso de controversia judicial, para que se pretenda el pago de la misma, en el mismo proceso o en uno posterior; los deudores solidarios, a su turno, han de ser necesariamente partes procesales en los procesos que tengan por objeto definir la solidaridad, esto es, si se dan o no los presupuestos para declarar tal responsabilidad solidaria frente a la deuda laboral, reconocida por el empleador, o declarada judicialmente en proceso, se repite, concomitante. anterior o “En el proceso que persiga declarar la existencia de la obligación laboral no se requiere vincular – nada se opone a que voluntariamente se haga- a un deudor solidario, por cuanto el objeto es definir el contenido de las obligaciones de una relación jurídica de la que no es parte, y por lo mismo, no hay lugar a excepciones derivadas de la naturaleza de la obligación conducentes a impedir su existencia. “Cuando se persiga hacer valer la solidaridad sin que se hubiere establecido la deuda en acta conciliatoria o proceso judicial, se debe constituir litis consorcio necesario con el deudor principal. “La actuación procesal del deudor solidario, en proceso en el que se le ha llamado a integrar el litisconsorcio con el responsable principal, o en uno posterior al que ha resuelto la controversia sobre la definición de la obligación materia de la solidaridad, y con la pretensión de condenarlo a que asuma el pago de la misma, ha de encaminarse a allanarse o defenderse, aceptando o controvirtiendo el que se den los supuestos sobre los que se edifica la solidaridad, esto es, sobre si se reúnen o no, por ejemplo, los requisitos del artículo 34 del C.S.T. para el beneficiario de la obra, del artículo 35 en tratándose del intermediario, o del artículo 36 para el socio de una sociedad, o si ésta se da, presentando excepciones personales frente al actor, conducentes a enervar la obligación de pago, como por ejemplo acreditando que éste ya fue realizado, o que operó el fenómeno de la compensación, de la novación, o de la prescripción, entre otros. “Se ha de advertir que la solidaridad que se reclama en el sub examine tiene por fuente la ley, premisa que no desvanece la circunstancia de que el contenido de tal obligación haya sido precisado por una sentencia judicial, de la manera que se pretende cuando se alega que con ello lo que se violaría el principio de que las sentencias tienen efectos inter partes; ciertamente lo que obra es el imperio de la ley”». 43 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 34404 FECHA: 05/05/2009 PONENTE: Camilo Tarquino Gallego PROVIDENCIA: Casación DECISIÓN: No Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín DEMANDANTE: Luis Alfredo Salgado Correa DEMANDADO: Instituto de Seguros Sociales SALVAMENTO DE VOTO: Eduardo López Villegas y Francisco Javier Ricaurte Gómez ACLARACIÓN DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza PENSIÓN DE INVALIDEZ POR RIESGO COMÚN – Afiliado que no estaba cotizando al momento de estructurarse la invalidez/PRINCIPIO DE CARGA DE LA PRUEBA – Carga dinámica de la prueba en materia laboral – Para desconocer la aplicación del principio de la condición más beneficiosa, el demandado es quien tiene que demostrar las fechas en que el actor sufragó las semanas cotizadas/PRINCIPIO DE LA CONDICIÓN MÁS BENEFICIOSA – Aplicación en pensión de invalidez cuando al momento de su estructuración, en vigencia de la Ley 100 de 1993, el afiliado no estaba cotizando o no había cotizado en el año anterior. «…se tienen por admitidos los siguientes supuestos fácticos que encontró probados el Tribunal: la pérdida de la capacidad para laborar del actor en un 77,02%, con fecha de estructuración el 25 de mayo de 2001; y que si bien, durante el año anterior al de configuración de la invalidez no acreditó las 26 semanas exigidas por el artículo 39 de la Ley 100 de 1993, sí cotizó 312 semanas al Sistema antes de invalidarse. (…) Para la Sala, el razonamiento inserto en la providencia atacada, según el cual es la parte demandada quien tiene la carga de demostrar las fechas en las que el actor sufragó las 312 semanas, para eventualmente desconocer el cumplimiento de las exigencias previstas en el Acuerdo 049 de 1990, en aplicación del principio de la condición más beneficiosa, no es violatorio de norma legal alguna de las denunciadas, por que en este caso el trabajador desde el inicio del proceso al haber acreditado ese número de semanas, era el ISS, el llamado a destruir o desvirtuar esa afirmación. La afirmación que antecede adquiere mayor significación en el presente asunto, porque la parte demandada no cuestionó a través del recurso de apelación, la inferencia del juez de primer grado relacionada con el cumplimiento del número mínimo de semanas cotizadas por el actor para acceder al derecho a la pensión de invalidez (300), en aplicación del principio de la condición más beneficiosa, pues toda su discusión la enfocó en el hecho de no haberse efectuado el aporte de las 26 semanas en el año inmediatamente anterior a la estructuración de la invalidez, que exige el artículo 39 de la Ley 100 de 1993. Así las cosas, como el cumplimiento de las 300 semanas exigidas por el Acuerdo 049 de 1990, fue un tema no controvertido por la demandada, no obstante que el a quo las dio por acreditadas, no 44 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA resulta desacertada la inferencia del Tribunal, cuando textualmente afirma que “dado que no hubo ningún reparo sobre las semanas cotizadas especialmente por la parte a quien le era más fácil demostrar las fechas en las que fueron aportadas, el Seguro Social, sustrayendo el recurso sólo a indicar que el actor no cumplió con el requisito establecido en el artículo 39 de la Ley 100 de 1993, vigente para el 25 de mayo de 2001, consistente en tener 26 semanas anteriores a la fecha de estructuración del estado de invalidez, en eventos como el presente que se trata de un afiliado inactivo”. En cuanto atañe al reparo que hace el censor en el cargo primero, relacionado con la aplicación al presente asunto del principio de la condición más beneficiosa, es suficiente precisar que, mayoritariamente, esta Sala ha considerado, que cuando en vigencia de la Ley 100 de 1993, se produce la estructuración del estado de invalidez del afiliado, que en ese momento, no está cotizando o no ha cotizado en el año inmediatamente anterior, las 26 semanas a las que se refiere el artículo 39 de la citada ley, pero que tiene aportes suficientes realizados con anterioridad a la vigencia de la misma, resulta procedente aplicar la normatividad preexistente, para el caso, el Acuerdo 049 de 1990, aprobado por el Decreto 758 del mismo año. En ese sentido, acertó el Tribunal cuando acudió a los artículos 6º y 20 del Acuerdo 049 de 1990, aprobado por el Decreto 758 del mismo año, para dirimir la controversia, conforme a la orientación jurisprudencial contendida en las sentencias del 5 de julio de 2005, radicación 24280 y la del 12 de diciembre del mismo año, radicación 30705, entre otras. Por último, frente al contenido de la tercera acusación, y que corresponde al tema de los intereses moratorios que dedujo el Tribunal a cargo la parte demandada, es suficiente destacar, que el sentenciador de alzada no incurrió en el yerro hermenéutico que se le endilga, en la medida en que su imposición, tiene apoyo en los mismos criterios jurisprudenciales que sobre el tema ha expuesto la Corte, los que inclusive se rememoran en la sentencia impugnada». 45 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 34253 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 05/05/2009 Isaura Vargas Díaz Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá José Ernesto Peláez Toro Banco Cafetero – Bacafe TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por incumplimiento de las obligaciones y prohibiciones del trabajador y por otras causas señaladas en el reglamento interno de trabajo – Por obrar con negligencia – No se hace necesario allegar el reglamento interno de trabajo cuando, según la ley, al juez le compete calificar la gravedad de la conducta/INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del numeral 6 literal a) del artículo 7 de l Decreto 2351 de 1965/REGLAMENTO INTERNO DE TRABAJO – No se hace necesaria su aportación cuando la causal invocada para la terminación del contrato está en la ley. «Es claro que los tres cargos estriban en que el Tribunal no observó que el banco demandado no allegó al expediente el reglamento interno de trabajo, para verificar la falta grave, a la luz de lo estatuido en el artículo 7º, literal “A”, numeral 6° del Decreto 2351 de 1965; por tanto, el meollo del asunto gravita en elucidar si el hecho de no haberse aportado al proceso ninguno de los actos en los que válidamente puede calificarse la gravedad del hecho deviene en que no se demostró la justa causa de terminación del contrato de trabajo. (…) De lo anterior dimana palmario que en dicha misiva el empleador no solamente invocó como causal de terminación del vínculo contractual las disposiciones del reglamento interno de trabajo, sino, también, las normas del Código Sustantivo del Trabajo, específicamente los artículos 58 y 60, que instituyen las obligaciones y prohibiciones del trabajador, respectivamente, las que, según el Tribunal, el actor incumplió, por las que tuvo la certeza, de acuerdo al elenco probatorio, de la justeza del despido. Aunado a que, en el caso sub examine, en puridad, no es trascendente el hecho de no haberse aportado al proceso el reglamento interno de trabajo, habida cuenta que es la propia ley la que hace la calificación de la conducta del trabajador como justificante, por sí sola, del despido por parte del empleador (Decreto 2351 de 1.965, artículo 7o., letra A), ordinal 4o.), norma en la que igualmente se apoyó la entidad convocada a juicio para adoptar la decisión de fenecer la relación laboral, supuesto que halló acreditado el juzgador de segundo grado (negligencia). Asimismo, observa la Corte que tanto en la carta de terminación del contrato de trabajo, como en el acta de diligencia de descargos, el banco demandado le expresó de manera patente las circunstancias de tiempo, modo y lugar, que a la postre se convirtieron como constitutivas de justa causa, y dada esta situación le permitió al 46 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA trabajador ejercer sus derechos de contradicción y de defensa. De otra parte, dado que los cargos giran alrededor de la violación del artículo 7º, aparte A), numeral 6º), estima conveniente la Corporación traer a colación lo sostenido recientemente en sentencia del pasado 10 de marzo, radicación 35.105, así: “sobre la hermenéutica del citado texto normativo ya ha tenido oportunidad de pronunciarse esta Corporación, entre otras sentencias en la proferida el 18 de septiembre de 1973, en la cual se dijo: “Es indudable que en el numeral 6° del aparte a) del artículo 7° del Decreto 2351 de 1965, se consagran dos situaciones diferentes que son causas de terminación unilateral del contrato de trabajo. Una es <cualquier violación grave de las obligaciones y prohibiciones que incumben al trabajador de acuerdo con los artículos 58 y 60 del Código Sustantivo del Trabajo> y otra es <… cualquier falta grave calificada como tal en pactos o en convenciones colectivas, fallos arbitrales, contractuales o reglamentos...>. “En cuanto a la primera situación contemplada por el numeral señalado, es posible la calificación de la gravedad de la violación (…) „En cuanto a la segunda situación contemplada por el numeral referido, es claro que la calificación de la gravedad de la falta corresponde a los pactos, convenciones colectivas, fallos arbitrales, contratos individuales o reglamentarios en que se consagran esas faltas con tal calificativo…‟ “„El diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, edición 1970 dice que falta en su segunda acepción es: <Defecto en el obrar, quebrantamiento de la obligación de cada una> y en cuanto a la violación indicada: <Acción y efecto de violar>, y define el verbo violar como <infringir> o quebrantar una ley o precepto‟. “„Por lo anterior se concluye que la diferencia entre violación de las obligaciones del trabajador y la falta cometida por el mismo, no es lo que determina la diferencia entre las dos partes del numeral indicado. La violación de las obligaciones y prohibiciones a que se refieren los artículos 58 y 60 del Código Sustantivo del Trabajo, constituye por sí misma una falta, pero esa violación ha de ser grave para que resulte justa causa de terminación del contrato. Por otra parte, cualquier falta que se establezca en pactos o convenciones colectivas, fallos arbitrales, contratos individuales o reglamentos, implica una violación de lo dispuesto en tales actos, que si se califica en ellos de grave, constituye justa causa para dar por terminado el contrato. “„En el primer concepto la gravedad debe ser calificada por el que aplique la norma, en el segundo la calificación de grave ha de constar en los actos que consagran la falta …‟ Y en sentencia de 19 de septiembre de 2001, radicación 15822, así razonó esta Corporación: “Sobre esta facultad, la Corte Suprema de Justicia, en su Sala de Casación Laboral ha esbozado en múltiples fallos que la calificación de la gravedad de la falta corresponde a los pactos, convenciones colectivas, fallos arbitrales, contratos individuales o reglamentos en los que se estipulan esas infracciones con dicho calificativo. Por ello, cualquier incumplimiento que se establezca en aquéllos, implica una violación de lo dispuesto en esos actos, que si se califican de grave, constituye causa justa para fenecer el contrato; no puede, el juez unipersonal o colegiado, entrar de nuevo a declarar la gravedad o no de la falta. Lo debe hacer, necesariamente, cuando la omisión imputada sea la violación de las obligaciones especiales y prohibiciones a que se refieren los artículos 58 y 60 del C.S. del T. Lo importante es que el asalariado incurra en una de las faltas calificadas de graves por el reglamento interno de trabajo, sin importar si ella, produjo daño o beneficio para la entidad patronal”. De manera que de conformidad con la primera de las hipótesis establecida en la norma bajo examen, le corresponde al juzgador evaluar la conducta del trabajador y calificarla como grave, y esto fue lo que 47 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL en esencia aquí ocurrió, dado que el colegiado consideró que el actor fue “negligente en el cumplimiento de sus funciones, e incurrió en violación de sus obligaciones y funciones” de tal magnitud que ameritaba la terminación del contrato de trabajo por justa causa, es decir que para el Tribunal la negligencia del demandante fue el vehículo para violar las obligaciones contractuales como la de “vigilar presiones, flujo de gas y plantas deshidratadoras del gaseducto Ballena- Barranquilla, en la cual tenían que dar datos hora a hora para hacer un seguimiento perfecto al gaseducto y vigilar todos los parámetros de la parte compresora en conjunto con el operador de Centragas” (folio 430, cuaderno 1). Dicho en otras palabras: la negligencia también significó el incumplimiento de órdenes e instrucciones y desde luego incumplimiento de obligaciones” De suerte que en el primero de los eventos del numeral 6º, letra A) del artículo 7º del Decreto 2351 de 1965, le compete al juzgador calificar la gravedad de la conducta, y eso fue lo que precisamente sucedió en el caso bajo escrutinio; en consecuencia, no se requería acreditar pactos, convenciones colectiva de trabajo, fallos arbitrales, contrato individual o reglamento alguno, como lo expone el recurrente. Desde las antedichas aristas brota impetuosa la conclusión de que el juez de alzada no incurrió en los desaguisados jurídicos y fácticos que le reprocha el censor, por lo que los ataques no tienen vocación de salir airosos». 48 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35552 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 05/05/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá Francisco Eduardo Mariño Juliao Exxonmobil de Colombia S.A y Carbones del Cerrejón LLC PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL – Requisitos según el artículo 260 del CST – Su reconocimiento voluntario por el empleador antes de cumplir la edad no afecta su naturaleza ni significa que se trate de una pensión diferente/RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En pensión de jubilación patronal/PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL –Tope máximo permitido 20 salarios mínimos. «El Tribunal señaló “que las mesadas pensionales pagadas al actor antes de llegar a los 55 años de edad, cancelaban una obligación de naturaleza extralegal, pues tales mesadas se causaron por el acuerdo de las partes y antes de que el actor cumpliera el requisito mínimo de edad que contemplaba la ley”; que “Por ello, el valor que las partes definieron para las mesadas causadas antes del 12 de mayo de 1994, -fecha en que el actor cumplió 55 años-, podía ser definido válidamente por las partes sin referencia al monto que la Ley establece para el derecho”, pero que “No ocurre lo mismo con las mesadas causadas a partir del momento en que el demandante cumplió 55 años de edad, pues a partir de ese momento la pensión pasó a estar regulada por la Ley y por ello sometida ineluctablemente a los lineamientos que las normas sobre su monto.” (Folio 318). estipulan No encuentra la Corte que ese razonamiento sea constitutivo de los desaciertos jurídicos que le atribuye la censura, por las siguientes razones: 1.- No cabe duda de que la pensión que le fue conferida al demandante por la empresa empleadora tuvo un origen voluntario en tanto que para ese momento no había cumplido con la totalidad de los requisitos exigidos por el artículo 260 del Código Sustantivo del Trabajo, pues no contaba con 55 años de edad. Pero es igualmente indiscutible que cuando le fue otorgada esa pensión, el actor había cumplido más de 20 años de servicios a su empleadora. Ello significa que, si bien no había consolidado un derecho legal, éste pendía del cumplimiento de una condición para adquirirlo, que no podía ser enervado por el hecho de que se le hubiese otorgado de manera voluntaria un derecho prestacional en similares condiciones del que estaba pendiente de adquirir. 2-. En efecto, el artículo 260 del Código Sustantivo del Trabajo, que era la norma vigente para cuando al demandante se le confirió la pensión voluntaria, consagra en su primer numeral el derecho a la pensión de jubilación para el “trabajador que llegue o haya llegado a los cincuenta y cinco (55) años de edad, si es varón, o a los cincuenta (50) años si es mujer, después de 49 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL veinte (20) años de servicios continuos o discontinuos…”. Y el numeral segundo de esa disposición señala: “El trabajador que se retire o sea retirado del servicio sin haber cumplido la edad expresada, tiene derecho a la pensión al llegar a dicha edad, siempre que haya cumplido el requisito de los veinte (20) años de servicio”. Es claro, así las cosas, que el promotor del pleito tenía derecho, cuando cumpliera los cincuenta y cinco (55) años de edad, a reclamar de su empleadora la pensión de jubilación, pues, como lo admite la propia impugnación, por ser beneficiario del régimen de transición pensional le era aplicable la citada disposición legal, pese a su derogatoria por la Ley 100 de 1993, como surge de lo dispuesto por el artículo 3 del Decreto 813 de 1994, en cuanto establece que: “Tratándose de trabajadores vinculados mediante contrato de trabajo con empleadores o empresas del sector privado que tienen a su cargo el reconocimiento y pago de pensiones, los requisitos y montos de la pensión legal de vejez, serán los que se establecían en los artículos 260, 268, 269, 270, 271, y 272 del Código Sustantivo del Trabajo, y demás disposiciones que las complementen, modifiquen o adicionen, según el caso”; y se corrobora con lo consagrado por el literal b) del artículo 5 de ese decreto, que señala: “b) Cuando a 1 de abril de 1994 el trabajador tuviere 20 o más años de servicios continuos o discontinuos, al servicio del mismo empleador, y 50 o más años de edad si es mujer o 55 o más años de edad si es hombre, el empleador asumirá directamente la pensión de jubilación”. 3.- Aparte de ello, como lo concluyó el Tribunal y no lo discute el cargo, el derecho legal del actor a la pensión de jubilación, dada su naturaleza, era irrenunciable, por manera que debía ser reconocido en los términos y condiciones exigidos por las normas legales en la fecha en que se consolidó, esto es, cuando el demandante arribó a los 55 años de edad, época cuando ya se encontraba vigente el sistema pensional creado por la Ley 100 de 1993. Importa precisar, por otra parte, que en el acto de otorgamiento de la pensión nada se dijo sobre la situación del derecho del actor a la pensión legal de jubilación para cuando cumpliera el requisito de la edad, de modo que es dable concluir que ese derecho no fue afectado de ninguna manera. Por esa razón, no se equivocó el Tribunal cuando concluyó que el valor que las partes definieron para las mesadas que se causaron antes del 12 de mayo de 1994, cuando el actor cumplió 55 años, podía ser definido por ellas, pero a partir de esa fecha la pensión pasó a estar regulada por la ley y por lo tanto estaba sometida a los lineamientos que las normas vigentes estipulaban sobre el monto de esa prestación. Y al razonar de esa manera, no puede considerarse que el juez de la alzada otorgara dos naturalezas a la pensión o que le diera un efecto retroactivo a la Ley 100 de 1993, que es lo que se le imputa en el cargo, porque lo que hizo, con acierto a juicio de la Sala, fue reconocer que toda vez que el actor trabajó más de veinte (20) años, cuando cumplió cincuenta y cinco (55) de edad adquirió un derecho al que no podía renunciar y que, por lo tanto, no podía ser reemplazado por una prestación voluntaria previamente reconocida que, aunque en un principio fue equivalente en su cuantía, en últimas resultó ser inferior para cuando se consolidó el derecho legal. 4.- Ahora bien, que el actor mantuviera intacto su derecho legal a la pensión de jubilación, pese a que la empleadora le hubiera reconocido una pensión voluntaria, no significa que estuviera ella obligada a pagar las dos pensiones, pues la que voluntariamente otorgó cumplía con los mismos parámetros establecidos en la ley en lo referente a la tasa de reemplazo, de tal suerte que, al continuar pagándola, cumplió, en principio, con la obligación legal a su cargo. Aunque podría entenderse que al otorgar la voluntaria la empleadora, y quien la sucedió en esa condición, quedaron exoneradas de atender el reconocimiento de la pensión legal, debe tenerse 50 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA en cuenta que como el derecho a esta última no se extinguió, era susceptible de verse afectado, positiva o negativamente, por las normas legales que estuvieren vigentes para el momento de su efectiva causación, que, contrariamente a lo que estima la impugnación, no se presentó cuando se otorgó voluntariamente sino, se insiste, cuando se cumplieron los requisitos previstos en la ley. Y no puede perderse de vista que cuando se causó la pensión legal de jubilación del actor, en materia del monto de la pensión se hallaban vigentes unas reglas diferentes a aquellas que regían para cuando se le reconoció la pensión voluntaria, reglas que, por ser aplicables a esa prestación, necesariamente debían ser tomadas en consideración. Si bien cuando la empresa otorgó la pensión el artículo 2º de la Ley 71 de 1998 preceptuaba que ninguna pensión podía exceder de quince (15) veces el salario mínimo legal mensual, esa disposición fue derogada por el artículo 35 de la Ley 100 de 1993, de tal suerte que, para la data en que el actor adquirió el derecho a la pensión legal, esto es, el 12 de mayo de 1994, ya no se hallaba vigente esa restricción en el monto fijado en la citada disposición legal en los términos fijados por la Ley 71 de 1988. Y aunque el precepto de la Ley 100 de 1993 fue declarado inexequible, surtía plenamente sus efectos en aquella fecha, pues en la sentencia en que se decidió esa inconstitucionalidad se estableció por la Corte Constitucional que sus efectos serían hacia el futuro. 5.- En consecuencia, si el actor adquirió el derecho a la pensión legal cuando el límite respecto de la cuantía de esa prestación había sido modificado, esa situación ha debido atenderse, pues lo contrario implicaría desconocer un expreso mandato legal y por ello era factible su reajuste al tope máximo que permitía la normatividad vigente, por razón de que no se trataba de una situación jurídica que quedara consolidada para la época del reconocimiento de la prestación voluntaria, en la medida en que, como se ha visto, el derecho a la pensión legal no desapareció». 51 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35777 FECHA: 19/05/2009 PONENTE: Eduardo López Villegas PROVIDENCIA: Sentencia DECISIÓN: No Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira DEMANDANTE: Cristóbal García López DEMANDADO: Instituto de Seguros Sociales SALVAMENTO DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza; Luis Javier Osorio López e Isaura Vargas Díaz PENSIÓN, APORTES PARA PENSIÓN – Para acceder a una pensión, no sólo se puede teniendo en cuenta el tiempo efectivamente cotizado, sino que es viable contabilizar el tiempo servido, sin importar que no se hubiere hecho aportes al sistema/APORTES PARA PENSIÓN – Existencia de la cotización/PENSIÓN DE VEJEZ – Según el literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990 – 500 semanas cotizadas durante los últimos 20 años/APORTES PARA PENSIÓN – Deber de realizar el cobro de las cotizaciones en mora – Declaración formal de deuda incobrable – Cotizaciones incobrables – Las cotizaciones existentes no pagadas se deben contabilizar provisionalmente hasta tanto no se declare su inexistencia. realizadas o tiempo de servicios efectivamente prestados antes del reconocimiento de la pensión”. «Plantea el casacionista que no puede proceder la imposición de las obligaciones de prestaciones económicas, como consecuencia de la falta de diligencia de la Administradora en el cobro de las cotizaciones con las que se hubiere acreditado la densidad necesaria para acceder a la protección de la seguridad social, pues ello significaría infracción directa del artículo 13 de la Ley 100 de 1993, modificado por el artículo 2° de la Ley 797 de 2003, cuando prohíbe categóricamente el que se otorguen pensiones sin el cumplimiento de otros requisitos distintos a “cotizaciones efectivamente Segundo, porque en el sub lite no se trata de reconocer pensiones haciendo caso omiso de las cotizaciones, o concediéndolas sin verificar su existencia; lo que acontece es que lo que subyace en la tesis que se controvierte, es la definición de a partir de cuándo existe la cotización, aspecto que ya ha resuelto la Sala cuando señaló: “La cotización surge con la actividad como trabajador, independiente o dependiente, en el sector público o privado”. (Sentencia de 30 de Al respecto hay que anotar que tratándose de una reclamación que se pretende causada en el año de 1999, no tendría aplicación la norma en comento; pero aún así, y es oportuna la ilustración de la Sala, no se transgrede el espíritu que la informa. Primero, porque no es como se pretende sugerir, que la única forma de acceder a la pensión sea por tiempos efectivamente cotizados, sino que también admite la disposición en comento que se tome en cuenta solamente el tiempo servido, sin importar que no se hubiere hecho con aportes al sistema, como ocurría especialmente con los empleados públicos. septiembre de 2008, rad. N° 33476). 52 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Y, tercero, el que se admita la existencia de la cotización desde su causación, no supone que pierda trascendencia su pago, que la conserva en toda su dimensión, para asegurar el equilibrio financiero del sistema, en las condiciones que se señalan adelante. Se duele el censor de que la jurisprudencia sobre las consecuencias por la no gestión de cobro de cotizaciones conducen a la aplicación indebida del literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990, el que establece que tienen derecho a la pensión por vejez quienes cumplan con “Un mínimo de quinientas (500) semanas de cotización pagadas durante los últimos veinte (20) años anteriores al cumplimiento de las edades mínimas…”. Como lo ha enseñado la Sala esta previsión normativa consagra un figura pensional excepcional, “ella es de aplicación restrictiva y expresa” (sentencia de 8 de noviembre de 2006, radicación 27755), que se concede a condición de cumplir con unos requerimientos también especiales, los de la oportunidad de la causación y pago de las cotizaciones, los que expresamente se exigen deben acaecer respecto del lapso de los veinte años anteriores al cumplimiento de la edad mínima; y que dichas cotizaciones sean efectuadas al ISS y no a las Cajas de Previsión Social (Sentencia de 9 de septiembre de 2008, radicación 29396). Como en el presente caso no hay discusión en el sentido de que dentro de los veinte años anteriores al cumplimiento de los sesenta años de edad, sólo aparecen pagadas 104,5714 cotizaciones, y que fueron causadas otras 617.1419 semanas que no se han pagado, el juicio sobre la correcta aplicación del literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990 al demandante, ha de resolver sobre como se armonizan las exigencias especiales para acceder al derecho, con la responsabilidad de la administradora en no haber gestionado el cobro de las cotizaciones en mora. El sistema de seguridad social es un conjunto normativo que se endereza, en lo que aquí nos concierne, a garantizar la “sostenibilidad” financiera del sistema, imponiendo a los aportantes contribuciones parafiscales, y a las administradoras su gestión integral, a partir del momento en que se causan las cotizaciones, sobre las cuales deben desplegar especial vigilancia, haciendo los requerimientos previstos en el Decreto 2663 de 1994, y emprendiendo las acciones de cobro, en cuya cabeza las radica la ley, además de otorgarles las herramientas idóneas, como el de revestir a sus certificaciones sobre la deuda por cotizaciones, intereses y multas, del valor de título ejecutivo, y para el I.S.S. de adelantar con él un juicio de jurisdicción coactiva. El sistema ha de propender a la efectiva prestación de protección de la seguridad social, no solo contemplando aquel escenario en el que se cumplen cabalmente con todas las obligaciones, sino también cuando el sistema funcione anormalmente y no se sufraguen las cotizaciones causadas por hechos imputables al empleador o a la administradora; la decisión que se tome no puede resultar afectando a quien ha cumplido con lo suyo, al afiliado que generó un crédito a la administradora exigible al empleador, y sin dejar de tener en consideración la “sostenibilidad” financiera del sistema. Las cotizaciones causadas consignadas en la historia de la seguridad social como créditos, se han de contabilizar como cotización, aún sea de manera transitoria, hasta tanto la administradora haga efectivo el cobro, caso en el cual la cotización adquiere su valor definitivo, o hasta que acredite ser incobrable, luego de haber gestionado diligentemente su pago al empleador, caso en el cual, la cotización se declara inexistente. La clasificación y declaración formal de la deuda con la seguridad social como incobrable, se ha de cumplir de conformidad con el trámite reglamentario previsto en el Estatuto de Cobrazas, el Decreto 2665 de 1988, que en su artículo 73, dice: 3. Deudas irrecuperables o incobrables. Se considerarán incobrables, las deudas por aportes, intereses y multas que tengan un mora de 25 ciclos o superior, así como las demás deudas cuyo recaudo no 53 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL hubiere sido posible lograr a pesar de la gestión de cobro adelantada, por insolvencia del deudor, liquidación definitiva o desaparecimiento de la empresa, o por cualquier otra causa similar, de conformidad con el informe rendido por el apoderado del ISS y la evaluación efectuada por el funcionario de cobranzas responsable. Las deudas irrecuperables o incobrables, deberán ser calificadas por el respectivo órgano directivo del ISS, previo concepto del Comité de Cobranzas de la respectiva Seccional o UPNE. También se tendrán como deudas incobrables, las siguientes: a). Las declaradas competente; prescritas por funcionario ARTICULO 75. EFECTOS DE LA DECLARACION DE INCOBRABLE DE UNA DEUDA. No serán tenidas como cotizadas, ni se acumularán para efectos de las prestaciones propias de los Seguros Sociales, las semanas correspondientes a los períodos de mora y respecto a los cuales los valores se declararon incobrables. Cuando una deuda haya sido calificada como "incobrable" por el respectivo órgano directivo del ISS, será descargada contablemente de la "estimación cotizaciones de difícil cobro" y de la "cotización facturada por cobrar". Así, entonces, la Sala ha de precisar los alcances de su jurisprudencia sobre las consecuencia de la falta de diligencia de las administradoras de pensiones en el cobro de cotizaciones, a falta de esa declaración las cotizaciones siguen gravitando en la contabilidad de las cotizaciones del afiliado, de diferente manera según el riesgo o de la prestación de que se trate. b). Las que hubieren quedado pendientes de cancelar después de liquidada legalmente una empresa, o de haberse cumplido un Concordato, o terminado el proceso de quiebra, siempre y cuando que la empresa finalice sus actividades. c). Por pérdida del proceso donde se pretendían hacer valer; Para la pensión de vejez las cotizaciones existentes no pagadas se han de contar provisionalmente, hasta tanto no haya declaración sobre su inexistencia. d). Por muerte o desaparecimiento de hecho del patrono, en los casos en que no opere la sustitución patronal, o no sea cobrable a los herederos o no haya lugar a la declaración de unidad de empresa, o por otra causa similar. e). Las que por ley o reglamento sean tenidas como tales. Se ha de indicar que las normas que regulan el proceso de recaudo contenidas en el Decreto 2665 de 1988 mantienen su vigencia, por la remisión que a ella hace el artículo 31 de la Ley 100 de 1993, y puesto que si bien se han expedido reglamentos sobre afiliaciones, cotizaciones y aportes, no se ha hecho lo propio en materia de cobranzas. La consecuencia de declarar unas cotizaciones como incobrables la define la misma perceptiva, en los primeros incisos del artículo 75: El reconocimiento que se hace respecto de quien no se ha efectuado el pago completo de las cotizaciones, no puede tener el mismo carácter del que se hace respecto al que el cubrimiento de los aportes fue total. Por ello se acude para la efectiva realización del equilibrio financiero del sistema, a que ese reconocimiento se haga de manera provisional, invocando de manera analógica la figura prevista en el artículo 21 del Decreto 656 de 1994, que impone a las administradoras del régimen de ahorro individual dicho reconocimiento provisional, en los eventos de incumplimiento del plazo para pronunciarse respecto de una solicitud de pensión o cuando el afiliado no disponga de la totalidad de las sumas a que tendría derecho para atender su pensión por falta de cumplimiento oportuno y adecuado de las obligaciones de la administradora». 54 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 34810 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 19/05/2009 Elsy del Pilar Cuello Calderón Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira Otilia Rodríguez García y Natalia López Rodríguez Sociedad Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías Porvenir S.A. PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De causante que se trasladó al RAIS y reunía los requisitos establecidos en el Acuerdo 049 de 1990/BONOS PENSIONALES – El trámite para su emisión y redención corresponde a la administradora de pensiones/BONOS PENSIONALES – La aceptación de la liquidación provisional y de la historia laboral corresponde al interesado afiliado o a sus causahabientes. «Para analizar los cargos, se parte del supuesto conforme al cual López Cardona cotizó al ISS, se había trasladado del Régimen de Prima Media con Prestación Definida, al de Ahorro Individual administrado por Porvenir, el 1 de abril de 1999, y que murió el 11 de junio de 2002, según lo expuso la propia demandada en la respuesta a la demanda. En esas condiciones surge patente que la Administradora de Pensiones debía adelantar unos trámites, por cuenta del afiliado, en la forma como lo dedujo el ad quem, puesto que previo a la liquidación provisional del bono, correspondía la gestión tendiente al envío de la historia laboral oficial, de la cual debía dar traslado precisamente la AFP, a su afiliado (artículos 48 y 52 del Decreto 1748 de 1995, modificados por los preceptos 14 del Decreto 1474 de 1997, 20 y 22 del Decreto 1513 de 1998, y 7 del Decreto 3798 de 2003). Es decir que aunque es cierto, como lo anota el censor y lo estableció esta Sala en la sentencia que él rememora, 30697 de 2007, que se refiere al asentimiento del interesado, frente a la liquidación provisional del bono, ese es un proceso posterior al que tiene a cargo la Administradora, que si no lo gestiona, impide la consecución del bono, en perjuicio no sólo del afiliado, sino de la propia entidad, en tanto se trata de los aportes con los cuales se formará el capital requerido para el pago de la pensión. En esas condiciones, no se puede exigir al interesado, afiliado, o a sus causahabientes, que eleven solicitud a la OBP, para iniciar el trámite y emisión del bono, pues no les corresponde hacerlo, aún cuando con posterioridad sí surgen para ellos unas obligaciones, como la de expresar su aceptación o no de la historia laboral y de la liquidación provisional». 55 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 33936 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: ACLARACIÓN DE VOTO: 19/05/2009 Camilo Tarquino Gallego Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales Francisco Jolber Molinari Ortiz Banco Cafetero – Bancafé Isaura Vargas Díaz RECURSO DE CASACIÓN – Hecho nuevo/TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – De trabajadores oficiales vinculados por contrato de trabajo – Sus causales no fueron derogas por la expedición de la Ley 200 de 1995 – En el despido por justa causa de trabajadores oficiales no se requiere del trámite del Código Disciplinario, excepto cuando se trata de falta gravísima/PROCESO DISCIPLINARIO – Derogatoria de disposiciones disciplinarias convencionales a partir de la expedición del Código Disciplinario. «Afirmó el censor, que por ser la Ley 200 de 1995 de orden público y de obligatorio cumplimiento, por ser el actor trabajador oficial, el ad quem debió aplicarla al estudiar el caso, y no ignorarla, como lo hizo, al optar por la aplicación de la convención colectiva de trabajo. Frente al anterior planteamiento, precisa decirse, que tanto la pretensión principal de reintegro como la subsidiaria de indemnización por despido injusto que formuló el actor, no fueron soportadas en la demanda inicial, en el incumplimiento de la entidad demandada, frente al trámite que establece la citada Ley 200 de 1995, lo cual constituye una variación de la causa de las pretensiones, no susceptible de ser planteada en casación, en la medida en que se quebrantaría el debido proceso, al tomar por sorpresa a la contraparte, frente a una nueva situación no discutida en las instancias. Así se afirma por cuanto, en el hecho noveno del escrito de demanda, las aludidas reclamaciones se basaron en que “la entidad demandada violó el procedimiento convencional para desvincularme. Las causas que alega la carta de despido con fecha 11 de octubre/2000 son infundadas, no son ciertos los hechos que allí se me culpan, no corresponden a mis funciones. El Decreto 1388 del 17 de julio del 2000, no puede cambiar unilateralmente la legislación laboral y las convenciones colectivas de trabajo que me benefician”, sin que en ningún momento se mencionara, la obligatoriedad que tenía el Banco de acatar el Estatuto único Disciplinario vigente para ese entonces, y que regula la referida Ley. No obstante lo anterior, conviene reiterar que, frente a casos similares al presente, las justas causas contempladas en el Decreto 2127 de 1945, en tratándose de trabajadores oficiales, vinculados mediante contrato de trabajo, no desaparecieron con la expedición del Estatuto Único Disciplinario, ya que si bien el artículo 20 de la Ley 200 de 1995, se dirigió, a “los miembros de las Corporaciones Públicas, empleados y trabajadores del Estado y de sus entidades descentralizadas territorialmente y por servicios”; y por ende involucra a los servidores públicos en términos generales, no derogó en forma expresa y especializada en alguna de sus disposiciones, la normatividad propia de quienes se encuentran vinculados mediante contrato de trabajo. 56 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA En efecto, la Sala en sentencia de 26 de septiembre de 2006, radicación 26928, al reiterar la del 28 de agosto de 2003, radicado 21120 y 25 de noviembre de 2002, radicado 18823, entre otras, frente al tema de inconformidad del censor, señaló: “Por eso se concluye que las justas causas previstas en el Decreto 2127 de 1945 para terminar el contrato de trabajo, por parte del trabajador o del empleador, continúan vigentes y frente a ellas, se mantiene la misma regulación y el tratamiento que ha sido identificado por la jurisprudencia, que ha reiterado que el despido partiendo de las causales previstas en el Decreto 2127 de 1945, como también de las señaladas en el Código Sustantivo del Trabajo, no corresponde a una medida en estricto sentido de carácter sancionatorio, por lo que en relación con estas no procede la aplicación del trámite contemplado en el Código Disciplinario, el cual, por ser propio de tal estatuto, opera solo frente a las conductas tipificadas en el mismo como configurantes de faltas gravísimas y como tales, de justas causas, también, de terminación de los contratos de trabajo. Además, como ya lo ha señalado esta Sala, frente a las faltas gravísimas, que también configuran justas causas de despido, solo procede el trámite previsto en la ley 200 de 1995, a la que hacen expresa referencia estas consideraciones, por lo que en consecuencia, el procedimiento previsto en ella, desplaza cualquier trámite convencional establecido como previo para terminar el contrato por justa causa, originadas en el acaecimiento de una falta calificada en él como gravísima”. descentralizadas territorialmente o por servicios”, para, seguidamente, determinar que al mismo, para efectos del despido, se le aplicaba eventualmente el Código Único Disciplinario, pero, como quedó dicho, las normas de los trabajadores oficiales no fueron desplazadas por el citado estatuto. De igual forma, es pertinente reiterar, que el artículo 177 de la Ley 200 de 1995, derogó expresamente las disposiciones disciplinarias reguladas en Convenciones Colectivas de Trabajo, pactos o laudos arbitrales, por lo que se excluyó la posibilidad de que el régimen disciplinario fuera materia de acuerdo entre la administración pública y sus servidores. Así lo ha venido sostenido en la Corte en diversas decisiones, entre otras, en sentencia de 16 de mayo de 2006, radicación 29097, 15 de mayo de 2007, radicación 31381, entre otras, cuando en ésta última se dijo: “(…), pues tratándose de servidores estatales se encuentra previsto legalmente un régimen correctivo, regulado en el Código Único Disciplinario, que está cimentado precisamente en los postulados máximos del debido proceso y el derecho de defensa, el que dada su naturaleza de orden público no es factible que sea sustituido o adicionado por voluntad de las partes a través de la negociación colectiva. Adicionalmente, importa precisar que el tratamiento dado por el ad quem al actor, frente al análisis de su conducta, fue el de trabajador privado, al señalar que “la postura del accionante en el tema que se trata constituye una clara violación de lo dispuesto por el artículo 7º del Decreto 2351 de 1965, ordinales 4 y 6” (fls 11 del Cuaderno del Tribunal); por lo que, entonces no podía la censura argumentar que estaba “de acuerdo con el Tribunal sobre los aspectos fácticos (…) y su calidad de trabajador oficial”. De esta suerte, para poder salir avante la posición del demandante, era condición indispensable que apareciera demostrada, la naturaleza pública de la sociedad demandada, y derivar de ahí la eventual condición de “miembro de una Corporación Pública, empleado o trabajador del Estado o de sus entidades “"En consecuencia, reitera la Sala, que la derogatoria legal contenida en el artículo 177 de la Ley 200 de 1.995 dejó sin piso las disposiciones disciplinarias reguladas por convenciones, pactos o Laudos arbítrales, dado que la expresión "sin excepción alguna" referida a la aplicación de la ley para los trabajadores oficiales, las hace inoperantes". Así las cosas, pese a lo anteriormente advertido, como el empleador en este caso, no impuso una sanción en estricto sentido de carácter disciplinario, sino que adoptó la decisión de dar por terminado el contrato de trabajo por una de las justas causas previstas legalmente, no era necesario, como lo sugiere el recurrente, dar aplicación al trámite previsto en el Código Disciplinario que regulaba para ese momento la Ley 200 de 1995». 57 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35625 FECHA: 20/05/2009 PONENTE: Luis Javier Osorio López PROVIDENCIA: Sentencia DECISIÓN: No Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá DEMANDANTE: Hugo Ardila Barba DEMANDADO: Exxon Mobil de Colombia S.A. SALVAMENTO DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza, Eduardo López Villegas e Isaura Vargas Díaz INDEXACIÓN DE LA PRIMERA MESADA PENSIONAL – Procedencia en pensión voluntaria causada en vigencia de la nueva constitución. «…el conflicto jurídico entre las partes se limita a determinar, si procede la actualización del ingreso base de liquidación de dicha pensión de carácter voluntario, a fin de establecer el monto de la primera mesada, a partir del 11 de febrero de 1992, y como consecuencia el ajuste de las mesadas causadas después de esa fecha. Sobre el tema en cuestión, esta Sala mayoritariamente, luego de proferidas las sentencias C-862 y C-891A de 2006 de la Corte Constitucional, en las que se declaró la exequibilidad de los apartes concernientes al monto del derecho pensional consagrado en los artículos 260 del Código Sustantivo del Trabajo y 8° de la Ley 171 de 1961, ha venido sosteniendo que es procedente actualizar la base salarial para determinar el monto de la primera mesada de las pensiones que se causan a partir de la vigencia de la nueva constitución política -7 de julio de 1991-. Verbigracia, para el caso concreto de las extralegales, en la sentencia que le sirvió de soporte al juzgador de segunda instancia, esto es, la calendada el 31 de julio de 2007 radicado 29022 se dijo: “Valga recordar que ya en vigencia de la Constitución Política de 1991, esta Corte venía disponiendo la indexación de la base salarial de la pensión extralegal y de la restringida de jubilación. Así por ejemplo lo definió en las sentencias del 8 de febrero, radicación 7996 y del 5 de agosto, radicación 8616, ambas de 1996. Sin embargo, posteriormente, dicha doctrina fue recogida, para negarla, principalmente, en la sentencia del 18 de agosto de 1999, radicado No 11818. Luego, se admitió la reevaluación en comento, por mayoría de los integrantes de la Sala, sólo para los eventos en que se reclamaran pensiones con fundamento en el régimen de transición del artículo 36 de la Ley 100 de 1993 y, últimamente, también para las pensiones legales causadas a partir de la vigencia de la Constitución Política de 1991, según sentencia del 20 de abril de 2007, radicado 29470 y, más recientemente, en sentencia de 26 de junio de 2007 radicado 28452, en las que se utilizaron como soporte básico las decisiones de la Corte Constitucional del 19 de octubre y 1 de noviembre de 1996, radicaciones D-6247 y D-6246, respectivamente. De suerte que, ahora, ante los antecedentes citados, la Corporación reexamina el tema propuesto, variando su tesis, por mayoría. Pues bien, el fundamento constitucional jurisprudencial referido es el que a su vez otorga pleno soporte a la actualización de la base salarial de las pensiones, sin diferenciarlas por su origen, pues la misma tesis según la cual la omisión del legislador no puede afectar a una categoría de pensiones, y a las que, por consiguiente, corresponde aplicarles la legislación vigente para otras, con el mecanismo de la indexación, para efectos de liquidar una mesada pensional 58 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA actualizada - es de recibo tratándose de pensiones extralegales o convencionales, pues éstas no corresponden, en rigor, a una prestación nueva, porque aún, con anterioridad a la nueva Constitución Política y a la expedición de la Ley 100 de 1993, existían regímenes legales que protegían a los trabajadores del sector privado y oficial, de ciertas contingencias surgidas con ocasión de la ejecución del contrato de trabajo, de la propia naturaleza humana del trabajador o también de eventos fortuitos de diferente orden, que afectaran su vida laboral o, incluso, que pusieran fin a su existencia, con perjuicio de su núcleo familiar. Es que el reconocimiento de una pensión extralegal, entre ellas, la convencional, no determina en principio más que un mejoramiento de un derecho mínimo legal, mediante el cual se flexibilizan las exigencias para su prestaciones extralegales, también caben los postulados constitucionales previstos en los artículos 48 y 53 de la Constitución Nacional, que prevén el mantenimiento del poder adquisitivo constante de las pensiones legales. El actual criterio mayoritario, que admite la actualización de la base salarial tratándose de pensiones legales causadas con posterioridad a la entrada en vigencia de la nueva Constitución, impera también ahora para las extralegales, como sería el caso de las convencionales, según lo anotado. Lo anterior porque, en verdad, no hay razón justificativa alguna para diferenciar, a un trabajador pensionado de acuerdo con la ley, con uno con arreglo a una convención, porque, valga agregar, el impacto del fenómeno económico de la inflación, lo padece tanto el uno como el otro, amén de que si la corrección monetaria no conduce a hacer más onerosa una obligación pensional, sino a mantener el valor económico de la moneda frente a su progresivo envilecimiento, su aplicación, respecto de pensiones extralegales, sean ellas convencionales o voluntarias, no altera de ninguna forma el acto inicial de reconocimiento, porque simplemente lo que se presenta es una actualización del monto para mantener su valor constante. (Subraya la Sala). Como conclusión de lo precisado, resulta obligado para la sala reconocer procedente la actualización del ingreso base de liquidación de la pensión convencional aquí demandada, dado que se causó en vigencia de la actual Constitución Política, y con apoyo, se repite, en los estudios de constitucionalidad efectuados en la sentencia D-6247 del 19 de octubre de 2006 y D-6246 del 1 de noviembre del mismo año, atrás referidos. Por consiguiente, el cargo prospera, y en este sentido, por mayoría, se rectifica la anterior posición jurisprudencial.” Si se observa el contexto de dicha sentencia, en ella la Corte no aplicó ni interpretó el artículo 260 del C.S. del T., como lo pregona la censura, y las consideraciones hechas por la Corte Constitucional en la sentencia C-862 de 2006, en la que se pronunció sobre la exequibilidad de dicha norma, únicamente le sirvieron de referencia para formarse su propio criterio sobre la indexación del ingreso base de liquidación de las pensiones causadas a partir de la vigencia de la Constitución de 1991, entre ellas las extralegales convencionales o voluntarias. Acorde con la postura jurisprudencial transcrita, que en esta oportunidad se reitera, no incurrió el juez colegiado en los yerros jurídicos que le endilga la censura, habida consideración de que la pensión voluntaria de jubilación en el presente caso se causó el 11 de febrero de 1992, fecha en que el actor cumplió 50 años de edad, es decir en vigencia de la Constitución de 1991 y por ende procede la actualización deprecada». «Para desechar los cargos basta con decir, como quedó sentado al resolver los dos primeros, que el Tribunal al conceder en este asunto la actualización del ingreso base de liquidación de la pensión voluntaria reconocida al actor, apoyado en lo adoctrinado recientemente por esta Sala, en donde se varió el criterio sobre esa precisa temática, no pudo incurrir en la transgresión de la ley que se le enrostra, dado que como atrás se expresó no aplicó ni interpretó el artículo 260 del 59 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL C.S. del T, y por lo mismo tampoco pudo incurrir en el error jurídico de aplicar el artículo 45 de la Ley 270 de 1996. Ahora, si lo que pretende la censura es que esta Corporación modifique su criterio mayoritario respecto al punto específico de la fecha a partir de la cual procede tal actualización, aunque son respetables sus argumentos, no logran dicho cometido; pues se reitera, que para estos fines los postulados previstos en los artículos 48 y 53 de la Constitución Política de 1991, son plenamente aplicables en cuanto prevén el mantenimiento del poder adquisitivo constante de las pensiones, dable no solamente frente a las legales sino que se extiende también a las extralegales como la convencional y la voluntaria, lo cual explica que en sentir de la Sala, la expedición de esa normatividad supralegal sea el referente o el punto de partida para efectos de la indexación de las pensiones. Por lo tanto, la Sala mantendrá su postura mayoritaria en el sentido, de que solo a partir de la vigencia de la Constitución de 1991 es dable hablar de este mecanismo de actualización, pues con anterioridad no existía un soporte legal o constitucional que permitiera indexar el ingreso base de liquidación de esta clase de prestaciones». 60 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 40291 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 27/05/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Auto Dirime Conflicto Juzgado 2 Laboral del Circuito de Manizales Álvaro Ariza Paniagua Instituto de Seguros Sociales CONFLICTO DE COMPETENCIA – Negativo por factor territorial contra entidades del Sistema de Seguridad Social Integral – El domicilio del demandado o el lugar de la reclamación es el que determina el factor territorial/INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES ISS – Domicilio/CONFLICTO DE COMPETENCIA – Resolución facultando al demandante para escoger entre los juzgados que son competentes. «…se tiene que el artículo 11 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, modificado por el artículo 8° de la Ley 712 de 2001, dispone que en los procesos que se sigan en contra de entidades que conforman el sistema de seguridad social integral, será competente, a elección del actor, el juez laboral del circuito “del lugar del domicilio de la entidad demandada” o el “del lugar en el que se haya surtido la reclamación del respectivo derecho”. De conformidad con la documental que obra en el interior del proceso ordinario laboral de ÁLVARO ARIZA PANIAGUA contra el INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, se tiene que el actor optó, como factor determinante de la competencia para conocer del presente asunto, el juez del lugar “del domicilio de las partes” (folio 20), lo que de ninguna manera se compadece con el texto de la mencionada disposición, pues no es nunca el domicilio del demandante lo que determina el factor territorial, sino el domicilio del demandado el que tiene vocación de hacerlo. Teniendo en cuenta que la ciudad de MANIZALES es el lugar del domicilio del demandante, se infiere que de igual forma consideró aquél, lo era el del INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES; de ahí que a pesar de haber agotado la reclamación administrativa ante la SECCIONAL RISARALDA, haya presentado su demanda al reparto de los JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE MANIZALES. En lo concerniente con el domicilio del INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, en providencia de 29 de enero de 2004 radicado 23267, ratificada el 27 de enero de 2005, radicación 25732, la Sala razonó que las seccionales no pueden tenerse como el domicilio de la entidad de seguridad social; al respecto se expresó lo siguiente: "(....) Ahora bien, el actor en el acápite de "COMPETENCIA" de la demanda señala que el Juez Laboral del Circuito de Medellín es el competente ‟...por la naturaleza del asunto y por haber estado adscrito el demandante a la Seccional del ISS en la ciudad de Medellín...‟, lo que significa que considera que el domicilio de la entidad en su caso está radicado en dicha ciudad. El artículo 4° del Decreto 461 de 1994 por medio del cual se aprobó el acuerdo 003 del 3 de mayo de 1993 del Consejo directivo del Instituto de Seguros Sociales y que adoptó los estatutos de esa entidad como 61 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL Empresa Industrial y Comercial del Estado, vinculada al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social estableció que: Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, y optar como fuero territorial, entre las opciones que allí se consagran. Domicilio. El Instituto de Seguros Sociales tiene su domicilio principal en la ciudad de Santa Fe de Bogotá D.C. por disposición de su consejo Directivo podrá establecer unidades o dependencias, operativas o administrativas, regionales o seccionales y locales en cualquier lugar del territorio nacional, independientemente de la división político administrativa del país. Consecuente con lo anterior resulta que en el evento en el que el demandante hubiera escogido presentar su demanda ante el juez del “lugar en el que se haya surtido la reclamación del respectivo derecho”, sí hubiese sido competente el JUZGADO SEGUNDO LABORAL DEL CIRCUITO DE MANIZALES. De conformidad con la norma en cita el domicilio principal de la entidad, lo es la ciudad de Bogotá, y en la demás disposiciones relacionadas con ese Instituto, no señalan domicilio distinto, ni tampoco se ha de entender que el Consejo Directivo los da por establecidos cuando se crean unidades o dependencias, tales como las Gerencias Seccionales, en las que, para efectos expresos, el Gerente Seccional actúa como representante legal del Instituto pero por delegación de funciones del Presidente, tal como se indica en el artículo 3° del Decreto 2599 de 2002....". Así las cosas, se podría concluir a primera vista que la competencia para conocer del proceso ordinario instaurado por ÁLVARO ARIZA PANIAGUA contra el INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, debía ser atribuido a los JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE BOGOTÁ, dado que, se itera, el domicilio principal del INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES es la ciudad de BOGOTÁ; no obstante lo anterior, y dado que no puede asimilarse la expresión que el demandante utilizó para determinar la competencia del juzgado, esto es, el lugar del “domicilio de las partes” al “lugar del domicilio de la entidad demandada” que es la que consagra el 11 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, se impone disponer que el conflicto se dirimirá declarando que la competencia para conocer del mencionado proceso, radica tanto en cabeza de los JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE BOGOTÁ como en los JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE PEREIRA, y que corresponde atribuirla al señor ÁLVARO ORTIZ PANIAGUA a alguno de aquéllos, en uso de la facultad que, en los términos anteriores, puede ejercer para los fines pertinentes». Por ello, la ciudad de MANIZALES no puede considerarse como el domicilio del INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, y por lo mismo no acertó el JUZGADO PRIMERO LABORAL DEL CIRCUITO DE PEREIRA cuando dijo no sólo que la demanda se podía presentar ante “cualquier juez laboral del circuito del País”, sino que “dado que el domicilio del demandado se encuentra en la ciudad de Bogotá pero sus seccionales tienen competencia para descongestionar dicho Instituto de los trámites como el aquí presentado” era dable presentar la demanda ante los JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE MANIZALES. Como se vio, el demandante puede ejercer el derecho que le otorga el artículo 11 del Código 62 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 33529 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 27/05/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá Carlos Manuel Núñez Lacera Caja de Crédito Agrario Industrial y Minero Caja Agraria en Liquidación REINTEGRO – Efectos según el artículo 8 del Decreto 2351 de 1965, del consagrado en convenciones colectivas y de los trabajadores amparados con fuero sindical – Cómputo del tiempo durante el cual el trabajador estuvo cesante para efectos de la pensión de jubilación convencional/ANÁLISIS DE PRUEBAS – De las sentencia que ordenó el reintegro y otros medios probatorios para establecer la no solución de continuidad. «De la lectura del cargo propuesto, se colige que la censura pretende que por haberse ordenado el reintegro del demandante, en otro proceso laboral, ello no lleva consigo la no solución de continuidad del contrato de trabajo, por estimar que el lapso en que el trabajador duró cesante por el despido injusto de que fue objeto, no es posible considerarlo para ningún efecto legal como si hubiere trabajado para completar el tiempo de servicios para el reconocimiento de la respectiva pensión de jubilación convencional. Arguye para ello que el Tribunal ha debido remontarse a la jurisprudencia imperante para la época en que se ordenó el reintegro del actor en la que se acogía la tesis de la solución de continuidad del contrato. Sobre el particular, importa precisar que es cierto que en algunas pocas decisiones de esta Sala, al estudiar los efectos del reintegro consagrado en el numeral 5º del artículo 8º del Decreto 2351 de 1965, se consideró que en ese evento se debía entender que, al regresar a su empleo el trabajador, surgía un nuevo vínculo laboral, de tal suerte que no se daba la continuidad del contrato de trabajo anterior. Pero ese criterio, que en realidad no fue expresado respecto de acciones de reintegro consagradas en convenciones colectivas de trabajo, no alcanzó a consolidar una jurisprudencia pacífica, pues fue pronto abandonado y el razonamiento jurídico que de tiempo atrás impera en la Sala, indica que el reintegro trae como consecuencia que el contrato de trabajo se restablece en las mismas condiciones que lo regían antes de que se produjera el despido sin justa causa, como se explicó, entre muchísimas otras, en la sentencia de la Sección Primera, de 20 de agosto de 1992, radicación 4844, en la que se pronunció como a continuación se transcribe: “…Se refiere entonces la impugnación a que el sentenciador consideró erradamente que hubo solución de continuidad en los servicios prestados por el trabajador originada en el despido que fue declarado posteriormente ineficaz dando lugar al reintegro mencionado. “Acerca de los efectos jurídicos del reintegro previsto en el artículo 8o. del decreto antes mencionado esta sección de la Sala de Casación Laboral ha considerado en forma reiterada que su imposición ocasiona que el contrato de trabajo se restablezca en las mismas 63 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL condiciones que regían en el momento del despido declarado ineficaz por tanto la relación laboral sigue siendo la misma y no otra, sin que se vea afectada la continuidad del vínculo laboral por haber dejado de prestar el trabajador sus servicios, pues esa circunstancia obedece a un acto arbitrario del empleador invalidado judicialmente, de ahí que éste se encuentre obligado a pagar los salarios que por su culpa dejó de percibir el trabajador.” plenos efectos del contrato de trabajo ilegalmente extinguido. De acuerdo con ese discernimiento, la orden de reintegro implica el restablecimiento del contrato, y ello lleva consigo que no exista solución de continuidad en la relación laboral del trabajador. Y esta consecuencia, que en realidad no se halla expresamente consagrada en las normas legales, de ahí que la jurisprudencia estime que se trata de una ficción jurídica, es un lógico resultado de la reanudación del vínculo jurídico que, entonces, no puede considerarse interrumpido, lo que apareja que así en realidad el trabajador no haya podido prestar sus servicios por la ilegal decisión del empleador, ese tiempo debe considerarse como laborado para todos los efectos legales, pues esa es la única forma en que puede darse de manera cabal el restablecimiento de los efectos jurídicos del contrato. Importa puntualizar que ese mismo razonamiento es el que se ha expresado por la jurisprudencia en relación con el reintegro al que tienen derecho los trabajadores amparados con fuero sindical, como lo explicó la Sala en la sentencia del 20 de mayo de 1999, radicación 11654, en la que acudió a sus criterios sobre el particular cuando se hallaba dividida en dos secciones: “El criterio jurisprudencial de tiempo atrás sostenido por esta Sala explica que cuando judicialmente se ordena el reintegro a su empleo de un trabajador con fuero sindical despedido sin la previa autorización del juez del trabajo, se parte del supuesto de que la decisión de terminar el contrato de trabajo en esas condiciones no produjo efectos jurídicos por no cumplir con el procedimiento establecido por la ley, por lo tanto deben restituirse las cosas al estado en que se hallaban antes de producirse el despido, lo que conduce a restablecer en su derecho al contratante afectado por la decisión ilegal de quien actuó contra una expresa prohibición de la ley, restituyendo los “Asimismo, ha considerado la jurisprudencia que el lógico corolario de la nulidad del despido del trabajador es el de que no haya jurídicamente interrupción en el contrato restituido por la orden judicial; y por tal motivo, aun cuando es verdad que expresamente la ley nada establece sobre la continuidad en el contrato de trabajo, ha entendido la Corte que ello no es más que consecuencia de la reincorporación del trabajador al empleo del que fue ilegalmente separado, pues sólo de esa manera es posible el cabal restablecimiento de los efectos jurídicos del contrato y la especial protección del derecho de asociación sindical, en tratándose de la acción de reintegro consagrada para los asalariados amparados con dicha garantía. “La circunstancia de que el artículo 7º del Decreto 204 de 1957, que subrogó el artículo 408 del Código Sustantivo del Trabajo, al determinar las consecuencias del despido del trabajador sin sujeción a las normas que regulan el fuero sindical, establezca que es "a título de indemnización" que el patrono condenado debe pagar al trabajador los salarios que dejó de recibir por causa del despido, no constituye razón suficiente para justificar la interpretación planteada por la recurrente, según la cual esa "indemnización" es el único efecto jurídico que se produce en caso de reintegro; como tampoco para concluir que el pago de los salarios es indicativo de un nuevo vínculo laboral, habida consideración de que en realidad cuando esa norma alude al pago de los salarios dejados de percibir no está simplemente precisando el resarcimiento de los perjuicios ocasionados al trabajador, ni haciendo referencia a la contraprestación de sus servicios, los que, desde luego, no se han podido dar por la ilegal decisión del empleador, sino a la consagración de una ficción que tiene como objetivo restablecer en su empleo a quien lo perdió por ese acto ilegal de su patrono. “Según el criterio jurisprudencial vigente, es precisamente por virtud de esa ficción legal, que permite restablecer el contrato, que se explica no sólo el efecto de ser el trabajador acreedor de una suma equivalente a los salarios que dejó de recibir por causa del despido, sino que, además, el tiempo que media entre el despido anulado y el reintegro efectivo del trabajador a su actividad laboral, se cuente para 64 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA reconocer el auxilio de cesantía por dicho lapso, e igualmente la jubilación. “Por dicho motivo, no encuentra la Corte que en este caso se le haya dado una interpretación errónea a las normas que establecen el contenido de la sentencia cuando se comprueba que el trabajador fue despedido sin sujeción a las normas que regulan el fuero sindical, por ser lo cierto que los argumentos que expuso el Tribunal respecto de las consecuencias que produce el reintegro al empleo de un trabajador amparado por el fuero sindical, corresponden al sentido que esta Sala, cuando se encontraba dividida en dos secciones, le dio a las normas que regulan la garantía de que gozan algunos trabajadores de no ser despedidos, ni desmejorados en sus condiciones de trabajo, ni trasladados a otros establecimientos de la misma empresa o a un municipio distinto, sin justa causa, previamente calificada por el juez del trabajo. “En efecto, sobre el particular la extinta Sección Primera, en sentencias de 4 de abril de 1991 (Rad. 3988) y 18 de mayo de 1995 (Rad. 7106), expresó lo que a renglón seguido se copia: „Asimismo el empleador que por sentencia judicial resulta obligado a reintegrar a un trabajador en el entendimiento de que la relación laboral no ha tenido solución de continuidad, debe restituirlo en las condiciones de empleo en que se encontraría de no haber mediado el despido y, siendo el contrato de trabajo de tracto sucesivo, el trabajador debe ser considerado como si durante el tiempo en que permaneció cesante por la decisión ilegal del patrono hubiera continuado prestando efectivamente el servicio. „Y en tratándose de un reintegro ordenado judicialmente por violación del fuero sindical, como ocurrió en el caso sub lite, con mayor razón el empleador obligado debe cuidarse de restablecer el contrato, como mínimo a las mismas condiciones que tendría el trabajador si no se hubiera producido". „Se tiene, de esta suerte, que la sentencia ordenatoria del reintegro reconoce que el acto del despido no produjo efectos jurídicos por no darse las causales legales de terminación lo cual implica la no solución de continuidad en la relación de trabajo y desde luego, que no hubo interrupción jurídica de la misma durante el tiempo transcurrido entre el despido y el reintegro. En situaciones como ésta, es obvio, que el auxilio de cesantía cubre todo el tiempo de la relación jurídica. „Entonces, si subsiste la relación jurídica-laboral no obstante la desvinculación de hecho del trabajador mediante acto sin eficacia legal; el reintegro y el pago de los salarios es la lógica consecuencia del restablecimiento del derecho, el retorno al estado anterior, como si nada hubiese sucedido. Y los salarios dejados de percibir, no dejan de serlo, aunque con alguna impropiedad se le denomine indemnización, pues si no se operó la prestación del servicio vigente jurídicamente el contrato según lo discurrido, no es circunstancia, con arreglo al artículo 140 del C. S. del T., que impida la percepción del salario". “Y en igual sentido la también desaparecida Sección Segunda, en fallo de 22 de septiembre de 1994 (Rad. 6854), explicó lo siguiente: „La sentencia judicial que ordena el reintegro del trabajador declarando sin solución de continuidad el contrato tiene como consecuencia natural el reconocimiento de la unidad del vínculo que, por consiguiente, deberá considerarse que no ha sufrido suspensión o interrupción alguna. Al ordenar la reanudación del servicio como consecuencia de la ilegalidad del despido el juez reconoce al trabajador el derecho a ser restituido al estado en que se hallaría de no haber existido el acto ilícito. Para la Corte, como lo ha expresado en anteriores oportunidades, esa consecuencia jurídica, la de considerar que no ha existido solución de continuidad en el vínculo jurídico, también puede predicarse de los reintegros consagrados en una convención colectiva de trabajo en las que, como aquí acontece, se contemple, al lado del reintegro, el pago de los salarios dejados de percibir, en la medida en que ese pago no puede tener un carácter simplemente resarcitorio y significa que, en estricto sentido, el contrato de trabajo ha mantenido la plenitud de sus efectos jurídicos. Importa por ello traer a colación los criterios expresados en la sentencia proferida el 20 de junio de 2007, radicación 28780, que, pese a referirse a un reintegro ordenado por un juez constitucional, en aplicación de las reglas de integración del derecho como la analogía consagrada en el artículo 19 del Código Sustantivo del Trabajo y en el artículo 8º de la Ley 153 de 1887, resultan por 65 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL completo aplicables a uno surgido de un convenio colectivo de trabajo, por tratarse de situaciones jurídicamente similares. Se dijo en tal providencia: “La postura del Juez de apelaciones resulta razonada, dado que el derecho al reintegro así sea del orden constitucional, supone como antesala la anulación judicial de un despido que generó inicialmente las consecuencias jurídicas de terminación del contrato de trabajo, cuya prosperidad conlleva como efecto el volver las cosas al estado en que se encontraban, esto es, la reanudación de la relación laboral, lo cual acarrea el pago de salarios dejados de percibir durante el tiempo que el trabajador duró cesante, donde es de anotar que entre el momento del despido que da origen a la acción correspondiente y aquél en que se materializa el reintegro, no hay solución de continuidad, trayendo como consecuencia que en ese interregno del nexo contractual, se producen los efectos que le son propios a su vigencia, entre ellos el pago de todos los derechos sociales que surgen de la relación de trabajo, que no pudieron ser cubiertos por culpa imputable al empleador. “No es de recibo que la decisión de reintegro por provenir de una acción constitucional no engendre ninguna consecuencia jurídica de naturaleza económica, pues al igual que un reintegro legal se entiende que el tiempo transcurrido entre el despido y la reincorporación al puesto de trabajo, hace parte de la duración total del vínculo laboral, y por tanto es incuestionable que da origen en ese lapso al pago de salarios con la correspondiente incidencia prestacional. “Dejar sin todas las consecuencias jurídicas propias de un reintegro amparado en la violación de un derecho fundamental, por virtud de que el Juez de Tutela que lo ordenó, no determinó los efectos pertinentes del restablecimiento del contrato, sería un contrasentido en relación con el criterio imperante de que frente a las personas reintegradas por orden judicial, procede a título de indemnización el pago de salarios y el reconocimiento de las prestaciones sociales dejados de percibir, eso sí compatibles con el reintegro porque hay algunos derechos sociales que exigen real prestación del servicio. “En este orden de ideas, el derecho del trabajador reintegrado a la remuneración que no pudo recibir como consecuencia de un despido al cual luego le fueron negados sus efectos, es simple consecuencia del restablecimiento del vínculo, así la orden de reintegro provenga de una Juez constitucional”» «La censura critica al ad quem por revocar la sentencia absolutoria del a quo para, en su lugar, condenarla a pagar la pensión de jubilación convencional, a partir de 4 de mayo de 1999, pese a que el trabajador no laboró durante el período comprendido entre el 28 de enero de 1984 y el 26 de julio de 1994, por haber sido despedido y luego reintegrado al cargo, en virtud de orden judicial impartida en otro proceso, y relaciona doce pruebas que considera erradamente apreciadas y una como dejada de apreciar. (…) 1.- En la sentencia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo, mediante la cual se ordenó el reintegro del actor, que obra a folios 128 a 147, se expresó por esa colegiatura: “De manera que en aplicación de la Convención Colectiva, que entre otras cosas cumple con las exigencia del art. 469 del C.S. del T., y el actor es beneficiario de ellas por ser integrantes de la Agremiación Sindical, fl. 163, para efectos de reintegro, las partes que la suscribieron, solo pactaron en el art. 51 a favor del trabjador (sic): „su reintegro en las mismas condiciones de empleo de que antes gozaba y el pago de los salarios dejados de percibir‟, nada más, o sea, que la orden de reintegro conlleva únicamente al mismo cargo o similar y al pago de salarios dejados de percibir desde la fecha del despido hasta cuando sea reincorporado a sus labores”. No encuentra la Corte que de esa motivación, en la que en verdad no se precisó qué se quiso concluir cuando se restringió el alcance de la cláusula convencional, deba necesariamente inferirse que el Tribunal considerara que “…no podía otorgarse la NO SOLUCIÓN DE CONTINUIDAD EN LA RELACION LABORAL pretendida en la demanda, toda vez que la norma convencional no la establecía”, como lo alega la censura, toda vez 66 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA que sobre el particular nada se dijo explícitamente y en la parte resolutiva de esa providencia no se absolvió a la demandada de esa específica consecuencia, pues ninguna alusión se hizo al tema. Por esa razón, no puede atribuírsele al Tribunal un error ostensible en la valoración del aludido fallo, si pese a que en él nada se dijo sobre la solución de continuidad, consideró, con apoyo en la jurisprudencia, que “… el reintegro y sus consecuencias legales implica no solución de continuidad”, con mayor razón, si en la providencia de marras se asentó que “…el demandante debe ser reintegrado a su cargo y en las mismas condiciones de que gozaba al momento de su despido y por ende al pago de los salarios dejados de percibir hasta cuando se produzca el reintegro”; afirmaciones de las que no puede concluirse que estimara que había solución de continuidad en el contrato de trabajo. (…) 5.- Efectivamente el artículo 51 de la Convención Colectiva de Trabajo vigente, para cuando se produjo el despido del actor, y que dio lugar a su reintegro, a la cual no se refirió el Tribunal, establece, en lo pertinente, que “…el Juez del trabajo, podrá, mediante demanda del trabajador ordenar su reintegro en las mismas condiciones de empleo de que antes gozaba y el pago de los salarios dejados de percibir o la indemnización en dinero prevista en la presente Convención”. Si bien allí no se hace referencia específica a la inexistencia de solución de continuidad, ello no significa que esa consecuencia jurídica no pueda inferirse del texto del precepto, pues, como se explicó en el cargo anterior, puede ella entenderse implícita en la orden del reintegro del trabajador, en cuanto suponga el restablecimiento del contrato de trabajo en los mismos términos, conclusión que, en realidad, es más de naturaleza jurídica que estrictamente fáctica». 67 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 33321 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 27/05/2009 Elsy del Pilar Cuello Calderón Casación No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Jorge Alirio Maya Lopera Coomeva Medicina Prepagada S.A. CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE TRABAJO, ANÁLISIS DE PRUEBAS – Primacía de la realidad sobre las formas – Vinculación bajo la modalidad de contrato de corretaje – Ausencia de confesión en interrogatorio de parte. « Examinados los contratos, a los cuales se refiere la censura, se observa que el actor se comprometió “a servir de intermediario entre terceras personas y COOMEVA” y que de acuerdo con las “CARACTERÍSTICAS DEL CORREDOR”, el objeto contractual se ejecutaría “con autonomía técnico administrativa y sin tener vinculaciones con las partes”, no obstante esas circunstancias no las soslayó el Tribunal, en tanto evidenció ese tipo de contrato de corretaje suscrito por las partes; sin embargo, ocurre que el juzgador analizó la prueba testimonial, en primer lugar, para deducir que el actor tenía una dependencia con las accionadas y que recibía ordenes de ellas, tenía jefe, “su labor se hacía con base en listados y papelería entregadas por estas, obligatoriamente debía asistir a reuniones en las cuales se pasaba lista de asistencia, que tenían que acudir a días de plantas asignados por las accionadas, debían cumplir con un presupuesto de ventas, hacer cobros y consignaciones a órdenes de las sociedades dentro de las 48 horas siguientes al pago. Que el accionante participaba en concursos, rifas como incentivos, debía acudir a capacitación y plenarias”, todo lo cual señalan “elementos extraños a un contrato comercial de carácter profesional, que se supone se realiza con personas que tiene autonomía técnica. Administrativa”, de donde concluyó que lo que existió entre las partes fue en realidad un contrato de trabajo, inferencia en la que surge patente la aplicación del principio de primacía de la realidad sobre las formas, y que lo llevaron a desestimar los convenios, formalmente allegados; luego no hay un desatino proveniente de su apreciación. En cuanto a la confesión del actor, que dice el recurrente se deriva por haber anunciado su actuar de modo autónomo y que su función esencial era poner en contacto a las partes para celebrar los contratos de medicina prepagada, labor que realizaba “desde su propia casa”, es de advertir que el propio Tribunal expresó que “lo que se aprecia es una aceptación de ello pero por expresa exigencia de la entidad”, a lo que se debe agregar que respecto a la respuesta del actor sobre su función “como corredor” y sobre la necesidad de su inscripción ante la Superintendencia Nacional de Salud “para ejecutar actos de intermediación en el campo de los servicios de salud”, no se puede considerar como perjudicial para el demandante, por cuanto no admitió que su labor fuera autónoma e independiente como lo predica la demandada, sino que las condiciones del servicio las imponía la empresa, quien le exigió la suscripción de los contratos ya reseñados, y la consecuencial inscripción ante el aludido ente 68 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA estatal. Textualmente las preguntas y respuestas reseñadas en el cargo, contenidas en el interrogatorio que absolvió el demandante, son del siguiente tenor: “SÉPTIMA PREGUNTA: Sírvase decir si es cierto que su función como corredor era poner en contacto a las partes, esto es SALUD COOMEVA MEDICINA PREPAGADA S.A. y a posibles clientes para celebrar contratos de medicina prepagada? CONTESTO: Si es cierto, yo me mantenía con el maletín y desde mi casa buscando los clientes para SALUD COOMEVA MEDICINA PREPAGADA, pero era yo quien hacía el contacto directo, quien hacía la visita, quien efectuaba la venta directa, le llenaba la papelería, el recibo de caja y todo lo tenía que tramitar en COOMEVA con papelería de SALUD COOMEVA MEDICINA PREPAGADA. Era COOMEVA quien fijaba las tarifas y nos teníamos que ceñir estrictamente a dichas tarifas. Al recibir el dinero del cliente teníamos 24 horas hábiles para depositar dicho dinero en SALUD COOMEVA MEDICINA PREPAGADA. y la “DECIMA PREGUNTA: Sírvase decir si es cierto que para ejecutar actos de intermediación en el campo de los servicios de salud, era necesario que usted estuviera inscrito en la superintendencia nacional de salud? CONTESTO: Si es cierto”; pero además, todo el texto del interrogatorio de parte deja ver que la suscripción de contratos de corretaje y las condiciones de los mismos provenían de exigencias de la demandada. Luego, se reitera que no surge un desatino fáctico ostensible, porque no podría tomarse de modo aislado una respuesta, sino en todo su contenido. Es más, debe decirse que las aseveraciones del actor, respecto de haber desarrollado personalmente todas las actividades para “la venta directa”, fueron atendidas por el sentenciador, para resaltar que no se dedicó simplemente a una intermediación, o a poner en contacto a dos clientes, como corresponde al contrato de corretaje, sino que ejecutó acciones distintas que lo llevaron a deducir que hubo una prestación de un servicio de naturaleza dependiente, se repite, con otras pruebas. Tampoco, se puede considerar que la suscripción por parte del actor, en representación de la sociedad Jorge Alirio Maya L. Cía Ltda, de un contrato de trabajo a término fijo, pueda traducirse por sí mismo en una ausencia de subordinación por parte del accionante frente a la demandada. En ese sentido debe agregarse, que los trámites adelantados por el actor, ante la Dirección de Impuestos Nacionales (folios 309 a 314) y la actuación surtida para constituir una sociedad comercial, tampoco desdibujan de modo protuberante la realidad que halló probada el ad quem, con fundamento en otros medios de convicción, principalmente en la aludida prueba testimonial, si se considera que tales actos, los estimó desatentibles, frente al hecho que calificó de real, de la prestación del servicio en las condiciones ya mencionadas, esto es, bajo directrices de un jefe, con elementos e instrucciones del empleador, aún cuando constituyera una sociedad de tipo comercial, o que se le enviaran comunicados o invitaciones como contratista, o que los pagos que se le hiciera tuvieran esa denominación». 69 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 33140 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: SALVAMENTO DE VOTO: 27/05/2009 Isaura Vargas Díaz Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Jesús Guillermo Escobar Mejía Instituto de Seguros Sociales, Cajanal, Universidad de Antioquia y Gobernación de Antioquia Eduardo López Villegas PENSIÓN DE JUBILACIÓN – En una misma persona puede concurrir un régimen especial con otro general - De servidor público que al entrar en vigencia el sistema general de pensiones tenía 18 años al servicio (Rama Judicial y Ministerio Público) y completó el tiempo cotizando al ISS con servidor de la Fiscalía/RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En concurrencia de regímenes pensionales permite elegir el más conveniente – Del decreto 546 de 1971 y del artículo 36 de la Ley 100 de 1993. «No existe discusión alguna en cuanto a que el actor el 1º de abril de 1994 (fecha en la cual empezó a regir el sistema general de pensiones) se encontraba laborando en la Universidad de Antioquia y, también, que para dicha data había laborado al servicio de la Rama Judicial y del Ministerio Público “18 años aproximadamente” (folio 8 del fallo del Tribunal). Para la sala sentenciadora el Instituto de Seguros Sociales es el organismo encargado de reconocerle la prestación deprecada por el actor toda vez que “el estatus de pensionado no se adquiere solo con el cumplimiento de la edad, es necesario también reunir el tiempo de servicio, y para los efectos del Decreto 546 de 1971, son 20 años, y de conformidad con los documentos de folios 1 y 4 este tiempo solo se completó estando al servicio de la Fiscalía General de la Nación y poco tiempo antes de su retiro. Véase que para el 23 de octubre de 1991, al servicio de la Judicial y el Ministerio Público solo tenía reunidos 6.828 días, es decir, 18 años aproximadamente: así pues, completándose 20 años de servicio al interior de la Fiscalía y realizando cotizaciones al Instituto de Seguros Sociales, es esta entidad la llamada a responder por las obligaciones pensionales, ya que el Instituto fue la última entidad de seguridad social receptora de los aportes” (folio 421, cuaderno 1). La discrepancia del impugnante con la decisión fustigada gravita en que “según el Diccionario de la Lengua Española, el adjetivo anterior significa <que precede en lugar o tiempo>, por lo que consultando este diccionario y ciñéndose el intérprete a la regla de interpretación que trae el artículo 28 del Código Civil, que manda entender las palabras de la ley en su sentido natural y obvio, según su uso general, siempre que ellas no hayan sido definidas expresamente por el legislador, por fuerza debe concluirse que al establecer el artículo 36 de la Ley 100 de 1993 que el régimen aplicable a quienes al entrar en vigencia el sistema general de seguridad social integral contaban con (…)será el establecido <en el régimen anterior al cual se encuentren afiliados, ese régimen al que se remite la ley necesariamente tiene que ser el que precede al 1º 70 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA de abril de 1994 y no el régimen al cual pudiera con posterioridad afiliarse esa persona” y en el este preciso caso el demandante “al entrar en vigencia el sistema general de pensiones no se encontraba afiliado al régimen de seguridad y protección social de los funcionarios y empleadores de la rama Jurisdiccional y del Ministerio Público, pues en ese momento trabajaba para la Universidad de Antioquia” (folio 26, ibídem). Pues bien, en sentir de la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal no incurrió en los desaguisados que le enrostra el instituto recurrente habida cuenta que, desde el punto de vista de legal, en una misma persona puede concurrir, por ejemplo, un régimen especial con uno general, desde luego, si los supuestos fácticos establecidos en el artículo 36 de la Ley 100 de 1993 se verifican, situación que le permitiría seleccionar el que más le convenga, y no aplicarle de manera inexorable e irrestricta el “régimen anterior al cual se encuentran afiliados” al momento en que empezó en vigor el sistema general de pensiones, en la medida en que el régimen de transición “busca mantener unas condiciones de favorabilidad para un conjunto de beneficiarios”. En el asunto bajo escrutinio nótese que a 1º de abril de 1994 el actor tenía más de 18 años al servicio de la Rama Judicial y del Ministerio Público, lo que le permitía conservar el derecho de seleccionar el régimen establecido en el Decreto 546 de 1971, pues esta normatividad le otorga un mayor beneficio en la prestación de la que le pudiera reconocer el Instituto de Seguros Sociales por razón del número de cotizaciones allí sufragadas. Es decir, si para el 1º de abril de 1994 el promotor del litigio se encontraba afiliado al Instituto de Seguros Sociales, régimen general de pensiones, ello no impide invocar el régimen especial contemplado en el Decreto 546 de 1971, dado que, se itera, conservó los beneficios contemplados en dicho régimen especial. En efecto, el artículo 4º del Decreto 2527 de 2000 que regla lo atinente al régimen de transición de las pensiones de vejez o de jubilación de servidores públicos, claramente dispone la conservación del mismo de la siguiente forma: “ De conformidad con el inciso segundo del artículo 36 de la Ley 100 de 1993, la edad para acceder a la pensión de vejez, el tiempo de servicio o el número de semanas cotizadas y el monto de la pensión de las personas que al momento de entrar en vigencia el Sistema General de Pensiones tenían las edades o el tiempo de servicio o de cotización previsto en dicha disposición, serán las establecidas en el régimen anterior al cual se encontraban afiliados. Para efectos de determinar el número de semanas cotizadas o el tiempo de servicios, en los regímenes de transición previstos en el segundo inciso del artículo 36 de la Ley 100 de 1993, solo se sumarán los tiempos de servicios o el número de semanas cotizadas en distintas entidades cuando así lo haya previsto el régimen de transición que se aplique. Por consiguiente cuando el régimen al cual se encontraba afiliada la persona que se beneficie del régimen de transición, exija como requisito, para tener derecho a él, un tiempo de servicio o un número de cotizaciones mínimas en una misma entidad o sector, para invocar tal régimen especial debe haber cumplido o cumplir con posterioridad a la vigencia de la Ley 100 de 1993 con este requisito, sin perjuicio de que en todo caso conserve el derecho a acogerse a otro régimen general de transición cuando ello proceda, en los términos del inciso segundo del artículo 36 de la Ley 100 de 1993. Caso en el cual se aplicará lo dispuesto en el artículo 2o. de este decreto”. (Subrayado resaltado fuera del texto). Desde las antedichas aristas brota impetuosa la conclusión de que la selección del régimen de transición, cuando sea dable estar en presencia de la alternativa de optar por más de uno de ellos, debe estar precedida del principio de favorabilidad que gobierna las relaciones de trabajo y de la seguridad social. Por último es preciso advertir que este proceso difiere de otros, en la medida en que aquí se estudió e interpretó el Decreto 2527 de 2000». 71 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 32657 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 27/05/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Sentencia Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Valledupar Beatriz Elena Zapata Núñez BBVA Banco Ganadero PRIMA DE VACACIONES – Su carácter salarial depende si tiene o no relación directa con la prestación del servicio/SALARIO – Elementos a tener en cuenta para definir si un pago tiene naturaleza salarial. «Lo anterior significa que ese fallador entendió que si las partes no le habían restado carácter salarial a la prima de vacaciones, debía considerarse que ese pago constituía factor salarial. Para la Corte, al razonar de esa manera, el juez ad quem incurrió en el quebranto normativo que le atribuye el fallo, pues extrajo del artículo 128 del Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el 11 de la Ley 50 de 1990, en el que se apoyó, una conclusión que no se corresponde con su texto cabalmente entendido, pues si bien en ese precepto se establece que las partes pueden restarle naturaleza salarial a algunos beneficios o pagos, entre los que se incluyen la prima de vacaciones, ello no significa que si no lo hacen respecto de determinado beneficio, forzosamente éste adquiera naturaleza salarial. Y ello es así porque, en tratándose de un pago al que la ley no le otorgue directamente la índole de salario, habrá que determinar si esa naturaleza se presenta por reunirse los elementos de que trata el artículo 127 de ese código y que identifican el salario. De lo que viene de decirse se concluye que el fallador de la alzada coligió automáticamente la naturaleza salarial de la prima de vacaciones, sin analizar siquiera si estaban presentes o no los elementos fácticos que le pudieran dar este carácter, de manera prioritaria, si realmente se trataba de un beneficio que retribuyera directamente el servicio o, de igual modo, la periodicidad y la regularidad en su pago, su finalidad y la forma como estaba concebido y el hecho de ingresar al patrimonio del trabajador, elementos que resultan ser determinantes al momento de establecer si una suma pagada al trabajador puede ser considerada constitutiva de salario en los términos de los artículos 127 y 128 del Código Sustantivo del Trabajo. Ahora bien, frente a la conclusión del Tribunal en punto a la naturaleza salarial de la prima de vacaciones, fundada en que las partes no acordaran expresamente que no lo fuera, interesa anotar que esta Sala de la Corte en sentencia del 11 de marzo de 1999, radicación No. 11539, estableció: “Sin incidencia alguna en la decisión, se ve precisada la Corte, por vía de doctrina, a corregir el entendimiento equivocado del tribunal en punto a la prima de vacaciones. “Este beneficio extra legal de los trabajadores, si bien en ocasiones puede llegar a ser factor de salario, 72 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA atendidos los elementos fácticos que demuestren en un momento dado que su finalidad sí fue la retribución de servicios, per se no es factor de salario - como lo entendió de modo erróneo el ad quem -, esto es, su simple convenio en un acuerdo colectivo ayuno de la precisión acerca de su naturaleza, no faculta al juzgador para derivar automáticamente de ese simple hecho la naturaleza salarial; a fortiori si en la propia convención colectiva o aún en el contrato individual de trabajo (artículo 15 de la Ley 50 de 1990) se le despoja de ese carácter o se pacta simple y claramente como un beneficio accesorio a los descansos o a las vacaciones para que no sea colacionable como factor de liquidación prestacional.” Sobre ese mismo particular, esta Corte en sentencia del 19 de abril de 2001, radicación 15610, dijo: “La calificación de la naturaleza jurídica de las primas de vacaciones y de antigüedad no puede ser genérica, y para saber si constituyen o no salario debe examinarse entre otros factores la razón de ser del beneficio, la forma como está concebido y su finalidad, en cada caso concreto. “Como lo recuerda la replicante, ha adoctrinado esta Sala: “Hecha la aclaración anterior la Sala aprecia que el razonamiento del ad-quem es atendible como que si bien el artículo 127 del C. S. del T. señala entre los factores salariales la prima, el 128 ibídem contempla esa misma denominación como excepción. Siendo entonces posible que en unas oportunidades la prima de vacaciones sea factor salarial y en otras no lo sea, no cabe duda que atendiendo las circunstancias de cada caso, su calificación emerja de la decisión judicial, y no de la Ley, como lo planteó la censura”. Ahora bien, es cierto que el Tribunal trajo en su apoyo los criterios expuestos por la Sala en la sentencia del 7 de junio de 1989, según la cual “…es errado pensar que una prima vacacional no implique retribución del servicio, siendo que para obtener el derecho a ella es un presupuesto indispensable haber laborado el tiempo necesario para generar las respectivas vacaciones”. la Sala, como se ha visto con la cita de las sentencias arriba trascritas y se confirma, por ejemplo, con lo expuesto en la sentencia del 19 de enero de 1996, radicación 8042, citada por la recurrente, en la cual se afirmó: “Además, no es cierto que los artículos 127 y 128 del C.S.T., como tampoco los artículos 14 y 15 de la ley 50 de 1990 que subrogaron los anteriores, definan expresamente que las primas de vacaciones y de antigüedad constituyen salario por lo que, frente a tales rubros y dentro del estudio jurisprudencial correspondiente, puede caber en cada caso el análisis propio que permita identificar la causa y finalidad del pago para de tal forma precisar si tiene el carácter retributivo del servicio al que alude la ley”». «Para efectos de proferir el fallo de instancia, resulta de interés conocer la letra del artículo 127 del Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el 14 de la Ley 50 de 1990, en cuanto define, con visos de generalidad, lo que constituye salario. Reza este texto legal: “Constituye salario no sólo la remuneración ordinaria, fija o variable, sino todo lo que recibe el trabajador en dinero o en especie como contraprestación directa del servicio, sea cualquiera la forma o denominación que adopte, como primas, sobresueldos, bonificaciones habituales, valor del trabajo suplementario o de las horas extras, valor del trabajo en días de descanso obligatorio, porcentajes sobre ventas y comisiones”. (Negrilla por fuera del texto original). Sea lo primero observar que el artículo 14 de la Ley 50 de 1990 introdujo el calificativo de directa aplicado a la remuneración, como determinante en la definición de los pagos que constituyen salario, que no traía la prístina redacción del artículo 127 del Código Sustantivo del Trabajo. Pues bien. Remuneración directa del servicio es aquella que tiene su fuente próxima o inmediata en el servicio personal prestado por el trabajador, esto es, la que encuentra venero en el trabajo realizado por el empleado. Empero, ese discernimiento no es el que desde hace más de una década orienta las decisiones de 73 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL De tal suerte que la labor ejecutada por el trabajador es la que origina derechamente, sin rodeos, la contraprestación económica de parte del empleador. Para expresarlo con otro giro: la retribución directa del servicio es la que tiene su causa próxima o inmediata en lo que haga o deje de hacer el trabajador, en virtud del contrato de trabajo o de la relación legal y reglamentaria. Esto es, la actividad desarrollada por el trabajador es la razón de ser de la contraprestación económica, ya en dinero ora en especie. A no dudarlo, el carácter de retribución directa pasa a ocupar un sitial elevado a la hora de definir la naturaleza salarial de un determinado pago o beneficio, en dinero o en especie, que recibe el trabajador. Ese carácter de retribución directa que se erige en nota distintiva del salario, en cuanto traduce la remuneración próxima o inmediata, por oposición a la lejana o mediata, que recibe el trabajador por el servicio prestado, es una consecuencia natural y lógica de los rasgos de bilateralidad u onerosidad, que acompañan al contrato de trabajo o a la relación legal y reglamentaria, en cuya virtud éstas generan naturalmente obligaciones recíprocas a cargo de cada una de las partes, y en ellos está presente, por lo general, el ánimo especulativo o lucrativo de ambas partes. Se sigue de lo dicho que pagos, reconocimientos, beneficios o ventajas que tengan un propósito distinto al de retribuir, directa, inmediata o derechamente, la actividad, tarea o labor del trabajador, no constituyen salario, así se reciban por causa o con ocasión de la relación subordinada de trabajo. A propósito de la preponderancia del criterio de retribución directa del servicio en la determinación certera de lo que es salario, esta Sala de la Corte, en sentencia del 12 de febrero de 1993 (Rad. 5.481), adoctrinó: “El pago del salario, desde el punto de vista jurídico, es la principal obligación de quien se beneficia del trabajo subordinado ajeno, como que constituye ordinariamente la contraprestación primordial y más importante de la actividad desplegada por el trabajador. El salario aparece así como la remuneración más inmediata o directa que el trabajador recibe por la transmisión de su fuerza de trabajo para ponerla a disposición del empleador, por lo cual se considera uno de los elementos esenciales de toda relación de trabajo, sin que importe la forma jurídica –contrato de trabajo o relación legal o reglamentaria- que regule la prestación personal de servicios”. De igual modo ha explicado que, a la luz de lo que establecen las normas que regulan el salario en el Código Sustantivo del Trabajo, no es posible concluir que todo pago que reciba el trabajador en su calidad de tal y dentro de la ejecución de una relación de trabajo, sea constitutivo de salario, pues ese razonamiento “desconoce que desde antiguo la legislación laboral de nuestro país ha consagrado la existencia de diferentes pagos al trabajador que si bien tienen origen en el contrato de trabajo y se deben hacer en atención a la calidad de parte de ese contrato que adquiere el trabajador, no pueden ser considerados como salario por no remunerar el servicio prestado, esto es, por no corresponder a la retribución directa del trabajo” ( Sentencia del 7 de febrero de 2006, radicación 25734). En este caso, no es posible concluir que la aludida prima de vacaciones esté concebida como una contraprestación directa del servicio, esto es, que con ella se estuviera retribuyendo de manera inmediata la actividad laboral desplegada por la demandante, en la medida en que de la forma como está concebida y de lo que es dable entender es su objetivo, no se desprende que se remunerara el trabajo efectuado por la trabajadora pues, por el contrario, su reconocimiento estaba directamente relacionado con un descanso remunerado que, como es sabido, no tiene naturaleza salarial, durante el cual, obviamente, no hay prestación del servicio. 74 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA En efecto, de la diligencia de interrogatorio de parte que absolvió la demandante, surge que ella admitió que sólo recibía la prima de vacaciones cuando disfrutaba de este descanso; que tal beneficio se le otorgaba para mejorar la calidad de vida durante el disfrute de las vacaciones y que siempre la recibió como un pago accesorio a aquéllas. (Folio 664 del cuaderno de anexo No. 2). Este aserto es coincidente con lo dispuesto en el artículo 46 del Reglamento Interno de Trabajo del Banco, aprobado en 1994, y en el artículo 47 del aprobado en 1974, según los cuales la prima de vacaciones se pagaría junto con el disfrute de éstas. (Folios 251 vuelto y 225 del cuaderno principal). Por ende, no cabe duda de que el reconocimiento de la prima en comento no tenía como propósito retribuir el servicio, en la medida en que se pagaba precisamente en relación con un momento en la vida laboral de la demandante en la que no prestaba ningún servicio, es decir, no trabajaba por disfrutar de un descanso legal remunerado. Y el hecho de que su causación requiriera de la prestación de servicios durante cierto lapso, no significa que estuviera retribuyendo ese trabajo, que se remuneraba de otras maneras y a través de otros pagos, estos sí claramente salariales. En consecuencia, no tenía derecho la promotora del pleito a que las sumas que recibió, por concepto de prima de vacaciones, se le tomaran en cuenta como factor de salario para efectos de liquidar sus prestaciones sociales y, por ello, habrá de revocarse la sentencia de primera instancia». 75 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 35577 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/05/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca Saúl Acuña Salgado Bavaria .S.A. – Malterías de Colombia S.A. REINTEGRO – Razones que lo hacen inconveniente o desaconsejable – Los simples retardos y la no reincidencia en la negativa de laborar horas extras no constituyen actitud de rebeldía o desobediencia – Las dificultades de producción y mercadeo que lo hagan desaconsejable deben permanecer y acreditarse – La antigüedad no es un factor que lo haga desaconsejable/RECURSO DE APELACIÓN, JUEZ LABORAL – La facultad de decidir entre reintegro o indemnización por despido puede ser revisada por el superior/ANÁLISIS DE PRUEBAS – Valoración para establecer las razones que hacen desaconsejable el reintegro. «…son hechos indiscutidos, que el demandante se beneficia de la acción reintegrado consagrada en el numeral 5° del artículo 8 del Decreto 2351 de 1965, subrogado por el parágrafo transitorio del artículo 6° de la Ley 50 de 1990, por contar con 15 años y 5 meses de tiempo de servicio al 1° de enero de 1991, por haber ingresado a trabajar para la accionada el 31 de julio de 1975, quien fue despido sin justa causa después de más de 27 años de labores el 30 de octubre de 2002. De acuerdo al contenido del cargo, el debate gira en torno a las circunstancias que hacen inconveniente ese reintegro del accionante; pues mientras la sociedad demandada, sostiene que la reinstalación en el empleo es manifiestamente desaconsejable por la actitud rebelde y negativa del trabajador, las faltas disciplinarias o violación de sus obligaciones o prohibiciones que aquél incurrió en el desarrollo de la relación laboral, y las condiciones de funcionamiento de la planta donde éste se desempeñaba que sufrió profundos cambios para atender las exigencias actuales de la actividad productiva, la competitividad y el mercado; la parte actora alega, que no existe ninguna incompatibilidad para poder hacer efectivo el reintegro impetrado;(…) La censura adujo que con el acta del tribunal de conciliación que obra a folios 104 y 105 del cuaderno del juzgado, se evidencia “una actitud injustificadamente rebelde del actor en un aspecto tan simple como el de dar respuesta a una pregunta”, y que con el memorando de folio 122 ibídem queda al descubierto una actitud negativa de éste “a trabajar en horas extras programadas de acuerdo con la ley y el reglamento interno de trabajo”. Al respecto se observa, que la documental de folio 104 y 105, corresponde a los descargos rendidos por el demandante el 17 de septiembre de 1999, concernientes a los hechos ocurridos el 31 de agosto de igual año, cuyo contenido en verdad no muestra una actitud de rebeldía del trabajador de negarse a contestar, toda vez que en las respuestas dadas por éste se remite a un escrito que presentó dando explicaciones de lo sucedido y del cual se ratifica en esa diligencia, presentándose es una 76 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA disparidad de posiciones en cuanto a que para el inculpado con lo allí expresado cumplía con sus descargos, en cambio para la empresa demandada ello no era suficiente requiriendo de una contestación más concreta a lo preguntado. Y frente al documento de folio 122 que data del 26 de agosto de 1987, es decir 15 años antes de la desvinculación del accionante, donde aquél en esa oportunidad efectivamente se niega a cumplir con la orden de trabajar unas horas extras, por si solo no es signo de continua rebeldía o desobediencia que pueda afectar la convivencia jurídica en la comunidad laboral en caso de operar el reintegro del promotor del proceso a su puesto de trabajo, habida consideración que al no existir prueba de una reincidencia de esta conducta, se concluye que se trata de un hecho aislado sucedido años atrás. (…) Las mencionas pruebas tienen que ver con llamados de atención o sanciones disciplinarias impuestas por retardos en la hora de entrada a laborar en los días 27 de junio y 12 de julio de 1992, 3 de diciembre de 1994, 8 de marzo de 1995 y 31 de agosto de 1999, al igual que por efectuar una rifa dentro de las instalaciones de la empresa el 21 de noviembre de 1990; acontecimientos que no tienen la contundencia suficiente para que constituyan un impedimento que haga imposible el restablecimiento del contrato de trabajo. Ciertamente se trata únicamente de 5 retardos en la hora de iniciación de la jornada durante más de 27 años de servicio, y la realización de una rifa en una sola oportunidad sin la autorización de sus superiores, lo que no es posible calificar de repetitivo o de un actuar permanente del trabajador que conlleve a un reiterado incumplimiento de sus obligaciones laborales que en un momento dado pueda afectar la continuidad de la relación laboral. Lo anterior es así, que ni siquiera a la ruptura del vínculo contractual se le argumentó alguna conducta o falta relativa al no acatamiento de órdenes o instrucciones impartidas por su empleador, pues según la carta de despido obrante a folio 17 del cuaderno principal, lo que se le invocó para la terminación del contrato de trabajo, fue simplemente la situación que atravesaba la empresa en el campo productivo, de mercadeo y competitividad. Es más, el demandante al absolver el interrogatorio de parte, no confesó que hubiera sido constantemente sancionado por incumplimiento de sus obligaciones contractuales, dado que al contestar la pregunta segunda del cuestionario, si bien admitió que había sido sancionado aclaró que lo fue por un día por motivo de un paro cívico que hubo (folio 233 del cuaderno del Juzgado). …ninguna de las pruebas denunciadas que anteceden, acreditan que las dificultades de producción, competitividad y mercadeo de la demandada, en la actualidad aún persistan y que no se hubieren logrado superar, que haga imposible el reintegro del actor que se dispone judicialmente, pues lo único que de ellas es factible extraer, es la situación que para el año 2002 estaba atravesando la compañía en esas puntuales materias, y por ende lo alegado con base en dichas probanzas no puede aceptarse como una razón válida del empleador que configure una circunstancia de incompatibilidad. Lo dicho significa, que el Tribunal de haber apreciado las pruebas calificadas en casación que acaban de reseñarse, arribaría a la misma conclusión de que en el sub lite no concurren circunstancias de inconveniencia para la reincorporación del demandante». «…el Juez de apelaciones en ningún momento desconoció que corresponde al juez de primera o segunda instancia determinar si el reintegro, es o no aconsejable, por disponerlo así el numeral 5° del artículo 8 de Decreto 2351 de 1965, modificado por el 6° de la Ley 50 de 1990, es así que transcribió dichas disposiciones y para su correcta interpretación se apoyó en un antecedente jurisprudencial. El hecho de que los juzgadores de instancia tengan la facultad de decidir entre el reintegro o la 77 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL indemnización por despido, no conlleva a que cualquier determinación en uno u otro sentido no pueda ser revisada por su superior, puesto que de no estar esa decisión acompañada de un fundamento objetivo y razonable es perfectamente cuestionable; es por esto, que reunidos los requisitos para acceder a un reintegro legal, sólo si el estudio de las circunstancias que aparecen en el plenario y de los hechos probados, llevan al juez a inferir que el retorno del trabajador a la empresa es claramente inconveniente, es que podrá optar por disponer el pago de la indemnización. reintegro impetrado, conforme se lee en el fallo censurado, el Tribunal se ocupó de la circunstancia que para el Juez de primer grado hacía desaconsejable el reintegro del demandante y que fundamentaba la excepción de “INCONVENIENCIA DEL REINTEGRO” propuesta por la accionada en la contestación a la demanda inicial, y por tanto, no es dable afirmar que en el examine la Colegiatura se limitó a ordenar el reintegro de manera maquinal sin hacer el menor estudio de la aconsejabilidad o no de la decisión. En lo que incumbe al segundo aspecto, relativo al principio de la igualdad, la condición de <antiguo> del trabajador a reintegrar, no puede ser un factor que haga inaconsejable su reincorporación al puesto de trabajo, en virtud de que por su larga trayectoria puede aportar su conocimiento y experiencia a la empresa, y desde este punto de vista, como bien lo definió el Tribunal, sería discriminatorio que por razón de la edad o un mayor tiempo servido a la demandada, se asevere sin ninguna justificación, que la reinstalación del demandante genera hostilidad o discordias con los trabajadores nuevos afectando el entorno laboral. Aunque le asiste razón al recurrente de que el ad quem no analizó todo el material probatorio para sopesar las circunstancias que objetivamente puedan aparecer acreditadas en el juicio, para decidirse entre el reintegro o el pago de la indemnización, de acuerdo con lo previsto en el artículo 8° del Decreto 2351 de 1965, podría en este sentido ser fundado el cargo, pero en sede de instancia al abordar el estudio de los medios de prueba, se encontraría la Corte que las mismas no demuestran las circunstancias de incompatibilidad alegadas por la censura para oponerse al reintegro, tal como se estableció al resolverse el otro cargo encaminado por la vía indirecta». Finalmente en lo concerniente al tercer punto, sobre la aplicación automática para disponer el 78 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 34511 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 28/05/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira Claudia Patricia Salazar Osorio y Otro Riesgos Profesionales Colmena S.A. Compañía de Seguros de Vida PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Por muerte del trabajador en accidente de trabajo/ACCIDENTE DE TRABAJO – Elementos que lo estructuran – Relación de causalidad entre el percance y la prestación del servicio – La obligación del Estado de proteger a los ciudadanos no excluye su configuración – Suspensión de las labores por lluvia/INTERESES MORATORIOS – En pensión de sobrevivientes por muerte del trabajador en accidente de trabajo - ARP – Su imposición no es una sanción – El concepto de buena o mala fe no tiene incidencia en su imposición. «…el afiliado Sandro Antonio Ríos Rendón se encontraba el 30 de octubre de 2001, en el lugar donde finalmente falleció, desarrollando labores propias de su trabajo, en cumplimiento de un mandato dado por su empleador, y que no obra prueba que demuestre en forma fehaciente que su muerte sobrevino a raíz de alguna situación personal suya. Visto lo anterior, comienza la Sala por decir que no comparte el planteamiento de la censura, en el sentido de que el Tribunal dio un equivocado entendimiento a la noción de subordinación contenida en el inciso segundo del artículo 9° del Decreto 12 de 1994, al extender la misma a los eventos en que se presenta la suspensión de las labores, como ocurrió en el presente caso debido a la lluvia, pues ese hecho, obviamente no atribuible al trabajador, ocurrió como el mismo inciso lo dice, durante la ejecución de órdenes del empleador o de una labor bajo su autoridad, y por lo tanto no le da solución de continuidad a los acontecimientos para romper la unidad de la causa del daño, ni es jurídicamente admisible para exonerar de responsabilidad. El citado artículo, vigente para el momento en que falleció dicho señor, define el accidente de trabajo, en el aspecto que interesa, como: “...todo suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional, una invalidez o la muerte. Es también accidente de trabajo aquel que se produce durante la ejecución de órdenes del empleador, o durante la ejecución de una labor bajo su autoridad, aún fuera del lugar y horas de trabajo. (…)” (Resalta la Sala). Según tal definición, los elementos que estructuran el accidente de trabajo son: 1. Que se trate de un suceso repentino; 2. Que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo; y 3. Que produzca un daño al trabajador en las modalidades de lesión orgánica, perturbación funcional, la invalidez o la muerte. 79 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL En consecuencia, para que se configure el accidente de trabajo, debe existir una relación de causalidad entre el percance sufrido por el trabajador y la prestación del servicio, ya sea por causa del trabajo o con ocasión de éste, y precisamente en el caso que nos ocupa, con ocasión del trabajo el citado Ríos Rendón fue baleado por desconocidos, cuando se encontraba prestando el servicio, en cumplimiento de órdenes impartidas por su empleadora, sin que exista evidencia alguna que acredite que su muerte ocurrió como consecuencia de situaciones personales suyas; por lo que el juez colegiado al inferir que se trató de un accidente de trabajo, no hizo ninguna hermenéutica errada de la referida disposición, pues la que le dio se acompasa con su contenido. Sobre el tema que nos ocupa, reiteradamente esta Sala ha tenido oportunidad de pronunciarse, y así por ejemplo en sentencia del 12 de septiembre de 2006 radicado 27924, expresó: “Para la Corte los elementos circunstanciales que rodearon la muerte del señor, llevan a establecer que ésta sucedió en el ámbito laboral. Aquí resulta oportuno rememorar jurisprudencia de esta Sala de la Corte, en la que en un caso similar donde se trataba también de la muerte de un trabajador a manos de un tercero desconocido y sin que se conocieran las causas del hecho, entendió que si éste ocurría mientras la víctima cumplía una actividad subordinada se configuraba accidente de trabajo porque habría de tenerse como sucedido con ocasión del trabajo, y si la entidad de riesgos profesionales pretendía liberarse de la responsabilidad debía probar la falta de causalidad. Así se pronunció la Sala en sentencia de 4 de abril de 2006, radicación N° 25986: “... tampoco hubo una aplicación indebida de la norma, por cuanto siendo esa la conclusión del Tribunal, de haber sido baleado el trabajador cuando se encontraba laborando, aun no habiéndose establecido la causa, el hecho si se dio con ocasión del mismo y fue por ello que dijo que la demandada ARP, debió probar la falta de causalidad. “Cabe aquí lo precisado por la Corte, en diferentes oportunidades, más recientemente en la sentencia 25390 del 22 de febrero de 2006, cuando rememorando anteriores pronunciamientos sostuvo: „El inciso 1° del artículo 9° del decreto extraordinario 1295 de 1994, al igual que el 199 del CST, no introdujo el elemento culpa como factor de la responsabilidad del empleador en la definición del accidente de trabajo; en lo sustancial, de su redacción no se desprende la introducción del sistema subjetivo de responsabilidad que se funda en la culpa. Y esa conclusión no surge de haber excluido de su redacción el término „imprevisto‟, puesto que tanto él como el término „repentino‟ significan „no previsto‟. Su deceso aunque ocurrió en la plaza pública al ser ultimado por un desconocido que disparó sobre su humanidad, se dio mientras esperaba que le cargaran el vehículo en el que cumplía el transporte intermunicipal en virtud de una relación subordinada. Por lo tanto, no admite discusión que en ese momento prestaba sus servicios al empleador, cumplía un horario y estaba bajo sus órdenes; esos hechos son indicativos de que el percance que ocasionó el daño a la víctima sucedió en el entorno laboral y no existen circunstancias que permitan desligarlo de éste. Ciertamente, no hay en la actuación ningún elemento que dé claridad sobre las causas de la tragedia que cobró la vida del trabajador, es decir, no existe medio probatorio alguno que pudiera romper la causalidad de la muerte con su ámbito laboral al haber tenido lugar como arriba se señaló, en el sitio donde se prestaba el servicio y en el tiempo en que cumplía la labor. En ese orden de ideas, resulta palmar que el hecho ocurrió con ocasión del trabajo y por ende constituye accidente de trabajo en los términos del artículo 9° del Decreto 1295 de 1994. „El inciso 2° del artículo 9° del decreto extraordinario 1295 de 1994 considera accidente de trabajo el suceso dañoso para el trabajador que ocurra durante la ejecución de una orden del empleador o en cumplimiento de una labor bajo la autoridad de él, con lo cual se desvinculó la noción de dos circunstancias accesorias: el lugar de trabajo y la jornada laboral. Es, a nivel legislativo, un avance, manejado de tiempo atrás por la jurisprudencia y la doctrina. „Lo que es tanto como decir que, con independencia del horario de trabajo y del lugar donde se preste el servicio, el ámbito de protección del trabajo, que se reitera en épocas pretéritas competía exclusivamente al empleador pero que hoy delega la ley a los 80 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA administradores del Sistema de Riesgos Profesionales, cobija por el mero hecho de la subordinación al trabajador y, por ende, cualquier evento repentino que afecte o ponga en riesgo su salud o su vida queda comprendido dentro de la noción de „accidente de trabajo‟”. Así mismo, ni en Decreto 1295 de 1994 ni la Ley 776 de 2002, derogaron expresa o tácitamente la norma en cuestión, en relación con las pensiones originadas en riesgos profesionales. No obstante lo anterior, se advierte que el ad quem ésta en un error, cuando infiere que la mora en el pago de las mesadas pensionales constituye una sanción, ya que no es esa la inteligencia que esta Sala le ha dado al mencionado artículo 141, pues ha considerado que el concepto de la buena o mala fe o las circunstancias particulares que hayan conducido a la discusión del derecho pensional no tienen incidencia para establecer la procedencia de los mencionados intereses. De otro lado, la obligación constitucional que tiene el Estado de proteger a todas las personas residentes en Colombia en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, no excluye la configuración de un accidente de trabajo, cuando se dan las circunstancias propias del mismo; pues si bien es cierto que todos los ciudadanos deben gozar de la protección de las autoridades de la república, tratándose de un suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo y produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional, una invalidez o la muerte, la llamada a responder en estos eventos es la administradora del riesgo que ampara esa clase de infortunios». «“A partir del 1º de enero de 1994, en caso de mora en el pago de las mesadas pensionales de que trata esta ley, la entidad correspondiente reconocerá y pagará al pensionado, además de la obligación a su cargo y sobre el importe de ella, la tasa máxima de interés moratorio vigente en el momento en que se efectué el pago.” (El resaltado y subrayado no son del texto). Pues bien, si se revisa el contenido de dicha ley, en su Libro Tercero, relacionado con el Sistema General de Riesgos profesionales, ésta se ocupó en el Capítulo I, de las pensiones de sobrevivientes originadas en accidentes de trabajo y enfermedad profesional; de tal manera que si en forma general el citado artículo se refirió a las pensiones de que trata tal normatividad, no hay ninguna razón valedera para excluir los intereses moratorios de las derivadas de riesgos profesionales, como es en el caso que nos ocupa, la pensión de sobrevivientes causada por el accidente de trabajo en que perdió la vida el señor Sandro Antonio Ríos Rendón. Sobre los dos temas que acaban de abordarse, esta Corporación en sentencia del 29 de mayo de 2003 radicado 18789 reiterada entre otras en la sentencia del 9 de abril de 2008 radicado 32679, precisó “... es que el concepto de buena o mala fe o las circunstancias particulares que hayan conducido a la discusión del derecho pensional no pueden ser considerados para establecer la procedencia de los intereses de mora de que trata el artículo 141 de la Ley 100 de 1993, tal y como reiteradamente lo ha expuesto la jurisprudencia de esta Sala. En efecto, así dijo la Corte en sentencia de 23 de septiembre de 2002 (Radicación 18.512). “Ahora bien, de acuerdo con el artículo 141 de la Ley 100 de 1993 „A partir del 1º de enero de 1994, en caso de mora en el pago de las mesadas pensionales de que trata esta ley, la entidad correspondiente reconocerá y pagará al pensionado, además de la obligación a su cargo y sobre el importe de ella, la tasa máxima de interés, moratorio vigente en el momento en que se efectúe el pago‟. “Del texto transcrito se desprende que el legislador previó el pago de intereses moratorios en caso de retardo en el pago de las mesadas pensionales, sin hacer distinción alguna en relación con la clase, fuente u otras calidades de la pensión, siendo irrelevante que el derecho en cuestión hubiese sido controvertido por la parte obligada a su pago. Aceptar lo contrario podría hacer nugatorio el derecho del pensionado a ser resarcido por la mora en el pago de 81 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL su derecho pensional, pues bastaría que el obligado a su reconocimiento simplemente discuta el derecho en cuestión para que quede eximido de los intereses moratorios. Nótese además que a diferencia de la indemnización moratoria regulada en el artículo 65 del código sustantivo del trabajo, la propia Ley 100 de 1993 se apartó de esa terminología y denominó al beneficio en cuestión „intereses de mora‟, con lo que se ve con claridad la naturaleza que le asignó, descartando en todo caso el carácter de sanción o de indemnización. Y tal diferenciación no sólo es terminológica sino también respecto del distinto tratamiento que le otorga el artículo 141 citado a los intereses de mora en cuanto a su contenido y alcance, muy diferentes de los denominados por la doctrina „salarios caídos‟, los cuales sí tienen un carácter sancionatorio”. Por consiguiente, cuando el Tribunal impuso los intereses moratorios sin entrar a considerar si la conducta del demandado de no reconocer la pensión a la actora oportunamente estuvo revestida o no de buena fe, no interpretó erróneamente el artículo 141 de la Ley 100 de 1993, pues esta norma no tiene el alcance que le atribuye la censura.”(negrillas fuera de texto.)». 82 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 34887 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 02/06/2009 Elsy del Pilar Cuello Calderón Sentencia Casa Parcialmente Tribunal Superior del Distrito Judicial de Neiva Leidy Ojeda Rodríguez y Otros Municipio de Isnos, Huila. PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De servidor público de ente territorial no afiliado al Sistema de Riesgos Profesionales/AFILIACIÓN AL SISTEMA DE RIESGOS PROFESIONALES – Efectos por falta de afiliación cuando la muerte del trabajador ocurre con ocasión de accidente de trabajo. «Estimó el Tribunal que la norma aplicable al caso examinado era el artículo 12 de la Ley 797 de 2003, que reformó el 46 de la Ley 100 de 1993 y que el tiempo laborado por el trabajador fallecido no superaba el requerido para que sus beneficiarios accedieran a la pensión de sobrevivientes por riesgo común. Debe anotarse que el ad quem tuvo que partir del supuesto conforme con el cual Jamir Macías falleció cuando ejercía una labor para el municipio demandado, quien por lo demás al contestar la demanda, al hecho 18, aceptó como cierto el accidente, aunque se lo atribuyó a la víctima; ese supuesto fáctico específicamente dice: “el día 13 de julio de 2005, cuando Jamir Macías operaba el buldózer de propiedad del Municipio Isnos en la vía que comunica a las veredas de El Agrado y San Vicente, el puente por el cual atravesaba cedió ante el peso de la máquina precipitándose al vacío en un accidente que cobró la vida del señor MACÍAS ” (folio 3); y la respuesta es del siguiente tenor: “es cierto, debido a la imprudencia por el operario ocasionó el suceso” (folio56). Desde esa perspectiva queda en evidencia el yerro del Tribunal al aplicar al caso concreto unos preceptos legales que no rigen la controversia, puesto que como lo afirma la censura la norma pertinente era el Decreto 1295 de 1994, en armonía con la Ley 776 de 2002, que señala que ante la falta de afiliación de los trabajadores dependientes a una ARP, como es el caso que se examina, el empleador responde por las prestaciones debidas, entre ellas, la pensión de sobrevivientes. Así, es pertinente recordar que en la sentencia a la que alude la censura, 23244, del 28 de febrero de 2005, en la cual se expuso que: “Salta al ojo la equivocación en que incurrió el Ad-quem cuando para desatar el recurso de alzada, en relación con la pensión de sobrevivientes en cabeza del empleador, por la falta de afiliación del trabajador fallecido en accidente de trabajo; la niega en aplicación del artículo 46 de la Ley 100 de 1993; con fundamento en que además de la ausencia de afiliación, se requería, que el extrabajador “hubiese laborado un lapso mínimo de las 26 semanas al servicio del demandado” (folio 12, cuaderno del Tribunal); derecho que para él no le asistía al demandante, por cuanto solo laboró, “desde el 27 de enero al 15 de febrero de 1996, es decir 2 semanas y 5 días” (folio 13, cuaderno del Tribunal). “Es de observar, que el punto de discusión en el caso bajo examen, radica en que al momento de la ocurrencia del accidente de trabajo que devino en la muerte del trabajador, la empresa demandada, no lo tenía afiliado a la correspondiente entidad 83 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL administradora de riesgos profesionales; circunstancia que no puede devenir en una exoneración del empleador por el hecho de que el trabajador no había laborado por el término exigido por el artículo 46 de la Ley 100 de 1993 que hace referencia a la pensión de sobrevivientes diferente a la proveniente por riesgos profesionales. “Entre las características que trae el Sistema General de Riesgos Profesionales está la obligación del empleador de afiliar a sus trabajadores; con la consecuencia de que quien no cumpla con la afiliación, deberá además, de las sanciones legales correspondientes, responder por las prestaciones asistenciales y económicas que el mismo estatuto otorga, entre otras, la pensión de sobrevivientes cuando por culpa del accidente de trabajo se ocasionó la muerte del trabajador, que es el verdadero fundamento de la discusión. respecto de la pensión de sobrevivientes, basta reiterar que fue un hecho incontrovertido, que el trabajador MACÍAS perdió la vida estando al servicio del municipio accionado, como conductor de un buldózer de propiedad de dicho ente territorial y en ejercicio de la labor contratada, como lo aceptó en la respuesta a la demanda, y se corrobora con la documental de folio 44, en la que aparece que era “Operador Maquinaria Pesada” desde el 3 de enero de 2003, aún cuando se aludió a una “orden de prestación de servicios”, pues quedó establecido en las instancias, la relación laboral subordinada, con las consecuencias del caso. En esas condiciones son pertinentes las consideraciones contenidas en sede de casación y por ello se reconocerá la pensión de sobrevivientes, en un 50% para la demandante LEIDY OJEDA RODRÍGUEZ y el otro 50% en proporciones iguales para las menores, JESSY KATHERINE MACÍAS OJEDA y MARÍA ALEXANDRA MACÍAS OJEDA, a partir del 13 de julio de 2005, equivalente al 75% del salario de $903.000 que determinó el a quo, el cual no fue objeto de controversia. “En efecto, no estando afiliado el trabajador al sistema general de riesgos profesionales al momento de sobrevenir el accidente que causó la muerte, no existe duda que es el empleador incumplido a quien corresponde cubrir el riesgo que genera la falta de afiliación, en este caso concreto, la pensión de sobreviviente, como lo dispone el artículo 49 del mencionado Estatuto sobre Riesgos Profesionales dispuesto en el Decreto 1295 de 1995”». Luego la mesada es de $677.250, que corresponde al 75% reseñado. Las menores tendrán derecho a la sustitución hasta cuando lleguen a la mayoría de edad o hasta los 25 años, si demuestran su incapacidad por razón de sus estudios. Cuando cese el derecho de las hijas el porcentaje correspondiente acrecerá en su totalidad a favor de la madre». “Pues en tratándose de una pensión de sobrevivientes por muerte del trabajador en accidente de trabajo, no afiliado por el empleador al sistema general de riesgos profesionales, como bien lo señala el impugnante, el Tribunal debió acudir a las normas pertinentes del Decreto 1295 de 1994, que regulan la materia. «Para revocar la decisión absolutoria del a quo, 84 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 34759 FECHA: 02/06/2009 PONENTE: Camilo Tarquino Gallego PROVIDENCIA: Sentencia DECISIÓN: No Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pamplona DEMANDANTE: Martín Augusto Moyano Ariza DEMANDADO: Envafar S.A. Envases Farmacéuticos de Colombia ACLARACIÓN DE VOTO: Isaura Vargas Díaz CONTRATO REALIDAD, PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – Una vez demostrada la prestación del servicio personal al demandado corresponde desvirtuar la presunción del artículo 24 del CST. «De conformidad con lo preceptuado en el artículo 176 del Código de Procedimiento Civil “El hecho legalmente presumido se tendrá por cierto, pero admitirá prueba en contrario cuando la ley lo autorice”. El artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, justamente consagra una presunción a favor de la persona natural que presta servicios personales a otra natural o jurídica, en el sentido de que, bajo ese supuesto fáctico, se entiende que el ligamen que los ata es una relación de trabajo, trasladándose la carga de probar lo contrario al demandado, si desea desvirtuar la presunción. En fallo de 23 de septiembre de 2008 (Rad. 33526), y de 4 de febrero de 2009 (Rad. 33937), esta Sala de la Corte dejó asentado, en síntesis, que el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo contiene una presunción, según la cual, a partir de la acreditación de la prestación personal de un servicio, el pretenso trabajador no corre con la carga de probar el segundo de los elementos del artículo 23 ibídem. En ese orden, la intelección que el juez de la alzada le imprimió al mencionado artículo 24 fue equivocada, pues, en suma, lo que dicho canon legal quiere significar es que, una vez demostrada la prestación de un servicio personal, la carga de probar que esa vinculación no giró bajo la égida de un contrato de trabajo, gravita sobre el demandado. Pese a lo hasta aquí afirmado, que mostraría la equivocación del ad quem desde el punto de vista jurídico, derivada de la intelección que hizo del artículo 24 del C.S.T., no puede dejarse de lado que, finalmente, aquél llevó a efecto una examen probatorio para concluir que no hubo contrato de trabajo. Por tal razón, corresponde determinar si el Tribunal incurrió en los desaciertos que le atribuye la censura en el 4º cargo». 85 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 34629 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: ACLARACIÓN DE VOTO: 02/06/2009 Eduardo López Villegas Sentencia Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Luis Alfredo Restrepo Echavarría Empresas Públicas de Medellín E.S.P. Gustavo José Gnecco Mendoza e Isaura Vargas Díaz TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por cumplimiento de los requisitos para acceder a la pensión de vejez, según el parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley 797 de 2003/INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley 797 de 2003 . «Se equivoca el colegiado al concluir, del examen cronológico que realiza a los documentos relacionados con el procedimiento empleado por la demandada y la notificación al trabajador de sus resoluciones, que se efectuó un despido ilegal e injusto. El desatino del superior proviene de estimar que la terminación de la relación laboral con el demandante se produjo en forma anticipada a la inclusión de éste en la nómina de pensionados del ISS, conforme a lo establecido en la aludida sentencia de exequibilidad. En efecto, en la Resolución 01172 del 15 de noviembre de 2005 de las EE.PP. (Fls. 90 y 91) se hace referencia y anuncia que se adjunta la Resolución 25426 de 2005 del ISS en la que se hace el reconocimiento de la pensión; y en ella y en la carta del 16 de noviembre de 2005 dirigida al actor por la demandada (fl 92 ), se señala para el 28 de noviembre de tal anualidad la fecha de la extinción del vínculo en razón al reconocimiento al demandante de la pensión de vejez derivada de resolución del ISS. La Resolución 21426 del 9 de noviembre de 2005 del ISS, notificada el 18 de noviembre de 2005, concede al trabajador pensión de vejez a partir del 29 de noviembre y señala que: La pensión y el retroactivo liquidado serán pagados durante el mes de enero de 2006 a través del banco Agrario del Municipio de Bello. Yerra, entonces, el Tribunal, al no advertir que con la comunicación de la terminación del contrato se hizo el de la Resolución de reconocimiento de pensión, de manera que no podía catalogarse la primera como anticipada, ni menos de ella inferirse un proceder irregular de la demandada. Ciertamente no se presenta, en consecuencia, en el procedimiento anterior, vulneración alguna a los derechos del actor quien en ningún momento resulta perjudicado por la decisión de la Empresa, dejando sin fundamento la determinación de la segunda instancia de confirmar la decisión del a quo de condenarla a la indemnización prevista en la convención colectiva. La interpretación del artículo 9° de la Ley 797 de 2003, parágrafo 3°, que admite como justa causa el despido, el que el trabajador cumpla con los requisitos para acceder al derecho pensional, a la 86 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA luz de la modulación que de ella hizo la Corte Constitucional en la sentencia C – 1137 de 2003, ha de conducir más que formalidades específicas, a garantizar que la continuidad de los ingresos del trabajador, que ellos no vayan a sufrir interrupción por la pérdida de esa condición y la adquisición del status de pensionado; la empresa justamente , cuidó de que sus decisiones estuvieran acompasadas con las del ISS, de manera tal que al día siguiente de la terminación del contrato de trabajo se contaba con el reconocimiento de la pensión de vejez, en resolución que anunciaba su inclusión en nómina al disponer el pago de la mesada siguiente, en la oportunidad correspondiente, una vez vencido el primer mes como pensionado. La comunicación del despido no puede sujetarse a la regla que supone el Tribunal como la de notificación oficial y previa de la resolución de reconocimiento de pensión, si de manera informal es necesario que tanto la empresa como la institución de seguridad social actúen al unísono, acordando informal el momento en que cada una de ellas va a obrar, para señalar el uno la fecha de terminación del contrato y la consecuente desafiliación como trabajador, y la segunda fijar la fecha de reconocimiento de la pensión asegurando que para ese momento va a estar desafiliado, y no se van a causar mas cotizaciones, y así liquidar el derecho pensional teniendo en cuenta la última cotización». 87 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 40428 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: ACLARACIÓN DE VOTO: 03/06/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia Declara ilegal la cesación colectiva de labores Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta Ferrocarriles del Norte de Colombia S.A. – Fenoco S.A. Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Metalmecánica, Ferroviaria, Transportadora y Comercializadora del Sector “Sintraime” Subdirectiva Seccional Santa Marta Elsy del Pilar Cuello Calderón, Gustavo José Gnecco Mendoza e Isaura Vargas Díaz LIBRE FORMACIÓN DEL CONVENCIMIENTO – Aplicación en el procedimiento para declarar su ilegalidad/CONVENCIÓN COLECTIVA – Coexistencia de varias en una misma empresa – Aplicación y beneficiarios cuando se presenta coexistencia/NEGOCIACIÓN COLECTIVA, SINDICATO – Representación sindical – Los minoritarios pueden adelantar de manera independiente sus procesos de negociación/CONFLICTO COLECTIVO DE TRABAJO, NEGOCIACIÓN COLECTIVA Frente a la renuencia del empleador de iniciar la etapa de arreglo directo, se debe agotar la vía gubernativa para iniciar el cese de actividades/DERECHO DE HUELGA – Concepto – Situaciones que posibilitan la huelga por parte del trabajador – Diferencia entre huelga declarada conforme a la ley y por incumplimiento de las obligaciones del empleador en cuanto a su declaración, inicio, desarrollo y efectos – Casos en que la suspensión de actividades es ilegal/SERVICIOS PÚBLICOS ESENCIALES – Su clasificación no puede consultar solamente la literalidad de texto – Determinación de su calidad atendiendo su contenido material – El transporte ferroviario de carga no es un servicio público esencial. «Previamente debe la Sala puntualizar que el procedimiento creado por la Ley 1210 de 2008, para que la justicia ordinaria laboral a través de las Salas Laborales de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial en primera instancia y por la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia en segunda, tendiente a declarar o no la ilegalidad de un cese colectivo de labores, si bien es preferente y sumario, en ambas instancias debe haber una cabal aplicación del principio de la libre formación del convencimiento que en los términos del artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social debe inspirar las decisiones laborales, con observancia estricta de los principios del derecho de defensa, el eventual y el de contradicción. (…) El recurrente sostiene que de conformidad con el Decreto 904 de 1951, en una empresa no puede existir más de una convención colectiva de trabajo, como erradamente concluyó el Tribunal y por eso tampoco estaba en la obligación de negociar el pliego. 88 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Empero, el nuevo panorama jurídico creado desde la expedición de la Ley 584 de 2000, concretamente su artículo 19, así como los pronunciamientos de inexequibilidad de la Corte Constitucional frente al artículo 26 del Decreto 2351 de 1965, que desapareció del ordenamiento vigente, no permite ya la interpretación que predica la sociedad apelante, para lo cual basta decir que la Corte Suprema tuvo oportunidad de pronunciarse en sentido contrario a lo planteado, como se observa en la sentencia de anulación del 29 de abril de 2008, radicación 33988, en la que se dijo: “2.1.1. LA REPRESENTACIÓN SINDICAL Sabido es que el artículo 26 del Decreto 2351 de 1965, que modificó el artículo 357 del Código Sustantivo del Trabajo, regulaba originalmente tres casos de representación sindical en una misma empresa. El primero prohibía en cada una de estas la coexistencia de dos o más sindicatos de base, hoy denominados de empresa, disponiendo que si por cualquier motivo llegaran a coexistir, debería subsistir el que tuviera un mayor número de afiliados, el cual debía admitir a los miembros de las otras asociaciones sin restricción alguna. El segundo contempló la coexistencia de un sindicato de empresa con uno gremial o de industria, precisando que en tal evento la representación de los trabajadores, para efectos de la contratación colectiva, correspondería al sindicato que agrupare la mayoría de los trabajadores y el tercero aludía al caso en que ninguno de los sindicatos coexistentes agrupara la mayoría de los trabajadores, de la empresa, determinando que la representación sindical correspondería conjuntamente a todos ellos de acuerdo con la reglamentación que expidiera el Gobierno. Al resolver sobre la demanda de inexequibilidad de dicho precepto, la Corte Constitucional en sentencia C567 de 2000, declaro contrarios a la Constitución Política los casos primero y tercero, dejando intacto el segundo de ellos, por lo cual el contenido del artículo quedó de la siguiente manera: “Cuando en una misma empresa coexistiere un sindicato de base con uno gremial o de industria, la representación de los trabajadores, para todos los efectos de la contratación colectiva, corresponderá al sindicato que agrupe a la mayoría de los trabajadores de dicha empresa”. De igual manera, en la sentencia C-797 de 2000, la citada Corporación igualmente declaró la inexequibilidad del parágrafo del artículo 376 del Código Sustantivo del Trabajo, según el cual “Cuando en el conflicto colectivo esté comprometido un sindicato de industria o gremial que agrupe más de la mitad de los trabajadores de la empresa, éstos integrarán el asamblea para adoptar pliegos de peticiones, designar negociadores y asesores y optar por la declaratoria de huelga o someter el conflicto a la decisión arbitral”. El nuevo panorama que hoy se muestra para asuntos como el analizado, ante la decisión de inexequibilidad proferidas por la Corte Constitucional, indica que en materia de representación sindical y para los efectos de la negociación y de la contratación colectiva, cada sindicato la tiene por sí mismo y ello supone que tienen titularidad y legitimidad para promover y llevar hasta su terminación un conflicto colectivo económico. Desde luego, no puede olvidar la Corte que aun desde antes de la expedición de la Ley 584 de 2000 y concretamente con su artículo 18, los sindicatos minoritarios fueron autorizados para promover tales conflictos, pues no otra cosa se desprende de su literal c), en cuanto al señalar los conflictos que debían ser sometidos a arbitramento obligatorio, expresó: “Los conflictos colectivos del trabajo de sindicatos minoritarios, siempre y cuando la mayoría absoluta de los trabajadores de la empresa no hayan optado por la huelga cuando esta sea procedente…”, lo cual indica la voluntad expresa del legislador de otorgarles a dichos sindicatos la capacidad de contratación y de negociación, limitándolos tan solo en lo que tiene que ver con el derecho a la huelga cuya titularidad para su declaración quedó en manos de la mayoría absoluta de los trabajadores de la empresa. Ello implica, consecuencialmente, que en las demás etapas del conflicto colectivo, los sindicatos minoritarios tienen la legitimación para actuar por sí solos y naturalmente para obtener el resultado, que no es otro que la suscripción de la convención colectiva de trabajo o en su defecto la expedición del laudo arbitral, a efecto de lograr su mejoramiento económico y social como facultad dispositiva protegida por el Art. 55 de la Carta Política. Así las cosas, se tiene que frente al mandato del artículo 19 de la Ley 584 de 2000, la preceptiva que contiene el artículo 1º del Decreto 904 de 1951, no puede considerarse como un obstáculo para el ejercicio del derecho de contratación colectiva por parte de los 89 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL sindicatos minoritarios, o que uno de éstos, por ejemplo, el que primero presente un pliego de peticiones e inicie un conflicto colectivo que alcance solución legal, prive a los demás de obtener mejoras en sus condiciones de trabajo a través de los conflictos colectivos bajo el supuesto de que en una empresa no puede existir más de una convención colectiva de trabajo de acuerdo con la última disposición mencionada. El criterio anterior queda ratificado con la reciente sentencia C-063 de 2008, mediante la cual se declaró inexequible el numeral 2o del artículo 26 del Decreto 2351 de 1965, pues al desaparecer en su totalidad el citado precepto por las decisiones de inexequibilidad mencionadas, la representación sindical quedó en manos de cada una de las organizaciones sindicales que como tales tienen plena autonomía en materia de negociación y de contratación colectiva. Y en ese orden de ideas, existiendo norma positiva, como ya quedó visto, para que los sindicatos minoritarios puedan llevar cada uno su propio proceso de negociación colectiva, la respuesta no puede ser otra que la posibilidad de coexistencia de varias convenciones colectivas en una empresa, cuando las organizaciones sindicales que en ella operen sean todas minoritarias, es decir que ninguna agrupe la mitad más uno de los trabajadores de dicha empresa, que era la situación vigente en el momento en que se profirió el laudo arbitral cuyo recurso de anulación hoy decide la Sala. Naturalmente que esa misma conclusión y con motivo de la citada sentencia C-063 de 2008, en armonía con las otras decisiones de inexequibilidad atrás referenciadas, opera en general para todas las organizaciones sindicales, puesto que en la actualidad, tal como anteriormente se manifestó, cada uno de los sindicatos ejerce su derecho a promover un conflicto colectivo y llevarlo hasta su terminación. Desde luego, no puede perderse de vista, que frente a la suscripción de diversas convenciones colectivas por parte, no solo de sindicatos minoritarios, sino de cualquier organización sindical, cada afiliado en principio será beneficiario de la convención que suscriba el sindicato al cual pertenezca, y que eventualmente le sea más favorable como adelante se explicará. Acorde con lo anterior, aceptar la inhibición o la nulidad del laudo por una determinada circunstancia como se ha venido insistiendo por la empleadora sería permitir la violación expresa de los derechos fundamentales de asociación y libertad sindical y negociación colectiva a que se contraen los artículos 39 y 55 de la Carta Política, derechos ínsitos en el gremio sindical cuya libertad de reunión, expresión, difusión del pensamiento y opinión dentro del marco de los principios democráticos del Estado de Derecho, están blindados contra toda restricción o intervención del Estado, que no le puede imponer obstáculo alguno con respecto a su autoconformación y funcionamiento interno, todo lo cual le da derecho al grupo sindical de autodeterminarse y escoger su forma de actuar dentro de la sociedad para bien de conquistar otros derechos económicos y sociales de los trabajadores, como único vocero frente al empleador en las relaciones laborales. Es por lo anterior, que no puede tener vigencia la orden de una disposición que obligue a que un sindicato minoritario tenga que acogerse a las disposiciones plasmadas en una convención o laudo de otro organismo minoritario, concurrentes en una empresa donde no existe otro mayoritario y menos cuando se está en discusión del conflicto colectivo con alguno de aquellos, pues esto afectaría el derecho de negociación colectiva y la libertad sindical. Reafirma lo dicho que el Tribunal de Arbitramento, en apoyo de su tesis, trajo a colación la firma de un convenio colectivo entre la Chevron Petroleum Company y la Unión Sindical Obrera “USO”, en el cual se reconoció a dicha organización como representante de sus trabajadores afiliados y se reguló sobre diversos aspectos de la contratación colectiva, hecho que para el organismo colegiado era relevante en la medida en “que evidencia que la propia empresa ha consentido con la firma de acuerdos que regulan las condiciones de trabajo con posterioridad a la firma de la convención colectiva con SINTRAPETROL, situación que no hubiese sido posible si la empresa hubiera aplicado frente a la USO la hermenéutica que pretende que acoja este tribunal, según la cual solo puede existir una convención en la empresa”. Esta consideración del laudo no fue controvertida por la censura. La precedente conclusión obliga a la Corte al estudio de otros puntos que se consideran esenciales frente a la posibilidad que abrió el artículo 19 de la Ley 584 de 2000 y las decisiones de inexequibilidad atrás traídas a colación, es decir la coexistencia de varias convenciones colectivas de trabajo suscritas por 90 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA sindicatos minoritarios y las obligaciones que de ellas se emanan. trabajo se extiende a todos los trabajadores de la empresa sean o no sindicalizados. Para abordar tales temas debe empezar la Corte por precisar que en la actualidad los trabajadores pueden ser afiliados a diversas organizaciones sindicales, ya que la prohibición que al respecto disponía el artículo 360 del C. S. del T., desapareció como consecuencia de la declaración de inexequibilidad que sobre dicho precepto profirió la Corte Constitucional en la sentencia C-797 de 2000. Pero en los casos anteriores, debe reiterar la Corte que los trabajadores no pueden recibir duplicidad o multiplicidad de beneficios, sino sólo aquellos de la convención que libremente escojan y que mejor les convenga a sus intereses económicos, pues la amplitud que hoy les ofrece la legislación positiva no puede convertirse en una carga excesiva para los empleadores, destacando que de acuerdo al artículo 1º del C. S. del T., la finalidad del estatuto sustantivo laboral es el de lograr “la justicia en las relaciones que surgen entre patronos y trabajadores, dentro de un espíritu de coordinación económica y equilibrio social”, principio que se vería afectado y vulnerado si se permitiese la aplicación de todos los convenios colectivos de trabajo en su integridad a un trabajador que es afiliado a las varias organizaciones sindicales que suscribieron tales acuerdos». Por tanto, aun cuando es viable jurídicamente que un trabajador pueda ser parte de varios sindicatos, en caso de que existan diversas convenciones colectivas suscritas por las organizaciones que integra, y de las cuales un mismo trabajador sea beneficiario de todas ellas, ello no significa que pueda aprovecharse simultáneamente de cada una, pues la libertad sindical debe entenderse para tales efectos, como que el asalariado debe escoger entre los distintos convenios aquel que mejor le convenga a sus intereses económicos, ello con el fin de evitar que el trabajador reciba duplicidad o más beneficios convencionales. Así las cosas, en lo que tiene que ver con el marco de aplicación de la convención colectiva de trabajo que regulan los artículos 470 y 471 del C. S. del T. (subrogados por los artículos 37 y 38 del Decreto 2351 de 1965), los cuales guardan relación con el número de afiliados que tenga una organización sindical, pueden desprenderse varias hipótesis: 1. Cuando los afiliados a un sindicato no excedan de la tercera parte del total de los trabajadores de la empresa, sabido es que la convención colectiva que se expide solamente es aplicable a los miembros de la asociación sindical que la suscribió, pudiendo ser beneficiarios de la misma los trabajadores que se adhieran a sus disposiciones o los que ingresen posteriormente al sindicato. Frente a esta eventualidad, en el caso de la suscripción de convenciones colectivas por sindicatos minoritarios, los no afiliados a una organización sindical que hubiera suscrito una convención colectiva, pueden amparase por ella bien por adhesión a su contenido o ya porque se afilien a dicha organización. 2. Cuando los afiliados a un sindicato exceden de la tercera parte del total de los trabajadores de la empresa, es definido que la convención colectiva de (…) «Los trabajadores de la demandada afiliados a SINTRAIME decidieron por mayoría en asambleas celebradas el 28 de febrero y el 1º de marzo de 2009 en varios municipios del Cesar y del Magdalena, un cese de actividades imputable a la empleadora, por no iniciar las conversaciones frente al pliego de peticiones y por negarse a efectuar las descuentos de la cuota sindical estatutaria con destino al Sindicato (folios 139 a 141); cese que se llevó a cabo desde el 24 de marzo de 2009, como dan cuenta las actas de folios 15 a 24, levantadas por el Ministerio de la Protección Social. Teniendo en cuenta los fundamentos fácticos que se acaban de reseñar, se observa: Los sindicatos son organizaciones de libre ingreso y retiro de los trabajadores. Sus estatutos son redactados libremente por ellos y deben ser depositados ante el Ministerio de la Protección Social al igual que sus modificaciones y lo mismo ocurre con el nombramiento de sus directivos. De allí que perentoriamente debe admitirse que su constitución o fundación, forzosamente conforme a la ley debe ser notificada al correspondiente 91 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL empleador, como también debe ser registrada o inscrita ante el Ministerio de la Protección Social, quien por causas legales señaladas taxativamente, como son, ser sus estatutos contrarios a la Constitución Nacional y a la ley o cuando se constituya con un número menor de afiliados al exigido legalmente, negará la inscripción en el registro sindical; todo lo cual se desprende de la regulación legislativa que trae el capítulo III del Libro Segundo del Código Sustantivo del Trabajo. o en últimas ante la jurisdicción de lo contencioso administrativa. De otro lado, cuando el artículo 433-2 del Código Sustantivo del Trabajo, precepto que le atribuye al Ministerio de la Protección Social la imposición de multa contra el empleador renuente u omisivo para iniciar la etapa de arreglo directo, está señalando claramente que es dicho organismo, en primer lugar, el llamado a calificar si esa actitud renuente u omisiva conlleva la multa para el contratante, lo cual lo obliga a determinar si la posición de este último es justificada; pues de lo contrario tendría que imponerle la condigna sanción dentro de los parámetros legales. Por ello, nada impide, en consecuencia, para que el Ministerio se pronuncie en esa etapa, por ejemplo, frente a la extemporaneidad del pliego o cuando la adopción del mismo no se realizó por la asamblea general del sindicato, entre varios posibles eventos. En las condiciones anotadas, considera la Sala que el Sindicato ha debido esperar el pronunciamiento del Ministerio de la Protección en relación con el recurso de apelación que interpuso contra la Resolución 000616 del 16 de marzo de 2009, pues frente a la forma como decidió el citado organismo gubernamental, declarando la existencia de un conflicto jurídico entre las partes, no puede afirmarse con certeza que la empresa haya incumplido obligación alguna con sus trabajadores, puesto que es aquella entidad la que tenía y tiene la definición legal para ello. Desde luego, las decisiones adoptadas por el Ministerio en todo ese procedimiento en cuestión, pueden ser controvertidas y cuestionadas, primero, mediante la interposición de los recursos gubernativos correspondientes y en segundo ante la jurisdicción competente en procura de su nulidad. Pero mientras ello ocurre, los actos tramitados y expedidos tienen plena validez, por cuanto ya están amparados por la presunción de legalidad, principio que es uno de los pilares fundamentales de un estado de derecho. Ahora, lo dicho frente a las organizaciones sindicales, también cabe aplicarlo para el hecho específico de la imposición de multa en el caso de renuencia del empleador a iniciar la etapa de arreglo directo, pues cualquiera que sea la decisión que profiera, ésta puede ser objetada también por los afectados a través de los recursos gubernativos Pero cuando se trata de la interposición de los recursos gubernativos, los interesados deben esperar que ellos se resuelvan, pues solo en este momento es cuando la Administración ha finalizado su actuación, la que debe entenderse válida sin perjuicio de que pueda demandar judicialmente su nulidad. Así las cosas, considera la Sala que la actitud del Sindicato de promover una cesación colectiva de labores por el incumplimiento del empleador de no iniciar las conversaciones directas con la organización sindical, no tiene razón justificativa, sobre todo cuando ésta, al interponer legítimamente el recurso de apelación contra la decisión del Ministerio de la Protección Social, dejó en entredicho la misma y pese a ello tomaron la decisión extrema de parar labores sin esperar la definición del recurso». «De conformidad con el artículo 429 del C.S.T. la huelga es la “suspensión colectiva, temporal y pacífica del trabajo, efectuada por los trabajadores de un establecimiento o empresa con fines económicos y profesionales propuestos a sus patronos y previos los trámites” que aparezcan establecidos en la ley, que indiscutiblemente a la postre resulta ser un instrumento de vital importancia para la toma de decisiones en el marco de la negociación colectiva, tendientes a establecer relaciones de convivencia y armonía entre trabajadores y empleadores, porque dentro 92 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA del marco de la solidaridad, la comprensión y el respeto razonable, bien se pueden alcanzar mejores condiciones de trabajo y, de esa manera, un equilibrio y justicia sociales, apuntando a la materialización de los derechos del trabajador y al enaltecimiento de su propia dignidad. Acorde con la carta política, y las normas internacionales ratificadas por Colombia, el derecho a la huelga no es un derecho fundamental, del cual se hace necesario una clara reglamentación, pero que no obstante esto, bien puede ejercerse cuando se observan de manera adecuada y estricta, los delineamientos señalados por el legislador, cuyo respeto y tutela jurídica efectiva depende del cumplimiento del debido proceso, aunque en ocasiones puede ser protegido, siempre y cuando esté en conexidad con los derechos al trabajo y a la libre asociación sindical, que se encuentren vulnerados o en peligro de serlo, estos sí de naturaleza fundamental, como bien se predica en la jurisprudencia constitucional como por ejemplo en la sentencia C.432 de 1996. Obviamente, que con amparo en el citado articulo 56 de la constitución, aquel derecho solo se excluye en tratándose de servicios públicos esenciales, claramente definidos en la ley, como protectores de los derechos individuales y del interés general, a efecto de evitar la alteración del orden público. En suma, acorde con la aludida jurisprudencia, el derecho a la huelga ha quedado restringido de dos maneras: "a. Está prohibido su ejercicio en los servicios públicos esenciales que determine el legislador y, obviamente en los señalados como tales por el Constituyente, de acuerdo con la interpretación realizada acerca del contenido de las normas constitucionales vigentes. "b. En los demás casos, su ejercicio debe ceñirse a la reglamentación que de él haga el legislador”.( Subrayas fuera del texto) De allí que la aludida jurisprudencia constitucional diga, que es núcleo esencial de la Huelga “la facultad que tienen los trabajadores de presionar a los empleadores mediante la suspensión colectiva del trabajo, para lograr que se resuelva de manera favorable a sus intereses el conflicto colectivo del trabajo. Esta facultad, claro está, no es absoluta. El punto es que la huelga constituye un mecanismo cuya garantía implica el equilibrar las cargas de trabajadores y empleadores en el marco del conflicto colectivo de trabajo. Las restricciones al derecho de huelga deberán tener en cuenta este propósito, de modo que si bien tal derecho puede ser limitado con el fin de proteger otros de mayor jerarquía (v.gr. los derechos fundamentales) o el interés general (bajo la forma del orden público, por ejemplo), el poder que la Constitución pretende reconocer a los trabajadores no puede quedar desfigurado.” Con base en las anteriores premisas, la Sala hace énfasis en lo siguiente: El literal e) del artículo 379 del Código Sustantivo del Trabajo, establece como una de las prohibiciones para los sindicatos la de “Promover cualesquiera cesaciones o paros en el trabajo, excepto en los casos de huelga declarada de conformidad con la ley y de huelga imputable al empleador por incumplimiento de las obligaciones con sus trabajadores”. Por tanto, dos (2) son las situaciones que posibilitan el ejercicio de la huelga por parte de los trabajadores a saber: 1.- La huelga declarada con arreglo a la ley y, 2.- La huelga imputable al empleador por incumplimiento de las obligaciones que tiene con sus trabajadores. En cuanto a la primera, no hay duda que se refiere a la huelga que surge del conflicto colectivo de trabajo, cuando los trabajadores, al finalizar la etapa de arreglo directo, optan por esa excepcional medida de cesación de las labores de la empresa. En esta hipótesis, es incuestionable que para su declaración, inicio y desarrollo, los trabajadores interesados deben someterse a los requisitos exigidos por los artículos 444 y 445 del estatuto laboral sustantivo, en cuanto tales disposiciones forman parte del Título II del Libro Segundo del mencionado instituto que se titula como “CONFLICTOS COLECTIVOS DE 93 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL TRABAJO” (Se resalta). Ello indica que cuando el conflicto ha sido iniciado por los trabajadores no sindicalizados, la decisión correspondiente deberá adoptarse por la mayoría absoluta de los trabajadores de la empresa, y cuando en el conflicto los interesados son los trabajadores sindicalizados, la decisión sobre la huelga deberá tomarse por la mayoría absoluta de la asamblea general de los afiliados al sindicato o sindicatos que agrupen más de la mitad de aquellos trabajadores (art. 444-2 C. S. del T.), recalcándose que justamente una de las atribuciones exclusivas de la asamblea general del sindicato es “la votación de la huelga en los casos de ley” (art. 376 del C. S. del T.). Ahora, cuando el conflicto haya sido iniciado por un sindicato o sindicatos minoritarios, es decir que no agrupen más de la mitad de los trabajadores de la empresa, la huelga deberá ser declarada por la mayoría absoluta de los trabajadores de la empresa (art. 452-c idem). En lo que respecta a la segunda situación, debe traerse a colación el artículo 431 del C. S. del T., que perentoriamente determina que “No puede efectuarse una suspensión colectiva de trabajo, cualquiera que sea su origen, sin que antes se hayan cumplido los procedimientos que regulan los artículos siguientes…” (Se destaca). Al referirse la disposición a cualquiera que sea la causa que le de origen a la huelga, es claro que los requisitos atrás comentados también cobija a la que puede resultar del incumplimiento del empleador de sus obligaciones con los trabajadores. No obstante, la aplicación del precepto en comento, debe armonizarse con los objetivos de una u otra cesación de labores. Así se afirma, por cuanto el artículo 450 del C. S. del T., en términos generales y sin hacer distinción alguna, dispone que la suspensión colectiva del trabajo es ilegal en cualquiera de los siguientes casos: a) Cuando se trate de un servicio público, que en armonía con el artículo 56 de la Constitución Política de 1991 debe ser esencial; b) Cuando persiga fines profesionales o económicos; distintos de los c) Cuando no se haya cumplido previamente el procedimiento del arreglo directo; d) Cuando no haya sido declarada por la asamblea general de los trabajadores en los términos previstos en la ley; e) Cuando se efectuare antes de los dos (2) días o después de diez (10) días hábiles a la declaratoria de la huelga; f) Cuando no se limite a la suspensión pacífica del trabajo, y g) Cuando se promueva con el propósito de exigir a las autoridades la ejecución de algún acto reservado a la determinación de ellas. Ahora, en relación con la huelga, su declaración y desarrollo surge de la no solución del conflicto colectivo económico en la etapa de arreglo directo y de la decisión de los trabajadores de votar por ella. El plazo para su declaración y para su realización se justifica en la medida en que con tal medida de fuerza que conlleva la parálisis de la actividad productiva empresarial, el empleador se vea compelido a solucionar directamente el conflicto con su contraparte. En cambio, la suspensión colectiva de labores que se decreta como consecuencia del incumplimiento del empleador de sus obligaciones con los trabajadores a su cargo, tiene como causa, precisamente dicho incumplimiento. Sin embargo, no es cualquier incumplimiento el que habilita esa posibilidad, sino que tiene que ser una conducta manifiestamente contraria a sus obligaciones como empleadora y que afecte el normal desenvolvimiento de las relaciones con sus trabajadores, acorde con la valoración que haga el 94 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA juez en concreto como podría ser, a título de ejemplos enunciativos, el no pago de los salarios o de los aportes correspondientes a la Seguridad Social Integral, en cuanto con ello se perjudica la subsistencia vital para el trabajador o su acceso a la salud. Pero en cualquier caso habrá que estarse a las situaciones concretas que se presenten para analizar las posiciones de las partes y deducir de ahí si el incumplimiento empresarial posibilita la cesación colectiva de labores por parte de los trabajadores. En aquel mismo sentido también se ha pronunciado la jurisprudencia constitucional cuando en la sentencia C-201 de 2002, estimó que: “Lo anterior no significa que cualquier incumplimiento de las obligaciones del empleador justifique la huelga, por lo cual corresponde a la autoridad competente determinar, en cada caso, el mérito de las razones que conducen a la suspensión colectiva del trabajo”. En la anterior hipótesis, por sustracción de materia, no es necesaria la presentación de un pliego de peticiones, pues ya está dicho que esta huelga no surge como una de las etapas del conflicto colectivo, sino por el incumplimiento del empleador de sus obligaciones como tal, recordando que tales obligaciones están consignadas en el contrato, la ley, o en el reglamento interno de trabajo o en términos generales en cualquier fuente formal del derecho del trabajo. En punto a su declaración, lógicamente tampoco puede hacerse dentro de los diez (10) días hábiles siguientes a la terminación de la etapa de arreglo directo, puesto que aquí no hay propiamente un conflicto colectivo económico que finalice con la suscripción de una convención colectiva, pacto colectivo o laudo arbitral. Por tanto, la decisión de los trabajadores puede ser adoptada en cualquier momento mientras persista el incumplimiento del empleador de sus obligaciones, ya que éste es el motivo que la causa, sin perjuicio de que las partes puedan conversar directamente en aras de solucionar el diferendo provocado por el empleador. En torno a su iniciación y desarrollo, no hay duda que las reglas legales atrás señaladas para la huelga propia de un conflicto colectivo económico, también deben cumplirse para esta segunda posibilidad de la cesación colectiva de labores por incumplimiento de las obligaciones, pues frente a una huelga ya votada y decidida, el plazo para su ejecución, que debe darse (2) días hábiles transcurridos a su declaración sin pasar de los diez (10) días hábiles después, (Art. 445 del C.S. del T) igualment e puede facilitar que el empleado r cese el incumpli miento de sus obligacio nes para con sus asalariad os y en consecue ncia se allane a sujetarse al ordenamiento jurídico en sus relaciones laborales con sus servidores, finalizando así el enfrentamiento que provocó. Así se desprende también de la sentencia C-432/96 de la Corte Constitucional, en la que teniendo en cuenta los instrumentos internacionales ratificados por Colombia, estimó que “Sólo puede ejercerse legítimamente el derecho a la huelga cuando se respetan los cauces señalados por el legislador”. (Se resalta) Y entre los cauces que ha señalado el legislador, en desarrollo de mandatos superiores, está, se reitera, la observancia del debido proceso como pilar fundamental de un estado de derecho. Cabe ahora una precisión frente a los efectos de una huelga declarada de conformidad con la ley y la huelga decretada por el incumplimiento del 95 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA empleador de trabajadores. sus obligaciones con SALA DE CASACIÓN LABORAL los La distinción que hace el artículo 379-e del Código Sustantivo del Trabajo entre las dos clases de huelga que regula, también es relevante en cuanto a los efectos jurídicos de una y otra, puesto que la que se deriva del conflicto colectivo de trabajo suspende los contratos de trabajo de acuerdo con los artículos 51-7 y 53 del citado estatuto, mientras que la que es imputable al empleador no tiene esa consecuencia, ya que la causa es el incumplimiento patronal de sus obligaciones, debiendo correr éste con todas las contingencias, en tanto si bien no hay una prestación personal del servicio por parte de los asalariados, ello ocurre por culpa o disposición del empleador, de manera que a esta situación es aplicable lo previsto en el artículo 140 del Código Sustantivo del Trabajo. Y es que en un conflicto colectivo de trabajo, la huelga puede considerarse como una etapa del mismo, ya que terminada la etapa de arreglo directo los trabajadores pueden optar por ella o por someter el diferendo a solución de un tribunal de arbitramento obligatorio. Pero cuando a ella se oriente, bien puede afirmarse que el conflicto ha llegado a su punto máximo de agudización, puesto que es una medida de fuerza, extrema, de los trabajadores, que procura compelir al empleador a que el conflicto sea resuelto por la auto composición, cediendo a las pretensiones de los prestadores del servicio. Retomando el plazo para la iniciación y desarrollo de la huelga producto del incumplimiento del empleador de sus obligaciones con los trabajadores, el acta de la asamblea general del Sindicato demandado que declaró la suspensión colectiva del trabajo, demuestra que la misma fue adoptada en asambleas realizadas en los municipios de Chiriguaná, Bosconia, Sevilla, Fundación, Ciénaga y Santa Marta el 28 de febrero y el 1º de marzo del año en curso. Si se toma ésta última fecha como punto de partida, se tiene que la huelga debió iniciarse dos (2) días hábiles después sin pasar de los diez (10) hábiles siguientes a su declaración; es decir que debió realizarse en el período comprendido entre el cuatro (4) y el trece (13) de marzo del presente año. Mas como de acuerdo con las actas levantadas por el Ministerio de la Protección Social, el cese de actividades se hizo efectivo desde el 24 de marzo, resulta evidente que el mencionado cese es ilegal por haberse realizado por fuera de los términos previstos. (…) Ya está dicho que de acuerdo con el artículo 56 de la Constitución Política de Colombia, el ejercicio del derecho de huelga está garantizado, salvo en los servicios públicos esenciales definidos por el legislador, quien igualmente reglamentará su ejercicio. También quedó afirmado que es un derecho de rango legal, no absoluto, puesto que está permitida solamente en las empresas cuyas actividades no sean las de prestadora de un servicio público esencial. La empresa demandante ha sostenido insistentemente que su actividad está considerada como servicio público esencial de acuerdo con el artículo 80 de la Ley 336 de 1996, además de que la Corte Constitucional en sentencia C-450 de 1995, consideró que las empresas de transporte por tierra, mar y aire, indudablemente son servicios públicos esenciales. Ciertamente la norma citada señala que el modo de transporte ferroviario es servicio público esencial. Y la Corte Constitucional, en la sentencia C-450 de 1995, declaró exequibles los literales b) y h) del artículo 430 del Código Sustantivo del Trabajo, el primero de los cuales se refiere a las actividades de empresas de transporte por tierra, agua y aire; y de acueducto, energía eléctrica y telecomunicaciones. Estimó al respecto dicha Corporación “que las actividades de las empresas de transporte por tierra, mar y aire, indudablemente son servicios públicos esenciales, porque están destinadas a asegurar la libertad de circulación (art. 24 C.P.), o pueden constituir medios necesarios para el 96 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA ejercicio o la protección de otros derechos fundamentales (vida, salud, educación, trabajo, etc)”. Sin embargo, también en la citada providencia, la aludida alta Corporación expresó que: “Consecuente con los anteriores razonamientos la Corte declarará la exequibilidad de los literales b) y h) del art. 430 del C.S.T. Pero debe advertir, que la decisión adoptada en el presente proceso sólo se contrae a la consideración como servicios públicos esenciales de las actividades a que aluden los referidos literales, pues en cada caso concreto sometido a su consideración la Corte examinará si una determinada actividad, atendiendo a su contenido material, corresponde o no a un servicio público esencial”. Pues bien, de acuerdo con la doctrina constitucional, aun cuando pueda existir la definición legislativa sobre la calidad de esencial de un servicio público, ello no impide que el intérprete pueda determinar si en un caso concreto cierta actividad efectivamente puede ser considerada servicio público esencial en atención a su contenido material. Y así debe ser, en cuanto el artículo 56 de la Constitución no puede consagrar para el legislador una atribución absoluta de manera que basta solamente la literalidad del texto normativo superior o supralegal para la definición de un asunto, sin que le sea dable al intérprete consultar su espíritu o su finalidad, a la luz de los principios constitucionales. La Corte Constitucional, en memorada, ha expresado que: la sentencia “La esencialidad del servicio no debe considerarse exclusivamente por el servicio mismo, esto es, por su naturaleza intrínseca, ni por la importancia de la actividad industrial, comercial o prestacional en la economía global del país y consecuentemente en relación con la magnitud del perjuicio que para ésta representa su interrupción por la huelga. Tampoco, aquélla puede radicar en la invocación abstracta de la utilidad pública o de la satisfacción de los intereses generales, la cual es consustancial a todo servicio público. El carácter esencial de un servicio público se predica, cuando las actividades que lo conforman contribuyen de modo directo y concreto a la protección de bienes o a la satisfacción de intereses o a la realización de valores, ligados con el respeto, vigencia, ejercicio y efectividad de los derechos y libertades fundamentales. Ello es así, en razón de la preeminencia que se reconoce a los derechos fundamentales de la persona y de las garantías dispuestas para su amparo, con el fin de asegurar su respeto y efectividad”. (Resalta la Sala). (…) Acorde con lo que se desprende de tales documentales, no puede afirmarse para el caso concreto que el transporte ferroviario de carga que ejecuta la sociedad FENOCO S. A., pueda considerarse como servicio público esencial, pues no aparece evidencia que con dicha actividad se esté procurando la protección de bienes o a la satisfacción de intereses o a la realización de valores, ligados con el respeto, vigencia, ejercicio y efectividad de los derechos fundamentales. Lo anterior se asevera, por cuanto para el subexamine el transporte ferroviario de carga, tal como lo ejecuta la empresa demandante, no puede encuadrarse como una actividad que tenga naturaleza esencial en cuanto que asimismo sean esenciales los bienes e intereses que satisface, donde tales servicios no son más que aquellas actividades industriales o mercantiles de las que se derivan prestaciones vitales o necesarias para la vida de la comunidad, teniendo en cuenta el resultado que con la actividad se oriente a obtener; para lo cual debe existir una marcada relación entre la esencialidad de los bienes y los intereses a satisfacer, para que se pueda hablar de un verdadero servicio público esencial, como bien se enseña en la jurisprudencia constitucional adoctrinada, no solo nacional sino extranjera, como por ejemplo en el fallo del STC- 26/1981, de julio 17, que al interpretar el inciso 2º del artículo 28 de la carta política española enseña que: “Como bienes e intereses esenciales hay que considerar los derechos fundamentales, las libertades públicas y los bienes constitucionalmente protegidos. 97 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL Hay que considerar que lo esencial es el libre ejercicio de los derechos constitucionales y el libre disfrute de los bienes constitucionalmente protegidos, que, en el plano en el que ahora nos movemos, se traduce en la libertad de movimiento de las personas por el territorio nacional y en la distribución de las mercancías necesarias para la ordenada y organizada vida comunitaria. De esta manera no hay necesariamente un <transporte ferroviario esencial>. Sólo en aquellos casos en que la satisfacción de los mencionados bienes e intereses exija ele funcionamiento del ferrocarril, podrá decirse que es éste esencial para aquel fin3”. Aquella orientación también la ha reiterado la Corte Constitucional de Colombia cuando en la sentencia T-540 de 1992 expresó que la filosofía del servicio público se traduce “en una teoría del Estado cuyo cometido esencial es el cubrimiento de las necesidades básicas insatisfechas de toda la población y el aseguramiento de un mínimo material para la existencia digna de la persona”, ya que “el sentido y razón de ser de los poderes constituidos es el servicio a la comunidad, la satisfacción de sus necesidades y la protección de los derechos individuales de sus miembros”». 3 Cita de Gregorio Peces – Barba Mart. en su obra Curso de Derechos Fundamentales (i) – Teoría Fundamental. 98 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35593 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 03/06/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Luz Inés Arango Álvarez Instituto de Seguros Sociales DEMANDA Y CONTESTACIÓN – Valoración/SALARIO – Nivelación salarial en el sector oficial/PRINCIPIO A TRABAJO IGUAL SALARIO IGUAL – Requisitos - No basta con comparar funciones generales, se requiere comprobar el desempeño de las mismas funciones – La nivelación salarial puede darse en circunstancias diferentes a las señaladas en los artículos 143 de CST y 5 de la Ley 6 de 1945 – No siempre se requiere medir las condiciones de eficiencia con otro trabajador – Diferencia entre nivelación salarial por cumplimiento de funciones iguales a otro cargo que desigualdad salarial para un mismo cargo. «…este cargo orientado por la vía indirecta, apunta a demostrar, de una parte que el Tribunal se equivocó al determinar lo pretendido a través de esta acción, dado que conforme al texto de la demanda introductoria que el censor asegura fue mal apreciado, aquello que se está verdaderamente demandando consiste en el “reconocimiento para la demandante del salario propio del cargo de Profesional Asistencial de Apoyo III”, y no como lo señaló la sentencia impugnada, la cancelación de la remuneración propia del cargo de “técnico de servicios asistenciales”, ni la nivelación salarial respecto de alguien que desempeñara el cargo de “fonoaudióloga”, pues la reclamación aparece fundamentada en relación al “cargo” y no frente a una “persona” en específico; y de otro lado que de acuerdo al manual de funciones del ISS visible a folios 235 y 236 del cuaderno principal, documental que no fue valorada en la alzada, las funciones de los cargos de nivel profesional y técnico son distintas, además que dentro de las “actividades de carácter tecnológico y técnico” allí especificadas, no se encuentran las correspondientes a un Fonoaudiólogo que tiene estudios profesionales; y en este orden la Sala abordará el estudio de la acusación, así: 1. De la pieza procesal del escrito de demanda inicial. Vista la motivación de la sentencia impugnada, el Tribunal al apreciar el escrito de demanda con que se dio apertura a la presente controversia, entendió que la actora demandó la nivelación salarial, respecto del cargo al cual fue contratada de “técnico de servicios asistenciales”, al igual que por el desempeño profesional como “fonoaudióloga”, y en ambos casos estimó que no podía tener éxito la reclamación, porque no se había acreditado en la actuación, una discriminación salarial entre personas que desempeñaran esos cargos, y al no existir con quien efectuar la respectiva comparación, esto es, otro trabajador que cumpliera las mismas funciones en igualdad de condiciones, no era viable acceder a lo pedido, donde la demanda inicial no fue dirigida en este sentido, valga decir, 99 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL elevando “petición expresa de nivelación con esa persona „X‟” que permita la comparación subjetiva. Pues bien, aunque le asiste razón al recurrente, en el sentido de que la demandante dentro de la causa que se estudia, no está solicitando el reconocimiento de la remuneración asignada al cargo de “técnico de servicios asistenciales” para el cual fue contratada, y por ende no era del caso entrar a analizar si había o no discriminación salarial entre personas que cumplieran esa misma función; cabe anotar, que el Juez de apelaciones al interpretar el libelo demandatorio no alteró sus factores esenciales, en la medida que adicionalmente puso al descubierto la auténtica intención del suplicante, cual era obtener la cancelación del salario propio del cargo de “Fonoaudióloga”, o lo que es lo mismo “Profesional Asistencial de Apoyo III”, por haber ejecutado la accionante funciones atinentes a esa profesión o puesto de trabajo. Del mismo modo, la Colegiatura no está desconociendo que la referida nivelación salarial, la demandante la basó en el desempeño de las funciones profesionales de fonoaudióloga, más no en la comparación con una persona o personas determinadas; habida consideración que fue precisamente esta circunstancia, la que llevó al juzgador a inferir que no era posible acceder a lo suplicado, precisamente por no haberse peticionado en este proceso de manera expresa dicha nivelación con una “persona „X‟” o alguien en específico. Lo que sucede, es que mirando en su contexto la sentencia recurrida, para el fallador de alzada no era factible en el subexamine establecer la violación de lo normado en el artículo 5° de la Ley 6ª de 1945, que regula lo referente a la diferencia por salarios del sector oficial, por cuanto al estar acreditado “que la demandante fue contratada para desempeñar el cargo de <técnico de servicios asistenciales>, pues ello se desprende del contrato de trabajo obrante a folios 14-18 del expediente”, para que sea jurídicamente viable la nivelación de salarios “por razón del cumplimiento de funciones iguales a las de otro cargo” el de fonoaudióloga, en su criterio era necesario que se diera la comparación con otro trabajador “considerando que la prueba plena de la igualdad se exige frente a éste y no frente a determinado empleo, toda vez que sólo puede predicarse la diferencia de salario en el mismo empleo y en igual puesto y jornada de trabajo” (resalta la Sala), lo cual además lleva implícito discernimientos de índole jurídico que no es posible abordar por la vía de los hechos. Bajo esta perspectiva, sí el Tribunal cometió un error al derivar del escrito de demanda inicial, una <reclamación> por diferencia salarial entre personas que desempeñaran el cargo de “técnico de servicios asistenciales”, la que no encontró demostrada; tal yerro no tiene la connotación de manifiesto o protuberante, en virtud de que como atrás quedó explicado, también coligió la verdadera aspiración de la parte actora, que se contrae a “disponer la nivelación salarial de la demandante con el cargo de Profesional Asistencial de Apoyo III”, por haber cumplido funciones profesionales de Fonoaudióloga en la Clínica León XIII (folio 2 a 4 del cuaderno del Juzgado), la cual estudió y despachó desfavorablemente a los intereses de la promotora del proceso por hallarla jurídicamente inviable. 2.- De la Resolución No. 2800 de 1994 – manual de funciones. Es verdad que la mencionada resolución no fue apreciada por el sentenciador de segundo grado, pero esa omisión probatoria no tiene la fuerza suficiente para lograr quebrar la sentencia impugnada, porque de haberla estimado, por sí sola no conduce a ordenar la nivelación salarial en los términos demandados. Ciertamente, la citada prueba obrante a folios 234 a 236 del cuaderno principal, contiene parte del manual de funciones y requisitos para el desempeño de los empleos en el Instituto de Seguros Sociales, en lo pertinente a los niveles profesional y técnico, pero al mirarla en detalle se observa que contempla son funciones generales y no específicas a cada profesión o área técnica, es 100 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA así que en ninguno de los dos niveles en comento se alude expresamente a los fonoaudiólogos, que es la profesión u oficio que alude la demandante. Al efecto se advierte que no basta comparar las funciones generales de cada nivel y naturaleza del cargo, ni exponer que la demandante sea una profesional o no, en la medida de que esto sólo daría una aproximación y no la identidad requerida para aplicar dicha nivelación salarial, dado que como lo dedujo el ad quem, debe estar debidamente comprobado en la litis, que la accionante desempeñó las mismas funciones de una persona que ejerciera como profesional. Como en el ataque no se denunció ninguna prueba calificada tendiente a demostrar cualquiera de las siguientes circunstancias: (I) Que la accionante hubiese sido designada como “Profesional Asistente de Apoyo III”; (II) Que pese a estar nombrada o contratada como “técnico de servicios asistenciales”, en la realidad se hubiera desempeñado en un empleo del nivel profesional, con el cumplimiento de los requisitos exigidos para ser clasificada en ese rango; y (III) Que durante el período reclamado ejecutó funciones en igualdad de condiciones, con otros fonoaudiólogos o trabajadores de superior categoría; en definitiva se tiene que en puridad de verdad, el ataque no logra desvirtuar desde la órbita de lo fáctico, la conclusión a la que arribó el Tribunal para desatender la nivelación propuesta, de que en el asunto a juzgar, no están presentes los elementos o presupuestos necesarios para hacer posible la equivalencia de salarios, por la violación de lo preceptuado en el artículo 5° de la Ley 6ª de 1945». posible reclamar el reconocimiento salarial propio de un determinado cargo, que es lo que sucede en este asunto, donde se pretende el pago del salario que devenga un “Profesional Asistencial de Apoyo III”, por razón del cumplimiento por parte de la demandante de funciones de “Fonoaudióloga”, sin que importe que exista o no un trato desigual frente a otros trabajadores, para lo cual la censura se apoya en la misma sentencia de casación que rememoró el Tribunal que data del 2 de noviembre de 2006 y que corresponde al radicado 26437. En el mencionado antecedente jurisprudencial, como lo pone de presente la censura, la Sala fijó el criterio conforme al cual la nivelación salarial, pueden darse en circunstancias diferentes a las estrictamente señaladas en los artículos 143 del Código Sustantivo del Trabajo y 5° de la Ley 6ª de 1945, y en consecuencia habrá casos en que no es menester medir las condiciones de eficiencia con otros trabajadores. En esa oportunidad esta Corporación adoctrinó: “(…..) Vista la sentencia es claro que el Tribunal consideró que el caso de la abogada Villarraga Tovar no es uno que esté regulado por el artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo. Lo declaró expresamente cuando después de decir que la demandante desempeñó las mismas funciones de los abogados de planta y fue objeto de un tratamiento desigual, discriminatorio, como quedó visto, anotó lo siguiente: «Estos dos cargos están encaminados a que se determine jurídicamente, que no siempre que se solicite una nivelación salarial, se requiere de un referente personal de comparación; por cuanto es 101 <...a juicio de la Sala no existe razón válida alguna para que existiendo como existe en la empleadora una tabla de salarios según la cual cada cargo tiene asignado una remuneración determinada, ella no se aplique a todos quienes ocupan dicho puesto, y concretamente a la demandante, pues situación muy distinta se presentaría en el caso de que los salarios estuvieran a término de comparación entre trabajadores de igual posición, con base en el artículo 143 CST cuando pregona que a trabajo igual en condición de eficiencia CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL también igual, debe aplicarse salario igual, norma que por cierto no se aplica a los trabajadores del Estado...>. Cabe entonces preguntarse, ¿ese planteamiento del Tribunal es admisible jurídicamente? Es decir, ¿en el campo contractual laboral sólo es posible la nivelación de salarios cuando el trabajador particular demuestra las condiciones establecidas en el primer inciso del artículo 143 del Código del Trabajo o cuando, en el caso del trabajador oficial, se viola el enunciado principal del artículo 5° de la Ley 6ª de 1945? La Sala considera que la nivelación salarial puede darse en circunstancias diferentes a las estrictamente señaladas en el artículo 143 citado. Ese artículo, en efecto, después de fijar los límites del principio a trabajo igual, salario igual prohíbe establecer diferencias en el salario por estos otros motivos: edad, sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión política o actividades sindicales. No es una relación exhaustiva de motivos, pues lo que la norma prohíbe es la discriminación, la trasgresión afrentosa del principio de igualdad. El artículo 5° de la Ley 6ª de 1945 dice a su vez que la diferencia de salarios en ningún caso podrá fundarse en estos factores: nacionalidad, sexo, edad, religión, opinión política o actividades sindicales. El principio es entonces que a trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales debe corresponder salario igual. Y se complementa con una prohibición que sanciona la diferencia de salarios por motivos de edad, sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión política o actividades sindicales y que significa la prohibición del trato desigual, injusto, afrentoso. El tema tiene incidencia en la carga de la prueba del trabajador que pretenda la nivelación salarial. Es claro que si la diferencia de salarios surge del desconocimiento de la equivalencia en las condiciones de eficiencia, al actor le incumbe la prueba de ese supuesto, mediante comparación con el servicio que preste otro trabajador mejor remunerado. Pero esa carga probatoria sobre las condiciones de eficiencia, por lo arriba explicado, no aplica a todos los casos. Porque si se alega como en este caso, la existencia de un escalafón que fija salarios para determinado cargo, bastará probar el desempeño del cargo en las condiciones exigidas en la tabla salarial pero no será indispensable la prueba de las condiciones de eficiencia laboral. En este caso el Tribunal encontró que la diferencia de salarios que en efecto tuvo la demandante no obedeció a un motivo atendible. El cargo lo acusa de infringir directamente los preceptos 143 del Código Sustantivo del Trabajo y 5° de la Ley 6ª de 1945. Pero no se rebeló contra el mandato contenido en esos preceptos legales ni contra el 53 de la Carta Política, pues consideró que la situación que se juzgaba no tenía relación con los supuestos de esas normas. Aunque con cierta ligereza juzgó inaplicable el 143 para los trabajadores del Estado, en realidad determinó que no se trataba de un caso en que se debieran medir las condiciones de eficiencia con los demás abogados de planta de la entidad, sino de uno en el que se debía restablecer el equilibrio originado en un tratamiento desigual, discriminatorio, que se intentó justificar con razones que consideró inatendibles. E hizo mención al escalafón de salarios vigentes en la entidad demandada, de donde fuerza concluir que la nivelación salarial que ordenó no se sustentó en las condiciones de eficiencia laboral sino en la existencia de ese escalafón que aquella empresa, en relación con la demandante, no estaba cumpliendo, como surge de los apartes arriba trascritos del fallo impugnado en los que se afirmó que no existía razón válida para no aplicar la tabla de salarios” (Resalta la Sala). De acuerdo con la motivación del fallo censurado, el Tribunal se apoyó en las enseñanzas o directrices contenidas en el anterior pronunciamiento jurisprudencial; es más, al transcribir dicha sentencia de casación, resaltó lo concerniente a que no siempre las condiciones de eficiencia aplican en todos los casos donde se solicite una nivelación salarial; pero estimó que 102 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA para el presente asunto no era de recibo esa tesis, por tratarse de dos situaciones disímiles, dado que “lo que acá se pretende es una nivelación por razón del cumplimiento de funciones iguales a las de otro cargo y no como en el caso cuyos apartes se transcribieron, donde se discutió una nivelación por presentarse desigualdad en el pago del salario establecido para un mismo cargo” (resalta la Sala). Visto lo anterior, le asiste entera razón al Juez Colegiado, si se tiene en cuenta que los escenarios son distintos, el del fallo de casación en comento y el de este litigio. En efecto, la situación del antecedente jurisprudencial de marras, gira en torno a una nivelación salarial respecto de quien desempeñaba un mismo cargo y solicitaba la aplicación de la escala salarial contemplada en el escalafón que fijaba los salarios para determinados puestos de trabajo, donde bastaba probar el desempeño del cargo en las condiciones exigidas en la tabla salarial, sin que fuera indispensable acreditar condiciones de eficiencia laboral. Mientras que en esta litis, lo planteado corresponde a la nivelación de quien teniendo un cargo y que recibe la remuneración asignada al mismo, aspira se le reconozca el salario de otro cargo de superior categoría, pero por la realización de funciones iguales a las fijadas para el último cargo, sin basarse en un escalafón o escala salarial, sino en un manual de funciones cuya aplicación busca determinar que la demandante pese a ostentar el cargo de “técnico de servicios asistenciales”, desarrollaba las funciones propias de un profesional en “fonoaudiólogia”, lo cual planteado de esta manera requiere como lo señalaron los jueces de instancia, de un factor de <comparación> que conlleve a una discriminación no justificada, a la luz del principio de a trabajo igual salario igual, con la consecuente violación del artículo 5° de la Ley 6ª de 1945, que dice “La diferencia de salarios para trabajadores dependientes de una misma empresa en una misma región económica y por trabajos equivalentes, sólo podrá fundarse en razones de capacidad profesional o técnica, de antigüedad, de experiencia en la labor, de cargas familiares o de rendimiento en la obra, y en ningún caso en diferencias de nacionalidad, sexo, edad, religión, opinión política o actividades sindicales” (…). Además, lo inferido por el ad quem, en relación al texto de la norma anterior, en el sentido de que “El propósito del artículo antes trascrito, es procurar que el trabajo realizado en igualdad de condiciones, sea retribuido en la misma forma, evitando que por consideraciones diversas a las del trabajo, tales como la edad, el sexo, la nacionalidad, la raza, la religión o las actividades políticas y sindicales, se dé un tratamiento discriminatorio entre trabajadores que cumplen una misma labor, pues la diferencia de salarios según esta norma-, solo puede <...fundarse en razones de capacidad profesional o técnica, de antigüedad, de experiencia en la labor, de cargas familiares o de rendimiento en la obra>”, se aviene a su cabal y genuino sentido y alcance. Bajo estas circunstancias, fuera de que es razonado jurídicamente lo esbozado por el fallador de alzada, se tiene que lo decidido se ajusta a la normatividad legal aplicable en materia de igualdad salarial, sin que vaya en contravía a lo adoctrinado en el pronunciamiento jurisprudencial en comento; máxime que como lo sostiene la réplica, en momento alguno aparece demostrado que a la actora se le hubiera designado en el cargo de Profesional Asistencial de Apoyo III, que le otorgue el derecho a una mayor remuneración, sin interesar que exista o no algún trato desigual con los demás trabajadores. Adicionalmente, cabe agregar, que en virtud de que tal como quedó sentado al resolverse el tercer cargo, la censura no logró desvirtuar probatoriamente la conclusión del Tribunal, sobre la ausencia del factor de comparación con otro trabajador que para el caso resultaba pertinente; se concluye entonces, que en la forma como están presentados los hechos, para una situación como la 103 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL que ocupa la atención a la Sala, la aplicación e interpretación de las normas denunciadas se erige como acertada». 104 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35121 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: 03/06/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Alba Mery Deossa Vasco y Otros Mina La Margarita S.A. Gustavo José Gnecco Mendoza Eduardo López Villegas DEMANDANTE: DEMANDADO: SALVAMENTO DE VOTO: SALVAMENTO DE VOTO PARCIAL: CULPA PATRONAL, ACCIDENTE DE TRABAJO – Concepto – Nexo de causalidad entre el hecho generador del daño y la prestación del servicio bajo subordinación - Relación directa o indirecta entre el hecho dañoso y el trabajo/INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – Para que se cause se requiere culpa suficientemente comprobada del empleador – Incumplimiento en la observancia de los deberes de protección y seguridad de los trabajadores – Improcedencia en materia laboral de la concurrencia o compensación de culpas prevista en el artículo 2357 del C.C. – No hay responsabilidad del patrono cuando el infortunio ocurre por culpa exclusiva del trabajador pero no cuando se presente concurrencia de culpas/ACCIDENTE DE TRABAJO – Formas de reparación – Diferencia entre reparación tarifada de riesgos y reparación plena de perjuicios (Naturaleza objetiva y subjetiva, en su orden)/INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – No es dable descontar sumas pagadas por las entidades de seguridad social, a menos que el empleador haya sufragado gastos que le correspondían a éstas. «Primeramente es de advertir, que dada la vía escogida, son hechos indiscutidos en la esfera casacional, los siguientes: (I) Que Luís Alfonso Torres Duque laboró para la sociedad demandada en el cargo de conductor (II) Que éste falleció electrocutado el día 4 de julio de 2004, estando al servicio de la empresa accionada; (III) Que el día de los acontecimientos, en ejercicio de su labor, transportó a una cuadrilla de trabajadores, señores Orlando de Jesús Calle Rojas encargado de soldar un “quiebra patas”, Harrison Dávila y Froilán Montoya Taborda, en un vehículo de la compañía, hasta un lugar aledaño a la mina que le fue indicado por su superior; y (IV) Que el accidente ocurrió mientras Torres Duque esperaba que dichos trabajadores realizaran la labor encomendada, encontrando la muerte cuando el vehículo en que viajaron se electrizó, al haberse dejado sobre el mismo un cable que se conectó a 13.500 voltios y produjo una carga eléctrica. Del mismo modo, no es materia de cuestionamiento la normatividad aplica al presente asunto, valga decir, como primera medida el artículo 9° del Decreto 1295 de 1994 que define el accidente de trabajo, y que estaba vigente para la data de la ocurrencia del infortunio, 105 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL pues su inexequibilidad por vicios de forma fue posterior de acuerdo con la sentencia C – 858 del 18 de octubre de 2006; y en segundo lugar, el artículo 216 del Código Sustantivo de Trabajo que regula lo referente a la culpa patronal y la indemnización total y ordinaria de perjuicios. Con arreglo en el citado artículo 9° del Decreto 1295 de 1994 “Es accidente de trabajo todo suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, y que produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional, una invalidez o la muerte. Es también accidente de trabajo aquel que se produce durante la ejecución de órdenes del empleador, o durante la ejecución de una labor bajo su autoridad, aun fuera del lugar y horas de trabajo ….” (Resalta la Sala). Como lo ha sostenido la Sala en innumerables oportunidades, del contenido de esta definición se extrae que debe existir un nexo de causalidad entre el percance repentino generador del daño y la prestación del servicio bajo subordinación, bien sea por causa del trabajo o con ocasión de éste, donde la norma no exige que esa relación sea directa, en virtud de que puede estar presente en forma indirecta o mediata con el oficio o labor desempeñada; y por consiguiente el <hecho dañoso> debe enmarcarse dentro de la noción de accidente de trabajo, guardando relación directa o indirecta, con el trabajo, con la ejecución de una orden del empleador o en desarrollo de una labor bajo su autoridad. Al respecto en sentencia del 29 de octubre de 2003 radicado 21629, se puntualizó: “(….) evidentemente la noción de “accidente” a que ellas aluden guarda una íntima relación de causalidad con el trabajo o servicio desempeñado. Es por ello que el artículo 9º en cuestión precisa que es aquél que se produce “por causa o con ocasión del trabajo”, esto es, que se relacione ya en forma directa o inmediata con el oficio desempeñado, ora en forma indirecta o mediata con el mismo”. Vista la motivación de la sentencia impugnada, según el ad quem “…Es claro que el señor Luís Alfonso Torres murió como consecuencia de un accidente de trabajo, ocurrido cuando en ejercicio de su labor transportó hasta el lugar indicado por su superior a una cuadrilla de trabajadores y mientras esperaba que se cumpliera con el cometido inicial, encontró la muerte cuando el vehículo se electrocutó como consecuencia de que se dejó sobre él un cable, el cual se conectó a 13.500 voltios por un trabajador inexperto, como era el señor Orlando Calle, quien a pesar de que había recibido alguna instrucción respecto al manejo de la electricidad, solo se le instruyó sobre 110 y 220 voltios, como él mismo lo afirma, pero no sobre 13.500 voltios”. Dicho razonamiento concuerda con lo previsto en la norma en comento, habida consideración que al concluir el Tribunal que el deceso del conductor Torres Duque, acaeció en el sitio al cual fue enviado por su superior, mientras esperaba que la cuadrilla de trabajadores que trasportó cumplieran con la labor encomendada, donde el vehículo fue alcanzado por la electricidad por haberse dejado sobre el mismo un cable que se conectó a 13.500 voltios; se tiene que para ese instante, sin hesitación alguna se encontraba prestando sus servicios a la sociedad demandada, dentro de la jornada y bajo sus órdenes; hechos que son signo de que el percance que ocasionó el daño a la víctima sucedió en el entorno laboral. De ahí que, indefectiblemente en el sub lite existe una verdadera relación de causalidad entre la muerte de dicho trabajador con su ámbito laboral, habida cuenta que si bien en el preciso momento de la descarga eléctrica, no estaba ejecutando su oficio de conductor, lo cierto es, que permanecía en ese lugar cumpliendo una actividad subordinada y acatando una orden impartida, cual era como se dijo transportar a la cuadrilla de trabajadores y esperarlos en el sitio mientras terminaban de realizar la tarea confiada, para luego regresarlos; y bajo estas circunstancias es dable determinar que el hecho dañoso se produjo con ocasión del <trabajo> que constituye un accidente de trabajo en los términos del artículo 9° del Decreto 1295 de 1994. Además, cabe anotar, que el término “trabajo” que trae la disposición legal de marras, “debe entenderse 106 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA en un sentido humano y progresista, con total amplitud y flexibilidad, debido a que no se debe circunscribir exclusivamente a la actividad o tarea laboral desplegada por la persona”, puesto que “es claro que no sólo se refiere a la actitud misma de realizar la labor prometida, sino a todos los comportamientos inherentes al cumplimiento de la obligación laboral por parte del operario”, según se dejó sentado en la sentencia del 29 de agosto de 2005 radicado 23202; y bajo esta perspectiva la mencionada orden proveniente de la empleadora, para que Luís Alfonso Torres Duque aguardara en el lugar indicado a los otros trabajadores mientras terminaban el arreglo del quiebra patas, constituye una acción inherente para el cumplimiento de su obligación laboral dentro de su actividad normal de conductor, lo que trae consigo que contrario a lo asegurado por el recurrente, el causante el día de los hechos y para el momento del desenlace fatal, si estaba prestando un servicio para la accionada. Por lo dicho, no le asiste la razón a la censura, cuando pretende descartar en esta litis, la presencia de un accidente de trabajo, argumentando equivocadamente que conforme a los supuestos fácticos que estableció el fallador de alzada y que no se discuten, la muerte del señor Luís Alfonso Torres Duque, no había sucedido mientras la víctima estuvo <trabajando>, esto es, desplegando la maniobra específica de conducir el vehículo, pues cuando se electrocutó “había ya dejado de ejercer su actividad de conductor”. En este orden de ideas, el Tribunal no interpretó erróneamente el artículo 9° del Decreto 1295 de 1994, toda vez que su correcto entendimiento supone precisamente, a efectos de poder encuadrar el <hecho dañoso> dentro de la noción de accidente de trabajo, determinar, como lo hiciera el Tribunal, si el mismo sobrevino “por causa o con ocasión del trabajo”, o estaba relacionado con “la ejecución de órdenes del empleador” o se produjo en desarrollo “de una labor bajo su autoridad”. Superado el anterior escollo, y definido que se trata de un accidente de trabajo, es oportuno precisar que para que se cause la indemnización ordinaria y plena de perjuicios consagrada en el artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo exige la ley, la “culpa suficientemente comprobada” del empleador. Como el ataque se orientó por la senda del puro derecho, quedan incólumes las siguientes conclusiones fácticas del Tribunal: a) Que de la cuadrilla de trabajadores que envió la empresa para el arreglo del quiebra patas, un grupo optó por tomar energía de una torre cercana al sitio de trabajo, extendiendo 330 metros de cables y al conectarlos pasó mucha energía; b) Que el conductor Luís Alfonso Torres Duque, que se encontraba al frente del quiebrapatas y junto al vehículo sobre el cual había un cable, se pegó a la puerta cuando comenzó a pasarle corriente al carro y desesperado trató de “desconectar el sistema eléctrico del vehículo moviendo una <cuchilla> para evitar el daño del mismo, y cuando se encontraba en ésta operación le llegó la descarga eléctrica que le causó la muerte”; y c) Que “La empresa no creó un ambiente sano para que sus trabajadores cumplieran con la labor que se les había encomendado. En primer lugar, dejó de lado dos de las tres propuestas que se le hicieron para llevar a cabo el trabajo porque las consideró costosas y eligió la más barata pero la más peligrosa. En segundo lugar, a pesar de haber elegido la más peligrosa no tomó las medidas de protección necesarias, como sería haber enviado a un especialista en la materia (un ingeniero, por ejemplo) que supervisara la labor; haber proporcionado elementos de protección suficientes, como carretes para llevar el alambre; haber suministrado elementos de comunicación entre los dos grupos, pues estos no se veían ni oían debido a la distancia y a la conformación del terreno; haber instruido a los grupos sobre la forma como debían obrar en el caso de que se presentara un accidente; haber elegido el personal idóneo para cumplir con una misión tan difícil y peligrosa, pero no enviando a un topógrafo y a un minero que nada sabían sobre la energía eléctrica ni sobre la soldadura. En fin, el empleador debió adoptar todas las medidas de seguridad necesarias para evitar el accidente de trabajo, más cuando era previsible y posible que se presentara”. 107 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL Así las cosas, la prueba de cómo sucedieron los hechos y el mero incumplimiento en la diligencia y cuidado debidos que debe desplegar el empleador en la administración de sus negocios propios, para esta clase de asunto la observancia de los deberes de protección y seguridad que debe a sus trabajadores frente a las relaciones subordinadas de trabajo, es suficiente para dar por acreditada la culpa patronal y la consecuente responsabilidad en la ocurrencia del infortunio laboral, generándose la obligación de indemnizar total y ordinariamente los perjuicios irrogados, que es lo que en el caso bajo examen acontece de acuerdo a lo que encontró el ad quem demostrado. Ahora bien, el recurrente no controvierte la culpa del empleador demandado que halló probada la Colegiatura, sino que se duele que habiéndose igualmente establecido la <imprudencia de la víctima>, al inferirse en el fallo censurado que también “se presenta un acto propio del accidentado”, no era dable que se entrara a calificar tal imprudencia como <profesional> fruto de la “confianza profesional” del operario, sin que se le atribuyera la gravedad suficiente para exonerar de responsabilidad al empleador demandado. Lo anterior, en virtud de que el censor en la sustentación de los cargos, asevera que se trató de una imprudencia determinante en la muerte del trabajador Torres Duque, que anuló toda relación de causalidad con cualquier circunstancia atribuible a la empresa demandada, y que como puede verse es ajena al oficio de conductor que éste desempeñaba, de características de gravedad que desvirtúa el concepto de accidente de trabajo y exime a la demandada del pago de la indemnización plena y ordinaria de perjuicios. Planteadas así las cosas, en esta parte de la acusación, la verdad es que el cuestionamiento que hace la censura a la sentencia recurrida, no es en esencia, la hermenéutica que le pudo imprimir el Juez de apelaciones a las normas denunciadas, valga decir, al artículo 216 del C. S. del T. en relación con el 19 ibídem y los artículos 63, 1604 y 1613 del Código Civil, sino el no haber deducido el ad quem de los hechos que dio por demostrados, que la culpa de la víctima fue grave y determinante de la muerte, que el comportamiento que adoptó el trabajador fue inadecuado y su conducta <suicida>, y que la imprudencia en que incurrió el causante es totalmente ajena al oficio propio de conductor de vehículo automotor, lo que sitúa la discusión en el terreno de lo fáctico, y desde este punto de vista no es factible abordar su estudio dada la vía escogida. En otras palabras, para establecer sí la conducta asumida por el trabajador fallecido el día de los hechos, por el suceso repentino que se produjo con la sobrecarga de energía sobre el vehículo que aquél conducía, tuvo conexión inmediata con el oficio o labor que éste desempeñaba o formó parte del trabajo o prestación del servicio subordinado, o, sí por el contrario fue totalmente ajena a su función laboral, con lo cual sea dable establecer si se configura lo que la doctrina ha llamado “imprudencia profesional” o “imprudencia extraprofesional”, se requiere necesariamente del análisis de las pruebas y descender al plano de los hechos, que se repite, resulta extraño al sendero en que aparece encauzado el ataque». « El cargo pone a consideración de la Corte el tema relativo a la concurrencia o compensación de culpas, con la consecuente reducción de la indemnización plena y ordinaria de perjuicios derivada de la ocurrencia de un accidente de trabajo, en los términos del artículo 2357 del Código Civil, con el firme propósito que la Corte modifique su criterio mayoritario sobre la inaplicabilidad de ese precepto legal en materia laboral. Como lo pone de presente el propio recurrente, esta Corporación desde la sentencia del 15 de 108 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA noviembre de 2001 radicado 15755, en relación a esta precisa temática adoctrinó que la indemnización plena y ordinaria de perjuicios consagrada en el artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo, es una regulación autónoma de la responsabilidad patronal, por la cual no resulta operante el concurso de culpas previsto en el citado artículo 2357 del Código Civil, pronunciamiento que fue reiterado en sentencia del 4 de febrero de 2003 radicación 19357. En la primera de las decisiones en comento la Sala estimó: “(….) Considera la Sala que en principio el artículo 216 del C.S.T. radica exclusivamente en cabeza del culpable la indemnización <total> y ordinaria de perjuicios, sin que prevea una reducción de la misma por una eventual concurrencia de culpa de la víctima. Si el deseo del legislador fuera permitir tal aminoramiento, bastaría con que así lo hubiese previsto de manera expresa o simplemente ordenado remitirse a las normas del código civil que gobiernan la materia en esa especialidad. Pero tan no fue esa la voluntad del legislador, que reguló el tema de modo autónomo, en el propio código sustantivo del trabajo, haciendo énfasis en que el empleador responsable debe responder por la totalidad de los daños y es apenas elemental que este diáfano concepto excluye lo meramente parcial o lo incompleto. Además, lo anterior tiene plena concordancia con lo prescrito respecto de la responsabilidad objetiva en la que la ley se encarga de tarifar de antemano las consecuencias o efectos sin que tenga el trabajador que demostrar culpa alguna. En cambio, en el sistema del artículo 216 en comento, la carga probatoria de la culpa y de los perjuicios sufridos le incumbe exclusivamente al afectado. No está por demás decir que constitucional y legalmente existe protección especial para el trabajo humano y los derechos de los trabajadores consagrados en la legislación laboral son derechos mínimos, razón adicional que pone de manifiesto la improcedencia de aplicar analógicamente en esta materia las normas civiles que tienen un fundamento y una finalidad distinta, especialmente en temas como el presente en que se trata de una culpa patronal que originó el deceso del trabajador demandante”. Y en sentencia del 10 de marzo de 2004 radicado 21498, la Corte precisó el anterior criterio, para señalar que no hay responsabilidad del empleador de conformidad con lo regulado en el artículo 216 del Código Sustantivo de Trabajo, cuando el accidente de trabajo haya ocurrido por culpa atribuible exclusivamente al trabajador accidentado, pero no cuando en tal infortunio concurra la culpa de los dos sujetos de la relación de trabajo, dado que no es posible que la responsabilidad laboral del empleador desaparezca por la compensación de las faltas cometidas por las partes, y en esa oportunidad se puntualizó: “(…..) La otra inconformidad de la impugnante con el fallo del Tribunal estriba en que éste para determinar la responsabilidad de la empleadora demandada en el accidente de trabajo donde murió el empleado Rigoberto Rendón Rendón no examinó, como era su deber, si hubo negligencia, imprudencia o descuido del trabajador en la ocurrencia de dicho percance. Pero lo cierto es que a la luz del artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo, que contiene una regulación especial de la responsabilidad laboral, para determinar la obligación del empleador al reconocimiento y pago de la indemnización total y ordinaria de los perjuicios le basta al juzgador establecer la culpa “suficientemente comprobada”, en la ocurrencia del accidente de trabajo o en la enfermedad profesional, de suerte que, en este caso, una vez determinada esa conducta culposa no se hacía necesario analizar la responsabilidad que en el infortunio pudiera haber correspondido al trabajador, salvo que se hubiese alegado por las demandadas que el accidente laboral se produjo por un acto deliberado de aquél, lo que no aconteció. Y se afirma lo anterior, por cuanto, como lo ha explicado esta Sala de la Corte, no es posible que la responsabilidad laboral del empleador desaparezca por la compensación de las faltas cometidas por las partes. Así lo dijo en la sentencia de la extinta sección primera del 9 de febrero de 1984, a la que corresponden los apartes que a continuación se transcriben: <Los principios jurídicos arriba expuestos, que surgen nítidamente en el campo del derecho laboral, encuentran apoyo inequívoco en el moderno derecho civil que en materia de „neutralización de actividades peligrosas‟ o „neutralización de culpas‟, no acepta que 109 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL la responsabilidad desaparezca por la compensación de faltas cometidas por las partes. Menos aún en casos como el presente, en que no hubo acto deliberado y ni aún voluntario de la víctima, ni culpa grave de su parte- conforme se ha visto- de suerte que no tiene aplicación la fórmula clásica volenti non fit iniuria..> De lo citado se concluye que no se presentará la responsabilidad del empleador de que trata el señalado artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo cuando el accidente de trabajo haya ocurrido por culpa atribuible exclusivamente al trabajador, pero no cuando en tal insuceso concurra la culpa de los dos sujetos de la relación de trabajo”. En consecuencia, se tiene que el juzgador de segundo grado no incurrió en las infracciones que se le atribuyen”. Así las cosas, siguiendo las anteriores directrices o enseñanzas jurisprudenciales que la censura no logra hacer variar, y como en el asunto a juzgar, quedó debidamente acreditada la culpa de la empleadora demandada, lo cual no es materia de cuestionamiento en sede de casación, en definitiva no puede operar la compensación de culpas en los términos peticionados en el ataque, ni la reducción en el monto de la condena por la referida indemnización». «Como bien se puede observar, el cargo le enrostra al Tribunal un yerro jurídico, al no haber descontado de la indemnización plena y ordinaria prevista en el artículo 216 del Código Sustantivo de Trabajo, el valor de las prestaciones en dinero canceladas por el Instituto de Seguros Sociales a los demandantes conforme a lo certificado a folio 118 del cuaderno del juzgado, teniendo en cuenta lo regulado por el artículo 12 del Decreto 1771 de 1994, para lo cual sostiene que “el H. Tribunal no se refirió al tema para nada en su sentencia”, pese a que la accionada en la respuesta a la demanda inicial propuso la excepción de pago por subrogación e hizo hincapié a la misma en el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia de primer grado. (…) Con respecto al derecho a la reparación como consecuencia de un accidente de trabajo, nuestra legislación tiene prevista dos maneras de reparación identificables jurídicamente así: una, la denominada reparación tarifada de riesgos, relativa al reconocimiento de los beneficios o prestaciones económicas previstos en la Ley 100 de 1993, Ley 776 de 2002 y demás normas reglamentarias según el caso a cargo de las Administradoras del Riesgo Profesional; y otra, la reparación plena de perjuicios que tiene que ver con la indemnización total y ordinaria de éstos por culpa patronal en la ocurrencia del siniestro, y que corresponde asumir directamente al empleador en los términos del artículo 216 del C.S. del T.. Estas dos formas de reparación tienen distinta finalidad, habida consideración que la que está a cargo de la ARP busca proteger de manera objetiva al afiliado o a sus causahabientes señalados en la ley, siendo de naturaleza prestacional perteneciente al Sistema de Seguridad Social Integral; mientras que la indemnización plena de que trata el artículo 216 del C. S. del T., persigue la indemnización completa de los daños sufridos al producirse un accidente de trabajo por culpa del empleador, en la modalidad de subjetiva, el cual hace parte de un riesgo propio del régimen del Derecho Laboral. Otra de las diferencias entre las reparaciones a que se ha hecho mención, consiste en que el empleador siendo el llamado a asumir las consecuencias de la culpa comprobada frente a un accidente de trabajo que se produzca, no le es dable como responsable directo del perjuicio descontar suma alguna de las prestaciones dinerarias pagadas por la entidades del sistema de seguridad social, a menos que el empleador responsable por culpa haya sufragado gastos que le correspondían a estas 110 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA entidades, por virtud del riesgo asegurado, evento en el cual sí puede hacer el descuento de lo que tenga que pagar por indemnización conforme lo consagra la norma, por razón de que tales entidades de previsión social, como se dijo, lo que cubren es el riesgo laboral propio de la denominada “responsabilidad objetiva del patrono” en la ocurrencia del accidente de trabajo o la enfermedad profesional, pero en ningún momento la responsabilidad derivada de la culpa del empleador, que es de naturaleza subjetiva. En lo atinente a este puntual aspecto, cabe traer a colación la sentencia calendada 15 de mayo de 2007 radicado 28686, reiterada en casación del 22 de octubre de igual año radicación 27736, donde se dejó sentado: “(….) Por manera que, la facultad que la ley le reconoce a las entidades que conforman el Sistema, entre ellas a la ARP, es la de subrogar al empleador en las prestaciones que amparan a sus beneficiarios, sin que comprenda las indemnizaciones y demás conceptos, cuando se demuestre que el accidente de trabajo ocurrió por la culpa comprobada del empleador. Es decir, que en tratándose de “culpa” suficientemente comprobada del empleador en la ocurrencia del accidente de trabajo o de la enfermedad profesional, las entidades que conforman el Sistema no están autorizadas para compartir el yerro del empleador en torno al punto, y por ende para colaborar con el pago de las indemnizaciones y demás conceptos que puedan resultar a cargo del patrono en tal evento, pues éste no puede obtener beneficio de su error. En torno al tema, la Corte se pronunció el 12 de noviembre de 1993, radicado 5868, así: <En ejercicio de esa función unificadora de la jurisprudencia, la Sala de Casación de la Corte Suprema de Justicia luego de sopesar los diferentes argumentos en pro y en contra de ambas tesis jurídicas, concluyó que no sólo por expresarlo así claramente el mentado artículo…, sino, y ésta fue la razón principal que tuvo la Sala, porque nadie puede asegurar su propia culpa…, el genuino sentido de lo dispuesto en los artículos 216 del Código Sustantivo del Trabajo,…es el de que el Instituto de Seguros Sociales no ha asumido, ni racionalmente podrá asumirlo, el riesgo de daño al trabajador que le sobrevenga por causa de un accidente de trabajo…en cuya ocurrencia se compruebe suficientemente la culpa del empleador>. Respecto a la afirmación del censor, de que dentro del cálculo de los perjuicios derivados del accidente de trabajo, el lucro cesante lo está pagando la ARP, resultando un “doble pago” --el que efectúa la entidad que conforma el Sistema y el que sufraga empleador--, es evidente que el seguro contra los riesgos de invalidez, vejez y muerte no abarca el evento en que se acredita que el accidente de trabajo sobrevino como consecuencia de -yerro- del empleador, como en el caso de estudio, y de no haberse demostrado que se aseguró el riesgo “culposo”, amén de que la facultad para suplicar la eventual compensación respecto a las indemnizaciones que en un momento dado pudieran resultar a cargo del empleador, sería únicamente por la entidad aseguradora, en este caso la ARP, pero no la persona que incurrió en el yerro que originó el accidente de trabajo, es decir el empleador. Al respecto, en el mismo pronunciamiento de esta Sala de la Corte, a que se hizo referencia anteriormente, se precisó: <y que por ello quien está habilitado para obtener la devolución de lo que pague por concepto de las prestaciones que cubren los perjuicios derivados de la responsabilidad objetiva del patrono en la producción del accidente o la enfermedad profesional, es el Instituto de Seguros Sociales;…pero nunca podría ser el mismo empleador responsable del daño que sufren el trabajador o sus beneficiarios, por culpa patronal suficientemente comprobada, quien a la postre resulte beneficiado al permitírsele descontar de la suma a la que se prueba asciende el perjuicio una prestación otorgada por el Instituto de Seguros Sociales, el cual está dicho no le ha asegurado sus actos dolosos o culposos sino que lo ha subrogado en el cubrimiento de los riesgos inherentes al trabajo de los que el patrono o empleador responde por su actividad objetiva como tal y sin que medie culpa alguna de su parte>. Adicionalmente, es de anotar, que la Sala en decisión del 7 de marzo de 2003 radicación 18515, que reiteró la sentencia que data del 25 de julio de 2002 radicado 18520, al referirse a esta temática había adoctrinado que aún con la expedición del artículo 12 del Decreto 1771 de 1994, al colocarlo en relación con el artículo 216 del C. S. del T., mantiene invariable la tesis según la cuál 111 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL las entidades de seguridad social no asumen las indemnizaciones originadas en enfermedades profesionales o accidentes de trabajo que ocurran por culpa suficientemente comprobada del empleador, y por tanto no es posible que le aminoren esa carga patrimonial al patrono encontrado culpable, quien tiene toda la responsabilidad ordinaria por mandato del citado precepto sustantivo laboral. En esa oportunidad se dijo: “(….) Como atinadamente lo destaca la réplica, el Tribunal no incurrió en los dislates jurídicos que le endilga la recurrente en el cargo, pues, la conclusión a la que arribó de no ser posible para el empleador descontar de la indemnización plena y ordinaria prevista en el artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo el valor de las prestaciones en dinero pagadas por la seguridad social corresponde con lo que de manera profusa y reiterada la jurisprudencia ha considerado al respecto. La anterior tesis, que resuelve los puntos que infructuosamente la recurrente intenta plantear como novedosos, fue recientemente expuesta en sentencia de 25 de julio de 2002 (Radicación 18.520), en la que la Corte dijo: <Entiende la Corporación que cuando la disposición en cita autoriza al patrono a descontar del monto de la indemnización “el valor de las prestaciones en dinero pagadas en razón de las normas consagradas en este capítulo”, se refiere única y exclusivamente a las sumas que él haya pagado con anterioridad al trabajador con ocasión del accidente, pero no las prestaciones que haya reconocido el Instituto de Seguros Sociales por ese motivo, el cual no tiene por qué asumir el riesgo del daño que al trabajador le sobrevenga por causa de un accidente de trabajo o de una enfermedad profesional en cuya causación exista culpa suficientemente comprobada del patrono. En decisión de 9 de noviembre de 2000, radicación 14847, señaló la Sala lo siguiente sobre el tema : “El artículo 216 del CST dice que, cuando exista culpa suficientemente comprobada del patrono en la ocurrencia del accidente de trabajo o de la enfermedad profesional, está obligado a la indemnización total y ordinaria por perjuicios, pero del monto de ella debe descontarse el valor de las prestaciones en dinero pagadas en razón de las normas consagradas en el capítulo que la contiene. “Hasta el año 1993, y en número plural de providencias, la Corte sostuvo que el patrono sí podía descontar del valor de la indemnización ordinaria de perjuicios las prestaciones pagadas por el Seguro Social. Pero la Corte en Sala Plena (integradas las dos Secciones que conformaban la Sala Laboral), decidió, con la sentencia del 12 de noviembre de 1993, que el Seguro Social no había asumido, para entonces, el riesgo del daño que al trabajador le sobreviniera por causa de un accidente de trabajo o de una enfermedad profesional imputable a culpa suficientemente comprobada del patrono. “Ahora, en este recurso, la sociedad recurrente sostiene que la interpretación del artículo 216 del CST, puesta en relación con el nuevo ordenamiento de la ley 100 de 1993 y con los decretos de la proposición jurídica, debe ser esta: que el empleador culpable del accidente de trabajo o de la enfermedad profesional sí puede deducir las prestaciones económicas que haya pagado el Seguro Social al trabajador o a sus causahabientes de lo que adeude por su propia responsabilidad ordinaria de perjuicios. “Se procede a examinar esa argumentación de la recurrente, en este orden: 1. El alcance de la sentencia de la Corte que citó el Tribunal; 2. El alcance de la normatividad que acusó el cargo en casación. 3. La relación de los dos temas anteriores, en orden a precisar si el Tribunal transgredió o no la ley sustancial; o mejor, para determinar el alcance del artículo 216 del CST. “La sentencia de la Corte del 8 de Mayo de 1997 que invocó el Tribunal, destacó que los reglamentos del Seguro Social vigentes para la época de los hechos analizados, y concretamente el artículo 83 del acuerdo 155 de 1963, no autorizaron al patrono a descontar de la indemnización ordinaria las sumas que el Seguro Social reconociera al trabajador o a sus derecho habientes, por prestaciones en dinero. “El artículo 83 del acuerdo 155 de 1963 del Seguro, que fuera aprobado por el decreto 3170 de 1964, y para cuya expedición invocó el Presidente de la República los artículos 9° de la ley 90 de 1946 y 5° del decreto 1695 de 1960, disponía: 112 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA „El otorgamiento de las prestaciones establecidas por el presente reglamento por parte del Instituto exonera al patrono de toda otra indemnización según el Código Sustantivo del Trabajo o según el derecho común por causa del mismo accidente o enfermedad profesional. Pero si el riesgo se hubiere producido por acto intencional o por negligencia o culpa del patrono procederá a demandar el pago de esta indemnización, la que quedará a su favor hasta el monto calculado de las prestaciones que el Instituto acordare por el accidente o enfermedad, debiendo entregar a los beneficiarios el saldo, si lo hubiere. „Lo dispuesto en el inciso anterior no es óbice para que la víctima o sus causahabientes instauren las acciones pertinentes de derecho común para obtener la indemnización total y ordinaria por perjuicios, de cuyo monto deberá descontarse el valor de las prestaciones en dinero pagadas por el Instituto de acuerdo con las normas de este reglamento‟. “Pese a la equívoca redacción de la norma transcrita, ella no permitía la tesis de la sociedad recurrente, que desde luego se funda en otro sistema legal. Pero la Corte despejó el equívoco en la sentencia del 8 de mayo de 1997. Es importar recordar, en resumen, las razones que tuvo en cuenta para fundar su tesis: 1) El poder normativo de los reglamentos del Seguro está limitado por su objeto social: es entidad aseguradora de los riesgos originados en la prestación de servicios subordinados; la ley no le dio al Seguro la atribución de determinar las consecuencias de la culpa del patrono en la ocurrencia de un accidente de trabajo o de una enfermedad profesional, pues esas consecuencias corren a cargo exclusivo del empleador culpable. 2) La competencia que le reconoce la ley al Seguro para subrogar al patrono en la asunción de riesgos laborales está dentro del ámbito de las prestaciones, de los servicios sociales o de las medidas de seguridad social que deben amparar a sus beneficiarios, como lo prescribe el artículo 7º del decreto ley 433 de 1971; pero el Seguro no está legalmente facultado para regular las indemnizaciones originadas en enfermedades profesionales o accidentes de trabajo que ocurran por la culpa suficientemente comprobada del patrono. El Seguro tampoco está legalmente facultado para aminorar la carga patrimonial del patrono en esa materia, por lo cual, asume toda la responsabilidad ordinaria por mandato del artículo 216 del CST; y, por lo mismo, el Seguro subroga al patrono únicamente en el riesgo que da lugar a la denominada responsabilidad objetiva. 3) Si, por su equívoca redacción, el artículo 83 del Acuerdo 155 de 1963 consagrara el derecho del empleador culpable del accidente para descontar del monto de la indemnización ordinaria lo pagado por el Seguro por prestaciones en dinero, la norma sería inaplicable, al igual que el artículo 1º del decreto 3170 de 1964 que lo aprobó. 4) El Seguro reconoce prestaciones para cuyo cálculo toma en cuenta variables como el salario, los años de servicios, el número de cotizaciones, la edad del trabajador, la vida probable, etc. En cambio, no toma en cuenta los perjuicios realmente producidos, lo cual marca una diferencia entre la indemnización a que se refiere el artículo 216 del CST, que busca reparar la totalidad del daño ocasionado por el patrono culpable, con la actividad aseguradora del Instituto. 5) No es cierto que el trabajador se beneficie doblemente (con la indemnización plena y con las prestaciones económicas del Seguro), puesto que el seguro ha sido tomado por el mismo accidentado, de modo que el patrono no puede restar de la indemnización total y ordinaria de perjuicios lo pagado por el Seguro Social en virtud del cubrimiento de un riesgo que no ha sido asegurado por él. “Ahora, procede el examen del régimen de la ley 100 de 1993, empezando por su reglamentación, como lo propone el cargo: “El decreto 1771 de 1994 es reglamentario del 1295 del mismo año (estatuto con alcance legal). Su artículo 12 dispone: „Subrogación. La entidad administradora de riesgos profesionales podrá repetir, con sujeción a las normas pertinentes, contra el tercero responsable de la contingencia profesional, hasta por el monto calculado de las prestaciones a cargo de dicha entidad administradora, con sujeción en todo caso al límite de responsabilidad del tercero. „Lo dispuesto en el inciso anterior no excluye que la víctima, o sus causahabientes, instauren las acciones pertinentes para obtener la indemnización total y ordinaria por perjuicios, de cuyo monto deberá descontarse el valor de las prestaciones asumidas por la entidad administradora de riesgos profesionales‟. 113 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL “Es una redacción similar a la de su antecesor, el 83 del acuerdo 155 de 1963, de manera que por este solo aspecto, si el artículo 12 del decreto 1771 de 1994 fuera puesto en relación con el 216 del CST, no sería útil para dar por sentada la posibilidad de descontar las prestaciones económicas del Seguro Social de la indemnización ordinaria de perjuicios. Ninguna de las normas cuya acusación plantea el cargo permite concluir en la tesis de la censura. “En efecto: “El artículo 139-11 de la ley 100 de 1993 confirió al Presidente de la República precisas facultades extraordinarias pro tempore para “Dictar las normas necesarias para organizar la administración del sistema general de riesgos profesionales como un conjunto de entidades públicas y privadas, normas y procedimientos, destinados a prevenir, proteger y atender a los trabajadores de los efectos de las enfermedades y los accidentes, que puedan ocurrirles con ocasión o como consecuencia del trabajo que desarrollan. En todo caso, la cotización continuará a cargo de los empleadores”; luego nada indica que en esta atribución de facultades legales, el Presidente de la República pudiera regular las consecuencias de la culpa patronal del artículo 216 del CST. “El decreto ley 1295 de 1994, según su encabezamiento, determina la organización y administración del Sistema General de Riesgos Profesionales. El artículo 13 se limita a señalar quiénes son los afiliados al dicho sistema; el 34 consagra el derecho a las prestaciones; el 49 establece que, en caso de muerte del afiliado o del pensionado por riesgos profesionales, como consecuencia del accidente de trabajo o de la enfermedad profesional tendrán derecho a la pensión de sobrevivientes las personas descritas en el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y sus reglamentos; pero esa norma nada dice sobre la responsabilidad por culpa patronal en el accidente de trabajo o en la enfermedad profesional. El artículo 50 se limita a fijar el monto de la pensión de sobrevivientes y el 53 a precisar las condiciones de la devolución de saldos y de la indemnización sustitutiva cuando ocurre la muerte del asegurado. El artículo 78 dice que el Instituto de Seguros Sociales continuará administrando los riesgos profesionales de conformidad con sus reglamentos, lo cual no le da la razón a la sociedad recurrente. Pero sí conviene precisar que la tesis de los opositores sobre esta norma no es acertada, puesto que ella no remite a los reglamentos anteriores de una manera incondicional sino subordinada a lo dispuesto en el decreto 1265 que se estudia, puesto que la norma dice que los reglamentos del Seguro Social „… deberán ajustarse a lo dispuesto en este decreto …‟. Y el 97 fija la vigencia del sistema general de riesgos profesionales. “Como ninguna de las normas acusadas, puestas en relación con el artículo 216 del CST, permite concluir que haya variado el sistema legal que informó la jurisprudencia de la Corte, la conclusión es que sigue vigente la interpretación que allí se consignó>”. Las anteriores directrices jurisprudenciales permiten inferir, que los beneficiarios o causahabientes del trabajador fallecido que reciban una reparación integral de los perjuicios sufridos derivados de un accidente de trabajo por culpa patronal, y simultáneamente un beneficio prestacional del ISS o de la ARP, no están accediendo a un doble beneficio por un mismo perjuicio, en la medida que como se explicó su origen es disímil y obedecen a causas diferentes, sin olvidar que para estos casos la culpa y el dolo no son asegurables». 114 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 38598 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 09/06/2009 Camilo Tarquino Gallego Auto Declara desierto Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali Carlos Giovanny Lizcano Vallecilla Empresa Municipal de Cali – Emcali EICE ESP RECURSO DE CASACIÓN – Desierto por técnica. pertenecen al Código Sustantivo del Trabajo no aplicables a los trabajadores oficiales, por disponerlo así el artículo 4° de dicha codificación. «Al examinar la demanda que sustenta el recurso extraordinario de casación, interpuesto por el demandante, contra la sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, el 30 de septiembre de 2008, en el proceso adelantado por CARLOS GIOVANNY LIZCANO VALLECILLA contra la EMPRESA MUNICIPAL DE CALI – EMCALI EICE. E.S.P., advierte la Sala, que la misma no cumple con los requisitos previstos en el artículo 90 del Código de Procedimiento Laboral y de la Seguridad Social, en concordancia con los artículos 51 del Decreto 2651 de 1991 y 23 de la Ley 16 de 1968. La anterior situación apareja, el incumplimiento del censor de su obligación de denunciar, los preceptos que fueron base esencial del fallo acusado, o, que verdaderamente gobiernan la situación del demandante, exigencia prevista en el artículo 51 del Decreto 2651 de 1991, convertido en legislación permanente por el artículo 162 de la Ley 446 de 1998, que si bien modificó la vieja construcción jurisprudencial de la proposición jurídica completa, reclama que la acusación señale "cualquiera" de las normas de derecho sustancial "que, constituyendo base esencial del fallo impugnado o habiendo debido serlo, a juicio del recurrente haya sido violada...". En el cargo, el censor textualmente indica, que acusa “como violatoria de la Ley sustancial, En otros de los apartes, titulado como “CAUSAL POR VIA INDIRECTA”, se dice que el Tribunal concretamente el artículo 128 subrogado por la ley 50 de 1990, artículo 15 y 65 del Código Sustantivo del Trabajo; 1494, 1495, 1541 Código Civil, por interpretación errónea”. De acuerdo a lo anterior, las normas que denuncia el recurrente como infringidas por el Tribunal, como son los artículos 128, subrogado por el 15 de la Ley 50 de 1990 y el 65 del Código Sustantivo del Trabajo, no corresponden a los preceptos sustanciales de índole laboral que verdaderamente regulan el caso en discusión, dado que aquellos “dejó de aplicar indebidamente, la ley substancial artículos 128 del Código Sustantivo del Trabajo que habla sobre las bonificaciones o gratificaciones extralegales, el artículo 65 sobre indemnización por falta de pago; el artículo 1494 del Código Civil sobre la fuente de obligaciones; 1495 ibídem, sobre el contrato o convención donde se estipula el objeto de las obligaciones de dar o hacer y el 1541 de la misma obra que reza que las condiciones deben cumplirse literalmente en la forma convenida”. Las transcripciones que anteceden, ponen en evidencia como se denuncia al unísono la 115 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL interpretación errónea y aplicación indebida de unas misma normas legales, no obstante que son dos modalidades de violación excluyentes en un mismo cargo, pues mientras la primera implica la inteligencia equivocada de disposición legal, la segunda se presenta, cuando a pesar del recto entendimiento, el juzgador lo aplica a un caso que no corresponde al debatido. Conforme a lo visto, es imposible que de manera simultanea incurra el Tribunal en los dos conceptos de violación antagónicos, lo cual constituye una irregularidad en la formulación de la demanda. A todo lo anterior debe agregarse, que la sustentación del cargo, se asemeja más a un alegato propio de las instancias respectivas, que a una argumentación adecuada y sucinta, donde el censor cumpla con la obligación de demostrar los eventuales yerros en que, a su juicio, incurrió el Tribunal al adoptar la decisión impugnada, conforme lo exige el artículo 91 del C.P. del T. y de la S.S. Las irregularidades destacadas, conllevan a que deba declarase desierto el recurso de casación, conforme lo prevé el artículo 65 del Decreto 528/64, y así se dispondrá en la parte resolutiva de éste proveído». 116 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35989 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 10/06/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Armenia Oscar José Bernal Jiménez La Previsora .S.A Compañía de Seguros RECURSO DE CASACIÓN – Pruebas calificadas/ERROR DE HECHO – Se estructura sobre pruebas válidamente solicitadas, decretadas e incorporadas al proceso/PRUEBAS - Aducción al proceso - Para la apreciación de una sentencia judicial se requiere que la misma haya sido válidamente, solicitada, decretada y aportada al proceso/PRUEBAS DE OFICIO – No proceden cuando la corte actúa como tribunal de casación. «El error de hecho o de derecho en la casación laboral, de acuerdo con el artículo 87 numeral 1 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, se origina en la apreciación equivocada o en la falta de apreciación “de determinada prueba”. Las pruebas que originan el error de hecho, según el artículo 7º de la Ley 16 de 1969, son la confesión judicial, la inspección judicial o el documento auténtico, aunque por extensión la Corte ha permitido el examen de medios distintos de los citados cuando previamente se ha demostrado un manifiesto yerro fáctico sobre los mismos. Cuando se habla de prueba se alude, naturalmente, a un medio de convicción que, en principio, debe ser solicitado como tal por la parte interesada y decretado así por el juez, o decretado por éste de conformidad con sus facultades oficiosas. En ambos casos, el elemento que se pretenda valer como prueba debe estar debidamente decretado e incorporado al expediente. Una sentencia proferida por la jurisdicción de lo contencioso administrativo en un proceso de nulidad y restablecimiento del derecho procura, como su nombre lo indica, la nulidad de un acto administrativo y correlativamente que la parte afectada con ese acto y favorecida con la nulidad, sea resarcida de acuerdo con el ordenamiento jurídico. Por ello, sus efectos, por regla general, son interpartes y como tal, en caso de que se pretenda hacer valer en otra causa judicial, debe ser allegada con las formalidades de ley, es decir, que haya sido decretada como prueba y aparezca incorporada dentro del correspondiente expediente, bien como ya se dijo, por iniciativa de parte interesada o por decisión oficiosa del juzgador. En el asunto bajo examen, a folio 532 del expediente se encuentra un memorial suscrito por el apoderado del actor en el que informa a la Sala de Decisión del ad quem que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca negó las peticiones de la Previsora S. A. en la acción de nulidad y restablecimiento del derecho que pretendía la nulidad de la Resolución 2785 del 27 de diciembre de 2000, manifestando además que adjuntaba copia de la providencia. No obstante, lo cierto es que dicha copia no reposa en los cuadernos de instancia y su texto en copia simple aparece allegada con la demanda 117 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL extraordinaria, sin que de otro lado se pueda determinar si el Tribunal la decretó como prueba, pues tampoco figura la correspondiente decisión judicial en ese sentido. Tan cierta es su no presencia en el expediente, que la propia parte recurrente así lo afirma en la demanda extraordinaria, pues expresó que la citada decisión “extrañamente no aparece en el expediente, por lo cual, con esta demanda me permito anexarla de nuevo” y que “El Tribunal de Descongestión por obvias razones no apreció la sentencia….”. En las condiciones anotadas, si la aludida providencia no aparecía en el plenario, resulta evidente que no pudo ser fuente de los desatinos fácticos endilgados al Tribunal, ni tampoco podía ser denunciada como prueba, pues ya quedó visto que cuando las normas reguladoras del recurso de casación laboral hacen referencia a las pruebas como causa de los errores de hecho y de derecho, se está refiriendo sin duda a aquellas que cumplieron todos los requisitos legales para su aducción al proceso. Con lo acotado es suficiente para desestimar el recurso. Sin embargo, debe recordarse que la Corte, en tanto actúa como Tribunal de Casación, no puede decretar pruebas de oficio, pues de conformidad con el artículo 99 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad, sólo podrá dictar auto para mejor proveer cuando hallare justificada las causales alegadas en casación y asuma la función de Tribunal de Instancia, que no es lo que ocurre en el presente asunto. Por tanto, la situación acontecida con la ausencia de la referida providencia y su consideración como prueba, debió ser ventilada ante el juzgador de segundo grado, no siendo el recurso extraordinario de casación el remedio procesal para su solución». 118 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 33772 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 17/06/2009 Gustavo José Gnecco Mendoza Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín Jorge Correa del Valle Instituto de Seguros Sociales TRABAJADOR OFICIAL, CONVENCIÓN COLECTIVA – Beneficios para quienes no pertenecen a la planta de personal de la empresa Interpretación y aplicación de la cláusula 3 de la convención suscrita con el ISS – Inaplicabilidad de las disposiciones que excluyen a trabajadores que sin estar vinculados como trabajadores oficiales, luego se les reconoce tal carácter/REINTEGRO – La inexistencia del cargo al cual se ordena el reintegro no es razón jurídica que lo impida/CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE TRABAJO – La declaración judicial de la relación laboral lleva ínsita la concerniente al vínculo legal que debe ostentar la persona, vale decir, trabajador particular, trabajador oficial o empleado público – Su declaración judicial no depende de que los servicios prestados estén previstos como actividades de un cargo de planta/CONVENCIÓN COLECTIVA – Beneficiarios - Acuerdo según el cual, al suscribir la convención, el sindicato reunía más de la tercera parte de los trabajadores de la entidad, y , por tanto, bastaba demostrar la calidad de trabajador oficial para acceder a sus beneficios. «La inconformidad de la censura se concreta esencialmente en que en este asunto no era aplicable la convención colectiva de trabajo, porque en ese convenio no se pactó su extensión a trabajadores no sindicalizados y, además, se acordó que sólo beneficiaría a quienes estuvieran vinculados a la planta de personal de trabajadores oficiales del Seguro Social y que la condición de sindicato mayoritario a que allí se alude no permitía llegar a la conclusión que obtuvo el Tribunal. 1.- Atendiendo el orden de importancia de los aspectos discutidos en el ataque, es pertinente iniciar con el atinente a la supuesta restricción de los beneficios convencionales para quienes no estuvieren incluidos en la planta de personal de trabajadores del demandado. Es cierto, sin duda, que en el artículo 3º de la Convención Colectiva de Trabajo se estipuló que de ella se beneficiarían los trabajadores oficiales vinculados a la planta de personal del Instituto de Seguros Sociales, pero a esa expresión no es dable atribuirle los efectos restrictivos que le otorga el instituto recurrente, pues para la Corte, lo que razonablemente entendido surge de esa disposición es su aplicación a los trabajadores oficiales de la entidad, bajo el entendido de que todos ellos deben formar parte de su planta de personal, que es lo que obviamente se corresponde con las disposiciones legales sobre la materia, ya que no se exhibe lógico que una entidad del Estado pueda tener trabajadores vinculados mediante contrato de trabajo que no se hallen en su planta de personal. Así las cosas, tal como lo ha expresado la Corte en asuntos en que ha tenido oportunidad de estudiar 119 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL argumentos similares a los que ahora ocupan su atención, a la luz de lo que dispone el artículo convencional en comento, basta que un trabajador demuestre que ostentó la calidad de trabajador oficial para que le sea aplicable la convención colectiva de trabajo, así no se encontrara formalmente en la planta de personal del instituto, pero esa condición de trabajador subordinado le haya sido reconocida a través de un fallo judicial. Se reitera que la inclusión de un trabajador en la planta de personal es cuestión ajena a su voluntad y no puede ser excusa para desconocerle los derechos laborales que le corresponden si estuvo vinculado por una relación laboral. En ese sentido se pronunció esta Sala de la Corte, entre otras, en la sentencia proferida el 13 de septiembre de 2006, radicado 26539, en la que se expresó lo que a continuación se trascribe: “Con todo, cumple advertir que esta Sala de la Corte ha precisado en asuntos seguidos contra la misma entidad demanda, que la inexistencia del cargo al cual se ordena el reintegro de un trabajador oficial en la planta de personal no es razón jurídica que impida la aplicación de las normas convencionales a ese servidor y, precisa ahora, tampoco el cabal cumplimiento de ese reintegro, pues el derecho a la estabilidad laboral de un trabajador no puede verse afectado por las disposiciones internas de la entidad que ha terminado su contrato de trabajo de manera ilegal, aparte de que no existe ningún obstáculo legal para que la plantilla de personal sea ajustada para cumplir con una orden judicial. Y en el caso que nos ocupa, si el cargo del demandante no fue incluido en la plantilla de los trabajadores oficiales del instituto llamado a juicio, es cuestión que no le puede ser a aquel imputable, pues obedeció a la ilegal decisión de esa entidad de no considerarlo como uno de sus trabajadores pese a que, en realidad, como se estableció en el proceso, la prestación personal de sus servicios estuvo regida por un verdadero contrato de trabajo”. En todo caso, importa precisar que no tendría efectos la disposición convencional en la que el empleador oficial, que se obliga voluntariamente a extender sus efectos a todos los trabajadores a su servicio, pactara anticipadamente la exclusión de quienes, sin estar formalmente vinculados como trabajadores oficiales, en virtud de un discutible sistema de contratación de la entidad distinto al laboral, posteriormente se les reconoce ese carácter. Con mayor razón, cabe añadir, cuando la cláusula de marras establece que también serán beneficiarios los trabajadores “…que por futuras modificaciones de estas normas asuman tal categoría” (la de trabajadores oficiales). En las condiciones anotadas, no tiene ninguna implicación en este asunto que en la convención colectiva de trabajo referida se haya anotado que se benefician de la misma los trabajadores oficiales vinculados a la planta de personal del Instituto de Seguros Sociales, porque una vez establecida la relación laboral y el consiguiente carácter de trabajador oficial de la actora, se consolidó a su favor la prerrogativa de exigir el reconocimiento, pago o cumplimiento de las garantías o beneficios previstos por la ley para este sector de servidores del Estado y, naturalmente, la aplicación de la convención colectiva en el supuesto de que se extendiera a terceros no sindicalizados, pues en tal evento es por mandamiento legal y no por disposición de la convención, que se beneficia de ella. Al respecto, es pertinente indicar que la declaración judicial de la existencia de una relación laboral lleva ínsita la concerniente al vínculo legal que en verdad debe ostentar la persona al servicio de la entidad empleadora, vale decir, si es trabajador particular o del Estado y, en este segundo caso, su condición de trabajador oficial o empleado público, lo cual igualmente determina implícitamente la existencia de las garantías y derechos de los cuales es o fue beneficiario. Lo anterior, por cuanto que declarado el vínculo laboral de un trabajador surge para éste automáticamente el derecho a beneficiarse de las prerrogativas legales y aun de las extralegales, si fuere el caso, previstas a favor de las personas que tenían reconocida esa calidad por el ente beneficiario de sus servicios. Es claro que el constituyente de 1991 quiso garantizar a los trabajadores el derecho a 120 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA beneficiarse de las prerrogativas de las cuales son verdaderamente acreedores y, entre otras razones, por ello otorgó el carácter de constitucional al principio de primacía de la realidad, por razón del cual la declaración que se haga de la existencia de una verdadera relación laboral no tiene un mero carácter declarativo sino que su finalidad es objetivamente resarcitoria, y, de ser posible, también restaurativa, habida consideración de que la cabal utilización de ese principio propende porque los trabajadores afectados por un sistema de contratación que no se aviene a las condiciones en que son o fueron prestados los servicios personales subordinados reciban las prebendas y garantías laborales de las que son beneficiarios por ministerio de la ley y, naturalmente, las que puedan derivar de la contratación colectiva, si es del caso. En este sentido, corresponde señalar que la determinación judicial de la existencia de una relación laboral subordinada, en aplicación del citado principio constitucional de la primacía de la realidad, no depende de que los servicios ejecutados por quien fue vinculado por un aparente contrato de prestación de servicios u otro de naturaleza distinta, con el que se quiso soslayar la celebración de un contrato laboral, estén previstos como actividades propias de un cargo establecido en la planta de personal de la entidad. Lo anterior es así porque no es el trabajador quien debe asumir las consecuencias de la imprevisión o el ilegal manejo de las relaciones laborales, en contra de las leyes sociales, que se presenten en el interior de las entidades del Estado, dado que, se insiste, ante el hecho cierto del surgimiento de una relación de trabajo, nace para ese trabajador subordinado el derecho a beneficiarse del régimen laboral aplicable a la calidad que tenga de trabajador oficial o empleado público, por virtud del principio señalado y el de la igualdad que rige nuestro ordenamiento constitucional y legal. 2.- Sentado lo anterior, se advierte que no aparece que el juzgador de segundo grado se haya equivocado al concluir que el demandante era beneficiario de la convención colectiva de trabajo que regía en el Seguro Social para el período 2001 a 2004, pues es lo que en principio se desprende del artículo 3º de ese acuerdo colectivo, lo que descarta un yerro manifiesto de hecho en su conclusión, así, en gracia de discusión, se admitiera que la norma pudiera dar lugar a entendimientos distintos, como el sugerido por la censura. En efecto, los alcances dados a la disposición convencional aludida están precedidos de un entendimiento razonable pues en ella se prevé que serán beneficiarios de la convención los trabajadores oficiales que sean afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores o de la Seguridad Social, o que sin serlo no renuncien expresamente a los beneficios de esta convención, lo que permite entender que las partes estuvieron de acuerdo en que esa organización reunía como afiliados a más de una tercera parte de los trabajadores de la entidad, máxime que se remitieron expresamente al contenido de los artículos 37 y 38 del Decreto 2351 de 1965, que regulan lo concerniente a la extensión de la convención colectiva a terceros cuando el sindicato tenga un número de afiliados que exceda la tercera parte de los trabajadores de la empresa. Esa inferencia se corrobora con la manifestación del Seguro Social en cuanto reconoce a la organización sindical firmante el carácter de sindicato mayoritario, lo que, entendido en el marco de lo acordado en la cláusula convencional mencionada, deja ver claramente que se refiere a que el sindicato reúne un número de trabajadores afiliados superior a la tercera parte del total de los trabajadores de la entidad. La cláusula en referencia fue concebida por las partes en los siguientes términos: “ARTÍCULO 3. CONVENCIÓN BENEFICIARIOS DE LA “Serán beneficiarios de la presente convención colectiva de trabajo los trabajadores oficiales vinculados a la planta de personal del Instituto de Seguros Sociales, de acuerdo con lo establecido en las 121 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL normas legales vigentes y los que por futuras modificaciones de estas normas asuman tal categoría, que sean afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Seguridad Social, o que sin serlo no renuncien expresamente a los beneficios de esta convención, según lo previsto en los artículos 37, 38 y subsiguientes del Decreto Ley 2351 de 1965 (Código Sustantivo del Trabajo). Para efecto de la aplicación de lo establecido en el presente artículo, el ISS reconoce su representación mayoritaria (Las negrillas y el subrayado son de la Sala). “Igualmente, serán beneficiarios de la presente Convención Colectiva de Trabajo los Trabajadores Oficiales vinculados a la planta de personal del Instituto de los Seguros Sociales, afiliados a: SINTRAISS, ASMEDAS, ANDEC, ANEC, ASTECO, ASOCOLQUIFAR, ACODIN, ASINCOLTRAS, ASBAS, ASDOAS, ACITEQ. “Para el caso de los médicos que laboran en el Instituto y que adquirieron la calidad de empleados públicos en razón del Decreto 416 de 1997 serán beneficiarios al tenor del Decreto 604 de 1997 “En el caso del personal de Trabajadores Oficiales al servicio del Instituto representados por SINTRASEGURIDAD SOCIAL, la organización gremial que pretenda su representación, deberá acreditar el 75% o más de afiliados dentro del ISS de conformidad con la Ley.” Así las cosas, si se admitió la calidad de sindicato mayoritario, se hizo pensando en la posibilidad de extender el convenio a terceros, en los términos de los artículos 37 y 38 del Decreto 2351 de 1965. Por lo tanto, en esas condiciones, bastaba demostrar la calidad de trabajador oficial para beneficiarse de la convención colectiva de trabajo. 3.- Sostiene el recurrente que en el artículo 37 de la Convención Colectiva de Trabajo se reconoció la existencia de un número considerable de contratos administrativos; que había personas vinculadas al instituto enjuiciado mediante contratación civil y que la administración y los trabajadores aunarían esfuerzos para definir las plantas de personal apropiadas, lo que, en su sentir, implica el reconocimiento de que las personas contratadas en esas condiciones no integraban la planta de personal y no se les aplicaba la convención colectiva de trabajo. En respuesta a ese argumento, debe la Corte anotar que si las partes actuaron de buena fe al suscribir el convenio colectivo, es dable entender que partieron del supuesto de que los contratos civiles y administrativos a los que se aludió en el artículo de marras se pactaron de acuerdo con la ley y no para esconder verdaderas relaciones laborales. Por ello, la situación del actor no puede enmarcarse dentro de los contratos a los que allí se alude, pues se demostró que en realidad tuvo una relación laboral, regida por un contrato de trabajo, y no una de otra naturaleza, civil o administrativa. Por manera que aun de admitirse que quienes, realmente y no sólo en apariencia, suscribieron contratos administrativos con el Seguro Social no forman parte de su planta de personal, tal conclusión no afecta al demandante, por haber estado atado con un contrato de trabajo». 122 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35722 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 17/06/2009 Isaura Vargas Díaz Sentencia Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia Gloria Elena Montoya Ocampo y Otro Municipio de Remedios PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De servidor público municipal no afiliado de manera oportuna al sistema y fallecido después de su entrada en vigencia – Requisitos y beneficiarios – Cómputo de semanas cotizadas antes de la entrada en vigencia del sistema/AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE PENSIONES – Efectos para el empleador por no hacerlo de manera oportuna/APLICACIÓN DE LA LEY – Vigencia del sistema general de pensiones para servidores públicos territoriales/PRINCIPIO DE COSA JUZGADA – Concepto y requisitos – Cuando la decisión se funda en falta de jurisdicción no es dable afirmar que exista cosa juzgada material/EXCEPCIONES – Falta de jurisdicción, finalidad y efectos/PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – No convivencia con el cónyuge bajo el mismo techo por razones de seguridad/PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES – Suspensión cuando el beneficiario de la pensión es menor de edad. «El meollo del asunto gravita en elucidar si las actoras tienen derecho a que el Municipio de Remedios les reconozca y pague la pensión de sobrevivientes, a la luz de lo contemplado en el artículo 46 de la Ley 100 de 1993, toda vez que el empleador no afilió al causante al sistema general de pensional, a partir del 30 de junio de 1995, como era su obligación. Quedó dicho cuando se hizo el itinerario procesal que el argumento central del juez de alzada para revocar la condena dispuesta por el juzgador Aquo estribó, en esencia, en que “entre el 30 de junio de 1995 y el 6 de septiembre de 1995, solo transcurren aproximadamente 11 semanas, por lo que no se cumplen los requisitos exigidos por el artículo 46 de la Ley 100 de 1993, vigente para la época del fallecimiento del causante, que creó este derecho pensional también para los servidores públicos, y que exige 26 semanas pero a partir de la fecha de su entrada en vigencia, pues es una prestación nueva. Tampoco cumplió con el requisito del literal b), pues estaba trabajando y la responsabilidad del Municipio, es en términos y requisitos de la misma Ley 100 de 1993” (folios 188, 189 y 191, cuaderno 1). Sea lo primero advertir que ha sido posición pacífica de la Corte Suprema de Justicia que el incumplimiento de la obligación del empleador de afiliar a sus trabajadores al sistema general de pensiones no siempre conlleva a que aquél asuma las prestaciones propias de la ley de seguridad social, dado que existirán algunos eventos en los que dicha omisión no genere perjuicio alguno; pero sí, por el contrario, produce algún daño debe repararlo, por ejemplo, reconociendo y pagando la respectiva prestación que el sistema hubiese otorgado. Pues bien, el artículo 46 de la Ley 100 de 1993, en su texto original, establecía: 123 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL “PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES ARTICULO 46. Requisitos para obtener la Pensión de Sobrevivientes. Tendrán derecho a la pensión de sobrevivientes: 1. Los miembros del grupo familiar del pensionado por vejez, o invalidez por riesgo común, que fallezca, y 2. Los miembros del grupo familiar del afiliado que fallezca, siempre que éste hubiere cumplido alguno de los siguientes requisitos: a) Que el afiliado se encuentre cotizando al sistema y hubiere cotizado por lo menos veintiséis (26) semanas al momento de la muerte; b) Que habiendo dejado de cotizar al sistema, hubiere efectuado aportes durante por lo menos 26 semanas del año inmediatamente anterior al momento en que se produzca la muerte. PARÁGRAFO. Para efectos semanas a que se refiere el tendrá en cuenta lo dispuesto artículo 33 de la presente del cómputo de las presente artículo se en los parágrafos del Ley. (subrayado y resaltado fuera de texto). Por su parte el parágrafo del artículo 33 ibídem estatuía: PARÁGRAFO 1. Para efectos del cómputo de las semanas a que se refiere el presente artículo, y en concordancia con lo establecido en el literal f) del artículo 13 se tendrán en cuenta: (…) b) El tiempo de servicio como servidores públicos remunerados; (…) En los casos previstos en los literales c) y d), el cómputo será procedente siempre y cuando el empleador o la caja, según el caso, trasladen, con base en el cálculo actuarial, la suma correspondiente del trabajador que se afilie, a satisfacción de la entidad administradora”(subrayas fuera del texto). El literal f) del artículo 13 de la Ley 100 de 1993 dice: ARTICULO 13. Características del Sistema General de Pensiones. El Sistema General de Pensiones tendrá las siguientes características: (…) f) Para el reconocimiento de las pensiones y prestaciones contempladas en los dos regímenes, se tendrá en cuenta la suma de las semanas cotizadas con anterioridad a la vigencia de la presente Ley, al Instituto de Seguros Sociales o a cualquier caja, fondo o entidad del sector público o privado, o el tiempo de servicio como servidores públicos, cualquiera sea el número de semanas cotizadas o el tiempo de servicio; (resalta a Sala). Y el parágrafo del artículo 151 de la Ley 100 de 1993 dispuso: ARTICULO 151. Vigencia del Sistema General de Pensiones. (…)PARAGRAFO. El Sistema General de Pensiones para los servidores públicos del nivel departamental, municipal y distrital, entrara a regir a más tardar el 30 de junio de 1995, en la fecha que así lo determine la respectiva autoridad gubernamental”. Analizadas en forma concordadas las disposiciones en precedencia, en sentir de la Corporación el Tribunal incurrió en los desaguisados que la censura le enrostra ya que para el cómputo de las semanas mínimas de cotización que exige el artículo 46 de la Ley 100 de 1993 para acceder a la pensión de sobrevivientes, es dable tener presente el periodo laborado como servidor público remunerado con anterioridad a la vigencia de dicho estatuto, el cual se convalida con el traslado que efectué el empleador a la entidad prestacional del cálculo actuarial respectivo, sin importar el tiempo prestado. Entender los preceptos bajo estudio de manera diferente, restringiendo su alcance, es tanto como pensar que las diversas prestaciones de la seguridad social en pensiones únicamente se causan con las cotizaciones efectuadas con posterioridad a la entrada en vigor de la Ley 100 de 1993, cuando es insoslayable que el legislador creó figuras tales como los bonos pensiones cuyo fin primordial no es otro que el de constituir “aportes destinados a contribuir a la conformación del capital necesario para financiar 124 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA las pensiones de los afiliados al sistema general de pensiones”; precisamente, entre otras razones, para no desconocer el lapso laborado o cotizado antes de entrar a regir la susodicha normatividad y permitir la accesibilidad al sistema general de seguridad social. Descendiendo al asunto sometido a escrutinio se observa palmariamente que si el municipio demandado hubiere afiliado al causante a más tardar el 30 de junio de 1995, se itera, cumpliendo así con la obligación legal (artículo 151 ibídem), el sistema general de pensiones era el encargado de asumir la pensión de sobrevivientes, en la medida en que para efectos del cómputo de las semanas de cotización tendría en consideración, a más de lo eventualmente aportado entre el 30 de junio y el 6 de septiembre de 1995, el tiempo laborado como servidor público, esto es entre 1988 y 29 de junio de 1995, suficientes para consolidar y financiar tal prestación. De modo que, para este caso, la omisión de afiliar al actor al sistema de pensiones impidió a las demandantes acceder a las prestaciones a cargo éste, por lo que el responsable de la dicha pensión es el empleador, en los precisos términos de que trata el artículo 46 de la Ley 100 de 1993». «Conviene al estudio del caso recordar que la fuerza de la cosa juzgada -denominada también "res iudicata"-- se predica por el artículo 332 del Código de Procedimiento Civil, aplicable a los juicios del trabajo por virtud de la remisión a que se refiere el articulo 145 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, de las sentencias ejecutoriadas proferidas en procesos contenciosos, cuando quiera que el nuevo proceso versa sobre el mismo objeto, se funda en la misma causa que aquél donde se profirió la sentencia, y entre ambos exista identidad jurídica de partes. Razones de orden mayor imponen la necesidad de evitar ventilar nuevamente un mismo litigio cuando sobre el mismo ya se ha asentado, de manera definitiva, el pensamiento del juzgador natural. Tal aserto es el que permite adquirir a la sentencia la característica de "definitiva", preservando el principio de "seguridad jurídica", factor indiscutiblemente pacificador de la sociedad civil. Pero, para que la cosa juzgada adquiera la fuerza que persigue la ley, no basta que solamente una o dos de las identidades antedichas se reflejen en el nuevo proceso; como tampoco, para negarla, que por la simple apariencia se desdibujen los elementos que la conforman, esto es, el objeto del proceso, la causa en que se funda y los sujetos entre quienes se traba la disputa. Por eso, para que se estructure la cosa juzgada, de una parte, deben concurrir, necesariamente y en esencia -como se asentó en la sentencia de la Corte de 28 de agosto de 2004 (Radicación 23.289), las tres igualdades anotadas, y, de otra, deben aparecer identificados claramente los elementos que las comportan. En el sub judice, aflora cristalinamente que en el primer proceso iniciado por las demandantes el Tribunal de Antioquia dispuso absolver al municipio de Remedios, por cuanto en el trámite procesal no se demostró que el causante tuvo la calidad de trabajador oficial y, por ello, estimó, en esencia, que las prestaciones impetradas “se originaron en la relación laboral, de carácter legal y reglamentario que sostuvo el causante con el Municipio de Remedios, como empleado público y además, no se demostró que hubiese estado afiliado al Sistema de Seguridad Social Integral”. Asimismo, advirtió que “a la parte actora le queda abierta la posibilidad de acudir ante la Jurisdicción de la Contencioso Administrativo a proponer allí el litigio”. Promovido nuevamente el proceso ante el juez administrativo, durante su trámite se generó colisión negativa de jurisdicción entre la ordinaria laboral y la contenciosa administrativa, la cual fue dirimida por el Consejo Superior de la Judicatura, atribuyéndola a la ordinaria. El Tribunal al resolver el primer asunto no falló de fondo, pues consideró que no tenía jurisdicción ya que el causante fue empleado público. Y si bien en la parte resolutiva dispuso absolver al municipio de Remedios lo hizo en relación a que las actoras 125 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL no acreditaron que el de cuyus se desempeñó en actividades relacionadas con la construcción y sostenimiento de obras públicas. No hay que olvidar lo que antaño ha sostenido la jurisprudencia y doctrina en cuanto a que la excepción de falta de jurisdicción, “le permite al demandado desvirtuar la selección del juez de conocimiento que el demandante realizó a la presentación de su causa, alegando factores aparentemente objetivos y claros derivados de las especificaciones constitucionales y legales correspondientes, para fundar su discrepancia. El propósito de esta excepción, es la de evitar que un juez a quien no corresponde en principio el conocimiento de una causa, decida un proceso que no es de su competencia, en virtud de un ejercicio equivocado de la acción por parte del demandante”, máxime en materia laboral cuando está en discusión la calidad de trabajador oficial o empleado público, toda vez que la primera es de conocimiento de la jurisdicción ordinaria, en tanto, la segunda de lo contencioso administrativo. En este orden de ideas, cuando un juez encuentra no tener competencia para avocar un asunto por falta de jurisdicción, no es dable afirmar que la causa petendi y las pretensiones fueron debatidas y probadas en juicio, luego la resolución no puede ser considerada de fondo y por tanto un acto de verdadera justicia material. No permitir que los demandantes puedan promover una nueva acción, ante la autoridad que sí la tiene, conllevaría, rigurosamente a atentar contra el derecho al debido proceso y el acceso a la administración de la justicia que entraña la viabilidad de que cualquiera persona invoque ante los jueces competentes la declaratoria, efectividad, amparo o restablecimiento de los derechos emanados de la Constitución Política y la ley. De manera que en estrictez no es posible aseverar, en el asunto bajo examen, la existencia de cosa juzgada. (…) Analizadas las declaraciones de terceros, observa la Sala que son contestes en afirmar: (i) que Jairo León Barrientos Marulanda y Gloria Elena Montoya Ocampo convivieron por espacio de más de seis (6) años; (ii) que Jairo León Barrientos Marulanda, dado su estado de salud, de manera constante agredía física, verbal y psicológicamente a su compañera Gloria Elena Montoya Ocampo; (iii) que ante dicho maltrato ésta “le alquiló una piesa (sic)”, cerca de donde residía, unos meses antes del fallecimiento, pero siempre se encargó de su cuidado personal o lo que es lo mismo la ayuda y protección persistieron de acuerdo a las circunstancias particulares de personalidad del compañero; y (iv) que al momento de morir se encontraba internado en una clínica. Surge así, en forma objetiva, que el comportamiento de Jairo León no era el propio de una persona normal, pues todos los testigos dan fe del frecuente maltrato hacía su compañera. Así las cosas, para la Sala el juez a-quo no se equivocó al concluir de la prueba testimonial que “el hecho de que se hubiera teniendo que acudir a alquilar una pieza para que viviera JAIRO LEÓN, este hecho se hizo en aras de proteger la seguridad de los miembros de la familia ante las crisis metales sufridas por JAIRO LEÓN con las que su estado de ánimo se volvía agresivo y peligros. Este aislamiento transitorio de su núcleo familiar no puede apreciar(sic)como una ruptura del sentimiento afectivo que existía entre él y su compañera permanente, pues se desprende de la prueba que el aislamiento fue por voluntad de GLORIA ELENA, como se dijo, en aras de proteger a la prole y protegerse ella, tan es así, que el arreglo de la ropa y la preparación de los alimentos para JAIRO LEÓN lo desempeñaba GLORIA ELENA. Afirmar que la situación de enfermedad que llevó a la ruptura transitoria del estado de convivencia entre JAIRO LEÓN y GLORIA ELENA seria un desafuero, por el contrario, hay que tomarla como un acierto por parte de GLORIA ELENA, situación que jamás destruyó el vínculo afectivo que los unía” (folio 166, cuaderno 1). (…) 126 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA En lo que corresponde a la prescripción de las mesadas pensionales se tiene que en relación a ERIKA VANESSA BARRIENTOS operó la suspensión del fenómeno prescriptivo, por el mero hecho de ser ésta menor de edad y no poder ejercitar sus derechos ante la justicia, sino al momento de ser capaz, esto es, al llegar a la mayoría de edad o al de ser ejercido el derecho de acción correspondiente por el representante legal de la menor. Lo precedente con fundamento en los artículos 2541 y 2530 del Código Civil, aplicable al juicio laboral por permitirlo el artículo 145 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, los cuales estatuyen la suspensión de la prescripción en favor de los menores. Entonces, la prescripción en el sub lite no puede correr mientras no se haya llegado a la mayoría de edad, porque tanto procesal como sustancialmente el eventual derecho discutido en el juicio no hace parte del haber patrimonial del representante legal del incapaz, sino de su representado. Así lo sostuvo esta Corporación, entre otras, en las sentencias de 6 de septiembre de 1996, radicación 7565 y 11 de diciembre de 1998, radicación 11349, al razonar: “La suspensión y la interrupción de la prescripción son dos fenómenos jurídicos distintos, pero como la ley laboral no regula la figura de la suspensión, cabe aplicar, por remisión, las normas del Código Civil sobre el particular, como se indicó en sentencia del 6 de septiembre de 1996, expediente 7565, que se adoptó por mayoría. “La ley laboral establece una prescripción que, frente a la prevista en otras legislaciones, puede considerarse de corto tiempo, que procura la reclamación rápida consecuente con la necesidad de definir ágilmente las controversias surgidas de una relación de trabajo. Sin embargo, esta proyección cede en ciertas situaciones especiales en las que el Estado debe especial protección a determinadas personas, entre las cuales están los menores de edad, para quienes no corre el término extintivo de la prescripción , mientras estén en imposibilidad de actuar. Vale decir, que deja de operar en el momento en que alcanzan la mayoría de edad, o cuando su representante ejerce en su nombre el derecho de acción y en desarrollo del mismo presenta la demanda. “Si la norma transcrita extiende el beneficio de la suspensión de la prescripción a los menores, los dementes y los sordomudos, y expresamente se refiere a quienes cuentan con representación legal (patria potestad y guarda), es claro que la suspensión opera sin consideración a que exista o no tal representación, por lo que debe entenderse que el modificado artículo 2530 del C.C. contiene un beneficio para determinadas personas, a quienes la ley protege sin importar que el sujeto cuenta o no con un representante legal eficiente o ineficiente, por lo que el error en que aquél incurra no puede afectar la situación jurídica del representado”». 127 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 34554 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 17//06/2009 Camilo Tarquino Gallego Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá Sindicato Nacional de Servicios Públicos del Sistema de Seguridad Social Integral - Sintrasssi Cajanal S.A. EPS En Liquidación CUOTAS SINDICALES – Responsabilidad del empleador cuando no realiza el descuento. «La controversia se circunscribe a determinar si, con fundamento en el artículo 400 del Código Sustantivo del Trabajo, subrogado por el artículo 23 del Decreto 2351 de 1965, el empleador está en la obligación de asumir el pago de las cuotas sindicales, cuando éste no ha hecho el descuento por nómina a los trabajadores afiliados al sindicato existente o beneficiarios de la convención colectiva de trabajo. La norma que denuncia el recurrente como equivocadamente interpretada por el Tribunal, dispone textualmente lo siguiente: Artículo 400, subrogado. D.L. 2351/65, art. 23. Retención de cuotas sindicales. “ 1. Toda asociación sindical de trabajadores tiene derecho a solicitar, que los patronos respectivos deduzcan de los salarios de los trabajadores afiliados y pongan a la disposición del sindicato el valor de las cuotas ordinarias o extraordinarias con que aquéllos deben contribuir. La retención de las cuotas extraordinarias requiere copia autenticada del acta de la asamblea sindical en que fueron aprobadas. Para la retención de las cuotas ordinarias bastará que el secretario y el fiscal del sindicato comuniquen certificadamente al patrono su valor y la nómina de sus afiliados. “2. Cesará la retención de cuotas sindicales a un trabajador a partir del momento en que aquél, o el sindicato, comunique por escrito al patrono el hecho de la renuncia o expulsión; quedando a salvo el derecho del sindicato en caso de información falsa del trabajador. “3. Modificado. L. 584/2000, art. 11. Previa comunicación escrita y firmada por el presidente, el fiscal y el tesorero de la federación, confederación o central sindical, el empleador deberá retener y entregar las cuotas federales y confederales que el sindicato esté obligado a pagar a esos organismos de segundo y tercer grado a los cuales está afiliado. Para tal efecto se deberán adjuntar los estatutos y constancia de afiliación del sindicato emitida por la respectiva federación, confederación o central sindical”. Acorde con el texto de la disposición antes transcrita, cabe afirmar que el legislador consagró el derecho a las asociaciones sindicales de solicitar a los empleadores, que del salario de sus trabajadores afiliados dedujeran y pusieran a disposición de tales sindicatos, el valor de las cuotas sindicales ordinarias y extraordinarias; sin embargo no previó consecuencia alguna a título de sanción a los empleadores que se sustrajeran de tal obligación, y menos aún, la que reclama el impugnante, esto es, la de responder por las sumas dinerarias que representan el monto de las cuotas dejadas de retener, porque valga asentar, la obligación de pagarlas corresponde a los trabajadores sindicalizados pero no a la empresa. 128 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA En efecto, de conformidad con el principio de legalidad que impera en nuestro ordenamiento jurídico, y en aplicación del aforismo latino “NULLA POENA SINE LEGE”, no es posible derivar responsabilidad del empleador frente a su incumplimiento legal de abstenerse de retener el valor de las cuotas sindicales en la forma sugerida por el sindicato actor, es decir, que sufrague con su propio patrimonio las sumas dinerarias que no descontó, porque, se repite, no hay precepto legal que así lo establezca. Aun cuando la omisión del empleador en el descuento de las cuotas sindicales, puede constituir un atentado al derecho de asociación, en la medida en que su desacato podría causar eventuales traumatismos de tipo económico para el desarrollo de las actividades propias de la organización, esa circunstancia no impone necesariamente el traslado al empleador de lo dejado de cobrar a los trabajadores asociados, siendo éstos los deudores. Obviamente que en esta clase de eventos bien pueden operar las consecuencias de tipo administrativo que pudieran desplegar las autoridades encargadas de la inspección, vigilancia y control de las normas laborales, y que ejerce el Ministerio de la Protección Social, de conformidad con el artículo 486 del C.S.T., subrogado por el artículo 41 del Decreto 2351/65 en concordancia con los artículos 20 de la Ley 584 de 2000 y 97 de la Ley 50 de 1990. Al efecto, es pertinente rememorar lo que precisó la Corte en sentencia del 19 de julio de 2005, radicación 24216, en un asunto donde también se pretendía extender la obligación al empleador de pagar las cuotas sindicales no descontadas a los trabajadores, donde se dijo: “Por lo demás, dos fueron fundamentalmente las consideraciones de la sentencia acusada. La primera de ellas atinente a que la empleadora no es la obligada al pago de las cuotas sindicales que se reclaman y, la segunda, a la falta de prueba de que el personal no afiliado al sindicato se beneficiara de los convenios colectivos, para descontarles las cuotas sindicales. Con todo, corresponde advertir que de conformidad con el artículo 39 del Decreto 2351 de 1965, subrogado por el 68 de la Ley 50 de 1990, la obligación de pagar los aportes con destino al sindicato, es de los trabajadores y no de los empleadores. Dice la citada norma: “Cuota por beneficio convencional. Los trabajadores no sindicalizados, por el hecho de beneficiarse de la convención colectiva, deberán pagar al sindicato, durante su vigencia, una suma igual a la cuota ordinaria con que contribuyen los afiliados al sindicato”. “Del texto trascrito, es pertinente inferir que los trabajadores no afiliados a la organización sindical deben sufragar las cuotas ordinarias con destino al sindicato, cuando quiera que se beneficien de las disposiciones de la convención colectiva de trabajo. Pero lógicamente para hacer práctica la norma en mención, la organización sindical debe solicitar al empleador que efectúe los descuentos, de acuerdo a los beneficios que reciban. “En efecto, si conforme con el artículo 400 del C.S.T. subrogado por el 23 del Decreto 2351 de 1965, para la deducción de aportes sindicales de los trabajadores afiliados a la organización, se prevé como trámite mínimo la solicitud formulada al empleador, con mayor razón debe estimarse necesario dicho procedimiento en el caso de quienes no tienen esa calidad de afiliados al sindicato. Pero obviamente, se repite, que la obligación de pago de las cuotas ordinarias se impone a los trabajadores y no a los empleadores. “De esta forma, la conclusión del juzgador en este caso resulta atinada, en tanto estableció que correspondía a los trabajadores no sindicalizados, mas no a la empresa demandada, el pago de las cuotas sindicales”. (las subrayas y negrillas no son del texto). Así las cosas, el Tribunal, lejos de dar un alcance distinto al contenido de la norma sustantiva denunciada, lo que hizo fue una correcta hermenéutica frente al asunto debatido». 129 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL RADICACIÓN No. 36108 FECHA: 25/06/2009 PONENTE: Luis Javier Osorio López PROVIDENCIA: Sentencia DECISIÓN: No Casa PROCEDENCIA: Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín DEMANDANTE: Luz Marina Díaz Puerta DEMANDADO: Municipio de Bello ACLARACIÓN DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza SALVAMENTO DE VOTO: Eduardo López Villegas CONVENCIÓN COLECTIVA – Rige para los empleados de la administración vinculados mediante de contrato de trabajo y no para empleados públicos, así haya acuerdo municipal que disponga su extensión a todos los servidores del municipio/CONVENIOS INTERNACIONALES – Aplicación de los convenios 151 y 154 de la OIT/SINDICATO – Los de empleados públicos no pueden generar conflictos colectivos para negociar incrementos salariales o beneficios relativos a su situación laboral/PRESTACIONES SOCIALES – Corresponde al legislativo establecer el régimen prestacional de los servidores públicos de las entidades territoriales/INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del parágrafo del artículo 43 de la Ley 11 de 1986/BENEFICIOS EXTRALEGALES – Pérdida de vigencia de prerrogativas pensionales consagradas en disposiciones municipales o departamentales/APLICACIÓN DE LA LEY – Del artículo 146 de la Ley 100 de 1993/PRESTACIONES SOCIALES – Concepto Las pensiones de todo orden de los servidores oficiales ostentan tal calidad/ACTO ADMINISTRATIVO – Inaplicación cuando contraría el orden jurídico superior. «Dada la vía escogida para el ataque, debe ponerse de presente que no es objeto de controversia entre las partes, que la demandante viene trabajando para el ente accionado desde el 23 de agosto de 1976, en la Secretaría de Gobierno, en el cargo de Auxiliar Administrativo; que éste suscribió convenciones colectivas con su sindicato de trabajadores, y en la de 1975, se pactó una pensión con 20 años continuos o discontinuos de servicios con la edad que tuviese el trabajador al momento de cumplirlos; que según el artículo 14 del Acuerdo municipal 27 del 6 de diciembre de 1977, que la aprobó, tal benefició se hizo extensivo a todos los servidores del municipio de Bello, y que dicha cláusula se mantiene hasta el momento, dado que en las convenciones que posteriormente se firmaron, no se modificó expresa o tácitamente, y se dejó consignado que continuaría vigente todo lo dispuesto en las anteriores. (…) El artículo 467 del C.S. del T., al referirse a la convención colectiva de trabajo, dispone que ésta se celebra entre uno o varios patronos o asociaciones patronales, por una parte, y uno o varios sindicatos o federaciones sindicales de trabajadores, por otra, para fijar las condiciones que regirán los contratos de trabajo durante su vigencia. Como puede verse, dicha norma se refiere expresamente a contratos de trabajo, y es sabido que a la administración pública bajo esa modalidad, únicamente son vinculados los trabajadores oficiales, mas no los empleados 130 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA públicos, que tienen con ella una relación establecida por ley o por reglamentos, que no se pueden modificar sino por preceptos de la misma jerarquía. Reafirma lo anterior, el artículo 416 del mismo estatuto, al preceptuar, en la parte que interesa, que “Los sindicatos de empleados públicos no pueden presentar pliegos de peticiones ni celebrar convenciones colectivas, pero los sindicatos de los demás trabajadores oficiales tienen todas las atribuciones de otros sindicatos de trabajadores, y sus pliegos de peticiones se tramitarán en los mismos términos que los demás,….” (Resalta y subraya la Sala). Siendo ello así, obviamente los empleados públicos, tampoco podrían beneficiarse de dichos acuerdos colectivos, por extensión que en ellos se les haga. Valga decir, que dichas normas estaban vigentes, tanto para el momento en que se suscribió la convención colectiva de trabajo 1975-1977, que se invoca como fuente del derecho reclamado, como para aquél en que por Acuerdo municipal del 27 del 6 de diciembre de 1977, se dispuso que tal benefició se haría extensivo a todos los servidores del municipio de Bello. Así mismo, el artículo 55 de la actual Constitución, en que también se apoya el recurrente, establece que se garantizará el derecho a la negociación colectiva para regular las relaciones laborales, con las excepciones que señale la ley, siendo precisamente una de ellas, la consagrada en el artículo 416 citado. Ahora, en lo relacionado con los convenios 151 y 154 de la OIT, a que también se refiere la censura, esta Sala en sentencia del 5 de junio de 2001 radicación 16788, expresó: “(….) En este orden de ideas, es claro que los sindicatos de empleados públicos no tienen la posibilidad legal de generar un conflicto colectivo para entrar a discutir a través de un proceso de negociación colectiva incrementos salariales o cualesquiera otros beneficios relativos a la situación laboral de sus afiliados, toda vez que la fijación del régimen salarial y prestacional de éstos a nivel nacional se encuentra atribuida expresamente por la Constitución al Congreso de la República (ordinal e del numeral 19 del artículo 150) y al Presidente de la República en el evento del numeral 14 del artículo 189 ibídem; y, en el ámbito territorial, a las Asambleas Departamentales y a los Concejos Municipales (numeral 7 del artículo 300 y numeral 6 del artículo 313 de la Constitución), ora a los Gobernadores y Alcaldes en las precisas circunstancias previstas en los artículos 305 (numeral 7) y 315 (numeral 7) de la misma Carta. Lo anterior no se contrapone a los Convenios 151 y 154 de la OIT, aprobados por las Leyes N° 411 del 5 de Noviembre de 1997 y 524 del 12 de Agosto de 1999 respectivamente, porque en tales instrumentos internacionales se consagra la negociación colectiva para los empleados públicos como una de las opciones que puede adoptar la autoridad nacional competente o también como una medida deseable para que las organizaciones que representan a aquéllos participen con las autoridades públicas competentes en el establecimiento de las condiciones de trabajo, así como en la solución de sus diferencias laborales. Por ello, se hace en estos una invitación a los Estados para que, de acuerdo con las situaciones propias de cada nación, se adelanten campañas de estímulo y fomento de tal mecanismo de concertación en el sector público. Lo que, además, por mandato constitucional - inciso dos del artículo 55 de la C.P. - constituye un deber para el Estado Colombiano. Aún más, el numeral 3 del artículo 1 del Convenio N° 154 deja abierta la posibilidad de que, en lo referente a la administración pública, la legislación o la práctica nacionales puedan fijar modalidades particulares de aplicación de dicho Convenio. (…..) Por tanto y no obstante que desde la Ley 50 de 1990 (art. 58) es posible la constitución de sindicatos mixtos, que agrupen empleados públicos y trabajadores oficiales, aún la ley no ha establecido un mecanismo para que se lleve a efecto la negociación del pliego de peticiones de los trabajadores oficiales, al unísono con las “solicitudes respetuosas” que hasta ahora pueden presentar los empleados públicos que no solamente por norma general son empleados de carrera y por lo tanto sujetos a regímenes especiales en distintos aspectos, 131 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL sino que además tienen expresa prohibición legal de presentar pliegos de peticiones y de firmar convenciones colectivas de trabajo. (art. 416 C.S.T.).” De otro lado, para inferir que el mencionado Acuerdo era ineficaz y no podía aplicarse, el ad quem se basó en los artículos 62, 76 numeral 9° y 197 numeral 3 de la Constitución Nacional de 1886, que eran las normas vigentes para la fecha en que éste se expidió y que precisamente prohibieron a las Asambleas departamentales y a los Concejos municipales de la facultad de fijar el régimen jurídico de las prestaciones sociales de los servidores públicos de las entidades territoriales y le atribuyó exclusivamente al legislativo esa competencia. En relación con los artículos 41 de la Ley 11 de 1986, en concordancia con lo dispuesto en los artículos 10 y 12 de la Ley 4ª de 1992, debe decirse que estas disposiciones efectivamente disponen que corresponde a la ley fijar el régimen prestacional de los empleados públicos del orden municipal, y de igual manera el artículo 12 de la citada Ley 4ª señala con absoluta perentoriedad que “…no podrán los corporaciones públicas territoriales arrogarse esta facultad.” Y en lo atinente a la interpretación que debe darse al parágrafo del artículo 43 de la mencionada Ley 11 de 1986, esta Sala en sentencia del 3 de junio de 2004 radicado 22557, manifestó: “La citada Ley 11 de 1986 y concretamente el artículo 41, al igual que el de los Departamentos, rescató la facultad del Congreso de la República para establecer el régimen prestacional de los funcionarios públicos. Si la Constitución Nacional de 1886 dispuso que el Congreso Nacional fuera el órgano del Estado con poder exclusivo y excluyente para establecer el régimen prestacional de todos los servidores públicos, es claro que esa ley no fue expedida para mantener la vigencia de los acuerdos municipales que se abrogaron ilegalmente esa facultad. Y no podía hacerlo porque la propia ley 11 sería abiertamente inconstitucional y, en cambio, se expidió con un indiscutible sentido social de favorabilidad para los empleados oficiales. Como según la Constitución Nacional de 1886 el derecho merece la tutela del Estado cuando es adquirido con justo título y con arreglo a la ley, de no haberse expedido el parágrafo del artículo 43 de la Ley 11 citada, la inconstitucionalidad de los acuerdos municipales en materia prestacional habría podido conducir a la ilegalidad de las prestaciones reconocidas con base en ellos. De acuerdo con lo anterior, el espíritu que informó la expedición de la Ley 11 de 1986 no fue mantener la vigencia de los acuerdos municipales que crearon un régimen prestacional, sino, únicamente, darle un viso de legalidad a las situaciones definidas por ellos. Por eso la parte recurrente acierta al encontrar el significado del término “definidas” que utiliza el parágrafo del artículo 43 de la Ley 11 de 1986, pero se equivoca al referirlo a los acuerdos municipales, porque el sentido y alcance de la fórmula legislativa es otro, ya que fueron las situaciones jurídicas laborales definidas, o consolidadas que es lo mismo, por disposiciones municipales, las que quedaron tuteladas por la citada Ley 11, mas no los acuerdos, porque ellos, como lo dijera acertadamente el Tribunal, se tomaron sin base jurídica una facultad del Congreso. En este mismo sentido se ha expresado la Corte en las sentencias de casación del 8 de mayo de 2002 y 18 de marzo de 2003, radicadas bajo los números 18100 y 19720, entre muchas otras.” A todo lo anterior debe agregarse, que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 146 de la Ley 100 de 1993, perdieron vigencia todas las prerrogativas que en materia de pensiones de jubilación extralegales consagraban las disposiciones municipales o departamentales, cuyas situaciones jurídicas de carácter individual no estuviesen definidas a la entrada en vigor de dicha normatividad -23 de diciembre de 1993, como es el caso de la demandante, quien para ese momento llevaba trabajado para el accionada 17 años y 4 meses. Dicha disposición es del siguiente tenor: “ARTICULO 146. Situaciones jurídicas individuales definidas por disposiciones municipales o departamentales. Las situaciones jurídicas de carácter individual definidas con anterioridad a la presente Ley, con base en disposiciones municipales o departamentales en materia de pensiones de jubilación 132 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA extralegales en favor de empleados o servidores públicos o personas vinculadas laboralmente a las entidades territoriales o a sus organismos descentralizados, continuarán vigentes. También tendrán derecho a pensionarse con arreglo a tales disposiciones, quienes con anterioridad a la vigencia de este artículo, hayan cumplido (o cumplan dentro de los dos años siguientes) los requisitos exigidos en dichas normas. Lo dispuesto en la presente Ley no afecta ni modifica la situación de las personas a que se refiere este artículo. Las disposiciones de este artículo regirán desde la fecha de la sanción de la presente Ley.” -El texto entre paréntesis fue declarado inexequible mediante sentencia C-410 del 28 de agosto de 1997-. Ahora bien, las pensiones de todo orden de los servidores oficiales son prestaciones sociales, no solo porque así aparecen calificadas en el capítulo II del Decreto 3135 de 1968 y antes en la Sección III de la Ley 6ª de 1945, sino porque tienen las características y peculiaridades de éstas, como se desprende de las reflexiones hechas por esta Corporación. Así, en fallo de 18 de julio de 1985 expresó: “Prestación social es lo que debe el patrono al trabajador en dinero, especie, servicios u otros beneficios, por ministerio de la ley, o por haberse pactado en convenciones colectivas o en pactos colectivos, o en el contrato de trabajo, o establecida en el reglamento interno de trabajo, en fallos arbitrales o en cualquier acto unilateral del patrono, para cubrir los riesgos o necesidades del trabajador que se originan durante la relación de trabajo o con motivo de la misma. Se diferencia del salario en que no es retributiva de los servicios prestados y de las indemnizaciones laborales en que no repara perjuicios causados por el patrono…” Posteriormente explicó: “Entendiéndose las “prestaciones sociales” como el mecanismo de seguridad social ideado por el legislador nacional para cubrir los riesgos que afectan el desempleo, la salud y la vida del trabajador, resulta apenas lógico que cualquier otro régimen, legal o convencional, orientado a amparar estas contingencias, constituirá igualmente una prestación social, en la misma forma que lo son las sumas de dinero o los beneficios que se reconocen por razón del accidente de trabajo, la enfermedad profesional o común, la maternidad, los gastos de entierro, el auxilio de cesantía, las pensiones de jubilación o vejez, las pensiones de viudez, orfandad e invalidez, garantías todas que no obstante su distinta finalidad específica se agrupan dentro del género de las “prestaciones sociales”, porque están dirigidas a cubrir riesgos laborales.” (Sentencia de 12 de febrero de 1993). En ese orden de ideas no le es permitido a las corporaciones municipales o departamentales expedir normas generales sobre pensiones, ya que esa es una atribución exclusiva y excluyente del Congreso, como ya se vio, la cual es integral y omnicomprensiva y tiene origen constitucional como quiera que estaba incorporada en la Constitución de 1886, y lo está en la actualmente vigente tal como se desprende del contenido de su artículo 150 numeral 9 literales e y f, y lo ratifica el artículo 12 de la Ley 4ª de 1992. Por otra parte, desde el punto de vista del artículo 6º de la Carta Política los funcionarios públicos son responsables ante las autoridades por infringir la Constitución y las Leyes y por omisión y extralimitación en el ejercicio de sus funciones, norma que señala que la actuación estatal debe desenvolverse en el estricto marco prefigurado en la Constitución, las leyes y demás disposiciones, y que al mismo tiempo proscribe el desbordamiento de esos cauces. En consonancia con esa directriz, se tiene entonces que ninguna de las disposiciones que fijan las funciones de los Concejos municipales, autorizan para regular materias o expedir normativas, como lo es para el caso que nos ocupa el artículo 14 del Acuerdo municipal 27 del 6 de diciembre de 1977, que hizo extensivos a todos los servidores del municipio demandado, unos beneficios convencionales; constituyendo tal circunstancia una razón adicional para que no se le otorgue a dicho acto ninguna eficacia ni efecto vinculante. La anterior posición no desconoce el mandato de que los actos administrativos, entre los que se 133 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL encuentran tales acuerdos, son obligatorios mientras no sean anulados o suspendidos por la jurisdicción de lo contencioso administrativo; pero cuando la contrariedad de ellos con el orden jurídico superior a que deben sujetarse es ostensible y evidente, es imperativo para los jueces proceder a inaplicarlos. Finalmente, debe destacarse que la tesis que se deja expuesta tiene cabal aplicación cuando se trata de empleados públicos del ámbito municipal, aclaración que resulta necesaria dado que el Tribunal examinó el asunto desde esa óptica. No obstante, si se trata de trabajadores oficiales, lo que contemple la ley en materia salarial y prestacional, es apenas un mínimo que puede ser superado a través de la contratación colectiva, pero se reitera que esta posibilidad no puede dar pie para que dicho mejoramiento se produzca a través de actos jurídicos expedidos por los Concejos municipales y las Asambleas departamentales, porque ello les está perentoriamente vedado por la Constitución y la ley». 134 REPÚBLICA DE COLOMBIA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA RADICACIÓN No. 35998 FECHA: PONENTE: PROVIDENCIA: DECISIÓN: PROCEDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADO: 25/06/2009 Luis Javier Osorio López Sentencia No Casa Tribunal Superior del Distrito Judicial de Sincelejo Jaime Enrique Isoza Cabrera Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías Santander S.A. TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA, FALTA GRAVE – Por incumplimiento de las metas de ventas calificado como falta grave según el contrato de trabajo – En la calificación del la falta no opera la responsabilidad objetiva – Las metas de ventas deben ponerse en conocimiento del trabajador y su incumplimiento demostrarse. «Indudablemente que es cierto que en el contrato de trabajo suscrito por las partes el 16 de abril de 1999 (folios 22 a 28), se calificó en la cláusula séptima, parágrafo, literal n), como falta grave que justificaba la terminación del contrato de trabajo por parte del empleador, la de “incumplir las metas de ventas establecidas por el EMPLEADOR contenidas en el documento denominado ‘Estándares de Productividad”. (Resaltados son del texto). Igualmente lo es que en la comunicación de despido al actor se le invocó como motivo, “El incumplimiento de su parte a los estándares mínimos de producción, recaudo y reclutamiento durante los meses de julio, agosto y septiembre del 2000, de conformidad con el cuadro de metas comerciales adjunto, información de la cual usted tenía pleno conocimiento”, citándole como sustento legal de la determinación la falta grave así calificada en el contrato de trabajo en la cláusula séptima, parágrafo, literal n). Ahora, el Tribunal consideró que la causal aducida por la empleadora fue el deficiente rendimiento del trabajador y frente al cual tenía que seguirse el procedimiento previsto en el artículo 2º del Decreto 1373 de 1966. La comparación entre lo que acredita el contrato de trabajo, la causal invocada y la conclusión del sentenciador de la alzada, muestra a simple vista el equívoco de éste al considerar que el motivo del despido había sido el deficiente rendimiento del trabajador en sus labores. Así se afirma, pues el deficiente rendimiento del trabajador en sus labores como causal de despido, no necesariamente guarda relación con la actividad de vendedor que desempeña un asalariado, pues aquella tiene una naturaleza genérica, mientras que la aducida por la empleadora de acuerdo con el contrato de trabajo, es concreta y específica, ya que se refiere a una determinada actividad, como son las ventas que en debe realizar el operario en el tiempo en el tiempo acordado contractualmente, como ocurrió en la causa que se estudia. Por tanto, es indudable que el Tribunal se equivocó al considerar como causa de despido un motivo que no fue el que realmente alegó la empresa, y por ende el cargo es fundado, pues de 135 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL conformidad con el numeral 6º del artículo 7º, literal a) del Decreto 2351 de 1965, es justa causa de despido por parte del empleador el que el trabajador incurra en una falta grave calificada como tal en pacto, convención colectiva, reglamento interno o contrato de trabajo. Sin embargo, la sentencia no podrá ser quebrantada, puesto que en instancia se llegaría a la misma decisión del Tribunal, por lo siguiente: El hecho de que una conducta del trabajador sea calificada en el contrato de trabajo como falta grave que faculte al empleador para terminar el vínculo contractual por justa causa, no significa que el juez no pueda examinar los motivos aducidos para determinar si efectivamente el trabajador incurrió en dicha falta. Desde luego que no juzgará la gravedad de la misma, pues esa calificación ha sido previamente convenida por las partes, pero sí, si el trabajador incurrió en la conducta antilaboral, ya que en estos eventos no opera la responsabilidad objetiva. En el asunto bajo examen, la empleadora, según se lee en la carta de despido, solicitó justificaciones a su servidor en torno al supuesto incumplimiento de éste en la meta de ventas y al respecto le dice que no las encuentra justificadas. No obstante, no aportó al expediente la comunicación del 3 de noviembre de 2000, en la que el trabajador dio sus razones frente al requerimiento de la empresa y por ello no puede determinarse si efectivamente tales razones son o no justificativas. posible establecer con certeza si las metas de la empresa fueron comunicadas previamente a su subordinado, para concluir en un incumplimiento suyo a las mismas, ya que ninguna prueba en el expediente apunta en esa dirección. En el interrogatorio de parte que absolvió el demandante, fue interrogado acerca de si había recibido de la empresa los estándares mínimos de producción, recaudo y reclutamiento que debió cumplir durante los meses de julio, agosto y septiembre de 2000, y respondió que “No es cierto, nunca se pasó ninguna comunicación porque ya sabíamos cual era la producción nunca nos dijeron este mes la cuota era tal”. Y al ser preguntado entonces sobre cual era la producción que debía cumplir, respondió que “Nosotros teníamos una producción mínima al ingresar que no recuerdo cuanto era pero yo con la antigüedad uno se ponía una cuota pero nunca hubo una orden de la empresa”. Y en cuanto al dato de ejecutivos de ventas de la Regional de Bogotá en la que el actor aparece en el número 368 con puntaje de 24 sobre un máximo de 130 logrado por otros ejecutivos de cuenta, tampoco puede desprenderse que el actor hubiera incumplido las metas de la empresa, porque no se sabe cuáles fueron esas metas y si éstas fueron comunicadas previamente al trabajador, además de tratarse de un documento elaborado por la empresa que no aparece suscrito o manuscrito por el demandante o que hubiera sido aceptado expresamente por el mismo». De otro lado, en la nota de despido, al trabajador se le manifiesta que tenía pleno conocimiento del cuadro de metas comerciales correspondientes a los meses de julio, agosto y septiembre de 2000. Empero, no hay medio de convicción que respalde esa afirmación, por lo que simplemente se constituye en una declaración de parte interesada. Por tanto, si bien en la comunicación de despido al asalariado se le dice que el cuadro de metas comerciales está adjunto a la misma y que de ese cuadro se puede deprender que los logros del trabajador son inferiores a las metas fijadas, no es 136 INDICE A ACCIDENTE DE TRABAJO – Elementos que lo estructuran – Relación de causalidad entre el percance y la prestación del servicio – La obligación del Estado de proteger a los ciudadanos no excluye su configuración – Suspensión de las labores por lluvia, .................................................................................................................. 79 ACCIDENTE DE TRABAJO – Formas de reparación – Diferencia entre reparación tarifada de riesgos y reparación plena de perjuicios (Naturaleza objetiva y subjetiva, en su orden), ................................................... 105 ACTO ADMINISTRATIVO – Inaplicación cuando contraría el orden jurídico superior, ........................................... 130 AFILIACIÓN AL SISTEMA DE RIESGOS PROFESIONALES – Efectos por falta de afiliación cuando la muerte del trabajador ocurre con ocasión de accidente de trabajo, ....................................................................... 83 AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE PENSIONES – Debe ser consonante con la realidad - Sólo se obliga a reconocer y pagar las prestaciones cuando la afiliación y las cotizaciones son válidas, ......................... 32 AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE PENSIONES – Efectos para el empleador por no hacerlo de manera oportuna, ................................................................................................................................................. 123 ANÁLISIS DE PRUEBAS – De las sentencia que ordenó el reintegro y otros medios probatorios para establecer la no solución de continuidad, .............................................................................................................. 63 ANÁLISIS DE PRUEBAS – Valoración para establecer las razones que hacen desaconsejable el reintegro, ......... 76 APLICACIÓN DE LA LEY – Del artículo 146 de la Ley 100 de 1993, ..................................................................... 130 APLICACIÓN DE LA LEY – Vigencia del sistema general de pensiones para servidores públicos territoriales, .... 123 APORTES PARA PENSIÓN – Deber de realizar el cobro de las cotizaciones en mora – Declaración formal de deuda incobrable – Cotizaciones incobrables – Las cotizaciones existentes no pagadas se deben contabilizar provisionalmente hasta tanto no se declare su inexistencia, .............................................................. 52 APORTES PARA PENSIÓN – Existencia de la cotización, ....................................................................................... 52 APORTES PARA PENSIÓN – Validez de las cotizaciones efectuadas como trabajador subordinado sin que hubiese existido en realidad contrato de trabajo, ................................................................................................... 32 B BENEFICIOS EXTRALEGALES – Pérdida de vigencia de prerrogativas pensionales consagradas en disposiciones municipales o departamentales, .................................................................................................... 130 BONOS PENSIONALES – El trámite para su emisión y redención corresponde a la administradora de pensiones,.............................................................................................................................................................. 55 BONOS PENSIONALES – La aceptación de la liquidación provisional y de la historia laboral corresponde al interesado afiliado o a sus causahabientes, .......................................................................................................... 55 BUENA FE - Concepto, ................................................................................................................................................ 7 C CONFESIÓN - Las manifestaciones de las partes en la audiencia de conciliación no la constituyen., ..................... 27 CONFLICTO COLECTIVO DE TRABAJO, NEGOCIACIÓN COLECTIVA - Frente a la renuencia del empleador de iniciar la etapa de arreglo directo, se debe agotar la vía gubernativa para iniciar el cese de actividades, ............................................................................................................................................................ 88 CONFLICTO DE COMPETENCIA – Negativo por factor territorial contra entidades del Sistema de Seguridad Social Integral – El domicilio del demandado o el lugar de la reclamación es el que determina el factor territorial, ................................................................................................................................................................ 61 CONFLICTO DE COMPETENCIA – Resolución facultando al demandante para escoger entre los juzgados que son competentes, ............................................................................................................................................ 61 CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE TRABAJO – La declaración judicial de la relación laboral lleva ínsita la concerniente al vínculo legal que debe ostentar la persona, vale decir, trabajador particular, trabajador oficial o empleado público – Su declaración judicial no depende de que los servicios prestados estén previstos como actividades de un cargo de planta,.................................................................................... 119 CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE TRABAJO, ANÁLISIS DE PRUEBAS – Primacía de la realidad sobre las formas – Vinculación bajo la modalidad de contrato de corretaje – Ausencia de confesión en interrogatorio de parte, ........................................................................................................................................... 68 CONTRATO REALIDAD, PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – Una vez demostrada la prestación del servicio personal al demandado corresponde desvirtuar la presunción del artículo 24 del CS, ....................... 85 CONVENCIÓN COLECTIVA – Beneficiarios - Acuerdo según el cual, al suscribir la convención, el sindicato reunía más de la tercera parte de los trabajadores de la entidad, y , por tanto, bastaba demostrar la calidad de trabajador oficial para acceder a sus beneficios, ............................................................................................ 119 CONVENCIÓN COLECTIVA – Coexistencia de varias en una misma empresa – Aplicación y beneficiarios cuando se presenta coexistencia, .......................................................................................................................... 88 CONVENCIÓN COLECTIVA – El sentido y alcance de sus disposiciones corresponde a las partes y no a la Corte, ..................................................................................................................................................................... 21 CONVENCIÓN COLECTIVA – Interpretación de la cláusula 2 de la convención suscrita con el municipio de Caucasia, ............................................................................................................................................................... 21 CONVENCIÓN COLECTIVA – Interpretación y aplicación de los artículos 30 y 35 de la convención suscrita con el IDRD, ........................................................................................................................................................... 18 CONVENCIÓN COLECTIVA – Rige para los empleados de la administración vinculados mediante de contrato de trabajo y no para empleados públicos, así haya acuerdo municipal que disponga su extensión a todos los servidores del municipio, ................................................................................................................................ 130 CONVENIOS INTERNACIONALES – Aplicación de los convenios 151 y 154 de la OIT/SINDICATO – Los de empleados públicos no pueden generar conflictos colectivos para negociar incrementos salariales o beneficios relativos a su situación laboral, ........................................................................................................... 130 CULPA PATRONAL, ACCIDENTE DE TRABAJO – Concepto – Nexo de causalidad entre el hecho generador del daño y la prestación del servicio bajo subordinación - Relación directa o indirecta entre el hecho dañoso y el trabajo, ................................................................................................................................... 105 CULPA PATRONAL, INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – Naturaleza - Obligación de probar el incumplimiento del empleador a los deberes de protección y seguridad – La ausencia del reglamento interno, del manual de funciones, del programa de salud ocupacional y del reglamento de higiene y de seguridad industrial, no es suficiente para acreditar la culpa patronal, ............................................. 24 CUOTAS SINDICALES – Responsabilidad del empleador cuando no realiza el descuento, .................................. 128 D DEMANDA Y CONTESTACIÓN – Valoración, .......................................................................................................... 99 DERECHO DE HUELGA – Concepto – Situaciones que posibilitan la huelga por parte del trabajador – Diferencia entre huelga declarada conforme a la ley y por incumplimiento de las obligaciones del empleador en cuanto a su declaración, inicio, desarrollo y efectos – Casos en que la suspensión de actividades es ilegal, ...................................................................................................................................................................... 88 E ERROR DE HECHO – Se estructura sobre pruebas válidamente solicitadas, decretadas e incorporadas al proceso, ............................................................................................................................................................... 117 ESTABILIDAD LABORAL – Conflicto entre normas constitucionales que persiguen los fines del Estado con las que consagran derechos individuales y colectivos, .......................................................................................... 18 ESTABILIDAD LABORAL, REINTEGRO - Procedencia cuando la supresión del cargo no obedece al interés general y se torna caprichosa, ............................................................................................................................... 18 EXCEPCIONES – Falta de jurisdicción, finalidad y efectos, ................................................................................... 123 EXCEPCIONES – La de prescripción debe proponerse de manera expresa – Declaración de oficio de la excepción de pago, ................................................................................................................................................ 37 I INDEMNIZACIÓN MORATORIA – Por no pago oportuno de cesantías, salarios y prestaciones – En ambos casos su naturaleza es sancionatoria y se debe analizar la buena o mala fe de la conducta del empleador – Cuando se presenta controversia fundada y seria acerca de la naturaleza jurídica del contrato hay lugar a su exoneración – Las mismas pruebas que fundaron la declaración de la relación laboral pueden servir para deducir la buena fe del empleador, .................................................................................................................. 7 INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – No es dable descontar sumas pagadas por las entidades de seguridad social, a menos que el empleador haya sufragado gastos que le correspondían a éstas, ................................................................................................................................................................... 105 INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – Para que se cause se requiere culpa suficientemente comprobada del empleador – Incumplimiento en la observancia de los deberes de protección y seguridad de los trabajadores – Improcedencia en materia laboral de la concurrencia o compensación de culpas prevista en el artículo 2357 del C.C. – No hay responsabilidad del patrono cuando el infortunio ocurre por culpa exclusiva del trabajador pero no cuando se presente concurrencia de culpas, ..... 105 INDEXACIÓN DE LA PRIMERA MESADA PENSIONAL – Procedencia en pensión voluntaria causada en vigencia de la nueva constitución, ......................................................................................................................... 58 INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES ISS – Domicilio, .......................................................................................... 61 INTERESES MORATORIOS – En pensión de sobrevivientes por muerte del trabajador en accidente de trabajo - ARP – Su imposición no es una sanción – El concepto de buena o mala fe no tiene incidencia en su imposición, ........................................................................................................................................................ 79 INTERPRETACIÓN DE LA LEY – De los artículos 147-3 y 132-3 del CST, ............................................................ 30 INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del numeral 6 literal a) del artículo 7 de l Decreto 2351 de 1965, ....................... 46 INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley 797 de 2003, ........................................ 86 INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del parágrafo del artículo 43 de la Ley 11 de 1986, ......................................... 130 L LIBRE FORMACIÓN DEL CONVENCIMIENTO – Aplicación en el procedimiento para declarar su ilegalidad, ....... 88 N NEGOCIACIÓN COLECTIVA, SINDICATO – Representación sindical – Los minoritarios pueden adelantar de manera independiente sus procesos de negociación, ........................................................................................... 88 P PENSIÓN DE INVALIDEZ – Carácter provisional y definitivo – Revisión de la invalidez – Etapas para su otorgamiento -Carácter vitalicio cuando el pensionado por invalidez cumple la edad mínima para la pensión de vejez, ................................................................................................................................................................. 16 PENSIÓN DE INVALIDEZ – Determinación del monto – Para tener en cuenta el tiempo servido a entidades de orden nacional, no es indispensable para las administradoras del régimen de prima media, la expedición, remisión y redención de los bonos pensionales, basta con su cálculo, .............................................. 37 PENSIÓN DE INVALIDEZ – Reliquidación por cotizaciones realizadas a las cajas de previsión social en calidad de empleado público de entidades de orden nacional y territorial, ............................................................ 37 PENSIÓN DE INVALIDEZ POR RIESGO COMÚN – Afiliado que estaba cotizando al momento de estructurarse la invalidez, ...................................................................................................................................... 44 PENSIÓN DE JUBILACIÓN – En una misma persona puede concurrir un régimen especial con otro general De servidor público que al entrar en vigencia el sistema general de pensiones tenía 18 años al servicio (Rama Judicial y Ministerio Público) y completó el tiempo cotizando al ISS con servidor de la Fiscalía,. ........... 70 PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL – Requisitos según el artículo 260 del CST – Su reconocimiento voluntario por el empleador antes de cumplir la edad no afecta su naturaleza ni significa que se trate de una pensión diferente, ............................................................................................................................................ 49 PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL –Tope máximo permitido - 20 salarios mínimos., ............................................ 49 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De afiliado que cotizó como trabajador dependiente sin que existiese contrato de trabajo con el empleador que lo afilió, ................................................................................................. 32 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De causante que se trasladó al RAIS y reunía los requisitos establecidos en el Acuerdo 049 de 1990, ................................................................................................................................... 55 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De servidor público de ente territorial no afiliado al Sistema de Riesgos Profesionales, ........................................................................................................................................................ 83 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De servidor público municipal no afiliado de manera oportuna al sistema y fallecido después de su entrada en vigencia – Requisitos y beneficiarios – Cómputo de semanas cotizadas antes de la entrada en vigencia del sistema, ....................................................................................... 123 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – La dependencia económica de los padres en vigencia de la Ley 797 de de 2003 no es total y absoluta – Sentencia de exequibilidad C-111 de 2006 – Los padres pueden recibir ingresos adicionales por su propio trabajo siempre y cuando no los convierta en autosuficientes, ....................... 10 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – No convivencia con el cónyuge bajo el mismo techo por razones de seguridad, ............................................................................................................................................................ 123 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Por muerte del trabajador en accidente de trabajo, ......................................... 79 PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Requisitos según artículo 47 de la Ley 100 de 1993 original – Convivencia simultánea de la compañera permanente y de la cónyuge con el causante – Prevalencia del cónyuge sobre la compañera permanente, .............................................................................................................. 4 PENSIÓN DE VEJEZ – Según el literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990 – 500 semanas cotizadas durante los últimos 20 años, .................................................................................................................................. 52 PENSIÓN ESPECIAL DE VEJEZ – Por el ejercicio de actividades de alto riesgo – Requisitos – Régimen de transición, ............................................................................................................................................................... 14 PENSIÓN, APORTES PARA PENSIÓN – Para acceder a una pensión, no sólo se puede teniendo en cuenta el tiempo efectivamente cotizado, sino que es viable contabilizar el tiempo servido, sin importar que no se hubiere hecho aportes al sistema, ......................................................................................................................... 52 PLAZO PRESUNTIVO – Su cumplimiento es ajeno a la conducta laboral del trabajador y, por tanto, no puede ser objeto de medida disciplinaria, ......................................................................................................................... 21 PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES – Reclamación de perjuicios materiales y morales por culpa patronal – Suspensión cuando el demandante es menor de edad - Cómputo de términos, .................................. 24 PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES – Suspensión cuando el beneficiario de la pensión es menor de edad, ............................................................................................................................................................... 123 PRESTACIONES SOCIALES – Concepto - Las pensiones de todo orden de los servidores oficiales ostentan tal calidad, ............................................................................................................................................................ 130 PRESTACIONES SOCIALES – Corresponde al legislativo establecer el régimen prestacional de los servidores públicos de las entidades territoriales, ................................................................................................ 130 PRIMA DE VACACIONES – Su carácter salarial depende si tiene o no relación directa con la prestación del servicio, .................................................................................................................................................................. 72 PRINCIPIO A TRABAJO IGUAL SALARIO IGUAL – Requisitos - No basta con comparar funciones generales, se requiere comprobar el desempeño de las mismas funciones – La nivelación salarial puede darse en circunstancias diferentes a las señaladas en los artículos 143 de CST y 5 de la Ley 6 de 1945 – No siempre se requiere medir las condiciones de eficiencia con otro trabajador – Diferencia entre nivelación salarial por cumplimiento de funciones iguales a otro cargo que desigualdad salarial para un mismo cargo, ...... 99 PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – Carga dinámica de la prueba en materia laboral – Para desconocer la aplicación del principio de la condición más beneficiosa, el demandado es quien tiene que demostrar las fechas en que el actor sufragó las semanas cotizadas, .................................................................. 44 PRINCIPIO DE CONSONANCIA – Si la inconformidad con la valoración del dictamen pericial fue planteada en el recurso de apelación, el ad quem puede abordar su estudio de manera integral, ........................................ 27 PRINCIPIO DE COSA JUZGADA – Concepto y requisitos – Cuando la decisión se funda en falta de jurisdicción no es dable afirmar que exista cosa juzgada material,...................................................................... 123 PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – El que reclama la pensión de sobrevivientes es quien debe probar la dependencia económica, ........................................................................................................................ 10 PRINCIPIO DE LA CONDICIÓN MÁS BENEFICIOSA – Aplicación en pensión de invalidez cuando al momento de su estructuración, en vigencia de la Ley 100 de 1993, el afiliado no estaba cotizando o no había cotizado en el año anterior, .......................................................................................................................... 44 PROCESO DISCIPLINARIO – Derogatoria de disposiciones disciplinarias convencionales a partir de la expedición del Código Disciplinario, ...................................................................................................................... 56 PROVIDENCIAS JUDICIALES – Clases – La decisión de la excepción de prescripción en audiencia de decisión de excepciones previas es auto,................................................................................................................................ 1 PRUEBAS - Aducción al proceso - Para la apreciación de una sentencia judicial se requiere que la misma haya sido válidamente, solicitada, decretada y aportada al proceso, .................................................................. 117 PRUEBAS – Valor probatorio de las circulares, ......................................................................................................... 32 PRUEBAS DE OFICIO – No proceden cuando la corte actúa como tribunal de casación, ..................................... 117 R RECURSO DE APELACIÓN, JUEZ LABORAL – La facultad de decidir entre reintegro o indemnización por despido puede ser revisada por el superior, .......................................................................................................... 76 RECURSO DE CASACIÓN – Desierto por técnica, ................................................................................................. 115 RECURSO DE CASACIÓN – Hecho nuevo, ............................................................................................................. 56 RECURSO DE CASACIÓN - No procede frente a errores in procedendo – Por no haber practicado una prueba pedida oportunamente o por haber dejado de decretarla oficiosamente, .................................................. 27 RECURSO DE CASACIÓN – Procedencia - Reseña histórica – Características - Improcedencia contra autos, ............. 1 RECURSO DE CASACIÓN – Pruebas calificadas, ................................................................................................. 117 RECURSO DE CASACIÓN – Un tema basado en los mismos hechos y con iguales disposiciones jurídicas denunciadas puede controvertirse por vía directa e indirecta, ............................................................................... 27 RECURSO DE CASACIÓN, ERROR DE HECHO – En la interpretación de cláusulas convencionales, .................. 21 REESTRUCTURACIÓN ADMINISTRATIVA – El acto de supresión proveniente de la misma entidad no es suficiente para declarar la existencia de un interés público, .................................................................................. 18 REESTRUCTURACIÓN ADMINISTRATIVA – La supresión de cargos debe obedecer a la realización de los fines del Estado, ..................................................................................................................................................... 18 RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En concurrencia de regímenes pensionales permite elegir el más conveniente – Del decreto 546 de 1971 y del artículo 36 de la Ley 100 de 1993, ..................................................................... 70 RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En pensión de jubilación patronal, ............................................................................ 49 REGLAMENTO INTERNO DE TRABAJO – No se hace necesaria su aportación cuando la causal invocada para la terminación del contrato está en la ley, ...................................................................................................... 46 REINTEGRO - Según la convención suscrita con el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte IDRD cuando no se justifica el despido, .......................................................................................................................... 18 REINTEGRO – Efectos según el artículo 8 del Decreto 2351 de 1965, del consagrado en convenciones colectivas y de los trabajadores amparados con fuero sindical – Cómputo del tiempo durante el cual el trabajador estuvo cesante para efectos de la pensión de jubilación convencional, ............................................... 63 REINTEGRO – La inexistencia del cargo al cual se ordena el reintegro no es razón jurídica que lo impida, .......... 119 REINTEGRO – No procede cuando la terminación ocurrió por vencimiento del plazo presuntivo, ............................ 21 REINTEGRO – Razones que lo hacen inconveniente o desaconsejable – Los simples retardos y la no reincidencia en la negativa de laborar horas extras no constituyen actitud de rebeldía o desobediencia – Las dificultades de producción y mercadeo que lo hagan desaconsejable deben permanecer y acreditarse – La antigüedad no es un factor que lo haga desaconsejable, ................................................................................. 76 S SALARIO – Elementos a tener en cuenta para definir si un pago tiene naturaleza salarial, ..................................... 72 SALARIO – Nivelación salarial en el sector oficial, .................................................................................................... 99 SALARIO – Objeto - El principio de proporcionalidad no es exclusivo del salario mínimo legal,............................... 30 SALARIO INTEGRAL – Objeto - Proporcionalidad, .................................................................................................. 30 SERVICIOS PÚBLICOS ESENCIALES – Su clasificación no puede consultar solamente la literalidad de texto – Determinación de su calidad atendiendo su contenido material – El transporte ferroviario de carga no es un servicio público esencial, .................................................................................................................................. 88 SINDICATO – Los de empleados públicos no pueden generar conflictos colectivos para negociar incrementos salariales o beneficios relativos a su situación laboral, ........................................................................................ 130 SOLIDARIDAD, PROCESOS LABORALES – Viabilidad de reclamar, en proceso separado, la solidaridad de un socio no vinculado en el que se determinó la obligación de la sociedad empleadora (pensión de sobrevivientes), ...................................................................................................................................................... 42 T TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO – Por vencimiento del plazo presuntivo no se requiere adelantar trámite disciplinario previsto convencionalmente, .................................................................................. 21 TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – De trabajadores oficiales vinculados por contrato de trabajo – Sus causales no fueron derogas por la expedición de la Ley 200 de 1995 – En el despido por justa causa de trabajadores oficiales no se requiere del trámite del Código Disciplinario, excepto cuando se trata de falta gravísima, ..................................................................................... 56 TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por cumplimiento de los requisitos para acceder a la pensión de vejez, según el parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley 797 de 2003, .......................... 86 TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por incumplimiento de las obligaciones y prohibiciones del trabajador y por otras causas señaladas en el reglamento interno de trabajo – Por obrar con negligencia – No se hace necesario allegar el reglamento interno de trabajo cuando, según la ley, al juez le compete calificar la gravedad de la conducta, ..................................................... 46 TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA, FALTA GRAVE – Por incumplimiento de las metas de ventas calificado como falta grave según el contrato de trabajo – En la calificación del la falta no opera la responsabilidad objetiva – Las metas de ventas deben ponerse en conocimiento del trabajador y su incumplimiento demostrarse, ........................................................................... 135 TRABAJADOR OFICIAL, CONVENCIÓN COLECTIVA – Beneficios para quienes no pertenecen a la planta de personal de la empresa - Interpretación y aplicación de la cláusula 3 de la convención suscrita con el ISS – Inaplicabilidad de las disposiciones que excluyen a trabajadores que sin estar vinculados como trabajadores oficiales, luego se les reconoce tal carácter, ................................................................................... 119