2009 EXTRACTO JURISPRUDENCIAL 2 TRIM

Anuncio
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Presidente:
Dr. Augusto José Ibáñez Guzmán
Vicepresidente:
Dr. Jaime Alberto Arrubla Paucar
Presidente Sala Casación Laboral:
Dr. Francisco Javier Ricaurte Gómez
Vicepresidente Sala Casación Laboral:
Dra. Elsy del Pilar Cuello Calderón
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Dra. Elsy del Pilar Cuello Calderón
Dra. Isaura Vargas Díaz
Dr. Camilo Humberto Tarquino Gallego
Dr. Eduardo Adolfo López Villegas
Dr. Francisco Javier Ricaurte Gómez
Dr. Gustavo José Gnecco Mendoza
Dr. Luis Javier Osorio López
Extracto jurisprudencial
II TRIMESTRE DE 2009
RELATORÍA
Dr. Henry Alberto Rodríguez
Relator
Mauricio Díaz
Auxiliar Judicial
Bogotá, septiembre de 2009
Diseño y Diagramación: Centro de Documentación Judicial -CENDOJ
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 38304
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
SALVAMENTO DE VOTO:
21/04/2009
Isaura Vargas Díaz
Auto
Declara bien denegado
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
Instituto de Fomento Industrial IFI – En Liquidación
Ana María Zorro Sánchez
Elsy del Pilar Cuello Calderón
RECURSO DE CASACIÓN – Procedencia Reseña histórica – Características - Improcedencia
contra autos/PROVIDENCIAS JUDICIALES –
Clases – La decisión de la excepción de
prescripción en audiencia de decisión de
excepciones previas es auto.
interponer el recurso de apelación, resolvieran
aceptar el recurso de casación per saltum.
Luego, el artículo 59 del Decreto 528 de 1964
previó que: “En materia laboral admiten el recurso
de casación las sentencias pronunciadas en
segunda instancia en juicios ordinarios por los
tribunales superiores de distrito judicial, o en
primera instancia por los jueces municipales en los
casos del recurso per saltum, y en uno y otro evento
siempre que la cuantía del interés para recurrir sea
o exceda de treinta mil pesos ($30.000.oo)”.
«Resulta oportuno recordar lo que ha sostenido esta
Corporación de vieja data, esto es, que el recurso
extraordinario de casación en materia labora, desde
sus orígenes, es procedente respecto de la sentencia
del Tribunal que pone fin a un proceso ordinario
laboral de dos instancias. Así lo dispuso desde un
principio la normatividad que consagró por primera
vez tal medio de impugnación; en efecto, el numeral
6° del artículo 3° de la ley 75 de 1945, estatuyó que:
“Las sentencias proferidas por los tribunales
seccionales del trabajo, en juicios cuya cuantía
exceda de mil pesos, son susceptibles del recurso de
casación interpuesto por las partes". Reiterado en
los artículos 42 y 68 del Decreto 969 de 1946.
Por último, el artículo 43 de la Ley 712 de 2001
estableció que “Casación. ARTÍCULO 43. El inciso
segundo del artículo 86 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social quedará así:
Artículo 86. Sentencias susceptibles del recurso. A
partir de la vigencia de la presente ley y sin
perjuicio de los recursos ya interpuestos en ese
momento, sólo serán susceptibles del recurso de
casación los procesos cuya cuantía exceda de ciento
veinte (120) veces el salario mínimo legal mensual
vigente”.
Posteriormente, el Código Procesal del Trabajo
(Decreto – Ley 2158 de 1948), el cual entró en
vigencia el 8 de julio de 1948, consagró que el
recurso de casación también era viable contra las
sentencias definitivas de los jueces del círculo
judicial del trabajo dictadas en juicios ordinarios
cuya cuantía era superior a diez mil pesos,
siempre y cuando las partes, de común acuerdo, y
dentro del término que les daba la ley para
Se impone precisar que para los efectos del recurso
de casación se entiende por sentencia aquel
pronunciamiento que pone fin al juicio laboral, ya
sea resolviendo de fondo el objeto del litigio o
inhibiéndose de hacerlo por razones de formas
procesales.
1
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Hecho el anterior recuento legislativo, habrá de
declararse bien denegada la impugnación por lo
siguiente:
4.- El recurso extraordinario de casación, por
autoridad de la ley está previsto únicamente para las
sentencias (artículo 86 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social), sin que le sea
dable al interprete extenderlo a los autos, así sean
interlocutorios que por efectos procesales permite
que la actuación fenezca, ya que, en estrictez, no por
esa circunstancia, de terminar el proceso, muta su
naturaleza jurídica.
1.- El recurso de casación, dada su naturaleza de
ser extraordinario, tiene, entre otras, las siguientes
características:
a) Es de carácter limitado, porque la ley establece
de manera taxativa las causales para su
procedencia.
5.- Nótese que si bien la Ley 712 de 2001 permite
que las excepciones de mérito de cosa juzgada y
prescripción, las pueda resolver el juez en la
audiencia de decisión de excepciones previas, ocurre
que el legislador al modificar el artículo 86 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social, por medio del artículo 43 ibídem, guardó
total silencio en torno a la procedencia del recurso
de casación contra los autos interlocutorios que
resuelven tales excepciones. De manera que si el
legislador hubiere querido que el recurso de
casación procediera no sólo contra sentencias sino
también
contra
los
mencionados
autos
interlocutorios así lo hubiere plasmado en la ley; no
hay que soslayar que “cuando el legislador lo
quiere lo dice, si no lo quiere calla”.
b) Sólo se otorga en casos excepcionales, en
determinados juicios y únicamente contra las
sentencias de segundo grado que, según la ley,
sean susceptibles de ser impugnadas por este
medio, o en tratándose de casación per saltum.
c) No es una tercera instancia, ni permite
controversias sobre el juicio.
2º) El artículo 302 del Código de Procedimiento
Civil, aplicable a los juicios laborales por
disposición del 145 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social, clasifica las
providencias del juez en autos y sentencias,
entendiéndose por éstas “... las que deciden sobre
las pretensiones de la demanda o las excepciones
que no tengan el carácter de previas, cualquiera
que fuere la instancia en que se pronuncien, y las
que resuelven los recursos de casación y revisión”
; y aquellos “... todas las demás providencias, de
trámite o interlocutorias”.
6- En sentencia C-596 del 24 de mayo de 2000,
expediente D-2443 la Corte Constitucional declaró
exequible el mencionado artículo 86 del hoy Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social,
considerando que la restricción que hace el
legislador sobre la posibilidad de acudir a la
casación que conduce a que no todos los asuntos se
sometan a ese trámite, no es violatoria de ningún
derecho fundamental, entre otras razones por las
siguientes:
3.- En los casos en que el juzgador resuelve la
excepción de prescripción en la audiencia de
decisión de excepciones previas, lo hace mediante
auto y no por sentencia, pese a que sin duda, la
resolución puede conllevar a la terminación del
respectivo proceso; providencia que no se
encuentra en el artículo 86 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social, con sus
diferentes modificaciones, como objeto del recurso
extraordinario de casación.
“(...) En cuanto a las decisiones susceptibles de ser
impugnadas en sede de casación, la Corte se ha
pronunciado en jurisprudencia que hoy reitera, así:
<El artículo 365 del Código de Procedimiento Civil
consagra los fines del recurso de casación: unificar la
jurisprudencia nacional y proveer a la realización del
derecho objetivo en los respectivos procesos; además,
reparar los agravios inferidos a las partes por la
sentencia recurrida. Los dos primeros fines son de
Aunado a que el mero hecho de tener fuerza de
sentencia este auto interlocutorio, no lo hace
sentencia.
2
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
“Si en tratándose de un recurso ordinario, como la
apelación, previsto en la Constitución contra todas las
sentencias, la ley, por mandato expreso del artículo 31,
puede consagrar excepciones, no se ve por qué no
pueda señalar o determinar contra cuáles sentencias
procede el recurso de casación, extraordinario como se
ha dicho.
interés público; en el tercero, predomina el interés
particular.
“Como lo han definido la doctrina, la jurisprudencia y
la ley, el de casación es un recurso extraordinario que
solamente procede contra las sentencias expresamente
señaladas por la ley
.
“Por lo mismo, por ser un recurso extraordinario, no
procede contra todas las sentencias, sino contra
aquellas señaladas en la ley procesal. Dicho en otras
palabras, la regla general es la improcedencia del
recurso; la excepción, su procedencia, en los casos
previstos en la ley.
“Dicho en términos generales: como al legislador
corresponde dictar las normas procesales, regular el
trámite de los procesos, para concluir que una norma
procesal es inconstitucional hay que demostrar por qué
quebranta un mandato de la Constitución. No basta,
por ejemplo, hacer afirmaciones sobre la igualdad en
sentido abstracto, porque esta clase de razonamientos
llevaría a sostener tesis ostensiblemente absurdas,
como la de que todos los asuntos se sometieran al
mismo trámite.
“En tratándose de las sentencias, la apelación, por el
contrario, es un recurso ordinario. Por esta razón,
según la regla general, procede contra todas las
sentencias dictadas en primera instancia, según el
artículo 351 del Código de Procedimiento Civil.
“El legislador fija los distintos procedimientos
atendiendo la naturaleza de los asuntos. Así se
determina la finalidad de los procesos específicamente
considerados, más allá de la finalidad general de
administrar justicia, de hacer justicia.
“Esta diferente naturaleza explica por qué la
Constitución sólo menciona la casación en el artículo
235, al disponer que es atribución de la Corte Suprema
de Justicia "Actuar como tribunal de casación". Por el
contrario, el artículo 31 de la misma Constitución
establece que "toda sentencia judicial podrá ser
apelada o consultada, salvo las excepciones que
consagre la ley".
(...)
Todo lo anterior lleva a desechar el argumento de la
igualdad, fundado en el artículo 13 de la Constitución,
como razón de la inconstitucionalidad demandada.
(...)
(...)
“Según el inciso segundo del artículo 29 de la
Constitución, "Nadie podrá ser juzgado sino conforme
a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez
o tribunal competente y con observancia de las formas
propias de cada juicio".
“A todo lo cual, cabría agregar que tampoco la
inexistencia de un recurso contra una providencia,
implica que se viole el derecho de toda persona para
acceder a la administración de justicia (art. 229 de la
Constitución). La ley procesal, al fijar el trámite de
cada asunto, establece los recursos. Y si en un caso,
como lo permite el artículo 31, determina que una
sentencia sea inapelable, no por ello quebranta la
Constitución, y concretamente el art. 229.
“Estas formas propias de cada juicio son las normas
procesales. Dictarlas corresponde al legislador, de
conformidad con la segunda de las funciones que al
Congreso asigna el artículo 150 de la Constitución:
"Expedir códigos en todos los ramos de la legislación y
reformar sus disposiciones".
“El legislador, en uso de sus atribuciones, ha
procedido razonablemente al establecer el recurso de
casación solamente para determinadas sentencias”.."».
“Al dictar las normas procesales, el Congreso regula
íntegramente el trámite de los procesos, y, dentro de
éste, lo relativo a los recursos.
3
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35468
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
21/04/2009
Isaura Vargas Díaz
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Gilma Elena Ramírez Ramírez y María Eugenia Valencia de
Ramírez
Instituto de Seguros Sociales
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Requisitos
según artículo 47 de la Ley 100 de 1993 original –
Convivencia simultánea de la compañera
permanente y de la cónyuge con el causante –
Prevalencia del cónyuge sobre la compañera
permanente.
casa de ella seguro también, creo que en la casa
de la señora GILMA se mantenía”, que “siempre
iba a mi casa, siempre estábamos en contacto”,
que “él venía a mi casa común y corriente dos o
tres veces en la semana” y “llamaba
constantemente así diario por teléfono”, que se
“quedaba de viernes a domingo”, aserciones que
concuerdan con el relato de la absolvente, quien en
la misma diligencia, a la pregunta tercera de hasta
cuándo convivió como pareja con VÍCTOR
MODESTO, respondió “yo tuve esposo desde el
10 de octubre del 49 al 8 de febrero de dos mil”,
y a la interrogación número cinco referente a
cuántos días pernoctaba éste en su casa, contestó:
“tres o cuatro veces, compartíamos lecho”(folio
36 vuelto).
«…el fallador de segundo grado después de
analizar el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y los
testimonios aportados de los que dijo eran
contrarios, pero con plena validez y suficiente
poder de convencimiento para colegir que el
causante “sostuvo una convivencia simultánea”
tanto con su “cónyuge MARÍA EUGENIA
VALENCIA como con su compañera permanente
GILMA RAMÍREZ”, precisó que además de esto,
aquella al absolver el interrogatorio de parte “no
desconoce tal convivencia simultánea”, y que al
preguntarle dónde tenía sus pertenencias
personales, tales como la ropa y demás objetos
señaló: “lo tenía en las dos partes”.
…el sentenciador de segundo grado no dejó de
lado la existencia de los cuatro menores de edad,
ni la convivencia del causante con su compañera
permanente
GILMA
ELENA
RAMÍREZ
RAMÍREZ, pues infirió que no existía
controversia: (i) en que el 50% de la pensión que
devengaba VÍCTOR MODESTO, “se concedió a
los menores OXNARDO ELÍAS, JESSICA
JOHANA, LEONARGO FABIO
MARI LUZ
RAMÍREZ RAMÍREZ, hijos menores del
fallecido”(folio 81); y (ii) que tal como lo
consideró el juez de primer grado, “el causante
sostuvo una convivencia simultánea” tanto con
“su cónyuge MARÍA EUGENIA VALENCIA como
con su compañera permanente GILMA
La verdad, es que no se evidencia falta del fallador
de segundo grado al valorar tal probanza, o al
menos con la característica de ostensible. En
efecto, el ad quem infirió que la señora MARÍA
EUGENIA VALENCIA DE RAMÍREZ “no
desconoce tal convivencia simultánea”, pues en el
interrogatorio de parte rendido admitió que “el no
estuvo permanente”, que se “mantenía y en la
4
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RAMÍREZ” (folio 82), sólo que consideró que al
fallecimiento de VÍCTOR MODESTO estaba
vigente la primigenia Ley 100 de 1993, que exigía
para el derecho a la pensión, “convivir con el
pensionado desde el momento de adquirir el
derecho a la pensión y hasta el momento de la
muerte”, habiendo acreditado la cónyuge que
“hacía vida marital con el señor RAMÍREZ desde
el 10 de octubre de 1949, cuando contrajeron
matrimonio y hasta la fecha del fallecimiento del
mismo”, sin que la “convivencia simultánea con la
señora GILMA, desvirtuara o desconociera el
vínculo marital”, ni “mucho menos, que le
permitiera obtener la pensión a esta última” quien
“por parte alguna demostró que la relación con el
fallecido se originó desde el momento de
adquirirse el derecho a la pensión”, aserciones
todas estas a las que guardó silencio la recurrente.
compañera permanente, criterio que se renueva en
el sub judice.
Lo mismo podría decirse frente al artículo 7° del
Decreto 1889 de 1994, pues la referida normativa
precisa que tendrá derecho a la pensión de
sobrevivientes, “en primer término”, el cónyuge,
y sólo a falta de éste, entra como beneficiario el
compañero o compañera permanente, que
evidencia la prelación a la familia primaria como
núcleo fundamental de la sociedad, cuando por
decisión libre un hombre y una mujer deciden
contraer matrimonio, o cuando por voluntad
resuelven unirse dejando de lado las nupcias, para
como compañeros conformar responsablemente
una familia. En ese orden, en el presente asunto se
protege la cónyuge que demostró reunir los
requisitos legales para ser beneficiaria de la
pensión suplicada, y a los cuatro hijos habidos
entre el pensionado VÍCTOR MODESTO y su
compañera GILMA. Así, no se muestra la
aplicación indebida que la recurrente plantea.
(…)
En ese orden, se impone afirmar que el fallador de
alzada al aplicar el original artículo 47 original de
la Ley 100 de 1993, no incurrió en la aplicación
indebida que acusa la censura, puesto que, sin
duda alguna, se atuvo íntegramente al texto de la
normativa en comento vigente para cuando ocurrió
el fallecimiento de VÍCTOR MODESTO, sin que
como lo advirtió el Tribunal, GILMA RAMÍREZ
RAMÍREZ “desvirtuara o desconociera el vínculo
marital” entre la cónyuge MARÍA EUGENIA
VALENCIA y aquél, y sin que demostrara que
“la relación con el fallecido se originó desde el
momento de adquirirse el derecho a la pensión”.
Sobre esta temática sentó su criterio esta Sala de la
Corte, en sentencia del 3 de marzo de 1999,
radicado 11245, reiterada en pronunciamientos de
23 de octubre de 2007, radicación 31710, y 22 de
enero y 22 de abril de 2008, radicados 29849 y
32392 respectivamente, así:
“Y es precisamente dentro de este esquema que el
nuevo sistema de seguridad social introducido por la
Ley 100 de 1993 consagró en su artículo 47, para la
compañera permanente la condición de beneficiaria
cuando, habiéndose extinguido la convivencia del
pensionado con su cónyuge, aquella reuniese
cabalmente las nuevas condiciones para acceder a la
pensión de sobrevivientes, y estableció concretamente
que es la efectiva vida de pareja durante los años
anteriores al deceso del pensionado, la que viene a
legitimar la sustitución pensional, por encima de
cualesquiera otra consideración.
En efecto, la disposición que rige el asunto y que
le da derecho a la demandante a reclamar la
pensión de sobrevivientes, es precisamente el
artículo 47 inicial de la Ley 100 de 1993. Ello es
así, porque MARÍA EUGENIA VALENCIA DE
RAMÍREZ, como cónyuge del pensionado
fallecido, acreditó los requisitos que consagra la
preceptiva en comento, amén de que conforme a la
jurisprudencia,
cuando se
presenta
una
convivencia simultánea del causante con la
cónyuge y la compañera permanente, la vocación
para hacerse beneficiaria de la pensión la tiene en
primer lugar la consorte y, sólo a falta de ésta, la
“Es que así lo estatuye textualmente la disposición en
comento: “En caso de que la pensión de sobrevivencia
se cause por muerte del pensionado, el cónyuge o la
compañera o compañero permanente supérstite, deberá
acreditar que estuvo haciendo vida marital con el
causante por lo menos desde el momento en que éste
5
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
cumplió con los requisitos para tener derecho a una
pensión de vejez o invalidez, y hasta su muerte, y haya
convivido con el fallecido no menos de dos años
continuos con anterioridad a su muerte, salvo que haya
procreado uno o más hijos con el pensionado
fallecido.” (se subraya).
al menos desde el momento en que éste adquirió el
derecho a la pensión respectiva; y, en tercer lugar, el
haber convivido con el pensionado no menos de dos
años continuos con anterioridad a su muerte, requisito
éste último que puede suplirse con el de haber
procreado uno o más hijos con él, sin que tengan al
efecto - ahora - incidencia alguna, las circunstancias
en que se produjo la ruptura de la convivencia con su
cónyuge, vale decir, si ésta se dio por causas
imputables al causante o no, puesto que el presupuesto
de ausencia de culpabilidad del fallecido no fue
reproducido en la nueva preceptiva que reguló
integralmente la materia con un fundamento y
contenido diferentes.
“Lo anterior no obsta para precisar que si se da una
convivencia simultánea del pensionado tanto con su
cónyuge como con la compañera, la beneficiaria de la
pensión de sobrevivientes, en primer término, es la
esposa, por cuanto así se desprende del artículo 7º del
decreto 1889 de 1994, reglamentario de la Ley 100 de
1993. Pero en todo caso, para que el cónyuge tenga el
derecho a la susodicha sustitución pensional, deberá
cumplir “con los requisitos exigidos por los literales a)
de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993”, como
lo exige perentoriamente el artículo 9º del decreto
citado. Y tales requisitos exigidos al cónyuge o al
compañero permanente supérstite son, en este nuevo
esquema normativo, en primer lugar, la convivencia
efectiva con el pensionado al momento de su
fallecimiento; en segundo término, la circunstancia de
haber hecho vida marital responsable con el fallecido,
“También debe tenerse en cuenta que conforme lo
prescribe el artículo 230 de la Constitución Política,
los jueces en sus providencias están sometidos al
imperio de la Ley y en este caso al literal a) del artículo
47 de la Ley 100, el cual fue declarado avenido a la
Carta Fundamental por la Corte Constitucional
mediante sentencia C389/96”».
6
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35414
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
21/04/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial del Buga
Didier Eduardo Camacho Aguado
Clínica Materno Infantil Los Farallones S.A.
BUENA FE - Concepto/INDEMNIZACIÓN
MORATORIA – Por no pago oportuno de
cesantías, salarios y prestaciones – En ambos
casos su naturaleza es sancionatoria y se debe
analizar la buena o mala fe de la conducta del
empleador – Cuando se presenta controversia
fundada y seria acerca de la naturaleza jurídica
del contrato hay lugar a su exoneración – Las
mismas pruebas que fundaron la declaración de la
relación laboral pueden servir para deducir la
buena fe del empleador.
de Trabajo, como lo pone de presente la censura,
que es criterio de la Sala que ambas por tener su
origen en el incumplimiento del empleador de
ciertas obligaciones, gozan de una naturaleza
eminentemente sancionatoria y como tal su
imposición está condicionada al examen, análisis o
apreciación de los elementos subjetivos relativos a
la buena o mala fe que guiaron la conducta del
empleador.
Para tal efecto, en sentencia del 21 de abril de
2004 con radicación 22448, que reiteró lo dicho en
decisión del 11 de julio de 2000 radicado 13.467,
en cuanto a esta temática la Corte sostuvo:
«Pues bien, planteadas así las cosas, primeramente
es de recordar, que la <buena fe> equivale a obrar
con lealtad, con rectitud y de manera honesta, es
decir, se traduce en la conciencia sincera, con
sentimiento suficiente de lealtad y honradez del
empleador frente a su trabajador, que en ningún
momento ha querido atropellar sus derechos; lo
cual está en contraposición con el obrar de mala
fe, de quien pretende obtener ventajas o beneficios
sin una suficiente dosis de probidad o pulcritud.
“(....) Ahora bien, aún entendiendo que la
acusación denuncia la infracción directa de los
citados preceptos, en cuanto al artículo 99 de la
Ley 50 de 1990, es lo cierto que el Tribunal no
pudo ignorar la disposición por cuanto fue la que
le sirvió de apoyo al Juzgado para fulminar la
condena por indemnización moratoria, ni tampoco
se rebeló contra su contenido, sino que estimó
conforme a jurisprudencia de la Sala, que su
aplicación no podía ser automática y que era
necesario analizar la conducta del empleador
para establecer si la presunción de mala fe
quedaba o no desvirtuada; entonces, apoyándose
en pruebas del expediente y luego de examinar las
razones de la empresa demandada, -lo que de
paso desvirtúa la afirmación inicial del recurrente
de que el Tribunal no realizó análisis probatorio-,
En según lugar, cabe decir, que en lo referente a
estas dos clases de indemnizaciones moratorias,
por la no consignación al fondo de cesantías
consagrada en el numeral 3° del artículo 99 de la
Ley 50 de 1990 y la causada a la terminación de
la relación laboral por el no pago oportuno de
salarios y prestaciones sociales debidas
dispuesta en el artículo 65 del Código Sustantivo
7
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
descartó la existencia de mala fe y no le hizo
producir efectos a la norma acusada.
frente a un contrato de trabajo respecto del
demandante, lo cual se erige como suficiente para
brindar apoyo a una conducta de buena fe,
indefectiblemente conduce a concluir que la
interpretación que le imprimió dicho juzgador a las
disposiciones legales de marras, esto es, los
artículos 99 numeral 3° de la Ley 50 de 1990 y 65
del C. S. del T., se aviene a las orientaciones
jurisprudenciales que constituyen su correcta
hermenéutica jurídica.
Ese criterio resulta acorde con el expuesto por la
Sala en sentencia de 11 de julio de 2000, rad.
13467 en que señaló:
<La indemnización moratoria consagrada en el
numeral tercero del artículo 99 de la Ley 50 de
1990 tiene origen en el incumplimiento de la
obligación que tiene el empleador de consignar a
favor del trabajador en un fondo autorizado el
auxilio de cesantía, luego se trata de una
disposición de naturaleza eminentemente
sancionadora, como tal, su imposición está
condicionada, como ocurre en la hipótesis del
artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo, al
examen o apreciación de los elementos subjetivos
relativos a la buena o mala fe que guiaron la
conducta del patrono>...”. (Resalta la Sala).
Es menester aclarar que se equivoca el censor
cuando asevera, que al probarse dentro de la
contienda judicial el contrato de trabajo, en
desarrollo del principio de la primacía de la
realidad y no aceptarse la posición de la
demandada sobre la inexistencia del vínculo
laboral, necesariamente se ha de tener su actuar
como caprichoso y revestido de malicia; habida
cuenta que de la misma forma como se ha
adoctrinado que la simple negación de la relación
laboral no exonera per se al empleador de la
indemnización
moratoria,
tampoco
la
demostración del contrato de trabajo trae consigo
inexorablemente la mala fe de la demandada.
Lo anterior significa, que como de tiempo atrás se
ha venido sosteniendo, la aplicación de la
indemnización moratoria para cualquiera de los
dos eventos que ocupan la atención a la Sala, no es
automática ni inexorable, y por ende en cada
asunto a juzgar el sentenciador debe analizar si la
conducta remisa del empleador estuvo o no
justificada con argumentos que pese a no resultar
viables o jurídicamente acertados, sí puedan
considerarse atendibles y justificables, en la
medida que razonablemente lo hubiese llevado al
convencimiento de que
nada
adeudaba
por
salarios
o
derechos
sociales, lo cual de
acreditarse conlleva a
ubicar el actuar del
obligado en el terreno de
la buena fe, y en este
caso no procedería la
sanción prevista en los
preceptos legales referidos.
En efecto, la imposición de la condena por
indemnización moratoria cuando se discute la
existencia del contrato de trabajo no depende
exclusivamente de su declaración, así como
tampoco su absolución de la negación del vínculo
laboral; pues en ambos casos se requiere del
examen de la conducta del empleador, y si la
postura de la demandada resulta fundada y
acompañada de pruebas que obren en el proceso,
de forma que así no logre desvirtuar el nexo
contractual, tenga plena justificación, es factible
exonerarla de esa drástica sanción, como en el sub
lite ocurrió.
Por consiguiente, que si bien el ad quem infirió
correctamente la existencia de la relación laboral,
no por ello simplemente estaba obligado a impartir
condena por indemnización moratoria como lo
sugiere la censura, con mayor razón cuando se
coligió la buena fe de la accionada del proceder
asumido desde el principio de la litis de negar con
razones, si bien no acertadas en estricto sentido
Bajo esta órbita, se tiene que el Tribunal al
examinar la conducta de la empleadora demandada
y encontrar demostradas las circunstancias en que
aquella fundó su firme convicción de no estar
8
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
jurídico, si avenidas con lo que puede estimarse
<atendible> por estar fincadas en una convicción
de estar actuando válidamente o en derecho.
Por lo dicho, el Tribunal en ningún momento
desvió la verdadera inteligencia que le
corresponde a los preceptos legales acusados, que
exigen en cada caso valorar la conducta del
empleador renuente al pago de salarios y derechos
sociales, ya que lo cierto fue que acogió lo dicho
por la Corte sobre la correcta interpretación de
tales normas conforme a su genuino y cabal
sentido».
Acorde con lo anterior, también es dable afirmar,
que no se presenta ninguna incoherencia por la
circunstancia de que las mismas pruebas que
apreció la Colegiatura para establecer el contrato
de trabajo realidad, sirvan en un momento dado
para deducir la buena fe de la demandada.
9
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35351
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
ACLARACIÓN DE VOTO:
21/04/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Alicia del Socorro Vargas de Aristizábal
Instituto de Seguros Sociales
Gustavo José Gnecco Mendoza y Eduardo López Villegas
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – La
dependencia económica de los padres en vigencia
de la Ley 797 de de 2003 no es total y absoluta –
Sentencia de exequibilidad C-111 de 2006 – Los
padres pueden recibir ingresos adicionales por su
propio trabajo siempre y cuando no los convierta
en autosuficientes/PRINCIPIO DE LA CARGA
DE LA PRUEBA – El que reclama la pensión de
sobrevivientes es quien debe probar la
dependencia económica.
«…en ningún momento el Juez Colegiado arribó a
la conclusión de que la progenitora demandante
recibía ayuda económica del hijo fallecido para
satisfacer sus necesidades relativas a su
sostenimiento, y menos que los ingresos adicionales
que ésta obtenía de la colaboración de otros hijos y
del producido de la venta de arepas la hicieran
autosuficientes económicamente.
En efecto, vista la motivación del fallo censurado,
lo inferido en esencia por el Tribunal, fue que la
accionante no cumplió con la carga procesal de
probar la citada dependencia económica, en la
medida que ninguna de las pruebas obrantes en el
plenario dan cuenta de este hecho. Es más, destaca
que ni siquiera se propuso o se trajo a declarar
algún testigo que diera fe de tal circunstancia, lo
que imposibilitó establecer “la realidad del entorno
familiar” de la actora, sin que sea dable “presumir
la dependencia económica”.
Lo anterior significa, que el recurrente para
estructurar el ataque por la vía directa o del puro
derecho, parte de unos supuestos fácticos no
demostrados en el proceso y de unas conclusiones
ajenas a las que verdaderamente soportan la
decisión atacada, lo que da al traste con la
acusación.
Mas sin embargo, es pertinente agregar, que el Juez
de apelaciones, en las reflexiones de índole jurídico
que efectuó antes de abordar el estudio de los
medios de prueba, consideró, apoyado en la
sentencia de casación que data del 27 de marzo de
2003 radicación 19867 y en la sentencia de
exequibilidad C-111 del 22 de febrero de 2006, que
“la dependencia no debe de entenderse como total
y absoluta, dándose la posibilidad de admitir que
los padres dependientes económicamente de
alguno de sus hijos, se puedan beneficiar en
forma conjunta de otros hijos o por actividades
dirigidas a obtener la subsistencia, siempre que las
ayudas no se conviertan en aportes autosuficientes
que hagan desaparecer la dependencia”; lo cual
coincide con la interpretación que la censura
propone en el cargo, acudiendo también a lo
adoctrinado por esta Sala de la Corte en sentencias
del 25 de enero, 12 de febrero y 1° de abril de 2008
radicados 31873, 31346 y 32420, respectivamente,
y por lo dicho por la Corte Constitucional en el
mencionado pronunciamiento de constitucionalidad
10
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1993,
modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de
2003, cuyo literal d) fue declarado exequible salvo
la expresión “de forma total y absoluta” que se
declaró inexequible.
Así las cosas, se tiene que lo concluido
jurídicamente en este asunto por el Juez de
apelaciones, no va en contravía de las directrices
esbozadas en las varias decisiones jurisprudenciales
que sobre el tema se han dado, proferidas por la
Sala de Casación Laboral antes y después de la
referida sentencia de exequibilidad C-111 de 2006,
en las cuales se ha dejado sentado, como primera
medida, que tal dependencia económica
efectivamente no es total y absoluta, lo que se
traduce en que es posible que los ascendientes
tengan un ingreso personal o ciertos recursos y
puedan acceder al derecho pensional reclamado, y
en segundo lugar, que aquella dependencia
económica es una circunstancia que sólo puede ser
definida y establecida en cada caso concreto, pues si
los ingresos que perciben los padres fruto de su
propio trabajo o los recursos que éstos obtengan de
otras fuentes, son suficientes para satisfacer las
necesidades básicas o relativas a su sostenimiento,
no se configura el presupuesto de la norma para
acceder a la pensión de sobrevivientes, y es por esto
que la mera presencia de un auxilio o ayuda
monetaria del buen hijo, no siempre es indicativo de
una verdadera dependencia económica, y en esta
eventualidad no se cumplirían las previsiones
señaladas en la ley.
Conviene traer a colación lo dicho por esta
Corporación alrededor de la exigencia legal de la
dependencia económica de los padres frente al hijo
que fallece, en sentencia del 11 de mayo de 2004
radicación 22132, reiterada en decisiones del 7 de
marzo de 2005, 21 de febrero de 2006, 15 de
febrero de 2007 y 14 de mayo de 2008, con
radicados 24141, 26406, 29589 y 32813
respectivamente, que si bien corresponde a la
intelección del literal c) del artículo 47 de la Ley
100 de 1993 en su versión original, esto es, antes de
la reforma introducida por el artículo 13 de la Ley
797 de 2003, sus enseñanzas son plenamente
aplicables al caso a juzgar, donde se puntualizó:
“(...) Descendiendo al caso que ocupa la atención de la
Sala, esto es, el relativo a la concepción y alcance de la
expresión <dependencia económica> que consagra el
literal c) del artículo 47 de la ley 100 de 1993, es
importante tener en cuenta que según el Tribunal el
demandante no dependía de manera total y absoluta de
su
hijo
fallecido,
principalmente
porque
esporádicamente recibe semanalmente la suma de
$20.000,oo o $25.000,oo y, además, porque su cónyuge
devenga un salario mínimo legal mensual, producto de
su trabajo como auxiliar de servicios generales en un
colegio, circunstancias que al decir del juzgador,
demuestran la presencia de medios económicos que
posibilitan el sostenimiento del actor, aspecto que en su
sentir no consulta la teleología del artículo 47 acusado
que reconoce la calidad de beneficiario de la pensión
de sobrevivientes a quien dependa económicamente en
un todo del fallecido, lo cual colisiona con la simple
ayuda o colaboración propia de los buenos hijos frente
a sus padres.
De acuerdo con esta exégesis del ad quem, la
configuración de la dependencia económica a la que
alude la disposición legal en cita, se desvirtúa por la
circunstancia de venir recibiendo el demandante ayuda
o apoyo así sea parcial del hijo fallecido. Dicho de otro
modo, para el Tribunal la exigencia legal supone que la
dependencia económica sea total y absoluta, sin
ninguna posibilidad de que los padres se procuren
algunos ingresos adicionales.
El recurrente, por el contrario, se aparta de esa
hermenéutica ya que a su juicio el supuesto exigido en
el texto normativo no se traduce en que el padre
reclamante de la pensión de sobrevivientes se
encuentre supeditado de manera absoluta al ingreso
que le brindaba el afiliado, lo cual no descarta de
plano la situación de simple ayuda o colaboración.
Planteada la controversia jurídica en los anteriores
términos, para la Sala es claro que le asiste razón al
recurrente por cuanto el literal c) del artículo 47 de la
Ley 100 de 1993 que se denuncia como quebrantado,
en modo alguno consagra que la dependencia
económica de los padres frente a los hijos, que da lugar
a la pensión de sobrevivientes, tenga que ser absoluta y
total. Razonamiento que por demás, tampoco ha
avalado la Corte, pues lo que se ha dicho es que en
ausencia de enunciado legal que defina el concepto de
dependencia económica luego de la suspensión y
posterior nulidad del artículo 16 del Decreto 1889 de
11
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
1994 que sí la definía, este enunciado debe asumirse en
su sentido natural y obvio, es decir, con la connotación
de estar subordinado a una persona o cosa, o necesitar
una persona del auxilio o protección de otra.
Esa acepción de dependencia económica según ha sido
concebida por la Corte bajo el presupuesto de la
subordinación de los padres en relación con la ayuda
pecuniaria del hijo para subsistir, no descarta que
aquellos puedan recibir un ingreso adicional fruto de
su propio trabajo o actividad siempre y cuando éste no
los convierta en autosuficientes económicamente,
desapareciendo así la subordinación que predica la
norma legal. En todo caso, conviene precisar que la
dependencia económica en los términos que se acaban
de delinear es una situación que sólo puede ser
definida y establecida en cada caso concreto.(resalta
la Sala).
El hecho cierto y admitido por el juzgador de segundo
grado de que el accionante recibía una ayuda
económica de su hijo fallecido, encaja dentro de las
previsiones del literal c) del artículo 47 de la Ley 100
de 1993, pues contrario a lo dicho por el Tribunal, esta
disposición no exige que la dependencia aludida deba
ser total y absoluta, en tanto ordena conceder el
derecho a la pensión de sobrevivientes a los padres del
causante si aquellos <dependían económicamente de
éste>.
Así se ha dicho, entre otras, en la sentencia del 27 de
marzo de 2003, Radicación No. 19867, en la cual esta
Corporación dijo:
<De la lectura de las disposiciones de la Ley 100 de
1993 que se citan como infringidas, se desprende que
dichos preceptos no hacen referencia a que la
dependencia económica de los padres para ser
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes del hijo
fallecido sea absoluta y por lo tanto mal puede ser esa
la correcta hermenéutica de las normas en comento.
“Tampoco la Corte en su jurisprudencia ha dado a
esas previsiones legales la lectura que entiende el
censor, pues en las decisiones que trae a colación lo
que se ha dicho es que en ausencia de previsión legal
que defina el concepto de „dependencia económica‟
este debe tomarse en su sentido natural y obvio donde
depender significa „estar subordinado a una persona o
cosa, o necesitar una persona del auxilio o protección
de otra‟.
“Ese criterio de dependencia económica tal como lo ha
concebido la Corte bajo el presupuesto de la
subordinación de los padres en relación con la ayuda
pecuniaria del hijo para subsistir, no excluye que
aquellos puedan percibir un ingreso adicional siempre
y cuando éste no los convierta en autosuficientes
económicamente, vale decir, haga desaparecer la
relación de subordinación a que se refiere la norma.
Sin embargo, resulta claro que la dependencia
económica bajo los parámetros jurisprudenciales
indicados, es una circunstancia que sólo puede ser
definida en cada caso concreto> (resalta la Sala)”.
Lo expuesto en el antecedente trascrito, adquiere
más relevancia con la declaratoria de
inexequibilidad de la expresión “de forma total y
absoluta” que traía el literal d) del artículo 13 de la
Ley 797 de 2003, norma que como atrás se expresó
modificó el aludido literal c) del artículo 47 de la
Ley 100 de 1993.
Por consiguiente, resulta claro que el Tribunal no
desconoció que el requisito de la dependencia
económica no debe ser total y absoluta, y al
concluir que la promotora del proceso no demostró
como le correspondía esta exigencia respecto de su
hijo fallecido, esto es, el suministro de una
colaboración o ayuda económica del causante que
fuera esencial o significativa para el sustento de su
progenitora, lo que no permitió en verdad esclarecer
la realidad del entorno familiar de la demandante
para la data de la muerte del afiliado, en definitiva
se tiene que desde el punto de vista jurídico dicho
sentenciador le imprimió al precepto legal en
cuestión una interpretación que se ajusta a su cabal
y genuino sentido, asistiéndole adicionalmente la
razón en el sentido de que la mencionada
dependencia no era posible presumirla.
De otro lado, en lo concerniente a la alegación del
censor de que “no era necesario acreditar la citada
dependencia económica más allá de lo que dijo el
juzgador”, es de advertir, que como bien lo infirió
el fallador de alzada, es a la demandante que
pretende obtener la pensión de sobreviviente en su
calidad de madre del causante, a quien en principio
le corresponde probar por cualquier medio de los
legalmente
autorizados
ser
dependiente
económicamente del occiso, y cumplido lo anterior
12
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
será el demandado quien debe demostrar dentro de
la contienda judicial la existencia de ingresos o
rentas propias de la ascendiente que la puedan hacer
autosufiente en relación con su hijo fallecido.
Y fue precisamente esa carga probatoria de la parte
actora, que el Tribunal no encontró cumplida en la
actuación surtida; y sí el recurrente contrario a lo
sostenido en la sentencia recurrida, considera que sí
estaba acreditada en la litis la aludida dependencia
económica que echó de menos la Colegiatura, debió
debatir la apreciación de las pruebas analizadas en
la segunda instancia o denunciar la falta de
valoración de algún medio de convicción que
respaldara su postura, pero acudiendo a la vía
adecuada que no es otra que la indirecta o de los
hechos, lo cual como no se hizo, mantiene incólume
la decisión atacada en este puntual aspecto».
13
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 33914
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
21/04/2009
Elsy del Pilar Cuello Calderón
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira
Alonso Ortíz Bello
Empresa de Energía de Bogotá S.A. ESP Emgesa S.A.
PENSIÓN ESPECIAL DE VEJEZ – Por el
ejercicio de actividades de alto riesgo – Requisitos
– Régimen de transición.
señalar en su artículo 2º como actividades de “alto
riesgo” las siguientes:
“1. Trabajos en minería que impliquen prestar el
servicio en socavones o en subterráneos.
«La censura aduce que el ad quem infringió el
artículo 6 del Decreto 2090 de 2003, puesto que no
obstante aceptar que el demandante había laborado
más de 10 años en el DAS, en el cargo de Agente
Secreto, teniendo por tanto más de las 500
semanas exigidas por la disposición citada, negó el
derecho invocado, siendo que en total completó
más de 23 años al servicio del Estado.
(…)
El Tribunal reseñó las labores desempeñadas por
el demandante al servicio del DAS, y las ejercidas
como soldado voluntario; luego en ese sentido lo
primero que debe destacarse es que no pudo
incurrir en un yerro fáctico frente al punto; lo que
ocurre es que consideró que las actividades
ejecutadas en la accionada no están taxativamente
consagradas en la legislación, para computarlas a
aquellas que sí son de alto riesgo. Siendo ello así,
se procede al examen de las normas acusadas.
Respecto al tema planteado, es preciso anotar que
el Decreto 2090 de 2003 recogió, básicamente, lo
previsto sobre el particular en el 1281 de 1994, al
“2. Trabajos que impliquen la exposición a altas
temperaturas, por encima de los valores permisibles,
determinados por las normas técnicas de salud
ocupacional.
“3. Trabajos con exposición
comprobadamente cancerígenas.
a
sustancias
“4. En la Unidad Administrativa Especial de
Aeronáutica Civil o en la entidad que haga sus veces,
la actividad de los técnicos aeronáuticos con funciones
de controladores de tránsito aéreo (…).
“5. En los cuerpos de Bomberos, la actividad
relacionada con la función especifica de actuar en
operaciones de extinción de incendio.
“6. En el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario,
Inpec, la actividad del personal dedicado a la custodia
y vigilancia de los internos (…)”.
Y, el artículo 6º es del siguiente tenor:
“Régimen de transición. Quienes a la fecha de entrada
en vigencia del presente decreto hubieren cotizado
cuando menos 500 semanas de cotización especial,
tendrán derecho a que, una vez cumplido el número
mínimo de semanas exigido por la Ley 797 de 2003
para acceder a la pensión, ésta le sea reconocida en las
mismas condiciones establecidas en las normas
14
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
anteriores que regulaban las actividades de alto
riesgo”.
Decreto-ley 1047 de 1978, cuyas normas serán
igualmente aplicables al personal de detectives en sus
distintos grados y denominaciones”.
Por su parte el Decreto 1047 de 1978, que también
acusa la censura, determinó el régimen pensional
para las personas que desempeñen las funciones de
dactiloscopistas, y señaló que para adquirir el
derecho se requerían 20 años de servicios, sin
importar la edad, y en otro evento, 16 años
continuos de servicios y haber cumplido 50 años
de edad. El 1933 de 1989, al referirse al tema
pensional, estableció:
“Las normas generales sobre pensión de jubilación
previstas para los empleados de la administración
pública del orden nacional se aplicarán a los
empleados del Departamento Administrativo de
Seguridad.
“Los empleados que cumplan funciones
de dactilocopistas en los cargos de
Detective Agente, Profesional o
Especializado, se regirán por lo
establecido en cuanto a régimen de
pensión vitalicia de jubilación, por el
El régimen de transición aludido, y al que se
remite el recurrente, reconoce el régimen especial
y prestacional antecedente, de modo que se
garantiza el reconocimiento del derecho pensional,
en las condiciones previstas en las disposiciones
precedentes, pero bajo condición de cumplir el
requisito de haber ejercido las actividades
catalogadas legalmente como especiales, exigencia
que fue precisamente la que echó de menos el
juzgador. Ello quiere decir que al no surgir de las
preceptivas reseñadas, que el cargo de escolta
desempeñado en una empresa como la demandada,
figure en dichas normas, como de alto riesgo, no
procede la inclusión a la cual aspira el censor,
como si se tratare de un
funcionario del DAS. De allí que
no se halle acreditada ninguna de
las infracciones denunciadas en las
acusaciones».
15
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35305
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
Saúl Sandoval Galvis
Instituto de Seguros Sociales
PENSIÓN DE INVALIDEZ – Carácter
provisional y definitivo – Revisión de la invalidez
– Etapas para su otorgamiento -Carácter vitalicio
cuando el pensionado por invalidez cumple la
edad mínima para la pensión de vejez.
«En síntesis, puede afirmarse que el recurrente
pretende que su situación sea ventilada a la luz del
Decreto 3170 de 1964, bajo cuyo imperio se le
concedió la pensión de invalidez al demandante,
pues en su sentir las disposiciones de la Ley 100
de 1993 en materia de revisión de las pensiones de
invalidez son mucho más exigentes que las
previstas en el citado decreto.
Para el Tribunal, en cualquiera de los dos
regímenes, bien en el de la Ley 100 de 1993 o en
el anterior a la misma, las pensiones de invalidez
son revisables de manera que dependiendo de las
nuevas circunstancias derivadas de dicha revisión,
las condiciones de otorgamiento pueden ser
variadas.
Siguiendo el derrotero marcado por la censura,
debe recordarse que el artículo 23 del Acuerdo 155
de 1963, aprobado por el Decreto 3170 de 1964,
determinaba que las pensiones de invalidez por
incapacidad permanente total o parcial se
concederían inicialmente en forma provisional por
dos años contados desde que fuera declarada la
una o la otra incapacidad. Si vencido ese término,
persistía la incapacidad, la pensión tendría carácter
definitivo, pero con la facultad para el ISS de
revisarla en cualquier momento cuando lo
considerare necesario, “si hubiere fundamento
para presumir que han cambiado las condiciones
que determinan su agotamiento” Tales pensiones
serían vitalicias una vez que el pensionado
alcanzara la edad mínima que para el derecho a la
pensión de vejez fijaba el Reglamento General del
Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte.
Cuando el mencionado precepto habló del carácter
definitivo de la pensión después del término inicial
provisional de dos años, no quiso decir que la
prestación fuera desde entonces inmutable e
invariable, pues el Instituto tenía la facultad de
solicitar la revisión de la incapacidad y de acuerdo
con las consecuencias de la revisión, variar las
condiciones de su otorgamiento, una de las cuales
era la cesación del pago de la prestación si el
estado de invalidez había cesado totalmente o
disminuido según que el nuevo porcentaje de
pérdida de la capacidad laboral no ameritara ya la
pensión atrás otorgada. Más sin embargo, cuando
el pensionado por invalidez, manteniendo ese
status, cumplía la edad mínima requerida para
acceder a la pensión de vejez, la prestación por
invalidez se convertía en vitalicia y ello implicaba,
en primer lugar, que la incapacidad no podía ser
revisada nuevamente, y en segundo, la pensión
tampoco podía ser revocada.
16
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Tres etapas, entonces, encerraba el otorgamiento
de la pensión de invalidez: La primera, la
concesión provisional de la pensión por el término
inicial de dos años, vencidos los cuales, debía
revisarse la incapacidad. La segunda, el carácter
definitivo de la pensión si la incapacidad persistía,
pero conservando el ISS la facultad de revisar la
incapacidad cuando lo considerara necesario, y la
tercera, el carácter vitalicio de la prestación
cuando el pensionado por invalidez cumpliera la
edad mínima exigida para la pensión de vejez,
etapa en la cual la pensión sí era irrevocable.
Por tanto, se equivoca la censura cuando sostiene
que por haber sido concedida de manera definitiva
la pensión de invalidez, ésta era ya un derecho
adquirido del pensionado que no podía ser
desconocido por la entidad demandada, pues de
conformidad con las disposiciones del Acuerdo
155 de 1963, como ya ha quedado visto, la
posibilidad de revisión de la incapacidad por parte
del ISS, implicaba que el disfrute de la pensión
bien podía considerarse como un derecho
condicionado cuyas causas o características de
concesión podían ser modificadas.
En las condiciones anotadas, el cargo no puede
prosperar, pues es evidente que si las normas
aplicables fueran las del Acuerdo 155 de 1963, tal
como lo pretende la censura con apoyo en el
principio de progresividad, la pensión de invalidez
del actor podía ser revisada por parte del ISS como
efectivamente lo hizo ante la Junta Nacional de
Calificación de Invalidez.
Lo anterior cobra fuerza en la medida en que de
acuerdo con el Registro Civil de Nacimiento
visible al folio 17, el demandante nació el 3 de
febrero de 1951, por lo que la edad mínima de 60
años requeridos para la pensión de vejez por parte
de los reglamentos del Seguro Social, los
cumpliría en el mismo mes y día del año 2011».
17
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35252
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Eduardo López Villegas
Sentencia
Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de San Juan de Pasto
Gregorio Quiñónez Quiñónez
Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte IDRD
ESTABILIDAD LABORAL, REINTEGRO Procedencia cuando la supresión del cargo no
obedece al interés general y se torna
caprichosa/REESTRUCTURACIÓN
ADMINISTRATIVA – La supresión de cargos
debe obedecer a la realización de los fines del
Estado/ESTABILIDAD LABORAL – Conflicto
entre normas constitucionales que persiguen los
fines del Estado con las que consagran derechos
individuales
y
colectivos/REESTRUCTURACIÓN
ADMINISTRATIVA – El acto de supresión
proveniente de la misma entidad no es suficiente
para declarar la existencia de un interés
público/REINTEGRO - Según la convención
suscrita con el Instituto Distrital para la
Recreación y el Deporte IDRD cuando no se
justifica el despido/CONVENCIÓN COLECTIVA
– Interpretación y aplicación de los artículos 30 y
35 de la convención suscrita con el IDRD.
«El cargo prospera al reiterar la Corte el criterio
que, respecto a similar acusación de error
hermenéutico de las mismas normas, en
circunstancias fácticas semejantes que incluye
idéntica resolución de supresión de cargos (003 del
26 de abril de 2001), y contra el Instituto aquí
demandado, emitió en sentencia del 16 de
septiembre de 2008 radicación 33004 y en la cual
se dijo:
(…)
Sea lo primero señalar, que la entidad demandada
modificó la planta semiglobal de su personal mediante
la resolución número 003 del 26 de abril de 2001, la
que se expidió en virtud de las atribuciones conferidas
a su Junta Directiva en la resolución número 05 de
1997, por lo tanto no es cierto que no existiera
fundamento legal para ello.
Y en cuanto a las citas jurisprudenciales, basta señalar
que en ellas se dejó sentado que “las disposiciones
dictadas en relación con su estructura, organización y
desarrollo de sus funciones,…deben entenderse
promulgadas en interés general, razón por la cual
predominan sobre las que únicamente atienden al
interés individual, de conformidad con el claro
postulado expresado en el artículo 58 de la
Constitución Política.
Es por esa razón que en los casos de conflicto entre las
normas laborales o convencionales que garantizan la
estabilidad en el empleo y las especiales que en
desarrollo de mandatos constitucionales permiten la
supresión del empleo que ocupaba un trabajador y su
consiguiente desvinculación, la jurisprudencia laboral
ha dado prelación al régimen especial…”(Folio 34).
La inconformidad de la censura no es contra la tesis de
la Sala, sino sobre la pertinencia de la misma frente a
la situación del sub lite, de no ser una reestructuración
general prevista en normas superiores.
Para la Sala las normas de carácter general dictadas
en relación con la estructura, organización y desarrollo
de las funciones de las entidades públicas, que persigan
18
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
una finalidad como la plasmada en el artículo 20
transitorio de la Carta Política,
de poner en
consonancia la estructura del Estado y de sus
organismos, con el diseño constitucional de la
estructura del Estado, que con ella sea adoptada, se
consagran con el fin de realizar de la mejor manera los
fines esenciales del Estado, y por ello están revestidas
de un rango de prelación sobre aquellas que consagran
los derechos individuales, y aún colectivos del Trabajo.
Las normas laborales legales o convencionales que
garantizan la estabilidad en el empleo y las especiales
que son desarrollo de mandatos constitucionales, han
de tener cabal aplicación, lo cual no significa que lo
sea de manera absoluta, aún frente aquellos eventos en
que se hace imperioso reordenar la administración.
Pero esta postura jurisprudencial no puede hallar
automático acomodo frente a cualquier acto
administrativo que provenga de un ente descentralizado
del orden territorial tendiente a modificar, ajustar o
disminuir la planta de personal y que entrañe supresión
de cargos, pues de su mera legalidad no puede
inferirse la realización de los intereses superiores de la
Administración Pública de ordenarse bajo reglas de
eficiencia,
procurando el
mejoramiento
del
servicio,
propendiendo
al
equilibrio
entre ingresos y
egresos.
El ejercicio de
la autonomía
administrativa
de la que gozan
las entidades
descentralizada
s territoriales
no es garantía
per
se
de
tratarse
de
actuaciones
que estén revestidas de la excepcionalidad y
racionalidad que se exige para que primen los intereses
públicos sobre los derechos colectivos e individuales de
los trabajadores; ningún sistema de derechos está
garantizado si su disfrute pende de que el deudor, y
sólo el, ejerciten o no acciones que los hagan inanes.
Por está razón el mero acto administrativo de la
entidad demandada por la que se auto - autorizo para
ajustar su planta de personal y suprimir cargos, no es
suficiente para declarar la existencia de un interés
publico que tenga primacía sobre la eficacia de las
garantías convencionales de estabilidad de empleo a
las necesidades de la administración; esta debe
resultar de estudios que aconsejen el reordenamiento
administrativo, y que persuadan de cómo el sacrificio
de los trabajadores que pierden su empleo, se justifica
por la realización de un interés superior, como el de
hacer más eficaz, o menos superflua la administración,
o para propender al nivel de gasto que le permite su
situación financiera.
De esta manera, incurre el Tribunal en una incorrecta
hermenéutica de las normas en comento, y por ello el
cargo es fundado y prospera.
(…)
En instancia debe señalarse, como se hiciera en
otras oportunidades contra la misma entidad, en
las que queda al margen de toda controversia la
naturaleza del vínculo, que las normas
convencionales tienen en el sub lite plena
aplicación al establecerse el despido sin justa
causa del actor, de manera especial los artículos
30 y 55 (folios 595 y 605) . El acuerdo
convencional (folios 583 a 608) fue recibido con
nota de depósito por la Dirección Regional de
Bogotá Cundinamarca del Ministerio del Trabajo y
Seguridad Social (folio 583) y con vigencia
comprendida, artículo tercero, entre el 1° de enero
de 1999 y 31 de diciembre de 2002. (folio 585).
En cuanto al alcance del texto del acuerdo
convencional esta Corte se ha pronunciado
respecto a idénticas disposiciones convencionales
vigentes en la institución demandada así:
“El texto convencional contempla dos hipótesis
generadoras del reintegro originado en la ineficacia de
la decisión del empleador: una, que no haya justa
causa para el despido; y otra, que se invoque la justa
causa pero se pretermita el trámite convencional previo
al despido. La primera hipótesis es genérica, nada la
limita, y por fuerza de la redacción debe comprender la
no invocación de una justa causa y la invocación de un
19
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
motivo que no tenga esa entidad…(Rad. 9097 – 6 de
diciembre de 1996).
En razón a lo anterior, se revocará el fallo del
juzgado y en su lugar se declarará la nulidad del
despido, y en consecuencia se ordenará el
reintegro del actor al mismo cargo que
desempeñaba al momento de su despido, o a otro
de igual categoría y remuneración, y se le paguen
los salarios y prestaciones sociales legales y
convencionales con sus respectivos incrementos,
que sean compatibles con el reintegro, dejados de
percibir desde el momento del despido hasta
cuando se efectúe el reintegro. A su vez se
autorizará al demandado para que descuente las
sumas que le fueron canceladas al trabajador con
ocasión del fenecimiento del contrato de trabajo,
incluyendo la indemnización por terminación
unilateral del contrato de trabajo».
20
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 34734
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia
José Manuel Suárez Múnera
Municipio de Caucasia
CONVENCIÓN COLECTIVA – El sentido y
alcance de sus disposiciones corresponde a las
partes y no a la Corte/RECURSO DE
CASACIÓN, ERROR DE HECHO – En la
interpretación
de
cláusulas
convencionales/CONVENCIÓN COLECTIVA –
Interpretación de la cláusula 2 de la convención
suscrita con el municipio de Caucasia/PLAZO
PRESUNTIVO – Su cumplimiento es ajeno a la
conducta laboral del trabajador y, por tanto, no
puede
ser
objeto
de
medida
disciplinaria/TERMINACIÓN DEL CONTRATO
DE TRABAJO – Por vencimiento del plazo
presuntivo no se requiere adelantar trámite
disciplinario
previsto
convencionalmente/REINTEGRO – No procede
cuando la terminación ocurrió por vencimiento
del plazo presuntivo, no requiere adelantar
trámite disciplinario.
procedimiento para cuando el contrato de trabajo
termine por tres causas, como son: cláusula de
reserva, el plazo presuntivo o la justa causa para
despedir, exigiendo agotar un procedimiento, so
pena de considerarse inoperante el despido,
concediendo el derecho al trabajador de ser
reintegrado.” (Folio 16, cuaderno de la Corte).
«…el recurrente le enrostra al Tribunal la
comisión de tres errores de hecho, por interpretar
erróneamente la cláusula segunda de la
convención colectiva de trabajo que lo llevó a
aplicar indebidamente el artículo 467 del Código
Sustantivo de Trabajo, en relación con los
artículos 43 y 19 del Decreto 2127 de 1945, que
hacen referencia al plazo presuntivo y a las
cláusulas convencionales, toda vez que de la
lectura atenta de esa cláusula se colige la voluntad
de las partes que la suscribieron de “establecer un
Precisamente en atención al origen y finalidad de
la convención colectiva de trabajo, carece ella del
alcance nacional que tienen las leyes del trabajo
sobre las cuales sí le corresponde a la Corte
interpretar y sentar criterios jurisprudenciales, por
lo que, en tanto actúa como tribunal de casación,
lo único que puede hacer, y ello siempre y cuando
las características del desatino sean de tal
envergadura que puedan considerarse un error de
hecho manifiesto, es corregir la equivocada
Así las cosas, es claro que la discusión gira en
torno a la interpretación de una cláusula
convencional y por ello debe la Corte reiterar que
el objeto del recurso de casación no es fijarle el
sentido que pueda tener una convención colectiva
de trabajo, ya que, no obstante su gran importancia
en las relaciones obrero-patronales y en la
formación del Derecho del Trabajo, jamás puede
participar de las características de las normas
legales de alcance nacional y, por esa misma
razón, son las partes que las celebran quienes están
llamadas, en primer término, a establecer su
sentido y alcance.
21
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
valoración como prueba de tales convenios
normativos de condiciones generales de trabajo.
También cabe recordar que por imperativo legal
los contratos y convenios entre particulares --y la
convención no es otra cosa diferente a un acuerdo
de voluntades sui generis-- deben interpretarse
ateniéndose más a la intención que tuvieron
quienes lo celebraron, si dicha intención es
claramente conocida, que a las palabras de que se
hayan servido los contratantes. Esta regla de
interpretación está expresada en el artículo 1618
del Código Civil, y aun cuando referida en
principio a los contratos de derecho común,
también debe ser tomada en consideración por los
jueces del trabajo; y dado que el artículo 61 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social faculta a los jueces laborales para que en las
instancias aprecien libremente la prueba, es un
deber de la Corte, en su condición de tribunal de
casación y en todos los casos en que no se
configure error de hecho manifiesto, respetar las
apreciaciones razonadas que de la convención
colectiva de trabajo --mirada ella como prueba de
las obligaciones que contiene-– haga el Tribunal
fallador.
Y al examinar la cláusula convencional que se
considera equivocadamente valorada, no encuentra
la Corte que el Tribunal cometiera un desacierto
protuberante al analizarla, pues es lo cierto que,
pese a que en ella se establece que “Antes de la
sanción disciplinaria que conlleve a aplicar la
cláusula de reserva, el plazo presuntivo o la justa
causa para despedir al trabajador, el Municipio
de Caucasia deberá seguir el siguiente
procedimiento…”, de la circunstancia de tratarse
de un precepto que hace referencia a un régimen
disciplinario; de su lectura integral y armónica,
incluyendo lo dispuesto en su parágrafo; y del
objetivo del procedimiento disciplinario allí
contenido, resulta razonable concluir que ese
trámite disciplinario solamente debe cumplirse en
aquellos casos en que se pretenda despedir al
trabajador por haber cometido una falta que sea
sancionable disciplinariamente, o lo que es lo
mismo, cuando se le vaya a despedir con una justa
causa, pero no en los demás eventos a los que se
hace referencia en la citada cláusula, esto es, la
aplicación de la cláusula de reserva que, además,
no existe legalmente en la actualidad, y la
aplicación del plazo presuntivo.
Y ello es así porque en estricto sentido el
cumplimiento del plazo presuntivo es una
situación por completo ajena a la conducta laboral
del trabajador, de tal suerte que no puede
considerarse que pueda ser materia de una medida
disciplinaria que justifique la existencia de un
trámite previo a la toma de la decisión de terminar
el contrato de trabajo por el acaecimiento de ese
hecho. Por otra parte, si el objetivo del
procedimiento disciplinario es, como surge de la
cláusula en comento, el de que el trabajador pueda
presentar sus descargos, es claro que debe estarse
ante una situación que amerite la formulación de
unos cargos o imputaciones que deban ser
respondidos, lo que, por obvias razones, no se da
en tratándose de la simple llegada de un plazo.
Esta Sala de la Corte ha considerado que no se
justifica adelantar trámites disciplinarios como el
aquí estudiado, cuando no se esté juzgando la
conducta laboral del trabajador y no exista la
imputación de hechos que ameriten el ejercicio del
derecho de defensa.
Así lo explicó, entre muchas otras, en la sentencia
del 1 de agosto de 2000, radicación 14313, de la
que también se hizo mérito de la proferida del 26
de agosto de 2008, radicación 33734, en cual se
estudió la misma cláusula convencional que hora
ocupa la atención de la Corte:
“En criterio de la Sala, la intelección que el Tribunal
impartió a la cláusula convencional no da lugar al
yerro fáctico que con el carácter de evidente denuncia
la impugnación. Es razonable que el ad quem haya
entendido que el procedimiento convencional previo
sólo se requería para la efectividad de una sanción
disciplinaria o para el despido con justa causa, y
resulta innecesaria “… cuando no se le adujo para la
desvinculación la violación por acción u omisión de
normas legales u obligaciones contractuales, pues
simple y llanamente la empleadora hizo uso de la
facultad consagrada en el artículo 8º del Decreto 2351
de 1965, pagando la indemnización por esa decisión….
22
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
“…”
“Y se exhibe lógica dicha apreciación de la cláusula
porque al no existir en tales hipótesis causa u objetivo
para el procedimiento convencional en referencia, no
es dable predicarle por el empleador al trabajador
omisiones o violaciones en que no ha incurrido. En
verdad el acuerdo convencional no suprimió la facultad
del empleador de terminar unilateralmente y sin justa
causa el contrato de trabajo, cuando admite de
antemano que su proceder conlleva el pago de una
indemnización.
“Se tiene entonces que las razones aducidas por el
tribunal son acertadas por su desarrollo lógico y
racional de cara a la apreciación de la convención
colectiva, por lo que no es dable concluir que cometió
un adefesio fáctico que pueda dar lugar a la
prosperidad del cargo, máxime si se tiene en cuenta, de
una parte y que la propia censura acude a lo que
estima “intención” de las partes y, de otra, que existen
varios pronunciamientos de esta Corporación sobre el
alcance de cláusulas convencionales similares, en los
que se ha concluido que no hay errores de hecho
cuando se ha acogido la misma interpretación que en
este proceso prohijó el sentenciador.”
Por otra parte, que el reintegro deprecado por el
actor sólo es procedente en el caso de que el
trámite convencional no se efectuó andes de un
despido, pero no cuando se ha terminado el
contrato de trabajo por el vencimiento del plazo
presuntivo, lo corrobora el parágrafo de la cláusula
convencional de marras, que es del siguiente tenor:
“Cuando se aplica como máxima sanción el despido y
no se cumpla con el procedimiento anterior, será
inoperante y el Municipio reintegrará al trabajador a
la labor que estaba desempeñando en el momento de
ser despedido con los salarios dejados de percibir de la
fecha del despido a la fecha que sea reintegrado.”
Alude
esa
disposición
convencional
exclusivamente al despido, y es sabido que no
tiene esa naturaleza la terminación del contrato por
la expiración de su término, de tal suerte que es
dable entender que a esa situación no se le aplica
la consecuencia jurídica prevista en el aludido
parágrafo.
Por lo tanto, debe concluirse que no es equivocada
la interpretación del Tribunal al establecer que el
procedimiento convencional no le era aplicable al
demandante; ella no constituye un error y mucho
menos con las características de ostensible o
manifiesto como se exige en el recurso
extraordinario de casación».
23
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 33643
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Isaura Vargas Díaz
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Villavicencio
María Inés Daza Pérez, Eddier Camilo Cifuentes Daza y Otros
Molino Florencia Ltda
PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES
– Reclamación de perjuicios materiales y morales
por culpa patronal – Suspensión cuando el
demandante es menor de edad - Cómputo de
términos/CULPA
PATRONAL,
INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE
PERJUICIOS – Naturaleza - Obligación de
probar el incumplimiento del empleador a los
deberes de protección y seguridad – La ausencia
del reglamento interno, del manual de funciones,
del programa de salud ocupacional y del
reglamento de higiene y de seguridad industrial,
no es suficiente para acreditar la culpa patronal.
«Para el ataque por la vía directa, debe partirse de
la ausencia de discusión en cuanto a que: (i) el
causante, José Miguel Cifuentes Martínez, falleció
el 5 de febrero de 2001; (ii) que la demanda fue
presentada el 5 de febrero de 2004; y (iii) que el
auto admisorio del libelo iniciador de la contienda
fue notificado a la parte demandada el 28 de mayo
de 2004.
(…)
Pues bien, de entrada observa la Corte que
efectivamente el Tribunal incurrió en el yerro que
le enrostra el cargo puesto que ha sido criterio de
esta Corporación que el término de prescripción
corre de fecha a fecha, según se desprende de lo
establecido en los artículos 67 del Código Civil y
el 59 del Código de Régimen Político y Municipal.
De manera que si el accidente que le ocasionó la
muerte al trabajador ocurrió el 5 de febrero de
2001 y la demanda se presentó el 5 de febrero de
2004, siendo notificada en la oportunidad señalada
en el artículo 90 del Código de Procedimiento
Civil, aplicable a los juicios laborales de acuerdo
al 145 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad, no existe la menor duda para la Corte
que los actores accionaron dentro del término
contemplado en los artículos 151 ibídem y 488 del
Código Sustantivo del Trabajo.
Esta Sala en sentencia de 7 de julio de 1992,
radicación 4948, ratificada entre otras en los fallos
de 4 de diciembre de 2002, radicación No. 18.991;
19 de julio de 2000, radicación No. 13.732; 23 de
febrero de 2004, radicación 21.261; 11 de marzo
de 2008, radicación 30.623; y 5 de agosto de 2008,
radicación 30.876, razonó:
“Como quiera que la solicitud de la impugnación en
esencia se contrae a que debe corregirse la postura de
la Corte, en relación con la prórroga del contrato de
trabajo a término indefinido regido por la Ley 6ª y el
Decreto 2127 ambos de 1945, toda vez que dista mucho
del entendimiento razonado de lo que considera “la
práctica judicial académica y doctrinal” (folios 9 y 11),
cabe decir que lo cierto es que no existen motivos
jurídicos que permitan el cambio de jurisprudencia
impetrado; el cual ha sido constante por cuanto siguen
vigentes los soportes legales en que se fundamenta
como son el artículo 67 del Código Civil y el 59 del
24
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Código de Régimen Político y Municipal, así lo expresó
la Sala entre otras en sentencias de 4 de diciembre de
2002, radicación No. 18991; 19 de julio de 2000,
radicación No. 13732, y, en esta última se precisó:
el plazo, y si el plazo corriere desde alguno de los días
en que el primero de dichos meses excede al segundo,
el último día del plazo será el último día de este
segundo mes.
““Desatendido el reproche de la opositora, puede, sin
más, anotarse que ciertamente el Tribunal interpretó
erróneamente la ley, ya que el artículo 59 del código de
Régimen Político y municipal, subrogatorio del 67 del
Código Civil, preceptúa con meridiana claridad que los
plazos de años y de meses de que se haga mención
legal deben entenderse como los del calendario común
y que el primero y el último día de un plazo de meses o
de años deberán tener “un mismo número en los
respectivos meses”.
“Se aplicaran estas reglas a las prescripciones, a las
calificaciones edad, y en general a cualesquiera plazos
o términos prescritos en las leyes o en los actos de las
autoridades nacionales, salvo que en las mismas leyes
o actos se disponga expresamente otra cosa”.
“Esta regla de hermenéutica sobre el cómputo de los
plazos de meses y años ha sido motivo de recurrentes
interpretaciones en las cuales se pretende hacerle decir
a la ley algo diferente a lo que ella diafanamente
dispone, con el argumento por parte de quienes
pretenden buscarle un espíritu oculto al articulo 59, de
que de otra manera resultaría un día adicional tanto en
la contabilización de los meses como de los años, o,
como aquí ocurrió, que faltaría un día para completar
el término.
“Sin embargo, es lo cierto que estas interpretaciones
que se separan del claro tenor literal de la ley en pos
de un espíritu de ella que difiere de su expreso texto, no
han tenido acogida, y no pueden tenerla porque
cualquier inteligencia de dicho precepto legal que
pretenda decir algo diferente a lo que él textualmente
dice supone necesariamente un desvarío.
“En efecto, la norma en comento dispone:
“Todos los plazos de días, meses o años de que se haga
mención legal, se entenderá que terminan a la media
noche del último día del plazo. Por año y por mes se
entienden los del calendario común, por día el espacio
de veinticuatro horas; pero en la ejecución de las penas
se estará a lo que disponga la ley penal.
“El primero y último día de un plazo de meses o años
deberán tener un mismo número en los respectivos
meses. El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente,
de 28, 29, 30 o 31 días, y el plazo de un año de 365 ó
366 días, según los casos.
“Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o
años constare de más días que el mes en ha de terminar
“De lo trascrito y especialmente de los apartes de la
norma que para destacarlos subraya la Sala, resulta a
simple vista que tratándose de plazos o términos de
meses o años el primero y el último del día del plazo o
del término deben tener el mismo número de los
respectivos meses. Esto es, y para decirlo aún de
manera aún más grafica si se quiere, los plazos o
términos deben correr de “fecha a fecha”.
“No está demás recordar que en igual sentido
interpreto dicha norma el Consejo de Estado mediante
providencia de 12 de abril de 1984, dictada por la
Sección Tercera de su Sala de lo Contencioso
Administrativo, radicación 4323; y que también la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
entendió de igual manera dicho artículo en sentencia
de 15 de junio de 1981, que corre publicada de la
página 209 a 215 del Tomo CLXIV de la Gaceta
Judicial“
De suerte que es evidente que el ad quem se
equivocó en su razonamiento, al determinar que la
acción incoada por tres de los demandantes se
encontraba prescrita, cuando de la realidad aflora
una situación distinta.
Ahora bien, aunque el cargo es fundado, el
desatino se torna en intrascendente, porque como
pasa a observarse al abordar el estudio del ataque
por la vía indirecta, en el cual la censura se
propone derruir el segundo pilar de la sentencia
impugnada, asevera que dados los yerros de
valoración probatoria sí existió “culpa en el
empleador” en el accidente de trabajo a la luz del
artículo 216 del C.S.T., puesto que para la Sala el
Tribunal no incurrió en error protuberante al
valorar el haz probatorio frente a este puntual
aspecto fáctico que cubre a toda la pluralidad de
sujetos activos de la litis, por lo siguiente:
25
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Se impone recordar lo asentado por esta
Corporación en cuanto a que la responsabilidad
que conlleva la indemnización ordinaria y total de
perjuicios tiene una naturaleza subjetiva, por tanto
su establecimiento amerita, además de la
demostración del daño a la integridad o a la salud
del trabajador con ocasión o como consecuencia
del trabajo, la prueba del incumplimiento del
empleador a los deberes de protección y seguridad
que, según lo señalado por el artículo 56 del
Código Sustantivo del Trabajo, de modo general le
corresponden.
Hecha la anterior precisión, el estudio de los
medios de prueba objeto de reproche por la
censura arrojan el siguiente resultado:
1º) El formato único de reporte de presunto
accidente de trabajo consigna: (i) que José Lavado
Herrera y Fannor Angola presenciaron el
accidente; (ii) que “al empleado se le dio la orden
de limpiar la canal. Inexplicablemente él se subió
al techo y se cayó del mismo” (folio 30, cuaderno
1).
2º) A folios 68 y 69 reposan fotografías de los
canales de transporte y su trayectoria, así como del
techo interno de la bodega donde ocurrió el
accidente.
3º) A folios 204 a 243 obran las declaraciones de
Aurelio Parrado Herrera, Carlos Arturo Córdoba,
Elide Usurriaga Zapata, Rosa Aurora Roldan
Romero, Arnulfo Ortiz, Fanor Angola Gómez y
José Lavado, prueba testimonial no calificada por
sí sola en casación laboral para estructurar errores
de hecho, según se colige del artículo 7º de la Ley
16 de 1969, razón por la cual no se aborda su
estudio.
4º) Ahora, la mera ausencia de los reglamentos
interno de trabajo, del manual de funciones, del
programa de salud ocupacional y el reglamento de
higiene y seguridad industrial, no es suficiente
para acreditar la culpa patronal en el infortunio
laboral, si se demuestra, como aquí lo halló el ad
quem, que la convocada a juicio cumplió con los
deberes de prevención del riesgo y supervisión de
actividades peligrosas.
(…)
Pues bien, del análisis individual y en conjunto de
los precedentes medios demostrativos, en sentir de
la Corte no se infiere que el Tribunal hubiera
incurrido en yerro con carácter de evidente,
protuberante, u ostensible que se exige para el
quiebre de la sentencia; por ello, sigue incólume la
conclusión del fallador, respecto a que el
trabajador disponía de los elementos de seguridad
necesarios para evitar caídas al vacío, tales como
andamios, tablones, cinturones de amarre,
manillas, caretas, y de allí colegir que la
demandada cumplió con lo estatuido en el
numeral 2o del artículo 57 del Código Sustantivo
del Trabajo».
26
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 32498
FECHA:
28/04/2009
PONENTE:
Francisco Javier Ricaurte Gómez
PROVIDENCIA:
Sentencia
DECISIÓN:
No Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca
DEMANDANTE:
Roberto Pinzón Pinzón
DEMANDADO:
Central de Inversiones S.A.
ACLARACIÓN DE VOTO: Isaura Vargas Díaz
RECURSO DE CASACIÓN – Un tema basado en
los mismos hechos y con iguales disposiciones
jurídicas denunciadas puede controvertirse por
vía directa e indirecta/PRINCIPIO DE
CONSONANCIA – Si la inconformidad con la
valoración del dictamen pericial fue planteada en
el recurso de apelación, el ad quem puede abordar
su estudio de manera integral/RECURSO DE
CASACIÓN - No procede frente a errores in
procedendo – Por no haber practicado una prueba
pedida oportunamente o por haber dejado de
decretarla oficiosamente/CONFESIÓN - Las
manifestaciones de las partes en la audiencia de
conciliación no la constituyen.
«Aunque ambos ataques se refieren a un mismo
tema, el principio de consonancia, y se basan en
los mismos hechos y denuncian iguales
disposiciones, es pertinente su planteamiento por
ambas vías, como se hace, toda vez que en el
primer cargo, planteado por la vía directa, no se
refiere el recurrente a ninguna prueba del
expediente para formular la acusación, sino que se
muestra conforme a lo percibido por el Tribunal
del recurso de apelación de la decisión de primer
grado consignado en el mismo fallo recurrido, de
donde, contrario a lo afirmado por el opositor, no
se hace necesario a la Sala, para estudiar la
acusación, recurrir a ninguna prueba o pieza
procesal, distinta a la decisión de segundo grado,
en donde se consignaron los motivos del apelante.
En cambio, en el segundo cargo, planteado por la
vía indirecta, se apoya el recurrente, para aducir
error de hecho en el Tribunal, en la indebida
apreciación del recurso de apelación de la decisión
de primer grado, lo que, igualmente, resulta
admisible en la técnica del recurso.
De otro lado, el dictamen pericial no es objeto de
cuestionamiento en ninguno de los dos ataques,
por lo que carece de fundamento la objeción del
replicante de que no es prueba calificada en
casación. Simplemente lo que se cuestiona por el
censor es que los motivos por los cuales el
Tribunal le restó valor probatorio a la conclusión
del perito, no fueron objeto del recurso de
apelación, por lo que no podía abordarlos.
Por último, debe decirse que la única violación de
la ley denunciable en la casación del trabajo es
aquella que se refiere a normas sustanciales de
alcance nacional, como son en este caso las
referentes al mandato (2142 y 2143 del C. C.), de
ahí que no sea extraña a la acusación su inclusión
en la proposición jurídica, sino más bien
indispensable, así lo planteado sea su trasgresión
como consecuencia del desconocimiento de
normas procesales, que es, en esencia, lo que se ha
denominado como la violación medio planteada en
ambos cargos.
27
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Ahora bien, el hecho que los cargos estén
formalmente planteados, no significa que sean
fundados, como se pasa a ver:
Lo que se desprende claramente de ambas
acusaciones es que el dictamen pericial fue materia
del recurso de apelación de la demandada, lo que
necesariamente obligaba al Tribunal abordar su
estudio de manera integral, “…inspirándose en los
principios científicos que informan la crítica de la
prueba y atendiendo a las circunstancias relevantes del
pleito y a la conducta procesal observada por las
partes.” (Artículo 61 del C. L. del T.), y no solo en
forma parcial, sobre los puntos específicos
planteados por la impugnación.
El artículo 66 A del C. P. del T., limita la
competencia del juez de segundo grado, a las
materias o temas que le son propuestas por el
recurrente, sin que ello signifique que no se pueda
apartar de los planteamientos que éste haga sobre
dichos temas, pues, de lo que se trata es que no se
ocupe de otros puntos de la decisión que no fueron
objeto de inconformidad, no de que se someta
íntegramente a lo que le dicte el apelante.
De manera que si la valoración dada al dictamen
pericial por parte del juez de primer grado, fue uno
de los puntos que se expusieron como materia de
inconformidad por la demandada en la apelación,
era obligación del Tribunal entrar en el estudio de
dicho medio de convicción, pero de manera
íntegra y conforme a los principios que gobiernan
la crítica de la prueba, sin estar limitado
únicamente a los planteamientos propuestos por el
recurrente.
Bajo esta óptica, no puede decirse que el Tribunal
violó el principio de consonancia previsto en el
artículo 66 A del C. P. del T., al haber abordado el
estudio integral del dictamen pericial, porque ese
fue precisamente uno de los temas que le fueron
planteados en la apelación por la demandada».
«Cuestiona el censor al Tribunal en este cargo, por
no haber decretado oficiosamente una prueba que
lo llevara al convencimiento sobre el monto de los
honorarios a que tenía derecho el demandante.
De tiempo atrás tiene dicho la jurisprudencia que
la casación del trabajo solo se ocupa de los errores
in judicando, por decisión expresa de los
legisladores, que consideraron pertinente eliminar
para esta jurisdicción los errores in procedendo,
como sí se contemplan en la civil.
Según se observó en sentencia de casación del 31
de mayo de 1955, “…la comisión redactora de
dicha obra (C. P. del T.), dijo en la presentación de
este Código “Se suprimen las causales de casación
por errores in procedendo, para dejar como principal
la de errores in judicando, por infracción de la ley
sustantiva.”, lo cual indica que no pueda ser motivo
de casación, que el juez hubiere dejado de
practicar una prueba pedida oportunamente, o
dejado de decretar oficiosamente una que
realmente se necesitaba, como lo pretende el
recurrente.
En principio, las omisiones probatorias y los vicios
del procedimiento deben ser corregidas en las
instancias, porque la Corte, por disposición
expresa del legislador, no tiene competencia para
ello».
«Ha sostenido la jurisprudencia de esta Sala que
las manifestaciones que hagan las partes durante la
audiencia de conciliación, no constituyen per se
prueba de confesión, menos si la misma fracasa,
tal como se expresó, entre otras, en la sentencia del
1 de agosto de 2006 (rad. 26663), donde se dijo:
“3º) En lo que atañe con la supuesta confesión
emanada del acta de conciliación suscrita por el actor
y Gustavo Rojas ante el Inspector de Trabajo de
Buenaventura, sólo basta recordar lo que antaño ha
sostenido esta Corporación en el sentido de que las
manifestaciones que realizan las partes durante la
audiencia de conciliación no constituyen per se
confesión, mucho menos si fracasa la autocomposición,
así razonó en sentencia de 26 de mayo de 2000,
radicación 13400:
“‟a) No todas las afirmaciones hechas por las partes en
el discurrir de una conciliación constituyen confesión.
En múltiples ocasiones se ha sostenido, y ahora se
reitera, que las declaraciones del trabajador o las del
empleador en el juego de ofertas y contrapropuestas, a
cuyo objetivo se dirige el acto conciliatorio, sobre los
28
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
hechos y razones que fundamentan sus posiciones para
reclamar o rechazar un determinado derecho no
constituyen confesión. Ello, en aras de propiciar que
tanto el uno como el otro asistan con buen ánimo,
amplitud y espontaneidad a discutir abiertamente los
derechos controvertidos; de lo contrario, se verían
ambos constreñidos a hacer renuncias, rebajas u
ofrecimientos específicos, por el temor de ser declarado
confeso respecto de puntos que para ellos eran
discutibles;
propuestas mismas, siempre y cuando reúnan los
requisitos que las reglas procesales exigen; y
“‟c) en caso de resultar fallida la conciliación, ninguna
de las afirmaciones vertidas en el acta pueden ser
esgrimidas como prueba de confesión de los hechos allí
declarados por alguno de los intervinientes”
“‟b) En cambio, las declaraciones rendidas en la
diligencia conciliatoria por alguno de los
intervinientes, sí es probable que se constituyan en
prueba de confesión, si del texto concreto examinado
no se aprecian vinculadas de manera directa con las
De acuerdo con lo anterior, la oferta realizada por
el representante de la demandada en la audiencia
de conciliación celebrada ante la Cámara de
Comercio, no constituye confesión, menos en este
caso en que ella se formuló “…previo al visto
bueno del comité citado…”, el cual, según se
informa por el propio recurrente, no se dio en
definitiva».
29
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 32310
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Francisco Javier Ricaurte Gómez
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
María Edna Castro Nieto
Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
SALARIO – Objeto - El principio de
proporcionalidad no es exclusivo del salario
mínimo legal/SALARIO INTEGRAL – Objeto Proporcionalidad/INTERPRETACIÓN DE LA
LEY – De los artículos 147-3 y 132-3 del CST.
«Se le imputa al ad quem la interpretación errónea
de los artículos 132 y 147 del CST. Sin embargo,
la mera lectura, desapercibida inclusive, de la
argumentación del colegiado, evidencia que
ninguna exégesis hizo de dichos preceptos, ya que,
simplemente, aludió al contenido del primero de
ellos, en tácita transcripción, para conectarlo de
inmediato con el segundo al manifestar que estaba
acorde con éste. Lo que en realidad llevó a cabo el
sentenciador fue la aplicación del principio de
proporcionalidad inmerso en el numeral 3°del
artículo147 del CST1, al salario integral
proporcional;(…)
El salario mínimo legal y el salario integral no
configuran conceptos diametralmente diferentes;
la simple enunciación del objeto de cada uno,
como lo hace la censura, no respalda tal criterio.
Tal como lo señala la réplica, ambos se encuentran
íntimamente imbricados, a tal punto que con el
11
“Para quienes laboren jornadas inferiores a las
máximas legales y devenguen el salario mínimo legal o
convencional, éste regirá en proporción al número de
horas efectivamente trabajadas, …”
primero se diseña la medida mínima del segundo
y, los dos, obedecen al desarrollo o
implementación del objeto del Código Sustantivo
del Trabajo, plasmado en el artículo 1° del mismo,
es decir, la justicia en las relaciones que surgen
entre patronos y trabajadores, dentro de un espíritu
de coordinación económica y equilibrio social; es
así como, en el caso del salario integral, si bien el
Legislador permite que exista una remuneración
de una actividad laboral sin el correspondiente y
ordinario pago de prestaciones sociales y de
tiempos complementarios, activa, sin embargo, el
principio tuitivo propio de la legislación del
trabajo y, de un lado, determina la existencia de un
salario integral mínimo, equivalente a 10 salarios
mínimos legales mensuales y, de otro, establece la
obligatoriedad del pago adicional de un 30% del
mismo destinado a compensar lo relativo a las
prestaciones, recargos y beneficios, todo en
búsqueda de la equidad y armonía necesarias entre
los intereses del empleador y los del trabajador de
un rango superior al que devenga el mínimo legal
que, no por ello, deviene en susceptible de
desprotección pues, en últimas, la dignidad
correlativa a la persona humana de ambos es la
misma.
Cuando el legislador, en el artículo 147-3 del CST,
ordena que en caso de laborarse jornadas inferiores
a las máximas legales, y se devengue el salario
mínimo, éste regirá en proporción al número de
horas efectivamente laboradas, lo que se establece
es un control garantista mediante el desarrollo del
30
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
principio de la proporcionalidad: al trabajador se le
asegura que no se le esquilmará su estipendio con
un ingreso inferior no correspondiente a la
cantidad de tiempo respecto del salario mínimo
legal total a percibir si laborara la jornada
completa.
Por manera que, cuando el ad quem aplica dicho
principio a un trabajador que pacta salario integral
pero con una jornada de medio tiempo, la Sala
estima que en ningún dislate jurídico incurre, ya
que, con ello, asegura que dicha especial
remuneración estará en adecuada correlación con
el tiempo efectivo de trabajo, y no se le podrá
remunerar con una cantidad inferior a la que
proporcionalmente corresponde. Es palmario,
además, que dicho numeral no consagra dicho
principio únicamente para el salario mínimo legal
sino también para el salario convencional, lo que
denota el carácter no exclusivo de la disposición.
normal u ordinaria en la que, de pactarse la
modalidad salarial en comento, el monto de la
retribución debe corresponder al mínimo señalado
en dicho precepto. El caso ya particular de la
actora, bajo un supuesto de hecho diferente,
implica una solución jurídica distinta, como fue la
adoptada por el ad quem.
Y es que, como lo acota la réplica, la aceptación
de la óptica de la recurrente conllevaría a
situaciones de evidentes e inaceptables
desequilibrio e inequidad, ya que, como se
evidenciaría en su propio caso, quien trabajase
media jornada solamente o, inclusive, menor
tiempo, bajo la modalidad de salario integral, so
pretexto de la prohibición de marras, habría de
recibir el mismo estipendio integral total de aquél
que hubo de laborar la jornada completa, lo que
palmariamente contrariaría la noción trascendente
de justicia».
Salario mínimo y salario integral, entonces,
obviamente que no son sinónimos, mas ello no
implica que un principio tuitivo como el de
proporcionalidad no pueda ser aplicado a ambos
como garantía, conforme al artículo 1° antecitado,
de la armonía social y equidad entre las partes
intervinientes en la relación de trabajo, célula
fundamental del tejido social.
De otro lado, es de recordar y precisar que los
particulares pueden pactar y acordar todo lo que la
ley, expresamente, no prohíba, lo que plasma el
artículo 132 del C.S.T.2, y que, cuando el artículo
132-3 ibidem dispone que en ningún caso el
salario integral podrá ser inferior al monto de diez
salarios mínimos legales mensuales más un 30%
de factor prestacional, esta expresión, eje de la
litis, no tiene el alcance particular, exegético y
absoluto que la censura le apareja, ya que la
misma, dado el carácter genérico de la norma que
la contiene, es claro que alude a una vinculación
2
“El empleador y el trabajador pueden convenir
libremente
el
salario
en
sus
diversas
modalidades…pero siempre respetando el salario
mínimo legal o el fijado en los pactos, convenciones
colectivas y fallos arbitrales”.
31
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 32135
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Sentencia
Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Luz Elena Osorio de Marín
Instituto de Seguros Sociales
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De afiliado
que cotizó como trabajador dependiente sin que
existiese contrato de trabajo con el empleador que
lo afilió/APORTES PARA PENSIÓN – Validez
de las cotizaciones efectuadas como trabajador
subordinado sin que hubiese existido en realidad
contrato de trabajo/AFILIACIÓN AL SISTEMA
GENERAL DE PENSIONES – Debe ser
consonante con la realidad - Sólo se obliga a
reconocer y pagar las prestaciones cuando la
afiliación
y
las
cotizaciones
son
válidas/PRUEBAS – Valor probatorio de las
circulares.
«De manera que, a juicio del sentenciador de
segundo grado, bastan la afiliación y el pago de las
cotizaciones en la perspectiva de que se cause la
obligación de pago de las correspondientes
prestaciones, a cargo del sistema de seguridad
social.
Traduce lo expresado que para el ad quem
totalmente indiferente la inexistencia
vinculación contractual laboral del afiliado
sistema de seguridad social, pues
verdaderamente relevante, se repite, es
afiliación y el cubrimiento de los aportes.
es
de
al
lo
la
Expuesto con otro giro: el hecho de que Diego
Ríos Marín no hubiese estado atado por contrato
de trabajo con la patronal que lo afilió al sistema
de seguridad social no es razón valedera para
negar la pensión de sobrevivientes a su cónyuge
supérstite, como que la afiliación y la satisfacción
de las cotizaciones le permiten a ésta acceder a tal
beneficio.
En suma, el Tribunal dio plena validez a las
cotizaciones efectuadas por Diego Ríos Marín, en
su calidad de empleado de la sociedad Marín
Osorio y Cia. S. en C., así no hubiese existido en
realidad esa relación contractual de linaje laboral,
en tanto que, conforme a su criterio, lo que
importa es la afiliación y el pago de los aportes, ya
que la afiliación del trabajador subordinado como
la del independiente le permite a ambos acceder a
la cobertura del sistema de seguridad social.
Así no lo hubiera proclamado abiertamente, para
el juez de la alzada la circunstancia de que el
causante no hubiese sido en verdad trabajador
subordinado no priva de eficacia jurídica su
afiliación y las cotizaciones pagadas, desde luego
que habría que tenerlas como correspondientes a
un trabajador independiente, y, en consecuencia,
con vocación legal para originar los beneficios de
la seguridad social.
Esta posición jurídica no es compartida por la
Corte, desde luego que olvida que en Colombia el
sistema general de pensiones es eminentemente
contributivo, cuya fuente de financiación lo
constituyen las cotizaciones a cargo de los sujetos
obligados a su sostenimiento.
32
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Pero es absolutamente claro que las obligaciones
de tales sujetos deben ceñirse a los postulados de
la buena fe, de suerte que se correspondan con la
condición que, real y verdaderamente, tengan
dentro de la trama estructural y coherente del
sistema.
Ello significa que la afiliación debe ser consonante
con la realidad, de modo que no puede quedar
librada al talante de las personas escoger la calidad
en que se vinculan, para a partir de esa elección
sufragar sus cotizaciones.
En ese sentido, las prestaciones o beneficios que
ofrece el sistema de pensiones parten de un
supuesto inmodificable: la validez de la afiliación
y de los aportes. Es decir, el sistema sólo está
obligado a reconocer y pagar tales prestaciones o
beneficios a condición de que la inscripción y las
cotizaciones sean jurídicamente válidas, en cuanto
que se realizaron de conformidad con los
reglamentos previamente consagrados en la ley.
Definitivamente, la inscripción al sistema y las
obligaciones que se derivan para los afiliados y
para las entidades gestoras o administradoras han
de estar acompasadas con la verdadera calidad
jurídica que el afiliado tenga.
No resulta de recibo, en tanto desdice del rasgo
esencialmente
contributivo
del
sistema
colombiano de pensiones y desconoce los dictados
de la buena fe, la afiliación simulada o
fraudulenta, esto es, aquella que se no compagina
con la realidad y con la condición jurídica cierta
que ostenta el afiliado.
dable considerarlo vigente respecto del instituto
demandado por razón de lo dispuesto en el artículo
31 de la Ley 100 de 1993, que sancionan
conductas como la aquí adelantada por el causante
que pueden afectar al sistema de seguridad social y
que permiten tomar decisiones como la asumida
por el convocado al pleito, de negar validez a las
cotizaciones efectuadas en una condición que no
se correspondía con la realidad.
Como lo pone de presente el censor, así lo
adoctrinó esta Sala de la Corte en sentencia del 15
de febrero de 2007 (Rad. 27.958), en la que
asentó:
“Para el Tribunal, el cuestionamiento único de la
demandada a la decisión de primer grado, de que no se
demostró en el proceso la existencia del contrato de
trabajo entre la causante y su empleador, era
irrelevante para determinar el derecho a la pensión de
sobrevivientes reclamada por el actor, porque, según
estimó, la Ley 100 de 1993, que consideró era la
aplicable al caso, no establece como requisito para
acceder al derecho, que se demuestre que las
cotizaciones se hicieron con fundamento en un contrato
de trabajo, además que el nuevo sistema general de
pensiones
estableció
que
los
trabajadores
independientes son sujetos de afiliación voluntaria
(artículo 15, numeral 2), con un ingreso base de
cotización que no puede ser inferior al salario mínimo
(artículo 19), por lo que, en su sentir, como la causante
las realizó sobre ese monto, se tendría que concluir,
aún acogiendo la tesis de la demandada, que ellas eran
válidas.
“Es decir, de acuerdo a lo anterior, para el ad quem,
de cualquier modo, era válida la afiliación de la
causante, así no se demostrara la relación laboral,
porque de todas maneras le era a ésta posible y valido
cotizar como trabajadora independiente.
De tal suerte que no es para nada indiferente que la
afiliación no se corresponda con la realidad, como
que una conducta engañosa o signada por la
simulación y el fraude no puede atraer la
protección legal a su autor, quien, por tanto, no
puede hacerse merecedor de las prebendas que el
sistema otorga.
“Bajo este entendido, es claro que el sentenciador de
segundo grado se equivocó, pues es incuestionable que,
para que se adquiera el derecho a la pensión de
sobrevivientes o cualquiera otra prestación del sistema,
es requisito ineludible que las semanas exigidas por la
ley se hayan cotizado válidamente, es decir conforme a
los reglamentos previamente establecidos en la ley.
Es precisamente por ello por lo que se han dictado
normas como el Decreto 2665 de 1988, que es
“Según se observa a folio 2 y se afirmó en la demanda
inicial, la señora Ana Milena Berón Mejía fue afiliada
33
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
al Instituto de Seguros Sociales como trabajadora
dependiente, bajo el número patronal correspondiente
al señor Oscar Caicedo Soto, a partir del 3 de febrero
de 1992.
“De conformidad con el artículo 12 del Acuerdo 044 de
1989, aprobado por Decreto 3063 de 1989, vigente
para la fecha de la afiliación, „Se entiende por patrono,
toda persona natural o jurídica que utiliza y se
beneficia de los servicios personales de una persona
natural, en virtud de un contrato de trabajo verbal o
escrito o de un contrato de aprendizaje.‟; a su vez, el
artículo 14 ibídem dispone: „Se entiende por trabajador
dependiente, la persona natural que mediante un
contrato de trabajo, realiza una actividad personal y
remunerada, al servicio de otra persona natural o
jurídica, bajo su continuada dependencia o
subordinación.‟; el artículo 20 del mismo ordenamiento
dice que „Se tendrá como no hecho el registro patronal,
dando lugar a su cancelación, cuando el registrado no
tenga la calidad de patrono de conformidad con la ley y
los reglamentos del ISS.‟; y el artículo 35 ordena: „El
Instituto procederá a la desafiliación del trabajador del
régimen así como a la cancelación de la adscripción de
los derechohabientes, cuando se compruebe que se
realizaron con fraude, error o cuando aparezca que no
se tenía derecho a ellas o que este derecho se perdió.‟
“A su vez, el artículo 20 del Decreto 2665 de 1988, que
constituye el Reglamento General de Sanciones,
Cobranzas y Procedimientos del Instituto de Seguros
Sociales, dispone: „Será cancelada total o parcialmente
la afiliación, en los siguientes casos: / a).....; / b).....; /
c) La persona que sin tener derecho hubiere sido
afiliada al régimen, como sería el caso del que no tiene
la calidad de trabajador dependiente o independiente o
de quien no se encuentra entre los grupos de población
o en la zona geográfica llamada a inscripción.‟; y el
artículo 42 ibídem, establece: „El ISS procederá a la
suspensión inmediata de las prestaciones económicas y
de salud, en los siguientes casos: / a) Cuando se causen
por afiliación ilegal.‟
“A su vez, el artículo 15 de la Ley 100 de 1993,
establece como afiliados obligatorios al sistema, los
trabajadores dependientes, y, como voluntarios los
independientes.
“De acuerdo con lo anterior, no asiste razón al
Tribunal en cuanto concluyó que era efectiva la
afiliación de la causante, así no se demostrara la
relación laboral, porque, de todas maneras, le era a
ésta posible y valido cotizar como trabajadora
independiente, toda vez que, como se vio, su
vinculación a la administradora de pensiones fue como
trabajadora dependiente y, en esa condición, cotizó a la
seguridad social. De manera que, si como lo alega el
ISS, la actora no tuvo la calidad de trabajadora
subordinada, su afiliación se torna en ilegal y, por
tanto, en inválidas sus cotizaciones para la pensión de
sobrevivientes”.
Criterio que fue reiterado en la sentencia del 17 de
octubre de 2008 (Rad. 30.582), en la que apuntó:
“En lo que es el argumento esencial de este cargo, el
impugnante sostiene que de aceptarse que la esposa del
demandante no fue su empleadora, ello generaría un
error en el procedimiento de su afiliación, pero esa
falla no sería de fondo al extremo de invalidar las
cotizaciones, pues las que se efectuaron cumplen con
los objetivos del Sistema General de Pensiones, esto es,
garantizar el amparo contra las contingencias
derivadas de la invalidez, la vejez y la muerte.
“No comparte la Corte el razonamiento del cargo, pues
el sistema de seguridad social integral en pensiones es
de naturaleza esencialmente contributiva y se halla
financieramente soportado sobre la base de las
cotizaciones que efectúen los sujetos obligados a su
sostenimiento, quienes deben atender esa obligación
actuando de buena fe y de conformidad con la real
condición que tengan dentro de la estructura del
sistema.
“Y el cumplimiento cabal de esa obligación es
especialmente importante en el régimen solidario de
prima media con prestación definida, en el que la
prestación que se otorgue tiene una directa relación
con el ingreso de base que haya servido para efectuar
las cotizaciones. Por esa razón, ese ingreso debe
corresponderse con la realidad, no sólo en lo referente
a su origen, cuanto que a su cuantía, pues, de no ser
así, se vería obligado el sistema a otorgar prestaciones
que no guarden proporción con la verdadera situación
económica de los afiliados.
“En este asunto ha quedado establecido que la
condición por razón de la cual el promotor del pleito
efectuó los aportes no fue la que en verdad ostentaba,
pues se comprobó que no fue cierta la relación laboral
que supuestamente tenía con su cónyuge. Y en esa
situación artificial, que el cargo debe dar por cierta
dada la vía por la que viene orientado, no puede
34
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
hablarse de un error, sino de una conducta engañosa,
como lo tuvo por probado el Tribunal, conducta que,
desde luego, no puede otorgar beneficios a quien la
promovió.
“Es claro entonces que esas facultades serían
innecesarias si para el sistema de pensiones resultaran
indiferentes la condición en la que el afiliado cotiza y el
monto de las cotizaciones pagadas”.
“La circunstancia de que la cuantía de la prestación no
dependa de la condición del afiliado, vale decir,
trabajador subordinado o independiente, no es razón
suficiente para concluir que pueda la persona que se
vincula al sistema libremente y a su arbitrio escoger la
calidad en que lo hace, para a partir de esa escogencia,
pagar sus cotizaciones. Es obvio que la inscripción en
el régimen y el cumplimiento de las obligaciones que de
allí surjan tanto para el afiliado como para el
empleador, en caso de que realmente aquel sea un
trabajador dependiente, guardan una necesaria
relación con la verdadera calidad que el afiliado tenga,
no sólo por la determinación del ingreso que servirá de
base para las cotizaciones, que no podrá ser el mismo,
sino para otros muchos efectos como, por ejemplo, la
oportunidad del pago de las cotizaciones y la
naturaleza de control que podrá ejercer la entidad
administradora, para citar algunos.
El cargo demuestra los errores jurídicos en que
incurrió el Tribunal, de manera que prospera, sin
que haya necesidad de estudiar el segundo, como
que buscaba el mismo fin.
“No se trata, entonces, de una cuestión meramente
circunstancial o de poca monta.
“Ha querido el legislador que las cotizaciones al
sistema integral de seguridad social en pensiones se
hagan sobre una base cierta, real. De ello da cuenta el
artículo 18 de la Ley 100 de 1993, al señalar que la
base para calcularlas será el salario mensual. Pero no
cualquier salario, sino el que realmente devengue el
trabajador. Similar situación se presenta respecto de
los trabajadores independientes.
“De ahí que el artículo 53 de la aludida ley otorgue a
las entidades administradoras amplias facultades de
fiscalización e investigación sobre el empleador o
agente retenedor de cotizaciones al régimen, con el fin
de asegurar el efectivo cumplimiento de esa ley, para lo
cual podrán, entre otras actuaciones, verificar la
exactitud de las cotizaciones y aportes u otros
informes; exigir a los empleadores o agentes
retenedores de las cotizaciones al régimen, o a
terceros, la presentación de documentos o registros de
operaciones, cuando unos u otros estén obligados a
llevar libros registrados y realizar las diligencias
necesarias para la correcta y oportuna determinación
de las obligaciones.
En función de instancia, además de lo expresado
en sede de casación, cabe apuntar que en la
demanda genitora de esta causa se admite que el
causante, Diego Ríos Marín, no estuvo vinculado
laboralmente a la sociedad Marín Osorio y Cia. S.
en C.
En efecto, en el tercer fundamento fáctico (fl. 3) se
manifestó: “A pesar, de poder indicarse, que
realmente no existió vínculo laboral entre el
causante y su último empleador, resulta del caso
mencionar que, mediante la resolución Nro. 492
del 09 de mayo de 2.002 expedida por la
Dirección Jurídica nacional del I.S.S., se indicó
por parte de la entidad accionada…”.
Si no existió el vínculo contractual de estirpe
laboral entre el causante y dicha sociedad, es
evidente, conforme a lo que se dejó consignado,
que la afiliación al sistema y las cotizaciones
pagadas no son válidas y, en consecuencia, sobre
ellas no se pueda cimentar el otorgamiento de la
pensión de sobrevivientes recabada.
Sobre el valor jurídico de la Circular No 492 del 9
de mayo de 2002, importa anotar que fue
desconocida como medio de prueba por el
apoderado del Instituto de Seguros Sociales por
considerar que no tiene la firma certificadora de la
Directora Jurídica Nacional de ese instituto.
Además, por tratarse de una simple circular en la
que se emiten conceptos, obviamente lo allí
manifestado no tiene efecto jurídico vinculante,
como lo adujo el propio demandado. Cabe por ello
recordar lo que dijo esta Sala de la Corte en la
citada sentencia del 17 de octubre de 2008 (Rad.
30582):
35
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
“Con todo, importa precisar que por tratarse de una
circular interna en la que se consignan algunos
razonamientos jurídicos, es claro que carece de la
fuerza demostrativa que le pretende otorgar el
impugnante, pues los conceptos allí vertidos son
meramente opiniones de la autoridad que las emitió,
que no tienen por qué ser acogidas por los jueces,
quienes gozan de autonomía e independencia para
interpretar las normas legales. Con mayor razón,
cumple anotar, si la propia entidad que la profirió, en
este caso específico, no atiende lo allí señalado.
“Aparte de ello, tal documento no tiene entidad
suficiente para dejar sin piso la verificación
SALA DE CASACIÓN LABORAL
administrativa que adelantó el Instituto de Seguros
Sociales sobre el cuestionado vínculo laboral entre el
demandante y su cónyuge, comprendido entre enero de
1994 y marzo de 1998, y del incremento súbito de su
remuneración, que permitió colegir al Tribunal que ella
no fue real, con lo que el afiliado sólo buscaba mejorar
el monto de su pensión de vejez”.
Por consiguiente, aunque por razones diferentes,
se confirmará el fallo de primer grado y se gravará
a la parte actora con las costas de ambas
instancias, sin que haya lugar a imponerlas en
casación, por cuanto el recurso alcanzó éxito.
36
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 30864
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/04/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia de Instancia
Modifica Decisión
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta
Alicia Cecilia Polo Jiménez
Instituto de Seguros Sociales
PENSIÓN DE INVALIDEZ – Reliquidación por
cotizaciones realizadas a las cajas de previsión
social en calidad de empleado público de
entidades
de
orden
nacional
y
territorial/EXCEPCIONES – La de prescripción
debe proponerse de manera expresa –
Declaración de oficio de la excepción de
pago/PENSIÓN
DE
INVALIDEZ
–
Determinación del monto – Para tener en cuenta
el tiempo servido a entidades de orden nacional,
no es indispensable para las administradoras del
régimen de prima media, la expedición, remisión y
redención de los bonos pensionales, basta con su
cálculo/BONOS PENSIONALES – Tipo B a
cargo
de
Cajanal
para
pensión
de
invalidez/PENSIÓN
DE
INVALIDEZ
–
Determinación del IBL/INDEXACIÓN – De
sumas adeudadas y no canceladas oportunamente.
«El Instituto demandado al interponer el recurso
de apelación contra la sentencia condenatoria de
primer grado (folio 65 a 68 del cuaderno del
Juzgado), no discutió el derecho pensional que le
asiste a la actora, por presentar un porcentaje de
pérdida de capacidad laboral superior al 50% y
poseer el número de semanas de cotización
suficientes exigidas como requisito para obtener la
pensión de invalidez de origen común cuya
reliquidación se persigue, y su reproche se contrae
básicamente a tres aspectos:
1.- Que el reajuste de la pensión tomando los
tiempos servidos por la demandante en el sector
público, sólo se causa hasta cuando se expida el
bono pensional.
2.- Que se debe absolver al ISS porque está
prescrita la acción; y
3.- Que el monto de la pensión determinado por el
a quo “no se sujetó a lo dispuesto en el artículo 40
de la Ley 100 de 1993”, siendo además
improcedente elevar o aumentar el salario mínimo
que había reconocido el ISS, sin efectuar las
previsiones mínimas para poder determinar en
debida forma la cuantía de esa prestación, donde
tampoco es del caso aplicar la indexación a partir
del cálculo que se hizo, por haberse ordenado
también los reajustes de ley, lo que implica una
doble condena por dicha actualización.
Sobre la primera inconformidad del apelante, la
misma quedó contestada con lo expresado al
desatarse el recurso extraordinario de casación
donde se concluyó que no procedía la petición
antes del tiempo y sí era posible bajo las
circunstancias anotadas liquidar de manera
definitiva la pensión de invalidez.
En cuanto al segundo punto, basta decir, que
resulta extemporánea la alegación de la
prescripción de la acción, habida consideración
que el ISS al dar respuesta a la demanda
introductoria no formuló excepción alguna, y de
37
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
conformidad con lo previsto en el artículo 306 del
C. de P. Civil, aplicable en materia laboral por
integración analógica del artículo 145 del C. P. del
T. y de la S.S., la prescripción debe proponerse
expresamente y no es susceptible de ser declarada
de oficio.
Y en lo concerniente al tercer reproche que gira en
torno al monto de la pensión y a la pertinencia o
no de la indexación demandada, en este orden se
tiene lo siguiente:
a.- Del monto de la pensión:
(…)
Como primera medida es de destacar, que en sede
de casación quedaron incólumes los siguientes
hechos: (I) Que la Junta Regional de Calificación
de Invalidez - seccional Magdalena, le determinó a
la accionante un porcentaje de pérdida de
capacidad laboral del 50.83%, siendo la fecha de
estructuración de la invalidez el 10 de septiembre
de 2001; y (II) Que el ISS con fundamento en el
inciso 5° del artículo 18 del Decreto 1513 de 1998,
le concedió a la promotora del proceso una
pensión de invalidez a partir de la citada calenda,
en cuantía equivalente al salario mínimo legal de
la época, por la suma mensual de $286.000,oo,
“mientras se expide el bono pensional por parte
del ente emisor, para con posterioridad proceder
a la reliquidación de la prestación”, según
resolución No. 003018 del 9 de octubre de 2002,
obrante a folios 3 a 5 del Cdo. del Juzgado, que se
repite a folio 24 a 26 del Cdo. del Tribunal.
En segundo término, cabe anotar, que con las
pruebas obtenidas en el trámite del recurso
extraordinario y que se ordenaron para una mejor
decisión o tutela jurídica, quedaron esclarecidos
los tiempos servidos por la actora en el sector
público, y al descubierto que ésta mientras
mantuvo la calidad de servidora pública no cotizó
todo el tiempo a CAJANAL como inicialmente
se planteó, sino que cuando estuvo vinculada a
nivel territorial y antes de trasladarse al Instituto
de Seguros Sociales, también aportó a otras
Cajas de Previsión del orden municipal o
departamental, lo que es dable condensar en el
siguiente cuadro:
(…)
Así las cosas, según quedó definido en sede de
casación, al estar las administradoras del régimen
de prima media como lo es Cajanal, expresamente
exceptuadas de la regla del inciso primero del
artículo 18 del Decreto 1513 de 1998, no era
indispensable para efectos de tomar los lapsos
servidos en el orden nacional, contar con la
expedición, emisión y redención del bono
pensional tipo B, que conforma el capital
necesario destinado a financiar el pago de la
pensión de invalidez a favor de la demandante,
pues bastaba con el mero cálculo del mismo.
Igualmente, se ha de tener en cuenta lo estipulado
en el literal f) del artículo 13 de la Ley 100 de
1993 que reza: “Para el reconocimiento de las
pensiones y prestaciones contempladas en los dos
regímenes, se tendrán en cuenta la suma de las
semanas cotizadas con anterioridad a la vigencia
de la presente ley, al Instituto de Seguros Sociales
o a cualquier caja, fondo o entidad del sector
público o privado, o el tiempo de servicios como
servidores públicos, cualquiera que sea el número
de semanas cotizadas o el tiempo de servicios”.
Bajo estas circunstancias, procede la Sala a
estimar lo aportado por la demandante al Instituto
de Seguros Sociales como servidora pública de la
Gobernación del Magdalena, junto con la cuota
parte del bono pensional que corresponde a
CAJANAL, lo que trae consigo la inclusión del
tiempo servido por ésta a la rama judicial y que
se
debió considerar al
momento del
reconocimiento de la prestación pensional; siendo
pertinente aclarar, que los otros tiempos
territoriales cotizados a las Cajas de Previsión del
nivel municipal o departamental, se incorporarán
una vez se expida el bono y se suscriban las cuotas
partes atinentes a esas entidades concurrentes, en
los términos del citado Decreto 1513 de 1998.
Al poseer la accionante, con antelación al traslado
al régimen de prima media con prestación definida
38
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
administrado por el Instituto de Seguros Sociales,
como puede verse, 2 años, 7 meses y 8 días
laborados en el sector público y cotizados a
CAJANAL, que se equiparan a 938 días, o lo que
es lo mismo 134 semanas, que se reconocen como
se dijo con el bono tipo B regulado por el artículo
118 y s.s de la Ley 100 de 1993, los Decretos 1296
de 1994, 1314 de 1994, 1748 de 1995 y 1513 de
1998, y demás normas concordantes, y sumarle lo
cotizado al ISS hasta la fecha de estructuración de
la invalidez que se produjo el 10 de septiembre de
2001, que corresponde una vez efectuada la
imputación de pagos prevista en el artículo 29 del
Decreto 1818 de 1996 modificado por el artículo
53 del Decreto 1406 de 1999 a 279 semanas (ver
folios 28 a 31 del cuaderno del Tribunal y folios
222 y 232 del cuaderno de la Corte), arroja un total
de 413 semanas.
de la Ley 100 de 1993, y es sobre este IBL que se
aplica el porcentaje obtenido que para el asunto a
juzgar es del 45%, cuyo resultado se traduce en el
valor de la mesada pensional.
Como la actora presenta una disminución en su
capacidad laboral inferior al 66%, para fijar el
monto inicial de la pensión de invalidez se entra a
aplicar el literal a) del artículo 40 de la Ley 100
de 1993, que consagra como porcentaje “El 45%
del ingreso base de liquidación”, sin perjuicio de
que luego al incluirse el tiempo territorial cotizado
a las Cajas de Previsión municipal y
departamental, aumente el número de semanas y
por ende el porcentaje de la pensión en “1.5%”
del IBL “por cada cincuenta (50) semanas de
cotización que el afiliado tuviese acreditadas con
posterioridad a las primeras quinientas (500)
semanas de cotización”.
En este orden de ideas, resulta errado el monto
inicial de la pensión que fijó el a quo
($1.688.625,85), siendo el correcto, tomando los
tiempos cotizados a CAJANAL y al ISS, el antes
reseñado ($689.459,99) y sobre el cual procede el
pago de las diferencias pensionales reclamadas, en
donde conviene hacer nuevamente énfasis que el
mismo no se ve afectado de ninguna manera, por
el trámite previsto en los Decretos 1513 de 1998 y
3798 de 2003 que adelante el Instituto de Seguros
Sociales para la liquidación y cobro a las entidades
concurrentes del bono pensional tipo B.
Adicionalmente, importa precisar que el ingreso
base de liquidación de la pensión no corresponde
al último salario que haya devengado el afiliado
para la data de la estructuración de la invalidez,
como equivocadamente lo estableció el fallador de
primer grado en la cantidad de “$2.895.449,oo”,
sino al promedio de los salarios o rentas sobre
los cuales ha cotizado el afiliado durante los
diez (10) años anteriores al reconocimiento de
la pensión, o todo el tiempo si este fuera
inferior, actualizados anualmente con base en la
variación del índice de precios al consumidor,
según la certificación expedida por el DANE. Esto
de conformidad con lo señalado en el artículo 21
Hechas las operaciones del caso, el IBL de la
pensión de invalidez de la accionante con un
tiempo de 413 semanas cotizadas que equivalen a
2891 días, corresponde a la suma de
$1.532.133,32, que al aplicarle el 45% arroja el
monto de la prestación por valor de $689.459,99,
que resulta ser muy superior a la cuantía de la
pensión equivalente al salario mínimo legal del
año 2001 ($286.000,oo) que tomó el ISS en la
resolución No. 003018 del 9 de octubre de 2002,
lo cual es dable mostrar en el siguiente cuadro:
(…)
Más sin embargo, encuentra la Sala que el
accionado Instituto de Seguros Sociales cumplió
con la cancelación de esas diferencias pensionales,
en la medida que al desatar el recurso de
reposición contra el acto administrativo de
reconocimiento, expidió la resolución No. 4962
del 16 de agosto de 2005, por medio de la cual
modificó la anterior resolución No. 003018 del 9
de octubre de 2002, en el sentido de conceder con
bono la pensión de invalidez de origen no
profesional a la actora, aún cuando no había
agotado el trámite para el cobro de las cuotas
partes correspondientes, y tuvo en cuenta no solo
lo cotizado a CAJANAL y al ISS (2.891 días),
sino también los tiempos servidos por la afiliada
como servidora pública del nivel territorial y
39
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
cotizados en las Cajas de Previsión Social
Municipal y Departamental (3.152 días), para un
total de 6.043 días que se traduce en 863,28
semanas, que aplicando el literal a) del artículo 40
de la Ley 100 de 1993, dicha entidad de seguridad
social pagadora de la prestación, arribó a un
porcentaje legal de la pensión equivalente a
“55.5%” al sumar 1.5% por cada 50 semanas de
cotización con posterioridad a las primeras 500,
estableciendo un IBL que ascendió a
“$1.519.307,00” al tomar el promedio de los
salarios o valores sobre los cuales se cotizó
durante un lapso de diez (10) años, para así fijar
una cuantía definitiva de la primera mesada
pensional en la suma de “$843.215,oo” para el
año 2001, y de esta manera reajustó por completo
el derecho pensional en cuestión (folios 221 a 236
del cuaderno de la Corte).
Es más, en tal documental que se obtuvo en el
trámite del recurso extraordinario, aparece
evidenciado que a la pensionada demandante se le
canceló con la mesada reajustada, un retroactivo
con corte al 31 de agosto de 2005 que ascendió al
valor de treinta y un millones cuatrocientos
veinticinco mil ciento y un pesos m/cte
“$31.425.101,oo”, que fue incluido junto con la
mesada respectiva en la nómina del mes de
septiembre de 2005, determinación que fue
notificada personalmente a la accionante (folio
226 y 230 ibídem).
De suerte que, el ISS no le adeuda ninguna suma a
la promotora del proceso por reliquidación,
reajuste o diferencias pensionales, lo que conduce
a declarar de oficio la excepción de pago frente a
este puntual aspecto.
(…)
En lo concerniente a la procedencia de la
indexación por sumas debidas y no canceladas
oportunamente, entre ellas las derivadas de
diferencias de mesadas pensionales impagadas, en
sentencia del 23 de junio de 2004 radicado 22973,
esta Sala de Corte puntualizó:
“(....) El Tribunal en cuanto a este punto manifestó
<La jurisprudencia colombiana abandonó hace ya
varios años el nominalismo y adoptó criterios
tendientes a que los trabajadores no reciban tardíamente
el valor de sus créditos con dinero envilecido.
Subsiguientes desarrollos jurisprudenciales han
conducido a establecer la incompatibilidad de la
indexación con los intereses comerciales debido a que
éstos tienen un elemento inflacionario en su
composición; por ello se modificará la decisión del a
quo en el sentido de disponer la corrección monetaria
de cada mesada, conforme al índice de precios al
consumidor certificado por el Dane, desde cuando se
hizo exigible hasta cuando se verifique el pago y sobre
ese valor ya indexado deberán pagarse intereses
remuneratorios al 6% anual>.
De lo anterior se desprende, de manera nítida, que el
juez de segunda instancia lo que tuvo en cuenta para
imponer la indexación fue la mora en el pago de las
mesadas, lo que coincide con lo sostenido por esta
Corporación en lo que concierne a la procedencia de la
indexación de sumas debidas y no canceladas
oportunamente.
En efecto se ha dicho:
<Evidentemente uno de los objetivos perseguidos por
la indexación es el que las acreencias laborales
susceptibles de tan equitativa figura se solucionen
actualizadas, para que no se presente ninguna mengua
en su poder adquisitivo. Por ello se ha aceptado
jurisprudencialmente que en tales casos la corrección
monetaria es procedente, según algunos, como factor
de daño emergente por el perjuicio que sufre el titular
del derecho por el no cumplimiento oportuno del
deudor de la obligación a su cargo, y según otros como
actualización dineraria>. (Rad. 16476 – 21 de
noviembre de 2.001).
40
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Por lo tanto, es claro que las sentencias que cita el
recurrente no tienen aplicación al presente caso, pues
ellas se refieren es a la posibilidad de ajustar el ingreso
base para liquidar pensiones, y aquí se trata es de la
mora en el pago de mesadas pensionales..”.
En consecuencia, fuerza concluir que de acuerdo
con las pretensiones incoadas, resulta procedente
la indexación con base en el índice de precios al
consumidor certificado por el DANE, pero
únicamente frente a las diferencias por mesadas
que no se cancelaron oportunamente.
Para tal efecto, deberá tomarse como punto de
partida el valor de la mesada pensional que
provisionalmente debió otorgar el Instituto de
Seguros Sociales, esto es, con lo cotizado en
CAJANAL y lo aportado al ISS hasta la fecha en
que se causó el derecho, para el caso el 10 de
septiembre de 2001, que como atrás se determinó
arrojó el valor mensual de $689.459,99 y así
sucesivamente hasta llegar con los reajustes de ley
a una mesada equivalente a $892.128,84 para el
año 2005; cuyas diferencias pensionales respecto
del monto reconocido con la resolución No.
003018 del 9 de octubre de 2002 ($286.000,oo), se
insiste fueron cubiertas en su totalidad por el
Instituto demandado al incluir los demás tiempos
servidos a entidades territoriales, fijar la mesada
definitiva en cuantía de $843.215,oo mediante la
resolución No. 4962 del 16 de agosto de 2005, y
cancelar a la pensionada demandante un
retroactivo por la suma de $31.425.101,oo.
Por consiguiente, efectuados los cálculos
matemáticos pertinentes, se tiene que la entidad
demandada por el lapso comprendido del 9 de
noviembre de 2001 -fecha en que se comenzó a
disfrutar la pensión por retiro del servicio activoal 31 de agosto de 2005 -cuando se dio la
inclusión en nómina del valor íntegro de la
pensión-, debe cancelar a la demandante por
indexación de las sumas insolutas el guarismo de
$2.611.767,85, según se desprende del siguiente
cuadro:…».
41
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 29522
FECHA:
28/04/2009
PONENTE:
Eduardo López Villegas
PROVIDENCIA:
Sentencia
DECISIÓN:
Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia
DEMANDANTE:
Amirath Esther Monterrosa Salgado
DEMANDADO:
Ana Rocío Rodríguez de Sierra y Otros
SALVAMENTO DE VOTO:
Luis Javier Osorio López
ACLARACIÓN DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza y Camilo Tarquino Gallego
SOLIDARIDAD, PROCESOS LABORALES –
Viabilidad de reclamar, en proceso separado, la
solidaridad de un socio no vinculado en el que se
determinó la obligación
de la sociedad
empleadora (pensión de sobrevivientes).
«El tema relativo a la viabilidad de reclamar, en
proceso separado, la solidaridad de un socio, no
vinculado al proceso en el que se determinó la
existencia de una obligación a cargo de la sociedad
empleadora, ya ha sido definido por esta
Corporación en el sentido de considerar
procedente tal posibilidad.
Así, basta remitirse a lo precisado en
pronunciamiento del 12 de septiembre de 2006,
radicación 25323 al analizar similar acusación, en
los siguientes términos:
“Aspecto central materia de la controversia es el
relativo a la obligación que es objeto de la solidaridad
legal reclamada en el sub lite -la del socio con su
sociedad- que, para precisarlo de partida, es la
causada por la vinculación laboral del trabajador
frente al empleador, quien es el responsable directo de
la obligación; corolario de tal afirmación es que la
que se exige del solidario, no es deuda autónoma o
diferente de aquella; lo que la ley manda garantizar
con el pago es la debida por el empleador.
“Tal premisa tiene repercusiones procesales en que la
demanda judicial orientada a la determinación de la
existencia de la obligación, necesariamente, ha de
comprender al empleador como responsable directo del
pago de salarios, prestaciones sociales e
indemnizaciones.
“La doctrina de la Sala ha sido reiterativa en exigir la
constitución del litis consorcio necesario entre el
deudor solidario y el empleador, cuando la pretensión
de la demanda es establecer lo que se le adeuda al
trabajador por su relación laboral. Ha dicho la Sala:
“La Corte ha señalado que cuando se demanda al
deudor solidario laboral –específicamente por la
condición de beneficiario o dueño de la obra- debe ser
también llamado al proceso el empleador. En sentencia
de 10 de agosto de 1994, Rad. N° 6494 dijo la Corte:
“a) El trabajador puede demandar solo al contratista
independiente, verdadero patrono del primero, sin
pretender solidaridad de nadie y sin vincular a otra
persona a la litis.
“b) El trabajador puede demandar conjuntamente al
contratista patrono y al beneficiario o dueño de la obra
como deudores. Se trata de una litis consorcio
prohijada por la ley, y existe la posibilidad que se
controvierta en el proceso la doble relación entre el
demandante y el empleador y éste con el beneficiario
de la obra, como también la solidaridad del último y su
responsabilidad frente a los trabajadores del
contratista independiente.
42
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
“c) El trabajador puede demandar solamente al
beneficiario de la obra, como deudor solidario si la
obligación del verdadero patrono, entendiéndose como
tal al contratista independiente „existe en forma clara
expresa y actualmente exigible, por reconocimiento
incuestionable de éste o porque se le haya deducido en
juicio anterior adelantado tan sólo contra el mismo”.
“Este principio formulado por la Corte frente al
beneficiario o dueño de la obra tiene cabal aplicación
para cuando se convoca al proceso al intermediario
laboral, pues su razón es la de una calidad que es
común a aquéllos y a éste: deudor solidario de las
obligaciones con trabajadores del empleador;
ciertamente si lo que se persigue con el proceso es la
existencia de la deuda, la unidad del objeto no puede
ser rota; con el deudor solidario debe ser siempre
llamado el empleador, quien es el primero que debe
responder por los hechos que originan o extinguen la
obligación reclamada.
“Lo anterior no es óbice para que, como lo indica la
Sala en la sentencia reseñada, el trabajador escoja
entre cualquiera de los obligados para exigir el pago
de una obligación, una vez ésta ya ha sido establecida”
(sentencia de mayo 10 de 2004, rad.22371).
“El litis consorcio necesario se ha de constituir en todo
proceso en el que además de determinar la existencia
de unas acreencias laborales a favor del trabajador, se
persiga el pago de la condena por parte de
cualesquiera de las personas sobre las que la ley
impone el deber de la solidaridad.
“De esta manera, el responsable principal de las
deudas laborales ha de ser siempre parte procesal
cuando se pretenda definir la existencia de las deudas
laborales; y ello es condición previa, en caso de
controversia judicial, para que se pretenda el pago de
la misma, en el mismo proceso o en uno posterior; los
deudores solidarios, a su turno,
han de ser
necesariamente partes procesales en los procesos que
tengan por objeto definir la solidaridad, esto es, si se
dan o no los presupuestos para declarar tal
responsabilidad solidaria frente a la deuda laboral,
reconocida por el empleador, o declarada
judicialmente en proceso, se repite,
concomitante.
anterior o
“En el proceso que persiga declarar la existencia de la
obligación laboral no se requiere vincular – nada se
opone a que voluntariamente se haga- a un deudor
solidario, por cuanto el objeto es definir el contenido
de las obligaciones de una relación jurídica de la que
no es parte, y por lo mismo, no hay lugar a
excepciones derivadas de la naturaleza de la
obligación conducentes a impedir su existencia.
“Cuando se persiga hacer valer la solidaridad sin que
se hubiere establecido la deuda en acta conciliatoria o
proceso judicial, se debe constituir litis consorcio
necesario con el deudor principal.
“La actuación procesal del deudor solidario, en
proceso en el que se le ha llamado a integrar el
litisconsorcio con el responsable principal, o en uno
posterior al que ha resuelto la controversia sobre la
definición de la obligación materia de la solidaridad, y
con la pretensión de condenarlo a que asuma el pago
de la misma, ha de encaminarse a allanarse o
defenderse, aceptando o controvirtiendo el que se den
los supuestos sobre los que se edifica la solidaridad,
esto es, sobre si se reúnen o no, por ejemplo, los
requisitos del artículo 34 del C.S.T. para el beneficiario
de la obra, del artículo 35 en tratándose del
intermediario, o del artículo 36 para el socio de una
sociedad, o si ésta se da, presentando excepciones
personales frente al actor, conducentes a enervar la
obligación de pago, como por ejemplo acreditando que
éste ya fue realizado, o que operó el fenómeno de la
compensación, de la novación, o de la prescripción,
entre otros.
“Se ha de advertir que la solidaridad que se reclama
en el sub examine tiene por fuente la ley, premisa que
no desvanece la circunstancia de que el contenido de
tal obligación haya sido precisado por una sentencia
judicial, de la manera que se pretende cuando se alega
que con ello lo que se violaría el principio de que las
sentencias tienen efectos inter partes; ciertamente lo
que obra es el imperio de la ley”».
43
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 34404
FECHA:
05/05/2009
PONENTE:
Camilo Tarquino Gallego
PROVIDENCIA:
Casación
DECISIÓN:
No Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
DEMANDANTE:
Luis Alfredo Salgado Correa
DEMANDADO:
Instituto de Seguros Sociales
SALVAMENTO DE VOTO: Eduardo López Villegas y Francisco Javier Ricaurte Gómez
ACLARACIÓN DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza
PENSIÓN DE INVALIDEZ POR RIESGO
COMÚN – Afiliado que no estaba cotizando al
momento
de
estructurarse
la
invalidez/PRINCIPIO DE CARGA DE LA
PRUEBA – Carga dinámica de la prueba en
materia laboral – Para desconocer la aplicación
del principio de la condición más beneficiosa, el
demandado es quien tiene que demostrar las
fechas en que el actor sufragó las semanas
cotizadas/PRINCIPIO DE LA CONDICIÓN
MÁS BENEFICIOSA – Aplicación en pensión de
invalidez cuando al momento de su estructuración,
en vigencia de la Ley 100 de 1993, el afiliado no
estaba cotizando o no había cotizado en el año
anterior.
«…se tienen por admitidos los siguientes
supuestos fácticos que encontró probados el
Tribunal: la pérdida de la capacidad para laborar
del actor en un 77,02%, con fecha de
estructuración el 25 de mayo de 2001; y que si
bien, durante el año anterior al de configuración de
la invalidez no acreditó las 26 semanas exigidas
por el artículo 39 de la Ley 100 de 1993, sí cotizó
312 semanas al Sistema antes de invalidarse.
(…)
Para la Sala, el razonamiento inserto en la
providencia atacada, según el cual es la parte
demandada quien tiene la carga de demostrar las
fechas en las que el actor sufragó las 312 semanas,
para eventualmente desconocer el cumplimiento
de las exigencias previstas en el Acuerdo 049 de
1990, en aplicación del principio de la condición
más beneficiosa, no es violatorio de norma legal
alguna de las denunciadas, por que en este caso el
trabajador desde el inicio del proceso al haber
acreditado ese número de semanas, era el ISS, el
llamado a destruir o desvirtuar esa afirmación.
La afirmación que antecede adquiere mayor
significación en el presente asunto, porque la parte
demandada no cuestionó a través del recurso de
apelación, la inferencia del juez de primer grado
relacionada con el cumplimiento del número
mínimo de semanas cotizadas por el actor para
acceder al derecho a la pensión de invalidez (300),
en aplicación del principio de la condición más
beneficiosa, pues toda su discusión la enfocó en el
hecho de no haberse efectuado el aporte de las 26
semanas en el año inmediatamente anterior a la
estructuración de la invalidez, que exige el artículo
39 de la Ley 100 de 1993.
Así las cosas, como el cumplimiento de las 300
semanas exigidas por el Acuerdo 049 de 1990, fue
un tema no controvertido por la demandada, no
obstante que el a quo las dio por acreditadas, no
44
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
resulta desacertada la inferencia del Tribunal,
cuando textualmente afirma que “dado que no hubo
ningún reparo sobre las semanas cotizadas
especialmente por la parte a quien le era más fácil
demostrar las fechas en las que fueron aportadas, el
Seguro Social, sustrayendo el recurso sólo a indicar
que el actor no cumplió con el requisito establecido en
el artículo 39 de la Ley 100 de 1993, vigente para el 25
de mayo de 2001, consistente en tener 26 semanas
anteriores a la fecha de estructuración del estado de
invalidez, en eventos como el presente que se trata de
un afiliado inactivo”.
En cuanto atañe al reparo que hace el censor en el
cargo primero, relacionado con la aplicación al
presente asunto del principio de la condición más
beneficiosa,
es
suficiente
precisar
que,
mayoritariamente, esta Sala ha considerado, que
cuando en vigencia de la Ley 100 de 1993, se
produce la estructuración del estado de invalidez
del afiliado, que en ese momento, no está
cotizando o no ha cotizado en el año
inmediatamente anterior, las 26 semanas a las que
se refiere el artículo 39 de la citada ley, pero que
tiene aportes suficientes realizados con
anterioridad a la vigencia de la misma, resulta
procedente aplicar la normatividad preexistente,
para el caso, el Acuerdo 049 de 1990, aprobado
por el Decreto 758 del mismo año.
En ese sentido, acertó el Tribunal cuando acudió a
los artículos 6º y 20 del Acuerdo 049 de 1990,
aprobado por el Decreto 758 del mismo año, para
dirimir la controversia, conforme a la orientación
jurisprudencial contendida en las sentencias del 5
de julio de 2005, radicación 24280 y la del 12 de
diciembre del mismo año, radicación 30705, entre
otras.
Por último, frente al contenido de la tercera
acusación, y que corresponde al tema de los
intereses moratorios que dedujo el Tribunal a
cargo la parte demandada, es suficiente destacar,
que el sentenciador de alzada no incurrió en el
yerro hermenéutico que se le endilga, en la medida
en que su imposición, tiene apoyo en los mismos
criterios jurisprudenciales que sobre el tema ha
expuesto la Corte, los que inclusive se rememoran
en la sentencia impugnada».
45
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 34253
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
05/05/2009
Isaura Vargas Díaz
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
José Ernesto Peláez Toro
Banco Cafetero – Bacafe
TERMINACIÓN
DEL
CONTRATO
DE
TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por
incumplimiento
de
las
obligaciones
y
prohibiciones del trabajador y por otras causas
señaladas en el reglamento interno de trabajo –
Por obrar con negligencia – No se hace necesario
allegar el reglamento interno de trabajo cuando,
según la ley, al juez le compete calificar la
gravedad de la conducta/INTERPRETACIÓN
DE LA LEY – Del numeral 6 literal a) del
artículo
7
de
l
Decreto
2351
de
1965/REGLAMENTO INTERNO DE TRABAJO
– No se hace necesaria su aportación cuando la
causal invocada para la terminación del contrato
está en la ley.
«Es claro que los tres cargos estriban en que el
Tribunal no observó que el banco demandado no
allegó al expediente el reglamento interno de
trabajo, para verificar la falta grave, a la luz de lo
estatuido en el artículo 7º, literal “A”, numeral 6°
del Decreto 2351 de 1965; por tanto, el meollo del
asunto gravita en elucidar si el hecho de no
haberse aportado al proceso ninguno de los actos
en los que válidamente puede calificarse la
gravedad del hecho deviene en que no se demostró
la justa causa de terminación del contrato de
trabajo.
(…)
De lo anterior dimana palmario que en dicha
misiva el empleador no solamente invocó como
causal de terminación del vínculo contractual las
disposiciones del reglamento interno de trabajo,
sino, también, las normas del Código Sustantivo
del Trabajo, específicamente los artículos 58 y 60,
que instituyen las obligaciones y prohibiciones del
trabajador, respectivamente, las que, según el
Tribunal, el actor incumplió, por las que tuvo la
certeza, de acuerdo al elenco probatorio, de la
justeza del despido.
Aunado a que, en el caso sub examine, en puridad,
no es trascendente el hecho de no haberse aportado
al proceso el reglamento interno de trabajo, habida
cuenta que es la propia ley la que hace la
calificación de la conducta del trabajador como
justificante, por sí sola, del despido por parte del
empleador (Decreto 2351 de 1.965, artículo 7o.,
letra A), ordinal 4o.), norma en la que igualmente
se apoyó la entidad convocada a juicio para
adoptar la decisión de fenecer la relación laboral,
supuesto que halló acreditado el juzgador de
segundo grado (negligencia).
Asimismo, observa la Corte que tanto en la carta
de terminación del contrato de trabajo, como en el
acta de diligencia de descargos, el banco
demandado le expresó de manera patente las
circunstancias de tiempo, modo y lugar, que a la
postre se convirtieron como constitutivas de justa
causa, y dada esta situación le permitió al
46
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
trabajador ejercer sus derechos de contradicción y
de defensa.
De otra parte, dado que los cargos giran alrededor
de la violación del artículo 7º, aparte A), numeral
6º), estima conveniente la Corporación traer a
colación lo sostenido recientemente en sentencia
del pasado 10 de marzo, radicación 35.105, así:
“sobre la hermenéutica del citado
texto normativo ya ha tenido
oportunidad de pronunciarse esta
Corporación,
entre
otras
sentencias en la proferida el 18 de
septiembre de 1973, en la cual se
dijo:
“Es indudable que en el numeral
6° del aparte a) del artículo 7° del
Decreto 2351 de 1965, se
consagran
dos
situaciones
diferentes que son causas de
terminación unilateral del contrato
de trabajo. Una es <cualquier
violación grave de las obligaciones y prohibiciones
que incumben al trabajador de acuerdo con los
artículos 58 y 60 del Código Sustantivo del Trabajo> y
otra es <… cualquier falta grave calificada como tal en
pactos o en convenciones colectivas, fallos arbitrales,
contractuales o reglamentos...>.
“En cuanto a la primera situación contemplada por el
numeral señalado, es posible la calificación de la
gravedad de la violación (…)
„En cuanto a la segunda situación contemplada por el
numeral referido, es claro que la calificación de la
gravedad de la falta corresponde a los pactos,
convenciones colectivas, fallos arbitrales, contratos
individuales o reglamentarios en que se consagran esas
faltas con tal calificativo…‟
“„El diccionario de la Lengua de la Real Academia
Española, edición 1970 dice que falta en su segunda
acepción es: <Defecto en el obrar, quebrantamiento de
la obligación de cada una> y en cuanto a la violación
indicada: <Acción y efecto de violar>, y define el verbo
violar como <infringir> o quebrantar una ley o
precepto‟.
“„Por lo anterior se concluye que la diferencia entre
violación de las obligaciones del trabajador y la falta
cometida por el mismo, no es lo que determina la
diferencia entre las dos partes del numeral indicado.
La violación de las obligaciones y prohibiciones a que
se refieren los artículos 58 y 60 del Código Sustantivo
del Trabajo, constituye por sí misma una falta, pero
esa violación ha de ser grave para que resulte justa
causa de terminación del contrato. Por otra parte,
cualquier falta que se establezca en pactos o
convenciones colectivas, fallos
arbitrales, contratos individuales o
reglamentos, implica una violación
de lo dispuesto en tales actos, que si
se califica en ellos de grave,
constituye justa causa para dar por
terminado el contrato.
“„En el primer concepto la
gravedad debe ser calificada por el
que aplique la norma, en el
segundo la calificación de grave ha
de constar en los actos que
consagran la falta …‟
Y en sentencia de 19 de septiembre de 2001, radicación
15822, así razonó esta Corporación:
“Sobre esta facultad, la Corte Suprema de Justicia, en
su Sala de Casación Laboral ha esbozado en múltiples
fallos que la calificación de la gravedad de la falta
corresponde a los pactos, convenciones colectivas,
fallos arbitrales, contratos individuales o reglamentos
en los que se estipulan esas infracciones con dicho
calificativo. Por ello, cualquier incumplimiento que se
establezca en aquéllos, implica una violación de lo
dispuesto en esos actos, que si se califican de grave,
constituye causa justa para fenecer el contrato; no
puede, el juez unipersonal o colegiado, entrar de nuevo
a declarar la gravedad o no de la falta. Lo debe hacer,
necesariamente, cuando la omisión imputada sea la
violación de las obligaciones especiales y
prohibiciones a que se refieren los artículos 58 y 60
del C.S. del T. Lo importante es que el asalariado
incurra en una de las faltas calificadas de graves por el
reglamento interno de trabajo, sin importar si ella,
produjo daño o beneficio para la entidad patronal”.
De manera que de conformidad con la primera de las
hipótesis establecida en la norma bajo examen, le
corresponde al juzgador evaluar la conducta del
trabajador y calificarla como grave, y esto fue lo que
47
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
en esencia aquí ocurrió, dado que el colegiado
consideró que el actor fue “negligente en el
cumplimiento de sus funciones, e incurrió en violación
de sus obligaciones y funciones” de tal magnitud que
ameritaba la terminación del contrato de trabajo por
justa causa,
es decir que para el Tribunal la
negligencia del demandante fue el vehículo para violar
las obligaciones contractuales como la de “vigilar
presiones, flujo de gas y plantas deshidratadoras del
gaseducto Ballena- Barranquilla, en la cual tenían que
dar datos hora a hora para hacer un seguimiento
perfecto al gaseducto y vigilar todos los parámetros de
la parte compresora en conjunto con el operador de
Centragas” (folio 430, cuaderno 1). Dicho en otras
palabras: la negligencia también significó el
incumplimiento de órdenes e instrucciones y desde
luego incumplimiento de obligaciones”
De suerte que en el primero de los eventos del
numeral 6º, letra A) del artículo 7º del Decreto
2351 de 1965, le compete al juzgador calificar la
gravedad de la conducta, y eso fue lo que
precisamente sucedió en el caso bajo escrutinio; en
consecuencia, no se requería acreditar pactos,
convenciones colectiva de trabajo, fallos arbitrales,
contrato individual o reglamento alguno, como lo
expone el recurrente.
Desde las antedichas aristas brota impetuosa la
conclusión de que el juez de alzada no incurrió en
los desaguisados jurídicos y fácticos que le
reprocha el censor, por lo que los ataques no
tienen vocación de salir airosos».
48
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35552
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
05/05/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
Francisco Eduardo Mariño Juliao
Exxonmobil de Colombia S.A y Carbones del Cerrejón LLC
PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL –
Requisitos según el artículo 260 del CST – Su
reconocimiento voluntario por el empleador antes
de cumplir la edad no afecta su naturaleza ni
significa que se trate de una pensión
diferente/RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En
pensión de jubilación patronal/PENSIÓN DE
JUBILACIÓN LEGAL –Tope máximo permitido 20 salarios mínimos.
«El Tribunal señaló “que las mesadas
pensionales pagadas al actor antes de
llegar a los 55 años de edad, cancelaban
una obligación de naturaleza extralegal,
pues tales mesadas se causaron por el
acuerdo de las partes y antes de que el
actor cumpliera el requisito mínimo de
edad que contemplaba la ley”; que “Por
ello, el valor que las partes definieron para
las mesadas causadas antes del 12 de mayo
de 1994, -fecha en que el actor cumplió 55
años-, podía ser definido válidamente por
las partes sin referencia al monto que la
Ley establece para el derecho”, pero que
“No ocurre lo mismo con las mesadas
causadas a partir del momento en que el
demandante cumplió 55 años de edad, pues
a partir de ese momento la pensión pasó a
estar regulada por la Ley y por ello
sometida
ineluctablemente
a
los
lineamientos que las normas
sobre su monto.” (Folio 318).
estipulan
No encuentra la Corte que ese razonamiento sea
constitutivo de los desaciertos jurídicos que le
atribuye la censura, por las siguientes razones:
1.- No cabe duda de que la pensión que le fue
conferida al demandante por la empresa
empleadora tuvo un origen voluntario en tanto que
para ese momento no había cumplido con la
totalidad de los requisitos exigidos por el artículo
260 del Código Sustantivo del Trabajo, pues no
contaba con 55 años de edad. Pero es igualmente
indiscutible que cuando le fue otorgada esa
pensión, el actor había cumplido más de 20 años
de servicios a su empleadora. Ello significa que, si
bien no había consolidado un derecho legal, éste
pendía del cumplimiento de una condición para
adquirirlo, que no podía ser enervado por el hecho
de que se le hubiese otorgado de manera
voluntaria un derecho prestacional en similares
condiciones del que estaba pendiente de adquirir.
2-. En efecto, el artículo 260 del Código
Sustantivo del Trabajo, que era la norma vigente
para cuando al demandante se le confirió la
pensión voluntaria, consagra en su primer numeral
el derecho a la pensión de jubilación para el
“trabajador que llegue o haya llegado a los
cincuenta y cinco (55) años de edad, si es varón, o
a los cincuenta (50) años si es mujer, después de
49
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
veinte (20) años de servicios continuos o
discontinuos…”.
Y el numeral segundo de esa disposición señala:
“El trabajador que se retire o sea retirado del
servicio sin haber cumplido la edad expresada,
tiene derecho a la pensión al llegar a dicha edad,
siempre que haya cumplido el requisito de los
veinte (20) años de servicio”.
Es claro, así las cosas, que el promotor del pleito
tenía derecho, cuando cumpliera los cincuenta y
cinco (55) años de edad, a reclamar de su
empleadora la pensión de jubilación, pues, como
lo admite la propia impugnación, por ser
beneficiario del régimen de transición pensional le
era aplicable la citada disposición legal, pese a su
derogatoria por la Ley 100 de 1993, como surge de
lo dispuesto por el artículo 3 del Decreto 813 de
1994, en cuanto establece que: “Tratándose de
trabajadores vinculados mediante contrato de
trabajo con empleadores o empresas del sector
privado que tienen a su cargo el reconocimiento y
pago de pensiones, los requisitos y montos de la
pensión legal de vejez, serán los que se
establecían en los artículos 260, 268, 269, 270,
271, y 272 del Código Sustantivo del Trabajo, y
demás disposiciones que las complementen,
modifiquen o adicionen, según el caso”; y se
corrobora con lo consagrado por el literal b) del
artículo 5 de ese decreto, que señala: “b) Cuando
a 1 de abril de 1994 el trabajador tuviere 20 o
más años de servicios continuos o discontinuos, al
servicio del mismo empleador, y 50 o más años de
edad si es mujer o 55 o más años de edad si es
hombre, el empleador asumirá directamente la
pensión de jubilación”.
3.- Aparte de ello, como lo concluyó el Tribunal y
no lo discute el cargo, el derecho legal del actor a
la pensión de jubilación, dada su naturaleza, era
irrenunciable, por manera que debía ser
reconocido en los términos y condiciones exigidos
por las normas legales en la fecha en que se
consolidó, esto es, cuando el demandante arribó a
los 55 años de edad, época cuando ya se
encontraba vigente el sistema pensional creado por
la Ley 100 de 1993.
Importa precisar, por otra parte, que en el acto de
otorgamiento de la pensión nada se dijo sobre la
situación del derecho del actor a la pensión legal
de jubilación para cuando cumpliera el requisito de
la edad, de modo que es dable concluir que ese
derecho no fue afectado de ninguna manera.
Por esa razón, no se equivocó el Tribunal cuando
concluyó que el valor que las partes definieron
para las mesadas que se causaron antes del 12 de
mayo de 1994, cuando el actor cumplió 55 años,
podía ser definido por ellas, pero a partir de esa
fecha la pensión pasó a estar regulada por la ley y
por lo tanto estaba sometida a los lineamientos que
las normas vigentes estipulaban sobre el monto de
esa prestación.
Y al razonar de esa manera, no puede considerarse
que el juez de la alzada otorgara dos naturalezas a
la pensión o que le diera un efecto retroactivo a la
Ley 100 de 1993, que es lo que se le imputa en el
cargo, porque lo que hizo, con acierto a juicio de
la Sala, fue reconocer que toda vez que el actor
trabajó más de veinte (20) años, cuando cumplió
cincuenta y cinco (55) de edad adquirió un
derecho al que no podía renunciar y que, por lo
tanto, no podía ser reemplazado por una prestación
voluntaria previamente reconocida que, aunque en
un principio fue equivalente en su cuantía, en
últimas resultó ser inferior para cuando se
consolidó el derecho legal.
4.- Ahora bien, que el actor mantuviera intacto su
derecho legal a la pensión de jubilación, pese a
que la empleadora le hubiera reconocido una
pensión voluntaria, no significa que estuviera ella
obligada a pagar las dos pensiones, pues la que
voluntariamente otorgó cumplía con los mismos
parámetros establecidos en la ley en lo referente a
la tasa de reemplazo, de tal suerte que, al continuar
pagándola, cumplió, en principio, con la
obligación legal a su cargo.
Aunque podría entenderse que al otorgar la
voluntaria la empleadora, y quien la sucedió en esa
condición, quedaron exoneradas de atender el
reconocimiento de la pensión legal, debe tenerse
50
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
en cuenta que como el derecho a esta última no se
extinguió, era susceptible de verse afectado,
positiva o negativamente, por las normas legales
que estuvieren vigentes para el momento de su
efectiva causación, que, contrariamente a lo que
estima la impugnación, no se presentó cuando se
otorgó voluntariamente sino, se insiste, cuando se
cumplieron los requisitos previstos en la ley.
Y no puede perderse de vista que cuando se causó
la pensión legal de jubilación del actor, en materia
del monto de la pensión se hallaban vigentes unas
reglas diferentes a aquellas que regían para cuando
se le reconoció la pensión voluntaria, reglas que,
por ser aplicables a esa prestación, necesariamente
debían ser tomadas en consideración. Si bien
cuando la empresa otorgó la pensión el artículo 2º
de la Ley 71 de 1998 preceptuaba que ninguna
pensión podía exceder de quince (15) veces el
salario mínimo legal mensual, esa disposición fue
derogada por el artículo 35 de la Ley 100 de 1993,
de tal suerte que, para la data en que el actor
adquirió el derecho a la pensión legal, esto es, el
12 de mayo de 1994, ya no se hallaba vigente esa
restricción en el monto fijado en la citada
disposición legal en los términos fijados por la Ley
71 de 1988. Y aunque el precepto de la Ley 100 de
1993 fue declarado inexequible, surtía plenamente
sus efectos en aquella fecha, pues en la sentencia
en que se decidió esa inconstitucionalidad se
estableció por la Corte Constitucional que sus
efectos serían hacia el futuro.
5.- En consecuencia, si el actor adquirió el derecho
a la pensión legal cuando el límite respecto de la
cuantía de esa prestación había sido modificado,
esa situación ha debido atenderse, pues lo
contrario implicaría desconocer un expreso
mandato legal y por ello era factible su reajuste al
tope máximo que permitía la normatividad
vigente, por razón de que no se trataba de una
situación jurídica que quedara consolidada para la
época del reconocimiento de la prestación
voluntaria, en la medida en que, como se ha visto,
el derecho a la pensión legal no desapareció».
51
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35777
FECHA:
19/05/2009
PONENTE:
Eduardo López Villegas
PROVIDENCIA:
Sentencia
DECISIÓN:
No Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira
DEMANDANTE:
Cristóbal García López
DEMANDADO:
Instituto de Seguros Sociales
SALVAMENTO DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza; Luis Javier Osorio López e
Isaura Vargas Díaz
PENSIÓN, APORTES PARA PENSIÓN – Para
acceder a una pensión, no sólo se puede teniendo
en cuenta el tiempo efectivamente cotizado, sino
que es viable contabilizar el tiempo servido, sin
importar que no se hubiere hecho aportes al
sistema/APORTES PARA PENSIÓN – Existencia
de la cotización/PENSIÓN DE VEJEZ – Según el
literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990
– 500 semanas cotizadas durante los últimos 20
años/APORTES PARA PENSIÓN – Deber de
realizar el cobro de las cotizaciones en mora –
Declaración formal de deuda incobrable –
Cotizaciones incobrables – Las cotizaciones
existentes no pagadas se deben contabilizar
provisionalmente hasta tanto no se declare su
inexistencia.
realizadas o tiempo de servicios efectivamente
prestados antes del reconocimiento de la
pensión”.
«Plantea el casacionista que no puede proceder la
imposición de las obligaciones de prestaciones
económicas, como consecuencia de la falta de
diligencia de la Administradora en el cobro de las
cotizaciones con las que se hubiere acreditado la
densidad necesaria para acceder a la protección de
la seguridad social, pues ello significaría
infracción directa del artículo 13 de la Ley 100 de
1993, modificado por el artículo 2° de la Ley 797
de 2003, cuando prohíbe categóricamente el que se
otorguen pensiones sin el cumplimiento de otros
requisitos distintos a “cotizaciones efectivamente
Segundo, porque en el sub lite no se trata de
reconocer pensiones haciendo caso omiso de las
cotizaciones, o concediéndolas sin verificar su
existencia; lo que acontece es que lo que subyace
en la tesis que se controvierte, es la definición de
a partir de cuándo existe la cotización, aspecto que
ya ha resuelto la Sala cuando señaló: “La
cotización surge con la actividad como
trabajador, independiente o dependiente, en el
sector público o privado”. (Sentencia de 30 de
Al respecto hay que anotar que tratándose de una
reclamación que se pretende causada en el año de
1999, no tendría aplicación la norma en comento;
pero aún así, y es oportuna la ilustración de la
Sala, no se transgrede el espíritu que la informa.
Primero, porque no es como se pretende sugerir,
que la única forma de acceder a la pensión sea por
tiempos efectivamente cotizados, sino que también
admite la disposición en comento que se tome en
cuenta solamente el tiempo servido, sin importar
que no se hubiere hecho con aportes al sistema,
como ocurría especialmente con los empleados
públicos.
septiembre de 2008, rad. N° 33476).
52
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Y, tercero, el que se admita la existencia de la
cotización desde su causación, no supone que
pierda trascendencia su pago, que la conserva en
toda su dimensión, para asegurar el equilibrio
financiero del sistema, en las condiciones que se
señalan adelante.
Se duele el censor de que la jurisprudencia sobre
las consecuencias por la no gestión de cobro de
cotizaciones conducen a la aplicación indebida del
literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990,
el que establece que tienen derecho a la pensión
por vejez quienes cumplan con “Un mínimo de
quinientas (500) semanas de cotización pagadas
durante los últimos veinte (20) años anteriores al
cumplimiento de las edades mínimas…”.
Como lo ha enseñado la Sala esta previsión
normativa consagra un figura pensional
excepcional, “ella es de aplicación restrictiva y
expresa” (sentencia de 8 de noviembre de 2006,
radicación 27755), que se concede a condición de
cumplir con unos requerimientos también
especiales, los de la oportunidad de la causación y
pago de las cotizaciones, los que expresamente se
exigen deben acaecer respecto del lapso de los
veinte años anteriores al cumplimiento de la edad
mínima; y que dichas cotizaciones sean efectuadas
al ISS y no a las Cajas de Previsión Social
(Sentencia de 9 de septiembre de 2008, radicación
29396).
Como en el presente caso no hay discusión en el
sentido de que dentro de los veinte años anteriores
al cumplimiento de los sesenta años de edad, sólo
aparecen pagadas 104,5714 cotizaciones, y que
fueron causadas otras 617.1419 semanas que no se
han pagado, el juicio sobre la correcta aplicación
del literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de
1990 al demandante, ha de resolver sobre como se
armonizan las exigencias especiales para acceder
al derecho, con la responsabilidad de la
administradora en no haber gestionado el cobro de
las cotizaciones en mora.
El sistema de seguridad social es un conjunto
normativo que se endereza, en lo que aquí nos
concierne, a garantizar la “sostenibilidad”
financiera del sistema, imponiendo a los aportantes
contribuciones
parafiscales,
y a
las
administradoras su gestión integral, a partir del
momento en que se causan las cotizaciones, sobre
las cuales deben desplegar especial vigilancia,
haciendo los requerimientos previstos en el
Decreto 2663 de 1994, y emprendiendo las
acciones de cobro, en cuya cabeza las radica la ley,
además de otorgarles las herramientas idóneas,
como el de revestir a sus certificaciones sobre la
deuda por cotizaciones, intereses y multas, del
valor de título ejecutivo, y para el I.S.S. de
adelantar con él un juicio de jurisdicción coactiva.
El sistema ha de propender a la efectiva prestación
de protección de la seguridad social, no solo
contemplando aquel escenario en el que se
cumplen cabalmente con todas las obligaciones,
sino también cuando el sistema funcione
anormalmente y no se sufraguen las cotizaciones
causadas por hechos imputables al empleador o a
la administradora; la decisión que se tome no
puede resultar afectando a quien ha cumplido con
lo suyo, al afiliado que generó un crédito a la
administradora exigible al empleador, y sin dejar
de tener en consideración la “sostenibilidad”
financiera del sistema.
Las cotizaciones causadas consignadas en la
historia de la seguridad social como créditos, se
han de contabilizar como cotización, aún sea de
manera transitoria, hasta tanto la administradora
haga efectivo el cobro, caso en el cual la
cotización adquiere su valor definitivo, o hasta que
acredite ser incobrable, luego de haber gestionado
diligentemente su pago al empleador, caso en el
cual, la cotización se declara inexistente.
La clasificación y declaración formal de la deuda
con la seguridad social como incobrable, se ha de
cumplir de conformidad con el trámite
reglamentario previsto en el Estatuto de Cobrazas,
el Decreto 2665 de 1988, que en su artículo 73,
dice:
3. Deudas irrecuperables o incobrables. Se
considerarán incobrables, las deudas por aportes,
intereses y multas que tengan un mora de 25 ciclos o
superior, así como las demás deudas cuyo recaudo no
53
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
hubiere sido posible lograr a pesar de la gestión de
cobro adelantada, por insolvencia del deudor,
liquidación definitiva o desaparecimiento de la
empresa, o por cualquier otra causa similar, de
conformidad con el informe rendido por el apoderado
del ISS y la evaluación efectuada por el funcionario de
cobranzas responsable. Las deudas irrecuperables o
incobrables, deberán ser calificadas por el respectivo
órgano directivo del ISS, previo concepto del Comité
de Cobranzas de la respectiva Seccional o UPNE.
También se tendrán como deudas incobrables, las
siguientes:
a). Las declaradas
competente;
prescritas
por
funcionario
ARTICULO 75. EFECTOS DE LA DECLARACION
DE INCOBRABLE DE UNA DEUDA. No serán
tenidas como cotizadas, ni se acumularán para efectos
de las prestaciones propias de los Seguros Sociales, las
semanas correspondientes a los períodos de mora y
respecto a los cuales los valores se declararon
incobrables.
Cuando una deuda haya sido calificada como
"incobrable" por el respectivo órgano directivo del ISS,
será descargada contablemente de la "estimación
cotizaciones de difícil cobro" y de la "cotización
facturada por cobrar".
Así, entonces, la Sala ha de precisar los alcances
de su jurisprudencia sobre las consecuencia de la
falta de diligencia de las administradoras de
pensiones en el cobro de cotizaciones, a falta de
esa declaración las cotizaciones siguen gravitando
en la contabilidad de las cotizaciones del afiliado,
de diferente manera según el riesgo o de la
prestación de que se trate.
b). Las que hubieren quedado pendientes de cancelar
después de liquidada legalmente una empresa, o de
haberse cumplido un Concordato, o terminado el
proceso de quiebra, siempre y cuando que la empresa
finalice sus actividades.
c). Por pérdida del proceso donde se pretendían hacer
valer;
Para la pensión de vejez las cotizaciones existentes
no pagadas se han de contar provisionalmente,
hasta tanto no haya declaración sobre su
inexistencia.
d). Por muerte o desaparecimiento de hecho del
patrono, en los casos en que no opere la sustitución
patronal, o no sea cobrable a los herederos o no haya
lugar a la declaración de unidad de empresa, o por otra
causa similar.
e). Las que por ley o reglamento sean tenidas como
tales.
Se ha de indicar que las normas que regulan el
proceso de recaudo contenidas en el Decreto 2665
de 1988 mantienen su vigencia, por la remisión
que a ella hace el artículo 31 de la Ley 100 de
1993, y puesto que si bien se han expedido
reglamentos sobre afiliaciones, cotizaciones y
aportes, no se ha hecho lo propio en materia de
cobranzas.
La consecuencia de declarar unas cotizaciones
como incobrables la define la misma perceptiva,
en los primeros incisos del artículo 75:
El reconocimiento que se hace respecto de quien
no se ha efectuado el pago completo de las
cotizaciones, no puede tener el mismo carácter del
que se hace respecto al que el cubrimiento de los
aportes fue total. Por ello se acude para la efectiva
realización del equilibrio financiero del sistema, a
que ese reconocimiento se haga de manera
provisional, invocando de manera analógica la
figura prevista en el artículo 21 del Decreto 656 de
1994, que impone a las administradoras del
régimen
de
ahorro
individual
dicho
reconocimiento provisional, en los eventos de
incumplimiento del plazo para pronunciarse
respecto de una solicitud de pensión o cuando el
afiliado no disponga de la totalidad de las sumas a
que tendría derecho para atender su pensión por
falta de cumplimiento oportuno y adecuado de las
obligaciones de la administradora».
54
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 34810
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
19/05/2009
Elsy del Pilar Cuello Calderón
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira
Otilia Rodríguez García y Natalia López Rodríguez
Sociedad Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías
Porvenir S.A.
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De
causante que se trasladó al RAIS y reunía los
requisitos establecidos en el Acuerdo 049 de
1990/BONOS PENSIONALES – El trámite para
su emisión y redención corresponde a la
administradora
de
pensiones/BONOS
PENSIONALES – La aceptación de la
liquidación provisional y de la historia laboral
corresponde al interesado afiliado o a sus
causahabientes.
«Para
analizar los cargos, se parte del supuesto
conforme al cual López Cardona cotizó al ISS, se
había trasladado del Régimen de Prima Media con
Prestación Definida, al de Ahorro Individual
administrado por Porvenir, el 1 de abril de 1999, y
que murió el 11 de junio de 2002, según lo expuso
la propia demandada en la respuesta a la demanda.
En esas condiciones surge patente que la
Administradora de Pensiones debía adelantar unos
trámites, por cuenta del afiliado, en la forma como
lo dedujo el ad quem, puesto que previo a la
liquidación provisional del bono, correspondía la
gestión tendiente al envío de la historia laboral
oficial, de la cual debía dar traslado precisamente
la AFP, a su afiliado (artículos 48 y 52 del Decreto
1748 de 1995, modificados por los preceptos 14
del Decreto 1474 de 1997, 20 y 22 del Decreto
1513 de 1998, y 7 del Decreto 3798 de 2003). Es
decir que aunque es cierto, como lo anota el censor
y lo estableció esta Sala en la sentencia que él
rememora, 30697 de 2007, que se refiere al
asentimiento del interesado, frente a la liquidación
provisional del bono, ese es un proceso posterior al
que tiene a cargo la Administradora, que si no lo
gestiona, impide la consecución del bono, en
perjuicio no sólo del afiliado, sino de la propia
entidad, en tanto se trata de los aportes con los
cuales se formará el capital requerido para el pago
de la pensión.
En esas condiciones, no se puede exigir al
interesado, afiliado, o a sus causahabientes, que
eleven solicitud a la OBP, para iniciar el trámite y
emisión del bono, pues no les corresponde hacerlo,
aún cuando con posterioridad sí surgen para ellos
unas obligaciones, como la de expresar su
aceptación o no de la historia laboral y de la
liquidación provisional».
55
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 33936
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
ACLARACIÓN DE VOTO:
19/05/2009
Camilo Tarquino Gallego
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales
Francisco Jolber Molinari Ortiz
Banco Cafetero – Bancafé
Isaura Vargas Díaz
RECURSO
DE
CASACIÓN
–
Hecho
nuevo/TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE
TRABAJO POR JUSTA CAUSA – De
trabajadores oficiales vinculados por contrato de
trabajo – Sus causales no fueron derogas por la
expedición de la Ley 200 de 1995 – En el despido
por justa causa de trabajadores oficiales no se
requiere del trámite del Código Disciplinario,
excepto
cuando
se
trata
de
falta
gravísima/PROCESO
DISCIPLINARIO
–
Derogatoria de disposiciones disciplinarias
convencionales a partir de la expedición del
Código Disciplinario.
«Afirmó el censor, que por ser la Ley 200 de 1995
de orden público y de obligatorio cumplimiento,
por ser el actor trabajador oficial, el ad quem debió
aplicarla al estudiar el caso, y no ignorarla, como
lo hizo, al optar por la aplicación de la convención
colectiva de trabajo.
Frente al anterior planteamiento, precisa decirse,
que tanto la pretensión principal de reintegro como
la subsidiaria de indemnización por despido
injusto que formuló el actor, no fueron soportadas
en la demanda inicial, en el incumplimiento de la
entidad demandada, frente al trámite que establece
la citada Ley 200 de 1995, lo cual constituye una
variación de la causa de las pretensiones, no
susceptible de ser planteada en casación, en la
medida en que se quebrantaría el debido proceso,
al tomar por sorpresa a la contraparte, frente a una
nueva situación no discutida en las instancias.
Así se afirma por cuanto, en el hecho noveno del
escrito de demanda, las aludidas reclamaciones se
basaron en que “la entidad demandada violó el
procedimiento convencional para desvincularme. Las
causas que alega la carta de despido con fecha 11 de
octubre/2000 son infundadas, no son ciertos los hechos
que allí se me culpan, no corresponden a mis funciones.
El Decreto 1388 del 17 de julio del 2000, no puede
cambiar unilateralmente la legislación laboral y las
convenciones colectivas de trabajo que me benefician”,
sin que en ningún momento se mencionara, la
obligatoriedad que tenía el Banco de acatar el
Estatuto único Disciplinario vigente para ese
entonces, y que regula la referida Ley.
No obstante lo anterior, conviene reiterar que,
frente a casos similares al presente, las justas
causas contempladas en el Decreto 2127 de 1945,
en tratándose de trabajadores oficiales, vinculados
mediante contrato de trabajo, no desaparecieron
con la expedición del Estatuto Único Disciplinario,
ya que si bien el artículo 20 de la Ley 200 de 1995,
se dirigió, a “los miembros de las Corporaciones
Públicas, empleados y trabajadores del Estado y de sus
entidades descentralizadas territorialmente y por
servicios”; y por ende involucra a los servidores
públicos en términos generales, no derogó en
forma expresa y especializada en alguna de sus
disposiciones, la normatividad propia de quienes
se encuentran vinculados mediante contrato de
trabajo.
56
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
En efecto, la Sala en sentencia de 26 de septiembre
de 2006, radicación 26928, al reiterar la del 28 de
agosto de 2003, radicado 21120 y 25 de noviembre
de 2002, radicado 18823, entre otras, frente al
tema de inconformidad del censor, señaló:
“Por eso se concluye que las justas causas previstas en
el Decreto 2127 de 1945 para terminar el contrato de
trabajo, por parte del trabajador o del empleador,
continúan vigentes y frente a ellas, se mantiene la
misma regulación y el tratamiento que ha sido
identificado por la jurisprudencia, que ha reiterado que
el despido partiendo de las causales previstas en el
Decreto 2127 de 1945, como también de las señaladas
en el Código Sustantivo del Trabajo, no corresponde a
una medida en estricto sentido de carácter
sancionatorio, por lo que en relación con estas no
procede la aplicación del trámite contemplado en el
Código Disciplinario, el cual, por ser propio de tal
estatuto, opera solo frente a las conductas tipificadas
en el mismo como configurantes de faltas gravísimas y
como tales, de justas causas, también, de terminación
de los contratos de trabajo. Además, como ya lo ha
señalado esta Sala, frente a las faltas gravísimas, que
también configuran justas causas de despido, solo
procede el trámite previsto en la ley 200 de 1995, a la
que hacen expresa referencia estas consideraciones,
por lo que en consecuencia, el procedimiento previsto
en ella, desplaza cualquier trámite convencional
establecido como previo para terminar el contrato por
justa causa, originadas en el acaecimiento de una falta
calificada en él como gravísima”.
descentralizadas territorialmente o por servicios”,
para, seguidamente, determinar que al mismo, para
efectos del despido, se le aplicaba eventualmente
el Código Único Disciplinario, pero, como quedó
dicho, las normas de los trabajadores oficiales no
fueron desplazadas por el citado estatuto.
De igual forma, es pertinente reiterar, que el
artículo 177 de la Ley 200 de 1995, derogó
expresamente las disposiciones disciplinarias
reguladas en Convenciones Colectivas de Trabajo,
pactos o laudos arbitrales, por lo que se excluyó la
posibilidad de que el régimen disciplinario fuera
materia de acuerdo entre la administración pública
y sus servidores. Así lo ha venido sostenido en la
Corte en diversas decisiones, entre otras, en
sentencia de 16 de mayo de 2006, radicación
29097, 15 de mayo de 2007, radicación 31381,
entre otras, cuando en ésta última se dijo:
“(…), pues tratándose de servidores estatales se
encuentra previsto legalmente un régimen correctivo,
regulado en el Código Único Disciplinario, que está
cimentado precisamente en los postulados máximos del
debido proceso y el derecho de defensa, el que dada su
naturaleza de orden público no es factible que sea
sustituido o adicionado por voluntad de las partes a
través de la negociación colectiva.
Adicionalmente, importa precisar que el tratamiento
dado por el ad quem al actor, frente al análisis de su
conducta, fue el de trabajador privado, al señalar que
“la postura del accionante en el tema que se trata
constituye una clara violación de lo dispuesto por el
artículo 7º del Decreto 2351 de 1965, ordinales 4 y 6”
(fls 11 del Cuaderno del Tribunal); por lo que, entonces
no podía la censura argumentar que estaba “de acuerdo
con el Tribunal sobre los aspectos fácticos (…) y su
calidad de trabajador oficial”.
De esta suerte, para poder salir avante la posición
del demandante, era condición indispensable que
apareciera demostrada, la naturaleza pública de la
sociedad demandada, y derivar de ahí la eventual
condición de “miembro de una Corporación Pública,
empleado o trabajador del Estado o de sus entidades
“"En consecuencia, reitera la Sala, que la derogatoria
legal contenida en el artículo 177 de la Ley 200 de
1.995 dejó sin piso las disposiciones disciplinarias
reguladas por convenciones, pactos o Laudos
arbítrales, dado que la expresión "sin excepción
alguna" referida a la aplicación de la ley para los
trabajadores oficiales, las hace inoperantes".
Así las cosas, pese a lo anteriormente advertido,
como el empleador en este caso, no impuso una
sanción en estricto sentido de carácter
disciplinario, sino que adoptó la decisión de dar
por terminado el contrato de trabajo por una de las
justas causas previstas legalmente, no era
necesario, como lo sugiere el recurrente, dar
aplicación al trámite previsto en el Código
Disciplinario que regulaba para ese momento la
Ley 200 de 1995».
57
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35625
FECHA:
20/05/2009
PONENTE:
Luis Javier Osorio López
PROVIDENCIA:
Sentencia
DECISIÓN:
No Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
DEMANDANTE:
Hugo Ardila Barba
DEMANDADO:
Exxon Mobil de Colombia S.A.
SALVAMENTO DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza, Eduardo López Villegas e Isaura
Vargas Díaz
INDEXACIÓN DE LA PRIMERA MESADA
PENSIONAL – Procedencia en pensión
voluntaria causada en vigencia de la nueva
constitución.
«…el conflicto jurídico entre las partes se limita a
determinar, si procede la actualización del ingreso
base de liquidación de dicha pensión de carácter
voluntario, a fin de establecer el monto de la
primera mesada, a partir del 11 de febrero de 1992,
y como consecuencia el ajuste de las mesadas
causadas después de esa fecha.
Sobre el tema en cuestión, esta Sala
mayoritariamente, luego de proferidas las
sentencias C-862 y C-891A de 2006 de la Corte
Constitucional, en las que se declaró la
exequibilidad de los apartes concernientes al
monto del derecho pensional consagrado en los
artículos 260 del Código Sustantivo del Trabajo y
8° de la Ley 171 de 1961, ha venido sosteniendo
que es procedente actualizar la base salarial para
determinar el monto de la primera mesada de las
pensiones que se causan a partir de la vigencia
de la nueva constitución política -7 de julio de
1991-. Verbigracia, para el caso concreto de las
extralegales, en la sentencia que le sirvió de
soporte al juzgador de segunda instancia, esto es,
la calendada el 31 de julio de 2007 radicado 29022
se dijo:
“Valga recordar que ya en vigencia de la Constitución
Política de 1991, esta Corte venía disponiendo la
indexación de la base salarial de la pensión extralegal
y de la restringida de jubilación. Así por ejemplo lo
definió en las sentencias del 8 de febrero, radicación
7996 y del 5 de agosto, radicación 8616, ambas de
1996. Sin embargo, posteriormente, dicha doctrina fue
recogida, para negarla, principalmente, en la sentencia
del 18 de agosto de 1999, radicado No 11818.
Luego, se admitió la reevaluación en comento, por
mayoría de los integrantes de la Sala, sólo para los
eventos en que se reclamaran pensiones con
fundamento en el régimen de transición del artículo 36
de la Ley 100 de 1993 y, últimamente, también para las
pensiones legales causadas a partir de la vigencia de la
Constitución Política de 1991, según sentencia del 20
de abril de 2007, radicado 29470 y, más recientemente,
en sentencia de 26 de junio de 2007 radicado 28452, en
las que se utilizaron como soporte básico las decisiones
de la Corte Constitucional del 19 de octubre y 1 de
noviembre de 1996, radicaciones D-6247 y D-6246,
respectivamente. De suerte que, ahora, ante los
antecedentes citados, la Corporación reexamina el
tema propuesto, variando su tesis, por mayoría.
Pues bien, el fundamento constitucional jurisprudencial
referido es el que a su vez otorga pleno soporte a la
actualización de la base salarial de las pensiones, sin
diferenciarlas por su origen, pues la misma tesis según la cual la omisión del legislador no puede
afectar a una categoría de pensiones, y a las que, por
consiguiente, corresponde aplicarles la legislación
vigente para otras, con el mecanismo de la indexación,
para efectos de liquidar una mesada pensional
58
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
actualizada - es de recibo tratándose de pensiones
extralegales o convencionales, pues éstas no
corresponden, en rigor, a una prestación nueva, porque
aún, con anterioridad a la nueva Constitución Política
y a la expedición de la Ley 100 de 1993, existían
regímenes legales que protegían a los trabajadores del
sector privado y oficial, de ciertas contingencias
surgidas con ocasión de la ejecución del contrato de
trabajo, de la propia naturaleza humana del trabajador
o también de eventos fortuitos de diferente orden, que
afectaran su vida laboral o, incluso, que pusieran fin a
su existencia, con perjuicio de su núcleo familiar.
Es que el reconocimiento de una pensión extralegal,
entre ellas, la convencional, no determina en principio
más que un mejoramiento de un derecho mínimo legal,
mediante el cual se flexibilizan las exigencias para su
prestaciones extralegales, también caben los
postulados constitucionales previstos en los artículos
48 y 53 de la Constitución Nacional, que prevén el
mantenimiento del poder adquisitivo constante de las
pensiones legales.
El actual criterio mayoritario, que admite la
actualización de la base salarial tratándose de
pensiones legales causadas con posterioridad a la
entrada en vigencia de la nueva Constitución, impera
también ahora para las extralegales, como sería el
caso de las convencionales, según lo anotado.
Lo anterior porque, en verdad, no hay razón
justificativa alguna para diferenciar, a un trabajador
pensionado de acuerdo con la ley, con uno con arreglo
a una convención, porque, valga agregar, el impacto
del fenómeno económico de la inflación, lo padece
tanto el uno como el otro, amén de que si la corrección
monetaria no conduce a hacer más onerosa una
obligación pensional, sino a mantener el valor
económico de la moneda frente a su progresivo
envilecimiento, su aplicación, respecto de pensiones
extralegales, sean ellas convencionales o voluntarias,
no altera de ninguna forma el acto inicial de
reconocimiento, porque simplemente lo que se presenta
es una actualización del monto para mantener su valor
constante. (Subraya la Sala).
Como conclusión de lo precisado, resulta obligado
para la sala reconocer procedente la actualización del
ingreso base de liquidación de la pensión convencional
aquí demandada, dado que se causó en vigencia de la
actual Constitución Política, y con apoyo, se repite, en
los estudios de constitucionalidad efectuados en la
sentencia D-6247 del 19 de octubre de 2006 y D-6246
del 1 de noviembre del mismo año, atrás referidos.
Por consiguiente, el cargo prospera, y en este sentido,
por mayoría, se rectifica la anterior posición
jurisprudencial.”
Si se observa el contexto de dicha sentencia, en
ella la Corte no aplicó ni interpretó el artículo 260
del C.S. del T., como lo pregona la censura, y las
consideraciones hechas por la Corte Constitucional
en la sentencia C-862 de 2006, en la que se
pronunció sobre la exequibilidad de dicha norma,
únicamente le sirvieron de referencia para
formarse su propio criterio sobre la indexación del
ingreso base de liquidación de las pensiones
causadas a partir de la vigencia de la Constitución
de
1991,
entre
ellas
las
extralegales
convencionales o voluntarias.
Acorde con la postura jurisprudencial transcrita,
que en esta oportunidad se reitera, no incurrió el
juez colegiado en los yerros jurídicos que le
endilga la censura, habida consideración de que la
pensión voluntaria de jubilación en el presente
caso se causó el 11 de febrero de 1992, fecha en
que el actor cumplió 50 años de edad, es decir en
vigencia de la Constitución de 1991 y por ende
procede la actualización deprecada».
«Para desechar los cargos basta con decir, como
quedó sentado al resolver los dos primeros, que el
Tribunal al conceder en este asunto la
actualización del ingreso base de liquidación de la
pensión voluntaria reconocida al actor, apoyado en
lo adoctrinado recientemente por esta Sala, en
donde se varió el criterio sobre esa precisa
temática, no pudo incurrir en la transgresión de la
ley que se le enrostra, dado que como atrás se
expresó no aplicó ni interpretó el artículo 260 del
59
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
C.S. del T, y por lo mismo tampoco pudo incurrir
en el error jurídico de aplicar el artículo 45 de la
Ley 270 de 1996.
Ahora, si lo que pretende la censura es que esta
Corporación modifique su criterio mayoritario
respecto al punto específico de la fecha a partir de
la cual procede tal actualización, aunque son
respetables sus argumentos, no logran dicho
cometido; pues se reitera, que para estos fines los
postulados previstos en los artículos 48 y 53 de la
Constitución Política de 1991, son plenamente
aplicables en cuanto prevén el mantenimiento del
poder adquisitivo constante de las pensiones, dable
no solamente frente a las legales sino que se
extiende también a las extralegales como la
convencional y la voluntaria, lo cual explica que
en sentir de la Sala, la expedición de esa
normatividad supralegal sea el referente o el punto
de partida para efectos de la indexación de las
pensiones.
Por lo tanto, la Sala mantendrá su postura
mayoritaria en el sentido, de que solo a partir de la
vigencia de la Constitución de 1991 es dable
hablar de este mecanismo de actualización, pues
con anterioridad no existía un soporte legal o
constitucional que permitiera indexar el ingreso
base de liquidación de esta clase de prestaciones».
60
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 40291
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
27/05/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Auto
Dirime Conflicto
Juzgado 2 Laboral del Circuito de Manizales
Álvaro Ariza Paniagua
Instituto de Seguros Sociales
CONFLICTO DE COMPETENCIA – Negativo
por factor territorial contra entidades del Sistema
de Seguridad Social Integral – El domicilio del
demandado o el lugar de la reclamación es el que
determina el factor territorial/INSTITUTO DE
SEGUROS
SOCIALES
ISS
–
Domicilio/CONFLICTO DE COMPETENCIA –
Resolución facultando al demandante para
escoger entre los juzgados que son competentes.
«…se tiene que el artículo 11 del Código Procesal
del Trabajo y de la Seguridad Social, modificado
por el artículo 8° de la Ley 712 de 2001, dispone
que en los procesos que se sigan en contra de
entidades que conforman el sistema de seguridad
social integral, será competente, a elección del
actor, el juez laboral del circuito “del lugar del
domicilio de la entidad demandada” o el “del lugar
en el que se haya surtido la reclamación del
respectivo derecho”.
De conformidad con la documental que obra en el
interior del proceso ordinario laboral de ÁLVARO
ARIZA PANIAGUA contra el INSTITUTO DE
SEGUROS SOCIALES, se tiene que el actor optó,
como factor determinante de la competencia para
conocer del presente asunto, el juez del lugar “del
domicilio de las partes” (folio 20), lo que de
ninguna manera se compadece con el texto de la
mencionada disposición, pues no es nunca el
domicilio del demandante lo que determina el factor
territorial, sino el domicilio del demandado el que
tiene vocación de hacerlo.
Teniendo en cuenta que la ciudad de MANIZALES
es el lugar del domicilio del demandante, se infiere
que de igual forma consideró aquél, lo era el del
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES; de ahí
que a pesar de haber agotado la reclamación
administrativa ante la SECCIONAL RISARALDA,
haya presentado su demanda al reparto de los
JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE
MANIZALES.
En lo concerniente con el domicilio del
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, en
providencia de 29 de enero de 2004 radicado
23267, ratificada el 27 de enero de 2005, radicación
25732, la Sala razonó que las seccionales no pueden
tenerse como el domicilio de la entidad de
seguridad social; al respecto se expresó lo siguiente:
"(....) Ahora bien, el actor en el acápite de
"COMPETENCIA" de la demanda señala que el Juez
Laboral del Circuito de Medellín es el competente
‟...por la naturaleza del asunto y por haber estado
adscrito el demandante a la Seccional del ISS en la
ciudad de Medellín...‟, lo que significa que considera
que el domicilio de la entidad en su caso está radicado
en dicha ciudad.
El artículo 4° del Decreto 461 de 1994 por medio del
cual se aprobó el acuerdo 003 del 3 de mayo de 1993
del Consejo directivo del Instituto de Seguros Sociales
y que adoptó los estatutos de esa entidad como
61
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Empresa Industrial y Comercial del Estado, vinculada
al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social estableció
que:
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, y
optar como fuero territorial, entre las opciones que
allí se consagran.
Domicilio. El Instituto de Seguros Sociales tiene su
domicilio principal en la ciudad de Santa Fe de Bogotá
D.C. por disposición de su consejo Directivo podrá
establecer unidades o dependencias, operativas o
administrativas, regionales o seccionales y locales en
cualquier
lugar
del
territorio
nacional,
independientemente
de
la
división
político
administrativa del país.
Consecuente con lo anterior resulta que en el evento
en el que el demandante hubiera escogido presentar
su demanda ante el juez del “lugar en el que se
haya surtido la reclamación del respectivo
derecho”, sí hubiese sido competente el JUZGADO
SEGUNDO LABORAL DEL CIRCUITO DE
MANIZALES.
De conformidad con la norma en cita el domicilio
principal de la entidad, lo es la ciudad de Bogotá, y en
la demás disposiciones relacionadas con ese Instituto,
no señalan domicilio distinto, ni tampoco se ha de
entender que el Consejo Directivo los da por
establecidos cuando se crean unidades o dependencias,
tales como las Gerencias Seccionales, en las que, para
efectos expresos, el Gerente Seccional actúa como
representante legal del Instituto pero por delegación de
funciones del Presidente, tal como se indica en el
artículo 3° del Decreto 2599 de 2002....".
Así las cosas, se podría concluir a primera vista que
la competencia para conocer del proceso ordinario
instaurado por ÁLVARO ARIZA PANIAGUA
contra el INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES,
debía ser atribuido a los JUZGADOS
LABORALES DEL CIRCUITO DE BOGOTÁ,
dado que, se itera, el domicilio principal del
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES es la
ciudad de BOGOTÁ; no obstante lo anterior, y
dado que no puede asimilarse la expresión que el
demandante utilizó para determinar la competencia
del juzgado, esto es, el lugar del “domicilio de las
partes” al “lugar del domicilio de la entidad
demandada” que es la que consagra el 11 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social, se impone disponer que el conflicto se
dirimirá declarando que la competencia para
conocer del mencionado proceso, radica tanto en
cabeza de los JUZGADOS LABORALES DEL
CIRCUITO DE BOGOTÁ como en los
JUZGADOS LABORALES DEL CIRCUITO DE
PEREIRA, y que corresponde atribuirla al señor
ÁLVARO ORTIZ PANIAGUA a alguno de
aquéllos, en uso de la facultad que, en los términos
anteriores, puede ejercer para los fines pertinentes».
Por ello, la ciudad de MANIZALES no puede
considerarse como el domicilio del INSTITUTO
DE SEGUROS SOCIALES, y por lo mismo no
acertó el JUZGADO PRIMERO LABORAL DEL
CIRCUITO DE PEREIRA cuando dijo no sólo que
la demanda se podía presentar ante “cualquier juez
laboral del circuito del País”, sino que “dado que
el domicilio del demandado se encuentra en la
ciudad de Bogotá pero sus seccionales tienen
competencia para descongestionar dicho Instituto
de los trámites como el aquí presentado” era dable
presentar la demanda ante los JUZGADOS
LABORALES
DEL
CIRCUITO
DE
MANIZALES.
Como se vio, el demandante puede ejercer el
derecho que le otorga el artículo 11 del Código
62
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 33529
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
27/05/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
Carlos Manuel Núñez Lacera
Caja de Crédito Agrario Industrial y Minero Caja Agraria en
Liquidación
REINTEGRO – Efectos según el artículo 8 del
Decreto 2351 de 1965, del consagrado en
convenciones colectivas y de los trabajadores
amparados con fuero sindical – Cómputo del
tiempo durante el cual el trabajador estuvo
cesante para efectos de la pensión de jubilación
convencional/ANÁLISIS DE PRUEBAS – De las
sentencia que ordenó el reintegro y otros medios
probatorios para establecer la no solución de
continuidad.
«De la lectura del cargo propuesto, se colige que la
censura pretende que por haberse ordenado el
reintegro del demandante, en otro proceso laboral,
ello no lleva consigo la no solución de continuidad
del contrato de trabajo, por estimar que el lapso en
que el trabajador duró cesante por el despido
injusto de que fue objeto, no es posible
considerarlo para ningún efecto legal como si
hubiere trabajado para completar el tiempo de
servicios para el reconocimiento de la respectiva
pensión de jubilación convencional. Arguye para
ello que el Tribunal ha debido remontarse a la
jurisprudencia imperante para la época en que se
ordenó el reintegro del actor en la que se acogía la
tesis de la solución de continuidad del contrato.
Sobre el particular, importa precisar que es cierto
que en algunas pocas decisiones de esta Sala, al
estudiar los efectos del reintegro consagrado en el
numeral 5º del artículo 8º del Decreto 2351 de
1965, se consideró que en ese evento se debía
entender que, al regresar a su empleo el trabajador,
surgía un nuevo vínculo laboral, de tal suerte que
no se daba la continuidad del contrato de trabajo
anterior.
Pero ese criterio, que en realidad no fue expresado
respecto de acciones de reintegro consagradas en
convenciones colectivas de trabajo, no alcanzó a
consolidar una jurisprudencia pacífica, pues fue
pronto abandonado y el razonamiento jurídico que
de tiempo atrás impera en la Sala, indica que el
reintegro trae como consecuencia que el contrato
de trabajo se restablece en las mismas condiciones
que lo regían antes de que se produjera el despido
sin justa causa, como se explicó, entre muchísimas
otras, en la sentencia de la Sección Primera, de 20
de agosto de 1992, radicación 4844, en la que se
pronunció como a continuación se transcribe:
“…Se refiere entonces la impugnación a que el
sentenciador consideró erradamente que hubo solución
de continuidad en los servicios prestados por el
trabajador originada en el despido que fue declarado
posteriormente ineficaz dando lugar al reintegro
mencionado.
“Acerca de los efectos jurídicos del reintegro previsto
en el artículo 8o. del decreto antes mencionado esta
sección de la Sala de Casación Laboral ha considerado
en forma reiterada que su imposición ocasiona que el
contrato de trabajo se restablezca en las mismas
63
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
condiciones que regían en el momento del despido
declarado ineficaz por tanto la relación laboral sigue
siendo la misma y no otra, sin que se vea afectada la
continuidad del vínculo laboral por haber dejado de
prestar el trabajador sus servicios, pues esa
circunstancia obedece a un acto arbitrario del
empleador invalidado judicialmente, de ahí que éste se
encuentre obligado a pagar los salarios que por su
culpa dejó de percibir el trabajador.”
plenos efectos del contrato de trabajo ilegalmente
extinguido.
De acuerdo con ese discernimiento, la orden de
reintegro implica el restablecimiento del contrato,
y ello lleva consigo que no exista solución de
continuidad en la relación laboral del trabajador. Y
esta consecuencia, que en realidad no se halla
expresamente consagrada en las normas legales, de
ahí que la jurisprudencia estime que se trata de una
ficción jurídica, es un lógico resultado de la
reanudación del vínculo jurídico que, entonces, no
puede considerarse interrumpido, lo que apareja
que así en realidad el trabajador no haya podido
prestar sus servicios por la ilegal decisión del
empleador, ese tiempo debe considerarse como
laborado para todos los efectos legales, pues esa es
la única forma en que puede darse de manera cabal
el restablecimiento de los efectos jurídicos del
contrato.
Importa puntualizar que ese mismo razonamiento
es el que se ha expresado por la jurisprudencia en
relación con el reintegro al que tienen derecho los
trabajadores amparados con fuero sindical, como
lo explicó la Sala en la sentencia del 20 de mayo
de 1999, radicación 11654, en la que acudió a sus
criterios sobre el particular cuando se hallaba
dividida en dos secciones:
“El criterio jurisprudencial de tiempo atrás sostenido
por esta Sala explica que cuando judicialmente se
ordena el reintegro a su empleo de un trabajador con
fuero sindical despedido sin la previa autorización del
juez del trabajo, se parte del supuesto de que la
decisión de terminar el contrato de trabajo en esas
condiciones no produjo efectos jurídicos por no
cumplir con el procedimiento establecido por la ley,
por lo tanto deben restituirse las cosas al estado en que
se hallaban antes de producirse el despido, lo que
conduce a restablecer en su derecho al contratante
afectado por la decisión ilegal de quien actuó contra
una expresa prohibición de la ley, restituyendo los
“Asimismo, ha considerado la jurisprudencia que el
lógico corolario de la nulidad del despido del
trabajador es el de que no haya jurídicamente
interrupción en el contrato restituido por la orden
judicial; y por tal motivo, aun cuando es verdad que
expresamente la ley nada establece sobre la
continuidad en el contrato de trabajo, ha entendido la
Corte que ello no es más que consecuencia de la
reincorporación del trabajador al empleo del que fue
ilegalmente separado, pues sólo de esa manera es
posible el cabal restablecimiento de los efectos
jurídicos del contrato y la especial protección del
derecho de asociación sindical, en tratándose de la
acción de reintegro consagrada para los asalariados
amparados con dicha garantía.
“La circunstancia de que el artículo 7º del Decreto 204
de 1957, que subrogó el artículo 408 del Código
Sustantivo del Trabajo, al determinar las
consecuencias del despido del trabajador sin sujeción a
las normas que regulan el fuero sindical, establezca
que es "a título de indemnización" que el patrono
condenado debe pagar al trabajador los salarios que
dejó de recibir por causa del despido, no constituye
razón suficiente para justificar la interpretación
planteada por la recurrente, según la cual esa
"indemnización" es el único efecto jurídico que se
produce en caso de reintegro; como tampoco para
concluir que el pago de los salarios es indicativo de un
nuevo vínculo laboral, habida consideración de que en
realidad cuando esa norma alude al pago de los
salarios dejados de percibir no está simplemente
precisando el resarcimiento de los perjuicios
ocasionados al trabajador, ni haciendo referencia a la
contraprestación de sus servicios, los que, desde luego,
no se han podido dar por la ilegal decisión del
empleador, sino a la consagración de una ficción que
tiene como objetivo restablecer en su empleo a quien lo
perdió por ese acto ilegal de su patrono.
“Según el criterio jurisprudencial vigente, es
precisamente por virtud de esa ficción legal, que
permite restablecer el contrato, que se explica no sólo
el efecto de ser el trabajador acreedor de una suma
equivalente a los salarios que dejó de recibir por causa
del despido, sino que, además, el tiempo que media
entre el despido anulado y el reintegro efectivo del
trabajador a su actividad laboral, se cuente para
64
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
reconocer el auxilio de cesantía por dicho lapso, e
igualmente la jubilación.
“Por dicho motivo, no encuentra la Corte que en este
caso se le haya dado una interpretación errónea a las
normas que establecen el contenido de la sentencia
cuando se comprueba que el trabajador fue despedido
sin sujeción a las normas que regulan el fuero sindical,
por ser lo cierto que los argumentos que expuso el
Tribunal respecto de las consecuencias que produce el
reintegro al empleo de un trabajador amparado por el
fuero sindical, corresponden al sentido que esta Sala,
cuando se encontraba dividida en dos secciones, le dio
a las normas que regulan la garantía de que gozan
algunos trabajadores de no ser despedidos, ni
desmejorados en sus condiciones de trabajo, ni
trasladados a otros establecimientos de la misma
empresa o a un municipio distinto, sin justa causa,
previamente calificada por el juez del trabajo.
“En efecto, sobre el particular la extinta Sección
Primera, en sentencias de 4 de abril de 1991 (Rad.
3988) y 18 de mayo de 1995 (Rad. 7106), expresó lo
que a renglón seguido se copia:
„Asimismo el empleador que por sentencia judicial
resulta obligado a reintegrar a un trabajador en el
entendimiento de que la relación laboral no ha tenido
solución de continuidad, debe restituirlo en las
condiciones de empleo en que se encontraría de no
haber mediado el despido y, siendo el contrato de
trabajo de tracto sucesivo, el trabajador debe ser
considerado como si durante el tiempo en que
permaneció cesante por la decisión ilegal del patrono
hubiera continuado prestando efectivamente el servicio.
„Y en tratándose de un reintegro ordenado
judicialmente por violación del fuero sindical, como
ocurrió en el caso sub lite, con mayor razón el
empleador obligado debe cuidarse de restablecer el
contrato, como mínimo a las mismas condiciones que
tendría el trabajador si no se hubiera producido".
„Se tiene, de esta suerte, que la sentencia ordenatoria
del reintegro reconoce que el acto del despido no
produjo efectos jurídicos por no darse las causales
legales de terminación lo cual implica la no solución de
continuidad en la relación de trabajo y desde luego,
que no hubo interrupción jurídica de la misma durante
el tiempo transcurrido entre el despido y el reintegro.
En situaciones como ésta, es obvio, que el auxilio de
cesantía cubre todo el tiempo de la relación jurídica.
„Entonces, si subsiste la relación jurídica-laboral no
obstante la desvinculación de hecho del trabajador
mediante acto sin eficacia legal; el reintegro y el pago
de los salarios es la lógica consecuencia del
restablecimiento del derecho, el retorno al estado
anterior, como si nada hubiese sucedido. Y los salarios
dejados de percibir, no dejan de serlo, aunque con
alguna impropiedad se le denomine indemnización,
pues si no se operó la prestación del servicio vigente
jurídicamente el contrato según lo discurrido, no es
circunstancia, con arreglo al artículo 140 del C. S. del
T., que impida la percepción del salario".
“Y en igual sentido la también desaparecida Sección
Segunda, en fallo de 22 de septiembre de 1994 (Rad.
6854), explicó lo siguiente:
„La sentencia judicial que ordena el reintegro del
trabajador declarando sin solución de continuidad el
contrato tiene como consecuencia natural el
reconocimiento de la unidad del vínculo que, por
consiguiente, deberá considerarse que no ha sufrido
suspensión o interrupción alguna. Al ordenar la
reanudación del servicio como consecuencia de la
ilegalidad del despido el juez reconoce al trabajador el
derecho a ser restituido al estado en que se hallaría de
no haber existido el acto ilícito.
Para la Corte, como lo ha expresado en anteriores
oportunidades, esa consecuencia jurídica, la de
considerar que no ha existido solución de
continuidad en el vínculo jurídico, también puede
predicarse de los reintegros consagrados en una
convención colectiva de trabajo en las que, como
aquí acontece, se contemple, al lado del reintegro,
el pago de los salarios dejados de percibir, en la
medida en que ese pago no puede tener un carácter
simplemente resarcitorio y significa que, en
estricto sentido, el contrato de trabajo ha
mantenido la plenitud de sus efectos jurídicos.
Importa por ello traer a colación los criterios
expresados en la sentencia proferida el 20 de junio
de 2007, radicación 28780, que, pese a referirse a
un reintegro ordenado por un juez constitucional,
en aplicación de las reglas de integración del
derecho como la analogía consagrada en el artículo
19 del Código Sustantivo del Trabajo y en el
artículo 8º de la Ley 153 de 1887, resultan por
65
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
completo aplicables a uno surgido de un convenio
colectivo de trabajo, por tratarse de situaciones
jurídicamente similares.
Se dijo en tal providencia:
“La postura del Juez de apelaciones resulta razonada,
dado que el derecho al reintegro así sea del orden
constitucional, supone como antesala la anulación
judicial de un despido que generó inicialmente las
consecuencias jurídicas de terminación del contrato de
trabajo, cuya prosperidad conlleva como efecto el
volver las cosas al estado en que se encontraban, esto
es, la reanudación de la relación laboral, lo cual
acarrea el pago de salarios dejados de percibir durante
el tiempo que el trabajador duró cesante, donde es de
anotar que entre el momento del despido que da origen
a la acción correspondiente y aquél en que se
materializa el reintegro, no hay solución de
continuidad, trayendo como consecuencia que en ese
interregno del nexo contractual, se producen los efectos
que le son propios a su vigencia, entre ellos el pago de
todos los derechos sociales que surgen de la relación
de trabajo, que no pudieron ser cubiertos por culpa
imputable al empleador.
“No es de recibo que la decisión de reintegro por
provenir de una acción constitucional no engendre
ninguna consecuencia jurídica de naturaleza
económica, pues al igual que un reintegro legal se
entiende que el tiempo transcurrido entre el despido y
la reincorporación al puesto de trabajo, hace parte de
la duración total del vínculo laboral, y por tanto es
incuestionable que da origen en ese lapso al pago de
salarios
con
la
correspondiente
incidencia
prestacional.
“Dejar sin todas las consecuencias jurídicas propias de
un reintegro amparado en la violación de un derecho
fundamental, por virtud de que el Juez de Tutela que lo
ordenó, no determinó los efectos pertinentes del
restablecimiento del contrato, sería un contrasentido en
relación con el criterio imperante de que frente a las
personas reintegradas por orden judicial, procede a
título de indemnización el pago de salarios y el
reconocimiento de las prestaciones sociales dejados de
percibir, eso sí compatibles con el reintegro porque hay
algunos derechos sociales que exigen real prestación
del servicio.
“En este orden de ideas, el derecho del trabajador
reintegrado a la remuneración que no pudo recibir
como consecuencia de un despido al cual luego le
fueron negados sus efectos, es simple consecuencia del
restablecimiento del vínculo, así la orden de reintegro
provenga de una Juez constitucional”»
«La censura critica al ad quem por revocar la
sentencia absolutoria del a quo para, en su lugar,
condenarla a pagar la pensión de jubilación
convencional, a partir de 4 de mayo de 1999, pese
a que el trabajador no laboró durante el período
comprendido entre el 28 de enero de 1984 y el 26
de julio de 1994, por haber sido despedido y luego
reintegrado al cargo, en virtud de orden judicial
impartida en otro proceso, y relaciona doce
pruebas que considera erradamente apreciadas y
una como dejada de apreciar.
(…)
1.- En la sentencia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo,
mediante la cual se ordenó el reintegro del actor,
que obra a folios 128 a 147, se expresó por esa
colegiatura: “De manera que en aplicación de la
Convención Colectiva, que entre otras cosas
cumple con las exigencia del art. 469 del C.S. del
T., y el actor es beneficiario de ellas por ser
integrantes de la Agremiación Sindical, fl. 163,
para efectos de reintegro, las partes que la
suscribieron, solo pactaron en el art. 51 a favor
del trabjador (sic): „su reintegro en las mismas
condiciones de empleo de que antes gozaba y el
pago de los salarios dejados de percibir‟, nada
más, o sea, que la orden de reintegro conlleva
únicamente al mismo cargo o similar y al pago de
salarios dejados de percibir desde la fecha del
despido hasta cuando sea reincorporado a sus
labores”.
No encuentra la Corte que de esa motivación, en la
que en verdad no se precisó qué se quiso concluir
cuando se restringió el alcance de la cláusula
convencional, deba necesariamente inferirse que el
Tribunal considerara que “…no podía otorgarse la
NO SOLUCIÓN DE CONTINUIDAD EN LA
RELACION LABORAL pretendida en la demanda,
toda vez que la norma convencional no la
establecía”, como lo alega la censura, toda vez
66
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
que sobre el particular nada se dijo explícitamente
y en la parte resolutiva de esa providencia no se
absolvió a la demandada de esa específica
consecuencia, pues ninguna alusión se hizo al
tema.
Por esa razón, no puede atribuírsele al Tribunal un
error ostensible en la valoración del aludido fallo,
si pese a que en él nada se dijo sobre la solución
de continuidad, consideró, con apoyo en la
jurisprudencia, que “… el reintegro y sus
consecuencias legales implica no solución de
continuidad”, con mayor razón, si en la
providencia de marras se asentó que “…el
demandante debe ser reintegrado a su cargo y en
las mismas condiciones de que gozaba al momento
de su despido y por ende al pago de los salarios
dejados de percibir hasta cuando se produzca el
reintegro”; afirmaciones de las que no puede
concluirse que estimara que había solución de
continuidad en el contrato de trabajo.
(…)
5.- Efectivamente el artículo 51 de la Convención
Colectiva de Trabajo vigente, para cuando se
produjo el despido del actor, y que dio lugar a su
reintegro, a la cual no se refirió el Tribunal,
establece, en lo pertinente, que “…el Juez del
trabajo, podrá, mediante demanda del trabajador
ordenar su reintegro en las mismas condiciones de
empleo de que antes gozaba y el pago de los
salarios dejados de percibir o la indemnización en
dinero prevista en la presente Convención”. Si
bien allí no se hace referencia específica a la
inexistencia de solución de continuidad, ello no
significa que esa consecuencia jurídica no pueda
inferirse del texto del precepto, pues, como se
explicó en el cargo anterior, puede ella entenderse
implícita en la orden del reintegro del trabajador,
en cuanto suponga el restablecimiento del contrato
de trabajo en los mismos términos, conclusión que,
en realidad, es más de naturaleza jurídica que
estrictamente fáctica».
67
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 33321
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
27/05/2009
Elsy del Pilar Cuello Calderón
Casación
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Jorge Alirio Maya Lopera
Coomeva Medicina Prepagada S.A.
CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE
TRABAJO, ANÁLISIS DE PRUEBAS –
Primacía de la realidad sobre las formas –
Vinculación bajo la modalidad de contrato de
corretaje – Ausencia de confesión en
interrogatorio de parte.
« Examinados los contratos, a los cuales se refiere
la censura, se observa que el actor se comprometió
“a servir de intermediario entre terceras personas
y COOMEVA” y que de acuerdo con las
“CARACTERÍSTICAS DEL CORREDOR”, el
objeto contractual se ejecutaría “con autonomía
técnico administrativa y sin tener vinculaciones
con las partes”, no obstante esas circunstancias no
las soslayó el Tribunal, en tanto evidenció ese tipo
de contrato de corretaje suscrito por las partes; sin
embargo, ocurre que el juzgador analizó la prueba
testimonial, en primer lugar, para deducir que el
actor tenía una dependencia con las accionadas y
que recibía ordenes de ellas, tenía jefe, “su labor
se hacía con base en listados y papelería
entregadas por estas, obligatoriamente debía
asistir a reuniones en las cuales se pasaba lista de
asistencia, que tenían que acudir a días de plantas
asignados por las accionadas, debían cumplir con
un presupuesto de ventas, hacer cobros y
consignaciones a órdenes de las sociedades dentro
de las 48 horas siguientes al pago. Que el
accionante participaba en concursos, rifas como
incentivos, debía acudir a capacitación y
plenarias”, todo lo cual señalan “elementos
extraños a un contrato comercial de carácter
profesional, que se supone se realiza con personas
que tiene autonomía técnica. Administrativa”, de
donde concluyó que lo que existió entre las partes
fue en realidad un contrato de trabajo, inferencia
en la que surge patente la aplicación del principio
de primacía de la realidad sobre las formas, y que
lo llevaron a desestimar los convenios,
formalmente allegados; luego no hay un desatino
proveniente de su apreciación.
En cuanto a la confesión del actor, que dice el
recurrente se deriva por haber anunciado su actuar
de modo autónomo y que su función esencial era
poner en contacto a las partes para celebrar los
contratos de medicina prepagada, labor que
realizaba “desde su propia casa”, es de advertir
que el propio Tribunal expresó que “lo que se
aprecia es una aceptación de ello pero por
expresa exigencia de la entidad”, a lo que se debe
agregar que respecto a la respuesta del actor sobre
su función “como corredor” y sobre la necesidad
de su inscripción ante la Superintendencia
Nacional de Salud “para ejecutar actos de
intermediación en el campo de los servicios de
salud”, no se puede considerar como perjudicial
para el demandante, por cuanto no admitió que su
labor fuera autónoma e independiente como lo
predica la demandada, sino que las condiciones del
servicio las imponía la empresa, quien le exigió la
suscripción de los contratos ya reseñados, y la
consecuencial inscripción ante el aludido ente
68
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
estatal. Textualmente las preguntas y respuestas
reseñadas en el cargo, contenidas en el
interrogatorio que absolvió el demandante, son del
siguiente tenor: “SÉPTIMA PREGUNTA: Sírvase
decir si es cierto que su función como corredor
era poner en contacto a las partes, esto es SALUD
COOMEVA MEDICINA PREPAGADA S.A. y a
posibles clientes para celebrar contratos de
medicina prepagada? CONTESTO: Si es cierto, yo
me mantenía con el maletín y desde mi casa
buscando los clientes para SALUD COOMEVA
MEDICINA PREPAGADA, pero era yo quien
hacía el contacto directo, quien hacía la visita,
quien efectuaba la venta directa, le llenaba la
papelería, el recibo de caja y todo lo tenía que
tramitar en COOMEVA con papelería de SALUD
COOMEVA MEDICINA PREPAGADA. Era
COOMEVA quien fijaba las tarifas y nos teníamos
que ceñir estrictamente a dichas tarifas. Al recibir
el dinero del cliente teníamos 24 horas hábiles
para depositar dicho dinero en SALUD
COOMEVA MEDICINA PREPAGADA. y la
“DECIMA PREGUNTA: Sírvase decir si es cierto
que para ejecutar actos de intermediación en el
campo de los servicios de salud, era necesario que
usted estuviera inscrito en la superintendencia
nacional de salud? CONTESTO: Si es cierto”;
pero además, todo el texto del interrogatorio de
parte deja ver que la suscripción de contratos de
corretaje y las condiciones de los mismos
provenían de exigencias de la demandada.
Luego, se reitera que no surge un desatino fáctico
ostensible, porque no podría tomarse de modo
aislado una respuesta, sino en todo su contenido.
Es más, debe decirse que las aseveraciones del
actor,
respecto
de
haber
desarrollado
personalmente todas las actividades para “la venta
directa”, fueron atendidas por el sentenciador,
para resaltar que no se dedicó simplemente a una
intermediación, o a poner en contacto a dos
clientes, como corresponde al contrato de
corretaje, sino que ejecutó acciones distintas que
lo llevaron a deducir que hubo una prestación de
un servicio de naturaleza dependiente, se repite,
con otras pruebas.
Tampoco, se puede considerar que la suscripción
por parte del actor, en representación de la
sociedad Jorge Alirio Maya L. Cía Ltda, de un
contrato de trabajo a término fijo, pueda traducirse
por sí mismo en una ausencia de subordinación
por parte del accionante frente a la demandada.
En ese sentido debe agregarse, que los trámites
adelantados por el actor, ante la Dirección de
Impuestos Nacionales (folios 309 a 314) y la
actuación surtida para constituir una sociedad
comercial, tampoco desdibujan de modo
protuberante la realidad que halló probada el ad
quem, con fundamento en otros medios de
convicción, principalmente en la aludida prueba
testimonial, si se considera que tales actos, los
estimó desatentibles, frente al hecho que calificó
de real, de la prestación del servicio en las
condiciones ya mencionadas, esto es, bajo
directrices de un jefe, con elementos e
instrucciones del empleador, aún cuando
constituyera una sociedad de tipo comercial, o que
se le enviaran comunicados o invitaciones como
contratista, o que los pagos que se le hiciera
tuvieran esa denominación».
69
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 33140
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
SALVAMENTO DE VOTO:
27/05/2009
Isaura Vargas Díaz
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Jesús Guillermo Escobar Mejía
Instituto de Seguros Sociales, Cajanal, Universidad de
Antioquia y Gobernación de Antioquia
Eduardo López Villegas
PENSIÓN DE JUBILACIÓN – En una misma
persona puede concurrir un régimen especial con
otro general - De servidor público que al entrar en
vigencia el sistema general de pensiones tenía 18
años al servicio (Rama Judicial y Ministerio
Público) y completó el tiempo cotizando al ISS
con servidor de la Fiscalía/RÉGIMEN DE
TRANSICIÓN – En concurrencia de regímenes
pensionales permite elegir el más conveniente –
Del decreto 546 de 1971 y del artículo 36 de la
Ley 100 de 1993.
«No existe discusión alguna en cuanto a que el
actor el 1º de abril de 1994 (fecha en la cual
empezó a regir el sistema general de pensiones) se
encontraba laborando en la Universidad de
Antioquia y, también, que para dicha data había
laborado al servicio de la Rama Judicial y del
Ministerio Público “18 años aproximadamente”
(folio 8 del fallo del Tribunal).
Para la sala sentenciadora el Instituto de Seguros
Sociales es el organismo encargado de reconocerle
la prestación deprecada por el actor toda vez que
“el estatus de pensionado no se adquiere solo con
el cumplimiento de la edad, es necesario también
reunir el tiempo de servicio, y para los efectos del
Decreto 546 de 1971, son 20 años, y de
conformidad con los documentos de folios 1 y 4
este tiempo solo se completó estando al servicio de
la Fiscalía General de la Nación y poco tiempo
antes de su retiro. Véase que para el 23 de octubre
de 1991, al servicio de la Judicial y el Ministerio
Público solo tenía reunidos 6.828 días, es decir,
18
años
aproximadamente:
así
pues,
completándose 20 años de servicio al interior de
la Fiscalía y realizando cotizaciones al Instituto
de Seguros Sociales, es esta entidad la llamada a
responder por las obligaciones pensionales, ya
que el Instituto fue la última entidad de seguridad
social receptora de los aportes” (folio 421,
cuaderno 1).
La discrepancia del impugnante con la decisión
fustigada gravita en que “según el Diccionario de
la Lengua Española, el adjetivo anterior significa
<que precede en lugar o tiempo>, por lo que
consultando este diccionario y ciñéndose el
intérprete a la regla de interpretación que trae el
artículo 28 del Código Civil, que manda entender
las palabras de la ley en su sentido natural y
obvio, según su uso general, siempre que ellas no
hayan sido definidas expresamente por el
legislador, por fuerza debe concluirse que al
establecer el artículo 36 de la Ley 100 de 1993
que el régimen aplicable a quienes al entrar en
vigencia el sistema general de seguridad social
integral contaban con (…)será el establecido <en
el régimen anterior al cual se encuentren
afiliados, ese régimen al que se remite la ley
necesariamente tiene que ser el que precede al 1º
70
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
de abril de 1994 y no el régimen al cual pudiera
con posterioridad afiliarse esa persona” y en el
este preciso caso el demandante “al entrar en
vigencia el sistema general de pensiones no se
encontraba afiliado al régimen de seguridad y
protección social de los funcionarios y
empleadores de la rama Jurisdiccional y del
Ministerio Público, pues en ese momento
trabajaba para la Universidad de Antioquia”
(folio 26, ibídem).
Pues bien, en sentir de la Corte Suprema de
Justicia, el Tribunal no incurrió en los
desaguisados que le enrostra el instituto recurrente
habida cuenta que, desde el punto de vista de legal,
en una misma persona puede concurrir, por
ejemplo, un régimen especial con uno general,
desde luego, si los supuestos fácticos establecidos
en el artículo 36 de la Ley 100 de 1993 se
verifican, situación que le permitiría seleccionar el
que más le convenga, y no aplicarle de manera
inexorable e irrestricta el “régimen anterior al
cual se encuentran afiliados” al momento en que
empezó en vigor el sistema general de pensiones,
en la medida en que el régimen de transición
“busca
mantener
unas
condiciones
de
favorabilidad para un conjunto de beneficiarios”.
En el asunto bajo escrutinio nótese que a 1º de
abril de 1994 el actor tenía más de 18 años al
servicio de la Rama Judicial y del Ministerio
Público, lo que le permitía conservar el derecho de
seleccionar el régimen establecido en el Decreto
546 de 1971, pues esta normatividad le otorga un
mayor beneficio en la prestación de la que le
pudiera reconocer el Instituto de Seguros Sociales
por razón del número de cotizaciones allí
sufragadas. Es decir, si para el 1º de abril de 1994
el promotor del litigio se encontraba afiliado al
Instituto de Seguros Sociales, régimen general de
pensiones, ello no impide invocar el régimen
especial contemplado en el Decreto 546 de 1971,
dado que, se itera, conservó los beneficios
contemplados en dicho régimen especial.
En efecto, el artículo 4º del Decreto 2527 de 2000
que regla lo atinente al régimen de transición de
las pensiones de vejez o de jubilación de
servidores públicos, claramente dispone la
conservación del mismo de la siguiente forma: “
De conformidad con el inciso segundo del artículo
36 de la Ley 100 de 1993, la edad para acceder a
la pensión de vejez, el tiempo de servicio o el
número de semanas cotizadas y el monto de la
pensión de las personas que al momento de entrar
en vigencia el Sistema General de Pensiones
tenían las edades o el tiempo de servicio o de
cotización previsto en dicha disposición, serán las
establecidas en el régimen anterior al cual se
encontraban afiliados. Para efectos de determinar
el número de semanas cotizadas o el tiempo de
servicios, en los regímenes de transición previstos
en el segundo inciso del artículo 36 de la Ley 100
de 1993, solo se sumarán los tiempos de servicios
o el número de semanas cotizadas en distintas
entidades cuando así lo haya previsto el régimen
de transición que se aplique.
Por consiguiente cuando el régimen al cual se
encontraba afiliada la persona que se beneficie
del régimen de transición, exija como requisito,
para tener derecho a él, un tiempo de servicio o un
número de cotizaciones mínimas en una misma
entidad o sector, para invocar tal régimen
especial debe haber cumplido o cumplir con
posterioridad a la vigencia de la Ley 100 de 1993
con este requisito, sin perjuicio de que en todo
caso conserve el derecho a acogerse a otro
régimen general de transición cuando ello
proceda, en los términos del inciso segundo del
artículo 36 de la Ley 100 de 1993. Caso en el cual
se aplicará lo dispuesto en el artículo 2o. de este
decreto”. (Subrayado resaltado fuera del texto).
Desde las antedichas aristas brota impetuosa la
conclusión de que la selección del régimen de
transición, cuando sea dable estar en presencia de
la alternativa de optar por más de uno de ellos,
debe estar precedida del principio de favorabilidad
que gobierna las relaciones de trabajo y de la
seguridad social.
Por último es preciso advertir que este proceso
difiere de otros, en la medida en que aquí se
estudió e interpretó el Decreto 2527 de 2000».
71
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 32657
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
27/05/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Sentencia
Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Valledupar
Beatriz Elena Zapata Núñez
BBVA Banco Ganadero
PRIMA DE VACACIONES – Su carácter
salarial depende si tiene o no relación directa con
la prestación del servicio/SALARIO – Elementos
a tener en cuenta para definir si un pago tiene
naturaleza salarial.
«Lo anterior significa que ese fallador entendió
que si las partes no le habían restado carácter
salarial a la prima de vacaciones, debía
considerarse que ese pago constituía factor
salarial.
Para la Corte, al razonar de esa manera, el juez ad
quem incurrió en el quebranto normativo que le
atribuye el fallo, pues extrajo del artículo 128 del
Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el
11 de la Ley 50 de 1990, en el que se apoyó, una
conclusión que no se corresponde con su texto
cabalmente entendido, pues si bien en ese precepto
se establece que las partes pueden restarle
naturaleza salarial a algunos beneficios o pagos,
entre los que se incluyen la prima de vacaciones,
ello no significa que si no lo hacen respecto de
determinado beneficio, forzosamente éste adquiera
naturaleza salarial.
Y ello es así porque, en tratándose de un pago al
que la ley no le otorgue directamente la índole de
salario, habrá que determinar si esa naturaleza se
presenta por reunirse los elementos de que trata el
artículo 127 de ese código y que identifican el
salario.
De lo que viene de decirse se concluye que el
fallador de la alzada coligió automáticamente la
naturaleza salarial de la prima de vacaciones, sin
analizar siquiera si estaban presentes o no los
elementos fácticos que le pudieran dar este
carácter, de manera prioritaria, si realmente se
trataba de un beneficio que retribuyera
directamente el servicio o, de igual modo, la
periodicidad y la regularidad en su pago, su
finalidad y la forma como estaba concebido y el
hecho de ingresar al patrimonio del trabajador,
elementos que resultan ser determinantes al
momento de establecer si una suma pagada al
trabajador puede ser considerada constitutiva de
salario en los términos de los artículos 127 y 128
del Código Sustantivo del Trabajo.
Ahora bien, frente a la conclusión del Tribunal en
punto a la naturaleza salarial de la prima de
vacaciones, fundada en que las partes no acordaran
expresamente que no lo fuera, interesa anotar que
esta Sala de la Corte en sentencia del 11 de marzo
de 1999, radicación No. 11539, estableció:
“Sin incidencia alguna en la decisión, se ve precisada
la Corte, por vía de doctrina, a corregir el
entendimiento equivocado del tribunal en punto a la
prima de vacaciones.
“Este beneficio extra legal de los trabajadores, si bien
en ocasiones puede llegar a ser factor de salario,
72
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
atendidos los elementos fácticos que demuestren en un
momento dado que su finalidad sí fue la retribución de
servicios, per se no es factor de salario - como lo
entendió de modo erróneo el ad quem -, esto es, su
simple convenio en un acuerdo colectivo ayuno de la
precisión acerca de su naturaleza, no faculta al
juzgador para derivar automáticamente de ese simple
hecho la naturaleza salarial; a fortiori si en la propia
convención colectiva o aún en el contrato individual de
trabajo (artículo 15 de la Ley 50 de 1990) se le despoja
de ese carácter o se pacta simple y claramente como un
beneficio accesorio a los descansos o a las vacaciones
para que no sea colacionable como factor de
liquidación prestacional.”
Sobre ese mismo particular, esta Corte en
sentencia del 19 de abril de 2001, radicación
15610, dijo:
“La calificación de la naturaleza jurídica de las primas
de vacaciones y de antigüedad no puede ser genérica, y
para saber si constituyen o no salario debe examinarse
entre otros factores la razón de ser del beneficio, la
forma como está concebido y su finalidad, en cada caso
concreto.
“Como lo recuerda la replicante, ha adoctrinado esta
Sala:
“Hecha la aclaración anterior la Sala aprecia que el
razonamiento del ad-quem es atendible como que si
bien el artículo 127 del C. S. del T. señala entre los
factores salariales la prima, el 128 ibídem contempla
esa misma denominación como excepción. Siendo
entonces posible que en unas oportunidades la prima
de vacaciones sea factor salarial y en otras no lo sea,
no cabe duda que atendiendo las circunstancias de
cada caso, su calificación emerja de la decisión
judicial, y no de la Ley, como lo planteó la censura”.
Ahora bien, es cierto que el Tribunal trajo en su
apoyo los criterios expuestos por la Sala en la
sentencia del 7 de junio de 1989, según la cual
“…es errado pensar que una prima vacacional no
implique retribución del servicio, siendo que para
obtener el derecho a ella es un presupuesto
indispensable haber laborado el tiempo necesario
para generar las respectivas vacaciones”.
la Sala, como se ha visto con la cita de las
sentencias arriba trascritas y se confirma, por
ejemplo, con lo expuesto en la sentencia del 19 de
enero de 1996, radicación 8042, citada por la
recurrente, en la cual se afirmó:
“Además, no es cierto que los artículos 127 y 128 del
C.S.T., como tampoco los artículos 14 y 15 de la ley 50
de 1990 que subrogaron los anteriores, definan
expresamente que las primas de vacaciones y de
antigüedad constituyen salario por lo que, frente a tales
rubros y dentro del estudio jurisprudencial
correspondiente, puede caber en cada caso el análisis
propio que permita identificar la causa y finalidad del
pago para de tal forma precisar si tiene el carácter
retributivo del servicio al que alude la ley”».
«Para efectos de proferir el fallo de
instancia, resulta de interés conocer la letra
del artículo 127 del Código Sustantivo del
Trabajo, modificado por el 14 de la Ley 50
de 1990, en cuanto define, con visos de
generalidad, lo que constituye salario. Reza
este texto legal:
“Constituye salario no sólo la remuneración ordinaria,
fija o variable, sino todo lo que recibe el trabajador en
dinero o en especie como contraprestación directa del
servicio, sea cualquiera la forma o denominación que
adopte, como primas, sobresueldos, bonificaciones
habituales, valor del trabajo suplementario o de las
horas extras, valor del trabajo en días de descanso
obligatorio, porcentajes sobre ventas y comisiones”.
(Negrilla por fuera del texto original).
Sea lo primero observar que el artículo 14 de la
Ley 50 de 1990 introdujo el calificativo de directa
aplicado a la remuneración, como determinante en
la definición de los pagos que constituyen salario,
que no traía la prístina redacción del artículo 127
del Código Sustantivo del Trabajo.
Pues bien. Remuneración directa del servicio es
aquella que tiene su fuente próxima o inmediata en
el servicio personal prestado por el trabajador, esto
es, la que encuentra venero en el trabajo realizado
por el empleado.
Empero, ese discernimiento no es el que desde
hace más de una década orienta las decisiones de
73
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
De tal suerte que la labor ejecutada por el
trabajador es la que origina derechamente, sin
rodeos, la contraprestación económica de parte del
empleador.
Para expresarlo con otro giro: la retribución
directa del servicio es la que tiene su causa
próxima o inmediata en lo que haga o deje de
hacer el trabajador, en virtud del contrato de
trabajo o de la relación legal y reglamentaria. Esto
es, la actividad desarrollada por el trabajador es la
razón de ser de la contraprestación económica, ya
en dinero ora en especie.
A no dudarlo, el carácter de retribución directa
pasa a ocupar un sitial elevado a la hora de definir
la naturaleza salarial de un determinado pago o
beneficio, en dinero o en especie, que recibe el
trabajador.
Ese carácter de retribución directa que se erige en
nota distintiva del salario, en cuanto traduce la
remuneración próxima o inmediata, por oposición
a la lejana o mediata, que recibe el trabajador por
el servicio prestado, es una consecuencia natural y
lógica de los rasgos de bilateralidad u onerosidad,
que acompañan al contrato de trabajo o a la
relación legal y reglamentaria, en cuya virtud éstas
generan naturalmente obligaciones recíprocas a
cargo de cada una de las partes, y en ellos está
presente, por lo general, el ánimo especulativo o
lucrativo de ambas partes.
Se sigue de lo dicho que pagos, reconocimientos,
beneficios o ventajas que tengan un propósito
distinto al de retribuir, directa, inmediata o
derechamente, la actividad, tarea o labor del
trabajador, no constituyen salario, así se reciban
por causa o con ocasión de la relación subordinada
de trabajo.
A propósito de la preponderancia del criterio de
retribución directa del servicio en la determinación
certera de lo que es salario, esta Sala de la Corte,
en sentencia del 12 de febrero de 1993 (Rad.
5.481), adoctrinó:
“El pago del salario, desde el punto de vista jurídico,
es la principal obligación de quien se beneficia del
trabajo subordinado ajeno, como que constituye
ordinariamente la contraprestación primordial y más
importante de la actividad desplegada por el
trabajador. El salario aparece así como la
remuneración más inmediata o directa que el
trabajador recibe por la transmisión de su fuerza de
trabajo para ponerla a disposición del empleador, por
lo cual se considera uno de los elementos esenciales de
toda relación de trabajo, sin que importe la forma
jurídica –contrato de trabajo o relación legal o
reglamentaria- que regule la prestación personal de
servicios”.
De igual modo ha explicado que, a la luz de lo que
establecen las normas que regulan el salario en el
Código Sustantivo del Trabajo, no es posible
concluir que todo pago que reciba el trabajador en
su calidad de tal y dentro de la ejecución de una
relación de trabajo, sea constitutivo de salario,
pues ese razonamiento “desconoce que desde
antiguo la legislación laboral de nuestro país ha
consagrado la existencia de diferentes pagos al
trabajador que si bien tienen origen en el contrato
de trabajo y se deben hacer en atención a la
calidad de parte de ese contrato que adquiere el
trabajador, no pueden ser considerados como
salario por no remunerar el servicio prestado,
esto es, por no corresponder a la retribución
directa del trabajo” ( Sentencia del 7 de febrero
de 2006, radicación 25734).
En este caso, no es posible concluir que la aludida
prima de vacaciones esté concebida como una
contraprestación directa del servicio, esto es, que
con ella se estuviera retribuyendo de manera
inmediata la actividad laboral desplegada por la
demandante, en la medida en que de la forma
como está concebida y de lo que es dable entender
es su objetivo, no se desprende que se remunerara
el trabajo efectuado por la trabajadora pues, por el
contrario, su reconocimiento estaba directamente
relacionado con un descanso remunerado que,
como es sabido, no tiene naturaleza salarial,
durante el cual, obviamente, no hay prestación del
servicio.
74
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
En efecto, de la diligencia de interrogatorio de
parte que absolvió la demandante, surge que ella
admitió que sólo recibía la prima de vacaciones
cuando disfrutaba de este descanso; que tal
beneficio se le otorgaba para mejorar la calidad de
vida durante el disfrute de las vacaciones y que
siempre la recibió como un pago accesorio a
aquéllas. (Folio 664 del cuaderno de anexo No. 2).
Este aserto es coincidente con lo dispuesto en el
artículo 46 del Reglamento Interno de Trabajo del
Banco, aprobado en 1994, y en el artículo 47 del
aprobado en 1974, según los cuales la prima de
vacaciones se pagaría junto con el disfrute de
éstas. (Folios 251 vuelto y 225 del cuaderno
principal).
Por ende, no cabe duda de que el reconocimiento
de la prima en comento no tenía como propósito
retribuir el servicio, en la medida en que se pagaba
precisamente en relación con un momento en la
vida laboral de la demandante en la que no
prestaba ningún servicio, es decir, no trabajaba por
disfrutar de un descanso legal remunerado.
Y el hecho de que su causación requiriera de la
prestación de servicios durante cierto lapso, no
significa que estuviera retribuyendo ese trabajo,
que se remuneraba de otras maneras y a través de
otros pagos, estos sí claramente salariales.
En consecuencia, no tenía derecho la promotora
del pleito a que las sumas que recibió, por
concepto de prima de vacaciones, se le tomaran en
cuenta como factor de salario para efectos de
liquidar sus prestaciones sociales y, por ello, habrá
de revocarse la sentencia de primera instancia».
75
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 35577
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/05/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cundinamarca
Saúl Acuña Salgado
Bavaria .S.A. – Malterías de Colombia S.A.
REINTEGRO – Razones que lo hacen
inconveniente o desaconsejable – Los simples
retardos y la no reincidencia en la negativa de
laborar horas extras no constituyen actitud de
rebeldía o desobediencia – Las dificultades de
producción y mercadeo que lo hagan
desaconsejable deben permanecer y acreditarse –
La antigüedad no es un factor que lo haga
desaconsejable/RECURSO DE APELACIÓN,
JUEZ LABORAL – La facultad de decidir entre
reintegro o indemnización por despido puede ser
revisada por el superior/ANÁLISIS DE
PRUEBAS – Valoración para establecer las
razones que hacen desaconsejable el reintegro.
«…son hechos indiscutidos, que el demandante se
beneficia de la acción reintegrado consagrada en el
numeral 5° del artículo 8 del Decreto 2351 de
1965, subrogado por el parágrafo transitorio del
artículo 6° de la Ley 50 de 1990, por contar con 15
años y 5 meses de tiempo de servicio al 1° de
enero de 1991, por haber ingresado a trabajar para
la accionada el 31 de julio de 1975, quien fue
despido sin justa causa después de más de 27 años
de labores el 30 de octubre de 2002.
De acuerdo al contenido del cargo, el debate gira
en torno a las circunstancias que hacen
inconveniente ese reintegro del accionante; pues
mientras la sociedad demandada, sostiene que la
reinstalación en el empleo es manifiestamente
desaconsejable por la actitud rebelde y negativa
del trabajador, las faltas disciplinarias o violación
de sus obligaciones o prohibiciones que aquél
incurrió en el desarrollo de la relación laboral, y
las condiciones de funcionamiento de la planta
donde éste se desempeñaba que sufrió profundos
cambios para atender las exigencias actuales de la
actividad productiva, la competitividad y el
mercado; la parte actora alega, que no existe
ninguna incompatibilidad para poder hacer
efectivo el reintegro impetrado;(…)
La censura adujo que con el acta del tribunal de
conciliación que obra a folios 104 y 105 del
cuaderno del juzgado, se evidencia “una actitud
injustificadamente rebelde del actor en un aspecto
tan simple como el de dar respuesta a una
pregunta”, y que con el memorando de folio 122
ibídem queda al descubierto una actitud negativa
de éste “a trabajar en horas extras programadas
de acuerdo con la ley y el reglamento interno de
trabajo”.
Al respecto se observa, que la documental de folio
104 y 105, corresponde a los descargos rendidos
por el demandante el 17 de septiembre de 1999,
concernientes a los hechos ocurridos el 31 de
agosto de igual año, cuyo contenido en verdad no
muestra una actitud de rebeldía del trabajador de
negarse a contestar, toda vez que en las respuestas
dadas por éste se remite a un escrito que presentó
dando explicaciones de lo sucedido y del cual se
ratifica en esa diligencia, presentándose es una
76
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
disparidad de posiciones en cuanto a que para el
inculpado con lo allí expresado cumplía con sus
descargos, en cambio para la empresa demandada
ello no era suficiente requiriendo de una
contestación más concreta a lo preguntado.
Y frente al documento de folio 122 que data del 26
de agosto de 1987, es decir 15 años antes de la
desvinculación del accionante, donde aquél en esa
oportunidad efectivamente se niega a cumplir con
la orden de trabajar unas horas extras, por si solo
no es signo de continua rebeldía o desobediencia
que pueda afectar la convivencia jurídica en la
comunidad laboral en caso de operar el reintegro
del promotor del proceso a su puesto de trabajo,
habida consideración que al no existir prueba de
una reincidencia de esta conducta, se concluye que
se trata de un hecho aislado sucedido años atrás.
(…)
Las mencionas pruebas tienen que ver con
llamados de atención o sanciones disciplinarias
impuestas por retardos en la hora de entrada a
laborar en los días 27 de junio y 12 de julio de
1992, 3 de diciembre de 1994, 8 de marzo de 1995
y 31 de agosto de 1999, al igual que por efectuar
una rifa dentro de las instalaciones de la empresa
el 21 de noviembre de 1990; acontecimientos que
no tienen la contundencia suficiente para que
constituyan un impedimento que haga imposible el
restablecimiento del contrato de trabajo.
Ciertamente se trata únicamente de 5 retardos en la
hora de iniciación de la jornada durante más de 27
años de servicio, y la realización de una rifa en una
sola oportunidad sin la autorización de sus
superiores, lo que no es posible calificar de
repetitivo o de un actuar permanente del trabajador
que conlleve a un reiterado incumplimiento de sus
obligaciones laborales que en un momento dado
pueda afectar la continuidad de la relación laboral.
Lo anterior es así, que ni siquiera a la ruptura del
vínculo contractual se le argumentó alguna
conducta o falta relativa al no acatamiento de
órdenes o instrucciones impartidas por su
empleador, pues según la carta de despido obrante
a folio 17 del cuaderno principal, lo que se le
invocó para la terminación del contrato de trabajo,
fue simplemente la situación que atravesaba la
empresa en el campo productivo, de mercadeo y
competitividad.
Es más, el demandante al absolver el
interrogatorio de parte, no confesó que hubiera
sido
constantemente
sancionado
por
incumplimiento de sus obligaciones contractuales,
dado que al contestar la pregunta segunda del
cuestionario, si bien admitió que había sido
sancionado aclaró que lo fue por un día por motivo
de un paro cívico que hubo (folio 233 del cuaderno
del Juzgado).
…ninguna de las pruebas denunciadas que
anteceden, acreditan que las dificultades de
producción, competitividad y mercadeo de la
demandada, en la actualidad aún persistan y que
no se hubieren logrado superar, que haga
imposible el reintegro del actor que se dispone
judicialmente, pues lo único que de ellas es
factible extraer, es la situación que para el año
2002 estaba atravesando la compañía en esas
puntuales materias, y por ende lo alegado con base
en dichas probanzas no puede aceptarse como una
razón válida del empleador que configure una
circunstancia de incompatibilidad.
Lo dicho significa, que el Tribunal de haber
apreciado las pruebas calificadas en casación que
acaban de reseñarse, arribaría a la misma
conclusión de que en el sub lite no concurren
circunstancias de inconveniencia para la
reincorporación del demandante».
«…el Juez de apelaciones en ningún momento
desconoció que corresponde al juez de primera o
segunda instancia determinar si el reintegro, es o
no aconsejable, por disponerlo así el numeral 5°
del artículo 8 de Decreto 2351 de 1965,
modificado por el 6° de la Ley 50 de 1990, es así
que transcribió dichas disposiciones y para su
correcta interpretación se apoyó en un antecedente
jurisprudencial.
El hecho de que los juzgadores de instancia tengan
la facultad de decidir entre el reintegro o la
77
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
indemnización por despido, no conlleva a que
cualquier determinación en uno u otro sentido no
pueda ser revisada por su superior, puesto que de
no estar esa decisión acompañada de un
fundamento objetivo y razonable es perfectamente
cuestionable; es por esto, que reunidos los
requisitos para acceder a un reintegro legal, sólo si
el estudio de las circunstancias que aparecen en el
plenario y de los hechos probados, llevan al juez a
inferir que el retorno del trabajador a la empresa es
claramente inconveniente, es que podrá optar por
disponer el pago de la indemnización.
reintegro impetrado, conforme se lee en el fallo
censurado, el Tribunal se ocupó de la circunstancia
que para el Juez de primer grado hacía
desaconsejable el reintegro del demandante y que
fundamentaba
la
excepción
de
“INCONVENIENCIA
DEL
REINTEGRO”
propuesta por la accionada en la contestación a la
demanda inicial, y por tanto, no es dable afirmar
que en el examine la Colegiatura se limitó a
ordenar el reintegro de manera maquinal sin hacer
el menor estudio de la aconsejabilidad o no de la
decisión.
En lo que incumbe al segundo aspecto, relativo al
principio de la igualdad, la condición de <antiguo>
del trabajador a reintegrar, no puede ser un factor
que haga inaconsejable su reincorporación al
puesto de trabajo, en virtud de que por su larga
trayectoria puede aportar su conocimiento y
experiencia a la empresa, y desde este punto de
vista, como bien lo definió el Tribunal, sería
discriminatorio que por razón de la edad o un
mayor tiempo servido a la demandada, se asevere
sin ninguna justificación, que la reinstalación del
demandante genera hostilidad o discordias con los
trabajadores nuevos afectando el entorno laboral.
Aunque le asiste razón al recurrente de que el ad
quem no analizó todo el material probatorio para
sopesar las circunstancias que objetivamente
puedan aparecer acreditadas en el juicio, para
decidirse entre el reintegro o el pago de la
indemnización, de acuerdo con lo previsto en el
artículo 8° del Decreto 2351 de 1965, podría en
este sentido ser fundado el cargo, pero en sede de
instancia al abordar el estudio de los medios de
prueba, se encontraría la Corte que las mismas no
demuestran las circunstancias de incompatibilidad
alegadas por la censura para oponerse al reintegro,
tal como se estableció al resolverse el otro cargo
encaminado por la vía indirecta».
Finalmente en lo concerniente al tercer punto,
sobre la aplicación automática para disponer el
78
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 34511
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
28/05/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira
Claudia Patricia Salazar Osorio y Otro
Riesgos Profesionales Colmena S.A. Compañía de Seguros de Vida
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Por muerte
del
trabajador
en
accidente
de
trabajo/ACCIDENTE
DE
TRABAJO
–
Elementos que lo estructuran – Relación de
causalidad entre el percance y la prestación del
servicio – La obligación del Estado de proteger a
los ciudadanos no excluye su configuración –
Suspensión de las labores por lluvia/INTERESES
MORATORIOS – En pensión de sobrevivientes
por muerte del trabajador en accidente de trabajo
- ARP – Su imposición no es una sanción – El
concepto de buena o mala fe no tiene incidencia
en su imposición.
«…el afiliado Sandro Antonio Ríos Rendón se
encontraba el 30 de octubre de 2001, en el lugar
donde finalmente falleció, desarrollando labores
propias de su trabajo, en cumplimiento de un
mandato dado por su empleador, y que no obra
prueba que demuestre en forma fehaciente que su
muerte sobrevino a raíz de alguna situación
personal suya.
Visto lo anterior, comienza la Sala por decir que
no comparte el planteamiento de la censura, en el
sentido de que el Tribunal dio un equivocado
entendimiento a la noción de subordinación
contenida en el inciso segundo del artículo 9° del
Decreto 12 de 1994, al extender la misma a los
eventos en que se presenta la suspensión de las
labores, como ocurrió en el presente caso debido a
la lluvia, pues ese hecho, obviamente no atribuible
al trabajador, ocurrió como el mismo inciso lo
dice, durante la ejecución de órdenes del
empleador o de una labor bajo su autoridad, y por
lo tanto no le da solución de continuidad a los
acontecimientos para romper la unidad de la causa
del daño, ni es jurídicamente admisible para
exonerar de responsabilidad.
El citado artículo, vigente para el momento en que
falleció dicho señor, define el accidente de trabajo,
en el aspecto que interesa, como:
“...todo suceso repentino que sobrevenga por
causa o con ocasión del trabajo, y que produzca
en el trabajador una lesión orgánica, una
perturbación funcional, una invalidez o la muerte.
Es también accidente de trabajo aquel que se
produce durante la ejecución de órdenes del
empleador, o durante la ejecución de una labor
bajo su autoridad, aún fuera del lugar y horas de
trabajo. (…)” (Resalta la Sala).
Según tal definición, los elementos que estructuran
el accidente de trabajo son: 1. Que se trate de un
suceso repentino; 2. Que sobrevenga por causa o
con ocasión del trabajo; y 3. Que produzca un
daño al trabajador en las modalidades de lesión
orgánica, perturbación funcional, la invalidez o la
muerte.
79
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
En consecuencia, para que se configure el
accidente de trabajo, debe existir una relación de
causalidad entre el percance sufrido por el
trabajador y la prestación del servicio, ya sea por
causa del trabajo o con ocasión de éste, y
precisamente en el caso que nos ocupa, con
ocasión del trabajo el citado Ríos Rendón fue
baleado por desconocidos, cuando se encontraba
prestando el servicio, en cumplimiento de órdenes
impartidas por su empleadora, sin que exista
evidencia alguna que acredite que su muerte
ocurrió como consecuencia de situaciones
personales suyas; por lo que el juez colegiado al
inferir que se trató de un accidente de trabajo, no
hizo ninguna hermenéutica errada de la referida
disposición, pues la que le dio se acompasa con su
contenido.
Sobre el tema que nos ocupa, reiteradamente esta
Sala ha tenido oportunidad de pronunciarse, y así
por ejemplo en sentencia del 12 de septiembre de
2006 radicado 27924, expresó:
“Para la Corte los elementos circunstanciales que
rodearon la muerte del señor, llevan a establecer que
ésta sucedió en el ámbito laboral.
Aquí resulta oportuno rememorar jurisprudencia de
esta Sala de la Corte, en la que en un caso similar
donde se trataba también de la muerte de un trabajador
a manos de un tercero desconocido y sin que se
conocieran las causas del hecho, entendió que si éste
ocurría mientras la víctima cumplía una actividad
subordinada se configuraba accidente de trabajo
porque habría de tenerse como sucedido con ocasión
del trabajo, y si la entidad de riesgos profesionales
pretendía liberarse de la responsabilidad debía probar
la falta de causalidad.
Así se pronunció la Sala en sentencia de 4 de abril de
2006, radicación N° 25986: “... tampoco hubo una
aplicación indebida de la norma, por cuanto siendo esa
la conclusión del Tribunal, de haber sido baleado el
trabajador cuando se encontraba laborando, aun no
habiéndose establecido la causa, el hecho si se dio con
ocasión del mismo y fue por ello que dijo que la
demandada ARP, debió probar la falta de causalidad.
“Cabe aquí lo precisado por la Corte, en diferentes
oportunidades, más recientemente en la sentencia
25390 del 22 de febrero de 2006, cuando rememorando
anteriores pronunciamientos sostuvo:
„El inciso 1° del artículo 9° del decreto extraordinario
1295 de 1994, al igual que el 199 del CST, no introdujo
el elemento culpa como factor de la responsabilidad del
empleador en la definición del accidente de trabajo; en
lo sustancial, de su redacción no se desprende la
introducción del sistema subjetivo de responsabilidad
que se funda en la culpa. Y esa conclusión no surge de
haber excluido de su redacción el término „imprevisto‟,
puesto que tanto él como el término „repentino‟
significan „no previsto‟.
Su deceso aunque ocurrió en la plaza pública al ser
ultimado por un desconocido que disparó sobre su
humanidad, se dio mientras esperaba que le cargaran
el vehículo en el que cumplía el transporte
intermunicipal en virtud de una relación subordinada.
Por lo tanto, no admite discusión que en ese momento
prestaba sus servicios al empleador, cumplía un
horario y estaba bajo sus órdenes; esos hechos son
indicativos de que el percance que ocasionó el daño a
la víctima sucedió en el entorno laboral y no existen
circunstancias que permitan desligarlo de éste.
Ciertamente, no hay en la actuación ningún elemento
que dé claridad sobre las causas de la tragedia que
cobró la vida del trabajador, es decir, no existe medio
probatorio alguno que pudiera romper la causalidad de
la muerte con su ámbito laboral al haber tenido lugar
como arriba se señaló, en el sitio donde se prestaba el
servicio y en el tiempo en que cumplía la labor. En ese
orden de ideas, resulta palmar que el hecho ocurrió
con ocasión del trabajo y por ende constituye accidente
de trabajo en los términos del artículo 9° del Decreto
1295 de 1994.
„El inciso 2° del artículo 9° del decreto extraordinario
1295 de 1994 considera accidente de trabajo el suceso
dañoso para el trabajador que ocurra durante la
ejecución de una orden del empleador o en
cumplimiento de una labor bajo la autoridad de él, con
lo cual se desvinculó la noción de dos circunstancias
accesorias: el lugar de trabajo y la jornada laboral. Es,
a nivel legislativo, un avance, manejado de tiempo
atrás por la jurisprudencia y la doctrina.
„Lo que es tanto como decir que, con independencia del
horario de trabajo y del lugar donde se preste el
servicio, el ámbito de protección del trabajo, que se
reitera en épocas pretéritas competía exclusivamente al
empleador pero que hoy delega la ley a los
80
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
administradores del Sistema de Riesgos Profesionales,
cobija por el mero hecho de la subordinación al
trabajador y, por ende, cualquier evento repentino que
afecte o ponga en riesgo su salud o su vida queda
comprendido dentro de la noción de „accidente de
trabajo‟”.
Así mismo, ni en Decreto 1295 de 1994 ni la Ley
776 de 2002, derogaron expresa o tácitamente la
norma en cuestión, en relación con las pensiones
originadas en riesgos profesionales.
No obstante lo anterior, se advierte que el ad
quem ésta en un error, cuando infiere que la mora
en el pago de las mesadas pensionales constituye
una sanción, ya que no es esa la inteligencia que
esta Sala le ha dado al mencionado artículo 141,
pues ha considerado que el concepto de la buena o
mala fe o las circunstancias particulares que hayan
conducido a la discusión del derecho pensional no
tienen incidencia para establecer la procedencia de
los mencionados intereses.
De otro lado, la obligación constitucional que tiene
el Estado de proteger a todas las personas
residentes en Colombia en su vida, honra, bienes,
creencias y demás derechos y libertades, no
excluye la configuración de un accidente de
trabajo, cuando se dan las circunstancias propias
del mismo; pues si bien es cierto que todos los
ciudadanos deben gozar de la protección de las
autoridades de la república, tratándose de un
suceso repentino que sobrevenga por causa o con
ocasión del trabajo y produzca en el trabajador una
lesión orgánica, una perturbación funcional, una
invalidez o la muerte, la llamada a responder en
estos eventos es la administradora del riesgo que
ampara esa clase de infortunios».
«“A partir del 1º de enero de 1994, en caso de
mora en el pago de las mesadas pensionales de
que trata esta ley, la entidad correspondiente
reconocerá y pagará al pensionado, además de la
obligación a su cargo y sobre el importe de ella,
la tasa máxima de interés moratorio vigente en el
momento en que se efectué el pago.” (El resaltado
y subrayado no son del texto).
Pues bien, si se revisa el contenido de dicha ley,
en su Libro Tercero, relacionado con el Sistema
General de Riesgos profesionales, ésta se ocupó
en el Capítulo I, de las pensiones de
sobrevivientes originadas en accidentes de trabajo
y enfermedad profesional; de tal manera que si en
forma general el citado artículo se refirió a las
pensiones de que trata tal normatividad, no hay
ninguna razón valedera para excluir los intereses
moratorios de las derivadas de riesgos
profesionales, como es en el caso que nos ocupa,
la pensión de sobrevivientes causada por el
accidente de trabajo en que perdió la vida el señor
Sandro Antonio Ríos Rendón.
Sobre los dos temas que acaban de abordarse, esta
Corporación en sentencia del 29 de mayo de 2003
radicado 18789 reiterada entre otras en la
sentencia del 9 de abril de 2008 radicado 32679,
precisó
“... es que el concepto de buena o mala fe o las
circunstancias particulares que hayan conducido a la
discusión del derecho pensional no pueden ser
considerados para establecer la procedencia de los
intereses de mora de que trata el artículo 141 de la
Ley 100 de 1993, tal y como reiteradamente lo ha
expuesto la jurisprudencia de esta Sala. En efecto, así
dijo la Corte en sentencia de 23 de septiembre de 2002
(Radicación 18.512).
“Ahora bien, de acuerdo con el artículo 141 de la Ley
100 de 1993 „A partir del 1º de enero de 1994, en caso
de mora en el pago de las mesadas pensionales de que
trata esta ley, la entidad correspondiente reconocerá y
pagará al pensionado, además de la obligación a su
cargo y sobre el importe de ella, la tasa máxima de
interés, moratorio vigente en el momento en que se
efectúe el pago‟.
“Del texto transcrito se desprende que el legislador
previó el pago de intereses moratorios en caso de
retardo en el pago de las mesadas pensionales, sin
hacer distinción alguna en relación con la clase,
fuente u otras calidades de la pensión, siendo
irrelevante que el derecho en cuestión hubiese sido
controvertido por la parte obligada a su pago. Aceptar
lo contrario podría hacer nugatorio el derecho del
pensionado a ser resarcido por la mora en el pago de
81
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
su derecho pensional, pues bastaría que el obligado a
su reconocimiento simplemente discuta el derecho en
cuestión para que quede eximido de los intereses
moratorios. Nótese además que a diferencia de la
indemnización moratoria regulada en el artículo 65 del
código sustantivo del trabajo, la propia Ley 100 de
1993 se apartó de esa terminología y denominó al
beneficio en cuestión „intereses de mora‟, con lo que se
ve con claridad la naturaleza que le asignó,
descartando en todo caso el carácter de sanción o de
indemnización. Y tal diferenciación no sólo es
terminológica sino también respecto del distinto
tratamiento que le otorga el artículo 141 citado a los
intereses de mora en cuanto a su contenido y alcance,
muy diferentes de los denominados por la doctrina
„salarios caídos‟, los cuales sí tienen un carácter
sancionatorio”.
Por consiguiente, cuando el Tribunal impuso los
intereses moratorios sin entrar a considerar si la
conducta del demandado de no reconocer la pensión a
la actora oportunamente estuvo revestida o no de
buena fe, no interpretó erróneamente el artículo 141 de
la Ley 100 de 1993, pues esta norma no tiene el alcance
que le atribuye la censura.”(negrillas fuera de texto.)».
82
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 34887
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
02/06/2009
Elsy del Pilar Cuello Calderón
Sentencia
Casa Parcialmente
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Neiva
Leidy Ojeda Rodríguez y Otros
Municipio de Isnos, Huila.
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De
servidor público de ente territorial no afiliado al
Sistema de Riesgos Profesionales/AFILIACIÓN
AL
SISTEMA
DE
RIESGOS
PROFESIONALES – Efectos por falta de
afiliación cuando la muerte del trabajador ocurre
con ocasión de accidente de trabajo.
«Estimó el Tribunal que la norma aplicable al caso
examinado era el artículo 12 de la Ley 797 de
2003, que reformó el 46 de la Ley 100 de 1993 y
que el tiempo laborado por el trabajador fallecido
no superaba el requerido para que sus beneficiarios
accedieran a la pensión de sobrevivientes por
riesgo común.
Debe anotarse que el ad quem tuvo que partir del
supuesto conforme con el cual Jamir Macías
falleció cuando ejercía una labor para el municipio
demandado, quien por lo demás al contestar la
demanda, al hecho 18, aceptó como cierto el
accidente, aunque se lo atribuyó a la víctima; ese
supuesto fáctico específicamente dice: “el día 13 de
julio de 2005, cuando Jamir Macías operaba el
buldózer de propiedad del Municipio Isnos en la vía
que comunica a las veredas de El Agrado y San
Vicente, el puente por el cual atravesaba cedió ante el
peso de la máquina precipitándose al vacío en un
accidente que cobró la vida del señor MACÍAS ” (folio
3); y la respuesta es del siguiente tenor: “es cierto,
debido a la imprudencia por el operario ocasionó el
suceso” (folio56).
Desde esa perspectiva queda en evidencia el yerro
del Tribunal al aplicar al caso concreto unos
preceptos legales que no rigen la controversia,
puesto que como lo afirma la censura la norma
pertinente era el Decreto 1295 de 1994, en
armonía con la Ley 776 de 2002, que señala que
ante la falta de afiliación de los trabajadores
dependientes a una ARP, como es el caso que se
examina, el empleador responde por las
prestaciones debidas, entre ellas, la pensión de
sobrevivientes.
Así, es pertinente recordar que en la sentencia a la
que alude la censura, 23244, del 28 de febrero de
2005, en la cual se expuso que: “Salta al ojo la
equivocación en que incurrió el Ad-quem cuando para
desatar el recurso de alzada, en relación con la pensión
de sobrevivientes en cabeza del empleador, por la falta
de afiliación del trabajador fallecido en accidente de
trabajo; la niega en aplicación del artículo 46 de la Ley
100 de 1993; con fundamento en que además de la
ausencia de afiliación, se requería, que el extrabajador
“hubiese laborado un lapso mínimo de las 26 semanas
al servicio del demandado” (folio 12, cuaderno del
Tribunal); derecho que para él no le asistía al
demandante, por cuanto solo laboró, “desde el 27 de
enero al 15 de febrero de 1996, es decir 2 semanas y 5
días” (folio 13, cuaderno del Tribunal).
“Es de observar, que el punto de discusión en el caso
bajo examen, radica en que al momento de la
ocurrencia del accidente de trabajo que devino en la
muerte del trabajador, la empresa demandada, no lo
tenía afiliado a la correspondiente entidad
83
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
administradora de riesgos profesionales; circunstancia
que no puede devenir en una exoneración del
empleador por el hecho de que el trabajador no había
laborado por el término exigido por el artículo 46 de la
Ley 100 de 1993 que hace referencia a la pensión de
sobrevivientes diferente a la proveniente por riesgos
profesionales.
“Entre las características que trae el Sistema General
de Riesgos Profesionales está la obligación del
empleador de afiliar a sus trabajadores; con la
consecuencia de que quien no cumpla con la afiliación,
deberá
además,
de
las
sanciones
legales
correspondientes, responder por las prestaciones
asistenciales y económicas que el mismo estatuto
otorga, entre otras, la pensión de sobrevivientes
cuando por culpa del accidente de trabajo se ocasionó
la muerte del trabajador, que es el verdadero
fundamento de la discusión.
respecto de la pensión de sobrevivientes, basta
reiterar que fue un hecho incontrovertido, que el
trabajador MACÍAS perdió la vida estando al
servicio del municipio accionado, como conductor
de un buldózer de propiedad de dicho ente
territorial y en ejercicio de la labor contratada,
como lo aceptó en la respuesta a la demanda, y se
corrobora con la documental de folio 44, en la que
aparece que era “Operador Maquinaria Pesada”
desde el 3 de enero de 2003, aún cuando se aludió
a una “orden de prestación de servicios”, pues
quedó establecido en las instancias, la relación
laboral subordinada, con las consecuencias del
caso. En esas condiciones son pertinentes las
consideraciones contenidas en sede de casación y
por ello se reconocerá la pensión de
sobrevivientes, en un 50% para la demandante
LEIDY OJEDA RODRÍGUEZ y el otro 50% en
proporciones iguales para las menores, JESSY
KATHERINE MACÍAS OJEDA y MARÍA
ALEXANDRA MACÍAS OJEDA, a partir del 13
de julio de 2005, equivalente al 75% del salario de
$903.000 que determinó el a quo, el cual no fue
objeto de controversia.
“En efecto, no estando afiliado el trabajador al sistema
general de riesgos profesionales al momento de
sobrevenir el accidente que causó la muerte, no existe
duda que es el empleador incumplido a quien
corresponde cubrir el riesgo que genera la falta de
afiliación, en este caso concreto, la pensión de
sobreviviente, como lo dispone el artículo 49 del
mencionado Estatuto sobre Riesgos Profesionales
dispuesto en el Decreto 1295 de 1995”».
Luego la mesada es de $677.250, que corresponde
al 75% reseñado. Las menores tendrán derecho a
la sustitución hasta cuando lleguen a la mayoría de
edad o hasta los 25 años, si demuestran su
incapacidad por razón de sus estudios. Cuando
cese el derecho de las hijas el porcentaje
correspondiente acrecerá en su totalidad a favor de
la madre».
“Pues en tratándose de una pensión de sobrevivientes
por muerte del trabajador en accidente de trabajo, no
afiliado por el empleador al sistema general de riesgos
profesionales, como bien lo señala el impugnante, el
Tribunal debió acudir a las normas pertinentes del
Decreto 1295 de 1994, que regulan la materia.
«Para revocar la decisión absolutoria del a quo,
84
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 34759
FECHA:
02/06/2009
PONENTE:
Camilo Tarquino Gallego
PROVIDENCIA:
Sentencia
DECISIÓN:
No Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pamplona
DEMANDANTE:
Martín Augusto Moyano Ariza
DEMANDADO:
Envafar S.A. Envases Farmacéuticos de Colombia
ACLARACIÓN DE VOTO: Isaura Vargas Díaz
CONTRATO REALIDAD, PRINCIPIO DE LA
CARGA DE LA PRUEBA – Una vez demostrada
la prestación del servicio personal al demandado
corresponde desvirtuar la presunción del artículo
24 del CST.
«De conformidad con lo preceptuado en el artículo
176 del Código de Procedimiento Civil “El hecho
legalmente presumido se tendrá por cierto, pero
admitirá prueba en contrario cuando la ley lo
autorice”. El artículo 24 del Código Sustantivo del
Trabajo, justamente consagra una presunción a
favor de la persona natural que presta servicios
personales a otra natural o jurídica, en el sentido
de que, bajo ese supuesto fáctico, se entiende que
el ligamen que los ata es una relación de trabajo,
trasladándose la carga de probar lo contrario al
demandado, si desea desvirtuar la presunción.
En fallo de 23 de septiembre de 2008 (Rad.
33526), y de 4 de febrero de 2009 (Rad. 33937),
esta Sala de la Corte dejó asentado, en síntesis, que
el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo
contiene una presunción, según la cual, a partir de
la acreditación de la prestación personal de un
servicio, el pretenso trabajador no corre con la
carga de probar el segundo de los elementos del
artículo 23 ibídem.
En ese orden, la intelección que el juez de la
alzada le imprimió al mencionado artículo 24 fue
equivocada, pues, en suma, lo que dicho canon
legal quiere significar es que, una vez demostrada
la prestación de un servicio personal, la carga de
probar que esa vinculación no giró bajo la égida de
un contrato de trabajo, gravita sobre el
demandado.
Pese a lo hasta aquí afirmado, que mostraría la
equivocación del ad quem desde el punto de vista
jurídico, derivada de la intelección que hizo del
artículo 24 del C.S.T., no puede dejarse de lado
que, finalmente, aquél llevó a efecto una examen
probatorio para concluir que no hubo contrato de
trabajo. Por tal razón, corresponde determinar si el
Tribunal incurrió en los desaciertos que le atribuye
la censura en el 4º cargo».
85
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 34629
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
ACLARACIÓN DE VOTO:
02/06/2009
Eduardo López Villegas
Sentencia
Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Luis Alfredo Restrepo Echavarría
Empresas Públicas de Medellín E.S.P.
Gustavo José Gnecco Mendoza e Isaura Vargas Díaz
TERMINACIÓN
DEL
CONTRATO
DE
TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por
cumplimiento de los requisitos para acceder a la
pensión de vejez, según el parágrafo 3 del artículo
9 de la Ley 797 de 2003/INTERPRETACIÓN DE
LA LEY – Del parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley
797 de 2003 .
«Se equivoca el colegiado al concluir, del examen
cronológico que realiza a los documentos
relacionados con el procedimiento empleado por la
demandada y la notificación al trabajador de sus
resoluciones, que se efectuó un despido ilegal e
injusto.
El desatino del superior proviene de estimar que la
terminación de la relación laboral con el
demandante se produjo en forma anticipada a la
inclusión de éste en la nómina de pensionados del
ISS, conforme a lo establecido en la aludida
sentencia de exequibilidad.
En efecto, en la Resolución 01172 del 15 de
noviembre de 2005 de las EE.PP. (Fls. 90 y 91) se
hace referencia y anuncia que se adjunta la
Resolución 25426 de 2005 del ISS en la que se
hace el reconocimiento de la pensión; y en ella y
en la carta del 16 de noviembre de 2005 dirigida al
actor por la demandada (fl 92 ), se señala para el
28 de noviembre de tal anualidad la fecha de la
extinción del vínculo en razón al reconocimiento
al demandante de la pensión de vejez derivada de
resolución del ISS.
La Resolución 21426 del 9 de noviembre de 2005
del ISS, notificada el 18 de noviembre de 2005,
concede al trabajador pensión de vejez a partir del
29 de noviembre y señala que: La pensión y el
retroactivo liquidado serán pagados durante el
mes de enero de 2006 a través del banco Agrario
del Municipio de Bello.
Yerra, entonces, el Tribunal, al no advertir que con
la comunicación de la terminación del contrato se
hizo el de la Resolución de reconocimiento de
pensión, de manera que no podía catalogarse la
primera como anticipada, ni menos de ella
inferirse un proceder irregular de la demandada.
Ciertamente no se presenta, en consecuencia, en el
procedimiento anterior, vulneración alguna a los
derechos del actor quien en ningún momento
resulta perjudicado por la decisión de la Empresa,
dejando sin fundamento la determinación de la
segunda instancia de confirmar la decisión del a
quo de condenarla a la indemnización prevista en
la convención colectiva.
La interpretación del artículo 9° de la Ley 797 de
2003, parágrafo 3°, que admite como justa causa el
despido, el que el trabajador cumpla con los
requisitos para acceder al derecho pensional, a la
86
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
luz de la modulación que de ella hizo la Corte
Constitucional en la sentencia C – 1137 de 2003,
ha de conducir más que formalidades específicas,
a garantizar que la continuidad de los ingresos del
trabajador, que ellos
no vayan a sufrir
interrupción por la pérdida de esa condición y la
adquisición del status de pensionado; la empresa
justamente , cuidó de que sus decisiones
estuvieran acompasadas con las del ISS, de
manera tal que al día siguiente de la terminación
del contrato de trabajo se contaba con el
reconocimiento de la pensión de vejez, en
resolución que anunciaba su inclusión en nómina
al disponer el pago de la mesada siguiente, en la
oportunidad correspondiente, una vez vencido el
primer mes como pensionado.
La comunicación del despido no puede sujetarse a
la regla que supone el Tribunal como la de
notificación oficial y previa de la resolución de
reconocimiento de pensión, si de manera informal
es necesario que tanto la empresa como la
institución de seguridad social actúen al unísono,
acordando informal el momento en que cada una
de ellas va a obrar, para señalar el uno la fecha de
terminación del contrato y la consecuente
desafiliación como trabajador, y la segunda fijar
la fecha de reconocimiento de la pensión
asegurando que para ese momento va a estar
desafiliado, y no se van a causar mas cotizaciones,
y así liquidar el derecho pensional teniendo en
cuenta la última cotización».
87
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 40428
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
ACLARACIÓN DE VOTO:
03/06/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
Declara ilegal la cesación colectiva de labores
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta
Ferrocarriles del Norte de Colombia S.A. – Fenoco S.A.
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria
Metalmecánica,
Ferroviaria,
Transportadora
y
Comercializadora del Sector “Sintraime” Subdirectiva
Seccional Santa Marta
Elsy del Pilar Cuello Calderón, Gustavo José Gnecco
Mendoza e Isaura Vargas Díaz
LIBRE
FORMACIÓN
DEL
CONVENCIMIENTO – Aplicación en el
procedimiento
para
declarar
su
ilegalidad/CONVENCIÓN
COLECTIVA
–
Coexistencia de varias en una misma empresa –
Aplicación y beneficiarios cuando se presenta
coexistencia/NEGOCIACIÓN
COLECTIVA,
SINDICATO – Representación sindical – Los
minoritarios pueden adelantar de manera
independiente
sus
procesos
de
negociación/CONFLICTO COLECTIVO DE
TRABAJO, NEGOCIACIÓN COLECTIVA Frente a la renuencia del empleador de iniciar la
etapa de arreglo directo, se debe agotar la vía
gubernativa
para
iniciar
el
cese
de
actividades/DERECHO
DE
HUELGA
–
Concepto – Situaciones que posibilitan la huelga
por parte del trabajador – Diferencia entre huelga
declarada conforme a la ley y por incumplimiento
de las obligaciones del empleador en cuanto a su
declaración, inicio, desarrollo y efectos – Casos
en que la suspensión de actividades es
ilegal/SERVICIOS PÚBLICOS ESENCIALES –
Su clasificación no puede consultar solamente la
literalidad de texto – Determinación de su calidad
atendiendo su contenido material – El transporte
ferroviario de carga no es un servicio público
esencial.
«Previamente debe la Sala puntualizar que el
procedimiento creado por la Ley 1210 de 2008,
para que la justicia ordinaria laboral a través de las
Salas Laborales de los Tribunales Superiores de
Distrito Judicial en primera instancia y por la Sala
Laboral de la Corte Suprema de Justicia en
segunda, tendiente a declarar o no la ilegalidad de
un cese colectivo de labores, si bien es preferente
y sumario, en ambas instancias debe haber una
cabal aplicación del principio de la libre formación
del convencimiento que en los términos del
artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social debe inspirar las decisiones
laborales, con observancia estricta de los
principios del derecho de defensa, el eventual y el
de contradicción.
(…)
El recurrente sostiene que de conformidad con el
Decreto 904 de 1951, en una empresa no puede
existir más de una convención colectiva de trabajo,
como erradamente concluyó el Tribunal y por eso
tampoco estaba en la obligación de negociar el
pliego.
88
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Empero, el nuevo panorama jurídico creado desde
la expedición de la Ley 584 de 2000,
concretamente su artículo 19, así como los
pronunciamientos de inexequibilidad de la Corte
Constitucional frente al artículo 26 del Decreto
2351 de 1965, que desapareció del ordenamiento
vigente, no permite ya la interpretación que
predica la sociedad apelante, para lo cual basta
decir que la Corte Suprema tuvo oportunidad de
pronunciarse en sentido contrario a lo planteado,
como se observa en la sentencia de anulación del
29 de abril de 2008, radicación 33988, en la que se
dijo:
“2.1.1. LA REPRESENTACIÓN SINDICAL
Sabido es que el artículo 26 del Decreto 2351 de 1965,
que modificó el artículo 357 del Código Sustantivo del
Trabajo, regulaba originalmente tres casos de
representación sindical en una misma empresa. El
primero prohibía en cada una de estas la coexistencia
de dos o más sindicatos de base, hoy denominados de
empresa, disponiendo que si por cualquier motivo
llegaran a coexistir, debería subsistir el que tuviera un
mayor número de afiliados, el cual debía admitir a los
miembros de las otras asociaciones sin restricción
alguna. El segundo contempló la coexistencia de un
sindicato de empresa con uno gremial o de industria,
precisando que en tal evento la representación de los
trabajadores, para efectos de la contratación colectiva,
correspondería al sindicato que agrupare la mayoría
de los trabajadores y el tercero aludía al caso en que
ninguno de los sindicatos coexistentes agrupara la
mayoría de los trabajadores, de la empresa,
determinando que la representación sindical
correspondería conjuntamente a todos ellos de acuerdo
con la reglamentación que expidiera el Gobierno.
Al resolver sobre la demanda de inexequibilidad de
dicho precepto, la Corte Constitucional en sentencia C567 de 2000, declaro contrarios a la Constitución
Política los casos primero y tercero, dejando intacto el
segundo de ellos, por lo cual el contenido del artículo
quedó de la siguiente manera: “Cuando en una misma
empresa coexistiere un sindicato de base con uno
gremial o de industria, la representación de los
trabajadores, para todos los efectos de la contratación
colectiva, corresponderá al sindicato que agrupe a la
mayoría de los trabajadores de dicha empresa”.
De igual manera, en la sentencia C-797 de 2000, la
citada
Corporación
igualmente
declaró
la
inexequibilidad del parágrafo del artículo 376 del
Código Sustantivo del Trabajo, según el cual “Cuando
en el conflicto colectivo esté comprometido un
sindicato de industria o gremial que agrupe más de la
mitad de los trabajadores de la empresa, éstos
integrarán el asamblea para adoptar pliegos de
peticiones, designar negociadores y asesores y optar
por la declaratoria de huelga o someter el conflicto a la
decisión arbitral”.
El nuevo panorama que hoy se muestra para asuntos
como el analizado, ante la decisión de inexequibilidad
proferidas por la Corte Constitucional, indica que en
materia de representación sindical y para los efectos de
la negociación y de la contratación colectiva, cada
sindicato la tiene por sí mismo y ello supone que tienen
titularidad y legitimidad para promover y llevar hasta
su terminación un conflicto colectivo económico.
Desde luego, no puede olvidar la Corte que aun desde
antes de la expedición de la Ley 584 de 2000 y
concretamente con su artículo 18, los sindicatos
minoritarios fueron autorizados para promover tales
conflictos, pues no otra cosa se desprende de su literal
c), en cuanto al señalar los conflictos que debían ser
sometidos a arbitramento obligatorio, expresó: “Los
conflictos colectivos del trabajo de sindicatos
minoritarios, siempre y cuando la mayoría absoluta de
los trabajadores de la empresa no hayan optado por la
huelga cuando esta sea procedente…”, lo cual indica
la voluntad expresa del legislador de otorgarles a
dichos sindicatos la capacidad de contratación y de
negociación, limitándolos tan solo en lo que tiene que
ver con el derecho a la huelga cuya titularidad para su
declaración quedó en manos de la mayoría absoluta de
los trabajadores de la empresa.
Ello implica, consecuencialmente, que en las demás
etapas del conflicto colectivo, los sindicatos
minoritarios tienen la legitimación para actuar por sí
solos y naturalmente para obtener el resultado, que no
es otro que la suscripción de la convención colectiva de
trabajo o en su defecto la expedición del laudo arbitral,
a efecto de lograr su mejoramiento económico y social
como facultad dispositiva protegida por el Art. 55 de la
Carta Política.
Así las cosas, se tiene que frente al mandato del
artículo 19 de la Ley 584 de 2000, la preceptiva que
contiene el artículo 1º del Decreto 904 de 1951, no
puede considerarse como un obstáculo para el ejercicio
del derecho de contratación colectiva por parte de los
89
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
sindicatos minoritarios, o que uno de éstos, por
ejemplo, el que primero presente un pliego de
peticiones e inicie un conflicto colectivo que alcance
solución legal, prive a los demás de obtener mejoras en
sus condiciones de trabajo a través de los conflictos
colectivos bajo el supuesto de que en una empresa no
puede existir más de una convención colectiva de
trabajo de acuerdo con la última disposición
mencionada.
El criterio anterior queda ratificado con la reciente
sentencia C-063 de 2008, mediante la cual se declaró
inexequible el numeral 2o del artículo 26 del Decreto
2351 de 1965, pues al desaparecer en su totalidad el
citado precepto por las decisiones de inexequibilidad
mencionadas, la representación sindical quedó en
manos de cada una de las organizaciones sindicales
que como tales tienen plena autonomía en materia de
negociación y de contratación colectiva.
Y en ese orden de ideas, existiendo norma positiva,
como ya quedó visto, para que los sindicatos
minoritarios puedan llevar cada uno su propio proceso
de negociación colectiva, la respuesta no puede ser
otra que la posibilidad de coexistencia de varias
convenciones colectivas en una empresa, cuando las
organizaciones sindicales que en ella operen sean
todas minoritarias, es decir que ninguna agrupe la
mitad más uno de los trabajadores de dicha empresa,
que era la situación vigente en el momento en que se
profirió el laudo arbitral cuyo recurso de anulación
hoy decide la Sala. Naturalmente que esa misma
conclusión y con motivo de la citada sentencia C-063
de 2008, en armonía con las otras decisiones de
inexequibilidad atrás referenciadas, opera en general
para todas las organizaciones sindicales, puesto que en
la actualidad, tal como anteriormente se manifestó,
cada uno de los sindicatos ejerce su derecho a
promover un conflicto colectivo y llevarlo hasta su
terminación.
Desde luego, no puede perderse de vista, que frente a la
suscripción de diversas convenciones colectivas por
parte, no solo de sindicatos minoritarios, sino de
cualquier organización sindical, cada afiliado en
principio será beneficiario de la convención que
suscriba el sindicato al cual pertenezca, y que
eventualmente le sea más favorable como adelante se
explicará.
Acorde con lo anterior, aceptar la inhibición o la
nulidad del laudo por una determinada circunstancia
como se ha venido insistiendo por la empleadora sería
permitir la violación expresa de los derechos
fundamentales de asociación y libertad sindical y
negociación colectiva a que se contraen los artículos
39 y 55 de la Carta Política, derechos ínsitos en el
gremio sindical cuya libertad de reunión, expresión,
difusión del pensamiento y opinión dentro del marco de
los principios democráticos del Estado de Derecho,
están blindados contra toda restricción o intervención
del Estado, que no le puede imponer obstáculo alguno
con respecto a su autoconformación y funcionamiento
interno, todo lo cual le da derecho al grupo sindical de
autodeterminarse y escoger su forma de actuar dentro
de la sociedad para bien de conquistar otros derechos
económicos y sociales de los trabajadores, como único
vocero frente al empleador en las relaciones laborales.
Es por lo anterior, que no puede tener vigencia la
orden de una disposición que obligue a que un
sindicato minoritario tenga que acogerse a las
disposiciones plasmadas en una convención o laudo de
otro organismo minoritario, concurrentes en una
empresa donde no existe otro mayoritario y menos
cuando se está en discusión del conflicto colectivo con
alguno de aquellos, pues esto afectaría el derecho de
negociación colectiva y la libertad sindical.
Reafirma lo dicho que el Tribunal de Arbitramento, en
apoyo de su tesis, trajo a colación la firma de un
convenio colectivo entre la Chevron Petroleum
Company y la Unión Sindical Obrera “USO”, en el
cual se reconoció a dicha organización como
representante de sus trabajadores afiliados y se reguló
sobre diversos aspectos de la contratación colectiva,
hecho que para el organismo colegiado era relevante
en la medida en “que evidencia que la propia empresa
ha consentido con la firma de acuerdos que regulan las
condiciones de trabajo con posterioridad a la firma de
la convención colectiva con SINTRAPETROL, situación
que no hubiese sido posible si la empresa hubiera
aplicado frente a la USO la hermenéutica que pretende
que acoja este tribunal, según la cual solo puede existir
una convención en la empresa”. Esta consideración del
laudo no fue controvertida por la censura.
La precedente conclusión obliga a la Corte al estudio
de otros puntos que se consideran esenciales frente a la
posibilidad que abrió el artículo 19 de la Ley 584 de
2000 y las decisiones de inexequibilidad atrás traídas a
colación, es decir la coexistencia de varias
convenciones colectivas de trabajo suscritas por
90
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
sindicatos minoritarios y las obligaciones que de ellas
se emanan.
trabajo se extiende a todos los trabajadores de la
empresa sean o no sindicalizados.
Para abordar tales temas debe empezar la Corte por
precisar que en la actualidad los trabajadores pueden
ser afiliados a diversas organizaciones sindicales, ya
que la prohibición que al respecto disponía el artículo
360 del C. S. del T., desapareció como consecuencia de
la declaración de inexequibilidad que sobre dicho
precepto profirió la Corte Constitucional en la
sentencia C-797 de 2000.
Pero en los casos anteriores, debe reiterar la Corte que
los trabajadores no pueden recibir duplicidad o
multiplicidad de beneficios, sino sólo aquellos de la
convención que libremente escojan y que mejor les
convenga a sus intereses económicos, pues la amplitud
que hoy les ofrece la legislación positiva no puede
convertirse en una carga excesiva para los
empleadores, destacando que de acuerdo al artículo 1º
del C. S. del T., la finalidad del estatuto sustantivo
laboral es el de lograr “la justicia en las relaciones
que surgen entre patronos y trabajadores, dentro de
un espíritu de coordinación económica y equilibrio
social”, principio que se vería afectado y vulnerado si
se permitiese la aplicación de todos los convenios
colectivos de trabajo en su integridad a un trabajador
que es afiliado a las varias organizaciones sindicales
que suscribieron tales acuerdos».
Por tanto, aun cuando es viable jurídicamente que un
trabajador pueda ser parte de varios sindicatos, en
caso de que existan diversas convenciones colectivas
suscritas por las organizaciones que integra, y de las
cuales un mismo trabajador sea beneficiario de todas
ellas, ello no significa que pueda aprovecharse
simultáneamente de cada una, pues la libertad sindical
debe entenderse para tales efectos, como que el
asalariado debe escoger entre los distintos convenios
aquel que mejor le convenga a sus intereses
económicos, ello con el fin de evitar que el trabajador
reciba duplicidad o más beneficios convencionales.
Así las cosas, en lo que tiene que ver con el marco de
aplicación de la convención colectiva de trabajo que
regulan los artículos 470 y 471 del C. S. del T.
(subrogados por los artículos 37 y 38 del Decreto 2351
de 1965), los cuales guardan relación con el número de
afiliados que tenga una organización sindical, pueden
desprenderse varias hipótesis:
1. Cuando los afiliados a un sindicato no excedan de la
tercera parte del total de los trabajadores de la
empresa, sabido es que la convención colectiva que se
expide solamente es aplicable a los miembros de la
asociación sindical que la suscribió, pudiendo ser
beneficiarios de la misma los trabajadores que se
adhieran a sus disposiciones o los que ingresen
posteriormente al sindicato. Frente a esta eventualidad,
en el caso de la suscripción de convenciones colectivas
por sindicatos minoritarios, los no afiliados a una
organización sindical que hubiera suscrito una
convención colectiva, pueden amparase por ella bien
por adhesión a su contenido o ya porque se afilien a
dicha organización.
2. Cuando los afiliados a un sindicato exceden de la
tercera parte del total de los trabajadores de la
empresa, es definido que la convención colectiva de
(…)
«Los trabajadores de la demandada afiliados a
SINTRAIME decidieron por mayoría en
asambleas celebradas el 28 de febrero y el 1º de
marzo de 2009 en varios municipios del Cesar y
del Magdalena, un cese de actividades imputable a
la empleadora, por no iniciar las conversaciones
frente al pliego de peticiones y por negarse a
efectuar las descuentos de la cuota sindical
estatutaria con destino al Sindicato (folios 139 a
141); cese que se llevó a cabo desde el 24 de
marzo de 2009, como dan cuenta las actas de
folios 15 a 24, levantadas por el Ministerio de la
Protección Social.
Teniendo en cuenta los fundamentos fácticos que
se acaban de reseñar, se observa:
Los sindicatos son organizaciones de libre ingreso
y retiro de los trabajadores. Sus estatutos son
redactados libremente por ellos y deben ser
depositados ante el Ministerio de la Protección
Social al igual que sus modificaciones y lo mismo
ocurre con el nombramiento de sus directivos.
De allí que perentoriamente debe admitirse que su
constitución o fundación, forzosamente conforme
a la ley debe ser notificada al correspondiente
91
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
empleador, como también debe ser registrada o
inscrita ante el Ministerio de la Protección Social,
quien por causas legales señaladas taxativamente,
como son, ser sus estatutos contrarios a la
Constitución Nacional y a la ley o cuando se
constituya con un número menor de afiliados al
exigido legalmente, negará la inscripción en el
registro sindical; todo lo cual se desprende de la
regulación legislativa que trae el capítulo III del
Libro Segundo del Código Sustantivo del Trabajo.
o en últimas ante la jurisdicción de lo contencioso
administrativa.
De otro lado, cuando el artículo 433-2 del Código
Sustantivo del Trabajo, precepto que le atribuye al
Ministerio de la Protección Social la imposición de
multa contra el empleador renuente u omisivo para
iniciar la etapa de arreglo directo, está señalando
claramente que es dicho organismo, en primer
lugar, el llamado a calificar si esa actitud renuente
u omisiva conlleva la multa para el contratante, lo
cual lo obliga a determinar si la posición de este
último es justificada; pues de lo contrario tendría
que imponerle la condigna sanción dentro de los
parámetros legales. Por ello, nada impide, en
consecuencia, para que el Ministerio se pronuncie
en esa etapa, por ejemplo, frente a la
extemporaneidad del pliego o cuando la adopción
del mismo no se realizó por la asamblea general
del sindicato, entre varios posibles eventos.
En las condiciones anotadas, considera la Sala que
el Sindicato ha debido esperar el pronunciamiento
del Ministerio de la Protección en relación con el
recurso de apelación que interpuso contra la
Resolución 000616 del 16 de marzo de 2009, pues
frente a la forma como decidió el citado organismo
gubernamental, declarando la existencia de un
conflicto jurídico entre las partes, no puede
afirmarse con certeza que la empresa haya
incumplido
obligación
alguna
con
sus
trabajadores, puesto que es aquella entidad la que
tenía y tiene la definición legal para ello.
Desde luego, las decisiones adoptadas por el
Ministerio en todo ese procedimiento en cuestión,
pueden ser controvertidas y cuestionadas, primero,
mediante la interposición de los recursos
gubernativos correspondientes y en segundo ante
la jurisdicción competente en procura de su
nulidad. Pero mientras ello ocurre, los actos
tramitados y expedidos tienen plena validez, por
cuanto ya están amparados por la presunción de
legalidad, principio que es uno de los pilares
fundamentales de un estado de derecho.
Ahora, lo dicho frente a las organizaciones
sindicales, también cabe aplicarlo para el hecho
específico de la imposición de multa en el caso de
renuencia del empleador a iniciar la etapa de
arreglo directo, pues cualquiera que sea la decisión
que profiera, ésta puede ser objetada también por
los afectados a través de los recursos gubernativos
Pero cuando se trata de la interposición de los
recursos gubernativos, los interesados deben
esperar que ellos se resuelvan, pues solo en este
momento es cuando la Administración ha
finalizado su actuación, la que debe entenderse
válida sin perjuicio de que pueda demandar
judicialmente su nulidad.
Así las cosas, considera la Sala que la actitud del
Sindicato de promover una cesación colectiva de
labores por el incumplimiento del empleador de no
iniciar las conversaciones directas con la
organización sindical, no tiene razón justificativa,
sobre todo cuando ésta, al interponer
legítimamente el recurso de apelación contra la
decisión del Ministerio de la Protección Social,
dejó en entredicho la misma y pese a ello tomaron
la decisión extrema de parar labores sin esperar la
definición del recurso».
«De conformidad con el artículo 429 del C.S.T. la
huelga es la “suspensión colectiva, temporal y
pacífica del trabajo, efectuada por los trabajadores
de un establecimiento o empresa con fines
económicos y profesionales propuestos a sus
patronos y previos los trámites” que aparezcan
establecidos en la ley, que indiscutiblemente a la
postre resulta ser un instrumento de vital
importancia para la toma de decisiones en el
marco de la negociación colectiva, tendientes a
establecer relaciones de convivencia y armonía
entre trabajadores y empleadores, porque dentro
92
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
del marco de la solidaridad, la comprensión y el
respeto razonable, bien se pueden alcanzar mejores
condiciones de trabajo y, de esa manera, un
equilibrio y justicia sociales, apuntando a la
materialización de los derechos del trabajador y al
enaltecimiento de su propia dignidad.
Acorde con la carta política, y las normas
internacionales ratificadas por Colombia, el
derecho a la huelga no es un derecho fundamental,
del cual se hace necesario una clara
reglamentación, pero que no obstante esto, bien
puede ejercerse cuando se observan de manera
adecuada y estricta, los delineamientos señalados
por el legislador, cuyo respeto y tutela jurídica
efectiva depende del cumplimiento del debido
proceso, aunque en ocasiones puede ser protegido,
siempre y cuando esté en conexidad con los
derechos al trabajo y a la libre asociación sindical,
que se encuentren vulnerados o en peligro de serlo,
estos sí de naturaleza fundamental, como bien se
predica en la jurisprudencia constitucional como
por ejemplo en la sentencia C.432 de 1996.
Obviamente, que con amparo en el citado articulo
56 de la constitución, aquel derecho solo se
excluye en tratándose de servicios públicos
esenciales, claramente definidos en la ley, como
protectores de los derechos individuales y del
interés general, a efecto de evitar la alteración del
orden público.
En suma, acorde con la aludida jurisprudencia, el
derecho a la huelga ha quedado restringido de
dos maneras:
"a. Está prohibido su ejercicio en los servicios públicos
esenciales que determine el legislador y, obviamente en
los señalados como tales por el Constituyente, de
acuerdo con la interpretación realizada acerca del
contenido de las normas constitucionales vigentes.
"b. En los demás casos, su ejercicio debe ceñirse a la
reglamentación que de él haga el legislador”.(
Subrayas fuera del texto)
De allí que la aludida jurisprudencia constitucional
diga, que es núcleo esencial de la Huelga “la
facultad que tienen los trabajadores de presionar a los
empleadores mediante la suspensión colectiva del
trabajo, para lograr que se resuelva de manera favorable
a sus intereses el conflicto colectivo del trabajo. Esta
facultad, claro está, no es absoluta. El punto es que la
huelga constituye un mecanismo cuya garantía implica
el equilibrar las cargas de trabajadores y empleadores
en el marco del conflicto colectivo de trabajo. Las
restricciones al derecho de huelga deberán tener en
cuenta este propósito, de modo que si bien tal derecho
puede ser limitado con el fin de proteger otros de mayor
jerarquía (v.gr. los derechos fundamentales) o el interés
general (bajo la forma del orden público, por ejemplo),
el poder que la Constitución pretende reconocer a los
trabajadores no puede quedar desfigurado.”
Con base en las anteriores premisas, la Sala hace
énfasis en lo siguiente:
El literal e) del artículo 379 del Código Sustantivo
del Trabajo, establece como una de las
prohibiciones para los sindicatos la de “Promover
cualesquiera cesaciones o paros en el trabajo, excepto
en los casos de huelga declarada de conformidad con la
ley y de huelga imputable al empleador por
incumplimiento de las obligaciones con sus
trabajadores”.
Por tanto, dos (2) son las situaciones que
posibilitan el ejercicio de la huelga por parte de los
trabajadores a saber:
1.- La huelga declarada con arreglo a la ley y,
2.- La huelga imputable al empleador por
incumplimiento de las obligaciones que tiene con
sus trabajadores.
En cuanto a la primera, no hay duda que se refiere
a la huelga que surge del conflicto colectivo de
trabajo, cuando los trabajadores, al finalizar la
etapa de arreglo directo, optan por esa excepcional
medida de cesación de las labores de la empresa.
En esta hipótesis, es incuestionable que para su
declaración, inicio y desarrollo, los trabajadores
interesados deben someterse a los requisitos
exigidos por los artículos 444 y 445 del estatuto
laboral sustantivo, en cuanto tales disposiciones
forman parte del Título II del Libro Segundo del
mencionado instituto que se titula como
“CONFLICTOS
COLECTIVOS
DE
93
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
TRABAJO” (Se resalta).
Ello indica que cuando el conflicto ha sido
iniciado por los trabajadores no sindicalizados, la
decisión correspondiente deberá adoptarse por la
mayoría absoluta de los trabajadores de la
empresa, y cuando en el conflicto los interesados
son los trabajadores sindicalizados, la decisión
sobre la huelga deberá tomarse por la mayoría
absoluta de la asamblea general de los afiliados al
sindicato o sindicatos que agrupen más de la mitad
de aquellos trabajadores (art. 444-2 C. S. del T.),
recalcándose que justamente una de las
atribuciones exclusivas de la asamblea general del
sindicato es “la votación de la huelga en los casos
de ley” (art. 376 del C. S. del T.).
Ahora, cuando el conflicto haya sido iniciado por
un sindicato o sindicatos minoritarios, es decir que
no agrupen más de la mitad de los trabajadores de
la empresa, la huelga deberá ser declarada por la
mayoría absoluta de los trabajadores de la empresa
(art. 452-c idem).
En lo que respecta a la segunda situación, debe
traerse a colación el artículo 431 del C. S. del T.,
que perentoriamente determina que “No puede
efectuarse una suspensión colectiva de trabajo,
cualquiera que sea su origen, sin que antes se hayan
cumplido los procedimientos que regulan los artículos
siguientes…” (Se destaca).
Al referirse la disposición a cualquiera que sea la
causa que le de origen a la huelga, es claro que los
requisitos atrás comentados también cobija a la
que puede resultar del incumplimiento del
empleador de sus obligaciones con los
trabajadores.
No obstante, la aplicación del precepto en
comento, debe armonizarse con los objetivos de
una u otra cesación de labores.
Así se afirma, por cuanto el artículo 450 del C. S.
del T., en términos generales y sin hacer distinción
alguna, dispone que la suspensión colectiva del
trabajo es ilegal en cualquiera de los siguientes
casos:
a) Cuando se trate de un servicio público, que en
armonía con el artículo 56 de la Constitución
Política de 1991 debe ser esencial;
b) Cuando persiga fines
profesionales o económicos;
distintos
de
los
c) Cuando no se haya cumplido previamente el
procedimiento del arreglo directo;
d) Cuando no haya sido declarada por la asamblea
general de los trabajadores en los términos
previstos en la ley;
e) Cuando se efectuare antes de los dos (2) días o
después de diez (10) días hábiles a la declaratoria
de la huelga;
f) Cuando no se limite a la suspensión pacífica del
trabajo, y
g) Cuando se promueva con el propósito de exigir
a las autoridades la ejecución de algún acto
reservado a la determinación de ellas.
Ahora, en relación con la huelga, su declaración y
desarrollo surge de la no solución del conflicto
colectivo económico en la etapa de arreglo directo
y de la decisión de los trabajadores de votar por
ella. El plazo para su declaración y para su
realización se justifica en la medida en que con tal
medida de fuerza que conlleva la parálisis de la
actividad productiva empresarial, el empleador se
vea compelido a solucionar directamente el
conflicto con su contraparte.
En cambio, la suspensión colectiva de labores que
se decreta como consecuencia del incumplimiento
del empleador de sus obligaciones con los
trabajadores a su cargo, tiene como causa,
precisamente dicho incumplimiento. Sin embargo,
no es cualquier incumplimiento el que habilita esa
posibilidad, sino que tiene que ser una conducta
manifiestamente contraria a sus obligaciones como
empleadora
y
que
afecte
el
normal
desenvolvimiento de las relaciones con sus
trabajadores, acorde con la valoración que haga el
94
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
juez en concreto como podría ser, a título de
ejemplos enunciativos, el no pago de los salarios o
de los aportes correspondientes a la Seguridad
Social Integral, en cuanto con ello se perjudica la
subsistencia vital para el trabajador o su acceso a
la salud. Pero en cualquier caso habrá que estarse a
las situaciones concretas que se presenten para
analizar las posiciones de las partes y deducir de
ahí si el incumplimiento empresarial posibilita la
cesación colectiva de labores por parte de los
trabajadores.
En aquel mismo sentido también se ha
pronunciado la jurisprudencia constitucional
cuando en la sentencia C-201 de 2002, estimó que:
“Lo anterior no significa que cualquier
incumplimiento de las obligaciones del empleador
justifique la huelga, por lo cual corresponde a la
autoridad competente determinar, en cada caso, el
mérito de las razones que conducen a la
suspensión colectiva del trabajo”.
En la anterior hipótesis, por sustracción de
materia, no es necesaria la presentación de un
pliego de peticiones, pues ya está dicho que esta
huelga no surge como una de las etapas del
conflicto colectivo, sino por el incumplimiento del
empleador de sus obligaciones como tal,
recordando que tales obligaciones están
consignadas en el contrato, la ley, o en el
reglamento interno de trabajo o en términos
generales en cualquier fuente formal del derecho
del trabajo.
En punto a su declaración, lógicamente tampoco
puede hacerse dentro de los diez (10) días hábiles
siguientes a la terminación de la etapa de arreglo
directo, puesto que aquí no hay propiamente un
conflicto colectivo económico que finalice con la
suscripción de una convención colectiva, pacto
colectivo o laudo arbitral. Por tanto, la decisión de
los trabajadores puede ser adoptada en cualquier
momento mientras persista el incumplimiento del
empleador de sus obligaciones, ya que éste es el
motivo que la causa, sin perjuicio de que las partes
puedan conversar directamente en aras de
solucionar el diferendo provocado por el
empleador.
En torno a su iniciación y desarrollo, no hay duda
que las reglas legales atrás señaladas para la
huelga propia de un conflicto colectivo
económico, también deben cumplirse para esta
segunda posibilidad de la cesación colectiva de
labores por incumplimiento de las obligaciones,
pues frente a una huelga ya votada y decidida, el
plazo para su ejecución, que debe darse (2) días
hábiles transcurridos a su declaración sin pasar de
los diez (10) días hábiles después, (Art. 445 del
C.S. del
T)
igualment
e puede
facilitar
que
el
empleado
r cese el
incumpli
miento de
sus
obligacio
nes para
con sus
asalariad
os y en
consecue
ncia
se
allane a sujetarse al ordenamiento jurídico en sus
relaciones laborales con sus servidores,
finalizando así el enfrentamiento que provocó.
Así se desprende también de la sentencia C-432/96
de la Corte Constitucional, en la que teniendo en
cuenta los instrumentos internacionales ratificados
por Colombia, estimó que “Sólo puede ejercerse
legítimamente el derecho a la huelga cuando se
respetan los cauces señalados por el legislador”.
(Se resalta)
Y entre los cauces que ha señalado el legislador,
en desarrollo de mandatos superiores, está, se
reitera, la observancia del debido proceso como
pilar fundamental de un estado de derecho.
Cabe ahora una precisión frente a los efectos de
una huelga declarada de conformidad con la ley y
la huelga decretada por el incumplimiento del
95
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
empleador de
trabajadores.
sus
obligaciones
con
SALA DE CASACIÓN LABORAL
los
La distinción que hace el artículo 379-e del
Código Sustantivo del Trabajo entre las dos clases
de huelga que regula, también es relevante en
cuanto a los efectos jurídicos de una y otra, puesto
que la que se deriva del conflicto colectivo de
trabajo suspende los contratos de trabajo de
acuerdo con los artículos 51-7 y 53 del citado
estatuto, mientras que la que es imputable al
empleador no tiene esa consecuencia, ya que la
causa es el incumplimiento patronal de sus
obligaciones, debiendo correr éste con todas las
contingencias, en tanto si bien no hay una
prestación personal del servicio por parte de los
asalariados, ello ocurre por culpa o disposición del
empleador, de manera que a esta situación es
aplicable lo previsto en el artículo 140 del Código
Sustantivo del Trabajo.
Y es que en un conflicto colectivo de trabajo, la
huelga puede considerarse como una etapa del
mismo, ya que terminada la etapa de arreglo
directo los trabajadores pueden optar por ella o por
someter el diferendo a solución de un tribunal de
arbitramento obligatorio. Pero cuando a ella se
oriente, bien puede afirmarse que el conflicto ha
llegado a su punto máximo de agudización, puesto
que es una medida de fuerza, extrema, de los
trabajadores, que procura compelir al empleador a
que el conflicto sea resuelto por la auto
composición, cediendo a las pretensiones de los
prestadores del servicio.
Retomando el plazo para la iniciación y desarrollo
de la huelga producto del incumplimiento del
empleador de sus obligaciones con los
trabajadores, el acta de la asamblea general del
Sindicato demandado que declaró la suspensión
colectiva del trabajo, demuestra que la misma fue
adoptada en asambleas realizadas en los
municipios de Chiriguaná, Bosconia, Sevilla,
Fundación, Ciénaga y Santa Marta el 28 de febrero
y el 1º de marzo del año en curso. Si se toma ésta
última fecha como punto de partida, se tiene que la
huelga debió iniciarse dos (2) días hábiles después
sin pasar de los diez (10) hábiles siguientes a su
declaración; es decir que debió realizarse en el
período comprendido entre el cuatro (4) y el trece
(13) de marzo del presente año. Mas como de
acuerdo con las actas levantadas por el Ministerio
de la Protección Social, el cese de actividades se
hizo efectivo desde el 24 de marzo, resulta
evidente que el mencionado cese es ilegal por
haberse realizado por fuera de los términos
previstos.
(…)
Ya está dicho que de acuerdo con el artículo 56 de
la Constitución Política de Colombia, el ejercicio
del derecho de huelga está garantizado, salvo en
los servicios públicos esenciales definidos por el
legislador, quien igualmente reglamentará su
ejercicio.
También quedó afirmado que es un derecho de
rango legal, no absoluto, puesto que está permitida
solamente en las empresas cuyas actividades no
sean las de prestadora de un servicio público
esencial.
La
empresa
demandante
ha
sostenido
insistentemente que su actividad está considerada
como servicio público esencial de acuerdo con el
artículo 80 de la Ley 336 de 1996, además de que
la Corte Constitucional en sentencia C-450 de
1995, consideró que las empresas de transporte por
tierra, mar y aire, indudablemente son servicios
públicos esenciales.
Ciertamente la norma citada señala que el modo de
transporte ferroviario es servicio público esencial.
Y la Corte Constitucional, en la sentencia C-450
de 1995, declaró exequibles los literales b) y h) del
artículo 430 del Código Sustantivo del Trabajo, el
primero de los cuales se refiere a las actividades de
empresas de transporte por tierra, agua y aire; y de
acueducto, energía eléctrica y telecomunicaciones.
Estimó al respecto dicha Corporación “que las
actividades de las empresas de transporte por
tierra, mar y aire, indudablemente son servicios
públicos esenciales, porque están destinadas a
asegurar la libertad de circulación (art. 24 C.P.), o
pueden constituir medios necesarios para el
96
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
ejercicio o la protección de otros derechos
fundamentales (vida, salud, educación, trabajo,
etc)”.
Sin embargo, también en la citada providencia, la
aludida
alta
Corporación
expresó
que:
“Consecuente con los anteriores razonamientos la
Corte declarará la exequibilidad de los literales b)
y h) del art. 430 del C.S.T. Pero debe advertir, que
la decisión adoptada en el presente proceso sólo se
contrae a la consideración como servicios públicos
esenciales de las actividades a que aluden los
referidos literales, pues en cada caso concreto
sometido a su consideración la Corte examinará si
una determinada actividad, atendiendo a su
contenido material, corresponde o no a un servicio
público esencial”.
Pues bien, de acuerdo con la doctrina
constitucional, aun cuando pueda existir la
definición legislativa sobre la calidad de esencial
de un servicio público, ello no impide que el
intérprete pueda determinar si en un caso concreto
cierta actividad efectivamente puede ser
considerada servicio público esencial en atención a
su contenido material.
Y así debe ser, en cuanto el artículo 56 de la
Constitución no puede consagrar para el legislador
una atribución absoluta de manera que basta
solamente la literalidad del texto normativo
superior o supralegal para la definición de un
asunto, sin que le sea dable al intérprete consultar
su espíritu o su finalidad, a la luz de los principios
constitucionales.
La Corte Constitucional, en
memorada, ha expresado que:
la
sentencia
“La esencialidad del servicio no debe considerarse
exclusivamente por el servicio mismo, esto es, por su
naturaleza intrínseca, ni por la importancia de la
actividad industrial, comercial o prestacional en la
economía global del país y consecuentemente en
relación con la magnitud del perjuicio que para ésta
representa su interrupción por la huelga. Tampoco,
aquélla puede radicar en la invocación abstracta de la
utilidad pública o de la satisfacción de los intereses
generales, la cual es consustancial a todo servicio
público.
El carácter esencial de un servicio público se predica,
cuando las actividades que lo conforman contribuyen
de modo directo y concreto a la protección de bienes o
a la satisfacción de intereses o a la realización de
valores, ligados con el respeto, vigencia, ejercicio y
efectividad de los derechos y libertades fundamentales.
Ello es así, en razón de la preeminencia que se
reconoce a los derechos fundamentales de la persona y
de las garantías dispuestas para su amparo, con el fin
de asegurar su respeto y efectividad”. (Resalta la
Sala).
(…)
Acorde con lo que se desprende de tales
documentales, no puede afirmarse para el caso
concreto que el transporte ferroviario de carga que
ejecuta la sociedad FENOCO S. A., pueda
considerarse como servicio público esencial, pues
no aparece evidencia que con dicha actividad se
esté procurando la protección de bienes o a la
satisfacción de intereses o a la realización de
valores, ligados con el respeto, vigencia, ejercicio
y efectividad de los derechos fundamentales.
Lo anterior se asevera, por cuanto para el subexamine el transporte ferroviario de carga, tal
como lo ejecuta la empresa demandante, no puede
encuadrarse como una actividad que tenga
naturaleza esencial en cuanto que asimismo sean
esenciales los bienes e intereses que satisface,
donde tales servicios no son más que aquellas
actividades industriales o mercantiles de las que se
derivan prestaciones vitales o necesarias para la
vida de la comunidad, teniendo en cuenta el
resultado que con la actividad se oriente a obtener;
para lo cual debe existir una marcada relación
entre la esencialidad de los bienes y los intereses a
satisfacer, para que se pueda hablar de un
verdadero servicio público esencial, como bien se
enseña en la jurisprudencia constitucional
adoctrinada, no solo nacional sino extranjera,
como por ejemplo en el fallo del STC- 26/1981, de
julio 17, que al interpretar el inciso 2º del artículo
28 de la carta política española enseña que:
“Como bienes e intereses esenciales hay que
considerar los derechos fundamentales, las libertades
públicas y los bienes constitucionalmente protegidos.
97
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Hay que considerar que lo esencial es el libre ejercicio
de los derechos constitucionales y el libre disfrute de
los bienes constitucionalmente protegidos, que, en el
plano en el que ahora nos movemos, se traduce en la
libertad de movimiento de las personas por el territorio
nacional y en la distribución de las mercancías
necesarias para la ordenada y organizada vida
comunitaria. De esta manera no hay necesariamente un
<transporte ferroviario esencial>. Sólo en aquellos
casos en que la satisfacción de los mencionados bienes
e intereses exija ele funcionamiento del ferrocarril,
podrá decirse que es éste esencial para aquel fin3”.
Aquella orientación también la ha reiterado la
Corte Constitucional de Colombia cuando en la
sentencia T-540 de 1992 expresó que la filosofía
del servicio público se traduce “en una teoría del
Estado cuyo cometido esencial es el cubrimiento
de las necesidades básicas insatisfechas de toda la
población y el aseguramiento de un mínimo
material para la existencia digna de la persona”, ya
que “el sentido y razón de ser de los poderes
constituidos es el servicio a la comunidad, la
satisfacción de sus necesidades y la protección de
los derechos individuales de sus miembros”».
3
Cita de Gregorio Peces – Barba Mart. en su obra Curso
de Derechos Fundamentales (i) – Teoría Fundamental.
98
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35593
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
03/06/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Luz Inés Arango Álvarez
Instituto de Seguros Sociales
DEMANDA
Y
CONTESTACIÓN
–
Valoración/SALARIO – Nivelación salarial en el
sector oficial/PRINCIPIO A TRABAJO IGUAL
SALARIO IGUAL – Requisitos - No basta con
comparar funciones generales, se requiere
comprobar el desempeño de las mismas funciones
– La nivelación salarial puede darse en
circunstancias diferentes a las señaladas en los
artículos 143 de CST y 5 de la Ley 6 de 1945 – No
siempre se requiere medir las condiciones de
eficiencia con otro trabajador – Diferencia entre
nivelación salarial por cumplimiento de funciones
iguales a otro cargo que desigualdad salarial para
un mismo cargo.
«…este cargo orientado por la vía indirecta,
apunta a demostrar, de una parte que el Tribunal se
equivocó al determinar lo pretendido a través de
esta acción, dado que conforme al texto de la
demanda introductoria que el censor asegura fue
mal apreciado, aquello que se está verdaderamente
demandando consiste en el “reconocimiento para
la demandante del salario propio del cargo de
Profesional Asistencial de Apoyo III”, y no como
lo señaló la sentencia impugnada, la cancelación
de la remuneración propia del cargo de “técnico
de servicios asistenciales”, ni la nivelación salarial
respecto de alguien que desempeñara el cargo de
“fonoaudióloga”, pues la reclamación aparece
fundamentada en relación al “cargo” y no frente a
una “persona” en específico; y de otro lado que de
acuerdo al manual de funciones del ISS visible a
folios 235 y 236 del cuaderno principal,
documental que no fue valorada en la alzada, las
funciones de los cargos de nivel profesional y
técnico son distintas, además que dentro de las
“actividades de carácter tecnológico y técnico”
allí especificadas, no se encuentran las
correspondientes a un Fonoaudiólogo que tiene
estudios profesionales; y en este orden la Sala
abordará el estudio de la acusación, así:
1. De la pieza procesal del escrito de demanda
inicial.
Vista la motivación de la sentencia impugnada, el
Tribunal al apreciar el escrito de demanda con que
se dio apertura a la presente controversia, entendió
que la actora demandó la nivelación salarial,
respecto del cargo al cual fue contratada de
“técnico de servicios asistenciales”, al igual que
por
el
desempeño
profesional
como
“fonoaudióloga”, y en ambos casos estimó que no
podía tener éxito la reclamación, porque no se
había acreditado en la actuación, una
discriminación salarial entre personas que
desempeñaran esos cargos, y al no existir con
quien efectuar la respectiva comparación, esto es,
otro trabajador que cumpliera las mismas
funciones en igualdad de condiciones, no era
viable acceder a lo pedido, donde la demanda
inicial no fue dirigida en este sentido, valga decir,
99
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
elevando “petición expresa de nivelación con esa
persona „X‟” que permita la comparación
subjetiva.
Pues bien, aunque le asiste razón al recurrente, en
el sentido de que la demandante dentro de la causa
que se estudia, no está solicitando el
reconocimiento de la remuneración asignada al
cargo de “técnico de servicios asistenciales” para
el cual fue contratada, y por ende no era del caso
entrar a analizar si había o no discriminación
salarial entre personas que cumplieran esa misma
función; cabe anotar, que el Juez de apelaciones al
interpretar el libelo demandatorio no alteró sus
factores esenciales, en la medida que
adicionalmente puso al descubierto la auténtica
intención del suplicante, cual era obtener la
cancelación del salario propio del cargo de
“Fonoaudióloga”, o lo que es lo mismo
“Profesional Asistencial de Apoyo III”, por haber
ejecutado la accionante funciones atinentes a esa
profesión o puesto de trabajo.
Del mismo modo, la Colegiatura no está
desconociendo que la referida nivelación salarial,
la demandante la basó en el desempeño de las
funciones profesionales de fonoaudióloga, más no
en la comparación con una persona o personas
determinadas; habida consideración que fue
precisamente esta circunstancia, la que llevó al
juzgador a inferir que no era posible acceder a lo
suplicado, precisamente por no haberse
peticionado en este proceso de manera expresa
dicha nivelación con una “persona „X‟” o alguien
en específico.
Lo que sucede, es que mirando en su contexto la
sentencia recurrida, para el fallador de alzada no
era factible en el subexamine establecer la
violación de lo normado en el artículo 5° de la Ley
6ª de 1945, que regula lo referente a la diferencia
por salarios del sector oficial, por cuanto al estar
acreditado “que la demandante fue contratada
para desempeñar el cargo de <técnico de servicios
asistenciales>, pues ello se desprende del contrato
de trabajo obrante a folios 14-18 del expediente”,
para que sea jurídicamente viable la nivelación de
salarios “por razón del cumplimiento de funciones
iguales a las de otro cargo” el de fonoaudióloga,
en su criterio era necesario que se diera la
comparación con otro trabajador “considerando
que la prueba plena de la igualdad se exige frente
a éste y no frente a determinado empleo, toda vez
que sólo puede predicarse la diferencia de salario
en el mismo empleo y en igual puesto y jornada
de trabajo” (resalta la Sala), lo cual además lleva
implícito discernimientos de índole jurídico que no
es posible abordar por la vía de los hechos.
Bajo esta perspectiva, sí el Tribunal cometió un
error al derivar del escrito de demanda inicial, una
<reclamación> por diferencia salarial entre
personas que desempeñaran el cargo de “técnico
de servicios asistenciales”, la que no encontró
demostrada; tal yerro no tiene la connotación de
manifiesto o protuberante, en virtud de que como
atrás quedó explicado, también coligió la
verdadera aspiración de la parte actora, que se
contrae a “disponer la nivelación salarial de la
demandante con el cargo de Profesional
Asistencial de Apoyo III”, por haber cumplido
funciones profesionales de Fonoaudióloga en la
Clínica León XIII (folio 2 a 4 del cuaderno del
Juzgado), la cual estudió y despachó
desfavorablemente a los intereses de la promotora
del proceso por hallarla jurídicamente inviable.
2.- De la Resolución No. 2800 de 1994 – manual
de funciones.
Es verdad que la mencionada resolución no fue
apreciada por el sentenciador de segundo grado,
pero esa omisión probatoria no tiene la fuerza
suficiente para lograr quebrar la sentencia
impugnada, porque de haberla estimado, por sí
sola no conduce a ordenar la nivelación salarial en
los términos demandados.
Ciertamente, la citada prueba obrante a folios 234
a 236 del cuaderno principal, contiene parte del
manual de funciones y requisitos para el
desempeño de los empleos en el Instituto de
Seguros Sociales, en lo pertinente a los niveles
profesional y técnico, pero al mirarla en detalle se
observa que contempla son funciones generales y
no específicas a cada profesión o área técnica, es
100
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
así que en ninguno de los dos niveles en comento
se alude expresamente a los fonoaudiólogos, que
es la profesión u oficio que alude la demandante.
Al efecto se advierte que no basta comparar las
funciones generales de cada nivel y naturaleza del
cargo, ni exponer que la demandante sea una
profesional o no, en la medida de que esto sólo
daría una aproximación y no la identidad requerida
para aplicar dicha nivelación salarial, dado que
como lo dedujo el ad quem, debe estar
debidamente comprobado en la litis, que la
accionante desempeñó las mismas funciones de
una persona que ejerciera como profesional.
Como en el ataque no se denunció ninguna prueba
calificada tendiente a demostrar cualquiera de las
siguientes circunstancias: (I) Que la accionante
hubiese sido designada como “Profesional
Asistente de Apoyo III”; (II) Que pese a estar
nombrada o contratada como “técnico de servicios
asistenciales”, en la realidad se hubiera
desempeñado en un empleo del nivel profesional,
con el cumplimiento de los requisitos exigidos
para ser clasificada en ese rango; y (III) Que
durante el período reclamado ejecutó funciones en
igualdad de condiciones, con otros fonoaudiólogos
o trabajadores de superior categoría; en definitiva
se tiene que en puridad de verdad, el ataque no
logra desvirtuar desde la órbita de lo fáctico, la
conclusión a la que arribó el Tribunal para
desatender la nivelación propuesta, de que en el
asunto a juzgar, no están
presentes los elementos o
presupuestos necesarios
para hacer posible la
equivalencia de salarios,
por la violación de lo
preceptuado en el artículo
5° de la Ley 6ª de 1945».
posible reclamar el reconocimiento salarial propio
de un determinado cargo, que es lo que sucede en
este asunto, donde se pretende el pago del salario
que devenga un “Profesional Asistencial de Apoyo
III”, por razón del cumplimiento por parte de la
demandante de funciones de “Fonoaudióloga”,
sin que importe que exista o no un trato desigual
frente a otros trabajadores, para lo cual la censura
se apoya en la misma sentencia de casación que
rememoró el Tribunal que data del 2 de noviembre
de 2006 y que corresponde al radicado 26437.
En el mencionado antecedente jurisprudencial,
como lo pone de presente la censura, la Sala fijó el
criterio conforme al cual la nivelación salarial,
pueden darse en circunstancias diferentes a las
estrictamente señaladas en los artículos 143 del
Código Sustantivo del Trabajo y 5° de la Ley 6ª de
1945, y en consecuencia habrá casos en que no es
menester medir las condiciones de eficiencia con
otros trabajadores. En esa oportunidad esta
Corporación adoctrinó:
“(…..) Vista la sentencia es claro que el Tribunal
consideró que el caso de la abogada Villarraga Tovar
no es uno que esté regulado por el artículo 143 del
Código Sustantivo del Trabajo. Lo declaró
expresamente cuando después de decir que la
demandante desempeñó las mismas funciones de los
abogados de planta y fue objeto de un tratamiento
desigual, discriminatorio, como quedó visto, anotó lo
siguiente:
«Estos dos cargos están
encaminados a que se
determine jurídicamente,
que no siempre que se
solicite una nivelación
salarial, se requiere de un
referente personal de comparación; por cuanto es
101
<...a juicio de la Sala no existe
razón válida alguna para que
existiendo como existe en la
empleadora una tabla de salarios
según la cual cada cargo tiene
asignado una remuneración
determinada, ella no se aplique a
todos quienes ocupan dicho
puesto, y concretamente a la
demandante, pues situación muy
distinta se presentaría en el caso
de que los salarios estuvieran a
término de comparación entre
trabajadores de igual posición,
con base en el artículo 143 CST
cuando pregona que a trabajo
igual en condición de eficiencia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
también igual, debe aplicarse salario igual, norma que
por cierto no se aplica a los trabajadores del
Estado...>.
Cabe entonces preguntarse, ¿ese planteamiento del
Tribunal es admisible jurídicamente? Es decir, ¿en el
campo contractual laboral sólo es posible la nivelación
de salarios cuando el trabajador particular demuestra
las condiciones establecidas en el primer inciso del
artículo 143 del Código del Trabajo o cuando, en el
caso del trabajador oficial, se viola el enunciado
principal del artículo 5° de la Ley 6ª de 1945?
La Sala considera que la nivelación salarial puede
darse en circunstancias diferentes a las estrictamente
señaladas en el artículo 143 citado. Ese artículo, en
efecto, después de fijar los límites del principio a
trabajo igual, salario igual prohíbe establecer
diferencias en el salario por estos otros motivos: edad,
sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión política o
actividades sindicales. No es una relación exhaustiva
de motivos, pues lo que la norma prohíbe es la
discriminación, la trasgresión afrentosa del principio
de igualdad. El artículo 5° de la Ley 6ª de 1945 dice a
su vez que la diferencia de salarios en ningún caso
podrá fundarse en estos factores: nacionalidad, sexo,
edad, religión, opinión política o actividades
sindicales.
El principio es entonces que a trabajo igual,
desempeñado en puesto, jornada y condiciones de
eficiencia también iguales debe corresponder salario
igual. Y se complementa con una prohibición que
sanciona la diferencia de salarios por motivos de edad,
sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión política o
actividades sindicales y que significa la prohibición del
trato desigual, injusto, afrentoso.
El
tema
tiene
incidencia
en
la
carga de
la prueba
del
trabajador
que
pretenda
la
nivelación
salarial.
Es claro que si la diferencia de salarios surge del
desconocimiento de la equivalencia en las condiciones
de eficiencia, al actor le incumbe la prueba de ese
supuesto, mediante comparación con el servicio que
preste otro trabajador mejor remunerado. Pero esa
carga probatoria sobre las condiciones de eficiencia,
por lo arriba explicado, no aplica a todos los casos.
Porque si se alega como en este caso, la existencia de
un escalafón que fija salarios para determinado cargo,
bastará probar el desempeño del cargo en las
condiciones exigidas en la tabla salarial pero no será
indispensable la prueba de
las condiciones de
eficiencia laboral.
En este caso el Tribunal encontró que la diferencia de
salarios que en efecto tuvo la demandante no obedeció
a un motivo atendible. El cargo lo acusa de infringir
directamente los preceptos 143 del Código Sustantivo
del Trabajo y 5° de la Ley 6ª de 1945. Pero no se
rebeló contra el mandato contenido en esos preceptos
legales ni contra el 53 de la Carta Política, pues
consideró que la situación que se juzgaba no tenía
relación con los supuestos de esas normas. Aunque con
cierta ligereza juzgó inaplicable el 143 para los
trabajadores del Estado, en realidad determinó que no
se trataba de un caso en que se debieran medir las
condiciones de eficiencia con los demás abogados de
planta de la entidad, sino de uno en el que se debía
restablecer el equilibrio originado en un tratamiento
desigual, discriminatorio, que se intentó justificar con
razones que consideró inatendibles.
E hizo mención al escalafón de salarios vigentes en la
entidad demandada, de donde fuerza concluir que la
nivelación salarial que ordenó no se sustentó en las
condiciones de eficiencia laboral sino en la existencia
de ese escalafón que aquella empresa, en relación con
la demandante, no estaba cumpliendo, como surge de
los apartes arriba trascritos del fallo impugnado en los
que se afirmó que no existía razón válida para no
aplicar la tabla de salarios” (Resalta la Sala).
De acuerdo con la motivación del fallo censurado,
el Tribunal se apoyó en las enseñanzas o
directrices
contenidas
en
el
anterior
pronunciamiento jurisprudencial; es más, al
transcribir dicha sentencia de casación, resaltó lo
concerniente a que no siempre las condiciones de
eficiencia aplican en todos los casos donde se
solicite una nivelación salarial; pero estimó que
102
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
para el presente asunto no era de recibo esa tesis,
por tratarse de dos situaciones disímiles, dado que
“lo que acá se pretende es una nivelación por
razón del cumplimiento de funciones iguales a
las de otro cargo y no como en el caso cuyos
apartes se transcribieron, donde se discutió una
nivelación por presentarse desigualdad en el pago
del salario establecido para un mismo cargo”
(resalta la Sala).
Visto lo anterior, le asiste entera razón al Juez
Colegiado, si se tiene en cuenta que los escenarios
son distintos, el del fallo de casación en comento y
el de este litigio.
En efecto, la situación del antecedente
jurisprudencial de marras, gira en torno a una
nivelación salarial respecto de quien desempeñaba
un mismo cargo y solicitaba la aplicación de la
escala salarial contemplada en el escalafón que
fijaba los salarios para determinados puestos de
trabajo, donde bastaba probar el desempeño del
cargo en las condiciones exigidas en la tabla
salarial, sin que fuera indispensable acreditar
condiciones de eficiencia laboral.
Mientras que en esta litis, lo planteado
corresponde a la nivelación de quien teniendo un
cargo y que recibe la remuneración asignada al
mismo, aspira se le reconozca el salario de otro
cargo de superior categoría, pero por la
realización de funciones iguales a las fijadas para
el último cargo, sin basarse en un escalafón o
escala salarial, sino en un manual de funciones
cuya aplicación busca determinar que la
demandante pese a ostentar el cargo de “técnico
de servicios asistenciales”, desarrollaba las
funciones propias de un profesional en
“fonoaudiólogia”, lo cual planteado de esta
manera requiere como lo señalaron los jueces de
instancia, de un factor de <comparación> que
conlleve a una discriminación no justificada, a la
luz del principio de a trabajo igual salario igual,
con la consecuente violación del artículo 5° de la
Ley 6ª de 1945, que dice “La diferencia de
salarios para trabajadores dependientes de una
misma empresa en una misma región económica y
por trabajos equivalentes, sólo podrá fundarse en
razones de capacidad profesional o técnica, de
antigüedad, de experiencia en la labor, de cargas
familiares o de rendimiento en la obra, y en
ningún caso en diferencias de nacionalidad, sexo,
edad, religión, opinión política o actividades
sindicales” (…).
Además, lo inferido por el ad quem, en relación al
texto de la norma anterior, en el sentido de que “El
propósito del artículo antes trascrito, es procurar
que el trabajo realizado en igualdad de
condiciones, sea retribuido en la misma forma,
evitando que por consideraciones diversas a las
del trabajo, tales como la edad, el sexo, la
nacionalidad, la raza, la religión o las actividades
políticas y sindicales, se dé un tratamiento
discriminatorio entre trabajadores que cumplen
una misma labor, pues la diferencia de salarios según esta norma-, solo puede <...fundarse en
razones de capacidad profesional o técnica, de
antigüedad, de experiencia en la labor, de cargas
familiares o de rendimiento en la obra>”, se
aviene a su cabal y genuino sentido y alcance.
Bajo estas circunstancias, fuera de que es razonado
jurídicamente lo esbozado por el fallador de
alzada, se tiene que lo decidido se ajusta a la
normatividad legal aplicable en materia de
igualdad salarial, sin que vaya en contravía a lo
adoctrinado en el pronunciamiento jurisprudencial
en comento; máxime que como lo sostiene la
réplica, en momento alguno aparece demostrado
que a la actora se le hubiera designado en el cargo
de Profesional Asistencial de Apoyo III, que le
otorgue el derecho a una mayor remuneración, sin
interesar que exista o no algún trato desigual con
los demás trabajadores.
Adicionalmente, cabe agregar, que en virtud de
que tal como quedó sentado al resolverse el tercer
cargo, la censura no logró desvirtuar
probatoriamente la conclusión del Tribunal, sobre
la ausencia del factor de comparación con otro
trabajador que para el caso resultaba pertinente; se
concluye entonces, que en la forma como están
presentados los hechos, para una situación como la
103
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
que ocupa la atención a la Sala, la aplicación e
interpretación de las normas denunciadas se erige
como acertada».
104
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35121
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
03/06/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín
Alba Mery Deossa Vasco y Otros
Mina La Margarita S.A.
Gustavo José Gnecco Mendoza
Eduardo López Villegas
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
SALVAMENTO DE VOTO:
SALVAMENTO DE VOTO PARCIAL:
CULPA PATRONAL, ACCIDENTE DE
TRABAJO – Concepto – Nexo de causalidad
entre el hecho generador del daño y la prestación
del servicio bajo subordinación - Relación directa
o indirecta entre el hecho dañoso y el
trabajo/INDEMNIZACIÓN
TOTAL
Y
ORDINARIA DE PERJUICIOS – Para que se
cause se requiere culpa suficientemente
comprobada del empleador – Incumplimiento en
la observancia de los deberes de protección y
seguridad de los trabajadores – Improcedencia en
materia laboral de la concurrencia o
compensación de culpas prevista en el artículo
2357 del C.C. – No hay responsabilidad del
patrono cuando el infortunio ocurre por culpa
exclusiva del trabajador pero no cuando se
presente concurrencia de culpas/ACCIDENTE
DE TRABAJO – Formas de reparación –
Diferencia entre reparación tarifada de riesgos y
reparación plena de perjuicios (Naturaleza
objetiva
y
subjetiva,
en
su
orden)/INDEMNIZACIÓN
TOTAL
Y
ORDINARIA DE PERJUICIOS – No es dable
descontar sumas pagadas por las entidades de
seguridad social, a menos que el empleador haya
sufragado gastos que le correspondían a éstas.
«Primeramente es de advertir, que dada la vía
escogida, son hechos indiscutidos en la esfera
casacional, los siguientes: (I) Que Luís Alfonso
Torres Duque laboró para la sociedad demandada
en el cargo de conductor (II) Que éste falleció
electrocutado el día 4 de julio de 2004, estando al
servicio de la empresa accionada; (III) Que el día
de los acontecimientos, en ejercicio de su labor,
transportó a una cuadrilla de trabajadores, señores
Orlando de Jesús Calle Rojas encargado de soldar
un “quiebra patas”, Harrison Dávila y Froilán
Montoya Taborda, en un vehículo de la compañía,
hasta un lugar aledaño a la mina que le fue
indicado por su superior; y (IV) Que el accidente
ocurrió mientras Torres Duque esperaba que
dichos
trabajadores
realizaran
la
labor
encomendada, encontrando la muerte cuando el
vehículo en que viajaron se electrizó, al haberse
dejado sobre el mismo un cable que se conectó a
13.500 voltios y produjo una carga eléctrica.
Del mismo modo, no es materia
de
cuestionamiento
la
normatividad aplica al presente
asunto, valga decir, como
primera medida el artículo 9°
del Decreto 1295 de 1994 que
define el accidente de trabajo, y
que estaba vigente para la data
de la ocurrencia del infortunio,
105
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
pues su inexequibilidad por vicios de forma fue
posterior de acuerdo con la sentencia C – 858 del
18 de octubre de 2006; y en segundo lugar, el
artículo 216 del Código Sustantivo de Trabajo que
regula lo referente a la culpa patronal y la
indemnización total y ordinaria de perjuicios.
Con arreglo en el citado artículo 9° del Decreto
1295 de 1994 “Es accidente de trabajo todo
suceso repentino que sobrevenga por causa o con
ocasión del trabajo, y que produzca en el
trabajador una lesión orgánica, una perturbación
funcional, una invalidez o la muerte. Es también
accidente de trabajo aquel que se produce
durante la ejecución de órdenes del empleador, o
durante la ejecución de una labor bajo su
autoridad, aun fuera del lugar y horas de trabajo
….” (Resalta la Sala).
Como lo ha sostenido la Sala en innumerables
oportunidades, del contenido de esta definición se
extrae que debe existir un nexo de causalidad entre
el percance repentino generador del daño y la
prestación del servicio bajo subordinación, bien
sea por causa del trabajo o con ocasión de éste,
donde la norma no exige que esa relación sea
directa, en virtud de que puede estar presente en
forma indirecta o mediata con el oficio o labor
desempeñada; y por consiguiente el <hecho
dañoso> debe enmarcarse dentro de la noción de
accidente de trabajo, guardando relación directa o
indirecta, con el trabajo, con la ejecución de una
orden del empleador o en desarrollo de una labor
bajo su autoridad. Al respecto en sentencia del 29
de octubre de 2003 radicado 21629, se puntualizó:
“(….) evidentemente la noción de “accidente” a que
ellas aluden guarda una íntima relación de causalidad
con el trabajo o servicio desempeñado. Es por ello que
el artículo 9º en cuestión precisa que es aquél que se
produce “por causa o con ocasión del trabajo”, esto
es, que se relacione ya en forma directa o inmediata
con el oficio desempeñado, ora en forma indirecta o
mediata con el mismo”.
Vista la motivación de la sentencia impugnada,
según el ad quem “…Es claro que el señor Luís
Alfonso Torres murió como consecuencia de un
accidente de trabajo, ocurrido cuando en ejercicio
de su labor transportó hasta el lugar indicado por
su superior a una cuadrilla de trabajadores y
mientras esperaba que se cumpliera con el
cometido inicial, encontró la muerte cuando el
vehículo se electrocutó como consecuencia de que
se dejó sobre él un cable, el cual se conectó a
13.500 voltios por un trabajador inexperto, como
era el señor Orlando Calle, quien a pesar de que
había recibido alguna instrucción respecto al
manejo de la electricidad, solo se le instruyó sobre
110 y 220 voltios, como él mismo lo afirma, pero
no sobre 13.500 voltios”.
Dicho razonamiento concuerda con lo previsto en la
norma en comento, habida consideración que al
concluir el Tribunal que el deceso del conductor
Torres Duque, acaeció en el sitio al cual fue enviado
por su superior, mientras esperaba que la cuadrilla
de trabajadores que trasportó cumplieran con la
labor encomendada, donde el vehículo fue
alcanzado por la electricidad por haberse dejado
sobre el mismo un cable que se conectó a 13.500
voltios; se tiene que para ese instante, sin hesitación
alguna se encontraba prestando sus servicios a la
sociedad demandada, dentro de la jornada y bajo sus
órdenes; hechos que son signo de que el percance
que ocasionó el daño a la víctima sucedió en el
entorno laboral.
De ahí que, indefectiblemente en el sub lite existe
una verdadera relación de causalidad entre la muerte
de dicho trabajador con su ámbito laboral, habida
cuenta que si bien en el preciso momento de la
descarga eléctrica, no estaba ejecutando su oficio de
conductor, lo cierto es, que permanecía en ese lugar
cumpliendo una actividad subordinada y acatando
una orden impartida, cual era como se dijo
transportar a la cuadrilla de trabajadores y esperarlos
en el sitio mientras terminaban de realizar la tarea
confiada, para luego regresarlos; y bajo estas
circunstancias es dable determinar que el hecho
dañoso se produjo con ocasión del <trabajo> que
constituye un accidente de trabajo en los términos
del artículo 9° del Decreto 1295 de 1994.
Además, cabe anotar, que el término “trabajo” que
trae la disposición legal de marras, “debe entenderse
106
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
en un sentido humano y progresista, con total
amplitud y flexibilidad, debido a que no se debe
circunscribir exclusivamente a la actividad o tarea
laboral desplegada por la persona”, puesto que “es
claro que no sólo se refiere a la actitud misma de
realizar la labor prometida, sino a todos los
comportamientos inherentes al cumplimiento de la
obligación laboral por parte del operario”, según se
dejó sentado en la sentencia del 29 de agosto de
2005 radicado 23202; y bajo esta perspectiva la
mencionada orden proveniente de la empleadora,
para que Luís Alfonso Torres Duque aguardara en el
lugar indicado a los otros trabajadores mientras
terminaban el arreglo del quiebra patas, constituye
una acción inherente para el cumplimiento de su
obligación laboral dentro de su actividad normal de
conductor, lo que trae consigo que contrario a lo
asegurado por el recurrente, el causante el día de los
hechos y para el momento del desenlace fatal, si
estaba prestando un servicio para la accionada.
Por lo dicho, no le asiste la razón a la censura,
cuando pretende descartar en esta litis, la presencia
de un accidente de trabajo, argumentando
equivocadamente que conforme a los supuestos
fácticos que estableció el fallador de alzada y que no
se discuten, la muerte del señor Luís Alfonso Torres
Duque, no había sucedido mientras la víctima estuvo
<trabajando>, esto es, desplegando la maniobra
específica de conducir el vehículo, pues cuando se
electrocutó “había ya dejado de ejercer su actividad
de conductor”.
En este orden de ideas, el Tribunal no interpretó
erróneamente el artículo 9° del Decreto 1295 de
1994, toda vez que su correcto entendimiento
supone precisamente, a efectos de poder encuadrar
el <hecho dañoso> dentro de la noción de accidente
de trabajo, determinar, como lo hiciera el Tribunal,
si el mismo sobrevino “por causa o con ocasión del
trabajo”, o estaba relacionado con “la ejecución de
órdenes del empleador” o se produjo en desarrollo
“de una labor bajo su autoridad”.
Superado el anterior escollo, y definido que se trata
de un accidente de trabajo, es oportuno precisar
que para que se cause la indemnización ordinaria y
plena de perjuicios consagrada en el artículo 216 del
Código Sustantivo del Trabajo exige la ley, la
“culpa
suficientemente
comprobada”
del
empleador.
Como el ataque se orientó por la senda del puro
derecho, quedan incólumes las siguientes
conclusiones fácticas del Tribunal: a) Que de la
cuadrilla de trabajadores que envió la empresa
para el arreglo del quiebra patas, un grupo optó
por tomar energía de una torre cercana al sitio de
trabajo, extendiendo 330 metros de cables y al
conectarlos pasó mucha energía; b) Que el
conductor Luís Alfonso Torres Duque, que se
encontraba al frente del quiebrapatas y junto al
vehículo sobre el cual había un cable, se pegó a la
puerta cuando comenzó a pasarle corriente al carro
y desesperado trató de “desconectar el sistema
eléctrico del vehículo moviendo una <cuchilla>
para evitar el daño del mismo, y cuando se
encontraba en ésta operación le llegó la descarga
eléctrica que le causó la muerte”; y c) Que “La
empresa no creó un ambiente sano para que sus
trabajadores cumplieran con la labor que se les
había encomendado. En primer lugar, dejó de
lado dos de las tres propuestas que se le hicieron
para llevar a cabo el trabajo porque las consideró
costosas y eligió la más barata pero la más
peligrosa. En segundo lugar, a pesar de haber
elegido la más peligrosa no tomó las medidas de
protección necesarias, como sería haber enviado a
un especialista en la materia (un ingeniero, por
ejemplo) que supervisara la labor; haber
proporcionado
elementos
de
protección
suficientes, como carretes para llevar el alambre;
haber suministrado elementos de comunicación
entre los dos grupos, pues estos no se veían ni
oían debido a la distancia y a la conformación del
terreno; haber instruido a los grupos sobre la
forma como debían obrar en el caso de que se
presentara un accidente; haber elegido el
personal idóneo para cumplir con una misión tan
difícil y peligrosa, pero no enviando a un
topógrafo y a un minero que nada sabían sobre la
energía eléctrica ni sobre la soldadura. En fin, el
empleador debió adoptar todas las medidas de
seguridad necesarias para evitar el accidente de
trabajo, más cuando era previsible y posible que
se presentara”.
107
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Así las cosas, la prueba de cómo sucedieron los
hechos y el mero incumplimiento en la diligencia
y cuidado debidos que debe desplegar el
empleador en la administración de sus negocios
propios, para esta clase de asunto la observancia
de los deberes de protección y seguridad que debe
a sus trabajadores frente a las relaciones
subordinadas de trabajo, es suficiente para dar por
acreditada la culpa patronal y la consecuente
responsabilidad en la ocurrencia del infortunio
laboral, generándose la obligación de indemnizar
total y ordinariamente los perjuicios irrogados, que
es lo que en el caso bajo examen acontece de
acuerdo a lo que encontró el ad quem demostrado.
Ahora bien, el
recurrente
no
controvierte
la
culpa
del
empleador
demandado
que
halló probada la
Colegiatura, sino
que se duele que
habiéndose
igualmente establecido la <imprudencia de la
víctima>, al inferirse en el fallo censurado que
también “se presenta un acto propio del
accidentado”, no era dable que se entrara a
calificar tal imprudencia como <profesional> fruto
de la “confianza profesional” del operario, sin que
se le atribuyera la gravedad suficiente para
exonerar de responsabilidad al empleador
demandado.
Lo anterior, en virtud de que el censor en la
sustentación de los cargos, asevera que se trató de
una imprudencia determinante en la muerte del
trabajador Torres Duque, que anuló toda relación
de causalidad con cualquier circunstancia
atribuible a la empresa demandada, y que como
puede verse es ajena al oficio de conductor que
éste desempeñaba, de características de gravedad
que desvirtúa el concepto de accidente de trabajo y
exime a la demandada del pago de la
indemnización plena y ordinaria de perjuicios.
Planteadas así las cosas, en esta parte de la
acusación, la verdad es que el cuestionamiento que
hace la censura a la sentencia recurrida, no es en
esencia, la hermenéutica que le pudo imprimir el
Juez de apelaciones a las normas denunciadas,
valga decir, al artículo 216 del C. S. del T. en
relación con el 19 ibídem y los artículos 63, 1604
y 1613 del Código Civil, sino el no haber deducido
el ad quem de los hechos que dio por demostrados,
que la culpa de la víctima fue grave y determinante
de la muerte, que el comportamiento que adoptó el
trabajador fue inadecuado y su conducta
<suicida>, y que la imprudencia en que incurrió el
causante es totalmente ajena al oficio propio de
conductor de vehículo automotor, lo que sitúa la
discusión en el terreno de lo fáctico, y desde este
punto de vista no es factible abordar su estudio
dada la vía escogida.
En otras palabras, para establecer sí la conducta
asumida por el trabajador fallecido el día de los
hechos, por el suceso repentino que se produjo con
la sobrecarga de energía sobre el vehículo que
aquél conducía, tuvo conexión inmediata con el
oficio o labor que éste desempeñaba o formó parte
del trabajo o prestación del servicio subordinado,
o, sí por el contrario fue totalmente ajena a su
función laboral, con lo cual sea dable establecer si
se configura lo que la doctrina ha llamado
“imprudencia profesional” o “imprudencia
extraprofesional”, se requiere necesariamente del
análisis de las pruebas y descender al plano de los
hechos, que se repite, resulta extraño al sendero en
que aparece encauzado el ataque».
« El cargo pone a consideración de la Corte el
tema relativo a la concurrencia o compensación de
culpas, con la consecuente reducción de la
indemnización plena y ordinaria de perjuicios
derivada de la ocurrencia de un accidente de
trabajo, en los términos del artículo 2357 del
Código Civil, con el firme propósito que la Corte
modifique su criterio mayoritario sobre la
inaplicabilidad de ese precepto legal en materia
laboral.
Como lo pone de presente el propio recurrente,
esta Corporación desde la sentencia del 15 de
108
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
noviembre de 2001 radicado 15755, en relación a
esta precisa temática adoctrinó que la
indemnización plena y ordinaria de perjuicios
consagrada en el artículo 216 del Código
Sustantivo del Trabajo, es una regulación
autónoma de la responsabilidad patronal, por la
cual no resulta operante el concurso de culpas
previsto en el citado artículo 2357 del Código
Civil, pronunciamiento que fue reiterado en
sentencia del 4 de febrero de 2003 radicación
19357. En la primera de las decisiones en comento
la Sala estimó:
“(….) Considera la Sala que en principio el artículo
216 del C.S.T. radica exclusivamente en cabeza del
culpable la indemnización <total> y ordinaria de
perjuicios, sin que prevea una reducción de la misma
por una eventual concurrencia de culpa de la víctima.
Si el deseo del legislador fuera permitir tal
aminoramiento, bastaría con que así lo hubiese
previsto de manera expresa o simplemente ordenado
remitirse a las normas del código civil que gobiernan
la materia en esa especialidad. Pero tan no fue esa la
voluntad del legislador, que reguló el tema de modo
autónomo, en el propio código sustantivo del trabajo,
haciendo énfasis en que el empleador responsable debe
responder por la totalidad de los daños y es apenas
elemental que este diáfano concepto excluye lo
meramente parcial o lo incompleto.
Además, lo anterior tiene plena concordancia con lo
prescrito respecto de la responsabilidad objetiva en la
que la ley se encarga de tarifar de antemano las
consecuencias o efectos sin que tenga el trabajador que
demostrar culpa alguna. En cambio, en el sistema del
artículo 216 en comento, la carga probatoria de la
culpa y de los perjuicios sufridos le incumbe
exclusivamente al afectado.
No está por demás decir que constitucional y
legalmente existe protección especial para el trabajo
humano y los derechos de los trabajadores
consagrados en la legislación laboral son derechos
mínimos, razón adicional que pone de manifiesto la
improcedencia de aplicar analógicamente en esta
materia las normas civiles que tienen un fundamento y
una finalidad distinta, especialmente en temas como el
presente en que se trata de una culpa patronal que
originó el deceso del trabajador demandante”.
Y en sentencia del 10 de marzo de 2004 radicado
21498, la Corte precisó el anterior criterio, para
señalar que no hay responsabilidad del empleador
de conformidad con lo regulado en el artículo 216
del Código Sustantivo de Trabajo, cuando el
accidente de trabajo haya ocurrido por culpa
atribuible
exclusivamente
al
trabajador
accidentado, pero no cuando en tal infortunio
concurra la culpa de los dos sujetos de la relación
de trabajo, dado que no es posible que la
responsabilidad laboral del empleador desaparezca
por la compensación de las faltas cometidas por
las partes, y en esa oportunidad se puntualizó:
“(…..) La otra inconformidad de la impugnante con el
fallo del Tribunal estriba en que éste para determinar
la responsabilidad de la empleadora demandada en el
accidente de trabajo donde murió el empleado
Rigoberto Rendón Rendón no examinó, como era su
deber, si hubo negligencia, imprudencia o descuido del
trabajador en la ocurrencia de dicho percance.
Pero lo cierto es que a la luz del artículo 216 del
Código Sustantivo del Trabajo, que contiene una
regulación especial de la responsabilidad laboral, para
determinar la obligación del empleador al
reconocimiento y pago de la indemnización total y
ordinaria de los perjuicios le basta al juzgador
establecer la culpa “suficientemente comprobada”, en
la ocurrencia del accidente de trabajo o en la
enfermedad profesional, de suerte que, en este caso,
una vez determinada esa conducta culposa no se hacía
necesario analizar la responsabilidad que en el
infortunio pudiera haber correspondido al trabajador,
salvo que se hubiese alegado por las demandadas que
el accidente laboral se produjo por un acto deliberado
de aquél, lo que no aconteció. Y se afirma lo anterior,
por cuanto, como lo ha explicado esta Sala de la Corte,
no es posible que la responsabilidad laboral del
empleador desaparezca por la compensación de las
faltas cometidas por las partes.
Así lo dijo en la sentencia de la extinta sección primera
del 9 de febrero de 1984, a la que corresponden los
apartes que a continuación se transcriben:
<Los principios jurídicos arriba expuestos, que surgen
nítidamente en el campo del derecho laboral,
encuentran apoyo inequívoco en el moderno derecho
civil que en materia de „neutralización de actividades
peligrosas‟ o „neutralización de culpas‟, no acepta que
109
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
la responsabilidad desaparezca por la compensación
de faltas cometidas por las partes. Menos aún en casos
como el presente, en que no hubo acto deliberado y ni
aún voluntario de la víctima, ni culpa grave de su
parte- conforme se ha visto- de suerte que no tiene
aplicación la fórmula clásica volenti non fit iniuria..>
De lo citado se concluye que no se presentará la
responsabilidad del empleador de que trata el señalado
artículo 216 del Código Sustantivo del Trabajo cuando
el accidente de trabajo haya ocurrido por culpa
atribuible exclusivamente al trabajador, pero no
cuando en tal insuceso concurra la culpa de los dos
sujetos de la relación de trabajo”.
En consecuencia, se tiene que el juzgador de segundo
grado no incurrió en las infracciones que se le
atribuyen”.
Así las cosas, siguiendo las anteriores directrices o
enseñanzas jurisprudenciales que la censura no
logra hacer variar, y como en el asunto a juzgar,
quedó debidamente acreditada la culpa de la
empleadora demandada, lo cual no es materia de
cuestionamiento en sede de casación, en definitiva
no puede operar la compensación de culpas en los
términos peticionados en el ataque, ni la reducción
en el monto de la condena por la referida
indemnización».
«Como bien se puede observar, el cargo le enrostra
al Tribunal un yerro jurídico, al no haber
descontado de la indemnización plena y ordinaria
prevista en el artículo 216 del Código Sustantivo
de Trabajo, el valor de las prestaciones en dinero
canceladas por el Instituto de Seguros Sociales a
los demandantes conforme a lo certificado a folio
118 del cuaderno del juzgado, teniendo en cuenta
lo regulado por el artículo 12 del Decreto 1771 de
1994, para lo cual sostiene que “el H. Tribunal no
se refirió al tema para nada en su sentencia”, pese
a que la accionada en la respuesta a la demanda
inicial propuso la excepción de pago por
subrogación e hizo hincapié a la misma en el
recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia de primer grado.
(…)
Con respecto al derecho a la reparación como
consecuencia de un accidente de trabajo, nuestra
legislación tiene prevista dos maneras de
reparación identificables jurídicamente así: una, la
denominada reparación tarifada de riesgos,
relativa al reconocimiento de los beneficios o
prestaciones económicas previstos en la Ley 100
de 1993, Ley 776 de 2002 y demás normas
reglamentarias según el caso a cargo de las
Administradoras del Riesgo Profesional; y otra, la
reparación plena de perjuicios que tiene que ver
con la indemnización total y ordinaria de éstos por
culpa patronal en la ocurrencia del siniestro, y que
corresponde asumir directamente al empleador en
los términos del artículo 216 del C.S. del T..
Estas dos formas de reparación tienen distinta
finalidad, habida consideración que la que está a
cargo de la ARP busca proteger de manera
objetiva al afiliado o a sus causahabientes
señalados en la ley, siendo de naturaleza
prestacional perteneciente al Sistema de Seguridad
Social Integral; mientras que la indemnización
plena de que trata el artículo 216 del C. S. del T.,
persigue la indemnización completa de los daños
sufridos al producirse un accidente de trabajo por
culpa del empleador, en la modalidad de subjetiva,
el cual hace parte de un riesgo propio del régimen
del Derecho Laboral.
Otra de las diferencias entre las reparaciones a que
se ha hecho mención, consiste en que el empleador
siendo el llamado a asumir las consecuencias de la
culpa comprobada
frente
a
un
accidente
de
trabajo que se
produzca, no le es
dable
como
responsable directo
del
perjuicio
descontar
suma
alguna
de
las
prestaciones
dinerarias pagadas
por la entidades del sistema de seguridad social, a
menos que el empleador responsable por culpa
haya sufragado gastos que le correspondían a estas
110
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
entidades, por virtud del riesgo asegurado, evento
en el cual sí puede hacer el descuento de lo que
tenga que pagar por indemnización conforme lo
consagra la norma, por razón de que tales
entidades de previsión social, como se dijo, lo que
cubren es el riesgo laboral propio de la
denominada “responsabilidad objetiva del
patrono” en la ocurrencia del accidente de trabajo
o la enfermedad profesional, pero en ningún
momento la responsabilidad derivada de la culpa
del empleador, que es de naturaleza subjetiva.
En lo atinente a este puntual aspecto, cabe traer a
colación la sentencia calendada 15 de mayo de
2007 radicado 28686, reiterada en casación del 22
de octubre de igual año radicación 27736, donde
se dejó sentado:
“(….) Por manera que, la facultad que la ley le
reconoce a las entidades que conforman el Sistema,
entre ellas a la ARP, es la de subrogar al empleador en
las prestaciones que amparan a sus beneficiarios, sin
que comprenda las indemnizaciones y demás
conceptos, cuando se demuestre que el accidente de
trabajo ocurrió por la culpa comprobada del
empleador. Es decir, que en tratándose de “culpa”
suficientemente comprobada del empleador en la
ocurrencia del accidente de trabajo o de la enfermedad
profesional, las entidades que conforman el Sistema no
están autorizadas para compartir el yerro del
empleador en torno al punto, y por ende para
colaborar con el pago de las indemnizaciones y demás
conceptos que puedan resultar a cargo del patrono en
tal evento, pues éste no puede obtener beneficio de su
error.
En torno al tema, la Corte se pronunció el 12 de
noviembre de 1993, radicado 5868, así:
<En ejercicio de esa función unificadora de la
jurisprudencia, la Sala de Casación de la Corte
Suprema de Justicia luego de sopesar los diferentes
argumentos en pro y en contra de ambas tesis jurídicas,
concluyó que no sólo por expresarlo así claramente el
mentado artículo…, sino, y ésta fue la razón principal
que tuvo la Sala, porque nadie puede asegurar su
propia culpa…, el genuino sentido de lo dispuesto en
los artículos 216 del Código Sustantivo del
Trabajo,…es el de que el Instituto de Seguros Sociales
no ha asumido, ni racionalmente podrá asumirlo, el
riesgo de daño al trabajador que le sobrevenga por
causa de un accidente de trabajo…en cuya ocurrencia
se compruebe suficientemente la culpa del
empleador>.
Respecto a la afirmación del censor, de que dentro del
cálculo de los perjuicios derivados del accidente de
trabajo, el lucro cesante lo está pagando la ARP,
resultando un “doble pago” --el que efectúa la entidad
que conforma el Sistema y el que sufraga empleador--,
es evidente que el seguro contra los riesgos de
invalidez, vejez y muerte no abarca el evento en que se
acredita que el accidente de trabajo sobrevino como
consecuencia de -yerro- del empleador, como en el
caso de estudio, y de no haberse demostrado que se
aseguró el riesgo “culposo”, amén de que la facultad
para suplicar la eventual compensación respecto a las
indemnizaciones que en un momento dado pudieran
resultar a cargo del empleador, sería únicamente por
la entidad aseguradora, en este caso la ARP, pero no la
persona que incurrió en el yerro que originó el
accidente de trabajo, es decir el empleador.
Al respecto, en el mismo pronunciamiento de esta Sala
de la Corte, a que se hizo referencia anteriormente, se
precisó:
<y que por ello quien está habilitado para obtener la
devolución de lo que pague por concepto de las
prestaciones que cubren los perjuicios derivados de la
responsabilidad objetiva del patrono en la producción
del accidente o la enfermedad profesional, es el
Instituto de Seguros Sociales;…pero nunca podría ser
el mismo empleador responsable del daño que sufren el
trabajador o sus beneficiarios, por culpa patronal
suficientemente comprobada, quien a la postre resulte
beneficiado al permitírsele descontar de la suma a la
que se prueba asciende el perjuicio una prestación
otorgada por el Instituto de Seguros Sociales, el cual
está dicho no le ha asegurado sus actos dolosos o
culposos sino que lo ha subrogado en el cubrimiento de
los riesgos inherentes al trabajo de los que el patrono o
empleador responde por su actividad objetiva como tal
y sin que medie culpa alguna de su parte>.
Adicionalmente, es de anotar, que la Sala en
decisión del 7 de marzo de 2003 radicación 18515,
que reiteró la sentencia que data del 25 de julio de
2002 radicado 18520, al referirse a esta temática
había adoctrinado que aún con la expedición del
artículo 12 del Decreto 1771 de 1994, al
colocarlo en relación con el artículo 216 del C. S.
del T., mantiene invariable la tesis según la cuál
111
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
las entidades de seguridad social no asumen las
indemnizaciones originadas en enfermedades
profesionales o accidentes de trabajo que ocurran
por culpa suficientemente comprobada del
empleador, y por tanto no es posible que le
aminoren esa carga patrimonial al patrono
encontrado culpable, quien tiene toda la
responsabilidad ordinaria por mandato del citado
precepto sustantivo laboral. En esa oportunidad se
dijo:
“(….) Como atinadamente lo destaca la réplica, el
Tribunal no incurrió en los dislates jurídicos que le
endilga la recurrente en el cargo, pues, la conclusión a
la que arribó de no ser posible para el empleador
descontar de la indemnización plena y ordinaria
prevista en el artículo 216 del Código Sustantivo del
Trabajo el valor de las prestaciones en dinero pagadas
por la seguridad social corresponde con lo que de
manera profusa y reiterada la jurisprudencia ha
considerado al respecto.
La anterior tesis, que resuelve los puntos que
infructuosamente la recurrente intenta plantear como
novedosos, fue recientemente expuesta en sentencia de
25 de julio de 2002 (Radicación 18.520), en la que la
Corte dijo:
<Entiende la Corporación que cuando la disposición en
cita autoriza al patrono a descontar del monto de la
indemnización “el valor de las prestaciones en dinero
pagadas en razón de las normas consagradas en este
capítulo”, se refiere única y exclusivamente a las sumas
que él haya pagado con anterioridad al trabajador con
ocasión del accidente, pero no las prestaciones que haya
reconocido el Instituto de Seguros Sociales por ese
motivo, el cual no tiene por qué asumir el riesgo del
daño que al trabajador le sobrevenga por causa de un
accidente de trabajo o de una enfermedad profesional
en cuya causación exista culpa suficientemente
comprobada del patrono.
En decisión de 9 de noviembre de 2000, radicación
14847, señaló la Sala lo siguiente sobre el tema :
“El artículo 216 del CST dice que, cuando exista culpa
suficientemente comprobada del patrono en la
ocurrencia del accidente de trabajo o de la enfermedad
profesional, está obligado a la indemnización total y
ordinaria por perjuicios, pero del monto de ella debe
descontarse el valor de las prestaciones en dinero
pagadas en razón de las normas consagradas en el
capítulo que la contiene.
“Hasta el año 1993, y en número plural de
providencias, la Corte sostuvo que el patrono sí podía
descontar del valor de la indemnización ordinaria de
perjuicios las prestaciones pagadas por el Seguro
Social. Pero la Corte en Sala Plena (integradas las dos
Secciones que conformaban la Sala Laboral), decidió,
con la sentencia del 12 de noviembre de 1993, que el
Seguro Social no había asumido, para entonces, el
riesgo del daño que al trabajador le sobreviniera por
causa de un accidente de trabajo o de una enfermedad
profesional imputable a culpa suficientemente
comprobada del patrono.
“Ahora, en este recurso, la sociedad recurrente sostiene
que la interpretación del artículo 216 del CST, puesta
en relación con el nuevo ordenamiento de la ley 100 de
1993 y con los decretos de la proposición jurídica, debe
ser esta: que el empleador culpable del accidente de
trabajo o de la enfermedad profesional sí puede deducir
las prestaciones económicas que haya pagado el Seguro
Social al trabajador o a sus causahabientes de lo que
adeude por su propia responsabilidad ordinaria de
perjuicios.
“Se procede a examinar esa argumentación de la
recurrente, en este orden: 1. El alcance de la sentencia
de la Corte que citó el Tribunal; 2. El alcance de la
normatividad que acusó el cargo en casación. 3. La
relación de los dos temas anteriores, en orden a
precisar si el Tribunal transgredió o no la ley sustancial;
o mejor, para determinar el alcance del artículo 216 del
CST.
“La sentencia de la Corte del 8 de Mayo de 1997 que invocó
el Tribunal, destacó que los reglamentos del Seguro Social
vigentes para la época de los hechos analizados, y
concretamente el artículo 83 del acuerdo 155 de 1963, no
autorizaron al patrono a descontar de la indemnización
ordinaria las sumas que el Seguro Social reconociera al
trabajador o a sus derecho habientes, por prestaciones
en dinero.
“El artículo 83 del acuerdo 155 de 1963 del Seguro, que
fuera aprobado por el decreto 3170 de 1964, y para
cuya expedición invocó el Presidente de la República
los artículos 9° de la ley 90 de 1946 y 5° del decreto
1695 de 1960, disponía:
112
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
„El otorgamiento de las prestaciones establecidas por el
presente reglamento por parte del Instituto exonera al
patrono de toda otra indemnización según el Código
Sustantivo del Trabajo o según el derecho común por
causa del mismo accidente o enfermedad profesional.
Pero si el riesgo se hubiere producido por acto
intencional o por negligencia o culpa del patrono
procederá a demandar el pago de esta indemnización, la
que quedará a su favor hasta el monto calculado de las
prestaciones que el Instituto acordare por el accidente o
enfermedad, debiendo entregar a los beneficiarios el
saldo, si lo hubiere.
„Lo dispuesto en el inciso anterior no es óbice para que
la víctima o sus causahabientes instauren las acciones
pertinentes de derecho común para obtener la
indemnización total y ordinaria por perjuicios, de cuyo
monto deberá descontarse el valor de las prestaciones
en dinero pagadas por el Instituto de acuerdo con las
normas de este reglamento‟.
“Pese a la equívoca redacción de la norma transcrita,
ella no permitía la tesis de la sociedad recurrente, que
desde luego se funda en otro sistema legal. Pero la
Corte despejó el equívoco en la sentencia del 8 de mayo
de 1997. Es importar recordar, en resumen, las razones
que tuvo en cuenta para fundar su tesis: 1) El poder
normativo de los reglamentos del Seguro está limitado
por su objeto social: es entidad aseguradora de los
riesgos originados en la prestación de servicios
subordinados; la ley no le dio al Seguro la atribución de
determinar las consecuencias de la culpa del patrono en
la ocurrencia de un accidente de trabajo o de una
enfermedad profesional, pues esas consecuencias corren
a cargo exclusivo del empleador culpable. 2) La
competencia que le reconoce la ley al Seguro para
subrogar al patrono en la asunción de riesgos laborales
está dentro del ámbito de las prestaciones, de los
servicios sociales o de las medidas de seguridad social
que deben amparar a sus beneficiarios, como lo
prescribe el artículo 7º del decreto ley 433 de 1971;
pero el Seguro no está legalmente facultado para
regular
las
indemnizaciones
originadas
en
enfermedades profesionales o accidentes de trabajo que
ocurran por la culpa suficientemente comprobada del
patrono. El Seguro tampoco está legalmente facultado
para aminorar la carga patrimonial del patrono en
esa materia,
por
lo
cual, asume toda la
responsabilidad ordinaria por mandato del artículo 216
del CST; y, por lo mismo, el Seguro subroga al patrono
únicamente en el riesgo que da lugar a la denominada
responsabilidad objetiva. 3) Si, por su equívoca
redacción, el artículo 83 del Acuerdo 155 de 1963
consagrara el derecho del empleador culpable del
accidente para descontar del monto de la indemnización
ordinaria lo pagado por el Seguro por prestaciones en
dinero, la norma sería inaplicable, al igual que el
artículo 1º del decreto 3170 de 1964 que lo aprobó. 4)
El Seguro reconoce prestaciones para cuyo cálculo
toma en cuenta variables como el salario, los años de
servicios, el número de cotizaciones, la edad del
trabajador, la vida probable, etc. En cambio, no toma en
cuenta los perjuicios realmente producidos, lo cual
marca una diferencia entre la indemnización a que se
refiere el artículo 216 del CST, que busca reparar la
totalidad del daño ocasionado por el patrono culpable,
con la actividad aseguradora del Instituto. 5) No es
cierto que el trabajador se beneficie doblemente
(con la indemnización plena y con las prestaciones
económicas del Seguro), puesto que el seguro ha sido
tomado por el mismo accidentado, de modo que el
patrono no puede restar de la indemnización total y
ordinaria de perjuicios lo pagado por el Seguro
Social en virtud del cubrimiento de un riesgo que no
ha sido asegurado por él.
“Ahora, procede el examen del régimen de la ley 100 de
1993, empezando por su reglamentación, como lo
propone el cargo:
“El decreto 1771 de 1994 es reglamentario del 1295
del mismo año (estatuto con alcance
legal). Su artículo 12 dispone:
„Subrogación.
La
entidad
administradora
de
riesgos
profesionales podrá repetir, con
sujeción a las normas pertinentes,
contra el tercero responsable de la
contingencia profesional, hasta por el
monto calculado de las prestaciones a
cargo
de
dicha
entidad
administradora, con sujeción en todo
caso al límite de responsabilidad del
tercero.
„Lo dispuesto en el inciso anterior no excluye que la
víctima, o sus causahabientes, instauren las acciones
pertinentes para obtener la indemnización total y
ordinaria por perjuicios, de cuyo monto deberá
descontarse el valor de las prestaciones asumidas por la
entidad administradora de riesgos profesionales‟.
113
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
“Es una redacción similar a la de su antecesor, el 83 del
acuerdo 155 de 1963, de manera que por este solo
aspecto, si el artículo 12 del decreto 1771 de 1994
fuera puesto en relación con el 216 del CST, no sería
útil para dar por sentada la posibilidad de descontar las
prestaciones económicas del Seguro Social de la
indemnización ordinaria de perjuicios.
Ninguna de las normas cuya acusación plantea el cargo
permite concluir en la tesis de la censura.
“En efecto:
“El artículo 139-11 de la ley 100 de 1993 confirió al
Presidente de la República precisas facultades
extraordinarias pro tempore para “Dictar las normas
necesarias para organizar la administración del sistema
general de riesgos profesionales como un conjunto de
entidades
públicas
y
privadas,
normas
y
procedimientos, destinados a prevenir, proteger y
atender a los trabajadores de los efectos de las
enfermedades y los accidentes, que puedan ocurrirles
con ocasión o como consecuencia del trabajo que
desarrollan. En todo caso, la cotización continuará a
cargo de los empleadores”; luego nada indica que en
esta atribución de facultades legales, el Presidente de la
República pudiera regular las consecuencias de la culpa
patronal del artículo 216 del CST.
“El decreto ley 1295 de 1994, según su
encabezamiento, determina la organización y
administración del Sistema General de Riesgos
Profesionales. El artículo 13 se limita a señalar quiénes
son los afiliados al dicho sistema; el 34 consagra el
derecho a las prestaciones; el 49 establece que, en caso
de muerte del afiliado o del pensionado por riesgos
profesionales, como consecuencia del accidente de
trabajo o de la enfermedad profesional tendrán derecho
a la pensión de sobrevivientes las personas descritas en
el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y sus reglamentos;
pero esa norma nada dice sobre la responsabilidad por
culpa patronal en el accidente de trabajo o en la
enfermedad profesional. El artículo 50 se limita a fijar
el monto de la pensión de sobrevivientes y el 53 a
precisar las condiciones de la devolución de saldos y de
la indemnización sustitutiva cuando ocurre la muerte
del asegurado. El artículo 78 dice que el Instituto de
Seguros Sociales continuará administrando los riesgos
profesionales de conformidad con sus reglamentos, lo
cual no le da la razón a la sociedad recurrente. Pero sí
conviene precisar que la tesis de los opositores sobre
esta norma no es acertada, puesto que ella no remite a
los reglamentos anteriores de una manera incondicional
sino subordinada a lo dispuesto en el decreto 1265 que
se estudia, puesto que la norma dice que los
reglamentos del Seguro Social „… deberán ajustarse a
lo dispuesto en este decreto …‟. Y el 97 fija la vigencia
del sistema general de riesgos profesionales.
“Como ninguna de las normas acusadas, puestas en
relación con el artículo 216 del CST, permite concluir
que haya variado el sistema legal que informó la
jurisprudencia de la Corte, la conclusión es que sigue
vigente la interpretación que allí se consignó>”.
Las anteriores directrices jurisprudenciales
permiten inferir, que los beneficiarios o
causahabientes del trabajador fallecido que reciban
una reparación integral de los perjuicios sufridos
derivados de un accidente de trabajo por culpa
patronal, y simultáneamente un beneficio
prestacional del ISS o de la ARP, no están
accediendo a un doble beneficio por un mismo
perjuicio, en la medida que como se explicó su
origen es disímil y obedecen a causas diferentes,
sin olvidar que para estos casos la culpa y el dolo
no son asegurables».
114
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 38598
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
09/06/2009
Camilo Tarquino Gallego
Auto
Declara desierto
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali
Carlos Giovanny Lizcano Vallecilla
Empresa Municipal de Cali – Emcali EICE ESP
RECURSO DE CASACIÓN – Desierto por
técnica.
pertenecen al Código Sustantivo del Trabajo no
aplicables a los trabajadores oficiales, por
disponerlo así el artículo 4° de dicha codificación.
«Al examinar la demanda que sustenta el recurso
extraordinario de casación, interpuesto por el
demandante, contra la sentencia proferida por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cali, el 30 de septiembre de 2008, en el
proceso adelantado por CARLOS GIOVANNY
LIZCANO VALLECILLA contra la EMPRESA
MUNICIPAL DE CALI – EMCALI EICE. E.S.P.,
advierte la Sala, que la misma no cumple con los
requisitos previstos en el artículo 90 del Código de
Procedimiento Laboral y de la Seguridad Social,
en concordancia con los artículos 51 del Decreto
2651 de 1991 y 23 de la Ley 16 de 1968.
La anterior situación apareja, el incumplimiento
del censor de su obligación de denunciar, los
preceptos que fueron base esencial del fallo
acusado, o, que verdaderamente gobiernan la
situación del demandante, exigencia prevista en el
artículo 51 del Decreto 2651 de 1991, convertido
en legislación permanente por el artículo 162 de la
Ley 446 de 1998, que si bien modificó la vieja
construcción jurisprudencial de la proposición
jurídica completa, reclama que la acusación señale
"cualquiera" de las normas de derecho sustancial
"que, constituyendo base esencial del fallo
impugnado o habiendo debido serlo, a juicio del
recurrente haya sido violada...".
En el cargo, el censor textualmente indica, que
acusa “como violatoria de la Ley sustancial,
En otros de los apartes, titulado como “CAUSAL
POR VIA INDIRECTA”, se dice que el Tribunal
concretamente el artículo 128 subrogado por la ley 50
de 1990, artículo 15 y 65 del Código Sustantivo del
Trabajo; 1494, 1495, 1541 Código Civil, por
interpretación errónea”.
De acuerdo a lo anterior, las normas que denuncia
el recurrente como infringidas por el Tribunal,
como son los artículos 128, subrogado por el 15 de
la Ley 50 de 1990 y el 65 del Código Sustantivo
del Trabajo, no corresponden a los preceptos
sustanciales de índole laboral que verdaderamente
regulan el caso en discusión, dado que aquellos
“dejó de aplicar indebidamente, la ley substancial
artículos 128 del Código Sustantivo del Trabajo que
habla sobre las bonificaciones o gratificaciones
extralegales, el artículo 65 sobre indemnización por
falta de pago; el artículo 1494 del Código Civil sobre
la fuente de obligaciones; 1495 ibídem, sobre el
contrato o convención donde se estipula el objeto de las
obligaciones de dar o hacer y el 1541 de la misma obra
que reza que las condiciones deben cumplirse
literalmente en la forma convenida”.
Las transcripciones que anteceden, ponen en
evidencia como se denuncia al unísono la
115
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
interpretación errónea y aplicación indebida de
unas misma normas legales, no obstante que son
dos modalidades de violación excluyentes en un
mismo cargo, pues mientras la primera implica la
inteligencia equivocada de disposición legal, la
segunda se presenta, cuando a pesar del recto
entendimiento, el juzgador lo aplica a un caso que
no corresponde al debatido.
Conforme a lo visto, es imposible que de manera
simultanea incurra el Tribunal en los dos
conceptos de violación antagónicos, lo cual
constituye una irregularidad en la formulación de
la demanda.
A todo lo anterior debe agregarse, que la
sustentación del cargo, se asemeja más a un
alegato propio de las instancias respectivas, que a
una argumentación adecuada y sucinta, donde el
censor cumpla con la obligación de demostrar los
eventuales yerros en que, a su juicio, incurrió el
Tribunal al adoptar la decisión impugnada,
conforme lo exige el artículo 91 del C.P. del T. y
de la S.S.
Las irregularidades destacadas, conllevan a que
deba declarase desierto el recurso de casación,
conforme lo prevé el artículo 65 del Decreto
528/64, y así se dispondrá en la parte resolutiva de
éste proveído».
116
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35989
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
10/06/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Armenia
Oscar José Bernal Jiménez
La Previsora .S.A Compañía de Seguros
RECURSO DE CASACIÓN – Pruebas
calificadas/ERROR DE HECHO – Se estructura
sobre pruebas válidamente solicitadas, decretadas
e incorporadas al proceso/PRUEBAS - Aducción
al proceso - Para la apreciación de una sentencia
judicial se requiere que la misma haya sido
válidamente, solicitada, decretada y aportada al
proceso/PRUEBAS DE OFICIO – No proceden
cuando la corte actúa como tribunal de casación.
«El error de hecho o de derecho en la casación
laboral, de acuerdo con el artículo 87 numeral 1
del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social, se origina en la apreciación equivocada o
en la falta de apreciación “de determinada
prueba”. Las pruebas que originan el error de
hecho, según el artículo 7º de la Ley 16 de 1969,
son la confesión judicial, la inspección judicial o
el documento auténtico, aunque por extensión la
Corte ha permitido el examen de medios distintos
de los citados cuando previamente se ha
demostrado un manifiesto yerro fáctico sobre los
mismos.
Cuando se habla de prueba se alude, naturalmente,
a un medio de convicción que, en principio, debe
ser solicitado como tal por la parte interesada y
decretado así por el juez, o decretado por éste de
conformidad con sus facultades oficiosas. En
ambos casos, el elemento que se pretenda valer
como prueba debe estar debidamente decretado e
incorporado al expediente.
Una sentencia proferida por la jurisdicción de lo
contencioso administrativo en un proceso de
nulidad y restablecimiento del derecho procura,
como su nombre lo indica, la nulidad de un acto
administrativo y correlativamente que la parte
afectada con ese acto y favorecida con la nulidad,
sea resarcida de acuerdo con el ordenamiento
jurídico. Por ello, sus efectos, por regla general,
son interpartes y como tal, en caso de que se
pretenda hacer valer en otra causa judicial, debe
ser allegada con las formalidades de ley, es decir,
que haya sido decretada como prueba y aparezca
incorporada
dentro
del
correspondiente
expediente, bien como ya se dijo, por iniciativa de
parte interesada o por decisión oficiosa del
juzgador.
En el asunto bajo examen, a folio 532 del
expediente se encuentra un memorial suscrito por
el apoderado del actor en el que informa a la Sala
de Decisión del ad quem que el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca negó las
peticiones de la Previsora S. A. en la acción de
nulidad y restablecimiento del derecho que
pretendía la nulidad de la Resolución 2785 del 27
de diciembre de 2000, manifestando además que
adjuntaba copia de la providencia.
No obstante, lo cierto es que dicha copia no reposa
en los cuadernos de instancia y su texto en copia
simple aparece allegada con la demanda
117
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
extraordinaria, sin que de otro lado se pueda
determinar si el Tribunal la decretó como prueba,
pues tampoco figura la correspondiente decisión
judicial en ese sentido.
Tan cierta es su no presencia en el expediente, que
la propia parte recurrente así lo afirma en la
demanda extraordinaria, pues expresó que la citada
decisión “extrañamente no aparece en el expediente,
por lo cual, con esta demanda me permito anexarla de
nuevo” y que “El Tribunal de Descongestión por obvias
razones no apreció la sentencia….”.
En las condiciones anotadas, si la aludida
providencia no aparecía en el plenario, resulta
evidente que no pudo ser fuente de los desatinos
fácticos endilgados al Tribunal, ni tampoco podía
ser denunciada como prueba, pues ya quedó visto
que cuando las normas reguladoras del recurso de
casación laboral hacen referencia a las pruebas
como causa de los errores de hecho y de derecho,
se está refiriendo sin duda a aquellas que
cumplieron todos los requisitos legales para su
aducción al proceso.
Con lo acotado es suficiente para desestimar el
recurso. Sin embargo, debe recordarse que la
Corte, en tanto actúa como Tribunal de Casación,
no puede decretar pruebas de oficio, pues de
conformidad con el artículo 99 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad, sólo podrá
dictar auto para mejor proveer cuando hallare
justificada las causales alegadas en casación y
asuma la función de Tribunal de Instancia, que no
es lo que ocurre en el presente asunto.
Por tanto, la situación acontecida con la ausencia
de la referida providencia y su consideración como
prueba, debió ser ventilada ante el juzgador de
segundo grado, no siendo el recurso extraordinario
de casación el remedio procesal para su solución».
118
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 33772
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
17/06/2009
Gustavo José Gnecco Mendoza
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
Jorge Correa del Valle
Instituto de Seguros Sociales
TRABAJADOR OFICIAL, CONVENCIÓN
COLECTIVA – Beneficios para quienes no
pertenecen a la planta de personal de la empresa Interpretación y aplicación de la cláusula 3 de la
convención suscrita con el ISS – Inaplicabilidad
de las disposiciones que excluyen a trabajadores
que sin estar vinculados como trabajadores
oficiales,
luego
se
les
reconoce
tal
carácter/REINTEGRO – La inexistencia del
cargo al cual se ordena el reintegro no es razón
jurídica que lo impida/CONTRATO REALIDAD,
CONTRATO DE TRABAJO – La declaración
judicial de la relación laboral lleva ínsita la
concerniente al vínculo legal que debe ostentar la
persona, vale decir, trabajador particular,
trabajador oficial o empleado público – Su
declaración judicial no depende de que los
servicios prestados estén previstos como
actividades
de
un
cargo
de
planta/CONVENCIÓN
COLECTIVA
–
Beneficiarios - Acuerdo según el cual, al suscribir
la convención, el sindicato reunía más de la
tercera parte de los trabajadores de la entidad, y ,
por tanto, bastaba demostrar la calidad de
trabajador oficial para acceder a sus beneficios.
«La inconformidad de la censura se concreta
esencialmente en que en este asunto no era
aplicable la convención colectiva de trabajo,
porque en ese convenio no se pactó su extensión a
trabajadores no sindicalizados y, además, se
acordó que sólo beneficiaría a quienes estuvieran
vinculados a la planta de personal de trabajadores
oficiales del Seguro Social y que la condición de
sindicato mayoritario a que allí se alude no
permitía llegar a la conclusión que obtuvo el
Tribunal.
1.- Atendiendo el orden de importancia de los
aspectos discutidos en el ataque, es pertinente
iniciar con el atinente a la supuesta restricción de
los beneficios convencionales para quienes no
estuvieren incluidos en la planta de personal de
trabajadores del demandado.
Es cierto, sin duda, que en el artículo 3º de la
Convención Colectiva de Trabajo se estipuló que
de ella se beneficiarían los trabajadores oficiales
vinculados a la planta de personal del Instituto de
Seguros Sociales, pero a esa expresión no es dable
atribuirle los efectos restrictivos que le otorga el
instituto recurrente, pues para la Corte, lo que
razonablemente entendido surge de esa disposición
es su aplicación a los trabajadores oficiales de la
entidad, bajo el entendido de que todos ellos deben
formar parte de su planta de personal, que es lo
que obviamente se corresponde con las
disposiciones legales sobre la materia, ya que no
se exhibe lógico que una entidad del Estado pueda
tener trabajadores vinculados mediante contrato de
trabajo que no se hallen en su planta de personal.
Así las cosas, tal como lo ha expresado la Corte en
asuntos en que ha tenido oportunidad de estudiar
119
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
argumentos similares a los que ahora ocupan su
atención, a la luz de lo que dispone el artículo
convencional en comento, basta que un trabajador
demuestre que ostentó la calidad de trabajador
oficial para que le sea aplicable la convención
colectiva de trabajo, así no se encontrara
formalmente en la planta de personal del instituto,
pero esa condición de trabajador subordinado le
haya sido reconocida a través de un fallo judicial.
Se reitera que la inclusión de un trabajador en la
planta de personal es cuestión ajena a su voluntad
y no puede ser excusa para desconocerle los
derechos laborales que le corresponden si estuvo
vinculado por una relación laboral. En ese sentido
se pronunció esta Sala de la Corte, entre otras, en
la sentencia proferida el 13 de septiembre de 2006,
radicado 26539, en la que se expresó lo que a
continuación se trascribe:
“Con todo, cumple advertir que esta Sala de la Corte
ha precisado en asuntos seguidos contra la misma
entidad demanda, que la inexistencia del cargo al cual
se ordena el reintegro de un trabajador oficial en la
planta de personal no es razón jurídica que impida la
aplicación de las normas convencionales a ese servidor
y, precisa ahora, tampoco el cabal cumplimiento de
ese reintegro, pues el derecho a la estabilidad laboral
de un trabajador no puede verse afectado por las
disposiciones internas de la entidad que ha terminado
su contrato de trabajo de manera ilegal, aparte de que
no existe ningún obstáculo legal para que la plantilla
de personal sea ajustada para cumplir con una orden
judicial. Y en el caso que nos ocupa, si el cargo del
demandante no fue incluido en la plantilla de los
trabajadores oficiales del instituto llamado a juicio, es
cuestión que no le puede ser a aquel imputable, pues
obedeció a la ilegal decisión de esa entidad de no
considerarlo como uno de sus trabajadores pese a que,
en realidad, como se estableció en el proceso, la
prestación personal de sus servicios estuvo regida por
un verdadero contrato de trabajo”.
En todo caso, importa precisar que no tendría
efectos la disposición convencional en la que el
empleador oficial, que se obliga voluntariamente a
extender sus efectos a todos los trabajadores a su
servicio, pactara anticipadamente la exclusión de
quienes, sin estar formalmente vinculados como
trabajadores oficiales, en virtud de un discutible
sistema de contratación de la entidad distinto al
laboral, posteriormente se les reconoce ese
carácter. Con mayor razón, cabe añadir, cuando la
cláusula de marras establece que también serán
beneficiarios los trabajadores “…que por futuras
modificaciones de estas normas asuman tal
categoría” (la de trabajadores oficiales).
En las condiciones anotadas, no tiene ninguna
implicación en este asunto que en la convención
colectiva de trabajo referida se haya anotado que
se benefician de la misma los trabajadores
oficiales vinculados a la planta de personal del
Instituto de Seguros Sociales, porque una vez
establecida la relación laboral y el consiguiente
carácter de trabajador oficial de la actora, se
consolidó a su favor la prerrogativa de exigir el
reconocimiento, pago o cumplimiento de las
garantías o beneficios previstos por la ley para este
sector de servidores del Estado y, naturalmente, la
aplicación de la convención colectiva en el
supuesto de que se extendiera a terceros no
sindicalizados, pues en tal evento es por
mandamiento legal y no por disposición de la
convención, que se beneficia de ella.
Al respecto, es pertinente indicar que la
declaración judicial de la existencia de una
relación laboral lleva ínsita la concerniente al
vínculo legal que en verdad debe ostentar la
persona al servicio de la entidad empleadora, vale
decir, si es trabajador particular o del Estado y, en
este segundo caso, su condición de trabajador
oficial o empleado público, lo cual igualmente
determina implícitamente la existencia de las
garantías y derechos de los cuales es o fue
beneficiario.
Lo anterior, por cuanto que declarado el vínculo
laboral de un trabajador surge para éste
automáticamente el derecho a beneficiarse de las
prerrogativas legales y aun de las extralegales, si
fuere el caso, previstas a favor de las personas que
tenían reconocida esa calidad por el ente
beneficiario de sus servicios.
Es claro que el constituyente de 1991 quiso
garantizar a los trabajadores el derecho a
120
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
beneficiarse de las prerrogativas de las cuales son
verdaderamente acreedores y, entre otras razones,
por ello otorgó el carácter de constitucional al
principio de primacía de la realidad, por razón del
cual la declaración que se haga de la existencia de
una verdadera relación laboral no tiene un mero
carácter declarativo sino que su finalidad es
objetivamente resarcitoria, y, de ser posible,
también restaurativa, habida consideración de que
la cabal utilización de ese principio propende
porque los trabajadores afectados por un sistema
de contratación que no se aviene a las condiciones
en que son o fueron prestados los servicios
personales subordinados reciban las prebendas y
garantías laborales de las que son beneficiarios por
ministerio de la ley y, naturalmente, las que
puedan derivar de la contratación colectiva, si es
del caso.
En este sentido, corresponde señalar que la
determinación judicial de la existencia de una
relación laboral subordinada, en aplicación del
citado principio constitucional de la primacía de la
realidad,
no depende de que los servicios
ejecutados por quien fue vinculado por un aparente
contrato de prestación de servicios u otro de
naturaleza distinta, con el que se quiso soslayar la
celebración de un contrato laboral, estén previstos
como actividades propias de un cargo establecido
en la planta de personal de la entidad.
Lo anterior es así porque no es el trabajador quien
debe asumir las consecuencias de la imprevisión o
el ilegal manejo de las relaciones laborales, en
contra de las leyes sociales, que se presenten en el
interior de las entidades del Estado, dado que, se
insiste, ante el hecho cierto del surgimiento de una
relación de trabajo, nace para ese trabajador
subordinado el derecho a beneficiarse del régimen
laboral aplicable a la calidad que tenga de
trabajador oficial o empleado público, por virtud
del principio señalado y el de la igualdad que rige
nuestro ordenamiento constitucional y legal.
2.- Sentado lo anterior, se advierte que no aparece
que el juzgador de segundo grado se haya
equivocado al concluir que el demandante era
beneficiario de la convención colectiva de trabajo
que regía en el Seguro Social para el período 2001
a 2004, pues es lo que en principio se desprende
del artículo 3º de ese acuerdo colectivo, lo que
descarta un yerro manifiesto de hecho en su
conclusión, así, en gracia de discusión, se
admitiera que la norma pudiera dar lugar a
entendimientos distintos, como el sugerido por la
censura.
En efecto, los alcances dados a la disposición
convencional aludida están precedidos de un
entendimiento razonable pues en ella se prevé que
serán beneficiarios de la convención los
trabajadores oficiales que sean afiliados al
Sindicato Nacional de Trabajadores o de la
Seguridad Social, o que sin serlo no renuncien
expresamente a los beneficios de esta convención,
lo que permite entender que las partes estuvieron
de acuerdo en que esa organización reunía como
afiliados a más de una tercera parte de los
trabajadores de la entidad, máxime que se
remitieron expresamente al contenido de los
artículos 37 y 38 del Decreto 2351 de 1965, que
regulan lo concerniente a la extensión de la
convención colectiva a terceros cuando el
sindicato tenga un número de afiliados que exceda
la tercera parte de los trabajadores de la empresa.
Esa inferencia se corrobora con la manifestación
del Seguro Social en cuanto reconoce a la
organización sindical firmante el carácter de
sindicato mayoritario, lo que, entendido en el
marco de lo acordado en la cláusula convencional
mencionada, deja ver claramente que se refiere a
que el sindicato reúne un número de trabajadores
afiliados superior a la tercera parte del total de los
trabajadores de la entidad.
La cláusula en referencia fue concebida por las
partes en los siguientes términos:
“ARTÍCULO
3.
CONVENCIÓN
BENEFICIARIOS
DE
LA
“Serán beneficiarios de la presente convención
colectiva de trabajo los trabajadores oficiales
vinculados a la planta de personal del Instituto de
Seguros Sociales, de acuerdo con lo establecido en las
121
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
normas legales vigentes y los que por futuras
modificaciones de estas normas asuman tal categoría,
que sean afiliados al Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Seguridad Social, o que sin serlo no
renuncien expresamente a los beneficios de esta
convención, según lo previsto en los artículos 37, 38 y
subsiguientes del Decreto Ley 2351 de 1965 (Código
Sustantivo del Trabajo). Para efecto de la aplicación de
lo establecido en el presente artículo, el ISS reconoce
su representación mayoritaria (Las negrillas y el
subrayado son de la Sala).
“Igualmente, serán beneficiarios de la presente
Convención Colectiva de Trabajo los Trabajadores
Oficiales vinculados a la planta de personal del
Instituto de los Seguros Sociales, afiliados a:
SINTRAISS, ASMEDAS, ANDEC, ANEC, ASTECO,
ASOCOLQUIFAR, ACODIN, ASINCOLTRAS, ASBAS,
ASDOAS, ACITEQ.
“Para el caso de los médicos que laboran en el
Instituto y que adquirieron la calidad de empleados
públicos en razón del Decreto 416 de 1997 serán
beneficiarios al tenor del Decreto 604 de 1997
“En el caso del personal de Trabajadores Oficiales al
servicio
del
Instituto
representados
por
SINTRASEGURIDAD SOCIAL, la organización
gremial que pretenda su representación, deberá
acreditar el 75% o más de afiliados dentro del ISS de
conformidad con la Ley.”
Así las cosas, si se admitió la calidad de sindicato
mayoritario, se hizo pensando en la posibilidad de
extender el convenio a terceros, en los términos de
los artículos 37 y 38 del Decreto 2351 de 1965.
Por lo tanto, en esas condiciones, bastaba
demostrar la calidad de trabajador oficial para
beneficiarse de la convención colectiva de trabajo.
3.- Sostiene el recurrente que en el artículo 37 de
la Convención Colectiva de Trabajo se reconoció
la existencia de un número considerable de
contratos administrativos; que había personas
vinculadas al instituto enjuiciado mediante
contratación civil y que la administración y los
trabajadores aunarían esfuerzos para definir las
plantas de personal apropiadas, lo que, en su
sentir, implica el reconocimiento de que las
personas contratadas en esas condiciones no
integraban la planta de personal y no se les
aplicaba la convención colectiva de trabajo.
En respuesta a ese argumento, debe la Corte anotar
que si las partes actuaron de buena fe al suscribir
el convenio colectivo, es dable entender que
partieron del supuesto de que los contratos civiles
y administrativos a los que se aludió en el artículo
de marras se pactaron de acuerdo con la ley y no
para esconder verdaderas relaciones laborales. Por
ello, la situación del actor no puede enmarcarse
dentro de los contratos a los que allí se alude, pues
se demostró que en realidad tuvo una relación
laboral, regida por un contrato de trabajo, y no una
de otra naturaleza, civil o administrativa.
Por manera que aun de admitirse que quienes,
realmente y no sólo en apariencia, suscribieron
contratos administrativos con el Seguro Social no
forman parte de su planta de personal, tal
conclusión no afecta al demandante, por haber
estado atado con un contrato de trabajo».
122
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35722
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
17/06/2009
Isaura Vargas Díaz
Sentencia
Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia
Gloria Elena Montoya Ocampo y Otro
Municipio de Remedios
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De
servidor público municipal no afiliado de manera
oportuna al sistema y fallecido después de su
entrada en vigencia – Requisitos y beneficiarios –
Cómputo de semanas cotizadas antes de la
entrada en vigencia del sistema/AFILIACIÓN AL
SISTEMA GENERAL DE PENSIONES –
Efectos para el empleador por no hacerlo de
manera oportuna/APLICACIÓN DE LA LEY –
Vigencia del sistema general de pensiones para
servidores públicos territoriales/PRINCIPIO DE
COSA JUZGADA – Concepto y requisitos –
Cuando la decisión se funda en falta de
jurisdicción no es dable afirmar que exista cosa
juzgada material/EXCEPCIONES – Falta de
jurisdicción, finalidad y efectos/PENSIÓN DE
SOBREVIVIENTES – No convivencia con el
cónyuge bajo el mismo techo por razones de
seguridad/PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES
LABORALES – Suspensión cuando el
beneficiario de la pensión es menor de edad.
«El meollo del asunto gravita en elucidar si las
actoras tienen derecho a que el Municipio de
Remedios les reconozca y pague la pensión de
sobrevivientes, a la luz de lo contemplado en el
artículo 46 de la Ley 100 de 1993, toda vez que el
empleador no afilió al causante al sistema general
de pensional, a partir del 30 de junio de 1995,
como era su obligación.
Quedó dicho cuando se hizo el itinerario procesal
que el argumento central del juez de alzada para
revocar la condena dispuesta por el juzgador Aquo estribó, en esencia, en que “entre el 30 de
junio de 1995 y el 6 de septiembre de 1995, solo
transcurren aproximadamente 11 semanas, por lo
que no se cumplen los requisitos exigidos por el
artículo 46 de la Ley 100 de 1993, vigente para la
época del fallecimiento del causante, que creó este
derecho pensional también para los servidores
públicos, y que exige 26 semanas pero a partir de
la fecha de su entrada en vigencia, pues es una
prestación nueva. Tampoco cumplió con el
requisito del literal b), pues estaba trabajando y la
responsabilidad del Municipio, es en términos y
requisitos de la misma Ley 100 de 1993” (folios
188, 189 y 191, cuaderno 1).
Sea lo primero advertir que ha sido posición
pacífica de la Corte Suprema de Justicia que el
incumplimiento de la obligación del empleador de
afiliar a sus trabajadores al sistema general de
pensiones no siempre conlleva a que aquél asuma
las prestaciones propias de la ley de seguridad
social, dado que existirán algunos eventos en los
que dicha omisión no genere perjuicio alguno;
pero sí, por el contrario, produce algún daño debe
repararlo, por ejemplo, reconociendo y pagando la
respectiva prestación que el sistema hubiese
otorgado.
Pues bien, el artículo 46 de la Ley 100 de 1993, en
su texto original, establecía:
123
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
“PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES
ARTICULO 46. Requisitos para obtener la Pensión de
Sobrevivientes. Tendrán derecho a la pensión de
sobrevivientes:
1. Los miembros del grupo familiar del pensionado por
vejez, o invalidez por riesgo común, que fallezca, y
2. Los miembros del grupo familiar del afiliado que
fallezca, siempre que éste hubiere cumplido alguno de
los siguientes requisitos:
a) Que el afiliado se encuentre cotizando al sistema y
hubiere cotizado por lo menos veintiséis (26) semanas
al momento de la muerte;
b) Que habiendo dejado de cotizar al sistema, hubiere
efectuado aportes durante por lo menos 26 semanas del
año inmediatamente anterior al momento en que se
produzca la muerte.
PARÁGRAFO. Para efectos
semanas a que se refiere el
tendrá en cuenta lo dispuesto
artículo 33 de la presente
del cómputo de las
presente artículo se
en los parágrafos del
Ley. (subrayado y
resaltado fuera de texto).
Por su parte el parágrafo del artículo 33 ibídem
estatuía:
PARÁGRAFO 1. Para efectos del cómputo de las
semanas a que se refiere el presente artículo, y en
concordancia con lo establecido en el literal f) del
artículo 13 se tendrán en cuenta:
(…) b) El tiempo de servicio como servidores públicos
remunerados;
(…) En los casos previstos en los literales c) y d), el
cómputo será procedente siempre y cuando el
empleador o la caja, según el caso, trasladen, con base
en el cálculo actuarial, la suma correspondiente del
trabajador que se afilie, a satisfacción de la entidad
administradora”(subrayas fuera del texto).
El literal f) del artículo 13 de la Ley 100 de 1993
dice:
ARTICULO 13. Características del Sistema General de
Pensiones. El Sistema General de Pensiones tendrá las
siguientes características:
(…) f) Para el reconocimiento de las pensiones y
prestaciones contempladas en los dos regímenes, se
tendrá en cuenta la suma de las semanas cotizadas con
anterioridad a la vigencia de la presente Ley, al
Instituto de Seguros Sociales o a cualquier caja, fondo
o entidad del sector público o privado, o el tiempo de
servicio como servidores públicos, cualquiera sea el
número de semanas cotizadas o el tiempo de servicio;
(resalta a Sala).
Y el parágrafo del artículo 151 de la Ley 100 de
1993 dispuso:
ARTICULO 151. Vigencia del Sistema General de
Pensiones. (…)PARAGRAFO. El Sistema General de
Pensiones para los servidores públicos del nivel
departamental, municipal y distrital, entrara a regir a
más tardar el 30 de junio de 1995, en la fecha que así
lo determine la respectiva autoridad gubernamental”.
Analizadas
en
forma
concordadas
las
disposiciones en precedencia, en sentir de la
Corporación el Tribunal incurrió en los
desaguisados que la censura le enrostra ya que
para el cómputo de las semanas mínimas de
cotización que exige el artículo 46 de la Ley 100
de 1993 para acceder a la pensión de
sobrevivientes, es dable tener presente el periodo
laborado como servidor público remunerado con
anterioridad a la vigencia de dicho estatuto, el cual
se convalida con el traslado que efectué el
empleador a la entidad prestacional del cálculo
actuarial respectivo, sin importar el tiempo
prestado.
Entender los preceptos bajo estudio de manera
diferente, restringiendo su alcance, es tanto como
pensar que las diversas prestaciones de la
seguridad social en pensiones únicamente se
causan con las cotizaciones efectuadas con
posterioridad a la entrada en vigor de la Ley 100
de 1993, cuando es insoslayable que el legislador
creó figuras tales como los bonos pensiones cuyo
fin primordial no es otro que el de constituir
“aportes destinados a contribuir a la
conformación del capital necesario para financiar
124
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
las pensiones de los afiliados al sistema general
de pensiones”; precisamente, entre otras razones,
para no desconocer el lapso laborado o cotizado
antes de entrar a regir la susodicha normatividad y
permitir la accesibilidad al sistema general de
seguridad social.
Descendiendo al asunto sometido a escrutinio se
observa palmariamente que si el municipio
demandado hubiere afiliado al causante a más
tardar el 30 de junio de 1995, se itera, cumpliendo
así con la obligación legal (artículo 151 ibídem),
el sistema general de pensiones era el encargado
de asumir la pensión de sobrevivientes, en la
medida en que para efectos del cómputo de las
semanas de cotización tendría en consideración, a
más de lo eventualmente aportado entre el 30 de
junio y el 6 de septiembre de 1995, el tiempo
laborado como servidor público, esto es entre
1988 y 29 de junio de 1995, suficientes para
consolidar y financiar tal prestación.
De modo que, para este caso, la omisión de afiliar
al actor al sistema de pensiones impidió a las
demandantes acceder a las prestaciones a cargo
éste, por lo que el responsable de la dicha pensión
es el empleador, en los precisos términos de que
trata el artículo 46 de la Ley 100 de 1993».
«Conviene al estudio del caso recordar que la
fuerza de la cosa juzgada -denominada también
"res iudicata"-- se predica por el artículo 332 del
Código de Procedimiento Civil, aplicable a los
juicios del trabajo por virtud de la remisión a que
se refiere el articulo 145 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social, de las sentencias
ejecutoriadas proferidas en procesos contenciosos,
cuando quiera que el nuevo proceso versa sobre el
mismo objeto, se funda en la misma causa que
aquél donde se profirió la sentencia, y entre ambos
exista identidad jurídica de partes.
Razones de orden mayor imponen la necesidad de
evitar ventilar nuevamente un mismo litigio
cuando sobre el mismo ya se ha asentado, de
manera definitiva, el pensamiento del juzgador
natural. Tal aserto es el que permite adquirir a la
sentencia la característica de "definitiva",
preservando el principio de "seguridad jurídica",
factor indiscutiblemente pacificador de la sociedad
civil.
Pero, para que la cosa juzgada adquiera la fuerza
que persigue la ley, no basta que solamente una o
dos de las identidades antedichas se reflejen en el
nuevo proceso; como tampoco, para negarla, que
por la simple apariencia se desdibujen los
elementos que la conforman, esto es, el objeto del
proceso, la causa en que se funda y los sujetos
entre quienes se traba la disputa. Por eso, para que
se estructure la cosa juzgada, de una parte, deben
concurrir, necesariamente y en esencia -como se
asentó en la sentencia de la Corte de 28 de agosto
de 2004 (Radicación 23.289), las tres igualdades
anotadas, y, de otra, deben aparecer identificados
claramente los elementos que las comportan.
En el sub judice, aflora cristalinamente que en el
primer proceso iniciado por las demandantes el
Tribunal de Antioquia dispuso absolver al
municipio de Remedios, por cuanto en el trámite
procesal no se demostró que el causante tuvo la
calidad de trabajador oficial y, por ello, estimó, en
esencia, que las prestaciones impetradas “se
originaron en la relación laboral, de carácter
legal y reglamentario que sostuvo el causante con
el Municipio de Remedios, como empleado público
y además, no se demostró que hubiese estado
afiliado al Sistema de Seguridad Social Integral”.
Asimismo, advirtió que “a la parte actora le
queda abierta la posibilidad de acudir ante la
Jurisdicción de la Contencioso Administrativo a
proponer allí el litigio”.
Promovido nuevamente el proceso ante el juez
administrativo, durante su trámite se generó
colisión negativa de jurisdicción entre la ordinaria
laboral y la contenciosa administrativa, la cual fue
dirimida por el Consejo Superior de la Judicatura,
atribuyéndola a la ordinaria.
El Tribunal al resolver el primer asunto no falló de
fondo, pues consideró que no tenía jurisdicción ya
que el causante fue empleado público. Y si bien en
la parte resolutiva dispuso absolver al municipio
de Remedios lo hizo en relación a que las actoras
125
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
no acreditaron que el de cuyus se desempeñó en
actividades relacionadas con la construcción y
sostenimiento de obras públicas.
No hay que olvidar lo que antaño ha sostenido la
jurisprudencia y doctrina en cuanto a que la
excepción de falta de jurisdicción, “le permite al
demandado desvirtuar la selección del juez de
conocimiento que el demandante realizó a la
presentación de su causa, alegando factores
aparentemente objetivos y claros derivados de las
especificaciones constitucionales y legales
correspondientes, para fundar su discrepancia. El
propósito de esta excepción, es la de evitar que un
juez a quien no corresponde en principio el
conocimiento de una causa, decida un proceso que
no es de su competencia, en virtud de un ejercicio
equivocado de la acción por parte del
demandante”, máxime en materia laboral cuando
está en discusión la calidad de trabajador oficial o
empleado público, toda vez que la primera es de
conocimiento de la jurisdicción ordinaria, en tanto,
la segunda de lo contencioso administrativo.
En este orden de ideas, cuando un juez encuentra
no tener competencia para avocar un asunto por
falta de jurisdicción, no es dable afirmar que la
causa petendi y las pretensiones fueron debatidas
y probadas en juicio, luego la resolución no puede
ser considerada de fondo y por tanto un acto de
verdadera justicia material.
No permitir que los demandantes puedan
promover una nueva acción, ante la autoridad que
sí la tiene, conllevaría, rigurosamente a atentar
contra el derecho al debido proceso y el acceso a
la administración de la justicia que entraña la
viabilidad de que cualquiera persona invoque ante
los jueces competentes la declaratoria, efectividad,
amparo
o restablecimiento de los derechos
emanados de la Constitución Política y la ley.
De manera que en estrictez no es posible aseverar,
en el asunto bajo examen, la existencia de cosa
juzgada. (…)
Analizadas las declaraciones de terceros, observa
la Sala que son contestes en afirmar: (i) que Jairo
León Barrientos Marulanda y Gloria Elena
Montoya Ocampo convivieron por espacio de más
de seis (6) años; (ii) que Jairo León Barrientos
Marulanda, dado su estado de salud, de manera
constante agredía física, verbal y psicológicamente
a su compañera Gloria Elena Montoya Ocampo;
(iii) que ante dicho maltrato ésta “le alquiló una
piesa (sic)”, cerca de donde residía, unos meses
antes del fallecimiento, pero siempre se encargó de
su cuidado personal o lo que es lo mismo la ayuda
y protección persistieron de acuerdo a las
circunstancias particulares de personalidad del
compañero; y (iv) que al momento de morir se
encontraba internado en una clínica.
Surge así, en forma objetiva, que el
comportamiento de Jairo León no era el propio de
una persona normal, pues todos los testigos dan fe
del frecuente maltrato hacía su compañera.
Así las cosas, para la Sala el juez a-quo no se
equivocó al concluir de la prueba testimonial que
“el hecho de que se hubiera teniendo que acudir a
alquilar una pieza para que viviera JAIRO LEÓN,
este hecho se hizo en aras de proteger la
seguridad de los miembros de la familia ante las
crisis metales sufridas por JAIRO LEÓN con las
que su estado de ánimo se volvía agresivo y
peligros. Este aislamiento transitorio de su núcleo
familiar no puede apreciar(sic)como una ruptura
del sentimiento afectivo que existía entre él y su
compañera permanente, pues se desprende de la
prueba que el aislamiento fue por voluntad de
GLORIA ELENA, como se dijo, en aras de
proteger a la prole y protegerse ella, tan es así,
que el arreglo de la ropa y la preparación de los
alimentos para JAIRO LEÓN lo desempeñaba
GLORIA ELENA. Afirmar que la situación de
enfermedad que llevó a la ruptura transitoria del
estado de convivencia entre JAIRO LEÓN y
GLORIA ELENA seria un desafuero, por el
contrario, hay que tomarla como un acierto por
parte de GLORIA ELENA, situación que jamás
destruyó el vínculo afectivo que los unía” (folio
166, cuaderno 1).
(…)
126
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
En lo que corresponde a la prescripción de las
mesadas pensionales se tiene que en relación a
ERIKA VANESSA BARRIENTOS operó la
suspensión del fenómeno prescriptivo, por el
mero hecho de ser ésta menor de edad y no poder
ejercitar sus derechos ante la justicia, sino al
momento de ser capaz, esto es, al llegar a la
mayoría de edad o al de ser ejercido el derecho de
acción correspondiente por el representante legal
de la menor. Lo precedente con fundamento en
los artículos 2541 y 2530 del Código Civil,
aplicable al juicio laboral por permitirlo el artículo
145 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, los cuales estatuyen la
suspensión de la prescripción en favor de los
menores. Entonces, la prescripción en el sub lite
no puede correr mientras no se haya llegado a la
mayoría de edad, porque tanto procesal como
sustancialmente el eventual derecho discutido en
el juicio no hace parte del haber patrimonial del
representante legal del incapaz, sino de su
representado.
Así lo sostuvo esta Corporación, entre otras, en las
sentencias de 6 de septiembre de 1996, radicación
7565 y 11 de diciembre de 1998, radicación
11349, al razonar:
“La suspensión y la interrupción de la prescripción
son dos fenómenos jurídicos distintos, pero como la ley
laboral no regula la figura de la suspensión, cabe
aplicar, por remisión, las normas del Código Civil
sobre el particular, como se indicó en sentencia del 6
de septiembre de 1996, expediente 7565, que se adoptó
por mayoría.
“La ley laboral establece una prescripción que, frente
a la prevista en otras legislaciones, puede considerarse
de corto tiempo, que procura la reclamación rápida
consecuente con la necesidad de definir ágilmente las
controversias surgidas de una relación de trabajo. Sin
embargo, esta proyección cede en ciertas situaciones
especiales en las que el Estado debe especial
protección a determinadas personas, entre las cuales
están los menores de edad, para quienes no corre el
término extintivo de la prescripción , mientras estén en
imposibilidad de actuar. Vale decir, que deja de operar
en el momento en que alcanzan la mayoría de edad, o
cuando su representante ejerce en su nombre el
derecho de acción y en desarrollo del mismo presenta
la demanda.
“Si la norma transcrita extiende el beneficio de la
suspensión de la prescripción a los menores, los
dementes y los sordomudos, y expresamente se refiere a
quienes cuentan con representación legal (patria
potestad y guarda), es claro que la suspensión opera
sin consideración a que exista o no tal representación,
por lo que debe entenderse que el modificado artículo
2530 del C.C. contiene un beneficio para determinadas
personas, a quienes la ley protege sin importar que el
sujeto cuenta o no con un representante legal eficiente
o ineficiente, por lo que el error en que aquél incurra
no puede afectar la situación jurídica del
representado”».
127
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 34554
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
17//06/2009
Camilo Tarquino Gallego
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá
Sindicato Nacional de Servicios Públicos del Sistema de Seguridad
Social Integral - Sintrasssi
Cajanal S.A. EPS En Liquidación
CUOTAS SINDICALES – Responsabilidad del
empleador cuando no realiza el descuento.
«La controversia se circunscribe a determinar si,
con fundamento en el artículo 400 del Código
Sustantivo del Trabajo, subrogado por el artículo
23 del Decreto 2351 de 1965, el empleador está en
la obligación de asumir el pago de las cuotas
sindicales, cuando éste no ha hecho el descuento
por nómina a los trabajadores afiliados al sindicato
existente o beneficiarios de la convención
colectiva de trabajo.
La norma que denuncia el recurrente como
equivocadamente interpretada por el Tribunal,
dispone textualmente lo siguiente:
Artículo 400, subrogado. D.L. 2351/65, art. 23.
Retención de cuotas sindicales. “ 1. Toda asociación
sindical de trabajadores tiene derecho a solicitar, que
los patronos respectivos deduzcan de los salarios de los
trabajadores afiliados y pongan a la disposición del
sindicato el valor de las cuotas ordinarias o
extraordinarias con que aquéllos deben contribuir. La
retención de las cuotas extraordinarias requiere copia
autenticada del acta de la asamblea sindical en que
fueron aprobadas. Para la retención de las cuotas
ordinarias bastará que el secretario y el fiscal del
sindicato comuniquen certificadamente al patrono su
valor y la nómina de sus afiliados.
“2. Cesará la retención de cuotas sindicales a un
trabajador a partir del momento en que aquél, o el
sindicato, comunique por escrito al patrono el hecho de
la renuncia o expulsión; quedando a salvo el derecho
del sindicato en caso de información falsa del
trabajador.
“3. Modificado. L. 584/2000, art. 11. Previa
comunicación escrita y firmada por el presidente, el
fiscal y el tesorero de la federación, confederación o
central sindical, el empleador deberá retener y
entregar las cuotas federales y confederales que el
sindicato esté obligado a pagar a esos organismos de
segundo y tercer grado a los cuales está afiliado. Para
tal efecto se deberán adjuntar los estatutos y constancia
de afiliación del sindicato emitida por la respectiva
federación, confederación o central sindical”.
Acorde con el texto de la disposición antes
transcrita, cabe afirmar que el legislador consagró
el derecho a las asociaciones sindicales de solicitar
a los empleadores, que del salario de sus
trabajadores afiliados dedujeran y pusieran a
disposición de tales sindicatos, el valor de las
cuotas sindicales ordinarias y extraordinarias; sin
embargo no previó consecuencia alguna a título de
sanción a los empleadores que se sustrajeran de tal
obligación, y menos aún, la que reclama el
impugnante, esto es, la de responder por las sumas
dinerarias que representan el monto de las cuotas
dejadas de retener, porque valga asentar, la
obligación de pagarlas corresponde a los
trabajadores sindicalizados pero no a la empresa.
128
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
En efecto, de conformidad con el principio de
legalidad que impera en nuestro ordenamiento
jurídico, y en aplicación del aforismo latino
“NULLA POENA SINE LEGE”, no es posible
derivar responsabilidad del empleador frente a su
incumplimiento legal de abstenerse de retener el
valor de las cuotas sindicales en la forma sugerida
por el sindicato actor, es decir, que sufrague con su
propio patrimonio las sumas dinerarias que no
descontó, porque, se repite, no hay precepto legal
que así lo establezca.
Aun cuando la omisión del empleador en el
descuento de las cuotas sindicales, puede constituir
un atentado al derecho de asociación, en la medida
en que su desacato podría causar eventuales
traumatismos de tipo económico para el desarrollo
de las actividades propias de la organización, esa
circunstancia no impone necesariamente el
traslado al empleador de lo dejado de cobrar a los
trabajadores asociados, siendo éstos los deudores.
Obviamente que en esta clase de eventos bien
pueden operar las consecuencias de tipo
administrativo que pudieran desplegar las
autoridades encargadas de la inspección, vigilancia
y control de las normas laborales, y que ejerce el
Ministerio de la Protección Social, de conformidad
con el artículo 486 del C.S.T., subrogado por el
artículo 41 del Decreto 2351/65 en concordancia
con los artículos 20 de la Ley 584 de 2000 y 97 de
la Ley 50 de 1990.
Al efecto, es pertinente rememorar lo que precisó
la Corte en sentencia del 19 de julio de 2005,
radicación 24216, en un asunto donde también se
pretendía extender la obligación al empleador de
pagar las cuotas sindicales no descontadas a los
trabajadores, donde se dijo:
“Por lo demás, dos fueron fundamentalmente las
consideraciones de la sentencia acusada. La primera
de ellas atinente a que la empleadora no es la obligada
al pago de las cuotas sindicales que se reclaman y, la
segunda, a la falta de prueba de que el personal no
afiliado al sindicato se beneficiara de los convenios
colectivos, para descontarles las cuotas sindicales.
Con todo, corresponde advertir que de conformidad
con el artículo 39 del Decreto 2351 de 1965, subrogado
por el 68 de la Ley 50 de 1990, la obligación de pagar
los aportes con destino al sindicato, es de los
trabajadores y no de los empleadores.
Dice la citada norma:
“Cuota por beneficio convencional. Los trabajadores
no sindicalizados, por el hecho de beneficiarse de la
convención colectiva, deberán pagar al sindicato,
durante su vigencia, una suma igual a la cuota
ordinaria con que contribuyen los afiliados al
sindicato”.
“Del texto trascrito, es pertinente inferir que los
trabajadores no afiliados a la organización sindical
deben sufragar las cuotas ordinarias con destino al
sindicato, cuando quiera que se beneficien de las
disposiciones de la convención colectiva de trabajo.
Pero lógicamente para hacer práctica la norma en
mención, la organización sindical debe solicitar al
empleador que efectúe los descuentos, de acuerdo a los
beneficios que reciban.
“En efecto, si conforme con el artículo 400 del C.S.T.
subrogado por el 23 del Decreto 2351 de 1965, para la
deducción de aportes sindicales de los trabajadores
afiliados a la organización, se prevé como trámite
mínimo la solicitud formulada al empleador, con mayor
razón debe estimarse necesario dicho procedimiento en
el caso de quienes no tienen esa calidad de afiliados al
sindicato. Pero obviamente, se repite, que la obligación
de pago de las cuotas ordinarias se impone a los
trabajadores y no a los empleadores.
“De esta forma, la conclusión del juzgador en este
caso resulta atinada, en tanto estableció que
correspondía a los trabajadores no sindicalizados, mas
no a la empresa demandada, el pago de las cuotas
sindicales”. (las subrayas y negrillas no son del
texto).
Así las cosas, el Tribunal, lejos de dar un alcance
distinto al contenido de la norma sustantiva
denunciada, lo que hizo fue una correcta
hermenéutica frente al asunto debatido».
129
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
RADICACIÓN No. 36108
FECHA:
25/06/2009
PONENTE:
Luis Javier Osorio López
PROVIDENCIA:
Sentencia
DECISIÓN:
No Casa
PROCEDENCIA:
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín
DEMANDANTE:
Luz Marina Díaz Puerta
DEMANDADO:
Municipio de Bello
ACLARACIÓN DE VOTO: Gustavo José Gnecco Mendoza
SALVAMENTO DE VOTO: Eduardo López Villegas
CONVENCIÓN COLECTIVA – Rige para los
empleados de la administración vinculados
mediante de contrato de trabajo y no para
empleados públicos, así haya acuerdo municipal
que disponga su extensión a todos los servidores
del
municipio/CONVENIOS
INTERNACIONALES – Aplicación de los
convenios 151 y 154 de la OIT/SINDICATO – Los
de empleados públicos no pueden generar
conflictos colectivos para negociar incrementos
salariales o beneficios relativos a su situación
laboral/PRESTACIONES
SOCIALES
–
Corresponde al legislativo establecer el régimen
prestacional de los servidores públicos de las
entidades territoriales/INTERPRETACIÓN DE
LA LEY – Del parágrafo del artículo 43 de la Ley
11 de 1986/BENEFICIOS EXTRALEGALES –
Pérdida de vigencia de prerrogativas pensionales
consagradas en disposiciones municipales o
departamentales/APLICACIÓN DE LA LEY –
Del artículo 146 de la Ley 100 de
1993/PRESTACIONES SOCIALES – Concepto Las pensiones de todo orden de los servidores
oficiales
ostentan
tal
calidad/ACTO
ADMINISTRATIVO – Inaplicación cuando
contraría el orden jurídico superior.
«Dada la vía escogida para el ataque, debe ponerse
de presente que no es objeto de controversia entre
las partes, que la demandante viene trabajando
para el ente accionado desde el 23 de agosto de
1976, en la Secretaría de Gobierno, en el cargo de
Auxiliar Administrativo; que éste suscribió
convenciones colectivas con su sindicato de
trabajadores, y en la de 1975, se pactó una pensión
con 20 años continuos o discontinuos de servicios
con la edad que tuviese el trabajador al momento
de cumplirlos; que según el artículo 14 del
Acuerdo municipal 27 del 6 de diciembre de 1977,
que la aprobó, tal benefició se hizo extensivo a
todos los servidores del municipio de Bello, y que
dicha cláusula se mantiene hasta el momento, dado
que en las convenciones que posteriormente se
firmaron, no se modificó expresa o tácitamente, y
se dejó consignado que continuaría vigente todo lo
dispuesto en las anteriores.
(…)
El artículo 467 del C.S. del T., al referirse a la
convención colectiva de trabajo, dispone que ésta
se celebra entre uno o varios patronos o
asociaciones patronales, por una parte, y uno o
varios sindicatos o federaciones sindicales de
trabajadores, por otra, para fijar las condiciones
que regirán los contratos de trabajo durante su
vigencia.
Como puede verse, dicha norma se refiere
expresamente a contratos de trabajo, y es sabido
que a la administración pública bajo esa
modalidad, únicamente son vinculados los
trabajadores oficiales, mas no los empleados
130
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
públicos, que tienen con ella una relación
establecida por ley o por reglamentos, que no se
pueden modificar sino por preceptos de la misma
jerarquía.
Reafirma lo anterior, el artículo 416 del mismo
estatuto, al preceptuar, en la parte que interesa,
que “Los sindicatos de empleados públicos no
pueden presentar pliegos de peticiones ni
celebrar convenciones colectivas, pero los
sindicatos de los demás trabajadores oficiales
tienen todas las atribuciones de otros sindicatos de
trabajadores, y sus pliegos de peticiones se
tramitarán en los mismos términos que los
demás,….” (Resalta y subraya la Sala).
Siendo ello así, obviamente los empleados
públicos, tampoco podrían beneficiarse de dichos
acuerdos colectivos, por extensión que en ellos se
les haga.
Valga decir, que dichas normas estaban vigentes,
tanto para el momento en que se suscribió la
convención colectiva de trabajo 1975-1977, que
se invoca como fuente del derecho reclamado,
como para aquél en que por Acuerdo municipal
del 27 del 6 de diciembre de 1977, se dispuso que
tal benefició se haría extensivo a todos los
servidores del municipio de Bello.
Así mismo, el artículo 55 de la actual
Constitución, en que también se apoya el
recurrente, establece que se garantizará el derecho
a la negociación colectiva para regular las
relaciones laborales, con las excepciones que
señale la ley, siendo precisamente una de ellas, la
consagrada en el artículo 416 citado.
Ahora, en lo relacionado con los convenios 151 y
154 de la OIT, a que también se refiere la censura,
esta Sala en sentencia del 5 de junio de 2001
radicación 16788, expresó:
“(….)
En este orden de ideas, es claro que los sindicatos de
empleados públicos no tienen la posibilidad legal de
generar un conflicto colectivo para entrar a discutir a
través de un proceso de negociación colectiva
incrementos salariales o cualesquiera otros beneficios
relativos a la situación laboral de sus afiliados, toda vez
que la fijación del régimen salarial y prestacional de éstos
a nivel nacional se encuentra atribuida expresamente por la
Constitución al Congreso de la República (ordinal e del
numeral 19 del artículo 150) y al Presidente de la
República en el evento del numeral 14 del artículo 189
ibídem; y, en el ámbito territorial, a las Asambleas
Departamentales y a los Concejos Municipales
(numeral 7 del artículo 300 y numeral 6 del artículo 313
de la Constitución), ora a los Gobernadores y Alcaldes
en las precisas circunstancias previstas en los artículos
305 (numeral 7) y 315 (numeral 7) de la misma Carta.
Lo anterior no se contrapone a los Convenios 151 y 154
de la OIT, aprobados por las Leyes N° 411 del 5 de
Noviembre de 1997 y 524 del 12 de Agosto de 1999
respectivamente, porque en tales instrumentos
internacionales se consagra la negociación colectiva
para los empleados públicos como una de las opciones
que puede adoptar la autoridad nacional competente o
también como una medida deseable para que las
organizaciones que representan a aquéllos participen con las
autoridades públicas competentes en el establecimiento de
las condiciones de trabajo, así como en la solución de sus
diferencias laborales. Por ello, se hace en estos una
invitación a los Estados para que, de acuerdo con las
situaciones propias de cada nación, se adelanten campañas
de estímulo y fomento de tal mecanismo de
concertación en el sector público. Lo que, además, por
mandato constitucional - inciso dos del artículo 55 de la
C.P. - constituye un deber para el Estado Colombiano.
Aún más, el numeral 3 del artículo 1 del Convenio N°
154 deja abierta la posibilidad de que, en lo referente a
la administración pública, la legislación o la práctica
nacionales puedan fijar modalidades particulares de
aplicación de dicho Convenio.
(…..)
Por tanto y no obstante que desde la Ley 50 de 1990
(art. 58) es posible la constitución de sindicatos mixtos,
que agrupen empleados públicos y trabajadores
oficiales, aún la ley no ha establecido un mecanismo
para que se lleve a efecto la negociación del pliego de
peticiones de los trabajadores oficiales, al unísono con
las “solicitudes respetuosas” que hasta ahora pueden
presentar los empleados públicos que no solamente por
norma general son empleados de carrera y por lo tanto
sujetos a regímenes especiales en distintos aspectos,
131
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
sino que además tienen expresa prohibición legal de
presentar pliegos de peticiones y de firmar
convenciones colectivas de trabajo. (art. 416 C.S.T.).”
De otro lado, para inferir que el mencionado
Acuerdo era ineficaz y no podía aplicarse, el ad
quem se basó en los artículos 62, 76 numeral 9° y
197 numeral 3 de la Constitución Nacional de
1886, que eran las normas vigentes para la fecha
en que éste se expidió y que precisamente
prohibieron a las Asambleas departamentales y a
los Concejos municipales de la facultad de fijar el
régimen jurídico de las prestaciones sociales de los
servidores públicos de las entidades territoriales y
le atribuyó exclusivamente al legislativo esa
competencia.
En relación con los artículos 41 de la Ley 11 de
1986, en concordancia con lo dispuesto en los
artículos 10 y 12 de la Ley 4ª de 1992, debe
decirse que estas disposiciones efectivamente
disponen que corresponde a la ley fijar el régimen
prestacional de los empleados públicos del orden
municipal, y de igual manera el artículo 12 de la
citada Ley 4ª señala con absoluta perentoriedad
que “…no podrán los corporaciones públicas
territoriales arrogarse esta facultad.”
Y en lo atinente a la interpretación que debe darse
al parágrafo del artículo 43 de la mencionada Ley
11 de 1986, esta Sala en sentencia del 3 de junio
de 2004 radicado 22557, manifestó:
“La citada Ley 11 de 1986 y concretamente el artículo
41, al igual que el de los Departamentos, rescató la
facultad del Congreso de la República para establecer el
régimen prestacional de los funcionarios públicos. Si la
Constitución Nacional de 1886 dispuso que el Congreso
Nacional fuera el órgano del Estado con poder
exclusivo y excluyente para establecer el régimen
prestacional de todos los servidores públicos, es claro
que esa ley no fue expedida para mantener la vigencia
de los acuerdos municipales que se abrogaron
ilegalmente esa facultad. Y no podía hacerlo porque la
propia ley 11 sería abiertamente inconstitucional y, en
cambio, se expidió con un indiscutible sentido social de
favorabilidad para los empleados oficiales.
Como según la Constitución Nacional de 1886 el
derecho merece la tutela del Estado cuando es adquirido
con justo título y con arreglo a la ley, de no haberse
expedido el parágrafo del artículo 43 de la Ley 11
citada, la inconstitucionalidad de los acuerdos
municipales en materia prestacional habría podido
conducir a la ilegalidad de las prestaciones reconocidas
con base en ellos.
De acuerdo con lo anterior, el espíritu que informó la
expedición de la Ley 11 de 1986 no fue mantener la
vigencia de los acuerdos municipales que crearon un
régimen prestacional, sino, únicamente, darle un viso de
legalidad a las situaciones definidas por ellos. Por eso la
parte recurrente acierta al encontrar el significado del
término “definidas” que utiliza el parágrafo del artículo
43 de la Ley 11 de 1986, pero se equivoca al referirlo a
los acuerdos municipales, porque el sentido y alcance
de la fórmula legislativa es otro, ya que fueron las
situaciones jurídicas laborales definidas, o consolidadas
que es lo mismo, por disposiciones municipales, las que
quedaron tuteladas por la citada Ley 11, mas no los
acuerdos, porque ellos, como lo dijera acertadamente el
Tribunal, se tomaron sin base jurídica una facultad del
Congreso.
En este mismo sentido se ha expresado la Corte en las
sentencias de casación del 8 de mayo de 2002 y 18 de
marzo de 2003, radicadas bajo los números 18100 y
19720, entre muchas otras.”
A todo lo anterior debe agregarse, que de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 146 de
la Ley 100 de 1993, perdieron vigencia todas las
prerrogativas que en materia de pensiones de
jubilación
extralegales
consagraban
las
disposiciones municipales o departamentales,
cuyas situaciones jurídicas de carácter individual
no estuviesen definidas a la entrada en vigor de
dicha normatividad -23 de diciembre de 1993, como es el caso de la demandante, quien para ese
momento llevaba trabajado para el accionada 17
años y 4 meses. Dicha disposición es del siguiente
tenor:
“ARTICULO 146. Situaciones jurídicas individuales
definidas
por disposiciones
municipales o
departamentales. Las situaciones jurídicas de carácter
individual definidas con anterioridad a la presente Ley,
con
base
en
disposiciones
municipales
o
departamentales en materia de pensiones de jubilación
132
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
extralegales en favor de empleados o servidores
públicos o personas vinculadas laboralmente a las
entidades territoriales o a sus organismos
descentralizados, continuarán vigentes.
También tendrán derecho a pensionarse con arreglo a
tales disposiciones, quienes con anterioridad a la
vigencia de este artículo, hayan cumplido (o cumplan
dentro de los dos años siguientes) los requisitos
exigidos en dichas normas.
Lo dispuesto en la presente Ley no afecta ni modifica la
situación de las personas a que se refiere este artículo.
Las disposiciones de este artículo regirán desde la fecha
de la sanción de la presente Ley.”
-El texto entre paréntesis fue declarado inexequible
mediante sentencia C-410 del 28 de agosto de 1997-.
Ahora bien, las pensiones de todo orden de los
servidores oficiales son prestaciones sociales, no
solo porque así aparecen calificadas en el capítulo
II del Decreto 3135 de 1968 y antes en la Sección
III de la Ley 6ª de 1945, sino porque tienen las
características y peculiaridades de éstas, como se
desprende de las reflexiones hechas por esta
Corporación. Así, en fallo de 18 de julio de 1985
expresó:
“Prestación social es lo que debe el patrono al
trabajador en dinero, especie, servicios u otros
beneficios, por ministerio de la ley, o por haberse
pactado en convenciones colectivas o en pactos
colectivos, o en el contrato de trabajo, o establecida en
el reglamento interno de trabajo, en fallos arbitrales o
en cualquier acto unilateral del patrono, para cubrir los
riesgos o necesidades del trabajador que se originan
durante la relación de trabajo o con motivo de la
misma. Se diferencia del salario en que no es retributiva
de los servicios prestados y de las indemnizaciones
laborales en que no repara perjuicios causados por el
patrono…”
Posteriormente explicó:
“Entendiéndose las “prestaciones sociales” como el
mecanismo de seguridad social ideado por el legislador
nacional para cubrir los riesgos que afectan el
desempleo, la salud y la vida del trabajador, resulta
apenas lógico que cualquier otro régimen, legal o
convencional, orientado a amparar estas contingencias,
constituirá igualmente una prestación social, en la
misma forma que lo son las sumas de dinero o los
beneficios que se reconocen por razón del accidente de
trabajo, la enfermedad profesional o común, la
maternidad, los gastos de entierro, el auxilio de
cesantía, las pensiones de jubilación o vejez, las
pensiones de viudez, orfandad e invalidez, garantías
todas que no obstante su distinta finalidad específica se
agrupan dentro del género de las “prestaciones
sociales”, porque están dirigidas a cubrir riesgos
laborales.” (Sentencia de 12 de febrero de 1993).
En ese orden de ideas no le es permitido a las
corporaciones municipales o departamentales
expedir normas generales sobre pensiones, ya que
esa es una atribución exclusiva y excluyente del
Congreso, como ya se vio, la cual es integral y
omnicomprensiva y tiene origen constitucional
como quiera que estaba incorporada en la
Constitución de 1886, y lo está en la actualmente
vigente tal como se desprende del contenido de su
artículo 150 numeral 9 literales e y f, y lo ratifica
el artículo 12 de la Ley 4ª de 1992.
Por otra parte, desde el punto de vista del artículo
6º de la Carta Política los funcionarios públicos
son responsables ante las autoridades por infringir
la Constitución y las Leyes y por omisión y
extralimitación en el ejercicio de sus funciones,
norma que señala que la actuación estatal debe
desenvolverse en el estricto marco prefigurado en
la Constitución, las leyes y demás disposiciones, y
que al mismo tiempo proscribe el desbordamiento
de esos cauces.
En consonancia con esa directriz, se tiene entonces
que ninguna de las disposiciones que fijan las
funciones de los Concejos municipales, autorizan
para regular materias o expedir normativas, como
lo es para el caso que nos ocupa el artículo 14 del
Acuerdo municipal 27 del 6 de diciembre de 1977,
que hizo extensivos a todos los servidores del
municipio
demandado,
unos
beneficios
convencionales; constituyendo tal circunstancia
una razón adicional para que no se le otorgue a
dicho acto ninguna eficacia ni efecto vinculante.
La anterior posición no desconoce el mandato de
que los actos administrativos, entre los que se
133
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
encuentran tales acuerdos, son obligatorios
mientras no sean anulados o suspendidos por la
jurisdicción de lo contencioso administrativo; pero
cuando la contrariedad de ellos con el orden
jurídico superior a que deben sujetarse es
ostensible y evidente, es imperativo para los jueces
proceder a inaplicarlos.
Finalmente, debe destacarse que la tesis que se
deja expuesta tiene cabal aplicación cuando se
trata de empleados públicos del ámbito municipal,
aclaración que resulta necesaria dado que el
Tribunal examinó el asunto desde esa óptica. No
obstante, si se trata de trabajadores oficiales, lo
que contemple la ley en materia salarial y
prestacional, es apenas un mínimo que puede ser
superado a través de la contratación colectiva, pero
se reitera que esta posibilidad no puede dar pie
para que dicho mejoramiento se produzca a través
de actos jurídicos expedidos por los Concejos
municipales y las Asambleas departamentales,
porque ello les está perentoriamente vedado por la
Constitución y la ley».
134
REPÚBLICA DE COLOMBIA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
RADICACIÓN No. 35998
FECHA:
PONENTE:
PROVIDENCIA:
DECISIÓN:
PROCEDENCIA:
DEMANDANTE:
DEMANDADO:
25/06/2009
Luis Javier Osorio López
Sentencia
No Casa
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Sincelejo
Jaime Enrique Isoza Cabrera
Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías Santander
S.A.
TERMINACIÓN
DEL
CONTRATO
DE
TRABAJO POR JUSTA CAUSA, FALTA
GRAVE – Por incumplimiento de las metas de
ventas calificado como falta grave según el
contrato de trabajo – En la calificación del la falta
no opera la responsabilidad objetiva – Las metas
de ventas deben ponerse en conocimiento del
trabajador y su incumplimiento demostrarse.
«Indudablemente que es cierto que en el contrato
de trabajo suscrito por las partes el 16 de abril de
1999 (folios 22 a 28), se calificó en la cláusula
séptima, parágrafo, literal n), como falta grave que
justificaba la terminación del contrato de trabajo
por parte del empleador, la de “incumplir las metas
de ventas establecidas por el EMPLEADOR
contenidas en el documento denominado
‘Estándares de Productividad”. (Resaltados son
del texto).
Igualmente lo es que en la comunicación de
despido al actor se le invocó como motivo, “El
incumplimiento de su parte a los estándares
mínimos de producción, recaudo y reclutamiento
durante los meses de julio, agosto y septiembre del
2000, de conformidad con el cuadro de metas
comerciales adjunto, información de la cual usted
tenía pleno conocimiento”, citándole como
sustento legal de la determinación la falta grave así
calificada en el contrato de trabajo en la cláusula
séptima, parágrafo, literal n).
Ahora, el Tribunal consideró que la causal aducida
por la empleadora fue el deficiente rendimiento del
trabajador y frente al cual tenía que seguirse el
procedimiento previsto en el artículo 2º del
Decreto 1373 de 1966.
La comparación entre lo que acredita el contrato
de trabajo, la causal invocada y la conclusión del
sentenciador de la alzada, muestra a simple vista el
equívoco de éste al considerar que el motivo del
despido había sido el deficiente rendimiento del
trabajador en sus labores.
Así se afirma, pues el deficiente rendimiento del
trabajador en sus labores como causal de despido,
no necesariamente guarda relación con la actividad
de vendedor que desempeña un asalariado, pues
aquella tiene una naturaleza genérica, mientras que
la aducida por la empleadora de acuerdo con el
contrato de trabajo, es concreta y específica, ya
que se refiere a una determinada actividad, como
son las ventas que en debe realizar el operario en
el tiempo en el tiempo acordado contractualmente,
como ocurrió en la causa que se estudia.
Por tanto, es indudable que el Tribunal se
equivocó al considerar como causa de despido un
motivo que no fue el que realmente alegó la
empresa, y por ende el cargo es fundado, pues de
135
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
conformidad con el numeral 6º del artículo 7º,
literal a) del Decreto 2351 de 1965, es justa causa
de despido por parte del empleador el que el
trabajador incurra en una falta grave calificada
como tal en pacto, convención colectiva,
reglamento interno o contrato de trabajo.
Sin embargo, la sentencia no podrá ser
quebrantada, puesto que en instancia se llegaría a
la misma decisión del Tribunal, por lo siguiente:
El hecho de que una conducta del trabajador sea
calificada en el contrato de trabajo como falta
grave que faculte al empleador para terminar el
vínculo contractual por justa causa, no significa
que el juez no pueda examinar los motivos
aducidos para determinar si efectivamente el
trabajador incurrió en dicha falta. Desde luego que
no juzgará la gravedad de la misma, pues esa
calificación ha sido previamente convenida por las
partes, pero sí, si el trabajador incurrió en la
conducta antilaboral, ya que en estos eventos no
opera la responsabilidad objetiva.
En el asunto bajo examen, la empleadora, según se
lee en la carta de despido, solicitó justificaciones a
su servidor en torno al supuesto incumplimiento de
éste en la meta de ventas y al respecto le dice que
no las encuentra justificadas. No obstante, no
aportó al expediente la comunicación del 3 de
noviembre de 2000, en la que el trabajador dio sus
razones frente al requerimiento de la empresa y
por ello no puede determinarse si efectivamente
tales razones son o no justificativas.
posible establecer con certeza si las metas de la
empresa fueron comunicadas previamente a su
subordinado, para concluir en un incumplimiento
suyo a las mismas, ya que ninguna prueba en el
expediente apunta en esa dirección.
En el interrogatorio de parte que absolvió el
demandante, fue interrogado acerca de si había
recibido de la empresa los estándares mínimos de
producción, recaudo y reclutamiento que debió
cumplir durante los meses de julio, agosto y
septiembre de 2000, y respondió que “No es
cierto, nunca se pasó ninguna comunicación
porque ya sabíamos cual era la producción nunca
nos dijeron este mes la cuota era tal”. Y al ser
preguntado entonces sobre cual era la producción
que debía cumplir, respondió que “Nosotros
teníamos una producción mínima al ingresar que
no recuerdo cuanto era pero yo con la antigüedad
uno se ponía una cuota pero nunca hubo una orden
de la empresa”.
Y en cuanto al dato de ejecutivos de ventas de la
Regional de Bogotá en la que el actor aparece en
el número 368 con puntaje de 24 sobre un máximo
de 130 logrado por otros ejecutivos de cuenta,
tampoco puede desprenderse que el actor hubiera
incumplido las metas de la empresa, porque no se
sabe cuáles fueron esas metas y si éstas fueron
comunicadas previamente al trabajador, además de
tratarse de un documento elaborado por la empresa
que no aparece suscrito o manuscrito por el
demandante o que hubiera sido aceptado
expresamente por el mismo».
De otro lado, en la nota de despido, al trabajador
se le manifiesta que tenía pleno conocimiento del
cuadro de metas comerciales correspondientes a
los meses de julio, agosto y septiembre de 2000.
Empero, no hay medio de convicción que respalde
esa afirmación, por lo que simplemente se
constituye en una declaración de parte interesada.
Por tanto, si bien en la comunicación de despido al
asalariado se le dice que el cuadro de metas
comerciales está adjunto a la misma y que de ese
cuadro se puede deprender que los logros del
trabajador son inferiores a las metas fijadas, no es
136
INDICE
A
ACCIDENTE DE TRABAJO – Elementos que lo estructuran – Relación de causalidad entre el percance y la
prestación del servicio – La obligación del Estado de proteger a los ciudadanos no excluye su configuración
– Suspensión de las labores por lluvia, .................................................................................................................. 79
ACCIDENTE DE TRABAJO – Formas de reparación – Diferencia entre reparación tarifada de riesgos y
reparación plena de perjuicios (Naturaleza objetiva y subjetiva, en su orden), ................................................... 105
ACTO ADMINISTRATIVO – Inaplicación cuando contraría el orden jurídico superior, ........................................... 130
AFILIACIÓN AL SISTEMA DE RIESGOS PROFESIONALES – Efectos por falta de afiliación cuando la
muerte del trabajador ocurre con ocasión de accidente de trabajo, ....................................................................... 83
AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE PENSIONES – Debe ser consonante con la realidad - Sólo se
obliga a reconocer y pagar las prestaciones cuando la afiliación y las cotizaciones son válidas, ......................... 32
AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE PENSIONES – Efectos para el empleador por no hacerlo de
manera oportuna, ................................................................................................................................................. 123
ANÁLISIS DE PRUEBAS – De las sentencia que ordenó el reintegro y otros medios probatorios para
establecer la no solución de continuidad, .............................................................................................................. 63
ANÁLISIS DE PRUEBAS – Valoración para establecer las razones que hacen desaconsejable el reintegro, ......... 76
APLICACIÓN DE LA LEY – Del artículo 146 de la Ley 100 de 1993, ..................................................................... 130
APLICACIÓN DE LA LEY – Vigencia del sistema general de pensiones para servidores públicos territoriales, .... 123
APORTES PARA PENSIÓN – Deber de realizar el cobro de las cotizaciones en mora – Declaración formal de
deuda incobrable – Cotizaciones incobrables – Las cotizaciones existentes no pagadas se deben
contabilizar provisionalmente hasta tanto no se declare su inexistencia, .............................................................. 52
APORTES PARA PENSIÓN – Existencia de la cotización, ....................................................................................... 52
APORTES PARA PENSIÓN – Validez de las cotizaciones efectuadas como trabajador subordinado sin que
hubiese existido en realidad contrato de trabajo, ................................................................................................... 32
B
BENEFICIOS EXTRALEGALES – Pérdida de vigencia de prerrogativas pensionales consagradas en
disposiciones municipales o departamentales, .................................................................................................... 130
BONOS PENSIONALES – El trámite para su emisión y redención corresponde a la administradora de
pensiones,.............................................................................................................................................................. 55
BONOS PENSIONALES – La aceptación de la liquidación provisional y de la historia laboral corresponde al
interesado afiliado o a sus causahabientes, .......................................................................................................... 55
BUENA FE - Concepto, ................................................................................................................................................ 7
C
CONFESIÓN - Las manifestaciones de las partes en la audiencia de conciliación no la constituyen., ..................... 27
CONFLICTO COLECTIVO DE TRABAJO, NEGOCIACIÓN COLECTIVA - Frente a la renuencia del
empleador de iniciar la etapa de arreglo directo, se debe agotar la vía gubernativa para iniciar el cese de
actividades, ............................................................................................................................................................ 88
CONFLICTO DE COMPETENCIA – Negativo por factor territorial contra entidades del Sistema de Seguridad
Social Integral – El domicilio del demandado o el lugar de la reclamación es el que determina el factor
territorial, ................................................................................................................................................................ 61
CONFLICTO DE COMPETENCIA – Resolución facultando al demandante para escoger entre los juzgados
que son competentes, ............................................................................................................................................ 61
CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE TRABAJO – La declaración judicial de la relación laboral lleva
ínsita la concerniente al vínculo legal que debe ostentar la persona, vale decir, trabajador particular,
trabajador oficial o empleado público – Su declaración judicial no depende de que los servicios prestados
estén previstos como actividades de un cargo de planta,.................................................................................... 119
CONTRATO REALIDAD, CONTRATO DE TRABAJO, ANÁLISIS DE PRUEBAS – Primacía de la realidad
sobre las formas – Vinculación bajo la modalidad de contrato de corretaje – Ausencia de confesión en
interrogatorio de parte, ........................................................................................................................................... 68
CONTRATO REALIDAD, PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – Una vez demostrada la prestación
del servicio personal al demandado corresponde desvirtuar la presunción del artículo 24 del CS, ....................... 85
CONVENCIÓN COLECTIVA – Beneficiarios - Acuerdo según el cual, al suscribir la convención, el sindicato
reunía más de la tercera parte de los trabajadores de la entidad, y , por tanto, bastaba demostrar la calidad
de trabajador oficial para acceder a sus beneficios, ............................................................................................ 119
CONVENCIÓN COLECTIVA – Coexistencia de varias en una misma empresa – Aplicación y beneficiarios
cuando se presenta coexistencia, .......................................................................................................................... 88
CONVENCIÓN COLECTIVA – El sentido y alcance de sus disposiciones corresponde a las partes y no a la
Corte, ..................................................................................................................................................................... 21
CONVENCIÓN COLECTIVA – Interpretación de la cláusula 2 de la convención suscrita con el municipio de
Caucasia, ............................................................................................................................................................... 21
CONVENCIÓN COLECTIVA – Interpretación y aplicación de los artículos 30 y 35 de la convención suscrita
con el IDRD, ........................................................................................................................................................... 18
CONVENCIÓN COLECTIVA – Rige para los empleados de la administración vinculados mediante de contrato
de trabajo y no para empleados públicos, así haya acuerdo municipal que disponga su extensión a todos
los servidores del municipio, ................................................................................................................................ 130
CONVENIOS INTERNACIONALES – Aplicación de los convenios 151 y 154 de la OIT/SINDICATO – Los de
empleados públicos no pueden generar conflictos colectivos para negociar incrementos salariales o
beneficios relativos a su situación laboral, ........................................................................................................... 130
CULPA PATRONAL, ACCIDENTE DE TRABAJO – Concepto – Nexo de causalidad entre el hecho
generador del daño y la prestación del servicio bajo subordinación - Relación directa o indirecta entre el
hecho dañoso y el trabajo, ................................................................................................................................... 105
CULPA PATRONAL, INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – Naturaleza - Obligación
de probar el incumplimiento del empleador a los deberes de protección y seguridad – La ausencia del
reglamento interno, del manual de funciones, del programa de salud ocupacional y del reglamento de
higiene y de seguridad industrial, no es suficiente para acreditar la culpa patronal, ............................................. 24
CUOTAS SINDICALES – Responsabilidad del empleador cuando no realiza el descuento, .................................. 128
D
DEMANDA Y CONTESTACIÓN – Valoración, .......................................................................................................... 99
DERECHO DE HUELGA – Concepto – Situaciones que posibilitan la huelga por parte del trabajador –
Diferencia entre huelga declarada conforme a la ley y por incumplimiento de las obligaciones del empleador
en cuanto a su declaración, inicio, desarrollo y efectos – Casos en que la suspensión de actividades es
ilegal, ...................................................................................................................................................................... 88
E
ERROR DE HECHO – Se estructura sobre pruebas válidamente solicitadas, decretadas e incorporadas al
proceso, ............................................................................................................................................................... 117
ESTABILIDAD LABORAL – Conflicto entre normas constitucionales que persiguen los fines del Estado con
las que consagran derechos individuales y colectivos, .......................................................................................... 18
ESTABILIDAD LABORAL, REINTEGRO - Procedencia cuando la supresión del cargo no obedece al interés
general y se torna caprichosa, ............................................................................................................................... 18
EXCEPCIONES – Falta de jurisdicción, finalidad y efectos, ................................................................................... 123
EXCEPCIONES – La de prescripción debe proponerse de manera expresa – Declaración de oficio de la
excepción de pago, ................................................................................................................................................ 37
I
INDEMNIZACIÓN MORATORIA – Por no pago oportuno de cesantías, salarios y prestaciones – En ambos
casos su naturaleza es sancionatoria y se debe analizar la buena o mala fe de la conducta del empleador
– Cuando se presenta controversia fundada y seria acerca de la naturaleza jurídica del contrato hay lugar a
su exoneración – Las mismas pruebas que fundaron la declaración de la relación laboral pueden servir
para deducir la buena fe del empleador, .................................................................................................................. 7
INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – No es dable descontar sumas pagadas por las
entidades de seguridad social, a menos que el empleador haya sufragado gastos que le correspondían a
éstas, ................................................................................................................................................................... 105
INDEMNIZACIÓN TOTAL Y ORDINARIA DE PERJUICIOS – Para que se cause se requiere culpa
suficientemente comprobada del empleador – Incumplimiento en la observancia de los deberes de
protección y seguridad de los trabajadores – Improcedencia en materia laboral de la concurrencia o
compensación de culpas prevista en el artículo 2357 del C.C. – No hay responsabilidad del patrono cuando
el infortunio ocurre por culpa exclusiva del trabajador pero no cuando se presente concurrencia de culpas, ..... 105
INDEXACIÓN DE LA PRIMERA MESADA PENSIONAL – Procedencia en pensión voluntaria causada en
vigencia de la nueva constitución, ......................................................................................................................... 58
INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES ISS – Domicilio, .......................................................................................... 61
INTERESES MORATORIOS – En pensión de sobrevivientes por muerte del trabajador en accidente de
trabajo - ARP – Su imposición no es una sanción – El concepto de buena o mala fe no tiene incidencia en
su imposición, ........................................................................................................................................................ 79
INTERPRETACIÓN DE LA LEY – De los artículos 147-3 y 132-3 del CST, ............................................................ 30
INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del numeral 6 literal a) del artículo 7 de l Decreto 2351 de 1965, ....................... 46
INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley 797 de 2003, ........................................ 86
INTERPRETACIÓN DE LA LEY – Del parágrafo del artículo 43 de la Ley 11 de 1986, ......................................... 130
L
LIBRE FORMACIÓN DEL CONVENCIMIENTO – Aplicación en el procedimiento para declarar su ilegalidad, ....... 88
N
NEGOCIACIÓN COLECTIVA, SINDICATO – Representación sindical – Los minoritarios pueden adelantar de
manera independiente sus procesos de negociación, ........................................................................................... 88
P
PENSIÓN DE INVALIDEZ – Carácter provisional y definitivo – Revisión de la invalidez – Etapas para su
otorgamiento -Carácter vitalicio cuando el pensionado por invalidez cumple la edad mínima para la pensión
de vejez, ................................................................................................................................................................. 16
PENSIÓN DE INVALIDEZ – Determinación del monto – Para tener en cuenta el tiempo servido a entidades
de orden nacional, no es indispensable para las administradoras del régimen de prima media, la
expedición, remisión y redención de los bonos pensionales, basta con su cálculo, .............................................. 37
PENSIÓN DE INVALIDEZ – Reliquidación por cotizaciones realizadas a las cajas de previsión social en
calidad de empleado público de entidades de orden nacional y territorial, ............................................................ 37
PENSIÓN DE INVALIDEZ POR RIESGO COMÚN – Afiliado que estaba cotizando al momento de
estructurarse la invalidez, ...................................................................................................................................... 44
PENSIÓN DE JUBILACIÓN – En una misma persona puede concurrir un régimen especial con otro general De servidor público que al entrar en vigencia el sistema general de pensiones tenía 18 años al servicio
(Rama Judicial y Ministerio Público) y completó el tiempo cotizando al ISS con servidor de la Fiscalía,. ........... 70
PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL – Requisitos según el artículo 260 del CST – Su reconocimiento
voluntario por el empleador antes de cumplir la edad no afecta su naturaleza ni significa que se trate de
una pensión diferente, ............................................................................................................................................ 49
PENSIÓN DE JUBILACIÓN LEGAL –Tope máximo permitido - 20 salarios mínimos., ............................................ 49
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De afiliado que cotizó como trabajador dependiente sin que existiese
contrato de trabajo con el empleador que lo afilió, ................................................................................................. 32
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De causante que se trasladó al RAIS y reunía los requisitos establecidos
en el Acuerdo 049 de 1990, ................................................................................................................................... 55
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De servidor público de ente territorial no afiliado al Sistema de Riesgos
Profesionales, ........................................................................................................................................................ 83
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – De servidor público municipal no afiliado de manera oportuna al sistema
y fallecido después de su entrada en vigencia – Requisitos y beneficiarios – Cómputo de semanas
cotizadas antes de la entrada en vigencia del sistema, ....................................................................................... 123
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – La dependencia económica de los padres en vigencia de la Ley 797 de
de 2003 no es total y absoluta – Sentencia de exequibilidad C-111 de 2006 – Los padres pueden recibir
ingresos adicionales por su propio trabajo siempre y cuando no los convierta en autosuficientes, ....................... 10
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – No convivencia con el cónyuge bajo el mismo techo por razones de
seguridad, ............................................................................................................................................................ 123
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Por muerte del trabajador en accidente de trabajo, ......................................... 79
PENSIÓN DE SOBREVIVIENTES – Requisitos según artículo 47 de la Ley 100 de 1993 original –
Convivencia simultánea de la compañera permanente y de la cónyuge con el causante – Prevalencia del
cónyuge sobre la compañera permanente, .............................................................................................................. 4
PENSIÓN DE VEJEZ – Según el literal b) del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990 – 500 semanas cotizadas
durante los últimos 20 años, .................................................................................................................................. 52
PENSIÓN ESPECIAL DE VEJEZ – Por el ejercicio de actividades de alto riesgo – Requisitos – Régimen de
transición, ............................................................................................................................................................... 14
PENSIÓN, APORTES PARA PENSIÓN – Para acceder a una pensión, no sólo se puede teniendo en cuenta
el tiempo efectivamente cotizado, sino que es viable contabilizar el tiempo servido, sin importar que no se
hubiere hecho aportes al sistema, ......................................................................................................................... 52
PLAZO PRESUNTIVO – Su cumplimiento es ajeno a la conducta laboral del trabajador y, por tanto, no puede
ser objeto de medida disciplinaria, ......................................................................................................................... 21
PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES – Reclamación de perjuicios materiales y morales por culpa
patronal – Suspensión cuando el demandante es menor de edad - Cómputo de términos, .................................. 24
PRESCRIPCIÓN DE ACCIONES LABORALES – Suspensión cuando el beneficiario de la pensión es menor
de edad, ............................................................................................................................................................... 123
PRESTACIONES SOCIALES – Concepto - Las pensiones de todo orden de los servidores oficiales ostentan
tal calidad, ............................................................................................................................................................ 130
PRESTACIONES SOCIALES – Corresponde al legislativo establecer el régimen prestacional de los
servidores públicos de las entidades territoriales, ................................................................................................ 130
PRIMA DE VACACIONES – Su carácter salarial depende si tiene o no relación directa con la prestación del
servicio, .................................................................................................................................................................. 72
PRINCIPIO A TRABAJO IGUAL SALARIO IGUAL – Requisitos - No basta con comparar funciones
generales, se requiere comprobar el desempeño de las mismas funciones – La nivelación salarial puede
darse en circunstancias diferentes a las señaladas en los artículos 143 de CST y 5 de la Ley 6 de 1945 –
No siempre se requiere medir las condiciones de eficiencia con otro trabajador – Diferencia entre nivelación
salarial por cumplimiento de funciones iguales a otro cargo que desigualdad salarial para un mismo cargo, ...... 99
PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – Carga dinámica de la prueba en materia laboral – Para
desconocer la aplicación del principio de la condición más beneficiosa, el demandado es quien tiene que
demostrar las fechas en que el actor sufragó las semanas cotizadas, .................................................................. 44
PRINCIPIO DE CONSONANCIA – Si la inconformidad con la valoración del dictamen pericial fue planteada
en el recurso de apelación, el ad quem puede abordar su estudio de manera integral, ........................................ 27
PRINCIPIO DE COSA JUZGADA – Concepto y requisitos – Cuando la decisión se funda en falta de
jurisdicción no es dable afirmar que exista cosa juzgada material,...................................................................... 123
PRINCIPIO DE LA CARGA DE LA PRUEBA – El que reclama la pensión de sobrevivientes es quien debe
probar la dependencia económica, ........................................................................................................................ 10
PRINCIPIO DE LA CONDICIÓN MÁS BENEFICIOSA – Aplicación en pensión de invalidez cuando al
momento de su estructuración, en vigencia de la Ley 100 de 1993, el afiliado no estaba cotizando o no
había cotizado en el año anterior, .......................................................................................................................... 44
PROCESO DISCIPLINARIO – Derogatoria de disposiciones disciplinarias convencionales a partir de la
expedición del Código Disciplinario, ...................................................................................................................... 56
PROVIDENCIAS JUDICIALES – Clases – La decisión de la excepción de prescripción en audiencia de decisión
de excepciones previas es auto,................................................................................................................................ 1
PRUEBAS - Aducción al proceso - Para la apreciación de una sentencia judicial se requiere que la misma
haya sido válidamente, solicitada, decretada y aportada al proceso, .................................................................. 117
PRUEBAS – Valor probatorio de las circulares, ......................................................................................................... 32
PRUEBAS DE OFICIO – No proceden cuando la corte actúa como tribunal de casación, ..................................... 117
R
RECURSO DE APELACIÓN, JUEZ LABORAL – La facultad de decidir entre reintegro o indemnización por
despido puede ser revisada por el superior, .......................................................................................................... 76
RECURSO DE CASACIÓN – Desierto por técnica, ................................................................................................. 115
RECURSO DE CASACIÓN – Hecho nuevo, ............................................................................................................. 56
RECURSO DE CASACIÓN - No procede frente a errores in procedendo – Por no haber practicado una
prueba pedida oportunamente o por haber dejado de decretarla oficiosamente, .................................................. 27
RECURSO DE CASACIÓN – Procedencia - Reseña histórica – Características - Improcedencia contra autos, ............. 1
RECURSO DE CASACIÓN – Pruebas calificadas, ................................................................................................. 117
RECURSO DE CASACIÓN – Un tema basado en los mismos hechos y con iguales disposiciones jurídicas
denunciadas puede controvertirse por vía directa e indirecta, ............................................................................... 27
RECURSO DE CASACIÓN, ERROR DE HECHO – En la interpretación de cláusulas convencionales, .................. 21
REESTRUCTURACIÓN ADMINISTRATIVA – El acto de supresión proveniente de la misma entidad no es
suficiente para declarar la existencia de un interés público, .................................................................................. 18
REESTRUCTURACIÓN ADMINISTRATIVA – La supresión de cargos debe obedecer a la realización de los
fines del Estado, ..................................................................................................................................................... 18
RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En concurrencia de regímenes pensionales permite elegir el más conveniente
– Del decreto 546 de 1971 y del artículo 36 de la Ley 100 de 1993, ..................................................................... 70
RÉGIMEN DE TRANSICIÓN – En pensión de jubilación patronal, ............................................................................ 49
REGLAMENTO INTERNO DE TRABAJO – No se hace necesaria su aportación cuando la causal invocada
para la terminación del contrato está en la ley, ...................................................................................................... 46
REINTEGRO - Según la convención suscrita con el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte IDRD
cuando no se justifica el despido, .......................................................................................................................... 18
REINTEGRO – Efectos según el artículo 8 del Decreto 2351 de 1965, del consagrado en convenciones
colectivas y de los trabajadores amparados con fuero sindical – Cómputo del tiempo durante el cual el
trabajador estuvo cesante para efectos de la pensión de jubilación convencional, ............................................... 63
REINTEGRO – La inexistencia del cargo al cual se ordena el reintegro no es razón jurídica que lo impida, .......... 119
REINTEGRO – No procede cuando la terminación ocurrió por vencimiento del plazo presuntivo, ............................ 21
REINTEGRO – Razones que lo hacen inconveniente o desaconsejable – Los simples retardos y la no
reincidencia en la negativa de laborar horas extras no constituyen actitud de rebeldía o desobediencia –
Las dificultades de producción y mercadeo que lo hagan desaconsejable deben permanecer y acreditarse –
La antigüedad no es un factor que lo haga desaconsejable, ................................................................................. 76
S
SALARIO – Elementos a tener en cuenta para definir si un pago tiene naturaleza salarial, ..................................... 72
SALARIO – Nivelación salarial en el sector oficial, .................................................................................................... 99
SALARIO – Objeto - El principio de proporcionalidad no es exclusivo del salario mínimo legal,............................... 30
SALARIO INTEGRAL – Objeto - Proporcionalidad, .................................................................................................. 30
SERVICIOS PÚBLICOS ESENCIALES – Su clasificación no puede consultar solamente la literalidad de texto
– Determinación de su calidad atendiendo su contenido material – El transporte ferroviario de carga no es
un servicio público esencial, .................................................................................................................................. 88
SINDICATO – Los de empleados públicos no pueden generar conflictos colectivos para negociar incrementos
salariales o beneficios relativos a su situación laboral, ........................................................................................ 130
SOLIDARIDAD, PROCESOS LABORALES – Viabilidad de reclamar, en proceso separado, la solidaridad de
un socio no vinculado en el que se determinó la obligación de la sociedad empleadora (pensión de
sobrevivientes), ...................................................................................................................................................... 42
T
TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO – Por vencimiento del plazo presuntivo no se requiere
adelantar trámite disciplinario previsto convencionalmente, .................................................................................. 21
TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – De trabajadores oficiales
vinculados por contrato de trabajo – Sus causales no fueron derogas por la expedición de la Ley 200 de
1995 – En el despido por justa causa de trabajadores oficiales no se requiere del trámite del Código
Disciplinario, excepto cuando se trata de falta gravísima, ..................................................................................... 56
TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por cumplimiento de los requisitos
para acceder a la pensión de vejez, según el parágrafo 3 del artículo 9 de la Ley 797 de 2003, .......................... 86
TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA – Por incumplimiento de las
obligaciones y prohibiciones del trabajador y por otras causas señaladas en el reglamento interno de
trabajo – Por obrar con negligencia – No se hace necesario allegar el reglamento interno de trabajo
cuando, según la ley, al juez le compete calificar la gravedad de la conducta, ..................................................... 46
TERMINACIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO POR JUSTA CAUSA, FALTA GRAVE – Por
incumplimiento de las metas de ventas calificado como falta grave según el contrato de trabajo – En la
calificación del la falta no opera la responsabilidad objetiva – Las metas de ventas deben ponerse en
conocimiento del trabajador y su incumplimiento demostrarse, ........................................................................... 135
TRABAJADOR OFICIAL, CONVENCIÓN COLECTIVA – Beneficios para quienes no pertenecen a la planta
de personal de la empresa - Interpretación y aplicación de la cláusula 3 de la convención suscrita con el
ISS – Inaplicabilidad de las disposiciones que excluyen a trabajadores que sin estar vinculados como
trabajadores oficiales, luego se les reconoce tal carácter, ................................................................................... 119
Descargar