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CENTRO COORDINADOR DE LA INVESTIGACION
FEDERACION INTERNACIONAL DE UNIVERSIDADES CATOLICAS
“LA DECLARACION DE BANGKOK”
LA CONTRIBUCION DE LOS ESTUDIOS CIENTIFICOS
A LAS POLITICAS PUBLICAS SOBRE DROGAS
La Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC) viene obrando desde hace
años a favor de un mejor conocimiento y comprensión de la problemática relativa a las
toxicomanías. Su interés por estas cuestiones se debe a la convicción de que las mismas
suponen un problema humano enraizado en una compleja trama de factores económicos,
sociales y políticos interrelacionados, cuyo estudio contribuye de igual manera a la comprensión de múltiples facetas de la sociedad. De esta forma, con la promoción de
investigaciones centradas en las toxicomanías, la Federación permanece fiel a su divisa:
Sciat vt Serviat.
Con base a esta convicción, la FIUC, a través de su Centro Coordinador de la Investigación (CCI), ha promovido durante las últimas décadas proyectos que tratan directa o
indirectamente la problemática de las toxicomanías. Entre los proyectos desarrollados en
el pasado, habría: “Vivir juntos el desafío de las drogas”, “Cultura y uso/abuso de drogas
en contextos asiáticos”, “Formación de formadores en prevención integral”, y “Laboratorio
internacional de estudios sociales”.
La universidad católica, como parte de la comunidad, es igualmente un actor mayor de la
cuestión. A través del estudio e investigación rigurosos, el papel de la universidad
consiste en profundizar el conocimiento de la naturaleza y las causas del fenómeno en
contextos diversos con el fin de encontrar estrategias que permitan hacerle frente.
El estudio más reciente en este campo fue realizado entre 2005 y 2008, con la colaboración de varias universidades católicas de América latina, Asia y Oriente próximo, bajo el
título “Universidad y uso/abuso de droga. Estudios locales”. En este proyecto, los
equipos de investigación de 10 países latinoamericanos y asiáticos se apoyaron en sus
conocimientos y experiencias pasadas con el ánimo de llevar a cabo estudios locales.
Estos tenían por objetivo comprender las características locales de los fenómenos relativos a las toxicomanías a fin de favorecer estrategias de intervención adecuadas, contribuyendo a que las personas concernidas se responsabilizasen de sus propias acciones.
A continuación se enumeran las universidades que tomaron parte en dicho proyecto, junto
con sus propuestas de investigación respectivas:
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Atma Jaya Catholic University (Jakarta, Indonesia)
“Tabaco y drogas en debate: experiencia en Indonesia”
Assumption University (Bangkok, Tailandia)
“Uso y abuso de drogas. Políticas e implementación en institutos de educación
superior de Bangkok”
Stella Maris College (Chennai, India)
“Uso/abuso de drogas entre jóvenes de comunidades de pescadores en la ciudad
de Chennai. Un análisis cualitativo”
Université Saint-Joseph (Beirut, Líbano)
“La inserción socio-profesional de los ex-toxicómanos en el Líbano. Percepciones,
realidades y desafíos”
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University of Santo Tomas (Manila, Filipinas)
“Droga y consumo entre niños de la calle en Manila”
Universidade Santa Ursula (Rio de Janeiro, Brasil):
“Trabajo y abuso de drogas. Estudio con alumnos de instrucción general básica y
bachillerato unificado en cuatro regiones del Brasil”
“El mundo mágico de los cuentos de hadas, los dibujos animados y la sugestión de
los efectos placenteros de las drogas en la fantasia infantil y adolescente”
Universidad San Buenaventura (Medellín, Colombia)
“Prácticas y representaciones sociales del consumo de psicoactivos como
constituyentes de identidades sociales entre jóvenes de la ciudad de Medellín”
Intercambios Asociación Civil (Buenos Aires, Argentina)
“Uso de drogas en Argentina: políticas, servicios y prácticas”
Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Quito, Ecuador)
“Estudio de representaciones sociales sobre el uso de drogas para la orientación de
los programas de reducción de la demanda y su contribución al debate público
sobre drogas”
Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez (Santiago de Chile, Chile)
“Uso/abuso de drogas. Trayectorias y prevención en jóvenes de contextos
vulnerables”
Los resultados, conclusiones y recomendaciones de este proyecto de investigación fueron
principalmente presentados en el curso de un encuentro internacional titulado «Contribución de los universitarios al debate público sobre drogas. De los estudios locales
al intercambio internacional», que se celebró del 27 al 29 de abril de 2009 en Bangkok,
(Tailandia). El encuentro constituyó una plataforma de intercambio para los investigadores
participantes y los colaboradores invitados por la FIUC, permitiendo así ir más allá de los
estudios locales y ofrecer una perspectiva internacional sobre la problemática. También
contribuyó a identificar los medios que permitieran a los investigadores contribuir al debate público sobre drogas, así como establecer las bases necesarias para cooperar con las
instituciones y los agentes que trabajan estas cuestiones. En el transcurso de los debates,
se llegó a un consenso generalizado sobre la constatación del fracaso de las políticas
represivas. Por encima de los aspectos sanitarios o socioeconómicos, figuraron en el
corazón de los debates el respeto a la dignidad humana y los derechos humanos, que
aparecieron como apuestas fundamentales para políticas de lucha contra las toxicomanías más eficaces y humanas.
Con la intención de contribuir al conocimiento y al debate sobre la materia, el presente
texto, conocido bajo el nombre de “LA DECLARACION DE BANGKOK”i, basado en los
resultados de los diferentes estudios realizados junto con las recomendaciones formuladas durante el encuentro de Bangkok, recoge las principales consideraciones a tener
presentes en la elaboración e implementación de políticas públicas sobre drogas:
1. EVITAR ESTIGMATIZAR
Los distintos estudios realizados demuestran que a igual realidad de vulnerabilidad de
venta y consumo de drogas, no necesariamente hay respuestas similares. Hay
personas que se ven atrapadas, pero hay otras que vencen las presiones y se
mantienen alejadas de su comercio y consumo, lo que exige atender la diferencia. En
nada es correcta la imagen que se establece sobre ciertos sectores poblacionales
donde se trabaja convencido de la ecuación: Joven + Drogas = Delincuencia.
La política pública debe cuidar no estigmatizar a las poblaciones en las cuales se sabe
que existe tráfico de drogas, como si fueran todos sus habitantes vendedores y/o
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consumidores de droga. Se necesita un tratamiento diferenciado de las personas de
los sectores vulnerables al consumo de drogas.
2. DIFERENCIAR
Los estudios indican que las diferentes drogas de mayor consumo están vinculadas a
patrones culturales de comportamiento diferentes. Cada droga, principalmente en sus
consumos más iniciales, posee una cultura que debe conocerse y comprenderse para
su adecuado tratamiento.
El reconocimiento de que las diferentes drogas se asocian a diferentes patrones de
consumo propio (sentidos y significados diferenciados), exige desde las políticas públicas diferentes atenciones, lo que implica un trabajo de mayor especialización. Se hace
necesario problematizar la imagen social unívoca y totalizante del usuario de drogas.
3. INCORPORAR LA COMPLEJIDAD
Los estudios demuestran que la familia, los amigos y el contexto no son en sí mismos
factores de protección o riesgo; su despliegue puede tener diferentes resultados, lo
que exige no simplificar.
La política pública debe aceptar y asumir la complejidad de que la mayor parte de los
factores que se clasifican como de protección o riesgo no lo son por sí mismos. De ahí
la importancia de elaborar modelos de intervención más integrales: multi-causales e
interdisciplinarios.
4. VALORAR LO SIMBOLICO EN IGUALDAD A LO MATERIAL
Los diferentes estudios concluyen que el proyecto de vida (el sentido de la vida, las
expectativas futuras) son vitales en la forma de experimentar el presente. Lo que
demanda atención no sólo de los aspectos materiales, sino también de los aspectos
simbólicos.
La política pública debe incorporar en su preocupación, junto al trabajo de generación
de mejores condiciones materiales en los sectores vulnerables a la droga, una igual
preocupación por la generación de expectativas de futuro en las personas, las que
asumidas como proyecto de vida generen trayectorias personales de alejamiento del
consumo de droga en vista de lo anhelado.
5. RECONOCER LA IMPORTANCIA DE ACRECENTAR EL CAPITAL SOCIAL
Los datos indican que si se logra una buena autoestima y una adecuada relación con
los demás, aumenta una lógica de acción más positiva de distanciamiento de la droga.
El aumento del capital social se convierte en un factor fundamental en una sociedad
de baja confianza en los otros.
La política pública debe incorporar con mucho más insistencia en el trabajo preventivo,
la intencionalidad manifiesta de acrecentar el capital relacional (a la par del capital
escolar). La lógica del autocuidado –de desarrollar la capacidad de gestionarse a sí
mismo, en un ambiente de alta vulnerabilidad al consumo de droga- se acrecienta con
el aumento del capital social; a diferencia de la lógica opuesta, la de desconfianza de
sí mismo, donde la desconfianza en las propias capacidades –aumentada por las
desconfianzas en los otros- conduce a la errónea confianza en la droga.
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6. CONOCER LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LOS CONSUMIDORES
Los resultados de las investigaciones demuestran que se asocian representaciones al
dependiente, no sólo como una persona incapaz de controlar el consumo de sustancias, sino también como una persona incapaz de cuidar de sí mismo y de otros. Se
producen procesos de estigmatización y de individualización del problema que constituyen círculos de desentendidos y maltratos en la relación especialistas-usuarios de
drogas.
Las políticas públicas deben problematizar la imagen social unívoca y totalizante del
usuario de drogas, deben interrogarse sobre cómo entienden la responsabilidad del
usuarios de drogas con respecto al consumo, a sí mismos y a los otros. Necesitan
considerar la diversidad y complejidad de los consumos en sus múltiples contextos
como punto de partida para redefinir las terminologías, los argumentos y las intervenciones. Se requiere evaluar y reprogramar los servicios de salud para evitar mecanismos que expongan a los usuarios de drogas a prácticas expulsivas y coactivas.
7. REFUTAR LA CRONICIDAD DE LAS ADICCIONES
Los estudios realizados dan cuenta que prima en la actualidad la representación de
que el consumo problemático de sustancias es una enfermedad crónica que se
pueden “controlar” pero no curar. Se mantiene una hegemonía de la concepción positivista en salud de las enfermedades mentales como progresivas e incurables, donde
se ve al consumidor de drogas como dentro de una “carrera adictiva”, que se inicia
con alcohol, que luego pasa necesariamente a otra sustancia, para seguir con el uso
de cocaína en una espiral creciente que termina con la muerte.
Las políticas públicas deben interrogarse por el sesgo determinista que puede implicar
la idea de “carrera del adicto”. Deben cuestionar la idea de “empezar de cero” en los
tratamientos y revalorizar el sentido de la historicidad de los consumos de sustancias y
de los sucesivos tratamientos. Tienen que considerar los cambios permanentes de los
consumos, los sujetos y los colectivos sociales. Deben incluir en las intervenciones en
salud la opción y la apuesta a la transformación, y la posibilidad de transitar hacia
estados de mayor bienestar físico, psíquico y social.
8. VER AL CONSUMIDOR DE DROGA DESDE LOS DERECHOS HUMANOS
Los estudios concluyen que las respuestas sanitarias varían según la cobertura en
salud, la posibilidad de acceso material y simbólico, la población que se cubre (sector
social, sexo, edad, tipos de sustancias,...), los marcos teórico-técnicos, la formación
de los especialistas y el tipo de regulación y acreditación del Estado. Dentro de ello,
destaca la existencia de dificultades para acceder a internaciones breves para desintoxicación, problemas posteriores con el seguimiento y derivación de esos casos, como
también la existencia de grupos en condiciones de supervivencia y desamparo de los
mínimos derechos, en particular en el caso de los niños y niñas en situación de calle.
Las políticas públicas deben necesariamente reformular los servicios de salud considerando que la atención de los usuarios y usuarias de drogas es indisociable del
respeto de los derechos humanos fundamentales. De aquí la importancia de instalar
políticas con una visión integral de la salud de los usuarios y usuarias de drogas. Se
requiere implementar normativas de control estatal que garanticen el cumplimiento de
los principios bioéticos y el respeto a la dignidad de las personas.
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9. PROMOVER MÁS INVESTIGACIONES CENTRADAS EN LAS PERSONAS
Los resultados de los estudios reafirman lo importante que es la preocupación por la
persona que se droga. Sin subvalorar la preocupación por la droga en sí misma, se
hace notorio que las investigaciones alcanzan mayor utilidad y pertinencia si colocan
al centro a la persona que consume drogas y parten de ella para explorar el resto.
Las investigaciones apoyadas desde las políticas públicas, deben ayudar al
cuestionamiento sobre el por qué de respuestas del reconocimiento de satisfacción en
el consumo de droga, de logro de mayor libertad, de obtención de identidad, de
posibilidad de integración (de acogida principalmente en los más excluidos). Las
investigaciones no sólo deben hacer visible lo negativo del consumo, sino también las
explicaciones del consumidor que encuentra en la droga y en sus aspectos asociados,
respuestas a muchos aspectos que la sociedad le niega.
10. APOYAR MÁS INVESTIGACIONES CENTRADAS EN LAS CAUSAS QUE EN LOS
EFECTOS
Los estudios hablan de la importancia de atender a las causas y no sólo a los efectos.
Es importante conocer qué hay detrás de las acciones de consumo, más que la
medición de la eficiencia de intervenciones destinadas al consumo cero.
Sólo una política pública más centrada en las causas que en los efectos, posibilita una
acción más preventiva que represiva. Se requiere de una acción que antecede, que
conoce e identifica los mejores dispositivos para acompañar, que sabe de la importancia de los procesos, de toda y cada una de sus partes.
11. PROMOVER MÁS INVESTIGACIONES DE LARGO ALIENTO
Los estudios realizados a lo largo de tres o más años demuestran lo fundamental que
es la investigación de profundización en una misma población, así como de investígaciones interdisciplinarias que permitan miradas mucho más integrales.
Las políticas públicas deben facilitar investigaciones de mayor complejidad y duración.
Es necesario para un país poseer series estadísticas válidas y confiables para conocer
la evolución del consumo y los resultados de los programas implementados, pero
también es fundamental el apoyo a investigaciones que privilegian más lo intenso (la
profundidad) que la extensión (la cobertura), ya que ellas aportan sustantivamente
más al conocimiento de causas que de efectos.
Assumption University,
Bangkok, Tailandia.
27-29 de abril de 2009.
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Redactores: Dr. Jorge Baeza Correa (Universidad Católica Cardenal Silva Henríquez, Santiago de
Chile, Chile) y Dr. Armando De Jesús (University of Santo Tomas, Manila, Filipinas).
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