EDAD como para unificarlas entre las distintas regiones, puesto que hasta el año 1943, no era la misma en la totalidad del territorio español por aplicación al respecto de leyes forales diferentes. I. CONCEPTO • II. CÓMPUTO • III. LEGISLACIÓN QUE LA ESTABLECE • IV. EFECTOS QUE IV. EFECTOS QUE PRODUCE PRODUCE LA EDAD SOBRE LA CAPACIDAD LA EDAD SOBRE LA CAPACIDAD DE LAS PERSONAS EN DIVERSOS ÁMBITOS DE LAS PERSONAS EN DIVERSOS DE SU VIDA 1. Para emancipación 2. Matrimonio ÁMBITOS DE SU VIDA 3. Nacionalidad 4. Para testar 5. Adopción 6. Régimen de responsabilidad de los menores 1. Para emancipación de edad I. CONCEPTO Es una cualidad de la persona, que escalona y modula su capacidad de obrar, dependiendo fundamentalmente de la adquisición de la mayoría de edad. II. CÓMPUTO La mayoría de edad en nuestro país comienza a los dieciocho años cumplidos y para el cómputo de los años de la mayoría de edad se incluirá completo el día del nacimiento, independientemente de la hora cuando el hecho se hubiera producido. Los dieciocho años se cumplirán a efectos de edad desde el primer momento en que se inicia el día del aniversario. III. LEGISLACIÓN QUE LA ESTABLECE Nuestra actual Constitución Española (artículo 12), fijó la mayoría de edad de los españoles a los dieciocho años de edad. Con anterioridad la mayoría de edad ha sido diferente según épocas, promulgándose diversas legislaciones tanto para fijarla © EL CONSULTOR El artículo 317 del Código Civil dispone que para que tenga lugar la emancipación por concesión de quienes ejerzan la patria potestad se requiere que el menor tenga dieciséis años cumplidos y que la consienta. Esta concesión será otorgada por escritura pública o comparecencia ante el Juez encargado del Registro Civil. Igualmente, conforme expresa el artículo 320 del Código Civil el Juez podrá conceder la emancipación a los mayores de dieciséis años si estos lo pidieren y previa audiencia de las partes. La emancipación habilita al menor para regir su persona y bienes como si fuera mayor pero hasta que llegue a la mayoría de edad no podrá el emancipado tomar dinero a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles e industriales u objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus padres, y a falta de ambos sin el de su curador. En cuanto a la vecindad civil, prescribe el artículo 14 del Código Civil que, en todo 1623 E DAD caso, el hijo desde que cumpla catorce años y hasta que transcurra un año después de su emancipación podrá optar bien por la vecindad civil del lugar de su nacimiento, bien por la última vecindad de cualquiera de sus padres. Si no estuviera emancipado, habrá de ser asistido en la opción por el representante legal. b) Aquellas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y nacido en España., 2. Matrimonio rá: El artículo 46 de Código Civil dispone que no podrá contraer matrimonio los menores de edad no emancipados. No obstante el Juez de Primera Instancia podrá dispensar, con justa causa y a instancia de parte el impedimento de edad a partir de los catorce años. Debiendo en este caso oírse al menor y a sus padres o guardadores. No teniendo los catorce años de edad es imposible contraer matrimonio conforme a nuestra legislación. a) Por el representante legal del optante, menor de catorce años o incapacitado. En este caso, la opción requiere autorización del encargado del Registro Civil del domicilio del declarante, previo dictamen del Ministerio Fiscal. Dicha autorización se concederá en interés del menor o incapaz. El casado menor de edad, si es mayor de edad el otro cónyuge, podrá disponer a efectos de venta, gravamen, etc, de los bienes comunes (inmuebles, negocios, bienes de extraordinario valor) si existe consentimiento de los dos y si también fuere menor, se precisará el consentimiento de padres o tutores. 3. Nacionalidad El extranjero menor de dieciocho años adoptado por un español adquiere, desde la adopción, la nacionalidad española de origen. Si el adoptado es mayor de dieciocho años podrá optar por la nacionalidad española de origen en el plazo de dos años a partir de la constitución de la adopción. Prescribe el artículo 20 del Código Civil, entre otras cuestiones, que tienen derecho a optar por la nacionalidad española: a) Las personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un español, 1624 c) Las que se hallen comprendidas en el segundo apartado de los artículos 17 y 19. La declaración de opción se formula- b) Por el propio interesado, asistido por su representante legal, cuando aquél sea mayor de catorce años o cuando, aun estando incapacitado, así lo permita la sentencia de incapacitación, c) Por el interesado, por sí solo, si está emancipado o es mayor de dieciocho años. La opción caducará a los veinte años de edad, pero si el optante no estuviera emancipado según su ley personal al llegar a los dieciocho años, el plazo para optar se prolongará hasta que transcurran dos años desde la emancipación, d) Por el interesado, por sí solo, dentro de los dos años siguientes a la recuperación de la plena capacidad. Se exceptúa el caso en que haya caducado el derecho de opción conforme al párrafo c). 4. Para testar Conforme dispone el artículo 663 del Código Civil, están incapacitados para testar los menores de catorce años. Los mayores de edad y solamente ellos podrán otorgar testamento ológrafo. © EL CONSULTOR E DAD Tipo de testamento que consiste en estar totalmente autografiado por el propio testador, con indicación del año, mes y día en que se otorga. Sobre la posibilidad si los menores emancipados podrían otorgar este tipo de testamento nuestra doctrina, en términos generales, entiende que no es posible debido a lo taxativo de la norma referente a este tipo de testamento y porque a mayor abundamiento los emancipados son solo menores de edad habilitados como si fueren mayores para regir persona y bienes pero no lo son a efectos de las cualidades que se adquieren con la mayoría de edad. Los menores de edad, mayores de dieciséis años podrán ser testigos (en número de tres) de testamento otorgado en caso de epidemia, tal como explicita el Artículo 701 del Código Civil. Los artículo artículos 774, 775 776 del Código Civil prescriben que el testador puede sustituir una o más personas al heredero o herederos instituidos para el caso en que mueran antes que él, o no quieran, o no puedan aceptar la herencia. La sustitución simple, y sin expresión de casos, comprende los tres expresados en el párrafo anterior, a menos que el testador haya dispuesto lo contrario. Los padres y demás ascendientes podrán nombrar sustitutos a sus descendientes menores de catorce años, de ambos sexos, para el caso de que mueran antes de dicha edad. El ascendiente podrá nombrar sustituto al descendiente mayor de catorce años, que, conforme a derecho, haya sido declarado incapaz por enajenación mental. La sustitución quedará sin efecto por el testamento del incapacitado hecho durante un intervalo lúcido o después de haber recobrado la razón. 5. Adopción El artículo 175 del Código Civil dispone que la edad mínima, a efectos de poder © EL CONSULTOR y estar en disposición de adoptar, es de veinticinco años, bastando que cualquiera de los cónyuges tenga al menos citada edad. Además el adoptante deberá tener al menos catorce años más que el adoptado. Solo podrán ser adoptados los menores no emancipados. No obstante lo anterior cabe la posibilidad de la adopción de un mayor de edad y por tanto igualmente de un menor emancipado cuando inmediatamente antes de la emancipación hubiere existido una situación no interrumpida o acogimiento o convivencia, iniciado antes que el adoptado hubiere cumplido los catorce años. 6. Régimen de responsabilidad de los menores de edad El artículo 1903 del Código Civil manifiesta que la obligación de responder por daño causado por culpa o negligencia es exigible, no sólo por los actos u omisiones propios, sino por los de aquellas personas de quienes se debe responder. Los padres son responsables de los daños causados por los hijos que se encuentren bajo su guarda. Los tutores lo son de los perjuicios causados por los menores o incapacitados que están bajo su autoridad y habitan en su compañía. Lo anterior pone de manifiesto la importancia de la edad puesto que esta acotará quién responderá por los daños cometidos. Nuestra Jurisprudencia viene tratando este tipo de responsabilidad de los padres o tutores con un carácter objetivo, lo que supone el acrecimiento de la responsabilidad por el mero hecho de la existencia de un daño. Véanse, por lo demás, "Mayoría de edad" y "Minoría de edad". En concreto los menores de edad pero mayores de do- 1625 E DICTOS ce años pueden ser oídos en determinados procedimientos. ANTONIA LÓPEZ-MANZANARES SOMOZA EDICTOS I. CONCEPTO Y ALCANCE • II. LA PUBLICACIÓN EDICTAL DE LA SUBASTA I. CONCEPTO Y ALCANCE El edicto viene definido por el Diccionario de la Lengua Española con dos acepciones. La primera de ellas como mandato, decreto publicado con autoridad del príncipe o del magistrado, y la segunda de ellas como escrito que se fija en los lugares públicos de las ciudades y poblados, y en el cual se da noticia de algo para que sea notorio a todos. Sobre esta base podemos definir el edicto como uno de los modos de practicar un acto de comunicación mediante la fijación del mismo en un lugar público. Partiendo de este concepto a nadie la cabe duda de la dificultad que tiene la persona a la que va dirigida la notificación de enterarse de hecho de la misma, toda vez que una resolución judicial fijada en el tablón de anuncios de un juzgado o en un Boletín Oficial es muy difícil que llegue a conocimiento de la parte a la que va dirigida. Consciente de esa dificultad el Tribunal Constitucional desde el inicio de su andadura ha sostenido que si bien es válida la notificación edictal la misma ha de ser utilizada como el último recurso para notificar una resolución judicial por los juzgados y siempre que haya sido imposible la localización de un domicilio del deudor para poder notificarle de forma personal. 1626 Así ya la Sentencia del Tribunal Constitucional 233/1988 fundamentaba el celo con que se debe utilizar la citación edictal, tras recordar los artículos 267 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que regulan las formalidades a que están sujetas las notificaciones, citaciones, emplazamientos y requerimientos. Cuando no conste el domicilio de la persona que deba ser notificada (o emplazada) o por haber mudado de habitación se ignore su paradero, habrá de consignarse así por diligencia y el Juez mandará que se haga por edictos en la forma que determina el artículo 269. El artículo 270 establece la nulidad de las notificaciones, citaciones y emplazamientos que no se practicaren con arreglo a los preceptos anteriores, nulidad que, caso de no declararse por los órganos judiciales, por afectar tales omisiones al derecho de defensa garantizado por el artículo 24.1 de la Constitución, puede dar lugar en amparo al restablecimiento de tal derecho, una vez comprobada que la omisión de los requisitos legales ha producido efectivamente la indefensión de quien la alega. Consciente de la jurisprudencia del Alto Tribunal, el legislador de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000 plasma en la exposición de motivos el principio de ser la notificación edictal el último recurso para proceder a la práctica de un acto de comunicación, así en la propia exposición de motivos dispone: " La preocupación por la eficacia de los actos de comunicación, factor de indebida tardanza en la resolución de no pocos litigios, lleva a la Ley a optar decididamente por otorgar relevancia a los domicilios que consten en el padrón o en entidades o Registros públicos, al entender que un comportamiento cívica y socialmente aceptable no se compadece con la indiferencia o el descuido de las personas respecto de esos domicilios. A efectos de actos de comunicación, se considera también domicilio el lugar de © EL CONSULTOR E DICTOS trabajo no ocasional. En esta línea, son considerables los cambios en el régimen de los citados actos de comunicación, acudiendo a los edictos sólo como último y extremo recurso." El reflejo legislativo de lo dicho en la exposición de motivos lo encontramos en el artículo 156 de la Ley de Enjuiciamiento Civil que dispone: "En los casos en que el demandante manifestare que le es imposible designar un domicilio o residencia del demandado, a efectos de su personación, se utilizarán los medios oportunos para averiguar esas circunstancias, pudiendo dirigirse, en su caso, a los Registros, organismos, Colegios profesionales, entidades y empresas a que se refiere el apartado 3 del artículo 155. Al recibir estas comunicaciones, los Registros y organismos públicos procederán conforme a las disposiciones que regulen su actividad. En ningún caso se considerará imposible la designación de domicilio a efectos de actos de comunicación si dicho domicilio constara en archivos o registros públicos, a los que pudiere tenerse acceso. Si de las averiguaciones a que se refiere el apartado 1 resultare el conocimiento de un domicilio o lugar de residencia, se practicará la comunicación de la segunda forma establecida en el apartado 1 del artículo 152, siendo de aplicación, en su caso, lo previsto en el artículo 158. Si estas averiguaciones resultaren infructuosas, la comunicación se llevará a cabo mediante edictos." De dicho artículo se desprende la obligación de búsqueda de oficio por parte del Tribunal del domicilio de la parte, dirigiéndose a todo tipo de Registros Oficial, padrón municipal, Colegios Profesionales y solo cuando no se pueda por estos medios conocer el domicilio del demando se la podrá citar, notificar o emplazar por edictos. La jurisprudencia actual mantiene la línea jurisprudencial de realizar todos los © EL CONSULTOR actos necesarios tendentes a la localización del demandado con la finalidad de conseguir un notificación personal, así sirva de ejemplo ya que en la misma se realiza un resumen de la jurisprudencia existente la Sentencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo de 2 de febrero de 2007 que establece: "... la conclusión de la Audiencia Provincial, proclamando la nulidad del procedimiento sumario de referencia al no haberse practicado el previo requerimiento de pago en el domicilio real del deudor, debe ser confirmada en esta sede. Resta añadir, atendiendo las consideraciones jurídicas vertidas por el recurrente en el segundo motivo de su recurso, que ninguna violación se ha producido en la sentencia impugnada en relación con la configuración jurisprudencial del concepto de indefensión. A este respecto ha de recordarse que, como ha venido reiterando el Tribunal Constitucional, "si es cierto que el cumplimiento por los órganos judiciales de las normas reguladoras de los actos de comunicación de las partes y, muy en especial, los de emplazamiento, forma parte del derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión que establece el artículo 24 de la Constitución, se ha de tener en cuenta que lo significativo de su omisión es que impida a la parte afectada el conocimiento preciso para ejercer su derecho de defensa, pues la razón de ser de las exigencias impuestas por el legislador a los actos de comunicación consiste en que el destinatario del acto tenga oportuna noticia para que pueda adoptar la conducta procesal que estime convenirle, por cuya razón el cumplimiento de tales requisitos ha de examinarse en cada caso concreto de conformidad con aquella ratio y fundamento y si la parte afectada tiene conocimiento por cualquier medio ajeno al proceso de la tramitación del juicio, la diligencia exigible en la defensa de sus intereses le obliga a personarse en el procedimiento, subsanando así la posible infracción que haya podido hacer cometi- 1627 E DICTOS do el órgano judicial, a menos que (y esta matización es relevante en el supuesto de autos) se trate de un conocimiento tan tardío que le impida la defensa o que se le haya negado indebidamente la personación, ya que, como ha dicho esta Sala, no puede alegar indefensión quien se coloca a sí mismo en tal situación por falta de la diligencia razonablemente exigible. Desde este punto de vista habrá de convenirse que, aun cuando en el supuesto de autos el deudor hipotecario tuvo conocimiento, como así se reconocía en la demanda, de la pendencia del procedimiento sumario al tiempo de la publicación de los edictos de la subasta en el correspondiente Boletín Oficial de la Provincia, tal conocimiento extraprocesal, por tardío, no le evitó la pérdida de oportunidades procesales, al no haber tenido oportunidad de evitar la incoación misma del procedimiento hipotecario, liberando las fincas al tiempo del requerimiento, con el correspondiente devengo de importes en concepto de intereses, gastos y costas de ejecución. Resulta terminante para la desestimación del recurso la circunstancia no impugnada y tenida en cuenta en la sentencia recurrida de que en la escritura de la compraventa con garantía hipotecaria de fecha 22 de junio de 1990 constaba la existencia del nuevo domicilio del demandante." II. LA PUBLICACIÓN EDICTAL DE LA SUBASTA Uno de los defectos de los que adolece nuestra nueva Ley de Enjuiciamiento Civil es la escasa importancia que le da a la publicidad de la subasta judicial, de hecho solo un artículo el 645 viene dedicado a la publicidad de la subasta, que únicamente prevé como lugar de publicación incuestionable el tablón de anuncio. 1628 Decimos que es uno de los defectos de la nueva Ley de Enjuiciamiento ya que la publicidad de la subasta es de suma importancia, ya que cuanto mayor sea la publicidad de la subasta, mayor número de participantes habrá en ella y por tanto mayor precio se conseguirá en la subasta, lo cual beneficia tanto al acreedor ejecutante como al deudor, y pese a ello la publicidad que prevé la Ley de Enjuiciamiento es a todas luces escasa, y de ello se restringe en comparación a la publicidad prevista en la vieja Ley de Enjuiciamiento Civil. Ante una ausencia de publicidad podría llegar a producirse subastas casi privadas. Esta importancia de dar la mayor publicidad posible a la fecha de la publicación de la subasta como medio para conseguir un mayor precio en la subasta también ha sido reconocida por la propia jurisprudencia, así el auto de la Audiencia Provincial de Barcelona de fecha 6 de febrero de 2001 que dice: "Ante todo debe significarse que la publicidad edictal constituye un elemento fundamental en la regularidad del procedimiento de apremio pues de ella dependerá que se obtenga el precio adecuado a las circunstancias de la finca en un régimen de concurrencia como es el de la subasta pública. Cualquier error o insuficiencia tenderá a producir una distorsión en la concurrencia de licitadores y en la determinación del precio final resultante, siendo el riesgo mayor cuanto más significativo sea el error cometido, de forma que en algunos casos la solución no podrá ser otra que la de la anulación de la subasta sobre todo cuando se haya producido un perjuicio considerable a un interviniente en el procedimiento que no pueda ser subsanado o corregido de otra forma. En definitiva, será el arbitrio judicial el que deberá adoptar las medidas adecuadas - subsanación mediante una publicación complementaria, con- © EL CONSULTOR E DICTOS validación, conservación del remate, o anulación del mismo- según la naturaleza, importancia y consecuencias de los defectos padecidos, pero teniendo siempre presente la importancia de la publicidad edictal pues, como declaró la resolución de la Sección 13ª de esta Audiencia Provincial de 4 Jul. 1990, con cita de la sentencia del Tribunal Supremo de 6 Abril de 1933, que debía exigirse con todo rigor que los edictos fueran publicados con precisa determinación de los extremos que según la Ley deben contener, pues todos los requisitos exigidos para las subastas son esenciales, como encaminados a evitar errores, engaños o fraudes, entrañando por tanto los defectos en los edictos y en acuerdo de publicarlos un vicio de nulidad." Desde un punto de vista técnico por dos motivos, el primero de ellos porque el artículo 645 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, no define cual es "el lugar público de costumbre", de una primera lectura del precepto podría pensarse que sé esta refiriendo al tablón de anuncios que existen en los Juzgados, pero ello no debe de ser así porque distingue entre "lugar público de costumbre" y "sitio destacado, público y visible en la sede del tribunal", que este si sería el tablón de anuncios del Juzgado. Tampoco se puede entender, "el lugar público de costumbre", es el Boletín Oficial de la Provincia, Comunidad Autónoma o Estado, (lugar en el que se publicaban los edictos en aplicación del antiguo artículo 1488 de la vieja Ley de Enjuiciamiento Civil), ya que en el siguiente párrafo la ley habla, no de lugar sino de "medios públicos o privados" y ahí si que estarían englobados los Boletines Oficiales, al ser este un medio público, por lo que en principio y en general no existe ningún lugar público de costumbre. El segundo motivo desde un punto de vista técnico es la desproporcionalidad de © EL CONSULTOR otorgar la potestad al Juez para que decida si se ha de publicar o no en un Boletín Oficial o en un medio privado, ya que lo acordará por providencia, cualquier persona incluso las no conocedoras del derecho entenderían desproporcionado que un Juez en vez de juzgar se dedique entre otras cosas a decidir si una subasta se tiene o no que publicar en un boletín. Por último desde un punto de vista finalista, como ya hemos dicho el artículo 645 de la Ley de Enjuiciamiento Civil es manifiestamente mejorable, ya que la finalidad que persigue cada subasta es que en ella el bien objeto de la puja alcanza el mayor valor posible, ya que esto beneficia tanto al ejecutante (que de mayor modo conseguirá cobrar el crédito que esta ejecutando) como al ejecutado (que pagará una mayor parte de la deuda que tiene contraída con el ejecutante, o incluso que pueda existir sobrante para él). Y para ello a cualquier persona, no se le escapa que la mejor forma para que en una subasta, el bien objeto de la puja alcance el mayor precio posible, es mediante la participación del mayor número posible de personas, y para conseguir ese objetivo a nadie se le escapa que la mejor forma es la publicidad. La publicidad de la subasta con el artículo 645 de la Ley de Enjuiciamiento Civil se restringe en vez de ampliarse, pudiéndose llegar a hablarse de una "subasta privada o particular", ya que el ejecutante que no pida tipo de publicidad, el edicto de la subasta se fijará conforme a ley exclusivamente en el tablón de anuncios del Juzgado, y con bastante seguridad el día de la subasta, que se practicará pasado veinte días si fuera un bien inmueble, solo el ejecutante estará presente en la subasta, por lo que se adjudicará legalmente por el 50 por 100 del valor de la tasación o por la cantidad que se le deba por todos los con- 1629 E DIFICACIÓN ceptos, así si la cantidad que se debe es pequeña (que suele pasar en especial en la zonas costeras y turísticas, con las deudas de las comunidades de propietarios, cuando el propietario es extranjero y tras su fallecimiento deja de pagar la cuotas comunitarias y sus herederos aún no se han hecho cargo del piso, y este se embarga al ser el único bien conocido la vivienda y la plaza de garaje generadora de la deuda), el ejecutante se la quedaría por una cantidad desproporcionadamente pequeña, o si peor aún existe una connivencia entre el Abogado, Procurador, etc. con un postor, en el que la subasta ante la falta prácticamente total de publicidad solo participa el postor, este se le adjudique, si el deudor está en paradero desconocido un piso valorado en 300.000 euros un único licitador, por la cantidad de 150.001 euros, no entrando a funcionar en este ejemplo la posibilidad que tiene el Tribunal de aprobar o no el remate atendiendo a determinadas circunstancias, de conformidad con el párrafo tercero del apartado cuarto del artículo 670 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Todo ello se solucionaría dando verdadera publicidad a la subasta, mediante la publicación acordada de oficio en Boletines Oficiales o en revistas de ámbito nacional, realizando la interpretación forzada que en dichos medios es el "lugar público de costumbre" a que se refiere el apartado primero del artículo 645 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, basándose al ser costumbre por el órgano judicial, como en la actualidad está sucediendo en algún juzgado, sobre todo si tenemos en cuenta que la publicación de la subasta en el Boletín Oficial de la Provincia es difícil que pase de los 60 euros. La necesaria modificación legislativa que debería de conllevar esta deficiente regulación de la publicidad de la subasta, debería de venir acompañadas con medi- 1630 das tales como la obligación de publicar todas las subastas en un medio de fácil acceso a los ciudadanos incluso en Internet, o incluso la unificación de todas las subastas judiciales en un único juzgado por cada partido judicial o en su caso por cada provincia, debiendo de estar al frente de este servicio un secretario judicial, facilitando en la mayor medida posible el acceso a las mismas de cualquier persona interesada. ISAAC BERNABÉU PÉREZ Véase también: "Notificaciones". EDIFICACIÓN I. CONCEPTO • II. NORMATIVA APLICABLE SOBRE EDIFICACIÓN • III. EL DEBER DE EDIFICACIÓN • IV. EL DERECHO A EDIFICAR Y EL DERECHO A LA EDIFICACIÓN • V. AGENTES INTERVINIENTES 1. Promotor 2. Proyectista 3. Constructor 4. Jefe de obra 5. Dirección facultativa 6. Entidades de control de calidad en la edificación 7. Suministradores de productos 8. Propietarios y usuarios • VI. EXIGENCIAS TÉCNICAS DE LA EDIFICACIÓN 1. Requisitos básicos de la edificación 2. El proyecto técnico • VII. AUTORIZACIONES ADMINISTRATIVAS I. CONCEPTO Se entiende por edificio todo bien inmueble que haya sido construido, reformado o rehabilitado para ser destinado a vivienda o cualquier otro uso permitido por las normas urbanísticas (artículo 1.3 de la Ley 2/1999, de 17 de marzo, sobre medidas de calidad de la edificación de la Comunidad de Madrid). Como han matizado Pons González y Del Arco Torres, la edificación siempre viene relacionada con un edificio. Aunque las normas urbanísticas utilizan los términos edificación y construcción como equivalentes, sin embargo, el segundo concepto es más amplio que el primero. © EL CONSULTOR