EDAD - La Ley

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EDAD
como para unificarlas entre las distintas
regiones, puesto que hasta el año 1943, no
era la misma en la totalidad del territorio
español por aplicación al respecto de leyes
forales diferentes.
I. CONCEPTO • II. CÓMPUTO • III. LEGISLACIÓN
QUE LA ESTABLECE • IV. EFECTOS QUE
IV. EFECTOS QUE PRODUCE
PRODUCE LA EDAD SOBRE LA CAPACIDAD
LA EDAD SOBRE LA CAPACIDAD
DE LAS PERSONAS EN DIVERSOS ÁMBITOS
DE LAS PERSONAS EN DIVERSOS
DE SU VIDA 1. Para emancipación 2. Matrimonio
ÁMBITOS DE SU VIDA
3. Nacionalidad 4. Para testar 5. Adopción
6. Régimen de responsabilidad de los menores
1. Para emancipación
de edad
I.
CONCEPTO
Es una cualidad de la persona, que escalona y modula su capacidad de obrar,
dependiendo fundamentalmente de la adquisición de la mayoría de edad.
II.
CÓMPUTO
La mayoría de edad en nuestro país
comienza a los dieciocho años cumplidos
y para el cómputo de los años de la mayoría de edad se incluirá completo el día del
nacimiento, independientemente de la
hora cuando el hecho se hubiera producido. Los dieciocho años se cumplirán a
efectos de edad desde el primer momento
en que se inicia el día del aniversario.
III.
LEGISLACIÓN QUE LA ESTABLECE
Nuestra actual Constitución Española
(artículo 12), fijó la mayoría de edad de los
españoles a los dieciocho años de edad.
Con anterioridad la mayoría de edad ha sido diferente según épocas, promulgándose diversas legislaciones tanto para fijarla
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El artículo 317 del Código Civil dispone que para que tenga lugar la emancipación por concesión de quienes ejerzan la
patria potestad se requiere que el menor
tenga dieciséis años cumplidos y que la
consienta. Esta concesión será otorgada
por escritura pública o comparecencia ante el Juez encargado del Registro Civil.
Igualmente, conforme expresa el artículo 320 del Código Civil el Juez podrá
conceder la emancipación a los mayores
de dieciséis años si estos lo pidieren y previa audiencia de las partes.
La emancipación habilita al menor para regir su persona y bienes como si fuera
mayor pero hasta que llegue a la mayoría
de edad no podrá el emancipado tomar
dinero a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles e industriales u objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus
padres, y a falta de ambos sin el de su curador.
En cuanto a la vecindad civil, prescribe
el artículo 14 del Código Civil que, en todo
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caso, el hijo desde que cumpla catorce
años y hasta que transcurra un año después de su emancipación podrá optar bien
por la vecindad civil del lugar de su nacimiento, bien por la última vecindad de
cualquiera de sus padres. Si no estuviera
emancipado, habrá de ser asistido en la
opción por el representante legal.
b) Aquellas cuyo padre o madre hubiera
sido originariamente español y nacido
en España.,
2. Matrimonio
rá:
El artículo 46 de Código Civil dispone
que no podrá contraer matrimonio los
menores de edad no emancipados. No
obstante el Juez de Primera Instancia podrá dispensar, con justa causa y a instancia
de parte el impedimento de edad a partir
de los catorce años. Debiendo en este caso oírse al menor y a sus padres o guardadores. No teniendo los catorce años de
edad es imposible contraer matrimonio
conforme a nuestra legislación.
a) Por el representante legal del optante,
menor de catorce años o incapacitado. En este caso, la opción requiere
autorización del encargado del Registro Civil del domicilio del declarante,
previo dictamen del Ministerio Fiscal.
Dicha autorización se concederá en
interés del menor o incapaz.
El casado menor de edad, si es mayor
de edad el otro cónyuge, podrá disponer
a efectos de venta, gravamen, etc, de los
bienes comunes (inmuebles, negocios,
bienes de extraordinario valor) si existe
consentimiento de los dos y si también
fuere menor, se precisará el consentimiento de padres o tutores.
3. Nacionalidad
El extranjero menor de dieciocho
años adoptado por un español adquiere,
desde la adopción, la nacionalidad española de origen. Si el adoptado es mayor de
dieciocho años podrá optar por la nacionalidad española de origen en el plazo de
dos años a partir de la constitución de la
adopción.
Prescribe el artículo 20 del Código Civil, entre otras cuestiones, que tienen derecho a optar por la nacionalidad española:
a) Las personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un
español,
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c) Las que se hallen comprendidas en el
segundo apartado de los artículos 17
y 19.
La declaración de opción se formula-
b) Por el propio interesado, asistido por
su representante legal, cuando aquél
sea mayor de catorce años o cuando,
aun estando incapacitado, así lo permita la sentencia de incapacitación,
c) Por el interesado, por sí solo, si está
emancipado o es mayor de dieciocho
años. La opción caducará a los veinte
años de edad, pero si el optante no
estuviera emancipado según su ley
personal al llegar a los dieciocho años,
el plazo para optar se prolongará hasta que transcurran dos años desde la
emancipación,
d) Por el interesado, por sí solo, dentro
de los dos años siguientes a la recuperación de la plena capacidad. Se
exceptúa el caso en que haya caducado el derecho de opción conforme al
párrafo c).
4. Para testar
Conforme dispone el artículo 663 del
Código Civil, están incapacitados para testar los menores de catorce años.
Los mayores de edad y solamente
ellos podrán otorgar testamento ológrafo.
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E DAD
Tipo de testamento que consiste en estar
totalmente autografiado por el propio testador, con indicación del año, mes y día en
que se otorga. Sobre la posibilidad si los
menores emancipados podrían otorgar
este tipo de testamento nuestra doctrina,
en términos generales, entiende que no es
posible debido a lo taxativo de la norma
referente a este tipo de testamento y porque a mayor abundamiento los emancipados son solo menores de edad habilitados
como si fueren mayores para regir persona y bienes pero no lo son a efectos de las
cualidades que se adquieren con la mayoría de edad.
Los menores de edad, mayores de dieciséis años podrán ser testigos (en número de tres) de testamento otorgado en
caso de epidemia, tal como explicita el Artículo 701 del Código Civil.
Los artículo artículos 774, 775 776 del
Código Civil prescriben que el testador
puede sustituir una o más personas al heredero o herederos instituidos para el caso en que mueran antes que él, o no
quieran, o no puedan aceptar la herencia.
La sustitución simple, y sin expresión de
casos, comprende los tres expresados en
el párrafo anterior, a menos que el testador haya dispuesto lo contrario. Los padres y demás ascendientes podrán nombrar sustitutos a sus descendientes
menores de catorce años, de ambos sexos,
para el caso de que mueran antes de dicha
edad. El ascendiente podrá nombrar sustituto al descendiente mayor de catorce
años, que, conforme a derecho, haya sido
declarado incapaz por enajenación mental. La sustitución quedará sin efecto por
el testamento del incapacitado hecho durante un intervalo lúcido o después de
haber recobrado la razón.
5. Adopción
El artículo 175 del Código Civil dispone que la edad mínima, a efectos de poder
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y estar en disposición de adoptar, es de
veinticinco años, bastando que cualquiera
de los cónyuges tenga al menos citada
edad. Además el adoptante deberá tener
al menos catorce años más que el adoptado.
Solo podrán ser adoptados los menores no emancipados. No obstante lo anterior cabe la posibilidad de la adopción de
un mayor de edad y por tanto igualmente
de un menor emancipado cuando inmediatamente antes de la emancipación hubiere existido una situación no interrumpida o acogimiento o convivencia,
iniciado antes que el adoptado hubiere
cumplido los catorce años.
6. Régimen de responsabilidad de los
menores de edad
El artículo 1903 del Código Civil manifiesta que la obligación de responder
por daño causado por culpa o negligencia
es exigible, no sólo por los actos u omisiones propios, sino por los de aquellas
personas de quienes se debe responder.
Los padres son responsables de los daños
causados por los hijos que se encuentren
bajo su guarda. Los tutores lo son de los
perjuicios causados por los menores o incapacitados que están bajo su autoridad y
habitan en su compañía.
Lo anterior pone de manifiesto la importancia de la edad puesto que esta acotará quién responderá por los daños
cometidos. Nuestra Jurisprudencia viene
tratando este tipo de responsabilidad de
los padres o tutores con un carácter objetivo, lo que supone el acrecimiento de la
responsabilidad por el mero hecho de la
existencia de un daño.
Véanse, por lo demás, "Mayoría de
edad" y "Minoría de edad". En concreto
los menores de edad pero mayores de do-
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E DICTOS
ce años pueden ser oídos en determinados procedimientos.
ANTONIA LÓPEZ-MANZANARES SOMOZA
EDICTOS
I. CONCEPTO Y ALCANCE • II. LA PUBLICACIÓN
EDICTAL DE LA SUBASTA
I.
CONCEPTO Y ALCANCE
El edicto viene definido por el Diccionario de la Lengua Española con dos acepciones. La primera de ellas como mandato,
decreto publicado con autoridad del príncipe o del magistrado, y la segunda de ellas
como escrito que se fija en los lugares públicos de las ciudades y poblados, y en el
cual se da noticia de algo para que sea notorio a todos.
Sobre esta base podemos definir el
edicto como uno de los modos de practicar un acto de comunicación mediante la
fijación del mismo en un lugar público.
Partiendo de este concepto a nadie la
cabe duda de la dificultad que tiene la persona a la que va dirigida la notificación de
enterarse de hecho de la misma, toda vez
que una resolución judicial fijada en el tablón de anuncios de un juzgado o en un
Boletín Oficial es muy difícil que llegue a
conocimiento de la parte a la que va dirigida.
Consciente de esa dificultad el Tribunal Constitucional desde el inicio de su
andadura ha sostenido que si bien es válida la notificación edictal la misma ha de
ser utilizada como el último recurso para
notificar una resolución judicial por los
juzgados y siempre que haya sido imposible la localización de un domicilio del deudor para poder notificarle de forma personal.
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Así ya la Sentencia del Tribunal Constitucional 233/1988 fundamentaba el celo
con que se debe utilizar la citación edictal,
tras recordar los artículos 267 y siguientes
de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que regulan las formalidades a que están sujetas
las notificaciones, citaciones, emplazamientos y requerimientos. Cuando no
conste el domicilio de la persona que deba
ser notificada (o emplazada) o por haber
mudado de habitación se ignore su paradero, habrá de consignarse así por diligencia y el Juez mandará que se haga por
edictos en la forma que determina el artículo 269. El artículo 270 establece la nulidad de las notificaciones, citaciones y
emplazamientos que no se practicaren
con arreglo a los preceptos anteriores, nulidad que, caso de no declararse por los
órganos judiciales, por afectar tales omisiones al derecho de defensa garantizado
por el artículo 24.1 de la Constitución,
puede dar lugar en amparo al restablecimiento de tal derecho, una vez comprobada que la omisión de los requisitos
legales ha producido efectivamente la indefensión de quien la alega.
Consciente de la jurisprudencia del Alto Tribunal, el legislador de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000 plasma en la
exposición de motivos el principio de ser
la notificación edictal el último recurso para proceder a la práctica de un acto de
comunicación, así en la propia exposición
de motivos dispone: " La preocupación
por la eficacia de los actos de comunicación, factor de indebida tardanza en la
resolución de no pocos litigios, lleva a la
Ley a optar decididamente por otorgar relevancia a los domicilios que consten en el
padrón o en entidades o Registros públicos, al entender que un comportamiento
cívica y socialmente aceptable no se compadece con la indiferencia o el descuido
de las personas respecto de esos domicilios. A efectos de actos de comunicación,
se considera también domicilio el lugar de
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E DICTOS
trabajo no ocasional. En esta línea, son
considerables los cambios en el régimen
de los citados actos de comunicación, acudiendo a los edictos sólo como último y
extremo recurso."
El reflejo legislativo de lo dicho en la
exposición de motivos lo encontramos en
el artículo 156 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil que dispone: "En los casos en que el
demandante manifestare que le es imposible designar un domicilio o residencia
del demandado, a efectos de su personación, se utilizarán los medios oportunos
para averiguar esas circunstancias, pudiendo dirigirse, en su caso, a los Registros, organismos, Colegios profesionales,
entidades y empresas a que se refiere el
apartado 3 del artículo 155. Al recibir estas
comunicaciones, los Registros y organismos públicos procederán conforme a las
disposiciones que regulen su actividad. En
ningún caso se considerará imposible la
designación de domicilio a efectos de actos de comunicación si dicho domicilio
constara en archivos o registros públicos,
a los que pudiere tenerse acceso. Si de las
averiguaciones a que se refiere el apartado
1 resultare el conocimiento de un domicilio o lugar de residencia, se practicará la
comunicación de la segunda forma establecida en el apartado 1 del artículo 152,
siendo de aplicación, en su caso, lo previsto en el artículo 158. Si estas averiguaciones resultaren infructuosas, la comunicación se llevará a cabo mediante edictos."
De dicho artículo se desprende la obligación de búsqueda de oficio por parte del
Tribunal del domicilio de la parte, dirigiéndose a todo tipo de Registros Oficial,
padrón municipal, Colegios Profesionales
y solo cuando no se pueda por estos medios conocer el domicilio del demando se
la podrá citar, notificar o emplazar por
edictos.
La jurisprudencia actual mantiene la
línea jurisprudencial de realizar todos los
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actos necesarios tendentes a la localización del demandado con la finalidad de
conseguir un notificación personal, así sirva de ejemplo ya que en la misma se realiza
un resumen de la jurisprudencia existente
la Sentencia de la Sala Primera del Tribunal
Supremo de 2 de febrero de 2007 que establece: "... la conclusión de la Audiencia
Provincial, proclamando la nulidad del
procedimiento sumario de referencia al
no haberse practicado el previo requerimiento de pago en el domicilio real del
deudor, debe ser confirmada en esta sede.
Resta añadir, atendiendo las consideraciones jurídicas vertidas por el recurrente en
el segundo motivo de su recurso, que ninguna violación se ha producido en la sentencia impugnada en relación con la
configuración jurisprudencial del concepto de indefensión. A este respecto ha de
recordarse que, como ha venido reiterando el Tribunal Constitucional, "si es cierto
que el cumplimiento por los órganos judiciales de las normas reguladoras de los
actos de comunicación de las partes y,
muy en especial, los de emplazamiento,
forma parte del derecho a la tutela judicial
efectiva sin indefensión que establece el
artículo 24 de la Constitución, se ha de tener en cuenta que lo significativo de su
omisión es que impida a la parte afectada
el conocimiento preciso para ejercer su
derecho de defensa, pues la razón de ser
de las exigencias impuestas por el legislador a los actos de comunicación consiste
en que el destinatario del acto tenga oportuna noticia para que pueda adoptar la
conducta procesal que estime convenirle,
por cuya razón el cumplimiento de tales
requisitos ha de examinarse en cada caso
concreto de conformidad con aquella ratio y fundamento y si la parte afectada
tiene conocimiento por cualquier medio
ajeno al proceso de la tramitación del juicio, la diligencia exigible en la defensa de
sus intereses le obliga a personarse en el
procedimiento, subsanando así la posible
infracción que haya podido hacer cometi-
1627
E DICTOS
do el órgano judicial, a menos que (y esta
matización es relevante en el supuesto de
autos) se trate de un conocimiento tan
tardío que le impida la defensa o que se le
haya negado indebidamente la personación, ya que, como ha dicho esta Sala, no
puede alegar indefensión quien se coloca
a sí mismo en tal situación por falta de la
diligencia razonablemente exigible.
Desde este punto de vista habrá de
convenirse que, aun cuando en el supuesto de autos el deudor hipotecario tuvo
conocimiento, como así se reconocía en la
demanda, de la pendencia del procedimiento sumario al tiempo de la publicación de los edictos de la subasta en el
correspondiente Boletín Oficial de la Provincia, tal conocimiento extraprocesal,
por tardío, no le evitó la pérdida de oportunidades procesales, al no haber tenido
oportunidad de evitar la incoación misma
del procedimiento hipotecario, liberando
las fincas al tiempo del requerimiento, con
el correspondiente devengo de importes
en concepto de intereses, gastos y costas
de ejecución.
Resulta terminante para la desestimación del recurso la circunstancia no impugnada y tenida en cuenta en la sentencia
recurrida de que en la escritura de la compraventa con garantía hipotecaria de fecha
22 de junio de 1990 constaba la existencia
del nuevo domicilio del demandante."
II.
LA PUBLICACIÓN EDICTAL
DE LA SUBASTA
Uno de los defectos de los que adolece nuestra nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil es la escasa importancia que le da a la
publicidad de la subasta judicial, de hecho
solo un artículo el 645 viene dedicado a la
publicidad de la subasta, que únicamente
prevé como lugar de publicación incuestionable el tablón de anuncio.
1628
Decimos que es uno de los defectos
de la nueva Ley de Enjuiciamiento ya que
la publicidad de la subasta es de suma importancia, ya que cuanto mayor sea la publicidad de la subasta, mayor número de
participantes habrá en ella y por tanto mayor precio se conseguirá en la subasta, lo
cual beneficia tanto al acreedor ejecutante
como al deudor, y pese a ello la publicidad
que prevé la Ley de Enjuiciamiento es a
todas luces escasa, y de ello se restringe
en comparación a la publicidad prevista en
la vieja Ley de Enjuiciamiento Civil.
Ante una ausencia de publicidad podría llegar a producirse subastas casi privadas.
Esta importancia de dar la mayor publicidad posible a la fecha de la publicación de la subasta como medio para
conseguir un mayor precio en la subasta
también ha sido reconocida por la propia
jurisprudencia, así el auto de la Audiencia
Provincial de Barcelona de fecha 6 de febrero de 2001 que dice: "Ante todo debe
significarse que la publicidad edictal constituye un elemento fundamental en la regularidad del procedimiento de apremio
pues de ella dependerá que se obtenga el
precio adecuado a las circunstancias de la
finca en un régimen de concurrencia como es el de la subasta pública. Cualquier
error o insuficiencia tenderá a producir
una distorsión en la concurrencia de licitadores y en la determinación del precio
final resultante, siendo el riesgo mayor
cuanto más significativo sea el error cometido, de forma que en algunos casos la
solución no podrá ser otra que la de la
anulación de la subasta sobre todo cuando
se haya producido un perjuicio considerable a un interviniente en el procedimiento que no pueda ser subsanado o corregido de otra forma. En definitiva, será el
arbitrio judicial el que deberá adoptar las
medidas adecuadas - subsanación mediante una publicación complementaria, con-
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E DICTOS
validación, conservación del remate, o
anulación del mismo- según la naturaleza,
importancia y consecuencias de los defectos padecidos, pero teniendo siempre
presente la importancia de la publicidad
edictal pues, como declaró la resolución
de la Sección 13ª de esta Audiencia Provincial de 4 Jul. 1990, con cita de la sentencia del Tribunal Supremo de 6 Abril de
1933, que debía exigirse con todo rigor
que los edictos fueran publicados con precisa determinación de los extremos que
según la Ley deben contener, pues todos
los requisitos exigidos para las subastas
son esenciales, como encaminados a evitar errores, engaños o fraudes, entrañando por tanto los defectos en los edictos y
en acuerdo de publicarlos un vicio de nulidad."
Desde un punto de vista técnico por
dos motivos, el primero de ellos porque el
artículo 645 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil, no define cual es "el lugar público de
costumbre", de una primera lectura del
precepto podría pensarse que sé esta refiriendo al tablón de anuncios que existen
en los Juzgados, pero ello no debe de ser
así porque distingue entre "lugar público
de costumbre" y "sitio destacado, público
y visible en la sede del tribunal", que este
si sería el tablón de anuncios del Juzgado.
Tampoco se puede entender, "el lugar público de costumbre", es el Boletín Oficial
de la Provincia, Comunidad Autónoma o
Estado, (lugar en el que se publicaban los
edictos en aplicación del antiguo artículo
1488 de la vieja Ley de Enjuiciamiento Civil), ya que en el siguiente párrafo la ley
habla, no de lugar sino de "medios públicos o privados" y ahí si que estarían englobados los Boletines Oficiales, al ser este un
medio público, por lo que en principio y
en general no existe ningún lugar público
de costumbre.
El segundo motivo desde un punto de
vista técnico es la desproporcionalidad de
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otorgar la potestad al Juez para que decida
si se ha de publicar o no en un Boletín
Oficial o en un medio privado, ya que lo
acordará por providencia, cualquier persona incluso las no conocedoras del derecho entenderían desproporcionado que
un Juez en vez de juzgar se dedique entre
otras cosas a decidir si una subasta se tiene
o no que publicar en un boletín.
Por último desde un punto de vista finalista, como ya hemos dicho el artículo
645 de la Ley de Enjuiciamiento Civil es
manifiestamente mejorable, ya que la finalidad que persigue cada subasta es que
en ella el bien objeto de la puja alcanza el
mayor valor posible, ya que esto beneficia
tanto al ejecutante (que de mayor modo
conseguirá cobrar el crédito que esta ejecutando) como al ejecutado (que pagará
una mayor parte de la deuda que tiene
contraída con el ejecutante, o incluso que
pueda existir sobrante para él).
Y para ello a cualquier persona, no se
le escapa que la mejor forma para que en
una subasta, el bien objeto de la puja alcance el mayor precio posible, es mediante la participación del mayor número
posible de personas, y para conseguir ese
objetivo a nadie se le escapa que la mejor
forma es la publicidad.
La publicidad de la subasta con el artículo 645 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
se restringe en vez de ampliarse, pudiéndose llegar a hablarse de una "subasta privada o particular", ya que el ejecutante que
no pida tipo de publicidad, el edicto de la
subasta se fijará conforme a ley exclusivamente en el tablón de anuncios del Juzgado, y con bastante seguridad el día de la
subasta, que se practicará pasado veinte
días si fuera un bien inmueble, solo el ejecutante estará presente en la subasta, por
lo que se adjudicará legalmente por el 50
por 100 del valor de la tasación o por la
cantidad que se le deba por todos los con-
1629
E DIFICACIÓN
ceptos, así si la cantidad que se debe es
pequeña (que suele pasar en especial en
la zonas costeras y turísticas, con las deudas de las comunidades de propietarios,
cuando el propietario es extranjero y tras
su fallecimiento deja de pagar la cuotas
comunitarias y sus herederos aún no se
han hecho cargo del piso, y este se embarga al ser el único bien conocido la vivienda y la plaza de garaje generadora de
la deuda), el ejecutante se la quedaría por
una cantidad desproporcionadamente pequeña, o si peor aún existe una connivencia entre el Abogado, Procurador, etc. con
un postor, en el que la subasta ante la falta
prácticamente total de publicidad solo
participa el postor, este se le adjudique, si
el deudor está en paradero desconocido
un piso valorado en 300.000 euros un único licitador, por la cantidad de 150.001
euros, no entrando a funcionar en este
ejemplo la posibilidad que tiene el Tribunal de aprobar o no el remate atendiendo
a determinadas circunstancias, de conformidad con el párrafo tercero del apartado
cuarto del artículo 670 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Todo ello se solucionaría dando verdadera publicidad a la subasta, mediante
la publicación acordada de oficio en Boletines Oficiales o en revistas de ámbito nacional, realizando la interpretación forzada que en dichos medios es el "lugar
público de costumbre" a que se refiere el
apartado primero del artículo 645 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil, basándose al ser
costumbre por el órgano judicial, como en
la actualidad está sucediendo en algún juzgado, sobre todo si tenemos en cuenta
que la publicación de la subasta en el Boletín Oficial de la Provincia es difícil que
pase de los 60 euros.
La necesaria modificación legislativa
que debería de conllevar esta deficiente
regulación de la publicidad de la subasta,
debería de venir acompañadas con medi-
1630
das tales como la obligación de publicar
todas las subastas en un medio de fácil acceso a los ciudadanos incluso en Internet,
o incluso la unificación de todas las subastas judiciales en un único juzgado por cada
partido judicial o en su caso por cada provincia, debiendo de estar al frente de este
servicio un secretario judicial, facilitando
en la mayor medida posible el acceso a las
mismas de cualquier persona interesada.
ISAAC BERNABÉU PÉREZ
Véase también: "Notificaciones".
EDIFICACIÓN
I. CONCEPTO • II. NORMATIVA APLICABLE SOBRE
EDIFICACIÓN • III. EL DEBER DE EDIFICACIÓN •
IV. EL DERECHO A EDIFICAR Y EL DERECHO
A LA EDIFICACIÓN • V. AGENTES INTERVINIENTES
1. Promotor 2. Proyectista 3. Constructor
4. Jefe de obra 5. Dirección facultativa
6. Entidades de control de calidad en la edificación
7. Suministradores de productos 8. Propietarios
y usuarios • VI. EXIGENCIAS TÉCNICAS
DE LA EDIFICACIÓN 1. Requisitos básicos
de la edificación 2. El proyecto técnico •
VII. AUTORIZACIONES ADMINISTRATIVAS
I.
CONCEPTO
Se entiende por edificio todo bien inmueble que haya sido construido, reformado o rehabilitado para ser destinado a
vivienda o cualquier otro uso permitido
por las normas urbanísticas (artículo 1.3
de la Ley 2/1999, de 17 de marzo, sobre
medidas de calidad de la edificación de la
Comunidad de Madrid).
Como han matizado Pons González y
Del Arco Torres, la edificación siempre
viene relacionada con un edificio. Aunque
las normas urbanísticas utilizan los términos edificación y construcción como
equivalentes, sin embargo, el segundo
concepto es más amplio que el primero.
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