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EL ABORTO
UNA LIBERACIÓN
Alicia Yolanda Reyes
1
EL ABORTO UNA LIBERACIÓN
INDICE
El Aborto una Liberación
El contenido de este documento es
responsabilidad exclusiva de Alicia Yolanda Reyes
Editora:
Equidad de Género: Ciudadanía, Trabajo y Familia A.C. 2009
Diseño:
Atziri Carranza López
Foto de portada:
Luis Gutiérez Arias
Foto de autora:
Aglae Abreu
Se permite la reproducción de este material
siempre y cuando se cite la fuente
Impreso en México en 2009,
con un tiraje de 500 ejemplares
5
El Aborto una Liberación
11
Catorce Estados en México Legislan
contra la interrupción del Emabarazo
15
Agradecimientos
17
MAGUI: vivir con VIH / LA DECISION NECESARIA
19
CAMILA / AL QUINTO HIJO, ALGO NO ANDABA BIEN
23
DOCTOR RODOLFO MORÁN GONZÁLEZ / DE CADA TRES MUJERES,
UNA VENÍA POR ABORTO
29
ANA activista: / MI EX MARIDO NUNCA SE ENTERÓ…
32
AIDA / CONTAR LO QUE ME HA TOCADO VIVIR…
34
ARCELIA / NUNCA ME HE SENTIDO CULPABLE
37
DIANA / “MI MAMÁ SIEMPRE ESTUVO PRESENTE”
40
KARLA / NOS CASAMOS CON MUCHA ILUSION
45
MARCELA / NO RECUERDO SI SENTI DOLOR…
48
PATY / SECRETO A VOCES
49
SANDRA / FUE A LA PRIMERA VEZ...
55
BETY / DIEZ AÑOS DESPUÉS…
57
SONIA / CONOCÍ MUJERES DEVASTADAS POR LA CULPA
60
SANDRA PENICHE, médica / SON MUCHOS LOS QUE LUCRAN CON
EL SUFRIMIENTO DE LAS MUJERES…
65
ÁNGELES, abogada / LES DIJE QUE ERAN MI CUERPO Y MI VIDA…
66
CLAUDIA / ABORTÓ PORQUE TENÍA OTROS PLANES PROFESIONALES
70
DOCTOR MARIO ESPINOZA / ¡QUÉ VA A PASAR CON ESTA MUJER!
76
DRA. PATRICIA ISABEL CAMPOS LÓPEZ
78
EDUARDO DEL CASTILLO / UN PROCESO ÉTICO
79
ALICIA YOLANDA REYES ALEXANDER / Datos biográficos de la autora.
Palabras para empezar:
EL ABORTO UNA LIBERACIÓN
Seguir adelante con un embarazo “para que
aprenda” lejos de ser una lección de vida,
es un castigo para dos o más seres
La idea de recopilar testimonios de mujeres que hubieran interrumpido,
de manera voluntaria un embarazo, llevaba años rondando en mi
cabeza, básicamente porque la mayoría de las publicaciones que
abordan este tema lo hacen desde un punto de vista moralista,
lacrimógeno, e intentando dar la falsa idea que todas las mujeres que
en algún momento de su vida optan por abortar, cargarán toda su vida
con “ese crimen“.
Sin embargo, la tesis de la que partí cuando me di a la tarea de hablar
con mujeres que en algún momento de su vida hubieran abortado,
se tradujo en que para una gran mayoría de mujeres el aborto era un
acto liberador y, que si bien por algunos días, mientras encontraban la
forma de solucionar el problema les quitaba el sueño o les angustiaba,
una vez que el evento pasaba, lo vivían como “quitarse un gran peso
de encima”, así lo refieren algunas a lo largo de las entrevistas que
integran esta obra.
El miedo se hace presente en algunas mujeres ante el temor de lo
desconocido. Miedo a quedar estéril, me planteó una jovencita.
Miedo a las secuelas físicas, señala una mujer madura. Miedo a las
consecuencias legales, por ser el aborto un acto penalizado.
7
Sólo una mujer que, por cierto, tiene problemas psicológicos por la
violencia familiar vivida desde pequeña, habla de que en los primeros
dos o tres años, vivía el aniversario del evento como algo pecaminoso,
aunque esta sensación ha desaparecido con el paso del tiempo.
El hecho de que el aborto en muchos de los Estados esté penado,
pone en riesgo la integridad física de las mujeres que acuden a esta
solución. Permite que los mercaderes incrementen sus precios, con el
argumento de que están corriendo más riesgos legales.
Las mujeres entrevistadas en su mayoría, son madres, algunas ya
incluso abuelas, que además gozan siéndolo.
Los espacios físicos en donde se practican los abortos, incluyen
consultorios médicos, algunos poco salubres, hoteles, hospitales y
hasta pequeñas clínicas que cada cierto tiempo, cambian de ubicación
para evitar ser detectadas.
No son pocas las que dicen me encantan los niños, los disfruto, pero
en ese momento uno más en mi vida no era posible.
Otra comenta su temor a ser madre soltera, a no tener quien le ayude
a cuidar de un niño, y su aversión hacía las guarderías.
Decidieron de acuerdo con su proyecto de vida
En fin, que todas y cada una de las entrevistadas tomaron la decisión
con base en su proyecto de vida, que incluía a su familia y a los hijos
ya nacidos cuando los había.
Otras más jóvenes consideraron que en ese momento no estaban
preparadas para ser madres porque tenían propósitos académicos,
laborales o incluso de recreo que les impedían seguir adelante con
un embarazo.
Las parejas de estas mujeres pocas veces colaboraron con la toma
de decisiones.
Desde el “hazle como quieras, yo te apoyo”; hasta el que colaboró
económicamente, o el chavito adolescente que propuso casarse, sin hacer
un análisis a futuro de lo que sucedería si la chica truncaba sus estudios,
sus sueños y su proyecto de vida para quedar encerrada en las cuatro
paredes de una casa, tal vez incluso la paterna, arrastrando en esa aventura
a un o una pequeña sin ningún soporte económico, afectivo, etcétera.
8
Salir de Guadalajara e ir al DF o al extranjero es una posibilidad para
algunas mujeres; otras simplemente adquieren la pastilla que la amiga
les recomendó, aunque las dosis no siempre sean las adecuadas.
Una de nuestras entrevistadas viajó a Cuba, otra a Estados Unidos,
ambas refieren haber recibido un buen trato, incluso en el caso de
la que fue a Estados Unidos, mejor que el que había recibido en
Guadalajara.
Por su parte, los médicos y médicas entrevistadas reconocen en el
aborto un problema de salud pública.
Algo que las leyes no van parar y que es importante normar para evitar
la morbi mortalidad materna.
Algunos datos ilustrativos
De acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), se estima que en el mundo, 46 millones de embarazos finalizan
en un aborto cada año. De éstos, 20 millones se realizan en condiciones
de inseguridad.
Al rededor del 13 por ciento de las muertes maternas se relaciona con
complicaciones por abortos inseguros, lo que produce 67 mil muertes
9
anuales, a pesar de eso las mujeres siguen acudiendo al aborto. Para
cuando una mujer cumple 45 años, existen altas posibilidades de que
haya tenido por lo menos un aborto, recalca la OMS.
Otros datos de la agencia especializada en salud de la ONU aseguran
que el 95 por ciento de los abortos inseguros ocurren en países en vías
de desarrollo. En aquellos lugares donde el aborto se ha legalizado han
disminuido hasta en un 90 por ciento el número de bebés tirados en
los basureros o abandonados en la calle.
La violencia intrafamiliar y los delitos juveniles también disminuyen
cuando las mujeres tienen la posibilidad de interrumpir un embarazo
no deseado.
El promover métodos de planeación familiar, ya sean temporales o
definitivos y ponerlos al alcance de la población, contribuiría a que
el número de embarazos no deseados disminuya, tal y como consta
en las experiencias compiladas por la OMS,, en las que también se
refiere que la educación sexual desde la escuela primaria es otra de
las medidas que ayudarían a disminuir el número de embarazos
no deseados.
10
Es más criminal tener hijos que sabemos que no serán amados, que
sufrirán de violencia desde que llegan, y que no tendrán ningún tipo
de atención familiar, social o gubernamental, que interrumpir un
embarazo cuando no se tienen los medios para hacerle frente.
El obligar a las adolescentes a seguir adelante con un embarazo “para
que aprenda” lejos de ser una lección de vida, es un castigo para dos
o más seres; es preferible, siempre y cuando la chica embarazada esté
de acuerdo, interrumpir ese embarazo y ofrecer herramientas para que
un futuro esta chica se proteja, no sólo de un embarazo no deseado,
también de infecciones de transmisión sexual (ITS).
El cumplimiento de obligaciones
Es obligación del gobierno, la sociedad y la familia ofrecer métodos
de prevención de embarazos, pero también de que cuando éstos son
mal utilizados o no se usaron, proveer de servicios de interrupción
de embarazo como ya lo ha hecho el gobierno del Distrito Federal, a
donde acuden mujeres de todo el país para ser atendidas.
Un embarazo es producto de una relación entre un hombre y una
mujer. Sin embargo, en la práctica, la que carga con todo el estigma,
la culpa y debe buscar una solución, es ella.
El derecho a tener una familia
Raras veces los hombres apoyan en este evento y muchos incluso,
huyen o niegan su participación.
Aquellos gobiernos de derecha que se oponen al acceso de las mujeres
al aborto libre y gratuito, y se dicen defensores de los no nacidos, no
se preocupan por atender al alto número de menores que son víctimas
de violencia familiar, que viven en las calles, que son carne de cañón
de abusadores que los utilizan para la pornografía infantil, entre otros
hechos denigrantes para los y las menores y para toda la sociedad.
Los seres humanos tienen derecho de llegar al mundo dentro de una
familia, no importa de qué tipo, pero que sea nutridora, que les garantice
los mínimos de amor, alimentación, vestido, salud y educación.
Educar a niños y niñas para que asuman que una relación sexual
puede tener consecuencias y que la responsabilidad es compartida
ayudará a que en un futuro disminuyan los embarazos no deseados, y
que cuando éstos se produzcan, ambos afronten las consecuencias y
busquen la solución. De esta manera la carga dejará de descansar sólo
en los hombros de las mujeres.
Alicia Yolanda Reyes
Guadalajara; Jalisco 1 de junio del 2009.
11
CATORCE ESTADOS DE MÉXICO LEGISLAN
CONTRA LA INTERRUPCIÓN DEL EMBARAZO
Alicia Yolanda Reyes.
Mientras que en la capital del país las mujeres tienen derecho al aborto
seguro y gratuito, hasta la doceava semana, en 12 de los 32 Estados
de la República Mexicana, los Congresos locales a “sugerencia” de
sus gobernadores, la mayoría del conservador Partido Acción Nacional
decidieron blindar las Constituciones Locales para obligar al Estado a
“proteger la vida desde la concepción y hasta la muerte natural”.
En Jalisco, uno de los Estados que presenta el mayor número de
embarazos adolescentes y abortos provocados, la Ley se logró gracias
a una “iniciativa popular” impulsada por el Movimiento Mexicano
por la Vida, encabezado por políticos y esposas de funcionarios del
PAN, entre las que destacan la señora Imelda, esposa del gobernador
Emilio González Márquez; que a su vez interpuso una controversia
constitucional contra la Norma Oficial Mexicana 046, que obliga a los
Hospitales Públicos a realizar abortos cuando el embarazo es producto
de una violación.
Mientras tanto, mujeres activistas por los derechos sexuales y
reproductivos, agrupadas en la Agenda Feminista de Jalisco, exigen
al presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de
Jalisco, Felipe de Jesús Álvarez Ciprián, que promueva una acción de
inconstitucionalidad en contra de las reformas ante la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
El ombudsman se ha negado a recibir a las activistas, señala Araceli
Prieto Álvarez, representante en Jalisco de la Red de Derechos Sexuales
y Reproductivos (Ddeser), quien es además una de las voceras de la
Agenda Feminista.
13
Entrevistada por SEMLAC, la Maestra Prieto, señaló que el
Ombudsman declaró que la CEDH no va a promover ninguna acción
de inconstitucionalidad en contra de la recién aprobada reforma que
evita la despenalización de al aborto en el Estado.
El Instituto Jalisciense de la Mujer, IJM se niega a pronunciarse contra
la reforma que prohíbe la interrupción legal del embarazo (ILE) y
penaliza desde cuatro meses hasta un año de prisión a las mujeres que
practiquen un aborto en la entidad, asevera. la representante de Ddeser,
Araceli Prieto, quien también dijo que hace unos meses estuvieron
en las instalaciones del organismo para exigir un pronunciamiento
público en torno a la reforma y al trato que recibieron en la Comisión
Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ), institución que les cerró las
puertas. Mencionó que hay silencio en este tema y que Carmen Lucía
Pérez, Presidenta del IJM no cumple la labor que le corresponde para
defender a las mujeres.
A su vez, la doctora Adela Jiménez de la OSC Diversidad Sexual, señaló
que cuando intentaron entrevistarse con el Presidente de la CEDH, les
fueron cerradas las puertas, a ella y a una veintena de activistas, con
el argumento de que si querían presentar alguna queja lo hicieran por
escrito o por vía telefónica.
En ese sentido, la Coordinadora del Comité de América Latina y el
Caribe por la Defensa de los Derechos Humanos de la Mujer, CLADEM,
Guadalupe Ramos Ponce, informó que el Grupo Plural de Legisladoras
Federales y la Agenda Feminista junto con otras agrupaciones,
presentaron una demanda de juicio político contra el gobernador de
Jalisco, Emilio González Márquez, por atentar reiteradamente contra
los derechos y dignidad de las mujeres de ese estado.
La demanda establece que el gobernador ha violentado la constitución,
las leyes estatales y federales, la ley de responsabilidades de los
servidores públicos y diversos instrumentos internacionales para la
protección de los derechos humanos de las mujeres.
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Entre las causas que motivan esta demanda, señalan las diputadas
federales del grupo plural está el hecho de que el gobernador de
Jalisco se ha negado sistemáticamente a la prestación de servicios
médicos e informativos en materia de salud sexual y reproductiva,
y que ha instrumentado una política institucional de violencia y
discriminación de género que vulnera los principios más elementales
del Estado Laico.
Por otro lado, apoyó abiertamente una reforma constitucional contra
el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, misma que
implica la penalización incluso del aborto terapéutico (cuando está en
riesgo la vida de la gestante) o cuando el embarazo es producto de una
violación, lo que contraviene diversos ordenamientos de la normativa
jurídica local, nacional e internacional y profundiza la discriminación
contra las mujeres pues viola sus derechos fundamentales.
En la demanda, de la que SEMLAC tiene copia, se señala que en el
Estado de Jalisco cada día son violadas dos mujeres, la mayoría niñas
y adolescentes. Que del año 2005 al 2008 se han presentado 1643
denuncias por igual número de casos, pero sólo 91 responsables han
sido detenidos.
En el mismo documento se especifica que de acuerdo a datos de la
Secretaría de Salud, Jalisco tiene el noveno lugar nacional respecto al
número de muertes por abortos ilegales, mismos que representan el 7,7
por ciento de la mortalidad materna en el Estado. Pero de acuerdo con
las activistas en derechos sexuales, a estas cifras habría que sumarles
las mujeres que salen de Jalisco a practicarse un aborto, y no siempre
en las mejores condiciones, esas mujeres no son reportadas como de
la entidad, en caso de fallecimiento.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud a pesar del notable
aumento de uso de anticoncepción en las últimas tres décadas, se
estima que cuarenta millones de abortos ocurren anualmente, y de
estos el cincuenta por ciento en condiciones inseguras.
15
En Jalisco, las restricciones para interrumpir embarazo ponen a las
mujeres pobres en un mayor riesgo de morbi mortalidad, señala el Doctor
Mario Espinosa, director de MEXFAM, organismo no gubernamental
que tiene cerca de dos décadas trabajando en la planeación familiar.
El profesional de la salud asevera que desde que los gobiernos panistas
llegaron a Jalisco, los métodos anticonceptivos reciben poca promoción
por parte de la Secretaría de Salud Jalisco y de sus centros de Salud.
La píldora de anticoncepción de emergencia y los condones no son
ofrecidos a l@s usuari@s, y cuando son solicitados se les dice que
se agotaron, mientras en la práctica los que manda la Secretaría de
Salud Federal se pudren en las bodegas de la dependencia estatal.
En cuanto a los abortos que estaban previstos en las leyes del Estado,
hasta antes de las modificaciones, las mujeres que solicitaban el aborto
por violación, malformación del feto etc., no eran atendidas porque
los trámites son tan largos, que cuando finalmente se autorizara, ya
habrían pasado meses y hasta años. En esos casos, las mujeres de
Jalisco la única opción que tienen es acudir a la medicina privada
donde los costos siguen siendo altos entre mil y dos mil dólares, o
viajar a la Ciudad de México para acogerse a la ILE.
Quienes están en mayor riesgo son aquellas mujeres de escasos recursos
que acuden con comadronas o médicos sin escrúpulos que les practican
abortos en condiciones insalubres, lo que se traduce en muertes o
daños físicos irreversibles a causa de malos procedimientos.
Otras más jóvenes, compran algunos medicamentos que anteriormente
se utilizaban para controlar las úlceras y que ahora se sabe provocan
contracciones uterinas y por lo tanto, la expulsión del producto.
El problema es que estas mujeres no conocen las dosis exactas
y se exponen a sangrados que ponen en riesgo su vida, señala
el Dr. Espinosa.
16
AGRADECIMIENTOS
Un agradecimiento especial a aquellas mujeres que compartieron
sus vivencias íntimas, con la única finalidad de que otras mujeres
se dieran cuenta de que no son las únicas que han vivido este
proceso.
Agradezco el apoyo de IPAS México por proporcionar fondos para la
recopilación y sistematización de algunas de las historias contenidas
en este libro, así como a Ddeser, en especial a la Maestra Araceli Prieto
quienes apoyaron para la impresión del libro.
DEDICO este libro a:
Claudia María y Diana Berenice principalmente, así como a Luis,
Luis Miguel, Juan Pablo, Aissa, Claudia Yolanda, Jaime, Sandra, Jorge
Antonio y los más pequeños de la familia: Camila, Luz Andrea y Jorge,
quienes son mi inspiración y motor para seguir adelante.
A la pedagoga cubana Yolanda Soler Pérez y a mi colega y querida
amiga Mirta Rodríguez Calderón, cuyas miradas atentas recorrieron
estos párrafos.
Por último mi agradecimiento a:
Alejandra, Diana y Claudia que posaron para la portada y a Luis Miguel
Gutiérrez Arias que captó las imágenes en sus fotos.
Guadalajara, Jalisco, 1 de junio del 2009.
LCC. Alicia Yolanda Reyes Alexander
Periodista profesional especializada en temas de salud
Educadora Sexual
17
MAGUI: vivir con VIH
LA DECISION NECESARIA
Cuando Magui supo que estaba embarazada después de tres años de vivir
con su pareja, se puso feliz. Su única hija de una relación anterior había
cumplido ya ocho años. Ellos nunca se cuidaron porque la idea de un hijo o
hija no les parecía mal.
Magui tenía doce semanas de embarazo, cuando su esposo se puso muy grave
y fue hospitalizado. Ahí se enteró que él tenía Sida en una fase avanzada.
El médico le sugirió hacerse la prueba de detección de VIH y dio positiva.
En ese momento ella tomó la decisión de no seguir adelante con el embarazo.
Los médicos le explicaron que si ella iniciaba un tratamiento con retrovirales,
las posibilidades de que su hijo naciera libre del virus eran altas, pero también
le informaron que el embarazo la ponía en riesgo de que la enfermedad
avanzara más rápido.
Al principio se sintió confundida y su esposo se agravaba cada día más. Un
primo le recomendó acudir a Ddeser, donde le consiguieron una cita en el DF
para que la atendieran antes que el embarazo avanzara y fuera más difícil
la intervención.
Magui viajó a la Ciudad de México, en compañía de su madre y su hija.
Cuando acudió a la cita, el médico le indicó que tenía cuatro meses de
embarazo, pero debido a su situación de VIH, era factible hacer la intervención.
Le explicó que debían seguir un protocolo distinto y la citó para la
siguiente semana.
Mientras tanto, ella decidió buscar otras opciones y encontró una clínica en
donde le realizaron la operación ese mismo fin de semana.
Ella considera que el trato que recibió en ambas clínicas fue bueno, incluso
comenta que se mostraron afectuosos con ella.
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La familia de élnunca entendió…
A los pocos días regresó a Guadalajara y encontró a su marido agonizando,
como si sólo hubiera esperado para despedirse de ella.
CAMILA
AL QUINTO HIJO, ALGO NO ANDABA BIEN
La familia la acusó de haberse ido cuando su esposo estaba más grave. Nunca
entendieron que para ella era urgente resolver lo de la interrupción.
Camila se casó muy joven, es la segunda hija de un matrimonio conservador
que procreó en total 8 hijos.
Magui consideró que antes que todo debía pensar en su hija y que no
podía darse el lujo de enfermar y dejarla sola. Por lo que para ella era la
mejor opción.
Educada en un colegio de monjas, siempre escuchó que una mujer sólo
estaba completa y feliz, si estaba casada por las dos leyes y aceptando “los
hijos que Dios le enviara”.
Lo que hizo no es algo de lo que deba arrepentirse, por el contrario, se quitó
un gran peso de encima.
A los 17 años se hizo novia de un compañero de la escuela de periodismo, tan
conservador como ella, pero eso no impidió que poco a poco, los escarceos
amorosos se hicieran más íntimos.
Al salir del hospital – dice -- se sintió liberada. Ni siquiera le asustó el riesgo
que corría porque ya estaba avanzado el embarazo.
“Lo único que yo sabía y pensaba es que no podía tener un hijo en
esas condiciones”.
Seis meses después, Magui se encuentra trabajando para mantener a su hija
y se ejercita diariamente buscando conservar su salud y no enfermar. Quiere
mantenerse sana hasta que su hija crezca y haga su vida.
La familia la tenía sobreprotegida. Nunca le permitieron ir al cine o a una
fiesta con sus amigas, sólo a las fiestas familiares y al cine con su mamá y
hermanas. Sin embargo, la joven pareja se las ingenió para tener relaciones
sexuales y ella quedó embarazada.
Cuando le informó a su padre, éste le dijo que tenía que casarse y ella pensó
que era lo mejor que podía sucederle en la vida.
Al primer embarazo le siguieron otros seis. El quinto terminó en aborto y
ella sufrió mucho, porque de verdad deseaba ese hijo, o por lo menos
así pensaba.
Cuando nació su quinto hijo, la relación con su esposo era cada vez más
violenta. Él bebía mucho y había tenido varias relaciones extra pareja que a
ella le rompieron el esquema de una pareja que se amaba.
Cuando nació su quinto hijo supieron que algo no andaba bien. El pequeño
lloraba mucho, tenía problemas para mantenerse sentado, rehuía el contacto
físico y parecía ausente.
Después de varios estudios, el pediatra les informó que el pequeño tenía
retraso mental. Ese diagnóstico agudizó aún más la relación de la pareja
porque su esposo se negaba a aceptar que él, que se consideraba casi un
genio, pudiera haber engendrado un niño con problemas.
20
21
Este hombre parecía comprenderla mejor…
Camila conoció en ese tiempo a un hombre 20 años mayor que ella, que
parecía comprenderla mejor que su esposo. Por cuestiones laborales
empezaron a convivir más, hasta que un buen día aceptó tener relaciones
sexuales con él.
Él era casado y le hizo saber que no dejaría a su familia, sin embargo pasaba
mucho tiempo con ella y sus hijos. Nunca se le ocurrió que podía resultar
embarazada porque tenía colocado el DIU, pero al parecer éste se movió.
Llevaba algunas semanas sintiéndome mal, con sueño, muy decaída y con otras
molestias. El hecho de que se me detuviera la regla lo había atribuido a que
me habían detectado artritis reumatoide meses antes. Cuando se lo comenté
al médico él me dijo que lo más probable era que estuviera embarazada; hasta
ese momento no era algo que hubiera pasado por mi mente.
Recuerdo que cuando recogí los resultados del laboratorio me solté a llorar en
la clínica del IMSS. Una trabajadora social se acercó a preguntarme cuál era
mi problema, yo apenas podía hablar; me aconsejó sentarme y calmarme.
Cuando se le retrasó la regla, ella pensó que era un problema de salud
diferente, pero el médico le indicó hacerse unos exámenes. Con los resultados
supo que estaba embarazada y no quiso seguir adelante.
Al llegar a casa recordé a una amiga de la universidad que me había hablado
de un médico que atendía esos casos; la localicé y le pedí el número. Esa
misma noche llamé al doctor, me contestó con voz afable y me citó para el
siguiente día.
Ella, que los otros embarazos los había vivido con mucha ilusión, ahora no
se sentía con deseos ni fuerzas para afrontar una situación de este tipo
y cuenta:
Me dijo que sus honorarios eran 5 mil pesos; si bien era una cantidad muy alta
para mí, tenía ahorrado algo y conseguí el resto con mi familia, diciéndoles
que necesitaba una medicina para la artritis.
Estaba viviendo una situación muy difícil con mi ex marido. Él había sido
infiel en varias ocasiones y yo temía que el niño por venir no naciera sano,
además de que el pequeño de dos años era en esos momentos una carga muy
difícil de sobrellevar.
La idea del divorcio rondaba por mi cabeza; había regresado a trabajar de
manera más organizada después de casi diez años de dedicarme casi al cien
por ciento a los hijos y al marido.
Además, existía otra persona con la que me sentía ligada en lo sentimental
y en lo sexual. Aunque llevábamos apenas unos meses “saliendo” tenía la
esperanza que él se divorciara y yo también, y en mi fantasía pensaba que
haríamos vida en común, cosa que al final no sucedió.
En ese momento no sé que me asustaba más, si tener un hijo con problemas,
como el pequeño o que el bebé por nacer se pareciera más a mi amante que
a mi marido. Las dos cosas me asustaban y no podía seguir adelante.
22
Llevaba semanas sintiéndome mal
Mi esposo me acompañó. El médico me pasó al consultorio, me explicó que
el procedimiento era rápido, que haría una pequeña aspiración, que iba
a sentirme un poco mareada, que descansara el resto de la tarde y que al
siguiente día estaría bien, lo cual sucedió.
Mi sensación una vez terminado el proceso fue de alivio, entre mi ex y yo jamás
volvimos a tocar el tema. Mi otra pareja me aseveró que él estaba operado y
no podía tener hijos, algo que jamás me había dicho, pero no discutí.
Al siguiente mes me practicaron la salpingoplasia (ligadura de trompas) y
asunto arreglado.
A más de 30 años de este evento jamás he sentido arrepentimiento, creo que
si volviera a vivir una situación parecida, no lo pensaría dos veces.
Muchas veces he leído o escuchado que una mujer que aborta se arrepiente
toda la vida y que es algo que carga mientras viva. Ahora que han pasado tantos
años y que he platicado con varias amigas que vivieron una interrupción, creo
que es falso eso de la culpa.
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Me considero una buena madre, buena abuela, buena hermana.
“Adoró a mis seis nietos. De hecho, por cuestiones familiares, me hice cargo de
la mayor de mis nietas, la cual me ve como una madre.
A ella la llevé desde muy joven a la ginecóloga, hablamos sobre anticonceptivos
y la responsabilidad que significa una vida sexual activa.
La relación es tan estrecha que me hace todo tipo de preguntas sobre
sexualidad. Un día me preguntó exactamente como era un orgasmo; me dijo
que su novio le había dicho que me preguntara a mí.
Creo que todas las mujeres deben de tener el derecho de elegir cuando ser
madres y no es algo que les debe ser impuesto desde afuera.
Cuando veo a jovencitas de 15 ó16 años siendo madres, truncando su vida,
sus sueños y sus ilusiones, creo que no es justo, pero tampoco puedo, ni debo
imponerle mi forma de pensar al resto de las personas.
DOCTOR RODOLFO MORÁN GONZÁLEZ
Dirigió la primera clínica de planificación en Guadalajara, y estuvo en Salud
Reproductiva en la Secretaría de Salud en diferentes épocas.
Actualmente encabeza el Consejo Estatal de Trasplantes.
DE CADA TRES MUJERES, UNA VENÍA POR ABORTO
El doctor Rodolfo Morán es un médico que no tiene pelos en la lengua. Sus
declaraciones en torno a la necesidad de que el aborto sea accesible a todas
las mujeres para evitar más muertes han sido reiterativas.
Cuando se le contacta para hablar del tema acepta con gusto y cuenta esto:
Yo tengo una historia muy irregular. Cuando era subdirector del Hospital
Civil en 1967, alguien vino de Colombia y nos propuso hacer una clínica de
planificación familiar, algo de lo que no se hablaba aquí, porque Echeverría
(Luis, Presidente de la República entonces) había dicho que había que poblar
al país.
Vinieron también de la Fundación de Estudios de Población en México, fundada
por el ingeniero Víctor Urquidi, quien también fue presidente del Colegio de
México. Ellos vinieron y convencieron al maestro Gallo, que era conocido por
sus ideas muy modernas, de que hiciera una clínica de planificación familiar
y él me invitó a coordinarla.
Me parecía que era algo importante. La ubicamos en la parte posterior
del Hospital Civil por la calle General Calderón. Habían una enfermera y,
un ginecólogo que pagábamos con el dinero que nos daba la Fundación,
y funcionó muy bien. Empezamos a dar pastillas y pláticas. Íbamos a las
escuelas a hablar del tema, aunque en ese tiempo había mucha resistencia de
los padres de familia y las autoridades escolares.
En unos años, las que venían por aborto disminuyó de seis a uno
Empezamos a colocar el DIU, sobre todo a las mujeres que abortaban.
En aquella época por cada tres mujeres que venían a atenderse de parto, una
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25
venía a atenderse de un aborto. Con todas se hablaba, y a las que aceptaban
se les ponía el DIU; a la vuelta de unos pocos años, el número de mujeres que
llegaban por aborto disminuyó de 6 a uno.
Teníamos mucha clientela en la clínica de planificación familiar. Un buen día,
de la Secretaría de Salud, nos habló el Dr. Monroy y me dijo:
- Oiga doctor tiene que cerrar esta clínica abortera.
Le respondí que era una clínica de planificación familiar.
- Eso dice usted-- me dijo el médico - pero es abortera.
Le expliqué que no practicábamos abortos, que atendíamos a mujeres que
habían abortado, pero que nosotros no los practicábamos.
- Pues tiene que cerrarla-- me dijo.
Le respondí que él no era mi jefe, sino el Secretario de Salud el Dr. Francisco
García, y el jefe de él era el gobernador Francisco Medina Ascencio, que como
buen alteño de Arandas, le habló al Secretario de Salud y le dijo que teníamos
que cerrar la clínica.
Les dije que sí, sólo que me dejaran buscar dónde ponerla y nunca encontré
dónde ponerla. Se acabó el sexenio y la clínica nunca se cambió. Me siguieron
molestando para que la quitara, pero yo no les hacía caso.
Poco después empezó a funcionar Mexfam, que es lo que quedó de la Fundación
de Estudios para la Población Cuando cambió la política nacional con López
Portillo (Presidente de México entre 1972 y 1976) comenzó la planificación
y hubo un Programa Nacional de Planificación Familiar y algunas de las
personas que estaban en la Fundación se fueron a trabajar a la Secretaría.
Al cambiar la política ya no tuvimos tanta necesidad de trabajar solos,
la clínica la cambiamos para Avenida Revolución.
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Actualmente el aborto ya no es un problema de salud pública como en aquella
época, porque la gente está más educada, se habla con más tranquilidad de la
planificación familiar. En las clínicas se reparten pastillas a todas las personas
que las solicitan, existe el DIU, la operación. Con el programa que iniciamos
en el Hospital Civil también iniciamos la ligadura con laparoscopía.
Los primeros en hacer esta operación fueron los doctores Paco Alfaro,
Francisco Alfaro Baeza y Luis Uribe Ramírez. Hoy a las mujeres parturientas
que se les practica la cesárea se les ofrece la ligadura. Por eso ahora el aborto
ya no es un problema de salud como antes, ahora es más sencillo. Se puede
producir con medicamentos, que no voy a decir los nombres porque me van a
acusar de andarlo promoviendo, pero dos pastillitas juntas, en un porcentaje
muy alto, pueden iniciar el aborto.
Originalmente estas pastillas se utilizaban para detener la producción de
ácido gástrico, y es muy sencillo. Algunas veces se complica, como cuando les
ponían la aguja para inducir el aborto, pero es mucho menos riesgoso, menos
infeccioso, menos problemas. Y lo hacían hasta las mismas señoras que se
producían el aborto: las señoras casadas por todas las leyes, que habían tenido
cinco o seis hijos y que ya no podían atenderlos.
Ahora son las jovencitas que, a pesar de que tienen toda la información, se
siguen embarazando. Yo recuerdo a una estudiante de medicina de cuarto
año que se embarazó, así como a otras alumnas que salían embarazadas. A mí
me sorprendían, sobre todo porque ellas sabían qué hacer para evitarlo. Pero
en aquella época comúnmente no se sabía que tomando dos o tres pastillas
anticonceptivas se podía evitar el embarazo. Ahora la pastilla del día siguiente
es un factor que ayuda muchísimo para que los abortos disminuyan.
Pero mis alumnas en aquel entonces seguían adelante con su embarazo,
aunque estaban arrepentidas de haberse embarazado. Porque ir a la escuela
en ese estado como que no era muy agradable, y quién sabe cómo les habrá
ido con la familia. Ahora ya no se hace tanto escándalo.
El aborto no se previene con leyes
Mejor un nieto en casa, que un yerno sinvergüenza
Yo siempre he dicho que el aborto no se previene con leyes. El aborto siempre
ha estado prohibido en México, sin embargo, siempre se ha practicado. En los
años 60 a 70 se hacían como 500 mil abortos al año y me quedo corto.
Yo siempre he dicho que es mejor tener un nieto en casa que un yerno
sinvergüenza, que también hay que mantener .Cada vez es menos grave que
una mujer se embarace sin estar casada. La familia acepta más la situación.
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Recuerdo una historia muy dramática de una muchacha que se embarazó,
eran novios muy jovencitos, la familia se enojó y la mandaron a Colima a
tener su embarazo y su parto. Inventaron que se había ido de vacaciones y
le entregaron el bebé a una señora. Cuando los chicos crecieron se casaron
y fueron a buscar al niño, con lo cual le causaron un problema emocional muy
serio para quien había educado al niño y para el niño.
Al final llegaron a un arreglo y el muchacho se fue con sus padres biológicos,
que tenían dinero y la señora que lo crió mantuvo la relación con ellos. Fue
un final muy civilizado, pero muy fuerte y es un ejemplo de lo que sucedía en
aquellas épocas.
Yo he estado en la Secretaría en varias ocasiones. Hace cuarenta y cinco
años las cosas eran muy difíciles. Hace treinta años las cosas estaban menos
difíciles. López Portillo era el presidente. Con Salinas las cosas ya estaban más
abiertas, dábamos pastillas en todos los centros de salud, había un programa
de planificación familiar, de atención a la salud de la mujer, se hacían ligaduras
en la clínica López Mateos y en el Hospital Civil.
Cuando iniciaron los métodos de planificación familiar, los médicos
en general no se opusieron, porque la enseñanza en la Universidad de
Guadalajara siempre fue muy liberal. Estamos en una población muy católica,
la Facultad de Medicina estaba dirigida por el maestro Gallo que siempre fue
una persona muy liberal. Estaba la contraparte del Dr. González Gutiérrez
que era muy conservador, pero el líder en ginecología era el maestro Gallo,
entonces todo estaba muy influido por él. Aprendíamos algunas cosas del Dr.
González Gutiérrez pero las ideas que imperaban eran del Dr. Gallo y también
había algunos profesionales que eran más de ultra izquierda, como el doctor
Calderón, que era un médico muy humano.
En aquellos tiempos como ahora, a las mujeres que llegan a los hospitales del
sector público con abortos incompletos se les atiende y nadie les pregunta
si fue provocado o espontáneo. A las mujeres que llegan sangrando se les
atiende; se le dan antibióticos y se les hace un legrado. Se les atiende lo mejor
que se pueda, y se les dan unas pláticas para que no se vuelvan a embarazar,
y también se les ofrecen el DIU o las pastillas.
Nunca se les ha preguntado nada a las señoras. Me acuerdo de aquella
anécdota que platicaban de un médico que les ayudaba a provocarse abortos
y lo primero que les preguntaba es si tenían Seguro, y las atendía en caso
afirmativo; si no tenían, las mandaban con otro médico.
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Las mujeres se van al IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) o al Civil
y nadie les pregunta nada. Los médicos hemos sido siempre muy liberales en
ese aspecto porque sabemos el problema que les viene encima. Nunca hemos
pensado que las mujeres sean promiscuas o sinvergüenzas. Entendemos que
tienen una necesidad por sus condiciones económicas, de salud, de educación,
que las obligan a producirse el aborto, aunque insisto: ya en este momento el
aborto no es lo que era en aquellas épocas.
Si alguna mujer moría, mandábamos a hacer la autopsia verbal
La última vez que estuve en la Secretaría, el Dr. Celedonio, que es muy acucioso,
insistía mucho en que mujer que se muriera entre los 15 y los 48 años había
que preguntar de qué se murió. Y si la muerte tuvo que ver algo con embarazo,
parto o puerperio, incluirlo en el certificado de defunción.
En aquella época no se preguntaba pero nosotros enviábamos siempre a
una trabajadora social o una enfermera a preguntar esos datos a la casa
de la mujer que se había muerto. Hacíamos lo que se le conoció luego como
autopsia verbal.
Nunca una mujer que se haya producido un aborto ha llegado a la cárcel, a
menos que la suegra o alguna persona la hubiera denunciado, pero yo no supe
nunca de una mujer que hubiera entrado a la cárcel por un aborto.
Sobre la ley que se acaba de aprobar para blindar la legalización del aborto, el
médico dice que es una ley muy bonita, pero que no va servir de nada, aunque
no la he leído completa. El problema es que la mujer seguirá abortando en
malas condiciones sobre todo quienes no tienen recursos. Sin embargo, en
el DF estamos viendo que se están evitando problemas de complicaciones,
perforación de matrices, infecciones, etc., porque lo realiza un personal que
sabe hacerlo.ciones, etc., porque lo realiza un personal que sabe hacerlo.
Atención en el momento adecuado, con calidad
Lo que dije desde el principio: los abortos no se previenen con leyes, sino
con una atención médica adecuada, con educación sexual. Y la muerte de
las mujeres que abortan tampoco se previene con leyes, sino con atención
médica en el momento adecuado, a tiempo y con calidad.
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ANA activista:
“Yo nunca me había atrevido a interrumpir un embarazo, porque crecí en una
familia muy conservadora. Pero entiendo perfectamente porqué lo hacen. Y
a lo mejor sí les diría cómo resolver el problema; les aconsejaría qué comprar
en la farmacia…
Recuerdo hace cincuenta años de una revista que se llamaba “Sucesos para
todos”, me entrevistaron sobre el aborto y le dije lo mismo que le estoy diciendo
a usted ahora. Sacaron en la portada “El Dr. Morán habla sobre aborto” y mi
mamá en Lagos no leyó la nota, solo la portada y cuando llegué ya no quería
ni siquiera abrirme la puerta. Me decía: estás condenado en vida.
Yo le decía: “mamá ni siquiera leíste lo que dije”, y me decía: “¡no!, pero
hablaste del aborto”. Es difícil que la familia entienda que como médicos
debemos de tener una visión científica.
Pero ya el Secretario dijo que con un lavadito se evitan los embarazos. Habrá
que preguntarle al Secretario cuáles son esos lavaditos.
El condón falla porque los chicos se quedan descansando después de la
relación y el semen se derrama dentro de la vagina y los espermatozoides
siguen su camino. Incluso hay quienes se ponen el condón cuando van a
penetrar, pero ya hubo juego sexual, intercambio de líquidos y la chava sale
embarazada.
Conocemos historias de embarazos sin penetración.
MI EX MARIDO NUNCA SE ENTERÓ…
Ana llega a la entrevista unos minutos retrasados. Logré contactarla a través
de una amiga común que se enteró que yo estaba buscando testimonios de
mujeres que hubieran interrumpido embarazo.
Ana es abogada y activista del medio ambiente y los derechos de los animales;
actualmente es candidata a diputada local.
Cuando nos identificamos en el café en que nos quedamos de ver, congeniamos
rápidamente. Es una mujer alta, robusta y muy extrovertida.
Le explico el propósito de la entrevista y acepta con gusto, sobre todo señala:
“para acabar con algunos mitos que andan por ahí”.
La historia de Ana es la siguiente:
Yo salía con un muchacho, estaba divorciada y tenía una niña de cinco años.
Entonces yo tenía 27 años y con muchos problemas económicos; apenas
salían las cuentas del mes, siempre arrastraba un saldo negativo. Quedé
embarazada y para mí fue una sorpresa enorme, yo no sabía qué hacer. No
había tomado la decisión, pero si sabía que no podía quedarme así. Hablé con
mi entonces pareja, le plantee el asunto, y me dijo que lo que yo quisiera, él
me apoyaba.
Me dijo: Si quieres tenerlo o abortarlo, es una decisión en la que estaré
de acuerdo”.
Empecé a preguntar. En aquel tiempo, en el 86, pagamos 25 mil pesos, aquí
en Guadalajara. Pusimos mitad y mitad; si de por sí mi economía estaba
quebrada, con eso me retrasé ochenta años.
Era algo por lo que nunca había pasado…
Una amiga extranjera que vivía en la ciudad me recomendó a un médico
que tenía una clínica cerca de Av. de los Maestros. Cuando fuimos a verlo
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se portó muy hermético al principio pero finalmente acordamos la cantidad,
día y hora.
El día de la interrupción me inyectó algo en la vena, un “pentotal”, creo. De
repente se me fue la conciencia, tuve un dolor fuerte, como una succión;
estaba sedada, creo que fue por absorción, pero no pregunté.
En el quirófano estaban el doctor y una enfermera; los dos se mantuvieron
muy distantes de mí, sobre todo en el aspecto afectivo. De ahí me fui a mi
casa, estuve dos días en reposo y ya.
Seis u ocho semanas después llegó mi menstruación y como si nada
hubiera pasado.
Posteriormente tuve otro aborto, fue en Los Ángeles, California, y por
doscientos dólares,que lo mejor que pude hacer en el momento. Si volviera a
vivir las mismas circunstancias volvería a hacer lo mismo, obviamente, si mis
circunstancias hubieran sido otras, con una economía estable, tal vez hubiera
seguido con los embarazos, pero debo decir que no me arrepiento, que si me
volviera a ver en la misma situación haría lo mismo.
Siete años después empezaba a salir con mi marido; como a los tres meses me
embaracé. Yo salí de viaje y me di cuenta que estaba embarazada. Tomé el
directorio de Los Ángeles, California y en la “A”, lo primero que vi fue: abortos,
y pregunté.
Tengo dos hijas, si alguna de ellas me pidiera que la acompañara para una
interrupción, yo con gusto estaría con ella, ojalá que tuvieran la confianza
para pedírmelo.
Yo ni por equivocación pude compartir ese evento ni con mi madre ni mis
hermanas. Ellas son muy cerradas para esos temas y mis amigas algunas me
apoyaron y otras no estuvieron de acuerdo, pero todas me respetaron.
Mi ex marido nunca se enteró y años más tarde nos separamos.
Sobre su actual ocupación asevera que es gratificante. Que le gustaría
llegar a un puesto político: “si logramos modificar cualquier cosa, es una
gran satisfacción”.
Dice que el medio ambiente es algo que debe importarnos mucho, que
existe un doble discurso de parte del Gobierno, que por un lado hablan del
calentamiento global y por el otro cortan árboles sin ningún miramiento.
A 20 años de distancia asegura que nunca se ha arrepentido, que está
convencida que fue lo mejor que pudo hacer en ese momento.
Una cosa maravillosa por 200 dólares: llegas a una clínica, te chiquean, están
contigo, entienden por lo que estás pasando; que no es una decisión a la
ligera como irte a cortar el pelo, pero que sí es lo mejor que puedes hacer en
el momento.
Me durmieron, creo que fue anestesia general. En un periodo corto, cuando
recobré la conciencia, estaba en un reposet muy a gusto; estuve ahí tres o
cuatro horas. Me acompañó una pariente, me fui para la casa y a los dos días
ya andaba de shopping otra vez y sin ningún problema.
Se le pregunta porque no se cuidaba y asevera que nunca le hicieron efecto
los métodos que utilizaba para evitar el embarazo.
Nunca pude tomar pastillas porque tenían muchos efectos secundarios en mí
y el otro anticonceptivo no me funcionó en ninguna de las dos ocasiones, pero
yo volvería hacerlo.
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que las han denunciado los médicos, es porque les han encontrado restos
de pastillas.
AIDA
CONTAR LO QUE ME HA TOCADO VIVIR…
Aida es una abogada feminista, originaria de un pueblo de Jalisco Desde
chica vivió la violencia hacía las mujeres y eso la convenció de que había
que estudiar.
Estuvo presente en el Congreso del Estado de Jalisco durante la aprobación de
la Ley para impedir la interrupción de embarazo. Se dice muy decepcionada,
incluso de las diputadas del PRI que se habían comprometido a votar en
contra y que al final, con tal de mantener el hueso, votaron a favor.
Acepta contar lo que le ha tocado vivir:
Yo espero que ésto cambie algún día, aunque creo que va a ser muy lento,
muy desgastante, pero tiene que cambiar. Es que no podemos seguir así: las
mujeres golpeadas, asesinadas, violándoles todos sus derechos como en la
aprobación de la Ley antiaborto, ahí nos fue muy mal a todas las mujeres.
Con ley o sin ley las mujeres van a seguir
abortando y se van a seguir muriendo
Por ejemplo, mi sobrina. Una amiga le comentó de unas pastillas, le dijo que
se tomara tres, una cada hora y así lo hizo; tuvo una hemorragia muy fuerte y
arrojó el producto. A las dos semanas la llevé al IMSS, porque tenía temor de
que le hubiera quedado algún resto de tejido adentro. El médico la revisó y le
preguntó directamente: ¿abortaste? Ella lo negó y no pasó nada más.
Mi sobrina estaba terminando la prepa cuando salió embarazada. En cuanto
se dio cuenta dijo que no quería tener un bebé. Traté de convencerla de que
siguiera adelante con el embarazo y yo me haría cargo del niño. Ella me dijo
que no, que estaba en el último año y no quería ir a la escuela embarazada,
menos aun sentirse cansada y enferma, además de que no estaba segura de
que una vez viéndolo se animara a dármelo.
Otra hermana que vive con Aída también salió embarazada. La relación con
su pareja no era buena, estaban terminando cuando aquello sucedió. Al
igual que la sobrina, fue a las muestras médicas; consiguió las pastillas y
asunto arreglado.
Ambas mujeres dicen que fue una decisión de la que no se arrepienten, que
si volvieran a estar en la misma situación harían lo mismo.
Aída dice que no se atrevería a abortar, pero reconoce el derecho de las
mujeres de decidir.
Con ley o sin ley las mujeres van a seguir abortando y se van a seguir muriendo,
a lo mejor más, porque aún cuando teníamos el derecho al aborto en tres casos
muy específicos, no había mecanismos para poder ejercer estos derechos.
He sabido de mujeres que son detenidas, pero son detenidas en el hospital,
cuando las detectan las detienen ahí, pero que hayan ido a la cárcel no. Yo
trabajé en un juzgado penal y en ese entonces supe de una, la denunció el
médico; casi siempre son los médicos los que hacen las denuncias porque
toman las pastillas, se las introducen en la vagina y vienen las hemorragias o
complicaciones propias del aborto y van al hospital, y es ahí donde el médico
las denuncia, aunque es raro que ésto suceda.
Hasta donde yo he tenido casos de aborto, siempre son los médicos, o las
enfermeras, pero la mayor parte son los médicos. De las que yo he sabido
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ARCELIA
NUNCA ME HE SENTIDO CULPABLE
Arcelia es una chica muy emprendedora. Vive actualmente con un hombre
10 años mayor que ella y sus tres hijos. Dice que ha hecho de todo para
mantenerlos y actualmente trabaja como dependienta en una boutique y,
aunque tiene automóvil, usa bicicleta con frecuencia.
Llega a la entrevista y habla de todo antes de que entremos en materia.
La conocí por una amiga común y en cuanto supo del libro aceptó contarme.
Cuando tenía 16 años y estaba en la prepa, salía con un compañero de la
escuela. Un buen día me di cuenta de que estaba embarazada; sabía que en
casa no lo podía contar.
Mi novio habló con su mamá, que por cierto era amiga de la mía y ella arregló
todo para que nos fuéramos a México. Inventó un seminario de quien sabe
qué y mi mamá me dejó ir con ella.
Ya en México, fuimos a una clínica en donde ella era conocida, ahí me
atendieron. No recuerdo mucho en dónde estaba, sólo que me sedaron y
cuando desperté la mamá de mi novio me preguntó si estaba bien.
Más tarde fuimos a comer y por la tarde regresamos a Guadalajara. Mi mamá
nunca sospechó nada, el chavo y yo rompimos al poco tiempo, pero nunca se
tocó el tema.
Después de esa experiencia, cuando tenía como 20 años, volví a quedar
embarazada. El cuate era bastante mayor que yo, creo que hasta era casado
y tenía una familia.
Hablé con él, y unas amigas me dijeron de una clínica; creo que por la Avenida
de los Maestros, no recuerdo bien; sólo que nos citaron a las 6 de la mañana.
Esa noche me quedé a dormir en casa de mi amiga con el argumento de que
teníamos tarea.
Ella me acompañó. Recuerdo que las enfermeras eran muy adustas, el médico
también, pero no llegaban a ser ofensivos, sólo distantes, y como si no
estuvieran de acuerdo con lo que hacían.
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No sé qué método utilizaron, recuerdo que me pusieron una inyección en
el brazo. Cuando desperté estaba en una especie de reposet. Mi amiga me
preguntó si me sentía bien y de ahí nos fuimos a su casa.
Recuerdo sentir cólicos muy fuertes y que seguí sangrando unos días, pero
después, todo quedó en el olvido. Nunca he tenido sentimientos de culpabilidad
ante esos episodios, de hecho hacía mucho que no tocaba el tema con nadie.
Me insistía: “no quiero que estés tomando esas cosas”
“Ahora, con este cuate con el que vivo, hemos hablado de que no queremos
hijos. Él es divorciado y yo ya tengo tres, pero hace como 15 días sucedió algo
simpático: tuvimos relaciones sin protección. Yo tenía en la casa la píldora
del día siguiente, pero él me dijo que no era bueno tomar tantas hormonas, y
no la tomé.
Era clarísima mi voluntad de abortar si hubiera quedado embarazada. Porque,
tiempo antes, hablando de interrupciones de embarazo, él no se manifestó
claramente, pero insistía en “no quiero que estés tomando estas cosas”.
Veinte días después la situación cambió, me sentía como quinceañera. Pero,
al mismo tiempo me preguntaba: ¿cómo él a sus 40 y yo a mis 35 pudimos ser
tan irresponsables y quedarme yo embarazada, a sabiendas de que existen
métodos para evitarlo?
Entonces empezó a preocuparse porque no me había tomado la pastilla, cosa
que hubiera sido más fácil. Y cuando se me presentaron cólicos, me preguntaba:
“¿te duele mucho?, ¿es el peor cólico de tu vida?”. Y yo le respondía: “no, es el
mejor cólico de mi vida”. Ahora pienso: ¡qué incongruencia!
Y ahí sí vino el arrepentimiento porque yo le había preguntado si quería que
me tomara la pastilla de emergencia…
En la continuidad de la entrevista, le pregunto a Arcelia si no ha pensado
en operarse y me dice que no. Que cuando nació su última hija pensó que si
le hacían cesárea aprovecharía para hacerlo, pero “como no me gustan las
cicatrices, no me animé y, al final de cuentas, quien se operó fue él”.
Lo fastidié tanto después de que me había insistido en que abortara que le
dije: “Qué marica eres. A mí me mandas a la plancha y tú no quieres hacer
nada, cuando sabes que puedo ir a dar hasta la cárcel o me puedo meter en
algún problema”.
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A la larga él se operó. Y cuando luego nos divorciamos, me echó en cara que
por mí se había operado”
Claro, eso es porque mucha gente no sabe que la operación en los hombres
sí es reversible. Mi pareja actual está a punto de operarse para dejar de tener
sustos. Él no quiere hijos y a mí ya se me quitó la idea romántica de tener un
hijo con él.
Tengo una amiga que se fue a la frontera a abortar y dice que la trataron
horrible. Además, con la mala suerte que era su primera relación y
supuestamente había sido sin penetración para evitar el embarazo.
“Me gustaría que mi hija me tuviera confianza”
He sabido de varias conocidas que han ido con el médico para abortar y que les
ponen la pastilla en la vagina y se van a su casa, pero dicen que se han sentido
muy mal. En mi caso, la verdad es que fue rápido, yo no estuve consciente; me
sedaron o algo así; y después no sentí dolor.
Me gustaría que mi hija me comentara si ella llega a pasar por algo así, porque
la verdad es que yo si me expuse mucho al ocultárselo a mi mamá.
DIANA
“MI MAMÁ SIEMPRE ESTUVO PRESENTE”
Diana llega a la entrevista después de los ensayos. Nos citamos en una plaza
comercial. Le pregunto si tiene problema en hablar sobre la interrupción de
embarazo que se practicó antes de cumplir los 18 años y dice que no.
Se muestra tranquila y realizada en lo que hace. Acaba de regresar de un
viaje al extranjero y cuenta que están a punto de estrenar en teatro, que
se siente muy contenta, ya que tiene la libertad de hacer lo que más le
agrada: bailar.
Al recordar el día que se enteró que estaba embarazada y que tenía que
tomar una decisión señala:
Mira, yo cuando me enteré que estaba embarazada, lo primero que pensé fue:
“yo no quiero”. Nunca he tenido ningún arrepentimiento. En cuanto supe que
estaba embarazada pensé en esa opción, no sé ni cómo pero esa fue mi idea
desde el principio.
Tenía 18 años, estaba terminando la prepa. Empecé a investigar, le hablé a
una amiga y ella me habló de un médico en el DF. Yo lo comenté con mi mamá,
le dije: estoy embarazada; ella me dijo que había que ver opciones. Me apoyó
porque yo estaba estudiando y me iba a España al salir de la escuela. Ya tenía
previsto todo el plan.
Cuando mi amiga me dijo del doctor en México, le llamamos y nos dio una cita
inmediata .Yo tenía como cuatro o cinco semanas, alrededor de mes y medio,
me hice la prueba porque se me retrasó la regla.
Mi novio y yo llevábamos 3 años de relaciones, usábamos condón, pero no
siempre; a veces usábamos el coito interrumpido; tal vez en una de esas quedé
embarazada, aunque él se salía siempre para evitar el embarazo. La verdad es
que no me cuidaba bien, nunca investigué ni tomaba pastillas, siempre era
con condón y a veces como te he contado.
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“Es mi decisión, es mi cuerpo”
Me sentía muy mal, nunca pensé en el remordimiento. Más bien era la
preocupación, yo quería que se resolviera, pero la verdad era que no dormía.
Al principio sí decía: “si lo tengo mi vida será otra cosa”. Nunca me imaginé
embarazada y teniendo al bebé. Mi novio sí me decía que lo pensáramos, pero
yo le dije:“es mi decisión, es mi cuerpo”, pero realmente la que me apoyó fue
mi mamá, ella me acompañó. Al principio me regañó porque no me cuidé,
pero la verdad es que me dio buen apoyo.
En menos de una semana nos fuimos al DF. El doctor me recibió muy bien, es
un tipo amable. Nunca me cuestionó, me trató con respeto; para él era algo
común, me tomó algunos datos y mi mamá siempre estuvo presente.
Él me explicó que me iba a doler un poco, cuáles iban a ser los cuidados y me
pasó a otra área de su consultorio donde tenía una mesa ginecológica. Me
hizo la aspiración, recuerdo que al principio sí me dolió mucho, sentí que me
iba a desmayar, vomité, pero fue muy rápido.
De regreso tomamos el avión, sentía cólicos fuertes, pero llegamos a la casa,
me recosté y al siguiente día me sentí mejor.
Durante la intervención el doctor estuvo hablando con mi mamá y conmigo,
explicándonos todo el procedimiento, nunca hubo un cuestionamiento ni
nada por el estilo. Creo que eso ayudó mucho para que yo saliera de ahí sin
remordimiento, más bien con un sentimiento de haberme liberado de algo
que me había tenido muy angustiada.
No fue algo que me hubiera hecho sentir mal o con remordimiento. Es algo
que nunca hablé con nadie, solo con mi mamá, con la amiga que me dio el
dato del doctor y con mi novio, que por cierto terminamos porque yo me iba ir
a vivir fuera de México un tiempo.
He ido a terapia varias veces pero nunca he tocado el tema, no es algo que me
preocupe. A mi papá no le dijimos nada.
No era eso lo que yo quería para mi vida…
Tengo dos amigas que tuvieron bebés, una de ellas si pensó en la opción de
abortar, pero la familia le dijo que estaba loca y decidió tenerlo. El doctor
incluso le había hablado de unas pastillas que se ponen en el útero; las compró
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y su mamá estaba de acuerdo, pero se enteró el papá y él se opuso. Le dijeron
que un bebé es un regalo de Dios, y ya las dos tienen a sus bebés, pero una
tenía planes de irse conmigo a España, quería ser cantante y ahorita vive en
Colima con sus papás, trabajando con su hija y no puede hacer nada más.
La otra está estudiando, su mamá le ayuda, pero yo las veo y pienso: “no es lo que
quiero para mi vida”. Ambas dicen que si volvieran a salir embarazadas abortarían.
Yo creo que mucha gente evita los embarazos.
Tengo otra amiga de 19 años y se acaba de embarazar, ella no lo quiere, pero
piensa que el aborto es muy malo.
Actualmente me dedico a la danza y hago danza aérea. Estuve fuera varios
meses, primero al DF, a España, a Tailandia; mis planes son viajar y eso es
imposible con un hijo Yo tengo muchos proyectos para mi vida en los que un
niño no tendría cabida. Más adelante sí pienso embarazarme, pero cuando
me estabilice y haya hecho lo que me gusta, ahora pienso que deben pasar
muchos años antes que atarme.
Me han dicho que puedo quedar estéril por el aborto, ¿tú qué crees?
Se le dice que no existe ese riesgo y se queda tranquila.
Alguien me lo dijo y me quedó la duda hasta que dije: me voy a hacer un
estudio para saber si es cierto.
Cuando venía en el avión lo único que pensaba era en los cólicos. Mi mamá
me apoyó muy bien, tuvimos tiempo de hablar, nunca pensé en nada negativo
y ahorita si sacan el tema del aborto yo no me siento culpable.
Mi mamá ahora habla más conmigo sobre el tema y me lleva al ginecólogo.
Estoy pensando en el “Norplan” porque una amiga me dijo que se lo había
puesto, le platique a mi mamá y ella estuvo de acuerdo, me dijo que ella
me acompaña.
Estaba claro que ella sabía que yo era sexualmente activa, pero no hablábamos
al respecto, ahora sí se preocupa por llevarme al médico, por saber cómo me
estoy cuidando.
La relación con ella se fortaleció. Y claro que me cuido, no quiero volver a pasar
por lo mismo, que aunque me fue bien, prefiero evitarlo y estar tranquila.
Con mis hermanas mi mamá ya habla más abiertamente del tema, dice que
no quiere volver a pasar por la misma preocupación con ellas.
En el fondo creo que la situación vivida nos fortaleció a todas en la casa, ya
que a partir de ahí el tema se toca de una manera más abierta”.
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KARLA
NOS CASAMOS CON MUCHA ILUSION
Al comentar durante una reunión de periodistas feministas, que estaba
recabando testimonios de mujeres que hubieran interrumpido embarazo, se
me acercó una chica y me dijo: yo sé de alguien. Perfecto, le dije, luego me
pasas los datos.
Al término del primer día del encuentro me comentó que ella se había
practicado 3 abortos, que era algo que pocas veces había comentado y que
si yo quería ella podía darme su testimonio. Subimos a mi habitación en
el hotel, le dije que se sentara y que cuando estuviera lista para hablar
podíamos empezar.
Al principio su voz era muy bajita, pero poco a poco cobró fuerza, sobre todo
cuando se dio cuenta que yo no la juzgaría y que entendía sus razones para
tomar esas decisiones.
El testimonio de Karla es el siguiente:
Tengo 38 años, nací en 1970, en Durango. A los 18 años me fui a vivir a
Mérida yo sola para empezar a estudiar mi carrera porque en Durango no
había muchas opciones en ese momento. En 1988 estudié la Licenciatura
en Lingüística y Literatura En la facultad conocí al que fue mi esposo. Nos
hicimos novios en el segundo semestre de la carrera. Él era de Mérida y hasta
la fecha sólo los que vivimos en Mérida, sin ser de ahí, sabemos lo que eso
significa. Para decirlo en pocas palabras, son muy conservadores.
Nos casamos con mucha ilusión y de acuerdo con lo que nuestras familias
quisieron, fue una boda tradicional, por la iglesia y por el civil; toda mi familia
fue. Empezamos a trabajar juntos en un pequeño negocio de carpintería.
Éramos buena pareja tanto en el aspecto amoroso como en el laboral;
planeamos no tener hijos, disfrutábamos nuestra vida sexual y éramos una
pareja muy intensa: leíamos, íbamos al cine, disfrutábamos muchas cosas.
Como a los tres años de casados ya llevábamos varios años de vida
sexual juntos, y hablamos de las posibilidades de tener una nueva pareja, lo
hablamos libremente.
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Él en ese momento sentía inclinaciones hacía una chica más joven, y yo por el
contrario, tenía atracción hacía una persona mayor: un intelectual brillante;
aunque mi esposo también es poeta, éste tenía obra publicada, libros, y yo me
sentí enamoradísima de él, y así empezamos a tener una relación y mi esposo
lo supo, porque a la vez él empezó a salir con la chica.
Cuando tuve la primera cita con este señor, mi esposo me llevó porque nos
teníamos confianza y a la vez, queríamos probar los dos, sin embargo, yo seguí
con este novio. Mi esposo lo sabía y empezó a ponerse celoso.
Yo tenía una vida profesional muy activa y me la pasaba fuera de la casa todo el
tiempo; finalmente decidimos separarnos, mientras yo ya había conocido a otra
persona que se iba a convertir en mi segundo esposo. Después vino un momento
un poco violento, porque yo tuve con este novio un embarazo, y para mí, ni
pensar tener el hijo, ni en sueños., Jamás pensé en un tipo de estrategia como
algunas mujeres que dicen: bueno, tenemos el hijo y te casas conmigo.
Él tenía su propia vida, tenía una novia, y yo era su novia también, todo con un
sentido de libertad, sin problemas, porque la novia de él no vivía en Mérida en
ese momento, y eso nos permitía tener encuentros, incluso públicos. La gente
sabía que éramos parejas, yo era conocida igual que él, sin embargo, pensé en
no tener el hijo.
Lo hablamos. Yo ya me había separado de mi esposo, y me había ido a vivir
sola; le dije que no lo iba a tener y él dijo: lo que tú quieras.
Me dio el dinero para que yo me hiciera el legrado en una clínica de Mérida,
con la doctora Sandra Peniche, que es mi gran amiga. Ella me ayudó
afortunadamente y recibí un buen trato; el novio no participó.
Nos volvimos a ver y ya no tuvimos más relaciones. Terminamos como novios,
pero hasta ahora seguimos siendo buenos amigos. A la fecha recordamos esa
época como algo bonito, sé que si tuviera un problema podría recurrir a él
como amigo, la relación terminó, pero hay afecto.
Quién me acompañó a la clínica fue el que era mi pretendiente. Él sabía toda
la historia, me acompañó en buena onda. De ahí me fui a mi casa, nadie más
se enteró y ya.
Este hombre que me acompañó se volvió al poco tiempo mi novio y empezamos
a vivir juntos. Me embaracé de él y se puso un poco fea la cosa porque él
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me dijo que ya tenía sus hijos y había tenido un matrimonio muy largo, y
habíamos hablado de que no íbamos a tener hijos.
No recuerdo cuanto pagué, debe haber sido algo así como 100 dólares. Los
servicios médicos en Cuba no son caros.
En ese momento me dije: bueno estoy embarazada, habrá que pensarlo.
Regresé a Mérida y seguí viviendo con ese hombre, como una pareja más o
menos bien, más o menos estable. Continué tomando métodos anticonceptivos
y de pronto en algún momento me volví a embarazar. Ya llevábamos muchos
años de pareja, no sé qué falló, pero hay cosas en mi vida que se me han
ido olvidando, aun siendo cosas tan profundas, creo que en cierta medida
también me llenaría de resentimientos por estas dificultades que he pasado
y otras cuantas más.
Yo tomaba pastillas, pero creo que no seguí bien el método.
Él me dijo: olvídate no vamos a tener ese hijo. Como yo no quería ser mamá
soltera, y como estábamos muy bien en esa relación, decidí abortar..
Escribí una carta para una de mis hermanas…
De nuevo fui a buscar a la misma médica, pero ya habían pasado varias
semanas y me dijo que ya no podía ayudarme. Creo que en el fondo yo estaba
indecisa y por eso dejé pasar tanto tiempo.
La médica me dijo que acudiera a otra persona porque ya era un aborto de
mayor riesgo; me puse a temblar, pero estaba decidida a no tenerlo y entonces
averigüé que en Cuba podrían hacérmelo.
Me fui a Cuba sola y ahí, gracias a una amiga que me hizo la cita en una clínica
especializada, me pasaron al ultrasonido .Yo ahí estuve un poco dudosa, ese
momento sí lo recuerdo como algo triste, pero yo seguía valiente y mi amiga
junto a mí diciéndome: haz lo que quieras, y decidí no tenerlo, y así fue.
Me pusieron la bata, la anestesia, yo ya no supe nada; el hospital muy bien, el
trato también, mi amiga sólo me vio cuando desperté. Ella me llevó a la casa
donde me estaba quedando en ese momento. Me acuerdo que me llevaron en
moto, ella y su esposo y todo normal.
Estaba en casa de una familia y recuerdo que el día siguiente salí a la calle
solita. La amiga que me acompañó tampoco era tan cercana, era una mujer
que había conocido en Mérida, una mujer que tenía que ver con el arte, pero
en realidad no éramos amigas como para que nos volviéramos a ver. Recuerdo
que salí a comer sola y ahí sí me sentí triste.
“Escribí una carta para una de mis hermanas que nunca mandé. Superé el asunto,
no lo quise pensar mucho, me puse a trabajar, a hacer entrevistas y otras cosas.
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Él me dijo que le daba asco…
“Pero en ese momento cuando le dije a este hombre que estaba embarazada,
él me dijo que le daba asco. Ese fue un comentario que me lastimó mucho,
y eso me hizo tomar la decisión de no tenerlo. Me hicieron el aborto en una
clínica que se llama Salud Sexual y Servicios Humanitarios.
La médica me regañaba porque no me cuidaba y a la vez me comprendía,
ella es muy inteligente y muy comprensiva conmigo, siempre ha entendido las
circunstancias por las que he pasado, he recibido algo de asesoría psicológica
con ella.
Yo le doy gracias a Dios, aunque no sea creyente al ciento por ciento de estar
tan sana, porque eso pudo haber sido grave y también le doy gracias a Sandra
por haberlo hecho con muchísimo cuidado; jamás he tenido ningún tipo de
molestias. La interrupción se hizo con una pequeña aspiradora.
Yo seguía viviendo con este hombre. Le pedí que se hiciera la vasectomía.
Después de eso ya no quiso tener sexo, le bajó la libido y ya no quiso tener
sexo conmigo. Así fue como nos separamos, hace menos de un año. Luego
yo volví, nos casamos, seguimos con dificultades y después nos volvimos a
separar. Total que la relación lleva 13 años, en noviembre me separé de él ya
definitivo y estamos por divorciarnos.
Nunca me he arrepentido porque yo he llevado mi vida sola desde que salí
de Durango a los 18 años, aunque he estado con una pareja, siempre he sido
independiente, incluso en mi economía.
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MARCELA
“He procurado esa independencia y eso de tener un hijo no va conmigo. Yo
no le puedo dar a un hijo una vida difícil, yo me he planteado que no iba
a poder sobrellevar la vida, siendo mamá soltera, y sin tener a nadie de
familia en Mérida.
NO RECUERDO SI SENTI DOLOR…
También me resisto a llevar a un hijo a una guardería, porque tampoco es el
medio en el cual los niños están seguros.
No me arrepiento de lo que hice porque sé que las circunstancias no hubieran
sido las adecuadas.
Cuando le pedí a la ginecóloga un método anticonceptivo me recordó que a
mi edad sólo me quedan dos años más de fertilidad. En ese momento pensé
que a lo mejor podía tener un hijo. Si acaso encontrara la pareja perfecta
lo pensaría”.
A lo largo de su vida Marcela se ha sometido a cuatro abortos; tres por AMEU
(Aspiración Manual Endouterina) y uno por legrado. El primero cuando tenía
15 años y su novio 22. A los pocos meses se embarazó de su segundo novio
y decidió seguir adelante con el embarazo. Cuando su hija tenía tres años,
ya separada del padre de la pequeña, vuelve a quedar embarazada y recurre
al aborto.
En los tres primeros casos fue atendida por un ginecólogo en la Ciudad de
México, al cual lo recuerda como muy paternal; el otro aborto fue en la
Ciudad de Guadalajara, y ahí recuerda un trato frío y distante, sin llegar a
ser grosero.
Ella cuenta la historia así:
Cuando faltaban unos meses para cumplir 16 años quedé embarazada. Mi
novio tenía 22 años pero era muy inmaduro. La verdad yo confiaba en que él
me cuidaría, pero no sé si se puso el condón muy tarde o si se rompió.
Lo que recuerdo es que mi regla se retrasó, hablé con mi mamá y fuimos a
ver a un médico que nos recomendaron por la Av. Chapultepec. El lugar era
sombrío, el doctor dijo que me podría practicar un legrado al siguiente día,
pero ni a mi mamá ni a mí nos dio confianza el médico ni el lugar, que se veía
sucio y descuidado.
A los dos días fuimos con otro médico que tenía fama de ayudar a la gente
de izquierda. Este médico era un señor como de cincuenta años, con trato
paternal y me atendió ese mismo día en el consultorio. No recuerdo mucho si
sentí dolor o temor; mi mamá me acompañó todo el tiempo, pero a los pocos
días empecé con una hemorragia y regresamos al consultorio del médico. Me
volvió a hacer una aspiración. Esa vez sí me sentí mal, había perdido mucha
sangre y estaba algo débil.
Regresamos a la casa y me acosté, vomité más tarde y me dormí. Al día
siguiente amanecí mejor y al tercer día me fui de nuevo a la escuela.
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No recuerdo en ningún momento haber sentido remordimiento o algo
parecido, tal vez porque en mi familia no somos creyentes.
Terminé con ese novio y empecé a andar con un chavo de 27 años. Al poco
tiempo salí embarazada y decidí tenerlo. Mi mamá me decía que estaba
muy joven, pero yo le argumenté que quería ser una madre joven como ella
para tener mejor comunicación con mis hijos, como ella la tenía conmigo
y mis hermanos.
Cuando mi hija tenía 3 años, ya había terminado mi relación con su padre.
Anduve con un chavo casi de mi edad, me embaracé de nuevo y acudí al
médico que me había practicado el primer aborto.
A estas alturas yo no recuerdo que pasó, si no usamos condón o qué sucedió.
Mi mamá me había comprado pastillas pero yo era muy olvidadiza y dejaba
días sin tomarlas.
Cuando mi hija tenía cinco años empecé a salir con un chavo que se quería
casar conmigo, pero era muy macho, y cuando le comenté que yo había
tenido varias parejas se puso furioso y me pidió que nunca contara eso delante
de su familia.
Después supe que él había contado que mi hija era producto de una violación,
yo le dije que eso era falso, que yo había hecho vida en pareja por dos años
o más con el padre de la pequeña. Eso y descubrir que era alcohólico, que se
perdía por días a causa del alcohol, ayudaron a que decidiera romper con él
días antes de que su mamá viniera a casa a formalizar la relación.
A los pocos días descubrí que estaba embarazada y unas amigas me habían
hablado de una clínica en donde me podían practicar el aborto. En esta
ocasión ni siquiera mi madre se enteró. Acudí con la amiga en la mañana y
recuerdo que en la tarde ya estaba trabajando como si nada.
noche en autobús, mi novio nos pagó los boletos de autobús y nos dio un poco
de dinero para el hotel.
Llegamos a México y mi hermano menor se llevó a la niña al parque, mi
mamá y yo fuimos al médico. Utilizó aspiración y salí de ahí a la media
hora caminando.
A la siguiente semana como seguía con náuseas, me hice un nuevo estudio
de embarazo y volvió a dar positivo. Llamamos al médico y nos dijo que
regresáramos el siguiente sábado, me volvió a hacer la aspiración y regresé a
Guadalajara, ya sin problemas.
En todas las ocasiones recuerdo la sensación de alivio de una situación que no
quería, aunque reconozco que fui poco responsable con los anticonceptivos.
Después de eso mi mamá me empezó a poner la inyección mensual, decía que
de esa manera estaríamos las dos más tranquilas.
Al año ya era pareja de mi jefe, me prometió que se iba a divorciar y quería que
tuviéramos un hijo. Yo, que siempre había pensado que la mejor edad para
tener un segundo hijo era antes de los 25 años, acepté y le dije a mi mamá que
ya no me iba a inyectar. Al mes salí embarazada y desde el principio tomé la
decisión de que en cuanto tuviera a mi hija me ligaría, cosa que hice.
Ahora que toco el tema del aborto, no entiendo porque para algunas
mujeres es algo tan grave. Para mí siempre fue como cualquier
procedimiento quirúrgico.
A mis hijas las he educado para que sean responsables y utilicen métodos de
protección, pero si éstos les fallaran con gusto las acompaño a interrumpir un
embarazo no deseado.
Me considero buena madre, adoro a mis dos hijas, pero creo que las decisiones
que tomé en ciertos momentos de mi vida fueron las adecuadas.
Recuerdo la sensación de alivio…
Para ese entonces ya vivíamos en Guadalajara. Al poco tiempo empecé a
salir con el gerente de la agencia donde trabajaba. Cuando supe que estaba
embarazada y le dije, él se preocupó mucho por las repercusiones que eso
podía tener en el trabajo, ya que era casado y yo era su subalterna.
Hablé con mi mamá y ella con el médico que me había atendido en México
la primera vez, e hizo la cita para el fin de semana. Recuerdo que salimos esa
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PATY
SANDRA
SECRETO A VOCES
FUE A LA PRIMERA VEZ...
Durante veinte años Paty ha trabajado en la Delegación del IMSS, conoció
cientos de historias de compañeras que abortaban, pero una de las que más
recuerda es de Sonia, una trabajadora social que ayudaba a sus compañeras
a encontrar donde abortar.
Hace diez años a Sonia la cambiaron a otra ciudad y muchas pensaron
que ya no tendrían quién les ayudara cuando otro método les fallaba, pero
estaban equivocadas. Sonia empezó a organizar tours de salud, les llamaba
ella, y los sábados viene a Guadalajara y se lleva a aquellas que requieren de
interrumpir un embarazo.
El costo por el servicio es de mil a dos mil pesos por persona, más los
honorarios del médico, que fluctúan entre los cinco y 10 mil pesos. Según lo
avanzado del embarazo.
El lunes: a sus labores
Las chicas que requieren de este servicio son en general trabajadoras del IMSS,
que el lunes se reintegran a sus labores como si nada hubiera pasado.
Paty cuenta que es un secreto a voces lo de estos tours pero nadie comenta
nada, sin embargo cuando surge la necesidad ya saben adónde acudir.
La ventaja, dice Paty, es que la atención la presta un ginecólogo con
experiencia y las chicas en general refieren un buen trato.
Además de que nunca han habido problemas posteriores, y en caso de que
continuaran con sangrado, pues como trabajan en hospitales, simplemente
acuden al servicio de urgencias para ser atendidas.
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Conozco a Sandra desde hace varios años. Me parece una chava de ideas
muy claras. Por una amigo común supe que ella se había sometido a un
aborto hacía poco tiempo, así que la busque y le comenté del libro. Accedió
con gusto a contar su historia.
Es una chava muy ecológica. Llegó a la cita en bicicleta y me explicó que
había tardado porque tuvo que dejar a la niña en el kínder. Pidió un capuchino
y empezó a hablar con seguridad:
Hace dos años y medio me di cuenta de que estaba embarazada, después de
la separación del papá de mi primera hija a la que adoro como a nadie, y que
está a punto de cumplir seis años. Ella fue una niña absolutamente planeada,
aunque con un papá alcohólico, con muchas broncas…
Después de la separación tardé un rato en comprometerme a una nueva
relación, pero ya había pasado algún tiempo cuando conocí al chavo con el
que ahora estoy viviendo en pareja. Me enamoró y me sentí seducida. Fuimos
responsables de nuestra sexualidad. Yo tenía un DIU (dispositivo intrauterino);
me había estado revisando constantemente…
Como nos apetecía coger sin condón hablamos súper bien antes. Nos
fuimos ambos a hacer el examen de VIH, salimos negativos y decidimos que
nuestra forma de anticoncepción iba a ser el DIU. No tuvimos relaciones con
penetración hasta que tuvimos los resultados de los exámenes.
Habíamos ido a México y empezamos a andar. Era día de elecciones, (¡ah, los
movimientos que hubo por el fraude contra el Peje!). Ahí tuvimos relaciones
por primera vez, jamás pensamos que íbamos a salir embarazados porque yo
tenía el DIU.
Yo soy muy buena para tener hijos, porque en cuanto me embarazo me sale
leche en chorros. Me estaba bañando un día, y noté que me estaba saliendo
leche. Me asusté. Pero veía la probabilidad de embarazo como algo muy
improbable; pensé que era una respuesta hormonal por haber vuelto a tener
relaciones después de tanto tiempo.
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Nada…: que salí embarazada
Me hice un examen sólo con el deseo de comprobar que no estaba embarazada.
Fui con mi ginecóloga. Por si necesitaba un tratamiento hormonal. Y no sé…;
nada: que salí embarazada.
La primera reacción fue chistosa, me sentía de la fregada: un embarazo no
planeado y no deseado, y tenía una relación que estaba comenzando con
alguien a quien apenas conocía. No quería exponerme yo ni a la criatura a una
vida, si no económicamente tan difícil, súper desgastante emocionalmente.
A mí me parece importantísimo para una bebé que su mamá tenga cierta
estabilidad emocional…
Entonces él me preguntó ¿qué quieres hacer? Yo le dije: abortar. Y también le
pregunté: ¿y tú? Me contestó que no estaba preparado para ser papá. Creo que
los dos sentimos feo, porque fue una sinceridad de pareja muy dura. Hasta por
ego y por cuestiones no racionales: sólo Freud sabrá. A una le gustaría que
todas las parejas dijeran que sí quiere tener un hijo contigo.
Yo tenía una ginecóloga que me había atendido toda la vida desde que inicié
vida sexual. Es con la que parí a mi hija, una chava muy alivianada y muy
abierta. De hecho la conocí cuando le hice una entrevista sobre aborto una vez,
pero en los últimos tiempos, estaba evidentemente ladeada hacía el ejercicio
de la práctica más por riqueza que por convicción. Llegabas a su consultorio
y pese a tener cita a una hora te atendía mucho después porque antes había
un chorro de gente. No te ponía la atención que yo había conocido antes,
pero aún así seguía siendo la mejor ginecóloga, porque le podía compartir
cualquier duda sin que se asustara.
Decidimos ir con esta chica. Plantearle lo del aborto. La primera cita me dijo
que había que esperar un poco más porque según ella, había que esperar a
que el producto estuviera un poquito más maduro. Nos habló de una serie de
complicaciones…
Me hice entonces un examen cuantitativo porque pensé que tenía más
tiempo de lo que ella decía, porque estaba hinchada. Además de que era un
desgaste emocional. Abortar no es lo más chido que te puede pasar. La gente
te pregunta si estás embarazada.
La otra cuestión preocupante era el dinero. La doctora nos dijo que nos lo iba
a dejar baratísimo, según ella: en cinco mil pesos. Eso puede ser poco para
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alguien que tiene más recursos, pero para nosotros era mucha lana, teníamos
que conseguir prestado. Pero eso no era todo, la cuestión de que cada cita nos
cobraba 800; hubo como 8 citas de ésas y luego fue el día de la intervención.
Para pensarlo un día más
Casi llegado el momento mi novio me dice que no está tan seguro, que por qué
no lo pensábamos un día más. Y le dije: bueno, un día más lo podemos platicar.
Porque me imagino que para él también era fuerte.
Salgo y le pregunto a la doctora que si podíamos pensar más días. Le pregunté
también que tan difícil era un embarazo con el DIU adentro. Me dijo que
muy problemático. Entonces le comenté que había estado tomando un
medicamento para la gastritis y me dijo que era fatal. Entonces ya no nos
animamos a seguir con el embarazo.
Ahora que nos acordamos de su expresión, era algo así como si se dijera: ya
se me fueron cinco mil pesos. Nos dijo que si decidíamos esperar ya no se iba
a poder, que 50% de las probabilidades eran que el bebé naciera con grandes
malformaciones. Total que nos asustó y ya no dudamos en interrumpir el
embarazo.
En ese momento yo tenía poca información científica y sí le creí; sobre todo
porque estamos en un medio donde el aborto es un tabú y no se habla al
respecto, que si fuera un tema normal podría haber leído algo en otro lado.
Total: me puso oxitocina en la vagina, nos advirtió que cuando empezara con
contracciones no fuéramos a un hospital y si lo hacíamos no la mencionáramos.
Me pareció lógico lo segundo, pero lo primero era poner en riesgo la vida y la
seguridad de las personas.
Nos fuimos a la casa; vimos una película. No estábamos en un ambiente
festivo pero queríamos pasarla lo mejor posible, relajados. A la media hora
empecé a tener dolores insoportables, Vomitaba, tuve diarreas, tenía fiebre.
No teníamos dinero; mi novio le llamó a la doctora, le dijo que me estaba
poniendo muy mal. Al principio le indicó que me diera un “panadol”. Después
no contestaba el teléfono…
Yo me sentía muy mal, no emocionalmente sino físicamente. Era un dolor
insoportable, después de varias llamadas ella contestó y le dijo que me
comprara una pastilla sublingual.
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En esos momentos yo pensaba en la alucinación de la fiebre, en que si eso me
pasaba a mí que había ido a un consultorio, ¿cómo les iría a las chicas que
no tienen recursos ni económicos, ni culturales y que se tienen que hacer un
aborto en situaciones terribles?
Me acuerdo yo, que hace unos años hice un reportaje de niños de la calle Era
una casa que estaba en la Central Camionera vieja en donde pernoctaban los
niños y adultos, gente indigente de la ciudad; era una bodega abandonada e
insalubre. Recorriendo la casa, iba yo con la policía y encontramos un charco
de sangre, al principio nos asustó mucho, de hecho nos pusimos chalecos,
y luego con la lámpara vimos que unos minutos antes, alguien se había
practicado un aborto, estaban ahí los ganchos llenos de sangre, un vestido
lleno de sangre, una escena de película de Rípstein, una agujas y un fetito.
Esa imagen me clavó para siempre
Yo siempre me clavé con esa imagen, porque pensé que podría haber sido
una niña de la calle sin condiciones de apoyo psicológico, ni nada. En la
alucinación pensaba en cómo se debería de sentir una mujer en esa situación,
en lugar tan insalubre.
Aunque pensaba y pensaba, me tomé la pastilla, y me quedé dormida. Me
sugerían llamar al hospital pero tenía miedo por lo que nos había dicho
la ginecóloga. No fuimos al médico. Al otro día empecé a sangrar como
si estuviera menstruando. La médica me revisó y por supuesto nos volvió
a cobrar.
Yo creo que toda esta marginalidad con que se maneja el aborto favorece
no sólo el peligro sino que arriesga la vida de muchas mujeres. Estás a la
merced de las personas que se aprovechan y quieren lucrar. Sé que hay otros
ginecólogos que de verdad le quieran hacer el paro a las mujeres.
Los recursos de una mujer que esté un punto menos en la escala social
deben de ser mínimos para ir con una amiga, a pedir que le hagan el paro, a
que la apapachen
A mí me quedaba claro que entre mis amigas más de la mitad había abortado.
Pero en aquellos momentos lo único que pensaba era que se necesitaba
una mejor política pública sin que haya una satanización. Yo creo que estas
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personas que satanizan y se persignan, que quieren hacer sentir mal a la
gente, y a los médicos que no se tocan el corazón jamás como para darse
cuenta que en este país hay miles de niños pobres, maltratados, con hambre,
en situaciones sociales, económicas, terriblemente tremendas que se podrían
haber evitado. Además tenemos una desinformación tremenda, no hay
información sobre sexualidad, menos sobre protección; y la gente sataniza
también eso, pero a la hora de un embarazo se asustan, cuando la misma
sociedad provocó esto.
Siento que hice lo mejor
¿Por qué no puede haber carteles en Guadalajara que te digan cómo cuidarte?
Pero si puede haber un cartel horroroso en una manta, diciendo que el aborto
es un crimen.
Mi sentimiento es que hice lo mejor y que… bueno, que no lo pensé un día
más. No me considero una desalmada, me fascinan los chiquillos; yo tendría
10 si tuviera medios económicos y emocionales y alguien que me ayudara a
hacer el quehacer. Me gustan mucho los niños, siempre traigo chiquillos en el
carro, pero no podía tener otro, porque no era justo ni para él ni para mí.
No siento remordimiento. Por supuesto que no me arrepiento, creo que hice lo
mejor en el momento. Cuando yo lo planee voy a tener otro hijo.
Creo que soy una mujer que tiene ahora mucha información científica, que
sabe que no mató a nadie y que va hacer su vida sin prejuicios de doble moral.
Porque todos sabemos que en Europa, en los conventos de la Edad Media, las
mujeres iban, les practicaban abortos y luego como castigo las dejaban de
monjas para disfrute de los sacerdotes.
Me parece que las cosas hay que hablarlas, por eso siempre doy entrevistas
sobre el tema. Me parece absolutamente digno de mostrarse como algo que
está pasando.
Unos días después de lo de mi aborto hubo un debate sobre ese tema. Se me
hizo padre porque yo no sabía que mi chavo había enviado una carta. Me la
mostraron en el periódico. Para mí fue una sorpresa agradable porque él dice:
“estoy enamoradísimo de mi mujer pero decidimos abortar por esto, y esto”.
Cuenta la historia, resumida pero muy padre.
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Me sentí amada y acompañada
Esa es también otra parte del asunto: que los hombres que no le habían
entrado a este debate. Pero él dio su nombre y lo hizo como hombre. “Estamos
discutiendo un tema” –mencionaba en su carta- “que les corresponde
a las mujeres, pero nos importa a nosotros también”. Y señalaba:
“amamos a la pareja, a los hijos, pero decidimos abortar porque lo
consideramos necesario”.
Y es que en todo este asunto suele haber comentarios acerca de que las
mujeres si no se embarazan es porque no aman. La gente discute eso y es lo más
terrible, esa satanización tan tremenda de que las mujeres que abortamos no
tenemos capacidad de amar. Algo parecido a lo que se dice de las lesbianas.
En mi caso, esa carta de él que me sorprendió tanto por lo inesperada, se me
hizo muy padre, y me sentí más amada y acompañada.
BETY
DIEZ AÑOS DESPUÉS…
Bety se casó antes de terminar la carrera, a los pocos meses salió embarazada.
Su relación parecía perfecta, el marido había terminado la carrera de
arquitectura y trabajaba en un negocio familiar.
Cuando su primera hija tenía dos años volvió a quedar embarazada, ya para
entonces la relación con su marido había empezado a deteriorarse, pero no
decía nada, ya que era la única de sus cinco hermanas que se había casado
con un profesionista.
Cuando su hijo menor tenía 8 años descubrió que su marido consumía drogas
y que había hipotecado la casa familiar para poder adquirirlas.
Los problemas entre ellos se agudizaron, él empezó a golpearla, incluso
delante de sus hijos.
Cuando Bety se enteró que estaba embarazada por tercera vez, su relación
matrimonial estaba en el peor momento. La palabra divorcio había sonado
varias veces en todos los tonos, por lo que ella ni siquiera le informó
a su marido
Habló con una tía “más alivianada” quien le dio un “número de emergencia”,
llamó y la voz femenina que le respondió le dio la cita para el día siguiente en
el estacionamiento de un centro comercial.
Sin mediar palabras, una vez que se identificaron ambos conductores
enfilaron por el rumbo que el médico les pidió. Llegaron a un motel y el médico
les pidió esperar afuera. Entró, pidió una habitación y salió por la puerta que
daba al jardín a pedirle a Bety, a su hermana y a su tía que la acompañaban,
que pasaran.
Una enfermera adusta la guió a la habitación, mientras las acompañantes se
quedaron en la sala esperando.
El médico les dijo que trabajaba en la “Maternidad López Mateos” de la
Secretaría de Salud, que si se presentaba cualquier problema, sangrado, dolor,
etc., la llevaran a cualquier clínica del Sector Salud, que dijeran que había
iniciado con sangrado y que ni siquiera sospechaba que estaba embarazada.
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Les entregó una receta de un antibiótico, y comenzó a atender a Bety.
El procedimiento duró como una hora.
Me sentí asustada, nunca se me hubiera ocurrido abortar, pero mi situación
de pareja y económica era precaria, mis dos hijos eran pequeños y yo no sabía
que iba a pasar.
Era muy católica: me sentí culpable
Regresé a casa adolorida, mi hermana se quedó a acompañarme, dormí toda
la tarde, por la noche ella se fue, les dio de cenar a mis hijos y los acostó.
Cuando llegó mi marido como casi no nos hablábamos, ni siquiera me
preguntó qué pasaba.
Durante los siguientes días me sentí culpable, soy muy católica y no sabía si
lo que había hecho era correcto.
Mi tía me aconsejó ir a terapia, y después de algunas sesiones, me perdoné,
cuando se cumplió la fecha en que hubiera nacido mi bebé, me volví a sentir
mal, culpaba a todo el mundo por la decisión que tomé.
Ahora a 10 años de distancia entiendo que no tenía otra opción, me divorcié
y mi hija salió embarazada a los 16 años, se casó con el novio, pero luego
resultó que él es drogadicto y la golpea, pero ella se niega a dejarlo; ya tienen
otro hijo pero logré convencerla de que se operara para no tener más hijos.
Mis hijos no saben de mi aborto y no pienso contarles, creo que es una
decisión que cada persona debe pensar; no es que sea igual para todas, ni en
todos los casos.
Cuando escucho hablar de aborto me siento culpable, pero luego pienso cómo
estaría ese hijo si hubiera nacido.
Mi madre dice que abortar es un crimen. Creo que mi hermana le contó lo
sucedido pero ella lo niega.
Intenté hablar con mi tía del tema y ella me dijo que no sabía de qué le
hablaba, así que es algo que no he logrado compartir con nadie.
Si volviera a estar en la misma situación no sé como actuaría, sólo digo que “ya lo
pasado, pasado”.
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SONIA
CONOCÍ MUJERES DEVASTADAS POR LA CULPA
Es una reconocida feminista a nivel internacional. Entre sus temas siempre
ha estado presente el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.
Se entera de que estoy haciendo el libro y se acerca a decirme que mi texto
no puede estar completo sin su testimonio. Conversamos durante el descanso
de una reunión de mujeres.
Asevera haber interrumpido embarazos en cuatro ocasiones, además de que
tuvo tres abortos espontáneos; en total: siete.
Cuenta que:
La primera vez que aborté tenía 18 años, tenía un compañero con el que duré
3 años; lo conocí cuando tenía 17.
Empeñamos una radio para pagar…
Una compañera de la secundaria me dijo adónde ir. Era un consultorio por
Insurgentes y Edison. Empeñamos la radio para pagar.
Sonia recuerda que quien la atendió era un médico mayor, muy paternal y de
muy buen trato. “Después regresé con él otra vez. Estamos hablando de hace
cuarenta y tantos años, no se hablaba de protección, estaban prohibidos los
anticonceptivos, me acuerdo de la Ley.
Con los años me volví feminista y de lo primero que leí fue de la combinación
dramática entre tabaquismo y hormonas, por lo tanto, nunca use
anticonceptivos. Nunca utilicé productos hormonales.
Yo fumo desde que tengo 16 años o antes. No sabía entonces de los condones.
Mi hermana me recomendó óvulos y fue lo que usé mucho tiempo.
Mi hermana me lleva 6 años, siempre me apoyó. Le conté desde la primera
vez que tuve relaciones sexuales, me escuchó y me dio recomendaciones. Yo
estaba asustada; ella me dio quinina para asegurarse que me bajara la regla.
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Muchos años después, en los años ochenta; ya tenía dos hijos y decidimos
interrumpir un embarazo, porque era más o menos imposible tener un hijo
con mis horarios de trabajo.
Después decidimos tener otro y no pudimos. El médico me explicó que tenía
caída la matriz. Esto fue en el 88, queríamos un hijo y… pues no pude. En ese
tiempo tuve tres abortos.
Cuando perdí a mi bebé yo tenía como dos meses de embarazo, me trataron
muy mal en el Instituto Nacional de Nutrición. Yo publiqué una carta
denunciando a una enfermera que me regañó porque tenía yo 38 años y me
había embarazado.
Me preguntó si era del mismo marido y le dije que sí. Entonces me regañó y me
dijo que era una estupidez querer tener un hijo a esas alturas de la vida.
El criterio era que si ya tenía hijos y era el mismo marido para que quería otro.
Y fui hostigada por esta mujer en el hospital. Dijo que si yo no sabía que era
de alto riesgo…
A la distancia, yo personalmente, puedo decir que nunca tuve culpa. En el
caso de la interrupción del embarazo siempre fui liberadora. Sí me dio miedo
la última vez. Ya conocía yo mucho de los peligros, de las muertes, de la falta
de higiene, por eso sí llegué a tener miedo.
Ya hace más de 20 años. Cuando pasó el tiempo y supe más, me sorprendí de
que cuando yo era jovencita nunca reconocí el nivel de riesgo en el que estuve
por las condiciones en que se practicaban las interrupciones.
Sufrí secuelas del último aborto, me acuerdo. No sé cuál fue el método,
pero estuve sangrando de más. Estuvieron cruzadas varias cosas ahí: se me
paralizó el estómago. Pudo ser algo de ese tipo de cosas que no controlas…
Yo, textualmente, me manejaba muy bien con los ovarios. Es decir, no tuve
dolores de parto porque aprendí que ese es un dolor cultural .Pero después de
aquello cada vez que tenía miedo de estar embarazada, sangraba a mitad de
mi periodo…”.
El último aborto que te cuento, me lo hizo un médico de éstos solidarios que
le cobra a la que tiene y a quien no, se lo hace por solidaridad. Él me trato muy
bien, y aquel viejito me acuerdo que nos fió, pero sí me pidió que no dejáramos
de pagar.
Me han tocado muchos casos en donde las mujeres lo viven con muchísima
culpa. La racionalidad les dice NO en ese momento, pero por cuestiones
sociales o de dinero; no puede seguir adelante con el embarazo y las he visto
devastadas por la culpa.
Nunca tuve culpa; siempre fui liberadora
Tiene que ver la religión en todo esto. Yo conocí una mujer de la Red de
Periodistas de Guerrero que cuando llevamos el tema de salud reproductiva a
discusión, yo presenté el tema de una manera muy bruta, entrándole en directo
desde la primera pregunta. La chava estuvo escuchando, atenta, calladita y,
de pronto se nos desmayó. Habían pasado como 8 años de su evento, pero ella
tenía lo que vivió muy presente.
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SANDRA PENICHE, médica:
La doctora Sandra Peniche es originaria de Yucatán, fundadora
y directora de la Unidad de Atención Sicológica, Sexológica y
Educativa para el Crecimiento Personal A. C. 1987 y fundadora
y presidenta de Servicios Humanitarios en Salud Sexual y
Reproductiva, AC. (2000). Médica cirujana graduada en la
Universidad de Yucatán. Sexóloga, Educadora y sexo terapeuta
por el Instituto Mexicano de Sexología, AC. Activista feminista.
Presidenta de la Asociación Regional Sureste contra el SIDA, AC.
“Ya´ax Che”; fue representante en el estado de Yucatán del Grupo
de Información en Reproducción Elegida, AC. (GIRE). Integrante
de la coordinación de ong´s de mujeres “Por un Milenio Feminista”;
participante en el foro de las ONG en Huairou, China y en la
Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas
sobre la Mujer en Beijing, China.
Su trabajo en Salud Sexual y Reproductiva es
conocido a nivel nacional e internacional.
SON MUCHOS LOS QUE LUCRAN
CON EL SUFRIMIENTO DE LAS MUJERES…
A pesar de su tan cargada agenda cotidiana la doctora Sandra Peniche
aceptó una entrevista para este libro.
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Sandra considera que la interrupción del embarazo debe ser legal y gratuita.
Puntualiza además que debe haber una campaña intensiva y de largo plazo
para conminar a los hombres al uso del condón.
Fincarles responsabilidad ante su irresponsabilidad y negligencia reproductiva.
Puntualiza que penalizar el aborto sólo favorece los intereses masculinos, ya
que la mayor parte de quienes realizan abortos son hombres y lucran con ellos,
y ni siquiera informan a las mujeres sobre metodología anticonceptiva.
“No conozco ningún sacerdote respetuoso de las mujeres”
Se le comenta que de parte del clero hay declaraciones en el sentido que las
mujeres que abortan son irresponsables. Al pedirle su opinión al respecto señala:
“No conozco ningún sacerdote que sea responsable ni respetuoso de las mujeres,
ya que desde que entran al sistema patriarcal, viven a expensas de ellas”.
Aseveró que en sus 25 años de práctica profesional, solamente ha conocido
hombres irresponsables.
Añade, que: “pocos, pero muy pocos hombres, parejas de quienes han
abortado, reconocen que son responsables y: atribuyen ese embarazo a otras
causas, fortuitas, pero no por la irresponsabilidad”.
Sin embargo - asevera - en el caso de las mujeres, éstas realizan un
serio análisis de su situación y en función de ello es que deciden interrumpir
el embarazo.
P.- Sandra, en algunos estados han legislado para blindar las leyes locales e
impedir que se apruebe la interrupción de embarazo como en la ciudad de
México, ¿qué opina usted?
Sobre las legislaturas que pretenden tomar el control del cuerpo de las
mujeres, Sandra expresa que: “las legislaturas están más preocupadas en crear
leyes para dominar y esclavizar a las mujeres, que para hacerlo simplemente a
favor de sus derechos”.
R.- Considero que es un atentado más a nuestros derechos reproductivos
y a nuestra vida, además de que promueve el comercio del aborto y el
clandestinaje. Con premeditación, alevosía y ventaja, esas legislaturas lucran
con la salud y la necesidad, el sufrimiento de las mujeres mientras que a los
hombres no los tocan ni con el pétalo de cualquier flor...
Retomando el tema del clero Sandra insiste en que: “no hay personas más
conscientemente irresponsable que los sacerdotes, ya que jamás les dicen a
los hombres que se responsabilicen de sus espermatozoides y mucho menos
que usen condón. Entre los curas, que todo lo enferman, los médicos y los
legisladores sepultan a las mujeres”.
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Lucran con su necesidad, su pena, su honor…
Interrogada sobre si en estos 25 años ha encontrado alguna diferencia en la
manera de vivir la interrupción en las mujeres.
La médica reitera que “es muy diferente cuando las mujeres pueden
expresarse, manifestar su necesidad sin que las enjuicien y sentirse
cuidadas en el proceso. Su vivencia es muy diferente a otras que acuden a
inexpertos profesionalmente o en donde lucran con su necesidad, su pena,
su honor”.
“En SHSSR (Servicios Humanitarios de Salud Sexual y Reproductiva) las
mujeres que interrumpen su embarazo, se vuelven usuarias de otros servicios
como el papanicolau y la colposcopia”.
Sobre las edades de las mujeres que acuden a interrumpir sus embarazos,
Sandra señala que se encuentran “desde adolescentes hasta mujeres que
están entrando al climaterio”.
La doctora Peniche señala que no es muy frecuente que las adolescentes
cuenten con el apoyo familiar a la hora que deciden interrumpir el embarazo.
“Sin embargo, en general las chicas llegan acompañadas del novio que casi
siempre es mayor de edad, o por la madre del novio, y en algunos casos la
madre y a veces el padre las acompaña”.
Que no sean otros quienes decidan por ellas
Señala que se mantienen muy alertas a que se respeten los derechos de las
mujeres. Es decir, que no porque sean menores de edad otros decidan por
ellas y las obliguen.
“En estos casos se les da a las chicas la consejería necesaria para que tomen
la decisión, aunque en el noventa por ciento de los casos cuando llegan,
es porque ya tomaron la decisión. Es común que las chicas no cuenten con
mucha información, ni recursos y no sepan adónde acudir”.
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A la pregunta expresa de si no ha tenido problemas con las autoridades,
Sandra dice que no, y que por el contrario: “le envían mujeres del IMSS, y
del ISSSTE (Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del
Estado), ya que ellos mismos reconocen que la burocracia que priva en esas
instituciones vendría a resolver cuando ya el embarazo tuviera 10 meses,
aunque podrían aplicar las causales de salud o eugenésicas.”
Sandra explica que hace unos días tuvo que acudir a la Procuraduría por una
niña a la que su padre violó, y que en lugar de hacerle un aborto, le pararon
el sangrado. Lamenta que desafortunadamente no le pudo dar seguimiento
al caso porque la niña vive en un poblado alejado de Mérida.
Pero no pierde las esperanzas de establecer algún tipo de coordinación con
el Ministerio Público para dar atención a situaciones como esa.
El mito de que no se olvida…
¿Cuál es el procedimiento que utiliza para la interrupción?
La ginecóloga explica que como no tiene ningún tipo de financiamiento se
ve obligada a cobrar lo que vale el servicio, ya que el número de las mujeres
que atienden tampoco es tan alto.
“Lo que más hacemos es promover los métodos anticonceptivos y la
anticoncepción de emergencia”.
En cuanto al procedimiento más utilizado, explica que: “hasta las 8 semanas,
se practica el medicado y quirúrgico por AMEU”. Y que en estos casos se utiliza
además la sedación, ya que le parece criminal que las mujeres pasen por este
proceso si se puede evitar que les resulte tan doloroso.
Refiere la experimentada profesional que algunas personas dicen que la
sedación incrementa el riesgo de la intervención, pero ella piensa que no es así:
“la atención es mil veces mejor para la mujer y sin dolor. La aspiración manual es
más suave y amigable para el cuerpo femenino – dice ella -, con independencia
de que no cuentan con el equipo eléctrico para el aspirado endouterino”.
Existen algunas creencias de que las mujeres que interrumpen un embarazo
se deprimen y que es un evento que nunca olvidan.
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La profesional de la salud asevera que ella no cuenta con datos que prueben
lo anterior, sino por el contrario: “las mujeres viven la interrupción como
una liberación”, destaca. “Por lo general lo ven como una solución para
algo que ellas ni quisieron ni decidieron”.
En las situaciones de mujeres muy católicas y sin criterio, que suelen ser
aquellas a las que se le ha inculcado un sentimiento de culpa, en el centro
de atención ellas reciben informaciones y materiales publicados por
Católicas por el Derecho a Decidir (CDD). Esa documentación les explica
que los asertos de la religión han sido casi siempre mal interpretados y
mal explicados: “las mujeres deben actuar según su conciencia y no según
prédicas patriarcales de hombres que jamás se verán en la necesidad de
decidir entre su propia vida o su estabilidad, y un óvulo fecundado dentro
de su útero”.
Para la doctora Peniche, la experiencia más contundente acerca de este
tan debatido asunto es la de que en los años que lleva trabajando el
tema, solamente dos mujeres abocadas a la necesidad de interrumpir sus
gestaciones, decidieron finalmente continuar con el embarazo.
En uno de los casos se trataba de una adolescente, y la otra fue una mujer
de 30 años, porque su sentimiento de culpa prevaleció.
En la Unidad de Atención Sicológica, Sexológica y Educativa para el
Crecimiento Personal (UNASE) se practican, como promedio, poco más de
un centenar de abortos por año; menos del 15 por ciento corresponden a
adolescentes, el resto son mayores de 20 años.
ÁNGELES, abogada
LES DIJE QUE ERAN MI CUERPO Y MI VIDA…
Ángeles es una chica muy conservadora, con valores religiosos muy
marcados. Asevera que ella jamás se atrevería a abortar.
Cuenta que durante el último año de la carrera, una compañera con la que
convivía resultó embarazada de su pareja con la que llevaba seis meses. La
chica ya estaba trabajando en los Juzgados y tenía aspiraciones de seguir
escalando puestos.
Les comentó que buscaría la manera de interrumpir el embarazo, tenía
como seis u ocho semanas.
La chica no era de Guadalajara y compartía departamento con otra
compañera de la Universidad, que fue la que la acompañó al médico,
saliendo de clases.
Ángeles se quedó en la casa esperando noticias, cuando la chica regresó
dijo que estaba cansada y se acostó, al día siguiente se incorporó a su
trabajo y a los estudios.
Nunca volvió a tocar el tema…
Ángeles le preguntó si el novio sabía del embarazo y su amiga dijo que no,
que no tenía caso informarle porque iba a tratar de disuadirla de que lo
tuvieran y ella no estaba dispuesta a tenerlo.
Ángeles y la otra compañera le insistían en que él debía estar informado,
pero la chica les dijo que era su cuerpo y su vida y ella sabía lo que
hacía.
Después de ese día ella no volvió a tocar el tema y en cuanto terminó la
carrera se cambió de casa, y evitó ver a sus antiguas amigas.
Cuando Ángeles se la encuentra en los tribunales y le pregunta cómo está
la chica le dice bien, ¿por qué no había de estar bien?
Ángeles intentó tocar el tema hace poco pero ella le dijo que no sabía de
qué le hablaba y se retiró.
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CLAUDIA
ABORTÓ PORQUE TENÍA OTROS PLANES PROFESIONALES
Claudia es una mujer dedicada al cine, sus documentales están relacionados
con problemas sociales, la conozco casi de forma casual, cuando ambas
dábamos apoyo a una chica trans que vino a Guadalajara a la operación de
reasignación sexual.
Durante el tiempo que estuvimos afuera del quirófano salió a colación
el tema del aborto y el libro que yo estaba preparando. Me preguntó si
los testimonios tendrían el nombre de las personas y le dije que no, que
no se preocupara.
Le pregunté si conocía a alguien y me dijo que ella había abortado y me
contó la historia:
Hace como quince años, cuando estaba terminando la carrera y planeando
irme a México a estudiar cine, yo estaba soltera, tenía un novio una vida
sexual activa; se nos rompió el condón y quedé embarazada. En ese tiempo
no se hablaba de la pastilla del día después porque obviamente eso lo
hubiera resuelto todo más fácil.
No sé si existía o si yo no tenía la información, el caso es que así quedé y más
tarde descubrí que había quedado embarazada y yo no estaba en capacidad
para poder solventar la situación de tener un hijo, de convertirme en mamá en
ese momento porque yo iniciaba mi proyecto de ir a México a estudiar cine,
entones eso no iba a funcionar.
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conocidas que nos recomendaron un lugar, no recuerdo la verdad como
exactamente, sólo recuerdo que nos dieron los datos de un hospital por la
calle San Felipe, nunca lo busqué después, no recuerdo mucho de esos días en
términos de lo que sé hoy.
Me sentía muy asustada, aunque no dudé de la decisión. Sí estaba muy
asustada porque el entorno, bien que mal la confronta una con su propia
ética, y lo que te han inculcado y aunque siempre fui diferente, nunca he sido
ni muy católica, ni muy conservadora ni nada, sino que tampoco me voy al
extremo opuesto, pero si trato de vivir congruentemente a lo que yo creo, me
considero liberal.
Así pues, que me mantuve en la decisión, pero internamente como que
si alcanzaba a sentir cierto pudor y miedo del lugar, porque me sentí en la
clandestinidad todo el tiempo y el temor de si el médico era o no bueno. Iba
yo prácticamente a ciegas, en un lugar como Guadalajara. Tenía como 8
semanas de embarazo.
Mi principal temor era que me fuera a pasar algo. Me acompañó mi novio,
no vivíamos juntos y a partir de ahí tronó la relación. Ocurrió una separación
medio mala onda, que en lugar de unirnos por la situación que enfrentamos
juntos, terminó con la separación, fue un poco triste, aunque coincidió con
que yo ya me iba.
El trato de los médicos fue muy frío, sólo acuéstese aquí, muévase para allá,
no recuerdo si me sedaron, si me durmieron, no me acuerdo.
En la segunda ocasión me acuerdo que fueron más amables. La primera vez fue
en Guadalajara en un hospital normal que hacía todo de manera clandestina.
Me citaron en la madrugada, me metieron por una puertecita lateral, poco
oscuro el lugar. Me cobraron 4 mil pesos.
Escándalo familiar
La segunda estuvo mejor porque ese embarazo no sé como sucedió, creo que
fue un poco de inconsciencia, yo creo que no usaba un método seguro, fue
una cuestión natural, que sólo lo hacíamos determinados días del mes y antes
de eyacular se salía y así.
Por otro iba a ser un escándalo familiar, obviamente que tampoco lo podía
platicar con nadie, soy la mayor de mis hermanas, no podía hablar con
ellas, entonces tenía yo 21 años. Una amiga con la que platicaba tenía unas
Yo tenía unas amigas de Patlatonalli, Estaba cercana al grupo porque cuando
yo hacía videos, hice algo, no para ellas, más bien un documental en que las
involucré, fue cuando se iba a hacer en Guadalajara el Congreso Gay, que al
final se canceló y se hizo en Acapulco, fue en el 90.
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Ahí las conocí a ellas, a Winie y a todo el grupo. Entonces cuando me ocurrió
eso fue que me sentí con más confianza de acudir.
Fui a SIPAM, allí me canalizaron a una clínica, era una casa de salud, un lugar
muy iluminado. Yo estaba despierta, me cuidaron todo el tiempo; me atendió
una doctora, estuve más acompañada.
La segunda ocasión que fue tres años después de la primera tenía como
8 semanas.
Es difícil ser madre sola
protegida, que no se exponga a los peligros de los parques o los hoteles. Yo
creo que si las madres logramos darles confianza a nuestras hijas sobre estos
temas, se podrá intervenir a tiempo y solucionar cualquier complicación que
surja en su vida sexual.
Inclusive, eso te da chance de conocer al chavo con él que ella anda, que no
tengan que enfrentar problemas en un hotel.
Asevera que nunca se ha arrepentido de los dos abortos que se practicó, que
en ese momento era la única opción que tenía, que ahora que tiene más
criterio e información, sabe que es una situación que viven muchas mujeres,
aunque no lo cuenten.
Yo tenía claro que no era mi oportunidad para ser madre, es tan difícil ser
mamá, lo veo ahora que tengo a mis dos hijos, está cañón, sobre todo porque
trabajo. Hay veces que me siento anulada como persona que lo único que
puedo ser es mamá.
A veces sufro por eso, que ya no sé a dónde hacerme, soy mamá y quiero
enfrentarlo bien a pesar de que estoy sola en ésto. Para las mujeres es muy
difícil, nos educan para ser mamás, pero a ellos no los educan para ser
padres.
No te educan para hablar con los padres, no te enseñan a poder expresar lo que
vives; me hubiera gustado poder contarle a mi mamá lo que estaba viviendo
en ese entonces, pero no había esa apertura. Yo tenía muchas emociones.
Ahora como madre, si mi hija viviera una situación similar la acompañaría, me
gustaría que ella tuviera la confianza de contarme que estaba atravesando
una situación de estas y poder apoyarla.
Desde ahora trabajo en esa relación con ella para darle confianza y que sepa
que me tiene siempre para apoyarla, creo que ella correrá menos riesgos si
puede hablar conmigo, y no tiene que exponerse.
Acompañaría a mi hija a abortar
Yo he pensado que cuando ella tenga relaciones sexuales y sepa que puede
traer al novio a casa, para que no tenga que andar en hoteles exponiéndose.
No sé si eso será demasiada intervención familiar pero quiero que ella esté
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DOCTOR MARIO ESPINOZA
DIRECTOR DE MEXFAM EN LA REGIÓN OCCIDENTE
¡QUÉ VA A PASAR CON ESTA MUJER!
El profesional de la salud charla sobre el aborto y nos cuenta cómo los
médicos manejan una serie de estereotipos que a veces no son los más
adecuados, pero reconoce que es importante que se apruebe la Ley para la
interrupción del embarazo, para evitar las muertes maternas:
Como médico, a uno le han dejado una especie de estigma, en el hecho de
una mujer que nunca ha tenido hijos y que tiene un embarazo y que no lo
puede terminar por X circunstancias económicas, por su perspectiva de vida,
un problema social o lo que tú quieras; piensas que esa mujer se va a quedar
siempre con el remordimiento de no haber tenido un hijo, y es el argumento
que le damos a una mujer que acude a solicitar una interrupción. La hacemos
que reflexione sobre el futuro, ese cuestionamiento que a veces le podemos
hacer, probablemente sea un mito, hay mujeres que pueden decir yo no tuve
ese remordimiento, no me pasó nada, viví mi vida normal.
El día de mañana tendré un hijo y punto, se acabó. Ese es un estigma social
que tenemos quienes trabajamos en la medicina, ¿Qué va a pasar con esta
mujer? ¿Podrá tener hijos después?
No tengo datos de médicos aquí en Guadalajara, hubo médicos que su modus
vivendi era hacer abortos, Había clínicas perfectamente identificadas, había
por las calles del sector Libertad, por Ladrón de Guevara y en la Colonia
Independencia se hablaba de otra; decirte en forma precisa que había tal o
cual no te lo puedo decir.
El problema de la atención de un aborto en Jalisco y en otros estados donde no
está permitido, es que quien lo practica no puede darle la atención completa
que requiere, porque no se quiere arriesgar a ser descubierto, entonces llega y
le practica en general un legrado instrumental.
En MEXFAM utilizamos la AMEU desde hace 5 años para atención del sangrado
del primer trimestre,
Como médico yo sé que al aparato reproductivo no le va a pasar nada, al
contrario, sería grave que se practicara un aborto en malas condiciones
que sí podría llegar a causarle una infección o una perforación y que podría
imposibilitarla para ser madre más adelante, que acuda con una persona que
no tenga la técnica, que esté en condiciones insalubres, todas esas cosas que
ya sabemos que suceden en México.
Anteriormente el médico instrumentaba, levantaba a la paciente que le
había inducido una pequeña sedación y en cuanto despertaba, que era un
promedio de dos horas, la enviaba a su casa, le decía que si tenía algún
problema le llamara o acudiera a una clínica del Sector Salud; rara vez las
mujeres regresaban. Si llegaba a presentar alguna infección acudía a una
clínica a que la atendieran, ésto repercutía en que llegaban mujeres con 7
u 8 de hemoglobina, mujeres que traían una infección severa, muchas veces
porque los médicos les habían dejado gasas para evitar un sangrado, es decir,
te encontrabas de todo, y todo ésto por la simple y sencilla razón de que el
médico no quiere verse descubierto.
Por ahí siempre hay alguien que lo va a hacer…
Habían lugares que te podía costar de 7 a 20 mil pesos, todo dependía del
nivel del rumbo.
Se le pregunta si en MEXFAM se practican abortos y señala que:
En los veinte años que llevo al frente a MEXFAM se han acercado muchas
mujeres solicitando un aborto, te puedo decir que al ofrecer atención en
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planificación familiar siempre han habido mujeres que preguntan a dónde
pueden acudir para interrumpir un embarazo, y desde hace 14 años que
tenemos la clínica, han venido muchas mujeres a pedir que se les interrumpa
un embarazo. A ésto les decimos que estamos normalizados por las leyes
de Salud y el Código Civil, que es el que nos enmarca, que nos dice que no
podemos interrumpir un embarazo, pero en nuestra sociedad decimos: “no te
lo puedo practicar, pero si estás decidida, por ahí siempre hay alguien que te
puede ayudar”.
Claro que aquellas mujeres que podían pagar 20 mil pesos, iban a un mejor lugar,
en donde el médico tenía todo lo necesario. Era una paciente que la daban de
alta por apendicitis o aborto espontáneo; pero hablamos de mujeres que tienen
recursos, y un nivel cultural; son mujeres que saben que es su vida y su decisión.
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Con dinero pueden decir: “voy, me atiendo”, “es cosa mía y no le corresponde a
nadie”. Estas personas son atendidas y el médico no tiene miedo, porque sabe
que son personas responsables.
“Pero en los casos en que la mujer llega con miedo, el médico se resiste porque
no sabe qué actitud tomará después la mujer, si se arrepentirá y luego quiera
actuar en contra del médico.
Hay quienes lo practican en hoteles
Hay quienes incluso lo practican en hoteles. Llegas, llega el médico, hace la
intervención y avisa en recepción que la mujer se queda ahí cuatro o cinco
horas, pero no hay un seguimiento.”
Sobre los riesgos del aborto, el médico señala que: “La interrupción de un
embarazo en condiciones adecuadas, nos indica que una de cada 10 mil
pacientes puede caer en shock por la anestesia”.
Cuando se tienen los elementos para atenderlas, en general los resultados son
buenos, pero en consultorios o espacios inadecuados la mujer puede fallecer.
Sabes que ese es un riesgo natural, por lo que debes de tener toda una charola
de emergencia. Eso sucede también con el dentista, que el paciente tenga
reacción a la anestesia.
Hay personas que tienen una reacción a la xilocaina, que puede ser mortal,
por eso los médicos deben de indagar si ya has utilizado anestesia de tal o
cual tipo, entonces el médico ya puede actuar más relajado; en general
deberíamos hacernos una prueba a los medicamentos para saber si somos
alérgicos a algo.
Desde hace varios años se han estado utilizando una serie de medicamentos
que anteriormente se utilizaban para poder dilatar una cerviz en el parto.
Cuando hay un huevo muerto retenido, hay medicamentos que ayudan a
la dilatación y la otra es que corre la información, ahora la sociedad ya los
conoce y los utiliza para inducirse un aborto.
Cuando una mujer utiliza estos medicamentos y se va a su casa lo único
que pasa es que va a aparecer un sangrado, contracciones, dolor y arrojará
el producto.
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Las mucosas vaginal y anal absorben el medicamento, por eso la gente lo usa
ahí o en el recto que también absorbe., Tiene un efecto directo porque está
actuando sobre la misma musculatura hasta relajarla y se abre la cerviz, si
hay un huevo, se expulsa el huevo, entonces hay contracciones; eso es lo que
hace el medicamento.
Nosotros desde el punto de vista legal no podemos prescribir ningún
medicamento que pueda atentar en contra del embarazo si éste es viable.
Pero si tenemos un estudio que nos dice que la mujer tiene un huevo retenido,
que ya está muerto, que hay un desprendimiento previo de placenta, desde
ese momento sí podemos utilizar un medicamento.
En el caso de que sea por violación, porque la mujer vive con VIH, etc., no se
puede actuar. Se le envía a un Ministerio Público, y es el que debe evaluar y
solo ellos pueden dar la orden de practicarlo.
Si tú la mandas al Ministerio Público lo más seguro es que le digan que tiene
que acudir a un Centro para que le hagan una revisión, para ver y dejan
pasar los meses. Lo único que yo en un momento dado haría cuando la mujer
llegue y me dice que la violaron o fue abusada, es darle la anticoncepción de
emergencia, pero si ya pasaron días no puedo hacer nada.
¿Y si fue violada…?
¿Si alguien llega con un acta de que fue violada,
se puede interrumpir el embarazo?
Legalmente no puedo, ni debo, aunque traiga un acta, porque eso no me
autoriza a hacer una intervención. La Ley contempla que debe de ser autorizado
por un Ministerio Público y debe de ser un servicio público quien la realice,
no puede actuar la iniciativa privada, salvo que traigas la autorización del
Ministerio Público para realizar la operación.
La Ley tiene todos los candados para impedir que la IP actúe y la Ley contempla
una serie de salvedades como que sea violación, que haya malformación o esté
en peligro la vida de la madre, pero si tú intervienes y el producto va al patólogo
y este dice que era viable, te pueden acusar de asesinato en primer grado.
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Sobre el número de abortos que se realizan en Jalisco, el Dr. Espinoza
señala que:
Lo que sabemos en Jalisco de acuerdo a las estadísticas, es que se dice que en
México de acuerdo a la OMS hay 250 mil mujeres que abortan al año.
El índice de mujeres que presentan alguna complicación por el aborto en
Jalisco es como 25 mil por año. Actualmente las mujeres se van al DF a
interrumpir el embarazo. Anteriormente un alto porcentaje se atendía aquí.
Recuerda que:
Por años estuvimos enviando a mujeres al DF, a SIPAM, en donde las
encuestaban y veían si era posible que continuaran con el embarazo y dieran
al bebé en adopción. Lo que ellas nos reportaban era que de cada 10, 8
decidían abortar.
Para ofrecer la AMEU en MEXFAM junto con la SS (Secretaría de Salud),
hicimos tres o cuatro cursos hace como cinco años.
Tácticamente esto se maneja como atención de sangrado en primer trimestre,
es decir, una mujer que llega con sangrado y que el producto no es viable, se le
debe practicar una AMEU que es mucho más barata, más accesible y menos
complicada.
Explica que cuando se hace una AMEU, se puede hacer con una anestesia
sólo en la cerviz y tiene menos riesgo que la sedación,
Aunque sabemos que cualquier medicamento o anestesia puede provocar
reacción, aquí se prefiere utilizar una xilocaina,
El médico considera que la sedación es un poco más complicada, porque puede
provocar hasta un paro cardiaco, pero que en sí, el legrado, a la hora que
se realiza la intervención, aunque la matriz no es inervada, puede provocar
un estímulo vagal y provocar un paro cardíaco. Es por eso quien practica un
legrado tiene que tener todo lo necesario para atender una emergencia.
El aborto es un problema de salud pública
Podemos decir que de cada 10 mil mujeres, una puede presentar una
complicación. Cuando tienes todo, la pregunta sería esa y, ¿si me toca ser a mí?
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Por eso siempre hemos dicho, que el aborto es un problema de Salud Pública
Atención del sangrado del primer trimestre porque no sabemos en qué
momento esta mujer va a necesitar atención de otro nivel, porque tuvo una
complicación, llámale de cualquier especie, desde una hemorragia, una
perforación uterina o en el momento que encuentras que desprendes la
placenta y ésta está generando un sangrado que no puedes parar y tienes que
hacer una histerectomía, o de que las personas no tienen los instrumentos
necesarios, que se arriesgan a provocar rupturas en la misma dilatación
de la cerviz, a aplicar medicamentos que no son los más idóneos, falta de
conocimiento de cómo hacer un procedimiento completo, hacen un legrado y
quedan restos y las personas siguen sangrando, sin recibir atención y llegan a
los hospitales con una hemoglobina bajísima.
Esto es lo que te vas a encontrar, y por eso reitero, es un problema de Salud
Pública porque si tú quieres garantizar la calidad de la atención y la vida, debe
de hacerse en un hospital en donde se cuente con todos los elementos, desde
un aparato de anestesia, un lugar donde se puedan hacer transfusiones, en
donde si se requiere de una resucitación se pueda hacer, un descifrador, tener
antibióticos, bicarbonato, que es un estimulante directo para el corazón,
cloruro de potasio, etc.
Debes tener una charola de emergencia en la que puedes tener
hasta 20 medicamentos diferentes que te pueden ayudar a salvar la vida de
la paciente.
Hay más riesgo en lugares como un hotel, porque en general el médico va solo
y puede haber complicaciones. Por eso hablamos de que la atención de la
mujer embarazada debe de ser en áreas hospitalarias.
Me refiero a la atención de resolución de problema y ese es el argumento que
tiene la OMS para que se normatice y atienda el aborto como un fenómeno
social, o como un problema de enfermedad, porque la mujer que no desea
continuar con su embarazo, está en un grave riesgo, porque no sabemos en
qué momento va a cruzar la línea, entre el estado de bienestar y el estado de
enfermedad.
Las mujeres acuden a la interrupción desde que están en edad reproductiva.
Las estadísticas nos hablan que las mujeres que más abortan son las mayores
de 21 años, porque muchas veces las menores de edad están bajo la tutela de
los padres y son ellos quienes las llevan a atenderse, y cuando no quieren que
se enteren acuden ellas solas o acompañadas de una amiga a lugares poco
salubres, en donde ponen en riesgo su vida.
77
DRA. PATRICIA ISABEL CAMPOS LÓPEZ
cada una de ellas cree para sí mismas. Es muy aleccionador darnos cuenta
cómo a través de sus testimonios se desmiente el mito de que las mujeres
que han tenido un aborto cargarán de por vida con un profundo trauma y
culpa, y que en lugar de esto, para las mujeres en realidad se vive como una
experiencia liberadora y una oportunidad para retomar su proyecto de vida
que originalmente se habían trazado.
Querida Alicia, gracias por permitirme el privilegio de aportar mi opinión con
respecto a tu libro titulado: “EL ABORTO: UNA LIBERACIÓN”.
Muchas gracias por escribir este libro y ojalá que sirva para que los legisladores
que “blindaron a Jalisco en contra del aborto”, se sientan avergonzados de
dictar una política pública que va en contra de las necesidades sociales y de
salud pública.
Mis observaciones son todas a favor, me parece un trabajo muy claro que
recopila las voces de muchas mujeres de todas las edades y circunstancias
socioeconómicas; de una lectura amena, ágil y que hace más que evidente,
la necesidad de que nuestra sociedad evolucione hacia el reconocimiento de
los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Desde el punto de vista de la equidad de género y de los grandes vacíos de
conocimiento que prevalecen con respecto a la masculinidad, es lamentable
que la voz de los hombres en tu libro sólo se escuche desde la parte de
los profesionales de la salud, porque se presta a seguir pensando que el
embarazo y el aborto es únicamente asunto de la mujer, pero no del hombre:
pareja, amante, novio, esposo, etc. que embaraza, como si su única función
fuera la biológica de inseminar y que, como se dice coloquialmente: “sólo
sale huyendo sin asumir ninguna responsabilidad...”.
Legisladores y gobernantes que con tal de ganar favores clericales para
asegurar la sucesión en el poder en esta época en la que el Estado ha perdido
gran parte de su carácter laico, están llevando a Jalisco a la época medieval
y al mandato de la Santa Inquisición, donde prevalece el dogma sobre los
avances y conocimientos científicos. Por eso y para terminar mi comentario,
deseo traer a colación que una forma de medir el subdesarrollo de las
naciones, es conociendo su grado de fanatismo religioso.
Pero aún así, “LA TIERRA ES REDONDA”...Y LAS MUJERES SEGUIREMOS
SIENDO DUEÑAS DE NUESTROS CUERPOS Y DE NUESTRAS VIDAS, y seguirán
existiendo redes de apoyo para atenuar la morbi-mortalidad de los abortos
clandestinos e inseguros.
Ojalá pudiéramos saber porque salen huyendo y lo que para ellos significa
salir huyendo, y más aún, cómo, para ellos, los que salen huyendo, el aborto
pudiera ser también una práctica y/o alternativa liberadora, (como el caso
que relatas en tu libro del chico que decide enviar una carta a un medio de
comunicación y que sigue allí al lado de su pareja), sin tener que destruir su
relación de pareja por causa de un embarazo no planificado. Un aborto puede
ser la alternativa segura para una pareja que tal vez en ese momento no
quiere procrear, aunque sí quiere ser y seguir siendo pareja. Tal vez escuchar a
esos hombres que no sólo son inseminadores y que tampoco son siempre los
malvados de la película, sería otra forma de desmitificar que, un embarazo no
planificado es siempre producto de “la calentura y de un acostón”.
Por otra parte, y no dejo de reconocer que la principal persona que tiene la
absoluta decisión sobre propio cuerpo es la mujer, me parece completamente
rescatable y una maravillosa forma de socializar el valor de las mujeres y
la determinación de hacer con su cuerpo y con sus vidas, lo mejor que
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Dra. Patricia Campos López
Jefa de la Oficina de América Latina
AIDS Healthcare Foundation
Guadalajara, México
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EDUARDO DEL CASTILLO
ALICIA YOLANDA REYES ALEXANDER
DIRECTOR DE CORTOS DE LAICA
Datos biográficos de la autora.
UN PROCESO ÉTICO
La interrupción de un embarazo es más que una acción definitiva: constituye
con mucha frecuencia la culminación de un proceso de valoración. Tal como
lo describen diversas mujeres entrevistadas por Alicia Yolanda Reyes y
publicadas en el presente texto, lo que debe considerarse ante un embarazo
no deseado es bastante más profundo que las diversas visiones morales,
comúnmente autoritarias, que afirman tener claro de antemano qué es el
bien y qué es el mal; cuál es el premio y cuál el castigo ante determinada
forma de obrar.
Para tomar decisiones como la de proceder o no a un aborto, es preciso
considerar una serie de factores como los principios y valores con que somos
educadas las personas, pero también, y eso es lo que se suele olvidar desde una
perspectiva moralista, es imprescindible tomar en cuenta las circunstancias.
El filósofo humanista Ortega y Gasset lo dijo claramente: “Yo soy yo y mi
circunstancia”. Es decir, soy mis valores, mis principios y mis circunstancias.
No es otra cosa lo que hacen muchas mujeres ante un embarazo no deseado:
valoran sus circunstancias porque sólo ellas saben si podrán traer al mundo
una criatura y proporcionarle los satisfactores y dignidad que merecen todos
los seres humanos. Así pues, la ética no significa únicamente un valor en sí,
sino un profundo proceso de valoración.
Aquellas morales que pretenden imponer el bien y el mal sin considerar
las circunstancias, intentan decidir por las personas, mantenerlas en una
condición de infantes. En cambio, la ética deja en libertad a las personas
para responsabilizarse de sus decisiones y sus actos por difíciles que éstos
sean. Y ello es un factor de crecimiento emocional y cívico.
La autora es originaria de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en donde ha
vivido prácticamente toda su vida, con excepción de 18 años que radicó en
la capital del país.
Es periodista profesional egresada de la UNIVA, antes PIO XII. Escribe de
manera profesional desde hace 40 años, ha incursionado en diferentes
medios de comunicación nacionales y extranjeros como:
Unomasuno, Excélsior, La Jornada, La Jornada Jalisco, Público, Milenio, El Nacional,
Cine Mundial, El Occidental, El Sol de México, Prensa Latina e Informex.
Es educadora sexual por el Colegio Mexicano de Educación Sexual y
Sexología, Diplomado como Educadora en Educación y VIH/SIDA en Santa
Cruz, California.
Formación en Periodismo de Género en San José de Costa Rica y La Habana,
Cuba.
Ha sido conductora y productora de radio en programas sobre salud y
sexualidad, en Radio escucha, Radio Capital y Radio Vital.
Actualmente colabora en Público/Milenio y es corresponsal de SEMLAC.
Desde 1995 es activista en Salud Sexual y Reproductiva. En los últimos
años ha incursionado como activista en temas como cáncer de mama
y tabaquismo.
Ha publicado en libros colectivos de CIMAC y FUNSALUD, entre otros.
El tema del aborto lo ha manejado en programas de radio y notas de opinión,
así como reportajes.
Lic. Eduardo del Castillo
Director de Cortos de Laica
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EL ABORTO: UNA LIBERACIÓN es su primera obra individual, la cual contó con
el apoyo de IPAS y Ddeser, y por supuesto con las mujeres que compartieron
su historia de vida.
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Este material que tienes en tus manos, es el resultado
de entrevistas con mujeres que en un momento de su
vida tomaron la decisión de interrumpir un embarazo
no deseado.
Son mujeres que forman parte de una gran
diversidad de nuestra sociedad, católicas, la
mayoría, agnósticas unas cuantas, la mayoría
son madres, algunas abuelas, todas tienen una familia
a la que aman y son amadas.
Consideran el aborto como un evento necesario
en el momento específico de su vida. El común
denominador es que no lo vivieron con culpa, si no
como un proceso liberador ante la situación de vida
por la que pasaban.
La idea fundamental al buscar estas entrevistas era
romper el mito de que toda mujer que recurre al
aborto, queda marcada de por vida, eso no apareció
en mis entrevistadas.
Las y los profesionales de la salud que ofrecen su punto
de vista, tampoco hablan de ese trauma. La vida sigue
para estas mujeres, como para la de cualquier otra
que no haya vivido este evento.
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