Homenaje a la Constitución Nacional. Evocación de los

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Homenaje a la
Constitución Nacional.
Evocación de los objetivos del
Preámbulo desde una
Perspectiva Jurisprudencial
Por
Adriana Tettamanti de Ramella*
I. Introducción
El sesquicentenario de la sanción de
la Constitución histórica de la Nación Argentina es motivo de celebración en todo el país, y constituye un
deber inexcusable compartir el homenaje para reafirmar su vigencia y
renovar nuestras esperanzas en la
consolidación del Estado de Derecho.
El pensamiento contemporáneo so-
bre la defensa de las normas constitucionales es heredero de una larga
y persistente tradición a través de los
siglos, pues en el fondo, como bien
advierte Fix-Zamudio, no es sino un
reflejo de la permanente lucha de los
seres humanos por su libertad frente
al poder político, a través de un orden jurídico superior.1 Palazzo nos
recuerda la síntesis de Hauriou: el
derecho constitucional consiste,
esencialmente, en la técnica de la
conciliación de la autoridad y la li-
* Abogada. Posgraduada de la Especialización en Derecho Procesal con mención en Procesal Civil
de la U.C.C. Doctorando por la Universidad de Mendoza. Profesora Adjunta Efectiva de Derecho
Constitucional y de Práctica Procesal Civil en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Cuyo. Miembro asociado de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional. Miembro correspondiente del Instituto de Estudios de Derecho Administrativo de la Provincia de
Mendoza. Directora del Instituto de Derecho Administrativo del Foro de Abogados de San Juan. Secretaria Académica del Instituto de Derecho Constitucional y Procesal Constitucional del Foro de Abogados de San Juan.
1 Fix-Zamudio, Héctor, La Constitución y su defensa (Ponencia General) en la obra colectiva “La
Constitución y su defensa”, UNAM, México, 1984, pág. 12.
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bertad en el marco del Estado.2
En esta lucha por revalorizar y revitalizar las instituciones del Estado democrático, estamos convencidos que en
ella el Poder Judicial juega un rol trascendente, pues el papel que aquél le
tiene reservado es de la mayor relevancia: ser el intérprete último de la
Constitución y de las leyes. 3 Es por tal
motivo que, en el espacio que gentilmente concede la Revista, queremos
destinar una breve mirada a los objetivos que los constituyentes establecieron en el Preámbulo 4 -en el cual reposan las cláusulas dispositivas de nuestra Ley Fundamental- desde la óptica
de los pronunciamientos de la Corte
Suprema de Justicia de nuestro país.5
Sin duda, la interpretación judicial
posee un firme valor práctico por
cuanto llega a engendrar un hábito
que denominamos “jurisprudencia de
los tribunales” que, al fijar el sentido y
alcance de los textos, constituye importante fuente de renovación y perfección del derecho positivo.6 Esta finalidad logra su máxima expresión cuando se trata de la hermenéutica que del
texto constitucional efectúa la Corte
Suprema, en cuanto a ésta “le cabe, en
la instancia más significativa, la propia defensa del Estado democrático y
la preservación y valoración de las instituciones de la República”. 7
De tal valía es la interpretación constitucional de la Corte que no sólo incide
2 Hauriou, André, Derecho Constitucional e Instituciones políticas, pág. 42, citado por Palazzo, Luis
Eugenio, “Tensiones y equilibrios de los derechos y las garantías constitucionales”. El Derecho, Serie
Especial de Derecho Constitucional del 26 de febrero de 2001.
3 La Corte ha sostenido que: “Planteada una causa, no hay otro poder por encima del de la Corte
Suprema para resolver sobre la existencia y extensión de las atribuciones constitucionales otorgadas
a los Poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, y al deslinde de atribuciones entre sí y con respecto a
los de las provincias” (CSJN, Fallos 316:2940).
4 Enseñaba Alberdi: “abrazando la mente de la Constitución, (el Preámbulo) vendrá a ser la antorcha que disipe la oscuridad de las cuestiones prácticas, que alumbre el sendero de la legislación y
señale rumbos a la política de gobierno” (cfr. Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, Buenos Aires., 1913, t. I, pág. 220.
5 Se han seleccionado algunos pronunciamientos de la Corte con una finalidad ilustrativa, pero nó
exhaustiva de la temática abordada, por lo que conviene advertir al lector sobre las limitaciones y
omisiones que advertirá en el presente trabajo.
6 Silva Meza apunta: “Una constitución no obstante su rigidez, puede ser un ordenamiento cambiante y dinámico como la misma sociedad que le da vida, y una de las formas a través de la cual va
ajustándose a la realidad es, precisamente, mediante la interpretación constitucional. Tan importante como la creación de las normas es la determinación de sus alcances”. (Silva Meza, Juan, La inter pretación constitucional en el marco de la justicia constitucional y la nueva relación entre poderes;
en la obra colectiva Ferrer Mac-Gregor, Eduardo –Coordinador-, Derecho Procesal Constitucional,
Colegio de Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 3º edición, Editorial Porrúa,
México, año 2002, Tomo III, pág. 2821).
7 Morello, Augusto A., La Corte Suprema en acción, Ed. Abeledo-Perrot, Bs. As., 1989, pág. 88.
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en la dilucidación de los derechos individuales en conflicto, sino que pesa su función en la relación armónica de la Nación con las Provincias8,
superando las antinomias frente al
texto de la Ley Fundamental 9 , que no
puede ser entendido sino como coherente. 10
Si compartimos la concepción de
nuestra Corte Suprema de Justicia
como “guardiana de la Constitución”11 e “intérprete final y supremo
de la Constitución Nacional” 12; de
la Constitución, como “Ley Fundamental” (ley de leyes)13; y de su
Preámbulo, no sólo como exposición
de los grandes objetivos de la Na-
ción Argentina, sino también como
“clave de interpretación de los preceptos constitucionales”, no tardaremos en inferir la trascendencia que
revisten las pautas exegéticas que de
éste emanan a la luz de la doctrina
del Superior Tribunal de Justicia.
II. Homenaje a la
Constitución Nacional
Hace ciento cincuenta años, el 1º de
mayo de 1853, el Congreso General
Constituyente reunido en la Ciudad
de Santa Fe sancionaba la Constitución que regiría en adelante la vida
institucional de nuestra República.
En la elaboración de la Carta M a g-
8 CSJN, 315:71: “La función más importante de la Corte consiste en interpretar la Constitución de
modo que el ejercicio de la autoridad nacional y provincial se desenvuelva armoniosamente, evitando interferencias o roces susceptibles de acrecentar los poderes del gobierno central en detrimento
de las facultades provinciales y viceversa”.
9 CSJN, Fallos 315:1081: “La necesidad de armonía conduce a las que las constituciones provinciales confirmen y sancionen lo esencial de la forma de gobierno, los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional, pero no exige que sea una copia literal y mecánica de ésta, con
olvido de la diversidad de sus caracteres físicos, sociales e históricos o de sus particulares anhelos o
aptitudes colectivos”.
10 CSJN, Fallos 211:1628.
11 CSJN, Fallos 316:2940, 9-12-1993, Nicosia, Alberto Oscar s/ recurso de queja.
12 CSJN, 311:2478, 1-12-1988, Di Mascio, Juan R. S/ interpone recurso de revisión en expte. Nº
40.779: “Que, por otro lado, la eficacia y uniformidad del control de constitucionalidad ejercido por
los jueces también requiere la existencia de un tribunal supremo especialmente encargado de revisar las decisiones dictadas al respecto. En el régimen de la Constitución, tal órgano no es otro que
la Corte Suprema de Justicia de la Nación. De ahí que haya sido expuesto, reiteradamente y desde
los albores de nuestra definitiva organización, que ella es el intérprete y salvaguarda final de la
Constitución Nacional y de los derechos y garantías en ésta contenidos (Fallos 1:340; 33:162, entre
muchos otros)” (consid. 4º). En un pronunciamiento antes citado (Fallos 316:2940), la Corte señala: “Al respecto se ha dicho que decidir “... si un asunto ha sido, en alguna medida, conferido a otro
poder del Estado, o si la acción de ese poder excede las facultades que le han sido otorgadas, es en
sí mismo un delicado ejercicio de interpretación constitucional, y una responsabilidad de esta Corte
como último intérprete de la Constitución” (“Baker vs. Carr”, 369 US 186, 1962).
13 CSJN, Fallos 241:291. Dijo la Corte en esa oportunidad: “...la Constitución, que es la ley de las
leyes y se halla en el cimiento de todo el orden jurídico positivo, ...” .
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na, Juan Bautista Alberdi influyó en
f o rma determinante a través de su
obra “Bases y puntos de partida para la organización nacional” y su
Proyecto de Constitución para la
Confederación Argentina. En tal
sentido destaca Ros que “Alberdi no
fue uno de los constituyentes de
1853; pero Juan María Gutiér r e z 14 , miembro de la Comisión redactora, representó eficazmente su
pensamiento”.15 Gorostiaga16 y
Gutiérrez fueron los encargados de
sostener la discusión del Proyecto
de Constitución concebido por la
Comisión de Negocios Constitucionales del Congreso General Constituyente.
El proceso constituyente originario
se completa con la integración de la
Provincia de Buenos Aires, como
parte de la Confederación Argentina, en virtud del Pacto de Unión del
11 de noviembre de 1859 17, y la
posterior aceptación y jura de la
Constitución Nacional., vigente en
las demás provincias argentinas,
con las reformas que propuso la
Convención Nacional “ad hoc” en la
Resolución del 23 de septiembre de
1 8 6 0 .1 8
Si bien destacamos la prodigiosa elaboración propia de los hombres del interior que, valiéndose de antecedentes
históricos, reflejando profundas con-
14 Diputado por la Provincia de Entre Ríos, en el Congreso General Constituyente de 1853.
15 Ros, Clemente B., Derecho Político, Historia de las ideas políticas, 2º edición, Ed. Sanná, Bs. As.,
1953, pág. 436.
16 Gorostiaga, José Benjamín, Diputado por la Provincia de Santiago del Estero, en el Congreso General Constituyente de 1853.
17 Recordamos que Buenos Aires había rechazado el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, lo
que provocó la intervención de la provincia y la disolución de la Legislatura. Urquiza asumió el Gobierno de Buenos Aires como Director Provisorio. Esa situación culminó el 11 de septiembre de 1852
con el movimiento revolucionario triunfante, que decidió “reinstalar inmediatamente las autoridades
legales de la Provincia”, al constituir nuevamente la Sala de Representantes, designando al presidente de ese cuerpo, Gral. Pinto, como Gobernador Provisorio. Organizados los poderes de la provincia, la Sala de Representantes eligió gobernador al Dr Pastor Obligado. Las nuevas autoridades, enfrentadas con las de la Confederación Argentina, encararon la organización del gobierno. El 11 de
abril de 1854, la Asamblea Constituyente sancionó la Constitución del Estado de Buenos Aires, al
margen de las disposiciones del Congreso General Constituyente reunido en Santa Fe.
18 Podría afirmarse que la inclusión más importante de la reforma de 1860 es la de los derechos y
garantías no enumerados (art. 33), pero también es conveniente recordar que acentuó el federalismo de nuestra Constitución al establecer que las constituciones de Provincia no debían ser revisadas
por el Congreso antes de su promulgación, suprimiendo esta disposición final del artículo 5 de la
Constitución de 1853.; asimismo, al suprimir la facultad del Congreso de “examinar las Constituciones provinciales y reprobarlas si no estuviesen conformes con los principios y disposiciones de esta
Constitución”, que contemplaba el artículo 64 inc. 18 del texto originario. En la misma directriz, al
eliminar del artículo 103 (incluido en el Título Segundo – Gobiernos de Provincia) la obligación que
tenían las Provincias, al dictar su propia Constitución: “antes de ponerla en ejercicio, la remite al
Congreso para su examen, conforme a lo dispuesto en el artículo 5º”. Vale la pena recordar que el
Proyecto de Constitución de Juan B. Alberdi, para la Confederación Argentina, disponía en su art.
103: “A este fin (cada Provincia hace su Constitución) el Congreso examina toda constitución provincial antes de ponerse en ejecución”.
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vicciones, antiguos sueños y afirmaciones esenciales, proyectaron nuestra Constitución, es interesante recordar la doble cabecera o raigambre que reconocen gran parte de sus
artículos; es decir, las previsiones de
la Constitución de Estados Unidos,
en la parte orgánica, y los antecedentes franceses de la parte dogmática.
Una Constitución, enseña Ramella,
no brota de la nada. El pensamiento
filosófico y político dominante, como
lo señala con razón Secco Villalba,
los hechos históricos mediatos e inmediatos, configuran un tipo de
C o n s t i t u c i ó n .19 Gelli explica bien
que “existen muchos modos de definir la Constitución. En las democracias liberales, el término de fuerte
impacto político y emocional, está
directamente ligado a la idea de
control del poder y paradigma de los
derechos personales. Así, la Constitución, al tiempo que otorga legitimidad a quienes acceden a los cargos
gubernamentales mediante los mecanismos en ella diseñados, constituye, en sí misma, un control de los excesos e irrazonabilidades de que hacen gala quienes ejercen el poder.
En esa dirección, las constituciones
nacidas al calor de las luchas ideológicas del siglo XVIII debían establecer un sistema de división de poderes y declarar los derechos naturales
e inalienables, propios de la dignidad humana. Esa concepción, suma
de valores y compendio de las luchas
por la libertad política, dio sentido y
significado a las experiencias históricas de los Estados Unidos de 1787
y de Francia en 1789 y en ellas
abrevó la Constitución histórica de
nuestro país, en 1853.20
En palabras de la Corte, la Constitu ción Nacional, en definitiva, no es otra
cosa que el pacto fundacional de la
República21 y -añadimos- configura su
diseño institucional.
La Constitución, en el sistema jurídico
global, es la expresión máxima de una
sociedad políticamente organizada.
Representa, dentro de la vida social, la
recia estructura que sostiene y unifica
el organismo. En palabras de A. Nieto
“la Constitución es algo más que la norma jurídica suprema del ordenamiento
jurídico: es el centro del ordenamiento
jurídico, por donde pasan todos los hilos del Derecho”.22 En la misma línea,
19 Ramella, Pablo A., Derecho Constitucional, 2º ed., Ed. Depalma, Bs. As., 1982, pág. 31.
20 Gelli, María Angélica, Constitución de la Nación Argentina comentada y concordada, 2º edición,
Ed. La Ley, Bs. As., 2003, Prólogo a la primera edición, XIII.
21 CSJN, Fallos 315:71, 25-02-1992, Apoderado de la Alianza “Unión de Fuerzas Sociales” en su
presentación –Circuito Bulnes- Dpto. Río Cuarto (Junta Electoral Nacional).
22 A. Nieto, Peculiaridades jurídicas de la norma constitucional, Revista de Administración Pública,
nº 100-102, vol. I, enero-diciembre 1983, citado por Manuel Aragón, Constitución y Control del Poder, Ediciones Ciudad Argentina, Bs. As., 1995, pág. 102.
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Vigo asegura que “la juridización de la
Constitución, y su consiguiente operatividad implica reconocerla como el “hig her law” y como criterio último de validez jurídica sustancial. Siendo coherentes con esta idea, hay que pensar que el
Derecho Constitucional no es algo paralelo a las demás disciplinas académicas sino que está penetrando a cada
una de ellas”.23
En el mismo sendero, García de Enterría anota que “... la Constitución es el
contexto necesario de todas las leyes y
de todas las normas y que, por consiguiente, sin considerarla expresamente
no puede interpretarse el precepto más
simple ...”. 24
Recordamos a esta altura las enseñanzas de Orgaz: “... la supremacía de la
Constitución no se ha de considerar
subordinada a las leyes ordinarias...
Estas leyes y las construcciones técnicas edificadas sobre ellas solamente
un valor relativo, esto es, presuponen
las reservas necesarias para que su
aplicación no menoscabe o ponga en
peligro los fines esenciales de la Ley
Suprema. Todas las construcciones técnicas, todas las doctrinas generales no
impuestas por la Constitución, valen en
la Corte sólo “en principio”. Todo en la
Corte es “en principio”, salvo que la
Constitución misma, que ella sí y sólo
ella, vale absolutamente”. 25
Se predica con insistencia acerca de la
Constitución vivida.26 Con acierto Bidegain afirmaba la necesidad de conocer y, más aún, amar la Constitución, porque “sólo se cuida bien lo que
se aprecia”, y alertaba que “el amor a
la Constitución es un sentimiento que
sólo existe en algunos niveles minoritarios del país; la Constitución no es una
“vivencia” para el argentino común,
como tiene vivencia para él, por ejem plo, la ley de contrato de trabajo. Esto
surge espontáneamente en el horizonte vital de ese hombre como algo que
tiene a su servicio, incorporado a su
persona, como los brazos y las piernas, con lo que puede afrontar una
23 Vigo, Rodolfo L., Interpretación jurídica, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1999, pág. 240.
24 García de Enterría, Eduardo, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, Civitas
S.A., 1985, Madrid, pág. 20.
25 Orgaz, Alfredo, El recurso de amparo, Buenos Aires, Ed. Depalma, 1961, pág. 37.
26 CSJN, 27-12-1990, Peralta, Luis Arcenio y otro c. Estado Nacional (Ministerio de Economía –
BCRA): “... el valor mayor de la Constitución no está en los textos escritos que adoptó y que antes
de ella habían adoptado los ensayos constitucionales que se sucedieron en el país durante cuarenta
años, sin lograr realidad, sino en la obra práctica, realista, que significó encontrar la fórmula que
armonizaba intereses, tradiciones, pasiones contradictorias y belicosas. Su interpretación auténtica
no puede olvidar los antecedentes que hicieron de ella una creación viva, impregnada de realidad
argentina, a fin de que dentro de su elasticidad y generalidad que le impide envejecer con el cambio de ideas, crecimiento o redistribución de intereses, siga siendo el instrumento de la ordenación
política y moral de la Nación (Fallos 178:9)” (considerando 20).
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contingencia de la realidad. La Constitución no vive en la mente de los argentinos ni está incluida, sino para
muy pocos, en el instrumental a su disposición, como... un arma de defensa.
Ese mismo hombre altivo que invoca
aquella ley cuando se cree agredido
injustamente en la relación laboral, es
el mismo que soporta resignadamente,
mascullando su indignación, otros tipos de injusticias para los que la constitución provee remedios, sin que él lo
sepa.”27
miento jurídico como sentimiento constitucional en tanto vínculo moral que
une a los ciudadanos con sus instituciones, advierte acerca de la conveniencia de que la interpretación constitucional incentive aquel sentimiento
constitucional.28 En tanto se realiza
esa labor grande y larga de ir formando una sociedad democrática, recae
sobre los controles estatales –judicial y
no judiciales- una mayor responsabilidad de fiscalizar el cumplimiento de la
Constitución con máxima eficacia. 29
Juan Bautista Alberdi apuntaba: “El
grande arte del gobierno, como decía
Platón, es el arte de hacer amar por los
pueblos la Constitución y las leyes. Para que los pueblos la amen, es menester que la vean rodeada de prestigio y
esplendor”. En igual sentido, Lucas
Verdú, haciéndose eco de las enseñanzas de Pellegrino Rossi sobre el senti-
En efecto, el control es un elemento
inescindible del concepto de Constitución si se quiere que ésta despliegue su
fuerza normativa y no se limite a consagrar un programa político, una mera declamación ilusoria de derechos
sin posibilidad alguna de realización
operativa.30 El poder revisor de la
Corte gravita sensiblemente en la pre-
27 Bidegain, Carlos María, El control de constitucionalidad y la Procuración del Tesoro, en la Revista “120 años de la Procuración del Tesoro 1863-1983”, Editorial Universitaria de Bs. As. S.E.M., Bs.
As., 1983, pág. 36. Adviértase que esa “sensación” no es patrimonio exclusivo de la Argentina.
Así, en Bolivia, el Tribunal Constitucional de ese vecino país desarrolla un Programa de Pedagogía
Constitucional a través de diversas actuaciones, entre las cuales se destaca la campaña de sensibilización a la opinión pública bajo el lema “Constitución, seguridad para todos”, que comprende una
serie de productos de comunicación elaborados para ese fin por el cuerpo docente y alumnado de
la Escuela Superior de Comunicación Social “Diakonía” de la ciudad de Santa Cruz. (cfr. Tribunal
Constitucional de Bolivia, Informe Anual de Labores 2002-2003, pág. 13).
28 Lucas Verdú, Pablo, “Constitución de 1978 e interpretación constitucional. Un enfoque interpre tativo de la Constitución española”, en La interpretación de la Constitución, Donosita, 1984, pág.
218, citado por Vigo, Rodolfo L., “Directivas de la interpretación constitucional” , en Derecho Procesal Constitucional, E. Ferrer Mac-Gregor (Coordinador), Ed. Porrúa, México, 2002, pág. 2886.
29 Defensa “jurisdiccional” de la Constitución, en contraste con la defensa “política” de la misma,
es probablemente una de las mayores contribuciones que la dogmática ha ensayado y la experiencia demostrado para proveer a la garantía de intangibilidad de las disposiciones contenidas en el
ordenamiento constitucional. (Ferreyra, Gustavo Raúl, Notas sobre Derecho Constitucional y Garan tías, Ediar, Bs. As., 2001, pág. 218).
30 En tal sentido, Vigo expresa que “es tarea del Poder Judicial asegurar el imperio del derecho en
la sociedad política, y en esa función corresponde destacar no sólo a la “cabeza” del poder como
intérprete jurídico supremo, sino también a la fuente primera y principal del Derecho que es la Constitución” (Vigo, Rodolfo L., Poder Judicial y Democracia, en la obra colectiva En torno a la democracia, Ed. Rubinzal –Culzoni, Santa Fe, 1990, pág. 133).
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servación y desarrollo de las normas
constitucionales, donde la interpretación emerge como garante de la seguridad jurídica.
III. El Preámbulo: su fuerza
normativa y recepción
jurisprudencial
Hemos querido detener nuestro análisis en el Preámbulo por entender que
exhibe los valores supremos de nuestro
Estado democrático de Derecho y sienta los principios fundacionales de la
Nación Argentina.31 En otras palabras, constituye la antesala de los derechos, libertades y garantías que
plasma nuestra Ley Fundamental y ostenta, a nuestro criterio, un valor jurí dico relevante que merece un justo
realce. Contiene, además, como párrafo final, la fórmula imperativa por
la cual la Convención Constituyente or dena a todos el acatamiento de la
Constitución sancionada.
Story expresaba que el preámbulo revela la intención del legislador, hace
conocer los males que ha querido re-
mediar y el fin que quiere alcanzar.32
El Preámbulo proclama los objetivos
de la Constitución Nacional y resume
todo su contenido. “Es una declaración
formal y solemne que motiva y otorga
fundamento a la Ley Suprema. En tal
sentido, constituye expresión del esta do de derecho en tanto da razón de su
origen y fines y liga los detentadores
y a los destinatarios del poder con
igual fuerza normativa”. 33
Alberdi, en su Proyecto de Constitución, redactó un preámbulo motivado
en la necesidad de explicitar los grandes fines que abrigaba la Constitución
Nacional, expresando que “Los estatutos constitucionales, lo mismo que las
leyes y las decisiones de la justicia, deben ser motivados. La mención de los
motivos es una garantía de verdad y
de imparcialidad, que se debe a la
opinión, y un medio de resolver las dudas ocurridas en la aplicación, por la
revelación de las miras que ha tenido
el legislador, y de las necesidades que
se ha propuesto satisfacer. Conviene,
pues, que el preámbulo de la Constitu-
31 CSJN, Fallos 308:2268, sentencia del 27-11-1986, Sejean, Juan Bautista c/ Zaks de Sejean, Ana
María s/ inconstitucionalidad. “La interpretación auténtica de la Constitución no puede olvidar los
antecedentes que hicieron de ella una creación viva, impregnada de realidad argentina, a fin de que
dentro de su elasticidad y generalidad siga siendo el instrumento de ordenación política y moral de
la Nación..... La Corte Suprema es el intérprete final de la Constitución. El ejercicio de esta función
encuentra su cabal significado si se tiene en cuenta que aquélla no proclama como principio único
la soberanía popular (Preámbulo y art. 33) sino que en la segunda parte del art. 19 y en el art. 29,
consagra el principio del estado de derecho, otorgando primacía a la ley como regla general y objetiva por sobre la voluntad subjetiva de los gobernantes” (voto de Dr. Enrique Santiago Petracchi)
(el destacado es propio).
32 Story, Comentarios, citado por Ramella Pablo A., op.cit.19, pág. 65.
33 Gelli,... op.cit. nota 1, pág. 1.
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ción Argentina exprese sumariamente
los grandes fines de su instituto”.34
Mitre, en la Convención Constituyente
de Buenos Aires de 1854 expuso: “Como doctrina, el preámbulo es un corolario; como precepto, afirma las partes
dispositivas; como jurisprudencia
constitucional, es la antorcha; como
comentario, ilustra los casos dudosos;
como declaración de principios, da
contenido filosófico a la Constitución”.
La motivación de las leyes viene de antiguo por la necesidad que tiene el que
ejerce el poder de dar una explicación
de los fundamentos que lo han llevado
a imponer determinadas normas jurídicas. Más adelante, cita a Sarmiento,
quien en sus “Comentarios” afirma
que “el preámbulo de las constituciones políticas es el resumen de todas sus
disposiciones, el objeto que éstas se
proponen asegurar, y como una tesis
que todos los preámbulos siguientes
vienen a comprobar”. 35
La Corte advierte que “el legislador
debe satisfacer los objetivos del
Preámbulo y lograr el bien general o
común, fin último del Estado y de toda
función de Gobierno, que tiene en la
norma dada por el Congreso, el medio
más señalado por la Ley Suprema”.36
En la misma línea afirma que “como
principio, el legislador está facultado
para hacer todas las leyes y reglamentos que sean convenientes para poner
en ejercicio los poderes atribuidos al
Gobierno de la Nación. En correspondencia con los fines enunciados en el
Preámbulo de la Constitución, aquél
cuenta con las facultades necesarias
para satisfacer los requerimientos de
la sociedad, poner fin a los estados
de emergencia y conjurar cuanto
ponga en peligro la subsistencia del
Estado. 37
Como dijimos, el Preámbulo exhibe
los principios fundacionales de nuestro Estado que refleja y desarrolla,
luego, en las disposiciones de la
Carta Magna. Mijail Mendoza Escalante define estos principios como
“las normas más fundamentales y
generales del sistema constitucional,
tienen por objeto la determinación
de los rasgos esenciales o definitorios del sistema político (núcleo de la
Constitución), determinan en tal sentido, el titular del poder, la modalidad de su ejercicio, los fines a él
asignados, así como la máxima jerarquía de la Constitución, en conjunto vienen a configurar ontológica-
34 Alberdi, Juan Bautista, ... op.cit., pág. 220.
35 Ramella, Pablo A., op.cit., pág. 65.
36 CSJN, Fallos 308:2268 (del voto en disidencia del Dr. José Severo Caballero).
37 CSJN, 27-12-1990, Peralta, Luis Arcenio A. y otros c. Estado Nacional (Ministerio de Economía
– B.C.R.A.) (E.D. 141:519).
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mente la identidad de la Constitución”. 38
Esclarecidamente aporta Rivera Santivañez: “Los principios fundamentales son una pauta de interpretación
constitucional ineludible, por la simple razón de que son parte de la
Constitución misma y están dotados
de toda la fuerza normativa que les
otorga la Ley Fundamental del Estado. Empero, los principios fundamentales tienen un carácter general,
están expresados como cláusulas
abstractas, por lo tanto tienen una
textura abierta lo que en algunas
ocasiones limita su aplicación directa, haciendo necesaria su respectiva
concreción por la vía de interpretación constitucional”. 39 En el sentido
que señala Alexy, “los principios son
mandatos de optimización ...dependen y requieren ponderación. La
ponderación es la forma característica de la aplicación de los principios”. 40
Los valores supremos que exhibe el
Preámbulo de la Constitución Argentina, como anticipamos, forman parte
de ella y son el sustrato esencial del Estado democrático de Derecho, por lo
que deben constituir no sólo la base
del orden político sino también del orden jurídico41, y ser desarrollados por
la jurisprudencia, por la vía de la interpretación constitucional, para lograr
su proyección efectiva en el entramado
social.42
Sin apart a rnos de esa línea argumentativa, y para reforzar la afirmación primera, coincidimos con
Bazán cuando afirma que “el
Preámbulo no sólo integra la Constitución, sino que ostenta valor jurí-
38 Mendoza Escalante, Mijail, “Los Principios Fundamentales del Derecho Constitucional Peruano”,
Editorial Bellido S.R.L., Lima, Perú, 2000, pág. 156.
39 Rivera Santivañez, José Antonio, “Los valores supremos y principios fundamentales en la jurispru dencia constitucional”, en la obra colectiva “La Justicia Constitucional en Bolivia 1998-2003”, Tribunal Constitucional de Bolivia, AECI, Bolivia, julio 2003, pág. 360.
40 Alexy, Robert, “El concepto y validez del Derecho”, Editorial Gedisa S.A., Barcelona, 1994, pág.
75.
41 Conviene precisar que los derechos fundamentales no sólo garantizan derechos subjetivos de las
personas, sino también principios objetivos básicos del orden constitucional que influyen de manera
decisiva sobre el ordenamiento jurídico en su conjunto, legitimando y limitando el poder estatal,
creando así un marco de convivencia humana propicio para el desarrollo libre de la personalidad.
42 Todos los derechos fundamentales –no sólo los derechos sociales y las obligaciones positivas que
imponen al Estado, sino también los derechos de libertad y los correspondientes deberes negativos
que limitan sus intervenciones- equivalen a vínculos de sustancia y no de forma, que condicionan la
validez sustancial de las normas producidas y expresan, al mismo tiempo, los fines a que está orientado ese moderno artificio que es el Estado constitucional de derecho (Ferrajoli, Luigi, Derechos y
Garantías. La ley del más débil, Ed. Trotta, Madrid, 3º edición, 2002, p. 22).
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d i c o - n o rmativo y recepta trascendente utilidad como pauta de orientación hermenéutica. Según Bidart
Campos, interpretación implica
a p l i c a c i ó n, es decir, que el preámbulo es y debe ser a p l i c a b l e y se lo
aplica cuando se lo usa como parámetro o canon directo para la interpretación de las normas y la integración de los vacíos norm a t i v o s ,
en todos los planos del ordenamiento jurídico” (remarcados del origin a l ) .43
La doctrina jurisprudencial realiza
un valioso aporte al desentrañar
los postulados del Preámbulo, y
contribuye, al mismo tiempo, a
d e t e rminar el alcance de los objetivos propuestos. 4 4 S i n t é t i c a m e nte, ofrecemos un sobrio recorrido
por el derecho judicial de la Corte, que ilustra los designios marcados por los convencionales en el
exordio de nuestra Ley Fundamental:
1.Constituir la unión nacional
En el Informe de la Comisión de Negocios Constitucionales y Proyecto de
Constitución para la Confederación
Argentina, del 18 de abril de 1853,
se advierte la preocupación por la unidad nacional. Dice el texto: “Los tratados invocados arriba45 han reconoci do que estas soberanías independientes46 son, sin embargo, miembros de
una misma familia, y que deben tener
un Gobierno que las abrace a todas,
las represente en el exterior como
cuerpo de nación, vigile por su bienestar y engrandecimiento y las proteja
tanto en el goce de sus instituciones peculiares, como en su seguridad e independencia. A este Gobierno ha llama do la Comisión, Gobierno Federal ...”
(el énfasis es propio).
No obstante, como dijimos anteriormente, la unión nacional fue consolidada con la incorporación definitiva
de la Provincia de Buenos Aires a la
43 Bazán, Víctor, La Corte Suprema de Justicia frente a algunas exigencias actuales y prospectivas
del imperativo preambular de “afianzar la justicia”, E.D., Suplemento de Derecho Constitucional, Serie Especial, Buenos Aires, 5 de mayo de 2003, pág. 12.
44 La Corte ha señalado que: “El legislador debe satisfacer los objetivos del Preámbulo y lograr el
bien general común, fin último del Estado y de toda función de gobierno que tiene en la norma dada por el Congreso, el medio más señalado por la Ley Suprema” (CSJN, 08-10-1991, Astilleros
Alianza S.A. de Construcciones Navales, Industrial, Comercial y Financiera c/ Estado Nacional
(PEN) s/ daños y perjuicios (incidente); igual fórmula se advierte en la sentencia del 27-11-1986, in
re Juan Bautista Sejean c/ Ana María Zaks de Sejean s/ inconstitucionalidad del art. 64 de la Ley
2.393.
45 Se refiere al Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos del 31 de mayo de 1852 y al Tratado celebrado en la Ciudad de Santa Fe el 4 de enero de 1831.
46 Hace alusión a las Provincias preexistentes, que conservan su soberanía e independencia; se dan
sus propias instituciones, y eligen a sus magistrados y legisladores.
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Confederación47, y la aceptación y jura solemne de la Constitución 18531860, que concluye el proceso de organización nacional.
Argentina, Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del Gobierno y territorio de
las Provincias, instituyó el empleo de
En el sentido afirmado, la Corte ha las palabras “Nación Argentina”, en
señalado “que en relación a la unión la formación y sanción de las leyes,
nacional, es de señalar que los re- como símbolo de la unidad del puepresentantes del pueblo de la Na- blo argentino (artículo 35 C.N.). En
ción, cuando se reunieron en Con- una reciente entrevista, el maestro
greso General Constituyente, no lo Bidart Campos expresaba que “de
hicieron de un modo espontáneo y ni los nombres oficiales de nuestro
se propusieron la fundación ex nihi - país, que todavía figuran en el artílo de un cuerpo político. Actuaron culo 35, el que mejor describe la
por voluntad y elección de las pro- identidad histórica, en un sentido
vincias que la componían y lo hicie- también actual de nuestra federaron en cumplimiento de pactos pree- ción, es Provincias Unidas del Río de
xistentes. Los pactos que suscribieron la Plata.49
alientan el deseo de concretar la unidad nacional, que sólo se logró tras Nuestro Superior Tribunal ha sosteniel proceso de organización nacio- do: “Que en lo relativo a la exprenal, consolidado entre 1853 y sión “constituir la unión nacional”
contenida en el Preámbulo, es obvio
1860”. 48
que ella, por su propio carácter, no
La reforma de 1860, si bien estable- puede tener un alcance contrario a
ció que las denominaciones adopta- la forma federal de gobierno ni pridas sucesivamente desde 1810 hasta var a las provincias de potestades
el presente, a saber: Provincias Uni- que conservan con arreglo al art .
das del Río de la Plata, República 104 (*) de la Constitución y que son
47 Convenio de Paz y fraternidad formalizado entre la Confederación Argentina, representada por
el Presidente y Capitán General de los Ejércitos, Gral. Justo José de Urquiza, y la Provincia de Buenos Aires, representada por el Gobernador Llavallol, con la mediación oficial del Gobierno de la República del Paraguay, que integra el Pacto de San José de Flores suscripto el 10 de noviembre de
1859 y ratificado un día después, de acuerdo a la autorización conferida por el Senado y la Cámara de Representantes del Estado de Buenos Aires al Poder Ejecutivo. El 6 de junio de 1860 se celebra el Convenio de Unión entre la Confederación Argentina y la Provincia de Buenos Aires, complementario del Convenio del 11 de noviembre de 1859, el cual es aprobado y ratificado por Ley de
la Confederación del 8 de junio de 1860.
48 CSJN, 27-12-1990, Peralta... (ídem cita 35 -considerando 34).
49 Bidart Campos, Germán, El camino de la Constitución, Revista del Colegio Público de Abogados
de la Capital Federal nº 67, julio 2003, pág. 12.
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i n h e r e n t e s al concepto jurídico de autonomía”.50 (*) A partir de la reforma
de 1994, corresponde el artículo 121
de la nueva numeración.
En el caso “Carrizo Coito”, el dictamen
del Procurador General de la Corte señalaba “La Nación Argentina –en
cuanto integrado conjunto humano-está entrañable e inseparablemente unida, por mandato de su historia, a la
República Argentina –en cuanto estilo
de vida- con sus propios valores simbolizados por la Constitución Nacional
y los derechos por ella protegidos”.51
En situación de emergencia económica, la Corte ha marcado que “la constitución de la unión nacional implica
también la de asegurar su continuidad
y supervivencia. Este es un principio
que proporcionará una guía segura y
perdurable. Cuando los sucesos que
conmuevan a la vida de la sociedad
amenacen llevarla a la anomia y la inviabilidad de la vida política organizada, como puede ser hoy el resultado
del descalabro económico generalizado, del mismo modo que ayer lo fue la
discordia entre las Provincias, allí deben actuar los Poderes del Estado para evitar que se malogren aquellos esfuerzos, dilatados y penosos retrotrayendo al país a estadíos superados de
fragmentación, desorden, falta de un
imperio extendido del derecho. La tarea permanente de “constituir la unión
nacional” tiene por problema central
hoy asegurar la supervivencia de la
sociedad argentina. La sanción del decreto en cuestión debe verse como un
capítulo actual de esa tarea, diferente
a la propuesta en el pasado, como diferentes son sus protagonistas. Pero en
todas las épocas, la finalidad de esa
tarea es en sustancia igual. Son las
exigencias de la vida política de un
país, la razón de ser de sus constituciones. La vida real del país, su situación
económica, política y social son la
fuente eficaz del texto ...”52
Por otra parte, “las garantías contenidas en la Constitución Nacional no son
absolutas, sino que se encuentran limitadas por las leyes que reglamentan su
ejercicio y del ejercicio de las predichas libertades, no puede nunca resultar un efecto distinto de los queridos o
deseados por nuestros constituyentes y
que fueran enumerados en el Preámbulo. El primer objetivo que él se fija es
el de constituir la unión nacional, que
no solamente implica una unión de límites políticos sino la unidad territorial
y espiritual de todos los habitantes del
territorio nacional, una de las expresiones de esta unidad, de este logro
51 Dictamen del Procurador General ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, MarioJusto López, en Carrizo Coito, Sergio c/ Dirección Nacional de Migraciones, Fallos 302:604.
52 CSJN, Fallos 313:1513 (considerando 35). En el caso “Peralta” se declaró la constitucionalidad
del Decreto 36/90, que había implementado el “Plan Bonex” por el cual el Poder Ejecutivo limitó la
devolución de los depósitos a la suma de Australes 1.000.000, abonándose el excedente en Bonos
Externos 1989, medida que se complementó con la Comunicación “A” 1603 del B.C.R.A.
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conseguido luego de luchas fraticidas,
es la adecuada honra a los símbolos
patrios, honra de la que nadie puede
considerarse exento, menos aún amparándose en una libertad constitucional que se entiende como tal en la medida en que no se aparte del marco
principista contenido en el Preámbulo”, agregando más adelante que “la
aplicación de una sanción disciplinaria o penal a los habitantes de nuestro
suelo que no presten la debida honra
a los símbolos nacionales, aparece como la conclusión necesaria de los principios contenidos en el Preámbulo de
la Constitución Nacional, toda vez que
tiende a preservar la unidad nacional”.53 (destacado propio).
2. Afianzar la Justicia
Es, sin duda, el postulado que mayor
expansión ha logrado en el derecho
judicial. La Corte ha interpretado con
laxitud su operatividad y eficacia, afirmando que “el mandato constitucional
concerniente a afianzar la justicia tiene una connotación que debe ser entendida en el sentido más amplio del
valor justicia, es decir, como compren-
sivo de la justicia conmutativa, distributiva y aún social, así como de consecuencias lógicas de lo anterior, tales
como la garantía de la creación de un
órgano judicial imparcial e independiente, que se ocupe de administrar
justicia y de la facultad irrestricta de
los individuos de recurrir a ella en base a un plexo normativo que le brinde
suficiente apoyatura.54
Del propósito de afianzar la justicia,
que se encuentra incorporado al
Preámbulo de la Carta Magna, resulta
la consecuencia de que el servicio de
justicia debe ser irrestricto, por lo que
a tal carácter irrestricto las leyes de
fondo y de forma deben ajustarse.55
La misión de la Corte, como último custodio de las garantías individuales le
impone asegurar que todo individuo
pueda hacer uso del derecho de apelar ante ella, mediante el recurso extraordinario, en el supuesto de que estime conculcados los derechos que la
Constitución reconoce, sin que las razones enderezadas a demostrar la extemporaneidad del agravio autoricen
a preterir en el caso tal doctrina fundamental.56
54 CSJN, 11-04-2000, Ingeniero Héctor Francisco Carrera S.A. c/ Terrenos Golf San Martín S.A.
y/o quien resulte propietario o poseedor a título de dueño. (del voto en disidencia del Dr. Adolfo Roberto Vázquez). El caso trata un planteo de inconstitucionalidad del art. 286 del C.P.C.C.N., en
cuanto exige el depósito previo como requisito de admisibilidad para la queja por recurso extraordinario denegado. El Dr. Vázquez entendió que el depósito previo es contrario a la garantía constitucional de acceso a la justicia y viola el principio de defensa en juicio. En idéntico sentido, expresó
su voto en disidencia en la causa “Romano, Francisco Javier c/ Baquero, Eduardo José s/ recurso
extraordinario”, del 15-07-1997; y en “Marone, Héctor c/ Allois, Verónica D. S/ Recurso de he cho”, sentencia del 26-11-1996.
55 CSJN, Fallos 311:2805 (disidencia del Dr. Adolfo Roberto Vázquez).
56 CSJN, Fallos 310:1797.
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La Corte también aclara que “el objetivo liminar de la Constitución Nacional, de afianzar la justicia, explicitado en su Preámbulo, conlleva la
necesidad de garantizar al justiciable el acceso a la justicia y la obtención de una sentencia en tiempo
propio, de tal manera que se configure un supuesto de su privac i ó n ” .57 Ha entendido, en el sentido
indicado, que el propósito de
“afianzar la justicia” enunciado en
el Preámbulo de la Constitución Nacional exige la necesidad de obtener una rápida y eficaz decisión judicial que ponga fin a los conflictos
y situaciones de incertidumbre, evitando, dentro de los límites de lo razonable y conforme a las circunstancias de cada caso, una dispendiosa y eventualmente inútil actividad jurisdiccional.58
En sentido análogo, ha descripto que la
necesidad de obtener una rápida y eficaz decisión judicial integra la garantía
constitucional de la defensa en juicio y
del debido proceso, y una exigencia,
por lo demás, del propósito de “afianzar la justicia” enunciado en el Preámbulo de la Constitución Nacional.59
En la misma dirección, ha pronunciado nuestro máximo Tribunal que: “El
propósito constitucional de afianzar la
justicia y los mandatos explícitos e implícitos que aseguran a todos los habitantes la presunción de su inocencia, la
inviolabilidad de su defensa en juicio y
el debido proceso legal, se integran
por una rápida y eficaz decisión judicial”.60
Destacando la gravitación de la celeridad del trámite en la eficacia del proceso judicial, el máximo Tribunal ha
advertido que “la necesidad de “afianzar la justicia” impone a la Corte, como intérprete último de la Constitución,
la exigencia de encauzar las actuaciones de modo que ambas partes puedan alcanzar rápidamente el objetivo
que persiguen mediante su actuación
en el proceso, por lo que corresponde
urgir a los magistrados de las instancias anteriores para que, a la mayor
brevedad que les esté permitido, definan la situación procesal del recurrente, evitando el dictado de providencias
que hagan retrotraer nuevamente el
proceso a etapas superadas”. 61
En “Bramajo”62, la Corte afirmó que
57 CSJN, 30-05-2001, Lépori, Alcides José c/ Caja de Seguros de Vida S.A. s/ juicio sumario.
58 CSJN, 10-10-1996, Hussar, Otto c/ ANSeS s/ reajustes por movilidad.
59 CSJN, Fallos 305:474; in re Salvat Editores Argentina S.A. S/ amparo (del voto en disidencia
del Dr. Abelardo F. Rossi)
60 CSJN, 17-10-1978, Mozzatti, Camilo y otros (E.D. 80:703).
61 CSJN, Fallos 315:1553; 315:1940.
62 CSJN, 12-09-1996, Bramajo, Hernán Javier s/ incidente de excarcelación – causa nº 44.891.
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“debe ponderar cuidadosamente los
principios constitucionales a fin de evitar que la aplicación mecánica e indiscriminada de una norma aislada del
contexto de la disposición que reglamenta, conduzca a prescindir de la
preocupación por arribar a una decisión objetivamente justa en el caso
concreto, lo cual iría en desmedro del
propósito de “afianzar la justicia”
enunciado en el Preámbulo de la
Constitución.
En materia de depreciación monetaria, la
Corte declaró su procedencia, fundada
en la exigencia del propósito de afianzar
la justicia, enunciado en el Preámbulo de
la Constitución Nacional .63 Igualmente,
argumenta idéntica finalidad en cuestiones de índole previsional, al establecer, en relación a la ejecución de un
crédito alimentario, la necesidad del
interesado de obtener una rápida y
eficaz decisión judicial que ponga fin
a los conflictos y situaciones de incertidumbre.64
El propósito de afianzar la justicia que
dispone el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional se relaciona directa-
mente con el derecho a la tutela judicial efectiva. Si bien los constituyentes
de 1853 no incluyeron en forma expresa el derecho a la tutela judicial
efectiva, garantizaron a través del artículo 18 la protección del “debido
proceso adjetivo” y del “derecho a la
defensa en juicio” que si bien, en principio, estas garantías fueron concebidas para el proceso penal, es indiscutible que deben observarse en todo tipo de proceso judicial o administrativo. En tal sentido se ha pronunciado la
Corte Suprema: “Las normas sustanciales de la garantía de la defensa deben ser observadas en toda clase de
juicios, sin que corresponda diferenciar causas criminales, los juicios especiales o procedimientos seguidos ante
tribunales administrativos; consecuentemente, no está exceptuado de ello la
legislación militar”.65
3. Consolidar la paz interior
Nuestro Tribunal Supremo hizo referencia a este objetivo en una presentación directa por desaparición de personas (los actores habían deducido
previamente recursos de hábeas cor-
63 CSJN, 05-12-1989, Balpalá Construcciones S.A. c/ Dir. Nac. de Vialidad s/ nulidad de resolu ción. Con anterioridad, la Corte se había pronunciado en el mismo sentido, sentando el principio de
la igualdad estricta de las prestaciones, conforme a las circunstancias del caso, por lo cual “Cuando ese equilibrio (la equivalencia de las prestaciones) se altera a causa del proceso inflacionario,
que al resentir el poder adquisitivo de la moneda disminuye el valor real de las prestaciones, su restablecimiento impone necesariamente el reajuste de la deuda. Sólo de esta manera logra su cumplimiento el propósito de “afianzar la justicia”, que incluye el Preámbulo de la Constitución Nacional y
sólo así –cabe también añadir- queda incólume el derecho a la propiedad que consagra su art. 17”
(CSJN, 11-08-1977, S.R.L. Roses y Cía. c. Karin Bali Laurent; Fallos 298:466).
64 CSJN, 25-08-1988, Rolón Zappa, Víctor Francisco s/ queja.
65 CSJN, Fallos 310:1797; 312:1132, entre otros.
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pus, informando el Poder Ejecutivo
Nacional que las personas en cuyo favor se habían interpuesto no estaban
registradas como detenidas), en la
cual la Corte recordó a los otros poderes del gobierno de la Nación que “se
encuentran también vinculados por el
propósito inspirador del dictado de la
Constitución –que tanto vale como su
propia razón de ser- integrado por los
enunciados del Preámbulo, entre éstos
el de “afianzar la justicia”... y que dado que la privación de justicia antes
mencionada obedece a causas ajenas
a las funciones y competencia específicas de los magistrados, quienes no están en condiciones de remediarla por
su mera actividad jurisdiccional, esta
Corte considera un deber inexcusable
ponerla en conocimiento del Poder
Ejecutivo Nacional y exhortarlo urja
las medidas necesarias a su alcance
a fin de crear las condiciones requeridas para que el Poder Judicial pueda llevar a cabal término la decisión
de las causas que le son sometidas,
en salvaguarda de la libertad individual garantizada por la Constitución
Nacional, sin que ello importe, desde luego, preterir los objetivos de
unión nacional, paz interior y defensa común perseguidos también por
la voluntad constituyente, de la que
no es lícito se desvíe el poder constit u i d o ” .6 6
Una correcta hermenéutica de los preceptos constitucionales indica que éstos y las leyes que los reglamentan han
de interpretarse a la luz y función de
las finalidades fundamentales enunciadas en el Preámbulo, entre las cuales
cabe tener hoy especialmente en miras
las de “consolidar la paz interior” y
“proveer a la defensa común”, habida
cuenta del estado de conmoción interna desencadenado por grupos armados que mantienen en lucha represiva
a las fuerzas de seguridad.67
4. Proveer a la defensa común
La obligación de contribuir a la defensa de la Nación y de su ley fundamental, rectamente interpretada, es una
convocatoria a la defensa de las libertades e instituciones en aquellas reconocidas.68
Durante la vigencia de la Ley 17.531,
que establecía el servicio militar obligatorio, la Corte, con motivo de una
solicitud de exceptuarse del servicio de
conscripción, su incorporación y consiguiente posesión de estado militar por
parte de quien profesaba la convicción
religiosa llamada “Testigos de Jehová”
y, por ende, considerarse equiparado
a la calidad de ministro, novicio o seminarista del culto católico y de los demás cultos reconocidos oficialmente
66 CSJN, 21-12-1978, Pérez de Smith, Ana M. y otros., La Ley 1979-A-430.
67 CSJN, 16-11-1976, Ercoli, María Cristina s/ recurso de hábeas corpus (Fallos 269:372).
68 CSJN, Fallos 315:325; 17-3-1992, Juan Carlos Abella y otros s/ rebelión – Recurso de hecho
(causa nº 238/89).
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(exenciones establecidas en el art. 32,
incs. 2º y 3º de la referida ley), se
pronunció en el sentido de que “los derechos que el recurrente estima vulnerados en su caso –arts. 14, 19 y 33 de
la Constitución Nacional- no lo sería
en virtud de disposiciones legislativas
sino de preceptos de la misma jerarquía constitucional que aquéllos: tales
el art. 21 de la Carta Magna, que establece que “todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución
... y el objetivo enunciado en el Preámbulo de “proveer a la defensa común”.
En tal situación no corresponde poner
en pugna esos mandatos imperativos
con la enunciación de aquellos derechos con el fin de eludir el cumplimiento de los segundos, habida cuenta que
en éstos no se trata de las “acciones
privadas” que sustrae la Ley Fundamental a la autoridad de los magistrados sino de actitudes del foro externo
que tocan al orden público (art.
19)”.69
Posteriormente, en un caso similar, la
Corte advirtió que jurídicamente la libertad de conciencia, en su ejercicio,
halla su límite en las exigencias razonables del justo orden público, del
bien común de la sociedad toda y en
la protección de la existencia y de los
legítimos derechos de la Nación misma; finalidades éstas que obviamente
inspiraron las disposiciones constitucionales supra citada ... y el objetivo
enunciado en el Preámbulo de “proveer a la defensa común”.70
Años más tarde, en el caso “Portillo” 71
si bien confirmó la sentencia apelada
en cuanto condenaba al recurrente a
prestar el servicio militar obligatorio
en las Fuerzas Armadas en consideración a la obligación de contribuir a la
defensa de la Nación y de su Ley Fun damental, reconoció, como principio,
el derecho de los ciudadanos a que el
servicio de conscripción pueda ser
cumplido sin el empleo de armas, con
fundamento en la libertad de cultos y
de conciencia.
5. Promover el bienestar general
La Constitución Nacional encarga al
gobierno federal proveer lo conducente a “la prosperidad del país, el adelanto y bienestar de todas las provincias”, en consonancia con el elevado
propósito contenido en el Preámbulo
de “promover el bienestar general” y
ese encargo está dado a la Nación
porque nuestros constituyentes com-
69 CSJN, 21-06-1983, Falcón, Javier Ignacio s/ insubordinación (Fallos 305:809). En el caso se
confirmó la sentencia del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que había condenado al recurrente por el delito de insubordinación previsto en los arts. 667 y 668 bis del Código de Justicia Militar, como consecuencia de su negativa a vestir el uniforme una vez incorporado al servicio militar.
70 CSJN, 26-10-1982, Lopardo, Fernando Gabriel s/ insubordinación (Fallos 304:1524).
71 CSJN, 18-04-1989, Portillo, Alfredo s/ infracción art. 44 de la Ley 17.531 (Fallos 312:496).
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prendieron que, tratándose de un país
con tan vasta extensión territorial, los
elementos aislados de cada provincia
no podían bastar al desarrollo de sus
propias riquezas.72
El contenido actual del objetivo preeminente de “promover el bienestar general” consiste en ordenar la actividad
intersubjetiva de los miembros de la
comunidad y los recursos con que éste
cuenta con vistas a lograr que todos y
cada uno de sus miembros participen
de los bienes materiales y espirituales
de la civilización. 73
El máximo Tribunal de nuestro país se
ha referido a los objetivos trazados en
el Preámbulo, al señalar que “nuestra
Ley Suprema no ha reconocido derechos absolutos de propiedad ni de libertad, sino limitados por las leyes reglamentarias de los mismos, en la forma y extensión que el Congreso, en
uso de su atribución legislativa lo esti-
me conveniente a fin de asegurar el
bienestar de la Nación, cumpliendo
así por medio de la legislación los ele vados propósitos expresados en el
Preámbulo” (énfasis propio).74 En la
misma directriz señaló que “En correspondencia con los fines enunciados en
el Preámbulo de la Constitución, el
Congreso cuenta con las facultades necesarias para satisfacer los requerimientos de la sociedad, poner fin a los
estados de emergencia y conjurar
cuanto ponga en peligro la subsistencia del Estado”.75 También invocó el
elevado propósito contenido en el
Preámbulo, como síntesis que encierra
la acción del gobierno dirigida a impulsar el desarrollo de las fuerzas sociales.76
Corresponde a los poderes del Estado
proveer todo lo conducente a la prosperidad del país y al bienestar de sus
habitantes77, lo que significa atender
a la conservación del sistema político y
72 CSJN, 02-04-1998, Operadora de Estaciones de Servicio S.A. (OPESA) y otros c/ Municipalidad de Escobar s/ amparo.
73 CSJN, Fallos 294:83.
74 CSJN, 13-03-2001, Hospital Británico de Buenos Aires c/ Estado Nacional (Ministerio de Salud
y Acción Social).
75 CSJN, 27-12-1990, Videla Cuello, Marcelo Suc. De c/ Pcia. de La Rioja s/ daños y perjuicios.
76 CSJN, 22-12-1987, Estado Nacional c/ Santiago del Estero, Pcia. de s/ nulidad por inconstitu cionalidad ley 5379 y decreto D. 3017.
77 En una antigua publicación, Sartori enfatizaba: “El hombre occidental tiene bastante libertad y
se ve tentado por el brillo de la prosperidad; consecuentemente, da un valor cada vez menor a la libertad individual y cada vez mayor al bienestar y seguridad económicos. Su ideal viene a ser el sé curisme, el culto a la seguridad. Se interesa menos por la importancia de un Estado constitucional
que garantice sus libertades, y desea con intensidad creciente un Estado protector que satisfaga sus
necesidades y le prodigue bienestar. Y este Estado protector tendrá que ser enorme y estar en continuo crecimiento, ya que la espiral de las necesidades no tiene virtualmente límite: pues al final, como dijo Hegel, “ya no será la carencia (la necesidad) sino la opinión (el deseo) lo que tendrá que
satisfacerse”” (Sartori, Giovanni, Aspectos de la democracia , Universidad de Florencia, Editorial Limusa-Wiley S.A., México, 1965, pág. 447).
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del orden económico, sin los cuales no
podría subsistir la organización jurídica sobre la cual reposan los derechos
y garantías individuales. 78
En el ámbito previsional, nuestro Alto
Tribunal ha afirmado que “armoniza
con la hermenéutica de las leyes que
surge del objetivo preeminente de promover el bienestar general, interpretar
que la jubilación constituye la prolongación, después de la cesación regular
y definitiva de la actividad social laboral del individuo, de la remuneración,
como débito de la comunidad por el
servicio que él ha prestado; en consecuencia, el principio básico que se privilegia es el de la necesaria proporcionalidad entre el haber de pasividad y
el de la actividad”. 79
6. Asegurar los beneficios
de la libertad
Nuestra Constitución establece, en su
primera parte, un esquema de ordenada libertad que está conformado por
los derechos básicos de los individuos.
Se constituye así una trama de ubicación de los individuos en la sociedad
en la que se entrelazan derechos explícitos e implícitos y en la cual la libertad
individual está protegida de toda im-
posición arbitraria o restricción sin
sentido.80
En el caso “Kot”, interpretando en sentido amplio la protección de la libertad
personal o corporal, la Corte expresó
que “… la Constitución, que es la ley
de las leyes y se halla en el cimiento de
todo el orden jurídico positivo, tiene la
virtualidad necesaria de poder gobernar las relaciones jurídicas nacidas en
circunstancias sociales diferentes a las
que existían en tiempos de su sanción.
Este avance de los principios constitucionales, que es de natural desarrollo y
no de contradicción, es la obra genuina de los intérpretes, en particular de
los jueces, quienes deben consagrar la
inteligencia que mejor asegure los
grandes objetivos para que fue dictada la Constitución. Entre esos grandes
objetivos, y aún el primero entre todos,
está el de “asegurar los beneficios de
la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en
el suelo argentino” (Preámbulo)” (el
énfasis es del original). 81
El mismo fallo citado, más adelante,
reafirma: “La Constitución está dirigida irrevocablemente a asegurar a todos los habitantes “los beneficios de la
78 CSJN, Fallos 313:1513.
79 CSJN, Fallos 294:83.
80 CSJN, Fallos 308:2268.
81 CSJN, Fallos 241:291 (del voto de la mayoría: Dres. Alfredo Orgaz – Benjamín Villegas Basavilbaso – Juan Carlos Beccar Varela).
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libertad”, y este propósito, que se halla en la raíz de nuestra vida como Nación, se debilita o se corrompe cuando
se traducen distinciones que, directa o
indirectamente, se traducen en obstáculos o postergaciones para la efectiva
plenitud de los derechos”. 82
bertad y la integración de los extranjeros a la Nación; estos principios se encuentran explícitamente manifestados
en el instrumento donde se plasmó de
un modo explícito las direcciones
adoptadas en la formación y organización de la nacionalidad. 85
La Corte ha apuntado que “es imposible, sin incurrir en un grave desgarro,
escindir el objeto de asegurar los beneficios de la libertad” (Preámbulo) del
manifiesto propósito de garantizar el
derecho a publicar las ideas sin censura previa: art. 14 de la Constitución
Nacional”.83 En la misma directriz
asevera que “entre las libertades que
la Constitución Nacional consagra, la
de prensa es una de las que poseen
mayor entidad”.84
En el campo de este objetivo enunciado por el Preámbulo, se protege la libertad política “como único medio de
asegurar la libertad civil”, advirtiendo,
no obstante, el Supremo Tribunal ciertos límites al ejercicio de ese derecho,
pues “habría manifiesta incongruencia entre los propósitos enunciados en
el Preámbulo de la Constitución y la interpretación que atribuyese el derecho
de reunión una extensión que permitiera emplearlo para entronizar la tiranía
o un sistema político que llevara a lo
mismo. Que el estatuto constitucional
que rige nuestros destinos desde hace
más de 88 años tiene, entre sus propósitos fundamentales declarados en el
Preámbulo, de asegurar la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y
para todos los hombres del mundo que
quieran habitar el suelo argentino. Este principio constituye parte principal
del orden público al que, por consiguiente, débenle acatamiento no sólo
los habitantes sino también, y por razones obvias, más especialmente los
La libertad es claramente afirmada a
lo largo de todo el texto de la Constitución Nacional, y hallamos expresamente mencionados derechos que a
ella se vinculan, entre otros en los artículos 14, 15, 17, 18, 19, 28, 29, 32,
33. El llamado a los extranjeros, el reconocimiento de sus derechos civiles y
el fomento a la inmigración se hallan
en el Preámbulo, y en sus artículos como el 20, 25, 67, inc. 16, 107. En el
programa de la Constitución Nacional
se hallan incluidos el principio de li-
82 CSJN, 5-9-1958, Kot, Samuel S.R.L. S/ hábeas hábeas (Fallos 241:291).
83 CSJN, 08-09-1992, Servini de Cubría, María Romilda s/ amparo (S.303-S.292).
84 CSJN, 09-12-1993, S.A. La Nación s/ infr. Ley 11.683 ( Fallos 316:2845).
85 CSJN, 29-06-1989, Stegemann, Oscar Antonio s/ apelación de resolución del Registro del Esta do Civil y Capacidad de las Personas (disidencia del Dr. Carlos S. Fayt) (Fallos 312:1121).
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extranjeros incorporados o en vías de
incorporarse a nuestra nación. 86
En la órbita de este propósito preambular, se resguarda también la libertad
de conciencia. La Corte ha resuelto
que “la Constitución Nacional garantiza la libertad de conciencia pero no
garantiza la incorporación al orden
positivo de contenidos ético-religioso
correspondientes a ninguna creencia
en particular... El derecho a la privacidad y a la libertad de conciencia es
aquél que asegura que todo habitante
de la Nación goza del derecho a ser
dejado a solas por el Estado –no la religión, la moral o la filosofía- para asegurar la determinación autónoma de
su conciencia cuando toma las decisiones requeridas para la formulación de
su plan de vida en todas las dimensiones fundamentales de ella, plan que le
compete personalísimamente y excluye
la intromisión externa y más aún si es
coactiva”.87
Asimismo, ha resaltado el alto valor de
la libertad ambulatoria con fundamento en el Preámbulo y en los artículos 15
86 CSJN, 10-12-1941, Spagnol, Amador,
191:388).
y 18 de la Constitución Nacional.88
IV. Epílogo
El esquema delineado de la trayectoria
jurisprudencial de la Corte nos revela
la instalación de criterios de amplia
receptividad de los objetivos liminares
del Preámbulo de nuestra Carta Fundamental, en el cual, según sus palabras, “están fijadas las grandes metas
de la política del Estado”.89
La doctrina que ensaye el Superior
Tribunal fijará el cauce de los pronunciamientos de los tribunales inferiores, y se erigirá en la medida del
control que éstos ejerciten sobre las
leyes y actos estatales90, como así
también en la densidad del reconocimiento a los derechos y garantías individuales, pues como bien sentencia
el maestro Eduardo J. Couture: “el
instante realmente dramático es aquel
en que el juez, modesto o encumbrado, ignorante o excelso, profiere su
solemne afirmación implícita en la
sentencia: esta es la justicia que para
este caso está anunciada en el Preám-
Álvarez de Schuster, María Elena y otros (Fallos
87 CSJN, Fallos 308:2268 (voto del Dr. Enrique S. Petracchi).
88 CSJN, 08-03-1988, López Rega, José s/ testimonio de prisión preventiva (causa nº 4619).
89 CSJN, 02-04-1985, Gustavo Jorge Nordensthol c/ Subterráneos de Bs. As. S.E. s/ Despido.
90 CSJN, Fallos 320:2851, 17-12-1997, Rodríguez, Jorge –Jefe de Gabinete de Ministros de la Na ción: “La Corte, en su condición de intérprete final de la Constitución, reivindica, protege y preserva
para el Poder Judicial de la Nación el control de constitucionalidad de los actos de los otros departamentos del gobierno federal siempre que se verifiquen los recaudos exigidos por una antigua y
consolidada doctrina”.
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bulo de la Constitución”. 91
Concluimos esta ceñida revisión reafirmando la necesidad de que la Corte
Suprema alumbre la jurisprudencia
constitucional92 desde los principios
esenciales que abraza nuestra Ley
Fundamental, no para exornar sus
pronunciamientos con galas retóricas,
sino para reconocerles operatividad
directa, como único modo de salvaguardar la libertad y el bienestar de
todos los habitantes de este suelo argentino.93 El itinerario esbozado nos
permite ser optimistas en la senda indicada.
91 Ferrajoli apunta: “La jurisdicción ya no es la simple sujeción del juez a la ley, sino también análisis crítico de su significado como medio de controlar su legitimidad constitucional. Y la ciencia jurídica ha dejado de ser, supuesto que lo hubiera sido alguna vez, simple descripción, para ser crítica y proyección de su propio objeto; crítica del derecho inválido aunque vigente cuando se separa
de la Constitución; reinterpretación del sistema normativo en su totalidad a la luz de los principios
establecidos en aquélla; análisis de las antinomias y las lagunas; elaboración y proyección de las
garantías todavía inexistentes o inadecuadas no obstante venir exigidas por las normas constitucionales” (Ferrajoli, Luigi, ... op.cit., p. 68).
92 Rodolfo Piza, Presidente de la Sala IV (Sala Constitucional) de la Corte Suprema de Costa Rica, describe la influencia de la Justicia Constitucional en el desarrollo del derecho, al sostener que “Sin ninguna exageración puede decirse que la Justicia Constitucional es el tema central de nuestro tiempo, y nuestra gran contribución al derecho del próximo milenio; o lo que es equivalente, nuestra gran contribución a la justicia y la libertad y, por ende, al orden y paz sociales. No porque el Derecho los traiga
siempre consigo, sino porque sin Derecho no hay justicia, ni libertad, ni orden ni paz posibles; y además, en lo que hace a la Justicia Constitucional, porque ésta ha llegado a ser, precisamente, herramienta insustituible para alcanzar y garantizar esa justicia, ese orden y esa paz”. Cfr. Piza, E. Rodolfo, Jus ticia Constitucional y Derecho de la Constitución, Ed. Juricentro, San José, 1993, pág. 11; citado por
Durán Ribera, Willman Ruperto, Las líneas jurisprudenciales básicas del Tribunal Constitucional, Academia Boliviana de Estudios Constitucionales, Ed. El País, Bolivia, 2003, pág. 12).
93 CSJN, Fallos 317:874, 18-8-1994, A.T.E. San Juan, Secretario General Héctor Sánchez s/ jui cio político – inconstitucionalidad. La Corte hizo referencia, en esa oportunidad, a la función que la
Constitución Nacional ha asignado a ese Tribunal: “ser el guardián de los derechos y garantías por
ella consagrados y el intérprete final de sus preceptos” (del voto de los Dres. Julio S. Nazareno y
Guillermo A. F. López – considerando 4º).
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