la cuestión de melilla tijeretazos notas

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F*i^Erv^.A
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REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN, MAYOR 24
,E.i la P8ni|i8'.ila.—Un ices, 2 {¡tas.—Tres mesa^, 6 íd.—Extranjero.^Tres meses,
H'üó id.—La suscripción empezaáá contarse desde l.''y 16 de cada mes.—La
correspondencia á la Administracián.
MIÉRCOLES 9 DE MAYO DS 1894.
LA CUESTIÓN DE MELILLA
cornetas y tambores, felizmente
restablecidos éstos últimos por el
g e n e r a l López Domínguez; vi la
•Y X^A,
b i z a r r a caballeria y la artillería
briosa en lo alto de la calíe de Alcalá, y en la contemplación de este
espectáculo soberbio, contesté afirSor. dos cosas corapletameate distintas; pues mientras nuestras tropas salen de m a t i v a m e n t e á la p r e g u n t a que me
Melilla, cada día Udgan á C¡irtagena mayores partidas de la sin rival Legia jabono- sirve de e p í g r a f e .
sa, vendiéndose en los puntos siguientes:
Se dilató mi corazón respirando
Cooperativa del Ejército y Armada, ealle de Jara: Droguería de D. Juan Vilagrán, calle del á prisa. ¡Ay, pero la expansión de
Carmen; D. Tomíts Sova, calle de Osuna; D José Riiíz Navarro, Comedias 5; D. José Andrea
Costa,, San Francisco esquina Palas, Sia. Viuda é liros ds Pie», plaza de las Verduras; don sus movimientos de sístole y diásJosé García y García, calle del Carmen esquina á la de San Roque; Droguería de D Adolfo tole duró bien poco! E! poco tiemFernández, calle de San Miguol esquina á la de Jara; D. José Casanovas, Serreta 5; D.José po que tardó mi vista en fijarse en
Pagan, Aire 8; D. Víctor JLutinoz. plaza del Sevillano .5: Di'oguería df, los Sres. Cánovas her- la lista civil de la procesión. Y dimanos. Mayor 18; D. Francisco Balibrea, Serreta frente á la Caridad; D. Agustín Conesa, go e.sto de lista, en el sentido de
calle de Canales; Don Ángel Solano, enfrente de la Caridad; D. Jasé León Costa, Duque esquina á la plaza de San Leatulró; Droguería calle del Duque iiúm. 17; D. Antonio Navas, ca- enumeración de personas civiles. Y
lle de ia Palma; Sra. Viuda í' hijos de Máximo Gutiérrsz, Verduras 14; D, Ginés García Camí- vi á un alcalde, prcaidüute de la
nate, Caballos 1; D. Jup.!i Sljca, Lizaua 1; D » Francisca Rubio, plaza Roldan; D. Juan Ce- fiesta, que á p r i m e r a vista se conocilia, Ángel 36; D. Gerónimo Martínez, callo del Aire 2; D. Giués Ra,i Barbare, Cu* tro Santos ce del pie de que cojea, y vj á una
15; D. José Guillen, San ^''ernando .57; D. Cecilio CutiUas, Serreta.
porción de oaballeros muy dignos
Para los podidos dirigirse al único representante sa las provincias d» Albacste, 'Murcia, Ali- y e l e g a n t e s , que en nada se p a r e cante y Almería, D. Fernando Gimónsz de Boreuguer, San Fernand» 89, pra!. Cartaguna.
cían á los m a n d o s y chisperos que
en 1808 def«ndieron la p a t r i a con
HUERTAS Y JARDINES
«degenera» d« día en din como las sus entusiasmos vehemontes, con
r a z a s d e g e n e r a n , según m u y for- sus a r m a s bien t e m p l a d a s y,con sus
m a l m e n t e a s e g u r a n losetiologistas. vidas sacrificadas á la a r r o g a n c i a
Ciran surtido en herramental agrícola
arados, espino artiflci.il, palas, aza- Y dirás ¡oh, Teótimo a m a d o ! por- ambiciosa de los franceses.
das comunes, azadas p a r a viñas, le- que asi, en tono pesimista me exY pensé en el alcalde de Móstoles,
gones, uzadillas, sacadores de plan- preso. Pues te lo diré concreta- y en la epopeya del dos de m a y o ,
tas, horquillas, croíks, bombas, m e n t e .
y dirigiéndome á la muchacha bePasó la fiesta del dos de m a y o . Y llísima q u e estaba ñ mi izquierda
bombitas, fuelles p a r a azufrar, tijeen lo alto de la expléndida calle de dije:
'•as pkra podar.
Efectos de adorno y recreo, 'ná- Alcahl, a c o m p a ñ a d o — ó acompa—¡Ay, V e r e m u n d o ! L o s d i o s e s s e
celas y macetoiies en diferentes y ñando—á bellísima y gentil mucha- van... ; T a m b i é n so v á la nAtria...?
C A L I X T O BALLESTEKO-S.
artísticas clases, pedestales, jardi- cha eu quien demostró la Providenn e r a s , caprichos de surtideros, si- cia todos los prodigios de q u e es
llas, bancos, mesillas y mecedoras, capaz su voluntad omnímoda, prea m a c a s , niuebíe útilísimo y de ex- sencié el desfile d e las t r o p a s y la
quisito confort p a r a pasar cómoda- procesión que hemos convenido en
mente las calurosas siestas del es- l l a m a r cívica, p a r a distinguirla de
las otras procesiones con que se hatío.
o todo ó nada.
ce «sensible» el culto á las religioT O D O EN E L M U S E O COMERCIAL.
He ahí lo que dice en concreto la «Ganes positivas.
— P U E R T A DE M U R C I A , 38, 40 Y 42
ceta de Alemania del Nort«,» al tratar de la discusión de los tratados de
Vi aquellos inválidos, del cuar
comercio y de ios obstáculos que se le
tel de los ídem, a r r a s t r a n d o sus
oponen en las Cortes.
¿HAY PATRIA, VEREMUNOO?
piernas de palo y colocados sus braO la firma en el tratado conTenido ó
zos en lustrosos cabestrillos^ invá- la guerra de tarifas,
(Colaboración inédita.)
lidos que simbolizaban glorias miPor mal camino ha echado el perió¡Ay, no lo sé, Teótirao amigo! l i t a r e s de esta patria, q u e existía dico alemán.
Poro en v e r d a d te digo q u í si por a u n en los tiempos de V e r e m u u á o ,
Vi las tropas de m a r c i a l contilas manifestaciones e x t e r n a s del
Ahora resulta que aquellas calcinapatriotismo h a de j u z g a r s e d«l con- n e n t e , desfilando al compás de las eioms de minerales de cobre al air« licepto de !;•. piUrla, este conc«pt» músicas militares^ de las b a n d a s de bre, que s« hacían en Huelva, eran per-
Pr
DE lOSE IGNACIO MIRABET.
TIJERETAZOS
INÚra 9T5»3
I^OÍ:;AT.-.
CONDICIONES:
El pago será sierupre adelantado y en metálico ó en letras de fácil cobro.—Co
rresponsíilfcs on París, A. Lorette, rnéi'Oanmartin, 61, y J. Jones, F«uboar
lÍMiímaitre, 31.
judiciales no solo á la agricultura sino
también á las empresas miaeras.
¡Y para venir á ese resultado se ha
agitado al pai» poniéndole en ocasiones
al borde del abismo!
NOTAS
La cuestión de Meiillti lleyatéazls de
no concluir.
Tras de los Miíesos (fcsarrollados en
Los artistas en pelo, de la alegre Se- el camiJO déla plaza africa'na Irfembavilla se han declarado en huelga.
jada á Marruecor, tras de la embajada
Y no dejan d« tener razón los huel- el debate en él Congreso y deepné» de
guistas.
esto lo que Dios quiera. Els decir, na; lo
No piden aumento de «alario sino que que quieran los riff'eHos.
termine el trabajo á las nueve de la noPasemos por alto la caza de los béirche los días no feriados y í las tres de cos pescadores á tiro limpio; dejemos
la tarde los dí;is ue fiesta.
aparteinvestígar si fue pedrada riffeCa
Están muy en su punto esas peticio- ó no la causa de la muerte de un oficial
n«s.
de nuestro ejército acaecida recienteEl hombre ha nacido para algo más mente; no teiigamos en cuenta si lo que
que para matarse trabajando.
se llamó agfesiÁi á nuestros soldados
fue agresión de verdad ó fee que los
El impuesto sobr» los coches de lujo moros corrían la pólvora, aunque pare- •
ha echado por tierra la industria guar- ce que lo que corrían era el plomo senicionera y la de consitruccióa de c:;- gún las maestras que se encontraron
rruajes.
después, y vengamos alo último, á la
Da eso se habló cuando el Sr. Gama- noticia fri'sca, reciente, venida directazo publicó su celebro reglamento para mente de MeMlia.
-'
"
cobrar aquella contribución.
La kabila de Mazuzas se ha alborotaSolo que entonce3 se hablaba oti hi- do por si al sultán se le d«sbe hwér tal
pótesis.
recibimiento 4 tal otro. La discusión en
Y ahora se habla en presencia de la este punto hm sido tan empeniidii' qtie
ruina de aquellas industrias.
han echado mano á los fusiles y á tas
Pero ya verán los guarnicioneros y gumías y se han dado de tiros y tajos,
los constructores de carruajes como no ensangrentando ei campo-de batalla soles hace caso el sucesor de D. Germán. bre el cual han quedado varioé'muertos
y muchos heridos.
Ahora resulta que aquel ejército de
Hasta aquí las noticias. Ahora venobreros en huelga que se dirigió á la re- gamos á los comentarios que ion sabro»
sidencia del presidente de los Estadossos.
Unidos, no come*^ió atentado, ni insultó
¿Porqué se han,alborotado los de Maá la policía, ni ésta hizo tuegu ui u^^^j •¿niñf ¿Acaso por que un oanuo quena
recibir al sultán con gran pompa y el
muertos ni heridos.
«Lo que hub')—según «El Imparcial» bando contrario quería recibirlo con
—es mucha imaginación en los telegra- pompa mayor?
mas de Fabra y compañía.»
No es creíble; por uu popo más ó un
¿A que resulta después de todo que poco menos no se pelea nadie aunque
ni siquiera ha habido huelga en Was- sea moro; por Ip que se,pelea todo el
hington?
mundo, y los rifíenos también, es por
tropezar con un obstáculo que dificulta
Noticia de sensación:
deseos vehementes de hftcer algo.
«La escuela de tauromaquia que haUna cosa así debe haber ocurrido en
bía establecida en Sevilla, se ha cerra- Mazuza. Los habitantes de la kabilase
do por falta de recursos para su sosteni- habrán dividido en dos bandos; el uno
miento.»
querrá hacerle un recibimiento suntuo¿Pueshay más que pedirle una sub- so al sultán; el otro querrá recibirlo &
tiros ó algo menos y de ahí la disputa,
vención al gobierno?
Pero que no se entere el maestro de la coalisión y los muertos y' heridos.
Y es que á los rifféfios'les" há sentado
Benagalbor.
Ni los demás maestros que no co- muy mal que se les haga pagar la indemnización de guerra y mucho peor
bran.
que se les trate de castigar.
se
BIBLIOTECA DE EL ECO DE CAIiTAGENA. 528
halle decidida. Es lástima que un hombre como él,
muera en la ignorancia y he escogido un himno,..
— Podáis llevárms á donüe está?
—La tarea no es diflcil, aunque tejio que vaestra
presencia aumente sus pesares.
—No habJeis más; iudicadme el camino.
Ojo de Halcón se puso de nuevo la cabeza de oso y
dando el ejemplo á su compañero salió de la caballa.
Por el camino, David participó al cazador que ya
había hecho una visita á Unca.s, sin que nadie se
opusiera.
La cabana en que Uncas se hallaba preso astaba
en el centro de las viviendas y en una situación tal,
que era muy difícil acercarse á ella sin oer visto. Pero el cazador no tenía el propósito de entrar furtivamente. Contapdp con su disfraz, tomó el camino más
direcío para dirigirse allí.
La hoía avap^á^a de la noche le favorecía más
que todas las préüaüci'ones que hubiera podido tomar. Los muchachos, estaban durmiendo su primer
'!^,**9ií*VHiirÍípes y sus majefes habían vuelto á sus
^i* ---If'l? W ' i ^ ^ e í ^ n . fñás que cuatro ó cinco guerrerosqd'éVigñátfiit^'iiíjprisiqnero, jr que de' tiem|0
bn íÍBinpo alargaban el cuello para observar si la flrmeza del prisloaeio decaía.
Al ver avanzar i ' l á Óama con el oso & quien tomaban por su hechicero más fatooso, los dejaron pa-
EL ULTIMO MOHICANO.
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sar sin oposición, pero sin mostrar intención de sepa
rarse de la puerta, Al contrario, se aproximaron más,
sin duda por la curiosidad de ver las misteriosas ceremonias que según supcaían iban á tener lugar.
Ojo de Halcón tenia poderosas razones para guardar silencio. Por lo mismo, había prevenido á David
que el debía hacer los gastos de la conversación, haciéndole minuciosas advertencias, que este aprovechó mejor de lo que era de esperar.
—Los Delawares son mujeres, dijo David dirigiéndose á un Huion que entendía algo el inglés y que
mostraba cierta predilección por el cantor; los Yengeese, mis compatriotas, han sido bastante locos para ponerles el tomahawk en la mano. Mi hermano no
estaría contento, si viera e\ Ciervo-Agil pedir enaguas y llorar delante de los Hui-ones cuando esté atado al poste?
Una exclamación de asentimiento probé la satisfacción con que el salvaje vería aquella degradante debilidad del enemigo de su nación.
— - P t t e l bien, apartaos un peco y el hombre sabio
soplará íobre el perro.—Decidlo á mis bermanos.
El Hurón explicó á sus companeros lo que David
acababa de decirle, y estos no dejaron de manifestar el placer que les cansaría aquel refinamiento de
crueldad.
5,i2
BIBLIOTECA DE EL ECO DE CAETAGENA.
al primero era el producto de sus ha zafias de la noche anterior.
—Partamos, dijo Uncas.
—Para ir adonde?
—Al campamento de las Tortugas. Son hijos de
mis padres.
—Sin duda, sin duda, creo muy bien que la misma
sangre corre en vuestras venas, pero el tiempo y la
separación pueden haber cambiado algo el celnr.—Y
que hacemos de los Slingos que están á la puex'ta?
Son seis, y el cantor no podemos contarlo.
— Los Hurones son unos fanfarrones,, dijo Uncas
con aire de desprecio. Sxítotein es el alce,' y andan
como caracoles; el de los Delawares es la tortuga,
pero corren más de prisa que el gamo.
—Si es verdad lo que decís. Estoy convencido
de que corriendo ganáis á toda la nación. Pero los
hombres blancos tienen más fuerza en los brazos que
en las piernas, y por lo que á mi hace no temo a ningiin Hurón cuerpo á cuerpo, i)ero si se trata de correr creo que será más listo que yo.
Uncas que ya se había aproximado á la puerta retrecedló, y fue á colocarse al otro extremo de la cabana. El cazador octip^do en sus propios pensamientos no lo notó.
,
—Después de todo, no es justo encadenar las cualidades propias de un hombre á las de otro. Por tan-
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