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LATERCERA Sábado 25 de abril de 2015
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Cultura
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VIENE DE PAG. 95
tes habían disfrutado dentro del museo, puedan tenerla, como aplicación descargable, fuera de él. El museo imaginario en un teléfono.
¿Para qué ir, entonces, tan lejos?
Hay quienes, como Maria Hlavajova, directora de BAK (basis voor actuele kunst, fundación de arte contemporáneo) en Holanda, han discutido la idea de “cero visitantes”,
sosteniendo que eso no significa cero
público, sino que sugeriría que una
institución artística ha llegado más
allá de sus paredes. Por supuesto,
hay quienes sostienen que nada puede sustituir el contacto directo con
la obra de arte.
La importancia de la “interactividad” se relaciona con el desarrollo
tecnológico en cuanto a comunicaciones e información. Y de manera
comprensible, los museos de ciencia
han creado nuevas formas de experimentarla, como ver el planeta Tierra y sus cambios atmosféricos en un
holograma de tres dimensiones,
como hizo el Science Museum. También hay formas en que la tecnología se usa para captar de manera
nueva objetos de siempre. En la exitosa exposición Vidas antiguas, nuevos descubrimientos, en el British
Museum de Londres, los investigadores utilizaron los últimos avances
tecnológicos para desvelar los secretos de ocho momias de las 120 que
forman su colección. Mediante un
escáner de tomografía computarizada analizaron las momias capa por
capa para luego construir una imagen en tres dimensiones en que se
podía determinar, bajo los vendajes,
cuál era su aspecto, qué edad tenían
al morir, qué enfermedades padecían y cómo fueron embalsamadas.
Una de las muestras importantes
en el MoMA de Nueva York es una
incursión en una vanguardista estrella del pop, con una exposición que
al parecer no necesita subtítulos:
Björk (abierta hasta junio). Es una
retrospectiva dedicada a la cantante islandesa montada como una
exhibición de capas diversas: instrumentos, representaciones teatrales,
objetos, una inmersión en una experiencia sonora, además de visualizaciones —desde fotografías a videos
musicales y películas— de su carrera de más de 20 años.
El crítico estadounidense Hal Foster,
en un artículo de hace un mes en la
London Review of Books (”Después
del cubo blanco”) se preguntaba para
qué están los museos y sus dilemas.
Allí planteaba como uno de los problemas el de las distintas escalas del
arte y sus diferentes espacios de exposición: del interior decimonónico del
departamento burgués en que se colgarían los cuadros, hasta, a medida
que el arte se vuelve más abstracto y
autónomo, un espacio expositivo de
supuesta neutralidad y ausencia de
ornamento (el “cubo blanco”) y su
desplazamiento, junto a la emergencia del video como medio dominante, hacia la “caja negra”; o la
presión hacia espacios amplios que
puedan contener cuadros de dimensiones inusuales (como los de Pollock
o Barnett), u obras elefantíasicas
(Richard Serra). El museo Guggenheim
Bilbao de Frank Gehry fue originalmente pensado como depósito de
estas obras inmensas.
Quien hoy por hoy es el Secretario
de la Royal Academy of Arts inglesa,
Charles Saumarez Smith, en un artículo
El caso del
MoMA según
su director
RR Hasta el 7 de junio el MoMa de Nueva York exhibe una retrospectiva completa de la cantante
islandesa Björk, que ha implicado integrar múltiples elementos audiovisuales. FOTO: MOMA.
RR Historiador del arte y desde 1995
director del MoMA, Glenn D. Lowry,
quien tiene una espacial dedicación
por el arte contemporáneo dentro
de la institución, señala: “En el Museo de Arte Moderno desarrollamos
nuestros programas basados en intereses curatoriales. Aunque siempre estamos preocupados por la expansión y la ampliación de nuestro
público, nuestra atención se centra
en asegurar que tenemos un programa inteligente y dinámico de exposiciones y eventos relacionados que
hablan de la amplitud y calidad de
nuestra colección”.
Por supuesto, entiende que la curatoría se da al interior del museo
y no, como algunos (por ejemplo,
la super estrella de lo curadores
actuales, Hans Ulrich Obrist), fuera del museo.
Señala Lowry: “Como un ejemplo,
nuestra exposición actual sobre arquitectura latinoamericana de mediados de siglo es el resultado de
años de investigación y estudio en
la región. Funde el material histórico y de archivo de una manera
fresca y contemporánea, incorporando películas, modelos arquitectónicos nuevamente construídos e imágenes digitales aportadas por el público”.
RR Las visitas guiadas a colegios no dejan de ser clave en la mediación del Bellas Artes. FOTO: MNBA.
célebre, “El futuro de los museos”,
lamentaba tener que aparecer como
el “pesimista cultural”, pero señalaba
que le parecía que no todo cambio es
para mejor. Antes que mirar al futuro
siguiendo acríticamente cualquier
tendencia, lo importante era considerar lo esencial de un museo. Algo
sabe de ellos, pues fue director de la
National Portrait Gallery (1994-2002)
y de la National Gallery (2002-2007).
Percibía algunas tendencias principales
en el análisis de la evolución futura de
los museos: el impacto de las nuevas
tecnologías, la creciente hibridación
de comercio y cultura y la reducción
del mundo del objeto. Frente a eso se
muestra bastante escéptico: se necesita
información, pero ella no sustituye
a la observación directa; los museos
no deben necesariamente estar guiados
por los mismos principios que el
mercado; y ellos deben representar “el
culto de lo real”, del objeto.
¿Qué pasa en Chile?
En el uso de tecnologías, los museos chilenos de a poco se integran.
La mayoría ha abrazado las redes
sociales, Facebook, Twitter e Instagram, para difundir sus actividades,
y otros han ido más allá. En 2013, el
Bellas Artes lanzó una campaña comunicacional, instalando en paraderos de Santiago audioguías descargables a través de códigos QR
con una selección de 20 pinturas de
su colección. La idea fue sacar el
museo a la calle. Es uno de los énfasis en la gestión de Roberto Farriol. “El desafío es mantener y potenciar el sello de masividad que
hemos logrado con un público
transversal. Nuestro edificio debe
asumir su rol como hito en el barrio
y la ciudad. En ese sentido seguiremos dando espacio a grandes encuentros como la Bienal de Artes
Mediales, y permitiendo que sea intervenido por artistas”.
En Chile la discusión en torno al
futuro de los museos recae en la
necesidad de afianzar y crear nuevas audiencias. Para ello, por ejemplo, Natalia Portugueis, coordinadora de Mediación y Educación del
Bellas Artes, han viajado a conocer
la experiencia del Museo del Prado
en España y la National Gallery de
Londres, y su trabajo con la comunidad y los docentes. “En los últimos
cinco años hemos integrado el concepto de mediación que trata de incentivar la reflexión más que aleccionar con información académica”, dice. Así, el museo ha realizado
actividades como Diálogos con la
Obra, donde figuras públicas, no
relacionadas con el arte, comentan
una pieza de la colección. Han participado la baterista Juanita Parra, el
periodista Alvaro Schiapacasse y el
presidente de América Solidaria,
Benito Baranda. “Queremos generar
confianza en los visitantes y transmitir que no tienes que ser experto
para hacer una lectura del arte”,
dice Portugueis.
Un caso similar vive el Museo Histórico Nacional, que trabaja por estar acorde a los tiempos sin dejar de
exhibir su patrimonio centenario.
El año pasado el equipo de Educación y Comunidad del museo viajó
a conocer el trabajo de los museos
de la red Smithsonian en Washington DC, y otras instituciones de
Nueva York. “Una metodología que
vamos a aplicar es el trabajo con los
docentes. Muchos profesores que
visitan el museo no saben a qué vienen, no preparan a los alumnos.
Desde este año, todos los últimos
viernes del mes se invita a los profesores que vendrán al mes siguiente para mostrarles el museo y sugerirle actividades en el aula. Eso
está super probado en EE.UU.”,
dice Javiera Müller, encargada del
área. Además, realizan diariamente el programa La Hora del Museo,
en radio Usach.
Pero quizas el desafío de actualización más grande del museo sea con
su exposición permanente que hoy llega
sólo a 1973. “Tenemos aprobado el
diseño para la construcción de un
nuevo edificio que tendrá nuevas
salas de exposición y depósitos y eso
nos obligará a cambiar nuestro guión”,
dice Isabel Alvarado, directora subrogante del MHN.
Con nuevas tecnologías, actividades y espacios, los museos se reinventan para afrontar sus desafíos de hoy y de siempre. b
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