Nota de autor DRA. LIC. MARCELA PELLEGRINO* Licenciada en Administración de Empresas Ejercicio en horas de trabajo Si realizar ejercicio fuera de la jornada laboral permite desarrollar un andamiaje de cualidades metabólicas que colaboran en la prevención y el logro de un estado físico y mental saludable, entonces: ¿Por qué no hacer ejercicio en horas de trabajo? Los ejercicios realizados DURANTE las horas de trabajo tienen el fin de frenar, EN EL MOMENTO QUE SE PRODUCEN, los efectos no deseados del intenso ritmo laboral. La tarea diaria nos conduce a un estado de “Alerta Permanente” donde el cerebro organiza, en forma inmediata y continua, la producción de un conjunto estratégico de herramientas químicas (adrenalina, noradrenalina, cortisol, etc.) que actúan como receptoras y disparadoras de acciones motoras, psicomotoras y procesos neurológicos. Nuestro cuerpo está preparado y adaptado para sostener y asimilar esa respuesta química y las acciones que produce, durante un cierto período de tiempo. Pero se resiente y lesiona cuando ese estado de “alerta y acción” se extiende jornada tras jornada con una carga horaria muy extensa. El estrés se convierte en distrés. Los ejercicios y pausas en el trabajo cumplen una función REGENERATIVA (término muy utilizado en el deporte) que ayuda a eliminar de nuestro cuerpo los residuos metabólicos en el momento que se producen y no después de una larga jornada laboral, donde sus efectos ya no se revierten. La pregunta sería: ¿Por qué? Porque cuando una persona realiza ejercicio y pausas en el trabajo, aunque sea por brevísimo tiempo, por ejemplo 3 a 5 minutos, el sistema cardiovascular se estimula y amplía su recorrido oxigenado, distribuyendo nutrientes y recogiendo desechos metabólicos. 16 | RePro Si el trabajo es sentado o parado con predominio estático, la sangre circula con mayor dificultad, aumentando la presión interna en determinadas zonas. Si el trabajo requiere gran movilidad dinámica, pero rutinaria, la sangre lleva un circuito en especial que abastece siempre determinadas regiones motoras por sobre otras. Que respiremos, que estiremos, que realicemos movilidad articular, que nos paremos, sentemos o caminemos, DIFERENTE a los gestos cotidianos del trabajo, provoca que la sangre circule por todo el cuerpo. Así se permite que los músculos se oxigenen, estiren, y reparen; se equilibren ángulos articulares y se compense la fatiga localizada; el sistema nervioso tiene la posibilidad de descansar y recuperarse, y el cerebro al estar más oxigenado permite que nuestra mente piense, razone, decida y sienta en forma más eficiente y descansada. Es cierto que cada actividad, tarea, puesto de trabajo o función poseen características diferentes y demandan un análisis y evaluación detallados para conocer y descubrir cuáles son las pausas y ejercicios más recomendados para: - Amortiguar los efectos no deseados. - Contener consecuencias mayores. - Compensar con pausas y ejercicios apropiados para cada caso en particular. Cada pausa debe tener una razón y un fundamento. No es lo mismo una pausa para alguien que trabaja en forma casi estática, haciendo por ejemplo un control de calidad en una cinta industrial, que aquella que desarrolla una tarea de acarreo y paletizado. Sobre este tema, tampoco nos referimos a las pausas “formales” o “legales”. Las mismas son generales para todos por igual y en momentos planificados, pero según la conveniencia de la operatoria en la empresa. La selección de ejercicios también dependerá de: la posición o posiciones de trabajo, de la frecuencia de movimientos, de la organización de la tarea, de la carga de peso, de la carga horaria, de los turnos de día o de noche, de los cortes o descansos establecidos por ley o convenio, de la exposición a carga térmica en frío o calor, del trabajo en ambiente externo o interno, de la exposición al ruido y vibraciones, de la monotonía o intensidad de la labor y su impacto o estrés, de la fatiga sensomotriz, y también no hay que olvidarse DE LA PERSONA. ¿Es para preocuparse? No, es más fácil de lo que parece. En varias ocasiones las Pausas y Ejercicios no brindan el resultado deseado pues no fueron realizados en el momento apropiado o con los ejercicios convenientes y necesarios. Es muy importante capacitarnos en prevención, analizar cada situación en especial y hacer educación. A modo de ejemplo las pausas en el trabajo pueden incorporar: 1- Ejercicios físicos apropiados e indicados para cada persona y tarea en particular. Ejercicio muscular, movilidad articular, e incluso ejercicios de coordinación psicomotriz que pueden resultar muy útiles para la ejecución de determinadas labores especiales y peligrosas. 2- Ejercicios de respiración, relajación y elongación. 3- Actividades recreativas breves. Donde las personas suspenden unos minutos su estado de “alerta” y re-dirigen su atención hacia un juego, un chiste u otra acción que provoque una sonrisa, un movimiento o cualquier otra propuesta que descanse y recupere. Es muy importante la calidad de las pausas de recuperación y no la cantidad y extensión en el tiempo. En el 2011 el psicólogo alemán Rainer Wieland, profesor de la Universidad de Wuppertal presentó su teoría sobre la importancia de las pausas para evitar el estrés laboral y aumentar la capacidad y creatividad en el trabajo, y definió: “Para que el sistema de pausas cortas tenga éxito es necesario además que se desarrolle una ‘Cultura de la Pausa’, es decir, que el descanso no sea estigmatizado en una empresa”. Actualmente las pausas y ejercicios se encuentran contenidas dentro de un conjunto amplio de leyes, reglamentos, decretos, recomendaciones, manuales y normas técnicas existentes en nuestro país. En todos los casos la misión es el cuidado de la salud y bienestar laboral: física, mental y social, a partir de una gestión de la prevención: planificada, evaluada y retroalimentada en forma efectiva y eficiente. Es lo que actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina “Cultura de la Prevención”. El Ministerio de Salud publicó en el 2011 la “Recomendación de realizar pausas activas en el trabajo para rendir más”. En el Manual de Estrategia Argentina de Salud y Seguridad en el Trabajo (2012) se cita a la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo que publicó en el 2012 un estudio sobre: “la Organización del Trabajo y el Estrés”, y recomienda “Factores que deben tenerse en cuenta con respecto al estrés laboral”: • “Cultura organizacional” del lugar de trabajo y cómo se aborda el estrés. • Qué se exige de los trabajadores y riesgos a los que éstos están expuestos. • Apoyo que reciben los trabajadores de sus colegas y superiores. • Formación que reciben los trabajadores para realizar su tarea. Y citando el Manual de Lugares de Trabajo Saludables, publicado por el Ministerio de Salud de la Argentina, dentro del Plan Nacional Argentina Saludable, hay cuatro escenarios clave donde se pueden tomar acciones para promover los ambientes de trabajo saludables: El ambiente físico de trabajo: se refiere a la estructura, maquinaria, mobiliario, etc. Estos factores pueden afectar la seguridad y la salud física de los trabajadores. El entorno psicosocial de trabajo: incluye la organización del trabajo y la cultura institucional que pueden afectar el bienestar mental y físico de los empleados. Los recursos personales de salud: consisten en el entorno propicio, los servicios de salud, la información, los recursos, las oportunidades y la flexibilidad que brinda una institución para apoyar los esfuerzos de sus empleados de mejorar o mantener sus prácticas de estilos de vida saludable y para apoyar su estado actual de salud física y mental. La participación de la institución en la comunidad: comprende las actividades que ésta realiza para mejorar la seguridad, el bienestar y la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. Dentro de nuestro marco legal podemos citar la Resolución 295/2003 (Ley 19587 de Seguridad e Higiene) que incorpora la ERGONOMÍA como disciplina científica que: analiza, evalúa y recomienda sobre salud y prevención en el trabajo. La Resolución 295/2003 define: “La Ergonomía es el término aplicado al campo de los estudios y diseños como inter-fase entre el hombre y la máquina para prevenir la enfermedad y el daño mejorando la realización del trabajo. Intenta asegurar que las tareas se diseñen para ser compatibles con la capacidad de los trabajadores”. Citando la OIT, la Ergonomía estudia y evalúa los siguientes aspectos: -Aspectos Físicos: antropometría, trabajo muscular, postura en el trabajo, biomecánica, fatiga general, fatiga y recuperación. -Aspectos Psicológicos: carga mental de trabajo, vigilancia, fatiga mental. -Aspectos Organizativos: organización del trabajo, privación del sueño. -Diseño de los Sistemas de Trabajo: puestos de trabajo, herramientas, controles, indicadores y paneles, diseño y tratamiento de la información. -Diseño para todos: trabajadores de edad avanzada, trabajadores con discapacidades. El contenido de la Resolución converge hacia un concepto: PREVENCIÓN. La prevención comienza en el mismo momento en que nos paramos y decidimos hacer algo, por pequeño que nos parezca. En la actualidad existen gran cantidad de empresas que capacitan en salud, ergonomía y prevención a todo su personal, proponiendo actividades para sus “Pausas Activas” o enseñando qué pausas o ejercicios son los más indicados para realizar, acorde a la tarea. La “Cultura de la Prevención” sin duda también nos conduce a: -Una disminución en los costos que surgen de la Gestión del Capital Humano. -Un incremento en la productividad empresarial. -Un estado saludable y de bienestar físico, mental y social en toda la organización (OMS). Como recomendación antes de cualquier decisión… Una PAUSA y un EJERCICIO EN EL TRABAJO. • Control que tienen los trabajadores sobre la manera de hacer su trabajo. • Comprensión de los trabajadores de las particularidades de su trabajo. *Diplomada en Salud Laboral y Ergonomía RePro | 17