Sentencia 420/2007, del Tribunal Supremo, Sala de lo Penal

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Nº de Recurso:
Nº de Resolución:
Procedimiento:
Ponente:
Tipo de Resolución:
28079120012007100393
Tribunal Supremo. Sala de lo Penal
Madrid
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2272/2006
420/2007
PENAL - PROCEDIMIENTO ABREVIADO/SUMARIO
JUAN SAAVEDRA RUIZ
Sentencia
Resumen:
Delito de tenencia de moneda falsa para su expendición. Delito de estafa. Concurso ideal.
SENTENCIA
En la Villa de Madrid, a once de Mayo de dos mil siete.
En el recurso de casación por quebrantamiento de forma, infracción de ley y de precepto
constitucional, que ante Nos pende, interpuesto por Pablo , contra sentencia dictada por la Sala de lo Penal
de la Audiencia Nacional, Sección Segunda, que condenó al acusado por un delito de uso de moneda falsa
en concurso ideal con un delito consumado de estafa; los Excmos. Sres. componentes de la Sala segunda
del Tribunal Supremo que al margen se expresan se han constituido para la Votación y Fallo bajo la
Presidencia y Ponencia del Excmo. Sr. D. Juan Saavedra Ruiz, siendo parte el Ministerio Fiscal, estando
representado el recurrente por la Procuradora Doña Mónica Liceras Vallina.
I. ANTECEDENTES
PRIMERO.- El Juzgado Central de Instrucción nº 5, instruyó Sumario nº 17/05 contra Pablo , por
delito de falsificación de tarjetas de crédito y, una vez concluso, lo remitió a la Sala de lo Penal de la
Audiencia Nacional, Sección Segunda, que con fecha veinticuatro de julio de dos mil seis, dictó sentencia
que contiene los siguientes Hechos Probados:
"HECHOS PROBADOS: PRIMERO.- El acusado Pablo , nacido en Gabrovo (Bulgaria), el 25 de
diciembre de 1975, mayor de edad y sin antecedentes penales, en compañía de otro procesado declarado
en rebeldía, puestos de común acuerdo, se dirigieron a diversos establecimientos, con la intención de
realizar un elevado número de compras de tabaco para lucrarse con ellas mediante el uso de tarjetas de
crédito falsificadas, en las cuales se habían reproducido de forma fraudulenta las características materiales
de legal expedición por personas no determinadas, trasladando para ello la información recogida en las
bandas magnética, procedentes de tarjetas de crédito legítimas. El acusado y otra persona a quien no se
extiende la presente resolución hicieron uso de las siguientes tarjetas falsificadas, en los establecimientos
que se indican a continuación.- En previsión de que les fuera requerida su identidad al realizar las compras
aludidas, a la persona detenida junto con el hoy acusado, persona, declarada en rebeldía, le fue ocupada
una carta de identidad italiana inauténtica con número NUM000 , a nombre de Luis . SEGUNDO.- Con la
tarjeta de crédito falsificada, número NUM001 , el día 4 de julio de 2004, a las 12,41 horas, en el local
TABACOS JOSEFA CANO PÉREZ, de Benidorm, realizaron compras por importe de 1000 €; a las 12,56, en
el local denominado EUROTABACOS, de la localidad de Benidorm, compras por importe de 1.630 €.- Con
la tarjeta de crédito falsificada nº NUM002 , el día 7 de julio de 2003, a las 11,43 horas, en el
establecimiento denominado EUROTABACOS de Benidorm, realizaron compras por importe de 1.250 €. A
las 12.12 horas, en el local de TABACOS JOSEFA CANO PÉREZ de Benidorm, realizaron compras por
importe de 1.250 €.- Con la tarjeta de crédito inauténtica, nº NUM003 , el día 9 de julio de 2003, en el
establecimiento TABACOS JOSEFA CANO PÉREZ de Benidorm, efectuó compras por importe de 1.250 € a
las 18,27 horas, en el establecimiento EUROTABACOS sito en la localidad de Benidorm, realizó compras
por importe de 1.250 €.- Advertidas las fuerzas del orden de que podían estar efectuándose estas diversas
adquisiciones mediante el uso fraudulento de tarjetas de crédito inauténticas, procedieron el día 9 de julio de
2003 a detener al procesado Pablo , junto con el también procesado declarado en rebeldía, hallándose en
poder de Pablo , en el interior del coche donde en el momento de su detención se encontraba, veintiún
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cartones de Tabaco y, una caja conteniendo cuarenta y cinco cartones, todos ellos de la marca
MARLBORO". (sic).
SEGUNDO.- La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Sección Segunda, dictó el siguiente
pronunciamiento:
"FALLAMOS: Que debemos CONDENAR y CONDENAMOS, a Pablo , como autor penalmente
responsable por cooperación necesaria, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, de un delito de uso de moneda falsa, en concurso ideal con un delito consumado
de estafa, a la pena de, dos años de prisión, con la accesoria y suspensión de empleo o cargo público.Defiriendo la determinación de la cuantía de la responsabilidad civil, y las personas perjudicadas, a la fase
de ejecución de sentencia, y al pago de las costas procesales de interna distribución con el acusado
declarado rebelde en proporción a los delitos de los que es condenado, en relación con el delito del que es
absuelto.- Deberá serle abonado para el cumplimiento de la pena impuesta todo el tiempo que haya estado
privado de libertad por la presente causa, sino le ha sido abonado en otra causa.- Asimismo, debemos
ABSOLVER y ABSOLVEMOS a Pablo , como autor personalmente responsable del delito de falsificación de
documento oficial por el que también viene acusado en el presente procedimiento, declarando las costas
procesales de oficio, respecto a dicho delito".
TERCERO.- Notificada la sentencia a las partes, se preparó recurso de casación por quebrantamiento
de forma, infracción de ley y de precepto constitucional, por la representación del recurrente, que se tuvo
por anunciado, remitiéndose a esta Sala Segunda del Tribunal Supremo las certificaciones necesarias para
su sustanciación y resolución, formándose el correspondiente rollo y formalizándose el recurso.
CUARTO.- Formado en este Tribunal el correspondiente rollo, la representación del recurrente,
formalizó su recurso, alegando los motivos siguientes: PRIMERO.- Al amparo del artículo 850 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal , la Sala admitió la declaración del coprocesado Luis Carlos , no habiéndolo citado
al juicio oral, debiendo dar lugar a la nulidad de actuaciones. SEGUNDO.- Al amparo del artículo 850 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal , la Sala no admitió la ampliación de la pericial, y tampoco admitió la
impugnación de las periciales obrantes en autos, contra lo que se formuló la oportuna protesta, infracción
del artículo 24 de la Constitución Española. TERCERO .- Al amparo del artículo 849 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal , los hechos declarados probados no han sido objeto de contradicción en el acto del
juicio oral: infracción del principio de oralidad y contradicción. CUARTO.- Al amparo del artículo 849 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal , los hechos declarados probados no han sido objeto de contradicción en el
acto del juicio oral: infracción del principio de oralidad y contradicción. QUINTO.- Al amparo del artículo 849
de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , los hechos declarados probados no han sido objeto de contradicción
en el acto del juicio oral: infracción del principio de oralidad y contradicción. SEXTO.- Al amparo del artículo
849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , los hechos declarados probados no han sido objeto de
contradicción en el acto del juicio oral: infracción del principio de oralidad y contradicción. SEPTIMO.- Al
amparo del artículo 849 de la ley de Enjuiciamiento Criminal , los hechos declarados probados no han sido
objeto de contradicción en el acto del juicio oral: infracción del principio de oralidad y contradicción.
OCTAVO.- Al amparo del artículo 849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , los hechos declarados
probados no han sido objeto de contradicción en el acto del juicio oral: infracción del principio de oralidad y
contradicción. NOVENO.- Al amparo del artículo 849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , los hechos
declarados probados no han sido objeto de contradicción en el acto del juicio oral: infracción del principio de
oralidad y contradicción. DECIMO.- Al amparo del artículo 849 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en
concordancia con el artículo 5.4 de la L.O.P.J ., vulneración del principio de presunción de inocencia, no se
ha actuado ninguna prueba que demuestre los hechos que se le imputan. Infracción de los artículos 386,
387, 248 y 249 del Código Penal . UNDECIMO.- Al amparo del artículo 851 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal , la sentencia no expresa clara y terminantemente cuáles son los hechos que se consideran
probados. DECIMOSEGUNDO.- Al amparo del artículo 851 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , la
sentencia no resuelve todos los puntos que han sido objeto de acusación y defensa. DECIMOTERCERO.Al amparo del artículo 851 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , la sentencia no resuelve todos los puntos
que han sido objeto de acusación y defensa. Infracción al principio de mínima actividad por el juzgador y al
principio de la justicia rogada. DECIMOCUARTO.- Al amparo del artículo 851 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal , improcedencia de la imposición de las costas procesales.
QUINTO.- El Ministerio Fiscal se instruyó del recurso interpuesto, la Sala admitió el mismo, quedando
conclusos los autos para señalamiento de Fallo, cuando por turno correspondiera.
SEXTO.- Realizado el señalamiento para Fallo, se celebró la deliberación y votación prevenida el día
25 de abril de 2007.
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II. FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- La Sección 2ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó al acusado como
autor responsable en calidad de cooperador necesario de un delito de uso de moneda falsa en concurso
ideal con un delito de estafa a la pena de 2 años de prisión.
Por razones de sistemática analizaremos en primer lugar los motivos formalmente planteados por el
recurrente con los ordinales primero y segundo, ambos al amparo del artículo 850 LECrim , en los que
denuncia, tanto desde la perspectiva del quebrantamiento de forma como desde la constitucional de
indefensión, vulneración del derecho a proponer los medios de prueba pertinentes para su defensa.
Se alega en síntesis, por una parte, que la Audiencia admitió como prueba la declaración del
coprocesado Luis Carlos , pese a lo cual no fue citado al plenario ni fue suspendido por dicho motivo, lo que
determinaría la nulidad radical e insubsanable del juicio oral. Por otra parte, aduce infracción del artículo 24
CE por no haber admitido el Tribunal "a quo" la ampliación de la prueba pericial practicada ni su
impugnación.
Con carácter previo a resolver las cuestiones planteadas, procede recordar que conforme a reiterada
jurisprudencia del Tribunal Constitucional (SSTC 9/2003 y 165/2004 ) y de esta Sala (SSTS 71/2007 y
74/2007 ) para que pueda apreciarse la vulneración del derecho a la prueba se exige, en primer lugar, que
el recurrente haya instado a los órganos judiciales la práctica de una actividad probatoria, respetando las
previsiones legales al respecto. En segundo lugar, que los órganos judiciales hayan rechazado
inmotivadamente su práctica, con una explicación incongruente, arbitraria o irrazonable, de una manera
tardía o que, habiendo admitido la prueba, finalmente no hubiera podido practicarse ésta por causas
imputables al propio órgano judicial, debiendo tenerse en cuenta a este respecto que no resulta aceptable
que de la admisión se derive un bloqueo absoluto del trámite o, en el mejor de los casos, se incurra en la
violación del derecho, también constitucional, a un juicio sin dilaciones indebidas, en tanto que al juez
tampoco le puede ser exigible una diligencia que vaya más allá del razonable agotamiento de las
posibilidades para la realización de la prueba que, en ocasiones, desde un principio o sobrevenidamente se
revela ya como en modo alguno factible. Y en tercer lugar, que la actividad probatoria que no fue admitida o
practicada hubiera podido tener una influencia decisiva en la resolución del pleito, generando indefensión al
actor.
Asimismo, para evaluar la relevancia de la prueba impracticada, conviene describir en este momento
los hechos por los que se condena al recurrente y la prueba de la que dispuso el Tribunal de instancia para
formar su convicción. El "factum" relata que el acusado, actuando de común acuerdo con otro procesado,
declarado en rebeldía, mediante el uso de tarjetas de crédito falsificadas en las que se habían registrado
fraudulentamente en la banda magnética por personas no determinadas los datos procedentes de tarjetas
de crédito legítimas, efectuaron seis compras en dos estancos de la localidad de Benidorm por valor de
1000 euros y 1630 euros en una ocasión y de 1250 euros en cuatro ocasiones, procediéndose a la
detención tanto del acusado, el cual se encontraba en un vehículo en cuyo interior se hallaron un total de 66
cartones de tabaco, como del coprocesado, a quien se intervino un documento falsificado de identidad de la
República italiana, destinado a acreditar la filiación de quien llevase a cabo las compras con las tarjetas
antes mencionadas en el supuesto de ser requerido a tal fin.
Por su parte, analizado el contenido del fundamento de derecho segundo de la resolución impugnada
y el resultado de la prueba practicada en el juicio oral, se constata que la Audiencia dispuso para alcanzar
su conclusión de diversos medios de prueba, comenzando por la declaración del acusado, quien reconoció
en el juicio oral que una semana antes de haber sido detenido conoció al coprocesado, que había realizado
compras y que las tarjetas de crédito las había encontrado aquél en un centro comercial sito en El Saler
(Valencia) donde se habían encontrado, alegando otra serie de argumentos exculpatorios cuya
inverosimilitud es objeto de valoración detallada por parte del Tribunal de instancia. Asimismo tuvo en
cuenta la testifical de los agentes de policía que detuvieron al acusado y al coprocesado, manifestando que
estos llegaron a bordo de un vehículo que conducía el hoy recurrente junto a un estanco, descendiendo del
mismo el coprocesado y realizando una operación comercial en dicho establecimiento mientras que el
acusado permanecía alrededor del coche, interviniéndose a aquél las tarjetas de crédito falsificadas.
Igualmente queda acreditado el hallazgo de un documento de identidad falso expedido a nombre de la
misma persona cuyo nombre figuraba como titular de las tarjetas de crédito y resguardos de las distintas
operaciones realizadas en distintos estancos el día de la detención, de numerosos cartones de tabaco en el
interior del vehículo en el que se encontraba el acusado, así como la falsedad de las tarjetas utilizadas a
partir de la pericial practicada, viniendo corroborado este extremo por la testifical del titular de una de las
tarjetas cuyo datos fueron fraudulentamente introducidos en una de las utilizadas por el acusado y el
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coprocesado.
Una vez dicho lo anterior, procede retornar al núcleo de la primera de las quejas planteadas,
consistente en la indebida denegación "de facto" de la práctica de la prueba consistente en la declaración
del coprocesado Luis Carlos , con relación a la cual se aprecia que la defensa del recurrente interesó como
prueba su interrogatorio, habiendo decidido la Audiencia mediante auto de fecha 24 de abril de 2006 la
admisión de todas las pruebas propuestas por las partes excepto la ampliación de la pericial grafológica
mencionada en el escrito de conclusiones provisionales de la defensa. Ahora bien, el análisis de las
actuaciones revela que Luis Carlos había sido expulsado de España el 8 de febrero de 2005, tal y como
acredita el informe policial obrante al folio 444 de la causa, acordándose de inmediato su prisión provisional
(folios 448 a 450), habiéndose cursado posteriormente una orden de detención europea a fines de
extradición (folios 451 a 458) y declarado finalmente su rebeldía el 10 de junio de 2005 (folios 477 y 478)
con la consiguiente suspensión del procedimiento con respecto al mismo hasta que fuese hallado. Por tanto,
de conformidad con lo establecido en los artículos 840 y siguientes de la LECrim , las actuaciones estaban
archivadas para el coprocesado rebelde al encontrarse en ignorado paradero, de lo que se desprende la
imposibilidad absoluta de citarle para el acto del juicio.
A mayor abundamiento, la defensa del recurrente no solamente no solicitó la suspensión del juicio
oral ante la incomparecencia de aquél ni formuló protesta u objeción alguna a la continuación de la vista
sino que, en uso de la facultad que otorga el artículo 730 LECrim , solicitó la lectura de su declaración ante
el Juez de Instrucción que figura al folio 203 de las actuaciones, a lo que asintió el Tribunal de instancia, por
lo que tras someterse a contradicción fue introducida en el acervo probatorio (folios 143 y 144 del rollo de
Sala), conducta procesal que denota el reconocimiento por el recurrente de la imposibilidad de practicar la
prueba solicitada.
Para finalizar con lo atinente a esta cuestión, se indica en el recurso que Luis Carlos "se autoinculpó
de haber efectuado todas las transacciones fraudulentas con las tarjetas de crédito que son objeto de esta
investigación", por lo que incluso planteándonos en un ámbito meramente hipotético hubiese ratificado esta
declaración en el plenario o eximido absolutamente de responsabilidad por los hechos al recurrente, dicha
declaración no habría tenido el efecto enervador que pretende a tenor de la abundante prueba indiciaria de
carácter incriminatorio de la que se valió la Audiencia para alcanzar su conclusión condenatoria.
En lo atinente a la queja formalizada en el motivo segundo y en estrecha relación con el contenido de
la declaración del coprocesado, se observa que en el escrito de conclusiones provisionales la defensa
impugnó la pericial que figuraba en las actuaciones al no pronunciarse sobre la autoría de las firmas
realizadas en los justificantes de pago de las operaciones fraudulentas, solicitándose que con carácter
previo al juicio oral los peritos grafólogos analizaran dichas signaturas y las comparasen con la del acusado
con el fin de determinar si habían sido firmadas por éste.
Sobre esta petición concreta, en su auto de 24 de abril de 2006, la Audiencia inadmitió dicha prueba
sin perjuicio de que en el momento de la práctica de la prueba pericial en el plenario se dirigiesen a los
grafólogos las preguntas que se estimasen pertinentes, lo que provocó la protesta del recurrente y el
anuncio de la presentación de recurso de casación por tal motivo. Sin embargo, una vez que tuvo lugar la
celebración del juicio oral, la defensa no reprodujo su solicitud ni dirigió pregunta alguna sobre la autoría de
las firmas (folios 147 y 148 del rollo de Sala). Por otra parte, evaluando la relevancia de dicha prueba desde
él ámbito de la interdicción de la indefensión se aprecia que la prueba peticionada, como sostiene el
Ministerio Fiscal en su informe, no era pertinente ni necesaria ya que, en primer lugar, en la causa
únicamente se encontraban los resguardos incautados al coprocesado correspondientes a las operaciones
fraudulentas realizadas el día de la detención y concretamente en el establecimiento comercial en el que se
realizó la última transacción. En segundo lugar, conforme a lo manifestado por los agentes de policía que
participaron en la detención, el coprocesado fue la única persona que entró a dicho establecimiento, por lo
que únicamente a él puede atribuírsele la autoría de dichas firmas. En tercer lugar, al tratarse de una firma
de trazo sencillo y de fácil imitación, sería casi imposible determinar con certeza su autoría y, por último, la
averiguación de la autoría de dichas firmas resultaría intrascendente con relación al sentido de la decisión
de la Audiencia ya que, por un lado, no se ha dirigido acusación contra el recurrente por delito de
falsificación de documento mercantil y, por otro, incluso aceptando a efectos dialécticos que el resultado de
la pericial denegada fuese que el recurrente no realizó dichas firmas, ello no supondría modificación alguna
del "factum" ya que no consta que así fuese ni implicaría alteración alguna en términos de relevancia
exculpatoria de los hechos que considera probados la Audiencia.
Por dichas razones, los motivos han de ser desestimados.
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SEGUNDO.- El motivo formalizado como decimotercero se plantea con base en el artículo 851
LECrim aduciendo incongruencia "extra petita" aduciendo que el órgano judicial "a quo" se excede de sus
facultades al pronunciarse sobre la responsabilidad civil pese a no haber sido solicitada por el Ministerio
Fiscal.
El recurrente parte de una premisa errónea ya que en el escrito de calificación del Ministerio Fiscal
(folios 45 a 53 del rollo de Sala) expresamente se solicita en la conclusión sexta que el procesado
indemnizará a los perjudicados en las cantidades fijadas en el pliego acusatorio, concretamente en la
primera de dichas conclusiones, petición reiterada en el plenario tras elevarlas a definitivas como se indica
en el antecedente tercero de la sentencia. Por tanto, sí existió una petición específica de resarcimiento por
el Ministerio Público realizada en forma, quedando extramuros del ámbito de la queja formulada y
legalmente amparada la decisión de la Audiencia de diferir para ejecución de sentencia la cuantificación
específica indemnizatoria.
Por consiguiente, este motivo también ha de ser desestimado.
TERCERO.- Los once motivos restantes serán analizados conjuntamente ya que, pese a las
diferentes vías casacionales utilizadas, se encuentran intrínsecamente vinculados en lo atinente al objeto de
la queja planteada, procediendo su agrupamiento a efectos de análisis por razones de lógica expositiva.
Con inadecuada técnica casacional, los motivos formalizados con los ordinales tercero a noveno,
ambos incluidos, los son al amparo del artículo 849 LECrim sin precisar si el cauce procesal elegido es el
del apartado primero o segundo de dicho precepto ya que fundamenta su impugnación en lo que denomina
"error de hecho en los hechos declarados probados no han sido objeto de contradicción en el juicio oral:
infracción del principio de oralidad y contradicción" (sic).
El examen de los argumentos esgrimidos por el recurrente en los siete motivos mencionados pone a
la vista que el recurrente rechaza la valoración de la prueba efectuada por la Audiencia sosteniendo en
suma que el acusado no ha participado en los hechos objeto de enjuiciamiento. En este orden de ideas, en
el motivo tercero se aduce que es falso que el acusado permaneciese durante una semana con el
coprocesado realizando conjuntamente transacciones ilícitas y que así lo haya reconocido en el plenario,
proponiendo el visionado de la grabación del acto del juicio oral. En el motivo cuarto afirma que el Tribunal
de instancia se inventa el hecho de que el acusado debía conocer las claves de las tarjetas de crédito
utilizadas. En el motivo quinto se alega que el acusado desconocía las actividades ilícitas que llevaba a
cabo el coprocesado como demuestra la declaración de éste en la que asume la responsabilidad por los
hechos enjuiciados y que frente a la afirmación contenida en la sentencia según la cual el acusado carece
de medios de vida, consta acreditado documentalmente que había firmado un contrato de trabajo y estaba
dado de alta en la Seguridad Social. En los motivos sexto y séptimo se arguye que los agentes del Cuerpo
Nacional de Policía que testificaron en la vista oral no conocían la existencia del acusado con anterioridad a
su detención, la cual se produjo exclusivamente por encontrar tabaco en el interior del vehículo, así como
que no reconocieron al acusado como autor del uso fraudulento de las tarjetas de crédito. En el motivo
octavo se alega que ninguno de los resguardos de pago de las transacciones fraudulentas realizadas en los
estancos fue firmado por el acusado. El motivo noveno sirve para aducir que el Tribunal de instancia no
toma en consideración ni la declaración autoinculpatoria del coprocesado ni el hecho acreditado de que el
acusado no firmase los citados justificantes de pago y la inexistencia de indicios sólidos para fundamentar
una sentencia condenatoria. En este orden de ideas, en el motivo undécimo, utilizando el cauce procesal del
artículo 851 LECrim en su vertiente relativa a la falta de claridad en los hechos probados, manifiesta sin
embargo el recurrente que la prueba practicada en el juicio oral es insuficiente para acreditar la participación
del acusado en los hechos enjuiciados, por lo que enlazando con dicho razonamiento, en el motivo
decimocuarto se aduce con base en el mismo precepto que el acusado debe ser absuelto de los cargos que
se le formulan y, por tanto, no deben serle impuestas las costas procesales.
Por último, reiterando de modo inapropiado la utilización de dos vías casacionales diferentes y sin
concretar una de ellas, el motivo décimo es planteado con base en los artículos 5.4 LOPJ y 849 LECrim
para denunciar vulneración del principio (sic) a la presunción de inocencia e infracción de los artículos 386,
387, 248 y 249 CP ante la ausencia de acreditación de los elementos que integran los tipos penales por los
que se condena al acusado y finalmente el motivo duodécimo, en sede de incongruencia omisiva o "fallo
corto" ex artículo 851 LECrim , reitera los argumentos expuestos hasta ahora relativos a la falta de
motivación en la sentencia en lo que se refiere a la negativa a la ampliación de la prueba pericial practicada
y la falta de citación del coprocesado.
Pese a apreciarse, como veremos a continuación, la concurrencia de defectos formales que de por si
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acarrearían la inadmisibilidad de los motivos planteados, en aras a garantizar en su máxima expresión el
derecho a la tutela judicial efectiva del acusado procederemos a su análisis desde las diferentes
perspectivas casacionales que se inducen de su escrito de recurso, si bien se aprecia un trasfondo común
reconducible al ámbito de la infracción del derecho a la presunción de inocencia, lo que justifica su
evaluación conjunta.
Los motivos décimo y undécimo acusan quebrantamiento de forma por falta de claridad en los hechos
probados e incongruencia omisiva pero carecen de desarrollo argumental alguno que sustente su alegación
puesto que ni expone los pasajes del relato de hechos probados incomprensibles o contradictorios que
impidan conocer el sentido de la resolución ni los puntos irresueltos de la misma pese a haber sido objeto
de acusación y defensa.
La alusión al "error facti" en los motivos tercero al séptimo no se complementa con un adecuado
planteamiento a tenor de la vía procesal elegida habida cuenta, por un lado, que no se designan
expresamente los documentos cuyo contenido se encontraría en contradicción con los hechos probados
sino que el recurrente realiza un cuestionamiento general de la valoración de la prueba llevada a cabo por el
Tribunal de instancia. Por otro lado, incluso recurriendo a la voluntad impugnativa de la parte, se constata
que los medios de prueba que menciona carecen de la condición de documentos a efectos casacionales,
como ocurre con las declaraciones testificales y de acusados, las cuales no garantizan ni la certeza ni la
veracidad de lo manifestado por aquellos al tratarse de pruebas personales documentadas en las
actuaciones bajo la fe de Secretario Judicial y sometidas como el resto de pruebas a la libre valoración del
Tribunal de instancia (SSTS 891/2006 o 936/2006 ). De igual manera, los resguardos de pago mediante
tarjeta de crédito carecen de literosuficiencia, esto es, de capacidad por si mismos para acreditar
indubitadamente la tesis exculpatoria del acusado, a lo que se ha de añadir que, reiterando lo expresado
anteriormente, ni el "factum" afirma que fuesen firmados por aquél ni la introducción de dicho extremo en el
relato de hechos probados supondría modificación alguna en la calificación jurídica efectuada. En realidad,
insistimos, lo que plantea el recurrente a través de los argumentos que desarrolla a lo largo del motivo es
una revisión de la valoración de la prueba realizada por el Tribunal de instancia, pretensión ajena al cauce
casacional elegido y que provocaría por sí la desestimación del motivo.
En cuanto a la queja relativa a la vulneración del derecho a la presunción de inocencia, a efectos de
economía procesal nos hemos de remitir al razonamiento jurídico primero en lo atinente a la determinación
de la prueba con la que contó la Audiencia para dictar su resolución, siendo jurisprudencia pacífica y
consolidada de esta Sala que el derecho constitucional a la presunción de inocencia puede ser enervado, a
falta de prueba de cargo directa, cuando la convicción judicial se asienta sobre la llamada prueba indiciaria o
circunstancial, (SSTS 142/2006 y 626/2006 ). Partiendo de esta premisa y teniendo en cuenta los indicios
en los que se sustenta el juicio deductivo realizado por el Tribunal de instancia, resulta como conclusión
natural la autoría del acusado de los hechos relatados en el "factum" al existir un enlace previo, directo y
convergente, según las reglas del criterio humano, con los indicios que han sido acreditados, quedando
excluida de esta labor de control casacional la revisión de la valoración efectuada de los indicios o hechos
base o la sustitución del criterio valorativo del Tribunal sentenciador por el del Tribunal casacional o por el
del recurrente. No obstante, volviendo a la queja relativa a la ausencia de prueba pericial grafológica sobre
los resguardos de pago con tarjeta de crédito, procede puntualizar, en consonancia con lo manifestado por
el Ministerio Fiscal, que el delito de falsedad de documento mercantil -que no ha sido objeto de acusaciónno es un delito de propia mano que exija la intervención inmediata del autor en la ejecución material de la
conducta típica, bastando el acuerdo previo y el reparto de roles para la realización y aprovechamiento del
resultado de aquélla, de tal manera no solamente sería autor en el presente caso quien hubiese firmado los
justificantes de pago sino también quien hubiese actuado coordinadamente con él para aprovecharse de la
acción siempre y cuando hubiese dispuesto del dominio funcional del hecho. Similar consideración cabe
efectuar en lo que se refiere al delito de estafa, el cual admite la coparticipación delictiva y el reparto previo
de papeles, como asimismo ocurre en el asunto que nos ocupa, donde uno de los sujetos realizaba
directamente la operación y el acusado permanecía en el exterior de los establecimientos comerciales
coadyuvando a la actuación de su compañero asegurando el buen fin de su ilícito proceder.
Finalmente, ateniéndonos estrictamente a la vía casacional del artículo 849.1 LECrim , la inviabilidad
del motivo derivaría no sólo de la falta de respeto a la intangibilidad del "factum" que se constata a lo largo
de los motivos sino asimismo en la adecuada calificación jurídica llevada a cabo por la Audiencia al
considerar los hechos como constitutivos de un delito de tenencia de moneda falsa y de un delito de estafa,
ambos en relación de concurso ideal, si bien no completamente ajustada a Derecho al apreciarse una serie
de errores que, en todo caso, benefician al reo. Ello se debe, en primer lugar, a que el delito de estafa no se
considera como continuado a pesar de que del contenido del "factum" se desprende claramente que el uso
fraudulento de las tarjetas de crédito con el fin de comprar mercaderías tuvo lugar utilizando similar "modus
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operandi" en diversos estancos y fechas en la ciudad de Benidorm. En segundo lugar, los hechos son
calificados como constitutivos de un delito de tenencia de moneda falsa para su expendición de los artículos
386.2 y 387 CP en concurso ideal con un delito de estafa de los artículos 248 y 249 CP , lo que determinaría
la aplicación en su mitad superior de la pena prevista para la infracción más grave, la cual en este caso es la
correspondiente al delito de tenencia de moneda falsa, que establece una pena inferior en uno o dos grados
a la tipificada para los autores de la falsificación, a saber, de 8 a 12 años de prisión y multa, por lo que la
pena inferior en un grado se encontraría entre 4 y 8 años menos 1 día de prisión y la inferior en dos grados
habría de fijarse en el margen de 2 a 4 años menos 1 día de prisión. Habida cuenta que la Audiencia parece
optar por la reducción en dos grados de la pena, ello obligaría a imponerla en su mitad superior, esto es, de
tres a 4 años menos 1 día de prisión, por lo que la pena acordada resulta improcedente, si bien no cabe
efectuar modificación alguna al respecto al resultar vedado por mor de la vigencia del principio acusatorio.
En consecuencia, estos motivos también han de ser desestimados.
CUARTO.- Ex art. 901.2 LECrim , las costas del recurso deben ser impuestas al recurrente.
III. FALLO
Que debemos declarar no haber lugar al recurso de casación dirigido por Pablo frente a la sentencia
dictada por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Sección Segunda, en fecha 24 de julio de 2006 ,
en causa seguida al mismo por los delitos de falsificación de moneda, estafa y falsificación de documento
oficial, con imposición de las costas correspondientes.
Comuníquese la presente resolución a la Audiencia de procedencia a los efectos oportunos, con
devolución de la causa que en su día remitió, interesando acuse de recibo.
Así por esta nuestra sentencia, que se publicará en la Colección Legislativa lo pronunciamos,
mandamos y firmamos
PUBLICACION.- Leida y publicada ha sido la anterior sentencia por el Magistrado Ponente Excmo.
Sr. D Juan Saavedra Ruiz , estando celebrando audiencia pública en el día de su fecha la Sala Segunda del
Tribunal Supremo, de lo que como Secretario certifico.
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