Desde mi Atalaya

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LA MEDIACIÓN, CONCILIACIÓN Y REPARACIÓN EN LA LEY 5/2000, DE
RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS MENORES
Las Fiscalías de Menores han apostado fuerte por esta vía de resolución de conflictos,
tanto los Equipos Técnicos adscritos a dichas Fiscalía, como los equipos externos de apoyo
directo para estas funciones, y sobre todo, los menores infractores, sus familias y las víctimas,
son los verdaderos protagonistas de la conciliación y reparación. Esta alternativa consiste en
generar una solución real y eficaz a muchos de los conflictos que puede ser muy válida para
aquellos casos en los que las partes han agotado ya las posibilidades de resolverlos por si
mismos, o en los que la situación de violencia o de incomunicación impiden que puedan hacerlo.
En esos supuestos pueden pedir la intervención de un “MEDIADOR o MEDIADORA”, esto
es, una tercera persona o personas que le ayuden a construir un proceso justo, restableciendo la
comunicación y creando el espacio y clima adecuados para que puedan hacerle frente y
resolverlo. Esta persona es la que llamamos mediadora. La decisión final será siempre de las
partes, y no del técnico que realiza las funciones de mediación.
La mediación tiene su base en una actitud pacificadora entre las partes. Las partes en
conflicto, a través del desarrollo de un proceso en el que se generan encuentros individuales y
conjuntos, analizan el mismo, y buscan una solución que satisfaga a ambos.
A diferencia de la legislación penal para mayores en la Ley 5/2000, de 12 de enero,
reguladora de la responsabilidad penal del menor (LORRPM), revisten un interés particular los
temas de reparación del daño causado y la conciliación del menor con la víctima como
situaciones que, en aras del principio de intervención mínima, y con el concurso mediador del
equipo de mediación, pueden dar lugar al sobreseimiento del expediente o a la finalización de la
medida impuesta (o incluso su cambio), con un claro predominio de criterios educativos y
resocializadores. Los artículos concretos donde se establece la posibilidad de llevar a cabo los
procesos de mediación son:
Articulo 19: sobreseimiento del expediente por conciliación o reparación entre el menor y
la víctima.
Articulo 51: sustitución de medidas.
Por otra parte, los artículos 5 (modo de llevar a cabo las soluciones extrajudiciales), 8
(competencia funcional) y 15 (revisión de la medida por conciliación) del RD 1774/2004, de 30
de julio, por el que se aprueba el Reglamento de la LO 5/2000 (LORRPM), desarrolla el
procedimiento a seguir en estos casos.
Se entenderá producida la conciliación cuando el menor reconozca el daño causado y
se disculpe ante la víctima y esta acepte sus disculpas.
Debemos entender por reparación el compromiso asumido por el menor con la víctima o
perjudicado de reparar el daño causado, bien mediante trabajos en beneficio de la comunidad,
bien mediante acciones cuyo beneficiario sea la propia víctima o perjudicado. La reparación
simbólica conlleva la participación de la comunidad (sociedad civil) en la solución pacífica del
conflicto, a través de las instituciones públicas y entidades privadas. Estas aportarán mediante
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los oportunos convenios de colaboración los espacios y actividades que puedan posibilitar al
menor nuevas experiencias y formas de relacionarse con la comunidad, fomentando así una
labor educativa, preventiva y socializadora.
I. Objetivos del Programa de Conciliación y Reparación.
1. Objetivo general.
Dar una respuesta administrativa al proceso judicial, restitutiva y responsabilizadora, a la
situación de conflicto del menor infractor y la víctima.
Esta opción se inserta en un modelo de justicia juvenil que ve al menor con capacidad
para afrontar la responsabilidad sobre sus propias acciones, y al que es necesario confrontar con
las normas sociales, siempre respetando sus derechos y garantías. Un modelo que plantea
diversificar las respuestas de la justicia a fin de conseguir una mejor individualización y
adecuación de estas características y situación de los menores infractores, y que tiene como
objetivo la aplicación del principio de intervención judicial mínima. Al tiempo que tiene como
referencia de actuación los derechos de las víctimas.
El programa de conciliación-reparación se propone diferentes tipos de objetivos: por un
lado y prioritariamente, en relación con el infractor y la víctima; por otro, en relación a la justicia
y la comunidad.
2. Objetivos dirigidos al menor en conflicto con la ley penal.
Que el menor se responsabilice de sus propias acciones y de sus consecuencias,
poniéndose en el lugar de la víctima, para así evitar nuevas conductas disóciales.
Posibilitar la participación voluntaria en el proceso de resolución del conflicto social con
la víctima y personal con la justicia.
Ofrecer la oportunidad de poder aportar una imagen real de su persona a la víctima.
Que compense y repare con su esfuerzo personal a la víctima y participe activamente en
el proceso de resolución del conflicto, posibilitándole que vivencie de forma positiva la reparación
de los daños cursados.
3. Objetivos dirigidos a la víctima.
Ofrecer a la víctima la posibilidad de ser protagonista activa en la resolución del propio
conflicto.
Integración de una imagen real del menor que le ha perjudicado eliminando estereotipos
y prejuicios.
Que la víctima pueda situarse en el lugar del menor denunciado, conociendo la
globalidad de su trayectoria vital e implicándose de forma activa en la resolución favorable del
conflicto vivido.
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Que la víctima sea escuchada, recupere la tranquilidad y la paz y sea compensada por
los daños sufridos.
4. Objetivos dirigidos a la Justicia.
Aplicar el principio de oportunidades de los límites legales, en todos aquellos casos en el
que el menor manifieste su voluntad de reparar el daño causado a la víctima.
Acercamiento de la justicia a la comunidad posibilitando su participación en la resolución
de conflictos.
Ampliación de las alternativas al litigio judicial.
Incorporar a la justicia elementos restitutivos o compensatorios del daño sufrido por la
víctima.
Que se potencie desde la justicia el restablecimiento de la paz social.
5. Objetivos dirigidos a la Comunidad.
Que a través del programa de conciliación y reparación se acerque la justicia a los
ciudadanos, posibilitando formas ágiles y participativas para la resolución de los conflictos que
también son de la comunidad
Que la comunidad conozca otras formas de reacción de la justicia y de solucionar los
conflictos de manera más cercana y útil.
6. Reparación derivada de la mediación y conciliación.
El éxito de la intervención socioeducativa del menor pasa por la potenciación de la justicia
juvenil reparativa mediante los procedimientos de mediación y conciliación. Esta solución no
retributiva contribuye a la desjudicialización de los menores, con una intencionalidad más
educativa que la propia medida impuesta, posicionando al menor en la percepción directa del
daño que ha causado y el trastorno irrogado a otra persona, cuyo cumplimiento del acuerdo de
conciliación por parte del menor hace finalizar el conflicto jurídico. En este sentido cabe subrayar
los elevadísimos porcentajes de no reincidencia correspondiente a los menores infractores tras
la solución extrajudicial del conflicto. De ese modo el menor percibe, en la mayoría de los casos,
el daño inferido y el perjuicio producido a la otra persona, con lo que su carácter educativo
sobrepasa al de la medida
A titulo meramente informativo, señalar que se han llevado a cabo en nuestra Comunidad
Autónoma en 2008 un total de 1170 expedientes de conciliación y mediación, en tanto que solo
dentro del primer cuatrimestre del año 2009 ya se han resuelto un total de 730 expedientes,
incremento que evidencia su fuerte repercusión en el ámbito de la reinserción del menor.
II. Los mediadores en los centros educativos.
La escuela y los colegios son una comunidad en la cual conviven alumnos, docentes,
directivos, personal no docente, padres y familia. En estas relaciones surgen determinadas
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situaciones que generan un clima de insatisfacción y dificultan el proceso de enseñanzaaprendizaje.
La mediación ayuda a la comunidad educativa a analizar y resolver sus conflictos desde
perspectivas constructivas y positivas, atentas y respetuosas con los sentimientos e intereses de
los otros. Pero sobre todo la mediación escolar constituye un importante trabajo preventivo y
formativo, tanto en el ámbito individual como colectivo. Para ello, es primordial capacitar a toda
la comunidad en los conceptos y habilidades básicas de resolución de conflictos y promover
valores claves de la mediación como, cooperación, comunicación, respeto a la diversidad, la
responsabilidad y la participación.
Los principios básicos de esta pedagogía van dirigidos a eliminar los factores de violencia de
la educación y fomentan los siguientes aspectos:
-El uso del dialogo.
-El aprendizaje cooperativo.
-El aprendizaje de procesos que llevan a buscar soluciones propias.
-Establecimiento de una democracia participativa.
-Comprensión y manejo de la agresividad y de la violencia.
-Promoción de modos de confrontación no violentos.
-La educación por la paz y la educación en valores toman un significado más coherente si se
combinan con programas de mediación escolar que tengan en cuenta el aprendizaje de técnicas
y habilidades de comunicación y gestión de conflictos, así como la participación de los alumnos
como actores y no como meros espectadores en la resolución de los propios conflictos
cotidianos.
La experiencia de la mediación en una escuela desarrolla un sentido de cooperación y
solidaridad entre los alumnos y alumnas, les ayuda en el manejo de la ira y disminuye el número
de conflictos mejorando la convivencia. Este tipo de educación promueve en un marco de
relaciones pacificas que luego pueden trasladarse a los diferentes ámbitos de la vida en los que
se mueve el alumnado y también el profesorado. Sirve para sentar las bases de un tipo de
relación que se refleje en su futura vida profesional, familiar y social.
La cantidad de docentes y alumnos entrenados influyó en una disminución de los conflictos
escolares ya que las técnicas adquiridas han sido llevadas a la práctica, favoreciendo el dialogo y
la reflexión.
Las modificaciones de hábitos y conductas llevan tiempo y necesita la INVERSIÓN de
esfuerzos. El éxito del desarrollo de estos programas de mediación reside en toda la comunidad
educativa, en especial en el compromiso docente de incorporar las nuevas habilidades y el
cambio teórico de abordaje que el programa implica en la vida de la comunidad educativa.
El objetivo de la educación no es solo proporcionar información, sino también transmitir
valores que contribuyan a la formación de la personalidad de los jóvenes y al establecimiento de
patrones para sus relaciones con los otros.
En este sentido, apoyar por las Administraciones Públicas competentes el Programa de
Mediación Escolar, es una iniciativa tan interesante como imaginativa, por el cual los mismos
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estudiantes resuelven sus conflictos con la intervención de alumnos, mediadores, aprendiendo a
ponerse en el lugar del otro, a escuchar los argumentos ajenos, a ponderarlos y reconocer su
valía.
Se trata de promover la importancia del dialogo, de la valoración de los argumentos
ajenos y de la búsqueda de consenso.
Indudablemente, esta experiencia puede contribuir a la interacción escolar sea más pacífica
y razonable y a que, en general, los menores y jóvenes y trasladen estos criterios a otras esferas,
Que la escuela se constituya en un campo de aprendizaje para la convivencia y el dialogo,
del ejercicio de la libertad con responsabilidad y respeto de los derechos del otro es
especialmente oportuno en tiempos de erosión de los lazos que unen a la sociedad.
En este sentido, los sistemas que promuevan la responsabilidad y la participación de los
estudiantes constituyen también un parte al enriquecimiento y fortalecimiento del sistema
democrático. Es necesario un cambio cultural que permita afrontar de forma constructiva los
conflictos como naturales e inevitables, porque el conflicto es inherente al ser humano y a la
vida y no tiene por qué ser negativo. Lo que es negativo es la manifestación violenta del conflicto.
III. Conclusiones.
Es evidente que los mediadores tanto del ámbito penal con los menores infractores,
como los preventivos que actúan en los centros de enseñanza, aprenden su trabajo a través de
una intensa tarea de capacitación que comprende desde la adquisición de conocimientos
teóricos hasta el entrenamiento práctico. Todas estas actividades se desarrollan en el marco de
un alto contenido participativo. En consecuencia, la práctica de la mediación penal está por
tanto organizada alrededor de una formación inicial específica, independientemente del origen
profesional del mediador, a la vez jurídica y psicológica.
Así mismo, debe realizarse una formación continua: se deben organizar supervisiones y
módulos de profundización. Reuniones de análisis de práctica son absolutamente necesarias al
objeto de armonizar las diferentes actuaciones de los mediadores.
De aquí, la necesidad de facilitar una formación adecuada a los diferentes equipos de
trabajo que permita afrontar desde el ámbito de la justicia juvenil y desde los centros de
enseñanza, una preparación especifica de esos mediadores que intervienen en los conflictos
con la sociedad.
El diseño y la organización de actividades formativas muy específicas para los
componentes de los equipos técnicos adscritos a la Fiscalía de Menores y equipos externos de
apoyo a la conciliación y reparación en el área de Justicia Juvenil es una tarea fundamental. Los
profesionales y contenidos de dichos cursos deben ser impartidos por expertos en la materia de
reconocido prestigio.
No olvidaré nunca una reunión de los expertos en materia de Justicia Juvenil de las
Comunidades Autónomas en la sede del Consejo General del Poder Judicial en Madrid, hace
unos cuatro años, con el impacto que me produjo que el Fiscal Jefe de Barcelona, reconocía
que un 40% de los menores detenidos eran derivados desde la Fiscalía de Menores a los
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Equipos de Mediación con el consiguiente éxito en la muy escasa reincidencia de infracciones
penales, nula estigmatización por el proceso penal y ahorro efectivo para el gestor público en la
inversión de recursos para la ejecución de medidas judiciales. Esa cifra es un verdadero record
y nos da una idea de la potencialidad que tiene la justicia restitutiva, a través de la conciliación y
reparación. En aquellas fechas, según la Memoria de la Fiscalía General del Estado, la
media en el territorio nacional de esta solución de los conflictos se situaba en un 13% de los
expedientes iniciados de reforma. Alcanzar las cuotas de los catalanes es el objetivo principal
que deberían fijarse los responsables administrativos de las Administraciones Públicas con
competencia en la materia.
A titulo de mera información, citar que las mediaciones producidas en 2009 en la
Comunidad Autónoma de Andalucía, de las que tengo noticias, han sido por provincias las
siguientes: Almería 125, Cádiz 139, Córdoba 143, Granada 255, Huelva 225, Jaén 189, Málaga
536 y Sevilla 209, ascendiendo a un total en todo el territorio de 1821, contabilizando las
mediaciones resueltas, inviables y en trámite. Es obvio que estas cifras deberían duplicarse
como mínimo para estar en unas cotas más cercanas a los catalanes.
Con respecto a los datos facilitados en la última ponencia impartida en la
UNED, Centro Asociado de Sevilla, en el Curso sobre delincuencia juvenil, la
mediaciones penales con menores han mejorado respecto al año que se comenta en el
párrafo anterior, a saber:
Resueltas positivamente: 1.500
No se alcanzó un acuerdo: 212
Finalizó en tramitación del
Procedimiento penal:
361
Total 2011:
2061
Ello quiere decir que ha mejorado sensiblemente esta opción que nos aporta la
normativa, y con independencia de las funciones de mediación que efectúan los Equipos
Técnicos adscritos a Fiscalias en las provincias de Andalucía, existen ocho equipos
externos funcionando en esta materia.
Sevilla, a 16 de marzo de 2013
Saludos.
Isidoro Beneroso Álvarez
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