Mateo 3, 1-2

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PREDICAR EN EL DESIERTO
Seguramente recordará el lector el pasaje bíblico de la predicación de Juan el
Bautista (Mateo 3, 1-2): “Por aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en
el desierto de Judea, y diciendo: Convertíos, porque está cerca el reino de Dios.
Este es aquel que el profeta Isaías había anunciado cuando dijo: Voz del que grita
en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos.” A Isaías no le
creyeron, a Juan El Bautista tampoco y a Cristo… muy pocos, al menos en su
tiempo.
Seamos más concretos y humildes y hablemos de nuestra realidad más cercana.
Tras la publicación el pasado 18 de septiembre de 2015 en el BOE del Convenio
colectivo estatal de las empresas de seguridad julio de 2015 – diciembre de 2016,
se han presentado algunas demandas de impugnación del mismo por algunos
Sindicatos y, al parecer, están preparándose otras por algunas Patronales. El
recorrido de las mismas se dilucidará en los órganos jurisdiccionales competentes,
pero este no es el problema. El verdadero problema radica en que estas demandas
reflejan la sensación de frustración en el sector que ha generado esa negociación.
Nunca nos cansaremos de insistir en que resulta imprescindible conseguir el mayor
consenso y con la mayor participación posible en la negociación, como única vía
para poder exigir después a todos el compromiso moral de aceptar y aplicar los
acuerdos democráticamente alcanzados.
Resulta sorprendente haber tenido que conocer a través de la página web de
algunos Sindicatos el acta de constitución del Observatorio sectorial fechada el 2
de septiembre de este año y el reglamento de dicho órgano que se aprobó en esa
reunión. Con participación exclusiva de los firmantes del convenio y sin mayor
publicidad. Pero, y esto resulta grave, con la asistencia y complicidad de todos los
firmantes, dos asociaciones patronales y tres organizaciones sindicales. ¿Quién y
cómo puede explicar esto?
La diferencia entre una comisión negociadora y un Observatorio sectorial es, o
debería ser, clara. Desde FES creemos que disponer en el sector de un órgano
democrático donde realizar el análisis conceptual y estratégico de la actividad,
seguir su evolución y representar a la comunidad sectorial frente a terceros, es de
la máxima importancia y utilidad. Otros sectores, la construcción por ejemplo,
gozan de órganos similares que evidencian con claridad su utilidad. Por ello
creemos que resulta imprescindible reorientar la composición y actividades del
Observatorio hacia objetivos más estratégicos que laborales y mantener viva la
invitación a todos los actores empresariales, sindicales y profesionales
involucrados para ampliar la participación democrática de todos y disponer, con
todo fundamento, de esta importantísima herramienta estratégica.
Las propuestas de desarrollo reglamentario de la Ley de Seguridad Privada son un
lamentable ejemplo de la falta de visión estratégica de algunos actores del sector.
Salvo por la encomiable labor desarrollada por Seguritecnia, los distintos actores
del sector han presentado sus diversas aportaciones ante el Ministerio de Interior,
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que ha tenido que asumir un papel de coordinación para articular entre si las
distintas propuestas recibidas. En algunos casos, no se ha perseguido tanto la
deseable mejora en la calidad de los servicios y la mayor profesionalización del
sector como conseguir mejorar la “cuota de mercado” a través del marco
regulatorio. Creemos sinceramente que ha faltado voluntad de crear una
colaboración leal para alcanzar aquellos objetivos que resultan comunes. Y menos
mal, insistimos, que algunos profesionales, como la revista Seguritecnia, nos han
empujado para salir de este error. Es evidente el reto que, en este sentido,
tenemos por delante.
Por otra parte, la reiterada excusa de la urgencia en la negociación sigue
manteniendo pendiente el debate sobre algunos asuntos de índole laboral que, a
estas alturas, comienzan a ser más cuestiones estratégicas que materias sólo para
la negociación colectiva.
Empezando por la revisión del propio ámbito de la negociación colectiva y el
adecuado tratamiento de las actividades de sistemas de seguridad, transporte y
depósito de valores o de explosivos y centrales de alarmas. O de las actividades
compatibles establecidas por la nueva Ley.
La revisión del sistema de clasificación por grupos profesionales, la movilidad
interna dentro de los mismos y el planteamiento de carreras o especializaciones
profesionales nos ayudaría a adecuar el convenio colectivo al nuevo marco
normativo y a la realidad más actual de la actividad.
Quizás sería conveniente revisar también la regulación de la jornada, la distribución
de la misma durante el año, el tratamiento de la recuperación de las “horas de
defecto” o algunos tratamientos concretos para determinados servicios.
Pueden introducirse diversas mejoras en la regulación de la subrogación. Y debería
replantearse, en nuestra opinión, la regulación de las incapacidades temporales y/o
de los complementos por festividad y nocturnidad.
Resulta asimismo imprescindible, so pena de seguir engañándonos, revisar el
tratamiento de la antigüedad, modernizando este aspecto según la situación actual
del mercado y del sector.
Una reflexión sobre otros costes añadidos derivados de la regulación actual, así
como un análisis de los recursos necesarios para avanzar en la construcción del
sector a través de nuevas herramientas comunes resultan asimismo más que
necesarios.
Pero no creamos que estas son las cuestiones más importantes que debemos
abordar en nuestra reflexión colectiva. Asumir el liderazgo del sector y mantener los
compromisos colectivos exige mucho más.
Ya hemos manifestado en anteriores ocasiones nuestras dudas sobre la posibilidad
de que los costes derivados del convenio actualmente en vigor pudiesen
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repercutirse en las tarifas de los servicios. Y conforme avanzan los meses y se
revisan las ofertas que las empresas del sector están presentando a clientes
públicos y privados, puede observarse que o no se está repercutiendo en precios
estos mayores costes para 2016 o se está siguiendo una política de reducción de
márgenes que no es fácil de comprender. Y no es correcto achacar este
comportamiento a ningún tipo de empresas en particular, pues lamentablemente
ejemplos pueden ponerse de todos los colores.
Sin una verdadera reflexión interna que permita determinar el rango de valores
razonable para nuestros servicios, la dignificación de la actividad y la viabilidad de
empresas y contratos es una utopía. No reclamamos ninguna practica o acuerdo
contrarios a Derecho, pero si una verdadera reflexión estratégica sobre el valor real
de nuestros servicios. Y esto no es una materia de negociación colectiva, aunque si
un objetivo de la máxima importancia, el más importante ahora, del Observatorio
sectorial.
El discurso de las organizaciones sindicales más representativas a nivel estatal
contiene la idea de que, tras los esfuerzos retributivos asumidos durante los años
de la crisis, es momento de marcar un punto de inflexión para que los salarios
vuelvan a crecer por encima de la inflación. Sin entrar ahora en la discusión de si
en nuestro sector esto ha sido así o no, es imprescindible que entre todos, no solo
las empresas, consigamos definir, asumir y defender cual es el valor añadido real
de los servicios que prestamos.
Abrir la negociación a todos los agentes interesados en el sector nos ayudará a
agilizar y afianzar estos procesos. Lo que denominamos “competencia desleal”,
tanto en sus vertientes de reducción injustificada de costes y tarifas como en la de
utilización de la negociación colectiva con fines comerciales, consigue arruinar la
posibilidad de construir una profesión digna y proyectos laborales y empresariales
estables y con futuro.
Entendemos las razonables discrepancias que el lector podrá tener sobre
cualquiera de los detalles de esta reflexión. Pero prometemos no desanimarnos en
nuestro trabajo, pese a tener, en muchas ocasiones, la sensación de estar
“predicando en el desierto”. Nuestra mano sigue tendida.
José Manuel López Fernández
Presidente de FES
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