Julio de 2014 Liahona - The Church of Jesus Christ of Latter

Anuncio
L A IGLESIA DE JESUCRI S TO DE LOS SA N TOS DE LOS ÚLTIMOS DÍA S • J ULIO DE 2014
Ser padres de
jóvenes adultos,
pág. 34
Brasil: Un siglo de
crecimiento, pág. 18
Ver al Salvador en los
símbolos, pág. 52
“A veces nos
convertimos en
un pararrayos y
tenemos que ‘sufrir
una descarga’ por
aferramos a las
normas de Dios
y hacer Su obra.
Testifico que no
tenemos que
temer si estamos
fundados en Su
doctrina. Tal vez
suframos incomprensión, críticas y
hasta acusaciones
falsas, pero nunca
estamos solos.
Nuestro Salvador
fue ‘despreciado y
rechazado de los
hombres’ [Isaías
53:3]. ¡Es nuestro
privilegio sagrado
permanecer
con Él!”
Élder Robert D. Hales, del
Quórum de los Doce Apóstoles, “Permaneced firmes
en lugares santos”, Liahona,
mayo de 2013, pág. 50.
Liahona, julio de 2014
30
MENSAJES
4
7
Mensaje de la Primera
Presidencia: La promesa
de volver los corazones
Por el presidente Henry B. Eyring
Mensaje de las maestras
visitantes: La misión divina
de Jesucristo: Intercesor
ARTÍCULOS DE INTERÉS
18Pioneros en toda tierra:
La Iglesia en Brasil:
El futuro por fin ha llegado
Por Mark L. Grover
La Iglesia en Brasil ha crecido de
una pequeña familia inmigrante
a más de un millón de miembros.
24El Libro de Mormón, el
recogimiento de Israel
y la Segunda Venida
Por el élder Russell M. Nelson
El Libro de Mormón es el instrumento de Dios para ayudar a que
se cumplan dos objetivos divinos.
30Sé como Ammón
¿Podría el relato de Ammón ayudarte a reactivar a los miembros
de tu barrio o rama?
34Diez consejos para padres
de jóvenes adultos
EN LA CUBIERTA
Ilustración fotográfica por Cody Bell. Interior
de la cubierta del frente: Fotografía © Robert
Harding World Imagery/Corbis.
Por Wendy Ulrich
Estos cinco retos y diez sugerencias los ayudarán a comprender
a sus hijos jóvenes adultos.
SECCIONES
8
Cuaderno de la conferencia
de abril de 2014
10Lo que creemos: Enseñamos
por el poder del Espíritu Santo
12El prestar servicio en la Iglesia:
Dirigir a la manera del Salvador
Por Ryan Carr
14Profetas del Antiguo Testamento:
Elías el Profeta
15La enseñanza de Para la
Fortaleza de la Juventud:
El trabajo y la autosuficiencia
16Noticias de la Iglesia
38Voces de los Santos
de los Últimos Días
80Hasta la próxima:
Mantén la vista en la orilla
Por Richard M. Romney
No llegarás a ninguna parte
si te concentras en las olas.
J u l i o d e 2 0 1 4 1
JÓVENES ADULTOS
JÓVENES
NIÑOS
48Los convenios divinos producen
cristianos fuertes
42
Por el élder D. Todd Christofferson
¿Cómo adquirimos poder moral
y espiritual?
70
52¿Qué ves?
Por David A. Edwards
Observa con atención las ordenanzas del Evangelio; quizás
aprendas algo nuevo.
55Nuestro espacio
56Para la Fortaleza de la Juventud:
Trabajo. ¿Quién lo necesita?
Por Randall L. Ridd
58Mover tubos con los
42Llegar a ser perfectos en Cristo
Por el élder Gerrit W. Gong
La perfección del Salvador puede
ayudarnos a superar una mentalidad perfeccionista, autocrítica
y poco realista.
zapatos llenos de lodo
Raymond M. Allton
No acababa de recuperarme de
mi trabajo matutino cuando el
asesor de mi quórum estacionó
su auto frente a casa.
60Al grano
61Póster: Las cosas no siempre
son lo que parecen
62Prestar servicio por
las razones justas
Rasem Maluff
Busca la
Liahona
que está
escondida en
este ejemplar.
Pista: recoge
las flores de
color morado.
Tenía una carrera prometedora
en el fútbol; ¿tenía que servir en
una misión?
64Los mormones sí creen en Dios
Brenda Hernández Ruiz
Cuando le dije a la mujer que era
mormona, no quiso hablarme más.
66Testigo especial: ¿Qué podemos
hacer para ser dignos de la
compañía del Espíritu?
Por el presidente Boyd K. Packer
67Mi lección acerca de la fe
Por Emma R.
Una semilla de melón me enseñó
acerca de la fe.
68Mi cuerpo es un templo
Por Marissa Widdison
¿Tienes preguntas sobre tu cuerpo?
70De la Primaria a casa:
Llegamos a ser miembros
de la Iglesia por medio del
bautismo y de la confirmación
Por Jennifer Maddy
72Nuestra página
73Preparado para servir
Por el élder Eduardo Gavarret
El agua estaba fría; pero yo igual
quería que me bautizaran.
74Amigos por todo el mundo:
Soy Pedro, de Brasil
Por Amie Jane Leavitt
76Para los más pequeños:
64
Sarah caminó y caminó
Por Heidi Poelman
81Retrato de un profeta:
Thomas S. Monson
Ideas para la noche de hogar
Este ejemplar contiene artículos y actividades que se podrían utilizar en la noche de hogar.
A continuación figuran dos ideas:
ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR CODY BELL.
JULIO DE 2014 VOL. 38 Nº 7
LIAHONA 10987 002
Publicación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días en español.
La Primera Presidencia: Thomas S. Monson, Henry B. Eyring,
Dieter F. Uchtdorf
El Quórum de los Doce Apóstoles: Boyd K. Packer,
L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard,
Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, David A.
Bednar, Quentin L. Cook, D. Todd Christofferson, Neil L. Andersen
Editor: Craig A. Cardon
Asesores: Jose L. Alonso, Mervyn B. Arnold, Shayne M. Bowen,
Stanley G. Ellis, Christoffel Golden
Director administrativo: David T. Warner
Director de operaciones: Vincent A. Vaughn
Director de Revistas de la Iglesia: Allan R. Loyborg
Gerente administrativo: Garff Cannon
Editor administrativo: R. Val Johnson
Editor administrativo auxiliar: Ryan Carr
Redacción y revisión: Brittany Beattie, David Dickson, David A.
Edwards, Jennifer Grace Fallon, Matthew D. Flitton, Mindy Raye
Friedman, Lori Fuller, Garrett H. Garff, LaRene Porter Gaunt,
Michael R. Morris, Sally Johnson Odekirk, Joshua J. Perkey, Jan
Pinborough, Richard M. Romney, Paul VanDenBerghe, Marissa
Widdison
Director administrativo de arte: J. Scott Knudsen
Director de arte: Tadd R. Peterson
Diseño: Jeanette Andrews, Fay P. Andrus, Mandie M. Bentley,
C. Kimball Bott, Thomas Child, Nate Gines, Colleen Hinckley,
Susan Lofgren, Eric P. Johnsen, Scott M. Mooy, Mark W. Robison,
Brad Teare, K. Nicole Walkenhorst
Coordinadora de Propiedad Intelectual:
Collette Nebeker Aune
Gerente de producción: Jane Ann Peters
Producción: Kevin C. Banks, Connie Bowthorpe Bridge,
Julie Burdett, Bryan W. Gygi, Denise Kirby, Ginny J. Nilson,
Gayle Tate Rafferty
Preimpresión: Jeff L. Martin
Director de impresión: Craig K. Sedgwick
Director de distribución: Stephen R. Christiansen
Coordinación de Liahona: Francisco Pineda, Patsy Carroll-Carlini
Distribución:
Corporation of the Presiding Bishop of
The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints
Steinmühlstrasse 16, 61352 Bad Homburg v.d.H., Germany
Información para la suscripción:
Para suscribirse o para cambios de dirección, tenga a bien
contactar a servicios al cliente
Teléfono gratuito: 00800 2950 2950
Tel: +49 (0) 6172 4928 33/34
Correo-e: [email protected]
En línea: store.lds.org
El precio para la suscripción de un año: EUR 5,25 para España;
2,25 para las Islas Canarias y 7,5 para Andorra.
Los manuscritos y las preguntas deben enviarse en línea a
liahona.lds.org; por correo a Liahona, Room 2420, 50 E. North
Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-0024, USA; o por correo
electrónico a: [email protected].
Liahona (un término del Libro de Mormón que significa “brújula”
o “director”) se publica en albanés, alemán, armenio, bislama,
búlgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata, checo, chino,
chino (simplificado), danés, esloveno, español, estonio, fiyiano,
finlandés, francés, griego, holandés, húngaro, indonesio, inglés,
islandés, italiano, japonés, kiribati, letón, lituano, malgache,
marshalés, mongol, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso,
samoano, suajili, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tongano,
ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia de las publicaciones
varía de acuerdo con el idioma.)
© 2014 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos
reservados. Impreso en los Estados Unidos de América.
El material de texto y visual de la revista Liahona se puede copiar
para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre que no sea con
fines de lucro. El material visual no se puede copiar si aparecen
restricciones en la línea de crédito del mismo. Las preguntas que
tengan que ver con este asunto se deben dirigir a Intellectual
Property Office, 50 East North Temple Street, Salt Lake City,
UT 84150, USA; correo electrónico: cor-intellectualproperty@
ldschurch.org.
Para los lectores de México: Certificado de Licitud de título
número 6988 y Licitud de contenido número 5199, expedidos
por la Comisión Calificadora de Publicaciones y revistas ilustradas
el 15 de septiembre de 1993. “Liahona” © es nombre registrado
en la Dirección de Derechos de Autor con el número 252093.
Publicación registrada en la Dirección General de Correos número
100. Registro del S.P.M. 0340294 características 218141210.
For Readers in the United States and Canada:
July 2014 Vol. 38 No. 7. LIAHONA (USPS 311-480) Spanish
(ISSN 0885-3169) is published monthly by The Church of Jesus
Christ of Latter-day Saints, 50 East North Temple, Salt Lake City, UT
84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada, $12.00
plus applicable taxes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City,
Utah. Sixty days’ notice required for change of address. Include
address label from a recent issue; old and new address must be
included. Send USA and Canadian subscriptions to Salt Lake
Distribution Center at the address below. Subscription help line:
1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard, American
Express) may be taken by phone. (Canada Poste Information:
Publication Agreement #40017431)
POSTMASTER: Send all UAA to CFS (see DMM 707.4.12.5).
NONPOSTAL AND MILITARY FACILITIES: Send address changes
to Distribution Services, Church Magazines, P.O. Box 26368,
Salt Lake City, UT 84126-0368, USA.
“Llegar a ser perfectos en Cristo”,
página 42: Utilizando las enseñanzas del
élder Gong sobre el perfeccionismo, haga
un cuestionario de falso o verdadero para
su familia con el fin de que descubran si
tienen tendencias al perfeccionismo. En
el cuestionario, podría usar frases como:
“Puedo ser feliz aun cuando cometa
errores” o “Me resulta difícil perdonar a los
demás”. Lean juntos lo que el élder Gong
enseña acerca de confiar en el Salvador.
También podría utilizar las páginas 156–
157 de Predicad Mi Evangelio: Una guía
para el servicio misional a fin de enseñar la
forma de establecer metas apropiadas para
superar el perfeccionismo.
“Mi cuerpo es un templo”, página 68:
Utilice las preguntas de este artículo para
enseñar a sus hijos a respetar y amar su
cuerpo. Podría servir un refrigerio saludable
de frutas o verduras para enseñarles sobre
la buena alimentación. Quizás quiera jugar
algún deporte o llevar a cabo una actividad
al aire libre para enseñarles a que aprecien
la buena salud y el tener energía. Anime
a sus hijos a que se hagan amigos de un
niño o adolescente de su barrio, rama o escuela, que tenga discapacidades. También
podrían cantar: “Contigo iré” (Canciones
para los niños, pág. 78).
EN TU IDIOMA
La revista Liahona y otros materiales de la Iglesia están disponibles en muchos idiomas en
www.languages.lds.org.
TEMAS DE ESTE EJEMPLAR
Los números indican la primera página del artículo.
Activación, 30, 38
Antiguo Testamento, 14
Bautismo, 52, 70, 73
Confirmación, 52, 70
Convenios, 24, 48
Conversión, 18
Cuerpo físico, 68
Enseñanza, 10
Espíritu Santo, 10, 40, 66
Expiación, 7, 42
Familia, 34, 39, 40, 41, 80
Fe, 48, 67
Historia familiar, 4, 6,
14, 55
Jesucristo, 7, 12, 42
Jóvenes adultos, 34
Libro de Mormón, 24, 30,
38, 55
Llamamientos, 12
Mandamientos, 60
Matrimonio, 41
Obra misional, 18, 30,
62, 64
Ordenanzas, 52, 70
Perspectiva eterna, 42, 80
Pioneros, 18, 76
Profetas, 14, 81
Santa Cena, 52, 70
Segunda Venida, 24
Ser padres, 34
Servicio, 12, 56, 58, 62, 73
Templo, 18
Testimonio, 64
Trabajo, 15, 56, 58
J u l i o d e 2 0 1 4 3
MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA
Por el presidente
Henry B. Eyring
Primer Consejero de
la Primera Presidencia
LA PROMESA DE
volver los corazones
M
i madre, Mildred Bennion Eyring, se crió en la
comunidad campesina de Granger, Utah, EE. UU.
Roy, uno de sus hermanos, siguió con el negocio
familiar de criar ovejas; de joven pasaba muchas semanas lejos del hogar y con el tiempo fue disminuyendo su
interés por la Iglesia. Se mudó a Idaho, EE. UU., contrajo
matrimonio y tuvo tres hijos; murió a los 34 años, cuando
su esposa tenía 28 años y sus hijos eran pequeños.
Aunque la pequeña familia de Roy estaba en Idaho
y mi madre se había mudado a Nueva Jersey, EE. UU.,
a unos 4.025 km de distancia, con frecuencia les escribía
cartas expresando su cariño y dándoles ánimo; la familia
de mi tío la llamaba cariñosamente “tía Mid”.
Los años pasaron y un día recibí una llamada telefónica
de una de mis primas para decirme que la viuda de Roy
había fallecido. Mi prima me dijo: “La tía Mid querría que
lo supieras”. Hacía tiempo que la tía Mid había muerto,
pero la familia aún sentía su gran cariño y se tomaron
la molestia de hacérmelo saber.
Me llamó la atención la importante función que mi madre había desempeñado en la familia de ellos, una función
similar a la que habían desempeñado los profetas nefitas
en sus familias al permanecer cerca de los parientes a quienes deseaban traer hacia el evangelio de Jesucristo. Nefi
escribió un registro con la esperanza de ejercer influencia
en los hijos de sus hermanos para que regresaran a la fe
del patriarca Lehi; y los hijos de Mosíah mostraron un amor
semejante cuando predicaron el Evangelio a los descendientes de Lehi.
4
Liahona
El Señor ha proporcionado los medios para que sintamos amor en familias que pueden ser eternas. Hoy los
jóvenes de la Iglesia están sintiendo que su corazón se
vuelve hacia su familia; están buscando los nombres de parientes que no tuvieron la oportunidad de recibir las ordenanzas de salvación en esta vida, y llevándolos al templo.
Cuando entran en las aguas bautismales, tienen la oportunidad de sentir el amor del Señor y de los familiares a favor
de quienes efectúan las ordenanzas.
Aún recuerdo el amor en la voz de mi prima cuando
llamó y me dijo: “Nuestra madre ha fallecido y la tía Mid
querría que lo supieras”.
Aquellos de ustedes que efectúan ordenanzas por los
miembros de su familia, están actuando con amor, como
lo hicieron los hijos de Mosíah y el profeta Nefi. Al igual
que ellos, ustedes sentirán gozo por aquellos que acepten
su ofrenda; también sentirán la gran satisfacción que sintió
Ammón, quien dijo de su servicio misional entre los parientes que estaban alejados:
“Por lo tanto, gloriémonos; sí, nos gloriaremos en el
Señor; sí, nos regocijaremos porque es completo nuestro
gozo; sí, alabaremos a nuestro Dios para siempre. He aquí,
¿quién puede gloriarse demasiado en el Señor? Sí, ¿y quién
podrá decir demasiado de su gran poder, y de su misericordia y de su longanimidad para con los hijos de los
hombres? He aquí, os digo que no puedo expresar ni la
más mínima parte de lo que siento” (Alma 26:16).
Testifico que los sentimientos de amor que sienten por sus familiares —dondequiera que ellos se
encuentren— son el cumplimiento
de la promesa de que Elías el profeta
vendría. Él ya vino. El corazón de los
hijos se está volviendo a sus padres y
el corazón de los padres se está volviendo a sus hijos (véanse Malaquías
4:5–6; José Smith—Historia 1:38–39).
Cuando sienten el deseo de buscar
los nombres de sus antepasados y
llevarlos al templo, están viviendo el
cumplimiento de esa profecía.
Es una bendición vivir en la época
en que se está cumpliendo la promesa de volver los corazones. Mildred
Bennion Eyring sintió ese deseo. Ella
amaba a la familia de su hermano y se
mantuvo en contacto con ellos; y ellos
sintieron que su corazón se volvía con
amor hacia la tía Mid porque sabían
que ella los amaba. ◼
CÓMO ENSEÑAR CON ESTE MENSAJE
T
al vez quiera leer las profecías acerca del espíritu de Elías el profeta
con las personas que visite (véanse Malaquías 4:5–6; José Smith—
Historia 1:38–39). Hablen sobre las formas en que podrían participar en la
historia familiar, incluso sobre las herramientas como indexing, fotografía
y creación de blogs. Si aquellos a los que visita no están familiarizados con
FamilySearch.org, considere la posibilidad de tomar tiempo para mostrárselo.
Llegar a conocer a mi abuela
Por Jewelene Carter
P
ara uno de mis proyectos
de las Mujeres Jóvenes, me
ofrecí como voluntaria para
ayudar a mi abuela a encontrar a sus antepasados, y fui
a revisar páginas de microfilmes en el Centro de Historia
Familiar de Mesa, Arizona,
EE. UU. Mientras buscábamos
a nuestra familia, sentadas una
junto a la otra, pensé: “¿Qué es lo que en realidad sé sobre
la abuela que está aquí a mi lado?”.
Encontramos a muchos parientes, preparamos la información y fuimos al Templo de Mesa, Arizona, a efectuar los
bautismos y las confirmaciones. Poco después, mi abuela me
dio una colección encuadernada de su historia familiar.
Debido a que ella sufre de artritis reumatoide, le resulta
muy doloroso escribir en el teclado. Me gusta ayudarla con
Dibuja corazones como éste en una hoja
de papel y recórtalos. Escribe sobre ellos
notas con mensajes alegres o haz
dibujos y, de manera secreta,
entrégalos a los miembros
de tu familia. ¡Observa
lo felices que se
sentirán!
la computadora y juntas escribimos las historias de su vida
para el beneficio espiritual de nuestra familia. Me encanta
ser parte de su vida y aprender mucho sobre la historia de
la Iglesia al participar en estos proyectos.
La autora vive en Virginia, EE. UU.
NIÑOS
Cuando hay amor
En el cielo gozo hay
cuando hay amor;
en el mundo gloria hay
cuando hay amor.
“Cuando hay amor” (Himnos, Nº 194)
Nuestro Padre Celestial quiere que amemos
a nuestra familia para que seamos felices.
Cuanto más sirvamos a nuestra familia, más
amaremos a nuestro Padre Celestial y a los
miembros de nuestra familia.
ABAJO: ILUSTRACIÓN POR NATALIE HOOPES CARTER; IZQUIERDA: ILUSTRACIÓN POR KATHLEEN PETERSON.
JÓVENES
MENSA JE DE L A S MAEST R A S V ISI TA N TES
Con espíritu de oración, estudie este material y procure saber lo que debe compartir. ¿De qué
manera el entender la vida y la misión del Salvador aumentará su fe en Él y bendecirá a las
hermanas que están bajo su cuidado en el programa de maestras visitantes? Si desea más
información, visite reliefsociety.lds.org.
La misión divina
de Jesucristo:
Intercesor
De las Escrituras
A lo largo de la historia de la
Iglesia del Señor, las discípulas
de Jesucristo han seguido Su
ejemplo. Ester fue fiel y valiente;
su primo Mardoqueo, le dio una
Este artículo es parte de una serie de mensajes de
las maestras visitantes que presenta aspectos de la
misión del Salvador.
copia del decreto promulgado
por el rey para que los judíos
J
NO SE HAGA MI VOLUNTAD, SINO LA TUYA, POR HARRY ANDERSON.
esucristo es nuestro Intercesor
ante el Padre. La palabra intercesor
procede de voces latinas que significan “hablar en favor de alguien” 1.
El Salvador intercede por nosotros valiéndose del conocimiento, la justicia y
la misericordia; el saber esto nos llena
de amor y gratitud por Su expiación.
“Escuchad [a Jesucristo] que es
vuestro intercesor con el Padre, que
aboga por vuestra causa ante él,
“diciendo: Padre, ve los padecimientos y la muerte de aquel que no
pecó, en quien te complaciste; ve la
sangre de tu Hijo que fue derramada,
la sangre de aquel que diste para que
tú mismo fueses glorificado;
“por tanto, Padre, perdona a estos
mis hermanos que creen en mi nombre, para que vengan a mí y tengan
vida eterna” (D. y C. 45:3–5).
De Cristo como nuestro Intercesor,
el élder D. Todd Christofferson, del
Fe, Familia, Socorro
fuesen destruidos y le encargó
que “fuese ante [el rey] a interceder por su pueblo”; y agregó:
“¿Y quién sabe si para esta hora
tú has llegado al reino?” (Ester
4:8, 14).
A pesar del peligro, Ester es-
Quórum de los Doce Apóstoles, dijo:
“Esto significa mucho para mí, el que
en cualquier momento, y en cualquier circunstancia, puedo, mediante
la oración, acercarme al trono de
gracia; que mi Padre Celestial escuchará mi súplica; que mi Abogado,
Aquel que no tenía pecado, cuya sangre fue derramada, intercederá por
mi causa” 2.
tuvo de acuerdo: “…y así entraré
a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que
perezca” (Ester 4:16).
Entonces, Ester habló con
humildad delante del rey y
“cayó a sus pies, rogándole con
lágrimas… para revocar las cartas… para destruir a los judíos”;
y añadió: “¿Cómo podría yo
soportar y ver la destrucción de
Escrituras adicionales
Mosíah 15:8–9; Moroni 7:28;
Doctrinas y Convenios 29:5; 110:4
mi gente?” (véase Ester 8:3, 5–6).
El rey se conmovió y le concedió
lo que pedía 3.
Considere hacer esta pregunta:
¿De qué manera la intercesión
de Jesucristo nos inspira a extender
misericordia y perdón a los demás?
NOTAS
1. Véase de Russell M. Nelson, “Jesús
El Cristo — nuestro Maestro y más”,
Liahona, abril de 2000, páginas 9, 11
speeches.byu.edu.
2. Véase de D. Todd Christofferson, “Sé en
quien he confiado”, Liahona, julio de 1993,
pág. 93.
3. Véase también Hijas en Mi reino: La historia
y la obra de la Sociedad de Socorro, 2011,
pág. 199.
J u l i o d e 2 0 1 4 7
CUADERNO DE LA CONFERENCIA DE ABRIL DE 2014
“Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho… sea por mi propia voz o por la
voz de mis siervos, es lo mismo” (D. y C. 1:38).
A medida que repase la conferencia general de abril de 2014, puede utilizar esta página
(y los cuadernos de la conferencia de ejemplares futuros) para ayudarle a estudiar y aplicar
las enseñanzas recientes de los profetas y apóstoles vivientes, así como de otros líderes
de la Iglesia.
UNA PROMESA PROFÉTICA
P U N TO S D O C T R I N A L E S D E STAC A D O S
Valor
El matrimonio y la castidad
“[Recientemente], la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce publicaron una carta para los líderes de la
Iglesia de todo el mundo, parte de la
cual dice: ‘Los cambios en la ley civil
no modifican, ni pueden cambiar,
la ley moral que Dios ha establecido.
Dios espera que defendamos y guardemos Sus mandamientos pese a las
opiniones o tendencias divergentes
de la sociedad. Su ley de castidad
es clara: las relaciones sexuales son
correctas únicamente entre un hombre y una mujer que estén legal y
lícitamente casados como esposo
y esposa’.
“Mientras que el mundo se aleja
de la ley de castidad del Señor, nosotros no…
8
Liahona
“Aunque muchos gobiernos y personas bienintencionadas han vuelto
a definir el matrimonio, el Señor no.
Desde el comienzo, Dios dio inicio al
matrimonio entre un hombre y una
mujer: Adán y Eva. Él delineó los propósitos del matrimonio para que fueran mucho más allá de la satisfacción y
realización personales de los adultos, a
lo que es más importante: fomentar el
ambiente ideal donde los niños pudieran nacer, ser criados y educados. La
familia es el tesoro de los cielos”.
Élder Neil L. Andersen, del Quórum de los Doce
Apóstoles, “Torbellinos espirituales”, Liahona,
mayo de 2014, pág. 19.
El élder Andersen analiza cómo manejar preguntas y dudas en cuanto a temas difíciles en
lds.org/go/andersen714.
“A fin de que nosotros tomemos
las decisiones correctas, se necesita
valentía; la valentía para decir ‘no’
cuando debamos y la valentía para
decir ‘sí’ cuando sea adecuado,
así como la valentía para hacer lo
correcto porque es lo correcto…
Ese valor interior también
incluye hacer lo correcto aunque
tengamos miedo, defender nuestras creencias a riesgo de ser ridiculizados y mantener esas creencias
aun cuando exista la posibilidad
de perder a un amigo o nuestro
estatus social…
A medida que sigamos adelante, procurando vivir como
debemos, con toda seguridad
recibiremos la ayuda del Señor y
encontraremos consuelo en Sus
palabras”.
Presidente Thomas S. Monson, “Esfuércense
y sean valientes”, Liahona, mayo de 2014,
págs. 66, 67, 69.
Aprendan del presidente Monson la
forma en que podemos cultivar el valor
en lds.​org/​go/​monson2714.
E N B U SC A DE PA R A LE LISM OS
Apresurar la obra de salvación
M
ás de un orador de la conferencia general habla de algunos de
los temas de gran importancia. Esto es
lo que dijeron tres de ellos en cuanto
a apresurar la obra de salvación:
• “No importa cuán bueno sea
el mensaje [misional] que uno
tenga, quizás no se presente la
oportunidad de darlo a conocer
sin un seguimiento constante y
repetitivo” 1. —Élder M. Russell
Ballard. Aprendan más en
cuanto a la invitación del élder
Ballard en lds.​org/​go/​ballard714.
• “[El] Templo de Gilbert,
Arizona… pasó a ser el templo
número 142 en funciones…
Cuando todos los templos anunciados se terminen, tendremos
170 templos en funciones alrededor del mundo” 2. —Presidente
Thomas S. Monson. Aprendan
más en lds.​org/​go/​monson714.
• “Debemos ‘[desechar] las cosas
de este mundo… [adherirnos]
a [nuestros] convenios’ [D. y C.
25:10, 13], y venir a Cristo y
seguirle. ¡Eso es lo que hacen
los discípulos!” 3. —Linda K.
Burton. Vean el discurso de la
hermana Burton en lds.​org/​go/​
burton714.
NOTAS
1. “Hacer el seguimiento”, Liahona, mayo
de 2014, pág. 78.
2. “Bienvenidos a la conferencia”, Liahona,
mayo de 2014, pág. 4.
3. “Se solicitan manos y corazones para
apresurar la obra”, Liahona, mayo de 2014,
pág. 122.
CÓMO LLEVAR A CABO
UNA “REUNIÓN DE ÁRBOL
FAMILIAR”
“Finalmente tenemos la doctrina,
los templos y la tecnología para
que las familias lleven a cabo esta
gloriosa obra de salvación. Quisiera
sugerir… [que cada familia tenga]
una ‘reunión de Árbol Familiar’, la
cual debería hacerse repetidas veces.
—Élder Quentin L. Cook, “Raíces y ramas”,
Liahona, mayo de 2014, pág. 47.
1. Reúna a su familia y compartan relatos, historias, fotografías y recuerdos de familia.
2. Suban relatos y fotografías al
Árbol Familiar y conecten los
documentos originales con los
antepasados.
3. Determinen qué antepasados
necesitan que se efectúen las
ordenanzas del templo por
ellos, y den asignaciones a los
miembros de la familia.
Encuentren otras formas que el élder
Cook menciona en que podemos ser
bendecidos mediante la historia familiar
en lds.​org/​go/​cook714.
Para leer, ver o escuchar los discursos de la conferencia general,
visite conference.​lds.​org.
J u l i o d e 2 0 1 4 9
LO QUE CREEMOS
ENSEÑAMOS POR EL PODER
DEL ESPÍRITU SANTO
C
reemos que enseñar el evangelio
de Jesucristo por el poder del
Espíritu Santo es esencial para la obra
de salvación de Dios. La enseñanza
eficaz ayuda a que las personas aumenten la fe y el deseo de vivir el
Evangelio, y puede impartirse en diferentes situaciones, como al dar lecciones o discursos en la Iglesia; pero
también enseñamos cuando analizamos una Escritura con un miembro de
la familia o le explicamos a un vecino
lo que es el sacerdocio.
“…los… maestros de esta iglesia
enseñarán los principios de mi
evangelio, que se encuentran en
la Biblia y en el Libro de Mormón,
en el cual se halla la plenitud del
evangelio.
“Y observarán los convenios
y reglamentos de la iglesia para
cumplirlos, y esto es lo que en­
señarán, conforme el Espíritu
los dirija.
“Y se os dará el Espíritu por
la oración de fe; y si no recibís el
Espíritu, no enseñaréis” (D. y C.
42:12–14).
10 L i a h o n a
Para una enseñanza eficaz, tenga
en cuenta estos cuatro principios:
• Ame a quienes enseña.
Conózcalos. Con espíritu de oración, considere sus necesidades
cuando se prepare para enseñar.
Trate de utilizar métodos de
enseñanza variados: cada método distinto llega a diferentes
personas (véanse algunas ideas
a la derecha).
• Enseñe mediante el Espíritu.
Nefi enseñó: “…cuando un hombre habla por el poder del Santo
Espíritu, el poder del Espíritu
Santo lo lleva al corazón de los
hijos de los hombres” (2 Nefi
33:1). Cuando enseñe, a fin de
invitar la influencia del Espíritu
Santo, comparta su testimonio
y utilice las Escrituras y las enseñanzas de los profetas de estos
últimos días. Ore para tener la
guía del Espíritu Santo conforme
se prepara para enseñar y Él le
dará inspiración para saber cuál
es la mejor manera de hacerlo.
• Enseñe la doctrina. Los materiales de estudio aprobados por
la Iglesia, como las Escrituras,
los discursos de las conferencias
generales y los manuales, contienen la doctrina: las verdades
eternas de Dios.
• Fomente el aprendizaje diligente. Al enseñar, recuerde
que aquellos que escuchan
son responsables de su propio
aprendizaje. Anímelos a hacer
preguntas, a compartir sus ideas
sobre el tema y a reflexionar sobre la manera de vivir los principios del Evangelio. Su testimonio
de esos principios crecerá en la
medida que ellos los obedezcan
(véase Juan 7:17).
El presidente Gordon B. Hinckley
(1910–2008) habló sobre la importancia de la buena enseñanza: “La vida
eterna se logrará únicamente cuando
a los hombres y a las mujeres se les
enseñe con tal eficacia que lleguen a
cambiar y a disciplinar su vida. No se
los puede obligar a ser rectos o a que
deseen ir al cielo; se les debe guiar,
y eso significa impartir enseñanza”
(cita de Jeffrey R. Holland, “Venido de
Dios como maestro”, Liahona, julio
de 1998, pág. 27). ◼
Si desea más información, vea Doctrina y
Convenios 50:13–22; Manual 2: Administración de la Iglesia, 2010, 5.5.4.
Éstos son algunos métodos de
enseñanza que le ayudarán a
comunicarse con personas que
tengan diferentes estilos de
aprendizaje:
Escuchar o cantar música sagrada.
Los himnos y las canciones de la
Primaria enseñan la doctrina e
invitan al Espíritu del Señor.
Hacer preguntas que animen a
quienes enseña a reflexionar y a
compartir sus ideas y sus sentimientos.
ILUSTRACIONES POR DAVID HABBEN.
Compartir historias y
ejemplos edificantes
que incluyan relatos
de las Escrituras y
de su vida personal.
Testificar de los principios
del Evangelio que enseñe.
El testimonio invita al
Espíritu Santo a testificar
de la verdad.
Mostrar ilustraciones y objetos. Los
principios del Evangelio se pueden
comparar con semillas, rocas,
plantas y otros objetos familiares.
J u l i o d e 2 0 1 4 11
EL PRESTA R SERV IC I O EN L A IGLESI A
DIRIGIR A LA MANERA DEL SALVADOR
Por Ryan Carr
Revistas de la Iglesia
E
xiste una marcada diferencia entre
los peores líderes del mundo y el
líder perfecto, el Salvador del mundo.
El presidente Spencer W. Kimball
(1895–1985) explicó: “…aquellos
líderes que a lo largo de la historia
han tenido el impacto más nefasto
en la humanidad, lo hicieron precisamente porque carecían casi por
completo de las cualidades exhibidas
por el Hombre de Galilea. Mientras
que Jesús fue abnegado, ellos fueron egoístas; a Jesús le preocupaba
la libertad, a ellos el dominio; Jesús
estaba interesado en prestar servicio,
ellos en obtener estatus social; Jesús
se preocupaba por atender las necesidades de los demás, ellos se ocuparon sólo de sus propios deseos y
necesidades; Jesús se interesaba en el
perfeccionamiento de sus discípulos,
ellos procuraron manipular a los seres
humanos; mientras que Jesús estaba
lleno de compasión equilibrada con
justicia, ellos a menudo estaban llenos de severidad e injusticia 1.
Para tener éxito como líderes en la
Iglesia del Señor, debemos seguir Su
ejemplo. Las siguientes ideas nos ayudarán a ser más semejantes a Cristo
en nuestro liderazgo:
Los líderes a la manera de Cristo
sirven “con la mira puesta únicamente
en la gloria de Dios” (D. y C. 4:5),
procurando hacer la voluntad del
Padre Celestial. El Salvador dijo: “Porque he descendido del cielo, no para
hacer mi voluntad, sino la voluntad
12 L i a h o n a
del que me envió” ( Juan 6:38).
Los líderes a la manera de Cristo
no confían en “el brazo de la carne”
(2 Nefi 4:34); oran con humildad para
recibir orientación; tienen esperanza
en el Señor y procuran hacer Su obra
en Su tiempo y a Su manera en vez
de depender de sus propios talentos
y habilidades.
Los líderes a la manera de Cristo no
buscan cargos en la Iglesia; para ellos,
los llamamientos son oportunidades
para servir y no ascensos; no consideran los relevos como descensos. Todo
llamamiento lleva implícito un relevo.
Los líderes a la manera de Cristo
son servidores; ayudan, enseñan y
alientan a quienes sirven; procuran
bendecir a los demás, como lo hizo
el Salvador: “Él no hace nada a menos
que sea para el beneficio del mundo”
(2 Nefi 26:24). Se consideran representantes del Señor para ayudar a
otras personas a volver a Él.
Los líderes a la manera de Cristo
ayudan a que los demás se desarrollen. El presidente Kimball también
enseñó:
“Jesús confía en quienes le siguen al punto de compartir Su obra
“¡PERO NO TENGO EXPERIENCIA EN LIDERAZGO!”
N
o se preocupen si no tienen mucha experiencia todavía; ustedes fueron
llamados por inspiración por alguien que tiene autoridad (véase Los
Artículos de Fe 1:5). El Señor ve lo que pueden llegar a ser; sus llamamientos
para dirigir pueden ser una oportunidad de desarrollar sus puntos fuertes y
vencer los débiles.
En el mundo empresarial y otras organizaciones, la educación y la experiencia de un líder suelen ser aptitudes fundamentales, pero la manera del
Señor es diferente. El presidente Lorenzo Snow (1814–1901) enseñó: “[Los]
apóstoles a quienes Dios llamó, a quienes Jesús, el Hijo de Dios, llamó y sobre
quienes impuso las manos y confirió Su sacerdocio y autoridad para efectuar
Su obra, no eran instruidos académicamente; no comprendían las ciencias ni
ocupaban posiciones elevadas en Judea; eran pobres e indoctos; de humildes
ocupaciones en la vida… Bien, el Señor es diferente. Él extiende Sus llamamientos de forma diferente a los llamamientos que extienden los hombres” 1.
Afortunadamente, ¡a quien el Señor llama, el Señor prepara y capacita! 2.
NOTAS
1. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow, págs. 159-­-1
­ 60.
2. Véase de Thomas S. Monson, “Llamados a servir”, Liahona, julio de 1996, pág. 47.
PARA LOS LÍDERES QUE
DELIBERAN EN CONSEJO CON
MIEMBROS DE LA IGLESIA
C
uando se reúnan con miembros
de la Iglesia que necesiten su
ayuda, ellos tal vez quieran que
ustedes les resuelvan los problemas,
pero el hacerlo los privaría de crecer
personalmente; puede ser que esperen una solución inmediata, pero a
menudo sus problemas necesitarán
más tiempo para resolverse; éstos
son algunos de los desafíos más
comunes. Las siguientes preguntas,
sugeridas por líderes del sacerdocio,
les ayudarán a prepararse cuando
se reúnan para deliberar en consejo
con los miembros:
• ¿Aconsejan y ayudan a los
miembros de tal manera que
sea responsabilidad de ellos
superar los desafíos?
• ¿Guían a los miembros para
que encuentren las respuestas
por sí mismos?
• ¿Hacen un seguimiento de las
asignaciones que ellos acordaron llevar a cabo?
• ¿Los ayudan a encontrar los
recursos para resolver sus
problemas?
• ¿Los animan a acudir al Señor
WOMAN HEALED [MUJER SANADA], POR J. KIRK RICHARDS.
en oración?
con ellos a fin de que así se desarrollen. Ésa es una de las grandes lecciones de Su liderazgo. Si hacemos
a un lado a otras personas a fin de
asegurar que se efectúe una tarea
de manera más rápida y eficaz, es
posible que se logre la tarea, pero
sin que los seguidores progresen ni
se desarrollen, lo cual es sumamente
importante…
“Jesús dio a la gente verdades
y tareas que estaban en proporción
a su capacidad. No las abrumó con
más de lo que ellas podían hacer,
sino que les dio lo suficiente para que
progresaran interiormente” 2.
El profeta José Smith describió lo
que hacía para dirigir tan bien a su
gente: “Les enseño principios correctos y ellos se gobiernan a sí mismos” 3.
Ésa es la esencia del método de dirigir
del Señor. ◼
• ¿Su consejo anima a los
miembros a progresar?
Por supuesto, todas las situaciones son diferentes, por lo que
será importante seguir la guía del
Espíritu. El servir con amor, paciencia y sensibilidad espiritual llevará
a lograr buenos resultados.
NOTAS
1. Véase de Spencer W. Kimball, “Jesús:
El líder perfecto”, Liahona, agosto de 1983,
pág. 10.
2. Véase de Spencer W. Kimball, “Jesús:
El líder perfecto”, pág. 9–10.
3. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:
José Smith, 2007, pág. 300.
J u l i o d e 2 0 1 4 13
PROFE TA S DEL A N T IGUO TESTAMEN TO
ELÍAS EL PROFETA
“Elías el profeta fue uno de los profetas más sobresalientes, y el Señor le confirió el poder
M
inistré como profeta en el norte
del reino de Israel 2. Debido a
la maldad de los israelitas, sellé los
cielos para que no lloviera, causando
que hubiese hambre en la tierra.
Durante la hambruna, viví junto a
un arroyo y los cuervos me traían alimento; pero luego el arroyo se secó 3.
El Señor me mandó que fuera a ver
a una viuda en Sarepta y dijo que ella
me daría de comer. La encontré recogiendo leña para preparar la última
comida para ella y su hijo. Le dije que
si me daba de comer a mí primero,
“la harina de la tinaja no [escasearía],
ni el aceite de la vasija [disminuiría],
hasta el día en que Jehová [mandase]
lluvia sobre la faz de la tierra” 4. Ella
ejerció la fe y el Señor cumplió Su
promesa.
Mientras viví con su familia, el hijo
de la viuda falleció. Yo supliqué: “Oh
Jehová, Dios mío, te ruego que hagas
14 L i a h o n a
volver el alma a este niño” 5. El Señor
escuchó mi súplica y su hijo revivió 6.
Más adelante, demostré el poder
del Señor al pueblo de Israel cuando
desafié a los sacerdotes de Baal. Los
sacerdotes prepararon un sacrificio
y clamaron a Baal todo el día para
que enviara fuego, pero el fuego no
apareció. Yo construí un altar con
doce piedras que simbolizaban las
doce tribus de Israel, y cavé una
zanja alrededor del altar. Entonces
hice que derramaran 12 cántaros de
agua sobre el altar y el holocausto,
bañando la madera e inundando la
zanja. Clamé al Señor y Él hizo descender fuego que consumió el sacrificio, el altar y el agua. Después, oré
al Señor y Él abrió los cielos para que
lloviera 7.
Al final de mi vida terrenal, no
morí, sino que ascendí a los cielos
en un carro de fuego8. Durante el
ministerio terrenal de Cristo, aparecí
en el Monte de la Transfiguración y
di las llaves del sacerdocio a Pedro,
a Santiago y a Juan9.
Aparecí otra vez en los últimos días
para “hacer volver el corazón de los
padres hacia los hijos, y el de los hijos
hacia los padres”, cuando vine al Templo de Kirtland, el 3 de abril de 1836, y
restauré las llaves del poder para sellar
a José Smith y a Oliver Cowdery 10. ◼
NOTAS
1. Joseph Fielding Smith, Answers to Gospel
Questions, ed. Joseph Fielding Smith Jr.,
5 Tomos, 1957–1966, Tomo IV, pág. 193.
2. Véase la Guía para el Estudio de las
Escrituras, “Elías”, “Elías el profeta”,
scriptures.lds.org.
3. Véase 1 Reyes 17:1–7.
4. Véase 1 Reyes 17:8–16.
5. Véase 1 Reyes 17:21.
6. Véase 1 Reyes 17:8–24.
7. Véase 1 Reyes 18.
8. Véase 2 Reyes 2:11.
9. Véase Mateo 17:3; Guía para el Estudio
de las Escrituras, “Transfiguración”;
scriptures.lds.org.
10. Véase D. y C. 110:13–16.
ELÍAS EL PROFETA LEVANTA DE LA MUERTE AL HIJO DE LA VIUDA, POR ROBERT T. BARRETT; ELÍAS EL PROFETA CONTIENDE CONTRA LOS SACERDOTES
DE BAAL, POR JERRY HARSTON; ELÍAS EL PROFETA ASCIENDE AL CIELO, POR W. H. MARGETSON, CORTESÍA DEL MUSEO DE HISTORIA DE LA IGLESIA;
LA TRANSFIGURACIÓN, POR CARL HEINRICH BLOCH, CORTESÍA DEL MUSEO HISTÓRICO NACIONAL DE FREDERIKSBORG EN HILLERØD, DINAMARCA;
ELÍAS EL PROFETA APARECE EN EL TEMPLO DE KIRTLAND, POR DANIEL A. LEWIS; ILUSTRACIÓN DE LOS CUERVOS POR KOZH/ISTOCK/THINKSTOCK.
para sellar” 1. —Presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972)
L A ENSEÑANZ A DE PAR A L A FO RTALEZ A DE L A JUVENTU D
EL TRABAJO Y LA
AUTOSUFICIENCIA
A
medida que los jóvenes y los
niños aprenden a trabajar arduamente y a ser autosuficientes, se
preparan para “contribuir al mundo
en el que viven” (Para la Fortaleza
de la Juventud, 2011, pág. 40).
En las páginas 56–57 de este ejemplar, Randall L. Ridd, Segundo Consejero de la Presidencia General de
los Hombres Jóvenes, habla de lo que
él aprendió cuando trabajaba en la
construcción con su papá. Explica la
importancia de trabajar arduamente,
con una buena actitud, y de edificar el
reino del Señor. El hermano Ridd nos
recuerda: “Entonces, ¿quién necesita
trabajar? ¡Todos nosotros! El trabajo es
la base de la autosuficiencia, los logros
y el gozo en esta vida. Cuando trabajen con ánimo, todos a su alrededor
levantarán una rica cosecha gracias a
las semillas que ustedes plantaron”.
ILUSTRACIÓN POR TAIA MORLEY.
Sugerencias para enseñar
el tema a los jóvenes
• En el folleto Para la Fortaleza
de la Juventud, dice: “Fíjate
metas elevadas y ten la disposición de trabajar arduamente
para alcanzarlas” (pág. 40).
Podría mirar, junto con sus hijos,
el video de los mensajes mormones para jóvenes “Una obra
en progreso” (vea los videos
de El Matrimonio y la Familia
en mormonchannel.org/come-­
follow-­me). Luego trabajen
juntos para establecer algunas
metas y hacer planes para
alcanzarlas.
• El trabajo es mucho más fácil
cuando tenemos una actitud positiva. Lean “Mover tubos con los
zapatos llenos de lodo”, en las
páginas 58–59 de este ejemplar
y hablen sobre cómo su actitud
afecta el trabajo que hacen.
• “Una forma de ociosidad es
pasar una cantidad excesiva
de tiempo en actividades que
te alejen del trabajo productivo,
tales como el uso de internet,
jugar videojuegos y mirar televisión” (Para la Fortaleza de la
Juventud, pág. 40). Pregunte a
sus hijos cuáles son los beneficios y los peligros de internet,
los videojuegos y la televisión.
¿Cuándo se convierten esas
herramientas en distracciones?
¿Cuáles son las bendiciones del
trabajo productivo? Para ayudar
a sus hijos a percibir esas bendiciones, considere dejar de lado
toda la tecnología por un tiempo
y trabajar juntos en un proyecto.
Sugerencias para enseñar
el tema a los niños
• El trabajo misional es difícil, y
aprender a ser autosuficientes
ayudará a los niños a prepararse para ese trabajo. Junto con
sus hijos, haga una lista de las
ESCRITURAS
SOBRE ESTE TEMA
Isaías 55:2
2 Nefi 5:17, 27.
Mosíah 4:16–21
Doctrina y Convenios
121:26–29
José Smith—Historia 1:55
tareas del hogar que los misioneros deben saber hacer (por
ejemplo: lavar ropa, cocinar,
limpiar). Luego hagan algunas
de esas tareas.
• En su artículo, el hermano Ridd
nos recuerda que “el trabajo
más importante es la obra de
Dios”. ¿Cómo puede su familia
hacer avanzar la obra del Señor?
Piensen en alguna actividad
que podrían realizar juntos y que
ayudaría a otras personas a acercarse a Cristo.
• Una parte de ser autosuficientes es aprender a administrar
el dinero. Enseñe a sus hijos
los principios de establecer un
presupuesto y la importancia de
que el diezmo sea parte de ese
presupuesto. ◼
J u l i o d e 2 0 1 4 15
NOTICIAS DE LA IGLESIA
Si desea más información sobre noticias y eventos de la Iglesia, vaya a news.​lds.​org.
Se destaca a LDS Charities, la Organización
benéfica SUD, en un evento de las Naciones Unidas
R
ecientemente, la labor de LDS Charities, la organización benéfica SUD, fue el tema central de
una disertación en la sede central de las Naciones
Unidas, en Nueva York, EE. UU. El evento, denominado “Descubrir el mormonismo y su función en la
ayuda humanitaria”, forma parte del ciclo “Centrarse
en la fe”, que patrocina la sección de organizaciones
no gubernamentales del Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas.
“El objetivo del ciclo es brindar mayor claridad
sobre el modo en que los diferentes credos comparten principios básicos en común, tales como
la tolerancia, el respeto mutuo hacia quienes son
diferentes y el compromiso hacia la reconciliación
y resolución pacífica de las disputas”, explicó el
moderador de la mesa redonda, Felipe Queipo,
quien es asistente de información pública de las
N. U., y miembro de la Iglesia originario de España.
“Cuidar de los pobres es un deber básico de
todo aquel que venere a Dios y acepte que en
el mundo todos somos hermanos: el deber de
servir, edificar, bendecir y mitigar el sufrimiento,
independientemente de la convicción religiosa,
filosofía social, nacionalidad, tribu, sexo u origen”,
dijo Sharon Eubank, directora de LDS Charities,
16 L i a h o n a
la organización benéfica SUD, quien participó
en el debate.
También subrayó el propósito explícito de LDS
Charities, la organización benéfica SUD: Mitigar el
sufrimiento, fomentar la autosuficiencia y ofrecer
oportunidades de prestar servicio para familias de
todas las nacionalidades. Dijo que sus proyectos
clave son: el agua potable, la reanimación neonatal, la atención oftálmica, la entrega de sillas de
ruedas, la vacunación, la alimentación y el socorro
ante emergencias.
Entre otros participantes Santos de los Últimos
Días estaban: Ahmad S. Corbitt, director de la
Oficina de Nueva York de Asuntos Públicos e Internacionales de la Iglesia, y John P. (Phil) Colton,
que presta servicio con su esposa, Barbara, como
representante de LDS Charities, la organización
benéfica SUD, ante las N. U.
El hermano Corbitt dijo que hay “personas
de buena voluntad en todas las religiones del
mundo” y recalcó la importancia de trabajar en
conjunto. Además, explicó la manera en que LDS
Charities, la organización benéfica SUD, brindó
asistencia a casi dos millones de personas en 132
países durante 2013. ◼
Representantes de la
Iglesia participan en una
disertación en
las Naciones
Unidas.
NUEVOS PRESIDENTES DE
MISIÓN LLAMADOS A SERVIR
La Primera Presidencia ha llamado a 122
nuevos presidentes de misión y a sus esposas
a prestar servicio a partir de julio de 2014
en los lugares que se les han asignado. Para
obtener información en cuanto a los nuevos
presidentes de misión, vaya a lds.org/church/
news/church-announces-2014-missionpresident-assignments.
LOS LÍDERES BRINDAN CONSUELO
Y APOYO EN FILIPINAS
En febrero, cien días después de que el
tifón Haiyan hubiera devastado Tacloban, la
hermana Linda K. Burton, Presidenta General
de la Sociedad de Socorro, y la hermana
Carol F. McConkie, Primera Consejera de la
Presidencia General de las Mujeres Jóvenes,
viajaron a la zona de la catástrofe para brindar asistencia y consuelo.
“Sabía que tenía que abrazar a las hermanas”, dijo la hermana Burton. “Sabía que
no podía hacer mucho más, pero sabía que
tenía que ir a Tacloban a abrazar a todas las
personas que pudiera”.
El tifón Haiyan destruyó más de
1.100.000 casas en la región central de
Filipinas, dejando a más de 6.100 personas muertas, entre ellas, 42 Santos de los
Últimos Días. Después de la tormenta, la
Iglesia envió suministros de emergencia
y trabajó en conjunto con organizaciones
locales e internacionales para contribuir
con alimentos, refugios, la potabilización
del agua, la remoción de los escombros y
el restablecimiento de los medios de vida.
Tanto la hermana Burton como la
hermana McConkie indicaron que vieron
esperanza y optimismo entre los santos,
quienes se encuentran reconstruyendo sus
casas y fortalecen su testimonio al servirse
los unos a los otros.
La hermana Carol F. McConkie visita a niños
en el Centro de Estaca Tacloban, Filipinas.
El élder Jeffrey R. Holland se dirige a los miembros de Taiwán.
Los apóstoles ministran
en muchas naciones
L
os miembros del Quórum de
los Doce Apóstoles siguen
ejerciendo el ministerio de la
Iglesia por todo el mundo. En
asignaciones recientes:
• Los élderes Russell M. Nelson
y Neil L. Andersen ofrecieron
consejo y guía a los santos
de Australia, Nueva Zelanda,
la Polinesia Francesa, Fiyi,
Nueva Caledonia, Tonga
y Papúa Nueva Guinea.
El élder Nelson se refirió a
la necesidad de fortalecer a
la familia, mientras que el
élder Andersen recordó a los
miembros que tuvieran buen
ánimo. En otra asignación, el
élder Andersen se reunió con
los miembros y los líderes de
la comunidad de la zonas de
Filipinas que fueron devastadas por los terremotos y las
tormentas tropicales.
• El élder Dallin H. Oaks
dedicó el Centro de Capacitación Misional de la Ciudad
de México. Instó a los misioneros a estudiar arduamente
y a consagrarse al Señor.
• El élder M. Russell Ballard
indicó a los santos del Área
Sudamérica Sur que “está floreciendo el día de los hijos
e hijas de Lehi”, con 4.500.000
miembros y catorce templos
en Sudamérica. Ello constituye
el cumplimiento de una profecía hecha por su abuelo, el
élder Melvin J. Ballard (1873–
1939), de que Sudamérica
llegaría a ser una potencia
en la Iglesia.
• El élder Jeffrey R. Holland
alentó a los miembros de
Taiwán y Hong Kong a hacer
del templo parte de su vida y
a asistir tan a menudo como
les fuera posible.
• El élder David A. Bednar
recordó a los Santos de los
Últimos Días de Uganda que
ellos son pioneros en la edificación de la Iglesia en su país.
También recordó a los miembros de Kenia la importancia
de demostrar amor en el hogar
constantemente.
• El élder Quentin L. Cook
enseñó a los miembros de
Centroamérica en cuanto a la
importancia de servir a Dios,
servirse los unos a los otros
y a sus vecinos.
Para conocer más sobre
el ministerio de los apóstoles,
vaya a lds.​org/​prophets​-and​apostles. ◼
J u l i o d e 2 0 1 4 17
PIONEROS EN TODA TIERRA
Brasil
LA
IGLESIA EN
EL FUTURO POR
FIN HA LLEGADO
Por Mark L. Grover
Profesor jubilado de estudios latinoamericanos, Universidad Brigham Young
T
anto en extensión geográfica como en el número de habitantes, Brasil es el
quinto país más grande del mundo. Sin embargo, hace cien años la población era escasa, y pocas personas aprovechaban su abundancia natural: el
clima tropical, la tierra fértil y la riqueza de minerales y agua.
Max y Amalie Zapf estaban fascinados con Brasil y decidieron establecerse allí;
se habían unido a la Iglesia en Alemania en 1908, y emigraron a Brasil en marzo de
1913. Siendo los primeros miembros de la Iglesia que vivían en Brasil, que se sepa,
estaban emocionados por encontrarse en un país que encerraba tanto potencial. No
obstante, la Iglesia aún no se había establecido en Sudamérica y, al poco tiempo,
Max y Amalie se dieron cuenta de que se sentían muy solos sin tener el privilegio
de asistir a la Iglesia y relacionarse con otros miembros 1.
Después de diez años de estar en Brasil, Max y Amalie Zapf se enteraron de
que había otro miembro fiel de la Iglesia, Augusta Lippelt, que había emigrado de
Alemania en 1923 a Santa Catarina, un estado del sur de Brasil, con sus cuatro hijos
y su esposo, que no era miembro de la Iglesia. Los Zapf se mudaron a Santa Catarina
para estar cerca de los Lippelt.
Dos años más tarde, se abrió la Misión Sudamericana en Buenos Aires,
Argentina. El segundo presidente de misión, K. B. Reinhold Stoof, también originario de Alemania, fue inspirado a establecer la Iglesia entre la numerosa población
alemana inmigrante en el sur de Brasil. En 1928 asignó a dos misioneros, William
Fred Heinz y Emil A. J. Schindler, a Joinville, una ciudad que contaba con un grupo
numerosos de inmigrantes alemanes. En 1930, el presidente Stoof visitó a los Zapf
y a los Lippelt y estableció una rama, donde ambas familias por fin pudiesen asistir
juntas a la Iglesia y tomar la Santa Cena.
¡Qué diferencia han hecho cien años! Antes de que los Zapf llegaran en 1913, en
Brasil no había miembros, ni misioneros, ni organización de la Iglesia. Actualmente
hay más de un millón de miembros en ese país, situándolo en tercer lugar en el número de miembros de la Iglesia (después de los Estados Unidos y México). Hoy en
J u l i o d e 2 0 1 4 19
RESEÑA HISTÓRICA
Estos misioneros prestaron servicio en Río de Janeiro a
finales de la década de 1930, incluso Daniel Shupe, quien
ayudó a traducir el Libro de Mormón al portugués.
1928: Se envían los
primeros misioneros
a Brasil entre los
habitantes germano hablantes
de Joinville
1930: Se
organiza la
primera rama,
en Joinville
▼ 1931: Se dedica en Sudamérica el primer centro de reuniones, propiedad de la Iglesia, en
Joinville
día, la Iglesia tiene congregaciones en todos los estados y
las ciudades grandes de Brasil, y los descendientes de Max
y de Amalie disfrutan los beneficios de una Iglesia fuerte
y dinámica con una historia singular y fascinante.
Creciendo como un roble
En una profecía que pronunció en Argentina en 1926,
el élder Melvin J. Ballard (1873–1939), del Quórum de
los Doce Apóstoles, indicó que en un principio el crecimiento en la región sería lento, pero que un día llegaría a
ser potente. Él profetizó: “Por un tiempo, la obra del Señor
crecerá despacio en este lugar, al igual que el roble crece
lentamente de la bellota; no brotará en un solo día como
el girasol, que crece con rapidez y después muere” 2.
En los primeros años de la Misión Brasil, que se abrió
en 1935, pocas personas se unieron a la Iglesia, la cual
funcionó principalmente en alemán hasta 1940, cuando
cambió a portugués, el idioma oficial del país. Los misioneros prestaban servicio en muchas ciudades del país hasta
que, debido a la Segunda Guerra Mundial, fue preciso que
20 L i a h o n a
se fueran. Después de la guerra, los misioneros regresaron
y la obra se inició de nuevo.
En la ciudad de Campinas, en el estado de São Paulo,
varios jóvenes y jovencitas se unieron a la Iglesia y permanecieron fieles; uno de esos primeros miembros fue Antônio
Carlos Camargo, que se unió en 1947, cuando era adolescente; después cortejó a una joven miembro de la Iglesia y
se casó con ella. En 1954 asistió a la Universidad Brigham
Young y más tarde a la Universidad de Utah en EE. UU. En
1963, él y su esposa regresaron a Brasil para trabajar en una
compañía textil, y se sorprendieron al ver el crecimiento de
la Iglesia. Cuando partieron de allí en 1954, había solamente
unas pocas ramas que los misioneros estadounidenses
▶ 1935: Se organiza la primera
misión, con sede
en São Paulo
presidían; sin embargo, durante su ausencia de nueve años,
casi 16.000 brasileños se habían unido a la Iglesia, entre ellos
muchas familias jóvenes que poseían grandes aptitudes de liderazgo y fiel dedicación. Antônio dijo: “Eran espíritus nobles
y grandes a quienes el Señor escogió aquí en São Paulo” 3.
En 1966, treinta y un años después de que se abriera la
Misión Brasil, se organizó la primera estaca de Sudamérica
en São Paulo. El élder Spencer W. Kimball (1895–1985),
que en aquel entonces era miembro del Quórum de los
Doce Apóstoles, organizó la estaca, con Walter Spät como
presidente, y Antônio como segundo consejero.
Sólo unos pocos de los líderes nuevos habían visto una
estaca en funcionamiento; no obstante, el Señor había preparado a Antônio, que había obtenido considerable experiencia en la Iglesia en los Estados Unidos y pudo ayudar
a la presidencia de estaca. Del liderazgo de los barrios y
de las ramas de aquella primera estaca emergieron líderes
para muchas de las estacas adicionales. La influencia de
ellos se hizo sentir a lo largo del país a medida que se comenzaron a organizar estacas a un ritmo impresionante.
Una era de crecimiento
Un anuncio inesperado suscitó un incremento en el
progreso de la Iglesia en Brasil: la edificación de un templo. Los miembros sabían en cuanto a la importancia de los
templos, pero la mayoría sólo los había visto en fotografías;
los templos más cercanos se encontraban en los Estados
Unidos, a miles de kilómetros de distancia. En marzo de
1975, el presidente Kimball visitó Brasil, y en una conferencia regional anunció la edificación de un templo en São
Paulo. Las grandes expectativas y los sacrificios económicos condujeron a la finalización de la construcción en 1978.
Los miembros colaboraron por medio de donaciones a fin
de pagar los costos de la construcción; muchos de ellos
FOTOGRAFÍA DE LA CAPILLA DE JOINVILLE POR KARL REINHOLD STOOF; DERECHA:
FOTOGRAFÍA DEL TEMPLO DE SÃO PAULO, BRASIL, POR MARCELO SPATAFORA.
▶ 1939:
Se publica
el Libro de
Mormón en
portugués
1954: Primera vez
que un Presidente
de la Iglesia,
David O. McKay,
visita el país
1959: Se
organiza
una segunda
misión
vendieron sus automóviles, joyas y terrenos para obtener
los fondos necesarios para las donaciones.
A la dedicación del templo durante octubre y noviembre
de 1978 le antecedió la revelación, recibida en junio, sobre
el sacerdocio (véase la Declaración Oficial 2); dicha revelación significaba que todos los miembros dignos de Brasil
podrían participar en la dedicación del templo y de las
bendiciones del mismo.
La revelación sobre el sacerdocio y la dedicación del
templo fueron los factores primordiales de uno de los
éxitos misionales más grandes jamás vistos en la Iglesia:
durante las siguientes dos décadas se unieron a la Iglesia
más de 700.000 brasileños.
Otros acontecimientos fomentaron ese crecimiento; el
país estaba pasando por importantes cambios políticos y
sociales que facilitaron ese progreso. Muchos brasileños
se estaban mudando a las áreas urbanas y se volvían más
receptivos a las nuevas religiones; al mismo tiempo, el presidente Kimball pidió a los presidentes de estaca brasileños
que fijasen metas para aumentar el número de jóvenes
brasileños llamados a servir en misiones. En poco tiempo,
más de la mitad de los misioneros que servían en Brasil
eran originarios del país. Posteriormente, esos ex misioneros llegaron a ser los líderes locales de la Iglesia.
Sin embargo, el crecimiento de la Iglesia hizo resaltar un
reto: la falta de experiencia de los miembros. Sin embargo,
ese reto tuvo un resultado positivo: exigió mayor fe y guía
espiritual entre los miembros. Por ejemplo, en noviembre
de 1992, se organizó una estaca en Uruguaiana, al oeste
de Brasil, a gran distancia de las estacas de la Iglesia ya
establecidas. Cuando José Candido Ferreira dos Santos, un
hombre fiel que desde hacía mucho tiempo era miembro
de la Iglesia, fue llamado como patriarca de la estaca recién
1966: Se organiza la primera
estaca en Sudamérica: la Estaca
de São Paulo,
Brasil
▶ 1978: Se
dedica el primer templo
en Sudamérica, en São
Paulo
organizada, sintió preocupación. Le explicó a la Autoridad
General: “No puedo ser patriarca; no tengo idea de lo que
es. No recuerdo haber conocido jamás a un patriarca y
no tengo mi bendición patriarcal”. La Autoridad General
sugirió una solución; en la ciudad vecina de Alegrete, el
nuevo patriarca, Ruí Antônio Dávila, también había sido
llamado hacía poco y se encontraba en una situación similar. Los dos patriarcas necesitaban darse mutuamente una
bendición patriarcal.
Cuando el hermano Santos estaba recibiendo su bendición de parte del hermano Dávila, se sorprendió al oír que
se pronunciaban bendiciones relacionadas a su pasado y
a sus deseos personales que no había manera de que el
patriarca supiera. Al llegar el momento de que el hermano
Santos pronunciara una bendición sobre la cabeza del
hermano Dávila, de nuevo se derramaron lágrimas cuando
sucedió lo mismo. Los dos hombres se abrazaron después
con un profundo entendimiento de lo que acababa de
ocurrir 4. Del mismo modo que el Espíritu los inspiró a dar
su primera bendición patriarcal, el Espíritu los inspiró al
J u l i o d e 2 0 1 4 21
pronunciar cientos más. El Señor brindó muchas bendiciones espirituales de esa índole
en un país donde la experiencia en la Iglesia
era limitada.
Fondo Perpetuo para la Educación
Otro de los retos era la falta de formación académica entre los miembros. Muchas
veces, cuando los misioneros volvían a casa,
se encontraban espiritualmente preparados,
pero carecían de la formación para obtener
empleos adecuados. Reinaldo Barreto, un
presidente de estaca de São Paulo, explicó:
◀ 1985: El
élder Helio R.
Camargo es
llamado como
Autoridad General, la primera
de Brasil
1986: Brasil
llega a ser el
cuarto país que
tiene más de
50 estacas
1987: Se
organiza el
Área Brasil
Miembros dedicados
La fortaleza de la Iglesia en Brasil no es
sólo el número de miembros, sino también
su dedicación al Evangelio. Por ejemplo, a
Gelson Pizzirani, administrador jubilado de
una aerolínea, le ofrecieron un trabajo desafiante y lucrativo: colaborar en el establecimiento de una nueva aerolínea en Brasil; al
mismo tiempo, a él y a su esposa Míriam se
los llamó a presidir la Misión Brasil Brasilia.
1993: Brasil llega
a ser el tercer
país que tiene
100 estacas
“Era un gran reto encontrar trabajo. Muchos
misioneros perdían la esperanza de progresar, e incluso perdían la fortaleza espiritual
que poseían en la misión”. Con mucha frecuencia, la formación académica era la clave
para sobreponerse a ese reto.
Por consiguiente, el establecimiento del
Fondo Perpetuo para la Educación por parte
del presidente Gordon B. Hinckley (1910–
2008) en 2001, ha bendecido a miles de ex
misioneros brasileños, proporcionándoles
mejores oportunidades de capacitación, lo
que ha resultado en mejores empleos. Los
miembros pueden proveer mejor para la
familia y extender aún más su formación. El
presidente Barreto, que llegó a ser el administrador del programa del FPE en Brasil,
dijo: “Es una bendición ver a los miembros
jóvenes terminar sus estudios y conseguir
buenos trabajos, pero el verdadero éxito
22 L i a h o n a
del programa consiste en ver que su confianza aumenta y tienen más esperanza” 5.
◀ 1997: Se
construye en
São Paulo el
centro de capacitación misional, el segundo
más grande de
la Iglesia
Desde 1999, miles de miembros brasileños han
prestado servicio en sus comunidades como parte
de la labor de Manos Mormonas que Ayudan.
1935
1938
1948
1958
1968
1978
1988
1998
2008
2013
LA IGLESIA
EN BRASIL *
148
216
536
1.454
31.635
54.410
265.286
703.210
1.060.556
1.239.166
CRECIMIENTO DE LA IGLESIA EN BRASIL
Miembros:
FOTOGRAFÍA DEL ÉLDER CAMARGO, CORTESÍA DE LA BIBLIOTECA DE HISTORIA DE LA IGLESIA; ARRIBA: FOTOGRAFÍA
DEL TEMPLO DE PORTO ALEGRE, BRASIL, POR MARCO ANDRAS; DERECHA: FOTOGRAFÍA DEL TEMPLO DE CURITIBA, BRASIL,
POR JOHN LUKE; FOTOGRAFÍA DEL TEMPLO DE MANAUS, BRASIL, POR MATTHEW REIER.
▲ 2000: Se dedican los templos
de Recife y de Porto Alegre,
Brasil
Templos: 6 en
funcionamiento, 2 en
construcción
* En noviembre de 2013
2002: Manos Mormonas
que Ayudan recibe reconocimiento nacional como
una de las organizaciones
de voluntarios más importantes de Brasil
Después de finalizar su misión en Brasilia, el plan que
tenían de estar tranquilos en casa fue interrumpido por
un llamamiento de corto plazo para prestar servicio como
presidente de la Misión Brasil Campinas. Después de unos
meses de descanso, en 2013 aceptaron el llamamiento de
presidente y directora de las obreras del Templo de Recife, Brasil. Uno de los misioneros que bautizó al hermano
Pizzirani fue llamado recientemente con su esposa para
prestar servicio en el Templo de Recife, donde prestarán
servicio juntos, el misionero y el converso.
El ejemplo de los hermanos Pizzirani, de renunciar a
oportunidades profesionales para servir al Señor, es impresionante, pero no fuera de lo común entre los miembros
fieles de Brasil.
A lo largo de los cien años que han transcurrido desde
que la familia Zapf llegó a Brasil se han visto numerosos
cambios positivos, aunque también algunos reveses esporádicos. No obstante, los profetas que lo han visitado nunca han
titubeado en expresar fe en el futuro del país. Esas profecías
se están realizando a medida que Brasil ocupa su lugar en
Estacas: 242
Misiones: 32
No tuvieron dudas de lo que harían; desde que se bautizaron, cuando eran adolescentes, han dedicado su vida a
la Iglesia. Antes de casarse, el hermano Pizzirani fue llamado a servir como presidente de rama; a los 25 años fue
llamado a ser presidente de estaca y, desde entonces, ha
aceptado numerosos y variados llamamientos, incluso el de
Setenta de Área. La hermana Pizzirani ha prestado servicio
en llamamientos de estaca y de barrio en la Sociedad de
Socorro, las Mujeres Jóvenes y la Primaria. Ella expresó
sus sentimientos en cuanto a las bendiciones del Evangelio: “He sido sumamente bendecida porque he tratado de
obedecer los mandamientos. Por cada mandamiento que
cumplo, recibo una bendición” 6.
2002: Se dedica
el Templo de
Campinas
1.239.166
◀ 2008: Se
dedica el
Templo de
Curitiba
▲ 2012: Se dedica el
Templo de Manaus
el mundo como líder en el crecimiento y desarrollo económicos. Los descendientes de los Zapf, tanto los literales
como aquellos que siguieron sus pasos en el Evangelio, están
cosechando los beneficios del trabajo arduo y de la paciencia
de aquellos primeros esfuerzos de plantar las semillas del
Evangelio. La segunda parte de la profecía del élder Melvin J.
Ballard, pronunciada en 1926, se ha cumplido: “Miles se unirán a la Iglesia aquí; se dividirá en más de una misión y será
uno de [los países] más fuertes de la Iglesia”. ◼
NOTAS
1. Sibila Hack Nunes (nieta de Max y de Amalie Zapf), entrevista que
llevó a cabo Michael Landon, Curitiba, Brasil, 30 de julio de 2004,
Biblioteca de Historia de la Iglesia.
2. Melvin J. Ballard, en Bryant S. Hinckley, Sermons and Missionary
Services of Melvin Joseph Ballard, 1949, pág. 100.
3. Antônio Carlos Camargo, entrevista que llevó a cabo Mark L. Grover,
São Paulo, Brasil, 27 de junio de 2006, Biblioteca Harold B. Lee, pág. 22.
4. Jose Candido Ferreira dos Santos, entrevista que llevó a cabo Mark L.
Grover, Río Grande do Sul, Brasil, 4 de mayo de 2010, Biblioteca Harold B.
Lee; Rui Antonio Dávila, entrevista que llevó a cabo Mark L. Grover, Río
Grande do Sul, Brasil, 5 de mayo de 2010, Biblioteca Harold B. Lee.
5. Reinaldo de Souza Barreto, entrevista que llevó a cabo Mark L. Grover,
São Paulo, Brasil, 16 de junio de 2006, Biblioteca Harold B. Lee, pág. 14.
6. Míriam da Silva Sulé Pizzirani, entrevista que llevó a cabo Mark L. Grover,
São Paulo, Brasil, 21 de marzo de 1982, Biblioteca Harold B. Lee, pág. 7.
J u l i o d e 2 0 1 4 23
Por el élder
Russell M. Nelson
Del Quórum de los
Doce Apóstoles
Libro de Mormón,
EL recogimiento de Israel
Y LA Segunda Venida
EL
La salida a la luz del Libro de Mormón es una señal tangible para el
mundo de que el Señor ha comenzado a recoger a Israel y a cumplir
los convenios que hizo con Abraham, Isaac y Jacob.
E
l capítulo 5 de Predicad Mi Evangelio está totalmente dedicado al Libro de Mormón.
En ese capítulo se enseña que el Libro de Mormón:
• Es la clave de nuestra religión.
• Testifica de Jesucristo.
• Apoya la Biblia.
• Responde las preguntas del alma.
• Acerca a las personas a Dios.
24 L i a h o n a
Todas esas afirmaciones son absolutamente ciertas,
pero se han hecho desde nuestro punto de vista como seres
mortales. ¿Cuál sería la perspectiva de nuestro Padre Celestial
y Su Amado Hijo Jesucristo sobre el Libro de Mormón?
Seguramente Su perspectiva se basaría en las dos
promesas que hicieron hace mucho tiempo a toda la
humanidad. Esas promesas están interrelacionadas, bien
documentadas, todavía vigentes y aún por cumplirse. La
primera es Su antigua promesa de recoger al Israel esparcido; la segunda es la promesa, también de hace mucho
tiempo, de la segunda venida del Señor.
El convenio de Abraham y la casa de Israel
En la dispensación de Abraham, Dios hizo un convenio
con el patriarca Abraham de que, por medio de su linaje,
los pueblos de todas las naciones serían bendecidos. Esa
promesa también abarcaba otros componentes importantes.
Esas promesas, que primero se hicieron a Abraham y luego
se le ratificaron a Isaac y a Jacob, incluían:
• Una posteridad numerosa 1.
• Ciertas tierras como herencia 2.
• La simiente de Abraham llevaría el sacerdocio a todas
las naciones a fin de que todos fuesen bendecidos
por medio del linaje de Abraham 3.
• Los que no descendieran de Abraham pero aceptaran
el Evangelio, pasarían a ser simiente de Abraham por
adopción 4.
• El Salvador del mundo vendría a través del linaje de
Abraham 5.
Con el tiempo, muchos de los descendientes de
Abraham —las tribus del antiguo Israel— rechazaron las
enseñanzas del Señor y mataron a los profetas. Diez tribus fueron llevadas cautivas a Asiria y, desde entonces,
J u l i o d e 2 0 1 4 25
quedaron perdidas para los registros de la humanidad;
pero no para el Señor. Dos de las tribus permanecieron
por un tiempo pero, debido a su rebelión, fueron llevadas
cautivas a Babilonia. Cuando volvieron, el Señor las favoreció, ¡pero otra vez lo rechazaron!
El esparcimiento y el recogimiento de Israel
Un amoroso pero acongojado Padre esparció a Israel
por lugares distantes; sin embargo, prometió que algún
día recogería al Israel esparcido para traerlo de nuevo al
rebaño. Esa promesa fue tan rotunda como la del esparcimiento de Israel 6. Isaías, por ejemplo, previó que en los
últimos días el Señor enviaría “ligeros mensajeros” al pueblo que había sido “esparcido y desollado” (Isaías 18:2, 7).
Tal como se profetizó, todas las cosas se restaurarían
en esta dispensación; por lo tanto, el largamente esperado
recogimiento del Israel esparcido debía ser parte de esa
restauración 7. Ese recogimiento está íntimamente relacionado con la segunda promesa, puesto que es un preludio
necesario a la segunda venida del Señor 8. Una vez más,
la perspectiva celestial es evidente.
Este concepto del recogimiento es una de las enseñanzas importantes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos
26 L i a h o n a
de los Últimos Días. El Señor ha dicho: “…os doy una
señal… que recogeré a mi pueblo de su larga dispersión,
oh casa de Israel, y estableceré otra vez entre ellos mi Sión”
(3 Nefi 21:1).
La salida a la luz del Libro de Mormón es una señal
tangible para el mundo de que el Señor ha comenzado a
recoger a Israel y a cumplir los convenios que hizo con
Abraham, Isaac y Jacob 9. Nosotros no solamente enseñamos ese concepto, ¡sino que también participamos en su
cumplimiento! Lo hacemos al ayudar a recoger a los escogidos del Señor en ambos lados del velo.
Gracias a la misericordia, la invitación a “venir a Cristo”
( Jacob 1:7)10 también puede extenderse a los que murieron
sin conocer el Evangelio 11. Parte de la preparación a favor
de los que viven del otro lado del velo requiere el esfuerzo
aquí en la tierra de los que vivimos de este lado. Recolectamos cuadros genealógicos, preparamos hojas de registro
de grupo familiar y efectuamos la obra vicaria del templo
a fin de traer a las personas al Señor y de reunirlas con su
familia 12.
Esta dispensación del cumplimiento de los tiempos fue
prevista por Dios como el tiempo para efectuar el recogimiento, tanto en el cielo como en la tierra. El apóstol Pedro
sabía que, tras un período de apostasía, vendría la restauración; él dijo:
“Así que, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor…
“a quien de cierto es menester que el cielo reciba hasta
los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que
habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido
desde tiempos antiguos” (Hechos 3:19, 21).
En los tiempos modernos, el Señor envió a Pedro,
Santiago y Juan con “las llaves de [Su] reino y una dispensación del evangelio para los últimos tiempos; y para el
cumplimiento de los tiempos”, en la cual Él juntaría “en
una todas las cosas, tanto las que están en el cielo, como
las que están en la tierra” (D. y C. 27:13) 13.
Muchos de los aspectos del convenio de Abraham ya se
han cumplido. El Salvador del mundo efectivamente vino
a través del linaje de Abraham, por medio de Judá, hijo de
Jacob. Desde hace mucho tiempo se les adjudicó una tierra
como herencia; en la edición SUD de la Biblia hay un mapa
que muestra cómo se dividió la tierra que
heredaron las tribus entre los descendientes
de Rubén, Simeón, Judá, Isacar, Zabulón, Dan,
Neftalí, Gad, Aser, Benjamín y José (la de éste
dividida entre sus hijos, Efraín y Manasés) 14.
Además de la herencia de José en la Tierra
Santa, por medio del Libro de Mormón aprendemos que también el continente americano
fue la tierra reservada para un resto de la casa
de José 15.
La gran promesa de que todas las naciones serían bendecidas por la posteridad de
Abraham, de Isaac y de Jacob aún no se ha
cumplido; pero la promesa del recogimiento,
entretejida en la trama de todas las Escrituras,
se cumplirá tan ciertamente como se cumplieron las profecías de la dispersión de Israel 16.
El recogimiento como preludio
de la Segunda Venida
¿Por qué es tan trascendental la promesa
del recogimiento? ¡Porque el recogimiento de
Israel es indispensable a fin de preparar al
mundo para la Segunda Venida! Y el Libro de
Mormón es el instrumento de Dios necesario
para lograr ambos propósitos divinos 17.
El Libro de Mormón es un obsequio de
Dios para el mundo entero; es el único libro
que el Señor mismo ha testificado que es
verdadero 18. Es un regalo de Nefi, Jacob,
Mormón, Moroni y de su inspirado y martirizado traductor, el profeta José Smith. El Libro
de Mormón está dirigido intencionalmente
al resto de la casa de Israel 19.
Con respecto a la Segunda Venida, sabemos que está “ahora a las puertas, y en un
tiempo que está por venir” (D. y C. 63:53); y
cuando el Salvador venga otra vez, no será
en secreto 20. Entretanto, es mucha la obra
que debe hacerse con el fin de recoger a
Israel y preparar al mundo para la gloriosa
Segunda Venida.
Los santos de todos los
países tienen el mismo
derecho a recibir las
bendiciones del Señor.
La seguridad espiritual
siempre dependerá de
cómo vivamos, no de
dónde vivamos.
El recogimiento de Israel
en esta dispensación
Gracias al Libro de Mormón, sabemos
cuándo tendrá lugar el recogimiento prometido: “Por tanto, nuestro padre no ha hablado
solamente de nuestra posteridad, sino también de toda la casa de Israel, indicando el
convenio que se ha de cumplir en los postreros días, convenio que el Señor hizo con
J u l i o d e 2 0 1 4 27
En el templo recibimos
nuestras supremas y más
grandes bendiciones, tal
como se prometió a la
simiente de Abraham,
de Isaac y de Jacob.
28 L i a h o n a
nuestro padre Abraham, diciendo: En tu posteridad serán benditas todas las familias de
la tierra” (1 Nefi 15:18; cursiva agregada).
Seiscientos años antes de que Jesús naciera en Belén, los profetas sabían que el
recogimiento de Israel se iba a llevar a cabo
“en los postreros días”.
Para los Santos de los Últimos Días, el respetado nombre de Abraham es importante;
todo miembro de la Iglesia está ligado a él 21.
El Señor reafirmó el convenio de Abraham
en nuestra época por medio del profeta José
Smith 22. En el templo recibimos nuestras supremas y más grandes bendiciones, tal como
se prometió a la simiente de Abraham, de
Isaac y de Jacob 23.
Es preciso que obtengamos esa perspectiva celestial; es necesario que conozcamos
el convenio de Abraham y que comprendamos la responsabilidad que tenemos de
ayudar a que se lleve a cabo el prometido
recogimiento de Israel. Es preciso que sepamos el porqué tenemos el privilegio de recibir
bendiciones patriarcales y de aprender sobre
la conexión que tenemos con los antiguos patriarcas; tenemos que saber que José, el hijo
de Jacob, llegó a ser el primogénito después
de que Rubén perdió su primogenitura 24. José
y sus hijos, Efraín y Manasés, pasaron a ser
la simiente que dirigiría el recogimiento de
Israel 25. Las demás tribus los seguirían.
Piensen en los mensajeros celestiales que
trajeron las valiosas llaves del sacerdocio a la
Iglesia restaurada del Señor. El 3 de abril de
1836, una vez que el Señor hubo aceptado
el Templo de Kirtland, vino Moisés, quien
restauró “las llaves del recogimiento de Israel”
(D. y C. 110:11). A continuación, “apareció
Elías y entregó la dispensación del evangelio
de Abraham, diciendo que en nosotros y en
nuestra descendencia serían bendecidas todas
las generaciones después de nosotros” (D. y C.
110:12). ¡De esa manera se renovó el convenio
de Abraham como parte de la Restauración!
Luego vino Elías el profeta, que restauró las
llaves de la autoridad para sellar, como lo
profetizó Malaquías 26. Esas llaves son indispensables para sellar a las familias del Israel
recogido y permitirles disfrutar de la bendición más grande de todas: la vida eterna.
¿Cuál es la perspectiva del Padre y del Hijo
con respecto al Libro de Mormón? Ellos lo ven
como evidencia del llamamiento profético de José Smith;
lo ven como el instrumento mediante el cual las personas
pueden aprender más acerca de Jesucristo, creer en Su evangelio y unirse a Su Iglesia; lo ven como el texto que aclara
la conexión que tenemos con la casa de Israel de la Biblia.
El Libro de Mormón declara el advenimiento del recogimiento 27 y es el instrumento de Dios para llevarlo a cabo.
Sin el Libro de Mormón, no habría recogimiento de Israel 28.
El Libro de Mormón contiene la plenitud del Evangelio; sin él, sabríamos muy poco sobre la expiación de
Jesucristo 29. Debido a que enseña sobre la Expiación, el
Libro de Mormón nos ayuda a arrepentirnos, a hacer y a
guardar convenios sagrados, y a ser merecedores de las
ordenanzas de salvación y exaltación; nos conduce al templo, donde podemos llegar a ser dignos de la vida eterna.
Aquí en la tierra, podemos tener esa perspectiva celestial
en todo lo que hacemos; con esa perspectiva, vemos que
la obra misional es indispensable para el recogimiento de
Israel. En muchas naciones, nuestros misioneros buscan a
las personas del Israel esparcido.
Sión existe en cualquier parte en que se reúnan santos
justos 30. Las publicaciones, las comunicaciones y las congregaciones proporcionan a casi todos los miembros de
la Iglesia acceso a la doctrina, las llaves, las ordenanzas y
las bendiciones del Evangelio, sea cual sea el lugar donde
se encuentren. Para la conveniencia de los santos de todo
el mundo, hay ciento cuarenta y tres templos a su disposición, y habrá más en el futuro 31.
Los santos de todos los países tienen el mismo derecho a recibir las bendiciones del Señor. La seguridad
espiritual siempre dependerá de cómo vivamos, no de
dónde vivamos.
El recogimiento de Israel no es la meta final, sino apenas
el principio. El fin hacia el cual perseveramos abarca las
ordenanzas de la investidura y el sellamiento en el templo;
incluye el establecer una relación de convenio con Dios,
ya sea por linaje o por adopción, y luego vivir con Él y
con nuestra familia para siempre. Ésa es la gloria de Dios:
la vida eterna para Sus hijos 32.
Nuestro amoroso Padre Celestial ciertamente quiere
que Sus hijos regresen a Él, no por imposición, sino por
voluntad propia y preparación personal; y quiere que
estén sellados como familias eternas.
Ésa es la perspectiva de nuestro Padre Celestial; ésa
es la perspectiva del Hijo Amado; y también puede ser
nuestra perspectiva. ◼
Tomado de un discurso pronunciado durante el seminario para nuevos
presidentes de misión, el 26 de junio de 2013, en el Centro de Capacitación
Misional de Provo, Utah, EE. UU.
NOTAS
1. Véanse Génesis 13:16; 22:17; Abraham 3:14.
2. Véanse Génesis 12:1, 7; Abraham 2:6.
3. Véase Abraham 2:9, 11.
4. Véanse Gálatas 3:26–29; Abraham 2:10.
5. Véase Génesis 49:10, 24.
6. Véanse Isaías 11:12; 22:16–18; 3 Nefi 15:20–22; Abraham 2:10–11.
7. Véase 1 Nefi 15:18; véase también la portada del Libro de Mormón.
8. Véase Doctrina y Convenios 133:8–17.
9. Véanse Génesis 12:2–3; 26:3–4; 35:11–12; véanse también los
encabezamientos de los capítulos 21 y 29 de 3 Nefi .
10. Véanse también Omni 1:26; Moroni 10:30, 32; Doctrina y Convenios
20:59.
11. Véase Doctrina y Convenios 137:5–8.
12. Véanse 1 Corintios 15:29; 1 Pedro 4:6.
13. Pablo también profetizó que en nuestros días el Señor habría “de
reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento
de los tiempos, tanto las que están en los cielos, como las que están
en la tierra” (Efesios 1:10).
14. Véanse Génesis 35:23–26; 41:50–52. La tribu de Leví proporcionaba
sacerdotes entre el pueblo y no se contaba como tribu ni recibió una
herencia tribal. Dos hijos de José, Manasés y Efraín, recibieron tierras
como herencia y fueron contados entre las tribus en lugar de su padre;
de esa manera, se mantuvieron doce tribus.
15. Véase Éter 13:8; véase también Génesis 49:22.
16. Véanse Levítico 26:44; Deuteronomio 4:27–31; 28; 29; 30:1–10; Nehemías 1:9; Isaías 11:11–12; Jeremías 31:7–12; Ezequiel 37:21–22; Amós
9:14–15; Mateo 24:31; Jacob 6:2. Véase también “El éxodo se repite”,
Russell M. Nelson, Liahona, abril de 2002, págs. 30–39. El recogimiento
de Israel se predice particularmente en Isaías 49–51 y en Jacob 5.
17. Véanse Mateo 24:14; Doctrina y Convenios 133:17.
18. Véase Doctrina y Convenios 17:6.
19. Véanse Mormón 7:10; 9:37; Moroni 10:31–34.
20. Véase Isaías 40:5.
21. El convenio se recibe también por adopción (véanse Mateo 3:9;
Lucas 3:8; Gálatas 4:5–7).
22. Véanse Doctrina y Convenios 124:58; 132:31–32.
23. Véanse Doctrina y Convenios 84:33–40; 132:19; Abraham 2:11.
24. Véase 1 Crónicas 5:1.
25. A Efraín se le dio el derecho natural de llevar el mensaje de la Restauración a todas las naciones y de dirigir el recogimiento del Israel esparcido (véanse Jeremías 31:7–9; Doctrina y Convenios 64:36; 133:32–34).
26. Véase Doctrina y Convenios 110:13–16; véase también Malaquías
4:5–6.
27. La doctrina que se relaciona con el esparcimiento y el recogimiento
de la casa de Israel es una de las primeras lecciones que se enseñan
en el Libro de Mormón (véase 1 Nefi 10:14).
28. Véase A New Witness for the Articles of Faith, Bruce R. McConkie,
1985, pág. 554.
29. La versión del Rey Santiago de la Biblia en inglés, sólo menciona la
palabra expiación una vez en el Nuevo Testamento (véase Romanos
5:11). Aparece 24 veces en el Libro de Mormón en inglés.
30. Véase Doctrina y Convenios 97:21.
31. En mayo de 2014.
32. Véase Moisés 1:39.
J u l i o d e 2 0 1 4 29
30 L i a h o n a
Ammón
SÉ COMO
A
Este héroe del Libro de Mormón puede
enseñarnos mucho acerca de la obra misional
y de la activación en la actualidad.
mmón es un personaje intrépido del
Libro de Mormón, conocido por su
valiente servicio que incluyó el defender los rebaños de Lamoni, un rey lamanita
(véase Alma 17:25–39; 18:1–10). La historia
de Ammón, al igual que muchos otros relatos
del Libro de Mormón, puede enseñarnos mucho en cuanto a la forma de aprovechar las
oportunidades y sobreponernos a los retos
que enfrentamos hoy día.
ILUSTRACIONES POR DAN BURR.
Una misión importante
Suzanne E. Tarasevich, de Millville, Nueva
Jersey, EE. UU., aprendió algunas lecciones
de Ammón mientras prestaba servicio en
una misión de tiempo completo con Adolf,
su esposo.
“Cuando nos llegó al buzón el sobre
grande y blanco que contenía nuestro llamamiento misional”, afirma, “mi esposo y
yo estábamos eufóricos. Habíamos ayunado
y orado en cuanto a nuestro llamamiento,
no porque estuviésemos preocupados sobre
dónde se nos enviaría, sino porque deseábamos profundamente sentir la confirmación
de que tendríamos las aptitudes para cumplir
satisfactoriamente nuestro llamamiento.
“Más tarde esa noche, rodeados de nuestros hijos y nietos, abrimos el sobre y leímos
el llamamiento a la Misión Polonia Varsovia.
Al hacerlo, sentimos paz en el corazón y que
ésa era, en verdad, la asignación para nosotros. Ambos estábamos encantados”.
No obstante, después de llegar a la misión,
la hermana Tarasevich empezó a tener dificultades para entender qué era exactamente
lo que podría aportar. “A mi esposo se le
habían dado de inmediato tareas que le
proporcionaban oportunidades de liderazgo desafiantes y que le permitían
progresar”, afirma. “A pesar de que ninguno de los dos hablaba polaco, el servicio que él prestaba parecía trascender
las barreras del idioma”. “Por otro lado”,
dice, “frecuentemente yo luchaba con
sentimientos de ineptitud y aislamiento;
dudaba de que mis labores misionales
tuviesen alguna importancia”.
Misioneros poderosos
La hermana Tarasevich pensó en los
magníficos misioneros del Libro de Mormón.
“Durante los muchos años que fui maestra
de la Primaria, solía acudir al poder inspirador y motivador de los relatos de Alma y los
hijos de Mosíah para enseñar a los niños en
cuanto a la obra misional. Siempre que pensaba en los misioneros, acudía a mi mente
la imagen de Ammón, firme y poderoso, y
fácilmente podía visualizar a los misioneros
jóvenes y dinámicos de nuestra misión como
hijos modernos de Mosíah; sin embargo, me
preguntaba si demostraba falta de humildad
el que una abuela de cabello blanco aspirara
a desempeñar ese tipo de papel”.
La hermana comenta que, mientras meditaba, una voz interior empezó a interrogarla
suavemente:
BUSQUEMOS
AL QUE ESTÁ
PERDIDO
“Es importante que
cada uno de nosotros medite sobre
cómo se siente estar
perdido y lo que
significa ser un pastor ‘espiritual’ que
dejaría las noventa y
nueve para encontrar
a la que se ha perdido. Esos pastores
podrán necesitar la
ayuda y la pericia del
equipo de búsqueda
y rescate; pero ellos
están presentes, a
la orden, y escalan
codo a codo con el
equipo de rescate
para salvar a quienes
tienen valor infinito
a la vista de Dios,
puesto que son
Sus hijos”.
Véase del élder L. Tom
Perry, del Quórum de los
Doce Apóstoles, “Traer
almas a Mí”, Liahona,
mayo de 2009, pág. 112.
“¿Cuál fue la primera asignación de
Ammón?”.
“Ser siervo, cuidar los rebaños y reunir
a las ovejas dispersas”, respondió.
“Pues bien, entonces sé un Ammón”.
Preparada para servir
Esas ideas brindaron percepción a la
hermana Tarasevich. “De pronto entendí con
exactitud cuál debía ser la naturaleza de mi
asignación”, afirma. “Me di cuenta de que
aunque no había dominado las aptitudes lingüísticas necesarias para hacer proselitismo,
los años de experiencia en la Sociedad de
Socorro me habían preparado para prestar
servicio a los demás; para buscar, encontrar y
amar a las personas que se sentían olvidadas
y que no participaban”.
Empezó a ver sus labores misionales bajo
una nueva perspectiva. “Llegué a darme
cuenta de las muchas formas en que los
principios centrados en Cristo podrían superar las deficiencias del idioma”, dice. “Empecé
a vislumbrar lo que podría hacer para cuidar
al rebaño y reunir a las ovejas dispersas”.
“Después de eso”, dice, “la vida como
misionera mayor llegó a ser un período maravilloso de aprendizaje y de servicio al tener el
privilegio de ver que el Evangelio cambiaba y
enriquecía a las personas que lo abrazaban”.
Con frecuencia, sentía el deseo de cantar lo
que ella llama el himno de Ammón: “…mas
he aquí, mi gozo es completo; sí, mi corazón
rebosa de gozo, y me regocijaré en mi Dios”
(Alma 26:11).
Salvar las ovejas
Peggy Wallace Poll, del sur de Weber,
Utah, EE. UU., obtuvo inspiración del relato
de Ammón cuando se le asignó enseñar
El nutrir a toda persona
con amor es una manera
excelente de seguir el
ejemplo de Ammón.
acerca de rescatar y activar en una reunión de capacitación
de líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares
de estaca.
“Al leer el familiar relato de Ammón, descubrí algo
nuevo”, dice. “Recuerden, Ammón se encuentra sirviendo
en una misión entre los lamanitas y se le ha dado la asignación de cuidar los rebaños del rey. Hay otros siervos con
él y, cuando llevan los rebaños al abrevadero de Sebús,
los ladrones dispersan los rebaños. Eso atemoriza terriblemente a los demás siervos ya que, aparentemente, a otros
siervos que permitieron que se dispersaran los rebaños se
les había dado muerte, y ellos están seguros de que ahora
correrían la misma suerte. (Véase Alma 17:25–30.)
“Pero Ammón ve una oportunidad”, afirma la hermana
Poll. “Les dice a los otros siervos que sean de buen ánimo
porque él tiene un plan. Lean Alma 17:31–33, y verán que
ese plan se expone claramente:
1. Reconocer lo antes posible que faltan ovejas.
2. ‘[Correr] con mucha ligereza’.
3. Juntar las ovejas.
4. Llevarlas de vuelta a salvo al redil.
5. Cercarlas, protegerlas y nutrirlas con amor”.
La hermana Poll comenta que le impresionó la forma
en que ese relato se aplica a la activación: “Es posible considerar este relato de Ammón como un simbolismo de los
líderes de la Iglesia en la actualidad, que rescatan a miembros que se han dispersado. En el mundo hay muchas
influencias que, al igual que los ladrones, pueden alejar a
los miembros de la buena palabra del Evangelio. Debemos
estar alerta y actuar con rapidez cuando una de las valiosas
almas del Señor se aleje del rebaño”.
Ella cita al presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008),
quien dijo: “…esperaría y rogaría que cada uno de nosotros… tomase la resolución de buscar a aquellos que necesiten ayuda, que estén en circunstancias desesperadas y
difíciles, y que los levantemos con un espíritu de amor para
que se les acoja en la Iglesia, donde manos fuertes y corazones tiernos los reanimarán, los consolarán, los sostendrán
y los encaminarán hacia una vida feliz y productiva” 1. ◼
AMULEK TAMBIÉN NOS PUEDE ENSEÑAR
A
mulek es otro gran héroe del Libro de Mormón
que muestra lo que las personas pueden llegar
a ser cuando regresan al sendero de la rectitud.
Amulek, un hombre adinerado y prominente, reconoce que había sido testigo de los misterios y del poder
de Dios, pero había endurecido el corazón. Él dice:
“…fui llamado muchas veces, y no quise oír; de modo
que sabía concerniente a estas cosas, mas no quería
saber” (Alma 10:6; véanse también los versículos 4–5).
No obstante, el Señor envía a un ángel para que
le diga a Amulek que reciba en su hogar a Alma, el
profeta. Amulek da de comer a Alma, y éste bendice y
enseña a Amulek y a su familia. Entonces Amulek se une
a Alma en el ministerio, convirtiéndose en un potente
segundo testigo de las verdades del Evangelio. (Véase
Alma 10:7–12.)
Amulek se convierte en el compañero de Alma para
llamar al pueblo al arrepentimiento y predica el Evangelio con tal fuerza y autoridad que sorprende a la gente
(véase Alma 11:46). Alma y Amulek, que habían sido
atados y encarcelados, escapan milagrosamente, establecen la Iglesia en Sidom y luego predican el Evangelio por
toda la tierra (véase Alma 14; 15; 31).
Al igual que Amulek, hoy día hay muchas personas
en la Iglesia que, cuando regresen a la actividad, se darán cuenta de que el Señor las bendecirá y que pueden
llegar a ser potentes testigos de la verdad.
NOTA
1. Gordon B. Hinckley, “Una mano extendida para rescatar”, Liahona,
enero de 1997, pág. 96.
J u l i o d e 2 0 1 4 33
Diez
consejos
para padres de
jóvenes adultos
Por Wendy Ulrich
Psicóloga acreditada
C
uando mi esposo y yo ayudamos a nuestros hijos
a mudarse a los dormitorios de la universidad o a
entrar en el centro de capacitación misional, sentimos una combinación de tristeza y liberación al pensar
que, tanto ellos como nosotros, por fin habíamos llegado
al final de su crianza. No obstante, al poco tiempo nos
dimos cuenta de que, además de lograr nuevas aptitudes
y libertad, nuestros hijos afrontaban retos adicionales. Si
bien el control real que teníamos con respecto a sus vidas
desapareció, la necesidad que tenían de apoyo —uno de
diferente índole— en realidad aumentó.
34 L i a h o n a
LOS RETOS
ACTUALES
A continuación figuran
algunos de los retos que los
jóvenes adultos enfrentan en
el mundo actual, junto con
interrogantes que esos retos
presentan para los padres.
SOLTERÍA MÁS LARGA.
Las tendencias sociales de
empezar una familia más
tarde en la vida pueden contribuir a que algunos jóvenes
adultos sientan que son adolescentes perpetuos. Otros
se estresan y se preguntan
si algún día se casarán o si
tendrán hijos. Como padres,
¿cuál sería la mejor forma de
ayudarlos a tener una perspectiva eterna?
INSEGURIDAD ECONÓMICA. Muchos de los jóvenes
adultos de hoy tal vez no se
comparen a sus padres desde
el punto de vista económico;
quizás les sea difícil conseguir
trabajo o proveer de lo necesario para una familia a pesar
de tener un título universitario. Como padres, ¿debemos
echarles una mano económicamente, o debemos suponer
que nuestros hijos madurarán
al tener que encontrar la
forma de hacerse responsables
de sus propias finanzas?
INFINIDAD DE OPCIONES. Los jóvenes adultos
de hoy quizás tengan una
mayor variedad de opciones
en cuanto a carreras, pero
a veces esas posibilidades
pueden parecer sumamente
abrumadoras. ¿Cómo pueden
los padres ayudar a los hijos
adultos a explorar esas opciones pero también a decidir en cuanto a una carrera
satisfactoria?
VIVIR CON LOS PADRES.
Ya sea que se casen o no, un
número cada vez mayor de
jóvenes adultos entre los 18
y 34 años está viviendo con
los padres. Cuando los hijos
adultos viven con los padres,
¿cómo deben los padres abordar adecuadamente los asuntos tales como quién paga la
comida o cómo disciplinar a
los nietos?
AFILIACIÓN RELIGIOSA.
Hoy día, los jóvenes adultos
de todas las religiones tienden menos a afiliarse a una
iglesia de lo que lo hacían
hace tan sólo una generación.
Como padres, ¿cómo podemos alentar a nuestros hijos
adultos a permanecer activos
en la Iglesia? ¿Cómo podemos darles apoyo espiritual
incluso si deciden no estar
activos en la Iglesia?
A pesar de los desafíos del mundo actual,
los padres pueden seguir siendo una
bendición para sus hijos jóvenes adultos
brindándoles apoyo y guía justos.
PAUTAS PARA LOS PADRES
A pesar de que nuestros hijos adultos nos superen
en cierta capacidad o logro, aún necesitan y merecen el
apoyo paternal a fin de abrirse camino por el mundo.
A continuación, figuran diez pautas para tomar en
cuenta:
1. AVERIGÜEN QUÉ ES LO QUE SUS HIJOS
QUIEREN Y LO QUE LES GUSTA. En vez de decirles
a sus hijos jóvenes adultos cómo pueden conseguir lo
que ustedes piensan que ellos necesitan, pregúntenles en
cuanto a sus valores, metas y sueños. Es posible que les
pidan que los ayuden a trazar un plan de cómo lograrlos; si lo hacen, permitan que los sueños de ellos guíen
las conversaciones. Analicen los pros y los contras, oren
para recibir guía y continúen manteniendo un diálogo. Si
ellos no saben qué es lo que quieren, aliéntenlos a consultar con un consejero, a tomar pruebas para determinar
el tipo de carrera que les interesaría, u obtener más experiencia mediante el trabajo o el servicio voluntario.
en que ustedes afrontaron la vida entre los veinte y
los treinta y tantos años de edad. Los jóvenes adultos
sienten curiosidad por saber cómo los adultos mayores
equilibraron el orden de prioridades, cómo eligieron
una carrera, o cómo supieron que habían encontrado
a su futuro cónyuge. Al relacionarse con esos jóvenes
adultos, entenderán más en cuanto a los retos que
afrontan las personas de su generación.
4. HÁGANLES VER LOS DONES QUE ELLOS
TIENEN. El ayudar a los jóvenes adultos a descubrir sus
talentos e intereses les puede servir para imaginarse un
futuro satisfactorio. Hagan hincapié en que raras veces
las personas disfrutan de algo hasta que se esfuerzan lo
2. ESTUDIEN CON ORACIÓN DOCTRINA Y
CONVENIOS 121:34–46. Estos versículos se aplican
maravillosamente a las madres y a los padres; enseñan
principios correctos sobre cómo brindar guía recta a
nuestros hijos adultos.
3. INVIERTAN TIEMPO EN CONOCER A MUCHOS JÓVENES ADULTOS. Quizás descubran que a
los hijos de otras personas también les interese la forma
suficiente para llegar a ser competentes en ello; incluso
aquellas personas que tienen mucho talento natural deben dedicar tiempo a desarrollarlo a fin de hacerlo bien.
5. CONFÍEN EN LAS DECISIONES QUE TOMEN.
Eso no significa creer que siempre tomarán decisiones
perfectas; significa confiar en que pueden recuperarse
después de cometer un error, que Dios perdona y que
la vida puede ser profundamente enriquecedora a pesar
de que en ella sea necesario vencer el fracaso o soportar tribulaciones. A los niños pequeños se los puede
dañar de manera permanente debido a traumas, pero
los jóvenes adultos progresan al vencer obstáculos en
vez de evitarlos. Brinden apoyo emocional y práctico,
anímenlos a que tomen descansos de las situaciones
estresantes, oren con ellos y por ellos, y tengan un buen
sentido del humor.
6. ELÓGIENLOS POR SUS ESFUERZOS. El
encomiar a los jóvenes adultos por su trabajo arduo
y su resiliencia los ayuda a continuar esforzándose
con una tarea por más tiempo, a asumir más retos
y a disfrutar más de sus labores. Una fórmula que
comparte el presidente Thomas S. Monson declara:
“El trabajo ganará mientras que el soñar despierto
no trascenderá” 1.
7. PROCUREN LA INSPIRACIÓN. Las oraciones
y fe nos ayudan a abrir nuestro corazón para que
Dios nos cambie. Conozco a una mujer que sentía
preocupación por los programas de televisión que
sus hijos adultos permitían que sus hijos vieran;
consideraba que lo que los programas exhibían era
falta de respeto y riñas, a pesar de que se consideraban temas apropiados para esa edad. No queriendo
entrometerse, oró y ayunó con frecuencia para saber
qué hacer o decir. Una mañana, su nuera la llamó
para pedirle consejo sobre cómo manejar la falta de
respeto y las riñas entre sus hijos. Mi amiga le comentó sus impresiones en cuanto a los programas de
televisión, una influencia que su nuera nunca había
notado. Los jóvenes padres abordaron el asunto con
sus hijos, acordaron hacer cambios, y el ambiente en
el hogar mejoró.
8. HABLEN SOBRE ASUNTOS DE DINERO.
Tomando en consideración la situación en que ustedes se encuentren y la madurez de cada uno de
los hijos, decidan, con ayuda de la oración, qué tipo
de ayuda financiera darán a sus hijos, si es que se la
brindarán. Quizás lo único que necesiten sea ayuda
para organizar un presupuesto. Si les proporcionan
ayuda financiera, aclaren desde un principio si desean que les devuelvan el dinero o que lo utilicen
de cierta manera; entonces, de buena gana, denles
la responsabilidad de administrar sus fondos y aprender
de sus errores, incluso el no tener dinero el día de mañana para algo si gastan demasiado hoy.
9. SEAN HUMILDES. Cuando sientan la tendencia a
reprocharse a ustedes mismos por los errores que cometen como padres, intenten aumentar su humildad en vez
de su humillación; pidan disculpas con dignidad, digan
lo que harán para mejorar, y después sigan adelante con
confianza. Permitan que sus hijos, al observarlos a ustedes, saquen en conclusión que los errores no son el fin,
que las disculpas no son una señal de debilidad y que el
perdonar a los demás y a nosotros mismos brinda paz.
10. MIDAN EL VERDADERO ÉXITO. Cuando nos
centramos demasiado en la forma en que nos juzgarán los
demás por las decisiones que tomen nuestros hijos (ya sea
para bien o para mal), perdemos la objetividad, y muchas
veces perdemos el Espíritu. Tengan presente que el éxito
que logremos como padres no lo define lo bien que nuestros hijos vivan nuestros valores, sino la manera constante
y desinteresada en que nosotros los vivamos.
Cuando consideramos en oración las necesidades y
personalidades de cada uno de nuestros hijos jóvenes
adultos, el Espíritu nos puede ayudar a guiar sin criticar,
a apoyar sin reprimir y a dar un paso atrás sin abandonar; al hacerlo, nuestros hijos jóvenes adultos llegarán a
tener la confianza de que tanto nosotros como el Señor
estamos de su lado. ◼
La autora vive en Utah, EE. UU.
NOTA
1. Véase de Thomas S. Monson, “Grandes esperanzas”, (Charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia para jóvenes adultos,
11 de enero de 2009), pág. 6; speeches.byu.edu.
J u l i o d e 2 0 1 4 37
VOC ES DE LOS SA N TOS DE LOS ÚLT IMOS DÍ A S
S
oy miembro de la Iglesia desde
que nací, pero mi familia raramente asistía mientras yo crecía. A
pesar de ello, siempre encontré la
manera de ir a la Iglesia sola. A principios de la década de los 70, prestaba
servicio como maestra de seminario
en Pittsburg, Kansas, EE. UU. Cuando
estudiamos el Libro de Mormón,
desafié a la clase, incluyéndome a
mí misma, a que leyéramos el libro
completo. Un día, mientras estaba
leyendo, recibí un fuerte testimonio
de que es verdadero.
Unos años después, mis padres
vinieron a visitarme. Mientras estaban
de visita, mi padre sacó algunos temas
de conversación sobre los cuales no
estábamos de acuerdo y de los que yo
B
usqué el relato sobre Nefi
y el arco roto, y sentí la
impresión de acudir a mi padre
y pedirle consejo, así como una
bendición del sacerdocio.
no quería hablar con él. No obstante,
él insistió, al grado de que yo estaba a
punto de perder la paciencia. Me retiré
por un momento y me fui a mi cuarto,
donde me arrodillé y oré al Padre
Celestial pidiéndole ayuda para saber
cómo actuar con mi padre. La respuesta llegó como un pensamiento: el
relato de Nefi cuando rompió su arco.
Busqué el relato en 1 Nefi capítulo
16. Pensé en Nefi, que fue lo suficientemente humilde como para dirigirse
a su padre, quien había murmurado
en contra del Señor, para preguntarle
dónde debía ir a buscar alimentos
(véase el versículo 23). Con eso en
mente, sentí la impresión de acudir a
mi padre y pedirle consejo, así como
una bendición del sacerdocio.
Cuando regresé a la sala y le pedí
que me diera una bendición, se sintió
conmovido y comenzó a llorar. “Déjame pensarlo”, dijo.
Los próximos días, él ayunó y oró.
Entonces, antes de que mi mamá y mi
papá se fueran, él me dio una bendición hermosa.
Después de esa experiencia, mi
padre comenzó a cambiar. Cuando
se fueron de Kansas para volver a su
casa, mis padres visitaron Adán-­ondi-­
Ahmán, en Misuri, EE. UU., donde mi
padre tuvo una profunda experiencia
espiritual.
Al poco tiempo, mis padres se
activaron en la Iglesia y llegaron a ser
Santos de los Últimos Días dedicados.
Durante los años siguientes, sirvieron
juntos en dos misiones: una en Alemania, y la otra en la Manzana del Templo, en Salt Lake City, Utah, EE. UU. Mi
padre prestaba servicio como patriarca
de estaca cuando falleció en 1987.
El Señor sabía que mi padre era
un buen hombre. Fue por medio del
Libro de Mormón que recibí la respuesta a mi pregunta; y fue debido a
que actué de acuerdo con la impresión que recibí que mi padre supo
que tenía que ser un líder para nuestra familia. Esa experiencia cambió
todo para nosotros.
He aprendido que el Libro de Mormón verdaderamente es otro testamento de Jesucristo y que fue escrito
para nuestros días. Sé que puedo acudir a él cuando estoy desanimada o en
cualquier otra situación; las respuestas
están allí.
Verdaderamente, las “palabras de
Cristo [nos] dirán todas las cosas que
[debemos] hacer” (2 Nefi 32:3). ◼
Judy M. Smith, Kansas, EE. UU.
ILUSTRACIONES POR BRADLEY CLARK.
NEFI CONTESTÓ MI PREGUNTA
DOS CARTAS DE MAMÁ
E
n 1996, mi esposa y yo teníamos dos
hijos, uno de cuatro años y el otro
de siete. Éramos una familia joven típica
y ocupada. Una noche, ya tarde, mi
esposa se dio tiempo para escribirle a
mi sobrino, Glen, que estaba prestando
servicio en una misión en Finlandia.
Por alguna razón, ella sintió que tenía
que escribir una carta larga; una que
incluyera los detalles de lo que cada
miembro de la familia estaba haciendo,
a qué nivel se encontraban espiritualmente, lo que ella y yo estábamos
haciendo en nuestros llamamientos de
la Iglesia, el relato de su conversión, lo
que sentía en cuanto a la obra misional
y su testimonio del Evangelio.
Era una carta extraordinaria; pero
yo me preguntaba si mi sobrino realmente necesitaba toda esa información. Más adelante, le escribió otra vez.
Seis años después, cuando yo servía como obispo y mis hijos tenían 10
y 13 años respectivamente, mi mundo
cambió de improviso. El 2 de enero
de 2002, mi esposa, que sólo tenía 42
años, murió de un ataque al corazón.
En casa, traté de seguir viviendo los
principios de “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” 1. Descubrí
que podía presidir y proveer sustento
para la familia, pero no era tan bueno
en cuanto a la crianza y el cuidado
de mis hijos. No obstante, seguimos
adelante lo mejor que pudimos.
En junio de 2012, mi hijo menor,
Sam, que estaba sirviendo en una misión de tiempo completo en la Misión
Colorado Denver Sur, me mandó un
correo electrónico. “Algo estupendo
me pasó esta semana”, me escribió;
“recibí dos cartas de mamá”.
Me explicó que había recibido un paquete de su primo, Glen, que tenía las
cartas que ella le había escrito cuando
él estaba en su misión en Finlandia.
“Me dijo que esas dos cartas que
mamá le mandó cuando era misionero realmente fueron escritas para
mí, cuando estuviera en mi misión”,
escribió Sam. “Así que me las mandó;
¡y son increíbles!”
Saber de la conversión de su
mamá, su testimonio y sus sentimientos en cuanto a la obra misional
fue “un gran apoyo moral en este
momento”, escribió Sam. Dijo que
pensaba sacar fotocopias de las cartas
y mandar los originales a casa.
“No tenía idea de que habías servido como presidente del quórum de
élderes ni como líder misional de barrio”, escribió Sam. Se enteró de que
cuando tenía cuatro años, él “saltaba
sobre la cama después de la oración
y gritaba: ‘Quiero ser misionero’”.
Luego agregó que había descubierto algo en cuanto a su madre:
“Mamá debe haber sabido que me
iba a gustar ser luchador libre, porque
dijo que yo, con mi carisma, podía
obtener lo que quisiera hasta de un
luchador profesional (y dibujó una
sonrisa)”.
Se me llenaron los ojos de lágrimas
al ver la reacción de Sam a las cartas.
Unas semanas después, las envió a
casa. Eran impactantes, personales y
conmovedoras cuando fueron escritas
en 1996; pero, dados los acontecimientos de los años subsiguientes,
en ese momento lo eran aún más.
Las cartas de mi esposa habían
fortalecido a mi sobrino; pero, como
cuando se “echa [el] pan sobre las
aguas” (véase Eclesiastés 11:1), regresaron años después para bendecir a su
hijo misionero y a su esposo viudo. ◼
Ken Pinnegar, California, EE. UU.
NOTA
1. Véase “La Familia: Una Proclamación para
el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010,
pág. 129.
L
as cartas eran impactantes, personales y
conmovedoras cuando fueron escritas en
1996; pero, dados los acontecimientos de los años
subsiguientes, en ese momento lo eran aún más.
J u l i o d e 2 0 1 4 39
VI EL ROSTRO DE TU MADRE
U
n domingo, durante el verano de
2002, me desperté pensando en
mi madre, que había fallecido hacía
poco. Estaba de visita en el barrio de
la Iglesia en el cual me crié, en Pacific
Palisades, California, EE. UU., al cual
mi madre había asistido por casi
50 años.
Me arrodillé para decirle al Señor
cuánto la extrañaba y para pedirle
que me permitiera tener una experiencia espiritual ese día.
Por la tarde, hice planes para asistir
a la transmisión de la rededicación
del Templo de Nauvoo, Illinois, en
el centro de estaca de Santa Mónica,
C
uando llegué a
la casa de Mary,
me hizo pasar, pero
parecía estar enferma.
Me di cuenta de que
había estado llorando.
California. Lamentablemente, llegué
muy tarde para entrar a la sesión.
Volví a mi automóvil y me dirigí
a la autopista.
Mientras manejaba, oí una voz
que decía: “Randi, ¡ve a ver cómo
está Mary!”. Mary es una querida
amiga de nuestra familia y miembro
devota de otra religión. Ella y su hija
Natasha vivieron al lado de la casa
de mi tía Ruby por más de 25 años.
Ya que no tenían familiares cerca,
llegaron a ser parte de nuestra familia. Después de que mi tía falleció en
1984, mi madre iba a visitar a Mary
con frecuencia, y siempre le llevaba
un regalito o algo que hubiese
horneado.
Al principio ignoré el sentimiento;
no podía aparecer sin avisar, y no
tenía mi celular para llamarla. De
pronto, volví a percibir la voz, pero
esta vez más fuerte: “Randi, ¡ve a ver
cómo está Mary!”. Esta vez hice caso a
la impresión a pesar de que ya casi estaba pasando la salida de la autopista
que debía tomar para ir a su casa.
Cuando llegué a la casa de Mary,
me hizo pasar, pero parecía estar
enferma. Me di cuenta de que había
estado llorando y le pregunté qué le
pasaba. Me dijo que había estado muy
enferma y adolorida por causa de una
lesión en el cuello. También vi que
casi no tenía comida. Dijo que había
estado tan enferma que ni siquiera había podido caminar hasta la farmacia
ni al supermercado.
Cuando le pregunté por qué no
había llamado a alguien de nuestra
familia, dijo: “Oré y le pedí al Padre
Celestial que enviara a alguien que
me ayudara”.
Le dije que el Padre Celestial había
escuchado sus oraciones y me había
enviado a mí. Nos abrazamos y me
dijo algo que nunca olvidaré: “Cuando
te vi en la puerta, vi el rostro de tu
madre, no el tuyo”.
De inmediato sentí el dulce espíritu
de mi madre a mi lado y sentí la impresión de servir de la misma manera
que lo hubiera hecho ella. Después de
todo, su vida estuvo dedicada a servir
a los demás.
Espero no olvidar nunca la importancia de obedecer la voz del Espíritu
y el ejemplo que mi madre me dio de
servir a los demás. ◼
Randi Reynolds Allen, California, EE. UU.
40 L i a h o n a
SALVASTE MI MATRIMONIO
C
uando trabajé en construcción
en Omán, de 1979 a 1986, trabajaba para el Ministerio de Defensa.
El Ministerio me asignó proyectos en
lugares ubicados en las partes más
inaccesibles del país, y la mayoría de
las veces yo era el único supervisor
a cargo del proyecto. También era
el único miembro de la Iglesia que
trabajaba para el Ministerio.
Un día, en la oficina central de la
empresa, me encontré con un ingeniero electricista que, como lo había
hecho en el pasado, hizo comentarios
negativos acerca de la Iglesia. Yo toleraba sus comentarios porque generalmente me encontraba en las oficinas
centrales sólo por corto tiempo antes
de que se me asignara a otro proyecto.
No obstante, un tiempo después,
enviaron al mismo hombre a inspeccionar las instalaciones eléctricas en
proyectos a lo largo de la frontera
entre Omán y Yemen. Se había programado que pasáramos aproximadamente una hora juntos antes de que
él volara de regreso a la sede.
Cuando llegó, inspeccionó el trabajo y encontró que todo estaba a su
agrado. Durante el tiempo que pasamos juntos, centré la conversación en
el trabajo, y después lo llevé a la pista
de aterrizaje para que tomara su vuelo.
Era la época de los monzones, y la
pista de aterrizaje, que se encontraba
en la meseta de una montaña a 1.800
m sobre el Océano Índico, estaba
M
e puse nervioso cuando me
di cuenta de que tendría que
esperar en el automóvil con el hombre
que había hecho comentarios negativos
en cuanto a la Iglesia.
cubierta de nubes. El vuelo de mi compañero de trabajo se iba a demorar.
Me puse nervioso cuando me di
cuenta de que tendría que esperar en
el automóvil con ese hombre. Después
de decir una oración en silencio, se me
ocurrió la idea de preguntarle sobre
su familia, en especial de su esposa.
Eso fue lo que hice y, de repente,
el ingeniero comenzó a llorar y a decirme que acababa de recibir la noticia
de que su esposa quería el divorcio.
De inmediato me vino a la mente la
palabra amor, y durante las próximas
dos horas hablamos del amor que debemos tener hacia las demás personas
y del amor que Jesucristo siente por
todos nosotros; y, antes de que nos
diésemos cuenta, nos habíamos hecho
amigos. Al terminar la conversación,
las nubes se habían disipado y el ingeniero abordó el avión. Al poco tiempo,
me enteré de que había renunciado a
su puesto y había regresado a su casa.
Algunos años después, cuando participaba en una actividad al aire libre con
los jóvenes del Sacerdocio Aarónico
en Plymouth, una ciudad en la costa
sur de Inglaterra, noté que un hombre
caminaba hacia mí. Cuando se acercó,
dijo: “Me parecía que eras tú, Neil”.
Era el ingeniero electricista de
Omán. Las palabras que dijo inmediatamente después se me grabaron en
el corazón: “Gracias por haberme hablado del amor aquel día en la montaña. Salvaste mi matrimonio, y por
siempre te estaré agradecido”.
Hablamos un poco más y luego
se fue. Desde entonces no lo he
vuelto a ver.
Siempre estaré agradecido por
la inspiración que recibí en Omán;
bendijo al ingeniero y me dio a mí la
fortaleza para mantener mis convicciones religiosas cuando estaba solo
y lejos de mi hogar. ◼
Neil S. Roy, Yorkshire, Inglaterra
C
on nuestros hijos cantamos:
“Yo siento Su amor, que me
infunde calma” 1.
Su amor expiatorio, dado sin reserva,
es como “leche y miel sin dinero y sin
precio” (2 Nefi 26:25). Por ser infinita y
eterna (véase Alma 34:10), la Expiación
nos invita a “[venir] a Cristo, y [perfeccionarnos] en él” (Moroni 10:32).
El comprender el amor expiatorio
que el Salvador da sin reserva nos
puede librar de las expectativas incorrectas y falsas que nosotros mismos
nos imponemos de lo que es la perfección. Ese entendimiento nos permite despojarnos de los temores de
que somos imperfectos: temores
de que cometemos errores, temores
de que no somos lo suficientemente
buenos, temores de que somos un
fracaso comparado con los demás,
temores de que no estamos haciendo
lo suficiente para merecer Su amor.
El amor expiatorio que el Salvador
da sin reserva nos sirve para que
seamos más tolerantes y menos críticos de los demás y de nosotros
mismos. Ese amor reconcilia nuestras
42 L i a h o n a
LLEGAR A SER
perfectos en Cristo
El comprender el
amor expiatorio que
el Salvador da sin reserva nos puede librar
de las expectativas
incorrectas y falsas
que nosotros mismos
nos imponemos de lo
que es la perfección.
relaciones y nos brinda oportunidades
de amar, comprender y prestar servicio a la manera del Salvador.
Su amor expiatorio cambia el concepto que tenemos de la perfección.
Podemos depositar nuestra confianza
en Él, guardar diligentemente Sus
mandamientos y seguir adelante con
fe (véase Mosíah 4:6), al mismo tiempo
que sentimos mayor humildad, gratitud y dependencia en Sus méritos, misericordia y gracia (véase 2 Nefi 2:8).
En un sentido más amplio, el venir a Cristo y ser perfeccionados en
Él coloca la perfección dentro del
trayecto eterno de nuestro espíritu y
cuerpo o, básicamente, en el trayecto
eterno de nuestra alma (véase D. y C.
88:15). El llegar a ser perfectos es el
resultado de nuestra travesía por la
vida, la muerte y la resurrección físicas, cuando todas las cosas son restablecidas “a su propia y perfecta forma”
(Alma 40:23); incluye el proceso del
nacimiento espiritual, el cual ocasiona “un potente cambio” en nuestro
corazón y disposición (Mosíah 5:2);
refleja el refinamiento de toda nuestra
vida mediante el servicio semejante al
de Cristo y la obediencia a los mandamientos del Salvador y a nuestros
convenios; y reconoce la relación que
existe entre los vivos y los muertos,
que es necesaria para llegar a la perfección (véase D. y C. 128:18).
No obstante, la palabra perfección
a veces se malinterpreta, pensando
que significa no cometer nunca un
error. Quizás ustedes o alguien a quien
conozcan estén esforzándose por ser
perfectos de esa manera. Debido a
que ese tipo de perfección siempre
LUZ DEL MUNDO, POR HOWARD LYON, PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN.
Por el élder
Gerrit W. Gong
De los Setenta
JÓVENES ADULTOS
parece inalcanzable, incluso después
de realizar nuestros mejores esfuerzos, podemos sentirnos intranquilos,
desanimados o exhaustos. Tratamos
infructuosamente de controlar nuestras
circunstancias y a las personas que nos
rodean; nos preocupamos demasiado
por las debilidades humanas y los
errores; y de hecho, cuanto más nos
esforzamos, más alejados nos sentimos
de la perfección que procuramos.
A continuación, intento profundizar
nuestro aprecio por la doctrina de la
expiación de Jesucristo y por el amor
y la misericordia que el Salvador nos
brinda sin reservas. Los invito a aplicar
su entendimiento de la doctrina de
la Expiación con el fin de ayudarse a
ustedes mismos y a otras personas,
incluso a misioneros, estudiantes,
jóvenes adultos solteros, padres,
madres, cabezas de familia que estén
solos o solas, y otras personas que tal
vez se sientan presionadas a encontrar
la perfección y a ser perfectas.
La expiación de Jesucristo
Habiendo sido preparada desde la
fundación del mundo (véase Mosíah
4:6–7), la expiación de nuestro Salvador nos permite aprender, arrepentirnos y progresar por medio de nuestras
propias experiencias y decisiones.
En esta probación terrenal, tanto el
crecimiento espiritual gradual “línea
sobre línea” (D. y C. 98:12), así como
las experiencias espirituales transformadoras de un “potente cambio” de
corazón (Alma 5:12, 13; Mosíah 5:2),
nos ayudan a venir a Cristo y a ser perfeccionados en Él. La conocida frase
“perseverar hasta el fin” nos recuerda
que el progreso eterno muchas veces
implica tiempo, así como un proceso.
44 L i a h o n a
En el último capítulo del Libro de
Mormón, el gran profeta Moroni nos
enseña la manera de venir a Cristo y
ser perfeccionados en Él. Nos “[abstenemos] de toda impiedad”; amamos
“a Dios con toda [nuestra] alma, mente
y fuerza”; entonces, Su gracia nos
es suficiente “para que por su gracia
[seamos] perfectos en Cristo”, lo cual
“está en el convenio del Padre para
remisión de [nuestros] pecados”, para
que podamos “[llegar] a ser santos,
sin mancha” (Moroni 10:32, 33).
En última instancia, es el “gran y
postrer sacrificio” del Salvador lo que
trae la “misericordia, que [sobrepuja]
a la justicia y [provee] a los hombres
la manera de tener fe para arrepentimiento” (Alma 34:14, 15). De hecho,
nuestra “fe para arrepentimiento” es
esencial para que vengamos a Cristo,
seamos perfeccionados en Él y disfrutemos las bendiciones del “gran y eterno
plan de redención” (Alma 34:16).
El aceptar plenamente la expiación
de nuestro Salvador puede aumentar
Únicamente nuestro Salvador
vivió una vida perfecta, pero
incluso Él aprendió y progresó
en la experiencia terrenal.
Nuestro ejemplo perfecto
Únicamente nuestro Salvador vivió una vida perfecta, e incluso Él
aprendió y progresó en la experiencia terrenal. Ciertamente, “no recibió
de la plenitud al principio, sino que
continuó de gracia en gracia hasta
que recibió la plenitud” (D. y C. 93:13).
A través de la experiencia terrenal,
Él aprendió a tomar “[nuestras] enfermedades… sobre sí… a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los
de su pueblo” (Alma 7:12). Él no cedió
a las tentaciones, pecados o presiones
cotidianas, sino que descendió por debajo de todas las pruebas y los retos de
la vida terrenal (véase D. y C. 122:8).
En el sermón del Monte, el Salvador
nos manda: “Sed, pues, vosotros
JESÚS CUANDO ERA JOVEN EN LA CARPINTERÍA, POR DEL PARSON.
perfectos” (Mateo 5:48). La palabra
griega para perfecto se puede traducir
como “completo, íntegro y plenamente
desarrollado” (en la nota b al pie de
página de Mateo 5:48). Nuestro Salvador nos pide que seamos completos,
íntegros, plenamente desarrollados, a
fin de ser perfeccionados en las virtudes y los atributos que Él y nuestro
Padre Celestial manifiestan2.
Veamos cómo el aplicar la doctrina
de la Expiación puede ayudar a aquéllos que sienten la necesidad de encontrar la perfección o de ser perfectos.
El perfeccionismo
El malentendido de lo que significa
ser perfecto puede resultar en perfeccionismo, una actitud o conducta en la
que el deseo admirable de ser bueno
se convierte en una expectativa poco
realista de ser perfectos ya. A veces, el
perfeccionismo surge del sentimiento
de que únicamente aquellos que son
perfectos merecen que se les ame, o
de que nosotros no merecemos ser
felices a menos que seamos perfectos.
El perfeccionismo puede causar insomnio, ansiedad, desidia, desánimo,
autojustificación y depresión. Esos
sentimientos pueden desplazar la paz,
el gozo y la seguridad que nuestro
Salvador desea que tengamos.
Los misioneros que quieren ser
perfectos ahora mismo, pueden sentir
ansiedad o desánimo si el aprendizaje
del idioma de la misión, el que las
personas se bauticen o el recibir asignaciones de liderazgo no ocurren lo
suficientemente rápido. Para los jóvenes capaces que están acostumbrados
a sobresalir, quizás la misión sea el primer gran reto de su vida. No obstante,
los misioneros pueden obedecer con
exactitud sin ser perfectos; pueden
medir su éxito principalmente por el
compromiso de ayudar a las personas
y a las familias “a ser miembros fieles
de la Iglesia que disfruten de la presencia del Espíritu Santo” 3.
Los estudiantes que inician un
nuevo año escolar, especialmente los
que dejan su hogar para estudiar en la
universidad, sienten entusiasmo, pero
también preocupación. Los becados,
los atletas, los que se destacan en
las artes y otros, pasan de ser una
persona de mucha importancia en
un grupo o una organización pequeña, a sentirse una persona común
y corriente en un lugar nuevo, más
grande e impredecible. Es fácil para
los estudiantes que tienen tendencias
perfeccionistas sentir que, no importa
cuánto se esfuercen, han fracasado si
no son los primeros en todo.
Tomando en cuenta las exigencias
de la vida, los estudiantes pueden
aprender que, a veces, está perfectamente bien esforzarse al máximo, y
que no siempre es posible ser el mejor.
También imponemos expectativas
de perfección en nuestros hogares. Es
posible que un padre o una madre se
sientan obligados a ser el cónyuge, el
padre, el ama de casa o el sostén de
familia perfectos, o de formar parte de
una familia Santo de los Últimos Días
perfecta, ya mismo.
¿Qué es lo que puede ayudar a
quienes luchan con tendencias perfeccionistas? El hacerles preguntas que les
brinden apoyo y que conduzcan a respuestas francas y detalladas les ayuda
a saber que los amamos y aceptamos.
Tales preguntas invitan a los demás a
centrarse en lo positivo y nos permiten definir lo que consideramos que
J u l i o d e 2 0 1 4 45
JÓVENES ADULTOS
nuestra fe y darnos el valor para
despojarnos de las expectativas restringentes de que, de algún modo,
es necesario que seamos perfectos
o que hagamos las cosas de manera perfecta. Una manera rígida de
pensar afirma que todo es absolutamente perfecto o irremediablemente
imperfecto; pero, como hijos e hijas
de Dios, podemos aceptar agradecidos que somos Su creación suprema
(véanse Salmos 8:3–6; Hebreos 2:7),
a pesar de que aún seamos una creación en proceso de desarrollo.
Al entender el amor expiatorio que
nuestro Salvador da sin reserva, dejamos de temer que Él sea un juez severo
y crítico; más bien, sentimos seguridad:
“Porque no envió Dios a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él”
( Juan 3:17); comprendemos que para
progresar se necesita tiempo y que es
un proceso (véase Moisés 7:21).
marcha bien. Los familiares y amigos
pueden evitar hacer comparaciones
que sean competitivas y, en vez de
ello, brindar ánimo sinceramente.
Otra seria dimensión del perfeccionismo es esperar que los demás estén
a la altura de nuestras normas poco
realistas, moralistas o intolerantes. De
hecho, ese tipo de comportamiento
quizás obstruya o limite las bendiciones
de la expiación del Salvador en nuestra vida y en la vida de los demás. Por
ejemplo, los jóvenes adultos solteros tal
vez hagan una lista de las cualidades
que desean en un futuro cónyuge y,
sin embargo, no se casen debido a las
expectativas poco realistas que tengan
del compañero o compañera perfectos.
Por consiguiente, una hermana
quizás no esté dispuesta a considerar
salir con un hermano maravilloso y
digno porque éste no se ajusta a la
escala perfeccionista de ella: no baila
bien, no tiene pensado ser rico, no
sirvió en una misión, o admite que
tuvo un problema con la pornografía,
algo que se resolvió mediante el arrepentimiento y el asesoramiento.
De manera similar, un hermano
quizás no considere salir con una
hermana maravillosa y digna que no
encaje en el perfil poco realista que él
tenga: no le gustan los deportes, no es
presidenta de la Sociedad de Socorro,
no ha ganado concursos de belleza,
no tiene un minucioso presupuesto,
o admite que previamente tuvo una
debilidad con la Palabra de Sabiduría
que ya se ha resuelto.
Por supuesto, debemos considerar
las cualidades que deseamos en nosotros mismos y en un futuro cónyuge;
debemos mantener nuestras más elevadas esperanzas y normas; pero, si
46 L i a h o n a
somos humildes, nos sorprenderemos
al encontrar lo bueno en los lugares
menos esperados, y quizás creemos
oportunidades para acercarnos a
alguien que, al igual que nosotros,
no es perfecto.
La fe reconoce que, mediante el
arrepentimiento y el poder de la
Expiación, las cosas débiles se pueden
hacer fuertes y que los pecados de los
cuales la persona se ha arrepentido
verdaderamente son perdonados.
Los matrimonios felices no son el
resultado de dos personas perfectas
que intercambian votos; más bien, la
devoción y el amor crecen a medida
que a lo largo del trayecto dos personas imperfectas edifican, bendicen,
ayudan, alientan y perdonan. En una
ocasión, se le preguntó a la esposa de
un profeta moderno cómo era estar
casada con un profeta; sabiamente
contestó que no se había casado con
un profeta, sino que simplemente
se había casado con un hombre que
estaba totalmente dedicado a la Iglesia sin importar el llamamiento que
recibiera 4. En otras palabras, con el
transcurso del tiempo, los esposos
y las esposas progresan juntos, tanto
en forma personal como en pareja.
La espera para tener el cónyuge perfecto, la educación perfecta, el trabajo
perfecto o la casa perfecta será larga y
solitaria. Somos sensatos si seguimos el
Espíritu en las decisiones importantes
de la vida y no permitimos que las dudas generadas por las exigencias perfeccionistas obstruyan nuestro progreso.
Para aquellos que quizás se sientan
constantemente agobiados o preocupados, pregúntense con franqueza:
“¿Defino la perfección y el éxito según
las doctrinas del amor expiatorio del
Salvador o de acuerdo con las normas del mundo? ¿Mido el éxito o el
fracaso según la confirmación del
Espíritu Santo respecto a mis deseos
rectos o de acuerdo con alguna otra
norma del mundo?”.
Para aquellos que se sienten física o
emocionalmente agotados, empiecen a
dormir y a descansar con regularidad,
y tomen tiempo para comer y relajarse;
reconozcan que estar ocupado no es
lo mismo que ser digno, y que para ser
digno no es necesaria la perfección5.
Para aquellos que tienden a ver sus
propias debilidades o faltas, celebren
con gratitud las cosas que hagan bien,
ya sean grandes o pequeñas.
Para aquellos que temen el fracaso y
que dejan las cosas para después, a veces preparándose demasiado, ¡tengan la
seguridad y cobren ánimo de saber que
no es necesario que se abstengan de
las actividades que presentan desafíos
y que pueden traerles gran progreso!
Si es necesario y apropiado, procuren asesoramiento espiritual o
atención médica competente que los
ayude a relajarse, a establecer maneras positivas de pensar y estructurar
su vida, a disminuir conductas contraproducentes, y a experimentar y
expresar más gratitud 6.
La impaciencia obstruye la fe. La
fe y la paciencia ayudarán a los misioneros a comprender un nuevo idioma
o cultura, a los estudiantes a dominar nuevas materias, y a los jóvenes
adultos solteros a empezar a entablar
relaciones en vez de esperar a que
todo sea perfecto. La fe y la paciencia
también ayudarán a los que esperan
autorizaciones para sellamientos en
el templo o la restauración de las
bendiciones del sacerdocio.
Al actuar y no dejar que se actúe sobre nosotros (véase 2 Nefi 2:14), podemos lograr una vida de equilibrio entre
las virtudes complementarias y lograr
gran parte del progreso en la vida. Éstas
pueden aparecer en “una oposición”,
siendo “un solo conjunto” (2 Nefi 2:11).
Por ejemplo, podemos cesar de
ser ociosos (véase D. y C. 88:124) sin
correr más aprisa de lo que las fuerzas
nos permitan (véase Mosíah 4:27).
Podemos estar “anhelosamente
consagrados a una causa buena”
(D. y C. 58:27) mientras que al mismo
tiempo y de vez en cuando hacemos
una pausa para estar “tranquilos y [saber] que yo soy Dios” (Salmos 46:10;
véase también D. y C. 101:16).
Podemos hallar nuestra vida al
perderla por causa del Salvador
(véase Mateo 10:39; 16:25).
Podemos no “[cansarnos] de hacer lo bueno” (D. y C. 64:33; véase
también Gálatas 6:9) a la vez que
tomamos el tiempo necesario para
reanimarnos espiritual y físicamente.
NOTAS
1. “Siento el amor de mi Salvador”, (Canciones
para los niños, pág. 42).
2. Véase también de Russell M. Nelson, “La inminencia de la perfección”, Liahona, enero
de 1996, págs. 99–102.
3. Predicad Mi Evangelio: Una guía para el
servicio misional , 2004, pág. 10.
4. Véase de Lavina Fielding, “Camilla Kimball:
Una mujer dedicada al estudio”, Liahona,
marzo de 1976, pág. 5.
5. Véase, por ejemplo, de Dieter F. Uchtdorf,
“Cuatro títulos”, Liahona, mayo de 2013,
págs. 58–61. El presidente Uchtdorf también
hace esta advertencia: “Algunas personas
quizás piensen que su propia valía depende
de lo larga que sea su lista de tareas” (“De
las cosas que más importan”, Liahona,
noviembre de 2010, pág. 20).
6. Esta perspectiva la aportan Carlos F. y Alane
Kae Watkins, asesores de salud mental en
el Área Asia, asignados a trabajar en Hong
Kong. Otros puntos de vista para este
artículo provienen de Susan Gong, Larry Y.
y Lynda Wilson, Randy D. y Andrea Funk,
Janet S. Scharman, y misioneros de la Misión
Indonesia Jakarta.
7. Véase también de Cecil O. Samuelson, “What
Does It Mean to Be Perfect?”, New Era, enero
de 2006, págs. 10–13; Janet S. Scharman,
“Seeking Perfection without Being a Perfectionist”, en Virtue and the Abundant Life:
Talks from the BYU Religious Education and
Wheatley Institution Symposium, ed. Lloyd D.
Newell y otros (2012), págs. 280–302.
J u l i o d e 2 0 1 4 47
JÓVENES ADULTOS
Para aquellos que tienden
a ver sus propias debilidades o faltas, celebren
con gratitud las cosas que
hagan bien, ya sean grandes o pequeñas.
Podemos ser alegres sin ser frívolos.
Podemos reír alegremente con
alguien, pero no reírnos arrogantemente de alguien.
Nuestro Salvador y Su expiación
nos invitan a “…[venir] a Cristo, y [a ser
perfeccionados] en él”. Al hacerlo, Él
promete que “…su gracia [nos] es suficiente, para que por su gracia [seamos]
perfectos en Cristo” (Moroni 10:32).
Para aquellos que sienten el agobio
de preocuparse demasiado por encontrar la perfección o por ser perfectos
ahora mismo, el amor expiatorio que
el Salvador da sin reserva nos asegura:
“Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré
descansar…
“Porque mi yugo es fácil, y ligera
mi carga” (Mateo 11:28–30)7. ◼
LOS CONVENIOS
DIVINOS
PRODUCEN
CRISTIANOS FUERTES
¿Cómo es que el hacer convenios con
Dios y cumplirlos nos da poder?
E
Por el élder D. Todd
Christofferson
Del Quórum de los
Doce Apóstoles
48 L i a h o n a
l 15 de agosto de 2007, hubo un terremoto en Perú que casi destruyó por
completo las ciudades costeras de Pisco
y Chincha. Al igual que muchos otros líderes
y miembros de la Iglesia, Wenceslao Conde,
el presidente de la Rama Balconcito, en
Chincha, fue a ayudar de inmediato a
aquellos cuyas casas habían sufrido daños.
Cuatro días después del terremoto, el
élder Marcus B. Nash, de los Setenta, estaba
en Chincha ayudando a coordinar la ayuda
humanitaria que envió la Iglesia y conoció
al presidente Conde. Mientras hablaban de
la destrucción que había ocurrido y de lo
que se estaba haciendo para ayudar a las
víctimas, Pamela, la esposa del presidente
Conde, se acercó con uno de sus hijos pequeños en brazos. El élder Nash le preguntó
a la hermana Conde cómo estaban sus
hijos. Con una sonrisa, ella respondió que,
gracias a la bondad de Dios, todos estaban
bien y a salvo. Él preguntó acerca de la
casa de ellos.
Ella simplemente respondió: “Totalmente
destruida”.
“¿Y sus pertenencias?”, preguntó él.
“Todo quedó enterrado bajo los escombros
de nuestra casa”, respondió la hermana
Conde.
“Sin embargo, usted está sonriendo”,
indicó el élder Nash.
“Sí”, dijo ella, “he orado y estoy en paz.
Tenemos todo lo que necesitamos; nos tenemos el uno al otro, tenemos a nuestros hijos,
estamos sellados en el templo, tenemos esta
maravillosa Iglesia y tenemos al Señor; con
la ayuda del Señor, la casa se puede volver
a construir”.
El poder de los convenios
¿Cuál es la fuente de tal poder moral y
espiritual?, y ¿cómo se obtiene? La fuente
es Dios. Obtenemos ese poder mediante los
convenios que hacemos con Él. Un convenio es un acuerdo entre Dios y el hombre
en el que Dios fija las condiciones 1. En estos
acuerdos divinos, Dios se compromete a
sostenernos, a santificarnos y a exaltarnos a
cambio de nuestro compromiso de servirle
y de guardar Sus mandamientos.
¿Cómo es que el hacer convenios con Dios
y cumplirlos nos da el poder de sonreír en
medio de las dificultades, de convertir la tribulación en triunfo, de “estar anhelosamente
JÓVENES
consagrados a una causa buena… y efectuar mucha
justicia” (D. y C. 58:27)?
Fortalecidos mediante dones y bendiciones
Primero: al obedecer los principios y mandamientos del
evangelio de Jesucristo recibimos un caudal continuo de
bendiciones que Dios nos ha prometido al hacer convenio con nosotros. Esas bendiciones nos proporcionan los
medios que necesitamos para actuar y no simplemente
que se actúe sobre nosotros a medida que avanzamos por
la vida. Por ejemplo, los mandamientos del Señor en la
Palabra de Sabiduría con respecto al cuidado de nuestro
cuerpo físico nos bendicen, ante todo, con “sabiduría y
grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos”
(D. y C. 89:19). Además, conducen a una vida más sana en
general y a permanecer libres de adicciones destructivas.
La obediencia nos da mayor control sobre nuestra vida,
mayor capacidad para ir y venir, para trabajar y crear.
Desde luego, la edad, los accidentes y las enfermedades
inevitablemente nos afectan; pero aun así, la obediencia
a esta ley del Evangelio aumenta nuestra capacidad para
afrontar esos desafíos.
En el sendero del convenio encontramos un suministro
constante de dones y de ayuda. “La caridad nunca deja
de ser” (1 Corintios 13:8; Moroni 7:46), el amor engendra
amor, la compasión produce compasión, la virtud genera virtud, la dedicación produce lealtad, el servicio trae
regocijo. Somos parte del pueblo del convenio, una comunidad de santos que se alientan, se apoyan y se ministran
unos a otros. Como lo explicó Nefi: “Y si los hijos de los
hombres guardan los mandamientos de Dios, él los alimenta y los fortifica” (1 Nefi 17:3).
J u l i o d e 2 0 1 4 49
Fortalecidos con mayor fe
Esto nos lleva a una segunda forma en la que nuestros
convenios nos dan fortaleza: producen la fe necesaria
para perseverar y para hacer todo lo que el Señor considere necesario. Nuestro deseo de tomar sobre nosotros el
nombre de Cristo y guardar Sus mandamientos requiere
cierto grado de fe, pero al honrar nuestros convenios, la
fe aumenta. En primer lugar, se reciben las bendiciones
prometidas de la obediencia, lo cual confirma nuestra fe.
En segundo lugar, el Espíritu nos comunica la complacencia de Dios y nos sentimos seguros de que recibiremos Su
ayuda y bendición continuas. Tercero, pase lo que pase,
podemos afrontar la vida con esperanza y serenidad al
saber que al final tendremos éxito, porque tenemos la
promesa que Dios nos hizo individualmente, por nombre; y sabemos que Él no puede mentir (véase Enós 1:6;
Éter 3:12).
Los líderes de la Iglesia a principios de esta dispensación confirmaron que el adherirse al sendero del convenio proporciona la tranquilidad que necesitamos en
momentos de pruebas: “Fue [el conocimiento de que el
curso de su vida estaba en afinidad con la voluntad de
Dios] lo que permitió a los primeros santos sobrellevar
todas sus aflicciones y persecuciones y soportar… con
buen ánimo, no sólo la ruina de sus bienes y el desperdicio de su sustancia, sino también la
muerte en sus formas más horrendas, sabiendo (no sólo creyendo)
que cuando esta morada terrestre,
este tabernáculo, se deshiciese, tendrían de Dios un edificio, una casa
no hecha por manos, eterna, en los
cielos (2 Corintios 5:1)” 2.
Indicaron, además, que al ofrecer
cualquier sacrificio que Dios requiera
de nosotros, obtenemos el testimonio
del Espíritu de que nuestro curso es
el correcto y es agradable a Dios 3.
Con ese conocimiento, nuestra fe
llega a ser ilimitada, teniendo la
seguridad de que Dios, a Su debido
tiempo, revertirá toda aflicción para
nuestro bien. (Véase D. y C. 97:8–9.)
50 L i a h o n a
Fortalecidos mediante el “poder de la divinidad”
Hemos analizado, primero, las bendiciones y, segundo, el legado de fe que Dios concede a los que cumplen los convenios hechos con Él. Un último aspecto de
fortaleza que proviene de los convenios que mencionaré
es el otorgamiento de poder divino. El compromiso que
hacemos con Él por convenio permite a nuestro Padre
Celestial dejar que Su influencia divina, el “poder de la
divinidad” (D. y C. 84:20), fluya hacia nuestra vida. Él
puede hacer eso porque al participar en las ordenanzas
del sacerdocio ejercemos nuestro albedrío y elegimos
recibirlo. Nuestra participación en esas ordenanzas
también demuestra que estamos preparados para aceptar la responsabilidad adicional que viene con más luz
y poder espiritual.
En todas las ordenanzas, en especial las del
templo, somos investidos con poder de lo alto (véase
D. y C. 109:22). Ese “poder de la divinidad” viene por
medio de la persona e influencia del Espíritu Santo.
El don del Espíritu Santo es parte del nuevo y sempiterno
convenio; es una parte esencial de nuestro bautismo,
el bautismo del Espíritu. Es el mensajero de gracia mediante el cual se aplica la sangre de Cristo para redimir
nuestros pecados y santificarnos (véase 2 Nefi 31:17);
es el don mediante el cual Adán fue “vivificado en el
hombre interior” (Moisés 6:65). Fue
por medio del Espíritu Santo que los
apóstoles de la antigüedad soportaron
todo lo que sufrieron, y por las llaves
del sacerdocio que poseían llevaron
el Evangelio al mundo que se conocía
en esa época.
Cuando hemos concertado convenios divinos, el Espíritu Santo es nuestro
consolador, nuestro guía y nuestro compañero. Los frutos del Espíritu Santo son
“las cosas pacíficas de la gloria inmortal;
la verdad de todas las cosas; lo que vivifica todas las cosas; lo que conoce todas
las cosas y tiene todo poder de acuerdo
con la sabiduría, la misericordia, verdad,
justicia y juicio” (Moisés 6:61). Los dones
del Espíritu Santo son: testimonio, fe,
JÓVENES
conocimiento, sabiduría, revelaciones, milagros,
sanidad y caridad, para mencionar algunos (véase
D. y C. 46:13–26).
El Espíritu Santo es el que confirma tus palabras
cuando enseñas y testificas. Es el Espíritu Santo quien,
al hablar en situaciones hostiles, pone en tu corazón
las palabras que debes decir y cumple la promesa del
Señor de que “no seréis confundidos delante de los
hombres” (D. y C. 100:5). El Espíritu Santo es el que te
revela la manera de superar el siguiente y aparentemente
insalvable obstáculo; es mediante el Espíritu Santo en
ti que los demás pueden sentir el amor puro de Cristo
y reciben la fortaleza para seguir adelante. También es
el Espíritu Santo, en Su carácter de Santo Espíritu de la
promesa, quien confirma la validez y eficacia de tus
convenios y sella sobre ti las promesas de Dios (véase
D. y C. 88:4–5; 109:14–15).
Nuestro Padre Celestial estará contigo
Los convenios divinos producen cristianos fuertes. Exhorto
a cada uno de ustedes a que sea merecedor y reciba todas
las ordenanzas del sacerdocio que pueda, y luego cumpla
fielmente las promesas que hizo bajo convenio. En los momentos de aflicción, asegúrense de que sus convenios sean
de primordial importancia y que obedezcan con exactitud;
entonces pueden pedir con fe, sin dudar en nada, según sus
necesidades, y Dios responderá; Él los sostendrá a medida
que trabajen y velen. En Su propio tiempo y a Su propia
manera, Él les extenderá Su mano y les dirá: “Heme aquí”. ◼
Del discurso de la conferencia general de abril de 2009, “El poder de los
convenios”.
NOTAS
1. Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Convenio”,
scriptures.lds.org.
2. Lectures on Faith, 1985, pág. 67.
3. Véase Lectures on Faith, págs. 69—71.
J u l i o d e 2 0 1 4 51
S
IONELES
C
C
E
L
INICA
DOM
es:
este m
e
d
a
Tem
nzas
dena
Las or onvenios
los c
y
¿QUÉ VES?
Cuando estudiamos los símbolos de las ordenanzas del Evangelio, y
meditamos en ellos, nuestros pensamientos se centran en Jesucristo.
Por David A. Edwards
Revistas de la Iglesia
D
ado que estamos rodeados de
símbolos, a menudo no pensamos mucho en ellos; pero el
prestar más atención a los símbolos
del Evangelio puede ser la clave para
un mayor entendimiento.
En las Escrituras se emplean palabras como tipo, sombra, emblema,
señal, parábola, memoria, testigo o testimonio para describir algo que tiene
por objeto dirigir nuestros pensamientos hacia otra cosa (véase Moisés 6:63).
Por ejemplo, cuando Jesús instauró la
Santa Cena, dio a Sus discípulos el pan
52 L i a h o n a
partido que debían comer y les dijo:
“Esto es mi cuerpo, que por vosotros
es dado; haced esto en memoria de
mí” (Lucas 22:19). Evidentemente,
el pan no era Su cuerpo literal; tal y
como dijo, tiene como fin recordarnos
de Su cuerpo… y mucho más. Es por
eso que los símbolos son tan poderosos: comunican algo sin palabras y,
a la vez, evocan una serie de pensamientos relacionados a ello, añadiendo
profundidad y sentido.
Naturalmente, las ordenanzas
no son simplemente expresiones
simbólicas, pues transmiten un poder
real para bendecirnos por medio de
la autoridad del sacerdocio; no obstante, también contienen símbolos
que nos enseñan acerca del Salvador
y de nuestros convenios. Aun el acto
de someterse y recibir una ordenanza
del sacerdocio es una manifestación
externa de la fe y la humildad de una
persona. Los siguientes son muchos
de los símbolos relacionados con las
ordenanzas del bautismo, la confirmación y la Santa Cena, así como algunas
ideas asociadas a ellos. ◼
JÓVENES
BAUTISMO
Agua: lavar, limpiar, purificación
del pecado.
Mano derecha levantada:
extender en dirección al
cielo, testificar ante el cielo;
también es el símbolo de un
convenio (véase Génesis 14:22;
Daniel 12:7).
Inmersión: muerte,
sepultura y resurrección de Cristo (véase
Romanos 6:3–4);
nuestro renacimiento
espiritual en Cristo
(nacer de agua
[véase Juan 3:5]).
Ropa blanca: pureza (“nadie puede
ser salvo a menos que sus vestidos
hayan sido lavados hasta quedar
blancos… [y] purificados… mediante
la sangre de [Cristo]” [Alma 5:21]);
igualdad (tanto los ricos como los
pobres, todos se visten igual para el
bautismo, pues “todos son iguales
ante Dios” [2 Nefi 26:33]).
CONFIRMACIÓN
Imposición de manos: contacto físico por parte
de los representantes de Dios para transmitir
bendiciones de Dios a los hombres.
Recibir el don del Espíritu Santo:
llamado “bautismo de fuego” (véase
2 Nefi 31:13); limpieza y renacimiento
espiritual en Cristo.
J u l i o d e 2 0 1 4 53
SANTA CENA
Comer el pan: recordar el cuerpo de
Jesucristo (véase Mateo 26:26–29),
el pan de vida (“el que a mí viene
nunca tendrá hambre” [Juan 6:35],
“el que come de este pan vivirá
eternamente” [Juan 6:58]).
Arrodillarse para orar:
humildad, someterse
a la voluntad de Dios;
símbolo del convenio
sempiterno (véase
D. y C. 88:131).
CENTRADOS EN
LA EXPIACIÓN
“Toda ordenanza del
Evangelio se centra,
de una forma u otra, en
la expiación del Señor
Jesucristo; y no hay duda
de que ésa es la razón
por la que recibimos esa
ordenanza particular [de
la Santa Cena], con todos
sus simbolismos, más
regularmente y con más
frecuencia que ninguna
otra en la vida”.
Élder Jeffrey R. Holland, del Quórum
de los Doce Apóstoles, “Haced
esto en memoria de mí”, Liahona,
enero de 1996, pág. 77.
54 L i a h o n a
Partir el pan: El padecimiento del cuerpo
de Cristo por nosotros,
Su muerte física, Su
resurrección para que
vivamos de nuevo.
Colocar pan y agua frente a
la congregación: emblemas
del sacrificio de Cristo, que
dio fin al sacrificio por derramamiento de sangre (véase
Alma 34:13–14); actualmente
ofrecemos el “sacrificio al Señor… de un corazón quebrantado y un espíritu contrito”
(D. y C. 59:8).
Beber agua (originalmente, vino): la sangre de
Cristo (derramada en Getsemaní, durante Sus
padecimientos a manos de los soldados, y en la
cruz), la cual “nos limpia de todo pecado” (1 Juan
1:7) y “está en el convenio del Padre para la remisión de [nuestros] pecados” (Moroni 10:33); sangre
que es “la fuente de la vida o la energía vital de
toda carne” (Guía para el Estudio de las Escrituras,
“Sangre”; scriptures.lds.org) y que expía los pecados
mediante el sacrificio (véase Levítico 17:11); agua
viva (véase Juan 4:14).
PARTICIPA EN LA CONVERSACIÓN
COSAS PARA MEDITAR
EL DOMINGO
• ¿De qué manera los símbolos
de las ordenanzas del bautismo,
la confirmación y la Santa Cena
te ayudan a recordar al Salvador
y tus convenios?
• ¿En qué piensas cada semana
durante la Santa Cena?
LO QUE PODRÍAS HACER
• Escribe en tu diario acerca de
algo que hayas pensado o sentido
durante la Santa Cena.
• Habla en la Iglesia acerca del símbolo
de la Santa Cena y de cómo te ayuda
a recordar al Salvador.
JÓVENES
NUESTRO ESPACIO
EL BAUTISMO POR MI ABUELO
A
gradezco que los líderes de los jóvenes planificaran
una visita al templo. Mientras preparábamos el viaje
a Apia, Samoa, estábamos felices por esa oportunidad
poco frecuente. Fuimos al templo muy alegres para efectuar bautismos por los muertos por aquellos que están
en el mundo de los espíritus aguardando a que hagamos
nuestra historia familiar y efectuemos la obra por ellos.
Durante los bautismos, vi a un joven de nuestro
grupo que se bautizó por Faataga Agavale, mi
abuelo. Sentí lágrimas de gozo en mis ojos y
supe que su espíritu estaba allí. Me llenó de
felicidad que pudiéramos hacer la obra por
él en el templo.
Saini Agavale, Samoa
INFORMACIÓN VITAL DE UN AMIGO
FOTOGRAFÍA DEL TEMPLO DE APIA, SAMOA, POR WELDEN C. ANDERSEN.
D
e joven no me gustaba ir a la Iglesia, por lo que
no sabía casi nada de la Biblia ni de Dios, y
tampoco quería. Cuando tenía 17 años, una amiga
me dijo que era mormona. Yo no tenía ni idea de qué
significaba ser mormona, y le dije: “Cuando quiera saber algo de esa iglesia, lo averiguaré por mí mismo”.
Al ver que no tenía demasiado interés en la religión, me dio un Libro de Mormón y me pidió que lo
leyera y orara al respecto; lo hizo sin presionarme.
Esa noche abrí el libro y vi que tenía su testimonio
escrito en la primera página. Al leerlo, sentí que
debía aprender más acerca del Libro de Mormón, así
que empecé a leer 1 Nefi. No podía dejar la lectura;
necesitaba saber más.
Durante una noche de hogar, su familia me enseñó acerca del evangelio de Jesucristo. Todo parecía
tener sentido. Poco después,
empecé a recibir las lecciones
de los misioneros y fui bautizado y confirmado miembro de la Iglesia verdadera del Señor. El Evangelio me
ayudó a saber quién soy, de dónde vine y a dónde
puedo ir si soy fiel.
Al mirar atrás, veo cómo el Espíritu Santo me
ayudó a querer saber más. A medida que aprendía
más, cambió mi actitud hacia la Iglesia y hacia Dios.
Por primera vez en mi vida quería hacer lo que Él
deseaba que hiciera.
El Libro de Mormón cambió mi vida y me siento
agradecido por aquella amiga que lo compartió
conmigo. Un amigo de verdad comparte información
vital como ésa.
Michael P., Ohio, EE. UU.
J u l i o d e 2 0 1 4 55
PA R A L A FO R TALEZ A DE L A J UVEN TUD
Por Randall L. Ridd
Segundo Consejero de
la Presidencia General
de los Hombres Jóvenes
TRABAJO
¿QUIÉN LO NECESITA?
C
uando era joven, me gustaba
jugar y pasarla bien, como a
todo el mundo, y cuando cumplí los 16 años me encantaba salir con
chicas y pasar el rato con mis amigos.
Esas actividades me gustaban mucho
más que trabajar.
Sin embargo, como muchos de
ustedes, yo tenía un empleo. Mi
padre trabajaba en el negocio de la
construcción, edificando casas, y a
menudo nos mandaba a mis tres hermanos y a mí a que lo ayudáramos.
Trabajábamos bajo el sol y el trabajo
era exigente; a veces no quería estar trabajando, pero mi padre tenía
plazos que cumplir y proyectos que
completar, así que trabajábamos
arduamente hasta que lo terminábamos. Aunque en aquel entonces no
me daba cuenta de ello, trabajar
con mi familia me enseñó varias
lecciones.
56 L i a h o n a
La satisfacción de un
trabajo bien hecho
Construir casas requiere mucho
tiempo, esfuerzo y precisión. Un
aspecto en el que creía que no era
necesario ser tan exactos era el de
excavar los cimientos de una casa,
pero mi padre pensaba lo contrario.
Para preparar la base de una casa,
primero hay que excavar y rellenar
los cimientos, que son unos losas de
cemento más anchas que la base. Una
vez que se rellenan y se secan los
cimientos, se vierte la base encima;
luego, todo se rellena con tierra.
Muchas veces me preguntaba si
en realidad era importante que los cimientos fueran perfectamente cuadrados. Después de todo, al recubrirlos
con tierra, nadie iba a verlos y no se
iba a debilitar el soporte de la vivienda. Sin embargo, mi padre quería
que los cimientos fueran cuadrados
y llanos, medidos correctamente y con
precisión, y así lo hacía con cada casa
que edificaba.
Al mirar atrás, me doy cuenta de
que mi padre trató cualquier aspecto
de su trabajo con el mismo cuidado,
aun las cosas que el propietario jamás
vería. La atención esmerada que le
daba a los detalles implicaba que la
gente podía confiar en él para que
hiciera un buen trabajo, y él tenía la
satisfacción de saber que su trabajo
era de la mejor calidad y que los
propietarios lo iban a apreciar.
Tal vez haya momentos en que
nadie, excepto ustedes y el Señor,
sabrá lo bien que hicieron el trabajo
que tenían que hacer. No les quepa la
menor duda de que el Señor sí está al
tanto de sus esfuerzos. Al dar lo mejor,
se sentirán bien con ustedes mismos,
sabiendo que han desarrollado integridad, confianza y destrezas prácticas.
ILUSTRACIÓN POR BRIAN CALL.
Puede que trabajar no siempre sea divertido, pero te sorprendería
lo bien que te puede hacer sentir.
JÓVENES
Mediante la experiencia, aprenderán el valor de la ley de la cosecha decretada por el Señor: “Todo lo que el
hombre siembre, eso también segará”
(Gálatas 6:7; véase también D. y C.
130:20–21).
La actitud tiene un
efecto en todo
Excavar los cimientos requirió
muchas y largas horas, y confieso
que no siempre tuve una buena
actitud al hacerlo. Siempre que mi
madre me sorprendía quejándome
del trabajo, me decía: “Cuidado.
¡Vas a perder la bendición y de
todos modos tienes que hacer
trabajo!” (Véase D. y C. 58:28–29.)
Tenía razón. Quejarse nunca hizo
que menguara el trabajo; simplemente
le quitaba la satisfacción y muchas
de las bendiciones por hacerlo.
Aprendí que cuando escogía
escuchar a mi madre y hacía mi
trabajo con un corazón alegre, el
tiempo pasaba mucho más rápido,
hacía mejor el trabajo y me sentía
mucho más feliz que cuando me
quejaba. La actitud tiene un efecto
en todo.
El trabajo más importante
es la obra de Dios
Servir en una misión fue una experiencia que cambió mi vida. Llegué a
descubrir que no hay trabajo más importante que la obra de nuestro Padre
Celestial, la cual consiste en bendecir
la vida de todos nosotros, Sus hijos:
“Porque, he aquí, ésta es mi obra y
mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre”
(Moisés 1:39).
Al participar en la obra del Padre
Celestial de servir a Sus hijos, descubrirán, al igual que Alma, el gran gozo
de ser “un instrumento en las manos
de Dios para conducir a algún alma al
arrepentimiento; y éste es [su] gozo”
(Alma 29:9).
Una invitación
Entonces, ¿quién necesita trabajar? ¡Todos nosotros! El trabajo es la
base de la autosuficiencia, los logros
y el gozo en esta vida. Cuando trabajen con ánimo, todos a su alrededor
levantarán una rica cosecha gracias a las semillas que ustedes
plantaron.
Los invito a que, durante esta
semana, piensen en las lecciones
que aprendí y pongan a prueba este
experimento: la próxima vez que
les den una tarea, den lo mejor de
ustedes mismos, tengan una actitud
gozosa y vean qué sucede. Tal vez les
sorprenda lo felices y bien que se van
a sentir. ◼
J u l i o d e 2 0 1 4 57
MOVER TUBOS
CON LOS
ZAPATOS LLENOS “G
DE LODO
Por Raymond M. Allton
No quería mover ni
un tubo más de los
aspersores.
58 L i a h o n a
racias, obispo Rowley; con gusto ayudaremos”. El hermano Hulet, asesor de nuestro
quórum de diáconos, tomó el portapapeles de las manos del obispo y anunció: “Tenemos
que hacer una lista de voluntarios para trabajar en
la granja de la Iglesia. Estoy seguro de que el Señor
estaría muy complacido si todos ayudáramos esta
próxima semana”.
“¿Qué hay que hacer?”, pregunté con reserva.
La idea de trabajar en la granja no sonaba muy
divertida.
“La única asignación que tenemos esta semana
es mover los tubos de los aspersores”.
ILUSTRACIONES POR JAKE PARKER.
JÓVENES
¡Mover tubos! Esas palabras me hicieron estremecer. De
inmediato me acordé de cuando hacía unos meses mi mamá
había insistido en que buscara trabajo durante el verano. En
nuestra pequeña comunidad, eso prácticamente significaba
sólo una cosa: mover tubos de aspersores. Así que, todo el
verano, mi primo Scott y yo estuvimos moviendo tubos.
Mi primer día de trabajo, nos encontramos contemplando
el enorme campo verde de alfalfa. Los tubos de 12 metros
de largo estaban unidos en una línea recta que parecía extenderse por kilómetros. Después de recibir breves instrucciones, Scott y yo desconectamos el primero; Scott levantó
el extremo de su lado y el agua fría me salpicó los zapatos
deportivos. Arrastramos el tubo por el lodo y lo volvimos a
conectar al siguiente tubo ascendente. Al caminar de vuelta
para buscar otro tubo, mis zapatos cada vez se hacían más
pesados a medida que se le adherían gruesas capas de lodo.
Finalmente, el lodo, el agua y la transpiración impregnaron
nuestra ropa y apagaron nuestro espíritu.
Volví mi atención al tema de ir a ayudar a la granja
de la Iglesia. “Bueno, no creo que pueda ir”, balbuceé;
“tengo que ir a mi trabajo todas las mañanas”.
“No hay problema”, aseguró el hermano Hulet; “siempre
vamos a la granja por las tardes”. El hermano Hulet pasó la
lista y dijo: “Cuando a cada uno de ustedes se los ordenó
al sacerdocio, se les dio el poder de actuar en el nombre
de Dios; y, al prestarle servicio a Él por medio de nuestro
servicio a los demás, actuamos en Su nombre. Además,
con la ayuda de todos, el trabajo no parecerá nada difícil”.
Cuando me pasaron la lista, no podía creer que, hasta
ese momento, todos se habían anotado para ir cada día de
la semana. ¿No sabían lo horrible que iba a ser? Me sentí
muy presionado por la rectitud del grupo; así que, a regañadientes, escribí mi nombre y pasé la lista.
El lunes por la tarde estaba sentado en mi cuarto, recuperándome del trabajo de la mañana, cuando escuché
la bocina del auto del hermano Hulet afuera. Dudé por
un instante antes de volver a ponerme la ropa de trabajo
sudada y maloliente.
Poco después entrábamos a la granja. Todos, salvo
yo, corrieron hacia el campo. Yo me quedé rezagado,
caminando con la cabeza baja, pateando piedrecillas; de
pronto, me sorprendió sentir una mano sobre el hombro.
“Gracias por venir con nosotros”, me dijo el hermano
Hulet, tratando de animarme; “sé que trabajaste mucho esta
mañana”. Caminamos juntos en silencio por unos minutos
y después él se adelantó para organizar al grupo.
Mientras lo observaba, pensé en lo que me había dicho. Yo había trabajado mucho esa mañana; estaba cansado y sudado, y quería irme a casa; pero, ¿y el hermano
Hulet? Él también había trabajado mucho esa mañana
y, si vamos al caso, todos los demás también; entonces,
¿por qué parecían estar tan contentos de estar allí?
Alcancé a los demás y comenzamos a trabajar. Al principio, traté de levantarme el ánimo pensando en el noble
sacrificio que estaba haciendo; pero muy pronto, mis
pensamientos egocéntricos desaparecieron y noté lo rápido
que avanzábamos al trabajar todos juntos. Nos reíamos
y conversábamos, y de repente me di cuenta de que ¡en
realidad me estaba divirtiendo! En pocas horas habíamos
terminado nuestra asignación.
Al regresar a casa, me di cuenta de que lo que pensé
que iba a ser un sacrificio intolerable, fue algo pequeño;
de hecho, con la ayuda de todos, no había parecido un
sacrificio para nada.
El hermano Hulet detuvo la camioneta frente a mi casa,
me miró y dijo: “Gracias por tu ayuda hoy; tu trabajo arduo
nos facilitó el trabajo a los demás”; sonrió y me guiñó el ojo.
Sonreí y contesté: “Gracias, pero el que todos trabajáramos juntos fue lo que lo hizo fácil”. Salí del auto y cerré
la puerta.
El hermano Hulet puso el auto en marcha y comenzó
a alejarse; a través de la ventana me dijo: “¿Nos vemos
mañana entonces?”.
“Sí, nos vemos mañana”, respondí. ◼
El autor vive en Utah, EE. UU.
J u l i o d e 2 0 1 4 59
AL GRANO
E
Cuando hablo con mis amigos
acerca de la Iglesia, ellos dicen que
no están interesados porque
tiene demasiadas reglas;
N
¿qué puedo contestarles?
uestra actitud hacia cualquier
“regla” tiene mucho que ver con
lo que estamos acostumbrados. Si tus
amigos estuviesen acostumbrados a
no cepillarse los dientes nunca y tú
les dijeras que te los cepillas todos los
días porque eso es lo que te enseñaron, quizás ellos consideren que ésa
sea una regla agobiante. Sin embargo,
tú ni siquiera lo consideras una regla
porque simplemente se ha convertido
en un hábito, un modo de vivir. Si
bien ellos puedan considerar que el
no cepillarse los dientes es una forma
de libertad, tú sabes los problemas
que eso ocasiona y cuánto mejor se
siente tener dientes limpios y sanos.
60 L i a h o n a
Lo mismo sucede con las “reglas”
de la Iglesia. Tus amigos quizás piensen que las normas que seguimos son
restrictivas, pero tú sabes que el Señor
y Sus siervos nos las han dado para
ayudarnos a tener una vida mejor y
a regresar a la presencia de nuestro
Padre Celestial. Además, la obediencia
a los mandamientos de Dios siempre trae bendiciones, siendo una de
las más importantes la compañía del
Espíritu Santo. Puedes tratar de explicar estas ventajas y bendiciones a
tus amigos, o puedes decirles que la
única manera de realmente saber si
las “reglas” vienen de Dios es ponerlas
a prueba (véase Juan 7:17). ◼
¿Por qué
nos creó
Dios?
s importante entender que Dios
no nos “creó” en el sentido de
hacer que existiéramos a partir de la
nada. Una parte básica de nosotros
existió aun antes de nuestro nacimiento como espíritus: “También el
hombre fue en el principio con Dios.
La inteligencia, o sea, la luz de verdad,
no fue creada ni hecha, ni tampoco lo
puede ser” (D. y C. 93:29). Puesto que
sabemos eso, también sabemos que la
motivación de nuestro Padre Celestial
al crearnos no fue al azar ni arbitraria,
sino que tuvo un propósito profundo.
El profeta José Smith enseñó: “Dios,
hallándose en medio de espíritus y
gloria, porque era más inteligente,
consideró propio instituir leyes por
medio de las cuales los demás podrían tener el privilegio de avanzar
como Él lo había hecho” (Enseñanzas
de los Presidentes de la Iglesia: José
Smith, 2007, pág. 221; véase también
Moisés 1:39). Debido a que nuestro
Padre Celestial quería que tuviésemos
la oportunidad de progresar y llegar
a ser como Él, creó nuestros espíritus
y proporcionó un Plan de Salvación y
felicidad que necesariamente incluye
esta experiencia terrenal. De modo
que, tal vez la respuesta mejor y más
simple a esta pregunta también sea la
respuesta al porqué Dios hace prácticamente todo lo que hace: porque
nos ama. ◼
ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR DAVID STOKER.
LAS COSAS NO
SIEMPRE SON LO
QUE PARECEN
Asegúrate de que la diversión y la aventura
no te lleven por un camino peligroso.
(Véase Helamán 3:29.)
PRESTAR SERVICIO POR
Por Rasem Maluff
62 L i a h o n a
asistí a las clases de seminario.
Aunque había oído hablar desde
la niñez sobre las misiones de tiempo
completo, no podía decidirme a servir
en una misión. Eso cambió cuando
mi padre aceptó el llamamiento para
prestar servicio en el obispado del
barrio. Aquella fue una decisión difícil
para él pues estaba muy dedicado a
mi carrera deportiva. Siempre asistía
a todas mis prácticas y partidos de
fútbol, y pasábamos mucho tiempo
juntos; por esa razón, el aceptar el
llamamiento para prestar servicio en
el obispado implicaría que tendría
que renunciar a parte del tiempo que
dedicaba a apoyarme en mi carrera.
Durante la reunión sacramental
en la que lo sostuvieron, me vino a
la mente la idea penetrante de que
los sacrificios de los demás serían
en vano si yo no estaba dispuesto
a sacrificar las cosas importantes por
razones justas. Cuando las personas
expresaron sus testimonios, alguien
mencionó que si somos obedientes,
nuestra familia puede ser eterna; esa
idea me tocó el corazón y decidí que
haría todo lo posible por estar con
mi familia para siempre. En las clases de ese domingo, varias veces se
mencionó la importancia de obedecer
los mandamientos. Fue tan fuerte la
impresión del Espíritu que sentí animándome a servir al Señor que, durante la noche de hogar, anuncié a mi
familia la decisión que había tomado
de servir en una misión.
Nada me ha brindado mayor gozo
y paz, ni permitido experimentar
tantos milagros, como mi servicio
misional.
ILUSTRACIONES POR ALEX WESTGATE.
E
n 2011, tomé una de las decisiones más importantes de mi vida
y me ha brindado los tesoros
más preciados que jamás haya tenido.
Decidí prestar servicio en una misión,
pero no fue una decisión fácil.
Durante mi niñez y mi adolescencia, el Señor me dio la oportunidad de
jugar al fútbol. Representé a Paraguay
en competencias internacionales y
viajé con el equipo nacional de jóvenes
del país, el equipo Libertad, a países
de Europa, Asia y América del Sur.
Afortunadamente, mis padres
siempre buscaron la forma de combinar mis actividades deportivas con
una educación académica apropiada
y una vida espiritual. La fe y el testimonio de mi madre fueron, sin lugar
a dudas, las semillas de las cuales
brotaron mi propia fe y testimonio;
gracias a su fidelidad, a pesar de tener
un horario deportivo muy ocupado,
Para ver un video
(con subtítulos
en español) del
jugador de rugby
Sidney Going, de
Nueva Zelanda,
ve a lds.org/go/
going002.
LAS RAZONES JUSTAS
Esa determinación significaba que
tendría que interrumpir mi educación
universitaria, así como disolver el contrato de cinco años que tenía con el
club de fútbol. Desde el principio, el
Señor abrió puertas y tocó el corazón
de personas a fin de que el asunto del
contrato se pudiera resolver.
Después de entregar los papeles
para la misión, escuché la Conferencia
General de abril de 2011 en la que el
élder Neil L. Andersen, del Quórum
de los Doce Apóstoles, relató la experiencia misional de Sidney Going,
quien había sido jugador profesional
de rugby y miembro del equipo nacional de Nueva Zelanda. El hecho de
que el hermano Going prestara servicio en una misión y que al regresar
continuara su carrera profesional me
enseñó una lección. Durante mi misión, y hasta el día de hoy, el escuchar
ese discurso me ha bendecido una y
otra vez, y ha traído paz a mi corazón.
Los innumerables testimonios que los
miembros de mi familia, del barrio y
de la estaca han compartido conmigo
en diversas oportunidades no solamente fortalecieron mi decisión de
prestar servicio, sino que también me
sostuvieron durante los momentos
difíciles de la misión.
Otra fuente de satisfacción personal
en mi vida ha sido que mi decisión
de entrar en el campo misional contribuyó a que mis tres mejores amigos
también decidieran servir como misioneros. Más tarde, prestaron servicio
como líderes de zona, ayudante del
presidente de misión e incluso como
presidente de una rama. Ahora tenemos la mira puesta en el curso que
nos permitirá regresar a la presencia
del Padre Celestial.
En cuanto a mí, ya no soy la misma
persona que era hace tres años. Mi
mayor deseo es hacer la voluntad
del Señor. Él me bendijo “cien veces
más” (Mateo 19:29), y tengo un testimonio vivo y real de la divinidad del
Padre Celestial, de Su Amado Hijo y
de Su expiación, del poder purificador del Santo Espíritu de Dios y de
la obra maravillosa y el prodigio de
estos últimos días en que se ha restaurado el Evangelio a la tierra por
medio del profeta José Smith (véase
Isaías 29:14).
Mi corazón rebosa de amor y
gratitud por ese tiempo sagrado y por
conocer y amar a tantos hermanos y
hermanas de la Misión Montevideo
Uruguay; pocas bendiciones han sido
tan grandes como la de prestar servicio entre ellos; y nada me ha brindado
mayor gozo y paz, ni permitido experimentar tantos milagros, como mi
servicio misional. ◼
El autor vive en Paraguay.
J u l i o d e 2 0 1 4 63
JÓVENES
TU MOMENTO
DE CUMPLIR
UNA MISIÓN
LOS MORMONES SÍ
CREEN EN DIOS
En un aeropuerto lejos de mi país tuve la oportunidad de compartir
el Evangelio con una desconocida.
V
iajaba de México a Montana, EE. UU., e hicimos
escala en Denver, Colorado. Caminé por el aeropuerto mirando a través de los grandes ventanales
los aviones que aterrizaban y despegaban. Estaba nerviosa,
porque nunca antes había viajado en avión. El aeropuerto
parecía enorme.
Miré mi boleto y me di cuenta de que tenía dos horas
antes de que partiera mi vuelo. Decidí buscar un lugar
donde sentarme y leer hasta abordar el avión. Sentía un
poco de miedo mientras buscaba un lugar donde sentarme;
casi todos los asientos estaban ocupados. Decidí sentarme
junto a una señora mayor que parecía estar sola; era la
única persona que no me infundió temor.
Pasó una hora antes de que me decidiera a hablarle.
Me presenté; ella parecía ser muy amable y comenzó
64 L i a h o n a
a hablarme con entusiasmo de los logros de sus
nietos. Me preguntó un poco de mí y le conté todo
en cuanto a mi vida en México. De pronto sentí la
necesidad de hablarle acerca del Evangelio. Me
preguntó a qué religión pertenecía y le dije que era
miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días.
Dijo que nunca había oído hablar de ella.
Sonreí y dije: “También nos llaman mormones”.
De inmediato cambió su actitud; sus expresiones
faciales y la forma en que me hablaba cambiaron; parecía
no saber qué decir. Me dio la impresión de que la conversación había llegado a su fin, pero traté de seguir hablándole. Le pregunté a qué religión pertenecía y me dijo sin
vacilar: “Soy católica”.
ILUSTRACIÓN POR STEVEN KEELE.
Por Brenda Hernández Ruiz
JÓVENES
Entonces dijo: “No entiendo; usted es una joven tan
agradable; parece ser una persona decente, ¿cómo es que
es mormona?”.
Quedé sorprendida ante ese comentario, y no sabía
qué responder. Ofrecí una oración en silencio pidiendo
al Padre Celestial que me ayudara a explicar lo que significaba para mí ser Santo de los Últimos Días. Le comenté
que me encantaba ser miembro de la Iglesia y que, gracias
a las enseñanzas del Evangelio, podía ser una persona
mejor y ver las cosas en perspectiva.
Pareció sorprendida y dijo: “Los mormones no creen
en Dios”.
Traté de no reírme al oír su comentario; más bien,
sonreí y me di cuenta de que ésa era mi oportunidad de
darle a conocer la verdad. Le expliqué algunas de nuestras
creencias básicas; le hablé del Plan de Salvación y de la importancia de la familia. No parecía estar muy convencida,
así que decidí expresarle mi testimonio. Allí, en ese enorme
aeropuerto, se me bendijo con la valentía de compartir mi
testimonio sobre José Smith, sobre los profetas y apóstoles
vivientes y sobre el amor que siento por el Evangelio y el
Libro de Mormón.
Miré el reloj; era hora de abordar el avión.
La experiencia de esa tarde fortaleció mi testimonio
de una forma que nunca antes había sentido. Estaba contenta de haberle expresado mi testimonio y agradecida de
haber podido cambiar su opinión en cuanto a los miembros de la Iglesia. Ahora puedo contestar con más confianza cuando alguien me pregunte sobre la Iglesia. ◼
La autora vive en Chihuahua, México.
J u l i o d e 2 0 1 4 65
TESTIGO ESPECIAL
Por el presidente
Boyd K. Packer
Presidente del
Quórum de los
Doce Apóstoles
¿Qué podemos hacer
para ser DIGNOS de la
compañía del Espíritu?
Escuchen música edificante.
Hablen con reverencia.
Arrepiéntanse cuando cometan un error.
Vístanse con modestia.
Si hacen esas cosas,
el Espíritu Santo
los guiará y los
protegerá.
De “Consejo a los jóvenes”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 16–19.
ILUSTRACIONES POR MATT BEYNON.
Los miembros del
Quórum de los
Doce Apóstoles son
testigos especiales
de Jesucristo.
NIÑOS
Mi lección
acerca de la fe
Emma R., 11 años, Texas, EE. UU.
ILUSTRACIÓN POR KATIE MCDEE.
H
ace unos años, enseñé una
lección de la noche de hogar
acerca de la fe. Mi familia había
pasado mucho tiempo hablando
sobre la fe porque mi hermano
mayor tenía dudas en cuanto a por
qué necesitamos tener fe. Planté
en un pequeño vaso una semilla
de melón que había guardado;
le dije a mi familia que la fe era
como una semilla; si se cuidaba,
la semilla crecería.
Nunca habíamos tenido mucho
éxito al plantar huertos, pero tenía la esperanza de hacer que esa
planta creciera y que yo fuera un
buen ejemplo de fe. Puse el vaso en
la ventana y cuidé la semilla; esperé
y oré para que creciera.
Casi me había dado por vencida,
pero después de una semana, por
fin vi que germinaba algo verde;
siguió creciendo en la ventana
durante otra semana. Entonces mis
padres me ayudaron a encontrar
un lugar para plantarla en el jardín.
Cuidé bien mi planta; la regué y
quité las malas hierbas alrededor de
ella y siguió creciendo más y más.
¡Yo estaba tan ilusionada!
Después de unas semanas, noté
que tenía flores, y después comenzaron a germinar frutas pequeñas.
Vimos crecer siete melones en la
planta que resultó de mi pequeña
semilla. Para mí fue un milagro y
una respuesta a mis oraciones. El
fruto era dulce, tal como dice en
Alma 32:42: “Y a causa de vuestra
diligencia, y vuestra fe y vuestra
paciencia al nutrir la palabra para
que eche raíz en vosotros, he aquí
que con el tiempo recogeréis su
fruto, el cual es sumamente precioso, y el cual es más dulce que
todo lo dulce”.
Esa experiencia me hizo muy feliz
y me enseñó a mí y a mi familia que
la fe es un principio verdadero del
evangelio de Jesucristo. ◼
ES TU TURNO
Nos gustaría plantar una semilla contigo: ¿Has pensado en compartir tus experiencias
con la revista Liahona? Aceptamos historias reales sobre la forma en que vives el evangelio de Jesucristo. Por ejemplo, podrías escribir en cuanto a alguna ocasión en la que
hayas recibido respuesta a una oración o que hayas invitado a un amigo a la Iglesia.
Tus padres te pueden ayudar a mandarla: en línea a liahona.lds.org, por correo
electrónico a [email protected], o por correo postal a la dirección que aparece en la
página 3. Ten a bien incluir el nombre de tu barrio o rama y el permiso de tus padres.
J u l i o d e 2 0 1 4 67
¿POR QUÉ ES
ALGO MARAVILLOSO
TENER UN CUERPO?
Nuestro cuerpo es tan importante y santo
que el Señor lo llama un templo (véase
1 Corintios 3:16–17). ¡Y tener un cuerpo
también es divertido! Los cuerpos pueden correr, cantar, escalar, reír, dibujar, nadar, bailar
y hacer otras actividades divertidas. Además,
podemos usar nuestro cuerpo para aprender,
ayudar a las personas, establecer una familia
y hacer que el mundo sea un lugar mejor.
¿POR QUÉ TENEMOS UN CUERPO?
Antes de nacer, éramos espíritus sin un cuerpo físico. Había
muchas cosas que no podíamos hacer hasta que tuviéramos
un cuerpo. Dios nos mandó a la tierra para obtener un cuerpo.
Necesitamos un cuerpo tanto espiritual como físico para llegar
a ser como el Padre Celestial. (Véase D. y C. 88:15.)
Mi cuerpo es un
68 L i a h o n a
ILUSTRACIONES POR STEVE KROPP.
A veces nuestro cuerpo no tiene la apariencia, no se
mueve o no funciona de la manera que queremos;
pero no importa cómo sea nuestro cuerpo en este
momento, podemos decidir estar agradecidos por él
y usarlo para hacer cosas buenas aquí en la tierra.
Algún día, cada uno de nosotros resucitaremos y
tendremos un cuerpo que será perfecto (véase Alma
40:23). Dios nos ama sin importar cómo sea nuestro
cuerpo, y nosotros también podemos sentir aprecio
por nuestro cuerpo.
¿POR QUÉ NO TODOS
SOMOS IGUALES?
Hay cuerpos de muchas formas, colores y
tamaños, y eso es parte del plan del Padre
Celestial. Aunque cada cuerpo es diferente,
todos somos creados a la imagen de Dios
(véase Génesis 1:26). Eso significa que
nuestro cuerpo fue creado siguiendo el
modelo de Su cuerpo perfecto. Cada cuerpo
es hermoso porque cada uno es un don de
nuestro amoroso Padre Celestial.
¿CÓMO DEBO TRATAR
MI CUERPO?
Deberíamos tratar nuestro cuerpo de la manera que cuidaríamos cualquier tesoro valioso: con amor y respeto. Por
medio de los profetas y de la Palabra de Sabiduría, el Padre Celestial nos ha dicho lo que es malo para nuestro
cuerpo y lo que es bueno. Hay muchas cosas que podemos hacer para cuidar nuestro cuerpo:
• Comer alimentos saludables y hacer ejercicio.
• Vestir con modestia y mantener nuestro cuerpo limpio.
• Respetar el cuerpo de otras personas.
• No marcar nuestro cuerpo con tatuajes o perforaciones.
• No usar drogas, alcohol, tabaco, café o té.
• Jugar juegos que sean seguros y divertidos, y mantenerse alejados
de actividades que sean peligrosas.
Cuando cuidamos nuestro cuerpo, podemos sentir mejor el Espíritu Santo.
Si cuidamos nuestro cuerpo como Dios
ha mandado, ¡seremos bendecidos!
(Véanse Mosíah 2:41; D. y C. 89:18–21.)
TEMPLO
Por Marissa Widdison
Revistas de la Iglesia
NIÑOS
¿QUÉ OCURRE SI
HAY ALGO QUE NO ME
GUSTA DE MI CUERPO?
DE LA PRIMARIA A CASA
¡Aprende más en cuanto al tema de la Primaria de este mes!
Llegamos a ser miembros de la Iglesia por medio del
bautismo y de la confirmación
Por Jennifer Maddy
M
ariela regresó de la escuela con
el ceño fruncido. “¿Qué ocurre?”,
le preguntó la mamá mientras plantaba flores en el jardín.
“Sonia prometió que jugaría conmigo, y después no lo hizo”, dijo
Mariela, dejándose caer en la tierra
junto a su mamá.
“Lo siento”, dijo la mamá. “Es importante cumplir las promesas. La semana
próxima, cuando te bautices y te confirmen, harás algunas promesas muy
importantes llamadas convenios”.
“¿De veras?”, preguntó Mariela. Estaba muy animada por bautizarse.
La mamá plantó unas flores amarillas en la tierra. “Prometes obedecer
los mandamientos; también prometes
tomar el nombre de Jesucristo sobre
ti. ¿Qué promete el Padre Celestial
si haces esas cosas?”.
Mariela pensó en lo que estaba
aprendiendo en la Primaria. “Que
tendré el Espíritu Santo conmigo”.
“Así es”, dijo la mamá. “También serás miembro de la Iglesia
de Jesucristo. ¿Cómo puedes cumplir la promesa de obedecer los
mandamientos?”.
“Puedo ser bondadosa y puedo
decir la verdad”, dijo Mariela. “¿Qué
significa tomar el nombre de Jesús
sobre mí?”.
“Significa que tratas de
ser como Él, y que haces lo
que Él querría que hicieras”, dijo la mamá. “¿Qué
puedes hacer para ser como Jesús?”.
Mariela le dio vueltas entre los
dedos a una flor morada. “Me puedo
sentar con la niña nueva en la escuela;
y puedo intentar ser amable con
Sonia”, dijo.
“Ésas son muy buenas ideas”, dijo
la mamá. “Y cuando tomes la Santa
Cena, puedes recordar tus promesas”.
Mariela sonrió. “Pensé en otra promesa: ¡regar las flores para que podamos tener un hermoso jardín!”. ◼
La autora vive en Utah, EE. UU.
Canción y Escritura
• “El bautismo”, Canciones para
los niños, pág. 54 (estrofas 1 y 3).
• Juan 3:5
Ideas para hablar
en familia
Mariela pensó en las formas en que podía
guardar su convenio bautismal al seguir a Jesucristo. Tu familia podría pensar en maneras
de ser más como Jesús en casa, en la escuela
y en otros lugares. Pónganse la meta familiar
de pensar en el convenio bautismal cuando
tomen la Santa Cena.
70 L i a h o n a
Cuando tome la Santa Cena, recordaré las
promesas que le he hecho al Padre Celestial.
Prometo guardar los mandamientos.
Prometo recordar a Jesucristo
y tratar de ser como Él.
hago promesas al Padre Celestial.
Cuando me bautizo,
CONVENIO
BAUTISMAL
B
PUEDO GUARDAR MI
ILUSTRACIONES POR RACHEL HOFFMAN-­BAYLES; DERECHA: TEXTURA DEL PAPEL POR ENRIQUE FLOURET.
Cuando guardo mi convenio bautismal,
el Padre Celestial promete que tendré
el Espíritu Santo para guiarme.
A
Para hacer una película sobre tu convenio
bautismal, recorta el marco y las tiras con
ilustraciones. Une con pegamento o con
cinta adhesiva las dos tiras para que formen
una tira larga (pon la tira A sobre la B).
Sobre cartulina gruesa, pega o fija con cinta
adhesiva el marco y la tira de ilustraciones.
Corta a lo largo de las líneas entrecortadas
del marco para que queden dos ranuras; pasa
la tira de ilustraciones por esas ranuras para
que se vean las imágenes en la parte del
frente del marco.
J u l i o d e 2 0 1 4 71
NIÑOS
Puedo guardar mi
convenio bautismal
NUESTRA PÁGINA
Lesslie Q., 6 años, Ecuador
Lady Q., 9 años, Ecuador
P
uedes enviar tu dibujo, fotografía o experiencia,
en línea a liahona.lds.org, por correo electrónico
a [email protected] escribiendo “Our Page” en
la línea de asunto, o por correo postal a la dirección
en la página 3.
Cada envío deberá incluir el nombre completo del
niño, el sexo y la edad (entre 3 y 11 años). También el
nombre del padre o de la madre, barrio o rama, estaca
o distrito, y el permiso por escrito de los padres para
usar la fotografía y el envío del niño (se permite por
correo electrónico). Tengan a bien no enviar dibujos
del Salvador. Es posible que los envíos se modifiquen
para abreviarlos o darles más claridad.
Satya S., 11 años, Indonesia
Un año, en nuestra presentación de la Primaria, toqué en el piano
la canción “Viví en los cielos”. El siguiente año, dirigí en lenguaje
de señas la canción “Me encanta ver el templo”. El año después,
mi meta era aprender “Si escucho con el corazón”. Sé que el Señor
me dio talentos, y debo desarrollarlos y usarlos para bendecir a
otras personas; entonces mis talentos crecerán. Sé que soy una hija
de Dios y que Jesucristo dio Su vida por mí.
Luna Marisol I., 8 años, Argentina
“El Libro de Mormón”, William M., 10 años, Brasil
72 L i a h o n a
Por el élder
Eduardo Gavarret
De los Setenta
“Aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios”
(Alma 37:35).
e crié en la ciudad de Minas,
Uruguay. Cuando tenía seis
años, mi madre y mis hermanas mayores se bautizaron en la Iglesia. Mi
padre nunca se unió a la Iglesia, pero
siempre estaba contento de que asistiéramos; incluso guardaba la Palabra
de Sabiduría y pagaba el diezmo.
Nuestra rama era muy pequeña
y no teníamos una capilla, de modo
que nos reuníamos en una casa
alquilada que tenía una pequeña
piscina afuera que utilizábamos
para los bautismos.
Al acercarse el día en que
cumpliría ocho años, me sentía
emocionado porque iba a ser
bautizado; pero el día de mi bautismo, estaba lloviendo y hacía
mucho frío. Mi mamá dijo que quizás no debería bautizarme ese día
por el clima tan frío; pero era mi
cumpleaños y yo me quería
bautizar ese día.
Recuerdo que me puse la ropa
blanca y me metí en la piscina para
ser bautizado. Sabía que el agua
estaría fría, pero yo no sentí el frío;
sabía que estaba haciendo lo correcto y tenía un sentimiento cálido
en mi interior.
M
ILUSTRACIÓN POR EMILY DAVIS.
servir
Poco tiempo después, se construyó una capilla para nuestra rama.
En ese entonces, los miembros de
la Iglesia ayudaban a construir los
centros de reuniones. Mi trabajo era
recoger los clavos y los tornillos que
se caían al suelo para que pudieran
usarlos otra vez. Era un trabajo sencillo, pero era muy importante para
mí. Me enseñó a servir, y me ayudó a
prepararme para prestar servicio en
la Iglesia en el futuro. Recuerda que
aunque seas pequeño, las cosas que
haces ahora tienen importancia. ◼
NIÑOS
Preparado para
AMIGOS POR TODO EL MUNDO
Soy Pedro,
de Brasil
De una entrevista con
Amie Jane Leavitt
P
edro vive en el país más
grande de Sudamérica:
Brasil; vive en Curitiba, la
capital del estado brasileño
de Paraná. A Pedro le gusta
pasar tiempo con su mamá
y su papá, así como con su
hermano mayor y su hermana pequeña. Les encanta
visitar el templo e ir juntos a
la playa. ¡Pedro espera con
entusiasmo ser misionero
algún día! ◼
* “¡Hola, amigos!”, en portugués.
74 L i a h o n a
¡Olá, amigos! *
Cada mañana, leo las Escrituras y
oro con mi familia antes de ir a la
escuela. Mis clases favoritas son
arte y la historia de los indios brasileños. No muchos de mis amigos
de la escuela son miembros de la
Iglesia; les hablo sobre lo que creo
y los invito a ir a la Iglesia conmigo.
NIÑOS
¿Notaste que
al pasaporte de
enero le faltaba
el sello? ¡Puedes
recortarlo y añadirlo ahora!
Mi relato favorito de las
Escrituras es cuando Nefi
regresa a Jerusalén para
obtener las planchas de
bronce. Me gusta ponerme
metas y cumplirlas; tengo
planeado obtener mi premio
Fe en Dios antes de cumplir
los 12 años.
Me gusta dibujar y paso muchas
horas a la semana con mis trabajos
de arte. También me gusta visitar
la biblioteca y mirar libros de arte.
ME ENCANTA
VER EL TEMPLO
A mi familia le gusta visitar el Templo de
Curitiba y pasear juntos por los jardines.
Yo sólo tenía cuatro años cuando se
construyó, pero recuerdo que fui en
el recorrido del programa de puertas
abiertas. Es un recuerdo especial para mí.
¡LISTOS!
DERECHA: ILUSTRACIÓN POR THOMAS S. CHILD.
Me encanta jugar al fútbol; otro deporte
que me gusta es hapkido, un tipo de
arte marcial de Corea.
La maleta de Pedro está llena de algunas
de sus cosas favoritas. ¿Cuáles de estas
cosas pondrías en tu maleta?
Cuando crezca, me gustaría
ser misionero. Quiero servir
en Manaus, porque ahí es
donde está la selva del Amazonas. Después, quiero trabajar como diseñador de arte.
J u l i o d e 2 0 1 4 75
PAR A LOS MÁS PEQUEÑOS
Sarah caminó y caminó
Por Heidi Poelman
Basado en una historia real
Al poco rato, Sarah comenzó
a sentir que el sol le quemaba
en los brazos y las piernas se
le empezaron a cansar.
“No te preocupes”, le dijo la
mamá. “Ya casi llegamos al auto”.
76 L i a h o n a
ILUSTRACIONES POR JULIE YOUNG.
Sarah iba dando saltitos, y estaba lista para la caminata alrededor del Lago
Silver con su familia. Su hermano, Josh, corría adelante.
NIÑOS
Entonces Sarah vio una
gran cuerda anaranjada
que bloqueaba el paso.
“El puente está roto”, le dijo
el papá. “Tendremos que
regresar rodeando el lago”.
“Pero estoy muy cansada”,
dijo Sarah. Josh se sentó en
la tierra y frunció el ceño.
Puente
cerrado
“¿Recuerdan el relato de los pioneros?”, preguntó la mamá.
Sarah asintió; a ella le gustaban los pioneros.
“Tuvieron que caminar una distancia muy larga”, dijo la mamá. “A veces
hacía mucho calor y a veces hacía mucho frío, pero siguieron caminando.
Cuando llegaron a su nuevo hogar, edificaron casas y templos”.
J u l i o d e 2 0 1 4 77
Sarah se alegró de que los pioneros siguieron caminando; ella
también seguiría caminando; le extendió la mano a Josh y le dijo:
“Vamos, tenemos que caminar un poco más”. ◼
La autora vive en Utah, EE. UU.
78 L i a h o n a
PÁGINA PAR A COLOREAR
ILUSTRACIÓN POR MARK W. ROBISON.
NIÑOS
¿En qué aspectos es tu vida diferente de la vida de los pioneros?
¿En qué se parece?
J u l i o d e 2 0 1 4 79
MANTÉN LA VISTA
EN LA ORILLA
Por Richard M. Romney
Revistas de la Iglesia
U
n viaje en canoa a una isla de un parque
nacional cercano parecía ser la oportunidad perfecta para acercarme a mi hijo. Los
líderes del Sacerdocio Aarónico y los hombres jóvenes de nuestro barrio habían estado
planeando el viaje durante meses, y yo pude
acompañarlos.
Mi hijo McKay estaba en muy buena condición física pues participaba en tres deportes
en la escuela secundaria. Ésa es seguramente
una de las razones por la que los líderes nos
pusieron en la misma canoa; sabían que podía
remar con fuerza si surgía la necesidad. Yo
tenía un poco de experiencia guiando canoas,
de modo que parecía que formábamos un
buen equipo.
Yo también estaba deseoso de tener tiempo
en el lago para hablar. Para McKay las cosas habían sido difíciles desde la muerte de su madre,
y yo no siempre había podido responder de la
mejor manera a sus necesidades e intereses.
Teníamos la capacidad, los chalecos salvavidas, sabíamos nadar y había líderes con experiencia que nos guiaban.
Con lo que no habíamos contado era con
el viento. Habíamos remado varios kilómetros,
tomando un atajo por en medio del lago y nos
estábamos acercando a la orilla cuando se levantó un viento de frente inusualmente fuerte.
Las otras canoas pudieron llegar a la orilla,
pero McKay y yo estábamos en la última. Las
olas se estaban volviendo más fuertes, y nos
80 L i a h o n a
Mi hijo me enseñó una poderosa lección
en cuanto a
dónde dirigir la
vista, y a cómo
perseverar.
estábamos alejando del curso a medida que remábamos y remábamos, intentando avanzar de
cualquier manera. Yo estaba exhausto y alarmado. Metí el remo en lo profundo del agua
y empujé con todas mis fuerzas, tratando de
volver al curso correcto, pero parecía que nos
quedábamos exactamente en el mismo lugar.
Corríamos el peligro de volcar; finalmente
admití en voz alta que no sabía si tenía la
fuerza para continuar. Entonces mi hijo dijo:
“Estás mirando las olas, papá, y no vas a llegar a ninguna parte si haces eso. Tienes que
mantener los ojos en la orilla. ¿Ves el árbol en
la colina? Ésa es nuestra meta; concéntrate en
eso, y lo lograremos”.
Tenía razón. Una vez que me concentré
en el árbol, me pude mantener en curso. Sentí
nueva fuerza en los brazos. McKay marcaba el
ritmo: “Empuja. Descansa. Empuja. Descansa”,
y así avanzamos en forma constante.
Llegamos a la orilla, otros se acercaron
para ayudar, y nos sentamos y recuperamos
el aliento. Esa noche conversamos en nuestra tienda, padre e hijo, en cuanto a nuestra
experiencia.
Juntos, recordamos lo que el presidente
Thomas S. Monson ha enseñado en cuanto al
faro del Señor: “Nos guía en las tormentas de la
vida, y dice: ‘Éste es el camino a la seguridad;
el camino al hogar’” 1.
Esa tarde, un árbol en la orilla había sido
nuestro faro. Cuando estuve cerca de la desesperación, mi hijo me aconsejó sabiamente a no
mirar las olas, sino que mantuviera la vista en
la orilla; y lo logramos unidos en el esfuerzo,
y en otros aspectos también. ◼
NOTA
1. Thomas S. Monson, “Standards of Strength”, New Era,
octubre de 2008, pág. 2.
FOTOGRAFÍA POR WILDNERDPIX/ISTOCK/THINKSTOCK.
HA STA L A PRÓX IMA
ILUSTRACIÓN POR ROBERT T. BARRETT.
PRESIDENTE
THOMAS S.
MONSON
Cuando era pequeño, Thomas S. Monson criaba conejos como mascotas y
palomas. Conocido por su bondad, él dio sus conejos a una familia que necesitaba comida para celebrar el día de Acción de gracias, y su tren de juguete a
un niño que no tenía regalos de Navidad. Cuando creció, trabajó en el negocio
de publicación para el diario Deseret News. Como Apóstol, organizó la primera
estaca en Alemania Oriental y obtuvo el permiso para que la Iglesia construyera
el Templo de Freiberg, Alemania. El presidente Monson ha llamado a todos
los miembros de la Iglesia a acudir al rescate de aquellos que necesiten ayuda.
También en este ejemplar
PARA LOS JÓVENES ADULTOS
LLEGAR A SER
perfectos en Cristo
pág.
42
El comprender el amor expiatorio que el
Salvador da sin reserva nos puede librar
de las expectativas incorrectas y falsas
de lo que es la perfección.
PARA LOS JÓVENES
LOS CONVENIOS
DIVINOS
pág.
48
PRODUCEN
CRISTIANOS FUERTES
¿De qué manera nos dan fuerza nuestros convenios con Dios? Aquí se indican tres formas.
PARA LOS NIÑOS
Mi lección
acerca de la fe
Emma planta melones
para enseñar a su familia
acerca de la fe.
pág.
67
Descargar