Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISTA CLÍNICA ESPANOLA """' Director: C. JIMÉNEZ DÍAZ. Secretarios: J. DE PAZ y F. VIVANCO Redacción: Antonio Maura, 13, Madrid TOMO XIX / Administración y Correspondencia: Editorial Científico Médica NúM. 3 15 DE NOVIEMBRE DE 19•5 REVISIONES DE CONJUNTO ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRóFICA V. G!LSANZ Clínica Médica UnitJersitaria. Madrid. Director: PROF. C. JIMÉNEZ DÍAZ Desde que CHARCOT, el último profeta de la medicina a juicio de MARAÑÓN, describió esta entidad en 186s, la atención de los autores muestra un ritmo intermitente, en el que conviene señalar; la discusión en la Sociedad de Neurología de París, con motivo del centenario del gran clínico francés, y los trabajos de la escuela de SCHAFFER, MARBURG, ÜTTONELLO, BUSCHER, SWANK, etc. Sin embargo, lo que ha despertado el interés por esta afección en los últimos 15 años se debe, en primer lugar, a las comunicaciones de BICKNELL, WECHSLER y colaboradores, sobre la presunta acción beneficiosa de la vitamina E, y, por otro lado, a la repercusión que en el campo de las amiotrofias secundarias han trnido las investigaciones sobre los trastornos met<1hólicos en las distrofias musculares propiamente tales. Sí bien es muy dudosa, como luego veremos, la eficacia del tratamiento con vitamina E, la agitación despertada por su ensayo no ha dejado de tener influencia favorable sobre el esclarecimiento de esta enfermedad; y así es evidente un mejor con,ocimiento de los tipos clínicos, diversidad de stntomas de comienzo, presencia de síntomas raros Y sobre todo su relación con ciertos factores etiológicos que han llevado a algunos autores a preguntarse si estamos en presencia de una entidad etiolóca o de un síndrome. No menos importancia tienen los estudios de Anatomía patológica que justifican la calificación de inadecuada la expresión esclerosis lateral amiotrófica. - No sólo por la presencia de f?rmas bulbares sino también por la afectación de Ctertos tractos aferentes y de la columna centroャセエ・イ。NM Motivos también de que WILSON constdere la denominación "enfermedad de la neurona motora" como demasiado vaga e imprecisa. 12 No debemos esperar un cambio profundo en la descripción del cuadro clínico, magistralmente trazado por CHARCOT, entre otras cosas porque la neurología está en la fase de orientación funcional, convencido de lo difícil que es superar la puramente descriptiva. ¡Qué poco probable es - señala W ARTENBERG- que se repita algo parecido a la revolución que en el campo de la exploración neurológica supuso la descripción por BABINSKI de su famoso signo! Pero aun en este terreno las posibilidades de la observación clínica no están agotadas, cerno luego veremos. H emos revisado las historias clínicas de los enfermos vistos en el servicio desde 192 7 y diagnosticados de "esclerosis lateral amiotrófica" y confirmamos una vez más la rareza de esta enfermedad. En efecto, son 1 9 los enfermos estudiados durante este tiempo, distribuídos por años en la siguiente forma: 1935 u 1940 1942 1.943 1944 1945 IV V lV 1 Si comparamos esta estadística con la de los clínicos que más se han ocupado de este problema veremos que no es desproporcionada. Y si bien, por ejemplo, DANA, se refiere a 72 enfermos, muchos de ellos están afectos de "atrofia muscular progresiva" mientras que nosotros sólo incluímos los estrictamente diagnosticados de esclerosis lateral amiotrófica, sin dejar de reconocer las relaciones que pueda haber entre una y otra, como luego señalaremos. ETIOLOGfA.- La mayoría de los enfermos de esclerosis lateral amiotrófica carecen de factores evidentes; en otros pocos la relación con alguno de ellos es tan clara, al parecer , que se habla de esclerosis laterales amiotróficas sintomáticas. Nosotros vamos a estudiar cada uno de los presuntos factores etiológicos por separado. P or lo que respecta a la edad, nuestros enfermos muestran la señalada en el cuadro siguiente: Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 156 REVISTA CLJNI CA ESPAfiOLA Entre )) » )) )) )) D )) ., 1 I1 21 31 41 SI 61 71 10 años 20 )) 30 40 )) so )) a 6o )) a 70 D a So )) y y y y y o 4 2 )) S 6 o o 2 Estos datos se refieren a la edad en que vi nieron a la clínica, que no coincide con la fecha de iniciación de sus síntomas. Salvo un enfermo que empezó a los siete años y vi n o a la clínica a los r 9, los demás están dentro de ese margen de ro años que h em os dejado entre cada grupo. No dejamos de comprobar la m ayor frecuencia a partir de los 30 años, pero sorprende en nuestra estadística los relativamente numerosos casos de enfermos jóvenes (cuatro de r 9). El enfermo que acusó un comienzo más precoz fué a los siete años. Otro le h emos visto a los r 3 años. El más joven AUTOR SEELIGMULLER ( 18 76) GEE (188 9) . -·'- HOLMES (1905). MAAS (1906) ORMERORD (1911) BRUNS ( 19 18) . BREMER (1922). SCHAFFER (1 926) •.1 .· NOGALES (1 929) RAWACK (1930) KREYENBERG (1930) MUNCH-PETERSEN (1931) MONTERO y LÓPEZ ( 19 3 1193 2) . PAMBOUKIS (1932) SANO (19 33) PAULIAN y CARDOS (1934) SALUS (193S) DAWIDENKOVV (19 36). RUTENICK (1937) . CURSCHMANN (1 939) 1 15 noviembre 1911 riante especial ; y ya veremos que efectivamente posee características que permiten esta afirmación. Sexo. -Afecta más a los hombres que a las mujeres, en la proporción no menor, según WIL. SON, de 3-4 a r. Por ejemplo, DANA refiere 57 hom. bres y r 3 mujeres; Robert, en su revisión, describ1 84 hombres y r 5 mujeres ; WECHSLER señala que el número de hombres duplica al de mujeres; BOE. TERS estudia 25 h ombres y r 8 m ujer es. Por le anterior no deja de extrañarnos que el número de varones sea ocho y el de hembras r r. de nuestros r 9 enfermos. Este moderado predominio del sexo femenino se acentúa si nos referimos a las formas juveniles, de las que sólo uno es varón. En los de más de 20 años predomina el sexo m asculino (siete hombres y cinco mujeres). Herencia.- El número relativamente alto d1 formas junniles observado en la clínica del profe. sor JIMÉNEZ DfAZ. y la circunstancia de que se OBSERV ,\CIOKES 4 de 7 hermanos. Padre e hijo de 12 años mientras que otro de 1 1 años mostraba sólo espasticidad sin atrofias. En padre e hijo la afección empezó ·con atrofias de las manos. 2 hermanas de 13 y I s años con parálisis espásticas desde la infaneta. Herman o y hermana que comenzaron con debilidad en las piernas a los 12 años y trastornos del lenguaje posteriormente. 3 hermanos. El más viejo tiene 23 años. Comienza la espasticidad a los 6 y las atrofias de las manos a los 20. El segundo, de 7 años. con espasticidad sin atrofias. El tercero, de 4 años, espasticidad y debilidad de dedos y extensores de la muñeca. En el curso posterior se añadió escoliosis y nistagmus en una nueva observa.ción de WILSON y FEERNSIDES. 2 hermanos. En dos generaciones observó 11 enfermos, de éstos, 7 con parálisis espinal espástica pura y 2 con amiotrofias. 2 hermanos con cuadro clínico de parálisis espinal espast1ca y. en cambio, en la sección hallazgos característicos de la esclerosis lateral amiotrófica. Sobrino y tío. Psicopatías en los parientes. 2 hermanos. 3 hermanas. En dos estudios anatomopatológicos. 3 hermanos con idiocia y otra familia en la que un hermano y una hermana estaban afectos de esclerosis lateral amiotrqfica. Padre y dos hijos. Sobresalen los síntomas bulbares . 2 hermanos. 4 hermanas. 2 hermanos. Hermanos gemelos, sin poderse asegurar si eran univitelinos. Además otra hermana más joven estaba enferma de parálisis espinal espástica múltiple. Padre e hija. Este autor señala la gran frecuencia de disrellexias en los familiares. 2 hermanas. 1 enfermo de esclerosis lateral amiotrófica a los 74 años, con un hermano que murió con la misma enfermedad a los 52 años de la estadística de WECHSLER, tenía r 6 años. En la literatura se citan las observaciones de LENT, a los cua tr o añ os; de GORDON y D ELICATE, a los ro; de BERGER, BROWN, KUHN, a los r 2, etc. El más viejo de nues tros pacientes comenzó a los 75 años. Para más adelante dejamos la cuestión de si podemos considerar a la forma juvenil como una va- haya señalado más insistentem ente la importancia de la herencia en los jóvenes, nos autoriza a reco· ger, en el cuadro adjunto, debido en gran parte a BOETERS, la experiencia de los distintos clínicos sobre observaciones de enfermos con historia fa· miliar evidente. D e nuestros r 9 pacientes , uno de ellos de 49 Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOWO XIX Ni':Jo!ERO 3 ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRóFICA años señala historia familiar sobrecargada de enヲ」イュセ、。・ウ@ neurológicas (un hermano sordomudo a los tres años. Y recluído a los 6o en un manicomio ; otra hermana enferma mental; otra con hemiplegía a los 1 9 años; los padres murieron ancianos). Juzgamos interesante describir brevemente las historias clínicas de dos hermanas afectas de síndrome de esclerosis lateral amiotrófica. C. V. (27-X-1942), de 19 años, soltera, natural de Pedro Muñoz (Ciudad Real) : Fué una niña completamente normal hasta los siete años. en que empezó a notar flojedad al andar que le obligaba a pararse frecuentemente. Al mismo tiempo aque;aba dolor en las pantorrillas con sensación de calambres. La floJedad fué en aumento y desde hace siete años nota ligeras parestesias en pie y pierna que desaparecen cuando se fricciona o se aplica calor. Desde hace cinco años viene notando disminución de fuerzas en brazos que le dificulta peinarse. lavarse, etc. Posteriormente la flojedad se ha ido acentuando, hasta tal extremo, que le cuesta gran esfuerzo incorporarse y levantarse de la cama. Resto de aparatos y órganos nada anormal. Entre los antecedentes señala: padre reumático, madre sana. un hermano muerto a los 8 meses de bronquitis, otra a los 3 años de proceso pulmonar agudo, un hermano de 14 años sano, y otra hermana de 1 7 años que padece la misma enfermedad, como luego veremos. La revisión cuidadosa de los antecedentes familiares hasta los abuelos no acusa enfermedad semejante a la de dichas hermanas. Antecedentes personales : Sarampión, tifoidea que le duró dos meses, menarquia a los doce años, menstruación tipo 5/28. Exploración: Enferma en buen estado de nutrición, con buena coloración de piel y mucosas; no hay focos sépticos en faringe ni boca: pupilas reaccionan bien a la luz y acomodación. No nistagmus. Pulmón y corazón normales. Presión arterial. 11.5-7. Abdomen no se palpa hígado aumentado de tamaño, no esplenomegalia. Buena musculatura en cara y nuca. Atrofia marcada en regiones tenar e hipotenar, así como en antebrazos y brazos. No hay atrofia de los músculos del tronco, tampoco la hay en las extremidades inferiores. Pie escavado. Se observa temblor fibrilar en músculo de las extremidades superiores アオセ@ se acentúa aún más al percutirles. Hay hipotonía generalizada, excepto en la cabeza y nuca. Los reflejos maseterinos exaltados, del bíceps supinador, pronador y tríceps ligeramente disminuidos, conservados los abdominales. En las extremidades inferiores los reflejos tendinosos est.án moderadamente disminuidos. Babinski positivo, Papenhetm también positivo. La exploración de la sensibilidad al tacto, dolor. temperatura es completamente normal. El sentido de localización, la sensibilidad profunda, no muestra la menor alteración. La velocidad de sedimentación de los hematíes está ligeraG_セョエ・@ aligerada, 18 a la primera hora. Todos los demás análtsts de sangre son normales. La serología de lúes es negativa. . La investigación de crea tina y creatinina muestra: creatintna. total, o, 55 o miligramos: creatinina preformada, o. 2 3 o; creatma, 0,320 miligramos por 100. La exploración eléctrica muestra la disminución de excitabilidad que era de esperar . . D: V. (27-X-1942) , de 17 años, que viene quejándose de 、セウュオ」ゥョ@ de fuerza y dificultad para andar. Se encontró bten hasta los 1 4 años. en que notó cansancio al andar; dos me.ses después pérdida de fuerza en los brazos, que fué acentuan.dose, hasta tal punto, que le era muy difícil peinarse. Stmultáneamente seo tía de vez en cuando dolor en las pan· torrillas y parestesias en manos y pies, acompañadas a veces 、セ@ calambres en las pantorrillas. Antes de ingresar en la clínica del doctor JIMÉNEZ DfAZ estuvo bien hospitalizada en e se.rvicio del doctor CAÑIZO, donde mejoró muy poco, Y pasaJeramente con electroterapia. Dos meses antes de ingresar en nuestro servicio nota dolores_ difusos en la región pectoral y escapular, que se acompanan de la formación de nudos. Le es muy difícil incorporarse. lo que tiene que hacer gateando. Antecedentes familiares: Los referidos en la historia de su bermana. • ·-· 157 Antecedentes personales: Sarampión, menarquia a los 14 años, ritmo menstrual 9/28. Exploración clínica: Enferma ligeramente desnutrida, con buena coloración de piel y mucosas. Boca, lengua y laringe ncrmales. Dentadura sana. Pulmón y corazón normales. Abdomen nada anormal. Pupila reacciona bien a la luz y acomodación. No hay nistagmus. Pares craneales normales. Buena musculatura en cara y nuca. Atrofias musculares evidentes en manos, antebrazos, piernas, excepto los gemelos y más moderada en muslos y brazos. No hay atrofias en la cintura escapula r, ni en la pelviana. Pie de Friedreich. Hipotonía marcada. Temblor fibrilar muy intenso, espontáneo y a la percusión. Reflejo maseterino normal. bíceps normal. del tríceps y del supinador algo disminuidos. abdominales conservados. rotuliano muy disminu ido. aquileo conservado; no hay reflejos patológicos de la serie piramidal. salvo Oppenheim. La sensibilidad al tacto, dolor y temperatura es completamente normal. El sentido de localización de discriminación profunda, etc .. es igualmente normal. No hay la menor alteración en los exámenes hematológicos que reiteradamente se han hecho. siendo también nega tivas las reacciones de Wassermann y de floculación. La determinación de creatinina total es de o.Sso miligramos. La de creatinina preformada. o,26o miligramos. La de crea tina, o. 5 90 miligramos por 1 o o. Para poder observar las diferencias entre una y otra enferma podemos confrontarlas de la siguiente manera: C. V. Edad 19 años. Empezó a los 7 años. Se in tció por flojedad de las piernas. Los trastornos de las extremidades superiores, al año. Parestesias desde los 1 2 años. Dolores y calambres en las pantorrillas. No dolores en el tronco. Hipotonía generalizada, excepto cabeza y n uca. Sensibilidades normales. Atrofias acusadas en manos, antebrazos y brazos, apenas en extremidades inferiores. Reflejo de Babinski positivo. Oppenhcim positivo. Disminución de reflejos tendinosos . Fibrilación de los músculos. Pie de F ried reich. No hay lordosis lumbar. D. V., 17 años. Empezó a los 14 años. Se inició por flojedad de la_, piernas. Las molestias de las extremidades superiores a los 、ッセ@ meses. . Parestesias desde los 1 6 años. Dolor y calambres en las pantorrillas. Dolores en la región pectoral y escapular con sensación de formación de nudo. Hipotonía generalizada excepto en cabeza y nuca. Sensibilidades normales. Atrofia en manos, antebrazos y piernas. Moderada en m uslos y brazos Babinski. negativo. Oppenheim, positivo. Disminución de reflejos tendinosos. Fibrilación de los músculos. Pie de Friedreich No hay lordosis lumbar. Ligera escol iosis. Más gráficamente podrá apreciarse la similitud del cuadro clínico en las figuras 1 y 2. La presencia de síntomas evidentes de enfermedad de Friedreich (pie típico, disminución de reflejos tendinosos, etc.). si bien carecen de ataxia, nistagmus y trastornos de la sensibilidad, por un lado: de manifestaciones de distrofia muscular, por otro (creatinuria. movimientos de trepar. etc.), y de síntomas de afectación del asta motora (fibrilación y atrofias musculares), hacen muy difícil el diagnóstico del proceso morboso de estas dos pacientes. ¿Se trata de enfermedades combinadas? Se ha señalado, por algunos autores, la coincidencia de enfermedad de Friedreich y de Erb. Precisamente es un argumento manejado por JIMÉNEZ DIAZ a favor de la patoge. nia nerviosa de la distrofia muscular. Wilson señala que algunos casos de esclerosis lateral amiotrófica se acompañan de manifestaciones correspondientes al Friedreich sobre todo en los tipos juveniles )' familiares. No nos atrevemos a aseverar Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. . セ@ 158 que dichas hermanas padezcan de enfermedad de Cbarcot propiamente dicha; pero lo que no se puede negar es que p!'i: · sentan un síndrome de esclerosis lateral amiotrófica combinado con síntomas de Friedreich. Las observaciones de los autores, señaladas y las deducidas de las historias clínicas referidas, nos permiten asegurar la importancia de la herencia en algunos casos de esclerosis lateral amiotrófica, pero '. a Fig. t b a, enferma D. V.; b, enferma C. V. •.1 : .· 15 noviembre 1911 REVISTA CLJN!CA ESPAfilOLA no debemos ir demasiado lejos, ya que la mayoría de los enfermos de dicha afección, no muestran la menor historia familiar, y si bien habría que dar cierta importancia al papel de las formas rudimentarias para valorar los antecedentes hereditarios, como señala CURTIUS, esto no deja de ser difícil de demostrar. Por todo ello, nos parece razonable afirmar lo defectuosos que son nuestros conocimientos genéticos de la esclerosis lateral amiotrófica. No se puede negar que todos los enfermos de \VECHSLER y la mayoría de los restantes autores carecen de todo indicio de antecedente hereditario. Trauma. - La relación de la esclerosis lateral amiotrófica con los traumatismos no es una excepción a la extraordinaria dificultad que entraña la posible influencia etiológica de los traumas en las enfermedades neurológicas, si bien hay algunos casos al parecer demostrativos, como los de GoWERS, N ERANCY, HASSIN a seguida de conmociones, y sobre todo los de LERY y FROMENTO después de explosiones, y los de PANSE y CASO por descargas de alta tensión o alcanzados por el rayo. La mayoría son poco demostrativos, a pesar de que ÜTONELLO cita 22 autores que refieren procesos de esclerosis lateral amiotrófica traumática. No dejan de tener interés las observaciones de que los trabajadores con barrenos o taladros de aire comprimido, presentan no raras veces debilidad en los brazos, contracciones fibrilares e incluso atrofias musculares. Es más, MANSEN y B ÜTTNER señalan la presencia de pequeños focos degenerativos en la medula cervical de los trabajadores que presentaban la sintomatología anterior. Si bien no pueden precisar el carácter primario, secundario o simplemente la coincidencia entre la lesión cervical y las amiotrofias, quizá las vibraciones de los traba. jadores con martillos de aire comprimido, etc., 11 propaguen a la medula. También interesa señalar los enfermos estudiados por NIELSEN con el título de "síndrome de agotamiento neuromuscular subagudo" y que muestran atrofia y fibrilaciones en sujetos que han hecho grandes esfuerzos musculares. A este síndrome pertenecen también los pacientes de MARSH. Podemos deducir que existe una relación entre el trauma y la aparición de atrofias y fibrilación muscular; pero de ninguna manera estamos autorizados para asegurar la misma relación con la esclerosis lateral amiotrófica; si bien nos pone alerta sobre la posible relación. La sistematización de la enfermedad de Charcot no puede permitirnos más que dar al trauma un valor revelador de un trastorno más profundo; para ello sería preciso que el trauma fuera intenso, que la presencia de amiotrofia se localice en sitio próximo al trauma y, además, que el intervalo entre agente externo y la sintomatología no sea largo (BOGAERTS, LEY, LEYSEN, y SCHMIDT) . Nuestros enfermos no muestran la menor relación con traumatismos, e igual ocurre en la estadística más numerosa de WECHSLER. No podemos dar ninguna significación a que uno de nuestros enfermos (B. E.) refiera que a los 7 años, después de una caída violenta seguida de accesos de epilepsia jacksoniana durante breve tiempo, mostrara a los 29 años de permanecer completamente normal. a Fig. 2 b a, enferma D. V.; b, enferma C. V. la sintomatología de esclerosis lateral amiotrófica. Infecciones. - El papel etiológico de las infec· ciones es tan dudoso como el de los factores seña· lados anteriormente. Sin embargo, para alguna de ellas, como la sífilis, se han publicado bastantes trabajos en que la relación con la esclerosis lateral amiotrófica parece evidente. No menos que en el 8 por 1 oo de sus pacientes encuentra KAISER ゥョヲ ・セᄋ@ ción luética, y le atribuye una importancia etiolo· Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOllO XIX NúM&I!O 3 ESCLEROSIS LATERAL AMIOTR6FICA gica clara; pero, precisamen.te, resalta ・セ@ su cuadr.o clínico la frecuente presencia de alteraciOnes pupilares. síntomas cordonales y la evolución a brotes. y si bien en muy escasos enfermos el cuadro anatomopatológico corresponde al de la esclerosis lateral amiotrófica, en la mayoría es el de la mielitis Mtica. ¿Qué significación puede tener la coincidencia de síndrome típico de enfermedad de Charcot con la positividad del Wassermann en sangre y líquido cefalorraquídeo? De ello hay varios ejemplos en la literatura: así, BODECHTEL refiere dos de sus enfermos. Pero no podemos responder definitivamente si se trata de una asociación casual o si la lúes es capaz de poner en evidencia el proceso degenerativo que existía latente. Mucho más difícil es considerar a dicha enfermedad como de etiología Juética, porque para ello se necesitaría, en primer lugar, la demostración de que las lesiones anatomopatológicas típicas de la enfermedad de Charcot se acompañaban de la presencia de espiroquet,¡s y, además, sería lógico esperar una mejoría o por Jo menos una influencia de su curso evolutivo por el tratamiento antiluético. Nada de esto se ha demostrado rotundamente; y como exponente del papel en todo caso exclusivamente desencadenante del proceso degenerativo sistematizado, nos parece de interés referir la historia clínica del enfermo: F. I. E .. de 3 I años, que viene a la clínica en el año I 944• contando que en febrero del mismo año empezó a notar flojedad en la mano izquierd¡¡ sobre todo en los dedos pulgar e índice; poco tiempo después, los mismos síntomas en la mano derecha, que fueron acentuándose basta quedar con los dedos en flex ión, con limitación de movimiento de ambos brazos sobre todo los de elevación. Estuvo en un Dispensario Antivenéreo donde al referir que padeció chancro sifilítico en 1 Q 1 7 (tea tado sólo con 3 gramos y medio de neo) fué sometido nuevamente a tratamiento con ¡o inyecciones de neosalvarsán no pudiendo continuarlo por aparecer ictericia. La reacción de Wassermann en aquella época fué negativa en sangre y positiva en líquido céfalorraquídeo. Le sometieron a rnalarioterapia provocándole diez accesos e inyectándose bismuto y cacodilato. Precisamente con este tratamiento se aumentó la floj edad de piernas y dificultad de la articulación de la palabra que había notado unos días antes. No ha cambiado el carácter ni ha sufrido la menor alteración en sus facultades mentales. Entre los antecedentes familiares no se encuentra ningún dato de interés y por lo que respecta a los personales tampoco salvo la lúes, de la que hemos hablado. . Exploración clínica: Bien constituido, buena coloración de piel Y mucosas, reflejos pupilares normales, no nistagmus. Temblor fibrilar de la lengua, hemiparesia del velo paladar con desviación de la úvula al lado izquierdo. Ligera disartrta. No hay ribete de Burton a pesar de que es pintor de profesión. . Marcha parética. Por inspección, se aprecia en ambas extremidades superiores atrofia muscular del tercio inferior del anrebrazo y regiones cenar e hipotenar; más acentuadas en el セ、ッ@ izquierdo. También hay atrofia en los músculos de la Cintura escapular. Contracciones fibrilares sobre todo en los músculos de la región de la cintura escapular . . Exaltación de los reflejos cutáneotendinosos de las extremidades superiores. Rossolimo y Jiménez Díaz positivos sobre todo en la mano derecha . Mayee falta en el lado derecho. Reflejos abdominales conservados. No hay atrofias en las :.xtremidades inferiores. Los reflejos tendinosos son vivos con aero clonus de rótula en ambos lados. y Babinski y Trockl ocre?. positivos en el lado izquierdo. No hay la menor a terac1on en la sensibilidad. No ataxia, ni Romberg. Nセョ@ análisis del líquido céfalorraquídeo dió seis células por nu !metro. Pandy débilmente positiva. Reacción de Wasserイョ。セN@ con 0,2 negativa, con 0,5 positiva y con r c. c. también POS!hva. Las reacciones serológicas en sangre fueron negativas. 159 Los restantes análisis de sangre y orina fueron normales. Por tanto, estamos en presencia de un enfermo que a los ocho años de la infección sifilítica poco tratada presenta un cuadro típico de esclerosis lateral amiotrófica de localización bulbar y cervical; con alteraciones típicas de lúes en el líquido セ←ヲ。ャッイアオ■、・@ y que a pesar del tratamiento intenso antisifilítico, hecho antes de ingresar en la clínica del profesor JIMtNEZ DfAZ y durante su estancia en la misma. no ha mejorado nada y más bien sigue un curso progresivo. Conviene señalar la aparición casi simultánea de síntomas correspondientes a la localización bulbar y cervical; un argumento más para no considerar a la forma bulbar como el estadio terminal de la enfermedad de Charcot. Por otro lado, la falta de respuesta al tratamiento antisifilítico, que no ha logrado detener el proceso evolutivo de la enfermedad, no puede permitirnos asegurar la etiología luética de la esclerosis lateral amiotrófica; pero sí admitir como muy verosímil el papel desencadenante de la misma. Por lo que respecta a la tuberculosis, tiene interés referir brevemente la historia de: R. E., de 15 años, natural de Yepes (Toledo), qae ingresa en la clínica el 2.9-1-1 944· refiriendo que dos años antes comienza a quejarse de síntomas típicos de coxalgia derecha. escayolándola para su tratamiento en 1942. En mayo de I 94 3, comenzó con la misma sintornatología en la cadera izquierda que obligó también al escayolado. Sorprendió al levantar el vendaje la intensa atrofia muscular, mucho más acusada de lo que es frecuente en los enfermos de coxalgia. Un mes antes de ingresar en la clínica, comienza a notar adelgazamiento de los antebrazos y de las manos, así corno pérdida de fuerza en las mismas, acompañado de ligeras p arestesias. A la exploración el ínica interesa resaltar la presencia de amiotrofias muy acusadas en ambas manos y en los antebrazos, así como en las extremidades inferiores, sobre todo en piernas, síndrome piramidal acusado sobre todo en extremidades inferiores. La exploración de la sensibilidad fué normal, salvo dolor al golpeteo en la primera vértebra dorsal donde se aprecia por radiografía la presencia de mal de Port. El tíquido céfalorraquídeo muestra: Células, I /3. Hematíes, 8oof3. Reacciones de globulinas fuertemente positivas. Proteínas totales, 200 rng. por 1o o. Oro coloidal con la siguiente curva. o-o-I-2-3-4-5-5-4-2-1-o. Reacción de Wassermann, negativa hasta con un centímetro cúbico. Aquí no podemos afirmar más que se trata de una enferma con mal de Pott, coxalgia y síndrome neurológico de esclerosis lateral amiotrófica, sin poder precisar, porque nos falta la sección, si es una enfermedad de Charcot coincidiendo con infección tuberculosa, o si existía algún proceso de meningomielitis que pudiera explicar toda la sintomatología de la enferma . De todos modos, en la literatura no se atribuye el menor papel etiológico a la tuberculosis en la enfermedad de Charcot. También carece de interés el que nos entretengamos en hablar de la etiología vascular, dietética, gastrointestinal, etc., de la enfermedad de Charcot; pero no están de más unas palabras para señalar la observación de enfermedad de Charcot después de la raquianestesia. El mismo WECHSLER refiere el desarrollo de un síndrome típico de esclerosis lateral amiotrófica en tres enfermos, después de raquianestesia (por intervenciones quirúrgicas) , y en la sección de uno de ellos se encontró las características de la esclerosis lateral amiotrófica. La relación con la poliomielitis ha sido estu- Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 160 ... ... .. : REVISTA CLJNICA ESPA!YOLA diada por SALMON y RILEY, y su interpretación es tan dudosa como la presunta acción etiológica de la encefalitis citada por WIMMER. Resumiendo podemos llegar a la conclusión de que la mayoría de los enfermos de esclerosis lateral amiotrófica carecen de todo factor etiológico evidente, y que para algunos quizá pueden actuar como desencadenantes la sífilis, los traumatismos, etcétera. No podemos considerar válida la afirmación de WECHSLER de que hay formas de esclerosis lateral amiotrófica sintomáticas, es decir, relacionadas a factores etiológicos específicos, pues falta en sus mismos casos la demostración de si esos presuntos factores etiológicos han actuado causando la enfermedad o simplemente despertado la disposición latente. Hay que considerar muy insegura la clasificación de enfermedad de Charcot sintomática y primariamente degenerativa, ya que como BoETERS hace señalar, no se puede descartar que el agente etiológico visible, por ejemplo la sífilis, la poliomielitis, etc., pueda simplemente despertar un proceso latente. SINTOMATOLOGÍA. - No es nuestro cometido describir detalladamente los síntomas de la enfermedad de Charcot, pero queremos insistir en las caracterÍsticas que mostraban nuestros enfermos y confrontarlas con la descripción clásica; por otro lado interesa referirnos, aunque sea brevemente, a la significación funcional de algunos de los síntomas de esta enfermedad. Esto último no obedece a un capricho, sino a estar convencidos de que la orientación funcional de la neurología ha permitido el que no exista ningún paréntesis en el progreso de esta rama de la Patología, desde la época clásica puramente descriptiva. E l cuadro clínico, tal como lo describió CHARCOT, se caracteriza por presentarse a los 30-60 años, comenzando con espasticidad en las extremidades inferiores y amiotrofias en las manos, a lo que se añaden los síntomas piramidales (exaltación de reflejos, clonus, frecuentemente Babinski, etc.) y fibrilación muscular; termina todo con la presencia de síntomas bulbares y muerte a los dos o tres años de iniciada la sintomatología. Este cuadro esquemático no siempre se presenta en todo su desarrollo, sino que a veces sobresale la afectación de determinada localización del sistema nervioso, con los síntomas correspondientes. Así se originan los variados tipos clínicos que podemos dividir en: cervical. bulbar, cuadripléjico, hemipléjico y lumbar. Por todos es admitido, y nuestra experiencia no es una excepción, la preponderancia de los tipos cervical y bulbar. Gráficamente puede verse en el siguiente cuadro: Tipos clfnicos Cervical . Bul bar . Cuadriplégico. Hemiplégico Lumbar WEc HSLER DANA 17 セV@ 22 13 2 5 68 セ@ 13 1 COLLISS Gq「ェセイoゥNcョ@ í 12 3 3 1 ¡- 1-9 39 21 3 11 1 7 1 40 11 82 1 15 n oviembre lSj¡ Este cuadro n os permite formarnos una idea sobre la frecuencia relativa de los distintos tipos dí. nicos, pero debemos señalar que puede variar, ya que el mismo enfermo observado en distintos mo. mentas de su enfermedad puede catalogarse en tipos clínicos diversos. SÍNTOMAS DE COMIENZO. - En la forma espinal, los trastornos funciona les de las . manos suelen llamar con prio ridad la atención de los enfermos si bien la flojedad y espasticidad de las extremi: dades inferiores n o se retrasa. WILSON considera también como sí ntomas precoces los calambres y el dolor muscular. WECHSLER, en un estudio detall ado de sus 6 5 enfermos, seña la la gran frecuencia con que el primer síntoma es la flojedad unilateral en las exエイ・セゥ、。 ・セ@ superiores (25) ; en 3 comienza por floJedad b1latera l de manos; en 8 se añaden a la fio. jedad las amiotrofias en la extremidad correspondiente. Los síntomas de comienzo en las extremidades inferiores preceden a los de otros miembros en 2 r enfermos, con igual proporción en tre lado derecho y lado izquierdo. Jv'Iucho más raro es que el síntoma inicial sea el temblor ( r ) , la rigidez ( 1), el dolor ( r), etc. En nuestros enfermos las parestesias fueron la primera manifestación, en dos; las am iotrofias en las manos, en dos ; debilidad en piernas un ilateral. en cuatro; bilateral, en tres; flojedad en las manos, en cuatro y siempre precediendo un lado a otro. y si bien se señala clásicamente el predominio de la afectación precoz de la mano derecha, esto no es constante. En tres, el síntoma que primero llamó la atención del enfermo fué el calambre y dolor muscular. Una vez iniciada la sintomatología se van aña· diendo nuevas manifestaciones hasta adquirir el cuadro clásico de Charcot con la tríada de debilidad y atrofia de los músculos, sobre todo en mano, antebrazo y cintura escapular; la espasticidad de las piernas y los reflejos piramidales. La preponde· rancia d e alguno de estos síntomas permite distin· guir, grosso modo, entre formas predominante· mente espásticoparéticas y atróficoparéticas. L o de· cisivo es la afectación del sistema motor - por algo algunos autores, como W ALSHE, hablan de "enfer· medad de la neurona motora" - y por tanto, si quisiéramos detallar la sintomatología, tendríamos que referirnos a las m anifestaciones de la afecta· ción de la vía piramidal y de la neurona motora periférica. En las manos la musculatura se afecta global· mente - la atrofia del abductor indicis provoca la hoquedad entre el índice y el pulgar. La afectación de los interóseos facilita el surcamiento del dorso de la mano, y la de los lumbricales pone de manÍ· fiesta los tendones del flex or largo. Con ello, se contribuye, por una parte, al aplanamiento de la concavidad palmar, y por tanto, a la configura"ción simiesca, y por otra parte, la imposibilidad de en· derezar las falanges terminales confiere a la mano la forma "en garra". A la larga se llega a la llama· da mano cadavérica o esquelética. Los músculos del antebrazo, sobre todo los fk Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. To»O XIX Nú)fERO 3 ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRóFICA xores, suelen estar intensamente afectos, así como Jos de la cintura escapular. No es raro que estos últimos estén más atrofiados que los del an tebrazo. Pero así como en la mano cada músculo participa ァャッ「。セ・ョエ@ ,en la 。エイッヲゥセL@ en la cintura ・ウ」。ーセャイ@ la distnbuoon de la am10trofia no es homogenea y global. y así se da frec uentemen te el caso de que parte del deltoides esté poco afecta, mientras que otras porciones del mismo músculo casi han desaparecido. Esto es más llamativo aún con el trapecio, la persistencia del tercio superior del mismo, ha motivado el que se designe por DUCHENNE como ultimuns moriens, y coincide muy a menudo con la amiotrofia pronunciada de los tercios medio e inferior. Gran valor diagnóstico tienen las contracciones fibrilares, que unas veces afectan a fibrillas aisladas, y otras a fascículos, y entonces se habla más de contracciones fasciculares. En la esclerosis lateral amiotrófica es un signo tan con stante que hay que dudar de aquellos diagnósticos en que falta la fibrilación durante toda la evolución de la enfermedad. Sin embargo, una vez más confirmamos que no hay un paralelismo entre la cuantía de la atrofia y la intensidad de las contracciones fibrilares. Tiene interés señalar los trabajos de DENNY BROWN y PENNYBACKER sobre las diferencias an atómicas entre fibrilación y fascículación; las fibríllas musculares están ínervadas p or una fibra n erviosa, son nerue units, míen tras que los fascículos son "uascular units"; es decir, están irrigados por un solo vaso, pero inervados por varias fibras nerviosas. Esta configuración anatómica permite que las contracciones fascículares puedan originarse por toxinas circulantes en la sangre, etc. H emos de señalar que fibrilación se ha encontrado en sujetos normales después de esfuerzos corporales; que, aunque rara, ha sido obser vada por BRAIN y TURNBULL, McEACHERN y Ross como un síntoma de tirotoxicosis que puede ir acompañado de atrofias musculares y desaparecen con la tiroídectomía. ¿Qué significación tiene la presen cia de contracciones fibrilares ? Lo más aceptado es con siderarla como un síntoma de excitación de las células del asta an terior o sus homólogas del segmento pedúnculopuentebulbo que falta cuando se destruyen totalmente dichas células. No deja de ser curioso el que en la ーッ ャゥ ッセ ゥ ・ャゥエ■ウ@ sólo se p resentan contracciones fibrilares al comienzo del p roceso; asimismo es rara su aparición en la siríngomielia e hidromielia. Esta concepción explica tam bién por qué en las lesiones traumáticas medula res aparecen en las fases iniciales y faltan cuando la parálisis es completa. Asimismo explica bien lo que sucede con los tumores íntramedulares. ¿Por qué aparece predominantemente en las en fermedades crónicas progresivas como la esclerosis lateral amiotrófica y la atrofia muscular progresiva ? p。セ・」@ lógico suponer que la lentitud del proceso les10na! permite la coincidencia- de células relativamente sanas con otras en fase de destrucción, y algunas más totalmente anuladas funcional y an at?micamente; y que la persistencia de células con Cierta vitalidad permite la fibrilación como un síntoma de excitación. 161 Sin embargo, algunos autores como FOERSTER admiten la génesis parasimpática basándose, por ejemplo, en que la sección del hipogloso provoca en la mitad de la lengua paralizada fibrilación muscular que cesa si al mismo tiempo se interrumpe la cuerda del tímpano. Maneja también como argumentos a su favor la acción fibrilante de la colina, pilocarpina, etc. , y el hallazgo de dos enfermos de atrofia muscular progresiva luética , de célul as intermediarías íntegras de las que salen fibras parasímpáticas, mientras que las células motoras multipolares habían sido total mente destruídas. Observaciones anat omopatológicas parecidas han sido señaladas por ÜKINAKA y KEN KURE en la esclerosis lateral amiotrófica, sí bien estos autores no la relacionan con la fibrilación. Los síntomas correspondientes a la lesión de la vía piramidal. siempre claros, no dejan de manifestarse con diversa intensidad. En primer lugar, la presencia o ausencia de hipertonía depende de la proporción entre las lesiones del asta anterior y atrofias musculares y la participación de la lesión de la vía piramidal. Es raro una hípertonía manífiesta, salvo en las extremidades inferiores, y no debe extrañarnos que en algunos enfermos donde predominan las amíotrofias haya más bien hipotenía. Por lo que respecta a los reflejos hay que señalar que, a pesar de la presencia de amíotrofias preponderantemente en las extremidades superiores, no es difícil constatar la exaltación del reflejo del bíceps, tríceps, etc. Aun más constantes son la exaltación del reflejo rotuliano, el aquíleo, etc., pero sin que sea imprescindible para el diagnóstico. R efiriéndonos a los reflejos abdominales superficiales y profundos, empleando la terminología de W ARTENBERG, encontramos su presencia en todos nuestros enfermos, salvo en uno, mientras que WECHSLER refiere su ausencia en 、ッ」 セ N@ Reflejos propiamente patológicos sintomáticos de lesiones de la v ía p iramidal casi nunca adquieren la preponderancia q ue en o tros síndromes piramidales, pero es muy di fíc il dejar de percibir la presencia del reflejo de Rosso limo y Jiménez Díaz en las extremidades superiores y Babínski o alguno similar en extremidades inferiores. En una revisión recien te de W ARTENBERG sobre la significación clínica de los reflejos, resalta la frecuencia del Rossolimo en la escierosis lateral amiotrófica. No debemos esperar const atar el signo de Babinski en todos los enfermos, pues la ma yoría d e los autores señalan su ausencia frecuente, por ejemplo, ep. doce de los enfermos de W ECHSLER. N osotros no logramos demostrarle en diez de los diecinueve enfermas. Mucho más rara es la presencia de síntomas neurosimpáticos, entre los que señ ala WILSON la anisocoria, trastornos sudorales, etc., y que nosotros no encontram os. Asimismo, aunq ue muchos se quejan precozmente de parestesias, no se encuentra n alteraciones objetivas de la sensibilidad, como tampoco trastornos mentales ni síntomas extrapiramidales. Es oportuno referirnos brevemente al problema de las funciones de la v ía piramidal con arreglo a Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. . 162 セ@ .... . :' REVISTA CLJNICA ESPA!V'OLA las investigaciones de estos año,s. H aciendo constar desde este momento que no es tan claro como parecía. C lásicamente se admitía que la vía p iramidal se originaba en las células de Betz del área motora cuarta de Brodmann, o F. B. de Economo y Koskinas. Sin embargo, en una revisión hecha por WALSHE en 1942 se plantea la cuestión de si hay -que considerar a las células de Betz como una uní- ' dad morfológica específica , y después de señalar los trabajos de ECONOMO y KOSKINAS, y los más recientes de L ASSEK, llega a la conclusión de que las citadas células no son ItJ.ás que el miembro más numeroso y robusto del grupo de las células piramidales. T ampoco su área de distribución está confinada al quinto estrato de la corteza precentral, como lo han demostrado, entre otros, L:SVIN y BRADFORD; los que seccionando el tractus piramidal constatan que la regeneración retrógada no se limita al área cuarta de Brodmann, aunque esté afecta preponderantemente, sino también a las áreas tres, uno, dos y cinco del lóbulo parietal; y una vez más refieren la afectación de las células piramidales grandes y de mediano tamaño. Por ello, dichos autores proponen que se hable de células de Betz refiriéndose a t odas aquellas que dan origen a las fibras córticoespinales. Los citados investigad ores creen que el 20 por roo de estas fibras tienen su origen en el lóbulo parietal (experiencias en el Macaca radiata) . Más interesantes aún son los trabajos de LASSEK, en los que se demuestra la existencia de más de un millón de fibras en la vía piramidal, de las cuales el 6 r por roo están mielinizadas, mientras que sólo se con sigue demostrar la presencia de 34.000 grandes células piramidales. Con ello, habría que admitir que las células de Betz no pueden facilitar más que el 2 al 3 por roo de las fibras del tractus piramidal. Los trabajos del citado autor están hechos en monos. Otra adquisición clásica, que parecía inmutable, es el que la vía piramidal, mejor dicho las fibras de dicha vía, terminaban en sinapsas alrededor de las células del asta motora anterior ; pero ya hace tiempo que KAPPERS señaló que gran número de ellas lo hacen sobre las células intercalares de la substancia gris. Más recientemente H OFF (por métodos histológicos) y LLOYD llegan a la conclusión de que gran número de fibras acaban en la zona intermedia de la substancia gris contralateral. Por lo tanto, la vía piramidal influiría no sólo sobre la neurona motora inferior sino también sobre los impulsos sensoriales que entran por las raíces dorsales. Más desconcertantes son las experiencias de MARSHALL y sobre todo de TOWER, quienes en gatos y monos, después de seccionar las pirámides bulbares, consiguen una paresia hipotónica; es decir, lejos de la esperada hipertonía. CANNON, BEATON y RANSON, en experiencias menos demostrativas - puesto que seccionan el tractus córticoespinal lateral por donde discurren también o tras fibras descendentes además de las propiamente piramidales - en m onos comprueban 15 noviembre 1911 la ーイ・セョ」ゥ。@ de hipot<?nía, reflejos ィゥセッ。」エカウ@ y ausenoa de clonus. Mtentras que la mtsma intervención en el hombre en los enfermos de ー。イ£ャゥウセ@ agitante propuesta por PuTNAM se acompaña de espasticidad e hiperreflexia. No creemos conveniente insistir sobre los traba. jos de FULTON del síndrome premotor, sobre la ré. plica de WALSHE , etc., para no recargar esta discusión, pero sí hemos de señalar que las investí gaciones de dichos autores por un lado, las de HTNES y, sobre todo, las de DUSSER DE BARENNE y M c CULLOCH con el método de la neuronografía fisiológica- aplicación local de estricnina cuyos estímulos se transmiten siempre en dirección del axón, es decir, normal, y registro de las mismas en aparatos elcctroencéfalográficos -por otro, han demostrado que la vía piramidal no es inhibitoria. más bien dicha función hay que atribuirla a la vía extrapiramidal y por eso la hiperreflexia y la espasticidad son fenó menos de liberación por lesión de las vías extrapiramidales. Sin embargo, no st puede considerar resuelta y segura esta afirmación. pero sí se puede decir que la hiperreftexia y espasticidad permanente se consiguen en lesiones combinadas extrapiramidales y piramidales. No parece justificado dividir la corteza cerebral en zonas puramente motoras o sensoriales ni estrictamente piramidales y extrapiramidales, aunque hay que reconocer que el área cuarta es la más im· portante para los movimientos y q ue el área sexta y algunas zonas parietales no dejan de jugar su papel en los mismos. La sintomatología depende de la localización de la lesión o estímulo. Si se afecta la porción posterior del área cuarta se originan trastornos de los movimientos aislados, sin espasticidad y apenas exaltación de reflejos; si se afecta la porción anterior de la misma área se presenta espasticidad e hiperreflexia (HINES) ; lo misnw se consigue por lesiones combinadas del área cuarta y gyrus postcentral. Incluso el signo de Babinski, con el que el citado autor revolucionó la n eurología en r 896, no es seguro que sea sintomático de lesión piramidal; y así M ETTLER lo encuentra asociado a la lesión del sistema rubroespinal en experiencias sobre animales ; y LASSEK señala la discordancia entre la observación clínica y los hallazgos anatomopatológicos. A pesar de estos trabajos, que han venido a arrojarnos dudas sobre la veracidad de las manifestaciones clásicas de lesión de la vía piramidal -parálisis espástica, reflejos hiperreactivos, reflejos patológicos, - debem os continuar admitien· do lo clásico hasta que las nuevas investigaciones se afiancen definitivamente. Y, mientras tanto, qui· zá convenga, como propone LUBIN, hablar de sig· nos de la n eurona m otora superior en vez de signos de la vía piramidal. La sintomatología anterior puede referirse a las formas bulbares con las modificaciones correspondientes. Ya en r883 D EJERINE señaló el parentesco de la parálisis bulbar progresiva con la es· clerosis lateral amiotrófica. Durante mucho tiempO se consideró que la forma bulbar de esta última enfermedad no se diferenciaba de la parálisis hui· Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 'fO)IO XIX NC:.tERO 3 ESCLEROSIS LATERAL AMIOTR6FICA bar progresiva más que en los síntomas correspondientes a la afectación de la vía piramidal, manifestados, fundamentalmente, con una exaltación del reflejo maseterino; y si bien la mayoría de los autores se refieren a este tipo de esclerosis lateral, otros (sobre todo WILSON) han. separado al lado de la forma atróficoparética una predominan temente espásticoparética, es decir, con una sintomatología reveladora en primer lugar de las lesiones de la vía piramidal, análoga hasta cierto punto a los cuadros seudobulbares, pero de fácil diagnóstico porque su comienzo y la presencia de otras localizaciones, como luego indicaremos, permiten su separación. Todos los enfermos de enfermedad de Charcot sí vivieran suficientemente mostrarían lesiones bulbares. Es más, muchos que durante la vida no mostraban síntoma alguno bulbar, en la autopsia exhibían lesiones de mesencéfalo, protuberancia o bulbo. En ge neral la mayoría de las formas bulbares de comienzo se inician por síntomas caracterizados por flojedad e inmediatamente alteraciones en la articulación de la palabra, sobre todo de algunas consonantes que exigen la intervención de movimientos linguales y velo del paladar. Se pierde asimismo la chanson du langage. En general suele haber trastornos de la deglución , que es precisamente el síntoma más llamativo de nuestros tres enfermos de forma bulbar, y menos acusados de la masticación. En la forma atróficoparética se suele apreciar, al lado de las atrofias correspondientes a los distintos núcleos motores afectos, contracciones fibrilares. Tampoco es raro la presencia de atrofia de los músculos paravertebrales que permiten ver con más relieve los cartílagos laríngeos y traqueales. De nuestros tres enfermos, todos ellos de edad avanzada , dos mostraron el cuadro clínico correspondiente a la forma espastoparalítica o sea seudobulbar. Uno de ellos ha sido publicado por los doctores ÜRTIZ DE LANDÁZURI y ESCALADA, y el otro corresponde a la historia clínica que vamos brevemente a referir. M. N .. de 78 años, hospitalizada el 18-12-1944, refiere que hace cuatro años comenzó a notar disfagia acentuada sobre todo para los alimentos sólidos, aunque desde hace un año también nota gran dificultad para deglutir los líquidos. Hace unos meses trastornos para hablar. No tiene risa ni llanto inmotivados. Flojedad general. Resto de órganos y aparatos bien. Antecedentes sin interés. Exploración clínica: Bien constituida. Regular estado de nutrición. Palidez de piel. no de mucosas. Reflejos pupilares, normales. Motilidad extrínseca de ojos. normal. No nistagmus. No hay parálisis del velo del paladar. Reflejo faríngeo conウ・イカセ、ッN@ Palabra lenta mo nótona . Exaltación del reflejo masetenno Atrofia muscular marcada en las manos y antebrazos en. los que se aprecia también contracciones fibrilares de los n,tusculos. Resto de exploración normal, salvo la presencia de Stgno de Gordon evidente en el lado derecho. Sensibil idades normales. Resto de exploración (de tórax, abdomen, etc.). normales. El. cuadro clínico de la enferma anterior podría, a Pnmera vista, corresponder al de una parálisis bulbar arterioesclerosa o un proceso seudobulbar; pero la presencia de atrofias musculares en manos Y antebrazos con contracciones fibrilares permiten 163 afirmar con gran verosimilitud el diagnóstico de enfermedad de Charcot. En la mayoría de los enfermos se analizó el líqnido céfalorraquídeo y no encontramos otra alteración que el aumento, en algunos de ellos, de la cifra de proteínas. Así, el valor mayor lo mostró M. F. con 24 miligramos por roo, por tanto una elevación muy moderada. El número de células, las reacciones de globulinas, la curva de oro coloidal y el Wassermann que se hicieron sistemáticamente en r 4 de los r 9 enfermos fueron absolutamente normales. Coincide esta experiencia con la de la mayoría de los autores, sí bien algunos encontraron hasta 84 miligramos de proteínas. GREENFIELD y GARMICHAEL sólo se refieren a un aumento moderado de las mismas en 3• de 45 enfermos. ÜTONELLO en 4· de r r, señala ligero aumento de glucosa. Entre nostoros, ARASA se refiere a la importancia de las modificaciones del líquido céfalorraquídeo en la enfermedad de Charcot, pero las escasas alteraciones por él mismo encontradas aminoran la importancia diagnóstica de las mismas. En muchos de los enfermos vistos en la clínica (diez), se investigó la creatínuria y las pruebas de sobrecarga con creatina y glucocola. Solamente cuatro mostraron creatínuría espontánea y en estos mismos en menor cuantía que los enfermos distróficos. Por lo demás, salvo un enfermo con creatínuria y 42 años de edad los restantes eran adolescentes ( r 3, r 7 y r 9 años) , un motivo adicional para no dar significación a la creatinuria. En efecto, si comparamos los trastornos del metabolismo de la crea tina en la distrofia muscular -caracterizados fundamentalmente por creatinuria, reducción en la excreción urinaria de creatinina y capacidad limitada del organismo para retener la creatina ingerida, - así como la mayor eliminación de creatina por la sobrecarga de glucocola, podemos llegar a la conclusión de la poca alteración del metabolismo creatínico en la enfermedad de Charcot. Ya MILHORAT y WOLFF señalaron que el trastorno del metabolismo muscular era muy inferior al presentado por los enfermos distróficos con grado similar de incapacidad motora; de todos modos no hay que olvidar los trabajos de REINHOLD y KINPLEY que encuentran cifras muy bajas de creatina en biopsias de músculos de un enfermo de esclerosis lateral amiotrófica (53 miligramos como media en comparación a los 400 miligramos por roo gramos de músculo hallada en los músculos normales). La bibliografía sobre alteraciones musculares metabólicas en los enfermos distróficos, etc., es muy numerosa y remitimos a la ・ウ」ッセ ゥ、 。@ por BODANSKY. BODANSKY y por JIMÉNEZ DfAZ. ANATOMÍA PATOLÓGICA. -Nos parece oportuno referirnos brevemente a los hallazgos anatomopatológicos que, en la mayoría de los libros, se consideran hasta cierto punto como desconcertantes, ya que escapan al esquema de afectación de las vías motoras (neurona motora superior, vía piramidal y n eurona motora inferior) que se consideraba clásico. Y consideramos oportuno tratarlo en Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 164 ... ·' . ... REVISTA CLJNICA ESPA!VOLA 15 noviembre 191, El primer problema que nos debemos plantear este momento porque si recordarnos el concepto es si las lesiones de las células corticales traen como actual de la vía piramidal, podremos explicarnos con más facilidad los hallazgos anatornopatoló- consecuencia la degen eración de la vía piramidal gicos. o si al contrario la lesión de la vía piramidal mo: tiva, por degeneración retrógrada, la afectación de En el cerebro los cambios fundamentales se oblas células de Betz y las de análoga significación. servan en el área motora, pero no afecta exclusiPara aceptar lo primero sería preciso demostrar vamente a las células de Betz, sino que también hay lesiones en las células piramidales de las capas que la degeneración cortical piramidal n o falta nunca, y que tiene un curso de arriba abajo, cir. tercera y quinta. El proceso se puede extender cunstancias que a juicio de BODECHTEL no están igualmente. a la corteza frontal agranular e incluso demostradas. Tampoco se puede afirmar que las a otros sistemas de fibras (córticotalámicos). lesiones corticales sean secundarias a las de la vía La degeneración de las células de Betz no es piramidal. uniforme sino que a menudo la intensidad de la Precisamente las lesiones anatornopatológicas re. misma varía según los distintos centros. Más sortrógradas cuand o se lesiona la vía piramidal, di. prendente aun es la afirmación de MARBURG, fieren extraordinariamente de las encontradas en NOTO, etc., de que algunos enfermos carecen de esta enfermedad. Más lógico es suponer que la lesiones corticales; si bien según WILSON, quizá se lesión afecta simultáneamente a todo el sistema debe a la imperfección de los m étodos histológicos motor - neuron a motora superior e inferior v vía empleados por dichos autores. Otro fenómeno que piramidal, - aunque no afecte con igual intenst· parecía desconcertante, pero que podemos explicar, dad a cada uno de estos sectores. si tenemos presente los hallazgos de las investigaciones sobre la vía piramidal. es la no rara dispaNATURALEZA Y PATOGENIA. - D espués de este ridad entre las lesiones de las células y de las fibras. breve bosquejo de la etiología, sintomatología y Incluso HOLMES ha señalado que a veces es más anatomía patológica de la enfermedad de Charcot, severa la lesión de las fibras que la de las células. nos parece oportuno ocuparnos de la naturaleza Por tanto, podemos concluir que en el cerebro de dicha enfermedad; pero el primer problema que las lesiones afectan al sistema motor de proyección se plantea es si estamos en presencia de una enfer· y parcialmente también al sistema de asociación. m edad o de un síndrome. La mayoría de los auto· En el mesencéfalo, protuberancia y bulbo se res no dudan de la primera concepción y solamente encuentran lesiones análogas en los núcleos de los WECHSLER afirma que estam os más bien en pre· nervios craneales, pero incluso en las formas clísencia de un síndrome. A su favor argumenta las nicamente puras de amiotrofias se encuentra tamevidentes formas sin temáticas; es decir, relaciona· bién lesión de la vb piramidal, como ya hemos das con agentes etiológicos específicos; por ejemplo: señalado anteriormente. HASSIN, que hizo un delúes, encefalitis, etc., pero aun en estas formas es tenido estudio an?.tomopatológico, refiere como femuy difícil asegurar que las lesiones 。ョエッュセᆳ nómeno curioso el que en la protuberancia están tológicas de la enfermedad de Charcot sean prop1a· respetadas las células ganglio nares de origen del m ente sifilíticas, encefalíticas, etc. Más bien hay pedúnculo cereb ral medio, las de la o liva bulbar que pensar que estos agentes han despertado el proy del núcleo arcuato; es decir, las que forman el ceso degenerativo latente; por eso no ha de extrallamado haz celular de Essick. Esto le da un asñarnos que nuestro enfenmo F. 1.. con manifestapecto totalmente opuesto al presentado en la atrofia ciones sifilíticas notorias de líquido céfalorraquídeo, olivopon toce rebelar. etcétera, y síndrome de esclerosis lateral arniotrófica, En la medula las células motoras muestran disno mejorara con el tratamiento antisifilítico intenso, tinto grado de involucÍÓ\1 hasta completa desapa- sino que a pesar de él. las manifestaciones de C HARrición. La severidad de las lesiones puede ser mayor COT fueron progresivamente aumentando. fセョュᆳ en la región cervical y lumbar. Las fibras están no difícil de comprender si se tratara de etwlog1a degeneradas y frecuentemente desmielinizadas. Wopropiamente sifilítica. Un estudio detallado de ャ セウ@ HFAHRT encuentra más afectas las fibras gruesas. trabajos de WECHSLER formidablemente conduCIHay degeneración en las columnas ventrolaterales dos no es capaz de convencer sobre la existencia de que contrasta con la integridad de la columna dorformas sintomáticas en el sentido que él las da. sal, lo que confiere una imagen casi patognomónica Una vez establecido que estamos en presencia de en las preparaciones con el método de WEIGERT una enfermedad propiamente dicha, hay que recoPAL. Es sorprendente, a juicio de HASSIN y de nocer que no conocemos la naturaleza de la misma. WOHLFAHRT, el hallazgo de extensa degeneración .Dos tesis se han mantenido y se mantienen en la piramidal en enfermos que mostraban intensa paactualidad sobre este problema: Una sostiene la raplejía flácida, fenómeno que no deja de tener génesis degenerativa y por tanto la considera enfer· interés si recordamos las experiencias de TOWER. rnedad sistematizada endógena. Otros autores creen A veces hay afectación de las vainas de rnielina más probable la naturaleza exógena , tóxica o infla· de los nervios periféricos. mataría. Las lesion es de los músculos son secundarias y Los arg umentos a favor de la naturaleza endómás o m en os severas y se caracterizan por redondeagena son muy numerosos y han sido ordenados ーセイ@ miento de las células poligonales, aumento de los la escuela de SC! !AFER con los tres postulados sJ· núcleos del sarcolema, hendidura de las fibrillas, g uíen tes: ' 1. 0 Systemwahl-afectación del sistema atrofia parenquimatosa, infiltración grasa, etc. motor. 2.° Keimblattwahl-electividad por elemen- Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOMO XIX NúJl&RO 3 ESCLEROSIS LATERAL AMIOTR6FICA ros neuroectodérmicos y falta de todo componente mesodérmico inflamatorio; y 3. o Segmentelektivitatafectación de ciertos segmentos del sistema motor. es decir de las células de origen de las fibras motoras. Un argumento más en favor de esta tesis es el señalado por la presencia de enfermos de Charcot, con alteraciones constitucionales del velo del paladar, sindactilia (OPPENHEIM) y la presentación familiar que referimos anteriormente. Sin embargo, hay que reconocer en primer lugar que la afectación ·no se limita al sistema motor voluntario sino que afecta también a las columnas ventrolaterales e intersegmentales; esta objeción sobre la que insiste WILSON, queda desvirtuada si tenemos presente la nueva concepción del sistema piramidal. También queda anulada la objeción de que no es puramente sistematizada basándose en la presencia de lesiones corticales fuera de las células de Betz propiamente dichas. Más valor tendría la presencia de lesiones espinocerebelares que hablarían en bvor de un carácter difuso de las lesiones. Los mantenedores de la génesis exógena se basan fundamentalmente en el carácter difuso de la enfermedad, en la afectación, para MARBURG evidente, de las astas laterales e incluso posteriores, en el curso relativamente rápido, como luego veremos, que contrasta con el curso progresivo lento de otras afecciones degenerativas y sobre todo por la presencia, según algunos, de manifestaciones inflamatorias, y la relación con agentes etiológicos exógenos en las formas sintomáticas. Ninguno de estos argumentos es convincente; algunos de ellos, el relacionado con agentes específicos etiológicos, ha sido ya considerado; de otros, como, por ejemplo, de la presencia de manifestaciones inflamatorias, estamos poco seguros, ya que los casos de DRAGANESCU, no son típicos de enfermedad de Charcot y no parecen autorizar a dicho investigador a que hable de "polioleuconeuraxitis". WILSON basándose en que la degeneración, a su juicio, no sólo afecta al haz piramidal, mejor dicho al sistema piramidal; a que las fibras espinocerebelares están frecuentemente más afectas que las células de la columna de Clarke que las originan; en セ。@ afectación de las células ventrales y de la porción mtraespinal de las raíces y recordando sobre todo la aseveración de MARIE y GUILLAIN, de que las columnas dorsales tienen un aflujo linfático propio e independiente, llega a la conclusión de que pro- • bablemente se afectarían todas las regiones de la medula tributarias del sistema linfático ventrolateral. Si bien el mismo autor reconoce que el agente pató.geno tendría cierta afinidad por el tractus piramidal. Con ello, a su juicio, se explicaría el sín、イッセ・@ parcialmente funicular y parcialmente sisteュ。エセコ、N@ La teoría tóxica no se atreve a afirmar si el agente ・セ@ químico o metabólico o es simplemente ca renc¡aJ. A favor de esto último se cotiza la presencia de lesiones en el sistema nervioso de etiología avitaminósica, pero queda desvirtuado este argumento porque el cuadro anatomopatológico es セッエ。ャュ・ョ@ distinto (MONNIER, fiTZGERALD, etc.)· gualmente denegatorios son los resultados del tra - 165 tamiento con vitaminas, como luego diremos. Algunos autores, como MATZDORFF, sugieren un origen liéxico infeccioso por noxas que alcanzarían la medula a través de la vaina perineural de los nervios y raíces cervicales. La meditación sobre las teorías anteriores nos inclina a considerar a la enfermedad de Charcot como un ejemplo de pathoklisis de Vogt, o sea admitir una vulnerabilidad anormal de ciertos sistemas de células o fibras que se manifiesta como procesos morbosos en determinados estadios de la vida; al fin y al cabo, algo parecido al concepto de abiotrofias de Gowers, definido en este caso, como insuficiente energía vital de las células motoras que se pone de manifiesto en el curso de los años. Los agentes externos tóxicos, bacterianos, víricos, carenciales, etc., sólo actuarían desencadenando o acelerando el proceso degenerativo latente. Debemos reconocer que aun no es segura la naturaleza de esta enfermedad a la que no se ha podido llegar por los estudios anatomopatológicos y considerar con SPIELMEYER, más prometedoras a las investigaciones sobre la etiología. Relacionada con este problema está la cuestión de la unificación con otros síndromes. En primer lugar, con la parálisis espinal espástica de Erb, entidad que la mayoría de los autores van considerando desaparecida. En efecto, en la clínica del doctor JIMÉNEZ DfAZ, no se ha podido diagnosticar ni un sólo caso típico de dicha enfermedad. Por otro lado, es sabido que algunos enfermos cuyo cuadro clínico parece corresponder a dicha afección muestran en el estudio anatomopatológico lesiones típicas de esclerosis lateral amiotrófica; otros presentan en el curso clínico amiotrofias, como seis de los ocho casos citados por SPIELLER y uno de nuestra clínica. Además, siempre hay que hacer con reservas el diagnóstico de parálisis espásticas porque puede ser el estadio inicial de alguna enfermedad específica vascular, etc. Por tanto, no es demasiado aventurado afirmar que quizá la esclerosis espástica de Erb corresponda siempre a una m anera de manifestarse la enfermedad de Charcot (WILSON, etc.). La relación con el Aran Duchenne entraña también un posible certific.:ado de extinción de este cuadro; porque muchos enfermos con síndrome de Aran Duchenne típico muestran en la sección lesiones de la vía piramidal. No es extraño que suceda esto ya que la intensidad de las atrofias pueden enmascarar los signos de lesión piramidal. No se puede considerar como argumento en contra del parentesco de ambos procesos el curso más largo de la enfermedad de Aran Duchenne, ya que la esclerosis lateral amiotrófica no siempre es rápidamente fatal y, por otro lado, hay enfermos de Aran Duchenne de curso subagudo; pero tampoco se debe olvidar que las lesiones anatomopatológicas a menudo son muy distintas de las de la enfermedad de Charco t. Por tanto, podemos concluir que si bien algunos casos de los antes catalogados, como típicos de Aran Duchenne, pertenecen más bien a la esclerosis lateral amiotrófica, no se puede generalizarlo a todos. Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 166 REVISTA CLJNICA ESPAIVOLA Esta última conclusión puede aplicarse también a la oftalmoplejia nuclear progresiva en la que se encuentran lesiones anatomopatológicas típicas de Charcot en una proporción mayor o menor, pero difícil de calibrar mientras no se hagan más estudios anatomopatológicos. La relación con la parálisis bulbar progresiva ha sido señalada anteriormente y por tanto, no ha de extrañarnos que los autores americanos, predominantemente (GRINKER, WECHSLER, etc.) consideren a dicha enfermedad en unión con la amiotrofia progresiva y la esclerosis lateral amiotrófica propiamente dicha como una entidad que afecta al sistema motor. Gráficamente HASSIN lo expresa en la siguiente forma: La esclerosis lateral espástica de Erb es la enfermedad de Charcot, minus parálisis bulbar y atrofia muscular progresiva; la parálisis bulbar progresiva es esclerosis lateral amiotrófica minus paraplejía espástica y atrofia muscular progresiva; y la atrofia muscular progresiva es esclerosis lateral amiotrófica minus parálisis bulbar y paraplejía espástica. ... ... DIAGNÓSTICO. - El cuadro clínico que hemos detallado en la sintomatología, con las manifestaciones correspondientes a la lesión de las neuronas motoras superior e inferior unido a la afectación de la vía piramidal, da un conjunto sintomático lo suficientemente característico para que el diagnóstico diferencial sea fácil. Bste se hará fundtlmentalmente con todas aquellas afecciones predominantemente amíotróficas - poliomielitis, neuritis, costilla cervical, miopatías, amiotrofias de las artritis, etc., - asimismo hay que hacerlo con las afecciones que se acompañan de espasticidadmeningomielitis, tumores, latirismo. esclerosis en placas, etc., -más difícil es con aquellas en que se presentan los dos grupos sintomáticos como en la siringomielia en la que los trastornos típicos de la sensibilidad f<lcilitan el diagnóstico; la paquimeningitis cervical hipertrófica , etc. Tampoco vamos a insistir sobre el diagnóstico diferencial de la forma bulbar con la polioencefalitis ya que el comienzo agudo, los síntomas tóxicos generales y la falta elE' progresividad, si se hace crónica, resuelven la cuestión. Igualmente la parálisis seudobulbar que da un cuadro clínico similar a la forma espásticoparética de la enfermedad de Charcot tiene un comienzo apopletiforme que suele repetirse y que difiere extraordinariamente de la esclerosis l<lteral amiotrófica. No tiene interés hablar del diagnóstico diferencial con afecciones tan raras y problemáticas como la enfermedad de Mili - hemiplejia ascendente y descendente progresiva, - los cuadros descritos por NIELSEN, los de esclerosis en placas con amiotrofias, etc. Curso evolutivo. - Así como la esclerosis en placas muestra fases de mejoría seguida por episodios de empeoramiento, en la esclerosis lateral amiotrófica no se señalan remisiones, y habrá que considerar muy dudoso el diagnóstico de los enfermos con remisiones objetivas; señalamos lo de objetivas porque precisamente estos enfermos están sujetos a 15 noviembre 11 los influjos psíquicos que pueden ・ョァ。ッウ ュ・ョ セ@ manifestarse por mejorías sub jetivas. En general. desde que se presentan los primerc• síntomas, la marcha de la enfermedad es relativa: m<?nte rápida y suelen morir en dos o tres años. Tenemos referencias fidedignas del destino fina de nueve enfermos, de los cuales uno murió a ¡01 50 meses de iniciada la sintomatología; otro 。ᄀセ@ r 3 meses (el de curso más rápido de la estadística) otro a los tres años. Todos estos exhibían la forma clásica espinal cervic<ll: los afectos de forma bulbar de comienzo presentaron el siguiente curso: M. R. con exitus letal a los cuatro años de enfermedad N. N., que está en situación gravísima después dr dos años y medio de enfermedad. De M. B .. ign 0. ramos su situación en la actualidad. C. V., en la qne predominaban fundamentalmente las manifestaciones piramid<1les con poco desarrollo de las atrofias vive a pesar de llevar cinco años desde el comienzo de su sintomatología. De las formas ju. veniles, una, R. E., está en situ ación desesperada · los 53 meses de iniciada la sintomatología; en cam. bio D. V. v C. V., viven en la actualidad a pesar de llevar una, cuatro años y otra once de enfer meda d. Se confirma que las formas juveniles viven en general más tiempo, como había sido ya señalado por V. SANTHA. De ro casos de HOLMES, el que más vivió fu< cuatro años y medio, el que menos tres y medio. Fl..ORANT describió un caso con una duración d, ro años; SOUCQUES, otro de r 5 años; WECHSLER señala que la duración media en el tipo bulbar es de 20 meses; en el cuadripléjico, r 9; en el lum· bar, 26,5, y en la forma cervical, q, r. El que más vivió de los enfermos que pudo seguir fué 3 9 meses. El mismo autor refiere que cuando el agente patÓ· geno se limita a lesionar a las células del asta ante· rior o sus núcleos homólogos del tronco cerebral. en su sentido amplio, el curso es prolongado (aná· logo al Aran DucheHne). Cuando afecta exclusi· vamente a la vía piramidal también es prolongado (cuadro de parálisis espinal espástica) ; pero en el momento en que se afectan simultáneamente los sis· temas motores viejo y nuevo el progreso es rápido y fatal. TRATAMIENTO.- Hace unos años estaría jus· tificado extenderse en este capítulo, porque se abría. al parecer, un nuevo camino en la terapéutica de esta enfermedad hasta entonces sin remedio alguno. Pero serenada la agitación despertada por los éxi· tos presuntos de BICKNELL y WECHSLER, ba vuelto el desaliento y nada justifica que nos entre· tengamos en referir ampliamente los resultados del tratamiento con vitamina E y B 6 • El mismo WECHSLER, aun resistiéndose a afir· mar el fracaso rotundo señala que en 53 de sus pacientes fué absolutamente ineficaz; en r 5 se ob· servaron efectos favorables, pero en ninguno de ellos puede hablarse de curación ni de recuperación. Por tanto, los éxitos relativos de dichos autores. a los que se pueden añadir los muy mediocres de BANG, MELLER, etc., están desvirtuados por los re· • Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 167 RATAS CON HIPERTENSióN EXPERIMENTAL TO>tO XIX Núi&RO 3 ultados al principio menos optimistas de JIMÉNEZ DfAZ y colaboradores, y los francamente negativos de fiTZGERALD Y M.Ac ARDLE, DoYLE y MERRITT, DE JONG, MOERSCH, WORTIS y VIETS, y los más recientes de FURTAOO y CARVALHO, etc. BIBLIOGRAFíA ¡\RASA. - Medicina, 124, feb. 19•6. JJAJ<O. - Nordisk. Med., 10, 1.201, 1940. JlrnGi:R. -Cit. WILSON. JliKNELL.- Lancet, 2, 671, 1941. JlODANSKY. BODA.'ISKY.- Biochemistry o! Disease. New York, 1944. JlOD!lCilTEL.- Trat. de Med. In ter. Bergmann. Tomo 5. 0 , tegunda parte, 1944. BoETERS· - Hand. der Erbio!. Fün fter Band., 69, 1939. JlOOAERTS, L>N, Lf;YSEN. -Re!. Zbl. 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JIMÉNEZ DIAZ) La existencia de una relación entre el peso total y セ@ 1dpeso cardíaco en las ratas normales fué formu / a por ADDIS, basándose en una amplia estadíslca. Dicha fórmula establece la siguiente relación: • Ratas machos . Ratas hembras . P. c.= 12,6o P. c.= 1:::1,56 P. t. 0,75 P. t. 0,75 +8 + 1,5 (P. c. representa peso del corazón en miligramos, y p. t., peso total en gramos.) Sus resultados han sido utilizados por otros autores apl icándolos al estudio de la hipertensión arterial experimental en ratas. Partiendo de la idea de que la hipertensión arterial persistente conduce a la hipertrofia cardíaca , el simple aumento de peso cardíaco en relación al peso corporal. serviría de dato indicador de la realidad de una hipertensión arterial. Así, RYTAND 1 admite la realidad de una .'