actualidad tributaria Sección elaborada por: C ontestación de la Dirección General de Tributos, de fecha 6 de mayo de 2009, en la que se analiza la imputación temporal, a efectos del Impuesto sobre Sociedades, de los ingresos derivados de la operación de venta de una finca, manteniendo el vendedor el dominio y la posesión de la misma hasta el pago definitivo del precio, así como la tributación, a efectos de IVA, correspondiente a dicha operación. En el presente caso, la entidad consultante adquirió en el año 2005 una finca rústica incorporada a una Junta de Compensación, condicionándose el pago del precio de la misma a la aprobación definitiva del proyecto de reparcelación por parte del Ayuntamiento. Con carácter previo a dicha aprobación, en octubre de 2008, la consultante enajenó dicha finca manteniendo, no obstante, el dominio y la posesión de la misma hasta el pago definitivo del precio. El pago se efectuaría en cuatro plazos, abonándose el último en el plazo máximo de 4 meses desde la inscripción del proyecto de reparcelación en el Registro de la Propiedad. 76 Directivos Construcción Febrero 2010 En la presente colaboración se comenta una contestación de la Dirección General de Tributos, de fecha 6 de mayo de 2009, en la que se analiza la imputación temporal, a efectos del Impuesto sobre Sociedades, de los ingresos derivados de la operación de venta de una finca, manteniendo el vendedor el dominio y la posesión de la misma hasta el pago definitivo del precio, así como la tributación, a efectos del IVA, correspondiente a dicha operación. Frente a estos hechos se plantea cuál sería la imputación temporal de los ingresos derivados de la operación de venta señalada a efectos del Impuesto sobre Sociedades, así como la tributación correspondiente a esta operación en el Impuesto sobre el Valor Añadido (en adelante, IVA). del Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad, establece la necesaria concurrencia de una serie de requisitos para la contabilización de los ingresos procedentes de la venta de bienes: Impuesto sobre Sociedades. i) Que se hayan transferido al comprador los riesgos y beneficios inherentes a la propiedad de los bienes, con independencia de su transmisión jurídica. ii) Que la vendedora no mantenga la gestión corriente de los bienes vendidos en un grado asociado normalmente con su propiedad, ni retenga el control efectivo de los mismos. iii) Que el importe de los ingresos se pueda valorar con fiabilidad. iv) Que sea probable que la vendedora reciba los beneficios o rendimientos económicos derivados de la transacción. v) Que los costes incurridos o a incurrir en la transacción puedan ser valorados con fiabilidad. Como primera consideración, la Dirección General de Tributos (en adelante, DGT) atendiendo al artículo 19.1 del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades (en adelante, TRLIS), establece el principio de devengo como principio de imputación temporal en los siguientes términos: “Los ingresos y los gastos se imputarán en el período impositivo en que se devenguen, atendiendo a la corriente real de bienes y servicios que los mismos representan, con independencia del momento en que se produzca la corriente monetaria o financiera, respetando la debida correlación entre unos y otros”. Por su parte, el apartado 2 de la Norma de Registro y Valoración 14ª, relativa a los ingresos por ventas y prestaciones de servicios, contenida en la Segunda Parte De acuerdo con lo anterior, y en atención al hecho de que la entidad consultante mantiene tanto el dominio como la pose- sión de la finca hasta el completo pago del precio acordado, señala la DGT que si de las condiciones en las que se realiza la operación, resulta que la entidad consultante mantiene los riesgos y beneficios significativos inherentes a la propiedad del bien, no se habría producido el devengo de un ingreso teniendo, en su caso, las cantidades percibidas la consideración de un cobro anticipado. Así pues, el momento de la transferencia de tales riesgos y beneficios determinará el devengo de un ingreso a efectos contables que formará parte de la base imponible del periodo impositivo que corresponda. Impuesto sobre el Valor Añadido. Una vez determinada cuál sería la imputación temporal de los ingresos derivados de la operación señalada a efectos del Impuesto sobre Sociedades, la DGT entra a valorar el tratamiento que la mencionada operación recibiría a efectos del IVA. Como ya se ha dicho, el escrito de consulta especifica que el pacto de reserva de dominio y posesión a favor del vendedor implica que el comprador del terreno dispondrá de él en el plazo máximo de cuatro meses desde que se inscriba el proyecto de reparcelación en el Registro de la Propiedad. En este sentido, la DGT explica que lo que realmente se está transmitiendo no es el terreno rústico bruto, sino una parcela que trae su causa en el anterior. Por tanto, habrá que determinar si la parcela que se transmite está exenta o no del impuesto. La DGT añade que las entregas de terrenos en curso de urbanización están sujetas y no exentas del impuesto. A estos efectos debe tenerse en cuenta que según el artículo 75.Uno.1º de la LIVA, según el cuál, en las entregas de bienes se devengará el Impuesto cuando tenga lugar la puesta a disposición del adquirente. Por tanto, para determinar si ésta es una entrega exenta del impuesto deberá atenderse a si en el momento en el que el terreno que se transmite se pone a disposición del adquirente está en curso de urbanización o no. www.directivosconstruccion.es Por otra parte, en lo que se refiere al concepto de “terreno urbanizado o en curso de urbanización”, de acuerdo con la doctrina de la DGT se estima que un terreno está urbanizado cuando los servicios de urbanización se han llevado a cabo en el mismo y han sido finalizados. No resulta tan pacífica la calificación de un terreno como “en curso de urbanización”. A estos efectos, ha de considerarse el proceso de urbanización de un terreno como aquel que comprende todas las actuaciones que se realizan para dotar a dicho terreno de los elementos previstos por la legislación urbanística, como acceso rodado, abastecimiento y evacuación de agua, suministro de energía eléctrica, etc., para servir a la edificación que sobre ellos exista o vaya a existir, ya sea para viviendas, otros locales o edificaciones de carácter industrial. Por ello el concepto de urbanización excluye todos aquellos estadios previos que, si bien son necesarios para llevar a cabo las labores de urbanización, no responden estrictamente a la definición indicada: no se considera en curso de urbanización un terreno respecto del que se han realizado estudios o trámites administrativos, en tanto a dicho terreno no se le empiece a dotar de los elementos que lo convierten en urbanizado. Conforme a todo lo indicado, la DGT viene considerando que un terreno no estará en curso de urbanización a efectos del IVA hasta que se haya iniciado sobre el mismo la ejecución de las obras de urbanización, es decir, hasta que comience la última de las fases señaladas. Este mismo criterio es el que establece el Tribunal Supremo en sentencias de fechas de 11 de octubre y 8 de noviembre de 2004. Por esta razón, cuando la transmisión del terreno se produce una vez concluida esa actividad de dotación de infraestructuras urbanísticas no hay duda en cuanto a su tratamiento. La controversia surge cuando la transmisión se produce con anterioridad. En este caso, hay que atender a las características objetivas del elemento transmitido. En la medida en que el propietario de un terreno haya asumido los costes de urbanización del mismo, aunque sea parcialmente, la DGT considera que la posterior transmisión del citado terreno tiene por objeto un terreno urbanizado o en proceso de urbanización, entendiendo igualmente que el propietario de dicho terreno ha adquirido la condición de urbanizador y, en consecuencia, de empresario o profesional a los efectos del IVA, supuesto que la urbanización se haya realizado con la intención de proceder a la venta, adjudicación o cesión por cualquier título. Cuando el pago de los servicios de urbanización se efectúa en especie y el citado pago se hace efectivo en el momento en que el proyecto de reparcelación surte sus efectos, ha de considerarse que igualmente el propietario de terrenos que se urbanizan de este modo ha satisfecho la contraprestación de los servicios de urbanización que le prestan. En dichas circunstancias, el terreno que posteriormente transmitirá ha de considerarse terreno urbanizado o en curso de urbanización, ya que su adquirente recibirá un terreno cuyos costes de urbanización están total o parcialmente satisfechos. Señala finalmente la DGT que es importante tener en cuenta que el propio desarrollo del proceso urbanístico conduce a que el bien en el que se van a materializar los derechos que detenta el propietario es terreno ya urbanizado. Así se deduce del hecho de que dicho propietario ya ha satisfecho los gastos de urbanización, en la medida en que éstos se hacen efectivos en especie a través del proyecto de reparcelación. En este sentido, aunque la fecha en la que se realice la operación anteceda a la fecha de finalización del proceso de urbanización y de materialización de los derechos de los propietarios, el bien que definitivamente se va a entregar al destinatario de la operación es un terreno urbanizado, por lo que el tratamiento de la misma ha de ser el correspondiente a la entrega de un terreno urbanizado por parte de quien tiene la condición de urbanizador del mismo. Febrero 2010 Directivos Construcción 77