Propuesta de La Ciudad Verde (www.laciudadverde.org) para la Mesa de Conversaciones de Paz en Colombia Sección 1: Política de Desarrollo Agrario Integral. Sub-sección 2: Programas de desarrollo con enfoque territorial. Un desarrollo territorial holístico debe partir de la relación urbano-regional Colombia continúa reflejando altas tasas de urbanización. Nuestros centros urbanos no solo crecen debido a factores ordinarios de urbanización, sino que continuamente reciben compatriotas que se ven forzados a mudarse hacia las ciudades a causa de difíciles dinámicas sociales en zonas rurales. Esta veloz urbanización no es sostenible, ni para las ciudades, que deben encontrar la forma de acomodar a todos estos nuevos habitantes, ni para el campo, que pierde valor de sus recursos naturales, y un balance humano necesario para generar los insumos básicos que garantizan la supervivencia de las ciudades. Es claro que ninguna ciudad existe en burbuja, sino que todas ellas mantienen una relación de interdependencia con las regiones que las rodean. Las ciudades impactan notablemente el territorio donde se ubican y del cual, al mismo tiempo, dependen para su funcionamiento. La mayoría de los elementos que garantizan la calidad de vida en las ciudades (servicios públicos, energía, alimentos, etc.) son el resultado del trabajo de nuestros compatriotas en el campo. Para que el país funcione como un todo, además de ciudades dinámicas e incluyentes, necesitamos un campo productivo, tecnológica y científicamente avanzado que se aproveche de forma responsable con el medio ambiente. Consideramos que La Mesa de Conversaciones debe tener en cuenta: El desarrollo integral del territorio debe partir de reconocer la dependencia urbano-regional. La manera en la que las ciudades se relacionan con las regiones requiere de una conciencia de corresponsabilidad entre ciudadanos rurales y urbanos, y de un consecuente equilibrio en la distribución de cargas y beneficios. Es importante tener mejores mecanismos de coordinación campo - ciudad, que incluyan la compensación o redistribución del desarrollo generado en las ciudades a partir de los recursos del campo. La sostenibilidad no es enemiga del desarrollo económico. La evidencia empírica demuestra que es posible balancear las dimensiones económica, social, y ambiental, logrando sistemas urbano-regionales sostenibles en el largo plazo. Una transformación profunda de nuestro modelo de desarrollo territorial, que sea humano, integral, incluyente, equitativo y sostenible para todas las poblaciones y territorios; privilegiando el bien colectivo sobre el individual. El campo colombiano necesita un fuerte proceso de inversión, educación, transferencia tecnológica, e investigación que lleve al mejoramiento de la calidad de vida. En búsqueda de un desarrollo territorial integral se debe estimular el respeto a los territorios colectivos de afrocolombianos e indígenas y la búsqueda de alternativas sostenibles para su desarrollo comunitario. Es necesario garantizar que en zonas rurales y semi-rurales existan oportunidades para el desarrollo humano y la competitividad de pequeñas y medianas empresas y agroindustrias. El modelo de desarrollo territorial debe tener un soporte académico y científico, para esto es necesario replantear las políticas de ciencia y tecnología para que éstas se enfoquen en satisfacer las demandas de conocimiento de los diferentes sectores. Programas de investigación duraderos que garanticen la continuidad en los temas investigados, resultará en la acumulación de conocimiento, acercándonos a la aplicación de éste, a la innovación y al desarrollo.