Número de registro: 18260 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 10124/2003.
Número de registro: 18260
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XX, Agosto de 2004
Página: 1464
AMPARO DIRECTO 10124/2003. GUILLERMO ESCALANTE NUÑO.
CONSIDERANDO:
QUINTO. Los conceptos de violación aducidos resultan en parte infundados, en otra
fundados pero inoperantes, y finalmente fundados, motivo por el cual lo procedente es
conceder el amparo solicitado.
Previo a emitir las razones por las cuales este Tribunal Colegiado califica de esa manera a los
conceptos de violación, se estima necesario hacer una relación de las constancias de autos.
El dieciséis de febrero de dos mil dos, Juan Huberto de Luna Santoyo, en su carácter de
promitente comprador y Guillermo Escalante Nuño, como promitente vendedor, celebraron
"contrato de promesa de compraventa" en el que se pactó:
1. El promitente vendedor se obligó a enajenar el inmueble identificado como el
departamento quinientos uno, ubicado en Avenida Azcapotzalco La Villa número mil ciento
treinta y tres, de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo A. Madero de esta
ciudad.
2. El precio de la operación sería por la cantidad de $900,000.00, que se pagaría de la
siguiente forma:
a) Un Jetta Gls negro, modelo 2000, que se entregaría a la firma del contrato y se le asignó un
valor de $145,000.00.
b) Un Jetta Gls blanco, modelo 1999, que se entregaría en los siguientes 15 días hábiles
posteriores a la firma del contrato, y al que se le asignó un valor de $140,000.00.
c) Un departamento ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y cinco,
interior diecinueve, colonia Lindavista, equivalente a $450,000.00, que sería entregado el
veinte de abril de dos mil dos y "podrá ser escriturado después del mes de agosto del mismo
año".
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d) El saldo de $165,000.00 sería cubierto a más tardar en enero de dos mil tres.
3. El inmueble materia de la litis se entregaría ciento veinte días después de que se entregara
el anticipo, siempre y cuando se hubieran hecho los pagos antes citados, hasta el inciso c), ya
que el inciso d) tiene un plazo mayor.
Lo anterior, pone de manifiesto que a pesar de que las partes nombraron al basal como
contrato de promesa de compraventa, lo cierto es que en realidad se trata, como lo aduce el
quejoso, de un contrato de permuta.
En efecto, los artículos 2245, 2246, 2248, 2249, 2250, 2327 y 2331 del Código Civil para el
Distrito Federal, disponen:
"Artículo 2245. La promesa de contrato sólo da origen a obligaciones de hacer, consistentes
en celebrar el contrato respectivo de acuerdo con lo ofrecido.
"Artículo 2246. Para que la promesa de contratar sea válida debe constar por escrito, contener
los elementos característicos del contrato definitivo y limitarse a cierto tiempo."
"Artículo 2248. Habrá compraventa cuando uno de los contratantes se obliga a transferir la
propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez se obliga a pagar por ellos un precio
cierto y en dinero."
"Artículo 2249. Por regla general, la venta es perfecta y obligatoria para las partes, cuando se
han convenido sobre la cosa y su precio, aunque la primera no haya sido entregada, ni el
segundo satisfecho."
"Artículo 2250. Si el precio de la cosa vendida se ha de pagar parte en dinero y parte con el
valor de otra cosa, el contrato será de venta cuando la parte de numerario sea igual o mayor
que la que se pague con el valor de otra cosa. Si la parte en numerario fuere inferior, el
contrato será de permuta."
"Artículo 2327. La permuta es un contrato por el cual cada uno de los contratantes se obliga a
dar una cosa por otra. Se observará en su caso lo dispuesto en el artículo 2250."
"Artículo 2331. Con excepción de lo relativo al precio, son aplicables a este contrato las
reglas de la compraventa, en cuanto no se opongan a los artículos anteriores."
De acuerdo con los numerales transcritos, si las partes al celebrar el contrato base de la
acción pactaron tanto la materia de la compraventa como el precio, no puede estimarse que se
trate de un contrato de promesa de compraventa, sin embargo, tampoco se trata de un
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contrato de compraventa sino de permuta pues, en el caso, el precio pactado de $900,000.00
se pagaría tanto en dinero como en especie y el valor del numerario es inferior al precio que
se le otorgó a los bienes muebles y al inmueble descritos en la cláusula segunda del contrato
de mérito.
Empero, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 2331 del Código Civil, las reglas
que rigen al contrato de compraventa son aplicables a los contratos de permuta.
Ahora bien, por lo que hace a la materia de la litis del juicio natural, el actor demandó de
Guillermo Escalante Nuño, el cumplimiento del contrato de dieciséis de febrero de dos mil
dos y, como consecuencia, la entrega del bien inmueble identificado como departamento
quinientos uno, ubicado en Avenida Azcapotzalco La Villa número mil ciento treinta y tres,
de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo A. Madero, en esta ciudad; el
otorgamiento de la escritura pública; y, el pago de daños y perjuicios y los gastos y costas.
Cabe mencionar que la demanda se interpuso el veintisiete de septiembre de dos mil dos, esto
es previo a la fecha en que vencieron sus obligaciones, pues el pago de la cantidad de
$165,000.00 debía cubrirse en enero del año en curso.
Sin embargo, durante la tramitación del juicio, por escrito presentado el treinta de enero de
dos mil tres, el actor exhibió el billete de depósito por la cantidad de $165,000.00, y solicitó
al juzgador "que dicho billete de depósito no se ponga a disposición del demandado
Guillermo Escalante Nuño, hasta en tanto no concluya el presente juicio y se me haga entrega
del bien inmueble materia del presente contrato".
El enjuiciado, al contestar la demanda instaurada en su contra, negó acción y derecho al actor
para reclamar las prestaciones solicitadas, y adujo que éste no había cumplido con sus
obligaciones.
Ahora bien, las obligaciones de las partes son las siguientes:
El vendedor está obligado a transmitir el dominio de la cosa, conservar la cosa hasta el
momento de su entrega al comprador, entregar la cosa, responder de los vicios o defectos
ocultos de la cosa vendida, garantizar una posesión pacífica, responder del saneamiento para
el caso de evicción, pagar por mitad los gastos de escrituración y del registro (salvo convenio
en contrario), pagar los gastos de la cosa vendida y, por último, las obligaciones fiscales.
Por su parte, el comprador está obligado a pagar el precio, recibir la cosa comprada, pagar
por mitad los gastos de escrituración y del registro (salvo convenio en contrario) y, en su
caso, pagar el impuesto de adquisición de bienes inmuebles e impuesto al valor agregado.
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Uno de los efectos del contrato es la obligatoriedad, pues el acuerdo de voluntades de los
contratantes tiene fuerza de ley entre las partes.
El Código Civil para el Distrito Federal determina que el pago deberá hacerse del modo en
que se pactó y nunca podrá hacerse parcialmente, sino en virtud de convenio expreso o de
disposición de la ley; además, que se hará en el tiempo designado en el contrato.
En tales condiciones, si se toma en cuenta que una compraventa es un contrato sinalagmático
perfecto, cuyas obligaciones esenciales son recíprocas e interdependientes, se puede afirmar
que si una de las partes no cumple, conforme se convino, con las obligaciones a su cargo, no
puede exigir judicialmente a la otra que cumpla con la obligación de ella.
En efecto, tratándose del contrato de compraventa, el pago del precio por el comprador es
condición para el ejercicio de la acción en que se demande el cumplimiento del acuerdo de
voluntades, e indispensable para que el actor obtenga sentencia favorable, pues el artículo
1949 del Código Civil dispone que: "La facultad de resolver las obligaciones se entiende
implícita en las recíprocas, para el caso de que uno de los obligados no cumpliera lo que le
incumbe. ..."
Del precepto antes transcrito, se sigue que si una parte no cumple con las obligaciones a su
cargo, conforme se pactó, carece de derecho para exigir a la otra el cumplimiento o rescisión
y, cuando uno de los contratantes en un acuerdo bilateral cumpla su obligación, está facultado
para exigir la rescisión o el cumplimiento del mismo, en caso de incumplimiento de su
contraparte.
Por tanto, a fin de que proceda la acción intentada por el actor, éste debe acreditar haber
cumplido en tiempo con las obligaciones a su cargo derivadas del contrato base de la acción.
En tales condiciones, el actor se encontraba obligado a demostrar que entregó al demandado
un Jetta Gls negro, modelo 2000, un Jetta Gls blanco, modelo 1999 y el departamento
ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y cinco, interior diecinueve,
colonia Lindavista, pues la cantidad de $165,000.00, en la fecha en que se demandó no era
exigible, además de que era un pago que supuestamente se recibiría después de que el
vendedor entregara el inmueble materia de la controversia.
Ahora bien, la responsable al modificar la sentencia de primera instancia consideró en lo que
respecta al cumplimiento de las obligaciones del actor que:
1. El actor acreditó con base en sus probanzas los elementos constitutivos de su acción.
2. De las documentales relativas a las cartas responsivas de dieciséis de febrero y nueve de
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marzo de dos mil dos, se desprende el cumplimiento por parte del comprador de entregar, al
ahora quejoso, los automóviles descritos en los incisos a) y b) del contrato base de la acción,
lo que se corrobora con el resultado de la prueba de confesión a cargo del demandado, quien
reconoció que el actor le hizo entrega de los bienes muebles referidos.
3. Respecto al bien inmueble que el comprador debía entregar al enjuiciado, se adminiculó el
contenido del pacto de voluntades plasmado en el básico, con la documental consistente en el
recibo 015 expedido por "Inmoviliaria (sic) La Villa, Sociedad Anónima de Capital
Variable", de veinticinco de abril de dos mil dos, expedido a favor de Juan Huberto de Luna,
recibo provisional por concepto de apartado del departamento número quinientos uno, contra
entrega del departamento ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y seis,
interior diecinueve, documental que no fue objetada, por lo que goza de pleno valor
probatorio y, por ende, de eficacia probatoria, al no haber sido controvertida.
4. El a quo acertadamente determinó que Juan Huberto de Luna Santoyo justificó sus
pretensiones al favorecerle el contenido de dicha documental máxime que, de la instrumental
de actuaciones y de la presuncional en su doble aspecto, se evidencia el cumplimiento de las
obligaciones a que se obligó el comprador.
5. La parte demandada, en relación con la prueba de confesión a su cargo negó las posiciones
relativas a que el comprador le hizo entrega por conducto de Paola Amezcua del
departamento que se comprometió a dar como pago parcial.
6. Sin embargo, de la instrumental de actuaciones concatenada con la presuncional legal y
humana, así como con el recibo de veinticinco de abril de dos mil dos, que no fue objetado, y
con la documental relativa a la copia simple de la factura 12839 (de uno de los automóviles),
de la que se desprende que fue recibida por Paola Amezcua y a su vez contiene firma
autógrafa, acreditan el cumplimiento dado por el comprador, pues el demandado al desahogar
la confesión a su cargo, reconoció que el comprador le hizo entrega del automóvil modelo
1999, y reconoció conocer a Paola Amezcua.
7. Si bien es cierto que las partes establecieron lo relativo a la escrituración del inmueble
ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y cinco, interior diecinueve, de
una recta interpretación del inciso respectivo se llega a la conclusión de que ésta era una
facultad que en cualquier momento podría producirse, ya que las partes establecieron que el
mismo "podrá" ser escriturado después del mes de agosto de dos mil dos, por lo que no se
trata de una obligación que necesariamente debió satisfacerse en el mes de agosto, como
pretende el apelante.
8. Al no haber justificado el recurrente con medio de prueba idóneo que se haya actualizado
dicho supuesto, y que a su vez el comprador lo haya incumplido, los argumentos vertidos en
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la apelación no son de tomarse en cuenta.
9. Además, el testigo de la parte actora adujo que sabía que el inmueble ubicado en
Lindavista doscientos ochenta y cinco, interior diecinueve, se iba a escriturar a nombre de
Guillermo Escalante, dicho que no fue controvertido con medio de prueba alguno.
10. Si bien es cierto que la parte actora consignó el pago restante de la cantidad convenida
mediante billete de depósito y, en su escrito respectivo, condicionó la entrega hasta en tanto
no concluyera el juicio, no menos lo es que dicha cuestión resulta acorde a la naturaleza de la
acción ejercitada, esto es, el actor al realizar la consignación dio cumplimiento a sus
obligaciones de pago.
11. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 2299 del Código Civil, cuando el
comprador a plazos o con la espera del precio fuere perturbado en su derecho de posesión o
tuviera justo temor de serlo, podrá suspender el pago si aún no lo ha hecho, mientras el
vendedor le asegure la posesión o le dé fianza, salvo convenio en contrario, de lo que resulta
que el comprador al demandar el cumplimiento del contrato se encuentra facultado para
condicionar la entrega del precio hasta en tanto no se le dé posesión de lo que compró.
12. La consignación se realizó en tiempo, de acuerdo a lo estipulado en el contrato base de la
acción.
13. El demandado al desahogar la confesión a su cargo, reconoció que su contraparte exhibió
el billete de depósito y manifestó que tiene conocimiento que su articulante dio cumplimiento
a lo convenido por las partes en el inciso d) de la cláusula segunda del basal, además de
señalar que se ha abstenido de hacer entrega del inmueble materia del contrato.
14. Una vez que el enjuiciado dé cumplimiento a sus obligaciones, la cantidad consignada en
el billete de depósito le será entregada.
15. Al no controvertir las consideraciones que vertió el a quo en relación con la procedencia
de la acción de cumplimiento de contrato, así como tampoco controvertir los razonamientos
relativos a la falta de cumplimiento respecto de la entrega del inmueble materia de la
controversia, son inoperantes los agravios hechos valer.
Las anteriores determinaciones de la responsable se estiman parcialmente correctas.
En primer término, cabe destacar que, contrario a lo considerado por la Sala del
conocimiento, el enjuiciado al presentar el recurso de apelación interpuesto en contra de la
sentencia de primera instancia, sí combatió las determinaciones del a quo relativas a la
procedencia de la acción intentada, ya que sobre el particular manifestó diversos hechos por
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los que a su consideración el actor no había dado cumplimiento al contrato base de la acción,
por lo que debía revocarse la sentencia de primera instancia, sin embargo, ello no es
suficiente para conceder el amparo solicitado de conformidad con lo siguiente:
Manifiesta el quejoso en la primera parte de su primer concepto de violación, que la
autoridad responsable consideró que la parte actora, ahora tercera perjudicada, dio
cumplimiento total a sus obligaciones contractuales, lo cual es incorrecto, pues no debió darle
pleno valor probatorio al recibo 015 expedido por Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco La Villa,
Sociedad Anónima de Capital Variable, ya que a pesar de que tal documento no fue objetado,
lo cierto es que de él, lo único que se desprende es que el actor entregó un departamento a
una tercera persona que nada tiene que ver con el enjuiciado, y que el recibo fue firmado por
Paola Amezcua, persona que si bien es conocida del demandado, ello es insuficiente para
tener por entregado en pago el departamento ubicado en Lindavista número 286, interior
diecinueve, ya que lo que se acreditó es que el quejoso conoce a dicha persona, pero no que
ésta esté facultada o tenga capacidad legal para recibir el departamento en cuestión.
El anterior argumento resulta infundado, pues la parte actora sí acreditó haber dado
cumplimiento a sus obligaciones derivadas del basal, específicamente en lo que se refiere al
inciso c) de la cláusula segunda.
En efecto, el actor se obligó a pagar el precio del inmueble materia de la litis de la siguiente
forma:
a) Un Jetta Gls negro, modelo 2000, que se entregaría a la firma del contrato y al que se le
asignó un valor de $145,000.00.
b) Un Jetta Gls blanco, modelo 1999, que se entregaría en los siguientes 15 días hábiles
posteriores a la firma del contrato, y al que se le asignó un valor de $140,000.00.
c) Un departamento ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y cinco,
interior diecinueve, colonia Lindavista, equivalente a $450,000.00, que sería entregado el
veinte de abril de dos mil dos y "podrá ser escriturado después del mes de agosto del mismo
año".
d) $165,000.00 que serían cubiertos a más tardar en enero de dos mil tres.
Por lo que hace a los incisos a) y b), no existe controversia respecto, a su entrega, pues el
ahora quejoso reconoció expresamente que Juan Huberto de Luna Santoyo se los entregó.
Cabe hacer notar que la factura del automóvil descrito en el inciso b), fue entregada al
enjuiciado por conducto de Paola Amezcua, según se desprende de la copia de la factura
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12839, en la que la firma de la citada persona aparece en original, sin que obste para lo
anterior que Guillermo Escalante Nuño al desahogar la prueba de confesión ofrecida por su
contraparte haya manifestado: "... ¿13. Que diga el absolvente si es cierto como lo es, que
usted tiene conocimiento que a su articulante la C. Paola Amezcua G. (sic) le recibió la
factura del automóvil Jetta Gls blanco, modelo 1999? Que no. Por no constarme a mí que lo
haya recibido", pues al contestar las preguntas marcadas con los números once y doce,
reconoció que el actor le hizo entrega del automóvil Jetta Gls blanco, modelo 1999,
equivalente a la cantidad de $140,000.00, así como que firmó carta responsiva de nueve de
marzo de dos mil dos, respecto al automóvil descrito.
Ahora bien, contrario a lo aducido por el peticionario de garantías, el actor acreditó haberle
entregado el departamento ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y
cinco, interior diecinueve, colonia Lindavista de esta ciudad, principalmente a través de la
presunción que se deriva de diversos indicios.
En efecto, el accionante para acreditar su dicho respecto a la entrega de este inmueble,
ofreció la documental privada, consistente en un recibo provisional que a la letra dice:
"Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco La Villa, S.A. de C.V.
Av. Azcapotzalco, La Villa Esq. 45 metros.
25/abril/2002Folio N° 015
Sr. Juan Huberto de Luna.
Recibo provisional por concepto de apartado del departamento No. 501 / entrega
departamento Av. Lindavista #286, Int. 19.
$
entrega
/
departamento
cantidad
con
letra
_____________________________________________________.
(Firmado)
_______________________
Firma de conformidad."
El ahora quejoso no objetó el recibo en cuestión, por lo que se tiene por admitido y surte sus
efectos como si hubiera sido reconocido expresamente.
Ahora bien, el citado recibo fue firmado por Paola Amezcua, misma persona que recibió una
de las facturas del automóvil a que se refiere la cláusula segunda, inciso b), del contrato base
de la acción, y acredita la entrega del departamento con el que se cubriría el tercer pago,
según lo estipulado en la cláusula segunda, inciso c), del contrato base de la acción.
En efecto, del contrato base de la acción se desprende que el actor entregaría al enjuiciado el
citado departamento el veinte de abril de dos mil dos y el recibo antes transcrito se fechó el
veinticinco siguiente, es decir, la entrega del departamento a Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco
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La Villa, Sociedad Anónima de Capital Variable, con el cual se cubriría el tercer pago, se
realizó casi en la fecha en que dicha entrega debería efectuarse.
Lo anterior evidencia que existe coincidencia en el objeto del pago y en la fecha (con una
mínima diferencia) en que debería llevarse a cabo.
Además, en el recibo se estableció como concepto el apartado del departamento 501 y del
contrato base de la acción se desprende que el actor adquiriría el departamento 501 de la
Avenida Azcapotzalco número 1133, colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo
A. Madero, en esta ciudad, por lo que, asimismo, existe similitud en el concepto de pago.
Lo anterior permite presumir que la inmobiliaria citada se encontraba autorizada por el
vendedor para recibir en pago, por el concepto indicado, la entrega del departamento, pues
resultaría ilógico y contrario a las reglas de la lógica suponer que el actor sin motivo alguno
entregara a una diversa persona (Inmoviliaria [sic] Azcapotzalco La Villa, S.A. de C.V.) el
departamento a que se obligó en la cláusula segunda del contrato base de la acción, y que
dicha sociedad lo haya recibido por concepto de apartado del departamento 501; esto es, el
mismo número de departamento que el actor adquirió según el basal.
Asimismo, el recibo que se examina aparece firmado por Paola Amezcua, persona que es
conocida del demandado, según lo reconoció al desahogar la prueba de confesión ofrecida
por su contraparte, además de que el actor ofreció la documental privada consistente en la
revista intitulada "Acción política, policía y espectáculos", de cuyo contenido se desprende
que Guillermo Escalante Nuño es el director general y Paola Amezcua es la asistente de
dirección, de lo que se desprende que Paola Amezcua no es simplemente una conocida del
demandado, sino que también tienen intereses laborales.
Asimismo, se ha dejado establecido que la citada Paola Amezcua recibió la factura de uno de
los automóviles que el actor se obligó a entregar al enjuiciado, así como que el demandado
reconoció que recibió ese pago. De esa manera, al permitir el vendedor que Paola Amezcua
recibiera la factura de uno de los automóviles, con ello se creó la apariencia de que el
demandado autorizó a dicha parte a recibir pagos, apariencia que, conforme al principio de
buena fe, debe ser protegida, pues se funda en las expectativas y confianza generadas por las
partes.
Por ello, es irrelevante que no exista constancia en autos de que el ahora quejoso haya
facultado expresamente a Paola Amezcua para recibir el departamento en cuestión.
Asimismo, el actor ofreció la resolución administrativa dictada en el expediente
1560/2002/809 de dieciséis de octubre de dos mil dos, dictada por el jefe de Servicios al
Consumidor de la Procuraduría Federal del Consumidor, Delegación Gustavo A. Madero en
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el que consta que el domicilio para notificar tanto a Guillermo Escalante Nuño, como a
Inmobiliaria Azcapotzalco La Villa, Sociedad Anónima de Capital Variable, es el ubicado en
Avenida Azcapotzalco La Villa número 1133, departamento 102, colonia San Bartolo
Atepehuacán, Delegación Gustavo A. Madero en esta ciudad, y que tales personas no
rindieron el informe relacionado con los hechos materia de la reclamación, ni tampoco
comparecieron a las audiencias de conciliación, no obstante encontrarse debidamente
notificados.
De lo anterior se infiere que en el procedimiento seguido ante la Procuraduría Federal del
Consumidor se notificó tanto a Guillermo Escalante Nuño, como a Inmobiliaria Azcapotzalco
La Villa, Sociedad Anónima de Capital Variable, en el mismo domicilio, de lo que se sigue
que no es posible considerar que el actor no le haya entregado al demandado el departamento
en cuestión.
Así las cosas, con el contrato base de la acción, con el recibo número 015, expedido por
Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco La Villa, Sociedad Anónima de Capital Variable y con la
copia simple de la factura número 12839 que contiene firma autógrafa de Paola Amezcua,
adminiculados con la instrumental de actuaciones y con la presuncional legal y humana, se
sigue que contrario a lo aducido por el quejoso, el actor acreditó plenamente haberle
entregado el departamento a que se obligó en el inciso c) de la cláusula segunda del contrato
base de la acción.
Las consideraciones expuestas encuentran sustento científico, y específicamente, en los
principios de la lógica inferencial de probabilidad, pluralidad de indicios, pertinencia y
coherencia, que a su vez encuentran respaldo en el artículo 402 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal.
Así, en el caso existe fiabilidad de los hechos o datos conocidos, pues los indicios referidos
se encuentran plenamente acreditados, ya que el enjuiciado no objetó el recibo número 015,
expedido por Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco La Villa, Sociedad Anónima de Capital
Variable, ni la copia simple de la factura número 12839 que contiene firma autógrafa de
Paola Amezcua, ni la resolución administrativa dictada por la Procuraduría Federal del
Consumidor.
Asimismo, existe pluralidad de indicios, como son los relativos a que Paola Amezcua
extendió el recibo número 015, membretado por Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco La Villa,
Sociedad Anónima de Capital Variable, y dicha persona fue la misma que recibió la factura
de uno de los automóviles que el actor dio en pago y, el vendedor no desconoció facultades a
la mencionada persona para recibir la mencionada factura; además, el recibo del tercer pago
se extendió casi en la misma fecha para el cumplimiento de la obligación, según lo estipulado
en la cláusula segunda, inciso c), del contrato base de la acción; en el recibo se hizo constar
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que el pago se hacía por concepto del departamento quinientos uno, mismo número de
departamento que el enjuiciado se obligó a entregar a Juan Huberto de Luna Santoyo.
Del mismo modo existe pertinencia, ya que hay relación entre la pluralidad de los datos antes
mencionados, esto es el departamento que se dio como pago, la fecha en que se entregó el
mismo y la persona que lo recibió.
De igual forma hay coherencia, pues existe armonía o concordancia entre los datos
mencionados, por lo que es creíble que el actor haya entregado el departamento a que se
obligó, además de que esa consideración no pugna con las reglas de la experiencia ni
contradice el sentido común, tomando en cuenta además que no existen contraindicios.
Luego, debe descartarse que la inmobiliaria hubiera recibido el departamento que el actor dio
como tercer pago para ella, puesto que además de que no está demostrado que existiera una
relación contractual entre el actor e Inmoviliaria (sic) Azcapotzalco La Villa, Sociedad
Anónima de Capital Variable, al establecerse en el recibo correspondiente el concepto por el
cual se extendió, se descarta cualquier posibilidad de fraude, de ahí lo infundado del
argumento a estudio.
Lo considerado encuentra fundamento en el artículo 402 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, que previene que los medios de prueba aportados y
admitidos, serán valorados en su conjunto por el juzgador, atendiendo a las reglas de la lógica
y de la experiencia y, en el caso, los principios enunciados forman parte tanto de la lógica de
probabilidades como en la experiencia misma, razón por la cual, producen la convicción, en
un muy alto grado de probabilidad, de que los hechos acaecieron en la forma mencionada con
anterioridad, lo cual basta para tenerlos como legalmente probados.
En la segunda parte del primer concepto de violación manifiesta el quejoso que el actor no
acreditó haber escriturado a su favor el departamento que según afirma dio en pago, como era
su obligación, de conformidad con lo dispuesto en la cláusula segunda del contrato base de la
acción, por lo que la acción de cumplimiento de contrato es improcedente, pues el actor debió
acreditar el cumplimiento de sus obligaciones antes de pretender y exigir el cumplimiento
forzoso del contrato. De igual forma, señala que la responsable incorrectamente consideró
que al pactar las partes que el departamento "podrá" ser escriturado después de agosto de dos
mil dos, no era una obligación que, necesariamente, debió haberse satisfecho en ese mes,
además de que puede darse el supuesto de que el enjuiciado cumpla con sus obligaciones, sin
que el actor dé cumplimiento a las suyas.
Asimismo, señala el quejoso que en la sentencia no existe salvedad u obligación que cumplir
por parte del comprador, antes de que se le obligue al cumplimiento forzoso, así como que no
puede dársele valor probatorio a la testimonial ofrecida por el accionante, pues se trata de un
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testigo singular, además de que su dicho no es creíble, pues el testigo manifestó que desde
diciembre de dos mil uno sabía que el departamento se iba a escriturar a favor del
peticionario de garantías, siendo que el contrato base de la acción data de febrero de dos mil
dos. Finalmente, aduce que con independencia de lo anterior, con el dicho del testigo no se
acredita que Juan Huberto de Luna Santoyo ya haya dado cumplimiento a su obligación.
Los argumentos antes sintetizados resultan, en parte infundados y, en otra, fundados pero
inoperantes.
Las cláusulas segunda, inciso c) y sexta del contrato base de la acción literalmente dicen:
"Segunda. El precio de la operación será la cantidad de $900,000.00 (novecientos mil pesos
00/100 M.N.) que el promitente comprador pagará de la siguiente forma: ...
"c) Departamento ubicado en Av. Lindavista No. 285, Int. 19, Col. Lindavista, equivalente a
la cantidad de $450,000.00 (cuatrocientos cincuenta mil pesos 00/100 M.N.) el cual será
entregado el día 20 de abril de 2002 y podrá ser escriturado después del mes de agosto del
mismo año.
"Sexta. El promitente vendedor entregará al promitente comprador el departamento materia
del presente contrato en un plazo de 120 días, contados a partir de la entrega del anticipo,
siempre y cuando se hayan hecho los pagos señalados en la cláusula segunda hasta el inciso
‘C’ ya que el inciso ‘D’ tiene un plazo mayor para cubrirse, lo cual no restringe la ocupación
del departamento en el plazo marcado en esta cláusula."
Ahora bien, como correctamente lo aduce el peticionario de garantías, no existe constancia
alguna, de la que se pudiera desprender que el actor escrituró a favor del enjuiciado el
departamento que dio como pago, ubicado en Avenida Lindavista número 285, interior 19,
colonia Lindavista, sin que pueda dársele valor probatorio al testimonio de José Jaime Jacobo
Becerra, ya que éste únicamente manifestó lo que sabía, esto es, que el referido inmueble se
iba a escriturar a nombre de Guillermo Escalante Nuño, sin embargo, no está acreditado
dicho supuesto. Empero, tal situación no es suficiente para estimar que Juan Huberto de Luna
Santoyo incumplió con sus obligaciones.
En efecto, en el contrato base de la acción se estipuló que era obligación del comprador
entregar al vendedor el departamento número 19, ubicado en Avenida Lindavista número
285, colonia Lindavista en México, Distrito Federal, lo que, como ha quedado expuesto,
quedó plenamente acreditado. Asimismo, se pactó que dicho departamento podría ser
escriturado después de agosto de dos mil dos.
De lo anterior, se pone de manifiesto que no era una obligación por parte del comprador
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AMPARO DIRECTO 10124/2003.
escriturar a favor del enjuiciado el departamento en cuestión precisamente en el mes de
agosto, pues esta condición podría realizarse en cualquier tiempo, después de agosto de dos
mil dos, según se advierte de la redacción de la cláusula en comento.
Además, al establecer las partes que el inmueble se escrituraría después de agosto de dos mil
dos, hace presumir que antes de esa fecha existía una imposibilidad para escriturar el
inmueble. Sin embargo, los contratantes no especificaron ninguna fecha precisa, posterior a
agosto, en la cual se debía realizar tal acto, motivo por el cual era necesario que el enjuiciado
requiriera al actor para el efecto de que se escriturara el inmueble referido, lo cual era un
requisito indispensable, al no existir una fecha cierta para el cumplimiento de la obligación,
pues era necesario que ambas partes se pusieran de acuerdo, a fin de que acudieran ante
notario público para el efecto de que el inmueble ubicado en Avenida Lindavista número 285,
interior 19, colonia Lindavista, en esta ciudad, se escriturara a favor de Guillermo Escalante
Nuño.
En tales condiciones, si bien es verdad que no está acreditado que el actor escrituró el
referido inmueble a favor del demandado, no menos es que tal situación no era una condición
necesaria a fin de que el actor demandara el cumplimiento forzoso del contrato, por
considerar que el enjuiciado había incumplido con sus obligaciones, tanto más si el escrito
inicial de demanda se presentó en septiembre de dos mil dos, esto es, en el mes a partir del
cual podría escriturarse el referido inmueble, pues en la cláusula en comento se estipuló que
el departamento ubicado en Avenida Lindavista "podrá escriturarse después del mes de
agosto del mismo año".
Además, debe tenerse en cuenta que no existía obligación del actor de escriturar el referido
inmueble a favor del enjuiciado antes de que presentara su escrito inicial de demanda, puesto
que el primero en incumplir fue el ahora quejoso.
En efecto, Guillermo Escalante Nuño debió entregar al actor el inmueble materia del contrato
base de la acción el dieciséis de junio de dos mil dos, según se desprende de la cláusula sexta
del basal, en el que se señaló que "el promitente vendedor entregará al promitente comprador
el departamento materia del presente contrato en un plazo de 120 días, contados a partir de la
entrega del anticipo".
Ahora bien, el referido anticipo se dio precisamente a la firma del contrato, esto es, el
dieciséis de febrero de dos mil dos, por lo que el término de ciento veinte días feneció el
dieciséis de junio de dos mil dos, esto es, previo a la fecha en que se podía escriturar el
inmueble de Avenida Lindavista (después de agosto de dos mil dos).
En tales condiciones, ante el incumplimiento de las obligaciones del enjuiciado, el actor se
encontraba facultado para demandarlo, aun cuando éste no hubiera cubierto la totalidad de las
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AMPARO DIRECTO 10124/2003.
suyas.
Al caso, resulta aplicable la jurisprudencia sustentada en la Séptima Época, por la entonces
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo IV, página 133, cuyos rubro y texto
son del siguiente tenor literal:
"CUMPLIMIENTO FORZADO, ACCIÓN DE. REQUISITO DE PROCEDENCIA.
Tratándose, como en el caso, de contratos que impliquen derechos y obligaciones recíprocas
entre las partes, para que proceda la acción que concede el artículo 1949 del Código Civil del
Distrito Federal a una de las partes para exigir de la otra el cumplimiento total, es necesario
que la demandante justifique hallarse previamente al corriente en el cumplimiento de las
obligaciones que le corresponden conforme al contrato."
Finalmente, y por lo que hace al punto de estudio, cabe hacer notar que como lo aduce el
peticionario de garantías, en la sentencia con la que culmine el procedimiento, se debe
condenar al tercero perjudicado, a efecto de que escriture a favor del quejoso el departamento
diecinueve de la Avenida Lindavista número doscientos ochenta y cinco, colonia Lindavista,
en esta ciudad.
En la tercera parte del primer concepto de violación señala el peticionario de garantías, que la
parte actora hizo una consignación por billete de depósito la cantidad que adeudaba,
condicionando su entrega al resultado del juicio, de lo que se sigue que el ahora tercero
perjudicado no cumplió con sus obligaciones derivadas del basal, ya que la consignación que
realizó no puede tener efectos liberatorios, porque esa no fue la intención del actor, además
de que previo a la consignación, debió constar la oposición del demandado a recibir el pago y
luego hacer la consignación, sin condición alguna, para que surta las veces de pago y libere al
comprador. Asimismo, aduce que no existe constancia en autos de que dicho billete de
depósito se le haya puesto a su disposición.
De igual forma, señala el quejoso que si Juan Huberto de Luna Santoyo exigió el
cumplimiento forzoso del contrato, lo debió hacer en el entendido de que dicha parte ha
cumplido con todas y cada una de sus obligaciones y, en ningún momento, se le facultó para
poder condicionar su pago.
Además, dice el peticionario de garantías que la responsable introdujo aspectos ajenos a la
litis, al considerar que de conformidad con el artículo 2299 del Código Civil, cuando el
comprador a plazos fuere perturbado en su derecho o posesión con justo temor de serlo,
podrá suspender el pago, si aún no lo ha hecho, hasta que el vendedor le dé fianza o le
asegure la posesión, salvo convenio en contrario, por lo que el comprador se encuentra
facultado para condicionar la entrega del precio hasta que no se le dé posesión del mismo,
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siendo que lo anterior no fue hecho valer por el actor al efectuar la consignación.
Finalmente, aduce el impetrante que la autoridad responsable incorrectamente consideró que
el billete de depósito debe ser entregado al enjuiciado, una vez que el demandado cumpla con
sus obligaciones, cuando el pago debe ser cumplido previo a la escrituración del inmueble.
Los anteriores argumentos se estiman en parte fundados, pero inoperantes, en otra infundados
y finalmente fundados.
Son fundados, pero inoperantes pues, como lo sostiene el quejoso, la responsable no debió
aplicar lo dispuesto por el artículo 2299 del Código Civil para el Distrito Federal, que a la
letra dice:
"Artículo 2299. Cuando el comprador a plazo o con espera del precio, fuere perturbado en su
posesión o derecho, o tuviere justo temor de serlo, podrá suspender el pago si aún no lo ha
hecho, mientras el vendedor le asegure la posesión o le dé fianza, salvo si hay convenio en
contrario."
Lo antes considerado es así, pues el actor al exhibir el billete de depósito jamás manifestó que
solicitaba que el billete no se pusiera a disposición del ahora quejoso, porque tuviera un
temor fundado de que fuera perturbado en sus derechos, en tales condiciones, resulta que la
autoridad responsable emitió una resolución incongruente al introducir cuestiones ajenas a la
litis natural.
Resulta aplicable la jurisprudencia sustentada en la Novena Época, por el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, visible en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XV, enero de 2002, página 1238, cuyos rubro y texto son del
siguiente tenor literal:
"SENTENCIA INCONGRUENTE. ES AQUELLA QUE INTRODUCE CUESTIONES
AJENAS A LA LITIS PLANTEADA O A LOS AGRAVIOS EXPRESADOS EN LA
APELACIÓN. El principio de congruencia en una sentencia de primer grado consiste en que
debe dictarse en concordancia con lo reclamado en la demanda y la contestación, y en la de
segunda instancia, en atender exclusivamente los agravios expresados por el apelante, o los
apelantes, en caso de adherirse al mismo la parte que obtuvo, o bien, cuando apela porque no
obtuvo todo lo que pidió, porque de lo contrario se desnaturalizaría la esencia del recurso. Por
ende, existe incongruencia en una resolución cuando se introducen en ésta elementos ajenos a
la litis (alguna prestación no reclamada, una condena no solicitada), o bien, cuando el tribunal
de alzada aborda el estudio de cuestiones no planteadas en la demanda, o en la contestación
de ella, o que no fueron materia de la apelación porque el que obtuvo no apeló adhesivamente
para que dicho tribunal de alzada estuviere en aptitud de estudiar las cuestiones omitidas por
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el inferior."
Sin embargo, tal circunstancia no es suficiente para conceder el amparo solicitado.
En el contrato base de la acción se pactó:
"Segunda. El precio de la operación será la cantidad de $900,000.00 (novecientos mil pesos
00/100 M.N.) que el promitente comprador pagará de la siguiente forma:
"...
"d) El saldo de $165,000.00 (ciento sesenta y cinco mil pesos 00/100 M.N.) será cubierto a
más tardar en el mes de enero del año 2003. Cabe mencionar que este adeudo no genera
intereses siempre y cuando dicha cantidad sea cubierta en la fecha antes mencionada.
"...
"Quinta. La escrituración del departamento materia del presente contrato se llevará a cabo en
la fecha acordada por el promitente comprador y el promitente vendedor una vez liquidado el
monto total de la propiedad acordado en la cláusula segunda. El promitente comprador
cubrirá los impuestos, gastos y honorarios derivados de la escrituración, corriendo a cargo del
promitente vendedor el pago del ISR que ocasionare la venta del inmueble.
"Sexta. El promitente vendedor entregará al promitente comprador el departamento materia
del presente contrato en un plazo de 120 días, contados a partir de la entrega del anticipo
siempre y cuando se hayan hecho los pagos señalados en la cláusula segunda hasta el inciso
‘C’ ya que el inciso ‘D’ tiene un plazo mayor a cubrirse lo cual no restringe la ocupación del
departamento en el plazo marcado en esta cláusula ..."
El actor demandó del ahora quejoso el cumplimiento del contrato de compraventa de
dieciséis de febrero de dos mil dos, respecto del departamento 501 ubicado en Avenida
Azcapotzalco La Villa número 1133 de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación
Gustavo A. Madero en esta ciudad, y como consecuencia la entrega inmediata del referido
inmueble. De igual forma reclamó el otorgamiento de la escritura pública, el pago de daños y
perjuicios y el de gastos y costas.
Por lo que hace al cumplimiento del contrato y como consecuencia la entrega del inmueble
referido, dichas prestaciones son procedentes de conformidad con lo siguiente:
El artículo 1949 del Código Civil para el Distrito Federal dispone:
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"Artículo 1949. La facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en las
recíprocas, para el caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe.
"El perjudicado podrá escoger entre exigir el cumplimiento o la resolución de la obligación,
con el resarcimiento de daños y perjuicios en ambos casos, también podrá pedir la resolución
aun después de haber optado por el cumplimiento, cuando éste resultare imposible."
El numeral en comento se refiere a las obligaciones recíprocas que son aquellas en que cada
una de las partes se hace prometer una prestación y promete a la otra a título de contrapartida
de aquélla, y se caracterizan por la pluralidad de vínculos entrelazados de tal modo que la
prestación de cada parte se halla condicionada por la actividad de la otra.
Las citadas obligaciones producen ciertos efectos propios, distintos a las de otras clases, que
resultan muy peculiares, en razón del vínculo de reciprocidad que liga a las prestaciones de
las partes, pues cada una de éstas se obliga con el fin de obtener el cumplimiento de la
obligación de la otra, siendo esta la razón de que se exprese la voluntad para el acto jurídico
de que se trate.
Los efectos más destacados son los siguientes: como regla general se rigen por el llamado
principio de cumplimiento simultáneo, a menos que la ley determine otra cosa o las partes
convengan en que sea de modo distinto, lo que tiene como consecuencia que: a) cada parte
puede exigir que la obligación que le incumbe tenga como contrapartida el cumplimiento
simultáneo de la prestación que incumbe a la otra; b) el cumplimiento normal produce el
efecto de extinguir al mismo tiempo las dos obligaciones pendientes; c) ante el
incumplimiento de una de las partes, la otra puede denegar el cumplimiento de la suya; y, d)
una de las partes puede adelantar el cumplimiento de su prestación sin la contraprestación
simultánea de la otra, lo que tendrá por efecto hacer que la parte que no ha cumplido incurra
en mora. Del mismo principio de la simultaneidad en el cumplimiento se deriva aquel por
virtud del cual ninguno de los obligados incurre en mora, si el otro no cumple o no se allana a
cumplir debidamente con lo que le corresponde.
De conformidad con lo anterior, la regla relativa a que en las obligaciones bilaterales o
recíprocas sólo el que cumple con su obligación o se allana al cumplimiento puede exigir a la
otra parte el cumplimiento de lo que le incumbe, que se desprende del artículo 1949 del
Código Civil para el Distrito Federal, se finca sobre el presupuesto de que las obligaciones de
las partes deban cumplirse simultáneamente, ya que en esa hipótesis ninguno de los obligados
incurre en mora mientras no cumpla el otro con lo que le toca, puesto que se comprometió a
cumplir a cambio de que cumpliera la otra parte, de modo que no le es exigible el
cumplimiento entre tanto no reciba la prestación a que tiene derecho; pero esa regla no es
aplicable cuando no se da el supuesto sobre el que descansa, por haberse pactado que una
parte cumpliría primero y la otra después. Como cuando se fija una fecha para una parte y
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otra posterior para la otra, en razón de que, en este caso, el que incumple inicialmente sí
incurre en mora, es decir, en un verdadero incumplimiento culpable, puesto que no se
comprometió a cumplir sólo que el otro cumpliera al mismo tiempo, de manera que el
perjudicado con el primer incumplimiento tiene derecho y acción para reclamar el
cumplimiento, aunque no se lleve a cabo lo que se comprometió para un tiempo posterior, ya
que éste no incurre en mora ni le es exigible su obligación, mientras no reciba la prestación
debida.
Sin embargo, para acatar en sus términos los principios fundamentales que rigen a las
obligaciones recíprocas, en cuanto a los efectos que deben ser inherentes a su naturaleza
jurídica, cuando se condene judicialmente al cumplimiento de la prestación materia del
juicio, debe establecerse en la sentencia que el actor queda vinculado al cumplimiento de sus
obligaciones vencidas hasta la fecha en que se cumpla o ejecute el fallo, pues sólo así se
respetará cabalmente, en lo que esto es posible, el principio de autonomía de la voluntad de
las partes y el efecto propio de las obligaciones recíprocas, relativo a que su cumplimiento
debe extinguir al mismo tiempo las obligaciones pendientes.
Al caso, resulta aplicable la jurisprudencia sustentada en la Octava Época por este Tribunal
Colegiado, consultable en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995,
Tomo IV, página 403, cuyos rubro y texto son del siguiente tenor literal:
"MORA EN LAS OBLIGACIONES. PRESTACIONES NO SIMULTÁNEAS. La regla
relativa a que en las obligaciones bilaterales o recíprocas sólo el que cumple con su
obligación o se allana al cumplimiento puede exigir a la otra parte lo que le incumbe, que se
desprende del artículo 1949 del Código Civil para el Distrito Federal, se finca sobre el
presupuesto de que las obligaciones de las partes deban realizarse simultáneamente, ya que
en esa hipótesis ninguno de los obligados incurre en mora mientras no efectúe el otro lo que
le corresponde, puesto que se comprometió a cambio de lo que ofreció la otra parte, de modo
que no le es exigible su deber entre tanto no reciba la prestación a que tiene derecho; pero esa
regla no es aplicable cuando no se da el supuesto sobre el que descansa, por haberse pactado
que una parte cumpliría primero y otra después, como cuando se fija una fecha para lo uno y
otra posterior para lo otro, en razón de que, en este caso, el que incumple inicialmente sí
incurre en mora, es decir, en un verdadero incumplimiento culpable, puesto que no se
comprometió a cambio de que el otro efectuara lo propio al mismo tiempo, de manera que el
perjudicado con el primer incumplimiento sí tiene derecho y acción para reclamar a la otra
parte la ejecución de lo que le atañe, aunque no se lleve a cabo lo que se comprometió para
un tiempo posterior, ya que éste no incurre en mora ni le es exigible su obligación mientras
no reciba la prestación debida. Sin embargo, para acatar en sus términos los principios
fundamentales que rigen a las obligaciones recíprocas, en cuanto a los efectos que deben ser
inherentes a su naturaleza jurídica, cuando se condene judicialmente al cumplimiento de la
prestación materia del juicio, debe establecerse en la sentencia que el actor queda vinculado
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al cumplimiento de sus obligaciones vencidas hasta la fecha en que se cumpla o ejecute el
fallo, pues sólo así se respetará cabalmente, en lo que esto es posible, el principio de
autonomía de la voluntad de las partes y el efecto propio de las obligaciones recíprocas,
relativo a que su cumplimiento debe extinguir al mismo tiempo las obligaciones pendientes;
esto sin menoscabo, en su caso de la condena al pago de daños y perjuicios ocasionados por
la mora del que primero desatendió injustificadamente lo pactado."
En tales condiciones, aun cuando el actor al consignar el billete de depósito lo haya hecho
condicionando su entrega a las resultas del juicio, lo cierto es que la obligación del pago total
del precio de la compraventa, se encontraba sujeta a que, primeramente, el vendedor le
entregara la posesión física del inmueble materia del contrato, pues las partes pactaron que
Guillermo Escalante Nuño entregaría a Juan Huberto de Luna Santoyo el departamento
materia del contrato en un plazo de 120 días, contados a partir de la entrega del anticipo
siempre y cuando se hayan hecho los pagos señalados en la cláusula segunda, esto es que el
actor hubiera entregado al demandado dos automóviles y el inmueble ubicado en Avenida
Lindavista número 285, interior 19, colonia Lindavista en esta ciudad, pues el pago de la
cantidad de $165,000.00 se cubriría hasta enero de dos mil tres, esto es, en fecha posterior a
la que el demandado tenía que entregar el departamento 501 de la Avenida Azcapotzalco La
Villa número mil ciento treinta y tres, de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación
Gustavo A. Madero de esta ciudad.
Por tanto, si el enjuiciado no entregó el referido inmueble, a pesar de que en el contrato base
de la acción contrajo la obligación citada, es inconcuso que el vendedor no demostró el
cumplimiento de su obligación previa, que a su vez era un presupuesto legal, lógico y
contractual para el cumplimiento de las obligaciones recíprocas simultáneas.
En efecto, el vendedor incurrió en mora respecto de su obligación previa y, con ello, impidió
que se pudieran satisfacer las prestaciones subsecuentes por las partes, es decir, si al
vendedor le es atribuible el incumplimiento inicial, el comprador tiene acción y derecho para
reclamar el cumplimiento, aunque al consignar el billete de depósito lo haya hecho
condicionando su entrega a las resultas del juicio, puesto que su conducta se justifica ante la
conducta omisa de su contraparte.
Además, en la fecha en que se presentó el escrito inicial de demanda, veintisiete de
septiembre de dos mil dos, no se había cumplido el término para pagar el saldo (enero de dos
mil tres), por lo que no era un requisito indispensable que el ahora tercero perjudicado
consignara la cantidad de $165,000.00.
Al caso, resulta aplicable la jurisprudencia emitida por este Tribunal Colegiado en la Octava
Época, consultable en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo
IV, página 408, que a la letra dice:
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"OFRECIMIENTO DE PAGO MEDIANTE CONSIGNACIÓN, NO ES OBLIGATORIO
PARA NO INCURRIR EN MORA. Es incorrecto que ante la falta de aceptación del pago
por el acreedor, el deudor quede obligado a hacer el ofrecimiento de pago, mediante la
consignación de las sumas de dinero correspondientes, en los términos de los artículos 224,
225, 230 y relativos del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, porque
dicha posibilidad sólo constituye una potestad, prerrogativa o derecho del deudor, cuando
quiera liberarse de una obligación, si el acreedor rehusare recibir la prestación debida o dar el
documento justificativo del pago, o si fuera persona incierta o incapaz de recibir, mas no
constituye un requisito o imperativo para no incurrir en mora, ya que para esto basta
demostrar oportunamente que la tardanza o dilación en el cumplimiento no le es imputable;
lo que se corrobora si se advierte que en el artículo 224 del citado ordenamiento procesal, se
utiliza el término ‘podrá’ y en los preceptos 230 y 231 la palabra ‘puede’, que implica
potestad y no obligación."
Independientemente de lo anterior el actor, al llegar la fecha para el pago del saldo total,
correctamente consignó un billete de depósito por $165,000.00, aun cuando condicionó su
entrega a que se resolviera el juicio.
En efecto, con el actuar del actor se desprende su allanamiento al cumplimiento de sus
obligaciones, allanamiento que se hizo consistir en la realización de actos positivos a través
del cual se reveló objetivamente y de modo indudable que es su voluntad cumplir con aquello
a lo que se vinculó, de manera tal que el juzgador quedó en condiciones de obtener su
realización de modo directo e inmediato y sin necesidad de un procedimiento nuevo.
Resulta aplicable, por analogía, la jurisprudencia visible a fojas 103 del Tomo IX, marzo de
1992, del Semanario Judicial de la Federación, sustentada en la Octava Época por este
Tribunal Colegiado, cuyos rubro y texto son del siguiente tenor literal:
"OBLIGACIONES RECÍPROCAS. MODOS DE ALLANARSE A SU CUMPLIMIENTO.
En las obligaciones recíprocas sólo el que cumple o se allana al cumplimiento puede exigir a
la otra parte lo que le corresponde, siempre que deban llevarse a cabo simultáneamente,
según se desprende de la correcta intelección del artículo 1949 del Código Civil para el
Distrito Federal, pero el allanamiento no debe consistir en la mera expresión de estar
dispuesto a pagar o en la voluntad de hacerlo cuando la otra parte cumpla, pues eso llevaría a
un círculo vicioso, en el que una parte encuentra justificación a su omisión en el
incumplimiento de la otra, y ésta a su vez no tiene responsabilidad de la situación porque el
otro sujeto no da cumplimiento a lo que le corresponde; círculo que sólo se puede romper
mediante la realización de actos positivos, no con meras actitudes de la parte que quiera
poner fin a ese estado incierto, actos a través de los cuales se revele objetivamente y de modo
indudable su voluntad de cumplir aquello a lo que se vinculó, en forma simultánea a lo
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exigido de su contraparte, de tal manera que en el caso de no hacerlo, el Juez que conozca del
asunto quede en condiciones de obtener su realización de modo inmediato y directo y sin
necesidad de un procedimiento nuevo de conocimiento o un complejo procedimiento de
ejecución. Estos requisitos pueden quedar satisfechos a plenitud, verbigracia, con el depósito
de la suma de dinero del saldo adeudado ante una institución de crédito y a disposición de
una autoridad jurisdiccional, o bien, por cualquier otro medio que a juicio razonable del
juzgador reúna las características apuntadas."
Por tanto, es correcto que la autoridad responsable haya confirmado la resolución de primera
instancia, en la que condenó al ahora quejoso al cumplimiento del contrato y a la entrega del
departamento 501 ubicado en Avenida Azcapotzalco La Villa número 1133, colonia San
Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo A. Madero en esta ciudad, de ahí lo infundado de
los argumentos a estudio.
Sin embargo, se dice que son fundados tales argumentos pues, como lo aduce el peticionario
de garantías, la Sala del conocimiento no lo debió condenar al otorgamiento y firma de las
escrituras, pues para ello era necesario que el actor, previo a la fecha en que interpuso su
escrito inicial de demanda, cumpliera con la totalidad de sus obligaciones aun cuando no
todas se encontraran vencidas; además de que los propios contratantes pactaron:
"Quinta. La escrituración del departamento materia del presente contrato se llevará a cabo en
la fecha acordada por el promitente comprador y el promitente vendedor, una vez liquidado el
monto total de la propiedad acordado en la cláusula segunda. El promitente comprador
cubrirá los impuestos, gastos y honorarios derivados de la escrituración, corriendo a cargo del
promitente vendedor el pago del I.S.R. que ocasionare la venta del inmueble ..."
Luego, si el comprador, ahora tercero perjudicado, previo a la interposición del juicio
cumplió parcialmente con sus obligaciones derivadas del contrato base de la acción, pues le
entregó al enjuiciado el Jetta Gls negro, modelo 2000, el Jetta Gls blanco, modelo 1999 y el
departamento ubicado en Avenida Lindavista número doscientos ochenta y cinco, interior
diecinueve, colonia Lindavista, pero omitió escriturar el referido inmueble a favor de
Guillermo Escalante Nuño, además de que no pagó la cantidad de $165,000.00, no es
procedente la acción pro forma, no obstante que tales obligaciones no fueran exigibles a la
fecha en que se inició el procedimiento.
En efecto, nuestro más Alto Tribunal ha sustentado el criterio relativo a que para la
procedencia de la acción pro forma, es necesario que el actor exhiba junto con su demanda el
saldo del precio adeudado.
Al caso, resulta aplicable, por analogía, la jurisprudencia emitida en la Novena Época por la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial
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de la Federación y su Gaceta, Tomo XII, noviembre de 2000, página 11, cuyos rubro y texto
son del siguiente tenor literal:
"ACCIÓN PRO FORMA. LA EXHIBICIÓN DEL PRECIO ADEUDADO ES UN
REQUISITO DE PROCEDENCIA DE ÉSTA. Para la procedencia de la acción pro forma es
necesario que el actor exhiba concomitantemente con la demanda el saldo del precio
adeudado. Una compraventa es un contrato sinalagmático cuyas obligaciones son recíprocas
e interdependientes, por lo que si una de las partes no cumple con la obligación a su cargo, la
otra deberá cumplir para exigirle judicialmente el cumplimiento. Por ello, para la procedencia
de la acción pro forma es requisito que la actora consigne el saldo del precio adeudado, ya
que de otra suerte no podría comprobar que ella sí cumplió; sería totalmente injusto que la
parte que no se ha avenido al cumplimiento de sus obligaciones exigiera de la otra la
ejecución de sus compromisos, máxime si se convino que el saldo del precio se pagaría al
momento de escriturar."
En el segundo concepto de violación sostiene el quejoso, que la autoridad responsable
incorrectamente declaró procedente la acción intentada por el actor, cuando no se acreditaron
plenamente los elementos de ésta, es decir, el ahora tercero perjudicado debió cumplir con
sus obligaciones. De igual forma señala que contrario a lo considerado por la responsable, las
determinaciones del Juez natural sí fueron controvertidas.
Los anteriores argumentos deben desestimarse, pues como ha quedado considerado, si bien es
cierto que el peticionario de garantías al interponer el recurso de apelación en contra de la
sentencia de primera instancia, sí combatió las consideraciones que tuvo en cuenta la Juez
natural para fallar en la forma en que lo hizo, no menos lo es que ello no es suficiente para
conceder el amparo solicitado, puesto que de autos quedó demostrado que el actor sí cumplió
con sus obligaciones, por lo que la acción de cumplimiento del contrato base de la acción y
como consecuencia la entrega del departamento 501, ubicado en Avenida Azcapotzalco La
Villa número 1133, de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo A. Madero
de esta ciudad es procedente, aun cuando en fecha posterior a la que se presentó el escrito
inicial de demanda el actor haya consignado el saldo total del adeudo, pues quien
inicialmente incumplió el contrato fue el demandado, según se acredita con su propia
confesión relativa a que no ha entregado el referido inmueble.
En el tercer concepto de violación manifiesta el impetrante de garantías, que la autoridad
responsable tuvo que haber hecho el pronunciamiento respectivo de la escrituración del
inmueble que el actor dio en pago, así como el relativo al pago del precio total.
Asimismo, señala que previo a la escrituración del inmueble materia del contrato base de la
acción la parte actora debía cumplir con sus obligaciones de pago.
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Tales argumentos se estiman fundados, pues como se consideró líneas arriba, en la sentencia
con la que se culmine el procedimiento se debe condenar al tercero perjudicado, a efecto de
que escriture a favor del quejoso el departamento diecinueve de la Avenida Lindavista
número doscientos ochenta y cinco, colonia Lindavista en esta ciudad, así como que para
acatar en sus términos los principios que rigen a las obligaciones recíprocas, cuando se
condene judicialmente al cumplimiento de la prestación materia del juicio, debe establecerse
en la sentencia que el actor queda vinculado al cumplimiento de sus obligaciones vencidas
hasta la fecha en que se cumpla o ejecute el fallo.
De igual forma se estimó que al no haber cumplido el actor con todas sus obligaciones
inherentes al contrato base de la acción, previo a la iniciación del juicio, no es procedente la
condena a la escrituración del inmueble materia de la litis, de ahí lo fundado del concepto de
violación a estudio.
En el cuarto concepto de violación, sostiene el peticionario de garantías que debió condenarse
al actor en el principal al pago de las prestaciones reclamadas en la reconvención, pues de
haberse valorado correctamente las pruebas aportadas en juicio, se hubiera llegado a la
conclusión de que el actor incumplió con sus obligaciones contractuales.
El anterior argumento resulta infundado.
Guillermo Escalante Nuño reconvino de Juan Huberto de Luna Santoyo la rescisión por
incumplimiento imputable al demandado del contrato base de la acción, como consecuencia,
el pago de gastos y comisiones, indemnización de los daños y perjuicios, el interés legal y el
pago de gastos y costas.
De las consideraciones que se han expuesto a lo largo de esta sentencia se pone de manifiesto
que, contrario a lo aducido por el peticionario de garantías, Juan Huberto de Luna Santoyo
cumplió con las obligaciones derivadas del basal y, quien incurrió en mora fue el ahora
quejoso, motivo por el cual resulta infundado el argumento a estudio, pues no resulta cierto
que la responsable haya hecho una incorrecta valoración de las pruebas aportadas durante el
procedimiento del que emana el acto que por esta vía se combate.
Como quinto concepto de violación esgrime el quejoso, que la autoridad responsable
consideró que se habían acreditado los daños y perjuicios que dijo el actor sufrió por el
incumplimiento del demandado, lo cual es ilegal, pues para llegar a dicha conclusión la sala
le dio pleno valor probatorio al contrato de arrendamiento celebrado el primero de enero de
dos mil dos, entre Mario Julián Cervantes Álvarez, como arrendador y Juan Huberto de Luna
Santoyo, como arrendatario, respecto del departamento de Apaseo el Alto en San Bartolo
Atepehuacán, así como a tres recibos de arrendamiento y subarrendamiento de inmuebles,
expedidos por el arrendador al arrendatario por $3,700.00 cada uno, siendo que dichas
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documentales son insuficientes para acreditar el detrimento sufrido en el patrimonio del actor,
aun cuando no se hayan objetado, pues de ellas únicamente se acredita que el ahora tercero
perjudicado arrendaba un inmueble, pero de modo alguno se puede desprender que si el ahora
quejoso hubiera entregado el departamento materia del basal, el actor hubiera dejado de
erogar el pago de las rentas a que estaba obligado, pues la celebración del contrato de
arrendamiento es de primero de enero de dos mil dos, es decir, de fecha anterior al del
contrato base de la acción, además de que en el contrato de arrendamiento las partes pactaron
que se celebraba por un año forzoso.
De igual forma señala el impetrante, que el actor no acreditó que el inmueble materia del
contrato base de la acción lo pretendiera destinar a su casa habitación, ni que el inmueble que
arrienda sea su casa habitación.
Los argumentos antes sintetizados resultan fundados.
Juan Huberto de Luna Santoyo demandó del ahora quejoso el pago de los daños y perjuicios
que sufrió por el incumplimiento que le imputó al demandado, y como hechos fundatorios de
su acción narró que ha tenido que hacer erogaciones por concepto de pago de rentas del
departamento que le sirve de habitación, por el período de tres meses, más los que se sigan
acumulando, contados a partir de la fecha en que se le debió haber hecho entrega del
departamento quinientos uno, ubicado en Avenida Azcapotzalco La Villa número mil ciento
treinta y tres, de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo A. Madero de esta
ciudad, es decir, a partir del dieciséis de junio de dos mil dos, fecha en que se cumplieron los
ciento veinte días pactados para la entrega del inmueble.
Para acreditar la procedencia de su acción, el actor ofreció:
1. Contrato de arrendamiento de primero de enero de dos mil dos, respecto del departamento
número ocho del inmueble cincuenta ubicado en Apaseo el Alto, San Bartolo Atepehuacán,
Estado de México, celebrado entre Mario Julián Cervantes Álvarez, como arrendador y Juan
Huberto de Luna Santoyo, como arrendatario. De dicho documento se desprende que el
término del arrendamiento sería de un año forzoso, contado a partir de dicha fecha (cláusula
tercera).
2. Tres recibos de arrendamiento y subarrendamiento de inmuebles, expedidos por Mario
Julián Cervantes Álvarez y usufructuarios a favor de Juan Huberto de Luna Santoyo, por
concepto de pago de rentas del inmueble descrito, de fechas primero de julio, primero de
agosto y primero de septiembre de dos mil dos, por la cantidad de $3,700.00 cada uno.
La Sala del conocimiento para determinar que era procedente el pago de los daños y
perjuicios reclamados consideró:
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a) La parte actora para justificar el menoscabo que sufrió en su patrimonio, ofreció un
contrato de arrendamiento para casa habitación, así como tres recibos de arrendamiento y
subarrendamiento de inmuebles por la cantidad de $3,700.00, documentales que gozan de
plena eficacia probatoria.
b) De conformidad con el artículo 1949 del Código Civil, el perjudicado podrá escoger entre
exigir el cumplimiento del contrato o la resolución de la obligación, con el resarcimiento de
daños y perjuicios.
c) Al haber justificado la parte compradora los daños sufridos con base en sus probanzas que
no fueron objetadas, por lo que adquieren plena validez, es claro que el juzgador debió
atender al contenido de dichas probanzas y, a su vez, relacionarlas y valorarlas con las demás
pruebas aportadas, así como con la instrumental de actuaciones y la presuncional, de las
cuales se advierte la procedencia de los daños ocasionados al comprador.
Las anteriores consideraciones de la responsable no se ajustan a derecho de conformidad con
lo siguiente:
Con el contrato de arrendamiento de primero de enero de dos mil dos, celebrado por Mario
Julián Cervantes Álvarez, como arrendador y Juan Huberto de Luna Santoyo, como
arrendatario, así como con los tres recibos de arrendamiento y subarrendamiento de
inmuebles, no puede acreditarse de modo alguno que el actor haya sufrido los daños y
perjuicios que reclama, no obstante que no fueron objetados, pues si bien la falta de objeción
de documentos tiene como consecuencia que se tengan por reconocidos expresamente, no
menos cierto es que la falta de objeción no implica necesariamente que tengan pleno valor
para probar los hechos sujetos a discusión, pues lo único que prueban es lo que en los propios
documentos se contiene.
Al caso, resulta aplicable la tesis emitida en la Octava Época por el Quinto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en el Semanario Judicial de la
Federación, Tomo IV, Segunda Parte-1, julio a diciembre de 1989, página 226, que a la letra
dice:
"DOCUMENTOS PRIVADOS NO OBJETADOS, VALORACIÓN Y EFICACIA DE LOS.Es cierto que el artículo 335 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal
dispone que los documentos privados presentados en juicio como prueba por uno de los
interesados y no objetados por la parte contraria, se tiene por admitidos y surten sus efectos
como si hubieran sido reconocidos, pero también lo es que la falta de objeción por la
contraparte del oferente, únicamente constituye una admisión ficta del contenido de los
documentos, sin que tal circunstancia implique que su valor probatorio tenga plena eficacia
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jurídica para demostrar el extremo planteado, toda vez que el numeral 402 del ordenamiento
legal citado otorga al juzgador plenas facultades para valorar en su conjunto, los medios de
convicción allegados al juicio por las partes, atendiendo a las reglas de la lógica y la
experiencia, con la obligación ineludible de exponer en forma clara los fundamentos de esa
valoración y de la decisión que se tome en el caso, por tanto, el valor indiciario que conlleva
la admisión ficta de documentos no objetados, comprende la obligación para quien los ofrece
de adminicularlos con otros medios probatorios, a fin de obtener la eficacia jurídica que con
ellos se pretende."
Ahora, se consideran fundados los agravios a estudio, pues si bien la acción principal de
cumplimiento forzoso del contrato base de la acción fue procedente, ello no es causa
suficiente para declarar también procedente el pago de los daños y perjuicios reclamados por
el actor, ya que para ello era necesario que éste probara fehacientemente la pérdida o
menoscabo que sufrió en su patrimonio debido al incumplimiento del demandado.
Resulta aplicable la jurisprudencia emitida en la Novena Época por el Séptimo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito que aún no ha sido publicada pero que fue
aprobada en sesión de treinta de mayo de dos mil tres, por unanimidad de votos, cuyos rubro,
texto y precedentes, son del siguiente tenor literal:
"DAÑOS Y PERJUICIOS. EL DERECHO A ELLOS DEBE DEMOSTRARSE EN FORMA
AUTÓNOMA AL INCUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN EN QUE SE FUNDEN, EN
TANTO ESTA ÚLTIMA NO IMPLICA QUE NECESARIA E INDEFECTIBLEMENTE SE
CAUSEN.-Si bien conforme a lo dispuesto por el artículo 2110 del Código Civil Federal,
tales renglones deben ser el resultado del incumplimiento de una obligación, no puede
sostenerse que ante tal supuesto el afectado forzosa y necesariamente sufra pérdida o
menoscabo en su patrimonio o se vea privado de cualquier ganancia lícita de acuerdo con los
artículos 2108 y 2109 del propio ordenamiento, pues casos habrá en que aun ante el deber
incumplido ninguna afectación de aquella índole traiga consigo. De lo anterior se sigue que
no basta con demostrar el extremo aludido para sostener que se materializaron los daños y
perjuicios, que por lo mismo deben probarse en forma independiente, ya que sostener lo
contrario conduciría a decretar una condena en forma automática aun en aquellos casos en
que no se resintió ninguna de las afectaciones a que se hizo mérito. Tal es el sentido de la
jurisprudencia que puede verse en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 19171985, Cuarta Parte, página 357, que dice: ‘DAÑOS Y PERJUICIOS. CONDENA
GENÉRICA.-Los artículos 85, 515 y 516 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, y los códigos procesales de los Estados de la República que tienen iguales
disposiciones, permiten concluir que si el actor en un juicio que tiene por objeto principal el
pago de daños y perjuicios, probó su existencia y su derecho a ser indemnizado, pero no
rindió pruebas que permitan precisar su importe, ni establecer las bases con arreglo a las
cuales debe hacerse la liquidación, la condena al pago genérico de los mismos es procedente,
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reservándose la determinación de su cuantía para el procedimiento de ejecución de
sentencia.’. Desde el momento en que el criterio exige las pruebas del derecho a ser
indemnizado, éste no puede ser otro que la presencia de la pérdida, menoscabo o privación
que ya quedaron mencionados y, por tanto, si no quedan acreditadas no habrá lugar a la
condena por daños y perjuicios, aunque prevalezca la relacionada con que la obligación debe
cumplirse.
"Amparo directo 1177/93. Autos Tlaxcala, S.A. de C.V. y Hermanos Rivera, S.A. de C.V. 6
de abril de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Gerardo Ramos Córdova. Secretaria:
Irma Rodríguez Franco.
"Amparo directo 3123/2001. Petróleos Mexicanos. 29 de noviembre de 2001. Unanimidad de
votos. Ponente: Anastacio Martínez García. Secretario: Carlos Arturo Rivero Verano.
"Amparo directo 466/2002. Aseguradora Hidalgo, S.A. 11 de julio de 2002. Unanimidad de
votos. Ponente: Sara Judith Montalvo Trejo. Secretaria: Teresa Bonilla Pizano.
"Queja 90/2002. 16 de enero de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Anastacio Martínez
García. Secretario: Carlos Arturo Rivero Verano.
"Amparo directo 154/2003. Promociones Russek, S.A. de C.V. 10 de abril de 2003.
Unanimidad de votos. Ponente: Anastacio Martínez García. Secretario: José Ybraín
Hernández Lima."
En el caso que se resuelve no quedaron plenamente acreditados los daños y perjuicios que
dijo el actor le provocó el incumplimiento de su contraparte.
En efecto, el actor aduce que ha tenido que erogar rentas en virtud de la falta de entrega del
inmueble materia del contrato base de la acción y, para acreditar su procedencia, ofreció el
contrato y los recibos de arrendamiento antes descritos.
Sin embargo, debe precisarse que en el aludido contrato de arrendamiento se estableció que la
duración del mismo sería de un año forzoso para ambas partes, esto es, desde el primero de
enero de dos mil dos hasta el primero de enero de dos mil tres.
Ahora bien, el tercero perjudicado aduce que el inmueble materia del contrato de permuta se
le debió entregar en junio de dos mil dos.
En tales condiciones, no quedó debidamente probado que el actor haya sufrido una pérdida o
menoscabo en su patrimonio pues, independientemente de que el enjuiciado le entregara o no
el inmueble a que se obligó, Juan Huberto de Luna Santoyo tenía una obligación con su
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arrendador Mario Julián Cervantes Álvarez, obligación que fenecería hasta el primero de
enero de dos mil tres.
Luego, contrario a lo considerado por la responsable, no es posible estimar que el ahora
tercero perjudicado haya acreditado durante el juicio que sufrió una pérdida o menoscabo en
su patrimonio debido al incumplimiento de su contraparte; de ahí lo fundado del argumento a
estudio.
Finalmente, resulta también fundado el sexto y último de los conceptos de violación, en el
que el quejoso manifiesta que la autoridad responsable lo condenó al pago de los perjuicios
reclamados por el actor, al considerar que éste dejó de percibir las rentas que le generaba el
inmueble que dio en pago, lo cual es incorrecto, pues la Sala dejó de tomar en cuenta que de
haber dado el demandado cumplimiento al contrato base, de cualquier modo el ahora tercero
perjudicado hubiera dejado de percibir las rentas del citado inmueble.
La autoridad responsable, en lo que respecta a este punto, consideró:
a) El actor justificó la procedencia de los perjuicios que adujo le fueron ocasionados y que se
hicieron consistir en las rentas que dejó de recibir respecto de la entrega del inmueble
relacionado en el inciso c) de la cláusula segunda del básico, las cuales ascendían a la
cantidad de $2,000.00 mensuales, por concepto de renta del departamento 19 ubicado en la
Avenida Lindavista número 285, de la colonia Lindavista, Delegación Gustavo A. Madero de
esta ciudad.
b) El actor ofreció la documental consistente en el contrato de arrendamiento para casa
habitación de primero de enero de dos mil uno, en donde aparece en su calidad de arrendador
Juan Huberto de Luna Santoyo y como arrendatario Rafael Mendoza Martínez en relación
con el inmueble referido.
c) Dicho documento no fue controvertido con medio de prueba, por lo que ante la ausencia de
objeción en cuanto a su contenido, el a quo debió haber atendido a las constancias de autos,
así como lo relativo a dicha documental aunado con el hecho de que actor sí justificó la
privación de la ganancia lícita que pudo haber percibido por la entrega que hizo del
departamento a que se refiere el inciso c) de la cláusula segunda del básico.
d) El perjuicio debe ser la consecuencia directa e inmediata de la falta de cumplimiento de la
obligación.
Ahora bien, se dice que es fundado el argumento antes sintetizado, puesto que al celebrar las
partes el contrato base de la acción, el actor se encontraba obligado a entregar al demandado
el departamento 19 de la calle Lindavista número 285, colonia Lindavista en esta ciudad, por
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tanto, aun cuando el enjuiciado no haya cumplido con su obligación, el actor se encontraba
constreñido al cumplimiento de sus obligaciones derivadas del contrato base de la acción,
para no incurrir en mora, tanto más, si del basal se advierte que primero el actor tenía la
obligación de entregarle al demandado el citado inmueble, y una vez satisfecho este requisito,
así como la entrega de los dos automóviles, el enjuiciado entregaría a Juan Huberto de Luna
Santoyo el departamento quinientos uno, ubicado en Avenida Azcapotzalco La Villa número
mil ciento treinta y tres, de la colonia San Bartolo Atepehuacán, Delegación Gustavo A.
Madero de esta ciudad.
Por tanto, no es posible estimar que el actor haya sufrido perjuicio alguno por el
incumplimiento del ahora quejoso.
En tales condiciones, lo procedente es conceder el amparo solicitado, para el efecto de que la
autoridad responsable modifique el acto reclamado, lo deje subsistente en cuanto a los
resolutivos primero, segundo, tercero y sexto, no así del cuarto y quinto, en que deberá
absolver al quejoso del otorgamiento y firma de la escritura que se le reclamó, así como del
pago de los daños y perjuicios y, en lo demás, resuelva conforme a sus atribuciones.
La anterior concesión de amparo se hace extensiva a los actos de ejecución que se reclaman
del Juez Quincuagésimo Tercero de lo Civil en el Distrito Federal.
Por lo expuesto, fundado y con apoyo en los artículos 76 a 79 y 190 de la Ley de Amparo, se
resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión ampara y protege a Guillermo Escalante Nuño en contra de
la sentencia de veinticuatro de junio del dos mil tres, dictada por la Octava Sala Civil del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en el toca 1468/2003, y de los actos de
ejecución atribuidos al Juez Quincuagésimo Tercero de lo Civil en el Distrito Federal, para el
efecto precisado en la última parte del considerando quinto de esta ejecutoria.
Notifíquese; con testimonio de la presente resolución, devuélvanse los autos a la autoridad
que los remitió y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido.
Así lo resolvió el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, por
unanimidad de votos de los Magistrados Walter Arellano Hobelsberger, Gilda Rincón Orta y
Marco Antonio Rodríguez Barajas.
Nota: La tesis de rubro: "DAÑOS Y PERJUICIOS. EL DERECHO A ELLOS DEBE
DEMOSTRARSE EN FORMA AUTÓNOMA AL INCUMPLIMIENTO DE LA
OBLIGACIÓN EN QUE SE FUNDEN, EN TANTO ESTA ÚLTIMA NO IMPLICA QUE
NECESARIA E INDEFECTIBLEMENTE SE CAUSEN.", aparece publicada en el
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Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVII, junio de 2003,
página 727.
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