SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San

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333/02
SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San
Salvador, a las diez horas y treinta minutos del día treinta y uno de marzo de dos
mil cuatro.
El anterior recurso y adhesión al mismo han sido interpuestos, el primero
por el Licenciado José Gerardo Hernández Rivera en su carácter de Apoderado
de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa CEL y el segundo por
el Licenciado Juan Esteban Paniagua, en su calidad de Defensor Particular de los
imputados JOSÉ ANTONIO CORNEJO ÁVALOS y LUIS ALONSO
ARDÓN HERNÁNDEZ, contra la resolución pronunciada a las ocho horas del
día treinta de octubre de dos mil dos, por la cual se modifica el fallo contenido en
la sentencia definitiva pronunciada a las veintitrés horas y quince minutos del día
veintiuno de diciembre de dos mil, en el proceso penal instruido contra los
imputados JOSÉ ANTONIO CORNEJO ÁVALOS y LUIS ALONSO
ARDÓN HERNÁNDEZ, por el delito de ESTRAGOS, Art. 266 Pn, en
perjuicio de la Seguridad Colectiva y de los señores José Ricardo Amaya Lazo,
Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, Daniel Portillo Velasco, Gloria Jasmine Lucía
Molina, Filadelfo Leopoldo Baires, José Alberto González Díaz y Mauricio
Arturo Salaverría Cáceres.
Por resolución de esta Sala, pronunciada a las ocho horas y treinta minutos
del día treinta y uno de enero de dos mil tres, se previno a los recurrentes que
subsanaran las omisiones advertidas en su escrito de interposición, prevención
evacuada dentro del término de ley.
Habiéndose cumplido con las formalidades previstas para la
interposición del recurso ADMÍTESE.
RESULTANDO:
I).- Que en la sentencia relacionada en el preámbulo de la presente resolución, se
resolvió: "... POR TANTO: En base a las anteriores consideraciones y de
conformidad con los Arts. 2, 3, 11, 12, 14, 15, 74, 75, 172, 181, 189, 193
ordinales 2, 3 y 4, de la Constitución de la República, Arts. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 13, 18,
32, 33, 38, 74, 75, 114, 115, 116, 121 Inc. 1º y 3º, 266, todos del Código Penal;
Arts. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 9, 10, 12, 13, 15, 19 número 1, 42 y siguientes, 52, 53 inciso
tercero letra c, 87, 95 y siguientes, 376, 477, del Código Procesal Penal; sobre la
base del veredicto de Culpabilidad emitido por el Honorable Tribunal de Jurado
el veintiuno de diciembre del año dos mil, y en cumplimiento de lo ordenado por
la Honorable Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en las
sentencias de amparo anteriormente relacionadas, la Suscrita Juez en nombre de
la República de El Salvador, FALLA: --- I. TÉNGASE por cesada la suspensión
de los efectos del acto reclamado, suspendidos por la Honorable Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en el auto de admisión del
amparo promovido por el abogado Luis Arévalo Rivas, como Apoderado General
Judicial de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL); y
revocada tal
suspensión por sentencia de amparo de las quince horas con once minutos del día
diez de octubre del presente año; en consecuencia, ejecútense éstos.--- II.
MODIFÍCASE el fallo pronunciado por la Suscrita Juez, en la Sentencia de las
veintitrés horas y quince minutos del día veintiuno de Diciembre del año dos mil,
en cuanto a la responsabilidad civil, a favor de los señores Oscar
Manuel Gutiérrez Rosales, en su carácter individual; Oscar Manuel Gutiérrez
Rosales, José Enrique Gutiérrez Rosales y Carolina Rosales de Gutiérrez, en su
carácter colectivo, en los términos que se expresaran en los romanos
subsiguientes.--- III CONDÉNASE a los señores JOSÉ ANTONIO CORNEJO
ÁVALOS Y LUIS ARDÓN HERNÁNDEZ, de generales conocidas en el juicio,
y subsidiariamente a la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL),
a pagar al Señor Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, en su carácter individual, la
cantidad de SIETE MILLONES CUATROCIENTOS NOVENTA Y CUATRO
MIL CIENTO QUINCE COLONES CON CUARENTA Y OCHO CENTAVOS;
y a los señores Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, José Enrique Gutiérrez Rosales
y Carolina Rosales de Gutiérrez, en su carácter colectivo, la cantidad de CINCO
MILLONES DOSCIENTOS DIEZ MIL TRES COLONES CON NOVENTA Y
CINCO CENTAVOS, correspondiendo a cada uno de estos la cantidad de UN
MILLÓN SETECIENTOS TREINTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS SESENTA
Y SIETE COLONES CON NOVENTA Y OCHO CENTAVOS, en concepto de
reparación de los daños materiales ocasionados.--- IV. CONDÉNASE a los
señores JOSÉ ANTONIO CORNEJO ÁVALOS Y LUIS ARDÓN
HERNÁNDEZ, de generales conocidas en el juicio, y subsidiariamente a la
Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), a pagar a cada uno de
las víctimas señores Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, José Enrique Gutiérrez
Rosales y Carolina Rosales de Gutiérrez, la cantidad de CUATROCIENTOS
MIL COLONES, en concepto de indemnización por los perjuicios causados a
éstos, por daños morales, que
suman en total UN MILLÓN DOSCIENTOS MIL COLONES.--- El monto total
en concepto de responsabilidad civil que deberá de recibir el señor Oscar Manuel
Gutiérrez Rosales, asciende a la cantidad de NUEVE MILLONES
SEISCIENTOS TREINTA MIL SETECIENTOS OCHENTA Y TRES
COLONES CON CUARENTA Y SEIS CENTAVOS, o su equivalente en
dólares. El monto total en concepto de responsabilidad civil que deberá de recibir
el señor Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, asciende a la cantidad de NUEVE
MILLONES SEISCIENTOS TREINTA MIL SETECIENTOS OCHENTA Y
TRES COLONES CON CUARENTA Y SEIS CENTAVOS, o su equivalente en
dólares. El monto total en concepto de responsabilidad civil que deberá de recibir
el señor José Enrique Gutiérrez Rosales, asciende a la cantidad de DOS
MILLONES CIENTO TREINTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS SESENTA Y
SIETE COLONES CON NOVENTA Y OCHO CENTAVOS, o su equivalente
en dólares. Y el monto total que deberá recibir la señora Carolina Rosales de
Gutiérrez en concepto de responsabilidad civil asciende a DOS MILLONES
CIENTO TREINTA SEIS MIL SEISCIENTOS SESENTA Y SIETE COLONES
CON NOVENTA Y OCHO CENTAVOS o su equivalente en dólares. Así como
también deberán pagarse los intereses Bancarios con sus respectivos intereses
vencidos y moratorios, hasta la fecha del cumplimiento de la presente sentencia,
para lo cual se les previene a las partes interesadas que presenten constancias
actualizadas que acrediten capital, destino del crédito, intereses vencidos e
intereses moratorios, a la fecha de esta sentencia; advirtiéndose a la Comisión
Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), que los intereses vencidos y
moratorios en que incurran
por incumplimiento de este fallo, correrán a cuenta de dicha institución, cuya
cantidad forma parte de este fallo, en que han incurrido las víctimas Oscar
Manuel Gutiérrez Rosales, José Enrique Gutiérrez Rosales, y Carolina Rosales de
Gutiérrez, respecto a las deudas que tenían en los Bancos y de las que han
incurrido en mora como consecuencia de este hecho.--- V. Certifíquese la
presente Sentencia en su oportunidad, al Señor Juez de Vigilancia Penitenciaria y
de Ejecución de la Pena, con sede en esta Capital; y háganse las comunicaciones
de Ley, a las demás autoridades competentes.--- VI. Declarase Ejecutoriada la
presente resolución, sino se interpusiere recurso alguno.--- VII. Téngase por
notificada a partir de esta fecha, la presente resolución de modificaciones del
fallo de la sentencia pronunciada a las veintitrés horas y quince minutos del día
veintiuno de Diciembre del año dos mil, por medio de su lectura integral, y
entréguese fotocopia de la misma a las partes..."
II).- Contra el anterior pronunciamiento los abogados José Gerardo Hernández
Rivera y Juan Esteban Paniagua, el primero Apoderado de CEL y el segundo
Defensor de los imputados José Antonio Cornejo Avalos y Luis Alonso Ardón
Hernández, denuncian:
1.- La violación del Principio de Congruencia al inobservar el Art.359 del Código
Procesal Penal, al otorgar el a quo en su resolución, más de lo pedido por el
querellante en concepto de responsabilidad civil a favor de los señores Gutiérrez
Rosales.
2.- Inobservancia del inciso primero y último del Art.121 del Código Penal, pues
se condenó a la Comisión al pago de la responsabilidad civil
subsidiaria sin existir disposición legal que la obligue al pago de conformidad al
Art.121 Inc.final del Código Penal;
3.- Denuncian la inobservancia de los incisos primero y segundo del Art.162,
inciso primero del Art.195 y Art.206 del Código Procesal Penal. En la
fundamentación del motivo critican el contenido y valoración probatoria del
peritaje presentado por el Ingeniero René Mauricio Monterrosa Miranda.
Para el efecto de fijar el objeto del recurso se transcriben los argumentos que
contienen la fundamentación de los motivos alegados:
PRIMER MOTIVO.
El Licenciado José Gerardo Hernández Rivera, en el primero de los motivos
sostiene que la sentencia viola el Principio de Congruencia al otorgar más de lo
pedido por el querellante en concepto de responsabilidad civil. Los argumentos
esenciales de la fundamentación del motivo, los expresa el recurrente de la
manera siguiente: "... que la Juzgadora ha emitido una SENTENCIA
INCONGRUENTE con las pretensiones de la parte QUERELLANTE, lo cual
constituye un vicio en la sentencia, pues ha resuelto otorgándole más de lo
pretendido en juicio por la parte pretensora, que en este
caso recae en la de los señores Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, José Enrique
Gutiérrez Rosales y Carolina Rosales de Gutiérrez, a través de su Apoderado
Especial, Licenciado HUGO ALBERTO LÓPEZ FORTIZ, es decir que se ha
emitido una sentencia en la modalidad de SENTENCIA ULTRAPETITA, al
fallar la Juez a quo otorgando más; pues el monto pretendido como
REPARACIÓN DEL DAÑO CIVIL CAUSADO por los Querellantes a través de
su Apoderado, era la suma de UN MILLÓN CUATROCIENTOS
VEINTIÚN MIL COLONES, para los señores Oscar Manuel Gutiérrez Rosales,
José Enrique Gutiérrez Rosales y Carolina Rosales de Gutiérrez; y UN MILLÓN
TRESCIENTOS ONCE MIL COLONES para el señor Oscar Manuel y José
Enrique Gutiérrez Rosales, más un cuarenta por ciento en concepto de daño
emergente y lucro cesante, que equivaldría a las sumas de QUINIENTOS
SESENTA Y OCHO MIL CUATROCIENTOS COLONES para los primeros y
QUINIENTOS VEINTICUATRO MIL CUATROCIENTOS para los segundos,
que harían un gran total pretendido de TRES MILLONES OCHOCIENTOS
VEINTICUATRO MIL OCHOCIENTOS COLONES; pero en el caso concreto
la Juez se extralimitó en el monto pretendido, ya que este asciende a TRECE
MILLONES NOVECIENTOS CUATRO MIL CIENTO DIECINUEVE
COLONES con CUARENTA Y DOS CENTAVOS DE COLÓN, más los
intereses bancarios vencidos e intereses bancarios moratorios, en que han
incurrido las víctimas sobre este pronunciamiento, también se ha extralimitado la
Juzgadora recurrida, pues en ningún momento en el libelo de acusación, ni en el
auto de apertura a juicio, ni en el debate en juicio, se discutió respecto del pago
de los intereses bancarios vencidos y moratorios, constituyendo en dicho caso
una SENTENCIA EXTRA PETITA, ya que en ningún apartado de la acusación y
auto de apertura a juicio se dijo que se iba a someter a discusión durante el
desarrollo de la Vista Pública, el pago de los intereses bancarios vencidos y
moratorios; siendo además atentatoria la referida sentencia pues en lo que
respecta a dicho rubro, se dice que se condena directamente a la Institución que
represento y no de manera subsidiaria al pago de los referidos intereses
bancarios vencidos y moratorios...".
SEGUNDO MOTIVO.
En el segundo de los motivos denuncia la inobservancia del inciso primero y
último del Art. 121 del Código Penal, pues considera que no existe disposición
legal que obligue el pago de la responsabilidad civil subsidiaria a que fue
condenada la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa CEL, al explicar
el motivo lo hace de la siguiente manera: "... Cuando el funcionario o empleado
de una Institución Oficial Autónoma, sea encontrado responsable de un hecho
punible, la norma que se señala inobservada, es decir el artículo 121 incisos
primero y tercero parte última del Código Penal, prescribe de manera expresa y
determinante, que se podrá declarar la RESPONSABILIDAD CIVIL
SUBSIDIARIA ESPECIAL, siempre que EXPRESAMENTE LO ORDENE LA
LEY; para el caso de que las personas de los Ingenieros JOSÉ ANTONIO
CORNEJO ÁVALOS y LUIS ARDÓN HERNÁNDEZ, laboraban al momento
de que fueron encontrados responsables del delitos de ESTRAGOS, para la
COMISIÓN EJECUTIVA HIDROELÉCTRICA DEL RÍO LEMPA (CEL), debe
de acudirse no de manera supletoria si no de forma integrante, según lo prescrito
en el artículo 1 del Código Procesal Penal, a la Ley Especial de Creación de la
Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lema, ello pues basado en la garantía
constitucional de SEGURIDAD JURÍDICA, que no es más que la salvaguardia
de la integridad de un estado democrático de derecho, la cual impone al Estado el
deber insoslayable de respetar y asegurar la inviolabilidad de derechos
constitucionales; pero al buscar dentro de todo el articulado que
compone la ley de la autónoma no encontramos ninguna disposición que
expresamente refiera de que cuando un empleado en ejercicio de sus funciones
dentro de la institución cometa algún hecho que visto a la luz del derecho penal
sea punible, deba responder subsidiariamente; ante tal ausencia en la legislación
especial y al no haberse emitido ordenamiento jurídico que vincule a mi
representada a responder de manera subsidiaria civil especial, la sentencia contra
la cual hoy se recurre no está arreglada conforme a derecho, por lo que es viable
recurrir contra la misma...".
TERCER MOTIVO.
En el tercero de los motivos denuncia la inobservancia de los incisos primero y
segundo del Art. 162, inciso primero del Art. 195 y Art. 206, todos del Código
Procesal Penal.
En lo esencial de la fundamentación del motivo, el recurrente afirma: "... que la
Juez a quo, en la resolución que recurro, ha dado valor pleno al peritaje que fuera
presentado por el ingeniero RENÉ MAURICIO MONTERROSA MIRANDA;
que si bien es cierto de que los hechos pueden ser probados por cualquier medio
legal de prueba, también es cierto que este debe ser idóneo a lo que
procesalmente llamamos pertinente; además si dicho Ingeniero MONTERROSA
MIRANDA, fue introducido al debate como perito, para tener en cuenta su
peritaje y darle valor probatorio respecto de los puntos de su peritación, se tuvo
que valorar de manera integral los puntos de su pericia; por ello al invocar el
artículo 195 del Código Procesal Penal, como inobservado, no se esta
cuestionando la falta de título o de conocimiento científico del citado profesional,
si no lo que se ataca es la falta de objetividad
de su pericia, ya que en ella citan cuestiones que llegaron a su conocimiento por
interpósitas personas o a través de otros medios como lo fue la documental y
pericial respecto de hechos que no son de su conocimiento científico o que
necesitaba de operaciones técnico-científicas; estos conocimientos son los que le
transmitieron el Contador JOSÉ ISIDRO RECINOS, quien fungía como tal a la
orden de la víctima señor OSCAR MANUEL GUTIÉRREZ ROSALES, y
documentalmente se encuentran las hojas de liquidación del Ingenio Central
Azucarero INJIBOA, S.A. y Certificación del Jefe de la Agencia de Extensión
Agropecuaria y Forestal del CENTA, de que en el Distrito de Riego número 3
Lempa-Acahuapa, fueron afectados los señores Oscar Manuel y José Enrique
ambos de apellido Gutiérrez Rosales y por último cita haber tenido a la vista una
constancia del Banco Agrícola Comercial, en donde se hace constar los intereses
acumulados de parte del señor OSCAR MANUEL GUTIÉRREZ ROSALES por
no poder cubrir las obligaciones crediticias; es decir que el referido perito
MONTERROSA MIRANDA, dictaminó sobre cuestiones que no eran parte de
sus conocimientos y que además no pudo percibirlos--- Que al presentar su
informe, se advierte lo antes señalado, y en el cual además, si bien dejó
constancia del estado en que se encontraba el lugar donde ocurrió el hecho y que
fue objeto de su pericia, debe de tomarse en cuenta que este lo realizó después de
haber transcurrido más de un año, no encontrando a esa fecha vestigios de lo que
dictaminó en su peritaje.--- Que el peritaje es carente de manera detallada sobre
las operaciones que realizó el perito MONTERROSA MIRANDA para arribar a
las conclusiones que llegó, pues el cita entre otras cosas de que en el Ingenio
azucarero INJIBOA, no le recibieron la caña al señor GUTIÉRREZ ROSALES,
debido a la presencia de erwinia en la caña que él llevó para su comercialización;
para ello él fitotecnista que expresó ser, debió tomar con criterio científico
muestras de la caña, así como de la tierra para mandarla a analizar a los
laboratorios del CENTA, para luego incluirla como operación técnica realizada, y
el porqué también incluía el resultado técnico obtenido; debió haberse abstenido
de emitir conclusiones respecto de hechos que no eran de su conocimiento
técnico, tal es el caso del informe que presuntamente le proporcionó el contador
José Isidro Recinos y otros detalles que no eran de su competencia por lo que la
eficacia probatoria de la pericia es muy cuestionable, atreviéndonos a decir de
que no es una verdadera pericia.--- En cuanto a las conclusiones podemos decir
que no fueron respuestas precisas que como experto relativas a las cuestiones
sometidas a su consideración debió emitir, pues debió ser específico y ceñirse en
lo relativo a su conocimiento científico que era el área de Agricultura pero más
específicamente a la fitotecnia, ya que en lo demás carecía de competencia a
efecto de emitir opinión, como lo era el caso de conocimientos científicos de
otras materias y áreas, para el caso de contaduría.--- Por lo que las conclusiones
del perito MONTERROSA, por llamarlo así aunque él se limitó a expresar
RESUMEN, no pueden ser el vehículo para la incorporación de elementos
probatorios que se pretendía obtener con la pericia, pues se apartan de toda
realidad científica, por lo que no tiene valor como pieza de convicción si no que
es un mero acto de autoridad ajeno a la función pericial…".
El Licenciado Juan Esteban Paniagua se adhirió en los mismos términos
al recurso presentado por el Apoderado de CEL.
III).- Este tribunal, enterado de los argumentos y de la solución que proponen los
recurrentes al presente caso, deberá en esta providencia examinar las
pretensiones de los querellantes en su acusación y las admitidas en el auto de
apertura a juicio para poder determinar su correspondencia o no con el fallo
recurrido, a fin de establecer la existencia o inexistencia de los vicios
denunciados, y emitir el pronunciamiento que corresponde.
Por ello, la Sala considera pertinente hacer previamente una exposición de lo que
constituye el principio de congruencia, desarrollado por la doctrina Penal y Civil
y la jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de esta Corte Suprema de
Justicia, de la naturaleza de las disposiciones que lo contemplan, de la clase de
motivo de casación que puede llegar a constituir su inobservancia, y de las
consecuencias de ello, así:
a) PRINCIPIOS RECTORES EN MATERIA DE CASACIÓN:
Tanto en la Casación Civil como en la Penal, existen principios rectores
comunes, como son su procedencia única contra las sentencias definitivas y
contra las que ponen fin al juicio o acción haciendo imposible su continuación.
Igualmente, el recurso de casación tradicionalmente admite dos modalidades, la
primera, que es por infracción de ley, o sea, por vulneración de la ley material o
sustantiva, y la segunda, por quebrantamiento de forma, es decir, por violación
también de ley, pero de carácter adjetiva; en este último caso se infringen las
normas de derecho procesal que garantizan el juicio justo, lo que no significa que
la sentencia dictada no lo sea. Las consecuencias de tales modalidades son
también, en ambos recursos similares, pues cuando se casa una sentencia por
motivos de fondo, el tribunal está obligado a pronunciar la sentencia que proceda,
en tanto, que cuando sea por motivos de forma, debe declarar la nulidad y
mandar a reponer el proceso desde el primer acto válido. Así lo regulan los
artículos 421, 422 y 427 del Código Procesal Penal, como los artículos 18, 19 y
20 de la Ley de Casación Civil.
Es por eso importante para esta Sala, determinar con precisión la naturaleza
del motivo invocado que en este apartado se trata, contemplado en el inciso
primero del artículo 359 Pr.Pn., en el número 8 del artículo 362 Pr.Pn. como
vicio de la sentencia que habilita la casación, y en el número cuatro del artículo 3
de la Ley de Casación Civil.
El ex Magistrado de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, el Doctor
José Ricardo Girón, en la conferencia denominada "Consideraciones al Recurso
de Casación en Materia Civil", publicada en la Revista del Ministerio de Justicia
de 1959, a páginas 61, con respecto a los motivos del recurso que nos ocupa
señala que: """. Cuando el Tribunal de Casación censura los vicios "in
judicando", decide sobre el uso que de la norma legal se hizo y en caso de haber
sido por uno u otro concepto infringido, anula la sentencia y pronuncia su propia
decisión, esto último, desde luego, conforme a nuestro sistema y al de otros
muchos países que difiere, entre otros, del sistema originario francés; asimismo
cuando censura vicios "in procedendo" no desaparece su fin represivo puesto que
el Tribunal en caso de existir aquéllos vicios, anula la sentencia y devuelve los
autos al Tribunal que la pronunció para que enderece la actividad procesal por
sus causes legales y dicte un nuevo fallo, alguien sostiene y no sin razón que en
este último caso la fiscalización de que hablamos tiene más bien un matiz
preventivo"". Continúa manifestando el jurista a página 73: """He insinuado
asimismo mas arriba, apoyado en la doctrina imperante, que los errores "in
iudicando", o los que, con la denominación de "infracción de ley o de doctrina
legal" enumera específicamente nuestra ley bajo los N°s 2, 3, 4, 5 y 6 del Art. 3°,
no son propiamente errores jurídicos sino, más bien, errores procesales a
excepción del comprendido en el N° 2 cuando en la sentencia se haya aplicado
una ley inconstitucional por cuanto el vicio en este caso, tiene relación directa
con la validez de la norma en el momento de la decisión. Respecto a los errores
comprendidos en los N°s 3, 4, 5 y 6 ya citados que se refieren, por su orden a los
casos de incongruencia del fallo con las pretensiones deducidas por los litigantes;
los de ultra petición y extra petición; los de pronunciamientos contradictorios; los
de oposición del fallo con la cosa juzgada o aquellos en que el fallo resuelve
sobre asuntos ya fenecidos en Primera Instancia por deserción o desistimiento
siempre que estas excepciones se hayan alegado; y finalmente, los de abuso,
exceso o defecto de jurisdicción por razón de la materia, todos estos, vuelvo a
repetir, son propios errores "in procedendo", cuyo origen y naturaleza veremos en
seguida pero que, no obstante, nuestra Ley los agrupa entre los vicios "in
iudicando" o, empleando su terminología, entre los de infracción de ley o de
doctrina legal con apego a la distinción básica entre errores de fondo y errores de
forma, claro que, siguiendo este criterio, no podría negarse que nuestra ley es
congruente puesto que los expresados motivos encierran realmente cuestiones de
fondo. Alguien ha dicho precisamente a este respecto, que sería exorbitante
considerar una cuestión de forma la incompetencia por razón de la materia la cual
inhibe totalmente al órgano jurisdiccional para conocer en el asunto, motivo este
contemplado en el N° 6 del Art. 3 de la Ley. Cosa semejante podría decirse del
motivo que señala el N° 5 del mismo artículo, cuando el fallo es contrario a la
cosa juzgada o resuelve sobre asuntos ya terminados en primera instancia por
deserción o desistimiento, siempre que dichas excepciones se hubieran
alegado""". Asimismo a página 79, el citado ex Magistrado expresa: """Al hablar
de los errores "in judicando" hice la observación de que, a la clasificación que de
ellos hace nuestra ley cabe hacer la misma crítica que los autores han hecho a la
legislación española, en cuanto se incluyen entre los vicios "in judicando"
algunos que son mas bien, errores "in procedendo" como los que consisten en
incongruencia del fallo con las pretensiones deducidas por los litigantes; que
otorgue mas de lo pedido o no haga declaración sobre algún extremo; que
contenga disposiciones contradictorias; que sea contrario a la cosa juzgada o
resuelva asuntos ya terminados en primera instancia por deserción o
desistimiento y, cuando hubiere abuso, exceso o defecto por razón de la materia.
Todos estos errores pueden catalogarse entre los que se refieren a la fase
decisoria del procedimiento y se originan en la infracción de una norma procesal
que marca los límites dentro de los cuales el Juzgado tiene poder para
pronunciarse, de modo que, si excede esos límites su decisión puede ser atacada,
ora porque ha habido exceso o defecto total de poder P. Ej.: un fallo contra la
cosa juzgada, o sobre asuntos ya fenecidos por deserción o desistimiento, o un
fallo dictado con abuso, exceso o defecto de jurisdicción por razón de la materia;
ora por exceso o defecto parcial de poder, ejemplos: fallo incongruente, ultra
petición o extra petición u omisión de algún extremo y pronunciamientos
contradictorios""".
De ahí, como se ha dicho, la necesidad de determinar la naturaleza del
motivo, sobre todo en materia penal, en la que se reguló sin mayor seriedad
y con mucha oscuridad lo relativo a los motivos de forma y de fondo del
recurso.
El inc. 1º del Art. 421 Pr. Pn., únicamente manifiesta que el recurso de casación
procederá cuando la sentencia se basa en la inobservancia o errónea aplicación de
un precepto legal, mientras que el número ocho del artículo 362 Pr.Pn. solo
enuncia que la inobservancia de las reglas relativas a la congruencia entre la
sentencia, la acusación y el auto de apertura a juicio, es un defecto de la sentencia
que habilita la casación; en cambio, en La Ley de Casación Civil, la separación
es clara y no deja dudas al respecto, porque enumera y separa los motivos de
fondo de los motivos de forma, en los Arts. 3 y 4.
b) CONSIDERACIONES LEGALES: ART. 362 No. 8 Y 359 Pr. Pn., EN
RELACION AL Art. · No. 4 LEY DE CASACIÓN CIVIL Y EL
PRINCIPIO DE CONGRUENCIA EN LA DOCTRINA DE LOS
EXPOSITORES DEL DERECHO:
Este principio básico, que no puede en modo alguno ser obviado por el Juzgador
al momento de pronunciar sentencia en todo ámbito del derecho, encuentra su
sustento legal dentro del aspecto penal en el inciso primero del artículo 359, y en
el número 8 del artículo 362, ambos del Código Procesal Penal, que a la letra,
respectivamente, dicen:
"""La sentencia no podrá dar por acreditados otros hechos u otras circunstancias
que los descritos en la acusación y admitidos en el auto de apertura a juicio o, en
su caso, en la ampliación de la acusación, salvo cuando favorezcan al
imputado""".
"""Los defectos de la sentencia que habilitan la casación, serán los
siguientes:…8)La inobservancia de las reglas relativas a la congruencia entre la
sentencia, la acusación y el auto de apertura a juicio""".
En términos generales, se puede decir que el principio de congruencia, es la
correspondencia entre la petición de las partes y la sentencia, lo cual a su vez
hace concurrir lo que se conoce como la fijación del objeto del debate, que al
mismo tiempo pretende preservar la vigencia del derecho de defensa, dando
de este modo vida al proceso acusatorio, pues el imputado debe saber con
suma claridad de que se le acusa para poder ejercer una correcta y atinada
defensa, debiéndose tener en cuenta desde luego, que esto no solo es en
relación al aspecto penal, sino también en lo relativo a la responsabilidad
civil, según lo prevé el inciso primero del artículo 343 Pr.Pn., el cual reza: "
Durante la vista, el fiscal o el querellante podrán ampliar la acusación
mediante la inclusión de un nuevo hecho o una nueva circunstancia que no
haya sido mencionada en la acusación o en el auto de apertura a juicio, que
modifica la calificación legal o la pena del mismo hecho, integra un delito
continuado o modifica los términos de la responsabilidad civil".
En la sentencia del Proceso de Amparo de fecha doce de agosto de dos mil dos,
relativa al caso que nos ocupa, iniciado por demanda presentada ante la Sala de
lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia por una de las víctimas, el
señor Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, contra providencia del Tribunal de
Sentencia de San Vicente, y de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de
Justicia, por considerar que vulneran los derechos constitucionales de petición, en
su manifestación de obligación de congruencia de las decisiones judiciales,
seguridad jurídica y propiedad; la Sala de lo Constitucional, respecto al principio
de congruencia, dijo: """Cabe hacer notar, entonces, que el derecho a la
protección jurisdiccional comprende, entre otros aspectos, obtener una resolución
congruente, es decir, una resolución en la que exista ajuste entre el fallo y las
peticiones de las partes. Al respecto, la doctrina ha reconocido que la falta de
congruencia en una decisión judicial puede darse a través de distintas
manifestaciones, tales como: (a) que la sentencia otorgue mas de lo pedido por el
actor; (b) que conceda menos de lo admitido por el demandado; o (c) que
resuelva cosa distinta de lo pedido por ambas partes, omitiendo así el
pronunciamiento respecto de las pretensiones deducidas en el proceso. Así, hay
incongruencia omisiva cuando no se deciden todos los puntos objeto del debate,
ni se da respuesta a una pretensión de la parte, siempre que el silencio judicial no
pueda razonablemente interpretarse como desestimación tácita. Por el contrario,
hay incongruencia por extra petitum, cuando existe desajuste entre lo resuelto por
el Tribunal que conoce y lo planteado en la demanda o en el recurso; esto es, que
el pronunciamiento judicial recaiga sobre un tema que no esté incluido en las
pretensiones procesales, de tal modo que se haya impedido a las partes la
posibilidad de efectuar las alegaciones pertinentes en defensa de sus intereses
relacionados con lo debatido""".
En palabras de José Manuel Marco Cos, en la obra "Código Procesal Penal
Comentado", Tomo II, artículos 229 al 455.1 Primera Edición, Septiembre 2001,
editado por la Corte Suprema de Justicia, a página 566 al hablar sobre el artículo
359 Pr.Pn. que contempla los relativo a la sentencia y acusación, dice: """ II.
COMENTARIO. A) El principio acusatorio. Sobre la congruencia como
requisito interno de la sentencia se ha hablado en los comentarios al artículo 357
CPP, al que nos remitimos expresamente…El artículo 359 CPP cuyo comentario
ahora se aborda se refiere de forma expresa y pormenorizada a un aspecto bien
concreto de la congruencia, cual es la necesaria correlación entre acusación y
sentencia, lo que nos lleva a la constatación de que dicho precepto constituye
también la proclamación practica del principio acusatorio en la medida en
que la sentencia que se aparte de su contenido de lo que dispone dicho
artículo infringirá el mismo, que es uno de lo que necesariamente deben
informar el proceso penal en general y muy en particular el juicio plenario,
tanto en su desarrollo como en la culminación del mismo que la sentencia
representa""".
Dentro del panorama jurídico que se refleja de la opinión y preceptos legales
antes relacionados, naturalmente se comprende, que todo ello está íntimamente
relacionado y corresponde también en lo tocante a la responsabilidad civil que
provoca todo daño proveniente de la ejecución delictual, pues como lo establece
el artículo 114 del Código Penal, que la ejecución de un hecho descrito por la ley
como delito o falta, origina obligación civil en los términos previstos en dicho
Código
En ese orden, es innegable e ineludible, que la sentencia del Juez debe estar en
concordancia con lo solicitado en la acusación o en su ampliación, en el caso de
una sentencia condenatoria, en lo que a las consecuencias civiles se refiere, sea
mediante la restitución, la reparación, la indemnización y las costas procesales;
pues como señala el autor citado en la relacionada obra "Código Procesal Penal
Comentado", a página 559, al referirse a los requisitos de la sentencia: """La
motivación de la responsabilidad civil. También, en cuanto integrante de la
sentencia, deben fundamentarse suficientemente las decisiones que se tomen en
relación con la responsabilidad civil, exteriorizando los motivos del Tribunal
para fijar en determinada cuantía la indemnización, o para determinar a ciertas
personas con derecho a la percepción de las reparaciones correspondientes""".
El Doctor Roberto Romero Carrillo, ex Magistrado de la Sala de lo Civil de la
Corte Suprema de Justicia, en su obra "La Normativa de Casación", Ediciones
Ultimo Decenio, Primer Lugar del Certamen Jurídico " Pbro. y Dr. José Simeón
Cañas", año 1991, a páginas 103 y siguientes, manifiesta:
"""58- FALLO INCONGRUENTE CON LAS PRETENSIONES DEDUCIDAS
POR LOS LITIGENTES, QUE OTORGA MAS DE LO PEDIDO O NO HACE
DECLARACIÓN RESPECTO DE ALGUN EXTREMO. Estos tres motivos de
casación por infracción de ley forman parte de lo que se denomina congruencia
en las resoluciones judiciales, que es la correspondencia o conformidad de lo
resuelto en el fallo con las pretensiones hechas valer en el juicio por las partes.
La falta de esa congruencia entre lo pedido y lo resuelto produce la
incongruencia. Que debe haber conformidad entre lo pedido y lo resuelto es un
principio universal del derecho procesal; pero en nuestro derecho positivo no
existe una norma que expresamente la exija. Sin embargo, puede decirse que la
exigencia está implícita en el Art.421 del Código de Procedimientos Civiles, que
prescribe que las sentencias recaerán sobre las cosas litigadas y en la manera que
han sido disputadas, sabida que sea la verdad sobre las pruebas del mismo
proceso. La falta de congruencia o incongruencia, es, según la propia ley, un
motivo de casación en el fondo, pero en forma desglosada como adelante se verá,
aun cuando la doctrina de los expositores del derecho sostiene que en realidad no
es un vicio que afecta el fondo del asunto sino que es un error de procedimiento,
que no constituye verdaderamente un error in iudicando sino un error in
procedendo. Este vicio puede presentarse en tres formas, a las que se refiere
Devis Echandía en su citada obra ("Compendio de Derecho Procesal", Tomo I,
pág. 432) que son: a) Cuando se otorga mas de lo pedido (plus petita o ultra
petita); b) Cuando se otorga algo distinto a lo pedido (extra petita); c) Cuando se
deja de resolver sobre algo pedido (citra petita). La sentencia puede ser entonces
plus o ultra petita, extra petita o citra petita, según otorgue mas de lo pedido, algo
distinto a lo pedido o no resuelva sobre algún punto que fue pedido,
respectivamente. En todos estos casos habrá incongruencia...""".
Continuando con lo relativo al principio de congruencia y para una mejor
comprensión de su contenido, se debe citar lo que el jurista Hernando Devis
Echandía en su obra "Compendio de Derecho Procesal", Tomo I, Novena
Edición, Editorial ABC, Bogotá, 1983, refiere a páginas 481 y siguientes:
"""275.-QUE SE ENTIENDE POR CONGRUENCIA. Se entiende por
congruencia o consonancia el principio normativo que delimita el contenido de
las resoluciones judiciales que deben proferirse, de acuerdo con el sentido y
alcance de las peticiones formuladas, por las partes, en la civil, laboral y
contencioso- administrativo, o de los cargos o imputaciones penales formulados
contra el sindicado o imputado, sea de oficio o por instancia del Ministerio
Público o del denunciante o querellante (en el proceso penal), para el efecto de
que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones o imputaciones y
excepciones o defensas oportunamente aducidas, a menos que la ley otorgue
facultades especiales para separarse de ellas. Es uno de los principios mas
importantes e interesantes del derecho procesal, y por ello los autores suelen
estudiarlo con detenimiento...""".
Así pues, se ha hecho la apología anterior, con la finalidad de sustentar qué es lo
que se debe de entender por principio de congruencia, a fin de que la presente
sentencia sea sumamente clara y explícita.
c) FALLO INCONGRUENTE CON LAS PRETENSIONES DEDUCIDAS
POR LOS LITIGANTES Y NATURALEZA DE LA NORMA
INFRINGIDA.
La Ley de Casación civil en el numero 4 del articulo 3 menciona la
incongruencia como motivo de casación por infracción de ley o de doctrina legal,
cuando señala: """Si el fallo fuere incongruente con las pretensiones deducidas
por los litigantes, otorgue mas de lo pedido o no haga declaración respecto de
algún extremo.""". Mientras que, es el número 8 del artículo 362 del Código
Procesal Penal. el que contempla que la inobservancia de las reglas relativas a la
congruencia entre la sentencia, la acusación y el auto de apertura a juicio, es un
vicio que habilita la casación.
Así la ley, tanto civil como penal, determinan que la falta de congruencia
en la sentencia es un motivo de casación, pero que, en el artículo 18 la ley de
Casación Civil se define claramente que debe ser subsanado de forma directa por
el Tribunal de Casación, lo cual no regula en ninguna de sus disposiciones el
Código Procesal Penal. Por ello, es de suma importancia relacionar lo que la
doctrina señala en cuanto a este punto, para poder determinar la naturaleza
del motivo, y por consiguiente, si será esta Sala la que debe enmendar
directamente el error, o reenviar el proceso para esos efectos.
En la página, Tomo y obra citados, el jurista Colombiano Hernando Devis
Echandía, señala: "La incongruencia o inconsonancia es un error in procedendo
o un defecto procesal y no un error sustancial de la sentencia; de ahí que para los
efectos del recurso extraordinario de casación deba alegarse por la causal
segunda y no por la primera. (Véase Tomo III, num. 139)...". Siendo que, en el
Tomo III, número 139 de la obra en referencia, en lo pertinente, el jurista señala:
"… En cambio el num. 2 del art.368 del nuevo C. de P.C. le dio una redacción
adecuada a la causal: "No estar la sentencia en consonancia con las pretensiones
de la demanda o de las excepciones propuestas por el demandado". Se refiere esta
causal a errores in procedendo, en el caso de que la sentencia de segunda
instancia contenga resoluciones o pronunciamientos que no forman parte de la
litis, es decir: que no han sido pedidos ni en la demanda ni en la reconvención, o
que se pidieron pero por una causa petendi distinta a la que el Tribunal tuvo en
cuenta, o de que se haya declarado probada una excepción que no fue alegada
debiendo serlo, es decir, prescripción o compensación o nulidad sustancial
relativa (extra petita); o que deje de resolver sobre puntos que han formado parte
del litigio, como peticiones de la demanda o excepciones de mérito del
demandado que hayan sido probadas y en los tres casos mencionados además
alegadas (minus petita); o que condene a mas de lo pedido por el demandante
(ultra o plus petita)...""".
La doctrina de los expositores pues, y la opinión de los juristas nacionales
mencionados, es unánime en considerar, que la falta de congruencia en el fallo de
la sentencia, es un motivo de casación por quebrantamiento de las formas
esenciales del juicio, y no un motivo por infracción de ley como lo sostiene la
Ley de Casación Civil Salvadoreña.
Por ello, se debe recordar también, que es de acuerdo a la naturaleza de norma
infringida, que el Tribunal de Casación dispondrá, de forma directa o no, la
subsanación del asunto, y que no es la ubicación de la disposición en
determinado texto de ley lo que determina su naturaleza, pues ciertamente, dentro
de la ley procesal existen disposiciones de contenido sustantivo, y a su vez dentro
de la ley material hay normas de carácter procesal, tal como lo señala el
mencionado jurista Doctor José Ricardo Girón a página 71 de la Revista en
referencia, cuando expone: """Ahora bien, los vicios o errores que en general
puedan dar lugar a la casación de la sentencia pronunciada en instancia, se hallan
agrupadas en nuestra legislación siguiendo la misma técnica del derecho español
la cual ha merecido de propios y extraños críticas severas por la confusión que ha
introducido en su clasificación; confusión que, según sus críticos, obedece a que
el legislador español se apartó de la distinción fundamental y clásica de "errores
in judicando" y "errores in procedendo", ateniéndose mas bien, a una distinción
mucho mas ardua de lo que a simple vista parece entre el fono y la forma, entre
lo material o sustantivo y lo formal o adjetivo; bien sabemos nosotros cuando
consultamos nuestros códigos que hay muchas disposiciones entre las llamadas
sustantivas y otras tantas entre las llamadas adjetivas cuya clasificación, en uno u
otro campo, ofrece serias dudas. Se cita por los autores, la original clasificación
de los errores que la casación contempla, introducida por el jurista italiano
Carnelutti, basada en la diferencia entre el orden y el fondo, el primero atañe a la
conducta que el Juez ha de seguir en el proceso y el segundo a la decisión de la
litis….""".
Es por ello que, para determinar la decisión a pronunciar con relación a enmendar
directamente la violación de ley o disponer la reposición del juicio o de la
resolución por un Tribunal A quo, tal como lo ordena el artículo 427 Pr.Pn.,
deberá el Tribunal examinar la naturaleza de la norma infringida o violada para
establecer el tipo de error, es decir, si es de forma o de fondo, para luego concluir
en tal decisión, así lo considera el jurista Fernando de la Rúa en la obra " El
Recurso de Casación en el Derecho Positivo Argentino", Editor Víctor P. De
Zavalia, Buenos Aires, 1968, a paginas 100 y 101, cuando expresa: """Lo que
cuenta para decidir el tipo de error cometido es la naturaleza de la norma violada
y no su origen (Congreso Nacional o Legislatura, v. gr.) ni su inserción en un
determinado cuerpo legal (Código Penal o Código Procesal, v.gr.). La naturaleza
de la norma deriva de su finalidad y de su efecto. Si la norma tiene por fin
establecer y resguardar derechos subjetivos (derecho civil) o señalar el ámbito
represivo de restricción de la libertad personal (derecho penal), su naturaleza es
sustantiva. Cuando su fin es en cambio determinar el modo de conducta para
hacer valer el derecho subjetivo desconocido o reprimir la violación a la
prohibición penal, o sea para pedir y otorgar el reconocimiento y eficacia
jurisdiccional del derecho, su naturaleza es procesal""".
De ahí entonces la necesidad de identificar la naturaleza de la norma y del
motivo, porque de ese modo el Tribunal determinará la manera de solucionar el
caso, bien enmendado directamente la violación o disponiendo la reposición del
juicio o la resolución impugnados en la instancia de origen.
Cuando el artículo 359 Pr.Pn. dispone, que la sentencia no podrá dar por
acreditados otros hechos u otras circunstancias que los descritos en la acusación y
admitidos en el auto de apertura a juicio o, en su caso, en la ampliación de la
acusación; indudablemente que está incluyendo todo lo relativo a la
responsabilidad civil proveniente del daño causado con motivo de la ejecución
delictual, lo cual tiene íntima relación con lo que dispone la parte segunda del
inciso tercero del artículo 361 Pr.Pn. cuando dispone que si en el proceso no
hubiere podido determinarse con precisión la cuantía de las consecuencias civiles
del delito, el Tribunal las fijará tomando en cuenta la naturaleza del hecho, sus
consecuencias y los demás elementos de juicio que hubiere podido recoger.
MOTIVOS ALEGADOS:
Expuestos los enunciados doctrinarios y jurisprudenciales, con relación
a la violación del principio de congruencia denunciada se hacen las siguientes
consideraciones:
Para analizar la cuestión de fondo del primero de los motivos es necesario partir
en primer lugar de la petición concreta del querellante contenida en el escrito de
acusación y en segundo término el quantum de la responsabilidad civil decretada
por el tribunal de mérito a favor de los señores Gutiérrez Rosales.
A folios 107 vuelto de la quinta pieza aparece el escrito de acusación presentado
por el abogado Hugo Alberto López Fortís, en el pide a favor de los señores
Gutiérrez, se les indemnice por los daños causados en las cantidades siguientes:
"""….2) Carolina Rosales de Gutiérrez, José Enrique Gutiérrez Rosales y Oscar
Manuel Gutiérrez Rosales: un millón cuatrocientos veintiún mil colones, 3)
Oscar Manuel y José Enrique Gutiérrez Rosales: un millón trescientos once mil
colones, más un incremento del cuarenta por ciento en concepto de daño
emergente y lucro cesante…""".
En el fallo recurrido el tribunal de mérito respecto al monto de la indemnización
a favor de los señores Gutiérrez, se pronunció en los términos siguientes: """ de
manera directa condenó a los señores JOSE ANTONIO CORNEJO AVALOS Y
LUIS ARDON HERNÁNDEZ, y subsidiariamente a la Comisión Ejecutiva
Hidroeléctrica del Río Lempa CEL, a pagar a cada uno
de las víctimas señores Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, José Enrique Gutiérrez
Rosales y Carolina Rosales de Gutiérrez, la cantidad de CUATROCIENTOS
MIL COLONES, en concepto de indemnización por los perjuicios causados a
éstos, por daños morales, que suman en total UN MILLON DOSCIENTOS MIL
COLONES.---El monto total en concepto de responsabilidad civil que deberá de
recibir el señor Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, asciende a la cantidad de
NUEVE MILLONES SEISCIENTOS TREINTA MIL SETECIENTOS
OCHENTA Y TRES COLONES CON CUARENTA Y SEIS CENTAVOS, o su
equivalente en dólares. El monto total en concepto de responsabilidad civil que
deberá de recibir el señor José Enrique Gutiérrez Rosales, asciende a la cantidad
de DOS MILLONES CIENTO TREINTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS
SETENTA Y SIETE COLONES CON NOVENTA Y OCHO CENTAVOS, o su
equivalente en dólares. Y el monto total que deberá recibir la señora Carolina
Rosales de Gutiérrez en concepto de responsabilidad civil asciende a DOS
MILLONES CIENTO TREINTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS SETENTA Y
SIETE COLONES CON NOVENTA Y OCHO CENTAVOS o su equivalente en
dólares. Así como también deberá pagarse los intereses Bancarios con sus
respectivos intereses vencidos y moratorios, hasta la fecha del cumplimiento de
la presente sentencia, para lo cual se les previene a las partes interesadas que
presenten constancias actualizadas que acrediten capital, destino del crédito,
intereses vencidos e intereses moratorios, a la fecha de esta sentencia;
advirtiéndosele a la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL),
que los intereses vencidos y moratorios en que incurran por incumplimiento
de este fallo, correrán a cuenta de dicha Institución, cuya cantidad forma parte de
este fallo, en que han incurrido las víctimas señores Oscar Manuel Gutiérrez
Rosales, José Enrique Gutiérrez Rosales, y Carolina Rosales de Gutiérrez,
respecto a las deudas que tenían en los Bancos y de las que han incurrido en mora
como consecuencia de este hecho...""".
La Sala al analizar la petición del abogado querellante contenida en la acusación,
respecto al monto de la indemnización solicitada a favor de la señora Carolina
Rosales de Gutiérrez y los señores Oscar Manuel y José Enrique Gutiérrez
Rosales, y lo resuelto por el tribunal de mérito, de manera evidente advierte que
no existe la debida correlación entre lo concretamente pedido en la acusación y lo
resuelto en la sentencia, lo cual constituye falta de congruencia entre la
pretensión de las víctimas y lo otorgado por la Juez.
La falta de correlación entre lo pedido y lo resuelto se evidencia del cotejo de las
cantidades expresadas por el querellante quien desglosa su petición de la manera
siguiente, en un apartado solicita a favor tanto de la señora Rosales de Gutiérrez
y los señores Oscar Manuel y José Enrique un millón cuatrocientos veintiún mil
colones y además para los dos últimos reclama un millón trescientos once mil
colones. En concepto de daño emergente y lucro cesante sobre las cantidades
antes expresadas reclama un incremento del cuarenta por ciento más, en esos
términos aparece la petición del abogado López Fortís, en su escrito de acusación
agregado a folios 107 vuelto de la quinta pieza del proceso.
Mientras que, en el fallo recurrido pronunciado a las ocho horas del día treinta de
octubre de dos mil dos el Tribunal de Sentencia de San Vicente,
condenó a los señores JOSE ANTONIO CORNEJO AVALOS Y A LUIS
ARDON HERNANDEZ Y SUBSIDIARIAMENTE A LA COMISION
EJECUTIVA HIDROELÉCTRICA DEL RIO LEMPA CEL. En las cantidades
siguientes:
A favor del señor Oscar Manuel Gutiérrez Rosales, NUEVE MILLONES
SEISCIENTOS TREINTA MIL SETECIENTOS OCHENTA Y TRES
COLONES CON CUARENTA Y SEIS CENTAVOS. Y A FAVOR DEL
SEÑOR JOSE ENRIQUE GUTIERREZ ROSALES, DOS MILLONES CIENTO
TREINTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS SESENTA Y SIETE COLONES CON
NOVENTA Y OCHO CENTAVOS Y LA SEÑORA CAROLINA ROSALES
DE GUTIERREZ, DOS MILLONES CIENTO TREINTA Y SEIS MIL
SEISCIENTOS SESENTA Y SIETE COLONES CON NOVENTA
CENTAVOS. ADEMÁS CONDENO AL PAGO DE LOS INTERESES
BANCARIOS MORATORIOS HASTA LA FECHA DE CUMPLIMIENTO
DEL FALLO PRONUNCIADO.
La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en el proceso de
amparo antes mencionado, relacionado al asunto que nos ocupa, en la conclusión
de su análisis expresó: """De lo anterior, puede afirmarse que el Tribunal
demandado al pronunciarse sobre la condena que en concepto de responsabilidad
civil correspondía, si bien es cierto expresó en forma general los rubros que
habrían de ser tomados en cuenta en dicha responsabilidad, también es cierto que
omitió exponer de manera detallada las cantidad de dinero que a cada rubro, de
manera que exteriorizara la consecuencia de corolarios que lo condujeron a
determinar el monto que en concepto de responsabilidad civil se estableció. En
otras palabras, la autoridad demandada necesariamente tenía que exponer las
razones en que se basó para fijar la suma de dinero señalada, de manera que las
partes pudieran tener la plena certeza y convencimiento que en dicha cantidad
estaban incluidos los rubros que el artículo 115 del Código Penal señala como
consecuencias de la responsabilidad civil. En conclusión, esta Sala advierte que
la sentencia relacionada carece de una motivación adecuada, ya que en ningún
momento el Tribunal de Primera Instancia detalló en forma clara y precisa los
rubros comprendidos en la cantidad de dinero que en concepto de indemnización
por responsabilidad civil se estableció, lo que produjo que las partes no tuvieran
conocimiento cierto y determinado de los aspectos comprendidos en dicha
indemnización"""". Mas adelante, la Sala de lo Constitucional manifiesta:
"""En definitiva, esta Sala considera que se ha comprobado la vulneración a una
debida motivación de las resoluciones judiciales como garantía a través de la cual
se manifiesta el derecho a la protección jurisdiccional, por lo que procede
acceder a lo solicitado y pronunciar la correspondiente sentencia estimatoria""".
De acuerdo a lo anterior entonces, no hay duda, que para que la Juez A quo se
pronunciara, como lo señalan los recurrentes, otorgando mas de lo pedido por el
querellante en concepto de responsabilidad civil a favor de los señores Gutiérrez
Rosales, indispensable debió ser que la parte querellante se pronunciara en la
audiencia de la vista pública sobre la ampliación o modificación de los términos
de la responsabilidad civil, se admitiera ésta por la Juez, y se sometiera al
contradictorio precisamente ese punto. Si no obstante la omisión de ese
procedimiento, la Juez, otorgó mediante la resolución impugnada mas de lo
pedido por el querellante en concepto de responsabilidad civil a favor de los
señores Gutiérrez Rosales, sin ser tampoco esa la razón por la cual la Sala de lo
Constitucional de esta Corte amparó a dichas personas; no cabe duda que la
referida funcionaria inobservó una norma de carácter procedimental, la cual le
obligaba a comportarse de manera congruente con relación a las partes y al
proceso mismo dentro del juicio, puesto que para culminar en su decisión en lo
relativo al exceso del monto de la responsabilidad civil debió previamente
cumplir con la formalidad del principio acusatorio que contempla las reglas de la
congruencia, el que en este caso fue obviado porque no hubo ampliación de la
acusación en lo relacionado al exceso del monto a lo pedido por las víctimas
como indemnización, pues de haberse observado ese procedimiento se hubiese
posibilitado de forma legal llegar a la conclusión que tomó la Juez, o bien
rechazar las pretensiones formuladas.
La naturaleza entonces de la norma y del motivo de casación que invocan los
recurrentes, a juicio de este Tribunal, es de carácter procesal, y no sustancial, en
cuanto que la juzgadora irrespetó la delimitación y regulación del poder de
decisión que la ley le otorga, criterio con el cual adopta esta Sala los juicios de
valor doctrinarios y jurisprudenciales que a este respecto se han expuesto, pues
como lo relativo a la responsabilidad civil no fue modificado a través de una
ampliación de la acusación, la Juez no podía tomar decisión alguna sobrepasando
el procedimiento; entonces de lo que se trata este asunto es de determinar la
validez o no del medio por el cual llegó al pronunciamiento del fallo la Juez. No
se discute pues, en esencia, el fondo de la acreditación de derecho alguno, porque
en realidad no se trata de establecer si las víctimas tienen derecho o no a ser
resarcidas económicamente porque de eso no hay duda, sino el medio ilegítimo
para llegar a su pronunciamiento, siendo indispensable para ello cumplir con el
principio del contradictorio que se regula en el ámbito civil y penal.
Las reglas del principio de congruencia entonces, no solo determinan el
límite de lo pretendido y lo resistido, sino que de manera previa e ineludible
obligan al juez y a las partes a observar el orden y camino procedimental que
deben conducir al juzgador al pronunciamiento definitivo, y por lo tanto, sin esa
observancia, no debe ni puede fallar alterando o modificando las pretensiones
formuladas por las partes, caso contrario, la sentencia adolece de un vicio en su
construcción que la descalifica como acto jurisdiccional.
La Sala arriba pues, a la conclusión que el fallo visto en casación es
violatorio del principio de congruencia denunciado por el recurrente, pues de
manera evidente en lo que respecta a la cuantía de la indemnización decretada a
favor de las víctimas señora Carolina Rosales de Gutiérrez, Oscar Manuel
Gutiérrez Rosales y José Enrique Gutiérrez Rosales, la Juez de mérito en su
pronunciamiento se apartó del comportamiento que debía observar y aplicar en el
desarrollo del juicio, y como consecuencia de ello, se apartó de los términos y
alcances de la pretensión formulada por el abogado querellante Hugo Alberto
López Fortís, apoderado de las víctimas mencionadas. En consecuencia, se ha
establecido el vicio que invocan los recurrentes de conformidad al primero de los
motivos alegados; no obstante, se les debe hacer ver, que la solución que ellos
pretenden del caso, no es congruente con su planteamiento, desde luego que no
es absolviendo a sus representados como se solucionará el conflicto, ya que como
se ha expuesto ampliamente, que siendo el vicio alegado y establecido, violatorio
de una norma de carácter procedimental, no es posible que esta Sala se pronuncie
de forma directa enmendado el error.
Corresponde entonces, que este Tribunal case la sentencia recurrida y se
pronuncie por un reenvío del proceso, previa nulidad de dicha providencia en lo
relativo a la condena civil y todos los actos que estén estrechamente relacionado
con ello, a fin de que se discutan contradictoriamente en audiencia especial y ante
otro Juez del mismo Tribunal A quo, las pretensiones de la parte acusadora
únicamente en lo tocante a la reparación del daño causado a las víctimas;
audiencia en la cual podrá la parte querellante, si lo estima pertinente, deducir
otras pretensiones respecto a la responsabilidad civil.
De conformidad a las razones expuestas, declarase la nulidad del fallo recurrido.
Por los efectos y alcances de esta resolución no se puede soslayar el hecho de que
el fallo impugnado y que aquí se anula, tiene su antecedente en las sentencias
pronunciadas en los amparos constitucionales registrados bajo los números 6042001 y 683-2001 promovidos el primero por el señor Oscar Manuel Gutiérrez
Rosales y el segundo por la señora Carolina Rosales de Gutiérrez y los señores
Oscar Manuel Gutiérrez Rosales y Enrique Gutiérrez Rosales, en lasque la
Honorable Sala de lo Constitucional, al ampararlos, dejó
sin efecto todo aspecto relativo a la indemnización por responsabilidad civil
contenida en la sentencia de las veintitrés horas y quince minutos del día
veintiuno de diciembre de dos mil emitida por el Tribunal de Sentencia de San
Vicente.
Por lo tanto, debido al carácter accesorio del objeto a discutir -acción civil- ésta
deberá someterse al juicio contradictorio de las partes en una audiencia especial
de conformidad al Art.153 Pr.Pn., ante un Juez distinto del Tribunal de Sentencia
de San Vicente, y como sustento de la audiencia especial que habrá de
verificarse, esta Sala hace las siguientes consideraciones:
En primer lugar, el legislador constitucional, en nuestro sistema jurídico-político,
ha establecido los principios y garantías que constituyen el debido proceso y por
su parte, el legislador ordinario o secundario ha dictado las normas reguladoras
del proceso penal adecuadas al diseño constitucional.
Si entendemos el proceso penal como un conjunto de actuaciones que nos lleva a
un fin, y éste se diseña bajo la estructura de fases, etapas y audiencias, cada una
de ellas representa un momento oportuno y lógico, en la cronología de la
sustanciación. Además, hay que destacar que el proceso penal se estructura y
organiza en fases que cumplen objetivos específicos de un objetivo general y
principal que es el encuentro de la verdad real o material y la adecuada justicia
penal.
En una de esas fases se controla el resultado del juicio, etapa donde las partes
controlan la decisión final por medio de los recursos, y efectivamente, en el caso
concreto, objeto de este pronunciamiento, la Sala al comprobar la
existencia del vicio denunciado en el primero de los motivos ha anulado el fallo
visto en casación.
Con base a lo antes dicho, esta Sala considera que la estructura formal del
proceso y la garantía del debido proceso no se vulneran con la realización de la
audiencia especial a la que antes nos hemos referido en la que únicamente se
someterá al control de las partes lo atinente a la cuantía de responsabilidad civil
reclamada por el abogado querellante representante de la familia Gutiérrez.
II) Con relación al segundo de los motivos los impugnantes alegan la
inobservancia del inciso primero y la parte final del Art.121 del Código Penal, al
condenar al pago de la responsabilidad civil subsidiaria especial a la Comisión
Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa.
En la audiencia celebrada para la fundamentación oral y discusión del recurso el
Licenciado Hernández Rivera, solicitó que se incorporara el informe expedido
por el señor Alfonso Arístides Alvarenga, quien en ese momento fungía como
tercer secretario de la Asamblea Legislativa, en donde aparece que en el índice
legislativo de la Asamblea no existe Decreto Legislativo que establezca
expresamente cuales instituciones públicas autónomas y que municipalidades
responderán por hechos punibles cometidos por sus funcionarios o empleados, en
el desempeño de sus funciones. Documento que se agregó materialmente.
Por otra parte, según el recurrente el Art.121 Pn., en su opinión, es una ley penal
en blanco, criterio con el cual no está de acuerdo la Sala, pues según la
dogmática penal la estructura de las normas penales se compone de dos
partes: la definición del supuesto de hecho punible y el establecimiento de la
consecuencia jurídica o sanción.
Se dice que nos encontramos ante una ley penal en blanco, cuando parte de esta
estructura no se contiene en la propia ley penal sino que ésta se remite a una
norma distinta. Así el Art.272 Pn., al definir el delito de tráfico de productos
químicos y sustancias nocivas remite a las leyes y reglamentos que regulan su
despacho y suministro. A partir del ejemplo citado queda claro que ley penal en
blanco es todo precepto definidor de un delito que deje la determinación de
alguna parte específica del supuesto de hecho a cargo de otras leyes, reglamentos
o actos de administración. De manera que el Art.121 Pn., no puede considerarse
ley penal en blanco, pues no describe ningún hecho punible.
De la fundamentación expresada por los recurrentes, para el segundo de los
motivos se extrae que no existe en la ley de creación de la Comisión Ejecutiva
Hidroeléctrica del Río Lempa, disposición que la obligue al pago de la
responsabilidad civil subsidiaria especial por los daños causados por sus
empleados en el ejercicio de sus funciones dentro de la institución. Y no
existiendo ley especial que vincule subsidiariamente a la autónoma al pago de la
responsabilidad civil subsidiaria especial a que se refiere el Art.121 del Código
Penal, tal omisión les habilita a recurrir de la sentencia de mérito.
En cuanto al fondo del motivo en comento esta Sala a los recurrentes les recuerda
que existe un precedente jurisprudencial de la Honorable Sala de lo
Constitucional, en el amparo constitucional promovido por el abogado Luis
Arévalo Rivas, en su calidad de apoderado de CEL registrado bajo el número
589-01, quien pretendía que se amparara a la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica
del Río Lempa, dejando sin efecto jurídico la condena civil subsidiaria
pronunciada por el Tribunal de Sentencia de San Vicente. Petición que no le
prosperó, pues contrariamente a su pretensión la Honorable Sala de lo
Constitucional al resolver el amparo en sentencia definitiva estableció de manera
categórica la responsabilidad civil de la autónoma representada por el abogado
Arévalo Rivas, en los términos siguientes: La sentencia de la Sala de lo
Constitucional, en la parte pertinente, al motivo alegado por el recurrente en el
presente recurso, literalmente dice: "... La actividad del Estado lleva consigo una
inevitable y constante creación de riesgos que es preciso evitar que incidan sobre
un patrimonio particular amparándose en un injustificado privilegio de
exoneración. Es a cubrir los eventuales daños que se produzcan en su gestión que
tiende la responsabilidad patrimonial subsidiaria del Estado.--- Dicha
responsabilidad encuentra su fundamento en lo dispuesto por el artículo 245 de la
Constitución, que a la letra reza: "Los funcionarios y
empleados públicos responderán personalmente y el Estado subsidiariamente, por
los daños materiales o morales que causaren a consecuencia de la violación a los
derechos consagrados en esta Constitución". A partir de tal disposición se perfila
la posibilidad de respuesta por parte del Estado frente al daño producido en el
patrimonio de un particular por actuaciones de sus funcionarios o empleados,
claro está, en forma subsidiaria.--- No obstante la disposición constitucional
citada se refiere a la posibilidad del Estado de responder frente a la producción de
daños materiales o morales derivados de violaciones a derechos constitucionales,
el contenido de la misma no debe ser
interpretado en forma restrictiva, en el sentido de considerar al Estado –en su
carácter de ente de centralización administrativa- como único obligado a afrontar
dicha carga, ya que al confiar la realización de algunas de sus actividades
administrativas a órganos a los que se les reconoce una personalidad jurídica, un
patrimonio propio y un poder de decisión –entre ellos las instituciones oficiales
autónomas-, éstos actúan como organizaciones administrativas del mismo
Estado, el cual constituye un centro primario respecto de aquéllas en un sistema
compuesto con relaciones de carácter externo.--- En ese sentido, debe precisarse
que las instituciones oficiales autónomas -por ser las que atañen al caso en
estudio- son creadas con el objeto de satisfacer algunas necesidades de orden
general que el Estado está obligado a cubrir, pero que, por requerir de personal y
procedimientos técnicos especializados debe separarlas de su seno y conferirlas a
organismos constituidos por particulares que cuentan con la preparación técnica
necesaria y suficiente para garantizar su eficaz funcionamiento. Para ello el
Estado les provee de patrimonios especiales, los cuales, si bien constituyen
bienes propios de las instituciones autónomas, provienen todos del fondo estatal.-- Lo anterior implica que lo dispuesto en el artículo 245 de la Constitución no es
de aplicación exclusiva al Estado, ya que habiéndose determinado que las
instituciones oficiales autónomas constituyen estructuras administrativas de la
organización estatal con patrimonio propio, es viable que la responsabilidad a
que se refiere la mencionada disposición constitucional sea también exigible a
tales instituciones. Dicha exigibilidad supone la necesaria concurrencia de tres
elementos, a saber: (i) la producción de un daño de carácter material o moral
que afecte la esfera jurídica de un gobernado –el cual requiere para su
materialización que sea susceptible de ser patrimonialmente evaluable-, (ii) que
la persona sobre la que recaiga el menoscabo no tenga el deber jurídico de
soportarlo, y (iii) que el acto o la omisión sea imputable a un servidor público.--(i) Partiendo de una estrecha interdependencia de las relaciones sociales que
refuerza inevitablemente los lazos de solidaridad en el seno de la colectividad,
debe señalarse que la responsabilidad civil subsidiaria de las instituciones
oficiales autónomas debe ser vista desde una perspectiva objetiva. Lo anterior
deja al margen cualquier planteamiento subjetivista basado en la culpa individual
del funcionario o empleado que produce materialmente el daño, situando así el
centro de atención en la persona de la víctima, a la que la comunidad no puede
dejar desamparada en aquellos casos en que el daño sufrido derive del desarrollo
de actividades y del
funcionamiento de servicios públicos de los que la comunidad misma es
beneficiaria.--- Respecto de lo anterior debe precisarse que toda negligencia,
error u omisión en el desempeño de las actividades de los funcionarios y
empleados públicos están necesariamente vinculadas con su cargo, lo que genera
un deber de reparación para las instituciones oficiales autónomas como
responsables del servicio de que se trate, mismo que habrá de ser subsidiario
frente a la insolvencia del funcionario o empleado –entre otros supuestos- en
virtud de cuya actuación fueron ocasionados los daños, los que para que sean
imputables a dichas instituciones, además de ser producidos por personas
situadas bajo su autoridad o por objetos colocados bajo su guarda, deben tener un
nexo causal directo con la actividad de la institución oficial autónoma
imputable.--- Con base en lo anterior, puede afirmarse que el fundamento de la
responsabilidad civil subsidiaria de las instituciones oficiales autónomas
constituye un mecanismo básicamente objetivo de reparación, que sólo opera en
la medida en que se haya producido un daño patrimonial o moral como
consecuencia de violaciones a derechos consagrados en la Constitución,
conculcaciones que deberán generarse por acciones u omisiones reflejadas en las
actuaciones de funcionarios o empleados públicos –expresado en un término
genérico, de los servidores públicos- que les sean imputables.--- (ii) Siguiendo el
orden expuesto, debe señalarse que la constitucionalización de la responsabilidad
patrimonial subsidiaria de las instituciones oficiales autónomas no se formula
como un simple sistema de cobertura de los daños causados por los actos ilícitos
de los servidores públicos que laboren para tales instituciones, sino también de
los daños producidos por una actividad perfectamente lícita cuando la persona
que, sufrido el menoscabo, no ha tenido el deber jurídico de soportarlo. Dicho en
otros términos, el fundamento
constitucional de la responsabilidad civil subsidiaria de las instituciones oficiales
autónomas lo constituye la protección y garantía del patrimonio de la víctima
cuya preservación se pretende frente a todo daño no buscado, no querido ni
merecido por la persona que resulte lesionada de la actuación de las entidades en
comento.--- Así, la responsabilidad subsidiaria de las instituciones oficiales
autónomas tiende a cubrir toda lesión sufrida por los particulares como
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, al
margen del cual sea el grado de voluntariedad e incluso de previsión del servidor
público. Lo anterior implica que debe prescindirse en
absoluto de la licitud o ilícitud del acto generador del daño resarcible, lo cual
supone la inclusión dentro del ámbito de la cobertura patrimonial dispuesta por el
artículo 245 de la Constitución, de los daños causados involuntariamente o, al
menos, con una voluntad incidental no directamente dirigida a producirlos. Y es
que basta la producción de un resultado dañoso que cause un perjuicio efectivo,
evaluable económicamente e individualizado respecto de una persona o un grupo
de personas para que opere la obligación de las instituciones oficiales autónomas
de responder civilmente en forma subsidiaria, ya que como se señaló, no se
precisa de otro requisito más que la relación de causalidad entre el acto y el daño
a un patrimonio privado que es preciso reparar...".
Este tribunal de conformidad al criterio expresado por la Sala de lo
Constitucional quien ha establecido en su resolución los fundamentos jurídicos
de la responsabilidad civil subsidiaria del estado y de las autónomas, concluye
que el segundo de los motivos alegados por los recurrentes jurídicamente es
insostenible y en consecuencia no es procedente acceder a sus pretensiones.
III) En la tercera causal de casación alegada, los recurrentes denuncian la
inobservancia de los incisos primero y segundo del Art.162, inciso primero del
Art.195 y 206 del Código Procesal Penal.
Los recurrentes censuran la valoración probatoria dada por el tribunal
sentenciador, al informe pericial elaborado por el perito Ingeniero René Mauricio
Monterrosa, criticando de manera puntual el peritaje en los siguientes aspectos:
1.- Afirman que el peritaje carece de objetividad, pues en su elaboración el
perito obtuvo la información de interpósitas personas y de prueba documental y
pericial;
2.- Señalan además que el perito dictaminó sobre cuestiones que no eran parte de
su conocimiento y que no pudo percibir; y,
3.- Que debió abstenerse de emitir conclusiones respecto de hechos que no eran
de su conocimiento técnico, debiendo ser específico y ceñirse en lo relativo a su
conocimiento científico en el área de agricultura, afirman además que el informe
no es una verdadera pericia.
Tomando como base las anteriores observaciones esta Sala advierte, que al
fundamentar el motivo, los recurrentes, de manera subjetiva y particular, critican
el informe pericial, pretendiendo de esa manera restarle eficacia probatoria al
mismo, estrategia que debieron utilizar en el juicio al momento de la producción
de la prueba, posiblemente logrando de esa manera restarle valor probatorio ante
el juez receptor de los elementos de prueba suministrados.
Además, por la vía del interrogatorio, debieron desacreditar al perito en los
mismos puntos que le censuran en la fundamentación del motivo. Partiendo de
los limites del tribunal de casación para valorar prueba, el motivo planteado de la
manera que lo formulan los recurrentes no puede ser atendido.
Si agregamos que en la solución que pretenden, los recurrentes afirman que la
prueba pericial se incorporó de manera irregular al juicio, al revisar los pasajes
pertinentes del proceso advertidos que no tienen razón ya que la prueba en
cuestión ingresó al proceso de acuerdo al diseño establecido en la
ley, en primer lugar a folios 108 vuelto de la quinta pieza en el romano V de la
acusación bajo el epígrafe del ofrecimiento de prueba en el apartado de la prueba
documental en el folio 110 vuelto, se oferta el informe del perito René Mauricio
Monterrosa Miranda.
Asimismo en la sexta pieza en el cuerpo del auto de apertura a juicio folios 7
vuelto aparece que se admitió el dictamen pericial elaborado por el perito
Ingeniero René Mauricio Monterrosa.
Y por último, a folios 2 y 3 de la octava pieza, aparece que en la recepción de
prueba se le dio lectura al dictamen pericial, cuestionado por los recurrentes,
consta además que al perito René Mauricio Monterrosa, se le sometió al
interrogatorio de la Fiscalía, querellante y defensa. De manera que es infundada
la afirmación de los recurrentes, al mencionar en el recurso que la pericia fue
incorporada de manera irregular. Por todo lo dicho la Sala concluye que no existe
el vicio que se denuncia y en consecuencia no es
atendible la pretensión de los recurrentes.
POR TANTO: Con base en las razones expuestas, disposiciones legales
citadas y Art. 50 inciso segundo No. 1, y Arts. 357, 421, 422, 427 Pr. Pn., en
nombre de la República de El Salvador esta Sala FALLA:
1.- CÁSASE la resolución de las ocho horas del día treinta de octubre de dos mil
dos, mediante la cual se modifica el fallo contenido en la sentencia definitiva
pronunciada a las veintitrés horas y quince minutos del día veintiuno de
diciembre de dos mil, por la violación al Principio de Congruencia denunciado en
el primero de los motivos. Ordenase la reposición de la misma, previa audiencia
especial, en la que se debatirá ùnicamente lo concerniente a la responsabilidad
civil.
2.- DECLÁRASE NO HA LUGAR a casar la sentencia de
mérito por los motivos segundo y tercero por improcedentes.
3.- Remítase el proceso al tribunal de origen, para que este a su vez lo remita al
Tribunal de Sentencia de Zacatecoluca, para que realice la Audiencia Especial
ordenada.
Notifíquese.
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