15 años sin Gianni - Museo del Traje

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XVAÑOS sin
GIANNI
1
15 años sin Gianni
Homenaje a Gianni Versace
Catálogo de la exposición temporal
Museo del Traje. CIPE
Madrid, 13 de julio - 14 de octubre 2012
www.mecd.gob.es
www
Índice
El último tabú............................................................ El arte como referencia............................................. 5
11
La exposición temporal ............................................
MINISTERIO
DE EDUCACIÓN, CULTURA
Y DEPORTE
Edita:
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General de Documentación
y Publicaciones
© Del texto y las fotografías: sus autores
NIPO: 030-12-096-O
17
Seducción ..........................................................
17
Hombre latino ....................................................
21
Feminidad ..........................................................
25
Medusa .............................................................
29
Asimetrías ..........................................................
31
Sabiduría............................................................
39
De calle .............................................................
41
Excesos decorativos ..........................................
47
Diosas de pasarela ............................................
51
Gladiadoras .......................................................
55
Mediterráneo ....................................................
59
Cronología ...............................................................
63
Bibliografía ...............................................................
67
Portada del catálogo Collezione uomo primaveraestate, Milan: Gianni Versace, 1993. Biblioteca del
Museo del Traje, MTDC344-06
El último tabú
Gianni Versace tenía razón. Durante las dos décadas
que estuvo al frente de su propia firma, el calabrés
demostró, colección tras colección, que la moda que
nos hacía consumir no era solo un juego frívolo, nunca
una mera provocación. Si la burguesía bien pensante
se había visto superada por las doradas opulencias
de sus estampados y sus tejidos metálicos; si los
moralistas nostálgicos del orden tradicional se
rasgaban las vestiduras ante la visión de mujeres
exultantes de sexualidad; si el grueso de la sociedad
se ruborizaba frente a la descarada homosexualidad
que destilaban sus colecciones masculinas; si todo
el mundo sentía, tantas veces a un tiempo, rechazo
o atracción (nunca indiferencia) por la filosofía de
este italiano universal, eso era porque Versace no
se equivocaba cuando vio hacia dónde tenía que
discurrir la moda que iba a inaugurar el siglo XXI, la
moda de todos y para todos, la moda como epígono
(provisional) de las manifestaciones artísticas todas,
las populares y las cultas, la moda, en fin, como forma
de vida.
de la sociedad. No hay campo tan propicio como el
de la moda para el encuentro entre la alta cultura y
lo popular, entre lo comercial y lo artístico, entre lo
reproducible –el prêt-à-porter- y lo original –l’haute
couture. Y la sensibilidad italiana es quizá la más
apropiada para explotar esa ambivalencia, desde la
moda como arte de Gallenga y Fortuny (italiano de
adopción), pasando por el surrealismo de Schiaparelli
o la reinterpretación del pasado renacentista en
clave sport de Pucci, hasta llegar a la renovación del
guardarropa de medio mundo de la mano del prêt-
à-porter de Armani y Versace, cada uno en su estilo
inconfundible.
No es exagerado afirmar que el siglo XX contempló
un nuevo renacimiento del arte italiano. Desde los
campos de la literatura, el cine, la música popular y,
especialmente, el diseño, la cultura italiana, aliada
de manera inopinada con la americana, ha perfilado
la estética del siglo renovando a la vieja Europa
que representaban Francia e Inglaterra. La moda
internacional no resultaba tan desenfadada y vital
desde el siglo XVI, a finales del cual la austeridad del
negro español puso fin al colorismo de los principados
transalpinos.
La fusión de arte y vida -el vitalismo existencial
como motor de la creatividad- es uno de los rasgos
característicos de esa nueva estética, que tiene
mucho que ver con un reposicionamiento conceptual
frente a las nuevas industrias que vehiculan el orden
Vestido y Leotardo, 1963. Emilio Pucci.
Museo del Traje (MT104951).
7
Entre tanto, el objeto de moda ha llegado a adoptar
las cualidades de la obra artística. Dejando de lado
las cuestiones de la autoría y la obra única (a las
que hacemos un guiño en esta exposición: algunos
vestidos son piezas únicas con firma de autor; las
esculturas y la orfebrería son todas reproducciones), lo
importante es el valor comunicativo que ha adquirido
el atuendo a medida que se han ido diversificando los
roles sociales. Eso es lo que convierte al diseñador
en un artista en potencia: la consciencia de que está
dirigiendo un mensaje y la necesidad de darle la mayor
coherencia posible (para poder ser comprendido en
un entorno saturado de signos). Eso es Versace, la
marca, una maquinaria comunicativa dotada de una
inapelable coherencia interna que se sostiene sobre
la percepción de la historia, del pasado, del presente
y del futuro, que Gianni Versace fue vertiendo en sus
diseños para dejar una huella indeleble en la moda
contemporánea.
“Hace años que vengo explorando también yo los
territorios de una posible colaboración, convencido
como estoy de que nuestro trabajo artesanal, integrado
en el arte, se acercaría al valor y a la credibilidad de
una expresión artística y podría generar resultados
sorprendentes incluso en la tecnología”1. Desde
sus inicios en Milán en los años 70, con trabajos
fundamentales para las marcas Genny, Complice y
Callaghan, Gianni Versace tuvo puesta su mirada en
la historia del arte como punto de partida. No como
un mero banco documental del cual extraer recursos
formales para ajustarlos a las tendencias, sino como
una experiencia constante, una materia sobre la cual
experimentar a la busca de nuevas vías de expresión.
Portada del suplemento monográfico Linea Italiana.
nº 144. Milán: Arnoldo Mondadori Editore, 1984.
Biblioteca del Museo del Traje (MTC309-9)
Ejemplo de ello es el tratamiento dado a los materiales
a lo largo de su carrera. Versace no apostó tanto por la
innovación (en el sentido tecnológico que preocupaba
a la mayoría de sus contemporáneos) como por la
recuperación y reinterpretación de los usos pasados
del material. Se produce un proceso de “reinvención”
de la materia que implica tanto al uso que se le da
como a la intervención en el momento de su creación
1 Biennale di Firenze. Il tempo e la Moda, catálogo
a cargo de G. Celant, Skira-Biennale di Firenze,
Milán, 1996, p. 172.
en fábrica. De hecho, el diseñador se desmarcó de la
mayoría de sus colegas de profesión al intervenir el
material desde su misma creación con el objeto de
encontrar nuevas expresiones del mismo.
Gianni Versace solía decir que su primer recuerdo
en relación con la moda era un vestido de terciopelo
negro. Como señala Chiara Buss2, no son las
formas ni los suntuosos bordados realizados en el
taller materno lo primero que llama la atención del
futuro diseñador, sino la materia y el color. Desde
entonces este interés, fundado sobre un profundo
conocimiento histórico y técnico, es una característica
que llama la atención en todas sus colecciones y les
confiere una especial plasticidad. La idea consiste en
resucitar las emociones que albergamos hacia los
materiales históricos, aplacadas como están por la
sobreabundancia material en la sociedad de consumo.
Para ello, Versace sometió a todos los tejidos a un
proceso de experimentación constante, del que
surgen combinaciones extravagantes de texturas,
colores, volúmenes, pesos y dinámicas. Cuero y
terciopelo, vinilo y angora, denim y satén, cuando
no todos juntos, conviven y despiertan sensaciones
nuevas y dan lugar a una moda que podríamos
calificar de sinestésica.
La sinestesia es la percepción conjunta de sensaciones
con distintos sentidos en un mismo acto perceptivo.
Una camisa vaquera, con todo lo que significa para
el receptor el denim (trabajo, calle, informalidad),
combinada con una falda de raso (noche, sensualidad,
decoro), a su vez estampada con motivos neoclásicos,
ahuecada con un polisón decimonónico y vestida por
una mujer afamada mientras suena alguna conocida
canción de pop-rock, da lugar a una percepción
sinestésica. Una experiencia que puede llegar a
ser extática. En éxtasis, desde luego, lo deseaban
incontables fans por todo el mundo.
Esa sensualidad que satura los sentidos a través de
juegos matéricos, tiene en la moda del italiano también
un origen ideológico. Una parte del éxito que logró
2 Gianni Versace, catálogo de la exposición en la
Fondazione Antonio Ratti, a cargo de Chiara Buss
y Richard Martin. Leonardo Arte, Milán, 1998. Pág.
140.
9
se debe a su concepto de lo femenino. Partiendo
de los modelos mitológicos, llegó a interesarse por
un rol social que aún no había sido explotado por la
moda: el de la prostituta. Estereotipada como mujer
maltratada y luchadora, vulgar e ignorante pero con
la habilidad necesaria para sobrevivir, peligrosa en
todo caso, la prostituta nunca fue precisamente un
referente para los modistas de Alta Costura. Hay
que decir que, en parte, este camino lo inició Coco
Chanel (Coco, de ‘cocotte’, término que designaba a
las cantantes de variedades, no muy distantes de las
prostitutas en el organigrama social de inicios del siglo
XX), pero Versace lo llevó a sus últimas consecuencias
y durante años escandalizó a la sociedad al llevar a los
salones de la aristocracia y a las peluquerías de barrio
la estética inconexa de las “mujeres de la vida”. De
pronto, e infringiendo un tabú mucho más incómodo
que el que impidió durante siglos a la mujer vestir
pantalones, una sexualidad abierta podía ser exhibida
en entornos socialmente respetables.
Traje chaqueta en sarga de lana, 1979. Giorgio
Armani, Museo del Traje (MT103468-70).
Vestido en punto de algodón, 1985. Donna Karan,
Museo del Traje (MT102740).
Decía Nietzsche que quizás toda la historia de la
filosofía estaba equivocada por no haberse ocupado
más y mejor de la interpretación del cuerpo. El siglo
XX supuso una gran conmoción para la percepción
cotidiana del cuerpo femenino: en las primeras
décadas afloraron los tobillos; las rodillas en los años
20; durante los 30 se reveló su forma natural; mediado
el siglo se fraguó la revolución que elevó las faldas sobre
las rodillas y descubrió algún que otro pecho durante
los años 60; la moda unisex y la asimilación definitiva
del pragmatismo del vestuario masculino tuvieron que
esperar a los años 70 para popularizarse, a Armani
y a los diseñadores de prêt-à-porter americanos. La
interpretación de lo femenino que nos ofrece Versace
está en la línea de las maneras de Vionnet y la moda
de los años 30; esto es, subraya la sensualidad propia
del cuerpo femenino sin transformar la silueta, algo
que hizo magistralmente Azzedine Alaïa durante los
80. Pero la “femme fatale” del Hollywood de Greta
Garbo y Marlene Dietrich ya no aparece con Versace
como dama elegante, enfundada en impecables
rasos cortados al bies, sino que es también mujer de
calle, mujer que solo tiene como armas su cuerpo y su
feminidad, y que solo puede servirse de los recursos
a su alcance para explotar esas armas, así tenga que
combinar rayas con cuadros o jeans con tacones de
aguja. Además, es mujer sin edad, porque la estética
de Versace también aborda y soluciona la problemática
que se había generado en la moda desde la revolución
juvenil de los años 60, cuando las madres empezaron
a desear vestirse como sus hijas. El italiano encuentra
un punto medio al liberar el vestuario de prejuicios
sexuales y a la mujer de restricciones morales. Con
esto, Versace propone una última vuelta de tuerca a
la emancipación femenina, el regreso a un tipo que
es matriarcal y lujurioso sin que lo uno y lo otro se
contrapongan necesariamente.
Al principio de estas líneas se afirmaba que Versace
nos hacía consumir su moda: la mayoría no hemos
tenido nunca un versace, ni lo tendremos. Es más:
muchos tampoco lo desearán nunca. Pero consumir,
en sentido amplio, no es poseer. Consumir, en
este mundo desbarrado, también es ver y mirar,
escuchar y repetir. Y desear, sobre todo desear. Y
en este sentido, Versace ha impregnado las retinas
de televidentes y lectores de revistas, ha estado en
boca de todos, aunque fuera para criticarle, y ha
sido, seguro, el diseñador más deseado por miles de
“fashionistas” que comulgaban con su concepción
del lujo y su mística del placer. Si hemos de hablar
del diseñador, del modista culto que estudiaba a
Vionnet y a Madame Grès, que se conocía al dedillo
las colecciones del Metropolitan de Nueva York (y no
solo las de indumentaria), también hay que hablar del
empresario y publicista, el escenógrafo mediático y
hombre de negocios que, aconsejado siempre por
sus hermanos, Santo y Donatella, supo comunicar
a la perfección su concepto de la moda. En este
sentido, los Versace crearon un engranaje perfecto
que eclosionó con el fenómeno de las top models de
los 90, cuando todos los medios de comunicación
cayeron en la trama de lujo y deseo ideada por los
Versace. Desde entonces, y gracias a la perfecta
comprensión por parte de Gianni Versace de la fama
como vehículo de expresión, el escenario de la moda
ha cambiado y el nombre de Versace se ha convertido
en leyenda mediática. Quizás esa fue su vocación
última, la de mito: “El mito de Versace es lo que hace
al nombre de Versace mundialmente famoso. Se basa
en la idea de un mundo de moda, glamour y erotismo.
El mito data de 1978, cuando la marca fue creada
por su fundador, Gianni Versace. Gianni Versace se
11
hizo mundialmente famoso como un diseñador de
moda innovador. Gianni Versace fue esencialmente el
arquitecto del lugar que ocupa la moda moderna en la
cultura popular. Redefinió lo que es una casa de moda
combinando moda con rock&roll, arte, fama, teatro y
ballet”3.
El arte como
referencia
maestros tanto Fidias, el gran escultor del Clasicismo
ateniense, como Vionnet, la primera modista que
usó el corte al bies para un vestido, fue revitalizado
por Versace en su búsqueda incansable de nuevos
efectos de drapeado. Por ejemplo, ejecutándolos
con tejidos metálicos para lograr resultados de una
tensión dinámica nunca antes vista en la moda.
Además, el amplio abanico de motivos decorativos
desarrollados en la Antigüedad, así como sus
múltiples reinterpretaciones posteriores, es otro de los
leit motiv de la obra de Versace. Grecas, guirnaldas y
palmetas, amorcillos, atlantes y cariátides, así como la
legendaria cabeza de Medusa, icono identificativo de
la casa Versace, aparecen a lo largo de la carrera del
diseñador sometidos a su estética inconfundible.
“Reggio es el reino donde dio comienzo la fábula de
mi vida: la sastrería de mi madre, la boutique de Alta
Moda. El lugar donde, desde pequeño, empecé a
apreciar la Ilíada, la Odisea, la Eneida, donde empecé
a respirar el arte de la Magna Grecia.”4
Resulta difícil resumir las influencias artísticas que
confluyen en el estilo creado por Versace. En líneas
generales se reconoce la pasión del modista por la
cultura grecolatina, el arte bizantino, el Renacimiento,
lo barroco, el Neoclasicismo, el Art Decó y todo el
arte contemporáneo, incluyendo, como no, la cultura
popular americana. Todo ello acompañado de una
estrecha relación con las artes escénicas -teatro,
danza y ópera- en las que participó durante toda su
carrera como diseñador de vestuario.
Portada de la revista Blanco y Negro, Semanario de
ABC. 7/08/1994. Nº 3919. Madrid, Prensa Española,
S.A. Biblioteca del Museo (MTP250)
Desde las primeras colecciones, las formas del
arte clásico griego y romano están presentes en
sus diseños. Uno de los rasgos definitorios de la
escultura de ese período de la Historia del Arte,
especialmente del estilo helenísitico, es el tratamiento
que recibe la indumentaria. Los pliegues y drapeados
característicos de mantos y túnicas tienen un papel
protagonista, fundiéndose muchas veces con el
cuerpo en un intento por mostrar la fisionomía de las
figuras sin desnudarlas. Este arte de dominar la caída
del tejido sobre el cuerpo femenino, arte en el que son
3 Mensaje corporativo de la marca Versace, 2012.
Fuente: http://www.versace.com/en/the-group
4 http://it.wikipedia.org/wiki/Gianni_Versace
Cuerpo en malla metálica, 1982. Gianni Versace,
Museo del Traje (MT105035).
13
Detalle vestido en malla metálica, 1994-1995.
Gianni Versace, Museo del Traje (MT101212).
La riqueza decorativa y el brillo deslumbrante del
arte musivario bizantino fueron otro de los referentes
del diseñador. Se ha dicho que de la misma manera
que los mosaicos de Rávena aligeran visualmente
la pesadez tectónica de los templos bizantinos, los
mencionados tejidos metálicos del modista, que se
construyen mediante pequeñas placas similares a las
teselas, muestran esa paradoja visual entre la pesadez
propia del metal y la ligereza del efecto visual. Más
allá de esta consideración, la referencia a motivos
bizantinos, especialmente la cruz griega en su versión
más ornamentada, es otro recurso habitual en las
decoraciones de los diseños de Versace.
En cuanto al Renacimiento italiano, puede decirse que
ejerció en su moda una influencia más conceptual que
formal. Es la fantasía y exuberancia humanística lo que
encontramos como eco de este período histórico. Si
la moda italiana reconquista en el siglo XX el papel
primordial que había tenido en Europa durante el
Quattrocento y el Cinquecento, de alguna forma el
espíritu renacentista revivió de manera especial en la
vida y en la obra de Versace. El desenfado cromático
(en la línea de la propuesta epatante de Pucci) y el gusto
por los terciopelos y las pieles son los rasgos formales
Chaqueta en sarga de algodón, 1992. Gianni
Versace, Museo del Traje (MT105032).
Vestido de cristales Swarovski, 1997.
Gianni Versace, Museo del traje (MT101211).
más reconocibles de este paralelismo. Avanzado el
Renacimiento, la moda se ve fuertemente influida por
la indumentaria militar y el negro español acaba por
imponerse como norma en toda Europa. También esta
referencia es rastreable en la propuesta del calabrés,
ya desde sus inicios y especialmente en el campo del
diseño para hombre.
decorativismo neoclásico, elegante depuración de las
formas de la Antigüedad, aparece una y otra vez. Por
ejemplo, en los fastuosos estampados “a candelieri”
dorado, que son una de las marcas de identidad de la
casa. E igualmente habituales son las referencias a los
vestidos de corte imperio que marcaron la moda en
torno a 1800.
pedrerías; el ascetismo formal de Newman permite
conjugar sus abstracciones con cristales Swarovski
para enfatizar el misticismo del pintor (a través de
ese efecto tan bizantino que antes describíamos); y
los móviles de Calder son representados con tejidos
superpuestos, en busca del movimiento que obsesionó
al escultor estadounidense.
Aunque suele identificarse el estilo de Versace con
el Barroco, no es posible concretar formalmente la
relación del diseñador con la estética del período. Lo
cierto es que en Versace no se encuentran elementos
tomados directamente de aquel arte grandilocuente,
pero sí existe un sentimiento similar: la monumentalidad,
el gusto por lo espectacular, las formas orgánicas y el
abigarramiento decorativo son algunas características
comunes a ambas estéticas.
También es evidente el influjo del Art Decó: si la moda
de los años 20 y 30 es la referencia más directa en la
obra de Versace, parece coherente que exista también
una importante presencia de esa derivación estilizada
y geometrizante de los modernismos de finales
del siglo XIX y principios del XX. Del arte del siglo
pasado, el diseñador tomó sucesivamente elementos
procedentes de las fuentes más diversas. Sus vestidos
han reproducido motivos de Sonia Delaunay, Roy
Lichtenstein y Andy Warhol; de Barnett Newman, Jim
Dine y Alexander Calder. Como en su día hiciera Yves
Saint Laurent con su colección Mondrian, Versace rinde
homenaje a sus artistas plásticos predilectos llevando
a cabo una operación de reinterpretación y adecuación
del motivo al nuevo soporte. Así, los motivos órficos
de Delaunay, modista ella también, ven su fuerza
implementada al aparecer en Versace bordados con
Y en este punto, arte y cultura popular se dan la mano.
Por supuesto es Warhol, referente ineludible para
Versace, el que más radicalmente plantea esta afrenta
definitiva al concepto europeo de la alta cultura. Y,
lógicamente, será la propia cultura popular americana,
con el cine y el cómic, el rock&roll y la fama televisada,
el último pero no el menos importante de los influjos
que han sostenido la coherencia interna de la obra
de Versace. Del cine y el comic toma el sentido de lo
espectacular, la grandilocuencia como forma retórica
que se puede apreciar no solo en los momentos
finales de sus desfiles, cuando el lujo más fantasioso
sale a relucir, sino también en ese fenómeno por él
promovido que fue el de las top models. Más que
vestales o musas del celuloide, las súper modelos
de principios de los 90 parecen personajes sacados
Más sencillo resulta reconocer la influencia del
Neoclasicismo. Los objetos decorativos de su
línea Home Signature son un claro ejemplo de esta
inspiración. Por lo demás, toda la moda pensada por
Versace, especialmente desde finales de los años
80, está impregnada por esa reinterpretación de lo
grecolatino que se fraguó en la Francia del siglo XVIII. El
de un cómic de Stan Lee, el creador de Spiderman.
15
Portada del catálogo de la exposición Versace: il
genio della moda e l’arte / a cura di Massimiliano
Capella, Patrizia Cucco. Milán: Fondazione
Giacomini.Meo: Gabriele Mazzota, 2006. Biblioteca
del Museo (MTD24312)
Perfectas y desmesuradas, vestidas con conjuntos
de la escena aprendido con estos trabajos se fue
monócromos que hacen pensar en los tebeos a cuatro
trasladando a sus desfiles, dando lugar a algunas
tintas que reproducía Lichtenstein, las modelos más
de las presentaciones más memorables de la moda
famosas de la historia no dejan de ser también una
reciente y, en general, a ese concepto del espectáculo
ocurrencia tomada del arte. En torno a ellas y Versace,
que le ha convertido en el modista más famoso de
todo se articuló como un gran espectáculo en el
finales del siglo XX.
que tuvieron cabida las manifestaciones populares
contemporáneas que han convertido a los Estados
Una mínima parte de todo este universo creativo de
Unidos en el punto de mira del mundo mediático.
Versace es lo que tratamos de poner de relieve en esta
pequeña exposición, con la que el Museo del Traje.
Para poner fin a este sucinto repaso a la presencia
CIPE quiere rendir homenaje a Gianni Versace en el
del arte en la obra del modista, hay que mencionar la
decimoquinto aniversario de su muerte. Para ello,
influencia que recibió de las artes escénicas. Desde
hemos contado con la inestimable presencia de una
muy pronto, y principalmente de la mano de Maurice
serie de piezas procedentes del Museo Nacional de
Béjart, Versace participó en numerosas producciones,
Escultura de Valladolid. Todas ellas son excelentes
ballet sobre todo. Aquí encontró un terreno propicio
reproducciones de importantes obras del arte clásico,
para dar rienda suelta a su fantasía y verter de forma
realizadas a finales del siglo XIX. Estas piezas entablan
más evidente, menos constreñida por las necesidades
diálogo con los vestidos del Museo del Traje. CIPE para
propias de la moda, todos esos influjos culturales
evidenciar el parentesco formal y conceptual entre dos
que acabamos de mencionar. Así mismo, el sentido
mundos aparentemente tan diferentes.
17
XVAÑOS sin
GIANNI
Seducción
I.
Reproducción en escayola de torso de
Venus, de J. Trilles, 1892. Original del
siglo II a.C. (MNRA00913).
II.
Vestido de noche en crespón de seda.
Colección Atelier P/V 1996 (MT101218).
III.
Vestido de noche en crep de seda.
Colección O/I 1996-97 (MT101217).
Estos dos vestidos, diseñados en el último tramo de
su carrera, revelan la predilección del modista por
las líneas sinuosas definidas por la forma natural del
cuerpo femenino. Como en la escultura helenística,
representada aquí por un torso de Venus cargado de
sensualidad, la simetría y lo predecible son elementos
a evitar en todo momento, para lo cual es habitual
hacer uso de recursos que podemos considerar
manieristas. Así, de la misma manera que el manto
de Venus asciende por su espalda sin que podamos
entrever donde se prende, pero asegurando el efecto
deseado en la visión frontal de la pieza, el vestido de
noche negro que acompaña a la escultura propone
LA EXPOSICIÓN TEMPORAL
la inversión de la curva del escote en la espalda para
sorprender al observador. Esta idea, tomada de los
cartones de pecho usados por las mujeres durante
la Edad Moderna, fue uno de los leit motiv de sus
vestidos de noche de mediados de los 90, armados
con rígidas estructuras internas.
El gusto por el efectismo es sin duda una de las
características de Versace, como lo fue de la escultura
helenística. A ello ayuda, y no poco, el exceso
decorativo, que en el modista italiano adquiere un
misticismo próximo al del arte religioso. La influencia
de la musivaria y orfebrería bizantinas, tanto como
su propia infancia recolectando abalorios para los
bordados de su madre, llevó a Versace a adentrarse
en el mundo del ornamento con una prolijidad nunca
vista. Lo sensual, a través de la vista y el tacto,
articula así forma y decoración en la busca de un ideal
estético que se identifique con el mismo nombre de
Versace. De ahí que el tirante del vestido rojo y azul de
la colección O/I 96-97 (Ver desfile) anuncie el nombre
de su creador entre brillos áureos y cristalinos.
El original del torso de Venus, realizado en mármol
blanco, se conserva en el Museo del Prado.
19
21
Hombre latino
IV. Reproducción en escayola de busto de
Antinoo, de D. Brucciani, 1887. Original
romano del siglo II (MNRA00661).
V. Chaqueta masculina tipo americana
en tafetán estampado de lino. 1992
(MT105031).
Lamentablemente, no contamos apenas con piezas
masculinas del diseñador en nuestras colecciones,
pero no podemos dejar de mencionar su importante
aportación a este campo, en el que trató de liberar al
hombre de las constricciones habituales a través de
la relectura de los materiales y los volúmenes durante
los años 80, para llegar a un decorativismo alegre y
desenfadado en los 90. La americana que aquí se
presenta forma parte de las creaciones concebidas
por Versace bajo el influjo del South Beach de Miami.
“Aquí en Miami, he encontrado finalmente el centro
de mi círculo”5. El salto de Versace a Miami, sociedad
5 South Beach Stories by Gianni & Donatella
Versace, Milán, 1993, Leonardo Arte. Pág. 13.
tan distinta a la italiana, supuso para el diseñador la
entrada en un mundo de estímulos que propició un
nuevo giro en su percepción del vestir, principalmente
en lo que respecta al color. De la relativa sobriedad
cromática de los años 80 salta a los tonos fluorescentes
y crea en los estampados una estética inconfundible
y ecléctica en la que conviven referencias a la cultura
popular con motivos clásicos y prints animales. La
pequeña revolución interna afecta sobre todo a la
moda masculina, que se contagia del ambiente gay
de Miami sin perder el aire latino que rodea toda la
obra del modista. De hecho, sus modelos respondían
a menudo al tipo grecolatino que se reconoce en el
busto de Antinoo: proporciones recias, perfil recto,
mandíbula cuadrada, frente amplia, cabello espeso
y musculatura muy desarrollada. Por otra parte, el
nombre de Antinoo, favorito del emperador Adriano
y representado gran número de veces en la escultura
romana por voluntad del mismo emperador, es
sinónimo de la sensualidad que caracteriza a la
estética de Versace. Es frecuente encontrarlo, como
en este caso, representado como dios Baco, con lo
que se simboliza la carnalidad del famoso efebo. El
original, hallado en 1770 cerca de la Villa Panfilia, se
conserva en el Museo Británico.
23
25
Feminidad
VI. Reproducción en escayola de tanagra
helenística. Otto Ast, 1887. Original del
siglo III a.C. (MNRA00646).
VII. Traje chaqueta con capa en tafetán
de lana. Colección O/I 1984-85.
(
(MT104827-30).
VIII. Abrigo en paño de lana. Colección O/I
1984-85 (MT104831).
En el O/I de 1984-85 (Ver desfile) Versace ya gozaba
de un prestigio inmenso para una firma con apenas
seis años de existencia, y de hecho con esta
colección el diseñador lograría el importante premio
L’Occhio d’oro por su línea femenina. Hay que tener
en cuenta que desde sus inicios supo promocionarse
internacionalmente acudiendo a fotógrafos de la talla
de Richard Avendon o Bruce Weber, que proyectaron
al mundo entero la imagen de la mujer Versace.
Sus propuestas de los años 80 fueron edificando
las bases de ese discurso que eclosionaría en la
década siguiente, pero la obra de este período por
sí sola lo convertiría ya en uno de los diseñadores
más importantes de la moda contemporánea.
Resulta interesante la comparación con otra de las
renovadoras de la moda del momento, Rei Kawakubo,
que asombraba en París con su marca Comme des
Garçons. Kawakubo deconstruyó la moda para crear
una mística ascética, monacal, que se encuentra en la
base del minimal de los 90. Por el contrario, Versace,
a través de la reinterpretación de materiales y formas,
dio lugar a una mística glamourosa que no cerraba
la puerta a la coquetería femenina. En el conjunto de
capa y el abrigo que se exponen aquí se refleja su
concepción de una mujer fuerte, independiente, a la
que viste con sobreabundancia de tejido, revisitando
el guardarropa masculino para tratar de crear modelos
perdurables como lo suelen ser las prendas para
hombre. El exceso de tejido se encuentra también en
las figuras representadas en la tanagra que acompaña
a las prendas.
Se denominan tanagras a una serie de figuritas
helenísticas cuyo nombre proviene de la ciudad
donde se realizaron los mejores tipos. Son de barro
cocido y suelen estar dedicadas a temas populares,
protagonizados a menudo por figuras femeninas
y reflejando la importancia de lo cotidiano en el
helenismo. Aquí vemos a dos mujeres en actitud
cómplice. Visten chitón e himatión, tapándose por
completo y dando lugar a un rico juego de pliegues y
drapeados que se pueden encontrar en las prendas
de Versace en su reinterpretación contemporánea.
El original se conserva en el Museo del Ermitage.
27
29
Medusa
IX. Reproducción en metal del escudo de
Jorg Sigmen. Elkington&Cia., 1881.
.
Original del siglo XVI (MNRA00204).
X. Plato perteneciente a la vajilla Medusa
Red, de porcelana Rosenthal con diseño
de Versace. Comercializada desde 1993.
Colección particular.
De entre todos los símbolos apotropaicos
-protectores frente al mal- es posiblemente la
cabeza de Medusa el que tiene una historia más
rica. El mito de la Gorgona hunde sus raíces en la
protohistoria y se reconvierte posteriormente para
dar paso a la leyenda más divulgada sobre ella, la
que narra cómo Perseo la decapita para utilizar
sus poderes. Tal y como el héroe griego colocó
la cabeza sobre su égida -una coraza de piel de
cabra- para protegerse de sus enemigos, Versace
adoptó este símbolo milenario como imagen de una
marca que desde los inicios aspiró a convertirse
en un mito contemporáneo. La cabeza de Medusa
confiere un halo misterioso, es un icono atávico, en
principio ajeno por completo a la moda. Asociado a
la filosofía de Versace, el símbolo nos habla de una
suerte de lujo místico, de la necesidad de protegerse
llamando la atención, de la recuperación de valores
olvidados, de la interdependencia del pasado y el
futuro.
Medusa aparece también en el escudo
decorativo obra del orfebre Jorg Sigmen. Esta
pieza, reproducida por galvanizado a partir del
original del siglo XVI conservado actualmente en
el Victoria&Albert Museum, recoge la herencia
del Clasicismo para crear una decoración que se
caracteriza por la profusión de motivos, según los
gustos barroquizantes del manierismo italiano. El
paralelismo con el plato de porcelana Rosenthal
diseñado por Versace es evidente. En esta pieza,
fruto de la colaboración iniciada en 1993 entre
la casa de moda y la prestigiosa firma finlandesa
de porcelanas, la disposición concéntrica de la
decoración, así como los motivos reproducidos,
se asimilan formalmente al escudo de Sigmen, si
bien Versace se inspira más bien en la variante
neoclásica de este tipo de ornamentos.
31
Asimetrías
XI. Reproducción en escayola del relieve
de Orfeo, Mercurio y Eurídice. V. de
Simone, 1885. Original del siglo V a.C.
(MNRA00445).
XII. Vestido de cóctel en sarga de lana fría,
ca.1991 (MT092726).
XIII. Vestido y abrigo en tafetán de seda
estampada. Colección Atelier P/V 1996.
(MT101232/33).
XIV. Vestido de noche en crep de lana.
Colección O/I 1996-97 (MT101234) .
XV. Vestido de noche en punto de seda,
ca.1993 (MT101215).
Para concebir sus vestidos de noche, Versace puso un
énfasis especial en el estudio de los materiales con el
objeto de innovar en las caídas de los tejidos y renovar
las estéticas de modas pasadas, principalmente las de
los años 20, 30 y 40, a las que acudió una y otra vez
como fuente de inspiración. En el vestido más antiguo
de los cuatro que forman este grupo (vestido de cóctel
en terciopelo de seda, ca.1991. MT092726), se aprecia
el interés de Versace por los contrastes de materiales
y técnicas como herramienta de revitalización de los
mismos. La manga de encaje no hace sino enfatizar
la asimetría del escote, cuya ancha solapa remite a
los escotes drapeados creados por Vionnet, que el
mismo Versace había reinterpretado en su colección
de primavera/verano del 89. Precisamente en aquella
colección retomó formas de los años 40 que se
reconocen en otro vestido asimétrico de este grupo
(vestido de noche en crep de lana. Colección O/I
1996-97. MT101234) Y aquí podemos atestiguar
la continuidad del experimento de Versace: de
nuevo la ruptura de la simetría, de nuevo los efectos
contrastados de materiales, aquí en la hombrera de la
parte sin manga, en piel pespunteada que, a su vez,
enfatiza el carácter militar de la línea años 40 y, de
paso, nos remite a las protecciones de los gladiadores
romanos.
El contraste como recurso recurrente en la obra del
italiano se puede apreciar también en la combinación
de estampados. Tal es el caso del conjunto formado
por abrigo y vestido (vestido y abrigo en tafetán
de seda estampada. Colección Atelier P/V 1996.
MT101232/33), pieza de Alta Costura en la que se
mantiene la unidad cromática pero se utilizan dos
estampados bien distintos, como son el rayado tipo
cebra y las estrellas de mar, otro de los motivos
habituales en la obra del diseñador.
El último vestido de este grupo (vestido de noche en
punto de seda, ca.1993. MT101215) dialoga con el
relieve de Orfeo y Eurídice que acompaña a los trajes.
El drapeado asimétrico cruzado bajo el pecho nos
remite a las túnicas que visten los protagonistas del
relieve. En el centro, Eurídice aparece vestida con
una amplia túnica y un peplos o manto. Se puede
apreciar aquí el efecto de “paños mojados”, nombre
con el que se conoce el recurso plástico mediante
el cual se trasluce la forma del cuerpo a través del
tejido. A ambos lados de Eurídice, Mercurio y Orfeo
visten túnicas cortas con manto, de cuyos drapeados
resultan interesantes efectos plásticos. En Versace, la
investigación sobre el drapeado y sus posibilidades
es un rasgo esencial. Si en la estatuaria clásica fueron
uno de las principales preocupaciones de los artistas,
en Versace son casi una obsesión que en sus talleres
se sometía a un constante ejercicio de prueba y error
en busca de resultados óptimos.
El original del relieve, procedente de la colección del
Duque de Nosa, se conserva en el Museo Nacional
de Nápoles.
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Sabiduría
XVI. Zapatos de piel con tacón metálico. O/I
1994 (MT101214).
XVII. Reproducción en escayola de la Atenea
Kassel. Hofmann, 1888. Original romano
copia de la Atenea Promacos de Fidias,
del siglo V a.C. (MRA00698).
Atenea, diosa de la guerra y la sabiduría, de la
civilización, la estrategia, las artes y la justicia,
simboliza con bastante precisión, aunque sin la carga
sexual que aporta Venus, la feminidad orgullosa y
llena de experiencia vital de la mujer imaginada por
Versace. Fue precisamente Atenea la responsable
de la iconografía que conocemos de Medusa: era
esta hermana de las gorgonas, pero a diferencia de
ellas era mortal y hermosa. Por haber mantenido
relaciones con Poseidón, consentidas o no, en un
templo de Atenea, la diosa la castigó convirtiéndola
en un ser monstruoso como sus hermanas, con
cabellos formados por serpientes y el terrible poder
de petrificar a todo el que cruzara su mirada con la
de ella. Luego Perseo logró decapitarla y utilizar su
cabeza como defensa colocándola sobre su égida,
una armadura de piel de cabra que también podemos
ver en la estatua de Atenea, decorada con la cabeza
de Medusa correspondiente.
Además de esta nueva aparición del icono de la casa
Versace, la representación de Atenea muestra la
característica caída de los pliegues del chitón, doble
en este caso, que podemos encontrar reinterpretada
tantas veces en la obra del modista; y destaca también
el paralelismo con la égida, que hace pensar en las
cotas de malla que hicieron famosa la colección de
otoño/invierno 1982-1983 del modista. Aunque esta
Atenea ha sido desposeída de su lanza y su escudo,
la figura se nos revela en toda su marcialidad, mujer
guerrera, si bien tocada por la templanza. El tacón
del zapato expuesto junto a ella luce, como la diosa,
una cabeza de Medusa y, como lo era la Atenea
Promacos original de Fidias, es metálico. Al tacón de
aguja, símbolo para tantas mujeres de independencia,
Versace le ha añadido verismo a través de la
creatividad: nunca antes un tacón fue tanto un objeto
para la defensa propia.
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De calle
XVIII. Traje pantalón en punto elástico.
Colección P/V 1996 (MT101227/28).
Chaqueta en crep de seda estampada
ca. 1994 (MT101229).
XIX. Vestido en crep de seda, viscosa y
poliamida. Colección P/V 1994.
(MT106234).
XX. Traje pantalón en punto de lana.
Colección O/I 1996-97 (MT101221/22).
XXI. Conjunto en punto de fibras sintéticas
estampadas. Colección P/V 1996.
(MT101223/24).
Este grupo está formado por distintas propuestas de
Versace para el guardarropa de uso ordinario femenino.
En él están representadas dos de las tipologías más
visitadas por el diseñador, el pantalón y la minifalda.
Ambas fueron explotadas por el calabrés en su
búsqueda de la sensualidad. Durante los primeros
años 90 los pantalones se ciñeron a los cuerpos de
las modelos como si de una segunda piel se tratara. Y
cuando no era así, minifaldas extremadamente cortas
exaltaban el deseo de millones de espectadores. El
minivestido aquí expuesto (vestido en crep de seda,
viscosa y poliamida. 1994. MT106234) fue lucido en
la pasarela milanesa de primavera de 1994 por Naomi
Campbell (Desfile P/V 1994) que lograba acaparar
mayor atención que la propia prenda. Lejos del
deslumbre ocasionado por ese espectáculo mediático,
podemos disfrutar ahora del laborioso trabajo técnico
con el que está construido el diseño.
Los estampados son posiblemente la nota más
característica del estilo de Versace para el imaginario
popular. Son recordados sobre todo los motivos
clásicos en dorado, pero las múltiples influencias que
el italiano vertía en su obra dieron lugar a una riquísima
iconografía. En este grupo se pueden ver motivos a
caballo entre la abstracción y el Pop art (conjunto
en punto de fibras sintéticas estampadas. SS1996.
MT101223/24), los estampados florales del citado
minivestido y las estrellas marinas de inspiración
mediterránea que adornan la americana (chaqueta en
crep de seda estampada, ca. 1994. MT101229).
Por otra parte, hay que mencionar la capacidad del
diseñador para rebajar la estridencia de su discurso
cuando así lo estimaba oportuno, aunque sin perder
nunca de vista el estilo “erotizante” que lo caracteriza.
El traje chaqueta morado que se expone aquí (traje
pantalón en punto de lana. Colección O/I 1996-1997.
MT101221/22) es un buen ejemplo: clásico en el corte,
confortable en el material, no pierde sin embargo la
esbeltez de líneas que está concebida esencialmente
para ensalzar la sinuosa belleza del cuerpo femenino.
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Excesos decorativos
XXII. Reproducción de la pátera de Minerva
del Tesoro de Hildesheim, de Christofle
& Cia., 1881. Original del siglo I a.C.
(MNRA00213).
XXIII. Chaqueta y pantalón tejanos de algodón
estampado. Colección P/V 1992.
.
(MT105032/33).
XXIV. Mono en tul de fibra sintética decorado
con pedrería. 1991 (MT105051).
Atenea Ergana fue la acepción bajo la que se adoró
a la diosa como protectora del trabajo. El centro
de la pátera se decora con la figura en altorrelieve
de la divinidad, rodeada de guirnaldas y palmetas
grabadas. El brillo del metal sobredorado remite
inmediatamente a los estampados que luce la espalda
de la torera tejana de Versace que se expone a su
lado (Desfile P/V 1992). La gran diferencia es que la
exuberancia ornamental se manifiesta en dos soportes
completamente distintos. La pátera original, que
forma parte del tesoro de Hildesheim, conservado por
el Museo de Berlín, es de plata. Versace ha elegido el
denim, la tela vaquera, el tejido laboral e informal por
excelencia, para estamparle la más ostentosa de las
decoraciones. Así el italiano armoniza dos extremos
que se resistían a encontrarse, lo popular y la alta
cultura. Cada vez que Versace acudió al denim fue
para elevarlo a la categoría de lujo, del mismo modo
que tomó toda la historia del arte y la sacó a la calle. Se
puede decir, metafóricamente, que la moda de Versace
es una especie de Wunderkammer contemporánea,
una de esas “cámaras de los tesoros” en las que los
príncipes renacentistas acumulaban obras de arte,
objetos extraños y rarezas de la naturaleza, en un
compendio que está en el origen del coleccionismo tal
y como hoy se entiende. En este caso, los motivos de
origen clásico, que conviven con conchas y estrellas
de mar, aparecen tratados de forma original. Han
adquirido relieve, y por tanto barroquismo, respecto
a los que luce la pátera y la composición del conjunto
remite a decoraciones orientales, que en Italia se
filtraron a través de Venecia por la influencia de
Bizancio y el contacto continuo con todas las culturas
mediterráneas.
Entre los fragmentos de historia revitalizados por
el diseñador se encuentra precisamente el arte
bizantino, cuya manifestación más deslumbrante se
encuentra en Rávena, en los mosaicos de las iglesias
de San Vitale y de San Apolinar in Classe o en el
mausoleo de Gala Placidia. El trabajo minucioso del
mosaico no desmerece al lado del esplendor de la
orfebrería bizantina, uno de los mejores ejemplos de
ostentación que se pueda referir. La consolidación
del poder, celestial y terreno, exigía, entonces como
ahora, un fuerte aparato de propaganda que tenía
en la exhibición de riqueza uno de sus mejores
instrumentos. Amante de la belleza y la historia,
Versace es lógico receptor de la forma y el concepto
de la orfebrería bizantina. El mono bordado expuesto
es un ejemplo inmejorable. Resulta milagroso que el
tul, cortado para ceñir el cuerpo al milímetro, pueda
resistir el peso de la bisutería que inunda su superficie.
Embutir a Claudia Schiffer, la más famosa de las tops
de Versace, en este vestido-joya es seguramente una
de las expresiones de poder más convincentes que
se puedan imaginar. Pero en este caso la chica no
es el premio, sino que el poder está en su mística
sensualidad.
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Diosas de pasarela
XXV. Reproducción en escayola de la Diana
de Gabies, de E. Arrondelle, 1884.
Original de Praxíteles del siglo IV a.C.
(MNRA00409).
XXVI. Vestido en punto de rayón y seda.
Colección P/V 1995 (MT105030).
Los profesores Studniczka y Collignon identificaron
esta estatua con la que hizo Praxíteles para el templo de
Ártemis Brauronia, situado en la Acrópolis de Atenas.
Fue hallada en 1792, en las ruinas de Gabies y se
conservó durante algún tiempo en la Villa Borghese de
Roma, para pasar luego al Museo del Louvre, donde
se conserva en la actualidad. Se trata de una pieza
helenística en la que se reconocen las características
del estilo, con su barroquismo compositivo (nótese
la afectación del gesto de Diana) y el virtuosismo
escultórico que da vida a cada detalle. El aire, el tono
general de la estatua, nos remite de alguna forma a la
moda de Versace, praxiteliana como posiblemente no
lo ha sido ninguna manifestación artística en el siglo
XX. Pero la intención es resaltar la reminiscencia de
las fíbulas de la Antigüedad, broches generalmente
ornamentales que se utilizaron hasta bien entrada
la Edad Media, en los tirantes de los vestidos de
noche del diseñador. En este caso (vestido en punto
de rayón y seda. Colección P/V 1995. MT105030) el
origen clasicista del motivo reproducido en el tirante
es especialmente reconocible. El pequeño tondo con
la cabeza de Medusa en material translúcido, rodeado
de grecas grabadas sobre el metal, es una alusión
evidente a los fundamentos grecolatinos de la obra
del modista y es también un guiño a ese elemento de
cierre de la Antigüedad que fue la fíbula.
Por otra parte la huella de la estatuaria clásica se
percibe en el diseño de todo el vestido: los pliegues
de la falda rememoran los estriados de los fustes de
las columnas de estilo dórico y corintio, paralelismo
enfatizado por la utilización del color blanco; y la
asimetría de la misma falda, que se abre en un
costado vertiginosamente para descubrir la pierna
prácticamente hasta la cintura, puede considerarse
una relectura del efecto de paños mojados que se ve
en el relieve de Orfeo y Eurídice expuesto en el grupo V
de la muestra (reproducción en escayola del relieve de
Orfeo, Mercurio y Eurídice. V. de Simone, 1885. Original
del siglo V a.C. MNRA00445). La fisionomía que en la
figura de Eurídice se trasluce decorosamente a través
del tejido, en Versace se exhibe sin inhibiciones, y se
rompe así con cierta moralidad que todavía a finales
del siglo XX encorsetaba a la moda. Es ejemplar de
esto la memorable de la colección primavera/verano
del 94, en la que se presentó el famoso vestido con
imperdibles que dio fama mundial a la actriz Elisabeth
Hurley. Aquella serie de vestidos, en negro riguroso
salpicado por los brillos metálicos de los grandes
imperdibles que los adornaban y construían a un
tiempo, supuso quizá la apuesta más conmovedora
por la fusión entre las líneas propias del cuerpo
femenino y las del diseño. Aberturas de infarto,
recorriendo a veces la prenda completa, desde el
escote al bajo de la falda, y prendidas solamente por
los propios imperdibles, reconversión del icono punk
en un elemento glamouroso, construían vestidos de
noche que supusieron una vuelta de tuerca definitiva
a la concepción más sensual de la moda.
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Gladiadoras
XXVII. Reproducción por galvanizado de la
galea Cabeza de Medusa. M. Amodio,
1885. Original del siglo I (MRA00526).
XXVIII. Reproducción en escayola del relieve
La muerte de Aquiles. Alberto Sánchez
Aspe, 1940. Original romano de inicios
del siglo III (MNRA03149).
XXIX. Vestido en malla metálica. Colección O/I
1994-95.
XXX. Cuerpo en malla metálica. O/I 1982-83
Pantalón en paño de lana, ca. 1981.
(MT105035/36).
En el otoño de 1982, Gianni Versace, que cumplía
cuatro años al frente de su firma, sorprendió al mundo
de la moda con una serie de prendas en un tejido
completamente novedoso. (Desfile O/I 1982-83) Las
mallas metálicas que lucieron en aquella ocasión las
modelos no tenían nada que ver con la metalurgia
epatante de Paco Rabanne. Su constitución, llevada
a cabo mediante la unión de minúsculas piezas de
metal, hacía que la caída del tejido se diferenciara
apenas de la que podía producir una tela convencional.
Los cortes, inspirados en la sencillez de las túnicas
clásicas, buscan intencionadamente el juego de
efectos de drapeado que, sobre el nuevo material,
dan lugar a resultados espectaculares.
En esta recreación del espíritu clásico tiene mucho
que ver el cine histórico de mediados de siglo,
especialmente el género conocido como peplum, las
películas de romanos. Allí se encontraba una estética a
caballo entre lo verídico y lo imaginado que podemos
equiparar con la reinterpretación pop de la historia
propuesta por Versace. Los efectos fascinantes de
los tejidos metálicos sobre la piel humana, sobre los
torsos sudorosos de fornidos gladiadores, se vieron
allí antes que en la pasarela. De ahí que se exponga
una galea, nombre específico del casco de gladiador,
junto a los vestidos. Esta galea, no por casualidad,
está también decorada, entre otros muchos motivos,
con una cabeza de Medusa en su frente, nuevamente
símbolo protector.
Esta línea, como todas las investigadas por el modista,
no fue nunca abandonada, y la reencontramos en
sutiles variaciones a lo largo de toda su carrera. Muy
conocidas son las túnicas largas que acapararon la
atención del público en la colección O/I 1985-86 con
decoraciones de estilo Art Decó. Y más todavía lo
serían los fastuosos vestidos dorados de la colección
O/I 1994-95 (Ver desfile), donde llevó al máximo
esplendor las posibilidades ofrecidas por el tejido de
malla metálica. Allí se puso en juego todo un abanico
de posibilidades del drapeado, valiéndose de la
paradoja visual que ofrecían la pesadez del material y
su flexibilidad en uno de los desfiles más eróticos de
la historia de la moda.
El relieve La muerte de Aquiles, de origen ático
según las apreciaciones de García y Bellido, muestra
la tipología de túnica masculina que Versace ha
trasladado al vestido dorado que lo acompaña
(vestido en malla metálica. Colección O/I 1994-1995).
Se puede ver la hechura de la túnica de Aquiles que,
al igual que la de Versace, se recoge en la cintura (el
diseñador lo soluciona con un elástico interior donde
antes había un cinturón) y presenta mangas. Aquiles,
que acaba de ser herido de muerte por Paris, viste
también clámide, capa corta que en el cuerpo metálico
diseñado por Versace (cuerpo en malla metálica. O/I
1982-83) halla eco en las caídas del tejido sobrante
que abraza el cuello.
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Mediterráneo
XXXI. Reproducción en escayola de la Venus
de la Concha, de Alberto Sánchez Aspe,
1940. Original del siglo I (MNRA03138).
XXXII. Cuerpo en sarga de seda y algodón
estampado. Colección O/I 1991-92
(MT101225).
XXXIII. Camisa en sarga de seda estampada.
1992 (MT105034).
Como diosa del amor, la belleza y la fertilidad,
Venus fue y sigue siendo una de las deidades
clásicas más explotadas por la Historia del
Arte. La sensualidad que caracteriza todas sus
representaciones hace de ella una referencia mítica
ineludible para ahondar en los ecos culturales
presentes en la obra de Versace. Como es sabido,
Venus, Afrodita para los griegos, nació del mar
después de que Cronos cortara los genitales de
Urano, cuyo esperma se derramó en las aguas,
que quedaron así fecundadas. La concha que
cubre el sexo de esta representación de la diosa
alude sin duda a este hecho, y añade además
una simbología sexual que aparece una y otra
vez en los diseños de Versace. Conchas, corales
y estrellas de mar, entremezcladas con motivos
vegetales y animales que recuerdan a los estampados
de las camisas hawaianas, así como doradas hojas de
acanto, tritones y cariátides tomados de la iconografía
clásica, componen un tapiz de fantasía desbordante
que es ejemplo del estilo decorativo inconfundible que
fue una de las señas de identidad de la casa Versace a
principios de los 90. La exuberancia y el eclecticismo
cultural tienen mucho que ver con el ambiente de
Miami, que inspiró un giro decidido del diseñador hacia
una moda caracterizada por un desenfado radical.
La tercera pieza del grupo (cuerpo en sarga de seda
y algodón estampado. 0/I 1991-92. MT101225), que
desfiló de la mano de Naomi Campbell combinada
con un pantalón de pitillo de color rojo, alude de forma
indirecta a esta filiación de Versace con los motivos
marinos. En este caso la abstracción pictórica es
el referente artístico que se aprecia a primera vista,
concretamente el expresionismo abstracto de Pollock
o Twombly, pero, pese a la indefinición del motivo,
no es aventurado sugerir una cierta inspiración
mediterránea en el colorido y la forma de las largas
pinceladas que forman la estampación.
El original de la Venus de la Concha se encuentra en
el Museo del Prado.
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Cronología
1946
Participa por primera vez en una exposición, la
Nace en Reggio Calabria, Italia, el 2 de diciembre.
colectiva È design, organizada por el Ayuntamiento de
Desde edad temprana ayuda a su madre, costurera,
Milán.
en sus labores artesanales, encargándose de acopiar
piedras preciosas e hilos de oro para realizar bordados
1984
de fantasía.
Continúa trabajando prolíficamente para la escena:
Don Pasquale de Donizetti y Dyonisos de Maurice
1972
Béjart. Lanza su primer perfume, Versace l’Homme.
Se traslada a Milán, en ese momento capital de la
En sus colecciones de este año se percibe la
moda italiana. Allí estudia arquitectura y realiza sus
influencia de Chanel y Madame Grès, cuyos estilos
primeras colecciones de prêt-à-porter para las marcas
quedan transformados por los violentos contrastes
Genny, Complice y Callaghan.
de materiales y estampaciones, aunque también
se pueden observar propuestas que anticipan el
1975
minimalismo de los 90.
Presenta su primera colección en piel para la firma
(Desfile P/V 1984)
Complice.
1985
1978
Exposición en París de artistas internacionales en
Crea la firma que lleva su nombre, apoyado por el
torno a la obra de Versace. En octubre es llamado
saber hacer empresarial de su hermano Santo. El 28
por el Museo Victoria&Albert de Londres para hablar
de marzo de 1978 desfila su primera colección en el
sobre la exposicición Arts&Fashion. Para la ocasión,
Palazzo della Permanente, en Milán.
1979
presenta una colección que desfila en torno a una
escultura helenística del propio museo.
(Desfile V&A 1985)
Primera colaboración con Richard Avendon, que
es reclamado por el propio Versace para proyectar
1986
su nombre internacionalmente. Desde entonces,
En enero se le concede el título honorífico de
Avendon fotografiaría repetidas veces la obra de
Commendatore della Repubblica Italiana y en octubre
Versace.
la Grande Médaille de Vermeil de la Ville de Paris.
El National Field Museum de Chicago le dedica
1982
una retrospectiva y en París se organiza la muestra
Gana el premio L’Occhio d’oro al mejor diseñador por
Dialogues de Mode, en la que se exponen sus
su colección de otoño-invierno, en la que aparecen
colaboraciones con grandes fotógrafos internacionales
por vez primera sus tejidos de malla metálica. Ese
(Avendon, Newton, Weber, Penn…)
año empiezan sus primeras colaboraciones con el
mundo de la escena, diseñando el vestuario del ballet
1987
Josephlegende de Richard Strauss para la Scala de
Diseña el vestuario de la Salomé de Strauss
Milán. Repite con Lieb und Leid, de Gustav Mahler.
escenografiada por Bob Wilson. Le siguen Leda y el
65
Cisne y Souvenir de Leningrado, ambas de Béjart. Se
reconoce su aportación al teatro con la entrega de la
Maschera d’Argento.
1988
Continúa su actividad como diseñador de vestuario,
en París y Bruselas. Recibe el premio Cutty Sark al
diseñador masculino más innovador.
La colección P/V de este año es crucial en la carrera del
diseñador. En ella empiezan a tomar protagonismo los
bordados de pedrería y se multiplican las referencias
culturales, con grandes volúmenes que provienen de
las armaduras de polisones y miriñaques del siglo XIX.
Al mismo tiempo desarrolla también cortes de línea
más limpia, con los que anticipa el gusto de la década
siguiente, con especial interés en una concepción
sport y colorida del vestir.
(Desfile P/V 1988)
1989
En enero se presenta la película Le bonheur de l’amitié,
sobre su relación con Béjart, y anuncia la apertura del
Atelier Versace como laboratorio de alta moda. En
abril se inaugura la exposición L’abito per pensare en
el castillo Sforza de Milán. Este año diseña tres nuevos
vestuarios para Béjart: Doktor Faustus, Checa Zulu y
Elégie pour Elle. En julio presenta la línea Versus, de
carácter juvenil.
1990
Primer desfile de Atelier Versace en el Hotel Ritz de
París. Vestuario para Capriccio de Strauss en la Opera
de San Francisco.
Los colores fluorescentes invaden la pasarela de
primavera/verano de este año. Junto a ellos, referencias
culturales variadas, desde toreras y flecados de origen
español a ecos de Bizancio y oriente, pasando por la
recuperación de la tachuela, que se convirtió gracias
a Versace en un elemento decorativo más.
(Desfile P/V 1990)
1991
Exposición Versace Theatre en el Royal Colege of Art
de Londres. Lanzamiento del perfume Versus. Crea
Signature, línea de corte clásico. La exposición L’abito
per pensare se presenta en el Kobe City Museum de
Japón.
Con sus colecciones de 1991, Versace da el
paso definitivo en su carrera triunfal. Exultante
de creatividad y fantasía, el italiano concibe unos
desfiles espectaculares protagonizados por las top
models del momento. En la colección P/V destacan
los estampados, más imaginativos que nunca, la
combinación de leggins con minivestidos o americanas
y, sobre todo, la serie de monos bordados en pedrería
en los que se plasma toda la excesividad de la moda
del diseñador.
(Desfile P/V 1991)
En el desfile de primavera/verano de este año, la
primera modelo que recorre la pasarela es Kate Moss,
lo cual ya define el cambio que se puede observar
en los diseños. Más minimalista, sin llegar nunca a
ser un minimalista, muestra una gran influencia de la
estética rocker y saca a la luz sus vestidos de noche
con imperdibles al son de la música del grupo heavy
Metallica. En el otoño sorprende con vestidos de vinilo
en colores planos, que se combinan con materiales
de todo tipo.
(Desfile P/V 1994)
(Desfile O/I 1991-92)
1992
Presentación del perfume Versus Donna. Exposición
Theater der Mode en Monaco. Retrospectiva Versace
Signatures en el Fashion Institute of Technology de
Nueva York.
Su obra continúa la línea marcada el año anterior, pero
ampliando el marco referencial con abrigos tipo bomber
siguiendo la línea de la moda masculina del siglo XVI,
influencias de la estética cowboy americana, uso y
abuso del denim, que se combina con estampados
barrocos, bañadores, faldas con polisón…
(Desfile P/V 1992)
1995
Inauguración de la exposición Richard Avendon 19441994 con patrocinio de Versace. Realiza el vestuario
del ballet How near Heaven. Se edita el libro Do not
disturb, quinto volumen de la serie Vanitas, a cargo
de la editorial Leonardo Arte. En diciembre recibe de
mano de Elton John el premio VH1 Fashion and Music
Award por su contribución a la imagen de la música.
Sus propuestas para este año incluyen nuevos motivos
para estampados que conviven con un regreso a las
fuentes clásicas, plasmado en vestidos que hacen
pensar en vestales griegas. Paralelamente se aprecia
la influencia de los años 30 en los vestidos de noche.
1996
Exposición en Milán Weber Vietnam Versace Viaggi
Vogue, sobre la obra de Bruce Weber. Participa en
la primera edición de la Bienal de Florencia, dedicada
al tema El Tiempo y la Moda. Penúltima colaboración
con Béjart para el ballet Le presbytère n’a rien perdu
de son charme, ni le jardin de son éclat, con música
de Queen y Mozart.
Las colecciones de este año se muestran menos
barrocas, con preferencia por tonos matizados que
sorprenden especialmente en sus clásicos tejidos
metálicos.
(Desfile P/V 1996)
1997
Exposición Beauty Icons, en Bolonia. Lanzamiento de
la línea de maquillaje Versace make-up. Presentación
en Florencia del ballet de Béjart Barocco Bel Canto,
con vestuario de Versace.
Muere el 15 de julio en Miami. Franco Zeffirelli le
dedicó estas palabras: “Con la muerte de Versace,
Italia y el mundo pierden al diseñador que ha liberado
la moda del conformismo, regalándole la fantasía y la
creatividad”.6
Su última colección fue la de mujer del otoño/invierno
de 1997-98 de la línea Atelier: (Ver desfile)
1993
Premio al mejor diseñador del Council of Fashion
Designers of America, considerado como el Oscar
de la moda. Nueva colaboración con Béjart en Sissi
la emperatriz anarquista. Sale al mercado Home
Signature, línea de hogar con porcelanas Rosenthal,
alfombras, edredones y cojines.
El estilo Versace se suaviza un tanto, con especial
interés por la moda del siglo XVIII, especialmente la
neoclásica, que se aprecia en delicados escotes y
cortes imperio. Los estampados son más étnicos,
aunque muestran la misma exacerbación del color. En
otoño, los tonos pastel toman el relevo y hay una gran
influencia de la indumentaria militar soviética.
1994
Lanzamiento del nuevo perfume Red&Blue Jeans.
Itinerancia de la exposición Versace Signatures al
Kunstgeweberbe museum de Berlín.
6 Llodrá i Nogueras, Joan Miguel: “Del ‘Kouros’ al
‘Laocoonte’: las tres edades de la moda italiana”, en
revista Dataèxtil, nº 18. Terrassa, 2008, p. 35.
67
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costume di scena: grandi stilisti: Armani, Capucci,
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Torino: Umberto Allemandi, 2010. Exposición
celebrada en: Fondazione Roma Nuseo, Roma 5
noviembre - 5 diciembre 2010.
MT D 17089
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TeNeues, 2007.
MT D 19587
GIANNI Versace: l’abito per pensare / a cura di
Nicoletta Bocca e Chiara Buss. Milano: Arnoldo
Mondadori, 1989. Exposición celebrada en
Castello Sforzesco, Sala della Balla. Milano, 14
abril - 21 mayo 1989.
MT D 23237
MARTIN, Richard: Gianni Versace / photographs
by Karin L. Willis. New York: Harry N. Abrams,
1997. Catálogo de la exposición celebrada en
The Metropolitan Museum of Art, New York, 11,
1997 - marzo 22, 1998.
MT D 22790
MT D 22080
VERSACE: il genio della moda e l’arte / a cura
di Massimiliano Capella, Patrizia Cucco. Milano:
Fondazione Giacomini. Meo: Gabriele Mazzota,
2006. Catálogo de la exposición celebrada en el
Musei Mazzucchelli. Ciliverghe (Brescia).
MT D 24312
VERSACE, Gianni: The art and craft of Gianni
Versace / Claire Wilcox, Valerie Mendes and
Chiara Buss. London: V & A Publications, 2002.
MT D 22764
VERSACE, Gianni: Do not disturb / with a text by
Sir Roy Strong. New York, London, Paris:
Abbeville Press, 1996.
MT D 22945
VERSACE, Gianni: Gianni Versace: [directorio de
tiendas]. Milano: Versace, 1984.
MT D C309-15
VERSACE, Gianni: Gianni Versace: [directorio de
tiendas]. Milano: Versace, 2005.
MT D C309-08
VERSACE, Gianni: Gianni Versace: [exposición] /
a cura di Chiara Buss e Richard Martin. Milano:
Leonardo Arte, 1998. Catálogo de la exposición
celebrada en Como, Villa Olmo, 16 junio a 2 de
octubre de 1998.
MT D 16958
VERSACE, Gianni: Rock and royalty. New York,
London, Paris: Abbeville Press, 1996.
MT D 22944
VERSACE, Gianni: South beach: stories / by
Gianni & Donatella Versace; tales by Marco
Parma. Milano: Leonardo Arte, 1993.
MT D 23232
VERSACE, Gianni: Un racconto inedito: il successo
come perche: Gianni Versace / fotografato da
Irving Penn. Milano: Arnoldo Mondadori Editore,
1984. Suplemento monográfico de Linea Italiana,
nº 144.
MT D C309-09
VERSACE, Gianni: Vanitas; Lo stile dei sensi /
Omar Calíbrese. Milano: Leonardo, 1991.
MT D 23242
VERSACE, Gianni: Versace. London: Victoria and
Albert Museum, 2002. Catálogo de la exposición
celebrada en el V&A del 17 octubre 2002 al 12 de
enero 2003. MT D C210-26
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MT D P 860-9
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Madrid, nº 13 (abril, 1989); p. 152-155.
MT D P 696-13
Colecciones:
Años 80
VERSACE, Gianni: Collezione Primavera-Estate
1983. Milano: Versace, 1983.
MT D C309-05 / 06
VERSACE, Gianni: Collezione Primavera-Estate
1984 / Visto da Richard Avedon, Gianpaolo
Barbieri, Antonio Lopez. Milano: Versace, 1983.
Suplemento nº 6 de Vogue Italia speciale.
MT D C309-13 / 14
VERSACE, Gianni: Collezione Primavera-Estate
1985. Milano: Versace, 1984. Suplemento nº 8
de Vogue Italia, nº 418.
MT D C309-10 / 12
VERSACE, Gianni: Collezione Primavera-Estate
1988. Milano: Versace, 1988.
MT D C319-01
VERSACE, Gianni: Collezione Primavera-Estate
1988: suplemento. Milano: Gianni Versace, 1988.
MT D C344-15
71
VERSACE, Gianni: Primavera-Estate 1988: La
Ventesima Collezione di Gianni Versace. Milano:
Versace, 1987.
MT D C309-07
VERSACE (firma): Collezione Autunno-Inverno
1988-1989. Milano: Versace, 1988.
MT D C309-01 / 02
VERSACE (firma): Collezione pret-á-porter: 19881989: Autunno-Inverno. Milano: Versace, 1988.
MT D C309-03 / 04
MT D C344-02
Años 90
Vídeos
Versace: Daywear Milano: Autumn-Winter 20042005. Victoria, Australia, 2004. V. 1.
MT D V1274-1
Versace: Daywear Milano: Spring-Summer 2005.
Victoria, Australia, 2004. V. 1.
MT D V1264-1
Versace: Eveningwear Milano: Autumn-Winter
2005-2006. Victoria, Australia, 2004.
MT D V1275
Versace: Eveningwear Milano: Spring-Summer
2005. Victoria, Australia, 2004.
MT D V1661
VERSACE, Gianni: Collezione uomo PrimaveraEstate 1993. Milano: Gianni Versace, 1993.
MT D C344-06
VERSACE, Gianni: Gianni Versace by Richard
Avedon: Collezione donna Primavera-Estate
1993. Milano: Versace, 1993.
MT D 23231
MT D 15187
Siglo XXI
VERSACE (firma): Men’s collection springs
summer 2004. Milano: Gianni Versace, 2004. p.
24: fot. col. ; 12 x 28 cm.
MT D C225-09
73
Ficha técnica
// EXPOSICIÓN TEMPORAL
// CATÁLOGO
Organiza
Museo del Traje. CIPE
Textos catálogo
Juan Gutiérrez
Colabora
Museo Nacional de Escultura
Bibliografía Biblioteca MT
María Prego
Comisariado
Juan Gutiérrez
Corrección de textos
Ana Guerrero
Coordinación
Teresa García
Fotografías
Javier Maza y Munio Rodil
Restauración
Andrea Fernández, Gerado Pérez,
Beatriz Gonzalo y Silvia Montero
Maquetación
Mª José Pacheco
Montaje
Equipo técnico del Museo del Traje. CIPE
Producción gráfica
Vintec
Diseño gráfico
Mª José Pacheco
75
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