la resolución. - La Voz del Interior

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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Córdoba, a
1810-2010
días del mes de octubre del año dos mil diez .
Y VISTOS:
Estos autos caratulados “ROMERO Héctor Raúl y otros p.ss.aa.
homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad agravada y
tormentos
agravados” (Expte. 17.204) venidos a despacho a los fines de resolver la situación
procesal de 1) Menéndez Luciano Benjamín, L.E. 4.777.189, argentino, nacido el día 19
de junio de 1927, en la ciudad de San Martín, Provincia de Buenos Aires, hijo de José
María (f) y de Carolina Sánchez Mendoza (f), de estado civil casado, militar retirado con el
grado de Gral. de División, quien a la época de los hechos se desempeñaba como
Comandante en Jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y del Area de Defensa 311, domiciliado
en Ilolay Nº 3269, Barrio Bajo Palermo, Córdoba; registra dos condenas que a la fecha no
se encuentran firmes 2) Rodríguez Hermes Oscar, L.E. Nº 5.581.579, argentino, de estado
civil casado, militar retirado, nacido el día 03 de Octubre de 1932 en la ciudad de Buenos
Aires, hijo de José Maria (f) y de Mercedes Pérez (f), de profesión o actividad militar
retirado con el grado de Coronel, registra condena que no se encuentra firme; 3) Diedrichs
USO OFICIAL
Luis Gustavo, D.N.I. Nº 6.385.980, de nacionalidad argentino, estado civil casado,
domiciliado en calle San Martín 542 P.B. 1, de la ciudad de Mendoza –Provincia
homónima-, de profesión o actividad militar retirado, nacido el día 03 de septiembre de
1939 en la ciudad de Tucumán; que no registra condena; 4) Vergez Héctor Pedro, D.N.I.
Nº 7.361.705, de nacionalidad argentino, estado civil casado, domiciliado en calle
Rivadavia 1396, primer piso de Capital Federal, de profesión o actividad militar retirado,
nacido el día 28 de julio de 1943 en la ciudad de Victorica, Provincia de La Pampa, hijo de
Pedro Juan (f) y Juana Cein (f); que no registra condena. 5) Barreiro Ernesto Guillermo,
M.I. 7.792.820, nacionalidad argentino, nacido
el 02 de octubre de 1947 en Capital
Federal, hijo de Rogelio Antonio Guillermo y de Leonora Kovalki, de estado civil casado;
última ocupación comerciante, sin antecedentes penales en nuestra país, pero con una
condena en los Estados Unidos de América por Fraude en la Obtención de Visa, no registra
antecedentes penales en Argentina; 6) Acosta Jorge Exequiel, D.N.I. Nº 6.656.080, de
nacionalidad argentino, estado civil divorciado, domiciliado en calle Venezuela 1177 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de profesión o actividad militar retirado en el año 1980
con el grado de Capitán, nacido el día 02 de diciembre de 1945 en la ciudad de Paraná –
Provincia de Entre Ríos-, hijo de Clemente Jorge (f) y de Carmen Aurora Franco (f);
registra condena que no se encuentra firme; 7) Díaz Carlos Alberto, nacionalidad
argentino, nacido en Capital Federal el dia 18 de septiembre de 1946, hijo de Hilda Violeta
Díaz, D.N.I. 4.748.013, de profesión militar retirado con el grado de Suboficial Mayor, con
domicilio en calle Figueroa Alcorta 422 de la localidad de Alta Gracia de esta provincia de
Córdoba, estado civil divorciado, no registra antecedentes penales;
8) Vega Carlos
Alberto, L.E. Nº 6.914.652, de nacionalidad argentino, estado civil casado, domiciliado en
calle Juan de Dios N° 951, Planta Baja, Dpto. 1, de la localidad de Dorrego, Departamento
Guaymallén, Provincia de Mendoza, de profesión o actividad militar retirado con el grado
1
de Suboficial Principal del Ejército, nacido el día 20 de enero de 1929 en la localidad de
General Alvear, Provincia de Mendoza; registra condena anterior que aun no se encuentra
firme; 9) Manzanelli Luis Alberto, nacionalidad argentino, nacido en Córdoba Capital el 7
de septiembre de 1938, hijo de Osvaldo Mercedes (f.) y Delfina Natividad Toranzo (f.), que
posee D.N.I. 6.506.196, de profesión militar retirado retirado con el grado de Suboficial
Principal, con domicilio en calle Juan A. Fernández 6528 de B° 20 de Junio de la ciudad de
Córdoba, casado, registra una condena del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de
Córdoba, la que no encuentra firme. 10) Herrera José Hugo (a) ―Hugo,‖ ―Tarta‖ o
―Quequeque‖, D.N.I. N° 4.579.794, de nacionalidad argentina, nacido el día 14/07/41 en la
ciudad de Río Cuarto –Provincia de Córdoba-, hijo de José Buenaventura y de Ana Lucía
Boccolini (f), y de estado civil casado, domiciliado en calle Rumipal Nro. 2864, B° San
Pablo, de profesión militar etirado con el grado de Sargento Ayudante, desempeñándose al
tiempo de los hechos como Sargento Primero en el Destacamento de Inteligencia 141 del
Ejército Argentino no registra antecedentes penales; 11) Quijano Luis Alberto Cayetano,
nacionalidad argentino, nacido en la ciudad Esquina de la provincia de Corrientes, el 7 de
agosto de 1936, hijo de Pedro Luis Quijano (f.) y de Nilda Esther Pellegrini (f.), que posee
D.N.I. 5.741.996, de profesión comandante principal de gendarmería retirado, con
domicilio en calle Pitágoras y Da Vinci de Villa Carlos Paz de esta provincia de Córdoba,
estado civil casado, que no registra antecedentes penales; 12) Morard Emilio, D.N.I. Nº
7.979.747, de nacionalidad argentina, nacido el día 26 de mayo de 1944 en la Capital
Federal, hijo de Camilo (f) y de Josefina García (f), de estado civil casado, domiciliado en
calle Pellegrini Nº 905 Bº San Vicente de esta ciudad, de profesión técnico electrónico, que
registra procesos penales por ante este mismo juzgado, pero que no tiene condena alguna;
13) Romero Héctor Raúl, alias ―Lito‖, D.N.I. Nº 12.406.306, de nacionalidad argentino,
estado civil casado, de profesión o actividad Personal Civil de Inteligencia del Ejército
(PCI) retirado en el año 1996 con categoría Nº 7, nacido el día 14 de febrero de 1956 en la
ciudad de San Agustín -Provincia de Córdoba-; hijo de Gaspar Raúl y Rosa Imelda Sánchez
(fallecida); que registro otros procesos penales ante este mismo Juzgado pero no tengo
condena alguna. 14) López Arnoldo José, alias ―Negro‖ o ―Toto‖, argentino, nacido en
Córdoba Capital el 29 de enero de 1953, hijo de Juan Bautista (f.) y María Sixta Berrotarán,
que posee D.N.I. 10.771.772, de profesión comerciante, con domicilio en calle San Luis
esquina Córdoba de Villa La Bolsa de la provincia de Córdoba, viudo, no registra
antecedentes penales.15) Lardone Ricardo Alberto Ramón, M.I. 6.436.837, nacionalidad
argentino, nacido el 4/4/43 en la localidad de Monte Ralo, Provincia de Córdoba, hijo de
Juan Bautista y de Eugenia Colao, de estado civil casado, de profesión personal civil de
inteligencia retirado, y ex empleado de la Cooperativa de Luz y Fuerza de San Agustín en
el Video Cable, con domicilio real en calle Villafañe S/N de la localdad de San Agustín –
Departamento Calamuchita, Provincia de Córdoba; 16) Padován Oreste Valentín, L.E Nº
7.579.164, de nacionalidad argentina, estado civil casado, que no tiene hijos, domiciliado
en calle Río Cuarto 526 Barrio Juniors, provincia de Córdoba, de profesión Militar retirado
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con el grado de Suboficial mayor y abogado, nacido el día 7 de Junio de 1947 en Neuquen,
ciudad capital, hijo de Luis y María Ana Comuzzi (ambos fallecidos), registra sentencia
del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1, que no se encuentra firme; 17) Tofalo José
Andrés, D.N.I. Nro.4.420.318, argentino, nacido con fecha 21 de junio del año 1943, en
Capital Federal, hijo de José y María Enriqueta Sánchez, de estado civil casado, con
domicilio en calle Moldes Nro.2154, 7mo. Piso, Dpto. ―A‖, Capital Federal, de profesión
Militar retirado con el grado de Teniente Coronel, no registra antecedentes penales. 18)
Checchi Aldo Carlos, argentino, nacido en Capital Federal el día 14 de marzo de 1945,
L.E. 4.609.398, hijo de Aldo Carlos y de Hebe Ferrari, de profesión Mayor del Ejército
Argentino retirado, y asimismo se desempeña como docente en el Instituto de Inteligencia
de las Fuerzas Armadas, que no percibe haber de retiro, que tiene cuatro hijos (uno de ellos
fallecido), con domicilio en calle Saavedra 2592 –Martínez- de la provincia de Buenos
Aires, y que no registra antecedentes penales; 19) Yanicelli Carlos Alfredo (a) "Tucán",
L.E. N° 10.836.802, de nacionalidad argentina, nacido el 05 de mayo de 1953 en la ciudad
de Villa de Soto –Provincia de Córdoba-, hijo de Alfredo Aldo (fallecido) y de María
USO OFICIAL
Eleonora Fedi, de estado civil casado, domiciliado en calle Vera y Aragón Nº 681 Bª
Marqués de Sobremonte de esta ciudad, de actividad retirado de la Policía de la Provincia
de Córdoba, que no posee procesos penales anteriores computables; 20) Flores, Calixto
Luís, (a) ―Chato‖, argentino, DNI 6.509.755, nacido el día 14/10/39, en la ciudad de Paso
Libres, provincia de Corrientes, hijo de Luís (f) y de Raquel Martínez (f), de estado civil
casado, cuatro hijos, domiciliado actualmente en calle Isidro Mena 2818, barrio Colón,
ciudad Córdoba, actividad policía retirado con el grado de suboficial mayor, sin
antecedentes penales; 21) Buschiazzo Ricardo Luis, argentino, nacido el 4 de noviembre
de 1936 en la localidad de Diamante, Provincia de Entre Ríos, M.I. 5.924.116, hijo de
Ricardo y de María García Pascuala García, hijo de Ricaro y María Pascuala García,
domiciliado actualmente en calle Pueyrredón 323 de la ciudad de Bahía Blanca, sin
antecedentes penales; 22) Huber Juan Emilio, argentino, nacido el día 14 de agosto de
1933 en Isla Verde. Provincia de Córdoba, D.N.I. 6.483.129, hijo de Emilio y de Ida Elisa
Wingueyer, de estado civil viudo, domiciliado en calle Luis Braile 2719 de Bª Rivadavia,
de profesión militar retirado con el grado de Teniente Coronel, sin antecedentes penales
computables; 23) Alsina, Gustavo Adolfo, argentino, nacido el día 08/05/50 en la ciudad
Autónoma de Buenos Aires, L.E. 8.275.036, hijo de Juan Carlos del Carmen Alsina (f) y de
Susana Haydee Carlevaro, de estado civil divorciado, de actividad militar (retirado) con el
grado de Mayor, sin antecedentes penales; 24) Burgos Antonio Carlos, argentino, nacido
el 5 de diciembre de 1926 en General San Martín, Provincia de La Pampa, D.N.I.
7.333.332, hijo de Antonio Desiderio y de Juana María Garderes, domiciliado en calle
Juncal 839, 2do ―A‖ ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin antecedentes penales
computables; 25) Robledo Nelso Alberto, argentino, nacido el 6 de junio de 1937, L. E.
4.358.991, hijo de Alejo Adolfo (f) y de Hermelinda Cuello (f), de estado civil casado,
domiciliado en calle Aguirre Cámara N° 445, Barrio Alto Alberdi de la ciudad de Córdoba,
3
de profesión militar retirado con el grado de Mayor, sin antecedentes penales computables;
26) Ferreyra Héctor Ramón argentino, nacido el 26 de junio de 1936 en San Francisaco;
prpvincia de Córdoba, L.E. 6.421.659, hijo de José Ramón Ferreyra y de Encarnación
Acosta, de estado civil casado, de profesión militar retirado con el grado de Suboficial
mayor, sin antecedentes penales computables; 27) Monti Carlos Edgardo, argentino,
nacido en Capital Federal, el 8 de enero de 1951, D.N.I. 8.538.090, hijo de Edgardo Carlos
(f) y de Clara Regina Solari, domiciliado en calle Conesa N° 590, 4° piso Dpto. ―D‖, sin
antecedentes penales computables; 28) Abelardo Ramos Monso argentino, D.N.I. Nº
7.607.171, nacido el día 28 de diciembre de 1947, hijo de Abelardo Fernando y Ofelia
Josefa Trancheiro, de estado civil casado, domiciliado actualmente en calle Hornero n°
5221, Toay, La Pampa, militar retirado con el grado de Capitán, sin antecedentes penales
computables 29) Raúl Eduardo Fierro, argentino, D.N.I. 4.803.256, nacido el día 14 de
Febrero de 1931 en
González Chavez, Provincia de Buenos Aires, hijo de Antonio
Eduardo y de Blanca Julia Guerrero, de estado civil viudo, domiciliado actualmente en
calle Clemenceau 1268 Depto 1 B° Rogelio Martínez, de profesión militar retirado con el
grado de Coronel, que no tiene antecedentes penales; actuaciones de las que
RESULTA:
1) HECHO NOMINADO UNO (corresponde al hecho primero del
requerimiento fiscal de fs. 665/671 y al hecho sexto del requerimiento fiscal de fs.
2255/2302 y su ampliación de fs. 11.112/34 vta )
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para
la represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖:
a) El día 24 de marzo de 1976 siendo las 17,30 hs. aproximadamente, personas
no identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
seguridad, vestidos con ropas de combate y que se conducían en un vehículo Unimog,
privaron ilegítimamente de su libertad a Tomás Eduardo Gómez Prat, militante de la
Juventud Guevarista, (quien en tales circunstancias se hallaba junto a Cecilia Beatriz
Suzzara, presunta víctima de hechos que son objeto de investigación en la causa ―Acosta
Jorge Exequiel y otros p.ss.aa. Privación Ilegítima de la Libertad Agravada, etc ― Expte.
16.618, que tramita ante este mismo Juzgado y Secretaría), en la intersección de las calles
Fernando Fader y 3 del Barrio Cerro de las Rosas de esta ciudad.
b) El día 28 de marzo de 1976, personas no identificadas hasta el momento,
que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron ilegítimamente de
su libertad a Liliana Sofía Barrios de Castro en su domicilio ubicado en calle Jerónimo
Luis de Cabrera al 600 de esta ciudad.
c) En fecha y lugar no determinados con exactitud, pero que puede
determinarse como el mes de marzo de 1976, y dentro de esta jurisdicción de Córdoba,
personas no identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas
y/o de seguridad, privaron ilegítimamente de su libertad a Alfredo Eusebio Alejandro
Esma.
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Una vez cautivos, Tomás Eduardo Gómez Prat, Liliana Sofía Barrios de Castro
y Alfredo Eusebio Alejandro Esma, fueron trasladados a las instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de
la localidad de Malagueño, sede de actuación del Grupo de Operaciones Especiales o
Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖ del Ejercito Argentino,
integrado al tiempo de los hechos por Héctor Pedro Vergéz -Jefe-, Jorge Ezequiel Acosta,
Luís Alberto Manzanelli; José Hugo Herrera, Ernesto Guillermo Barreiro, Carlos Alberto
Díaz, Luis A. Cayetano Quijano, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard,
Arnoldo José López y Héctor Raúl Romero-, quienes mantuvieron a las referidas victimas
privadas ilegítimamente de su libertad hasta el día 6 de abril de 1976 aproximadamente.
Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección
del Destacamento de Inteligencia 141, sometieron a Tomás Eduardo Gómez Prat, a Liliana
Sofía Barrios de Castro y a Alfredo Eusebio Alejandro Esma a constantes torturas físicas y
psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados
en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
USO OFICIAL
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándole a la vez,
toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 6 de abril del año 1976, aproximadamente Tomás Eduardo Gómez Prat,
Liliana Sofía Barrios de Castro y Alfredo Eusebio Alejandro Esma, fueron retirados del
campo de detención La Perla, para luego ser asesinados por los referidos integrantes del
Grupo de Operaciones Especiales (O.P. 3), siendo dicho proceder disimulado bajo la
apariencia de un presunto enfrentamiento, entre fuerzas militares y elementos subversivos
en el barrio Santa Isabel de esta Ciudad de Córdoba.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro, (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
5
En relación al accionar precedentemente descripto, concerniente a Alfredo Eusebio
Alejandro Esma, la requisitoria fiscal de fs. 2255/2302 –hecho sexto- atribuye
responsabilidad a Carlos Alberto Vega, imputándole los supuestos delitos de privación de
la libertad agravada –un hecho-, imposición de tormentos agravados –un hecho- y
homicidio agravado -un hecho-, todos en concurso real, en perjuicio de aquella víctima.
2)
HECHO NOMINADO DOS: (corresponde a los hechos segundo y tercero del
requerimiento fiscal de fs. 665/671)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se
perpetraron los siguientes hechos:
a) El día 27 de septiembre de 1976, siendo las 22.30 aproximadamente, personas
no identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
seguridad, se apostaron frente al inmueble ubicado en calle Catamarca 1981 de esta ciudad,
donde habitaba el matrimonio conformado por Patricio Calloway y María Teresa Luque,
procediendo a abrir fuego contra la vivienda, luego de intimar a sus ocupantes a salir de
ella. Ante el pedido de cese de fuego formulado por Calloway, la balacera se habría
interrumpido dando lugar a que Luque saliera desarmada y con los brazos en alto.
Circunstancia en la cual integrantes de las fuerzas de seguridad no identificadas hasta el
momento, pero que habrían actuado bajo las órdenes y el control del Comando del IIIº
Cuerpo de Ejército cuyo Jefe era Luciano Benjamín Menéndez y del Comando de la IV
Brigada de Infanteria Aerotransportada cuyo Jefe de Inteligencia era Raúl Eduardo Fierro,
procedieron a fusilar a María Teresa Luque en la vía pública, perdiendo ésta la vida de
inmediato. En el mismo procedimiento, las personas que lo llevaron a cabo privaron
ilegítimamente de su libertad a Patricio Calloway.
Una vez cautivo, el nombrado fue trasladado a las instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de
la localidad de Malagueño, sede de actuación del Grupo de Operaciones Especiales o
Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖ del Ejercito Argentino,
integrado al tiempo de los hechos por Jorge Exequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli; José
Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz (a partir del día 16 de octubre de 1976 que retorna de la
licencia otorgada por haber sufrido traumatismo de cráneo), Carlos Alberto Vega, Ernesto
Guillermo Barreiro, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Arnoldo José López, Héctor Raúl
Romero y Luís Alberto Cayetano Quijano, quienes mantuvieron a Patricio Caloway privado
ilegítimamente de su libertad, hasta aproximadamente el 10 de noviembre de 1976.
b) El día 5 de octubre de 1976 siendo las 11,00 hs. aproximadamente, -en la
ciudad de la Plata, Provincia de Buenos Aires- un grupo de personas que portaba armas
largas y que se conducían en un vehículo sin patente escoltado por una camioneta que
habría pertenecido a la policía, en la vía pública, entre las calles 2 y 39 de esa ciudad,
privaron ilegítimamente de su libertad a Mario Enrique Salerno, (a) ―el Dueño‖.Tras lo
cual lo habrían conducido a las instalaciones del centro clandestino de la ciudad de La
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Plata denominado ―Arana‖, donde permaneció por unos días para luego ser trasladado a la
ciudad de Córdoba. El arribo de la víctima a esta provincia se habría producido en una
fecha que no ha podido precisarse hasta el momento, presumiblemente durante el mes de
octubre, dado que en el mes de noviembre ya se habría encontrado en Córdoba, más
precisamente en instalaciones militares pertenecientes al Tercer Cuerpo de Ejercito y
ubicadas en el predio denominado ―La Perla‖, entre las ciudades de Córdoba y Carlos Paz, centro donde habría funcionado la Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales (OP3)
- integrado en ese tiempo por Jorge Exequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli; José Hugo
Herrera, Carlos Alberto Vega, Ernesto Guillermo Barreiro, Carlos Alberto Díaz, Luis A.
Cayetano Quijano, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Arnoldo José López y Héctor Raúl
Romero, quienes mantuvieron a Mario Enrique Salerno privado ilegítimamente de su
libertad, hasta aproximadamente el 10 de noviembre de 1976.
Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección del
Destacamento de Inteligencia 141, sometieron a Patricio Caloway y a Mario Enrique
Salerno a constantes torturas físicas y psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos
USO OFICIAL
atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de
moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación,
higiene y atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al
lugar y causa de detención, autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que
habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran
allí torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios,
siendo interrogados en sesiones en las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos
tratos crueles, propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de
menoscabar su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en
relación a militantes e infraestructura de las organizaciones y agrupaciones cuya
eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Finalmente, Patricio Calloway y Mario Enrique Salerno aproximadamente el 10 de
noviembre de 1976, habrían sido retirados del mencionado campo de detención para luego
ser asesinados por integrantes del Grupo de Operaciones Especiales de Inteligencia (O.P.
3), - integrado en ese tiempo por Jorge Exequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli; José
Hugo Herrera, Carlos Alberto Vega, Ernesto Guillermo Barreiro, Carlos Alberto Díaz,
Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard, Arnoldo José López y Héctor Raúl
Romero, siendo dicho proceder probablemente disimulado bajo la apariencia de un
presunto enfrentamiento, entre fuerzas militares y elementos subversivos, sin que en este
caso los cadáveres hallan sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
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Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
En relación al accionar perpetrado contra María Teresa Luque (hecho segundo
del requerimiento fiscal de fs. 665/671), la Sra. Fiscal promovió acción en contra de Jorge
Ezequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli; José Hugo Herrera, Carlos Alberto Vega,
Ernesto Guillermo Barreiro, Luis A. Cayetano Quijano, Ricardo Alberto Ramón Lardone,
Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Hermes Oscar Rodríguez y Luis Gustavo
Diedrich por el supuestos delitos de homicidio agravado –un hecho-.3)
HECHO NOMINADO TRES: (corresponde a los hechos nominados:
primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo y octavo del requerimiento
fiscal de fs. 1701/28 y ampliación de fs. 11210/35)
Como parte del plan sistemático implementado por las fuerzas armadas, para
la represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖,
se perpetraron los siguientes hechos:
a) En lugar y fecha no determinada con exactitud, pero que podría ubicarse
durante el mes de abril del año 1976, y en esta jurisdicción de Córdoba, personas no
identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
seguridad, privaron ilegítimamente de su libertad a Isabel Mercedes Burgos De Luna (a)
―María‖, presunta militante del ERP.
b) Con fecha 14 de Mayo de 1976, en esta jurisdicción de Córdoba, personas
no identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
seguridad, privaron ilegítimamente de su libertad a José Guillermo Gómez (a) ―Simón‖ o
―Chacal‖ o ―El Flaco‖, quien habría sido un militante del ERP.
c) Con fecha 14 de mayo de 1976 aproximadamente, dentro de esta
jurisdicción de Córdoba, personas no identificadas hasta el momento, que habrían
pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron ilegítimamente de su libertad a
Alicia Esther Heredia (a) ―Silvia‖ o ―Susana‖, quién habría sido integrante del ERP.
d) Con fecha 19 de Mayo de 1976, personas no identificadas hasta el momento,
que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron ilegítimamente de
su libertad, -desplegado todo un operativo en su domicilio, sito en pasaje Dr. Tomas
Bordone N° 69, en Barrio Alberdi, a Santiago Alberto Pereyra (a) ―Domingo Peralta‖ o
―Sargento Alejandro‖, quien al momento de los hechos era Delegado en la Facultad de
Ciencias Económicas, presunto militante del ERP.
e) En fecha y lugar no determinados con exactitud, pero que podría ubicarse
durante el mes de mayo del año 1976 y en esta jurisdicción de Córdoba, personas no
identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
seguridad, privaron ilegítimamente de su libertad a Ana Maria Ahumada (a) ―Andrea‖ o
―Petiza‖, quien al momento de los hechos habría sido militante del ERP.
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f) Con fecha 29 de Mayo de 1976, personal policial no identificado hasta el
momento, privaron ilegítimamente de su libertad, frente al puente La Tablada de esta
ciudad de Córdoba a Adriana Ruth Gelbspan (a) ―Patricia‖, quién habría militado en la
Juventud Guevarista, en ocasión a un atentado a la concesionaria Citroen ubicada en las
inmediaciones del lugar de detención.
g) En fecha y lugar no determinados con exactitud pero con anterioridad al 1 de
junio de 1976, y en esta jurisdicción de Córdoba, personas no identificadas hasta el
momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron
ilegítimamente de su libertad a Rodolfo Alberto Ponce (a) ―Chancho‖, ―Chanchon‖,
―Martín‖ o ―Rene‖, quien habría militado en el ERP y pertenecía al “Movimiento de Base
de Medicina”.
h) Con fecha no determinada con exactitud, pero anterior al 1 de junio de 1976, y
dentro de esta jurisdicción de Córdoba, personas no identificadas hasta el momento, que
habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron ilegítimamente de su
libertad a Hermenegildo Alfonso Cuenca (a) ―Jorge‖, quien habría sido militante del
USO OFICIAL
Ejército Revolucionario de los Trabajadores.
Una vez cautivos, Adriana Ruth Gelbspan, José Guillermo Gómez, Ana Maria
Ahumada, Rodolfo Alberto Ponce, Isabel Mercedes Burgos de Luna, Hermenegildo
Alfonso Cuenca, Alicia Esther Heredia y Santiago Alberto Pereyra, fueron trasladados a las
instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de
la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación del Grupo de
Operaciones Especiales o Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖
del Ejercito Argentino, integrado al tiempo de los hechos por los imputados Héctor Pedro
Vergéz -Jefe-, Jorge Ezequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli; José Hugo Herrera, Carlos
Alberto Díaz –hasta el 12/5/76, fecha a partir de la cual registra hasta el 5/7/76, 56 días de
licencia por traumatismo en hombro izquierdo-, Carlos Alberto Vega, Ernesto Guillermo
Barreiro, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Luís
Alberto Cayetano Quijano y Emilio Morard, quienes mantuvieron a las referidas victimas
privadas ilegítimamente de su libertad hasta el día 1 de junio de 1976 aproximadamente.Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección del
Destacamento de Inteligencia 141, sometieron a Adriana Ruth Gelbspan, José Guillermo
Gómez, Ana Maria Ahumada, Rodolfo Alberto Ponce, Isabel Mercedes Burgos de Luna,
Hermenegildo Alfonso Cuenca, Alicia Esther Heredia, y Santiago Alberto Pereyra a
constantes torturas físicas y psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los
ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y
atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y
causa de detención, autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría
de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí
torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo
9
interrogados en sesiones en las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos
crueles, propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar
su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 1 de Junio del año 1976, en horas de la madrugada, Adriana Ruth Gelbspan,
José Guillermo Gómez, Ana Maria Ahumada, Rodolfo Alberto Ponce, Isabel Mercedes
Burgos de Luna, Hermenegildo Alfonso Cuenca, Alicia Esther Heredia, y Santiago Alberto
Pereyra, fueron retirados del campo de detención La Perla, para luego ser asesinados por
los integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (O.P. 3) mencionados -con excepción
de Carlos Alberto Díaz-, siendo dicho proceder disimulado bajo la apariencia de un
presunto enfrentamiento, entre personal de Gendarmería Nacional y elementos subversivos
en la zona serrana de Ascochinga, en esta provincia.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos materiales necesarios
para la perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad,
estuvo a cargo, de Luciano Benjamín Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y
Jefe del Area 311 creada con el específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo
Fierro (como Jefe de Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería
Aerotransportada), Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de
Inteligencia 141 y
Luis Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del
Destacamento a la que se encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.4)
HECHO NOMINADO CUATRO: (corresponde al hecho segundo del
requerimiento fiscal de fs. 677/689 y de fs. 1725/37 y al hecho décimo del
requerimiento de fs. 2255/2302 y de su ampliación a fs. 11.112/34 vta).
Como parte del plan sistemático implementado por las fuerzas armadas, para la represión y
aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se perpetraron
los siguientes hechos:
a) En una fecha no determinada con exactitud, pero comprendida aproximadamente
en el periodo que va desde el 20 de Junio y hasta principio de Julio del año 1976, personas
no identificadas con exactitud pero que habrían pertenecido al Grupo de Operaciones
Especiales o Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖ del Ejército
Argentino, integrado al tiempo de los hechos por: Héctor Pedro Vergez -Jefe- Jorge
Ezequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli; José Hugo Herrera, Carlos Alberto Vega,
Ernesto Guillermo Barreiro, Carlos Alberto Díaz, Luis A. Cayetano Quijano, Ricardo
Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard, Arnoldo José López y Héctor Raúl Romero-,
privaron ilegítimamente de su libertad a Pablo Daniel Ortman, delegado sindical, presunto
militante del ERP, en la vía pública de la ciudad de Córdoba. Al momento de su detención
ejecutaron un disparo de arma de fuego que impactó en la víctima a la altura de un pie, y
luego de haber sido herido, lo condujeron a las instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
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Malagueño, sede de actuación del Grupo de Operaciones Especiales mencionado, lugar
donde los integrantes de la referida Tercera Sección mantuvieron a Pablo Ortman cautivo
hasta el 13 de julio de 1976.
b) En la ciudad de Mendoza -ciudad que integraba el IIIº Cuerpo de Ejército-, con
fecha 6 de Julio de 1976, aproximadamente a las 7:00 horas, personas no identificadas hasta
el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron
ilegítimamente de su libertad a Marcelo Leonidas Espeche -miembro del Partido
Revolucionario del Pueblo (P.R.T.)-, en el trayecto que realizaba el nombrado desde el
domicilio familiar sito en calle Benielli N° 2144 de la ciudad de Mendoza hacia el Hospital
Militar de esa ciudad, donde estaba realizando el servicio militar obligatorio. Tras lo cual lo
condujeron a la ciudad de Córdoba, a las instalaciones del Centro Clandestino de Detención
(CCD) ―La Perla‖, -con la ubicación antes referida-, sede de actuación del Grupo de
Operaciones Especiales o Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖
del Ejercito Argentino, integrado al tiempo de los hechos por: Héctor Pedro Vergez -Jefede licencia desde el 9/7/76 hasta el 18/7/76-, Jorge Ezequiel Acosta, Luís Alberto
USO OFICIAL
Manzanelli; José Hugo Herrera, Carlos Alberto Vega, Ernesto Guillermo Barreiro, Carlos
Alberto Díaz, Luis A. Cayetano Quijano, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard,
Arnoldo José López y Héctor Raúl Romero, quienes mantuvieron a Marcelo Leoninas
Espeche privado ilegítimamente de su libertad hasta el día 13 de julio de 1976.Durante el período de cautiverio los integrantes de la Tercera Sección, cuya
composición al tiempo de los hechos describimos precedentemente, sometieron a Pablo
Daniel Ortman y a Marcelo Leoninas Espeche a constantes torturas físicas y psíquicas,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándole a la vez,
toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 13 de Julio de 1976 aproximadamente, Pablo Daniel Ortman y Marcelo
Leoninas Espeche, fueron retirados del campo de detención La Perla, para luego ser
asesinados por los integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (O.P. 3) -con
excepción de Héctor Pedro Vergez-, siendo dicho proceder disimulado bajo la apariencia de
un presunto enfrentamiento, entre efectivos pertenecientes al IIIº Cuerpo de Ejército y
elementos sediciosos en camino a La Calera Km. 12 de esta provincia.
11
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
5)
HECHO NOMINADO CINCO: (corresponde a los hechos primero, segundo,
tercero y cuarto del requerimiento fiscal de fs. 2255/2302, y a los hechos primero,
segundo, tercero y cuarto de la ampliación de fs. 11.112/34 vta ).
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se perpetraron
los siguientes hechos:
a) Entre los días 27 y 28 de Marzo de 1976, siendo aproximadamente las 00:30 hs.,
un grupo compuesto por entre diez y quince personas, armadas, no identificadas hasta el
momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad,
privaron
ilegítimamente de su libertad a Elsa Alicia Landaburu (a) ―Nene‖, junto a quien habría
sido su novio y/o pareja al tiempo de los hechos, Hugo Osvaldo López, (a) ―Kopito‖ o
―Gaita‖, presunto militante del ERP, en el domicilio perteneciente a unos amigos de
apellido Fernández, sito en calle Jerónimo Luis de Cabrera N° 103 de Barrio Alta Córdoba
de esta ciudad.
b) En fecha y lugar no determinados con exactitud pero que pudo determinarse
como marzo de 1976, y en esta jurisdicción de Córdoba, personas no identificadas hasta el
momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron
ilegítimamente de su libertad a Luis Mario Finger (a) ―Mariano‖ o ―Chancha‖, obrero del
Gremio del Caucho.
c) En fecha y lugar no determinados con exactitud pero con anterioridad al 2 de
Abril de 1976, y en esta jurisdicción de Córdoba, personas no identificadas hasta el
momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron
ilegítimamente de su libertad a José Heriberto Gutiérrez (a) ―Pato‖, presunto militante del
ERP.
Una vez cautivos, Elsa Alicia Landaburu, Luis Mario Finger, Hugo Osvaldo López
y José Heriberto Gutierrez fueron trasladados a las instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación del Grupo de Operaciones Especiales o Tercera Sección u
OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖ del Ejercito Argentino, integrado al tiempo de
los hechos por Héctor Pedro Vergez -Jefe- Jorge Ezequiel Acosta, Luís Alberto Manzanelli;
José Hugo Herrera, Ernesto Guillermo Barreiro, Carlos Alberto Díaz, Luis A. Cayetano
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Quijano, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard, Arnoldo José López y Héctor
Raúl Romero, quienes mantuvieron a las referidas victimas privadas ilegítimamente de su
libertad hasta el día 2 de abril de 1976 aproximadamente.
Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección del
Destacamento de Inteligencia 141, sometieron a las víctimas mencionadas a constantes
torturas físicas y psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos
vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y
atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y
causa de detención, autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría
de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí
torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo
interrogados en sesiones en las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos
crueles, propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar
su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
USO OFICIAL
militantes e infraestructura de las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 2 de abril del año 1976, Elsa Alicia Landaburu, Luis Mario Finger, Hugo
Osvaldo López y José Heriberto Gutiérrez fueron retirados del campo de detención La
Perla, para luego ser asesinados por los integrantes mencionados del Grupo de Operaciones
Especiales (O.P. 3), siendo dicho proceder disimulado bajo la apariencia de dos presuntos
enfrentamientos entre fuerzas militares y elementos subversivos, de los que habría resultado
la muerte, en un caso de Elsa Alicia Landaburu y Luis María Finger y en el otro de Hugo
Osvaldo López y José Heriberto Gutiérrez; en ambos supuestos, habrían situado los
enfrentamientos en calle Chubut, frente al Colegio Manuel Belgrano del Barrio Clínicas de
esta ciudad.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
En relación al accionar precedentemente descripto, concerniente a Elsa Alicia
Landanburu, Luis Mario Finger, Hugo Osvaldo López y José Heriberto Gutiérrez, la
requisitoria fiscal de fs. 2255/2302 y su ampliación de fs. 11.112/34 vta., -hechos primero,
segundo, tercero y cuarto de ambas piezas procésales -atribuyen a Carlos Alberto Vega, la
13
comisión de los delitos de la privación de libertad, sometimiento a tormentos y homicidio
en perjuicio de aquellas víctimas.
6)
HECHO NOMINADO SEIS (corresponde al hecho quinto del requerimiento
fiscal de fs. 2255/2302)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se perpetraron
los siguientes hechos:
El día 2 de abril de 1976, en horas de la mañana, integrantes no identificados del
Grupo de Operaciones Especiales del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖ del Ejercito
Argentino, que habría estado a cargo al tiempo de los hechos del Capitán Héctor Pedro
Vergéz -Jefe-, se apostaron en la intersección de las calles Trafalgar y Calderón de la Barca
de Barrio Alta Córdoba de esta ciudad, donde se ubicaba la vivienda de Eduardo Castello
Soto, alías ―Hugo" -operario de planta Fiat Mateffer, delegado del SITRAM en dicha planta
y miembro del Secretariado Regional del PRT en Córdoba-, y procedieron a fusilar a
Castello Soto, quién al momento del procedimiento habría intentado salir por los techos del
domicilio, momento en el cual fue abatido.
La planificación y diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.Finalmente, cabe agregar que la Sra. Fiscal promovió acción en contra de Héctor
Raúl Romero por el supuestos delito de Homicidio Agravado–un hecho-, respecto al
accionar perpetrado contra Eduardo Castello Soto (hecho quinto del requerimiento fiscal de
fs. 2255/2302).
7)
HECHO NOMINADO SIETE: (corresponde al hecho décimo primero del
requerimiento fiscal de fs. 2255/2302)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se
perpetro el siguientes hecho:
Con fecha 10 de junio de 1976, integrantes del Grupo de Operaciones Especiales del
Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖ del Ejercito Argentino, entre quienes se encontraba el
agente civil de inteligencia Héctor Raúl Romero y que habrían estado a cargo al tiempo de
los hechos del Capitán Héctor Pedro Vergéz -Jefe-, se apostaron en la vivienda sita en Av.
General Paz 1565 de Barrio Alta Córdoba, procediendo al allanamiento de la misma,
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ocasión en la cual asesinaron a Carlos Eduardo Álvarez: alias "Fierrito" "Sargento
Enrique" o "Sargento Julio", militante del ERP.
La planificación y diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.8)
HECHO NOMINADO OCHO: (corresponde al hecho décimo segundo del
requerimiento fiscal de fs. 2255/2302, y al hecho décimo segundo de la ampliación de
fs. 11.112/34 vta )
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
USO OFICIAL
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se perpetraron
los siguientes hechos:
En lugar y fecha no determinada con exactitud, que se ubica dentro del mes de
agosto de 1976, con anterioridad al día 10 de ese mes y año, en esta jurisdicción de
Córdoba, personas no identificadas con exactitud pero que habrían pertenecido al Grupo de
Operaciones Especiales o Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖
del Ejército Argentino, integrado al tiempo de los hechos por: Jorge Ezequiel Acosta,
Ernesto Guillermo Barreiro – de licencia desde el 4 de agosto al 13 de agosto de 1976-,
Luís Alberto Manzanelli; José Hugo Herrera, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz,
Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard, Arnoldo José López y Héctor Raúl
Romero-, privaron ilegítimamente de su libertad a Daniel Héctor Rodríguez alias
―Troskin‖.
Una vez cautivo, Daniel Rodríguez fue trasladado a las instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de
la localidad de Malagueño, sede de actuación del Grupo de Operaciones Especiales
mencionado, lugar donde los integrantes de la referida Tercera Sección lo mantuvieron
privado ilegítimamente de su libertad hasta el día 10 de agosto de 1976 aproximadamente.
Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección del
Destacamento de Inteligencia 141, sometieron a la víctima a constantes torturas físicas y
psíquicas, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostado en
una colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los
demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas,
como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría de imponérsele, forzándolo a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
15
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogado en sesiones en
las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándole a la vez,
toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 10 de abril del año 1976, -aproximadamente- Daniel Héctor Rodríguez
fue retirado del campo de detención La Perla, para luego ser asesinado por los mencionados
integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (O.P. 3), -con excepción de Ernesto
Guillermo Barreiro-, siendo dicho proceder disimulado bajo la apariencia de un presunto
enfrentamientos entre fuerzas militares y elementos subversivos, en las inmediación del
cruce del Camino a San Carlos y Avda. Circunvalación de esta provincia, del que habría
resultado la muerte del nombrado.
Este supuesto enfrentamiento se habría llevado a cabo, tras la presunta persecución
por parte de las Fuerzas Armadas, de los subversivos que habrían participado en el ataque
al camión militar del que resultó la muerte del Cabo Primero Jorge Bulasio.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
En relación al accionar precedentemente descripto, las piezas acusatorias le atribuye
a Guillermo Ernesto Barreiro, la comisión del delitos de homicidio en perjuicio de Daniel
Héctor Rodríguez.
Asimismo, en relación al accionar precedentemente descripto, las piezas procesales
de mención atribuyen a Luis Alberto Cayetano Quijano, la comisión de los delitos de la
privación de libertad, sometimiento a tormentos y homicidio en perjuicio de aquella
víctima.
9)
HECHO NOMINADO NUEVE: (corresponde a los hechos décimo tercero y
décimo cuarto del requerimiento fiscal de fs. 2255/2302, y de su ampliación de fs.
11.112/34 vta. )
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se perpetraron
los siguientes hechos:
En fecha y lugar no determinados con exactitud pero con anterioridad al 20 de
diciembre de 1976, y en esta jurisdicción de Córdoba, personas no identificadas hasta el
16
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momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de seguridad, privaron
ilegítimamente de su libertad a Alfredo Fornasari, alias ―Ramón‖ y a Oscar Mario
Lauge, alias ―Beto‖ o ―Chato‖, quienes habrían pertenecido a la organización OPM
Montoneros, integrantes del frente sindical.
Una vez cautivos, Alfredo Fornasari y Oscar Mario Lauge fueron trasladados a las
instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera de
la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación del Grupo de
Operaciones Especiales o Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖
del Ejercito Argentino, integrado al tiempo de los hechos por Jorge Ezequiel Acosta, Luís
Alberto Manzanelli; José Hugo Herrera, Carlos Alberto Vega, Ernesto Guillermo Barreiro,
Carlos Alberto Díaz, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Arnoldo José López y Héctor Raúl
Romero, quienes mantuvieron a las referidas victimas privadas ilegítimamente de su
libertad hasta el día 20 de diciembre de 1976 aproximadamente.
Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección del
Destacamento de Inteligencia 141, sometieron a las víctimas mencionadas a constantes
USO OFICIAL
torturas físicas y psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos
vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y
atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y
causa de detención, autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría
de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí
torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo
interrogados en sesiones en las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos
crueles, propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar
su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 20 de diciembre del año 1976, aproximadamente, Alfredo Fornasari y Oscar
Mario Lauge, fueron retirados del campo de detención La Perla, para luego ser asesinados
por los mencionados integrantes del Grupo de Operaciones Especiales (O.P. 3), siendo
dicho proceder disimulado bajo la apariencia de un presunto enfrentamientos entre fuerzas
militares y elementos subversivos en calle Fructuoso Ribera y Fragata Sarmiento, Barrio
Santa Ana de esta ciudad de Córdoba, del que habría resultado la muerte de los nombrados.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
17
Gustavo Diedrich, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.En relación al accionar perpetrado contra Alfredo Fornasari y Oscar Mario Lauge
(hechos décimo tercero y décimo cuarto del requerimiento fiscal de fs. 2255/2302, y
ampliación de fs. 11.112/34 vta.), la Sra. Fiscal promovió acción en contra de Aldo Checchi
por los supuestos delitos de privación de libertad agravada, imposición de tormentos y
homicidio agravado -seis hechos en concurso real.
Asimismo, las mismas piezas procesales en relación al accionar perpetrado contra
Fornasari y Lauge, le atribuyen a Emilio Morard, la comisión de los delitos de la privación
de libertad, sometimiento a tormentos y homicidio en perjuicio de aquellas víctimas.
10)
HECHO NOMINADO DIEZ (corresponde al hecho décimo quinto del
requerimiento fiscal de fs. 2255/2302).
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se perpetraron
los siguientes hechos:
Con fecha 26 de Septiembre de 1977, personas no identificadas hasta el momento,
que habrían pertenecido a personal militar uniformado perteneciente al Tercer Cuerpo de
Ejército, privaron ilegítimamente de su libertad, en su domicilio, sito en su domicilio de
Ruta 20 y Empalme Tanti, provincia de Córdoba a Ricardo Manuel Yavícoli, (a) ―Beto‖ o
―Abel‖ o ―Gringo‖ y Alicia María D`Emilio (a) ―Luisa‖ o ―Lali‖, presuntos militantes de
la agrupación montoneros.
Una vez cautivos, Ricardo Yavicoli y Alicia María D`Emilio fueron trasladados a
las instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, ubicado a la vera
de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación del Grupo de
Operaciones Especiales o Tercera Sección u OP3 del Destacamento 141 ―Gral. Iribarren‖
del Ejercito Argentino, integrado al tiempo de los hechos por Luís Alberto Manzanelli,
Jorge Ezequiel Acosta, Ricardo Alberto Ramón Lardone, José Andres Tofalo, Carlos
Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz y Oreste Valentín Padovan, quienes mantuvieron a las
referidas victimas privadas ilegítimamente de su libertad hasta aproximadamente el día 26 o
27 de octubre de 1977 aproximadamente.Durante el período de cautiverio los referidos integrantes de la Tercera Sección del
Destacamento de Inteligencia 141,sometieron a las víctimas mencionadas a constantes
torturas físicas y psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos
vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y
atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y
causa de detención, autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría
de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí
torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo
interrogados en sesiones en las que se lo apremiaba a contestar mediante diversos tratos
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
crueles, propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar
su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 27 de Octubre de 1.977 aproximadamente, Ricardo Yavicoli y Alicia
María D`Emilio, fueron retirados del campo de detención La Perla, para luego ser
asesinados por los integrantes mencionados del Grupo de Operaciones Especiales (O.P. 3),
siendo dicho proceder disimulado bajo la apariencia de un presunto enfrentamientos entre
fuerzas militares y elementos subversivos entre los Boulevares Tucumán y Buenos Aires en
esta Provincia de Córdoba, del que habría resultado la muerte de los nombrados.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro, (como Jefe I Personal
USO OFICIAL
del Cdo. del III Cpo.de Ejército en 1977), Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del
Destacamento de Inteligencia 141 y Ernesto Guillermo Barreiro, Jefe de la 1° Sección de
Ejecución del Destacamento a la que se encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera
Sección. Asimismo, el Jefe de la Cuarta Sección al tiempo de los hechos, Aldo Checchi,
intervino en las reuniones, junto con la Jefatura del Destacamento y demás Jefes de
Secciones donde se tomó la decisión sobre la muerte de Ricardo Yavicoli y Alicia María
D`Emilio.11)
HECHO NOMINADO ONCE: (corresponde al hecho décimo sexto del
requerimiento fiscal de fs. 2255/2302).
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, se
perpetraron los siguientes hechos:
Con fecha 6 de octubre de 1976, personas no identificadas hasta el momento, que
habrían pertenecido a unidades del Ejercito siguiendo instrucciones de la Tercera Sección,
privaron ilegítimamente de su libertad, en un control de rutas en Av. Sabatini, Barrio Maipú
de esta ciudad de Córdoba, a Letizia María Carolina Jordan de Barreta, alias ―Pochi‖, y
a Alejandro Gustavo Carrara Martínez, alias ―Raúl‖, ambos militantes de la agrupación
montoneros. Los introdujeron en un vehículo, a él en el baúl del automóvil y a ella en el
piso del mismo, en la parte posterior.
Ahora bien, en el transcurso del viaje y por ruidos o movimientos que percibieron
del baúl, detienen el vehículo y disparan sobre el mismo, impactando los proyectiles sobre
las víctimas y produciendo su muerte. Llevaron los cuerpos a las instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖, donde los mantuvieron aproximadamente
veinticuatro horas. Tras lo cual, disimularon dicho proceder bajo la apariencia de un
presunto enfrentamiento entre fuerzas militares y elementos subversivos en Barrio Maipú,
19
comunicando que la pareja no acató la orden de detención, que abrió fuego con disparo de
armas automáticas sobre la patrulla militar, por lo cual fueron de inmediato abatidos,
resultando la muerte de los nombrados.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración de la privación de libertad precedentemente descripta y para asegurar su
impunidad, estuvo a cargo de Hermes Oscar Rodríguez, Luis Gustavo Diedrich, Ernesto
Guillermo Barreiro y Jorge Ezequiel Acosta.
En un mismo sentido, pero en relación a todo el accionar perpetrado en perjuicio de
Letizia María Carolina Jordan de Barreta y Alejandro Gustavo Carrara Martínez –privación
de libertad y homicidio-, el suministro de recursos necesarios y el marco de acción que
asegurara su impunidad, estuvo a cargo además de Luciano Benjamín Menéndez,
Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el específico
objetivo de reprimir la subversión y de Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de Inteligencia –
G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada).
Asimismo, en relación a los homicidios perpetrados contra Letizia María Carolina
Jordan de Barreta y Alejandro Gustavo Carrara Martínez (hecho décimo sexto del
requerimiento fiscal de fs. 2255/2302), la Sra. Fiscal promovió acción en contra de Hermes
Oscar Rodríguez, Luis Gustavo Diedrich, Ernesto Guillermo Barreiro y Jorge Ezequiel
Acosta, por el supuesto delito de homicidio agravado –dos hechos-en concurso real.12)
HECHO NOMINADO DOCE (corresponde al requerimiento fiscal de fs.
3214/3226 – VICTIMAS: Eduardo Raúl Requena y Julio Roberto Yornet-):
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 23 de julio de 1976 siendo las 18 hs. aproximadamente, personas no identificadas hasta
el momento, que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a la
privación ilegítima de la libertad de Eduardo Raúl Requena –Dirigente de CETERA- y de
Julio Roberto Yornet, en el ―Bar Miracles‖, sito en calle Colón N° 1.112 de esta ciudad,
en momentos en que ambos debían reunirse.
Una vez aprehendidos, fueron trasladados a las instalaciones del Centro Clandestino
de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo este que mantuvo privados clandestinamente de libertad a
Requena y Yornet por un período que si bien no puede establecerse con exactitud, se
presume que no habría sido mayor a treinta días.
20
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP3, sometieron a Requena y a Yornet a constantes torturas físicas y
psíquicas, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados
en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
USO OFICIAL
En fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse con posterioridad al
7 de agosto de 1976 y dentro de los treinta días de cautiverio, los ya referidos integrantes de
la ya mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP3 -con excepción
de Héctor Pedro Vergéz que había sido trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-,
retiraron de las dependencias de La Perla a Eduardo Raúl Requena –vendado, maniatado y
amordazado-. De igual manera procedieron con Roberto Julio Yornet, luego de haber
permanecido cautivo, por un período de tiempo no que se habría extendido más allá de los
treinta días. En ambos casos, las víctimas fueron trasladadas a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlos,
ocultando sus restos, los que a la fecha no han sido habidos
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
13)
HECHO
NOMINADO
TRECE
(corresponde
al
hecho
primero
del
requerimiento fiscal de fs. 4020/4032 –VICTIMA Berta Clara Perassi-):
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, con
fecha no determinada con exactitud pero que se ubica entre fines del mes de junio y
principios del mes de julio de 1976, personas no identificadas hasta el momento, que
21
habrían pertenecido a Fuerzas de Armadas y/o de Seguridad privaron ilegítimamente de la
libertad a Berta Clara Perassi –militante del Partido Revolucionario de los Trabajadoresen la vía pública de esta ciudad.
Una vez aprehendida, fue conducida a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo este que mantuvo privada clandestinamente de libertad a
Perassi durante alrededor de veinte días aproximadamente.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP3 sometieron a Perassi a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Berta Clara
Perassi –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
22
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
14)
HECHO NOMINADO CATORCE: (corresponde al hecho primero del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Rodolfo Lucio Espeche, María
Zulema Ahumada de Espeche y María Susana Mauro-):
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, a
fines del mes de junio de 1976, sin poder determinarse con exactitud el día, y lugar,
personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas
y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Rodolfo Lucio Espeche, María
Zulema Ahumada de Espeche (madre de Rodolfo Lucio) y María Susana Mauro
(esposa de Rodolfo Lucio).Una vez aprehendidos, el matrimonio Espeche-Mauro y la madre de Espeche,
USO OFICIAL
fueron conducidas a del Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la
vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera
Sección –también denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se
hallaba integrada por: Héctor Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir
del 28/7/76-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José
Hugo Herrera, Luis Alberto Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio Morard; grupo este que mantuvo privados
clandestinamente de libertad a las mencionadas víctimas durante un período de tiempo que
si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio, los referidos integrantes de la Tercera Sección o
Grupo de Operaciones especiales o Sección de Actividades Especiales de Inteligencia u OP
3, sometieron a Rodolfo Lucio Espeche, María Zulema Ahumada de Espeche y María
Susana Mauro a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que
se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a permanecer con las manos
atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de
moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación,
higiene y atención médica adecuadas, como también información fidedigna respecto al
lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino
que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que
eran allí torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios,
siendo interrogados en sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos
tratos crueles, propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de
menoscabar su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en
23
relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya
eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Rodolfo Lucio
Espeche, María Zulema Ahumada de Espeche y María Susana Mauro –vendados,
maniatados y amordazados-, trasladándolos a las inmediaciones, dentro de los propios
predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlos, ocultando sus
restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
15)
HECHO NOMINADO QUINCE (corresponde al hecho segundo del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: María Elena Gómez de Argañaraz)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
el 1 de junio de 1976, en horas de la mañana, personas no identificadas hasta la fecha, pero
que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de
la libertad a María Elena Gómez de Argañaraz en la vía pública, en barrio Alta Córdoba
de esta ciudad.Una vez cautiva, Gómez de Argañaraz, fue conducida primeramente al centro
clandestino de detención ubicado en la localidad de Pilar, en proximidades de esta ciudad,
sede de actuación del personal del Departamento de Informaciones (D2) de la Policía de la
Provincia, por un tiempo que no es posible determinar y posteriormente a instalaciones del
Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la
altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también
denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada
por: Héctor Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe
a partir del 28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos
Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Luis Alberto Cayetano
Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y
Emilio Morard; grupo este que mantuvo privada clandestinamente de libertad a Gomez de
24
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Argañaraz durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio, los referidos integrantes de la Tercera Sección o
Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de Inteligencia u
OP3, sometieron a Gómez de Argañaraz a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
USO OFICIAL
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya mencionados integrantes de la Tercera Sección o Grupo Operaciones
Especiales u OP 3 retiraron de las dependencias de La Perla a María Elena Gómez de
Argañaraz –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro
de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
16)
HECHO NOMINADO DIECISEIS (corresponde al hecho tercero del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Alejandra Jaimovich-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el 1
de junio de 1976, en horas de la tarde (15:30 hs. aproximadamente), personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Alejandra Jaimovich y su amiga Nora
25
Moyano desde el domicilio de ésta, sito en Dpto. 102 del Monoblock B de Barrio Kennedy
de esta ciudad.
Una vez cautivas, ambas amigas fueron llevadas al Departamento de Informaciones
de la Policía de la Provincia, en donde, al otro día Nora Beatriz Moyano recuperó su
libertad, mientras Alejandra Jaimovich, continuó ilegalmente detenida y sometida a
constantes torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban
detenidos en esas dependencias. Luego de unos días, no pudiéndose precisar cuántos,
Jaimovich fue conducida a instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) La
Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de
actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de Operaciones Especiales u
OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el
28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Ernesto Guillermo
Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli,
Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto Cayetano Quijano, Arnoldo José
López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio Morard; grupo éste
que mantuvo privada clandestinamente de libertad a Alejandra Jaimovich durante período
de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor
a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Alejandra a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 –con excepción de Carlos Alberto Díaz- que se encontraba
de licencia desde el 12/5/76 hasta el 4/7/76-, retiraron de las dependencias de La Perla a
Alejandra Jaimovich –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las
26
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
En relación al accionar precedentemente descripto, la señora Fiscal Federal le
atribuye responsabilidad a Carlos Alberto Díaz, imputándole la comisión del delito de
homicidio agravado (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal) .
17)
HECHO NOMINADO DIECISIETE (corresponde al hecho cuarto del
USO OFICIAL
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Pablo Pavich-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversivva‖, en
la Localidad de San Andrés, Pcia. de Buenos Aires, el 1 de julio de 1976, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Pablo Pavich conocido como ―Pascual‖
y militante del Partido Revolucionario del Pueblo (PRP). El nombrado permaneció
ilegalmente privado de su libertad en los centros clandestinos de detención conocidos con
los nombres de ―Atlético‖, ―Banco‖ y ―Olimpo‖, tal como fuere acreditado en los autos
―Suarez Masson …‖ (Expte. 14.216/03).
Mientras permanecía cautivo, Pavich fue trasladado desde Buenos Aires a
instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la
ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –
también denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba
integrada por: Héctor Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –
oficial jefe a partir del 28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo
Herrera, Luis Alberto Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio Morard; grupo éste que también mantuvo
privado clandestinamente de libertad a Pablo Pavich por un período de tiempo que no es
posible precisar.
Durante el período de detención ilegal, los referidos integrantes de al Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Pavich a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
27
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
18)
HECHO NOMINADO DIECIOCHO (corresponde al hecho quinto del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Ana María Espejo-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 7 de junio de 1976, a las 23 o 23:30 horas, personas no identificadas hasta la fecha, pero
que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de
la libertad a Ana María Espejo de su domicilio sito en calle Colombia N° 159 Dpto. ―4‖
del Barrio Nueva Córdoba de esta ciudad, en el que se encontraba con su familia y una
amiga de Jujuy llamada Irma Alcobedo.
Una vez aprehendidas, ambas amigas fueron llevadas a instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor
Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
ambas, siendo liberada al día siguiente su amiga Irma, mientras Ana María Espejo,
28
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
continuó ilegalmente detenida por un período de tiempo período de tiempo que si bien no
pudo establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el tiempo en que ésta permaneció cautiva, los referidos integrantes de la
Tercera Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales
de Inteligencia y OP 3, sometieron a Espejo a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
USO OFICIAL
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Ana María
Espejo –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
19)
HECHO NOMINADO DIECINUEVE (corresponde al hecho sexto del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Carlos Alberto Velázquez-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversivva‖,
con fecha 9 de junio de 1976, a primeras horas de la madrugada, como a las cuatro de la
mañana, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas
Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Carlos Alberto
29
Velázquez (empleado de FORJA y delegado de UOM) de su domicilio sito en calle
Linconao N° 1635 de Barrio Parque República de esta ciudad, en donde se encontraba la
familia descansando.
Una vez aprehendido, fue llevado a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Velásquez durante un período de tiempo período de tiempo que si bien no pudo
establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el tiempo en que éste permaneció cautivo, los referidos integrantes de la
Tercera Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales
de Inteligencia y OP 3, sometieron a Velásquez a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 retiraron de las dependencias de La Perla a Carlos Alberto
Velázquez -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro
de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
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Año del Bicentenario
1810-2010
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
20)
HECHO
NOMINADO
VEINTE
(corresponde
al
hecho
séptimo
del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Juan Carlos Galván-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversivva‖, el
día 15 de junio de 1976, a las dos de la madrugada aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Juan Carlos Galván (empleado de
SANCOR) de su domicilio sito en calle José Yofre N° 50 de Barrio Yofre de esta ciudad.
Una vez aprehendido, fue llevado a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
USO OFICIAL
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Galván durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el tiempo en que éste permaneció cautivo, los referidos integrantes de la
Tercera Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales
de Inteligencia y OP 3, sometieron a Galván a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
31
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Juan Carlos
Galván -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
21)
HECHO NOMINADO VEINTIUNO (corresponde al hecho octavo del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Pedro Juárez y Humberto
Enrique Pache-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 13 de junio de 1976, a las tres de la madrugada aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Pedro Juárez y Humberto Enrique
Pache (ambos cuñados) de su domicilio sito en calle Arturo Patiño N° 163 de Barrio
Centro América de esta ciudad.
Una vez aprehendidos, fueron llevados a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privados clandestinamente de libertad a
Juárez y Pache durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con
exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el tiempo en que éstos permanecieron cautivos, los referidos integrantes de
la Tercera Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades
Especiales de Inteligencia y OP 3, sometieron a Juárez y Pache a constantes torturas físicas
y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
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1810-2010
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Pedro Juárez y
USO OFICIAL
Humberto Enrique Pache -vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
22)
HECHO NOMINADO VEINTIDOS (corresponde al hecho noveno del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Aída Alicia Pastarini-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 18 de junio de 1976, a las 2 o 2:30 de la madrugada aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Aída Alicia Pastarini de su domicilio
sito en calle Andrés Lamas N° 2116 de Barrio Bajo Palermo de esta ciudad, en donde se
encontraba descansando junto a su familia.
Una vez privada aprehendida, Pastarini fue conducida a instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor
33
Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Pastarini durante v durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con
exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el tiempo de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Pastarini a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya mencionados integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Aída Alicia
Pastarini –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
23)
HECHO NOMINADO VEINTITRES (corresponde al hecho décimo del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Luis Roque Leiva-)
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Año del Bicentenario
1810-2010
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 23 de junio de 1976, a las 16 horas aproximadamente, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron
ilegítimamente de la libertad a Luis Roque Leiva del negocio familiar, sito en Av. Vélez
Sarsfield N° 72 de esta ciudad, en el cual se encontraba trabajando.
Una vez aprehendido, Leiva fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino
de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
USO OFICIAL
Leiva por más de cuarenta y cinco días aproximadamente.
Durante el tiempo en que éste permaneció cautivo, los referidos integrantes de la
Tercera Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales
de Inteligencia y OP 3, sometieron a Leiva a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que se ubica con posterioridad al 7 de
agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-, retiraron de las dependencias de La Perla a
Luis Roque Leiva –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones,
dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a
asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
35
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
24)
HECHO NOMINADO VEINTICUATRO (corresponde al hecho undécimo del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285-VICTIMA: María Cristina Mongiano-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 23 de junio de 1976, a las 3 horas de la madrugada, personas no identificadas hasta la
fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron
ilegítimamente de la libertad a María Cristina Mongiano de su domicilio sito en calle
Neuquén N° 274 de Barrio Alberdi de esta ciudad, en el que se encontraba junto a su tía
descansando.
Una vez aprehendida, fue conducida a instalaciones militares del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor
Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de libertad a
Mongiano durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio, los referidos integrantes de la Tercera Sección O
Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de Inteligencia y OP
3, sometieron a Mongiano a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con
todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a permanecer
con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la
prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la
alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también información fidedigna
respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y procedimiento seguido
y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras
personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de
sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se los apremiaba a contestar
36
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el
específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a la información que
pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o
agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de
Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a María Cristina
Mongiano -vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro
de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
USO OFICIAL
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
25)
HECHO NOMINADO VEINTICINCO (corresponde al hecho décimo segundo
del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Ramona Cristina Galíndez-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 24 de junio de 1976, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían
pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a
Ramona Cristina Galíndez en la vía pública, en inmediaciones al Parque Sarmiento de
esta ciudad, quien se encotraba junto a su pequeño hijo Alejandro Alfredo Rossi y se
dirigía a la casa de una amiga.
Una vez aprehendida la víctima y su hijo, fueron conducidos a instalaciones del
Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la
altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también
denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada
por: Héctor Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe
a partir del 28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos
Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis
Alberto Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto
Ramón Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de
libertad a Galíndez por un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con
exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días, siendo su hijo de cuatro o cinco
37
años de edad entregado a los abuelos maternos luego de dos o tres días desde la
aprehensión.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Galíndez a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Ramona
Cristina Galíndez de Rossi -vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
26)
HECHO NOMINADO VEINTISEIS (corresponde al hecho décimo tercero del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Jorge Horacio Gallo-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 24 de junio de 1976 a las 4 horas de la madrugada, personas no identificadas hasta la
fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron
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Año del Bicentenario
1810-2010
ilegítimamente de la libertad a Jorge Horacio Gallo en su domicilio de calle Góngora N°
1275 de esta ciudad, en donde se encontraba junto a su familia descansando.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Gallo durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
USO OFICIAL
Inteligencia y OP 3, sometieron a Gallo a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Ramona
Cristina Galíndez de Rossi -vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
39
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
27)
HECHO NOMINADO VEINTISIETE (corresponde al hecho décimo cuarto
del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Mario Domingo Oviedo-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 24 de junio de 1976 a las 5 horas de la madrugada, personas no identificadas hasta la
fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron
ilegítimamente de la libertad a Mario Domingo Oviedo en su domicilio de calle Arrecifes
esquina calle Pública de Barrio Villa Urquiza de esta ciudad, en donde se encontraba junto
a su familia descansando.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de Detención
(CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño,
sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de Operaciones
Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro Vergéz –oficial
jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Ernesto
Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto
Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto Cayetano Quijano,
Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio
Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Oviedo por durante
un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría
sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Oviedo a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Mario
Domingo Oviedo -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones,
dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a
asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
USO OFICIAL
28)
HECHO NOMINADO VEINTIOCHO (corresponde al hecho décimo quinto
del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Carlos Alberto Coy-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 30 de junio de 1976 en horas del mediodía, personas no identificadas hasta la fecha,
pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente
de la libertad a Carlos Alberto Coy -empleado de la Municipalidad de Córdoba y delegado
gremial-, en la vía pública, más precisamente en la calle Italia casi intersección con calle
Caraffa de esta ciudad, en momentos en que se dirigía con su pequeño hijo a efectuar una
compra por el barrio.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Gallo durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Coy a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
41
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 –con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-, retiraron de las dependencias de La Perla a
Carlos Abel Coy -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones,
dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a
asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
29)
HECHO NOMINADO VEINTINUEVE (corresponde al hecho décimo sexto
del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Oscar José Dominici-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 1 de julio de 1976 en horas del mediodía, personas no identificadas hasta la fecha, pero
que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de
la libertad a Oscar José Dominici –empleado de SANCOR y delegado gremial-, en la vía
pública, presumiblemente en el centro de esta ciudad.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
42
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Dominici durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Dominici a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
USO OFICIAL
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-, retiraron de las dependencias de La Perla a
Oscar José Dominici -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
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30)
HECHO NOMINADO TREINTA (corresponde al hecho décimo séptimo del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Víctor Francisco González-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
día no determinado con exactitud pero que puede establecerse a fines del mes de julio de
1976, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas
Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Víctor Francisco
González.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
González por un período de siete a quince días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a González a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Posteriormente, en fecha que no ha podido determinarse con exactitud pero que
puede ubicarse en los primeros días del mes de agosto de 1976, los referidos integrantes de
la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP3 -con excepción de
Héctor Pedro Vergéz que había sido trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-, retiraron
de las dependencias de La Perla a Víctor Francisco González -vendado, maniatado y
amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha
no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
31)
HECHO NOMINADO TREINTA Y UNO (corresponde al hecho décimo
octavo del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Ermes Juan Bautista
Manera-)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
USO OFICIAL
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
día no determinado con exactitud pero que puede establecerse a principios del mes de julio
de 1976, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas
Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Ermes Juan Bautista
Manera.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Manera durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Manera a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
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y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-, retiraron de las dependencias de La Perla a
Juan Bautista Manera -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
32)
HECHO NOMINADO TREINTA Y DOS (corresponde al hecho décimo
noveno del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Jorge Raúl Nadra
Aquim)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 3 de julio de 1976 siendo las 1:30 hs. de la madrugada aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Jorge Raúl Nadra –estudiante y
empleado en el H. Senado de la Provincia de Córdoba- en su domicilio sito en calle Tomás
de Bretón N° 4253 de Barrio Poeta Lugones de esta ciudad, en momentos en que se
encontraba con sus padres.
Una vez aprehendido, fue conducido al Centro Clandestino de Detención ubicado en
la localidad de Pilar, próxima a esta ciudad, sede de actuación de los integrantes del
Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia (D2) y en donde se pudo
individualizar a Carlos Alfredo Yanicelli y Calixto Luis Flores, entre otros que no
puedieron ser identificados. Alli permanecio ilegalmente detenido hasta el 22 de julio de
ese año aproximadamente, y fue sometido a torturas fisicas y psíquicas.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Finalmente fue llevado a instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD)
La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de
actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de Operaciones Especiales u
OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el
28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Ernesto Guillermo
Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli,
Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto Cayetano Quijano, Arnoldo José
López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio Morard; grupo éste
que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Nadra durante un período de tiempo
que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta
días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Nadra a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como
ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias, obligándolos a
USO OFICIAL
permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en colchonetas sobre el
piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados,
privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como también
información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y
procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos
y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en las que se
los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la vez, toda
clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para acceder a
la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse en los días
inmediatos posteriores al 5 de agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la ya
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 –con excepción de
Héctor Pedro Vergéz, quien había sido trasladado a Buenos Aires el 28/7/76- retiraron de
las dependencias de La Perla a Jorge Raúl Nadra Aquim –vendado, maniatado y
amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha
no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
47
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
En relación al accionar precedentemente descripto, la señora Fiscal Federal le
atribuye responsabilidad a Héctor Pedro Vergéz, imputándole la comisión del delito de
homicidio agravado (art. 80 incs. 2° y 6° del Código Penal).
33)
HECHO NOMINADO TREINTA Y TRES (corresponde al hecho vigésimo del
requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Mercedes del Valle Ramírez)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 3 de julio de 1976 en horas que no pudo establecerse con exactitud, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Mercedes del Valle Ramírez.
Una vez aprehendida, fue conducida a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de libertad a
Ramírez durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Mercedes Ramírez a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
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1810-2010
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
Mercedes del Valle Ramírez –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
USO OFICIAL
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
34)
HECHO NOMINADO TREINTA Y CUATRO (corresponde al hecho vigésimo
primero del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Eduardo Daniel
Budini)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖,
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el día 6 de
julio de 1976 siendo la 1:00 o 1:30hs. de la madrugada aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Eduardo Daniel Budini
en su domicilio sito en calle Rivadeo N° 1305 de esta ciudad, en momentos en que se
encontraba con sus padres y hermanos descansando.
Una vez aprehendido, fue conducido al Centro Clandestino de Detención
denominado ―Pilar‖, sito en la Localidad del mismo nombre, próxima a esta ciudad, lugar
de actuación de la Policía de la Provincia de Córdoba, más precisamente del Departamento
de Informaciones, en donde se pudo individualizar a Carlos Alfredo Yanicelli y Calixto
Luis Flores, entre otros que no pudieron ser identificados. Allí, Budini permaneció
ilegalmente detenido y fue sometido a torturas físicas y psíquicas hasta el 22 de julio de ese
mismo año.
Finalmente, el día citado fue llevado a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
49
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Budini durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Eduardo Budini a constantes torturas físicas y psíquicas,
tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse en los días
inmediatos posteriores al 5 de agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la mencionada
Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro
Vergéz que había sido trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las
dependencias de La Perla a Eduardo Daniel Budini Zeppa –vendado, maniatado y
amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha
no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
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1810-2010
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
35)
HECHO NOMINADO TREINTA Y CINCO (corresponde al hecho vigésimo
segundo del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Alfredo Gargaro y
Alejandro Gargaro)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖,
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el día 7 de
julio de 1976 siendo la 1:10hs. de la madrugada aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de los hermanos Alfredo
Gargaro y de Alejandro Gargaro en su domicilio sito en calle Saravia N° 756 de Barrio
General Bustos de esta ciudad.
Una vez aprehendidos, fueron conducidos a instalaciones del Centro Clandestino de
USO OFICIAL
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
los hermanos Gargaro durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con
exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a ambos hermanos a constantes torturas físicas y psíquicas,
tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
51
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse en los días
inmediatos posteriores al día 5 de agosto de 1976 y dentro de los treinta días de cautiverio,
los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones
Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido trasladado a
Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a Alfredo y
Alejandro Gargaro –vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
36)
HECHO NOMINADO TREINTA Y SEIS (corresponde al hecho vigésimo
tercero del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Oscar Andrés Liñeira)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 8 de julio de 1976 siendo las 8:40 horas de la mañana aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Oscar Andrés Liñeira,
estudiante, en su lugar de trabajo -cerrajería ―Don Pancho‖- sito en calle La Rioja N° 169
de esta ciudad.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Liñeira durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
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Año del Bicentenario
1810-2010
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Oscar Liñeira a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
USO OFICIAL
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse en los días
inmediatos posteriores al día 5 de agosto de 1976 y dentro de los treinta días de cautiverio,
los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones
Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido trasladado a
Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a Oscar Andrés
Liñeira –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
37)
HECHO NOMINADO TREINTA Y SIETE (corresponde al hecho vigésimo
cuarto del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Mirta Liliana Montero)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖,
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la represión
y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el día 8 de
julio de 1976 siendo las 6 de la mañana aproximadamente, personas no identificadas hasta
53
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a
la privación ilegítima de la libertad de Mirta Liliana Montero en su domicilio sito en calle
Rincón N° 1347 de Barrio Pueyrredón de esta ciudad.
Una vez aprehendida, fue conducida a otros centros clandestinos de detención que
no han podido determinarse, para finalmente ser llevada a instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor
Pedro Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Montero durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Mirta Montero a constantes torturas físicas y psíquicas,
tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse en los días
inmediatos posteriores al 5 de agosto de 1976 y dentro de los treinta días de cautiverio, los
ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones
Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido trasladado a
Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a Mirta Liliana
Montero –vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro de
los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
54
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
38)
HECHO NOMINADO TREINTA Y OCHO (corresponde al hecho vigésimo
quinto del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Reinaldo Lázaro Saenz
Bernal)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 14 de julio de 1976 a las 3:30 horas de la madrugada, personas no identificadas hasta la
USO OFICIAL
fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron
ilegítimamente de la libertad a Reinaldo Lázaro Saenz Bernal en su domicilio de calle
calle 14 N° 1054 de Barrio Villa Revol de esta ciudad.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Saenz Bernal durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud,
se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Saenz Bernal a constantes torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
55
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días de cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección
o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 –con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había
sido trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76-, retiraron de las dependencias de La Perla
a Reinaldo Lázaro Saenz Bernal -vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
39)
HECHO NOMINADO TREINTA Y NUEVE (corresponde al hecho vigésimo
sexto del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Juan Carlos Montañez)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 16 de julio de 1976 a las 3:00 horas de la madrugada, personas no identificadas hasta la
fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron
ilegítimamente de la libertad a Juan Carlos Montañez en su domicilio de calle calle San
Marín N° 135 de Barrio Yofre de esta ciudad.
Una vez aprehendido, fue conducido al Centro Clandestino de Detención
denominado ―Pilar‖, sito en la Localidad del mismo nombre, próxima a esta ciudad, lugar
de actuación de la Policía de la Provincia de Córdoba, más precisamente del Departamento
de Informaciones. Allí, Montañez permaneció ilegalmente detenido y fue sometido a
torturas físicas y psíquicas por un período de tiempo que no es posible precisar.
Finalmente, Montañez fue llevado a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
56
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Montañez durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Juan Carlos Montañez a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
USO OFICIAL
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse con posterioridad
al día 5 de agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera
Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz
que había sido trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de
La Perla a Montañez –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
40)
HECHO NOMINADO CUARENTA (corresponde al hecho vigésimo séptimo y
vigésimo octavo del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Ramón Roque
Castillo y Reineri Oscar Segura)
57
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 20 de julio de 1976, en horas de la tarde, personas no identificadas hasta la fecha, pero
que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de
sus libertades a Ramón Roque Castillo -empleado de IKA Renault- en la vía pública,
luego que saliera de su domicilio de calle Unión N° 345 de Barrio San Martín hacia el
centro de esta ciudad; y a Reineri Oscar Segura –ex empleado de IKA Renault y delegado
gremial, aunque a la fecha de los hechos tenía un taller de reparación de televisores- en su
lugar de trabajo, sito en calle Fragueiro N° 1288 de Barrio Alta Córdoba de esta ciudad, el
día 20 de julio de 1976 a las 20 horas aproximadamente.
Una vez aprehendidos, fueron conducidos a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvieron privados clandestinamente de
libertad a Castillo y Segura durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse
con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Castillo y Segura a constantes torturas físicas y psíquicas,
tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
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trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
Castillo y Segura –vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
41)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y UNO (corresponde al hecho vigésimo
noveno del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Andrés Lucio Ariza)
USO OFICIAL
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 22 de julio de 1976 en horas de la madrugada, personas no identificadas hasta la fecha,
pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente
de la libertad Andrés Lucio Ariza de su domicilio de calle Solares N° 1424 de Barrio San
Vicente de esta ciudad.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Ariza hasta el mes de noviembre de 1976.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Andrés Lucio Ariza a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
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forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 5 de noviembre de 1976, los ya referidos integrantes de la ya mencionada
Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro
Vergéz que había sido trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76 y Luis Alberto Cayetano
Quijano que estaba de licencia desde el 2/11/76 hasta el 5/8/77- retiraron de las
dependencias de La Perla a Ariza –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
42)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y DOS (corresponde al hecho trigésimo
del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Juan Carlos Berastegui y
Susana Beatriz Bertola de Berastegui)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 23 de julio de 1976 siendo la 0:30hs. aproximadamente, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a
la privación ilegítima de la libertad del matrimonio compuesto por Juan Carlos Berastegui
y Susana Beatriz Bertola en su domicilio sito en calle Lima N° 2170 de Barrio General
Paz de esta ciudad.
Una vez aprehendidos, fueron conducidos a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
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1810-2010
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privadas clandestinamente de libertad a
las víctimas durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud,
se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Juan Carlos y Susana Beatriz a constantes torturas físicas
y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
USO OFICIAL
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales u OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
Juan Carlos Berastegui y Susana Beatriz Bertola –vendados, maniatados y amordazados-,
trasladándolos a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
Ejército, en donde procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han
sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
43)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y TRES (corresponde al hecho trigésimo
primero del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Marta Alicia Bertola
de Camargo y Armando Arnulfo Camargo)
61
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 23 de julio de 1976 siendo las 13:30hs. aproximadamente, personas no identificadas
hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad,
procedieron a la privación ilegítima de la libertad del matrimonio compuesto por Armando
Arnulfo Camargo y Marta Alicia Bertola en su domicilio sito en calle 25 de Mayo N° 67
de Barrio Talleres Sud de esta ciudad.
Una vez aprehendidos, fueron conducidos a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad al
matrimonio Camargo-Bertola durante un período de tiempo que si bien no pudo
establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Juan Carlos y Susana Beatriz a constantes torturas físicas
y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
Armando Arnulfo Camargo y Marta Alicia Bertola –vendados, maniatados y amordazados-,
trasladándolos a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
62
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Ejército, en donde procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han
sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
44)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y CUATRO (corresponde al hecho
trigésimo segundo del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Nicolás
Mario Pilipchuk)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
USO OFICIAL
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 24 de julio de 1976 en hora que no pudo determinarse, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a
la privación ilegítima de la libertad de Nicolás Mario Pilipchuk en momentos en que se
encontraba prestando servicio.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de Detención
(CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño,
sede de actuación de la Tercera Sección -también denominada Grupo de Operaciones
Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro Vergéz –oficial
jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Ernesto
Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto
Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto Cayetano Quijano,
Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Emilio
Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Pilipchuk durante
un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría
sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Nicolás Pilipchuk a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
63
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
Nicolás Mario Pilipchuk –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
45)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y CINCO (corresponde al hecho
trigésimo tercerp del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMAS: Horacio
Francisco Heredia)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, a
fines del mes de julio de 1976, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían
pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la
libertad de Horacio Francisco Heredia.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección -también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Heredia durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Horacio Heredia a constantes torturas físicas y psíquicas,
tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas dependencias,
obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y acostados en
colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con los demás
secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica adecuadas, como
también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención, autoridades
intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles, forzándolos a
escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual que los
comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en sesiones en
las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, propinándoles a la
vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su resistencia moral para
USO OFICIAL
acceder a la información que pudieran aportar en relación a militantes e infraestructura de
las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
Horacio Francisco Heredia –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
46)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y SEIS (corresponde al hecho trigésimo
cuarto del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: Claudia Elizabeth
Hunziker)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 28 de julio de 1976 en hora que no pudo determinarse, personas no identificadas hasta
65
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a
la privación ilegítima de la libertad de Claudia Elizabeth Hunziker.
Una vez aprehendida, fue conducida a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección -también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de libertad a
Hunziker por un período de alrededor de veinte días y no mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Claudia Hunziker a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse con posterioridad
al 7 de agosto de 1976 y dentro de los treinta días de cautiverio, los ya referidos integrantes
de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 -con
excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido trasladado a Buenos Aires desde el
28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a Claudia Elizabeth Hunziker –vendada,
maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro de los propios predios
del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que
a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
66
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
47)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y SIETE (corresponde al hecho trigésimo
quinto del requerimiento fiscal de fs. 6201/6285 –VICTIMA: María Luisa Salto)
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 28 de julio de 1976 en hora que no pudo determinarse, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a
la privación ilegítima de la libertad de María Luisa Salto en la vía pública de esta ciudad.
Una vez aprehendida, fue conducida a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección -también denominada Grupo de
USO OFICIAL
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Héctor Pedro
Vergéz –oficial jefe hasta el 28/7/76-, Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe a partir del
28/7/76-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe a partir del 28/7/76-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, José Hugo Herrera, Luis Alberto
Cayetano Quijano, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón
Lardone y Emilio Morard; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de libertad a
Salto durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a María Luisa Salto a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
67
Con fecha no determinada con exactitud pero dentro de los treinta días de
cautiverio, los ya referidos integrantes de la ya mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales y OP 3 -con excepción de Héctor Pedro Vergéz que había sido
trasladado a Buenos Aires desde el 28/7/76- retiraron de las dependencias de La Perla a
María Luisa Salto -vendada, maniatada y amordazada-, trasladándola a las inmediaciones,
dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a
asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
48) HECHO NOMINADO CUARENTA Y OCHO (corresponde a los hechos
Primero, Segundo, Tercero, Cuarto y Quinto del Requerimiento Fiscal de Instrucción
de fs. 10778/835)
Víctimas: JORGE LUIS DURETTO, CARLOS ALBERTO
ALMADA, LUIS ALBERTO MARCONETTO, EDUARDO LUIS MANGHESI Y
NICOLÁS OSCAR SALERNO.
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, con
fecha que no se ha podido determinar con exactitud, pero que es dable ubicar entre el día 15
de agosto de 1976 y la mañana del día 16 del mismo mes y año, personas no identificadas
hasta la fecha, pero que habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la
privación ilegítima de la libertad de Carlos Alberto Almada –alias ―Paragua‖ o
―Paraguayo‖, estudiante de la carrera de medicina, a quien se le atribuía militancia en la
Organización Comunista Poder Obrero-, en circunstancias de lugar que no han sido posible
establecer exactamente, pudiendo afirmarse no obstante, que habría sido en inmediaciones
de esta ciudad de Córdoba, camino a las sierras, o bien, en la vía pública de esta Ciudad
capital.
El día 15 de agosto de 1976, personas no identificadas hasta el momento, pero que
habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la privación ilegítima de la
libertad de Jorge Luis Duretto –alias ―Leon‖ o ―Gringo‖, estudiante de la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, a quien se le atribuía militancia en la
Organización Comunista Poder Obrero-, en circunstancias de lugar que no han sido posible
establecer exactamente, pudiendo afirmarse no obstante, que habría sido en inmediaciones
de esta ciudad de Córdoba, camino a las sierras, o bien, en la vía pública de esta Ciudad
capital.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
El día 15 de agosto de 1976, personas no identificadas hasta el momento, pero que
habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la privación ilegítima de la
libertad de Luis Alberto Marconetto –alias ―Taca‖, estudiante de la Facultad de Derecho
de la Universidad Nacional de Córdoba, a quien se le atribuía militancia en la Organización
Comunista Poder Obrero-, en circunstancias de lugar que no han sido posible establecer
exactamente, pudiendo afirmarse no obstante, que habría sido en inmediaciones de esta
ciudad de Córdoba, camino a las sierras, o bien, en la vía pública de esta Ciudad capital.
El día 16 de agosto de 1976, entre las 15.00 y 17.00 hs. aproximadamente, personas
armadas y vestidas de civil, una de las cuales llevaba puesta una bincha en la cabeza, las
que no han sido identificadas hasta el momento, pero que habrían pertenecido al Tercer
Cuerpo de Ejército, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Eduardo Luis
Manghesi –alias ―Arturo‖, estudiante de la Facultad de Ingeniería de la Universidad
Nacional de Córdoba, a quien se le atribuía militancia en la Organización Comunista Poder
Obrero-, en su domicilio sito en calle La Coruña 575 de Barrio Maipu, Segunda Sección de
esta ciudad de Córdoba.
USO OFICIAL
El día 17 de agosto de 1976, en horas de la tarde, personas no identificadas hasta el
momento, pero que habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la
privación ilegítima de la libertad de Nicolás Oscar Salerno –alias ―Carlos‖, estudiante de
la carrera de Historia de la Universidad Nacional, a quien se atribuía militancia en la
Organización Comunista Poder Obrero-, en el domicilio de Fernando Juárez ubicado sobre
el Boulevard Las Heras, en las inmediaciones del parque del mismo nombre.
Al ser aprehendidas, cada una de las referidas víctimas fueron conducidas a
instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la
ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –
también denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba
integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial
jefe-, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo
Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone,
Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano Quijano;
grupo éste que mantuvo privados
clandestinamente de libertad a Almada, Duretto, Marconetto, Manghesi y Salerno durante
un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría
sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Carlos Alberto Almada, Jorge Luis Duretto, Luis Alberto
Marconetto, Eduardo Luis Manghesi y Nicolás Oscar Salerno, a constantes torturas físicas
y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
69
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremió a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a la
Organización Comunista Poder Obrero y en especial, respecto al ataque contra efectivos
militares del Batallón de Comunicaciones 141 que se trasladaban en un camión y del que
resultara muerto el Cabo Primero Jorge Antonio Bulacios, acaecido el día 10 de agosto de
1976.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse aproximadamente
dentro de los treinta días siguientes a la fecha de aprehensión de cada una de las víctimas,
los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones
Especiales u OP 3, retiraron de las dependencias de La Perla a Carlos Alberto Almada,
Jorge Luis Duretto, Luis Alberto Marconetto, Eduardo Luis Manghesi y Nicolás Oscar
Salerno –vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las inmediaciones, dentro
de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlos,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
49) HECHO NOMINADO CUARENTA Y NUEVE (corresponde al hecho Sexto del
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctimas: HUGO FRANCISCO CASAS Y CARLOS ANIBAL CASAS
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 19 de agosto de 1976, a las 9.30 hs. aproximadamente, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido a una de las Unidades dependientes de la IV Brigada
de Infantería Aerotransportada del Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la privación
ilegítima de la libertad de Hugo Francisco Casas y de Carlos Anibal Casas –albañiles, de
quienes se sospechaba militarían en una organización subversiva- en el inmueble de
propiedad del Sr. Alejo Bustos para quien se hallaban trabajando, sito en calle Italia esquina
Cortada Cuyo, de barrio Argüello de esta ciudad de Córdoba.
70
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Una vez aprehendidos, fueron conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega,
Carlos Alberto Díaz, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López,
Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto
Cayetano Quijano; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a los
hermanos Hugo Francisco Casas y Carlos Aníbal Casas durante un período de tiempo que
si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Hugo Francisco Casas y Carlos Aníbal Casas a
constantes torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban
detenidos en esas dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos
USO OFICIAL
vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y
atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y
causa de detención, autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría
de imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí
torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo
interrogados en sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos
crueles, propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de
menoscabar sus resistencias morales para acceder a la información que pudieran aportar en
relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya
eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días siguientes al 19 de agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3, retiraron de las
dependencias de La Perla a Hugo Francisco Casas y a Carlos Aníbal Casas –vendados,
maniatados y amordazados-, trasladándolos a las inmediaciones, dentro de los propios
predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlos, ocultando sus
restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
71
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
50) HECHO NOMINADO CINCUENTA (corresponde al hecho Séptimo del
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima DANIEL LEONARDO BURGOS
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 24 de agosto de 1976, a las 18.30 hs. aproximadamente, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la
privación ilegítima de la libertad de Daniel Leonardo Burgos, en la vía pública, en las
inmediaciones de su domicilio sito en calle 7, casa 78 de Barrio Los Granados de esta
ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendido, la víctima fue conducida a instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge
Exequiel Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto
Vega, Carlos Alberto Díaz, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José
López, Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis
Alberto Cayetano Quijano; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Burgos durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se
presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Daniel Leonardo Burgos a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días siguientes al 24 de agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la
72
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3, retiraron de las
dependencias de La Perla a Daniel Leonardo Burgos –vendado, maniatado y amordazado-,
trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido
habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
51) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y UNO (corresponde al hecho Octavo del
USO OFICIAL
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima ROMELIA ALICIA VILLALBA
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 26 de agosto de 1976, a las 21.00 hs. aproximadamente, personas no identificadas hasta
la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a
la privación ilegítima de la libertad de Romelia Alicia Villalba, en su domicilio sito en
calle Rosario de Santa Fe 1644 de esta Ciudad.
Una vez aprehendida, y previo llevarla a dependencias militares que no han podido
ser identificadas, en donde se la mantuvo durante algunas horas, la víctima fue conducida
en las primeras horas del 27 de agosto de 1976 a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega,
Carlos Alberto Díaz, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López,
Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto
Cayetano Quijano; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de libertad a Villalba
durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no
habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Romelia Alicia Villalba a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándola a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
73
acostada en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándola de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogada en
sesiones en las que se la habría apremiado a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días siguientes al 26 de agosto de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3, retiraron de las
dependencias de La Perla a Romelia Alicia Villalba –vendada, maniatada y amordazada-,
trasladándola a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
Ejército, en donde procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha no han sido
habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
52) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y DOS (corresponde al hecho Noveno del
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima: RAUL OSVALDO LEVIN
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 1º de setiembre de 1976, en horas de la madrugada, miembros de la Tercera Secciòn –
también denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de
Inteligencia 141 del Ejército, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta
–oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Carlos
Alberto Díaz, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor
Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano
Quijano, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Raúl Osvaldo Levin, en el
74
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
domicilio de Mirta Nieri sito en calle Viedma al 700 de Barrio Atlántida, de esta Ciudad de
Córdoba.
Una vez aprehendido, la víctima fue conducida a instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la referida Tercera Sección o Grupo de
Operaciones Especiales u OP3; cuyos integrantes mantuvieron privado de libertad en
forma subrepticia a Raúl Osvaldo Levín por una semana aproximadamente.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Raúl Osvaldo Levín a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
USO OFICIAL
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 8 de setiembre de 1976, los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera
Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3 del Destacamento de Inteligencia 141,
retiraron de las dependencias de La Perla a Raúl Osvaldo Levin –vendado, maniatado y
amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha
no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, de Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada), de
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y de Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
53) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y TRES (corresponde al hecho Décimo del
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
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Víctimas: DELFINA DEL VALLE ALDERETE, JOSÉ HONORIO FERNÁNDEZ
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 2 de setiembre de 1976, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían
pertenecido al Departamento Informaciones Policiales –D2- de la Policía de la Provincia de
Córdoba, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de José Honorio Fernández y
de Delfina del Valle Alderete, en la vivienda en la que estaban residiendo ubicada en
Manzana 20, casa 10 de Barrio Kennedy en esta Ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendidos habrían sido conducidos a dependencias del Departamento
Informaciones Policiales –D2- en el Pasaje Cuzco 66 de esta ciudad de Córdoba y poco
después trasladados al Chalet de la Dirección Provincial de Hidráulica en inmediaciones del
Dique San Roque -utilizado como Centro Clandestino de Detención por la referida sección
policial-, lugar en el que permanecieron hasta el día 6 del mismo mes y año, siendo allí
mantenidos subrepticiamente cautivos y sometidos a torturas con el propósito de extraerles
información.
Con fecha 6 de setiembre de 1976 las víctimas fueron trasladadas a instalaciones del
Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la
altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también
denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de Inteligencia
141 del Ejército, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial
jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz,
Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano Quijano; grupo
éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Fernández y Alderete durante un
período de tiempo que si bien no pudo establecerse con exactitud, puede afirmarse no
habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio en La Perla, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Fernández y Alderete a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar sus
resistencias morales para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
76
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días siguientes al 2 de setiembre de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3, retiraron de las
dependencias de La Perla a José Honorio Fernández y a Delfina Del Valle Alderete –
vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las inmediaciones, dentro de los
propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlos,
ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
USO OFICIAL
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
54) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y CUATRO (corresponde al hecho
Décimo Primero del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima JORGE DANTE BUSTOS
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 10 de setiembre de 1976 por la mañana, personas no identificadas hasta la fecha, pero
que habrían pertenecido al Batallón de Comunicaciones de Comando 141 dependiente de
la IV Brigada de Infantería Aerotransportada del Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a
la privación ilegítima de libertad de Jorge Dante Bustos –soldado conscripto, de quien se
habría sospechado su participación en una organización subversiva-, en dependencias del
mencionado Batallón en que el referido soldado se encontraba cumpliendo el Servicio
Militar Obligatorio.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército
Argentino, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe-,
Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano Quijano; grupo
éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Bustos hasta aproximadamente los
días 23 a 24 de setiembre de 1976.
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Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Jorge Dante Bustos a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Entre los días 23 y 24 de setiembre de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3 –a excepción de
Carlos Alberto Díaz, de licencia por razones de salud desde el 19 de setiembre de 1976
hasta el 15 de octubre del mismo año-, retiraron de las dependencias de La Perla a Jorge
Dante Bustos –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones,
dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a
asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada), de
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141, de Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección y de Ricardo Luis Buschiazzo,
por entonces Segundo Jefe del Batallón de Comunicaciones de Comando 141 –en relación
al accionar desplegado en el ámbito de esa Unidad militar- .
55) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y CINCO (corresponde al hecho Décimo
Segundo del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima JOSÉ ANTONIO BRIZUELA
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 14 de setiembre de 1976 por la mañana, personas no identificadas hasta la fecha, pero
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Año del Bicentenario
1810-2010
que habrían pertenecido a la Compañía Policía Militar 141 del Tercer Cuerpo de Ejército,
procedieron a la privación ilegítima de libertad de José Antonio Brizuela –estudiante de la
facultad de Derecho, soldado conscripto, de quien se habría sospechado su participación en
una organización subversiva-, en dependencias de la referida Compañía Policía Militar en
la que el nombrado se encontraba cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército
Argentino, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe-,
Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Carlos Alberto Díaz, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano Quijano; grupo
éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Brizuela durante un período de 20
días, aproximadamente hasta el 4 de octubre de 1976.
USO OFICIAL
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a José Antonio Brizuela a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
El día 4 de octubre de 1976 aproximadamente, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3 –a excepción de
Carlos Alberto Díaz, de licencia por razones de salud desde el 19 de setiembre de 1976
hasta el 15 de octubre del mismo año-, retiraron de las dependencias de La Perla a José
Antonio Brizuela –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones,
dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a
asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
79
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141, Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección, a Juan Emilio Huber, Jefe de
la Compañía Policía Militar 141 y a Abelardo Sebastián
Ramos Monso, oficial que
secunda al Jefe de Compañía Policía Militar u Oficial Ejecutivo, el segundo –en relación al
accionar desplegado- en el ámbito de la Compañía Policía Militar 141.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Gustavo
Adolfo Alsina.
56) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y SEIS (corresponde al hecho Décimo
Tercero del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima MÁXIMO JOSÉ JUÁREZ
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 14 de setiembre de 1976, con posterioridad a las 22.00 hs., personas no identificadas
hasta la fecha, pero que habrían pertenecido al Área Material Córdoba de la Fuerza Aérea
Argentina, procedieron en dependencias de esa Unidad Militar a la privación ilegítima de la
libertad de Máximo José Juárez, -soldado conscripto de la Compañía Policía Militar del
Área
Material
Córdoba-,
manteniéndolo
subrepticiamente
detenido
durante
aproximadamente quince días en los que apremiaron a la víctima a proporcionar
información en interrogatorios en los que fue torturado, dejándole notorias marcas en el
cuerpo, especialmente en el cuello.
El superior inmediato de Máximo José Juárez en la Compañía Policía Militar:
Teniente Carlos Edgardo Monti –Jefe Sección Incorporación- habría omitido el 14 de
setiembre de 1976 autorizar el franco de aquel soldado en horas de la tarde, como
habitualmente lo hacía, ordenando en cambio a la víctima, pasadas las 22.00 hs., saliera de
la Unidad para cumplir una gestión dentro del Área Material Córdoba, posibilitando en esas
circunstancias el que fuera subrepticiamente detenido. Posteriormente, suscribió una falsa
autorización para salir de franco a partir de las 22.00 hs. a favor de Juárez, aduciendo mendazmente- para justificar la desaparición del soldado, que este se había retirado del
cuartel por la noche y nunca había regresado, incurriendo en deserción.
Pasados unos 15 días de cautiverio en dependencias que la Fuerza Aérea Argentina
tenía en Córdoba, aproximadamente el 29 de setiembre de 1976 Máximo José Juárez fue
trasladado al Centro Clandestino de Detención -CCD- La Perla, ubicado a la vera de la
ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –
también denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de
Inteligencia 141 del Ejército, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta
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Año del Bicentenario
1810-2010
–oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto
Manzanelli, José Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz, Arnoldo José López, Héctor Raúl
Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano
Quijano; grupo éste que mantuvo privados clandestinamente de libertad a Juárez hasta el
día 6 de noviembre de 1976.
Durante el período de cautiverio en La Perla, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, continuaron sometieron a Máximo José Juárez a constantes torturas
físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérsele,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
USO OFICIAL
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 5 de noviembre de 1976 Máximo José Juárez fue sacado de la cuadra y
mantenido en un galpón de La Perla hasta el día siguiente 6 de noviembre de 1976, fecha en
la cual los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones
Especiales u OP 3 –excepto Luis Alberto Cayetano Quijano, de licencia a partir del 2 de
noviembre de 1976 y Emilio Morard por cambio de Sección a partir del 15 de octubre del
mismo año-, retiraron de las dependencias de La Perla a la víctima, vendada, maniatada y
amordazada-, trasladándola a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que a la fecha
no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141, Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección; del por entonces Brigadier
Antonio Carlos Burgos, Jefe del Área Material Córdoba –en lo concerniente al accionar
81
perpetrado en dependencias de esa Unidad- y del por entonces Teniente Nelso Alberto
Robledo, Jefe de la Compañía Policía Militar del Área Material Córdoba –en lo
concerniente al accionar desplegado en el ámbito de esa Compañía-.
Se atribuye participación a Emilio Morard y a Luis Alberto Cayetano Quijano en
relación al homicidio de Máximo José Juárez; como también al Encargado de la Compañía
Policía Militar por entonces Sargento Mayor Héctor Ramón Ferreyra, en relación al
accionar precedentemente descripto como perpetrado en el ámbito de la Compañía Policía
Militar del Área Material Córdoba de la Fuerza Aérea Argentina, quien se encuentra
fallecido.
57) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y SIETE (corresponde al hecho Décimo
Cuarto del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Victima JUAN CARLOS PERCHANTE
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 15 de setiembre de 1976, a las 2.30 hs. aproximadamente, personas no identificadas
hasta la fecha, pero que habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército, procedieron a la
privación ilegítima de la libertad de Juan Carlos Perchante –estudiante de abogacía
oriundo de Río Cuarto, a quien se le atribuía militancia en la organización Montoneros-, en
su domicilio sito en Avenida Julio A. Roca Nº 403 de esta Ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega,
Carlos Alberto Díaz, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López,
Héctor Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto
Cayetano Quijano;
grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a
Perchante hasta el día 22 de setiembre de 1976.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Juan Carlos Perchante a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
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Año del Bicentenario
1810-2010
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 22 de setiembre de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3 –a excepción de
Carlos Alberto Díaz, de licencia a partir del día 19 de setiembre de 1976-, retiraron de las
dependencias de La Perla a Juan Carlos Perchante y procedieron a ultimarlo, siendo dicho
proceder disimulado bajo la apariencia de un presunto enfrentamiento entre fuerzas
militares
y dos
delincuentes subversivos
que distribuían panfletos,
producido
supuestamente en la vía pública, en inmediaciones del complejo fabril Fiat y del que
habrían resultado abatido los ―sediciosos‖.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
USO OFICIAL
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
58) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y OCHO (corresponde al hecho Décimo
Quinto del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Victima MARÍA MAGDALENA MAINER
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
fecha que no ha podido establecerse con exactitud pero que es dable ubicar entre los días 18
y 20 de setiembre de 1976, personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían
pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la
libertad de María Magdalena Mainer -alias Lucrecia, con presunta militancia en la
organización Montoneros-, en la vía pública en la Ciudad de San Juan,.
Una vez aprehendida, previo paso por dependencias militares y/o policiales que
hasta el momento la Instrucción no ha podido determinar, con fecha 23 de setiembre de
1976 Mainer fue ingresada a instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) La
Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño en esta
provincia de Córdoba, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge
Exequiel Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto
Vega, Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl
Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano
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Quijano; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de libertad a la víctima durante
un corto período de tiempo, hasta aproximadamente el 26 de setiembre de 1976 en que fue
trasladada a otro lugar de detención clandestina en Buenos Aires.
Durante el período de cautiverio en La Perla, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a María Magdalena Mainer a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándola a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostada en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándola de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándola a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogada en
sesiones en las que se la apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar descripto precedentemente a Carlos Alberto
Díaz, quien permaneció de licencia a partir del día 19 de setiembre de 1976 y hasta el 15 de
octubre del mismo año.
59) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y NUEVE (corresponde al hecho Décimo
Sexto del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
VICTIMA María de las Mercedes Fleitas
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
23 de setiembre de 1976 en horas de la madrugada, personal del Tercer Cuerpo de Ejército
que no pudo ser individualizado por la Instrucción procedió a la privación ilegítima de la
libertad de María de las Mercedes Fleitas –alias ―Julieta‖, presunta militante de la
organización Montoneros-, haciéndola permanecer internada en el Hospital Militar Córdoba
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primero y luego en la enfermería del Comando de la IV Brigada de Infantería
Aerotransportada, a raíz de las heridas de bala recibidas con motivo del procedimiento que
personal del Grupo Operaciones Especiales del Destacamento de Inteligencia 141 del
Ejército efectuara aquel 23 de setiembre, en el domicilio de la nombrada ubicado en calle
Rosario de Santa Fé 2017 de esta ciudad de Córdoba. En tales dependencias María de las
Mercedes Fleitas permaneció totalmente incomunicada, -con excepción de una única visita
que se les permitió a los padres el día 5 de octubre de 1976-, desprovista de asistencia
jurídica y de la posibilidad de acceder a una autoridad judicial que tomara a su cargo la
investigación y decisión de su situación.
Posteriormente, habiéndose ya repuesto de las lesiones sufridas, en fecha que no ha
sido posible establecer con exactitud, pero que es dable ubicar en los días siguientes al 11
de noviembre de 1976, María de las Mercedes Fleitas habría sido conducida al Centro
Clandestino de Detención -CCD- La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la
localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de Inteligencia 141 del
USO OFICIAL
Ejército, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe-,
Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli,
José Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone; grupo éste que mantuvo privada clandestinamente de
libertad a Fleitas, hasta que la nombrada fue trasladada a otro centro clandestino de
detención en Paraná, en fecha que tampoco ha podido determinarse con certeza, pero que
puede afirmarse es anterior al 22 de noviembre de 1976.
Durante el período de cautiverio en La Perla –entre los días siguientes al 11 de
noviembre de 1976 y los previos al 22 de ese mismo mes y año, aproximadamente-, los
referidos integrantes de la Tercera Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección
de Actividades Especiales de Inteligencia u OP 3, sometieron a María de las Mercedes
Fleitas a constantes torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se
encontraban detenidos en esas dependencias, obligándola a permanecer con las manos
atadas, los ojos vendados y acostada en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de
moverse y/o comunicarse con los demás secuestrados, privándola de la alimentación,
higiene y atención médica adecuadas, como también información fidedigna respecto al
lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino
que habría de imponérsele, forzándola a escuchar gritos y lamentos de otras personas que
eran allí torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios,
siendo interrogada en sesiones en las que se la apremiaba a contestar mediante diversos
tratos crueles, propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de
menoscabar su resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en
relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya
eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
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La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación a Emilio Morard y a Luis Alberto Cayetano Quijano en el
accionar precedentemente descripto, como integrantes del Grupo Operaciones Especiales.
60) HECHO NOMINADO SESENTA (corresponde a los hechos Décimo Séptimo y
Décimo Octavo del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Victimas
JULIO CÉSAR YAÑEZ Y PEDRO JORGE ONTIVERO
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 28 de setiembre de 1976 siendo las 6.30 hs. de la mañana aproximadamente, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, vestidos de civil y armados, que se movilizaban en por lo menos dos vehículos
particulares, siendo uno de ellos de gran tamaño –tipo Ford Falcon- color blanco,
procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Julio César Yáñez, en inmediaciones
de su domicilio ubicado en calle 9 N° 141 de Barrio Cerro de las Rosas, de esta ciudad de
Córdoba.
Horas más tarde, siendo ya el 29 de setiembre de 1976 a la hora 1.00
aproximadamente, las mismas personas, no identificadas hasta el momento, pertenecientes
a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, encontrándose armadas y vestidas de civil,
movilizándose en tres vehículos, uno de los cuales habría sido de color blanco, procedieron
a la privación ilegítima de la libertad de Pedro Jorge Ontivero, en su domicilio sito en
Pasaje 13 Nº 1536 de Barrio Villa Libertador de esta ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendidos, tanto Yáñez como Ontivero habrían sido conducidos al
Centro Clandestino de Detención -CCD- La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la
altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también
denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de Inteligencia
141 del Ejército, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial
jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto
Manzanelli, José Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz, Arnoldo José López, Héctor Raúl
Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano
Quijano; grupo éste que mantuvo privados clandestinamente de libertad a Yáñez y a
Ontivero hasta el día 6 de noviembre de 1976.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Julio César Yáñez y a Pedro Jorge Ontivero a constantes
torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en
esas dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
USO OFICIAL
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 5 de noviembre de 1976 las víctimas fueron sacadas de la cuadra y
mantenidas en un galpón de La Perla hasta el día siguiente 6 de noviembre de 1976, fecha
en la cual los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales u OP 3 –excepto Luis Alberto Cayetano Quijano, de licencia a
partir del 2 de noviembre de 1976 y Emilio Morard por cambio de Sección a partir del 15
de octubre del mismo año-, retiraron de las dependencias de La Perla a Julio César Yáñez y
a Pedro Jorge Ontivero –vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación a Emilio Morard respecto al probable homicidio de Julio
César Yáñez y Pedro Jorge Ontivero, precedentemente descripto.
61) HECHO NOMINADO SESENTA Y UNO (corresponde al hecho Décimo Noveno
del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctimas SILVIA SUSANA
BLANC Y ALFREDO FERNANDO OCHOA
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Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 30 de setiembre de 1976 siendo las 7.00 hs. de la mañana aproximadamente, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a la IV Brigada de Infantería
Aerotransportada del Tercer Cuerpo del Ejército Argentino, que se movilizaba en vehículos
particulares y camiones militares, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de
Alfredo Fernando Ochoa y su mujer Silvia Susana Blanc, en el domicilio de la pareja
sito en Avda. Chacabuco 239, primer piso, departamento 7, del centro de esta ciudad de
Córdoba.
Una vez aprehendidos, habrían sido conducidos primeros a instalaciones del Centro
Clandestino de Detención (CCD) La Rivera ubicado en barrio San Vicente, cuyas
dependencias estaban a cargo del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército. Luego de
un breve paso por tales instalaciones, en fecha que no ha podido establecerse con exactitud,
pero que es dable ubicar en los días inmediatos siguientes al 30 de setiembre de 1976, las
víctimas fueron trasladadas al CCD La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de
la localidad de Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada
Grupo de Operaciones Especiales u OP3- del Destacamento de Inteligencia 141 del
Ejército, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel Acosta –oficial jefe-,
Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis Alberto Manzanelli,
José Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone, Emilio Morard y Luis Alberto Cayetano Quijano; grupo
éste que mantuvo privados clandestinamente de libertad a Ochoa y Blanc hasta el día 6 de
noviembre de 1976.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Silvia Susana Blanc y Alfredo Fernando Ochoa a
constantes torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban
detenidos en esas dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos
vendados y acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y
atención médica adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa
de detención, autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de
imponérseles, forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí
torturadas, al igual que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo
interrogados en sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos
crueles, propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de
menoscabar su resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en
relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya
eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
88
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Con fecha 5 de noviembre de 1976 las víctimas fueron sacadas de la cuadra y
mantenidas en un galpón de La Perla hasta el día siguiente 6 de noviembre de 1976, fecha
en la cual los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales u OP 3 –excepto Luis Alberto Cayetano Quijano, de licencia a
partir del 2 de noviembre de 1976 y Emilio Morard por cambio de Sección a partir del 15
de octubre del mismo año-, retiraron de las dependencias de La Perla a Alfredo Fernando
Ochoa y Silvia Susana Blanc –vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
USO OFICIAL
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación a Emilio Morard respecto al probable homicidio de Silvia
Susana Blanc y Alfredo Fernando Ochoa, precedentemente descripto.
62) HECHO NOMINADO SESENTA Y DOS (corresponde al hecho Vigésimo del
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
Víctima: RAÚL ALBERTO CASTELLANO
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 19 de octubre de 1976, minutos después de las 18.30 hs. aproximadamente, personas no
identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Raúl Alberto Castellano,
en la vía pública, en las inmediaciones de su domicilio sito en calle Concordia 767 de
Barrio Juniors de esta Ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero,
Ricardo Alberto Ramón Lardone y Luis Alberto Cayetano Quijano;
grupo éste que
mantuvo privado clandestinamente de libertad a Castellano durante un período de tiempo
que si bien no pudo establecerse con exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta
días.
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Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Raúl Alberto Castellano a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolo a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudiera aportar en relación a militantes
e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían
propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días siguientes al 19 de octubre de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3 –a excepción de Luis
Alberto Cayetano Quijano, de licencia a partir del 2 de noviembre de 1976-, retiraron de las
dependencias de La Perla a Raúl Alberto Castellano –vendado, maniatado y amordazado-,
trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido
habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
63) HECHO NOMINADO SESENTA Y TRES (corresponde al hecho Vigésimo
Primero del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctimas MARÍA
CRISTINA DEMARCHI Y NÉSTOR AGUILAR
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
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Año del Bicentenario
1810-2010
día 22 de octubre de 1976 siendo las 1:00 horas de la mañana aproximadamente, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Néstor Aguilar y su
mujer María Cristina Demarchi, en el domicilio de la pareja sito en calle Felix Frías
1252 de esta Ciudad.
Una vez aprehendidos, fueron conducidos a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz, Arnoldo José López, Héctor
Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Luis Alberto Cayetano Quijano; grupo
éste que mantuvo privados clandestinamente de libertad a Aguilar y Demarchi, durante un
período de tiempo que si bien no ha podido establecerse con exactitud, probablemente
concluyó entre el 15 de diciembre de 1976 y antes de Navidad de ese año.
USO OFICIAL
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP 3, sometieron a Néstor Aguilar y a María Cristina Demarchi a constantes
torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en
esas dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse entre el 15 de
diciembre de 1976 y Navidad de ese año, los ya referidos integrantes de la mencionada
Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3 –excepto Luis Alberto Cayetano
Quijano, de licencia a partir del 2 de noviembre de 1976-, retiraron de las dependencias de
La Perla a Néstor Aguilar y María Cristina Demarchi –vendados, maniatados y
amordazados-, trasladándolos a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha
no han sido habidos.-
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La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
64) HECHO NOMINADO SESENTA Y CUATRO (corresponde al hecho Vigésimo
Segundo del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctimas ANA
MARÍA FERREYRA Y CARLOS HUGO CORREA
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 22 de octubre de 1976 siendo las 1:30 horas de la mañana aproximadamente, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Carlos Hugo Correa y su
mujer Ana María Ferreyra, en el domicilio de la pareja sito en calle General Paz 4137 de
Barrio Panamericano de esta Ciudad.
Una vez aprehendidos, fueron conducidos a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Carlos Alberto Díaz, Arnoldo José López, Héctor
Raúl Romero, Ricardo Alberto Ramón Lardone y Luis Alberto Cayetano Quijano; grupo
éste que mantuvo privados clandestinamente de libertad a Ferreyra y Correa hasta el día 6
de noviembre de 1976.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Ana María Ferreyra y Carlos Hugo Correa a constantes
torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en
esas dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha 5 de noviembre de 1976 las víctimas fueron sacadas de la cuadra y
mantenidas en un galpón de La Perla hasta el día siguiente 6 de noviembre de 1976, fecha
en la cual los ya referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo
Operaciones Especiales u OP 3 –excepto Luis Alberto Cayetano Quijano, de licencia a
partir del 2 de noviembre de 1976-, retiraron de las dependencias de La Perla a Carlos
Hugo Correa y Ana María Ferreyra –vendados, maniatados y amordazados-, trasladándolos
a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlos, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
USO OFICIAL
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
65) HECHO NOMINADO SESENTA Y CINCO (corresponde al hecho Vigésimo
Tercero del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctima
OSVALDO EULOGIO VERÓN
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 3 de noviembre de 1976 siendo las 3:00 horas de la mañana aproximadamente, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Osvaldo Eulogio Verón,
de presunta militancia en la organización Montoneros, en su domicilio sito en calle
Constitución Nº 110 de Barrio Yapeyú de esta Ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
93
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de
libertad a Verón durante un período de tiempo que si bien no ha podido establecerse con
exactitud, probablemente concluyó entre el 15 de diciembre de 1976 y antes de Navidad de
ese año.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Osvaldo Eulogio Verón a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse entre el 15 de
diciembre de 1976 y Navidad de ese año, los ya referidos integrantes de la mencionada
Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 retiraron de las dependencias de
La Perla a Osvaldo Eulogio Verón –vendado, maniatado y amordazado-, trasladándolo a las
inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde
procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
66) HECHO NOMINADO SESENTA Y SEIS (corresponde al hecho Vigésimo
Cuarto del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835)
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Víctima JUAN CARLOS VILLAFAÑE BENA
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, el
día 10 de noviembre de 1976 siendo las 2:00 horas de la mañana aproximadamente,
personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas
y/o de Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Juan Carlos
Villafañe Bena, de presunta militancia en la organización Montoneros, en su domicilio sito
en calle San Martín 564 de Barrio Yofre Norte de esta Ciudad de Córdoba.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de
USO OFICIAL
libertad a Villafañe durante un período de tiempo que si bien no pudo establecerse con
exactitud, se presume no habría sido mayor a treinta días.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Juan Carlos Villafañe a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro de los
treinta días siguientes al 10 de noviembre de 1976, los ya referidos integrantes de la
mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y OP 3 retiraron de las
dependencias de La Perla a Juan Carlos Villafañe –vendado, maniatado y amordazado-,
trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que a la fecha no han sido
habidos.95
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
67) HECHO NOMINADO SESENTA Y SIETE (corresponde al hecho Vigésimo
Quinto del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctima MARCELO
DANIEL RODRÍGUEZ
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
fecha y lugar que no ha sido posible establecer con exactitud, pero que puede ubicarse entre
los días 7 y 8 de diciembre de 1976 en la vía pública en esta Ciudad de Córdoba, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército,
procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Marcelo Daniel Rodríguez, apodado
“Chelo”, ex estudiante de la Facultad de Derecho de La Plata, con presunta militancia en la
organización Montoneros.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de
libertad a Rodríguez durante un corto período de tiempo que si bien no pudo establecerse
con exactitud, probablemente concluyó entre el 15 de diciembre de 1976 y antes de
Navidad de ese año.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Marcelo Daniel Rodríguez a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
USO OFICIAL
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
68) HECHO NOMINADO SESENTA Y OCHO (corresponde al hecho Vigésimo
Sexto del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctima VÍCTOR
HUGO MARCIALE
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
fecha y lugar que no ha sido posible establecer con exactitud, pero que puede ubicarse entre
los días 7 y 8 de diciembre de 1976 en la vía pública en esta Ciudad de Córdoba, personas
no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de
Seguridad, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Victor Hugo Marciale,
empleado administrativo de la fábrica de jabón Federal, con presunta militancia en la
organización Montoneros.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de
libertad a Marciale durante un corto período de tiempo que si bien no pudo establecerse con
exactitud, factible es afirmar que no se extendió más allá de Navidad de 1976.
97
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia y OP 3, sometieron a Victor Hugo Marciale a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Con fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse entre los días
posteriores al 15 de diciembre de 1976 y con anterioridad a Navidad de ese año, los ya
referidos integrantes de la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales y
OP 3 retiraron de las dependencias de La Perla a Victor Hugo Marciale –vendado,
maniatado y amordazado-, trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios
del Tercer Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarlo, ocultando sus restos que
a la fecha no han sido habidos.La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
69) HECHO NOMINADO SESENTA Y NUEVE (corresponde al hecho Vigésimo
Séptimo del Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 10778/835) Víctima CARLOS
ALBERTO GALEAZZI
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, en
fecha y lugar que no ha sido posible establecer con exactitud, pero que puede ubicarse entre
98
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
los días 16 y 18 de diciembre de 1976 en la vía pública de esta Ciudad de Córdoba,
personas no identificadas hasta el momento, pero que habrían pertenecido al Tercer Cuerpo
de Ejército, procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Carlos Alberto Galeazzi,
vendedor ambulante, expresidentes del Centro de Estudiantes de la Facultad de
Arquitectura de Mar del Plata.
Una vez aprehendido, fue conducido a instalaciones del Centro Clandestino de
Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la ruta 20, a la altura de la localidad de
Malagueño, sede de actuación de la Tercera Sección –también denominada Grupo de
Operaciones Especiales u OP3-, que a la fecha se hallaba integrada por: Jorge Exequiel
Acosta –oficial jefe-, Ernesto Guillermo Barreiro –oficial jefe-, Carlos Alberto Vega, Luis
Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone; grupo éste que mantuvo privado clandestinamente de
libertad a Galeazzi hasta los días siguientes al 3 de enero de 1977.
Durante el período de cautiverio ya indicado, los referidos integrantes de la Tercera
Sección O Grupo de Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
USO OFICIAL
Inteligencia y OP 3, sometieron a Carlos Alberto Galeazzi a constantes torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolos a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados y
acostados en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o comunicarse con
los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes y procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran allí torturadas, al igual
que los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de menoscabar su
resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios para la
perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su impunidad, estuvo
a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos, de Luciano Benjamín
Menéndez, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y Jefe del Area 311 creada con el
específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe de
Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis
Gustavo Diedrichs, Jefe de la 1° Sección de Ejecución del Destacamento a la que se
encontraba subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Se atribuye participación en el accionar precedentemente descripto a Emilio
Morard.
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70) HECHO
NOMINADO SETENTA (Corresponde al hecho descripto en el
Requerimiento Fiscal de Instrucción de fs. 7269/78)
VICTIMAS: D´Ambra Carlos Alberto, Waitman Sara Liliana
Como parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas para la
represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como ―delincuencia subversiva‖, con
fecha 20 de noviembre de 1976, siendo aproximadamente las 17.30 hs., un grupo de veinte
hombres armados, que vestían uniforme verde y se movilizaban en camiones militares,
pertenecientes al Tercer Cuerpo de Ejército, entre quienes se hallaban los integrantes de la
Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP3 del Destacamento de Inteligencia
141, integrado por entonces por los oficiales jefes Jorge Exequiel Acosta y Ernesto
Guillermo Barreiro, suboficiales Luis Alberto Manzanelli, José Hugo Herrera, Carlos
Alberto Vega, y agentes civiles de inteligencia Arnoldo José López, Héctor Raúl Romero y
Ricardo Alberto Ramón Lardone -entre otros fallecidos a la fecha-,
privaron
ilegítimamente de su libertad a Carlos Alberto D´Ambra -de 23 años de edad, militante
del Ejército Revolucionario del Pueblo- y a su novia Sara Liliana Waitman –de 21 años
de edad, afiliada a la Federación Juvenil Comunista-, en momentos en que los dos
nombrados se encontraban en la Estación Terminal de Ómnibus de esta ciudad de Córdoba
en procura de abordar un colectivo con rumbo a la ciudad de Alta Gracia.
El personal actuante inmediatamente trasladó a las víctimas a las dependencias
militares del Campo La Rivera, ubicadas en barrio San Vicente, utilizadas al tiempo de los
hechos como centro clandestino de detención por el Destacamento de Inteligencia 141 del
Ejército Argentino.
En tales instalaciones, personal de las Secciones Primera y Tercera del mencionado
Destacamento cuya identidad no ha podido ser determinada por la instrucción hasta la
fecha, dirigidos por Luis Gustavo Diedrichs –Jefe de la Sección Primera-, como también
por Jorge Exequiel Acosta y Ernesto Guillermo Barreiro –oficiales Jefes de operaciones
y de interrogatorios, respectivamente, de la Tercera Sección-, mantuvieron privada de
libertad en forma subrepticia a Sara Liliana Waitman hasta el día 25 de noviembre de
1976,
fecha en la que fue retirada de aquel centro clandestino, para ser trasladada
sucesivamente a diversos establecimientos penitenciarios hasta recuperar posteriormente su
libertad.
El mismo personal mantuvo subrepticiamente privado de libertad a Carlos Alberto
D¨Ambra en las instalaciones del Campo La Rivera hasta el día siguiente a su ingreso,
siendo trasladado el 21 de noviembre de 1976 a dependencias militares del Tercer Cuerpo
de Ejército, ubicadas en el predio denominado ―La Perla‖ -sobre la ruta provincial 20, a la
altura de la localidad de Malagueño-, lugar donde tenía su sede de operaciones la Tercera
Sección o Grupo de Operaciones Especiales u OP3 del Destacamento de Inteligencia 141,
cuyos integrantes –precedentemente detallados- mantuvieron subrepticiamente cautivo a
Carlos Alberto D´Ambra, hasta ser retirado de La Perla en fecha que no ha podido
100
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Año del Bicentenario
1810-2010
precisarse con exactitud hasta el momento pero que aconteció entre el día 15 de diciembre
de 1976 y los días previos a Navidad de ese año 1976.
Durante la permanencia de las víctimas en los centros clandestinos de detención La
Rivera y La Perla, el personal del Destacamento de Inteligencia 141 que se desempeñaban
en cada uno de esos ―lugares de reunión de detenidos‖ al que se hizo precedente mención,
sometieron a Sara Liliana Waitman –en La Rivera- y a Carlos Alberto D´ambra –en La
Rivera y en La Perla- a constantes torturas físicas y psíquicas, obligándolos a permanecer
con las manos atadas, los ojos vendados, con la prohibición de moverse y/o comunicarse
con los demás secuestrados, privándolos de la alimentación, higiene y atención médica
adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa de detención,
autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría de imponérseles,
forzándolos a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran torturadas, al igual que
los comentarios denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogados en brutales
sesiones en las que se los apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándoles a la vez diferentes clases de golpes, con el específico objeto de menoscabar
USO OFICIAL
toda resistencia moral para acceder a la información que pudieran aportar en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Aproximadamente entre el día 15 de diciembre de 1976 y los días previos a la
navidad de 1976, los referidos integrantes del Grupo Operaciones Especiales o Tercera
Sección u OP3 del Destacamento de Inteligencia 141 retiraron a Carlos Alberto D´ambra de
las instalaciones edilicias de La Perla, maniatado, amordazado y con los ojos vendados,
procediendo a asesinarlo en las inmediaciones de ese centro clandestino, dentro de los
predios de la Guarnición Militar Córdoba bajo jurisdicción del Tercer Cuerpo de Ejército,
ocultando los restos mortales de la víctima, que no han podido ser habidos hasta la fecha.
La planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos materiales necesarios
para la perpetración del accionar referido y para asegurar su impunidad, estuvo a cargo de
Luciano Benjamín Menéndez, Comandante del III Cuerpo de Ejército y Jefe del Área 311
creada con el específico objetivo de reprimir la subversión, Raúl Eduardo Fierro (como Jefe
de Inteligencia –G2- del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada),
Hermes Oscar Rodríguez, 2do Jefe del Destacamento de Inteligencia 141 y Luis Gustavo
Diedrichs, Jefe de la 1°Sección de Ejecución del Destacamento de Inteligencia 141, a la que
se encontraba subordinada jerárquicamente la 3°Sección.
Y CONSIDERANDO:
I. Que los imputados en autos fueron indagados conforme se detalla a continuación.
1) Luciano Benjamín Menéndez –indagado a fs. 3250/3251vta. en relación al
accionar perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena,
oportunidad en la cual el nombrado tras consultar con su abogado defensor, niega los
hechos y manifestó que su juez natural es el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas,
desconociendo pues la jurisdicción de este Tribunal, afirmando asimismo, haber actuado
101
siempre conforme a la ley. Posteriormente, el nombrado es indagado a fs. 11.278/80 en
relación al accionar perepetrado en perjuicio de 1.Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana
Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5. Santiago
Alberto Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. Rodolfo Alberto Ponce, 8. Alicia
Esther Heredia, 9. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 10. José Guillermo Gómez, 11. Ana
Maria Ahumada, 12. Adriana Ruth Gelbspan, 13. Pablo Daniel Ortman, 14. Elsa Alicia
Landanburu, 15. Luis Mario Finger, 16. Hugo Osvaldo
López, 17. José Heriberto
Gutiérrez, 18. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 19. Marcelo Leonidas Espeche, 20.
Daniel Héctor Rodríguez, 21. Alfredo Fornasari, 22. Oscar Mario Lauge, 23. Ricardo
Alberto Yavicoli, 24. Alicia María D'emilio, 25. Berta Clara Perassi, 26. Rodolfo
Espeche, 27. María Argañaraz, 28. Alejandra Jaimovich, 29. Ana M. Espejo, 30. Carlos
Velásquez, 31. Juan Galvan, 32. Pedro Juárez, 33. Aida Pastarini, 34. Luis Leiva, 35.
María Mongiano, 36. Ramona Galíndez, 37. Jorge Gallo, 38. Mario Oviedo, 39. Carlos
Coy, 40. Oscar Dominici, 41. Víctor González, 42. Juan Manera, 43. Jorge Nadra Aquin,
44. Mercedes Ramírez, 45. Eduardo Budini Zeppa, 46. Alfredo Gargaro, 47. Oscar
Liñeira Sosa, 48. Mirta Montero, 49. Reinaldo Saenz, 50 Juan Montañez, 51. Ramón
Castillo, 52. Oscar Reineri Segura, 53. Andrés Ariza, 54. Juan Berastegui, 55. Armando
Camargo, 56. Marta Bertola de Camargo, 57. Susana Bertola de Berastegui, 58. Nicolás
Pilipchuk, 59. Horacio Heredia, 60. Claudia Hunziker, 61. María Salto, 62. María
Espeche, 63. María Mauro, 64. Alejandro Gargar, 65. Humberto Pache, 66. Carlos
Alberto D’ambra, 67. Jorge L. Duretto, 68. Carlos A. Almada Villalba, 69. Luis A.
Marconetto, 70. Eduardo L. Manghesi, 71. Nicolás O. Salerno Laganella, 72. Hugo F.
Casas Moreno, 73. Carlos A. Casas Moreno, 74. Daniel L. Burgos, 75. Romelia A.
Villalba, 76. Raúl O. Levin, 77. Delfina Alderete, 78. José H. Fernandez Perez, 79. Jorge
D. Bustos Toloza, 80. José A. Brizuela Cortez, 81. Máximo J Juárez, 82. Juan C.
Perchante, 83. Julio C Yánez, 84. Pedro J. Ontivero, 85. Silvina S Blanc, 86. Fernando
A. Ochoa, 87. Raúl A. Castellano, 88. María C. Demarchi, 89. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 90. Ana M. Ferreira, 91. Carlos H. Correa, 92. Víctor H. Marciale, 93. Osvaldo
E. Veron, 94. Juan C. Villafañe Bena, 95. María Teresa Luque, 96. Letizia María
Carolina Jordan De Barreta, 97. Alejandro Gustavo Carrara Martínez, 98. Eduardo
Guillermo Castellano Soto 99. Carlos Eduardo Álvarez, 100. Pablo Pavich, 101. María
M. Mainer, 102 María Fleitas, 103. Marcelo D. Rodriguez Voladeras, 104. Carlos A.
Galeazzi y 105. Sara Liliana Waitman. Oportunidad en la cual negó los hechos que se le
atribuyen y dijo que su juez natural es el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas,
desconociendo pues la jurisdicción de este Tribunal, afirmando asimismo, haber actuado
siempre conforme a la ley y sosteniendo que estaría estaría faltando a su deber de soldado
de la República si se sometiera voluntariamente a los trámites de una justicia que – a su
juicio- no es independiente (fs. 11.278/80).
2) Hermes Oscar Rodríguez –indagado a fs. 3316/vta. en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yorne y Eduardo Raúl Requena, tras haber
102
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
consultado con su abogado defensor, manifiesta que niega los hechos que le atribuyen,
refiriendo que se lo nombra como segundo jefe pero no se le imputa un hecho concreto, tras
lo cual se abstiene de seguir declarando. Posteriormente, el nombrado es indagado a fs.
11.440/41vta. en relación al accionar perepetrado en perjuicio de 1.Tomás Eduardo Gómez
Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno,
5. Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. Rodolfo Alberto
Ponce, 8. Alicia Esther Heredia, 9. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 10. José Guillermo
Gómez, 11.
Ana Maria Ahumada, 12. Adriana Ruth Gelbspan, 13. Pablo Daniel
Ortman, 14. Elsa Alicia Landanburu, 15. Luis Mario Finger, 16. Hugo Osvaldo López,
17. José Heriberto Gutiérrez, 18.
Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 19. Marcelo
Leonidas Espeche, 20. Daniel Héctor Rodríguez, 21. Alfredo Fornasari, 22. Oscar Mario
Lauge, 23. Ricardo Alberto Yavicoli, 24. Alicia María D'emilio, 25. Berta Clara Perassi,
26. Rodolfo Espeche, 27. María Argañaraz, 28. Alejandra Jaimovich, 29. Ana M. Espejo,
30. Carlos Velásquez, 31. Juan Galvan, 32. Pedro Juárez, 33. Aida Pastarini, 34. Luis
Leiva, 35. María Mongiano, 36. Ramona Galíndez, 37. Jorge Gallo, 38. Mario Oviedo,
USO OFICIAL
39. Carlos Coy, 40. Oscar Dominici, 41. Víctor González, 42. Juan Manera, 43. Jorge
Nadra Aquin, 44. Mercedes Ramírez, 45. Eduardo Budini Zeppa, 46. Alfredo Gargaro,
47. Oscar Liñeira Sosa, 48. Mirta Montero, 49. Reinaldo Saenz, 50 Juan Montañez, 51.
Ramón Castillo, 52. Oscar Reineri Segura, 53. Andrés Ariza, 54. Juan Berastegui, 55.
Armando Camargo, 56. Marta Bertola de Camargo, 57. Susana Bertola de Berastegui,
58. Nicolás Pilipchuk, 59. Horacio Heredia, 60. Claudia Hunziker, 61. María Salto, 62.
María Espeche, 63. María Mauro, 64. Alejandro Gargaro, 65. Humberto Pache, 66.
Carlos Alberto D’ambra, 67. Jorge L. Duretto, 68. Carlos A. Almada Villalba, 69. Luis
A. Marconetto, 70. Eduardo L. Manghesi, 71. Nicolás O. Salerno Laganella, 72. Hugo F.
Casas Moreno, 73. Carlos A. Casas Moreno, 74. Daniel L. Burgos, 75. Romelia A.
Villalba, 76. Raúl O. Levin, 77. Delfina Alderete, 78. José H. Fernandez Perez, 79. Jorge
D. Bustos Toloza, 80. José A. Brizuela Cortez, 81. Máximo J Juárez, 82. Juan C.
Perchante, 83. Julio C Yánez, 84. Pedro J. Ontivero, 85. Silvina S Blanc, 86. Fernando
A. Ochoa, 87. Raúl A. Castellano, 88. María C. Demarchi, 89. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 90. Ana M. Ferreira, 91. Carlos H. Correa, 92. Víctor H. Marciale, 93. Osvaldo
E. Veron, 94. Juan C. Villafañe Bena, 95.. María Teresa Luque, 96. Letizia María
Carolina Jordan De Barreta, 97. Alejandro Gustavo Carrara Martínez, 98. Eduardo
Guillermo Castellano Soto, 99. Carlos Eduardo Álvarez, 100. Pablo Pavich, 101. María
M. Mainer, 102. María Fleitas, 103. Marcelo D. Rodriguez Voladeras, 104. Carlos A.
Galeazzi y 105. Sara Liliana Waitman. Oportunidad en la cual el imputado niega la
atribución formulada, expresando que el requerimiento de instrucción es confuso al
consignar su supuesta participación en los hechos investigados. Manifiesta que no conoce
las personas por las que se le imputa y se reserva el derecho de ampliar su declaración en
otra oportunidad. Agrega que en el mes de febrero de 1977, se encontraba de licencia como
figura en su legajo personal.
103
3) Luis Gustavo Diedrichs –indagado a fs. 3314/vta. en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yorne y Eduardo Raúl Requena, en presencia de
su abogado defensor –Defensor Público Oficial-, el indagado niega los hechos que se le
atribuyen y se abstiene en esa oportunidad de declarar. Posteriormente, el nombrado es
indagado a fs. 11436/38 en relación al accionar perpetrado en perjuicio de 1. Patricio
Calloway 2. Mario Enrique Salerno, 3. Santiago Alberto Pereyra, 4. Isabel Mercedes
Burgos de Luna, 5. Rodolfo Alberto Ponce, 6. Alicia Esther Heredia, 7. Hermenegildo
Alfonso Cuenca, 8. José Guillermo Gómez, 9. Ana Maria Ahumada 10. Adriana Ruth
Gelbspan, 11. Pablo Daniel Ortman, 12. Elsa Alicia Landanburu, 13. Luis Mario Finger,
14. Hugo Osvaldo López, 15. José Heriberto Gutiérrez, 16. Alfredo Eusebio Alejandro
Esma, 17. Marcelo Leonidas Espeche, 18. Daniel Héctor Rodríguez, 19. Alfredo
Fornasari, 20. Oscar Mario Lauge, 21. Berta Clara Perassi, 22. Rodolfo Espeche, 23.
María Argañaraz, 24. Alejandra Jaimovich, 25. Ana M. Espejo, 26. Carlos Velásquez,
27. Juan Galvan, 28. Pedro Juárez, 29. Aida Pastarini, 30. Luis Leiva, 31. María
Mongiano, 32. Ramona Galíndez, 33. Jorge Gallo, 34. Mario Oviedo, 35. Carlos Coy, 36.
Oscar Dominici, 37. Víctor González, 38. Juan Manera, 39. Jorge Nadra Aquin, 40.
Mercedes Ramírez, 41. Eduardo Budini Zeppa, 42. Alfredo Gargaro, 43. Oscar Liñeira
Sosa, 44. Mirta Montero, 45. Reinaldo Saenz, 46. Juan Montañez, 47. Ramón Castillo,
48. Oscar Reineri Segura, 49. Andrés Ariza, 50. Juan Berastegui, 51. Armando
Camargo, 52. Marta Bertola de Camargo, 53. Susana Bertola de Berastegui, 54. Nicolás
Pilipchuk, 55. Horacio Heredia, 56. Claudia Hunziker, 57. María Salto, 58. María
Espeche, 59. María Mauro, 60. Alejandro Gargar, 61. Humberto Pahce, 62. Carlos
Alberto D’ambra, 63. Jorge L. Duretto, 64. Carlos A. Almada Villalba, 65. Luis A.
Marconetto, 66. Eduardo L. Manghesi, 67. Nicolás O. Salerno Laganella, 68. Hugo F.
Casas Moreno, 69. Carlos A. Casas Moreno, 70. Daniel L. Burgos, 71. Romelia A.
Villalba, 72. Raúl O. Levin, 73. Delfina Alderete, 74. José H. Fernandez Pérez, 75. Jorge
D. Bustos Toloza, 76. José A. Brizuela Cortés, 77. Máximo J Juárez, 78. Juan C.
Perchante, 79. Julio C Yánez, 80. Pedro J. Ontivero, 81. Silvina S Blanc, 82. Fernando
A. Ochoa, 83. Raúl A. Castellano, 84. María C. Demarchi, 85. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 86. Ana M. Ferreira, 87. Carlos H. Correa, 88. Osvaldo E. Veron, 89. Juan C.
Villafañe Bena y 90. Víctor H. Marcial, 91. María Teresa Luque, 92. Letizia María
Carolina Jordan De Barreta, 93. Alejandro Gustavo Carrara Martínez, 94. Eduardo
Guillermo Castellano Soto, 95. Carlos Eduardo Álvarez, 96. Pablo Pavich, 97. María M.
Mainer, 98. María Fleitas, 99. Marcelo D. Rodriguez Voladeras, 100. Carlos A. Galeazzi
y 101. Sara Liliana Waitman. Oportunidad en la cual el imputado, niega las acusaciones
que se le formulan y manifiesta que no conoce a las personas que se señala como víctimas,
finalmente, el encartado es indagado a fs. 13.033/vta. en relación al accionar perpetrado en
perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat y 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, en la
oportunidad el nombrado niega los hechos y se abstiene de declarar.
104
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
4) Hector Pedro Vergez –indagado a fs. 3297/vta. en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena, oportunidad en
la cual, tras haber consultado con su abogado defensor, -Defensor Público Oficial-,
manifiesta que no va a declarar, desconoce los hechos y refiere haber sido destinado, los
primeros días de abril a Capital Federal, en razón de que los Montoneros querían atentar
contra su vida y que el Boletín Oficial del Ejercito salió muchos meses después de su
traslado, debido a que no era un pase normal, los cuales se realizan a fin de año.
Posteriormente, el nombrado es indagado a fs. 11139/11140 en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat 2. Liliana Sofía Barrios de
Castro, 3. Santiago Alberto Pereyra, 4. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 5. Rodolfo
Alberto Ponce, 6. Alicia Esther Heredia, 7. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 8. José
Guillermo Gómez, 9. Ana Maria Ahumada, 10. Adriana Ruth Gelbspan, 11. Pablo
Daniel Ortman, 12. Elsa Alicia Landanburu, 13. Luis Mario Finger, 14. Hugo Osvaldo
López, 15. José Heriberto Gutiérrez, 16. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 17. Marcelo
Leonidas Espeche, 18. Berta Clara Perassi, 19. María Argañaraz, 20. Alejandra
USO OFICIAL
Jaimovich, 21. Carlos Velásquez, 22. Juan Galvan, 23. Pedro Juárez, 24. Humberto
Pache, 25. Aida Pastarini, 26. María Mongiano, 27. Ramona Galíndez, 28. Jorge Gallo,
29. Jorge Nadra Aquin. 30. Eduardo Guillermo Castellano Soto, 31. Carlos Eduardo
Álvarez, 32. Rodolfo Espeche, 33. Pablo Pavich, 34. Ana M. Espejo 35. Luis Leiva, 36.
Mario Oviedo, 37. Carlos Coy, 38. Oscar Dominici, 39. Víctor Gonzalez, 40. Juan
Manera, 41. Mercedes Ramírez, 42. Eduardo Budini Zeppa, 43. Alfredo Gargaro, 44.
Oscar Liñeira Sosa, 45. Mirta Montero, 46. Reinaldo Saenz, 47. Juan Montañez, 48.
Ramón Castillo, 49. Oscar Reineri Segura, 50. Andrés Ariza, 51. Juan Berastegui, 52.
Armando Camargo, 53. Marta Bertola de Camargo, 54. Susana Bertola de Berastegui,
55. Nicolás Pilipchuk, 56. Horacio Heredia, 57. Claudia Hunziker, 58. María Salto, 59.
María Espeche, 60. María Mauro, 61. Alejandro Gargaro. En esa oportunidad Héctor
Pedro Vergez tras consultar con abogada defensora, Dra. Marcela Rojas, Defensora Oficial
Ad Hoc, expresa que se abstiene de declarar. Finalmente, es recepcionada la ampliación
indagatoria al encartado a fs. 13054 en relación al accionar perpetrado en perjuicio de
Rodolfo Espeche, María Ahumada de Espeche, María Susana Mauro, Ana María Espejo y
Mario Domingo Oviedo. Oportunidad en la cual el imputado manifiesta que son
imputaciones falsas y que se abstiene de declarar.
5) Ernesto Guillermo Barreiro –indagado a fs. 3435 en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena; en la
oportunidad y en presencia de su abogado defensor -el Dr. Gerardo Ibañez-, el indagado se
abstiene de declarar. Con posterioridad, el nombrado fue ingadago a fs. 11026/11030 vta.
en relación al accionar perpetrado en perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat, 2.
Liliana Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5.
Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. José Guillermo Gómez,
8. Ana Maria Ahumada, 9. Adriana Ruth Gelbspan, 10. Pablo Daniel Ortman, 11. Elsa
105
Alicia Landanburu, 12. Luis Mario Finger, 13.
Hugo Osvaldo
López, 14. José
Heriberto Gutiérrez, 15. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 16. Marcelo Leonidas
Espeche, 17. Daniel Héctor Rodríguez, 18. Alfredo Fornasari, 19. Oscar Mario Lauge,
20. Ricardo Alberto Yavicoli, 21. Alicia María D'emilio, 22. Berta Clara Perassi, 23.
María Argañaraz, 24. Alejandra Jaimovich, 25. Pablo Pavich, 26. Ana M. Espejo, 27.
Carlos Velásquez, 28. Juan Galvan, 29. Pedro Juárez, 30. Aida Pastarini, 31. Luis Leiva,
32. María Mongiano, 33. Ramona Galíndez, 34. Jorge Gallo, 35. Mario Oviedo, 36.
Jorge Nadra Aquin, 37. Mercedes Ramírez, 38. Reinaldo Saenz, 39. Juan Montañez, 40.
Ramón Castillo, 41. Oscar Reineri Segura, 42. Andrés Ariza, 43. Juan Berastegui, 44.
Armando Camargo, 45. Marta Bertola de Camargo, 46. Susana Bertola de Berastegui,
47. Nicolás Pilipchuk, 48. Horacio Heredia, 49. Claudia Hunziker, 50. María Salto, 51.
María Espeche, 52. María Mauro, 53. Alejandro Gargaro, 54. Humberto Pache, 55.
Carlos Alberto D'ambra, 56. Jorge Luis Duretto, 57. Carlos Alberto Almada Villalba,
58. Luis Alberto Marconetto, 59. Eduardo Luis Manghesi, 60. Nicolás Oscar Salerno
Laganella, 61. Hugo Francisco Casas Moreno, 62. Carlos Aníbal Casas Moreno, 63.
Daniel Leonardo Burgos, 64. Romelia Alicia Villalba, 65. Raúl Eduardo Levin, 66.
Delfina Del Valle Alderete, 67. José Honorio Fernández Pérez, 68. Jorge Dante Bustos
Toloza, 69. José Antonio Brizuela Cortez, 70. Máximo José Juárez, 71. Juan Carlos
Perchante, 72. María Magdalena Mainer, 73. María De Las Mercedes Fleitas, 74. Julio
Cesar Yañez, 75. Pedro Jorge Ontivero, 76. Silvina Susana Blanc, 77. Fernando Alfredo
Ochoa, 78. Raúl Alberto Castellano, 79. María Cristina Demarchi, 80. Néstor Rafael
Aguilar Vouillat, 81. Ana María Ferreira, 82. Carlos Hugo Correa, 83. Osvaldo Eulogio
Veron, 84. Juan Carlos Villafañe Bena, 85. Marcelo Daniel Rodríguez Boladeras, 86.
Víctor Hugo Marciale y 87. Carlos Alberto Galeazzi. 88. María Teresa Luque, 89.
Rodolfo Alberto Ponce, 90. Alicia Esther Heredia, 91.Hermenegildo Alfonso Cuenca, 92.
Letizia María Carolina Jordan De Barreta y 93. Alejandro Gustavo Carrara Martínez,
94. Rodolfo Espeche, 95. Carlos Coy, 96. Oscar Dominici, 97. Víctor Gonzalez, 98. Juan
Manera, 99. Eduardo Budini Zeppa, 100. Alfredo Gargaro, 101. Oscar Liñeira Sosa,
102. Mirta Montero y 103. Sara Liliana Waitman. En esa oportunidad y en presencia de su
abogado defensor -el Dr. Gerardo Ibañez-, el indagado niega su participación en los hechos
y discrepa con la descripción de los mismos, refiriendo imprecisiones y vaguedades,
sosteniendo que los mismos no existieron. Afirma que el Destacamento de inteligencia 141
reglamentariamente no podía tener responsabilidad en el manejo de un lugar de reunión de
prisioneros, pues ello le concierne al Jefe del Comando responsable de las operaciones y
nunca a una unidad de Inteligencia. Manifiesta que conforme consta en su legajo, en todo
momento formó parte de la Primera Sección del Destacamento de Inteligencia 141 y que
nunca integró otra fracción de la misma unidad, cuando en el legajo se consigno que con
fecha 15 de octubre de 1976 paso a integrar Operaciones Especiales, en la hoja siguiente
obra con fecha 16 de octubre que continuó prestando serviciós en la Primera Sección,
enmendándose el error. Agrega que por razones que desconoce en el año 1976 la Tercera
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Sección dependía de la Primera –siendo Diedrichs el jefe y el oficial más antiguo-; que en
el año 1977 lo designan Jefe de la primera Sección y como estaba Acosta a cargo de la
Tercera y era más antiguo, la Tercera ya no estaba subordinada a la Primera. Finalmente, se
receptó ampliación indagatoria al encartado a fs. 13060/72 en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de Rodolfo Espeche, María Zulema Ahumada de Espeche,
María Susana Mauro, Carlos lberto Coy, Oscar José Dominici, Víctor Francisco
González, Ermes Juan Bautista Manera, Eduardo daniel Budín, Alfredo Gargaro,
Alejandro Gargaro, Oscar Andres Liñeira y Mirta Liliana Montero. Oportunidad en la
cual, el encartado realiza diversas manifestaciones que hacen a su defensa material.
6) Jorge Ezequiel Acosta -quien fuera indagado en una primera ocasión a fs.
3247/vta., en relación al accionar perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yornet y
Eduardo Raúl Requena, manifiesta luego de consultar con su defensa, el D. Raúl Cuestas
Garzón, su voluntad de abstenerse de declarar. Posteriormente, el nombrado es indagado a
fs. 11.318/20 vta. y amplia su declaración a fs. 11.457/58, en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de
USO OFICIAL
Castro, 3. Santiago Alberto Pereyra, 4. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 5. José
Guillermo Gómez, 6. Ana Maria Ahumada 7. Adriana Ruth Gelbspan, 8. Pablo Daniel
Ortman, 9. Elsa Alicia Landanburu, 10. Luis Mario Finger, 11. Hugo Osvaldo López,
12. José Heriberto Gutiérrez, 13. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 14. Marcelo
Leonidas Espeche, 15. Daniel Héctor Rodríguez, 16. Alfredo Fornasari, 17. Oscar Mario
Lauge, 18. Ricardo Alberto Yavicoli, 19. Alicia María D'emilio, 20. Berta Clara Perassi,
21. Rodolfo Espeche, 22. María Argañaraz, 23. Alejandra Jaimovich, 24. Ana M. Espejo,
25. Carlos Velásquez, 26. Juan Galvan, 27. Pedro Juárez, 28. Aida Pastarini, 29. Luis
Leiva, 30. María Mongiano, 31. Ramona Galíndez, 32. Jorge Gallo, 33. Mario Oviedo,
34. Carlos Coy, 35. Oscar Dominici, 36. Víctor González, 37. Juan Manera, 38. Jorge
Nadra Aquin, 39. Mercedes Ramírez, 40. Eduardo Budini Zeppa, 41. Alfredo Gargaro,
42. Oscar Liñeira Sosa, 43. Mirta Montero, 44. Reinaldo Saenz, 45. Juan Montañez, 46.
Ramón Castillo, 47. Oscar Reineri Segura, 48. Andrés Ariza, 49. Juan Berastegui, 50.
Armando Camargo, 51. Marta Bertola de Camargo, 52. Susana Bertola de Berastegui,
53. Nicolás Pilipchuk, 54. Horacio Heredia, 55. Claudia Hunziker, 56. María Salto, 57.
María Espeche, 58. María Mauro, 59. Alejandro Gargaro, 60. Humberto Pahce, 61.
Carlos Alberto D’ambra, 62. Jorge L. Duretto, 63. Carlos A. Almada Villalba, 64. Luis A.
Marconetto, 65. Eduardo L. Manghesi, 66. Nicolás O. Salerno Laganella, 67. Hugo F.
Casas Moreno, 68. Carlos A. Casas Moreno, 69. Daniel L. Burgos, 70. Romelia A.
Villalba, 71. Raúl O. Levin, 72. Delfina Alderete, 73. José H. Fernandez Pérez, 74. Jorge
D. Bustos Toloza, 75. José A. Brizuela Cortés, 76. Máximo J Juárez, 77. Juan C.
Perchante, 78. Julio C Yánez, 79. Pedro J. Ontivero, 80. Silvina S Blanc, 81. Fernando
A. Ochoa, 82. Raúl A. Castellano, 83. María C. Demarchi, 84. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 85. Ana M. Ferreira, 86. Carlos H. Correa, 87. Osvaldo E. Veron, 88. Juan C.
Villafañe Bena y 89. Víctor H. Marciale. 90. María Teresa Luque, 91. Letizia María
107
Carolina Jordan De Barreta, 92. Alejandro Gustavo Carrara Martínez, 93. Rodolfo
Alberto Ponce, 94. Alicia Esther Heredia, 95. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 96. Pablo
Pavich, 97. Patricio Calloway, 98. Mario Enrique Salerno 99. María M. Mainer, 100.
María Fleitas, 101. Marcelo D. Rodriguez Boladeras, 102. Carlos A. Galeazzi y 103. Sara
Liliana Waitman. Oportunidad en la cual expresa, luego de consultar con su defensa, que
en el caso Barrios Liliana Sofía, por tomar un hecho el primero, que figura como fecha el
28/3/76 hasta el 7/4/76, se tiene como elementos de prueba los legajos, y que de su legajo
surge de que a partir del 15 de octubre del 76 pasó a integrar el grupo de Operaciones
Especiales, anteriormente según consta en el legajo pertenecía a la primera sección. Y que
si el hecho de pertenecer a la Sección Operaciones Especiales los involucra en todos los
secuestros, tormentos y homicidios, todos ellos agravados, el no pertenecer a dicha sección
en determinadas fechas lo excluiría de haber participado. Refiere que nunca hubo pruebas
en su contra solamente dichos de testigos que eran inválidos, que nunca se investigó a los
testigos a pesar de las denuncias de participación en acciones criminales, que también surge
de las declaraciones de los mismos que él nunca torturó, y demás consideraciones que
hacen a su defensa material.
7) Carlos Alberto Díaz -quien fuera indagado a fs. 3257/vta. en relación al
accionar perpetrado en perjuicio de Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena- niega
los hechos que se le imputan y manifiesta desde mayo del 1976 hasta febrero de 1977
estuvo bajo jurisdicción de la junta médica de la guarnición Militar Córdoba, agrega que si
bien en el legajo figura que le dan de alta el 5 de julio de 1976, eso no implica que estuviera
apto para todo servicio, sino que desde julio desde 1976, puede hacer trabajos solo
administrativos, en la oficina. Asimismo, el nombrado fue indagado a fs. 11.314/15 vta. en
relación al accionar perpetrado en perjuicio de 1.Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana
Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5. Pablo Daniel
Ortman, 6. Elsa Alicia Landanburu, 7. Luis Mario Finger, 8. Hugo Osvaldo López, 9.
José Heriberto Gutiérrez, 10. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 11. Marcelo Leonidas
Espeche, 12. Daniel Héctor Rodríguez, 13. Alfredo Fornasari, 14. Oscar Mario Lauge,
15. Ricardo Alberto Yavicoli, 16. Alicia María D'emilio, 17. Berta Clara Perassi, 18.
Rodolfo Espeche, 19. Alejandra Jaimovich, 20. Ana M. Espejo, 21. Carlos Velásquez, 22.
Juan Galvan, 23. Luis Leiva, 24. Mario Oviedo, 25. Carlos Coy, 26. Oscar Dominici, 27.
Víctor González, 28. Juan Manera, 29. Mercedes Ramírez, 30. Eduardo Budini Zeppa,
31. Alfredo Gargaro, 32. Oscar Liñeira Sosa, 33. Mirta Montero, 34. Reinaldo Saenz,
35. Juan Montañez, 36. Ramón Castillo, 37. Oscar Reineri Segura, 38. Andrés Ariza, 39.
Juan Berastegui, 40. Armando Camargo, 41. Marta Bertola de Camargo, 42. Susana
Bertola de Berastegui, 43. Nicolás Pilipchuk, 44. Horacio Heredia, 45. Claudia
Hunziker, 46. María Salto, 47. María Espeche, 48. María Maur, 49. Alejandro Gargaro,
50. Jorge L. Duretto, 51. Carlos A. Almada Villalba, 52. Luis A. Marconetto, 53.
Eduardo L. Manghesi, 54. Nicolás O. Salerno Laganella, 55. Hugo F. Casas Moreno, 56.
Carlos A. Casas Moreno, 57. Daniel L. Burgos, 58. Romelia A. Villalba, 59. Raúl O.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Levin, 60. Delfina Alderete, 61. José H. Fernandez Perez, 62. Máximo J Juárez, 63. Julio
C Yánez, 64. Pedro J. Ontivero, 65. Silvina S Blanc, 66. Fernando A. Ochoa, 67. María
C. Demarchi, 68. Néstor R. Aguilar Vouillat, 69. Ana M. Ferreira y 70. Carlos H.
Correa, 71. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 72. Ana Maria Ahumada, 73. Pablo
Pavich, 74. Pedro Juárez, 75. Aida Pastarini, 76.
María Mongiano, 77. Ramona
Galíndez, 78. Jorge Gallo, 79. Jorge Nadra Aquin, 80. Humberto Pache, 81. Jorge D.
Bustos Toloza, 82. José A. Brizuela Cortez, 83. Juan C. Perchante, 84. María M.
Mainer, 85. María Fleitas. Oportunidad en la cual el encartado expresa que dado el
cúmulo de hechos que se me imputan se abstiene de declarar en esta oportunidad, hasta
tanto haya elaborado su defensa material conforme el tiempo trascurrido de los hechos.
Finalmente a fs. 13.007/10 vta. se recepcionó ampliación indagatoria al nombrado en
relación al accionar en perjuicio de Pedro Juárez, Humberto Enrique Pache, Aída
Pastarini, María Cristina Mongiano, Ramona Cristina Galíndez, Alejandro Alfredo
Rossi, Jorge Horacio Gallo y Jorge Raúl Nadra. Oportunidad en la cual niega los
hechos que se le imputa, refiriendo que nunca participó en los mismos.
USO OFICIAL
8) Carlos Alberto Vega -indagado a fs. 3350/3351/vta. en relación en
relación al accionar perpetrado en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl
Requena-, manifiesta que a la epoca de ocurrencia de los hechos, con fecha 23 de julio de
1976 se encontraba prestando servicio en base –Destacamento de Inteligencia 141, en la
Sección de explotación de prensa-, alegando, por tanto no tener vinculación con el grupo de
Operaciones Especiales señalado, circunstacias que puede corroborarse en su legajo,
agrega. Asimismo, el nombrado fue indagado a fs. 11.443/44 en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de 1. Patricio Calloway, 2. Mario Enrique Salerno, 3. Santiago
Alberto Pereyra, 4. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 5. José Guillermo Gómez, 6. Ana
Maria Ahumada, 7. Adriana Ruth Gelbspan, 8. Pablo Daniel Ortman, 9. Elsa Alicia
Landanburu, 10. Luis Mario Finger, 11. Hugo Osvaldo
López, 12. José Heriberto
Gutiérrez, 13. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 14. Marcelo Leonidas Espeche, 15.
Daniel Héctor Rodríguez, 16. Alfredo Fornasari, 17. Oscar Mario Lauge, 18 . Ricardo
Alberto Yavicoli, 19. Alicia María D'emilio, 20. Berta Clara Perassi, 21. Rodolfo
Espeche, 22. María Argañaraz, 23. Alejandra Jaimovich, 24. Ana M. Espejo, 25. Carlos
Velásquez, 26. Juan Galvan, 27. Pedro Juárez, 28. Aida Pastarini, 29. Luis Leiva, 30.
María Mongiano, 31. Ramona Galíndez, 32. Jorge Gallo, 33. Mario Oviedo, 34. Carlos
Coy, 35. Oscar Dominici, 36. Víctor González, 37. Juan Manera, 38 . Jorge Nadra
Aquin, 39. Mercedes Ramírez, 40. Eduardo Budini Zeppa, 41. Alfredo Gargaro, 42.
Oscar Liñeira Sosa, 43. Mirta Montero, 44. Reinaldo Saenz, 45. Juan Montañez, 46.
Ramón Castillo, 47. Oscar Reineri Segura, 48. Andrés Ariza, 49. Juan Berastegui, 50.
Armando Camargo, 51. Marta Bertola de Camargo, 52. Susana Bertola de Berastegui,
53. Nicolás Pilipchuk, 54. Horacio Heredia, 55. Claudia Hunziker, 56. María Salto, 57.
María Espeche, 58. María Mauro, 59. Alejandro Gargaro, 60. Humberto Pache, 61.
Carlos Alberto D’ambra, 62. Máximo J Juárez, 63. Julio C Yánez, 64. Pedro J. Ontivero,
109
65. Silvina S Blanc, 66. Fernando A. Ochoa, 67. Raúl A. Castellano, 68. María C.
Demarchi, 69. Néstor R. Aguilar Vouillat, 70. Ana M. Ferreira, 71. Carlos H. Correa, 72.
Osvaldo E. Veron, 73. Juan C. Villafañe Bena y 74. Víctor H. Marciale. 75. María
Teresa Luque, 76.. Rodolfo Alberto Ponce, 77. Alicia Esther Heredia, 78. Hermenegildo
Alfonso Cuenca, 79. Pablo Pavich, 90. Sara Liliana Waitman, 91. María Fleitas, 92.
Marcelo D. Rodriguez Voladeras y 93. Carlos A. Galeazzi. Oportunidad en la cual el
imputado, tras consultar con su defensor expresa que niega las imputaciones que se realizan
y desconoce las personas que se mencionan, haciendo reserva de su derecho de ampliar su
declaración en otra oportunidad. Finalmente, a fs. 13322/35 se recepcionó al encartado
ampliación de su declaración indagatoria, en relación al accionar perpetrado en perjuicio de
1. Jorge Duretto, 2. Carlos A. Almada Villalba, 3. Luis Alberto Marconetto, 4. Eduardo
L. Manghesi, 4. Nicolás Oscar Salerno, 6. Hugo F. Casas Moreno, 7. Carlos Anibal
Casas Moreno, 8. Daniel L. Burgos, 9. Romelia A. Villalba, 10. Raúl Levín, 11. Delfina
Alderete, 12. José Honorio Fernández Pérez, 13. Jorge Dante Bustos, 14. José A.
Brizuela, 15. Juan Carlos Perchante y 16. Marìa Magdalena Mainer. En la oportunidad,
el indagado se abstiene de declarar reservando el derecho de hacerlo oportunamente.9) Luis Alberto Manzanelli -indagado a fs. 3262/vta. en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-, tras consultar
con su defensor, niega los hechos que se le imputan y manifiesta que desconoce a las
personas nombradas, agregando que en relación al hecho del día 23 de julio de 1976, estaba
de licencia conforme surge de su legajo personal. Asimismo, el nombrado fue indagado a
fs. 11.282/83 vta. en relación al accionar perpetrado en perjuicio de 1. Tomás Eduardo
Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique
Salerno, 5. Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. José
Guillermo Gómez, 8. Ana Maria Ahumada, 9. Adriana Ruth Gelbspan, 10. Pablo Daniel
Ortman, 11. Elsa Alicia Landanburu, 12. Luis Mario Finger, 13. Hugo Osvaldo López,
14. José Heriberto Gutiérrez, 15. Alfredo Eusebio Alejandro Esma 16. Marcelo Leonidas
Espeche, 17. Daniel Héctor Rodríguez, 18. Alfredo Fornasari, 19. Oscar Mario Lauge,
20. Ricardo Alberto Yavicoli, 21. Alicia María D'emilio, 22. Berta Clara Perassi, 23.
Rodolfo Espeche, 24. María Argañaraz, 25. Alejandra Jaimovich, 26. Ana M. Espejo, 27.
Carlos Velásquez, 28. Juan Galvan, 29. Luis Leiva, 30. Mario Oviedo, 31. Carlos Coy,
32. Oscar Dominici, 33. Víctor González, 34. Juan Manera, 35. Mercedes Ramírez, 36.
Eduardo Budini Zeppa, 37. Alfredo Gargaro, 38. Oscar Liñeira Sosa, 39. Mirta Montero,
40. Reinaldo Saenz, 41. Juan Montañez, 42. Ramón Castillo, 43. Oscar Reineri Segura,
44. Andrés Ariza, 45. Juan Berastegui, 46. Armando Camargo, 47. Marta Bertola de
Camargo, 48. Susana Bertola de Berastegui, 49. Nicolás Pilipchuk, 50. Horacio Heredia,
51. Claudia Hunziker, 52. María Salto, 53. María Espeche, 54. María Mauro, 55.
Alejandro Gargaro, 56. Carlos Alberto D’ambra, 57. Jorge L. Duretto, 58. Carlos A.
Almada Villalba, 59. Luis A. Marconetto, 60. Eduardo L. Manghesi, 61. Nicolás O.
Salerno Laganella, 62. Hugo F. Casas Moreno, 63. Carlos A. Casas Moreno, 64. Daniel
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
L. Burgos, 65. Romelia A. Villalba, 66. Raúl O. Levin, 67. Delfina Alderete, 68. José H.
Fernandez Pérez, 69. Jorge D. Bustos Toloza, 70. José A. Brizuela Cortés, 71. Máximo J
Juárez, 72. Juan C. Perchante, 73. Julio C Yánez, 74. Pedro J. Ontivero, 75. Silvina S
Blanc, 76. Fernando A. Ochoa, 77. Raúl A. Castellano, 78. María C. Demarchi, 79.
Néstor R. Aguilar Vouillat, 80. Ana M. Ferreira, 81. Carlos H. Correa, 82. Osvaldo E.
Veron, 83. Juan C. Villafañe Bena 84. Víctor H. Marciale, 85.. María Teresa Luque, 86.
Rodolfo Alberto Ponce, 87. Alicia Esther Heredia 88. Hermenegildo Alfonso Cuenca 89.
Pablo Pavich, 90. Pedro Juárez, 91. Aida Pastarini, 92. María Mongiano, 93. Ramona
Galíndez, 94. Jorge Gallo, 95. Jorge Nadra Aquin, 96. Humberto Pache, 97. Sara Liliana
Waitman, 98. María M. Mainer, 99. María Fleitas, 100. Marcelo D. Rodriguez Voladeras
y 101. Carlos A. Galeazzi. Oportunidad en la cual se abstiene de declarar, reservándose el
derecho de ampliar su indagatoria cuando lo considere conveniente. Finalmente a fs.
13.011/16 vta. se recepcionó ampliación indagatoria al nombrado en relación al accionar en
perjuicio de Pedro Juárez, Humberto Enrique Pache, Aída Pastarini, María Cristina
Mongiano, Ramona Cristina Galíndez, Alejandro Alfredo Rossi, Jorge Horacio Gallo
USO OFICIAL
y Jorge Raúl Nadra. Oportunidad en la cual el encartado manifiesta que con respecto a los
homicidios agravados que la señora Fiscal le imputa, no he participado en fusilamiento
alguno. Que surge de diversos testimonios que nunca la Sección de Operaciones Especiales
participó en los mismos ni en los llamados ―ventiladores‖, refiere asimismo, que nunca en
los doscientos años del Ejército Argentino un suboficial pudo comandar un pelotón de
fusilamiento, misión que siempre fue encomendada a un oficial. Realiza diversas
manifestaciones sobre las testimoniales brindadas por Beltrán y manifiesta asimismo, que
diversos testigos no mencionan nunca a personal del Destacamento de Inteligencia 141Sección de Operaciones Especiales como responsables de los traslados.
10) José Hugo Herrera -quien fuera indagado a fs. 3259/3260 en relación al
accionar en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-, niega los
hechos que se le imputan y manifiesta que desconoce a los nombrados, que nunca participó
en detenciones, que su actividad era investigativa, que nunca perteneció a la Tercera
Sección u OP3, sino a la Primera Sección, siendo calificado en primera instancia por el jefe
de la misma –Diedrichs-, en segunda instancia por Rodríguez y en tercera instancia por el
jefe de la unidad –Bolasini-. Asimismo, objeta la credibilidad de los testimonios brindados
por Callizo, Geuna, Meschiati, Piero Di Monti y del gendarme Beltrán, agregando
manifestaciones que hacen a su descargo. Asimismo, el nombrado fue indagado a fs.
11.523/11.525 en relación al accionar en perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat, 2.
Liliana Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5.
Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. José Guillermo Gómez,
8. Ana Maria Ahumada, 9. Adriana Ruth Gelbspan, 10. Pablo Daniel Ortman, 11. Elsa
Alicia Landanburu, 12. Luis Mario Finger, 13. Hugo Osvaldo López, 14. José Heriberto
Gutiérrez, 15. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 16. Marcelo Leonidas Espeche, 17.
Daniel Héctor Rodríguez, 18. Alfredo Fornasari, 19. Oscar Mario Lauge, 20. Berta
111
Clara Perassi, 21. Rodolfo Espeche, 22. María Argañaraz, 23. Alejandra Jaimovich, 24.
Ana M. Espejo, 25. Carlos Velásquez, 26. Juan Galvan, 27. Pedro Juárez, 28. Aida
Pastarini, 29. Luis Leiva, 30. María Mongiano, 31. Ramona Galíndez, 32. Jorge Gallo,
33. Mario Oviedo, 34. Carlos Coy, 35. Oscar Dominici, 36. Víctor González, 37. Juan
Manera, 38. Jorge Nadra Aquin, 39. Mercedes Ramírez, 40. Eduardo Budini Zeppa, 41.
Alfredo Gargaro, 42. Oscar Liñeira Sosa, 43. Mirta Montero, 44. Reinaldo Saenz, 45.
Juan Montañez, 46. Ramón Castillo, 47. Oscar Reineri Segura, 48. Andrés Ariza, 49.
Juan Berastegui, 50. Armando Camargo, 51. Marta Bertola de Camargo, 52. Susana
Bertola de Berastegui, 53. Nicolás Pilipchuk, 54. Horacio Heredia, 55. Claudia
Hunziker, 56. María Salto, 57. María Espeche, 58. María Mauro, 59. Alejandro Gargaro,
60. Humberto Pache, 61. Carlos Alberto D’ambra, 62. Jorge L. Duretto, 63. Carlos A.
Almada Villalba, 64. Luis A. Marconetto, 65. Eduardo L. Manghesi, 66. Nicolás O.
Salerno Laganella, 67. Hugo F. Casas Moreno, 68. Carlos A. Casas Moreno, 69. Daniel
L. Burgos, 70. Romelia A. Villalba, 71. Raúl O. Levin, 72. Delfina Alderete, 73. José H.
Fernandez Pérez, 74. Jorge D. Bustos Toloza, 75. José A. Brizuela Cortés, 76. Máximo J
Juárez, 77. Juan C. Perchante, 78. Julio C Yánez, 79. Pedro J. Ontivero, 80. Silvina S
Blanc, 81. Fernando A. Ochoa, 82. Raúl A. Castellano, 83. María C. Demarchi, 84.
Néstor R. Aguilar Vouillat, 85. Ana M. Ferreira, 86. Carlos H. Correa, 87. Osvaldo E.
Veron, 88. Juan C. Villafañe Bena y 89. Víctor H. Marciale, 90. María Teresa Luque,
91. Rodolfo Alberto Ponce, 92. Alicia Esther Heredia, 93. Hermenegildo Alfonso Cuenca
94. Pablo Pavich, 95 Sara Liliana Waitman, 96. María Mainer, 97. María Fleitas, 98.
Marcelo D. Rodriguez Boladera y 99. Carlos A. Galeazzi. Oportunidad en la cual niega
los cargos endilgados por el Ministerio Público, expresa que son hechos de hace más de
treinta años, que nunca perteneció a la mal llamada OP3 o Tercera Sección, que integró el
grupo de investigadores de acuerdo a lo que se manifiesta en los legajos, del 16 de octubre
del 75 al 15 de octubre del 76 Grupo Calle –Grupo de Operaciones Especiales de
investigaciones, siendo calificado por mi jefe directo Capitán Barreiro y desde el 16 de
octubre del 76 al 15 de octubre del 77 integrante de la Segunda Sección –Grupo Calle
Investigación-, cargo encargado. Manifiesta que esta Sección se crea como consecuencia de
la gran incorporación que hubo de agentes, aclara que de investigador nato pase a ser
encargado de investigadores, siendo mi jefe directo el Capitán Carlos José González y
desde el 16 de octubre de 77 al 15 de octubre del 78 Segunda Sección idem anterior el Jefe
de Sección que lo calificaba era el Capitán Aldo Checchi, continuando con esa modalidad
hasta agosto del 80 siempre en la misma Sección y prestando servicio desde esa fecha en
Comodoro Rivadavia, donde pide el retiro. Adjunta y solicita se incoprore fotocopia de
carta de Kunzmann Héctor fechada el 1 de mayo de 1984 ya incorporada a la causa ―Bruno
Laborda‖ Expte. 14.573, expresa que surge de la misma que ninguno de los sobrevivientes
de la Perla que vieron, pueden decir ―nosotros vimos con nuestros ojos lo que les sucedió‖.
Asimismo, refiere a imputaciones de la Sra. Fiscal en otras causas y refiere que en la causa
Urquiza, ahora Gontero Expte. 16.954, fue incluido según la Fiscal por haber torturado al
112
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Año del Bicentenario
1810-2010
Sr. Carlos Arnau Zúñiga y posteriormente la Sra. Jueza me declara falta de merito, que
nunca estuve en la D2, ni en la Rivera. También hacer mención a un escrito presentado por
Lardone en la causa Díaz Carlos Alberto Expte. 17.552, en el escrito se hace referencia a
como era el sistema operativo de la Perla según testimonios de Teresa Meschiatti, Graciela
Geuna, Cecilia Callizo, Piero Di Monti, Contempomi con referencia a los traslados por
personal que retiraba a las personas allí alojadas. Manifiesta que todas las operaciones
antisubversivas fueron institucionales y orgánicas, ejecutadas dentro de las normas vigentes
de la época de acuerdo a lo emanado por el Comando de Brigada Aerotransportada
Cuatro, Área 311; y continua haciendo declaraciones que hacen a su defensa. Finalmente,
manifiesta en relación a la presente causa que a fs. 6938/39 de autos la declaración de la
señora Sara Liliana Waitman ante la CONADEP es contundente en cuanto a que fue
detenida por veinte militares vestidos con uniforme verde que se transportaban en cuatro
camiones que estuvo alojada en el campo de la Rivera, en la Penitenciaria de B° San
Martín, en la cárcel de Devoto, conforme a esto expresa que no pudo jamás haberla privado
de su libertad ni de haberla sometido a torturas, por lo que solicito respecto a ése hecho se
USO OFICIAL
dicte a mi favor sobreseimiento total y en el caso de Tomás Eduardo Gómez Prat, que fue
detenido junto con Cecilia Suzzara el 24 de marzo del 76 y en sus distintas declaraciones la
testigo manifiesta que quienes la privaron de su libertad fue una patrulla militar de
uniformados con armas largas que se trasladaban en camiones del ejército por lo tanto
jamás pudo haber privado de su libertad a Gómez Prat conforme esa prueba incorporada al
proceso, y que tampoco pudo haber cometido la privación de libertad continuada por cuanto
este delito solo puede ser cometido por aquel funcionario público que tiene facultades de
hecho y/o de derecho para hacerla cesar y demás consideraciones.
11) Luis Alberto Cayetano Quijano -indagado a fs. 3264/vta. en relación al
al accionar en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-, manifiesta
que nunca perteneció a la Tercera Sección y que por lo tanto no realizó actividad alguna
que lo involucre en hechos delicivos por la razón de no ser orgánico del Ejercito y
pertenecer a Gendarmería, estando exclusivamente en comisión de servicio. Agrega que
desconoce a las personas nombradas y refiere que nunca torturó, secuestró, ni mato a nadie.
Posteriormente, el nombrado es indagado a fs. 11285/86 vta. en relación al accionar en
perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, 3. Pablo
Daniel Ortman, 4. Elsa Alicia Landanburu, 5. Luis Mario Finger, 6. Hugo Osvaldo
López, 7. José Heriberto Gutiérrez, 8. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 9. Marcelo
Leonidas Espeche, 10. Daniel Héctor Rodríguez, 11. Berta Clara Perassi, 12. María
Argañaraz, 13. Alejandra Jaimovich, 14. Ana M. Espejo, 15. Carlos Velásquez, 16. Juan
Galvan, 17. Pedro Juárez, 18. Aida Pastarini, 19. Luis Leiva, 20. María Mongiano, 21.
Ramona Galíndez, 22. Jorge Gallo, 23. Mario Oviedo, 24. Jorge Nadra Aquin, 25.
Mercedes Ramírez, 26. Eduardo Budini Zeppa, 27. Alfredo Gargaro, 28. Oscar Liñeira
Sosa, 29. Mirta Montero, 30. Ramón Castillo, 31. Oscar Reineri Segura, 32. Juan
Berastegui, 33. Armando Camargo, 34. Marta Bertola de Camargo, 35. Susana Bertola
113
de Berastegui, 36. Nicolás Pilipchuk, 37. Horacio Heredia, 38. Claudia Hunziker, 39.
María Salto, 40. Alejandro Gargaro, 41. Humberto Pache, 42. Jorge L. Duretto, 43.
Carlos A. Almada Villalba, 44. Luis A. Marconetto, 45. Eduardo L. Manghesi, 46.
Nicolás O. Salerno Laganella, 47. Hugo F. Casas Moreno, 48. Carlos A. Casas Moreno,
49. Daniel L. Burgos, 50. Romelia A. Villalba, 51. Raúl O. Levin, 52. Delfina Alderete,
53. José H. Fernandez Perez, 54. Jorge D. Bustos Toloza, 55. José A. Brizuela Cortez,
56. Máximo J Juárez, 57. Santiago Alberto Pereyra, 58. Isabel Mercedes Burgos de
Luna, 59. José Guillermo Gómez, 60. Ana Maria Ahumada y 61. Adriana Ruth
Gelbspan, 62. María Teresa Luque, 63. Rodolfo Alberto Ponce, 64. Alicia Esther
Heredia y 65. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 66. Rodolfo Espeche, 67. Pablo Pavich, 68.
Carlos Coy, 69. Oscar Dominici, 70. Víctor González, 71. Juan Manera, 72. Reinaldo
Saenz, 73. Juan Montañez, 74. Andrés Ariza, 75. María Espeche, 76. María Mauro, 77.
Juan C. Perchante, 78. María M. Mainer, 79. María Fleitas, 80. Julio C Yánez, 81.
Pedro J. Ontivero, 82. Silvina S Blanc, 83. Fernando A. Ochoa, 84. Raúl A. Castellano,
85. María C. Demarchi, 86. Néstor R. Aguilar Vouillat, 87. Ana M. Ferreira, 88. Carlos
H. Correa, 89. Patricio Calloway y 90. Mario Enrique Salerno Oportunidad en la cual el
encartado negó los hechos y se abstuvo de declarar. Oportunidad en la cual el encartado
negó los hechos y se abstuvo de declarar. Finalmente a fs. 12.098/13.002 vta., se
recepcionó ampliación indagatoria en relación al accionar en perjuicio de Rodolfo
Espeche, María Zulema de Espeche, María Susana Mauro, Carlos Alberto Coy,
Víctor Francisco Gonzalez, Ermes Bautista Manera, Reinaldo Lázaro Saenz Bernal y
Juan Carlos Montañés. Oportunidad en la cual negó los hechos, refiriendo que nunca
participó en los mismos.
12) Emilio Morard: -indagado a fs. 3266/3267 en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-, expresa que
nunca perteneció a la Tercera Sección de Operaciones Especiales, que pertenecía a la
Sección Calle o Ejecución cuya función era la realización de informes vecinales o
ambientales. Niega haber participado en los hechos que se le imputan, haciendo
consideraciones respecto a la descripción del los hechos, refiriendo que los supuestos
integrantes de un grupo armado no hubiera dado datos a fin de identificarse a fin de evitar
represarias de las organizaciones terroristas y demás consideraciones que hacen a su
descargo. Finalmente, el nombrado es indagado a fs. 11.289/92 en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de 1.Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de
Castro, 3. Pablo Daniel Ortman, 4. Elsa Alicia Landanburu, 5. Luis Mario Finger, 6.
Hugo Osvaldo López, 7 José Heriberto Gutiérrez, 8. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 9.
Marcelo Leonidas Espeche, 10. Daniel Héctor Rodríguez, 11. Alfredo Fornasari, 12.
Oscar Mario Lauge, 13. Berta Clara Perassi, 14. Rodolfo Espeche, 15. María Argañaraz,
16. Alejandra Jaimovich, 17. Ana M. Espejo, 18. Carlos Velásquez, 19. Juan Galvan, 20.
Pedro Juárez, 21. Aida Pastarini, 22. Luis Leiva, 23. María Mongiano, 24. Ramona
Galíndez, 25. Jorge Gallo, 26. Mario Oviedo, 27. Carlos Coy, 28. Oscar Dominici, 29.
114
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Año del Bicentenario
1810-2010
Víctor González, 30. Juan Manera, 31. Jorge Nadra Aquin, 32. Mercedes Ramírez, 33.
Eduardo Budini Zeppa, 34. Alfredo Gargaro, 35. Oscar Liñeira Sosa, 36. Mirta Montero,
37. Reinaldo Saenz, 38. Juan Montañez, 39. Ramón Castillo, 40. Oscar Reineri Segura,
41. Andrés Ariza, 42. Juan Berastegui, 43. Armando Camargo, 44. Marta Bertola de
Camargo, 45. Susana Bertola de Berastegui, 46. Nicolás Pilipchuk, 47. Horacio Heredia,
48. Claudia Hunziker, 49. María Salto, 50. María Espeche, 51. María Mauro, 52.
Alejandro Gargaro, 53. Humberto Pache, 54. Jorge L. Duretto, 55. Carlos A. Almada
Villalba, 56. Luis A. Marconetto, 57. Eduardo L. Manghesi, 58. Nicolás O. Salerno
Laganella, 59. Hugo F. Casas Moreno, 60. Carlos A. Casas Moreno, 61. Daniel L.
Burgos, 62. Romelia A. Villalba, 63. Raúl O. Levin, 64. Delfina Alderete, 65. José H.
Fernandez Pérez, 66. Jorge D. Bustos Toloza, 67. José A. Brizuela Cortés, 68. Máximo J
Juárez, 69. Juan C. Perchante, 70. Julio C Yánez, 71. Pedro J. Ontivero, 72. Silvina S
Blanc, 73. Fernando A. Ochoa, 74. Raúl A. Castellano, 75. María C. Demarchi, 76.
Néstor R. Aguilar Vouillat, 77. Ana M. Ferreira, 78. Carlos H. Correa, 79. Osvaldo E.
Veron,
80. Juan C. Villafañe Bena, 81. Víctor H. Marciale, 82. Santiago Alberto
USO OFICIAL
Pereyra, 83. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 84. José Guillermo Gómez, 85. Ana Maria
Ahumada y 86. Adriana Ruth Gelbspan, 87. Pablo Pavich, 88. María M. Mainer, 89.
María Fleitas, 90. Marcelo D. Rodriguez Voladeras, 91. Carlos A. Galeazzi 92. Rodolfo
Alberto Ponce, 93. Alicia Esther Heredia y 94. Hermenegildo Alfonso Cuenca.
Oportunidad en la cual el encartado ejerció su defensa material expresando que era un civil
sin mando en el Destacamento de Inteligencia 141, como para conocer
hechos o
circunstancias, como tiene los organismos de inteligencia del mundo entero; que deben
permanecer en reserva dada su naturaleza ya que pueden comprometer la seguridad
nacional. Que tenía prohibido ingresar a dicha unidad y a todo tipo de cuarteles y
comisarías, y/o darse a conocer, que el secreto era tan grande que lo indujo a cometer
errores, que el mismo mismo no sabía a qué sub cuadro pertenecía exactamente, relata la
las tareas que desempeñaba como personal civil de inteligencia, que los testigos nunca lo
vieron el La Perla y demás consideraciones que hacen a su descargo.
13)
Héctor Raúl Romero: -quien fuera indagado en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-, tras consultar
con su defensor, niega los hechos y se abstiene de declarar (fs. 3255/vta.). Posteriormente,
el nombrado es indagado a fs. 11.325/11.327 vta. en relación al accionar perpetrado en
perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, 3.
Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5. Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel
Mercedes Burgos de Luna,7. José Guillermo Gómez, 8. Ana Maria Ahumada, 9. Adriana
Ruth Gelbspan, 10. Pablo Daniel Ortman, 11. Elsa Alicia Landanburu, 12. Luis Mario
Finger, 13. Hugo Osvaldo López, 14. José Heriberto Gutiérrez, 15. Alfredo Eusebio
Alejandro Esma, 16. Marcelo Leonidas Espeche, 17. Daniel Héctor Rodríguez, 18.
Alfredo Fornasari, 19. Oscar Mario Lauge, 20. Berta Clara Perassi, 21. Rodolfo
Espeche, 22. María Argañaraz, 23. Alejandra Jaimovich, 24. Ana M. Espejo, 25. Carlos
115
Velásquez, 26. Juan Galvan, 27. Pedro Juárez, 28. Aida Pastarini, 29. Luis Leiva, 30.
María Mongiano, 31. Ramona Galíndez, 32. Jorge Gallo, 33. Mario Oviedo, 34. Carlos
Coy, 35. Oscar Dominici, 36. Víctor González, 37. Juan Manera, 38. Jorge Nadra Aquin,
39. Mercedes Ramírez, 40. Eduardo Budini Zeppa, 41. Alfredo Gargaro, 42. Oscar
Liñeira Sosa, 43. Mirta Montero, 44. Reinaldo Saenz, 45. Juan Montañez, 46. Ramón
Castillo, 47. Oscar Reineri Segura, 48. Andrés Ariza, 49. Juan Berastegui, 50. Armando
Camargo, 51. Marta Bertola de Camargo, 52. Susana Bertola de Berastegui, 53. Nicolás
Pilipchuk, 54. Horacio Heredia, 55. Claudia Hunziker, 56. María Salto, 57. María
Espeche, 58. María Mauro, 59. Alejandro Gargaro, 60. Humberto Pache, 61. Carlos
Alberto D’ambra, 62. Jorge L. Duretto, 63. Carlos A. Almada Villalba, 64. Luis A.
Marconetto, 65. Eduardo L. Manghesi, 66. Nicolás O. Salerno Laganella, 67. Hugo F.
Casas Moreno, 68. Carlos A. Casas Moreno, 69. Daniel L. Burgos, 70. Romelia A.
Villalba, 71. Raúl O. Levin, 72. Delfina Alderete, 73.José H. Fernandez Pérez, 74. Jorge
D. Bustos Toloza, 75. José A. Brizuela Cortés, 76. Máximo J Juárez, 77. Juan C.
Perchante, 78. Julio C Yánez, 79. Pedro J. Ontivero, 80. Silvina S Blanc, 81. Fernando
A. Ochoa, 82. Raúl A. Castellano, 83. María C. Demarchi, 84. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 85. Ana M. Ferreira, 86. Carlos H. Correa, 87. Osvaldo E. Veron, 88. Juan C.
Villafañe Bena y 89. Víctor H. Marciale. 90. María Teresa Luque, 91. Rodolfo Alberto
Ponce, 92. Alicia Esther Heredia, 93. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 94. Eduardo
Guillermo Castellano Soto, 96. Carlos Eduardo Álvarez 97.. Pablo Pavich, 98. Sara
Liliana Waitman, 99. María Mainer, 100. María Fleitas, 101. Marcelo D. Rodriguez
Boladeras, y 102. Carlos A. Galeazzi. Oportunidad en la cual el encartado en ejercico de
su defensa material alega que según su legajo las tareas o funciones que realizaba en el
Grupo Operaciones Especiales eran ―adicionales‖ – comisiones y/o trabajos efectuados-, la
cual no significa precisamente, como lo corrobora el legajo, que sea una tarea permanente.
Que nunca fue miembro efectivo del grupo de operaciones especiales, que su lugar de
trabajo no era el Escuadrón de Caballería, conocido como la Perla, sino Av. Ricchieri N°
745, B° Rogelio Martínez, era tarea especial no permanencia, vendría a ser como una
comisión. Asimismo, refiere que en los casos de Gómez Prat Eduardo, Barrios Liliana
Sofia, Ahumada Ana María, Landaburu Elsa Alicia, y López Hugo Osvaldo, que son de
fecha 24/3/76, 28/3/76, abril del 76, 28/3/76 y 28/3/76, su legajo dice que en esa fechas no
cumplía las funciones adicionales y de acuerdo a lo resuelto en la causa ―Lopez...‖Expte.
17.320, donde se investiga la desaparición y muerte de Valverde, que hubiera sido en la
misma fecha, fui sobreseído en función de las constancias del legajo, por lo tanto solicita
que se adopte igual temperamento en la presente causa. En cuanto al testimonio de Teresa
Meschiati, expresa que en ningún momento esa testigo menciona su participación ni
directa, ni indirecta en los hechos. Del mismo modo con relación a los hechos de Salerno
Mario Enrique, Gelspan Adriana Ruth, Gómez José Guillermo, Ponce Rodolfo Alberto,
Burgos de Luna, Cuenca Hermenegildo, Heredia Alicia Esther, Pereyra Santiago Alberto,
Ortman Pablo Daniel, Finger Luis Mario, Gutiérrez José Heriberto, Castello Soto Eduardo
116
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Guillermo, Esma Alfredo Eusebio, Espeche Marcelo Leonidas, Alvarez Carlos Eduardo,
Rodríguez Daniel Héctor, Fornasari Alfredo y Lauge Oscar Mario, no surgiendo la
remisión a prueba concreta que avale la descripción circunstancial de los hechos
requeridos.
14)
Arnoldo José López: -indagado a fs. 3276/3281 en relación el accionar
perpetrado en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-, niega los
hechos que se le imputan. Refiere que a la epoca de los hechos, 23 de junio de 1976, no
tenía ninguna relación con la Tercera Sección de Operaciones Especiales, sino que
perteneciía y cumplía funciones en la Primera Sección de Ejecución del Destacamento, en
el cuadro A, subcuadro A2, constando esta circunstancia en su legajo personal, constando
expresamente que cumplía tareas de oficinista en la sección Primera, realizando ―tareas
adicionales‖ a partir de abril de 1976 por cuestiones de operatividad en la Tercera Sección.
Refiere que se ha desconocido la posiblidad de requerir personal idóneo para la
interpretación de los datos consignados en los legajos y las leyes que lo reglamentan.
Asimismo, objeta la credibilidad de los testigos Piero Di Monte, Astelarra, Meschiati y
USO OFICIAL
Beltrán, a quienes les atribuye falso testimonio. Realiza objeciones a otras diversas pruebas
tales como el reclamo administrativo efectuado por el militar Bruno Laborda. Sostiene por
otra parte, su falta de responsabilidad, en atención a que revistaba en el último escalafón de
la estructura militar, afirmando que en tal posición y según los reglamentos militares no
podía de manera alguna tener conocimiento, control, ni poder de decisión sobre los hechos.
Asimismo, el nombrado fue indagado a fs.11.272/74 vta. en relación el accionar perpetradp
en perjuicio de 1. Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, 3.
Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5. Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel
Mercedes Burgos de Luna, 7. José Guillermo Gómez, 8. Ana Maria Ahumada, 9.
Adriana Ruth Gelbspan, 10. Pablo Daniel Ortman, 11. Elsa Alicia Landanburu, 12. Luis
Mario Finger, 13. Hugo Osvaldo
López, 14. José Heriberto Gutiérrez, 15. Alfredo
Eusebio Alejandro Esma, 16. Marcelo Leonidas Espeche, 17. Daniel Héctor Rodríguez,
18. Alfredo Fornasari, 19. Oscar Mario Lauge, 20. Berta Clara Perassi, 21. Rodolfo
Espeche, 22. María Argañaraz, 23. Alejandra Jaimovich, 24. Ana M. Espejo, 25. Carlos
Velásquez, 26. Juan Galvan, 27. Pedro Juárez, 28. Aida Pastarini, 29. Luis Leiva, 30.
María Mongiano, 31. Ramona Galíndez, 32. Jorge Gallo, 33. Mario Oviedo, 34. Carlos
Coy, 35. Oscar Dominici, 36. Víctor González, 37. Juan Manera, 38. Jorge Nadra Aquin,
39. Mercedes Ramírez, 40. Eduardo Budini Zeppa, 41. Alfredo Gargaro, 42. Oscar
Liñeira Sosa, 43. Mirta Montero, 44. Reinaldo Saenz, 45. Juan Montañez, 46. Ramón
Castillo, 47. Oscar Reineri Segura, 48. Andrés Ariza, 49. Juan Berastegui, 50. Armando
Camargo, 51. Marta Bertola de Camargo, 52. Susana Bertola de Berastegui, 53. Nicolás
Pilipchuk, 54. Horacio Heredia, 55. Claudia Hunziker, 56. María Salto, 57. María
Espeche, 58. María Mauro, 59. Alejandro Gargaro, 60. Humberto Pache, 61. Carlos
Alberto D’ambra, 62. Jorge L. Duretto, 63. Carlos A. Almada Villalba, 64. Luis A.
Marconetto, 65. Eduardo L. Manghesi, 66. Nicolás O. Salerno Laganella, 67. Hugo F.
117
Casas Moreno, 68. Carlos A. Casas Moreno, 69. Daniel L. Burgos, 70. Romelia A.
Villalba, 71. Raúl O. Levin, 72. Delfina Alderete, 73. José H. Fernandez Pérez, 74. Jorge
D. Bustos Toloza, 75. José A. Brizuela Cortés, 76. Máximo J Juárez, 77. Juan C.
Perchante, 78. Julio C Yánez, 79. Pedro J. Ontivero, 80. Silvina S Blanc, 81. Fernando
A. Ochoa, 82. Raúl A. Castellano, 83. María C. Demarchi, 84. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 85. Ana M. Ferreira, 86. Carlos H. Correa, 87. Osvaldo E. Veron, 88. Juan C.
Villafañe Bena y 89. Víctor H. Marciale. 90. María Teresa Luque, 91. Rodolfo Alberto
Ponce, 92. Alicia Esther Heredia, 93. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 94. Pablo Pavich,
95. Sara Liliana Waitman, 96. María Mainer, 97. María Fleitas, 98. Marcelo D.
Rodriguez Boladeras, y 99. Carlos A. Galeazzi. Oportunidad en la cual el encartado
expresa que desconoce absolutamente todos los hechos que le imputan y que se le han leído
en ese acto, surgiendo de la lectura su supuesta participación en la calidad de co-autor, lo
que significa que haberse determinado la concurrencia de otras terceras personas a la
concreción de los hechos narrados, solicita al Tribunal que se le facilite para lectura el
testimonio de Geuna, fs. 281/329; 331/338 y de Meschiatti de fs. 63/100 y 101/104, que
cita el hecho decimotercero de la requisitoria de fs. 6201/6285, que obra como testimonio y
prueba obrante en su contra, y luego de haber realizado la lectura de la misma refiere que
no surge de su texto mención alguna a Jorge Horacio Gallo, mencionado en autos como
hecho decimotercero, más aún, tampoco aparece ningún tipo de mención sobre su persona
participando en ningún tipo de ilícito relacionado con aquel, lo mismo sucede con las
declaraciones de Meschiati y en relación con este mismo hecho y continúa con
manifestaciones que hacen a su defensa material.15) Ricardo Alberto Ramón Lardone: -indagado a fs. 3269/3270 en relación
al accionar perpetrado en perjuicio de -Roberto Julio Yornet y Eduardo Raúl Requena-,
expresa que niega los hechos, desconoce las personas nombradas como víctimas en el
requerimiento fiscal, que son los funcionarios del Juzgado de 5° nominación donde se
presentó el recurso de Habeas Corpus, quienes deben responder por el destino de las
personas mencionadas y cual fue el resultado de la investigación. Refiere que Di Monti en
la causa ―Rodriguez Hermes...‖ Expte. 14122, declara que Lardone nunca los torturó.
Asimismo refiere que trabajaba en el teatro Rivera Indarte, dependiente de la Secretaría de
Cultura de la Provincia de Córdoba, donde ocupaba el cargo de fotografo, acompañando
documentación, refiere que su jefe era Savador Torres y le controlaba el trabajo. Agrega
que en su legajo se incertaron cosas irreales como que lo calificó el Teniente Segundo en
jefe y un Coronel en jefe, describe que ese cargo ―en Jefe‖ no existe y tampoco el cargo de
Teniente Segundo y demás manifestaciones en su descargo. Asimismo, el nombrado fue
indagado a fs. 11.460/62 en orden al accionar perpetrado en perjuicio de 1. Tomás Eduardo
Gómez Prat, 2. Liliana Sofía Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique
Salerno, 5. Santiago Alberto Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. José
Guillermo Gómez, 8. Ana Maria Ahumada, 9. Adriana Ruth Gelbspan, 10. Pablo Daniel
Ortman, 11. Elsa Alicia Landanburu, 12. Luis Mario Finger, 13. Hugo Osvaldo López,
118
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
14. José Heriberto Gutiérrez, 15. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 16. Marcelo
Leonidas Espeche, 17. Daniel Héctor Rodríguez, 18. Alfredo Fornasari, 19. Oscar Mario
Lauge, 20. Berta Clara Perassi, 21.
Rodolfo Espeche, 22. María Argañaraz, 23.
Alejandra Jaimovich, 24. Ana M. Espejo, 25. Carlos Velásquez, 26. Juan Galvan, 27.
Pedro Juárez, 28. Aida Pastarini, 29. Luis Leiva, 30. María Mongiano, 31. Ramona
Galíndez, 32. Jorge Gallo, 33. Mario Oviedo, 34. Carlos Coy, 35. Oscar Dominici, 36.
Víctor González, 37. Juan Manera, 38. Jorge Nadra Aquin, 39. Mercedes Ramírez, 40.
Eduardo Budini Zeppa, 41. Alfredo Gargaro, 42. Oscar Liñeira Sosa, 43. Mirta Montero,
44. Reinaldo Saenz, 45. Juan Montañez, 46. Ramón Castillo, 47. Oscar Reineri Segura,
48. Andrés Ariza, 49. Juan Berastegui, 50. Armando Camargo, 51. Marta Bertola de
Camargo, 52. Susana Bertola de Berastegui, 53. Nicolás Pilipchuk, 54. Horacio Heredia,
55. Claudia Hunziker, 56. María Salto, 57. María Espeche, 58.
María Mauro, 59.
Alejandro Gargaro, 60. Humberto Pache, 61. Carlos Alberto D’ambra, 62. Jorge L.
Duretto, 63. Carlos A. Almada Villalba, 64. Luis A. Marconetto, 65. Eduardo L.
Manghesi, 66. Nicolás O. Salerno Laganella, 67. Hugo F. Casas Moreno, 68. Carlos A.
USO OFICIAL
Casas Moreno, 69. Daniel L. Burgos, 70. Romelia A. Villalba, 71. Raúl O. Levin, 72.
Delfina Alderete, 73. José H. Fernandez Pérez, 74. Jorge D. Bustos Toloza, 75. José A.
Brizuela Cortés, 76. Máximo J Juárez, 77. Juan C. Perchante, 78. Julio C Yánez, 79.
Pedro J. Ontivero, 80. Silvina S Blanc, 81. Fernando A. Ochoa, 82. Raúl A. Castellano,
83. María C. Demarchi, 84. Néstor R. Aguilar Vouillat, 85. Ana M. Ferreira, 86. Carlos
H. Correa, 87. Osvaldo E. Veron, 88. Juan C. Villafañe Bena, 89. Víctor H. Marciale,
90. Ricardo Alberto Yavicoli y 91. Alicia María D'emilio, 92. María Teresa Luque, 93..
Rodolfo Alberto Ponce, 94. Alicia Esther Heredia, 95. Hermenegildo Alfonso Cuenca,
96. Pablo Pavich, 97. Sara Liliana Waitman, 98. María Mainer, 99. María Fleitas, 100.
Marcelo D. Rodriguez Boladeras, y 101. Carlos A. Galeazzi. Oportunidad en la cual
manifiesta que desconoce los hechos que se le imputan, debido a que ya que a la época en
que supuestamente se produjeron yo trabajaba en el Teatro Rivera Indarte como dice quedo
demostrado en la abundante documentación presentada en causas anteriores y que fuera
requerida por la Sra. Jueza a la Gobernación de la Provincia de Córdoba. Aduce que la
Fiscalía lo acusa en base a algunas cuestiones que surgen de su legajo y que son erradas,
por ejemplo la bonificación por actividad riesgosa era en realidad tarea efectiva de calle,
que lo cobraban todos los agentes y que fue solo el diez por ciento hasta el 30 de junio de
1978; que el nombre de encubrimiento estaba regulado legalmente en el Art. 21 bis de la
ley 19.373 y en el Art. 14 del decreto 4639 de mayo de 1973; que la definición de
dedicación exclusiva también surge legalmente y no coincide con la interpretación que hace
la fiscalía –punto K del mismo decreto. Asimismo refiere que en el legajo no figuran las
fechas de las licencias, figurando solo la cantidad de días pero no las fechas en que fueron
tomadas y continúa con manifestaciones que hacen a su defensa material.16) Oreste Valentín Padován -quien fuera indagado a fs. 11569/98 en relación
al accionar perpetrado en perjuicio de Ricardo Alberto Yavícoli y Alicia María D`Emilio
119
Oportunidad en la cual, luego de haber consultado con su abogado defensor, solicita que se
certifique por Secretaria el contenido del legajo del año 1977, ya que estuve en un curso,
respecto al item sobre cursos y pruebas realizadas, que dice que desde el 16 de agosto del
77 al 30 del setiembre del 77 dice ―CSM-203-interrogadores-EC Icia- Div. E/C-95, 166,
3/11, promedio de estudio del curso que realice en la Escuela de Inteligencia y manifiesta
que por ello no estuvo presente al momento de los hechos. Asimismo, aporta
documentación consistente en una carta manuscrita del testigo Kunzmann.
17) José Andrés Tofalo -quien fuera indagado a fs. 11.632. en relación al accionar
perpetrado en perjuicio de Ricardo Alberto Yavícoli y Alicia María D`Emilio,
Oportunidad en la cual, el impuado tras consultar con su defensa se abstiene de declarar en
la ocasión.
18) Aldo Carlos Checchi -quien fuera indagado a fs. 11.406 en relación al
accionar perpetrado en perjuicio de- Oscar Mario Lauge y Alfredo Fornasari, y de
Ricardo Alberto Yavícoli y Alicia María D`Emilio-, Oportunidad en la cual, el imputado
tras consultar con su abogado defensor, expresa que desconoce los hechos, niega toda
participación en los mismos y se abstiene de declarar.
19) Carlos Alfredo Yanicelli -quien fuera indagado a fs. 11.546/vta. en relación
al accionar perpetrado en perjuicio de -Jorge Nadra Aquin y Eduardo Budini ZeppaOportunidad en la cual que niega hechos que se le imputan y refiere que era funcionario
policial en dicha institución y específicamente en el departamento de informaciones, que se
desempeñaba a la fecha de los hechos en la División Investigación de la Información y lo
hacía como comisionado en investigaciones judiciales dispuestas por la Justicia Federal;
manifiesta que leídos los testimonios que lo incriminan de los señores Achaval y
Chazarreta, refiere que nunca prestó servicios en otra dependencia que no fuera la ubicada
en la jefatura de Policía –Departamento de Informaciones-, que por lo tanto jamás como lo
dice uno de los testigos pudo haber estado presente en el lugar que se lo ubica, que con
respecto a su descripción física que hace el testigo jamás usó bigotes y que me ubica en
dicho lugar con mi hermano que era policía y el mismo no prestaba servicio en la
mencionada dependencia policial, eso es con respecto a Chazarreta. Con respecto al testigo
Achaval expresa que en ningún lugar de sus dichos lo describe o lo nombra.
20) Calixto Luis Flores -quien fuera indagado a fs. 11.339 en orden al accionar
perpetrado en perjuicio de -Jorge Nadra Aquin y Eduardo Budini Zeppa-. Oportunidad en
la cual niega todos los cargos que se le imputan y manifiesta que oportunamente hará una
ampliación de la declaración indagatoria.21) Ricardo Luis Buschiazzo -quien fuera indagado a fs. 13058/59 en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de Jorge Dante Bustos Toloza. Oportunidad en la cual
niega participación alguna en el hecho endilgado y realiza manifestaciones que hacen a su
defensa material.
22) Gustavo Adolfo Alsina, -quien fuera indagado a fs. 13.314/vta. en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de José Antonio Brizuela. Oportunidad en la cual el
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1810-2010
encartado niega toda participación en el hecho que se le atribuuye. Manifiesta que en
primér termino no era el Oficial de mayor jerarquia -conforme se consigna en el
requerimiento fiscal-, sino que era el de menor jerarquía. Que en la Compañía había cuatro
oficiales, el jefe de Compañía era el Mayor Huber, el Oficial de mayor jerarquía era el
Teniente Ramos Monso, perteneciente a la promoción 101 del Colegio Militar de la
Nación, despúes venía el Teniente Parsic perteneciente a la promoción 102 del Colegio
Militar de la Nación y despúes venía el Teniente Alsina, perteneciente a la promoción 103
del Colegio Militar de la Nación. Refiere que concurrió a la UP1 por última vez en agosto
de 1976, y como consecuencia de su última ida a la unidad penitenciaria se le impuso una
sanción disciplinaria con fecha 1 de septiembre y antes de esa fecha fue separado de la
Compañía. Manifiesta que a la fecha de los hechos había sido sancionado por noventa días,
con suspención de mando, desde el 1 de septiembre de 1976, con lo que quedaría
claramente establecido que entre el 12 y el 14 de septiembre no se encontraba prestando
servicios en la Policía Militar. Continúa manifestando que como consecuencia de la sanción
es enviado en comisión a la Compañía Comando y Servicios del Cuerpo de Ejercito III,
USO OFICIAL
donde permanece hasta el 25 de juliio de 1977, donde es trasladado según BRE 4726 a la
Cia. de Telecomunicaciones 181 de Bahía Blanca. Finalmente expresa que en sus
calificaciones del período 1976/77 se consigna que al 16 de octubre de 1976 ―continúa en
comisión de Ca. Cdo. Ser. Of. Inst.‖, si bien en las calificaciónes del período anterior no se
indica el destino, es importante por esto la referencia ―continúa‖ en Comando y Servicio,
dando cuenta de que no se inciciaba en la función sino que ya venía prestándola.
23) Juan Emilio Huber -quien fuera indagado a fs. 13.312- en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de José Antonio Brizuela. Oportunidad en la cual el
encartado niega los hechos y se abstiene de declarar.
24) Antonio Carlos Burgos -quien fuera indagado a fs. 13050/vta.- en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de Máximo José Juárez. Oportunidad en la cual
manifiesta que en el año 1976 fue designado Director de la Fábrica Militar de Aviones, Jefe
del Área Material Córdoba. Expresa que no tuvo noticias de los hechos que se le imputan.
Que no tenía relación con la tropa. Que concretamente no conoció sobre una información
sumaria sobre Juárez por deserción. Era una falta grave y recordaría si un soldadito a su
mando la hubiera cometido, se lo hubieran hecho saber por que era el Jefe del ärea Material
Córdoba, pero no era su tarea específica, entre otras manifestaciones que hacen a su defensa
material.
25) Nelso Alberto Robledo -quien fuera indagado a fs. 13040 vta./ 41-, en
orden al accionar perpetrado en perjuicio de Máximo José Juárez. Oportunidad en la cual
el nombrado tras consultar con su defensa, Dra. María Mercedes Crespi, Defensora Pública
Oficial, manifiesta que era Jefe de Compañía de Policía Militar, con un efectivo de
aproximadamente doscientos soldados y que no tenía conocimiento personal de cada uno de
ellos. Que había sido designado para el cargo aproximadamente en el mes de enero de
1976, sin experiencia previa en la función, dando esta información a su Jefe, indicando que
121
provenía del escalafón técnico y toda su formación de veinticinco años estaba referida al
mantenimiento de aviones, habiendo retornando a tales funciones en febrero de 1977
aproximadamente. Expresó finalmente que no recuerda el caso en particular, que la
deserción se informaba conforme el plazo reglamentario, sin que en la Policía Militar
hubiera ningún otro trámite que realizar.
26) Carlos Edgardo Monti -quien fuera indagado a fs. 13051/53- en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de Máximo José Juárez. Oportunidad en la cual el
encartado manifiesta que el día referido en el hecho, 14 de septiembre de 1976, estaba de
oficial de semana –guardia que dura una semana-, que su cargo era teniente, que era jefe de
Depósito de Recambio, referido a indumentaria y enseres de uso diario, donde trabajaba con
tres soldados y un suboficial. Que uno de los soldados era Juárez. Refiere que esa noche
después de la cena se lo cruzó y le preguntó por que no había salido debido a que tenía salida
permanente por ser estudiante universitario, respondiendo Juarez que no tenía clases, tras lo
cual expresa el encartado que le pidió ayuda después de cena para hacer un trabajo en el
depósito de ropa y al terminar cerca de las once de la noche, el soldado le pidio salir de
franco, a lo cual le responde que no porque no tenía clases, pero frente a la insistencia
motivada en su necesidad de conversar con su novia, refiere que lo autorizó y que como
tenía salida permanente no requería orden de salida. Refiere que le indicó que se cambie de
ropa, que lo hizo allí mismo, y que lo condujo hasta la puerta de entrada que quedaba como a
un Km de distancia, refiriéndole que debía regresar al otro día a las 6:30 hs. Manifiesta que a
Juárez lo dejó en la parada de ómnibus que estaba a 20 mts. de la guardia y que cuando
regresó a la guardia ya no estaba en la parada de colectivo, pensó que había tomado el
colectivo y refiere que se fue a dormir y al día siguiente advirtió que no había vuelto.
Continúa manifestando que en la Compañía de Policía Militar se tenía la costumbre de
mandar al tercer día a un compañero a la casa cuando eran de Córdoba para ver que había
ocurrido, para tal gestión requirió autorización de su Jefe que cree era el Vice Comodoro
Rossi Marini, quien no se la otorga refieriendo que habían estado los padres del soldado
Juárez, dado que el mismo no habría regresado a la casa y que habían tenido un allanamiento
cree que de militares. Finalmente, niega haber tenido participación en el hecho endilgado y
continúa realizando diversas consideraciones que hacen a su defensa material.
27) Abelardo Ramos Monso -quien fuera indagado a fs. 13.316/7- en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de José Antonio Brizuela Córtez, Oportunidad en la cual
el encartado manifiesta que niega categóricamente toda participación y conocimiento de los
hechos que se le imputan .
28) Raúl Eduardo Fierro -quien fuera indagado a fs. 13.321 en orden al
accionar perpetrado en perjuicio de 1.Tomás Eduardo Gómez Prat, 2. Liliana Sofía
Barrios de Castro, 3. Patricio Calloway, 4. Mario Enrique Salerno, 5. Santiago Alberto
Pereyra, 6. Isabel Mercedes Burgos de Luna, 7. Rodolfo Alberto Ponce, 8. Alicia Esther
Heredia, 9. Hermenegildo Alfonso Cuenca, 10. José Guillermo Gómez, 11. Ana Maria
Ahumada, 12. Adriana Ruth Gelbspan, 13. Pablo Daniel Ortman, 14. Elsa Alicia
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Landanburu, 15. Luis Mario Finger, 16. Hugo Osvaldo
López, 17. José Heriberto
Gutiérrez, 18. Alfredo Eusebio Alejandro Esma, 19. Marcelo Leonidas Espeche, 20.
Daniel Héctor Rodríguez, 21. Alfredo Fornasari, 22. Oscar Mario Lauge, 23. Ricardo
Alberto Yavicoli, 24. Alicia María D'emilio, 25. Berta Clara Perassi, 26. Rodolfo
Espeche, 27. María Argañaraz, 28. Alejandra Jaimovich, 29. Ana M. Espejo, 30. Carlos
Velásquez, 31. Juan Galvan, 32. Pedro Juárez, 33. Aida Pastarini, 34. Luis Leiva, 35.
María Mongiano, 36. Ramona Galíndez, 37. Jorge Gallo, 38. Mario Oviedo, 39. Carlos
Coy, 40. Oscar Dominici, 41. Víctor González, 42. Juan Manera, 43. Jorge Nadra Aquin,
44. Mercedes Ramírez, 45. Eduardo Budini Zeppa, 46. Alfredo Gargaro, 47. Oscar
Liñeira Sosa, 48. Mirta Montero, 49. Reinaldo Saenz, 50 Juan Montañez, 51. Ramón
Castillo, 52. Oscar Reineri Segura, 53. Andrés Ariza, 54. Juan Berastegui, 55. Armando
Camargo, 56. Marta Bertola de Camargo, 57. Susana Bertola de Berastegui, 58. Nicolás
Pilipchuk, 59. Horacio Heredia, 60. Claudia Hunziker, 61. María Salto, 62. María
Espeche, 63. María Mauro, 64. Alejandro Gargaro, 65. Humberto Pache, 66. Carlos
Alberto D’ambra, 67. Jorge L. Duretto, 68. Carlos A. Almada Villalba, 69. Luis A.
USO OFICIAL
Marconetto, 70. Eduardo L. Manghesi, 71. Nicolás O. Salerno Laganella, 72. Hugo F.
Casas Moreno, 73. Carlos A. Casas Moreno, 74. Daniel L. Burgos, 75. Romelia A.
Villalba, 76. Raúl O. Levin, 77. Delfina Alderete, 78. José H. Fernandez Perez, 79. Jorge
D. Bustos Toloza, 80. José A. Brizuela Cortez, 81. Máximo J Juárez, 82. Juan C.
Perchante, 83. Julio C Yánez, 84. Pedro J. Ontivero, 85. Silvina S Blanc, 86. Fernando
A. Ochoa, 87. Raúl A. Castellano, 88. María C. Demarchi, 89. Néstor R. Aguilar
Vouillat, 90. Ana M. Ferreira, 91. Carlos H. Correa, 92. Víctor H. Marciale, 93. Osvaldo
E. Veron, 94. Juan C. Villafañe Bena, 95. María Teresa Luque, 96. Letizia María
Carolina Jordan De Barreta, 97. Alejandro Gustavo Carrara Martínez, 98. Eduardo
Guillermo Castellano Soto 99. Carlos Eduardo Álvarez, 100. Pablo Pavich, 101. María
M. Mainer, 102 María Fleitas, 103. Marcelo D. Rodriguez Voladeras, 104. Carlos A.
Galeazzi, 105. Sara Liliana Waitman, 106. Roberto Julio Yornet y 107. Eduardo Raúl
Requena. Oportunidad en la cual el encartado tras consultar con su abogada, niega los
hechos y se abstiene de declarar.
II. El material probatorio colectado en la causa se compone de los siguientes
elementos de juicio: TESTIMONIAL: Alejandro SÁNCHEZ CASTRO (fs. 53/54); Luis
FRANCETIC (fs. 58); Ramón Alberto CASTRO (fs. 60); Teresa Celia MESCHIATI
(fs.101/104, 6470/6508, 11142/6 , 11714/21, 13090/9, 13122/35, 13137/50); Eugenio
Agustín VILARIÑO (fs. 106/7); Alfredo SVOBODA (fs. 111); Elmer Pascual Guillermo
FESSIA (fs. 113/116); Ramón Alfredo PRAT (fs. 118); Ricardo Ramón FUNES (fs. 120);
Cecilia Beatriz SUZZURA (fs. 122/124; 248/50; 3132/3133, 6466/8, 7043/5, 7822/34,
7906/19, 10316 ); Piero DI MONTE (fs. 126/36; 179/228; 2307/2318;
6190/6197,
7883/93; 10307/310; 12029/33; 12034/43); Liliana Beatriz CALLIZO (fs. 138/77 258/59); GEUNA Graciela Susana (280/326; 2993/3039); Eduardo Juan Daniel PORTA
(fs. 552/3, 555/7); Enzo Rubén AGUIRRE (fs. 883/884); Roberto Blas Yornet (fs. 2697);
123
Hugo Armando Garro (fs. 2698vta.); Carlos Beltrán (fs. 2933/2938 y 3040/3043); Susana
Margarita Sastre (fs. 3044/3053, 7047/55, 7936/52, ); Héctor Angel Teodoro Kunzmann
(fs. 3134/3137, 5390/5401, 5402/5403, 6464, 7118/28 ); Rubén Angel Rosso (fs.
3829/vta.); María Cristina Nussbaum (fs. 3830/vta.); Mirta Iriondo (fs. 3914/3932);
Andrés Eduardo Remondegui (fs. 4370/4373 y 10.963/10.981); Estela Berastegui (fs.
4374/4376); Carmen Elizabeth Bonett (fs. 4796); Elsa Estela Lino (fs. 4804/4805vta.);
Pilita Fani Coy (fs. 4845/4847); Claudia Baldovin (fs. 4861/4863vta.); Susana Cristina
Coy (fs. 4870/4873); Daniel Bo (fs. 4899/4900); Carlos Pablo Luna (fs. 4901/4902); Juan
Carlos Barbarich (fs. 4937/4938); Hugo Luis Fernández (fs. 5032/vta.); Carlos Alberto
Guerra (fs. 5044); Carlos Alberto Pussetto (fs. 5304/5326); Fernando Achával (fs.
5404/5410); Ana Beatriz Iliovich (fs. 5412/5413, 11928/9); Roger Edgardo Chazarreta
(fs. 5415/5423); Ramón Roque Calderón (fs. 5505/5511); Alicia Graciela Montañez (fs.
4694/vta.); Horacio Alberto Dottori (fs. 5715/5723); Gustavo Contepomi (fs. 5863/5891,
7057/7071, 7903/4, 7920/34 ); Osvaldo Andrés Nadra (fs. 11.700/11.702); Guillermo
Pablo Ensabella (fs. 11.753/11.754vta.); Carlos José Borobio (fs. 12.017/12.018); Rubén
Eduardo Vergara (fs. 12.019/12.023); Exipión Nicolás Simonazzi (fs. 12.024/12.028),
WAITMAN Sara Liliana (fs. 6518, 6987, 7038/9), MOHADED Ana María (fs. 6519,
7498/500, 7816/8, 7873/80, 10359/62; 12063/66, 13152/8), RAGGIOTTI Norma Leticia
(fs.6520, 6534/9), D´AMBRA Santiago Eduardo (fs. 6521), PUERTA Guillermo Rolando
(fs. 7135/51), SOLANILLE José Julian (fs. 7153/82), LONA Juan Carlos (fs. 7184/5,
7233/6),
BELTRAN Carlos (fs. 7199/216), URIEN Ernesto Facundo (fs. 7218/31),
GALEAZZI Daniel Horacio (fs. 7496), ROMERO Daniela Elvira (fs. 7497), AUDISIO
Juan Carlos (fs. 7575), MARCIALE Gustavo Roberto (fs. 7561), PETRAZZINI Juan
Carlos (fs. 7581), LUCERO Santiago Amadeo (fs. 7583), FERREYRA DE MARTINEZ
Adriana del Valle (fs. 7607), PORTA Eduardo Juan Daniel (fs. 7813/5), CASAS DE
AVILA Irma Angélica (fs. 7819/…), LEVIN José (fs. 7866/7), MANGHESI Carlos
Marcelo (fs. 7868), DEMARCHI Alfredo Juan Jorge (fs. 7869/70), LOPEZ DE
MARCONETTO María del Carmen (fs. 7871), BENA Margarita (fs. 7872), GONZALEZ
Miguel Oscar (fs. 7881/2), MARAZINA Isabel Victoria (fs. 7894/5), ASTELARRA
María Patricia (fs. 7905, 8036/51), SALERNO Nicolas Oscar- (fs.8053/6), DOTTORI
Horacio Alberto (fs. 8058/64), MANZUR Andrés (fs. 8101/03), MANZUR Caram (fs.
8104/06), BUSTOS Ana María (8119/21), OVEIDO Ramón Antonio (fs. 8122/24),
SUAREZ, Julio Carlos (fs. 10284/7, 13266/73), SEYDELL, Pascual Emilio Adolfo (fs.
10312/14), PANERO, Marta Alicia (fs. 10364/68), BELTRAMINO, María de las
Esperanzas (fs. 10371/373, 13304/6), REMONDEGUI, Andrés Eduardo (fs. 10963/70 –
10971/80), VILLANUEVA, Ángel Guillermo (fs. 11175/7 – 11194/5), MONESTÉS,
Carlos Antonio (fs. 11308/9), GOMEZ PRAT, Jorge Alberto (fs. 11383/6),
CALABRESE, Gabriela Silvana (fs. 11456), MORONI FUNES, Ricardo (fs. 11474/5),
MALDONADO, José Oscar (fs. 11477/95), ORTMAN, Concepción Natividad (fs.
11600/02), CATELO SOTO, Edith Nancy (fs. 11645/8), RUANO, Eduardo Aníbal (fs.
124
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
11851/7), ROCA, María Victoria (fs. 11915/26), LUCERO, Santiago Amadeo (fs.
11994/12001), BIOLATTO, Heraldo (fs. 12068/71), BARDACH, Alejandro (fs.
13254/57), ARGAÑARAZ, Jorge Luis (fs. 13460/4), GAITAN, Pedro Nolasco (fs.
13465/6), DE LA MERCED, Carlos Alfredo (fs. 13467/71), MILLER, Juan Jorge (fs.
13472/77).
DOCUMENTAL E INFORMATIVA: copia certificada de la resolución
LIBRO 248 F° 1 dictada por la Excma. Cámara Federal de Apelaciones glosada a fs.
1146/83vta. De autos: ―Incidente de nulidad e inconstitucionalidad planteado por el Sr.
Horacio Verbitsky y la Dra. María Elba Martínez en contra de la leyes 23.492 y 23.521‖
(Expte. Nro. 4-I-03) (fs. 1/42); copia certificada de resolución 31/2006 obrante a fs. 9673/8
de autos: ―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro.
9.481) (fs. 44/49); copia certificada de recorte de Diario Córdoba de fecha 7/4/87 (fs. 51);
copia certificada de informe remitido por Servicios Médicos Forenses con fecha 11 de
agosto de 1988 a la Excma. Cámara Federal de Apelaciones (fs. 56); copia certificada de
legajo CONADEP N° 4279 de Teresa Celia Meschiati (fs.62/100); copia certificada de
recorte diario de fecha 9 de abril de 1976 (fs. 109); copia certificada del Legajo
USO OFICIAL
CONADEP F3, reservado para los autos: ―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba
su presentación‖ (Expte. Nro. 9.481) (fs. 230/37); copia certificada del legajo CONADEP
B20, reservado para los autos: ―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su
presentación‖ (Expte. Nro. 9.481) (fs. 239/241); copia certificada del Legajo CONADEP
P26, reservado para los autos: ―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su
presentación‖ (Expte. Nro. 9.481) (fs. 243/46); copia certificada de resolución N°
377/2003 de autos: ―Averiguación de enterramientos Clandestinos en autos: Perez
Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 252/256);
copia certificada de los autos: ―Torres de Luque, María Celia s/denuncia‖ (Expte. Nro.
3-t-87), acumulado a los autos ―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su
presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 216/78); copia certificada de acta de Eduardo Juan
Ramón Porta de los autos: ―Querella promovida contra el Gra. (RE) Luciano Benjamín
Menéndez y otros…‖ (Expte. Nro. 1-Q-84), acumulado a los autos: ―Pérez Esquivel,
Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 328/29); copia
certificada de “Informe sobre Tomás Di Toffino‖ de los autos: ―Querella promovida
contra el Gra. (RE) Luciano Benjamín Menéndez y otros…‖ (Expte. Nro. 1-Q-84), (fs.
331/38); copia certificada de recorte periodístico de ―La Opinión‖, reservada para los
autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693)
(fs. 340); copia certificada de página 56 del libro “La Perla” de Roberto Reyna,
reservado para los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖
(Expte. Nro. 9.693) (fs. 342/3); copia certificada de Memorando de fecha 19 de abril de
1976, reservado para los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su
presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 345/7); copia certificada de fs. 411/22 y 452/3 del
tercer cuerpo de los autos: ―Bruno Laborda, Guillermo Enrique, y otros…p.ss.aa Homicidio
Calificado y Privación Ilegítima de la Libertad Agravada (Expte. 14.573)‖ (fs. 349/62);
125
copia certificada de declaración indagatoria de Luciano Benjamín Menéndez de los
autos: ――Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro.
9.693) (fs. 366/77); copia certificada del Libro de la Morgue, reservado en secretaría para
los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro.
9.693) (fs. 379); copia certificada de Libro de la Morgue reservado en secretaría para los
autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693)
(fs. 381); copias certificadas de la declaración de Eduardo Daniel Porta - CONADEP 32,
reservado en secretaría para los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su
presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (383/88); copias certificadas de la nota del Capitán
Luis Gustavo Diedrichs reservada en secretaría para los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo,
Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 390/1); copia certificada de
la nota del Tte. 1ro Ernesto Guillermo Barreiro que se encuentra reservado en secretaría
para los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte.
Nro. 9.693) (393/4); copia certificada del legajo de servicios de Alberto Cayetano
Quijano, reservado en secretaría para los autos: ―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María
Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 396/99); copia certificada del legajo de
servicios de Luciano Benjamín Menéndez (fs. 402/6); copia certificada de el legajo de
servicios de Carlos Alberto Díaz (fs. 408/14); copia certificada de el legajo de servicios
de Carlos Alberto Vega (fs. 416/22); copia certificada de el legajo de servicios de Luis
Alberto Manzanelli (424/30); copia certificada de el legajo de servicios de Jorge
Exequiel Acosta (432/9); copias certificadas de el legajo de servicios de Luis Gustavo
Diedrichs (fs. 441/7); copias certificadas de el legajo de servicios de José Hugo Herrera
(fs. 449/55); copia certificada de el legajo de servicios de Héctor Hugo Vergez (fs.
457/60); copia certificada de el legajo de servicios de Hermes Oscar Rodríguez (fs.
462/8); copia certificada de el legajo de servicios de Ernesto Guillermo Barreiro (fs.
470/7); copia certificada de autos: ―Zucaría Hit, Roberto José s/Querella en autos: ―Perez
Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 479/80);
copia de la causa: ―Hunziker, Diego Raúl s/ averiguación de ilícito‖ (508/16); copia
certificada de los autos: “Porta, Juan Daniel s/denuncia por apremios ilegales y privación
ilegítima de la libertad – (Expte. Nro. 3-J-4 N° 1008/3 Cde. Libro N° 24 Comando Jefe del
Ejército – Comando del III cuerpo de Ejército – Año 1984 (fs. 519/46); copia certificada
del legajo CONADEP P – 32, que se encuentra reservado en secretaría para los autos:
―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693)
(548/50); copias certificadas los autos: ―Manzanelli, Luis Alberto y otros…‖ (Expte. Nro.
17.053) y partida de defunción del encartado Roberto Domingo Ludueña (fs. 576/608
– 637/8); copia certificada de del testimonio por la desaparición de Mario Enrique
Salerno (fs. 612/15); copias certificadas del requerimiento de instrucción y las
declaraciones testimoniales de Susana Margarita Sastre, Piero Di Monte, Susana Iriondo,
José Enrique Dinolfo (fs. 690/733); acumulación de los autos caratulados: Marienhoff
de Espeche Sara Carubín s/denuncia (Expte. 18.633) a la presente causa (fs. 735/857);
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Año del Bicentenario
1810-2010
copia certificada de fs. 3426/3435 de los autos caratulados: ―Perez Esquivel, Adolfo,
Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs. 861/70); copia certificada de
recorte diario (fs. 846); copia certificada de legajo CONADEP G36 reservado en
secretaría para los autos: ―Perez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖
(Expte. Nro. 9.693) (fs. 872/74); copia certificada de legajo 1524 – Sr. Adrián Oscar
Aguirre – (fs. 878/81); copia certificada de legajo CONADEP correspondiente al Sr.
Álvarez, Antonio Francisco (fs. 886/92); copia certificada de los autos: “Abad, Ángel y
otros s/denuncia‖ (Expte. Nro. 11-A-82) (fs. 894/5); acumulación de los autos:
“Calabrese, Gabriela Silvana s/denuncia” (Expte. Nro. 88/07) cuerpo I, II, III y IV a la
presente causa (fs. 908/1745); fotocopia certificada de Libro de la Morgue del Hospital
San Roque (fs. 1748); fotocopia certificada de fs. 249 del Libro de la Morgue del Hospital
San Roque (fs. 1750); fotocopia certificada de fs. 250 del Libro de la Morgue del Hospital
San Roque (fs. 1752); fotocopia certificada de fs. 256 del Libro de la Morgue del Hospital
San Roque (fs. 1754); fotocopia certificada de fs. 275 del Libro de la Morgue del Hospital
San Roque (fs. 1756); fotocopia certificada de fs. 298 del Libro de la Morgue del Hospital
USO OFICIAL
San Roque (fs. 1758); copia certificada del legajo CONADEP L21 (fs. 1760/5); copia
certificada Memorando ―informe DGI CD N° 1022 S. I” (fs. 1767/8); copia certificada de
Memorando ―informe DGI CD N° 458 S. I” (fs. 1770/2); copia certificada de Memorando
―informe DGI CD N° 533 S. I” (fs. 1774/7); copia certificada de Memorando ―informe
DGI CD N° 327 S. I” (fs. 1779/86); copia certificada de Memorando ―informe DGI CD
N° 307 S. I” (fs. 1788/91); copia certificada de Memorando ―informe DGI CD N° 173 S.
I” (fs. 1793/5); copia certificada de Memorandos ―informe DGI CD N° 138 S. I” (fs.
1797/8); copia certificada de Memorando ―informe DGI CD N° 139 S. I” (fs. 1800/01);
copia certificada de Memorando ―informe DGI CD N° 152 S. I” (fs. 1803/04); copia
certificada de Memorando ―informe DGI CD N° 307 S. I” (fs. 1806/09); copia certificada
del Legajo de Identidad de Fernando Oscar Reati reservado en Secretaría para los autos:
―Pérez Esquivel, Adolfo, Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nro. 9.693) (fs.
1816/18); copia certificada del Legajo de Identidad de Eduardo Guillermo Castelo Soto
(fs. 1820/7); copia certificada del Legajo de Identidad de Héctor Oscar Lauge (fs. 1829);
copia certificada de Memorandos (DGI CD N° 346 S. I.); (DGI CD N° 353 S. I.); (DGI
CD N° 763 S. I.); (DGI CD N° 215 “R”); (DGI CD N° 887 S. I.); (DGI CD N° 15 “R” );
(DGI CD N° 23 “R” ); (DGI CD N° 71 “R” ); (DGI CD N° 67); (DGI CD N° 205 “R” )
y (DGI CD N° 923 “R” ) (fs. 1831/50); copia certificada de Legajos CONADEP Letras
S35 (Julio César Salusso); C59 (Eduardo Guillermo Castelo Soto); D23 (Fermín De
Los Santos) y F4 (Héctor Fernández) (fs. 1852/62); copia certificada de Recortes
Periodísticos (fs. 1864/9); copia certificada del ―Informe Elaborado por la Fiscalía
Federal Nro. 3” en base a registros obrantes en el Libro de la Morgue del Hospital San
Roque (fs. 1871/5); copia certificada de Resolución de identificación y entrega de los
restos de quien en visa fuera Pablo Daniel Ortman (Registro Nro. 348-2007) (fs. 1877/80);
copia certificada de los autos: “CONTEPOMI, Gustavo y otros p.ss.aa Asociación Ilícita
127
calificada, homicidio, etc.” (Expte. 19-C-85) (fs. 1882/910); copia certificada de la
declaración testimonial de Roberto Fermín de los Santos (fs. 1912/6); copia certificada
de los legajos SIDE correspondientes a los casos: N° 0025 informe respecto al Colegio
―Manuel Belgrano‖ (Volumen N° 01); N° 0479 referente a Alfredo Fornasari (Volumen N°
01); N° 0478 referente a Oscar Mario Lauge (Volumen N° 01); N° 0313 referente a Ana
María Vallanueva (Volumen N° 01); N° 02744 referente a Andrés Benito Andrada
(Volumen N° 06); N° 311 referente a Carlos Delfín Oliva (Volumen N° 01) y N° 312
referente a Jorge Manuel Diez (Volumen N° 01) (fs. 1918/24); copia certificada del
Listado remitido por la CONADEP de personas vistas en el “CCD La Perla” (fs.
1926/7); copia certificada de “Elementos Activista en la Fábrica Fiat Concord” e
“Informar Averiguación” (fs. 1929/31); copia certificada de Informes originales de
calificaciones de los años 1976/77 y 1977/78; obrante en los Legajos de Servicio de:
Luciano Benjamín Menéndez; Carlos Alberto Vega; Carlos Alberto Díaz; José Andrés
Tofalo; Aldo Luis Checchi; Jorge Exequiel Acosta; Hermes Oscar Rodríguez; Luis
Alberto Manzanelli y Ernesto Guillermo Barreiro (fs. 1933/2005); copia certificada de
Informes originales de calificaciones de los años 1976/77 obrante en los Legajos de
Servicio de: Oscar Inocencio Bolasani; Carlos José González y José Hugo Herrera (fs.
2007/18); copia certificada de Informes originales de calificaciones de los años 1976/77
obrante en los Legajos de Servicio de Luis Gustavo Diedrichs (fs. 2020/23); copia
certificada de Informes originales de calificaciones de los años 1977/78 obrante en los
Legajos de Servicio de Cesar Emilio Anadón (fs. 2025/28); copia certificada de Legajo de
la Subsecretaría de Derechos Humanos N° 858 de Carlos Delfín Oliva (fs. 2030/1);
copia certificada del Listado remitido por la CONADEP de personas vistas en el “CCD
La Perla” (fs. 2033/4); se acumula a las presentes actuaciones copia del expediente:
“Jenkins Antonio Ramón s/denuncia” (Expte. Nro. 1-J-87) y el expediente “Finger,
Mario Luis s/ averiguación de ilícito” (Expte. Nro. 91/08) tramitado; declaración
testimonial de María Patricia Astelarra ante CONADEP (fs. 2319/2321); Declaración
testimonial de Hugo Antonio Gomez ante CONADEP ( fs. 2322/2324); Declaración
testimonial de Graciela Susana Rodríguez de Bertarelli ante CONADEP ( fs. 2325/2326);
Legajo de identidad de la Policía Federal de Eduardo Raúl Requena ( fs. 2327/2330);
Legajo CONADEP R21 de Eduardo Raúl Requena (fs. 2331/2349); Expediente 93-R-87
―Requena de Moreno s/denuncia S/ Recurso de Apelación‖ (fs. 2353/2501); Expediente N°
25-N-84 ―NN p.s.a. privación ilegitima de la libertad calificada‖ (fs. 2502/2544);
Expediente A-125 ―Actuaciones remitidas por el Juzgado Nacional N° 3‖ (fs. 2545/2647);
Expediente 2-Y-87 ―Yornet Roberto s/denuncia‖ (fs. 2648/2696); Declaración testimonial
de Piero di Monte por ante el Consulado de Milán (fs. 2726/2837); Declaración testimonial
de Liliana Callizo por ante la Embajada Argentina en el Reino de España ―Caso N°
527:CALLIZO, Liliana Beatriz‖ (fs. 2838/2852); Declaración testimonial de Teresa Celia
Meschiati (fs. 2939/2976 y 2977/2981); Fotocopia certificada de ―Ficha de subversivos‖ de
la Policía Federal (fs. 2989/2990 y 2991/2992); Memorandos de la Comunidad Informativa
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de fechas 7, 13, 21 y 27 de Abril de 1976 (fs. 3054/3056, 3057/3059, 3060/3063,
3064/3066); Memorandos de la Comunidad Informativa de fechas 5 y 18 de Mayo de 1976
(fs. 3067/3070, 3071/3073); Memorandos de la Comunidad Informativa de fechas 8 y 22 de
Junio de 1976 (fs. 3074, 3075/3077); Memorandos de la Comunidad Informativa de fecha
29 de Julio de 1976 (fs. 3078/3079); Memorandos de la Comunidad Informativa de fechas
4, 12 y 25 de Agosto, 12 de Octubre, 23 de Noviembre y 21 de Diciembre de 1976 (fs.
3080, 3081, 3082/3083, 3084, 3085/3086 y 3087); Declaración indagatoria de Juan Bautista
Sasiain (fs. 3089/3094); Legajo administrativo de
Guillermo Bruno Laborda (fs.
3098/3131); Legajo de servicios y calificaciones del personal militar (fs. 3140/3203 y
5725/5731); Nota del Legajo personal de Ernesto Guillermo Barreiro (fs. 3204/3206);
Informes sobre legajo de servicio de Personal Civil de Inteligencia (fs. 3208/3209);
Informes de reincidencia de Emilio Morard, Ricardo Alberto Lardone, Arnoldo José López,
Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Luciano B. Menéndez, Hermes Oscar
Rodríguez, José Hugo Herrera, Héctor Raúl Romero, Carlos Alberto Vega, Jorge Exequiel
Acosta, Luis Gustavo Diedrichs(fs. 3228/3242); Legajo personal de Francisco Daniel
USO OFICIAL
Righetti (fs. 3371/3408); Declaración testimonial de David Andenmatten (fs. 3450/3453);
Oficios de respuestas sobre detención de Clara Berta Perassi ante requerimiento de la
familia (fs. 3454/3462); Expediente 17-P-87 ―Perassi –Ponsone‖ (fs. 3658/3677);
Declaración testimonial de José Julián Solanille (fs. 3780/3809); Declaración testimonial de
Ana María Rodríguez (fs. 3820/vta.);
Informe escrito sobre Berta Clara Perassi (fs.
3952/3999); Carta de Graciela Geuna a familia Perassi (fs. 4001/4002); Copia de
declaración testimonial de Rosa Elba Salinero (fs. 4011/4019); Legajo CONADEP de
Andrés Lucio Ariza (fs. 4042/4044); Declaración testimonial de Patricia Astelarra ante la
Embajada Argentina en el Reino de España (fs. 4045/4061);
Legajo CONADEP de
Rodolfo Espeche (fs. 4062/4064); Legajo CONADEP b48 (fs. 4065/4067); Legajo
CONADEP de María Elena Gomez de Argañaraz (fs. 4068/4075); Declaración testimonial
ante CONADEP de Orestes Vaello (fs. 4076/4083); fotocopia certificada de Hábeas Corpus
de María Elena Gómez de Argañaraz (fs. 4084/4088); Denuncia ante la Comisión de
Familiares de Detenidos Desaparecidos en la Argentina de Alejandra Jaimovich (fs.
4089/4095); Legajo CONADEP G48 -Presentación de Dora de Gelspan (fs. 4096/4097);
Legajo de CONADEP de Ana María Espejo (fs. 4098/4112); fotocopia certificada de
Presentación de Dra. María Elba Martínez referida a Pedro Juárez en Expte. 1-Q-84 (fs.
4113/4119); Denuncia ante Madres de Plaza de Mayo referida a la desaparición de Pedro
Antonio Juárez (fs. 4120/4123); Legajo CONADEP de Aída Alicia Pastarini (fs.
4127/4135); Hábeas Corpus de Luis Roque Leiva y Carta de Piero di Monte y Graciela
Geuna (fs. 4139/4154); Declaración testimonial de José Dalmacio Leiva ante la Cámara
Federal de Córdoba (fs. 4155/4156); Legajo CONADEP de Mario Domingo Oviedo (fs.
4157/4160); Legajo CONADEP de Carlos Alberto Coy (fs. 4161/4167); Legajo
CONADEP de Oscar Dominici (fs. 4168/4182); Legajo CONADEP de Jorge Nadra (fs.
4183/4197); Legajo CONADEP de Eduardo Daniel Buddini Zeppa (fs. 4198/4214); Legajo
129
CONADEP de Alfredo y Alejandro Gargaro (fs. 4215/4218); Legajo CONADEP de Oscar
Andrés Liñeira (fs. 4219/4243); Legajo CONADEP de Mirta Liliana Montero (fs.
4214/4261); Legajo CONADEP de Ramón Roque Castillo (fs. 4262/4264); Legajo
CONADEP de Oscar Reineri Segura (fs. 4265/4281); Legajo CONADEP de Irene Bucco
de Breuil (fs. 4282/4291); Legajo CONADEP de Claudia Elizabeth Hunziker (fs.
4292/4294); Legajo CONADEP de Nicolás Pilipchuk (fs. 4295/4304); Legajo CONADEP
de Armando Camargo (fs. 4305/4324); Legajo CONADEP de Susana Bertola de Berastegui
(fs. 4325/4340); Legajo CONADEP de Marta Bertola de Camargo (fs. 4341/4346); Legajo
CONADEP de Juan Carlos Berastegui (fs. 4347/4366); Legajo CONADEP (fs. de Reinaldo
Lázaro Saenz Bernal (fs. 4377/4387); Expte. 5-G-87 ―GOMEZ DE VELAZQUEZ, Nélida
f/ denuncia‖(fs. 4388/4439); Expte. 15-M-87 ―Mallet de Gallo Olga f/denuncia‖ (fs.
4441/5433); Expte. 17-T-87 ―Temes Alberto s/ denuncia‖ (fs. 4532/4586); Expte. N°
158/84 ―Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas‖ (fs. 4588/4636); Expte.
1182 ―Comisión Nacional s/ Desaparición de Personas formula Denuncia s/ desaparición de
María Luisa Salto‖ (fs. 4637/4789); ―COY, Carlos Alberto Habeas Corpus a su favor‖ (fs.
4808/4826vta.); Legajo CONADEP C 55 de Carlos Alberto Coy (fs. 4884/4887); Informe
sobre Coy respecto a su carrera administrativa en la Municipalidad de Córdoba (fs.
5016/5027); Legajo CONADEP B 19 de Eduardo Daniel Budini (fs. 5374/5389); Legajo
CONADEP de Walter Magallanes (fs. 5432/5437); copia certificada de Expte. 3-J-4 N°
1008 Libro 26- Ejército Argentino ―CONADEP formula denuncia por apremios ilegales,
Homicidio en La Perla‖ (fs. 5536/5550); Memorando de la Policía Federal Argentina del
mes de octubre de 1974, 1 de septiembre de 1976, 2 de junio, 14 de julio, 29 de junio, 10 y
15 de diciembre de 1975, 15 de julio de 1976 (fs. 5551/52, 5613/5614, 5621, 5626,
5627/5628 y 5637/5640, 5701/5705); Libro ―Sobrevivientes de La Perla‖ –págs. 52/53, 73,
142, 27/37, 41/50, 72/75, 124/127 y 146/147 de Gustavo Contepomi y Patricia Astelarra
(fs. 5568/5571, 11.755/11.766); Legajo CONADEP G22 de Juan Carlos Galván (fs.
5665/5690); Presunción de fallecimiento de Juan Manera (fs. 5696/5700); Informe de
CONADEP referido a Mongiano María Cristina como detenida en La Perla (fs.
5706/5714); Legajo Personal de Carlos Alfredo Yanicelli, Calixto Luis Flores, Fernando
José Esteban y Raúl Pedro Telleldín (fs. 5732/5742, 5743/5753 y 5754/5761 y 5762/5772);
Expte. 17-C-87 ―Corzo de Galíndez, María Catalina s/denuncia‖ (fs. 6000/6011); Expte. 8M-87 ―Mongiano, Dora f/denuncia‖ (fs. 6012/6100); Expte. ―Ramírez, Mercedes del Valle
–Habeas Corpus (fs. 6102/6122); Legajo de Carlos Raimundo Moore (fs. 6141/6172);
Organigrama de la Policía (fs. 6173/6189); denuncias ante la CONADEP formuladas por
WAITMAN Sara Liliana (fs. 6509/10, 7009, 7016), VILLARES DE D´AMBRA Emilia
Ofelia (fs. 6542/1, 6990/1), D´AMBRA Santiago Eduardo (fs. 6513/7, 6992/6, 7024),
informe de la Secretaría del Juzgado relativa a agentes civiles de inteligencia del
Destacamento 141 (fs. 6935/6), de la Policía de la Provincia -Waitman/D´ambra- (fs.
6968/72), del Departamento Asuntos Institucionales del Tercer Cuerpo de Ejército Waitman/D´ambra- (fs. 6973/77), MOHADED Ana María (fs. 6924/7, 7015, 7366/73),
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
GAETAN Pedro Nolasco (fs. 7040/1), PORTA Eduardo Juan Daniel (fs. 7323/6),
FERREYRA DE MARTINEZ Adriana del Valle (fs. 7409/9 y 7413/4), VERON DE
SARMIENTO María Isabel (fs. 7416/7), BENA DE VILLAFAÑE Margarita (fs.
7419/20, 7983/9), RODRIGUEZ Aurora Fidela (fs. 7422/3), ROBERS DE LESCANO
Irma (fs. 7455/6, 7990/3), ROMERO Daniela Elvira (fs. 7458), MARCIALE Gustavo
Rodolfo (fs. 7507/8), BURGOS Mario Alejandro (fs. 7657/73), TOLOZA DE BUSTOS
Mercedes y BUSTOS José Danite (fs. 7679/96), ESPERANZA DE ONTIVERO
Mercedes (fs.7697/702), TORRES DE YAÑEZ Lidia (fs. 7704/17), CORTEZ DE
BRIZUELA Otilia Elva (fs. 7719/32), PIÑERO DE PERCHANTE María Nicomedes (fs.
7734/9), LEVIN José y BECEDA DE LEVIN Corona Constancia (fs. 7954/71),
ASTELARRA María Patricia (fs. 7972/3), MANGHESI Carlos Marcelo (7974), VILA
Jose Luis (fs. 7975/6), LOPEZ DE MARCONETTO María del Carmen (fs. 7978/80),
RODRIGUEZ José Marcelo (fs. 8068/77), denuncia formulada por KUNZMANN Héctor
Angel Teodoro (fs. 6523/32), por PFAFFEN Raquel Elba Guadalupe (fs. (fs. 7443),
testimonio remitido a la CONADEP por PUSSETTO Carlos A. (fs. 6559/79), testimonio
USO OFICIAL
denuncia remitido a la CONADEP por GEUNA Graciela Susana (fs. 6581/6125, 7977 –
Manghesi-), Inspección judicial en las instalaciones de La Perla (fs. 6549/55), testimonio
remitido a la CONADEP por CALLIZO Liliana (fs. 6627/708), copia parcial del listado
publicado en libro ―Sobrevivientes de La Perla‖ de Gustavo CONTEPOMI y Patricia
ASTELARRA (fs. 6710, -ratificación judicial a fs. 7903/4, 7905-), copia parcial del
testimonio remitido a la CONADEP por DI MONTE Piero (fs. 6712/80), legajo
penitenciario de WAITMAN Sara Liliana (fs. 6785, copia de memorando DGI 52 SI de la
Delegación Córdoba de la Policía Federal Argentina de fecha 19 de marzo de 1975 (fs.
6811/5), copia de los informes de calificaciones de los legajos de servicio de MENENDEZ
Luciano Benjamin (fs. 6817/8, 7081/7), RODRIGUEZ Hermes Oscar (fs. 6819/24),
ACOSTA Jorge Exequiel (fs. 6825/30), MANZANELLI Luis Alberto (fs. 6831/6,
7096/101), HERRERA José Hugo (fs. 6837/42), VEGA Carlos Alberto (fs. 6843/49,
7108/13), BARREIRO Ernesto Guillermo (fs. 6850/5), DIEDRICHS Luis Gustavo (fs.
6856/61), PASQUINI Italo César (fs. 7088/9), DIAZ Carlos Alberto (fs. 7090/5), RIOS
Eduardo Porfidio (fs. 7102/4), PADOVAN
Oreste Valentín (fs. 7105/7), copia de la
denuncia efectuada en sede judicial por la CONADEP en relación a hechos acaecidos en el
Campo La Rivera (fs. 6907/23), copia de nota de fecha 6/11/76 suscripta por DIEDRICHS
Luis Gustavo (fs.6929/30), VILLANUEVA Carlos Enrique (fs. 7114/6), copia de nota de
fecha 30 de abril de 1977 suscripta por BARREIRO Ernesto Guillermo (fs. 6932/3), autos
―WAITMAN Sara Liliana s/Denuncia (Expte. 3-W-87)‖ (fs. 6936/7029), memorandos de
la Delegación Córdoba de la Policía Federal Argentina relativos a reuniones de la
comunidad informativa de fechas 7/4/76 –DGI 34 R- y 13/4/76 –DGI 40 R- (fs. 7074/9),
copia de declaración indagatoria prestada por SASSIAIÑ Juan Bautista en autos
CONADEP Formula Denuncia sobre Muerte de Amelia Nélida Insaurralde (Expte. 17-C84) (fs. 7186/90), copia de la resolución de fecha 17/3/06 dictada en autos PEREZ
131
ESQUIVEL ADOLFO, MARTINEZ MARIA ELBA S/PRESENTACION (Expte. 9481)
(fs. 7192/7),
copia del expediente administrativo Dirección General de Bienestar del
Estado Mayor General del Ejército Nº 4Q 04-0095-3 (reclamo Tcnel. Bruno Laborda
Guillermo Enrique) (fs. 7238/67); legajos Conadep N° 4287 –Castellano Raúl Alberto- (fs.
7308/22), N° 7568 –Aguilar Néstor Rafael- (fs. 7329/42); copia de cartas aportadas por
padres de María Cristina Demarchi (fs. 7348/50), copia de actuaciones administrativas de la
Sucursal Córdoba del Banco Hipotecario Nacional labradas en relación a la agente María
Cristina Demarchi (fs. 7351/61); legajo de identidad de la Policía Federal Argentina
correspondiente a Santiago Amadeo Lucero (fs. 7375/83), fotocopia ficha SIDE caso 842
–CORREA Carlos Hugo- (fs. 7406), recurso de hábeas corpus a favor de RODRIGUEZ
Daniel (fs. 7425/40), copia de la presentación efectuada por los apoderados de
CASTELLANO Marta Noemí, en carácter de particular damnificada (fs. 7463/91), Expte.
7-M-87 MARCIALE De Agnese f/Denuncia (fs. 7505/96), Expte 6-F-87 FERREYRA
Adriana del Valle s/Denuncia (fs. 7598/21), presentación de MANGHESI Carlos Marcelo
ante Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Polìticas, con fotocopias de
artìculos publicados en los perìodicos (fs. 7849/55), presentaciones relativas a
FERNANDEZ José Honorio y ALDERETE Delfina del Valle (fs. 7674/8), fotocopias de
algunas partes del informe de Piero DI MONTE presentado ante el Consulado Argentino
en Milan, Italia (fs. 7790/811), documentación presentada por Dora DIAZ VELEZ DE
FLEITAS como particular damnificada (fs. 7837/65), copia de sentencia referida a
SALDAÑA Hilda Norma dictada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de fecha
1/11/79 (fs. 7899/901), presentación de URQUIZA DE VILLALBA Josefa Minerva como
particular damnificada (fs. 7995/9), presentación y documentación adjuntada por BURGOS
Mario Alejandro como particular damnificado (fs. 8000/13), presentación y documentación
adjuntada por LEVIN José y Sra. como particular damnificado (fs. 8016/31), copia
certificada de Legajo N° 6276 de Rodríguez Marcelo Daniel (fs. 8067/77), copia
certificada de legajo de identidad de la Policía Federal N° 2587 de Fernando Oscar Reati
y 1403 de Nicolás Oscar Salerno (fs. 8079/83), copia certificada de Casos 1/480 Caso N°
327 y 328 de la Carpeta S. I. D. E. correspondiente a Arguello/ Fleitas (fs. 8085/6), copia
certificada de legajo de María Magdalena Mainer (fs. 8088/9), copia certificada de
bibliorato de documentación en relación a Alfredo Fernando Ochoa (fs. 8091/6), copia
certificada de los autos: “Garabano, Luís Helen s/ denuncia” (Expte. 41-G-87)
(fs.8107/17) copia certificada de Memorandos (fs. 8126/73), copia certificada de la
carpeta OCPO – de la Policía Federal Argentina (fs. 8174/82), causa: “Burgos, Mario
Alejandro f/denuncia” (Expte. 1-B-87) (fs. 8184/8400), causa: “Gómez de Correa, Lucía
Esther s/denuncia desaparición” (Expte. 24-G-87) (fs. 8401/74), causa: “Vilardo de
Brizuela Luisa Inés s/denuncia” (Expte. 1.400) (fs. 8476/8671), causa: “Piñero de
Perchante, María Nicomedes s/denuncia‖ (Expte. 5937) (fs. 8673/8829), causa: ―Pérez
de Fernández Margarita s/denuncia‖ (Expte. 29-P-87) (fs.8830/84), causa: ―Moreno de
Casas, Obdulia Lorenza s/ Privación ilegítima de libertad” (fs. 8886/9096), causa:
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Año del Bicentenario
1810-2010
―Levin, José y otra s/presentación‖ (Expte. 13-L-87) (fs. 9098/9882), causa: “Bustos,
Jorge Dante s/privación ilegítima de la libertad” (Expte. Nro. 15-B-1984) I y II cuerpo
(fs. 9284/9567), causa: “Fanchi, Raúl Edgardo f/denuncia” (Expte. 1-F-87) (fs.
9568/9673), causa: “Fleitas, María de las Mercedes s/privación ilegítima de la libertad”
(Expte. 11-F-87) I y II cuerpo (fs. 9675/9966), causa: “Villalba de Almada, Isabel
f/denuncia” (Expte. 1-V-87) (fs. 9967/10041), causa: “Torres de Yañez Lidia y Yañez
José Antonio s/denuncias” (Expte. 6566) (fs. 10042/96), causa: “Juarez, Máximo José
s/averiguación de ilícito” (Expte. 95/08) (fs. 10098/283), copia certificada de Legajo
CONADEP D6 (Duretto) (fs. 10294/305), copia certificada de legajo C 429 (Jorge Luis
Duretto) (fs. 10318/350) copia certificada de memorando 27/09/76 (DGI. cd. N° 705 SI)
(fs. 10352), copia certificada de autos: “CONADEP s/ denuncia” (Chalet D.P.H) (Expte.
20-c-84) (fs. 10354/357), causa: “Manghesi, Carlos Marcelo f/denuncia” (Expte. 23-m87) (fs. 10375/525), causa: “Duretto, Luis f/denuncia” (Expte. 4-d-87) (fs. 10527/76), del
Ejército Argentino relativo a personas que se desempeñaban en dicho establecimiento
durante un determinado periodo (fs. 10587/590), copia certificada de memorandos de
USO OFICIAL
fecha 11 y 14 de 1976 (fs. 10594/5), copia certificada de los autos: “CONADEP
s/denuncia‖ (Chalet D.P.H) (Expte. 20-c-84) (fs. 10596/649), copia certificada de libro de
la Morgue Judicial (fs. 10651), copia certificada del Libro Sentencia – Tomo I 1987 caso N° 25 – Mainer María Magdalena (10653), copia certificadas de legajos personales
– calificaciones de MENENDEZ Luciano Benjamín, RODRIGUEZ Hermes Oscar,
DIEDRICHS Luis Gustavo, ACOSTA Jorge Exequiel, BARREIRO Ernesto Guillermo,
MANZANELLI Luis Alberto, VEGA Carlos Alberto, HERRERA José Hugo, DÍAZ Carlos
Alberto, QUIJANO Luis Alberto Cayetano años 1975/76 – 1976/77 (fs. 10655/708), copia
certificada extraída de los autos: “Barreiro, Ernesto G. y otros…” (fs. 10709/722), copia
certificada de legajo CONADEP n° 6803 correspondiente a Pablo Pavich (fs. 11073/9),
copia certificada de legajo CONADEP n° 3901 correspondiente a Miguel D ´ Agostino (fs.
11082/110), copia certificada de legajo de servicio de Pedro Nolasco Bustos (fs. 11205/6),
copia certificada extraida de los autos: “Barreiro, Ernesto G. y otros…” (fs. 11298/305),
copia certificada en relación a Elmer Fessia (fs. 11378/9), copia certificada de ―El Diario
del Juicio‖ (fs. 11381), copias certificadas extraídas de los autos: ―Pérez Esquivel,
Adolfo…‖ (fs. 11388/391), copia certificada de legajo 012 (fs. 11393), copia certificada de
legajo de la CONADEP C7530 (fs. 11497/514), copia certificada de memorando (DGI cd.
34 “R” de fecha 7/4/76) (fs. 11516/8), copia certificada de los autos: ―Ortman,
Concepción Natividad y otros…‖ (fs. 11608/13), copia certificada de la documentación
de la SIDE, caja volumen 4, caso 019241
(fs. 11636/7), copia certificada de la
documentación de la SIDE, caja volumen 1 (fs. 11640), copia certificada de libro “Los
sobrevivientes de La Perla‖ (fs. 11642), copia certificada de memorando (DGI cd 1021
SI de fecha 22/12/76) (fs. 11661/2), copia certificada de libro “Los sobreviviente de La
Perla” (fs. 11673/4), copia certificada en relación a Jorge Raúl Nadra Aquim (fs.
11677/98), copia certificada de libro “Los sobreviviente de La Perla” (fs. 11723), copia
133
certificada de documentación de la SIDE, caja volumen 1, caso 0164 (fs. 11725), copia
certificada de la causa “Contempomi Expte. 19/c/85” (fs. 11728/9), copias certificadas
extraídas de los autos: ―Checchi, Aldo Carlos y otros…‖ (fs. 11732/65), copia certificada
del Expte. 1-Q-84 (fs. 11767/8), copia certificada de la documentación de la SIDE legajo
n° 3463 – caja volumen 8 (fs. 11770), copia certificada de caso 68 denominado:
“Contrainsurgencia a partir del accionar del partido revolucionario “montoneros””
(fs. 11773/818), copia certificada de legajo de Daniel Ortega (legajo “I” n° 3800) (fs.
11820/8), copia certificada de reglamento RC 16-1 “Inteligencia Táctica” (fs. 11830/42),
copia certificada de Memorando (DGI cd. 212 “R” fecha 8/10/76) (fs. 11844), copia
certificada de declaración efectuada por el agente civil Arnoldo José López (fs.
11846/49), copia certificada de legajo correspondiente a Oreste Valentín Padovan (fs.
11861/6), copia certificada de memorandos (DGI. cd. 875 SI, DGI. cd. 880 SI, DGI. cd.
927 SI, DGI. cd. 844 SI) (fs. 11868/913), copias certificadas extraídas de los autos: ―Pérez
Esquivel, Adolfo y otros…‖ (fs. 11939/82), copia certificada de memorando (DGi cd.
916 SI) (fs. 12003/4), copia certificada de libro “Los sobrevivientes de La Perla” (fs.
12006), copia certificada de Expte. 1-A-84 (fs. 12017), copia certificada de legajo N° 3012
(fs. 12045/52), copia certificada de legajo R0361 referido a Alicia Esther Heredia (fs.
12076/93), copia certificada de lista de personal militar superior y subalterno de
inteligencia (fs. 13074/83), copia certificada de los autos: “Acosta Jorge Exequiel y
Otros…” Expte. Nro. 16618 (fs. 13101/20), copia certificada de las paginas 132 a 150 del
libro “Sobrevivientes de La Perla” (fs. 13159/77), copia certificada de memorandos
(DGI cd. 557 SI – 18/8/76, DGI cd. 564 SI – 18/8/76 folio 2 al 7, DGI cd. 711 – 28/09/76,
DGI cd. 716 SI, DGI cd. 732 SI – 01/10/76, DGI cd. 563 SI – 19/8/76, DGI cd. 570 SI –
21/8/76, DGI cd. 581 SI – 25/8/76 y DGI cd. 698 SI – 24/09/76) (fs. 13179/228), copia
certificada de Legajo de Identidad de la Policía Federal de Eduardo Daniel Porta ―I‖
nro. 3224 (fs. 13229/38), copia certificada de prontuario del Servicio Penitenciario
correspondiente a Panero María Alicia (fs. 13239/42), copia certificada de Legajo
CONADEP de José Carlos Perucca (fs. 13243/52), copia certificada de los autos: “Bruno
Laborda, Guillermo Enrique y otros…” (fs. 13259/64), copia certificada de los autos:
“Bruno Laborda, Guillermo Enrique y otros…” (fs. 13275/82), copia certificada de
Legajo CONADEP n° 002280 correspondiente a Juárez Máximo José (fs. 13284/89),
copia certificada de Legajo CONADEP n° 06724 correspondiente a Carlos Anibal
Casas (fs. 13291/7), copia certificada de los autos: “Maffei, Enrique Alfredo y otros…”
(fs. 13299/302), copia certificada de los autos: “Rodríguez, Hermes Oscar…” (fs.
13308/9), copia de acta de defunción correspondiente a Héctor Ramón Ferreyra (fs.
13.338), copia certificada de fs. 118/9 del libro ―Los Sobrevivientes de la Perla‖ (fs.
13342/3), copia certificada de Memorandos (13345/65), copia de informe del padrón de
bajas masculino, referido a Ferreyra Héctor Ramón (fs. 13367), copia certificada de
Legajo Penitenciario perteneciente a Seydell Pascual Adolfo E. (fs. 13370/13372), copia
certificada de legajo CONADEP perteneciente a Villalba Romelia Alicia (fs.
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13373/13399), copia certificada de legajo CONADEP perteneciente a Manghesi
Eduardo Luis (fs. 13400/11), copia certificada de legajo CONADEP perteneciente a
Ontivero Pedro Jorge (fs. 13412/25), copia certificada de informe de calificaciones
perteneciente a Monti, Carlos Edgardo (fs. 13426/9), copia certificada de informe de
calificaciones perteneciente a Burgos, Carlos Antonio (fs. 13430/1), copia certificada de
informe de calificaciones perteneciente a Robledo, Nelson Alberto (fs. 13432/5), copia
certificada de informe de calificaciones perteneciente a Ricardo Luis Buschiazzo (fs.
13436/41), copia certificada de informe de calificaciones perteneciente a Alsina,
Gustavo Adolfo (fs. 13442/7), copia certificada de informe de calificaciones
perteneciente a Emilio Juan Huber (fs. 13448/53), copia certificada de informe de
calificaciones perteneciente a Abelardo Sebastian Ramos Monso (fs. 13454/59), copia
certificada de denuncias ante la CONADEP (fs. 13478/87), copia certificada de Legajo
Penitenciario perteneciente a La Torre María Luisa (fs. 13488/511), copia certificada
de Legajo Penitenciario perteneciente a Juárez Máximo José (fs. 13512/627), copia
certificada de Legajo Penitenciario perteneciente a Mainer, María Magdalena (fs.
USO OFICIAL
13628/72), copia certificada de presentación de Ana Beatríz Iliovich ante el Consul
General de España (fs. 13673/88), copia certificada de presentación ante la CONADEP
perteneciente a Terreno de Moresi, Norma Cristina (fs. 13690/2), copia certificada de
informe de calificación del legajo de Servicio perteneciente a Raúl Eduardo Fierro (fs.
13693/703). INFORMATIVA: extracto efectuado por Secretaría del voto del Sr. Juez Dr.
Carlos Rozanski en la sentencia recaída contra Chritian Federico Von Wernich, en la causa
2506/07, dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de La Plata (fs.
13705/16).
III. Ingresando al análisis de los elementos probatorios colectados en autos, dable
es señalar que los mismos permiten considerar demostrado, con el grado de probabilidad
que requiere esta etapa del proceso, la existencia de los hechos descriptos en el RESULTA.
Al respecto, habré de referirme separadamente, en relación a cada una de las
conductas objeto de imputación.
1)
HECHO NOMINADO UNO:
VICTIMAS: Tomás Eduardo Gómez Prat, Liliana Sofía Barrios de Castro y
Alfredo Eusebio Alejandro Esma.
I. En lo concerniente a la privación ilegítima de libertad de Tomás Eduardo
Goméz Prat, integra el plexo probatorio, las declaraciones de Cecilia Beatriz Suzzara, quien
fuera secuestrada en forma conjunta con el nombrado el día 24/03/76 y que permaneció en
el CCD La Perla hasta los primeros meses de 1978.
La testigo relata a fs. 122/24 vta. y 248/250, que Tomas Eduardo Gómez Prat y ella
fueron detenidos en una parada de ómnibus, el día 24 de marzo de 1976, en la esquina de
calles Fernando Fader y N° Tres del Barrio Cerro de las Rosas, por un grupo comando del
ejército, vestidos con ropas de combate, que se conducían en un vehículo Unimog. De allí
135
fueron conducidos hasta la planta transmisora del Canal 12, donde ingresaron y fueron
separados para luego ser llevados juntos en un camión, cuyo destino final fue el centro de
detención La Perla. Al llegar a esas dependencias fueron golpeados, luego de lo cual se los
separa.
Suzzara pudo ver a Gómez Prat junto a ella cuando eran golpeados, debido a que
por momentos se le caían las vendas que le habían colocado en los ojos. observando que
habían formado un circulo alrededor de ellos, señalando que en esa ocasión -al llegar a la
Perla y ser ambos golpeados-. Esa fue la ultima vez que vió a Gómez Prat.
En concordancia a lo depuesto por Suzzara, Elmer Pascual Guillermo Fessia, quien
afirma haber sido secuestrado y conducido a la Perla el 25 de marzo de 1976, señala que
vio en las instalaciones de ese centro de detención a Gómez Prat, antes de fin de marzo,
pudiendo ser el día 28 de marzo aproximadamente, recordando que era un joven de unos 20
o 21 años, que desde el primer momento se proclama ―combatiente en prisión‖, miembro de
la Juventud Guevarista y que enfrentaba violentamente los interrogatorios de los oficiales,
cambiando en su trato con los guardias, que se dirigió al resto de los detenidos preguntando
si había compañeros, a lo que le responden afirmativamente dos chicas que lo reconocen.
Gómez Prat le comentó que al detenerlo lo habían llevado a un lugar donde lo vendaron y
luego lo trasladaron a la seccional 9ª, antes de La Perla. (fs. 11378/81).
A su vez, corrobora lo expuesto por Suzzara y Fessia, los testimonios brindados por
la madre y el hermano de la víctima. En efecto, la madre de Tomás Eduardo: Sra. Josefina
Prat Gómez de Lencina (testimonio ante la CONADEP obrante a fs. 243/245), relata que en
la misma fecha que aquél -24 de marzo de 1976-, ella, su esposo –Pascual Waldino Gómez
Lencina y su otro hijo Jorge Alberto Gómez Prat, también fueron secuestrados. Refiere que
siendo las 23.30 horas, se presentaron en su domicilio sito en calle Eliseo Cantón 2735, B°
Bajo Alberdi de la ciudad de Córdoba, 15 o 20 individuos vestidos de fajina, armados,
quienes ingresaron preguntando por su hijo Tomás, revisaron todas las habitaciones,
rompieron cosas, libros. En el transcurso del procedimiento le informan que a su hijo
Tomas Eduardo Gómez Prat –por quién le habían preguntado previamente- lo habían
detenido cerca del canal en la tarde-. Tras ello y llevar detenida al resto de la familia, es
decir, a ella, su esposo y su hijo Jorge Alberto. los ingresan a los tres a un vehículo y son
conducidos a un lugar que sería el campo La Rivera, pasando allí toda la noche, siendo
liberados a las 10:00 de la mañana, ella y su esposo, quedando su hijo Jorge Alberto para
ser liberado poco tiempo después.
Coincide el hermano de Tomás, -Jorge Alberto Gómez Prat- (fs. 11383/86) al
recordar que el día del golpe de estado, en el año 1976, por la mañana, vieron con su
familia los comunicados por televisión, mas tarde su hermano se retiro de la casa diciendo
que volvía "enseguida", y que por la noche, alrededor de la una de la madrugada llega el
ejercito a su casa, presumiendo que es el ejercito puesto que usaban uniformes, camiones,
armas. En su casa se encontraban en ese momento, su padre, su madre y él. Les dijeron que
su hermano había sido detenido cerca del canal, no especificaron qué canal, creyendo el
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1810-2010
dicente que se referían al canal 12. Aclararon que su hermano estaba bien y que iban a
efectuar un allanamiento. revisaron toda la casa, sustrayendo lo mas valioso, como joyas,
dinero, libros, maquinas fotográficas. Siendo llevados en un camión hasta la Ribera. La
noche posterior, lo dejan en libertad, y relata que al salir, un oficial le dice que ahora mas
que nunca se quede con sus padres por que les va a hacer falta, que no se meta en nada
porque los de su generación, iban a quedar pocos.
En forma concordante, afirma Ramón Alfredo Prat, tío de Tomás Eduardo Gómez
Prat, conocer sobre la desaparición de su sobrino desde el día 24 de marzo de 1976, a quién
afirma buscaron sin pausa (fs. 118/vta).
En cuanto a Liliana Sofía Barrios de Castro, da cuenta de su privación de
libertad, el esposo de la nombrada: Alejandro Alberto Castro, quien relata que en el año
1976, no pudiendo precisar exactamente la fecha, luego de que el General Videla asumiera
el gobierno de la Nación, su mujer fue secuestrada de su domicilio, donde vivía junto a sus
dos hijos, situación que comprueba una mañana al regresar a la casa, enterándose por los
vecinos que un grupo de personas vestidas de civil se la habían llevado detenida, dejando
USO OFICIAL
en el lugar a sus dos hijos. Asimismo, recuerda que al día siguiente –un domingo cerca de
las 8.00 hs.- un grupo de personas vestidas de civil y armadas que se conducían en dos
automóviles, cree recordar que eran marca Ford Falcon, le preguntan por su nombre y que
al responder que se apellidaba Castro, dijeron “este es, este es” y lo condujeron maniatado
y vendado en uno de los vehículos al centro de detención La Perla, reconociendo con
posterioridad el lugar por haber trabajado en Malagueño. En el camino, una de las personas
le manifestó “si querés ver a tu mujer, nosotros la tenemos” . Refiere asimismo, haber
sido golpeado e interrogado sobre compañeros suyos de trabajo. A los dos días es liberado
y relata que se le impone colaborar, proporcionando datos sobre algunas personas que
participaban en las reuniones sindicales -UTA-, tarea que no realizó, es dejado en el correo
central, momento en el cual le dicen que dejarían en libertad a su esposa: ―vos quédate
tranquilo que la vamos a soltar‖ (Denuncia CONADEP s/Liliana Sofía Barrios de Castro a
fs. 239/241 y declaración testimonial obrante a fs. 53/54 vta.).
En forma concordante, afirman conocer sobre el secuestro de Liliana Barrios, su
concuñado Luis Francetic (fs. 58/vta.) y Ramón Alberto Castro -suegro de la nombrada(fs. 60/vta.), refiriendo el primero, que a los hijos de Liliana Barrios los habían dejado en la
casa de un vecino, siendo retirados luego por el suegro. Relata Ramón Castro que en el año
1976, no recordando en que día ni el mes, su hijo Alejandro Castro, fue a trabajar ya que
estaba construyendo una casita detrás del "LEON XIII", en Quisquizacate y se quedó a
dormir en ese lugar, que a la mañana siguiente, Alejandro se fue a su casa, en la que
habitaba con su mujer e hijos menores, ubicada en Jerónimo Luis de cabrera al 800
aproximadamente y la casa se encontraba completamente desordenada y no se encontraba
ni su esposa, ni los hijos. Que posteriormente Alejandro le dejó encargados sus hijos y se
fue al campo por temor de ser secuestrado.
137
A lo expuesto, posible es sumar el testimonio de Elmer Pascual Guillermo Fessia,
quien afirma haber visto a Liliana Barrios cautiva en La Perla, mientras él se encontraba
también allí privado de libertad –entre el 25 de marzo de 1976 y el día 8 de abril de 1976
(fs. 11.378/81).
En lo concerniente a la privación de libertad de Alfredo Eusebio Alejandro Esma,
la prueba colectada hasta el momento no permite precisar las circunstancias de tiempo,
modo, personas y lugar en las que fue aprehendido. Sin embargo, su alojamiento y
permanencia ilegal en el CCD La Perla surge igualmente de las manifestaciones vertidas
por Elmer Pascual Guillermo Fessia (fs. 11.379/81) en tanto recuerda haberlo visto en
aquel centro clandestino de detención, afirmando que tanto Esma, como Barrios y Gómez
Prat fueron prisioneros de ese campo. Asimismo, consta en el manuscrito confeccionado
por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido en el legajo CONADEP n° C7530 y
ratificado judicialmente, el alojamiento de Alfredo Esma (a) ―Pedro en el C.C.D La Perla,
consignando como fecha de detención marzo de 1976 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/11.930).
Cabe precisar que, La Perla se hallaba ubicada a pocos metros de la ruta 20 que une
Córdoba y Carlos Paz, doblando en dirección opuesta a la ruta que lleva a Malagueño
(conf. Graciela Geuna y Teresa Meschiati (fs. 1385/vta. y 64 vta./65). Estaba sobre una
loma que la hace perfectamente visible desde el exterior. Era un conjunto de edificios
construidos con sistema Astori y terminados con ladrillo visto cuya construcción concluyó
en los primeros meses de 1976. En uno de los edificios, había cinco oficinas y un baño
conectados –a través de un vestíbulo- a una cuadra de 15 por 40 metros, con baños y duchas
al fondo. En la cuadra se habría amontonado a los secuestrados, hombres y mujeres, en
colchonetas de paja. En las oficinas se habrían realizado los interrogatorios y parte de las
torturas. Separados de este conjunto se hallaban dos grandes galpones, uno destinado a
cochera y taller de autos robados utilizados en los operativos y el otro para vehículos en
desuso y caballerizas, en cuyo interior habría estado ubicada una pequeña habitación para
las sesiones de picana y tacho. La Perla habría funcionado desde los días previos al golpe
militar de 1976 y hasta enero o febrero de 1979, (conf. Liliana Callizo -fs. 142- y Piero Di
Monti -fs. 1027-).
II. Respecto a los tormentos que habrían sufrido Tomás Eduardo Gómez Prat, Sofia
Barrios de Castro y Alfredo Eusebio Alejandro Esma durante su permanencia en La Perla,
cabe ponderar, en primer término el testimonio de Cecilia Beatriz Suzzara obrante a fs.
122/24 vta., quién relata que al llegar a La Perla, Gómez Prat y ella fueron rodeados por sus
secuestradores, quienes comenzaron a golpearlos a ambos, siendo esta la última vez que vio
al nombrado.
A su vez, Elmer Pascual Guillermo Fessia (fs. 235, 11.378/79) manifiesta que
Gómez Prat ―...caló hondo” en su espíritu puesto que “...Desde el principio enfrentó a los
oficiales, trato de convencer a sub-oficiales y otros subalternos, del triste papel de
persecutores históricos de sus propios hermanos e hijos, alentó a los prisioneros más
desanimados, consoló a los más torturados y enfrentó la tortura y los tormentos con una
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altivez donde parecían jamás hacer mella de los brutales e inenarrables flagelos
recibidos”. El testigo relata que una noche el interrogatorio al que sometieron a Gómez
Prat fue de tremenda brutalidad y cuando lo traen de vuelta a la cuadra canta ―La
Internacional‖ y otra canción donde nombra a Santucho, ... le pedí que no insistiera porque
se estaba perjudicando él y me dijo que iba a ser boleta y que quería morir con dignidad”.
En esa circunstancia es interrumpido violentamente y torturado todo el día siguiente,
cuando normalmente paraban con la claridad del día. Durante la noche se queja, pide ropas
porque se las habían destrozado ―el petiso me llevo al submarino‖ dijo. Le contestan que
pronto va a sentir el frío de la muerte pero que no se haga ilusiones que no va a ser tan
rápido, porque antes se lo van a entregar a Heredia. Asimismo, refiere el testigo que
escuchó de los guardias que a Tomás no le quedaba un hueso sano (fs. 235, 11.378/79).
En relación a los tormentos padecidos por Barrios y Esma, si bien no hay testigos
que relaten haber presenciado o tomado conocimiento directo de las condiciones concretas
en que los nombrados permanecieron en La Perla, especial relevancia poseen numerosos
testimonios brindados por quienes habrían sido mantenidos cautivos en ese centro
USO OFICIAL
clandestino, que en razón de su plena concordancia y detalle, ilustran claramente respecto a
cuáles habrían sido las carencias, maltratos y flagelos infligidos en la generalidad de los
casos y que probablemente debieron sufrir tanto Gómez Prat, como también Esma y
Barrios.
En tal sentido, Graciela Geuna a fs. 1385/vta, recuerda que a La Perla le decían ―La
Universidad‖, en contraposición a la prisión militar de La Rivera a la que llamaban ―La
Escuelita‖, jerarquizando de esa manera el destino final de la mayoría de los prisioneros y
el nivel de tortura en uno y otro centro.
Ello así por cuanto, independientemente de las ―sesiones‖ de torturas propias de los
interrogatorios o de eventuales castigos, el conjunto de los prisioneros debían padecer el
rigor del cautiverio y condiciones de sometimiento infligidas con el propósito de lograr el
quebranto moral, ideológico y psicológico que permitiese al personal de inteligencia
obtener la mayor cantidad de datos posibles sobre las diversas organizaciones y militantes
definidos como potencialmente peligrosos por el aparato represivo (conf. testimonios
concordantes de Di Monte fs.1040/1160 Callizo fs. 143 vta.; Meschiatti fs. 63/100; Suzzara
fs. 128; Sastre fs.691 vta. 694. y Geuna fs. 1358 vta./1359).
Graciela Geuna resume que en La Perla la tortura estuvo presente como método
interrogatorio y como relación preferencial con la víctima, para demostrarle a los detenidos
que el personal allí actuante disponía de la vida y de la muerte sin límites y, sobre todo, del
sufrimiento humano (fs. 292 vta./293).
Los testimonios dan cuenta de que La Perla habría contado con una sala específica
de torturas, una pequeña habitación en la que había una cama de metal con una colchoneta
muy delgada manchada de sangre y encima varios trapos y tiras de tela, también
manchados con sangre; había una batería eléctrica con dos salidas (picana), un tacho de
doscientos litros lleno de agua podrida, palos de madera o de goma con hilos metálicos en
139
su interior, las paredes y el piso estaban salpicados de sangre seca. La tortura física
principal consistía en la aplicación de corriente eléctrica en todo el cuerpo, utilizando
distinta intensidad que iba de 110 a 220 voltios. También se metía la cabeza del detenido en
el tacho de agua podrida (submarino). Otra variante era meter la cabeza del detenido en una
bolsa de plástico y provocarle asfixia. Todo se completaba con golpes de puño o palos de
distinto grosores y tamaño, o se quemaba la piel con cigarrillos. Todo el personal de La
Perla habría interrogado y torturado a los secuestrados. Aquellos de la dotación que no
aceptaban los marcos de la ―guerra sucia‖ y no se atrevían a torturar, no duraban mucho en
La Perla (Meschiatti fs. 1358 vta./1359).
Confirma lo expuesto por los testigos respecto a los tormentos a los que eran
sometidos los secuestrados, diversos documentos reunidos en la causa.
En primer lugar, un memorando de la Policía Federal Argentina, concerniente a una
de las reuniones que periódicamente efectuaba la llamada ―Comunidad Informativa‖,
surgiendo de ese informe que el principal requerimiento hecho a las distintas Fuerzas que la
conformaban– al Destacamento de Inteligencia 141, entre ellas- es el de información
respecto a los ―blancos‖, es decir, referente a personas a detener (fs. 11.516/18),
información esta que en La Perla se habría procurado sistemáticamente extraer a las
personas ya secuestradas, mediante los métodos de tortura precedentemente explicitados.
En segundo lugar, un material incautado de los archivos de la sede de la Delegación
Córdoba de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), que contiene un extenso
informe con recomendaciones sobre los métodos a emplear, a los efectos de detectar y
detener a militantes. El texto sugiere como objetivo primordial detener vivo al militante y
lograr su colaboración –es decir, que proporcione información-, destacando la importancia
de la velocidad con que esa información debe obtenerse. Al respecto, el texto diferencia tres
―tiempos‖ o momentos durante el cautiverio, señalando cuál es la información que debe
procurar conseguirse en cada uno. En el ―primer tiempo‖, que sigue a la detención, debe
perseguirse la pronta obtención de datos de interés inmediato que necesariamente conoce el
detenido, tales como el propio domicilio y las citas con otros militantes, información que
permite una rápida caída ―en cadena‖. Y justamente recomienda para este primer tiempo,
en función de la rapidez con la que debe cumplirse, la interrogación con ―métodos no
ortodoxos‖ –en clara alusión a la tortura- como medio ―necesario e imprescindible‖,
indicando expresamente además que debe hacerse saber al detenido que ―para lograr la
supervivencia‖ debe colaborar (fs. 11.773/11.818).
Las pruebas acreditan asimismo, que además de las torturas infligidas en la sala
específicamente destinada a ese propósito, Barrios, Esma y Gómez Prat sufrieron las
perniciosas condiciones de detención a que eran sometidos todos los prisioneros de la Perla.
En tal sentido, se los habría obligado a permanecer continuamente con los ojos vendados y
las manos esposadas, inmovilizados sobre una colchoneta en el piso en el interior de una
cuadra, junto a los demás detenidos con los que tenían prohibido establecer cualquier tipo
de contacto. Absolutamente incomunicados con el exterior, careciendo de adecuada
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atención médica y alimentación, sin las necesarias condiciones de higiene, sometidos a
constantes amenazas, soportando la angustia e incertidumbre provocada por el hecho de no
proporcionárseles información alguna respecto a los motivos y trámite de sus detenciones,
ignorando si se sustanciaban actuaciones en relación a los mismos, cuáles eran los hechos
que se les incriminaban y cuál era la autoridad a cuya disposición se hallaban detenidos,
como también el destino que habría de dárseles, pese a presumir –en base a escasos datos
transmitidos fugazmente por otros prisioneros- que en la generalidad de los casos, los allí
secuestrados terminaban siendo fusilados.
En tal sentido, según las descripciones de Teresa Celia Meschiati y Piero Di Monte,
el espacio en el que permanecían los secuestrados dentro de La Perla, al que llaman ―la
cuadra‖, era un gran rectángulo con una serie de pequeñas ventanas con rejas, a una altura
inaccesible para los detenidos (cerca de dos metros y medio), todo lo cual permitía entrever
que la construcción había sido concebida para el encierro de prisioneros.
A los secuestrados, se los obligaba a permanecer acostados en el suelo, sobre
colchonetas rellenas de paja, con los ojos vendados todo el tiempo, con lo cual quedaban
USO OFICIAL
trastocados los parámetros normales de conciencia, percepción y sensación. Eso hacía que,
por bastante tiempo el prisionero no podía saber acerca del lugar donde se encontraba. El
estricto silencio y la absoluta inmovilidad sólo eran rotos por los gritos y quejidos de los
otros detenidos, los gritos o carcajadas de los torturadores o por el ruido de motores de los
vehículos que partían a otros operativos o que llegaban con nuevos prisioneros (fs. 63/100,
179/237).
Graciela Geuna relata que la guardia –cumplida por personal de Gendarmería- era la
encargada de despertar a los prisioneros de la cuadra a las 7 de la mañana, y de llevarlos a
los baños, vendados, formados como haciendo un ―trencito‖, obligando a los detenidos a
realizar maniobras absurdas y sin sentido, con el único fin de divertirse mofándose de ellos.
Alrededor de las 9 de la mañana era habitual la llegada de los autos que traían al personal
del Destacamento de Inteligencia 141, quienes entraban a la cuadra y seleccionaban a
quienes iban a ser interrogados ese día. Las diferentes guardias de gendarmes podían
imponer ligeras variantes en la cuadra: la de permanecer o bien acostados durante el día, o
bien sentados sobre las colchonetas enrolladas.
Agrega la testigo que la sensación dominante de los detenidos, además de la
fragilidad de saberse a merced de sus custodios, era la de una completa desconexión con su
vida anterior, la de hallarse absolutamente ajenos a la realidad. A tales efectos, todo en La
Perla estaba organizado para crear esa sensación de regresión, inseguridad e indefensión,
que permitía manipular eficazmente a los cautivos (fs. 281/329).
En palabras de Piero Di Monti, el campo en sí mismo era una tortura, era un sistema
que actuaba contra el prisionero, dentro del cual la agresión física era solo un aspecto. Ese
sistema apuntaba contra el equilibrio psíquico del detenido, contra la conciencia de sí
mismo, de su dignidad, su autoestima, contra la naturaleza de su personalidad. La Perla era
una venda en los ojos que aislaba a la víctima del mundo exterior. El aislamiento producía
141
soledad, angustia, pasividad, inseguridad; la venda atacaba la identidad, la autonomía y
generaba confusión, introduciendo al detenido en una dimensión dominada por el terror. El
detenido quedaba así, inhibido de intentar cualquier transformación de la situación; los
interrogadores-torturadores y la guardia se convertían en los únicos interlocutores, que
aparecían como seres muy poderosos, contra los que no era dable resistir (fs. 126/136,
179/237 y sig).
Agrega Ana María Mohaded sobre el maltrato que recibían los detenidos, que las
personas cautivas perdían su identidad, no se les explicaba en qué carácter permanecían
allí, ni por cuanto tiempo, ni cuáles serían sus destinos, varias de las personas cautivas eran
sacadas y nunca más aparecían, explicándoles a los que quedaban que los trasladados eran
fusilados, se los vivía amenazando con matarlos, cualquiera del personal podía golpearlos,
pisarlos, atropellarlos, desnudarlos, o tirarles un perro encima, si algo tenían en claro los
cautivos es que dejaban de ser dueños de su propia vida y pasaban a depender de sus
captores, para quienes cualquier momento era propicio para darles muerte (fs. 12.063/66).
En sentido similar, relatan Cecilia Suzzara (fs. 6466/, 7043/5), Carlos Alberto
Pussetto (fs. (fs. 951/952), Héctor Angel Teodoro Kunzmann (fs. 6464, 7118/28), Mirta
Susana Iriondo (fs. 1276/78 vta.), Ana Beatriz Iliovich (fs. 1073/1086), Susana Margarita
Sastre (fs. 7047/55), Gustavo Adolfo Contepomi (7057/71, 1882/1910), Guillermo Rolando
Puerta (fs. 7135/51), entre otros.
La prueba analizada permite afirmar que Tomás Eduardo Gómez Prat, Sofía Barrios
de Castro y Alfredo Alejandro Esma padecieron similares condiciones de cautiverio,
tratamiento y tormentos en la Perla.
III- Acerca de los homicidios de Tomás Eduardo Gómez Prat, Liliana Barrios de
Castro y Alfredo Eusebio Alejandro Esma: las probanzas reunidas demuestran también –
con el grado de probabilidad requerido en esta instancia- que las víctimas habrían sido
retiradas de La Perla el día 06/04/76 por la noche para ser fusiladas, haciendo aparecer sus
cuerpos, como los de ―tres delincuentes subversivos abatidos en un enfrentamiento‖.
Al respecto, corresponde mencionar en primer lugar las constancias del libro de
registro de entradas y salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque (fs. 381),
según las cuales el ingreso del cuerpo sin vida de Alfredo Eusebio Alejandro Esma, se
produce con fecha 7/4/1976 bajo el Nº 329, conjuntamente con el de Liliana Sofía Barrios y
el de Tomás Eduardo Gómez Prats, registrados bajo los números 327 y 328,
respectivamente, siendo consignado oficialmente como causa del fallecimiento de los
mismos: ―heridas de balas‖ sufridas en un ―Enfrentamiento con el Ejército‖ -figuran
insertas al folio 243 del libro mencionado-, señalándose que los tres cadáveres proceden del
Hospital Militar Córdoba.
En la declaración brindada por el Dr. Moroni Funes (fs. 12.001/02), quien habría
firmado el certificado de defunción de Tomás Eduardo Goméz Prat, el testigo relata que en
1975 fue designado médico forense de la policía de la Provincia de Córdoba,
desempeñándose en el Policlínico Policial. Aclara el galeno que no trabajaba en la morgue
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sino que podía concurrir a la misma para llevar un cadáver. Reconoce como suya la firma
inserta en el certificado de defunción de Eduardo Gómez Prat, como también el haber
completado el respectivo formulario. Agrega que no le practicó autopsia porque no era
forense de Tribunales y no le competía, que sus funciones eran de reconocimiento y
traslado de los cadáveres en general, aclarando que escribía heridas de balas en el
certificado ―porque era obvio, no se podía poner otra cosa ya que eran evidentes los
impactos, por lo tanto al no practicar el forense policial la autopsia no podía precisar qué
órganos eran los afectados‖. Afirma que con seguridad para certificar la muerte debió ver el
cadáver de Gómez Prat, pero no recuerda este caso, ni a las otras dos personas que
murieron con el nombrado.
Asimismo, Alfredo Svoboda, quién desde 1974 hasta 1980, prestó servicios en la
morgue judicial, recibiendo los cadáveres, encargándose de sus entregas, ayudando a los
forenses, relata que se anotaba la causa de la muerte y de ingreso conforme los dichos de
las personas que los llevaban, es decir por policías o por militares, recuerda que había
cadáveres irreconocibles ya que estaban destrozados (fs. 111/vta. )
USO OFICIAL
Ahora bien, resulta llamativo que en el caso de Gómez Prat, la partida de defunción
consigna que el nombrado habría fallecido el día 7 de abril de 1976 –y no el 6 como señala
el comunicado del tercer cuerpo, conforme se transcribe más adelante-, a las 2.00 horas
aproximadamente, en esta ciudad de Córdoba, como consecuencia de un paro Cardio
Pulmonar, sin nada decir de las heridas de bala (fs. 11.388/11.391).
En este punto, repárese en lo manifestado a fs. 243/246 por Josefina Prat Gómez de
Lencina, en tanto manifiesta que no le permitieron ver el cadáver de su hijo. En efecto, la
madre de la víctima narra que el día 7 de abril de 1976, a la noche se presenta en su
domicilio un señor que dice pertenecer a una empresa funeraria, sita frente a la morgue del
hospital San Roque, y les dice que la persona que ellos buscaban podía ser uno de los
muertos que ingresó ese día; le pide que lo acompañe a la morgue y que lleven una foto. En
la morgue proceden a contrastar uno de los cadáveres con la foto, luego de lo cual le
informan que efectivamente ese cadáver correspondía al de su hijo Tomás Eduardo,
recordando que la persona que lo identifica le dice en un tono burlón: ‖igualito que en la
foto, salvo que le han crecido un poco los bigotes‖. Relata que con posterioridad a realizar
trámites ante el Tercer Cuerpo de Ejercito, les entregan el cuerpo en cajón cerrado. Agrega
que en un comunicado dado a conocer por el Ejercito, sostienen que su hijo había muerto
en un enfrentamiento en B° Santa Isabel, en un chalet llamado ―Los Lirios‖ y que junto a
su hijo mueren dos personas jóvenes: una chica y un muchacho.
El tío de Tomás Eduardo Gómez Prat -Ramón Alfredo Prat-, relata que si bien en la
morgue no los dejaron entrar en un primer momento, después de realizar gestiones ante la
Municipalidad y el Tercer Cuerpo, obtuvo autorización para identificar el cadáver,
permitiéndosele ingresar a ver a su sobrino. Recuerda que pudo ver a los tres cadáveres, dos
de ellos sobre unas mesas de mármol, el cadáver de su sobrino, al que reconoció, se
encontraba al lado del cadáver de una chica. Los tres cuerpos, pertenecían a personas
143
jóvenes. Refiere que el cuerpo de su sobrino, presentaba algunas características: manchas o
moretones en las piernas y en el pecho, del lado derecho. Como el dicente se paro del lado
izquierdo pudo ver con toda claridad, una zanja que iba desde el ojo hasta la zona inguinal,
hasta la altura del ombligo, como hecha con una ráfaga de ametralladora, como si hubiera
ido y vuelto, que dicha zanja tenia unos seis o siete centímetros, de ancho y podían verse
los órganos internos, faltándole el ojo izquierdo. En cuanto a la chica le vio una herida en la
zona del estomago, era una chica linda. Agrega que el cajón con el cuerpo de su sobrino
llego a la casa de su hermana herméticamente cerrado (fs. 118/vta.).
Jorge Alberto Gómez Prat –hermano de la víctima-, por su parte (fs. 11383/86),
refiere que durante el velatorio por la noche él quiso abrir el cajón ya que se los habían
entregado cerrado y con prohibición de abrirlo, pero dos hombres que se encontraban
vestidos de civil entre la gente que estaba en su casa le dijeron "que no se le vaya a ocurrir
abrirlo por que si no, acababan con su familia". Relata que posteriormente se fue en moto,
solo, al lugar donde decían que había sido el enfrentamiento, tratándose de un lugar
poblado, al preguntar en qué lugar había sido a las personas de la zona, le contestaron que
por ahí no había habido ningún enfrentamiento, que no habían escuchado nada.
En este punto y en relación a las circunstancias ciertas de la muerte de Tomás
Eduardo Gómez Prat, es contundente la declaración de Fessia, en cuanto éste afirma que
estando en la Perla, el día 6 de abril del año en cuestión, uno de los guardias informaba que
habían acabado con el cantor –en alusión a Gómez Prat que cantaba ―la Internacional‖- y
toda la orquesta. Declara el testigo que tras ser liberado el día 8 de abril lee en el diario La
Voz del Interior, que tres delincuentes ―subversivos‖ habían atacado a una patrulla militar
en Santa Isabel perdiendo la vida los tres atacantes ante la heroica defensa de los patrióticos
combatientes militares. Un comunicado posterior del Tercer Cuerpo de Ejercito reconocía a
los muertos como Liliana Barrios, Eusebio Esma y Tomás Eduardo Gómez Prat. Asevera el
testigo que los tres eran prisioneros de la Perla y en el caso de Gómez Prat dice: “...me
consta personalmente que 48 hs. antes no podía moverse, estaba con múltiples fracturas
había sido trasladado prácticamente al umbral de la muerte y solo tenía fuerzas para
maldecir a sus captores desde la colchoneta de agonizante”, -el subrayado me pertenece-.
(fs. 11379), careciendo por tanto de cualquier lógica probatoria, una eventual huída de La
Perla y su participación en un enfrentamiento armado.
Recordemos que Cecilia Beatriz Suzzara, quien fuera secuestrada junto con Tomás
relata que tras haber llegado a la Perla y ser ambos golpeados, fue ésta la última ocasión en
que vío a Tomás Eduardo Gómez Prat con vida (fs. 122/124 vta.).
Respecto al cuerpo sin vida de Liliana Sofía Barrios, Ramón Alberto Castro -suegro
de Liliana Sofía Barrios- (fs. 60/vta.), relata que transcurridos algunos días del secuestro de
Liliana, se entera por el diario que habría muerto en un enfrentamiento en Bº Libertador o
por la zona de Bº Comercial, desconociendo si se retiro el cadáver, cree que no. Los
hechos posteriores confirman esta creencia, ya que el cadáver de la víctima fue encontrado
en una fosa común en el Cementerio San Vicente de esta ciudad e identificado por el
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equipo de peritos designado a tales fines y su identidad ha sido declarada en la resolución
dictada el día 28 de julio de 2003 en las actuaciones tramitadas por ante este Juzgado
Federal Nº 3 caratuladas ―Averiguación de Enterramientos Clandestinos en autos: Pérez
Esquivel, Adolfo y Martínez, María Elba su presentación‖ (Expte. Nº 9693).
Recién
efectuada la debida identificación, fue posible entregar sus restos a sus hijos (fs. 252/256)
En tal sentido y en consonancia con los modos y circunstancias que rodean la
muerte de Gómez Prat, Barrios de Castro y Esma, Graciela Susana Geuna en su testimonio
obrante a fs. 295 declara: “había veces que sacaban solo a un prisionero o a dos (de la
Perla), generalmente durante la noche...los hacían aparecer muertos en simulacro de
enfrentamiento, hay que tener en cuenta que los prisioneros también les servían para eso,
se llamaba según los militares: “ventilador”, “ventilar a alguien”, “Yelmo”.
Teresa Celia Meschiati, refiere en su testimonio a fs. 68, respecto a los traslados por
―izquierda‖, una de las modalidades llamadas ―ventilador‖ en la cual el personal del
destacamento evaluaba que el secuestrado debía aparecer, pero muerto, para lo cual se
sacaba al detenido (generalmente de noche) y se fraguaba un enfrentamiento con las
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“fuerzas del orden.” En algunos casos el “ventilador” servía como medio para frenar una
huelga y en otros para mostrar que siempre los militantes eran derrotados en el terreno
militar”.
Asimismo, la testigo Mirta Iriondo es conteste con Geuna al señalar a fs. 356 que
“en el lenguaje o jerga militar se llamaba ventiladores al fusilamiento de personas que
luego aparecían ante la opinión pública como enfrentamiento entre “las fuerzas del orden”
y “la guerrilla”. Generalmente las personas elegidas para los ventiladores eran sacadas
de madrugada, llevadas a algún lugar y eran asesinadas colocándole luego armas,
panfletos o lo que fuera necesario. Al día siguiente aparecía en la prensa un comunicado
del ejercito informando a la población de la muerte de “terroristas” en un enfrentamiento”
De esta manera, y correspondiendo con exactitud al mecanismo previamente
descripto, resulta la noticia periodística obrante en fotocopia a fs. 51, que reza: “Dieron a
conocer la identidad de los extremistas abatidos anteayer: El comandante del Tercer
cuerpo de Ejercito comunica que se ha logrado conocer ayer la identidad de los tres
guerrilleros abatidos el martes pasado –en alusión al martes 6 de abril-, en barrio Santa
Isabel. Como se informo oportunamente el violento episodio se registró cuando efectivos
de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada, intentaban allanar la finca que habitaban
los sediciosos. El texto del documento emitido en la víspera es el siguiente: Ampliando el
comunicado emitido el día de ayer, referente a una operación ejecutada por efectivos de la
Brigada IV de infantería Aerotransportada, en Barrio Santa Isabel, el Comandante del III
Cuerpo de Ejercito, comunica que se ha logrado identificar a los subversivos muertos en
esa operación. Los mismos son los siguientes: Tomás Eduardo Gómez Prat, Liliana Sofía
Barrios y Eusebio Alejandro Emma” –refiriéndose a Alfredo Eusebio Alejandro Esma.
También Noticia periodística publicada el 9-4-1976 a fs. 109, (Idem) fs. 340 diario La
Opinión.
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Contribuye a conformar el plexo probatorio, el memorando de la Policía Federal
Argentina de fecha 19/4/76 obrante a fs. 345/347, informe confidencial y secreto elaborado
por la Delegación Córdoba de esa Fuerza, que tratando el panorama del mes de Abril de
1976, señala respecto al ―factor subversivo‖ : “el accionar anti-subversivo de las fuerzas
de seguridad puede considerarse como positivo, ya que varios “elementos enrolados a las
organizaciones armadas cayeron para siempre bajo las balas de las fuerzas militares o
policiales”. aclarando que ―en efecto, en los últimos enfrentamientos murieron EDUARDO
GUILLERMO CASTELO SOTO (peruano del E.R.P) Hugo Osvaldo López (E.R.P), JOSE
HERIBERTO GUTIERREZ (E.R.P), ELSA ALICIA LANDABURU (E.R.P), TOMAS
EUARDO GOMEZ PRAT, LILIANA SOFIA BARRIO y ALFREDO EUSEBIO
ALJANDRO ESMA‖, repitiendo así la mendaz explicación proporcionada por el Tercer
Cuerpo respecto a la muerte de las víctimas en análisis.
Va de suyo que, acreditada la privación de libertad de Gómez Prat, Barrios de
Castro y Esma, en las condiciones a que se hizo amplia referencia precedentemente, no es
dable siquiera sospechar que el supuesto enfrentamiento difundido por los medios de prensa
pudiera haber ocurrido.
A más de las probanzas detalladas, debe tenerse en cuenta lo declarado por uno de
los gendarmes a quien le tocó hacer guardias en La Perla, Carlos Beltran, al relatar que en
las oportunidades que retiraban detenidos de ese lugar, los guardias de Gendarmería
ignoraban qué destino les darían a esas personas y que en muchas ocasiones el personal
militar que los retiraba, mentía sobre lo que harían con tales personas; así, en algunos casos
decían que llevaban a los detenidos ―a uno ochenta‖ –expresión con la que indicaban que
los matarían- y en realidad los liberaban, ocurriendo en otras ocasiones lo opuesto, pues se
llevaban detenidos diciendo que los liberarían, pero en realidad los mataban y los hacían
aparecer como muertos en enfrentamiento en un camino, les ponían armas para disimular y
transmitían la noticia, recordando Beltrán haber escuchado esas noticias y haber hecho
comentarios al personal militar, manifestándoles su admiración, ante lo cual los militares se
reían y aclaraban que no había habido ningún enfrentamiento (fs. 1316). A lo expuesto, posible es sumar la descripción hecha por el Teniente Coronel
Guillermo Ernesto Bruno Laborda al referirse -en el reclamo administrativo interpuesto en
el año 2004 contra un dictamen de la Junta de Calificaciones de Oficiales, obrante a fs.
576/608, a su actuación durante el año 1978 como subteniente del Batallón de
Comunicaciones de Comando 141 en la Ciudad de Córdoba. Bruno Laborda relata
concretamente la ―ejecución a sangre fría‖ de ―cuatro elementos masculinos terroristas‖, en
relación a los cuales, momentos después se simuló un enfrentamiento para explicar sus
muertes, procediendo luego a trasladar los cadáveres en camión al Hospital Militar
Córdoba, donde fueron arrojados en un galpón o morgue de circunstancia.
Finalmente, cabe concluir que las muertes de Tomás Eduardo Goméz Prat, Liliana
Sofia Barrios de Castro y Alfredo Eusebio Alejandro Esma se enmarcan en la denominada
―operación ventilador‖, modalidad que como se analizó pretendía legalizar los homicidios
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cometidos por las fuerzas de seguridad en cumplimiento del objetivo expreso de aniquilar
la subversión, recurriendo a la simulación de un supuesto enfrentamiento armado con las
víctimas, que a la sazón se habrían encontrado privadas ilegítimamente de su libertad y con
delicadas condiciones físicas por las situaciones que habrían padecido durante de su
cautiverio.
Sobre la situación de Liliana Barrios de Castro y Alfredo Eusebio Alejandro Esma
luego de la detención, son especialmente significativas las declaraciones de Elmer Pascual
Guillermo Fessia, quién afirma al enterarse de la noticia del diario sobre el reconocimiento
por parte del Tercer Cuerpo de Ejercito de los nombres de las personas abatidas en el
enfrentamiento ―yo sabia que Liliana Barrios y Eusebio Esma estaban allí‖, refiriéndose a
la Perla (fs. 11.381 -diario del juicio-). Asimismo, recordando a prisioneros que vió en la
Perla, Fessia menciona a “Liliana Barrios y Eusebio Emma” (fs. 11.379). Luego agrega a
fs. 11.381 “los tres eran prisioneros de la Perla”, refiriéndose a Barrios, Esma y Gómez
Prat.
2) HECHO NOMINADO DOS:
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VICTIMAS: Patricio Caloway y María Teresa Luque.
I. a) En lo concerniente al presunto homicidio del que habría sido víctima María
Teresa Luque las pruebas demuestran que el día 27 de septiembre de 1976, siendo las 22.30
aproximadamente, personas no identificadas hasta el momento, que habrían pertenecido a
Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, se habrían apostado frente al inmueble ubicado en calle
Catamarca 1981 de esta ciudad, donde habitaba el matrimonio conformado por Patricio
Calloway y María Teresa Luque, y habrían procedido a abrir fuego contra la vivienda luego
de intimar a sus ocupantes a salir de ella. Ante el pedido de cese de fuego formulado por
Calloway, la balacera se habría interrumpido dando lugar a que Luque saliera desarmada y
con los brazos en alto. No obstante la situación de indefensión en la que se encontraba
Luque, se habría procedido a fusilarla en plena vía pública, perdiendo esta la vida de
inmediato.
En tal sentido son especialmente significativas las declaraciones de Eduardo
Benigno Luque (fs. 263/269, 270, 275), padre de María Teresa Luque, -enterado de estas
circunstancias por un señor de apellido Eramian vecino lindero y propietario del domicilio
de su hija-, quien relata que el día 27 de septiembre de 1976, siendo las 22:30hs, el ejercito
se apostó frente a la casa de calle Catamarca N° 1981, y después de advertir a los vecinos
que se mantuvieron dentro de sus casas, hablaban por un megáfono dando plazo de cinco
minutos para que los ocupantes de la casa habitada por su hija, salieran a la calle, se repitió
la intimidación y nadie salió; cumplido el plazo, se hizo fuego nutrido a dicha vivienda
durante cuarenta minutos mientras, aparentemente, nadie respondió el fuego, ya que la
única arma que poseían era un revolver calibre 22 descompuesto; al fin de dicho tiempo, el
esposo de su hija desde el techo de la vivienda gritó: "no le tiren que se rinde",
efectivamente, salió María Teresa Luque con los brazos en alto y apenas salió, el Ejército le
dio muerte. Al día siguiente, el Ejército se llevó en camiones los muebles y toda
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pertenencia de su hija, como así también puertas y ventanas de la casa, picaron pisos y
paredes -aparentemente buscando una imprenta clandestina, que no hallaron-. Los únicos
ocupantes de la casa eran su hija y el esposo. Con posterioridad el Ejército reconstruyo la
casa en su mayor parte, a pedido del propietario. Agrega que según un libro que narra lo
acontecido en el "campo la Perla", el yerno Patricio Calloway no murió junto con su
esposa, ya que posteriormente estuvo en ese establecimiento.
Conteste es el testimonio de la madre de Luque -María Celia Torres de Luque-,
quién denuncia el hecho a la CONADEP y luego de ratificar las denuncias efectuadas
agrega que conforme el testimonio de Guillermo Reyna en su libro "la Perla", pag. 57, su
yerno Patricio Calloway no fue muerto en el domicilio de calle Catamarca 1981, sino que
herido fue trasladado a la Perla. (denuncia CONADEP de María Celia Torres de Luque,
testimonio de Eduardo Benigno Luque (fs. 261/269, 263/269), declaración testimonial de
María Celia Torres de Luque -ratifica denuncias- (fs. 274), testimonio ante la CONADEP
de Eduardo Benigno Luque (fs. 270), declaración testimonial de Eduardo Benigno Luque ratifica denuncias- (fs. 275)).
Las manifestaciones vertidas por los familiares son corroborados por el testimonio
de Jerónimo Eramían –vecino de calle Catamarca- obrante a fs. 276/vta., quien confirma
que los habitantes de la vivienda de la cual el declarante era propietario y donde sucedieron
los hechos, eran Calloway y su señora, una chica joven, delgada y que trabajaba en una
fabrica o empresa embotelladora de gaseosas. Asimismo, refiere que los daños causados a
la propiedad, luego de gestiones por él realizadas en el Liceo General Paz, lugar donde se
dirige por indicación de un Coronel -de quién no recuerda el nombre- son reparadas por el
encargado de mantenimiento del Liceo, quien dispuso los arreglos. En este punto
corresponde mencionar el Oficio del Destacamento de Inteligencia 141 de fecha 31 de
diciembre de 1986 (fs. 271/2), informando a la Justicia que no poseer antecedentes respecto
a Luque y Calloway; dando cuenta de la contradicción que significa por un lado, el
reconocimiento que implicó la reparación de los daños causados a la vivienda y por otro, el
desconocimiento que esgrimen de los hechos y víctimas de dicho suceso.
Para mayor abundamiento y de significativa importancia es el testimonio de otro
vecino de la vivienda, de nombre Eugenio Agustín Villariño (fs. 106/107) quien afirma
haber vivido al tiempo de los hechos, exactamente al frente del domicilio donde ocurrió el
suceso motivo de investigación, aclarando el deponente que continuaba en esa misma
residencia y que su dormitorio se halla en la planta alta, lugar donde se encontraba leyendo
cuando de repente comenzó a sentir ruidos provenientes de la calle y un megáfono que
decía "los ocupantes de la casa nº tanto de calle Catamarca, salgan rápido con los brazos
levantados". tal circunstancia le llamó poderosamente la atención por lo que decidió
asomarse por la ventana y allí pudo observar un gran despliegue de coches, en un primer
momento de tipo policial aunque mas tarde también los hubo de características militares.
Asimismo, escuchó que en varias oportunidades conminaron a la gente ocupante de la casa
para que salieran, hasta que de repente comenzó un intenso tiroteo que se prolongó por
148
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1810-2010
espacio de media hora aproximadamente; que según su impresión, el ataque de los efectivos
de seguridad fue muy fuerte, con impactos de armas que hacían mucho ruido y que sonaban
como de gran tamaño; que desde la casa donde se encontraban los presuntos delincuentes
no había respuesta al fuego, es decir que ellos no tiraban; que en un determinado momento
había gente que pedía insistentemente una ambulancia por lo cual tuvo la certeza de que
algo había ocurrido. Pudo comprobar que la casa ocupada por las presuntas victimas,
presentaba muchos impactos en su fachada.
Respecto a las consecuencias del procedimiento descripto aparece en primer término
la muerte de María Teresa Luque, hecho sobre el cual es significativo el relato del padre de
la víctima -Eduardo Benigno Luque- quién refiere que el día 29 de septiembre de 1976, a
las 17hs, llegó a su casa de calle 12 de octubre 434 de esta ciudad de Córdoba, una
ambulancia de la empresa de pompas fúnebres "Castillo" sita en calle Esquiu N° 1375,
cuyo conductor le avisa que el Ejército había dado muerte a su hija Maria Teresa Luque.
Narra que el Tercer Cuerpo le entrega el certificado de defunción correspondiente y con
dicho documento retira esa misma noche el cadáver de su hija, que estaba en la morgue del
USO OFICIAL
Hospital Córdoba y que tenía tres impactos de bala en el corazón, aparentemente disparados
desde corta distancia (fs. 268).
Completa el plexo probatorio el Informe del Servicio Médico Forense de la
Provincia de Córdoba obrante a fs. 277: refiriendo que el cadáver de María Teresa Luque
que ingresó el 28/9/1976 a la Morgue, efectivamente figura en el Libro de registro de
entradas de esa dependencia con el N° 981 del año 1976, que llega a las 11:35 horas,
llevado por Sanidad Policial desde el Hospital Militar de Córdoba, cuerpo que ingresó a
disposición del Juez Militar, con el diagnóstico de heridas de bala, siendo retirado el día
29/9/76 a las 22:30 horas por el padre de la víctima y llevada al cementerio San Jerónimo.
Asimismo, a fs. 379 obra glosada la fotocopia del folio 260 del Libro de la Morgue,
donde figura bajo el bajo el n° 981 consignándose el ingreso del cadáver de Luque con
fecha 28/9/76, a las 11:30 hs., y el acta de defunción de María Teresa Luque expedido por
Registro Civil -Municipalidad de Córdoba, obrante en fotocopia a fs. 273 de la presente
causa, que también consigna como diagnóstico o causa de la muerte, heridas de bala.
La muerte de María Teresa Luque, producto de un supuesto enfrentamiento entre un
grupo del Ejército y dos personas, traduce otra de las modalidades implementadas por las
Fuerzas Armadas, para la represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como
―delincuencia subversiva‖. La manipulación de una realidad fáctica y la sustitución por una
realidad ficticia caracterizó el accionar materia de investigación.
I. b) Sobre la privación ilegítima de libertad de Patricio Calloway: las pruebas
demuestran que el día 27 de septiembre de 1976 en horas de la noche, del domicilio de calle
Catamarca N° 1981, en el mismo operativo en el que resultara muerta María Teresa Luque,
personas pertenecientes a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad que no han podido ser
identificadas, habrían procedido al secuestro de Patricio Calloway, para luego conducirlo al
lugar de reunión de detenidos ubicado en el campo La Perla, en donde fue forzado a
149
permanecer subrepticiamente cautivo hasta aproximadamente el día 10 de noviembre de
1976.
En este sentido, a lo expuesto precedentemente en el apartado I. a) con respecto a la
muerte de María Teresa Luque, cuyos considerandos tengo aquí por reproducidos en razón
de brevedad, cabe agregar por su especial significación, las declaraciones de Piero Di
Monte, quien fuera secuestrado el día 10/06/76 habiendo permanecido en La Perla hasta
marzo de 1978, tiempo en el que habría sido liberado bajo un régimen de vigilancia
periódica. El testigo relata a fs. 131 vta., 225/226 que Patricio Calloway era un joven muy
delicado, solidario, que había sido secuestrado en la vía publica y que a su mujer la
asesinaron en su casa cuando intentaban secuestrarla. Di Monte no logró saber quienes
fueron los ejecutores de Luque pero si afirma que los responsables del alojamiento en la
Perla y destino de Caloway fueron los responsables de la Perla.
Conteste es el testimonio de Liliana Callizo (fs. 145), en el apartado N° 13 de su
declaración, cuando se refiere a la represión contra los obreros de Luz y Fuerza: relata que
en septiembre de 1976 fue secuestrado Patricio Caloway, que tenía 22 años y que esposa
fue asesinada en su casa de Av. Patria, el mismo día del secuestro de él. Agrega la testigo
que Patricio estuvo un mes en la Perla.
Graciela Susana Geuna, atestigua en igual sentido (295).
A mayor abundamiento, Teresa Celia Mechiatti (fs. 71vta./72) declara: “a fines de
septiembre de 1976 fue secuestrado Patricio, (alias) "BARBA". Era un muchacho muy
joven, delgado, de cabellos rubios largos. Su esposa fue asesinada en su casa, sita a pocos
metros de la Avenida Patria el mismo día del secuestro de Patricio”. Permaneció en LA
PERLA aproximadamente un mes, “él estaba ubicado al lado de mi colchoneta. Una noche
entró en la cuadra el Tte 1ro. ERNESTO GUILLERMO BARREIRO y el Sargento 1ro LUIS
MANZANELLI con carpetas en la mano. Recorrieron lentamente cada colchoneta,
deteniéndose a hablar con algunos secuestrados, cuando llegaron a Patricio, Barreiro le
pregunto que pensaba sobre el sindicalismo, "Barba" hablaba muy bajo y Barreiro se
encolerizo porque no entendía lo que decía”.
b) Sobre la privación ilegítima de libertad de Mario Enrique Salerno, (a) ―el
Dueño‖, las pruebas demuestran que el día 5 de octubre de 1976 habría sido secuestrado en
La Plata –saliendo de una farmacia entre calle 2 y 39, cuando un vehículo sin patente con
varios individuos vestidos de civil con armas largas lo capturaron, habría sido conducido al
campo clandestino llamado ―Arana‖ en la Plata para luego ser trasladado a Córdoba, a La
Perla, donde habría permanecido subrepticiamente cautivo, sin posibilidades de acceso a la
jurisdicción y de contactarse con familiares o allegados, hasta el día 10 de noviembre de
1976 aproximadamente.
El testimonio brindado por Alicia Esther Hernández Vda. de Salerno (fs. 612), copia
de la carta del Director General de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto a la CONADEP de fecha 6/2/8 (fs. 614), copia de la carta remitida por
Amnesty Internacional reclamando datos relativos a la situación de Salerno (fs. 615),
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decreto de fecha 29 de diciembre de 1976 del Juzgado n° 2 –Expte 18187- que deniega el
habeas corpus interpuesto por su madre (fs. 613), acreditan la desaparición del nombrado,
informando sobre aspectos de su secuestro. Del traslado a Córdoba de Mario Enrique
Salerno, nos informan éstos mismos documentos. El testimonio de
Alicia Esther
Hernández Vda. de Salerno, madre de Mario Enrique Salerno (fs. 612) refiere: “Durante el
mes de noviembre de 1976, se encontraba en el Campo de concentración LA PERLA
(Córdoba), que fue visto y habló con él Graciela Geuna”, conteste es la carta de Amnesty
Internacional que refiere que Salerno estuvo en Córdoba.
Corrobora lo expuesto, lo declarado por Nilda Emma Eloy, quien relata haber
coincidido con Mario Salerno -de quien refiere le decían ―el dueño‖ y era hermano del
―Zorro‖ Salerno- en el centro clandestino llamado Pozo de Arana en la provincia de Buenos
Aires, explicando que desde ese lugar, ambos fueron trasladados el 13 de octubre de 1976
a otro centro de detención llamado ―el Vesubio‖ en donde permanecieron hasta el 31 de ese
mes y año, siendo llevados a otro ―lugar de reunión‖ individualizado como ―El Infierno‖;
pocos días después –es decir, ya iniciado el mes de noviembre de 1976-, Salerno junto a
USO OFICIAL
otros detenidos fueron retirados y llevados a Campo de Mayo para ser trasladados en avión
a Córdoba (fs. 11.985/90 vta. y 11.991/93)
Acreditan asimismo que Salerno permaneció cautivo en dependencias de La Perla
en Córdoba, los ex detenidos Teresa Celia Meschiati, quien manifiesta a fs. 74 vta. que:
“De la Plata vino Enrique Mario Salerno”. Graciela Susana Geuna que a fs. 321 vta.
manifiesta respecto a Mario Enrique Salerno que fue secuestrado a fines de 1976, -quizás el
5/10/16-, que le decían ―el dueño‖ por su simpatía –se hacía dueño de todos los lugares
donde iba-. Secuestrado en La Plata y llevado a Córdoba. Eduardo Juan Manuel Porta,
declara a fs. 531 vta. , 548 vta., que estando en la Perla vio detenido a un joven de Tandil
que estudiaba arquitectura en La Plata, militante de la JUP, que le decían ―El Dueño‖, que
había sido detenido y torturado en la Brigada de Quilmes y que lo habían trasladado a
Córdoba. En forma similar expresa Gustavo Adolfo Contepomi, en su libro ―Sobrevivientes
de La Perla‖ (pág. 148) -ratificado judicialmente (Contepomi a fs. 7907), (Patricia Astelarra
a fs. 7905) - que vio en ese campo a Mario Salerno, detenido en octubre/76, del cual
detalla: fue secuestrado en La Plata y trasladado a Córdoba, probablemente muerto en
simulacro de enfrentamiento (fs. 12.006),
. Piero Di Monte, por su parte, consigna en un listado de personas desaparecidas y
vistas en la Perla, obrante a fs. 192, el nombre de Mario Enrique Salerno, aclarando que fue
secuestrado en La Plata con fecha 5/10/76.
II- Respecto a los padecimientos a los que las víctimas fueron sometidas durante
su permanencia en La Perla: cabe ponderar, la declaración de Piero Di Monti (fs. 225/226),
quien recuerda a PATRICIO CALLOWAY, y en especial la última noche que estuvo en el
campo clandestino; noche que correspondía a un domingo durante el cual relata el testigo
“… pudimos gozar de la "libertad" que nos dio una guardia "piola". En esta oportunidad
pudimos, incluso, formar grupos. Me tocó estar sentado entre dos colchonetas, con
151
Patricio Calloway, Graciela Geuna, Graciela González de Jensen, Rosa Avendaño de
Gómez, Juan Carlos Peruca y otros. Se contaron cuentos, se recitaron poesías, canciones.
Nos deleitamos escuchando a Graciela González de Jensen que declamó poesías y poemas
famosos de la Literatura Española (era profesora de Letras en la Universidad de La
Plata). Asimismo recuerda sobre Patricio Calloway: “Vivía dolorido, no por la trágica
situación que le tocaba vivir, sino porque un oficial le contó que mataron a su mujer a
quien amaba tanto. Y así recitó una canción de Susana Rinaldi que él tanto veía reflejada
en aquella situación. Graciela Geuna le pidió que se la escribiera en un trozo de papel. Así
lo hizo”. En relación a Mario Enrique Salerno, recuerda Piero Di Monte a fs. 132, que el
nombrado estuvo en la Perla, cuando lo llevaron a la cuadra luego de la tortura fue
caminando, pero luego comenzó a sentirse mal.
Ahora bien, en lo concerniente a los tormentos padecidos por Calloway y Salerno,
los demás testigos no aportan precisiones respecto de las condiciones concretas en que los
nombrados permanecieron en La Perla. No obstante ello, suficiente eficacia conviccional
poseen las coincidentes versiones brindadas por quienes afirman haber sido mantenidos
cautivos en ese centro clandestino, que en razón de la plena concordancia y detalle, ilustran
claramente respecto a cuáles fueron las carencias, maltratos y flagelos infligidos en la
generalidad de los casos y que probablemente debieron sufrir tanto Patricio Calloway,
como
también
Mario
Enrique
Salerno,
testimonios
corroborados
además
por
documentación informes y demás prueba que son objeto de ponderación al tratar el
HECHO NOMINADO UNO –apartado II-, a cuyos considerandos me remito en razón de
brevedad y doy aquí por reproducidos.
III- Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Patricio Calloway y
de Mario Enrique Salerno: las probanzas reunidas demuestran también –con el grado de
probabilidad requerido en esta instancia- que las víctimas habrían sido retiradas de La Perla
a mediados de noviembre del año 1976, por la noche para ser fusiladas.
En relación al momento de los presuntos homicidios perpetrados contra Patricio
Calloway y Mario Enrique Salerno, si bien los elementos probatorios reunidos no permiten
fijar una fecha exacta, según surge de los testimonios colectados en la causa, tales hechos
habrían ocurrido a mediados de noviembre de 1976.
Al respecto, Eduardo Juan Manuel Porta (fs. 531 vta., 548 vta. ), relata en relación
al militante de la JUP, al que le decían ―El Dueño‖ –refiriéndose a Salerno- que por relato
de sus compañeros supo que fue asesinado en un fraguado enfrentamiento a mediados de
noviembre junto a otro muchacho de Córdoba apodado ―Barba‖ -Calloway-.
En concordancia, Piero Di Monti, tomando como referencia la noche en que la
―guardia piola‖ les permitió a los detenidos juntarse en grupos para hablar y cantar,
habiendo Calloway recitado algunas canciones de Susana Rinaldi, recuerda que por la
madrugada se llevaron a Calloway, creyendo que junto a otra persona. “Esa madrugada, no
puedo precisar la fecha, algunos hombres del personal operativo se lo llevaron mientras
todos dormíamos”. (fs. 225/226).
152
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El mismo testigo a fs. 192, refiere en relación a las personas desaparecidas y vistas
en la Perla que Mario Enrique Salerno, fue secuestrado en La Plata con fecha 5/10/76 y que
fue ―trasladado‖.
Al respecto, son coincidentes las descripciones efectuadas por los sobrevivientes del
campo de detención que nos ocupa, en el sentido de que las fuerzas militares utilizaban el
término ―traslado‖ para referirse al procedimiento especial en el que los prisioneros eran
preparados (atados, amordazados y vendados sus ojos) para el fusilamiento, de modo que
esa persona pasaba al mundo de los desaparecidos en algunos casos o hechos aparecer en
escenarios de enfrentamientos ficticios, en otros.
Asimismo, podemos afirmar que existen indicios de que estas dos muertes hubieran
sido utilizadas a fines de lo que llamaron una ―operación ventilador‖. Los testigos son
contestes en algunos aspectos respecto a esta circunstancia. Así, Susana Margarita Sastre: a
fs. 696 vta. relata que en la Perla vio a Patricio Calloway, al que le decían ―El Barba‖ ,
recuerda vagamente que lo mataron en una fabrica. Eduardo Juan Manuel Porta (fs. 538)
refiere, por comentarios que después circularon entre algunos detenidos que hacían tareas
USO OFICIAL
administrativas en las oficinas, que a Caloway y Salerno los habían hecho aparecer como
muertos en un enfrentamiento.
Al respecto, Piero Di Monti relata sobre el ―traslado‖ de Patricio Caloway:
”esa madrugada, no puedo precisar la fecha, algunos hombres del personal operativo se lo
llevaron mientras todos dormíamos. Por la mañana apareció muerto junto a numerosos
volantes que llamaban a la huelga y firmados Montoneros, que habían sido elaborados
allí, en las oficinas interrogatorios de "La Perla", donde tenían un mimeógrafo para tal fin.
Este tipo de operativo lo llamaban "ventiladores" y eran respuestas militares a acciones de
los grupos armados o a conflictos obreros-sociales. En este caso el objetivo era, por una
parte, ilegalizar las reivindicaciones de los trabajadores eléctricos, mostrando el conflicto,
ante la opinión pública, como fruto de la labor realizada por la llamada subversión fabril;
por otra parte, amedrentar a los trabajadores advirtiendo los peligros que tendrán que
afrontar en caso que persistan en la misma actitud (fs. 225/226). En otro apartado de su
declaración, al que el testigo denominó Rehenes y represalias (fs. 219), manifiesta que en
los campos de detención clandestina, por largos años tuvieron un permanente ―stock‖ de
rehenes de los cuales hacían uso cuando les era necesario. Muchas de las personas
secuestradas aparecían muertas en ―enfrentamientos‖ con tropas del Ejército regular. Este
procedimiento, llamado ―ventilador‖, lo utilizaban como respuesta a acciones militares de
las organizaciones guerrilleras, con el fin de paralizarlos en su actividad político-militar. Se
movían con un criterio hecho público por el Comando Libertadores de América: ―por cada
uno de los nuestros, muchos de los vuestros‖. Estas ―represalias‖ –dice- también eran
utilizadas ante conflictos fabriles con el fin de amedrentar a los trabajadores y
desmovilizarlos. En noviembre de 1976 el gremio de los electricistas, Luz y Fuerza,
estaban de huelga. Continua manifestando que el conflicto estaba pasando por un momento
agudo,
los militares
tenían que reprimir. Son contestes con este testimonio las
153
declaraciones de: Liliana Callizo (fs. 145), Teresa Celia Meschiatti (71/vta.772), Graciela
Susana Geuna: (fs. 295).
Esta última relata en relación a los traslados, -que en la jerga de ese tiempo
implicaban fusilamientos- que a veces sacaban a solo a un prisionero, o a dos,
generalmente durante la noche, es el caso de Patricio Caloway y de muchos otros. Los
hacían aparecer muertos en simulacros de enfrentamiento, hay que tener en cuenta que los
prisioneros también les servían para esto. Lo que hicieron con Patricio, joven de 22 años,
peronista, fue lo siguiente: lo pusieron cerca de un sindicato, quizás Luz y Fuerza, quizás
frente a EPEC. Le pusieron en la mano volantes que el mismo Destacamento había
redactado, firmado e impreso, más concretamente se hicieron el la Perla. Estos volantes
llamaban a la huelga y firmaban: Montoneros. Esto se hizo para “Montonerizar” la huelga
como ellos decían e ilegalizarla. La huelga ya estaba en marcha. Por eso mataron a
Patricio frente a Epec, diciendo que era un montonero que llamaba a la huelga, en
realidad Patricio estaba secuestrado hacía un mes. Así ilegalizaron la huelga y
secuestraron a uno de sus dirigentes Tomás Di Tofino a quién luego asesinaría Menéndez.
Era un círculo infernal todo empezaba y terminaba en La Perla. Lo que hicieron a
Patricio, el hacer aparecer muerto en simulacro se llama según los militares:
“ventilador”, “ventilar a alguien”, “Yelmo”.
Los testigos coinciden en la versión que llega a ellos sobre la modalidad referida de
―ventilar‖, utilizar a los prisioneros ya fusilados, para otros fines.
En este caso, obra a fs. 525/526 de la presente causa copia del Memorando de la
Policía Federal Argentina DGI.c.d. 915 S.I. del día 11 de noviembre de 1976: que
consigna como Referente: ―En un enfrentamiento con efectivos de ejercito son abatidos dos
elementos subversivos perteneciente a la organización montoneros.
Refiere: ―En las
primeras horas de la mañana del día 11 del mes de noviembre del año 1976,
aproximadamente 05.15, dos elementos jóvenes del sexo masculino, habían iniciado en las
proximidades de la Planta industrial Perkins Argentina, ubicada sobre la ruta Nacional N° 9
de la ciudad de Córdoba, una campaña consistente en la distribución de panfletos tipo
cuadernillo del bloque sindical del MOVIMIENTO MONTONERO.- al ser sorprendidos
por la patrulla militar, los activistas efectuaron disparos de armas de fuego contra las
fuerzas de seguridad, originándose en el lugar un tiroteo que terminó posteriormente con la
muerte de los dos (2) sediciosos.- En el lugar se procedió al secuestro del material y los
cadáveres fueron depositados en la morgue del hospital militar para su debida
identificación‖ El comunicado transcribe la primera parte de los panfletos en cuyo texto se
invitaba a organizar ―… la C.G.T. en la Resistencia …‖.
En concordancia con la información proporcionada por el comunicado del Tercer
Cuerpo, en copia del Libro de la morgue (fs. 519) figuran los ingresos N° 1.127 y 1.128 –
fs. 264 del libro-, correspondientes a dos cadáveres N.N, a las 9:45 hs. del día 12/11/76,
traídos por fuerzas de seguridad. No se les practicó autopsia, no se dejó constancia de la
causa de muerte, no figura diagnostico, lo cual demuestra un total desinterés en esclarecer
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las circunstancias según las cuales habrían perdido la vida. Son entregados al Servicio
Funerario Municipal para su inhumación en el cementerio San Vicente, sin identificar.
Cabe destacar que este es el único par de cadáveres N.N. que ingresa a la Morgue
Judicial, durante los meses de octubre y noviembre de 1976, traídos por Fuerzas de
Seguridad, por lo que cabe concluir que se trata de los ―dos elementos jóvenes del sexo
masculino‖ a que hace referencia el comunicado del Tercer Cuerpo de esa misma fecha. Y
si bien no se ha podido recabar prueba directa respecto a que los dos cuerpos pertenecieran
a Caloway y a Salerno, lo cierto es que numerosos indicios confluyen a acreditar que este
sería el episodio para cuya simulación fueron utilizados los cuerpos de los nombrados.
En efecto, posible es deducir, a través de otros memorandos elaborados por la
Policía Federal, que ilustran sobre la situación contextual en el sector fabril, que
efectivamente, tal como lo señalan los ex detenidos de La Perla, aquel incidente del que da
cuenta el comunicado precedentemente transcripto, no sería otra cosa que un
enfrentamiento fraguado, a los fines de desalentar y teñir de ilegalidad las protestas
laborales y medidas de fuerza que se venían gestando en las fábricas automotrices, cuyos
USO OFICIAL
alrededores fueron elegidos para hacer aparecer como abatidos a aquellos ―dos elementos
jóvenes del sexo masculino‖.
En efecto, el memorando 875 SI del 4/11/76 da cuenta de la detención entre los días
19 y 27 de octubre de 1976, por parte de personal policial, de numerosas personas del
cinturón industrial de la zona sud, que supuestamente integraban una autodenominada
―Unión Obrera Metalúrgica en la Resistencia‖. En el domicilio de uno de los detenidos, se
secuestraron panfletos refrendados por la ―CGT en la Resistencia‖ con el título: ―Ante la
burla del 12 %, parar por el aumento salarial‖, en los que se exige un aumento salarial de
emergencia, entre otras reivindicaciones (ver también memorando 927 SI a fs. 11.869/90).
Uno de los detenidos habría relatado a la Policía que fue contactado para integrarse en el
Frente Gremial de la organización Montoneros por María Teresa Luque, alias ―Gallega‖; no
siendo extraño pues que, poseyendo los Servicios de Inteligencia tal información el 4 de
noviembre, una semana después se eligiera a la pareja de esta última nombrada –Patricio
Calloway, que se hallaba cautivo en La Perla- para que apareciera en el simulacro, como
uno de los jóvenes abatidos mientras repartía panfletos de esa organización, en la zona de
actuación del referido grupo (fs. 11.885).
Por otra parte, diversos memorandos evidencian el creciente clima de insatisfacción
reinante en los establecimientos fabriles de Ferreyra. Así, el memorando 844 SI del
26/10/76 informa sobre la aparición de obleas pegadas en los baños de Perkins (fs. 11.904).
El memorando 869 de fecha 1º/11/76, sostiene que la C.G.T. en la Resistencia pretende
lograr una ―quita de colaboración‖ (fs. 11.906/13). Otro memorando del 1/11/76 Nº SI 864,
alerta sobre la venta de ―bonos de solidaridad para los compañeros detenidos del Smata
Córdoba‖ (fs.11.905). El memorando 880 del 5/11/76, da cuenta de un paro de actividades
concretado el día 2/11/76 por los trabajadores de la Sección Mecanizados de la empresa
Perkins, en demanda de incremento salarial. Informa que dentro del establecimiento
155
persiste un estado de inquietud entre los trabajadores, como consecuencia de los bajos
salarios y del aumento del costo de vida (fs. 11.896/7).
Finalmente, el memorando 911 SI del 11/11/76, informa que el día 10 de
noviembre, es decir, durante la jornada previa a concretarse el ―operativo ventilador‖, se
habían paralizado ciertas líneas de producción en el establecimiento Perkins Argentina,
disminuyendo la producción a un 50 por ciento, no obstante a que la empresa había
advertido a los trabajadores que desde el inicio de la medida de fuerza abonaría en
proporción a lo producido. Informa incluso el memorando, que durante el turno de la
noche, se produjeron paros sorpresivos y que el personal de vigilancia evitaba ingresar a la
planta por temor a agresiones, continuando los trabajadores a las 3 de la mañana del
11/11/76, a un ritmo del 50 por ciento (fs. 11.898/99).
En ese contexto, resulta evidente que no habiendo sido persuadidos los operarios
mediante las amenazas de reducir sus salarios, el ―operativo ventilador‖ concretado a las
5.00 de la mañana en los alrededores de esa planta fabril estuvo dirigido claramente a
amedrentar a los obreros, procurando influir sobre los mismos para que cesaran con
aquellas medidas de fuerza.
Estos propósitos, por otra parte, fueron expresamente señalados por el propio Tercer
Cuerpo en un nuevo comunicado referido al supuesto ―enfrentamiento‖, en el que
llamativamente se cambian los términos de la primera descripción –a la que se aludió
precedentemente al transcribir el memorando 915 SI- manifestando esta vez que ―…. los
dos delincuentes subversivos pretendían incitar al personal ….‖ de Perkins ―… a cometer
actos de violencia con el objeto de accionar contra la producción y afectar así la
recuperación económica del país‖. El comunicado llama esta vez a la reflexión del
ciudadano, advirtiéndole que ―Actos como este, muestran claramente que la subversión
busca crear ahora el caos en el país, intentando afectar la producción con el fin de crear
hambre, miseria y desocupación, ante el fracaso de lograrlo con sus bandas armadas.
Agrega asimismo que ―…la recuperación del país sólo se logrará con el esfuerzo
mancomunado y conciente de todos los argentinos y no por los caminos violentos y de
destrucción que proponen los ideólogos de la subversión‖ (memorando 916 SI del 12/11/76
obrante a fs. 12003/04), quedando pues en evidencia los fines de acción psicológica del
operativo.
De esta manera, los elementos de juicio ponderados demuestran un típico caso de
las llamadas ―operaciones ventilador‖. Los testigos coinciden en que Calloway y Salerno
fueron retirados de La Perla para ser fusilados y sus cadáveres ―descubiertos‖ en otro
escenario a fin de cubrir objetivos de inteligencia. Si bien las
versiones de los ex
prisioneros no son coincidentes respecto al lugar del supuesto enfrentamiento –diferencia
que puede razonablemente explicarse, si se advierte que ninguno de ellos presenció el
operativo, sino que se enteraron del mismo en La Perla, por comentarios posteriores-, la
documentación hallada es compatible con la fecha de muerte de las víctimas y sobre todo,
con el contexto narrado por los entonces detenidos en el centro clandestino: dos militantes
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montoneros que supuestamente repartían panfletos en un ámbito laboral en el que se estaba
preparando o llevando a cabo un plan de lucha reivindicativo, a los que se hizo aparecer
como abatidos en un enfrentamiento con Fuerzas Militares.
Cabe sumar a lo expuesto, la prueba valorada en relación al HECHO NOMINADO
UNO –apartado III-, respecto a las ―operaciones ventilador‖ y al homicidio de las personas
cautivas en La Perla conforme a esta modalidad, a cuyos considerandos me remito y tengo
aquí por reproducidos en razón de brevedad.
3) HECHO NOMINADO TRES
VICTIMAS: Isabel Mercedes Burgos de Luna, José Guillermo Gómez, Alicia Ester
Heredia, Santiago Alberto Pereyra, Ana Maria Ahumada, Adriana Ruth Gelbspan,
Rodolfo Alberto Ponce y Hermenegildo Alfonso Cuenca.
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
I- a) Sobre la privación ilegítima de la libertad de Isabel Mercedes Burgos de
Luna, las manifestaciones vertidas por otras personas que habrían permanecido cautivas en
el CCD La Perla. En este sentido Ana Beatriz Iliovich, relata sobre Isabel Burgos de Luna:
USO OFICIAL
“Isabel estuvo conmigo en la Perla –el subrayado me pertenece-, yo estaba recién
secuestrada, estaba vendada y esposada pero en un momento dado escucho la voz de ella
y le empiezo a gritar, me golpearon, pero en un momento pudimos hablar y me contó que a
su marido lo habían matado, era una chica petisita” (fs. 1097 vta.).
Conteste es el testimonio de Mirta Susana Iriondo (fs. 1278), quien recuerda que al
ser detenida pregunto por Isabel Burgos, amiga suya -que tuvo conocimiento que fue
desaparecida de su casa de barrio Santa Isabel en el año 76, estaba casada con un chico
Luna y embarazada de cuatro meses - y Ana lliovich, pudo relatarle sobre ella. De la misma
forma, Piero Di Monti refiere en la lista de personas desaparecidas vistas en la Perla a
Burgos, consignando como fecha de detención abril de 1976 (fs. 983), coincidente con
Graciela Susana Geuna a fs. 1414.
Asimismo, a fs. 1267/1268 fs. de la presente causa obra el testimonio de Erica Delia
Martínez, quien vivía en una misma casa con una pareja de compañeros de militancia de su
marido, de la organización ERP. En oportunidad de ser allanada su vivienda,
aproximadamente a fines del mes de abril de 1976, al hombre -que recuerda llamaban
Ernesto- lo mataron en el baño y a la mujer se la llevan viva, sin heridas. Tratándose
probablemente del ―Sargento Ernesto‖, -alias que utilizaba Juan Carlos Luna- y su mujer
Isabel Burgos de Luna, quienes según comunicado del Tercer Cuerpo de Ejército publicado
por diario la Voz del Interior, con fecha 5/6/1976, pag. 9, integraban el frente militar del
ERP, habiendo sido el primero supuestamente abatido en un enfrentamiento al allanarse el
lugar donde se escondía, en tanto que la segunda alías ―María‖ supuestamente permanecía
prófuga según el ejército, el tiempo en el que en realidad habría estado cautiva en La Perla
(fs. 1133).
b) Acerca de la privación ilegítima de libertad de José Guillermo Gómez: (a)
―Simón‖ o ―Chacal‖ o ―El Flaco‖, da cuenta su madre Ramona Leoncia Rey de Gómez
157
quien mediante nota al subsecretario de Derechos Humanos -Ministerio de Justiciadenuncia la desaparición de su hijo, manifestando que con fecha 14 de mayo de 1976, fue
detenido por la policía de la Provincia de Córdoba, en la ciudad de Córdoba y que a partir
de ese momento carecieron los familiares de toda información sobre su paradero (fs.
1178/1180).
Asimismo a fs. 1615/1616 María Emilia Gómez (hija de José Guillermo Gómez)
relata en forma concordante lo sucedido a su padre agregando que sabe que el mismo fue
detenido aproximadamente el 15 de mayo de 1976, cuando estaba fuera de su casa, en la
calle trabajando como obrero o electricista en una obra en construcción en la ciudad de
Córdoba.
A lo expuesto se agrega prueba documental obrante en la causa: de la que resulta
que José Guillermo Gómez habría sido un reconocido militante del ERP, un blanco de
persecución y de eliminación por las entonces fuerzas de seguridad, Legajo de la Policía
Federal S/I N° 1135, Memorando DGI.c.d. N° 101‖R‖ de fecha 24 de abril de 1972 y
Memorando DGI.c.d. N° 185 S/I del 21 de abril de 1972 (fs. 1149/1176); fotocopia de la
Carpeta SIDE, volumen 01 caso 0228 (Aguirre Alberto) (fs. 1147), y memorando DGI n°
34 ―R‖ de fecha 7 de abril de 1976 en el que figuran los objetivos mas urgentes de las
fuerzas armadas y de seguridad, señalándose entre ellos a MONTONEROS, ERP.-PRT,
PODER OBRERO,
JUVENTUD GUEVARISTA,
ACTIVISTAS GREMIALES,
ESTUDIANTILES Y ÁREA DE GOBIERNO (fs. 11.516/18).
La privación de libertad es finalmente corroborada con los testimonios que acreditan
el secuestro y alojamiento de Gómez en el CCD ―La Perla‖: Ana Beatriz Iliovich, afirma
que José Gómez y Susana Avendaño de Gómez -esposa de José-, estaban en la Perla en esa
época, a los dos los habían detenido por separado. Recuerda que él era su amigo de Bell
Ville, y refiere que los había detenido la gente de La Perla (fs. 1097 vta.).
Tribunal cuenta también con el testimonio de Susana Margarita Sastre (fs. 693
vta.) “Cuando yo me fui de La Perla, seguían allí detenidos Ana Iliovich, Rosa Avendaño
de Gómez, cuyo marido había estado detenido antes que yo llegara y yo lo conocía por que
él era de Bell Ville”. “El marido de Rosa Avendaño, de apellido Gómez, yo no lo vi, pero
sé que estuvo en La Perla por el relato de su mujer” (fs. 695 vta.).
A su turno, Teresa Celia Meschiati: refiere que el marido de Avendaño, (a) "Simón"
Gómez, fue secuestrado unos días antes que ella. ―Fue muy torturado los dejaron juntos en
la colchoneta ―(fs. 1455).
A lo que se suman las contestes declaraciones de otros ex detenidos del CCD ―La
Perla‖ , que se manifiestan en el mismo sentido: Graciela Susana Geuna a fs. 1415 vta. y
Lliliana Beatriz Callizo a fs. 1204. Testimonios que en su conjunto dan cuenta y acreditan
suficientemente el secuestro de Gómez y su alojamiento en La Perla.
c) De la privación ilegítima de libertad de Alicia Esther Heredia: (a) ―Silvia‖ o
―Susana‖, da cuenta el Habeas Corpus obrante en los autos ―HEREDIA, Alicia EstherHábeas corpus a su favor", Expte N° 5-H-76, tramitado por el Juzgado Federal N° 1,
158
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1810-2010
recurso presentado por su hermana Olga del Carmen Heredia con fecha 27 de mayo de
1976, quien refiere que su hermana, estudiante de medicina de 4° año, el día 14 de mayo de
1976, salió a trabajar a una rotiseria y no tuvieron más noticias de ella (fs. 12076/93).
Sobre el alojamiento y permanencia en la Perla de Alicia Heredia, cabe consignar
los testimonios de Ana IIiovich y Piero Di Monte, cuando coinciden en afirmar que el
ejército en un comunicado público -al cual nos referiremos in extenso-, se refiere a un
numeroso grupo de subversivos descubiertos en un campamento en Ascochinga, -integrado
por las ocho víctimas objeto de análisis en el presente accionar- afirmando que en realidad,
todos ellos fueron secuestrados por las bandas militantes con anterioridad a la fecha del
comunicado y alojados en "La Perla", donde sufrieron terribles torturas (fs. 1097 vta. y
986).
d) En relación a la privación ilegítima de libertad de Santiago Alberto Pereyra: (a)
―Domingo Peralta‖ o ―Sargento Alejandro‖, Elida Mercedes Pereyra, hermana del
nombrado, en su testimonio de fs. 1575/1576 es precisa en relación a las circunstancias de
tiempo, lugar y modo de la privación ilegítima de libertad de su hermano, manifiesta que al
USO OFICIAL
mismo lo secuestraron el 19 de mayo del año 1976 de noche, que tenia 24 años, y que era
delegado en la facultad de Ciencias Económicas. Refiere que: “Lo sacaron de la pensión
donde vivía con su esposa la Sra. Mirta Graciela Ochoa -actualmente la calle se llama
pasaje Dr. Tomas Bordone, en Barrio Alberdi-“. Esta circunstancia la conoció a través de
una vecina, la Sra. Antonia Marola, quién vivía frente a la casa del hermano, y que vio
cuando lo secuestraban a Santiago Pereyra, el 19 de mayo a la madrugada. Relata que se
presentaron en la pensión de su hermano, un grupo de militares, armados y vestidos con el
uniforme militar -todos de verde-, se manejaban en camiones militares, que había militares
hasta en los techos, y que en un momento vio como lo sacaban y éste gritaba mientras lo
golpeaban, y forcejeaban. Manifiesta, asimismo que vio como bajaban a una chica
jovencita, peticita y le mostraban a las personas que vivían en esa pensión y esta chica
identificó a Santiago y fue ahí cuando se lo llevaron a rastras. Al enterarse de lo sucedido la
declarante junto con sus padres comenzaron a buscar a su hermano, fueron a la policía
ubicada en ese momento en el cabildo, al Tercer Cuerpo de Ejercito, fueron a todos los
lugares posibles siempre con resultado negativo.
Sobre el alojamiento y permanencia en la Perla de Santiago Alberto Pereyra, cabe
consignar -en igual sentido que con respecto a Heredia-, los testimonios de Ana IIiovich y
Piero Di Monte, referidos a que todo este grupo de víctimas fueron secuestrados por las
bandas militantes con anterioridad a la fecha del comunicado de mención y alojados en "La
Perla", donde sufrieron terribles torturas (fs. 1097 vta. y 986).
e) Con respecto a la privación ilegítima de la libertad de Ana Maria Ahumada (a)
―Andrea‖ o ―Petiza‖, se encuentra acreditada a través de las manifestaciones vertidas por
otras personas que habrían permanecido cautivas en el CCD La Perla. Así se cuenta con el
testimonio de: Graciela Susana Geuna a fs. 1414 de su testimonio refiere que Ana
Ahumada fue secuestrada aproximadamente en mayo de 1976; Piero Di Monti: relata que
159
Ana Ahumada estuvo secuestrada en La Perla desde mayo del 76 aproximadamente
cuarenta y un días (fs. 982); Lliliana Beatriz Callizo: conteste con los anteriores testigos,
relata que "Andrea", -como llamaban a Ana Ahumada- fue una de las personas con las que
coincidió en la Perla y que la misma fue secuestrada en mayo de 1976 (fs. 1253).
Estas manifestaciones permiten establecer que Ana Ahumada fue secuestrada
aproximadamente en el mes de mayo del año 1976, conducida y alojada subrepticiamente y
sin registro alguno en el CCD ―La Perla‖.
Asimismo, la búsqueda y persecución de Ana Ahumada se traduce y acredita
mediante el Memorando de Policía Federal de fecha 4 de junio de 1976 (DGI Cd n° 315
S.I.) que consignan los datos de Ahumada del siguiente modo: ―Ana María Ahumada:
(a)"Andrea" o "petiza", clase 1950, estudiante de agronomía en la Universidad Nacional
de Córdoba. Activa militante del ERP, habría participado en Copamiento a la fabrica
militar de Villa María; asesinatos de agentes de Policía; Robo de vehículos y la fuga de
reclusas de la cárcel Buen Pastor de Córdoba” (fs. 919/920).
f) Sobre la privación ilegítima de libertad de Adriana Ruth Gelbspan(a) ―Patricia‖,
da cuenta en primer término Gabriela Silvana Calabrese, amiga de la nombrada, mediante
su denuncia y ratificación en sede judicial (fs. 909/vta., 916 y fs. 11.456), relatando las
circunstancias de tiempo, modo y lugar del hecho. Manifiesta que ambas militaban en la
Juventud Guevarista dependiente del Partido Revolucionario de los Trabajadores durante el
año 1976, que Gelbspan era responsable del Frente Secundario y la declarante del Frente
Barrial, relata que supo por dichos de Alejandro Héctor Gómez, alias "Bachi", a quien
refiere como posteriormente desaparecido, y que militaba también en la organización
siendo responsable de la propaganda y novio de Gelbspan, que a Adriana la habían
detenido el día 29 de mayo de 1976. Gómez, le relato que el PRT había preparado veinte
actos relámpagos (cortar calles, pintadas, panfleleadas, poner bombas molotov) en distintos
puntos de la ciudad de Córdoba en conmemoración del "Cordobazo". Fue así que Adriana
Gelbspan junto a tres militantes más, entre quienes se encontraban Feliciano Figueroa,
Marcelo Britos y una mujer cuyos datos desconoce, procedieron a colocar una bomba
molotov en una concesionaria de Citroen ubicada frente al puente La Tablada. Luego de
irrumpir en la concesionaria todos pudieron escapar a excepción de Gelbspan que fue
retenida por un empleado del negocio y llevada por la policía inmediatamente después.
Conteste es la declaración de Susana Verónica Tello a fs. 913, amiga de Marcelo Britos y
de Feliciano Figueroa y que conocía a Adriana Ruth Gelbspan. Manifiesta que tuvo noticia
de la detención de Britos y Figueroa en el mes de mayo de 1976, a raíz de haber participado
en un acto de protesta en una concesionaria de autos en las inmediaciones del puente La
Tablada. Cuando Figueroa hubo recuperado su libertad le refirió los pormenores del hecho
diciéndole que en ese acto había participado Adriana Ruth Gelbspan, de quien no supo más
nada desde aquel episodio.
Esta información es corroborada fehacientemente mediante dos Memorandos de
Policia Federal: uno de fecha 12 de junio de 1976 (DGI Cd n° 192 S.I.), referido a la
160
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1810-2010
situación procesal de Marcelo Raúl Britos y Feliciano Figueroa, informando que se
encontraban a disposición del Juzgado Militar 71, procesados por desacato a personal
Policial en la vía Pública, alojados en la UP 1 –siendo menores de edad 16 y 17 años
respectivamente- (fs. 923); y el otro de fecha 14 de junio de 1976 (DGI Cd n° 347 S.I.),
referido a las declaraciones efectuadas por Marcelo Raúl Britos y Feliciano Figueroa. De la
lectura de ambos testimonios se desprende el lugar, tiempo y modo de la detención de
Gelspan. En este sentido, Britos manifiesta que estaba militando en el ―Partido
Revolucionario de los Trabajadores‖, que conoce a integrantes de la organización
únicamente por los nombres de guerra: ―Gustavo‖, Martín o flaco‖, ―Compañero J‖, ―Rulo,
Alicia o Ruluda‖, ―Patricia o Pepona‖ y ―Mónica‖. Por su parte Feliciano Figueroa, dice
pertenecer al frente estudiantil del "Partido Revolucionario de los Trabajadores" (juventud
Guevarista) (fs. 922). Documentación que da cuenta de la veracidad de los dichos de
Calabrese, conteste con Tello, en relación a la presencia de Britos y Figueroa en el lugar y
tiempo en que es detenida Adriana Gelbspan.
Corroboran asimismo, la privación ilegitima de libertad de Adriana Gelbspan, la
USO OFICIAL
denuncia y declaraciones efectuadas por su madre Dora Einis de Gelbspan, conteste con las
manifestaciones vertidas por Silvana Calabrese. Asimismo, Dora de Gelbspan relata
procedimientos anteriores realizados en su vivienda, sito en calle 2 N° 55 del Barrio Cerro
de Las Rosas, por lo que habrían sido fuerzas de seguridad. Recuerda que el día 27 de
marzo de 1976 aproximadamente a las tres de la madrugada, fuerzas armadas, que llevaban
vestimenta que parecía ser fajina, botines y correas, armas largas, cortas, ametralladoras,
invadieron el domicilio con violencia. Les preguntaron por Adriana y respondieron que no
estaba, que se encontraba de paseo en Buenos Aires. En ese momento, llevaron a una chica
que tenía las manos atadas, - quien era una compañera de Adriana, que había ido
previamente en una ocasión a la casa, y le preguntaron a la declarante si la conocía, a lo
cual ésta respondió que no. A continuación le preguntaron a dicha compañera si conocía a
la declarante y respondió afirmativamente. Frente a lo cual le advirtieron:
"es una
mentirosa, si no entrega la hija dentro de seis meses aparecerá con una bala en la cabeza‖.
Relata que se llevaron cuanto encontraron, inclusive un automóvil. Luego de este episodio
realizan la denuncia en la Seccional 14 de Policía, por asalto, robo y violación de domicilio.
Tras lo cual se mudaron de casa y en abril o principios de mayo, quienes serían personal
del Ejército concurren al nuevo domicilio, sito en calle 25 de Mayo Nº 272 de la ciudad de
Córdoba, en esta oportunidad ingresando correctamente, buscando a Adriana. Estos
procedimientos previos dan cuenta que Adriana Gelspan habría sido un claro blanco de
persecución (denuncia ante CONADEP obrante a fs. 925/vta, ratificada judicialmente a fs.
1130, 927/928).
Las manifestaciones vertidas por la madre de Adriana Gelbspan son corroboradas
por el informe de la Comisaría Seccional 14: que refiere que no se encontraron
antecedentes de la detención de Adriana Ruth Gelbspan. Dando sin embargo, constancia de
la denuncia realizada por el Sr. Marcos Gelbspan (padre de la nombrada) de fecha 27/3/76
161
caratulada "ROBO CALIFICADO sumario N° 101/22, resultando s.a N.N. (varios sujetos),
remitido al archivo judicial de la dependencia (fs. 1137).
Sobre el alojamiento y permanencia en la Perla de Adriana Gelbspan, cabe
consignar el manuscrito confeccionado por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido
en el legajo CONADEP n° C7530 y su ratificación judicial (fs. 11.497/11.514 y
11.928/11.930), donde refiere la presencia de Adriana Gelbspan (a) ―Patricia‖ en ese centro
de detención, consignado asimismo como fecha de detención mayo de 1976 .
g) Sobre la privación ilegítima de libertad de Rodolfo Alberto Ponce (a)
―Chancho‖, ―Chanchon‖, ―Martín‖ o ―Rene‖, - quien
habría militado en el ERP y
pertenecía al “Movimiento de Base de Medicina”-, contamos con el testimonio de Maria
Rosa Donalisio esposa del nombrado (fs. 1269, 1333/vta. 1591/vta.) quien recuerda que al
momento en que a su esposo Ponce lo detienen, ella estaba presa, enterándose con
posterioridad sobre la detención de su esposo. Manifiesta que a Rodolfo lo detienen en la
ciudad de Córdoba, él ya estaba prófugo entonces no se sabía bien en donde estaba
viviendo. Relata que Rodolfo Ponce participaba en el ERP, que estaba dentro de la
organización en el movimiento de base en la parte estudiantil, en medicina concretamente.
Refiere que al estar detenida le preguntaron mucho por Rodolfo, de a ratos le decían que lo
habían matado. La versión que conoce, es que Rodolfo fue trasladado a "La Perla",
aclarando que la madre de Rodolfo Ponce, se apersono en el mencionado lugar, donde la
amenazaron y le negaron rotundamente que allí se encontrara detenido su hijo. Manifiesta
que la madre estuvo buscando a Rodolfo con mucha insistencia. También que en un diario
de la época democrática, salió un listado de personas que habían sido vistas con vida en La
Perla y en ese listado estaba Rodolfo.
Los dichos de la testigo son corroborados con documentación obrante a fs.
1271/1272 -copia de denuncia de Maria Rosa Donalicio realizada ante la Subsecretaria de
Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de la Nación y de la sentencia que declara la
ausencia por desaparición forzosa de Ponce -25 de septiembre de 1996. Sentencia N° 59 322 juzgado Civil y comercial de 3° nominación- Río Cuarto-, donde se consigna que
Rodolfo Alberto Ponce, estudiante de medicina y psicología, con actividad política
estudiantil, 21 años a la fecha de su desaparición, había sido buscado desde fines del año 75
por el Tercer Cuerpo de Ejército con asiento en la provincia de Córdoba, situación que
puso a Ponce en clandestinidad a efecto de salvar su vida. Asimismo, en dicha documento
se deja constancia que el Sr. Ponce integra la nómina de personas desaparecidas que figuran
en el anexo del Informe de la Comisión Nacional Sobre Desaparición de Personas con el
número de actor 10618 pag. 361, surgiendo del informe -pag. 113 de personas vistas- que el
Sr. Ponce fue visto en la Perla CCD de la provincia de Córdoba.
La búsqueda y persecución de Ponce se traduce y acredita mediante el Memorando
de Policía Federal de fecha 4 de junio de 1976 (DGI Cd n° 315 S.I.) obrante en fotocopia a
fs. fs. 919/920 de la presente, documento en el que se consignan los datos de Ponce del
Siguiente modo: “Rodolfo Alberto PONCE (a) “CHANCHON” “MARTIN” o “RENE”,
162
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DNI. 11.347.357, clase 54, integrante del “ERP”, Oriundo de la ciudad de Río Cuarto Pcia. de Córdoba.- El año 1975 logro fugar de un allanamiento realizado por personal
Policial en el Barrio Cerro de Las Rosas Integraba la escuadra militar zona sur”. Como
mencionamos previamente la pertenencia de la víctima a la organización ERP, lo convertía
en blanco seguro de persecución y eventual aniquilación (Memorando DGI n° 34 ―R‖ de
fecha 7 de abril de 1976, obrante a fs. 11.516/18). Circunstancia de persecución de la que
también da cuenta el testimonio de Sergio Oscar Belgoff, amigo de la víctima quién
manifiesta que la ultima vez que vio y tuvo contacto con Rodolfo Alberto Ponce fue en la
vía publica pudiendo el dicente solo precisar que fue en la peatonal de la Ciudad de
Córdoba, siente que lo llaman y respondiendo al llamando se da vuelta y observa que quien
solicitaba su atención era Rodolfo Alberto Ponce, -quien intentaba pasar desapercibido-;
comentándole que habían allanado el domicilio sito en calle Chubut al 300, llevándose
detenida a Mari Rosa Donalisio; el manifestante le brindo ayuda económica dándole el
dinero en efectivo que en ese momento portaba (fs.1590/vta.).
Conteste es el testimonio de Oscar Alfredo Ponce -hermano de la víctima-, quién
USO OFICIAL
refiere que la última vez que el dicente vio a Rodolfo, aproximadamente en el mes de
noviembre del año 1975, estaba en la capital de la provincia de Córdoba y se domiciliaba
en forma clandestina a dos cuadras de la plaza Colón, atento a que era afiliado al partido
M.S.T. y estaba haciendo política y era perseguido por los militares. Que las fuerzas
militares lo acusaban a su hermano Rodolfo de pertenecer al E.R.P. Expresa el dicente que
un año antes de la muerte de su hermano, al regresar de la Facultad, observó en el pasillo de
su departamento donde vivía junto a Rodolfo, María Rosa (esposa de Rodolfo), los
hermanos Piccirilli y Sergio Belgoff, un pañuelo rojo que entre los códigos que manejaban
los convivientes, significaba que había peligro de entrar, que el dicente advirtió esta señal y
se retiró del lugar. Que no obstante, su cuñada María Rosa que se encontraba embarazada,
no advirtió la señal del pañuelo rojo, y cuando entró al departamento la estaban esperando
personas vestidas de civil, revolvieron todo lo que encontraban, llevándose libros de
Medicina y de política (Plusvalía, explotación del hombre, del Capital, de Marx, etc.)
quienes luego detuvieron a su cuñada. Manifiesta que conoció por comentarios que Rodolfo
habría estado en el Centro Clandestino de Detención "La Perla" y que allí fue torturado (fs.
1690/1691).
Respecto a la presencia y permanencia de Ponce en la el CCD ―La Perla‖ de Ponce,
Piero Di Monti, en su testimonio a fs. 985 refiere en la lista de personas vistas en la Perla a
Rodolfo Ponce, consignando como fecha de detención aproximada -mayo de 1976- , agrega
en la descripción que era oriundo de Río Cuarto, estudiante de medicina en la Universidad
Nacional de Córdoba y que tenía 20 años.En relación a Hermenegildo Alfonso Cuenca la prueba colectada hasta el momento
no alcanza a precisar las circunstancias que dan origen a la privación ilegítima de la
libertad, sin embargo, su alojamiento y permanencia ilegal en el CCD La Perla se acredita
mediante los testimonios de Ana IIiovich y Piero Di Monte, cuando coinciden en afirmar
163
que el ejército en un comunicado público, se refiere a un numeroso grupo de subversivos
descubiertos en un campamento en Ascochinga, -integrado por las ocho víctimas objeto de
análisis en el presente accionar denominado Tercero- afirmando que en realidad, todos ellos
fueron secuestrados por las bandas militantes con anterioridad a la fecha del comunicado y
alojados en "La Perla", donde sufrieron terribles torturas (fs. 1097 vta. y 986).
II- En cuanto a la permanencia en La Perla y los tormentos que habrían padecido
este grupo de víctimas en ese centro de detención, cabe ponderar el testimonio de Piero Di
Monti, quien a fs. 986 de la presente causa resume las circunstancias de modo lugar y
tiempo que caracterizaron los hechos sujetos análisis en relación al secuestro, alojamiento
en La Perla y torturas a las que estuvieron sometidas las víctimas afirmando: “El 29
de
mayo de 1976 el ERP organizó en Córdoba un conjunto de acciones de la agenda
antidictatorial; como respuesta, el ejército a los pocos días en un comunicado público, se
refiere a un "numeroso grupo de subversivos descubiertos en un campamento en
Ascochinga", en realidad, todos ellos fueron secuestrados por las bandas militantes con
anterioridad a la fecha del comunicado y alojados en "La Perla", donde sufrieron terribles
torturas. Algunas de estas victimas fueron: Ana Ahumada, Rodolfo Ponce, Gomez, Burgos,
"Andrea" y otros cuyos nombres son de público conocimiento”. La referencia al
campamento en Ascochinga, alude al destino final de estas víctimas, que será objeto de
análisis en el apartado III del presente accionar descripto como tercero.
Conteste es el testimonio de .Lliliana Beatriz Callizo que a fs. 1204 manifiesta: “
también fueron secuestrados y llevados a la Perla un grupo del ERP que luego
aparecieron, en un presunto “campamento subversivo”, estas personas habían
permanecido 2 o tres semanas en la Perla".
Asimismo, en relación la permanencia de Isabel Mercedes Burgos de Luna José
Guillermo Gómez, Ana María Ahumada, Rodolfo Alberto Ponce, Adriana Rurh Gelspan,
Santiago Alberto Pereyra, Hermenegildo Alfonso Cuenca y Alicia Ester Heredia en el CCD
―La Perla‖ cabe remitirnos al apartado inmediato anterior donde nos referimos en particular
a cada una de estas víctimas y a los testigos -ex detenidos- que los vieron en el lugar de
alojamiento.
Cabe ponderar también en este caso, testimonios vertidas por otras personas que
habrían permanecido cautivas en el CCD La Perla, en relación a las torturas padecidas en
particular por algunas de las víctimas que nos ocupan. Más allá del conocimiento plasmado
en la presente resolución, de que la sola permanencia en La Perla es indicio suficiente del
padecimiento de las víctimas allí alojadas de los tormentos precedentemente descriptos. En
este sentido, y referido a algunas de la víctimas en particular, integran el plexo probatorio:
La inspección ocular del predio de La Perla obrante a fs. 1088/1094 de la presente
causa, en la cual Mirta Iriondo manifiesta que Isabel Burgos fue torturada por Manzanelli
en lo que describe como segunda habitación de interrogatorio, vista de frente desde la
entrada de hall (fs. 1092).
164
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El testimonio de Mirta Susana Iriondo de fs. 1278, donde recuerda: ―una amiga mía
de nombre Isabel Burgos que fue desaparecida de su casa de barrio Santa Isabel en el año
76”, “ella estaba casada con un chico Luna. Ella cae detenida cuando estaba embarazada
de 4 meses”. ―Cuando yo caigo detenida pregunto por ella y Ana lliovich cuenta que
Manzanelli la había golpeado mucho y que cuando la sacan de la oficina de él, las
paredes estaban todas sucias de sangre‖.
El testimonio de Lliliana Beatriz Callizo manifiesta a fs. 1204 de la presente: que
―Simón‖ –Gómez- oriundo de Bell Ville y su esposa Rosa Avendaño estuvieron en la Perla.
Simón fue bárbaramente torturado según otras personas que lo vieron y su compañera-.
Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás
elementos de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de
ponderación en este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la
causa y que resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del
centro de detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo,
las perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
USO OFICIAL
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
III. Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Isabel Mercedes
Burgos de Luna, José Guillermo Gómez, Ana María ahumada, Rodolfo Alberto Ponce,
Adriana Rurh Gelspan, Santiago Alberto Pereyra, Hermenegildo Alfonso Cuenca y Alicia
Ester Heredia.
Al respecto, corresponde mencionar en primer lugar las constancias de fs. 249 del
libro de registro de entradas y salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque
correspondiente a mayo-junio del año 1976 (fs. 1265), en el cual consta el ingreso de lo
cuerpos sin vida, en forma sucesiva de Hermenegildo Alfonso Cuenca, Santiago Alberto
Pereyra, José Guillermo Gómez, Ana María Ahumada, Adriana Ruth Gelbspan, Rodolfo
Alberto Ponce, Mercedes Burgos de Luna y Alicia Esther Heredia. Siendo la causa del
fallecimiento en todos los casos lesiones producidas por heridas de balas.Asimismo, contamos con los Memorandos de Policía Federal: uno de fecha 2 de
junio de 1976 (DGI Cd n° 87 "H") En la cual informa el encargado de inteligencia de la
Subáreas 3112, a cargo de Gendarmería Nacional, que a la hora 3:30 del día 1 de junio de
1976, en el paraje denominado Tres Cascadas, próximo a Ascochinga, se había producido
un enfrentamiento entre efectivos de Gendarmería Nacional y elementos subversivos,
siendo abatidos 4 hombres y 4 mujeres. Con respecto a dicho enfrentamiento, hasta ese
momento, se habían identificados a siete de los muertos, a saber: Particia Gelspan (a)
―Patricia‖, Santiago Pereyra (a) ― Sargento Santiago‖, Ana María Ahumada ―Petiza‖, José
165
Gómez (a) ―Simón‖ o ―Chacal‖, Alfonso Cuenca (a) ―Jorge‖, María Burgos de Luna (a)
―María‖, Alberto Ponce (a) ―El Chanchon‖, faltando establecer la identidad de una mujer
que luego sería identificada como Alicia Esther Heredia. Manifiesta que los causantes
pertenecerían al pelotón de Asalto Caboto-Marinelli (zona sur), de la Compañía decididos
de Córdoba del E.R.P., que con la acción habrían recibido un rudo golpe que
indudablemente afectará seriamente la organización. Fechada: Córdoba, junio 2 de 1976
(fs. 921) y en términos generales se expide en igual sentido el Memorando de fecha 4 de
junio de 1976 (DGI Cd n° 315 S.I.) (fs. 919/920). Idéntica versión es comunicada a través
de los diarios- copias de los artículos publicados en el diario la Voz del Interior, de fecha
sábado 5 de junio de 1976, pag. 9 (fs. 1143/1135). Si bien esta identificación colabora con
la investigación confirmando las identidades de los cuerpos ingresados en libro de entrada
de la morgue. En relación al modo en que se producen éstas muertes, es necesario
contrastar estos documentos con los testimonios brindados por ex detenidos alojados en el
CCD la Perla al tiempo de éstos acontecimientos. Piero Di Monti: refiere a fs. 986: “El 29
de mayo de 1976 el ERP organizó en Córdoba un conjunto de acciones de la agenda
antidictatorial; como respuesta, el ejército a los pocos días en un comunicado público, da
por muertos a un "numeroso grupo de subversivos descubiertos en un campamento en
Ascochinga", en realidad, todos ellos fueron secuestrados por las bandas militantes con
anterioridad a esa fecha y alojados en "La Perla", donde sufrieron terribles torturas.
Algunas de estas victimas fueron: Ana Ahumada, Rodolfo Ponce, Gomez, Burgos, "Andrea"
y otros cuyos nombres son de público conocimiento”. El subrayado me pertenece. Lliliana
Beatriz Callizo : manifiesta a fs. 1204 : “fueron secuestrados y llevados a la Perla un
grupo del ERP que luego aparecieron como abatidos en un presunto enfrentamiento, en un
presunto “campamento subversivo”, estas personas habían permanecido 2 o tres semanas
en la Perla”.
En particular, acredita ésta circunstancia el testimonio de Ana Beatriz Iliovich:
quien manifiesta respecto a José Gómez: “Su cadáver apareció como muerto en un
enfrentamiento y los padres lo recuperaron. A José lo llevaron junto con otros detenidos de
La Perla, él era amigo mío de Bell Ville y perfectamente me acuerdo cuando se lo llevaron.
Los habían detenido la gente de La Perla, en ese grupo también se llevaron a Isabel
Burgos de Luna que estaba detenida en La Perla”; “cuando a él se lo llevan para mi fue
muy traumático, formaron una fila, llamaban por número a los detenidos, esa fue la
primera vez que veía como el camión se llevaba gente” ; “Con respecto a las personas que
aparecen muertos en Ascochinga junto a José Gómez yo tengo idea de que todos fueron
sacados de La Perla, pues yo vi a diez personas en la fila. Se los llevaron de noche. Ese día
nos dieron la cena temprano, apagaron las luces, prendieron una luz y empezaron a llamar
por número y les hicieron hacer un trencito y recuerdo que pude espiar por la venda y lo vi
a José” (fs. 1097/1098).
En el Testimonio brindado ante CONADEP Carlos Pusetto, quien también estuvo
cautivo en La Perla, refiere que los desaparecidos durábamos en un recinto, tirados en
166
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colchonetas de paja, custodiados por la Gendarmería Nacional, subalimentados, enfermos,
sin noción de cuando comenzaba o terminaba el día, aterrorizados constantemente por los
gritos de los torturados, o por el gemir agónico de los que perecieron allí a causa de la
tortura. Aislados, solos con una incertidumbre absoluta, convertidos en cosas, en objetos
con un número, “esperando cotidianamente la muerte por fusilamiento o en algunos de los
fraguados “enfrentamientos” en cualquier calle” (fs. 951/952) y recuerda a fs. 959 de su
testimonio a Rodolfo Ponce, Anita Ahumada como algunas de las personas asesinadas en
simulacros de enfrentamiento después de haber permanecida en la Perla.
A estos testimonios se suma el de José Oscar Maldonado obrante a fs. 6835/844,
Sargento de Gendarmería Nacional, quién preguntado sobre su participación en un
operativo en el que se trasladaran cuerpos o se procediera al enterramiento de personas,
dijo que si, que una vez, recuerda un enfrentamiento en un lugar de las sierras, de
Ascochinga, para arriba, no recuerda la fecha, refiere que llegaron a la mañana, en el
horario de entrar a la escuela, en la formación leyeron una lista de aproximadamente veinte
suboficiales, para ir a algún lado, sin explicarles a donde iban, cuando llegaron a ese lugar,
USO OFICIAL
que recuerda como tres cascadas, les dicen que la noche anterior había existido un tiroteo,
un enfrentamiento con los guerrilleros y que tenían que llevar los cuerpos, cargarlos en una
ambulancia para llevarlos a la escuela, que desde el camino no se veían los cuerpos, eran
seis o siete cuerpos -dispuestos alrededor de una carpa desarmada- ,fueron subidos a una
ambulancia y trasladados a la escuela y cree que entre los cuerpos había el de alguna mujer,
pueden haber sido dos o tres, el resto eran hombres; todos tenían impactos de bala.
Manifiesta a fs. 11.492 de su testimonio, que el hecho de Las Tres Cascadas era irregular,
confesando su temor a declarar.
A su vez, las partidas de defunción dan cuenta que los fallecimientos se producen en
todos los casos por la magnitud de las lesiones – copias de las actas de defunción expedidas
por la municipalidad de Agua de Oro Dpto. Colón de: Adriana Ruth Gelspan (fs. 1542),
Alicia Esther Heredia (fs. 1543), reincripción en la Municipalidad de Córdoba de la partida
de defunción Alicia Esther Heredia ( fs. 1499), Hermenegildo Alfonso Cuenca (fs. 1544),
José Guillermo Gómez (fs. 1545), Santiago Alberto Pereyra (fs. 1546), copia del certificado
de defunción de Rodolfo Alberto Ponce (Secretaria Ministerio de Bienestar Social de la
Provincia de Córdoba) certificado por el Dr. José Felipe Tavip, con fecha 1/6/76, 9:30 hs. y
como causa inmediata de muerte: hemorragia masiva por múltiples heridas de bala (fs.
1687), asimismo en este caso a fs. 1686. obra copia de oficio del Jefe del Distrito Militar
"Río Cuarto" dirigido a la Sra. Elsa G. de Ponce de fecha 21 de junio de 1976, a efectos de
que retire en el Juzgado de Instrucción Militar del Comando del III Cuerpo de Ejercito la
documentación referente a la inhumación del cadáver de su hijo, copia de partida de
defunción de Isabel Mercedes Burgos de Luna, de la Municipalidad de Córdoba, 1 de junio
de 1976, diagnostico: heridas múltiples de bala (fs. 1497)
La prueba colectada permite afirmar con el grado de probabilidad requerido en esta
instancia del proceso que éste grupo de víctimas integrado por: Isabel Mercedes Burgos de
167
Luna, Adriana Ruth Gelbspan, Alicia Esther Heredia, Hermenegildo Alfonso Cuenca, José
Guillermo Gómez, Ana Maria Ahumada y Santiago Alberto Pereyra y Rodolfo Alberto
Ponce, fue sacado del lugar en el que estuvieron alojados el día 1 de junio
aproximadamente, asesinados y dispuestos sus cuerpos, ya sin vida en la zona de Tres
Cascadas, Localidad cercana a Ascochinga, Provincia de Córdoba, a fin de simular un
enfrentamiento, conforme denominaban una ―operación ventilador‖.
Este es el caso, conforme lo ilustra de manera eficiente Ana Iliovich a fs. 1098vta.,
cuando manifiesta sobre Los Traslados: los destinos posibles de los detenidos podían ser:
la muerte, con el mecanismo descripto en los testimonios de Callizo, Geuna, etc. del
"camión" que llegaba y se llevaba un grupo de prisioneros cuyos cuerpos no aparecieron
nunca. O bien, cuando se llevaban a algunos prisioneros que luego aparecieron como
"muertos en enfrentamientos".
Conteste es el testimonio de Carlos Beltrán, gendarme que prestaba servicios en el
destacamento móvil 3 de Gendarmería Nacional al momento de los hechos, -quién
permaneció en dicha institución desde el 31/12/71 hasta 31/12/1980-, manifiesta a fs. 1316
de la presente causa: ―Cuando se llevaban a los detenidos a nosotros tampoco nos decían
la verdad, a veces nos decían que se los llevaban a uno ochenta – expresión que alude en la
jerga utilizada en La Perla, al fusilamiento o ejecución del secuestrado- y en realidad los
liberaban, en otros casos, decían que los iban a largar y después los mataban. En unos
casos se llevaron detenidos que dijeron que iban a liberar y después los mataban y los
hacían aparecer como muertos en enfrentamiento en un camino, les ponían armas para
simular, nosotros escuchábamos la noticia del enfrentamiento en la calle y le
comentábamos al personal del Ejército y ellos se reían y nos decían que no había sido así,
que no hubo ningún enfrentamiento”.
Con relación a Hermenegildo Alfonso Cuenca si bien no obra en la causa prueba
directa respecto al modo, lugar y tiempo de su la privación de libertad y alojamiento en el
centro clandestino de detención La Perla, los memorandos aluden al nombrado como
integrantes del grupo de subversivos supuestamente abatidos en Ascochinga y su cuerpo sin
vida es ingresado en forma correlativa con los cuerpos de la demás victimas en el libro de
la morgue, como hemos mencionado.
Asimismo a fs. 1504/1505 de la presente causa obra copia de la carpeta SIDE, caso
0292 sobre "Cuenca Ermenegildo Alfonso": que registra: Antecedentes: "01 de junio 76: En
acción llevada a cabo por personal de la Gendarmeria Nacional se descubre un campamento
de delincuentes subversivos en la zona denominada "Las Tres Cascadas", en el camino que
une La Cumbre con Ascochinga -Córdoba, en dicha acción mueren el causante -Cuenca
Ermenegildo Alfonso- y: Ana María Ahumada - Adriana Ruth Gelspan -José Guillermo
Gómez (alias Flaco)- Alicia del Valle Leal- Alicia Esther Heredia- Origen de la
información: Propios medios /policía de Córdoba (02 de jun 76).
El material probatorio precedentemente consignado, permite inferir válidamente
que el nombrado tras haber sido aprehendido por personal militar o fuerzas de seguridad,
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1810-2010
fue trasladado al CCD La Perla, donde habría sido sometido a torturas y luego ejecutado –al
igual que las otras siete víctimas de este grupo- y dispuesto su cuerpo en el presunto
enfrentamiento en el paraje ―Tres cascadas‖ de la localidad de Ascochinga, Provincia de
Córdoba, en forma conjunta con las demás víctimas.4) HECHO NOMINADO CUATRO
VICTIMAS: Pablo Daniel Ortman y Marcelo Leonidas Espeche
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
I- a) Sobre la privación ilegítima de libertad de Pablo Daniel Ortman, empleado de la
empresa Sancor, delegado sindical y presunto militante del ERP, dan cuenta las denuncias:
ante la CONADEP realizada por su madre Florentina Glassmann Vda. de Ortman, registrada bajo el N° 7571- y ante la comisión de familiares de desaparecidos y detenidos
por razones políticas (fs. 11.603/4). Según el relato de la denunciante su hijo vivía en una
casa de familia donde fueron tres veces a buscarlo personal de las fuerzas de seguridad sin
encontrarlo. Asimismo obra en autos copia de la resolución de fecha 6 de diciembre de
1979, sobre el Habeas Corpus presentado en relación a Pablo Daniel Ortman del entonces
USO OFICIAL
Juzgado Federal N° 3.
Conteste y más específico es el testimonio de Concepción Natividad Ortman –
hermana del nombrado- (fs. 11.600/2), quién refiere que su hermano Pablo Ortman
trabajaba en la empresa Sancor y era delegado sindical, que tras el golpe de estado despiden
a los gremialistas y que su hermano fue uno de los primeros despedidos en forma conjunta
con otros integrantes del gremio. En concordancia, obra en autos informe de la firma
Sancor Cooperativas Unidas Ltda., sobre la situación laboral de Pablo Ortman en la
empresa, refiriendo su ingreso a la misma con fecha 28/11/71 y su egreso el 30/3/76 por
supuesta renuncia voluntaria (fs. 3841/2). Asimismo, la testigo recuerda que Pablo había
estado viviendo en una casa de una familia, que le alquilaban una pieza al fondo, el dueño
de casa también trabajaba en la empresa Sancor, pero después de ser despedido no vivió
mas allí para no comprometer más a esa familia –en razón de la persecución política de la
que era objeto-. Finalmente refiere que la última vez que su familia lo vio fue el 20 de junio
de 1976, tomando conocimiento de que varios trabajadores despedidos de Sancor, habrían
desaparecido, algunos secuestrados frente a su familia. Refiere que el día 25 de julio de
1976,
tenia que concurrir a un bautismo y su ausencia motivo la búsqueda e
investigaciones realizadas por la familia. Relata que su madre concurrió al Tercer Cuerpo
de Ejercito donde le aseguraban que no había registro de Pablo Ortman, continuando la
misma con la búsqueda y denuncias precitadas.
En tal sentido, y a los fines de acreditar las circunstancias de tiempo, modo y lugar
de la privación ilegítima de libertad de Pablo Daniel Ortman, obra glosada en autos la
declaración testimonial de Piero Di Monte (fs. 134/vta.) quien relata: “En cuanto a Ortman
detenido a fines de junio del 76, hay una historia ligada a esta persona, a mí me sacaron –de
la Perla- para buscar una casa, en el trayecto se paró el auto y recogieron a una persona,
era un chico flaquito, estuvimos cerca en la cuadra, yo le conté como lo habían secuestrado,
169
que lo vieron y lo detuvieron; en cuanto a Ortman en ese auto que me llevaba estaba Felipe,
se bajan en un bar, a mi me llevaba adelante empujándome, cuando yo estoy por entrar al
bar lo veo a Ortman, el era super ingenuo, me ve, yo trato de retirarme del bar, el sale
detrás a buscarme y Felipe que había quedado en el auto lo señaló, se quiso resistir y le
pegaron un tiro en un pié, lo llevan a la Perla, empezamos a charlar y el me decía que no
sabía, que había pensado que estaba desaparecido y se alegro cuando me vió y se dio
cuenta luego fue una tragedia. Yo era muy reconocido en el sector sindical y Felipe conocía
profundamente al sector principal, lo agarraron en esa vereda del bar”.
Asimismo, las probanzas demuestran la permanencia de Pablo Daniel Ortman en el
Centro Clandestino de detención La Perla, a partir de julio de 1976.
Al respecto el testigo Piero Di Monte, expresa claramente -en la cita precedente- su
coincidencia con Ortman en el mencionado Centro Clandestino de detención. Asimismo, se
refiere a Ortman a fs. 189 vta., como un obrero de la industria lechera, integrando su nombre
a lista de las personas desaparecidas, vistas en la Perla con fecha probable de detención, julio
del 76.
Al igual que Piero Di Monte, Susana Margarita Sastre también relató haber visto
en la Perla a Pablo Ortman, recordando que estaba al lado de Berta Perassi, que era un
obrero de Sancor, un hombre muy alto y grande, de piel blanca, pelo medio pelirrojo, usaba
anteojos gruesos, y que tenía algo en el pié como una herida, que también había otra gente
de Sancor pero no la recuerda por sus nombres, recuerda: “Ortman me impresionó por su
tamaño, no pasaba desapercibido” (fs. 696).
Asimismo, Graciela Susana Geuna (fs. 320 vta.) y José Enrique Dinolfo (fs.732/734
y 3911/12), ambos detenidos en esas instalaciones y luego liberados, declaran
coincidentemente haber tenido noticias de la permanencia de Ortman en La Perla, Geuna
refiriendo que le decían Roberto y que fue secuestrado aproximadamente en julio de 1976.
Dinolfo, compañero de fábrica y de vivienda de Ortman, relata que a él lo detienen el 2 de
julio de 1976 junto a Domingo Maorenzic –también trabajador de Sancor-, conduciéndolos a
ambos a La Perla, y que estando en ese lugar escucha a Pablo Ortman, quien previo a esto
habría sufrido amenazas y por esa razón le había pedido vivir en su hogar por un tiempo,
motivo por el cual reconoce su voz de inmediato (fs.732/734). Este último testimonio además
de confirmar la presencia de Ortman en la Perla, acredita la fecha de secuestro del nombrado
como anterior al 2 de julio e 1976.I- b) Sobre la privación ilegítima de libertad de Marcelo Leonidas Espeche: se
toma conocimiento a través de lo denunciado por su madre Sara Carubin Marienhoff de
Espeche, ante el Juzgado Federal de Primera instancia N° 1 de Mendoza (fs. 739/742), en
autos caratulados ―Fiscal s/ Averig. Delito Ref. Espeche Marcelo L.‖ Expte. N° 318-F,
remitidos posteriormente al Juzgado N° 3 de Córdoba (por resolución que declara la
incompetencia del Juzgado Federal de Mendoza obra a fs. 745/vta.). Del relato de la
denunciante y de la presentación realizada por su hermano -Mario Alejandro Espeche- ante
el Ministerio de Justicia (fs. 764/766), surgen las circunstancias del hecho: refieren que el
170
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secuestro de Marcelo Espeche se produce en la ciudad de Mendoza, el día 6 de julio de
1976, aproximadamente a la 7:00 horas, en el trayecto que realizaba el nombrado desde el
domicilio familiar sito en calle Benielli N° 2144 de la ciudad de Mendoza hacia el Hospital
Militar de esa ciudad, donde estaba realizando el servicio militar obligatorio. Marcelo
Espeche, conforme manifestaciones de su hermano, habría sido estudiante de psicología en
la Universidad de Córdoba y habría integrando movimientos estudiantiles vinculados al
P.R.T. Conteste con manifestaciones de la madre quién afirma que el nombrado participaba
en movimientos estudiantiles de izquierda, propios de la época.
Asimismo, del informe obrante en el Expte. Administrativo N° 142. 982/04 del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos sobre Marcelo Leonidas Espeche (fs. 784/791
de autos) surge, que conforme una carpeta archivada en el Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas bajo el N° 10247, Expte 79255, iniciada el 16 de julio de 1976, Espeche había
relatado en días previos a su secuestro, que había sido seguido por individuos que se
desplazaban en automóvil. Información que consta en esas actuaciones castrenses,
refiriendo el informe que ante la habitual puntualidad de Espeche y no habiendo llegado a
USO OFICIAL
la hora de diana, un soldado Dragoneante llamó telefónicamente al domicilio, siendo
informado que había partido uniformado a las 5 de la mañana rumbo al Hospital Militar
donde estaba destinado; que informado de la novedad un Suboficial Mayor verificó esos
extremos. Asimismo del informe surge, que su padre refiere en dicho expediente que
Marcelo Espeche fue secuestrado al parecer en las inmediaciones de la avenida Boulogne
Sur Mer de Mendoza y que dos individuos que se desplazaban en un automóvil Peugeot
color rojo con chapa sólo delantera C-32189, estuvieron vigilando su casa, coincidiendo
con lo que su hijo dijo en familia -que el día antes había sido seguido-, a lo que restó
importancia. Explica el padre de que esta circunstancia la comunicó a las autoridades de la
VIII Brigada de Infantería de Montaña y que el segundo comandante le dijo en respuesta a
ello que se sabía que elementos extremistas habían ingresado a la ciudad para cometer
atentados.
Tras su desaparición, relata, realizaron desesperadas gestiones para ubicarlo sin que
dieran resultado.
Asimismo, las pruebas acreditan que tras su secuestro en la ciudad de Mendoza,
Marcelo Espeche habría sido trasladado a la ciudad de Córdoba y alojado en el CCD La
Perla, circunstancia acreditada por la noticia periodística publicada el 22-4-1983- por la
Voz del Interior- nomina de 800 detenidos que fueron detectados en los campos
clandestinos s/informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (figura M. Espeche en la
Perla- Córdoba) obrante a fs. 760/761.
Como advertimos, las probanzas demuestran, asimismo, que Marcelo Leonidas
Espeche fue llevado a la Perla y alojado en ese Centro Clandestino de detención. Al
respecto la testigo Ana Beatriz Iliovich en su declaración de fs. 1085, relata sobre
personas que conoció y vio en la Perla, y entre las que menciona nombra a Marcelo
Espeche, refiriendo que fue secuestrado en la provincia de Mendoza mientras hacía el
171
servicio militar. -El subrayado me pertenece- este testimonio acredita fehacientemente la
referencia que hace la lista del CELS, publicada por el diario, a la que se hizo referencia
previamente.
Acreditado está -con el grado de probabilidad requerido en esta instancia- que las
dos víctimas Pablo Daniel Ortman y Marcelo Leonidas Espeche, fueron secuestras entre
junio y julio de 1976 y alojadas subrepticiamente y sin registro alguno en el CCD ―La
Perla‖.
II- Respecto al modo de funcionamiento del LRD La Perla y los tormentos a los
que habrían sido sometidos en ese centro de detención: es necesario ponderar los
testimonios de las personas cautivas en dicho centro, en relación a las torturas padecidas en
particular por algunas de las víctimas que nos ocupan. Más allá del conocimiento plasmado
en la presente resolución, de que la sola permanencia en La Perla es indicio suficiente del
padecimiento de las víctimas allí alojadas de los tormentos descriptos. En este sentido, y
referido a Pablo Ortman en particular, integra el plexo probatorio: el testimonio de José
Enrique Dinolfo (fs.732/734 y 3911/12), quien relata que en el Centro Clandestino La
Perla, -en el que el testigo permaneció brevemente-, reconoció la voz del Sr. Pablo Ortman
–“era única e irrepetible debido a que era muy gruesa, aguda como de un tipo extranjero
que aprendió hablar el castellano-” dice el testigo, y que notaba que lo estaban torturando
de una manera muy fuerte, por los gritos de dolor que se sentía desde lejos. Que
constantemente se escuchaban gritos de prisioneros torturados por el personal de "La
Perla".
Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás
elementos de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de
ponderación en este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la
causa y que resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del
centro de detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo,
las perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
III. Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Pablo Daniel Ortman
y Marcelo Leonidas Espeche: las probanzas reunidas demuestran también –con el grado de
probabilidad requerido en esta instancia- que Pablo Daniel Ortman y Marcelo Leonidas
Espeche habrían sido retirados de La Perla y habrían sido asesinados. Tras lo cual habrían
simulando un supuesto enfrentamiento armado con las victimas y luego comunicado
oficialmente que estas muertes habrían resultado de este enfrentamiento -producido el día
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13 de Julio de 1976, entre elementos sediciosos y efectivos pertenecientes al III Cuerpo de
Ejercito en camino a La Calera Km. 12 de la Provincia de Córdoba.
De las constancias analizadas en el presente surge que familiares y allegados de
Pablo Daniel Ortman, dejaron de tener noticias del mismo a partir de fines de junio o
principios de 1976 aproximadamente, no habiendo sido informadas debida y
oportunamente de su muerte y posterior inhumación, hasta diciembre de 1979 en que,
mediante una acción de hábeas corpus tramitada por ante este Juzgado Federal N° 3 de
Córdoba, a cargo por entonces del Dr. González Pizarro, el Comandante de la IV Brigada
de Infantería Aerotransportada –Área 311- y el Sr. Delegado de la Policía Federal
informaron que el día 13 de julio de 1976, al producirse un enfrentamiento entre Fuerzas
pertenecientes al Comando del Tercer Cuerpo de Ejército con subversivos, en oportunidad
de efectuarse un control de ruta a la altura del km. 12 del camino a La Calera, fue abatido
Pablo Daniel Ortman (fs. 11.606).
Los restos de Pablo Daniel Ortman, habrían sido retirados de la Morgue Judicial el
día 22 de julio de 1976 por móviles del Ministerio de Bienestar Social y trasladados e
USO OFICIAL
inhumados como NN –sin identificar y sin certificado de defunción- en una fosa común del
cuadro ―C‖ del Cementerio de San Vicente de la ciudad de Córdoba, los que finalmente
fueron identificados por el Equipo de Antropología Forense, lo que dio lugar a la resolución
del día 28 de septiembre del año 2007, de este Juzgado. En la misma, se declaró que Pablo
Daniel Ortman falleció presumiblemente por acción de un proyectil de arma de fuego,
presentando elementos de muerte violenta. Posteriormente se hizo entrega de los restos
mortales identificados a sus familiares.
La resolución mencionada, a fin de establecer cuál de los cuerpos ingresados a la
Morgue Judicial corresponde al de Pablo Daniel Ortman, advierte que del Memorando de la
Policía Federal Argentina de fecha 15 de julio de 1976 -N° D.G.I. c.d. 445 S.I.-, surge que
el 13 de ese mes y año, a las 19.20 hs. efectivos de la IV Brigada que efectuaban un control
de vehículos en el camino a la Calera, abatieron a tres delincuentes subversivos que
intentaron eludir ese control, aclarando que un vehículo ocupado por tres o cuatro
individuos desacató la orden de detención, abriendo fuego y embistiendo la barrera,
perdiendo el control y chocando contra un árbol, circunstancias en las que los efectivos
militares lograron abatir a uno de los delincuentes que portaba una cédula militar a nombre
de Marcelo Leonidas Espeche y que el resto de los delincuentes huyeron del lugar. Luego
se procedió a realizar un rastrillaje de la zona, hallándose en las primeras horas del día
15/07/76 los cadáveres de otros dos extremistas, aún no identificados, a un kilómetro y
medio del lugar del enfrentamiento.
Asimismo, el diario La Voz del Interior publicado el 15/07/76 daba a conocer una
versión muy similar. (fs. 759).
El memorando posterior de la misma Delegación Córdoba de la Policía
Federal Argentina, de fecha 20 de julio de 1976, N° D.G.I. c.d. 458 S.I., (fs. 1770/72),
informa la identidad de los dos individuos restantes abatidos, quienes
habían sido
173
trasladados al Hospital Militar para su identificación, lográndose individualizarlos como
José René Moukarsel y Pablo Daniel Ortman. Respecto a José René Moukarzel, sumada a
la lista de ―abatidos‖ en el ficticio enfrentamiento -los hechos de los que habría sido
víctima- han sido objeto en autos “Alsina... “ (Expte. 17.468)- .
Finalmente al ser examinadas las constancias del Libro de Registro de
Entrada y Salida de Cadáveres de la Morgue Judicial de esta ciudad (fs. 853) surge que el
día 13 de julio de 1976 a las 24.00 hs. ingresa con el N° 727, procedente del Hospital
Militar, el cadáver de Marcelo Leonidas Espeche, muerto por ―herida de bala‖,
interviniendo en su caso el ―juez militar‖. En tanto que dos días después, el día 15 de julio
de 1976, a las 10.30 hs., ingresan a la Morgue Judicial otros tres cadáveres de sexo
masculino, con los números de orden 730, 731 y 732, sin identificar, traídos por las Fuerzas
Armadas, consignándose como causa de muerte ―enfrentamiento Fuerzas Armadas‖. El
primero de ellos, es posteriormente identificado como José René Moukarzel. Determinando
la resolución referida, que el cadáver de Pablo Daniel Ortman sería alguno de los dos
cuerpos ingresados junto al de Moukarzel el día 15 de julio de 1976, ya sea bajo el número
731 o el 732.En relación a las circunstancias sobre la muerte de Marcelo Leonidas Espeche,
relata su madre (fs. 739/742) que al escuchar por radio la noticia de su fallecimiento en el
supuesto enfrentamiento, acudió de manera inmediata a la Morgue de la Ciudad de
Córdoba, donde el cuerpo de su hijo con trece heridas de bala fuera reconocido por su
cónyuge a pesar de las numerosas señales de tortura que presentaba -en abdomen y
muñecas-, pudiendo retirarlo el 16 de julio de 1976 sin documentación alguna para
depositarlo el 17 de julio de 1976 en un nicho familiar según consta en el Registro de
Inhumaciones del Cementerio de la Capital de Mendoza.
Manifiesta asimismo, que el fallecimiento de Marcelo no pudo ser inscripto sino a
partir de 2004 cuando fuera ordenado expedir al Registro Civil de Mendoza el certificado
de defunción
por el Magistrado del Tribunal de Familia
N° 7 de la Primera
Circunscripción Judicial de Mendoza Dra. Flavia Ferraro en autos N° 1992, caratulados
"Espeche Carubín Marcelo Leónidas P/ Insc. Fallec.. ".
Asimismo, obra en autos además de los memorandos precitados, copia de registro
de inhumaciones sobre Marcelo L. Espeche, que consigna como fecha de fallecimiento el
13/7/76 - edad 22 años (fs. 758 vta.), la noticia periodística del diario Los Andes, sobre
comunicado oficial informando muerte de tres delincuentes subversivos, mencionando que
uno de ellos llevaba una célula militar a nombre de Marcelo Leonidas Speche, (Espeche)
soldado clase 53, que pertenecía a la Compañía de Sanidad VIII, con asiento en la
Provincia de Mendoza (fs. 759), fotocopia de la foja del libro de la morgue donde se
consigna el ingreso del cuerpo de Espeche, proveniente del hospital militar el 13/7/76 a las
24 hs. e interviniendo juez militar (fs. 853) y certificado de defunción de Marcelo Leonidas
Espeche, fechado el 7 de mayo de 2005 (fs. 780 y 855), constancias que corroboran lo
manifestado por Sara Carubin Marienhoff de Espeche.
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Finalmente, los elementos de prueba incorporados y analizados precedentemente,
demuestran con el grado de probabilidad requerido en esta instancia- que Pablo Ortman y
de Marcelo Leonidas Espeche habrían sido retirados de La Perla con anterioridad al día 13
de Julio de 1976, para ser fusilados y sus homicidios disimulados bajo la modalidad
denominada ―ventilador‖, sobre la cual y en razón a la brevedad cabe remitirnos al apartado
III del accionar nominado UNO en la presente resolución.
5) HECHO NOMINADO CINCO
VICTIMAS: Elsa Alicia Landaburu, Hugo Osvaldo López, Luis Mario Finger
y José Heriberto Gutiérrez
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
I- a) Sobre la privación ilegítima de libertad de Elsa Alicia Landaburu y de Hugo
Osvaldo López,
la denuncia presentada ante la CONADEP por Roberto Eduardo
Landaburu (fs. 1760/61) y por su madre Sara Esther Zabaleta de Landaburu (fs. 1762),
quienes manifiestan que el día 28 de Marzo de 1976, en horas de la noche
aproximadamente 12.00 hs., en la vivienda de calle Jerónimo Luis de Cabrera N° 103,
USO OFICIAL
fueron detenidas cuatro personas, dos de apellido Fernández (padre e hijo)-, Alicia
Landaburu y Hugo Osvaldo López -pareja de Alicia-; el grupo que llevó a cabo el
operativo, procedió a realizar las detenciones sin que las víctimas ofrecieran resistencia
alguna. Que el grupo estaba compuesto por gente de civil, armada, que entraron al
domicilio introduciéndose por los techos de las viviendas vecinas, circunstancias éstas que
conocen por vecinos del lugar.
Conteste es el testimonio de Julio Cesar Salusso, vecino de la finca en la que se
realizo el procedimiento mencionado, quien manifiesta que dos o tres días después del
golpe militar del 24 de marzo del 76, en horas de la noche aproximadamente a las 23:00
horas, en circunstancias en que llegaba a su domicilio, fue detenido su automóvil por una
patrulla militar que tenía cercada la cuadra. En esa oportunidad refiere que el personal
militar actuante, que se identificó como perteneciente al Ejército y que vestían uniformes
militares verde oliva, y se movilizaba en vehículos pertenecientes al Ejército entre ellos un
camión grande Mercedes, un camión Unimok y una camioneta Ford, lo hace bajar del auto,
lo revisan e interrogaron sobre datos personales, manteniéndolo contra una pared durante
todo el procedimiento que se estaba efectuando en la esquina de su casa, y que duró
aproximadamente veinte minutos. Manifiesta que lo mantienen custodiado, pudiendo
escuchar insultos y gritos que provenían del personal del ejército que estaba haciendo el
procedimiento y también un disparo de arma. Pudo
ver luego, que llevaban a los
empujones y patadas a cuatro personas de las cuales puede identificar a Raúl Fernández y
a su padre, a quienes conocía por vivir en el mismo barrio. Asimismo, refiere que la casa
donde se produjo el procedimiento estaba situada en la calle Jerónimo Luis de Cabrera 103
de barrio Alta Córdoba de esta ciudad. Declarando asimismo, que a las cuatro personas las
cargaron dos en cada camión y de inmediato partieron con rumbo desconocido, y que la
175
propiedad de referencia quedó con la puerta abierta y dentro de la misma había signos de
que había sido revisado todo (fs. 1852).
Asimismo, a fs. 1860/61 de la presente causa obra el testimonio de Héctor Herminio
Fernández, quien relata sobre el procedimiento de mención, en la vivienda de su padre
Héctor Raúl Fernández y hermano Raúl Eduardo Fernández, manifiesta que el día 27 de
marzo, siendo las 0,30 hs. aproximadamente, se hicieron presentes en el domicilio entre 10
y 15 personas, aparentemente del Ejército, algunas penetraron por los techos y otras por
adelante. En la casa se encontraban dos amigos: Hugo López y Alicia Landaburu quienes
fueron llevados junto con los Fernández, todos en paños menores. La casa fue totalmente
destrozada, televisor, piano, cristalería etc., y el negocio que se encuentra en el mismo lugar
fue casi totalmente desmantelado. Al otro día, cuando el declarante se hace presente en la
vivienda un grupo de vecinos le relata lo sucedido, también le relatan que las víctimas
fueron cargados en un camión probablemente
del
Ejército. Refiere que la casa fue
clausurada con fajas que indicaban ser del Ejército, área (no recuerda con certeza el
número, pudiendo ser 303 o 313). Recuerda que a principios de mayo de ese año, realiza
una entrevista informal en el domicilio del Coronel Bilbao, padre de un compañero del
Liceo Militar, y que éste le manifiesta que “sus familiares habían sido desaparecidos por
subversivos, probablemente del ERP”.
La búsqueda y persecución de Alicia Landaburu y Hugo López López se traduce y
acredita: mediante el Legajo de Identidad de la Policía Federal de Landaburu Elsa Alicia
(obrante en copia a fs.
2139/2153), en el cual se consignan los antecedentes de la
nombrada, registrando una detención realizada por personal de la comisaría décima 4/10/2,
p.s.a de tenencia de explosivos y averiguación de actividades subversivas, con la
intervención del Juez Benito Ure, Vocalía 9; datos que constan asimismo en el Memorando
DGI.cd.295 ―R‖, de fecha 11 de octubre de 1972, que consigna la causa de mención.
En relación a López a fs. 2122/2130 obra en autos copia del Legajo de Identidad de
la Policía Federal de Lopez Hugo Osvaldo Archivo "I" S/I N° 1150, que consigna como
antecedentes del nombrado: una detención de fecha 16/7/70 por disturbios producidos en el
paro general decretado por la C.G.T local-Córdoba; siendo también detenido el 4/5/ 72 en
la seccional 13° por averiguación de actividades subversivas, consignándose que en el
allanamiento a su vivienda se secuestro un cajón vacío de municiones de guerra y tenencia
de prendas militares; del Memorando N° 6149 de la Dirección de Coordinación Federal 12
de mayo de 1972, surge la misma información (fs. 2129) y finalmente a fs. 2130 del legajo
de mención se solicitan antecedentes ideológicos que pudiera registrar López.
Los antecedentes que surgen de la prueba documental obrante en la causa, conforme
lo analizado previamente en el apartado 1-b) del hecho nominado TRES de la presente,
convertían a las víctimas en blanco seguro de persecución y eventual aniquilación como
parte del mencionado plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para la
represión y aniquilamiento de la ―delincuencia subversiva‖ (Memorando DGI n° 34 ―R‖ de
fecha 7 de abril de 1976, obrante a fs. 11.516/18).
176
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1810-2010
b) Acerca de la privación ilegítima de libertad de Luis Mario Finger, da
cuenta el relato de sus familiares, éstos manifiestan que durante varios días no ven Luis
Mario y que recién entre los días 7 y 8 de abril de 1976 aparece en los medios de prensa un
comunicado del Tercer Cuerpo de Ejercito, mencionándolo. Refieren que cuando acuden a
la fábrica Ruber Argentina, donde trabajaba el nombrado, sus compañeros le informan que
Luis Mario no acudía a la misma desde el 1 de abril aproximadamente‖ (fs. 2040).
Asimismo, conforme artículo del diario la voz del interior, del 04/04/76 (fs.
1763), "el Tercer Cuerpo de Ejercito informo sobre Luis Mario Finger, que el mismo
estuvo detenido en 1974, en la ciudad de Tucumán, donde intentaba la formación de una
mesa coordinadora de gremios en lucha, entidad relacionada directamente con la
subversión‖, antecedentes que como mencionamos convertían a la víctima de blanco de
persecución.
La privación de libertad es finalmente corroborada con el testimonio que
acreditan el secuestro y alojamiento de Mario Finger en el CCD ―La Perla‖ de Ana Beatriz
Iliovich, quien refiere en una lista de Personas que conocía y vio el la Perla, a Luis Mario
USO OFICIAL
Finger obrero del gremio de caucho (fs. 1085), asimismo consta en el manuscrito
confeccionado por la testigo Iliovich, contenido en el legajo CONADEP n° C7530 y
ratificado judicialmente, la presencia de Luis Mario Finger en ese centro de detención y
consigna como fecha de secuestro marzo de 1976. (fs. 11.497/11.514 y 11.928/11.930).
c) Acerca de la privación ilegítima de libertad de José Heriberto Gutiérrez (a)
―Pato‖, presunto militante del ERP, obra en la causa el Memorando de Policía Federal
Argentina -Delegación Córdoba- Informe DGI.cd N° 138 S/I de fecha 3 de abril de 1976
(fs. 1797/98 y 2066/2067), y documentación de la SIDE, caja volumen 04, caso 01924
(fs.11.637), que informan acerca de los antecedentes del nombrado, quién habría sido
detenido con fecha 5/6/71 por la policía local, por tenencia de armas de guerra y robo
calificado con la intervención del Juez Federal Dr. Marcelo Tomás Barrera y con fecha
8/9/71 fue trasladado al Penal de Rawson.
Conforme documentación de la SIDE, José Heriberto Gutiérrez, albañil, extremista
del ERP, refiere el caso como: activista terrorista o subversivo, presunto guerrillero,
describe que en julio de 1971 el director de la cárcel de encausados de capital de Córdoba
informa que el causante se encuentra alojado en ese establecimiento, a disposición del Sr.
Juez federal juzgado nº 1, remitido el día 15/6/71, por división informaciones de la policía
de la provincia p.s.a de tenencia de armas de guerra y asociación ilícita. Había sido
sorprendido cuando juntamente con otros, practicaba tiro al blanco en las inmediaciones de
quebrada de Río Ceballos, con pistolas calibre 45 y 22, oportunidad en que fue detenido
entre otras personas pertenecientes a la agrupación ERP, la policía federal dijo que el
causante pertenecía a la célula del Barrio Avellaneda. En febrero de 1972, por disposición
del poder ejecutivo nacional, fue puesto en libertad -09/02/72-. Asimismo, conforme
artículo del diario la voz del interior (fs. 1763), del 04/04/76 el Tercer Cuerpo de Ejercito
informo sobre José Heriberto Gutiérrez (a) pato que registra antecedentes en 1969, que es
177
nuevamente es detenido en 1971, portando armas de guerra, en circunstancias en que
acompañaba a otro delincuente que fue muerto en un enfrentamiento, que se le secuestro
material bibliográfico y de difusión marxista y a partir de 1975, nuevamente peso sobre él
orden de captura por vinculación a elementos subversivos. Documentación ésta que da
cuenta de los motivos de búsqueda y persecución de José Gutiérrez en el marco de
―eliminación de la delincuencia subversiva‖, al tiempo en el que se desarrolla su privación
de libertad, esto es pocos días antes del día 2 de abril de 1976.
II. En cuanto al lugar de alojamiento de estás cuatro víctimas, advertimos que hay
prueba testimonial de la presencia de Finger en la el CCD la Perla, conforme al testimonio
de Ana Beatriz Iliovich de fs. 1085. En cuanto al resto de las víctimas, arribamos a esta
misma conclusión a través de indicios. En efecto, resulta de la prueba, que López es
privado de su libertad junto con Landaburu en el mismo procedimiento (fs. 1762 y
1860/61). Paralelamente, -como será objeto de análisis en el apartado III del presente
accionar-, Landaburu y Finger aparecen abatidos en un mismo enfrentamiento simulado
con fuerzas de seguridad (conforme memorando de fs. 1800/1801 y 2064/2065). Asimismo,
aparecen juntos Gutiérrez y López abatidos en otro enfrentamiento simulado con fuerzas
militares, el mismo día y en la misma zona (Memorando de fs. 1797/98 y 2066/2067), de
lo que se deduce que estas cuatro víctimas son retiradas del lugar de alojamiento en forma
conjunta.
Todo lo cual traduce una modalidad común, ejecutada por el mismo grupo operativo
y permite acreditar con el grado de certeza requerido en esta etapa del proceso, el
alojamiento y la permanencia de este grupo de víctimas en el CCD La Perla, tras ser
privados de libertad; y el sometimiento a torturas en ese lugar, siendo dicha practica, como
se analiza en la presente, generalizada.Cabe ponderar el conocimiento plasmado en la presente resolución, de que la sola
permanencia en La Perla es indicio suficiente del padecimiento de las víctimas allí alojadas,
de los tormentos precedentemente descriptos.
En particular, en relación a uno de los casos objeto de análisis en este accionar, los
familiares de Finger relatan que ocasión de ser entregado el cuerpo de Luis Mario, antes de
la exhumación del mismo, abren el féretro y se encuentran con inequívocas señales de
tortura en el cuerpo (fs. 2040).
Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
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1810-2010
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
III. Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Elsa Alicia
Landaburu, Hugo Osvaldo López, Luis Mario Finger y José Heriberto Gutiérrez:
corresponde mencionar en primer lugar las constancias de pag. 243 del libro de registro de
entradas y salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque (fs. 2155 y 1748), en el
cual consta el ingreso de lo cuerpos sin vida, en forma sucesiva de Finger Luis Mario,
López Hugo Osvaldo, Gutiérrez José Heriberto y Landaburu Elsa Alicia, con números de
orden (ingreso) correlativos y en todos los casos con fecha 3/4/76, a disposición de las
Fuerzas Armadas, consignándose como causa de ingreso a la morgue: enfrentamiento con
el ejercito y siendo la causa del fallecimiento en todos los casos heridas de balas.
Asimismo, contamos con los siguientes Memorandos de Policía Federal: uno de
fecha 5 de abril de 1976 (DGI Cd n° 139 S/I) que informa que en un operativo antisubversivo llevado a cabo por el Ejercito mueren dos extremistas, en zona del barrio
USO OFICIAL
Clínicas. Refiere que el día 2 de abril de 1976, fuerzas del ejército, realizan en horas de la
noche, un operativo rastrillo en la zona de Barrio Clínicas de la ciudad de Córdoba. Los
efectivos al tratar de interrogar a una pareja que se encontraba en actitud sospechosa, en
calle Chubut, frente al colegio Manuel Belgrano, fueron recibidos con disparos de armas de
fuego, tratando así de eludir el control, motivo por el cual se repelió la agresión,
provocando la muerte instantánea de los subversivos. Los cadáveres fueron enviados al
Hospital Militar de Córdoba y se identificaron como: Elsa Alicia Landaburu (Alias
―NENE‖), refiriendo dicho documento que la nombrada registra antecedentes: una
detención el día 4 de octubre de 1972, en inmediaciones de la Plaza de las Américas,
realizada por personal de la policía décima, consignando como causa de la misma tenencia
de explosivos y averiguación de actividades subversivas y Luis Mario Singer (Finger), sin
antecedentes (fs. 1800/1801 y 2064/2065); paralelamente otro Memorando de fecha 3 de
abril de 1976 (DGI Cd n° 138 S.I.) que informa que en otro enfrentamiento con fuerzas del
Ejercito Argentino, mueren los extremistas Hugo Osvaldo López y José Heriberto
Gutiérrez. Refiere que el día 2 de abril de 1976 siendo las 03.50 horas, cuando una patrulla
militar intentó identificar a dos individuos que se encontraban en actitud sospechosa, en la
calle Chubut frente al Colegio Manuel Belgrano, B° Alberdi, fue recibida a balazos para
tratar de eludir el control. De inmediato los efectivos militares abrieron fuego provocando
la muerte instantánea de los dos delincuentes. Los cadáveres fueron identificados como
pertenecientes a Hugo Osvaldo López y José Heriberto Gutiérrez. Refiere que en ese
organismo se encuentran registrados: López, con antecedentes subversivos y Gutiérrez,
detenido con fecha 5/6/71 por policía local por tenencia de armas de guerra y robo
calificado, con intervención del Juez Federal Dr. Marcelo Tomás Barrera, trasladado al
penal de Rawson con fecha 8/9/71(fs. 1797/98 y 2066/2067).
179
En términos generales se expide en igual sentido el Memorando de Policía
Federal Argentina -Delegación Córdoba- Informe DGI.cd N° 173 S/I de fecha 19 de abril
de 1976, en cuanto refiere sobre el accionar anti-subversivo por parte de las fuerzas de
seguridad, que puede considerarse como positivo, ya que varios elementos enrolados a las
organizaciones armadas cayeron para siempre bajo las balas de las fuerzas militares o
policiales. Informando que en los últimos enfrentamientos murieron: “Eduardo Guillermo
Castello Soto (peruano del E.R.P.), Hugo Osvaldo López (E.R.P.) José Heriberto Gutierrez
(E.R.P.), Elsa Alicia Landaburu” (fs.1793/95 y 2089/2091).
Idéntica versión es comunicada a través de los diarios- artículos publicados en La
Razón de fecha 4/4/76 y La Nación de la misma fecha-, informando ambos de manera
similar que se logro identificar el grupo subversivo abatido en las últimas 48 horas,
integrado por: Elsa Alicia Landaburu, José Heriberto Gutierrez, Hugo Osvaldo López, Luis
Mario Finger (fs. 1764, 1763).
Esta información confirma las identidades de los cuerpos ingresados en el libro de
entrada de la morgue, sin embargo en cuanto al modo en que se producen estas muertes, al
contrastar estos documentos con el testimonio brindado por Ana Iliovich -alojada en el
CCD la Perla al tiempo de estos acontecimientos-, quien manifiesta que conoció y vio a
Luis Mario Finger en La Perla, y lo recuerda como ―obrero del gremio del caucho se lo dio
como muerto en un enfrentamiento”, no es dable acreditar la posibilidad de ocurrencia de
los enfrentamientos relatados.
A su vez, obra en la causa fotocopia del acta de defunción del nombrado, de fecha 9
de abril de 1976, que consigna que el mismo fallece como consecuencia de heridas de bala,
pero que el día, hora y lugar de fallecimiento, se ignora (fs. 2046).
Cabe observar asimismo, que tanto los memorandos como la información
periodística destaca a estas víctimas como un grupo subversivo, abatidos el mismo día y en
la misma zona, confirmando la unicidad de los procedimientos.
La prueba colectada permite afirmar con el grado de probabilidad requerido en esta
instancia del proceso, que este grupo de víctimas integrado por: Elsa Alicia Landaburu,
Hugo Osvaldo López, Luis Mario Finger y José Heriberto Gutiérrez, fueron sacados del
lugar en el que estuvieron alojados y asesinados; para posteriormente simular dos
enfrentamientos; en un caso son presuntamente abatidos tras una confrontación armada:
Finger y Landaburu y en el otro: Gutierrez y López, aportándole la misma característica y
situando los falsos enfrentamientos, en ambos casos en la calle Chubut frente al colegio
Manuel Belgrano, en Barrio Clínicas esta ciudad, el mismo día; modalidad que se condice
con lo que denominaban ―operación ventilador‖, reimito en este punto a la prueba
consignada del secuestro conjunto de Landaburu y López, así como a la prueba que acredita
la presencia de Finger en La Perla, todo lo cual deviene en desvirtuar la versión sobre los
enfrentamientos referidos.
Este es el caso, conforme el testimonio de Ana Iliovich a fs. 1098vta., cuando
manifiesta sobre Los Traslados: los destinos posibles de los detenidos podían ser: la
180
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muerte, con el mecanismo descripto en los testimonios de Callizo, Geuna, etc. del "camión"
que llegaba y se llevaba un grupo de prisioneros cuyos cuerpos no aparecieron nunca. O
bien, cuando se llevaban a algunos prisioneros que luego aparecieron como "muertos en
enfrentamientos". Conteste con el testimonio de Carlos Beltrán de fs. 1316. En razón a la
brevedad me remito en este punto a las consideraciones realizadas en el apartado III del
accionar descripto en el hecho nominado UNO.
El material probatorio precedentemente consignado, permite colegir válidamente
que los nombrados, tras haber sido aprehendidos por personal militar o fuerzas de
seguridad, fueron trasladados al CCD La Perla, donde fueron sometidos a torturas y luego
ejecutados –aproximadamente el día 2 de abril de 1976-, haciéndolos aparecer abatidos en
los presuntos enfrentamientos descriptos.6) HECHO NOMINADO SEIS:
VICTIMA: Eduardo Guillermo Castello Soto
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio que acredita el
homicidio del que habría sido víctima Eduardo Castello Soto, la denuncia ante la
USO OFICIAL
CONADEP y el testimonio brindado por su hermana Edith Nancy Castello Soto (fs. 1853 y
11.645/8), quien manifiesta que el día dos de abril de 1976, en horas de la tarde, tomo
conocimiento, a través de informaciones radiales, de un suceso acaecido en la vivienda sita
en la intersección de las calles Trafalgar y Calderón de la Barca de Barrio Alta Córdoba, en
cual habría sido muerto su hermano Eduardo Castello Soto, presumiblemente en un
enfrentamiento con fuerzas militares, que habría ocurrido en horas de la mañana del mismo
día, con un intenso tiroteo, en el cual su hermano se encontraba en la vivienda y al salir por
los techos de la misma, fue abatido y desde el mismo techo fue arrojado violentamente a la
calle por uno de participantes del operativo. Tras lo cual se dirige a reclamar el cadáver, en
un primer momento a la Jefatura de Policía, donde se le contesto que ellos nada tenían que
ver y posteriormente se dirige a una dependencia militar ubicada en las proximidades del
B° Jardín de esta ciudad, donde se le dijo que se trasladara a la morgue del Hospital San
Roque, en ese lugar y luego de extendérsele el permiso de retiro del cadáver, -donde
constaba que no debía abrirse el cajón por que estaba soldado-, retiro el cuerpo de su
hermano. Asimismo, refiere que un medico del Hospital San Roque, al solicitar que le
dejase ver el cuerpo de su hermano para ver si lo reconocía, le negó esa petición diciéndole
que el cajón estaba sellado y describiendo algunas señas que tenia el cuerpo, como una
quemadura en el pecho corroborado por la testigo, ya que de chico se había quemado con
agua caliente, teniendo por tal motivo una cicatriz de quemadura. Señala a la vez que días
antes de la muerte de su hermano, fue allanado su domicilio por fuerzas del ejercito en
horas de la noche, que al no encontrar nada en su vivienda se retiraron del lugar pero
preguntando insistentemente por su hermano, contestándoles la deponente que no vivía en
ese lugar y que concurría al mismo para visitar a su familia.
En primer término se puede advertir, que la búsqueda y persecución de Eduardo
Castello Soto se traduce y acredita: mediante el Legajo de Identidad de la Policía Federal
181
del nombrado – Archivo 1032 S/I Delegación Córdoba- (obrante en copia a fs. 1820/27), en
el cual se consignan los antecedentes del mismo, registrando Castello Soto como delegado
del SITRAM en la planta Materffer desde el mes de agosto de 1971, con unos 50 operarios
bajo sus órdenes. Asimismo consigna que mediante resolución del Poder Ejecutivo
Nacional, fechada en Buenos Aires el 28 de octubre de 1971, se ordena su detención a
disposición del PEN, con motivo de mantener la tranquilidad pública, refiere el Decreto
4991, siendo trasladado a Villa Devoto, Buenos Aires el 5/11/71 (conforme consigna la
planilla de remisión de detenidos). Posteriormente con fecha 15/3/74 es detenido por
Policía local –Córdoba-, por causar disturbios zona céntrica (Memorando S/I 111 de marzo
18/1974). Asimismo, a fs. 1929/31 de la causa obra el documento titulado: "Elementos
activistas de la fábrica Fiat Concord", reservado en Secretaria Penal para los autos "Pérez
Esquivel, Adolfo y Martínez, María Elba su Presentación‖ (Expte. N° 9481), el cual
informa sobre las actividades de Eduardo Castello, refiriendo que es Peruano, que mantiene
contactos permanente con el dirigente Tomas Di Toffino y otros elementos de Luz y
Fuerza, que concurre a la Parroquia de Ferreyra, como así también al Sindicato y al
domicilio del Dr. Alfredo Curuchet y que es miembro partidario del SITRAM ante el
Ministerio de Trabajo.
Los antecedentes que surgen de la prueba documental obrante en la causa, conforme
lo analizado previamente en el apartado 1-b) del accionar denominado Tercero de la
presente, convertían a las víctimas en blanco seguro de persecución y eventual aniquilación
como parte del mencionado plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas, para
la represión y aniquilamiento de la ―delincuencia subversiva‖ (Memorando DGI n° 34 ―R‖
de fecha 7 de abril de 1976, obrante a fs. 11.516/18).
Respecto a las circunstancias de tiempo, lugar y modo de ocurrencia de la muerte de
Eduardo Castello Soto, corresponde mencionar en primer lugar las constancias del libro de
registro de entradas y salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque, que en su foja
243 consigna el ingreso del cuerpo sin vida de Eduardo Casttelo Soto, el día 3 de abril de
1976, como causa de ingreso: enfrentamiento con el Ejercito y como diagnóstico: heridas
de Bala (fs. 1748 y fs. 2155 ). El acta de defunción expedida por el Registro Civil de la
Municipalidad de Córdoba de fecha 6 de abril de 1976, consigna como diagnóstico de
muerte ―destrucción total de masa encefálica‖, certificado por el Dr. Martín Osvaldo
Venegas, producida el 2 de abril de 1976, y como lugar refiere vía Publica, Seccional 7°
(fs. 12.075).
Conforme publicación del diario La Prensa de fecha 4/4/76, el comando del Tercer
Cuerpo de Ejercito, comunicó que el día 2/4/76, siendo las 06:40 horas, fuerzas del ejercito
pertenecientes a la 5ª brigada de infantería aerotransportada rodearon la manzana
comprendida entre las calles Tucumán, Trafalgar, Sucre y Calderón de la Barca y se
procedió a allanar el domicilio ubicado en Trafalgar y Tucumán. Refiere que una persona
desde el interior abrió fuego y los efectivos militares penetraron de viva fuerza procurando
este individuo fugar por una escalera que lo conducía a los techos de casas vecinas tratando
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de cubrirse con el fuego de su arma, los efectivos militares que completaban el cerco
lograron abatirlo desde el exterior. Agrega que tanto el ultimado como una mujer, que al
parecer huyo momentos antes de la operación militar, pertenecían a la delincuencia
subversiva declarada ilegal en 1973. el delincuente muerto se llamaba Eduardo Guillermo
Castello Soto (Hugo) de nacionalidad peruana, responsable político de la regional Córdoba
del partido revolucionario de los trabajadores (fs. 2107). En el mismo sentido, se expide el
Memorando de Policía Federal Argentina -Delegación Córdoba- Informe DGI.cd N° 173
S/I de fecha 19 de abril de 1976 (fs. 1793/95 y 2089/2091), refiere ―en cuanto al accionar
anti-subversivo por parte de las fuerzas de seguridad, puede considerarse como positivo,
ya que varios elementos enrolados a las organizaciones armadas cayeron para siempre
bajo las balas de las fuerzas militares o policiales. En efecto, en los últimos
enfrentamientos murieron: Eduardo Guillermo Castello Soto (peruano del E.R.P.), Hugo
Osvaldo López (E.R.P.) José Heriberto Gutierrez (E.R.P.), Elsa Alicia Landaburu...”.
Idéntica versión es comunicada a través de otros diarios- artículos publicados en La Razón
de fecha 4/4/76 y La Nación de la misma fecha-, informando ambos de manera similar que
USO OFICIAL
se logro identificar el grupo subversivo abatido en las últimas 48 horas, integrado por: Elsa
Alicia Landaburu, José Heriberto Gutierrez, Hugo Osvaldo López, Luis Mario Finger y
Eduardo Guillermo Castello Soto (fs. 1764, 1763).
Por otra parte, se contrapone con la versión oficial consignada precedentemente,
prueba testimonial como la brindada por Piero Di Monte, ex detenido en La Perla, quién a
fs. 1028/1031 de la causa, da cuenta de las circunstancias en la que se inscribe el operativo
mencionado. Describe en primer término lo que se denominó Operativos Especiales en el
marco del plan sistemático para la represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer
como ―delincuencia subversiva‖ implementado por las Fuerzas Armadas al tiempo de los
hechos. Refiere que se entendía por operativos especiales: secuestros de personas, asesinatos,
allanamientos legales, incendios de viviendas, colocación de bombas, acciones de terror
psicológico, que los mismos eran realizados por un grupo de diez o veinte personas;
dependiendo de la importancia del operativo que debía desarrollarse. Que se desplazaban en
numerosos vehículos, cada uno de los cuales, por intermedio de un radio trasmisor, se
comunicaban con el Jefe del operativo, quien generalmente guiaba la primera unidad. Relata que
al mismo tiempo estaban en permanente contacto con "base", es decir con la sede del
Destacamento de Inteligencia 141. Manifiesta que el desarrollo de las operaciones no eran
interferidas por la policía o por otras fuerzas de seguridad, que previamente se comunicaban con
ellas para decirles que "trabajarían" en tal o cual sector de la ciudad. Refiere que en general
las operaciones eran realizadas sobre la base de una información concreta, consistente en el
nombre de "los blancos" a atacar y/o la dirección de una casa una casa, o en operativos espontáneos
basados en la "intuición" de algún oficial. Que las operaciones importantes eran previamente
planificadas según su naturaleza y peligro que representara. Manifiesta el testigo que los
operativos se ejecutaban con terrible violencia. Los "blancos", cuando trataban de personas, eran
secuestrados vivos. Era una necesidad del sistema represivo. No obstante, cuando se ofrecía
183
resistencia al secuestro, los militares actuaban con inusitada violencia, sin preocuparse por
la integridad de sus victimas. Relata que la ciudad de Córdoba fue escenario de verdaderos
combates; muchas casas fueron demolidas por verdaderos bombardeos.
Continúa afirmando que las bandas operativas del Tercer Cuerpo cobraron muchas
victimas en fracasados secuestros. Muchos se defendieron simplemente a manotazos, con su
propia fuerza, y lograron emprender la fuga, pero fueron fusilados por la espalda o gravemente
heridos.
Recuerda Piero Di Monte, en relación a este caso en particular: “en abril de 1976,
es allanada la casa de Castelo Soto, dirigente del ex SITRAN, quien trata de escapar por
los fondos de la misma, pero es asesinado a quemarropa, en el mismo operativo es
secuestrada Rosa Assadourian, quien fue llevada a "La Perla" y sometida a brutales
tortura. La muerte de Castelo Soto fue reconocida públicamente como un enfrentamiento”.
A fs. 966 el mismo testigo refiere: sobre víctimas que no pasaban por la Perla,
porque eran fruto del operativo que ellos realizaban, murieron durante el mismo operativo,
los declararon incluso públicamente. ―Por ejemplo Castello Soto un caso que yo conocí,
gente de la OP 3 se hicieron responsables de su muerte porque lo persiguieron y lo
mataron”, el subrayado me pertenece.
Asimismo, obra en autos un listado remitido por la CONADEP, reservado en
Secretaria para autos "Pérez Esquivel, Adolfo y Martínez, María Elba su Presentación‖
(Expte. N° 9481), que consigna datos sobre Casttelo Soto, refiriéndolo muerto en su casa
por personal de La Perla (fs. 2033/34)
A lo que se suman las contestes declaraciones de otros ex detenidos del CCD ―La
Perla‖, que se manifiestan en el mismo sentido: Graciela Susana Geuna a fs. 324 y
14201415 vta. y Lliliana Beatriz Callizo a fs. 1253, manifiesta que ―Castello Soto "Hugo",
fue muerto en el allanamiento de su casa en Barrio Alta Córdoba, por personal de La
Perla”.
Testimonios y documentación que desvirtúa la versión del mentado
enfrentamiento y que en su conjunto dan cuenta y acreditan suficientemente las
circunstancias de tiempo, lugar y modo en las que se perpetro el homicidio del que Castello
Soto había sido víctima.
7)
HECHO NOMINADO SIETE:
VICTIMA: Carlos Eduardo Álvarez
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio respecto al
homicidio del que habría sido víctima Carlos Eduardo Álvarez, conforman el cuadro
probatorio que acreditan las circunstancias de tiempo, lugar y modo: en primer término el
Libro de la morgue del Hospital San Roque -reservado en Secretaría para los autos
Perez...Expte. N° 9481‖- que en su foja 250 consigna el ingreso del cuerpo sin vida de
Alvarez Carlos Eduardo, bajo el número 589, con fecha entrada el día 11 de junio de 1976 a
las 20:10 hs., procedente de Fuerzas Armadas y a disposición de las mismas. Asimismo
184
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consigna como causa de ingreso: ―heridas de bala FF.AA”, y como diagnóstico de muerte:
hemorragia Interna (fs. 1752).
Asimismo, obra en la causa el Memorando de Policía Federal Argentina Delegación Córdoba- Informe DGI.cd N° 346 S/I de fecha 14 de junio de 1976, titulado:
Identifican Extremista abatido en Barrio Alta Córdoba: relatando que el día 10/6/76 siendo
las 22,50 horas aproximadamente se produjo un enfrentamiento entre personal militar y
elementos subversivos, en el domicilio de Av. General Paz 1565 B° Alta Córdoba,
Jurisdicción Comisaría 7° de la Policía de la Provincia de Córdoba, refiere que en la
oportunidad el personal militar no sufrió bajas. Señala que al ingresar a la finca únicamente
fue encontrado el cadáver de una persona de sexo masculino, la que una vez identificada
resultó ser: Carlos Eduardo Alvarez: Alias "Fierrito" y que en el organismo de mención no
se encuentra registrado (fs. 1831). Complementando esta información, obra en la causa el
Memorando de Policía Federal Argentina -Delegación Córdoba- Informe DGI.cd N° 353
S/I de fecha 15 de junio de 1976, que amplía el memorando anterior y refiere lo que
denomina: ―encuadramiento organizativo de extremista abatido‖, informando que
USO OFICIAL
posteriores investigaciones permitieron determinar que Carlos Eduardo Alvarez: (a)
"Sargento Enrique" o "Fierrito", en noviembre de 1975 participó en el asesinato del Sr. José
Ciscar y la Sra. Argentina del Carmen Mercado de Pereyra, y en abril de 1976 en el
asesinato del Jefe de personal de la Fabrica Sancor, ambas en la ciudad de Córdoba. y que
el nombrado pertenecía al autotitulado "E.R.P." (fs. 1832). A lo anterior se suma el
Memorando- Informe DGI.cd N° 327 S/I de fecha 15 de junio de 1976, que se expide en el
mismo sentido, conteniendo similar información (fs. 1779/86).
A la prueba documental se suma documentación del SIDE, en caja volumen 01,
caso 0293, reservada en Secretaría para los autos ―Perez...Expte. 9481‖, referida a la ficha
de Álvarez Carlos Eduardo (a) "Fierrito", "Ernesto" o "Sargento Julio", y que consigna
además de los datos filiatorios, los siguientes antecedentes: 10/junio/76: extremista abatido
por fuerzas del Tercer Cuerpo de Ejercito, durante un enfrentamiento en Av. General Paz
1576 de la ciudad de córdoba, por declaraciones de Miguel Ángel Pucheta, el referido
pertenecía a la "Compañia Decididos de Córdoba" del E.R.P. con el grado de Sargento,
participó en intento toma de Jefatura de Policía -20/agosto/75-, en el atentado contra la
Oficial Policía Dra. de Pereyra y suboficial de Aeronáutica Siscar. También se le atribuye
participación en el asesinato del gerente de personal de la fabrica Sancor. (fs. 11.640)
El análisis de la prueba documental referida permite inferir en primer término, que
los antecedentes atribuidos a las víctima y consignados en la prueba señalada, convertían a
Carlos Eduardo Alvarez en blanco seguro de persecución y eventual aniquilación,
conformo lo analizado previamente en el apartado 1-b) del accionar denominado Tercero y
sig. de la presente resolución, -como parte del mencionado plan sistemático implementado
por las Fuerzas Armadas, para la represión y aniquilamiento de la ―delincuencia
subversiva‖- (Memorando DGI n° 34 ―R‖ de fecha 7 de abril de 1976, obrante a fs.
185
11.516/18). En segundo término aportan datos respecto a tiempo y lugar de ocurrencia de
hecho sujeto a valoración.
Ahora bien, en relación al modo en que ocurrió el hecho cabe analizar lo expuesto
por las versiones que llegaron a los testigos, ex detenidos cautivos en el CCD La Perla. En
este sentido Piero Di Monte, refiriéndose a los operativos especiales que se llevaron a cabo en
el marco del plan sistemático implementado al tiempo de los hechos por las Fuerzas
Armadas, relata sobre una de las formas en que estos operativos se llevaban a cabo; y refiere:
“Muchas veces cuando las casas están vacías, montan en la misma una "ratonera", es
decir, en ella queda un grupo armado que permanece escondido a la espera de sus
moradores, en esta espera permanecen incluso semanas. En estas trampas murió mucha
gente como es el caso de CARLOS ALVAREZ, un joven de apellido PUJOL, ADRIAN
AGUIREE, asesinados a quemarropa al entrar a sus moradas” (fs. 1029). Asimismo el
testigo manifiesta a fs. 182 vta., que Carlos Alvarez fue muerto en la pensión donde vivía
su novia en el mes de junio de 1976, refiere que lo mato Romero, asignando como fuente
de información las versiones colectivas. Conteste con el testimonio de Graciela Geuna, que
refiere que el nombrado a quien le decían ―Fierrito‖, fue asesinado por Romero durante el
secuestro en junio de 1976 (fs. 318 , 1414). Se expide en el mismo sentido Gustavo
Contepomi en su libro "Los sobrevivientes de La Perla" pag. 133: al expresar que supo por
testimonio directo de otros detenidos que Carlos Alvarez fue muerto en junio/76, durante
un allanamiento y llevaron su cuerpo a La Perla.
El material probatorio precedentemente consignado, permite inferir
validamente que la muerte de Carlos Eduardo Alvarez, se enmarca en las denominadas
operaciones especiales, llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad en cumplimiento del
objetivo expreso de aniquilar la subversión, para luego simular un supuesto enfrentamiento
armado con la víctima, a fin de legalizar el homicidio cometido, en ocasión del
allanamiento de la vivienda de la víctima. 8) HECHO NOMINADO OCHO:
VICTIMA: DANIEL HECTOR RODRIGUEZ
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
I- Sobre la privación ilegítima de libertad de Daniel Héctor Rodríguez las
manifestaciones vertidas por otras personas que habrían permanecido cautivas en el CCD
La Perla. En este sentido Piero Di Monte, relata sobre Daniel Rodríguez que era estudiante
de ciencias de la información, que le decían ―Troskin‖, habiendo sido secuestrado en su
propia casa, donde lo esperaba un grupo de la OP3, mientras tenían bajo amenaza a su
madre (fs. 967 vta., 971 vta., 1054/55).
Conteste es el testimonio de Graciela Geuna (fs. 1417 vta.) quién se refiere a
Rodríguez Daniel como una de las personas que fueron secuestradas y vistas en la Perla,
consignando como datos identificatorios que era estudiante de la Escuela de Asistencia
Social, de 20 años, menudo, que usaba anteojos, cuya madre era posiblemente viuda y
como fecha presunta de secuestro: agosto de 1976.
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II- En cuanto a la permanencia en La Perla y los tormentos que habría padecido
Daniel Roriguez en ese centro de detención, acedita esta circunstancia el testimonio de
Piero Di Monti, quien manifiesta sobre el nombrado: ―Una vez en el campo fue torturado‖
(fs. 1054). Asimismo, recuerda que Graciela Geuna lo conocía, ―nos reíamos de el porque
cuando caminaba en la Perla lo hacía con las piernas abiertas por la tortura que había
recibido, era un buen chico” (fs. 967 vta.).
Cabe sumar a lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
USO OFICIAL
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
III. Acerca del homicidio del que habría sido víctima Daniel Héctor Rodríguez: al
respecto, corresponde mencionar en primer lugar las constancias de foja 256 del libro de
registro de entradas y salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque, en el cual
consta el ingreso de lo cuerpos sin vida de Daniel Héctor Arturo Rodríguez, ingresado bajo
el N° 816, con fecha 11/8/76, a las 0:30 hs., procedente de las Fuerzas Armadas, sobre el
médico forense: no hay registro, consignado a disposición del Juez Militar, y figura como
causa de ingreso: Fuerzas de seguridad, finalmente sobre el diagnóstico: no hay registro (fs.
1754)
Asimismo, contamos con el Memorando de Policía Federal Argentina -Delegación
Córdoba- Informe DGI.cd N° 533 S/I de fecha 11 de agosto de 1976, referido al operativo
extremista llevado a cabo contra efectivos militares que se conducían en un camión
perteneciente al comando 141 de comunicaciones, resultando muerto el titular de la
dotación, cabo primero Jorge Bulacio. Al respecto este memorando informa que con fecha
11 del mes de agosto del año 1976, el Comando del III Cuerpo de Ejército, con relación a
este hecho subversivo, dio a conocer el siguiente comunicado: “1°)- El día 10 de agosto
del año 1976, siendo las 13.45 horas en la ciudad de córdoba, cuando un camión militar
perteneciente al Batallón de Comunicaciones 141, transitaba a la altura del Km. 718 de la
Ruta N° 9, supuestos policías le solicitaron ayuda para un camión civil, aparentemente
accidentado, en cuanto el vehículo se detuvo, a sangre fría y sin darle ninguna oportunidad
de defenderse, asesinaron con dos balazos en la cabeza al jefe del vehículo, Cabo Primero
Jorge Bulasio.- Mientras se llevaba a cabo este acto criminal, otros delincuentes
subversivos incendiaron el camión militar arrojándoles bombas molotov, tras lo cual todos
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se dieron a la fuga, eludiendo la reacción de los soldados que completaban la dotación del
vehículo y que milagrosamente salvaron sus vidas. En las inmediaciones dejaron
abandonado, una granada de mano de la organización subversiva declarada ilegal en el
año 1975, tres cargadores FAL, con carga completa, un cargador con cinco proyectiles
calibre 7,65, tres bombas molotov y bolso color verde oliva. De inmediato las fuerzas
legales iniciaron la persecución de los asesinos subversivos y gracias a la exacta
descripción de los pobladores de la zona se logró ubicar a un vehículo particular que
participó del hecho en las inmediación del cruce del Camino a San Carlos y Avda.
Circunvalación, donde se produjo un enfrentamiento en que fueron abatidos dos
delincuentes subversivos identificados, por la documentación que portaban como: Daniel
Héctor Rodríguez y Claudio Luis Román Méndez. En el vehículo se secuestraron dos
pistolas calibre 11.25 MM. y tres granadas de mano”. Refiriendo asimismo, que en el
organismo los nombrados no se encuentran registrados (fs. 1774/1777).
En relación al modo en que se produce la muerte de Daniel Rodríguez, es necesario
contrastar la información suministrada por los documentos descriptos, con los testimonios
brindados por ex detenidos alojados en el CCD la Perla al tiempo de éstos acontecimientos.
En este sentido, Piero Di Monti: manifiesta a fs. 1054/55. “En el mes de julio o agosto de
1976, en la ciudad de Córdoba, un comando guerrillero se enfrenta a un camión del
Ejército y del cual resulta muerto un suboficial. Como respuesta inmediata, el Ejército
hace aparecer “muertos por las fuerzas del orden” a dos supuestos integrantes del
comando, quienes “no habían acatado la orden de detenerse en un puesto de control” o
algo similar. Uno de ellos era DANIEL RODRÍGUEZ, estudiante de 3° año de Servicio
Social de la UNC, de aproximadamente 20 años, secuestrado semanas antes en su propia
casa, donde lo esperaba un grupo de la OP3, mientras tenían bajo amenaza a su madre.
Una vez en el campo fue torturado. Para ejecutar estas represalias el Ejército siempre tuvo
en “La Perla” un importante número de rehenes, así como los tuvo en las cárceles, de
donde tantos prisioneros legales fueron asesinados son supuestas fugas o intentos de
liberación”.
Conteste es el testimonio de Carlos Pusseto, que al tiempo de referirse a los
fraguados enfrentamientos de los que tomo conocimiento, recuerda a Daniel Rodríguez
como una de las personas asesinadas en esos simulacros de enfrentamientos, después de
haber permanecido en ―La Perla‖: (fs. 959). En el mismo sentido se expresa Graciela
Geuna, en cuanto se refiere al nombrado como llevado a La Perla y luego trasladado,
término que como se analizó precedentemente, alude al homicidio de la víctima (fs. 1417
vta.).
Este es el caso, conforme lo ilustra de manera eficiente Ana Iliovich a fs. 1098vta.,
cuando manifiesta sobre Los Traslados: los destinos posibles de los detenidos podían ser:
la muerte, con el mecanismo descripto en los testimonios de Callizo, Geuna, entre otros
testigos, del "camión" que llegaba y se llevaba un grupo de prisioneros cuyos cuerpos no
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aparecieron nunca. O bien, cuando se llevaban a algunos prisioneros que luego aparecieron
como "muertos en enfrentamientos".
En el mismo sentido se expide el ex gendarme Carlos Beltrán, quién manifiesta a fs.
1316 de su testimonio: ―Cuando se llevaban a los detenidos a nosotros tampoco nos decían
la verdad, a veces nos decían que se los llevaban a uno ochenta – expresión que alude en la
jerga utilizada en La Perla, al fusilamiento o ejecución del secuestrado- y en realidad los
liberaban, en otros casos, decían que los iban a largar y después los mataban. En unos
casos se llevaron detenidos que dijeron que iban a liberar y después los mataban y los
hacían aparecer como muertos en enfrentamiento en un camino, les ponían armas para
simular, nosotros escuchábamos la noticia del enfrentamiento en la calle y le
comentábamos al personal del Ejército y ellos se reían y nos decían que no había sido así,
que no hubo ningún enfrentamiento”.
De este modo y acreditada la privación de libertad de la víctima en las condiciones a
que se hizo amplia referencia precedentemente, no es dable suponer que el acontecimiento
difundido por el Comando del Tercer Cuerpo verdaderamente ocurrió.
USO OFICIAL
La prueba colectada permite afirmar con el grado de probabilidad requerido en esta
instancia del proceso que Daniel Rodríguez, fue sacado del lugar en el que estuvo alojado –
CCD La Perla- y asesinado con anterioridad al día 10 de agosto de 1976, para luego simular
un enfrentamiento, conforme lo denominaban una ―operación ventilador‖–modalidad que
se describe acabadamente en el apartado III del hecho nominado UNO-.
9) HECHO NOMINADO NUEVE
VICTIMAS: Alfredo Fornasari y Oscar Mario Lauge
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
I-a) Sobre la privación ilegítima de libertad de Alfredo Fornasari, las manifestaciones
vertidas por Carlos Pusseto, quien en su testimonio registra a Ramón Fornasari como una
de las personas que había permanecido en el centro de detención clandestino ―La Perla‖
(fs. 945).
La búsqueda y persecución del nombrado se traduce y acredita mediante el
legajo de la S.I.D.E correspondiente al caso N° 0479 referido a Alfredo Fornasari, alias
―Ramón‖, y que consigna como antecedentes la participación del nombrado en el
asesinato de Carlos Alberto Bergometti, juntamente con Héctor Lauje y ―Cascote‖,
llevado a cabo el 19 de agosto de 1076 (fs. 1919). Asimismo, el memorando de la Policía
Federal Argentina -Delegación Córdoba- Informe DGI.cd N° 1022 S/I de fecha 22 de
diciembre de 1976, lo sindica como perteneciente a la organización OPM Montoneros
integrantes del frente sindical. En el mismo sentido, la nota periodística del diario la Voz
del Interior de fecha 23/12/76, refiere -conforme comunicado del Tercer Cuerpo de
Ejercito- a Alfredo Fornasarl (a) "Ramón", nacido en buenos Aires, como cabecilla
sindical de una organización subversiva ilegalizada en el año 1975. (fs. 1867).
Documentación ésta que da cuenta de los motivos de persecución de Fornasari en el
marco de la ―eliminación de la delincuencia subversiva‖, al tiempo en el que se desarrolla
189
su privación de libertad.b) Acerca de la privación ilegítima de libertad de Oscar Mario Lauge, alias ―Beto‖
o ―Quique‖, y en orden a los antecedentes del nombrado, obra en la causa copia de la ficha
de identidad de la Policía Federal Argentina -Delegación Córdoba- referente a Héctor Oscar
Lauge, sindicándolo como subversivo, causante relacionado con el sumario de prevención
N° 1 -adecuación ley 21.460, actuaciones Sumariales N° 269/32 instruido por el D2 girado
al Comando IV Brigada Aerotransportada (Expte N° 1 S/I 885 T1.F1), legajo obrante en el
fichero con identificación "Subver -Letra L-M" reservado para los autos "Pérez Esquivel,
Adolfo y Martínez, María Elba su Presentación‖ (Expte. N° 9481) (fs. 1829).
Asimismo, contamos con el legajo de la S.I.D.E correspondiente al caso N° 0478
referente a Oscar Mario Lauge, documentación que sindica al nombrado como autor
material del asesinato de Carlos Alberto Bergometti, producido el 19 de agosto de 1976.
Consignando que Lauge era cabecilla de una célula gremial de Montoneros, que poseía un
documento falso a nombre de Walter Hugo Astegiano, y que fue autor material de
numerosos hechos terroristas (fs. 1920).
En el mismo sentido el Memorando de Policía Federal Argentina -Delegación
Córdoba- Informe DGI.cd N° 1022 S/I de fecha 5 de noviembre de 1976, informa sobre la
detención de Francisco Tomás Mendoza (detenido el 28/10/76) quien declara pertenecer a
la O.P.M ―montoneros‖ e integrar la autodenominada Unión Obrera Metalúrgica en la
Resistencia. Declara asimismo, que entre otras personas también conoció a una persona
―Beto‖ Héctor Oscar Lauge, quién le entregó una motocicleta con la que efectuó una
panfleteada en la zona de Ferreira. Declara sobre un atentado en Barrio Empalme y sindica
a ―Beto‖ como el ejecutor del asesinato del Ingeniero Bergometi (Directivo de Fiat) (fs.
1836/40).
El análisis de esta documentación en particular permite advertir una de las
modalidades instauradas por las Fuerzas Armadas, que condujeron a la privación ilegitima
de la libertad de Héctor Lauge, y sobre las cuales Piero Di Monte hace amplia referencia a
fs. 1028/1031, relatando los modos en que operaban las Fuerzas de Seguridad en el marco
del plan sistemático para la represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como
―delincuencia subversiva‖ implementado por las Fuerzas Armadas al tiempo de los hechos,
refiere el testigo que “en general las operaciones eran realizadas sobre la base de una
información concreta, consistente en el nombre de "los blancos" a atacar” , “utilizaron las
amenazas y la tortura para arrancar el paradero de los buscados”, información que daba
lugar a nuevos operativos. (fs. 1029). El memorando precedente da cuenta que a principios
de noviembre, las Fuerzas Armadas contaban con la información que los conducirían a
Lauge.
Conteste con esta documentación se inscribe el artículo periodístico del
diario la Voz del Interior de fecha 23/12/76, que -conforme comunicado del Tercer Cuerpo
de Ejercito-, sindica a Héctor Lauje (a) "Beto" o "Quique", como cabecilla de una célula
gremial de la banda subversiva ilegalizada en 1975, que permanecía en la clandestinidad y
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era buscado por las fuerzas del orden hace varios meses atrás, que poseía un documento
falso a nombre de Walter Hugo Astegiano y que fue el autor material de numerosos hechos
terroristas, y principal ejecutor del asesinato de un directivo de Materfer; describe este
hecho como producido el día 19 de agosto por cuatro asesinos subversivos (Lauje,
responsable de organizar el asesinato, actuando como cómplices Héctor Adrián Rioja (a)
"Luis‖, Francisco Tomás Mendoza (a) "Bobi" y un Individuo aún sin identificar (a)
"Cascote", prófugo), quienes se habrían apostado frente a la finca de Fiambalá N° 165 para
esperar la salida de la victima - Carlos Alberto Bérgómetti-, y refiere que al salir el
directivo de su casa y dirigirse hacia su automóvil, Lauje disparó sobre la víctima,
arrojando posteriormente una granada de mano que al hacer explosión destrozó el cuerpo
del infortunado Bergometti. Agrega el artículo que luego de perpetrar el hecho, los
nombrados de reunieron y huyeron raudamente.
Finalmente, conforme se analizó precedentemente, los antecedentes que surgen de la
prueba documental precitada, -como se describe en el apartado 1-b) del hecho nominado
TRES de la presente- al cual me remito en razón a la brevedad, convertían a las víctimas en
USO OFICIAL
blanco seguro de persecución y eventual aniquilación (Memorando DGI n° 34 ―R‖ de fecha
7 de abril de 1976, obrante a fs. 11.516/18).
II. En cuanto al lugar de alojamiento de estás víctimas, advertimos que hay prueba
testimonial que acredita la presencia de Fornasari en la el CCD la Perla, conforme al
testimonio de Carlos Pusetto de fs. 945. En cuanto a Lauge, arribamos a esta misma
conclusión a través de indicios. En efecto, resulta de la prueba -como será objeto de análisis
en el apartado III del presente accionar-, que Fornasari y Lauge, miembros de la misma
organización, aparecen abatidos en un mismo enfrentamiento simulado con fuerzas de
seguridad (conforme memorando de fs. 1767/8 ), de lo que se deduce que estas dos
víctimas son retiradas del lugar de alojamiento en forma conjunta. El conocimiento sobre la
permanencia de Fornasari en el CCD La Perla nos impide pensar que el destino de Lauge,
que como advertimos fue blanco innegable de persecución, hubieran sido diverso.
Los modos decriptos responden a los operativos realizados al tiempo de los hechos
y ejecutados por el mismo grupo operativo, permitiendo acreditar con el grado de certeza
requerido en esta etapa del proceso, el alojamiento y la permanencia de estas dos víctimas
en el CCD La Perla, tras ser privados de libertad; y el sometimiento a torturas en ese lugar,
siendo dicha practica, como se analizó precedentemente, generalizada.
En particular sobre Ramón Fornasari, Carlos Puesseto, refiere que el nombrado
habría sido torturado (fs. 945).
Cabe sumar a lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
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subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
III. Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Alfredo Fornasari y
Oscar Mario Lauge: obran en la causa los siguientes Memorandos de Policía Federal: uno
de fecha 22 de diciembre de 1976 (DGI Cd n° 1021 S/I), que informa conforme el
comunicado emitido por el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército del día 21/12/76, que
efectivos pertenecientes a la Brigada de Infantería Aerotransportada IV abatieron el 20 de
diciembre del corriente año a las 17,15 horas, a dos delincuentes subversivos en calle
Fructuoso Ribera y Fragata Sarmiento de la ciudad de Córdoba. En circunstancias en las
que una patrulla militar recorría la zona, localizó a dos individuos sospechosos, les impartió
las ordenes de detención que los individuos no acataron, abriendo fuego contra la patrulla
militar, que de inmediato atacó abatiendo en el acto a los delincuentes; de los cuales se
informó que se encontraban en proceso de identificación. Refiere que de la documentación
que portaban se pudo determinar que se trata de dos cabecillas de la banda subversiva
declarada ilegal en 1975. Los individuos portaban un revolver cal. 38 mm, una pistola cal. 9
mm y dos granadas de mano (fs. 11.661/2). Asimismo, obra en la causa otro memorando
también de fecha 22 de diciembre de 1976 (DGI c.d n° 1022 S.I.), que informa sobre los
subversivos abatidos en Barrio Santa Ana de Córdoba –antes referidos-, identificandolos
como: Héctor Oscar Lange (a) ―Beto‖ y Alfredo Fornasari (a) Ramón. Según la fuente los
elementos abatidos pertenecían a la organización OPM Montoneros integrantes del frente
sindical (fs. 1767/8).
En este sentido Idéntica versión es comunicada en el artículo periodístico publicado
en el diario La voz del Interior con fecha 23/12/76 (fs. 1867).
Corresponde asimismo mencionar las constancias de pag. 268 del libro de registro
de entradas y salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque (fs. 2241/2244), en la
cual consta el ingreso de lo cuerpos sin vida, en forma sucesiva (N° de orden 1261 y 1262),
de dos cadáveres N.N. masculinos sin nombres, que fueron recibidos el día 21/12/76, a las
0:30hs, por el Dr. Caro, llevados por Sanidad Policial, como Juzgado que intervino:
consignan Juez Militar y como causa: Fuerzas de Seguridad. Asimismo, registra que fueron
remitidos al cementerio San Vicente, con fecha de salida 21/12/76, a las 18:30hs,
entregados al servicio Municipal.
Completando esta documentación, obra en la causa copia de un certificado obrante
en la causa caratulada "ABAD, Ángel y otros su denuncia" (Expte. N° 1 l-A-82) agregada a
autos: "Averiguación de enterramientos clandestinos en autos Pérez Esquivel, Adolfo;
Martínez, María Elba s/presentación" (Expte. N° 9693), consignando que
el Jefe de
departamento Cementerio San Vicente informa al Director de Cementerios que las fosas
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ocupadas en el cuadro "C" Sec. Parque con restos identificados son, entre otras, las fosas:
N° 3330 asignada a Lauge, Héctor O., que el día 27/12/76 fue trasladado al Cementerio San
Jerónimo; y N° 3331 asignada a Fomasari, Alfredo, que el día 24/12/76 fue trasladado a
Huinca Renanco, provincia de Córdoba (fs. 11.659).
Del análisis de la prueba documental descripta surgen las identidades de los cuerpos
ingresados en la morgue, así como su destino posterior.
Ahora bien, en cuanto al modo en que se producen estas muertes, al contrastar los
memorandos con el testimonio brindado por Carlos Pusetto (fs. 945) -alojado en el CCD la
Perla al tiempo de estos acontecimientos-, quien como advertimos precedentemente,
manifiesta que Ramón Fornasari había permanecido en ―La Perla‖ tras haber sido
secuestrado y torturado (fs. 945), arribamos a la conclusión de que no pudo haber
participado del supuesto enfrentamiento. Sumado a esto y en relación a Lauge, cabe
observar, que en los memorandos de mención y en la información periodística se destaca
que éstas víctimas pertenecían a un mismo grupo dentro de la organización subversiva, y
habrían sido abatidos en el mismo ―enfrentamiento‖, confirmando ésta circunstancia la
USO OFICIAL
unicidad del procedimiento. Tras lo cual no es dable acreditar la posibilidad de ocurrencia
del enfrentamiento en los términos informados por los memorandos, en ambos casos.
Conforme lo analizado, la prueba colectada permite afirmar con el grado de
probabilidad requerido en esta instancia del proceso que estas dos víctimas, Fornasari y
Lauge fueron sacadas del lugar en el que estuvieron alojados y asesinados; para
posteriormente simular un enfrentamiento en calle Fructuoso Ribera y Fragata Sarmiento
Barrio de esta ciudad; modalidad que se condice con lo que denominaban ―operación
ventilador‖.
Este es el caso, recordando el testimonio de Ana Iliovich a fs. 1098vta., cuando
manifiesta sobre Los Traslados: los destinos posibles de los detenidos podían ser: la
muerte, con el mecanismo descripto en los testimonios de Callizo, Geuna, etc. del "camión"
que llegaba y se llevaba un grupo de prisioneros cuyos cuerpos no aparecieron nunca. O
bien, cuando se llevaban a algunos prisioneros que luego aparecieron como "muertos en
enfrentamientos". Conteste con el testimonio de Carlos Beltrán de fs. 1316. En razón a la
brevedad me remito en este punto a las consideraciones realizadas en el apartado III del
hecho nominado UNO.
El material probatorio precedentemente consignado, permite inferir válidamente que
los nombrados, tras haber sido aprehendidos por personal militar o fuerzas de seguridad,
fueron trasladados al CCD La Perla, donde fueron sometidos a torturas y luego,
aproximadamente el 20 de diciembre de 1976 ejecutados, haciéndolos aparecer abatidos en
el presunto enfrentamiento descripto.10) HECHO NOMINADO DIEZ
VICTIMAS: Ricardo Manuel Yavícoli y Alicia María D`Emilio
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
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I- Sobre la privación ilegítima de la libertad de Ricardo Manuel Yavícoli alias
―Abel‖, ―Gringo‖ o ―Chato‖, y de Alicia María D`Emilio alias ―Luisa‖ o ―Lali‖, las
manifestaciones vertidas por otras personas que habrían permanecido cautivas en el CCD
La Perla. En este sentido Teresa Celia Meschiatti, relata que conoce bien este caso, que el
matrimonio Yavicoli fue secuestrado el 26 de Septiembre de 1977 en su domicilio de Ruta
20 y Empalme Tanti, por personal vestido de "verde" y ante la presencia de numerosos
vecinos, a plena luz del día. Que tenían 2 o 3 hijos y ella estaba embarazada. Manifiesta que
los nombrados procedían del litoral o de Buenos Aires y hacía poco más de un año que
vivían en Córdoba. A él le decían "gringo", porque era de cabellos rubios rojizos, de
contextura robusta, de mediana estatura y cara colorada. Refiere que fueron secuestrados
por fuerzas del Ejército, que se entregaron, sin ofrecer ninguna resistencia. Recuerda que
fueron ubicados, juntos, en colchonetas a la izquierda de la reja, a la entrada de la cuadra en
La Perla (fs. 94vta./95 y fs. 1454vta./1455).
En el mismo sentido se expiden, Graciela Susana Geuna, quien manifiesta que el
matrimonio Iavicoli fue secuestrado el 26 de septiembre de 1977, en las cercanías de Tanti,
en un operativo legal realizado por ―los verdes‖ es decir, militares de unidades regulares
vestidos de fajina, a la vista de todos los vecinos,. Inmediatamente los llevaron a la Perla.
Ella estaba embarazada (fs. 301), coincidente con Piero Di Monti (fs. 187vta.), Liliana
Callizo (fs. 145/vta., 1.196/vta.) y Héctor Ángel Teodoro Kunzmann (fs. 1474)
A mayor abundamiento , obra glosado en la causa el testimonio de Mirta Susana
Iriondo, quien relata sobre el caso de una pareja que había sido detenida en la Provincia, de
Córdoba, en la localidad de Tanti, en septiembre de 1977, aproximadamente, por personal
uniformado, de apellido YavÍcoli, esta pareja tenía un hijo cuyo nombre es Pedro, supone
que el niño fue entregado luego a los familiares. Recuerda que mientras estuvieron en La
Perla los atendió y tuvo oportunidad de hablar con ellos en muchas ocasiones. Relata que la
pareja, que antes del golpe militar había tenido actividad política, -que conforme surge del
testimonio de Meschiatti a fs. 94vta./95 , habrían pertenecido a la organización
montoneros- se encontraba desde esa fecha sin ningún tipo de actividad ni compromiso
político ni tenían ningún contacto con ninguna organización guerrillera, llevaban una vida
normal y estaban esperando su segundo hijo (fs. 1287).
Asimismo, la testigo en oportunidad de la inspección ocular al predio de La
Perla, recuerda: “en la correspondiente a la cuarta o la sexta ventana, visto el edificio
desde la mencionada plaza de armas, en el predio de mención, se encontraba un menor de
corta de corta de edad, de año y medio aproximadamente, hijo de la detenida Yavicoli –a
quién habrían detenido junto con la pareja-; que Acosta me pidió que la busque a Yavicoli
de la cuadra donde estábamos alojados todos los detenidos y que la lleve a esas oficinas,
para que "lo vea por última vez" a su hijo puesto que se lo iban a llevar, con la condición
de que la madre no llorara, así lo hice y acompañé a la nombrada para ver al niñito por la
ventana, que se encontraba tranquilo jugando, no llorando en esa ocasión la madre como
se le había requerido” (fs. 1091vta.). Testimonios que en su conjunto dan cuenta y
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acreditan suficientemente el secuestro de Ricardo Manuel Yavícoli, y de Alicia María
D`Emilio y su alojamiento en La Perla.
II- En cuanto a la permanencia en La Perla y los tormentos que habrían padecido
los nombrados en ese centro de detención: cabe ponderar también en este caso, testimonios
vertidos por otras personas que habrían permanecido cautivas en el CCD La Perla, en
relación a las torturas padecidas en particular por las víctimas que nos ocupan. Más allá del
conocimiento plasmado en la presente resolución, de que la sola permanencia en La Perla
es indicio suficiente del padecimiento de las víctimas allí alojadas de los tormentos
descriptos. En este sentido, integran el plexo probatorio: el testimonio de Graciela Susana
Geuna, quien relata en relación a la pareja Yavicoli: ―Una noche, a los quince días de
haber llegado ellos a “La Perla”, Liliana callizo y yo que dormíamos al lado, nos
despertamos, algo raro estaba pasando. No hicimos ruido, estaba oscuro y no teníamos
venda, pudimos ver a Luis Manzanelli que empezaba a hablar en voz alta. En ese momento
Manzanelli le pegó un tremendo puñetazo en la panza. Como dije ella estaba embarazada Alicia María D`Emilio-. Manzanelli miró inmediatamente hacia donde estábamos el resto
USO OFICIAL
de los prisioneros. Luego pasó frente a cada colchoneta, observándonos con una pequeña
linterna. No se dio cuenta de que lo habíamos visto ya que simulábamos dormir. Hizo todo
esto sigilosamente para que no lo viéramos ya que era la etapa en que quería dar otra
imagen, cambiar ante los prisioneros que estábamos durante su imagen de torturador (fs.
301).
Conteste es el testimonio de Mirta Susana Iriondo, que a fs. 1093 manifiesta: “La
mentada detenida lavícoli dormía a la altura de la segunda ventana del lado derecho de la
cuadra siempre vista desde el ingreso, se encontraba detenida con el marido, estando
asimismo embarazada con cuatro meses de gestación y una noche mientras dormían
escuché la voz de Manzanelli y el "Fogo", y pude observar que venían a buscar a este
matrimonio, que como ya expliqué antes, todos ellos, es decir todos los detenidos,
intuíamos la muerte, sabíamos que el destino ahí era ser asesinados, por lo que la
nombrada lavícoli se aferró a la reja gritando que no se la lleven que tenía cuatro meses
de embarazo, ante lo que Manzanelli y "Fogo" comienzan a propinarle golpes en el
estómago logrando quitarla de dicha abertura”. En el mismo sentido se expide Meschiatti:
“Se escuchaban voces ahogadas y gemidos. Como esta situación podía írsele de las manos,
Manzanelli redujo a golpes al "gringo" y le dio una trompada en el vientre a la mujer”.
(fs. 94vta./95 y fs. 1454vta./1455). Testimonios éstos que describen en parte la violencia
física y psicológica infligida a los nombrados, acreditando en forma fehaciente los
extremos requeridos en esta instancia.
Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás
elementos de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de
ponderación en este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la
causa y que resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del
centro de detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo,
195
las perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
III. Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Ricardo Manuel
Yavícoli, y Alicia María D`Emilio: al respecto, corresponde mencionar en primer lugar las
constancias de foja 298 del libro de registro de entradas y salidas de la Morgue Judicial del
Hospital San Roque reservado en Secretaría para los autos Perez...Expte. N° 9693. (fs.
1758), en la cual consta el ingreso de lo cuerpos sin vida de D'emilio de Yavicoli Alicia
María y de Yavicoli Ricardo Manuel, en ambos casos con fecha 27/10/77- 8:40 hs.,
procedentes del Hospital Militar, a disposición de las fuerzas de seguridad y teniendo el
mismo diagnóstico o causa del fallecimiento: hemorragia aguda producida por armas de
fuego.
Asimismo, contamos con los Memorandos de Policía Federal: uno de fecha 3 de
noviembre de 1977 (DGI. cd. n° 205 ―R‖): en la cual se informa que el Comando del Tercer
Cuerpo de Ejercito comunica oficialmente que, como resultado de investigaciones que se
venían realizando en la ciudad de Córdoba, se mantenía bajo vigilancia un inmueble del
barrio Los Boulevares. Que en la madrugada del día 27 de Octubre de 1.977 fueron
reconocidos por los efectivos militares de vigilancia entre los Boulevares Tucumán y
Buenos Aires, próximo al inmueble, dos delincuentes subversivos cuya identificación se
procura y que respondían a los alias de ―Abel‖, ―Gringo‖ o ―Chato‖ y ―Luisa‖ o ―Lali‖. Al
ordenárseles su detención se resistieron empleando armas de fuego por lo que fueron
abatidos en el acto por la patrulla militar empeñada en esa operación. Afirma el
comunicado: 1°) Que ambos pertenecían a la banda de delincuentes subversivos marxistas
autodenominados ―montoneros‖. 2°) Que habrían sido enviados desde la ciudad de Rosario
con la intención de organizar una base logística desde la cual se pretendía apoyar la
reorganización de la banda ―montoneros‖ que fuera totalmente destruida en Córdoba. y 3°)
Que en ese intento, está concentrando su acción fundamentalmente en el sector laboral
como lo demuestra la posesión de panfletos presumiblemente destinados a obreros de la
zona fabril próxima al lugar de los hechos (fs. fs. 1.848/1.849).
Posteriormente
y
vinculado al anterior, obra en la causa el Memorando de fecha 7 de diciembre de 1977
(DGI.cd N° 923 "R"), donde consta oficio de la Policía Federal Argentina, solicitando
antecedentes de Ricardo Manuel Yavicoli y su esposa de nombre Alicia, abatidos en la
localidad Cordobesa de La Calera, hace aproximadamente 20 días (fs. 1850).
Ahora bien, en relación al modo en que se producen éstas muertes, es necesario
contrastar estos documentos con los testimonios brindados por ex detenidos alojados en el
CCD la Perla al tiempo de éstos acontecimientos. En este sentido el Testimonio de Mirta
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Susana Iriondo (fs. 1277/vta.) acredita con eficiencia las circunstancias de tiempo, lugar y
modo en que sucedieron los acontecimientos, refiere que en La Perla se solían emplear
unos procedimientos llamados "ventilador" o sea a determinadas horas se sacaban gentes y
luego aparecían muertos en la vía pública, y que luego en La Perla ponían la radio y
decían que habían muerto en un enfrentamiento. ―Nosotros nos enterábamos de los
ventiladores debido a que los escuchábamos por la radio de la guardia o bien porque lo
comentaban los mismos guardias. Un personal militar apodado como "fogo" era amigo de
una detenida "Chela" que es Liliana Callizo y “fogo” le comentaba a Chela y ella nos
comentaba a nosotros sobre los ventiladores”. Recuerda que en estos procedimiento hubo,
un ventilador de una pareja -en noviembre- ella estaba embarazada y cuando la sacan a las
4 de la mañana ella se da cuenta que era para matarla entonces se agarra de las rejas y no la
podían desprender. Recuerda: ―Este matrimonio era de apellido Yavícoli, Manzanelli la
empieza a golpear para que se suelte y la chica comienza a gritar que no la saquen que
estaba embarazada. Al día siguiente la radio dijo que había habido un procedimiento y
que mueren allí. Ellos -los lavícoli- habían sido secuestrados con su hijito Pedro pero él
USO OFICIAL
estaba en otra parte de La Perla y dormía junto con Dorita, a Pedro, luego lo llevan a la
casa de sus abuelos”. Asimismo, la testigo a fs. 1287 manifiesta: ―En aquella madrugada
el Sargento Luís Manzanelli (a) Luis o Piazze y el civil Lardone (a) Fogo fueron los
encargados de sacarlos de la Perla”.
Las circunstancias reatadas son corroboradas por dichos de otros testigos, en este
sentido Teresa Celia Meschiatti (fs. 94vta./95 y fs. 1454vta./1455)
relata: ―El "gringo" y su mujer querían conocer su destino: le preguntaban a todo el
mundo. Un gendarme joven, que no pudo resistir, llorando les dijo que los iban a matar a
los dos. Estaban muy preocupados y nerviosos” (... ) “A través de los biombos, vimos a
Manzanelli que hablaba en voz baja con ellos. Les había dicho la verdad y los compañeros
no podían creerlo. Se escuchaban voces ahogadas y gemidos. Como esta situación podía
írsele de las manos, Manzanelli redujo a golpes al "gringo" y le dio una trompada en el
vientre a la mujer. Luego se los llevó a las oficinas. A la mañana siguiente nos contaron
que habían observado que Yavicoli llevaba unas zapatillas Adidas nuevas y pensaron que
se lo habían llevado descalzo. Después nos enteramos que el matrimonio lavicoli había
muerto "en un enfrentamiento con las fuerzas del orden””. En el mismo sentido se
expiden: Piero Di Monte (fs. 187vta.), Liliana Callizo (fs. 145/vta. y 1.196/vta.), Graciela
Susana Geuna (fs. 301).
La prueba colectada permite afirmar con el grado de probabilidad requerido en esta
instancia del proceso que Ricardo Manuel Yavícoli, y Alicia María D`Emilio, fueron
sacados del CCD La Perla, donde estuvieron alojados, asesinados y su muerte disimulada
en un enfrentamiento, conforme denominaban una ―operación ventilador‖. Este es el caso,
conforme lo ilustra Graciela Susana Geuna, cuando manifiesta: “al día siguiente los medios
de difusión anunciaron que Iavicoli y su señora habían “muerto en un enfrentamiento con
las fuerzas del orden”. “Todo era engaño los simulacros de enfrentamiento y las
197
conferencias de prensa que armaban para justificar las desapariciones‖ (fs. 301). De igual
modo Iriondo a fs. 1287 relata: que en el lenguaje o jerga militar se llamaba ventiladores al
fusilamiento de personas que luego aparecían ante la opinión pública como enfrentamiento
entre "las fuerzas del orden" y la guerrilla, que el momento y el porque eran determinados
políticamente por los mandos militares. Generalmente las personas elegidas para los
ventiladores
eran sacadas de madrugada, llevadas a algún lugar y eran asesinadas
colocándoles luego armas, panfletos o lo que fuera necesario. Al día siguiente aparecía en
la prensa un comunicado del ejercito informando a la población de la muerte de
―terroristas" en un enfrentamiento.
Habiéndose tratado in extenso la modalidad nominada como ―operación ventilador‖
en la presente resolución y en razón a la brevedad me remito en este punto a las
consideraciones realizadas en el apartado III del accionar NOMINADO UNO.
Finalmente, la prueba colectada y valorada precedentemente, permite acreditar con
el grado de certeza requerida en esta instancia que Ricardo Manuel Yavícoli, y Alicia
María D`Emilio, habrían sido retirados del CCD La Perla, para ser asesinados el día 26 o 27
de octubre de 1977, y sus muertes disimuladas tras un falaz enfrentamiento armado.
11) HECHO NOMINADO ONCE
VICTIMAS: Letizia María Carolina Jordan de Barreta y Alejandro Gustavo
Carrara Martínez
En relación al presente accionar integran el cuadro probatorio:
I- Sobre la privación ilegítima de la libertad de Letizia María Carolina Jordan de
Barreta, alias ―Pochi‖ y de Alejandro Gustavo Carrara Martínez alias ―Raúl‖, en primer
término y -en relación a Alejandro Carrara Martínez- por la presentación realizada ante el
Juzgado Federal N° 1 de Santa Fe, en autos caratulados ―Cazzaniga Susana s/pedido
Carrara Alejandro Gustavo‖ Expte. 48-C-00, iniciado 30/7/2000. Conforme la cual, el día 6
de octubre de 1976, según relatos de ocasionales testigos, es secuestrado Alejandro Carrara
posiblemente con otra persona de sexo femenino en calle Sabattini (ruta 9) de la ciudad de
Córdoba. Al día siguiente, 7 de octubre de 1876, allanan el domicilio de los padres del
nombrado en la ciudad de Santa Fé, diciendo que habían encontrado el documento de
Alejandro Carrara (fs. 11.704/9).
Conforme el plexo probatorio obrante en la causa se trata de la privación de libertad
conjunta -de quien arribo a la conclusión sería Alejandro Carrara Martínez- en virtud de las
constancias del Libro de la morgue y del memorando de Policía Federal DGI.cd N° 212
―R‖ de fecha 8 de octubre de 1976, que se explicitan en el punto II del presente accionar –
y de Letizia Jordan de Baretta.
Esta circunstancia es acreditada por las manifestaciones vertidas por personas que
habrían permanecido cautivas en el CCD La Perla. En este sentido Piero di Monte,
manifiesta que a fines de 1976 fueron secuestrados en la vía pública dos personas, un joven
cuyo pseudónimo era Raúl y una mujer Leticia Jordan de Baretta, habiendo sido atados e
introducidos en el baúl de un vehículo (fs. 1031). Coincidentes son las declaraciones de
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Liliana Beatriz Callizo (fs. 145 vta.,1197), Graciela Susana Geuna (fs. 300, 1396) y Teresa
Celia Meschiatti (fs. 88 ,1448), que dan cuenta de la mismas circunstancias sobre la
privación de libertad de Leticia Jordán y de un joven apodado ―Raúl‖, en la Av. Sabattini,
Barrio Maipú de la ciudad de Córdoba.
A lo expuesto, se suma lo relatado por Gustavo Contepomi, -quién había participado
en ―tareas de control territorial‖ junto a personal del Ejército, siendo testigo del
procedimiento vinculado a Leticia Jordan, según Informe del Tercer Cuerpo obrante en
causa Contempomi Expte. 19/C/85, glosado en autos a fs. 11.728.
El nombrado, en su Libro "Los Sobrevivientes De La Perla" Pag. 141, 142 y 74,
relata que Jordán de Baretta Leticia fue secuestrada en octubre de 1976 en barrio Maipú
junto a un joven de aproximadamente 25 años, oriundo de Santa Fé (fs. 11.673/4). Con
mayor precisión, bajo el titulo "Incompetencia", pag. 74, Contempomi, recuerda que Leticia
Jordán de Baretta y un muchacho santafecino de unos 20 años fueron detenidos en un
control de rutas. A él lo pusieron en el baúl del coche y a ella la tiraron en el piso del
mismo, en la parte posterior (fs. 11.723).
USO OFICIAL
Manifiesta el testigo a fs. 1895, que en los operativos de secuestros participaban los
miembros de OP3 en dos o tres vehículos simultáneamente, recibiendo apoyo de los
―números‖ como eran llamados los oficiales y suboficiales pertenecientes a las distintas
unidades militares con asiento en Córdoba. Esta participación obedecía a la política de los
altos mandos para comprometer a todos los miembros de las fuerzas armadas en la guerra
sucia. Manifiesta asimismo, que algunos oficiales
―números‖ se destacaron por su
participación mucho más intensa y voluntaria que lo que indicaba sus ordenes. Refiere que
un Capitán alias ―Mono‖, perteneciente al RI 14, -quien hasta el momento no ha sido
posible de identificar en la instrucción de la presente- presumía de su capacidad combativa,
jactándose de su instinto para reconocer militantes en la calle. Afirma el testigo que
efectivamente muchos secuestros se produjeron por su decisión personal, como el caso de
Leticia Jordan, entre otros. (presentación conjunta realizada ante la CONADEP por Andrés
Remondegui, Patricia Astelarra, Marta Víctoria Roca, y Gustavo Contemponi, detenidos en
La Perla entre julio de 1976 y enero de 1979. En causa "Contemponi Gustavo y otra
asociación ilícita calificada, homicidio etc." (Expte. 19-C-85) reservado en Secretaria para
los autos "Perez Esquivel...." Expte. 9481 y agregada a la presente causa.
II. Acerca de los homicidios de los que habrían sido víctimas Leticia María
Carolina Jordan de Barreta y Alejandro Gustavo Carrara Martínez: al respecto, corresponde
mencionar en primer lugar las constancias de foja 261 del libro de registro de entradas y
salidas de la Morgue Judicial del Hospital San Roque reservado en Secretaría para los autos
Perez...Expte. N° 9693 (fs. 2236/2239), en la cual consta el ingreso de lo cuerpos sin vida
de Jordán Leticia María Carolina y Carrara Alejandro Gustavo, en forma sucesiva con
números de orden: 995 y 996, en ambos casos con fecha 7/10/76, procedentes del Sanidad
Policial, Hospital Militar, a disposición del juez militar de turno y teniendo el mismo
diagnóstico o causa del fallecimiento: hemorragia aguda por heridas de armas de fuego.
199
Conforme la presentación referida en autos caratulados ―Cazzaniga Susana
s/pedido Carrara Alejandro Gustavo‖ Expte. 48-C-00 , aproximadamente trascurridos 20
días desde el 7/10/76, el Tercer Cuerpo de Ejército entrega el cuerpo de Alejandro Carrara
Martínez a su padre con el certificado de un médico del Ejercito donde consta el horario de
muerte (primeras horas del día 7 de octubre), consignando como diagnóstico: muerte
violenta (fs. 11.704/9).
De acuerdo a lo analizado, el ingreso conjunto de Alejandro Gustavo Carrara
Martínez con Leticia Jordan de Baretta, la procedencia y causa de fallecimiento común,
sumado a los datos aportados por lo familiares respecto a su desaparición y muerte, no deja
lugar a dudas sobre la identidad del joven apodado ―Raúl‖, posibilitando su
individualización como Alejandro Gustavo Carrara Martínez. Identidad que se ve
confirmada por el memorando de Policía Federal DGI. cd N° 212 ―R‖ de fecha 8 de octubre
de 1976 (fs. 11.844), referido a la identificación del cadáver de un delincuente subversivo
integrante de la OPM ―Montoneros‖ abatido en enfrentamiento producido el 7/10/76,
habiéndose secuestrado entre sus ropas un D.N.I. a nombre de Alejandro Gustavo Carrara,
con último domicilio en la ciudad de Santa Fé.
A fin de valorar las pruebas existentes sobre la muerte de los nombrados, obra en la
causa prueba documental y testimonial divergente. Al respecto contamos con el
Memorandos de Policía Federal de fecha 8 de octubre de 1976 (DGI.cd N° 763 S/I), que
informa sobre un enfrentamiento en el que son abatidos dos delincuentes subversivos.
Refiere el memorando que "El Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército comunica que el
día 6 de octubre de 1976, siendo las l8,00 horas, a la altura del 1.400 de la Avda. Sabatini
(Ruta 9) de la ciudad de Córdoba, en circunstancias que efectivos de la IV Brigada de
Infantería Aerotransportada efectuaban un patrullaje, procedieron a impartir la orden de
detención de una pareja que le resultó sospechosa."La orden no fue acatada por la pareja,
que abrió el fuego con disparo de armas automáticas sobre la patrulla militar, la que atacó
de inmediato abatiendo en el acto a ambos. La mujer resultó ser Leticia Jordan de Baretta
(a) ―Pochi‖ cabecilla de la banda subversiva declarada ilegal en 1975, que ocupaba el cargo
de ―responsable de la célula territorial en la Regional Córdoba‖ El cadáver del hombre aún
se encuentra en proceso de identificación (fs.1868 y 1869)..
En el mismo sentido, la información precedente es reproducida en la
documentación de la Side, Caso 0164 referido a Jordan de Bareta Leticia Maria Carolina
(A) "Pochi"(fs. 11.725), y en las noticias periodísticas del diario La prensa del 8/10/76 y la
Nación de la misma fecha, que informan sobre una pareja de terroristas que fue abatida en
Córdoba, refiriendo que el comando del III Cuerpo de Ejército informó sobre dos elementos
sediciosos abatidos en un encuentro mantenido con fuerzas del Ejercito (fs.1868 y 1869).
Documentación que en su conjunto acredita la identidad de Leticia Jordan de
Baretta y su militancia en la agrupación montoneros. Circunstancia ésta última explicitada
también por la testigo Meschiati a fs. 6176. Militancia que como advertimos en el análisis
de hechos precedentes, convertían a la víctima en blanco de persecución y eventual
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aniquilación en el marco de la ―eliminación de la delincuencia subversiva‖, al tiempo en el
que se desarrollan los hechos objeto de análisis.
Ahora bien, y a fin de esclarecer el modo en que se producen éstas muertes, es
necesario contrastar estos documentos con los testimonios brindados por ex detenidos
alojados en el CCD la Perla al tiempo de éstos acontecimientos. En este sentido
Contempomi realiza un relato detallado de las circunstancias en que éstas víctimas fueron
asesinadas, manifiesta que una vez privadas de libertad e introducidas en el vehículo y
habiendo trascurrido unos minutos de viaje, el chico intentó escaparse del baúl; los que iban
en el auto escucharon los ruidos, se bajaron y asustados comenzaron a tirotear el auto, lo
acribillaron y murieron ambos detenidos. Llevaron los cuerpos a La Perla. Después
difundieron información acerca de un enfrentamiento con "peligrosos subversivos". Este
operativo estuvo a cargo de "números" personal militar no perteneciente a Inteligencia y
habrían sancionado severamente al oficial que comandaba el grupo, por irresponsabilidad;
la consigna era secuestrar con vida para obtener información. La gente de La Perla repetía
el relato para marcar la inexperiencia de este oficial joven, un subteniente. Refiere el
USO OFICIAL
testigo, que había ciertas contradicciones entre el personal de Inteligencia y los "números",
que aquellos trataban peyorativamente (fs. 11.723 ).
Expidiéndose en el mismo sentido Graciela Geuna, relata sobre los operativos de
control de rutas, puentes, etc., eran efectuados por unidades regulares vestidos de uniforme,
eran ordenados por La Perla. Refiere que en muchas oportunidades estas unidades regulares
llevaban prisioneros de ―La Perla‖ como en los ―lancheos‖, los buscaban en La Perla y los
llevaban al control y que si arrestaban a alguien en dicho control lo llevaban a La Perla y no
a una Unidad regular (fs. 6592 vta.) Piero di Monte en su testimonio obrante a fs. 1031,
quien relata asimismo la modalidad de los operativos, manifestando que “las personas
capturadas eran conducidas en los baúles, en la parte posterior de los vehículos, atados,
con los ojos vendados y la boca amordazada, eran conducidos a alta velocidad a la
Perla...”(fs. 1030). Conteste es también el testimonio de Liliana Callizo (145 vta. y 1197).
Asimismo, Graciela Geuna, afirma que tras haber sido asesinados en el trayecto, y
llegados los cadáveres a la Perla permanecieron allí aproximadamente 24 horas y que
Teresa Meschiatti fue llevada a reconocerlos. Afirmando que al día siguiente los medios de
difusión dijeron que ―habían intentado huir en un control militar en la ruta y se habían
enfrentado, siendo abatidos en ese enfrentamiento‖ (fs. 300 y 1396); -el subrayado me
pertenece-. Cabe observar que los testigos confirman el relato realizado por Contempomi
sobre las características del homicidio de la víctimas, perpetrado con posterioridad a la
privación de libertad de estas, estando las mismas amordazadas y atadas, conforme la
modalidad descripta por Piero Di Monte (fs. 1030), desvirtuando de este modo la versión
informada y documentada por las fuerzas de seguridad sobre un supuesto ―enfrentamiento
armado‖, del resultara la muerte de las mismas.
Sobre el tópico, Teresa Meschiati (fs. 88 ,1448), agrega que al poco tiempo de haber
llegado a la Perla – habiendo sido privada de libertad aproximadamente el 25.9.76-, traen
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muerta a una compañera que conocía afuera, de nombre LETICIA JORDÁN DE
BARETTA, junto a otra persona de nombre "RAÚL". Relata: ―Me vuelve a buscar el
"CURA" por la cuadra y me lleva vendada hasta el galpón (de vehículos en desusos) donde
veo a los 3 compañeros muertos. Yo reconocí a Leticia...”, agregando a fs. 6176: “Quiero
aclarar que cuando me llevan a reconocer a Leticia Jordán de Baretta, a quien conocía
como militante de montoneros en Córdoba, Magaldi me preguntó si la conocía, por eso
me llevó a reconocerla”.
La prueba colectada permite afirmar con el grado de probabilidad requerido en esta
instancia del proceso, que el día 6 de octubre de 1976, Letizia María Carolina Jordan de
Barreta y Alejandro Gustavo Carrara Martínez fueron privaron ilegítimamente de su
libertad, en un control de rutas en Av. Sabatini, Barrio Maipú de esta ciudad de Córdoba,
introducidos en un vehículo y en el transcurso del viaje, por ruidos o movimientos que
percibieron del baúl, detienen el vehículo y disparan sobre el mismo, impactando los
proyectiles sobre las víctimas y produciendo su muerte. Tras lo cual son llevados los
cuerpos sin vida a las instalaciones del Centro Clandestino de Detención (CCD) ―La Perla‖
La Perla, lugar donde los mantuvieron aproximadamente veinticuatro horas. Disimulando
éstos homicidios en un enfrentamiento, conforme denominaban una ―operación ventilador‖.
Habiéndose tratado in extenso la modalidad nominada como ―operación ventilador‖ en la
presente resolución y en razón a la brevedad me remito en este punto a las consideraciones
realizadas en el apartado III del accionar NOMINADO UNO.
Finalmente, se puede inferir que el ingreso de los cuerpos sin vida al CCD La Perla,
así como el relato de Graciela Geuna sobre el conocimiento o dominio de la Tercera
Sección respecto a los controles de rutas; y específicamente la participación de Gustavo
Contepomi, cautivo en La Perla, a quien habrían buscado a fin de colaborar en ―tareas de
control territorial‖- (fs. 11.728), resultan indicios suficientes para concluir que las órdenes
impartidas respecto a estos procedimientos provenían de los Jefes del Destacamento y de la
Tercera Sección. Pero la prueba reunida no permite concluir la intervención responsable de
los mismos en los homicidios perpetrados contra los nombrados, en el trayecto del viaje,
con posterioridad a la privación de libertad aludida.12)
HECHO NOMINADO DOCE
VICTIMAS: Eduardo Raúl Requena y Julio Roberto Yornet
a) Privación ilegítima de la libertad ingresando al análisis de los elementos
probatorios colectados en autos, dable es señalar que los mismos permiten considerar
demostrada, la existencia de este accionar.
En tal sentido, de las pruebas tanto documental como testimonial e informativa
reunidas en las presentes actuaciones surge que el día 23 de julio de 1976, a las 18 horas
aproximadamente, Eduardo Requena estaba en el ―Bar Miracles‖, ubicado en la calle Colón
N° 1112, cuando un grupo de personas -cuatro, vestidas de civil y portando armas- ingresa
al mismo. Dos de esos hombres se sientan con Requena y lo inmovilizan, en momentos en
que ingresa al lugar Roberto Julio Yornet, quien advirtiendo la presencia de estas personas,
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se retira del bar. Inmediatamente es interceptado y conducido nuevamente al
establecimiento gastronómico. Luego, llega un vehículo Pick up Dodge color verde y un
automóvil Renault 12, en los que Requena y Yornet, maniatados y vendados, habrían sido
trasladados por sus captores a la base de operaciones y detenciones de la Sección de
Operaciones Especiales de Inteligencia conocida como ―La Perla‖.
En las presentes actuaciones obran las denuncias promovidas oportunamente tanto
por Silvina Requena de Moreno (hermana de Eduardo Requena), como por Roberto Blas
Yornet, padre de Roberto Julio, que dieron origen a los expedientes ―Requena de Moreno
Silvia f/denuncia s/recurso de apelación‖ (Expte. 93-R-87) (fs. 2353/2501) y ―NN p.ss.aa
Privación ilegítima de la libertad calificada‖ (Expte. N-25-84) (fs. 2502/44), ―Actuaciones
remitidas por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional N° 3
(Expte. A-125-79) (fs. 2545/2647) y ―Yornet, Roberto Blas f/denuncia‖ (Expte. 2-Y-87)
(fs. 2648/2696)
En las mismas se detallan las circunstancias en que acaecieron los hechos, así, las
declaraciones efectuadas por el testigo del secuestro: señor Hugo Armando Garro (fs. 2331,
USO OFICIAL
2469/vta., 2522/vta. y 2698/vta.), propietario del bar ―Miracles‖, quien además de detallar
la detención de los nombrados, comentó respecto a Requena que ―… procedieron a atarlo
… con las manos atrás … mientras uno de los sujetos intervinientes se sienta al frente de
Requena y con un pie sobre los testículos de éste y por debajo de la mesa lo tenían
inmovilizado. … A los cinco o diez minutos entra Yornet, que éste cuando ingresa, ve hacia
el fondo en dirección donde se encontraba Requena, dando vuelta enseguida sobre sus
pasos y cuando sale a la vereda es detenidos por otros dos individuos que se encontraba en
otra mesa. ― (fs. 2698), agrega que en la oportunidad preguntó a uno de los efectivos qué
era lo que estaba sucediendo, a lo que respondieron que ―… estaban haciendo un
procedimiento.‖ (fs. 2124).
Conteste con el testigo mencionado fue lo declarado por Graciela Susana Rodríguez
de Bertarelli, quien también vio a Requena ―… sentado con las manos sujetas hacia atrás,
desde la rotisería.‖. A su vez fue requerida para su identificación y cuando se retiró del
lugar pudo ver en la vereda a cinco o seis hombres, en actitud de espera de alguien que iría
a entrevistarse con Requena (fs. 2325/2326, 2707).
Asimismo, obra en las presentes los testimonios brindados por Jorge Luis Ríos (fs.
2370, 2433/34), amigo de Requena, quien afirma que ese día y a esa hora, circulaba por la
Avenida Colón a la altura del 1.100 y que al llegar al Bar Miracles observa en su interior
que individuos vestidos de civil maniataban a una persona, a quien reconoció
inmediatamente como Requena. Aporta en su declaración que ve llegar ―… dos
automóviles, una pick up Dodge color verde claro y un automóvil Renault 12, cuyo color
no recuerda‖ (fs. 2370).
Obran también en tal sentido en la causa, la denuncia formulada por Miguel Angel y
Mario Alberto Requena ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, y
203
Habeas Corpus presentado a fin de dar con el paradero de Requena, las que se encuentran
en el Legajo CONADEP R21, incorporado en autos a fs. 2331/2349.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que las víctimas Requena
y Yornet, una vez aprehendidas, fueron trasladadas y alojadas en La Perla y permanecieron
allí cautivas por un término no mayor a treinta días. En tal sentido coinciden los testigos
Piero Di Monte (fs. 2307/2318), Patricia Astelarra (fs. 2319), Teresa Meschiatti (fs.
2947vta.), Edgardo Chazarreta (fs. 5415/5423), Susana Sastre (fs. 3049).Cabe agregar, que el legajo de identidad confeccionado por la Policía Federal de
Raúl Requena menciona que era docente y que si bien no militaba o estaba afiliado a algún
partido político, señala que simpatizaba con la izquierda, y que además iba a homenajes del
funcionario muerto Varas (fs. 2327/2330); a su vez obran en autos fotocopias de las
―fichas‖ elaboradas por la misma Fuerza Policial, cuyos originales se encuentran en
Carpeta ―Subver. Letra R‖ y ―Subver. Letra VWYZ‖ de la Delegación Córdoba (fs.
2989/2990 y 2991/92) a nombre de Requena y Yornet, respectivamente, lo que demuestra a
las claras que ambas víctimas estaban ya identificadas e investigadas, en razón de sus
antecedentes políticos.
Por otra parte, de memorandos de la Policía Federal Argentina, concernientes a
reuniones que periódicamente efectuaba la llamada ―Comunidad Informativa‖, - integrada
por los más altos mandos del Área 311 del Ejército Argentino creada a los fines de la lucha
contra la subversión, y por los jefes de los servicios de inteligencia de la Aviación, del
Gobierno de la Provincia, de la Policía de Córdoba y de la Policía Federal Argentina, entre
otras fuerzas de seguridad del Estado- lo cuales se encuentran reservados en Secretaría y
cuyas fotocopias fueron agregadas a estas actuaciones a fs. 3054/3083 surgen de los
fechados en el mes de abril, mayo, junio y agosto del año 76 que el sector gremial
preocupaba, sobretodo por las repercusiones de activistas detenidos y desaparecidos. Sin
perjuicio de ello, preciso es resaltar que ya en abril de 1976, a poco de acaecido el golpe de
Estado, la mencionada ―Comunidad Informativa‖ dejó demarcado los grupos en relación a
los cuales debía acopiarse información para proceder, previa labor de inteligencia, a la
oportuna detección y detención de ―blancos‖, figurando entre esos grupos el de ―Activistas
Sindicales‖ incluídos en el concepto de ―enemigo‖ junto a Montoneros, Erp, Prt, Poder
Obrero, Juventud Guevarista, Activistas Estudiantiles y Activistas en el Area de Gobierno
(Memorando 34 R del 7/4/76 glosado a fs. 7074/6).
b) Imposición de tormentos: las pruebas colectadas también nos permiten tener
por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La Perla,
Eduardo Requena y Roberto Yornet fueron sometidos a diversas torturas físicas y
psíquicas.
En efecto, el testigo Piero Di Monti, afirmó que vio a Requena –tan es así que lo
describe físicamente- en el baño y que estaba angustiado (fs. 2316vta.), como así también
que ―…fue interrogado con insistencia y durante varios días…‖. Contestes con el nombrado
fueron los testimonios de Patricia Astelarra (fs. 2319) y Teresa Meschiatti (fs. 2947vta.). Es
204
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1810-2010
de destacar el testimonio de Roger Edagardo Chazarreta obrante a fs. 5415/2423, también
alojado en LRD La Perla, por cuanto relató que mientras permaneció en ese campo ―…
traen a un muchacho, lo traen en buen estado y lo torturan mucho y queda en muy mal
estado, le habían quemado la planta de los pies …era dirigente de CETERA y se llamaba
Eduardo Requena …‖, lo describe físicamente y cuenta que Requena mismo le comenta
que estaba siendo buscado hasta que lo encuentran en un bar de la calle Colón.
Así también el ex detenido Carlos Pussetto nombra a Requena junto a una lista de
personas como detenido alojado en La Perla (fs. 5302/5326).
En relación a Roberto Yornet, Susana Sastre es quien identifica a éste en La Perla,
como así también su ubicación en la cuadra, recordando que fue torturado ―… al igual que
hacían con casi la totalidad de los detenidos.‖ (fs. 3049).
c) Homicidio: se encuentra suficientemente acreditado que ambas víctimas fueron
ejecutadas, desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos. Así el testigo
Pïero Di Monte, cuyas declaraciones ya fueron analizadas, cuenta con precisión y detalle
las circunstancias en las que Requena fue retirado de La Perla para ser ejecutado. Cuenta
USO OFICIAL
que en el mes de agosto, horas después del mediodía, ―… de pronto un guardia saca
compañeros de la primer oficina colindante con la cuadra. Ellos eran Leiva, Leticia
Huzinker y Eduardo Requena, tenían una mordaza que cubría prácticamente toda la cabeza
y las manos atadas a la espalda, los pusieron de cara a una de las paredes …‖ y continúa
relatando que se escuchó el ruido de motores de camión que lentamente se alejaba. (fs.
2338).
En relación al tiempo durante el cual Yornet habría permanecido cautivo en La
Perla, si bien las probanzas reunidas no indican con exactitud la fecha en que el nombrado
fue retirado de la cuadra con el propósito de ser asesinado, puede establecerse con un alto
grado de proximidad, a través de los testimonios de otros detenidos que recuperaron su
libertad, que la modalidad implementada en la mayoría de los casos, fue la de mantener
cautivas a las víctimas durante un lapso no mayor de treinta días.
En tal sentido, cabe citar el relato de Piero Di Monte en una misiva que dirige a la
familia de otro joven de apellido Leiva al que pudo ver cautivo en La Perla. En esa carta, Di
Monte se refiere al lapso de 45 días como un ―tiempo record‖ de permanencia en el centro
clandestino de detención (fs. 4728), aclarando que sólo Leiva había alcanzado este término
de pervivencia entre fines de junio y mediados de agosto de 1976 aproximadamente, en
tanto que otras personas secuestradas en fechas similares, habían sido retiradas durante el
mes de julio de la cuadra para ser fusiladas, tal como fue el caso de Aída Pastarini.
De igual manera, otras personas probablemente secuestradas en los últimos días de
setiembre de 1976 y que fueron vistas en La Perla, tales como David Colman, Eva Waistein
de Colman, Marina Colman, David Zarco Pérez, Enrique Guillen, Mónica Protti, entre
otros, habrían permanecido cautivas en ese centro clandestino de detención hasta fines del
mes de octubre o primeros días del mes de noviembre, pasados los cuales, fueron retiradas
de la cuadra, amordazadas, maniatadas y vendadas para ser fusiladas en las inmediaciones –
205
conforme resolución firme recaída en autos ―QUIJANO, Luis Alberto y otros p.ss.aa.
Privación Ilegitima de la libertad agravada, Imposición de tormentos agravados y
Homicidio agravado‖ (Expte. 17485) N° 260/2008 de fecha 23 de julio de 2008.
Cabe citar igualmente, el caso de Carlos Alberto D‘Ambra, probablemente
aprehendido el 20 de noviembre de 1976 y ―trasladado‖ para su fusilamiento a mediados de
diciembre del mismo año, es decir, después de permanecer unos 25 días cautivo,
aproximadamente (conforme lo expuesto al tratar el hecho nominado SETENTA; como así
también lo ocurrido en relación a las víctimas Berta Clara Perassi, Alejandra Jaimovich,
Mercedes del Valle Ramírez, Edaro Daniel Budini, Alfredo y Alejandro Gargaro, Oscar
Andrés
Liñeira,
Mirta
Liliana
Montero,
Juan
Carlos Montañez, Claudia Hunziker y María Luisa Salto.
Graciela Geuna señala que por lo general el prisionero era llevado de La Perla entre
15 y 30 días después de haber sido secuestrado, refiriéndose tanto a los que eran
―trasladados por izquierda‖, es decir, en forma clandestina, ilegal, eran llevados para ser
fusilados, como a los que se los ―trasladaba por derecha‖, cuando iban a la cárcel.
La metodología asignada para los traslados en todos los casos era la misma, los
retiraban de la cuadra, los llevaban a una oficina por un lapso corto de tiempo, luego de lo
cual los vendaban y amordazaban con mayor seguridad y finalmente los hacían formar en
fila para conducirlos en un camión dentro de los propios predios del Tercer Cuerpo de
Ejército, en donde procedían a asesinarlas, ocultando sus restos que a la fecha no han sido
habidos.
En conclusión, lo antes expuesto nos lleva a pensar que la mayoría de las víctimas
ilegalmente detenidas que eran alojadas en el centro clandestino de detención La Perla,
permanecían allí cautivas por un tiempo no mayor a treinta días, salvo casos muy
excepcionales de los cuales se determina con precisión por testimonios directos que éstos
fueron ―trasladados‖ enseguida de haber sido aprehendidos o más tarde a lo establecido
como el caso del detenido ―Leiva‖ -objeto de investigación en estas actuaciones al tratar el
HECHO NOMINADO VEINTITRES- cuyo cautiverio superó los tiempos habituales,
cumpliéndose un ―tiempo record de cuarenta y cinco días‖.
Cabe ponderar al respecto, las restantes pruebas colectadas en autos y que
demuestran que el destino de estas y otras tantas víctimas que habiendo pasado por La Perla
y continuando a la fecha en situación de Desaparecidos, no fue otro más que el fusilamiento
en las inmediaciones de ese centro clandestino y la inhumación de sus restos de manera
subrepticia en predios de la Guarnición Militar.
Así, de un modo amplio puede aseverarse que el destino de quienes estuvieron
clandestinamente detenidos en ―La Perla‖ habría estado signado por tres posibilidades
concretas: 1) la liberación y salida con vida del centro de detención (en forma directa o
luego de permanecer un tiempo detenidos legalmente en otras dependencias oficiales),
adoptándose medidas coercitivas para que no revelaran lo que les había ocurrido; 2) el
asesinato, con muerte constatada mediante hallazgo de cuerpo y probada en función de
206
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1810-2010
testimonios directos; y, por último, 3) la ―desaparición‖ o, en otras palabras, el asesinato y
ocultamiento del cuerpo, a los efectos de situar en una posición de ambigüedad el paradero
de las víctimas (conf. C.N.A. en lo Crim. y Corr. Federal de Capital Federal, Causa 13/84
en La Sentencia, Tomo I, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1987, pág.
206).
En ese contexto, la ausencia del cadáver de Requena y Yornet no es en absoluto
óbice para tener por acreditado, con el grado de verosimilitud que resulta menester, el
asesinato de los nombrados, en las circunstancias fácticas puestas de manifiesto en este
decisorio (vale decir, tras la privación ilegítima de la libertad, cautiverio en centro ilegal de
detención e imposición de tormentos). En efecto, es plenamente factible arribar a tal
conclusión, basándose en la demostración histórica de que la desaparición de personas, esto
es, el caso de individuos que, cautivos en un centro ilegal de detención, nunca recuperaron
su libertad, sin constancia expresa de su homicidio o asesinato, constituyó uno de los
métodos violatorios de derechos humanos empleado en forma sistemática durante la última
dictadura militar en Argentina (1976-1983), junto al secuestro y la tortura, por parte de la
USO OFICIAL
propia estructura de poder estatal. El deceso de estas personas resultaría inequívoco en el
marco de la dramática generalidad del gran número de casos registrados. Lo contrario,
(negación de acaecimiento de muerte por ausencia de cuerpo) supondría jugar con la
eventualidad de que la víctima se hallase con vida y que no se hubiese vuelto a saber de ella
por hipótesis que -aunque no completamente imposibles- resultan harto extrañas a la
realidad.
Obran en autos, a su vez, referencias puntuales al fusilamiento y la inhumación
colectiva en dicha área de la Guarnición Militar Córdoba, realizadas por parte de
integrantes de las fuerzas armadas o de seguridad. Cabe citar así, en primer término, el
testimonio rendido por Carlos Beltrán -gendarme entre 1971 y 1980, quien cumpliera tareas
de seguridad en los diversos centros de detención de Córdoba (entre ellos ―La Perla‖)-, en
cuanto narró un episodio concreto de fusilamiento de detenidos, con descripción de las
situaciones y modalidades empleadas, a saber: traslado en camión con custodia de estas
personas hasta una zona distante a unos tres kilómetros del edificio de La Perla, cavado de
fosa; orden de disparo emanada del capitán al personal presente (suboficiales, gendarmes,
teniente primero) y ejecución por el personal militar; arrojamiento de cuerpos en la fosa e
incineración de los mismos, tras ser rociados con nafta, y finalmente, la cobertura de fosa y
disimulación del lugar con ramas en la superficie. Beltrán dio algunos pormenores de esta
práctica diciendo que, incluso antes de presenciar el fusilamiento, siempre escuchaba a los
del Ejército comentar que esa noche mandarían a dos o tres a ―uno ochenta‖, frase que,
luego le explicaron, obedecía a que las fosas -donde se arrojaban los cuerpos- eran de un
metro ochenta de profundidad. (v. declaraciones brindadas por el nombrado ante la
CONADEP, y ante este Juzgado Federal, agregadas a fs. 2933/2938 y 3040/3043 de autos).
El relato de Beltrán halla correlato pleno en las exposiciones formuladas por el
oficial del Ejército Bruno Laborda, en el que el nombrado da cuenta del uso de prácticas de
207
eliminación física de individuos catalogados como ―peligrosos para el orden social‖. En
efecto, dicho escrito contiene una reseña de la intervención de Bruno Laborda en el
accionar antisubversivo, afirmando haber actuado en cumplimiento de legítimas órdenes y
directivas emanadas de la superioridad‖, refiriéndose en ese contexto a cómo los
prisioneros eran ejecutados y sus cuerpos ocultados de manera que no pudiera saberse más
de ellos, pudiendo leerse allí, entre otras afirmaciones, que el Campo de la Guarnición
Militar Córdoba ―con el tiempo se convertiría en el cementerio anónimo de la subversión‖.
Incluso Bruno Laborda menciona su participación activa y en conjunto con todos los
oficiales de su unidad, en el año 1979, en ―la remoción de los cadáveres enterrados en el
Campo de la Guarnición Militar Córdoba, (v. fs. 3098/3131).
Corroboran lo expuesto, los testigos Contepomi y Astelarra (fs. 4045/4061,
4723/4739), Kunzmann (fs. 5390/5401 y 5402/03), Callizo (fs. 2838/2852), Geuna
(2993/3039), Suzzara (fs. 3132/3133) y Di Monte (fs. 2726/2837), entre otros varios que
afirman haber permanecido privados de libertad en La Perla, siendo contestes respecto a la
metodología utilizada: el día elegido para efectuar los ―traslados‖, los detenidos que se
encontraban en la cuadra eran llamados por su número o nombre o eran levantados y
retirados del lugar. Seguidamente, en una habitación próxima, se los preparaba para el
traslado, vendándoles los ojos, atándoles las manos y los pies y amordazándolos. Esos días
se percibía un clima diferente, los militares estaban muy nerviosos y extremaban las
medidas para con el resto de los secuestrados, para evitar que pudieran ver algo, poniendo
biombos, ajustándoles las vendas y no permitiendo que se movieran de sus colchonetas.
Coinciden también en señalar que los ―traslados‖ se llevaban a cabo en un camión donde
eran cargados los detenidos que habían sido preparados, y al poco tiempo el vehículo
regresaba vacío. Con el transcurrir de sus respectivos cautiverios, estos testigos fueron
reconstruyendo el escenario: los trasladados eran ejecutados, en una ceremonia oficial
presidida siempre por altos oficiales –coincide con los dichos de Beltrán y Bruno Laborda-,
y una vez fusilados, se enterraban sus cuerpos en fosas, a las que los militares se referían
como ―el pozo‖ o ―1.80‖ y a lo cual, en reiteradas ocasiones, el personal de La Perla hacía
frecuentes referencias manifestando que tal o cual detenido estaba a un metro ochenta de
profundidad o amenazando a los propios deponentes acerca de enviarlos ―al pozo‖ o ―a un
metro ochenta para abajo‖. Mediante este proceder el detenido pasaba al mundo de los
desaparecidos.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
208
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
13)
HECHO NOMINADO TRECE
VICTIMA: Berta Clara Perassi)
a) Privación Ilegítima de la libertad: efectuando un análisis de la prueba obrante
en autos, podemos afirmar que se encuentra acreditada existencia de la privación ilegal de
la libertad.
Coinciden todos los testimonios obtenidos en esta instancia en que a fines de junio o
principios de julio fue la última noticia que se tuvo de Berta. Así, en su declaración
testimonial ante este Juzgado, Ana María Rodríguez, en cuyo domicilio vivía
transitoriamente Berta, cuenta que al llegar a su casa encontró un mensaje escrito de su
compañera que decía ―a las 22:30 horas vuelvo‖, y nunca más supo de ella (fs. 3820).
Así también, en oportunidad de ofrecer su testimonio, el matrimonio compuesto por
USO OFICIAL
Rubén Ángel Rosso y María Cristina Nussbaum, quienes tiempo antes se habían ido a vivir
a la casa de Perassi, y del que ésta última se fue al conocer que ―estaba fichada‖, relataron
que: en horas de la madrugada del día 26 de junio de 1976 personas -aproximadamente
diez-, vestidas de civil y armadas fueron al domicilio en busca de Perassi y advirtieron que
volverían a buscarla. Que inmediatamente después fueron a la fábrica ―Lía‖ donde
trabajaba Berta y le contaron lo ocurrido (fs. 3829/3830), y que en otras oportunidades
Nussbaum se encontró con Perassi, luego de lo cual no tuvo noticias de ella.
También obra en autos trabajos escritos respecto a la vida, actividad, secuestro y
alojamiento de Perassi en La Perla (fs. 3450/3462 y 3952/3999) elaborados por su amigo
David Andenmatten; como así también el Expte. identificado como 17-P-87 en el cual se
denuncia el secuestro y desaparición de Berta Clara Perassi (fs. 3658/3677).
El testimonio de Rosa Elba Salinero confirma también la militancia o actividad
política de Perassi tanto en el Peronismo de Base –primeramente- como en el Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRT) (fs. 4011/4019).
Por otra parte, los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril
de 1976 -7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona
como ―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y
18 de mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ámbito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Perassi, una
vez aprehendida fue trasladada y alojada en La Perla donde permaneció allí cautiva por el
209
término de veinte días. En tal sentido coinciden los testimonios de Piero Di Monte
(2304/2318), Graciela Geuna (fs. 2939/3039), Teresa Mescchiatti (fs. 2939/2976) y Susana
Sastre (fs. 3044/3053).
b) Imposición de tormentos: las pruebas colectadas también nos permiten tener
por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de detención ―La
Perla‖, Berta Clara Perassi fue sometida a diversas torturas físicas y psíquicas.
Piero Di Monte (2304/2318), Graciela Geuna (fs. 2939/3039), Teresa Mescchiatti
(fs. 2939/2976) y Susana Sastre (fs. 3044/3053), todos ellos detenidos, sobrevivientes del
Centro Clandestino de Detención La Perla, son contestes en afirmar que vieron y en alguna
oportunidad hablaron, en la cuadra con Berta Clara Perassi, testigos que también afirman
que Berta fue fuertemente torturada, que tenía los ojos morados por los golpes, tan es así
que la apodaron ―Pata Donald‖, circunstancia ésta que también fue puesta posteriormente
en conocimiento de la familia Perassi a través de una carta enviada por Graciela Geuna,
cuya copia obra en estas actuaciones a fs. 4001/4002. Son coincidentes también en cuanto
al tiempo en que se prolongó su cautiverio, esto es unos veinte días.
c) Homicidio: la prueba rendida es suficiente para tener por acreditado que luego de
veinte días de detención aproximadamente, Berta Clara Perassi fue ―trasladada‖ en uno de
los camiones que efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución
de los prisioneros, ocultando luego sus restos, que a la fecha no han sido habidos.
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo fue retirada de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, sí tenemos presente lo
manifestado precedentemente por los testigos citados en cuanto a que el cautiverio de Berta
Clara Perassi duró unos veinte días, podemos inferir que tales circunstancias acaecieron en
los días siguientes al 20 de julio de 1976, luego de lo cual de la nombrada no se supo nada
mas en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
14)
HECHO NOMINADO CATORCE
VICTIMAS: Rodolfo Lucio Espeche, María Zulema Ahumada de Espeche y
María Susana Mauro
210
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada e Imposición de tormentos
agravados y Homicidio agravado: analizado el material probatorio reunido en estos
actuados, compuestos por el Legajo CONADEP E6 (fs. 4062/4064) y los testimonios de
Susana Sastre (fs. 3044/3053 y repetido a fs. 3511/35), Graciela Geuna 2993/3039 y
repetida a fs 3606/52, 5327 ), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061) Gustavo Contepomi (fs.
5863/5891) y Cecilia Suzzara (fs. 122/125), detenidos en el centro clandestino de detención
La Perla y copia del interrogatorio efectuado a Eduardo Daniel Porta (fs. 13230/4),
permiten considerar demostrada la existencia de los hechos objeto de investigación.
Esto es, que Rodolfo Lucio Espeche (alias Valentín), María Zulema Ahumada de
Espeche y María Susana Mauro, fueron privados ilegítimamente de su libertad a fines del
mes de junio en la vía pública, y que una vez aprehendidos fueron llevados al centro
clandestino de detención La Perla, en donde permanecieron en cautiverio por un tiempo que
no es posible determinar pero no mayor a treinta días, tiempo durante el cual las víctimas
fueron sometidos a diversas torturas físicas y psíquicas. Posteriormente, fueron
―trasladados‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento de los prisioneros,
USO OFICIAL
desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos, pudiendo sólo afirmarse que
de los nombrados no se supo nada más en lo sucesivo.
Contundente es Cecilia Suzzara, quien afirma que María Susana Mauro de Espeche
―… la detuvieron en Bv. San Juan e Independencia… ― agregando que era personal no
docente de la Facultad de Derecho, ―… que la persona que la detiene es el Capitán
González, Quijano y otras dos personas que no recuerda los nombres …‖ y que ―… sabe
del hecho porque la dicente iba en uno de los autos que realizó el procedimiento…‖ (fs.
123).
En tal sentido, son contestes en afirmar las testigos citadas que vieron al matrimonio
Espeche Mauro y que junto a ellos estaba detenida la madre de él, durante el mes de junio
de 1976. Recordando la testigo Sastre que ―… recuerdo también a un hombre de apellido
Espeche, estaba detenido con su señora y con la madre, lo que más me acuerdo es que la
madre hacía gimnasia yoga …‖.
La detención y alojamiento de Espeche y su madre en La Perla, también consta en
un manuscrito confeccionado por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido en el
legajo CONADEP n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/11.930).
Consta también como prueba en las presentes copia del interrogatorio efectuado a
Eduardo Daniel Porta (quien militaba en OCPO- Brigadas Rojas) con fecha 4 de abril de
1977, en el que menciona que en el mes de mayo de 1976 tuvo contacto con ―Valentín
(Secretario Sindical detenido y Gordota (Mauro María Susana- muerta) Secretaria de
Agitación y Propaganda‖ (fs. 13230/4)
Finalmente, Rodolfo Lucio Espeche, María Zulema Ahumada de Espeche y María
Susana Mauro fueron ―trasladados‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados
que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, recordando Patricia
Astelarra, ―… cuando lo trasladaron al matrimonio Espeche, la suegra pidió tener el mismo
211
destino que sus hijos, así que a ella también la llevaron …‖ (fs. 4050), coincidente con lo
expuesto por Contepomi a fs. 5877.
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo y/o con quiénes fueron retiradas
las víctimas de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento del matrimonio
Espeche-Mauro y la madre de Espeche en el centro clandestino de detención La Perla, no se
extendió más allá de los treinta días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II
del accionar denominado DOCE punto c) tercer párrafo.
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
15)
HECHO NOMINADO QUINCE
VICTIMA: María Elena Gómez de Argañaraz
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: la prueba colectada en autos
permite tener por demostrada la existencia de este accionar.
En tal sentido, del Legajo CONADEP G 40, obrante a fs. 4068/4075 y copia de
Habeas Corpus a favor de María Elena Gómez de Argañaraz, agregado a fs. 4084/4088,
surge que efectivamente, el 1 de junio de 1976, en horas de la mañana, aproximadamente
entre las 9:30 y 10:30 horas, María Elena -alias ―Negrita‖- sale de su domicilio sito en calle
Castro Barros 1045 de esta ciudad para dirigirse al Barrio Gral. Paz a fin de entregar unos
trabajos realizados, atento que ésta era modista. En la ocasión, ya en Barrio Gral. Paz, fue
detenida e introducida en un automóvil. Tal fueron las circunstancias de la detención de
María Elena, según lo manifestado por sus familiares en ocasión de efectuar la
correspondiente denuncia ante la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas y
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, obrantes en el legajo
citado.
Ahora bien, Carlos José Borovio en oportunidad de efectuar declaración testimonial
ante Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas y ante la Cámara Federal de
Córdoba, dijo que cuando fue ilegalmente detenido fue alojado primeramente en un lugar
que posteriormente supo que era en Río Segundo o Pilar. Una vez allí, entabla conversación
con otro detenido que dijo llamarse Alberto Simonassi y que había sido detenido junto con
212
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
la señora Gómez de Argañaraz, cuando iban a realizar o una vez comenzada ya, una
mudanza. Que luego, traen a esa habitación a otra persona y que entonces uno de los
cautivos, preguntó si era la ―Negrita‖, contestándole afirmativamente, como así también
comentó esta detenida –a quien le decían ―Negrita‖- que había sido violada (fs. 4065/4067
y 12.017/12.018).
Asimismo, el padre de el detenido Alberto Simonassi al que nos referimos
anteriormente, Exipión Nicolás Simonazzi, en oportunidad de declarar dijo que su hijo iba a
ayudar a mudarse a una amiga de apellido Argañaraz, cuyo marido se encontraba
desaparecido, iban a sacar los muebles de la casa que estaba en barrio Alta Córdoba, que
también los acompañaría los hermanos Vergara –uno de ellos actualmente desaparecido- y
que por dichos de la madre de los chicos Vergara, Argañaraz estaba embarazada (fs.
12.024/12.028 ).
Igualmente, Rubén Eduardo Vergara, en oportunidad de efectuar declaración
testimonial, relató que el 1 y 2 de junio de 1976 es detenido Beto Simonazzi que fue a
acompañar a ―negrita‖ (María Elena Gomez) a una casa en Barrio Alta Córdoba a buscar
USO OFICIAL
unos muebles. Aclaró también que su hermano le había pedido que fuera también a esa casa
en Alta Córdoba a acompañar a ―negrita‖, pero éste no quiso ir y fue ―Beto‖ (fs.
12.019/12.023)
Es decir entonces, que de las pruebas citadas podemos reconstruir que María Elena
Gómez de Argañaraz, fue privada ilegalmente de su libertad el 1 de junio de 1976 en Barrio
Alta Córdoba, junto a Alberto Simonazzi, en momentos en que iban a efectuar una
mudanza de una vivienda ubicada en ese Barrio de Córdoba. Que una vez aprehendida, fue
conducida primeramente al centro clandestino de detención ubicado en la localidad de
Pilar, en proximidades de esta ciudad, sede de actuación del personal del Departamento de
Informaciones de la Policía de la Provincia (D2).
Luego de permanecer allí cautiva por un tiempo que no es posible determinar, la
víctima Gómez de Argañaráz, fue trasladada y alojada en La Perla donde permaneció allí
cautiva por un término que si bien tampoco es posible determinar, éste no sería mayor a
treinta días. En tal sentido coinciden los testigos Piero di Monte (fs. 2307/2318), Graciela
Geuna (2993/3039), Cecilia Suzzara (fs. 122/125).
b) Imposición de Tormentos agravados: la prueba recabada nos permite también
tener por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La
Perla, María Elena Gómez de Argañaraz, fue sometida a diversas torturas físicas y
psíquicas, como se realizaba con todos los prisioneros allí cautivos.
En efecto, el testigo Piero di Monte, en oportunidad de brindar declaración
testimonial, dijo que si bien no vio a Argañaraz sí supo que ingresó con otra detenida de
nombre Alejandra Jaimovich y que los militares dijeron que fueron llevadas al Buen Pastor
juntas y agregó que Gómez de Argañaraz era más grande que Jaimovich y que comentaban
que estaba embarazada (fs. 2311vta. y 2312). En el mismo sentido, Cecilia Suzzara, afirmó
213
que si bien no habló con Gómez de Argañaraz, sí la vió en la Perla a mediados de 1976 (fs.
122).
Asimismo, la testigo Graciela Geuna incluye a la ―Sra. de Argañaraz‖ en un listado
confeccionado por ella respecto de las personas que fueron vistas en el centro clandestino
de detención La Perla (fs. 3030).
La detención y alojamiento de Gómez de Argañaraz en La Perla, también consta en
un manuscrito confeccionado por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido en el
legajo CONADEP n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30).
c) Homicidio agravado: se encuentra suficientemente acreditado que la víctima,
luego de permanecer cautiva en La Perla, fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros,
ocultando sus restos que hasta la fecha no fueron habidos.
Tanto del testimonio de Piero di Monte (fs. 2312), como el de Graciela Geuna (fs.
3030) son contestes en cuanto a que Gómez de Argañaraz fue retirada de la cuadra y
―trasladada‖ junto con Alejandra Jaimovich.
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo fue retirada de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, si es posible inferir que el
tiempo probable de alojamiento de María Elena Gómez de Argañaraz en el centro
clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta días, para
ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c)
tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de la nombrada no se supo nada mas en
lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
16)
HECHO NOMINADO DIECISEIS
VICTIMA: Alejandra Jaimovich
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada del análisis del material probatorio
surge que efectivamente, Alejandra Jaimovich fue secuestrada junto a su amiga Nora
Beatriz Moyano desde el domicilio de ésta, sito en Dpto. 102 del Monoblock B de Barrio
Kennedy de esta ciudad, el 1 de junio de 1976, en horas de la tarde (15:30 hs.
214
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
aproximadamente), por personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían
pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, de ello da cuenta la denuncia efectuada
por Luis Jaimovich, padre de Alejandra, en la Comisión de Familiares de Desaparecidos
(fs. 4089/95). En la oportunidad, cuenta también que el 25 de mayo de ese mismo año, en
primeras horas de la madrugada, irrumpieron en su domicilio varias personas vestidas de
civil y con armas, preguntando por su hija Alejandra, que ante la negativa de éste
amenazaron con matarla si no la entregaban.
Obra en autos a fs. 4076/4083 el testimonio de Orestes Estanislao Vaello, brindado
ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, quien manifestó que vió a
Alejandra en el Departamento de Informaciones y supo además que fue secuestrada junto a
una ―chica Moyano‖ y que luego la llevaron a La Perla. Así también, Dora Einis de
Gelbspan, madre de Adriana Gelbspan, también secuestrada y actualmente desaparecida, en
oportunidad de efectuar la denuncia de desaparición de su hija ante la CONADEP (Leg.
CONADEP G 48 obrante a fs. 4096/4097) relata que fue al Departamento de Informaciones
de la Policía de la Provincia y al entrar en el lugar encontró a Alejandra, amiga de su hija
USO OFICIAL
Adriana.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Jaimovich,
una vez aprehendida y tras haber permanecido por un espacio breve de tiempo en el
Departamento de Informaciones (D2) de la Policía de la Provincia, fue alojada en La Perla
donde permaneció allí cautiva por un tiempo que no es posible determinar, pero que no
mayor a treinta días. En tal sentido coinciden los testigos Ana Beatriz Iliovich (fs.
5412/5414), Piero di Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs. 2993/3039 y repetido a fs.
3606/52, 5327) y Susana Sastre (fs. 3044/3053) y Cecilia Suzzara (fs. 122/125).
b) Imposición de tormentos agravados: por la prueba recabada estamos en
condiciones de afirmar con total seguridad que durante su permanencia en el Centro
Clandestino de Detención denominado La Perla, Alejandra Jaimovich, fue sometida a
fuertes torturas, tanto físicas como psíquicas.
Ex detenidos alojados en La Perla que brindaron su testimonio respecto al
alojamiento, condiciones, torturas y personas que vieron en La Perla, tales como Ana
Beatriz Iliovich (fs. 5412/5414), Piero di Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs.
2993/3039 y repetido a fs. 3606/52, 5327), Cecilia Suzzara (fs. 122) y Susana Sastre (fs.
3044/3053), son contundentes y precisos en afirmar que Alejandra Jaimovich estuvo
alojada en ese centro de detención, coinciden todos en que era una ―adolescente‖, que fue
torturada brutalmente y violada reiteradamente mientras estuvo detenida en la D 2.
Cuentan también que quien la interrogaba era un tal ―cura‖ y que a su vez era
tratada con mayor hostilidad por ser de origen judío (fs. 2311vta.).
Graciela Geuna (fs. 3010vta.) recuerda ―… Quijano nos dijo que la habían llevado
al Buen Pastor… Un día no pudo soportar más que le enviáramos saludos y nos dijo que no
le enviáramos más saludos, que nunca había ido al Buen Pastor‖.
215
Susana Sastre (fs. 3044/3053) ―… Alejandra Jaimovich había sido detenida por la
Policía, la habían violado en la policía un montón de veces … ― y la describe como ―… de
pelo largo, castaño rojizo, tez blanca, …‖.
La detención y alojamiento de Alejandra, también consta en un manuscrito
confeccionado por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido en el legajo CONADEP
n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/11.930).
c) Homicidio agravado: el análisis de la prueba descripta, nos lleva a concluir con
certeza que Alejandra Jaimovich, luego de ser privada de su libertad fue ―trasladada‖ en
uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la
ejecución de los prisioneros, ocultando sus restos que hasta la fecha no fueron habidos.
En tal sentido es Sastre, quien en su testimonio brindó un indicio del tiempo en que
Alejandra estuvo alojada en La Perla, luego de haber pasado por Informaciones de la
Policía (D2), al manifestar ―… estuvo como un mes …‖ (fs. 3049).
Tanto el testimonio de Piero di Monte (fs. 2312), como el de Graciela Geuna (fs.
3030) son contestes en cuanto a que Alejandra Jaimovich y María Elena Gómez de
Argañaraz fueron retiradas de la cuadra y ―trasladada‖ juntas.
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo fue retirada de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, si es posible inferir que el
tiempo probable de alojamiento de Alejandra Jaimovich en el centro clandestino de
detención La Perla, no se extendió más allá de los treinta días, para ello he de remitirme a
lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c) tercer párrafo. Lo que
sólo puede afirmarse es que de la nombrada no se supo nada mas en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
17)
HECHO NOMINADO DIECISIETE
VICTIMA: Pablo Pavich
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada y Imposición de tormentos
agravados: el material probatorio colectado nos permite tener por acreditado con el grado
de probabilidad requerido en esta instancia que Pablo Pavich, ―Pascual‖, integrante del
PRP, habiendo sido privado ilegítimamente de su libertad el 1 de julio de 1976, y habiendo
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
permanecido detenido en los centros clandestinos de detención conocidos con los nombres
de ―Atlético‖, ―Banco‖ y ―Olimpo‖, tal como fuere acreditado en los autos ―Suarez Masson
…‖ (Expte. 14.216/03), en fecha no determinada, fue trasladado al Centro Clandestino de
detención ―La Perla‖.
El ex detenido Piero di Monte en su declaración testimonial afirma que sabe que lo
trajeron a Córdoba desde Buenos Aires ―… él indicó dónde estaba el local de imprenta aquí
en Córdoba en barrio Observatorio. Estuvo en el campo y hasta discutió ideológicamente
con los militares.‖ (fs. 2313 y 6194). Obra en la presente causa el memorando
confeccionado por la Policía Federal Delegación Córdoba en el que se da cuenta del
procedimiento efectuado en Barrio Observatorio, en una vivienda en la que funcionaba una
imprenta clandestina perteneciente al ERP denominada ―Imprenta del Pueblo Roberto
Mattews‖, el día 13 de julio de 1976, tal como lo describiera el testigo citado (fs.
5701/5705).
En el mismo sentido, el testimonio brindado por Miguel Angel D‘Agostino,
detenido en el centro de detención denominado ―El Atélico‖, es contundente al relatar que
USO OFICIAL
compartía con Pavich la celda y que luego de un tiempo, entabló una relación. Que éste le
contó las circunstancias de su detención y que antes de llegar a ese centro de detención pasó
por otros centros, entre ellos La Perla; que fue llevado allí enseguida de haber sido
aprehendido y que colaboró con las fuerzas de represión (fs. 11.030 y 11.062).
A su vez, la testigo Graciela Geuna, también ex detenido en La Perla, nombra a
Pavich ―secuestrado en Buenos Aires, llevado a Córdoba y luego nuevamente a Buenos
Aires‖ en un listado confeccionado de las personas que pasaron por LRD La Perla (fs.
5367).
Asimismo, tal como acontecía con todos los prisioneros alojados en ese centro
clandestino de detención, Pavich fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas a fin
de extraer información en relación a militantes e infraestructura de organizaciones o
agrupaciones políticas, gremiales, etc..
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar el HECHO NOMINADO UNO- y doy aquí por reproducidas en
honor a la brevedad.
18)
HECHO NOMINADO DIECIOCHO
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VICTIMA: Ana María Espejo
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: de la prueba obtenida y analizada
estamos en condiciones de afirmar que el día 7 de junio de 1976, a las 23 o 23:30 horas,
personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas
y/o de Seguridad, privaron ilegítimamente de la libertad a Ana María Espejo (docentedelegada gremial de la Escuela Gabriela Mistral) de su domicilio sito en calle Colombia N°
159 Dpto. ―4‖ del Barrio Nueva Córdoba de esta ciudad, en el que se encontraba con su
familia y una amiga de Jujuy llamada Irma Alcobado o Albarado (dificultándose la lectura
de la denuncia por estar confeccionada en forma manuscrita).
De la denuncia efectuada por su madre Lucía Yolanda Gutiérrez de Espejo y del
testimonio brindado por su padre Armando Andrés Espejo ante la Comisión Nacional sobre
la Desaparición de Personas agregados en el legajo CONADEP E 3 -en el cual consta
también Habeas Corpus y otras gestiones realizadas ante diferentes organismos a los fines
de obtener información sobre la detención de su hija- (obrante a fs. 4098/4112), surge que a
la hora ya mencionada, varias personas, aproximadamente cuatro, que portaban armas y
sistemas de comunicación, irrumpieron su domicilio, redujeron a los habitantes, requisaron
la vivienda y se llevaron detenida a su hija y amiga. Que a la mañana, su amiga Irma
regresa al domicilio y cuenta que los captores le encargaron que dijera que no hagan
reclamo alguno por un mes.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Ana María,
una vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un
tiempo que si bien no es posible determinar, éste no sería mayor a treinta días. En tal
sentido coinciden los testigos Piero di Monte (fs. 2315), Carlos Alberto Pussetto (fs. 5311).
b) Imposición de tormentos agravados:
la prueba colectada también nos permite
tener por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La
Perla, Espejo fue sometida a diversas torturas físicas y psíquicas, tal como sucedía con
todos los prisioneros.
La declaración testimonial del ex detenido Piero di Monte obrante a fs. 2315 es
clara y contundente al relatar que ―… Ana María Espejo quería venir a ayudarme, a
asistirme, todas las mañanas rompía el silencio, no era de Córdoba, era del norte, un día no
me llamó más …‖, lo que nos permite afirmar con certeza que estuvo en el centro
clandestino de detención La Perla.
A su vez Carlos Alberto Pussetto, también ex detenido en La Perla, nombra a Ana
María como detenida en ese centro, por relatos de otros detenidos allí (fs. 5311).
c) Homicidio agravado: del análisis de la prueba descripta supra, nos permite
arribar con el grado de seguridad que se precisa en esta instancia que Ana María Espejo,
luego de permanecer cautiva en La Perla fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros,
ocultando sus restos que hasta la fecha no fueron habidos.
218
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar con quiénes fue
retirada de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento,
si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Ana María Espejo en el
centro clandestino de detención La Perla no se habría extendido más allá de los treinta días,
para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de la nombrada no se supo nada
mas en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
USO OFICIAL
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
19)
HECHO NOMINADO DIECINUEVE
VICTIMA: Carlos Alberto Velázquez
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: la prueba arriba y que analizamos
nos permite concluir que, efectivamente, el 9 de junio de 1976 a las cuatro de la madrugada
aproximadamente, Carlos Alberto Velázquez (empleado y delegado de FORJA) quien se
encontraba en su domicilio de calle Linconao N° 1635 de Barrio Parque República
descansando junto a su familia, cuando arribaron a la vivienda varias personas uniformadas,
portando armas, fue privado ilegítimamente de su libertad. Que tales personas, luego de
efectuar una pormenorizada requisa en la vivienda, se llevaron alhajas, ropas y otros
objetos de valor. Tales circunstancias fueron relatadas por su esposa Nélida Beatriz Gómez
de Velázquez en ocasión de efectuar la denuncia ante la CONADEP, presentar Habeas
Corpus a favor de su esposo y declarar en calidad de testigo, actuaciones todas que se
encuentran en la causa ―GOMEZ DE VELAZQUEZ, Nélida Beatriz f/denuncia‖ (Expte. 5G-87), la que a su vez se encuentra agregada a la presente a fs. 4388/4439). En la misma
oportunidad agregó la señora de Velázquez, que un amigo de su esposo llamado Ricardo
González fue detenido en el mismo operativo, trasladados ambos a La Perla y que González
fue liberado tiempo después. Citado que fue a declarar el señor Ricardo Omar González (fs.
4438/4439), relató que a primera hora de la mañana (0:30 horas) del día 9 de junio
irrumpieron en su domicilio varias personas que lo encapucharon y esposaron
inmediatamente y lo llevaron a un lugar que no pudo identificar en el que fue fuertemente
golpeado y torturado. En la ocasión fue interrogado sobre ―el ‗negro‘ Velázquez‖ de quien
219
dijo no saber su dirección pero que conocía cómo llegar allí, razón por la cual condujo a
esas personas al domicilio de Velázquez. El testigo relató que una vez en el lugar, escuchó
que Carlos Velázquez era retirado de su domicilio y ―… que sollozaba…‖.
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ambito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición.
La prueba resulta indiscutible respecto a que la víctima Velásquez, una vez
aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un tiempo
que no es posible determinar pero no mayor a treinta días, así lo afirmó Ricardo González,
quien brindó declaración testimonial a fs. 4438/4439 .
b) Imposición de tormentos agravados: la prueba ya rendida en autos nos permite
arribar a que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La Perla, Carlos
Alberto Velázquez, fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas.
El mismo testigo Ricardo González (4438/4439), relató que luego de secuestrar a
Velázquez, fue llevado a lo que posteriormente supo que era La Perla, allí escuchó la voz
de éste, al que interrogaban sobre sus actividades y respecto a un tal ―Chanan‖; incluso
habló con él y le dijo que creía que tenía dos costillas rotas. También le pidió que después
de ser liberado avisara a su familia, comentando además otros detalles de su detención.
c) Homicidio agravado: analizado ya que fuera la prueba aportada, estamos en
condiciones de afirmar que Carlos Alberto Velázquez, luego de ser privado ilegalmente de
su libertad y permanecer cautivo en La Perla fue ―trasladado‖, en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirado Velásquez de la cuadra para su ―traslado, eufemismo utilizado para
referirse al fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de
Velázquez en el centro clandestino de detención La Perla, no se extendió más allá de treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada
mas en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
220
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
20)
HECHO NOMINADO VEINTE
VICTIMA: Juan Carlos Galván
a) Privación Ilegitima de la libertad agravada: analizado que fuere el material
probatorio colectado en estas actuaciones, nos permite concluir que Juan Carlos Galván,
empleado de SANCOR, fue privado ilegítimamente de su libertad desde su domicilio el día
15 de junio de 1976.
Así, su esposa Leticia Bruno de Galván, en oportunidad de efectuar la denuncia ante
la Comisión Nacional Sobre La Desaparición de Personas, la que se encuentra en el Legajo
USO OFICIAL
CONADEP G22, agregado en autos a fs. 5665/5690, en el que consta también copia de
Habeas Corpus a fin de dar con el paradero de su esposo, relató que en la madrugada del 15
de junio de 1976, esto es como a las 2 de la mañana aproximadamente, varias personas
vestidas de civil y portando armas, que dijeron ser policía, irrumpieron en el domicilio
matrimonial de calle José Yofre N° 50 de Barrio Yofre de esta ciudad. Que registraron
minuciosamente la vivienda, buscando según manifestaron ―material subversivo‖, luego,
uno de los efectivos ordenó traer esposas del auto, las que les fueron colocadas a Galván y
se lo llevaron.
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ambito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición.
Las pruebas resultan concordantes respecto a que la víctima Galván, una vez
aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un período
de tiempo que no es posible determinar pero no mayor a treinta días. En tal sentido
coinciden Piero di Monte fs. 2307/2318) y Teresa Meschiati (fs. 2939/2976).
b) Imposición de tormentos agravados: de la prueba testimonial y documental
recabada surge la existencia de los hechos que se investiga, esto es que, durante su
permanencia en el centro clandestino de detención denominado La Perla, Galván fue
sometido a fuertes torturas físicas y psíquicas.
221
Así, los ex detenidos, hoy testigos en estas actuaciones, Piero di Monte fs.
2307/2318) y Celia Teresa Meschiati (fs. 2939/2976) aseguran haber visto a Galván en
LRD La Perla, siendo ésta última quien menciona a Juan Carlos Galván en una lista de
―obreros, empleados y dirigentes sindicales secuestrados en La Perla‖, identificándolo
como obrero de SANCOR.
Obra también como prueba en autos el legajo confeccionado por los Servicios de
Inteligencia del Estado (SIDE) a fs. 11.770 en el que consta que Galván fue detenido en
1970 por actividades extremismtas y robo y en 1972 por la Policía de Tucumán, por robo
de armas.
c) Homicidio agravado: analizado ya que fuera la prueba recabada, estamos en
condiciones de afirmar también que Juan Carlos Galván, luego de permanecer ser privado
ilegalmente de su libertad en La Perla, fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue sacado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir el tiempo probable de alojamiento de Juan Carlos Galván
en el centro clandestino de detención La Perla, no se extendió más allá de los treinta días,
para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada
mas en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
21)
HECHO NOMINADO VEINTIUNO
VICTIMAS: Pedro Juárez y Humberto Enrique Pache
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: analizada la prueba recabada en
autos, podemos concluir que Pedro Juárez y Humberto Enrique Pache, ambos cuñados y
residentes en calle Arturo Patiño N° 163 de Barrio Centro América de esta ciudad, fueron
privados ilegítimamente de su libertad desde el domicilio citado, el día 13 de junio de 1976,
a las tres de la madrugada, según lo expuesto por su madre Cristina Juárez de Paván en
oportunidad de brindar testimonio sobre la desaparición de su hijo (fs. 4113/4123) el día y
222
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
hora antes expuesto, un grupo de aproximadamente quince personas, irrumpieron en el
domicilio citado y procedieron a secuestrar a Pedro Juárez y su cuñado Humberto Enrique
Pache.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que las víctimas Juárez y
Pache, una vez aprehendidas, fueron trasladadas y alojadas en La Perla y permanecieron
allí cautivas por un tiempo que no es posible determinar pero no mayor a treinta días. En tal
sentido coinciden los testigos Piero di Monte (fs. 2307/2318) y Celia Teresa Meschiati (fs.
2939/2976), Carlos Alberto Pussetto (fs. 5302/5326) y Ana Beatriz Iliovich (fs.
11.497/11.514 y 11.928/30).
b) Imposición de tormentos agravados: de la prueba testimonial incorporada en
autos surge la existencia de los hechos que se investigan, esto es que, durante su
permanencia en el centro clandestino de detención denominado La Perla, tanto Juárez como
Pache fueron sometidos a diversas torturas físicas y psíquicas.
En sus respectivas declaraciones testimoniales, Piero di Monte (fs. 2307/2318) y
Celia Teresa Meschiati (fs. 2939/2976) aseguran haber visto a Galván en LRD La Perla. El
USO OFICIAL
primero recuerda que uno de ellos tenía participación gremial en el sindicato de lecheros,
que los conocía anteriormente, incluso sabía el domicilio de los mismos. Relata que ―…
una mañana los trajeron a ellos, otro detenido le había dado mi domicilio y también dio el
de ellos…‖ incluso cuenta que intercedió ante Barreiro para que los liberen (fs. 2314). Es
Meschiati incluye a Juárez en una lista de ―obreros, empleados y dirigentes sindicales
secuestrados en La Perla‖, identificándolo como Secretario General de ATILRA.
A su vez Carlos Alberto Pussetto, también ex detenido en La Perla, nombra a Juárez
y su cuñado como detenidos en ese centro, por relatos de otros detenidos allí (fs. 5311).
La detención y alojamiento de Juárez en La Perla, también consta en un manuscrito
confeccionado por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido en el legajo CONADEP
n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30).
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ámbito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición.
c) Homicidio agravado: analizado ya el material probatorio, podemos afirmar con
el grado de probabilidad requerido para esta instancia de la existencia de los hechos. Así las
cosas, Pedro Juárez y Humberto Enrique Pache, luego de permanecer cautivos en La Perla
fueron ―trasladados‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no
223
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, ocultando sus restos que hasta la
fecha no fueron habidos.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fueron retirados de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse
al fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Juarez y
Pache en el centro clandestino de detención La Perla, no se extendió más allá de los treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de los nombrados no se supo
nada más en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
22)
HECHO NOMINADO VEINTIDOS
VICTIMA: Aída Alicia Pastarini
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: la prueba incorporada en autos
nos lleva a concluir que Aída Alicia Pastarini, en horas de la madrugada -entre las 2 o 2:30
horas- del día 18 de junio de 1976 fue privada ilegítimamente de su libertad por un grupo
de diez personas aproximadamente, armadas que dijeron ser de la Policía Militar aunque no
mostraron identificación alguna, ingresaron a su domicilio de calle Andrés Lamas N° 2116
de Barrio Bajo Palermo de esta ciudad, identificaron a los presentes y luego de identificar a
Aída, ataron sus manos, la amordazaron y la subieron a un vehículo. Todo ello fue relatado
por su madre Sisinia Cornella de Pastarini, al denunciar el secuestro y desaparición de su
hija ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, cuyo legajo (Legajo
CONADEP P 18) se encuentra agregado en autos a fs. 4124/4135.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Pastarini,
una vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un
tiempo que no es posible determinar, pero no mayor a treinta días. En tal sentido coinciden
los testigos Piero di Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs. 2993/3039).
b) Imposición de tormentos agravados: el material probatorio mencionado
acredita también que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La
Perla, Pastarini fue sometida a diversas torturas físicas y psíquicas.
224
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
En tal sentido, Piero di Monte la recuerda como una persona ingenua que también
fue torturada y que ―… no sé qué militancia habrá tenido porque no entendía por qué estaba
allí …‖ (fs. 2314), agregando su nombre la testigo Geuna en una extensa lista de personas
vistas en La Perla refiriendo ―… estudiante de ciencias económicas de la UNC‖ y afirma
que en el secuestro de la misma desde su domicilio participan Jorge Exequiel Acosta y
González (fs. 3032).
Asimismo, el testigo Carlos Pussetto (fs.5304/5326) y Ana Beatriz Iliovich (fs.
11.497/11.514 y 11.928/30), también ex detenidos y sobrevivientes de La Perla, nombran a
Aída Pastarini como detenida en ese centro, por relatos de otros detenidos allí, el primero.
c) Homicidio agravado: analizada ya el material probatorio, podemos afirmar la
probabilidad de la existencia de los hechos. Así las cosas, Aída Alicia Pastarini, luego de
permanecer cautiva en La Perla fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que efectuaban
estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, ocultando
sus restos que hasta la fecha nunca fueron habidos.
Así, Piero di Monte, en oportunidad de enviar una misiva a la familia de una víctima
USO OFICIAL
de desaparición llamada Luis Roque Leiva, la cual se encuentra agregada en autos, relata
que luego del secuestro de Leiva ―… los días pasan … la cuadra estaba superpoblada … se
produce un gran traslado de prisioneros y entre ellos Aída Pastarini….‖ (fs. 4141). En otra
oportunidad, al referirse al ―traslado‖ de los detenidos Leiva, Requena y Hunziker, asegura
que se realizó en el mes de agosto. Ahora bien, Gustavo Contepomi en ocasión de brindar
testimonio ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, contó que en el
mes de julio del año 1876, al día siguiente de lo que llama ―la última cena‖, pues les
permiten sacarse las vendas y que algunas parejas se juntaran, se llevaron unos veinticinco
o treinta personas (fs. 4728).
Todo ello nos lleva a pensar que si Pastarini fue retirada de La Perla, antes que
Leiva, Requena y Hunziker, y éstos fueron trasladados a principios del mes de agosto, y
que en julio hubo un ―traslado masivo‖ entonces, Aída lo fue ―trasladada‖ en el mes de
julio.
Si bien los detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con quiénes fueron
retirados de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento,
si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Pastarini en el centro
clandestino de detención La Perla, no se extendió más allá de los treinta días, para ello he
de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c) tercer
párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de la nombrada no se supo nada más en lo
sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
225
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad. .
23)
HECHO NOMINADO VEINTITRES
VICTIMA: Luis Roque Leiva
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: analizada que fuere la prueba
reunida en estas actuaciones concluímos que efectivamente, Luis Roque Leiva, estudiante
de Artes, fue privado ilegítimamente de su libertad desde su lugar de trabajo el cual se
situaba en avenida Vélez Sarsfield N° 72 de esta ciudad, el día 23 de junio de 1976, a las
16 horas aproximadamente, cuando un grupo de personas (cuatro a seis) armadas, que
dijeron ser de la Policía Federal, pero que no se identificaron, que se conducían en dos
vehículos –uno de ellos era un Ford Falcon color borravino y el otro un Opel K color verdellegaron al lugar, y al no encontrar a Leiva se retiran, quedando en el lugar dos de ellos,
aguardando que Luis arribara al negocio. Cuando éste llegó luego de una hora, esposado lo
introducen en el Opel K ya descripto, diciéndole al padre que en dos horas lo buscaran en la
sede de la Policía Federal. Trámite que se realizó sin resultado favorable, pues en tal
delegación le informaron que no hicieron ningún operativo. Estas circunstancias fueron
descriptas por el padre de Leiva, José Dalmacio, en oportunidad de efectuar la denuncia de
la desaparición de su hijo ante la CONADEP (fs. 11767/69) y declarar ante la Cámara
Federal de Apelaciones de Córdoba (fs.4155) y en el Habeas Corpus para la averiguación
del paradero de su hijo (fs. 4139).
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Leiva, una
vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva hasta el mes
de agosto. En tal sentido coinciden los testigos Piero di Monte (fs. 2307/2318), Graciela
Geuna (fs. 2993/3039) y Gustavo Contepomi (fs. 5863/5891).
b) Imposición de tormentos agravados: el material probatorio mencionado
permite aseverar que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La
Perla, Luis Roque Leiva fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas.
Los ex detenidos, devenidos en testigos en las presentes, de Piero di Monte (fs.
2307/2318), Graciela Geuna (fs. 2993/3039) y Gustavo Contepomi (fs. 5863/5891)
aseguran haber visto y compartido momentos junto a Luis Leiva en el centro clandestino de
detención La Perla.
Así las cosas, el testigo primeramente mencionado describe a Leiva, a quien le
decían ―Negro o Negrito‖, como un ―chico fresco, ingenuo, … estaba tranquilo porque le
habían dicho que lo iban a sacar…‖ (fs. 2314), cuenta también que él mismo le comentó las
circunstancias de su secuestro. En una misiva remitida por el testigo Piero a la familia de
226
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Leiva, la cual se encuentra agregada en autos a fs. 4140/4144, éste cuenta además que fue
ubicado en la cuadra ―… junto a Pastarini y Graciela Geuna …‖. Es conteste en un todo con
el testimonio mencionado, el de Graciela Geuna, y una carta enviada por ésta a la familia
Leiva (fs. 2993/3039 y 4145/4149).
Ambos testimonios dan cuenta que participaron del secuestro el Grupo de
Operaciones Especiales y que a Luis le habían prometido su libertad, especialmente Acosta,
razón por la cual él se mantenía tranquilo a espera de ser devuelto nuevamente a su hogar.
Asimismo, el testigo Carlos Pussetto (fs.5304/5326), también ex detenido en La
Perla, nombra a Leiva ―Negro‖ como detenido en ese centro, por relatos de otros detenidos
allí.
La detención y alojamiento de Juárez en La Perla, también consta en un manuscrito
confeccionado por la ex detenida Ana Beatriz Iliovich, contenido en el legajo CONADEP
n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30 ).
c) Homicidio: el cúmulo probatorio acredita que ciertamente, Luis Roque Leiva,
luego de permanecer cautivo en La Perla fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que
USO OFICIAL
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros,
ocultando sus restos que hasta la fecha nunca fueron habidos.
Así el testigo Piero Di Monte, cuyas declaraciones ya fueron analizadas, cuenta
primeramente que a fines de julio o principio de agosto se produce el traslado de Leiva (fs.
4142), aunque posteriormente, con mayor precisión y detalle, relata las circunstancias en
las que Leiva fue retirado de La Perla para ser ejecutado. Cuenta que en el mes de agosto,
horas después del mediodía, ―… de pronto un guardia saca compañeros de la primer oficina
colindante con la cuadra. Ellos eran Leiva, Leticia Huzinker y Eduardo Requena, tenían una
mordaza que cubría prácticamente toda la cabeza y las manos atadas a la espalda, los
pusieron de cara a una de las paredes …‖ y continúa relatando que se escuchó el ruido de
motores de camión que lentamente se alejaba. (fs. 2338).
Por su parte Graciela Geuna cuenta que un día hubo un gran traslado, que luego del
cual ―… pude levantarme la venda y ví que Luis Leiva ya no estaba. … Luis había sido
trasladado a fines de agosto aproximadamente.‖ (fs. 4148).
Aunque los testigos mencionados no puedan señalar con exactitud cuándo fue
retirado Leiva de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, se puede establecer con un grado de proximidad que fue a mediados del mes
de agosto. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada más en lo
sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
227
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
24)
HECHO NOMINADO VEINTICUATRO
VICTIMA: María Cristina Mongiano
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: la prueba agregada en autos a lo
largo de esta etapa intructoria acredita con el grado que requiere esta instancia, que el día
23 de junio de 1976, a las tres de la madrugada, seis personas no identificadas, cuatro de
ellas vestidas de civil y dos con uniforme que dijeron ser de la Policía y del Ejército, todas
ellas fuertemente armadas y que se conducían en tres automóviles dos color blanco y otro
azul oscuro marca Ford Falcon, todos ellos sin chapa identificatoria, arribaron al domicilio
de María Cristina Mongiano ubicado en calle Neuquén N° 274 de Barrio Alberdi de esta
ciudad, en el que se encontraba con su madre Julia Margarita Mongiano y su tía Arminda
Dora Mongiano durmiendo atento la hora y privaron ilegítimamente de su libertad a María
Cristina. Ella era profesora de Historia y desempeñaba tareas en Dinea y Obras Sanitarias
de la Nación. Al requerir el motivo de la detención explicaron los captores que
simplemente era para averiguar antecedentes de la nombrada y que pronto regresaría a su
hogar. Circunstancias estas que fueron detalladas por Arminda Dora Mongiano en
oportunidad de efectuar la correspondiente denuncia ante la CONADEP, Familiares de
desaparecidos y detenidos por razones políticas y presentación de Habeas Corpus, trámites
éstos efectuados a fin de dar con el paradero de su sobrina y que se encuentran en causa
―MONGIANO, Dora f/ denuncia‖ Expte. 8-M-87, la que a su vez forma parte de estas
actuaciones (fs. 6012/6100).
La prueba testimonial de Orestes Estanislao Vaello (obrante a fs. 4076/4083 y
5706/14) resulta contundente respecto a que la víctima Mongiano, una vez aprehendida, fue
trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva, por un tiempo que no es posible
determinar, pero no mayor a treinta días.
b) Imposición de tormentos agravados: las pruebas obrantes en los presentes
autos permite concluir que durante su permanencia en el centro clandestino de detención La
Perla, María Cristina Mongiano fue sometida a diversas torturas física y psiquicas
Es el testimonio de Orestes Estanislao Vaello (obrante a fs. 4076/4083 y 5706/14)
integrante del grupo de tareas del Batallón de Inteligencia 601 de Quilmes, Pcia. de Buenos
Aires, quien declaró ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas –
CONADEP- que de manera elocuente cuenta respecto al caso de María Cristina Mongiano.
Dijo que Telleldín solicita su presencia en la ciudad de Córdoba, porque éstos tenían
novedades respecto al caso de un matrimonio que estaba en investigación. Es por ello que
viaja a esta ciudad, una vez aquí dicen que una detenida de apellido Mongiano, dio datos de
228
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
éste matrimonio. Vaello pide entrevistarse con la detenida, por lo que Telleldín lo lleva
personalmente a La Perla. Una vez en el lugar, accede al interior y vio ―… gente tirada en
el suelo, encapuchados, algunos atados que proferían gemidos … luego de un momento que
le traen a la detenida, que estaba encapuchada … y en pésimas condiciones.‖. Asimismo, el
testigo mencionado describe físicamente a María Cristina y continúa relatando que la llevan
a la sala de interrogatorio, y ―… un grandote que la había conducido, ese hombre tenía un
metro ochenta y ocho, contextura física robusta y un mechón de pelo caído que le daba
sobre la frente. Le informaron al dicente que era un hombre de lo servicios pero civil, fue
quien la picaneó.‖.
De manera escalofriante relata que Mongiano estaba desnuda, que tenía lastimado
el seno izquierdo, que la estaquearon y la torturaron hasta extraerle información respecto al
matrimonio en cuestión. Que una vez conseguido el propósito, luego de dos hora, una
persona la revisa y recomendó que ―‘pararan porque sino se iba a morir‘. La joven había
perdido casi el conocimiento‖.
c) Homicidio agravado: las pruebas antes descriptas son suficientes para aseverar
USO OFICIAL
que María Cristina Mongiano fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que efectuaban estos
traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose
hasta estos días dónde ocultaron su cuerpo.
El mismo testigo Vaello agregó que posteriormente, al regresar nuevamente a
Córdoba por otro motivo, al preguntar qué había sucedido con Mongiano le dijeron que la
habían matado o que se había muerto allí en La Perla.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirada de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Mongiano en el
centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de la nombrada no se supo nada
más en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
229
25)
HECHO NOMINADO VEINTICINCO
VICTIMA: Ramona Cristina Galíndez
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: el material probatorio recabado
durante esta etapa acredita que el día 24 de junio de 1976 (en horas que no puede
establecerse con precisión) Ramona Cristina Galíndez y su pequeño hijo Alejandro Alfredo,
quienes caminaban en inmediaciones del Parque rumbo a la casa de una amiga de Galíndez,
fueron privados ilegítimamente de su libertad por un grupo de personas que se dirigían en
dos automóviles. Así, la madre de Ramona Galíndez, en oportunidad de efectuar la
correspondiente denuncia ante la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (la cual
se encuentra incorporada al expediente 17-C-87 –fs. 6000/6011-) relata que Alejandro, de
cinco años de edad al momento del hecho del secuestro, le contó que personas armadas
descienden de dos vehículos y persiguen a su madre, que una vez aprehendida, ambos son
llevados en diferentes autos. Asimismo, cuenta que a los dos días de sucedida la detención,
en horas de la madrugada, se apersonó en su domicilio un hombre joven, vestido de civil,
que sin identificarse entregó al niño simplemente diciendo: ―acá le traigo al chico‖.
Agregó la madre de la víctima Galíndez que al día siguiente de la detención ilegal
de su hija y nieto, supo que personas pertenecientes al Ejército se hicieron presente en la
guardería a la que concurría su nieto Alejandro y se entrevistaron con María Cristina Da
Vita, quien cumplía funciones en tal institución, solicitando información respecto de
Ramona Galíndez, exhibiendo una fotografía de la misma.
Según Gustavo Contepomi, ex detenido en La Perla, Galíndez de Rossi fue
secuestrada junto a Liliana Gel, amigas, y así lo da a conocer en el libro, cuya autoría es
compartida con su esposa Patricia Astelarra, titulado ―Sobrevivientes de La Perla‖, página
74 del mismo: ―Un caso de junio de 1976: el secuestro de Liliana Gel, junto a Cristina
Rossi y su hijo.‖ (fs.11762).
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Galíndez y
su pequeño hijo Alejandro, fueron trasladados y alojados en La Perla y permanecieron allí
cautivas. Es dable aclarar que madre e hijo fueron separados al momento de alojarse en el
centro clandestino de detención nombrado, permaneciendo el segundo dos días en el
mismo, luego de los cuales fue entregado a sus abuelos maternos. En tanto que Ramona
Cristina Galíndez, continuó ilegalmente detenida hasta mediados del mes de julio de ese
año. En tal sentido coinciden los testigos Piero di Monte (fs. 6190/6198), Graciela Geuna
(fs. 3033vta.), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061 y 4731/4737), Susana Sastre (fs. 3044/53) y
lo manifestado por Gustavo Contepomi en el libro de su autoría ―Sobrevivientes de La
Perla‖ (fs. 11.755/117666) y Carlos Pussetto (fs. 5302/5326).
b) Imposición de tormentos agravados: las pruebas colectadas también nos
permiten tener por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de
detención La Perla, Ramona Cristina Galíndez fue sometida a diversas torturas físicas y
psíquicas.
230
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
En efecto, son contundentes los testimonios ofrecidos por los ex detenidos Piero di
Monte y Patricia Astelarra, quienes afirmaron que vieron en ese centro clandestino de
detención a la ―señora de Rossi‖ a quien apodaban ―Negrita‖, que ―… fue un caso que nos
golpeó porque trajeron a su niño … estuvo como dos días y ella estaba muy angustiada, a
ella la habían torturado, se que al niño después se los lleva unos parientes.‖, dijo el primero
a fs. 6196, agregando Astelarra su descripción física, y que la ubicaron en la cuadra a su
lado hasta que a mediados del mes de julio la ―trasladaron‖ (fs. 4049) .
Conteste con los testimonios anteriores son los de las ex detenidas Susana Sastre (fs.
3044/53) y Graciela Geuna (fs. 3033vta.), ésta última agregó que fue detenida junto a
Liliana Gel en la vía pública y que su marido había sido asesinado en Buenos Aires.
Asimismo aseguró que quien la torturó en La Perla fue Jorge Ezequiel Acosta.
Asimismo, Carlos Pussetto, también ex detenido, lo incluye en un listado
confeccionado de las personas que supo por testimonios de otros detenidos que estuvieron
en La Perla (fs. 5311).
c) Homicidio agravado: las pruebas ya descriptas y analizadas acreditan de modo
USO OFICIAL
suficiente que Ramona Cristina Galíndez de Rossi, luego de permanecer cautiva en La
Perla, fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días
dónde ocultaron su cuerpo.
Así, citando nuevamente los testimonios de Patricia Astelarra, relató que el día del
traslado de ―Cristina de Rossi‖ las sacaron juntas de la cuadra y las llevaron a una oficina
en donde les dijeron que las matarían, pudo ver a Cristina amordazada, vendada, maniatada
y con los pies atados y ―… hacía esfuerzos por producir ruidos que alertaran sobre su
traslado‖ (fs. 4733). Recuerda con claridad que el traslado de Galíndez de Rossi fue a
mediados del mes de julio. (fs. 4049).
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar con exactitud cuándo
y/o con quiénes fue retirada de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para
referirse al fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de
Galíndez de Rossi en el centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido
más allá de los treinta días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del
accionar denominado DOCE punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que
de la nombrada no se supo nada más en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
231
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
26)
HECHO NOMINADO VEINTISEIS
VICTIMA: Jorge Horacio Gallo
a) Privación ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos
agravado y homicidio agravado: el material probatorio incorporado en esta causa acredita
con el grado de probabilidad requerido en esta etapa del proceso que el día 24 de junio de
1976 a las 4 horas de la madrugada Jorge Horacio Gallo fue privado ilegítimamente de su
libertad en momento en que se hallaba en su domicilio de calle Góngora N° 1275 de esta
ciudad, descansando junto a su familia.
En tal sentido, su esposa, Olga Mallet de Gallo, quien estuvo presente en el
momento de la detención, cuenta que a las cuatro de la madrugada, un numeroso grupo de
personas armadas (de diez a quince) irrumpieron con violencia en la vivienda familiar,
requisaron la misma e interrogaron a Gallo, encerrando al resto de la familia en otro
dormitorio. Posteriormente hicieron vestir a Jorge Gallo, lo esposaron, vendaron y se lo
llevaron. En la ocasión, diversos objetos de la casa, tales como ropa, un arma registrada,
radio, etc., fueron llevados también. Que tales personas se identificaron como policías y se
movilizaban en varios automóviles (fs. 4442/4445vta.).
Asimismo, Leonildo Ubaldo López, primo de Olga Mallet y vecino de la vivienda
del matrimonio Gallo, coincidió al prestar declaración testimonial en la hora en que ocurrió
el procedimiento, relató que al escuchar ladridos del perro salió de su casa para ver qué
sucedía, cuando un grupo de unas cuatro o cinco personas, aunque aclara que había más en
los techos, vestidas de civil y armadas lo sujetan. Lo ponen contra la pared bajo amenaza de
un arma y le preguntan porqué salió de su casa, y sin ingresar a la misma es observada con
un reflector. Luego, lo obligan a ingresar nuevamente a su domicilio y éste, a través de la
ventana de la cocina y con las precauciones del caso, observa que Jorge Gallo es retirado de
su hogar con las manos atadas y vendado sus ojos; como así también varios (seis o siete)
vehículos aguardan estacionados. Todo ello obra en el Exte. 15-M-87 ―Mallet de Gallo
Olga f/denuncia‖ en el que también se encuentra agregados los Habeas Corpus presentados,
como otras gestiones efectuadas por la familia a fin de dar con el paradero de Jorge Gallo, y
que obran a fs 4441/4533 de estos autos.
Si bien la prueba es escasa, aunque no por ello inconsistente, la única testigo que
acredita que Gallo, una vez aprehendido, fue trasladado y alojado en el centro clandestino y
que durante su permanencia allí fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los prisioneros, con el fin de extraerle información en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad, es Ana Beatriz
Iliovich, quien aportó un manuscrito confeccionado por ella misma, contenido en el legajo
232
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
CONADEP n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30), en el que consta el nombre de ―…
Gallo, Jorge Horacio -32 años- 24/6/76‖.
Asimismo, es se encuentra acreditado que Gallo, luego de permanecer en LRD La
perla, fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días
dónde ocultaron su cuerpo.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Gallo en el
centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada
más en lo sucesivo.
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos de
juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
USO OFICIAL
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
27)
HECHO NOMINADO VEINTISIETE
VICTIMA: Mario Domingo Oviedo
a) Privación ilegítima de la libertad agravada: las pruebas obrantes en la presente
causa acreditan con el grado de probabilidad requerido para esta instancia que en la
madrugada del día 24 de junio de 1976, más precisamente a las 5 de la madrugada, un
grupo de personas que no se identificaron, vestidas de civil, irrumpieron en el domicilio de
calle Arrecifes esquina calle Pública de Barrio Villa Urquiza de esta ciudad, en donde vivía
junto a su esposa y dos hijos Mario Domingo Oviedo –trabajador en FIAT-MATERFER-,
quienes se encontraban descansando en ese momento.
Una vez dentro de la vivienda, el grupo de personas mencionado procedió a
requisarla para posteriormente llevarse a Oviedo. Todo lo cual fue descripto por Leonora
Gonelli, madre de Oviedo y por su esposa Delia Micaela Romero, en oportunidad de
efectuar la denuncia ante la CONADEP, lo cual se encuentra agregado en autos a fs.
4157/4160.
233
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ámbito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Oviedo, una
aprehendido, fue trasladado y alojado en La Perla y permaneció allí cautivo por un término
no mayor a treinta días aproximadamente. En tal sentido coinciden el testimonio de Piero di
Monte (fs. 2307/2318), Teresa Meschiati (fs. 2939/2981) y Graciela Geuna (fs. 2993/3039),
como así también lo relatado por Gustavo Contepomi en el libro titulado ―Sobrevivientes
de La Perla‖, cuya autoría es compartida con su esposa Patricia Astelarra (fs.
11.755/11.766).
b) Imposición de tormentos agravados: las pruebas colectadas también nos
permiten tener por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de
detención La Perla, Mario Domingo Oviedo fue sometido a diversas torturas físicas y
psíquicas.
En efecto, los testigos Piero di Monte y Graciel Geuna, en la oportunidad,
declararon que efectivamente Oviedo estuvo alojado en La Perla, así el primero de ellos
refirió que ―… Mario Domingo Oviedo, alias Panza, sé que estuvo en la cuadra, me
acuerdo por el apodo.‖ (fs. 2315), mientras Geuna lo recuerda como ―moreno, no era altotrasladado‖
Asimismo, Teresa Meschiati incluye a Oviedo en una lista de ―obreros, empleados y
dirigentes sindicales secuestrados en La Perla‖, identificándolo como Sindicalista de
MATERFER (fs. 2949).
c) Homicidio agravado: las pruebas mencionadas acreditan que la víctima fue
―trasladada‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados y que no significaban
otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde
ocultaron su cuerpo.
El ex detenido Gustavo Contepomi, en el libro titulado ―Sobrevivientes de La
Perla‖, cuya autoría es compartida con su esposa Patricia Astelarra, página 49 y 50 relata
respecto al traslado de Oviedo: ― Un obrero de Fiat, Oviedo, … el ―Panza‖, así le decíamos,
tuvo una crisis nerviosa una noche, intuyendo tal vez su muerte. Le pidió a Romero que
definieran su situación, que le dijeran qué iba a ser de él, si lo iban a fusilar o no. Romero
lo consoló y le dijo que se quedara tranquilo, que iba a sobrevivir. A la mañana siguiente lo
trasladaron.‖ (fs. 11.761vta.).
234
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Aunque los ex detenidos de La Perla no pueden señalar cuándo o con quiénes fue
retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento,
si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Mario Domingo Oviedo en el
centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada
más en lo sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
USO OFICIAL
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
28)
HECHO NOMINADO VEINTIOCHO
VICTIMA: Carlos Alberto Coy
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos
agravados y homicidio agravado: las pruebas recabadas en las presentes actuaciones, nos
permiten concluir que el día 30 de junio de 1976, en horas del mediodía, Carlos Alberto
Coy, estudiante de Abogacía en la U.N.C. y empleado de la Municipalidad de Córdoba, fue
privado ilegítimamente de su libertad, mientras caminaba por calle Italia -en cercanías de su
domicilio- junto a su pequeño hijo de regreso al hogar, luego de efectuar una compra en un
negocio del barrio.
En el Legajo CONADEP C55, prueba documental de esta causa, e incorporada a fs.
4161/4167, consta la denuncia efectuada por el padre de la víctima Carlos Abel Coy por la
desaparición de su hijo, en la que relata efectivamente, Carlos Coy regresaba a su casa
luego de realizar una compra junto a su pequeño hijo Sebastián, cuando dos automóviles,
un Peugeot y un Ford Falcon, los interceptan, descienden de los mismos varias personas
que advierten a dos transeúntes que se trata de un operativo de fuerzas de seguridad y que
siguieran caminando. Inmediatamente, Coy y su hijo son llevados en uno de los vehículos,
primeramente van al domicilio de Pasaje República entre calles Italia y Constitución de
Barrio Villa Cabrera de esta ciudad, en donde una de las personas desciende, abre la puerta
de la vivienda e introduce al pequeño, retirándose posteriormente. Allí, la esposa de Carlos
Coy, escucha el ruido de la puerta pero supuso que era su esposo con el niño, luego de unos
minutos, al llamarlo, sin obtener respuesta alguna, advierte que solamente estaba el
235
pequeño Sebastián y que al lado de la puerta de calle había un bidón de kerosene que
Carlos había comprado. Transcurrido un tiempo sin que Carlos regresara, la esposa de éste
se dirigió a la casa de un amigo que vive cerca, Daniel Bo y luego a la de sus suegros para
avisar lo ocurrido. Lo descripto es conteste con lo declarado oportunamente por la esposa
de Coy, Carmen Elizabeth Bonnett ante la Fiscalía Federal, testimonio que obra a fs. 4796.
Asimismo, en otra oportunidad, Elsa Estela Lino de Coy declaró ante el mismo
organismo antes citado, agregando que, en busca del paradero de su hijo se dirigió junto a
su amiga Susana Cubas Garrido, al Tercer Cuerpo de Ejército, en donde se entrevistó con
un Mayor Herrera, quien se comprometió a averiguar sobre Carlos Coy. Transcurridos
varios días las mismas vuelven a entrevistarse con el Mayor Herrera, quien les informa que
Coy estaba en el Campo de La Ribera que sería liberado para la Navidad de ese año y que
la detención puede haber ocurrido por mantener un vínculo de amistad con un compañero
de trabajo de apellido Baudracco –Baudracco fue privado ilegítimamente de su libertad el 8
de enero de 1976-. Luego de lo cual no tuvo más contacto con el mismo (fs. 4166).
Circunstancia ésta que fue corroborada por Susana Cubas Garrido al ofrecer su
testimonio en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas –CONADEP- el
cual obra a fs. 4163 de autos.
Asimismo, agregó que supo por su nuera que su hijo había integrado de una lista
como vocal para participar en las elecciones en el sindicato de los empleados municipales
junto a Baudracco, quien la presidía, pero que finalmente no resultó electo (fs. 4804/4809).
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ámbito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición
Si bien la prueba es escasa, aunque no por ello inconsistente, la única testigo que
acredita que Coy, una vez aprehendido, fue trasladado y alojado en el centro clandestino y
que durante su permanencia allí fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas, tal
como ocurría con todos los prisioneros, con el fin de extraerle información en relación a
militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se
habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad, es Ana Beatriz
Iliovich, quien aportó un manuscrito confeccionado por ella misma, contenido en el legajo
CONADEP n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30), en el que consta el nombre de ―…
29) Coy –simpatizante del PRT –jun. 76‖.
Del mismo modo, se encuentra acreditado que Coy, luego de permanecer en LRD
La perla por un tiempo que no es posible determinar, pero no mayor a treinta días, fue
236
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no significaban otra
cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron
su cuerpo.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Coy en el centro
clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta días, para
ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c)
tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada más en lo
sucesivo.
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
USO OFICIAL
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
29)
HECHO NOMINADO VEINTINUEVE
VICTIMA: Oscar José Dominici
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: el material probatorio permite
acreditar que el día 1 de julio de 1976, en horas del mediodía (11 horas aproximadamente),
Oscar José Dominici, quien trabajaba en SANCOR y era delegado gremial, fue privado
ilegítimamente de su libertad cuando transitaba en su moto por la vía pública,
presumiblemente en el centro de esta ciudad.
En tal sentido, su padre Luis Dominici, en ocasión de efectuar la correspondiente
denuncia ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición y Familiares de Desaparecidos u
Detenidos por razones políticas y otras gestiones realizadas a fin de dar con el paradero de
su hijo, todo lo cual obra en el Legajo CONADEP D 13, el cual a su vez se encuentra
agregado en autos a fs. 4168/4182, cuenta que su hijo vivía junto a una familia en calle
Wilson 555 de Barrio Yofre de esta ciudad, que ese día salió de la misma para dirigirse al
centro de la ciudad, regresar al mediodía a la casa y luego ir a su lugar de trabajo SANCOR, cuya planta se encontraba en Monte Cristo-, pues su horario de entrada eran las
14 horas. Que llegada la hora en que debía regresar un integrante de la familia en cuya casa
se hospedaba, llamó telefónicamente al lugar de trabajo de Dominici y le dijeron que no
había concurrido al mismo. Luego de lo cual impuso de la situación al padre de Oscar.
237
Que posteriormente, la familia de Dominici realizó gestiones ante la Policía de la
Provincia y Tercer Cuerpo de Ejército para encontrar a su hijo, en donde les informaron que
su hijo no se encontraba en tales instituciones. Asimismo, Luis Dominici expresa que tenía
conocimiento que su hijo había sido amenazado y presionado para que renunciara como
delegado gremial.
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077 ponen
especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que ―… 2.Centro de gravedad al ámbito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias que
pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de 1976.‖,
lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran ―blancos‖
de detención y desaparición
De las pruebas resultan que la víctima Dominici, una aprehendido, fue trasladado y
alojado en La Perla y permaneció allí cautivo por un término que si bien no es posible
determinar, éste no es mayor a treinta días, circunstancia corroborada por el testimonio de
Piero di Monte obrante a fs. 2307/2318, Carlos Pussetto (fs. 5302/5326) y Ana Beatriz
Iliovich (fs 11.497/11.514 y 11.928/30).
b) Imposición de tormentos agravados y homicidio agravado: la prueba
colectada también nos permiten tener por demostrado que durante su permanencia en el
centro clandestino de detención La Perla, Oscar José Dominici fue sometido a diversas
torturas físicas y psíquicas, como ocurría con todos los prisioneros allí alojados; y que
posteriormente fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados y
que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta
estos días dónde ocultaron su cuerpo.
En efecto, según Piero di Monte afirmó que ―… y también ví a Dominici Oscar
José, fue encontrado en la calle … y allí lo detienen …‖ (fs. 2315).
Asimismo, Carlos Pussetto, también ex detenido, lo incluye en un listado
confeccionado de las personas que supo por testimonios de otros detenidos que estuvieron
en La Perla (fs. 5312).
Ana Beatriz Iliovich, quien aportó un manuscrito confeccionado por ella misma,
contenido en el legajo CONADEP n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30), en el que
consta el nombre de ―… Dominici, Oscar José -30 años- 1/7/76‖.
Aunque los ex detenidos de La Perla no pueden señalar cuándo o con quiénes fue
retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento,
si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Oscar José Dominici en el
centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
238
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada
más en lo sucesivo.
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
30)
HECHO NOMINADO TREINTA
USO OFICIAL
VICTIMA: Víctor Francisco González
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: la prueba obrante en la presente
acredita con el grado de probabilidad requerido en esta instancia que Víctor Francisco
González fue privado ilegítimamente de su libertad por personas no identificadas hasta la
fecha, pero que habrían pertenecido a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad. Si bien la señora
Fiscal ubica tal suceso en los primeros días del mes de julio, por lo manifestado por el
único testigo que ve a González en el centro clandestino de detención La Perla, Horacio
Dottori (fs. 5721vta.), quien relata que a los pocos días de que fue detenido (26/7/76) llega
González al mencionado centro de detención, ubicamos su detención a fines de dicho mes.
Como ya expresáramos contamos únicamente con el testimonio de Horacio Alberto
Dottori efectuado ante la Subsecretaría de Derechos Humanos y Sociales, quien fuera
detenido en el centro clandestino de detención de La Perla, documentación que se encuentra
agregada en autos a fs. 5715/5722, en la que el nombrado cuenta que Víctor González era
arquitecto, profesor en la Facultad de Arquitectura y hermano de un colega suyo llamado
Eduardo González en el IMAF. Que a los pocos días de haber sido detenido Dottori, lo
detienen a González en Barrio Rogelio Martínez de esta ciudad, en horas de la noche.
Asimismo, la prueba citada más el testimonio confeccionado por Carlos Pussetto, ex
detenido en La Perla (fs. 5302/5326) indica que una vez aprehendido González, fue
trasladado y alojado en el centro clandestino de detención La Perla, en donde permaneció
cautivo por pocos días, entre siete y quince días aproximadamente.
b) Imposición de tormentos agravados: la prueba mencionada también nos
permite tener por demostrado que durante su corta permanencia en el LRD La Perla, Víctor
Francisco González fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas.
239
Asimismo, Carlos Pussetto, también ex detenido, lo incluye en un listado
confeccionado de las personas que supo por testimonios de otros detenidos que estuvieron
en La Perla como ―Arquitecto González‖ (fs. 5313).
Horacio Dottori relata que ―… a él lo trajeron solo, lo golperaron un poco y se que
estaba muy debilitado, tal vez se dieron cuenta que no sabía nada.‖ (fs. 5721vta.).
c) Homicidio: de la misma prueba surge que Víctor González, fue ―trasladado‖ en
el mes de agosto, luego de permanecer cautivo en el centro clandestino de detención La
Perla de siete o quince días, en uno de los camiones que efectuaban estos traslados y que no
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días
dónde ocultaron su cuerpo.
En relato de Horacio Dottori consta textualmente lo siguiente: ― … Es seguro que
más de quince días no estuvo. Su traslado debe haber sido entre el 7 y 15 de agosto de
1976. Cuando él es trasladado es llevado con más gente en el camión de traslado‖, sin
recordar con quiénes más fue retirado de la cuadra.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
31)
HECHO NOMINADO TREINTA Y UNO
VICTIMA: Ermes Juan Bautista Manera
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada e imposición de tormentos
agravados: la prueba obrante en la presente acredita con el grado de probabilidad
requerido en esta instancia que Juan Bautista Manera fue privado ilegítimamente de su
libertad por personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido a
Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, en día que si bien no se encuentra determinado con
exactitud, sí se puede ubicar a principios del mes de julio de 1976. Del mismo modo,
también se encuentra acreditado que, una vez aprehendida, la víctima fue trasladada y
alojada en el Centro Clandestino de Detención La Perla, en donde fue sometida a diversas
torturas físicas y psíquicas, durante un mes aproximadamente, tiempo presumible en que
Manera permaneció cautivo en La Perla.
Obra en autos como prueba integrante del hecho que se investiga fotocopia
certificada de los autos ―MANERA, Ermes Juan Bautista s/ Ausencia con presunción de
240
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
fallecimiento‖ (fs. 5696/5700) y la declaración testimonial de Estela Noemí Berastegui,
detenida y alojada en el centro clandestino de detención La Perla junto a su esposo, el 22 de
julio del mismo año y posteriormente liberada, quien reconoce a Ermes Manera como
amigo de su hermano Juan Carlos Berastegui, también detenido y alojado ilegalmente en La
Perla, actualmente desaparecido, junto a la esposa de éste, hechos que también son objeto
de investigación en estos autos.
En la ocasión, la testigo Berastegui, afirmó que mientras permaneció cautiva pudo
escuchar los gritos de Manera mientras era torturado y que ―… pedía que no le pegaran
más‖, esto ocurrió luego del 22 de julio.
b) Homicidio agravado: de la misma prueba surge que Ermes Juan Bautista
Manera fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados y que no
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días
dónde ocultaron su cuerpo.
Aunque los ex detenidos de La Perla no pueden señalar cuándo o con quiénes fue
retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento,
USO OFICIAL
si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Ermes Juan Bautista Manera
en el centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los
treinta días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado
DOCE punto c) tercer párrafo. Entoces, teniendo presente que Manera fue ilegalmente
detenido ― los primeros días del mes de julio‖ y considerando como tales entre el 1 y 5 de
ese mes, concluimos que tal circunstancia acaeció en el mes de agosto, luego de haber
permanecido cautivo no más de treinta días. Lo que sólo puede afirmarse es que del
nombrado no se supo nada más en lo sucesivo.
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
32)
HECHO NOMINADO TREINTA Y DOS
VICTIMA: Jorge Raúl Nadra Aquim
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: analizadas las pruebas reunidas en
autos, nos permite afirmar en esta etapa que Jorge Raúl Nadra (alias ―Turco‖ o ―Franco‖),
estudiante universitario egresado del Colegio Manuel Belgrano, fue priva do
241
ilegítimamente de su libertad el día 3 de julio de 1976 en primeras horas de la madrugada
en su domicilio de calle Tomás Le Bretón N° 4253 de Barrio Poeta Lugones de esta ciudad
en el que se encontraba junto a sus padres, que presenciaron cuando su hijo fue retirado por
varias personas vestidas de civil y armadas -que dijeron ser miembros del Ejército-, desde
su dormitorio, además llevarse relojes y alhajas. Da cuenta de tales circunstancias Inés
Aquim de Nadra y Raúl Abdo Nadra, padres de Jorge, quienes efectuaron la denuncia ante
la CONADEP e interpusieron Habeas Corpus, entre otras gestiones ante distintos
organismos -los que se encuentran agregados a las presentes en fs. 4183/4197 y
11.677/11.699) y causa ―Aquim de Nadra, Inés f/denuncia Expte. 3-A-87- y además
indicaron que esa misma noche fue secuestrado también un primo hermano de éste, Alfredo
(fallecido en el año 1980) quien vivía a dos cuadras del domicilio indicado, y que luego de
treinta y dos días de cautiverio fue liberado, recordando que en esa oportunidad Alfredo
había dicho que estuvieron juntos en varios lugares.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Jorge
Nadra, una vez aprehendida, fue trasladada primeramente al centro clandestino de
detención ―Pilar‖ y posteriormente al centro de detención La Perla, donde permaneció allí
cautivo por el tiempo que no es posible determinar con exactitud pero que puede ubicarse
con seguridad en los días sucesivos al 5 de agosto de 1976. En tal sentido coinciden los
testigos Fernando Achával (fs. 5404/5410), Roger Edgardo Chazarreta (fs. 5415/5421),
Susana Sastre (fs. 3044/3050), Gustavo Contepomi (fs. 5863/5891) y Graciela Geuna (fs.
3034vta.).
b) Imposición de Tormentos agravados: de la prueba recabada se puede afirmar
en forma contundente que Jorge Raúl Nadra, una vez capturado fue alojado primeramente,
en el Destacamento de la Policía de la Provincia en la localidad de Pilar, en donde también
se encontraba su tío Alfredo Nadra, Eduardo Budini, Roger Edgardo Chazarreta y Fernando
Achával, entre otros que no fueron identificados.
En tal sentido, Achával, en oportunidad de brindar declaración testimonial, relató
que fue detenido el 15 de julio de 1976, que fue alojado en un lugar que posteriormente
supo que era un destacamento policial en la localidad de Pilar, que allí estuvo con Fernando
Nadra, su tío, Budini y Chazarreta, refiriéndose textualmente ―que la persona sentada a mi
lado era Fernando Nadra … de veinte años … También estaba el tío de Nadra …‖.
También relató que mientras permaneció ilegalmente detenido en Pilar fue sometido
a torturas tales como ―golpes de puño en el estómago, mojarrita, me ponían la cabeza en un
tacho de agua hasta que se nos ponía morado el dedo gordo del pie, nos colocaban una
bolsa de nylón en la cabeza, simulacros de fusilamiento, otra vez dispararon cerca de mi
oído … me torturaban una vez o dos veces por día…‖.
El mismo testigo Achával, en la ocasión afirmó que luego de una semana fue
trasladado junto a Budini y Chazarreta a La Perla –llegó a Pilar un jueves y al otro jueves
lo trasladan a La Perla- , es decir el 22 de julio ( fs. 5404/5410).
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Conteste con lo relatado recientemente por el testigo fue Roger Chazarreta, quien
agregó también que una vez trasladados a La Perla se encuentra nuevamente con Jorge
Nadra y su tío (fs. 5415/5421).
En tal sentido, tanto Susana Sastre y Gustavo Contepomi, ambos detenidos en el
centro clandestino de detención La Perla, en oportunidad de receptársele declaración
testimonial Sastre relató que ―también recuerdo al chico Nadra, adolescente, ...‖ y describe
detalladamente el lugar de alojamiento dentro de lo denominado ―La Cuadra‖, esto es en
―en la parte del medio de la cuadra, del lado del frente mío …‖ (fs. 3050). Igualmente
Contepomi, describe a Nadra como ―… un chico de 17 años de apellido ―Nadra‖, que fue
secuestrado con el tío, habían sido detenidos primero por la policía provincial, pero después
fueron llevados a La Perla‖ (fs. 5879).
Graciela Geuna confeccionó una ―lista de personas vistas en la perla pero que se
desconoce su nombre y apellido‖ en la que menciona en los puntos ―9- ―Franco‖ de la
Juventud Peronista –trasladado-Julio/76‖ y ―10-Tío de Franco –aproximadamente 47 años,
cabello oscuro, barba. Julio/76. Liberado‖ (fs. 3034vta.).
USO OFICIAL
c) Homicidio agravado: la prueba que ya fuere analizada, nos permite asegurar de
que Jorge Raúl Nadra luego de permanecer alojado en La Perla, fue ―trasladado‖ en uno de
los camiones que efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución
de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron su cuerpo.
Los testimonios tanto de Achával como Chazarreta, quienes luego de permanecer
unos quince días en el centro clandestino de detención mencionado, fueron liberados, al
decir del primero: ―… yo estuve unos quince días en La Perla … esto fue un día jueves, a
mi me secuestran un jueves, me trasladan a La Perla un jueves y me liberan un jueves. Yo
estuve en total detenido veintiún días.‖ (fs. 5408/vta.), indican que cuando fueron liberados,
continuaban cautivos, Budini, la novia de Budini. Alfredo Nadra, tío de Jorge, también fue
liberado en esa fecha, quien posteriormente comentó a la familia que hasta ese día estuvo
con su sobrino (fs. 11.678).
Tales aseveraciones nos llevan a concluir que primeramente fueron liberados
Achával, Chazarreta y el tío de Nadra, esto es el 5 de agosto de 1976, y que posteriormente
eliminaron a Jorge Nadra. A ello se suma que el ex detenido Piero di Monte, en
oportunidad de referirse al grupo de estudiantes adolescentes alojados en La Perla, entre los
que se encontraba Nadra, Budini, Liñeira, etc., recordó que en una ocasión –ante rumores
de fuga- ―… empezaron a entrar corriendo militares y gendarmes, empezaron a golpear …
ese mismo día vino un camión y y se empezó a llevar gente y entre ellos se llevaron a
todos los chicos del Belgrano, entre otras personas …‖ (fs. 2310vta.). Esto ocurrió a
principios del mes de agosto, luego del 5 de agosto, fecha en que reitero, fueron liberados
Achával y Chazarreta, quienes aseguran que continuaban cautivos, Budini, Montero (novia
de éste), es decir parte del grupo de lo que los detenidos denominaban ―Los del Manuel
Belgrano‖, en referencia a adolescentes estudiantes secundarios no sólo de ese colegio sino
de otros que participaban en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
243
Concluimos entonces que Jorge Raúl Nadra fue retirado de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, en los días sucesivos al 5 de
agosto, dentro de los treinta días de cautiverio.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
33)
HECHO NOMINADO TREINTA Y TRES
VICTIMA: Mercedes del Valle Ramírez
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: la prueba reunida en autos permite
tener por acreditado con el grado de probabilidad requerido en esta etapa del proceso que
el día 3 de julio de 1976, por un grupo de personas vestidas de civil y armados, que no se
identificaron, privaron ilegítimamente de la libertad a Mercedes del Valle Ramírez desde su
domicilio.
Sin dar mayores detalles, la madre de Mercedes Ramírez, Emma del Valle Agüero,
en oportunidad de efectuar la correspondiente denuncia ante Familiares de Desaparecidos y
Detenidos por Razones Políticas y presentar Habeas Corpus, todo lo cual obra (entre otras
gestiones realizadas) en Legajo de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación,
que se encuentra agregado en autos a fs. 11732/11752 y 6102/6122. Manifestó que supo por
vecinos que el día mencionado a las doce horas del mediodía, un grupo de personas
vestidas de civil y armadas, sacaron violentamente del domicilio a Mercedes del Valle
Ramírez encapuchada. Agregó que luego de ello, el mismo grupo armado se dirigió a su
domicilio, momentos en que ella se encontraba ausente del mismo y que al regresar al
mismo encontró su casa totalmente revuelta. Desde ese día 3 de julio de 1976 no volvió a
ver a sus hijos Mercedes y Antonio César, del que supone que al enterarse del secuestro de
su hermana y el allanamiento en el domicilio, no tuvo más contacto con la familia, siendo
posteriormente también secuestrado, encontrándose actualmente desaparecido.
Así también obra en autos la declaración testimonial de Guillermo Pablo Ensabella
(fs. 11753/11754), quien ofreció testimonio en relación al secuestro del hermano de
Mercedes, y dijo que la hermana de Antonio ―también militaba -refiriéndose a la UES- y
está desaparecida.‖ y la describe como muy parecida a su hermano y ―flaca‖. Agregó que
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
―por motivos de seguridad se le había recomendado que no se contactara con su familia
porque su casa ya estaba marcada después del secuestro de su hermana.‖ .
Las pruebas resultan concordantes respecto a que la víctima Mercedes Ramírez, una
vez aprehendida fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un
tiempo que no es posible determinar con exactitud pero que no superaría los treinta días. En
tal sentido coinciden los ex detenidos Gustavo Contepomi y Patricia Astelarra (fs. 11.764 y
4045/4061, respectivamente), como así también Graciela Geuna (fs. 3034vta.).
b) Imposición de tormentos agravados: las pruebas mencionadas también nos
permiten tener por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de
detención La Perla, Mercedes del Valle Ramírez, fue sometida a diversas torturas físicas y
psíquicas.
Gustavo Contepomi en su libro ―Sobrevivientes de La Perla‖, pág. 147, detalla una
lista de detenidos desaparecidos vistos con vida en el centro de detención mencionado,
entre los que se encuentra ―Ramírez, Jul. 76, mujer petiza, pelo oscuro.‖ (fs. 11.764).
La ex detenida Patricia Astelarra, en ocasión de efectuar declaración testimonial
USO OFICIAL
ante Embajada de la República Argentina en el Reino de España el 28/9/85
(fs.
4045/4061), recordó a Mercedes Ramírez: ―… muy joven, petisita, de pelo oscuro, …‖ (fs.
4049).
En tal sentido, también la testigo Graciela Geuna confeccionó una ―lista de personas
vistas en La Perla pero que se desconoce su nombre y apellido‖ en la cual en el décimo
quinto lugar ―hermana del anterior –estudiante secundaria, secuestrada el 8/ julio/76-UES
Trasladada‖, anteriormente menciona a Ramírez Federico, amigo de Walter Magallanes.
c) Homicidio agravado: se encuentra también acreditado que la víctima Ramírez,
luego de de permanecer alojada en La Perla, fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros,
desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron su cuerpo.
La única persona que menciona su traslado es Patricia Astelarra que refiere que
Ramírez fue trasladada en julio de 1976 (fs. 4049), aunque, los demás detenidos en La Perla
no puedan señalar con exactitud cuándo y/o con quiénes fue retirada de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento. Sólo puede afirmarse que de
la nombrada no se supo nada más en lo sucesivo.
En lo que respecta al período de tiempo probable de alojamiento de Mercedes del
Valle Ramírez en el centro clandestino de detención La Perla, es posible inferir que no se
habría extendido más allá de los treinta días, circunstancia ésta que se confirma con los
dichos de la testigo precedentemente citada que asegura que Ramírez fue retirada a fines
del mes de julio. Asimismo, en relación al tiempo probable de alojamiento, he de remitirme
a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c) tercer párrafo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
245
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
34)
HECHO NOMINADO TREINTA Y CUATRO
VICTIMA: Eduardo Daniel Budini
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: las pruebas colectadas y
analizadas, nos permiten asegurar que Eduardo Daniel Budini, fue privado ilegítimamente
de su libertad el día 6 de julio de 1976. María Emma Zeppa de Budini y Miguel Angel
Budini, padres y testigos del secuestro de su hijo Eduardo, contaron en oportunidad de
efectuar denuncia ante la CONADEP y presentar Habeas Corpus, los que obran en el legajo
CONADEP B 19, además de otras presentaciones ante diversos organismos -el que se
encuentra agregado a fs. 5374/5389 de autos-, que a primera hora de la madrugada un
grupo de personas vestidas de civil y armadas, que decían pertenecer al Ejército Argentino,
irrumpe en el domicilio sito en calle Rivadeo N° 1305 de esta ciudad de Córdoba, donde se
encontraba el matrimonio Budini Zeppa junto a sus tres hijos. En la oportunidad, el
matrimonio y sus dos hijos mayores fueron encerrados en una habitación, mientras se
llevaban al menor de sus hijos, Eduardo Daniel Budini, de 19 años de edad.
Asimismo, del memorando confeccionado por la Policía Federal Argentina, el cual
se encuentra agregado en fotocopia certificada a la presente en fs. 5551/52, fechado en el
mes de octubre de 1974 surge como hecho importante y trascendente un comunicado
emitido el 4 de ese mes y año por una agrupación estudiantil secundaria denominada ―Lista
Nacional‖, informando quiénes lo integran y entre ellos figura Eduardo Budini como
Secretario de Prensa. Es decir que Budini ya estaba identificado por las fuerzas de
seguridad, desde hacía tiempo.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Budini, una
vez aprehendida, fue primeramente trasladada y alojada en el centro clandestino de
detención ubicado en la Localidad de Pilar, en proximidades de esta ciudad, sede de
actuación de los integrantes del Departamento de Informaciones de la Policía de la
Provincia, en donde permaneció cautivo hasta el 22 de julio, tiempo durante el cual fue
sometido a diversas torturas físicas y psíquicas, para ser posteriormente llevada y alojada en
el centro clandestino de detención La Perla, en donde permaneció cautivo por un término
que no es posible determinar con exactitud pero que podría ubicarse con seguridad en los
días sucesivos al 5 de agosto de ese mismo año. En tal sentido coinciden los testigos
Fernando Achával (fs. 5404/5410), Roger Edgardo Chazarreta (fs. 5415/5421), Piero Di
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1810-2010
Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs. 2993/3039), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061),
Susana Sastre (fs. 3044/3053), Gustavo Contepomi (fs. 5863/91), Horacio Dottori (fs.
5715/5722) y Carlos Alberto Pussetto (fs. 5302/5326).
b) Imposición de tormentos agravados: surge también del material probatorio que
Eduardo Budini, una vez aprehendido fue alojado primeramente, en dependencias de la
Policía de la Provincia en la localidad de Pilar, hasta el 22 de julio de 1976, en donde fue
sometido a diversas torturas físicas y psíquicas. Posteriormente fue conducido y alojado en
el centro clandestino de detención La Perla, en donde también fue sometido a fuertes
torturas físicas y psíquicas.
En tal sentido, Achával, en oportunidad de brindar declaración testimonial, relató
que fue detenido el 15 de julio de 1976, que fue alojado en un lugar que posteriormente
supo que era un destacamento policial en la localidad de Pilar, que allí estuvo con Eduardo
Budini, Fernando Nadra, su tío, y Chazarreta, refiriéndose textualmente ―que Budini era de
mi barrio y yo lo conocía porque además fuimos compañeros …. A Budini lo veo detenido
en Pilar y el me cuenta que me habían estado siguiendo y que él mismo había marcado mi
USO OFICIAL
casa que a él le pedían que marcara gente que también militaba y él marcó a los delegados
del centro de estudiantes …‖.
También relató que mientras permaneció ilegalmente detenido en Pilar fue sometido
a torturas tales como ―golpes de puño en el estómago, mojarrita, me ponían la cabeza en un
tacho de agua hasta que se nos ponía morado el dedo gordo del pie, nos colocaban una
bolsa de nylón en la cabeza, simulacros de fusilamiento, otra vez dispararon cerca de mi
oído … me torturaban una vez o dos veces por día…‖.
El mismo testigo Achával, en la ocasión afirmó que luego de una semana fue
trasladado junto a Budini y Chazarreta a La Perla –llegó a Pilar un jueves y al otro jueves
lo trasladan a La Perla- , es decir el 22 de julio ( fs. 5404/5410).
Conteste con lo relatado recientemente fue el testigo fue Roger Chazarreta, cuya
declaración testimonial se encuentra a fs. 5415/5421, agregando que también se encontraba
en La Perla Jorge Nadra y su tío Alfredo Nadra.
Así también, del cúmulo probatorio se concluye que luego de unos días en Pilar, el
22 de julio Budini fue trasladado y alojado finalmente en La Perla.
Asimismo, los detenidos Piero Di Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs.
2993/3039), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Susana Sastre (fs. 3044/3053), Gustavo
Contepomi (fs. 5863/91) y Horacio Dottori (fs. 5715/5722) son contestes en afirmar en sus
respectivas declaraciones testimoniales, que en el centro clandestino de detención La Perla,
estaba un grupo de chicos estudiantes, delegados de colegios secundarios, algunos del
Colegio Manuel Belgrano, recordando a Eduardo Budini -entre otros, Liñeira, Huzinker,
Nadra, etc.-, coinciden en que por su edad eran infantiles, se reían, jugaban en las ducha,
sin comprender la magnitud de la situación que estaban atravesando, reiterando estos
testigos que ―rompían la disciplina constantemente‖ dijo Geuna. Textualmente, en el libro
escrito por Gustavo Contepomi ―Sobrevivientes de La Perla‖ página 73 cuenta ―no se
247
adaptaban a las reglas del juego, se levantaban las vendas por lo que eran severamente
reprendidos por los gendarmes de la guardia. … Se acusaba a los adolescentes del delito de
participar ‗en política‘.‖ (fs. 11755/11769).
La ex detenida Geuna, al recordar a Eduardo Budini, dijo que éste estaba junto a su
novia, Mirta Montero (fs. 3010/3010vta.), también la testigo y ex detenida Susana Sastre,
relató que si bien recuerda a un grupo de estudiantes secundarios ―… no recuerdo bien el
nombre de cada uno …‖ aunque recuerda a una chica estudiante secundaria que estaba
detenida con su novio, conjeturando que se trata de Eduardo Budini y Mirta Montero (fs.
3050).
El testigo Achával, recordó también que ―… a Budini lo torturaron, lo llevaron a
marcar varias veces …‖ añadiendo que también se encontraba la novia de éste ―una chica
morocha muy linda‖ (fs. 5408), aunque es el testimonio de Piero di Monte el que resulta
conmovedor cuando recuerda que uno de estos adolescentes, individualizando a Budini, fue
golpeado fuertemente en la cabeza, tan es así que una de las oficinas quedó manchada con
su sangre durante un largo tiempo, luego se la vendaron y se reían de él (fs. 2311 y 2316).
Graciela Geuna, en su testimonio-denuncia, realizado por escrito y que luego fuera
ratificado judicialmente (fs. 2993/3039), en referencia a uno de los integrantes del Grupo de
Operaciones Especiales, Sargento Hugo Herrera, agregó que ―… en julio de 1976 persiguió
adentro a una parejita de adolescentes que eran novios, y querían estar al menos, uno cerca
del otro. Se trataba de Daniel Budini y ―Mimí‖ Montero. Herrera siempre daba órdenes a
Gendarmería para que los pusiera lejos y como una vez Daniel consiguió que un gendarme
lo autorizara a poner su colchoneta a un metro de la colchoneta de Mimí, la emprendió a
patadas con Daniel para vengarse.
Asimismo, Carlos Pussetto, también ex detenido, lo incluye en un listado
confeccionado de las personas que supo por testimonios de otros detenidos que estuvieron
en La Perla (fs. 5313).
c) Homicidio agravado: la prueba ya analizada, nos permite asegurar de que
Eduardo Daniel Budini luego de haber permanecido en el centro clandestino de detención
La Perla, fue ―trasladado‖ junto a los otros adolescentes estudiantes en uno de los camiones
que efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los
prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos.
Son las testigos Graciela Geuna (fs. 3030vta) y Patricia Astelarra (fs. 4050) quienes
aseguran que Budini (junto a sus compañeros) estuvo en el Centro Clandestino de
Detención La Perla hasta fines de julio o principio de agosto (Geuna), y entre los meses de
julio y septiembre (Astelarra), aunque coinciden con éstas los demás testimonios brindados
que fue trasladado junto a su novia Mirta Montero apodada ―Mimí‖ y el resto de los
adolescentes estudiantes. Escribió Contepomi: ―trasladaron a todos en el camión‖ –
―Sobrevivientes de La Perla‖ pág. 73-( fs. 11762vta.), Piero di Monte dijo: ―… ese mismo
día vino un camión, se empezó a llevar gente y entre ellos se llevaron a todos los chicos del
Belgrano …‖ (fs.2310vta.).
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Año del Bicentenario
1810-2010
También son contestes los ex detenidos en contar que los represores -mencionando a
López, Romero, Barreiro y un tal ―Cura‖ (en referencia a González)- realizaban
manifestaciones como ―les vendría muy bien aprender disciplina‖ (fs. 3010), ―mejor era
matarlos de pichones‖ (fs. 3010vta.), ―a estos hay que eliminarlos antes de que crezcan y se
hagan guerrilleros‖ (fs. 5718), ―hay que matarlos a todos porque eran la semilla del mal‖
(fs. 4050), expresiones éstas que no significaban otra cosa que no sea la eliminación de los
mismos.
En sus respectivos testimonios tanto de Achával como Chazarreta, quienes luego de
permanecer unos quince días en el centro clandestino de detención mencionado, fueron
liberados, al decir del primero: ―… yo estuve unos quince días en La Perla … esto fue un
día jueves, a mi me secuestran un jueves, me trasladan a La Perla un jueves y me liberan un
jueves. Yo estuve en total detenido veintiún días.‖ (fs. 5408/vta.), indican que cuando
fueron liberados- esto es el 5 de agosto- continuaban cautivos, Budini y la novia de Budini.
Tales aseveraciones más lo relatado por el ex detenido Piero di Monte, en
oportunidad de referirse al grupo de estudiantes adolescentes alojados en La Perla, entre los
USO OFICIAL
que se encontraba Nadra, Budini, Liñeira, etc., recordó que en una ocasión –ante rumores
de fuga- ―… empezaron a entrar corriendo militares y gendarmes, empezaron a golpear …
ese mismo día vino un camión y y se empezó a llevar gente y entre ellos se llearon a todos
los chicos del Belgrano, entre otras personas …‖ (fs. 2310vta.), nos lleva a pensar que esto
ocurrió a principios del mes de agosto, en los días sucesivos al 5 de agosto, y no más allá de
treinta días de cautiverio, fecha en que reitero, fueron liberados Achával y Chazarreta,
quienes aseguran que continuaban cautivos, Budini, Montero (novia de éste), es decir parte
del grupo de lo que los detenidos denominaban ―Los del Manuel Belgrano‖, en referencia a
adolescentes estudiantes secundarios no sólo de ese colegio sino de otros que participaban
en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
Concluimos entonces que Eduardo Daniel Budini fue retirado de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, en los días sucesivos al 5 de
agosto.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
249
35)
HECHO NOMINADO TREINTA Y CINCO
VICTIMAS: Alfredo Gargaro y Alejandro Gargaro
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: de las pruebas arrimadas a estas
actuaciones quedan suficientemente demostrado que Alfredo Gargaro, alias ―Vaca‖ y
Alejandro Gargaro, ―Wimpi‖, fueron privados ilegítimamente de su libertad el día 7 de
julio de 1976 desde su domicilio.
Así, su madre Martha Teresa Rucci de Gargaro, efectuó la correspondiente denuncia
policial y ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, la que consta en el
Legajo CONADEP G1, agregado a fs. 4216/4218, en la que describió que siendo la 1 o
1:30 horas de la madrugada del día 7 de julio de 2010, un grupo de personas que dijeron ser
de la Policía Federal, vestidas de civil y armadas, irrumpieron violentamente en el
domicilio de la familia, amenazando a los moradores. Luego de requisar minuciosamente la
casa, se llevaron a Alfredo y Alejandro en automóviles que no pudieron visualizar modelo
y marca.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que las víctimas Alfredo y
Alejandro, una vez aprehendidas, fueron trasladadas y alojadas en el centro clandestino de
detención La Perla, en donde permanecieron cautivas por un término que no es posible
determinar con exactitud pero que se ubica con seguridad en los días sucesivos al 5 de
agosto de ese mismo año. En tal sentido coinciden los testigos Roger Edgardo Chazarreta
(fs. 5415/54210), Graciela Geuna (fs. 2993/3039), Gustavo Contepomi (fs. 5863/91),
Margarita Sastre (fs. 3044/3053) y Carlos Pussetto (fs. 5302/5326).
b) Imposición de tormentos agravados: de las pruebas mencionadas surge
también que los hermanos Gargaro, durante el tiempo de permanencia en La Perla fueron
sometidos a fuertes torturas tanto físicas como psíquicas.
El testigo Roger Chazarreta, en oportunidad de brindar declaración testimonial,
contó que cuando estuvo ilegalmente detenido en La Perla, pudo comunicarse con dos
hermanos, a quienes describió como pelirrojo al menor y rubio al mayor, ambos altos de
contextura física grande, que eran de Barrio General Bustos y que estaban juntos, uno al
lado del otro. Que también dijeron que el mayor estudiaba Ciencias Económicas y en la
escuela Cristo Rey el otro. Recordó también el testigo que ambos ―… habían sido
picaneados, pero ya estaban recuperándose…‖ (fs. 5418vta.), aunque cuando recordó a otro
detenido –Requena- que estaba muy mal físicamente, agregó ―… también los hermanos
Gargaro …‖ (fs. 5419).
Las testigos y ex detenidas Graciela Geuna y Margarita Sastre, en ocasión de ofrecer
testimonio (fs. 3010 y 3050, respectivamente), al recordar el secuestro de estudiantes
adolescentes, alguno de ellos de colegios secundarios, nombran entre otros a ―Wimpi‖,
incluyéndolo, la primera, junto a su hermano en una lista confeccionada ―de personas vistas
en La Perla pero que se desconoce su nombre y apellido‖: ―Vaca‖ –junio de 1976estudiante de Ciencias Económicas de la UNC., alto, rubio, morrudo, 22 año aprox.‖ y
―Wimpi‖ –junio de 1976- hermano del anterior, 19 años aproximadamente, estudiante
250
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
secundario, también tez blanca, grandote, morrudo, podrían ser hijos únicos. Secuestrados
juntos en su domicilio, traslado.‖ (fs. 3035). Sastre, por su parte agrega que vio a los dos
hermanos, que estaban muy mal físicamente por la tortura, aunque después se fueron
reponiendo, que ―Wimpi‖ era más callado, mientras que su hermano ―Vaca‖ se movía más,
éste estuvo como dos meses, en tanto que Wimpi estuvo menos tiempo.
Asimismo, Carlos Pussetto, también ex detenido, incluye en un listado
confeccionado de las personas que supo por testimonios de otros detenidos que estuvieron
en La Perla (fs. 5313) a ―Vaca‖ (DOS HERMANOS)‖.
c) Homicidio: las pruebas citadas anteriormente acreditan que ambas víctimas,
luego de haber permanecido en el centro clandestino de detención La Perla, fueron
―trasladados‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no significaban
otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde
ocultaron sus cuerpos.
El testimonio de Achával, quien luego de permanecer unos quince días en el centro
clandestino de detención mencionado, fue liberado junto a Roger Chazarreta, indica que
USO OFICIAL
esto ocurrió el 5 de agosto de 1976, pues dijo: ―… yo estuve unos quince días en La Perla
… esto fue un día jueves, a mi me secuestran un jueves, me trasladan a La Perla un jueves y
me liberan un jueves. Yo estuve en total detenido veintiún días.‖ (fs. 5408/vta.).
Asegurando, por su parte Roger Chazarreta que cuando fue liberado, continuaban cautivos,
Budini, la novia de Budini, los hermanos Gargaro y Montañez (fs. 5419).
Concluímos entonces que Alfredo y Alejandro Gargaron fueron retirados de la
cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, a principios
del mes de agosto, luego del 5 y en los días inmediatamente posteriores, fecha en que Roger
Chazarreta, detenido en La Perla y liberado el 5 de agosto de 1976, dijo que éstos aún
estaban en ese centro de detención.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
36)
HECHO NOMINADO TREINTA Y SEIS
VICTIMA: Oscar Andrés Liñeira
251
a) Privación Ilegítima de la libertad de Oscar Andrés Liñeira: de la prueba
reunida en autos surge con seguridad que Oscar Andrés Liñeira, apodado Marcos, fue
privado ilegítimamente de su libertad el día 8 de julio de 1976 entre las 8:30 y 9 horas
aproximadamente en su lugar de trabajo, esto es en la cerrajería ―Don Pancho‖, ubicada en
calle La Rioja N° 169 de esta ciudad. Su madre Isolda Elba Sosa de Liñeira, en oportunidad
de efectuar denuncia ante la CONADEP y presentar Habeas Corpus (los que obran en el
legajo CONADEP L 13, además de otras presentaciones ante diversos organismos, el que
se encuentra agregado a fs. 4219/4243 y repetidamente a fs. 5438/64), como así también en
su declaración judicial, relata que a las 8:40 horas del día 8 de julio, estando acompañada
por una vecina María Rosa Sonzanski y uno de sus hijos, unos seis hombres fuertemente
armados que se movilizaban en dos vehículos –Ford Taunus y Peugeot de color blancoirrumpen violentamente en el domicilio familiar sito en calle Campillo (o) 675, requisan la
vivienda y al ver una fotografía preguntan de quién se trataba, respondiendo que era su hijo
Oscar, ante lo cual manifiestan que lo estaban buscando, ésta dice que se encuentra en su
trabajo, indicándoles la dirección. Tres de ellos, van a buscar a Oscar al lugar indicado,
mientras el resto se queda en la vivienda. Registran la vivienda llevándose la foto citada y
unas tarjetas de su hijo. Luego de casi una hora, regresan a buscarlos y se retiran corriendo.
Agrega la madre de la víctima en su relato, que mientras estuvieron esperando estas
tres personas, las invitó con café oportunidad en la cual les preguntó porqué buscaban a
Oscar, respondiendo que simplemente querían realizar algunas averiguaciones e
identificarlo. Asimismo, uno de ellos le manifestó que estaba cansado que desde las
veintidós horas de la noche anterior estaban realizando requisas y llevando gente. r
antecedentes. Cuenta también respecto a todas las gestiones, trámites y entrevistas que
efectuó a fin de dar con alguna noticia de su hijo.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Liñeira, una
vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un
término que no se puede establecer con exactitud pero que se ubica seguramente en los días
sucesivos al 5 de agosto de ese mismo año. En tal sentido coinciden los testigos Roger
Edgardo Chazarreta (fs. 5415/5423), Piero Di Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs.
2993/3039), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Andrés Eduardo Remondegui (fs.
4370/4373), Carlos Pusetto (fs. 5304/5326), Ana Beatriz Iliovich (fs. 5412/13) y Horacio
Dottori (fs. 5715/5722).
b) Imposición de tormentos agravados: asimismo, surge también del material
probatorio que Oscar Andrés Liñeira, durante su permanencia en el centro clandestino de
detención de La Perla fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas.
En efecto, quienes brindaron declaración testimonial tales como Piero Di Monte (fs.
2307/2318), Graciela Geuna (fs. 2993/3039), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Andrés
Eduardo Remondegui (fs. 4370/4373), Carlos Pusetto (fs. 5304/5326), Ana Beatriz Iliovich
(fs. 5412/13) son contestes en afirmar en sus respectivas declaraciones testimoniales, que
en el centro clandestino de detención La Perla, estaba un grupo de chicos estudiantes,
252
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
delegados de colegios secundarios, algunos del Colegio Manuel Belgrano, recordando a
Liñeira -entre otros, Budini, Huzinker, Nadra, etc.-, coinciden en que por su edad eran
infantiles, se reían, jugaban en las ducha, sin comprender la magnitud de la situación que
estaban atravesando, reiterando estos testigos que ―rompían la disciplina constantemente‖
dijo Geuna. Textualmente, en el libro escrito por Gustavo Contepomi ―Sobrevivientes de
La Perla‖ página 73 cuenta ―no se adaptaban a las reglas del juego, se levantaban las
vendas por lo que eran severamente reprendidos por los gendarmes de la guardia. … Se
acusaba a los adolescentes del delito de participar ‗en política‘.‖ (fs. 11755/11769).
También coincidieron en la descripción física del mismo, siendo Astelarra e Iliovich
quienes ubican a Liñeira en la cuadra sentado al lado de la primera y frente a Iliovich.
Roger Edgardo Chazarreta, en cuyo testimonio cuenta que estuvo con Liñeira en La
Perla y que éste le comentó respecto a su secuestro, también que había sido torturado, y que
había dicho a sus captores que la detención de Chazarreta era injusta y que no participaba
en ninguna organización (fs. 5415/5423).
El relato más elocuente es el de Piero di Monte, quien lo recuerda especialmente
USO OFICIAL
pues estuvo a su lado en un momento del cautiverio: ―… me contó la historia que tenía con
una chica de la que estaba enamorado, con la que no había podido lograr concretar una
relación, le tenia que decir que la quería …‖. Agrega el testigo que ante el comentario de un
intento de fuga, irrumpieron los represores en la cuadra, los empujaron, golpearon y los
apuntaron con armas, momento en que Oscar le dijo a Piero ―yo tengo miedo, pero quería
terminar de contar mi historia, nunca hice el amor‖ (fs 2310vta.).
Asimismo, tanto Carlos Pussetto, Graciela Geuna y Horacio Dottori, lo incluyen en
sendos listados confeccionados por ellos, de personas que estuvieron en La Perla, y que
supieron de ello ya sea por testimonios de otros detenidos, el primero (fs. 5313) o porque lo
vieron personalmente, Geuna (fs. 3032) y Dottori (fs. 5721).
c) Homicidio agravado: la prueba aportada y analizada, permite afirmar de que
Oscar Andrés Liñeira luego permanecer cautivo, fue ―trasladado‖ en uno de los camiones
que efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los
prisioneros.
Es la testigo Patricia Astelarra (fs. 4049/50) quien relata primeramente, que el grupo
de estudiantes secundarios en el que estaba Liñeira fue trasladado entre los meses de julio
y septiembre de 1976 (sin poder precisar cuándo), luego precisa que como represalia por un
atentado ocurrido en la ciudad de Córdoba, lo trasladan ―… el Capitán González lo hizo
trasladar en el camión en agosto de mil novecientos setenta y seis‖.
Así también en el libro ―Los sobrevivientes de La Perla‖ cuya autoría le
corresponde a los ex detenidos Gustavo Contepomi y Patricia Astelarra, en la páginas 52
del mismo menciona la relación que guardó Contepomi con Liñeira y que en agosto del año
1976 Oscar fue trasladado por orden del capitán Gonzáles (a) ―Juan XXIII‖ (fs. 5568).
Piero di Monte al relatar respecto a ―Marcos Liñeira‖ cuenta que ese mismo día en
que se rumoreaba sobre un intento de fuga e irrumpieron los represores en la cuadra, ―vino
253
un camión y se empezó a llevar gente y entre ellos se llevaron a todos los chicos del
Belgrano, entre otras personas.‖ (fs. 2310vta.).
En el listado confeccionado por Horacio Dottori, al mencionarlo a Liñeira añade ―…
muerto 1976 agosto‖.
También son contestes los ex detenidos en contar que los represores -mencionando a
López, Romero, Barreiro y un tal ―Cura‖ (en referencia a González)- realizaban
manifestaciones como ―les vendría muy bien aprender disciplina‖ (fs. 3010), ―mejor era
matarlos de pichones‖ (fs. 3010vta.), ―a estos hay que eliminarlos antes de que crezcan y se
hagan guerrilleros‖ (fs. 5718), ―hay que matarlos a todos porque eran la semilla del mal‖
(fs. 4050), expresiones éstas que no significaban otra cosa que no sea la eliminación de los
mismos.
En sus respectivos testimonios tanto de Achával como Chazarreta, quienes luego de
permanecer unos quince días en el centro clandestino de detención mencionado, fueron
liberados, al decir del primero: ―… yo estuve unos quince días en La Perla … esto fue un
día jueves, a mi me secuestran un jueves, me trasladan a La Perla un jueves y me liberan un
jueves. Yo estuve en total detenido veintiún días.‖ (fs. 5408/vta.), indican que cuando
fueron liberados- esto es el 5 de agosto- continuaban cautivos, Budini y la novia de Budini.
Tales aseveraciones más lo relatado -y antes expuesto- por el ex detenido Piero di
Monte, en oportunidad de referirse al grupo de estudiantes adolescentes alojados en La
Perla, entre los que se encontraba Nadra, Budini, Liñeira, etc., en cuanto a que se llevaron
a ―todos los chicos del Belgrano, entre otras personas …‖ (fs. 2310vta.), nos lleva a pensar
que esto ocurrió a principios del mes de agosto, en los días sucesivos al 5, luego de no más
de treinta días de cautiverio, fecha en que reitero, fueron liberados Achával y Chazarreta,
quienes aseguran que continuaban cautivos, Budini, Montero (novia de éste) , es decir parte
del grupo de lo que los detenidos denominaban ―Los del Manuel Belgrano‖, en referencia a
adolescentes estudiantes secundarios no sólo de ese colegio sino de otros que participaban
en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
Concluimos entonces que Oscar Andrés Leiñeira fue retirado de la cuadra para su
―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, con seguridad en los días
inmediatos al 5 de agosto de 1976.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
254
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
37)
HECHO NOMINADO TREINTA Y SIETE
VICTIMA: Mirta Liliana Montero
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: Las pruebas obrantes en la
presente causa nos permiten considerar demostrado que Mirta Liliana Montero, estudiante
de medicina de la UNC, fue privada ilegítimamente de su libertad el día 8 de julio de 1976
a las 6 de la mañana aproximadamente de su domicilio, sito en calle Rincón N° 1347 de
Barrio Pueyrredón de esta ciudad, en momentos en que se hallaba con su familia
descansando, por un grupo de cinco a siete personas armadas, vestidas de civil, que
manifestaron ser policías, aunque no se identificaron, llevándose también el documento de
la misma. Alberto Fernando Montero, padre de la víctima, relató lo antes expuesto en
oportunidad de efectuar numerosas denuncias ante organismos internacionales tales como
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ONU, y Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas y Habeas Corpus presentado, todo lo cual obra en el Legajo
USO OFICIAL
CONADEP M16, agregado en autos a fs. 4244/4261. Esto es, a pesar que la señora Fiscal
Federal en el requerimiento de instrucción ubica como fecha de detención de Montero el 1
de junio de 1976, de las pruebas citadas surge que efectivamente esto ocurrió el 8 de julio
de 1976.
Asimismo, si bien su padre denuncia que su hija Mirta habría sido llevada primera
mente a otro centro clandestino de detención como el Departamento de Informaciones de la
Policía de la Provincia (D2), lo cierto es que de haber pasado por otro centro de dentición
antes de ser alojada en La Perla, lo más probable haya sido que sea llevada al LRD de
―Pilar‖, sede también de actuación del personal policial adscripto al D2, todo ello siguiendo
una línea especulativa, relacionada con el periplo realizado por su novio o compañero
Eduardo Budini, quien previo alojamiento en La Perla pasó unos días en ―Pilar‖. Ahora
bien, éstas son sólo meras especulaciones, pues no existe elemento alguno que indique que
Mirta Montero permaneció cautiva en algún otro centro clandestino de detención que no
fuera La Perla.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Montero,
una vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un
período de tiempo que no se puede establecer con exactitud
pero que se ubica con
seguridad en los días sucesivos al 5 de agosto de ese mismo año. En tal sentido coinciden
los testigos Graciela Geuna (fs. 2993/3039), Susana Sastre (fs. 3044/3053), Horacio Dottori
(fs. 5715/5722), Piero Di Monte (fs. 2307/2318), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061),
Gustavo Contepomi (fs. 5863/91) y Fernando Achával (5404/5409).
b) Imposición de tormentos agravados: surge también del material probatorio que
Mirta Montero, una vez aprehendida y alojada en La Perla fue sometida a diversas torturas
físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los prisiones allí cautivos. Es recordada
dentro de ese centro clandestino de detención con su apodo ―Mimí‖ y junto a los
255
estudiantes adolescentes del secundario o primer año del ciclo universitario, pues Mirta era
novia de Eduardo Budini, según los testimonios brindados, y éste a su vez era parte del
grupo de estudiantes ―los del Manuel Belgrano‖ como los reconocen los ex detenidos, a
pesar de que afirman que dentro del mismo había estudiantes de otros colegios.
Así, la ex detenida Geuna, al recordar a Mirta Montero, dijo que ésta estaba junto a
su novio, Budini (fs. 3010/3010vta.), incluyéndola también en un listado confeccionado por
ella respecto de las personas que vio en ese centro de detención (fs. 3032vta.). También son
contestes los testigos y ex detenidos Susana Sastre y Fernando Achával, quienes relataron
que si bien recuerda a un grupo de estudiantes secundarios ―… no recuerdo bien el nombre
de cada uno …‖ aunque recuerda a una chica estudiante secundaria que estaba detenida con
su novio, conjeturando que se trata de Eduardo Budini y Mirta Montero (Susana Sastre fs.
3050), mientras que Achával dijo: ―también había una chica morocha muy linda que era
novia de Budini, una guardia los dejó que estuvieran juntos ellos dos, esa chica era más
grande que nosotros.‖ (fs. 5409).
Graciela Geuna, en su testimonio-denuncia, realizado por escrito y que luego fuera
ratificado judicialmente (fs. 2993/3039), en referencia a uno de los integrantes del Grupo de
Operaciones Especiales, Sargento Hugo Herrera, agregó que ―… en julio de 1976 persiguió
adentro a una parejita de adolescentes que eran novios, y querían estar al menos, uno cerca
del otro. Se trataba de Daniel Budini y ―Mimí‖ Montero. Herrera siempre daba órdenes a
Gendarmería para que los pusiera lejos y como una vez Daniel consiguió que un gendarme
lo autorizara a poner su colchoneta a un metro de la colchoneta de Mimí, la emprendió a
patadas con Daniel para vengarse. Era ―celoso‖ de las prisioneras …‖ (fs. 3024).
El ex detenido Horacio Dottori también incluye a Montero en un listado
confeccionado por él de personas que vio en La Perla, agregando además que la misma fue
muerta en ―… 1976 Agosto‖ (fs. 5721).
Asimismo, los detenidos Piero Di Monte (fs. 2307/2318), Graciela Geuna (fs.
2993/3039), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Susana Sastre (fs. 3044/3053), Gustavo
Contepomi (fs. 5863/91) y Horacio Dottori (fs. 5715/5722) son contestes en afirmar en sus
respectivas declaraciones testimoniales, que en el centro clandestino de detención La Perla,
estaba un grupo de chicos estudiantes, delegados de colegios secundarios, algunos del
Colegio Manuel Belgrano, coinciden en que por su edad eran infantiles, se reían, jugaban
en las ducha, sin comprender la magnitud de la situación que estaban atravesando,
reiterando estos testigos que ―rompían la disciplina constantemente‖ dijo Geuna.
Textualmente, en el libro escrito por Gustavo Contepomi ―Sobrevivientes de La Perla‖
página 73 cuenta ―no se adaptaban a las reglas del juego, se levantaban las vendas por lo
que eran severamente reprendidos por los gendarmes de la guardia. … Se acusaba a los
adolescentes del delito de participar ‗en política‘.‖ (fs. 11755/11769).
c) Homicidio agravado: la prueba ya analizada, nos permite asegurar de que Mirta
Liliana Montero luego de permanecer cautiva en el centro clandestino de detención La
Perla, fue ―trasladada‖ junto a los otros adolescentes estudiantes en uno de los camiones
256
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
que efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los
prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos.
En tal sentido, la testigo Graciela Geuna (fs. 3030vta) y Patricia Astelarra (fs. 4050),
quienes aseguran que Montero (junto a Budini) estuvo en el Centro Clandestino de
Detención La Perla hasta fines de julio o principio de agosto (Geuna) y entre los meses de
julio y septiembre (Astelarra), coincidiendo éstas los demás testimonios brindados, en que
fue trasladada junto a su novio Eduado Daniel Budini y el resto de los adolescentes
estudiantes. Escribió Contepomi: ―trasladaron a todos en el camión‖ –―Sobrevivientes de
La Perla‖ pág. 73-( fs. 11762vta.), Piero di Monte dijo: ―… ese mismo día vino un camión,
se empezó a llevar gente y entre ellos se llevaron a todos los chicos del Belgrano …‖
(fs.2310vta.).
También son contestes los ex detenidos en contar que los represores -mencionando a
López, Romero, Barreiro y un tal ―Cura‖ (en referencia a González)- realizaban
manifestaciones como ―les vendría muy bien aprender disciplina‖ (fs. 3010), ―mejor era
matarlos de pichones‖ (fs. 3010vta.), ―a estos hay que eliminarlos antes de que crezcan y se
USO OFICIAL
hagan guerrilleros‖ (fs. 5718), expresiones éstas que no significaban otra cosa que no sea
la eliminación de los mismos.
Horacio Dottori cuando incluye a Montero en un listado confeccionado por él de
personas que vio en La Perla, agrega además que la misma fue muerta en ―… 1976 Agosto‖
(fs. 5721).
El testigo Fernando Achával, quien luego de permanecer unos quince días en el
centro clandestino de detención mencionado, fue liberado el 5 de agosto de 1976, dijo: ―…
yo estuve unos quince días en La Perla … esto fue un día jueves, a mi me secuestran un
jueves, me trasladan a La Perla un jueves y me liberan un jueves. Yo estuve en total
detenido veintiún días.‖ (fs. 5408/vta.), ―… cuando a mí me soltaron la novia de Budini
continuaba allí‖ (fs. 5409).
Tales aseveraciones, más lo manifestado por el ex detenido Piero di Monte, en
oportunidad de referirse al grupo de estudiantes adolescentes alojados en La Perla, entre los
que se encontraba la víctima Montero, Nadra, Budini, Liñeira, etc., recordó que en una
ocasión –ante rumores de fuga- ―… empezaron a entrar corriendo militares y gendarmes,
empezaron a golpear … ese mismo día vino un camión y y se empezó a llevar gente y
entre ellos se llearon a todos los chicos del Belgrano, entre otras personas …‖ (fs.
2310vta.), nos lleva a pensar que esto ocurrió a principios del mes de agosto, en los días
inmediatos posteriores al 5, luego de no más de treinta días de cautiverio, fecha en que
reitero, fue liberado Achával, quien aseguró que continuaban cautivos, Budini, Montero
(novia de éste), es decir parte del grupo de lo que los detenidos denominaban ―Los del
Manuel Belgrano‖, en referencia a adolescentes estudiantes secundarios no sólo de ese
colegio sino de otros que participaban en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
257
Concluimos entonces que Montero fue retirada de la cuadra para su ―traslado‖,
eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, se puede establecer con que tal
circunstancia aconteció en los días sucesivos al 5 de agosto de 1976.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
38)
HECHO NOMINADO TREINTA Y OCHO
VICTIMA: Reinaldo Lázaro Saenz
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos
agravados y homicidio agravado: el material probatorio reunido en autos permite
aseverar que el día 14 de julio de 1976 siendo las 3:30 de la madrugada, un grupo de tres
personas armadas, que dijeron ser policías pero que no se identificaron, y que se
movilizaban en un automóvil, irrumpieron en el domicilio de calle 14 N° 1054 de Barrio
Villa Revol de esta ciudad, preguntaron a los moradores por Reinaldo Lázaro Saenz Bernal,
de nacionalidad boliviana, empleado de Goma Pons SCA, a quien procedieron a privarlo
ilegítimamente de su libertad, vestido simplemente con ropa interior. Tal descripción fue
realizada por Cosme Bernal, primo de la víctima, al efectuar la correspondiente denuncia
ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, la que junto a otras gestiones
realizadas por familiares del nombrado, se encuentra en el Legajo CONADEP S4 obrante a
fs. 4377/4387.
Si bien la prueba es escasa, aunque no por ello inconsistente, la única testigo que
acredita que Saenz Bernal, una vez aprehendido, fue trasladado y alojado en el centro
clandestino y que durante su permanencia allí fue sometido a diversas torturas físicas y
psíquicas, tal como ocurría con todos los prisioneros, con el fin de extraerle información en
relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o agrupaciones cuya
eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas Armadas y de Seguridad, es Ana
Beatriz Iliovich, quien aportó un manuscrito confeccionado por ella misma, contenido en el
legajo CONADEP n° C7530 (fs. 11.497/11.514 y 11.928/30), en el que consta el nombre de
―… 32) Reynaldo Sanz (a) Bolivia –contacto del PRT – Det. en jun. 76‖.
Del mismo modo, se encuentra acreditado que Saenz Bernal, luego de permanecer
en LRD La perla, fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta
estos días dónde ocultaron su cuerpo.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Reinaldo Saenz
Bernal en el centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de
los treinta días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar
denominado DOCE punto c) tercer párrafo. Lo que si puede afirmarse es que del nombrado
no se supo más nada en lo sucesivo.
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
USO OFICIAL
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
39)
HECHO NOMINADO TREINTA Y NUEVE
VICTIMA: Juan Carlos Montañez
a) Privación ilegítima de la libertad agravada e imposición de tormentos
agravados: la prueba recaba en estas actuaciones, si bien no es abundante, sí es
contundente y suficiente para esta etapa del proceso para acreditar los hechos que son
materia de investigación.
Así, el día 16 de julio de 1976, a las 3:00 horas aproximadamente de la madrugada,
un grupo de seis personas aproximadamente, armadas llaman a la puerta del domicilio sito
en calle San Martín N° 135 de Barrio Yofre Norte de esta ciudad, siendo atendidos por Juan
Carlos Montañez. Ingresa el grupo a la casa, toma las habitaciones en las que se
encontraban el resto de la familia, les cubren la cabeza, piden que Juan Carlos se vista y lo
retiran de su hogar, llevándose unos cables y cuchillos de la casa. Circunstancias estas
descriptas por una de las hijas de Montañez, Alicia Graciela Montañez, testimonio que se
encuentra agregado en autos a fs. 5694/95. Agregó la testigo que Juan Carlos Montañez era
empleada empleado gráfico, trabajaba en la imprenta Graziani, además se había
desempeñado en el Diario Los Principios, en el Boletín Oficial, Diario Clarín (en Buenos
Aires) y Diario Territorio (en Resistencia, Pcia. del Chaco), estaba afiliado al sindicato de
los empleados gráficos y tenía mucha participación sindical. Es por ello que se relacionó
259
con conocidos dirigentes tales como Tosco, Salamanca. Cuenta su hija que militaba en el
Partido Revolucionario de los Trabajadores -PRT-, al que le decían ―Negro‖.
La prueba más acabada respecto a que la víctima Montañez, una vez aprehendida,
fue trasladada primeramente al centro clandestino de detención en Pilar (Destacamento de
la Policía de la Provincia) para finalmente ser alojada en La Perla, en donde permaneció allí
cautiva por un término que si bien no puede establecerse con exactitud, se presume que no
habría sido mayor a treinta días, período durante el cual fue sometida a fuertes y diversas
torturas físicas y psíquicas, es la prueba testimonial de Roger Chazarreta (fs. 5415/5423).
En efecto, éste testigo, quien fue ilegalmente detenido y alojado en la Comisaría de
Pilar y posteriormente en La Perla recuerda haber visto a Montañez en Pilar ―… de barrio
Yofre, tenía una imprenta o algo así, era un hombre grande, a él lo golpearon mucho… era
de unos 56 o 66 años, pelo lacio y nariz prominente, de bigotes, entrecano, alto, formido,
pelo hacia atrás, con algo de calvicie.‖. Así también, cuando relata lo vivido, una vez
alojado en La Perla, lo ubica dentro de la cuadra ―… estaba acostado del mismo lado que
yo pero casi a la entrada…‖ (fs. 5419) y que si bien no lo conocía anteriormente, habló con
él y éste le dijo que eran del mismo barrio. Cuenta el testigo que el nombrado estaba en
malas condiciones de salud, pues sufría de tuberculosis, que le comentó que trabajaba en
una imprenta y que estaba contaminado de estaño y plomo, ―… él pedía que no lo torturen
más porque estaba muy enfermo, y lo seguían torturando, estaba muy arruinado, tanto por
la enfermedad como por las torturas.‖(fs. 5420).
b) Homicidio agravado: la prueba ya analizada, nos permite asegurar de que Juan
Carlos Montañez, luego de haber permanecido en el centro clandestino de detención La
Perla fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días
dónde ocultaron sus cuerpos.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, es posible ubicar temporalmente tal circunstancia en el mes de agosto, en los
días sucesivos al 5 de ese mes, esto es no más allá de treinta días de cautiverio .
Ello se infiere de que ya que el mencionado testigo Chazarreta, aseguró que ―…
Montañez también queda detenido en La Perla cuando a mi me dan la libertad‖ (fs. 5419),
hecho que ocurrió el 5 de agosto de 1976, por lo tanto el ―traslado‖ para su muerte del
prisionero Montañez, ocurrió luego de tal fecha.
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
260
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
40)
HECHO NOMINADO CUARENTA
VICTIMAS: Ramón Roque Castillo y Reineri Oscar Segura
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos
agravados y homicidio agravado: el material probatorio reunido alcanza para acreditar
con el grado de probabilidad requerido para esta instancia que el día 20 de julio de 1976, en
horas de la tarde, Ramón Roque Castillo, empleado de la empresa IKA Renault, fue privado
ilegítimamente de su libertad en la vía pública, luego de salir de su domicilio sito en calle
Unión N° 345 de Barrio San Martín con dirección al centro de esta ciudad, a las 18:30
horas. Esta circunstancia fue puesta en conocimiento por la hermana de la víctima,
Francisca Isabel Castillo de Marquez, ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
USO OFICIAL
Personas, además de haber efectuado, según sus dichos, gestiones ante Policía Federal,
Policía de la Provincia de Córdoba, otros organismos, lo cual se encuentra en el Legajo
CONADEP C11, obrante a fs. 4262/4264 de estas actuaciones.
Así también, la prueba reunida alcanza para acreditar con el grado de probabilidad
requerido para esta instancia que el día 20 de julio de 1976, a las 20 horas, Reineri Oscar
Segura ―alias Cura‖, ex empleado de la empresa IKA Renault y delegado por esa fábrica,
fue privado ilegítimamente de su libertad en su taller de calle Fragueiro N° 1288 de Barrio
Alta Córdoba de esta ciudad (en donde tenía un talle de reparación de televisores y radio)
por un grupo de personas que no se identificaron pero que se conducían en vehículos
particulares y camión del Ejército, en un procedimiento de envergadura que requirió el
corte de calles y obligaron a vecinos entrar a sus viviendas. Ello fue descripto por la esposa
de la víctima Juana Dominga Yurcotta de Segura, en ocasión de efectuar la correspondiente
denuncia en la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas, Familiares de
Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Habeas Corpus realizados ante la Justicia
Federal y gestiones realizadas ante otros organismos, todo lo cual se encuentra en el Legajo
CONADEP S29, agregado en autos a fs. 4265/4281. Asimismo, agregó la nombrada que
según los comentarios de los testigos, Segura fue sacado de su lugar de trabajo con
violencia, esposado y atado.
Así las cosas, de la prueba citada, surge a que las víctimas, ambas activistas
sindicales de IKA-Renault, aprehendidos el mismo día con escasa diferencia horaria y a
poca distancia entre los lugares de detención de cada uno de ellos, nos lleva a presumir que
un procedimiento estuvo concatenado con el otro.
Las pruebas recabadas resultan igualmente concordantes en que tanto Segura como
Castillo, una vez aprehendidos, fueron llevados y alojados al centro clandestino de
detención La Perla, donde permanecieron allí cautivos por un tiempo que si bien no se
261
puede establecer con exactitud se presume que este no habría excedido los treinta días.
Asimismo, durante la permanencia en ese centro clandestino de detención, tanto Segura
como Castillo, fueron sometidos a diversas torturas físicas y psíquicas. En tal sentido
coinciden Piero di Monte (fs. 5091/5160), Teresa Meschiatti (fs. 2938/2976) y Graciela
Geuna (fs. 2993/3039).
En la Presentación de Piero di Monte sobre el ―Campo de Detención Clandestina
―La Perla‖ en el (fs. 5091/5160), en la que se encuentra una ―Lista de Personas que fueron
vistas en La Perla pero que se desconoce su nombre y apellido (NN)‖ incluye a ―Cura‖
detenido en ―Julio 76 trasladado. Obrero de Kaiser (arreglaba radios en B. Cofico)‖ e
inmediatamente suscribe sin nombre a otra persona detenida en ―Julio 76 trasladado.
Obrero de Kaiser. Detenido junto al anterior‖ (fs. 5111vta.).
Así también, la ex detenida y sobreviviente, Teresa Meschiatti, al confeccionar una
nómina de ―Obreros, Empleados y Dirigentes Sindicales secuestrados en La Perla‖
menciona a ―Cura- Julio 76- Obrero de Kaiser‖ y luego ―NN. Julio 76. obrero de Kaiser‖
(fs. 2949vta.).
Finalmente, Graciela Geuna también realiza un listado de las personas que
estuvieron en La Perla pero que se desconoce sus nombres, del que surge ―Cura‖ –Julio de
1976. Obrero de la Kaiser -arreglaba radios en barrio Cofico. Trasladado‖ (fs. 3034vta.);
todo lo cual nos hace suponer que se trataría de Reineri Segura, a quien le decía ―Cura‖ y
Ramón Castillo, su compañero en la fábrica.
Los Memorandos de la Comunidad Informativa fechados en el mes de abril de 1976
-7, 13, 21 y 27- obrantes a fs. 3054/3056, 3057/59, 3060/3063 y 3064/66 menciona como
―blancos‖ a gremialistas, entre otros, mientras que los de los meses de mayo año -5 y 18 de
mayo- de ese mismo año (fs. 3067/70, 3071/73) y 8 y 22 de junio 3074 y 3075/3077
ponen especial énfasis en el sector gremial y/o fabril, requiriendo el Gral. Menéndez que
―… 2.- Centro de gravedad al ámbito gremial, 3.- Determinar activistas, 4.- consecuencias
que pudiera traer la detención de activistas o desaparición de los mismos… Mayo 5 de
1976.‖, lo que demuestra a las claras que delegados o representantes de trabajadores eran
―blancos‖ de detención y desaparición
Así las cosas, Reineri Oscar Segura y Ramón Roque Castillo, luego de permanecer
en LRD La perla, fueron ―trasladados‖ en uno de los camiones que efectuaban estos
traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose
hasta estos días dónde ocultaron su cuerpo.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fueron retirados de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse
al fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Segura y
Castillo en el centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de
los treinta días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar
denominado DOCE punto c) tercer párrafo. Lo que sí puede afirmarse es que de los
nombrados no se supo más nada en lo sucesivo.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
41)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y UNO
VICTIMA: Andrés Lucio Ariza
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: las pruebas tanto documental
USO OFICIAL
como testimonial incorporada en las presentes acreditan con certeza que Andrés Lucio
Ariza fue privado ilegítimamente de su libertad en horas de la madrugada del día 22 de
julio de 1976 de su domicilio de calle Solares N° 1424 de Barrio San Vicente de esta
ciudad, por un numeroso grupo de personas armadas que tomaron la casa por el frente y los
fondos de la misma; lo que fue relatado por su hermano Alberto Luis Ariza en ocasión de
efectuar la correspondiente denuncia ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (Legajo CONADEP A48 –fs. 4042/4044-). Agregando que en el momento del
procedimiento en que detuvieron a su hermano, éste se encontraba sólo, pues su esposa
estaba internada porque había dado a luz al segundo hijo de Andrés; como así también que,
dos días después de haber sido detenido Andrés Ariza, un camión del Ejército, regresa al
domicilio de éste, allanándolo y llevándose objetos.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Ariza, una
vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva hasta el mes
de noviembre. En tal sentido coinciden los testigos Piero di Monte (fs. 2307/2318), Patricia
Astelarra (fs. 4045/4061), Teresa Meschiatti (fs. 2939/2976 y 2977/2981), Edgardo
Chazarreta (fs. 5415/5423), Susana Sastre (fs. 3044/3053), Graciela Geuna (fs. 2993/3039),
Horacio Dottori (fs. 5715/5722), Carlos Pussetto (fs. 5304/5326) y Andrés Eduardo
Remondegui (fs. 4370/4373).
b) Imposición de tormentos agravados: la abundante prueba colectada también
nos permite tener por demostrado que durante su permanencia en el centro clandestino de
detención La Perla, Andrés Lucio Ariza fue sometido a diversas torturas físicas y psíquicas.
En efecto, los testimonios de Patricia Astelarra (fs. 4050) y Margarita Sastre (fs.
3049), coinciden en la descripción física de Ariza, de más de treinta años, cabello oscuro y
que era dirigente de las Ligas Comunistas IV Internacional, agrega Astelarra y Remondegui
(fs. 4371vta.).
263
Asimismo, es común el comentario de los sobrevivientes (Di Monte, Sastre,
Astelarra, Meschiatti respecto a que luego de la detención de Ariza ―cayeron compañeros
de su agrupación‖, que hablaba mucho, escribía, teorizaba y especulaba que cuanto más
detenidos hubiera, más intervendrían los organismos internacionales de Derechos
Humanos, amenazando a los represores que todos los abusos y detenciones ilegales serían
denunciados ante éstos, por lo todo lo cual era objeto de burla constante (fs. 23106, 3049,
4050 y 2967).
La testigo Teresa Meschiatti, agrega también había viajado a Europa asistiendo a
Congreso de la agrupación a la cual pertenecía, que era periodista precisando que fue
secuestrado el 22 de julio de 1976 (fs. 2949).
Carlos Pussetto, Horacio Dottori y Graciela Geuna, todos ellos ex detenidos, en
oportunidad de confeccionar un listado de personas que estuvieron en La Perla en calidad
de detenidos-desaparecidos, incluyeron a Ariza con el nombre de ―Leopoldo‖, agregando
Dottori y Geuna ―muerto Nov. 1976) (fs. 5311, 5720 y 3030, respectivamente).
c) Homicidio agravado: del cúmulo probatorio surge fehacientemente que luego de
permanecer detenido en el centro clandestino de detención La Perla, Andrés Lucio Ariza
fue ―trasladado‖ el 5 de noviembre de 1976, en uno de los camiones que efectuaban estos
traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose
hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos.
Los testigos Geuna, Dottori y Meschiatti, son coincidentes en afirmar que Ariza fue
―trasladado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, en el mes de noviembre de
1976, precisando esta última que fue el ―5-11-76‖, en un traslado colectivo, donde también
se llevaron a un matrimonio Correa, Yañez y otro trabajador, sin recordar su nombre y
sesenta personas más aproximadamente. Recuerda Meschiatti: ―Ese día no colocaron los
biombos blancos que solían poner a la entrada. Pude ver cómo un militar vestido de verde,
con boina roja, sacaba a uno de los detenidos. Sin embargo estas personas, entre las cuales
estaba Andrés, tuvieron que esperar en el galpón de vehículos en desuso durante 24 horas
su traslado. Esperaron maniatados, amordazados y vendados durante un día, porque el
camión había tenido desperfectos técnicos y no había venido ese día a buscarlos.‖ (fs.
2967/vta.). Mientras Geuna recuerda también que en la ocasión del traslado de Ariza, lo
hicieron vestir bien y le dijeron que tenía visa para salir con opción al extranjero, a Suiza,
que pronto conocería la eficacia de la solidaridad internacional, entonces Andrés Ariza dijo
―… que desde el extranjero iba a hacer todo lo posible para lograr nuestra libertad‖ (fs.
3011).
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás
elementos de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de
ponderación en este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la
causa y que resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del
centro de detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo,
las perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
42)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y DOS
VICTIMAS:
Juan
Carlos
Berastegui
y
Susana
Beatriz
Bertola
de
Berastegui
a) Privación ilegítima de la libertad agravada: las pruebas recabadas en las
presentes actuaciones permiten tener por acreditado que en primeras horas de la madrugada
del día 23 de julio de 1976, un grupo de entre siete y once personas, vestidas de civil
fuertemente armadas procedieron a la privación ilegítima de la libertad de Juan Carlos
Berastegui y de su esposa Susana Beatriz Bertola, y de Estela Bertola, hermana del
primero –quien recuperó su libertad el día 25 del mismo mes y año-, de su domicilio, sito
USO OFICIAL
en calle Lima 2170 de Barrio General Paz de esta ciudad, en donde vivía el matrimonio
Berastegui-Bertola junto a los padres de aquel. La prueba documental compuesta por los
Legajos CONADEP B22 y B23 (fs. 4328/4340 y 4350/4366, respectivamente), en los que
constan las correspondientes denuncias efectuadas ante la Comisión Nacional Sobre la
Desaparición de Personas y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas
por Alba Camargo, sobrina de Susana Bertola, Estela Berastegui, como tamién sus
declaraciones realizadas, y Habeas Corpus presentado por Pedro Bertola para la
averiguación del paradero de su hija y yerno, da cuenta de los detalles del procedimiento
ilegal llevado a cabo por las Fuerzas Armadas y/o de Seguridad que actuaron. En tal
sentido, describen que el procedimiento comenzó la noche del 22 de julio cuando hombres
vestidos de civil y armados irrumpen en el domicilio de José Berastegui e Isabel Mónaco de
Berastegui, en donde vivían también Juan Carlos Berastegui y su esposa Susana Beatriz
Bertola, acompañados circunstancialmente -estaban de vacaciones en esta ciudad- por la
hermana del nombrado, Estela Berastegui y su esposo, y tras reducir a los residentes,
maniataron a una silla a Susana y le vendaron los ojos. Posteriormente, llegó Juan Carlos,
con quien proceden de la misma manera a maniatarlo y vendarlo, llevándose a Susana, Juan
Carlos y su hermana Estela junto a su esposo llamado Jorge Alberto Garro. Asimismo,
requisaron la vivienda, llevándose objetos de la misma, tales como ropa, calzados y dinero.
También surge de las pruebas mencionadas que participaron del procedimiento un tal
―Ovi‖, ―Texas‖, ―Dani‖ y ―Chubi‖. Las cuatro víctimas fueron trasladadas en diferentes
automóviles, cada una, ocasión en el que sólo pudo reconocerse un Renault 6.
Cabe aclarar también que la hermana de Susana Beatriz Bertola, Marta Alicia
Bertola de Camargo, también fue ilegalmente detenida junto a su esposo Armando Arnulfo
Camargo, encontrándose actualmente desaparecidos, caso objeto de investigación en el
punto siguiente a los presentes -punto 32) Hecho cuarenta y tres-.
265
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que las cuatro víctimas,
una vez aprehendidas, fueron trasladadas y alojadas en La Perla y permanecieron allí
cautivas. Luego de dos días, esto es el 25 del mismo mes, fueron liberados Estela
Berastegui y su esposo, mientras que Juan Carlos Berastegui y Susana Beatriz Bertola
permanecieron por un término que si bien no es posible establecer con exactitud, se
presume que éste no excedería los treinta días. En tal sentido coinciden los testigos Estela
Berastegui (fs. 4374/4375 y 4367/4369), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Susana Sastre
(fs. 3044/3053), Graciela Geuna (fs. 2993/3039) y Gustavo Contepomi (fs. 5863/5892).
b) Imposición de tormentos agravados: las pruebas mencionadas acreditan con
certeza que durante la permanencia en el centro clandestino de detención La Perla, el
matrimonio Berastegui-Bertola fue sometido a fuertes torturas físicas y psíquicas.
En efecto, Estela Berastegui, en oportunidad de declarar en sede judicial, como así
también en la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas (fs. 4374/4375 y
4367/4369), relató que al llegar a La Perla, sintió un fuerte olor a cloroformo, donde pudo
ver a una gran cantidad de personas con las manos apoyadas contra la pared en ―posición de
chequeo‖, que fue alojada junto con su marido en una habitación donde sólo había un banco
y un elástico de metal con un enchufe de cada lado y de éstos colgaban cables pelados en
las puntas, más tardes fueron llevados a otra habitación donde fueron interrogados.
Continuó la testigo diciendo que escuchaba gritos, de personas que estaban siendo
torturadas, golpes, ruidos de ametralladoras y tiros a distancia. Que entre esas voces que
escuchaba reconoció la de su hermano, que se quejaba constantemente, ―… luego oí un
golpe como de un cuerpo que caía, luego vino un médico que hizo su aparición en dos
oportunidades. Por la forma que hablaba mi hermano y por sus propias palabras expresa
que fue brutalmente torturado.‖. También manifestó que cuando su hermano era torturado,
la sacaban de la habitación donde estaba y la llevaban a un pasillo, desde donde veía a su
hermano golpeado y que la última vez que lo vio no se podía mantener en pié, ―… estaba
con un color entre morado y azul y no se le distinguía el cuello de lo hinchado que estaba,
que el mismo emitía sonidos aparentemente quería hablarle pero no podía.‖, y que cuando
ésta quería acercarse a él, era nuevamente metida a esa habitación.
En tal sentido, también las ex detenidas y sobrevivientes de La Perla, Patricia
Astelarra (fs. 4050) y Susana Sastre (fs. 3049) describen a la ―chica Berastegui, pariente de
―Carreño‖, con la esposa de éste eran hermanas –confunde el apellido ―Carmargo‖ del
cuñado de Bertola, con ―Carreño‖, la primera mencionada, mientras que Sastre, se refiere a
que había dos matrimonios en el que las dos mujeres eran hermanas entre sí, y menciona
como ―Carreño y Berastegui‖, ante la confusión, en ocasión de declarar, la señora Fiscal
pregunta si es posible que se confundan los apellidos y que en vez de ―Carreño‖, sea
―Camargo‖, a lo que esta testigo manifestó que ―no sabría decirlo, pero que no había otro
caso de dos parejas cuyas mujeres eran hermanas entre sí, salvo el de esta familia‖. Todo lo
cual nos lleva a suponer que se trata de las hermanas Bertola y sus respectivos esposos de
apellido Camargo y Berastegui. Asimismo aseveró Sastre éstos tenían relación con otro
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
detenido de apellido Ariza -cuya detención, tortura y muerte es objeto de investigación en
estos autos - HECHO CUARENTA Y UNO-.
Es el testigo Gustavo Contepomi quien describe físicamente a Juan Carlos
Berastegui y cuenta que había un matrimonio Berastegui y otro Bertola -aunque en realidad
se trata del matrimonio Bertola-Camargo, siendo hermanas Susana Bertola (casada con
Berastegui) y Marta Bertola (casada con Camargo)- y que éstos fueron secuestrados con
Andrés Ariza, en días cercanos (fs. 5879). Al recordar la detención ilegal de Ariza, la
testigo Graciela Geuna, inmediatamente se acuerda de dos matrimonios en el que las
mujeres eran hermanas, indicando que el marido de una de ellas era de apellido ―Carreño‖,
especulando que eran de la misma organización a la que pertenecía Ariza.
Es evidente la confusión existente con el apellido Carreño y Camargo, ahora bien, si
los testigos citados no recuerdan otro caso de dos matrimonios en que las mujeres eran
hermanas, concluimos que se trata del matrimonio Bertola-Camargo, parientes de BertolaBerastegui.
c) Homicidio agravado: del cúmulo probatorio surge fehacientemente que luego de
USO OFICIAL
permanecer detenido en el centro clandestino de detención La Perla, Juan Carlos Berastegui
y Susana Beatriz Bertola fueron ―trasladados‖ en uno de los camiones que efectuaban estos
traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose
hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos.
Los testigos Geuna estima como tiempo probable de traslado de estos matrimonios
entre los meses de agosto y septiembre (fs. 3030vta.), en tanto que Contepomi asegura que
fueron trasladados los cuatro juntos (fs. 5879).
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo fueron retiradas de la cuadra
para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, si es posible inferir
que el tiempo probable de alojamiento del matrimonio Berastegui-Bertola en el centro
clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta días, para
ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c)
tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de los nombrados nada más se supo en lo
sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
267
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
43)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y TRES
VICTIMAS: Marta Alicia Bertola de Camargo y Armando Arnulfo Camargo
a) Privación ilegítima de la libertad agravada: el material probatorio obrante en
esta causa permite tener por demostrado que el día 23 de julio de 1976, aproximadamente a
las 13:30 horas, un grupo de varias personas, vestidas de civil y armadas, entraron por el
patio de la vivienda de calle 25 de mayo N° 67 de Barrio Talleres Sud de esta ciudad,
violentando una ventana trasera, en momentos en que no se encontraba persona alguna en
su interior. Una vez dentro de la misma, aguardaron la llegada de sus moradores Marta
Alicia Bertola de Camargo y Armando Arnulfo Camargo, quienes al ingresar a la misma
fueron privados ilegítimamente de sus libertades. Todo lo expuesto fue descripto en las
correspondientes denuncias efectuadas por Alba Camargo, hija del matrimonio, y Pedro
Enrique Bartola, padre de Marta, ante la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de
Personas, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y otras gestiones
realizadas a fin de dar con el paradero de sus familiares, todo lo cual se encuentra en los
Legajos CONADEP B21 y C47 (fs. 4341/4346 y 4305/4324). En la prueba documental
citada, Alba Camargo agrega que en la cuadra del domicilio citado había cuatro o cinco
vehículos particulares, como también un camión de la Policía, que las personas que
intervinieron en el procedimiento, si bien no se identificaron, uno de ellos lo hizo como
―Capitán Díaz‖ y mostró una credencial de los Servicios de Inteligencia del Estado (SIDE).
Que fue el vecino de al lado del domicilio, que tenía un taller mecánico, quien permitió el
acceso desde su taller, a los fondos de la casa del matrimonio Camargo-Bertola. Que siendo
ya las 15 horas aproximadamente, Armando y Marta son retirados de su hogar atados y con
sus ojos vendados, para introducirlos en uno de los vehículos, momentos en los cuales
Marta se desvanece, por lo cual le quitan la venda de los ojos.
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que las víctimas, una vez
aprehendidas, fueron trasladadas y alojadas en La Perla donde permanecieron allí cautivas
por un término que si bien no se puede establecer con exactitud, se presume que éste no
habría excedido los treinta días. En tal sentido coinciden los testigos Estela Berastegui (fs.
4374/4375 y 4367/4369), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Susana Sastre (fs. 3044/3053),
Graciela Geuna (fs. 2993/3039) y Gustavo Contepomi (fs. 5863/5892).
b) Imposición de tormentos agravados: las pruebas mencionadas acreditan con
certeza que durante la permanencia en el centro clandestino de detención La Perla, el
matrimonio Berastegui-Bertola fue sometido a fuertes torturas físicas y psíquicas.
En efecto, Estela Berastegui, quien fue secuestrada junto a su hermano y la esposa
Susana Beatriz Bertola (a su vez hermana de Marta Bertola), y posteriormente liberada, en
oportunidad de declarar en sede judicial (fs. 4374/4375), relató que al llegar a La Perla,
sintió un fuerte olor a cloroformo, donde pudo ver a una gran cantidad de personas con las
manos apoyadas contra la pared en ―posición de chequeo‖, que fue alojada junto con su
268
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
marido en una habitación donde sólo había un banco y un elástico de metal con un enchufe
de cada lado y de éstos colgaban cables pelados en las puntas, más tardes fueron llevados a
otra habitación donde fueron interrogados. Continuó la testigo diciendo que escuchaba
gritos, de personas que estaban siendo torturadas, golpes, ruidos de ametralladoras y tiros a
distancia y que entre esas voces que escuchaba reconoció la de su hermano. Que cuando su
hermano era torturado, la sacaban de la habitación donde estaba y la llevaban a un pasillo,
desde donde veía a su hermano golpeado y que la última vez que lo vio no se podía
mantener en pié y que cuando ésta quería acercarse a él, era nuevamente metida a esa
habitación. Que el día 23 de julio, después del mediodía, escuchó también la voz de Marta
Bertola de Camargo y de su esposo Armando Camargo, quién decía ―no le hagan nada a mi
esposa‖ (fs. 4374vta.).
En tal sentido, Patricia Astelarra (fs. 4050) recordó en su oportunidad a un
matrimonio ―Carreño‖, y tal vez confundida respecto a los parentescos agregó que también
estaba la hermana de Carreño y su marido, y la llamó ―la chica Berastegui‖. He de aclarar
que como ya se ha visto anteriormente, existe una confusión generalizada respecto al
USO OFICIAL
apellido ―Carreño‖ por ―Camargo‖, aunque ésta testigo aclara la vinculación con la familia
Berastegui, por lo que es evidente que se confunden los apellidos pero que se trata de los
matrimonios que en el punto anterior y este se tratan.
Asimismo, otra testigo y ex detenida, Susana Sastre (fs. 3049), en oportunidad de
declarar refirió: ―recuerdo a dos matrimonios uno Carreño y otro Berastegui, que estaban
relacionados con Ariza … las dos mujeres eran hermanas entre sí, estaban todos juntos.‖,
ante la confusión, inmediatamente la señora Fiscal pregunta si es posible que se confundan
los apellidos y que en vez de ―Carreño‖, sea ―Camargo‖, a lo que esta testigo manifestó que
―no sabría decirlo, pero que no había otro caso de dos parejas cuyas mujeres eran hermanas
entre sí, salvo el de esta familia‖. Todo lo cual nos lleva a suponer que se trata de las
hermanas Bertola y sus respectivos esposos de apellido Camargo y Berastegui. Cabe aclarar
también que Andrés Ariza, a quien se los vincula con los matrimonios Berastegui- Bertola
y Camargo-Bertola, fue privado ilegítimamente de su libertad, torturado y muerto,
circunstancias éstas objeto de investigación en estos autos, pto. 30) Hecho cuarenta y uno.
Es el testigo Gustavo Contepomi quien al referirse a Juan Carlos Berastegui cuenta
que había un matrimonio Berastegui y otro Bertola -aunque en realidad se trata del
matrimonio Bertola-Camargo, siendo hermanas Susana Bertola (casada con Berastegui) y
Marta Bertola (casada con Camargo)- y que éstos fueron secuestrados con Andrés Ariza, en
días cercanos (fs. 5879). Al recordar la detención ilegal de Ariza, la testigo Graciela Geuna,
inmediatamente se acuerda de dos matrimonios en el que las mujeres eran hermanas,
indicando que el marido de una de ellas era de apellido ―Carreño‖, especulando que eran de
la misma organización a la que pertenecía Ariza (fs. 3010vta.).
A su vez, cuenta la testigo Graciela Geuna que luego de haber sido fuertemente
torturada es llevada nuevamente a la cuadra en donde ―… el marido de la hermana de la
269
señora de Carreño o Carreño, el mismo, no lo sé, me tomó la mano y me dijo ‗te queremos
mucho, somos tu familia‘‖ (fs. 3009vta.).
Es evidente la confusión existente con el apellido Carreño y Camargo, ahora bien, si
los testigos citados no recuerdan otro caso de dos matrimonios en que las mujeres eran
hermanas, concluimos que se trata del matrimonio Bertola-Camargo, parientes de BertolaBerastegui.
c) Homicidio agravado: de las pruebas reunidads surge fehacientemente que luego
de permanecer detenido en el centro clandestino de detención La Perla, Armando Arnulfo
Camargo y Marta Alicia Bertola fueron ―trasladados‖ en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados que no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros,
desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron sus cuerpos.
La testigo Geuna estima como tiempo probable de traslado de estos matrimonios
entre los meses de agosto y septiembre (fs. 3030vta.), en tanto que Contepomi agrega que
fueron trasladados los cuatro juntos (fs. 5879).
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo fueron retiradas de la cuadra
para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, si es posible inferir
que el tiempo probable de alojamiento del matrimonio Camargo-Bertola en el centro
clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta días, para
ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c)
tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de los nombrados nada más se supo en lo
sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
44)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y CUATRO
VICTIMAS: Nicolás Mario Pilipchuk
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada e imposición de tormentos
agravados: si bien la prueba es escasa, la misma alcanza para acreditar con el grado de
probabilidad requerido para esta instancia que el día 24 de julio de 1976, en momentos en
que se encontraba de servicio, Nicolás Mario Pilipchuk, agente de policía que cumplía
tareas en el Departamento de Informaciones (D 2), en la sección cocina, fue privado
270
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
ilegítimamente de su libertad por personas que pudieron ser identificadas, pero que habrían
pertenecido a las fuerzas armadas o de seguridad. Circunstancia ésta que fue puesta en
conocimiento por la esposa de éste, Susana Roggio de Pilipchuk ante la Comisión Nacional
Sobre la Desaparición de Personas y ante la Justicia Federal a través de Habeas Corpus,
todo lo cual se encuentra en el Legajo CONADEP P1, que obra en las presentes a fs.
4295/4304.
Asimismo, la prueba reunida, resulta coincidente en que la víctima Pilipchuk, una
vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla donde permaneció allí cautiva por un
término que si bien no es posible determinar con exactitud, éste se presume que no habría
sido mayor a treinta días y que durante su cautiverio fue sometido a diversas torturas físicas
y psíquicas, práctica que se realizaba con todos los prisiones allí alojados.
En tal sentido si bien son sólo dos las personas que vieron a Nicolás Pilipchuk en el
centro clandestino de detención mencionado, no por ello dejan de ser contundentes al
asegurar Cecilia Suzzara (fs. 122/125) que lo vió en La Perla, recordando que era policía y
que lo habían secuestrado de la repartición donde trabajaba; Graciela Geuna en una misiva
USO OFICIAL
remitida a la familia de una prisionera desaparecida María Luisa Salto, manifestó estaban
juntas en la cuadra, pero que por unos días pusieron entre ellas a un matrimonio y a ―un
señor que era cocinero del Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia de
Córdoba, de nombre PILICHU‖ (fs. 4772), incluyéndolo también en un listado de personas
vistas en La Perla, confeccionado por ella (fs. 3033).
b) Homicidio agravado: de la misma prueba surge que Nicolás Mario Pilipchuk
fue ―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados y que no
significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días
dónde ocultaron su cuerpo.
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo y con quién fue retirado de la
cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, si es posible
inferir que el tiempo probable de alojamiento de Pilipchuk en el centro clandestino de
detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta días, para ello he de
remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c) tercer
párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada más en lo
sucesivo.
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
271
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
45)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y CINCO
VICTIMA: Horacio Francisco Heredia
a) Privación ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos
agravados y homicidio agravado: el material probatorio reunido en las presentes si bien
no permiten determinar con exactitud cuándo y dónde Horacio Francisco Heredia, nacido
en la Provincia de La Rioja, pero que vivía recientemente en esta ciudad, fue privado
ilegítimamente de su libertad, si es posible estaablecer que tal hecho ocurrió a fines del mes
de julio.
Las pruebas recabadas consisten en copia del Legajo 3012 de la Secretaría de
Derechos Humanos de la Nación (fs. 12045/12.053), declaración de Horacio Dottori ante el
Ministerio del Interior (fs. 5715/5722), Presentación de Piero di Monte sobre el ―Campo de
Detención Clandestina ―La Perla‖ (fs. 5091/5160), Testimonio Liliana Beatriz Callizo –
Campo de Concentración ―La Perla‖ (fs. 5216/5298) permiten aseverar que Heredia, una
vez aprehendido, fue llevado al centro clandestino de detención La Perla y donde fue
sometido a diversas torturas físicas y psíquicas, tal como ocurría con todos los prisioneros,
con el fin de extraerle información en relación a militantes e infraestructura de las
organizaciones o agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad. Así también se encuentra acreditado con el grado de
probabilidad requerido que Horacio Heredia fue ―trasladado‖, sin saber del mismo hasta
nuestros días.
La detención de Horacio Heredia sólo puede ubicarse a fines del mes de julio de
1976, ello atento a que Horacio Dottori, cuenta que el día en que es detenido y llevado a La
Perla, esto es el 26 de julio de 1976, en momentos en que es sometido a tortura
―Paralelamente estaban torturando a un compañero riojano, de nombre Juan, que no
conocía nada o muy poco de Córdoba … les pedí que no torturaran más a Juan invocando
que él no conocía nada de Córdoba …‖ (fs. 5716).
En la presentación efectuada por su hermano Manuel Salvador Heredia ante la
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, cuenta que a mediados del mes de junio de
1976 personal de la Policía Federal se presentó en el domicilio de la familia donde vivía
también su hermano (Horacio Francisco) en la ciudad de La Rioja, a fin de proceder a la
detención del mismo, momentos en los cuales éste logró escaparse, frustrándose tal
cometido. Posteriormente, por tal motivo, Horacio Heredia, se estableció en esta ciudad de
Córdoba. Manteniendo comunicación epistolar con su familia, hasta que esta comunicación
se interrumpió luego de un tiempo y no supieron nada más de él. Agregó también que
Horacio era sismpatizante de movimientos obreros y estudianteles de izquierda (fs.
12045/12046).
272
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Son contestes los ex detenidos y sobrevivientes del centro clandestino de detención,
Liliana Callizo y Piero Di Monte cuando confeccionaron sendos listados de ―Personas que
estuvieron en La Perla y que se conoce sus nombres y fueron secuestradas por el III Cuerpo
de Ejército‖ (fs. 5262) y ―Lista de Personas Desaparecidas vistas en La Perla‖ (fs. 5102vta.)
entre las que enumeran a Horacio Heredia, secuestrado en agosto de 1976, oriundo de La
Rioja, secuestrado junto a Dottori.
Entonces, Horacio Francisco Heredia, luego de permanecer en LRD La perla, fue
―trasladado‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados que no significaban otra
cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron
su cuerpo.
Aunque los restantes detenidos en La Perla no puedan señalar cuándo y/o con
quiénes fue retirado de la cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al
fusilamiento, si es posible inferir que el tiempo probable de alojamiento de Heredia en el
centro clandestino de detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta
días, para ello he de remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE
USO OFICIAL
punto c) tercer párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que del nombrado no se supo nada
más en lo sucesivo.
b) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
46)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y SEIS
VICTIMA: Claudia Elizabeth Hunziker
a) Privación ilegítima de la libertad agravada: la prueba reunida en la causa nos
permite demostrar con certeza que el día 28 de julio de 1976, en horas que no se puede
precisar con exactitud, como tampoco en qué lugar, Claudia Elizabeth Hunziker, a quien le
decían ―Leticia‖, estudiante de Historia de la Universidad Nacional de Córdoba, fue privada
ilegítimamente de su libertad por un grupo de personas que habrían pertenecido a Fuerzas
Armadas o de Seguridad. Lo antes expuesto surge de la correspondiente denuncia efectuada
por la madre de Claudia Elizabeth Benz de Hunziker ante la Comisión Nacional Sobre la
Desaparición de Personas obrante a fs. 4292/4293 de autos.
273
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima Hunziker,
una vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva por un
término que si bien no es posible determinar con exactitud, sí se presume que éste no habría
sido mayor a treinta días. En tal sentido coinciden los testimonios de Piero di Monte (fs.
2307/2318), Patricia Astelarra (fs. 4045/4061), Horacio Dottori (fs. 5715/5722), Carlos
Alberto Pussetto (fs. 5302/5326), Andrés Eduardo Remondegui (fs. 4370/4373) y Graciela
Geuna (fs. 2993/3039).
b) Imposición de tormentos agravados: la abundante prueba testimonial reunida
acredita con certeza que durante su permanencia en La Perla, Claudia Hunziker fue
sometida a diversas torturas físicas y psíquicas.
Así, los ex detenidos Andrés Remondegui y Patricia Astelarra coinciden con la
descripción física de Claudia, Astelarra la recuerda como una joven de diecinueve años,
delgada de cabello muy largo rojizo y asegura que estuvo a su lado en la colchoneta (fs.
4049). Piero di Monte la recuerda bien por su nombre, y añadió que era muy bonita ―… fue
torturada‖, si bien sólo una vez la cruzó en los piletones y pudo hablar muy poco con ella,
la veía cuando la llevaban al baño y ―… miraba entre las vendas, estando acostados, un día
se la llevan y llegan los chicos del Manuel Belgrano …‖, entre ellos, el hermano de
Claudia, Diego Hunziker. Además contó como anécdota que cuando llega Diego, va al
baño y cuando regresa preguntó por su hermana, lloraba, dijo que había visto su ropa en el
baño, entonces ―le conté la historia de su hermana y logró averiguar todo lo que le había
pasado a ella‖ (fs. 2310vta.) anécdota también compartida por Graciela Geuna (fs.
3010vta.).
Asimismo, Graciela Geuna al referirse a Hugo Herrera en su ―testimonio-denuncia‖,
el cual fuera posteriormente ratificado mediante declaración judicial, consignó que éste le
dijo a Caudia Hunziquer que él sabía de medicina y que quería revisarle las heridas de
tortura que tenía en la vagina. ―Claudia estaba aterrada‖ (fs. 3024).
En una sendas listas confeccionadas por los ex detenidos Carlos Pussetto y Horacio
Dottori respecto a las personas que fueron vistas en el centro clandestino de detención La
Perla aparecen: ―…Hunziker (―Manuel‖) …Hunziker (Hermana del anterior)‖ -fs. 5313
correspondiente al primero- y ―Leticia Hunziker (menor) muerta 1976 agosto -fs. 5321
correspondiente al segundo-. Del mismo modo, consta su nombre en un manuscrito
confeccionado por Ana Beatriz Iliovich referidas a las personas que estuvieron prisioneras
en La Perla, el cual se encuentra en el Legajo CONADEP 7530 (fs. 11.497/11.514 y
11.928/30).
c) Homicidio agravado: las pruebas ya mencionadas y analizadas acreditan que la
víctima fue ―trasladada‖ a mediados del mes de agosto en uno de los camiones que
efectuaban estos traslados y que no significaban otra cosa que la ejecución de los
prisioneros, luego de permanecer cautiva por casi veinte días aproximadamente,
desconociéndose hasta estos días dónde ocultaron su cuerpo.
274
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
Si bien la testigo Patricia Astelarra sitúa el traslado de Claudia en el mes de julio de
ese mismo año, es Piero di Monte quien precisa y detalla que Claudia alias ―Leticia‖ fue
retirada de la cuadra para su traslado con Requena y Leiva –víctimas cuyas circunstancias
de detención, tortura y muerte fueron objeto de investigación en los presente- afirmando
que era el mes de agosto en horas después del mediodía ―… de pronto un guardia saca
compañeros de la primer oficina colindante con la cuadra. Ellos eran Leiva, Leticia
Hunziker y Eduardo Requena, tenían una mordaza que cubría prácticamente toda la cabeza
y las manos atadas a la espalda, los pusieron de cara a una de las paredes …‖ y continúa
relatando que se escuchó el ruido de motores de camión que lentamente se alejaba (fs.
2338). Corrobora que en el mes ésta fue ―trasladada‖, Horacio Dottori a fs. 5321.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio -testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
USO OFICIAL
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
47)
HECHO NOMINADO CUARENTA Y SIETE
VICTIMA: María Luisa Salto
a) Privación Ilegítima de la libertad agravada: analizado el material probatorio
reunido en estas actuaciones, surge que María Luisa Salto, alias ―Mara‖, estudiante de
medicina en la U.N.C. y militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), fue privada
ilegítimamente de su libertad el día 28 de julio de 1976, en la vía pública. Suceso éste que
se produjo un día antes de que el Grupo de Operaciones Especiales allanara el domicilio en
el que vivía, sito en calle 17 esquina 20 de Barrio Parque Vélez Sarfield de esta ciudad y
del cual resultara la muerte de dos personas, como así también la detención de Marta
Dolores Raghiotti -quien a la postre diera una entrevista televisiva junto al Coronel Fierro-,
todo lo cual fuera publicado también en medios gráficos -los que se encuentran en
fotocopia a fs. 4651/55 y 4659/61. De lo expuesto da cuenta el Habeas Corpus (fs.
4657/76), y los testimonios de Graciela Geuna (fs. 4772/75) y Contepomi (fs. 4723/30 ), y
una carta de Graciela Geuna a la madre de Salto (fs. 4678), todo lo cual se encuentra
agregado al Expte. 13-C-84 "Comisión Nacional s/Desaparición de personas formula
Denuncia s/ desaparición de María Luisa Salto‖, a su vez agregado en autos como prueba a
fs. 4588/4789.
275
Las pruebas resultan igualmente concordantes respecto a que la víctima María Luisa
Salto, una vez aprehendida, fue trasladada y alojada en La Perla y permaneció allí cautiva
por un tiempo que si bien no es posible determinar con exactitud, éste no habría sido mayor
a treinta días. En tal sentido, coinciden los testigos Fermín De Los Santos (fs. 4700/4708 y
4709/4722), Gustavo Contepomi (fs. 4723/30), Piero Di Monte (fs. 4770/71), Patricia
Astelarra (fs. 4731/4737), Graciela Geuna (fs. 4772/75),
b) Imposición de Tormentos agravados: la prueba recabada también es
contundente en afirmar con total seguridad que María Luisa Salto, durante su permanencia
en el cetro clandestino de detención La Perla fue sometida a fuertes torturas físicas y
psíquicas.
En efecto, fue vista en La Perla por varios detenidos que sobrevivieron a su
cautiverio tales como Fermín De Los Santos (fs. 4700/4708 y 4709/4722), Gustavo
Contepomi (fs. 4723/30), Patricia Astelarra (fs. 4731/4737), Piero Di Monti (fs. 4770/71) y
Graciela Geuna (fs. 4772/75). La recuerda Geuna sentada en un banco junto con otros
detenidos y que el ―Capitán González‖ le exigía que diera su domicilio, lo que ésta trataba
de eludir o se negaba, amenazándola aquel con que la entregaría para que otros la torturen.
Cuenta Contepomi, quien además la describe físicamente, que fueron los miembros del OP
3 quienes efectuaron el allanamiento en el domicilio de Salto el día siguiente de su
detención, mencionándolo a López y Romero, circunstancia en la cual mataron a Gattavara
y Cafferata, hirieron a Schapire y detuvieron a Marta Raghiotti. Posteriormente, el Coronel
Fierro organizó una entrevista con ella, la que fue televisada (fs. 4723/30), corroborándo lo
expuesto Graciela Geuna (fs. 4679) y Piero di Monte (fs. 4770/71) y quien agregó que
también la vio torturada ―tenía un ojo negro‖ y si bien no tenía contacto con ella la veía
cuando la llevaban a la oficina de interrogatorio.
La ex detenida Patricia Astelarra, además manifestó que la misma ―Mara‖ le dijo
que un tal Hugo Herrera (a quien describe) la había ―manoseado y vejado‖ (fs. 4731/4737 y
4049).
c) Homicidio agravado: la prueba que ya fuere analizada, nos permite asegurar de
que la víctima fue ―trasladada‖ en uno de los camiones que efectuaban estos traslados y que
no significaban otra cosa que la ejecución de los prisioneros, desconociéndose hasta estos
días dónde ocultaron su cuerpo.
Son nuevamente los testigos Piero Di Monte, Graciela Geuna, Fermín de los Santos,
Gustavo Contepomi, Patricia Astelarra quienes aseguran que estuvo en el Centro
Clandestino de Detención La Perla y que luego de algunos días –veinte y treinta días
aproximadamente- fue retirada de la cuadra, sin volver a ser vista. Mientras que Graciela
Geuna y Patricia Astelarra aseguran que fue María Luisa Salto fue ―trasladada‖ en el mes
de agosto (fs. 4773 y 4049, respectivamente).
Si bien no es posible aseverar con exactitud cuándo y con quién fue retirada de la
cuadra para su ―traslado‖, eufemismo utilizado para referirse al fusilamiento, si es posible
inferir que el tiempo probable de alojamiento de ―Mara‖ Salto en el centro clandestino de
276
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
detención La Perla, no se habría extendido más allá de los treinta días, para ello he de
remitirme a lo expuesto en apartado II del accionar denominado DOCE punto c) tercer
párrafo. Lo que sólo puede afirmarse es que de la nombrada no se supo nada más en lo
sucesivo.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio -testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en este
mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que resultan
concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de detención
clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las perniciosas
condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
USO OFICIAL
reproducidas en honor a la brevedad.
48) HECHO NOMINADO CUARENTA Y OCHO Víctimas: JORGE LUIS
DURETTO,
CARLOS
ALBERTO
ALMADA,
LUIS
ALBERTO
MARCONETTO, EDUARDO LUIS MANGHESI Y NICOLÁS OSCAR
SALERNO.
a) Privación de Libertad: las probanzas reunidas acreditan que probablemente las
cinco víctimas fueron subrepticiamente detenidas entre los días 15 y 17 de agosto de 1976 y
conducidas al centro clandestino La Perla, en donde se los mantuvo cautivos durante un
periodo de tiempo que no ha podido determinarse con exactitud, aunque puede afirmarse no
mayor de treinta días.
En relación a Carlos Alberto Almada, su madre Isabel Villalba de Almada, presentó
un informe escrito ante la CONADEP, según el cual el día sábado 14 de agosto de 1976 a
las 19.30 hs., la víctima -estudiante de la carrera de Medicina en la Universidad Nacional
de Córdoba, de 21 años de edad, de nacionalidad paraguayo, miembro de la comisión
directiva del Centro de Estudiantes Paraguayos de Córdoba- salió de su casa ubicada en
calle Rivadeo 1358 –departamento B- de esta Ciudad de Córdoba, para dirigirse al centro,
no regresando ese día ni el siguiente, lo que produjo preocupación entre sus los demás
estudiantes que vivían con Carlos.
El día lunes 16 de agosto a las 17.00 hs. aproximadamente, se efectuó un
allanamiento en la casa donde vivía Carlos Almada, en calle Rivadeo, por personas vestidas
de civil que se identificaron como pertenecientes a la Policía, quienes traían a su hijo
maniatado, con los brazos cruzados hacia atrás, en la espalda. Hicieron un verdadero
saqueo de la vivienda, rompieron las puertas y realizaron otros destrozos, se llevaron dos
valijas grandes con ropa y todos los objetos de valor que había en el departamento.
277
Ante el notorio despliegue de personas armadas no uniformadas, algunos vecinos
dieron aviso telefónico al Comando Radioeléctrico, solicitándoles se hicieran presentes en
el lugar, ante lo cual las autoridades consultadas tranquilizaron telefónicamente a sus
interlocutores informándoles que se trataba de un procedimiento policial, luego de verificar
verbalmente que en el operativo estuvieran interviniendo un vehículo marca Opel y otro
Ford Falcon color arena patente X 347174.
A partir de ese momento, los familiares realizaron múltiples gestiones para
establecer el paradero de Carlos, se entrevistaron con distintas personalidades, concurrieron
al Comando Radioeléctrico, a la Jefatura de Policía, a la Brigada Aerotransportada, al
Tercer Cuerpo, no pudiendo tener noticias de su hijo (fs. 9970/2 y 10.020/2).
A fs. 9987 la Dirección Nacional de Registros de la Propiedad del Automotor,
informa que el dominio X 347174 no corresponde a un vehículo Ford Falcon, lo que
evidencia que el automóvil empleado en el procedimiento no portaba su verdadera patente,
proceder que habría sido característico del accionar del Grupo Operaciones Especiales del
Destacamento de Inteligencia 141, conforme se expondrá al ponderar las probanzas
relativas a la participación de los imputados.
Por último, corroborando la ausencia de la víctima, a fs. 10438 presta declaración
testimonial el ciudadano paraguayo Juan Bautista Pérez Torres, locatario de una vivienda
en la que Almada había estado residiendo junto a otro estudiante de ingeniería también
paraguayo, llamado Raimundo López. Pérez Torres menciona que conoció a Carlos
Almada, en 1974 o 1975, en un partido de futbol, jugando ambos como arqueros de los
equipos oponentes. Aclara que Almada era el arquero del equipo Güemes. Agrega que al
tiempo se comentó la desaparición de Almada.
Por su parte, el padre de Jorge Luis Duretto, denunció ante la CONADEP la
desaparición de su hijo probablemente acaecida el día domingo 15 de agosto de 1976.
Informa que Jorge Luis se domiciliaba en Córdoba en calle Ingeniero López Sur Nº 550,
Barrio Alberdi, era estudiante de la facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Córdoba y tenía por apodos León y Gringo. Las últimas noticias ciertas que tuvieron del
mismo, corresponden al día 14 de agosto de 1976. Posteriormente, por comentarios de
amigos del joven, se enteraron que el día 15 de agosto Jorge Luis habría sido detenido por
Fuerzas Militares en las afueras de esta Ciudad, cuando se dirigía con otros amigos hacia
las Sierras, no habiendo regresado ninguno de ellos. El denunciante afirma no poseer más
información sobre tales circunstancias. Asimismo, manifiesta que en el testimonio de
Graciela Geuna presentado en España ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos,
referido a personas que pasaron por el centro clandestino de detención La Perla, aparece
mencionado Jorge Luis con el nombre ―León‖, aclarando que ―León‖ era el apodo de su
hijo.
El padre de Duretto, acompaña documentación que acredita las reiteradas gestiones
efectuadas ante las autoridades de la Cuarta Brigada Aerotransportada, Comando del
Quinto Cuerpo de Ejército, Ministerio del Interior, Ministerio de Gobierno de la Provincia,
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Servicio Penitenciario, como también los recursos de hábeas corpus del 17/7/79, habiendo
obtenido en todos los casos como respuesta, que su hijo Jorge Luis Duretto no se
encontraba detenido a disposición de esas autoridades, o bien que las diligencias efectuadas
a los fines de establecer el paradero del nombrado han arrojado resultado negativo (fs.
10294/305 y 10318/50).
Jorge Luis Duretto fue declarado judicialmente ―ausente por desaparición forzada‖ a
partir del día 14 de agosto de 1976, por el Juzgado Civil y Comercial de 17 Nominación de
esta Ciudad, a cargo de la Dra. Beatriz A. Ramos de Aramburu, mediante resolución 611 de
fecha 28 de agosto de 1996 (fs. 10344/5)
En relación a otra de las víctimas, María del Carmen López de Marconetto denunció
ante la CONADEP que el día domingo 15 de agosto de 1976 su hijo Luis Alberto
Marconetto, estudiante de abogacía, de 24 años de edad, salió de su domicilio sito en
Montevideo 2533 de esta Ciudad, en horas de la mañana, y no regresó, desconociéndose
desde entonces toda noticia de su paradero, salvo que la víctima se hallaba ese día con Ana
Catalina Abad de Perucca, quien también se encuentra desaparecida desde esa fecha y que
USO OFICIAL
ambos habrían sido detenidos en la vía pública.
La madre de la víctima manifiesta haber interpuesto cuatro recursos de hábeas
corpus en la Justicia Federal -30/8/76, 30/5/78, 28/7/78 y 28/2/79-, como también reclamos
en el Ministerio del Interior y ante la Policía Federal, además de elevar solicitudes ante la
Comisión Interamericana de la OEA (fs. 7978/81).
En relación a Eduardo Luis Manghesi, su hermano Carlos Marcelo declaró ante la
CONADEP que la víctima, estudiante de la carrera de Economía en la Universidad
Nacional, desapareció el día lunes 16 de agosto de 1976, entre las 15 y 17 hs.
aproximadamente. Un grupo de más de seis personas armadas y vestidas de civil -uno de
ellos usaba bincha y tenía el pelo largo (probablemente Jorge Exequiel Acosta, quien
según la testigo Graciela Geuna, para los operativos, se preparaba colocándose una bincha
en la cabeza, como si fuera una bincha de tenis, ya que tenía el cabello bastante largo –fs.
3.003 vta.)-, ingresó en el domicilio particular de Eduardo, sito en calle La Coruña 575 de
Barrio Maipu, Segunda Sección de esta Ciudad, y procedieron a llevárselo violentamente,
en uno de los automóviles en que se conducían, luego de golpearlo, además de robar
objetos de valor que había en la vivienda. Mediante averiguaciones efectuadas por un
allegado, supieron que había sido llevado a La Perla (7653/4, 10384/400 y 10418).
A fs. 7975/6 obra agregado el relato escrito de José Luis Vila, presentado por ante la
CONADEP, según el cual el nombrado vivía en calle La Coruña 575 junto a Eduardo
Manghesi y a Daniel Vila –hermano del deponente-. Los dos últimos estudiaban juntos las
últimas materias de la carrera de Economía en la Facultad de Ciencias Económicas, en
donde habían estado participando pública y visiblemente en las elecciones de autoridades
del Centro de Estudiantes. La casa era frecuentada por amigos y compañeros de estudio. El
16 de agosto de 1976, a las 15 hs. aproximadamente, mientras Eduardo estudiaba y el
presentante dormía, irrumpieron violentamente en la vivienda seis hombres armados, a
279
través de un ventanal del balcón. Se despertó a raíz de los ruidos, gritos y voces de mando.
Solo pudo ver a uno de los hombres que ingresó al dormitorio, estaba vestido de civil, con
borceguíes, cabello largo y bincha en la frente, armado con una escopeta con la culata
recortada. Lo obligaron a permanecer boca abajo en la cama, con golpes y órdenes. Les
pidió que se identificaran, preguntándoles las razones de tal proceder. Le contestaron con
amenazas y acto seguido la voz de quien parecía controlar el grupo, le preguntó por
personas que el presentante no conocía. Lo mismo ocurría en la habitación de Eduardo. En
un momento se le ordenó dar vuelta la cara para ser identificado por un prisionero al que
pudo reconocer, era un estudiante paraguayo, Carlos Almada, que había vivido en calle
Laprida al 400. Presentaba un aspecto demacrado y era sostenido de pie por personal del
operativo. Almada dijo conocer al presentante, pero aclarando que no tenía nada que ver.
En cambio con relación a Eduardo Manghesi, dijo que lo conocía con el nombre de Arturo.
A continuación se concentró el interés en Manghesi. El deponente pudo escuchar sucesivas
preguntas con amenazas y golpes a Eduardo, quien contestaba invariablemente y en voz
alta, que no sabía lo que se le preguntaba. Luego volvieron a la habitación de Luis Vila, le
ordenaron que se vistiera para trasladarlo. Poco después hubo una contraorden e hicieron
que se tirara al suelo y realizaron un simulacro de ejecución, amenazándolo. Se retiraron y
la casa quedó en silencio. Corrió hasta la habitación de Eduardo y constató que se lo habían
llevado. De la casa faltaban varios objetos de valor. El operativo no duró más de veinte
minutos, lo que le permite suponer que el estudiante paraguayo fue conducido allí para
indicar el domicilio. Los vecinos comentaron que los automóviles usados en el operativo,
presuntamente dos autos particulares, uno de ellos un Torino naranja, habían pasado varias
veces por la cuadra antes de ingresar. Acota Luis Vila, que los hombres que actuaron en el
operativo, al examinar su documento de identidad, advirtieron que él había realizado el
Servicio Militar como cadete en el Colegio Militar de la Nación, comunicaron la novedad
de inmediato a quien parecía comandar el grupo y este le hizo preguntas acerca de su
experiencia en la Institución, utilizando una terminología propia del ámbito castrense, de
uso poco frecuente entre civiles. El testimonio fue ratificado a fs. 10.422.
Finalmente, en relación a la quinta víctima, la Sra. Tomasa Laganella de Salerno
denunció ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación que el día martes 17 de
agosto de 1976 en horas de la madrugada, personal policial encapuchado efectuó un
allanamiento en su domicilio buscando a su hijo Nicolás Oscar Salerno –estudiante de la
carrera de Historia en la Universidad Nacional, de 26 años de edad-, quien en esos
momentos no se encontraba en el hogar. Ese mismo día, en horas de la tarde, allanaron otro
domicilio cercano al parque Las Heras de esta ciudad –ubicado sobre el boulevard Las
Heras-, perteneciente al Sr. Fernando Juárez, lugar en el que si encontraron a Salerno,
sacándolo de allí y secuestrando además bibliografía que se hallaba prohibida en esa época.
A partir de ese momento realizaron diversas gestiones para determinar a dónde había sido
llevado, resultando todas infructuosas. Formularon denuncias en la Policía Provincial y
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Federal y ante el Tercer Cuerpo de Ejército, no obteniendo ningún resultado. Lo mismo
ocurrió con las cartas enviadas al Ministerio del Interior y al Ministerio de Defensa.
Relata la Sra. Laganella que en una oportunidad su esposo e hija tuvieron acceso al
libro de entrada del centro de detención La Perla, constatando que en una de sus páginas
figuraba el nombre de Nicolás Salerno, que habría estado en ese lugar, y que al dorso de la
hoja pudieron ver la palabra ―trasladado‖, ante lo cual el personal que los atendía, les
explicó que significaba que había sido asesinado en dicho establecimiento. Adjunta cartas y
respuestas negativas recibidas (fs. 8053/6).
En relación a Nicolás Oscar Salerno, especial relevancia posee la declaración
testimonial de Isabel Victoria Marazina, puesto que relata haber sido detenida
aproximadamente la última semana de agosto de 1976, por un grupo de seis o siete
personas armadas, algunas encapuchadas, que irrumpieron en su domicilio buscando a un
amigo llamado Eduardo Porta, que no estaba allí. Al preguntarle por este sujeto, ella dijo
que no sabía nada de él, en virtud de lo cual la encapucharon y la llevaron en un automóvil
hasta un lugar que luego supo era La Perla. En ese campo la interrogaron bajo tortura, para
USO OFICIAL
que diera el paradero de Porta. Como ella negaba tener información, trajeron a la sala a
Oscar Salerno, para someterlos a un careo. Salerno estaba muy débil, era evidente que
estaba muy mal, su voz era tenue, lucía como si lo hubieran ―reventado‖. Le preguntaron en
qué lugar había visto antes a la testigo, a lo que Salerno contestó que la había visto en la
casa donde la detuvieron, que el la vio en una oportunidad que fue a esa casa con Eduardo
Porta. Salerno dio algunos otros detalles, procurando insinuar que había una relación
amorosa entre Porta y la testigo, desvinculándola de la militancia política y de las
actividades del OCPO. En realidad, Salerno conocía la casa pues había pasado allí una
noche, y evidentemente –comenta la testigo- mediante la tortura lo obligaron a dar ese
domicilio. Se llevan a Salerno y continúan interrogando a la testigo, hasta que en un
momento paran. Afirman creer que prestó la casa a Porta, pero que es totalmente ajena a
sus actividades. Le anuncian que la van a liberar esa misma madrugada (fs. 7894/5).
Ahora bien, las probanzas colectadas demuestran que las desapariciones de estas
cinco víctimas -Jorge Luis Duretto, Carlos Alberto Almada, Luis Alberto Marconetto,
Eduardo Luis Manghesi y Nicolás Oscar Salerno- habrían estado relacionadas entre sí y con
las de otras personas como José Carlos Perucca y su mujer Ana Catalina Abad, y con la
muerte de varios individuos, tales como Benjamín Gabriel Ávila, Raúl Héctor Tissera,
Eduardo Enrique Vadillo, Fernando Héctor Flores, María Raquel Guadalupe Laluf y
Miriam Irene De Micheli, hechos producidos también en la segunda quincena de agosto de
1976, e incluso con la búsqueda del ya mencionado Eduardo Juan Daniel Porta; a quienes
las Fuerzas Armadas y de Seguridad habían vinculado -según posteriores comunicados e
informes oficiales- al ataque contra efectivos militares del Batallón de Comunicaciones 141
que se trasladaban en un camión y del que resultara muerto el Cabo Primero Jorge Antonio
Bulacios, acaecido el día 10 de ese mes de agosto, cinco días antes que comenzaran las
sucesivas detenciones, allanamientos y muertes.
281
En tal sentido, del memorando 533 S.I. de la Policía Federal de fecha 11/8/76
glosado a fs. 1774/7, surge que a la hora 14.05 del 10/8/76, en la zona comprendida entre
las plantas transmisoras de las radios LV2 Y RADIO NACIONAL, un camión militar a
cargo del Cabo 1º Jorge Bulacios, acompañado por dos soldados, fue interceptado por
alrededor de once ―elementos extremistas‖ –ocho hombres y tres mujeres- que redujeron a
la dotación dando muerte al jefe Bulacios, para posteriormente incendiar el vehículo con
bombas molotov y darse a la fuga llevándose las armas del personal militar –ver igualmente
fs. 13186/7-; también el listado de fs. 13263) elaborado por la Jefatura II Inteligencia del
Ejército Argentino, incluye entre los ―hechos subversivos‖ registrados en 1976, el asesinato
del Cabo Jorge Antonio Bulacios producido en Córdoba el 10/8/76 en circunstancias que
además relata el ex conscripto Julio Suárez a fs. 13266/73).
Igualmente, se encuentra probado que las Fuerzas Armadas y de Seguridad que
actuaban por entonces en lo que dio en llamarse la ―represión de la subversión‖,
atribuyeron aquel ataque que le costara la vida al Cabo Primero Bulacios, a la agrupación
OCPO –Organización Comunista Poder Obrero-. Al respecto, el memorando de la Policía
Federal glosado a fs. 13193/8), informa sobre el hallazgo producido el 17/8/76 en una
vivienda sita en Sarachaga Oeste 1236 de Barrio Alta Córdoba, de documentación
correspondiente a OCPO, entre la cual estaba la planificación del ataque al camión militar,
del que resultara muerto el Cabo Bulacio; también los memorandos de la Policía Federal
agregados a fs. 13188/92), aluden al allanamiento efectuado el 2/11/76, a un refugio de
OCPO ubicado en calle Santa Rosa 4143 de esta Ciudad, en el cual fueron encontrados los
cascos de acero del grupo del Cabo Bulacios; asimismo, el detalle elaborado por la Jefatura
II del Ejército Argentino obrante a fs. 13263) atribuye la autoría del asesinato de Bulacios a
la ―BDT‖-Banda de Delincuentes Terroristas- OCPO. Cabe sumar posteriores informes,
también incautados de los archivos de la Delegación Córdoba de la Policía Federal
Argentina; un comunicado publicado en los medios de prensa por el Tercer Cuerpo de
Ejército, e incluso la sentencia dictada por el Consejo de Guerra Especial Estable Nº 1 del
Área Defensa 311 con fecha 30/1/78, en los que pormenorizadamente se relata cómo
integrantes de las Brigadas Rojas de OCPO habrían perpetrado aquella emboscada (fs.
8174/9, 13275/7 y 13278/82, 13289).
En relación a lo expuesto, Carlos Manghesi acompañó a su denuncia los textos de
dos Comunicados del Tercer Cuerpo de Ejército publicados por la prensa, referidos a
circunstancias inmediatamente después de la detención de su hermano. Mediante el primer
comunicado, se informa sobre el procedimiento efectuado por personal del Ejército en el
domicilio de Fernando Flores y Raquel Laluf –calle Sarachaga Oeste 1236-. El segundo
comunicado, señala que mediante el análisis de la documentación hallada en el domicilio de
Flores –responsable militar del OCPO-, había sido posible detener un plan de acción de esa
organización, resaltando que de 20 integrantes que iban a participar en ese plan de acción,
para el 21 de agosto 15 ya habían sido muertos o detenidos por las Fuerzas del orden –el
subrayado pertenece al Suscripto- (fs. 7653/4).
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Poder Judicial de la Nación
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1810-2010
En cuanto al nombre de las personas sindicadas como integrantes de esa
organización y como involucradas en el referido atentado al camión militar, especial
eficacia probatoria revisten los informes secuestrados de la Delegación Córdoba de la
Policía Federal, que obran glosados a fs. 8174/9, los que aparecen basados en declaraciones
que el ya mencionado Porta habría efectuado en abril de 1977 a las autoridades que lo
mantenían detenido. Concretamente en relación al operativo de emboscada al camión
militar en Ruta Nº 9, acontecido tan sólo unos meses antes, tales informes señalan como
partícipes a varias personas de las que aclaran cuál era la situación de las mismas en ese
momento: abril/77, entre las que figuran mencionados: Fernando Flores, alias Pedro –
responsable de la operación- (muerto); José Carlos Perucca, alias Bocha o César –del que
aclaran que estaba a cargo de la conducción operativa junto a Pedro- (detenido), Jorge Luis
Duretto, alias Gringo Leon (detenido); Taca - Luis Alberto Marconetto- (detenido), ―ojudo‖
(detenido), ―conejo‖ (detenido), entre otros. También se nombra a Oscar Salerno, alias
Carlos (detenido) como responsable de Porta y aparece mencionado ―Arturo‖ –Eduardo
Manghesi- de quien se aclara ―cayó en agosto‖ –a más de ―secuestrado‖, en un informe de
USO OFICIAL
la Policía Federal –Delegación Córdoba- atribuido a Ana María Mohaded (fs. 13237/38).
Dable es destacar que, quienes figuran como ―detenido‖ o ―secuestrado‖ en esos informes,
tal el caso de Duretto, Marconetto, Salerno y Manghesi, entre otros, permanecen hasta la
actualidad en carácter de desaparecidos. A diferencia de esos casos, figuran aclaraciones
tales como ―(detenido en la Penitenciaría)‖ para el supuesto de una persona cuya privación
de libertad fue regularizada y reconocida oficialmente.
Respecto a la suerte corrida por las personas sindicadas como involucradas en el
asesinato del cabo Bulacios, de los memorandos confeccionados por la Policía Federal y
que obran glosados a fs. 13188/98, resulta que los diversos procedimientos efectuados por
personal del Área 311, arrojaron como resultado las muertes de Benjamín Gabriel Avila,
Raúl Héctor Tissera, Eduardo Enrique Vadillo, Fernando Héctor Flores y María Raquel
Guadalupe Laluf.
Otras pruebas indican que el resto de los sospechados habrían sido privados de
libertad y conducidos subrepticiamente a La Perla.
Así, a fs. 13249/52 consta el habeas corpus iniciado por el padre de José Carlos
Perucca, a favor de éste y de su esposa Ana Catalina Abad –los delitos perpetrados en
perjuicio de los nombrados, son objeto de persecución penal, respectivamente, en los autos
―BRUNO LABORDA Guillermo Enrique y otros, p.ss.aa. Privación Ilegítima de Libertad
Agravada, etc. (Expte. 14.573.)‖ y ―LOPEZ Arnoldo José y otros, p.ss.aa. Privación
Ilegítima de Libertad Agravada, etc. (Expte. 17.320)‖-, en tanto que a fs. 13247/8 obra
glosada la presentación efectuada ante la Conadep por el suegro de José Carlos Perucca,
denunciando las desapariciones de su hija y yerno, ocurridas el día 15/8/76, agregando que
ambos fueron vistos en el campo La Perla, según testimonio de sobrevivientes de ese centro
clandestino.
283
Cabe recordar
-conforme se expuso precedentemente- que la madre de Luis
Marconetto denunció que su hijo había desaparecido el día 15 de agosto de 1976,
desconociendo en qué circunstancias concretas, excepto el hecho que se encontraba junto a
Ana Catalina Abad y que ambos habrían sido detenidos en la vía pública (fs. 7978/81). A su
vez, el padre de Jorge Duretto, manifestó –concordantemente- que su hijo habría sido
detenido junto a un grupo de amigos el día domingo 15 de agosto de 1976, cuando se
dirigían hacia las sierras -circunstancias de las cuales no puede aportar mayores
precisiones- (fs. 10321), siendo dable concluir que el nombrado se encontraba con Abad,
Marconetto y Perucca al tiempo de ser detenidos. Lógico resulta inferir también que la
detención de Carlos Almada probablemente se produjo en iguales circunstancias, pues su
ausencia comenzó a causar preocupación entre sus compañeros de morada, justamente al no
regresar a la vivienda aquel domingo 15 de agosto de 1976 (fs. 9970/2).
Sin perjuicio de ello, cualquiera hubiera sido el momento de aquel 15 de agosto y el
lugar exacto en el que cada una de esas victimas resultó aprehendido, lo cierto es que las
probanzas indican que todos ellos fueron llevados al centro de detención clandestina La
Perla.
En tal sentido, la testigo Ana María Mohaded -detenida en ese campo en noviembre
de 1976- recuerda que pudo intercambiar allí unas palabras con Bocha Perucca, que había
sido secuestrado tres meses atrás, en agosto de ese mismo año, al que todos los días lo
llevaban a trabajar fuera de la cuadra. Perucca le contó a Mohaded, con mucho dolor, que él
había sido detenido junto a otras varias personas, entre ellas su esposa –Abad-,
mencionando también a Duretto y a un estudiante de medicina paraguayo –Almada-; y que
a todas ellas ya las habían matado al tiempo de mantener esa conversación. Recuerda
asimismo, que entre ese grupo de personas secuestradas con Perucca, había algunos a los
que el personal militar les asignaba responsabilidad en el ataque al camión militar, motivo
por el cual hubo mucho ensañamiento con ellos, escuchando que los militares aludían a esa
gente con la expresión ―el grupo de agosto‖ o una similar (fs. 7498/500 y 13152/8).
A lo expuesto, debe sumarse lo declarado por el ya, por entonces, detenido Eduardo
Daniel Porta. Este último también pudo charlar con Perucca en noviembre de 1976 en La
Perla, habiéndole igualmente comentado que había sido detenido junto a un grupo de ocho
o más personas, todas desaparecidas entre el 15 y 16 de agosto de 1976, entre éllas su
esposa Ana Catalina Abad que había muerto por la tortura en La Perla, mencionándole –
entre los varones- a Nicolás Oscar Salerno, Carlos Alberto Almada y ―Taca‖ -Luis Alberto
Marconetto-. (fs. 13230/6, 13243/6, 8174/9).
A más de ello, Piero Di Monte y Liliana Callizo recuerdan haber visto en La Perla,
cautivo, a un muchacho apodado "Paragua o Paraguayo" –Carlos Almada-, detenido en
agosto del 76, de nacionalidad paraguaya, señalando que fue ―trasladado‖ (fs. 7740/58 y
6698/706). Cabe recordar que el testigo José Luis Vila y el relato que efectúa la madre de
Eduardo Luis Manghesi –Amalia Dolores Mugica de Manghesi- en base a comentarios del
vecino de la planta baja, coinciden en que Almada, traído por hombres de civil, fue
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Poder Judicial de la Nación
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obligado a señalar el domicilio de Eduardo Manghesi y a reconocer a este último, eso
ocurrió el lunes 16 de agosto de 1976, encontrándose Almada demacrado y muy golpeado
(fs. 10422 y 13400/1).
Por otra parte, Piero Di Monte y Liliana Callizo mencionan a un estudiante de la
Facultad de Derecho, de nombre Roberto Druetto –aludiendo a Jorge Duretto- a quien
vieron secuestrado en La Perla en agosto de 1976. También recuerdan haber visto en La
Perla a Eduardo Manghesi, oriundo de La Rioja, estudiante de la carrera de Derecho, a
Oscar Salerno y a otro apodado ―Taca‖ –Luis Marconetto-, los tres detenidos en la misma
época –agosto de 1976- y ―trasladados‖. Asimismo, y en atención a no conocer los nombres
de todas, Callizo y Di Monte generalizan, señalando haber visto en La Perla a diez personas
aproximadamente del OCPO, detenidas en agosto/76 y trasladadas (fs. 6698/706 y 6721,
7740/58).
Cecilia Beatriz Suzzara, por su parte, recuerda haber visto detenido en La Perla a un
compañero de la Facultad de Derecho, al que le decían León –Duretto- alto, rubio, de
barbita tipo chivita, tenía entre 20 y 22 años, aclarando que integraba un grupo grande de
USO OFICIAL
gente del Partido Obrero –Poder Obrero- que trajeron a La Perla en el invierno de 1976,
cuando las condiciones en la cuadra eran muy rígidas (fs. 10316)
Dable es recordar que Isabel Marazina afirma haber visto y haber sido careada con
Oscar Salerno en La Perla a fines de agosto de 1976 (fs. 7894/5).
Ana Beatriz Iliovich, pudo tener acceso a carpetas con listas de personas que
habían permanecido detenidas en La Perla, que se hallaban en una de las oficinas de ese
centro clandestino. Relata que en la última etapa de su cautiverio en la que la llevaban
algunos fines de semana a su casa, aprovechó para copiar de esas listas algunos datos y
memorizar otros, los que fue transcribiendo en un cuaderno en su hogar, a más de otra
información que había obtenido directamente en la cuadra, armando un listado que
posteriormente entregó a la CONADEP y que figura como Legajo C 7530, figurando entre
las personas que pasaron por el referido campo de detención: ―Marconetto Luis Alberto, 24
años, D.N.I. 10.376.138, 15/8/76‖ (fs. 11.497/11.514 y 11.928/11.930).
Graciela Geuna recuerda particularmente a Manghesi, señalando que a mediados de
agosto de 1976 un guardia lo trajo y lo hizo acostar en la colchoneta de paja al lado de la
suya. Estaban al fondo de la cuadra, cerca de los lavaderos. Manghesi tenía 25 años, era
estudiante de la facultad de Economía y activista de una agrupación Universitaria llamada
CURS. También le contó que era Riojano. Fue secuestrado en la misma época que otros
estudiantes ligados a la CURS, entre ellos un estudiante al que le decían Paraguayo, o
Paragua, moreno, delgado, de 22 años aproximadamente –Carlos Almada-; a otro
estudiante de Derecho que le decían ―León‖ y se llamaba Roberto Drueto –en alusión a
Jorge Duretto- y otros más. Pudieron conversar bastante, durante 4 o 5 días, hasta que a
Geuna la cambiaron de lugar, llevándola a la parte media de la cuadra. No pudo acercarse
de nuevo a Manghesi, pero se pasaban cigarrillos que algún gendarme les daba. Cuando
recién lo trajeron a Manghesi la cuadra estaba casi vacía pues habían efectuado un traslado,
285
luego se fue llenando de nuevo. Pocos días después que Geuna fuera cambiada de lugar,
Eduardo fue ―trasladado‖. Geuna lo vió salir, lo llevaba un gendarme, él tenía la venda un
poquito levantada y se saludaron. No lo vio más (fs. 318/23 y 7977).
María Patricia Astelarra afirma haber visto en la Perla a Manghesi (fs. 7972). Según
esta testigo, permaneció en La Perla alrededor de un mes, se hallaba en la cuadra a la
misma altura que ella, bien al frente suyo y fue ―trasladado‖, no viéndolo más desde ese
momento.
Especial significación reviste asimismo, la narración de Julio Carlos Suárez, uno de
los soldados que, habiendo sido testigo presencial del ataque al camión militar acaecido el
10 de agosto de 1976, recuerda que pocos días después –en la semana siguiente- fue llevado
a La Rivera y a La Perla, en dónde se le exhibió a algunas de las personas allí detenidas, a
efectos que señalara cuáles de ellas habían intervenido en la emboscada. No le mostraron a
todos, sino solo a algunos de los detenidos –probablemente los supuestos militantes de
OCPO secuestrados a mediados de agosto de 1976, a los que se hizo previa alusión y que
aparecen mencionados en los informes aludidos- siendo hombres y mujeres, desnudos unos
o con la ropa rota otros, atados, muy débiles, a los que trataban con mucha violencia,
insultándolos y golpeándolos, le levantaban la cabeza para que el testigo viera sus caras, al
tiempo que le decían que si los reconocía, inmediatamente los matarían (fs. 10284/7).
b) Imposición de Tormentos: Las pruebas precedentemente ponderadas, en
especial los concordantes testimonios brindados en sede judicial y relatos efectuados ante
CONADEP por Ana María Mohaded, José Luis Vila, Isabel Marazina, Graciela Geuna y
Julio Carlos Suárez (fs. 7498/700, 12.063/66, 10422, 7894/5, 7977 y 10284/7), acreditan
suficientemente los probables tormentos físicos y psíquicos a los que permanecieron
sometidas las víctimas durante su estadía en La Perla, remitiéndome a lo expuesto en los
considerandos que anteceden, en razón de brevedad.
c) Homicidio: De igual manera, las personas que permanecieron cautivas en La
Perla, a las que se hizo precedente mención: Piero Di Monte, Liliana Callizo, Graciela
Geuna, Patricia Astelarra, Ana María Mohaded y Eduardo Juan Daniel Porta, concuerdan
en que Almada, Duretto, Marconetto, Manghesi y Salerno fueron ―trasladados‖, en otras
palabras, asesinados, habiéndose ocultado sus restos de manera tal que hasta la fecha no
han podido ser habidos (fs. 7740/58, 6698/706, 318/23 y 7977, 7972, 7498/500, 13152/8,
13243/6), conforme al proceder que era habitual en La Perla y que se describe al tratar el
HECHO NOMINADO DOCE, a cuyos considerandos me remito.
No es posible establecer con exactitud la fecha en que las cinco víctimas habrían
sido retiradas de la cuadra de La Perla para ser ejecutadas. Solo surgen de los testimonios
aludidos, algunas referencias temporales como las que aportan Graciela Geuna con respecto
a Manghesi –lo vió alrededor de dos semanas-, Patricia Astelarra también con respecto a
Manghesi –lo vió alrededor de un mes-, Ana María Mohaded en alusión a todo el grupo,
quien recuerda que los militares solían referirse a esas víctimas como ―el grupo de agosto‖,
con el cual hubo mucho ensañamiento y Piero Di Monte, que menciona en forma genérica
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―diez personas aproximadamente del OCPO‖ detenidas en agosto/76 y trasladadas;
referencias que, sumadas a las demás consideraciones efectuadas al tratar el HECHO
NOMINADO DOCE -en relación al período durante el cual se prolongaba en general la
permanencia en el centro clandestino de detención- a las cuales me remito, permiten situar
aquella circunstancia en forma aproximada, no más allá de los treinta días de cautiverio.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los
demás elementos de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de
ponderación en este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la
causa y que resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del
centro de detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo,
las perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
USO OFICIAL
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
49) HECHO NOMINADO CUARENTA Y NUEVE
Víctimas: HUGO FRANCISCO CASAS Y CARLOS ANIBAL CASAS
a) Privación de Libertad: La hermana de las víctimas, Irma Angélica Casas, como
también la madre Obdulia Lorenza Moreno de Casas, denunciaron que Hugo Francisco y
Carlos Anibal Casas, ambos albañiles de 25 y 20 años de edad –respectivamente-, fueron
detenidos en un inmueble de propiedad del Sr. Alejo Bustos para quien se hallaban
trabajando, sito en calle Italia, esquina Cortada Cuyo de barrio Argüello de esta Ciudad, el
día 19 de agosto de 1976, aproximadamente a las 9.30 hs. de la mañana. El procedimiento
fue realizado por personal de la Cuarta Brigada de Infantería Aerotransportada del Tercer
Cuerpo de Ejército, vestidos con uniforme militar y fuertemente armados, que se
movilizaban en camiones identificados como pertenecientes a esa Fuerza. Horas más tarde,
el personal actuante regreso al domicilio e ingresó nuevamente, robando objetos de valor y
herramientas de trabajo que encontraron en el lugar. El Sr. Alejo Bustos, empleador de sus
dos hermanos y propietario de las cosas robadas, se presentó ante la Cuarta Brigada de
Infantería Aerotransportada, reclamando principalmente las herramientas de trabajo, las que
le fueron devueltas por el Coronel Eduardo Fierro.
Al tomar conocimiento de las detenciones la madre concurrió a preguntar por sus
dos hijos a la Cuarta Brigada, contestándole en la guardia que no podían darle información,
que regresara a la semana siguiente, no permitiéndosele ingresar al cuartel. En las próximas
visitas se le contestó de igual manera por lo que se interpuso un recurso de hábeas corpus
ante la Justicia. Manifiesta asimismo que le consta que el Teniente Coronel Eduardo Fierro
fue quien intervino en la devolución de las herramientas de Alejo Bustos, puesto que en los
primeros meses de 1977 el nombrado le dio una entrevista en la que ella hizo referencia a lo
287
que el empleador de sus hijos le había contado, ante lo cual Fierro confirmó que las
herramientas habían sido devueltas, aclarando inmediatamente que de los chicos no sabía
nada, sino que únicamente sabía de las cosas, porque él era el encargado de eso. Frente a
esa respuesta, la madre solicitó rápidamente que le hiciera entrega de todas las pertenencias
de sus hijos, pedido ante el cual Fierro quedó sin contestar nada y trató de cambiar la
conversación. La Sra. de Casas regresó a su hogar y escribió una nota peticionando la
devolución de las pertenencias de Carlos y Hugo, a lo cual se le contestó que no sabían
nada de sus hijos.
Irma Casas aclara que la única información que recibió respecto al paradero de sus
dos hermanos Hugo Francisco y Carlos Anibal, se la proporcionó Gustavo Contepomi y
Patricia Astelarra –ex prisioneros de La Perla- en ocasión de practicarse un reconocimiento
de ese Campo. En esa oportunidad esta pareja le contó que habían visto a sus hermanos en
La Perla en agosto y setiembre de 1976, que habían hablado con ellos en esas
circunstancias, sin dar mayores detalles.
Al margen de ese comentario, nunca más tuvieron noticias de sus hermanos. El
recurso de Hábeas Corpus interpuesto ante la Justicia Federal arrojó resultado negativo y
ninguna información obtuvieron mediante los pedidos presentados ante la Policía Federal,
Ministerio del Interior, Comando del Tercer Cuerpo, Comando de la Cuarta Brigada y ante
Organismos de Derechos Humanos, o bien ante la OEA y el Vaticano (fs. 9031/63, 7820,
8954, 8965/76).
La madre de las víctimas aclara que ya en el mes de marzo de 1976, sus hijos Carlos
y Hugo eran buscados por personal militar. Al respecto, relata que efectivos con uniforme
verde oliva, junto a otros que se hallaban vestidos de civil, quienes se movilizaban en
varios vehículos, algunos de los cuales estaban identificados como pertenecientes al
Ejército, irrumpieron en su hogar ubicado en calle 1 –entre 4 y 5- de Villa Azalaiz Oeste,
en esta ciudad de Córdoba, y procedieron a interrogarla sobre su familia, en especial
respecto a sus hijos Irma, Carlos y Hugo. Debido a que la madre no les dio información
sobre los nombrados, fue llevada detenida en un carro de asalto y dejada en la Seccional de
Policía Nº 13. Horas más tarde, llevaron detenidos a la misma Seccional a sus hijas Laura,
Elena, Teresa y Fany, como también al esposo de Elena, para luego trasladarlos a todos
juntos al centro clandestino de detención La Ribera, en donde los hicieron permanecer tres
días vendados y maniatados en una pieza no muy grande, junto a otro grupo de gente en
iguales condiciones. Durante ese lapso no los interrogaron, solamente sacaron de la pieza
en una oportunidad a su hija Fany de 14 años de edad y la maltrataron, hasta que, en virtud
de los gritos proferidos por todos los familiares, la restituyeron después de un rato. Pasados
los tres días, los dejaron libres en una de las oficinas del campo, les sacaron las vendas y los
dejaron retirarse caminando a todos los familiares (fs. 8947).
Dejaron provisoriamente la vivienda de Villa Azalais, por temor a ser víctimas de
episodios similares, y pocos días después, conforme lo corrobora el testimonio de
numerosos vecinos, el 19 de abril de 1976, la casa fue sugestivamente incendiada durante la
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noche, alrededor de las 4.00 hs., por un grupo de diez hombres aproximadamente, algunos
de ellos vestidos con uniforme verde, otros con poncho; los vecinos escucharon bullicio y
gritos, ruido de varios vehículos, advirtiendo luego de retirarse estos hombres, que la
vivienda de Moreno de Casas estaba en llamas. Acudió personal de bomberos y personal
policial que se ocuparon de sacar todos los implementos y muebles que había en la
vivienda, así como también las garrafas de gas a cuya venta se dedicaba la familia,
llevándose todos los efectos en un Rastrojero o Pick Up, indagando mientras tanto a los
vecinos, respecto al paradero de la familia Casas y sobre un auto rojo de propiedad de los
mismos (fs. 8952, 8953, 8956, 8957, 8959).
A fs. 13.291/7 (Legajos Conadep 6723 y 6724 reservados en Secretarìa en formato
digital) obran copias de las resoluciones judiciales en virtud de las cuales las víctimas
Carlos Aníbal Casas y Hugo Francisco Casas han sido declarados ausentes por desaparición
forzada mediante sentencias Nº 254 y 263 del Juzgado Civil y Comercial de 12
Nominación de esta Ciudad, de fechas 6 y 13 de setiembre de 1996, respectivamente.
A fs. 8910 prestó declaración testimonial Alejo Bustos, relatando que era
USO OFICIAL
propietario del inmueble ubicado en Italia y cortada Cuyo de barrio Argüello, que en agosto
de 1976 ese inmueble estaba en construcción, habiendo contratado a tales efectos a Hugo
Francisco y a Carlos Anibal Casas, quienes llevaban trabajando en la obra desde 6 a 8
meses atrás y estaban a punto de finalizarla. Un día del mes de agosto el testigo se apersona
en la obra a los efectos de llevar material y se entera por comentarios de los vecinos que
dos días antes –el 19 de ese mes y año- había venido gente del Ejército y se había llevado
detenidos a los hermanos Casas. Al día siguiente se apersonó en dependencias de la Cuarta
Brigada, en camino a La Calera, entrevistando a un oficial, a quien le solicitó información
sobre lo sucedido. El oficial le contestó que los hermanos Casas eran dos individuos
sumamente peligrosos ya que eran subversivos y que por ese motivo habían sido detenidos,
recomendándole que tuviera sumo cuidado con las personas que contrataba. Bustos no
recuerda que este oficial le haya señalado cuál era su apellido, pero manifestó que podría
reconocerlo, pues lo recuerda como una persona alta, de aproximadamente 40 años de edad
o más, cabello oscuro, sin bigote. Luego le preguntó por las pertenencias que también
habían sido secuestradas en el operativo, a lo que el oficial comisionó un sargento para que
lo lleve a una plazoleta en construcción. Allí se encontraban trabajando unos soldados y
estaban utilizando las pertenencias del testigo, tales como una carretilla, un batidor, una
pala y parte de una manguera. Le faltaron otras herramientas que según los vecinos habían
sido llevadas en el camión de los militares, las que sin embargo no pudo recuperar.
Corroborando la participación de efectivos del Ejército en el operativo que
concluyera con la detención de los dos hermanos Casas, a fs. 8911 y 8980, una vecina de la
zona, Riqueta de Daniele, domiciliada en Italia 4351, propietaria de un almacén, recuerda
que aquel 19 de agosto de 1976 vio pasar tropas del Ejército y al salir a la puerta constató
que había militares en los techos y en todas partes, que estaban efectuando un
procedimiento, recibiendo órdenes de un uniformado de entrar a su domicilio y cerrar el
289
negocio durante aproximadamente una hora y media, hasta que el militar le indicó que
podía abrir nuevamente el local. Aclara que estas personas uniformadas, de las que vio por
lo menos 30, revisaron su casa y el almacén y también revisaron las demás casas de la zona.
Luego, por comentarios de quienes vivían más cerca de la obra del Sr. Bustos, supo que los
militares habían cargado en el camión a los muchachos que trabajaban en esa obra, no
habiendo la testigo escuchado disparos de armas. Aclara la Sra. de Daniele que conocía de
vista a estos jóvenes, puesto que concurrían a comprar bebida y alimento al almacén.
Otro vecino del barrio, Aldo Ramón Peralta, domiciliado en Italia 3435, coincide al
afirmar la participación de efectivos del Ejército en el operativo realizado en el área.
Recuerda que en la fecha citada escuchó algunos tiros y salió a la vereda, observando gran
cantidad de uniformados en la calle y en los techos, permaneciendo en la acera hasta que un
cabo del Ejército se acercó a su vivienda, le solicitó ingresar a la misma para requisarla,
buscando armas o municiones. Una vez en el interior de la casa, los militares hicieron
reunir a la familia en la planta baja y formularon preguntas a su hijo de 17 años sobre sus
actividades. Luego el personal militar se retiró, ordenándoles no moverse sin autorización,
la cual tenían que solicitar en la calle, en una mesa donde se se había instalado uno de ellos.
A fs. 8914, 8926, 8936, 8941, entre otras, obran constancias de las gestiones
efectuadas por la familia de las víctimas ante organismos estatales a los fines de averiguar
el paradero de las mismas, y de los recursos de hábeas corpus interpuestos a idénticos
efectos, resultando que en ninguna de esas instancias el Ejército informó sobre la detención
de la que habían sido objeto los hermanos Casas.
Las pruebas acreditan que, ambas víctimas fueron trasladadas a La Perla y allí
mantenidas cautivas.
En tal sentido, Gustavo Contepomi recuerda haber visto secuestrados en La Perla a
dos parientes de apellido Casas, eran albañiles de Argüello, fueron detenidos juntos (fs.
255).
Héctor Kunzmann incluye entre las personas que pasaron por La Perla y a las que el
nombrado vio personalmente, a una muchacha de origen muy humilde llamada Irma Casas,
indicando que fue detenida en 1978 y que pasó luego a la cárcel, pero agrega también que
la nombrada tenía dos hermanos varones que desaparecieron en 1976, que habrían pasado
por La Perla (fs. 6528).
b) Imposición de Tormentos y Homicidio: Aún cuando ninguno de los ex
detenidos de La Perla se refiere específicamente a los tormentos sufridos por los hermanos
Casas, ni a las circunstancias en que los mismos fueron retirados de la cuadra para su
―traslado‖, posible es afirmar que el cúmulo de elementos de convicción examinados en
detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE, más las distintas
circunstancias analizadas en los restantes casos materia de este pronunciamiento -que
evidencian una metodología prácticamente uniforme, tendiente a lograr la más rápida
obtención de información y el posterior exterminio de los ―blancos‖ prescindibles-, indican
que probablemente durante su estadía en el centro clandestino de detención, Hugo
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Poder Judicial de la Nación
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Francisco Casas y Carlos Aníbal Casas fueron sometidos a condiciones perniciosas de
cautiverio y apremiados a proporcionar información, mediante torturas físicas y psíquicas,
siendo posteriormente retirados de las instalaciones edilicias de La Perla en una fecha que
no ha podido ser determinada con exactitud hasta el momento, pero que es posible ubicar
dentro de los treinta primeros días de cautiverio, para fusilarlos en las inmediaciones,
conforme el proceder al que hacen referencia los aludidos considerandos, los que doy aquí
por reproducidos, en honor de brevedad.
Cabe en tal sentido, agregar lo afirmado por Ana Beatriz Iliovich, respecto a que los
detenidos, luego de ser sometidos a torturas para sacarles información, eran ―trasladados‖ y
fusilados de manera casi inexorable (fs. 1073/1086).
50) HECHO NOMINADO CINCUENTA
Víctima DANIEL LEONARDO BURGOS
a) Privación de Libertad: Mario Alejandro Burgos, hermano de la víctima, denunció
ante la CONADEP que el día 24 de agosto de 1976 después del mediodía, un grupo de tres
personas vestidas de civil y fuertemente armadas, se constituyeron en el domicilio de
USO OFICIAL
Daniel Leonardo Burgos, sito en calle 7, casa 78 de Barrio Los Granados de esta Ciudad y
al no encontrar al nombrado, pretendieron violentar la cerradura de la puerta de entrada. En
razón de los ruidos, la vecina de la casa lindera, Evet Edit Almada, se asomó a la vereda
con un duplicado de la llave de la casa de Daniel, los hombres le arrebataron la llave,
ingresaron al domicilio y la obligaron a entrar también a ella, reteniéndola en el interior de
esa casa para evitar que diera aviso. Se sumaron otros tres individuos y todos se quedaron
esperando a Daniel, obligando a la vecina a prepararles comida. Mientras tanto revisaron la
casa y separaron los objetos de valor. Le explicaron a Evet Almada que pertenecían al Side
(Servicio de Inteligencia), que esperaban a Burgos para detenerlo y que lo entregarían al
Ejército, pudiendo observar la vecina que se comunicaban por radio con patrullas del
Ejército que circulaban por la Ruta 20, a 700 mts. de allí. Los hombres estacionaron su auto
en la cochera de la casa de enfrente, perteneciente a la familia Soro. La Sra. Soro llamó
alarmada a su marido que trabajaba en el centro de la Ciudad y este, a su vez, dio aviso a la
Comisaría de la Seccional 11, respondiéndole la Policía que no se alarmara, que se trataba
de un operativo común, negándose a intervenir.
Daniel arribó al domicilio alrededor de las 18.30 hs. en un automóvil de su padre,
junto a un amigo Federico Guillermo Burckwardt. Inmediatamente redujeron a Burgos,
comenzaron a interrogarlo, requiriéndole cuál era el nombre y domicilio de su novia.
Burgos se niega a dar esos datos, por lo que es golpeado por largo rato hasta desmayarse.
Sacaron a Daniel de la casa, lo introdujeron en el auto de los secuestradores y se lo
llevaron. Uno de los hombres se lleva el automóvil que utilizaba Daniel, en el cual cargaron
los objetos de valor que habían separado. A Burckwardt, previo preguntar por radio qué
hacían, lo despojaron de su billetera, del anillo y del reloj y lo dejaron en una de las
habitaciones de la casa, fuertemente maniatado, siendo liberado por la vecina Almada.
291
Burckwardt entrevistó a un militar amigo, quien le recomendó que no dijera una sola
palabra de lo sucedido, que olvidara el hecho.
El único dato obtenido fue a través de Monseñor Germán Mallagray, por entonces
Rector de la Universidad de Jujuy, amigo del Jefe del Tercer Cuerpo de Ejército –General
Menéndez-, quien se enteró a través de este militar que Daniel Burgos se encontraba
detenido en Córdoba, en el Ejército, sin causa ni proceso, en averiguación de antecedentes,
de modo que pronto sería liberado. Mallagray fallece más tarde, sin que se cumpla lo que
Menéndez había anunciado. No tuvieron ninguna otra noticia de Daniel.
Las múltiples averiguaciones practicadas ante dependencias policiales, militares,
penitenciarias, no dieron ningún resultado, siempre les manifestaron que no figuraba en las
listas de detenidos. Radicaron denuncia ante la Seccional 11 de Policía el día 29 de agosto
de 1976, aunque únicamente les dieron constancia de la desaparición del automóvil (obra
glosada a fs. 7679); también denunciaron en el Ministerio del Interior, solicitando
información además al Presidente de la Nación, al Cardenal Primatesta, al Jefe del Tercer
Cuerpo de Ejército, entre otros. Un gran número de militares procuraron ayudarlos, pero en
sus indagaciones sólo pudieron llegar hasta cierta instancia, no obteniendo en definitiva
ningún dato preciso sobre el paradero de Daniel. También acudieron a la Cruz Roja
Internacional, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a Naciones Unidas, a
S.S. el Papa y a diversos organismos de Derechos Humanos. Interpusieron además varios
recursos de hábeas corpus que indefectiblemente arrojaron resultado negativo (fs. 7657/73).
A través del relato de Pascual Emilio Adolfo Seydell, quien habría permanecido
prisionero en La Perla desde el 27 de agosto de 1976 y por el término de seis días
aproximadamente, posible es considerar acreditado que Daniel Leonardo Burgos también
estuvo cautivo en ese centro clandestino durante el citado lapso. En tal sentido, afirma el
testigo que permaneció la mayor parte del tiempo acostado en una colchoneta en el piso, en
una sala grande –la cuadra-. A su izquierda, en la colchoneta lindera, se hallaba acostada
Alicia Villalba y a la izquierda de esta, se encontraba Daniel Burgos. Ambos detenidos le
dijeron sus nombres, cuando escucharon que una mujer se acercó al testigo y le comentó
que su situación habría de resolverse a la brevedad, lo que suponía que posiblemente lo
dejarían en libertad. Ante ese comentario, tanto Villalba como Burgos le solicitaron al
testigo que avisara a sus respectivas familias. Afirma Seydell que ambas personas
continúan desaparecidas (10312/4). La permanencia de Seydell en La Perla se encuentra
corroborada por las constancias de su legajo penitenciario (fs.13370/72) y por el
concordante relato del testigo Alejandro Bardach (fs. 13254/7).
b) Imposición de tormentos y homicidio: Especial eficacia poseen en este caso los
relatos efectuados por Pascual Emilio Adolfo Seydell y Alejandro Bardach, en tanto
describen las condiciones de cautiverio que los propios testigos y también la víctima Daniel
Leonardo Burgos debieron soportar en La Perla. A más de la circunstancia de encontrarse
todo el tiempo vendados y maniatados, obligados a permanecer acostados en sus
colchonetas, los testigos describen la angustia e incertidumbre que los embargaba y el
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
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miedo a sufrir torturas como las que de continuo escuchaban que se aplicaban a terceras
personas, o bien de tener que soportar nuevamente sesiones como aquellas a las que ya
habían sido sometidos.
En tal sentido, Seydell describe haber recibido toda clase de golpes al ingresar a La
Perla y luego haber sido interrogado bajo amenaza de que si no hablaba se le aplicaría
corriente eléctrica. También relata haberse despertado la primer mañana en la cuadra, a raíz
de los golpes y patadas que un gendarme le propinaba a la mujer en la colchoneta del lado
(fs. 10312/4).
Por su parte, Alejandro Bardach, ubicado en la cuadra a diez o doce personas de
distancia de Seydell –lo que explica que no haya individualizado a Burgos de manera
específica-, relata que fue sacado en varias oportunidades para ser interrogado, ocasiones en
las que se lo tiraba al piso y era golpeado por varias personas. Relata asimismo que estando
en la cuadra, tenían plena conciencia de cada vez que buscaban a uno de los detenidos para
llevarlo a torturar, pues se escuchaban sus gritos y alaridos, a más de percatarse que en esos
momentos se producían bajas en la luz (fs. 13254/7).
USO OFICIAL
Ahora bien, aún cuando los elementos de juicio colectados no aluden de manera
directa a los tormentos sufridos personalmente por Burgos, ni a las circunstancias en que
este fue retirado de la cuadra para su ―traslado‖, posible es afirmar que los relatos de
Seydell y Bardach, sumados al cúmulo de elementos de convicción examinados en detalle
al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE, más las distintas circunstancias
analizadas en los restantes casos materia de este pronunciamiento -que evidencian una
metodología prácticamente uniforme, tendiente a lograr la más rápida obtención de
información y el posterior exterminio de los ―blancos‖ prescindibles-,
indican que
probablemente durante su estadía en el centro clandestino de detención, Daniel Leonardo
Burgos sufrió condiciones perniciosas de cautiverio y fue apremiado a proporcionar
información, mediante torturas físicas y psíquicas, siendo posteriormente retirado de las
instalaciones edilicias de La Perla en una fecha que no ha podido ser determinada con
exactitud por la Instrucción, pero que es factible ubicar con posterioridad al 1º de setiembre
–fecha hasta la cual Seydell habría permanecido en la cuadra- y dentro de los treinta
primeros días de cautiverio; siendo fusilado en las inmediaciones, conforme el proceder al
que hacen referencia los aludidos considerandos, los que doy aquí por reproducidos, en
honor a la brevedad. Igualmente me remito a la prueba relativa a las restantes conductas
materia de este resolutorio, en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, los
procedimientos utilizados para la aprehensión, traslado, interrogatorios y mecanismos de
tortura, como también al escaso valor atribuido a la vida de los prisioneros.
51) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y UNO
Víctima ROMELIA ALICIA VILLALBA
a) Privación de Libertad: La madre de la víctima, Sra. Josefa Urquiza de Villalba,
denunció ante la CONADEP que el día 26 de agosto de 1976, siendo aproximadamente las
293
21 hs., llamaron insistentemente a la puerta del domicilio en el que su hija alquilaba una
habitación, ubicado en calle Rosario de Santa Fe 1644 de esta Ciudad, efectuando fuertes
golpes y gritando ―militares‖. Al atender la dueña de la casa, un grupo de 20 a 25 hombres
vestidos con ropa militar de fajina y fuertemente armados, respondiendo a las órdenes que
uno de ellos impartía, irrumpieron en la vivienda y se dirigieron al dormitorio en el que
Romelia Villalba ya se encontraba acostada y le exigieron vestirse rápidamente, explicando
a la dueña de casa que la llevaban a prestar declaración a la Comisaría Sexta de Policía ubicada en las inmediaciones- y que luego la traerían de regreso. Mientras la retiraban,
Romelia pidió a la dueña de casa que avisara a su madre. A partir de ese momento no
tuvieron más noticia respecto al paradero de la víctima, pese a los reiterados y numerosos
trámites efectuados ante distintas autoridades, solicitando información sobre la misma.
En tal sentido, detalla la madre que formularon denuncia ante la Seccional Sexta, la
Jefatura de Policía, Ministerio del Interior, Cuarta Brigada y Tercer Cuerpo de Ejército, al
margen de los numerosos recursos de Hábeas Corpus iniciados ante los Juzgados Federales
y Juzgados de Instrucción Provinciales y las presentaciones realizadas ante Organismos
nacionales e internacionales de Derechos Humanos. Acompaña asimismo, diversas
constancias concernientes a tales gestiones. (fs. 7995/9, Legajo Conadep 4131 fs.
13373/99).
Conteste con el relato de la madre de la víctima, a fs. 9570/1 Eugenio Fanchi -padre
de otro joven desaparecido de nombre Raúl Edgardo Fanchi-, aclara que su hijo se había
mudado desde Zárate a la ciudad de Córdoba unos meses antes, procurando eludir el
accionar de grupos armados que ya habían ido a buscarlo al domicilio familiar en aquella
localidad. Reseña igualmente que Raúl se hallaba cumpliendo el servicio militar obligatorio
en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires, pero a raíz de los actos
persecutorios referidos, desertó de la conscripción. Narra el progenitor que, transcurridos
unos meses desde su partida a Córdoba, a fines de agosto o principios de setiembre de
1976, se entera por comentarios de amigos de su hijo, que este habría sido detenido por
fuerzas militares. El padre decide viajar a Córdoba para recabar información sobre lo
ocurrido a su hijo y se dirige a conversar con las personas a las que les enviaba la
correspondencia destinada a Raúl. Se trataba de la familia Villalba, propietaria de un
puesto en el Mercado de Córdoba. Al entrevistarlos, se entera que la hija de esta familia,
Romelia Alicia Villalba, había sido llevada el mismo día que Raúl Fanchi, siendo la fecha
el 26 de agosto de 1976.
Obra agregada a la causa copia de la resolución judicial dictada por el Juzgado
Federal Nº 2 de esta Ciudad, de fecha 8/4/98, protocolizada 96/98, mediante la cual se
declara la ausencia por desaparición forzada de Romelia Alicia Villalba, a partir del 26 de
agosto de 1976 (fs. 13373/99 Legajo Conadep 4131).
Respecto a lo sucedido a la víctima a partir del momento en que fue sacada de la
casa en la que residía, reviste particular eficacia conviccional el testimonio de Pascual
Emilio Adolfo Seydell. El nombrado relata que fue detenido en su lugar de trabajo, el día
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26 de agosto de 1976, aproximadamente a las 2.00 hs. de la madrugada, por un grupo de
personas vestidas de civil, fuertemente armadas, algunas de las cuales tenían cascos como
los que usan los militares. El modo de proceder que describe, es casi idéntico al que habría
acaecido en el lugar de residencia de Romelia Villalba: fuertes golpes en la puerta a la vez
que gritaban ―Ejército Argentino‖, y al atender, irrumpieron en el local comercial –una
boite- disponiendo llevarse a todos los que se encontraban allí. Lo subieron a un automóvil,
lo tiraron en el piso, en la parte trasera y emprendieron la marcha de inmediato. Otro de los
detenidos fue un mozo de la boite, Alejandro Bardach. Eran varios vehículos que se
comunicaban por radio entre sí. Resumidamente, Seydell fue llevado a dependencias del
Departamento Informaciones de la Policía de la Provincia de Córdoba –D2-, en donde fue
sometido en una oficina a una sesión de golpes de toda naturaleza, percibiendo que al
mismo tiempo con Bardach hacían lo mismo en una oficina contigua, pues se escuchaban
sus gritos. Por la tarde de ese día 26 de agosto los trasladaron a los dos en un mismo auto,
hasta una edificación situada en el campo, a unos veinticinco o treinta minutos de la ciudad,
ubicada al costado de una ruta. Allí permanecieron durante unas horas, escuchando como
USO OFICIAL
torturaban a una tercera persona. Les sirvieron un plato de caldo. Por la noche nuevamente
los obligan a subir a un vehículo que emprende la marcha por la ruta, viaja unos veinte
minutos aproximadamente y llegan a dependencias en que los hacen bajar a Seydel y
Bardach. Los dejan en un local grande y puede constatar que había militares, puesto que el
que lo acompaña hasta el baño es un soldado. Cuando regresa del baño, pese a haber estado
siempre vendado, puede mirar hacia el piso, observando que hay ocho personas detenidas
además de él, entre ellos, una mujer que en esos momentos le pide al uniformado
autorización para quitarse la venda, preguntándole el soldado qué le había pasado pues
tenía el ojo amoratado, a lo que la mujer contestó que le habían pegado. Permanecen allí
media hora, y siendo ya probablemente las primeras horas del 27/8/76, los obligan a subir a
la caja de un camión y tirarse en el piso, son cubiertos por una lona y así se los traslada
hasta dependencias militares que luego supo se trataban del campo La Perla. Allí fue
nuevamente sometido a una sesión de golpes y luego llevado a una sala grande, donde le
dieron dos frazadas, se recostó y quedó totalmente dormido. Por la mañana –del 27/8/76fue despertado por gritos y golpes que se estaban produciendo a su lado, advirtiendo que se
trataba de un gendarme que estaba golpeando a la chica del ojo amoratado, que había visto
por la noche. En los días siguientes una de las detenidas que colaboraba le dijo al testigo
que no se preocupara, que probablemente saldría de allí a la brevedad, ante lo cual aquella
chica que se encontraba a su lado y tenía un hematoma en el ojo, le dijo que se llamaba
Alicia Villalba y le pidió que avisara a sus familiares. Relata el testigo que los mantuvieron
todo el tiempo vendados y con las manos atadas; que la atención de los detenidos, adentro
del lugar, estaba a cargo de Gendarmería, sin perjuicio que la gente militar también entraba,
llamándole la atención las personas vestidas con ropa deportiva y armas en la cintura.
Cuenta también que se escuchaban disparos de armas, a la hora de la siesta y al atardecer.
Que en el tiempo en que permaneció allí, en ese ambiente había alrededor de cien personas.
295
Que estuvo en La Perla seis días aproximadamente –hasta el 1/9/76- y el sexto día, previo
ser sometido a otro interrogatorio en que se lo presionaba para proporcionar información
bajo amenazada de aplicarle corriente eléctrica, fue trasladado al campo La Rivera donde
permaneció hasta el 14/9/76. Bardach también fue trasladado a La Rivera y liberado a los
pocos días. Alicia Villalba no fue con ellos a La Ribera y continúa desaparecida (fs.
10312/4).
Cabe señalar que los dichos de Pascual Adolfo Seydell concuerdan con las
constancias de su legajo penitenciario, en tanto figura como fecha de detención del
nombrado el día 26/8/76 y como fecha de ingreso al establecimiento penal UP1 el día
14/9/76 (fs. 13370/72).
b) Imposición de Tormentos y Homicidio: Lo expuesto por Seydell permite así
conocer que aquel 26 de agosto de 1976, al ser llevada de su residencia, Romelia Villalba
fue conducida a dependencias militares habiendo sido golpeada, haciéndola permanecer en
una sala junto a otros detenidos, por espacio de no más que unas pocas horas, para ser
trasladada posiblemente en las primeras horas del día 27 de ese mismo mes y año, en un
camión militar, al campo La Perla, en donde quedó alojada, sometida a las condiciones
tortuosas, tanto físicas como psíquicas, a las que precedentemente se hizo alusión (fs.
10312/4).
A lo expuesto por Seydell, se suma el testimonio de Alejandro Bardach, quien es
conteste con el primero, en cuanto a que detenidos el 26/8/76, permanecieron en La Perla
desde el 27 de ese mes y año, durante aproximadamente una semana, aclarando que en la
cuadra se hallaba acostado a unas 10 o 12 personas de distancia de Pascual Seydell, lo que
explica que recuerde principalmente a las personas que se hallaban en las colchonetas
linderas, no mencionando haber visto a Romelia Villalba. Coincide también con Seydell
respecto a que el traslado hasta La Perla fue en un camión en el que llevaron a varios
detenidos. Dable es acotar que Bardach afirma que en La Perla varias veces lo llevaron a
una oficina a declarar. Mientras lo interrogaban, lo tiraban al piso y lo golpeaban. Relata
asimismo que tenían plena conciencia de cada vez que buscaban a uno de los detenidos de
la cuadra para llevarlo a torturar, pues se escuchaban sus gritos y alaridos, a más de
percatarse que en esos momentos se producían bajas en la luz (fs. 13254/7).
Redunda en cuanto al maltrato recibido por los detenidos en La Perla durante
aquellos días, el testimonio de María del Carmen Bártoli, quien coincidiera con Seydell y
Bardach en La Rivera, afirmando que ella y Alejandro Bardach fueron liberados juntos, a
principios de setiembre de 1976 en el Parque Sarmiento, y que la testigo debió acompañar a
Bardach hasta la parada de ómnibus pues este tenía una lesión en el tórax –una costilla rota
o una perforación en el pulmón- de la cual le quedaron secuelas (fs. 13299/301).
Ahora bien, aún cuando los elementos de juicio colectados no aluden de manera
directa a los interrogatorios bajo tortura a que habría sido sometida Villalba, ni a las
circunstancias en que esta fue retirada de la cuadra para su ―traslado‖, posible es afirmar
que los relatos de Seydell y Bardach, sumados al cúmulo de elementos de convicción
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1810-2010
examinados en detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE, más las
distintas circunstancias analizadas en los restantes casos materia de este pronunciamiento que evidencian una metodología prácticamente uniforme, tendiente a lograr la más rápida
obtención de información y el posterior exterminio de los ―blancos‖ prescindibles-, indican
que durante su estadía en el centro clandestino de detención, Romelia Alicia Villalba sufrió
condiciones perniciosas de cautiverio y que probablemente fue apremiada a proporcionar
información, mediante torturas físicas y psíquicas, siendo posteriormente retirada de las
instalaciones edilicias de La Perla en una fecha que no ha podido ser determinada con
exactitud por la Instrucción, pero que es factible ubicar con posterioridad al 1º de setiembre
–fecha hasta la cual Seydell habría permanecido en la cuadra- y dentro de los treinta
primeros días de cautiverio; siendo fusilada en las inmediaciones, conforme el proceder al
que hacen referencia los aludidos considerandos, los que doy aquí por reproducidos, en
honor a la brevedad. Igualmente me remito a la prueba relativa a las restantes conductas
materia de este resolutorio, en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, los
USO OFICIAL
procedimientos utilizados para la aprehensión, traslado, interrogatorios y mecanismos de
tortura, como también al escaso valor atribuido a la vida de los prisioneros.
52) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y DOS
Víctima: RAUL OSVALDO LEVIN
a) Privación de Libertad: La hermana de la víctima, Silvia Levin, denunció que
Raúl Osvaldo Levín, estudiante de Filosofía y ciencias Económicas de la Universidad de
Córdoba, de 26 años de edad, fue arrestado por personal del Tercer Cuerpo de Ejército la
noche del 1º de setiembre de 1976, mientras se encontraba en el domicilio de Mirta Nieri,
sito en calle Viedma al 700 de Barrio Atlántida, Camino a Altagracia. También fueron
detenidas Mirta Nieri y una amiga de esta, Liliana Callizo, que se encontraba en la
vivienda, habiéndose llevado el automóvil Renaul 4S de color amarillo, dominio X 236772,
que usaba Raúl Levin y que pertenecía a su hermano Arnaldo Eduardo, además del
portafolio que Raúl llevaba consigo y que contenían dinero y cheques de propiedad de la
empresa para la que trabajaba. Aclara la denunciante que el auto apareció bastante tiempo
después, en 1978, abandonado en la calle Catamarca de esta Ciudad de Córdoba. Por el
kilometraje que indicaba el cuentakilómetros, era claro que el coche había sido utilizado
durante ese tiempo, teniendo adosado en el parabrisas un símbolo de pertenencia a la
Fuerza Aérea Argentina.
Bastante tiempo antes de efectuarse aquella presentación, durante los años 1977, 78
y 79, los padres de Raúl Levín –José Levin y Corona Constancia Beceda de Levin-, habían
presentado numerosas notas solicitando información al Comandante del Tercer Cuerpo de
Ejército. Así, en noviembre de 1977, redactaron una nota en la que narraban a la autoridad
que su hijo había concurrido en las últimas horas del día 31 de agosto a la casa de una
amiga llamada Mirtha Nieri, en Barrio Atlántida. Que en dicha casa, siendo la madrugada
del 1º de setiembre de 1976 se llevó a cabo un procedimiento por parte de efectivos
297
armados que, luego de revisar la vivienda, se llevaron detenidos a Mirtha Nieri, a una
amiga de esta que se encontraba en la casa -Liliana Callizo-, y a su hijo Raúl. De todo esto
tomaron conocimiento el día 4 de setiembre de 1976, por relato que les hizo Mirtha Nieri,
quien fue liberada a las 48 hs. Ella les contó que los efectivos actuantes incautaron el
automóvil de Raúl y los valores que este tenía en su portafolio –valores que había llevado
esa tarde de la empresa de la que era empleado, para depositarlos el miércoles a la mañana
en una cuenta bancaria de la firma, tratándose de $ 70.000 en dinero en efectivo y $
120.000 aproximadamente en cheques. Señalan los padres, que ni el auto, ni los valores
fueron restituidos. Agregan que respecto a Liliana Callizo, habían tomado conocimiento
que después de un largo tiempo en que sus progenitores procuraron infructuosamente
conocer su paradero, desde tres o cuatro meses atrás la nombrada era llevada
periódicamente al domicilio de sus padres para visitar a su pequeño hijito, luego de lo cual
era regresada nuevamente a su lugar de reclusión. Pero en el caso de Raúl, pese al largo
tiempo transcurrido y las insistentes gestiones realizadas ante las Fuerzas Armadas y los
organismos de Seguridad, nunca pudieron conocer la suerte corrida por el mismo.
No habiendo obtenido respuesta alguna del General Menéndez, el 6 de enero de
1978, los padres de Raúl Levin, envían una nueva nota solicitando información, pero esta
vez, agregan un nuevo antecedente. Mencionan que en los días previos se había encontrado
el automóvil Renault 4, modelo 1972, que se hallaba en poder de su hijo el día que este
desapareció. El vehículo había sido ubicado por efectivos policiales de la Seccional
Segunda, en calle Alvear 407 -casi esquina Catamarca-, estaba en buen estado de
conservación, con la chapa patente cambiada –la original era X 236772- y tenía fijada una
C 648603, habiéndose dado participación a la Compañía de Seguro respectiva. Los padres
de Levin explican que la aparición del automóvil, les ha permitido abrigar nuevas y
fundadas esperanzas respecto a la posible aparición de su hijo.
Reiteraron la solicitud en febrero de ese año y en el mes de abril recibieron una nota
suscripta por el Coronel Raúl Fierro, en la que señala que la presunta detención de Raúl
Levin no fue practicada por orden del Comando de Cuerpo, ni por elementos de su
dependencia, y que las medidas adoptadas para investigar el hecho en cuestión no arrojaron
ningún resultado positivo hasta el momento.
El 5 de febrero de 1979, ante una nueva insistencia de los padres solicitando
información sobre su hijo, el Segundo Comandante y Jefe de Estado Mayor de la IV
Brigada, Coronel Alberto Carlos Lucena, respondió escuetamente, indicando que aquel ―no
se encuentra detenido ni alojado en ninguna Unidad Carcelaria dependiente de esta Jefatura
de Área‖.
Finalmente los padres de Raúl Levin se presentan ante la CONADEP manifestando
que recién en abril de 1983, conforme lo dejan plasmado en un nuevo recurso de hábeas
corpus presentado ante el Juzgado Federal Nº 1 –este era el tercer recurso de ese tipo que
iniciaban-, pudieron tomar conocimiento que su hijo había sido detenido por efectivos
militares del Tercer Cuerpo de Ejército y que había permanecido en La Perla, a través de la
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incorporación al expediente de las declaraciones efectuadas por Liliana Callizo en
Pamplona (fs. 7954/71, 9106/25). Ambos progenitores ratificaron judicialmente sus dichos
a fs. 9134/5.
A fs. 6618 vta. Graciela Geuna indica que Levin fue secuestrado junto a Liliana
Callizo el 1º de setiembre de 1976. En forma similar declara Cecilia Suzzara, señalando que
Levin estuvo poco tiempo en La Perla y fue ―trasladado‖ rápidamente (6067 vta.). Piero Di
Monte coincide en tales circunstancias, agregando que Levin era un joven de unos 25-26
años, de mediana estatura, cabellos rojizos. permaneció en La Perla una semana
aproximadamente y luego se lo llevaron en un traslado. El operativo de su secuestro estuvo
comandado por el Teniente Primero Jorge Exequiel Acosta, secundado por el Capitán
González (fs. 2726/837, 126/36, 6190/7, 962/70, 976/1069, 3594 y sig).
Liliana Callizo por su parte, relata que a Levin lo apodaban "Colorado". Fue
secuestrado junto a la testigo, en la casa de Mirta Nieri, en la madrugada del 1º de
setiembre del ´76. Sus secuestradores se identificaron como miembros del Comando
Libertadores de América pero se trataba en realidad de integrantes del Grupo Operaciones
USO OFICIAL
Especiales del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército, entre quienes pudo
individuoalizar a Jorge Exequiel Acosta –alias Rulo- como el jefe del operativo, José
Carlos González –alias Juan XXIIII-, Quijano –alias Angel, Comandante de Gendarmería-,
Sargento Elpidio Tejeda –alias Texas- y Ricardo Lujan –alias Yanqui-, apoyados por un
gran número de miembros de otras unidades que también iban vestidos de civil y a los que
llamaban ―números‖. Llevaron a la testigo, a Levin y a Nieri a La Perla en tres autos
diferentes. En ese centro Levín permaneció durante una semana y fue ―trasladado‖,
continuando hasta hoy, como desaparecido. Nieri fue liberada a las 48 horas de ser
detenida. (fs. 2842/43).
b) Imposición de Tormentos y Homicidio: La testigo Liliana Callizo precisa que
al tiempo de ser secuestrados, ella, Levin y Nieri intentaron salir por el patio, pero fueron
inmediatamente rodeados y llevados a la sala de la casa, violentamente y a golpes. Al
individualizar a Levin como judío, comenzaron a castigarlo con saña y fue secuestrado
simplemente por su condición religiosa, permaneciendo menos de una semana en La Perla,
para ingresar posteriormente en la lista de desaparecidos (fs. 2849/50).
Continúa relatando que les ataron las manos y vendaron los ojos, y así los llevaron
en tres autos diferentes a las instalaciones de La Perla. Fue golpeada con palos y puños en
una sesión de tortura colectiva, donde estaba con otros 15 o 20 secuestrados. Todos tenían
vendas en los ojos. Durante los tres primeros días no volvió a ver a Levin, al que le decía
―Colo‖. No obstante, en esos días, mientras la testigo había sido llevada a una oficina, pudo
escuchar que el ―Colo‖ estaba en otra de las oficinas contiguas y que era interrogado. Una
persona le decía ―vos sos un zurdo asqueroso, como los otros‖, a lo que Levin contestó ―yo
soy marxista, estoy en contra de las injusticias, en contra de que el pueblo sufra hambre y
torturas‖. El hombre que lo interrogaba, afirmó ―eso ya lo sabemos, todos aquí son unos
santos, pero vos sos judío, sos de la sinarquía internacional‖. En esos momentos ingresó un
299
Capitán a la habitación en la que estaba Callizo. La testigo imploró por la libertad de sus
dos amigos –Nieri y Levin- aduciendo que los mismos eran ajenos a las organizaciones
objeto de persecución, a lo que el Capitán le respondió que Nieri iba a salir al día siguiente,
en cambio el muchacho no, se iba a quedar en La Perla, puesto que el hombre que estaba
con Levin en ese momento ―no lo va a querer largar, porque odia a los judíos‖.
Transcurridos los tres primeros días, los hicieron cambiar de ubicación en la cuadra
y la testigo quedó situada al lado de Levin. Permanecían acostados en colchonetas de paja y
con los ojos vendados. Pudieron conversar de lo que les estaba pasando y de lo que les
podía pasar. Transcurrieron así otros tres o cuatro días. En la cuadra había como cien
personas en esos momentos. Los cambiaron nuevamente de ubicación y quedaron
separados. Se habían puesto de acuerdo para pedir al mediodía que los llevasen al baño al
mismo tiempo y así poder conversar mientras se lavaban las manos y la cara. Así lo
hicieron unas pocas veces, hasta que un día el ―Colo‖ no pidió más que lo lleven al baño.
La testigo empezó a preguntar por él y le dijeron que un grupo grande de detenidos había
sido trasladado. Reflexiona Callizo respecto que a Levin en ningún momento le hicieron
una acusación política, sino que fue golpeado y amenazado de muerte por su condición de
judío y finalmente, fue trasladado (fs. 2870).
Agrega en sus cartas Liliana Callizo, que la persona que utilizó el automóvil de
Levin fue un agente civil de apellido López y de apodo Chubi -Arnoldo José López-,
hasta que un día lo dejó estacionado en una calle céntrica y el rodado fue encontrado por
personal policial. Cuenta Callizo que sus padres fueron llevados al Tercer Cuerpo para
averiguar cómo se habían enterado los Levin respecto a que el auto se hallaba en poder de
la Policía, y que a raíz de ese episodio, comenzaron a discutir si a la testigo la dejarían o no
finalmente en libertad. En cuanto a López, señala que fue quien interrogó a Levín,
tratándose de aquel hombre que le hacía comentarios antisemitas. Señala al respecto, que
López procedía de grupos fascistas católicos (fs. 9138/44).
La testigo Ana Beatriz Iliovich, también recuerda especialmente a Levin en lo
concerniente al antisemitismo que caracterizaba a los militares y civiles que actuaban en La
Perla. Al respecto señala que para ella misma, su apellido judío significó un elemento
adicional de humillación sistemática, de burla permanente, agregando que cada persona de
apellido judío que pasó por allí sufrió doblemente por esto, en relación a lo cual recuerda
particularmente el caso de Raúl Levin, a quien detienen junto a Liliana Callizo el 1/9/76.
No tenía militancia alguna, solo era amigo de ella. Permaneció alrededor de una semana en
La Perla sufriendo permanentes humillaciones. Luego se lo llevaron en un ―traslado‖. Lo
mataron solo por su condición de Judío (fs. 18917/8).
Piero Di Monte y Graciela Geuna incluyen en el listado de personas que
permanecieron cautivas en La Perla a Raúl Osvaldo Levin, detenido el 1/9/76 junto a
Liliana Callizo, ―trasladado‖ (fs. 7740/58 y 318/323).
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
300
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este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- y doy aquí por
reproducidas en honor a la brevedad.
53) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y TRES
Víctimas:
DELFINA
DEL
VALLE
ALDERETE,
JOSÉ
HONORIO
FERNÁNDEZ
a) Privación de Libertad: Margarita Pérez de Fernández, madre de José Honorio,
denunció ante la Asamblea Permanente de Derechos Humanos que entre los días 30 y 31 de
USO OFICIAL
agosto de 1976, el nombrado –estudiante universitario de Ciencias Económicas, de 21 años
de edad- y su compañera Delfina Alderete, apodada Fina o Colorada, fueron secuestrados
en la Estación Terminal de Ómnibus de esta Ciudad, careciendo de toda otra información
sobre el episodio. Agrega que su otro hijo, hermano gemelo de José Honorio, estudiaba en
Córdoba por entonces, y en varias oportunidades fue interceptado por personas que
desconocía y que lo interpelaban preguntándole por José, a lo que les contestaba que estaba
en Santiago, replicando estos individuos ―a tu hermano lo tenemos nosotros‖ (fs. 7674).
Con posterioridad, la denunciante ratificó judicialmente esa presentación, agregando que
con el transcurrir del tiempo, a su otro hijo le comentaron que José Honorio había sido
llevado por la Policía, del lugar en el que vivía. También recordó que un pariente de
Córdoba, llamado Dardo Gorostiaga, recibió un llamado telefónico anónimo, alcanzando a
escuchar una voz que decía ―avisen que el Gringo ha desaparecido‖, siendo que ―Gringo‖
era el apodo con el que lo nombraban a su hijo José Honorio (fs. 8879).
El hermano de la víctima, José Humberto Fernández, aclara ante la CONADEP que
José Honorio militaba en la Juventud Universitaria Peronista y que desde cinco o seis
meses atrás no tenía un domicilio fijo, pues había sido buscado en la pensión en la que vivía
en calle Rodríguez Peña, entre Baigorri y Sarachaga, a media cuadra del ferrocarril, en
Barrio Alta Córdoba (fs. 8831/9).
Similar denuncia formula la madre de Delfina del Valle Alderete, Sra. Nilda Gómez
de Alderete, indicando haber interpuesto dos recursos de hábeas corpus a favor de su hija
en Juzgados de Córdoba, haber denunciado la desaparición ante la Seccional Segunda de
Policía, ante el Ministerio del Interior y haber recurrido a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, gestiones estas que resultaron infructuosas a los fines de conocer el
paradero de su hija. Relata que recién luego de varios años, pudo enterarse a través de una
familia de apellido Loto, que María de las Esperanzas Beltramino de Loto había estado
301
junto a su hija en un campo de concentración en la Provincia de Córdoba, habiendo
mantenido una charla a escondidas, en la que Delfina le pidió que comunicara a su familia
cuál era su situación, manifestándole además que no tenía esperanzas de poder salir de ahí
(fs. 8759/60 –ratificada a fs. 8771 y 8799-).
A fs. 8806/15 obra fotocopia certificada del recurso de hábeas corpus interpuesto
por la Sra. Gómez de Alderete, a favor de su hija Delfina Alderete, ante el Juzgado Federal
Nº 2 de esta Ciudad con fecha 29/12/76. En ese expediente coinciden el Departamento
Informaciones Policiales de la Policía de la Provincia –D2-, la Delegación Córdoba de la
Policía Federal, y la Cuarta Brigada de Infantería Aerotransportada del Ejército –Jefatura
de Área 311-, en que Delfina Alderete no se encuentra detenida en sus jurisdicciones y en
que no poseen datos sobre la nombrada.
Sin embargo, las pruebas indican que las dos víctimas habrían sido efectivamente
privadas de libertad, llevadas primeramente y por muy poco espacio de tiempo a la sede del
Departamento Informaciones –D2- en dependencias del Cabildo ubicadas sobre el –por
entonces- Pasaje Cusco 66, luego conducidas y alojadas en dependencias del chalet que
poseía la Dirección Provincial de Hidráulica en proximidades al paredón del Dique San
Roque, y pasados cuatro días de cautiverio, finalmente trasladadas y alojadas en el centro
clandestino de detención La Perla por un lapso que no habría superado los treinta días.
Respecto a lo sucedido a la pareja, resulta esclarecedor el testimonio de Marta
Panero quien relata haber sido detenida el día 3 de septiembre de 1976, a las 7.30 hs. de la
mañana aproximadamente, por personas vestidas de civil, de las que luego se entera
pertenecían al Departamento Informaciones Policiales –D2-. Iba caminando por la calle y
advierte que es perseguida por hombres armados que habían bajado de un vehículo Peugeot
Blanco y que le disparan cuando ella empieza a correr. La alcanzan y la suben
violentamente al auto, advirtiendo que en el interior del vehículo se encontraba un
estudiante ―Santi‖ o ―Santiagueño‖ –José Honorio Fernández. Uno de sus captores le dice
burlonamente a Santi que pese a que él no había querido señalar a la testigo, ―con la picana
todos hablan‖. Se dirigen hasta el Cabildo, allí lo bajan a Santi y continúan viaje hasta la
―Casa de Hidráulica‖, lugar donde luego de ser sometida a cruentas torturas e
interrogatorios, Panero fue llevada por la noche a un cuarto pequeño en el que estaban otros
cinco detenidos que habían sido capturados el día anterior -2 de setiembre de 1976-. Entre
las cinco personas, reconoce al propio Santi, a quien los demás responsabilizaban de haber
proporcionado la información que posibilitó las restantes detenciones. Santi no decía nada.
Aparte de Santi, también estaba su novia de 18 años que comenta haber llegado de Santiago
del Estero una semana atrás –Delfina Alderete-. La testigo aporta los datos de las tres
personas restantes, tratándose del estudiante secundario Diego Hunziker, del enfermero
Ramón Antonio Gómez y del estudiante César Tomás Passamonte (conf. informe fs.
10.369). Aclara además, que en el interior del cuarto los seis detenidos podían quitarse la
venda y charlar, que los tuvieron siempre en ese cuarto pequeño, excepto cuando los iban
sacando de a uno, para interrogarlos y torturarlos, regresando en muy malas condiciones
302
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físicas a raíz de los golpes y descargas eléctricas recibidas. El día 6 de septiembre retiraron
de aquel cuarto a los otros cinco detenidos, a quienes Panero no volvió a ver. La testigo
continuó allí cautiva hasta el día 13 del mismo mes y año, fecha en la que fue trasladada a
la prisión militar ubicada en La Ribera, adquiriendo su detención –recién a partir de ese
momento- carácter oficial.
Agrega Panero que pudo reconocer el Chalet de Hidráulica pues al pasar por la
galería externa que la casa tenía, alcanzó a identificar el lago San Roque y ubicar el
embudo y un islote en frente del cual estaba la vivienda. Años después, al presentarse a la
Conadep y describir la casa, una persona empleada en Hidráulica advirtió que podía tratarse
del inmueble que esa repartición tenía en dicha zona, suministrándole a Panero la ubicación
precisa del mismo. Panero concurrió al lugar y sin ingresar al predio, pudo observar desde
la calle, la galería y el frente de la casa, reconociéndola como aquella en la que la
mantuvieron cautiva. Exhibidas que le fueron diversas vistas fotográficas de la vivienda
Panero confirmó que esa era la finca en la que habría permanecido secuestrada junto a
Fernández y Alderete en septiembre de 1976. Cabe además destacar que Panero recuerda
USO OFICIAL
que tanto en los momentos siguientes a su detención y antes de conducirla a la Casa de
Hidráulica, como también cuando la sacaron de esa finca para llevarla a La Rivera, el
vehículo en que era conducida hizo una corta escala en el Cabildo, sede en la que
funcionaba la Jefatura Policial y el Departamento Informaciones Policiales, pudiendo así la
testigo advertir que sus captores pertenecían a las filas de la Policía Provincial (10355/7 y
10364/8, 10603/5).
Corrobora lo expuesto por Marta Panero, las constancias del legajo DE 675 del
Servicio Penitenciario Provincial, del que resulta que la nombrada fue detenida el día
3/9/76 y que recién el día 1º de octubre de ese año ingresó a la Unidad Nº 5 Buen Pastor,
procedente del Campo de La Rivera, a disposición del Area 311 (fs. 13239/41).
Asimismo, las constancias de los autos ―Comando del Tercer Cuerpo de Ejército,
letra 3J4 1008/3, libro 16 (Expte. 20-C-84), coinciden con la testigo mencionada respecto a
que en 1976, la casa de propiedad de la Provincia de Córdoba, bajo jurisdicción de la
Dirección Provincial de Hidráulica, ubicada a orillas del lago San Roque, fue utilizada por
la Policía de la Provincia. Tal inmueble fue entregado por Hidráulica al Comisario Américo
Romano D.N.I. 6.429.047 –quien a la fecha se desempeñaba en la Dirección General de
Inteligencia (también denominada Departamento Informaciones Policiales o D2) y tenía a
su cargo a las Brigadas Antisubversivas, entre otras funciones-. Esa entrega se efectivizó el
día 1 de setiembre de 1976 –dos días antes de la detención de Fernández y de Alderete-,
permaneciendo dicha casa afectada al uso de la mencionada Dirección General de
Inteligencia hasta el 2/5/80. El destino dado por la Policía a ese Chalet se mantuvo en
absoluta reserva. El personal del Destacamento de Náutica, Caza y Pesca ubicado en las
inmediaciones, habría observado un permanente movimiento de vehículos y personas
fuertemente armadas que decían pertenecer a organismos de seguridad y responder
303
exclusivamente a directivas del General Menéndez, desempeñando –según dichos de los
mismos ocupantes de aquel chalet- la función de ―eliminar gente‖ (fs. 10597/649).
La detención de Fernández y Alderete por parte de personal del D2 el día 2 de
setiembre de 1976, encuentra acabada confirmación en tres documentos emanados de la
propia fuerza policial. Estos son:
1) el informe que en fotocopia obra a fs. 8080 -cuyo duplicado fuera incautado de
los archivos de la Delegación Córdoba de la Policía Federal Argentina-, en el que se
describe un procedimiento efectuado por personal del Departamento II Informaciones de la
Policía Provincial el día 2/9/76 a las 16.15 hs., y en el que expresamente consta que dicha
actuación se habría efectuado ―a raíz de declaraciones de José Honorio Fernández (a)
Santia o Gringo‖, surgiendo indudable que el nombrado se hallaba detenido a disposición
del personal del Departamento II Informaciones de la Policía de la Provincia; que el mismo
había sido ya interrogado y que el personal actuante lo tenía individualizado como militante
de la organización Montoneros e involucrado en la colocación de una bomba panfletera en
la Ciudad Universitaria.
2) informes sobre antecedentes de Delfina del Valle Alderete (alias ―Leonor‖,
agregados por el Juzgado de Instrucción Militar Nº 71 a cargo del Coronel Timoteo
Gordillo, al expediente en el que ese Tribunal investigaba la desaparición de la nombrada
(fs. 8787/8). Son dos formularios: uno de ellos constituye el ―interrogatorio previo‖ que se
efectuaba rutinariamente a los detenidos en sede policial, en el cual se anotaban los datos
filiatorios, información sobre los integrantes de la familia y las causas de la detención; el
segundo documento es simplemente un resumen del primero. En ambos documentos surge
expresamente consignado que Delfina del Valle Alderete fue detenida el día 2 de setiembre
de 1976 por personal policial, al allanarse el domicilio ubicado en Manzana 20, casa 10 de
Barrio Kennedy en esta Ciudad de Córdoba –el subrayado pertenece al Suscripto-. El
formulario del interrogatorio previo, aclara que Alderete continúa detenida en averiguación
de hecho subversivo, que al ser allanado el domicilio se secuestró material de corte
extremista, y que permanece alojada en el departamento policial en calidad de
incomunicada –el subrayado pertenece al Suscripto-. El formulario consigna asimismo que
la interrogada tiene 18 años, nació en febrero de 1958 en Santiago del Estero, y está de
novia con José Honorio Fernández desde hace 8 meses, a quién conoció en Santiago, y con
quien está por contraer matrimonio, siendo este también militante de Montoneros, de la
JUP en Santiago. Basta cotejar esta documentación, con la que obra glosada a fs. 8080, para
advertir que se trata de formularios del Departamento Informaciones Policiales D2 de la
Policía de la Provincia de Córdoba.
Las probanzas acreditan, asimismo, que el día 6 de setiembre de 1976, al ser
sacados del Chalet de Hidráulica, José Honorio Fernández y Delfina del Valle Alderete
fueron llevados a La Perla.
Concurre en tal sentido la declaración testimonial de María de las Esperanzas
Beltramino, quien afirma haber permanecido detenida en La Perla, en una oficina lindera a
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la cuadra, desde el 25 de setiembre de 1976 y por espacio de siete días aproximadamente,
todo el tiempo vendada y maniatada. Refiere que en una de las oportunidades en que la
llevaron a las duchas ubicadas al final de la cuadra, se encontró con otra joven, era
pelirroja, tenía el cabello hasta los hombros, cutis blanco, pecosa, baja estatura, alrededor
de 19 años, le dijo que se llamaba Delfina del Valle Alderete y que era de Santiago del
Estero. Pensaba que no iba a salir de allí, porque antes había estado en dependencias
policiales en las que la habían golpeado mucho, como con un sifón, en la cabeza. Tenía
marcas de golpes en el cuello. No pudieron continuar dialogando, pues en La Perla estaba
prohibido conversar. Pudo verla ya que en las duchas le permitían sacarse la venda. Luego
de esa vez no volvió a encontrarse con Alderete. Aclara la testigo que le consta que
Alderete no integró el grupo con el cual la testigo fue trasladada a otro centro de detención
–La Rivera-, después de haber permanecido 7 u 8 días en La Perla (fs. 13304/6).
Piero Di Monte recuerda haber visto prisionera en La Perla a una joven de 18 años,
de cabello ondulado y largo, petisa, a la que le decían ―Santia‖, de quien recuerda fue
―trasladada‖ –en alusión a que fue retirada de la cuadra para ser fusilada en las
USO OFICIAL
inmediaciones- (fs. 7740/58). Liliana Callizo, relata iguales circunstancias, agregando que
"la Santia", era estudiante y estaba detenida en La Perla junto a su novio, a quien le decian
"el Santia" –la pareja era oriunda de Santiago del Estero-. Este también era estudiante,
posiblemente de Ciencias Económicas o de Filosofía, tenía un hermano mellizo, era alto,
delgado, rubio, de unos 20 a 22 años de edad. Ambos fueron ubicados en la cuadra al lado
de Callizo, cree que eran militantes de la JUP o de la UES. Un día Callizo volvió de la
ducha y ella ya no estaba (fs. 6698/706). En sentido similar, informa Graciela Geuna a fs.
318/23.
b) Imposición de Tormentos: Las pruebas precedentemente ponderadas, en
especial el testimonio de Marìa de las Esperanzas Beltramino, en tanto describe el estado de
angustia e incertidumbre en el que Alderete se encontraba, las marcas de fuertes golpes que
la misma había recibido, la prohibición de dialogar con los otros detenidos, la custodia de
gendarmes en el baño, la obligación de permanecer vendados, el encontrarse siempre
acostados en las colchonetas en el piso y maniatados, entre otras circunstancias que relata
(fs. 13304/6), acreditan suficientemente los tormentos físicos y psíquicos a los que fueron
sometidas las víctimas durante su estadía en La Perla.
c) Homicidio: De igual manera, las personas que permanecieron cautivas en La
Perla, a las que se hizo precedente mención: Piero Di Monte, Liliana Callizo y Graciela
Geuna, concuerdan en que tanto Fernández como Alderete, a quienes se refieren como
―Santi‖ y ―Santia‖, fueron ―trasladados‖, en otras palabras, asesinados, habiéndose ocultado
sus restos de manera tal que hasta la fecha no han podido ser habidos (fs. 7740/58,
6698/706, 318/23), conforme al proceder que era habitual en ese centro de detención
clandestina y que se describe al tratar el HECHO NOMINADO DOCE, a cuyos
considerandos me remito.
305
No es posible establecer con exactitud la fecha en que las dos víctimas habrían sido
retiradas de la cuadra de La Perla para ser ejecutadas. Solo surgen de los testimonios
aludidos, algunas referencias temporales como las que aportan María Beltramino –a fines
de setiembre Alderete todavía permanecía en el centro clandestino de detención- y Liliana
Callizo –quien recuerda de manera imprecisa que habrían sido ―trasladados‖ en el mes
siguiente al de haber sido traídos, no pudiendo afirmar si fueron retirados juntos o no-;
referencias que, sumadas a las demás consideraciones efectuadas al tratar el HECHO
NOMINADO DOCE -en relación al período durante el cual se prolongaba en general la
permanencia en el centro clandestino de detención- las que también doy por reproducidas,
permiten situar aquella circunstancia en forma aproximada, entre fines de setiembre de
1976 y no más allá de transcurridos los treinta días de cautiverio.
d) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás
elementos de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de
ponderación en este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la
causa y que resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del
centro de detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo,
las perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- en honor a la
brevedad.
54) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y CUATRO
Víctima JORGE DANTE BUSTOS
a) Privación de Libertad: Mercedes Toloza de Bustos y José Dante Bustos, padres
de la víctima, denunciaron ante la CONADEP, que su hijo se hallaba cumpliendo el
Servicio Militar Obligatorio en el Batallón de Comunicaciones 141 de la Ciudad de
Córdoba. Debido a una úlcera duodenal, fue internado algunos días en el Hospital Militar
Córdoba, emitiéndose un dictamen médico en virtud del cual se le iba a conceder la baja. A
tales efectos se le indicó que debía presentarse en el Batallón el día 10 de setiembre de
1976 por la mañana. Así lo hizo, concurriendo en un automóvil Ami 8 color azul de la
familia; al mediodía vino para almorzar al domicilio familiar con orden de regresar al
Batallón a las 14 hs. para retirar su libreta de enrolamiento y entregar el equipo militar.
Durante toda la tarde anduvo dentro del Batallón. Habían proyectado con algunos de sus
compañeros, reunirse después de las 19 hs. cuando salían de franco, para celebrar la baja de
Bustos en alguna confitería céntrica. Antes de la hora fijada, cuatro de sus compañeros se
dirigieron a esperarlo en el auto estacionado en las cocheras del Regimiento. Alrededor de
las 18 hs. lo vieron dirigirse hacia el Casino de Oficiales, presumiendo que iba a despedirse.
Pasada una hora y extrañados por la tardanza, uno de los soldados que aguardaban en el
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auto –un mendocino de apellido Sánchez-, se apersonó en la guardia y al preguntar por
Bustos, le comunicaron que se había escapado.
Otro soldado oriundo de Catamarca, llamado Ramón Antonio Ovejero, que se
desempeñaba como mozo en el Casino de Oficiales, hizo saber a los padres que Bustos
había sido detenido por dos oficiales del Servicio de Inteligencia: por el Mayor Stromer y –
según cree- por el Teniente Fader, quienes lo retuvieron en el patio, tomándolo de ambos
brazos, para luego conducirlo a una habitación del Casino de Oficiales, oyéndose luego
golpes y gritos. Alrededor de las 21 hs. lo trasladaron en una camioneta militar de color
clara, conducida por uno de los mayores y no por el soldado chofer que habitualmente lo
hacía.
Precisa la denuncia que al momento del secuestro, el jefe del Batallón era el
Teniente Coronel Anadón, quien tiempo después ascendió a Coronel y pasó como Jefe al
Destacamento de Inteligencia 141.
El 11 de setiembre de 1976 a la 1.15 hs. de la madrugada, personal militar allanó el
domicilio de los denunciantes, labrando un acta que fue rubricada por el Jefe de Comisión
USO OFICIAL
Teniente N.I. 14.737. Posteriormente, el 12/1/77, en cumplimiento de una orden verbal del
Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, personal militar nuevamente irrumpe en el
domicilio, labrándose otra acta. Al frente del operativo estaba el mismo Teniente que en el
procedimiento anterior y, a sus órdenes, varios de los soldados compañeros de Jorge
Bustos.
Manifiestan los denunciantes que interpusieron cuatro hábeas corpus a favor de su
hijo, todos con resultado negativo, habiendo asimismo presentado múltiples pedidos de
información ante organismos de Derechos Humanos, en el Ministerio del Interior, ante la
Cruz Roja Internacional y ante la OEA, en todos los casos infructuosos (fs. 7679/96,
9532/9).
A fs. 9367 vta., corroborando lo expuesto por los denunciantes, consta que el
soldado Bustos había permanecido internado por Ulcera en el Hospital Militar Córdoba,
desde el día 30 de agosto de 1976 al 9 de setiembre de ese año.
Confirma asimismo el relato de los denunciantes, lo declarado por el testigo Miguel
Oscar González, quien fuera compañero de la víctima durante el Servicio Militar
Obligatorio en el Batallón de Comunicaciones 141. Relata el nombrado que Jorge Dante
Bustos era un gran compañero. El día que desapareció, Jorge venía del Hospital Militar
donde había estado internado y le habían informado que le darían la baja. Estaba muy
contento. Sin embargo, por la tarde, Jorge buscó al testigo y mientras este se preparaba para
salir de franco, le contó preocupado que, si bien tenía la autorización para salir de baja, no
se iba a poder concretar, debido a que habían denunciado que pertenecía a una organización
subversiva y debía esperar una definición de las autoridades del Batallón, aclarándole que
esta circunstancia se la había comunicado el Jefe del Batallón Coronel Emilio Anadón. El
testigo no comprendió la gravedad de la situación, pensando que era una confusión que
prontamente se iba a aclarar. Se retiró de franco y al volver al día siguiente, le contaron que
307
Jorge se había hecho desertor porque sospechaban que pertenecía a una organización
extremista. En la calle quedó estacionado el auto de Jorge. Con el correr de los días, el
soldado cocinero del Casino de Oficiales le contó que a Jorge lo habían torturado en ese
lugar. Jorge había sido un buen soldado que siempre cumplía con las órdenes impartidas.
Siempre aconsejaba a los demás soldados amigos, que se quedaran tranquilos, que
intentaran pasarla bien y no se quejaran del sistema. Por eso es que la versión respecto a su
deserción nunca lo convenció (fs. 7882).
Al relato del ex soldado González, se suman los concordantes testimonios de otros
dos conscriptos compañeros de Bustos en el Batallón de Comunicaciones 141 en 1976.
Ramón Antonio Ovejero recuerda que Jorge Bustos concurrió el 10 de setiembre al
Batallón en su vehículo Ami 8, porque le daban la baja debido a una Ulcera Estomacal. Fue
a entregar su uniforme y a buscar el documento de identidad. Jorge se despidió del testigo.
Avanzada la tarde, cerca de las 18 hs., vio desde cierta distancia ingresar a Bustos al
Casino de Oficiales, acompañado por dos oficiales, que cree podrían ser el Mayor Stromer
y el Teniente Fader, aunque no está seguro. Se comentó que con esos oficiales, Bustos entró
a la habitación del Capitán Hidalgo. El testigo se hallaba junto a otros soldados con los que
intentaron acercarse a la habitación para ver o escuchar lo que sucedía, al tiempo que otro
oficial los hizo retirar del lugar, alcanzando a escuchar, no obstante, en forma difusa debido
a la distancia, algo así como personas que discutían o gritaban, ruidos de golpes y gemidos.
El testigo se dirigió hacia su dormitorio, no volviendo a ver más a Jorge Dante Bustos (fs.
9393/4 y 9457/8).
Víctor Dimas Agüero se desempeñó como ayudante cocinero en el Casino de
Oficiales. Recuerda el día en que a Bustos le daban la baja, pues le hizo unas bromas al
respecto. Al atardecer vio a Bustos en el patio central del Casino de Oficiales hablando en
un rincón con dos o tres oficiales; que luego Bustos y los oficiales que se encontraban con
él se dirigieron a la pieza del Capitán Hidalgo. Aclara que Bustos caminaba por sí solo, no
lo llevaban forzadamente. Que esto pudo observarlo desde la puerta de la cocina, que luego
ingresó a la cocina, la que estaba situada a unos 20 metros de aquella habitación, pudiendo
escuchar quejidos y voces en tono fuerte, aunque no pudo entender qué es lo que decían. A
partir de entonces no vio a Bustos nunca más. Aclara que Bustos había concurrido al cuartel
con un vehículo particular y que el mismo permaneció estacionado cuatro o cinco días en la
cochera aledaña al puesto número tres, habiéndose enterado por comentarios de sus
compañeros que finalmente fue retirado por el padre de Bustos (fs. 9395/6 y 9456).
Ahora bien, las probanzas colectadas acreditan que la víctima fue sacada del
Batallón de Comunicaciones 141 aquel 10 de setiembre de 1976, y llevada al centro
clandestino de detención La Perla.
En tal sentido, Piero Di Monte recuerda haber visto a Jorge Dante Bustos en La
Perla. Lo apodaban "Pablo". Era soldado conscripto. Fue secuestrado cuando concurrió a
retirar su libreta de enrolamiento al Batallón donde había servido. También se llevaron su
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Citroen. Agrega el testigo que Bustos fue ―trasladado‖ (fs. 7740/58). Similares
circunstancias recuerda Liliana Callizo (fs. 6698/706).
Con mayores detalles, en una misiva dirigida a la familia de Jorge Bustos, Di Monte
relata que a la víctima lo llevaron a La Perla un día viernes (10/9/76), no pudiendo precisar
qué hora de la tarde era. Fue sometido a un intenso interrogatorio y tortura. Aquel había
sido un día bastante sereno para los prisioneros, por la ausencia de movimientos, gritos,
ruidos de motores, órdenes del personal de Inteligencia. Pero el momento de distensión se
vio interrumpido con la llegada de Jorge. Al anochecer, próximo a la hora de la cena, lo
trajeron a la cuadra. Un gendarme lo condujo hasta una colchoneta cercana a la del testigo,
Jorge caminaba con dificultad, hacía pasos cortos, con las piernas abiertas, la picana le
había provocado lesiones en los genitales. Poco después lo cambiaron de colchoneta,
colocándolo al lado derecho del testigo. El sábado y domingo transcurrieron tranquilos,
ante la completa ausencia del personal de Inteligencia. Pudieron conversar. Establecieron
vínculos también con un estudiante secundario de 18 años de apellido Hunziker que se
hallaba en la colchoneta a la izquierda del testigo. Entre los tres se generó un fuerte afecto,
USO OFICIAL
aprovechando cada movimiento de la guardia, o en las comidas o cuando los llevaban al
baño, para contarse cosas de sus respectivas vidas. En esas circunstancias Jorge narró
cómo había sido secuestrado. Contó que había terminado su servicio militar obligatorio y
que el día de su secuestro fue a buscar en el regimiento donde se había desempeñado, la
libreta de enrolamiento. Había concurrido en el Citroen celeste de su familia. Una vez allí,
el servicio de guardia lo hizo pasar a una sala de espera y llaman al capitán que había sido
su jefe. A Bustos le pareció extraña la situación, preguntó a algunos soldados conocidos,
pero nadie pudo darle información. La espera fue larga. En el regimiento habían llamado a
los Servicios de Inteligencia, quienes al llegar lo interrogaron en presencia de su capitán, lo
acusaban de pertenecer a una organización revolucionaria. Bustos rechazó esas
acusaciones. Su capitán parecía creer el relato, trató de defenderlo, incluso quiso evitar que
se lo llevaran. Según Jorge, había mantenido con este militar una muy buena relación, se
había ganado su aprecio y confianza y sentía por él un profundo respecto. En el momento
en que deciden llevárselo, Jorge le pide que por favor avisara a sus padres sobre la
detención y que les restituyeran el Citroen. El Militar le dijo con visible amargura que se
quedara tranquilo, que él se ocuparía de todo. Jorge afirmaba estar seguro que ese militar
cumpliría su promesa de una forma u otra.
También relató Bustos que una vez retirado del Batallón, aquel viernes por la tarde,
lo condujeron en un automóvil a La Perla, donde lo sometieron a interrogatorio y tortura.
Lo llevaron a la sala destinada a tal fin y le aplicaron corriente eléctrica. Cuando lo trajeron
a la cuadra estaba shockeado. Le preocupaba que sus familiares sufrieran por su
desaparición. Cuando se acercaba algún integrante del grupo operativo, Jorge le preguntaba
si habían avisado a sus padres y si le habían llevado el vehículo. Un día un oficial le dijo
que habían llevado el Citroen a su casa, ante lo cual, si bien no muy convencido, pareció
tranquilizarse y no preguntó más. Varios días después lo sometieron a otro interrogatorio y
309
después de torturarlo le aseguraron que lo dejarían en libertad, que como máximo pasaría
algún tiempo en la cárcel. Jorge estaba contento. Con Piero Di Monte intercambiaron los
nombres y direcciones de sus respectivas familias, comprometiéndose recíprocamente a dar
aviso en caso que alguno lograra salir del campo. Piero Di Monte agrega que estuvo con
Bustos en la cuadra durante unos diez días aproximadamente. Su traslado se efectuó en los
días sucesivos al inicio de la primavera y coincidió con la muerte del Sargento Elpidio
Tejeda (―Texas‖) en un operativo el día 22 o 23 de setiembre. Texas había sido el principal
torturador de La Perla, formado en las escuelas de Panamá, su deceso golpeó sensiblemente
la moral del personal operativo, puesto que era el tercer abatido en el año y al que
consideraban el mejor e incluso le temían, su muerte les mostró cuán vulnerables eran.
Jorge Bustos no conocía a Texas y preguntó quién era. En los días siguientes, Jorge fue
trasladado.
Para el ―traslado‖, venían a buscar al prisionero a la cuadra, lo llamaban por su
nombre o por su número, lo hacían levantarse, calzarse y lo llevaban hasta las oficinas
ubicadas en la parte anterior a la cuadra, allí lo amordazaban y ataban sus manos a la
espalda y lo hacían subir a un camión que esperaba en el patio con el motor encendido. El
camión emprendía la marcha con un grupo de prisioneros en idénticas condiciones. A los
prisioneros que quedaban en la cuadra, les habían ajustado previamente las vendas y los
obligaban a cubrirse con frazadas y a permanecer inmóviles y en silencio en las
colchonetas, para impedir que vieran ese procedimiento; sin embargo, seguían atentos a
través de los distintos ruidos, el desarrollo de los acontecimientos y finalmente, desde la
cuadra escuchaban el ruido del motor del camión alejarse lentamente durante varios
minutos hasta tornarse inaudible. Así fue como se llevaron a Jorge Dante Bustos, en un
―traslado‖ común, junto a otros prisioneros, compañeros de desventura. Ningún
―trasladado‖ volvió a la cuadra. El ―traslado‖ significaba el destino final del prisionero, del
que sólo pudieron conocer algunos detalles, a través de confidencias que gendarmes y
militares fueron haciendo con el transcurrir del tiempo.
Acota Piero Di Monte que por La Perla pasaron varios soldados conscriptos
secuestrados, como Jorge. Siempre el secuestro de gente ligada a las Fuerzas de Seguridad
contó con el consentimiento del Jefe correspondiente de la estructura en la cual se
desempeñaba la víctima. Esta aseveración la hizo el 2do. Comandante de Gendarmería
Nacional en La Perla –Luis Alberto Cayetano Quijano-, circunstancia que por lo demás,
resulta lógica. El secuestro de Jorge Dante Bustos se operó en el Regimiento donde se había
desempeñado hasta ese momento. Consecuentemente contó con la complicidad de la
Jefatura del mismo, constituyendo una pieza importante el oficial que fue su Jefe directo,
del cual el testigo no puede recordar su nombre (fs. 7796/811).
En relación a la actitud asumida por los superiores de la Unidad en la que Bustos
cumplía el Servicio Militar Obligatorio, según las probanzas reunidas, los mismos habrían
continuado procediendo como si el nombrado hubiera efectivamente desertado. Al respecto,
de la constancia obrante a fs. 9505 expedida por la Prefectura Naval Argentina, surge que
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dos meses después de su desaparición, el 12 de noviembre de 1976 se dispuso registrar
orden de captura de Jorge Dante Bustos como Desertor. En forma concordante, el Batallón
de Comunicaciones de Comando 141 informa a fs. 9338 que el soldado conscripto Jorge
Dante Bustos, incorporado el 7 de febrero de 1976 fue dado de baja de la Unidad por
Primera Deserción Simple el 17 de setiembre de 1976, mediante actuaciones iniciadas el 21
de ese mes y año.
Asimismo, al ratificar judicialmente su denuncia, la madre de la víctima relató que
con posterioridad a la desaparición de Jorge Dante Bustos, y hasta el mes de diciembre de
1976 fueron con su marido en repetidas oportunidades al Batallón de Comunicaciones 141
a preguntar si tenían información sobre su hijo. En un primer momento les dijeron que se
había ido con una chica, proporcionándoles otras explicaciones fútiles y de índole baladí,
hasta que en una ocasión fueron atendidos por un mayor Strommer y un teniente Fader,
quienes les dijeron que Jorge estaba en la subversión, que era amigo de un compañero de la
Facultad que era subversivo. Por tal razón pidieron una entrevista con el Coronel Anadón,
por entonces Jefe de la Unidad, quien les dice que su hijo era desertor (fs. 9552).
USO OFICIAL
Obran agregadas en la causa, dos actas suscriptas por el Teniente identificado con el
número 14737, en las que constan los allanamientos practicados por personal del Ejército
en el domicilio en el que residía Jorge Dante Bustos junto a su familia en Barrio Parque
Velez Sarsfield, los días 11 de setiembre de 1976 a la 1.14 hs. –tan sólo unas pocos horas
después de haber sido dejada la víctima en las instalaciones de La Perla- y 12 de enero de
1977. Ambos procedimientos figuran haber sido efectuados por ―orden verbal‖ del
Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército (fs. 9306/7).
A fs. 9353/4 el Juzgado de Instrucción Militar 71 recepcionó declaración sin
juramento al coronel César Emilio Anadón –ahora fallecido-, Jefe del Batallón de
Comunicaciones al tiempo del hecho, quien admitió recordar a Jorge Dante Bustos en razón
de la deserción que había cometido. Anadón coincidió con el testigo Miguel Oscar
González respecto que a Bustos se lo estaba por dar de baja de la Unidad aquel 10 de
setiembre de 1976, cuando se le impartió la orden de esperar, por cuanto debía ser
interrogado por elementos de Inteligencia.
Ahora bien, a diferencia de las apreciaciones vertidas por el testigo González,
Anadón explica que en lugar de esperar, como se le había ordenado, Bustos se dio a la fuga
y que probablemente dejó su automóvil abandonado dentro de la Unidad, por temor a que
en la Guardia estuvieran advertidos de que debía esperar el arribo de personal que lo
interrogaría, impidiéndole marcharse. Niega que haya sido detenido y que haya sido
trasladado al Casino de Oficiales, manifestando que aquel día en el Casino se estaba
realizando una reunión de militares y civiles de la cual el deponente debió ausentarse
cuando fue avisado de la fuga de Bustos. Preguntado respecto a qué elemento de
Inteligencia había requerido interrogar a Bustos y por qué motivo, Anadón alegó no
recordar tales datos en razón del tiempo transcurrido, señalando que esa información
debería constar en el libro de la Guardia de Prevención o en el libro de llamadas telefónicas
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de la Mayoría de la Unidad. Interrogado respecto a los allanamientos practicados en el
domicilio de la familia Bustos, Anadón afirmó desconocer el primer procedimiento –
efectuado a pocas horas de la supuesta fuga-, reconociendo –en cambio- haber ordenado el
de enero de 1977, a pocos días de desempeñarse como Jefe del Destacamento de
Inteligencia 141, justificando tal operativo en la necesidad de obtener elementos de prueba
de los que pudiera desprenderse el paradero del desertor.
Basta advertir cómo Anadón evita mencionar las sospechas que los militares tenían
de Bustos respecto a su presunta participación en organizaciones consideradas
―subversivas‖, eludiendo asimismo mencionar al personal del Destacamento de Inteligencia
141 como aquel que vendría a interrogar al soldado aquel 10 de setiembre de 1976, para
concluir que aquel Jefe de Unidad tuvo pleno conocimiento de lo ocurrido y que al tiempo
de prestar declaración informativa, procuró ocultar las verdaderas circunstancias de la
detención de la víctima.
Por otra parte, resulta significativo que posteriormente, como Jefe del Destacamento
de Inteligencia destinado de manera específica a ―combatir la subversión‖, Anadón hubiere
afectado recursos humanos y materiales para efectuar un nuevo registro del domicilio de
Bustos. Obviamente ese operativo no se hizo al sólo efecto de establecer el paradero de uno
de los tantos desertores que debía contabilizar en ese momento el Ejército, más aún
tratándose de un soldado al que el propio Destacamento de Inteligencia habría tenido
prolijamente anotado en sus archivos, como alojado en La Perla y ―trasladado‖ varios
meses atrás. En efecto, el registro ordenado por Anadón en enero de 1977, no podía tener
otro interés más que el de obtener información relativa a eventuales militantes de la
organización a la que aquella Unidad de Inteligencia consideraba a Bustos vinculado. Ello
explica que en el allanamiento, secuestraran una agenda de Jorge Dante Bustos, entre otros
efectos personales.
b) Imposición de Tormentos y Homicidio: Las pruebas precedentemente
ponderadas, en especial el testimonio de Piero Di Monte, en tanto describe el estado de
angustia e incertidumbre en el que Bustos se encontraba, las torturas sufridas al tiempo de
ser interrogado, la prohibición de dialogar con los restantes detenidos de la cuadra, la
obligación de permanecer vendados, el encontrarse siempre en las colchonetas en el piso y
maniatados, entre otras circunstancias que relata el testigo, acreditan suficientemente los
tormentos físicos y psíquicos a los que habría estado sometida la víctima durante su estadía
en La Perla.
Igualmente, el relato de Di Monte, sumado a las aseveraciones de Callizo y Geuna a
las que se hizo previa referencia, permiten incluir a Jorge Dante Bustos, entre aquellos
prisioneros de la Perla que, conforme se procedía de manera rutinaria, fueron retirados de la
cuadra para ser fusilados en las inmediaciones, dentro de los terrenos de la Guarnición
Militar, ocultándose sus restos de manera tal que no han podido ser habidos hasta la fecha,
según resulta del cúmulo de pruebas objeto de análisis al tratar el HECHO NOMINADO
DOCE, a cuyos considerandos me remito.
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Respecto a la fecha en la que Jorge Dante Bustos habría sido asesinado, los
elementos de convicción no permiten establecerla con exactitud, pudiéndose no obstante
ubicar aproximadamente dicho acontecimiento en base a las referencias temporales
proporcionadas por Piero Di Monte, en los días inmediatos siguientes al 22 de setiembre de
1976, fecha en la que resultó abatido el sargento Elpidio Tejeda en un enfrentamiento,
según resulta de la constancia de fs. 7842.
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
USO OFICIAL
cuyas consideraciones me remito –en general a todas y en particular a las desarrolladas con
mayor detalle al tratar los HECHOS NOMINADOS UNO y DOCE- en honor a la
brevedad.
55) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y CINCO
Víctima JOSÉ ANTONIO BRIZUELA
a) Privación de Libertad: Respecto a la privación de libertad, la madre de la víctima
Otilia Elba Cortez de Brizuela y la esposa Luisa Ines Vilardo de Brizuela, denunciaron
oportunamente ante la CONADEP, que José Antonio, estudiante de Derecho en la UNC y
soldado conscripto en la Policía Militar del Tercer Cuerpo de Ejército, casado y padre de
dos hijos –uno de un año y dos meses de edad y otro por nacer-, desapareció el día 14 de
setiembre de 1976, del lugar en el que cumplía con el Servicio Militar Obligatorio, sito en
Camino a La Calera Km. 9 y ½ de esta provincia, habiendo resultado infructuosas todas las
diligencias realizadas tendientes a ubicarlo (fs. 7721/33). Al respecto, obran en la causa,
constancias de la presentación de recursos de hábeas corpus con fechas 4/11/77 y 31/7/79
(fs. 7723/7), gestiones efectuadas mediante el cura párroco de Cruz del Eje (fs. 7731/2) y
ante Naciones Unidas (fs. 8481).
Posteriormente Luisa Ines Vilardo formuló denuncia ante la Justicia, precisando que
el día 12 de setiembre de 1976 a las 5.30 hs., su esposo José Antonio Brizuela se retiró del
hogar, pues debía presentarse ese domingo a primera hora en la sede en la que cumplía el
Servicio Militar. El día 14 de setiembre se hizo presente en su domicilio una patrulla o
comisión del Ejército que, en razón de no encontrar a nadie en la casa, dejó un mensaje
firmado por el Teniente Ramos Monso para que el soldado Brizuela se presente en el
cuartel. Al regresar a su domicilio, la denunciante se comunicó telefónicamente de
inmediato con la unidad militar, siendo atendida por el Suboficial de Turno, quien le
manifestó no comprender los motivos por los que la mujer efectuaba ese llamado, puesto
313
que el soldado Brizuela figuraba con ―franco de servicio‖. Continúa explicando la Sra. de
Brizuela que a partir de ese momento fueron innumerables las comunicaciones tanto
telefónicas como personales con los superiores de Brizuela. Así –en una de las pocas
oportunidades en que fue recibida personalmente- el Teniente Ramos Monso dijo que
Brizuela se hizo encargar una comisión con el Mayor de la Compañía aprovechando que
faltaba el soldado estafeta, no habiendo regresado de esa comisión, que esto ocurrió el 14
de setiembre por la mañana. El Teniente adujo que Brizuela había pretendido que le dieran
el resto del día franco, pero que eso no correspondía puesto que había sido castigado por
haberse dormido durante una guardia cumplida en el fin de semana. Ramos Monso le
aconsejó que le dijera a su marido que se presente al cuartel porque había salido sin
permiso, que no se le había ordenado ningún franco y que a los cinco días de abandono del
Servicio Militar, se le tenía que iniciar sumario por desertor. Otras veces fue atendida por
distintos suboficiales que no se identificaron y que le dieron diferentes versiones: o bien
que había salido a cumplir una comisión que no llevó a cabo y de la cual no regresó, o bien
que había cumplido la comisión y luego había tomado franco de servicio no regresando al
cuartel. En ningún caso las autoridades militares le brindaron explicaciones respecto a cuál
era la comisión que se le había encargado, ni en qué lugar debía cumplirla o quién la había
dispuesto. Habiendo solicitado que se realizara una investigación, se le contestó que la
autoridad militar la practicaría de oficio, disuadiéndola de formular denuncia o presentación
alguna.
Agrega que Brizuela registraba una conducta excelente como soldado y su baja en el
Servicio Militar estaba próxima, lo cual tornaba aún más inexplicable su desaparición (fs.
8483/4, ratificada judicialmente a fs. 8487).
A fs. 8498 obra informe del Ejército Argentino, señalando que José Antonio
Brizuela cumplió el Servicio Militar Obligatorio en la Compañía Policía Militar 141
durante el año 1976, y que con motivo de haber consumado Primera Deserción Simple el
día 24 de setiembre de 1976, se instruyeron actuaciones 416 4007/17, que no han podido
ser localizadas, no registrándose ningún otro antecedente en la Unidad.
Obran agregadas en autos las declaraciones testimoniales de tres soldados que
cumplían el Servicio Militar Obligatorio en la Compañía Policía Militar 141 y que
recuerdan a Brizuela. Por un lado, José Aureliano Gutierrez, quien señala que Brizuela
desapareció en el mes de setiembre de 1976, aunque ignora las circunstancias del caso (fs.
8571). Julio César Jaime, en cambio, precisa que Brizuela, a pesar de estar arrestado, fue
comisionado por el Jefe de la Unidad, para hacer unas compras fuera del cuartel, no
regresando más al mismo. Recuerda al respecto que la esposa de Brizuela concurrió en
reiteradas oportunidades al cuartel a preguntar por su marido (fs. 8595). De similar tenor es
el relato del ex soldado Juan José Aguirre, quien coincide en que Brizuela estaba arrestado,
y encontrándose bajo arresto un teniente lo envió a comprar medicamentos a una farmacia,
y desde ese día –que no puede precisar- no regresó a la Compañía Policía Militar,
desconociendo su destino y qué fue de él (fs. 8610).
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1810-2010
Ahora bien, las probanzas acreditan que José Antonio Brizuela, no habría desertado,
tal como pretendieron explicar sus Superiores, sino que fue subrepticiamente detenido y
conducido a las instalaciones de La Perla en donde permaneció cautivo.
Así a fs. 6618 vta. Graciela Geuna incluye a José Brizuela, alias Negro, entre las
personas a las que vio detenidas en La Perla. Señala que fue secuestrado casi al mismo
tiempo o junto con Juan Carlos Perchante –según fs. 7734/9 Perchante desaparece el día
15/9/76 en horas de la madrugada-. Geuna recuerda a Brizuela como un joven riojano –en
realidad era oriundo de Villa Dolores, Provincia de Córdoba-, pero lo identifica bien, al
señalar que estaba haciendo el servicio militar, posiblemente en la Policía Militar,
señalando que –probablemente por comentarios que le había hecho el propio Brizuelasabía que había cumplido funciones en las instalaciones de la cárcel penitenciaria. Era
estudiante de la Facultad de Derecho al igual que Perchante, tenía alrededor de 28 años,
recordando además que fue ―trasladado‖ -en alusión a que fue fusilado-, unos 20 días
después aproximadamente de su llegada a La Perla.
Piero Di Monte incluye en el listado de personas que permanecieron cautivas en La
USO OFICIAL
Perla a un soldado conscripto de apellido Brizuela, de quien señala: era estudiante de
Derecho, tenía 28 años, estaba haciendo la conscripción en la Policía Militar y como tal
había cumplido servicios en la cárcel, indicando además que Brizuela fue ―trasladado‖ (fs.
7742).
Cecilia Suzzara, por su parte, recuerda de Brizuela que era un soldado al que
llevaron a La Perla desde el lugar en que cumplía servicio, especificando que estuvo en ese
centro clandestino muy poco tiempo y luego se lo llevaron en un ―traslado‖, recordando
que fue torturado, no pudiendo enterarse quién lo había hecho, en razón del escaso tiempo
que permaneció en el campo de detención (fs. 6467 y 7828 vta.).
b) Imposición de Tormentos y Homicidio: Las pruebas precedentemente
ponderadas, en especial los testimonio de Cecilia Suzzara, Piero Di Monte y Graciela
Geuna, permiten incluir a José Antonio Brizuela, entre aquellos prisioneros de la Perla que,
conforme las condiciones habituales de cautiverio y según se procedía de manera rutinaria,
sufrieron tormentos físicos y psíquicos durante su estadía en el centro de detención
clandestina y finalmente fueron retirados de la cuadra para ser fusilados en las
inmediaciones, dentro de los terrenos de la Guarnición Militar, ocultándose sus restos de
manera tal que no han podido ser habidos hasta la fecha. Todo ello,
según resulta
asimismo, del cúmulo de pruebas objeto de análisis al tratar los HECHOS NOMINADOS
UNO y DOCE, a cuyos considerandos me remito y doy aquí por reproducidos.
Respecto a la fecha en la que José Antonio Brizuela habría sido asesinado, los
elementos de convicción no permiten establecerla con exactitud, pudiéndose no obstante,
en base a las referencias temporales proporcionadas por Graciela Geuna y Cecilia Suzzara,
ubicar aproximadamente dicho acontecimiento el 4 de octubre de 1976.
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
315
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito en honor a la brevedad.
56) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y SEIS
Víctima MÁXIMO JOSÉ JUÁREZ
a) Privación de Libertad: En relación a la privación de libertad que sufriera Máximo
José Juárez, su padre José Benito denunció oportunamente ante la CONADEP que aquél se
hallaba bajo bandera, cumpliendo el servicio militar en el Área Material Córdoba,
dependiente de la Fuerza Aérea Argentina. Tenía permiso para salir del cuartel todos los
días por las tardes, para continuar sus estudios de medicina y dormir en su casa, debiendo
presentarse al día siguiente a las 6.00 hs. de la mañana. El 14 de setiembre salió de la casa a
las 5.00 hs. como habitualmente lo hacía. Veinticinco minutos después llegó al domicilio
una patrulla formada por 12 a 14 personas, todos vestidos de civil y fuertemente armados
que se conducían en tres automóviles sin patente. Dijeron que tenían orden del Tercer
Cuerpo de Ejército para realizar un allanamiento. Revisaron la casa y no encontraron nada
de lo que buscaban. Preguntaron respecto a quien había dormido en el cuarto de Máximo, a
lo que los padres contestaron que había sido su hijo, quien se había retirado para
presentarse en el cuartel. Pidieron una fotografía y al mostrarles el carnet de conductor,
optaron por llevárselo. Averiguaron la hora de entrada y salida de Máximo del cuartel. Ese
día Máximo no regresó al domicilio. Al día siguiente el padre solicitó información en el
cuartel y le dijeron que se había retirado en la víspera a las 22 hs., lo que le resultó muy
extraño puesto que nunca antes había salido a esa hora. Pasados tres o cuatro días, se
presentó en su domicilio un joven vestido de civil, les contó que era soldado compañero de
Máximo, relató que el 14 de setiembre estuvo hasta las 22.00 hs. con Máximo y el jefe de
ambos, el Teniente Carlos Monti. A las 22.00 hs., aquel joven se fue a dormir, en tanto
que Monti le dijo a Máximo que no se fuera a acostar porque tenía que hacer unas copias a
máquina que necesitaba con urgencia, puesto que Máximo se desempeñaba como furriel de
la compañía. Así pues, Máximo quedó con Monti esa noche. Al otro día, Máximo no
apareció, como tampoco el equipo que él tenía, en tanto que su cofre fue encontrado vacío.
Al prestar declaración testimonial en sede del Juzgado de Instrucción Militar, José
Benito Juárez recordó que no obteniendo ninguna respuesta satisfactoria por teléfono, y no
habiendo sido recibidos por autoridad alguna los días 16 o 17, pasados tres días de la
desaparición de su hijo, concurrieron nuevamente al Área Material Córdoba y fueron
recibidos por el Comodoro Kretien, quien les informó que Máximo había cometido
deserción, diciéndoles además que le sorprendía que los padres buscaran a los desertores en
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1810-2010
los cuarteles. Posteriormente regresaron en forma periódica, siendo recibidos en varias
oportunidades por Kretien, quien continuó con respuestas evasivas.
En una ocasión fueron recibidos por el Teniente Carlos Monti quien les dijo que
Máximo José había estado efectivamente en la Unidad el día 14 de setiembre de 1976,
explicando que ese día se demoraron las salidas debido a una orden de acuartelamiento que
luego se dejó sin efecto. Por tal razón, recién le dio autorización a su hijo para salir de
franco, a las 22.00 hs. Comentó asimismo Monti que pensaba que Máximo había sido
secuestrado a fin de pedir rescate, pero que al advertir la situación humilde de sus padres,
había descartado esa hipótesis.
Agrega el progenitor que su hijo nunca había salido de franco a las 22.00 hs., o se
iba temprano o se quedaba en el cuartel. Que le extraña que en un mismo día se haya
producido el allanamiento en su domicilio, que su hijo fuera retenido hasta las 22.00 hs. y
que a partir de entonces se haya producido su desaparición.
El padre del desaparecido presentó diversos recursos de habeas corpus ante la
Justicia, así con fecha 25/9/76 ante el Juzgado Federal Nº 1, el 18/7/77 ante el Juzgado
USO OFICIAL
Federal Nº 2, el 19/4/79 ante el Juzgado Federal Nº 1, el 31/7/79 ante el Juzgado Federal Nº
2 y el 29/5/81 ante el Juzgado Federal Nº 3. También junto a su esposa, efectuaron
reclamos ante el Gobierno Nacional por intermedio de la Embajada Española y a través de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Todas las gestiones realizadas dieron
resultado negativo, siempre las autoridades informaron sin más trámite que Máximo Juárez
no consta registrado como detenido (fs. 10107/18, 10193/6 10225/238).
Teresa Meschiati, sin embargo, da cuenta de la permanencia de Máximo Juárez a
disposición del personal de la Tercera Sección del Destacamento de Inteligencia 141 en el
centro de detención clandestino La Perla. Lo recuerda al fondo de la cuadra, cerca de los
baños, siempre vestido con su uniforme de soldado, de pelo castaño oscuro, ondeado, corto,
de contextura sólida, morrudo, de 1,70 a 1,75 de estatura, cara rellena.
La testigo explica poder aportar diversos detalles del periplo sufrido por Juárez, en
razón de haber transcurrido algún tiempo en la cuadra, junto a la colchoneta del nombrado,
ocasión en la que Juárez pudo por momentos conversar y contarle que fue secuestrado
mientras hacía el servicio militar en la Fuerza Aérea, en el Área Material Córdoba. La
relación con sus superiores era muy buena, trabajaba en las oficinas. En ningún momento se
percató de que lo podían secuestrar. Su jefe inmediato superior lo envió de noche a hacer
un trámite fuera del cuartel, él llevaba carpetas en la mano. Antes de concurrir a ese lugar,
estuvo esperando durante una hora, por lo que charló un largo rato a solas con su jefe, que
se mostró siempre muy amable. Cuando llegó al lugar al que había sido enviado, fue
secuestrado. Lo hicieron permanecer en un recinto de la Fuerza Aérea, allí fue interrogado
y muy torturado durante varios días seguidos, no por las personas con las que había
frecuentado durante el Servicio Militar, sino por otras de la Fuerza Aérea. Le preguntaban
por su relación con organizaciones clandestinas, a lo que Juárez negó tener algo que ver con
las mismas, razón por la cual continuaron torturándolo. Permaneció en Aeronáutica unos
317
quince días y luego lo pasaron a La Perla. Cuando Meschiati lo vió en La Perla, tenía una
marca en el cuello de color marrón, pues sus interrogadores habían intentado estrangularlo.
Máximo hablaba de sus familiares de origen español, de su novia y de la familia de su
novia que los estaban ayudando para instalar su nuevo hogar, esperaba con ansias que los
militares decidieran su caso, puesto que pensaba casarse poco tiempo después. El 5/11/76
fue sacado de la cuadra junto a otras personas, por un militar vestido con uniforme de fajina
color marrón y boina roja. No supo más nada de él (fs. 13615/6).
Contestes con Meschiati, los testigos Liliana Callizo y Piero Di Monte recuerdan
haber visto a Juárez prisionero en La Perla. Señalan que fue detenido el 14/09/76. Era un
soldado que estaba haciendo el Servicio Militar Obligatorio en Aeronáutica (fs. 6698/706 y
7740/58).
Totalmente distinta es la versión proporcionada por los superiores de Juárez, a cuyo
respecto resulta claramente ilustrativo el sumario Nº 55059 iniciado el 21/9/76 por orden
del Jefe del Área de Material Córdoba Brigadier Antonio Carlos Burgos, con motivo de
la ―deserción‖ del soldado mencionado. La Fuerza Aérea invoca en tales actuaciones que
Juárez salió de la Compañía, autorizado a retirarse de franco desde las 22.00 hs. del 14/9/76
hasta las 6.00 hs. del 15/9/76, no habiendo regresado, por lo que transcurridos cinco días, a
las 6.00 hs. del 20/9/76 ha consumado ―deserción‖ (fs. 10128/90).
El sumario incluye un completo detalle de todos los objetos y materiales faltantes
del ropero de Juárez al consumar la deserción, valuados en un total de $ 79.238.Asimismo, obra glosada en ese expediente, una ―orden de salida‖ de fecha 14/9/76,
mediante la cual el Teniente Carlos Edgardo Monti –Jefe Sección Incorporaciónautoriza al soldado Máximo José Juárez ―… a retirarse franco desde las 22:00 hs. del día 14
de setiembre de 1976 hasta las 6:00 hs. del día 15 de setiembre de 1976.‖ Motivo: (no se
consigna) -fs. 10136-.
Diez días después, el 6 de octubre de 1976, no habiendo regresado ni sido
aprehendido, se deja constancia que Máximo José Juárez ha incurrido en la infracción de
Primera Deserción Simple, suscribiendo el acta el Jefe de la Compañía Policía Militar
Primer Teniente Nelson Alberto Robledo y el Encargado de la Compañía Policía Militar
Sargento Mayor Héctor Ramón Ferreyra, conjuntamente con el suboficial actuante
Sargento Ayudante Marcelino Ferreyra.
Finalmente, el Jefe del Área de Material Córdoba Brigadier Antonio Carlos Burgos
ordena se reserven las actuaciones, hasta tanto Juárez se presente, sea aprehendido, o
prescriba la acción disciplinaria.
Dable es advertir que ninguna diligencia consta que hayan practicado los
responsables de la Sección, de la Compañía ni del Organismo en el que Juárez revistaba, a
los fines de establecer las circunstancias por las cuales este se había ausentado hasta esa
fecha, es decir, durante diez o quince días, como tampoco los motivos o propósitos de su
supuesta ―primera deserción simple‖. Así por ejemplo, no hay constancia en el sumario de
que personal de la Fuerza se constituyera en el domicilio del soldado a los fines de
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Poder Judicial de la Nación
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averiguar las razones de su inasistencia, o respecto a su paradero. No se le enviaron
intimaciones, ni se le notificó ninguna de las resoluciones adoptadas. Tampoco surge que se
haya efectuado una mínima indagación, al menos entre los restantes soldados y/o personal
de la Compañía, sobre las causas de su súbita e imprevista desaparición, todo lo cual no
hace más que evidenciar el amplio conocimiento que los superiores de Máximo José Juárez
tenían respecto al concreto destino que el mismo se hallaba sufriendo a partir del 14 de
setiembre de 1976.
Corrobora tal conclusión, el solo contrastar aquel desidioso proceder de 1976, con la
diligencia puesta en práctica en octubre de 1980, a los fines de localizar bienes de Juárez y,
a la vez, determinar su capacidad económica para cobrarle la cantidad de $ 79.238 que
habría quedado adeudando supuestamente por los elementos faltantes de su equipo, pues a
estos últimos efectos, el Área de Material Córdoba remitió intimación al domicilio de
Juárez, invitándolo a ―regularizar la situación … para evitar trámites molestos e
innecesarios‖, a la vez que solicitó informes a las diferentes Cajas de Jubilaciones, al
Registro de la Propiedad y al Registro Público de Comercio. Incluso más, la Fuerza Aérea
USO OFICIAL
procedió a denunciar a Juárez por supuesta defraudación, en junio de 1981 ante la Policía
Federal Argentina, requiriendo sucesivos informes a esa Fuerza Policial y a la Justicia
respecto al avance de las actuaciones penales.
Contrariamente, en los meses de 1976 y 1977 que siguieron a la desaparición del
soldado, ningún recaudo se adoptó con el objeto de conocer las gestiones realizadas por las
Fuerzas de Seguridad –Prefectura, Gendarmería, Policías Federal y Provincial- con motivo
de la orden de captura que les fuera comunicada.
En definitiva, basta examinar en forma somera el sumario, para advertir que en sus
inicios -apenas acaecida la desaparición de Juárez- las actuaciones tuvieron un carácter
meramente formal, no procurándose de manera alguna localizar al soldado, de cuyo real
paradero -conforme lo corrobora la testigo Meschiati-, sus superiores estaban plenamente
concientes.
Cabe acotar que con fecha 15 de agosto de 1996, mediante resolución 528 del
Juzgado Civil y Comercial de 4ta. Nominación de la Ciudad de Córdoba, Máximo José
Juárez fue declarado ausente por desaparición forzada a partir del día 5 de noviembre de
1976, en La Perla, Provincia de Córdoba (fs. 13618/21).
b) Imposición de Tormentos y Homicidio: Las pruebas precedentemente
ponderadas, en especial los testimonio de Teresa Celia Meschiati, Piero Di Monte y Liliana
Callizo, sumados a los restantes elementos de prueba que son objeto de apreciación al tratar
el HECHO NOMINADO UNO, acreditan que Máximo José Juárez, fue víctima de
tormentos físicos y psíquicos durante su cautiverio, tanto en el período que estuvo en
dependencias de la Fuerzas Aérea y a disposición del personal del Área Material Córdoba,
como posteriormente durante su permanencia en La Perla.
Los testimonios referidos, en concordancia con los restantes elementos analizados
en el apartado a) precedente,
permiten también incluir a Máximo José Juárez, entre
319
aquellos prisioneros de la Perla que, conforme se procedía de manera rutinaria, fueron
retirados de la cuadra para ser fusilados en las inmediaciones, dentro de los terrenos de la
Guarnición Militar, ocultándose sus restos de manera tal que no han podido ser habidos
hasta la fecha. Todo ello, según resulta asimismo, del cúmulo de pruebas objeto de análisis
al tratar el HECHO NOMINADO DOCE, a cuyos considerandos me remito y doy aquí por
reproducidos.
Respecto a la fecha en la que Máximo José Juárez habría sido asesinado, especial
significación posee la referencia temporal aportada por Teresa Celia Meschiatti, en cuanto
recuerda que fue el 5 de noviembre de 1976 el día en que la víctima fue retirada de la
cuadra para ser ―trasladada‖. Manifiesta la testigo que recuerda la fecha porque en ese
momento estaba confeccionando su primer calendario y porque fue la primera vez que vio
llevar tantas personas juntas.
Ahora bien, Liliana Callizo agrega en relación a ese ―traslado‖ del 5 de noviembre recordándolo en relación a otra de las victimas retiradas ese día: Julio Yáñez (HECHO
NOMINADO SESENTA)- que se llevaron a un grupo de secuestrados afuera de la cuadra,
pero el camión no llegó a buscarlos, posiblemente por alguna avería, así que aquellos
prisioneros permanecieron atados, amordazados y vendados en el segundo galpón, hasta el
día siguiente en que arribó el vehículo reparado y se los llevó (fs. 138/177, 258/9,
1182/1263). Meschiati efectúa similares referencias al relatar lo sucedido con Ariza y con
el Matrimonio Correa -HECHOS NOMINADOS CUARENTA Y UNO y SESENTA Y
CUATRO, respectivamente-, retirados de la cuadra el mismo día que Juárez (fs. 11.146).
Conteste con la anterior, Piero Di Monte relata, en relación a la víctima Leopoldo
Ariza –HECHO NOMINADO CUARENTA Y UNO-, que este fue ―trasladado‖ junto a un
grupo de compañeros a quienes se los llevaron en un clima muy particular. Afuera no se oía
el ruido del camión. Les dijeron que los llevaban a la cárcel. La guardia los condujo en fila
india hasta las oficinas. Piero Di Monte recuerda que se encontraba sentado en la
colchoneta, apoyando la espalda en el muro, viéndolos por debajo de la venda, pudo incluso
saludarlos. Ellos respondieron con sonrisas y ademanes. Luego el testigo supo que nunca
habían tenido el propósito de regularizar las detenciones de estas personas. Por el contrario,
los tuvieron todo el día amordazados y con las manos atadas a la espalda en el galpón
donde estaban las caballerizas, esperando el camión. Como el vehículo no llegó ese día, los
mantuvieron en iguales condiciones y pasaron allí toda la noche y parte del día siguiente,
hasta que finalmente fueron ―trasladados‖; durante todo ese tiempo no comieron, ni
pudieron satisfacer siquiera sus necesidades fisiológicas (fs. 10309/10), quedando en
evidencia los severos padecimientos a que la víctima fue sometida hasta sus últimos
momentos de vida.
Los testimonios reseñados permiten, pues, afirmar que el fusilamiento de Máximo
José Juárez, conforme la modalidad descripta al considerar la prueba del HECHO
NOMINADO DOCE, probablemente acaeció el día 6 de noviembre de 1976.
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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
1810-2010
c) Cabe sumar a todo lo expuesto, la información resultante de los demás elementos
de juicio –testimonios, documentación, informes, etc- que son objeto de ponderación en
este mismo pronunciamiento, en relación a los demás hechos materia de la causa y que
resultan concordantes en lo inherente a la existencia de las instalaciones del centro de
detención clandestina La Perla, las modalidades de funcionamiento del mismo, las
perniciosas condiciones de cautiverio a los que eran sometidas las personas mantenidas
subrepticiamente en esas dependencias, los procedimientos utilizados para la aprehensión,
traslado, interrogatorios y mecanismos de tortura, el escaso valor atribuido a la vida de los
prisioneros y el destino fatal asignado arbitrariamente a las víctimas materia de análisis, a
cuyas consideraciones me remito en honor a la brevedad.
57) HECHO NOMINADO CINCUENTA Y SIETE
Victima JUAN CARLOS PERCH
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