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Momentos ciclistas
Textos del blog Ciclismo de Verdad
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[CDV]
El número 1
5 diciembre, 2013
No existe posible discusión. Hay que ser muy bueno para liderar el ranking UCI en el
bienio demoledor del Sky. Joaquín Rodríguez lo ha logrado pese a no contar, ni de
lejos, con el potencial deportivo y financiero de los ingleses. Pudo el año pasado, en
puntos UCI, con un exuberante Wiggins, capaz de controlar la París Niza, Romandía,
Dauphiné, Tour y la crono de las Olimpiadas. Eso son palabras mayores. El de Katusha
se retorció en el Giro para terminar segundo tras arrinconar a Hesjedal y, en la Vuelta,
sólo la última genialidad de Contador le descolocó a él y a su equipo. Por el camino, en
cambio, sí cayeron la Flecha y Lombardía en un ejercicio sublime éste último. Esta
temporada, Froome ha hecho de Wiggins en una repetición malsana de las fórmulas del
gurú Tim Kerrison en el Sky. Y, de nuevo, Rodríguez ha vencido, en puntos UCI, claro,
porque más allá es complicado. Sólo el error de cálculo de los Sky al final de año ha
permitido a ‘Purito’ volver a reinar. No les funcionó a los hombres de negro la vuelta a
la competición después del descanso del Tour. Froome y Porte se fueron a EE.UU para
concentrarse, como habían hecho meses antes en el Teide, y competir en el USA Pro
Challenge, en Canadá y preparar el Mundial y Lombardía. No alcanzaron su mejor
nivel, lo que aprovechó el de Katusha para brillar en el Mundial, pese a la torpeza de
Valverde, y en Lombardía. El Sky se quedaba sin la primera casilla.
Comenta Rodríguez que todo cambió el día que salió del Caisse D’Epargne y se liberó
del yugo de Valverde. En el Katusha ha disfrutado de aquello que necesita un líder,
apoyo y dedicación. Y, por supuesto, también dice ‘Purito’ que se nota que el pelotón es
más ‘limpio’. Ojalá sea así. Resulta muy complicado devorar el Muro de Huy, en la
Flecha, en un tiempo de más o menos 2’50’’ (últimos mil metros) si antes has tenido
que trabajar para otros. A Rodríguez le faltaba estar fresco en los kilómetros decisivos,
especialmente en las Clásicas y el Mundial, carreras por eliminación donde el instinto
de supervivencia es clave. El ahorro de energía se convierte en una cuestión de vida o
muerte, un ataque inoportuno puede ser la condena anticipada. Cada vatio guardado
tiene un valor incalculable.
A ‘Purito’ se le ha considerado, quizá, un ciclista menor, sobretodo en España, país que
mide a sus corredores por el número de vueltas de tres semanas que han reunido. Las
cronos le penalizan demasiado y tampoco posee el canon del escalador puro. Su
fisiología, pequeño, con matices de rechoncho, le asemeja más a un Cavendish, aunque
éste con 15 kilos más. Rodríguez tiene ventaja, en ratio vatios por kilo, con respecto a
otros con un rush final demoledor como Valverde y Gilbert. El murciano pesa unos seis
kilos más que el catalán y Gilbert, unos diez. Quizá, su mayor secreto. En las rampas
imposibles, al líder del Katusha la naturaleza le acompaña. En las cronos, no.
Demasiado liviano para no sufrir en las planicies.
1
[CDV]
De entre las muchas obras maestras de Rodríguez, ahí está la Bola del Mundo, Mirador
de Ézaro, etc, es obligado seleccionar las prestaciones que desarrolló este año en Alpe
d’Huez y Semnoz durante el Tour. En Alpe se quedó a tres segundos de un descomunal
Nairo Quintana y, según Ammattipyoraily, desarrolló un VAM de 1683m/h para
ascender los 13,8 kilómetros con un 8,11% de media. Su tiempo de ascensión fue de
39’53’’ a 5,99 W/Kg. Como detalle, recordar que el récord de Alpe d’Huez lo tiene un
dopado Pantani con 36’50’’ en 1995. Mientras, en Semnoz, el día de la segunda crisis
de Froome después de Alpe d’Huez, ascendió los 10,68 km, al 8,57% de media, en
31’36’’, lo que se traduce en 1.737 m/h de VAM y 6,08 W/Kg. Ese día, el Sky sufrió.
Quién sabe si ‘Purito’ volverá a hacerlo. Dejarles en la segunda casilla.
24/07/2014: Juicio en Hautacam
15 noviembre, 2013
Pese al tiempo que falta para llegar a la etapa 18 del Tour de Francia, los radares que
miden posibles actuaciones milagrosas ya están instalados. Ese día se llega a Hautacam,
símbolo de la mentira llevada a extremos, de la infamia generada por la EPO. En 1996,
un ciclista danés llamado Bjarne Riis, para algunos de sus compañeros, como el
profesor Fignon, un buen corredor pero sin capacidad para ganar un Tour, cargó un
desarrollo imposible para marcar un tiempo inhumano. Ascendió sus 13,33 kilómetros,
al 7,94% y un desnivel salvado de 1.039 metros, en 34’35’’. El ahora manager del Saxo
Bank generó 6,81 vatios por kilo hasta alcanzar los 470w de potencia. Estos datos no
proceden de una calculadora cualquiera. Vienen del radar antidoping creado por
Antoine Vayer, experto en dopaje y ex Festina Boy como se define en su twitter. Vayer,
en su ensayo titulado ‘Not notmal. An insight into doping & the biggest 21 riders. From
Lemond to Armstrong to Evans’, desmenuza en tiempos y vatios las actuaciones de los
últimos grandes del ciclismo en el Tour. Pese a su interminable título, es de obligada
lectura, y, aunque Vayer no habla, sentencia, conviene ampliar el zoom para conocer la
realidad.
Ammattipyoraily (el Míster X de los números ciclistas) hace unas semanas que ha
activado su detector y ha publicado los tiempos de las 100 mejores ascensiones a
Hautacam (pongo los 40 primeros resultados para no aburrir). Entre Ammattipyoraily y
Vayer hay una diferencia de 5 segundos, nada importante.
HAUTACAM, ALL-TIME TOP 40
— TOUR DE FRANCE, last ~13.33 km (START: Longitude 0° 04′ 07.1″ W, Latitude
43° 00′ 09.5″ N. FINISH: Longitude 0° 00′ 37.0″ W, Latitude 42° 58′ 30.0″ N)
2
[CDV]
-1.
Bjarne
Riis
———
-2.
Luc
Leblanc
———
-3.
Miguel
Indurain
—–
-4.
Richard
Virenque
—-5.
Laurent
Dufaux
——
-6.
Luc
Leblanc
———
-7.
Leonardo
Piepoli
—-8.
Marco
Pantani
——-9.
Tony
Rominger
——10. Jan Ullrich ——— GER | 36:14 | 1996
11.
Piotr
Ugrumov
——12.
Richard
Virenque
—13.
Armand
de
las
Cuevas14.
Lance
Armstrong
—–
15.
Laurent
Brochard
—16.
Fernando
Escartin
—
17.
Abraham
Olano
——18.
Pavel
Tonkov
——–
19.
Piotr
Ugrumov
——20. Enrico Zaina ——–
DEN
FRA
ESP
FRA
SUI
FRA
ITA
ITA
SUI
|
|
|
|
|
|
|
|
|
RUS
FRA
FRA
USA
FRA
ESP
ESP
RUS
RUS
ITA
|
|
36:14
36:15
|
36:17
|
36:20
|
36:21
|
36:26
|
36:26
|
36:45
|
36:45
| 36:55
21.
Roberto
Conti
——ITA
22.
Miguel
Indurain
—–
ESP
23.
Laudelino
Cubino
—ESP
24.
Alex
Zülle
———SUI
25.
Vladimir
Poulnikov
—
UKR
26.
Nelson
Rodriguez
—COL
27.
Leonardo
Piepoli
—ITA
28.
Juan
Jose
Cobo
——
ESP
29.
Evgeni
Berzin
——RUS
30. Oscar Pellicioli —ITA
31.
Bjarne
Riis
———
DEN
32.
Tony
Rominger
——SUI
33.
Udo
Bölts
———–
GER
34.
Pascal
Lino
———
FRA
35.
Jean-Francois
Bernard
FRA
36.
Oliverio
Rincon
—–
COL
37.
Abraham
Olano
——ESP
38.
Frank
Schleck
——LUX
39.
Peter
Luttenberger
—
AUT
40.
Patrick
Jonker
——
AUS
last 13.33 km, 7.94 %, 1039 m (461 m -> 1520 m)
34:40
35:19
35:21
35:29
35:29
35:34
35:37
35:37
36:14
|
|
|
|
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|
|
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|
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|
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1996
1994
1994
1996
1996
1996
1996
1994
1996
|
|
1996
1994
1994
2000
1996
1996
1996
1994
1994
| 1994
|
|
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|
|
|
37:05
|
37:08
|
37:09
|
37:11
|
37:11
|
37:24
|
37:32
|
37:32
|
37:39
|
37:40 |
37:40
37:40
37:40
37:50
37:54
37:54
37:54
38:00
38:01
38:13
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1994
1996
1994
1994
1994
1994
2008
2008
1996
1994
1994
1994
1994
1994
1994
1994
1994
2008
1996
1996
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Alguno estará pensando que los datos de 1994 son extraordinarios, con Leblanc,
Indurain y Pantani. Lo son, como los del 96. Pantani, siguiendo las reflexiones de
Vayer, hizo 35’42’’, lo que conjuga con 7,05 W/Kg. Una de las mejores performances
del italiano, superada eso sí por los números del Giro del 98 y del 99. En Piancavallo,
en el 98, hizo 13,8 km al 8% en 35’21’’, para dar un ratio de 7,25W/Kg. En el 99, en
Oropa, Vayer concluye que alcanzó hasta los 490 vatios al final de la subida. Indurain,
quien según Vayer es el único ciclista que con un peso de 80 kg ha demostrado tanto
talento en los puertos, se merendó Hautacam en 35’ 26’’, o lo que es lo mismo, 6,63
w/kg. Toda una lucha contra la ley de la gravedad.
Por su parte, Lance Armstrong, tal y como se detalla en la publicación ‘Not normal’,
generó en el año 2000 un total de 6,57 w/kg en Hautacam con un tiempo de 36’ 25’’.
Virenque, en plena efervescencia Festina, llegó a los 6,91 w/kg para lograr 35’24’’.
El 24 de julio, las fórmulas matemáticas para medir lo que algunos llaman la etapa post
EPO estarán preparadas. Froome, Contador, Wiggins o Valverde se enfrentan al juicio
de Hautacam.
El ciclismo del caos
3 noviembre, 2013
El ciclismo cierra un año de pesadilla. Aún sigue con sudores fríos desde enero, cuando
Lance Armstrong confesó a Oprah Winfrey sus técnicas de laboratorio para ganar siete
Tours. La irrupción de Froome no ha sido suficiente para salvar una temporada que
recibe nuevos meneos con mucha frecuencia. El último, del canadiense Hesjedal,
ganador del Giro 2012, que ahora reconoce que se dopó hace diez años. El del Garmin
representaba para muchos el nuevo ciclismo, el limpio, la nueva vía, la que propugna el
ciclismo de habla inglesa, o tolerancia cero con el dopaje y vía libre para la redención
con la confesión de tus pecados. Eso sí, la flojera del canadiense viene cuando sale a la
venta el libro de Michael Rasmussen. En sus páginas, el danés detalla cómo en 2003
enseñó el lado oscuro a Hesjedal. Esto no tiene fin.
Los ciclistas que han destacado este año están en observación, salvo Daniel Martin,
vencedor en Lieja, y sobre el que no recae duda alguna. Desde luego, un afortunado en
un mundo caótico. Froome levanta recelos. Sus números son exuberantes y siguen
estudiándose al detalle. Quizá el 21 de noviembre salgamos de duda. Entonces se
publica el nuevo libro de David Walsh, el azote de Armstrong durante muchos años, y
que luchó por desvelar la verdad oculta del estadounidense. Lleva por título ‘Inside
Team Sky: The Inside Story of Team Sky and Their Challenge for the 2013 Tour de
France’ y el tema promete. Aunque no para todos. Paul Kimmage, otro de los pocos
periodistas de ciclismo que ejerce de periodista y no de adulador barato , y que también
4
[CDV]
libró una buena batallla con el todopoderoso Armstrong, ya ha comentado en alguna
ocasión que Walsh se ha acercado demasiado al imperio de Dave Brailsford y de
Murdoch. No hace mucho eran amigos.
Walsh tuvo acceso al día a día del Team Sky en el último Tour de Francia, con lo que se
postula como la verdad y toda la verdad sobre el equipo inglés. Para hacerse una idea de
su opinión sobre el último maillot amarillo basta con recordar el título del reportaje que
escribió el pasado 21 de julio en The Sunday Times: ‘Why I Believe in Chris Froome’.
Con eso está todo dicho. Walsh cree a Froome. En cambio, nunca creyó a Armstrong.
En esta realidad donde todo es sospecha, tampoco eleva a la verdad absoluta seguir de
cerca a un ciclista. Que se lo digan a Daniel Coyle, el autor del libro de Tyler Hamilton,
que no descubrió nada raro cuando siguió a Armstrong en 2004.
Es curioso lo que ha cambiado el listado de actores protagonistas en el ciclismo. En
2011, sí, sólo hace dos años, reinaban unos hermanos, los Schleck. Habían formado un
equipo millonario y todopoderoso con nombre de tanque, el Leopard. Se les había
escapado el Tour, pero la gloria era suya. No para Evans, el ciclista escondido y
agazapado que encontró su premio después de tanto sufrimiento o quién sabe si después
de sufrir tanta infamia ajena. El Sky se relamía las heridas sufridas en la carrera francesa
en una Vuelta a España donde nacía para la historia el dúo Wiggins – Froome. Ganaba
Juan José Cobo, un enigma que, a día de hoy, no encuentra equipo, como el vencedor de
este año, Chris Horner. Contador había barrido en el Giro de Italia, su última gran
demostración de fuerza, por encima de la Vuelta 2012.
Ya acariciando 2014, el caos ha reordenado el ciclismo. El ciclismo español agoniza,
Froome es el hombre a batir, el Movistar golpea fuerte con un muchacho con cara de
viejales llamado Nairo Quintana, los Schleck se han desvanecido, Riis es noticia, de
nuevo, por su persistente relación con el dopaje y Contador, como Gilbert, da la
sensación de que ya alcanzó su éxtasis físico años atrás.
Un año que se resume con las palabras de Luca Garcilema, Manager del Radioschack,
cuando le preguntan por el rendimiento de Chris Horner en la Vuelta 2013: “Partiendo
de la premisa de que yo nunca pondría mi mano en el fuego por nadie…”. Lo dicho, el
caos.
P.D. Hace ya unos meses renació una revista, ‘Ciclismo en Ruta’. Es una joya con
peros. Se trata de la versión española de la inglesa Procycling, posiblemente la mejor
revista de ciclismo junto con Cycle Sport, ambas a años luz de
publicaciones condescendientes como ‘Ciclismo a fondo’. Es una versión literal, es
decir, son textos traducidos del último número de Procycling, con lo que llega a los
kioskos con más de un mes de retraso con respecto a su revista madre. Le falta una
edición más concienzuda, ya que sus erratas y expresiones mal traducidas son
numerosas, pero nos permite disfrutar en castellano de una excepcional revista.
Altamente recomendable.
5
[CDV]
Froome, la fe y la evolución humana
12 agosto, 2013
El ciclismo es un deporte inmerso en una duda constante, es, sencillamente, una
cuestión de fe. El desenmascaramiento de Lance Armstrong no ha hecho más que
aumentar la desconfianza. Chris Froome y sus extraordinarias actuaciones en el último
Tour de Francia han vuelto a situar el ciclismo en el epicentro de la tormenta perfecta.
Su manera de correr, absolutamente revolucionado, con cadencias de hasta 130
pedaladas por minuto, sus prestaciones contrarreloj, a pesar de su falta de músculo y
peso, y sus tiempos de ascensión han generado una retahíla de comentarios entre los que
transforman cada giro de biela en asépticos números.
Se busca un límite, la línea roja, a partir de la cual todo apesta a sospecha. Hace unos
años, gracias a Madiot y los suyos (entra los que estaba Gilbert), se hablaba del ciclismo
de las dos velocidades. Eran los tiempos obtenidos por el dopado Richard Virenque los
que hacían de vara de medir. Quien mejoraba esos resultados cuesta arriba o se acercaba
a ellos entraba en la lista negra. Ahora son los registros del inefable Armstrong los que
hacen de frontera del bien y del mal. Y Froome ha estado muy, muy cerca. Froome hizo
48’35’’ en la ascensión del Mont Ventoux, sólo dos segundos más que el
estadounidense en 2002. En AX-3-Domaines, el momento de gloria de Froome, se vio
su mejor versión. Completó la ascensión en 23’14’’, lo que se traduce en 6,24 vatios por
kilogramos y una velocidad media de subida (VAM) de 1715 m/h, según los datos de
Ammatti Pyoraily y la web The Science of Sport. Esto le sitúa como el tercer mejor
tiempo de siempre, sólo superado por los registros de 2001 de Roberto Laiseka
(22’57’’) y Lance Armstrong (22’59’’). Richie Porte, segundo en la etapa, con unos
números de 24’05’’ hace el número 22 en la lista de tiempos. Froome mejora los
guarismos de 2003 de Ullrich (23’22’’) y Armstrong (23’24’’).
Según Ammatti Pyoraily, éstas son las cifras de Froome en el Tour 2013 de acuerdo con
las fórmulas de cálculo del doctor Ferrari:
Etapa 8. Ax-3-Domaines (8,90 km, 7,46%, 664 metros de desnivel): 23’14’’,
22,98Km/h, 6,24 W/Kg, 1715 m/h de VAM.
Etapa 15. Mont Ventoux (últimos 15,65 km, 8,74%, 1368 metros de desnivel): 48’35’’,
19,33 Km/h, 5,88 W/Kg, VAM 1689 m/h.
Etapa 17. Puy Sanieres (6,34km, 6,25%, 396 metros): 14’42’’, 25,88 Km/h, 6,16 w/h,
VAM 1616 m/h.
6
[CDV]
Etapa 18. Alpe d’Huez (13,8 km, 8,11%, 1119 metros): 40’56’’, 20,23Km/h, 5,84
w/Kg, VAM 1640 m/h.
Etapa 20. Semmoz (10,68km, 8,57%, 915 metros): 31’47’’, 20,16 Km/h, 6,05 w/Kg,
VAM 1727 m/h.
El manager del Team sky, Dave Brailsford aseguró, una vez visto el despliegue de su
corredor: “las prestaciones de los corredores limpios superarán las de los dopados en el
pasado, la raza humana mejora”. Tengo mis dudas de si Brailsford se refiere a que desde
Armstrong la raza humana ha mejorado, es decir, ha evolucionado. Desde luego, no ha
pasado el tiempo suficiente para ello. Si le oyera Juan Luis Arsuaga, codirector de los
Yacimientos de Atapuerca de Burgos y experto en evolución humana, se llevaría las
manos a la cabeza. Cualquier cambio en la raza humana lleva miles de años, salvo que
los ingleses del Sky hayan descubierto algo que los científicos de Atapuerca
desconocen. Tim Kerrison, el verdadero gurú del milagro Sky, su preparador físico, ha
argumentado en alguna ocasión que, en el pasado, ese pasado siempre oscuro frente a
este presente, por lo visto, siempre lleno de luz, a los equipos les resultaba muy rentable
adentrarse en el mundo de la mentira. Sólo había recursos para investigar el lado oscuro
del ciclismo. El Sky, gracias a su presupuesto, tiene para desarrollar aquello que está
permitido, el lado bueno de la ciencia. Esto supondría, siguiendo la filosofía Kerrison,
que el ciclismo es ya como la Fórmula 1, importa menos el piloto y más el coche, sus
ingenieros, sus diseñadores, en definitiva, los avances tecnológicos.
Una de esas diferencias, lo que en lenguaje Sky se denomina ‘ventaja marginal’ , por
ejemplo, sería interpretar correctamente los datos del SRM, el aparatejo que mide la
potencia desplegada por el corredor. Richie Porte ha comentado que el SRM no da
pedales por el corredor y que Kerrison sí sabe cómo traducir a rendimiento, a ventaja
marginal, su lectura. ¿De verdad dentro del mundillo profesional nadie sabe utilizar el
SRM como Kerrison?
De cualquier forma, las suspicacias no sólo se han generado fuera del pelotón. Los
propios corredores dudan de estos registros. En la etapa de Bagneres de Bigorre, el día
de la debacle del Sky mal aprovechada por Saxo y Movistar, los Garmin estuvieron
atizando continuamente la carrera. Froome, corredor que como los Schleck juega a ser
ciclista con consola, lo que significa que no le gustan los descensos, las encerronas y los
corredores guerrilleros que le prueban bajando o en lugares insospechados, pidió a
Daniel Martin explicaciones por los movimientos suicidas del Garmin. El irlandés le
respondió: “Sólo queremos mostrar que sois normales”.
Ese recelo viene porque en el ciclismo muy pocos creen en las revoluciones. Sí se fían
de las evoluciones lentas. Froome irrumpió, de repente, en la Vuelta de 2011. Antes era
un personaje anónimo. Por contra, ciclistas como Nibali o ahora Quintana han
destacado desde siempre. El Sky siempre se ha vanagloriado de haber revolucionado el
ciclismo y de mantener una política de mano dura con el dopaje. A esto, muchos
contestan que queda muy poco margen de revolución en el ciclismo y que la
7
[CDV]
transparencia se demuestra con hechos. Brailsford no hace públicos los datos del SRM
de Froome y tampoco ha dejado a periodistas como Paul Kimmage, azote de los
mentirosos, ir incrustado en su equipo durante el Tour, algo que sí le permitió el Garmin
en su día.
Las revoluciones del Sky, por ahora, no tienen luz y taquígrafo. Sólo existen hipótesis y
aquí entra en juego el doctor Ferrari, quien se ha atrevido a despejar alguna incógnita en
su blog. Cuando Froome hace spinning atacando y alcanza una cadencia de 130, el
controvertido especialista italiano afirma que en esos momentos de batidora, de 15 a 20
segundos, Froome alcanza los 700 vatios. Según Ferrari, la morfología ‘alien’ de
Froome, muy delgado y con extremidades muy largas, le permite reducir la fricción
interna muscular y lograr altas cadencias que equilibran una menor fuerza en cada
rotación. Sin embargo, el modo batidora requiere mayor consumo de oxígeno. Ferrari
comenta que el consumo de nitratos (perfectamente legal) podría ser útil para bajar el
consumo de oxígeno.
¿Y esa postura de Fromme escrutando continuamente el SRM? Ferrari apuesta a que se
trata de una técnica de respiración, como las que empleaba la maratoniana inglesa Paula
Radcliffe y así lograr una mejor ventilación pulmonar.
Con los datos manejados por The Science of Sports, uno podría llegar a la conclusión de
que sólo Armstrong y el mejor Contador, el de 2009, el que maravilló y generó las
mismas dudas que ahora Froome, pero en los escenarios de Verbier y Annecy, podrían
haber estado a su nivel. Mientras, Brailsford, con su respuesta de una raza humana
mejorada, que reduce las diferencias entre los dopados y los limpios, se aproxima a los
axiomas de Ferrari, para quien Armstrong podría haber alcanzado los mismos resultados
sin necesidad del dopaje. Sólo habría necesitado concentrarse en altura y mejorar así su
rendimiento entre un 3 y un 6%. ¿Será la altitud la clave de todo esto?
————
Aquí los datos de Bonascre en el Tour:
AX-3-DOMAINES (BONASCRE), ALL-TIME TOP 50. Datos de Ammatti Pyoraily
____8.90 km, 7.46%, 664 m.
_1.
_2.
_3.
_4.
_5.
_6.
_7.
_8.
Roberto
Laiseka
______
Lance
Armstrong
______
Chris
Froome
_________
Jan
Ullrich
__________
Haimar
Zubeldia
______
Jan
Ullrich
__________
Lance
Armstrong
______
Alexandre
Vinokourov__
ESP
USA
GBR
GER
ESP
GER
USA
KAZ
|
|
|
|
|
|
|
|
22:57
22:59
23:14
23:17
23:19
23:22
23:24
23:34
|
|
|
|
|
|
|
|
2001
2001
2013
2003
2003
2001
2003
2003
8
[CDV]
_9.
Ivan
Basso
___________
ITA
10. Lance Armstrong ______ USA | 23:40 | 2005
|
23:36
|
2003
11.
Ivan
Basso
___________
12.
Oscar
Sevilla
________
13.
Joseba
Beloki
________
14.
Denis
Menchov
________
15.
Samuel
Sanchez
_______
16.
Jan
Ullrich
__________
17.
Andy
Schleck
_________
18.
Joaquim
Rodriguez
____
19.
Robert
Gesink
________
20. Alberto Contador _____ ESP | 24:01 | 2010
|
|
|
23:42
23:45
23:45
23:47
23:47
24:00
24:01
24:01
24:01
|
|
|
|
|
|
|
|
|
2005
2001
2001
2010
2010
2005
2010
2010
2010
21.
Jurgen
van
den
Broeck_
BEL
|
22.
Richie
Porte
_________
AUS
|
23.
Levi
Leipheimer
______
USA
|
24.
Floyd
Landis
_________
USA
|
25.
Iban
Mayo
____________
ESP
|
26.
Santiago
Botero
______
COL
|
27.
Michael
Boogerd
______
NED
|
28.
Alexandre
Vinokourov__
KAZ
|
29.
Stefano
Garzelli
_____
ITA
|
30. Inigo Chaureau _______ ESP | 24:19 | 2001
24:01
24:05
24:15
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24:19
24:19
24:19
24:19
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2013
2005
2005
2003
2001
2001
2001
2001
31.
Marcos
Serrano
_______
ESP
32.
Didier
Rous
__________
FRA
33.
Francisco
Mancebo
____
ESP
34.
Alejandro
Valverde
___
ESP
35.
Igor
G.
de
Galdeano
__
ESP
36.
Bauke
Mollema
________
NED
37.
Roberto
Heras
________
ESP
38.
Carlos
Sastre
________
ESP
39.
Andrei
Kivilev
_______
KAZ
40. Laurens Ten Dam ______ NED | 24:30 | 2013
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24:19
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24:31
24:31
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24:48
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2005
2005
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2001
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2003
2003
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
Francisco
Mancebo
____
Michael
Rasmussen
____
Jose
E.
Gutierrez
____
Felix
Cardenas
_______
Levi
Leipheimer
______
Mikel
Nieve
__________
Christophe
Moreau
____
Tyler
Hamilton
_______
ITA
ESP
ESP
RUS
ESP
GER
LUX
ESP
NED
ESP
DEN
ESP
COL
USA
ESP
FRA
USA
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9
[CDV]
49.
Andreas
Klöden
_______
GER
50. Gilles Bouvard _______ FRA | 24:52 | 2001
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24:50
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2005
El gran desafío de Contador
16 junio, 2013
El próximo Tour de Francia se presenta como el gran reto de Alberto Contador. Cada
carrera del calendario es un a ver quién puede con los Sky, ya sea Froome, Porte o los
colombianos. No cuenta Wiggins, quien ha emprendido este año un viaje al mundo de la
tranquilidad, donde no existe el dolor del entrenamiento.
En su primer Tour, el inesperado, Contador no tenía obligaciones, jovenzuelo y
poderoso se enfrentó a dos elementos del viejo ciclismo, a Rasmussen y Leipheimer, los
que no tenían miedo de alcanzar el mejor nivel a base de oscuros procedimientos. La
legalidad pudo con el ciclista danés, le echaron cuando iba de amarillo; Leipheimer a
punto estuvo de dar una alegría a Bruyneel y de ganar el Tour. Era el año 2007. En
2009, Contador recibió un cursillo acelerado de madurez personal. A su lado, el
deportista capaz de atemorizar a todo bicho viviente, el maestro del gangsterismo
ciclista, el mismísimo Lance Armstrong. Mucho se habla de que la rivalidad entre
Lemond e Hinault en el 86 fue algo extraordinario. No creo que Contador lo pasara
mejor que Lemond. Un año después, en 2010, el Tour del maldito chuletón, el español
recibió unos buenos meneos de Andy Schleck. No alcanzó su mejor nivel y sufrío para
ganar. En 2011, el Tour no era la carrera de Contador, recién venido de un Giro muy
montañoso, una caída le dejó debilitado. Aún así, tuvo momentos exuberantes como la
etapa de Alpe D’Huez.
Llega a esta edición con dudas sobre su capacidad de sobreponerse al replicante
Froome. Su puesta a punto va perfecta. Alcanzar el estado imbatible en la Dauphiné es
una locura y más este año. El Tour se va a decidir los cuatro últimos días, en un
programa ciclista que alcanza la obra maestra. El miércoles 17 de julio llega la crono de
32 kilómetros con dos subidas de segunda. Si vuelve el Contador de Annecy (2009),
este perfil le va a la perfección. A continuación se suceden tres etapones alpinos: final
en Alpe d’Huez, la dureza perfecta de Le Grand-Bornand y la bofetada de AnnecySemnoz. Si viviera el inconfundible Fignon, habría dado un abrazo al director del Tour.
El profesor siempre pedía tres etapas de montaña seguidas, porque era el momento de
los desfallecimientos, del límite corporal.
Por ahora, sabemos que Contador está plácido en Lugano con parte de su equipo. Los
Sky están en Chatel, en los Alpes franceses, no muy lejos de Le Grand-Bornand. Les
guste o no, vencer a Contador será muy difícil.
10
[CDV]
P.D: Si Froome se va al BMC; Urán al Omega y Porte al Orica. ¿Qué se va a inventar
Dave Brailsford?
Los desastres del Sky
1 junio, 2013
Vinieron los hombres de negro para marcar diferencia y, a ratos, lo han conseguido.
Sólo a ratos. El último Giro o las clásicas han demostrado, afortunadamente, que en el
ciclismo es imposible controlar hasta el mínimo detalle. Sobre el papel, que lo soporta
todo, las fórmulas y las tácticas son todas perfectas. Su espíritu científico, apoyado en
una logística multimillonaria apabullante, tiene lagunas. Wiggins ha vuelto a ser
Wiggins, el tipo desconcertante que no sabe controlarse y que desconecta del mundo. Le
ocurrió cuando fracasó en su primer año con el Sky, apunto estuvo de tirarlo todo por la
ventana. Le rescataron Sutton y Brailsford, los responsables del equipo inglés, quienes
le dieron un ultimátum ante tanta dejadez. Ahora no irá al Tour, y Sutton ya le aconseja
que se fije un objetivo concreto para evitar la desidia. La Vuelta no es, carece de
glamour, según parece, mejor la contrarreloj del Mundial de Florencia.
El Giro tuvo interés mientras estuvo el británico. Recibió una lección acelerada de viejo
ciclismo. Frío, lluvia, carreteruchas, bajadas con trampa. Una cura de humildad como
no se había visto en este deporte hace tiempo. A Wiggins y al Sky. Dirán los ingleses
que el segundo puesto de Urán dice lo contrario. No. Venían a hacer historia, de nuevo,
con Wiggins. Su miedo en las bajadas, su tembleque quedará para siempre, como los
comentaristas de la RAI que con mofa decían que bajaba “como si estuviera
escayolado”. Es lo que tiene creerse el más listo, el más fuerte y el más guapo y,
después, esconderse debajo de la mesa. El Sky va haciendo pocos amigos en el pelotón,
ya lo advirtió en el Giro Luca Scinto, manager del Vini Fantini. “El ciclismo es para
todos y debe permanecer abierto a lo los tifosi, la gente humilde, que viene desde lejos
para ver a los corredores, fotografiarse, pedir autógrafos. Pero ellos van aparte y dan
muy poco de su tiempo. Y es por eso que en el pelotón no son muy queridos. En este
Giro, Wiggins no hablaba con nadie. Al final, todo eso cuenta”, disparaba Scinto.
Ahora vuelven a la carga con Froome, según ellos el principal candidato a ganar el
Tour, el número uno. Aquí no se respeta a nadie, otra vez esa altanería que genera tanto
hartazgo. “Tienen el dinero, el presupuesto es de diez a doce veces superior al nuestro,
que es de 3,5 millones de euros, pero no sé si saben sacarle el mayor beneficio… Y
ellos no inventaron el ciclismo. Fueron los franceses, los belgas y los italianos”, lanzaba
Scinto durante el Giro.
Froome ha sido un dolor de muelas para Wiggins. Irrumpió de la nada para quitarle el
protagonismo que tanto deseaba, esa forma de ser que le lleva, como decía Millar, a
11
[CDV]
creerse una estrella del rock. De forma inesperada, se ha tambaleado el hombre marcado
a fuego por la ciencia inglesa para ganar el Tour. Y aquí está el resultado. Froome es el
nuevo robot del Sky, mientras Wiggins desaparece el año de su reinado.
Los desastres del Sky, en las clásicas y en el Giro, son necesarios para el ciclismo.
Lástima que Wiggins no esté en Francia en julio. Su relación con Froome habría dado
mucho que hablar. El último ganador del Tour no habría hecho nada por su compañero.
Él está ya por encima del bien y del mal. Es Sir y hasta hicieron caretas con su rostro en
los periódicos. De Froome no quiere saber nada.
El desconcierto de Contador
1 mayo, 2013
Algo tiene Alberto Contador de superviviente. Su salud le jugó una mala pasada en
el inicio de su carrera. Cuando era el gran dominador, el asunto del dopaje por
clembuterol le devolvió de nuevo a una situación complicada, muy difícil. Éste,
entonces, debía ser su gran año, rodeado de tranquilidad, sin sobresaltos, custodiado por
un equipo de garantías, no de circunstancias. A una edad propicia para todo, en plena
madurez, con sabiduría estratégica y estado físico para romper límites propios. Y, sin
embargo,
nada
le
está
funcionando.
Ciclista que gusta de marcar territorio y jerarquía en el asfalto, sus actuaciones se
cuentan por derrotas, incapaz de superar a sus rivales directos, Froome, Nibali y Purito.
Se le ha visto desorientado, no por falta de brújula propia, sino porque los demás le han
llevado al desconcierto. Ni en Oman ni en Tirreno pudo con Froome o con Nibali. En el
País Vasco, su ex gregario Porte le superó. Todo ello le ha generado cierta ansiedad con
ataques sin músculo, más en busca de una autoconfirmación que le sugiriera que todo
seguía igual, que los vatios seguían ahí. Y no han estado en ninguna disciplina. Justo en
montaña y muy lejos en las cronos. El del Saxo ha utilizado disculpas de todo tipo. Casi
siempre ha recurrido al mal tiempo, también a la dificultad de rodar en mojado en las
pendientes imposibles de la Tirreno. Mientras, los demás volaban. Cuando la cubierta le
derrapaba en Italia, Purito o Nibali parecían tener clavos.
Cierto consuelo buscaba en la Tirreno alegando que le había servido de prueba para ver
de cerca cómo trabaja el imperial Sky. Como si los ingleses hubieran aterrizado hace
unos semanas en el pelotón. Es conocida la filosofía innovadora de los hombres de
negro, o mejor dicho, del mago Tim Kerrison. El hombre de las cifras, de las
ecuaciones físicas llevadas al ciclismo, el creador del milagro británico. Además, en el
Saxo milita ahora el que la pasada temporada tuviera los galones de comandante de
campo del Sky. El australiano Michael Rogers podrá aportar a riis todo o parte del know
how aprendido. Rogers reconoció hace unos meses que el método Kerrison le había
12
[CDV]
permitido mejorar mucho. De ahí sus resultados en DauphIne y Tour.
Contador no ha podido este año con los Sky. Necesita de una preparación acorde con la
nueva realidad. Riis siempre ha destacado por ser un antes y un después en el ciclismo,
para lo bueno y para lo malo. Algo han de cambiar. Hasta Cancellara ha tomado nota y
se ha pasado el invierno con su familia en Canarias, vida estoica durante meses,
haciendo una preparación termendamente específica, sin ningún cabo suelto,
examinando hasta el mas mínimo detalle de las carreras y del estado físico. No es
casualidad recorrer los últimos 14 kilómetros del Tour de Flandes en 15′ 40”, es decir, a
53,5 km/h después de 240 km.
El director danés ha de jugar estas semanas un papel clave en el devenir de Contador.
Nada ha de quedar al azar, deben convertirse en cartujos ciclistas, han de poder
contrarrestar el efecto Sky a base de más innovación y talento. Contador y Riis han de
volver al inicio de su relación. Cuando en medio del Tour del 2010 el español le envió
un sms al director de los Schleck, todos ellos inmersos en un proceso de traición total,
en el que le expresaba su deseo de ganar en un mismo año las tres grandes. Alberto se
veía poderoso, inigualable, era un estado de ánimo exuberante.Tiempo tiene estas
semanas pretour para volver a sentirse como Cancellara. El mejor. Para ello ha de
hacerse con la calculadora del Sky. Riis ya tiene, otra vez, un gran desafío.
El fin de la omertá
7 diciembre, 2012
Alguien decía que es tontería ir en contra de los cambios, te terminan pasando por
encima. Es la ley de la evolución. El ciclismo está en un proceso de revolución
irreversible que le situará o al borde definitivo del precipicio o a salvo de mentirosos.
Pero en este camino de redención y castigo, el ciclismo español sigue escondido, como
si esto no fuera con él. Mientras el ciclismo anglosajón se apropia de todo, de lo bueno
y de lo malo, aquí existe un vacío peligroso, especialmente de cara a la aparición de
nuevos patrocinadores. Hace unos días de constituía el movimiento ‘Change Cycling
Now’ con la presencia de Jaimie Fuller, propietario de la empresa de prendas deportivas
Skins, los médicos Michael Ashenden y John Hoberman, el profesor Antoine Vayer, el
periodista Paul Kimmage, el ex corredor Greg LeMond, el ex mánager de Cofidis Eric
Boyer o el mánager del Garmin Sharp Jonathan Vaughters. Sus cuatro mandamientos
son:
1. Constituir una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, para el reconocimiento del
pasado.
2 .Crear una Comisión independiente de revisión, para investigar a la UCI.
13
[CDV]
3.
Establecer
controles
4. Generar un cambio cultural en la UCI.
independientes
de
dopaje.
Ni rastro de ningún profesional español. No me creo que no exista ningún periodista
español a la altura de Kimmage, o exciclista a la de Lemond, o director a la de
Vaughters. ¿Dónde están? Si su ausencia se debe a que no han sido invitados, esta
organización nace mutilada si no tiene en cuanta distintos escenarios, culturas y puntos
de vista. Si es porque nadie quiere levantar la voz en este país, el problema es mayor. Se
estará obligado a seguir el ritmo de los demás, de los que sí quieren hacer algo, porque
esto es insostenible.
El entorno del ciclismo español genera recelos, no hace falta ser un avezado
investigador para darse cuenta. Las declaraciones de los corredores españoles sobre
Armstrong han sido, de lejos, las más tibias. De los managers, ni se sabe, de los que
deberían generar opinión en este deporte, más de lo mismo. La táctica de dejar pasar el
tiempo no es la adecuada, no va a solucionar nada. El ciclismo español se muere, no
sólo por la crisis económica.
En otros lugares surgen proyectos como el Sky, que no dejan de ser apuestas de la
propia federación de ciclismo inglesa con la idea clara de generar valor desde la base. El
Sky no sólo es dinero, es una forma de hacer las cosas de forma distinta. El Sky nació,
de verdad, un buen día del año 2003 y nació con el siguiente anuncio: “Wanted.
Ambitious Under-23 male endurance cyclist to join residential Olympic Academy. The
Academy will be full time and based in Manchester. Academy members will have the
opportunity to be selected for track World Cups, six-day and other international track
competitions. To survive and/or progress young riders will need to live and breathe
cycling and devote their next years to the achievement of challenging goals. Strong
work ethic required. Apply to British Cycling, The Velodrome, Manchester”.
Fantástico. Así se empiezan los proyectos, con las ideas muy claras, donde lo
importante es: cantera (Young riders), formación (live and breathe cycling) y una
manera de contemplar la realidad ( strong work ethic). En España, si no me equivoco, es
el propio Alberto Contador, con su nuevo equipo junior ‘Specialized-Fundación
Alberto Contador’, o Carlos Sastre a través de la Fundación Víctor Sastre o la
Fundación Ciclista de Euskadi los que generan base. Éste es el camino. También hay
milagros como el equipo ciclista Burgos – BH, que aunque seguramente es muy
mejorable, ofrece una oportunidad a los jóvenes para competir al máximo nivel.
Existe una corriente distinta en el ciclismo español que ha de coger el testigo. Contador
y Sastre observan cómo se ha trabajado y se trabaja fuera de España y han traído buenas
ideas. Supongo que el nuevo presidente de la Federación de Ciclismo también viene con
un proyecto sólido y esperanzador debajo del brazo.
Porque la omertá, el silencio, del ciclismo español no es la solución. Ahora es el
momento. El inefable Floyd Landis comenzó a hablar tras llegar a esta conclusión:
14
[CDV]
“Cuando estás en la mafia, te cogen y vas a la cárcel, mantienes la boca cerrada y la
organización cuida de tu familia. En el ciclismo, se espera que tengas la boca cerrada
cuando das positivo, te conviertes en un paria y todo el mundo te da la espalda”. Landis
intentó volver al ciclismo profesional y le pidió ayuda a Armstrong. Como ya sabemos
todo, no le hizo ni caso, lo que motivó el fin de la omertá.
Etapas de luz y oscuridad del ciclismo
español
24 octubre, 2012
El ciclismo español continúa en plena adolescencia. Peor, en un estado infantil en el que
los problemas vitales no existen, se desconocen o se niegan. Las declaraciones de
algunos corredores españoles sobre el caso Armstrong reflejan una falta de madurez
alarmante. Los problemas no se resuelven solos o con el paso del tiempo. Hay que
afrontarlos y en España estamos a otro nivel, lejos de la seriedad, de la edad adulta.
El gran Miguel Indurain se desmarcó el otro día con unos comentarios que no ayudan,
para nada, al ciclismo. Dijo sobre Armstrong: “ Cumplió todas las normas que había en
su momento y no tuvo ningún problema”. No tengo claro si es la respuesta que le
gustaría que otros dijeran de él en el caso de verse en una situación igual o si
verdaderamente lo cree. Indurain ofrece una versión tan pueril y poco profunda que
sorprende de quién procede. Hay más.
Alejandro Valverde es el siguiente. Ha apuntado sobre el asunto del texano: “Los Tour
los ha ganado con sus piernas, con su cuerpo, que nadie crea que no los ha sufrido. Para
mí son suyos. No entiendo que se mire para atrás”. Impresionante. Que vaya por delante
que considero a Valverde un fuera de serie, un superdotado, un extraordinario ciclista al
que han condenado por dopaje y que nunca acaba de confesar o de hablar claro sobre la
Operación Puerto, fruto de ese paraíso infantil. El problema, Alejandro, es que los ha
ganado con su cuerpo y algo más, independientemente de que Armstrong fuera o no un
exuberante atleta con un gran poder mental. Sobre lo de mirar atrás, está claro a qué se
refiere, es mejor olvidar y construir un futuro podrido. Incomprensible.
Seguimos. El otrora buen tertuliano Óscar Pereiro se equivocó hace unos días. Para
justificar el dopaje en el ciclismo utilizó el argumento erróneo del ‘y tú más’ con el
fútbol de fondo. Se sirvió de un vídeo, en el que se ve al futbolista Cannavaro
dopándose antes de la final de la UEFA de 1999, para alegar que en otros deportes
también existe la mentira. Óscar, ésa no es la cuestión, no ayuda en nada, refleja la
hipocresía que existe con respecto a otras disciplinas protegidas por el periodismo de
talibanes y por grandísimos intereses económicos. Al ciclismo, está claro, se le exige
15
[CDV]
una nota de un nueve para entrar a la universidad. A los futbolistas les basta con un
cinco raspado. Pero seguimos igual. Eso no salva al ciclismo y a los ciclistas.
Hay que hablar claro y cuanto antes. Por favor, leed la biografía de Bjarne Riis. Se titula
‘Stages of light and dark’ (Etapas de luz y oscuridad). En un momento explica su
fórmula para alcanzar el mejor nivel. Ante las preguntas de los periodistas daneses que
insisten en conocer por qué, de repente, aguanta con los mejores en las etapas de
montaña, replica: “Gracias a un entrenamiento específico y duro y a una pérdida de
peso”. ¿A qué esto ya lo hemos oído muchas veces? A continuación, añade: “Ésa era mi
respuesta ya programada, pero era sólo la mitad de la verdad”. La otra parte de la
realidad, que narra con todo detalle en el libro, fue el uso sistemático de productos
dopantes como la cortisona Kenacort o EPO. Ésa es la verdad, la del ciclismo, y es
necesario que se reconozca para alcanzar la mayoría de edad. También en España.
La muerte del superhéroe Armstrong
21 octubre, 2012
Caído el monstruo de Armstrong, sólo falta destruir el ciclismo, lo poco que queda. Un
deporte que no aprende de sus errores y siempre envuelto en la sospecha. Armstrong
recuerda a esa imagen de los soldados estadounidenses tirando abajo la estatua de
Sadam Hussein en Bagdad. El aniquilamiento de algo imposible, del atleta que tenía
todo controlado, incluso la misma muerte. Ahora ha sido acuchillado como Julio César
a la entrada del Senado. Los que en su día le ofrecían pleitesía y le tenían por una
deidad, hoy le han devorado como animales salvajes. Pocos han salido en su defensa, si
no me equivoco, sólo Rubiera ha tenido la osadía de enfrentarse a los lobos,
proclamando que nunca vio doparse a Armstrong y que Ferrari era su entrenador. Con la
que está cayendo, es un acto de valentía del ex compañero del texano. Armstrong era un
superhéroe que llevó a lo enfermizo su obsesión por superar las dificultades y
proclamarse por encima de lo humano. Como todo superhéroe, combatió el mal, en este
caso, el averno, y se empeñó en lanzar una cruzada contra el cáncer a través del
ciclismo, su máscara, su disfraz poderoso al que ha estado enganchado y del que nunca
ha sabido desprenderse.
Hoy ya casi nadie duda de la culpabilidad de Armstrong, incluso sus amigos de Nike le
han despreciado. La comunidad científica lleva años detrás de él y del ciclismo, por algo
será. Según la web ‘The Science of Sport, todo empezó a cambiar a partir de 1994, por
lo menos en cuanto a datos de potencia movida por los ciclistas. De acuerdo con sus
cálculos, que son una media de los finales en alto de los Tours que van de 1989 a 2001,
más los datos de Armstrong de 2004, es el estadounidense quien tiene el record de
vatios por kilogramo de peso con 6,97 en su cronoescalada de Alpe d’Huez. (En este
gráfico de Science of Sport se puede observar la evolución del ratio W/Kg)
16
[CDV]
Se puede ver cómo, a partir de 1994, los ciclistas comienzan a tener mejores resultados,
hasta llegar a los picos de Pantani y Arsmtrong. El texano, en la cronoescalada de 2004
en d’Huez, hizo 25 segundos menos que en la etapa de 2001, aunque exigía un esfuerzo
más prolongado como etapa en línea que fue. En el gráfico no se dibuja la actuación
concreta de Riis en Hautacam. El ciclista del 60% de hematocrito por aquel entonces,
llegó a producir 6.8 W/Kg, unos 480W, para destrozar al gran Miguel. Sí se ve cómo,
tras el escándalo del 98, el año siguiente registra unos parámetros muy contenidos.
La media de Riis es de 6,47 W/Kg, Ullrich (6,33) y Pantani (6,63), todos por encima de
6,2 W/Kg, el umbral que muchos preparadores como el fallecido Aldo Sassi establecían
como el máximo humano. Armstrong, en cambio, en el libro ‘Tour de Force’ de Daniel
Coyle comenta que es capaz de alcanzar un ratio de 6,7.
The Science of Sport también recoge los datos de potencia de Armstrong en los Tours
del 99 al 2001
17
[CDV]
Según
un
estudio
de
Edward
Coyle
(no
es
el
escritor),
ttp://www.edb.utexas.edu/coyle/armstrong.php Armstrong incrementó un 18% su
potencia de 1992 a 1999. Pasó de pesar 78.9 kg a 72, lo que se tradujo en un ratio de
5,60 W/Kg, frente a los 4,74 del 92.
Todo apunta a que el lado oscuro del ciclista texano pudo con él, a todos los niveles, en
lo profesional y en lo personal. Pero que nadie olvide que hizo ricos a muchos. Tony
Karklins, director de Orbea en Estados Unidos, lo resume a la perfección. Asegura que
la marca de bicicletas vasca pasó de no tener comerciales en suelo americano a 400
gracias a una instantánea. La que inmortalizó la caída de Armstrong y Mayo en Luz
Ardiden. Se vendían Orbeas porque era la bicicleta del mejor rival del corredor del US
Postal. Karklins, además, calcula que Trek es diez veces más poderosa ahora gracias a
la era Armstrong, y expone que el ciclismo logró situarse como el deporte preferido de
la clase media – alta en EEUU, desbancando al golf.
La industria se benefició de Armstrong, siempre se necesita un superhéroe para generar
nuevos mercados y proyección mediática. ¿Quién será el próximo?
P.D.: ¿Hablarán algún día los ciclistas españoles de dopaje, más allá de Manzano?
18
[CDV]
Unidad autodestructiva
25 septiembre, 2012
Después de haber disfrutado de la rareza de Freire durante muchos años, siento que ha
sido un corredor irrepetible, pero no excepcional. Se ha comportado como un elemento
extraño dentro del pelotón nacional, un ciclista que no seguía los moldes perfilados por
los ganadores de grandes vueltas. Vencía al sprint, en la Milán San Remo o en el
Mundial, donde alcanzar la gloria requería de todo, menos ser español. Su
posicionamiento frente al dopaje ha sido contundente y no se mordía la lengua cuando
le preguntaban sobre sus compatriotas. Sólo se ha fiado de él mismo en este asunto, no
ha puesto la mano en el fuego por nadie.
Sentía que Valkenburg era su momento por derecho propio y de nadie más, lo que luego
resultaría fatal. Sus declaraciones postcarrera son propias de alguien neófito,
enrabietado, de que le hubieran birlado su juguete. El ciclista del Katusha había
preparado su particular mundial desde hace días, marcando territorio imaginario,
siguiendo una estrategia egoísta que ha terminado con un resultado tibio, cuando podía
haber sido excelente.
Convencido estaba de que Gilbert no tenía posibilidades, así lo expresó, porque se iba a
llegar en grupo, al sprint. No lo decía para quitar mérito al belga, sino para asegurarse
de que el equipo español le rindiera pleitesía. Es el mejor sprinter español y con eso
jugaba, cerrando hueco al resto de compañeros. Freire ha planteado su última gran
actuación como el del veterano incapaz de reconocer la realidad, que había corredores
mejores. El Mundial no le pertenece y ciclistas de la talla de Valverde tienen el mismo
derecho que él o más de jugar a ganar.
Que Gilbert iba a atacar lo sabía todo el mundo, era su oportunidad para no trabajar para
Boonen. Mientras, Valverde, confundido por la falta de libertad de movimientos. Una
buena estrategia es la que sabe adaptarse a las circunstancias, justo lo que no supo hacer
España, empeñados estaban en proyectar una unidad autodestructiva.
El ciclista cántabro lleva años proclamando la poca atención que se le presta en España,
no como le ocurre a Boonen en Bélgica, dice. Freire ha ganado tres mundiales, pero
siempre ha carecido de regularidad, bien por lesiones o por la falta de cariño de sus
compañeros de equipo. Cuando anduvo por el Mapei, toda la culpa era de la soledad con
la que convivía. En el Rabobank, lo mismo, que si preferían que ganara un holandés y
no él. Freire elegía los equipos y, seguramente, no por asuntos emocionales.
En su primer Mundial, no necesitó a nadie, él sólo se bastó para acabar con un grupo de
élite donde había bestias como Ullrich o Vandenbroucke. En Lisboa tuvo un buen grupo
de gregarios hasta el último suspiro. En el tercero, en la parte dura, saltó a por Boogerd
con una seguridad aplastante. Luego, Valverde le haría de lanzador. En Valkenburg,
19
[CDV]
Freire no pudo con el estallido de vatios de Gilbert, lo que inmediatamente debía haber
dado paso al plan B. Era el momento de Valverde, una mirada, una indicación, habría
liberado al del Movistar.
Freire quiso jugar a ser Alemania, y fue un gran error. España tenía algo más que un
buen velocista. El papel de la selección era el de jugar al acoso y derribo y aprovechar
esa circunstancia. Freire inutilizaba a Boonen y Valverde a Gilbert. Las demás
selecciones eran más débiles, especialmente los italianos y franceses.
Se va Freire, le echaremos de menos, aunque brillara siempre de manera fugaz, pero con
una extraordinaria intensidad.
El futuro de los escépticos
9 septiembre, 2012
Después de una excepcional Vuelta a España donde han triunfado dos ciclistas
marcados, queda por determinar qué dirán los escépticos, los que siempre conectan
ciclismo con dopaje. Ahora que Armstrong está contra las cuerdas, aún no sabemos con
qué pruebas, sólo especulaciones y acusaciones, principalmente de dos tipos curiosos
como Landis y Hamilton, vuelve a rodearse todo de un tufo de sospecha. Decía Carlos
de Andrés, comentarista de TVE, que siempre le había parecido raro todo el universo
Armstrong. En cambio, el mítico periodista inglés Phil Liggett lo tiene claro. El
estadounidense está limpio. (En este link habla del tema). Qué complicado es este
deporte. Posicionarse a favor de un ciclista es altamente peligroso, por los antecedentes
habidos.
Me quedo con la opinión de alguien que está por encima del bien y del mal y cuyas
reflexiones, ahora mismo, tienen un peso enorme. David Millar cree a Alberto
Contador. Si viniera de otro, no sería más que un ejercicio de encubrimiento, otro
ejemplo de la omertá ciclista. Pero procede de alguien que ya no necesita de detectores
de mentiras, representa la verdad en el ciclismo. El escocés no duda en afirmar que
Contador es un “fenómeno de la naturaleza”, un corredor con un “talento descomunal y
con una ética del trabajo y el esfuerzo”.
En este juego de fe, lo que ya nadie puede dudar es de la enorme Vuelta a España que
han realizado Contador, Valverde y Rodríguez. Todos esperaban al del Saxo Bank, se
presume su excelencia. No así el rendimiento de Valverde. Comenzó la temporada
como un tiro, se difuminó en las Clásicas y se perdió en el Tour. Ahora debería ser el
número uno de la selección para ganar el Mundial, todos deberían trabajar para el
murciano, incluido Purito. Si divides tu foco de atención, no te llevas el Mundial, los
italianos eran expertos en eso hasta que Bettini puso orden. Valverde ha alcanzado un
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estado de forma magnífico, una serenidad y una calma tras la sanción que le sitúa en
lugar preferente. La selección necesita su fuerza al sprint, y él necesita el Mundial para
acabar de un plumazo con todos los fantasmas.
Purito es un ejemplo de deportista y de persona. Sus declaraciones son de alguien
inteligente que disfruta de la vida y del ciclismo. Le faltó equipo el día clave, un ligero
bajón que supuso la Vuelta. Está como nunca, hace sombra a Wiggins en el ranking
UCI y es menos glamouroso que Contador. En sus piernas está el código que descifra el
Mundial, junto con las de Contador. Insisto, deberían apoyar a Valverde, el peor
escenario para los escépticos.
Una Vuelta para acabar con la ciencia
17 agosto, 2012
Apuntan a que el último Tour de Francia supuso el triunfo definitivo de la ciencia frente
al ciclismo romántico, el de las escapadas, el de la ascensiones, dicen, imposibles.
Wiggins ya lo dejó claro en alguna declaración. Sólo le podría haber ganado un ciclista
de los de antes, de los que llevaban energía suplementaria. Lo dice su potenciómetro y
algunos preparadores físicos. Cuando a Evans le dio por atacar en la Croix de Fer, los
hombres del Sky no miraron al frente. Inmediatamente bajaron la cabeza para observar
los datos de sus medidores de potencia. El capitán en carrera de los ingleses, Michael
Rogers, no tuvo dudas. Evans no podía aguantar mucho ese esfuerzo y se lo susurró a
Wiggins.
Es la realidad del ciclismo, la filosofía Sky. Parece que nada queda al azar, que todo
está escrito y parametrizado. Pero no es nuevo. Armstrong, en el 2000, llamó al doctor
Ferrari, en mitad de carrera, para cerciorarse de que el ataque de Pantani en Saisies, a
falta de 170 kilómetros, era una locura inhumana. Así se lo transmitió el preparador
italiano al estadounidense, que dejó ir a Pantani para luego capturarle.
Llega ahora la Vuelta a España como el escenario donde aún es posible encontrar el
ciclismo romántico y, seguramente, limpio, porque así es salvo que existan pruebas en
contra. Es el enfrentamiento entre Froome, Contador y, posiblemente, Cobo. La
dictadura de los números y los estudios frente al ciclismo que entiende que para ganar
hay que atacar, donde los recorridos pueden facilitar emboscadas y en el que no todo lo
recogen los medidores, como el miedo, la tensión, el calor, la lluvia.
Cobo es uno de los pocos ejemplos de corredores que se guían por su propio instinto,
por sensaciones. No es amigo de preparadores físicos hasta que Unzue le colocó uno
después de que se bajara este año en la Dauphiné. Es una gran incógnita, pero las
señales que ha transmitido a lo largo de la temporada no dejan lugar a dudas. Fuera al
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Tour a preparar o no la Vuelta, su rendimiento ha sido nefasto. Pero así es él. Su
irrupción llega cuando nadie lo cree. También se esperaba algo más de Valverde. Su
retorno a la competición ha dejado destellos, pero eso ya se le presupone a un corredor
de su clase. Era necesario algo más, un éxito más rotundo que no ha llegado.
Contador viene a la Vuelta para destrozar todo lo que se ponga delante de él.
Habladurías, sanciones, dudas, incluso cuestionar los axiomas del ciclismo. Le van a
mirar con lupa, especialmente cuántos vatios es capaz de generar y por cuánto tiempo.
Los resultados fisiológicos de Indurain vuelven a estar de moda después de que se haya
publicado un estudio que prueba el declive físico de un deportista con el paso del
tiempo. Según los datos de las pruebas de esfuerzo a las que sometió en el verano de
1994, el navarro producía hasta 572 vatios, 7,1 por kilo de peso, y 505 vatios, 6,23
vatios por kilo en el umbral láctico.
Las obras maestras de Contador son Verbier (Tour 2009), 6,73 vatios por kilo, y Etna
(Giro 2011), 6,87. Este año, Wiggins, Froome, Evans y Nibali obtuvieron 6,47 en la
subida a La Planche des Belles Filles. Armstrong y sus preparadores siempre tenían
como referencia totémica el ratio 6,7 vatios por kilo. Hay entrenadores, como el ya
fallecido Aldo Sassi, que mantenían que es imposible que un deportista mantenga el
ratio de 6,2 durante más de 40 minutos.
La Vuelta dictará hasta dónde llegan Contador y Froome. O Cobo, quien el año pasado
en el Angliru llegó a 6,33 vatios por kilo. Puro romanticismo.
P.D. En este enlace se descubre, por fin, el presupuesto del Team Sky. Pincha aquí.
La obra maestra inacabada del Sky
24 julio, 2012
Los ingleses del Sky han logrado reducir el ciclismo y sus variables a fórmulas
estadísticas. Han conseguido, antes de lo que preveían, que un inglés venciera en el
Tour de Francia trasladando sus jeroglíficos del ciclismo en pista al de carretera. La
carrera ha discurrido de acuerdo con los parámetros establecidos por Dave Brailsford,
Sutton, Ellingworth y Kerrison, los gurús de este invento, los managers, matemáticos,
científicos, nutricionistas, psicólogos y directores de equipo. Lo son todo. Sí, en un
segundo plano, los corredores. La victoria de Wiggins tiene tantos padres que asusta. Es
una especie de Frankenstein construido a base de vatios, calorías, control del ácido
láctico, entrenamiento de situación, hojas excel, carbono de última generación,
aerodinámica, tecnología y un equipo extraordinariamente fuerte.
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Para ellos, la clave es reducir los factores imprevistos e incontrolables del ciclismo en
ruta al mínimo, tal y como hicieron en la pista. Jonathan Vaughters, manager del
Garmin Cervelo, siempre ha mantenido que eso era imposible. “En la pista puedes dejar
los factores impredecibles al 1 o 2 %. En la carretera, sólo lo puedes bajar un 25%”,
confiaba. Los ingleses parece que lo han conseguido, pero se olvidan del factor destino.
Todo les ha resultado favorable, nada se ha salido del guión, excepto los cabreos ocultos
de Cavendish y el chismorreo en las redes sociales entre la mujer de Cavendish y la
novia de Froome.
La primera variable favorable, la que más redujo la horquilla de imprevistos fue
Prudhomme, director del Tour, y su decisión de diseñar un recorrido apto para Wiggins,
con muchos kilómetros contrarreloj y una montaña tibia. Como ya es habitual, sin ese
tercer día consecutivo de montaña que tanto daño hace y que Fignon siempre
demandaba. La segunda variable que ha soplado a favor del Sky la forman Contador y
Andy. Por las razones ya conocidas, los mejores escaladores del momento, los mejores
ciclistas, no han estado en el Tour. Evans ya dio síntomas en la primera crono, con un
perfil que le iba a la perfección, que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer por las
carreteras francesas. Su ataque en la Croix de Fer fue tan valiente como patético.
Siempre buscando fantasmas, Evans es un gran corredor que necesita del fallo de los
mejores para ganar, lo que te convierte en un ciclista situado en un escalón por debajo.
Nibali, por su parte, ha hecho de Nibali. No es el mejor subiendo, no es el mejor contra
el crono y sí es el mejor bajando. Resultado, no es un superclase, apunta maneras, se le
espera, pero no cuaja. Ha atacado bajando cuando no tenía que atacar y llega donde
llega.
Y, por último, la tercera variable favorable. La suerte, que siempre hay que cultivar y
cuidar. El Sky se ha librado de las caídas (sólo Siutsov tuvo que abandonar). Pero eso
no es nuevo. El US Postal ya lo hacía antes. Se limita el azar a base de una inspección
minuciosa de las etapas y de entrenamientos que reproducen las circunstancias de la
carrera. A Wiggins no le gusta que le mencionen el US Postal o a Armstrong. Debería
recordar que Brailsford siempre se ha fijado en la minuciosidad del estadounidense y
que el documental ‘Road To París’, sobre cómo preparaba Arsmtrong el Tour, lo tiene
desgastado de tanto verlo.
El Sky es un soplo de aire fresco en un deporte carcomido por sus propias normas no
escritas. Brailsford ha logrado lo que en su día consiguió Billy Beane en el béisbol. Este
tipo es el de la película Moneyball, otra historia que los ingleses siempre mencionan
para explicar que los axiomas del deporte se pueden derribar.
Ahora les queda cerrar el círculo y lograr el oro en la Olimpiadas con Cavendish y
Wiggins. Que nadie se olvide de que el Sky fue creado también para reforzar el
programa olímpico. Ya se verá si también han acotado las variables imprevistas de la
prueba olímpica. Por ahora, la gran obra maestra del Sky está inacabada. Sólo será
perfecta si ganan el oro.
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La difícil convivencia de Cavendish y
Wiggins
25 junio, 2012
Podría ser la principal preocupación del Sky. La difícil convivencia de Cavendish y
Wiggins en el Tour, con objetivos diferentes, ciclistas incompatibles. El Sky transmite
un clima de perfección que parace difícil de romper, como si hubieran aprendido estos
dos últimos años todo lo que tenían que aprender del ciclismo. Un cursillo acelerado de
un deporte que necesitaba el aire fresco procedente de Australia, Gran Bretaña y
Estados Unidos. Mucho se comenta sobre el soporte de Wiggins en el Tour. Brailsford,
manager del equipo, lo tenía muy claro desde principio de temporada. En el Tour no van
a hacer experimentos de última hora. Los que van son los mismos que arrasaron en
Dauphiné, quitando a Pate y sumando a Cavendish y Eisel. Brailsford ha querido que
los fieles de Wiggins corrieran con él a lo largo de todo el año. Porte, Sivtsov, Froome y
Roger le han seguido en Niza, Romandía o Dauphiné.
Eisel, Boasson Hagen y Knees, con la ayuda de Sivtsov serán el vagón lanzadera de
Cavendish, y los que lucharán por asegurarle el maillot verde. Tratar de lograr el
amarillo y el verde es una tarea complicada y estresante. Lo logró el Telekom en el 96,
aquel año en el que había tres grupos bien diferenciados en el equipo. Estaban los que
iban con Zabel (Kummer y Aldag), los que apoyaban a Riis (Henn y Holm) y los
amigos de Ullrich (Bolts y Heppner). Poca relación entre ellos. Eran tres clanes, con
Zabel proclamando en público que apoyar a Riis era una pérdida de tiempo y músculo.
Lo lograron, aunque luego supimos que el Telekom de esa época competía en otra liga,
la del ciclismo oscuro y mentiroso.
Cavendish nunca tuvo claro ir al Sky, conocedor de las dificultades que entraña ir a un
Tour con dos líderes diferentes. No es corredor que se sacie con una o dos victorias, es
un animal salvaje y requiere dedicación. En el primer Tour del Sky, Brailsford tenía una
sola consigna. Proteger y ayudar a Wiggins. Dejó fuera de la carrera francesa a los
hombres rápidos, a Greg Henderson, no tenía dudas y ésa era la estrategia que valía.
Ahora no piensa lo mismo.
Zabel, ahora asesor de velocidad del Katusha y antes del HTC, ha llegado a comentar
que Wiggins sólo necesita a Froome y que, luego, ha de seguir la táctica de Evans, es
decir, ir a rueda y contemplar movimientos. Sin Andy, sin Contador, el Tour puede
llegar a un punto de bloqueo que asusta. Expertos como Michele Ferrari señalan que
Evans va a llegar al Tour mejor que Wiggins y que será el corredor a batir. Ojalá que la
carrera, lo que le rodea, el calor, los imprevistos, la ciencia imperfecta, generen otros
posibles ganadores.
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Pese a muchos, el Tour es algo más. Se alimenta de grandes fracasos, de excepcionales
equipos que murieron en el intento, de grandes corredores que fracasaron cuando nadie
lo esperaba y de avances tecnológicos que no ayudaron en nada. Fignon perdió un Tour
con el mejor conjunto, con el Systeme U, el mismo año que lo ganó Lemond con los
amigos del ADR. Y el estadounidense sucumbió ante Indurain en 1991, justo cuando
estrenaba el primer cuadro de carbono, el que le iba a hacer escalar mejor que nunca.A
menudo, nada sale como está planeado, aunque lo digan los ordenadores del Sky.
Todos contra Wiggins
10 junio, 2012
Aquella quimera británica es una realidad. Tienen los ingleses el hombre capaz de ganar
el Tour de Francia, un nuevo golpetazo del ciclismo postmoderno, el de los
anglosajones que piensan que el ciclismo es cuestión de tecnología y entrenamiento
metódico. Con la ausencia de Contador, el líder del Sky es el mejor corredor de vueltas
por etapas de los últimos meses. Ha vencido en la Dauphine en dos ocasiones, ha sido
tercero en la Vuelta, después de reponerse de una lesión, y se ha llevado la París Niza y
Romandía. Siempre con cierta soltura, con un control del pelotón por parte de su equipo
que recuerda al mejor Us Postal de Armstrong. Hace doce años, Hamilton obtuvo el
beneplácito de Lance para lograr la Dauphiné. Ahora, Wiggins y Rogers están en el
podio. A falta de 20 días para la carrera francesa, todos van a mirar al Sky, para lo
bueno y para lo malo. Serán quienes lleven el control del grupo, escoltados por el BMC
de Evans, un puzzle con demasiadas piezas y que le falta pegamento.
Surgen dudas sobre si los hombres de negro podrán mantener semejante estado de
forma. Se les ve tan finos que dan miedo. En 1996, Indurain se sintió poderoso en el
Dauphiné, todo iba según el guión previsto. Semanas después le faltó gasolina y se
estrelló en el Tour. Armstrong gustaba de hacerlo bien en este mini Tour, pero siempre
guardaba, no mostraba su mejor versión, era incluso superado en montaña por Mayo.
Porte, Rogers, Froome y Wiggins han rodado un punto por delante de los demás y
conforman un escuadrón temible. Bailan en torno a esta especie de insecto palo que es
Wiggins, ciclista con una fisonomía impropia de un ganador de Tour, de grandes
vueltas, pero que se une a Hesdejal en rareza, éste con aspecto más de mantis religiosa,
con brazos interminables, a lo Froome.
El Tour, el ciclismo, por mucho que quieran los matemáticos del Sky, está repleto de
imprevistos que transforman un día soleado de verano en un infierno de dolor físico. No
me creo que los Radioshack vayan a claudicar tan fácilmente, que Evans no defienda su
nuevo status sin sufrir como un perro, y que Valverde vaya a pasar el rato y a por alguna
etapa. Ocurre que esos casi cien kilómetros contrarreloj son tan apetitosos para el
‘insecto palo’ que nadie ve otro desenlace. No es lo primera vez que los del Sky se han
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equivocado o que se han dado un buen batacazo. Sin embargo, es como si hubieran
perfeccionado su metodología. Han modelado un hombre Tour atípico, un ciclista robot
que nació imperfecto y que las actualizaciones le hacen mejor. A estos tipos sólo les
puede parar un virus o un troyano de esos que se multiplican metastásicamente. Y no
bastará con el suicidio de un solo equipo.
Los superequipos
Ardenas
sucumben
en las
24 abril, 2012
Las clásicas de las Ardenas han desmontado el ciclismo megalómano de un plumazo. El
mejor equipo ha sido el Astana, en un ejercicio inesperado, que ha creado una profunda
frustración a los que más se esperaba y genera enormes dudas a grupos como el
Radioshack, el BMC, el Sky y Movistar. Hace un par de temporadas, el Astana era
objeto de mofa por su debilidad para proteger a Contador. Dos de esos corredores que
compartieron asfalto con él, Gasparotto e Iglinskiy, son ahora grandes triunfadores,
grandes ciclistas. El mundo al revés. Mientras, las grandes multinacionales del ciclismo,
especialmente el Radioshack y el BMC, cierran el bloque de las clásicas de primavera
con unos resultados muy malos, simplemente anónimos, lejos de la exigencia que
conlleva ser los más ricos y poderosos. El accidente de Cancellara ha destrozado los
planes de los estadounidenses. Era su gran baza para salvar los primeros meses de la
pereza de los Schleck y de los vaivenes lógicos motivados por la edad de Kloden o
Horner. Llegan a mayo con dos victorias, una estadística que resume sus actuaciones.
Gilbert, en Lieja, se rigió más por lo que dictan los titulares de prensa que por sus
piernas. Una estrategia equivocada y suicida que no hizo otra cosa que subrayar su
debilidad, que era un corredor más. Como ocurriera en el Giro de Lombardía del pasado
año, Nibali le descentró. En ambas ocasiones le ha sacado de punto el italiano con
resultados catastróficos para Gilbert.
Mientras, los Schleck no han llegado ni a orientarse, un nuevo borrón para los llamados
a dominar este año. Sus declaraciones no hacen otra cosa que dar la razón a directores
como Guimard y Riis, gurús que trabajaron con ellos y que en más de una ocasión han
desnudado su comportamiento. Si Andy decía que en la Flecha Valona habían dejado en
bandeja, los otros, no ellos, el triunfo al gran Purito; su hermano aducía frío en Lieja, se
había quedado helado. Que un tipo como Valverde, que viene de Murcia, alegue el
clima belga de abril, puede llegar a ser entendible. Que un ciudadano de Luxemburgo
llegue a esa disculpa, no cuadra. A Bruyneel, desde luego, no le ha valido, y hay
síntomas de que el ventilador del belga comenzará a funcionar en breve. La otra mitad
de Armstrong se ha ganado un nombre en esto del ciclismo a base de austeridad
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profesional y mucha dedicación. Los Schleck no son más que Bruyneel, que no pierdan
la perspectiva, y si todo sigue así (de mal), los hermanos van a tener que lidiar con el
perfecto estratega de los medios y de los pasillos. Además, si es necesario, tiene la gran
carta de su otro yo, de Armstrong, que lanzará algún comentario hiriente contra los
Schleck si continúan dejando en ridículo a Bruyneel. Y Armstrong no habla, sentencia.
Hablará.
Otros que han cerrado una semana nefasta son el Sky y el Movistar. A los ingleses se
les exige presencia, no contaban con líder indiscutible, porque Urán no acaba de
metamorfosearse en un fuera de serie, pero no cuadra lograr como mejor clasificación el
puesto decimocuarto de Henao en la Flecha. Otro dato para el recuerdo, porque no todo
se parametriza en ciclismo, hay circunstancias que no recogen las hojas Excel de los
matemáticos del Sky. Iban a por la Milán San Remo con Cavendish y le sacaron los
colores en los primeros repechos. Boasson Hagen se ha empeñado en dejar a Sagan el
cartel de gran esperanza ciclista para los adoquines y Flecha les ha demostrado que el
coraje no es medible por las aplicaciones informáticas. El excepcional arranque de
temporada del Sky en Algarve y Niza se ha diluido.
Valverde no ha logrado exorcizarse en abril. Inició el año muy fuerte en Down Under,
ávido de lucha y de decir al mundo que lo suyo no es fruto del engaño. Ha tenido tres
ocasiones para contestar a los incrédulos en los escenarios de verdad, no en plazas de
segunda como la Vuelta a Andalucía, y no se le ha visto. Ha estado desconectado en
Bélgica y su rendimiento en Niza es tan bueno como malo. Ha vuelto el gran Valverde,
pero sin romper en montaña y en las cronos. Ha vuelto el mismo gran ciclista, con las
mismas dudas.
Hubiera sido peor si a Joaquín Rodríguez le hubiera dado también por fallar. Ha
conseguido la carrera que lleva en su ADN, por la que había nacido como ciclista, el
recorrido perfecto. Cuando el director deportivo del Saunier Duval, Pietro Algeri, le
puso sobre la pista de la segunda tanda de clásicas, Purito encontró su principal razón de
ser. Se lo ha ganado a base de mucho trabajo y de sacrificio por otros. La Amstel y Lieja
están en sus piernas, pero no le quedan muchas oportunidades.
Como ocurriera en la II Guerra Mundial, cuando los alemanes lanzaron su última
iniciativa estratégica en las Ardenas y sus divisiones acorazadas se quedaron sin
combustible y enredadas en la niebla, la ofensiva de los superequipos en el tríptico
belga ha sido un fracaso. A algunos, los que han interiorizado desde hace tiempo que la
temporada empieza y acaba en julio, ya sólo les que queda el Tour.
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Los miedos de Pozzato
12 abril, 2012
Las clásicas de los adoquines han cerrado el primer gran capítulo de la temporada
ciclista y la sensación es que su recuerdo se esfumará rápido. La ausencia de Cancellara
ha resultado decisiva y la actuación de Boonen ha entrado dentro de lo esperado.
Recuperado de sus lesiones y de sus vaivenes con la juerga, el belga ha hecho lo que
mejor sabe. No es poco, desde luego, pero pasión ha habido poca, especialmente en la
París Roubaix. Como muestra es que no se habla tanto de lo bueno que es Boonen, sino
de lo mal que lo han hecho otros. No ocurrió eso cuando a Cancellara le dio en 2010 por
humillar a los demás. Se dijo que había surgido un nuevo elegido, otra especie ciclista.
Si el Tour de Flandes mantuvo el interés, la París Roubaix fue una suma de calamidades
que mutilaron la prueba. Algunos tuvieron mala suerte, aunque poco más podían haber
obtenido de unos planteamientos y una preparación poco óptima. Es el caso del BMC.
El ciclismo no suele entender de medias tintas. O te sale todo redondo o la temporada se
te cruza. Les está ocurriendo a Gilbert y Hushovd, lo que empuja a todo el equipo.
Ballan salvó el nombre de la formación de los 15 millones de euros, pero resulta
insuficiente. No impusieron tiranía, no hicieron otra cosa que dudar y los miedos se
traducen en caídas y mucha desorientación. Algunos adversarios ya advertían hace
semanas de los posibles problemas del BMC en carrera. Los líderes no están
acostumbrados a ser gregarios, a sacrificarse, especialmente si ellos también optan por
la victoria. Una teoría que sirve para Boasson Hagen, que tuvo pánico de tirar a favor de
Flecha. Terminaría en el puesto 42, abandonado, sin proteger a su jefe de filas en
carrera, sin haber chupado viento.
Quedaba la inesperada resurrección de Pozzato, el que creyó que en el ciclismo es
suficiente con tirar de talento. Después de sus excelentes prestaciones en Flandes, todos
volvían a considerarle, a nombrarle. Perdido para el gran público en un equipo inferior,
en el Farnese, se antojaba la última oportunidad redentora del italiano. Su preparación
generaba muchas dudas. Se había roto la clavícula en el Tour de Qatar y sólo su propia
locura por volver a su mejor nivel le había puesto de nuevo en la carretera, en el Trofeo
Laigueglia, seis días después de la caída. Hay que estar acostumbrado a convivir con el
dolor para hacer algo parecido. Inesperadamente, rodó con Ballan y Boonen sin
problemas en Flandes. Es más, exigió que apareciera el mejor Boonen y puso muy cara
la victoria. Ni rastro del Pozzato que dicen que no corre para ganar, sino para que
pierdan otros. Su nuevo mánager, Luca Scinto, estaba exultante. Habían logrado superar
los miedos de Pozzato, el temor al fracaso.
Hasta que en Roubaix le dio por silbar cuando atacó Boonen con Terpstra.
Incomprensibles a todos los niveles sus dudas, se enzarzó con Ballan en eso del tira tú o
aquí nos quedamos. Confió en un equipo, en el BMC, que estaba desangrado con la
caída de Hushovd, muy timorato. Scinto debió comerse el volante cuando vio a los
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Omega alejarse del grupo. Ya nervioso, conocedor de su error, se iría al suelo en una
curva con pavé, el portazo del perdedor. El jefe del Farnese se conformó con decirle que
había estado torpe. Pozzato aún tiene temporada por delante para arreglar el
desaguisado y darle la razón a su médico, a Daniele Tarsi, que no duda en afirmar que
en sus 25 años de ciclismo no ha visto a nadie con semejante motor. Pero la mecánica
no entiende de decisiones emocionales.
Vuelve el rey de los belgas
30 marzo, 2012
La cuestión no es si Boonen podrá o no derrotar a Cancellara. Es si alguien ganará al
suizo, algún corredor, otro mortal. Boonen transmite en una frecuencia que recuerda su
mejor versión, cuando era capaz de llevarse Flandes y Roubaix y era el deportista
preferido de los belgas. Ha dejado atrás sus problemas de rodilla y diversos trompazos.
Se le ve centrado, respaldado con un buen equipo, con capacidad como para aguantar a
Cancellara.
El del Radioshack está por encima de los demás, pero la teoría no siempre tiene razón.
El mejor termina siendo, en algún momento, el segundo. Otra cosa es que haya llegado
ese instante. Cancellara es más grande cuanto más confiado está en sus posibilidades.
Todo tiene que encajar, su concentración, su preparación, el entorno del equipo. Un
engranaje perfecto que le lleva a exigir a sus compañeros. Más de una vez ha dicho que
espera de su equipo lo máximo, y él está para recordarlo. Cuando requiere que alguien
haga su trabajo, no lo duda, un buen grito, contundente, de jefe a subordinado, de
coronel a soldado. Si el gregario aguanta 100 metros más, mucho mejor. Cancellara ha
comentado en alguna ocasión que cuando ataca no le gusta dejar heridos, quiere
infringir el mayor sufrimiento posible, busca cadáveres. No mira atrás, siente la
respiración de los demás, el dolor ajeno. Si el sufrimiento de los demás es mayor, el
suyo es menor, se retroalimenta de la debilidad ajena.
El pasado año, los dioses de Flandes y Roubaix no eligieron al mejor ciclista. Nuyens y
Van Summeren no vivirán para siempre en el limbo de los elegidos de las clásicas.
Fueron protagonistas circunstanciales, grandes protagonistas, pero su recuerdo no se
mantendrá entre los adoquines. Las grandes carreras necesitan grandes corredores, los
mejores.
Cada héroe deportivo requiere de su otro yo. Nadal ha necesitado a Federer, Senna a
Prost, Magic a Bird, Lemond a Hinault o Armstrong a Ullrich. Cancellara no sería lo
mismo sin Boonen. Son deportistas que generan historia, relatos, de los que se traspasan
de padres a hijos. Excepto los belgas, da la sensación de que todo el mundo prefiere a
Cancellara. Es el yerno que todas las suegras quieren, una especie de don perfecto,
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encantador y poderoso. Su estilo encima de la bicicleta es de una limpieza magnífica, no
hay aristas, sus racores internos son de metal líquido, fusión total. En el recuerdo están
Bugno e Induráin, puro estilismo.
Boonen lo va a tener muy difícil. Sus últimas victorias le han devuelto el cariño de los
belgas, los que ya sólo tenían ojos para Gilbert. El líder del Omega no ha dejado nada al
azar. Sigue las recomendaciones del profesor de fisiología del ejercicio Peter Hespel, de
la Universidad de Leuven, el mismo que analizó que un entrenamiento en ayunas quema
más grasas que uno normal, ya que comer carbohidratos interrumpe el procesamiento de
grasas por unas seis horas. Boonen está listo para ser el protagonista de una gran
historia en Flandes. El rey de los belgas ha vuelto.
Bradley, ¿qué?
13 marzo, 2012
El Sky llegó con el objetivo de cambiar los axiomas del ciclismo y en su tercera
temporada lo está logrando. Irrumpió como el hermano menor del HTC, pero más rico y
glamuroso. El HTC de Stapleton dibujó una nueva manera de gestionar un equipo, en lo
deportivo y en lo económico. Representaban el ciclismo postmoderno, donde la
tecnología, el márketing 3.0 y la tolerancia cero con el dopaje eran sus señas de
identidad. Cada pequeño detalle técnico marcaba diferencias. Trabajaban muy de cerca
con las marcas de bicicletas, de ruedas o de cualquier otro accesorio con el objetivo de
mejorar el rendimiento. Crearon una retroalimentación continua, el equipo hacía de
banco de pruebas. Este camino ya lo inició en su día el gran Lance Armstrong con su
proyecto F1. Quería aprovechar cualquier diferencia aerodinámica en las cronos, era
consciente de que un Tour se gana o se pierde por unos cuantos segundos y no era de
los que daba ventaja a nadie y menos al ciclista que más temía, a Ullrich.
Logró poner de acuerdo a Nike, Giro y Trek para que trabajaran juntos y que se
beneficiaran los unos de los conocimientos de los otros. Eso sólo lo podía hacer Lance.
Diseñaron, entre otras cosas, una bicicleta que costó 250.000 dólares. Se la conoció
como ‘The narrow bike’ (la bicicleta estrecha). Armstrong terminaría por desecharla
tras observar que generaba menos potencia, la posición le resultaba incómoda y le hacía
perder la alineación de sus caderas. Pero no todo iba al cubo de la basura. Utilizó los
test en el túnel del viento, cuando eran un lujo, para alcanzar la mejor posición en la
cabra. Cualquier detalle, el avance más milimétrico, servía. También comprar, estudiar
y descuartizar el prototipo que Ullrich utilizó en la crono de Gaillac, en el Tour de 2003,
el día que el estadounidense sucumbió deshidratado.
De aquellos mimbres surgen el HTC y el Sky. Son los creadores del ciclismo analítico,
el que dice que todo acto físico arroja su correspondiente hoja excel capaz de
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interpretarlo. Pueden ser watios, metros por segundo, cadencia, segundos o pulsaciones.
Los ingleses se marcaron cinco años para ganar el Tour y lo que comenzó como un
chiste lleno de arrogancia y flema británica se va transformando en una posibilidad con
fundamento. Bradley Wiggins, ciclista que viene de la pista, de la escuela dirigida por el
gurú Braildsford, es el elegido. Se ha llevado la París Niza con cierta suficiencia, lo que
le sitúa como una realidad, después de hacer podio en la Vuelta y ganar la Dauphiné el
pasado año.
Cuando en el Tour de 2009, entonces en las filas del Garmin, alcanzó el cuarto puesto,
pocos le situaban en el mapa ciclista. No quedaba otra que preguntar a Perico desde el
otro lado del televisor eso de Bradley, ¿qué? El Sky lo fichó a golpe de talonario al tener
contrato con el Garmin. Daba igual. El destino le había marcado. El primer año, 2010,
les sirvió para aprender. Se dieron un morrazo de cuidado. Especialmente en el Tour.
Wiggins no pudo con la presión de liderar un equipo que era capaz de gastarse un
millón de euros en un autobús. Le diseñaron una preparación a lo Armstrong. Sólo
podía pensar en la carrera francesa. Cada vez que cogía la forma le decían que a
descansar un poco, a relajarse. No funcionó. El propio Wiggins diría al terminar esa
temporada que tenía más asesores que el Primer Ministro.
Cambiaron de estrategia en 2011. Al ciclista inglés le gusta disputar carreras al inicio de
temporada, sentirse ciclista más allá de un mes al año. Disfruta encima de la bici, a
pesar de que con ese peinado y esas patillas parezca más un cantante de algún grupo
mod que un ciclista. Venció en la Dauphiné y daba muestras de gran forma hasta que se
rompió la clavícula en la primera semana del Tour y dijo adiós. Pero el camino estaba
marcado. La preparación se hacía a lo Wiggins, no a lo Armstrong. Además, el Sky optó
también por reforzar los entrenamientos en altura y la convivencia entre los integrantes
del equipo.
Los resultados están ahí. El Sky lidera el ranking mundial y Wiggins ya no es un
extraño. No es Bradley, ¿qué?. Es Bradley Wiggins.
Tres incógnitas y un problema
3 marzo, 2012
Decía el ciclista más atlético del pelotón que no estaba acabado, que la nueva temporada
le suponía un reto, quizá una reivindicación personal. A la primera oportunidad, en la
Strade Bianche, lejos de su mejor forma que llegará en unas semanas, Fabian Cancellara
ha vuelto a ser el ciclista que se empeña en vencer con mucho espacio entre medias,
como si no fueran igual los triunfos ajustados, como si el tiempo no contara, importan
los metros de asfalto de diferencia.
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Este año es el de las tres grandes incógnitas y el de un problema con difícil solución. La
primera venía determinada por el fallo del TAS. Está despejada. Alberto Contador no
podrá correr el Tour y muchas otras cosas. La segunda miraba hacia Cancellara. Tras un
año complicado en el Leopard, un equipo en construcción que quiso dominar el pelotón
a golpe de talonario y que necesitaba cierto periodo de adaptación, el suizo ha reseteado
la computadora. Ahora, con Bruyneel, se adivina que han metido horas en el tablero de
ajedrez. En la Strade Bianche, el Radioshack ha actuado con las ideas claras. Bennati ha
sido el disparo de fogueo, el que ha complicado la vida al Astana y BMC y ha permitido
a Cancellara observar a lo cicloturista los paisajes de la Toscana. Luego, a falta de doce
kilómetros, se ha quitado el maillot de dominguero y ha metido gas con la facilidad de
alguien que es superior. Este tipo es un antes y un después, alguien que hace de su
profesión un proceso creativo de altura. Después de la duda, regresa con nuevas obras
maestras en el zurrón. Impone y provoca admiración.
El tercer fenómeno extraño se viste de rojo. El color del BMC, el equipo de los 16
millones de euros, según comentan las malas lenguas. Construido poco a poco, al gusto
de un millonario llamado Andy Rihs, el mismo que montó la locura del Phonak, queda
por conocer hasta dónde van a llegar con Hushovd, Gilbert, Evans y los aún por hacer
Phinney y Van Garderen. Les perseguirá la duda de si Evans podrá con la edad y sus
propias limitaciones y de si Gilbert borrará de la carretera a Valverde.
Y, por último, queda el problema con complicada solución. La imposible bicefalia del
Sky en el Tour. Los ingleses han desplegado toda su ciencia y dinero para ganar el Tour,
no para engordar las etapas de Cavendish. El recorrido de la ronda francesa es la mejor
noticia para un Wiggins que terminará harto de los arrebatos del sprinter y, de lo que es
peor, de la pérdida de efectivos.
Valverde contra sí mismo
15 febrero, 2012
Algunos se han olvidado de su extraordinario talento. Otros le observan con recelo
mientras esperan con deseo vampírico su confesión. Y sólo unos pocos, especialmente
los preparadores físicos, aquellos que analizan el ciclismo a golpe de dato, advierten que
Alejandro Valverde es un ciclista capaz de todo. Sin pasiones, de forma aséptica. El
corredor del Movistar tiene capacidad suficiente para terminar en el podio de París, pero
antes deberá luchar contra sí mismo, contra el viento, contra el reloj. Si Valverde quiere
brillar en el Tour deberá superar su principal problema, los 96,1 kilómetros de
contrarreloj
desplegados
en
la
próxima
edición
del
Tour.
Porque si algo le produce ardores en el estómago es esta especialidad. Sus resultados
por la planicie francesa son malos, muy malos. Rebobinando hasta su última
participación, en 2008, no hay por donde cogerlo. En Cholet (29,5 km) logró el puesto
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[CDV]
22, a 1’ 16’’ de Kirchen. Y en Cèrilly, sobre 53 kilómetros, consiguió ser el 34, a 4’
04’’ de Cancellara. Un candidato a podio no puede permitirse que más de veinte o
treinta corredores queden por delante, no cuadra en la fórmula. Peor incluso le fue en
2007. Albi (54 km) fue su penitencia emocional. Un total de 45 ciclistas acabaron por
delante de él, después de perder 4’54’’ con respecto al ganador, Cadel Evans.
Valverde sí ha logrado mejores prestaciones en la Vuelta a España, siempre en
distancias más cercanas a la treintena de kilómetros. Incluso, en la Dauphiné Liberé de
2008, logró vencer en la crono de Saint Paul en Jarez por delante de Leipheimer. Le
metió 19 segundos en una distancia de 31 kilómetros. Es su mejor actuación, el vídeo
grabado que le traslada a un pretérito lleno de posibilidades futuras. Mejorar contra el
reloj no es fácil. La transformación no es sencilla, lo que les ocurre también a los
especialistas que quieren mejorar en montaña. Hace poco, Michael Rogers, tres veces
campeón del Mundo contrarreloj, reconocía que su mayor error había sido llevar
demasiado lejos su sueño de ganar un Tour de Francia. Esa nebulosa le animó a cambiar
su preparación para mejorar en montaña. Al final, ni lo uno ni lo otro. Perdió su propia
condición natural para introducirse en una nueva versión de corredor que no alcanzó, ni
de lejos, las aspiraciones marcadas.
Valverde debería pasar largas horas de entrenamiento sobre la bicicleta de contrarreloj
si quiere mejorar. También tendrá que fijar su posición aerodinámica y estudiar la
cadencia de pedaleo que mejor se adapte a su generador inagotable de vatios. Algún
preparador hace tiempo que señaló que Valverde abusa de desarrollo, lo que en las
grandes vueltas le genera problemas de recuperación.
No hay duda de que ha vuelto más fino que nunca, con un peso que ronda los 60 kilos,
una estadística que sólo había alcanzado en el Tour de 2008. La pérdida de peso no
suele ser buena aliada para acabar con la tiranía del viento. Sin embargo, es una gran
noticia para las etapas de montaña y para las clásicas. No hay duda de que Valverde está
listo para acabar con el record que Gilbert esculpió el año pasado en el muro de Huy. El
último kilómetro lo hizo en 2’40’’. El murciano ya está con el reloj en la mano para sus
citas de abril y julio.
Los enemigos de Contador
3 febrero, 2012
Pase lo que pase, a Contador ya le han juzgado. Desde luego, no ha sido el TAS, es el
mundo circundante que se alimenta de rumores y suposiciones. Especialmente los que
vienen del extranjero, donde hace tiempo que le han aplicado cuchillo. Las mejores
revistas de ciclismo de la actualidad, Procycling y Cycle Sport, ambas inglesas,
mantienen una postura beligerante hacia el corredor español y sólo la presencia en su
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equipo de abogados del británico Mike Morgan ha hecho recular unos centímetros a
Procycling. Según la rumorología inglesa, la presencia de Morgan es sinónimo de éxito,
por la simple ecuación de que este letrado no se embarca en una aventura donde el final
sea la derrota. Los otros, los de Cycle Sport, continúan en su cruzada. En el número de
enero, aseguraban lo siguiente: “La verdad es que Contador no ha sido capaz de
alcanzar las prestaciones del Tour de 2009, lo que sugiere que ocurría algo raro esos
días”. Por supuesto, para su actuación del Giro 2011 ya tienen explicación: “Contador
dominó la carrera italiana, aunque los rivales no tenían la misma calidad que los del
Tour”.
Pues desde aquí vamos a rebatir esas consideraciones con datos objetivos obtenidos por
un tipo llamado Michele Ferrari, controvertido preparador que sabe como nadie aplicar
la calculadora a los ciclistas. Sí, estuvo relacionado y condenado por asuntos de dopaje
en los noventa, pero son necesarios sus actuales análisis objetivos para alcanzar la
verdad. Y sí, fue el preparador de Lance Armstrong, antes de su condena y, según
algunos, después del fallo.
La mejor versión de Contador en el Tour de 2009 se vio en la etapa de Verbier, lo que
facilitó la aparición de más rumorología, en este caso francesa y estadounidense. Aquel
día, el del Astaná consiguió librar los 638 metros de desnivel al 7,5% desarrollando una
potencia de 417 vatios, a una velocidad media de ascensión (VAM) de 1852m/h. Esto
supone un ratio de 6,73 vatios por kilo de peso del de Pinto. La prensa francesa, en
concreto el periodista Antoine Vayer de Liberation y el tres veces ganador del Tour,
Greg Lemond, lanzaron la duda sobre la exhibición de Contador al afirmar que aquel
día había movido 490 vatios. Para demostrar el error, Ferrari recomendó a Lemond y a
Vayer que durante cinco minutos subieran Verbier con un medidor de potencia y
observaran los resultados a la velocidad que ellos decían que había subido el de Pinto.
Todo muy clarito.
Días después, en la etapa 17, la selección se hizo en el col de Romme, 800 metros de
desnivel a una media del 9%. Contador, que no pudo librarse de los Schleck, desplegó
un
VAM
de
1798
m/h,
lo
que
representó
6,2
w/kg.
Pues bien, para arrojar algo de la luz, es necesario comparar estos datos con los del Giro
de 2011, momento en el que, según los escépticos, Contador sí estaba absolutamente
limpio de sospecha. Alberto en su obra maestra, en la etapa del Etna, consiguió durante
tres kilómetros (del 6 al 3 a meta) un VAM de 1821 m/h, lo que se traduce en 426 vatios
y un ratio de 6,87 w/kg. Todo ello basado en una lectura fría y milimétrica que no tiene
en cuenta el fuerte viento de cara que había, lo que, según Ferrari, dibuja “una de las
mejores prestaciones” jamás vista en los últimos años. Días despúes, en Gardeccia,
después de cuatro horas de carrera, con 6.000 metros de desnivel acumulado y 90
kilómetros de subida, Alberto logró en la última ascensión 1700 m/h de VAM y un ratio
de 5,66 w/kg. Palabra de Michele Ferrari, palabra de calculadora. De las que no fallan.
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El juicio final
27 enero, 2012
La próxima semana el TAS dicta sentencia en el caso Contador. Resultaría repetitivo
contar ahora aquí toda la historia, ha formado parte del devenir ciclista demasiado
tiempo. En unos días se juzga la carrera deportiva de uno de los mejores corredores de
la historia y también al ciclismo como deporte. Se determinará la credibilidad de una
disciplina golpeada por los escándalos de dopaje y por el derribo implacable de sus
ídolos, algunos de los cuales emprendieron un camino a ninguna parte, caso de Pantani
o Jiménez. Cerca ha estado Ullrich, abandonado a su suerte entre periodos depresivos y
problemas personales.
Contador ha demostrado un absoluto dominio de la psique. La presión y el desprestigio
al que ha sido sometido no lo aguanta cualquiera, especialmente cuando podía haber
tomado la dirección más sencilla, bajar las defensas y despeñarse por el precipicio.
Cuando un buen día del año 1999 el mundo se le viene encima a Pantani en Madonna di
Campiglio por superar la tasa permitida de hematocrito, el mito se hizo hombre
condenado. Matt Rendell, en su obra ‘The death of Marco Pantani’ lo explica con un
trallazo emocional. “Entre participar en el Tour de 1999 y la cocaína, eligió la cocaína”,
detalla Rendell. A Pantani le suspendieron 15 días, podía haber corrido la prueba
francesa. Su estado depresivo combinado con visiones repletas de conspiraciones e
injusticias se lo impidieron.
La criatura venida de las montañas sucumbió para no volver. Los procesos judiciales a
los que le sometieron le destrozaron como deportista y como persona. Ya nadie duda,
con las pruebas existentes en la mano, que Pantani se sometió a un proceso sistemático
de dopaje con EPO. Ya en 1995, tras su accidente en la Milán-Turín, se le detectó un
nivel de 60,1 de hematocrito, lo que, según las investigaciones de Rendell, le provocó
un colapso en el hospital que a punto estuvo de costarle la vida.
Contador ha elegido seguir luchando, pese al escarnio público que ha sufrido en muchas
carreras, especialmente en el Tour. Para examinar el caso está el TAS. Sólo queda que
se haga justicia, de ella depende ahora mismo todo el ciclismo.
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El maléfico imperio ‘RadioShack Nissan
Trek’
7 enero, 2012
La filosofía del nuevo Leopard, llamado ahora RadioShack Nissan Trek, produce una
mezcla de admiración y repulsión. La presentación del equipo se ha configurado como
el segundo acto de un plan repleto de incógnitas y recovecos. El Leopard nació en la
más profunda oscuridad, lleno de mentiras y secretos inconfesables. La traición a Riis se
cocinó mucho antes del Tour 2010, momento en el que salió a la luz la creación de un
nuevo grupo ciclista con los hermanos Schleck como líderes absolutos. Dos compañeros
y entonces amigos del director danés, un tal Bryan Nygaard (responsable de prensa) y
Kim Andersen (director deportivo), ya conocían en abril de ese año las intenciones del
mecenas luxemburgués Flavio Becca, el verdadero emperador de esta plataforma que ha
venido para dominar el ciclismo, tal y como ya reconoce su nuevo manager, Johan
Bruyneel. Poco se conoce de Becca, incluso en Luxemburgo. Apenas aparece en
público y no suele conceder entrevistas.
Según los medios de ese país, y gracias a una investigación policial por fraude, el
nombre de Becca está relacionado con 84 empresas distintas. Nadie conoce las cifras
exactas de lo que costó levantar el Leopard 1.0. Se habla de que Becca puso 10 millones
de euros, además de otros 3 o 4 millones procedentes de patrocinadores secundarios, en
concreto de Trek y Mercedes.
Becca, amigo personal del padre de los Schleck, prometió por aquel entonces que su
libreta era suficiente para asegurar la continuidad del equipo hasta 2014. Sin embargo,
no todo salió como el millonario esperaba. Acostumbrado a la beligerancia del mundo
de los negocios, estalló cuando notó fallos tácticos. “Tenemos un avión extraordinario,
con dos copilotos y un gran equipo. Pero el capitán ha desaparecido”, reflexionó en una
entrevista. Todo ello venía motivado por los errores en las Clásicas de abril y por la
falta de visión estratégica en el Tour, la misma que permitió a Contador sobrevivir en
los Pirineos y a Evans llevar la carrera al lugar que quería sin haber dado la cara más
que lo justo y necesario.
Semanas después encontraría a su capitán. El director más laureado de todos los
tiempos, el ganador de 13 grandes vueltas (9 Tours, 2 Giros y 2 Vueltas), el ejecutor del
emperador, el belga Johan Bruyneel. Uno de los principales damnificados ha sido Bryan
Nygaard, que ahora ha caído en el Green Edge. Los corredores se han salvado de
cualquier cambio, prácticamente están todos en el Leopard 2.0. Quizá porque Becca
tiene algo más de paciencia con ellos. “Tienes que dirigir a los ciclistas con sensibilidad.
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Son muy frágiles. No son exactamente trabajadores de la construcción. ¿Verdad?”, ha
comentado Becca.
De cualquier forma, las intenciones generales, tal y como se pueden ver en el vídeo de
la presentación del equipo de ayer, 6 de enero, son muy claras. Lo dice Bruyneel.
Quieren dominar el mundo del ciclismo. Se sienten el nuevo ‘Dream team’ y van a por
el Tour, las Clásicas, el Tour de California y el Tour de Colorado. Estas dos últimas
carreras por una razón muy sencilla. RadioSchack es de capital estadounidense y tienen
que brillar allí. Si en octubre de 2012 son el número 1 en el ranking de la UCI, Becca
dormirá tranquilo. El imperio será suyo.
Lo que esconde Bruyneel
27 diciembre, 2011
Una vez le preguntaron a Chris Carmichael, el entrenador personal de Armstrong, si el
corredor estadounidense hubiera sido un gran atleta sin él. Su respuesta fue que sí. A
continuación le formularon otra duda. ¿Ha mejorado Chris el rendimiento de Lance más
allá de lo que él hubiera sido capaz por sí mismo? La respuesta, de nuevo, fue
afirmativa. Esta serie de cuestiones podrían habérselas planteado a Johan Bruyneel. Y
las contestaciones habrían sido las mismas. Ambos fueron capaces de complementar el
talento de Armstrong y de exprimirlo. Todo esto viene al caso por las posibles
repercusiones positivas que puede tener sobre los Schleck la presencia del artesano
belga. Bruyneel sabe diseñar equipos, aunque siempre ha jugado con un importante
respaldo económico y con piezas de calidad.
De sobra es conocida su capacidad de hacer declaraciones tibias o, hablando claro, su
tendencia a no decir toda la verdad. Maneja a la perfección los tempos de la
comunicación, aunque ya no engaña a nadie o a casi nadie. No dijo toda la verdad
cuando puso cara de póker sobre la posible vuelta a la carretera de Armstrong. Su
amistad va más allá de lo profesional y nadie en su sano juicio puede creerse que
desconocía la decisión del siete veces ganador del Tour. Armstrong consultó a
Bruyneel, los pros y los contras. Basta con leer el libro de Bruyneel ‘We might as well
win’ para darse cuenta de la conexión que hay entre ambos. Tampoco dijo la verdad
sobre las verdaderas intenciones de Leipheimer en el Tour de 2007 y en la Vuelta de
2008. Bruyneel señala en el libro cómo el corredor estadounidense le planteó en alguna
ocasión que sus objetivos iban más allá de ser un gregario. Y eso en la era Armstrong, el
líder absolutista que construía sus equipos a base de lealtad ciega. Leipheimer era el
elegido para ganar el Tour de 2007, justo lo que más deseaba Bruyneel, vencer en la
ronda gala con un ciclista que no fuera Armstrong. A Contador nadie le esperaba. En
2008, ya en el Astana, Bruyneel jugó al despiste y casi logra Leipheimer llevarse la
Vuelta por delante de Contador. Otro ejemplo de sí, pero no.
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Ahora ha iniciado otra mascarada con nuevos actores. Termina el año ensalzando a
Contador como el mejor, justo cuando cuenta con el enemigo número uno del español,
Andy Schleck. Reconoce que el camino de la victoria no está en una difícil mejoría del
luxemburgués contra el reloj, sino en plantear la carrera como si fuera un tablero de
ajedrez donde la estrategia, la táctica y la inteligencia superen los atributos físicos.
También hace creer que Andy podría disputar el Giro, a pesar de que el corredor ya no
lo puede decir más claro. Toda una batería de contradicciones para desviar la atención y
esconder sus verdaderos planes.
El próximo 6 de enero se presenta el nuevo Radioschack Nissan Trek en Luxemburgo.
El pasado año el Leopard apareció en plan superproducción. Las entradas, gratuitas, se
han agotado. Cerca de 7.000 personas alentarán el nuevo reto de Bruyneel que, por
supuesto, no es ganar el Giro.
El extraño caso de la Vuelta a España
8 diciembre, 2011
Son conocidas las malas vibraciones que transmite el maillot arco iris de campeón del
mundo. Algunos ciclistas, una vez se coronan como uno de los grandes, desaparecen sin
dejar rastro, bajan su rendimiento y la inspiración no vuelve. Ahí están los casos de
Rudy Dhaenens, Camenzind, Brochard, Vainsteins o Ballan. A otros parece que les ha
mirado un tuerto. Bugno dominó dos años para no volver, Armstrong tuvo que vencer al
cáncer después de su victoria en Oslo y Boonen ya no sabe qué hacer para no caerse y
para derrotar a Cancellara. Casualidades o no, los datos subrayan que el Mundial no
suele traer una tendencia victoriosa, un cambio hacia una mentalidad más ganadora.
Algo parecido está ocurriendo con la Vuelta a España. Subir a lo más alto en Madrid no
significa un antes y un después, un punto de inflexión a partir del cual todo son
facilidades. La lista de los últimos ganadores transmite un escalofrío inexplicable:
Casero, Aitor González, Heras, Vinokourov o Valverde. Casero, tras su victoria de
2001, quiso ser el corredor del millón de euros por temporada. Tenía 29 años y su
objetivo era firmar por tres años con ese canon. Por poco se queda sin equipo. Recaló en
ese engendro llamado Team Coast y su estela se fue difuminando. Aitor González
irrumpió como un cohete en 2002. Hizo un estupendo Giro para terminar a lo grande en
la Vuelta. Su fama de tarambana, tal y como decía Belda, se propagó hasta que dio
positivo con el Euskaltel. El dopaje también cercenó a Heras, Vinokourov y Valverde.
Esta temporada ha vuelto a ocurrir. Juanjo Cobo se encuentra en estos instantes sin
equipo, aunque todo parece indicar que el Movistar está dispuesto a olvidar su extraño
rendimiento en 2010 cuando ya estuvo guiado por Unzué. Cobo ya lo tenía firmado, un
buen contrato con el Geox, a razón de 750.000 euros por año. Una ficha acorde con su
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reciente palmarés y con lo que se espera que haga. Siempre se ha comentado en los
mentideros ciclistas que el cántabro es una fuerza de la naturaleza, que sólo hace falta
redirigir correctamente esa energía. Un superhéroe que ha de aprender a controlar sus
poderes. En la Vuelta a Burgos de este año ya comenzó el runrún de nuevo. “Si este
chico asentara la cabeza”, decían algunos. Semanas después se regaló una grande, sin
avisar, con humildad, pero con la suficiente fiereza como para enterrar fantasmas
personales. Para el recuerdo quedará ese combate a los puntos de Peña Cabarga con
Froome. A punto estuvieron de irse al suelo los dos en ese desesperado sprint lleno de
belleza y paroxismo. Sin duda, de lo mejor del año. La Vuelta a España, de nuevo, no
ha generado un corredor estrella. Sólo dudas en un mercado nacional que no levanta
cabeza.
El nuevo avatar de Valverde
25 noviembre, 2011
La próxima temporada presenta un aliciente competitivo de primer orden. Se trata del
retorno a la competición de Alejandro Valverde, el hombre que no podía ser otra cosa
que ciclista, como aquellos tocados por la varita, no tenía otra elección, aunque le pese a
la UCI y su entramado de sospechas y espionaje propio de épocas poco transparentes.
Valverde , cuando introduce las calas en el pedal automático, conecta su propio avatar
de competición. Logra que su cuerpo se extienda a la bicicleta, como si los músculos,
las venas, se confundieran con el carbono y le invadieran como un virus. Sus arrancadas
proyectan una energía casi inhumana, un vendaval prodigioso e imparable. Su don
requiere control y el descanso obligado por la sanción le ha podido marcar el camino de
la templanza. Una especie de Jedi que necesita equilibrar el poder de la fuerza.
Su director, Eusebio Unzué, le ha pedido mitigar la ansiedad que le puede provocar la
necesidad de recuperar el tiempo perdido. No tiene que demostrar nada a nadie, se
supone. Pero los ciclistas castigados por dopaje tienen la obligación moral de gritar al
mundo que lo suyo no es fruto de lo artificial. Le sucedió a Ivan Basso. Su victoria en el
giro desnudó a aquellos que él denomina los escépticos, los que siempre dudarán del
ciclismo, pese a ser el deporte más controlado.
Se habla de que Valverde está muy fino, ha seguido cuidándose, lo que demuestra poder
mental para no abandonarse y superar la situación de castigo. Pantani, por ejemplo, no
recuperó su avatar ciclista después de su colapso en Madonna di Campligio un
inolvidable 5 de junio de 1999, y David Millar pasó un calvario de autocastigo con
coqueteos con la bebida. En la web personal del murciano hay fotos suyas en la playa,
relajado. No hay lugar a dudas. Es el cuerpo de un atleta, no el de alguien desconectado.
Recuerda las fotógrafías de Armstrong entrenando en un gimnasio después de anunciar
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su vuelta. Daba miedo. Esas instantáneas reflejan que el poder mental se ha
transformado en poder físico.
No hay nada más extraordinario que un ciclista con capacidad para administrar su
estado mental, sus emociones. El ciclismo no es una ciencia matemática, pero Valverde
viene mejorado. Su avatar va a resultar implacable.
Pereiro contra el fanatismo periodístico
21 noviembre, 2011
La discusión de Óscar Pereiro, en una tertulia sobre el dopaje en el ciclismo, ha puesto
de manifiesto la difícil convivencia que este deporte mantiene con la comunicación de
masas. El principal problema es la falta de cultura ciclista entre los profesionales del
periodismo deportivo y el perfil bajo de sus informaciones. El periodismo deportivo
popular se ha transformado en una mezcla de Sálvame y Aquí Hay Tomate, donde lo
relevante es la anécdota, lo superficial y el entorno popular. El análisis comprometido y
creativo se sustituye por opiniones fanáticas propias de tasca de barrio. Ofrece lo que, se
supone, quiere el público, sin pensar en ese público, algo así como todo para el pueblo,
pero sin el pueblo.
Esta línea, marcada a fuego por los periódicos deportivos, se ha extendido al resto de
medios. La televisión ha acogido este sistema, denominémoslo ‘cotilleo deportivo’, con
gran exaltación. Su base es un lenguaje atestado de expresiones hechas con estructuras
repetidas una y otra vez. Es un bucle determinado por el pre-partido, el partido y el postpartido, todo ello aderezado por informaciones insustanciales y declaraciones repetidas
un día tras otro. Los contenidos son siempre los mismos, con escenarios diferentes, las
entrevistas carecen de personalidad y el compadreo con los deportistas obliga a los
periodistas a la eterna sonrisa y eterno asentimiento mientras hacen las preguntas. Este
amiguismo facilita la irrupción del periodista estrella, que cree atesorar un protagonismo
que, en absoluto, le corresponde. Una vez traspasada la delgada línea que separa a los
unos de los otros, todo queda diluido en el ruido de las ‘noticias – fiesta’, las que
equivocadamente han de ser estúpidas para aligerar a los informativos crueles y llenos
de calamidades.
Sólo los periódicos generalistas, en especial El Mundo y El País, cuidan la información
deportiva trasladando cierta seriedad profesional a este apartado. Guardan un hueco para
ese otro ciclismo invisible, el de las grandes clásicas, y lo protegen de la oscuridad
otorgada por la televisión pública. Cierto es que Teledeporte nos permite disfrutar de las
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carreras ASO y que la pareja Pedro Delgado – Carlos de Andrés es de lo mejor que ha
parido esta televisión por el punto espontáneo, pero riguroso, travieso y lúcido que
despliegan. Aún así, TVE tiene lagunas terribles como el Giro, la Milán San Remo o el
Giro de Lombardía. Algunas publicaciones exclusivamente dedicadas al ciclismo
tampoco ayudan. Ligeras, sin rumbo fijo, anticuadas y repetitivas, necesitan un mayor
componente de análisis y crítica. Es sangrante el vacío y la puerilidad con el que han
tratado al dopaje en sus páginas a lo largo de estos últimos años. Simplemente han
actuado como si no existiera.
Pereiro quizá debería haber trasladado la disputa a un foro de mayor categoría, lejos de
talibanes futboleros. Sin embargo, es necesario que ciclistas de peso comiencen a hablar
en voz alta, sin miedo a nada y a nadie. En otros países, caso de Alemania, sus ciclistas
eligieron el camino de la redención pública. Así lo hicieron Aldag o Zabel. El deporte
español necesita alcanzar la mayoría de edad a través de acciones maduras. No se puede
esconder la porquería para siempre.
El gran Fignon ya lo dejó claro. Un periodista le espetó a la cara que le debía mucho por
lo bien que le había tratado a lo largo de su carrera. ‘El profesor’ le contestó desafiante,
como sólo él sabía: “Yo no te debo nada, ¿acaso has dado pedales por mí cuando
corría?”. Nunca se debe perder la perspectiva del papel que tiene cada uno.
Pinchando aquí podéis ver la discusión de Pereiro.
El que nunca frenaba
11 noviembre, 2011
Hay que ser muy bueno para sobrevivir en el pelotón profesional desde 1994. Ése es el
principal secreto. Íñigo Cuesta ha sido un gran ciclista, consciente del papel que le
tocaba en cada momento, en los siete equipos en los que ha desarrollado su carrera. Se
va un corredor poco dado a la sonrisa, agarrado al carácter norteño burgalés de la
localidad de Villarcayo. Si un futbolista se retirara de la primera división a los 42 años,
los informativos no hubieran dudado en abrir la sección de deportes con semejante
circunstancia. Pero esto es ciclismo. Pervive en este país una falta de cultura sobre lo
que significa esta disciplina, situación que se traslada al mundo del periodismo.
Cuesta ha dicho adiós sin hacer ruido, como si fuera un hecho natural, ni forzado ni
voluntario. Así es la vida. Nunca ha contestado a la pregunta sobre el después. Ya
llegaría. Quizá esa filosofía le mantenía despierto entre tanta competencia. Si ahora toca
ser ciclista, toca ser ciclista. Es momento de entrenar, cuidar la alimentación y
descansar. Mañana ya se verá.
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Su caja negra ha de ser un auténtico tesoro capaz de aclarar la historia moderna del
ciclismo. Ha conocido el nacimiento del Euskaltel de Perurena, la máquina amarilla de
la ONCE o el engranaje perfecto del CSC de Riijs. Sastre fue el compañero de
habitación perfecto, otro al que no le van las parrafadas de los charlatanes. El mejor
complemento para el ganador del Tour de 2008. Un líder requiere lealtad, y de eso
andaba sobrado Cuesta. Por eso resulta hasta hiriente que Zulle y Jalabert le disputaran
la general de la Vuelta al País Vasco que ganó en el 98. Semejante error de cálculo
estratégico jamás se le hubiera ocurrido a Armstrong ni lo hubiera permitido Bruyneel.
Los líderes han de cuidar de sus compañeros en carreras menores. Luego necesitarán de
ellos en los grandes momentos del Tour, el Giro o la Vuelta.
A los 40 años seguía teniendo la mente clara. Era consciente de lo que significaba ser
ciclista. Lo bueno y lo malo. Sabía que en el pack entraba lanzarse en los descensos sin
frenar, independientemente de la edad. Cuesta reflexionaba no hace mucho: “¿Sabes
cuántos veteranos frenan en los descensos? Yo aún no lo hago”. Gracias, Íñigo, por no
haber frenado nunca.
El ciclismo moderno ha muerto
4 noviembre, 2011
En la anterior entrada del blog recogía matices del llamado ciclismo moderno.
Analizando los acontecimientos, se debería avanzar en la evolución del ciclismo y subir
un peldaño. El ciclismo moderno ha muerto. Ha llegado la etapa post modernista. Al
igual que en esta última década surgía el post punk con grupos como The Strokes, Bloc
Party o los Artic Monkeys, del mismo modo que se aboga por la tercera revolución
industrial (la que ya no depende de los combustibles fósiles), el ciclismo ha pasado
página a esa era nacida a finales de los ochenta. El ciclismo post moderno posee unas
características lo suficientemente delimitadas como para tener vida propia.
El punto de inflexión definitivo lo han dado proyectos como el Sky, el HTC, el Garmin,
el Leopard o el Green Edge. La vieja Europa languidece definitivamente, España e Italia
han cedido el testigo a los países anglosajones. Fue Lemond quien introdujo el concepto
de ciclismo moderno y el que puso la primera piedra. Armstrong se encargó de culminar
el camino, el mercado estadounidense era ya una realidad. Faltaban dos focos, Gran
Bretaña y Australia. Mientras los grandes bloques italianos y españoles agonizan y
tienden a la desaparición, en estos países surgen multimillonarias estructuras, con
nuevos métodos de trabajo y una nueva concepción del ciclismo. Irrumpe la nueva
época. Aparece la superprofesionalización de los equipos. Managers que trasladan a este
deporte la filosofía del mundo de los negocios. Es el caso de Stapleton (HTC),
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Vaughters (Garmin), Braildsford (Sky) o el mismo Bruyneel (Radioschack). Alguno
de ellos inspirado en muchos aspectos en los avances del CSC de Riijs. Los
patrocinadores ya no quieren un márketing sólo con el billete de ida. Buscan algo que
decir en la estrategia de los equipos, algo más allá de la simple presencia en los maillots.
Desean que su inversión se transforme en un campo de pruebas donde analizar sus
productos. La industria ciclista se da cuenta. Specialized, Cervelo o Trek inician su
desembarco y no se conforman con dar material a cambio únicamente de publicidad.
Son parte activa de los proyectos.
Además, el calendario ciclista se internacionaliza definitivamente. Hay carreras de
prestigio en Asia, Australia y el Tour de California quiere situarse como lo cuarta gran
vuelta detrás del Tour, Giro y Vuelta. El inglés es el idioma del pelotón, el francés o el
italiano ya son historia y, por último, lo más importante. Tolerancia cero con el dopaje.
El ciclismo post moderno es un ciclismo limpio. Los años de oscuridad terminaron.
Adiós al Spielberg del ciclismo
30 octubre, 2011
El creador del márketing viral, Seth Godin, dice: “El cambio es incesante e implacable;
por tanto, la mejor estrategia es aceptarlo y evolucionar”. Esta máxima es clave en lo
que se denomina ciclismo moderno, el de la era del carbono, de medidores de potencia y
de managers deportivos que introducen nuevas fórmulas de gestión. Fignon perdió el
Tour del 89, explican los entendidos en aerodinámica, por llevar libre su mítica coleta
rubia, generando turbulencias en la nuca, sin casco de contrarreloj. Por eso siempre se
sintió un bicho raro en sus últimos años de profesional, enrolado en el Gatorade, cuando
comenzaba otro ciclismo, el que representaba Greg Lemond, una especie de estrella de
cine comercial estadounidense frente al carácter artesano del corredor francés, el cine de
Hollywood frente al cine de autor europeo. Lo viejo contra lo nuevo, el eterno dilema.
Esta temporada dice adiós uno de los que en los últimos años más ha creído en los
beneficios de introducir la innovación en un deporte que estaba carcomido por los
escándalos. Se trata de Bob Stapleton, el manager del HTC Highroad, el millonario
californiano que recogió a finales de 2007 lo que quedaba del T-Mobile y lo convirtió
en el equipo referencia, capaz de reunir más de 280 victorias en cuatro temporadas. No
eran los que manejaban más presupuesto, como detalle siempre se recuerda que eran los
únicos protour sin ducha en el autobús. Preferían invertirlo en nuevos materiales, en las
mejores bicicletas. El objetivo de Stapleton no era ganar las carreras de tres semanas.
Abría el zoom y quería que todos los ciclistas se involucraran en la victoria, porque,
según él, el éxito generaba más éxito y más confianza. A través de sus directores
deportivos, Brian Holm y Rof Aldag, diseñó un equipo con un capital humano reforzado
por las buenas relaciones, una especie de entorno favorable que permitiera crecer a cada
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atleta. Así queda recogido en el documental ‘Chasing legends’, un retrato del día a día
del HTC en el tour de 2009.
Un corredor del HTC llegó a comentar que Stapleton se creía el Steven Spielberg del
ciclismo. Su obsesión por los avances le llevó a contratar a un manager tecnológico, a
Lars Teutenberg, quien desarrollaba nuevos productos de la mano de los socios del
proyecto, con Shimano, Specialized, SRM, Hed y Cyclefit. Es la nueva estrategia de los
grandes equipos ciclistas. La política de patrocinio no se reduce a que los sponsors
queden registrados con mayor o menor tamaño en los maillots. Los conjuntos se utilizan
como campo de pruebas y se introducen como parte activa de la estrategia de
innovación y de márketing. Es lo que ahora lleva a rajatabla el Sky y que pretendió el
Cervelo.
Lo terrible para este deporte es que ni el Spielberg del ciclismo haya podido encontrar
un patrocinador a la altura de sus ambiciones. Mientras tanto, su legado comienza a
compararse con el Mapei de Squinzi, el de las 653 victorias en una década.
El triángulo del dolor de Contador
25 octubre, 2011
Llevan años preguntando a Eddy Merckx sobre las raíces de su talento, si escondía
algún rasgo genético único. Después del mucho tiempo transcurrido y con la perspectiva
de quien se acerca a la sabiduría, Merckx sólo cree en la capacidad de sufrimiento del
ciclista. No tiene que ver, por ejemplo, con el volumen pulmonar, “el talento es
sufrimiento”, confiesa el belga. John Carlin, biógrafo de Rafa Nadal, subraya por
encima de todo la capacidad de trabajo y de sufrimiento del tenista, quien, a su vez, no
deja de recordar el dolor que le genera la actividad del deporte profesional.
Cuando, desde la lejanía, se observa a Alberto Contador, surge la curiosidad de conocer
su fórmula. Y más con los problemas que le rodean, con los que convive con valor
ascético. Íñigo San Millán era el fisiólogo de la ONCE en 2003. Contador tenía
entonces 20 años y en los tests ya reveló parte de su secreto. “Sufría y sufría, pero no
paraba”, señala San Millán. En las entrevistas que concede, el líder del Saxo Bank
utiliza siempre lo que se podría denominar su ‘Triángulo del dolor’. Lo forman tres
conceptos: sacrificio, trabajo y equipo. Es una filosofía cercana a la de Indurain y
alejada de otros ciclistas que personifican mejor un poder divino.
Quizá sea la única forma de afrontar la realidad que le ha tocado, porque hay que saber
sufrir para soportar todo lo que le amenaza. Superó con éxito una grave enfermedad, las
artimañas ilegales de los responsables del Liberty, las presiones de un tipo como
Arsmtrong o la recurrente falta de equipo, aspecto éste último que arrastra a modo de
bola de preso.
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Según el ránking oficioso de cqranking.com, pero que asumen los gurús del ciclismo
como el válido, el Saxo Bank ha ocupado este año el puesto número 15.
Contador soporta la penitencia de aquél que se reconoce elegido para un fin concreto. El
asunto del clembuterol es la última gran prueba de su nivel de sufrimiento, por lo que
parece tener de injusticia, de caprichoso destino. El camino le ha resultado difícil. Pocas
veces se habrá equivocado tanto como el día que fue a Sálvame Deluxe para defender su
inocencia. La rabia no es la misma con un decorado inadecuado. El de Pinto requería la
puesta en escena que sí le dio el director de El Mundo. En semanas se conocerá el fallo
del TAS. Los últimos casos de la Agencia Antidopaje (AMA) se ponen del lado de
Contador. Un nuevo peldaño de dolor, en este caso emocional, y una nueva prueba para
su enorme talento entendido como sufrimiento.
Prudhomme maltrata a los Schleck
17 octubre, 2011
El Tour de Francia de 2012 es un sopapo de los grandes a los Schleck. Los ciclistas
mimados por el nuevo ciclismo anglosajón se enfrentarán a 96,1 kilómetros contrarreloj,
una losa que difícilmente levantarán en la montaña. No habrá crono por equipos,
especialidad en la que su futuro nuevo Super Team Radioshack podría meter muchos
metros a gente como a Contador. Habrá quien se aventure a apuntar que Andy tiene
margen de mejora en las cronos; en breve tendrá, además, la sabiduría de Bruyneel.
Muy complicado.
El menor de los Schleck es un ejemplo de desidia y mejorar contra el reloj requiere de
cierta disciplina, aspecto en el que no destaca precisamente, según sus directores. Bobby
Julich era quien perfeccionaba a los corredores del Saxo Bank en la temporada 2010
cuando se montaban en las cabras. Terminó harto de Andy; simplemente no le hacía
caso. Cuando en la última crono del Tour de 2010 el espigado ciclista luxemburgués
puso contra las cuerdas a Contador, algunos fanáticos subrayaron que se estaba
aproximando al ciclista total, que domaba las cumbres y volaba en el llano. Julich se
apresuró a desmentir esa supuesta perfección. Fue Contador quien hizo una etapa
horrorosa, fuera de tono. Una realidad interna confirmada este año. Evans le metió dos
minutos y medio en 42 kilómetros en Grenoble. Nadie que quiera ganar un Tour de
Francia puede permitirse el privilegio de semejante pérdida. Fue Pantani en 1998 el
último ganador de la ronda gala que veía un horizonte sin fin en las cronos, siempre
hablando de un año turbio, por decirlo de alguna manera.
La filosofía ciclista que practica Andy es de rabieta, ya sea por un salto de cadena
inapropiado o un descenso para valientes. Sus críticas al recorrido de la edición del año
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pasado, sólo cuando se ve perjudicado por sus propias faltas, parecen haber tenido
contestación por parte del director del Tour, Christian Prudhomme y por el diseñador de
los recorridos, Jean Francois Pescheux. Mucha crono y más media montaña. Pescheux
ya lo advertía hace dos años. Nada de etapones imposibles donde sólo llegan diez
corredores. Prefiere recorridos de guerrilla con 60 ciclistas moviéndose a la
desesperada. Por eso recuerda como inolvidable la etapa de Gap en 2003, sí, la de
Beloki tumbado de dolor y Armstrong salvando el tipo por la ladera.
Y Contador, qué dirá de todo esto. En la memoria está la crono de Annecy de 2009. Al
máximo nivel es capaz de todo, como en Verbier o en el Etna. Sólo hace falta que le
dejen.
Valentía italiana
15 octubre, 2011
El Giro de Lombardía ha visto cómo el ciclismo italiano se rebelaba. Acostumbrado a
grandes victorias, especialmente en las clásicas, esta temporada continúa su fase de
transición, lejos de grandes resultados, pero con la conciencia tranquila. Nibali, el
ciclista que no quiere oír hablar de otra cosa que no es esfuerzo, ha logrado soliviantar a
los aficionados transalpinos. Equivocado o no, ha destrozado a Gilbert en Maddona di
Ghisallo, a más de 60 kilómetros del final, al que nadie había sodomizado este curso, el
que siempre disfrutaba del dolor ajeno. Nibali pretendía un imposible y Gilbert ha caído
en el error de otros y lo ha asumido como propio. Recordaba el belga el Giro de
Lombardía del pasado año, con unas condiciones climáticas imposibles que hicieron
crecer su mito y su ego.
Por momentos, parecía que el líder de Liquigas, Basso no merece ese reconocimiento
estando el siciliano en carrera, iba a llegar. Una victoria para recordar, justo al lado del
museo del ciclismo. No pudo ser. Los Sky y los BMC le han terminado quitando en el
llano su ventaja de minuto y medio, su rebelión, después de un año de cierto
estancamiento, con una Vuelta para olvidar y un Giro voluntarioso, pero lejos de las
genialidades de Contador. Curioso el trabajo de estos equipos. El primer BMC en la
clasificación ha sido Van Avermaet el duodécimo y el primer Sky, Urán, el
decimonoveno. Confianza ciega se llama eso.
Después de que Gilbert y Nibali se arrojaran al vacío en un acto aplaudido por los
aficionados, ha ganado el suizo del Leopard Oliver Zaugg, con el gran Purito en tercera
posición. Pero ya todo parecía poca cosa, lo bueno había ocurrido 50 kilómetros antes,
cuando el del Liquigas ha querido reivindicarse como lo que ya es, el mejor ciclista
italiano.
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Haussler, el mejor ciclista imperfecto
6 octubre, 2011
En estos momentos de corrección política, con entrevistas medidas y calculadas por
responsables de prensa, Heinrich Haussler siempre ha proyectado una franqueza propia
de los niños a los que les importa un pimiento lo que vayan a pensar los demás. Su
comportamiento tampoco ha seguido los cánones del deporte. Con 22 años ganaba una
etapa en la Vuelta a España y todos preguntaban por el jovenzuelo del Gerolsteiner.
Pocos sabían que la noche anterior había estado hasta las cuatro de la mañana de juerga.
Nada de vida monacal y de flagelación nocturna soñando con la etapa del día siguiente.
Una buena barra, unos buenos hielos y otros pensamientos, alejados del sufrimiento
moral. Luego, a tirar de talento, el más listo de la clase no tiene que estudiar las mismas
horas que los demás. Basta con creer que eres bueno, muy bueno y convencerte de que
la vida es mucho más que tener una sola dedicación . Se creía intocable, por eso
dilapidaba lo que ganaba y no en material ciclista de última generación precisamente.
Veía a tipos como Leipheimer, por aquel entonces paseando por el equipo alemán, y no
comprendía que hubiera corredores que necesitaran ver el ciclismo como un castigo
existencial.
Después de su particular bajada a los infiernos, fichó por el Cervelo y comenzó a
sentirse ciclista de verdad. Se habían terminado las salidas nocturnas o correr la París
Roubaix escuchando la música de su Ipod para que la carrera fuera más entretenida.
Golpes de genio consentido. Llegó la Milán San Remo de 2009 y Haussler se hizo
mayor. Perdió un sprint tremendamente imperfecto con Cavendish, pero era su vuelta al
deporte de los listos que también se esfuerzan. No quiso hacer ese sprint, quería lanzar a
Hushovd. Se pasó de fuerza y ya no había vuelta a atrás. Detrás había espacio libre y un
Cavendish que comenzaba a revolucionar a tope. Luego vendría la etapa en el Tour, una
pequeña obra de perfección.
Hasta que en el Tour de Suiza del año pasado, la locura de Cavendish se transformó en
una caída que le ha mermado los últimos meses. Hoy ha ganado la segunda etapa del
Tour de Pekin. Una buena señal. Pero que nadie se engañe. Su lado menos ciclista se
mantiene. Ya lo ha dicho. No quiere vivir como Cadel Evans. Necesita relacionarse.
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Gilbert y el
velocidades
ciclismo
de
las
dos
1 octubre, 2011
El Giro de Lombardía se acerca y con ello el ocaso de la temporada ciclista. Una
lástima. Philippe Gilbert será el enemigo público número uno después de llevarse la
victoria en las últimas dos ediciones. El ciclista belga debe mucho a este monumento.
En 2009 había generado muchas dudas su temporada y su propia consideración de
ciclista estrella en su nuevo equipo, el Silence Lotto, hasta que en el mes de octubre
devoró la Coppa Sabatini, la París-Tours, el Giro del Piamonte y Lombardía. A partir de
ahí, Gilbert ha irrumpido como un corredor intratable en las clásicas, ha inoculado en
los demás un temor insospechado. Sus demostraciones en la Amstel, Flecha y Lieja de
este curso le han situado a la altura del mejor Cancellara, sólo que éste en versión
adoquín.
Procede de la escuela de la Francaise des Jeux de Marc Madiot, el hombre que alumbró
el concepto de ciclismo de las dos velocidades. Se refería a la diferencia existente entre
los que se dopaban y los que no. Entre los que vencían y los que quedaban segundos.
Gilbert era muy próximo a esta filosofía. Es de los que cree que sólo cuando han
desaparecido de la primera línea los proscritos, el grupo de Rebellin, Di Luca y
Valverde, ha podido hacerse con el palmarés que merece. No es amigo de Valverde, no
olvida que el murciano le recriminara en la Dauphine de 2006 la actitud de su equipo
cuando estalló la Operación Puerto. Para el ciclismo francés, todo lo que venía de
España, Italia o Alemania era sospechoso. Valverde no era de los suyos, como tampoco
lo era Pereiro. Fueran culpables o no. La próxima temporada, los dos hablarán donde
más les gusta, en subidas cortas y explosivas. El duelo va a ser de altura y, por primera
vez, quizá, con el ciclismo de una velocidad que tanto defienden algunos cuando el
viento sopla a su favor.
Independientemente de la incontinencia verbal del corredor del Omega, su crecimiento
tiene que ver, como tantas veces, con la capacidad de autocontrol mental, con creer en
sus verdaderas posibilidades. El Omega le ha dado esa confianza y ahora aparece como
el ciclista capaz de vencer en la Milán San Remo, en Flandes, Roubaix, Lieja y
Lombardía, la cuadratura del círculo. Sólo Cancellara le hace sombra y está por ver si
Valverde quiere volver a decirle algo al oído.
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La niebla de la derrota
28 septiembre, 2011
Y al final, el ciclista que jugó a ser dios se hizo hombre. Le ocurrió a Lance Armstrong
en la tercera etapa del Tour de Francia de 2010, un espectáculo de primer orden. El
estadounidense pretendía su octavo Tour, había decidió volver tras analizar la ascensión
a Alpe d’huez del año 2008. Corredores de segunda fila, según él, habían sido
protagonistas en una carrera sólo apta para seres sobrenaturales. Debió entrar en un
estado de cólera egocéntrica cuando observó que gente como Sastre, Vandevelde o
Efimkin ascendían en tiempos poco galácticos.
Tras su extraordinaria toma de contacto en el Tour 2009, cuando transformó una lucha
física en psicológica contra Contador, en un duelo de spaguetti western, su cuerpo
parecía estar al nivel de siempre, por encima del bien y del mal, del resto de los
humanos. Una deidad inmortal con capacidad para regenerar músculos y conocimiento.
Casi lo consigue. Lo logró cuando venció a la enfermedad del averno, pero el Tour 2010
le recordó su lado humano.
En esa etapa llegaba el pelotón al pavé de las clásicas. Armstrong quería infligir a
Contador un castigo insoportable, sus palabras adivinaban que esto era cosa de
veteranos, de rostros curtidos, de arrestos. Su estrategia era meter pánico al Astana,
decirles al oído lo malos que eran. Se respiraba una fisicidad violenta. El del
Radioshack prometía que a su señal iba a haber ira y fuego. Se había sentido a gusto en
el Tour de Flandes de aquel año, había disfrutado preparando la emboscada final. Cada
adoquín era una pieza del puzzle punitivo hacia Contador. El de Pinto había buscado
sabiduría en Van Petegem, maestro de las clásicas. No necesitaba más, unas cuantas
recomendaciones de cómo situar los brazos y unos kilómetros de preparación previa.
Pero quien creía dominar todos los elementos se encontró arrinconado por la mala
suerte que ya le había avisado en el Tour de California a modo de porrazo. Kloden
pinchó y el Radioschack se desarmó. Le quedaban Rast y Popovych para los tramos
finales. Pinchó entonces el siete veces ganador del Tour y ahí se acabó todo. Rast le
cedió la rueda y Popovych tiró de él hasta que explotó. Ni ira ni fuego. Solo, sin equipo,
recorrió los últimos kilómetros entre una nube de polvo, entre la niebla telúrica de la
derrota. Una imagen para el recuerdo.
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Puro software
26 septiembre, 2011
En un Mundial aburrido gracias a un recorrido impropio, el ciclismo inglés ha generado
su carta definitiva de presentación. Han venido para quedarse y ampliar el campo de
actuación de la UCI con nuevos mercados. Cavendish, simplemente, ha hecho lo que
tenía que hacer, lo que todo el mundo esperaba, tirar de talento para llevarse un sprint,
uno más, algo ritual. Una operación de ingeniería que el equipo británico llevaba
diseñando desde hace tres años, como si el deporte fuera una regla de tres simple, donde
nada se abandona al azar. Esta filosofía de nuevo ciclismo, que la federación inglesa ha
implantado desde hace tiempo con grandes resultados en el mundo de la pista, tiene
ahora su máximo exponente en el Sky. Detallistas científicamente hasta el paroxismo,
incluso controlan las condiciones meteorológicas para mejorar en sus resultados. A
menudo, su software les falla, el virus de lo incontrolable, como cuando en el prólogo
del Tour del año pasado las predicciones les marcaron que había que salir pronto para
evitar la lluvia y, al final, sólo le llovió a Wiggings por salir mucho antes que el resto de
líderes. Otras veces les sale bien.
Cavendish parece haber seguido un guión ya parametrizado por la tecnología inglesa
para llevarse el Mundial. Una carrera sin libertad, un destino arrinconado por el
desarrollo de la ciencia. Resulta difícil creerlo. Habría sido suficiente que en la fórmula
matemática hubiera entrado la espontaneidad más humana, la de Freire. Algo
incontrolable por programas informáticos. El error del ciclista español en el sprint,
reconocido por él mismo, no era imaginado por nadie, ni siquiera por las computadoras
británicas. Freire sólo necesita inspiración. Para preparar toda una Milán San Remo,
únicamente pedía al equipo que le dejaran bien colocado a falta de 400 metros, que
luego él se las arreglaba. En su primera gran clásica italiana en el Mapei de Bettini, el
italiano se pasó varias horas explicando la estrategia a seguir. Un aburrimiento para el
cántabro.
Freire ha fallado, es lo que tiene el deporte, las acciones humanas. Reducir un Mundial a
una planificación milimétrica de tres años queda muy vanguardista. Pero que Cavendish
no olvide que en los últimos cuatro kilómetros el tren británico se había desinflado por
el ímpetu australiano. Dejaron la iniciativa a los demás en el momento más importante.
Sólo él, bien situado y con hueco por donde meterse elevó la ciencia a la categoría de
perfección. Pura creatividad humana.
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Cancellara piensa en otra cosa
21 septiembre, 2011
Lo duro de ser muy bueno es que algún día dejarás de ganar y la derrota se magnificará.
Fabian Cancellara lleva una temporada haciendo más grandes las victorias ajenas,
simplemente por no llegar el primero. Le ocurrió en Flandes y Roubaix y ahora en el
Campeonato del Mundo. Desde que en E3 Prijs Vlaanderen le diera por crear una nueva
categoría en el ciclismo de las clásicas, las carreras se le han hecho extrañas, quizá
acorralado por tanto enemigo. Hoy, en el Campeonato del Mundo, ha dado muestras de
que éste no es su año. Horas antes declaraba que no le gustaba la situación de su equipo,
del Leopard. El conjunto creado a golpe de diseño y millones por Flavio Becca se
fusiona con el Radioshack de Bruyneel y al suizo no le ha hecho mucha gracia tanto
secretismo de alcoba, especialmente cuando hace un año proclamaba su eterna fidelidad
a un proyecto vacío desde el punto de vista de rentabilidad comercial. No suele ser
bueno eso de tener la cabeza en otro sitio.
Por delante de Cancellara han estampado su firma de contrarrelojistas Martin y
Wiggins. Excelente noticia la del alemán, sobre todo porque es necesario que un
país como Alemania y sus televisiones vuelvan a creer en el ciclismo. El corredor del
HTC ha madurado con victorias como la general de la París Niza y su potencia va a
más. Entra en la horquilla dorada del ciclista a sus 27 años. De él se esperan muchas
cosas y sólo buenas.
Wiggins está realizando un final de curso para enmarcar. Eliminado del Tour por una
caída, su compromiso con otras carreras, hasta ahora desconocido, le ha situado en el
grupo de esos corredores que un buen día lograrán el premio gordo. No será el Tour, le
queda grande, pero parece que dan resultado los estudios científicos del Sky, los que le
marcan que nunca explote, que, a su ritmo, llegará lejos. Pura matemática inglesa.
Cancellara necesita reflexionar. Abandonado por un frágil Leopard en las clásicas, su
papel de protector con los Schlek en el Tour igual ha llegado a su fin. Su motor requiere
espacio y cuidados para desplegar todo lo que guarda.
La mirada de Sastre
21 septiembre, 2011
El filme documental ‘Overcoming’, una pequeña maravilla para los amantes del nuevo
ciclismo, es, sin quererlo, el mejor retrato de Carlos Sastre. El ganador del Tour 2008
atraviesa la cámara con su franqueza, su carácter castellano poco dado a circunloqios.
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Se ve cómo discute con Riijs sobre su preparación, en los entrenamientos. El danés
quiere un ciclista más espectáculo, con arranques de genio. Sastre no se ve así. Se siente
más terrenal, consciente de sus limitaciones. El tiempo le daría la razón al ciclista
español. Sólo desde la normalidad, desde su normalidad, llegó a ganar un Tour que se
mereció. Nadie le ha regalado nada, ha abierto camino a otros ciclistas españoles en su
búsqueda por encontrarse en equipos extranjeros, los mismos que miraban con recelo
los triunfos del ciclismo de aquí, en duda por el dopaje.
Su obsesión por buscar una relación causa efecto en todas sus acciones le ha dejado esa
mueca de gruñón. En sus últimas temporadas había algo superior que le impedía rendir
como él quería. Unas veces la prensa, que le desdeñaba con la presencia de Contador,
otras veces sus propios jefes, que derrumbaban los valores del ciclismo que él pretende
y defiende. Sastre se ha hecho mayor y ha contribuido a un ciclismo mejor. Fue
quien definió a la perfección los actos pueriles de Andy Schleck y Contador por el
asunto de la cadena. Les llamó niñatos. Qué razón tenía. No entiende de un ciclismo de
videoconsola, cree en el que hace arrugas en el rostro, el de la mirada bélica de los
1.000 metros que observa la barbarie en tiempos de guerra, el de los descensos sin
amigos. Sería un buen director.
Freire, el ciclista inesperado
21 septiembre, 2011
Óscar Freire se enfrenta el próximo domingo a lo que podría ser su último gran reto, su
cuarto Mundial. Ciclista que aparece cuando nadie le espera, sin avisar, su preparación
para los Mundiales de Dinamarca no parece la adecuada. Da igual. Atleta talentoso, no
necesita vivir instalado en la normalidad de los demás, disfruta con la inspiración
momentánea de algunas carreras, de momentos inesperados. El Mundial de Dinamarca
es para sprinters, no acumula apenas desnivel, lo que aventura la llegada de un grupo
numeroso. La puesta en escena ideal para Freire, arropado por un equipo que le va a
dedicar toda la atención y el cariño que no encuentra en sus equipos, los que él elige
conociendo lo que hay. Sin victorias de calidad esta temporada, las mismas a las que
dedica atención exclusiva y que le han mantenido con vida dentro del ciclismo
profesional, a pesar de sus desapariciones, siempre amenazantes, no es corredor amante
de lo cotidiano, parece mantener una tendencia al aburrimiento, especialmente en
carreras de poca monta. El Mundial es uno de los pocos escenarios donde aquellos que
viven del ciclismo grandilocuente se sienten tocados por lo distinto. Como aquellos
corredores que sólo disputan el Tour, también los hay que únicamente disfrutan con el
Mundial y con obras de arte como la Milán – San Remo. Freire es uno de ellos.
Su pereza a ser uno más le llevó a vivir en equipos extranjeros, ahí donde el ciclismo es
algo más que grandes vueltas o competiciones de una semana. A cambio, su refugio
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nunca ha soportado grandes movimientos de tierra. En el Mapei y en el Rabobank ha
sentido la soledad de aquél que es distinto y que quiere serlo. No le va dirigir con puño
de hierro centuriones como los del HTC. No es Cavendish. Sólo se dedica a la
excelencia ciclista y ésa surge cuando nadie lo espera. Como las grandes obras
maestras.
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