La invención de Oriente Desde el análisis de Said, el

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Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades
Filosofía no occidental - 401201
La invención de Oriente
el mundo. Resulta enton
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Actualmente, la sensaci
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Tanizaki,
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de pe
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vida cotidiana –ropa, comida, vivienda–, o sea, en todas las manifestaciones
existe algo singular que diferencia a Oriente de Occidente. Pienso que un oriental
comprende lo que tengo en cuenta.1
tiempos inmemoriales sienten los habitantes de los mundos oriental y occidental?.
¿Tal vez estas diferencia
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s, el menor dinamismo y el elevado conservadurismo
de los esquemas culturales.
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oscuros s
cultural y espiritual, en tan
Repensando el complejo problema del saber y del poder, del imperialismo cultural
en general, Edward Said analiza el sueño despierto colectivo de Europa a
propósito del Oriente – esto es, el Orientalismo como disciplina desde Silvestre de
Sacy y Ernest Renán hasta el presente – y destaca que las descripciones no
sirven para acercar Oriente a Occidente, sino para cultivar el carácter extraño,
hostil de aquel. En efecto, se diseña un discurso con ideas preconcebidas e
intereses bien definidos; a menudo se aprovechaban estos conocimientos para
justificar una penetración imperialista.3
Si Europa descubrió a América y si en este Nuevo Mundo pretendía edificar una
nueva versión del antiguo Oriente, en la geografía del espíritu occidental, es decir,
el espacio textual, aparece como un antiguo mundo al que se reformaba (se
subraya que América fue conocida también como Indias Occidentales), en el mejor
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(como ocurrió con América); tratar de definirla esquematizando, dividiendo,
observando hechos aislados y dándoles significación general; homogenizar al
hablar de usos y costumbres; transformar al otro espacio en una suerte de
escenario para las representaciones de algo ignoto; en fin, transmutar la realidad
en un discurso que deja translucir una relación con el poder: he aquí la versión
orientalista que el arsenal ideológico colonialista europeo contribuyó a construir.
Oriente aparece acomodado a los gustos y las exigencias que remiten a una serie
de actitudes juzgadas, cuando no de inmorales, al menos de negativas; de este
modo, el ocio, el fatalismo oriental, etc., indirectamente se sitúan fuera de los
límites de la sociedad europea. La visión de Oriente sirve para contrarrestar la
propia visión sobre Occidente; los usos y las costumbres orientales sirven, en
última instancia, para poner de relieve la sobriedad y el racionalismo de las
costumbres occidentales.
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3
SAID, Edward. Op. Cit. P. 332.
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