T 11-F 173- R 346 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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En la ciudad de Santa Fe, a los 19 días del mes de mayo de dos mil dieciséis, se reúne el Tribunal
integrado por los Dres Sebastián Creus, Oscar J. Burtnik y Martha M. Feijoó a fin de conocer y
resolver el recurso de apelación interpuesto en la causa: "HABEAS CORPUS COLECTIVO Y
PREVENTIVO interpuesto por Dr. Miró (SPPDP) en favor de los habitantes de Coronda
individualizado con la CUIJ 21-07004731-1 (con acumulado CUIJ 21-07004738-9 Hábeas Corpus
interpuesto por Dr. Miró en favor de Acebal y otros)", por el Señor Fiscal Dr. Omar De Pedro
contra la resolución dictada por el Señor Juez del Colegio de Jueces de Primera Instancia- Distrito
Judicial N° 1, Dr. Eduardo Andrés Pocoví, en fecha 27 de octubre de 2015, sometiendo a votación
las siguientes cuestiones a debatir:
1ra. ¿Es ajustada a derecho la resolución apelada?
2da. ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
A la primera cuestión, el Sr. Juez de Cámara de primer voto, Dr. Sebastián Creus dijo: Que
el Señor Fiscal Dr. Omar De Pedro deduce recurso de apelación contra la resolución dictada por el
Señor Juez del Colegio de Jueces de Primera Instancia- Distrito Judicial N° 1, Dr. Eduardo Andrés
Pocoví, en fecha 27 de octubre de 2015, por la cual hace lugar a la presentación de Hábeas Corpus
colectivo y preventivo en tutela de los derechos de libertad ambulatoria de los habitantes de la
localidad de Coronda, en cuanto mediante procedimiento policial denominados "operativos de
saturación" se afecta el derecho de la libertad de aquellas, en barrios humildes y de personas
jóvenes (ej: Barrio "La Fuente"), declarando ilegal las privaciones de libertad para el supuesto de
encubrir éstas, mediante traslados del art. 10 bis de la Ley Orgánica Policial. Rechaza la declaración
inconstitucionalidad solicitada. Exhorta al Sr. Jefe de la Policía de la Provincia de Santa Fe, quien ha
de tomar conocimiento de la presente resolución; del personal superior y subalterno de la fuerza
policial, el estricto cumplimiento que corresponde según lo dispuesto por el art. 10 bis de la Ley N°
7395; que la facultad policial de privar a las personas de la libertad es excepcional, y sólo en los
límites de la ley (art. 212, 214, 217 del C.P.P: art. 18, 75 inc 12 de la CN; y art. 5 del C.P; y art. 10 bis
de la Ley N° 7395) y que en caso de disponer controles (seguridad/preventivos) se proceda con
exclusividad en los supuestos donde las circunstancias lo justifiquen, mediante procedimientos de
control humanizados, razonables y justos. Da intervención al Ministerio Público de la Acusación y
si corresponde ante la posibilidad de existir hechos ilícitos que den lugar a delitos de acción
pública.
Que se elevó la causa ante esta Alzada, integrándose el Tribunal con los Dres. Martha
Feijoó, Oscar Burtnik y el suscrito, admitiéndose el recurso de apelación en fecha 15 de diciembre
de 2015 y fijándose la audiencia prevista por el artículo 401 del Código Procesal Penal, la cual fue
celebrada el día 18 de marzo de 2016 a las 09:00hs.
Que, el Señor Fiscal apelante, al deducir el recurso manifestó, como error general de la
resolución impugnada, que es infundada, no cumpliendo los requisitos establecidos en el artículo
140 del Código Procesal Penal y 95 de la Constitución de la Provincia de Santa Fe. En tal sentido, al
reconocerse que las medidas que se determinaron como inconstitucionales son dirigidas a un
número indeterminado de personas, no resulta aplicable el precedente "Verbistky" que si se
trataba de un grupo. Entiende, por otro lado, que planteó la falta de legitimación pues el Defensor
que peticionó el Habeas Corpus alegó la existencia de siete casos de privación de libertad
concretadas durante los procedimientos y ninguno de los afectados estaba presente. Agrega que
la afirmación de la resolución en el sentido que este tipo de medidas sea dirigida al sector de la
población joven, humilde y trabajadora de la ciudad no surge de la regla de la experiencia y no se
realiza ningún esfuerzo por su justificación. Que tampoco tiene fundamentos afirmar que no es
casual que el operativo se dirija o afecte el barrio "La fuente" que es uno de los asentamientos
mas precarios y vulnerables, no habiéndose acreditado en la audiencia con pruebas sobre el
particular y menos un estudio estadístico que lo establezca como probado. Asimismo, sostener
que estos procedimientos policiales disimula verdad y que se trata de un tipo de "razzia" es una
acusación muy seria y que, si se conocen estas conductas, se pregunta porqué no se denunciaron
antes, analizando o insinuando una especie de incumplimiento. Sostiene que, si hubiera alguna
conducta ilegítima por parte del personal policial debió procederse a formular denuncia. Se afirma
que varias personas fueron demoradas por esos operativos sin que se haya probado tal extremo.
Dice que el a-quo incurre en falta de fundamentación al colocar una propia opinión reconociendo
que las medidas cuestionadas son legales pero irracionales y carentes de proporcionalidad, que,
tampoco se explica sobre que fundamento se apoya la idea que la finalidad es provocar temor,
incluyendo como proposición carente de sostén la que consiste en sostener que, en dichos
operativos, se permitan licencias tales como torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Entiende, en definitiva, que se ha violado el principio republicano que exige que los actos de
gobierno sean fundados y racionales, solicitando la revocación y/o anulación y haciendo reservas
de recursos extraordinarios. En la audiencia de trámite, hace síntesis de los mismos argumentos,
agregando que, con éste tipo de resolución se genera un impacto importante en lo institucional
policial dado que los funcionarios los evitan por temores respecto de las denuncias que se generan
constantemente e insistiendo en marcar la necesidad que, antes, la Defensa Pública haga las
denuncias si es que le consta algún delito.A su turno, el Señor Defensor Público contestó que el habeas corpus planteado tuvo como
inicio la noticia de varios detenidos en la ciudad de Coronda en operativos denominados "de
saturación" con la justificación legal del "artículo 10 bis" y que había tenido noticias que se
continuarían dichos operativos. Sostiene que dichos operativos son inconstitucionales y que
resultan contrarios a las Convenciones de Derechos Humanos pudiendo hacer incurrir en
responsabilidad al Estado Argentino. Hace un análisis de las normas vigentes, incluidas las leyes
órganicas de Policía y especialmente el Decreto 3174/75. Analiza también el deber de actuar de la
Defensa Pública en el marco de la ley 13.014 indicando que el deber de denunciar se cumplió con
el Habeas Corpus. Respecto de la afirmación formulada por el apelante en el sentido que en la
audiencia no se probó nada, indica que el testimonio del Sr. Olmos (ex Jefe de la Unidad Regional
XV de policía) claramente demuestra que hubo personas detenidas por ser desconocidas en la
ciudad, lo cual también se encuentra acreditado en las ordenes de servicio. Alude que los informes
de los Asistentes sociales son coincidentes con las actas de procedimiento. Hace un desarrollo de
la jurisprudencia del caso "Bulacio", sosteniendo que la sentencia se ajusta a dichos parámetros.
Alega sobre la escasa efectividad de los operativos, agregando que el fallo no afecta la actividad
preventiva de la policía porque sólo se trata que se ajuste a los límites constitucionales. Desarrolla
también argumentos sobre la especial dedicación de los operativos a sectores sociales vulnerables
e insinúa como indicio que, luego del habeas corpus los operativos se han detenido de modo que
resulta un indicio sobre su ilegalidad. Pide la confirmación de la resolución.Que, en primer término, debo manifestar que la forma en que han sido expuestas las
pretensiones de las partes así como sus argumentos e, inclusive, los fundamentos y la decisión que
se encuentra impugnada, es verdaderamente desorganizada. Con esto quiero decir que, en forma
atomizada se vinculan argumentos con una realidad, o con conductas, mas que con el sustrato
material del caso que merece resolución.Para ingresar en el análisis, y por esta característica, me veo obligado a realizar varias
consideraciones previas que marcan los límites lógicos dentro de los cuales debe resolverse el
asunto.I. No es una novedad que las Convenciones Internacionales sobre Derechos Humanos
deben ser respetadas y resultan vigentes en el Derecho interno argentino no sólo por disposición
de la propia Constitución Nacional (artículo 75 inciso 22) sino porque, además, así lo ha
interpretado el órgano jurisdiccional internacional encargado de juzgar el respeto de esas
Convenciones. Es más, la relación entre el orden jurídico interno y el orden jurídico de los Tratados
es de una subordinación de aquel con éste a través del denominado "control de convencionalidad"
de las normas locales. Para dicho control, resultan obligatorias -a todos los funcionarios del
Estado, incluidos los Jueces, obviamente- las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y otros instrumentos emanados de organismos del sistema de protección de esos
derechos. Sobre el particular, la Corte Interamericana ha resuelto: "La Corte es consciente que los
jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar
las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un
tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del
Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su
objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial
debe ejercer una especie de "control de convencionalidad" entre las normas jurídicas internas que
aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea,
el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que
del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana."
(Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas del 26 de septiembre de
2006, Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, Serie C Nº154, párr. 124). La Corte, asimismo, ha
concluido que ese control debe hacerse de oficio (Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas del 24 de noviembre de 2006, Caso Trabajadores Cesados del Congreso
(Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú, Serie C Nº158, párr. 128.; y Sentencia de Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas del 26 de noviembre de 2010, Caso Cabrera García y Montiel Flores
Vs. México, Serie C Nº220, párr. 225, entre otros).La Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación ha aceptado aquellas disposiciones de
un modo completo, tanto en orden al ajuste del Derecho interno según las normas
internacionales, a la obligatoriedad de la jurisprudencia de la Corte Interamericana (inclusive en
casos que no involucren al Estado Argentino) y al control de convencionalidad de oficio (cfr. fallos
"Videla", "Mazzeo" -fallos 330:3248; 327:3117-).Por tal razón, una segunda consideración merece ser hecha para establecer cuáles son los
alcances que adquiere el control de toda privación de libertad ambulatoria y las condiciones de su
legitimidad, todo ello, según las normas internas en comparación con las Convencionales.Es materia de abordaje normativo convencional toda privación de libertad ambulatoria,
cualquiera fuesen los motivos que se invoquen o la duración de la misma (administrativa,
disciplinaria, horas, días, meses), pues implica que está en juego la garantía prevista en, por
ejemplo, el artículo 7 inciso 2. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos -entre otros.La Corte Interamericana así lo sostuvo en innumerables sentencias. A modo ilustrativo
podría citarse: "El Tribunal ha considerado que para los efectos del artículo 7 de la Convención,
una detención, sea ésta por un período breve, o una "demora", constituye una privación a la
libertad física de la persona y, por lo tanto, toda limitación a la misma debe ajustarse
estrictamente a lo que la Convención Americana y la legislación interna establezcan al efecto,
siempre y cuando ésta sea compatible con la Convención. Corresponde a este Tribunal, por
consiguiente, verificar los criterios para la privación de libertad conforme la legislación [interna], a
fin de establecer la convencionalidad de la detención." (Caso Familia Barrios Vs. Venezuela, Fondo,
Reparaciones y Costas, Sentencia de 24 de noviembre de 2011, considerando 75; en idéntico
sentido Caso Fleury y otros Vs. Haití, Fondo y Reparaciones, Sentencia de 23 de noviembre de
2011; Caso García y Familiares Vs. Guatemala, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 29
noviembre de 2012; entre otros).En orden a la interpretación de las normas contenidas en las convenciones sobre derechos
humanos mencionadas, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
desarrollado una cierta opinión estable al precisar cuáles son las condiciones para estimar
arbitraria o ilegal una detención. Especialmente sobre el punto, pueden citarse los casos
"Gangaram Panday Vs. Suriname" (sentencia del 21/11/1994), "Tibi Vs. Ecuador" (sentencia del
7/9/2007) y "Chaparro Alvarez Vs. Ecuador" (sentencia del 21/11/2007). Adicionalmente, los
criterios allí sentados se mantuvieron en otros fallos como los de los casos "La Cantuta", "Castillo
Paez", "Masacres de Ituango", "Suarez Rasero", "Bayarri", "Niños de la calle", "Juan Humberto
Sanchez" y, especialmente porque hace responsable a nuestro país, "Bulacio".En todos los casos, se establece claramente que las condiciones adecuadas a los pactos se
cumplen si la ley interna del Estado define las causas que habilitan la detención (y hasta en algún
fallo se menciona la característica de tipicidad), la asignación previa de tal función a un agente
Estatal -sea Juez u otro funcionario- y el control judicial posterior de la medida. En ningún caso se
cuestionó que esa facultad haya sido otorgada a funcionario distinto de un Juez, salvo, claro está,
que las condiciones del derecho interno así lo hayan establecido.Pero, además, aún cuando la ley interna defina las condiciones materiales y formales, de
antemano, y prevea un mecanismo de control judicial inmediato, también deben darse otras
condiciones referidas a las circunstancias que justifica toda privación de libertad.En efecto, el Tribunal supranacional ha sostenido: "Esta disposición [artículo 7] contiene
como garantías específicas, descritas en sus incisos 2 y 3, la prohibición de detenciones o arrestos
ilegales o arbitrarios, respectivamente. [...] En el segundo supuesto, se está en presencia de una
condición según la cual nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento por causas y
métodos que -aún calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con el respeto a
los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles, o
faltos de proporcionalidad." (Caso Gangaram Panday Vs. Surinam. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de enero de 1994, párrafo 47. En el mismo sentido: Caso Bámaca Velásquez Vs.
Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000, párr. 139; Caso Juan Humberto
Sánchez Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de
junio de 2003, párr. 78; Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de noviembre de 2003, párr. 65; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs.
Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004, párr. 83; Caso Tibi Vs.
Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004, párr. 98; Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de junio de 2005, párr. 57; Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Sentencia de 25 de
noviembre de 2005, párr. 105; Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de mayo de 2008, párr. 97; Caso Vélez Loor Vs. Panamá. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010, párr. 165).En consecuencia, aún cuando existan detenciones que se acomoden a causas y
condiciones previamente fijadas en la ley, la norma interna que justifica esa privación de libertad
también debe ser razonable y compatible con las disposiciones protectivas de los Derechos
Humanos. En tal sentido, la jurisprudencia del tribunal supranacional también ha sido prolífica en
la explicación de los motivos materiales que son compatibles convencionalmente para admitir una
limitación de la libertad ambulatoria por parte de los Estados. Así, en reiteradas oportunidades, ha
sostenido: "En suma, no es suficiente que toda causa de privación o restricción al derecho a la
libertad esté prevista en la ley, sino que es necesario que esa ley y su aplicación sean compatibles
con la Convención, es decir, que respeten los requisitos que a continuación se detallan, a efectos
de que dicha medida no sea arbitraria: i) que la finalidad de las medidas que priven o restrinjan la
libertad sea legítima. Valga señalar que este Tribunal ha reconocido como fines legítimos el
asegurar que el acusado no impedirá el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la
justicia; ii) que las medidas adoptadas sean las idóneas para cumplir con el fin perseguido; iii) que
sean necesarias, en el sentido de que sean absolutamente indispensables para conseguir el fin
deseado y que no exista una medida menos gravosa respecto al derecho intervenido entre todas
aquellas que cuentan con la misma idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto. Por esta razón
el Tribunal ha señalado que el derecho a la libertad personal supone que toda limitación a éste
deba ser excepcional, y iv) que sean medidas que resulten estrictamente proporcionales, de tal
forma que el sacrificio inherente a la restricción del derecho a la libertad no resulte exagerado o
desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante tal restricción y el cumplimiento de la
finalidad perseguida. Cualquier restricción a la libertad que no contenga una motivación suficiente
que permita evaluar si se ajusta a las condiciones señaladas será arbitraria y, por tanto, violará el
artículo 7.3 de la Convención." (Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de mayo de 2008, párrafo 98. En el mismo sentido: Caso Vélez Loor Vs. Panamá.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010,
párr. 166. Caso Argüelles y otros Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 201441, párr. 120.).-
Dentro de la razonabilidad de la legislación interna en orden a establecer las condiciones
que harían tolerable cualquier privación de libertad, puede observarse que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos siempre ha dejado establecido que tales privaciones de
libertad pueden ser hechas para mantener el orden público u otras finalidades de control público,
siempre, claro está, que se cumplan las demás condiciones. En tal sentido se ha afirmado: "...con
la finalidad de mantener la seguridad y el orden públicos, el Estado legisla y adopta diversas
medidas de distinta naturaleza para prevenir y regular las conductas de sus ciudadanos, una de las
cuales es promover la presencia de fuerzas policiales en el espacio público. No obstante, la Corte
observa que un incorrecto actuar de esos agentes estatales en su interacción con las personas a
quienes deben proteger, representa una de las principales amenazas al derecho a la libertad
personal, el cual, cuando es vulnerado, genera un riesgo de que se produzca la vulneración de
otros derechos, como la integridad personal y, en algunos casos, la vida." (Caso Servellón García y
otros Vs. Honduras. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. párrafo 87. Igualmente, en Bulacio,
párr. 124; Juan Humberto Sánchez, párr. 86, y Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs.
Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de junio de 2002. Serie C No.
94, párr. 101.).Del mismo modo, en otras precisiones sobre la forma de ejecutar privaciones de libertad
que, inicialmente, se encuentran justificadas legalmente, ha sostenido que el método denominado
"razzia" resulta contrario a las garantías convencionales por irracional y abusivo. En este sentido:
"La detención de las víctimas en este caso constituyó una detención colectiva y programada, en la
que aproximadamente 128 personas fueron detenidas, sin orden de detención y sin haber sido
aprehendidas en flagrante delito, y que fue realizada con la declarada finalidad de evitar disturbios
durante los desfiles que se realizarían para celebrar el Día de la Independencia Nacional [...]. .El
Tribunal entiende que la detención colectiva puede representar un mecanismo para garantizar la
seguridad ciudadana cuando el Estado cuenta con elementos para acreditar que la actuación de
cada una de las personas afectadas se encuadra en alguna de las causas de detención previstas por
sus normas internas en concordancia con la Convención. Es decir, que existan elementos para
individualizar y separar las conductas de cada uno de los detenidos y que, a la vez, exista el control
de la autoridad judicial...Por ello, una detención masiva y programada de personas sin causa legal,
en la que el Estado detiene masivamente a personas que la autoridad supone que podrían
representar un riesgo o peligro a la seguridad de los demás, sin indicios fundados de la comisión
de un delito, constituye una detención ilegal y arbitraria. En concordancia con ello, en el Caso
Bulacio la Corte estableció que las razzias son incompatibles con el respeto a los derechos
fundamentales, entre otros, la presunción de inocencia, la existencia de orden judicial para
detener -salvo en hipótesis de flagrancia-...." (caso Servellón García, cit. Supra, párrafos 91, 92 y
93; en idéntico sentido caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas Vs. República
Dominicana. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto
de 2014. Caso Pacheco Teruel y otros Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
27 de abril de 2012; entre otros).En definitiva, y de conformidad con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (que resulta obligatoria para dirimir conflictos con el Derecho Interno o
medidas estatales en orden, entre otros, a definir de que modo puede limitarse la libertad
ambulatoria) podría sintetizar una base conceptual evidente. Que toda privación de libertad está
sujeta a las Convenciones independientemente de su naturaleza (incluyendo aún la que tenga por
objetivo finalidades administrativas o de orden público, y que, claramente pueden ser autorizadas
a funcionarios no judiciales como la policía), sea cual fuese su duración (incluyendo también
detenciones por algunas horas). Que, las condiciones por las cuales el Estado puede privar de
libertad a los individuos sin afectar su derecho de libertad deben estar definidas en la ley, de
antemano, tanto en la forma de tomar la decisión como en la definición de las circunstancias. Que,
aún cuando este último requisito se hubiera cumplido, todavía corresponde analizar el ajuste a las
Convenciones respecto de esas condiciones definidas legalmente y en la forma de ejecutar la
privación de libertad por los agentes o funcionarios estatales (las detenciones colectivas,
preordenadas, con finalidades genéricas, sin involucrar la posibilidad de separar o individualizar
personas que pudieran estar involucradas en actividades ilícitas -razzias- son arbitrarias,
irracionales y contrarias a las garantías). Que este control debe hacérselo de oficio (aún cuando no
existiera denuncia o acción o reclamo de la persona afectada) y por cualquier funcionario,
especialmente cualquier Juez.Existen otros requisitos tales como la exigencia en orden al lugar donde se produce la
privación de libertad, el trato, la documentación de la detención y, obviamente, la concreción de
inmediato control judicial, todos aspectos que no merecen ser desarrollados en este caso por no
resultar conflictivos o dirimentes para su resolución. De hecho, el habeas corpus que ha motivado
este proceso deriva del cumplimiento del control judicial inmediato.II. A partir de las precisiones precedentes, corresponde ahora analizar si las conductas que
han sido puestas en evidencia, durante los operativos mencionados, pueden pasar incólumes por
el tamiz que presentan las Convenciones Internacionales sobre Derechos Humanos.a) Los hechos que han quedado demostrados consisten en que el Defensor Público en
turno durante el día 5 de junio de 2015 fue notificado de la detención de varias personas por los
motivos indicados en el artículo 10 bis de la ley 7395 -ley orgánica de la Policía de la Provincia de
Santa Fe-, en la ciudad de Coronda, razón por la cual dedujo acción de habeas corpus en favor de
esas personas y a los efectos que se efectuara el control judicial de esas detenciones. Al mismo
tiempo, y en el marco de esos hechos, tomó conocimiento que esas detenciones se habrían
concretado al realizarse unas medidas especiales que adoptaron las autoridades policiales de esa
ciudad, denominados "operativos de saturación", y que, varias personas detenidas, controladas
y/o retenidas en dichos operativos le manifestaron que lo fueron sin motivo alguno, que aún
cuando se identificaban ante la policía con el Documento Nacional de Identidad, eran remitidas por varias horas- privados de su libertad, que existía algún caso donde una persona había sido
controlada cuatro veces mientras circulaba de su trabajo hasta su domicilio, que todas las
personas controladas y/o detenidas pertenecían a un grupo socialmente vulnerable, etc.; que esos
operativos se habían desarrollado durante bastante tiempo antes, varios días a la semana y que
amenazaban continuar. El Defensor alega la violación de la garantía protegida de la libertad
ambulatoria, además de mencionar una serie de otros perjuicios que, en este punto, no resulta
necesario abordar.Que, efectivamente, esos operativos existieron y se encuentran documentados en los
informes suscritos por el Sub-jefe de la Unidad Regional XV de policía según nota n° 711/15,
donde se indica su concreción los días 4, 11, 19, 20, 21, 26, 27, 28 de junio de 2015 y 2, 3, 4 y 5 de
julio del mismo año. También se adjuntan los documentos denominados "órdenes de servicio"
donde se establecen los elementos humanos y materiales que intervendrán en los operativos y, lo
más importante, su finalidad práctica (o táctica, si se quiere). Son las órdenes n° 204, 215, 223,
224, 225, 233, 242, 243, 246, 247, 250, 251, 252 emanadas del Jefe de la Unidad Regional XV y las
n° 013, 014, 015, y 016 dictadas por el Director General de Policía, todas durante el año 2015 y
para la ciudad de Coronda.En cuanto a la finalidad táctica u objetivo, en las primeras, se ordena textualmente:
"...extremando las medidas de prevención y seguridad mediante implementación de chequeos de
vehículos e identificación de personas, poniéndose especial atención en los accesos a la ciudad de
vehículos y/o personas desconocidas". Al definir la misión expresa que los operativos son
"...destinado a la identificación de personas, taxis, remises y vehículos en general, para prevenir
ilícitos, contravenciones...". En el mismo sentido, las segundas indican: " 2.MISION: Prevención
activa conjunta, mediante despliegue mancomunado de fuerzas. Brindar seguridad. Identificación
de personas y vehículos en ruta -confección de planillas. Prevención de delitos en general.
Acciones directas y permanentes.".De dichos procedimientos sólo consta la detención de siete personas en el operativo
llevado a cabo el día 5 de junio de 2015, en la ciudad de Coronda; los ciudadanos llamados Ricardo
Acebal, Victor Hugo Ramirez, Leandro Miguel Gimenez, Luis Ignacio Moreira, Juan Manuel Ñañe,
Jeremis Hector Ruiz Diaz, y Raúl Osvaldo Mendoza, cuyos demás restantes datos de identidad se
verifican en nota 394/15 por autoridades de la Comisaría 4a. de la ciudad de Coronda y copia del
acta de fecha 5 de junio de 2015 suscrita por la Jefe de la Delegación Judicial de la Unidad Regional
XV.No se han informado otras detenciones durante los operativos en días posteriores,
seguramente por que el requerimiento judicial a las autoridades policiales se limitó a las personas
indicadas precedentemente. No hubo, por tanto, una actividad -sea propuesta por las partes, sea
ordenada de oficio por el Tribunal- que permitiera evaluar el verdadero alcance cuantitativo que
dicho proceder haya tenido como resultado en detenciones individuales y concretas.Consta que también se ha formulado habeas corpus individual por aquellas personas, que
diera lugar a otra carpeta judicial distinta de ésta (la individualizada con la CUIJ 21-07004738-9). Es
más, parte de los documentos antes aludidos se han recopilado en ésta última y que pueden ser
evaluados aquí porque en la audiencia de fecha 17 de setiembre de 2015, practicada en la causa
que se cita, se dispuso acumular los procesos (me refiero al citado y el presente), cuestión sobre la
cual no me expediré por encontrarse firme pero que produce varias dudas.De estos hechos acreditados surge una primera conclusión y es que el agravio del Señor
Fiscal referido a la total indeterminación del objeto del presente habeas corpus, carece de
fundamentos. Los operativos existieron, hubo detenciones individualizadas y también
individualizables (bastaría recabar la nómina de personas detenidas durante los días
comprendidos en las órdenes de servicio ya citadas), de modo que, si bien se dirigen al control de
medidas que pudieran tener por finalidad la protección o análisis de un grupo indeterminado de
personas ello no quiere decir que no sea posible determinarlo, sin descuidar que el análisis del
proceder de la autoridad pública de seguridad pudiera tener efectos a futuro para evitar, si fuera
el caso, eventuales indeterminadas violaciones, efecto que, en todo caso, se vincula con el
denominado "efecto útil" (effet util), que la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos reconoce en la aplicación de las normas convencionales protectivas de esos derechos.Por otro lado, ya hemos visto que el control de convencionalidad, tanto en las normas que
autorizan detenciones como en las medidas concretas tomadas con esa finalidad, es un deber de
todo funcionario, especialmente los judiciales, sean éstos Defensores, Fiscales o Jueces, de modo
que resulta irrelevante cuestionar si el presentante tenía legitimación (entendida como una
instrucción o mandato de las personas concretas afectadas para deducir la acción), menos aún en
casos cuyo objeto es la protección de un colectivo indeterminado pero determinable de personas,
o cuando la finalidad sea el control de la actividad del Estado donde se ejerce su "poder punitivo" como hemos citado, siempre que se priva de libertad a una persona, sea el motivo que fuese, hay
un ejercicio de éste poder punitivo-, materia que, reitero, de oficio, el Tribunal debe analizar.En este caso, resulta atinente aplicar el precedente de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación tantas veces citado por ambas partes en orden a receptar acciones judiciales de
protección o revisión judicial de un colectivo de personas (cfr. C.S.J. causa V.856. XXXVIII. RECURSO
DE HECHO Verbitsky, Horacios/habeas corpus, sentencia del 3 de mayo de 2005).b) Otro aspecto que debe analizarse, y que confusamente ha sido materia de
contradictorio, resulta ser el fundamento de los operativos cuestionados, en términos generales, y
su apoyo normativo.Sólo podría realizarse este análisis al nivel explícito de las normas invocadas y las órdenes
dadas para realizar los operativos pues, la práctica, tal como se ha visto en los puntos anteriores,
resultar ser una cuestión ubicado en un posterior plano de valoración.Como se ha visto, resulta compatible con los pactos sobre Derechos Humanos la actividad
del Estado tendiente a tomar medidas referidas al orden y la seguridad pública. En el presente
caso, se vinculan dos normas que justificarían ese tipo de medidas.Una primera es la referida por el Señor Defensor público (y que, eventualmente habría
sido esgrimida por el entonces Señor Jefe de la Unidad Regional XV, Comisario Miguel Angel Olmos
-contestación nota de fecha 10 de junio de 2015- para justificar los operativos), que se trata de la
contenida en las leyes Orgánica de Policía (7395) y del personal Policial (12.521), y en un
reglamento Orgánico de la Unidad Regional (R.O.U.R. -Decreto 3174/77). No resulta necesario
hacer un examen minucioso de estas normas pues, en todas ellas, se aluden a las facultades
inherentes de la Policía para realizar toda actividad destinada a resguardar el orden, la paz y la
tranquilidad pública así como a prevenir y perseguir la comisión de delitos y contravenciones. La
generalidad de esas disposiciones, por tanto, impide considerar que resultan contrarias a las
garantías establecidas en los Pactos y su interpretación en la jurisprudencia supranacional.Se descarta, además, que las ordenes operativas que dieron lugar a las medidas
cuestionadas, y según se ha transcripto, en su aspecto general, tampoco tienen contradicción
alguna pues, en todo caso, toda actividad policial correctamente ejecutada tiende a resguardar
aquellos fines.La cuestión está en sopesar o valorar cuales han sido las consecuencias de esa tarea o la
forma en que fueron ejecutadas las actividades.c) En cuanto a la forma, ya se ha visto que se trató de varios días durante los meses de
junio y julio del año 2015, donde se verificaban y controlaban vehículos y personas,
procedimientos que se realizaban en distintos lugares de la ciudad de Coronda.Siendo así, no se trata de la actividad comúnmente llamada "razzia". Tanto de la
descripción teórica que expuso el Defensor Público en la audiencia de primera instancia (citó el
dictamen de una perito en el caso "Bulacio"-ya mencionado- fallado por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos) como de la experiencia personal del suscrito (por haber sido alguna vez
sujeto pasivo de tales operativos), surge que se trata de detenciones con cierta masividad en
cuanto a las personas que involucra, y el aprovechamiento de la concentración de grandes
cantidades de personas por eventos o sucesos determinados, donde la autoridad detiene -sin
discriminación alguna- para luego establecer si alguna de esas personas debe ser retenida por
algún otro motivo. Nada de eso ha pasado en los hechos denunciados. Los procedimientos han
consistido en puntos fijos de control de vehículos y, eventualmente, de personas -algunastranseúntes. No hubo ni masividad ni indiscriminación.d) Ahora bien, de las personas que aparecen detenidas, algunas lo fueron por
transportarse en motovehículos sin dominio (patente) o documentos del vehículo, mientras que
otras lo fueron por lo dispuesto en el artículo 10 bis de la ley 7395.Respecto de lo primero, no es irracional ni desproporcionado detener a una persona que
se conduce en un vehículo al que le falta el elemento central para acreditar su individualidad como
lo es el dominio o chapa patente. Tal circunstancias puede ser abordada como un indicio cierto de
sospecha para ocultar su origen o, al menos, existe esa probabilidad hasta que se realicen las
investigaciones rápidas del caso. En este marco, se justifica que esa persona deba enfrentar una
retención de un par de horas hasta que se verifiquen esos extremos. Lo mismo, si se le requieren en un control- los documentos necesarios para circular. Inclusive, tal conducta no solo viene
autorizada por las normas generales sino también por la ley que regula el tránsito (ley nacional
24.449, específicamente los artículos 37, 40, 72, 73 y 91 entre otros), dado que la Policía de la
Provincia tiene funciones en el control del cumplimiento de dichas normas.En lo que respecta a la detención prevista por el citado artículo 10 bis de la ley Orgánica de
Policía (7395) conviene recordar la actual redacción de la norma que, textualmente, dispone:
"Salvo los casos previstos por el Código de Procedimientos Penales, la Policía no podrá detener o
restringir la libertad corporal de las personas sino por orden de autoridad competente, solo
cuando hubiere sospecha o indicios ciertos respecto de personas que pudieran relacionarse con la
preparación o comisión de un hecho ilícito podrán ser demorados en el lugar o en dependencia
policial hasta tanto se constate su identidad. En este caso, la demora no podrá exceder las (6) seis
horas corridas y en el transcurso de las cuales, los que sean trasladados a dependencias policiales,
no podrán ser alojados en lugares destinados o los detenidos por delitos o contravenciones y
tendrán derecho a una llamada telefónica tendiente a plantear su situación y a los fines de
colaborar en su individualización e identidad personal. En la primera actuación policial, se
impondrá a la persona demorada de sus derechos y garantías, no será incomunicada y se labrará
de inmediato, acta individual o colectiva, en la que constará la causa de la demora, fecha y hora de
la medida, debiendo ser firmado por el funcionario actuante, por el demorado y dos testigos que
hubieran presenciado el procedimiento, silos hubiere, con entrega de las copias respectivas a los
interesados."(Artículo incorporado según Ley 11.516 de fecha 14 de diciembre de 1 997).La detención de personas que habilita la norma (obviamente sin participación judicial) se
sujeta a una condición material que es la verificación de sospechas o indicios ciertos en el sentido
que la persona haya estado preparando o ejecutando un delito o contravención, y la finalidad es la
verificar su identidad. Lejos está esta situación de la que vulgarmente se conocía como detención
en averigüación de antecedentes que, en anterior redacción, sólo contaba con aquella finalidad
pero ninguna condición material.Por indicio o sospecha debe entenderse alguna característica objetiva en la que se
fundamente esa valoración, es decir, una conducta o signo externo perceptible por los sentidos
que revelaran la intervención de un delito o falta. De modo que, según la regla vigente, la policía
no puede detener -ni por las seis horas referidas- a una persona sin que se encuentre en vista
alguna actividad ilícita. De aquí, la racionalidad abstracta de la norma que, aunque resulta de difícil
comprensión para separar la situación de los casos de flagrancia, no deja de establecer un
fundamento material proporcional a la medida. Detener, en estos términos, sin que existan
conductas o signos externos revelados por el detenido o retenido, implica un incumplimiento de la
ley y, por ende -según la jurisprudencia ya analizada- constituye una privación de libertad
repudiable en términos de las Convenciones sobre Derechos Humanos.Siendo así, consta en el proceso que se ha detenido al menos a cuatro personas (ver acta
ya citada del operativo realizado el día 5 de junio de 2015 en la carpeta judicial acumulada) con la
sola mención que se lo hacía por el artículo 10 bis de la ley 7395 pero sin indicar cuales eran los
signos o conductas que revelaban la sospecha de comisión o preparación de delito o
contravención. En tal caso, la detención resulta inmotivada y, reitero, arbitraria, sin proporción
alguna con ningún interés estatal.Destaco que, en tren de analizar cuales pudieran ser los criterios utilizados por los
funcionarios policiales (fuera de los que podríamos sospechar pero que no son constatables al
menos con el nivel de fundamentación que exige esta resolución), cabe preguntarse si no lleva a
confusión que las órdenes de servicios, al mencionar como misión u objetivo la de "Identificación
de personas y vehículos en ruta" o la de "identificación de personas, poniéndose especial atención
en los accesos a la ciudad de vehículos y/o personas desconocidas" (algunas de las citadas
precedentemente), permitan inclinar a los funcionarios ejecutores a pensar que están autorizados
a detener personas -en los términos del artículo 10 bis ya mencionado- para exclusivos fines de
identificación y sin ningún sentido materialmente justificativo en orden a un delito o
contravención, tal cual era antes de la reforma de la ley.En todo caso, resulta un criterio totalmente arbitrario y absurdo suponer, en el caso de la
detención de alguien que se considere ajeno a la localidad, que todos los funcionarios policiales
conocen a todos los pobladores de una ciudad como Coronda, con lo que, la selección de la
persona a detener supone una valoración totalmente intuitiva. Por otro lado, los habitantes de la
Nación Argentina tienen garantizado el libre tránsito en todo el territorio del país (artículo 14 de la
Constitución Nacional) y el hecho de haberse trasladado a una localidad distinta a la que habita no
es una justificación admisible constitucionalmente para detener. Reitero, esta circunstancia debe
ser interpretada de este modo porque la cláusula legal que se analiza ordena como fundamento la
sospecha o indicio de comisión de un delito o contravención, de modo que la sola conducta de
transitar o estar en la vía pública no justifica ninguna intervención estatal y, mucho menos, la
detención de esa persona por corto que sea el tiempo de la privación de libertad.e) En resumidas cuentas, con los elementos reunidos en ambas causas acumuladas es
posible establecer que se realizó un procedimiento policial denominado operativo de saturación,
llevado a cabo el día 5 de junio del año 2015, en la ciudad de Coronda. Que, en abstracto, dichos
operativos (que consisten en la concentración de elementos humanos y materiales para realizar
diversos controles sobre vehículos y personas que se encuentran en la vía pública) son admisibles.
Que, no obstante, en la ejecución concreta de este procedimiento se concretó la detención de
personas por transportarse en vehículos sin los elementos legalmente exigibles (documentación y
dominio), lo cual tampoco resulta repudiable desde el punto de vista Convencional y
Constitucional, pero que, también, hubo personas detenidas invocando el artículo 10 bis de la ley
7395 sin que se justifique ninguna de las causas legal y materialmente establecidas para proceder
a esas detenciones y, por tanto, son contrarias a los límites establecidos constitucional y
convencionalmente y, por tanto, por su defectuosa ejecución, deben ser declaradas ilegales. Que,
asimismo, es posible inferir que el mismo defecto pudo haberse cometido en la importante
cantidad de operativos de la misma especie que se llevaron a cabo en la ciudad de Coronda
durante el mes de Junio y Julio del año 2015, especialmente destacando su cantidad. Esto es razón
suficiente para resolver como lo ha hecho el a-quo en el sentido de recomendar el estricto
cumplimiento de la ley de conformidad con lo decidido en el punto 3) de la parte resolutiva.Que, por las razones expuestas, entiendo que otros agravios expuestos por el apelante
carecen de pertinencia para resolver la causa y no serán tratados.Así Voto.
A la misma cuestión el Sr. Juez de Cámara Dr. Oscar J. Burtnik dijo que adhiere a los
fundamentos de hecho y derecho del colega preopinante y vota en igual sentido.
A idéntica cuestión la Sra. Juez de Cámara Dra. Martha Feijoó votó por igual
pronunciamiento.
A la segunda cuestión, el Sr. Juez de Cámara Dr. Sebastián Creus dijo: atento al resultado
de la votación corresponde confirmar la resolución recurrida.
A la misma cuestión los Sres Jueces de Cámara Dres Oscar J. Burtnik y Martha M. Feijoó
votaron por igual pronunciamiento.
Por los fundamentos y conclusiones del precedente Acuerdo, los Señores Jueces de
Cámara Dres., Sebastián Creus, Oscar J. Burnik y Martha M. Feijoó,
RESUELVEN:
apelación.
Confirmar la resolución recurrida en todo lo que ha sido materia de
Protocolícese el original, agréguese copia y hágase saber.
DR. SEBASTIAN CREUS
DR. OSCAR J. BURTNIK
DRA MARTHA M. FEIJOÓ
DRA ALBA YUSTMAN
(Secretaria)
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